Nemencio Meza
Title
Nemencio Meza
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Nemencio Meza was born on October 31, 1931, in Molcaxac, Puebla, México; he has two brothers and two sisters; his parents worked in the fields planting barley, beans, corn, and wheat; he was formally educated through the second grade; in 1959, he enlisted in the bracero program, where he continued working on and off until 1962; he primarily labored in the fields of California picking various fruits and vegetables; during the mideighties his entire family immigrated to the United States.
Summary of Interview: Mr. Meza very briefly discusses his family; in 1959, he and his father went to Empalme, Sonora, México, to enlist in the bracero program; although they were both sent to California, they worked in different cities; he talks about braceros generally being mistreated throughout the contracting process, because the medical exams were painful, money was frequently stolen from them, they were often left hungry, and in Calexico, California, they were stripped and deloused; they endured whatever they had to out of necessity; the camps, unfortunately, were not much better; as a bracero, he worked on and off from 1959 to 1962, primarily in California picking various fruits and vegetables; he goes on to detail various worksites, housing, provisions, duties, daily routines, payments, deductions, remittances, contract renewals, and recreational activities; once, while on a forty-five day contact, he left after only thirty days, because he was treated so badly; he also describes the grueling use of the short hoe, which was only about two feet long, and having to be hunched over all day; in addition, he states that some braceros spoke Náhuatl, not Spanish, and did not always have an interpreter; he goes on to explain how his hometown had changed as a result of the program, including new homes, paved roads, mail service, phones, and the advent of government operated stores known as CONASUPO, Compañia Nacional de Subsistencia Popular; during the mideighties his entire family immigrated to the United States.
Summary of Interview: Mr. Meza very briefly discusses his family; in 1959, he and his father went to Empalme, Sonora, México, to enlist in the bracero program; although they were both sent to California, they worked in different cities; he talks about braceros generally being mistreated throughout the contracting process, because the medical exams were painful, money was frequently stolen from them, they were often left hungry, and in Calexico, California, they were stripped and deloused; they endured whatever they had to out of necessity; the camps, unfortunately, were not much better; as a bracero, he worked on and off from 1959 to 1962, primarily in California picking various fruits and vegetables; he goes on to detail various worksites, housing, provisions, duties, daily routines, payments, deductions, remittances, contract renewals, and recreational activities; once, while on a forty-five day contact, he left after only thirty days, because he was treated so badly; he also describes the grueling use of the short hoe, which was only about two feet long, and having to be hunched over all day; in addition, he states that some braceros spoke Náhuatl, not Spanish, and did not always have an interpreter; he goes on to explain how his hometown had changed as a result of the program, including new homes, paved roads, mail service, phones, and the advent of government operated stores known as CONASUPO, Compañia Nacional de Subsistencia Popular; during the mideighties his entire family immigrated to the United States.
Creator
Loza, Mireya
Meza, Nemencio
Date
2006-05-12
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Nemencio Meza
creator (Spanish)
Loza, Mireya
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
59:35
Bit Rate/Frequency
24 bit
96k
96k
Transcription
Nombre del entrevistado: Nemecio Meza
Fecha de la entrevista: 12 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Mireya Loza
Bueno, estoy aquí ahora, Mireya Loza con Nemecio Meza en Los Ángeles, California. Es el 12 de mayo, 2006.
ML: Nemecio, ¿me puede contar dónde y cuando nació?
NM: Yo nací el 31 de octubre del año de 1931 en un pueblo que se llama Molcaxac, Puebla, México.
ML: Y, ¿usted proviene de una familia pequeña o chica?
NM: Este, una familia pequeña.
ML: ¿Pequeña?
NM: Sí.
ML: ¿Cuántos hermanos y hermanas tenía?
NM: Este, dos hermanas y dos hermanos. Uno ya difunto.
ML: Y, ¿qué hacían sus padres?
NM: Mis padres eran campesinos, trabajaban el campo.
ML: Y, ¿usted fue a la escuela cuando era chico?
NM: Sí, hasta segundo año de primaria nada más, no pude estudiar más.
ML: Y, ¿cuándo empezó a trabajar?
NM: Como a la edad de unos catorce años o no, fue antes, como a la edad de diez años.
ML: Y, ¿qué hacía?
NM: Ayudando a mis padres este, trabajando el campo sembrando frijol, maíz, cebada, trigo, todo eso.
ML: Y, ¿cómo se enteró usted del programa de los braceros?
NM: Supimos por voces de otros señores que ya habían venido antes. Y fue cuando vine por primera vez en el año, ¿cuánto le dije?, 1959. Como por primera vez me trajo mi papá al estado de Sonora a contratarnos en un pueblo que se llamaba Empalme, Sonora. Y en ese año, mi papá cayó en otro lugar, no me acuerdo qué lugar cayó aquí en California. Yo caí en un lugar que se llama Cucamonga, en un Rancho Cucamonga, Mesa, California. Ahí trabajé en la pisca de naranja, pisca de toronja y limón en ese mismo año, el [19]59. En el [19]60 caí en un lugar que se llama Delano, California, ahí fui a la cosecha de uva. Y en el [19]61 caí en King City, California, ahí trabajé legumbres como desahijando betabel, lechuga, frijol y todo eso. El último año trabajé en el estado de Texas en un pueblo que se llama Lorenzo, Texas. Ahí estuve también en la limpia de algodón. Fue la última vez que estuve aquí en los Estados Unidos y es todo lo que me acuerdo en esos años que vine como bracero.
ML: Y, ¿su papá ya era bracero?
NM: Sí.
NM: Él duró como, también vino como en unas tres ocasiones, pero no me acuerdo, solamente me acuerdo en el [19]59 porque me vine con él, nada más. Pero anteriormente ya él ya había venido como bracero. Nomás que no me acuerdo en qué año fue.
ML: Y, ¿qué es lo que decía su mamá porque los dos se iban a México? I mean, de México a los Estados Unidos como braceros.
NM: Sí, mi mamá nunca vino como bracero, nomás mi papá.
ML: No, pero, ¿qué es lo que decía su mamá porque usted se venía?
NM: No, pues este, era una aventura para toda la gente, pensaba venir por ganarse un centavo más para poder hacer algo en nuestra tierra, ya sea una casa o cualquier cosa. Porque allá de donde nosotros somos, es un lugar muy, muy pobre y necesitábamos de venir a la aventura para poder hacer algo allá en nuestra tierra. Sí, eso era el deseo.
ML: Y, ¿me puede describir un poco el proceso de contratación?
