Bernardo Treviño Cervantes

Title

Bernardo Treviño Cervantes

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Bernardo Treviño on September 2, 1936, in Saltillo, Coahuila, México; he grew up in a family of farm workers; at an early age, he worked in the fields with his family; he worked as a bracero until 1964 in Michigan and Texas; there, he picked cotton and cut cucumbers.


Summary of Interview: Mr. Treviño recalls his childhood in Saltillo, Coahuila, México, and his work as a child on the farm; he remembers going through the hiring process in Zacatecas, Zacatecas, México, and signing his contract in Monterrey, Nuevo León, México; additionally, he describes his trip to the border, and being sprayed with pesticide at the United States-México border; he states that he worked as a bracero until 1964 in Michigan and Texas; there, he picked and irrigated cotton and cut cucumbers; furthermore, he details what his daily activities were like, and the good treatment he received in the United States; he relates that sometimes he spent his free time on the Mexican side of the border; moreover, he discusses how he wished he would get his bracero savings funds back, and that more attention needs to be given to the bracero cases; he concludes by stating that once the program was over he did not wish to return to the U.S.

Creator

Domínguez, Violeta
Treviño Cervantes, Bernardo

Date

2003-06-30

Subject

bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Bernardo Treviño Cervantes

creator (Spanish)

Domínguez, Violeta

contributor (Spanish)

Cristóbal A. Borges

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini Disc

Duration

41:12

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Bernardo Treviño Cervantes
Fecha de la entrevista: 30 de junio de 2003
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez

