Isidro Abrego Alvarado
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Isidro Abrego Alvarado
Description
Nombre del entrevistado: Isidro Ãbrego Alvarado
Fecha de la entrevista: 2 de junio de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano MartÃnez
Esta es una entrevista con el señor Isidro Ãbrego Alvarado en la cuidad de Durango, Durango, el dÃa 2 de junio de 2003 conducida por Laureano MartÃnez para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Buenas tardes don Isidro.
IA: Buenas tardes.
LM: Don Isidro, me gustarÃa comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
IA: Yo nacà el dÃa 4 de abril de 1931, en un pueblito que está aquà cercas que se llama el Sauz Bendito.
LM: El Sauz Bendito, ¿municipio de dónde?
IA: Municipio de Canatlán.
LM: Canatlán, Durango, ¿verdad?
IA: SÃ.
LM: ¿Cuántos años tiene?
IA: Tengo setenta y tres años.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
IA: Se llamaba Luis Ãbrego.
LM: Y, ¿su mamá?
IA: Juana de la Cruz.
LM: ¿De dónde eran originarios ellos?
IA: Ellos eran originarios de un pueblito que se llama Miguel Allende.
LM: Miguel Allende, ¿dónde está ese pueblito?
IA: Allá está por el Municipio de Nuevo Villado.
LM: Nuevo Villado, Durango. ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
IA: Nosotros fuimos cuatro de familia nada más.
LM: Cuatro, ¿cuántos hombres y cuántas mujeres?
IA: Tres hombres y una mujer.
LM: De esos cuatro, ¿qué lugar ocupaba usted, don Isidro?
IA: Yo era campesino allá en aquellos tiempos, era campesino. Yo sembraba maÃz y frijol.
LM: Y, ¿era usted el más chico o el más grande?
IA: El más chico de la familia.
LM: Era el menor.
IA: SÃ, el menor.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá?
IA: Era también campesino él también. SÃ, también era campesino.
LM: TenÃan tierras propias.
IA: SÃ. Bueno, era ejido.
LM: Era ejido.
IA: Es ejido todavÃa.
LM: ¿Qué sembraba su papá?
IA: MaÃz, frijol.
LM: Su mamá, ¿se dedicaba al hogar?
IA: SÃ, al hogar. Ella ahà en la casa nomás, trabajaba ahà en la casa.
LM: ¿TenÃan gallinitas?
IA: SÃ, pos sÃ, cómo no. Pos ni modo, ahà gallinitas, marranos, una vaca y mulas pa sembrar y todo eso tenÃamos ahÃ.
LM: ¿Fue usted a la escuela, don Isidro?
IA: Pues no, no terminé ni la primaria siquiera, fÃjese. Porque en aquellos tiempos casi no habÃa escuelas nada, estaba muy difÃcil la escuela en aquellos tiempos, fÃjese. Yo recuerdo que era muy difÃcil, yo alguna de mis hijas por allá yo trataba de que estudiara y estudió hasta sexto año, nomás la primaria, nomás, fÃjese. Pero ya con eso, en aquel tiempo la primaria era un estudio, ¡qué barbaridad!, era muy grande, muy arriba. SÃ, ¿verdad?, ya ahorita ya no.
LM: ¿Era difÃcil terminar la primaria?
IA: Era muy difÃcil. Es más, yo tuve que transportarla, la trasportaba yo a ella. TenÃa un carrito de caballos y la trasportaba de ahà de donde nosotros vivÃamos a otro pueblito que estaba ahÃ, porque ahà no habÃa nada. Y fue del modo que, que terminó la primaria.
LM: Y usted, ¿hasta qué año llegó?
IA: No, yo nomás llegué hasta segundo año, nomás.
LM: Hasta segundo.
IA: Hasta segundo año, nada más.
LM: ¿Aprendió a leer y a escribir?
IA: SÃ, sà ahà aprendà a leer y a escribir. Y ahora he aprendido mucho porque me gusta mucho leer periódicos y todo eso. (risas)
LM: Qué bueno.
IA: SÃ.
LM: Cuénteme, don Isidro, ¿le ayudaba usted a su papá?
IA: SÃ, bastante. SÃ, bastante le ayudaba, mucho le ayudaba.
LM: ¿A qué edad empezó usted a ayudarle?
IA: De la edad de los quince, dieciséis años.
LM: ¿A qué le ayudaba?
IA: Pues le ayudaba yo a trabajar, pos a trabajar ya con un tronco, trabajando, sembrando y escardando, segundando y todo eso.
LM: ¿Cómo sembraban? ¿Cómo eran los troncos?
IA: Era, podÃas a poner dos mulas, un arado, en aquel tiempo, una persona, voy a suponer un niño, iba con un morralito aquà sembrando atrás, zas, zas, zas, zas.
LM: Iba el arado.
IA: Él araba, iba abriendo la tierra y entonces otro, otro arado, otro tronco vamos a decir, venÃa atrás tapándola. Le decÃan la tapada y asÃ, daba vuelta y otra vez y asÃ, eso era la siembra. Se dio el tiempo ya que el maÃz estaba grande, habÃa que escardarlo. Ya que cuando el maÃz estaba grande asÃ, habÃa que segundarlo.
LM: ¿Qué era la escarda?
IA: La escarda era, el arado, ¿verdá? Asà y arrimarle la tierra al maÃz, ¿verdad? Porque cuando se… El maÃz al sembrarlo, ¿verdad?, salÃa asà nomás, ¿verdad? Pero uno de campesino sabÃa a qué tiempo tenÃa que darle aquella escarda. Ya cuando estaba grandecito, metÃa el arado, juntaba la tierra y quedaba nomás el puro hoyito ahÃ.
LM: ¿Lo cubrÃan con tierra?
IA: Lo cubrÃan con tierra, exactamente.
LM: Y, ¿la segundada?
IA: La segundada era cuando ya el maÃz ya estaba grande asÃ. Ese era muy fácil para nosotros los campesinos porque era nomás ir por cada calle, ¿verdad? Del surco nomás y era mucho avanzar, mucho, ¿verdad? Y era muy fácil eso.
LM: ¿Cómo era la vida en aquellos años? ¿Cómo fue su infancia?
IA: Mire, ahorita yo tengo muchos hijos aquà y yo platico mucho y a ellos también les gusta mucho que platique yo con ellos. No se compara la vida ahorita con aquel tiempo, sÃ. ¡No, no, no! En aquel tiempo sà habÃa mucha necesidad. Porque le voy a dicir porque, porque vivÃanos todos en el rancho, no habÃa protestas, no habÃa manifestaciones, no habÃa quien fuera un grupo a hablar con el gobierno, a hablar con el presidente municipal, a hablar con equis persona. No habÃa nada de todo eso. Asà es que la gente ahà vivÃamos todos, ¿verdad?, con mucha necesidad. La gente no tenÃa con qué comprar un pantalón. Este, a los pantalones aquà les ponÃan, los cosÃa la mujer, asà pa todos lados.
LM: De la rodilla.
IA: SÃ, de la rodilla, sà se… De aquà de atrás.
LM: ¿Parchados?
IA: Parchados y de todo eso porque no habÃa, muy raro. Unos zapatos, casi no habÃa quién los trajera, puro huarache de llanta de, de llantas de esa de carro. Le ponÃa, unas correas de esas, habÃa unas correas que vendÃan y ahà las ganchaba y a caminar, pero casi no habÃa quién. Yo era un joven y yo fui a trabajar a La Laguna, que era onde más o menos pagaban bien y habÃa trabajito ahÃ. Y ese año venÃa yo muy contento, yo tenÃa como unos diecinueve años, venÃa muy contento porque en esa ida que me di, compré unos zapatos. Pero aquellos zapatos, aquellos zapatos eran nada más para el sábado y el domingo.
LM: Nada más.
IA: Nada más, sà pos si se los ponÃa como ahorita, los acababa y, ¡pa comprar otros!, (risas) pos ese era el asunto.
LM: ¿Hasta qué edad trabajó en, dice que a La Laguna se fue de qué edad?
IA: De dieciocho años.
LM: Don Isidro, ¿cuándo se entera usted que se puede ir a trabajar a Estados Unidos como bracero?
IA: En 1953, como nosotros vivÃamos de la agricultura, ¿verdad?, del campesinado, aquà en todo el estado de Durango fue un año que no llovió absolutamente nada. Aquà en Durango se abrió un centro de contratación, ¿verdad? Pero luego la gente, pos habÃa gente aquÃ. Y como es un centro de contratación, usted se imagina habÃa gente de distintas, de toda la república, voy a suponer, e hicieron muchas averÃas aquÃ, muchas averÃas hicieron. La gente empezó a protestar y ya no quisieron eso, entonces siguió ese año en 1953 aquà estaba el gentÃo asÃ, me fui y me contraté en Chihuahua.
LM: ¿En Chihuahua?, ¿aún habiendo centro de contratación?
IA: HabÃa centro de contratación, pero aquà vine. No, veÃa las cosas muy difÃciles, ¿verdad? Me fui a Chihuahua, entonces en Chihuahua ahà sÃ, sà arreglé el primer año que fui, la primer vez que fui.
LM: Y, ¿qué les pedÃan para enlistarse como braceros?
IA: Mire, en esos años, tenÃa que sacar un número, asà le daban un número, ¿verdad? Un numerito que le daban asÃ. Entonces ahà estaban los soldados, ahà donde estaban hablando por micrófono a la gente que le tocaba y luego ya este, le hablaban a uno. Iba caminando, entonces ya, ya cuando ya me tocó, fui yo pregunté, y ya cuando me tocó, ya le pregunté ahà a un sargento que está ahÃ. “Noâ€, dijo, “pa mañana, pa mañana serÃa tu númeroâ€. SÃ, efectivamente, otro dÃa ya me hablaron. Yo no conocÃa nada de Estados Unidos, ni sabÃa qué serÃa Estados Unidos, ni sabÃa nada. Yo iba nomás, yo iba solo, no llevaba ningún compañero de aquà como a veces, yo iba solo.
LM: Cuénteme, ¿en qué se fue de aquà a Chihuahua?
IA: Me fui en un tren carguero de, de… Yo estaba trabajando en Cevallos, Cevallos, Durango. Ahà habÃa mucho algodón ese año.
LM: ¿Allá cerca de La Laguna?
IA: Cerca a La Laguna, ahà hay un Cevallos. HabÃa mucho algodón y ahà me puse a trabajar. Y en aquel tiempo $15 pesos era mucho dinero, era mucho dinero. Y yo traiba $15 pesos. Bueno, pos ahà me fui, iba unos en un tren carguero ahà y luego me abrieron la puerta y Ãbanos cuidando la puerta que no se fuera a cerrar y ya nos fuimos a Chihuahua. En Chihuahua llegué y como no conocÃa nada…
LM: ¿Comentó usted con alguien de su familia que se iba a ir de bracero?
IA: SÃ, sÃ.
LM: ¿A quién le comentó?
IA: Bueno pues entonces en ese tiempo yo estaba recién casado, éramos nada más yo y mi esposa y un hijo que ahorita que es el mayor de aquà de la familia.
LM: ¿En ese año se casó?
IA: Ese año y mi esposa se quedó aquà por la necesidad que tenÃamos. Ella me insistÃa mucho que no me juera. Pero con la necesidad que tenÃamos, no, a mà no me interesaba nada, tenÃamos un niño nomás, en ese año.
LM: Y, ¿qué se oÃa de los braceros? ¿Por qué se animó o qué?
IA: En 1941 fue el año que fueron los primeros braceros de aquà de, de la República Mexicana. Pero ese año recuerdo que habÃa guerra con Estados Unidos, por allá quién sabe dónde, ¿verdad?
LM: La Segunda Guerra Mundial.
IA: Entonces muchos no querÃan ir, porque es que no, que no, que los llevaban a la guerra pero no era cierto.
LM: ¿TenÃan miedo?
IA: TenÃan miedo, sÃ. Y muchos no iban, no quisieron ir por eso. Pero ya después empezó ya a saberse, a saberse y empezó a ir la gente. Y los primeros braceros cuando llegábamos, pos estaban muy bien allá, pos ya cuando llegábanos, sÃ. Ya era otro movimiento.
LM: ¿Aquà le tocó ver algún paisano, que hubiera regresado?
IA: Yo, nomás a una persona vide, en 1941 me parece o [19]45 me parece, por ahÃ. Fue la primer persona, una persona que vide yo que vino de Estados Unidos con mucho dinero.
LM: ¿VenÃa con mucho dinero?
IA: SÃ, traiba mucho dinero, porque entonces en aquel tiempo me parece que el dólar valÃa $4 pesos o $3 pesos, por ahà va la cosa, ¿verdad? Y entonces pues ya toda la gente al ver aquella persona, pos toda la gente se emocionó y dice: “Pos no, yo me voy de braceroâ€. Aunque no estaba muy fácil, ¿eh? Era un chorro de documentos que le pedÃan.
LM: ¿Qué le pedÃan?
IA: Entonces algunos requisitos no los llenaba, ¿verdad? Y ahà taba la cosa.
LM: ¿Se acuerda usted qué fue lo que le pidieron ya cuando llegó a Chihuahua?
IA: SÃ, sà me acuerdo bien, cómo no. Ahà se necesitaba el acta de nacimiento, no habÃa todavÃa tarjeta electoral, no habÃa todavÃa. Pero el acta de nacimiento, la cartilla militar y algún recibo de ahà del rancho donde vivÃa, del pueblito donde vivÃa, eso era todo lo que le pedÃan.
LM: ¿Llevaba usted eso?
IA: SÃ, yo todo llevaba, yo todo llevaba porque yo ya sabÃa lo que pedÃan, ¿verdad? Entonces yo ya sabÃa todo eso.
LM: Claro, ¿cómo era ese centro de contratación ahà en Chihuahua?
IA: Era muy bonito. Bueno, en Chihuahua ahà taba la revisión médica, la revisión de… Bueno un chorro, de examen que le hacÃan ahà al mexicano.
LM: PlatÃquenos de esos exámenes.
IA: Era muy duro, fÃjese, era muy duro el examen. ¡Ande!, yo me acuerdo. Nombre, ¡qué barbaridad!
LM: ¿Cómo era?, ¿qué les decÃan?, ¿qué hacÃan o qué?
IA: Mire, luego luego llegando, luego cuando ya le daban a uno sus papeles ya onde uno ya sabÃa que iba a trabajar allá, unas hojas rosas que le ponÃan ahÃ, ya sabÃa que iba a trabajar ahÃ. Pero luego luego entrando, luego luego entrando, que uno iba de aquà ahà ya pa onde ellos estaban, estaban todos los médicos de todo, ahà estaban unas personas con un viaje de, con una bomba de desinfectar, todo, desde los pies hasta la cabeza.
LM: ¿Con ropa o sin ropa?
IA: Con ropa, sÃ.
LM: ¿Los rociaban?
IA: Los rociaban todo aquello.
LM: ¿Qué era, algún polvo?
IA: Era un polvo, como insecticida, una cosa asà era.
LM: Ni les avisaban.
IA: No, no nos avisaban nada.
LM: ¿Usted sabÃa?
IA: Yo no sabÃa nada de todo eso.
LM: ¿Qué pensó?
IA: No pos yo pensé, taba todo eso, dije: “¡Ah caray! Pos y ni modo, listo y ni modo. A lo mejor estas son las reglas que tienen pa que nosotros vayamos pa allá y ni modoâ€.
LM: Y de ahÃ, ¿qué más?
IA: De ahÃ, hubo otras cosas que no se las puedo decir, ¿verdad? Porque, pos no se las puedo decir.
LM: ¿Son muy feas?
IA: Pos sÃ, fÃjese que sÃ. Y ya al último ya cuando uno ya pasaba allá… Bueno, ahà ya cambiaba la situación porque allà en Ciudad Juárez habÃa una parte que se llamaba el RÃo Vista. No, ahà ya era una cosa ya, ¡qué barbaridad!
LM: ¿Le hicieron algunos otros exámenes médicos?
IA: No, allá no, ya allá, ya pasando allá no.
LM: Allá ya no.
IA: Eso era aquà en Chihuahua nada más, allá ya de ahà ya lo ponÃan, ya afuera un tren o ya le ponÃan autobuses y ya se lo llevaban ya hasta El Paso. En El Paso estaba ahà en Ciudad Juárez, en El Paso, una parte que se llamaba RÃo Vista. RÃo Vista era un campo grande, muy grande, muy inmenso con tela de alambre, ahà estaban llegando todos los braceros. Los que iban de aquà y los que venÃan de allá de Estados Unidos también, ahà llegaban. Ahà les daban el pasaje hasta Chihuahua y ya de ahà de Chihuahua pues ahà cada quien, ¿verdad? Y entonces, ya ahà ya era otra cosa ya porque por ejemplo ahà ya ahà habÃa camas, habÃa regaderas, habÃa comida, se la daban, todo era gratis. Ya se iba contratado el bracero, ¿verdad? Y camas y correo y bueno, habÃa todo ahÃ, muy bien estaba ahÃ.
LM: Estaba muy bien, ¿era grande?
IA: SÃ, era muy grande ahÃ.
LM: ¿Cuánta gente cree usted que habÃa ahÃ?
IA: Pues ahà habÃa miles sobre miles, fÃjese. Voy a suponer unos diez mil personas, ahà habÃa más o menos como unas diez mil personas. Ya a la hora de, de la noche de, habÃa muchas barracas pero no cabÃa la gente ahÃ. Entones iba uno por su camita de esas que se doblan y la ponÃa por ahà donde quiera, ahà se quedaba en la noche. Entonces ahà estaban llegando todos los americanos de por allá, voy a suponer de los estados de aquellos de allá, ¿verdad? Entonces: “Pos yo quiero tantos. Yo quiero veinte. Yo quiero diezâ€. Y asÃ.
LM: ¿Ahà escogÃan al trabajador?
IA: Y lo escogÃan al trabajador, ¿eh? No crea que, que nomás: “Venteâ€. Y no, todavÃa ahà iban a escoger al trabajador todavÃa. Le veÃan las manos, señor, a ver cómo las tenÃan, a ver si tenÃan callos, a ver como qué clase de manos tenÃa. Se las veÃan y se las volteaban. “Y, ¿en qué trabajabas tú allá?â€.
LM: Les hacÃan preguntas.
IA: Sà les hacÃan preguntas: “¿En qué trabajabas?â€. “Bueno pos yo era campesino allá, ¿verdad?â€. “¿Sabes piscar algodón?â€. “Pos no, no séâ€. “Y, ¿a qué vas entonces?â€. “Pos quiero trabajar, quiero ganar dineroâ€. “¿Qué allá en México no ganas?â€. “Pues gano, pero gano muy poquitoâ€. (risas)
LM: Claro.
IA: Pos sà claro, la verdad, ¿verdad? Sà y, y no pos ya de ahà era otra la situación.
LM: ¿Dónde firmó su contrato?
IA: Lo firmé ahà en Chihuahua.
LM: ¿Por cuánto tiempo le dieron el contrato?
IA: El primer año fueron dos meses, ahà en el estado de Arizona.
LM: ¿Lo mandaron a Arizona?
IA: A Arizona, ahÃ.
LM: ¿A qué parte de Arizona, se acuerda?
IA: Un pueblito que se llamaba Bowie, Arizona. Allà seguramente, ahà los rancheros arreglaron casitas de madera, bien arregladitas con sus camas, con sus cobijas, con su estufa, bueno todo asà estaba muy bien arregladito todo ahÃ. Y pa que ahà mismo hacÃa uno su comida y ahà comÃamos. Compraba uno comida y ahà mismo comÃa.
LM: Ahà vivÃan, ¿cómo le llamaban a esas casas?
IA: No pos ahà le… No tenÃan nombre, nomás les decÃan ahà campos de braceros nomás, campos de braceros nomás.
LM: ¿Qué ilusiones tenÃa usted cuando se fue a Estados Unidos? ¿Qué sueños?
IA: Mis sueños, yo vivÃa en un ranchito le acabo de decir, mis sueños. Cuando yo me fui a Estados Unidos, habÃa una persona ahà que yo trabajaba con él. Y yo en un carrito de esos de cuatro ruedas con dos mulas, ahà trabajaba con él en un establo y cargaba el abono que estaba ahÃ, e iba y lo tiraba a sus labores de él. Y yo me bromeaba con él y yo le decÃa a él: “Yo quisiera irme a Estados Unidos nomás pa comprar un carritoâ€. Y yo iba en el carro cargado con abono y sentado en una tablita manejando las riendas y yo me hacÃa las ilusiones, yo no tenÃa nada. Me hacÃa las ilusiones: “Si este carrito fuera mÃoâ€. Me fui a Estados Unidos, cuando vine, a él mismo le compré todo eso. En un carrito ya andaba yo muy a gusto con mi carrito y trabajando y todo, haciendo adobes, acarreando piedra pa hacer otra casita más amplia ahà y todo muy bien ahÃ. Acarreaba agua en unos tambos y ahà la ponÃa, pa de ahà le daba a los caballos y de ahà agarraba también. Y sÃ, gracias a Dios que sÃ.
LM: Qué bueno.
IA: Mi esposa fue una persona muy cuidadosa y muy trabajadora. Cuando yo vine, ya habÃa… Ya tenÃa una vaca, una vaca parida que compró, fÃjese nomás. ¡Cambió!, cambió la situación, de allà cambió. Yo también ya después me piqué a ir a Estados Unidos, no pos ya estábamos bien. Pero como le digo, iban y venÃan, iban y venÃan, ¿verdad? Porque los contratos eran chicos, nada más que tenÃa uno que renovarlos, ¿verdad? Cuando habÃa trabajo que el patrón, voy a suponer, que el patrón le decÃa: “¿Te quieres quedar?, tengo trabajoâ€. “Sà cómo noâ€.
LM: Las famosas extensiones de los contratos.
IA: De los contratos. “Tráeme tu contrato pa llevarlo a La Asociación para arreglártelo ahà por tanto tiempo másâ€. Y ahà lo arreglaban.
LM: ¿Por cuánto tiempo les daban las extensiones?
IA: Bueno, eso era según el trabajo que tuviera el americano, si tenÃa bastante trabajo podrÃa ser por dos meses. Porque en ese tiempo los contratos no eran muy grandes, no eran muy grandes los contratos.
LM: ¿Eran pequeños?
IA: Eran chicos. Los primeros cuarenta y cinco dÃas a Estados Unidos era desahijar betabel, eran cuarenta y cinco dÃas. La mayor parte de todos los mexicanos que iban a trabajar, cuarenta y cinco. Pero de ahÃ, ¿verdad?, a veces el mismo patrón: “Mira, pos quiero que me ayudes aquà dos meses más, un mes más, dame tu contrato, este ya se cumplió pero dame tu contrato, yo lo llevo a La Asociación y luego te lo traigo otra vez, pero ya arregladoâ€. SÃ, ya arreglado.
LM: Y ustedes, ¿qué decÃan?
IA: SÃ, pues cómo no.
LM: Claro, lo que querÃan era trabajar.
IA: Era trabajar.
LM: Cuénteme ahà en Arizona la primera vez que fue, llegó a trabajar en el algodón, ¿verdad?
IA: En el algodón.
LM: ¿Cómo es el trabajo del algodón?
IA: Es muy duro, es muy duro porque es un costal grande, vamos a suponer como, como de dos metros el costal y lo tiene que traer uno aquÃ. Tiene una cosa aquà para amarrárselo uno de aquÃ.
LM: Se lo amarra de la cintura.
IA: De la cintura y luego aquà como que tiene una boca y luego va, zas, zas, zas, hasta que se llena. Entonces ya se llena el costal, ya lo carga y luego allá está la pesa, donde está una persona ahÃ: “Tanto, tanto, tantoâ€.
LM: Ahà le checaban los pesos.
IA: SÃ, ahà le… Cuánto, cuánto, llevaba de cuánto… Pos la libra, las cien libras de algodón nos las pagaban a $2.05.
LM: A $2.05.
IA: ¡Uy muy barato! Sà pos aquel tiempo, como en 1953, sÃ.
LM: ¿A qué horas empezaban a trabajar?
IA: No, temprano, temprano. SÃ, era muy temprano. Yo voy a suponer desde las siete de la mañana hasta ya la oscuridad, hasta que ya no se veÃa la…
LM: De sol a sol.
IA: De sol a sol.
LM: ¿Cuántos braceros trabajaban en ese campo?
IA: Trabajábanos pocos, es que era una compañÃa ahà que estaba aproximadamente como doscientos. Como doscientos mexicanos habÃamos ahÃ, aproximadamente.
LM: ¿Sembraban algo más que algodón?
IA: No, yo vide puro algodón, pero sà mucho, mucho. ¡Uh qué barbaridad! No se alcanzaba a ver tanto que habÃa. Nada más eso fue lo que alcancé a ver.
LM: ¿Eran largos los surcos?
IA: SÃ, eran bastante. Porque los sacaba uno a la mitad nada más. Y ahà ponÃan unas banderas, unas banderas altas asà arriba, banderas. Y eso querÃa decir que era nomás hasta ahÃ, sacar una parte, y luego ya empezar la otra.
LM: Y, ¿el clima cómo era ah�
IA: Pues hacÃa, en ese tiempo que yo fui hacÃa mucho frÃo.
LM: Mucho frÃo, ya empezaba a hacer frÃo.
IA: SÃ, pues yo, de aquà me fui en octubre, el dÃa 9. Me acuerdo muy bien que el dÃa 9 de octubre fue cuando, el primer dÃa que pasé yo para allá. Chihuahua, del [19]53, dÃa 9 de octubre y ya estaba haciendo mucho frÃo.
LM: ¿Cómo era el ambiente entre los mismos braceros, entre los mismos mexicanos?
IA: Pos fÃjese que, no, a veces no era muy bueno, fÃjese. Yo le voy a decir por esto, de que hay unas personas muy tomadoras, muy jugadoras, ¿verdad? Entonces alguno que no le conviene todo eso, pos está ahà navegando ahà sufriendo ahà todo. SÃ, el relajo ahà en la noche, más los sábados y los domingos, unos salÃan de pleito ahà y otros no y bueno.
LM: ¿Qué hacÃan? Cuénteme, ¿qué hacÃan lo sábados y los domingos?
IA: Pues muchos tomaban, tomaban vino.
LM: ¿Ahà en las casas?
IA: SÃ, no, o se iban ahà a los pueblitos que estaban cercas, ahà vendÃan. VendÃan y se iban, allà habÃa cantina y todo. Ahà tomaban y llegaban bien tomados y bien borrachos ahà a la casa y otro dÃa en la mañana ya se iban. Y ahà mismo habÃa partes que se hacÃa la jugada a los dados, ahà jugaban todos.
LM: Jugaban dados.
IA: SÃ, jugaban dados también. Entonces pues claro, digo, algunas personas venÃan, cuando llegaban aquà se presentaban en quiebra. “No, pos que me fue malâ€. Y por eso.
LM: A usted, ¿qué le decÃan? ¿Lo invitaban a tomar?
IA: SÃ, me invitaban mucho, llegué al grado de que, tuve que salir de pleito con ciertas personas allá porque Ãbamos, nos Ãbanos juntos de ahÃ, ¿verdad? Y ya claro pues luego luego a la cantina, ¿verdad? Entonces luego luego, ¡zaz! Y yo me acuerdo que, yo iba pensando, luego luego. Pos es que a mà nunca me ha gustado tomar, nunca. Y yo odio la cruda, no. Pos los primeros dÃas, sà por complacer y usted sabe, ¿verdad? Porque sÃ, pos cómo no. Pero ya después ya no, entonces algunos: “No, que tú y que pa acá y que eres esto y que eres esto otro y que pa acá y que fue y que vinoâ€. Pos lo que me dijeran. Pero es que yo pensaba, yo mis pensamientos eran otros, mis pensamientos era, trabajar allá, mandar dinero aquà a mi esposa. Porque ella es una persona muy cuidadosa, una persona muy trabajadora. Entonces pues yo decÃa: “Esta es la oportunidad que tengo aquÃ, si no la logro va a estar otra vez másâ€. Hay que jalar.
LM: Y, ¿llegó a los golpes?
IA: No, no asà nomás.
LM: Nomás asà verbal.
IA: Pero yo soy una persona que me dicen alguna cosa y cuando la cosa es mal, que me ofenden, yo no serÃa capaz de ponerme por, porque no, no conduce a nada, está peor la cosa, sà yo…
LM: ¿Ni ganados son buenos?
IA: No, no pos no, claro. Entonces este, pos yo mejor dejaba pasar las cosas, me retiraba y ganaba a otros lados y ya.
LM: ¿Qué hacÃa usted en esos dÃas?
IA: Pos bueno, más bien los sábados y los domingos mejor me iba yo, me separaba de ellos y como que primeros dÃas me quisieron ellos señalar, ¿verdad? Pero ya después otros cuatro, cinco compañeros mÃos también que ya igual que yo, ya habÃa más fuerza, ¿verdad? No, ya después no: “Ustedes se van para allá, nosotros ganamos pa acá, para otro ladoâ€. A ver los aparadores, a andarnos mirando ahà todo aquello y todo eso.
LM: ¿Cómo era el pueblito?
IA: Estaba grande y estaba bonito.
LM: Le gustaba. ¿Qué es lo que le llamaba la atención del pueblo?
IA: Pos ahà el pueblito, habÃa puro inglés, no hablaban…
LM: No hablaban español.
IA: Español no hablaban nada. Entonces nos gustaba meternos a una rolilla que estaba ahÃ, pero ahà no vendÃan nada de todo eso. Una pura rolilla que estaba ahà y tenÃan una pura canción mexicana nomás.
LM: ¿Cuál era, se acuerda?
IA: SÃ, me acuerdo bien. No me acuerdo cómo se llama ahorita, pero me acuerdo bien, pero no me acuerdo cómo se llama. Y por eso Ãbamos y nos metÃamos ahÃ, nomás por eso.
LM: ¿Qué pedÃan o qué?
IA: Un refresco, un refresco de coca, un refresco de sabor y todo eso era lo que tomábamos ahÃ, nada más eso.
LM: ¿Cómo era el trato que recibÃan ustedes del americano en los pueblos?
IA: Mire, yo durante… Yo fui una, dos, tres, cuatro, cinco veces fui yo a Estados Unidos contratado, en diferentes partes, ¿verdad?, en diferentes partes. Pero yo, onde yo me tocó con los patrones fueron muy buenas personas para mÃ. El último año que fui yo, estuve en el estado de Arkansas, hasta el matrimonio que estaba ahà con que trabajábanos me regaló una foto donde están los dos ahÃ. Y ya cuando ya terminamos el contrato que ya le acabamos de trabajar ahÃ, nos hizo como una fiestecita, ¿verdad?, ahà en su casa. SÃ, ahà en su casa.
LM: Les hizo una despedida.
IA: SÃ, como una despedida. Y la esposa no sabÃa nada de español, ni él tampoco, pero ellos hacÃan la lucha hablar, ¿verdad? La señora, andábamos piscando nosotros algodón y se iba junto con nosotros ahà pa platicar, yo creo ella querÃa aprender.
LM: QuerÃa aprender español.
IA: Español y se iba ahÃ. En la noche llegábamos y estábanos cenando cuando llegaba el americano y tábamos cenando y luego: “Buenas nochesâ€. Le decÃamos nosotros. “Buenas nochesâ€. Y él decÃa que: “Buenos lonchesâ€. Y le decÃamos: “No, lonches no, noches, nochesâ€. Y luego nos hacÃa la lengua, que la lengua no le ayudaba, y era todo lo que sabÃa. Pero yo las partes que estuve ahà con los americanos no tengo nada qué decir, todos nos trataron bien.
LM: ¿Este matrimonio era un matrimonio joven?
IA: SÃ, era un matrimonio joven, era un matrimonio joven.
LM: ¿Ustedes llegaron a convivir con ellos?
IA: SÃ, cómo no, sÃ.
LM: A conocerlos bien.
IA: SÃ, los conocÃamos bien, nomás que pos no nos entendÃamos, no nos entendÃamos porque ya en aquella parte de allá que es donde está lejos, entonces pues este, pues era muy difÃcil que digamos, por allá algún, los que están allá para que nos interpretaran.
LM: Un intérprete o algo.
IA: Un intérprete, era muy difÃcil que hubiera en aquel tiempo personas que, casi no habÃa.
LM: ¿En los pueblos los trataban bien?
IA: SÃ, muy bien nos trataron. Yo no sé ahorita, parece que hay mucha discriminación ahorita. Pues ya cambió la situación, digo yo que ya cambió, pero en aquel que nosotros fuimos, no. Trabajábamos, nos pagaban, ellos mismos decÃan ahÃ: “El que quiera mandar dinero a su casa, vamos pa que lo pongaâ€. ¿Verdad? Ya ponÃa. “Yo quiero poner dineroâ€.
LM: ¿Le daban el dinero al patrón?
IA: No, no.
LM: ¿A quién le daban el dinero?
IA: Él nos llevaba al banco.
LM: ¿Cómo era?
IA: En aquellos tiempos, en aquellos tiempos se usaba mucho mandar cheques de banco de allá de Estados Unidos, ¿verdad? Entonces él mismo nos llevaba, comprábamos el cheque, lo llenábamos ahà mismo y luego ya pagábamos ahà y lo echa uno, se usaban mucho las cartas certificadas. Le echaba uno, certificaba la carta y venÃa a dar aquÃ.
LM: ¿Alguna vez le tocó que no llegara?
IA: No, nunca, nunca no, todo el tiempo, yo… Bueno pos no habÃa teléfonos, en aquel tiempo, puras cartas.
LM: Puras cartas, ¿se escribÃan?
IA: SÃ, escribÃan: “Ya recibÃ, ya, ya recibà el dineroâ€.
LM: ¿Qué se platicaban en esas cartas? ¿Qué le escribÃa usted a su señora?
IA: Pues yo, ella me escribÃa que cuánto tiempo iba a durar más allá. Entonces ella decÃa: “Pues noâ€. Entonces ella me decÃa: “Pues mira, ¿qué te parece si hay oportunidad de renovar otro contrato?â€. “Pos noâ€, dice, “tú sabes, pero pos noâ€, dice, “significa que tanto tiempo que tenemos ya aquà yaâ€. Porque a veces me echaba hasta dos contratos pegados, podÃan ser tres meses y otros tres, podÃan ser seis meses, ¿verdad? Entonces ella como que estaba muy conforme. (risas)
LM: No estaba muy conforme, pos estaba recién casada.
IA: No, no estaba muy conforme pero luego yo le hacÃa ver las cosas que, pos que era del modo de estarnos viviendo un poquito mejor, ¿verdad? Pos sÃ, porque pos allá yo le estaba mandando dinero a ella y ella pos estaba viviendo a gusto también, nada más la ausencia, ¿verdad?, que no…
LM: ¿TenÃan mayordomo ahà en los ranchos?
IA: No.
LM: ¿Algún intérprete que le haya tocado?
IA: Bueno cuando ya… HabÃa uno que le decÃan el fieldman, ese andaba por todas las…AhÃ, por todos los trabajos andaba él en un carrito, el fieldman. Ya sabÃamos que tiempo era, si nosotros querÃamos decirle algo al americano, o a la compañÃa o a… Entonces ya le decÃamos a él: “De este modo y de este otro y queremos esto y queremos esto otroâ€. Entonces ya él iba y ya le decÃa: “Que quieren esto y queren [quieren] esto otro, de este modo y este otroâ€. Pero no, pos nunca tuvimos problemas nada.
LM: Nunca, muy bien. Cuénteme qué comÃan.
IA: Pos comÃamos los mismo que aquÃ, nomás que allá, pues este, no sé qué pasarÃa en aquel tiempo, fÃjese. Pues Ãbamos de aquÃ, como yo por ejemplo, iba yo del rancho y allá la mayor parte de todos los braceros que iban, mire unas cajototas grandototas asÃ, copeteadas de puro mandado, comida de sobra. Ahà pa empezar huevo, carne, leche, mermeladas y panes y todo eso le echaba uno ahà al mandado. ¡Pero asà la cajota! Mira, harina, porque nosotros mismo ahÃ, si éramos cuatro, nos repartÃamos el trabajo ahÃ, uno lavaba trastes, otro amasaba la harina, otro la cocÃa y asà cada quien se… Ahà nos repartÃamos todo.
LM: ¿Cuántos se juntaban para…?
IA: Cuatro o cinco. Dos, el último año que fui yo, que estuve en el estado de Wyoming, éramos nada más yo y un primo mÃo. De todos los demás nosotros nos cortamos, ¿verdad? Y dijimos: “Nosotros nos cortamos, nosotros no nos vamos junto con ellosâ€. A trabajar también, desahijando el betabel.
LM: ¿Cómo es el desahije del betabel?
IA: ¡Ande hombre, qué barbaridad! Mire, el betabel era chiquito asÃ, habÃa que desahijarlo cuando estaba chiquito, más o menos a esta distancia, más o menos.
LM: Unos cuarenta centÃmetros.
IA: Unos azadoncitos asÃ, mire chiquitos, de manguito chiquitos, hijole nombre, nomás viera qué duro.
LM: ¿Todo el dÃa agachado?
IA: Todo el dÃa, hasta que oscurecÃa, agachado.
LM: Igual de sol a sol.
IA: De sol a sol, de sol a sol. Porque ahà onde nosotros estábamos ahà estaba la labor cerquitas y ahà nos Ãbamos hasta que oscurecÃa.
LM: Y, ¿les dolÃa la cintura?
IA: Ande, qué barbaridad.
LM: ¿Cómo fueron esos primeros dÃas?
IA: No, los primero dÃas, ¡ande! Yo los primeros dÃas, hÃjola, sà me ponÃa a pensar en la noche, ¡hijo de la fregada! Pero siempre yo mismo me daba valor. “No, tengo que triunfar, son los primeros dÃas y yo tengo que triunfar y Dios nos va a ayudar. Y yo tengo que echarle ganasâ€. Y total, no pos los primeros dÃas.
LM: ¿Qué se oÃa ahà en las noches?
IA: ¡Nombre, qué barbaridad! Unos no se podÃan levantar y, ¡ay carajo, qué babaridad!
LM: Se quejaban.
IA: Era duro eso fÃjese, pero esa era la primer etapa. Ya después, ya pa limpiar ya con azadón de ese grande, parados. SÃ, ya ese ya era otra cosa.
LM: Ya después ya estaba más…
IA: SÃ, más fácil, ya.
LM: ¿Ahà tenÃan…? ¿Quién los cuidaba?
IA: No, uno mismo, uno mismo. Mire, yo el último año que estuvimos allá, que fue en el estado de Wyoming, andaba una cuadrilla de seis y nosotros nos separamos dos y veÃamos al americano cuando llegaba en una camioneta se paraba, ¡ah caray ya viene ya! Entonces se iba por donde nosotros andábamos trabajando. Me acuerdo bien que se ponÃa las manos por detrás, y ahà va mirando el surco por donde Ãbanos nosotros trabajando y andaba la otra cuadrilla de los otros al otro lado y luego ya agarraba la… Porque nosotros hacÃamos un trabajo bueno de que la yerbita habÃa que sacarla fuerte con todo y raÃz. Y aquellos como era bola, pos nomás ve por arriba, ¿verdad? Entonces este, pues ya se venÃa él y luego agarraba un asà y iba y se los enseñaba aquellos, porque no sabÃa español. No que, nosotros andábamos haciendo buen trabajo ahÃ, que ellos nomás por arriba que todo esto.
LM: ¿Cuánta gente trabajaba ahà en el betabel?
IA: Andaba nomás una cuadrilla de seis y nosotros dos con ese americano nada más. Éramos seis y dos, ocho.
LM: ¿Él cómo se portaba?
IA: Se portaba muy bien, sà se portaba muy bien.
LM: ¿Cuánto tiempo estuvo trabajando ahà en el betabel?
IA: En el betabel, pues fueron, primeramente fueron cuarenta y cinco dÃas. Ese era un contrato que casi pos donde quiera eso eran cuarenta y cinco dÃas. Pero luego ya de ahÃ, ahà nosotros, por ejemplo, mi compañero mÃo que era mi primo, ese se ponÃa a platicar con él, pero pos no, casi no se le entendÃa nada. Y luego y le decÃa yo a él: “Oye, ¿qué pasó?â€. “Noâ€, dice, “pues una que otra palabra le entiendoâ€. “Noâ€, dice, “no, oye, ¿pero qué crees? Que dice que nos va a renovar a nosotrosâ€. “¿Cómo? Noâ€, le dije, “es que tu inglés también no sirveâ€. Pues entonces aquellos otros también sabÃan. Uno de ellos también, no pues: “Se van a quedar cuatro personasâ€. Pero no sabÃa ni qué. Bueno, ya cuando ya se cumplió el contrato que ya todos con nuestras maletitas, ya ahà sus cajas, sus petacas, sus velices y todos ahà en unos árboles cuando allá venÃa allá. “Ahà viene yaâ€. Y llegó el field man junto con él, él sabÃa muy bueno, muy buen español. “¿Quihúbole, quihúbole, qué dice?â€. Entonces ya me dijo: “Isidroâ€. “Presenteâ€. “Urbanoâ€. Era mi compañero Urbano. “Presenteâ€. “Dice el americano que si se quieren quedar otro mes con élâ€. “SÃ, cómo no nos vamos a quedarâ€. Pues ya estaban aquellos, y: “Ustedes aquà está julano y zutanoâ€. Como que nos seleccionaban, oiga. Por su modo y por su trabajo. Yo me fijaba mucho en eso, su modo de respetar y todo eso, ¿verdad?, y de su trabajo también. Yo por ejemplo, yo a veces venimos: “Patrón, bueno dÃasâ€. No, pos nomás me veÃa, no me entendÃa nada.
LM: No le entendÃa nada.
IA: No, no me entendÃa nada. “Buenos dÃas, patrónâ€. No, nomás me veÃa, nomás.
LM: ¿No aprendió usted una que otra palabra por ah�
IA: No aprendà nada, nada, fÃjese. Y habÃa mucho modo porque ahà iban unos y le daban clases, algunos.
LM: Les daban clases de inglés, ¿cómo eran esas clases?
IA: Eran, era una de estas, ¿cómo se llama, oiga? De una religión, oiga, pero no me acuerdo qué religión era. Llevaban muchas sillas.
LM: ¿Protestantes, serÃan?
IA: Pos no sé de qué religión eran, no me acuerdo de qué religión eran. Llevaban muchas sillitas y luego llevaban muchos cuadernos y luego ahà nos estaban explicando ahÃ, iban los que querÃan, ¿verdad?
LM: Lo básico.
IA: SÃ, el que querÃa y ya nos preguntaban todo eso, no pos sÃ. Pero no, yo no aprendà nada.
LM: ¿Cuántas veces se contrató, don?
IA: Mire, el primero año fue en Arizona, el segundo año en Nuevo México, el tercer año en Colorado y el cuarto en el estado de Wyoming. Cuatro veces.
LM: ¿El segundo fue en Nuevo México?
IA: Nuevo México aquà cerquitas, ahà en Unión, Nuevo México. Ahà estaba cerquitas ahà luego luego.
LM: ¿En qué trabajó ah�
IA: En el algodón también.
LM: ¿Era un rancho grande ahà también?
IA: No, sà era un pueblito grande, era un pueblito grande, nomás que era unas personas que tenÃan ahà un pedazo de algodón y nos contrataron a dos personas nada más. Éramos nada más dos personas.
LM: ¿De cuánto tiempo fue su contrato ah�
IA: Fueron de sesenta dÃas.
LM: Y, ¿sà era tiempo suficiente o era poco tiempo?
IA: ¿Como para qué?
LM: Para juntar dinero, para ahorrar un poco.
IA: Bueno, pos es lo que le digo, el que llevaba intenciones de ahorrar y asÃ, pos ese sà traiba buen dinero. Pero como le digo, hay muchos que les gustaba mucho el vino, les gustaba mucho andar pa todos lados ahÃ. Pos ese no completaba pa nada, ¿verdad?
LM: ¿En alguna ocasión, don Isidro, le tocó estar en algún campo que fuera alguna autoridad mexicana, algún cónsul a visitarlos, a ver cómo estaban?
IA: SÃ, en el estado de Colorado. Ahà fue un cónsul.
LM: Ahà fue el cónsul.
IA: El cónsul a visitarnos ahÃ.
LM: ¿Se acuerda cómo fue esa visita?
IA: SÃ, sà me acuerdo.
LM: PlatÃqueme.
IA: Me acuerdo que él llegó y luego ya nos juntó a muchos ahÃ, en una barraca que estaba ahà y ya dijo: “Soy el Cónsul de Méxicoâ€. Y sacó su identificación, dijo: “He venido a saludarlos a ver cómo están y a ver si no tienen… Cuántas quejas tienen aquÃ. ¿Cómo los han tratado sus patrones?, ¿cómo han estado?, ¿cómo han vivido?â€. “No pos hasta ahorita bien todoâ€. “¿Todos están bien?â€. “SÃ, todos están bienâ€. Dijo: “Y aquà también hay una cosa, aquà tengo una orden de que si algunos de los que están trabajando aquà en Estados Unidos me llega un reporte de allá de México de que no le mandan dinero a sus familias, inmediatamente va pa fueraâ€. SÃ, asà nos lo decÃan.
LM: ¿Asà se los decÃan?
IA: SÃ, asà nos lo decÃan. Dice: “Todo el trabajador que está aquà trabajando que viene de México y tiene allá a su familia, tiene obligación de estarle mandando dólares a su familiaâ€. “No, pos está bienâ€.
LM: Y, ¿ustedes creÃan eso?
IA: SÃ, sà creÃamos eso, es que más antes la gente era más buena que ahorita. Ahorita hay gente muy mala ya, ¡nombre!
LM: Aunque era obvio que a lo mejor los que jugaban y se emborrachaban pues no mandaban nada.
IA: Pues no mandaban nada, claro que no. Pos, ¿cómo iban a mandar? Si a veces lo jalaban todo, sÃ, asà es.
LM: Ahà en Colorado, ¿en qué trabajó, don Isidro?
IA: Mire, ahà estaba muy bien. Nomás viera qué bonito, habÃa mucha agricultura oiga, mucha, bonita. Ahà estuve trabajando con una compañÃa.
LM: ¿Cómo se llamaba la compañÃa?
IA: Sally Sugar.
LM: ¿De qué?, ¿a qué se dedicaban ah�
IA: ¡Ande! Ahà mire, ahà habÃa mucho trabajo, habÃa pisca de pepino, habÃa de tomate, habÃa de cebolla, papa. HabÃa por horas también onde iban los camiones. Todos los maizales grandototes ahÃ. Pero grandes los maizales que tienen allá. No, ni pa qué. Y luego los van moliendo, ¿verdad? Y luego va el camión acá donde va cayendo. Entonces todo ese, los ahà los que están pa arriba, andava uno adentro con un tubo pa que no se hiciera bola ahà nomás, paseándola asà alrededor, alrededor. Y tiene ventanitas con… HabÃa, tenÃan una cosa como lodo, quién sabe qué era. La ventanita allá una cucharita y luego le tapaba bien sellado, le ponÃa una tapadiza, pero tenÃa como una escalera de arriba y luego protegido también de aquà pa que no se fuera a caer, ¿verdad? Entonces ahà vas, ya hasta el último ya que ya se llenaba, entonces ya se tapaba bien, se sellaba, ya se bajaba uno. Y luego vamos con el otro, ahà habÃa también. No, ahà habÃa mucho trabajo y habÃa mucho dinero también pa nosotros los mexicanos.
