Socorro Flores Pando
Title
Socorro Flores Pando
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Socorro Flores Pando was born in Delicias, Chihuahua, México in 1942; while his father worked in the fields he helped as a water boy; in 1960, he learned of the bracero program and went to Chihuahua, Chihuahua to enroll; he worked in the fields of Texas.
Summary of Interview: When Mr. Flores began the hiring process in Chihuahua, Chihuahua, México, he was asked for a Mexican military ID and a recommendation letter; he came to the United States as a bracero when he was only eighteen years old; upon entering the United States, he was sent to El Paso, Texas, and then to Rio Vista, a processing center in Socorro, Texas, for a physical examination; while there, he signed a job contract and was sent to the ranch where he would work; he worked in Fort Stockton, Texas, for seven months watering the fields; his weekly salary was $116.00.
Summary of Interview: When Mr. Flores began the hiring process in Chihuahua, Chihuahua, México, he was asked for a Mexican military ID and a recommendation letter; he came to the United States as a bracero when he was only eighteen years old; upon entering the United States, he was sent to El Paso, Texas, and then to Rio Vista, a processing center in Socorro, Texas, for a physical examination; while there, he signed a job contract and was sent to the ranch where he would work; he worked in Fort Stockton, Texas, for seven months watering the fields; his weekly salary was $116.00.
Creator
Parra-Mantilla, Myrna
Flores Pando, Socorro
Date
2003-06-13
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Socorro Flores Pando
creator (Spanish)
Flores Pando, Socorro
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Interviewer
Parra-Mantilla, Myrna
Interviewee
Flores Pando, Socorro
Location
Meoqui, Chihuahua, México
Transcription
Nombre del entrevistado: Francisco GarcÃa Carrillo
Fecha de la entrevista: 9 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla
El dÃa de hoy es 9 de mayo de 2003, en la ciudad de Cuauhtémoc, Chihuahua. Entrevistando al señor Francisco GarcÃa Carrillo, para el Departamento de Historia Oral, en la Universidad de Texas en El Paso, Myrna Parra Mantilla.
MP: Buenas tardes señor GarcÃa.
FG: Buenas tardes.
MP: Para empezar la entrevista quisiera que me dijera, ¿dónde y cuándo nació?
FG: Era el 1934, el 1933 en Cusihuiriachi, Chihuahua.
MP: Quisiera que me platicara algo de su niñez. Sus papás, sus hermanos, ¿fue a la escuela?
FG: Pues fui a la escuela muy poco y pues, tengo algunos hermanos y mi papá y mi mamá sà ya fallecieron, y varios de los hermanos también.
MP: ¿A qué se dedicaba su papá?
FG: Pues más bien era vaquero y agricultor, a las dos cosas. Pero más bien se dedicaba al, cosas de caballo, de ganado.
MP: Y, ¿era ganado propio o trabajaba para otra gente?
FG: Tuvo él ganado propio, pero después trabajaba para otras gentes, para un señor don José Fernández, que era español, era ganadero.
MP: Y usted de niño dice que fue a la escuela, ¿verdad?, ¿hasta qué grado?
FG: No, muy poco, hasta tercer año.
MP: Y, ¿a qué edad empezó a trabajar usted?
FG: Bueno, pues en aquella época se trabajaba desde muy chico, como de los siete, ocho años para adelante, muy chiquito.
MP: Muy chiquito.
FG: Pues cosas del campo que necesitaba uno trabajar, pos asà era la vida.
MP: ¿Con su papá?
FG: SÃ, con mi papá. Con mi papá y luego sembrábamos y atendÃamos la labor. Y, pues ahà aprendà algo de campo, como decir arriero, cortar leña. En fin, todas esas cosas.
MP: ¿Cómo se dio cuenta del Programa Bracero?
FG: Pues en ese tiempo estaba por toda la república, se sabÃa en toda la república. Y habÃa reconcentración aquà en Chihuahua y iba uno y se anotaba, iba uno y sacaba un número y ahà quedaba el nombre ya. Después, hablaban de la cantidad julana por ejemplo, del veinte a treinta mil que iban a entrar. Entonces se acercaba esa, esa cantidad a una parte que le decÃan El Trocadero, en Chihuahua. Y ahà habÃa oficinas del Gobierno Americano y del Gobierno Mexicano. HabÃa de las dos autoridades ahà también y oficina, y ahà lo contrataban a uno y en, para ir a El Paso, y en El Paso le hacÃan toda clase de exámenes y si salÃa bien, pues de ahà lo contrataban para llevarlo a otros estados, a la parte que le tocara uno, que quisiera ir uno. En todo Estados Unidos era, llevaban braceros para todo Estados Unidos, para todos los estados.
MP: ¿Qué le hizo tomar esa decisión de irse como bracero?, ¿qué lo motivó a irse?
FG: Pues mire, habÃa pasado muchos peligros yo en… Porque también fui minero, de unos catorce, dieciséis años, dieciocho, algo asÃ, trabajaba en las minas y ahà habÃa mucho peligro. Entonces aquà habÃa menos, se ganaba uno menos dinero que por allá y allá pagaban mejor. Iba uno una temporada y ya después ya, se venÃa uno con permiso o venÃa uno a, ya con el contrato ya cumplido.
MP: ¿Qué edad tenÃa cuando se fue la primera vez?
FG: Bueno, cuando me fui la primera vez de bracero, no recuerdo la edad, pero como dieciocho años. SÃ, tengo papeles.
MP: ¿Sà tiene papeles?
FG: SÃ, ya son puras copias porque los otros, los he mandado ahà donde dicen que van a… ¿Quiere que los traiga para que vea las copias?
MP: SÃ, no, ahorita que terminemos la entrevista si quiere.
FG: Ah, bien.
MP: ¿Qué le dijeron sus papás cuando tomó la decisión de irse como bracero?
FG: Pues no, me decÃan que me cuidara mucho. Que por ahà iba uno a tierras extrañas y pudiera haber peligro, nada más.
MP: Y, ¿se fue solo o alguno de sus hermanos fue o algún amigo?
FG: Pues iban, iban amigos asÃ. Una vez me fui con… Bueno, de aquà de la casa me iba solo y ahà en la contratación, ahà se hacÃa uno de amigos y si le gustaba a uno sus amigos, con esos se iba de ahà para allá. ¿Quiere que se los nombre?
MP: No, está bien. Ya estando en Chihuahua bueno, ustedes viajaron de Cusi[huiriachi] a Chihuahua ¿verdad?
FG: SÃ.
MP: O, ¿están ya aquà en Cuauhtémoc?
FG: De primero sÃ, de Cusi[huiriachi] a Chihuahua. Y después las otras contrataciones estuvieron, de aquà me iba a Chihuahua. Porque primero vivÃamos en Cusi[huiriachi] y después vivÃamos aquÃ. Y después vivÃamos en Chihuahua, también.
MP: Tengo entendido que ahà en El Trocadero, depende del número que usted tenÃa, pasaba mucho tiempo que hasta meses, semanas.
FG: SÃ, era una reconcentración muy grande, yo creo que habÃa como unos doscientos mil reconcentrados de toda la república.
MP: Ah, bastantes.
FG: VenÃan del sur muchos de, de muchos estados de por allá. Y casi la mayor parte de la gente que querÃan los gringos era Chihuahua, Durango y Coahuila, de Zacatecas para acá. Porque aquellas gentes habÃa muchos que no sabÃan el español.
MP: Y, ¿por eso no los querÃan mucho? Porque no podÃan entenderse muy bien.
FG: Y no estaban impuestos a estos, a estos trabajos de aquà de… Por ejemplo Texas, algodón todo eso.
MP: ¿Cuánto tiempo pasó ahà en Chihuahua en El Trocadero para que lo echaran ya en el camión o en el tren rumbo a…
FG: Mire, yo ahà tenÃa familiares en la casa, entonces iba a darme una vuelta. Vamos a decir que este dÃa entraron cinco mil, entonces que para otro dÃa se terminaban los diez o doce mil que pidieron. Entonces tenÃa uno que durar un dÃa o dos ahÃ, o tres. Bueno, asà me tocó a mÃ, a otros les tocaba ocho o quince dÃas o más. Y asà estaba la…
MP: Y ya cuando le tom… ¿dijeron su nombre?
FG: Le hablaban a uno por micrófono y por ejemplo, se reconcentraba ahà la cantidad de cuatro, cinco mil personas, ahà todos hechos fila. Y entonces ya le hablaban a uno por número y después le estaban hablando por el nombre, ahà mismo. Y ahà lo estaban investigando a ver si era apto para los trabajos que ellos necesitaban allá.
MP: ¿Cómo investigando?, ¿qué clases de preguntas le hacÃan?
FG: Por ejemplo en una vez, la segunda, el segundo, tercera vez que fui yo, dijo un americano… Entramos primero con los mexicanos a donde estaban los federales, ¿verdad? Investigaciones de papeles, y luego de ahà se iba uno a otras mesas donde estaban los americanos y se formaban ahà cuarenta o cincuenta. Entonces el americano hacÃa preguntas y dijo: “Muchachosâ€, dijo, “queremos pura gente para Texas, ¿han piscado algodón?â€. Pues todos dijeron que sà y la mayor parte era gente del sur. Y entonces dijo el gabacho, dijo: “Pues yo voy a, vamos a piscar algodónâ€, dijo “a ver cuántos saben piscar algodónâ€. Porque contaban mentiras allá al entrar. Y entonces dijo: “Vamos a piscar algodónâ€. Y se puso a piscar como si fueran manzanas acá arriba y yo me puse a piscar algodón acá abajo y entonces ya me dijo: “Hazte para alláâ€, dijo. Y les dijo a los demás: “¿Qué tamaño de algodón han piscado ustedes?â€. “No, pues grandeâ€. Quiere decir que no conocÃan ni las matas, porque las matas pues póngale un medio metro, un metro, algo asÃ. Y ellos estaban piscando como si estuviera en árboles.
Esa fue una de las cosas que pasó ahÃ.
MP: Y ahÃ, ¿les pedÃan alguna, algún papeleo o alguna identificación?, ¿qué les pedÃan ahÃ?
FG: Pues pedÃan la cartilla y una carta de recomendación del presidente, de la autoridad que hubiera en su pueblo, o comisario o algo asà por el estilo. Y habÃa recomendaciones de los presidentes, yo ahà tengo una, por ahà esta guardada. Que le daban a uno la carta que, que era agricultor o algo asà por el estilo y que estaba apto para trabajar. Esos papeles le servÃan a uno.
MP: Eso era por parte del lado mexicano, ¿verdad?