NM: Pues sí, fuimos un poco, un poco maltratados en la, en los campos de contrataciones porque nos hacían muchos exámenes algo dolorosos. Para mí fue un poco doloroso, porque pues había miles de personas en el campo de contrataciones. Posiblemente había unos diez mil a veinte mil personas queriéndose contratar para venirse para acá pa los Estados Unidos. Pasábamos hambre y muchos este, pues les robaban su dinero. Había unos lugares peligrosos para uno. Y llegábamos, en el centro de Caléxico también nos maltrataban los, porque según decían las personas que trabajaban como parte de los, pues los emigrantes americanos, que uno traiba [traía] bastante pues como… Pues algo mal pues, como piojos, como pulgas, todo eso. Y nos desnudaban, nos polveaban y bueno, pues era un poco algo doloroso. A cada que me acuerdo, pos me siento un poco mal, pero con la necesidad de venir a trabajar aquí en los Estados Unidos tiene uno que aguantarse. Pues es todo lo que me acuerdo en ese tiempo. Nos hacían sufrir mucho. Y ahora pues este, la lucha que se está haciendo para que se recupere algo de nuestro trabajo, de alguna, pues se puede decir, pues una limosna para nosotros, porque lo que desean, lo que desea darnos el Gobierno, pues realmente eso es un poco, este… Piensa uno un poco, se siente uno poco mal. Pero ni modo, si el Gobierno no quiere dar más según sabemos por plática que solamente está ofreciendo, pues un tanto por ciento, pues muy, muy bajo. No, no llega a… Pues no, mucha gente no, no está conforme. Pero si el Gobierno no quiere dar más, ¿pues qué se le hace? No podemos este, obligarlo a fuerza, porque es el que dispone. Tiene su fuerza mayor para uno, entonces no podemos hacer nada.
ML: Y, ¿cómo lo trataron en los varios campos?
NM: Pues también fue un poco, le digo, que en los campos también nos trataban, ¡nos arriaban! A los mayordomos, pues eran nacidos aquí, hablaban inglés, ellos tenían todo el poder para que los otros este, aventajáramos el trabajo. En ese tiempo yo trabajé en la parte del Valle de Salinas, ahí donde caí en el pueblo otro que se llama King City y este, pues nos decían… En ese tiempo trabajábamos con un azadoncito corto, como de dos pies de longitud. Y todo el día nos traiban pues agachados pa trabajar este, recio. El que se quedaba, pues este, lo cortaban y que se descansara para el siguiente día. Y si se volvía a quedarse a una distancia de como unos veinte pies, más o menos, se quedaba del grupo, lo descansaban. El tiempo que perdía, no le pagaban y era, pues para mí fue un poco cruel o muy cruel para mí. Pero pues así nos trataban en… No solamente en un campo, en todos los campos, en todos los campos de braceros. Y pues quedan recuerdos nada más, porque de que nosotros este, hiciéramos tanto dinero acá en Estados Unidos, pues nada.
ML: Y los campos, ¿eran grandes o chiquitos?, ¿como cuantos hombres tenían?
NM: Creo que son de a milla los surcos, les decían surcos. ¿Aquí cómo les dicen?, este, ¿cómo le dicen? Se me olvidó… este… No, no me acuerdo en inglés, me acuerdo cómo se llama en inglés este, es de milla, allá en México le dicen surco. Aquí ya no me acuerdo, es que son de a milla las…
ML: Y, ¿cuántos hombres trabajaban ahí en los varios campos donde usted?
NM: Pues había campos que tenían, la primer vez que caí en [Rancho] Cucamonga, el campo era como de unos cinco mil, más o menos, era un campo grande. En ese campo conocí el que tiene bastante gente. En otros campos, la última vez que caí en Lorenzo, Texas, caímos dos nada más con un ranchero, pero de todos modos, también se portaba, se portó mal con nosotros porque queríamos que trabajáramos y nos pagaba. Según él marcaba las horas el señor patrón y nosotros trabajábamos más y pues no, no estábamos conformes. Yo pues realmente no trabajé tanto tiempo, trabajé como… el contrato era de cuarenta y cinco días, pero solamente trabajé como un mes, treinta días. No me sentí muy satisfecho en la forma en que nos trataron. Y este, llegué en el… Sí, donde era la oficina del, cómo se llama el señor… Porque era como un representante para grupos de braceros. Yo llegué a reportarme que ya no quería yo estar ahí, pero el señor ese me quería mandar en otro lugar, pero yo sabía que en todos los lugares era igual. Y ya no me gustó, digo: “No, mejor voy para México”. Me tuvieron que dar mi pasaporte y me fui para mi tierra, es todo lo que me acuerdo de esas aventuras.
ML: Y, ¿dónde vivían? En el rancho en…
NM: En los campos…
ML: Pero, en el [Rancho] Cucamonga, que tenía como, dijo cinco mil, ¿no?
NM: Más o menos. Pero no estábamos en un pueblo, estábamos en un campo libre. Nada más que era un campo para, especialmente para puros trabajadores como braceros.
ML: Y, ¿dónde dormían?
NM: Allá, según, en ese tiempo le decían barracas, que son galeros, son casas grandes. Cada casa quedaba como veinte braceros por cada lado. Veinte camas por un lado, veinte camas por otro lado. Pero habían varias casas, les decían barracas, les decían aquí.
ML: Y usted cada día o cada bracero, ¿tenía su propia cama o cambiaban porque les tocaba? Y por ejemplo si usted tenía sus cosas, ¿podía poner todas sus cosas ahí en su cama, o les cambiaba de barraca a otra barraca?
NM: No, no, le dan a uno su cama para todo el tiempo que quería estar este, hasta que se cumplían los contratos. Y si uno quería renovar el contrato, ahí mismo tenía que quedarse.
ML: Y, ¿las barracas tenían muebles?