LM: ¿Qué más habÃa?
IA: Pos habÃa todo eso, habÃa pepino, habÃa tomate, habÃa papas, papas unos pedazos que no los alcanzaba uno a ver ahÃ, oiga. Llegábamos nosotros ahà y luego ya el americano, pos tampoco no sabÃa nada de español tampoco, ya nos dijo que, que iba pa enseñarnos todo lo que tenÃa, no, tenÃa mucho.
LM: Un rancho grandÃsimo.
IA: Muy grande, muy grande y luego, y andaba allá todo aquello y luego ya, cuando ya fuimos ahà nos llevó una pala, ¿verdad?, pa que sacáramos papas, pa que nos hizo la seña y nos llevó, pa que si querÃamos sacar. (risas)
LM: ¿Les daba de ahà provisión?
IA: SÃ, de ahà podÃamos comer nosotros, fÃjese. Elotes, también habÃa unos grandototes asà y ya nos dijo, nomás que estaban un poco malos, oiga. (risas) No nos gustaron los elotes.
LM: ¿No eran como los de acá?
IA: No, no.
LM: ¿De qué elote era? De ese elote amarillo.
IA: Amarillo sÃ, no nos gustó el elote. No, pos el elote, los primeros dÃas, pos sÃ, no sirve eso.
LM: Y, ¿ahà en qué trabajó, en todo eso?
IA: En todo eso.
LM: ¿Cómo es el trabajo del pepino?
IA: El pepino tiene uno que piscarlo y luego ahà se van pagando, le dan una… Por ejemplo, al trabajador le dan como una tarjetita. Ahà tiene todos los precios, primera, segunda, tercera y cuarta. La cuarta es el grandote ese, de ese ya no sirve para nada. Pues allá ya no sirve para nada. Allá el de preferencia, era el chiquito, asà mire. Ese sà lo pagan bien, entonces Ãbamos piscando en unos botes pepinos. Y el pepino todo el tiempo tiene que estar la tierra húmeda. Piscando llenaba uno, llenaba, le daban muchos costalitos. Un costalito lo llenaba y luego le daban una etiqueta y la ponÃa uno y ya.
LM: Era pepino de ese chiquito, no del…
IA: No, no del grandote de este que hay aquà no. Era puro chiquito asÃ, lo más grandecito es asÃ, el ese grandote ya no lo levantaban.
LM: ¿Le gustaba a usted ese pepino?
IA: Sà me gustaba, yo usaba una navaja y luego sal y limón en una bolsita aquÃ. A veces ponÃa mi bote, lo embrocaba, lo peloneaba y ahÃ, (risas) fÃjese.
LM: El tomate, ¿cómo es el trabajo del tomate?
IA: Bueno, el tomate, fÃjese que allá el tomate tiene que piscarse verde, verde y se pisca allá en puras cajitas asà chiquitas, asÃ. Ya no me acuerdo a cómo pagaban la caja de tomate, por caja.
LM: ¿Era pesado ese trabajo?
IA: SÃ, era pesado, sÃ. Y luego de ahÃ, hacÃa uno las pilas de cajitas y venÃa y ya el troque levantado.
LM: ¿Ese a cómo se las pagaban?
IA: Pos no me acuerdo a cómo. Me parece que creo que a $0.03 centavos la cajita, en aquel tiempo.
LM: ¿Todo era por caja y por cantidad?
IA: Por caja sÃ, por cantidad, sÃ. Pos el desahije de betabel era por acre también.
LM: Por acre. ¿A cómo le pagaban el acre?
IA: A $13.50, a $13.50 el acre.
LM: Y, ¿la cebolla?
IA: La cebolla también nos la pagaban por arpilla.
LM: Por arpilla.
IA: Creo que a $0.06 centavos la arpilla, pero eran arpillitas chiquitas, no eran grandes.
LM: ¿Cómo es la pisca de cebolla?
IA: Pos mire, la cebolla es igual que la papa, como tiene varas pa arriba, la papa también como tiene… está grande asÃ. Y luego entra una máquina tumbando todo lo de arriba, nada más lo de arriba, nada más. Al rato entra otra máquina que tiene como unos picos abajo y luego tiene una bandita, entonces la bandita va subiendo las papas y luego acá están. Van todas tiradas por el surco, ¡pero mucha cantidad!
LM: MuchÃsima, ¿a qué hora empezaban a trabajar ahÃ?
IA: Pos desde la mañana, como a las ocho, hasta las seis de la tarde.
LM: De ocho a seis. ¿De qué dÃas a que dÃas trabajaban?
IA: Lunes, martes, miércoles, jueves y viernes y sábados hasta medio dÃa nada más.
LM: De lunes a sábado hasta medio dÃa. Ahà en Colorado, ¿habÃa algún pueblo cerca?
IA: Pues la capital de Colorado, que es Denver. No, ¡está grande! Chulada.
LM: ¿Se iban a Denver?
IA: SÃ, ahà Ãbamos a Denver.
LM: Cuénteme de esos viajes a Denver.
IA: Pos fÃjese que era muy bonito ahà y pos bueno, nosotros no podÃamos retirarnos mucho, habÃa un gabachito que nos llevaba en una autobusito garrita que tenÃa. Nos llevaba, pero no podÃanos retirarnos mucho porque decÃamos nosotros que podÃamos perdernos, que podÃamos desbalagarnos y después no dábanos, ¿cuándo no dábanos ahà con todo? Entonces asà nomás cerquitas, ahà nomás todo eso, ahà nomás cerquitas.
LM: ¿Les daba pendiente siempre, extraviarse?
IA: SÃ, sà pos sà de extraviarnos y todo eso. Aunque el señor ese estaba muy pendiente. Él sabÃa poco español, muy poco.
LM: ¿Él trabajaba ahà en el rancho?
IA: Nos llevaba al trabajo, en el mismo autobusito nos llevaba al trabajo él, eso era todo lo que hacÃa ahÃ.
LM: ¿Cuántos se iban?
IA: En el autobusito me parece que Ãbamos catorce, me parece.
LM: Catorce, y, ¿de qué horas a qué horas llegaban y a qué horas regresaban?
IA: ¿A dónde?
LM: De Denver.
IA: No, pos nos Ãbamos desde la mañana, nos Ãbamos desde la mañana. Y yo recuerdo que una vez fuimos yo y otro muchacho y nos metimos a un restaurant y luego ya nos dieron ahà la carta pa… No, no pudimos, ahà le decÃamos a la muchacha, a la americana, pos ella movÃa la cabeza y decÃa que no sabÃamos nada. ¿Sabe qué hallamos ahà de comida en español? Chile con carne, sà estaba en español. Chile con carne, bueno, le decÃa yo a aquél: “Pues aunque sea estoâ€.
LM: Y, ¿eso pidieron?
IA: Y eso fue lo que nos llevó nada más. Y le pedÃamos otras cosas, no nos entendÃa nada.
LM: No entendÃa, puros americanos. Y, ¿cómo se portaban ahà en Denver los americanos?
IA: No, bien bien.
LM: ¿Eran amables?
IA: Sà eran amables, nunca llegaron ellos, por ejemplo, nunca a alguna que, que alguna parte que fuéramos nosotros y que no, no… Llegaban y se sentaban y nosotros también nos sentábamos.
LM: Y, ¿a qué horas se regresaban?
IA: Ya en la tarde, como a las seis de la tarde.
LM: Pos todo el dÃa.
IA: SÃ, pos anda todo el dÃa y nos andábanos ahà mirando los aparadores, comprando por ahà ropita la que nos gustaba.
LM: ¿Qué es lo que más compraban ustedes?
IA: Mire en aquel tiempo, los primeros braceros que fueron, su ilusión era una camisa beis [beige] y un pantalón beis. Un pantalón de mezclilla y una camisa de mezclilla pero tenÃa muchos botones blancos aquà mire. Entonces aquÃ, todo el que traiba esa ropa luego todos se quedaban mirándolo: “Viene de Estados Unidosâ€.
LM: Viene de Estados Unidos. Era una cosa muy notable, que llegaban, por ejemplo, personas de Estados Unidos, luego luego se quedaban mirando: “Viene de Estados Unidosâ€. SÃ, no sà venÃa por la ropa que traiba, su ropa que traiba, su buen calzado y todo, pos claro que, claro... Le empezaban a ver de arriba abajo, ¡ah caray! “No, viene de Estados Unidosâ€. Y ni modo de que no.
LM: O sea se asimilaba la gente que venÃa de Estados Unidos con buena ropa, con buen calzado, con dinero en la bolsa.
IA: Hasta su cutis, su cara, su piel como que era otra piel, señor.
LM: Se veÃa natural.
IA: SÃ, sà se veÃa otra clase de persona, ¿verdad?, su piel otra, su piel ya muy lisita y todo, no, no, ¡pos qué barbaridad!
LM: Todo mundo querÃa ir.
IA: SÃ, pos todo mundo querÃa ir, todo mundo querÃa ir, fÃjese.
LM: ¿Le tocó alguna vez ir al cine por allá?
IA: No, no me tocó ir ni una vez.
LM: ¿Iban a misa?
IA: SÃ, a misa sà Ãbamos. Bueno yo pertenezco a la religión católica, sà iba a misa yo ahÃ. Nos juntábanos ahà algunas seis personas, ¿verdad? Pos no podÃamos caminar nosotros porque no es como ahorita, que ahorita ya todos los mexicanos que andan allá todos tienen pa andar en todo. Allá no habÃa nada de todo eso, de que un mexicano trajera un carro, nadien traiba nada, no, no, ¿quién iba a traer un carro? Taba muy delicado todo eso, de que traÃan un carro. Como ahorita que está lleno y todos vienen y no, en aquel tiempo estaba muy delicado todo eso.
LM: En esos años no era asÃ.
IA: No, no era asÃ. Entonces pues nosotros tenÃamos que pagar pa que nos llevaran a misa y cuando se acababa la misa ya nos decÃa: “¿Se quieren quedar? A tales horas vengo por ustedes, o, ¿se quieren ir?â€. “No, pos nos vamos a quedar hasta las cinco o las cuatro de la tardeâ€. SÃ, ahà estaba, a las cinco de la tarde, ahà estaba.
LM: ¿Les pagaban en efectivo o les pagaban con cheque?
IA: En la compañÃa donde yo trabajé, en la Sally Sugar, nos pagaban con cheque. En el estado de Arizona ahà piscaba algodón, ahà la pesada que llevaba en mi saco ahà estaba el que estaba ahà tenÃa el dinero y la pesaba y estaba pagando ahà luego luego, con efectivo luego luego.
LM: ¿Qué preferÃa usted el cheque o el efectivo?
IA: No, pos el cheque, porque como que se sumaba el dinero efectivo y luego más peligro pa traerlo uno en la bolsa y todo eso y el cheque no. El cheque sÃ, yo varias veces, nos pagaban a la quincena en la Sally Sugar. Entonces asà como agarraba el cheque, dejaba para mà algún tanto y luego luego se lo mandaba…
LM: ¿Le rendÃa más cuando le pagaban que cuando traÃa el efectivo?
IA: SÃ, pos claro que sÃ, que cuando traÃa ahà todos los dólares. Porque como era el primer año que iba, cada ratito los andaba contando a ver cuántos eran, (risas) cada ratito a ver cuántos eran, ¿verdad? Pos fue el primer año que fui, nunca habÃa ido y yo veÃa los dólares y luego ni los conocÃa de cómo eran, ni nada.
LM: ¿No los conocÃa?
IA: Cuando yo llegué, taba duro porque tenÃa que andar preguntando: “¿A cómo es este, y a cómo es esto otro?â€. Unos es de a peso, otros de a cinco, otros de a veinte y asÃ.
LM: ¿Sà fue problema siempre?
IA: SÃ, sà jue, sÃ. Porque pos casi nadie conocÃamos los dólares, señor. No como ahorita ya, aquà ya está lleno de dólares también, ¡qué barbaridad!
LM: Pero en aquel entonces pues sà y luego las monedas.
IA: Las monedas.
LM: ¿Batallaban también con las monedas?
IA: También, habÃa pocas monedas, yo vi de pocas monedas allá.
LM: ¿En aquellos años qué monedas habÃa aquÃ, que trataran de comparar o algo?
IA: Pos habÃa la moneda esa, una moneda que habÃa de $5 pesos, una grandota que habÃa asà de $5 pesos. Los billetes de a peso unos, creo que eran color rosa de a peso, esos eran de los que habÃa también aquÃ.
LM: Y allá llegaron y puros de color verde.
IA: SÃ, puros verdes ahÃ, no, ¡qué barbaridad! Pero sà como que le daba a uno gusto cuando ya llegaba allá, sà le daba. No, en la noche: “Estoy en Estados Unidosâ€. Era una ilusión estar ahÃ. ¡Nombre qué barbaridad! No como ahorita que no, ahorita ya todo mundo está en Estados Unidos, ¿verdad? SÃ, en aquel tiempo no, no, ¡qué barbaridad!
LM: ¿En Wyoming en qué trabajó, don Isidro?
IA: Ahà también, ahà trabajé también desahijando betabel.
LM: Desahijando betabel.
IA: SÃ, también desahijando betabel.
LM: Ahà también le pagaban en efectivo.
IA: No, ahà nos pagaban con cheque.
LM: Le pagaban con cheque.
IA: Nos pagaban con cheques ahÃ.
LM: ¿A cómo le pagaban ahà el betabel?
IA: Creo nos lo pagaban a $13.50, me acuerdo muy bien. A $13.50, $13.50 por acre.
LM: ¿Cuántos acres hacÃan en un dÃa?
IA: Pos podÃamos hacer unos dos, tres.
LM: Hasta tres.
IA: DependÃa del trabajador, ¿verdad? Si habÃa unos muy buenos pa trabajar no cabe duda que… Como pa la pisca de algodón, también habÃa unos que quinientas libras, fÃjese. Y habÃa otros que no.
LM: MuchÃsimo.
IA: Ahora el desahije de betabel, porque pa todos los trabajos se necesita un poquito de colmillo y de experiencia también, pa poder avanzar si no, no avanza.
LM: ¿Cuánto llegó usted a piscar de algodón?
IA: Trescientas cincuenta, cuatrocientas libras.
LM: Que eran bastantes.
IA: SÃ, pos ya más o menos taba bien.
LM: ¿Cuál fue el trabajo que le gustó más, don Isidro?
IA: El trabajo que estuve allá, juntar papa.
LM: La papa, ¿por qué?
IA: Pues me gustó mucho porque, pos me gustó porque rendÃa. Yo saqué muy buen dinero ahà la papa, porque eran medios costalitos nomás. Nos pagaban a $0.06 centavos, pero habÃa cantidad de papa, ¡nombre! Caminaba uno poquito asÃ, y, ¡zas!, ya estaba, se los enganchaba y ahà lo ponÃa.
LM: ¿Está enterradita la papa?
IA: No, no, suelta ya. Es que habÃa una máquina asà y ya estaba toda suelta tirada asà nomás.
LM: Y la máquina volteaba la tierra.
IA: SÃ, la volteaba.
LM: Y sacaba la papa.
IA: Y sacaba la papa, pero allá como una maquinita, un engrane asà con… VenÃa y la iba tirando por todo el surco y me gustó mucho a mà eso.
LM: DescrÃbame un dÃa de trabajo normal, desde que se levantaba hasta que se acostaban en la papa.
IA: ¿Cómo, oiga?
LM: ¿Cómo empezaba el dÃa, a qué hora se levantaba?
IA: No, no, no pos el dÃa empezaba, por ejemplo, voy a empezar a las ocho de la mañana. HabÃa que empezar a las ocho de la mañana y hasta las seis de la tarde.
LM: ¿A qué hora se levantaban para desayunar?
IA: No, temprano, no, no, eso era temprano fÃjese. Es que ahà la gente tenÃa, toda la gente que estaba ahÃ, bracera, toda tenÃa que levantarse temprano. Unos echando tortillas, otros lavando trastes, otros haciendo comida, otros haciendo lonche pa llevar y todo eso, porque habÃa que llevar lonche.
LM: ¿Desde qué horas andaban en pie?
IA: Como desde las cinco de la mañana.
LM: Todo mundo.
IA: Todo mundo ahà sÃ, zas, zas, zas, todos ahÃ. Y habÃa unos que no, flojos ellos pero, pos ellos preferÃan mejor puras carnes frÃas y todo eso de comer, comÃan Bimbo y todo eso, ellos no se molestaban.
LM: Pan de caja y todo eso.
IA: Pero no trataban de andarse molestando pa hacer tortillas o todo eso. No ellos compraban.
LM: Y del baño, ¿cada cuándo se daban un baño?
IA: Pos casi todos los dÃas.
LM: ¿TenÃan regaderas?
IA: SÃ, eso sà habÃa ahÃ, fÃjese. En la parte más, que estuviera más… Ahà estaban las regaderas, era lo principal que les ponÃan uno ahÃ, las regaderas.
LM: ¿Agua caliente?
IA: Agua caliente y frÃa, su estufa ahà de gas y todo eso.
LM: Las estufitas eran de gas.
IA: La papa sÃ, pa que hiciera la papa y las regaderas ahÃ. Casi eso era donde quiera.
LM: ¿Las viviendas tenÃan calefacción?
IA: No, no tenÃan. Unas sà y otras no. Unas sà y otras no.
LM: ¿Pero no eran tan frÃas?
IA: Pos no eran tan frÃas pero habÃa partes que sà hacÃa mucho frÃo.
LM: ¿SufrÃan a veces el frÃo?
IA: SÃ, sÃ, habÃa partes que sà habÃa, que no habÃa calefacción y hacÃa mucho frÃo.
LM: ¿Qué hacÃan en los lugares asà muy frÃos?, ¿ustedes compraban su ropa?
IA: SÃ, pos la ropa, sÃ, pos allá hay ropa muy buena pal frÃo.
LM: ¿No les daba el patrón?
IA: No, ropa no nos daba nada. Bueno, voy a decir que el patrón no nos daba nada, que nos diera alguna ropa, no.
LM: Todo pagaban.
IA: Todo pagaban.
LM: Pero no les daba nada.
IA: No él no daba nada, todo pagaba. Si por ejemplo uno querÃa alguna cosa de que él tuviera ahÃ, se la vendÃa, no se la reglaba.
LM: ¿Como qué cosas les pudieran interesar?
IA: Bueno, yo una vez traté de comprarle una parrillita, una parrillita de… pues en aquel tiempo era de gas, yo creo, de petróleo, ya ni me acuerdo de qué era la parrillita. Pero yo la vi esa parrillita que la tenÃa ahà y yo pensaba que llegaba aquà y era muy buena. Y sà era muy buena la parrillita cuando yo la traje, taba asà más o menos. Y me acuerdo que me la vendió, barata pero me la vendió. SÃ, me acuerdo bien a cómo me la dio.
LM: ¿A cómo se la dio?
IA: Me la dio en $3 dólares.
LM: ¿Qué le dijo?
IA: No pos yo le decÃa que sÃ… Entonces la esposa de él: “Señorita, en Méxicoâ€. “SÃâ€. Y luego ya le hacÃa yo la seña que pa comer asÃ. Oh, decÃa que estaba bueno. Y luego ya agarraba yo la esta y luego: “¿Cuánto?â€. Y ya me hacÃa asÃ.
LM: Asà con los dedos.
IA: Que $3 dólares. (risas)
LM: Pues estaba barata, ¿no?
IA: SÃ, sà estaba. Entonces yo ya cuando estaba allá como la tercer vez que fui, no habÃa radios todavÃa.
LM: No habÃa radios.
IA: No habÃa y empezaron a salir unos radios que tenÃa que traer una pila asà grandota asÃ, taba muy grande la pila pa que… Ponérsela aquà y luego el cajonote asà grandote asà feo estaba. Entonces mi esposa de aquÃ: “Oyes, ¿no podrás traer un radiecito?â€. “Pos sÃâ€, dije, “pero pa ir cargando la pila está duroâ€. Bueno, ya estábamos viendo ella me insistÃa. “Bueno noâ€, le dije, pues a ver ahora que me vayaâ€. Y sÃ, se lo traje.
LM: Con todo y la pila.
IA: Oiga, vivÃamos nosotros en el rancho, cuando yo alla llegué era una admiración ahÃ. “No, pos que ya llegó Isidro del norte. Que ya llegó y que fue y que vino y que trajo un radioâ€. “¿Pero cómo?â€. “SÃ, trajo un radio, [es]tán hablando en Durango y aquà se oyeâ€, y el otro. (risas) Bueno, mire aquella casa todo el tiempo estaba lleno de gente, mirando, oyendo eso.
LM: Admirados con el radio.
IA: Con el radio, era una admiración.
LM: Y, ¿habÃa una que otra estación?
IA: SÃ, pos muy mal todo, fÃjese, no crea que estaba bien. En veces las agarraba y no las agarraba y bueno, era un desastre. Pos no estaba bien pero, algunas sà las agarraba.
LM: Pero se divertÃan.
IA: Sà y yo me acuerdo que la casa ahà llena todo el tiempo, gente grande también.
LM: ¿En qué año fue eso?
IA: Eso fue como el año de 1954 más o menos. SÃ, era el año de 1954 más o menos y toda la gente azorada ahà porque… Que todo lo que estaban hablando ahà se estaba oyendo, todo. (risas) ¡FÃjese nomás! Por eso me pongo a pensar yo ahorita de todo lo que fue mi vida y, ¡caramba!, a veces me pongo a pensar, ¡hijo de la fregada! No, pos y al mismo tiempo digo no por ya tengo muchos años, bueno a veces platico yo con mis hijos: “Está consciente papá de que… “SÃâ€, dije, “ya vivà toda mi vida y…
LM: Ha visto muchos cambios tecnológicos.
IA: SÃ, muchos cambios.
LM: CientÃficos.
IA: SÃ, ¡no, qué barbaridad! Entonces aquà hay uno de mis hijos, el mayor dice: “Papá lo queremos muncho porque usted tiene muncha experiencia de sus años que ha vivido y usted ha sido un papá que nos puso un ejemplo muy bueno, no fumar, no tomar, las palabras ofenden pero no hieren, muchas veces lo que quiere decirâ€. Claro y a ustedes les gritan aquÃ, las palabras ofenden pero no hieren, entonces retÃrense, retÃrense y ahà paró todo.
LM: Claro, muy bien. ¿Qué fue de las cosas que más le gustaron de Estados Unidos, don Isidro?
IA: Lo que más me gustó de Estados Unidos fue que pos ni modo, fÃjese, en Estados Unidos son más poderosos, en Estados Unidos, sus carreteras, bueno todo, su higiene, el higiene personal tiene mucho que ver eso también. Y bueno, todo es otra cosa lo que vamos de aquÃ.
LM: VeÃa usted un mundo muy diferente.
IA: SÃ, fÃjese que sÃ. SÃ, muy diferente, otra cosa allá.
LM: Y, ¿que no le haya gustado de Estados Unidos?
IA: Bueno, mire, le voy a decir aquà sinceramente. Lo que no me gustó de todos los años que yo fui a Estados Unidos fue la revisión que nos hacÃan.
LM: Cuénteme de esa revisión para que la gente sepa.
IA: Pero quiere que le diga porque, nos está oyendo gente, no va a oÃr la gente. ¿No va oÃr la gente o nos está oyendo la gente?
LM: Nos va a oÃr.
IA: Nos va a oÃr, bueno mire, ahà luego luego como le acabé de decir hace rato, está luego luego ahà unas personas con una bomba, una fumigada de pies a cabeza, ¡vámonos!, ¿verdad? Pasaba uno la revisión, lo empinaban. “Ãbretelo, camina pa allá y camina pa acáâ€. Y todo eso, empinado y luego se abrÃa uno.
LM: Desnudo.
IA: Pa que le vieran desnudo, pa que le vieran todo.
LM: Y, ¿qué buscaban?
IA: Pos quién sabe, el médico, lo que buscaban según supe yo, fue que no fuera llevar alguna infección aquella persona. Como ya saben que los mexicanos somos bien carajos, dijeron, una infección que fuera infeccionar allá a medio mundo. Al último ya taba un señor americano ahà con un guante puesto y luego se lo agarraban, ¡fÃjese! Eso fue lo que no me gustó.
LM: Se lo apretaban.
IA: SÃ, se lo apretaban.
LM: Eso fue lo que no le gustó.
IA: Eso fue lo que no me gustó, por eso.
LM: ¿HabÃa alguno de los compañeros que lo regresaran por esa revisión, que no pasara?
IA: SÃ, sÃ, sÃ, porque aquà simplemente aquÃ: “Pélatela bien, carbón, pélatela bienâ€. Y tenÃa uno que pelársela y ahà se la traen pa todos lados mirándola ahà con una lamparita aluzándole pa todos lados y todo eso.
LM: Y, ¿cómo se sentÃa usted?
IA: No, pos muy mal, a lo menos yo en mi persona me sentÃa muy mal. SÃ, digo: “Pos a qué voyâ€.
LM: Y, ¿cada vez que pasaban era lo mismo?
IA: Cada vez que pasábamos era lo mismo, era lo mismo. Y luego todavÃa ya cuando ya pasábamos ahÃ, su inyecciones pa sacarle sangre.
LM: ¿Le sacaban sangre? ¿Qué más les hacÃan?
IA: Nada más eso. Nada más eso.
LM: ¿Eran médicos mexicanos o americanos?
IA: De los dos, mexicanos y americanos. Y sÃ, pos sà digo, no cabe duda que sà aquà en México sà habÃamos gente muy sucia, muy cochina pero pos ni modo, ¿verdad? Hay de toda, ¿verdad? Esa es la cosa, que hay de todo.
LM: Muy bien, asà es don Isidro. Don Isidro ya para ir terminando la entrevista que está muy interesante, tiene usted una plática muy interesante, me gustarÃa que me platicara cuando se regresó el último año, ¿a qué se dedicó en México?
IA: Bueno, yo cuando ya regresé el último año de Estados Unidos, en Estados Unidos ya cuando llegábamos a ese campo que hay ahà en cerca del El Paso, de Ciudad Juárez. Que llegábamos ahà ya cuando venÃamos de allá, ahà luego luego ya se oÃan los rumores de que ya no iba a haber contrataciones.
LM: ¿En qué año?
IA: El año de 1967, el que estaba ahà de intérprete hablando por las bocinas y todo ahà sabÃa muy buen inglés y muy buen español. Pos claro, tenÃa que saber un buen inglés porque era el que estaba dirigiendo ahà todo ahÃ. “Fulano de tal de este modo, fulano de tal este otro. Y que va llegar fulano de tal con tantos hombres de la parte fulana, el que quiere va ir y el que no, no vaâ€. Ahà ya se oÃa que ya no iba a haber contrataciones. Entonces esa persona que estaba ahÃ, yo lo conocà cuando iba de aquà y cuando regresaba, yo lo conocà a él ahÃ. Y ya platicábamos ahÃ. “¿Qué onda?, ¿qué pasó? Pos, ¿qué hiciste?â€. “SÃ, pos aquà vengo otra vezâ€. “¿Qué pues y usted aquà todavÃa?â€. “SÃ, pos yo, ¿pa dónde?, aquà yaâ€. Muy mal hablado. “Y, ¿qué, cómo está tu casa?â€. “Pos bien, gracias a Diosâ€. “Oyes, ¿sabes qué?â€. “No, no séâ€. “Este es el último año que va a ver braceros, que va a haber contratoâ€. “¿Cómo?â€. “SÃ, ¿te agüitas?â€. “Pos sÃ, fÃjate que sà me agüito porque pos es, ¿ya no va a haber nunca?â€. “Probablemente no, ya no va a haberâ€. Entonces cuando él me decÃa eso, yo los poquitos centavitos que traiba, yo querÃa tener una casita bien arreglada, una casita bien arreglada. Yo querÃa tener otras dos vacas y ahà era todo. Eso era lo que yo pensaba, y lo logré, lo logré, ¿verdad? Cuando ya vine que le dije a mi esposa: “Mira, te mandé tanto dineroâ€. “Noâ€, dice, “pos aquà tengo tanto, yo traigo tantoâ€. “Pero te voy a decir una cosa, ya no va a ver braceros, ya noâ€. “¿Cómo?â€. “No, ya no. Según ahora que venÃamos, ahà nos dijeron que ya era el últimoâ€. Y efectivamente, fue el último año que ya no hubo braceriada, ¿verdad? Entonces yo hice una casita, la arreglé muy bien, compramos otras dos vaquitas y sÃ, estábamos viviendo más o menos. Trabajaba yo, claro en la labor, ¿verdad? Trabajaba yo en la labor ahÃ, sembrando, cosechando maicito, frijolito, por ahà todo eso. TenÃamos gallinas, tenÃamos cóconos, a mi señora le gustaban mucho los cóconos.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos la entrevista con el señor Isidro Ãbrego Alvarado, me decÃa que cocinaban el cócono.
IA: SÃ.
LM: ¿No sabÃa igual?
IA: No, pos no sabÃa igual.
LM: ¿Qué hacen de Navidad?
IA: No, no, no ni pa qué. O sea ese ya viene, ese que traen, quién sabe de dónde vendrá. Ya viene ahà maquillado, ya viene con tantas cosas ahà que le ponen, ahà pa que dure y todo eso. Y ahà en el rancho, ¡no señor! Ahà es una carne pero especial, sabrosa, sabrosa, muy buena, asà es que…
LM: ¿Cuántos hijos tuvo usted, don Isidro?, ¿cuántos tiene?
IA: ¡Ande! Bueno mire, yo me casé en 1952, me casé en el año de 1952. Fueron once.
LM: Once hijos.
IA: Cuatro hombres y cinco mujeres.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
IA: Aurora Soria.
LM: Muy bien, cuénteme don Isidro…
IA: Pero es que en aquel tiempo no se oÃa nada de planificación familiar, ni nada. Todos los matrimonios tenÃan los que Dios les daba.
LM: Lo que Dios les daba.
IA: No habÃa con qué, no, que planificar, de eso no se oÃa nada.
LM: No se oÃa nada.
IA: Nada, fÃjese. Entonces en aquel tiempo pues estaba duro pa mantener tanto hijo, fÃjese. Era muy duro, fÃjese, muy duro. No habÃa trabajo, no habÃa nada, cada quién vivÃa ahÃ. Pos yo ahora me pongo a pensar, pos digo, a veces con mi esposa me pongo a pensar: “Oye pos no sé cómo duramos allá tanto añoâ€. Hasta cuando en 1970, me parece, nos venimos aquà a Durango, nos venimos con el fin de que los muchachos aprendieran alguna cosa, aprendieran algo. Ese fue el fin que nos venimos. Pero entonces no nos venimos toda la familia, se vinieron primeramente mis hijos, llegaron con una señora que es mi cuñada, pos usted sabe que a veces ya con el tiempo ya no está bien. Entonces mi esposa dijo: “Noâ€, dijo, “¿cómo ves si me voy allá con ellos?â€. “Pos sÃâ€. Ese año fue el año que aquà hubo un problema con el gobierno que se llamaba Padis UrquÃdiz, del Cerro del Mercado. Que lo quisieron sacar y cerraron todas las escuelas. Entonces ya cuando ya…
LM: El Cerro del Mercado era una mina de recursos minerales.
IA: SÃ, es un mineral. Cerraron la mina, cerraron todas las escuelas, bueno, fue un desastre. Entonces me acuerdo que ya el maestro mandó llamar a los padres de familia: “Señores, el año está perdido completamente. Cada quien puede hacer lo que… Entonces uno de jalado, de pobre pos y mi esposa: “¿Ahora qué vamos a hacer?â€. Ya con ellos ya no, pero entonces ya los muchachos, mi hija la más… Mi hijo el mayor, bueno, ya estaba un poquito asà preparadillo. La segunda que es una hija mÃa, pos también ya habÃa terminado su primaria, también, que era un estudio en aquel tiempo muy arriba ya. “Noâ€, dijo, “yo me pongo a trabajar yaâ€. Pues empezó a trabajar en una dulcerÃa ahà por la de Pino Suárez. Pues ya con su preparación, ya estaba poquillo preparadilla un poquito y luego ya después dijo: “Papá, fÃjese que me quieren poner en la cajaâ€. Pero dije: “No, hazte valer por sà mismaâ€, claro, “échale todas las ganas y pon todo lo que está de tu parte y Dios te va ayudar y tienes que salir adelanteâ€. Y ahora se acuerda mucho: “Bien me decÃa usted, papáâ€. Bueno, pos esa era la cosa. No, ya después no, gracias a Dios.
LM: Un buen consejo.
IA: Gracias a Dios.
LM: Don Isidro, alguna de las veces que estuvo usted por allá, ¿se enfermó?
IA: No.
LM: ¿Nunca?
IA: Nunca me enfermé. No, pos es que le hacÃan a uno muy buena revisión de aquÃ, señor. TodavÃa al último allá en El Paso, eso era lo último. Ahà le ponÃan los rayos.
LM: Rayos X.
IA: Los rayos X. Sà pues eso era lo último ya. A algunos que salÃan mal ahà les hablaban al edificio 111, eso querÃa decir que, ¡vas pa fuera!, vienes pa México enfermo. Pero esa era la ventaja que tenÃan allá en Estados Unidos los rancheros y todo eso que, el trabajador iba bien examinado, ¡de todo!
LM: ¿Iban muy sanos?
IA: Muy sanos claro, ¿verdad? Pos cómo se iba a enfermar si iban bien sanos, sabÃan bien todo. Una persona que estaba enferma de alguna cosa no la dejaban que pasara. No, cómo la iban a dejar si estaba enfermo. QuerÃan gente trabajadora que fuera a trabajar, como iba mucha gente trabajadora a trabajar allá. Entonces pues, claro que sÃ, pos por ahà enfermadillas de catarro y todo eso.
LM: Algo leve.
IA: Algo pasajero.
LM: De cualquier manera, tenÃan seguro médico.
IA: SÃ, tenÃamos seguro médico y nos estaban quitando un fondo ahà que no sé de qué, pos ese fondo ahà se quedó.
LM: ¿Se acuerda usted de que le hayan descontado de sus sueldos?
IA: SÃ, de lo que ganaba me estaban descontando, ahorita no recuerdo cuánto era, pero nos estaban descontando del sueldo que nos pagaban, ahà nos descontaban un tanto. Entonces todo ese dinero ahà se quedó, ahora se sabe que creo lo van a regresar, pero lo dudo, ¿quién sabe? Pueda ser, pueda ser.
LM: Parece ser que el Gobierno de Estados Unidos regresó el dinero.
IA: SÃ, él dijo que él ya habÃa regresado el dinero. Y aquÃ, pos creo se perdió, quién sabe. Que lo metieron al Banco Rural, o quién sabe qué, ¡y lo gastaron! Bueno quién sabe qué relajos.
LM: Pero eso ya fue cosa acá.
IA: SÃ, acá las autoridades de aquÃ. Pos ahora parece que van a regresar esos fondos, quién sabe qué será, o no será, ¿quién sabe?
LM: ¿Cómo fue su vida después de haber trabajado de bracero, don Isidro?
IA: Mire, mi vida después de que ya trabajé de bracero fue como le digo, fue cuando ya nos venimos aquà a Durango. Allá en el rancho pos sà vivÃa la gente, pero nunca vivÃa igual que aquà en la ciudad. Aquà en la ciudad, ¡cuidado! Porque si trae hijos, hijas de una edad, voy a suponer de los diez, doce, catorce, quince años y si no los hace entender, aquà se pierden. Aquà en Durango se pierden, ¿verdad? Agarran más ahorita que hay tanto marihuana y hay tanta cosa ahà de quién sabe qué diablo le revuelven ahà a tanta cosa, pos ahà ta la cosa. Pero si es un padre que los sepa sobrellevar más o menos, sÃ, nosotros aquà ya cuando, después, cuando ya yo ya no fui de bracero, que nos venimos aquÃ, ¿verdad? Entonces bueno, pos ya estamos aquÃ. ¿Sabe qué? Anduvimos trabajando y yo me fui a trabajar de velador en una compañÃa, ahà duré veinte años hasta que me pensionaron. Ya me pensionaron y ya, con este changarrito tenemos más de treinta años, mi esposa aquà ha estado más de treinta años. Entonces pues ya me puse a ayudarle a mi esposa aquÃ.
LM: En alguna ocasión, ¿le dieron ganas de regresar a Estados Unidos?
IA: Bueno, aquà pasaban conocidos mÃos de los ranchos de allá que iban de mojados y me invitaban de mojado, pero yo de mojado nunca quise ir.
LM: ¿Por qué?
IA: No pues, ¿se imagina el peligro ahà por entre la sierra y todo eso? Por todo eso sin comer, en veces sin dormir y luego peligroso ahà pa que le pique una vÃbora, pa que los agarren por ahÃ, ¡no, no señor! Pero ahorita me acuerdo cuando la braceriada, como al modo de sueño. Me pongo a repasar a veces, ¡hÃjole, no, Chihuahua! De este modo y qué bonito era ahÃ, muy bonito todo, ¡hijo de la fregada!
LM: Don Isidro, ¿qué significa el término bracero para usted, la palabra bracero?
IA: Bracero es que con sus brazos del mexicano va a juntar toda la cosecha que hay en Estados Unidos, eso es bracero, por eso nos nombran bracero. Porque con los brazos que lleva el mexicano, con los brazos que tiene el mexicano va a juntar toda la cosecha o no nomás la cosecha, sino que otros trabajos va a desempeñarlos allá, por eso bracero, los brazos pa trabajar, según yo entiendo eso.
LM: ¿Cómo se siente usted de que lo identifiquen como bracero, de que lo llamen bracero?
IA: Bien, porque sÃ, eso para mà es una palabra que sà me agrada, bracero, porque pues sÃ, Ãbamos de braceros, ¿verdad? Ese es el asunto, que Ãbamos de braceros y sà me agrada la palabra de bracero.
LM: ¿Se siente usted orgulloso de haber sido bracero?
IA: SÃ, fÃjese que sÃ. Porque es como le digo, con sus brazos fue a desempeñar aquellos trabajos de allá, trabajos duros, ¿verdad? Por eso fue de bracero, con los brazos a juntar allá lo que veÃa trabajar allá, esa es la cosa.
LM: En términos generales, ¿sus recuerdos son positivos?
IA: SÃ, positivos.
LM: ¿Siente usted que el haber sido bracero cambió su vida de alguna manera?
IA: FÃjese que sÃ, ni modo que no. Que sÃ, sà cambió, porque ya después de ya los primeros años que fui yo de bracero, cambió un poquito mi situación ya. Sà cambió ya la situación, ya estuvo mejor. Ah, no cuando estaba ahÃ, malterrado ahà y todo eso, pos no, no estaba bien.
LM: ¿Le trajo beneficios económicos?
IA: SÃ, económicos y todo, ¡qué barbaridad!
LM: ¿Pudo educar a su familia?
IA: Exactamente, sÃ. Fue un beneficio todo eso y yo quisiera que hubiera más braceriada, no pa mÃ.
LM: ¿Le gustarÃa ir?
IA: No, pos yo ya, donde quiera que estuviera yo no puedo ir.
LM: ¿Le gustarÃa que se volviera a implementar el programa?
IA: FÃjese que sÃ, sÃ, fÃjese que sà y hace mucha falta todo eso.
LM: ¿Por qué?
IA: Pos hace mucha falta porque entonces no se irÃa tanto mexicano a morirse ahà entre la sierra ahà con sed y otros que los americanos les tiran y los matan. Otros se van en un tráiler y se quedan encerrados, otros se van en un tren y ahà se mueren encerrados. Entonces fÃjese, como le dije hace rato, eran dos veces las que iban el bracero, en septiembre y en mayo, unos venÃan y otros iban y ahà iba la cosa, ¿verdad? Y ahorita ya no, ya no hay, se acabó eso. Pos ahà va toda la gente, familias enteras van pa Estados Unidos. Unos alcanzan a llegar, otros no, fÃjese nomás. ¡Es un desastre ahorita todo eso! Entonces como los gobiernos ahorita están que quieren arreglar eso de la migración y todo eso que… Pos eso, le digo yo que es como las carros extranjeros, regularizan una parte y al rato ya está lleno otra vez. Asà también, les da una amnistÃa a esos al rato ya está lleno otra vez. SÃ, no hay como bracero, que vaya y venga, que vaya y venga.
LM: Era muy bueno el bracero porque no se quedaba.
IA: No se quedaba, exactamente.
LM: O era muy poco el que se quedaba.
IA: Era muy poco el que se quedaba.
LM: ¿Usted nunca tuvo alguna oferta de quedarse por allá?
IA: SÃ.
LM: ¿Cómo fue?
IA: HabÃa mucho, el mismo americano: “Si quieres te arreglo tus papelesâ€. Pero muchos dijimos: “Bueno, y, ¿pa qué?â€. Eso era lo que uno se preguntaba, ¿para qué? Si yo me voy ahorita a Estados Unidos estamos en el mes de septiembre, yo me voy ahorita en mayo y me vuelvo a regresar otra vez. No, las cosas cambiaron.
LM: ¿CreÃan que iba a ser…?
IA: Pa toda la vida, eso fue el bracero, se acabó.
LM: ¿Le hubiera gustado quedarse a vivir por allá?
IA: FÃjese que sà y habÃa mucha chanza pa quedarse uno allá, el mismo patrón: “Si quieres te arreglo papelesâ€. “No, ¿pa qué?â€. Mucha chanza habÃa.
LM: ¿Esa fue la razón principal por la que usted no se animó, porque creÃa que iba a seguir?
IA: SÃ, porque creÃa que iba a seguir, que caso traiba, no, sÃ.
LM: ¿Se lamentó alguna vez de no haber…?
IA: SÃ, pues fÃjese que sÃ, sà porque, pues no crea digo, no crea que, ahorita más, antes estaba bien Estados Unidos, ahorita ya no, ahorita ya no. Yo fui a Dallas en el mes de octubre, me estuve dos meses ahà y me gusta salir y ver. Pero ver las cosas detenidamente y a veces me pongo a pensar y todo eso cómo son, y eso es lo que andaba haciendo yo, viendo, caminando y mirando todo. Y una cosa que me gusta de la parte donde yo fui, porque no en todas partes de Estados Unidos, sino que una parte de Estados Unidos, en Dallas ahà están mis hijas, mis hijos.
LM: ¿Cuántos hijos tienen por allá?
IA: Uno y dos hijas. Una cosa que me gustó mucho, que los sábados salÃamos, los domingos salÃamos y nunca cerraban la casa con candado, ni andaban dejando esto y lo… Las camionetas ahà las estacionaban, ahà dejaban todo, no habÃa quién agarrara nada.
LM: La seguridad de allá.
IA: Qué bonito, qué bonito eso me gustó mucho. Y yo cuando llegué: “Que ya vámonosâ€. “Oye, no, pero ahà está abiertoâ€. “No papá, es eso que asà se queda ahÃâ€. “Oye la camioneta asà está abiertaâ€. “No, asà se quedaâ€. FÃjese, eso me gustó mucho de ahÃ, me gustó mucho. Pero cuestión de vivir y todo eso, pues a lo menos ahora que fui, hace poco que fui en octubre, veo las cosas poco mal, ya no como antes que iba yo de bracero, no.
LM: ¿Qué es lo que no le gusta ahora?
IA: Pues lo que no me gustó fue que habÃa mucho desempleo también ahÃ, habÃa muchas gentes. Yo me iba a platicar ahà con ellos ahÃ, muchos mexicanos habÃa ahÃ. Voy a suponer, un dÃa los conté veinte, ahà en la esquina esperando a ver si llegaban. Llegaban un dÃa, dos y ya los llevaban ahà otra vez, y ya, fÃjese. Ahà tienes que pagar renta, igual que aquÃ, tienes que pagar luz, tienes que pagar agua y todo eso, hay muchas personas que no completan, ¡ahà ta la cosa!, pa que vea.
LM: Son tiempos duros.
IA: Ah bueno pues sÃ.
LM: En todos lados.
IA: En todos lados asà es.
LM: ¿Cómo fue que sus hijos se fueron a vivir allá?
IA: Mire, mi hija la primera se fue a Los Ãngeles. Yo le encargaba mucho a mi hija cuando ella estaba grande, ella se fue porque allá tenÃamos familiares también nosotros y que: “Déjala que venga, y quién sabe qué… Y bueno, pues se fue. Ya estuvo allá y estuvo trabajando y yo hablaba con ella y yo le decÃa que no se juera a quedar allá. “No te vas a quedar allá, no te vas a quedar allá, vente pa acáâ€. “Pues aquÃ, no papá, qué esperanzasâ€. Pues se casó con uno de allá.
LM: ¿Se casó con un americano?
IA: No, con un residente.
LM: ¿Es mexicano?
IA: SÃ, es mexicano, residente, tiene su papá, el papá es de Nayarit, quién sabe de dónde por ahÃ. Y ya entonces ella también arregló papeles también de residencia y todo eso, y compraron una casita, tienen una casita. Pero pos no, yo veo que ahà tienen que estar trabajando duramente todos los dÃas. Chambeando duro y macizo ahà y temprano, ahà a las cinco de la mañana asÃ, vámonos y andan ahà la sonaja ahà todo eso. Entonces vienen mis yernos asà como vinieron en diciembre. Bueno, dice: “Pos ustedes, ¿cómo viven?â€. “Pos, ¿cómo vivimos? Pos bien, nosotros aquà tenemos que comer, que vestir, centavitos también por ahà pa gastarâ€. Asà es que, ¿qué? Entonces dice uno de ellos: “FÃjese que ahà están bienâ€. Sà son tres cosas que tienen que comer, qué vestir y si usted dice que centavitos, a veces tenemos también pa gastar asà es que pos dice: “¿Usted ya fue pa allá?â€. “Pues sÃ, ya fui y ya vide [vi] que también no está muy fácil, aunque sea Estados Unidos y que sea, lo que sea no está muy fácilâ€. (risas)
LM: No está nada fácil.
IA: Pos no, no está fácil. No, dice pos si ustedes ahÃ, no ahà estamos, estamos nosotros a gusto y ellos a gusto ahÃ.
LM: ¿Está contento de haberse quedado en México también?
IA: SÃ, también.
LM: Don Isidro quiero darle las gracias por habernos abierto las puertas de su hogar, por haber compartido con nosotros sus experiencias y su vida.
IA: Estamos a las órdenes aquà pa cuando otra vez que quieran venir.
LM: Muchas gracias.
IA: Pos sÃ, ya se mejoró.
LM: Muchas gracias, a nombre del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas y en lo personal, un servidor, le agradezco mucho.
IA: Pos muchas gracias y aquà estamos a las órdenes pa cuantas veces quiera venir, al cabo ya sabe, ¿verdad?
LM: Claro que sÃ, con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
IA: Bueno pues, muchas gracias y aquà estamos a las órdenes.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 2 de junio de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano MartÃnez
Esta es una entrevista con el señor Isidro Ãbrego Alvarado en la cuidad de Durango, Durango, el dÃa 2 de junio de 2003 conducida por Laureano MartÃnez para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Buenas tardes don Isidro.
