Felipe Corona Franco

Title

Felipe Corona Franco

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Felipe Corona was born on May 1, 1922, in Mazatepec, Morelos, México; his father died when he was eight years old of asthma; at an early age, he worked with his mother selling rice; later, he worked as a laborer in sugar cane fields; he joined the bracero program in 1955, and picked cotton and lettuce in Arizona, Arkansas, Colorado, Montana, and Texas.


Summary of Interview: Mr. Corona recalls the death of his father when he was eight years old, and how he helped his mother to sell rice in towns around Mazatepec, Morelos, México; he states that later he labored in sugar cane fields; additionally, he remembers that, in 1943, he was hired as a bracero, but decided to stay in México out of fear of what would happen in the United States due to the Second World War; he details why he signed up again for the bracero program in 1955, and discusses the treatment he received as a bracero; additionally, he details how braceros were sprayed with pesticides, and the bad treatment they received from employers; he relates that he worked in Arizona, Arkansas, Colorado, Montana, and Texas picking cotton and lettuce; he expresses that, after the end of the program, he returned to México and settled in Miacatlán, Morelos; he states that, during his time as a bracero, he sent money to his family, and was able to build a house.

Creator

Domínguez, Violeta
Corona Franco, Felipe

Date

2003-06-27

Subject

Bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Felipe Corona Franco

creator (Spanish)

Domínguez, Violeta

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini Disc

Duration

1:12:06

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Felipe Corona Franco
Fecha de la entrevista: 27 de junio de 2003
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez

El día de hoy es 27 de junio del 2003. Y ésta es una entrevista con el Señor Felipe
Corona.

FC: Sí, Franco, a sus órdenes.

VD: Felipe Corona Franco. Don Felipe, voy a empezar por preguntarle algunas cosas de sus antecedentes de familia y de cuando usted era más chiquito. ¿Usted nació aquí en Mazatepec?

FC: Sí, soy de aquí, nativo de aquí.

VD: De Mazatepec, Morelos.

FC: Sí, sí.

VD: Me dice que nació en el año…

FC: [Mil novecientos] veintidós.

VD: ¿Qué día?

FC: El día primero de mayo.

VD: En el Día del Trabajo.

FC: Día de Trabajo.

VD: Ándele.

FC: Exactamente.

VD: De 1922.

FC: Sí.

VD: ¿A qué se dedicaban sus papás, don Felipe?

FC: Pos al campo, a trabajar, tenía sus tierras, tenía sus animalitos él. Pero pues al final, con su enfermedad que tenía, crónica, pos se este, tuvo que haberlos vendido. Pos ya no tuvo modo de poder trabajar, ni de andar en el campo. Entonces, yo en aquel tiempo, cuando el año [19]30, que jue cuando él falleció, yo todo el año anterior, este, nos llevó a México él.

VD: ¿A qué los llevó, don Felipe?

FC: A pasear a mi mamá y a mí.

VD: ¿Nada más era usted y su mamá o tenía más hermanos?

FC: Sí, nomás, no, no había más. Nomás yo jui de la familia. Y entonces ya este, ya después, al año, murió él.

VD: ¿En qué año fue eso, don Felipe?

FC: El año, el año [19]29.

VD: Estaba usted chiquito, tenía…

FC: Sí, taba yo como de ocho años, poco, más o menos, sí.

VD: Y, ¿de qué falleció su papá, don Felipe?, ¿qué enfermedad tenía?

FC: De, la este, pos ya ve que antes no había medicinas como hoy. Hoy pos está desarrollada la, digamos, la ciencia, ¿no? Entonces antes pos se curaban con remedios caseros y eso, pero tenía la asma.

VD: ¡Ah!

FC: La asma.

VD: ¿Siempre tuvo, desde que usted se acuerda?

FC: Pos sí, porque a él le revino de una enfermedad que tenía, de tanto trabajar. Como trabajaba con la yunta, mucho, entonces pos ya ve que antes, pos les agarraba el agua en el campo. Y no tenían modo de, pos de cubrirse con algo, ¿no? Más que había unas capas, de, en ese tiempo, había unas capas de, de palma. Se las ponían y con eso se atacaban el agua, ¿no?

VD: ¿Ellos se las hacían?

FC: No, las compraban, las compraban, de palma, eran unas capas de palma. Digamos como las de hule, todas eran de palma. Entonces, con esas se abrigaban. Y ya se, se ponían a, es que estaban cuidando los bueyes, ya se venían entonces ya este, acabando de… Paraba el agua o algo, que no paraba, pues al fin se venían, ¿no? Entonces, es como, pos ellos, así es como, su vida de ellos fue muy distinta a la de hoy. Y por eso digo que pos, siempre allá en aquel tiempo se padecía mucho de la asma y muchas otras cosas más. Entonces él de eso, de eso falleció.

VD: Y, ¿se acuerda qué remedios caseros usaban, don Felipe?

FC: No, pos fíjese, muchos pues sí, digamos, pos yo no me acuerdo bien porque taba yo chamaco, ¿verdad? Pero pos antes, que para la tos, pos que este, la manzanilla, que no faltaba, que medicina casera, ¿no? Pero pos anteriormente no había como ahora que tantos, tenía uno. Había un doctor aquí en Miacatlán que se apellidaba Gonzalitos, nomás le decíamos Gonzalitos. Entonces, lo íbamos a ver y nos daba medicinas casi homeopáticas, como hoy, que hay también, ¿no? Pero pos: “Llévanse esto, llévanse el otro”. Y, y nos lleva ungüentos que se usaban antes pa el pecho, para el, la frialdad y todo eso. Antes no como ora, que hay toda la facilidad para todas las personas, ¿no? Anteriormente se sufría mucho en ese sentido, ¿verdá?

VD: Y su mamá, don Felipe, ¿a qué se dedicaba ella?

FC: Pos al, al hogar, al hogar, sí, pos sí. Pos yo desde chico, pues ahí me crie con ella. Ya cuando falleció mi papá, yo pos ahí me quedé. Y al final, pues me quedé en la casa y ya estuve allí con ella. Íbamos a vender arroz a Miacatlán, a Tetecala.

VD: ¿Arroz que sembraban ustedes?

FC: Lo, iban uno por ejemplo, llevaba uno el arroz a maquilarlo a este, a Tetecala. Entonces, ya de allí nos lo daban limpio. Y ya lo llevábamos a, de allí ya nos tráibamos dos costalitos, digamos de como de esos de sema, ¿no?, llenos de arroz, dos costalitos. Entonces ya nos lo traíamos ya limpio, y ya entonces, así es como se mantenía la gente aquí. Mucha gente que se… Había una que se llamaba doña Enriqueta García, otra doña Perla Toledo, mamá del muchacho de aquí abajo y se, pues íbamos cada ocho días, los domingos, los sábados a amanecer el domingo allá. A veces nos agarraba por ahí el agua. A veces, bueno, a veces llegaba uno bien y así, ey.

VD: Y, ¿en qué se iban para allá?

FC: A pie, a puente de Ixtla.

VD: ¿Cuánto tiempo se hacía hasta allá caminando?

FC: Pues bueno, yo creo, me imagino yo, pos estaba yo escuincle, estaba yo chamaco. Entonces, yo me imagino que nos hacíamos como unas dos horas, de aquí a puente de Ixtla.

VD: Caminando.

FC: Andando. Y ya el que nos llevaba el arroz pos ya, él, ése se le pagaba el flete, ¿cómo le dicen ahora?, pagarle el…

VD: ¿En coche se lo llevaban?

FC: No, en el carro, en el carro, por aquí nos íbamos, por aquí por Jabonero, que le nombran ahorita. Ésta es la carretera que va a dar a puente de Ixtla aquí. Entonces ya nos íbamos andando. Y ya este, ya de allá pa acá nos veníamos otra vuelta en la tarde, fíjese.

VD: Y, ¿allá era donde lo iba a vender?

FC: Allá lo iba a vender mi mamá y iba yo con ella.

VD: Y, ¿ese arroz lo sembraban ustedes, don Felipe?

FC: Sí, no, pos sí, porque aquí, pos entonces, anteriormente pues, casi que le voy a decir que toda la gente, casi pos no había la facilidad de hoy, que tortillas que de fábrica y que todo eso, nada, ahora todo. Anteriormente pos echaban las tortillas, hacían frijoles con carne de puerco y cosas, blanquillos fritos o cosas así leves, ¿no? Pero sí, anteriormente pues era muy distinta la vida, bonito, bonito, porque sí era bonito en ese tiempo, a hoy. Pues le platico yo a los muchachos que ahora todos somos de plástico, aunque no quiéramos, comemos todo, este, puras, puras este, ¿cómo le quisiera decir?, puras este, pura química, pura química. Ahora ya no hay natural, cosa natural, que diga uno: “Me voy a comer este blanquillo natural”, solamente los caseros.