NM: No, la pura cama nada más para el, para quedarse ahí. Y tenían este, también comedor ahí ya en el trabajo ahí este, descontaban lo que es de las comidas. Y ya allá cuando le dan a uno su cheque, ya viene descontado todo el seguro, según decía aquél, el seguro, las comidas este… También daban a crédito pues algún radio. En ese tiempo apenas, cuando en nuestra tierra, en ese año, son pocas personas que tenían su radio y aquí era. Con las facilidades podía comprarse un radio y pagando por abonos. Ya venía descontado del radio, descontado. Descontaban, no me acuerdo, unos $3, $4 dólares de la comida, todo lo que sacaba uno a crédito, que tenían este, tienda de crédito. Y este, pues ya había campos, pues según pues no todos los campos era iguales, donde había campos chicos para veinte braceros, para diez. La última vez que le digo, caí en Lorenzo, Texas, nomás éramos dos, caímos con un ranchero, pero pues nos trataba mal. Por eso mi compañero quedó allá con él, como se entendía un poco, mi compañero hablaba un poquito inglés. Bueno, no hablaba, pero sí le entendía algo bien. Y entonces este, él lo apreciaron más para que quedara con el ranchero y yo pues no, nunca le entendí nada en inglés. Dije: “No, pues en primer lugar no nos entendemos y luego en la forma que me tratan”. A la hora que quería el patrón, a veces a la hora de día o igual sea hora de noche, nomás llegaba y decía: “¿Saben qué? A trabajar”. A regar, a cortar el agua con tubos, les decían pipas. Para ir por unos tres, cuatro horas y ya iba uno por uno ya y a descansar otra vez, a la hora que quería el patrón. Y eso, pues nunca me gustó. Y yo lo reporté al patrón y el representante. Ya me acordé que se llama Asociación, según ese tiempo. Me dijo que si quería cambiar de patrón, le digo: “Oye, yo sé que en todos los lugares así es y yo no me siento bien, mejor me voy pa México”. Y así fue mi historia.
ML: Y en Lorenzo, ¿dónde vivía?
NM: En un rancho, no, no, en un rancho.
ML: No era barraca, pero…
NM: Era una casa chica, más o menos como dos cuartitos como este donde había, era cocina y otro donde, más o menos como este cuartito, donde tenía uno su cama a un lado, otra cama a un lado y nada más es un rancho, no es pueblo. Sí, y fue la última vez que estuve como bracero. Y es todo, es todo lo que me acuerdo de las aventuras.
ML: Y en los campos grandes, ¿cómo es que lavaban su ropa y hacían otras cosas los braceros?
NM: Tenían lavadoras.
ML: ¿Sí?
NM: Sí, tenían lavadores este, ahí era por cuenta de la compañía. Pero no solamente porque era por cuenta de la compañía, porque tenía uno que lavar y echarle monedas como a la vez que hay máquinas. Entonces ya había máquinas para lavar, había comedores, había… pos había todo, todo lo que quisiera uno todavía. Y este, pero todo tenía uno que pagar.
ML: Y, ¿cómo era su rutina diaria en el Rancho Cucamonga?
NM: Sí, fue la primera vez ahí.
ML: La primera vez. ¿Cómo era su rutina diaria?, ¿a qué hora se levantaba?
NM: Para ir a desayunar eran las tres de la mañana. Sí nada más habían, tenían colgado un cacho de riel y ese era, cuando era la hora de ir a desayunar y hacer unos lonches, del mismo comedor nomás sonaban el racho de riel y ya sabía, toda la gente se levantaba y comenzaban a hacer líneas, líneas grandísimas. Supongo yo de unos cincuenta metros, no sé cuantas yardas o más, posiblemente. Como le decía, se van formando y va entrando la gente, va echando desayuno. Rápido hace su lonche y se sale por otra puerta. Otra vez se van a descansar otro rato, porque salíamos a las seis de la mañana del campo para ir a trabajar.
ML: Y, ¿qué tipo de comida les daban?
NM: Pues como huevos, frijoles, guisados de res o este, no sé de qué animales hacían los guisados. Pero para mí, pues las comidas que daban aquí diario, pues para mí era una cosa saludable, porque pues lo que nunca comí en mi tierra lo comí aquí en Estados Unidos. Y se sentía uno bien en las comidas, pero en el trabajo sí nos trataban mal.
ML: ¿Se iban a trabajar a las seis de la mañana?
NM: A las seis de la mañana. A veces corríamos este, nos llevaban en trocas. A veces hacíamos una hora, una hora más o menos de distancia, o a veces media hora. Bueno, no todos los campos de naranjas o de naranjales o de limón y toronja, pues no estaba muy pegado al campo, estaban retirados. Tenía uno que caminar en troca una media hora, hasta una hora de lejos. Pues nos tienen que llevar hasta allá, por esos lugares.
ML: Y, ¿a qué horas terminaban de trabajar?
NM: Depende de cómo era el trabajo. A veces cuando se urgía mucho el trabajo, nos daban las ocho horas y a veces cuando necesitaban más el trabajo, pues es que sacábamos más, nos daban más horas, diez horas. Y cuando había poco trabajo, nos daban seis horas. Y cuando ya de plano ya comienzan a bajar la cosecha o que se está terminando ya la cosecha de la fruta, ya nomás nos iban dando nada más para pagar las comidas. Nos daban tres horas, dos horas, pues nomás íbamos por un rato.
ML: Y luego, ¿qué hacían el resto del día?
NM: Lo importante es que uno… Bueno, nos daban esas horas cuando había poco trabajo y había poco trabajo, ellos nada más nos daban para cubrir las comidas, para cubrir lo que uno está pagando como crédito. Si debía uno, pues de algún radio o alguna cosa que le gustaba a uno, una plancha, algo. Nada más ellos querían, nada más que cubriéramos los, pagando las comidas y a crédito. Es todo, ya no nos dieron nada más. Porque los del campo, pues no nos cobraban donde quedaba uno, eso corría por cuenta de la compañía.
ML: Y luego, ¿qué hacían con el resto del día si sólo trabajaban tres o cuatro horas?
NM: No, pues nos lo pasábamos ahí mirando la televisión.
ML: ¿Tenían televisión?
NM: Sí, tenían, sí nos daban. Tenían campo deportivo, el que quería jugar, por ejemplo, campo de basquetbol, de voleibol, creo que nada más. Me acuerdo que nada más esos dos tipos de deporte. Pues la gente, pues cuando ya no había trabajo, pues ellos no podían hacer nada y el que quería renovar su contrato, porque muchos lugares renovaban cuarenta y cinco días un contrato. Si quería ir para México, pedía su pasaporte y se salía de Estados Unidos. Y el que quería quedarse por aquí por un tiempo largo, nada más renovaba para cuarenta y cinco días. Podía quedarse un año o el tiempo que quisiera. Sí, así era en ese lugar.
ML: Y cuando venían los fines de semana, sábado y domingo, ¿qué es lo que hacían?, ¿trabajaban sábado y domingo?
NM: Cuando había trabajo sí, cuando no, tenía uno que descansar. No habiendo mucho trabajo, descansaba uno los sábados y domingos. Cuando había mucho trabajo, trabajábamos los siete días.
ML: Y, ¿qué es lo que hacían cuando descansaban?
NM: Jugábamos en los dos tipos de deporte, el básquet y el voleibol, que me acuerdo nada más y ese tipo de deporte.
ML: Y, ¿se iba a la ciudad más cercana?