IA: Buenas tardes.
LM: Don Isidro, me gustarÃa comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
IA: Yo nacà el dÃa 4 de abril de 1931, en un pueblito que está aquà cercas que se llama el Sauz Bendito.
LM: El Sauz Bendito, ¿municipio de dónde?
IA: Municipio de Canatlán.
LM: Canatlán, Durango, ¿verdad?
IA: SÃ.
LM: ¿Cuántos años tiene?
IA: Tengo setenta y tres años.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
IA: Se llamaba Luis Ãbrego.
LM: Y, ¿su mamá?
IA: Juana de la Cruz.
LM: ¿De dónde eran originarios ellos?
IA: Ellos eran originarios de un pueblito que se llama Miguel Allende.
LM: Miguel Allende, ¿dónde está ese pueblito?
IA: Allá está por el Municipio de Nuevo Villado.
LM: Nuevo Villado, Durango. ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
IA: Nosotros fuimos cuatro de familia nada más.
LM: Cuatro, ¿cuántos hombres y cuántas mujeres?
IA: Tres hombres y una mujer.
LM: De esos cuatro, ¿qué lugar ocupaba usted, don Isidro?
IA: Yo era campesino allá en aquellos tiempos, era campesino. Yo sembraba maÃz y frijol.
LM: Y, ¿era usted el más chico o el más grande?
IA: El más chico de la familia.
LM: Era el menor.
IA: SÃ, el menor.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá?
IA: Era también campesino él también. SÃ, también era campesino.
LM: TenÃan tierras propias.
IA: SÃ. Bueno, era ejido.
LM: Era ejido.
IA: Es ejido todavÃa.
LM: ¿Qué sembraba su papá?
IA: MaÃz, frijol.
LM: Su mamá, ¿se dedicaba al hogar?
IA: SÃ, al hogar. Ella ahà en la casa nomás, trabajaba ahà en la casa.
LM: ¿TenÃan gallinitas?
IA: SÃ, pos sÃ, cómo no. Pos ni modo, ahà gallinitas, marranos, una vaca y mulas pa sembrar y todo eso tenÃamos ahÃ.
LM: ¿Fue usted a la escuela, don Isidro?
IA: Pues no, no terminé ni la primaria siquiera, fÃjese. Porque en aquellos tiempos casi no habÃa escuelas nada, estaba muy difÃcil la escuela en aquellos tiempos, fÃjese. Yo recuerdo que era muy difÃcil, yo alguna de mis hijas por allá yo trataba de que estudiara y estudió hasta sexto año, nomás la primaria, nomás, fÃjese. Pero ya con eso, en aquel tiempo la primaria era un estudio, ¡qué barbaridad!, era muy grande, muy arriba. SÃ, ¿verdad?, ya ahorita ya no.
LM: ¿Era difÃcil terminar la primaria?
IA: Era muy difÃcil. Es más, yo tuve que transportarla, la trasportaba yo a ella. TenÃa un carrito de caballos y la trasportaba de ahà de donde nosotros vivÃamos a otro pueblito que estaba ahÃ, porque ahà no habÃa nada. Y fue del modo que, que terminó la primaria.
LM: Y usted, ¿hasta qué año llegó?
IA: No, yo nomás llegué hasta segundo año, nomás.
LM: Hasta segundo.
IA: Hasta segundo año, nada más.
LM: ¿Aprendió a leer y a escribir?
IA: SÃ, sà ahà aprendà a leer y a escribir. Y ahora he aprendido mucho porque me gusta mucho leer periódicos y todo eso. (risas)
LM: Qué bueno.
IA: SÃ.
LM: Cuénteme, don Isidro, ¿le ayudaba usted a su papá?
IA: SÃ, bastante. SÃ, bastante le ayudaba, mucho le ayudaba.
LM: ¿A qué edad empezó usted a ayudarle?
IA: De la edad de los quince, dieciséis años.
LM: ¿A qué le ayudaba?
IA: Pues le ayudaba yo a trabajar, pos a trabajar ya con un tronco, trabajando, sembrando y escardando, segundando y todo eso.
LM: ¿Cómo sembraban? ¿Cómo eran los troncos?
IA: Era, podÃas a poner dos mulas, un arado, en aquel tiempo, una persona, voy a suponer un niño, iba con un morralito aquà sembrando atrás, zas, zas, zas, zas.
LM: Iba el arado.
IA: Él araba, iba abriendo la tierra y entonces otro, otro arado, otro tronco vamos a decir, venÃa atrás tapándola. Le decÃan la tapada y asÃ, daba vuelta y otra vez y asÃ, eso era la siembra. Se dio el tiempo ya que el maÃz estaba grande, habÃa que escardarlo. Ya que cuando el maÃz estaba grande asÃ, habÃa que segundarlo.
LM: ¿Qué era la escarda?
IA: La escarda era, el arado, ¿verdá? Asà y arrimarle la tierra al maÃz, ¿verdad? Porque cuando se… El maÃz al sembrarlo, ¿verdad?, salÃa asà nomás, ¿verdad? Pero uno de campesino sabÃa a qué tiempo tenÃa que darle aquella escarda. Ya cuando estaba grandecito, metÃa el arado, juntaba la tierra y quedaba nomás el puro hoyito ahÃ.
LM: ¿Lo cubrÃan con tierra?
IA: Lo cubrÃan con tierra, exactamente.
LM: Y, ¿la segundada?
IA: La segundada era cuando ya el maÃz ya estaba grande asÃ. Ese era muy fácil para nosotros los campesinos porque era nomás ir por cada calle, ¿verdad? Del surco nomás y era mucho avanzar, mucho, ¿verdad? Y era muy fácil eso.
LM: ¿Cómo era la vida en aquellos años? ¿Cómo fue su infancia?
IA: Mire, ahorita yo tengo muchos hijos aquà y yo platico mucho y a ellos también les gusta mucho que platique yo con ellos. No se compara la vida ahorita con aquel tiempo, sÃ. ¡No, no, no! En aquel tiempo sà habÃa mucha necesidad. Porque le voy a dicir porque, porque vivÃanos todos en el rancho, no habÃa protestas, no habÃa manifestaciones, no habÃa quien fuera un grupo a hablar con el gobierno, a hablar con el presidente municipal, a hablar con equis persona. No habÃa nada de todo eso. Asà es que la gente ahà vivÃamos todos, ¿verdad?, con mucha necesidad. La gente no tenÃa con qué comprar un pantalón. Este, a los pantalones aquà les ponÃan, los cosÃa la mujer, asà pa todos lados.
LM: De la rodilla.
IA: SÃ, de la rodilla, sà se… De aquà de atrás.
LM: ¿Parchados?
IA: Parchados y de todo eso porque no habÃa, muy raro. Unos zapatos, casi no habÃa quién los trajera, puro huarache de llanta de, de llantas de esa de carro. Le ponÃa, unas correas de esas, habÃa unas correas que vendÃan y ahà las ganchaba y a caminar, pero casi no habÃa quién. Yo era un joven y yo fui a trabajar a La Laguna, que era onde más o menos pagaban bien y habÃa trabajito ahÃ. Y ese año venÃa yo muy contento, yo tenÃa como unos diecinueve años, venÃa muy contento porque en esa ida que me di, compré unos zapatos. Pero aquellos zapatos, aquellos zapatos eran nada más para el sábado y el domingo.
LM: Nada más.
IA: Nada más, sà pos si se los ponÃa como ahorita, los acababa y, ¡pa comprar otros!, (risas) pos ese era el asunto.
LM: ¿Hasta qué edad trabajó en, dice que a La Laguna se fue de qué edad?
IA: De dieciocho años.
LM: Don Isidro, ¿cuándo se entera usted que se puede ir a trabajar a Estados Unidos como bracero?
IA: En 1953, como nosotros vivÃamos de la agricultura, ¿verdad?, del campesinado, aquà en todo el estado de Durango fue un año que no llovió absolutamente nada. Aquà en Durango se abrió un centro de contratación, ¿verdad? Pero luego la gente, pos habÃa gente aquÃ. Y como es un centro de contratación, usted se imagina habÃa gente de distintas, de toda la república, voy a suponer, e hicieron muchas averÃas aquÃ, muchas averÃas hicieron. La gente empezó a protestar y ya no quisieron eso, entonces siguió ese año en 1953 aquà estaba el gentÃo asÃ, me fui y me contraté en Chihuahua.
LM: ¿En Chihuahua?, ¿aún habiendo centro de contratación?
IA: HabÃa centro de contratación, pero aquà vine. No, veÃa las cosas muy difÃciles, ¿verdad? Me fui a Chihuahua, entonces en Chihuahua ahà sÃ, sà arreglé el primer año que fui, la primer vez que fui.
LM: Y, ¿qué les pedÃan para enlistarse como braceros?
IA: Mire, en esos años, tenÃa que sacar un número, asà le daban un número, ¿verdad? Un numerito que le daban asÃ. Entonces ahà estaban los soldados, ahà donde estaban hablando por micrófono a la gente que le tocaba y luego ya este, le hablaban a uno. Iba caminando, entonces ya, ya cuando ya me tocó, fui yo pregunté, y ya cuando me tocó, ya le pregunté ahà a un sargento que está ahÃ. “Noâ€, dijo, “pa mañana, pa mañana serÃa tu númeroâ€. SÃ, efectivamente, otro dÃa ya me hablaron. Yo no conocÃa nada de Estados Unidos, ni sabÃa qué serÃa Estados Unidos, ni sabÃa nada. Yo iba nomás, yo iba solo, no llevaba ningún compañero de aquà como a veces, yo iba solo.
LM: Cuénteme, ¿en qué se fue de aquà a Chihuahua?
IA: Me fui en un tren carguero de, de… Yo estaba trabajando en Cevallos, Cevallos, Durango. Ahà habÃa mucho algodón ese año.
LM: ¿Allá cerca de La Laguna?
IA: Cerca a La Laguna, ahà hay un Cevallos. HabÃa mucho algodón y ahà me puse a trabajar. Y en aquel tiempo $15 pesos era mucho dinero, era mucho dinero. Y yo traiba $15 pesos. Bueno, pos ahà me fui, iba unos en un tren carguero ahà y luego me abrieron la puerta y Ãbanos cuidando la puerta que no se fuera a cerrar y ya nos fuimos a Chihuahua. En Chihuahua llegué y como no conocÃa nada…
LM: ¿Comentó usted con alguien de su familia que se iba a ir de bracero?
IA: SÃ, sÃ.
LM: ¿A quién le comentó?
IA: Bueno pues entonces en ese tiempo yo estaba recién casado, éramos nada más yo y mi esposa y un hijo que ahorita que es el mayor de aquà de la familia.
LM: ¿En ese año se casó?
IA: Ese año y mi esposa se quedó aquà por la necesidad que tenÃamos. Ella me insistÃa mucho que no me juera. Pero con la necesidad que tenÃamos, no, a mà no me interesaba nada, tenÃamos un niño nomás, en ese año.
LM: Y, ¿qué se oÃa de los braceros? ¿Por qué se animó o qué?
IA: En 1941 fue el año que fueron los primeros braceros de aquà de, de la República Mexicana. Pero ese año recuerdo que habÃa guerra con Estados Unidos, por allá quién sabe dónde, ¿verdad?
LM: La Segunda Guerra Mundial.
IA: Entonces muchos no querÃan ir, porque es que no, que no, que los llevaban a la guerra pero no era cierto.
LM: ¿TenÃan miedo?
IA: TenÃan miedo, sÃ. Y muchos no iban, no quisieron ir por eso. Pero ya después empezó ya a saberse, a saberse y empezó a ir la gente. Y los primeros braceros cuando llegábamos, pos estaban muy bien allá, pos ya cuando llegábanos, sÃ. Ya era otro movimiento.
LM: ¿Aquà le tocó ver algún paisano, que hubiera regresado?
IA: Yo, nomás a una persona vide, en 1941 me parece o [19]45 me parece, por ahÃ. Fue la primer persona, una persona que vide yo que vino de Estados Unidos con mucho dinero.
LM: ¿VenÃa con mucho dinero?
IA: SÃ, traiba mucho dinero, porque entonces en aquel tiempo me parece que el dólar valÃa $4 pesos o $3 pesos, por ahà va la cosa, ¿verdad? Y entonces pues ya toda la gente al ver aquella persona, pos toda la gente se emocionó y dice: “Pos no, yo me voy de braceroâ€. Aunque no estaba muy fácil, ¿eh? Era un chorro de documentos que le pedÃan.
LM: ¿Qué le pedÃan?
IA: Entonces algunos requisitos no los llenaba, ¿verdad? Y ahà taba la cosa.
LM: ¿Se acuerda usted qué fue lo que le pidieron ya cuando llegó a Chihuahua?
IA: SÃ, sà me acuerdo bien, cómo no. Ahà se necesitaba el acta de nacimiento, no habÃa todavÃa tarjeta electoral, no habÃa todavÃa. Pero el acta de nacimiento, la cartilla militar y algún recibo de ahà del rancho donde vivÃa, del pueblito donde vivÃa, eso era todo lo que le pedÃan.
LM: ¿Llevaba usted eso?
IA: SÃ, yo todo llevaba, yo todo llevaba porque yo ya sabÃa lo que pedÃan, ¿verdad? Entonces yo ya sabÃa todo eso.
LM: Claro, ¿cómo era ese centro de contratación ahà en Chihuahua?
IA: Era muy bonito. Bueno, en Chihuahua ahà taba la revisión médica, la revisión de… Bueno un chorro, de examen que le hacÃan ahà al mexicano.
LM: PlatÃquenos de esos exámenes.
IA: Era muy duro, fÃjese, era muy duro el examen. ¡Ande!, yo me acuerdo. Nombre, ¡qué barbaridad!
LM: ¿Cómo era?, ¿qué les decÃan?, ¿qué hacÃan o qué?
IA: Mire, luego luego llegando, luego cuando ya le daban a uno sus papeles ya onde uno ya sabÃa que iba a trabajar allá, unas hojas rosas que le ponÃan ahÃ, ya sabÃa que iba a trabajar ahÃ. Pero luego luego entrando, luego luego entrando, que uno iba de aquà ahà ya pa onde ellos estaban, estaban todos los médicos de todo, ahà estaban unas personas con un viaje de, con una bomba de desinfectar, todo, desde los pies hasta la cabeza.
LM: ¿Con ropa o sin ropa?
IA: Con ropa, sÃ.
LM: ¿Los rociaban?
IA: Los rociaban todo aquello.
LM: ¿Qué era, algún polvo?
IA: Era un polvo, como insecticida, una cosa asà era.
LM: Ni les avisaban.
IA: No, no nos avisaban nada.
LM: ¿Usted sabÃa?
IA: Yo no sabÃa nada de todo eso.
LM: ¿Qué pensó?
IA: No pos yo pensé, taba todo eso, dije: “¡Ah caray! Pos y ni modo, listo y ni modo. A lo mejor estas son las reglas que tienen pa que nosotros vayamos pa allá y ni modoâ€.
LM: Y de ahÃ, ¿qué más?
IA: De ahÃ, hubo otras cosas que no se las puedo decir, ¿verdad? Porque, pos no se las puedo decir.
LM: ¿Son muy feas?
IA: Pos sÃ, fÃjese que sÃ. Y ya al último ya cuando uno ya pasaba allá… Bueno, ahà ya cambiaba la situación porque allà en Ciudad Juárez habÃa una parte que se llamaba el RÃo Vista. No, ahà ya era una cosa ya, ¡qué barbaridad!
LM: ¿Le hicieron algunos otros exámenes médicos?
IA: No, allá no, ya allá, ya pasando allá no.
LM: Allá ya no.
IA: Eso era aquà en Chihuahua nada más, allá ya de ahà ya lo ponÃan, ya afuera un tren o ya le ponÃan autobuses y ya se lo llevaban ya hasta El Paso. En El Paso estaba ahà en Ciudad Juárez, en El Paso, una parte que se llamaba RÃo Vista. RÃo Vista era un campo grande, muy grande, muy inmenso con tela de alambre, ahà estaban llegando todos los braceros. Los que iban de aquà y los que venÃan de allá de Estados Unidos también, ahà llegaban. Ahà les daban el pasaje hasta Chihuahua y ya de ahà de Chihuahua pues ahà cada quien, ¿verdad? Y entonces, ya ahà ya era otra cosa ya porque por ejemplo ahà ya ahà habÃa camas, habÃa regaderas, habÃa comida, se la daban, todo era gratis. Ya se iba contratado el bracero, ¿verdad? Y camas y correo y bueno, habÃa todo ahÃ, muy bien estaba ahÃ.
LM: Estaba muy bien, ¿era grande?
IA: SÃ, era muy grande ahÃ.
LM: ¿Cuánta gente cree usted que habÃa ahÃ?
IA: Pues ahà habÃa miles sobre miles, fÃjese. Voy a suponer unos diez mil personas, ahà habÃa más o menos como unas diez mil personas. Ya a la hora de, de la noche de, habÃa muchas barracas pero no cabÃa la gente ahÃ. Entones iba uno por su camita de esas que se doblan y la ponÃa por ahà donde quiera, ahà se quedaba en la noche. Entonces ahà estaban llegando todos los americanos de por allá, voy a suponer de los estados de aquellos de allá, ¿verdad? Entonces: “Pos yo quiero tantos. Yo quiero veinte. Yo quiero diezâ€. Y asÃ.
LM: ¿Ahà escogÃan al trabajador?
IA: Y lo escogÃan al trabajador, ¿eh? No crea que, que nomás: “Venteâ€. Y no, todavÃa ahà iban a escoger al trabajador todavÃa. Le veÃan las manos, señor, a ver cómo las tenÃan, a ver si tenÃan callos, a ver como qué clase de manos tenÃa. Se las veÃan y se las volteaban. “Y, ¿en qué trabajabas tú allá?â€.
LM: Les hacÃan preguntas.
IA: Sà les hacÃan preguntas: “¿En qué trabajabas?â€. “Bueno pos yo era campesino allá, ¿verdad?â€. “¿Sabes piscar algodón?â€. “Pos no, no séâ€. “Y, ¿a qué vas entonces?â€. “Pos quiero trabajar, quiero ganar dineroâ€. “¿Qué allá en México no ganas?â€. “Pues gano, pero gano muy poquitoâ€. (risas)
LM: Claro.
IA: Pos sà claro, la verdad, ¿verdad? Sà y, y no pos ya de ahà era otra la situación.
LM: ¿Dónde firmó su contrato?
IA: Lo firmé ahà en Chihuahua.
LM: ¿Por cuánto tiempo le dieron el contrato?
IA: El primer año fueron dos meses, ahà en el estado de Arizona.
LM: ¿Lo mandaron a Arizona?
IA: A Arizona, ahÃ.
LM: ¿A qué parte de Arizona, se acuerda?
IA: Un pueblito que se llamaba Bowie, Arizona. Allà seguramente, ahà los rancheros arreglaron casitas de madera, bien arregladitas con sus camas, con sus cobijas, con su estufa, bueno todo asà estaba muy bien arregladito todo ahÃ. Y pa que ahà mismo hacÃa uno su comida y ahà comÃamos. Compraba uno comida y ahà mismo comÃa.
LM: Ahà vivÃan, ¿cómo le llamaban a esas casas?
IA: No pos ahà le… No tenÃan nombre, nomás les decÃan ahà campos de braceros nomás, campos de braceros nomás.
LM: ¿Qué ilusiones tenÃa usted cuando se fue a Estados Unidos? ¿Qué sueños?
IA: Mis sueños, yo vivÃa en un ranchito le acabo de decir, mis sueños. Cuando yo me fui a Estados Unidos, habÃa una persona ahà que yo trabajaba con él. Y yo en un carrito de esos de cuatro ruedas con dos mulas, ahà trabajaba con él en un establo y cargaba el abono que estaba ahÃ, e iba y lo tiraba a sus labores de él. Y yo me bromeaba con él y yo le decÃa a él: “Yo quisiera irme a Estados Unidos nomás pa comprar un carritoâ€. Y yo iba en el carro cargado con abono y sentado en una tablita manejando las riendas y yo me hacÃa las ilusiones, yo no tenÃa nada. Me hacÃa las ilusiones: “Si este carrito fuera mÃoâ€. Me fui a Estados Unidos, cuando vine, a él mismo le compré todo eso. En un carrito ya andaba yo muy a gusto con mi carrito y trabajando y todo, haciendo adobes, acarreando piedra pa hacer otra casita más amplia ahà y todo muy bien ahÃ. Acarreaba agua en unos tambos y ahà la ponÃa, pa de ahà le daba a los caballos y de ahà agarraba también. Y sÃ, gracias a Dios que sÃ.
LM: Qué bueno.
IA: Mi esposa fue una persona muy cuidadosa y muy trabajadora. Cuando yo vine, ya habÃa… Ya tenÃa una vaca, una vaca parida que compró, fÃjese nomás. ¡Cambió!, cambió la situación, de allà cambió. Yo también ya después me piqué a ir a Estados Unidos, no pos ya estábamos bien. Pero como le digo, iban y venÃan, iban y venÃan, ¿verdad? Porque los contratos eran chicos, nada más que tenÃa uno que renovarlos, ¿verdad? Cuando habÃa trabajo que el patrón, voy a suponer, que el patrón le decÃa: “¿Te quieres quedar?, tengo trabajoâ€. “Sà cómo noâ€.
LM: Las famosas extensiones de los contratos.
IA: De los contratos. “Tráeme tu contrato pa llevarlo a La Asociación para arreglártelo ahà por tanto tiempo másâ€. Y ahà lo arreglaban.
LM: ¿Por cuánto tiempo les daban las extensiones?
IA: Bueno, eso era según el trabajo que tuviera el americano, si tenÃa bastante trabajo podrÃa ser por dos meses. Porque en ese tiempo los contratos no eran muy grandes, no eran muy grandes los contratos.
LM: ¿Eran pequeños?
IA: Eran chicos. Los primeros cuarenta y cinco dÃas a Estados Unidos era desahijar betabel, eran cuarenta y cinco dÃas. La mayor parte de todos los mexicanos que iban a trabajar, cuarenta y cinco. Pero de ahÃ, ¿verdad?, a veces el mismo patrón: “Mira, pos quiero que me ayudes aquà dos meses más, un mes más, dame tu contrato, este ya se cumplió pero dame tu contrato, yo lo llevo a La Asociación y luego te lo traigo otra vez, pero ya arregladoâ€. SÃ, ya arreglado.
LM: Y ustedes, ¿qué decÃan?
IA: SÃ, pues cómo no.
LM: Claro, lo que querÃan era trabajar.
IA: Era trabajar.
LM: Cuénteme ahà en Arizona la primera vez que fue, llegó a trabajar en el algodón, ¿verdad?
IA: En el algodón.
LM: ¿Cómo es el trabajo del algodón?
IA: Es muy duro, es muy duro porque es un costal grande, vamos a suponer como, como de dos metros el costal y lo tiene que traer uno aquÃ. Tiene una cosa aquà para amarrárselo uno de aquÃ.
LM: Se lo amarra de la cintura.
IA: De la cintura y luego aquà como que tiene una boca y luego va, zas, zas, zas, hasta que se llena. Entonces ya se llena el costal, ya lo carga y luego allá está la pesa, donde está una persona ahÃ: “Tanto, tanto, tantoâ€.
LM: Ahà le checaban los pesos.
IA: SÃ, ahà le… Cuánto, cuánto, llevaba de cuánto… Pos la libra, las cien libras de algodón nos las pagaban a $2.05.
LM: A $2.05.
IA: ¡Uy muy barato! Sà pos aquel tiempo, como en 1953, sÃ.
LM: ¿A qué horas empezaban a trabajar?
IA: No, temprano, temprano. SÃ, era muy temprano. Yo voy a suponer desde las siete de la mañana hasta ya la oscuridad, hasta que ya no se veÃa la…
LM: De sol a sol.
IA: De sol a sol.
LM: ¿Cuántos braceros trabajaban en ese campo?
IA: Trabajábanos pocos, es que era una compañÃa ahà que estaba aproximadamente como doscientos. Como doscientos mexicanos habÃamos ahÃ, aproximadamente.
LM: ¿Sembraban algo más que algodón?
IA: No, yo vide puro algodón, pero sà mucho, mucho. ¡Uh qué barbaridad! No se alcanzaba a ver tanto que habÃa. Nada más eso fue lo que alcancé a ver.
LM: ¿Eran largos los surcos?
IA: SÃ, eran bastante. Porque los sacaba uno a la mitad nada más. Y ahà ponÃan unas banderas, unas banderas altas asà arriba, banderas. Y eso querÃa decir que era nomás hasta ahÃ, sacar una parte, y luego ya empezar la otra.
LM: Y, ¿el clima cómo era ah�
IA: Pues hacÃa, en ese tiempo que yo fui hacÃa mucho frÃo.
LM: Mucho frÃo, ya empezaba a hacer frÃo.
IA: SÃ, pues yo, de aquà me fui en octubre, el dÃa 9. Me acuerdo muy bien que el dÃa 9 de octubre fue cuando, el primer dÃa que pasé yo para allá. Chihuahua, del [19]53, dÃa 9 de octubre y ya estaba haciendo mucho frÃo.
LM: ¿Cómo era el ambiente entre los mismos braceros, entre los mismos mexicanos?
IA: Pos fÃjese que, no, a veces no era muy bueno, fÃjese. Yo le voy a decir por esto, de que hay unas personas muy tomadoras, muy jugadoras, ¿verdad? Entonces alguno que no le conviene todo eso, pos está ahà navegando ahà sufriendo ahà todo. SÃ, el relajo ahà en la noche, más los sábados y los domingos, unos salÃan de pleito ahà y otros no y bueno.
LM: ¿Qué hacÃan? Cuénteme, ¿qué hacÃan lo sábados y los domingos?
IA: Pues muchos tomaban, tomaban vino.
LM: ¿Ahà en las casas?
IA: SÃ, no, o se iban ahà a los pueblitos que estaban cercas, ahà vendÃan. VendÃan y se iban, allà habÃa cantina y todo. Ahà tomaban y llegaban bien tomados y bien borrachos ahà a la casa y otro dÃa en la mañana ya se iban. Y ahà mismo habÃa partes que se hacÃa la jugada a los dados, ahà jugaban todos.
LM: Jugaban dados.
IA: SÃ, jugaban dados también. Entonces pues claro, digo, algunas personas venÃan, cuando llegaban aquà se presentaban en quiebra. “No, pos que me fue malâ€. Y por eso.
LM: A usted, ¿qué le decÃan? ¿Lo invitaban a tomar?
IA: SÃ, me invitaban mucho, llegué al grado de que, tuve que salir de pleito con ciertas personas allá porque Ãbamos, nos Ãbanos juntos de ahÃ, ¿verdad? Y ya claro pues luego luego a la cantina, ¿verdad? Entonces luego luego, ¡zaz! Y yo me acuerdo que, yo iba pensando, luego luego. Pos es que a mà nunca me ha gustado tomar, nunca. Y yo odio la cruda, no. Pos los primeros dÃas, sà por complacer y usted sabe, ¿verdad? Porque sÃ, pos cómo no. Pero ya después ya no, entonces algunos: “No, que tú y que pa acá y que eres esto y que eres esto otro y que pa acá y que fue y que vinoâ€. Pos lo que me dijeran. Pero es que yo pensaba, yo mis pensamientos eran otros, mis pensamientos era, trabajar allá, mandar dinero aquà a mi esposa. Porque ella es una persona muy cuidadosa, una persona muy trabajadora. Entonces pues yo decÃa: “Esta es la oportunidad que tengo aquÃ, si no la logro va a estar otra vez másâ€. Hay que jalar.
LM: Y, ¿llegó a los golpes?
IA: No, no asà nomás.
LM: Nomás asà verbal.
IA: Pero yo soy una persona que me dicen alguna cosa y cuando la cosa es mal, que me ofenden, yo no serÃa capaz de ponerme por, porque no, no conduce a nada, está peor la cosa, sà yo…
LM: ¿Ni ganados son buenos?
IA: No, no pos no, claro. Entonces este, pos yo mejor dejaba pasar las cosas, me retiraba y ganaba a otros lados y ya.
LM: ¿Qué hacÃa usted en esos dÃas?
IA: Pos bueno, más bien los sábados y los domingos mejor me iba yo, me separaba de ellos y como que primeros dÃas me quisieron ellos señalar, ¿verdad? Pero ya después otros cuatro, cinco compañeros mÃos también que ya igual que yo, ya habÃa más fuerza, ¿verdad? No, ya después no: “Ustedes se van para allá, nosotros ganamos pa acá, para otro ladoâ€. A ver los aparadores, a andarnos mirando ahà todo aquello y todo eso.
LM: ¿Cómo era el pueblito?
IA: Estaba grande y estaba bonito.
LM: Le gustaba. ¿Qué es lo que le llamaba la atención del pueblo?
IA: Pos ahà el pueblito, habÃa puro inglés, no hablaban…
LM: No hablaban español.
IA: Español no hablaban nada. Entonces nos gustaba meternos a una rolilla que estaba ahÃ, pero ahà no vendÃan nada de todo eso. Una pura rolilla que estaba ahà y tenÃan una pura canción mexicana nomás.
LM: ¿Cuál era, se acuerda?
IA: SÃ, me acuerdo bien. No me acuerdo cómo se llama ahorita, pero me acuerdo bien, pero no me acuerdo cómo se llama. Y por eso Ãbamos y nos metÃamos ahÃ, nomás por eso.
LM: ¿Qué pedÃan o qué?
IA: Un refresco, un refresco de coca, un refresco de sabor y todo eso era lo que tomábamos ahÃ, nada más eso.
LM: ¿Cómo era el trato que recibÃan ustedes del americano en los pueblos?
IA: Mire, yo durante… Yo fui una, dos, tres, cuatro, cinco veces fui yo a Estados Unidos contratado, en diferentes partes, ¿verdad?, en diferentes partes. Pero yo, onde yo me tocó con los patrones fueron muy buenas personas para mÃ. El último año que fui yo, estuve en el estado de Arkansas, hasta el matrimonio que estaba ahà con que trabajábanos me regaló una foto donde están los dos ahÃ. Y ya cuando ya terminamos el contrato que ya le acabamos de trabajar ahÃ, nos hizo como una fiestecita, ¿verdad?, ahà en su casa. SÃ, ahà en su casa.
LM: Les hizo una despedida.
IA: SÃ, como una despedida. Y la esposa no sabÃa nada de español, ni él tampoco, pero ellos hacÃan la lucha hablar, ¿verdad? La señora, andábamos piscando nosotros algodón y se iba junto con nosotros ahà pa platicar, yo creo ella querÃa aprender.
LM: QuerÃa aprender español.
IA: Español y se iba ahÃ. En la noche llegábamos y estábanos cenando cuando llegaba el americano y tábamos cenando y luego: “Buenas nochesâ€. Le decÃamos nosotros. “Buenas nochesâ€. Y él decÃa que: “Buenos lonchesâ€. Y le decÃamos: “No, lonches no, noches, nochesâ€. Y luego nos hacÃa la lengua, que la lengua no le ayudaba, y era todo lo que sabÃa. Pero yo las partes que estuve ahà con los americanos no tengo nada qué decir, todos nos trataron bien.
LM: ¿Este matrimonio era un matrimonio joven?
IA: SÃ, era un matrimonio joven, era un matrimonio joven.
LM: ¿Ustedes llegaron a convivir con ellos?
IA: SÃ, cómo no, sÃ.
LM: A conocerlos bien.
IA: SÃ, los conocÃamos bien, nomás que pos no nos entendÃamos, no nos entendÃamos porque ya en aquella parte de allá que es donde está lejos, entonces pues este, pues era muy difÃcil que digamos, por allá algún, los que están allá para que nos interpretaran.
LM: Un intérprete o algo.
IA: Un intérprete, era muy difÃcil que hubiera en aquel tiempo personas que, casi no habÃa.
LM: ¿En los pueblos los trataban bien?
IA: SÃ, muy bien nos trataron. Yo no sé ahorita, parece que hay mucha discriminación ahorita. Pues ya cambió la situación, digo yo que ya cambió, pero en aquel que nosotros fuimos, no. Trabajábamos, nos pagaban, ellos mismos decÃan ahÃ: “El que quiera mandar dinero a su casa, vamos pa que lo pongaâ€. ¿Verdad? Ya ponÃa. “Yo quiero poner dineroâ€.
LM: ¿Le daban el dinero al patrón?
IA: No, no.
LM: ¿A quién le daban el dinero?
IA: Él nos llevaba al banco.
LM: ¿Cómo era?
IA: En aquellos tiempos, en aquellos tiempos se usaba mucho mandar cheques de banco de allá de Estados Unidos, ¿verdad? Entonces él mismo nos llevaba, comprábamos el cheque, lo llenábamos ahà mismo y luego ya pagábamos ahà y lo echa uno, se usaban mucho las cartas certificadas. Le echaba uno, certificaba la carta y venÃa a dar aquÃ.
LM: ¿Alguna vez le tocó que no llegara?
IA: No, nunca, nunca no, todo el tiempo, yo… Bueno pos no habÃa teléfonos, en aquel tiempo, puras cartas.
LM: Puras cartas, ¿se escribÃan?
IA: SÃ, escribÃan: “Ya recibÃ, ya, ya recibà el dineroâ€.
LM: ¿Qué se platicaban en esas cartas? ¿Qué le escribÃa usted a su señora?
IA: Pues yo, ella me escribÃa que cuánto tiempo iba a durar más allá. Entonces ella decÃa: “Pues noâ€. Entonces ella me decÃa: “Pues mira, ¿qué te parece si hay oportunidad de renovar otro contrato?â€. “Pos noâ€, dice, “tú sabes, pero pos noâ€, dice, “significa que tanto tiempo que tenemos ya aquà yaâ€. Porque a veces me echaba hasta dos contratos pegados, podÃan ser tres meses y otros tres, podÃan ser seis meses, ¿verdad? Entonces ella como que estaba muy conforme. (risas)
LM: No estaba muy conforme, pos estaba recién casada.
IA: No, no estaba muy conforme pero luego yo le hacÃa ver las cosas que, pos que era del modo de estarnos viviendo un poquito mejor, ¿verdad? Pos sÃ, porque pos allá yo le estaba mandando dinero a ella y ella pos estaba viviendo a gusto también, nada más la ausencia, ¿verdad?, que no…
LM: ¿TenÃan mayordomo ahà en los ranchos?
IA: No.
LM: ¿Algún intérprete que le haya tocado?
IA: Bueno cuando ya… HabÃa uno que le decÃan el fieldman, ese andaba por todas las…AhÃ, por todos los trabajos andaba él en un carrito, el fieldman. Ya sabÃamos que tiempo era, si nosotros querÃamos decirle algo al americano, o a la compañÃa o a… Entonces ya le decÃamos a él: “De este modo y de este otro y queremos esto y queremos esto otroâ€. Entonces ya él iba y ya le decÃa: “Que quieren esto y queren [quieren] esto otro, de este modo y este otroâ€. Pero no, pos nunca tuvimos problemas nada.
LM: Nunca, muy bien. Cuénteme qué comÃan.
IA: Pos comÃamos los mismo que aquÃ, nomás que allá, pues este, no sé qué pasarÃa en aquel tiempo, fÃjese. Pues Ãbamos de aquÃ, como yo por ejemplo, iba yo del rancho y allá la mayor parte de todos los braceros que iban, mire unas cajototas grandototas asÃ, copeteadas de puro mandado, comida de sobra. Ahà pa empezar huevo, carne, leche, mermeladas y panes y todo eso le echaba uno ahà al mandado. ¡Pero asà la cajota! Mira, harina, porque nosotros mismo ahÃ, si éramos cuatro, nos repartÃamos el trabajo ahÃ, uno lavaba trastes, otro amasaba la harina, otro la cocÃa y asà cada quien se… Ahà nos repartÃamos todo.
LM: ¿Cuántos se juntaban para…?
IA: Cuatro o cinco. Dos, el último año que fui yo, que estuve en el estado de Wyoming, éramos nada más yo y un primo mÃo. De todos los demás nosotros nos cortamos, ¿verdad? Y dijimos: “Nosotros nos cortamos, nosotros no nos vamos junto con ellosâ€. A trabajar también, desahijando el betabel.
LM: ¿Cómo es el desahije del betabel?
IA: ¡Ande hombre, qué barbaridad! Mire, el betabel era chiquito asÃ, habÃa que desahijarlo cuando estaba chiquito, más o menos a esta distancia, más o menos.
LM: Unos cuarenta centÃmetros.
IA: Unos azadoncitos asÃ, mire chiquitos, de manguito chiquitos, hijole nombre, nomás viera qué duro.
LM: ¿Todo el dÃa agachado?
IA: Todo el dÃa, hasta que oscurecÃa, agachado.
LM: Igual de sol a sol.
IA: De sol a sol, de sol a sol. Porque ahà onde nosotros estábamos ahà estaba la labor cerquitas y ahà nos Ãbamos hasta que oscurecÃa.
LM: Y, ¿les dolÃa la cintura?
IA: Ande, qué barbaridad.
LM: ¿Cómo fueron esos primeros dÃas?
IA: No, los primero dÃas, ¡ande! Yo los primeros dÃas, hÃjola, sà me ponÃa a pensar en la noche, ¡hijo de la fregada! Pero siempre yo mismo me daba valor. “No, tengo que triunfar, son los primeros dÃas y yo tengo que triunfar y Dios nos va a ayudar. Y yo tengo que echarle ganasâ€. Y total, no pos los primeros dÃas.
LM: ¿Qué se oÃa ahà en las noches?
IA: ¡Nombre, qué barbaridad! Unos no se podÃan levantar y, ¡ay carajo, qué babaridad!
LM: Se quejaban.
IA: Era duro eso fÃjese, pero esa era la primer etapa. Ya después, ya pa limpiar ya con azadón de ese grande, parados. SÃ, ya ese ya era otra cosa.
LM: Ya después ya estaba más…
IA: SÃ, más fácil, ya.
LM: ¿Ahà tenÃan…? ¿Quién los cuidaba?
IA: No, uno mismo, uno mismo. Mire, yo el último año que estuvimos allá, que fue en el estado de Wyoming, andaba una cuadrilla de seis y nosotros nos separamos dos y veÃamos al americano cuando llegaba en una camioneta se paraba, ¡ah caray ya viene ya! Entonces se iba por donde nosotros andábamos trabajando. Me acuerdo bien que se ponÃa las manos por detrás, y ahà va mirando el surco por donde Ãbanos nosotros trabajando y andaba la otra cuadrilla de los otros al otro lado y luego ya agarraba la… Porque nosotros hacÃamos un trabajo bueno de que la yerbita habÃa que sacarla fuerte con todo y raÃz. Y aquellos como era bola, pos nomás ve por arriba, ¿verdad? Entonces este, pues ya se venÃa él y luego agarraba un asà y iba y se los enseñaba aquellos, porque no sabÃa español. No que, nosotros andábamos haciendo buen trabajo ahÃ, que ellos nomás por arriba que todo esto.
LM: ¿Cuánta gente trabajaba ahà en el betabel?
IA: Andaba nomás una cuadrilla de seis y nosotros dos con ese americano nada más. Éramos seis y dos, ocho.
LM: ¿Él cómo se portaba?
IA: Se portaba muy bien, sà se portaba muy bien.
LM: ¿Cuánto tiempo estuvo trabajando ahà en el betabel?
IA: En el betabel, pues fueron, primeramente fueron cuarenta y cinco dÃas. Ese era un contrato que casi pos donde quiera eso eran cuarenta y cinco dÃas. Pero luego ya de ahÃ, ahà nosotros, por ejemplo, mi compañero mÃo que era mi primo, ese se ponÃa a platicar con él, pero pos no, casi no se le entendÃa nada. Y luego y le decÃa yo a él: “Oye, ¿qué pasó?â€. “Noâ€, dice, “pues una que otra palabra le entiendoâ€. “Noâ€, dice, “no, oye, ¿pero qué crees? Que dice que nos va a renovar a nosotrosâ€. “¿Cómo? Noâ€, le dije, “es que tu inglés también no sirveâ€. Pues entonces aquellos otros también sabÃan. Uno de ellos también, no pues: “Se van a quedar cuatro personasâ€. Pero no sabÃa ni qué. Bueno, ya cuando ya se cumplió el contrato que ya todos con nuestras maletitas, ya ahà sus cajas, sus petacas, sus velices y todos ahà en unos árboles cuando allá venÃa allá. “Ahà viene yaâ€. Y llegó el field man junto con él, él sabÃa muy bueno, muy buen español. “¿Quihúbole, quihúbole, qué dice?â€. Entonces ya me dijo: “Isidroâ€. “Presenteâ€. “Urbanoâ€. Era mi compañero Urbano. “Presenteâ€. “Dice el americano que si se quieren quedar otro mes con élâ€. “SÃ, cómo no nos vamos a quedarâ€. Pues ya estaban aquellos, y: “Ustedes aquà está julano y zutanoâ€. Como que nos seleccionaban, oiga. Por su modo y por su trabajo. Yo me fijaba mucho en eso, su modo de respetar y todo eso, ¿verdad?, y de su trabajo también. Yo por ejemplo, yo a veces venimos: “Patrón, bueno dÃasâ€. No, pos nomás me veÃa, no me entendÃa nada.
LM: No le entendÃa nada.
IA: No, no me entendÃa nada. “Buenos dÃas, patrónâ€. No, nomás me veÃa, nomás.
LM: ¿No aprendió usted una que otra palabra por ah�
IA: No aprendà nada, nada, fÃjese. Y habÃa mucho modo porque ahà iban unos y le daban clases, algunos.
LM: Les daban clases de inglés, ¿cómo eran esas clases?
IA: Eran, era una de estas, ¿cómo se llama, oiga? De una religión, oiga, pero no me acuerdo qué religión era. Llevaban muchas sillas.
LM: ¿Protestantes, serÃan?
IA: Pos no sé de qué religión eran, no me acuerdo de qué religión eran. Llevaban muchas sillitas y luego llevaban muchos cuadernos y luego ahà nos estaban explicando ahÃ, iban los que querÃan, ¿verdad?
LM: Lo básico.
IA: SÃ, el que querÃa y ya nos preguntaban todo eso, no pos sÃ. Pero no, yo no aprendà nada.
LM: ¿Cuántas veces se contrató, don?
IA: Mire, el primero año fue en Arizona, el segundo año en Nuevo México, el tercer año en Colorado y el cuarto en el estado de Wyoming. Cuatro veces.
LM: ¿El segundo fue en Nuevo México?
IA: Nuevo México aquà cerquitas, ahà en Unión, Nuevo México. Ahà estaba cerquitas ahà luego luego.
LM: ¿En qué trabajó ah�
IA: En el algodón también.
LM: ¿Era un rancho grande ahà también?
IA: No, sà era un pueblito grande, era un pueblito grande, nomás que era unas personas que tenÃan ahà un pedazo de algodón y nos contrataron a dos personas nada más. Éramos nada más dos personas.
LM: ¿De cuánto tiempo fue su contrato ah�
IA: Fueron de sesenta dÃas.
LM: Y, ¿sà era tiempo suficiente o era poco tiempo?
IA: ¿Como para qué?
LM: Para juntar dinero, para ahorrar un poco.
IA: Bueno, pos es lo que le digo, el que llevaba intenciones de ahorrar y asÃ, pos ese sà traiba buen dinero. Pero como le digo, hay muchos que les gustaba mucho el vino, les gustaba mucho andar pa todos lados ahÃ. Pos ese no completaba pa nada, ¿verdad?
LM: ¿En alguna ocasión, don Isidro, le tocó estar en algún campo que fuera alguna autoridad mexicana, algún cónsul a visitarlos, a ver cómo estaban?
IA: SÃ, en el estado de Colorado. Ahà fue un cónsul.
LM: Ahà fue el cónsul.
IA: El cónsul a visitarnos ahÃ.
LM: ¿Se acuerda cómo fue esa visita?
IA: SÃ, sà me acuerdo.
LM: PlatÃqueme.
IA: Me acuerdo que él llegó y luego ya nos juntó a muchos ahÃ, en una barraca que estaba ahà y ya dijo: “Soy el Cónsul de Méxicoâ€. Y sacó su identificación, dijo: “He venido a saludarlos a ver cómo están y a ver si no tienen… Cuántas quejas tienen aquÃ. ¿Cómo los han tratado sus patrones?, ¿cómo han estado?, ¿cómo han vivido?â€. “No pos hasta ahorita bien todoâ€. “¿Todos están bien?â€. “SÃ, todos están bienâ€. Dijo: “Y aquà también hay una cosa, aquà tengo una orden de que si algunos de los que están trabajando aquà en Estados Unidos me llega un reporte de allá de México de que no le mandan dinero a sus familias, inmediatamente va pa fueraâ€. SÃ, asà nos lo decÃan.
LM: ¿Asà se los decÃan?
IA: SÃ, asà nos lo decÃan. Dice: “Todo el trabajador que está aquà trabajando que viene de México y tiene allá a su familia, tiene obligación de estarle mandando dólares a su familiaâ€. “No, pos está bienâ€.
LM: Y, ¿ustedes creÃan eso?
IA: SÃ, sà creÃamos eso, es que más antes la gente era más buena que ahorita. Ahorita hay gente muy mala ya, ¡nombre!
LM: Aunque era obvio que a lo mejor los que jugaban y se emborrachaban pues no mandaban nada.
IA: Pues no mandaban nada, claro que no. Pos, ¿cómo iban a mandar? Si a veces lo jalaban todo, sÃ, asà es.
LM: Ahà en Colorado, ¿en qué trabajó, don Isidro?
IA: Mire, ahà estaba muy bien. Nomás viera qué bonito, habÃa mucha agricultura oiga, mucha, bonita. Ahà estuve trabajando con una compañÃa.
LM: ¿Cómo se llamaba la compañÃa?
IA: Sally Sugar.
LM: ¿De qué?, ¿a qué se dedicaban ah�
IA: ¡Ande! Ahà mire, ahà habÃa mucho trabajo, habÃa pisca de pepino, habÃa de tomate, habÃa de cebolla, papa. HabÃa por horas también onde iban los camiones. Todos los maizales grandototes ahÃ. Pero grandes los maizales que tienen allá. No, ni pa qué. Y luego los van moliendo, ¿verdad? Y luego va el camión acá donde va cayendo. Entonces todo ese, los ahà los que están pa arriba, andava uno adentro con un tubo pa que no se hiciera bola ahà nomás, paseándola asà alrededor, alrededor. Y tiene ventanitas con… HabÃa, tenÃan una cosa como lodo, quién sabe qué era. La ventanita allá una cucharita y luego le tapaba bien sellado, le ponÃa una tapadiza, pero tenÃa como una escalera de arriba y luego protegido también de aquà pa que no se fuera a caer, ¿verdad? Entonces ahà vas, ya hasta el último ya que ya se llenaba, entonces ya se tapaba bien, se sellaba, ya se bajaba uno. Y luego vamos con el otro, ahà habÃa también. No, ahà habÃa mucho trabajo y habÃa mucho dinero también pa nosotros los mexicanos.