VD: Claro.

FC: Digamos como la… así sí. Pero ya le digo, entonces se sufría, no se crea. Íbamos a Miacatlán a vender arroz también con mi amá, llevaba arroz. Iba mi papá a Tetecala, luego a… Bueno, toda la semana era de andar pa allá y pa acá.

VD: ¿Dónde lo vendían, don Felipe?

FC: Bueno, lo traíamos, lo llevábamos de aquí, nos lo vendían así en Balay con todo y granza, que le nombran. Entonces ya lo llevábamos así al molino y lo molíamos y ya pagábamos la maquila.

VD: Y luego usted lo revendía.

FC: Y ya nosotros nos lo traíamos, y ya lo revendíanos aquí. Y anteriormente, pues la comida de los de antes pos era, digamos, como le nombramos, arroz blanco. Ora le nombran arroz blanco, pero entonces le decíamos morisqueta, entonces en aquellos años. Y todo eso pues tiene una, tiene una trayectoria, no se crea, nuestra vida de antes. Pero pues bueno, Dios no ha querido que aquí estoy todavía, pero dar algo de, de lo de antes, ¿no?

VD: Le ha tocado ver cómo ha cambiado, claro que sí.

FC: Como todo, sí.

VD: Entonces, ¿usted no tuvo hermanos?

FC: Nomás yo, yo.

VD: Fue usted solito.

FC: Sí.

VD: Y, ¿sus papás sabían leer, don Felipe?

FC: Sí, él sí sabía.

VD: Su papá sí sabía.

FC: Sí, yo, yo pues, pos porque iba yo a la escuela, fíjese.

VD: ¿Aquí en Mazatepec?

FC: En Mazatepec. Pero tocaba la de malas que yo padecía yo los, los ataques epilécticos. Entonces…

VD: ¿Desde niño?

FC: En, de niño cuando iba yo a la primaria. Entonces, pos ya vine a aprender algo, pero ahora ya después. Pero que diga yo que, hasta me decían güeno, ora los que me ven dicen: “No te creo que vivas todavía”, dicen, “¿te acuerdas que te daban los ataques y te sacábamos pa juera?”, porque hacía uno feo. Entonces me sacaban pa juera. Y pos, ¿qué quiere?

VD: Ya no podía.

FC: Ya no podía yo seguir yo estudiando ni nada, pos ahora todas las facilidades para las personas de hoy, ¿no?

VD: Claro.

FC: La juventud de hoy pues tiene otra, modo de ser, otro modo de vivir y todo. Pero entonces no, no como ahora. Pos ya le digo, pos puras medicinas caseras, ¿qué quiere? Iba yo con un doctor de acá de Tetecala, que se llamaba don Miguel Oreal, otro vivió su hijo. Este, entonces, me dicía: “Mira, tómate la Emulsión de Scott”. Entonces estaban las botellotas grandes, todavía tengo por allá unas grandotas así. Eso me tomaba yo y unas pastillas que me daban, no me acuerdo qué pastillas eran, pero me daba esa, esa emulsión. Dice: “Es que tienes un soplo”, dice, “ese soplo se te va a quitar”. Pero yo no le hacía yo caso, a lo mejor nada más lo está diciendo de mentiras, ¿no? (risas) Así es, ¿no? ¿Usted cree que lo que le diga el doctor usted lo cree?

VD: No siempre, no siempre. (risas)

FC: Pos no, porque sí, mayormente, en aquel tiempo estaba uno horas y que, pos cosas así de cosas que ahora tienen la sabiduría la, la juventud. Pos antes era uno de a tiro muy, muy humilde, hablando lo que es. Y por eso digo que, por eso hoy este, todo, todo es muy distinto hoy y antes no. Pues así es.

VD: Y, ¿ese doctor le daba las medicinas desde niño, don Felipe, desde que era niño le daban?

FC: Sí, pos sí, no había otro doctor aquí, nomás él, íbamos a Tetecala a verlo. No había otro y nomás en Miacatlán, que se llamaba doctor Gonzalitos. Ése lo íbamos a ver y ya nos daba medicinas, pero en aquélla nos daba medicinas, como luego dicen, como homeopática. Pero el doctor de acá nos daba medicinas, pero pos entonces nomás puras inyecciones, pero este, muy extrañas, no como las de hoy, vaya.

VD: Y, ¿no se acuerda que alguna vez le quisieran dar remedios caseros para la epilepsia?

FC: Pos fíjese que, pues no me acuerdo, porque pos, por menos se borra, se borra aquella, aquel mente de estar bien en ese sentido, ¿no? Y como estaba yo chamaco, ¿qué quiere?, qué va uno a pensar que si se va uno a, va uno a seguir viviendo, se va a morir de momento. Todo es, es una cosa…

VD: Claro.

FC: Extraña para uno como, como le platiqué hace rato. Usted me dice esto, usted dirá que no es cierto, pero sí es cierto. Cuando está uno escuincle, la vida para uno es fácil, para seguir viviendo. No hace uno caso de lo que le está platicando uno. Te dice una señora, alguna persona: “Mira, esto que estás haciendo no está bien”. No, a la mejor me está diciendo mentiras, ¿no? Y así es, ¿no?, sí.

VD: Y, ¿cuándo se le quitaron los ataques de epilepsia, don?

FC: Pues ya que crecí, sí, como ya de, ahora verá.

VD: ¿Solitos?

FC: Solitos se me quitaron. Me dijo el doctor, dice: “Se te van a quitar”, dice, “nomás ten, ten confianza en mí y síguete tomando la medicina”. Y me daba medicina y me daba medicina y la Emulsión de Scott que me estaba yo tomando casi nomás. Me daba una, me acababa yo una, y dice: “Deja pasar una semana y te tomas otro frasco”, y así.

VD: Y, ¿se le quitaron ya?

FC: Y se me quitaron a muerte.

VD: Y cuando usted estaba niño que estaba con su mamá, don Felipe, usted le ayudaba, ¿se iba al campo usted también?

FC: Sí, iba yo a, pues, pos entonces, ¿qué quiere?, pos ahí anda, casi la más gente pues les íbamos a ayudar a sembrar maíz. Y pos entonces se quedaba una friolera de, de digamos de dinero, bueno, yo me acuerdo cuando iba yo a Miacatlán con un señor que me llevaba a cortar caña, $6 pesos a la semana, ¿cómo ve?

VD: Seis pesos a la semana. Y, ¿trabajaba todos los días cortando caña?

FC: Todos los días caña y cargando, pues. ¿Qué tanto de, como de ocho años?, ¿qué tanto nos pueden, de diez, doce años?, ¿qué tanto puede uno cargar? Y luego la caña era grande, como de dos brazadas, unas diez o doce cañas. Y eso ganaba uno al día, $1 peso. Pero $1 peso entonces era un dineral, de eso sí era, de $20, entonces era un dineral. Entonces quiero decir que entonces esa vida de antes jue muy, muy distinta a la de hoy.

VD: Claro.

FC: Sí.

VD: Espéreme tantito don Felipe.

(entrevista interrumpida)

VD: Ya listo, sí, ¿qué me estaba diciendo de los del peso que le pagaban?

FC: ¡Ah!, sí, $6 pesos a la semana.

VD: Un peso diario.

FC: Un peso, peso diario, fíjese.

VD: Y, ¿qué le alcanzaba con un peso?, ¿se acuerda?

FC: Pos eran las, las, anteriormente dicían una pieza grande de las que son ahora de a $20 pesos. Ahorita a $0.05 centavos una pieza grandota. Pero entonces se la comía uno, digamos, cada, los domingos.

VD: ¿De pan?

FC: De pan, a los, a centavo las piezas de pan, a centavo cinco piezas.

VD: No, pues le alcanzaba para mucho.

FC: Sí, pos sí, le digo.

VD: Para muchos sí.

FC: Pero pos solamente ahí se podía uno ganar un centavo en la, digamos, en el corte de caña, cargando caña. Y había carretas. Y cargaba uno las carretas de caña. O unas plataformas que había con, con este estacas que le ponía por los lados. Y con unos de Miacatlán iban a traer la caña a la vega, o aquí venían a cargar. Y cargaba uno las plataformas o las carretas con mulas, sí.

VD: Así, lo que le dieran, se ponía usted.

FC: Pos sí, ¿qué más?, sí. (risas)

VD: Y, ¿cómo más hacían en su familia, don Felipe, su mamá para ganar un poco de dinero? ¿Llevaban el arroz?