NM: Sí, a veces este, pues sí nos llevaban cuando por ejemplo los, si había gente que quería ir a, pues a hacer compra de ropa o algo que quería uno… Sí, cuando quería uno a ir a hacer compras de ropa, ir a, pues a conocer en la ciudad, pues lo tenían que llevar porque era una responsabilidad para la aseguranza. Nos tenían que llevar, nos tenían que cuidar, porque como mucha gente venía de México que eran pues, son muy rancheros, pues son de rancho. Vivían por allá que, lugares de México que no conocían un tráfico de carros. Había carros pero en las ciudades de México, pero los pueblos, pues sí, pueblos humildes no había. Solamente conocían ellos como ganado, como caballos, burros, chivos, borregos. Y en ese tiempo mucha gente venía para acá y sí nos cuidaban. Porque nos conocían que éramos muy, pues muy tontitos para atravesar una calle. Sí nos cuidaban, nos subían en buses grandes que creo que son como de cuarenta pasajeros o más, como los buses que son de escolares. Y nos subían y ya este, llegábamos en un lugar en donde se parqueaba el mayordomo, o sea el chofer. Ahí ya, ahí este, nos ordenaba o nos explicaba, decía: “Yo tengo que ir adelante y ustedes atrás, no sea que se vaya”… Pues nos trataban así como, como animales, pues, porque no conocíamos pues para atravesar o andar en la ciudad. Pero yo más o menos sí conocía un poquito las ciudades de México y más o menos yo me daba una idea de que cómo iba yo a atravesar una calle. Bueno, algunos sí y algunos no. Y algunos que los tienen que cuidar, porque es una responsabilidad para el mayordomo porque era por cuenta de la compañía de seguros. Y sí, los que el mayordomo se daba cuenta de la gente que ya ha estado por mucho tiempo aquí, le recomendaba a diez personas, o traiba, se cargaba unas tres, cuatro personas y ya les indicaba: “Cada uno de ustedes se me llevan diez personas. Llévalos a tú, tú sabes qué es lo que quiere encontrar en las tiendas, o si ellos se quieren ir a divertir a algún lugar de diversión para ellos”.
ML: ¿Como qué tipo?
NM: Como tipo, pues entraban en las cantinas o en los salones de baile, pero los tenían que cuidar. Y nomás le daban un tiempo corto, tal vez unas dos horas. En un lugar de diversión o nos llevaban a otro lugar. Y ya cuando se terminaba el tiempo, ya se les hablaba y ya: “Vámonos porque ya se está llegando la hora”. Porque marcaban el horario del día, o sea el tiempo. Y ya llegábamos al mismo tiempo para que, se llenaba el bus y ya nos llevaban para el campo. El campo todo el tiempo estaba cerrado alrededor puro, sí, las bardas que hacen aquí de alambre, todo estaba cerrado. Arriba tenía alambre de púa, en, así ve, que van así encima, que están dando vueltas para que nadie saliera. Nos tenían ahí, pues asegurados en el campo de que nadie saliera. Solamente los que conocían un poco y los encargados de la gente, sabían que él ya conocía, porque ya tenían tanto tiempo aquí, entonces los dejaba.
ML: Y, ¿hay gente que se salía sin permiso?
NM: Bueno, los que ya conocían sí les daban oportunidad. Algunos ya este, ya conocían los lugares, ya tanto tiempo estaban aquí. Unos ya tenían ya casi un año, otros más de un año, ellos ya conocían bien, pos ya. Unos se venían aquí este, a Los Ángeles. Nomás pedía un taxi y se venía para acá y conocía el lugar porque ya habían aprendido. Cuando se regresaban, ya los señores encargados de los braceros ya ellos te tomaban confianza de que ya sabían que ahí, iban a algún lugar, estaban seguros de que de ahí se iban a regresar. Pero los que recién llegaban de México (ininteligible) permiso: “No, pues no conocen, ¿a dónde van a ir? Ustedes no se van”. Y tenían que cargar su pasaporte que les dan a uno en el lugar donde los contrataban a uno. Si tenían pasaporte, pues había gente también, también la gente ilegal en ese campo. A los ilegales pues sí los dejaban porque no, porque la compañía no tenía responsabilidad de ellos.
ML: ¿Cuántos ilegales había?
NM: Pues no, no me acuerdo, pero sí había uno que otro. Yo conocí que eran de, conocí unas personas, creo que eran de Argentina, eran ilegales argentinos. Creo que eran como tres ellos y este, trabajaban ahí, sí salían ellos. Pero ya tenían tanto tiempo también y nada más que en ese tiempo fácilmente de que llegaba La Migración chequeando en los campos y en las ciudades. Pero ellos todavía no tenían algún desarrollo para buscar trabajo en la ciudad. Siempre seguían al campo y este, eso era el sufrimiento de ellos, porque andaban con la expectativa de que de repente llegaba La Migración. Porque en algunas veces se llegaron a los campos donde trabajábamos nosotros y cuando se daban cuenta, ellos tenían que correr a esconderse, pues porque no traiban papeles. Nosotros siempre cargábamos nuestro pasaporte, era lo que nos decían los mayordomos: “Deben de cargar todo el tiempo su pasaporte porque sin pasaporte se los llevan para México”. Y aunque no los lleven para México, pero los llevan a los lugares de Migración, o séase casas de Migración que los llevan. Ahí los identifican si realmente estaban como braceros, porque ahí los identifican. Y saben que sí, pos los, otra vez los van a dejar en el lugar donde los levantaron. Pero si no, pues como… Bueno, no había tanto miedo porque si los agarraban nada más sin pasaporte, se los llevaban. Pero los identificaban que sí tenían papeles, los dejaban, los iban a dejar en el lugar. Pero los que no tenían papeles pues sí se los llevaban, en los campos en lo que pasaba en ese tiempo. Y esta es la vez, creo que es lo que está pasando. La gente ahora ha durado mucho en las ciudades, porque las ciudades creo que es muy poco que haiga vigilancia, pero los campos, pues ahí como es un campo libre, nomás lo ve una persona por ahí y anda la ley por ahí. Luego los identifican y no traen papeles, pos se los llevan.
ML: ¿Iban las personas de Migración al campo? ¿Dónde se escondían los ilegales?
NM: Había modo de esconderse porque son huertas grandes, son huertas grandes. Ellos ya sabían el movimiento, cómo le hacían para… Porque también a veces, el mayordomo también los cuidaba. El mayordomo si quiere salían por la calle, los mayordomos sabían qué horario pasaba a chequear la gente en las huertas. Y los ilegales les gustaba trabajar en las huertas porque había modo de esconderse. Pero por ejemplo si hay un campo como pura verdura, pues no puede uno esconderse, porque esa es una, es una mansión grande y pues no hay lugar donde pueda uno esconderse, no hay matorrales ni nada, [es]tá libre, se ve una persona. Y es lo que hacían ellos, siempre trabajaban en huertas como huertas de uva, naranja. Hubo muchas huertas como limón, toronja este, cosas frutales, hay árboles grandes, sí había modo de esconderse.