LM: ¿Qué más habÃa?
IA: Pos habÃa todo eso, habÃa pepino, habÃa tomate, habÃa papas, papas unos pedazos que no los alcanzaba uno a ver ahÃ, oiga. Llegábamos nosotros ahà y luego ya el americano, pos tampoco no sabÃa nada de español tampoco, ya nos dijo que, que iba pa enseñarnos todo lo que tenÃa, no, tenÃa mucho.
LM: Un rancho grandÃsimo.
IA: Muy grande, muy grande y luego, y andaba allá todo aquello y luego ya, cuando ya fuimos ahà nos llevó una pala, ¿verdad?, pa que sacáramos papas, pa que nos hizo la seña y nos llevó, pa que si querÃamos sacar. (risas)
LM: ¿Les daba de ahà provisión?
IA: SÃ, de ahà podÃamos comer nosotros, fÃjese. Elotes, también habÃa unos grandototes asà y ya nos dijo, nomás que estaban un poco malos, oiga. (risas) No nos gustaron los elotes.
LM: ¿No eran como los de acá?
IA: No, no.
LM: ¿De qué elote era? De ese elote amarillo.
IA: Amarillo sÃ, no nos gustó el elote. No, pos el elote, los primeros dÃas, pos sÃ, no sirve eso.
LM: Y, ¿ahà en qué trabajó, en todo eso?
IA: En todo eso.
LM: ¿Cómo es el trabajo del pepino?
IA: El pepino tiene uno que piscarlo y luego ahà se van pagando, le dan una… Por ejemplo, al trabajador le dan como una tarjetita. Ahà tiene todos los precios, primera, segunda, tercera y cuarta. La cuarta es el grandote ese, de ese ya no sirve para nada. Pues allá ya no sirve para nada. Allá el de preferencia, era el chiquito, asà mire. Ese sà lo pagan bien, entonces Ãbamos piscando en unos botes pepinos. Y el pepino todo el tiempo tiene que estar la tierra húmeda. Piscando llenaba uno, llenaba, le daban muchos costalitos. Un costalito lo llenaba y luego le daban una etiqueta y la ponÃa uno y ya.
LM: Era pepino de ese chiquito, no del…
IA: No, no del grandote de este que hay aquà no. Era puro chiquito asÃ, lo más grandecito es asÃ, el ese grandote ya no lo levantaban.
LM: ¿Le gustaba a usted ese pepino?
IA: Sà me gustaba, yo usaba una navaja y luego sal y limón en una bolsita aquÃ. A veces ponÃa mi bote, lo embrocaba, lo peloneaba y ahÃ, (risas) fÃjese.
LM: El tomate, ¿cómo es el trabajo del tomate?
IA: Bueno, el tomate, fÃjese que allá el tomate tiene que piscarse verde, verde y se pisca allá en puras cajitas asà chiquitas, asÃ. Ya no me acuerdo a cómo pagaban la caja de tomate, por caja.
LM: ¿Era pesado ese trabajo?
IA: SÃ, era pesado, sÃ. Y luego de ahÃ, hacÃa uno las pilas de cajitas y venÃa y ya el troque levantado.
LM: ¿Ese a cómo se las pagaban?
IA: Pos no me acuerdo a cómo. Me parece que creo que a $0.03 centavos la cajita, en aquel tiempo.
LM: ¿Todo era por caja y por cantidad?
IA: Por caja sÃ, por cantidad, sÃ. Pos el desahije de betabel era por acre también.
LM: Por acre. ¿A cómo le pagaban el acre?
IA: A $13.50, a $13.50 el acre.
LM: Y, ¿la cebolla?
IA: La cebolla también nos la pagaban por arpilla.
LM: Por arpilla.
IA: Creo que a $0.06 centavos la arpilla, pero eran arpillitas chiquitas, no eran grandes.
LM: ¿Cómo es la pisca de cebolla?
IA: Pos mire, la cebolla es igual que la papa, como tiene varas pa arriba, la papa también como tiene… está grande asÃ. Y luego entra una máquina tumbando todo lo de arriba, nada más lo de arriba, nada más. Al rato entra otra máquina que tiene como unos picos abajo y luego tiene una bandita, entonces la bandita va subiendo las papas y luego acá están. Van todas tiradas por el surco, ¡pero mucha cantidad!
LM: MuchÃsima, ¿a qué hora empezaban a trabajar ahÃ?
IA: Pos desde la mañana, como a las ocho, hasta las seis de la tarde.
LM: De ocho a seis. ¿De qué dÃas a que dÃas trabajaban?
IA: Lunes, martes, miércoles, jueves y viernes y sábados hasta medio dÃa nada más.
LM: De lunes a sábado hasta medio dÃa. Ahà en Colorado, ¿habÃa algún pueblo cerca?
IA: Pues la capital de Colorado, que es Denver. No, ¡está grande! Chulada.
LM: ¿Se iban a Denver?
IA: SÃ, ahà Ãbamos a Denver.
LM: Cuénteme de esos viajes a Denver.
IA: Pos fÃjese que era muy bonito ahà y pos bueno, nosotros no podÃamos retirarnos mucho, habÃa un gabachito que nos llevaba en una autobusito garrita que tenÃa. Nos llevaba, pero no podÃanos retirarnos mucho porque decÃamos nosotros que podÃamos perdernos, que podÃamos desbalagarnos y después no dábanos, ¿cuándo no dábanos ahà con todo? Entonces asà nomás cerquitas, ahà nomás todo eso, ahà nomás cerquitas.
LM: ¿Les daba pendiente siempre, extraviarse?
IA: SÃ, sà pos sà de extraviarnos y todo eso. Aunque el señor ese estaba muy pendiente. Él sabÃa poco español, muy poco.
LM: ¿Él trabajaba ahà en el rancho?
IA: Nos llevaba al trabajo, en el mismo autobusito nos llevaba al trabajo él, eso era todo lo que hacÃa ahÃ.
LM: ¿Cuántos se iban?
IA: En el autobusito me parece que Ãbamos catorce, me parece.
LM: Catorce, y, ¿de qué horas a qué horas llegaban y a qué horas regresaban?
IA: ¿A dónde?
LM: De Denver.
IA: No, pos nos Ãbamos desde la mañana, nos Ãbamos desde la mañana. Y yo recuerdo que una vez fuimos yo y otro muchacho y nos metimos a un restaurant y luego ya nos dieron ahà la carta pa… No, no pudimos, ahà le decÃamos a la muchacha, a la americana, pos ella movÃa la cabeza y decÃa que no sabÃamos nada. ¿Sabe qué hallamos ahà de comida en español? Chile con carne, sà estaba en español. Chile con carne, bueno, le decÃa yo a aquél: “Pues aunque sea estoâ€.
LM: Y, ¿eso pidieron?
IA: Y eso fue lo que nos llevó nada más. Y le pedÃamos otras cosas, no nos entendÃa nada.
LM: No entendÃa, puros americanos. Y, ¿cómo se portaban ahà en Denver los americanos?
IA: No, bien bien.
LM: ¿Eran amables?
IA: Sà eran amables, nunca llegaron ellos, por ejemplo, nunca a alguna que, que alguna parte que fuéramos nosotros y que no, no… Llegaban y se sentaban y nosotros también nos sentábamos.
LM: Y, ¿a qué horas se regresaban?
IA: Ya en la tarde, como a las seis de la tarde.
LM: Pos todo el dÃa.
IA: SÃ, pos anda todo el dÃa y nos andábanos ahà mirando los aparadores, comprando por ahà ropita la que nos gustaba.
LM: ¿Qué es lo que más compraban ustedes?
IA: Mire en aquel tiempo, los primeros braceros que fueron, su ilusión era una camisa beis [beige] y un pantalón beis. Un pantalón de mezclilla y una camisa de mezclilla pero tenÃa muchos botones blancos aquà mire. Entonces aquÃ, todo el que traiba esa ropa luego todos se quedaban mirándolo: “Viene de Estados Unidosâ€.
LM: Viene de Estados Unidos. Era una cosa muy notable, que llegaban, por ejemplo, personas de Estados Unidos, luego luego se quedaban mirando: “Viene de Estados Unidosâ€. SÃ, no sà venÃa por la ropa que traiba, su ropa que traiba, su buen calzado y todo, pos claro que, claro... Le empezaban a ver de arriba abajo, ¡ah caray! “No, viene de Estados Unidosâ€. Y ni modo de que no.
LM: O sea se asimilaba la gente que venÃa de Estados Unidos con buena ropa, con buen calzado, con dinero en la bolsa.
IA: Hasta su cutis, su cara, su piel como que era otra piel, señor.
LM: Se veÃa natural.
IA: SÃ, sà se veÃa otra clase de persona, ¿verdad?, su piel otra, su piel ya muy lisita y todo, no, no, ¡pos qué barbaridad!
LM: Todo mundo querÃa ir.
IA: SÃ, pos todo mundo querÃa ir, todo mundo querÃa ir, fÃjese.
LM: ¿Le tocó alguna vez ir al cine por allá?
IA: No, no me tocó ir ni una vez.
LM: ¿Iban a misa?
IA: SÃ, a misa sà Ãbamos. Bueno yo pertenezco a la religión católica, sà iba a misa yo ahÃ. Nos juntábanos ahà algunas seis personas, ¿verdad? Pos no podÃamos caminar nosotros porque no es como ahorita, que ahorita ya todos los mexicanos que andan allá todos tienen pa andar en todo. Allá no habÃa nada de todo eso, de que un mexicano trajera un carro, nadien traiba nada, no, no, ¿quién iba a traer un carro? Taba muy delicado todo eso, de que traÃan un carro. Como ahorita que está lleno y todos vienen y no, en aquel tiempo estaba muy delicado todo eso.
LM: En esos años no era asÃ.
IA: No, no era asÃ. Entonces pues nosotros tenÃamos que pagar pa que nos llevaran a misa y cuando se acababa la misa ya nos decÃa: “¿Se quieren quedar? A tales horas vengo por ustedes, o, ¿se quieren ir?â€. “No, pos nos vamos a quedar hasta las cinco o las cuatro de la tardeâ€. SÃ, ahà estaba, a las cinco de la tarde, ahà estaba.
LM: ¿Les pagaban en efectivo o les pagaban con cheque?
IA: En la compañÃa donde yo trabajé, en la Sally Sugar, nos pagaban con cheque. En el estado de Arizona ahà piscaba algodón, ahà la pesada que llevaba en mi saco ahà estaba el que estaba ahà tenÃa el dinero y la pesaba y estaba pagando ahà luego luego, con efectivo luego luego.
LM: ¿Qué preferÃa usted el cheque o el efectivo?
IA: No, pos el cheque, porque como que se sumaba el dinero efectivo y luego más peligro pa traerlo uno en la bolsa y todo eso y el cheque no. El cheque sÃ, yo varias veces, nos pagaban a la quincena en la Sally Sugar. Entonces asà como agarraba el cheque, dejaba para mà algún tanto y luego luego se lo mandaba…
LM: ¿Le rendÃa más cuando le pagaban que cuando traÃa el efectivo?
IA: SÃ, pos claro que sÃ, que cuando traÃa ahà todos los dólares. Porque como era el primer año que iba, cada ratito los andaba contando a ver cuántos eran, (risas) cada ratito a ver cuántos eran, ¿verdad? Pos fue el primer año que fui, nunca habÃa ido y yo veÃa los dólares y luego ni los conocÃa de cómo eran, ni nada.
LM: ¿No los conocÃa?
IA: Cuando yo llegué, taba duro porque tenÃa que andar preguntando: “¿A cómo es este, y a cómo es esto otro?â€. Unos es de a peso, otros de a cinco, otros de a veinte y asÃ.
LM: ¿Sà fue problema siempre?
IA: SÃ, sà jue, sÃ. Porque pos casi nadie conocÃamos los dólares, señor. No como ahorita ya, aquà ya está lleno de dólares también, ¡qué barbaridad!
LM: Pero en aquel entonces pues sà y luego las monedas.
IA: Las monedas.
LM: ¿Batallaban también con las monedas?
IA: También, habÃa pocas monedas, yo vi de pocas monedas allá.
LM: ¿En aquellos años qué monedas habÃa aquÃ, que trataran de comparar o algo?
IA: Pos habÃa la moneda esa, una moneda que habÃa de $5 pesos, una grandota que habÃa asà de $5 pesos. Los billetes de a peso unos, creo que eran color rosa de a peso, esos eran de los que habÃa también aquÃ.
LM: Y allá llegaron y puros de color verde.
IA: SÃ, puros verdes ahÃ, no, ¡qué barbaridad! Pero sà como que le daba a uno gusto cuando ya llegaba allá, sà le daba. No, en la noche: “Estoy en Estados Unidosâ€. Era una ilusión estar ahÃ. ¡Nombre qué barbaridad! No como ahorita que no, ahorita ya todo mundo está en Estados Unidos, ¿verdad? SÃ, en aquel tiempo no, no, ¡qué barbaridad!
LM: ¿En Wyoming en qué trabajó, don Isidro?
IA: Ahà también, ahà trabajé también desahijando betabel.
LM: Desahijando betabel.
IA: SÃ, también desahijando betabel.
LM: Ahà también le pagaban en efectivo.
IA: No, ahà nos pagaban con cheque.
LM: Le pagaban con cheque.
IA: Nos pagaban con cheques ahÃ.
LM: ¿A cómo le pagaban ahà el betabel?
IA: Creo nos lo pagaban a $13.50, me acuerdo muy bien. A $13.50, $13.50 por acre.
LM: ¿Cuántos acres hacÃan en un dÃa?
IA: Pos podÃamos hacer unos dos, tres.
LM: Hasta tres.
IA: DependÃa del trabajador, ¿verdad? Si habÃa unos muy buenos pa trabajar no cabe duda que… Como pa la pisca de algodón, también habÃa unos que quinientas libras, fÃjese. Y habÃa otros que no.
LM: MuchÃsimo.
IA: Ahora el desahije de betabel, porque pa todos los trabajos se necesita un poquito de colmillo y de experiencia también, pa poder avanzar si no, no avanza.
LM: ¿Cuánto llegó usted a piscar de algodón?
IA: Trescientas cincuenta, cuatrocientas libras.
LM: Que eran bastantes.
IA: SÃ, pos ya más o menos taba bien.
LM: ¿Cuál fue el trabajo que le gustó más, don Isidro?
IA: El trabajo que estuve allá, juntar papa.
LM: La papa, ¿por qué?
IA: Pues me gustó mucho porque, pos me gustó porque rendÃa. Yo saqué muy buen dinero ahà la papa, porque eran medios costalitos nomás. Nos pagaban a $0.06 centavos, pero habÃa cantidad de papa, ¡nombre! Caminaba uno poquito asÃ, y, ¡zas!, ya estaba, se los enganchaba y ahà lo ponÃa.
LM: ¿Está enterradita la papa?
IA: No, no, suelta ya. Es que habÃa una máquina asà y ya estaba toda suelta tirada asà nomás.
LM: Y la máquina volteaba la tierra.
IA: SÃ, la volteaba.
LM: Y sacaba la papa.
IA: Y sacaba la papa, pero allá como una maquinita, un engrane asà con… VenÃa y la iba tirando por todo el surco y me gustó mucho a mà eso.
LM: DescrÃbame un dÃa de trabajo normal, desde que se levantaba hasta que se acostaban en la papa.
IA: ¿Cómo, oiga?
LM: ¿Cómo empezaba el dÃa, a qué hora se levantaba?
IA: No, no, no pos el dÃa empezaba, por ejemplo, voy a empezar a las ocho de la mañana. HabÃa que empezar a las ocho de la mañana y hasta las seis de la tarde.
LM: ¿A qué hora se levantaban para desayunar?
IA: No, temprano, no, no, eso era temprano fÃjese. Es que ahà la gente tenÃa, toda la gente que estaba ahÃ, bracera, toda tenÃa que levantarse temprano. Unos echando tortillas, otros lavando trastes, otros haciendo comida, otros haciendo lonche pa llevar y todo eso, porque habÃa que llevar lonche.
LM: ¿Desde qué horas andaban en pie?
IA: Como desde las cinco de la mañana.
LM: Todo mundo.
IA: Todo mundo ahà sÃ, zas, zas, zas, todos ahÃ. Y habÃa unos que no, flojos ellos pero, pos ellos preferÃan mejor puras carnes frÃas y todo eso de comer, comÃan Bimbo y todo eso, ellos no se molestaban.
LM: Pan de caja y todo eso.
IA: Pero no trataban de andarse molestando pa hacer tortillas o todo eso. No ellos compraban.
LM: Y del baño, ¿cada cuándo se daban un baño?
IA: Pos casi todos los dÃas.
LM: ¿TenÃan regaderas?
IA: SÃ, eso sà habÃa ahÃ, fÃjese. En la parte más, que estuviera más… Ahà estaban las regaderas, era lo principal que les ponÃan uno ahÃ, las regaderas.
LM: ¿Agua caliente?
IA: Agua caliente y frÃa, su estufa ahà de gas y todo eso.
LM: Las estufitas eran de gas.
IA: La papa sÃ, pa que hiciera la papa y las regaderas ahÃ. Casi eso era donde quiera.
LM: ¿Las viviendas tenÃan calefacción?
IA: No, no tenÃan. Unas sà y otras no. Unas sà y otras no.
LM: ¿Pero no eran tan frÃas?
IA: Pos no eran tan frÃas pero habÃa partes que sà hacÃa mucho frÃo.
LM: ¿SufrÃan a veces el frÃo?
IA: SÃ, sÃ, habÃa partes que sà habÃa, que no habÃa calefacción y hacÃa mucho frÃo.
LM: ¿Qué hacÃan en los lugares asà muy frÃos?, ¿ustedes compraban su ropa?
IA: SÃ, pos la ropa, sÃ, pos allá hay ropa muy buena pal frÃo.
LM: ¿No les daba el patrón?
IA: No, ropa no nos daba nada. Bueno, voy a decir que el patrón no nos daba nada, que nos diera alguna ropa, no.
LM: Todo pagaban.
IA: Todo pagaban.
LM: Pero no les daba nada.
IA: No él no daba nada, todo pagaba. Si por ejemplo uno querÃa alguna cosa de que él tuviera ahÃ, se la vendÃa, no se la reglaba.
LM: ¿Como qué cosas les pudieran interesar?
IA: Bueno, yo una vez traté de comprarle una parrillita, una parrillita de… pues en aquel tiempo era de gas, yo creo, de petróleo, ya ni me acuerdo de qué era la parrillita. Pero yo la vi esa parrillita que la tenÃa ahà y yo pensaba que llegaba aquà y era muy buena. Y sà era muy buena la parrillita cuando yo la traje, taba asà más o menos. Y me acuerdo que me la vendió, barata pero me la vendió. SÃ, me acuerdo bien a cómo me la dio.
LM: ¿A cómo se la dio?
IA: Me la dio en $3 dólares.
LM: ¿Qué le dijo?
IA: No pos yo le decÃa que sÃ… Entonces la esposa de él: “Señorita, en Méxicoâ€. “SÃâ€. Y luego ya le hacÃa yo la seña que pa comer asÃ. Oh, decÃa que estaba bueno. Y luego ya agarraba yo la esta y luego: “¿Cuánto?â€. Y ya me hacÃa asÃ.
LM: Asà con los dedos.
IA: Que $3 dólares. (risas)
LM: Pues estaba barata, ¿no?
IA: SÃ, sà estaba. Entonces yo ya cuando estaba allá como la tercer vez que fui, no habÃa radios todavÃa.
LM: No habÃa radios.
IA: No habÃa y empezaron a salir unos radios que tenÃa que traer una pila asà grandota asÃ, taba muy grande la pila pa que… Ponérsela aquà y luego el cajonote asà grandote asà feo estaba. Entonces mi esposa de aquÃ: “Oyes, ¿no podrás traer un radiecito?â€. “Pos sÃâ€, dije, “pero pa ir cargando la pila está duroâ€. Bueno, ya estábamos viendo ella me insistÃa. “Bueno noâ€, le dije, pues a ver ahora que me vayaâ€. Y sÃ, se lo traje.
LM: Con todo y la pila.
IA: Oiga, vivÃamos nosotros en el rancho, cuando yo alla llegué era una admiración ahÃ. “No, pos que ya llegó Isidro del norte. Que ya llegó y que fue y que vino y que trajo un radioâ€. “¿Pero cómo?â€. “SÃ, trajo un radio, [es]tán hablando en Durango y aquà se oyeâ€, y el otro. (risas) Bueno, mire aquella casa todo el tiempo estaba lleno de gente, mirando, oyendo eso.
LM: Admirados con el radio.
IA: Con el radio, era una admiración.
LM: Y, ¿habÃa una que otra estación?
IA: SÃ, pos muy mal todo, fÃjese, no crea que estaba bien. En veces las agarraba y no las agarraba y bueno, era un desastre. Pos no estaba bien pero, algunas sà las agarraba.
LM: Pero se divertÃan.
IA: Sà y yo me acuerdo que la casa ahà llena todo el tiempo, gente grande también.
LM: ¿En qué año fue eso?
IA: Eso fue como el año de 1954 más o menos. SÃ, era el año de 1954 más o menos y toda la gente azorada ahà porque… Que todo lo que estaban hablando ahà se estaba oyendo, todo. (risas) ¡FÃjese nomás! Por eso me pongo a pensar yo ahorita de todo lo que fue mi vida y, ¡caramba!, a veces me pongo a pensar, ¡hijo de la fregada! No, pos y al mismo tiempo digo no por ya tengo muchos años, bueno a veces platico yo con mis hijos: “Está consciente papá de que… “SÃâ€, dije, “ya vivà toda mi vida y…
LM: Ha visto muchos cambios tecnológicos.
IA: SÃ, muchos cambios.
LM: CientÃficos.
IA: SÃ, ¡no, qué barbaridad! Entonces aquà hay uno de mis hijos, el mayor dice: “Papá lo queremos muncho porque usted tiene muncha experiencia de sus años que ha vivido y usted ha sido un papá que nos puso un ejemplo muy bueno, no fumar, no tomar, las palabras ofenden pero no hieren, muchas veces lo que quiere decirâ€. Claro y a ustedes les gritan aquÃ, las palabras ofenden pero no hieren, entonces retÃrense, retÃrense y ahà paró todo.
LM: Claro, muy bien. ¿Qué fue de las cosas que más le gustaron de Estados Unidos, don Isidro?
IA: Lo que más me gustó de Estados Unidos fue que pos ni modo, fÃjese, en Estados Unidos son más poderosos, en Estados Unidos, sus carreteras, bueno todo, su higiene, el higiene personal tiene mucho que ver eso también. Y bueno, todo es otra cosa lo que vamos de aquÃ.
LM: VeÃa usted un mundo muy diferente.
IA: SÃ, fÃjese que sÃ. SÃ, muy diferente, otra cosa allá.
LM: Y, ¿que no le haya gustado de Estados Unidos?
IA: Bueno, mire, le voy a decir aquà sinceramente. Lo que no me gustó de todos los años que yo fui a Estados Unidos fue la revisión que nos hacÃan.
LM: Cuénteme de esa revisión para que la gente sepa.
IA: Pero quiere que le diga porque, nos está oyendo gente, no va a oÃr la gente. ¿No va oÃr la gente o nos está oyendo la gente?
LM: Nos va a oÃr.
IA: Nos va a oÃr, bueno mire, ahà luego luego como le acabé de decir hace rato, está luego luego ahà unas personas con una bomba, una fumigada de pies a cabeza, ¡vámonos!, ¿verdad? Pasaba uno la revisión, lo empinaban. “Ãbretelo, camina pa allá y camina pa acáâ€. Y todo eso, empinado y luego se abrÃa uno.
LM: Desnudo.
IA: Pa que le vieran desnudo, pa que le vieran todo.
LM: Y, ¿qué buscaban?
IA: Pos quién sabe, el médico, lo que buscaban según supe yo, fue que no fuera llevar alguna infección aquella persona. Como ya saben que los mexicanos somos bien carajos, dijeron, una infección que fuera infeccionar allá a medio mundo. Al último ya taba un señor americano ahà con un guante puesto y luego se lo agarraban, ¡fÃjese! Eso fue lo que no me gustó.
LM: Se lo apretaban.
IA: SÃ, se lo apretaban.
LM: Eso fue lo que no le gustó.
IA: Eso fue lo que no me gustó, por eso.
LM: ¿HabÃa alguno de los compañeros que lo regresaran por esa revisión, que no pasara?
IA: SÃ, sÃ, sÃ, porque aquà simplemente aquÃ: “Pélatela bien, carbón, pélatela bienâ€. Y tenÃa uno que pelársela y ahà se la traen pa todos lados mirándola ahà con una lamparita aluzándole pa todos lados y todo eso.
LM: Y, ¿cómo se sentÃa usted?
IA: No, pos muy mal, a lo menos yo en mi persona me sentÃa muy mal. SÃ, digo: “Pos a qué voyâ€.
LM: Y, ¿cada vez que pasaban era lo mismo?
IA: Cada vez que pasábamos era lo mismo, era lo mismo. Y luego todavÃa ya cuando ya pasábamos ahÃ, su inyecciones pa sacarle sangre.
LM: ¿Le sacaban sangre? ¿Qué más les hacÃan?
IA: Nada más eso. Nada más eso.
LM: ¿Eran médicos mexicanos o americanos?
IA: De los dos, mexicanos y americanos. Y sÃ, pos sà digo, no cabe duda que sà aquà en México sà habÃamos gente muy sucia, muy cochina pero pos ni modo, ¿verdad? Hay de toda, ¿verdad? Esa es la cosa, que hay de todo.
LM: Muy bien, asà es don Isidro. Don Isidro ya para ir terminando la entrevista que está muy interesante, tiene usted una plática muy interesante, me gustarÃa que me platicara cuando se regresó el último año, ¿a qué se dedicó en México?
IA: Bueno, yo cuando ya regresé el último año de Estados Unidos, en Estados Unidos ya cuando llegábamos a ese campo que hay ahà en cerca del El Paso, de Ciudad Juárez. Que llegábamos ahà ya cuando venÃamos de allá, ahà luego luego ya se oÃan los rumores de que ya no iba a haber contrataciones.
LM: ¿En qué año?
IA: El año de 1967, el que estaba ahà de intérprete hablando por las bocinas y todo ahà sabÃa muy buen inglés y muy buen español. Pos claro, tenÃa que saber un buen inglés porque era el que estaba dirigiendo ahà todo ahÃ. “Fulano de tal de este modo, fulano de tal este otro. Y que va llegar fulano de tal con tantos hombres de la parte fulana, el que quiere va ir y el que no, no vaâ€. Ahà ya se oÃa que ya no iba a haber contrataciones. Entonces esa persona que estaba ahÃ, yo lo conocà cuando iba de aquà y cuando regresaba, yo lo conocà a él ahÃ. Y ya platicábamos ahÃ. “¿Qué onda?, ¿qué pasó? Pos, ¿qué hiciste?â€. “SÃ, pos aquà vengo otra vezâ€. “¿Qué pues y usted aquà todavÃa?â€. “SÃ, pos yo, ¿pa dónde?, aquà yaâ€. Muy mal hablado. “Y, ¿qué, cómo está tu casa?â€. “Pos bien, gracias a Diosâ€. “Oyes, ¿sabes qué?â€. “No, no séâ€. “Este es el último año que va a ver braceros, que va a haber contratoâ€. “¿Cómo?â€. “SÃ, ¿te agüitas?â€. “Pos sÃ, fÃjate que sà me agüito porque pos es, ¿ya no va a haber nunca?â€. “Probablemente no, ya no va a haberâ€. Entonces cuando él me decÃa eso, yo los poquitos centavitos que traiba, yo querÃa tener una casita bien arreglada, una casita bien arreglada. Yo querÃa tener otras dos vacas y ahà era todo. Eso era lo que yo pensaba, y lo logré, lo logré, ¿verdad? Cuando ya vine que le dije a mi esposa: “Mira, te mandé tanto dineroâ€. “Noâ€, dice, “pos aquà tengo tanto, yo traigo tantoâ€. “Pero te voy a decir una cosa, ya no va a ver braceros, ya noâ€. “¿Cómo?â€. “No, ya no. Según ahora que venÃamos, ahà nos dijeron que ya era el últimoâ€. Y efectivamente, fue el último año que ya no hubo braceriada, ¿verdad? Entonces yo hice una casita, la arreglé muy bien, compramos otras dos vaquitas y sÃ, estábamos viviendo más o menos. Trabajaba yo, claro en la labor, ¿verdad? Trabajaba yo en la labor ahÃ, sembrando, cosechando maicito, frijolito, por ahà todo eso. TenÃamos gallinas, tenÃamos cóconos, a mi señora le gustaban mucho los cóconos.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos la entrevista con el señor Isidro Ãbrego Alvarado, me decÃa que cocinaban el cócono.
IA: SÃ.
LM: ¿No sabÃa igual?
IA: No, pos no sabÃa igual.
LM: ¿Qué hacen de Navidad?
IA: No, no, no ni pa qué. O sea ese ya viene, ese que traen, quién sabe de dónde vendrá. Ya viene ahà maquillado, ya viene con tantas cosas ahà que le ponen, ahà pa que dure y todo eso. Y ahà en el rancho, ¡no señor! Ahà es una carne pero especial, sabrosa, sabrosa, muy buena, asà es que…
LM: ¿Cuántos hijos tuvo usted, don Isidro?, ¿cuántos tiene?
IA: ¡Ande! Bueno mire, yo me casé en 1952, me casé en el año de 1952. Fueron once.
LM: Once hijos.
IA: Cuatro hombres y cinco mujeres.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
IA: Aurora Soria.
LM: Muy bien, cuénteme don Isidro…
IA: Pero es que en aquel tiempo no se oÃa nada de planificación familiar, ni nada. Todos los matrimonios tenÃan los que Dios les daba.
LM: Lo que Dios les daba.
IA: No habÃa con qué, no, que planificar, de eso no se oÃa nada.
LM: No se oÃa nada.
IA: Nada, fÃjese. Entonces en aquel tiempo pues estaba duro pa mantener tanto hijo, fÃjese. Era muy duro, fÃjese, muy duro. No habÃa trabajo, no habÃa nada, cada quién vivÃa ahÃ. Pos yo ahora me pongo a pensar, pos digo, a veces con mi esposa me pongo a pensar: “Oye pos no sé cómo duramos allá tanto añoâ€. Hasta cuando en 1970, me parece, nos venimos aquà a Durango, nos venimos con el fin de que los muchachos aprendieran alguna cosa, aprendieran algo. Ese fue el fin que nos venimos. Pero entonces no nos venimos toda la familia, se vinieron primeramente mis hijos, llegaron con una señora que es mi cuñada, pos usted sabe que a veces ya con el tiempo ya no está bien. Entonces mi esposa dijo: “Noâ€, dijo, “¿cómo ves si me voy allá con ellos?â€. “Pos sÃâ€. Ese año fue el año que aquà hubo un problema con el gobierno que se llamaba Padis UrquÃdiz, del Cerro del Mercado. Que lo quisieron sacar y cerraron todas las escuelas. Entonces ya cuando ya…
LM: El Cerro del Mercado era una mina de recursos minerales.
IA: SÃ, es un mineral. Cerraron la mina, cerraron todas las escuelas, bueno, fue un desastre. Entonces me acuerdo que ya el maestro mandó llamar a los padres de familia: “Señores, el año está perdido completamente. Cada quien puede hacer lo que… Entonces uno de jalado, de pobre pos y mi esposa: “¿Ahora qué vamos a hacer?â€. Ya con ellos ya no, pero entonces ya los muchachos, mi hija la más… Mi hijo el mayor, bueno, ya estaba un poquito asà preparadillo. La segunda que es una hija mÃa, pos también ya habÃa terminado su primaria, también, que era un estudio en aquel tiempo muy arriba ya. “Noâ€, dijo, “yo me pongo a trabajar yaâ€. Pues empezó a trabajar en una dulcerÃa ahà por la de Pino Suárez. Pues ya con su preparación, ya estaba poquillo preparadilla un poquito y luego ya después dijo: “Papá, fÃjese que me quieren poner en la cajaâ€. Pero dije: “No, hazte valer por sà mismaâ€, claro, “échale todas las ganas y pon todo lo que está de tu parte y Dios te va ayudar y tienes que salir adelanteâ€. Y ahora se acuerda mucho: “Bien me decÃa usted, papáâ€. Bueno, pos esa era la cosa. No, ya después no, gracias a Dios.
LM: Un buen consejo.
IA: Gracias a Dios.
LM: Don Isidro, alguna de las veces que estuvo usted por allá, ¿se enfermó?
IA: No.
LM: ¿Nunca?
IA: Nunca me enfermé. No, pos es que le hacÃan a uno muy buena revisión de aquÃ, señor. TodavÃa al último allá en El Paso, eso era lo último. Ahà le ponÃan los rayos.
LM: Rayos X.
IA: Los rayos X. Sà pues eso era lo último ya. A algunos que salÃan mal ahà les hablaban al edificio 111, eso querÃa decir que, ¡vas pa fuera!, vienes pa México enfermo. Pero esa era la ventaja que tenÃan allá en Estados Unidos los rancheros y todo eso que, el trabajador iba bien examinado, ¡de todo!
LM: ¿Iban muy sanos?
IA: Muy sanos claro, ¿verdad? Pos cómo se iba a enfermar si iban bien sanos, sabÃan bien todo. Una persona que estaba enferma de alguna cosa no la dejaban que pasara. No, cómo la iban a dejar si estaba enfermo. QuerÃan gente trabajadora que fuera a trabajar, como iba mucha gente trabajadora a trabajar allá. Entonces pues, claro que sÃ, pos por ahà enfermadillas de catarro y todo eso.
LM: Algo leve.
IA: Algo pasajero.
LM: De cualquier manera, tenÃan seguro médico.
IA: SÃ, tenÃamos seguro médico y nos estaban quitando un fondo ahà que no sé de qué, pos ese fondo ahà se quedó.
LM: ¿Se acuerda usted de que le hayan descontado de sus sueldos?
IA: SÃ, de lo que ganaba me estaban descontando, ahorita no recuerdo cuánto era, pero nos estaban descontando del sueldo que nos pagaban, ahà nos descontaban un tanto. Entonces todo ese dinero ahà se quedó, ahora se sabe que creo lo van a regresar, pero lo dudo, ¿quién sabe? Pueda ser, pueda ser.
LM: Parece ser que el Gobierno de Estados Unidos regresó el dinero.
IA: SÃ, él dijo que él ya habÃa regresado el dinero. Y aquÃ, pos creo se perdió, quién sabe. Que lo metieron al Banco Rural, o quién sabe qué, ¡y lo gastaron! Bueno quién sabe qué relajos.
LM: Pero eso ya fue cosa acá.
IA: SÃ, acá las autoridades de aquÃ. Pos ahora parece que van a regresar esos fondos, quién sabe qué será, o no será, ¿quién sabe?
LM: ¿Cómo fue su vida después de haber trabajado de bracero, don Isidro?
IA: Mire, mi vida después de que ya trabajé de bracero fue como le digo, fue cuando ya nos venimos aquà a Durango. Allá en el rancho pos sà vivÃa la gente, pero nunca vivÃa igual que aquà en la ciudad. Aquà en la ciudad, ¡cuidado! Porque si trae hijos, hijas de una edad, voy a suponer de los diez, doce, catorce, quince años y si no los hace entender, aquà se pierden. Aquà en Durango se pierden, ¿verdad? Agarran más ahorita que hay tanto marihuana y hay tanta cosa ahà de quién sabe qué diablo le revuelven ahà a tanta cosa, pos ahà ta la cosa. Pero si es un padre que los sepa sobrellevar más o menos, sÃ, nosotros aquà ya cuando, después, cuando ya yo ya no fui de bracero, que nos venimos aquÃ, ¿verdad? Entonces bueno, pos ya estamos aquÃ. ¿Sabe qué? Anduvimos trabajando y yo me fui a trabajar de velador en una compañÃa, ahà duré veinte años hasta que me pensionaron. Ya me pensionaron y ya, con este changarrito tenemos más de treinta años, mi esposa aquà ha estado más de treinta años. Entonces pues ya me puse a ayudarle a mi esposa aquÃ.
LM: En alguna ocasión, ¿le dieron ganas de regresar a Estados Unidos?
IA: Bueno, aquà pasaban conocidos mÃos de los ranchos de allá que iban de mojados y me invitaban de mojado, pero yo de mojado nunca quise ir.
LM: ¿Por qué?
IA: No pues, ¿se imagina el peligro ahà por entre la sierra y todo eso? Por todo eso sin comer, en veces sin dormir y luego peligroso ahà pa que le pique una vÃbora, pa que los agarren por ahÃ, ¡no, no señor! Pero ahorita me acuerdo cuando la braceriada, como al modo de sueño. Me pongo a repasar a veces, ¡hÃjole, no, Chihuahua! De este modo y qué bonito era ahÃ, muy bonito todo, ¡hijo de la fregada!
LM: Don Isidro, ¿qué significa el término bracero para usted, la palabra bracero?
IA: Bracero es que con sus brazos del mexicano va a juntar toda la cosecha que hay en Estados Unidos, eso es bracero, por eso nos nombran bracero. Porque con los brazos que lleva el mexicano, con los brazos que tiene el mexicano va a juntar toda la cosecha o no nomás la cosecha, sino que otros trabajos va a desempeñarlos allá, por eso bracero, los brazos pa trabajar, según yo entiendo eso.
LM: ¿Cómo se siente usted de que lo identifiquen como bracero, de que lo llamen bracero?
IA: Bien, porque sÃ, eso para mà es una palabra que sà me agrada, bracero, porque pues sÃ, Ãbamos de braceros, ¿verdad? Ese es el asunto, que Ãbamos de braceros y sà me agrada la palabra de bracero.
LM: ¿Se siente usted orgulloso de haber sido bracero?
IA: SÃ, fÃjese que sÃ. Porque es como le digo, con sus brazos fue a desempeñar aquellos trabajos de allá, trabajos duros, ¿verdad? Por eso fue de bracero, con los brazos a juntar allá lo que veÃa trabajar allá, esa es la cosa.
LM: En términos generales, ¿sus recuerdos son positivos?
IA: SÃ, positivos.
LM: ¿Siente usted que el haber sido bracero cambió su vida de alguna manera?
IA: FÃjese que sÃ, ni modo que no. Que sÃ, sà cambió, porque ya después de ya los primeros años que fui yo de bracero, cambió un poquito mi situación ya. Sà cambió ya la situación, ya estuvo mejor. Ah, no cuando estaba ahÃ, malterrado ahà y todo eso, pos no, no estaba bien.
LM: ¿Le trajo beneficios económicos?
IA: SÃ, económicos y todo, ¡qué barbaridad!
LM: ¿Pudo educar a su familia?
IA: Exactamente, sÃ. Fue un beneficio todo eso y yo quisiera que hubiera más braceriada, no pa mÃ.
LM: ¿Le gustarÃa ir?
IA: No, pos yo ya, donde quiera que estuviera yo no puedo ir.
LM: ¿Le gustarÃa que se volviera a implementar el programa?
IA: FÃjese que sÃ, sÃ, fÃjese que sà y hace mucha falta todo eso.
LM: ¿Por qué?
IA: Pos hace mucha falta porque entonces no se irÃa tanto mexicano a morirse ahà entre la sierra ahà con sed y otros que los americanos les tiran y los matan. Otros se van en un tráiler y se quedan encerrados, otros se van en un tren y ahà se mueren encerrados. Entonces fÃjese, como le dije hace rato, eran dos veces las que iban el bracero, en septiembre y en mayo, unos venÃan y otros iban y ahà iba la cosa, ¿verdad? Y ahorita ya no, ya no hay, se acabó eso. Pos ahà va toda la gente, familias enteras van pa Estados Unidos. Unos alcanzan a llegar, otros no, fÃjese nomás. ¡Es un desastre ahorita todo eso! Entonces como los gobiernos ahorita están que quieren arreglar eso de la migración y todo eso que… Pos eso, le digo yo que es como las carros extranjeros, regularizan una parte y al rato ya está lleno otra vez. Asà también, les da una amnistÃa a esos al rato ya está lleno otra vez. SÃ, no hay como bracero, que vaya y venga, que vaya y venga.
LM: Era muy bueno el bracero porque no se quedaba.
IA: No se quedaba, exactamente.
LM: O era muy poco el que se quedaba.
IA: Era muy poco el que se quedaba.
LM: ¿Usted nunca tuvo alguna oferta de quedarse por allá?
IA: SÃ.
LM: ¿Cómo fue?
IA: HabÃa mucho, el mismo americano: “Si quieres te arreglo tus papelesâ€. Pero muchos dijimos: “Bueno, y, ¿pa qué?â€. Eso era lo que uno se preguntaba, ¿para qué? Si yo me voy ahorita a Estados Unidos estamos en el mes de septiembre, yo me voy ahorita en mayo y me vuelvo a regresar otra vez. No, las cosas cambiaron.
LM: ¿CreÃan que iba a ser…?
IA: Pa toda la vida, eso fue el bracero, se acabó.
LM: ¿Le hubiera gustado quedarse a vivir por allá?
IA: FÃjese que sà y habÃa mucha chanza pa quedarse uno allá, el mismo patrón: “Si quieres te arreglo papelesâ€. “No, ¿pa qué?â€. Mucha chanza habÃa.
LM: ¿Esa fue la razón principal por la que usted no se animó, porque creÃa que iba a seguir?
IA: SÃ, porque creÃa que iba a seguir, que caso traiba, no, sÃ.
LM: ¿Se lamentó alguna vez de no haber…?
IA: SÃ, pues fÃjese que sÃ, sà porque, pues no crea digo, no crea que, ahorita más, antes estaba bien Estados Unidos, ahorita ya no, ahorita ya no. Yo fui a Dallas en el mes de octubre, me estuve dos meses ahà y me gusta salir y ver. Pero ver las cosas detenidamente y a veces me pongo a pensar y todo eso cómo son, y eso es lo que andaba haciendo yo, viendo, caminando y mirando todo. Y una cosa que me gusta de la parte donde yo fui, porque no en todas partes de Estados Unidos, sino que una parte de Estados Unidos, en Dallas ahà están mis hijas, mis hijos.
LM: ¿Cuántos hijos tienen por allá?
IA: Uno y dos hijas. Una cosa que me gustó mucho, que los sábados salÃamos, los domingos salÃamos y nunca cerraban la casa con candado, ni andaban dejando esto y lo… Las camionetas ahà las estacionaban, ahà dejaban todo, no habÃa quién agarrara nada.
LM: La seguridad de allá.
IA: Qué bonito, qué bonito eso me gustó mucho. Y yo cuando llegué: “Que ya vámonosâ€. “Oye, no, pero ahà está abiertoâ€. “No papá, es eso que asà se queda ahÃâ€. “Oye la camioneta asà está abiertaâ€. “No, asà se quedaâ€. FÃjese, eso me gustó mucho de ahÃ, me gustó mucho. Pero cuestión de vivir y todo eso, pues a lo menos ahora que fui, hace poco que fui en octubre, veo las cosas poco mal, ya no como antes que iba yo de bracero, no.
LM: ¿Qué es lo que no le gusta ahora?
IA: Pues lo que no me gustó fue que habÃa mucho desempleo también ahÃ, habÃa muchas gentes. Yo me iba a platicar ahà con ellos ahÃ, muchos mexicanos habÃa ahÃ. Voy a suponer, un dÃa los conté veinte, ahà en la esquina esperando a ver si llegaban. Llegaban un dÃa, dos y ya los llevaban ahà otra vez, y ya, fÃjese. Ahà tienes que pagar renta, igual que aquÃ, tienes que pagar luz, tienes que pagar agua y todo eso, hay muchas personas que no completan, ¡ahà ta la cosa!, pa que vea.
LM: Son tiempos duros.
IA: Ah bueno pues sÃ.
LM: En todos lados.
IA: En todos lados asà es.
LM: ¿Cómo fue que sus hijos se fueron a vivir allá?
IA: Mire, mi hija la primera se fue a Los Ãngeles. Yo le encargaba mucho a mi hija cuando ella estaba grande, ella se fue porque allá tenÃamos familiares también nosotros y que: “Déjala que venga, y quién sabe qué… Y bueno, pues se fue. Ya estuvo allá y estuvo trabajando y yo hablaba con ella y yo le decÃa que no se juera a quedar allá. “No te vas a quedar allá, no te vas a quedar allá, vente pa acáâ€. “Pues aquÃ, no papá, qué esperanzasâ€. Pues se casó con uno de allá.
LM: ¿Se casó con un americano?
IA: No, con un residente.
LM: ¿Es mexicano?
IA: SÃ, es mexicano, residente, tiene su papá, el papá es de Nayarit, quién sabe de dónde por ahÃ. Y ya entonces ella también arregló papeles también de residencia y todo eso, y compraron una casita, tienen una casita. Pero pos no, yo veo que ahà tienen que estar trabajando duramente todos los dÃas. Chambeando duro y macizo ahà y temprano, ahà a las cinco de la mañana asÃ, vámonos y andan ahà la sonaja ahà todo eso. Entonces vienen mis yernos asà como vinieron en diciembre. Bueno, dice: “Pos ustedes, ¿cómo viven?â€. “Pos, ¿cómo vivimos? Pos bien, nosotros aquà tenemos que comer, que vestir, centavitos también por ahà pa gastarâ€. Asà es que, ¿qué? Entonces dice uno de ellos: “FÃjese que ahà están bienâ€. Sà son tres cosas que tienen que comer, qué vestir y si usted dice que centavitos, a veces tenemos también pa gastar asà es que pos dice: “¿Usted ya fue pa allá?â€. “Pues sÃ, ya fui y ya vide [vi] que también no está muy fácil, aunque sea Estados Unidos y que sea, lo que sea no está muy fácilâ€. (risas)
LM: No está nada fácil.
IA: Pos no, no está fácil. No, dice pos si ustedes ahÃ, no ahà estamos, estamos nosotros a gusto y ellos a gusto ahÃ.
LM: ¿Está contento de haberse quedado en México también?
IA: SÃ, también.
LM: Don Isidro quiero darle las gracias por habernos abierto las puertas de su hogar, por haber compartido con nosotros sus experiencias y su vida.
IA: Estamos a las órdenes aquà pa cuando otra vez que quieran venir.
LM: Muchas gracias.
IA: Pos sÃ, ya se mejoró.
LM: Muchas gracias, a nombre del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas y en lo personal, un servidor, le agradezco mucho.
IA: Pos muchas gracias y aquà estamos a las órdenes pa cuantas veces quiera venir, al cabo ya sabe, ¿verdad?
LM: Claro que sÃ, con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
IA: Bueno pues, muchas gracias y aquà estamos a las órdenes.