FC: Sí, lo vendíamos. Pos entonces, me parece que un, un cuartillo creo cobrará creo como, como, parece que $1 peso, parece que me acuerdo que $1 peso, valía un cuartillo. Un cuartillo que viene siendo un kilo y medio, un kilo y medio, sí.

VD: Y en eso lo podían vender.

FC: En $1 peso. De modo que un bultito, digamos de $25 pesos, de veinticinco cuartillas, de veinticinco cuartillos era, viene siendo como treinta, como treinta, treinta y cinco kilos.

VD: Y, ¿las tierras que tenía su papá, don Felipe?

FC: Pos fíjese que, hubo un mal intención, hubo una mala entendida que yo en aquel tiempo, pues no piensa uno lo futuro, ¿no? Sí piensa uno, pos ya cuando se amoló uno, ¿no? Pero pues las tierras que tenía yo, pos las vendí en la locura de, de la juventud. Pero no, mero, en ese entonces que pagaban a, a $500 pesos la tarea,
fíjese. Y todo eso pues, no se crea, al final pues…

VD: ¿Qué son, cien metros, cuánto es la tarea?

FC: La tarea viene siendo seis, de las anteriormente, la tarea chica son de seiscientos veinticinco metros, una tarea y una tarea chica. Y una tarea grande viene siendo de mil metros. De diez por cien de largo, una tarea. Y entonces, una tarea grande tenía tarea y media.

VD: Y, ¿así fue la que usted vendió?

FC: Pos sí, pues no pensé yo que en el futuro íbamos a, iba yo a tener que tener familia, buscarme una compañera que me, para no vivir solo, ¿verdá? Pero pos eso no lo piensa uno, ni de juventud. Todo se le hace uno en la vida un derroche, (risas) sí. Así es.

VD: Fácil, sí. Y, ¿cuándo vendió sus tierras, don Felipe, cuando su mamá ya había fallecido?

FC: No, todavía estaba joven. Todavía taba como de unos, como verá, como de unos cuarenta, como de cuarenta años, cuarenta y cinco, por ahí así.

VD: Y, ¿vivía usted todavía con ella?

FC: Sí, estaba yo allí, pos yo nomás era de en la casa. Entonces, pues no, después ya cuando me, cuando pensé todo muy distinto, dije: “Pos ya ni modo, ya qué, ¿qué se le hace?”. Ya no había modo de…

VD: Ya la había vendido.

FC: Remediar las cosas.

VD: Claro. Oiga, ¿cómo fue que usted se enteró de que estaban contratando braceros?

FC: Ah, bueno, jue en aquel tiempo que este, el [19]43, el [19]43 iba yo ir a, con los que se jueron al traque, que le nombraban allá a la vía, ¿no? Y de allí del, del puente, del ahí de donde está el puente del río pa allá, ya iba yo con los compañeros. Íbamos a agarrar el autobús el, de la, la pues, antes le decían la flecha, ¿no? Entonces, y que, porque estaba un señor que cuando estaba en Cuautla, que era este, creo que iba a ser gobernador, o jue gobernador, no sé qué cosa era, entonces se llamaba Peralta. Ése, en ese tiempo, él jue el que mandó mucha gente allá a Estados Unidos. Les tocó a muchos a, al trabajar en la vía, casi los más, jue cuando jue la guerra, entonces, el [19]43, entonces, llevó a mucha gente de aquí. Jue cuando jue el Batallón 201, ¿verdá? Entonces jue, entonces jue cuando llevaron mucha gente de aquí.

VD: Pero, ¿usted cómo supo? Esa vez que se iba a ir, ¿cómo se enteró usted, don Felipe, quién le dijo o cómo es que supo?

FC: Ninguno, así ya ve como ora que pasa uno por ahí: “Ándale vámonos de bracero, vamos”. Y no, como dicían que esos iban a ir a la guerra y por eso ya no quise ir. Si no tal vez yo me hubiera ido en ése, en el…

VD: ¿Por eso no fue usted?

FC: Por eso no jui.

VD: ¿Qué se imaginaba, don Felipe?

FC: Pos bueno, me decían: “No, se los van a llevar a la guerra y que quién sabe qué”. Y hartos, a todos los que jueron de aquí, jueron hartos de aquí, jueron muchos. Entonces este, pos ya no, ya no me dio por pensar en ir, dije: “Nombre, me van a llevar a la guerra pa que allá me maten”. No, cosas que se imagina uno, ¿no?

VD: Y entonces eso fue en el [19]43, ¿no?, decidió no irse.

FC: No, entonces ya no me, no me jui por eso, porque…

VD: Y, ¿dónde se arrepentió, ya iba en el camino o cuándo?

FC: Sí, ya iba yo ahí con, ya hasta iba yo arreglado pa irme. Nomás que dije: “Bueno, ¿qué voy a hacer?”, ¿no?

VD: ¿Ya le habían dado su contrato?

FC: No, iba uno a contratar a Cuautla. Allá en Cuautla contrataban a uno. Íbamos así sin nada, nomás, ahora sí con el pasaje que nos… Entonces ya nomás era de pagar pasaje. Entonces era una friolera lo que se pagaba. Sí, pos nomás de aquí a Cuernavaca, en esos años este, taba a un lado del Palacio de Cortés abajo. En esa calle estaba este, la flecha roja, entonces, en esos años, yo creo que ni, ni existía. Este, pos venía un carro aquí de Tetecala, uno de aquí de Tetecala iba, todos los días pasaba un carro, uno se quedaba y el otro se iba y así. Pero pos, ya le digo, por eso no jui a Estados Unidos, si no, tal vez desde el [19]43 hubiera yo ido a trabajar allá, al traque.

VD: Y entonces…

FC: O sea, a la vía.

VD: Ándele, al tren, exacto. Y cuando, pues en ese tiempo que se decidió no irse, ¿en qué se quedó trabajando, don Felipe?

FC: No, pos estaba yo, ¿qué quiere?, como, usted sabe que una mamá por menos, pues quiere a todos sus hijos, ¿no? Pos era yo el consentido, ahora sí que hablando, pos sí, hablando lo que es. El consentido, pos nomás yo era en la casa.

VD: Claro.

FC: A lo que hiciera yo, a veces este, trabajaba yo dos días, tres días y a veces les iba yo a ayudar y pura travesura, pura maldad, (risas) en ese tiempo sí. Sí, pero así jue.

VD: Y, ¿hasta qué año fue que se fue por primera vez ahora sí contratado?

FC: Ah pos jue, no le digo que me jui el [19]53.

VD: En el [19]53.

FC: Oiga, déjeme ver, jue el, no el [19]55, el [19]55 jue cuando nos contratamos en Irapuato.

VD: Y, ¿cómo se decidió esa vez, don Felipe?

FC: No, es que de aquí juimos muchos, sí, de aquí juimos muchos. Nomás que en ese tiempo, pues ora sí que a mí me tocó en Yuma, Arizona. Nombre, allí es un valle que solamente, decía uno de México, aquí creo no anduvo Cristo cuando nació. (risas) No, le digo, es un calorón que, enorme.

VD: Y, ¿se acuerda usted cómo fue que se contrató aquí? A ver, platíqueme dónde los juntaron a los de aquí que se fueron para allá.

FC: Ah, pos en Irapuato.

VD: O sea que varios de aquí de Mazatepec se fueron.

FC: Nos juimos a Irapuato, de aquí nos mandaron de La Ciudadela de México.

VD: Ah, se fue usted al D.F., a la Ciudad de México.

FC: Sí, a la Ciudad de México. Y de allí ya nos mandaron a, a Irapuato.

VD: O sea que…

FC: Ah, ahí era, eran las contrataciones. Dicen: “Ustedes se van para tal parte”. Porque cuando jui por Monterrey, pos fueron, me parece que jueron dos veces, dos veces jui. Y creo tres veces por, por este, por El Paso, Texas, como si fuera este, por este, ¿cómo se llama?

VD: ¿Por Laredo?

FC: Laredo, Laredo, Texas, por Laredo, Texas, entré.

VD: O sea que, de aquí se iba usted a La Ciudadela, al D.F.

FC: Sí.

VD: Y, ¿ahí qué le hacían?

FC: Pos ahí, pues nomás nos dicían que teníamos que estar a tales horas.

VD: ¿No le daban un papel?

FC: Sí, nos daban uno y aparte ellos mandaban la lista. Nos daban la, nos daban un número, entonces ya dicían: “Allá les tienen que nombrar y con éste tienen que pasar”.

VD: Y de ahí se fue a Irapuato, ¿en autobús o en tren?

FC: En autobús, en el tren, ahora que me acuerdo, ya salíamos de Buena Vista, de Buena Vista, de ahí salimos todos.

