Javier García Robles
Title
Javier García Robles
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Javier García was born on May 23, 1937, in Estación Progreso, Durango, México; when he was eight years old, he began farming and working in the fields; the financial hardships he experienced during the 1950s led him to enroll in the bracero program in 1957; as a bracero, he worked in California picking and packaging tomatoes.
Summary of Interview: Mr. García briefly recalls his family, childhood, and adolescence; in 1957, during his first year of marriage, he found himself out of work, and he decided to enroll in the bracero program; in order to begin the hiring process, he had to take a bus from Durango, Durango, to Guadalajara, Jalisco, México, and from there to the border; he details the various procedures of the hiring process at the contracting center in Guadalajara and the reception center in El Centro, California, as well as the medical examinations he underwent; as a bracero, he worked in California picking and packaging tomatoes; in addition, he describes what daily life was like for braceros on the farms, including work, wages, payments, contract extensions and amendments, housing, food, their weekend outings, and how they were treated by their American employers; he comments that the quality of the food was extremely poor, and they were also served very small portions; following his description of what his life was like after having worked as a bracero, he concludes that he is proud to have been part of the program because it benefited him greatly.
Summary of Interview: Mr. García briefly recalls his family, childhood, and adolescence; in 1957, during his first year of marriage, he found himself out of work, and he decided to enroll in the bracero program; in order to begin the hiring process, he had to take a bus from Durango, Durango, to Guadalajara, Jalisco, México, and from there to the border; he details the various procedures of the hiring process at the contracting center in Guadalajara and the reception center in El Centro, California, as well as the medical examinations he underwent; as a bracero, he worked in California picking and packaging tomatoes; in addition, he describes what daily life was like for braceros on the farms, including work, wages, payments, contract extensions and amendments, housing, food, their weekend outings, and how they were treated by their American employers; he comments that the quality of the food was extremely poor, and they were also served very small portions; following his description of what his life was like after having worked as a bracero, he concludes that he is proud to have been part of the program because it benefited him greatly.
Creator
Martínez, Laureano
García Robles, Javier
Date
2003-05-28
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Javier García Robles
creator (Spanish)
Martínez, Laureano
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
1:03:00
Bit Rate/Frequency
24 k
96 bit
96 bit
Transcription
Nombre del entrevistado: Javier García Robles
Fecha de la entrevista: 28 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor Javier García Robles, en la ciudad de Durango, Durango, el día 28 de mayo de 2003. Conduciendo la entrevista para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Laureano Martínez.
LM: Buenas tardes don Javier.
JG: Muy buenas tardes señor.
LM: Me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
JG: Mire, yo nací en Estación Progreso, Durango.
LM: ¿Cuándo?
JG: El día 23 de mayo de 1937.
2do: Buenas tardes.
LM: Buenas tardes señora. 23 de mayo de 1937. ¿Cómo se llamó su papá?
JG: Mi papá se llamó, Antonio García Puebla.
LM: Y, ¿su mamá?
JG: Concepción Robles González de García.
LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
JG: De familia fuimos nueve.
LM: Dentro de esos nueve, ¿usted era el mayor, o el menor?
JG: Yo soy el segundo.
LM: El segundo.
JG: El segundo de los hermanos.
LM: ¿Cuántos hombres fueron?
JG: Cuatro.
LM: Y cinco mujeres.
JG: Y cinco mujeres.
LM: Usted es el segundo, usted fue de los más…
JG: Sí.
LM: Grandes.
JG: De los más grandes.
LM: ¿A qué se dedicaban sus padres?
JG: Eran agricultores.
LM: ¿Qué sembraban?
JG: Pues, maíz y frijol. Lo de la región, ¿veá?
LM: Esa región es conocida por ser una región agrícola.
JG: Agrícola, sí.
LM: Cuéntenos un poquito, don Javier, ¿cómo es ese lugar donde usted nació?
JG: Pues es un pueblito, chico, ¿veá? Como de unos, actualmente, como de unos trescientos habitantes, ya. Y anteriormente (teléfono sonando), pues sí estuvo, pues sí hubo varia gente, varios pobladores ahí, ¿verdad? Pero, debido a la situación que se ha venido, ¿verdad?, ya la gente se salió de sus pueblos, ¿veá? Como en todos los, como en todas las partes, ¿veá?, que se ha venido viendo, ¿verdad? Así es.
LM: Así es. La gente de ahí de esa zona, pues se dedica a la agricultura.
JG: Sí, todavía se dedica a la agricultura. Temporaleros son, temporaleros.
LM: Puro temporal.
JG: Puro temporal.
LM: ¿Fue usted a la escuela?
JG: Sí, sí, estuve en, ahí en la escuela, en el ranchito. Me parece que hasta tercer año ahí y después estuve en Guadalupe Victoria en un colegio de madres. Se llama Colegio Guadalupe Victoria, todavía existe.
LM: ¿Ahí terminó?
JG: Ahí, nada más hasta sexto año.
LM: ¿Le ayudaba usted a su papá?
JG: Sí, cómo no. Precisamente, pos me salí de la escuela porque en ese tiempo, pos mi papá apenas empezaba él a trabajar, ¿verdad? Y pos estaba muy, en pésimas condiciones, ¿veá?, que económicas, ¿veá? Y teníamos que entrarle ahí a ayudarle al jefe, ¿veá?
LM: ¡Claro!
JG: A cuidar ahí a los animalitos y a echarle ganas ahí al… Y por eso no, no se pudo estudiar. Él quería que, él quería que le siguiera, porque había, en ese tiempo, allí carrera comercial. Y no, pues no se pudo y así.
LM: Había que trabajar.
JG: Había que trabajar, así es.
LM: ¿A qué edad empezó usted a ayudarle?
JG: Pues muy chico, oiga, como, pos de unos ocho años, más o menos.
LM: ¿Cómo era su papá?
JG: Mi papá era una persona, robusto, de complexión muy fuerte, muy hombre, muy trabajador, muy trabajador el señor. Y, pues rústico, ¿veá? No, él no tuvo también preparación, ¿veá? Pero, fíjese que sí, en su trabajo, ¿veá?, sí fue un hombre muy honesto, muy honesto. Y, muy trabajador, muy trabajador y pues luchón, ¿veá?, pa mantener a su familia.
LM: Claro, de carácter fuerte.
JG: De carácter fuerte, sí. De carácter fuerte. Un hombre sencillo, un hombre muy bueno mi papá.
LM: Y, ¿su mamá?
JG: También, mi mamá muy trabajadora. Fueron unos hombres muy trabajadores.
LM: Con tanta familia pues me imagino que...
JG: Sí, sí, hubo más familia, ¿veá? Pero se murieron chiquitos, ¿veá?, ellos. Y ya como le digo, nomás, nueve sobrevivimos, ¿veá?
LM: ¿Alguno de sus hermanos fue bracero también?
JG: No, no, nada más yo.
LM: ¿Su papá no fue bracero?
JG: No, no, no, él no.
LM: ¿Recuerda cuál fue su primer trabajo de paga?
JG: Pues, estuve yo allá en, como le comento, en Stockton, ¿verdad? Y trabajamos ahí en el tomate.
LM: No, no, pero, en México.
JG: ¿Aquí?
LM: Cuando estaba usted chico.
JG: Ah, cuando estaba, no, pues en lo del campo, ¿verdad?, ahí cuidando borregas.
LM: Cuidando borregas.
JG: Cuidando borregas, cuidando vacas, cuidando bestias. Para, en ese tiempo se trabajaba con bestias, ¿veá?, con animales.
LM: ¿Cuánto le pagaban?, ¿se acuerda?
JG: No, pues, no había ahí. Trabajamos para la casa.
LM: Para la casa.
JG: Sí, ahí no había, allá no había paga, ¿veá?
LM: Y, ¿ya después de paga?
JG: Pues sí, ya después de paga ya lo que ya, ya estuve yo grande. Casado, ¿verdad?
LM: ¿A qué edad se casó usted?
JG: Yo me casé a los veinte años.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
JG: Se llama Yolanda Gurrola de la Olla de García.
LM: ¿Ella de dónde es originaria?
JG: De Villa Ignacio Ramírez, Durango.
LM: ¿Ahí está cerca?
JG: Sí, es cerca de Progreso. Son como unos veinticinco kilómetros.
LM: Y, ¿en qué trabajaba usted cuando se casó?
JG: Pues en lo mismo del campo, en el campo.
LM: ¿Sembraba?
JG: Sembraba, sí.
LM: ¿Tenía ganado?
JG: Sí, sí pues teníamos ahí ya, fuimos, fui trabajando poco a poco y logré hacer unos animalitos. Y nos dedicábamos ahí a cuidar la vaquita y…
LM: ¿Cómo se vivía en esos años?
JG: Pues fíjese que se vivía pues más o menos bien. Estaba más o menos todavía todo más cordial que ahorita, ¿veá? Nada más que también las personas que están preparadas, pues tienen, ¿veá?, otro medio de vida, ¿veá? Y pues nosotros no, no, no tuvimos esa oportunidad, ¿veá? Pero vivimos muy a gusto, tranquilos, trabajando, siempre dedicados al trabajo.
LM: Don Javier, ¿cuándo se entera usted de que se puede ir a trabajar a Estados Unidos como trabajador agrícola, migratorio?
JG: Pues, en ese mismo año del [19]57.
LM: ¿Cómo fue que se enteró?
JG: Había, bueno, había contrataciones, en ese tiempo. La personas platicaban que había contrataciones: “Vámonos a Estados Unidos de braceros”. Había en ese tiempo eso era de las bracereadas, ¿veá? Que anteriormente también ya las había, ¿verdad? Y a mí me tocó pues en esa época, dar una vuelta por allá, a conocer, ¿veá?
LM: ¿Qué fue lo que lo animó a usted a decidirse a ir?
JG: Bueno, realmente, me impulsó a eso, ¿verdad?, a irme allá porque en ese año que yo me casé, fue muy, muy malo por toda la región. Muy, no llovió en ese año. Entonces estaba, estaba medio crítico, ¿veá? No había, no había nada de trabajo, ¿verdad? Y, pues la gente comentaba, ¿verdad?, que: “Vamos a Estados Unidos que a las de braceros”. Y había contrataciones aquí en Durango, ¿verdad? Hubo contrataciones aquí en Durango, pues allá en Guadalajara. Sabíamos, ¿veá?, de que había muchas partes donde se, onde contratar personas para…
LM: ¿Comentó usted con su señora?
JG: Sí, sí comenté con mi señora, y: “Me voy a dar un vuelteón para allá”.
LM: Y, ¿qué le dijo ella?
JG: Pos, no quería muy bien, ¿veá?, porque ya ve que en ese tiempo las personas estaban muy, pues como en todo, ¿veá? También ahorita no quieren que salga uno de su territorio, ¿veá?
LM: Claro.
JG: Pero pos la necesidad lo hace a uno salir. Y así fue como, así fue como.
LM: Y, ¿dónde se inscribió usted?¿Cuál era el trámite para obtener un permiso para trabajar allá?
JG: Bueno, como le comento, aquí había, aquí contrataban personas, ¿veá?, aquí. Y yo creo, aquí iba uno yo creo contratado. Pero ya en Mexicali era allá la, puede decirse la definitiva, ¿veá?, para poder entrar uno allá, ¿verdad?
LM: ¿Se fue usted a Mexicali?
JG: A Mexicali. Y ahí estuvimos una temporadita, ahí unos días, ¿veá? Y luego ya, ya este…
LM: ¿Con quién se fue a Mexicali?
JG: No, no.
LM: ¿Solo?
JG: No, no fueron un grupito hay de personas de hay del rancho.
LM: Se juntaron.
JG: Nos juntamos, eran como unas doce personas, más o menos, de allí del ranchito. Y entre ellos, ¿veá?, pues me fui yo, ¿veá?
LM: ¿En qué se fueron hasta Mexicali?
JG: Nos fuimos en, pues mire, nos fuimos a, nos fuimos a Guadalajara. Nos fuimos a Guadalajara, porque en ese tiempo había muchos derrumbes aquí en la carretera a Mazatlán. Había muchos, ya ve que sí, ¿veá? Y entonces fuimos a rodear por allá, ¿verdad? Y ahí nos fuimos allá a Mexicali, por allá. Pos navegamos ahí en tren y en autobús.
LM: En autobús.
JG: Hasta llegar a allá.
LM: ¿Recuerda qué llevaba de ropa cuando se fue?
JG: Pues llevaba muy poca ropa. Casi nada más un cambio, nada más.
LM: Un cambio.
JG: Ey, un cambio. Y pues no, no, pues va uno medio, no conoce uno el ambiente, ¿veá?, no conoce uno.
LM: ¿Qué pensaba usted de cómo iba a ser ese viaje?, ¿qué iban a hacer?
JG: No, pues bien, a veces que ni piensa uno, nomás pos se va uno casi como a la deriva, ¿veá? Nomás a ver que Dios lo ayuda. Y pos no, pos adelante, ¿verdad?
LM: ¿Qué edad tenía?
JG: Yo tenía veinte años. Veinte años, estaba joven. Ey, jovencito.
LM: ¿Se necesitaba bastante dinero para irse?
JG: Pues, no, no, más o menos me fui yo como con $400 pesos, de aquel tiempo. Y pues sí, sí completé con eso, ¿verdad? Porque apenas como luego dicen, apenas, llegué barrido. (risas)
LM: ¿Cuántos días hicieron hasta Mexicali?
JG: Hicimos como unos, cuatro días.
LM: Cuatro días. Cansado el viaje.
JG: Sí, cansado, muy cansado, sí. Una parte en el tren, como le comento, en el tren, ¿verdad? Y otra parte en autobús. Con un calor tremendísimo, que, ¿veá?
LM: ¿Qué comían en ese trayecto?
JG: Pues, ahí la… Vendían allí, gorditas en el tren y refrescos. Y pos ahí medios, mal pasadones, se llevaba uno. (risas) No crea que muy completitos de alimento, ¿verdad?
LM: Cuénteme cuando llegaron a Mexicali qué fue lo que hicieron.
JG: Pues allí estuvimos, ¿verdad? Ahí estuvimos esperando a que nos tocara nuestro turno.
LM: ¿Fueron a algún centro de contratación?
JG: Sí, a un centro de contratación.
LM: ¿Cómo era ese centro?, ¿se acuerda?
JG: Pues, ahí lo revi[saban], lo revisaban a uno, lo revisaban a uno, a ver si no tenía alguna enfermedad, ¿veá? Y pos ahí iba uno ahí, ¿vedá?
LM: Pero, ¿cómo pasaban?, o, ¿entregaban una lista?
JG: Sí, sí, sí, se formaba uno y había, nombraban listas ahí, ¿veá?
LM: Usted llegaba ahí y decía: “Oiga, yo me quiero inscribir”.