VD: Hoy es 30 de junio de 2003, esta es una entrevista con el señor Bernardo.
BT: Treviño Cervantes.
VD: Don Bernardo, ¿de dónde viene usted?
BT: De Saltillo, Coahuila.
VD: De Saltillo, Coahuila. ¿Usted nació allá, don Bernardo?
BT: No, allá en Saltillo no, nací en un rancho que se llama Jalapa, Sabanillo, Coahuila.
VD: ¿Está cerca de ahí?
BT: Sí.
VD: Oiga, don Bernardo y, ¿sus papás a qué se dedicaban?
BT: Ah no, ellos ya no existen.
VD: No, pero antes.
BT: ¿Antes?
VD: ¿A qué se dedicaban?
BT: Pos al trabajo del campo, pos, ¿qué más?, no había más, allá qué…
VD: Y, ¿qué sembraban?
BT: Sí.
VD: ¿Qué sembraban?
BT: Pos maíz y frijol, era lo que se acostumbraba allá.
VD: ¿Tenían tierras propias?
BT: No.
VD: Sembraban para…
BT: Para ejidales.
VD: Oiga y, ¿usted en qué año nació, cuándo nació usted?
BT: El día 2 de septiembre de 1936.
VD: En el [19]36 Y, ¿cuántos hermanos tuvo?
BT: Somos siete hermanos y dos hermanas.
VD: Y, ¿usted es de los más grandes?
BT: No, de los más chicos.
VD: Oiga y, ¿usted fue a la escuela allá?
BT: Allá pos a lo poquillo que nos enseñaban nomás ahí, segundo año cuando mucho, muy poco.
VD: ¿Nada más hasta segundo año?
BT: Nada más.
VD: Pero y, ¿aprendió allá a leer y escribir?
BT: Escribir sí.
VD: ¿Escribir sí?
BT: Sí.
VD: Bueno, y usted, con sus papás, ¿cuándo empezó a trabajar, desde qué edad?
BT: Pos desde los, pos en el rancho usted sabe que uno empezaba a trabajar desde muy chico, de los diez años. Porque pos ahí que le enseñaban a uno era a tallar el ixtle ese que utilizaba, que utilizan todavía. Todavía hay gente que talla, pero ya no como antes. Antes se era, la esta del campo, o sea…
2ND: La vida.
BT: La vida del campo, lo que, el ixtle, todo eso, la candelilla, Los Guayules, todo eso. Eso era a lo que se dedicaba uno en el rancho.
VD: Y, ¿cómo fue que usted se enteró de que estaban contratando braceros allá en el rancho?
BT: Allá no, nosotros, como somos vecinos de Zacatecas, entonces hay un pueblito que se llama Melchor Ocampo, Zacatecas. Entonces como no había gente, ¿verdad?, suficiente allá en Melchor Ocampo, nos… Cuando pedían un pedido nos echaban. Nos hablaban y nos daban las carta pa que fuéramos a Estados Unidos.
VD: Y, ¿le cobraban?
BT: No, no, no, a nosotros no nos cobraban. Allá en Melchor Ocampo no nos cobraron.
VD: ¿No les cobraron para pasar?
BT: Para darnos la carta, no.
VD: Y luego con esa carta, ¿qué hacía?
BT: Pos esa carta hacían la lista, ¿verdad? De, si era de unos doscientos o de cien o de cincuenta o de veinte la hacían. Entonces la mandaban a Zacatecas a que la autorizara Gobernación. Y ya ahí, esa lista la llevaban a Monterrey los representantes de, que iban con nosotros. O sea que iba un representante de nosotros adelante pa meter la lista. Entonces ya metían la lista ahí en Monterrey y nos, y nos hablaban, hablaban ahí, por decir, decían: “Bernardo Treviño”. Uno tenía que contestar: “¡Cervantes!”. Y al otro así.
VD: Sí.
BT: ¿Sí me entiende? Entonces teníamos que estar alertas pa entrar. Ya entrábamos ahí a la contratación y ya, pos ahí nos hacían la vista del registro médico y todo eso. Y luego ya después que ya no nos hallaban yo creo ninguna enfermedad, nos daban, ya nos daban de comer. Y ya pos nos hacían otro papel pa irnos a, fuera a, por Hidalgo, por El Paso o por Piedras Negras o por Hidalgo, o por… Pos sí por Reynosa. Por los pases que era por donde contrataban Llegábamos ahí y ya nos contratábamos y ya entrábamos y luego luego, al pasar el puente estaba una, estaba unos señores todos enmascarados así con unas, ¿cómo se llaman?, unas…
VD: Pistolas.
BT: Con pistolas de esas de fumigar. Y ahí nos fumigaban todo el cuerpo de pies a cabeza.
VD: ¿A todos?
BT: A todos. No, ahí en la entrada.
VD: No se salvaban.
BT: De a uno por uno entrábamos.
(entrevista interrumpida)
VD: Don Bernardo, estaba platicando de la fumigada que le tocaba.
BT: Ah sí, allá cuando entrábamos a El Paso, nos fumigaban todos de pies a cabeza. Y luego ya de ahí nos, así como íbamos nos pasaban al comedor. Ya estaba un perol ahí de huevo, pa así nomás como a, echarle a cualquier. “Vámonos, bye”. Y: “Pásale, pásale”. El que iba siguiendo. Y luego ya de ahí, más bien de la fumigada llegamos a que nos sacaran la sangre, a que nos hicieran análisis de sangre, y luego ya de ahí del análisis de sangre nos mandaban a almorzar ahí. Y luego ya salíamos de ahí y hacían unas filas y ahí decían, por ejemplo, decían: “Yo quero unos… Como una, cuando yo estuve en Edinburg que querían diez regadores. Entonces yo…
VD: ¿Para algodón?