VD: ¿Ya se había subido usted a un tren antes?

FC: Pues no.

VD: Y, ¿cómo le pareció subirse al tren, don Felipe?

FC: Pues nos cayó de raro, porque no nomás yo iba, todos íbamos ignorantes de, de muchas cosas. Pos no salía uno de México, de aquí del, ahora sí que de aquí de lo que es el, de aquí del estado de Morelos, salía uno, pero a Cuautla. Pos así, partes cercas, ¿no?, pero ya salir lejos, ya solamente en ese tiempo. Pero juimos, ya le digo, juimos en tren, de ahí de Buena Vista.

VD: Y, ¿cómo le pareció la Ciudad de México, don Felipe, cuando llegó allá?

FC: No, pos me, pues cuando en aquel tiempo, cuando jui, cuando jue mi papá y que nos llevó a mí y a mi mamá, juimos a dar una vuelta. Pero entonces, pues era muy distinto y ahora después, pues ya México ya había cambiado mucho. Ya este, Buena Vista pues ya estaba un poquito más, no, ahora ya es una cosa, desde que quitaron los… Ya yo creo que ya, ya no salen trenes pa allá pa…

VD: No, ya la van a hacer biblioteca la estación del tren.

FC: ¿Sí?

VD: La van a hacer una biblioteca.

FC: Fíjese nomás.

VD: Y, ¿cómo se sentía usted de estar en una ciudad tan grande?

FC: Bueno, porque nomás íbamos un, teníamos un gusto de que estábamos allí y todos, pos de aquí éramos hartos, éramos como diez de aquí de Mazatepec. Entonces todos sí, este, órale no, no nos vamos a despegar todos. Pos ahí íbamos el, todo el bonche junto, ¿no? Y nos íbamos juntos todos en el tren, en el vagón. Y ya te digo, allá nos bajamos en Irapuato. Y este, y ya este, allí nos contrataron por primera vez.

VD: ¿Ahí fue donde firmó su contrato?

FC: Ajá.

VD: Y, ¿cómo fue esa vez, don Felipe?, ¿tuvo que esperarse en Irapuato unos días, o de inmediato lo…?

FC: No, pos sabe que era mucha gente la que llegaba. Y luego, jue en este tiempo en temporal. Pos entramos en Arizona y entramos, ¿qué?, me parece que en, en este mes de junio de, a principios de julio, estaba lloviendo en Irapuato. Onde que como todos, allí todo, todo lo que es Guanajuato que es puro llano. Entonces, y luego es un barro negro, que al alzar así, largan uno los huaraches allí, pegajoso. Entonces, todo eso, pues no nos extrañaba porque también aquí hay barro, tierra negra, ¿no?, que es chiclosa. Pero sí nos extrañaba, porque no, no podíamos este, contratarnos por agua y agua, todos los días un lodazal. Y así estaba de gente. Nomás que tocó la suerte que luego luego nos nombraron, como a los tres días.

VD: Y, ¿dónde se quedaba mientras, don Felipe?

FC: Pos ahí en, en este, en el hotel.

VD: ¿Pagaron hotel?

FC: Pagábamos pos una friolera, porque, ¿qué quiere?, íbamos todos amontonados. Ahí estaba, dormíamos casi como luego dicen, que dormíamos como costales parados, así nomás recargados en la pared. Sí, aquella vida jue, pues jue como una lección que tuvimos en ese tiempo.

VD: ¿Usted se esperaba que fuera así, don Felipe, irse de bracero?

FC: Pues no, porque, pensé irme pero pues no, este, no, no pensaba yo que… Yo pensaba y dije: “No, pues vamos a Estados Unidos, que vamos a ver qué tal. Que dicen que Estados Unidos y Estados Unidos, vamos a ver”.

VD: ¿Cómo se imaginaba que era Estados Unidos, don Felipe?

FC: Pues me imaginaba yo que era fácil porque, porque entonces casi la gente no, no se contrataba, poca, poca gente. Pero entonces, yo pensé, dije: “Bueno, vamos de todos modos, estoy joven, qué, qué me puede hacer la vida”. Y de joven todo es fácil, ya siente uno feo ya como ahora de edad, ¿no? Pero entonces, pos usted sabe ya de unos veinticinco años, veintiséis años, veintisiete, nombre, a temprana edad se va uno. Pero pues ya después, conforme fue pasando el tiempo, ya últimamente jui a este, cuatro veces jui a Virginia.

VD: ¿Ya después de bracero?

FC: Sí, ya después de bracero, jui el [19]81, el [19]80, el [19]82, [19]83 y ochenta y, cuatro años jui a Virginia, a tabaco.

VD: Y don Felipe, de las primeras veces que fue, esa vez que se fue de ahí de Irapuato, la primera vez, ¿cómo llegó? ¿Por dónde pasó, por Tijuana, pasó por California?

FC: Pasamos por Tijuana, sí pasamos por Tijuana, no, pasamos por este, Mexicali.

VD: Mexicali, sí.

FC: Mexicali. Ya ahí en Mexicali, ahí nos contrataron en el corralón. Y allí ya este, pues…

VD: ¿Por ahí pasó?

FC: Sí, por ahí pasé.

VD: Don Felipe, ¿se acuerda usted de la revisión médica que les hacían a los braceros?

FC: Nombre, nos trataban como, hablando groseramente como, como si juéramos, no juéramos humanos. Ese Gobierno en ese año, en ese tiempo, híjole.

VD: ¿Por qué, don Felipe?, cuénteme.

FC: ¿Por qué?, porque pues yo creo así les decían los, los americanos o no creo, pero bueno.

VD: Pero, ¿cómo los trataban?

FC: Pues nos fumigaban como si juéramos animales. Con unos, entraba uno y bueno, no sabía uno la humareda de la, pasaba uno y zas, una fumigada con DDT o quién sabe qué sería. Y sales, salía uno todo blanco del cuerpo y otro y otro, vaya.

VD: Y, ¿su ropa, don Felipe?

FC: Pos se la quitaba uno allá donde, donde se vestía uno. Y ya después se iba uno allá a vestir de nuevo.

VD: ¿No se la fumigaban?

FC: Pues todo, ahora sí que nos fumigaban parejo, parejo, sí. No, aquellos años fueron, trataban muy mal a la gente. No me acuerdo qué, qué presidente estaba en ese tiempo, pero no, nos trataba mal, pero bueno, ¿qué se le hace? Cuando ya ta uno decidido a salir de su país de uno, ni modo. Eso, se debe de, ahora sí que se dispone uno a lo que sea, a lo que venga. Bueno, ¿qué más?

VD: Y, ¿esa fumigación le tocó allá en Mexicali o en Irapuato?

FC: No, en Mexicali, Mexicali del otro lado, del otro lado.

VD: Y los médicos que los revisaban, don Felipe, ¿eran de aquí o eran de allá de Estados Unidos?

FC: Eran mexicanos y americanos todos.

VD: Y, ¿cómo los trataban a los braceros, don Felipe?

FC: Pues nos trataban mal, lo que sea, mal, mal, lo que sea. En esos tiempo pues ora sí que, pues ya taba uno ahí, ¿qué más? Íbamos bastantes de aquí de Mazatepec, íbamos bastantes en ese tiempo. Ya después, después me tocó ir a, ya después salí de Yuma. Este el, ahora [es]tuve julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre, [es]tuve seis meses.

VD: ¿Allá en Arizona?

FC: En Arizona, en Yuma.

VD: ¿Qué le tocó, el algodón?

FC: Me tocó en el algodón y la lechuga.

VD: Y, ¿ya había hecho eso usted antes, don Felipe?

FC: ¿Mande?

VD: ¿Ya había hecho eso usted antes, algodón?

FC: No, no, pos aquí no, aquí no lo conocíamos. Pues lo conocíamos pero de ése que es el silvestre, que se da donde quiera en matones grandes, pero no, no de ese chaparrito. Ya después, luego juimos conociendo conforme íbamos saliendo. Íbamos, me tocó ir a, a hasta Arkansas, a Texas y a muchas partes más me tocó ir.

VD: ¿Algodón también?

FC: Algodón.

VD: Oiga, y estuvo entonces usted seis meses y luego, ¿se regresó?

FC: Me regresé y me, fíjese que lo que es no pensar, bueno, no me tocaría estar este, arreglar papeles allá, pero el patrón me quería. Como de treinta y cinco nomás quedamos creo siete, que aguantamos el calor y le contamos hasta que… Y dice: “Ya en poco tiempo ya el, va a acabarse el calor”, ni modo y le aguantamos. Y ya cuando venía yo, me decía el, se llamaba Pedro el mayordomo general: “Quédate, Felipe, Felipe”, me decía, “quédate. Y ya después te contrato para dieciocho meses”. Y no quise.