JG: No, no, no, nada más ya llegaba allá, ya directamente, llegaban a nomás a, tomaban los nombres, ¿verdad? “Julano de tal, pase”, y así, ¿verdad? Todos los compañeros y varias personas que iban, ¿vedá?, ahí, ¿vedá? En el grupo, ¿veá?
LM: Había mucha gente, ¿verdad?
JG: Sí, mucha gente, sí, mucha gente que sí.
LM: ¿Cuántas más o menos?
JG: No, pues, bastantes. Yo veía ahí, ahí aquella parte llena de pura gente, que quería ingresar a los Estados Unidos.
LM: ¿Cuántos días duraron ahí?
JG: Pues ahí duramos, me parece que dos días ahí. Sí, pues como le comento, ¿verdad? Que ahí duramos como dos días ahí, en ahí en Mexicali, en Caléxico, quién sabe cómo se dice. Caléxico se llamaba ahí, ya cuando entramos ahí.
LM: Y, ¿los nombraron para que pasaran al centro?
JG: Sí, sí, nos, nos pasamos al centro ahí, ¿verdad? Y, y ya nos revisó el médico. Nos revisó el médico.
LM: ¿Qué revisiones les hacían?
JG: Pues, nos hacían, nos revisaban, ¿veá?, pues, de los testículos. Por cierto que yo había tenido un accidente anteriormente y estaba yo operado de una hernia, precisamente en los testículos. Y el médico, ¿verdad?, al inspeccionarnos ahí, ¿veá? Le meten a uno los deditos, ¿veá?, para pos que suban los testículos para arriba y yo me fruncí luego luego, ¿veá?, porque, ya estaba yo bien, bien, totalmente bien, ¿verdad? Pero siempre al jalón, ¿verdad?, siempre se reciente, ¿verdad? Y pues, nada más eso, ¿verdad?, no es…
LM: Y, ¿qué le dijo el médico?
JG: No, pues, me quiso hacer para un lado. Y ya le comenté yo allí que yo estaba operado de una hernia. Y pero luego me volvió a revisar, ya no igual en la misma forma. ¿Verdad? Y no, le dije: “No, estoy bien, estoy completamente bien, me siento muy bien”. ¿Verdad? Y yo anteriormente, ¿verdad?, como trabaja uno en el campo y levanté un bulto pesado y sentí yo, que algo se me, una cosa aquí en el estómago, ¿veá? Que algo bajó, ¿verdad? Y de ahí empecé yo a estar malo, hasta que me vi muy malo de eso y mi papá me llevó a Torreón a operarme. Y bendito sea Dios, salió, todo salió bien, ¿verdad?
LM: Qué bueno. Entonces las personas que tenían hernias o que…
JG: Sí, las personas que tenían hernias y, pues no, no entraban. Bueno, algunas que ya ve que tienen las hernias más desarrolladas, ¿verdad?, o no se atienden, ¿verdad?
LM: ¿Qué más buscaban los médicos?
JG: Pues nada más eso, ¿verdad? Nada más eso, que estuviéramos muy sanos.
LM: ¿No les revisaban la vista?
JG: La vista sí, la vista.
LM: El oído.
JG: El oído, sí.
LM: De ahí de esos exámenes médicos, ¿a dónde lo pasaban?
JG: No, ya, ya, ya, a donde dieron la autorización ya para la entrada allá.
LM: Para la entrada.
JG: Ey.
LM: Esos médicos que revisaban, ¿eran mexicanos o eran americanos?
JG: Me parece que eran americanos.
LM: Americanos.
JG: Sí.
LM: De casualidad, ¿le rociaron algún polvo ahí?
JG: No, no.
LM: Okay y de ahí de, ¿qué fue?, de Mexicali, ¿cruzó a Caléxico?
JG: A Caléxico. Ahí ya ve que es la frontera, ¿verdad?
LM: Ahí, ¿a dónde fue?
JG: Ya de ahí nos fuimos a Los Ángeles.
LM: Pero, ¿en Caléxico había algún centro de recepción?, ¿los recibían en algún lado?, o, ¿cómo era?, ¿cruzaban y ya se iban por su lado?
JG: Sí, ya, ya estando allí en Caléxico ya, ¿verdad?, ya ahí estuvimos unas horas ahí, ¿verdad?
LM: ¿En dónde?
JG: Allí en Caléxico. Y de allí ya, ¿verdad?, llegaron los camiones, ¿verdad? “Y ya van a salir a tales horas”.
LM: ¿Ya no hubo más exámenes médicos de aquel lado?
JG: No, ya no hubo más exámenes. No, ya de aquel lado no. Nada más ahí.
LM: Y de ahí se lo llevaron a dónde.
JG: De ahí a Los Ángeles.
LM: A Los Ángeles.
JG: Pasamos, digo pasamos, llegamos a Los Ángeles, ¿veá? Y estuvo el camión allí en un, sería una hora o más o menos, ¿veá?, para tomar alimentos ahí, ¿veá?
LM: ¿Les daban de comer?
JG: Sí, ahí nos dieron de comer.
LM: ¿Qué les dieron de comer?
JG: Pues, nos dieron unos, unos taqui[tos]. Unos lonchecitos oiga. Unos, así como los de jamón aquí, ¿verdad?
LM: Ajá.
JG: Unos lonchecitos y un refresco.
LM: Y, ¿se llenaban con eso?
JG: Pues a medias, ¿verdad?, (risas) a medias, ¿verdad? Sí.
LM: No sabían que el mexicano es bueno para comer.
JG: Pues sí, ¿verdad? (risas) Que somos buenos pa la comida. Pues ya le digo. Y ya pues más adelante está el…
LM: ¿Se separó de sus compañeros o siguió con ellos?
JG: Nos separamos. Nada más me tocó uno, un compañero nada más de los del grupito que íbamos, nada más uno me tocó.
LM: Y, ¿qué fue?, ¿qué trabajo le tocó ahí en Los Ángeles?
JG: No, en Los Ángeles no, en Stockton, California.
LM: En Los Ángeles…
JG: Bueno, en el campo, ¿verdad? En el campo ya de el campo de Stockton, el field, pos el tomate oiga, los tomates.
LM: ¿Cómo es ese trabajo del tomate?
JG: Pues, es un trabajo, pues es bonito, es como todos los trabajos, ¿veá? Hay que piscar los tomates y echarle ganas. Nos íbamos muy temprano en la mañana.
LM: ¿A qué hora empezaban a…?
JG: A las seis de la mañana.
LM: ¿A las seis?
JG: A las seis de la mañana, la entrada.
LM: ¿Ya habían desayunado?
JG: A las cinco era el desayuno.
LM: ¿A qué horas se levantaban?
JG: A las cinco de la mañana, sí. Y luego luego, al almuerzo, luego luego al almuerzo.
LM: ¿Qué les daban de desayunar?
JG: Nos daban, nos daban dos huevos y frijoles de la olla, (risas) y un vasito de leche. Sería un cuartito, pos como un cuartito, yo creo.
LM: Eso ya no estaba tan mal, ¿verdad?
JG: No. Y de ahí y vámonos, a entrarle.
LM: ¿Estaba lejos el campo?
JG: Sí, estaba, retiradillo. Ey, como un, o no, pos no, pos no puede uno precisar, porque pos ya ve en la mañana temprano…
LM: Y llegaban al campo y…
JG: Llegamos y empezábamos a trabajar luego luego. A echarle ganas, a piscar los tomates, ahí lo que… A echarle ganas.
LM: ¿De qué horas a qué horas trabajaban?
JG: Pues trabajamos como desde las seis de la mañana, como hasta las tres de la tarde.
LM: Hasta las tres.
JG: Tres, por ahí. Tres, cuatro de la tarde, más o menos.
LM: Y, ¿a qué horas comían?
JG: Comíamos a medio día, como a las doce, doce y media, por ahí. También muy, pues muy hambreados.
LM: ¿Les llevaban lonches o ustedes llevaban?
JG: No, no, llevaban, nos daban, nos daban de comer allí. Nos daban, no, no llenaba uno. Nos daban unos taquitos, unos taquitos, tres taquitos y pues de huevo y frijoles, ¿veá?
LM: ¿Estaba buena la comida?
JG: Pues sí, estaba regular. Estaba regular y su vasito de leche nomás.
LM: ¿Cuántas personas trabajaban en ese campo?
JG: Trabajaban yo creo como unas, como unas trescientas gentes, más o menos.
LM: Sí.
JG: Más o menillos.
LM: Era muy grande. ¿Qué otros cultivos tenían por ahí?
JG: Pues…
LM: O, ¿era nomás puro tomate?
JG: Puro tomate, tenían, puro tomate.
LM: Puro tomate.
JG: Sí.
LM: ¿Tenían mayordomo?
JG: Sí, teníamos un mayordomo.
LM: ¿Se acuerda cómo se llamaba?
JG: Pos que se llamaba, se llamaba Enrique, creo.
LM: Enrique. ¿Era mexicano?
JG: Era mexicano, sí.
LM: Y, ¿cómo se portaba él con ustedes?
JG: Sí, se portaba bien. Se portaba bien, era buen camarada.
LM: ¿Ya había piscado usted tomate antes?
JG: No, no, yo nomás lo conocía en el plato.
LM: Y, ¿ahí fueron sus primeras experiencias?
JG: Sí, así es.
LM: Y, ¿cómo es? Para que nos diéramos una idea del trabajo que ustedes hacían, ¿tienen que agacharse?, ¿dónde lo echan?
JG: Sí, agachado, sentado, hincado, como puede uno, lo pisca el tomate, ¿verdad? Que esté el tomate, que esté más o menos rayado, que no esté muy rojo, ¿verdad? Y no pues se trabajaba bastante, y lo echaba uno en cajas. En cajas de madera, ¿veá? Como aquí la manzana y todo eso, ¿veá?, esas frutas, ¿veá? Y luego ya, pos tenía que sacar uno sus cajitas hasta la cabecera, ¿veá?, hasta la orilla. Ahí iba uno navegando con sus cajas y los surcos muy hondos, así y llenos de zacate, mojado. Y ahí tenía que entrarle uno duro.
LM: ¿Cómo es?, ¿está seca la tierra o está…?
JG: Medio pues, con el rocío, ¿verdad?
LM: Ajá.
JG: Se humedece los… El pasto, ¿verdad? Se humedece el pasto. Y siempre en la mañana, ¿verdad?, las primeras horas era difícil porque, pues todito se caía uno allí, ¿verdad? Porque, pues lo mojado y el zoquete, ¿verdad?
LM: Se ensuciaba.
JG: Se ensuciaba uno. Pos ahí le entraba uno como…
LM: Acaban con los pantalones negros.
JG: Pues sí, sí. Tenía yo un pantalón que se paraba solo, (risas) ¿cómo ve? Pos el de la chamba, ¿verdad?
LM: Pues sí.
JG: Se paraba solo el jijo del maíz. (risa) Sí, ¿cómo ve? No, pos sí, ya ve que el tomate es muy gomoso, muy, ¿veá? Y, no, pues…
LM: Suelta gomita.
JG: Sí, suelta mucha goma y pegajoso, ¿veá?
LM: Y se embarra uno.
JG: Sí, todo, se llena uno la ropa.
LM: Y, ¿qué decía? “Híjole, ¿ahora como le voy a hacer para lavarla?”.
JG: No, no, pues tenía uno que lavar allí la ropa, luego luego llegando y a secarla, ¿veá? O todavía echarle ganas al…
LM: ¿Cuánto le pagaban?
JG: Nos pagaban, me parece que a $0.11 la caja, oiga.
LM: Once centavos la caja. ¿Cuánto sacaba más o menos a la semana?
JG: Yo saca, yo piscaba como unas noventa cajas, ochenta, noventa, variaba. Y también trabajé en la carga.
LM: En la carga.
JG: En la carga de los tráiler, de los, de los…
LM: ¿Qué es más pesado?
JG: No, la carga.
LM: La carga.
JG: Lejos.
LM: ¿Sí?
JG: Sí.
LM: ¿Cómo es la carga?
JG: Pues la carga es, ya ve que los camiones son, los trailers, las cajas de los tráilers son altas. Y había que, había que, era una cuadrilla de pos me parece que de seis personas. Este, unos echando de debajo del campo, de la tierra, ¿veá?, al camión, ¿veá?, a la caja.
LM: A la caja.
JG: Y luego a las otras dos personas subiendo, de la caja a…
LM: Al que las subían y luego ellos se las subían…
JG: Aquí había que acomodarla, ¿veá? Acomodar la carga. Y no, trabajoso, pero, pos ahí era más, más remunerativo.
LM: ¿Les pagaban mejor?
JG: Sí, nos pagaban más bien.
LM: ¿A cómo les pagaban?
JG: Nos pagaban, bueno, no pagaban ahí por cajas. Pagaban por más o menos por un, un tanto.
LM: Pero sí era más.
JG: Sí, sí, no, ahí sí, ahí sí más o menos se componía uno un poquito más, ¿veá?, de lo de la pisca, ¿veá?
LM: Y, ¿no paraban?
JG: No, no, a chambear a chambear.
LM: ¿Qué hacía, qué pasaba si se retrasaba usted un poco?
JG: No, no, pues yo estaba joven, no me retrasaba, a echarle ganas. Y llegaba un tráiler y vámonos y sobre el otro. Pero sí había más centavitos.
LM: Y, ¿cómo era que escogían a alguien para piscar o para cargar cajas?
JG: No, las personas ahí y ese día, el día que llegó el camión, bueno, que me tocó a mí, ¿veá?, que llegó el camión. Dijo el amigo: “¿Quién quiere cargar?”. Entonces yo, yo pues me anoté, ¿verdad? La gente, ahí unas personas, ¿veá?, pues todos: “Pues yo y yo”. Pues ya el amigo, ¿verdad?, el chofer allí dijo: “Tú y tú y tú va”. Ya nos, ya nos dijo, ¿veá?: “¿Quién quiere subirse arriba?”. Pues a mí me tocó arriba del camión, ¿verdad?, de la traila [tráiler] y pos adentro, a echarle ganas.
LM: Acababan cansadísimos.
JG: No, muertos. (risas) Pero sí se ganaba uno más o menos.
LM: Ya después de que terminaban de trabajar, ¿qué hacían?
JG: Nos llevaban al campo. Nos llevaban a, nos llevaban al campo. Y ya nos daban de cenar como a las seis, más o menos.
LM: ¿Tenían que bañarse?
JG: Sí, nos baña[bamos], llegamos y nos bañábamos, de directos al baño, luego luego a bañarnos. Sí, porque, no, no, no y lo cansado, ya ve que siempre se quita, con el baño se quita lo cansado, ¿veá? Y a otro día, pos a lo mismo. (sonido de música de carrito de nieves) A lo mismo, temprano sonaba ahí el timbre. Un timbre recio, ¿veá?, (risas) sonaba. “¡Vámonos!”.
LM: Los llamaban con puros timbres.