BT: Sí, para regar tierra de algodón y todo lo que había, maíz y todo eso. Entonces como yo ya estaba en Plainview, que me habían operado de la apéndice, y allá como yo andaba deoquis, ahí nomás andaba viendo los que andaban trabajando. Y me aprendí así viendo cómo regaban con paipa y con boquilla. Entonces dijeron que querían diez regadores. Yo me, que levantara la mano. O sea me cortara, no pos fui el primero que me corté y me contrataron pa, ir pa de regador. Ahí duré como, como unos nueve meses.
VD: ¿Le renovaban su contrato?
BT: Sí, sí lo renovaban.
VD: Bueno, ¿y en qué año fue que se contrató usted por primera vez?
BT: La primeritita vez fue como en el, ¿en qué año arreglé? Tenía yo diecinueve años, nací en el [19]36, échele a ver cuántos, usted que tiene la mente más buena que yo.
VD: Se me hace que la tiene más buena usted que yo.
BT: (risas)
VD: ¿Qué tenía?, en el [19]36.
BT: Pal [19]40, cuatro, pa el [19]50, catorce.
VD: ¿En qué, cuántos dice que tenía, diecinueve?
BT: Diecinueve.
VD: ¿Qué dice don?
2ND: Como diecinueve años tenía.
VD: Sí, dice que tenía diecinueve años.
2ND: [Mil novecientos] cincuenta y cinco.
VD: Que [19]55 dijo alguien por ahí.
BT: No, pos mire…
VD: No.
BT: Nací en el [19]36, para [19]40, cuatro, pal [19]50, catorce.
VD: [Mil novecientos] cincuenta y cinco, cincuenta y seis.
BT: [Mil novecientos] cincuenta y seis, sí.
VD: ¿Esa fue la primera vez que se fue?
BT: La primera vez que me fui yo.
VD: Ya están haciendo cuentas todos aquí. (risas) Y esa primera vez, ¿fue cuando pasó por El Paso?
BT: No, por Eagle Pass, por Piedras Negras.
VD: Por Piedras Negras. Y, ¿cómo se fue usted de su rancho para allá?
BT: No, pos porque nos íbamos a Monterrey ya cuando nos daban la carta, ¿no le digo? Nos íbamos por nuestra cuenta hasta Monterrey, ¿pos qué tanto era el pasaje de ahí de Saltillo a Monterrey? Entonces cobraban, creo que me parece que $5 o $6 pesos los transportes Monterrey Saltillo y de esa manera, pos aunque no tuviera uno el suficiente dinero, ¿verdad?, hacía lo posible por irse a trabajar allá. Porque pos sabía uno que, pos no se ganaba mucho, pero de todos modos aquí a los centavos. Porque pos allá era lo mismo, $1 peso era un peso y aquí sí se aguantaba uno, pos traía una feria y si no, pos allá se los echaba.
VD: Y, ¿sí vio a varios que allá se lo tomaban el salario?
BT: Pos cómo no, así de lo que estábamos llenos. (risas) Unos en los huesos y todo, ahora que de todos habemos, de todos.
VD: Oiga, don Bernardo, y, ¿usted cómo fue que se animó a irse de bracero?
BT: Ah, pues porque contaban que los dólares valían $12.50 en ese entonces, y dije: “Pues si Dios nos ayuda y podemos pasar, a lo mejor traemos una feriecita”.
VD: Y a usted, ¿alguien en su casa antes se había ido al norte?
BT: No, ¿yo, o alguien de mis hermanos, o qué?
VD: Pues sí, alguien de su familia que antes de usted se hubiera ido.
BT: Sí, tres hermanos. Dos hermanos habían ido antes que yo.
VD: ¿Contratados?
BT: Contratados también.
VD: Y, ¿qué le platicaban sus hermanos?
BT: No, pos que ellos que se ganaban buenos centavos y que dije: “Anímate, si quieres vamos”. “No, pos sí vamos, por qué no”.
VD: Y, ¿qué le platicaban del trabajo? Como que cómo era el trabajo allá.
BT: Pos sí, sí pues según a lo que ellos, a lo que uno… Por ejemplo, si íbamos a la pisca de algodón, ¿verdad?, pos a piscar algodón. Si íbamos a la pisca del pepino, piscar pepino. Si íbamos al corte de la naranja, la naranja. Y como le digo yo, anduve de regador, la anduve regando allá. (risas)
VD: Y, ¿le habían contando sus hermanos, por ejemplo, de la fumigada que les tocaba o esa parte no se la contaron?
BT: No, sí, si ya sabíamos de nomás que dice: “Ahí tratan a uno mal, si es Monterrey llegando, luego luego tienes que entrar al registro médico y no tienes que fruncirte, porque si te frunces de lo que te están haciendo, te van a devolver”.
VD: Ya no pasa.
BT: No pasa.
VD: Y, ¿usted cómo se imaginaba que era Estados Unidos? ¿Qué le contaban? ¿Qué se imaginaba usted que iba a ver cuando llegara?
BT: No, pos me imaginaba yo que, que sería muy bonito allá porque pos digo, para ir a ganar ese dinero que aquí valía más, ¿verdad? Se le hacía a uno que pos a la mejor estaba muy bonito, y sí. Pos hay partes que son muy bonitas, como Michigan es muy bonito, todas las partes esas ya de más adentro. Sí aquí cerquita está bien, pos más adentro ta más bien.
VD: ¿En qué otros lugares le tocó trabajar?
BT: Pos yo estuve en Michigan, en Lepanto(??), Arkansas estuve dos veces.
VD: ¿También el algodón?
BT: Yo anduve en los desahijes y en la pisca del algodón en Lepanto, Arkansas, y en Wilson(??), Arkansas estuve también dos veces en la pisca del algodón. Y en Edinburg, ya le dije que ahí duré siete meses.
VD: Nueve meses, sí me dijo.
BT: Nueve meses. Y en Río Hondo, en Mission.
VD: ¿En Texas también?