ML: ¿Usted tenía muchos amigos en el Rancho Cucamonga?
NM: Sí tuve amigos. Ahí duré, no me acuerdo qué tiempo duré pero fácilmente duré como unos siete meses, ocho meses, no recuerdo. Sí, hice tanta amistad con los del mismo México, donde este, del estado de Guerrero, Oaxaca, Puebla, muchas partes de Zacatecas, Jalisco, Michoacán, diferentes estados, diferentes partes del país.
ML: Y cuando usted estaba en los Estados Unidos como bracero, ¿le escribía a su familia en México?
NM: Sí, en ese tiempo pues solamente había modo de comunicarse de carta y este, sí había un servicio muy rápido… Bueno, en ese tiempo le decíamos rápido porque las contestaciones, porque creo que había un servicio de, para los braceros, había un servicio algo rápido. Creo que la contestación llegaba como a los quince días, es lo más rápido que había en ese tiempo, lo más rápido. A veces mandábamos por, según ese servicio que había por vía aéreo, algo así le decían al servicio. Llegaba rápido la contestación de la familia de que sí les llegaban las cartas. O sea la contestación, a veces girábamos algunos centavos para México, a los quince días ya tenía uno contestación y…
ML: ¿Cómo mandaba dinero a México?
NM: Pues creo es igual como ahora existe el money order, antes nada más le decían cheque internacional, le decían en ese tiempo. Y ya uno, uno escribía la carta, le ponía la dirección y ya nada más le daba el dinero al mayordomo, es el que se encargaba de ir a ponerlo en el pueblo y ya lo mandaba. A los dos los registraba en el correo y como había ese servicio de eso era, creo, especialmente para los braceros, había ese servicio. Es el más rápido que había en ese tiempo, en el año [19]60 y tantos. Y ahora es diferente, ahora quiere uno mandar dinero y en cinco minutos está en México, es otro tipo de servicio ahora en este tiempo. En aquellos tiempos pues este, era otro tipo de servicio más despacio. Eso es solamente el dinero que mandaba uno registrado para México, una carta nada más como para escribirle a un amigo, o sea también a los padres, a los hermanos. Escribía uno la carta y depositaba en el buzón que estaba por la calle, eso duraba un mes. Quince días de ida la carta y quince días de regreso, al mes tenía uno la contestación, sí.
ML: Y, ¿habían otros parientes de usted, sus hermanos? Sé que su papá vino de bracero también.
NM: Sí, mi papá sí vino. Sí vino un hermano, pero ya fue en el año [19]64, fue este, cuando se recibió el Gobierno de México don Gustavo Díaz Ordaz. Porque en el tiempo de los braceros fue un presidente que se llamó López Mateos, de México. Fue en manos de él cuando mandó mucho bracero, mucha gente como bracero. Cuando salió López Mateos, entró Díaz Ordaz y ya no quiso mandar más braceros. Nada más mandó gente libre, entró así, pues no sé cómo estuvo ese, porque ya no hubo aseguranza, nada así, gente libre. Entró en el año 1964 y fue la última vez. Ya en el año [19]64 se reubican los braceros. En el [19]64, en el [19]70, en el [19]70 se vinieron unos paisanos míos como ilegales, en aquel tiempo les decían Mojados, o sea venían de alambre, según, era, le nombraban a la gente que venía ilegalmente. Y ya tenía tres paisanos trabajando aquí en Los Ángeles en el [19]70 y me dieron ganas de volver. Y uno de ellos era, pues éramos amigos y ya le escribí que cómo era la entrada, porque yo quería arreglar pasaporte y no pude arreglarlo. Y le escribí a ese amigo, le platiqué que me contestara mi carta y que me platicara cómo estaba el movimiento, porque yo no pude arreglar pasaporte para venirme para acá a los Estados Unidos. Y ya me contestó, me dijo: “No, pues yo sé que un pasaporte uno de nosotros no puede arreglar tan fácil. Si te quieres lanzar para acá, aquí te mando dirección. Llegas a tal parte a Tijuana y de ahí te darán información. Nada más que se necesita $225 dólares como para que des como una mordida o como un pago que vas a pagar para que te pasen de este lado”. Yo así lo hice en el [19]72, me vine en el [19]72 y trabajé poquito más de un año. Porque yo vine por un tiempo, no venía a quedarme. Trabajé más de un año, me regresé para México y quería hacer algo con ese dinero y no, no pude. Entonces al siguiente año, no este, en el [19]73 salí, [19]74 volví otra vez. Entonces ya tenía tres hijos y el salario allá en México pos era poco, no alcanzaba para sobrevivir bien, algo bien, no muy bien, pero pos yo pensaba siempre para mi familia sobrevivir poquito mejor y no, no pude. Entonces yo le dije: “No, estaría bueno volver otra vez”. Volví en el [19]74 y ya me quedé por veinte temporadas. Me iba a ver a mi familia cada año, cada año iba con mi familia y dije: “No, pos pienso que México para mí es muy difícil para educar mis hijos”. Y fui, en el último año, vine el [19]80 y… Ya había yo mandado traer un hijo mío, ya tenía quince años, para estudiar aquí, pero no le gustó el estudio, le gustó trabajar. Entró aquí, estuvo un año, sí fue a la escuela pero no le gustó, porque ya quería él comprarse algo, pos algo que le gustaba a