JG: Sí, había unos timbres, pues muy este, sonaban fuerte, ¿veá?, pa que se levantara toda la gente, ¿veá?.
LM: Y, ¿qué platicaban ustedes en las noches?
JG: Pos sí, no me crea que ni había tiempo de platicar.
LM: ¿Qué se oía ahí en la…?
JG: No, pues puros quejidos, cansados. Tomando mejorales. (risas) Yo me llevé unos mejoralitos de aquí, que llevaba. No, viera cómo me sirvieron.
LM: Y luego que caían bien rendidos, ¿veá?
JG: Rendidísimos, rendidísimos. No, ya ve que en Estados Unidos sí se trabaja, ¿verdad? Ahí no, ahí no se va a hacer uno tonto, ¿verdad? Si no, pa fuera luego luego.
LM: Así es. Y otro día, ¿empezaba la misma rutina?
JG: La misma rutina, de todos los días.
LM: Y, ¿dónde vivían?
JG: En, había que les nombraban barracas.
LM: Barracas.
JG: Eran unas casas, grandes, ¿vedá?, grandísimas, así es.
LM: ¿Cómo eran?, ¿de qué estaban hechas?
JG: De madera. Estaban hechas de madera, muy bien hechas. Muy bien hechas, con su ventilación, ¿verdad? Su ventilación, sus, muy bien hechas, ¿veá?
LM: ¿Cuánta gente cabía ahí?
JG: Pues, yo creo que a cada salón de esas, de esas barracas, yo creo le cabrían como unas, como unas cien personas, yo creo.
LM: Unas cien personas, siempre.
JG: Sí, sí, bast[antes].
LM: Las camitas, ¿cómo eran?
JG: Las camitas me parece que eran de dos oiga. Una arriba y otra abajo.
LM: Literas.
JG: Como las literas. Sí, así, me parece que sí.
LM: ¿Tenían algunos muebles para poner su ropa?
JG: Sí, tenían un, tenían ahí un como, pos unos ganchos, no eran burós, eran unos ganchos. Ahí colgaba uno su ropa, bien arreglados, ¿veá?
LM: Dormían, no, pues dormían a gusto.
JG: Cansados, ¿verdad? Ya ve, como, pues ya usted conoce aquí.
LM: ¿Cómo era el ambiente entre los mismos braceros?
JG: Pues no, un ambiente, pos pacífico, ¿verdad?… De trabajo, ¿veá? De que, nadien, este, puro trabajar allí, no había que pleitos ni nada, no.
LM: Se llevaban bien.
JG: Se llevaba uno bien ahí con los compañeros, ahí, ¿verdad? Platicaba ahí uno un ratito allí, ¿verdad? Y todos ahí, ya.
LM: ¿Qué eran las pláticas comunes?, ¿de qué platicaban?
JG: Pos no, platicaba uno de que acá del terri, ¿veá?
LM: Así es.
JG: Platicando uno acá de su gente, ¿veá? Que, cómo estarán por allá, ¿veá?, qué…
LM: ¿Hizo buenos amigos ahí?
JG: Sí, muy buenos amigos. Muy buenos amigos hice yo. De todas las partes de la república. Había de Michoacán, había del estado de Guerrero, de Puebla, muchos compañeros así de, chilangos de México.
LM: Chilangos también había.
JG: Ey, también había. Sí, pues va mucha gente de todo, jóvenes, estábanos muy jóvenes todos en ese tiempo. Unos más mayorcitos que otros, ¿veá? Pero por lo regular pura gente joven.
LM: ¿Habría alguna competencia sana?, ¿de qué Estado eran más trabajadores?
JG: No, no, no, no. No, todos le entraban parejo, hay no había. Ahí porque como se pagaba por cajas, ¿veá? Ahí el que hiciera más, ¿veá?, se ganaba más, ¿veá? Ahí comentaba uno: “Pues, ¿cuántas hiciste?”. “Pues tantas”. “Yo tantas, ahora hice menos, ahora hice sesenta”. Y así se la, días ya ve que hay partes más mejores de los surcos, hay partes más, surcos mejores, ¿veá?
LM: Claro.
JG: Más.
LM: ¿Cada cuándo les pagaban?
JG: Nos pagaban, cada quince días.
LM: ¿Cómo les pagaban?, ¿con cheque o con efectivo?
JG: Nos pagaban en efectivo.
LM: ¿De qué días trabajaban?, ¿de lunes a sábado?
JG: De lunes a sábado, los seis días de la semana.
LM: ¿Sábado completo?
JG: También, no, medio día nomás.
LM: Medio día.
JG: Medio día, un poquito menos que normal de los días anteriores. Salían un poquito más temprano.
LM: Y, ¿qué hacían después de que les pagaban?
JG: No, pues, a descansar ahí, a descansar lo mismo, ¿veá? Bañarse uno, descansar ahí un rato, ¿veá? Y el domingo pues ahí nos la pasábamos, todo el día allí en el, algunos salían a pueblitos ahí cerquititas que había ahí, ¿veá? A pasearse uno allí, a los ranchitos ahí cer[ca]… Pues nada de ranchitos, ¿veá?, unos pueblitos grandes.
LM: Pueblitos, ¿cómo se llamaban?
JG: Pos había uno, había un pueblito ahí cerquita que se llamaba Manteca.
LM: Manteca.
JG: Manteca, California. San José, también hay otro pueblito ahí cercas. Ahí, nos íbamos ahí los domingos, ahí.
LM: ¿Los llevaba el patrón?
JG: No, nos íbamos nosotros.
LM: ¿Estaba cerca?
JG: Sí, cerquitas, sí cercas.
LM: Y, ¿cómo se portaba la gente, el americano en esos pueblos?
JG: Pues bien. No, en ese tiempo, no, digo, pos nosotros no, no, no había este, no nos trataban mal, ¿veá? Desconocen inmediatamente a la gente mexicana, ¿verdad? Los americanos lo desconocen a uno. Pero no, no, una vez sí, unos niños ahí, ¿veá?, que había cercas allí de la de ahí de donde estábamos allí, ¿veá?, unos muchachitos como de entre trece años, catorce, ¿veá?, quince, nos fueron y nos apedrearon ahí la barraca, ¿veá? Nos echaron, nos echaron pedradas ahí, ¿veá? Los chavalillos. No y sale la raza, la indiada. (risas) A pedradas también y no, pobrecillos.
LM: Corrieron.
JG: Corrieron los chavillos.
LM: ¿No descalabraron a alguno?
JG: No, no, a ninguno. No, no. No, pos ya ve que…
LM: De vacilada.
JG: Sí, nomás vacilada, ¿veá? Los chiquillos ya ve que no, los gringos no lo quieren muy bien a uno, ¿veá?
LM: Claro.
JG: Pero, pos no.
LM: El patrón, ¿llegó a conocer a alguno de sus patrones?
JG: No, oiga. No, no, no, nomás el mayordomo.
LM: El mayordomo. ¿Nunca tuvieron alguna dificultad?
JG: No, para nada, platicábamos ahí. Y nos, se ponía a platicar ahí con nosotros el camarada.
JG: Sí, no, no.
LM: ¿Qué les platicaba el mayordomo del…?
JG: No, pues nos platicaba del trabajo de ahí del campo, ¿verdad? Lo que, que los mexicanos éramos muy entrones a la chamba, que éramos fregones, ¿veá? Sí ahí, nos poníamos a platicar ahí con él toda… En la noche nos íbamos a platicar ahí con él. Buen camarada.
LM: ¿Él dónde vivía?
JG: Pues yo creo ahí mismo. Yo creo ahí mismo en el campo, ey.
LM: ¿Nunca les comentó que tenía ciertas indicaciones del patrón?
JG: No, pues no, no. Nada más, puro trabajo, pura chamba, ¿veá? “Adentro, a jalar muchachos, vámonos”. Hablaba muy bien español.
LM: ¿Hizo usted amistad con él?
JG: Sí, sí, sí, sí.
LM: Qué bien.
JG: Sí, pos se porta, tiene uno que portarse bien, ¿veá?, fuera de su, fuera y dentro de su…
LM: Así es.
JG: De su territorio.
LM: Así es. ¿De cuánto tiempo fue su primer contrato?
JG: De seis meses.
LM: Seis meses. ¿Era fácil recontratarse?
JG: Sí, sí, bueno pues, en ese tiempo sí, sí. Sí era fácil, se necesitaba mucha, mucho personal, ¿veá?, de aquí de México. Y había mucha, unos entraban y otros salían, ¿verdad? Y había muy seguido contrataciones, ¿verdad?
LM: ¿Qué les decían para recontratarse?
JG: No, pues…
LM: ¿ Qué les preguntaban?
JG: No, no, nada, digo, nada más este, nada más lo que era de contratación, ¿verdad?, de la gente que iba enlistada ya, ¿veá? Que se, que se…
LM: “¿Te quieres quedar a trabajar?”.
JG: “¿Te quieres quedar? Si no quieres, pues ya te vas”. ¿Veá? Y así.
LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos la entrevista con el señor Javier García. Me decía don Javier, de que se llevaba muy bien, con el mayordomo.
JG: Con el mayordomo.
LM: Sí.
JG: Sí, pues no, no hubo problema nada, para nada, ¿veá? A lo que va uno, a trabajar va, ¿veá? Y pues él se portó muy bien y nosotros creemos que sí, que también, ¿verdad?
LM: De los contratos que platicábamos, ¿alguna vez se recontrató usted?
JG: Sí, sí.
LM: ¿Por cuánto tiempo?
JG: Por los seis meses, igual.
LM: Por los seis meses.
JG: Sí.
LM: Entonces, fueron seis meses y luego otros seis meses.
JG: Sí.
LM: ¿En el mismo…?
JG: En el mismo periodo, sí.
LM: ¿Tuvo que regresar a La Asociación de Braceros o ahí mismo?
JG: No, ahí mismo, ahí mismo.
LM: ¿Había mucha gente que se recontrataba?
JG: Sí, sí había.
LM: Y, ¿qué pensaban los mismos braceros?, ¿algunos ya tenían ganas de venirse?, ¿se querían quedar?
JG: Sí, o sea, algunos se regresaban, ¿verdad? No, no les gustaba muy bien el trabajo, no. O no, que no querían muy bien, ¿veá?, y se regresaban.
LM: ¿Sí hubo algunos?
JG: Sí, sí, sí hubo algunos que se regresaron. Había unos compañeros de Victoria, ¿veá? También que iban de aquí de Guadalupe Victoria y se regresaron ellos.
LM: Y ellos, ¿por qué se regresaron?
JG: Pues no, no pues, no les gusta muy bien el trabajo. Y pensando en su familia, ¿verdad? Que, ¿cómo estará la familia? Y: “Que no, pos que yo ya me voy a ir”. Y que, y que nos, pos no, nomás decían: “Ya me voy”. Y no…
LM: ¿En algún momento sintió usted nostalgia?
JG: No, no, no, para nada, no, no. No, pues, claro que extraña uno poquito, ¿verdad?, su familia, ¿verdad?, pero no.
LM: Pero no.
JG: Lo que, lo que, iba uno con el propósito de, pos de los dólares, de traer unos centavitos para más o menos pasarla aquí una temporadita, unos días nomás, pues ya, ya sabe usted cómo está el…
LM: Que no rinde.
JG: ¿Veá?
LM: Así es.
JG: Ey.
LM: ¿Recuerda que haya habido algunas quejas ahí entre los mismos compañeros para algo?
JG: No, para nada. Para nada, para nada, no.
LM: ¿No había quejas de la comida?
JG: No, pues, la comida pues ya ve que estaba poquito malita pero, pos tenía uno que, para comer uno a gusto solamente en su casa, ¿verdad?
LM: Claro.
JG: Así es.
LM: Muy bien. ¿En alguna ocasión le tocó ver alguna autoridad mexicana que fuera a visitarlos a los campos?
JG: No.
LM: ¿Algún cónsul?
JG: No, no.
LM: ¿Americana?
JG: No, para no.
LM: Las personas del Departamento de Migración, ¿no aparecían?
JG: No, nada, no aparecían, no, no, nada, para nada.
LM: En el campo, ¿trabajaban pura gente contratada, puro bracero?
JG: Pura gente contratada, sí. Pura gente contratada.
LM: ¿No hubo algún mojado?
JG: No, que, que yo, que supiera, no, no. Yo creo pura gente de contrato, contratada.
LM: Muy bien.
JG: Así es.
LM: Muy bien. ¿Qué es lo que más extrañaba usted de México?
JG: No, pues la comidita, ¿verdad?, y, pues la familia, ¿veá? Usted sabe que la primer vez que sale uno, siempre es muy diferente, ¿veá? Y salir uno de su casa no, no es igual.
LM: No es fácil.
JG: No es fácil, no es fácil.
LM: En alguna ocasión, ¿le tocó a usted ver algún acto de discriminación?
JG: No.
LM: Racismo.
JG: No, para nada. Yo digo, no. Para mí no, para mí no hubo nada, digo, para la… compañeros ahí, ¿veá?, todos los trabajadores no, no.
LM: ¿Vivían a gusto?
JG: Sí, vivían.
LM: Y, ¿qué pensaba usted en ese lugar?, ¿cuáles eran sus pensamientos, acerca de su futuro?
JG: No, pues, traerse unos centavitos, ¿verdad? Y como le digo, pasarla unos días, seguir, pos seguir adelante, seguir adelante. Y yo traje unos centavitos poquitos, ¿verdad? Y puse un negocito allí, en el rancho, puse una tiendita ahí. Y bendito sea Dios, me fue bien. Me fue bien, en un negocito que puse allí, con los poquitos centavitos que traje. Y, pos bien, nos…
LM: ¿Les tocó en alguna ocasión ir al cine por allá?
JG: No, fíjese que yo no.
LM: No.
JG: No, de esas veces, de esas veces que salíamos ahí los domingos nomás allá a la calle a ver ahí la gente, ¿veá?, ahí nada más.
LM: ¿Qué se le hacía novedoso, que no hubiera en México?
JG: No, bueno, es que es muy, muy diferente aquellas partes, ¿veá? Es mucho muy diferente a lo nuestro, ¿veá?
LM: Desde…
JG: Desde, desde todo. Desde todo, ¿verdad? Este, otro modo de vida, otro ambiente, muy diferente al nuestro.
LM: Se le hacía extraño.
JG: No, no, no, todo, todo bonito los campo, todos los campos, una chulada de campos, ¿veá? Y aquí con nosotros pos triste, ¿veá? Pero pos a gusto, ¿verdad? Aquí es su terruño de uno.
LM: Claro.
JG: Así es.
LM: De la gente, y, ¿qué fue lo que le impactó de la gente?
JG: No, pues la gente pues, allá pues bien vestidas las personas ahí en las ciudades, ¿veá?, que conocimos ahí, ¿veá? Bien vestidas las personas, ¿veá? Diferente a nosotros, ¿veá?, pos a al…
LM: ¿Habría algún lugar en el pueblo a donde no fueran ustedes?