VD: ¿Por qué no quiso, don Felipe?

FC: La mala, la mala este, no sé de qué sería, pero la cosa es de jue de que no quise. Si no desde entonces hubiera arreglado papeles. Me arreglaba este, el patrón me quería mucho, porque aguantamos, dice: “Para marzo nos vamos para Salinas, California a la lechuga”. “Bueno”. Pero pues que me dicen: “Vámonos pa México”. Le digo: “No, yo no me voy”, le digo, “yo tengo todavía que mis, mi señora y mis hijos, pues”.

VD: ¿Ya se había casado, don Felipe?

FC: Ya, ya me había casado.

VD: ¿En qué año se casó usted?

FC: Me casé el [19]52.

VD: Ándele. Y, ¿ya tenía chiquitos?

FC: Sí, tenía yo un chamaquito y el que está en México, un grande que ya está allá.

VD: ¿Tenía dos?

FC: Dos.

VD: Permítame, don Felipe, un segundito.

(entrevista interrumpida)

VD: Entonces tenía dos niños cuando se fue, don Felipe, para allá.

FC: Taba uno, ahora jue este, sí estaba uno ya de, de parece que de tres años o cuatro, no me acuerdo. No recuerdo pero ya taba un, pero resulta que ese pos nació con este, malito. Y al fin ya de grande se murió.

VD: ¿Cómo a qué edad falleció?

FC: De cinco años.

VD: O sea que nomás le quedó el más grande.

FC: El más grande.

VD: ¿Nomás tuvo dos hijos?

FC: No, semos, son, con ése eran seis, sí, seis.

VD: Pero entonces cuando usted se fue aquella primera vez, nada más eran ellos dos.

FC: Dos, sí.

VD: Y, ¿qué le dijo su esposa cuando se iba a ir usted para allá, don Felipe?

FC: Pos, ¿qué quiere? Pues la… Y luego, que ya ve, pos allá, pos allá depende de uno que sepa cuidar su dinero, ¿no? Pos yo, me decían los compañeros allá en Yuma, dice: “Si quieres mandar a tu casa dinero, te prestamos el cheque”. Y sí me lo prestaban, nomás que sí, a los ocho días les daba yo el que me daban, no ganaba uno tanto, $100 pesos por semana. “Bueno, pos órale”, ya mandaba yo para acá, entonces venía, valía el dólar $8.50, pero entonces valía el dinero, en aquellos años valía el dinero, el diablo jijo.

VD: Pero cuando usted decidió irse para allá, ¿usted lo platicó con ella?

FC: Sí, sí, desde luego, porque tenía yo que platicarle, porque ni modo que me juera yo nomás porque sí, tenía que saber. Y luego, pues ya este, ya después regresé, ya le digo, en noviembre y ya dicen: “Pues hay contrataciones, vamos a tal parte”. Ya entonces, ya decidimos, nos tocó, ya le digo, me tocó, Arkansas, me tocó Montana, Colorado.

VD: O sea que se regresó hasta acá hasta Mazatepec.

FC: Sí, sí, hasta acá.

VD: Y luego, ¿se iba usted con otros amigos?, ¿o con quién se iba?

FC: Sí, con otros, sí. Y luego cambió la suerte, que uno de aquí era el diputado de aquí de Mazatepec y nos decía, le decíamos: “A ver, vamos, échanos la mano a todos los de aquí”. “Sí, hombre, ¿cuántos se van a ir?”. “Pues que tantos”. “Órale, vayan tal día, va haber contratación ahí”. Antes de que hicieran todavía estaban, estaban haciendo apenas el palacio, el palacio que estaba ahorita. Apenas lo estaban haciendo en ese tiempo, este y allí nos hacían la, nos daban los papeles ahí. Y ya entonces, de ahí salíamos pa allá, pero ya le digo, así es.

VD: Y se fue. Entonces, ¿le volvió a tocar al algodón?

FC: Sí.

VD: Allá en Montana.

FC: No, en Montana es la este, el betabel de azúcar.

VD: Al desahije.

FC: Desahije de betabel, desahije de betabel. Y en Colorado en, en este, La Junta, Colorado, nos tocó a la verdura, jitomate. A mí me tocaba jitomate, a veces me tocaba, iba a cortarles este, otra planta, elote, cebolla, ajo, otras cosas.

VD: Y, ¿hasta qué año se siguió yendo, don Felipe?

FC: No le digo que hasta el año este, al año ochenta, el [19]83 jue el último año.

VD: ¿Pero con contrato de bracero?

FC: Con contrato de bracero, de bracero, pos…

VD: O sea, ya ve que los contratos de braceros se acabaron en el [19]64.

FC: Entonces jue el último año.

VD: O sea que desde la primera vez, ¿usted se fue cada año?

FC: Sí, cada año me iba yo y tocaba dos veces por año. Por eso yo, yo nomás no me quise quedar, si hubiera sido como era después que nomás, digamos, tres meses, cuatro meses y pa México, ¿no? Digamos, nos veníamos para acá, pero en ese tiempo no, nos veníamos y veníamos en, en noviembre, en diciembre, enero, febrero, marzo, otra vuelta vámonos, dos veces por año.

VD: Y, ¿qué le decían su esposa y sus hijos cuando estaban por aquí?

FC: Pos sí les traía yo cositas de allá, digamos este, pelotas, lápices, cosas de allá.

VD: ¿Qué le traía a su esposa, don Felipe?

FC: Pos ropa, le traía yo cortes de allá. Pos a veces llevaba yo puras yardas y todo eso y pos cuando menos siquiera algo.

VD: ¿Mandaba usted dinero para acá, don Felipe?

FC: Sí.

VD: ¿Cómo se los mandaba?

FC: Por, por este…

2do: ¡Buenas tardes!

VD: Buenas tardes.

2do: Venía a ver al cuartel, no están aquí, ¿verdad?

VD: Está don Rodolfo, pásele por acá si quiere.

2do: Ah, porque, es que nada más me, me avisaron, que viniera yo aquí pa que me dieran unos datos

VD: ¿De qué?

2do: No es aquí la señora del…

(entrevista interrumpida)

VD: Ay, los moscos.

FC: Tantos zancudos.

VD: Moscos.

FC: No, son zancudos.

VD: Sí. (risas)

FC: Ya me, me fregaron los pies, pues sí.

VD: Y oiga, don Felipe y cuando estuvo allá contratado pues yo supongo que le tocó vivir en varios lugares.

FC: Sí.

VD: O sea, donde llegaba, yo supongo que le tocaron varios lugares.

FC: Sí, me tocó, por ejemplo estábanos, cuando jui a California, tuve en Stockton, de allí me mandaron a campo aéreo. Ahí en campo aéreo, había este, era centro de recontratación, de contratación, donde se concentraba toda la gente. De allí nos mandaban a otra parte, nos mandaron a San José, nos mandaron a Watsonville y así, distintas partes.

VD: Y, ¿dónde se quedaban mientras estaban por allá?

FC: Pos teníamos un, digamos una casa como ésta así onde estábamos diez, quince, veinte. Ahí estábamos todos.

VD: ¿Le tocó alguna vez en barracas?

FC: ¡Sí!, en barracas sí. Este, pues cuando me tocó en Yuma, que diga en, en Yuma, tuvimos una barraca grande, como era, eran como seiscientos, fíjese.

VD: Y, ¿cómo le gustaba más, don Felipe, en barracas grandes o donde vivía en casa?

FC: No, pues es mejor, digamos, hay en, como digamos, este cuartito chico de, de tres por seis pues estábamos más contentos. Éramos cuatro, cinco, o seis y nos hacíamos de comer. Y a donde, cuando nos tocó de braceros, ir de contratados, pues entonces jue, jue puros, puros comedores. Y ahí nos cobraban, ora sí que pues $1.80 creo, nos cobraban diario.

VD: De la comida.

FC: De la comida, diario, diario, diario.

VD: Y, ¿cómo era la comida, don?

FC: No, te hacen lo que sea. Ahí en, en campo aéreo nos daban buena comida, lo que sea, bueno, yo por cierto que me malié de, de este de que, de la cadera que me malié. Y me dieron chanza tres semanas a trabajar dentro de la cocina.

VD: ¿Qué le pasó?, ¿por qué se lastimó?

FC: De la, de aquí de la columna.

VD: Pero, ¿qué andaba haciendo que se lastimó?

FC: Estábamos, este, ora sí que este, cargando cajas.

VD: ¿De qué?