Fin de la entrevista
Creator
MartÃnez, Laureano
Abrego Alvarado, Isidro
Date
2003-06-02
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Isidoro Abrego Alvarado
creator (Spanish)
MartÃnez, Laureano
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Interviewer
MartÃnez, Laureano
Interviewee
Abrego Alvarado, Isidoro
Location
Durango, Durango, México
Transcription
Nombre del entrevistado: Isidoro Ãbrego Alvarado
Fecha de la entrevista: 2 de junio de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano MartÃnez
Esta es una entrevista con el señor Isidoro Ãbrego Alvarado en la cuidad de Durango, Durango, el dÃa 2 de junio de 2003 conducida por Laureano MartÃnez para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Buenas tardes don Isidoro.
IA: Buenas tardes.
LM: Don Isidoro, me gustarÃa comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
IA: Yo nacà el dÃa 4 de abril de 1931, en un pueblito que está aquà cercas que se llama el Sauz Bendito.
LM: El Sauz Bendito, ¿municipio de dónde?
IA: Municipio de Canatlán.
LM: Canatlán, Durango, ¿verdad?
IA: SÃ.
LM: ¿Cuántos años tiene?
IA: Tengo setenta y tres años.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
IA: Se llamaba Luis Ãbrego.
LM: Y, ¿su mamá?
IA: Juana de la Cruz.
LM: ¿De dónde eran originarios ellos?
IA: Ellos eran originarios de un pueblito que se llama Miguel Allende.
LM: Miguel Allende, ¿dónde está ese pueblito?
IA: Allá está por el Municipio de Nuevo Villado.
LM: Nuevo Villado, Durango. ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
IA: Nosotros fuimos cuatro de familia nada más.
LM: Cuatro, ¿cuántos hombres y cuántas mujeres?
IA: Tres hombres y una mujer.
LM: De esos cuatro, ¿qué lugar ocupaba usted, don Isidoro?
IA: Yo era campesino allá en aquellos tiempos, era campesino. Yo sembraba maÃz y frijol.
LM: Y, ¿era usted el más chico o el más grande?
IA: El más chico de la familia.
LM: Era el menor.
IA: SÃ, el menor.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá?
IA: Era también campesino él también. SÃ, también era campesino.
LM: TenÃan tierras propias.
IA: SÃ. Bueno, era ejido.
LM: Era ejido.
IA: Es ejido todavÃa.
LM: ¿Qué sembraba su papá?
IA: MaÃz, frijol.
LM: Su mamá, ¿se dedicaba al hogar?
IA: SÃ, al hogar. Ella ahà en la casa nomás, trabajaba ahà en la casa.
LM: ¿TenÃan gallinitas?
IA: SÃ, pos sÃ, cómo no. Pos ni modo, ahà gallinitas, marranos, una vaca y mulas pa sembrar y todo eso tenÃamos ahÃ.
LM: ¿Fue usted a la escuela, don Isidoro?
IA: Pues no, no terminé ni la primaria siquiera, fÃjese. Porque en aquellos tiempos casi no habÃa escuelas nada, estaba muy difÃcil la escuela en aquellos tiempos, fÃjese. Yo recuerdo que era muy difÃcil, yo alguna de mis hijas por allá yo trataba de que estudiara y estudió hasta sexto año, nomás la primaria, nomás, fÃjese. Pero ya con eso, en aquel tiempo la primaria era un estudio, ¡qué barbaridad!, era muy grande, muy arriba. SÃ, ¿verdad?, ya ahorita ya no.
LM: ¿Era difÃcil terminar la primaria?
IA: Era muy difÃcil. Es más, yo tuve que transportarla, la trasportaba yo a ella. TenÃa un carrito de caballos y la trasportaba de ahà de donde nosotros vivÃamos a otro pueblito que estaba ahÃ, porque ahà no habÃa nada. Y fue del modo que, que terminó la primaria.
LM: Y usted, ¿hasta qué año llegó?
IA: No, yo nomás llegué hasta segundo año, nomás.
LM: Hasta segundo.
IA: Hasta segundo año, nada más.
LM: ¿Aprendió a leer y a escribir?
IA: SÃ, sà ahà aprendà a leer y a escribir. Y ahora he aprendido mucho porque me gusta mucho leer periódicos y todo eso. (risas)
LM: Qué bueno.
IA: SÃ.
LM: Cuénteme, don Isidoro, ¿le ayudaba usted a su papá?
IA: SÃ, bastante. SÃ, bastante le ayudaba, mucho le ayudaba.
LM: ¿A qué edad empezó usted a ayudarle?
IA: De la edad de los quince, dieciséis años.
LM: ¿A qué le ayudaba?
IA: Pues le ayudaba yo a trabajar, pos a trabajar ya con un tronco, trabajando, sembrando y escardando, segundando y todo eso.
LM: ¿Cómo sembraban? ¿Cómo eran los troncos?
IA: Era, podÃas a poner dos mulas, un arado, en aquel tiempo, una persona, voy a suponer un niño, iba con un morralito aquà sembrando atrás, zas, zas, zas, zas.
LM: Iba el arado.
IA: Él araba, iba abriendo la tierra y entonces otro, otro arado, otro tronco vamos a decir, venÃa atrás tapándola. Le decÃan la tapada y asÃ, daba vuelta y otra vez y asÃ, eso era la siembra. Se dio el tiempo ya que el maÃz estaba grande, habÃa que escardarlo. Ya que cuando el maÃz estaba grande asÃ, habÃa que segundarlo.
LM: ¿Qué era la escarda?
IA: La escarda era, el arado, ¿verdá? Asà y arrimarle la tierra al maÃz, ¿verdad? Porque cuando se… El maÃz al sembrarlo, ¿verdad?, salÃa asà nomás, ¿verdad? Pero uno de campesino sabÃa a qué tiempo tenÃa que darle aquella escarda. Ya cuando estaba grandecito, metÃa el arado, juntaba la tierra y quedaba nomás el puro hoyito ahÃ.
LM: ¿Lo cubrÃan con tierra?
IA: Lo cubrÃan con tierra, exactamente.
LM: Y, ¿la segundada?
IA: La segundada era cuando ya el maÃz ya estaba grande asÃ. Ese era muy fácil para nosotros los campesinos porque era nomás ir por cada calle, ¿verdad? Del surco nomás y era mucho avanzar, mucho, ¿verdad? Y era muy fácil eso.
LM: ¿Cómo era la vida en aquellos años? ¿Cómo fue su infancia?
IA: Mire, ahorita yo tengo muchos hijos aquà y yo platico mucho y a ellos también les gusta mucho que platique yo con ellos. No se compara la vida ahorita con aquel tiempo, sÃ. ¡No, no, no! En aquel tiempo sà habÃa mucha necesidad. Porque le voy a dicir porque, porque vivÃanos todos en el rancho, no habÃa protestas, no habÃa manifestaciones, no habÃa quien fuera un grupo a hablar con el gobierno, a hablar con el presidente municipal, a hablar con equis persona. No habÃa nada de todo eso. Asà es que la gente ahà vivÃamos todos, ¿verdad?, con mucha necesidad. La gente no tenÃa con qué comprar un pantalón. Este, a los pantalones aquà les ponÃan, los cosÃa la mujer, asà pa todos lados.
LM: De la rodilla.
IA: SÃ, de la rodilla, sà se… De aquà de atrás.
LM: ¿Parchados?
IA: Parchados y de todo eso porque no habÃa, muy raro. Unos zapatos, casi no habÃa quién los trajera, puro huarache de llanta de, de llantas de esa de carro. Le ponÃa, unas correas de esas, habÃa unas correas que vendÃan y ahà las ganchaba y a caminar, pero casi no habÃa quién. Yo era un joven y yo fui a trabajar a La Laguna, que era onde más o menos pagaban bien y habÃa trabajito ahÃ. Y ese año venÃa yo muy contento, yo tenÃa como unos diecinueve años, venÃa muy contento porque en esa ida que me di, compré unos zapatos. Pero aquellos zapatos, aquellos zapatos eran nada más para el sábado y el domingo.
LM: Nada más.
IA: Nada más, sà pos si se los ponÃa como ahorita, los acababa y, ¡pa comprar otros!, (risas) pos ese era el asunto.
LM: ¿Hasta qué edad trabajó en, dice que a La Laguna se fue de qué edad?
IA: De dieciocho años.
LM: Don Isidoro, ¿cuándo se entera usted que se puede ir a trabajar a Estados Unidos como bracero?
IA: En 1953, como nosotros vivÃamos de la agricultura, ¿verdad?, del campesinado, aquà en todo el estado de Durango fue un año que no llovió absolutamente nada. Aquà en Durango se abrió un centro de contratación, ¿verdad? Pero luego la gente, pos habÃa gente aquÃ. Y como es un centro de contratación, usted se imagina habÃa gente de distintas, de toda la república, voy a suponer, e hicieron muchas averÃas aquÃ, muchas averÃas hicieron. La gente empezó a protestar y ya no quisieron eso, entonces siguió ese año en 1953 aquà estaba el gentÃo asÃ, me fui y me contraté en Chihuahua.
LM: ¿En Chihuahua?, ¿aún habiendo centro de contratación?
IA: HabÃa centro de contratación, pero aquà vine. No, veÃa las cosas muy difÃciles, ¿verdad? Me fui a Chihuahua, entonces en Chihuahua ahà sÃ, sà arreglé el primer año que fui, la primer vez que fui.
LM: Y, ¿qué les pedÃan para enlistarse como braceros?
IA: Mire, en esos años, tenÃa que sacar un número, asà le daban un número, ¿verdad? Un numerito que le daban asÃ. Entonces ahà estaban los soldados, ahà donde estaban hablando por micrófono a la gente que le tocaba y luego ya este, le hablaban a uno. Iba caminando, entonces ya, ya cuando ya me tocó, fui yo pregunté, y ya cuando me tocó, ya le pregunté ahà a un sargento que está ahÃ. “Noâ€, dijo, “pa mañana, pa mañana serÃa tu númeroâ€. SÃ, efectivamente, otro dÃa ya me hablaron. Yo no conocÃa nada de Estados Unidos, ni sabÃa qué serÃa Estados Unidos, ni sabÃa nada. Yo iba nomás, yo iba solo, no llevaba ningún compañero de aquà como a veces, yo iba solo.
LM: Cuénteme, ¿en qué se fue de aquà a Chihuahua?
IA: Me fui en un tren carguero de, de… Yo estaba trabajando en Cevallos, Cevallos, Durango. Ahà habÃa mucho algodón ese año.
LM: ¿Allá cerca de La Laguna?
IA: Cerca a La Laguna, ahà hay un Cevallos. HabÃa mucho algodón y ahà me puse a trabajar. Y en aquel tiempo $15 pesos era mucho dinero, era mucho dinero. Y yo traiba $15 pesos. Bueno, pos ahà me fui, iba unos en un tren carguero ahà y luego me abrieron la puerta y Ãbanos cuidando la puerta que no se fuera a cerrar y ya nos fuimos a Chihuahua. En Chihuahua llegué y como no conocÃa nada…
LM: ¿Comentó usted con alguien de su familia que se iba a ir de bracero?
IA: SÃ, sÃ.
LM: ¿A quién le comentó?
IA: Bueno pues entonces en ese tiempo yo estaba recién casado, éramos nada más yo y mi esposa y un hijo que ahorita que es el mayor de aquà de la familia.
LM: ¿En ese año se casó?
IA: Ese año y mi esposa se quedó aquà por la necesidad que tenÃamos. Ella me insistÃa mucho que no me juera. Pero con la necesidad que tenÃamos, no, a mà no me interesaba nada, tenÃamos un niño nomás, en ese año.
LM: Y, ¿qué se oÃa de los braceros? ¿Por qué se animó o qué?
IA: En 1941 fue el año que fueron los primeros braceros de aquà de, de la República Mexicana. Pero ese año recuerdo que habÃa guerra con Estados Unidos, por allá quién sabe dónde, ¿verdad?
LM: La Segunda Guerra Mundial.
IA: Entonces muchos no querÃan ir, porque es que no, que no, que los llevaban a la guerra pero no era cierto.
LM: ¿TenÃan miedo?
IA: TenÃan miedo, sÃ. Y muchos no iban, no quisieron ir por eso. Pero ya después empezó ya a saberse, a saberse y empezó a ir la gente. Y los primeros braceros cuando llegábamos, pos estaban muy bien allá, pos ya cuando llegábanos, sÃ. Ya era otro movimiento.
LM: ¿Aquà le tocó ver algún paisano, que hubiera regresado?
IA: Yo, nomás a una persona vide, en 1941 me parece o [19]45 me parece, por ahÃ. Fue la primer persona, una persona que vide yo que vino de Estados Unidos con mucho dinero.
LM: ¿VenÃa con mucho dinero?
IA: SÃ, traiba mucho dinero, porque entonces en aquel tiempo me parece que el dólar valÃa $4 pesos o $3 pesos, por ahà va la cosa, ¿verdad? Y entonces pues ya toda la gente al ver aquella persona, pos toda la gente se emocionó y dice: “Pos no, yo me voy de braceroâ€. Aunque no estaba muy fácil, ¿eh? Era un chorro de documentos que le pedÃan.
LM: ¿Qué le pedÃan?
IA: Entonces algunos requisitos no los llenaba, ¿verdad? Y ahà taba la cosa.
LM: ¿Se acuerda usted qué fue lo que le pidieron ya cuando llegó a Chihuahua?
IA: SÃ, sà me acuerdo bien, cómo no. Ahà se necesitaba el acta de nacimiento, no habÃa todavÃa tarjeta electoral, no habÃa todavÃa. Pero el acta de nacimiento, la cartilla militar y algún recibo de ahà del rancho donde vivÃa, del pueblito donde vivÃa, eso era todo lo que le pedÃan.
LM: ¿Llevaba usted eso?
IA: SÃ, yo todo llevaba, yo todo llevaba porque yo ya sabÃa lo que pedÃan, ¿verdad? Entonces yo ya sabÃa todo eso.
LM: Claro, ¿cómo era ese centro de contratación ahà en Chihuahua?
IA: Era muy bonito. Bueno, en Chihuahua ahà taba la revisión médica, la revisión de… Bueno un chorro, de examen que le hacÃan ahà al mexicano.
LM: PlatÃquenos de esos exámenes.
IA: Era muy duro, fÃjese, era muy duro el examen. ¡Ande!, yo me acuerdo. Nombre, ¡qué barbaridad!
LM: ¿Cómo era?, ¿qué les decÃan?, ¿qué hacÃan o qué?
IA: Mire, luego luego llegando, luego cuando ya le daban a uno sus papeles ya onde uno ya sabÃa que iba a trabajar allá, unas hojas rosas que le ponÃan ahÃ, ya sabÃa que iba a trabajar ahÃ. Pero luego luego entrando, luego luego entrando, que uno iba de aquà ahà ya pa onde ellos estaban, estaban todos los médicos de todo, ahà estaban unas personas con un viaje de, con una bomba de desinfectar, todo, desde los pies hasta la cabeza.
LM: ¿Con ropa o sin ropa?
IA: Con ropa, sÃ.
LM: ¿Los rociaban?
IA: Los rociaban todo aquello.
LM: ¿Qué era, algún polvo?
IA: Era un polvo, como insecticida, una cosa asà era.
LM: Ni les avisaban.
IA: No, no nos avisaban nada.
LM: ¿Usted sabÃa?
IA: Yo no sabÃa nada de todo eso.
LM: ¿Qué pensó?
IA: No pos yo pensé, taba todo eso, dije: “¡Ah caray! Pos y ni modo, listo y ni modo. A lo mejor estas son las reglas que tienen pa que nosotros vayamos pa allá y ni modoâ€.
LM: Y de ahÃ, ¿qué más?
IA: De ahÃ, hubo otras cosas que no se las puedo decir, ¿verdad? Porque, pos no se las puedo decir.
LM: ¿Son muy feas?
IA: Pos sÃ, fÃjese que sÃ. Y ya al último ya cuando uno ya pasaba allá… Bueno, ahà ya cambiaba la situación porque allà en Ciudad Juárez habÃa una parte que se llamaba el RÃo Vista. No, ahà ya era una cosa ya, ¡qué barbaridad!
LM: ¿Le hicieron algunos otros exámenes médicos?
IA: No, allá no, ya allá, ya pasando allá no.
LM: Allá ya no.
IA: Eso era aquà en Chihuahua nada más, allá ya de ahà ya lo ponÃan, ya afuera un tren o ya le ponÃan autobuses y ya se lo llevaban ya hasta El Paso. En El Paso estaba ahà en Ciudad Juárez, en El Paso, una parte que se llamaba RÃo Vista. RÃo Vista era un campo grande, muy grande, muy inmenso con tela de alambre, ahà estaban llegando todos los braceros. Los que iban de aquà y los que venÃan de allá de Estados Unidos también, ahà llegaban. Ahà les daban el pasaje hasta Chihuahua y ya de ahà de Chihuahua pues ahà cada quien, ¿verdad? Y entonces, ya ahà ya era otra cosa ya porque por ejemplo ahà ya ahà habÃa camas, habÃa regaderas, habÃa comida, se la daban, todo era gratis. Ya se iba contratado el bracero, ¿verdad? Y camas y correo y bueno, habÃa todo ahÃ, muy bien estaba ahÃ.
LM: Estaba muy bien, ¿era grande?
IA: SÃ, era muy grande ahÃ.
LM: ¿Cuánta gente cree usted que habÃa ahÃ?
IA: Pues ahà habÃa miles sobre miles, fÃjese. Voy a suponer unos diez mil personas, ahà habÃa más o menos como unas diez mil personas. Ya a la hora de, de la noche de, habÃa muchas barracas pero no cabÃa la gente ahÃ. Entones iba uno por su camita de esas que se doblan y la ponÃa por ahà donde quiera, ahà se quedaba en la noche. Entonces ahà estaban llegando todos los americanos de por allá, voy a suponer de los estados de aquellos de allá, ¿verdad? Entonces: “Pos yo quiero tantos. Yo quiero veinte. Yo quiero diezâ€. Y asÃ.
LM: ¿Ahà escogÃan al trabajador?
IA: Y lo escogÃan al trabajador, ¿eh? No crea que, que nomás: “Venteâ€. Y no, todavÃa ahà iban a escoger al trabajador todavÃa. Le veÃan las manos, señor, a ver cómo las tenÃan, a ver si tenÃan callos, a ver como qué clase de manos tenÃa. Se las veÃan y se las volteaban. “Y, ¿en qué trabajabas tú allá?â€.
LM: Les hacÃan preguntas.
IA: Sà les hacÃan preguntas: “¿En qué trabajabas?â€. “Bueno pos yo era campesino allá, ¿verdad?â€. “¿Sabes piscar algodón?â€. “Pos no, no séâ€. “Y, ¿a qué vas entonces?â€. “Pos quiero trabajar, quiero ganar dineroâ€. “¿Qué allá en México no ganas?â€. “Pues gano, pero gano muy poquitoâ€. (risas)
LM: Claro.
IA: Pos sà claro, la verdad, ¿verdad? Sà y, y no pos ya de ahà era otra la situación.
LM: ¿Dónde firmó su contrato?
IA: Lo firmé ahà en Chihuahua.
LM: ¿Por cuánto tiempo le dieron el contrato?
IA: El primer año fueron dos meses, ahà en el estado de Arizona.
LM: ¿Lo mandaron a Arizona?
IA: A Arizona, ahÃ.
LM: ¿A qué parte de Arizona, se acuerda?
IA: Un pueblito que se llamaba Bowie, Arizona. Allà seguramente, ahà los rancheros arreglaron casitas de madera, bien arregladitas con sus camas, con sus cobijas, con su estufa, bueno todo asà estaba muy bien arregladito todo ahÃ. Y pa que ahà mismo hacÃa uno su comida y ahà comÃamos. Compraba uno comida y ahà mismo comÃa.
LM: Ahà vivÃan, ¿cómo le llamaban a esas casas?
IA: No pos ahà le… No tenÃan nombre, nomás les decÃan ahà campos de braceros nomás, campos de braceros nomás.
LM: ¿Qué ilusiones tenÃa usted cuando se fue a Estados Unidos? ¿Qué sueños?
IA: Mis sueños, yo vivÃa en un ranchito le acabo de decir, mis sueños. Cuando yo me fui a Estados Unidos, habÃa una persona ahà que yo trabajaba con él. Y yo en un carrito de esos de cuatro ruedas con dos mulas, ahà trabajaba con él en un establo y cargaba el abono que estaba ahÃ, e iba y lo tiraba a sus labores de él. Y yo me bromeaba con él y yo le decÃa a él: “Yo quisiera irme a Estados Unidos nomás pa comprar un carritoâ€. Y yo iba en el carro cargado con abono y sentado en una tablita manejando las riendas y yo me hacÃa las ilusiones, yo no tenÃa nada. Me hacÃa las ilusiones: “Si este carrito fuera mÃoâ€. Me fui a Estados Unidos, cuando vine, a él mismo le compré todo eso. En un carrito ya andaba yo muy a gusto con mi carrito y trabajando y todo, haciendo adobes, acarreando piedra pa hacer otra casita más amplia ahà y todo muy bien ahÃ. Acarreaba agua en unos tambos y ahà la ponÃa, pa de ahà le daba a los caballos y de ahà agarraba también. Y sÃ, gracias a Dios que sÃ.
LM: Qué bueno.
IA: Mi esposa fue una persona muy cuidadosa y muy trabajadora. Cuando yo vine, ya habÃa… Ya tenÃa una vaca, una vaca parida que compró, fÃjese nomás. ¡Cambió!, cambió la situación, de allà cambió. Yo también ya después me piqué a ir a Estados Unidos, no pos ya estábamos bien. Pero como le digo, iban y venÃan, iban y venÃan, ¿verdad? Porque los contratos eran chicos, nada más que tenÃa uno que renovarlos, ¿verdad? Cuando habÃa trabajo que el patrón, voy a suponer, que el patrón le decÃa: “¿Te quieres quedar?, tengo trabajoâ€. “Sà cómo noâ€.
LM: Las famosas extensiones de los contratos.
IA: De los contratos. “Traeme tu contrato pa llevarlo a La Asociación para arreglártelo ahà por tanto tiempo másâ€. Y ahà lo arreglaban.
LM: ¿Por cuánto tiempo les daban las extensiones?
IA: Bueno, eso era según el trabajo que tuviera el americano, si tenÃa bastante trabajo podrÃa ser por dos meses. Porque en ese tiempo los contratos no eran muy grandes, no eran muy grandes los contratos.
LM: ¿Eran pequeños?
IA: Eran chicos. Los primeros cuarenta y cinco dÃas a Estados Unidos era desahijar betabel, eran cuarenta y cinco dÃas. La mayor parte de todos los mexicanos que iban a trabajar, cuarenta y cinco. Pero de ahÃ, ¿verdad?, a veces el mismo patrón: “Mira, pos quiero que me ayudes aquà dos meses más, un mes más, dame tu contrato, este ya se cumplió pero dame tu contrato, yo lo llevo a La Asociación y luego te lo traigo otra vez, pero ya arregladoâ€. SÃ, ya arreglado.
LM: Y ustedes, ¿qué decÃan?
IA: SÃ, pues cómo no.
LM: Claro, lo que querÃan era trabajar.
IA: Era trabajar.
LM: Cuénteme ahà en Arizona la primera vez que fue, llegó a trabajar en el algodón, ¿verdad?
IA: En el algodón.
LM: ¿Cómo es el trabajo del algodón?
IA: Es muy duro, es muy duro porque es un costal grande, vamos a suponer como, como de dos metros el costal y lo tiene que traer uno aquÃ. Tiene una cosa aquà para amarrárselo uno de aquÃ.
LM: Se lo amarra de la cintura.
IA: De la cintura y luego aquà como que tiene una boca y luego va, zas, zas, zas, hasta que se llena. Entonces ya se llena el costal, ya lo carga y luego allá está la pesa, donde está una persona ahÃ: “Tanto, tanto, tantoâ€.
LM: Ahà le checaban los pesos.
IA: SÃ, ahà le… Cuánto, cuánto, llevaba de cuánto… Pos la libra, las cien libras de algodón nos las pagaban a $2.05.
LM: A $2.05.
IA: ¡Uy muy barato! Sà pos aquel tiempo, como en 1953, sÃ.
LM: ¿A qué horas empezaban a trabajar?
IA: No, temprano, temprano. SÃ, era muy temprano. Yo voy a suponer desde las siete de la mañana hasta ya la oscuridad, hasta que ya no se veÃa la…
LM: De sol a sol.
IA: De sol a sol.
LM: ¿Cuántos braceros trabajaban en ese campo?
IA: Trabajábanos pocos, es que era una compañÃa ahà que estaba aproximadamente como doscientos. Como doscientos mexicanos habÃamos ahÃ, aproximadamente.
LM: ¿Sembraban algo más que algodón?
IA: No, yo vide puro algodón, pero sà mucho, mucho. ¡Uh qué barbaridad! No se alcanzaba a ver tanto que habÃa. Nada más eso fue lo que alcancé a ver.
LM: ¿Eran largos los surcos?
IA: SÃ, eran bastante. Porque los sacaba uno a la mitad nada más. Y ahà ponÃan unas banderas, unas banderas altas asà arriba, banderas. Y eso querÃa decir que era nomás hasta ahÃ, sacar una parte, y luego ya empezar la otra.
LM: Y, ¿el clima cómo era ah�
IA: Pues hacÃa, en ese tiempo que yo fui hacÃa mucho frÃo.
LM: Mucho frÃo, ya empezaba a hacer frÃo.
IA: SÃ, pues yo, de aquà me fui en octubre, el dÃa 9. Me acuerdo muy bien que el dÃa 9 de octubre fue cuando, el primer dÃa que pasé yo para allá. Chihuahua, del [19]53, dÃa 9 de octubre y ya estaba haciendo mucho frÃo.
LM: ¿Cómo era el ambiente entre los mismos braceros, entre los mismos mexicanos?
IA: Pos fÃjese que, no, a veces no era muy bueno, fÃjese. Yo le voy a decir por esto, de que hay unas personas muy tomadoras, muy jugadoras, ¿verdad? Entonces alguno que no le conviene todo eso, pos está ahà navegando ahà sufriendo ahà todo. SÃ, el relajo ahà en la noche, más los sábados y los domingos, unos salÃan de pleito ahà y otros no y bueno.
LM: ¿Qué hacÃan? Cuénteme, ¿qué hacÃan lo sábados y los domingos?
IA: Pues muchos tomaban, tomaban vino.
LM: ¿Ahà en las casas?
IA: SÃ, no, o se iban ahà a los pueblitos que estaban cercas, ahà vendÃan. VendÃan y se iban, allà habÃa cantina y todo. Ahà tomaban y llegaban bien tomados y bien borrachos ahà a la casa y otro dÃa en la mañana ya se iban. Y ahà mismo habÃa partes que se hacÃa la jugada a los dados, ahà jugaban todos.
LM: Jugaban dados.
IA: SÃ, jugaban dados también. Entonces pues claro, digo, algunas personas venÃan, cuando llegaban aquà se presentaban en quiebra. “No, pos que me fue malâ€. Y por eso.
LM: A usted, ¿qué le decÃan? ¿Lo invitaban a tomar?
IA: SÃ, me invitaban mucho, llegué al grado de que, tuve que salir de pleito con ciertas personas allá porque Ãbamos, nos Ãbanos juntos de ahÃ, ¿verdad? Y ya claro pues luego luego a la cantina, ¿verdad? Entonces luego luego, ¡zaz! Y yo me acuerdo que, yo iba pensando, luego luego. Pos es que a mà nunca me ha gustado tomar, nunca. Y yo odio la cruda, no. Pos los primeros dÃas, sà por complacer y usted sabe, ¿verdad? Porque sÃ, pos cómo no. Pero ya después ya no, entonces algunos: “No, que tú y que pa acá y que eres esto y que eres esto otro y que pa acá y que fue y que vinoâ€. Pos lo que me dijeran. Pero es que yo pensaba, yo mis pensamientos eran otros, mis pensamientos era, trabajar allá, mandar dinero aquà a mi esposa. Porque ella es una persona muy cuidadosa, una persona muy trabajadora. Entonces pues yo decÃa: “Esta es la oportunidad que tengo aquÃ, si no la logro va a estar otra vez másâ€. Hay que jalar.
LM: Y, ¿llegó a los golpes?
IA: No, no asà nomás.
LM: Nomás asà verbal.
IA: Pero yo soy una persona que me dicen alguna cosa y cuando la cosa es mal, que me ofenden, yo no serÃa capaz de ponerme por, porque no, no conduce a nada, está peor la cosa, sà yo…
LM: ¿Ni ganados son buenos?
IA: No, no pos no, claro. Entonces este, pos yo mejor dejaba pasar las cosas, me retiraba y ganaba a otros lados y ya.
LM: ¿Qué hacÃa usted en esos dÃas?
IA: Pos bueno, más bien los sábados y los domingos mejor me iba yo, me separaba de ellos y como que primeros dÃas me quisieron ellos señalar, ¿verdad? Pero ya después otros cuatro, cinco compañeros mÃos también que ya igual que yo, ya habÃa más fuerza, ¿verdad? No, ya después no: “Ustedes se van para allá, nosotros ganamos pa acá, para otro ladoâ€. A ver los aparadores, a andarnos mirando ahà todo aquello y todo eso.
LM: ¿Cómo era el pueblito?
IA: Estaba grande y estaba bonito.
LM: Le gustaba. ¿Qué es lo que le llamaba la atención del pueblo?
IA: Pos ahà el pueblito, habÃa puro inglés, no hablaban…
LM: No hablaban español.
IA: Español no hablaban nada. Entonces nos gustaba meternos a una rolilla que estaba ahÃ, pero ahà no vendÃan nada de todo eso. Una pura rolilla que estaba ahà y tenÃan una pura canción mexicana nomás.
LM: ¿Cuál era, se acuerda?
IA: SÃ, me acuerdo bien. No me acuerdo cómo se llama ahorita, pero me acuerdo bien, pero no me acuerdo cómo se llama. Y por eso Ãbamos y nos metÃamos ahÃ, nomás por eso.
LM: ¿Qué pedÃan o qué?
IA: Un refresco, un refresco de coca, un refresco de sabor y todo eso era lo que tomábamos ahÃ, nada más eso.
LM: ¿Cómo era el trato que recibÃan ustedes del americano en los pueblos?
IA: Mire, yo durante… Yo fui una, dos, tres, cuatro, cinco veces fui yo a Estados Unidos contratado, en diferentes partes, ¿verdad?, en diferentes partes. Pero yo, onde yo me tocó con los patrones fueron muy buenas personas para mÃ. El último año que fui yo, estuve en el estado de Arkansas, hasta el matrimonio que estaba ahà con que trabajábanos me regaló una foto donde están los dos ahÃ. Y ya cuando ya terminamos el contrato que ya le acabamos de trabajar ahÃ, nos hizo como una fiestecita, ¿verdad?, ahà en su casa. SÃ, ahà en su casa.
LM: Les hizo una despedida.
IA: SÃ, como una despedida. Y la esposa no sabÃa nada de español, ni él tampoco, pero ellos hacÃan la lucha hablar, ¿verdad? La señora, andábamos piscando nosotros algodón y se iba junto con nosotros ahà pa platicar, yo creo ella querÃa aprender.
LM: QuerÃa aprender español.
IA: Español y se iba ahÃ. En la noche llegábamos y estábanos cenando cuando llegaba el americano y tábamos cenando y luego: “Buenas nochesâ€. Le decÃamos nosotros. “Buenas nochesâ€. Y él decÃa que: “Buenos lonchesâ€. Y le decÃamos: “No, lonches no, noches, nochesâ€. Y luego nos hacÃa la lengua, que la lengua no le ayudaba, y era todo lo que sabÃa. Pero yo las partes que estuve ahà con los americanos no tengo nada qué decir, todos nos trataron bien.
LM: ¿Este matrimonio era un matrimonio joven?
IA: SÃ, era un matrimonio joven, era un matrimonio joven.
LM: ¿Ustedes llegaron a convivir con ellos?
IA: SÃ, cómo no, sÃ.
LM: A conocerlos bien.
IA: SÃ, los conocÃamos bien, nomás que pos no nos entendÃamos, no nos entendÃamos porque ya en aquella parte de allá que es donde está lejos, entonces pues este, pues era muy difÃcil que digamos, por allá algún, los que están allá para que nos interpretaran.
LM: Un intérprete o algo.
IA: Un intérprete, era muy difÃcil que hubiera en aquel tiempo personas que, casi no habÃa.
LM: ¿En los pueblos los trataban bien?
IA: SÃ, muy bien nos trataron. Yo no sé ahorita, parece que hay mucha discriminación ahorita. Pues ya cambió la situación, digo yo que ya cambió, pero en aquel que nosotros fuimos, no. Trabajábamos, nos pagaban, ellos mismos decÃan ahÃ: “El que quiera mandar dinero a su casa, vamos pa que lo pongaâ€. ¿Verdad? Ya ponÃa. “Yo quiero poner dineroâ€.
LM: ¿Le daban el dinero al patrón?
IA: No, no.
LM: ¿A quién le daban el dinero?
IA: Él nos llevaba al banco.
LM: ¿Cómo era?
IA: En aquellos tiempos, en aquellos tiempos se usaba mucho mandar cheques de banco de allá de Estados Unidos, ¿verdad? Entonces él mismo nos llevaba, comprábamos el cheque, lo llenábamos ahà mismo y luego ya pagábamos ahà y lo echa uno, se usaban mucho las cartas certificadas. Le echaba uno, certificaba la carta y venÃa a dar aquÃ.
LM: ¿Alguna vez le tocó que no llegara?
IA: No, nunca, nunca no, todo el tiempo, yo… Bueno pos no habÃa teléfonos, en aquel tiempo, puras cartas.
LM: Puras cartas, ¿se escribÃan?
IA: SÃ, escribÃan: “Ya recibÃ, ya, ya recibà el dineroâ€.
LM: ¿Qué se platicaban en esas cartas? ¿Qué le escribÃa usted a su señora?
IA: Pues yo, ella me escribÃa que cuánto tiempo iba a durar más allá. Entonces ella decÃa: “Pues noâ€. Entonces ella me decÃa: “Pues mira, ¿qué te parece si hay oportunidad de renovar otro contrato?â€. “Pos noâ€, dice, “tú sabes, pero pos noâ€, dice, “significa que tanto tiempo que tenemos ya aquà yaâ€. Porque a veces me echaba hasta dos contratos pegados, podÃan ser tres meses y otros tres, podÃan ser seis meses, ¿verdad? Entonces ella como que estaba muy conforme. (risas)
LM: No estaba muy conforme, pos estaba recién casada.
IA: No, no estaba muy conforme pero luego yo le hacÃa ver las cosas que, pos que era del modo de estarnos viviendo un poquito mejor, ¿verdad? Pos sÃ, porque pos allá yo le estaba mandando dinero a ella y ella pos estaba viviendo a gusto también, nada más la ausencia, ¿verdad?, que no…
LM: ¿TenÃan mayordomo ahà en los ranchos?
IA: No.
LM: ¿Algún intérprete que le haya tocado?
IA: Bueno cuando ya… HabÃa uno que le decÃan el fieldman, ese andaba por todas las…AhÃ, por todos los trabajos andaba él en un carrito, el fieldman. Ya sabÃamos que tiempo era, si nosotros querÃamos decirle algo al americano, o a la compañÃa o a… Entonces ya le decÃamos a él: “De este modo y de este otro y queremos esto y queremos esto otroâ€. Entonces ya él iba y ya le decÃa: “Que quieren esto y queren esto otro, de este modo y este otroâ€. Pero no, pos nunca tuvimos problemas nada.
LM: Nunca, muy bien. Cuénteme qué comÃan.
IA: Pos comÃamos los mismo que aquÃ, nomás que allá, pues este, no sé qué pasarÃa en aquel tiempo, fÃjese. Pues Ãbamos de aquÃ, como yo por ejemplo, iba yo del rancho y allá la mayor parte de todos los braceros que iban, mire unas cajototas grandototas asÃ, copeteadas de puro mandado, comida de sobra. Ahà pa empezar huevo, carne, leche, mermeladas y panes y todo eso le echaba uno ahà al mandado. ¡Pero asà la cajota! Mira, harina, porque nosotros mismo ahÃ, si éramos cuatro, nos repartÃamos el trabajo ahÃ, uno lavaba trastes, otro amasaba la harina, otro la cocÃa y asà cada quien se… Ahà nos repartÃamos todo.
LM: ¿Cuántos se juntaban para…?
IA: Cuatro o cinco. Dos, el último año que fui yo, que estuve en el estado de Wyoming, éramos nada más yo y un primo mÃo. De todos los demás nosotros nos cortamos, ¿verdad? Y dijimos: “Nosotros nos cortamos, nosotros no nos vamos junto con ellosâ€. A trabajar también, desahijando el betabel.
LM: ¿Cómo es el desahije del betabel?
IA: ¡Ande hombre, qué barbaridad! Mire, el betabel era chiquito asÃ, habÃa que desahijarlo cuando estaba chiquito, más o menos a esta distancia, más o menos.
LM: Unos cuarenta centÃmetros.
IA: Unos azadoncitos asÃ, mire chiquitos, de manguito chiquitos, hijole nombre, nomás viera qué duro.
LM: ¿Todo el dÃa agachado?
IA: Todo el dÃa, hasta que oscurecÃa, agachado.
LM: Igual de sol a sol.
IA: De sol a sol, de sol a sol. Porque ahà onde nosotros estábamos ahà estaba la labor cerquitas y ahà nos Ãbamos hasta que oscurecÃa.
LM: Y, ¿les dolÃa la cintura?
IA: Ande, qué barbaridad.
LM: ¿Cómo fueron esos primeros dÃas?
IA: No, los primero dÃas, ¡ande! Yo los primeros dÃas, hÃjola, sà me ponÃa a pensar en la noche, ¡hijo de la fregada! Pero siempre yo mismo me daba valor. “No, tengo que triunfar, son los primeros dÃas y yo tengo que triunfar y Dios nos va a ayudar. Y yo tengo que echarle ganasâ€. Y total, no pos los primeros dÃas.
LM: ¿Qué se oÃa ahà en las noches?
IA: ¡Nombre, qué barbaridad! Unos no se podÃan levantar y, ¡ay carajo, qué babaridad!
LM: Se quejaban.
IA: Era duro eso fÃjese, pero esa era la primer etapa. Ya después, ya pa limpiar ya con azadón de ese grande, parados. SÃ, ya ese ya era otra cosa.
LM: Ya después ya estaba más…
IA: SÃ, más fácil, ya.
LM: ¿Ahà tenÃan…? ¿Quién los cuidaba?
IA: No, uno mismo, uno mismo. Mire, yo el último año que estuvimos allá, que fue en el estado de Wyoming, andaba una cuadrilla de seis y nosotros nos separamos dos y veÃamos al americano cuando llegaba en una camioneta se paraba, ¡ah caray ya viene ya! Entonces se iba por donde nosotros andábamos trabajando. Me acuerdo bien que se ponÃa las manos por detrás, y ahà va mirando el surco por donde Ãbanos nosotros trabajando y andaba la otra cuadrilla de los otros al otro lado y luego ya agarraba la… Porque nosotros hacÃamos un trabajo bueno de que la yerbita habÃa que sacarla fuerte con todo y raÃz. Y aquellos como era bola, pos nomás ve por arriba, ¿verdad? Entonces este, pues ya se venÃa él y luego agarraba un asà y iba y se los enseñaba aquellos, porque no sabÃa español. No que, nosotros andábamos haciendo buen trabajo ahÃ, que ellos nomás por arriba que todo esto.
LM: ¿Cuánta gente trabajaba ahà en el betabel?
IA: Andaba nomás una cuadrilla de seis y nosotros dos con ese americano nada más. Éramos seis y dos, ocho.
LM: ¿Él cómo se portaba?
IA: Se portaba muy bien, sà se portaba muy bien.
LM: ¿Cuánto tiempo estuvo trabajando ahà en el betabel?
IA: En el betabel, pues fueron, primeramente fueron cuarenta y cinco dÃas. Ese era un contrato que casi pos donde quiera eso eran cuarenta y cinco dÃas. Pero luego ya de ahÃ, ahà nosotros, por ejemplo, mi compañero mÃo que era mi primo, ese se ponÃa a platicar con él, pero pos no, casi no se le entendÃa nada. Y luego y le decÃa yo a él: “Oye, ¿qué pasó?â€. “Noâ€, dice, “pues una que otra palabra le entiendoâ€. “Noâ€, dice, “no, oye, ¿pero qué crees? Que dice que nos va a renovar a nosotrosâ€. “¿Cómo? Noâ€, le dije, “es que tu inglés también no sirveâ€. Pues entonces aquellos otros también sabÃan. Uno de ellos también, no pues: “Se van a quedar cuatro personasâ€. Pero no sabÃa ni qué. Bueno, ya cuando ya se cumplió el contrato que ya todos con nuestras maletitas, ya ahà sus cajas, sus petacas, sus velices y todos ahà en unos árboles cuando allá venÃa allá. “Ahà viene yaâ€. Y llegó el field man junto con él, él sabÃa muy bueno, muy buen español. “¿Quihúbole, quihúbole, qué dice?â€. Entonces ya me dijo: “Isidoroâ€. “Presenteâ€. “Urbanoâ€. Era mi compañero Urbano. “Presenteâ€. “Dice el americano que si se quieren quedar otro mes con élâ€. “SÃ, cómo no nos vamos a quedarâ€. Pues ya estaban aquellos, y: “Ustedes aquà está julano y zutanoâ€. Como que nos seleccionaban, oiga. Por su modo y por su trabajo. Yo me fijaba mucho en eso, su modo de respetar y todo eso, ¿verdad?, y de su trabajo también. Yo por ejemplo, yo a veces venimos: “Patrón, bueno dÃasâ€. No, pos nomás me veÃa, no me entendÃa nada.
LM: No le entendÃa nada.
IA: No, no me entendÃa nada. “Buenos dÃas, patrónâ€. No, nomás me veÃa, nomás.
LM: ¿No aprendió usted una que otra palabra por ah�
IA: No aprendà nada, nada, fÃjese. Y habÃa mucho modo porque ahà iban unos y le daban clases, algunos.
LM: Les daban clases de inglés, ¿cómo eran esas clases?
IA: Eran, era una de estas, ¿cómo se llama, oiga? De una religión, oiga, pero no me acuerdo qué religión era. Llevaban muchas sillas.
LM: ¿Protestantes, serÃan?
IA: Pos no sé de qué religión eran, no me acuerdo de qué religión eran. Llevaban muchas sillitas y luego llevaban muchos cuadernos y luego ahà nos estaban explicando ahÃ, iban los que querÃan, ¿verdad?
LM: Lo básico.
IA: SÃ, el que querÃa y ya nos preguntaban todo eso, no pos sÃ. Pero no, yo no aprendà nada.
LM: ¿Cuántas veces se contrató, don?
IA: Mire, el primero año fue en Arizona, el segundo año en Nuevo México, el tercer año en Colorado y el cuarto en el estado de Wyoming. Cuatro veces.
LM: ¿El segundo fue en Nuevo México?
IA: Nuevo México aquà cerquitas, ahà en Unión, Nuevo México. Ahà estaba cerquitas ahà luego luego.
LM: ¿En qué trabajó ah�
IA: En el algodón también.
LM: ¿Era un rancho grande ahà también?
IA: No, sà era un pueblito grande, era un pueblito grande, nomás que era unas personas que tenÃan ahà un pedazo de algodón y nos contrataron a dos personas nada más. Éramos nada más dos personas.
LM: ¿De cuánto tiempo fue su contrato ah�
IA: Fueron de sesenta dÃas.
LM: Y, ¿sà era tiempo suficiente o era poco tiempo?
IA: ¿Como para qué?
LM: Para juntar dinero, para ahorrar un poco.
IA: Bueno, pos es lo que le digo, el que llevaba intenciones de ahorrar y asÃ, pos ese sà traiba buen dinero. Pero como le digo, hay muchos que les gustaba mucho el vino, les gustaba mucho andar pa todos lados ahÃ. Pos ese no completaba pa nada, ¿verdad?
LM: ¿En alguna ocasión, don Isidoro, le tocó estar en algún campo que fuera alguna autoridad mexicana, algún cónsul a visitarlos, a ver cómo estaban?
IA: SÃ, en el estado de Colorado. Ahà fue un cónsul.
LM: Ahà fue el cónsul.
IA: El cónsul a visitarnos ahÃ.
LM: ¿Se acuerda cómo fue esa visita?
IA: SÃ, sà me acuerdo.
LM: PlatÃqueme.
IA: Me acuerdo que él llegó y luego ya nos juntó a muchos ahÃ, en una barraca que estaba ahà y ya dijo: “Soy el Cónsul de Méxicoâ€. Y sacó su identificación, dijo: “He venido a saludarlos a ver cómo están y a ver si no tienen… Cuántas quejas tienen aquÃ. ¿Cómo los han tratado sus patrones?, ¿cómo han estado?, ¿cómo han vivido?â€. “No pos hasta ahorita bien todoâ€. “¿Todos están bien?â€. “SÃ, todos están bienâ€. Dijo: “Y aquà también hay una cosa, aquà tengo una orden de que si algunos de los que están trabajando aquà en Estados Unidos me llega un reporte de allá de México de que no le mandan dinero a sus familias, inmediatamente va pa fueraâ€. SÃ, asà nos lo decÃan.
LM: ¿Asà se los decÃan?
IA: SÃ, asà nos lo decÃan. Dice: “Todo el trabajador que está aquà trabajando que viene de México y tiene allá a su familia, tiene obligación de estarle mandando dólares a su familiaâ€. “No, pos está bienâ€.
LM: Y, ¿ustedes creÃan eso?
IA: SÃ, sà creÃamos eso, es que más antes la gente era más buena que ahorita. Ahorita hay gente muy mala ya, ¡nombre!
LM: Aunque era obvio que a lo mejor los que jugaban y se emborrachaban pues no mandaban nada.
IA: Pues no mandaban nada, claro que no. Pos, ¿cómo iban a mandar? Si a veces lo jalaban todo, sÃ, asà es.
LM: Ahà en Colorado, ¿en qué trabajó, don Isidoro?
IA: Mire, ahà estaba muy bien. Nomás viera qué bonito, habÃa mucha agricultura oiga, mucha, bonita. Ahà estuve trabajando con una compañÃa.
LM: ¿Cómo se llamaba la compañÃa?
IA: Sally Sugar.
LM: ¿De qué?, ¿a qué se dedicaban ah�
IA: ¡Ande! Ahà mire, ahà habÃa mucho trabajo, habÃa pisca de pepino, habÃa de tomate, habÃa de cebolla, papa. HabÃa por horas también onde iban los camiones. Todos los maizales grandototes ahÃ. Pero grandes los maizales que tienen allá. No, ni pa qué. Y luego los van moliendo, ¿verdad? Y luego va el camión acá donde va cayendo. Entonces todo ese, los ahà los que están pa arriba, andava uno adentro con un tubo pa que no se hiciera bola ahà nomás, paseándola asà alrededor, alrededor. Y tiene ventanitas con… HabÃa, tenÃan una cosa como lodo, quién sabe qué era. La ventanita allá una cucharita y luego le tapaba bien sellado, le ponÃa una tapadiza, pero tenÃa como una escalera de arriba y luego protegido también de aquà pa que no se fuera a caer, ¿verdad? Entonces ahà vas, ya hasta el último ya que ya se llenaba, entonces ya se tapaba bien, se sellaba, ya se bajaba uno. Y luego vamos con el otro, ahà habÃa también. No, ahà habÃa mucho trabajo y habÃa mucho dinero también pa nosotros los mexicanos.