JG: No, no.
LM: ¿No los dejaban entrar?
JG: No, no, nada más fuimos unos compañeros ahí, ¿veá? Y anduvimos ahí en la calle nada más ahí viendo las, paseándonos ahí nada más. No, ni fuimos a comer ni nada ahí. Nomás viendo ahí, tomándonos una nieve nomás.
LM: Claro.
JG: Ahí con…
LM: ¿Qué hacían los demás compañeros los fines de semana?, ¿cómo se divertían?
JG: Pues, no, puro trabajo ahí, oyendo música ahí en el campo, ahí en las barracas nada más.
LM: ¿No jugaban cartas?
JG: Pues sí, jugaban ahí las cartas, ahí los camaradas. Ahí el, pos nomás baraja nada más, ¿veá?
LM: ¿Tomaban algunos los fines de semana?
JG: Pues no, casi no, yo veía, casi no, no. Eran puros compañeros de trabajo, no, casi no les gustaba la bebida, ¿veá?
LM: Y de comunicación con su familia a México, ¿cómo se comunicaba?
JG: Pues no, no hubo comunicación y a cartas.
LM: Cartas, ¿se escribían?
JG: Ey, cartas. Llegaban allá a las cansadas.
LM: Pues, ¿se tardaban mucho?
JG: Sí, se tardaban muchísimo, ¿verdad?
LM: ¿Escribió usted en alguna ocasión a su familia?
JG: Sí, sí, en ese tiempo estaba yo recién casado, recién casa[d]o.
LM: ¿Le escribía muy seguido?
JG: No, pues no seguido, no. Nada más como unas dos veces.
LM: ¿Qué más? Cuénteme, cuénteme por favor, cómo fue que regresó usted a México cuando se terminó su contrato.
JG: Pues ya, terminamos, ¿veda?, ahí el contrato. Y ya, nos venimos aquí a nuestro México.
LM: ¿Les avisaron, les dijeron?
JG: Sí, ya, ya no, ya, ya no hay trabajo y vámonos a nuestro México.
LM: Y, ¿los mandaron a La Asociación o los mandaron…?
JG: No, pues, ya, sal[imos], pues no salimos de allí ya, de allí de onde estábamos, ¿verdad? Y ya nos venimos a, aquí a Durango.
LM: ¿En qué fue ese viaje?
JG: Fíjese que, llegamos a Mazatlán, iba el compañero ese que le digo que nos tocó juntos de ahí del mismo pueblo y nos, pos venía uno con muchas ganas de llegar a su pueblo, ¿verdad?, y nos, agarramos un avioncito de esos chicos, de esos avioncitos chicos. Y no, pues pronto llegamos, ¿verdad?
LM: ¿Cómo se llamaban los aviones esos?
JG: Pos no, no me acuerdo, ¿verdad? Del… Nomás nos subimos y llegamos.
LM: ¿De Mazatlán a Durango?
JG: De aquí de Mazatlán a Durango.
LM: Y de Mexicali a Durango, ¿en qué se vinieron?
JG: De, ¿de Mexicali?
LM: A Mazatlán, perdón.
JG: A Mazatlán, nos venimos en autobús.
LM: En autobús.
JG: Ey.
LM: ¿Cuántos venían?
JG: Pues en el camión de compañeros de, de compañeros nada más él y yo. Na más él y yo. Y pos el camión completo, ¿verdad?, de su pasaje completo. Y pos veníamos gustosos ya, porque veníamos…
LM: ¿Qué traía usted de allá?
JG: Pues traía una ropita, una ropita que compré, ¿verdad? Nada más, nada más poquita ropita.
LM: ¿Cómo se portaban los mismos mexicanos en las aduanas?
JG: Pues no hubo ningún, nada, nada.
LM: ¿Ningún incidente?
JG: No, nada, ningún incidente, nada. Nada, nada, nomás ya. No, bien, bendito sea Dios que más o menos sí. A mí me fue bien, bendito sea Dios. No, no hubo, no hubo nada de problemas, nada.
LM: ¿Ya tenía ganas de ver a su familia?
JG: Sí, cómo no, sí, no, no. No y no le digo que: “Vamos a agarrar un avión para venirnos más rápido”. Porque, pos no sabía uno todavía cómo estuviera el paso de aquí de Mazatlán, ¿veda? Ya ve que es peligrosa esa carretera. No mire, creo cuarenta y cinco minutos hizo el avioncito de Mazatlán a aquí. No, yo que estaba, medio estaba, medio, se bambaleaba el avioncito, pero mire, llegamos pronto.
LM: ¿No le dio miedo en el avión?
JG: Pos sí, ¿veá? Sí, sí, pocón, ¿veá?, pero pos viene uno con…
LM: ¿Qué dijo: “A lo mejor no llego?”.
JG: Pos a lo mejor no llega uno, ¿veá? (risas) Y ya llegamos aquí a Durango y luego luego nos fuimos en el autobús al rancho. Ya llegamos, como en la madrugada por ahí, como a la una de la mañana.
LM: ¿En qué mes llegó?
JG: Me parece que en, como en octubre, por ahí.
LM: En octubre.
JG: Ey.
LM: ¿Cómo lo recibieron en su casa?
JG: No, pos de maravilla, fíjese nomás. (risas)
LM: Qué bien.
JG: Bien ahí la gente, el papá y la mamá y los hermanos, ahí todos: “Ese bracero, fracasado”. Ya ve como le hacen.
LM: Me decía que puso un negocio con lo que trajo de allá.
JG: Sí, pusimos un negocito de abarrotes. Bendito sea Dios, fíjese que nos fue muy bien.
LM: ¿Cuánto tiempo duró en el…?
JG: ¿De abarrotero? Pues, duré vario tiempecillo, como unos, bueno el negocio creció poquito, fue creciendo, ¿veá?, fue creciendo poquito. Pero eso fue, eso fue el inicio, ¿veá?, del negocio, ¿veá? Los verdecitos, ahí. En aquel tiempo estaba más módico todo, ¿verdad? Sí rendía, sí rendían los centavitos.
LM: ¿No le daban ganas de repente de…?
JG: ¿De regresar?
LM: ¿De regresar?
JG: No, no, pos había trabajo ahí en casa. Sí, sí hubo más o menos trabajito sí. Sí, el jefe sí, sí se defendía, más o menos, sí. Y a echarle ganas otra vez al negocio del ranchito.
LM: Muy bien, después. Entonces, ¿combinaba el ranchito con los abarrotes?
JG: Sí, pues sí. La tierrita y la siembrita, todo eso, ¿veá? Se hacía uno vivir. Pues pobretón, no crea usted que, pobretón, pero pos ahí.
LM: Pero a gusto.
JG: Sí, pos ya, ya.
LM: ¿Cuándo se vino usted a Durango?
JG: Yo me… ¿Del rancho? Yo me vine en el [19]68.
LM: ¿Por qué se vino?
JG: Pues, nos venimos para, nos venimos para acá, ¿veá? Mi papá siempre estuvo pensando él en mejorar. Y ahí en el rancho, ahí en Estación Progreso, ¿veá?, no hay mucha agua en el subsuelo. Y, usted sabe que aquí en Durango hay bastante agua. Entonces un señor, el señor que le vendió el primer ranchito, le decía: “Don Antonio, váyase a Durango, hombre, ustedes son muy trabajadores”. Y pues todo mundo le hace propaganda a su negocio. “Yo le vendo una granjita. Yo le vendo una granjita”. Y mi papá tenía unas vaquitas allí, pintas de negro. Algún, algún, siempre había poquitas vaquitas ahí, ¿veá? Y le dijo mi papá: “No”, se llama don Ángel el señor, don Ángel Casas, “no, don Ángel, pues solamente que nos fíe el ranchito le podemos”. “Sí, cómo no. Me da una parte de ganado”, de unas vaquitas que había, ¿veda?, y dijo, “me da a escoger unas cincuenta, cincuenta vaquillas y ese es el enganche para el primer abono del rancho, se lo voy a dar en $150,000 pesos el rancho y le doy facilidades. Y al siguiente año nos da otro, otro, otra cantidad igual de vaquillas y ya el tercer año si usted no quiere darme vaquillas o me quiere dar dinero, le acepto lo que sea”. Y le entramos al negocio, nos consultó mi [p]apá: “Vamos a entrarle al negocio, ¿cómo ven?”. A los hermanos, ¿veá? “Vamos a entrarle”.
LM: ¿Cuántos hermanos tomaron la decisión?
JG: Pues dos, dos. Y ya, pues ya nos venimos para acá a entrarle al negocio del riego, ya más diferente que el temporal, ¿verdad? Pero también no, también no crea usted que es muy, digamos, que estaba también muy bueno el negocio. Nada más que había más expectativa del agua, todo eso, ¿veá?, que la tierra, pues un poco mejor, ¿veá?, que el temporal. Porque no está uno esperanzado de a tiro a lo que venga del cielo, que lo que llueva, ¿verdad? Y ya fue, ya fue diferente. Y ya, le echamos también ganas ahí al ranchito, ¿veá?, y le echamos muchas ganas, ¿veá? Y ya después compramos, compró mi [p]apá el otro, la otra granjita también, con facilidades.
LM: Mire, qué bien.
JG: Nos dio facilidades el señor, ¿verdad? Y estaba bien equipado el rancho, lo que sea, tenía un ganadito de borregas. Tenía como unas ciento y algo, como ciento cincuenta animales, ciento veinte, por ahí.
LM: Y a eso se…
JG: De borregas muy buena, de muy buena calidad. Y tenía equipo, tenía unos tractorcitos viejos, ¿veá? Y nosotros ya teníamos maquinaria más o menos regular, nueva y ganas de trabajar, muchas ganas de trabajar. Y como le comento, duramos aquí cuatro años, del [19]68 al [19]72. Cuatro años trabajando muy bien, bien. Teníamos más o menos como unas ochenta vacas en producción de, lecheras, como de veinticinco litros.
LM: Bastante bien.
JG: Bastante bien, sí, ben[dito], bendito sea…
LM: Bastante trabajo.
JG: Bastante trabajo, ahí sí se trabajaba.
LM: Sí.
JG: Yo trabajaba, yo era como, pues administrador. Yo trabajaba desde las tres de la mañana, pues no quiero mentirle, a veces hasta las once de la noche.
LM: No, sí, sí.
JG: Porque, en el rancho se trabaja.
LM: Así es.
JG: Que no, que faltaba el pasturero, que se emborrachaban y vamos a entrarle. A regar, que no hubo regador y la alfalfa se necesita regarla y a regar en la noche. Ponía mi tirada de tablas de alfalfa y, me daba una dormitada y me levantaba en la noche a ver el agua. La cambiaba y otra vez a, otra dormitada ahí y así y así.
LM: Y a eso se dedicó.
JG: A eso me dediqué cuatro años.
LM: Y, ¿después?
JG: Y después, ya me metí yo de abarrotero aquí.
LM: ¿Aquí en la ciudad?
JG: Aquí en la ciudad, sí. Estuve aquí de abarrotero, como dieciocho o veinte años.
LM: Muy bien, muy bien. Don Javier, me gustaría preguntarle, ya para ir finalizando con la entrevista, ¿qué piensa usted?, ¿cuál es el sentimiento que le causa el término bracero?
JG: Pues, no, no, no, no ningún sentimiento de nada, no. Al contrario, que bueno que el Gobierno Americano dio oportunidad de contratar toda esta gente, ¿veá?, que, que muchos se beneficiaron, muchos nos beneficiamos de eso, de ese trabajo, ¿veá? Como actualmente está toda las personas con la ilusión de irse al sueño americano, ¿veá? Algunos, ¿veá?, pues les toca buena suerte, a otros mala suerte, ¿veá? Se quedan en el intento, ¿verdad?, de, pero pues es una impresión muy buena, digo, todo mundo, todo mundo quiere estar en los Estados Unidos. A los verdes, ¿verdad?, con la ilusión de los verdes, que, pues que rinden, del dinerito rinde, ¿veá? Muy diferente al nuestro, mucho muy diferente al nuestro. Claro que no quisiera uno salir de su territorio, ¿veá?, pero, pos la necesidad a veces lo obliga a uno a trabajar, a salir a buscar un poquito más, ¿veá?, de lo que se puede obtener de aquí de nuestro México. Pero, en realidad nuestro México es una cosa maravillosa, ¿verdad? Nada más que, pues, pos siempre esta la gente con la ilusión, ¿verdad?, que aquellas gentes están mejores, que vienen más bien vestidos, que todo eso, ¿veá? Y ahí, pos le causa a uno, ¿veá?, todo eso novedad y todo eso, pero…
LM: En general, sus recuerdos de aquella época, haber sido bracero, ¿son buenos?
JG: Son buenos, son buenos, sí son buenos.
LM: ¿Se siente usted orgulloso de haber sido bracero?
JG: Pues sí, sí me siento orgulloso porque desde el momento en que fui a visitar a los güeros, ¿veá? Entonces, pos tiene uno que también sentirse uno a gusto, ¿verdad?
LM: Claro.
JG: Eso es.
LM: ¿Por qué optó por quedarse en México en vez de tratar de irse a Estados Unidos?
JG: Pues, por [es]tar con la convivencia con la familia, ¿verdad? Estar uno unido en con su familia, ¿verdad?
LM: Claro. ¿Usted cree que sería bueno que se volviera a instituir el Programa Bracero?
JG: Bueno, pues yo creo que sí. Yo creo que sí, para que no haiga tanta, que sufren mucho las personas que se van allá, que indocumentados, ¿veá? Que con esa cuestión de, que se ha visto ya ve cuanto, que esos polleros los tratan muy mal. Y ve uno en la televisión, las personas que se quedan en el, que pierden la vida por pasar allá. Por querer, pos por querer ir a otro medio de vida, ¿verdad?
LM: ¿Se acabaría el…?
JG: Se acabaría eso, ¿verdad?, se acabaría, que sería, mejores contratos, ¿verdad?, y que regresen a su país, ¿verdad?, que estén el tiempo que sea necesario, ¿verdad? El tiempo, que los contraten, ¿verdad?, que estén en el trabajo. Y yo digo que para mí sería mejor eso, ¿veá?, que irse nomás así a la aventura, ¿veá? Porque ya ve cómo se ha visto, ¿veá?, las personas afectadas a las que se les mueren sus seres queridos, ¿veá?
LM: Sí.
JG: Yo digo que sí, que sí sería bueno, ¿veá?
LM: De la experiencia que le tocó a usted vivir, ¿vio muchos americanos trabajando en el campo?
JG: No, no.
LM: A gente de…
JG: Pura México, pura México. No, no, puro mexicano, de mayoría mexicana. Los entrones pal trabajo, ¿verdad?, lo que sea, ¿veá?
LM: Así es. Don Javier pues quiero darle las gracias.