BT: Sí, en Odoney [Odonnell] y en Bovina, Texas, en ese otro, en Raymondville ahí estuve también como tres veces.
VD: En Texas también. Oiga, entonces le tocó a usted varias veces en Texas.
BT: Sí.
VD: Y, ¿cómo se acuerda que era el estado en aquellos años?
BT: Pos, ¿cómo le diré? Pos ya no he ido pa saber cómo está ahora, a la mejor está mejor que entonces.
VD: Por ejemplo…
BT: Porque entonces era más barato, ahorita dicen que es muy caro, sabe.
VD: Y, ¿cómo se acuerda usted que era la gente ahí en el estado de Texas, los que vivían allá?
BT: Pos bueno, nosotros anduvimos con troqueros y nunca nos trataron mal. Eran buenas gentes, buenos amigos, que al contrario, nos protegían, nos decían a veces. Y como una vez íbamos a piscar, ahí íbamos en un camión, íbamos como unos veinte yo creo, y ahí hay una pequeña que le nombran liturria, ahí en el valle. Es un monte que está, hay muchos venados, muchos animales, guajolotes y todo eso. Y entonces se me ocurrió llevar una botella, así quebrada del pico, y desde arriba se atravesó un conejillo y corriendo la camioneta lo degollé de así desde arriba del camión. Y no, pos entonces que le suenan al troquero y se para y dice: “¿Qué pasó, a quién se le cayó el sombrero?”. No, ya venía yo con el conejo en la mano y dijo: “Qué bruto eres”, dice, “cómo ves, si aquí no estás en México, aquí se respetan los animales”, (risas) dijo, “otra vez que hagan esa cosa”, dice, “nunca me anden tocando”.
VD: Y, ¿lo regañó?
BT: Sí pos me regañó, pos uno no sabe. Pos como aquí en México, pos si se halla uno un conejito y trae uno con qué, se lo mata.
VD: Oiga, don Bernardo y además de esa vez, ¿no tuvo algún otro problema usted?
BT: No, nunca tuve un problema allá donde andaba, nunca. Nomás de esa vez que maté a ese conejillo. Pero sin, ¿cómo le dijera?, sin malicia de nada, o sea que como uno está aquí acostumbrado a eso. Entonces dije: “Pos vamos a cenar conejo”.
VD: (risas) Y ya, ¿se lo llevó, se lo comió?
BT: No, nos lo comimos, pues sí nos lo comimos, nos lo trajimos.
VD: Oiga, don Bernardo y cuando usted salía en sus días libres allá al pueblo, a los pueblos de alrededor, ¿cómo los trataba la gente, los de allá?
BT: Pos bien digo, porque pos cuando yo estuve en Edinburgh había un restaurán que se llama el Mary’s Place, ahí me asistía yo. Y pos las señoras eran muy amables, o las gentes, lo mismo, nunca lo trataban a uno mal.
VD: ¿Eran mexicanas?
BT: Mexicanos y gringos.
VD: Y, ¿le pasó a usted alguna vez que no lo dejaran entrar a algún lugar?
BT: No, en todas las partes, nomás onde, fue en Pecos pero porque sabe que ahí entraba uno a una tienda y lo, y salía. Si no compraba nada, salía y lo trasculcaban de las bolsas y si no le hallaban nada, pues le daban nada que decidir, pero ahí los tenían con las manos así en alto pa que, a ver si no llevaban nada robado en las bolsas.
VD: Y, ¿le hacían eso a todos o nada más a los braceros?
BT: No, a todos, no nomás a los que íbamos de braceros, a todos. Tendrían desconfianza de que éramos muy rateros, yo creo.
VD: Oiga y, ¿en las cantinas?
BT: Pues casi muy pocas veces íbamos a las cantinas. Bueno digo, al menos yo cuando fui joven no y todavía ahora de viejo casi no le he hecho al chupe, no mucho no.
VD: Pero muchos iban muy seguido, ¿verdad?
BT: Sí.
VD: Allá se quedaban sus…
BT: Sí.
VD: Sus pagos, en la cantina.
BT: Sí, no, pos nosotros cuando estábamos ahí en, aquí cerquitas ahí en el valle. En vez de irse uno a las cantinas allá en el otro lado, se venía uno ahí al, al Nuevo Progreso, ahí a Las Flores, a Reynosa.
VD: ¿De este lado de la frontera?
BT: De este lado de la frontera.
VD: Y, ¿cómo pasaba la frontera?
BT: Pos con mi pasaporte.
VD: ¿Con su mica?
BT: Con mi mica.
VD: O con otro documento.
BT: No, el documento ese era un pasaporte que traía uno. O sea, era una visa que lo traía usted, ese lo favorecía de la ley. Lo agarraba la ley, mira, aquí está.
VD: Y, ¿con esa visa se pasaba usted?
BT: Se paseaban, a todos nos daban eso. Ya cuando firmábamos el contrato, que ya íbamos a donde íbamos a trabajar nos daban eso.
VD: ¿Su pasaporte?
BT: Mi pasaporte.
VD: Y cuando se venía de este lado a la frontera a las cantinas, ¿qué otras cosas hacían?
BT: No, pos nomás venir a pasearse uno aquí mismo en México. No allá en lo otro lado, no.
VD: ¿Le gustaba más de este lado?
BT: Sí.
VD: ¿Por qué?
BT: Pos porque gastaba uno menos. Por ejemplo, yo si allá iba a gastar $10 dólares, acá venía con un… Por decir, eran $120 pesos. Valía $12.50, diez dólares.
VD: Doce cincuenta por un dólar.
BT: Sí, entonces $10 dólares eran $120 pesos, con esos me la pasaba toda la noche a gusto.
VD: Y, ¿se fue usted soltero o casado?
BT: No, soltero.
VD: ¿Todas las veces?