LM: ¿Qué más habÃa?
IA: Pos habÃa todo eso, habÃa pepino, habÃa tomate, habÃa papas, papas unos pedazos que no los alcanzaba uno a ver ahÃ, oiga. Llegábamos nosotros ahà y luego ya el americano, pos tampoco no sabÃa nada de español tampoco, ya nos dijo que, que iba pa enseñarnos todo lo que tenÃa, no, tenÃa mucho.
LM: Un rancho grandÃsimo.
IA: Muy grande, muy grande y luego, y andaba allá todo aquello y luego ya, cuando ya fuimos ahà nos llevó una pala, ¿verdad?, pa que sacáramos papas, pa que nos hizo la seña y nos llevó, pa que si querÃamos sacar. (risas)
LM: ¿Les daba de ahà provisión?
IA: SÃ, de ahà podÃamos comer nosotros, fÃjese. Elotes, también habÃa unos grandototes asà y ya nos dijo, nomás que estaban un poco malos, oiga. (risas) No nos gustaron los elotes.
LM: ¿No eran como los de acá?
IA: No, no.
LM: ¿De qué elote era? De ese elote amarillo.
IA: Amarillo sÃ, no nos gustó el elote. No, pos el elote, los primeros dÃas, pos sÃ, no sirve eso.
LM: Y, ¿ahà en qué trabajó, en todo eso?
IA: En todo eso.
LM: ¿Cómo es el trabajo del pepino?
IA: El pepino tiene uno que piscarlo y luego ahà se van pagando, le dan una… Por ejemplo, al trabajador le dan como una tarjetita. Ahà tiene todos los precios, primera, segunda, tercera y cuarta. La cuarta es el grandote ese, de ese ya no sirve para nada. Pues allá ya no sirve para nada. Allá el de preferencia, era el chiquito, asà mire. Ese sà lo pagan bien, entonces Ãbamos piscando en unos botes pepinos. Y el pepino todo el tiempo tiene que estar la tierra húmeda. Piscando llenaba uno, llenaba, le daban muchos costalitos. Un costalito lo llenaba y luego le daban una etiqueta y la ponÃa uno y ya.
LM: Era pepino de ese chiquito, no del…
IA: No, no del grandote de este que hay aquà no. Era puro chiquito asÃ, lo más grandecito es asÃ, el ese grandote ya no lo levantaban.
LM: ¿Le gustaba a usted ese pepino?
IA: Sà me gustaba, yo usaba una navaja y luego sal y limón en una bolsita aquÃ. A veces ponÃa mi bote, lo embrocaba, lo peloneaba y ahÃ, (risas) fÃjese.
LM: El tomate, ¿cómo es el trabajo del tomate?
IA: Bueno, el tomate, fÃjese que allá el tomate tiene que piscarse verde, verde y se pisca allá en puras cajitas asà chiquitas, asÃ. Ya no me acuerdo a cómo pagaban la caja de tomate, por caja.
LM: ¿Era pesado ese trabajo?
IA: SÃ, era pesado, sÃ. Y luego de ahÃ, hacÃa uno las pilas de cajitas y venÃa y ya el troque levantado.
LM: ¿Ese a cómo se las pagaban?
IA: Pos no me acuerdo a cómo. Me parece que creo que a $0.03 centavos la cajita, en aquel tiempo.
LM: ¿Todo era por caja y por cantidad?
IA: Por caja sÃ, por cantidad, sÃ. Pos el desahije de betabel era por acre también.
LM: Por acre. ¿A cómo le pagaban el acre?
IA: A $13.50, a $13.50 el acre.
LM: Y, ¿la cebolla?
IA: La cebolla también nos la pagaban por arpilla.
LM: Por arpilla.
IA: Creo que a $0.06 centavos la arpilla, pero eran arpillitas chiquitas, no eran grandes.
LM: ¿Cómo es la pisca de cebolla?
IA: Pos mire, la cebolla es igual que la papa, como tiene varas pa arriba, la papa también como tiene… está grande asÃ. Y luego entra una máquina tumbando todo lo de arriba, nada más lo de arriba, nada más. Al rato entra otra máquina que tiene como unos picos abajo y luego tiene una bandita, entonces la bandita va subiendo las papas y luego acá están. Van todas tiradas por el surco, ¡pero mucha cantidad!
LM: MuchÃsima, ¿a qué hora empezaban a trabajar ahÃ?
IA: Pos desde la mañana, como a las ocho, hasta las seis de la tarde.
LM: De ocho a seis. ¿De qué dÃas a que dÃas trabajaban?
IA: Lunes, martes, miércoles, jueves y viernes y sábados hasta medio dÃa nada más.
LM: De lunes a sábado hasta medio dÃa. Ahà en Colorado, ¿habÃa algún pueblo cerca?
IA: Pues la capital de Colorado, que es Denver. No, ¡está grande! Chulada.
LM: ¿Se iban a Denver?
IA: SÃ, ahà Ãbamos a Denver.
LM: Cuénteme de esos viajes a Denver.
IA: Pos fÃjese que era muy bonito ahà y pos bueno, nosotros no podÃamos retirarnos mucho, habÃa un gabachito que nos llevaba en una autobusito garrita que tenÃa. Nos llevaba, pero no podÃanos retirarnos mucho porque decÃamos nosotros que podÃamos perdernos, que podÃamos desbalagarnos y después no dábanos, ¿cuándo no dábanos ahà con todo? Entonces asà nomás cerquitas, ahà nomás todo eso, ahà nomás cerquitas.
LM: ¿Les daba pendiente siempre, extraviarse?
IA: SÃ, sà pos sà de extraviarnos y todo eso. Aunque el señor ese estaba muy pendiente. Él sabÃa poco español, muy poco.
LM: ¿Él trabajaba ahà en el rancho?
IA: Nos llevaba al trabajo, en el mismo autobusito nos llevaba al trabajo él, eso era todo lo que hacÃa ahÃ.
LM: ¿Cuántos se iban?
IA: En el autobusito me parece que Ãbamos catorce, me parece.
LM: Catorce, y, ¿de qué horas a qué horas llegaban y a qué horas regresaban?
IA: ¿A dónde?
LM: De Denver.
IA: No, pos nos Ãbamos desde la mañana, nos Ãbamos desde la mañana. Y yo recuerdo que una vez fuimos yo y otro muchacho y nos metimos a un restaurant y luego ya nos dieron ahà la carta pa… No, no pudimos, ahà le decÃamos a la muchacha, a la americana, pos ella movÃa la cabeza y decÃa que no sabÃamos nada. ¿Sabe qué hallamos ahà de comida en español? Chile con carne, sà estaba en español. Chile con carne, bueno, le decÃa yo a aquél: “Pues aunque sea estoâ€.
LM: Y, ¿eso pidieron?
IA: Y eso fue lo que nos llevó nada más. Y le pedÃamos otras cosas, no nos entendÃa nada.
LM: No entendÃa, puros americanos. Y, ¿cómo se portaban ahà en Denver los americanos?
IA: No, bien bien.
LM: ¿Eran amables?
IA: Sà eran amables, nunca llegaron ellos, por ejemplo, nunca a alguna que, que alguna parte que fuéramos nosotros y que no, no… Llegaban y se sentaban y nosotros también nos sentábamos.
LM: Y, ¿a qué horas se regresaban?
IA: Ya en la tarde, como a las seis de la tarde.
LM: Pos todo el dÃa.
IA: SÃ, pos anda todo el dÃa y nos andábanos ahà mirando los aparadores, comprando por ahà ropita la que nos gustaba.
LM: ¿Qué es lo que más compraban ustedes?
IA: Mire en aquel tiempo, los primeros braceros que fueron, su ilusión era una camisa beis [beige] y un pantalón beis. Un pantalón de mezclilla y una camisa de mezclilla pero tenÃa muchos botones blancos aquà mire. Entonces aquÃ, todo el que traiba esa ropa luego todos se quedaban mirándolo: “Viene de Estados Unidosâ€.
LM: Viene de Estados Unidos. Era una cosa muy notable, que llegaban, por ejemplo, personas de Estados Unidos, luego luego se quedaban mirando: “Viene de Estados Unidosâ€. SÃ, no sà venÃa por la ropa que traiba, su ropa que traiba, su buen calzado y todo, pos claro que, claro... Le empezaban a ver de arriba abajo, ¡ah caray! “No, viene de Estados Unidosâ€. Y ni modo de que no.
LM: O sea se asimilaba la gente que venÃa de Estados Unidos con buena ropa, con buen calzado, con dinero en la bolsa.
IA: Hasta su cutis, su cara, su piel como que era otra piel, señor.
LM: Se veÃa natural.
IA: SÃ, sà se veÃa otra clase de persona, ¿verdad?, su piel otra, su piel ya muy lisita y todo, no, no, ¡pos qué barbaridad!
LM: Todo mundo querÃa ir.
IA: SÃ, pos todo mundo querÃa ir, todo mundo querÃa ir, fÃjese.
LM: ¿Le tocó alguna vez ir al cine por allá?
IA: No, no me tocó ir ni una vez.
LM: ¿Iban a misa?
IA: SÃ, a misa sà Ãbamos. Bueno yo pertenezco a la religión católica, sà iba a misa yo ahÃ. Nos juntábanos ahà algunas seis personas, ¿verdad? Pos no podÃamos caminar nosotros porque no es como ahorita, que ahorita ya todos los mexicanos que andan allá todos tienen pa andar en todo. Allá no habÃa nada de todo eso, de que un mexicano trajera un carro, nadien traiba nada, no, no, ¿quién iba a traer un carro? Taba muy delicado todo eso, de que traÃan un carro. Como ahorita que está lleno y todos vienen y no, en aquel tiempo estaba muy delicado todo eso.
LM: En esos años no era asÃ.
IA: No, no era asÃ. Entonces pues nosotros tenÃamos que pagar pa que nos llevaran a misa y cuando se acababa la misa ya nos decÃa: “¿Se quieren quedar? A tales horas vengo por ustedes, o, ¿se quieren ir?â€. “No, pos nos vamos a quedar hasta las cinco o las cuatro de la tardeâ€. SÃ, ahà estaba, a las cinco de la tarde, ahà estaba.
LM: ¿Les pagaban en efectivo o les pagaban con cheque?
IA: En la compañÃa donde yo trabajé, en la Sally Sugar, nos pagaban con cheque. En el estado de Arizona ahà piscaba algodón, ahà la pesada que llevaba en mi saco ahà estaba el que estaba ahà tenÃa el dinero y la pesaba y estaba pagando ahà luego luego, con efectivo luego luego.
LM: ¿Qué preferÃa usted el cheque o el efectivo?
IA: No, pos el cheque, porque como que se sumaba el dinero efectivo y luego más peligro pa traerlo uno en la bolsa y todo eso y el cheque no. El cheque sÃ, yo varias veces, nos pagaban a la quincena en la Sally Sugar. Entonces asà como agarraba el cheque, dejaba para mà algún tanto y luego luego se lo mandaba…
LM: ¿Le rendÃa más cuando le pagaban que cuando traÃa el efectivo?
IA: SÃ, pos claro que sÃ, que cuando traÃa ahà todos los dólares. Porque como era el primer año que iba, cada ratito los andaba contando a ver cuántos eran, (risas) cada ratito a ver cuántos eran, ¿verdad? Pos fue el primer año que fui, nunca habÃa ido y yo veÃa los dólares y luego ni los conocÃa de cómo eran, ni nada.
LM: ¿No los conocÃa?
IA: Cuando yo llegué, taba duro porque tenÃa que andar preguntando: “¿A cómo es este, y a cómo es esto otro?â€. Unos es de a peso, otros de a cinco, otros de a veinte y asÃ.
LM: ¿Sà fue problema siempre?
IA: SÃ, sà jue, sÃ. Porque pos casi nadie conocÃamos los dólares, señor. No como ahorita ya, aquà ya está lleno de dólares también, ¡qué barbaridad!
LM: Pero en aquel entonces pues sà y luego las monedas.
IA: Las monedas.
LM: ¿Batallaban también con las monedas?
IA: También, habÃa pocas monedas, yo vi de pocas monedas allá.
LM: ¿En aquellos años qué monedas habÃa aquÃ, que trataran de comparar o algo?
IA: Pos habÃa la moneda esa, una moneda que habÃa de $5 pesos, una grandota que habÃa asà de $5 pesos. Los billetes de a peso unos, creo que eran color rosa de a peso, esos eran de los que habÃa también aquÃ.
LM: Y allá llegaron y puros de color verde.
IA: SÃ, puros verdes ahÃ, no, ¡qué barbaridad! Pero sà como que le daba a uno gusto cuando ya llegaba allá, sà le daba. No, en la noche: “Estoy en Estados Unidosâ€. Era una ilusión estar ahÃ. ¡Nombre qué barbaridad! No como ahorita que no, ahorita ya todo mundo está en Estados Unidos, ¿verdad? SÃ, en aquel tiempo no, no, ¡qué barbaridad!
LM: ¿En Wyoming en qué trabajó, don Isidoro?
IA: Ahà también, ahà trabajé también desahijando betabel.
LM: Desahijando betabel.
IA: SÃ, también desahijando betabel.
LM: Ahà también le pagaban en efectivo.
IA: No, ahà nos pagaban con cheque.
LM: Le pagaban con cheque.
IA: Nos pagaban con cheques ahÃ.
LM: ¿A cómo le pagaban ahà el betabel?
IA: Creo nos lo pagaban a $13.50, me acuerdo muy bien. A $13.50, $13.50 por acre.
LM: ¿Cuántos acres hacÃan en un dÃa?
IA: Pos podÃamos hacer unos dos, tres.
LM: Hasta tres.
IA: DependÃa del trabajador, ¿verdad? Si habÃa unos muy buenos pa trabajar no cabe duda que… Como pa la pisca de algodón, también habÃa unos que quinientas libras, fÃjese. Y habÃa otros que no.
LM: MuchÃsimo.
IA: Ahora el desahije de betabel, porque pa todos los trabajos se necesita un poquito de colmillo y de experiencia también, pa poder avanzar si no, no avanza.
LM: ¿Cuánto llegó usted a piscar de algodón?
IA: Trescientas cincuenta, cuatrocientas libras.
LM: Que eran bastantes.
IA: SÃ, pos ya más o menos taba bien.
LM: ¿Cuál fue el trabajo que le gustó más, don Isidoro?
IA: El trabajo que estuve allá, juntar papa.
LM: La papa, ¿por qué?
IA: Pues me gustó mucho porque, pos me gustó porque rendÃa. Yo saqué muy buen dinero ahà la papa, porque eran medios costalitos nomás. Nos pagaban a $0.06 centavos, pero habÃa cantidad de papa, ¡nombre! Caminaba uno poquito asÃ, y, ¡zas!, ya estaba, se los enganchaba y ahà lo ponÃa.
LM: ¿Está enterradita la papa?
IA: No, no, suelta ya. Es que habÃa una máquina asà y ya estaba toda suelta tirada asà nomás.
LM: Y la máquina volteaba la tierra.
IA: SÃ, la volteaba.
LM: Y sacaba la papa.
IA: Y sacaba la papa, pero alla como una maquinita, un engrane asà con… VenÃa y la iba tirando por todo el surco y me gustó mucho a mà eso.
LM: DescrÃbame un dÃa de trabajo normal, desde que se levantaba hasta que se acostaban en la papa.
IA: ¿Cómo, oiga?
LM: ¿Cómo empezaba el dÃa, a qué hora se levantaba?
IA: No, no, no pos el dÃa empezaba, por ejemplo, voy a empezar a las ocho de la mañana. HabÃa que empezar a las ocho de la mañana y hasta las seis de la tarde.
LM: ¿A qué hora se levantaban para desayunar?
IA: No, temprano, no, no, eso era temprano fÃjese. Es que ahà la gente tenÃa, toda la gente que estaba ahÃ, bracera, toda tenÃa que levantarse temprano. Unos echando tortillas, otros lavando trastes, otros haciendo comida, otros haciendo lonche pa llevar y todo eso, porque habÃa que llevar lonche.
LM: ¿Desde qué horas andaban en pie?
IA: Como desde las cinco de la mañana.
LM: Todo mundo.
IA: Todo mundo ahà sÃ, zas, zas, zas, todos ahÃ. Y habÃa unos que no, flojos ellos pero, pos ellos preferÃan mejor puras carnes frÃas y todo eso de comer, comÃan Bimbo y todo eso, ellos no se molestaban.
LM: Pan de caja y todo eso.
IA: Pero no trataban de andarse molestando pa hacer tortillas o todo eso. No ellos compraban.
LM: Y del baño, ¿cada cuándo se daban un baño?
IA: Pos casi todos los dÃas.
LM: ¿TenÃan regaderas?
IA: SÃ, eso sà habÃa ahÃ, fÃjese. En la parte más, que estuviera más… Ahà estaban las regaderas, era lo principal que les ponÃan uno ahÃ, las regaderas.
LM: ¿Agua caliente?
IA: Agua caliente y frÃa, su estufa ahà de gas y todo eso.
LM: Las estufitas eran de gas.
IA: La papa sÃ, pa que hiciera la papa y las regaderas ahÃ. Casi eso era donde quiera.
LM: ¿Las viviendas tenÃan calefacción?
IA: No, no tenÃan. Unas sà y otras no. Unas sà y otras no.
LM: ¿Pero no eran tan frÃas?
IA: Pos no eran tan frÃas pero habÃa partes que sà hacÃa mucho frÃo.
LM: ¿SufrÃan a veces el frÃo?
IA: SÃ, sÃ, habÃa partes que sà habÃa, que no habÃa calefacción y hacÃa mucho frÃo.
LM: ¿Qué hacÃan en los lugares asà muy frÃos?, ¿ustedes compraban su ropa?
IA: SÃ, pos la ropa, sÃ, pos allá hay ropa muy buena pal frÃo.
LM: ¿No les daba el patrón?
IA: No, ropa no nos daba nada. Bueno, voy a decir que el patrón no nos daba nada, que nos diera alguna ropa, no.
LM: Todo pagaban.
IA: Todo pagaban.
LM: Pero no les daba nada.
IA: No él no daba nada, todo pagaba. Si por ejemplo uno querÃa alguna cosa de que él tuviera ahÃ, se la vendÃa, no se la reglaba.
LM: ¿Como qué cosas les pudieran interesar?
IA: Bueno, yo una vez traté de comprarle una parrillita, una parrillita de… pues en aquel tiempo era de gas, yo creo, de petróleo, ya ni me acuerdo de qué era la parrillita. Pero yo la vi esa parrillita que la tenÃa ahà y yo pensaba que llegaba aquà y era muy buena. Y sà era muy buena la parrillita cuando yo la traje, taba asà más o menos. Y me acuerdo que me la vendió, barata pero me la vendió. SÃ, me acuerdo bien a cómo me la dio.
LM: ¿A cómo se la dio?
IA: Me la dio en $3 dólares.
LM: ¿Qué le dijo?
IA: No pos yo le decÃa que sÃ… Entonces la esposa de él: “Señorita, en Méxicoâ€. “SÃâ€. Y luego ya le hacÃa yo la seña que pa comer asÃ. Oh, decÃa que estaba bueno. Y luego ya agarraba yo la esta y luego: “¿Cuánto?â€. Y ya me hacÃa asÃ.
LM: Asà con los dedos.
IA: Que $3 dólares. (risas)
LM: Pues estaba barata, ¿no?
IA: SÃ, sà estaba. Entonces yo ya cuando estaba allá como la tercer vez que fui, no habÃa radios todavÃa.
LM: No habÃa radios.
IA: No habÃa y empezaron a salir unos radios que tenÃa que traer una pila asà grandota asÃ, taba muy grande la pila pa que… Ponérsela aquà y luego el cajonote asà grandote asà feo estaba. Entonces mi esposa de aquÃ: “Oyes, ¿no podrás traer un radiecito?â€. “Pos sÃâ€, dije, “pero pa ir cargando la pila está duroâ€. Bueno, ya estábamos viendo ella me insistÃa. “Bueno noâ€, le dije, pues a ver ahora que me vayaâ€. Y sÃ, se lo traje.
LM: Con todo y la pila.
IA: Oiga, vivÃamos nosotros en el rancho, cuando yo alla llegué era una admiración ahÃ. “No, pos que ya llegó Isidoro del norte. Que ya llegó y que fue y que vino y que trajo un radioâ€. “¿Pero cómo?â€. “SÃ, trajo un radio, [es]tán hablando en Durango y aquà se oyeâ€, y el otro. (risas) Bueno, mire aquella casa todo el tiempo estaba lleno de gente, mirando, oyendo eso.
LM: Admirados con el radio.
IA: Con el radio, era una admiración.
LM: Y, ¿habÃa una que otra estación?
IA: SÃ, pos muy mal todo, fÃjese, no crea que estaba bien. En veces las agarraba y no las agarraba y bueno, era un desastre. Pos no estaba bien pero, algunas sà las agarraba.
LM: Pero se divertÃan.
IA: Sà y yo me acuerdo que la casa ahà llena todo el tiempo, gente grande también.
LM: ¿En qué año fue eso?
IA: Eso fue como el año de 1954 más o menos. SÃ, era el año de 1954 más o menos y toda la gente azorada ahà porque… Que todo lo que estaban hablando ahà se estaba oyendo, todo. (risas) ¡FÃjese nomás! Por eso me pongo a pensar yo ahorita de todo lo que fue mi vida y, ¡caramba!, a veces me pongo a pensar, ¡hijo de la fregada! No, pos y al mismo tiempo digo no por ya tengo muchos años, bueno a veces platico yo con mis hijos: “Está consciente papá de que… “SÃâ€, dije, “ya vivà toda mi vida y…
LM: Ha visto muchos cambios tecnológicos.
IA: SÃ, muchos cambios.
LM: CientÃficos.
IA: SÃ, ¡no, qué barbaridad! Entonces aquà hay uno de mis hijos, el mayor dice: “Papá lo queremos muncho porque usted tiene muncha experiencia de sus años que ha vivido y usted ha sido un papá que nos puso un ejemplo muy bueno, no fumar, no tomar, las palabras ofenden pero no hieren, muchas veces lo que quiere decirâ€. Claro y a ustedes les gritan aquÃ, las palabras ofenden pero no hieren, entonces retÃrense, retÃrense y ahà paró todo.
LM: Claro, muy bien. ¿Qué fue de las cosas que más le gustaron de Estados Unidos, don Isidoro?
IA: Lo que más me gustó de Estados Unidos fue que pos ni modo, fÃjese, en Estados Unidos son más poderosos, en Estados Unidos, sus carreteras, bueno todo, su higiene, el higiene personal tiene mucho que ver eso también. Y bueno, todo es otra cosa lo que vamos de aquÃ.
LM: VeÃa usted un mundo muy diferente.
IA: SÃ, fÃjese que sÃ. SÃ, muy diferente, otra cosa allá.
LM: Y, ¿que no le haya gustado de Estados Unidos?
IA: Bueno, mire, le voy a decir aquà sinceramente. Lo que no me gustó de todos los años que yo fui a Estados Unidos fue la revisión que nos hacÃan.
LM: Cuénteme de esa revisión para que la gente sepa.
IA: Pero quiere que le diga porque, nos está oyendo gente, no va a oÃr la gente. ¿No va oÃr la gente o nos está oyendo la gente?
LM: Nos va a oÃr.
IA: Nos va a oÃr, bueno mire, ahà luego luego como le acabé de decir hace rato, está luego luego ahà unas personas con una bomba, una fumigada de pies a cabeza, ¡vámonos!, ¿verdad? Pasaba uno la revisión, lo empinaban. “Ãbretelo, camina pa allá y camina pa acáâ€. Y todo eso, empinado y luego se abrÃa uno.
LM: Desnudo.
IA: Pa que le vieran desnudo, pa que le vieran todo.
LM: Y, ¿qué buscaban?
IA: Pos quién sabe, el médico, lo que buscaban según supe yo, fue que no fuera llevar alguna infección aquella persona. Como ya saben que los mexicanos somos bien carajos, dijeron, una infección que fuera infeccionar allá a medio mundo. Al último ya taba un señor americano ahà con un guante puesto y luego se lo agarraban, ¡fÃjese! Eso fue lo que no me gustó.
LM: Se lo apretaban.
IA: SÃ, se lo apretaban.
LM: Eso fue lo que no le gustó.
IA: Eso fue lo que no me gustó, por eso.
LM: ¿HabÃa alguno de los compañeros que lo regresaran por esa revisión, que no pasara?
IA: SÃ, sÃ, sÃ, porque aquà simplemente aquÃ: “Pélatela bien, carbón, pélatela bienâ€. Y tenÃa uno que pelársela y ahà se la traen pa todos lados mirándola ahà con una lamparita aluzándole pa todos lados y todo eso.
LM: Y, ¿cómo se sentÃa usted?
IA: No, pos muy mal, a lo menos yo en mi persona me sentÃa muy mal. SÃ, digo: “Pos a qué voyâ€.
LM: Y, ¿cada vez que pasaban era lo mismo?
IA: Cada vez que pasábamos era lo mismo, era lo mismo. Y luego todavÃa ya cuando ya pasábamos ahÃ, su inyecciones pa sacarle sangre.
LM: ¿Le sacaban sangre? ¿Qué más les hacÃan?
IA: Nada más eso. Nada más eso.
LM: ¿Eran médicos mexicanos o americanos?
IA: De los dos, mexicanos y americanos. Y sÃ, pos sà digo, no cabe duda que sà aquà en México sà habÃamos gente muy sucia, muy cochina pero pos ni modo, ¿verdad? Hay de toda, ¿verdad? Esa es la cosa, que hay de todo.
LM: Muy bien, asà es don Isidoro. Don Isidoro ya para ir terminando la entrevista que está muy interesante, tiene usted una plática muy interesante, me gustarÃa que me platicara cuando se regresó el último año, ¿a qué se dedicó en México?
IA: Bueno, yo cuando ya regresé el último año de Estados Unidos, en Estados Unidos ya cuando llegábamos a ese campo que hay ahà en cerca del El Paso, de Ciudad Juárez. Que llegábamos ahà ya cuando venÃamos de allá, ahà luego luego ya se oÃan los rumores de que ya no iba a haber contrataciones.
LM: ¿En qué año?
IA: El año de 1967, el que estaba ahà de intérprete hablando por las bocinas y todo ahà sabÃa muy buen inglés y muy buen español. Pos claro, tenÃa que saber un buen inglés porque era el que estaba dirigiendo ahà todo ahÃ. “Fulano de tal de este modo, fulano de tal este otro. Y que va llegar fulano de tal con tantos hombres de la parte fulana, el que quiere va ir y el que no, no vaâ€. Ahà ya se oÃa que ya no iba a haber contrataciones. Entonces esa persona que estaba ahÃ, yo lo conocà cuando iba de aquà y cuando regresaba, yo lo conocà a él ahÃ. Y ya platicábamos ahÃ. “¿Qué onda?, ¿qué pasó? Pos, ¿qué hiciste?â€. “SÃ, pos aquà vengo otra vezâ€. “¿Qué pues y usted aquà todavÃa?â€. “SÃ, pos yo, ¿pa dónde?, aquà yaâ€. Muy mal hablado. “Y, ¿qué, cómo está tu casa?â€. “Pos bien, gracias a Diosâ€. “Oyes, ¿sabes qué?â€. “No, no séâ€. “Este es el último año que va a ver braceros, que va a haber contratoâ€. “¿Cómo?â€. “SÃ, ¿te agüitas?â€. “Pos sÃ, fÃjate que sà me agüito porque pos es, ¿ya no va a haber nunca?â€. “Probablemente no, ya no va a haberâ€. Entonces cuando él me decÃa eso, yo los poquitos centavitos que traiba, yo querÃa tener una casita bien arreglada, una casita bien arreglada. Yo querÃa tener otras dos vacas y ahà era todo. Eso era lo que yo pensaba, y lo logré, lo logré, ¿verdad? Cuando ya vine que le dije a mi esposa: “Mira, te mandé tanto dineroâ€. “Noâ€, dice, “pos aquà tengo tanto, yo traigo tantoâ€. “Pero te voy a decir una cosa, ya no va a ver braceros, ya noâ€. “¿Cómo?â€. “No, ya no. Según ahora que venÃamos, ahà nos dijeron que ya era el últimoâ€. Y efectivamente, fue el último año que ya no hubo braceriada, ¿verdad? Entonces yo hice una casita, la arreglé muy bien, compramos otras dos vaquitas y sÃ, estábamos viviendo más o menos. Trabajaba yo, claro en la labor, ¿verdad? Trabajaba yo en la labor ahÃ, sembrando, cosechando maicito, frijolito, por ahà todo eso. TenÃamos gallinas, tenÃamos cóconos, a mi señora le gustaban mucho los cóconos.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos la entrevista con el señor Isidoro Ãbrego Alvarado, me decÃa que cocinaban el cócono.
IA: SÃ.
LM: ¿No sabÃa igual?
IA: No, pos no sabÃa igual.
LM: ¿Qué hacen de Navidad?
IA: No, no, no ni pa qué. O sea ese ya viene, ese que traen, quién sabe de dónde vendrá. Ya viene ahà maquillado, ya viene con tantas cosas ahà que le ponen, ahà pa que dure y todo eso. Y ahà en el rancho, ¡no señor! Ahà es una carne pero especial, sabrosa, sabrosa, muy buena, asà es que…
LM: ¿Cuántos hijos tuvo usted, don Isidoro?, ¿cuántos tiene?
IA: ¡Ande! Bueno mire, yo me casé en 1952, me casé en el año de 1952. Fueron once.
LM: Once hijos.
IA: Cuatro hombres y cinco mujeres.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
IA: Aurora Soria.
LM: Muy bien, cuénteme don Isidoro…
IA: Pero es que en aquel tiempo no se oÃa nada de planificación familiar, ni nada. Todos los matrimonios tenÃan los que Dios les daba.
LM: Lo que Dios les daba.
IA: No habÃa con qué, no, que planificar, de eso no se oÃa nada.
LM: No se oÃa nada.
IA: Nada, fÃjese. Entonces en aquel tiempo pues estaba duro pa mantener tanto hijo, fÃjese. Era muy duro, fÃjese, muy duro. No habÃa trabajo, no habÃa nada, cada quién vivÃa ahÃ. Pos yo ahora me pongo a pensar, pos digo, a veces con mi esposa me pongo a pensar: “Oye pos no sé cómo duramos allá tanto añoâ€. Hasta cuando en 1970, me parece, nos venimos aquà a Durango, nos venimos con el fin de que los muchachos aprendieran alguna cosa, aprendieran algo. Ese fue el fin que nos venimos. Pero entonces no nos venimos toda la familia, se vinieron primeramente mis hijos, llegaron con una señora que es mi cuñada, pos usted sabe que a veces ya con el tiempo ya no está bien. Entonces mi esposa dijo: “Noâ€, dijo, “¿cómo ves si me voy allá con ellos?â€. “Pos sÃâ€. Ese año fue el año que aquà hubo un problema con el gobierno que se llamaba Padis UrquÃdiz, del Cerro del Mercado. Que lo quisieron sacar y cerraron todas las escuelas. Entonces ya cuando ya…
LM: El Cerro del Mercado era una mina de recursos minerales.
IA: SÃ, es un mineral. Cerraron la mina, cerraron todas las escuelas, bueno, fue un desastre. Entonces me acuerdo que ya el maestro mandó llamar a los padres de familia: “Señores, el año está perdido completamente. Cada quien puede hacer lo que… Entonces uno de jalado, de pobre pos y mi esposa: “¿Ahora qué vamos a hacer?â€. Ya con ellos ya no, pero entonces ya los muchachos, mi hija la más… Mi hijo el mayor, bueno, ya estaba un poquito asà preparadillo. La segunda que es una hija mÃa, pos también ya habÃa terminado su primaria, también, que era un estudio en aquel tiempo muy arriba ya. “Noâ€, dijo, “yo me pongo a trabajar yaâ€. Pues empezó a trabajar en una dulcerÃa ahà por la de Pino Suárez. Pues ya con su preparación, ya estaba poquillo preparadilla un poquito y luego ya después dijo: “Papá, fÃjese que me quieren poner en la cajaâ€. Pero dije: “No, hazte valer por sà mismaâ€, claro, “échale todas las ganas y pon todo lo que está de tu parte y Dios te va ayudar y tienes que salir adelanteâ€. Y ahora se acuerda mucho: “Bien me decÃa usted, papáâ€. Bueno, pos esa era la cosa. No, ya después no, gracias a Dios.
LM: Un buen consejo.
IA: Gracias a Dios.
LM: Don Isidoro, alguna de las veces que estuvo usted por allá, ¿se enfermó?
IA: No.
LM: ¿Nunca?
IA: Nunca me enfermé. No, pos es que le hacÃan a uno muy buena revisión de aquÃ, señor. TodavÃa al último allá en El Paso, eso era lo último. Ahà le ponÃan los rayos.
LM: Rayos X.
IA: Los rayos X. Sà pues eso era lo último ya. A algunos que salÃan mal ahà les hablaban al edificio 111, eso querÃa decir que, ¡vas pa fuera!, vienes pa México enfermo. Pero esa era la ventaja que tenÃan allá en Estados Unidos los rancheros y todo eso que, el trabajador iba bien examinado, ¡de todo!
LM: ¿Iban muy sanos?
IA: Muy sanos claro, ¿verdad? Pos cómo se iba a enfermar si iban bien sanos, sabÃan bien todo. Una persona que estaba enferma de alguna cosa no la dejaban que pasara. No, cómo la iban a dejar si estaba enfermo. QuerÃan gente trabajadora que fuera a trabajar, como iba mucha gente trabajadora a trabajar allá. Entonces pues, claro que sÃ, pos por ahà enfermadillas de catarro y todo eso.
LM: Algo leve.
IA: Algo pasajero.
LM: De cualquier manera, tenÃan seguro médico.
IA: SÃ, tenÃamos seguro médico y nos estaban quitando un fondo ahà que no sé de qué, pos ese fondo ahà se quedó.
LM: ¿Se acuerda usted de que le hayan descontado de sus sueldos?
IA: SÃ, de lo que ganaba me estaban descontando, ahorita no recuerdo cuánto era, pero nos estaban descontando del sueldo que nos pagaban, ahà nos descontaban un tanto. Entonces todo ese dinero ahà se quedó, ahora se sabe que creo lo van a regresar, pero lo dudo, ¿quién sabe? Pueda ser, pueda ser.
LM: Parece ser que el Gobierno de Estados Unidos regresó el dinero.
IA: SÃ, él dijo que él ya habÃa regresado el dinero. Y aquÃ, pos creo se perdió, quién sabe. Que lo metieron al Banco Rural, o quién sabe qué, ¡y lo gastaron! Bueno quién sabe qué relajos.
LM: Pero eso ya fue cosa acá.
IA: SÃ, acá las autoridades de aquÃ. Pos ahora parece que van a regresar esos fondos, quién sabe qué será, o no será, ¿quién sabe?
LM: ¿Cómo fue su vida después de haber trabajado de bracero, don Isidoro?
IA: Mire, mi vida después de que ya trabajé de bracero fue como le digo, fue cuando ya nos venimos aquà a Durango. Allá en el rancho pos sà vivÃa la gente, pero nunca vivÃa igual que aquà en la ciudad. Aquà en la ciudad, ¡cuidado! Porque si trae hijos, hijas de una edad, voy a suponer de los diez, doce, catorce, quince años y si no los hace entender, aquà se pierden. Aquà en Durango se pierden, ¿verdad? Agarran más ahorita que hay tanto marihuana y hay tanta cosa ahà de quién sabe qué diablo le revuelven ahà a tanta cosa, pos ahà ta la cosa. Pero si es un padre que los sepa sobrellevar más o menos, sÃ, nosotros aquà ya cuando, después, cuando ya yo ya no fui de bracero, que nos venimos aquÃ, ¿verdad? Entonces bueno, pos ya estamos aquÃ. ¿Sabe qué? Anduvimos trabajando y yo me fui a trabajar de velador en una compañÃa, ahà duré veinte años hasta que me pensionaron. Ya me pensionaron y ya, con este changarrito tenemos más de treinta años, mi esposa aquà ha estado más de treinta años. Entonces pues ya me puse a ayudarle a mi esposa aquÃ.
LM: En alguna ocasión, ¿le dieron ganas de regresar a Estados Unidos?
IA: Bueno, aquà pasaban conocidos mÃos de los ranchos de allá que iban de mojados y me invitaban de mojado, pero yo de mojado nunca quise ir.
LM: ¿Por qué?
IA: No pues, ¿se imagina el peligro ahà por entre la sierra y todo eso? Por todo eso sin comer, en veces sin dormir y luego peligroso ahà pa que le pique una vÃbora, pa que los agarren por ahÃ, ¡no, no señor! Pero ahorita me acuerdo cuando la braceriada, como al modo de sueño. Me pongo a repasar a veces, ¡hÃjole, no, Chihuahua! De este modo y qué bonito era ahÃ, muy bonito todo, ¡hijo de la fregada!
LM: Don Isidoro, ¿qué significa el término bracero para usted, la palabra bracero?
IA: Bracero es que con sus brazos del mexicano va a juntar toda la cosecha que hay en Estados Unidos, eso es bracero, por eso nos nombran bracero. Porque con los brazos que lleva el mexicano, con los brazos que tiene el mexicano va a juntar toda la cosecha o no nomás la cosecha, sino que otros trabajos va a desempeñarlos allá, por eso bracero, los brazos pa trabajar, según yo entiendo eso.
LM: ¿Cómo se siente usted de que lo identifiquen como bracero, de que lo llamen bracero?
IA: Bien, porque sÃ, eso para mà es una palabra que sà me agrada, bracero, porque pues sÃ, Ãbamos de braceros, ¿verdad? Ese es el asunto, que Ãbamos de braceros y sà me agrada la palabra de bracero.
LM: ¿Se siente usted orgulloso de haber sido bracero?
IA: SÃ, fÃjese que sÃ. Porque es como le digo, con sus brazos fue a desempeñar aquellos trabajos de allá, trabajos duros, ¿verdad? Por eso fue de bracero, con los brazos a juntar allá lo que veÃa trabajar allá, esa es la cosa.
LM: En términos generales, ¿sus recuerdos son positivos?
IA: SÃ, positivos.
LM: ¿Siente usted que el haber sido bracero cambió su vida de alguna manera?
IA: FÃjese que sÃ, ni modo que no. Que sÃ, sà cambió, porque ya después de ya los primeros años que fui yo de bracero, cambió un poquito mi situación ya. Sà cambió ya la situación, ya estuvo mejor. Ah, no cuando estaba ahÃ, malterrado ahà y todo eso, pos no, no estaba bien.
LM: ¿Le trajo beneficios económicos?
IA: SÃ, económicos y todo, ¡qué barbaridad!
LM: ¿Pudo educar a su familia?
IA: Exactamente, sÃ. Fue un beneficio todo eso y yo quisiera que hubiera más braceriada, no pa mÃ.
LM: ¿Le gustarÃa ir?
IA: No, pos yo ya, donde quiera que estuviera yo no puedo ir.
LM: ¿Le gustarÃa que se volviera a implementar el programa?
IA: FÃjese que sÃ, sÃ, fÃjese que sà y hace mucha falta todo eso.
LM: ¿Por qué?
IA: Pos hace mucha falta porque entonces no se irÃa tanto mexicano a morirse ahà entre la sierra ahà con sed y otros que los americanos les tiran y los matan. Otros se van en un tráiler y se quedan encerrados, otros se van en un tren y ahà se mueren encerrados. Entonces fÃjese, como le dije hace rato, eran dos veces las que iban el bracero, en septiembre y en mayo, unos venÃan y otros iban y ahà iba la cosa, ¿verdad? Y ahorita ya no, ya no hay, se acabó eso. Pos ahà va toda la gente, familias enteras van pa Estados Unidos. Unos alcanzan a llegar, otros no, fÃjese nomás. ¡Es un desastre ahorita todo eso! Entonces como los gobiernos ahorita están que quieren arreglar eso de la migración y todo eso que… Pos eso, le digo yo que es como las carros extranjeros, regularizan una parte y al rato ya está lleno otra vez. Asà también, les da una amnistÃa a esos al rato ya está lleno otra vez. SÃ, no hay como bracero, que vaya y venga, que vaya y venga.
LM: Era muy bueno el bracero porque no se quedaba.
IA: No se quedaba, exactamente.
LM: O era muy poco el que se quedaba.
IA: Era muy poco el que se quedaba.
LM: ¿Usted nunca tuvo alguna oferta de quedarse por allá?
IA: SÃ.
LM: ¿Cómo fue?
IA: HabÃa mucho, el mismo americano: “Si quieres te arreglo tus papelesâ€. Pero muchos dijimos: “Bueno, y, ¿pa qué?â€. Eso era lo que uno se preguntaba, ¿para qué? Si yo me voy ahorita a Estados Unidos estamos en el mes de septiembre, yo me voy ahorita en mayo y me vuelvo a regresar otra vez. No, las cosas cambiaron.
LM: ¿CreÃan que iba a ser…?
IA: Pa toda la vida, eso fue el bracero, se acabó.
LM: ¿Le hubiera gustado quedarse a vivir por allá?
IA: FÃjese que sà y habÃa mucha chanza pa quedarse uno allá, el mismo patrón: “Si quieres te arreglo papelesâ€. “No, ¿pa qué?â€. Mucha chanza habÃa.
LM: ¿Esa fue la razón principal por la que usted no se animó, porque creÃa que iba a seguir?
IA: SÃ, porque creÃa que iba a seguir, que caso traiba, no, sÃ.
LM: ¿Se lamentó alguna vez de no haber…?
IA: SÃ, pues fÃjese que sÃ, sà porque, pues no crea digo, no crea que, ahorita más, antes estaba bien Estados Unidos, ahorita ya no, ahorita ya no. Yo fui a Dallas en el mes de octubre, me estuve dos meses ahà y me gusta salir y ver. Pero ver las cosas detenidamente y a veces me pongo a pensar y todo eso cómo son, y eso es lo que andaba haciendo yo, viendo, caminando y mirando todo. Y una cosa que me gusta de la parte donde yo fui, porque no en todas partes de Estados Unidos, sino que una parte de Estados Unidos, en Dallas ahà están mis hijas, mis hijos.
LM: ¿Cuántos hijos tienen por allá?
IA: Uno y dos hijas. Una cosa que me gustó mucho, que los sábados salÃamos, los domingos salÃamos y nunca cerraban la casa con candado, ni andaban dejando esto y lo… Las camionetas ahà las estacionaban, ahà dejaban todo, no habÃa quién agarrara nada.
LM: La seguridad de allá.
IA: Qué bonito, qué bonito eso me gustó mucho. Y yo cuando llegué: “Que ya vámonosâ€. “Oye, no, pero hay está abiertoâ€. “No papá, es eso que asà se queda ahÃâ€. “Oye la camioneta asà está abiertaâ€. “No, asà se quedaâ€. FÃjese, eso me gustó mucho de ahÃ, me gustó mucho. Pero cuestión de vivir y todo eso, pues a lo menos ahora que fui, hace poco que fui en octubre, veo las cosas poco mal, ya no como antes que iba yo de bracero, no.
LM: ¿Qué es lo que no le gusta ahora?
IA: Pues lo que no me gustó fue que habÃa mucho desempleo también ahÃ, habÃa muchas gentes. Yo me iba a platicar ahà con ellos ahÃ, muchos mexicanos habÃa ahÃ. Voy a suponer, un dÃa los conté veinte, ahà en la esquina esperando a ver si llegaban. Llegaban un dÃa, dos y ya los llevaban ahà otra vez, y ya, fÃjese. Ahà tienes que pagar renta, igual que aquÃ, tienes que pagar luz, tienes que pagar agua y todo eso, hay muchas personas que no completan, ¡ahà ta la cosa!, pa que vea.
LM: Son tiempos duros.
IA: Ah bueno pues sÃ.
LM: En todos lados.
IA: En todos lados asà es.
LM: ¿Cómo fue que sus hijos se fueron a vivir allá?
IA: Mire, mi hija la primera se fue a Los Ãngeles. Yo le encargaba mucho a mi hija cuando ella estaba grande, ella se fue porque allá tenÃamos familiares también nosotros y que: “Déjala que venga, y quién sabe qué… Y bueno, pues se fue. Ya estuvo allá y estuvo trabajando y yo hablaba con ella y yo le decÃa que no se juera a quedar allá. “No te vas a quedar allá, no te vas a quedar allá, vente pa acáâ€. “Pues aquÃ, no papá, qué esperanzasâ€. Pues se casó con uno de allá.
LM: ¿Se casó con un americano?
IA: No, con un residente.
LM: ¿Es mexicano?
IA: SÃ, es mexicano, residente, tiene su papá, el papá es de Nayarit, quién sabe de dónde por ahÃ. Y ya entonces ella también arregló papeles también de residencia y todo eso, y compraron una casita, tienen una casita. Pero pos no, yo veo que ahà tienen que estar trabajando duramente todos los dÃas. Chambeando duro y macizo ahà y temprano, ahà a las cinco de la mañana asÃ, vámonos y andan ahà la sonaja ahà todo eso. Entonces vienen mis yernos asà como vinieron en diciembre. Bueno, dice: “Pos ustedes, ¿cómo viven?â€. “Pos, ¿cómo vivimos? Pos bien, nosotros aquà tenemos que comer, que vestir, centavitos también por ahà pa gastarâ€. Asà es que, ¿qué? Entonces dice uno de ellos: “FÃjese que ahà están bienâ€. Sà son tres cosas que tienen que comer, qué vestir y si usted dice que centavitos, a veces tenemos también pa gastar asà es que pos dice: “¿Usted ya fue pa allá?â€. “Pues sÃ, ya fui y ya vide que también no está muy fácil, aunque sea Estados Unidos y que sea, lo que sea no esta muy fácilâ€. (risas)
LM: No está nada fácil.
IA: Pos no, no está fácil. No, dice pos si ustedes ahÃ, no ahà estamos, estamos nosotros a gusto y ellos a gusto ahÃ.
LM: ¿Está contento de haberse quedado en México también?
IA: SÃ, también.
LM: Don Isidoro quiero darle las gracias por habernos abierto las puertas de su hogar, por haber compartido con nosotros sus experiencias y su vida.
IA: Estamos a las órdenes aquà pa cuando otra vez que quieran venir.
LM: Muchas gracias.
IA: Pos sÃ, ya se mejoró.
LM: Muchas gracias, a nombre del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas y en lo personal, un servidor, le agradezco mucho.
IA: Pos muchas gracias y aquà estamos a las órdenes pa cuantas veces quiera venir, al cabo ya sabe, ¿verdad?
LM: Claro que sÃ, con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
IA: Bueno pues, muchas gracias y aquà estamos a las órdenes.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 2 de junio de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano MartÃnez
Esta es una entrevista con el señor Isidoro Ãbrego Alvarado en la cuidad de Durango, Durango, el dÃa 2 de junio de 2003 conducida por Laureano MartÃnez para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Buenas tardes don Isidoro.