FG: Pos sÃ, sÃ, no, es que ahà lo revisaban a uno todos los papeles, de aquà que llevaba de su municipio. Y allá entraba, hasta RÃo Vista, en RÃo Vista se concentraba todo lo que iban llevando de aquà de la república para allá. Y ahà habÃa médicos, habÃa, pues todo para examinarlo a uno. Y ahà le daban a uno comida y, pues ahÃ, una camita de esas de campaña para que durmiera, mientras se contrataba. Y ahà escogÃa uno el estado que quisiera, el lado que, al estado que quisiera ir. Que venÃa un americano que pedÃa, por decir algo, cien gentes, o cincuenta gentes. Entonces decÃan: “Tantos para San Luis, Misuri o tantos para Texasâ€. O para equis, equis estados, Nuevo México, lo que fuera. Y entonces ya esos entraban ya después de estar examinados de todo, le sacaban a uno sangre y todo eso. Y que salió bien en todos los exámenes, entonces ya, ya entraba en la lista de los que, de los que pedÃa aquel americano, se formaba y ahà le contrataban, le ponÃan el sello para qué estado iba. Entonces ya el americano se hacÃa cargo de uno, se lo llevaba en tráilers, en camiones, en aviones, lo que fuera.
MP: ¿En qué estados estuvo usted?
FG: Yo estuve, de contratado estuve nada más aquà en Texas y en Nuevo México.
MP: ¿En el puro algodón?
FG: Puro algodón. SÃ, puro algodón. Pues ahà cuando habÃa algodón regaba, este, piscaba uno y cuando se trataba de sembrarlo, de regarlo. Pues cosas asà por el estilo, lo que es de un rancho.
MP: Volviendo un poquillo al El Trocadero en Chihuahua, ¿es cierto que les hacÃan una prueba con las manos haber si tenÃan…?
FG: Pues sÃ. SÃ, sà las hacÃan haber si tenÃamos callos. Pos por ejemplo yo me mantenÃa a veces… En esos tiempos trabaja en las minas y como ahà se trata de barrenar y, con esta mano agarra uno la barra y con esta le da al marro, nosotros tenÃamos unos callotes, toda la mano echa callo.
MP: O sea que fácil pasó usted esa prueba.
FG: No, fácil, el tocante a lo de las manos fácil. Era muy duro el, la palma de la mano era mucho muy dura.
MP: SÃ. Y luego, ya que los llevaban de Chihuahua a El Paso, ¿en qué se fueron, en qué los llevaron?
FG: Pos a mà me tocó ir en el tren, en tren de carga. A veces llegaba uno todo revolcado porque a veces habÃan descargado los trenes de carbón o de metal y asà iba ahà uno, entre los vagones sucios. Llevaban, pos doce o trece mil en un solo viaje, en un solo tren. Nomás que era el tren relargo, muy grande.
MP: Y, ¿tenÃan alguna parada o era un sólo viaje?
FG: Se paraba en Villa Ahumada, me acuerdo que ahà comÃamos asaderos en Villa Ahumada. (risas) Y de ahà hasta, hasta Juárez. Entonces en Juárez se bajaba uno del tren y se iba a pie hasta el rÃo, hasta el RÃo Bravo. Y ahà en el RÃo Bravo, ahà entraba uno a pie, llegaba a las, a unas oficinas que habÃa ahÃ, al otro lado ahà le daban el pase, ¿verdad? Pasábamos hechos fila y entonces pasaba uno por emigración ahà y nomás va pasando y va pasando y asÃ, nomás le veÃan a uno los papeles asÃ. Y luego estaban unos camiones afuera, lo estaban esperando a uno para llevarlo al El Troca[dero], al RÃo Vista. Y ya, en RÃo Vista ya le echaban a uno un, pos un polvo como un desinfectante, por aquello de que llevara uno animales o algo, pos cosas por el estilo. Y luego ya de allà entraba, pos me parece que a los baños y luego lo seguÃan, lo seguÃan examinando a uno, de todo. Y luego después ya que salÃa uno ahà de los primeros que lo examinaban y todo eso, pos ya, ya podÃa ir uno a pedir comida. HabÃa muchos, asà como especie de restaurantes afuera y ahà le daban a uno comida. Su bote de leche y su plato de, pos frijoles con huevo o algo por el estilo, avena o en fin.
MP: Y ahà en RÃo Vista, no tenÃa problemas, bueno, porque imagino que, decÃa que los transportaban en trenes de carga. Entonces ustedes respiraban todo ese carbón y todo eso, ¿ya llegando allá no tenÃa problemas por los rayos x de los pulmones?
FG: Ah, no, pos lo metÃan a uno rayos X. Y no, no habÃa problema. Por ejemplo este, habÃa personas que iban mareadas. Que, que iban muy miniados, ¿ve? Los chavos que durábamos ahà cuatro o cinco meses no nos hacÃan nada las minas. Señores miniados viejos. Y entonces les aconsejábamos ahà los que sabÃamos, que tomaran mucha leche antes de entrar a rayos X y asà se les hacÃa un trinche a los gabachos para aquellos hombres que trabajaran el par de meses o algo, que se alivianaran, tomando leche. Y con eso no sale mala la persona, ¿me entiende?, en rayos X. En aquel tiempo, pues, con las puras jugarretas que hacÃa uno, pos andaba uno con necesidad.
MP: Entonces cuando llegaban a RÃo Vista, no los pasaban luego luego a todos esos exámenes médicos, ¿podÃan estar ahà un tiempecito, hasta que les llegara su turno de entrar ahÃ?
FG: No, no, iba entrando y iba llegando, iba la fila de braceros, ¿verdad?, formados de uno detrás de otro. Y ahà están a, ¡zas y zas y zas!, y este, pues muchos médicos, de todo, de todo lo examinaban a uno de cabo a rabo, de todo. Y habÃa un médico para cada cosa ahà o dos o tres para cada cosa y en seguidita estaba otro y otro y otro y asÃ. Y luego llegaba a uno a rayos X y ahà este, lo paraban a uno en el, una planchuela, como si fuera una báscula y luego le ponÃan algo aquà asÃ, de la misma máquina y ahà le ponÃan a uno las manos aquà volteadas y ahà le decÃan: “Respire, no respireâ€. O algo por el estilo, ¿verdad? Y pues de ahà ya pasaba a otros exámenes, que ya no me acuerdo ni cuántos, pero sÃ. De todo lo examinaban a uno, la sangre y todo.
MP: ¿Si alguien salÃa mal en uno de esos exámenes?
FG: De ahà se devolvÃa. Le daban un tÃquete para que se viniera en el camión para su tierra.
MP: Ah, ¿o sea que de todas maneras ellos pagaban el viaje de regreso?
FG: SÃ, ahà sÃ. Ahà sÃ, ahà sà se lo pagaban a uno si llegaba a salir mal o algo. Ya después cuando agarraba uno dinero, que ya esta uno trabajando y que ya se iba a venir, si querÃa llegaba ahÃ, a que le cancelara el contrato y le dieran el boleto para venirse. Y si no, pues se venÃa asà sin cancelar el contrato y sin boleto, tenÃa uno mismo que pagar.
MP: Y dice que ahà en RÃo Vista ya llegaban los rancheros, ¿no?, o los mayordomos.
FG: SÃ, no, no, llegaban los rancheros, los… Es decir, mire, llegaban del estado de, vamos a suponer de Kansas. Que llegara uno y pidiera mil o dos mil. Pos que tantos van para Kansas. Entonces aquél, aquél era como un representante americano y lleva tantos para Kansas. Entonces allá, habÃa otra, otro depósito de gente, haga de cuenta el RÃo Vista y llegaba de allá de donde estaba la reconcentración y llegaba toda aquella gente. Entonces ahà llegaban los patrones de los ranchos: “¡Quiero tantos!, que quiero diez, que quiero doceâ€. Y se los llevaban. No sé si me explique bien.
MP: SÃ, sÃ. Yo pensaba más bien que la concentración mayor era ahà en RÃo Vista.
FG: Ahà era.
MP: Y que de ahà los llevaban ya derecho a los ranchos.
FG: No, no, no, es que es mucho. Era mucha la cantidad, si en aquel tiempo se contrataban hasta doscientos cincuenta mil, trescientos mil braceros por año. Entonces estaba repartido en Reynosa, Tamaulipas y estaba en, aquà en Juárez, en El Paso y en Sonora creo también habÃa. No recuerdo en qué parte, creo en Tijuana también. Todas esas partes habÃa braceros, habÃa reconcentración. Y entonces unos llegaban… la mayor parte era, llegaba aquà a Chihuahua, de todo los, de todas las partes donde habÃa braceros, asà era.
MP: Y ya usted cuando la primera vez que se fue, ya que llegó al lugar a donde iba a trabajar al rancho, ¿sà fue más o menos como usted se habÃa imaginado que iba a ser o le dieron ganas mejor de devolverse?
FG: No, pues no, no tenÃa no tenÃa ni, ni idea cómo iba a ser, pero sà me habÃan platicado, me habÃan platicado más o menos cómo era el algodón, pero no tenÃa yo idea cómo iba a estar, hasta que llegamos allá. Entonces llegamos y llegamos al… Por ejemplo habÃa una reconcentración en Pecos, por decir algo, yo estaba, llegué a Pecos. Entonces llegó el patrón y dijo: “Necesito tantosâ€. Y ya un ranchero, ¿verdad? Ya era con el que Ãbamos a trabajar. Y luego, pues ya nos contrató ahà y luego ya ahà dejamos datos y todos también. Entonces de ahà nos lleva a la tienda y cada quien agarra sus canastas o carritos como estos que hay en los supermercados, ¿verdad? Y luego se llenan de comida, cada quien saca su mandado, su comida. Entonces esa comida la tenÃamos que pagar nosotros el dÃa, el dÃa que nos tocara el pago, pero ya llevábamos comida ya para una semana por decir algo. Y el sábado, nos descontaban de la raya. La raya venÃa en sobres, ya venÃa descontado lo que uno debÃa en la tienda. Y ya nos llegaba el total de lo, de lo que alcanzaba uno. Y asà estaba, asà cada ocho dÃas lo llevaban a uno al pueblo.
MP: ¿Sà era lo único que les descontaban o tenÃan más descuentos que les, de su cheque? O sea…
FG: ¿Del cheque? Mire, no recuerdo yo muy bien si nos descontaban del cheque. Pero tenÃa yo muchos papeles, me parece que habÃa una cifra, no estoy seguro. Me parece que habÃa una cifra y habÃa un cuento también en aquel tiempo de que al Gobierno Mexicano le llegaba una cantidad por cada bracero. De eso sÃ, de eso sà me acuerdo yo que, que sà decÃa en el contrato algo asÃ.
MP: ¿Usted tuvo chanza de saber qué era el contrato, qué cláusulas estaban en el contrato?
FG: Nos daban un contrato como un montón de hojas como periódico, grapadas asÃ. Y ahà lo leÃa uno lo que venÃa en español y lo que venÃa en inglés. Y según las cláusulas que fueran.
MP: Y por ejemplo al momento de firmar el contrato, si usted tenÃa alguna pregunta o algo, ¿sà habÃa gente ahà que los ayudara?