BT: Todas las veces, yo fui siempre de joven. No, nomás la última vez que fui a Michigan ya entonces sí ya estaba casado y una vez que fui a Pecos. Pero ya, fue de eso en el mil novecientos, ya cuando se acabaron las contrataciones, que fue en el 1964. Ya estaba yo casado.
VD: ¿Se fue usted alguna vez sin papeles? ¿Ya no regresó?
BT: No, ya no regresé nunca. Ya lo que busqué fue acomodarme a trabajar aquí, en una fábrica y me acomodé en una fábrica. Ahí trabajé veinte años y ya me pensionó el Seguro [Instituo Mexicano del Seguro Social] y ya.
VD: Bueno, y alguna vez, ¿le vino la idea otra vez de regresarse para allá después de sus contratos?
BT: No, pos ya no, pos dije pos, decían que era muy, mucho riesgo irse uno de mojado porque muchos pos perdían la vida y yo pos tenía temor. Digo, de que un día dije: “Pos pa qué voy ya”. Si ya no, asina no. Pos como cuando iba uno contratado, ¿verdad?, ya nomás le daban la carta, es ir ahí en Monterrey. Ya nomás en Monterrey llegabas y ya le daban la, el visto bueno. Y ya usted ya iba de parte de ellos, lo que le pasara, ya era cuenta de los patrones.
VD: De ellos.
BT: Que mandaban pedir la gente. Y asina no, pos es mucho riesgo para ir.
VD: ¿Así no se animó a ir?
BT: No.
VD: Y, cuando estaba usted allá, ¿le mandaba dinero para su familia?
BT: Sí.
VD: O, ¿lo juntaba usted allá?
BT: Sí, para mi padre y pa mi madre.
VD: Y, ¿cómo se los mandaba?
BT: Por giro.
VD: ¿Dónde iba usted a poner su giro?
BT: ¿Mande?
VD: ¿Dónde ponía su giro?
BT: Pos en el banco. Le daba uno el dinero al patrón y él venía y lo ponía.
VD: ¿Su patrón lo hacía? Y en los lugares en los que estuvo, ¿se acuerda usted si había alguna queja frecuente entre los braceros?
BT: ¿Entre los qué?
VD: Entre los braceros.
BT: No.
VD: Que hubiera una queja frecuente de algo.
BT: No, nunca, no oí yo.
VD: Como por ejemplo, de la comida, algunos les pasaba de que la comida…
BT: Sí, eso sí la comida, ¿no le digo? Pos si cuando entraba uno ahí luego luego al entrar que iba de aquí, que lo, ya iba contratado, que lo iban a hacer el análisis de sangre. Ya no salía nada y se iba, y si comía, para una comida, pos fíjese se hacían como, yo creo hacían como unos, un pedazo de ahí asina, no le miento, mire de ahí así allá, de puro huevo. Entraba uno, ya nomás con el olor taba uno loco ahí ya, y luego con el polvo que llevaba, ¿usted cree?
VD: ¿No se podía bañar?
BT: ¿Cómo nos bañábamos? Pos si no nos daban ni agua, hasta que llegaba uno allá, ¿cómo cree que andaba? Hasta traía los pelos así como que andaba enojado. No traigo la mica pa enseñársela nomás pa que vea cómo salía uno en la foto.
VD: ¿Le tomaron su foto después de que lo fumigaron?
BT: Sí, después de que lo fumigaban a uno, le tomaban a uno la foto.
VD: Así que ahí sale con el pelillo todo parado.
BT: Sí, todo parado y blanco, pos del polvo que le echaban.
VD: Bueno, y, ¿para este lado de California no le tocó?
BT: No, una vez intenté pero me devolvieron de Empalme, Sonora ahí donde estaba la contratación, ya estábamos adentro allá en otro lado. Nomás que como llevábamos cartas que no eran de nosotros y empezaron a descubrir que no íbamos, y que no íbamos derechos y luego luego, pos a empezar.
VD: Los regresaron.
BT: Nos regresaron.
VD: Y, ¿ya no pudo volver a pasar?
BT: Ya no fui, ya no, hasta después. Ya de esa vez, que hubo contratación ahí en Saltillo, me dieron una carta ahí en el CNC [Confederación Nacional Campesina]. Me dio una carta y fui, fue cuando fui a Michigan ya la última vez.
VD: Allá en Michigan, ¿en qué le tocó?
BT: En el pepino, a cor…
VD: Corte de pepino.
BT: Corte de pepino.
VD: Oiga, don Bernardo, ¿qué era lo que usted extrañaba más de acá cuando andaba por allá?
BT: Pues ni me acordaba de nada, fíjese. Porque pos sí se emocionaba uno.
VD: Pues sí.
BT: Que a veces ganaba dinero. Y, como cuando estuve en Michigan ya estaba yo casado, entonces sí. Pos no le miento, pero la primer quincena que nos pagaron, me pagaron $300 dólares. Pos a mí se me hacía mucho dinero, le mandé $200 pesos a la señora y dejé yo $100 allá. Y a la segunda quincena que trabajábamos tres quincenas, una de $300 y otra de $200 y una de $180.
VD: Y, ¿mandaba usted su dinero?
BT: Sí.
VD: Y me decía que antes luego ni se acordaba cuando estaba soltero.
BT: No, cuando estaba soltero. Pero ya después cuando ya estaba casado, sí me acordaba.
VD: Y, ¿cómo pensaba en su familia?
BT: Sí, pos pensando, pero pos no, a veces decía: “No, mejor no pienso porque me duele el corazón”.
VD: Pues sí. Oiga y, ¿alguna vez le dieron ganas como de regresarse, esa vez que estaba casado?
BT: No, me aguantaba, lloraba y de todos modos. (risas)
VD: ¿Tenía hijos, o nomás estaba casado?
BT: No, no tenía, tenía uno, pero se me murió en esos días.
VD: ¿En lo que usted estaba en Estados Unidos?