IA: Buenas tardes.
LM: Don Isidoro, me gustarÃa comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
IA: Yo nacà el dÃa 4 de abril de 1931, en un pueblito que está aquà cercas que se llama el Sauz Bendito.
LM: El Sauz Bendito, ¿municipio de dónde?
IA: Municipio de Canatlán.
LM: Canatlán, Durango, ¿verdad?
IA: SÃ.
LM: ¿Cuántos años tiene?
IA: Tengo setenta y tres años.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
IA: Se llamaba Luis Ãbrego.
LM: Y, ¿su mamá?
IA: Juana de la Cruz.
LM: ¿De dónde eran originarios ellos?
IA: Ellos eran originarios de un pueblito que se llama Miguel Allende.
LM: Miguel Allende, ¿dónde está ese pueblito?
IA: Allá está por el Municipio de Nuevo Villado.
LM: Nuevo Villado, Durango. ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
IA: Nosotros fuimos cuatro de familia nada más.
LM: Cuatro, ¿cuántos hombres y cuántas mujeres?
IA: Tres hombres y una mujer.
LM: De esos cuatro, ¿qué lugar ocupaba usted, don Isidoro?
IA: Yo era campesino allá en aquellos tiempos, era campesino. Yo sembraba maÃz y frijol.
LM: Y, ¿era usted el más chico o el más grande?
IA: El más chico de la familia.
LM: Era el menor.
IA: SÃ, el menor.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá?
IA: Era también campesino él también. SÃ, también era campesino.
LM: TenÃan tierras propias.
IA: SÃ. Bueno, era ejido.
LM: Era ejido.
IA: Es ejido todavÃa.
LM: ¿Qué sembraba su papá?
IA: MaÃz, frijol.
LM: Su mamá, ¿se dedicaba al hogar?
IA: SÃ, al hogar. Ella ahà en la casa nomás, trabajaba ahà en la casa.
LM: ¿TenÃan gallinitas?
IA: SÃ, pos sÃ, cómo no. Pos ni modo, ahà gallinitas, marranos, una vaca y mulas pa sembrar y todo eso tenÃamos ahÃ.
LM: ¿Fue usted a la escuela, don Isidoro?
IA: Pues no, no terminé ni la primaria siquiera, fÃjese. Porque en aquellos tiempos casi no habÃa escuelas nada, estaba muy difÃcil la escuela en aquellos tiempos, fÃjese. Yo recuerdo que era muy difÃcil, yo alguna de mis hijas por allá yo trataba de que estudiara y estudió hasta sexto año, nomás la primaria, nomás, fÃjese. Pero ya con eso, en aquel tiempo la primaria era un estudio, ¡qué barbaridad!, era muy grande, muy arriba. SÃ, ¿verdad?, ya ahorita ya no.
LM: ¿Era difÃcil terminar la primaria?
IA: Era muy difÃcil. Es más, yo tuve que transportarla, la trasportaba yo a ella. TenÃa un carrito de caballos y la trasportaba de ahà de donde nosotros vivÃamos a otro pueblito que estaba ahÃ, porque ahà no habÃa nada. Y fue del modo que, que terminó la primaria.
LM: Y usted, ¿hasta qué año llegó?
IA: No, yo nomás llegué hasta segundo año, nomás.
LM: Hasta segundo.
IA: Hasta segundo año, nada más.
LM: ¿Aprendió a leer y a escribir?
IA: SÃ, sà ahà aprendà a leer y a escribir. Y ahora he aprendido mucho porque me gusta mucho leer periódicos y todo eso. (risas)
LM: Qué bueno.
IA: SÃ.
LM: Cuénteme, don Isidoro, ¿le ayudaba usted a su papá?
IA: SÃ, bastante. SÃ, bastante le ayudaba, mucho le ayudaba.
LM: ¿A qué edad empezó usted a ayudarle?
IA: De la edad de los quince, dieciséis años.
LM: ¿A qué le ayudaba?
IA: Pues le ayudaba yo a trabajar, pos a trabajar ya con un tronco, trabajando, sembrando y escardando, segundando y todo eso.
LM: ¿Cómo sembraban? ¿Cómo eran los troncos?
IA: Era, podÃas a poner dos mulas, un arado, en aquel tiempo, una persona, voy a suponer un niño, iba con un morralito aquà sembrando atrás, zas, zas, zas, zas.
LM: Iba el arado.
IA: Él araba, iba abriendo la tierra y entonces otro, otro arado, otro tronco vamos a decir, venÃa atrás tapándola. Le decÃan la tapada y asÃ, daba vuelta y otra vez y asÃ, eso era la siembra. Se dio el tiempo ya que el maÃz estaba grande, habÃa que escardarlo. Ya que cuando el maÃz estaba grande asÃ, habÃa que segundarlo.
LM: ¿Qué era la escarda?
IA: La escarda era, el arado, ¿verdá? Asà y arrimarle la tierra al maÃz, ¿verdad? Porque cuando se… El maÃz al sembrarlo, ¿verdad?, salÃa asà nomás, ¿verdad? Pero uno de campesino sabÃa a qué tiempo tenÃa que darle aquella escarda. Ya cuando estaba grandecito, metÃa el arado, juntaba la tierra y quedaba nomás el puro hoyito ahÃ.
LM: ¿Lo cubrÃan con tierra?
IA: Lo cubrÃan con tierra, exactamente.
LM: Y, ¿la segundada?
IA: La segundada era cuando ya el maÃz ya estaba grande asÃ. Ese era muy fácil para nosotros los campesinos porque era nomás ir por cada calle, ¿verdad? Del surco nomás y era mucho avanzar, mucho, ¿verdad? Y era muy fácil eso.
LM: ¿Cómo era la vida en aquellos años? ¿Cómo fue su infancia?
IA: Mire, ahorita yo tengo muchos hijos aquà y yo platico mucho y a ellos también les gusta mucho que platique yo con ellos. No se compara la vida ahorita con aquel tiempo, sÃ. ¡No, no, no! En aquel tiempo sà habÃa mucha necesidad. Porque le voy a dicir porque, porque vivÃanos todos en el rancho, no habÃa protestas, no habÃa manifestaciones, no habÃa quien fuera un grupo a hablar con el gobierno, a hablar con el presidente municipal, a hablar con equis persona. No habÃa nada de todo eso. Asà es que la gente ahà vivÃamos todos, ¿verdad?, con mucha necesidad. La gente no tenÃa con qué comprar un pantalón. Este, a los pantalones aquà les ponÃan, los cosÃa la mujer, asà pa todos lados.
LM: De la rodilla.
IA: SÃ, de la rodilla, sà se… De aquà de atrás.
LM: ¿Parchados?
IA: Parchados y de todo eso porque no habÃa, muy raro. Unos zapatos, casi no habÃa quién los trajera, puro huarache de llanta de, de llantas de esa de carro. Le ponÃa, unas correas de esas, habÃa unas correas que vendÃan y ahà las ganchaba y a caminar, pero casi no habÃa quién. Yo era un joven y yo fui a trabajar a La Laguna, que era onde más o menos pagaban bien y habÃa trabajito ahÃ. Y ese año venÃa yo muy contento, yo tenÃa como unos diecinueve años, venÃa muy contento porque en esa ida que me di, compré unos zapatos. Pero aquellos zapatos, aquellos zapatos eran nada más para el sábado y el domingo.
LM: Nada más.
IA: Nada más, sà pos si se los ponÃa como ahorita, los acababa y, ¡pa comprar otros!, (risas) pos ese era el asunto.
LM: ¿Hasta qué edad trabajó en, dice que a La Laguna se fue de qué edad?
IA: De dieciocho años.
LM: Don Isidoro, ¿cuándo se entera usted que se puede ir a trabajar a Estados Unidos como bracero?
IA: En 1953, como nosotros vivÃamos de la agricultura, ¿verdad?, del campesinado, aquà en todo el estado de Durango fue un año que no llovió absolutamente nada. Aquà en Durango se abrió un centro de contratación, ¿verdad? Pero luego la gente, pos habÃa gente aquÃ. Y como es un centro de contratación, usted se imagina habÃa gente de distintas, de toda la república, voy a suponer, e hicieron muchas averÃas aquÃ, muchas averÃas hicieron. La gente empezó a protestar y ya no quisieron eso, entonces siguió ese año en 1953 aquà estaba el gentÃo asÃ, me fui y me contraté en Chihuahua.
LM: ¿En Chihuahua?, ¿aún habiendo centro de contratación?
IA: HabÃa centro de contratación, pero aquà vine. No, veÃa las cosas muy difÃciles, ¿verdad? Me fui a Chihuahua, entonces en Chihuahua ahà sÃ, sà arreglé el primer año que fui, la primer vez que fui.
LM: Y, ¿qué les pedÃan para enlistarse como braceros?
IA: Mire, en esos años, tenÃa que sacar un número, asà le daban un número, ¿verdad? Un numerito que le daban asÃ. Entonces ahà estaban los soldados, ahà donde estaban hablando por micrófono a la gente que le tocaba y luego ya este, le hablaban a uno. Iba caminando, entonces ya, ya cuando ya me tocó, fui yo pregunté, y ya cuando me tocó, ya le pregunté ahà a un sargento que está ahÃ. “Noâ€, dijo, “pa mañana, pa mañana serÃa tu númeroâ€. SÃ, efectivamente, otro dÃa ya me hablaron. Yo no conocÃa nada de Estados Unidos, ni sabÃa qué serÃa Estados Unidos, ni sabÃa nada. Yo iba nomás, yo iba solo, no llevaba ningún compañero de aquà como a veces, yo iba solo.
LM: Cuénteme, ¿en qué se fue de aquà a Chihuahua?
IA: Me fui en un tren carguero de, de… Yo estaba trabajando en Cevallos, Cevallos, Durango. Ahà habÃa mucho algodón ese año.
LM: ¿Allá cerca de La Laguna?
IA: Cerca a La Laguna, ahà hay un Cevallos. HabÃa mucho algodón y ahà me puse a trabajar. Y en aquel tiempo $15 pesos era mucho dinero, era mucho dinero. Y yo traiba $15 pesos. Bueno, pos ahà me fui, iba unos en un tren carguero ahà y luego me abrieron la puerta y Ãbanos cuidando la puerta que no se fuera a cerrar y ya nos fuimos a Chihuahua. En Chihuahua llegué y como no conocÃa nada…
LM: ¿Comentó usted con alguien de su familia que se iba a ir de bracero?
IA: SÃ, sÃ.
LM: ¿A quién le comentó?
IA: Bueno pues entonces en ese tiempo yo estaba recién casado, éramos nada más yo y mi esposa y un hijo que ahorita que es el mayor de aquà de la familia.
LM: ¿En ese año se casó?
IA: Ese año y mi esposa se quedó aquà por la necesidad que tenÃamos. Ella me insistÃa mucho que no me juera. Pero con la necesidad que tenÃamos, no, a mà no me interesaba nada, tenÃamos un niño nomás, en ese año.
LM: Y, ¿qué se oÃa de los braceros? ¿Por qué se animó o qué?
IA: En 1941 fue el año que fueron los primeros braceros de aquà de, de la República Mexicana. Pero ese año recuerdo que habÃa guerra con Estados Unidos, por allá quién sabe dónde, ¿verdad?
LM: La Segunda Guerra Mundial.
IA: Entonces muchos no querÃan ir, porque es que no, que no, que los llevaban a la guerra pero no era cierto.
LM: ¿TenÃan miedo?
IA: TenÃan miedo, sÃ. Y muchos no iban, no quisieron ir por eso. Pero ya después empezó ya a saberse, a saberse y empezó a ir la gente. Y los primeros braceros cuando llegábamos, pos estaban muy bien allá, pos ya cuando llegábanos, sÃ. Ya era otro movimiento.
LM: ¿Aquà le tocó ver algún paisano, que hubiera regresado?
IA: Yo, nomás a una persona vide, en 1941 me parece o [19]45 me parece, por ahÃ. Fue la primer persona, una persona que vide yo que vino de Estados Unidos con mucho dinero.
LM: ¿VenÃa con mucho dinero?
IA: SÃ, traiba mucho dinero, porque entonces en aquel tiempo me parece que el dólar valÃa $4 pesos o $3 pesos, por ahà va la cosa, ¿verdad? Y entonces pues ya toda la gente al ver aquella persona, pos toda la gente se emocionó y dice: “Pos no, yo me voy de braceroâ€. Aunque no estaba muy fácil, ¿eh? Era un chorro de documentos que le pedÃan.
LM: ¿Qué le pedÃan?
IA: Entonces algunos requisitos no los llenaba, ¿verdad? Y ahà taba la cosa.
LM: ¿Se acuerda usted qué fue lo que le pidieron ya cuando llegó a Chihuahua?
IA: SÃ, sà me acuerdo bien, cómo no. Ahà se necesitaba el acta de nacimiento, no habÃa todavÃa tarjeta electoral, no habÃa todavÃa. Pero el acta de nacimiento, la cartilla militar y algún recibo de ahà del rancho donde vivÃa, del pueblito donde vivÃa, eso era todo lo que le pedÃan.
LM: ¿Llevaba usted eso?
IA: SÃ, yo todo llevaba, yo todo llevaba porque yo ya sabÃa lo que pedÃan, ¿verdad? Entonces yo ya sabÃa todo eso.
LM: Claro, ¿cómo era ese centro de contratación ahà en Chihuahua?
IA: Era muy bonito. Bueno, en Chihuahua ahà taba la revisión médica, la revisión de… Bueno un chorro, de examen que le hacÃan ahà al mexicano.
LM: PlatÃquenos de esos exámenes.
IA: Era muy duro, fÃjese, era muy duro el examen. ¡Ande!, yo me acuerdo. Nombre, ¡qué barbaridad!
LM: ¿Cómo era?, ¿qué les decÃan?, ¿qué hacÃan o qué?
IA: Mire, luego luego llegando, luego cuando ya le daban a uno sus papeles ya onde uno ya sabÃa que iba a trabajar allá, unas hojas rosas que le ponÃan ahÃ, ya sabÃa que iba a trabajar ahÃ. Pero luego luego entrando, luego luego entrando, que uno iba de aquà ahà ya pa onde ellos estaban, estaban todos los médicos de todo, ahà estaban unas personas con un viaje de, con una bomba de desinfectar, todo, desde los pies hasta la cabeza.
LM: ¿Con ropa o sin ropa?
IA: Con ropa, sÃ.
LM: ¿Los rociaban?
IA: Los rociaban todo aquello.
LM: ¿Qué era, algún polvo?
IA: Era un polvo, como insecticida, una cosa asà era.
LM: Ni les avisaban.
IA: No, no nos avisaban nada.
LM: ¿Usted sabÃa?
IA: Yo no sabÃa nada de todo eso.
LM: ¿Qué pensó?
IA: No pos yo pensé, taba todo eso, dije: “¡Ah caray! Pos y ni modo, listo y ni modo. A lo mejor estas son las reglas que tienen pa que nosotros vayamos pa allá y ni modoâ€.
LM: Y de ahÃ, ¿qué más?
IA: De ahÃ, hubo otras cosas que no se las puedo decir, ¿verdad? Porque, pos no se las puedo decir.
LM: ¿Son muy feas?
IA: Pos sÃ, fÃjese que sÃ. Y ya al último ya cuando uno ya pasaba allá… Bueno, ahà ya cambiaba la situación porque allà en Ciudad Juárez habÃa una parte que se llamaba el RÃo Vista. No, ahà ya era una cosa ya, ¡qué barbaridad!
LM: ¿Le hicieron algunos otros exámenes médicos?
IA: No, allá no, ya allá, ya pasando allá no.
LM: Allá ya no.
IA: Eso era aquà en Chihuahua nada más, allá ya de ahà ya lo ponÃan, ya afuera un tren o ya le ponÃan autobuses y ya se lo llevaban ya hasta El Paso. En El Paso estaba ahà en Ciudad Juárez, en El Paso, una parte que se llamaba RÃo Vista. RÃo Vista era un campo grande, muy grande, muy inmenso con tela de alambre, ahà estaban llegando todos los braceros. Los que iban de aquà y los que venÃan de allá de Estados Unidos también, ahà llegaban. Ahà les daban el pasaje hasta Chihuahua y ya de ahà de Chihuahua pues ahà cada quien, ¿verdad? Y entonces, ya ahà ya era otra cosa ya porque por ejemplo ahà ya ahà habÃa camas, habÃa regaderas, habÃa comida, se la daban, todo era gratis. Ya se iba contratado el bracero, ¿verdad? Y camas y correo y bueno, habÃa todo ahÃ, muy bien estaba ahÃ.
LM: Estaba muy bien, ¿era grande?
IA: SÃ, era muy grande ahÃ.
LM: ¿Cuánta gente cree usted que habÃa ahÃ?
IA: Pues ahà habÃa miles sobre miles, fÃjese. Voy a suponer unos diez mil personas, ahà habÃa más o menos como unas diez mil personas. Ya a la hora de, de la noche de, habÃa muchas barracas pero no cabÃa la gente ahÃ. Entones iba uno por su camita de esas que se doblan y la ponÃa por ahà donde quiera, ahà se quedaba en la noche. Entonces ahà estaban llegando todos los americanos de por allá, voy a suponer de los estados de aquellos de allá, ¿verdad? Entonces: “Pos yo quiero tantos. Yo quiero veinte. Yo quiero diezâ€. Y asÃ.
LM: ¿Ahà escogÃan al trabajador?
IA: Y lo escogÃan al trabajador, ¿eh? No crea que, que nomás: “Venteâ€. Y no, todavÃa ahà iban a escoger al trabajador todavÃa. Le veÃan las manos, señor, a ver cómo las tenÃan, a ver si tenÃan callos, a ver como qué clase de manos tenÃa. Se las veÃan y se las volteaban. “Y, ¿en qué trabajabas tú allá?â€.
LM: Les hacÃan preguntas.
IA: Sà les hacÃan preguntas: “¿En qué trabajabas?â€. “Bueno pos yo era campesino allá, ¿verdad?â€. “¿Sabes piscar algodón?â€. “Pos no, no séâ€. “Y, ¿a qué vas entonces?â€. “Pos quiero trabajar, quiero ganar dineroâ€. “¿Qué allá en México no ganas?â€. “Pues gano, pero gano muy poquitoâ€. (risas)
LM: Claro.
IA: Pos sà claro, la verdad, ¿verdad? Sà y, y no pos ya de ahà era otra la situación.
LM: ¿Dónde firmó su contrato?
IA: Lo firmé ahà en Chihuahua.
LM: ¿Por cuánto tiempo le dieron el contrato?
IA: El primer año fueron dos meses, ahà en el estado de Arizona.
LM: ¿Lo mandaron a Arizona?
IA: A Arizona, ahÃ.
LM: ¿A qué parte de Arizona, se acuerda?
IA: Un pueblito que se llamaba Bowie, Arizona. Allà seguramente, ahà los rancheros arreglaron casitas de madera, bien arregladitas con sus camas, con sus cobijas, con su estufa, bueno todo asà estaba muy bien arregladito todo ahÃ. Y pa que ahà mismo hacÃa uno su comida y ahà comÃamos. Compraba uno comida y ahà mismo comÃa.
LM: Ahà vivÃan, ¿cómo le llamaban a esas casas?
IA: No pos ahà le… No tenÃan nombre, nomás les decÃan ahà campos de braceros nomás, campos de braceros nomás.
LM: ¿Qué ilusiones tenÃa usted cuando se fue a Estados Unidos? ¿Qué sueños?
IA: Mis sueños, yo vivÃa en un ranchito le acabo de decir, mis sueños. Cuando yo me fui a Estados Unidos, habÃa una persona ahà que yo trabajaba con él. Y yo en un carrito de esos de cuatro ruedas con dos mulas, ahà trabajaba con él en un establo y cargaba el abono que estaba ahÃ, e iba y lo tiraba a sus labores de él. Y yo me bromeaba con él y yo le decÃa a él: “Yo quisiera irme a Estados Unidos nomás pa comprar un carritoâ€. Y yo iba en el carro cargado con abono y sentado en una tablita manejando las riendas y yo me hacÃa las ilusiones, yo no tenÃa nada. Me hacÃa las ilusiones: “Si este carrito fuera mÃoâ€. Me fui a Estados Unidos, cuando vine, a él mismo le compré todo eso. En un carrito ya andaba yo muy a gusto con mi carrito y trabajando y todo, haciendo adobes, acarreando piedra pa hacer otra casita más amplia ahà y todo muy bien ahÃ. Acarreaba agua en unos tambos y ahà la ponÃa, pa de ahà le daba a los caballos y de ahà agarraba también. Y sÃ, gracias a Dios que sÃ.
LM: Qué bueno.
IA: Mi esposa fue una persona muy cuidadosa y muy trabajadora. Cuando yo vine, ya habÃa… Ya tenÃa una vaca, una vaca parida que compró, fÃjese nomás. ¡Cambió!, cambió la situación, de allà cambió. Yo también ya después me piqué a ir a Estados Unidos, no pos ya estábamos bien. Pero como le digo, iban y venÃan, iban y venÃan, ¿verdad? Porque los contratos eran chicos, nada más que tenÃa uno que renovarlos, ¿verdad? Cuando habÃa trabajo que el patrón, voy a suponer, que el patrón le decÃa: “¿Te quieres quedar?, tengo trabajoâ€. “Sà cómo noâ€.
LM: Las famosas extensiones de los contratos.
IA: De los contratos. “Traeme tu contrato pa llevarlo a La Asociación para arreglártelo ahà por tanto tiempo másâ€. Y ahà lo arreglaban.
LM: ¿Por cuánto tiempo les daban las extensiones?
IA: Bueno, eso era según el trabajo que tuviera el americano, si tenÃa bastante trabajo podrÃa ser por dos meses. Porque en ese tiempo los contratos no eran muy grandes, no eran muy grandes los contratos.
LM: ¿Eran pequeños?
IA: Eran chicos. Los primeros cuarenta y cinco dÃas a Estados Unidos era desahijar betabel, eran cuarenta y cinco dÃas. La mayor parte de todos los mexicanos que iban a trabajar, cuarenta y cinco. Pero de ahÃ, ¿verdad?, a veces el mismo patrón: “Mira, pos quiero que me ayudes aquà dos meses más, un mes más, dame tu contrato, este ya se cumplió pero dame tu contrato, yo lo llevo a La Asociación y luego te lo traigo otra vez, pero ya arregladoâ€. SÃ, ya arreglado.
LM: Y ustedes, ¿qué decÃan?
IA: SÃ, pues cómo no.
LM: Claro, lo que querÃan era trabajar.
IA: Era trabajar.
LM: Cuénteme ahà en Arizona la primera vez que fue, llegó a trabajar en el algodón, ¿verdad?
IA: En el algodón.
LM: ¿Cómo es el trabajo del algodón?
IA: Es muy duro, es muy duro porque es un costal grande, vamos a suponer como, como de dos metros el costal y lo tiene que traer uno aquÃ. Tiene una cosa aquà para amarrárselo uno de aquÃ.
LM: Se lo amarra de la cintura.
IA: De la cintura y luego aquà como que tiene una boca y luego va, zas, zas, zas, hasta que se llena. Entonces ya se llena el costal, ya lo carga y luego allá está la pesa, donde está una persona ahÃ: “Tanto, tanto, tantoâ€.
LM: Ahà le checaban los pesos.
IA: SÃ, ahà le… Cuánto, cuánto, llevaba de cuánto… Pos la libra, las cien libras de algodón nos las pagaban a $2.05.
LM: A $2.05.
IA: ¡Uy muy barato! Sà pos aquel tiempo, como en 1953, sÃ.
LM: ¿A qué horas empezaban a trabajar?
IA: No, temprano, temprano. SÃ, era muy temprano. Yo voy a suponer desde las siete de la mañana hasta ya la oscuridad, hasta que ya no se veÃa la…
LM: De sol a sol.
IA: De sol a sol.
LM: ¿Cuántos braceros trabajaban en ese campo?
IA: Trabajábanos pocos, es que era una compañÃa ahà que estaba aproximadamente como doscientos. Como doscientos mexicanos habÃamos ahÃ, aproximadamente.
LM: ¿Sembraban algo más que algodón?
IA: No, yo vide puro algodón, pero sà mucho, mucho. ¡Uh qué barbaridad! No se alcanzaba a ver tanto que habÃa. Nada más eso fue lo que alcancé a ver.
LM: ¿Eran largos los surcos?
IA: SÃ, eran bastante. Porque los sacaba uno a la mitad nada más. Y ahà ponÃan unas banderas, unas banderas altas asà arriba, banderas. Y eso querÃa decir que era nomás hasta ahÃ, sacar una parte, y luego ya empezar la otra.
LM: Y, ¿el clima cómo era ah�
IA: Pues hacÃa, en ese tiempo que yo fui hacÃa mucho frÃo.
LM: Mucho frÃo, ya empezaba a hacer frÃo.
IA: SÃ, pues yo, de aquà me fui en octubre, el dÃa 9. Me acuerdo muy bien que el dÃa 9 de octubre fue cuando, el primer dÃa que pasé yo para allá. Chihuahua, del [19]53, dÃa 9 de octubre y ya estaba haciendo mucho frÃo.
LM: ¿Cómo era el ambiente entre los mismos braceros, entre los mismos mexicanos?
IA: Pos fÃjese que, no, a veces no era muy bueno, fÃjese. Yo le voy a decir por esto, de que hay unas personas muy tomadoras, muy jugadoras, ¿verdad? Entonces alguno que no le conviene todo eso, pos está ahà navegando ahà sufriendo ahà todo. SÃ, el relajo ahà en la noche, más los sábados y los domingos, unos salÃan de pleito ahà y otros no y bueno.
LM: ¿Qué hacÃan? Cuénteme, ¿qué hacÃan lo sábados y los domingos?
IA: Pues muchos tomaban, tomaban vino.
LM: ¿Ahà en las casas?
IA: SÃ, no, o se iban ahà a los pueblitos que estaban cercas, ahà vendÃan. VendÃan y se iban, allà habÃa cantina y todo. Ahà tomaban y llegaban bien tomados y bien borrachos ahà a la casa y otro dÃa en la mañana ya se iban. Y ahà mismo habÃa partes que se hacÃa la jugada a los dados, ahà jugaban todos.
LM: Jugaban dados.
IA: SÃ, jugaban dados también. Entonces pues claro, digo, algunas personas venÃan, cuando llegaban aquà se presentaban en quiebra. “No, pos que me fue malâ€. Y por eso.
LM: A usted, ¿qué le decÃan? ¿Lo invitaban a tomar?
IA: SÃ, me invitaban mucho, llegué al grado de que, tuve que salir de pleito con ciertas personas allá porque Ãbamos, nos Ãbanos juntos de ahÃ, ¿verdad? Y ya claro pues luego luego a la cantina, ¿verdad? Entonces luego luego, ¡zaz! Y yo me acuerdo que, yo iba pensando, luego luego. Pos es que a mà nunca me ha gustado tomar, nunca. Y yo odio la cruda, no. Pos los primeros dÃas, sà por complacer y usted sabe, ¿verdad? Porque sÃ, pos cómo no. Pero ya después ya no, entonces algunos: “No, que tú y que pa acá y que eres esto y que eres esto otro y que pa acá y que fue y que vinoâ€. Pos lo que me dijeran. Pero es que yo pensaba, yo mis pensamientos eran otros, mis pensamientos era, trabajar allá, mandar dinero aquà a mi esposa. Porque ella es una persona muy cuidadosa, una persona muy trabajadora. Entonces pues yo decÃa: “Esta es la oportunidad que tengo aquÃ, si no la logro va a estar otra vez másâ€. Hay que jalar.
LM: Y, ¿llegó a los golpes?
IA: No, no asà nomás.
LM: Nomás asà verbal.
IA: Pero yo soy una persona que me dicen alguna cosa y cuando la cosa es mal, que me ofenden, yo no serÃa capaz de ponerme por, porque no, no conduce a nada, está peor la cosa, sà yo…
LM: ¿Ni ganados son buenos?
IA: No, no pos no, claro. Entonces este, pos yo mejor dejaba pasar las cosas, me retiraba y ganaba a otros lados y ya.
LM: ¿Qué hacÃa usted en esos dÃas?
IA: Pos bueno, más bien los sábados y los domingos mejor me iba yo, me separaba de ellos y como que primeros dÃas me quisieron ellos señalar, ¿verdad? Pero ya después otros cuatro, cinco compañeros mÃos también que ya igual que yo, ya habÃa más fuerza, ¿verdad? No, ya después no: “Ustedes se van para allá, nosotros ganamos pa acá, para otro ladoâ€. A ver los aparadores, a andarnos mirando ahà todo aquello y todo eso.
LM: ¿Cómo era el pueblito?
IA: Estaba grande y estaba bonito.
LM: Le gustaba. ¿Qué es lo que le llamaba la atención del pueblo?
IA: Pos ahà el pueblito, habÃa puro inglés, no hablaban…
LM: No hablaban español.
IA: Español no hablaban nada. Entonces nos gustaba meternos a una rolilla que estaba ahÃ, pero ahà no vendÃan nada de todo eso. Una pura rolilla que estaba ahà y tenÃan una pura canción mexicana nomás.
LM: ¿Cuál era, se acuerda?
IA: SÃ, me acuerdo bien. No me acuerdo cómo se llama ahorita, pero me acuerdo bien, pero no me acuerdo cómo se llama. Y por eso Ãbamos y nos metÃamos ahÃ, nomás por eso.
LM: ¿Qué pedÃan o qué?
IA: Un refresco, un refresco de coca, un refresco de sabor y todo eso era lo que tomábamos ahÃ, nada más eso.
LM: ¿Cómo era el trato que recibÃan ustedes del americano en los pueblos?
IA: Mire, yo durante… Yo fui una, dos, tres, cuatro, cinco veces fui yo a Estados Unidos contratado, en diferentes partes, ¿verdad?, en diferentes partes. Pero yo, onde yo me tocó con los patrones fueron muy buenas personas para mÃ. El último año que fui yo, estuve en el estado de Arkansas, hasta el matrimonio que estaba ahà con que trabajábanos me regaló una foto donde están los dos ahÃ. Y ya cuando ya terminamos el contrato que ya le acabamos de trabajar ahÃ, nos hizo como una fiestecita, ¿verdad?, ahà en su casa. SÃ, ahà en su casa.
LM: Les hizo una despedida.
IA: SÃ, como una despedida. Y la esposa no sabÃa nada de español, ni él tampoco, pero ellos hacÃan la lucha hablar, ¿verdad? La señora, andábamos piscando nosotros algodón y se iba junto con nosotros ahà pa platicar, yo creo ella querÃa aprender.
LM: QuerÃa aprender español.
IA: Español y se iba ahÃ. En la noche llegábamos y estábanos cenando cuando llegaba el americano y tábamos cenando y luego: “Buenas nochesâ€. Le decÃamos nosotros. “Buenas nochesâ€. Y él decÃa que: “Buenos lonchesâ€. Y le decÃamos: “No, lonches no, noches, nochesâ€. Y luego nos hacÃa la lengua, que la lengua no le ayudaba, y era todo lo que sabÃa. Pero yo las partes que estuve ahà con los americanos no tengo nada qué decir, todos nos trataron bien.
LM: ¿Este matrimonio era un matrimonio joven?
IA: SÃ, era un matrimonio joven, era un matrimonio joven.
LM: ¿Ustedes llegaron a convivir con ellos?
IA: SÃ, cómo no, sÃ.
LM: A conocerlos bien.
IA: SÃ, los conocÃamos bien, nomás que pos no nos entendÃamos, no nos entendÃamos porque ya en aquella parte de allá que es donde está lejos, entonces pues este, pues era muy difÃcil que digamos, por allá algún, los que están allá para que nos interpretaran.
LM: Un intérprete o algo.
IA: Un intérprete, era muy difÃcil que hubiera en aquel tiempo personas que, casi no habÃa.
LM: ¿En los pueblos los trataban bien?
IA: SÃ, muy bien nos trataron. Yo no sé ahorita, parece que hay mucha discriminación ahorita. Pues ya cambió la situación, digo yo que ya cambió, pero en aquel que nosotros fuimos, no. Trabajábamos, nos pagaban, ellos mismos decÃan ahÃ: “El que quiera mandar dinero a su casa, vamos pa que lo pongaâ€. ¿Verdad? Ya ponÃa. “Yo quiero poner dineroâ€.
LM: ¿Le daban el dinero al patrón?
IA: No, no.
LM: ¿A quién le daban el dinero?
IA: Él nos llevaba al banco.
LM: ¿Cómo era?
IA: En aquellos tiempos, en aquellos tiempos se usaba mucho mandar cheques de banco de allá de Estados Unidos, ¿verdad? Entonces él mismo nos llevaba, comprábamos el cheque, lo llenábamos ahà mismo y luego ya pagábamos ahà y lo echa uno, se usaban mucho las cartas certificadas. Le echaba uno, certificaba la carta y venÃa a dar aquÃ.
LM: ¿Alguna vez le tocó que no llegara?
IA: No, nunca, nunca no, todo el tiempo, yo… Bueno pos no habÃa teléfonos, en aquel tiempo, puras cartas.
LM: Puras cartas, ¿se escribÃan?
IA: SÃ, escribÃan: “Ya recibÃ, ya, ya recibà el dineroâ€.
LM: ¿Qué se platicaban en esas cartas? ¿Qué le escribÃa usted a su señora?
IA: Pues yo, ella me escribÃa que cuánto tiempo iba a durar más allá. Entonces ella decÃa: “Pues noâ€. Entonces ella me decÃa: “Pues mira, ¿qué te parece si hay oportunidad de renovar otro contrato?â€. “Pos noâ€, dice, “tú sabes, pero pos noâ€, dice, “significa que tanto tiempo que tenemos ya aquà yaâ€. Porque a veces me echaba hasta dos contratos pegados, podÃan ser tres meses y otros tres, podÃan ser seis meses, ¿verdad? Entonces ella como que estaba muy conforme. (risas)
LM: No estaba muy conforme, pos estaba recién casada.
IA: No, no estaba muy conforme pero luego yo le hacÃa ver las cosas que, pos que era del modo de estarnos viviendo un poquito mejor, ¿verdad? Pos sÃ, porque pos allá yo le estaba mandando dinero a ella y ella pos estaba viviendo a gusto también, nada más la ausencia, ¿verdad?, que no…
LM: ¿TenÃan mayordomo ahà en los ranchos?
IA: No.
LM: ¿Algún intérprete que le haya tocado?
IA: Bueno cuando ya… HabÃa uno que le decÃan el fieldman, ese andaba por todas las…AhÃ, por todos los trabajos andaba él en un carrito, el fieldman. Ya sabÃamos que tiempo era, si nosotros querÃamos decirle algo al americano, o a la compañÃa o a… Entonces ya le decÃamos a él: “De este modo y de este otro y queremos esto y queremos esto otroâ€. Entonces ya él iba y ya le decÃa: “Que quieren esto y queren esto otro, de este modo y este otroâ€. Pero no, pos nunca tuvimos problemas nada.
LM: Nunca, muy bien. Cuénteme qué comÃan.
IA: Pos comÃamos los mismo que aquÃ, nomás que allá, pues este, no sé qué pasarÃa en aquel tiempo, fÃjese. Pues Ãbamos de aquÃ, como yo por ejemplo, iba yo del rancho y allá la mayor parte de todos los braceros que iban, mire unas cajototas grandototas asÃ, copeteadas de puro mandado, comida de sobra. Ahà pa empezar huevo, carne, leche, mermeladas y panes y todo eso le echaba uno ahà al mandado. ¡Pero asà la cajota! Mira, harina, porque nosotros mismo ahÃ, si éramos cuatro, nos repartÃamos el trabajo ahÃ, uno lavaba trastes, otro amasaba la harina, otro la cocÃa y asà cada quien se… Ahà nos repartÃamos todo.
LM: ¿Cuántos se juntaban para…?
IA: Cuatro o cinco. Dos, el último año que fui yo, que estuve en el estado de Wyoming, éramos nada más yo y un primo mÃo. De todos los demás nosotros nos cortamos, ¿verdad? Y dijimos: “Nosotros nos cortamos, nosotros no nos vamos junto con ellosâ€. A trabajar también, desahijando el betabel.
LM: ¿Cómo es el desahije del betabel?
IA: ¡Ande hombre, qué barbaridad! Mire, el betabel era chiquito asÃ, habÃa que desahijarlo cuando estaba chiquito, más o menos a esta distancia, más o menos.
LM: Unos cuarenta centÃmetros.
IA: Unos azadoncitos asÃ, mire chiquitos, de manguito chiquitos, hijole nombre, nomás viera qué duro.
LM: ¿Todo el dÃa agachado?
IA: Todo el dÃa, hasta que oscurecÃa, agachado.
LM: Igual de sol a sol.
IA: De sol a sol, de sol a sol. Porque ahà onde nosotros estábamos ahà estaba la labor cerquitas y ahà nos Ãbamos hasta que oscurecÃa.
LM: Y, ¿les dolÃa la cintura?
IA: Ande, qué barbaridad.
LM: ¿Cómo fueron esos primeros dÃas?
IA: No, los primero dÃas, ¡ande! Yo los primeros dÃas, hÃjola, sà me ponÃa a pensar en la noche, ¡hijo de la fregada! Pero siempre yo mismo me daba valor. “No, tengo que triunfar, son los primeros dÃas y yo tengo que triunfar y Dios nos va a ayudar. Y yo tengo que echarle ganasâ€. Y total, no pos los primeros dÃas.
LM: ¿Qué se oÃa ahà en las noches?
IA: ¡Nombre, qué barbaridad! Unos no se podÃan levantar y, ¡ay carajo, qué babaridad!
LM: Se quejaban.
IA: Era duro eso fÃjese, pero esa era la primer etapa. Ya después, ya pa limpiar ya con azadón de ese grande, parados. SÃ, ya ese ya era otra cosa.
LM: Ya después ya estaba más…
IA: SÃ, más fácil, ya.
LM: ¿Ahà tenÃan…? ¿Quién los cuidaba?
IA: No, uno mismo, uno mismo. Mire, yo el último año que estuvimos allá, que fue en el estado de Wyoming, andaba una cuadrilla de seis y nosotros nos separamos dos y veÃamos al americano cuando llegaba en una camioneta se paraba, ¡ah caray ya viene ya! Entonces se iba por donde nosotros andábamos trabajando. Me acuerdo bien que se ponÃa las manos por detrás, y ahà va mirando el surco por donde Ãbanos nosotros trabajando y andaba la otra cuadrilla de los otros al otro lado y luego ya agarraba la… Porque nosotros hacÃamos un trabajo bueno de que la yerbita habÃa que sacarla fuerte con todo y raÃz. Y aquellos como era bola, pos nomás ve por arriba, ¿verdad? Entonces este, pues ya se venÃa él y luego agarraba un asà y iba y se los enseñaba aquellos, porque no sabÃa español. No que, nosotros andábamos haciendo buen trabajo ahÃ, que ellos nomás por arriba que todo esto.
LM: ¿Cuánta gente trabajaba ahà en el betabel?
IA: Andaba nomás una cuadrilla de seis y nosotros dos con ese americano nada más. Éramos seis y dos, ocho.
LM: ¿Él cómo se portaba?
IA: Se portaba muy bien, sà se portaba muy bien.
LM: ¿Cuánto tiempo estuvo trabajando ahà en el betabel?
IA: En el betabel, pues fueron, primeramente fueron cuarenta y cinco dÃas. Ese era un contrato que casi pos donde quiera eso eran cuarenta y cinco dÃas. Pero luego ya de ahÃ, ahà nosotros, por ejemplo, mi compañero mÃo que era mi primo, ese se ponÃa a platicar con él, pero pos no, casi no se le entendÃa nada. Y luego y le decÃa yo a él: “Oye, ¿qué pasó?â€. “Noâ€, dice, “pues una que otra palabra le entiendoâ€. “Noâ€, dice, “no, oye, ¿pero qué crees? Que dice que nos va a renovar a nosotrosâ€. “¿Cómo? Noâ€, le dije, “es que tu inglés también no sirveâ€. Pues entonces aquellos otros también sabÃan. Uno de ellos también, no pues: “Se van a quedar cuatro personasâ€. Pero no sabÃa ni qué. Bueno, ya cuando ya se cumplió el contrato que ya todos con nuestras maletitas, ya ahà sus cajas, sus petacas, sus velices y todos ahà en unos árboles cuando allá venÃa allá. “Ahà viene yaâ€. Y llegó el field man junto con él, él sabÃa muy bueno, muy buen español. “¿Quihúbole, quihúbole, qué dice?â€. Entonces ya me dijo: “Isidoroâ€. “Presenteâ€. “Urbanoâ€. Era mi compañero Urbano. “Presenteâ€. “Dice el americano que si se quieren quedar otro mes con élâ€. “SÃ, cómo no nos vamos a quedarâ€. Pues ya estaban aquellos, y: “Ustedes aquà está julano y zutanoâ€. Como que nos seleccionaban, oiga. Por su modo y por su trabajo. Yo me fijaba mucho en eso, su modo de respetar y todo eso, ¿verdad?, y de su trabajo también. Yo por ejemplo, yo a veces venimos: “Patrón, bueno dÃasâ€. No, pos nomás me veÃa, no me entendÃa nada.
LM: No le entendÃa nada.
IA: No, no me entendÃa nada. “Buenos dÃas, patrónâ€. No, nomás me veÃa, nomás.
LM: ¿No aprendió usted una que otra palabra por ah�
IA: No aprendà nada, nada, fÃjese. Y habÃa mucho modo porque ahà iban unos y le daban clases, algunos.
LM: Les daban clases de inglés, ¿cómo eran esas clases?
IA: Eran, era una de estas, ¿cómo se llama, oiga? De una religión, oiga, pero no me acuerdo qué religión era. Llevaban muchas sillas.
LM: ¿Protestantes, serÃan?
IA: Pos no sé de qué religión eran, no me acuerdo de qué religión eran. Llevaban muchas sillitas y luego llevaban muchos cuadernos y luego ahà nos estaban explicando ahÃ, iban los que querÃan, ¿verdad?
LM: Lo básico.
IA: SÃ, el que querÃa y ya nos preguntaban todo eso, no pos sÃ. Pero no, yo no aprendà nada.
LM: ¿Cuántas veces se contrató, don?
IA: Mire, el primero año fue en Arizona, el segundo año en Nuevo México, el tercer año en Colorado y el cuarto en el estado de Wyoming. Cuatro veces.
LM: ¿El segundo fue en Nuevo México?
IA: Nuevo México aquà cerquitas, ahà en Unión, Nuevo México. Ahà estaba cerquitas ahà luego luego.
LM: ¿En qué trabajó ah�
IA: En el algodón también.
LM: ¿Era un rancho grande ahà también?
IA: No, sà era un pueblito grande, era un pueblito grande, nomás que era unas personas que tenÃan ahà un pedazo de algodón y nos contrataron a dos personas nada más. Éramos nada más dos personas.
LM: ¿De cuánto tiempo fue su contrato ah�
IA: Fueron de sesenta dÃas.
LM: Y, ¿sà era tiempo suficiente o era poco tiempo?
IA: ¿Como para qué?
LM: Para juntar dinero, para ahorrar un poco.
IA: Bueno, pos es lo que le digo, el que llevaba intenciones de ahorrar y asÃ, pos ese sà traiba buen dinero. Pero como le digo, hay muchos que les gustaba mucho el vino, les gustaba mucho andar pa todos lados ahÃ. Pos ese no completaba pa nada, ¿verdad?
LM: ¿En alguna ocasión, don Isidoro, le tocó estar en algún campo que fuera alguna autoridad mexicana, algún cónsul a visitarlos, a ver cómo estaban?
IA: SÃ, en el estado de Colorado. Ahà fue un cónsul.
LM: Ahà fue el cónsul.
IA: El cónsul a visitarnos ahÃ.
LM: ¿Se acuerda cómo fue esa visita?
IA: SÃ, sà me acuerdo.
LM: PlatÃqueme.
IA: Me acuerdo que él llegó y luego ya nos juntó a muchos ahÃ, en una barraca que estaba ahà y ya dijo: “Soy el Cónsul de Méxicoâ€. Y sacó su identificación, dijo: “He venido a saludarlos a ver cómo están y a ver si no tienen… Cuántas quejas tienen aquÃ. ¿Cómo los han tratado sus patrones?, ¿cómo han estado?, ¿cómo han vivido?â€. “No pos hasta ahorita bien todoâ€. “¿Todos están bien?â€. “SÃ, todos están bienâ€. Dijo: “Y aquà también hay una cosa, aquà tengo una orden de que si algunos de los que están trabajando aquà en Estados Unidos me llega un reporte de allá de México de que no le mandan dinero a sus familias, inmediatamente va pa fueraâ€. SÃ, asà nos lo decÃan.
LM: ¿Asà se los decÃan?
IA: SÃ, asà nos lo decÃan. Dice: “Todo el trabajador que está aquà trabajando que viene de México y tiene allá a su familia, tiene obligación de estarle mandando dólares a su familiaâ€. “No, pos está bienâ€.
LM: Y, ¿ustedes creÃan eso?
IA: SÃ, sà creÃamos eso, es que más antes la gente era más buena que ahorita. Ahorita hay gente muy mala ya, ¡nombre!
LM: Aunque era obvio que a lo mejor los que jugaban y se emborrachaban pues no mandaban nada.
IA: Pues no mandaban nada, claro que no. Pos, ¿cómo iban a mandar? Si a veces lo jalaban todo, sÃ, asà es.
LM: Ahà en Colorado, ¿en qué trabajó, don Isidoro?
IA: Mire, ahà estaba muy bien. Nomás viera qué bonito, habÃa mucha agricultura oiga, mucha, bonita. Ahà estuve trabajando con una compañÃa.
LM: ¿Cómo se llamaba la compañÃa?
IA: Sally Sugar.
LM: ¿De qué?, ¿a qué se dedicaban ah�
IA: ¡Ande! Ahà mire, ahà habÃa mucho trabajo, habÃa pisca de pepino, habÃa de tomate, habÃa de cebolla, papa. HabÃa por horas también onde iban los camiones. Todos los maizales grandototes ahÃ. Pero grandes los maizales que tienen allá. No, ni pa qué. Y luego los van moliendo, ¿verdad? Y luego va el camión acá donde va cayendo. Entonces todo ese, los ahà los que están pa arriba, andava uno adentro con un tubo pa que no se hiciera bola ahà nomás, paseándola asà alrededor, alrededor. Y tiene ventanitas con… HabÃa, tenÃan una cosa como lodo, quién sabe qué era. La ventanita allá una cucharita y luego le tapaba bien sellado, le ponÃa una tapadiza, pero tenÃa como una escalera de arriba y luego protegido también de aquà pa que no se fuera a caer, ¿verdad? Entonces ahà vas, ya hasta el último ya que ya se llenaba, entonces ya se tapaba bien, se sellaba, ya se bajaba uno. Y luego vamos con el otro, ahà habÃa también. No, ahà habÃa mucho trabajo y habÃa mucho dinero también pa nosotros los mexicanos.