él. Y ya lo dejé: “Bueno, pues si quieres trabajar, pero tú tienes que seguir estudiando aunque sea los turnos de en las tardes y si quieres trabajar”. Sí, comenzó a trabajar de quince años. En el [19]83 me junté una feria, me fui para México y le dije a mi hijo: “Yo tengo que ir a ver a tus hermanos, porque yo siento mal, tanto tiempo y llegará un día que, pos ya no nos van a conocer. Yo tengo que regresar. Pero te dejo y yo me voy a poner a trabajar allá. Con lo poco que tú trabajas aquí me ayudas y posiblemente podemos hacer algo allá”. Y llegué y este, le conté a mi familia que en las fronteras que había mucha manera de vivir. Pero cuando vine la primera vez para acá en el [19]72, llegué y me puse a trabajar. Yo allá desempeño el trabajo como albañil, allá en México. Y este, después mi señora donde me hizo recordar, fue esa vez: “La primera vez que fuiste y de regreso me platicaste que en las fronteras hay mucho de qué vivir. Francamente hace mucho yo me di cuenta que hay mucho trabajo por allá”, dice, “aquí estamos en un lugar muy, muy pobre, tú sabes”. “Y, ¿cómo le hacemos para allá?”. Me dice: “Nos vamos al otro lado, llegando a la frontera, tú dices que hay mucho trabajo, pos tú te acomodas tú fácilmente, puedes ser contratado como albañil, tú que es tu oficio”. Le digo: “Yo sé que estoy seguro que llegando a la frontera consigo trabajo como albañil y pues si se anima, vamos”. Nos salimos a principios del [19]84, nos lanzamos para acá. Vivimos dos años en la frontera de Tijuana, pues no nos iba muy bien, pero para sobrevivir mejor, [es]taba bien. Sí consiguieron trabajo mis hijas, mis dos hijas y un hijo y el otro que tenía allá cuando estaba… Ya comenzamos a vivir ahí. Las dos hijas que traje eran muy chiquillas; una era de siete y la otra era de nueve años. Entonces lo difícil fue para mí, es matricularlos en la escuela, no había modo. Me decían muchas, me pedían muchos requisitos. Entonces mi hijo que estaba aquí de este lado, pues estaba sabiendo porque seguido hablábamos por teléfono. Me dijo: “Mira, ¿sabes qué papá? Mis hermanitas no puedes matricularlas en la escuela, échamelas por aquí y aquí fácilmente de que ellos dos estudien, que allá”. Le digo: “Pues yo es lo que voy a hacer entonces”. Ya los mandé, ya teníamos dos años, ya teníamos tantas amistades, las personas que se dedicaban a pasar gente de este lado y estaba más fácil que ahora. Ya las mandé a mis hijas y ya eran tres. Y luego lo mandé al otro hijo, él taba estudiando, él pudo estudiar allá en Tijuana. Porque tengo dos hijos, dos hijos y dos hijas. Y ya se vino él, ya nomás quedábamos mi señora y yo. “Y, ¿ahora qué hacemos?”. Ahí nosotros trabajábamos como comerciantes, ambulantes ahí y ya se vinieron, ya mis hijos estaban aquí. Le digo a mi señora: “Y, ¿ahora qué hacemos?”. Nomás los dos aquí. Ya no estamos bien, ya nos separamos. Los hijos por allá, nosotros por aquí y no, ya no me gustó esto. “Vámonos también”. Pues ya es como llegamos aquí en el [19]86, ya estábamos aquí todos. Y aquí sí comenzamos a sufrir para conseguir trabajo. Yo donde trabajé antes, la fábrica quebró, ya no estaba. Y luego: “No, pos tengo que buscar”. Hasta eso corrí suerte, pues me acomodé en un trabajo y la que no pudo trabajar es mi señora, no pudo trabajar. Pero yo sí luego me acomodé a trabajar y a trabajar los dos hijos, un hombre y una mujer. Más tarde, ya se hicieron más grandes, las dos chiquillas comenzaron a estudiar aquí, ya se, ahora se, pos ya se protegen mejor con un poquito de inglés. Y ahora ya hasta ya me hicieron abuelo, ya tengo trece nietos, dos hijas y dos hijos y hermosos.
ML: ¿En qué año se casó?
NM: Yo me casé en el año [19]62.
ML: ¿Antes de irse de bracero?
NM: No, me vine de bracero antes, creo que me vine en el [19]59, [19]60, [19]61, [19]62. La última que vine de bracero en el [19]62, en ese año me casé. Me casé en un mes de marzo y me vine como hasta mayo, tenía como cuatro meses de casado la última vez que entré por Texas. Ahí me estuve nada más cuarenta y cinco días y eso fue mi aventura, la última aventura que hice. Y ya del, en el [19]62 me aguanté hasta ocho, diez años. Sí, diez años porque me vine en el [19]72 como ilegal otra vez.
ML: Y, ¿qué es lo que dijo su esposa cuando decidió venirse como bracero la última vez?
NM: No dijo nada porque estábamos de acuerdo, yo le dije: “Pos me voy por un tiempo, no voy a dilatar”. Si es que trabajo cuarenta y cinco días, porque es lo que daban como un contrato mínimo. “Me voy por cuarenta y cinco días, posiblemente un poquito más, un poquito menos. Si te sientes mal, yo me vengo antes”, y así fue. No cumplí los cuarenta y cinco días, estuve como un mes, posiblemente menos. Y ya de ahí ya después comenzaron a llover los hijos y fue en el [19]72 cuando vine como ilegal. Desde entonces, pues por aquí nos hicimos viejos.
ML: Y, ¿cómo cambió el sitio donde usted estaba viviendo en México a causa del programa? ¿Cambió un poco por el programa el sitio donde vivían en México?
NM: Este…
ML: O, ¿se quedó igual?