BT: No, aquí estaba yo.
VD: Ah.
BT: Y luego ya iba a nacer otro. Ya en esos días que vine de Michigan, ya estaba en días de nacer.
VD: Y, ¿llegó usted antes de que naciera?
BT: Sí, hasta fuimos a San Juan de los Lagos, la llevé. Todavía aguantó ir hasta allá, a San Juan y volvimos.
VD: Y, ¿para qué fue a San Juan?
BT: Pos, es que nosotros, ¿cómo le dijera? Semos gente que uno promete ir y tiene que cumplir.
VD: ¿A la Virgen de los Lagos?
BT: A la Virgen de San Juan de los Lagos.
VD: ¿Le había prometido usted que si regresaba iba a ir a visitarla?
BT: Iba a visitarla. Cada que iba yo, yo le decía que me cuidara.
VD: Y, ¿se llevaba usted una estampita?
BT: Sí. Regresaba y nomás llegaba aquí, a veces no llegaba al rancho, me iba a San Juan y ya cuando volvía de San Juan, me iba pal rancho.
VD: ¿Siempre iba a visitarla allá?
BT: Siempre iba.
VD: ¿A la Virgen?
BT: Cada que volvía de allá, era lo primero que hacía.
VD: Bueno, y en sus ratos libres, ¿qué más hacía?
BT: ¿Ónde, allá?
VD: Allá. Cuando estaba por allá, que tenía su día de descanso.
BT: No, pos allá no teníamos día libre.
VD: No, trabajaba, ¿trabajaba los siete días?
BT: Sí, yo bueno, pero pos el domingo tenía uno que lavar su ropita porque se le ensuciaba, ¿verdad?, pos para el lunes ir más o menos, siquiera oler a jabón. (risas)
VD: Y, ¿usted allá se enseñó a…?
BT: A hacer de comer. Yo de todas las veces que yo estuve en otro lado, yo hacía mi comida.
VD: Y, ¿quién le enseñó?
BT: ¿Eh?
VD: ¿Quién le enseñó?
BT: ¿Pos quién? Pos yo solo ahí, el hambre.
VD: ¿Qué se cocinaba, don Bernardo?
BT: Pos, ponía mi jarro de frijoles y huevo. En el sábado que íbamos a la tienda, pos llevaba unas dos libras de carnita ahí. Y, ¿quién te pegó?, pues pa paga.
VD: Oiga y, ¿hacía usted tortillas?
BT: ¿Mande?
VD: ¿Tortillas hacía usted?
BT: Sí, de harina y de maíz.
VD: Y, ¿cómo aprendió a hacer las tortillas?
BT: Pos con la, ¿cómo le dijera? Pos viendo. O sea esto no es cosa del otro mundo. Agarraba uno su testal y su palote, vamos a jalar. O sea que el mismo, la misma, ¿cómo no? Bueno, no necesidad, más bien sí, la misma necesidad de comer, tenía uno que buscar la manera de comer. De cómo hacer la tortilla o, porque pan pos no, casi que no.
VD: ¿No comía pan?
BT: No. Y a nosotros, cuando le digo que venían del sur en burro nos llevaban la mercancía de acá, porque era más barata. Gastaba uno más en el otro lado que lo que nos llevaban de aquí. Un señor que tenía una tiendilla y también era bracero, nomás que era de Reynosa, nos llevaba al mandado cada ocho días.
VD: ¡Ah!, ¿era bracero él?
BT: Ey.
VD: Y, ¿se había quedado allá?
BT: Sí. Y él nos llevaba el mandado. Llevaba Maseca pa las tortillas, porque pos no, pura harina no. Ahí hacíamos tortillas de Maseca.
VD: ¿De harina se preparaban sus tortillas?
BT: También.
VD: Oiga y, ¿qué hizo cuando usted se regresó? ¿En qué fábrica dice que trabajaba?
BT: En la CINSA.
VD: ¿La de trastes?
BT: Sí.
VD: Y, ¿qué hacía ahí?
BT: Pos yo ahí le daba el terminado al fregadero de ese de económico, al estándar y al doble escurridera. O sea que teníamos un promedio de ocho fregaderos por hora. O sea eran ocho, o tres fregaderos por… ocho por tres, veinticuatro. Sí, teníamos como veinticuatro fregaderos de… Por medio de charla, es algo que marcaba ahí la tarifa. Y nosotros echábamos cien, con cuanto estábamos sobregirados. Y (inteligible) enfermo, echábamos veinticuatro, teníamos que echar veinticuatro fregaderos en el turno, pero nosotros echábamos cien, ¿cuánto, en cuánto?, muchos estábamos…
VD: Muchísimos más, claro.
BT: ¿Por qué? Porque sí nos los pagaban bien. Fíjese el económico nos lo pagaban a $5 pesos pieza, el estándar a $6 pesos, el doble escurridera a $7 pesos. Así que echábamos cien en el turno, ¿cuánto nos ganábamos?
VD: No, pues sí, así ya le sacaba. Y ahí estuvo trabajando, ¿cuántos años?
BT: Veinte.
VD: En SINSA. Y, ¿después de ahí?
BT: Después de ahí ya me hice muy huevón, ya no trabajé. (risas) Ahorita tengo veintidós años y no quiero trabajar.
2ND: No quiere trabajar éste.
VD: ¿Ni en el campo ya?
BT: No, ya no, no, sí tengo unos marranos. A eso me dediqué, a criar marranos.
VD: Ah, ¿sí los vende?
BT: Sí los vendo y los, y a veces a los…
VD: Y, ¿hace carnitas?
BT: También.
VD: ¿A poco?
BT: Sí.
VD: Y, ¿se pensionó? Ah, es que se le cayó, ¿se pensionó de ahí?
BT: Sí, de ahí me pensionaron porque, ¿no le digo? Me resultó una enfermedad en las manos, como que me hinchaba así y decían que tenía artritis. En turno cuando salía la que jalaba las ocho horas, salía y no me cabía la, pos la camisa, me apretaban donde me hinchaba mucho del, de lo que el exceso de trabajo sería o quién sabe. Porque ahí son pulidores de aire y anda uno agarrando el fregadero, pos lo soldan. Y al rojo vivo lo agarraba uno pa arreglarlo, pa darle el terminado.