FG: HabÃa intérpretes, sà habÃa intérpretes. SÃ, pos uno lo que querÃa era trabajar y ya sabÃa uno más o menos lo que, cómo estaba el contrato con las personas que ya habÃan ido, que le platicaban a uno, sÃ. Y ahà este, le leÃa uno y ahà sabÃa uno a qué tenÃa derecho. TenÃa derecho a que lo curaran los médicos o pos cosas por el estilo.
MP: Entonces usted… O sea, porque mucha gente nada más firmaba el contrato, pero sin darse cuenta de lo que estaba firmando, ¿entonces usted sà se dio…?
FG: Pues yo creo que, yo creo que más o menos asà lo hacÃamos todos. Pero ahà tenÃamos representantes luego y le decÃa uno lo que, lo que contenÃa, el representante mexicano. Y qué era lo que contenÃa de su contrato y lleva cláusula y estas otras,, tienen derecho a esto y a esto y a esto. Y, pues eran muy legales, los gabachos eran muy legales. Todo tendrán, pero sà son muy legales. No, no le hacen a uno, una chuecura no se la hacen, tocante ya a papeles asà no, no se le hacen. ¿No ve que también a ellos los amuelan? SÃ, la ley es muy dura para ellos.
MP: Y por ejemplo, ¿ustedes tenÃan, no sé, un lugar o alguien, alguna persona, con la cual ustedes se podÃan ir a quejar, si algo no andaba bien?
FG: Pues sà se trataba de alguna cosa asà grande, por decir algo, iba uno al Consulado Mexicano. Aquà en El Paso habÃa un, estaba en aquel tiempo, ora verá, un señor Chávez. Creo que José Chávez, no recuerdo el nombre, pero era Chávez. Y este, y era del Consulado Mexicano. Si alguna cosa se le ponÃa a
uno mal, iba y se quejaba, habÃa que ir allá a El Paso con él o hacerle llegar algún aviso o algo. Y eso son los que atendÃan las, ellos mandan gente a que atiendan aquello, aquella queja. O ellos mismos, ellos mismos la atienden. Y son duros, ahà me toco ver ahÃ, con un señor, pues era americano y llegó portándose mal y no, inmediatamente lo asilenciaron ahà mismo luego luego. TenÃa un montón de araqueta(?), de araquetas(?) ahÃ, algunos chavalos.
MP: Y por ejemplo, a ese señor, bueno, pero no tenÃa nada que ver con los rancheros este señor, ¿no? O, ¿era ranchero?
FG: No, pues alguna queja de algún ranchero. Por alguna queja de algún trabajador, y me tocó que el señor ése era ranchero. No recuerdo a qué fuimos nosotros ahÃ, a algo fuimos también. Y el señor llegó muy bravo ahà y no, luego luego lo asilenciaron. “Y se asilenciaâ€, le dijo, “o lo mando encerrarâ€. No, pues luego luego, como una orden como si hubiera sido de una autoridad de allá. Y él era, era el cónsul, era mexicano. Estaba el Consulado y es donde, es la autoridad que hay allá. Eso me tocó ver a mÃ.
MP: Y por ejemplo este ranchero que llegó portándose mal, ¿a él lo pudieran sancionar de alguna manera, negándole braceros?
FG: Creo que sÃ, pues en alguna forma porque sà era, porque sà era una queja de… tenÃa que responder por ellos, alguna cosa. Y si se portó mal y no cumplió con los derechos del contrato, entonces sà podÃan sancionarlo a él. Asà estaba más o menos la cosa. Ya no me acuerdo muy bien porque ya hace muchos años, pero más o menos asÃ.
MP: Ahora cuénteme de la primera vez que estuvo en el rancho. Su trabajo, un dÃa. DescrÃbame, ¿cómo fue un trabajo normal de usted allá? ¿Qué hacÃa desde la mañana, el lonche…?
FG: Bueno, mire, hay una, hay dos formas. Una de ellas, el primer año no, no ganaba casi nada porque no sabÃa piscar. En el segundo año ya me fijé bien cómo le hacÃan los demás, entonces ya me fui yendo para arriba poquito todos los dÃas hasta que pisqué más que el mejor. Aunque me esté mal en decirlo, pero sà habÃa gente de aquà de La Laguna eran los mejores piscadores, de aquà de Torreón y pues llegué a ganarles. (risas) Y de ahà para adelante ya, pues me llegó como una bendición. Ya ganaba buen dinero, todos los dÃas, todos los dÃas. Pero es muy duro, es que todo el dÃa anda uno agachado y luego con el costal arrastrando. Aquà nomás va echándole usted aquà y lejos, asà como unos ocho pies, diez.
MP: ¿De largo el costal?
FG: El costal sÃ, más o menos este ancho, se lo amarra uno aquà asà y luego aquà tiene la boca, ahà le va echando. Y ahà le va aprensando, se va llenando el costal hasta que lo llena.
MP: Y luego si se le llegaba a romper el costal o algo asÃ, el algodón que habÃa piscado, ¿qué?
FG: No, no, si va uno despacito, sÃ, muy despacito va, ¡zas, zas, zas! A mueve y mueve las manos y agachado y échele y échele al costal. No, no se rompe, es muy duro la lona.
MP: ¿Eran de lona?
FG: Son de lona, sÃ.
MP: Y se ponÃa muy pesado, ¿no? Me imagino, de por sà la lona es pesada.
FG: Pero de cien libras ciento diez, algo asÃ, ciento veinte pues, ahà le calculaba uno. Que no podÃa muy bien costal unas cincuenta, setenta libras y pesaba. Pero para no perder tiempo, lo llenaba uno y asà no perder tiempo en ir a pesarlo, asà es.
MP: Y, ¿luego tenÃan ahà un ratito para el lonche, algún tiempo o tenÃa que ser todo seguido?
FG: Pues el tiempo se lo daba uno mismo, porque eso es a contrato. A $2.05 nos pagaban las cien libras y el pima, me parece que a $3.50 o $4, pero el algodón, el jap(?) a $2.05.
MP: ¿Son diferentes tipos de algodón?
FG: SÃ, sà son diferentes.
MP: ¿Cuál es la diferencia de uno y otro?
FG: Creo el jap(?) me parece que le dicen, el que, algodón chapo. Es el que más rendimiento da. Y el pima, ése crece muy alto y es muy trabajoso para piscarse. Se pica uno todos los ojos ahÃ. Y luego, pero es el mejor clase, eso es muy bueno, lo quieren para telas muy finas, creo. Según, según nos decÃan a nosotros, pues.
MP: Usted me decÃa que llegó a ser mayordomo.
FG: Pues me dejaba encargado ahà el señor cuando él se venÃa aquà a pasear.
MP: ¿Por qué?, ¿por qué lo subió de puesto a mayordomo?, ¿por qué cree?
FG: Pues porque no éramos muchos ahÃ, éramos tres, cuatro. Y hubo, estuvimos ahà unos tres que nos quedamos. Por ejemplo se cumplia el contrato y entonces nos quedamos, nos renovó el contrato para que siguiéramos todo el año y por conocido, algo asÃ. Eso fue allá en Texas, también estuve acá en, aquà en Las Cruces, en Roswell también estuve, en Monahans, Texas. Ya a esas partes fue donde fui yo contratado nada más.
MP: ¿Cuánto tiempo estuvo de bracero?, ¿cuántos años duró de bracero?
FG: Pues fui como unas cuatro veces de bracero.
MP: Cuatro veces, no son cuatro años, ¿no?
FG: No, no, el contrato era por tres meses y luego renovaba uno y luego le renovaban el contrato por todo el año, asÃ. Me parece que era dieciocho meses lo que alcanzaba un contrato, asà renovándolo. Y los que iban por allá a otros estados según el, según el trabajo que fuera, unos se iban al elote a todas esas cosas, esos llevaban contratos de cuarenta dÃas, de cuarenta y cinco dÃas, algo asÃ.
MP: Y, ¿cada cuándo venÃa a visitar a su familia?
FG: VenÃa, ahora verá, cuando me renovaron el contrato como a los cuatro meses. Y vine y me estuve unos dÃas y luego me fui. Y pues yo creo que unos tres, cuatro meses más también, asÃ. Pues como no estaba yo casado, venÃa a ver a mi papá, a mi mamá.
MP: Y luego, ¿se casó andando usted de bracero?
FG: SÃ, cuando vine de bracero.
MP: Y, ¿usted nunca pensó en quedarse allá en Estados Unidos?
FG: No me gustaba.
MP: ¿No le gustaba?
FG: No, no me gustaba, para quedarme no. Para quedarme no me gustaba, me gustaba aquà más México, sÃ.
MP: ¿Su patrón nunca le ofreció que…?
FG: SÃ, el señor este Fierro, del que estábamos hablando ahorita, ése me ofrecÃa que él me ayudaba. Porque ese señor después andaba hasta en La Migración él. Después de que ya me vine yo, dejó el rancho y él andaba en La Migración. Allá hasta le producimos, le hicimos producir un rancho que no, nunca producÃa nada, porque tenÃa mucho tequezquite.
MP: ¿Yerba?
FG: Tequezquite es una cosa que da la tierra. Eso que, con que se ponen los dientes amarillos, por el agua, ¿verdad? Y eso tiene tequezquite y eso pudre los los dientes asÃ, pues asà al algodón no lo deja producir. Y por una carretera que le dicen la 17, a siete millas de Pecos, ahà estaba un rancho que nadie lo querÃa y él lo agarró. Le dijimos: “Agárrelo y nosotros se lo hacemos producirâ€. Y le hicimos unos bordos por las tierras y todos los coleos, los sobrantes del agua de los otros ranchos, los metÃamos ahÃ. Pues era un sólo mar y luego le abrÃamos ahà una compuertita para que saliera, le movÃamos con las palas para que saliera el tequezquite. Y se puso muy bueno el algodón ahÃ. Le fue muy bien, sÃ.
MP: Y cuénteme, ¿ustedes no, nunca tuvieron problemas en cuanto, con La Migración de que estuviera ahà mucho tiempo dándoles vueltas, checándolos o algo?
FG: No, ahà no, no tenÃamos Migración en el rancho, no. Y si venÃa, pues nada más lo saludaban a uno, preguntaban que si no habÃa mojados, algo asÃ, nomás.
MP: Y, ¿nunca tuvieron mojados ahà trabajando con ustedes?
FG: Pues una vez que se vino el patrón yo ocupé un muchacho que me hacÃa falta ahÃ, me dijo: “Pues si, si necesitas genteâ€, dijo, “vas a El Trocaderoâ€. Y llegó ese muchacho, llegó de mojado ahà y dijo: “Ayúdenme ahÃâ€, dijo, “con unos tres, cuatro dÃas, ando muy amolado de trabajo, de dinero, no traigoâ€. Y trabajó ahà como una semana o dos y llegó La Migración, luego luego se dio cuenta yo creo La Migración, llegaron por él. No luego luego, nomás vio La Migración y él mismo se vino, ni para qué correr.
MP: Y a usted, ¿no le dijeron algo? Porque pues usted estaba a cargo del rancho.