JG: Pues muchas gracias por sus, por su atención y por, y por ver, por conocerlo.
LM: Igualmente, un gusto.
JG: Y pues ojalá que sea, sea que sea de beneficio esto, ¿veá?
LM: Esperemos que sí.
JG: ¿Verdad?
LM: A nombre de la Universidad de Texas, quiero darle las gracias.
JG: Muchísimas gracias y por todo.
LM: Por haber compartido con nosotros su vida, sus experiencias.
JG: Pues muchísimas gracias, encantado de conocerlo y ojalá Dios nos permita vivir un poquito más para algún día ir a visitarlo por ahí, o…
LM: Claro que sí. Ahí estamos a sus órdenes.
JG: Así es. Ya ve que de repente los tiempos pueden cambiar.
LM: Así es.
JG: ¿Verdad? Ojalá que sea pronto, ¿verdad?, que cambien pronto para ir a dar una vueltecita por allá por los Estados Unidos.
LM: Muy bien. Con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 28 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor Javier García Robles, en la ciudad de Durango, Durango, el día 28 de mayo de 2003. Conduciendo la entrevista para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Laureano Martínez.
LM: Buenas tardes don Javier.
JG: Muy buenas tardes señor.
LM: Me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
JG: Mire, yo nací en Estación Progreso, Durango.
LM: ¿Cuándo?
JG: El día 23 de mayo de 1937.
2do: Buenas tardes.
LM: Buenas tardes señora. 23 de mayo de 1937. ¿Cómo se llamó su papá?
JG: Mi papá se llamó, Antonio García Puebla.
LM: Y, ¿su mamá?
JG: Concepción Robles González de García.
LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
JG: De familia fuimos nueve.
LM: Dentro de esos nueve, ¿usted era el mayor, o el menor?
JG: Yo soy el segundo.
LM: El segundo.
JG: El segundo de los hermanos.
LM: ¿Cuántos hombres fueron?
JG: Cuatro.
LM: Y cinco mujeres.
JG: Y cinco mujeres.
LM: Usted es el segundo, usted fue de los más…
JG: Sí.
LM: Grandes.
JG: De los más grandes.
LM: ¿A qué se dedicaban sus padres?
JG: Eran agricultores.
LM: ¿Qué sembraban?
JG: Pues, maíz y frijol. Lo de la región, ¿veá?
LM: Esa región es conocida por ser una región agrícola.
JG: Agrícola, sí.
LM: Cuéntenos un poquito, don Javier, ¿cómo es ese lugar donde usted nació?
JG: Pues es un pueblito, chico, ¿veá? Como de unos, actualmente, como de unos trescientos habitantes, ya. Y anteriormente (teléfono sonando), pues sí estuvo, pues sí hubo varia gente, varios pobladores ahí, ¿verdad? Pero, debido a la situación que se ha venido, ¿verdad?, ya la gente se salió de sus pueblos, ¿veá? Como en todos los, como en todas las partes, ¿veá?, que se ha venido viendo, ¿verdad? Así es.
LM: Así es. La gente de ahí de esa zona, pues se dedica a la agricultura.
JG: Sí, todavía se dedica a la agricultura. Temporaleros son, temporaleros.
LM: Puro temporal.
JG: Puro temporal.
LM: ¿Fue usted a la escuela?
JG: Sí, sí, estuve en, ahí en la escuela, en el ranchito. Me parece que hasta tercer año ahí y después estuve en Guadalupe Victoria en un colegio de madres. Se llama Colegio Guadalupe Victoria, todavía existe.
LM: ¿Ahí terminó?
JG: Ahí, nada más hasta sexto año.
LM: ¿Le ayudaba usted a su papá?
JG: Sí, cómo no. Precisamente, pos me salí de la escuela porque en ese tiempo, pos mi papá apenas empezaba él a trabajar, ¿verdad? Y pos estaba muy, en pésimas condiciones, ¿veá?, que económicas, ¿veá? Y teníamos que entrarle ahí a ayudarle al jefe, ¿veá?
LM: ¡Claro!
JG: A cuidar ahí a los animalitos y a echarle ganas ahí al… Y por eso no, no se pudo estudiar. Él quería que, él quería que le siguiera, porque había, en ese tiempo, allí carrera comercial. Y no, pues no se pudo y así.
LM: Había que trabajar.
JG: Había que trabajar, así es.
LM: ¿A qué edad empezó usted a ayudarle?
JG: Pues muy chico, oiga, como, pos de unos ocho años, más o menos.
LM: ¿Cómo era su papá?
JG: Mi papá era una persona, robusto, de complexión muy fuerte, muy hombre, muy trabajador, muy trabajador el señor. Y, pues rústico, ¿veá? No, él no tuvo también preparación, ¿veá? Pero, fíjese que sí, en su trabajo, ¿veá?, sí fue un hombre muy honesto, muy honesto. Y, muy trabajador, muy trabajador y pues luchón, ¿veá?, pa mantener a su familia.
LM: Claro, de carácter fuerte.
JG: De carácter fuerte, sí. De carácter fuerte. Un hombre sencillo, un hombre muy bueno mi papá.
LM: Y, ¿su mamá?
JG: También, mi mamá muy trabajadora. Fueron unos hombres muy trabajadores.
LM: Con tanta familia pues me imagino que...
JG: Sí, sí, hubo más familia, ¿veá? Pero se murieron chiquitos, ¿veá?, ellos. Y ya como le digo, nomás, nueve sobrevivimos, ¿veá?
LM: ¿Alguno de sus hermanos fue bracero también?
JG: No, no, nada más yo.
LM: ¿Su papá no fue bracero?
JG: No, no, no, él no.
LM: ¿Recuerda cuál fue su primer trabajo de paga?
JG: Pues, estuve yo allá en, como le comento, en Stockton, ¿verdad? Y trabajamos ahí en el tomate.
LM: No, no, pero, en México.
JG: ¿Aquí?
LM: Cuando estaba usted chico.
JG: Ah, cuando estaba, no, pues en lo del campo, ¿verdad?, ahí cuidando borregas.
LM: Cuidando borregas.
JG: Cuidando borregas, cuidando vacas, cuidando bestias. Para, en ese tiempo se trabajaba con bestias, ¿veá?, con animales.
LM: ¿Cuánto le pagaban?, ¿se acuerda?
JG: No, pues, no había ahí. Trabajamos para la casa.
LM: Para la casa.
JG: Sí, ahí no había, allá no había paga, ¿veá?
LM: Y, ¿ya después de paga?
JG: Pues sí, ya después de paga ya lo que ya, ya estuve yo grande. Casado, ¿verdad?
LM: ¿A qué edad se casó usted?
JG: Yo me casé a los veinte años.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
JG: Se llama Yolanda Gurrola de la Olla de García.
LM: ¿Ella de dónde es originaria?
JG: De Villa Ignacio Ramírez, Durango.
LM: ¿Ahí está cerca?
JG: Sí, es cerca de Progreso. Son como unos veinticinco kilómetros.
LM: Y, ¿en qué trabajaba usted cuando se casó?
JG: Pues en lo mismo del campo, en el campo.
LM: ¿Sembraba?
JG: Sembraba, sí.
LM: ¿Tenía ganado?
JG: Sí, sí pues teníamos ahí ya, fuimos, fui trabajando poco a poco y logré hacer unos animalitos. Y nos dedicábamos ahí a cuidar la vaquita y…
LM: ¿Cómo se vivía en esos años?
JG: Pues fíjese que se vivía pues más o menos bien. Estaba más o menos todavía todo más cordial que ahorita, ¿veá? Nada más que también las personas que están preparadas, pues tienen, ¿veá?, otro medio de vida, ¿veá? Y pues nosotros no, no, no tuvimos esa oportunidad, ¿veá? Pero vivimos muy a gusto, tranquilos, trabajando, siempre dedicados al trabajo.
LM: Don Javier, ¿cuándo se entera usted de que se puede ir a trabajar a Estados Unidos como trabajador agrícola, migratorio?
JG: Pues, en ese mismo año del [19]57.
LM: ¿Cómo fue que se enteró?
JG: Había, bueno, había contrataciones, en ese tiempo. La personas platicaban que había contrataciones: “Vámonos a Estados Unidos de braceros”. Había en ese tiempo eso era de las bracereadas, ¿veá? Que anteriormente también ya las había, ¿verdad? Y a mí me tocó pues en esa época, dar una vuelta por allá, a conocer, ¿veá?
LM: ¿Qué fue lo que lo animó a usted a decidirse a ir?
JG: Bueno, realmente, me impulsó a eso, ¿verdad?, a irme allá porque en ese año que yo me casé, fue muy, muy malo por toda la región. Muy, no llovió en ese año. Entonces estaba, estaba medio crítico, ¿veá? No había, no había nada de trabajo, ¿verdad? Y, pues la gente comentaba, ¿verdad?, que: “Vamos a Estados Unidos que a las de braceros”. Y había contrataciones aquí en Durango, ¿verdad? Hubo contrataciones aquí en Durango, pues allá en Guadalajara. Sabíamos, ¿veá?, de que había muchas partes donde se, onde contratar personas para…
LM: ¿Comentó usted con su señora?
JG: Sí, sí comenté con mi señora, y: “Me voy a dar un vuelteón para allá”.
LM: Y, ¿qué le dijo ella?
JG: Pos, no quería muy bien, ¿veá?, porque ya ve que en ese tiempo las personas estaban muy, pues como en todo, ¿veá? También ahorita no quieren que salga uno de su territorio, ¿veá?
LM: Claro.
JG: Pero pos la necesidad lo hace a uno salir. Y así fue como, así fue como.
LM: Y, ¿dónde se inscribió usted?¿Cuál era el trámite para obtener un permiso para trabajar allá?
JG: Bueno, como le comento, aquí había, aquí contrataban personas, ¿veá?, aquí. Y yo creo, aquí iba uno yo creo contratado. Pero ya en Mexicali era allá la, puede decirse la definitiva, ¿veá?, para poder entrar uno allá, ¿verdad?
LM: ¿Se fue usted a Mexicali?
JG: A Mexicali. Y ahí estuvimos una temporadita, ahí unos días, ¿veá? Y luego ya, ya este…
LM: ¿Con quién se fue a Mexicali?
JG: No, no.
LM: ¿Solo?
JG: No, no fueron un grupito hay de personas de hay del rancho.
LM: Se juntaron.
JG: Nos juntamos, eran como unas doce personas, más o menos, de allí del ranchito. Y entre ellos, ¿veá?, pues me fui yo, ¿veá?
LM: ¿En qué se fueron hasta Mexicali?
JG: Nos fuimos en, pues mire, nos fuimos a, nos fuimos a Guadalajara. Nos fuimos a Guadalajara, porque en ese tiempo había muchos derrumbes aquí en la carretera a Mazatlán. Había muchos, ya ve que sí, ¿veá? Y entonces fuimos a rodear por allá, ¿verdad? Y ahí nos fuimos allá a Mexicali, por allá. Pos navegamos ahí en tren y en autobús.
LM: En autobús.
JG: Hasta llegar a allá.
LM: ¿Recuerda qué llevaba de ropa cuando se fue?
JG: Pues llevaba muy poca ropa. Casi nada más un cambio, nada más.
LM: Un cambio.
JG: Ey, un cambio. Y pues no, no, pues va uno medio, no conoce uno el ambiente, ¿veá?, no conoce uno.
LM: ¿Qué pensaba usted de cómo iba a ser ese viaje?, ¿qué iban a hacer?
JG: No, pues bien, a veces que ni piensa uno, nomás pos se va uno casi como a la deriva, ¿veá? Nomás a ver que Dios lo ayuda. Y pos no, pos adelante, ¿verdad?
LM: ¿Qué edad tenía?
JG: Yo tenía veinte años. Veinte años, estaba joven. Ey, jovencito.
LM: ¿Se necesitaba bastante dinero para irse?
JG: Pues, no, no, más o menos me fui yo como con $400 pesos, de aquel tiempo. Y pues sí, sí completé con eso, ¿verdad? Porque apenas como luego dicen, apenas, llegué barrido. (risas)
LM: ¿Cuántos días hicieron hasta Mexicali?
JG: Hicimos como unos, cuatro días.
LM: Cuatro días. Cansado el viaje.
JG: Sí, cansado, muy cansado, sí. Una parte en el tren, como le comento, en el tren, ¿verdad? Y otra parte en autobús. Con un calor tremendísimo, que, ¿veá?
LM: ¿Qué comían en ese trayecto?
JG: Pues, ahí la… Vendían allí, gorditas en el tren y refrescos. Y pos ahí medios, mal pasadones, se llevaba uno. (risas) No crea que muy completitos de alimento, ¿verdad?
LM: Cuénteme cuando llegaron a Mexicali qué fue lo que hicieron.
JG: Pues allí estuvimos, ¿verdad? Ahí estuvimos esperando a que nos tocara nuestro turno.
LM: ¿Fueron a algún centro de contratación?
JG: Sí, a un centro de contratación.
LM: ¿Cómo era ese centro?, ¿se acuerda?
JG: Pues, ahí lo revi[saban], lo revisaban a uno, lo revisaban a uno, a ver si no tenía alguna enfermedad, ¿veá? Y pos ahí iba uno ahí, ¿vedá?
LM: Pero, ¿cómo pasaban?, o, ¿entregaban una lista?
JG: Sí, sí, sí, se formaba uno y había, nombraban listas ahí, ¿veá?
LM: Usted llegaba ahí y decía: “Oiga, yo me quiero inscribir”.
JG: No, no, no, nada más ya llegaba allá, ya directamente, llegaban a nomás a, tomaban los nombres, ¿verdad? “Julano de tal, pase”, y así, ¿verdad? Todos los compañeros y varias personas que iban, ¿vedá?, ahí, ¿vedá? En el grupo, ¿veá?
LM: Había mucha gente, ¿verdad?
JG: Sí, mucha gente, sí, mucha gente que sí.
LM: ¿Cuántas más o menos?
JG: No, pues, bastantes. Yo veía ahí, ahí aquella parte llena de pura gente, que quería ingresar a los Estados Unidos.
LM: ¿Cuántos días duraron ahí?
JG: Pues ahí duramos, me parece que dos días ahí. Sí, pues como le comento, ¿verdad? Que ahí duramos como dos días ahí, en ahí en Mexicali, en Caléxico, quién sabe cómo se dice. Caléxico se llamaba ahí, ya cuando entramos ahí.
LM: Y, ¿los nombraron para que pasaran al centro?
JG: Sí, sí, nos, nos pasamos al centro ahí, ¿verdad? Y, y ya nos revisó el médico. Nos revisó el médico.
LM: ¿Qué revisiones les hacían?