LM: ¿Qué más habÃa?
IA: Pos habÃa todo eso, habÃa pepino, habÃa tomate, habÃa papas, papas unos pedazos que no los alcanzaba uno a ver ahÃ, oiga. Llegábamos nosotros ahà y luego ya el americano, pos tampoco no sabÃa nada de español tampoco, ya nos dijo que, que iba pa enseñarnos todo lo que tenÃa, no, tenÃa mucho.
LM: Un rancho grandÃsimo.
IA: Muy grande, muy grande y luego, y andaba allá todo aquello y luego ya, cuando ya fuimos ahà nos llevó una pala, ¿verdad?, pa que sacáramos papas, pa que nos hizo la seña y nos llevó, pa que si querÃamos sacar. (risas)
LM: ¿Les daba de ahà provisión?
IA: SÃ, de ahà podÃamos comer nosotros, fÃjese. Elotes, también habÃa unos grandototes asà y ya nos dijo, nomás que estaban un poco malos, oiga. (risas) No nos gustaron los elotes.
LM: ¿No eran como los de acá?
IA: No, no.
LM: ¿De qué elote era? De ese elote amarillo.
IA: Amarillo sÃ, no nos gustó el elote. No, pos el elote, los primeros dÃas, pos sÃ, no sirve eso.
LM: Y, ¿ahà en qué trabajó, en todo eso?
IA: En todo eso.
LM: ¿Cómo es el trabajo del pepino?
IA: El pepino tiene uno que piscarlo y luego ahà se van pagando, le dan una… Por ejemplo, al trabajador le dan como una tarjetita. Ahà tiene todos los precios, primera, segunda, tercera y cuarta. La cuarta es el grandote ese, de ese ya no sirve para nada. Pues allá ya no sirve para nada. Allá el de preferencia, era el chiquito, asà mire. Ese sà lo pagan bien, entonces Ãbamos piscando en unos botes pepinos. Y el pepino todo el tiempo tiene que estar la tierra húmeda. Piscando llenaba uno, llenaba, le daban muchos costalitos. Un costalito lo llenaba y luego le daban una etiqueta y la ponÃa uno y ya.
LM: Era pepino de ese chiquito, no del…
IA: No, no del grandote de este que hay aquà no. Era puro chiquito asÃ, lo más grandecito es asÃ, el ese grandote ya no lo levantaban.
LM: ¿Le gustaba a usted ese pepino?
IA: Sà me gustaba, yo usaba una navaja y luego sal y limón en una bolsita aquÃ. A veces ponÃa mi bote, lo embrocaba, lo peloneaba y ahÃ, (risas) fÃjese.
LM: El tomate, ¿cómo es el trabajo del tomate?
IA: Bueno, el tomate, fÃjese que allá el tomate tiene que piscarse verde, verde y se pisca allá en puras cajitas asà chiquitas, asÃ. Ya no me acuerdo a cómo pagaban la caja de tomate, por caja.
LM: ¿Era pesado ese trabajo?
IA: SÃ, era pesado, sÃ. Y luego de ahÃ, hacÃa uno las pilas de cajitas y venÃa y ya el troque levantado.
LM: ¿Ese a cómo se las pagaban?
IA: Pos no me acuerdo a cómo. Me parece que creo que a $0.03 centavos la cajita, en aquel tiempo.
LM: ¿Todo era por caja y por cantidad?
IA: Por caja sÃ, por cantidad, sÃ. Pos el desahije de betabel era por acre también.
LM: Por acre. ¿A cómo le pagaban el acre?
IA: A $13.50, a $13.50 el acre.
LM: Y, ¿la cebolla?
IA: La cebolla también nos la pagaban por arpilla.
LM: Por arpilla.
IA: Creo que a $0.06 centavos la arpilla, pero eran arpillitas chiquitas, no eran grandes.
LM: ¿Cómo es la pisca de cebolla?
IA: Pos mire, la cebolla es igual que la papa, como tiene varas pa arriba, la papa también como tiene… está grande asÃ. Y luego entra una máquina tumbando todo lo de arriba, nada más lo de arriba, nada más. Al rato entra otra máquina que tiene como unos picos abajo y luego tiene una bandita, entonces la bandita va subiendo las papas y luego acá están. Van todas tiradas por el surco, ¡pero mucha cantidad!
LM: MuchÃsima, ¿a qué hora empezaban a trabajar ahÃ?
IA: Pos desde la mañana, como a las ocho, hasta las seis de la tarde.
LM: De ocho a seis. ¿De qué dÃas a que dÃas trabajaban?
IA: Lunes, martes, miércoles, jueves y viernes y sábados hasta medio dÃa nada más.
LM: De lunes a sábado hasta medio dÃa. Ahà en Colorado, ¿habÃa algún pueblo cerca?
IA: Pues la capital de Colorado, que es Denver. No, ¡está grande! Chulada.
LM: ¿Se iban a Denver?
IA: SÃ, ahà Ãbamos a Denver.
LM: Cuénteme de esos viajes a Denver.
IA: Pos fÃjese que era muy bonito ahà y pos bueno, nosotros no podÃamos retirarnos mucho, habÃa un gabachito que nos llevaba en una autobusito garrita que tenÃa. Nos llevaba, pero no podÃanos retirarnos mucho porque decÃamos nosotros que podÃamos perdernos, que podÃamos desbalagarnos y después no dábanos, ¿cuándo no dábanos ahà con todo? Entonces asà nomás cerquitas, ahà nomás todo eso, ahà nomás cerquitas.
LM: ¿Les daba pendiente siempre, extraviarse?
IA: SÃ, sà pos sà de extraviarnos y todo eso. Aunque el señor ese estaba muy pendiente. Él sabÃa poco español, muy poco.
LM: ¿Él trabajaba ahà en el rancho?
IA: Nos llevaba al trabajo, en el mismo autobusito nos llevaba al trabajo él, eso era todo lo que hacÃa ahÃ.
LM: ¿Cuántos se iban?
IA: En el autobusito me parece que Ãbamos catorce, me parece.
LM: Catorce, y, ¿de qué horas a qué horas llegaban y a qué horas regresaban?
IA: ¿A dónde?
LM: De Denver.
IA: No, pos nos Ãbamos desde la mañana, nos Ãbamos desde la mañana. Y yo recuerdo que una vez fuimos yo y otro muchacho y nos metimos a un restaurant y luego ya nos dieron ahà la carta pa… No, no pudimos, ahà le decÃamos a la muchacha, a la americana, pos ella movÃa la cabeza y decÃa que no sabÃamos nada. ¿Sabe qué hallamos ahà de comida en español? Chile con carne, sà estaba en español. Chile con carne, bueno, le decÃa yo a aquél: “Pues aunque sea estoâ€.
LM: Y, ¿eso pidieron?
IA: Y eso fue lo que nos llevó nada más. Y le pedÃamos otras cosas, no nos entendÃa nada.
LM: No entendÃa, puros americanos. Y, ¿cómo se portaban ahà en Denver los americanos?
IA: No, bien bien.
LM: ¿Eran amables?
IA: Sà eran amables, nunca llegaron ellos, por ejemplo, nunca a alguna que, que alguna parte que fuéramos nosotros y que no, no… Llegaban y se sentaban y nosotros también nos sentábamos.
LM: Y, ¿a qué horas se regresaban?
IA: Ya en la tarde, como a las seis de la tarde.
LM: Pos todo el dÃa.
IA: SÃ, pos anda todo el dÃa y nos andábanos ahà mirando los aparadores, comprando por ahà ropita la que nos gustaba.
LM: ¿Qué es lo que más compraban ustedes?
IA: Mire en aquel tiempo, los primeros braceros que fueron, su ilusión era una camisa beis [beige] y un pantalón beis. Un pantalón de mezclilla y una camisa de mezclilla pero tenÃa muchos botones blancos aquà mire. Entonces aquÃ, todo el que traiba esa ropa luego todos se quedaban mirándolo: “Viene de Estados Unidosâ€.
LM: Viene de Estados Unidos. Era una cosa muy notable, que llegaban, por ejemplo, personas de Estados Unidos, luego luego se quedaban mirando: “Viene de Estados Unidosâ€. SÃ, no sà venÃa por la ropa que traiba, su ropa que traiba, su buen calzado y todo, pos claro que, claro... Le empezaban a ver de arriba abajo, ¡ah caray! “No, viene de Estados Unidosâ€. Y ni modo de que no.
LM: O sea se asimilaba la gente que venÃa de Estados Unidos con buena ropa, con buen calzado, con dinero en la bolsa.
IA: Hasta su cutis, su cara, su piel como que era otra piel, señor.
LM: Se veÃa natural.
IA: SÃ, sà se veÃa otra clase de persona, ¿verdad?, su piel otra, su piel ya muy lisita y todo, no, no, ¡pos qué barbaridad!
LM: Todo mundo querÃa ir.
IA: SÃ, pos todo mundo querÃa ir, todo mundo querÃa ir, fÃjese.
LM: ¿Le tocó alguna vez ir al cine por allá?
IA: No, no me tocó ir ni una vez.
LM: ¿Iban a misa?
IA: SÃ, a misa sà Ãbamos. Bueno yo pertenezco a la religión católica, sà iba a misa yo ahÃ. Nos juntábanos ahà algunas seis personas, ¿verdad? Pos no podÃamos caminar nosotros porque no es como ahorita, que ahorita ya todos los mexicanos que andan allá todos tienen pa andar en todo. Allá no habÃa nada de todo eso, de que un mexicano trajera un carro, nadien traiba nada, no, no, ¿quién iba a traer un carro? Taba muy delicado todo eso, de que traÃan un carro. Como ahorita que está lleno y todos vienen y no, en aquel tiempo estaba muy delicado todo eso.
LM: En esos años no era asÃ.
IA: No, no era asÃ. Entonces pues nosotros tenÃamos que pagar pa que nos llevaran a misa y cuando se acababa la misa ya nos decÃa: “¿Se quieren quedar? A tales horas vengo por ustedes, o, ¿se quieren ir?â€. “No, pos nos vamos a quedar hasta las cinco o las cuatro de la tardeâ€. SÃ, ahà estaba, a las cinco de la tarde, ahà estaba.
LM: ¿Les pagaban en efectivo o les pagaban con cheque?
IA: En la compañÃa donde yo trabajé, en la Sally Sugar, nos pagaban con cheque. En el estado de Arizona ahà piscaba algodón, ahà la pesada que llevaba en mi saco ahà estaba el que estaba ahà tenÃa el dinero y la pesaba y estaba pagando ahà luego luego, con efectivo luego luego.
LM: ¿Qué preferÃa usted el cheque o el efectivo?
IA: No, pos el cheque, porque como que se sumaba el dinero efectivo y luego más peligro pa traerlo uno en la bolsa y todo eso y el cheque no. El cheque sÃ, yo varias veces, nos pagaban a la quincena en la Sally Sugar. Entonces asà como agarraba el cheque, dejaba para mà algún tanto y luego luego se lo mandaba…
LM: ¿Le rendÃa más cuando le pagaban que cuando traÃa el efectivo?
IA: SÃ, pos claro que sÃ, que cuando traÃa ahà todos los dólares. Porque como era el primer año que iba, cada ratito los andaba contando a ver cuántos eran, (risas) cada ratito a ver cuántos eran, ¿verdad? Pos fue el primer año que fui, nunca habÃa ido y yo veÃa los dólares y luego ni los conocÃa de cómo eran, ni nada.
LM: ¿No los conocÃa?
IA: Cuando yo llegué, taba duro porque tenÃa que andar preguntando: “¿A cómo es este, y a cómo es esto otro?â€. Unos es de a peso, otros de a cinco, otros de a veinte y asÃ.
LM: ¿Sà fue problema siempre?
IA: SÃ, sà jue, sÃ. Porque pos casi nadie conocÃamos los dólares, señor. No como ahorita ya, aquà ya está lleno de dólares también, ¡qué barbaridad!
LM: Pero en aquel entonces pues sà y luego las monedas.
IA: Las monedas.
LM: ¿Batallaban también con las monedas?
IA: También, habÃa pocas monedas, yo vi de pocas monedas allá.
LM: ¿En aquellos años qué monedas habÃa aquÃ, que trataran de comparar o algo?
IA: Pos habÃa la moneda esa, una moneda que habÃa de $5 pesos, una grandota que habÃa asà de $5 pesos. Los billetes de a peso unos, creo que eran color rosa de a peso, esos eran de los que habÃa también aquÃ.
LM: Y allá llegaron y puros de color verde.
IA: SÃ, puros verdes ahÃ, no, ¡qué barbaridad! Pero sà como que le daba a uno gusto cuando ya llegaba allá, sà le daba. No, en la noche: “Estoy en Estados Unidosâ€. Era una ilusión estar ahÃ. ¡Nombre qué barbaridad! No como ahorita que no, ahorita ya todo mundo está en Estados Unidos, ¿verdad? SÃ, en aquel tiempo no, no, ¡qué barbaridad!
LM: ¿En Wyoming en qué trabajó, don Isidoro?
IA: Ahà también, ahà trabajé también desahijando betabel.
LM: Desahijando betabel.
IA: SÃ, también desahijando betabel.
LM: Ahà también le pagaban en efectivo.
IA: No, ahà nos pagaban con cheque.
LM: Le pagaban con cheque.
IA: Nos pagaban con cheques ahÃ.
LM: ¿A cómo le pagaban ahà el betabel?
IA: Creo nos lo pagaban a $13.50, me acuerdo muy bien. A $13.50, $13.50 por acre.
LM: ¿Cuántos acres hacÃan en un dÃa?
IA: Pos podÃamos hacer unos dos, tres.
LM: Hasta tres.
IA: DependÃa del trabajador, ¿verdad? Si habÃa unos muy buenos pa trabajar no cabe duda que… Como pa la pisca de algodón, también habÃa unos que quinientas libras, fÃjese. Y habÃa otros que no.
LM: MuchÃsimo.
IA: Ahora el desahije de betabel, porque pa todos los trabajos se necesita un poquito de colmillo y de experiencia también, pa poder avanzar si no, no avanza.
LM: ¿Cuánto llegó usted a piscar de algodón?
IA: Trescientas cincuenta, cuatrocientas libras.
LM: Que eran bastantes.
IA: SÃ, pos ya más o menos taba bien.
LM: ¿Cuál fue el trabajo que le gustó más, don Isidoro?
IA: El trabajo que estuve allá, juntar papa.
LM: La papa, ¿por qué?
IA: Pues me gustó mucho porque, pos me gustó porque rendÃa. Yo saqué muy buen dinero ahà la papa, porque eran medios costalitos nomás. Nos pagaban a $0.06 centavos, pero habÃa cantidad de papa, ¡nombre! Caminaba uno poquito asÃ, y, ¡zas!, ya estaba, se los enganchaba y ahà lo ponÃa.
LM: ¿Está enterradita la papa?
IA: No, no, suelta ya. Es que habÃa una máquina asà y ya estaba toda suelta tirada asà nomás.
LM: Y la máquina volteaba la tierra.
IA: SÃ, la volteaba.
LM: Y sacaba la papa.
IA: Y sacaba la papa, pero alla como una maquinita, un engrane asà con… VenÃa y la iba tirando por todo el surco y me gustó mucho a mà eso.
LM: DescrÃbame un dÃa de trabajo normal, desde que se levantaba hasta que se acostaban en la papa.
IA: ¿Cómo, oiga?
LM: ¿Cómo empezaba el dÃa, a qué hora se levantaba?
IA: No, no, no pos el dÃa empezaba, por ejemplo, voy a empezar a las ocho de la mañana. HabÃa que empezar a las ocho de la mañana y hasta las seis de la tarde.
LM: ¿A qué hora se levantaban para desayunar?
IA: No, temprano, no, no, eso era temprano fÃjese. Es que ahà la gente tenÃa, toda la gente que estaba ahÃ, bracera, toda tenÃa que levantarse temprano. Unos echando tortillas, otros lavando trastes, otros haciendo comida, otros haciendo lonche pa llevar y todo eso, porque habÃa que llevar lonche.
LM: ¿Desde qué horas andaban en pie?
IA: Como desde las cinco de la mañana.
LM: Todo mundo.
IA: Todo mundo ahà sÃ, zas, zas, zas, todos ahÃ. Y habÃa unos que no, flojos ellos pero, pos ellos preferÃan mejor puras carnes frÃas y todo eso de comer, comÃan Bimbo y todo eso, ellos no se molestaban.
LM: Pan de caja y todo eso.
IA: Pero no trataban de andarse molestando pa hacer tortillas o todo eso. No ellos compraban.
LM: Y del baño, ¿cada cuándo se daban un baño?
IA: Pos casi todos los dÃas.
LM: ¿TenÃan regaderas?
IA: SÃ, eso sà habÃa ahÃ, fÃjese. En la parte más, que estuviera más… Ahà estaban las regaderas, era lo principal que les ponÃan uno ahÃ, las regaderas.
LM: ¿Agua caliente?
IA: Agua caliente y frÃa, su estufa ahà de gas y todo eso.
LM: Las estufitas eran de gas.
IA: La papa sÃ, pa que hiciera la papa y las regaderas ahÃ. Casi eso era donde quiera.
LM: ¿Las viviendas tenÃan calefacción?
IA: No, no tenÃan. Unas sà y otras no. Unas sà y otras no.
LM: ¿Pero no eran tan frÃas?
IA: Pos no eran tan frÃas pero habÃa partes que sà hacÃa mucho frÃo.
LM: ¿SufrÃan a veces el frÃo?
IA: SÃ, sÃ, habÃa partes que sà habÃa, que no habÃa calefacción y hacÃa mucho frÃo.
LM: ¿Qué hacÃan en los lugares asà muy frÃos?, ¿ustedes compraban su ropa?
IA: SÃ, pos la ropa, sÃ, pos allá hay ropa muy buena pal frÃo.
LM: ¿No les daba el patrón?
IA: No, ropa no nos daba nada. Bueno, voy a decir que el patrón no nos daba nada, que nos diera alguna ropa, no.
LM: Todo pagaban.
IA: Todo pagaban.
LM: Pero no les daba nada.
IA: No él no daba nada, todo pagaba. Si por ejemplo uno querÃa alguna cosa de que él tuviera ahÃ, se la vendÃa, no se la reglaba.
LM: ¿Como qué cosas les pudieran interesar?
IA: Bueno, yo una vez traté de comprarle una parrillita, una parrillita de… pues en aquel tiempo era de gas, yo creo, de petróleo, ya ni me acuerdo de qué era la parrillita. Pero yo la vi esa parrillita que la tenÃa ahà y yo pensaba que llegaba aquà y era muy buena. Y sà era muy buena la parrillita cuando yo la traje, taba asà más o menos. Y me acuerdo que me la vendió, barata pero me la vendió. SÃ, me acuerdo bien a cómo me la dio.
LM: ¿A cómo se la dio?
IA: Me la dio en $3 dólares.
LM: ¿Qué le dijo?
IA: No pos yo le decÃa que sÃ… Entonces la esposa de él: “Señorita, en Méxicoâ€. “SÃâ€. Y luego ya le hacÃa yo la seña que pa comer asÃ. Oh, decÃa que estaba bueno. Y luego ya agarraba yo la esta y luego: “¿Cuánto?â€. Y ya me hacÃa asÃ.
LM: Asà con los dedos.
IA: Que $3 dólares. (risas)
LM: Pues estaba barata, ¿no?
IA: SÃ, sà estaba. Entonces yo ya cuando estaba allá como la tercer vez que fui, no habÃa radios todavÃa.
LM: No habÃa radios.
IA: No habÃa y empezaron a salir unos radios que tenÃa que traer una pila asà grandota asÃ, taba muy grande la pila pa que… Ponérsela aquà y luego el cajonote asà grandote asà feo estaba. Entonces mi esposa de aquÃ: “Oyes, ¿no podrás traer un radiecito?â€. “Pos sÃâ€, dije, “pero pa ir cargando la pila está duroâ€. Bueno, ya estábamos viendo ella me insistÃa. “Bueno noâ€, le dije, pues a ver ahora que me vayaâ€. Y sÃ, se lo traje.
LM: Con todo y la pila.
IA: Oiga, vivÃamos nosotros en el rancho, cuando yo alla llegué era una admiración ahÃ. “No, pos que ya llegó Isidoro del norte. Que ya llegó y que fue y que vino y que trajo un radioâ€. “¿Pero cómo?â€. “SÃ, trajo un radio, [es]tán hablando en Durango y aquà se oyeâ€, y el otro. (risas) Bueno, mire aquella casa todo el tiempo estaba lleno de gente, mirando, oyendo eso.
LM: Admirados con el radio.
IA: Con el radio, era una admiración.
LM: Y, ¿habÃa una que otra estación?
IA: SÃ, pos muy mal todo, fÃjese, no crea que estaba bien. En veces las agarraba y no las agarraba y bueno, era un desastre. Pos no estaba bien pero, algunas sà las agarraba.
LM: Pero se divertÃan.
IA: Sà y yo me acuerdo que la casa ahà llena todo el tiempo, gente grande también.
LM: ¿En qué año fue eso?
IA: Eso fue como el año de 1954 más o menos. SÃ, era el año de 1954 más o menos y toda la gente azorada ahà porque… Que todo lo que estaban hablando ahà se estaba oyendo, todo. (risas) ¡FÃjese nomás! Por eso me pongo a pensar yo ahorita de todo lo que fue mi vida y, ¡caramba!, a veces me pongo a pensar, ¡hijo de la fregada! No, pos y al mismo tiempo digo no por ya tengo muchos años, bueno a veces platico yo con mis hijos: “Está consciente papá de que… “SÃâ€, dije, “ya vivà toda mi vida y…
LM: Ha visto muchos cambios tecnológicos.
IA: SÃ, muchos cambios.
LM: CientÃficos.
IA: SÃ, ¡no, qué barbaridad! Entonces aquà hay uno de mis hijos, el mayor dice: “Papá lo queremos muncho porque usted tiene muncha experiencia de sus años que ha vivido y usted ha sido un papá que nos puso un ejemplo muy bueno, no fumar, no tomar, las palabras ofenden pero no hieren, muchas veces lo que quiere decirâ€. Claro y a ustedes les gritan aquÃ, las palabras ofenden pero no hieren, entonces retÃrense, retÃrense y ahà paró todo.
LM: Claro, muy bien. ¿Qué fue de las cosas que más le gustaron de Estados Unidos, don Isidoro?
IA: Lo que más me gustó de Estados Unidos fue que pos ni modo, fÃjese, en Estados Unidos son más poderosos, en Estados Unidos, sus carreteras, bueno todo, su higiene, el higiene personal tiene mucho que ver eso también. Y bueno, todo es otra cosa lo que vamos de aquÃ.
LM: VeÃa usted un mundo muy diferente.
IA: SÃ, fÃjese que sÃ. SÃ, muy diferente, otra cosa allá.
LM: Y, ¿que no le haya gustado de Estados Unidos?
IA: Bueno, mire, le voy a decir aquà sinceramente. Lo que no me gustó de todos los años que yo fui a Estados Unidos fue la revisión que nos hacÃan.
LM: Cuénteme de esa revisión para que la gente sepa.
IA: Pero quiere que le diga porque, nos está oyendo gente, no va a oÃr la gente. ¿No va oÃr la gente o nos está oyendo la gente?
LM: Nos va a oÃr.
IA: Nos va a oÃr, bueno mire, ahà luego luego como le acabé de decir hace rato, está luego luego ahà unas personas con una bomba, una fumigada de pies a cabeza, ¡vámonos!, ¿verdad? Pasaba uno la revisión, lo empinaban. “Ãbretelo, camina pa allá y camina pa acáâ€. Y todo eso, empinado y luego se abrÃa uno.
LM: Desnudo.
IA: Pa que le vieran desnudo, pa que le vieran todo.
LM: Y, ¿qué buscaban?
IA: Pos quién sabe, el médico, lo que buscaban según supe yo, fue que no fuera llevar alguna infección aquella persona. Como ya saben que los mexicanos somos bien carajos, dijeron, una infección que fuera infeccionar allá a medio mundo. Al último ya taba un señor americano ahà con un guante puesto y luego se lo agarraban, ¡fÃjese! Eso fue lo que no me gustó.
LM: Se lo apretaban.
IA: SÃ, se lo apretaban.
LM: Eso fue lo que no le gustó.
IA: Eso fue lo que no me gustó, por eso.
LM: ¿HabÃa alguno de los compañeros que lo regresaran por esa revisión, que no pasara?
IA: SÃ, sÃ, sÃ, porque aquà simplemente aquÃ: “Pélatela bien, carbón, pélatela bienâ€. Y tenÃa uno que pelársela y ahà se la traen pa todos lados mirándola ahà con una lamparita aluzándole pa todos lados y todo eso.
LM: Y, ¿cómo se sentÃa usted?
IA: No, pos muy mal, a lo menos yo en mi persona me sentÃa muy mal. SÃ, digo: “Pos a qué voyâ€.
LM: Y, ¿cada vez que pasaban era lo mismo?
IA: Cada vez que pasábamos era lo mismo, era lo mismo. Y luego todavÃa ya cuando ya pasábamos ahÃ, su inyecciones pa sacarle sangre.
LM: ¿Le sacaban sangre? ¿Qué más les hacÃan?
IA: Nada más eso. Nada más eso.
LM: ¿Eran médicos mexicanos o americanos?
IA: De los dos, mexicanos y americanos. Y sÃ, pos sà digo, no cabe duda que sà aquà en México sà habÃamos gente muy sucia, muy cochina pero pos ni modo, ¿verdad? Hay de toda, ¿verdad? Esa es la cosa, que hay de todo.
LM: Muy bien, asà es don Isidoro. Don Isidoro ya para ir terminando la entrevista que está muy interesante, tiene usted una plática muy interesante, me gustarÃa que me platicara cuando se regresó el último año, ¿a qué se dedicó en México?
IA: Bueno, yo cuando ya regresé el último año de Estados Unidos, en Estados Unidos ya cuando llegábamos a ese campo que hay ahà en cerca del El Paso, de Ciudad Juárez. Que llegábamos ahà ya cuando venÃamos de allá, ahà luego luego ya se oÃan los rumores de que ya no iba a haber contrataciones.
LM: ¿En qué año?
IA: El año de 1967, el que estaba ahà de intérprete hablando por las bocinas y todo ahà sabÃa muy buen inglés y muy buen español. Pos claro, tenÃa que saber un buen inglés porque era el que estaba dirigiendo ahà todo ahÃ. “Fulano de tal de este modo, fulano de tal este otro. Y que va llegar fulano de tal con tantos hombres de la parte fulana, el que quiere va ir y el que no, no vaâ€. Ahà ya se oÃa que ya no iba a haber contrataciones. Entonces esa persona que estaba ahÃ, yo lo conocà cuando iba de aquà y cuando regresaba, yo lo conocà a él ahÃ. Y ya platicábamos ahÃ. “¿Qué onda?, ¿qué pasó? Pos, ¿qué hiciste?â€. “SÃ, pos aquà vengo otra vezâ€. “¿Qué pues y usted aquà todavÃa?â€. “SÃ, pos yo, ¿pa dónde?, aquà yaâ€. Muy mal hablado. “Y, ¿qué, cómo está tu casa?â€. “Pos bien, gracias a Diosâ€. “Oyes, ¿sabes qué?â€. “No, no séâ€. “Este es el último año que va a ver braceros, que va a haber contratoâ€. “¿Cómo?â€. “SÃ, ¿te agüitas?â€. “Pos sÃ, fÃjate que sà me agüito porque pos es, ¿ya no va a haber nunca?â€. “Probablemente no, ya no va a haberâ€. Entonces cuando él me decÃa eso, yo los poquitos centavitos que traiba, yo querÃa tener una casita bien arreglada, una casita bien arreglada. Yo querÃa tener otras dos vacas y ahà era todo. Eso era lo que yo pensaba, y lo logré, lo logré, ¿verdad? Cuando ya vine que le dije a mi esposa: “Mira, te mandé tanto dineroâ€. “Noâ€, dice, “pos aquà tengo tanto, yo traigo tantoâ€. “Pero te voy a decir una cosa, ya no va a ver braceros, ya noâ€. “¿Cómo?â€. “No, ya no. Según ahora que venÃamos, ahà nos dijeron que ya era el últimoâ€. Y efectivamente, fue el último año que ya no hubo braceriada, ¿verdad? Entonces yo hice una casita, la arreglé muy bien, compramos otras dos vaquitas y sÃ, estábamos viviendo más o menos. Trabajaba yo, claro en la labor, ¿verdad? Trabajaba yo en la labor ahÃ, sembrando, cosechando maicito, frijolito, por ahà todo eso. TenÃamos gallinas, tenÃamos cóconos, a mi señora le gustaban mucho los cóconos.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos la entrevista con el señor Isidoro Ãbrego Alvarado, me decÃa que cocinaban el cócono.
IA: SÃ.
LM: ¿No sabÃa igual?
IA: No, pos no sabÃa igual.
LM: ¿Qué hacen de Navidad?
IA: No, no, no ni pa qué. O sea ese ya viene, ese que traen, quién sabe de dónde vendrá. Ya viene ahà maquillado, ya viene con tantas cosas ahà que le ponen, ahà pa que dure y todo eso. Y ahà en el rancho, ¡no señor! Ahà es una carne pero especial, sabrosa, sabrosa, muy buena, asà es que…
LM: ¿Cuántos hijos tuvo usted, don Isidoro?, ¿cuántos tiene?
IA: ¡Ande! Bueno mire, yo me casé en 1952, me casé en el año de 1952. Fueron once.
LM: Once hijos.
IA: Cuatro hombres y cinco mujeres.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
IA: Aurora Soria.
LM: Muy bien, cuénteme don Isidoro…
IA: Pero es que en aquel tiempo no se oÃa nada de planificación familiar, ni nada. Todos los matrimonios tenÃan los que Dios les daba.
LM: Lo que Dios les daba.
IA: No habÃa con qué, no, que planificar, de eso no se oÃa nada.
LM: No se oÃa nada.
IA: Nada, fÃjese. Entonces en aquel tiempo pues estaba duro pa mantener tanto hijo, fÃjese. Era muy duro, fÃjese, muy duro. No habÃa trabajo, no habÃa nada, cada quién vivÃa ahÃ. Pos yo ahora me pongo a pensar, pos digo, a veces con mi esposa me pongo a pensar: “Oye pos no sé cómo duramos allá tanto añoâ€. Hasta cuando en 1970, me parece, nos venimos aquà a Durango, nos venimos con el fin de que los muchachos aprendieran alguna cosa, aprendieran algo. Ese fue el fin que nos venimos. Pero entonces no nos venimos toda la familia, se vinieron primeramente mis hijos, llegaron con una señora que es mi cuñada, pos usted sabe que a veces ya con el tiempo ya no está bien. Entonces mi esposa dijo: “Noâ€, dijo, “¿cómo ves si me voy allá con ellos?â€. “Pos sÃâ€. Ese año fue el año que aquà hubo un problema con el gobierno que se llamaba Padis UrquÃdiz, del Cerro del Mercado. Que lo quisieron sacar y cerraron todas las escuelas. Entonces ya cuando ya…
LM: El Cerro del Mercado era una mina de recursos minerales.
IA: SÃ, es un mineral. Cerraron la mina, cerraron todas las escuelas, bueno, fue un desastre. Entonces me acuerdo que ya el maestro mandó llamar a los padres de familia: “Señores, el año está perdido completamente. Cada quien puede hacer lo que… Entonces uno de jalado, de pobre pos y mi esposa: “¿Ahora qué vamos a hacer?â€. Ya con ellos ya no, pero entonces ya los muchachos, mi hija la más… Mi hijo el mayor, bueno, ya estaba un poquito asà preparadillo. La segunda que es una hija mÃa, pos también ya habÃa terminado su primaria, también, que era un estudio en aquel tiempo muy arriba ya. “Noâ€, dijo, “yo me pongo a trabajar yaâ€. Pues empezó a trabajar en una dulcerÃa ahà por la de Pino Suárez. Pues ya con su preparación, ya estaba poquillo preparadilla un poquito y luego ya después dijo: “Papá, fÃjese que me quieren poner en la cajaâ€. Pero dije: “No, hazte valer por sà mismaâ€, claro, “échale todas las ganas y pon todo lo que está de tu parte y Dios te va ayudar y tienes que salir adelanteâ€. Y ahora se acuerda mucho: “Bien me decÃa usted, papáâ€. Bueno, pos esa era la cosa. No, ya después no, gracias a Dios.
LM: Un buen consejo.
IA: Gracias a Dios.
LM: Don Isidoro, alguna de las veces que estuvo usted por allá, ¿se enfermó?
IA: No.
LM: ¿Nunca?
IA: Nunca me enfermé. No, pos es que le hacÃan a uno muy buena revisión de aquÃ, señor. TodavÃa al último allá en El Paso, eso era lo último. Ahà le ponÃan los rayos.
LM: Rayos X.
IA: Los rayos X. Sà pues eso era lo último ya. A algunos que salÃan mal ahà les hablaban al edificio 111, eso querÃa decir que, ¡vas pa fuera!, vienes pa México enfermo. Pero esa era la ventaja que tenÃan allá en Estados Unidos los rancheros y todo eso que, el trabajador iba bien examinado, ¡de todo!
LM: ¿Iban muy sanos?
IA: Muy sanos claro, ¿verdad? Pos cómo se iba a enfermar si iban bien sanos, sabÃan bien todo. Una persona que estaba enferma de alguna cosa no la dejaban que pasara. No, cómo la iban a dejar si estaba enfermo. QuerÃan gente trabajadora que fuera a trabajar, como iba mucha gente trabajadora a trabajar allá. Entonces pues, claro que sÃ, pos por ahà enfermadillas de catarro y todo eso.
LM: Algo leve.
IA: Algo pasajero.
LM: De cualquier manera, tenÃan seguro médico.
IA: SÃ, tenÃamos seguro médico y nos estaban quitando un fondo ahà que no sé de qué, pos ese fondo ahà se quedó.
LM: ¿Se acuerda usted de que le hayan descontado de sus sueldos?
IA: SÃ, de lo que ganaba me estaban descontando, ahorita no recuerdo cuánto era, pero nos estaban descontando del sueldo que nos pagaban, ahà nos descontaban un tanto. Entonces todo ese dinero ahà se quedó, ahora se sabe que creo lo van a regresar, pero lo dudo, ¿quién sabe? Pueda ser, pueda ser.
LM: Parece ser que el Gobierno de Estados Unidos regresó el dinero.
IA: SÃ, él dijo que él ya habÃa regresado el dinero. Y aquÃ, pos creo se perdió, quién sabe. Que lo metieron al Banco Rural, o quién sabe qué, ¡y lo gastaron! Bueno quién sabe qué relajos.
LM: Pero eso ya fue cosa acá.
IA: SÃ, acá las autoridades de aquÃ. Pos ahora parece que van a regresar esos fondos, quién sabe qué será, o no será, ¿quién sabe?
LM: ¿Cómo fue su vida después de haber trabajado de bracero, don Isidoro?
IA: Mire, mi vida después de que ya trabajé de bracero fue como le digo, fue cuando ya nos venimos aquà a Durango. Allá en el rancho pos sà vivÃa la gente, pero nunca vivÃa igual que aquà en la ciudad. Aquà en la ciudad, ¡cuidado! Porque si trae hijos, hijas de una edad, voy a suponer de los diez, doce, catorce, quince años y si no los hace entender, aquà se pierden. Aquà en Durango se pierden, ¿verdad? Agarran más ahorita que hay tanto marihuana y hay tanta cosa ahà de quién sabe qué diablo le revuelven ahà a tanta cosa, pos ahà ta la cosa. Pero si es un padre que los sepa sobrellevar más o menos, sÃ, nosotros aquà ya cuando, después, cuando ya yo ya no fui de bracero, que nos venimos aquÃ, ¿verdad? Entonces bueno, pos ya estamos aquÃ. ¿Sabe qué? Anduvimos trabajando y yo me fui a trabajar de velador en una compañÃa, ahà duré veinte años hasta que me pensionaron. Ya me pensionaron y ya, con este changarrito tenemos más de treinta años, mi esposa aquà ha estado más de treinta años. Entonces pues ya me puse a ayudarle a mi esposa aquÃ.
LM: En alguna ocasión, ¿le dieron ganas de regresar a Estados Unidos?
IA: Bueno, aquà pasaban conocidos mÃos de los ranchos de allá que iban de mojados y me invitaban de mojado, pero yo de mojado nunca quise ir.
LM: ¿Por qué?
IA: No pues, ¿se imagina el peligro ahà por entre la sierra y todo eso? Por todo eso sin comer, en veces sin dormir y luego peligroso ahà pa que le pique una vÃbora, pa que los agarren por ahÃ, ¡no, no señor! Pero ahorita me acuerdo cuando la braceriada, como al modo de sueño. Me pongo a repasar a veces, ¡hÃjole, no, Chihuahua! De este modo y qué bonito era ahÃ, muy bonito todo, ¡hijo de la fregada!
LM: Don Isidoro, ¿qué significa el término bracero para usted, la palabra bracero?
IA: Bracero es que con sus brazos del mexicano va a juntar toda la cosecha que hay en Estados Unidos, eso es bracero, por eso nos nombran bracero. Porque con los brazos que lleva el mexicano, con los brazos que tiene el mexicano va a juntar toda la cosecha o no nomás la cosecha, sino que otros trabajos va a desempeñarlos allá, por eso bracero, los brazos pa trabajar, según yo entiendo eso.
LM: ¿Cómo se siente usted de que lo identifiquen como bracero, de que lo llamen bracero?
IA: Bien, porque sÃ, eso para mà es una palabra que sà me agrada, bracero, porque pues sÃ, Ãbamos de braceros, ¿verdad? Ese es el asunto, que Ãbamos de braceros y sà me agrada la palabra de bracero.
LM: ¿Se siente usted orgulloso de haber sido bracero?
IA: SÃ, fÃjese que sÃ. Porque es como le digo, con sus brazos fue a desempeñar aquellos trabajos de allá, trabajos duros, ¿verdad? Por eso fue de bracero, con los brazos a juntar allá lo que veÃa trabajar allá, esa es la cosa.
LM: En términos generales, ¿sus recuerdos son positivos?
IA: SÃ, positivos.
LM: ¿Siente usted que el haber sido bracero cambió su vida de alguna manera?
IA: FÃjese que sÃ, ni modo que no. Que sÃ, sà cambió, porque ya después de ya los primeros años que fui yo de bracero, cambió un poquito mi situación ya. Sà cambió ya la situación, ya estuvo mejor. Ah, no cuando estaba ahÃ, malterrado ahà y todo eso, pos no, no estaba bien.
LM: ¿Le trajo beneficios económicos?
IA: SÃ, económicos y todo, ¡qué barbaridad!
LM: ¿Pudo educar a su familia?
IA: Exactamente, sÃ. Fue un beneficio todo eso y yo quisiera que hubiera más braceriada, no pa mÃ.
LM: ¿Le gustarÃa ir?
IA: No, pos yo ya, donde quiera que estuviera yo no puedo ir.
LM: ¿Le gustarÃa que se volviera a implementar el programa?
IA: FÃjese que sÃ, sÃ, fÃjese que sà y hace mucha falta todo eso.
LM: ¿Por qué?
IA: Pos hace mucha falta porque entonces no se irÃa tanto mexicano a morirse ahà entre la sierra ahà con sed y otros que los americanos les tiran y los matan. Otros se van en un tráiler y se quedan encerrados, otros se van en un tren y ahà se mueren encerrados. Entonces fÃjese, como le dije hace rato, eran dos veces las que iban el bracero, en septiembre y en mayo, unos venÃan y otros iban y ahà iba la cosa, ¿verdad? Y ahorita ya no, ya no hay, se acabó eso. Pos ahà va toda la gente, familias enteras van pa Estados Unidos. Unos alcanzan a llegar, otros no, fÃjese nomás. ¡Es un desastre ahorita todo eso! Entonces como los gobiernos ahorita están que quieren arreglar eso de la migración y todo eso que… Pos eso, le digo yo que es como las carros extranjeros, regularizan una parte y al rato ya está lleno otra vez. Asà también, les da una amnistÃa a esos al rato ya está lleno otra vez. SÃ, no hay como bracero, que vaya y venga, que vaya y venga.
LM: Era muy bueno el bracero porque no se quedaba.
IA: No se quedaba, exactamente.
LM: O era muy poco el que se quedaba.
IA: Era muy poco el que se quedaba.
LM: ¿Usted nunca tuvo alguna oferta de quedarse por allá?
IA: SÃ.
LM: ¿Cómo fue?
IA: HabÃa mucho, el mismo americano: “Si quieres te arreglo tus papelesâ€. Pero muchos dijimos: “Bueno, y, ¿pa qué?â€. Eso era lo que uno se preguntaba, ¿para qué? Si yo me voy ahorita a Estados Unidos estamos en el mes de septiembre, yo me voy ahorita en mayo y me vuelvo a regresar otra vez. No, las cosas cambiaron.
LM: ¿CreÃan que iba a ser…?
IA: Pa toda la vida, eso fue el bracero, se acabó.
LM: ¿Le hubiera gustado quedarse a vivir por allá?
IA: FÃjese que sà y habÃa mucha chanza pa quedarse uno allá, el mismo patrón: “Si quieres te arreglo papelesâ€. “No, ¿pa qué?â€. Mucha chanza habÃa.
LM: ¿Esa fue la razón principal por la que usted no se animó, porque creÃa que iba a seguir?
IA: SÃ, porque creÃa que iba a seguir, que caso traiba, no, sÃ.
LM: ¿Se lamentó alguna vez de no haber…?
IA: SÃ, pues fÃjese que sÃ, sà porque, pues no crea digo, no crea que, ahorita más, antes estaba bien Estados Unidos, ahorita ya no, ahorita ya no. Yo fui a Dallas en el mes de octubre, me estuve dos meses ahà y me gusta salir y ver. Pero ver las cosas detenidamente y a veces me pongo a pensar y todo eso cómo son, y eso es lo que andaba haciendo yo, viendo, caminando y mirando todo. Y una cosa que me gusta de la parte donde yo fui, porque no en todas partes de Estados Unidos, sino que una parte de Estados Unidos, en Dallas ahà están mis hijas, mis hijos.
LM: ¿Cuántos hijos tienen por allá?
IA: Uno y dos hijas. Una cosa que me gustó mucho, que los sábados salÃamos, los domingos salÃamos y nunca cerraban la casa con candado, ni andaban dejando esto y lo… Las camionetas ahà las estacionaban, ahà dejaban todo, no habÃa quién agarrara nada.
LM: La seguridad de allá.
IA: Qué bonito, qué bonito eso me gustó mucho. Y yo cuando llegué: “Que ya vámonosâ€. “Oye, no, pero hay está abiertoâ€. “No papá, es eso que asà se queda ahÃâ€. “Oye la camioneta asà está abiertaâ€. “No, asà se quedaâ€. FÃjese, eso me gustó mucho de ahÃ, me gustó mucho. Pero cuestión de vivir y todo eso, pues a lo menos ahora que fui, hace poco que fui en octubre, veo las cosas poco mal, ya no como antes que iba yo de bracero, no.
LM: ¿Qué es lo que no le gusta ahora?
IA: Pues lo que no me gustó fue que habÃa mucho desempleo también ahÃ, habÃa muchas gentes. Yo me iba a platicar ahà con ellos ahÃ, muchos mexicanos habÃa ahÃ. Voy a suponer, un dÃa los conté veinte, ahà en la esquina esperando a ver si llegaban. Llegaban un dÃa, dos y ya los llevaban ahà otra vez, y ya, fÃjese. Ahà tienes que pagar renta, igual que aquÃ, tienes que pagar luz, tienes que pagar agua y todo eso, hay muchas personas que no completan, ¡ahà ta la cosa!, pa que vea.
LM: Son tiempos duros.
IA: Ah bueno pues sÃ.
LM: En todos lados.
IA: En todos lados asà es.
LM: ¿Cómo fue que sus hijos se fueron a vivir allá?
IA: Mire, mi hija la primera se fue a Los Ãngeles. Yo le encargaba mucho a mi hija cuando ella estaba grande, ella se fue porque allá tenÃamos familiares también nosotros y que: “Déjala que venga, y quién sabe qué… Y bueno, pues se fue. Ya estuvo allá y estuvo trabajando y yo hablaba con ella y yo le decÃa que no se juera a quedar allá. “No te vas a quedar allá, no te vas a quedar allá, vente pa acáâ€. “Pues aquÃ, no papá, qué esperanzasâ€. Pues se casó con uno de allá.
LM: ¿Se casó con un americano?
IA: No, con un residente.
LM: ¿Es mexicano?
IA: SÃ, es mexicano, residente, tiene su papá, el papá es de Nayarit, quién sabe de dónde por ahÃ. Y ya entonces ella también arregló papeles también de residencia y todo eso, y compraron una casita, tienen una casita. Pero pos no, yo veo que ahà tienen que estar trabajando duramente todos los dÃas. Chambeando duro y macizo ahà y temprano, ahà a las cinco de la mañana asÃ, vámonos y andan ahà la sonaja ahà todo eso. Entonces vienen mis yernos asà como vinieron en diciembre. Bueno, dice: “Pos ustedes, ¿cómo viven?â€. “Pos, ¿cómo vivimos? Pos bien, nosotros aquà tenemos que comer, que vestir, centavitos también por ahà pa gastarâ€. Asà es que, ¿qué? Entonces dice uno de ellos: “FÃjese que ahà están bienâ€. Sà son tres cosas que tienen que comer, qué vestir y si usted dice que centavitos, a veces tenemos también pa gastar asà es que pos dice: “¿Usted ya fue pa allá?â€. “Pues sÃ, ya fui y ya vide que también no está muy fácil, aunque sea Estados Unidos y que sea, lo que sea no esta muy fácilâ€. (risas)
LM: No está nada fácil.
IA: Pos no, no está fácil. No, dice pos si ustedes ahÃ, no ahà estamos, estamos nosotros a gusto y ellos a gusto ahÃ.
LM: ¿Está contento de haberse quedado en México también?
IA: SÃ, también.
LM: Don Isidoro quiero darle las gracias por habernos abierto las puertas de su hogar, por haber compartido con nosotros sus experiencias y su vida.
IA: Estamos a las órdenes aquà pa cuando otra vez que quieran venir.
LM: Muchas gracias.
IA: Pos sÃ, ya se mejoró.
LM: Muchas gracias, a nombre del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas y en lo personal, un servidor, le agradezco mucho.
IA: Pos muchas gracias y aquà estamos a las órdenes pa cuantas veces quiera venir, al cabo ya sabe, ¿verdad?
LM: Claro que sÃ, con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
IA: Bueno pues, muchas gracias y aquà estamos a las órdenes.
Fin de la entrevista
Original Format
Mini Disc
Duration
1:35:57
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
File Name Identifier
Abrego_Alvarado_DGO001
Citation
MartÃnez, Laureano and Abrego Alvarado, Isidro, “Isidro Abrego Alvarado,” Bracero History Archive, accessed October 25, 2025, https://braceroarchive.org/items/show/202.