FG: No, la cosa era de que dijo el de La Migración: “Tienen que pagarleâ€. Y entonces ya le dije yo que fuera ahà a la tienda, que fuéramos allá a la tienda y ahà le pagaba Benito el de la tienda. Ése era muy amigo del patrón, mientas que el patrón venÃa. Y cuando vino el patrón le dije, nomás se reÃa. Era muy buena gente y dijo: “¿Por qué no fuiste allá?â€. “Noâ€, le dije, “se me hizo muy trabajoso prender tractor ir a buscar dos, tres hombres, ahà que hicieran, que hacÃan faltaâ€. No, no me dijo nada, fue todo. Se ocupó ahà pos por unos cuantos dÃas el muchacho.
MP: ¿En sus dÃas libres qué hacÃa? Cuénteme, ¿qué hacÃan para distraerse un poquito de todo ese trabajo que tenÃa que hacer?
FG: Mire, el domingo, el sábado a medio dÃa le parábamos al trabajo y nos Ãbamos a traer mandado. Y pues ya llegábamos por allá en la noche, algo asÃ. Y el domingo nos dedicábamos a bañarnos, lavarnos y lavar la ropa. Y si habÃa modo, si acabábamos temprano, podÃamos ir al cine. Pero el mayordomo nos llevaba al cine y ya cuando se acababan las pelÃculas él mismo nos traÃa.
MP: O sea que iban a las pelÃculas, ¿qué clase de pelÃculas veÃan allá?
FG: Pues por ejemplo en ese tiempo habÃa muchas de Luis Aguilar, de Jorge Negrete, Pedro Infante.
MP: Ah, ¿veÃan pelÃculas mexicanas?
FG: SÃ, mexicanas, Ãbamos a los cines donde habÃa pelÃculas mexicanas. SÃ, no tenÃa caso ir a donde no le entendÃa uno.
MP: Y, ¿cuánto pagaban por entrar al cine?
FG: Ahora sà que no me acuerdo oiga, no lo recuerdo. ¿Qué serÃa? Pues yo creo unos $0.75 centavos. No, no me acuerdo, $0.75, un dólar por ahÃ, más o menos.
MP: Pues sà estaba caro, ¿no?
FG: Pues, sÃ, se puede decir que estaba caro. Pues no, siempre no, no era tanto oiga, pues $0.75 centavos fácil los ganaba uno en un ratito ahà en el algodón.
MP: Y para las fechas, por ejemplo de Navidad, 15 de septiembre, ¿los festejaban allá o pasaban asà como cualquier dÃa?
FG: Pues allá, ahà en la noche por ejemplo comprábamos muchos pollos o gallinas. Y traÃa uno ahà que tomar cervezas o algo. Wine, un vino que le decÃan wine, que una vez me dijo un viejito, yo no sabÃa, casi ni lo conocÃa. Tomábamos nosotros pura cerveza y se llevó el papá uno de los compañeros para allá, le mandó decir que se fuera. Y luego el sábado o el domingo, el sábado, nos fuimos al pueblo y él se compró una garrafita asà de wine. Y cuando llegamos al rancho me dijo: “¡Ãndele! Éste no hace nadaâ€, dijo, “no emborrachaâ€, dijo, “tómeseloâ€. Pues agarré un vaso y me lo tomé yo casi como agua y luego me sirvió otro, luego luego, no a los tres vasos: “Párele ahÃâ€. Ya me emborraché con ese wine. SÃ, no, no, y pues no yo nunca me emborrachaba y esa vez, me emborraché ahà con ese wine, no, ya no quise volverlo a tomar. (risas)
MP: O sea, y entonces más o menos en promedio, ¿siempre fueron pocos los braceros que estuvieron trabajando junto con usted?
FG: ¿En los ranchos?
MP: Sà señor.
FG: Pues habÃa veces que habÃamos como cuarenta. Nosotros no le tirábamos a llegar a donde hubiera muchos, muchos braceros. Porque habÃa ranchos que tenÃan cuatrocientos o quinientos, era un desgarriate tremendo. Y donde habÃan poco se la pasaba uno mejor, hasta la llevaba uno bien con todos. Y donde habÃa muchos, pues era pleito, como era… La gente nomás se emborracha y se hace pleitista, y no me gustaba agarrar… Cuando pedÃan asà poquitos el patrón que pedÃa poquitos con ése nos Ãbamos.
MP: Y, ¿no se veÃa mucho la diferencia, de las personas que eran de un estado y otro?
FG: SÃ, cómo no.
MP: ¿En qué?, ¿cómo se diferenciaban o qué era?
FG: Pues nomás al verlo, nomás al hablar conoce usted a la gente de aquà del estado de Chihuahua. Y ya otros estados asà ya tienen otro tonito de hablar, otro modo de expresarse y todo. Y los del sur pues, y luego de Oaxaca, todo eso, pues a mà muchas veces me tocó irme con ellos aquÃ, guiándolos, de aquà de Chihuahua para allá. Y les servÃa como de guÃa, porque no sabÃan casi ni español y pos nomás estuve con ellos asà en todas esas partes donde se contrataran y todo eso, hasta llegar a Pecos. Ahà los dejé, no, dije: “¡Que Dios los bendiga!â€. Ya me voy yo con los de Chihuahua.
MP: Y, ¿el vestir era diferente o era normal?
FG: ¿El vestido?
MP: Ajá.
FG: Pues lo que llevaban ellos, pos llevaban hasta calzón blanco o algo asÃ. Y eran, pues era otro modo de ser de ellos. SÃ, y habÃa unos que, pues llevaban mucho dinero. Y no, pos no podÃan comprar en, asà en las partes donde se paraba el tráiler, habÃa tiendas y luego me decÃan a mà que pues que ellos no podÃan, no, no podÃan comprar ahÃ, que les trajera yo qué comer de ahÃ. Pos ya les iba y les compraba galletas o papitas o…
MP: Y, ¿por qué no podÃan comprar?
FG: Pues según ellos porque, se les afiguraba que ahà les iban a decir que hablaban inglés o algo.
MP: Y, ¿usted cómo se comunicaba con los rancheros y con la gente, en inglés?
FG: No, no, en español. Sà entendÃ, en el tiempo que estuve allá, logré entender mucho el inglés pero no lo podÃa hablar. Pero sÃ, sà lo entendÃa allá, ya cualquier cosa que hablaban ya les entendÃa. Y ya le digo, esos braceros les compraba algo asà en, en las paradas del, donde se paraba el tráiler. Pues galletas o cosas asà por el estilo o sodas o algo por el estilo. Pero ahà ya, ya no querÃa yo, pues estaban muy latoso, todo el tiempo tenÃa que andar con ellos. Ya eran muchos, pues eran un montón de gente de esa. “Noâ€, dije, “ahà que se consigan a otro que les ayudeâ€. (risas)
MP: Cuénteme acerca de cuando usted tenÃa que renovar contratos y todo esto, ¿era otra vez todo el proceso?
FG: No, renovar el contrato no. Renovar, si se quedaba uno a renovar el contrato, hasta el patrón le llevaba el contrato a La Migración. Por ejemplo, ahà en Pecos, llevaba él todos los papeles de uno, de ahà ya van los nombres y todo y entonces ya llega él y ahà se lo sellan. Es la renovación de contrato. Y ahà dice por tantos dÃas, por tanto tiempo, por tres meses o, según el tiempo que fuera.
MP: Y, ¿ustedes tenÃan la oportunidad de decir: “No, mejor ya no me lo renueve, mejor me voy con otro rancheroâ€, o algo?
FG: No, para eso, si se querÃa ir con otro ranchero, pues necesitaba poner de acuerdo a los dos rancheros, al patrón y al otro. Porque habÃa unos que sà le decÃan a uno: “Vente conmigo a trabajar. Yo acá te doy más prestacionesâ€. O en fin, más modo de sacar más dinero. Y cuando era muy bueno el trabajador, pues se lo quitaban al ranchero y pues se quedaba medio enojado. Pero, sà le
daba chanza a uno de que se fuera. Y al tiempo que ya iba a entregar el trabajador, entonces tenÃa que avisarle a aquel ranchero: “Ya lo voy a entregar, si quieres ve por él allá a La Migraciónâ€. Y asà era, asà eran los arreglos.
MP: Pero usted nunca tuvo problemas, ¿verdad?, con los rancheros, siempre estuvo bien, a gusto.
FG: Bueno.
MP: Pues, por lo menos conforme, ¿no?
FG: No, con los patrones que me contrataron no, no tuve yo. Sino que habÃa uno, que nos prestó el patrón porque no habÃa trabajo en los meses que nos renovó él y nos prestó con unos amigos de él. Y habÃa uno que estaba muy loco ahà en, un gabacho con quien nos prestó, creo que era de los que habÃan ido a la guerra. Y este, sÃ, con ése sà se enojaba uno, nomás que se enojaba él también con uno. Y ya al ratito ya venÃa muy contento y lo abrazaba a uno y esto y lo otro. Pero estaba medio loco, estaba medio destrampado y con ése sà me llegué a enojar. Pero no, hasta le eché un dÃa en la agua porque iba yo a tomar agua asà en el canal y luego me iba a poner el pie aquà y lo estaba viendo asà de abajo y le agarré el pie y cayó al agua él y luego me decÃa que lo sacara. “¡No!â€, le digo, “me zambutes al aguaâ€, le decÃa yo. Y luego ya que agarré la pala y se la dÃ, y lo saqué. “Oyeâ€, dice, “y pos, ¿por qué no me das la mano?â€. “¡No!â€, le dije, estaba agarrado asà y estaba muy hondo ahÃ, muy hondo. Pero no, ése se enojaba con uno y al ratito se contentaba. Era muy vago era lo que tenÃa. Estaba medio loco, nada más eso. Y la llevaba hasta bien con él, porque ya después iba y nos veÃa hasta allá, nos fuimos ya con el patrón cuando tenÃa trabajo, iba hasta allá con nosotros a comer chile bravo y pues estaba criado también con los mexicanos, era de aquà del valle de El Paso, deste, Rey se llamaba. Y estaba criado, todos los dÃas se pasaba al Valle de Juárez, ahà con los mexicanos, ahà estaba criado. Nomás que habÃa ido a la guerra y yo creo que allá, pues sabrá Dios, se volvió loco, quién sabe qué pasarÃa por allá.
MP: Y, ¿usted nunca se dio cuenta de alguien que tuvo asà un accidente muy fuerte, que lo tuvieron que hospitalizar o algún bracero que haya muerto o algo?, ¿qué pasaba cuando tenÃan, algo asÃ, un incidente tan grave como algo asÃ?
FG: Pues no, de eso no, de eso no me di cuenta. De eso que andar en la bracereada, no. He visto otras cosas pero acá. Porque trabajé yo mucho aquà en Ponderosa en Celulosa, todo eso. Acá he visto muchos accidentes por acá, pero de aquello no no, no me tocó ver. Pues de vez en cuando oye uno decir que se mataron,
que iban, asà como se observa luego, por la carretera y que se mataron o algo asÃ, pero conocidos no.