JG: Pues, nos hacían, nos revisaban, ¿veá?, pues, de los testículos. Por cierto que yo había tenido un accidente anteriormente y estaba yo operado de una hernia, precisamente en los testículos. Y el médico, ¿verdad?, al inspeccionarnos ahí, ¿veá? Le meten a uno los deditos, ¿veá?, para pos que suban los testículos para arriba y yo me fruncí luego luego, ¿veá?, porque, ya estaba yo bien, bien, totalmente bien, ¿verdad? Pero siempre al jalón, ¿verdad?, siempre se reciente, ¿verdad? Y pues, nada más eso, ¿verdad?, no es…
LM: Y, ¿qué le dijo el médico?
JG: No, pues, me quiso hacer para un lado. Y ya le comenté yo allí que yo estaba operado de una hernia. Y pero luego me volvió a revisar, ya no igual en la misma forma. ¿Verdad? Y no, le dije: “No, estoy bien, estoy completamente bien, me siento muy bien”. ¿Verdad? Y yo anteriormente, ¿verdad?, como trabaja uno en el campo y levanté un bulto pesado y sentí yo, que algo se me, una cosa aquí en el estómago, ¿veá? Que algo bajó, ¿verdad? Y de ahí empecé yo a estar malo, hasta que me vi muy malo de eso y mi papá me llevó a Torreón a operarme. Y bendito sea Dios, salió, todo salió bien, ¿verdad?
LM: Qué bueno. Entonces las personas que tenían hernias o que…
JG: Sí, las personas que tenían hernias y, pues no, no entraban. Bueno, algunas que ya ve que tienen las hernias más desarrolladas, ¿verdad?, o no se atienden, ¿verdad?
LM: ¿Qué más buscaban los médicos?
JG: Pues nada más eso, ¿verdad? Nada más eso, que estuviéramos muy sanos.
LM: ¿No les revisaban la vista?
JG: La vista sí, la vista.
LM: El oído.
JG: El oído, sí.
LM: De ahí de esos exámenes médicos, ¿a dónde lo pasaban?
JG: No, ya, ya, ya, a donde dieron la autorización ya para la entrada allá.
LM: Para la entrada.
JG: Ey.
LM: Esos médicos que revisaban, ¿eran mexicanos o eran americanos?
JG: Me parece que eran americanos.
LM: Americanos.
JG: Sí.
LM: De casualidad, ¿le rociaron algún polvo ahí?
JG: No, no.
LM: Okay y de ahí de, ¿qué fue?, de Mexicali, ¿cruzó a Caléxico?
JG: A Caléxico. Ahí ya ve que es la frontera, ¿verdad?
LM: Ahí, ¿a dónde fue?
JG: Ya de ahí nos fuimos a Los Ángeles.
LM: Pero, ¿en Caléxico había algún centro de recepción?, ¿los recibían en algún lado?, o, ¿cómo era?, ¿cruzaban y ya se iban por su lado?
JG: Sí, ya, ya estando allí en Caléxico ya, ¿verdad?, ya ahí estuvimos unas horas ahí, ¿verdad?
LM: ¿En dónde?
JG: Allí en Caléxico. Y de allí ya, ¿verdad?, llegaron los camiones, ¿verdad? “Y ya van a salir a tales horas”.
LM: ¿Ya no hubo más exámenes médicos de aquel lado?
JG: No, ya no hubo más exámenes. No, ya de aquel lado no. Nada más ahí.
LM: Y de ahí se lo llevaron a dónde.
JG: De ahí a Los Ángeles.
LM: A Los Ángeles.
JG: Pasamos, digo pasamos, llegamos a Los Ángeles, ¿veá? Y estuvo el camión allí en un, sería una hora o más o menos, ¿veá?, para tomar alimentos ahí, ¿veá?
LM: ¿Les daban de comer?
JG: Sí, ahí nos dieron de comer.
LM: ¿Qué les dieron de comer?
JG: Pues, nos dieron unos, unos taqui[tos]. Unos lonchecitos oiga. Unos, así como los de jamón aquí, ¿verdad?
LM: Ajá.
JG: Unos lonchecitos y un refresco.
LM: Y, ¿se llenaban con eso?
JG: Pues a medias, ¿verdad?, (risas) a medias, ¿verdad? Sí.
LM: No sabían que el mexicano es bueno para comer.
JG: Pues sí, ¿verdad? (risas) Que somos buenos pa la comida. Pues ya le digo. Y ya pues más adelante está el…
LM: ¿Se separó de sus compañeros o siguió con ellos?
JG: Nos separamos. Nada más me tocó uno, un compañero nada más de los del grupito que íbamos, nada más uno me tocó.
LM: Y, ¿qué fue?, ¿qué trabajo le tocó ahí en Los Ángeles?
JG: No, en Los Ángeles no, en Stockton, California.
LM: En Los Ángeles…
JG: Bueno, en el campo, ¿verdad? En el campo ya de el campo de Stockton, el field, pos el tomate oiga, los tomates.
LM: ¿Cómo es ese trabajo del tomate?
JG: Pues, es un trabajo, pues es bonito, es como todos los trabajos, ¿veá? Hay que piscar los tomates y echarle ganas. Nos íbamos muy temprano en la mañana.
LM: ¿A qué hora empezaban a…?
JG: A las seis de la mañana.
LM: ¿A las seis?
JG: A las seis de la mañana, la entrada.
LM: ¿Ya habían desayunado?
JG: A las cinco era el desayuno.
LM: ¿A qué horas se levantaban?
JG: A las cinco de la mañana, sí. Y luego luego, al almuerzo, luego luego al almuerzo.
LM: ¿Qué les daban de desayunar?
JG: Nos daban, nos daban dos huevos y frijoles de la olla, (risas) y un vasito de leche. Sería un cuartito, pos como un cuartito, yo creo.
LM: Eso ya no estaba tan mal, ¿verdad?
JG: No. Y de ahí y vámonos, a entrarle.
LM: ¿Estaba lejos el campo?
JG: Sí, estaba, retiradillo. Ey, como un, o no, pos no, pos no puede uno precisar, porque pos ya ve en la mañana temprano…
LM: Y llegaban al campo y…
JG: Llegamos y empezábamos a trabajar luego luego. A echarle ganas, a piscar los tomates, ahí lo que… A echarle ganas.
LM: ¿De qué horas a qué horas trabajaban?
JG: Pues trabajamos como desde las seis de la mañana, como hasta las tres de la tarde.
LM: Hasta las tres.
JG: Tres, por ahí. Tres, cuatro de la tarde, más o menos.
LM: Y, ¿a qué horas comían?
JG: Comíamos a medio día, como a las doce, doce y media, por ahí. También muy, pues muy hambreados.
LM: ¿Les llevaban lonches o ustedes llevaban?
JG: No, no, llevaban, nos daban, nos daban de comer allí. Nos daban, no, no llenaba uno. Nos daban unos taquitos, unos taquitos, tres taquitos y pues de huevo y frijoles, ¿veá?
LM: ¿Estaba buena la comida?
JG: Pues sí, estaba regular. Estaba regular y su vasito de leche nomás.
LM: ¿Cuántas personas trabajaban en ese campo?
JG: Trabajaban yo creo como unas, como unas trescientas gentes, más o menos.
LM: Sí.
JG: Más o menillos.
LM: Era muy grande. ¿Qué otros cultivos tenían por ahí?
JG: Pues…
LM: O, ¿era nomás puro tomate?
JG: Puro tomate, tenían, puro tomate.
LM: Puro tomate.
JG: Sí.
LM: ¿Tenían mayordomo?
JG: Sí, teníamos un mayordomo.
LM: ¿Se acuerda cómo se llamaba?
JG: Pos que se llamaba, se llamaba Enrique, creo.
LM: Enrique. ¿Era mexicano?
JG: Era mexicano, sí.
LM: Y, ¿cómo se portaba él con ustedes?
JG: Sí, se portaba bien. Se portaba bien, era buen camarada.
LM: ¿Ya había piscado usted tomate antes?
JG: No, no, yo nomás lo conocía en el plato.
LM: Y, ¿ahí fueron sus primeras experiencias?
JG: Sí, así es.
LM: Y, ¿cómo es? Para que nos diéramos una idea del trabajo que ustedes hacían, ¿tienen que agacharse?, ¿dónde lo echan?
JG: Sí, agachado, sentado, hincado, como puede uno, lo pisca el tomate, ¿verdad? Que esté el tomate, que esté más o menos rayado, que no esté muy rojo, ¿verdad? Y no pues se trabajaba bastante, y lo echaba uno en cajas. En cajas de madera, ¿veá? Como aquí la manzana y todo eso, ¿veá?, esas frutas, ¿veá? Y luego ya, pos tenía que sacar uno sus cajitas hasta la cabecera, ¿veá?, hasta la orilla. Ahí iba uno navegando con sus cajas y los surcos muy hondos, así y llenos de zacate, mojado. Y ahí tenía que entrarle uno duro.
LM: ¿Cómo es?, ¿está seca la tierra o está…?
JG: Medio pues, con el rocío, ¿verdad?
LM: Ajá.
JG: Se humedece los… El pasto, ¿verdad? Se humedece el pasto. Y siempre en la mañana, ¿verdad?, las primeras horas era difícil porque, pues todito se caía uno allí, ¿verdad? Porque, pues lo mojado y el zoquete, ¿verdad?
LM: Se ensuciaba.
JG: Se ensuciaba uno. Pos ahí le entraba uno como…
LM: Acaban con los pantalones negros.
JG: Pues sí, sí. Tenía yo un pantalón que se paraba solo, (risas) ¿cómo ve? Pos el de la chamba, ¿verdad?
LM: Pues sí.
JG: Se paraba solo el jijo del maíz. (risa) Sí, ¿cómo ve? No, pos sí, ya ve que el tomate es muy gomoso, muy, ¿veá? Y, no, pues…
LM: Suelta gomita.
JG: Sí, suelta mucha goma y pegajoso, ¿veá?
LM: Y se embarra uno.
JG: Sí, todo, se llena uno la ropa.
LM: Y, ¿qué decía? “Híjole, ¿ahora como le voy a hacer para lavarla?”.
JG: No, no, pues tenía uno que lavar allí la ropa, luego luego llegando y a secarla, ¿veá? O todavía echarle ganas al…
LM: ¿Cuánto le pagaban?
JG: Nos pagaban, me parece que a $0.11 la caja, oiga.
LM: Once centavos la caja. ¿Cuánto sacaba más o menos a la semana?
JG: Yo saca, yo piscaba como unas noventa cajas, ochenta, noventa, variaba. Y también trabajé en la carga.
LM: En la carga.
JG: En la carga de los tráiler, de los, de los…
LM: ¿Qué es más pesado?
JG: No, la carga.
LM: La carga.
JG: Lejos.
LM: ¿Sí?
JG: Sí.
LM: ¿Cómo es la carga?
JG: Pues la carga es, ya ve que los camiones son, los trailers, las cajas de los tráilers son altas. Y había que, había que, era una cuadrilla de pos me parece que de seis personas. Este, unos echando de debajo del campo, de la tierra, ¿veá?, al camión, ¿veá?, a la caja.
LM: A la caja.
JG: Y luego a las otras dos personas subiendo, de la caja a…
LM: Al que las subían y luego ellos se las subían…
JG: Aquí había que acomodarla, ¿veá? Acomodar la carga. Y no, trabajoso, pero, pos ahí era más, más remunerativo.
LM: ¿Les pagaban mejor?
JG: Sí, nos pagaban más bien.
LM: ¿A cómo les pagaban?
JG: Nos pagaban, bueno, no pagaban ahí por cajas. Pagaban por más o menos por un, un tanto.
LM: Pero sí era más.
JG: Sí, sí, no, ahí sí, ahí sí más o menos se componía uno un poquito más, ¿veá?, de lo de la pisca, ¿veá?
LM: Y, ¿no paraban?
JG: No, no, a chambear a chambear.
LM: ¿Qué hacía, qué pasaba si se retrasaba usted un poco?
JG: No, no, pues yo estaba joven, no me retrasaba, a echarle ganas. Y llegaba un tráiler y vámonos y sobre el otro. Pero sí había más centavitos.
LM: Y, ¿cómo era que escogían a alguien para piscar o para cargar cajas?
JG: No, las personas ahí y ese día, el día que llegó el camión, bueno, que me tocó a mí, ¿veá?, que llegó el camión. Dijo el amigo: “¿Quién quiere cargar?”. Entonces yo, yo pues me anoté, ¿verdad? La gente, ahí unas personas, ¿veá?, pues todos: “Pues yo y yo”. Pues ya el amigo, ¿verdad?, el chofer allí dijo: “Tú y tú y tú va”. Ya nos, ya nos dijo, ¿veá?: “¿Quién quiere subirse arriba?”. Pues a mí me tocó arriba del camión, ¿verdad?, de la traila [tráiler] y pos adentro, a echarle ganas.
LM: Acababan cansadísimos.
JG: No, muertos. (risas) Pero sí se ganaba uno más o menos.
LM: Ya después de que terminaban de trabajar, ¿qué hacían?
JG: Nos llevaban al campo. Nos llevaban a, nos llevaban al campo. Y ya nos daban de cenar como a las seis, más o menos.
LM: ¿Tenían que bañarse?
JG: Sí, nos baña[bamos], llegamos y nos bañábamos, de directos al baño, luego luego a bañarnos. Sí, porque, no, no, no y lo cansado, ya ve que siempre se quita, con el baño se quita lo cansado, ¿veá? Y a otro día, pos a lo mismo. (sonido de música de carrito de nieves) A lo mismo, temprano sonaba ahí el timbre. Un timbre recio, ¿veá?, (risas) sonaba. “¡Vámonos!”.
LM: Los llamaban con puros timbres.
JG: Sí, había unos timbres, pues muy este, sonaban fuerte, ¿veá?, pa que se levantara toda la gente, ¿veá?.
LM: Y, ¿qué platicaban ustedes en las noches?
JG: Pos sí, no me crea que ni había tiempo de platicar.
LM: ¿Qué se oía ahí en la…?
JG: No, pues puros quejidos, cansados. Tomando mejorales. (risas) Yo me llevé unos mejoralitos de aquí, que llevaba. No, viera cómo me sirvieron.
LM: Y luego que caían bien rendidos, ¿veá?
JG: Rendidísimos, rendidísimos. No, ya ve que en Estados Unidos sí se trabaja, ¿verdad? Ahí no, ahí no se va a hacer uno tonto, ¿verdad? Si no, pa fuera luego luego.
LM: Así es. Y otro día, ¿empezaba la misma rutina?
JG: La misma rutina, de todos los días.
LM: Y, ¿dónde vivían?
JG: En, había que les nombraban barracas.
LM: Barracas.
JG: Eran unas casas, grandes, ¿vedá?, grandísimas, así es.
LM: ¿Cómo eran?, ¿de qué estaban hechas?
JG: De madera. Estaban hechas de madera, muy bien hechas. Muy bien hechas, con su ventilación, ¿verdad? Su ventilación, sus, muy bien hechas, ¿veá?