NM: No, sí ha cambiado mucho. Sí, porque están de la, tanta gente que vino de allá de muchos lugares de México. Y me he dado cuenta que todos los pueblos pues están progresando pero con el dinero que están mandando las familias que están por aquí. Están haciendo sus casas, están haciendo caminos pavimentadas este, teléfono, hay servicio de teléfono, hay correo, hay tiendas que según le dicen allá CONASUPO (Compañía Nacional de Subsistencia Popular) tienda que es del Gobierno. Se ha cambiado mucho, ya no se ve igual el pueblo que cuando yo lo conocí, porque no había, ahora hay agua potable. En ese tiempo, cuando yo me crié o cuando yo conocí mi pueblo, tomábamos pura agua de lluvia que se estancaba en bardas, en depósitos, allá les nombrábamos. A la vez sí existen jagüeyes(??) son, [es]tán bardeados de, como a unos cien metros alrededor, pura barda de tierra. Cuando llovía, el agua ahí se estancaba y aguantaba para todo el año. De esa agua tomaba la gente y esa agua también bebía el ganado, todo tipo entraba en el jagüey a beber agua, la gente también llegaba ahí a llenar sus botes de agua, sus cántaros o lo que sea, con lo que usted pudiera para que ya llevaba a sus casas, en aquellos años, por el año…Yo ya conocí bien el pueblo, ya como por el año [19]46, ya era un niño como ocho años, más o menos. Y cuando conocí mi pueblo, había de habitantes como unos treinta y cinco o cuarenta habitantes nada más. Era un pueblo este, las casas, había casitas de palma, le dicen allá adobes, es que es de tierra, era de lodo, le decían adobes y por eso no (ininteligible) ya encima le ponían tejas, lo que fuera. Casitas, retirados, los vecinos eran como de unos cincuenta metros de distancia, todos. Y ahora en este tiempo se está cerrando de casas y esas casas que yo los conocía anteriormente ya no existe, se acabó. Ahora puras casas modernas. Las casas que hicieron mis abuelos, por ejemplo, los señores que vivieron en esos años, ya los han tumbado, los han destruido ya, a los hijos ya no les gustó. [Es]tán haciendo casas modernas, ¿verdad?, ya unos que están haciendo casas de dos o tres pisos y ya mucha gente, ya se perdió la costumbre que los hagan trabajar los burros y los caballos, (ininteligible) ya no trabajan ahí. Algunos señores que tienen como por curiosidad sus animales, pero como un recuerdo, pero ya ahora ya trabaja la gente con puro tractor para sembrar, para promediar, pos para todo ya hay tractores. En ese pueblo ya hay como unos seis, seis o siete señores que son dueños de tractores. Unos ahí mismo prosperaron, nunca vinieron ni los padres, ni los hijos, ahí mismo, pues hicieron negocio. Y algunos se hicieron de algunos negocios al salir de aquí y ha cambiado mucho mi pueblo. Apenas hace un año estuve tres meses ahí, me dio tanto gusto ver mi pueblo de que ha cambiado mucho y posiblemente va a seguir cambiando más y pues yo no sé, pero creo que sí, ya hay mucho. Ya el Gobierno que tenemos ahora, este, Vicente Fox, creo que estaba dando mucha ayuda para los niños que están estudiando. También ya les dan ese tipo de ayuda como el Gobierno que les da ayuda aquí a los niños o a la gente que necesita la ayuda del Gobierno. Tampoco no les dan mucho, pero con lo que les dan, alcanza para el estudio, los que están estudiando en primaria o secundaria, sale del Gobierno. Le platico allá a mi gente, le digo: “Pos está bien, anteriormente cuando nosotros nos criamos, ¿quién nos prestó esta ayuda? Nada”. Y en las siembras a veces todos se perdían, uno no cosechaba nada y pues también a sufrir de hambre. Y sin embargo ahora, con lo poco que les dan los niños, que les paguen el estudio, eso es mucha ayuda. Y que no abandone su estudio. De eso que vayan a los Estados Unidos mejor aquí, está bien con esa ayuda. Y la gente campesina también les dan, les dan algo. Cuando a ellos, lo que importa es que la cosecha completa no se perdió, les dan un tanto por ciento de la pérdida de la cosecha, hay mucha ayuda de Gobierno. Y eso, le digo, pues para ustedes que viven por aquí ya vive poquito mejor que antes. Antes, realmente nosotros sufrimos bastante, antes no teníamos ni para, pues ni para comprarnos un par de huaraches. Porque en ese tiempo nadie vestía de pantalones o de zapatos. Los que vestían solamente los que tenían señores ricos, señores de billetes. Pero la gente campesina, pues puros huaraches y calzones de manta, como hay películas que salen vestidos en aquel tiempo. Pues yo comencé a vestirme ya de pantalón, pantalón regular, no muy de primera clase, a la edad de catorce años, de quince años, pero ya trabajaba yo, ya salí de mi pueblo a trabajar en la ciudad. Ahí era ayudante de albañiles en la construcción, ahí aprendí la albañilería. Y ya cuando me hice más grande, pues ya me vine para acá ahora de diecinueve años. El español lo aprendí también a la edad de quince años, lo aprendí en las aventuras. Porque yo me crié con un dialecto que se llama náhuatl, eso, todos nosotros de ese tiempo, a nuestros padres, yo… Mi papá sí hablaba español porque él era músico y él anduvo en diferentes partes como huésped tocando en bandas o en orquestas. Él sí conoció algo de, pues tuvo algo de conocimiento de la escuela, del arte musical y todo eso aprendió. Era el único hijo con sus padres y sus padres tenían con qué ponerlo a estudiar, por eso aprendió. Pero mi mamá nunca habló español, mi abuelita tampoco. Mi abuelo también, por parte de él, también hablaba un poco español, porque él era el representante del pueblo. Él tenía para cualquier, cualquier papeleo de Gobierno él era el representante, tenía que ir hasta la capital de México a Gobernación. Creo que ahí aprendió un poco de cómo podía manejar un tipo de documentación del agrarismo, o sea papeles de tierras de ejido. Él era el representante y sí, me di cuenta que mi abuelito sí sabía un poco, se defendía algo, para una defensa de alguna persona, o salía a consignado en algunos pleitos. Él era como una defensa, como su defensor.
ML: ¿Habían muchos braceros que hablaban náhuatl?
NM: Sí.
ML: Y, ¿se hablaban uno a otro?
NM: Pues a veces venía alguna persona que ya hablaba poquito, persona y ése era el intérprete para las personas que de plano no entendían nada en español. Ya hablaba…
ML: Y, ¿había personas que no entendían nada?
NM: Nada.
ML: Braceros de español que sólo hablaban náhuatl.
NM: Solamente, pues en México hay diferentes partes que…
ML: Pero que vinieron como braceros.
NM: Sí, vinieron. Hay mucha gente que viene de Oaxaca, mucha gente que no hablaba, no entendían español, entonces alguna, venía alguien desde el campo de contrataciones porque los oaxaqueños los contrataban para venir especialmente para la cosecha del dátil. Los querían mucho porque ellos aguantaban mucho las temperaturas muy altas de sol. Llegaba, todos los contrataban porque como no eran altos, era pura gente chaparrita y aguantaron mucho este, la temperatura. Y como en su tierra de ellos es bastante caliente y todos quedaban en el Valle de Coachella, le dicen el mentado Valle Imperial, ahí todo mundo quedaba. Pero diez personas buscaban a un oaxaqueño que hablaba, creo que hablara su idioma, el zapoteco y español para que pudiera interpretar a su gente. Y ya el mayordomo venía aquí, le preguntaba al intérprete del grupo de diez personas oaxaqueñas, él les decía qué es lo que tenían que hacer o cómo se trabajaba. Bueno, todo lo que quería el mayordomo desde aquí le decía al intérprete de ellos y así se entendían en ese tiempo.
ML: Y la comunidad de usted, ¿había muchos que vinieron y estuvieron en los mismos campos que estuvo usted? O sea como en [Rancho] Cucamonga.
NM: Ahí creo que nunca llegaron oaxaqueños porque todos se quedaban en el Valle Imperial para la pisca de algodón, la pisca de dátil. Y luego creo que también los llevaban para lugares, lugares de este, a donde la gente, o sea los que contrataban gente sabían qué gente van a mandar a tal parte, qué gente para otra parte y ellos ya escogían a la gente. Así era en ese tiempo.