MP: No sé si tenga algún comentario final que me quiera hacer, alguna experiencia, algún anécdota.
FG: Pues no, ahorita, me he hecho hasta muy desmemoriado, oiga. No, no recuerdo de nada, ¿qué le podrÃa contar? No, ahà contaba uno muchos cuentos pero eran muy colorados, ni modo de contarle uno de esos. SÃ, no, este no, no recuerdo ahorita de nada.
MP: Bueno, pues muchÃsimas gracias por el tiempo y pos por aceptar la entrevista. Muchas gracias.
FG: Pues, muchas gracias a usted que se fijó en mÃ. (risas)
MP: No, okay, gracias.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 9 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla
El dÃa de hoy es 9 de mayo de 2003, en la ciudad de Cuauhtémoc, Chihuahua. Entrevistando al señor Francisco GarcÃa Carrillo, para el Departamento de Historia Oral, en la Universidad de Texas en El Paso, Myrna Parra Mantilla.
MP: Buenas tardes señor GarcÃa.
FG: Buenas tardes.
MP: Para empezar la entrevista quisiera que me dijera, ¿dónde y cuándo nació?
FG: Era el 1934, el 1933 en Cusihuiriachi, Chihuahua.
MP: Quisiera que me platicara algo de su niñez. Sus papás, sus hermanos, ¿fue a la escuela?
FG: Pues fui a la escuela muy poco y pues, tengo algunos hermanos y mi papá y mi mamá sà ya fallecieron, y varios de los hermanos también.
MP: ¿A qué se dedicaba su papá?
FG: Pues más bien era vaquero y agricultor, a las dos cosas. Pero más bien se dedicaba al, cosas de caballo, de ganado.
MP: Y, ¿era ganado propio o trabajaba para otra gente?
FG: Tuvo él ganado propio, pero después trabajaba para otras gentes, para un señor don José Fernández, que era español, era ganadero.
MP: Y usted de niño dice que fue a la escuela, ¿verdad?, ¿hasta qué grado?
FG: No, muy poco, hasta tercer año.
MP: Y, ¿a qué edad empezó a trabajar usted?
FG: Bueno, pues en aquella época se trabajaba desde muy chico, como de los siete, ocho años para adelante, muy chiquito.
MP: Muy chiquito.
FG: Pues cosas del campo que necesitaba uno trabajar, pos asà era la vida.
MP: ¿Con su papá?
FG: SÃ, con mi papá. Con mi papá y luego sembrábamos y atendÃamos la labor. Y, pues ahà aprendà algo de campo, como decir arriero, cortar leña. En fin, todas esas cosas.
MP: ¿Cómo se dio cuenta del Programa Bracero?
FG: Pues en ese tiempo estaba por toda la república, se sabÃa en toda la república. Y habÃa reconcentración aquà en Chihuahua y iba uno y se anotaba, iba uno y sacaba un número y ahà quedaba el nombre ya. Después, hablaban de la cantidad julana por ejemplo, del veinte a treinta mil que iban a entrar. Entonces se acercaba esa, esa cantidad a una parte que le decÃan El Trocadero, en Chihuahua. Y ahà habÃa oficinas del Gobierno Americano y del Gobierno Mexicano. HabÃa de las dos autoridades ahà también y oficina, y ahà lo contrataban a uno y en, para ir a El Paso, y en El Paso le hacÃan toda clase de exámenes y si salÃa bien, pues de ahà lo contrataban para llevarlo a otros estados, a la parte que le tocara uno, que quisiera ir uno. En todo Estados Unidos era, llevaban braceros para todo Estados Unidos, para todos los estados.
MP: ¿Qué le hizo tomar esa decisión de irse como bracero?, ¿qué lo motivó a irse?
FG: Pues mire, habÃa pasado muchos peligros yo en… Porque también fui minero, de unos catorce, dieciséis años, dieciocho, algo asÃ, trabajaba en las minas y ahà habÃa mucho peligro. Entonces aquà habÃa menos, se ganaba uno menos dinero que por allá y allá pagaban mejor. Iba uno una temporada y ya después ya, se venÃa uno con permiso o venÃa uno a, ya con el contrato ya cumplido.
MP: ¿Qué edad tenÃa cuando se fue la primera vez?
FG: Bueno, cuando me fui la primera vez de bracero, no recuerdo la edad, pero como dieciocho años. SÃ, tengo papeles.
MP: ¿Sà tiene papeles?
FG: SÃ, ya son puras copias porque los otros, los he mandado ahà donde dicen que van a… ¿Quiere que los traiga para que vea las copias?
MP: SÃ, no, ahorita que terminemos la entrevista si quiere.
FG: Ah, bien.
MP: ¿Qué le dijeron sus papás cuando tomó la decisión de irse como bracero?
FG: Pues no, me decÃan que me cuidara mucho. Que por ahà iba uno a tierras extrañas y pudiera haber peligro, nada más.
MP: Y, ¿se fue solo o alguno de sus hermanos fue o algún amigo?
FG: Pues iban, iban amigos asÃ. Una vez me fui con… Bueno, de aquà de la casa me iba solo y ahà en la contratación, ahà se hacÃa uno de amigos y si le gustaba a uno sus amigos, con esos se iba de ahà para allá. ¿Quiere que se los nombre?
MP: No, está bien. Ya estando en Chihuahua bueno, ustedes viajaron de Cusi[huiriachi] a Chihuahua ¿verdad?
FG: SÃ.
MP: O, ¿están ya aquà en Cuauhtémoc?
FG: De primero sÃ, de Cusi[huiriachi] a Chihuahua. Y después las otras contrataciones estuvieron, de aquà me iba a Chihuahua. Porque primero vivÃamos en Cusi[huiriachi] y después vivÃamos aquÃ. Y después vivÃamos en Chihuahua, también.
MP: Tengo entendido que ahà en El Trocadero, depende del número que usted tenÃa, pasaba mucho tiempo que hasta meses, semanas.
FG: SÃ, era una reconcentración muy grande, yo creo que habÃa como unos doscientos mil reconcentrados de toda la república.
MP: Ah, bastantes.
FG: VenÃan del sur muchos de, de muchos estados de por allá. Y casi la mayor parte de la gente que querÃan los gringos era Chihuahua, Durango y Coahuila, de Zacatecas para acá. Porque aquellas gentes habÃa muchos que no sabÃan el español.
MP: Y, ¿por eso no los querÃan mucho? Porque no podÃan entenderse muy bien.
FG: Y no estaban impuestos a estos, a estos trabajos de aquà de… Por ejemplo Texas, algodón todo eso.
MP: ¿Cuánto tiempo pasó ahà en Chihuahua en El Trocadero para que lo echaran ya en el camión o en el tren rumbo a…
FG: Mire, yo ahà tenÃa familiares en la casa, entonces iba a darme una vuelta. Vamos a decir que este dÃa entraron cinco mil, entonces que para otro dÃa se terminaban los diez o doce mil que pidieron. Entonces tenÃa uno que durar un dÃa o dos ahÃ, o tres. Bueno, asà me tocó a mÃ, a otros les tocaba ocho o quince dÃas o más. Y asà estaba la…
MP: Y ya cuando le tom… ¿dijeron su nombre?
FG: Le hablaban a uno por micrófono y por ejemplo, se reconcentraba ahà la cantidad de cuatro, cinco mil personas, ahà todos hechos fila. Y entonces ya le hablaban a uno por número y después le estaban hablando por el nombre, ahà mismo. Y ahà lo estaban investigando a ver si era apto para los trabajos que ellos necesitaban allá.
MP: ¿Cómo investigando?, ¿qué clases de preguntas le hacÃan?
FG: Por ejemplo en una vez, la segunda, el segundo, tercera vez que fui yo, dijo un americano… Entramos primero con los mexicanos a donde estaban los federales, ¿verdad? Investigaciones de papeles, y luego de ahà se iba uno a otras mesas donde estaban los americanos y se formaban ahà cuarenta o cincuenta. Entonces el americano hacÃa preguntas y dijo: “Muchachosâ€, dijo, “queremos pura gente para Texas, ¿han piscado algodón?â€. Pues todos dijeron que sà y la mayor parte era gente del sur. Y entonces dijo el gabacho, dijo: “Pues yo voy a, vamos a piscar algodónâ€, dijo “a ver cuántos saben piscar algodónâ€. Porque contaban mentiras allá al entrar. Y entonces dijo: “Vamos a piscar algodónâ€. Y se puso a piscar como si fueran manzanas acá arriba y yo me puse a piscar algodón acá abajo y entonces ya me dijo: “Hazte para alláâ€, dijo. Y les dijo a los demás: “¿Qué tamaño de algodón han piscado ustedes?â€. “No, pues grandeâ€. Quiere decir que no conocÃan ni las matas, porque las matas pues póngale un medio metro, un metro, algo asÃ. Y ellos estaban piscando como si estuviera en árboles.
Esa fue una de las cosas que pasó ahÃ.
MP: Y ahÃ, ¿les pedÃan alguna, algún papeleo o alguna identificación?, ¿qué les pedÃan ahÃ?
FG: Pues pedÃan la cartilla y una carta de recomendación del presidente, de la autoridad que hubiera en su pueblo, o comisario o algo asà por el estilo. Y habÃa recomendaciones de los presidentes, yo ahà tengo una, por ahà esta guardada. Que le daban a uno la carta que, que era agricultor o algo asà por el estilo y que estaba apto para trabajar. Esos papeles le servÃan a uno.
MP: Eso era por parte del lado mexicano, ¿verdad?
FG: Pos sÃ, sÃ, no, es que ahà lo revisaban a uno todos los papeles, de aquà que llevaba de su municipio. Y allá entraba, hasta RÃo Vista, en RÃo Vista se concentraba todo lo que iban llevando de aquà de la república para allá. Y ahà habÃa médicos, habÃa, pues todo para examinarlo a uno. Y ahà le daban a uno comida y, pues ahÃ, una camita de esas de campaña para que durmiera, mientras se contrataba. Y ahà escogÃa uno el estado que quisiera, el lado que, al estado que quisiera ir. Que venÃa un americano que pedÃa, por decir algo, cien gentes, o cincuenta gentes. Entonces decÃan: “Tantos para San Luis, Misuri o tantos para Texasâ€. O para equis, equis estados, Nuevo México, lo que fuera. Y entonces ya esos entraban ya después de estar examinados de todo, le sacaban a uno sangre y todo eso. Y que salió bien en todos los exámenes, entonces ya, ya entraba en la lista de los que, de los que pedÃa aquel americano, se formaba y ahà le contrataban, le ponÃan el sello para qué estado iba. Entonces ya el americano se hacÃa cargo de uno, se lo llevaba en tráilers, en camiones, en aviones, lo que fuera.
MP: ¿En qué estados estuvo usted?
FG: Yo estuve, de contratado estuve nada más aquà en Texas y en Nuevo México.
MP: ¿En el puro algodón?