VD: Oiga, don Bernardo y, ¿alguno de sus hijos se fue para allá a Estados Unidos?
BT: No, ellos no.
VD: ¿No ha querido ninguno?
BT: Anda uno que se quiere ir pero no, también le digo: “No la haces”, le digo, “porque allá no creas que, es decir, que no tienes”. Ya se casó hace poco. Le digo: “Ahí si no tienes, allá si no tienes qué comer, pos te vas a amarrar”, le dije. “Y aquí no, pos ahí vives y nomás bajas de allá, que no tienes que almorzar y vienes a almorzar aquí con tu mamá. Allá no está tu mamá, no creas que, no es igual a esto”.
VD: O sea que usted cree que no la haría allá.
BT: Pos digo yo, pero a lo mejor sí la hace, eso le digo yo. Porque pos como tiene familia, entonces como ahorita. Es como le digo, mire, antes se iba uno, porque ya nomás llegando a Monterrey y ya lo contrataban ya. Entonces ya nomás llegaba al otro lado, y que ya se contrataba, tenía manera luego luego, por ejemplo, le prestaban pa la quincena.
VD: Y, ¿quién prestaba el dinero?
BT: Pos el patrón.
VD: ¿El patrón?
BT: El patrón le daba a uno pa que comprara el mandado. Y pos uno pos se limitaba, ¿verdad?, pa poder. Si ya le sobraban los $10 dólares, pos bueno. Yo era uno de ellos, ¿veá? Que nomás, le decía: “¿Sabe qué? Quiero que me ponga estos $10 dólares al otro, pa allá pa México”. Aunque me quedara sin un cinco.
VD: Y, ¿el patrón les prestaba ahí?
BT: Sí, para la comida.
VD: Y, ¿cómo ve ahora la gente que se va para allá? En comparación con el tiempo en el que usted estaba?
BT: Bueno pos ahora yo la veo pos bien. Digo, porque dicen que ahora tienen más, ganan más dinero porque pues entonces cuando nosotros íbamos, nos pagaban a $1.55 la hora. Ahorita dicen que se la pagan quién sabe cuánto. Muy buen dinero que se ganan, por eso le digo. Pero también de eso de nosotros que estaba muy barato, ¿pos cuántos años hace? Como cincuenta años, cuarenta años, cuántos años.
VD: Sí, pues más de cincuenta años que empezó. Y, ¿usted cómo se sentía de irse con un contrato?
BT: Pos bueno, me sentía seguro en la forma que un, que el contratado, ¿verdad? Pos ya si le pasaba cualquier cosa, ya no quedaba desamparado. Como entonces, cuando yo iba solo, que no estaba casado, pos no dejaba desamparado a mis padres. Con lo que les dieran pos algo hacían, ¿no? Digo, y eso es lo que busca uno, porque, por ejemplo, yo me iba y allá había un tiendero que nos fiaba, ¿verdad?, mientras nos acomodábamos allá. Entonces ya cuando tenía uno dinero más o menos, le mandaba una carta y: “A ver cuánto deben en la tienda, ahí les va pa que paguen” Sí.
VD: Y, ¿sí le alcanzaba bien para pagar ahí al tiendero?
BT: Sí, sí me alcanzaba bien.
VD: Y sus mayordomos, ¿cómo eran?
BT: Pos buenas gentes, bueno los que me tocaron a mí, digo yo que sí eran buenas gentes. Nomás cuando le digo que me operaron, que me operaron de la apéndice, me salió uno que mandaba ahí que me quiso mandar a las trailas a donde piscaban algodón con una máquina. Y nombre, eso es un chorrote asina mismo gruesote. Iba con un yelmo, yo apenas tenía cuarenta días de operado. Querían que le diera con la horquilla a las trailota y allá ando. “No”, le dije, “ahí está su arpa, yo ya no la toco”. Y me vine.
VD: ¿No acabó su contrato esa vez?
BT: No, ya no lo acabé.
VD: Y, ¿qué le dijeron, no se acuerda?
BT: Nada, nomás llegué a, ya sabían que estaba allá, me dijeron que agarrara la cachucha pa que a ver qué juntaba ahí. Ahí ando con mi cachucha a ver qué. No me cayó ni una mosca siquiera, fíjese.
VD: ¿No lo ayudaron sus compañeros?
BT: No me ayudaron.
VD: Y, ¿con qué se regresó?
BT: Pos con lo que yo tenía, porque yo, en La Asociación yo, el dinero en vez de traerlo, yo se lo daba al patrón que me lo guardara pa cuando yo lo necesitara.
VD: ¿No se enojó su patrón de que se regresó?
BT: No, no se enojó. Y si se enojó, no me dijo nada, pero…
VD: Pero sí lo dejó irse.
BT: Sí, no y sí me dieron la mica, pos esa mica que traigo…
VD: Es de esa vez. Oiga y, ¿usted alguna vez vio al cónsul por allá, que los fuera a visitar?
BT: No, nunca, no. En todas las partes que estuve, ya le digo yo estuve en Plainview nueve meses y luego nunca nunca fue.
VD: Y, don Bernardo, ¿cómo se le hace la vida de allá comparada con la de México?
BT: Bueno, es como le digo, allá es bueno porque se gana usted los centavos, pero de todos modos esto de, ¿cómo le dijera? Los centavos allá, en el otro lado es como aquí, por ejemplo aquí te digo, $1 peso es $1 peso. Allá también, si trae $1 peso es $1 peso. Entonces uno… Bueno, yo digo de mi parte, yo lo que buscaba era de mandar lo poquito que me ganaba, mandárselos a mis papás, que entonces era lo que tenía, mis padres, gracias a Dios.