FC: De jitomate. Entonces, pues ya no, ya no había chanza de que trabajara en el campo. Y ya me, me dijo el patrón, dice: “No, te voy arreglar”. ¡Ah, jijo!

VD: No se apure. ¿Que le dijo el patrón que le iba a arreglar?

FC: Sí, sí, que iba a arreglar. Y ya me dieron trabajo ahí tres semanas en el, mientras que me compuse. Me estaba yendo al doctor y este, ya me compuse ya. Seguí trabajado pero ya me vine. Pos ya le digo, nomás era de cuarenta y cinco días el contrato y vuelta pa atrás.

VD: Y, ¿se regresaba hasta acá o se contrataba ahí mismo?

FC: Hasta acá, no, no, hasta acá. Nomás que le daban a uno el pasaje hasta acá, ¿no?, pero de todos modos, taba duro, desde allá desde, desde Mexicali hasta acá. Dese cuenta, eran como cuatro días, cuatro o cinco días, pa llegar aquí y taba duro. Pero bueno, ¿qué se le hace en ésa?, ¿qué se le hace?, más que…

VD: Ya que estaba por allá. Y alguna de las veces que le tocó contratarse por allá, ¿se tuvo que esperar, don Felipe, para irse?

FC: ¡Ah, sí!

VD: Y, ¿dónde se quedaba?

FC: Nos quedábamos, cuando juimos a Chihuahua, Chihuahua lo conozco como aquí. Contratado, este, cumplimos un contrato de cuarenta y cinco días y ya nomás que porque pues allí en el, el hotel en donde estábamos éramos puros de aquí. Éramos treinta y cinco, en esa vez.

VD: Y, ¿dormían en cama?

FC: Sí.

VD: ¿En el hotel?

FC: En el hotel, el hotel, sí. Y, pero pos ya le digo este, pos nos consideraba, pues el del hotel porque era, yo creo, más antes, yo creo él reconoció que tábamos sufriendo, pues, ¿no? Y ya entonces ya, él nos dijo, dice: “Bueno, les voy a cobrar por mitad”. Cobraban $10, nos cobraba $5 diarios. Entonces y así, pero no.

2do: Qué milagro.

VD: ¿Y le alcanzaba, don Felipe, lo que llevaba?

FC: Pos fíjese que al final nos echábamos a buscar por ahí la vida, sea de un modo o de otro. Y yo al final, pos un contrato, mejor me vine.

VD: ¿Ya no lo acabó?

FC: Pos no lo, lo acabé, le digo, que ahí en Chihuahua. Y mejor le digo, le digo a un muchacho de aquí: “Vámonos pa Mazatepec”, le digo, “¿aquí qué nos queda?”. Y nos vinimos y ya todo jue cuando, ya después nos contratamos aquí. Pero ya nos juimos a Monterrey.

VD: Y allá en Monterrey, ¿otra vez le tocó esperarse?

FC: No, no.

VD: O, ¿ahí pasaba luego luego?

FC: Luego luego a los dos días ahí, vámonos pa juera, sí.

VD: Oiga, don Felipe, o sea que usted desde que, pues se fue la primera vez y luego siguió yendo mucho tiempo, ¿qué fue lo que le gustó, o por qué decidió usted que quería regresar para allá?

FC: Bueno, el asunto es de que aquí pues, aquí pues, en primera ya ve que aquí pues es duro. Y allá pues, cuando menos pues, yo mandaba yo dinero y ya cuando menos pues ya este, la familia estaba mejor, ¿no? Entonces eso jue la cosa, la cosa de irme, de seguir yendo. Ya al final el, el [19]84, ya no quise ir, dije: “No”. Me dicían, me mandaba traer el patrón de allá de Virginia, que juera yo. No, no, ya no quise ir y tres veces me mandó traer y ya no quise ir, no.

VD: ¿Por qué ya no, don Felipe?

FC: Pues decidí ya no ir, mejor, vaya, sí mejor. No, pues ya como quiera que sea, ya, ya mi esposa y mis hijos, pues ya mis hijos ya estaban trabajando, uno ya trabajaba, el grande, el que está en México. Y luego pues ya este, se recibió de maestro y ya menos jui, ya después los demás empezaron a trabajar y ya menos, tampoco jui.

VD: O sea que por el dinero ya no necesitaba tanto.

FC: Un tanto pues sí, porque dije: “Bueno, me sigo yendo y después voy a quedar mal impuesto”. Y pos yo pensaba así, ¿no? Pero así, así es.

VD: Oiga, don Felipe, y los mayordomos, ¿cómo eran los mayordomos que le tocaron por allá?

FC: Pos unos eran buenos, otros eran malos, pero bueno, ¿qué se le hace?, todos este, así es, ¿no? Toca suerte que son buenos patrones, algunos son agresivos y así es.

VD: Y los que eran buenos, ¿cómo eran, don Felipe?

FC: Pos sí, nos trataban bien porque, porque nos decían: “Bueno, ya pa tal día se va a acabar el trabajo y ya los vamos a mandar pa México”. Y si había chance de que nos renovaran contrato o nos mandaban con algún patrón, ya el patrón ese, ya le daban el papel pa cuando se cumplía. Si faltaban dos semanas o tres, ya nos íbamos a trabajar con ese patrón y ya él decía después, iba a hablar con La Migración y así. “Los necesito otros quince días o veinte días”, y ya nos quedábamos más a trabajar con él, pero así.

VD: Y, ¿los que eran malos?

FC: Pues no, esos ni, ni los tomábamos en cuenta, no. Venir de México a sufrir aquí, no, mejor estar allá en su país de uno, ¿no?

VD: Y, ¿cómo eran esos, don Felipe?, ¿qué hacían o cómo trataban a los braceros?

FC: Bueno, digamos porque pues, porque eran este, ¿cómo le quisiera decir?, este, son gentes que no, no saben comprender que no semos nada en esta vida, no somos nada, hablando lo que es. Pero bueno, como están allá en su país y como son, ahora sí que son gabachos, son este, algunos son gabachos, otros son texanos. Y tienen sangre según de allá y de aquí, pero no, muy mal.

VD: Y, ¿me puede dar como un ejemplo, don Felipe, de cómo eran esos patrones?

FC: Bueno, el ejemplo era de que nos decían: “Para tal tiempo se van a ir”. Entonces sí, sí, este, dicían: “Bueno, está bien”. Pero los que no, nomás nos iban y nos entregaban.

VD: ¿Un día?

FC: No, nomás decían: “Pa tal día se van a ir”, y ya. Y estaba uno andar. Y no pues, le digo, no pues ya no, no conviene así, vivir en un, en un país lejano y sin tener garantías de nada, ¿no?

VD: Claro.

FC: Pues no.

VD: Y la gente de allá don Felipe, ¿cómo trataba a los braceros?

FC: Bueno, algunos bien. Porque cuando jui a Montana una señora me dicía: “Ay cómo me duele que allá en nuestro México”, dice, “está la pobreza dura”. Dice y le digo y dice: “Y aquí no”, dice, “aquí cuando menos para comer hay y allá no”, dice. “Bueno, ¿qué quiere que le haga?, usted porque tiene ya papeles, ya está aquí y aunque sea pa comer tiene diario y allá no”, le digo, “allá”. Dice: “Pos ya sé”. Vaya, vaya, donde quiera hay gente buena.

VD: Y por ejemplo los norteamericanos, ¿la gente de allá?

FC: Bueno, uno sí, lo que sea no le digo que este, como o cuando jui a Virginia, pos ése hasta me mandó traer tres veces. El de Arizona igual, que me quedara yo, me iba a renovar contrato pa dieciocho meses, pero nomás no quise. Los demás pues, como le digo, eran cuarenta y cinco días. En cuarenta y cinco días, ¿qué iba a hacer cualquier persona?, no iba a hacer nada. Porque cuando no taba lloviendo ahora, mañana y todos tres días y llueve y llueve y sí, aunque sea parando el agua, ámonos a cortar el jitomate, a cortar lechuga, o cortar lo que juera.

VD: Y, ¿por qué cree que eran los contratos tan cortitos, don Felipe?

FC: Pos eran negocios del Gobierno de aquí de México.

VD: ¿Por qué, don Felipe?

FC: Con el Gobierno de allá, ¿verdá? Eso era todo. Me platicaban pues que así era, ¿no?

VD: ¿Cómo?, ¿por qué era negocio?

FC: Este, lo tenían como negocio ellos, el Gobierno de aquí de México, pos sí.

VD: O sea que ellos sacaban algo.

FC: Le sacaban provecho, por ejemplo, dicían: “Le mando, le mando tantos”. Eran tantos cientos de pesos que les daban, en dólar allá, por cada individuo y el Gobierno taba haciendo negocio con toda la gente que mandaba, ¿no?, y así era. Onde yo por eso al final dije: “Ah, ya no, ahí, ahí que muera todo”, ya no quise ir.