FG: Puro algodón. SÃ, puro algodón. Pues ahà cuando habÃa algodón regaba, este, piscaba uno y cuando se trataba de sembrarlo, de regarlo. Pues cosas asà por el estilo, lo que es de un rancho.
MP: Volviendo un poquillo al El Trocadero en Chihuahua, ¿es cierto que les hacÃan una prueba con las manos haber si tenÃan…?
FG: Pues sÃ. SÃ, sà las hacÃan haber si tenÃamos callos. Pos por ejemplo yo me mantenÃa a veces… En esos tiempos trabaja en las minas y como ahà se trata de barrenar y, con esta mano agarra uno la barra y con esta le da al marro, nosotros tenÃamos unos callotes, toda la mano echa callo.
MP: O sea que fácil pasó usted esa prueba.
FG: No, fácil, el tocante a lo de las manos fácil. Era muy duro el, la palma de la mano era mucho muy dura.
MP: SÃ. Y luego, ya que los llevaban de Chihuahua a El Paso, ¿en qué se fueron, en qué los llevaron?
FG: Pos a mà me tocó ir en el tren, en tren de carga. A veces llegaba uno todo revolcado porque a veces habÃan descargado los trenes de carbón o de metal y asà iba ahà uno, entre los vagones sucios. Llevaban, pos doce o trece mil en un solo viaje, en un solo tren. Nomás que era el tren relargo, muy grande.
MP: Y, ¿tenÃan alguna parada o era un sólo viaje?
FG: Se paraba en Villa Ahumada, me acuerdo que ahà comÃamos asaderos en Villa Ahumada. (risas) Y de ahà hasta, hasta Juárez. Entonces en Juárez se bajaba uno del tren y se iba a pie hasta el rÃo, hasta el RÃo Bravo. Y ahà en el RÃo Bravo, ahà entraba uno a pie, llegaba a las, a unas oficinas que habÃa ahÃ, al otro lado ahà le daban el pase, ¿verdad? Pasábamos hechos fila y entonces pasaba uno por emigración ahà y nomás va pasando y va pasando y asÃ, nomás le veÃan a uno los papeles asÃ. Y luego estaban unos camiones afuera, lo estaban esperando a uno para llevarlo al El Troca[dero], al RÃo Vista. Y ya, en RÃo Vista ya le echaban a uno un, pos un polvo como un desinfectante, por aquello de que llevara uno animales o algo, pos cosas por el estilo. Y luego ya de allà entraba, pos me parece que a los baños y luego lo seguÃan, lo seguÃan examinando a uno, de todo. Y luego después ya que salÃa uno ahà de los primeros que lo examinaban y todo eso, pos ya, ya podÃa ir uno a pedir comida. HabÃa muchos, asà como especie de restaurantes afuera y ahà le daban a uno comida. Su bote de leche y su plato de, pos frijoles con huevo o algo por el estilo, avena o en fin.
MP: Y ahà en RÃo Vista, no tenÃa problemas, bueno, porque imagino que, decÃa que los transportaban en trenes de carga. Entonces ustedes respiraban todo ese carbón y todo eso, ¿ya llegando allá no tenÃa problemas por los rayos x de los pulmones?
FG: Ah, no, pos lo metÃan a uno rayos X. Y no, no habÃa problema. Por ejemplo este, habÃa personas que iban mareadas. Que, que iban muy miniados, ¿ve? Los chavos que durábamos ahà cuatro o cinco meses no nos hacÃan nada las minas. Señores miniados viejos. Y entonces les aconsejábamos ahà los que sabÃamos, que tomaran mucha leche antes de entrar a rayos X y asà se les hacÃa un trinche a los gabachos para aquellos hombres que trabajaran el par de meses o algo, que se alivianaran, tomando leche. Y con eso no sale mala la persona, ¿me entiende?, en rayos X. En aquel tiempo, pues, con las puras jugarretas que hacÃa uno, pos andaba uno con necesidad.
MP: Entonces cuando llegaban a RÃo Vista, no los pasaban luego luego a todos esos exámenes médicos, ¿podÃan estar ahà un tiempecito, hasta que les llegara su turno de entrar ahÃ?
FG: No, no, iba entrando y iba llegando, iba la fila de braceros, ¿verdad?, formados de uno detrás de otro. Y ahà están a, ¡zas y zas y zas!, y este, pues muchos médicos, de todo, de todo lo examinaban a uno de cabo a rabo, de todo. Y habÃa un médico para cada cosa ahà o dos o tres para cada cosa y en seguidita estaba otro y otro y otro y asÃ. Y luego llegaba a uno a rayos X y ahà este, lo paraban a uno en el, una planchuela, como si fuera una báscula y luego le ponÃan algo aquà asÃ, de la misma máquina y ahà le ponÃan a uno las manos aquà volteadas y ahà le decÃan: “Respire, no respireâ€. O algo por el estilo, ¿verdad? Y pues de ahà ya pasaba a otros exámenes, que ya no me acuerdo ni cuántos, pero sÃ. De todo lo examinaban a uno, la sangre y todo.
MP: ¿Si alguien salÃa mal en uno de esos exámenes?
FG: De ahà se devolvÃa. Le daban un tÃquete para que se viniera en el camión para su tierra.
MP: Ah, ¿o sea que de todas maneras ellos pagaban el viaje de regreso?
FG: SÃ, ahà sÃ. Ahà sÃ, ahà sà se lo pagaban a uno si llegaba a salir mal o algo. Ya después cuando agarraba uno dinero, que ya esta uno trabajando y que ya se iba a venir, si querÃa llegaba ahÃ, a que le cancelara el contrato y le dieran el boleto para venirse. Y si no, pues se venÃa asà sin cancelar el contrato y sin boleto, tenÃa uno mismo que pagar.
MP: Y dice que ahà en RÃo Vista ya llegaban los rancheros, ¿no?, o los mayordomos.
FG: SÃ, no, no, llegaban los rancheros, los… Es decir, mire, llegaban del estado de, vamos a suponer de Kansas. Que llegara uno y pidiera mil o dos mil. Pos que tantos van para Kansas. Entonces aquél, aquél era como un representante americano y lleva tantos para Kansas. Entonces allá, habÃa otra, otro depósito de gente, haga de cuenta el RÃo Vista y llegaba de allá de donde estaba la reconcentración y llegaba toda aquella gente. Entonces ahà llegaban los patrones de los ranchos: “¡Quiero tantos!, que quiero diez, que quiero doceâ€. Y se los llevaban. No sé si me explique bien.
MP: SÃ, sÃ. Yo pensaba más bien que la concentración mayor era ahà en RÃo Vista.
FG: Ahà era.
MP: Y que de ahà los llevaban ya derecho a los ranchos.
FG: No, no, no, es que es mucho. Era mucha la cantidad, si en aquel tiempo se contrataban hasta doscientos cincuenta mil, trescientos mil braceros por año. Entonces estaba repartido en Reynosa, Tamaulipas y estaba en, aquà en Juárez, en El Paso y en Sonora creo también habÃa. No recuerdo en qué parte, creo en Tijuana también. Todas esas partes habÃa braceros, habÃa reconcentración. Y entonces unos llegaban… la mayor parte era, llegaba aquà a Chihuahua, de todo los, de todas las partes donde habÃa braceros, asà era.
MP: Y ya usted cuando la primera vez que se fue, ya que llegó al lugar a donde iba a trabajar al rancho, ¿sà fue más o menos como usted se habÃa imaginado que iba a ser o le dieron ganas mejor de devolverse?
FG: No, pues no, no tenÃa no tenÃa ni, ni idea cómo iba a ser, pero sà me habÃan platicado, me habÃan platicado más o menos cómo era el algodón, pero no tenÃa yo idea cómo iba a estar, hasta que llegamos allá. Entonces llegamos y llegamos al… Por ejemplo habÃa una reconcentración en Pecos, por decir algo, yo estaba, llegué a Pecos. Entonces llegó el patrón y dijo: “Necesito tantosâ€. Y ya un ranchero, ¿verdad? Ya era con el que Ãbamos a trabajar. Y luego, pues ya nos contrató ahà y luego ya ahà dejamos datos y todos también. Entonces de ahà nos lleva a la tienda y cada quien agarra sus canastas o carritos como estos que hay en los supermercados, ¿verdad? Y luego se llenan de comida, cada quien saca su mandado, su comida. Entonces esa comida la tenÃamos que pagar nosotros el dÃa, el dÃa que nos tocara el pago, pero ya llevábamos comida ya para una semana por decir algo. Y el sábado, nos descontaban de la raya. La raya venÃa en sobres, ya venÃa descontado lo que uno debÃa en la tienda. Y ya nos llegaba el total de lo, de lo que alcanzaba uno. Y asà estaba, asà cada ocho dÃas lo llevaban a uno al pueblo.
MP: ¿Sà era lo único que les descontaban o tenÃan más descuentos que les, de su cheque? O sea…
FG: ¿Del cheque? Mire, no recuerdo yo muy bien si nos descontaban del cheque. Pero tenÃa yo muchos papeles, me parece que habÃa una cifra, no estoy seguro. Me parece que habÃa una cifra y habÃa un cuento también en aquel tiempo de que al Gobierno Mexicano le llegaba una cantidad por cada bracero. De eso sÃ, de eso sà me acuerdo yo que, que sà decÃa en el contrato algo asÃ.
MP: ¿Usted tuvo chanza de saber qué era el contrato, qué cláusulas estaban en el contrato?
FG: Nos daban un contrato como un montón de hojas como periódico, grapadas asÃ. Y ahà lo leÃa uno lo que venÃa en español y lo que venÃa en inglés. Y según las cláusulas que fueran.
MP: Y por ejemplo al momento de firmar el contrato, si usted tenÃa alguna pregunta o algo, ¿sà habÃa gente ahà que los ayudara?
FG: HabÃa intérpretes, sà habÃa intérpretes. SÃ, pos uno lo que querÃa era trabajar y ya sabÃa uno más o menos lo que, cómo estaba el contrato con las personas que ya habÃan ido, que le platicaban a uno, sÃ. Y ahà este, le leÃa uno y ahà sabÃa uno a qué tenÃa derecho. TenÃa derecho a que lo curaran los médicos o pos cosas por el estilo.
MP: Entonces usted… O sea, porque mucha gente nada más firmaba el contrato, pero sin darse cuenta de lo que estaba firmando, ¿entonces usted sà se dio…?
FG: Pues yo creo que, yo creo que más o menos asà lo hacÃamos todos. Pero ahà tenÃamos representantes luego y le decÃa uno lo que, lo que contenÃa, el representante mexicano. Y qué era lo que contenÃa de su contrato y lleva cláusula y estas otras,, tienen derecho a esto y a esto y a esto. Y, pues eran muy legales, los gabachos eran muy legales. Todo tendrán, pero sà son muy legales. No, no le hacen a uno, una chuecura no se la hacen, tocante ya a papeles asà no, no se le hacen. ¿No ve que también a ellos los amuelan? SÃ, la ley es muy dura para ellos.