VD: Y, ¿qué hacían ellos con el dinero?
BT: Pos de perdida comían.
VD: ¿Pudieron juntar algo?
BT: Sí, no, sí. Hubo veces que sí, y hasta uno todavía me debe. Desde entonces me debe
$50 dólares, fíjese. ¿Cuánto hace? Cuarenta años.
VD: ¿Que no le ha pagado?
BT: No, ya hasta se murió, ahora ya menos me paga.
VD: (risas) Ya no. O sea que le alcanzaba a usted para traerse un ahorro.
BT: Sí.
VD: Y, ¿qué se traía cuando venía de allá?
BT: Pos yo… Gentes que me encargaban cosas se las traía.
VD: ¿Como qué cosas?
BT: Una vez le traje a un señor una pistola.
VD: Oh.
BT: Y ese señor me dio veinte chivas primales por una pistola. Las llegué a cien chivas y luego ya después agarré… Entonces sí ya, empecé, me empezó a dar por decepción una ___(?).
VD: ¿De qué se decepcionó?
BT: Pos de una muchacha.
VD: ¿Antes de que se casara?
BT: Sí, antes de que me casara. Era mi novia que tenía yo pa casarme y no…
VD: Y, ¿se fue?
BT: Y se fue con otro, y otro. Pero luego dije yo, con perdón de: “si de pendejo estoy aquí, gastando lo que tengo”. Y al fin, pos ya pensé cuando ya no tenía nada. Yo me venía a Saltillo a tomar.
VD: ¿Allá en su rancho no podía?
BT: No, porque mis padres, mi padre nunca me vio borracho, gracias a Dios, ni mi madre. Ese fue el orgullo que me quedó. Yo sería malo, pero acá donde no me veían ellos.
VD: Oiga, y esa pistola, ¿cómo la pasó, don Bernardo?
BT: En una crinolina de esas que se ponen las mujeres, así anchototas. Entonces ya ve cómo se doblan y se van enrollando. La metí en mero en medio, en mero en medio de la crinolina. Y no, pos ahí llevaba el morral cargado, y salió.
VD: Y, ¿no se la requitaron ahí en los de la Aduana?
BT: No, ni me revisaron. No, donde estaban más duros era acá ya aquí en México. Ya era donde a veces sí se ponían necios que querían quitarle a uno lo que traía.
VD: ¿Usted alguna vez les tuvo que pagar para sacar sus cosas?
BT: No, nunca, pero de todos modos a muchas gentes sí. Todos los que traían máquinas que se veían, pos no se podían traer ocultas, una máquina o cualquier cosa de esas, una televisión. Eso sí a veces: “Pos te la vamos a decomisar” Por asustarlos, luego ya acá sacaba dinero.
VD: Que es lo que han dicho muchos, que llegando a México era donde más les quitaban.
BT: Sí.
VD: Y después de todos estos años que anduvo usted por allá…
BT: ¿Mande?
VD: ¿Cómo se siente después de tantos años cuando se acuerda de sus años de bracero?
BT: No, pos me siento, ¿cómo le dijera? Como ahorita sentimos que quisiéramos que dijera así como el presidente, ¿verdad?, que dijera: “Pos estos hombres se ganaron su dinero. Se ganaron ese dinero con el sudor de su frente”. Quisiera yo que el presidente dijera, así como dice en la televisión a veces, que él resuelve muchos problemas. Que un camionero le pidió pa comprar un camión, que le dicen: “Anda a tal parte irte, ahí te dan y luego vienes conmigo”. Pos, ¿qué le quiere decir? Que son puras mentiras, pos ahora al muchachillo ese que le dice: “Oyes tú, Fox. ¿Qué hicistes pa crecer?”. Dice: “No, pos yo tomaba mucha leche”. Y luego le dice él: “No”, dice, “ahora yo tengo unas lecherías, eran de las primeras que la leche, pa que tú crezcas más grande que yo y entonces ya no te voy a decir niño. Ya no te voy a poder decir niño porque vas a ser un hombre muy grande”. Digo, y, ¿por qué lo hacen?, digo, pos si hacen todo eso por qué no nos han podido resolver a nosotros lo que, el problema que traíamos, ¿eh? Todo, nunca sale en la televisión nada de eso. Como ahí yo les dije a unos también, les dije: “Eso de nosotros, nunca ha salido en la televisión, nunca”. Como otras cosas también ahí que salen ahí también de este, el que anuncia las veinticuatro horas, ahí dice que esto y que el otro y que si estás de acuerdo, que venga el Papa, o cualquier cosa de esas. Ya uno no dicen que, cómo no dice: “¿Cómo ven compañeros? Hay muchos braceros ya viejos que ya no sirven pos ni pal arrastre. ¿Por qué no les vamos a ayudar? Vamos a ayudarlos a que les… A darles su dinero”. Eso debían de ver ellos, que nosotros andamos aquí porque queremos que nos den ese dinero. ¿Por qué no nos lo van a dar? ¿Por qué otras cosas sí las hacen, y a uno ni lo mencionan? Eso es lo que yo quisiera. Para eso yo quería que, meterme ahí a la televisión para a ver si me dejaban gritar.
VD: (risas) Pos ahorita mire.





Fin de la entrevista

Interviewer

Domínguez, Violeta

Interviewee

Treviño Cervantes, Bernardo

Location

Ciudad de México, México

File Name Identifier

Treviño_Cervantes_MOR011

Citation

Domínguez, Violeta and Treviño Cervantes, Bernardo, “Bernardo Treviño Cervantes,” Bracero History Archive, accessed November 5, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/103.