VD: Ya no quiso ir. Oiga y, ¿usted alguna vez tuvo problemas allá con, que en los lugares, pues… A ver, déjeme preguntarle antes, ¿en sus días libres qué hacía, don Felipe?

FC: Ah, los días libres, pues tábamos ahí en el campo y tábamos allí. Poníamos, pues lo primero que se compraba uno, una grabadora, de la grabadora, pos ahí tábamos oyendo discos, casetes de aquí y algunos que agarraban alguna estación de San Francisco, de por ahí, de San José de por ahí. Y oíamos canciones, pero nomás.

VD: ¿No salía?

FC: No

VD: ¿Del campo?

FC: No, no, no nos salíamos, ¿pa qué, a qué salíamos?

VD: Y, ¿a las cantinas no iban?

FC: No, no, no, pos sí. Había muchas, muchas este, desde cuando jui a San José que le digo, que cuando estuve en el campo aéreo ese, pos ahí a un muchacho lo, lo hirieron. Y nomás que el mayordomo, el que taba allí de, de, que era este el que daba, que daba la comida, ése jue el que tocó ir al, al pueblo. Y él jue el que lo salvó, si no lo matan los negros. No, esos negros son malos.

VD: ¿Por qué, don Felipe?

FC: Son malos, porque pues no quieren al mexicano, hablando lo que es, sí.

VD: ¿A usted le tocó alguna vez algún incidente con un…?

FC: No, no, de eso nada, de eso nada, no, de eso no, ¿pa qué? Pues no salía yo, ¿pa qué? Me dicían: “Vamos al baile fulano”. “No, vayan ustedes, yo no voy”. No, no salía yo. Sí, pues no, ¿qué chiste tiene?, salir de su tierra de uno y a sufrir y luego por otro lado, o que le jueran a dar un golpe a uno, no. No tiene chiste, eso es todo.

VD: ¿Algún otro de sus compañeros le pasó?

FC: No, no, no, pero pues como iban tomados y eso, pero pos no, no este, no les pasaba nada. Pero de todos modos, era de que se quedaban sin dinero, ¿sí me entendió? Y yo lo que buscaba, que no hubiera, que no hubiera esa, esa debilidad en mí, que hubiera dinero. Para lo poco que ganara yo, lo mandaba yo pa acá pa México, así era.

VD: Y, ¿se acuerda usted si había alguna queja entre los braceros, alguna queja frecuente?

FC: ¿De qué?, ¿cómo?

VD: Por ejemplo en el trabajo.

FC: Bueno, pues sí este, algunos mandaban traer al cónsul y a veces ni iba, más bien, ni iba. Porque no, muy mal, muy mal en ese tiempo, todavía pues yo creo que hasta la fecha pues todo eso malo no se les quita a esas gentes.

VD: ¿Usted vio al cónsul alguna vez?

FC: Pos una vez jue allá este, y nos entrevistó a todos. Dice: “¿Cómo los tratan?”. Le digo: “Pues mal, la comida pos, la comida está mal”. Ya jue y habló con el jefe de la cocina y ya nos empezó a tratar mejor. Y ya pues y ya le digo, pero nomás eran cuarenta y cinco días, casi que nomás de entrada por salida, trabajábamos unos quince días o veinte. Los otros días, veinte días, puro descansar, no era chiste.

VD: No.

FC: No, por eso le digo que no.

VD: Y, ¿por qué estaba mala la comida, don Felipe?

FC: Pues porque, por ejemplo, no hacían la comida, no hacían la comida este, digamos, suficiente. A veces, a veces a algunos les tocaba, a otros no y así.

VD: Y, ¿usted alguna vez se quedó sin que le tocara?

FC: No, no, yo pa qué. Yo pues oyendo el tronar, tocaban la campana y vámonos y me iba yo a agarrar fila. Sí, pero no, no, no, pa qué, el tocar de la comida, yo nunca, no quería allá. Ya después que me tocó que nos hacíamos de comer, menos.

VD: ¿Usted aprendió allá?

FC: Sí, a lavarme la ropa, a planchar, pues todo hay facilidad allá. Había una plancha y todo, o si no, la mandábamos a la clínica.

VD: ¿En una clínica se las lavaban?

FC: En el, entonces, allí había una señora que nos apreciaba. Y decía: “Yo, los ratos que tengo tiempo, les lavo su ropa si quieren”. No, yo a veces nomás le daba yo que me la planchara, pero yo la lavaba casi nomás así.

VD: ¿Sus compañeros también?

FC: También, sí, todos.

VD: Oiga, don Felipe y, ¿usted alguna vez tuvo algún problema con sus compañeros?

FC: No, no, nunca.

VD: ¿Cómo se llevaban?

FC: Bien, pues todos íbamos casi de aquí, nos tocaba por suerte. Y los que no eran, eran de Guanajuato, o de San Luis, de San Luis, son San Luis este, San Luis Potosí, o eran de, de Guanajuato, eran de Zacatecas, Durango, de por ahí todas esas partes y pa qué, lo que sea. Y yo siempre busqué la forma de, de llevarme bien con todos. Yo siempre busqué la forma de llevarme bien y nunca tuve un chisme, ni, no, nada de eso.

VD: Oiga y, ¿cómo eran los de otros lugares, don Felipe?

FC: Pos distintos, porque pues ellos me platicaban de acá, les platicaba yo de acá, decían: “Y qué, qué es lo que, ¿cómo trabajan allá?”. Le digo: “Sí, el arroz”. Ya les platicaba yo el arroz cómo se cocía, se cultiva aquí y todo. Dicían: “¡Ay!”. Sí es muy distinto todo, pos allá todo, todo lo que es la frontera, puras cosas de siembra de en seco, que digamos, como el frijol, maíz, todo eso. Vaya, así es.

VD: Y, ¿alguna vez le tocó por allá el 15 de septiembre, don Felipe?, ¿las fiestas de la Independencia?

FC: Sí, pos casi lo más, pos lo más. Cada contrato me tocaba casi allá.

VD: Y, ¿celebraban?

FC: Pues no íbamos, porque pues nos agarraba lejos, digamos, como de aquí a México, de aquí a Cuernavaca. Nomás mañana es 16, pos que sí, ni modo. Y este, íbamos a trabajar, pero no, allá no, eso no, no, ora nuevamente tal vez ya lo, ya lo este, veneren eso, pero anteriormente, casi que no.

VD: ¿No?, ¿nunca le tocó a usted algún baile o una cosa así?

FC: Nada de eso, no, no, vaya.

VD: Y, ¿tuvo usted algún incidente de racismo?

FC: No.

VD: Don Felipe.

FC: No, no.

VD: ¿No le tocó que no lo dejaran entrar a algún lugar, en Texas, por ejemplo, donde pasaba mucho?

FC: Bueno, bueno, nos dejaban, no nos dejaban entrar por ejemplo, a donde, a donde, digamos este, decían: “Este, vamos al baile fulano”, me decían. Le digo: “No, yo no”. Dice: “Pero es de puros gringos, puro, puros gabachos”. “Pos no, pero yo no, no, más bien no quiero gastar dinero”. Porque era cuestión de ya llegar como a las once, a las doce de la noche y al otro día tener que madrugar. No, casi no, no, pues así es.

VD: No le tocó.

FC: No, pos casi nos tocaba, digamos, como, no en los pueblos, nos tocaba en un rancho, digamos, lejos.

VD: Separado.

FC: Separados del pueblo, lejos, digamos, como de aquí a, a ___(?), como Cuernavaca, lejos. Nomás estábamos en un rancho, onde nomás estábamos seis, siete y allí ya nos decía y amanecíamos y a trabajar, nos iba a traer el patrón temprano.

VD: Y, ¿se paseó usted por allá, don Felipe?

FC: Pues nomás cuando, últimamente cuando, esa vez que juimos a, juimos a Montana, pos nos tocó que el patrón nos llevaba al pueblo, nomás a comprar el abrigo, el lonche, nomás. Y nomás era todo, sí.

VD: Pero, ¿usted solito no se iba por ahí a las ciudades?

FC: No, no, no, ya sabíamos que es peligroso, ¿no? Viene uno pa allá, no, ¿pa qué quiere? Sí.

VD: ¿No se arriesgaba?

FC: No.

VD: Y, ¿qué era lo que más extrañaba cuando estaba por allá, don Felipe?

FC: Bueno, extrañaba yo que pos aquí es muy distinta la vida, ¿no?

VD: ¿Cómo era distinta, don Felipe?