LM: ¿Cuánta gente cabía ahí?
JG: Pues, yo creo que a cada salón de esas, de esas barracas, yo creo le cabrían como unas, como unas cien personas, yo creo.
LM: Unas cien personas, siempre.
JG: Sí, sí, bast[antes].
LM: Las camitas, ¿cómo eran?
JG: Las camitas me parece que eran de dos oiga. Una arriba y otra abajo.
LM: Literas.
JG: Como las literas. Sí, así, me parece que sí.
LM: ¿Tenían algunos muebles para poner su ropa?
JG: Sí, tenían un, tenían ahí un como, pos unos ganchos, no eran burós, eran unos ganchos. Ahí colgaba uno su ropa, bien arreglados, ¿veá?
LM: Dormían, no, pues dormían a gusto.
JG: Cansados, ¿verdad? Ya ve, como, pues ya usted conoce aquí.
LM: ¿Cómo era el ambiente entre los mismos braceros?
JG: Pues no, un ambiente, pos pacífico, ¿verdad?… De trabajo, ¿veá? De que, nadien, este, puro trabajar allí, no había que pleitos ni nada, no.
LM: Se llevaban bien.
JG: Se llevaba uno bien ahí con los compañeros, ahí, ¿verdad? Platicaba ahí uno un ratito allí, ¿verdad? Y todos ahí, ya.
LM: ¿Qué eran las pláticas comunes?, ¿de qué platicaban?
JG: Pos no, platicaba uno de que acá del terri, ¿veá?
LM: Así es.
JG: Platicando uno acá de su gente, ¿veá? Que, cómo estarán por allá, ¿veá?, qué…
LM: ¿Hizo buenos amigos ahí?
JG: Sí, muy buenos amigos. Muy buenos amigos hice yo. De todas las partes de la república. Había de Michoacán, había del estado de Guerrero, de Puebla, muchos compañeros así de, chilangos de México.
LM: Chilangos también había.
JG: Ey, también había. Sí, pues va mucha gente de todo, jóvenes, estábanos muy jóvenes todos en ese tiempo. Unos más mayorcitos que otros, ¿veá? Pero por lo regular pura gente joven.
LM: ¿Habría alguna competencia sana?, ¿de qué Estado eran más trabajadores?
JG: No, no, no, no. No, todos le entraban parejo, hay no había. Ahí porque como se pagaba por cajas, ¿veá? Ahí el que hiciera más, ¿veá?, se ganaba más, ¿veá? Ahí comentaba uno: “Pues, ¿cuántas hiciste?”. “Pues tantas”. “Yo tantas, ahora hice menos, ahora hice sesenta”. Y así se la, días ya ve que hay partes más mejores de los surcos, hay partes más, surcos mejores, ¿veá?
LM: Claro.
JG: Más.
LM: ¿Cada cuándo les pagaban?
JG: Nos pagaban, cada quince días.
LM: ¿Cómo les pagaban?, ¿con cheque o con efectivo?
JG: Nos pagaban en efectivo.
LM: ¿De qué días trabajaban?, ¿de lunes a sábado?
JG: De lunes a sábado, los seis días de la semana.
LM: ¿Sábado completo?
JG: También, no, medio día nomás.
LM: Medio día.
JG: Medio día, un poquito menos que normal de los días anteriores. Salían un poquito más temprano.
LM: Y, ¿qué hacían después de que les pagaban?
JG: No, pues, a descansar ahí, a descansar lo mismo, ¿veá? Bañarse uno, descansar ahí un rato, ¿veá? Y el domingo pues ahí nos la pasábamos, todo el día allí en el, algunos salían a pueblitos ahí cerquititas que había ahí, ¿veá? A pasearse uno allí, a los ranchitos ahí cer[ca]… Pues nada de ranchitos, ¿veá?, unos pueblitos grandes.
LM: Pueblitos, ¿cómo se llamaban?
JG: Pos había uno, había un pueblito ahí cerquita que se llamaba Manteca.
LM: Manteca.
JG: Manteca, California. San José, también hay otro pueblito ahí cercas. Ahí, nos íbamos ahí los domingos, ahí.
LM: ¿Los llevaba el patrón?
JG: No, nos íbamos nosotros.
LM: ¿Estaba cerca?
JG: Sí, cerquitas, sí cercas.
LM: Y, ¿cómo se portaba la gente, el americano en esos pueblos?
JG: Pues bien. No, en ese tiempo, no, digo, pos nosotros no, no, no había este, no nos trataban mal, ¿veá? Desconocen inmediatamente a la gente mexicana, ¿verdad? Los americanos lo desconocen a uno. Pero no, no, una vez sí, unos niños ahí, ¿veá?, que había cercas allí de la de ahí de donde estábamos allí, ¿veá?, unos muchachitos como de entre trece años, catorce, ¿veá?, quince, nos fueron y nos apedrearon ahí la barraca, ¿veá? Nos echaron, nos echaron pedradas ahí, ¿veá? Los chavalillos. No y sale la raza, la indiada. (risas) A pedradas también y no, pobrecillos.
LM: Corrieron.
JG: Corrieron los chavillos.
LM: ¿No descalabraron a alguno?
JG: No, no, a ninguno. No, no. No, pos ya ve que…
LM: De vacilada.
JG: Sí, nomás vacilada, ¿veá? Los chiquillos ya ve que no, los gringos no lo quieren muy bien a uno, ¿veá?
LM: Claro.
JG: Pero, pos no.
LM: El patrón, ¿llegó a conocer a alguno de sus patrones?
JG: No, oiga. No, no, no, nomás el mayordomo.
LM: El mayordomo. ¿Nunca tuvieron alguna dificultad?
JG: No, para nada, platicábamos ahí. Y nos, se ponía a platicar ahí con nosotros el camarada.
JG: Sí, no, no.
LM: ¿Qué les platicaba el mayordomo del…?
JG: No, pues nos platicaba del trabajo de ahí del campo, ¿verdad? Lo que, que los mexicanos éramos muy entrones a la chamba, que éramos fregones, ¿veá? Sí ahí, nos poníamos a platicar ahí con él toda… En la noche nos íbamos a platicar ahí con él. Buen camarada.
LM: ¿Él dónde vivía?
JG: Pues yo creo ahí mismo. Yo creo ahí mismo en el campo, ey.
LM: ¿Nunca les comentó que tenía ciertas indicaciones del patrón?
JG: No, pues no, no. Nada más, puro trabajo, pura chamba, ¿veá? “Adentro, a jalar muchachos, vámonos”. Hablaba muy bien español.
LM: ¿Hizo usted amistad con él?
JG: Sí, sí, sí, sí.
LM: Qué bien.
JG: Sí, pos se porta, tiene uno que portarse bien, ¿veá?, fuera de su, fuera y dentro de su…
LM: Así es.
JG: De su territorio.
LM: Así es. ¿De cuánto tiempo fue su primer contrato?
JG: De seis meses.
LM: Seis meses. ¿Era fácil recontratarse?
JG: Sí, sí, bueno pues, en ese tiempo sí, sí. Sí era fácil, se necesitaba mucha, mucho personal, ¿veá?, de aquí de México. Y había mucha, unos entraban y otros salían, ¿verdad? Y había muy seguido contrataciones, ¿verdad?
LM: ¿Qué les decían para recontratarse?
JG: No, pues…
LM: ¿ Qué les preguntaban?
JG: No, no, nada, digo, nada más este, nada más lo que era de contratación, ¿verdad?, de la gente que iba enlistada ya, ¿veá? Que se, que se…
LM: “¿Te quieres quedar a trabajar?”.
JG: “¿Te quieres quedar? Si no quieres, pues ya te vas”. ¿Veá? Y así.
LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos la entrevista con el señor Javier García. Me decía don Javier, de que se llevaba muy bien, con el mayordomo.
JG: Con el mayordomo.
LM: Sí.
JG: Sí, pues no, no hubo problema nada, para nada, ¿veá? A lo que va uno, a trabajar va, ¿veá? Y pues él se portó muy bien y nosotros creemos que sí, que también, ¿verdad?
LM: De los contratos que platicábamos, ¿alguna vez se recontrató usted?
JG: Sí, sí.
LM: ¿Por cuánto tiempo?
JG: Por los seis meses, igual.
LM: Por los seis meses.
JG: Sí.
LM: Entonces, fueron seis meses y luego otros seis meses.
JG: Sí.
LM: ¿En el mismo…?
JG: En el mismo periodo, sí.
LM: ¿Tuvo que regresar a La Asociación de Braceros o ahí mismo?
JG: No, ahí mismo, ahí mismo.
LM: ¿Había mucha gente que se recontrataba?
JG: Sí, sí había.
LM: Y, ¿qué pensaban los mismos braceros?, ¿algunos ya tenían ganas de venirse?, ¿se querían quedar?
JG: Sí, o sea, algunos se regresaban, ¿verdad? No, no les gustaba muy bien el trabajo, no. O no, que no querían muy bien, ¿veá?, y se regresaban.
LM: ¿Sí hubo algunos?
JG: Sí, sí, sí hubo algunos que se regresaron. Había unos compañeros de Victoria, ¿veá? También que iban de aquí de Guadalupe Victoria y se regresaron ellos.
LM: Y ellos, ¿por qué se regresaron?
JG: Pues no, no pues, no les gusta muy bien el trabajo. Y pensando en su familia, ¿verdad? Que, ¿cómo estará la familia? Y: “Que no, pos que yo ya me voy a ir”. Y que, y que nos, pos no, nomás decían: “Ya me voy”. Y no…
LM: ¿En algún momento sintió usted nostalgia?
JG: No, no, no, para nada, no, no. No, pues, claro que extraña uno poquito, ¿verdad?, su familia, ¿verdad?, pero no.
LM: Pero no.
JG: Lo que, lo que, iba uno con el propósito de, pos de los dólares, de traer unos centavitos para más o menos pasarla aquí una temporadita, unos días nomás, pues ya, ya sabe usted cómo está el…
LM: Que no rinde.
JG: ¿Veá?
LM: Así es.
JG: Ey.
LM: ¿Recuerda que haya habido algunas quejas ahí entre los mismos compañeros para algo?
JG: No, para nada. Para nada, para nada, no.
LM: ¿No había quejas de la comida?
JG: No, pues, la comida pues ya ve que estaba poquito malita pero, pos tenía uno que, para comer uno a gusto solamente en su casa, ¿verdad?
LM: Claro.
JG: Así es.
LM: Muy bien. ¿En alguna ocasión le tocó ver alguna autoridad mexicana que fuera a visitarlos a los campos?
JG: No.
LM: ¿Algún cónsul?
JG: No, no.
LM: ¿Americana?
JG: No, para no.
LM: Las personas del Departamento de Migración, ¿no aparecían?
JG: No, nada, no aparecían, no, no, nada, para nada.
LM: En el campo, ¿trabajaban pura gente contratada, puro bracero?
JG: Pura gente contratada, sí. Pura gente contratada.
LM: ¿No hubo algún mojado?
JG: No, que, que yo, que supiera, no, no. Yo creo pura gente de contrato, contratada.
LM: Muy bien.
JG: Así es.
LM: Muy bien. ¿Qué es lo que más extrañaba usted de México?
JG: No, pues la comidita, ¿verdad?, y, pues la familia, ¿veá? Usted sabe que la primer vez que sale uno, siempre es muy diferente, ¿veá? Y salir uno de su casa no, no es igual.
LM: No es fácil.
JG: No es fácil, no es fácil.
LM: En alguna ocasión, ¿le tocó a usted ver algún acto de discriminación?
JG: No.
LM: Racismo.
JG: No, para nada. Yo digo, no. Para mí no, para mí no hubo nada, digo, para la… compañeros ahí, ¿veá?, todos los trabajadores no, no.
LM: ¿Vivían a gusto?
JG: Sí, vivían.
LM: Y, ¿qué pensaba usted en ese lugar?, ¿cuáles eran sus pensamientos, acerca de su futuro?
JG: No, pues, traerse unos centavitos, ¿verdad? Y como le digo, pasarla unos días, seguir, pos seguir adelante, seguir adelante. Y yo traje unos centavitos poquitos, ¿verdad? Y puse un negocito allí, en el rancho, puse una tiendita ahí. Y bendito sea Dios, me fue bien. Me fue bien, en un negocito que puse allí, con los poquitos centavitos que traje. Y, pos bien, nos…
LM: ¿Les tocó en alguna ocasión ir al cine por allá?
JG: No, fíjese que yo no.
LM: No.
JG: No, de esas veces, de esas veces que salíamos ahí los domingos nomás allá a la calle a ver ahí la gente, ¿veá?, ahí nada más.
LM: ¿Qué se le hacía novedoso, que no hubiera en México?
JG: No, bueno, es que es muy, muy diferente aquellas partes, ¿veá? Es mucho muy diferente a lo nuestro, ¿veá?
LM: Desde…
JG: Desde, desde todo. Desde todo, ¿verdad? Este, otro modo de vida, otro ambiente, muy diferente al nuestro.
LM: Se le hacía extraño.
JG: No, no, no, todo, todo bonito los campo, todos los campos, una chulada de campos, ¿veá? Y aquí con nosotros pos triste, ¿veá? Pero pos a gusto, ¿verdad? Aquí es su terruño de uno.
LM: Claro.
JG: Así es.
LM: De la gente, y, ¿qué fue lo que le impactó de la gente?
JG: No, pues la gente pues, allá pues bien vestidas las personas ahí en las ciudades, ¿veá?, que conocimos ahí, ¿veá? Bien vestidas las personas, ¿veá? Diferente a nosotros, ¿veá?, pos a al…
LM: ¿Habría algún lugar en el pueblo a donde no fueran ustedes?
JG: No, no.
LM: ¿No los dejaban entrar?
JG: No, no, nada más fuimos unos compañeros ahí, ¿veá? Y anduvimos ahí en la calle nada más ahí viendo las, paseándonos ahí nada más. No, ni fuimos a comer ni nada ahí. Nomás viendo ahí, tomándonos una nieve nomás.
LM: Claro.
JG: Ahí con…
LM: ¿Qué hacían los demás compañeros los fines de semana?, ¿cómo se divertían?
JG: Pues, no, puro trabajo ahí, oyendo música ahí en el campo, ahí en las barracas nada más.
LM: ¿No jugaban cartas?
JG: Pues sí, jugaban ahí las cartas, ahí los camaradas. Ahí el, pos nomás baraja nada más, ¿veá?
LM: ¿Tomaban algunos los fines de semana?
JG: Pues no, casi no, yo veía, casi no, no. Eran puros compañeros de trabajo, no, casi no les gustaba la bebida, ¿veá?
LM: Y de comunicación con su familia a México, ¿cómo se comunicaba?
JG: Pues no, no hubo comunicación y a cartas.
LM: Cartas, ¿se escribían?
JG: Ey, cartas. Llegaban allá a las cansadas.