MP: Y por ejemplo, ¿ustedes tenÃan, no sé, un lugar o alguien, alguna persona, con la cual ustedes se podÃan ir a quejar, si algo no andaba bien?
FG: Pues sà se trataba de alguna cosa asà grande, por decir algo, iba uno al Consulado Mexicano. Aquà en El Paso habÃa un, estaba en aquel tiempo, ora verá, un señor Chávez. Creo que José Chávez, no recuerdo el nombre, pero era Chávez. Y este, y era del Consulado Mexicano. Si alguna cosa se le ponÃa a
uno mal, iba y se quejaba, habÃa que ir allá a El Paso con él o hacerle llegar algún aviso o algo. Y eso son los que atendÃan las, ellos mandan gente a que atiendan aquello, aquella queja. O ellos mismos, ellos mismos la atienden. Y son duros, ahà me toco ver ahÃ, con un señor, pues era americano y llegó portándose mal y no, inmediatamente lo asilenciaron ahà mismo luego luego. TenÃa un montón de araqueta(?), de araquetas(?) ahÃ, algunos chavalos.
MP: Y por ejemplo, a ese señor, bueno, pero no tenÃa nada que ver con los rancheros este señor, ¿no? O, ¿era ranchero?
FG: No, pues alguna queja de algún ranchero. Por alguna queja de algún trabajador, y me tocó que el señor ése era ranchero. No recuerdo a qué fuimos nosotros ahÃ, a algo fuimos también. Y el señor llegó muy bravo ahà y no, luego luego lo asilenciaron. “Y se asilenciaâ€, le dijo, “o lo mando encerrarâ€. No, pues luego luego, como una orden como si hubiera sido de una autoridad de allá. Y él era, era el cónsul, era mexicano. Estaba el Consulado y es donde, es la autoridad que hay allá. Eso me tocó ver a mÃ.
MP: Y por ejemplo este ranchero que llegó portándose mal, ¿a él lo pudieran sancionar de alguna manera, negándole braceros?
FG: Creo que sÃ, pues en alguna forma porque sà era, porque sà era una queja de… tenÃa que responder por ellos, alguna cosa. Y si se portó mal y no cumplió con los derechos del contrato, entonces sà podÃan sancionarlo a él. Asà estaba más o menos la cosa. Ya no me acuerdo muy bien porque ya hace muchos años, pero más o menos asÃ.
MP: Ahora cuénteme de la primera vez que estuvo en el rancho. Su trabajo, un dÃa. DescrÃbame, ¿cómo fue un trabajo normal de usted allá? ¿Qué hacÃa desde la mañana, el lonche…?
FG: Bueno, mire, hay una, hay dos formas. Una de ellas, el primer año no, no ganaba casi nada porque no sabÃa piscar. En el segundo año ya me fijé bien cómo le hacÃan los demás, entonces ya me fui yendo para arriba poquito todos los dÃas hasta que pisqué más que el mejor. Aunque me esté mal en decirlo, pero sà habÃa gente de aquà de La Laguna eran los mejores piscadores, de aquà de Torreón y pues llegué a ganarles. (risas) Y de ahà para adelante ya, pues me llegó como una bendición. Ya ganaba buen dinero, todos los dÃas, todos los dÃas. Pero es muy duro, es que todo el dÃa anda uno agachado y luego con el costal arrastrando. Aquà nomás va echándole usted aquà y lejos, asà como unos ocho pies, diez.
MP: ¿De largo el costal?
FG: El costal sÃ, más o menos este ancho, se lo amarra uno aquà asà y luego aquà tiene la boca, ahà le va echando. Y ahà le va aprensando, se va llenando el costal hasta que lo llena.
MP: Y luego si se le llegaba a romper el costal o algo asÃ, el algodón que habÃa piscado, ¿qué?
FG: No, no, si va uno despacito, sÃ, muy despacito va, ¡zas, zas, zas! A mueve y mueve las manos y agachado y échele y échele al costal. No, no se rompe, es muy duro la lona.
MP: ¿Eran de lona?
FG: Son de lona, sÃ.
MP: Y se ponÃa muy pesado, ¿no? Me imagino, de por sà la lona es pesada.
FG: Pero de cien libras ciento diez, algo asÃ, ciento veinte pues, ahà le calculaba uno. Que no podÃa muy bien costal unas cincuenta, setenta libras y pesaba. Pero para no perder tiempo, lo llenaba uno y asà no perder tiempo en ir a pesarlo, asà es.
MP: Y, ¿luego tenÃan ahà un ratito para el lonche, algún tiempo o tenÃa que ser todo seguido?
FG: Pues el tiempo se lo daba uno mismo, porque eso es a contrato. A $2.05 nos pagaban las cien libras y el pima, me parece que a $3.50 o $4, pero el algodón, el jap(?) a $2.05.
MP: ¿Son diferentes tipos de algodón?
FG: SÃ, sà son diferentes.
MP: ¿Cuál es la diferencia de uno y otro?
FG: Creo el jap(?) me parece que le dicen, el que, algodón chapo. Es el que más rendimiento da. Y el pima, ése crece muy alto y es muy trabajoso para piscarse. Se pica uno todos los ojos ahÃ. Y luego, pero es el mejor clase, eso es muy bueno, lo quieren para telas muy finas, creo. Según, según nos decÃan a nosotros, pues.
MP: Usted me decÃa que llegó a ser mayordomo.
FG: Pues me dejaba encargado ahà el señor cuando él se venÃa aquà a pasear.
MP: ¿Por qué?, ¿por qué lo subió de puesto a mayordomo?, ¿por qué cree?
FG: Pues porque no éramos muchos ahÃ, éramos tres, cuatro. Y hubo, estuvimos ahà unos tres que nos quedamos. Por ejemplo se cumplia el contrato y entonces nos quedamos, nos renovó el contrato para que siguiéramos todo el año y por conocido, algo asÃ. Eso fue allá en Texas, también estuve acá en, aquà en Las Cruces, en Roswell también estuve, en Monahans, Texas. Ya a esas partes fue donde fui yo contratado nada más.
MP: ¿Cuánto tiempo estuvo de bracero?, ¿cuántos años duró de bracero?
FG: Pues fui como unas cuatro veces de bracero.
MP: Cuatro veces, no son cuatro años, ¿no?
FG: No, no, el contrato era por tres meses y luego renovaba uno y luego le renovaban el contrato por todo el año, asÃ. Me parece que era dieciocho meses lo que alcanzaba un contrato, asà renovándolo. Y los que iban por allá a otros estados según el, según el trabajo que fuera, unos se iban al elote a todas esas cosas, esos llevaban contratos de cuarenta dÃas, de cuarenta y cinco dÃas, algo asÃ.
MP: Y, ¿cada cuándo venÃa a visitar a su familia?
FG: VenÃa, ahora verá, cuando me renovaron el contrato como a los cuatro meses. Y vine y me estuve unos dÃas y luego me fui. Y pues yo creo que unos tres, cuatro meses más también, asÃ. Pues como no estaba yo casado, venÃa a ver a mi papá, a mi mamá.
MP: Y luego, ¿se casó andando usted de bracero?
FG: SÃ, cuando vine de bracero.
MP: Y, ¿usted nunca pensó en quedarse allá en Estados Unidos?
FG: No me gustaba.
MP: ¿No le gustaba?
FG: No, no me gustaba, para quedarme no. Para quedarme no me gustaba, me gustaba aquà más México, sÃ.
MP: ¿Su patrón nunca le ofreció que…?
FG: SÃ, el señor este Fierro, del que estábamos hablando ahorita, ése me ofrecÃa que él me ayudaba. Porque ese señor después andaba hasta en La Migración él. Después de que ya me vine yo, dejó el rancho y él andaba en La Migración. Allá hasta le producimos, le hicimos producir un rancho que no, nunca producÃa nada, porque tenÃa mucho tequezquite.
MP: ¿Yerba?
FG: Tequezquite es una cosa que da la tierra. Eso que, con que se ponen los dientes amarillos, por el agua, ¿verdad? Y eso tiene tequezquite y eso pudre los los dientes asÃ, pues asà al algodón no lo deja producir. Y por una carretera que le dicen la 17, a siete millas de Pecos, ahà estaba un rancho que nadie lo querÃa y él lo agarró. Le dijimos: “Agárrelo y nosotros se lo hacemos producirâ€. Y le hicimos unos bordos por las tierras y todos los coleos, los sobrantes del agua de los otros ranchos, los metÃamos ahÃ. Pues era un sólo mar y luego le abrÃamos ahà una compuertita para que saliera, le movÃamos con las palas para que saliera el tequezquite. Y se puso muy bueno el algodón ahÃ. Le fue muy bien, sÃ.
MP: Y cuénteme, ¿ustedes no, nunca tuvieron problemas en cuanto, con La Migración de que estuviera ahà mucho tiempo dándoles vueltas, checándolos o algo?
FG: No, ahà no, no tenÃamos Migración en el rancho, no. Y si venÃa, pues nada más lo saludaban a uno, preguntaban que si no habÃa mojados, algo asÃ, nomás.
MP: Y, ¿nunca tuvieron mojados ahà trabajando con ustedes?
FG: Pues una vez que se vino el patrón yo ocupé un muchacho que me hacÃa falta ahÃ, me dijo: “Pues si, si necesitas genteâ€, dijo, “vas a El Trocaderoâ€. Y llegó ese muchacho, llegó de mojado ahà y dijo: “Ayúdenme ahÃâ€, dijo, “con unos tres, cuatro dÃas, ando muy amolado de trabajo, de dinero, no traigoâ€. Y trabajó ahà como una semana o dos y llegó La Migración, luego luego se dio cuenta yo creo La Migración, llegaron por él. No luego luego, nomás vio La Migración y él mismo se vino, ni para qué correr.
MP: Y a usted, ¿no le dijeron algo? Porque pues usted estaba a cargo del rancho.
FG: No, la cosa era de que dijo el de La Migración: “Tienen que pagarleâ€. Y entonces ya le dije yo que fuera ahà a la tienda, que fuéramos allá a la tienda y ahà le pagaba Benito el de la tienda. Ése era muy amigo del patrón, mientas que el patrón venÃa. Y cuando vino el patrón le dije, nomás se reÃa. Era muy buena gente y dijo: “¿Por qué no fuiste allá?â€. “Noâ€, le dije, “se me hizo muy trabajoso prender tractor ir a buscar dos, tres hombres, ahà que hicieran, que hacÃan faltaâ€. No, no me dijo nada, fue todo. Se ocupó ahà pos por unos cuantos dÃas el muchacho.
MP: ¿En sus dÃas libres qué hacÃa? Cuénteme, ¿qué hacÃan para distraerse un poquito de todo ese trabajo que tenÃa que hacer?
FG: Mire, el domingo, el sábado a medio dÃa le parábamos al trabajo y nos Ãbamos a traer mandado. Y pues ya llegábamos por allá en la noche, algo asÃ. Y el domingo nos dedicábamos a bañarnos, lavarnos y lavar la ropa. Y si habÃa modo, si acabábamos temprano, podÃamos ir al cine. Pero el mayordomo nos llevaba al cine y ya cuando se acababan las pelÃculas él mismo nos traÃa.