FC: Aquí pues, pues aquí como uno no, no se está uno mortificando que no va hacer de comer ni que nada de eso. Allá tiene uno que hacerse de comer de un día para otro y prepararse al otro día temprano, a las seis ya está el carro listo y vámonos a trabajar, y aquí no. Aquí si quiere uno trabaja uno toda la semana, si no, no trabaja uno. Y eso era lo que me caiba medio extraño, ¿no?, nomás. Vaya, sí.

VD: ¿Eso era lo que más echaba de menos?

FC: Sí, nomás.

VD: ¿Le gustó algo allá, don Felipe, de la vida en Estados Unidos?

FC: Pues yo le voy a decir como para libertad, no, porque allá es, es una cosa y aquí en México es de otro modo. Ya le digo, allá pos no tiene uno libertad de irse porque en primera, que el, los patrones dicen: “Si se van ya saben, tengo el compromiso de ustedes y yo estoy pagando en dólares”, quién sabe qué tanto pagaba. “Y ya saben que si se va, si le llega a pasar algo, no me echen la culpa a mí”, y eso es lo que yo me ponía a pensar. Las veces que jui no, no, íbamos los sábados, o los sábados pero trae, a traer la comida, el mandado, ¿no? Pero pues luego nos traiban, cocinábamos pa, pa el rancho y ya nos íbamos pal rancho.

VD: Y ya no.

FC: Y ya no, así era todos los días, así era cada ocho días, cada ocho días.

VD: Oiga, y alguna vez, ¿qué pensaban de su familia que se quedaba por acá, don Felipe?

FC: Bueno, pos ya saber que este, tenía que estar sola, pos no, no tenía yo, ora sí que como no tenía yo familia, más que…

VD: Pero cuando se iba que estaba ya casado, ¿cómo sentía que se quedaba aquí su esposa y sus hijos?

FC: Bueno, entonces ya, pues, pues ora sí que, como le, hablando grosero, hablando lo que es, ¿no?, sí este, echa uno su pecho al agua, si Dios me concede y regreso bien y si no, también. Pero bendito sea de Dios que sí. Las veces que jui nunca me tocó mal, estar mal, ni enfermarme. Tal mal esa vez que me tocó estar ahí en, en California, que estuve un poco malo de la…

VD: ¿De la espalda?

FC: De la espalda, pero de ahí para acá ya no.

VD: Y, ¿qué pensaba que, no le preocupaba su esposa por acá?

FC: Sí, pos dónde cree que no, por menos, pero bueno. Ahí ora sí que uno hace de tripas corazón, de estar por allá, porque pos ya le digo allá como quiera que sea, allá todos los días, allá todos los días se gana. Y si cuida uno el centavito, lo manda uno pa acá pa México y aquí no. Y pos sí pues ya, por ejemplo, mandaba yo unos $200 pesos, pues ya era, era dinero aquí en México. Pagaba aquí mi señora lo que debía y a la otra semana mandaba yo otros centavos y así.

VD: Y, ¿qué hizo con lo que mandaba?

FC: Pues bueno, es que en esa ocasión mi mamá vivía. Y este, entonces mi mamá pues, como perdió la vista, entonces, ya este, mi señora, como ella taba, trabajaba también aquí, lavaba y planchaba y eso, por los chamacos, ¿no?, entonces ella este, mi señora estuvo guardando dinero, guardando dinero. Y me la llevé pa México a operarla allá, al Hospital de la Luz.

VD: Y, ¿sí le devolvieron la vista?

FC: Sí, pos los días que Dios le dio de vida pues vivió, vio lo que es el mundo.

VD: ¿Cuánto tiempo más vivió su mamá después de que la operaron?

FC: Como, como otros cuatro, cinco años nomás, vaya.

VD: Y, ¿pudo construir algo, don Felipe?

FC: Bueno, sí porque, ya entonces este, pues con lo que se iba mandando, iba yo mandando, pues iban este, haciendo algo aquí. No, ponle que en esos años era un temporal, orita son puros ciclones, entonces era temporal.

VD: ¿Aquí?

FC: Sí, era puro temporal entonces. Entonces no había como ora que ciclones y que ciclones como orita. Y la vida, le digo, era más, más buena, todo.

VD: Más tranquilo.

FC: Más tranquilo.

VD: Y, don Felipe, ¿usted se fue después de que acabaron los contratos, se fue para allá sin papeles?

FC: No.

VD: ¿No?

FC: No, no me jui porque, no le digo que nomás me, ya del [19]80, [19]50, del [19]62 creo, jue el último año, ¿no?, [19]64.

VD: [Mil novecientos] sesenta y cuatro.

FC: Del [19]64, pos ya de ahí pa acá ya no me jui.

VD: Ya sin papel no se fue.

FC: No, ya no me jui, no.

VD: ¿Ya no quiso irse?

FC: No quise ir, dije: “Güeno, ¿qué cosas voy a hacer?”. Hasta el, hasta el ochenta y, hasta el [19]80 que me jui, a Virginia.

VD: ¿Se regresó?

FC: No, ya no jui, ya no jui desde que se acabaron los contratos, ya no jui.

VD: ¿Hasta el [19]80?

FC: Hasta el [19]80.

VD: Y allá, ¿qué estuvo haciendo en Virginia?

FC: Estuve trabajando en el tabaco.

VD: ¿Contratado otra vez?

FC: Contratado, sí.

VD: Ándele. ¿Cuánto tiempo se fue?

FC: Me jui cuatro años, ¿no le digo?

VD: Del [19]80 al [19]84.

FC: Jue [19]80, [19]81, [19]82, [19]83, [19]84.

VD: Y, ¿cómo le parecía ese contrato comparado con el de bracero de antes?

FC: Nombre, pues estábamos mejor porque nos hacíamos de comer, si queríamos gastábamos todo el dinero y si no, no lo gastábamos. Era mejor, era mejor, porque pues cuando menos y ahora, pues ahora ya le están pagando buen dinero, ahora ya están, creo que no me acuerdo, en $8 ó $9 la hora. Y entonces sí cobraban a $3.80, ¿no?

VD: ¿Le gustaba más ese contrato del tabaco que el de bracero?

FC: No, pues sí, porque era, era duro porque, por el calor, ¿no?, porque ahí en, en Virginia hace mucho calor también. Pero pues este, se ganaba mejor la vida.

VD: Y, ¿en qué se iba a Virginia, en autobús también?

FC: Sí, de aquí nos contratábamos en, ya le digo, nos encontrábamos en La Ciudadela, o aquí en Cuernavaca. Y ya de aquí nos decían, en Cuernavaca ya después nos decían: “Les toca Monterrey”. Luego nos decían: “Si no, te toca Chihuahua”, y así.

VD: ¿También en el tabaco?

FC: Sí, nos íbamos, los años que jui a Virginia, nomás jueron esos años. Pero ya jue todo lo que viví.

VD: Y, ¿por qué ya no se quiso volver a ir?

FC: Ya no, ya no me interesó más bien, ya no me interesó irme, eso jue todo.

VD: Oiga, don Felipe y después de todos estos años, ¿cómo se siente usted de haber sido bracero? Cuando se acuerda de esos años, ¿cómo se siente?

FC: Bueno, pues me siento que pues ahora sí que estuve todavía aquí con familia y ya pues dije: “Bueno, ¿qué cosas voy a hacer?”. Como quiera que sea, mis hijos ya, unos ya trabajan, los otros pos este, pos ya van a trabajar. Y enseguida dije: “Ya no, ya no”, pensé que no, “mejor me voy a ir por aquí a trabajar en el campo”. Y ya no quise, me salió un, una, me desanimé por completo, ya no ir, no porque no me guste trabajar, sino porque me desanimé por completo, ya no ir. Eso jue todo, ey.

VD: Y, ¿alguno de sus hijos está por allá?

FC: No, ninguno.

VD: ¿Todos están aquí?

FC: Sí, todos. Uno que en México y este, los demás aquí están.

VD: Aquí en Mazatepec.

FC: Sí, sí.

VD: Pues, don Felipe, yo le agradezco muchísimo su tiempo y sus recuerdos.

FC: ¡Sí!

VD: Todos los recuerdos que nos compartió aquí.

FC: Sí.

VD: Muchas, muchas gracias.

FC: Sí.

VD: Muchas, muchas gracias, permítame.




Fin de la entrevista





Interviewer

Domínguez, Violeta

Interviewee

Corona Franco, Felipe

Location

Mazatepec, Morelos, México

File Name Identifier

Corona_Franco_MOR002

Citation

Domínguez, Violeta and Corona Franco, Felipe, “Felipe Corona Franco,” Bracero History Archive, accessed December 22, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/105.