LM: Pues, ¿se tardaban mucho?
JG: Sí, se tardaban muchísimo, ¿verdad?
LM: ¿Escribió usted en alguna ocasión a su familia?
JG: Sí, sí, en ese tiempo estaba yo recién casado, recién casa[d]o.
LM: ¿Le escribía muy seguido?
JG: No, pues no seguido, no. Nada más como unas dos veces.
LM: ¿Qué más? Cuénteme, cuénteme por favor, cómo fue que regresó usted a México cuando se terminó su contrato.
JG: Pues ya, terminamos, ¿veda?, ahí el contrato. Y ya, nos venimos aquí a nuestro México.
LM: ¿Les avisaron, les dijeron?
JG: Sí, ya, ya no, ya, ya no hay trabajo y vámonos a nuestro México.
LM: Y, ¿los mandaron a La Asociación o los mandaron…?
JG: No, pues, ya, sal[imos], pues no salimos de allí ya, de allí de onde estábamos, ¿verdad? Y ya nos venimos a, aquí a Durango.
LM: ¿En qué fue ese viaje?
JG: Fíjese que, llegamos a Mazatlán, iba el compañero ese que le digo que nos tocó juntos de ahí del mismo pueblo y nos, pos venía uno con muchas ganas de llegar a su pueblo, ¿verdad?, y nos, agarramos un avioncito de esos chicos, de esos avioncitos chicos. Y no, pues pronto llegamos, ¿verdad?
LM: ¿Cómo se llamaban los aviones esos?
JG: Pos no, no me acuerdo, ¿verdad? Del… Nomás nos subimos y llegamos.
LM: ¿De Mazatlán a Durango?
JG: De aquí de Mazatlán a Durango.
LM: Y de Mexicali a Durango, ¿en qué se vinieron?
JG: De, ¿de Mexicali?
LM: A Mazatlán, perdón.
JG: A Mazatlán, nos venimos en autobús.
LM: En autobús.
JG: Ey.
LM: ¿Cuántos venían?
JG: Pues en el camión de compañeros de, de compañeros nada más él y yo. Na más él y yo. Y pos el camión completo, ¿verdad?, de su pasaje completo. Y pos veníamos gustosos ya, porque veníamos…
LM: ¿Qué traía usted de allá?
JG: Pues traía una ropita, una ropita que compré, ¿verdad? Nada más, nada más poquita ropita.
LM: ¿Cómo se portaban los mismos mexicanos en las aduanas?
JG: Pues no hubo ningún, nada, nada.
LM: ¿Ningún incidente?
JG: No, nada, ningún incidente, nada. Nada, nada, nomás ya. No, bien, bendito sea Dios que más o menos sí. A mí me fue bien, bendito sea Dios. No, no hubo, no hubo nada de problemas, nada.
LM: ¿Ya tenía ganas de ver a su familia?
JG: Sí, cómo no, sí, no, no. No y no le digo que: “Vamos a agarrar un avión para venirnos más rápido”. Porque, pos no sabía uno todavía cómo estuviera el paso de aquí de Mazatlán, ¿veda? Ya ve que es peligrosa esa carretera. No mire, creo cuarenta y cinco minutos hizo el avioncito de Mazatlán a aquí. No, yo que estaba, medio estaba, medio, se bambaleaba el avioncito, pero mire, llegamos pronto.
LM: ¿No le dio miedo en el avión?
JG: Pos sí, ¿veá? Sí, sí, pocón, ¿veá?, pero pos viene uno con…
LM: ¿Qué dijo: “A lo mejor no llego?”.
JG: Pos a lo mejor no llega uno, ¿veá? (risas) Y ya llegamos aquí a Durango y luego luego nos fuimos en el autobús al rancho. Ya llegamos, como en la madrugada por ahí, como a la una de la mañana.
LM: ¿En qué mes llegó?
JG: Me parece que en, como en octubre, por ahí.
LM: En octubre.
JG: Ey.
LM: ¿Cómo lo recibieron en su casa?
JG: No, pos de maravilla, fíjese nomás. (risas)
LM: Qué bien.
JG: Bien ahí la gente, el papá y la mamá y los hermanos, ahí todos: “Ese bracero, fracasado”. Ya ve como le hacen.
LM: Me decía que puso un negocio con lo que trajo de allá.
JG: Sí, pusimos un negocito de abarrotes. Bendito sea Dios, fíjese que nos fue muy bien.
LM: ¿Cuánto tiempo duró en el…?
JG: ¿De abarrotero? Pues, duré vario tiempecillo, como unos, bueno el negocio creció poquito, fue creciendo, ¿veá?, fue creciendo poquito. Pero eso fue, eso fue el inicio, ¿veá?, del negocio, ¿veá? Los verdecitos, ahí. En aquel tiempo estaba más módico todo, ¿verdad? Sí rendía, sí rendían los centavitos.
LM: ¿No le daban ganas de repente de…?
JG: ¿De regresar?
LM: ¿De regresar?
JG: No, no, pos había trabajo ahí en casa. Sí, sí hubo más o menos trabajito sí. Sí, el jefe sí, sí se defendía, más o menos, sí. Y a echarle ganas otra vez al negocio del ranchito.
LM: Muy bien, después. Entonces, ¿combinaba el ranchito con los abarrotes?
JG: Sí, pues sí. La tierrita y la siembrita, todo eso, ¿veá? Se hacía uno vivir. Pues pobretón, no crea usted que, pobretón, pero pos ahí.
LM: Pero a gusto.
JG: Sí, pos ya, ya.
LM: ¿Cuándo se vino usted a Durango?
JG: Yo me… ¿Del rancho? Yo me vine en el [19]68.
LM: ¿Por qué se vino?
JG: Pues, nos venimos para, nos venimos para acá, ¿veá? Mi papá siempre estuvo pensando él en mejorar. Y ahí en el rancho, ahí en Estación Progreso, ¿veá?, no hay mucha agua en el subsuelo. Y, usted sabe que aquí en Durango hay bastante agua. Entonces un señor, el señor que le vendió el primer ranchito, le decía: “Don Antonio, váyase a Durango, hombre, ustedes son muy trabajadores”. Y pues todo mundo le hace propaganda a su negocio. “Yo le vendo una granjita. Yo le vendo una granjita”. Y mi papá tenía unas vaquitas allí, pintas de negro. Algún, algún, siempre había poquitas vaquitas ahí, ¿veá? Y le dijo mi papá: “No”, se llama don Ángel el señor, don Ángel Casas, “no, don Ángel, pues solamente que nos fíe el ranchito le podemos”. “Sí, cómo no. Me da una parte de ganado”, de unas vaquitas que había, ¿veda?, y dijo, “me da a escoger unas cincuenta, cincuenta vaquillas y ese es el enganche para el primer abono del rancho, se lo voy a dar en $150,000 pesos el rancho y le doy facilidades. Y al siguiente año nos da otro, otro, otra cantidad igual de vaquillas y ya el tercer año si usted no quiere darme vaquillas o me quiere dar dinero, le acepto lo que sea”. Y le entramos al negocio, nos consultó mi [p]apá: “Vamos a entrarle al negocio, ¿cómo ven?”. A los hermanos, ¿veá? “Vamos a entrarle”.
LM: ¿Cuántos hermanos tomaron la decisión?
JG: Pues dos, dos. Y ya, pues ya nos venimos para acá a entrarle al negocio del riego, ya más diferente que el temporal, ¿verdad? Pero también no, también no crea usted que es muy, digamos, que estaba también muy bueno el negocio. Nada más que había más expectativa del agua, todo eso, ¿veá?, que la tierra, pues un poco mejor, ¿veá?, que el temporal. Porque no está uno esperanzado de a tiro a lo que venga del cielo, que lo que llueva, ¿verdad? Y ya fue, ya fue diferente. Y ya, le echamos también ganas ahí al ranchito, ¿veá?, y le echamos muchas ganas, ¿veá? Y ya después compramos, compró mi [p]apá el otro, la otra granjita también, con facilidades.
LM: Mire, qué bien.
JG: Nos dio facilidades el señor, ¿verdad? Y estaba bien equipado el rancho, lo que sea, tenía un ganadito de borregas. Tenía como unas ciento y algo, como ciento cincuenta animales, ciento veinte, por ahí.
LM: Y a eso se…
JG: De borregas muy buena, de muy buena calidad. Y tenía equipo, tenía unos tractorcitos viejos, ¿veá? Y nosotros ya teníamos maquinaria más o menos regular, nueva y ganas de trabajar, muchas ganas de trabajar. Y como le comento, duramos aquí cuatro años, del [19]68 al [19]72. Cuatro años trabajando muy bien, bien. Teníamos más o menos como unas ochenta vacas en producción de, lecheras, como de veinticinco litros.
LM: Bastante bien.
JG: Bastante bien, sí, ben[dito], bendito sea…
LM: Bastante trabajo.
JG: Bastante trabajo, ahí sí se trabajaba.
LM: Sí.
JG: Yo trabajaba, yo era como, pues administrador. Yo trabajaba desde las tres de la mañana, pues no quiero mentirle, a veces hasta las once de la noche.
LM: No, sí, sí.
JG: Porque, en el rancho se trabaja.
LM: Así es.
JG: Que no, que faltaba el pasturero, que se emborrachaban y vamos a entrarle. A regar, que no hubo regador y la alfalfa se necesita regarla y a regar en la noche. Ponía mi tirada de tablas de alfalfa y, me daba una dormitada y me levantaba en la noche a ver el agua. La cambiaba y otra vez a, otra dormitada ahí y así y así.
LM: Y a eso se dedicó.
JG: A eso me dediqué cuatro años.
LM: Y, ¿después?
JG: Y después, ya me metí yo de abarrotero aquí.
LM: ¿Aquí en la ciudad?
JG: Aquí en la ciudad, sí. Estuve aquí de abarrotero, como dieciocho o veinte años.
LM: Muy bien, muy bien. Don Javier, me gustaría preguntarle, ya para ir finalizando con la entrevista, ¿qué piensa usted?, ¿cuál es el sentimiento que le causa el término bracero?
JG: Pues, no, no, no, no ningún sentimiento de nada, no. Al contrario, que bueno que el Gobierno Americano dio oportunidad de contratar toda esta gente, ¿veá?, que, que muchos se beneficiaron, muchos nos beneficiamos de eso, de ese trabajo, ¿veá? Como actualmente está toda las personas con la ilusión de irse al sueño americano, ¿veá? Algunos, ¿veá?, pues les toca buena suerte, a otros mala suerte, ¿veá? Se quedan en el intento, ¿verdad?, de, pero pues es una impresión muy buena, digo, todo mundo, todo mundo quiere estar en los Estados Unidos. A los verdes, ¿verdad?, con la ilusión de los verdes, que, pues que rinden, del dinerito rinde, ¿veá? Muy diferente al nuestro, mucho muy diferente al nuestro. Claro que no quisiera uno salir de su territorio, ¿veá?, pero, pos la necesidad a veces lo obliga a uno a trabajar, a salir a buscar un poquito más, ¿veá?, de lo que se puede obtener de aquí de nuestro México. Pero, en realidad nuestro México es una cosa maravillosa, ¿verdad? Nada más que, pues, pos siempre esta la gente con la ilusión, ¿verdad?, que aquellas gentes están mejores, que vienen más bien vestidos, que todo eso, ¿veá? Y ahí, pos le causa a uno, ¿veá?, todo eso novedad y todo eso, pero…
LM: En general, sus recuerdos de aquella época, haber sido bracero, ¿son buenos?
JG: Son buenos, son buenos, sí son buenos.
LM: ¿Se siente usted orgulloso de haber sido bracero?
JG: Pues sí, sí me siento orgulloso porque desde el momento en que fui a visitar a los güeros, ¿veá? Entonces, pos tiene uno que también sentirse uno a gusto, ¿verdad?
LM: Claro.
JG: Eso es.
LM: ¿Por qué optó por quedarse en México en vez de tratar de irse a Estados Unidos?
JG: Pues, por [es]tar con la convivencia con la familia, ¿verdad? Estar uno unido en con su familia, ¿verdad?
LM: Claro. ¿Usted cree que sería bueno que se volviera a instituir el Programa Bracero?
JG: Bueno, pues yo creo que sí. Yo creo que sí, para que no haiga tanta, que sufren mucho las personas que se van allá, que indocumentados, ¿veá? Que con esa cuestión de, que se ha visto ya ve cuanto, que esos polleros los tratan muy mal. Y ve uno en la televisión, las personas que se quedan en el, que pierden la vida por pasar allá. Por querer, pos por querer ir a otro medio de vida, ¿verdad?
LM: ¿Se acabaría el…?
JG: Se acabaría eso, ¿verdad?, se acabaría, que sería, mejores contratos, ¿verdad?, y que regresen a su país, ¿verdad?, que estén el tiempo que sea necesario, ¿verdad? El tiempo, que los contraten, ¿verdad?, que estén en el trabajo. Y yo digo que para mí sería mejor eso, ¿veá?, que irse nomás así a la aventura, ¿veá? Porque ya ve cómo se ha visto, ¿veá?, las personas afectadas a las que se les mueren sus seres queridos, ¿veá?
LM: Sí.
JG: Yo digo que sí, que sí sería bueno, ¿veá?
LM: De la experiencia que le tocó a usted vivir, ¿vio muchos americanos trabajando en el campo?
JG: No, no.
LM: A gente de…
JG: Pura México, pura México. No, no, puro mexicano, de mayoría mexicana. Los entrones pal trabajo, ¿verdad?, lo que sea, ¿veá?
LM: Así es. Don Javier pues quiero darle las gracias.
JG: Pues muchas gracias por sus, por su atención y por, y por ver, por conocerlo.
LM: Igualmente, un gusto.
JG: Y pues ojalá que sea, sea que sea de beneficio esto, ¿veá?
LM: Esperemos que sí.
JG: ¿Verdad?
LM: A nombre de la Universidad de Texas, quiero darle las gracias.
JG: Muchísimas gracias y por todo.
LM: Por haber compartido con nosotros su vida, sus experiencias.
JG: Pues muchísimas gracias, encantado de conocerlo y ojalá Dios nos permita vivir un poquito más para algún día ir a visitarlo por ahí, o…
LM: Claro que sí. Ahí estamos a sus órdenes.
JG: Así es. Ya ve que de repente los tiempos pueden cambiar.
LM: Así es.
JG: ¿Verdad? Ojalá que sea pronto, ¿verdad?, que cambien pronto para ir a dar una vueltecita por allá por los Estados Unidos.
LM: Muy bien. Con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
Fin de la entrevista
Interviewer
Martínez, Laureano
Interviewee
García Robles, Javier
Location
Durango, Durango, México
File Name Identifier
Garcia_Robles_DGO013
Citation
Martínez, Laureano and García Robles, Javier, “Javier García Robles,” Bracero History Archive, accessed November 25, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/203.