MP: O sea que iban a las pelÃculas, ¿qué clase de pelÃculas veÃan allá?
FG: Pues por ejemplo en ese tiempo habÃa muchas de Luis Aguilar, de Jorge Negrete, Pedro Infante.
MP: Ah, ¿veÃan pelÃculas mexicanas?
FG: SÃ, mexicanas, Ãbamos a los cines donde habÃa pelÃculas mexicanas. SÃ, no tenÃa caso ir a donde no le entendÃa uno.
MP: Y, ¿cuánto pagaban por entrar al cine?
FG: Ahora sà que no me acuerdo oiga, no lo recuerdo. ¿Qué serÃa? Pues yo creo unos $0.75 centavos. No, no me acuerdo, $0.75, un dólar por ahÃ, más o menos.
MP: Pues sà estaba caro, ¿no?
FG: Pues, sÃ, se puede decir que estaba caro. Pues no, siempre no, no era tanto oiga, pues $0.75 centavos fácil los ganaba uno en un ratito ahà en el algodón.
MP: Y para las fechas, por ejemplo de Navidad, 15 de septiembre, ¿los festejaban allá o pasaban asà como cualquier dÃa?
FG: Pues allá, ahà en la noche por ejemplo comprábamos muchos pollos o gallinas. Y traÃa uno ahà que tomar cervezas o algo. Wine, un vino que le decÃan wine, que una vez me dijo un viejito, yo no sabÃa, casi ni lo conocÃa. Tomábamos nosotros pura cerveza y se llevó el papá uno de los compañeros para allá, le mandó decir que se fuera. Y luego el sábado o el domingo, el sábado, nos fuimos al pueblo y él se compró una garrafita asà de wine. Y cuando llegamos al rancho me dijo: “¡Ãndele! Éste no hace nadaâ€, dijo, “no emborrachaâ€, dijo, “tómeseloâ€. Pues agarré un vaso y me lo tomé yo casi como agua y luego me sirvió otro, luego luego, no a los tres vasos: “Párele ahÃâ€. Ya me emborraché con ese wine. SÃ, no, no, y pues no yo nunca me emborrachaba y esa vez, me emborraché ahà con ese wine, no, ya no quise volverlo a tomar. (risas)
MP: O sea, y entonces más o menos en promedio, ¿siempre fueron pocos los braceros que estuvieron trabajando junto con usted?
FG: ¿En los ranchos?
MP: Sà señor.
FG: Pues habÃa veces que habÃamos como cuarenta. Nosotros no le tirábamos a llegar a donde hubiera muchos, muchos braceros. Porque habÃa ranchos que tenÃan cuatrocientos o quinientos, era un desgarriate tremendo. Y donde habÃan poco se la pasaba uno mejor, hasta la llevaba uno bien con todos. Y donde habÃa muchos, pues era pleito, como era… La gente nomás se emborracha y se hace pleitista, y no me gustaba agarrar… Cuando pedÃan asà poquitos el patrón que pedÃa poquitos con ése nos Ãbamos.
MP: Y, ¿no se veÃa mucho la diferencia, de las personas que eran de un estado y otro?
FG: SÃ, cómo no.
MP: ¿En qué?, ¿cómo se diferenciaban o qué era?
FG: Pues nomás al verlo, nomás al hablar conoce usted a la gente de aquà del estado de Chihuahua. Y ya otros estados asà ya tienen otro tonito de hablar, otro modo de expresarse y todo. Y los del sur pues, y luego de Oaxaca, todo eso, pues a mà muchas veces me tocó irme con ellos aquÃ, guiándolos, de aquà de Chihuahua para allá. Y les servÃa como de guÃa, porque no sabÃan casi ni español y pos nomás estuve con ellos asà en todas esas partes donde se contrataran y todo eso, hasta llegar a Pecos. Ahà los dejé, no, dije: “¡Que Dios los bendiga!â€. Ya me voy yo con los de Chihuahua.
MP: Y, ¿el vestir era diferente o era normal?
FG: ¿El vestido?
MP: Ajá.
FG: Pues lo que llevaban ellos, pos llevaban hasta calzón blanco o algo asÃ. Y eran, pues era otro modo de ser de ellos. SÃ, y habÃa unos que, pues llevaban mucho dinero. Y no, pos no podÃan comprar en, asà en las partes donde se paraba el tráiler, habÃa tiendas y luego me decÃan a mà que pues que ellos no podÃan, no, no podÃan comprar ahÃ, que les trajera yo qué comer de ahÃ. Pos ya les iba y les compraba galletas o papitas o…
MP: Y, ¿por qué no podÃan comprar?
FG: Pues según ellos porque, se les afiguraba que ahà les iban a decir que hablaban inglés o algo.
MP: Y, ¿usted cómo se comunicaba con los rancheros y con la gente, en inglés?
FG: No, no, en español. Sà entendÃ, en el tiempo que estuve allá, logré entender mucho el inglés pero no lo podÃa hablar. Pero sÃ, sà lo entendÃa allá, ya cualquier cosa que hablaban ya les entendÃa. Y ya le digo, esos braceros les compraba algo asà en, en las paradas del, donde se paraba el tráiler. Pues galletas o cosas asà por el estilo o sodas o algo por el estilo. Pero ahà ya, ya no querÃa yo, pues estaban muy latoso, todo el tiempo tenÃa que andar con ellos. Ya eran muchos, pues eran un montón de gente de esa. “Noâ€, dije, “ahà que se consigan a otro que les ayudeâ€. (risas)
MP: Cuénteme acerca de cuando usted tenÃa que renovar contratos y todo esto, ¿era otra vez todo el proceso?
FG: No, renovar el contrato no. Renovar, si se quedaba uno a renovar el contrato, hasta el patrón le llevaba el contrato a La Migración. Por ejemplo, ahà en Pecos, llevaba él todos los papeles de uno, de ahà ya van los nombres y todo y entonces ya llega él y ahà se lo sellan. Es la renovación de contrato. Y ahà dice por tantos dÃas, por tanto tiempo, por tres meses o, según el tiempo que fuera.
MP: Y, ¿ustedes tenÃan la oportunidad de decir: “No, mejor ya no me lo renueve, mejor me voy con otro rancheroâ€, o algo?
FG: No, para eso, si se querÃa ir con otro ranchero, pues necesitaba poner de acuerdo a los dos rancheros, al patrón y al otro. Porque habÃa unos que sà le decÃan a uno: “Vente conmigo a trabajar. Yo acá te doy más prestacionesâ€. O en fin, más modo de sacar más dinero. Y cuando era muy bueno el trabajador, pues se lo quitaban al ranchero y pues se quedaba medio enojado. Pero, sà le
daba chanza a uno de que se fuera. Y al tiempo que ya iba a entregar el trabajador, entonces tenÃa que avisarle a aquel ranchero: “Ya lo voy a entregar, si quieres ve por él allá a La Migraciónâ€. Y asà era, asà eran los arreglos.
MP: Pero usted nunca tuvo problemas, ¿verdad?, con los rancheros, siempre estuvo bien, a gusto.
FG: Bueno.
MP: Pues, por lo menos conforme, ¿no?
FG: No, con los patrones que me contrataron no, no tuve yo. Sino que habÃa uno, que nos prestó el patrón porque no habÃa trabajo en los meses que nos renovó él y nos prestó con unos amigos de él. Y habÃa uno que estaba muy loco ahà en, un gabacho con quien nos prestó, creo que era de los que habÃan ido a la guerra. Y este, sÃ, con ése sà se enojaba uno, nomás que se enojaba él también con uno. Y ya al ratito ya venÃa muy contento y lo abrazaba a uno y esto y lo otro. Pero estaba medio loco, estaba medio destrampado y con ése sà me llegué a enojar. Pero no, hasta le eché un dÃa en la agua porque iba yo a tomar agua asà en el canal y luego me iba a poner el pie aquà y lo estaba viendo asà de abajo y le agarré el pie y cayó al agua él y luego me decÃa que lo sacara. “¡No!â€, le digo, “me zambutes al aguaâ€, le decÃa yo. Y luego ya que agarré la pala y se la dÃ, y lo saqué. “Oyeâ€, dice, “y pos, ¿por qué no me das la mano?â€. “¡No!â€, le dije, estaba agarrado asà y estaba muy hondo ahÃ, muy hondo. Pero no, ése se enojaba con uno y al ratito se contentaba. Era muy vago era lo que tenÃa. Estaba medio loco, nada más eso. Y la llevaba hasta bien con él, porque ya después iba y nos veÃa hasta allá, nos fuimos ya con el patrón cuando tenÃa trabajo, iba hasta allá con nosotros a comer chile bravo y pues estaba criado también con los mexicanos, era de aquà del valle de El Paso, deste, Rey se llamaba. Y estaba criado, todos los dÃas se pasaba al Valle de Juárez, ahà con los mexicanos, ahà estaba criado. Nomás que habÃa ido a la guerra y yo creo que allá, pues sabrá Dios, se volvió loco, quién sabe qué pasarÃa por allá.
MP: Y, ¿usted nunca se dio cuenta de alguien que tuvo asà un accidente muy fuerte, que lo tuvieron que hospitalizar o algún bracero que haya muerto o algo?, ¿qué pasaba cuando tenÃan, algo asÃ, un incidente tan grave como algo asÃ?
FG: Pues no, de eso no, de eso no me di cuenta. De eso que andar en la bracereada, no. He visto otras cosas pero acá. Porque trabajé yo mucho aquà en Ponderosa en Celulosa, todo eso. Acá he visto muchos accidentes por acá, pero de aquello no no, no me tocó ver. Pues de vez en cuando oye uno decir que se mataron,
que iban, asà como se observa luego, por la carretera y que se mataron o algo asÃ, pero conocidos no.
MP: No sé si tenga algún comentario final que me quiera hacer, alguna experiencia, algún anécdota.
FG: Pues no, ahorita, me he hecho hasta muy desmemoriado, oiga. No, no recuerdo de nada, ¿qué le podrÃa contar? No, ahà contaba uno muchos cuentos pero eran muy colorados, ni modo de contarle uno de esos. SÃ, no, este no, no recuerdo ahorita de nada.
MP: Bueno, pues muchÃsimas gracias por el tiempo y pos por aceptar la entrevista. Muchas gracias.
FG: Pues, muchas gracias a usted que se fijó en mÃ. (risas)
MP: No, okay, gracias.
Fin de la entrevista
Original Format
Digital, WAV, MP3
Duration
26:28
Bit Rate/Frequency
24K
96bit
96bit
File Name Identifier
Flores_Pando_CHIH010
Citation
Parra-Mantilla, Myrna and Flores Pando, Socorro, “Socorro Flores Pando,” Bracero History Archive, accessed October 27, 2025, https://braceroarchive.org/items/show/31.