ML: Y la comunidad de usted, ¿había mucha gente que hablaba náhuatl?
NM: Sí, llegaron algunos, pero todos los que eran de mi edad ya teníamos algo de español, no mucho, pero sí ya teníamos porque ya estudiamos este, como el segundo año de primaria. Ya el profesor con que estudiamos, nos corrigió mucho. Entonces nos prohibían que habláramos el náhuatl a nosotros. “Deben de olvidarse de su dialecto, deben aprender español”. Y últimamente hay profesores que no quieren que se borre ese dialecto, ellos quieren que se siga, porque no hay que sentirnos mal por hablar este, todavía lo que es el dialecto. Se tiene que llevar a cabo en los niños, porque muchos niños en ese tiempo ya, como mis hijos entienden, una que otra palabra náhuatl la entienden, pero no lo pueden hablar. E(s como nosotros que queremos decir claramente en inglés alguno que otra palabra, pero no puede uno, porque para mí se me hace dificultoso.
ML: Y los que hablaban náhuatl o los oaxaqueños, ¿los discriminaban otros mexicanos, otros americanos?
NM: No, bueno, nunca me di cuenta que los discriminaban. No, creo que no. No hubo ese tipo de discriminación para ellos, no. No, creo que no. Porque en diferentes partes de México, sí, también unos se criaron de dialecto como en Sonora, como en Chihuahua, diferentes partes, en Puebla también tiene…Yo soy de Puebla y ahí hay diferentes dialectos. Yo he oído que en cada región, con su dialecto. Hay como unos cinco dialectos en el estado de Puebla. En Oaxaca, ahí hay creo que ahí reina el dialecto zapoteca. En Puebla es el náhuatl, pero es el que se habla más. Y otros lugares, otro tipo de dialecto que ni yo los entiendo. Lo que hablamos nosotros tampoco lo entienden ellos. Y sí es poco la distancia, será de unos cincuenta kilómetros de distancia, pues ya es otro dialecto. Pero pues mucha gente que ya no lo quiere hablar. Ya nomás la gente que está en tercera edad son los que hablan eso. Pero ya la juventud ya no, pero ya los obligan que deben de aprender, hasta los profesores ya les están exigiendo que hablen su dialecto, ya no lo quieren perder. Y, pero sí, muchos se entienden pero no lo pueden hablar. Como mis hijos, sí entiende una que otra palabra en náhuatl, pero no lo pueden interpretar. Mi señora, cuando ella la traje para acá, cuando estábamos en Tijuana, seguido me hablaba en náhuatl, no se podía acostumbrar a hablarme en español. Porque a veces la gente, ya ve que la gente, cuando comienza a oír otras personas que platican en otro idioma o dialecto, comienzan como oír algo, lo pueden entender o no y así se fue acostumbrando. Ahora se le olvidó también el náhuatl, ya no habla el náhuatl, habla el español. Y luego le digo, en veintitantos años que estamos aquí y, pero ya no se me olvida. Hay señores a mi edad aquí y a veces cuando nos juntamos ahí a alguna, pues alguna fiesta o a un party que le dicen por aquí, nos juntamos por ahí. Ya al punto de alguna cerveza, ya ve que aquí como hay parties donde la reina es la cerveza o el vino, ya comenzamos acordarnos de nuestra infancia, cuando fuimos a la escuela. Pues hay que acordar, ese, nuestro dialecto no hay que jubilarlos, porque eso nos criamos y no hay que olvidarse. Los hijos hay que enseñarlos que, tan siquiera que quede como un recuerdo, como nos criamos nosotros.
ML: Para usted, ¿qué significa el haber sido bracero?
NM: Pues…
ML: Significa algo, ¿positivo o negativo?
NM: Pues para mí sí es positivo. Porque así eran los tiempos, aunque uno quisiera, aunque uno se sintió un poco, de los malos tratos que nos dieron, pero sí trae uno como una experiencia, como un recuerdo, como para platicarle a los hijos de cómo nos trataron en aquel tiempo y ahora son otros tiempos. Como en el tiempo de nosotros, fue otro tiempo, siempre nuestros hijos en nuestro tiempo. Y órale, tiempo que va a ser para los nietos, también va a ser otro tiempo. Son tiempos que pasan y seguirán pasando, más después no sabemos qué puede pasar. De lo que nosotros pasamos, ya pasamos. Y ahora la juventud, pues no sabemos. Lo hemos visto y ya lo sabemos, los años que han venido pasando. Los que vienen, solamente los que logren pasarlo son los que… Porque nosotros ya, como antes le dije, ya somos de tercera edad. Muchos señores, señoras posiblemente lo vamos a tener, pues un recuerdo hasta que Dios nos tome en cuenta, ¿verdad?
ML: Gracias.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 12 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Mireya Loza
Bueno, estoy aquí ahora, Mireya Loza con Nemecio Meza en Los Ángeles, California. Es el 12 de mayo, 2006.
ML: Nemecio, ¿me puede contar dónde y cuando nació?
NM: Yo nací el 31 de octubre del año de 1931 en un pueblo que se llama Molcaxac, Puebla, México.
ML: Y, ¿usted proviene de una familia pequeña o chica?
NM: Este, una familia pequeña.
ML: ¿Pequeña?
NM: Sí.
ML: ¿Cuántos hermanos y hermanas tenía?
NM: Este, dos hermanas y dos hermanos. Uno ya difunto.
ML: Y, ¿qué hacían sus padres?
NM: Mis padres eran campesinos, trabajaban el campo.
ML: Y, ¿usted fue a la escuela cuando era chico?
NM: Sí, hasta segundo año de primaria nada más, no pude estudiar más.
ML: Y, ¿cuándo empezó a trabajar?
NM: Como a la edad de unos catorce años o no, fue antes, como a la edad de diez años.
ML: Y, ¿qué hacía?
NM: Ayudando a mis padres este, trabajando el campo sembrando frijol, maíz, cebada, trigo, todo eso.
ML: Y, ¿cómo se enteró usted del programa de los braceros?
NM: Supimos por voces de otros señores que ya habían venido antes. Y fue cuando vine por primera vez en el año, ¿cuánto le dije?, 1959. Como por primera vez me trajo mi papá al estado de Sonora a contratarnos en un pueblo que se llamaba Empalme, Sonora. Y en ese año, mi papá cayó en otro lugar, no me acuerdo qué lugar cayó aquí en California. Yo caí en un lugar que se llama Cucamonga, en un Rancho Cucamonga, Mesa, California. Ahí trabajé en la pisca de naranja, pisca de toronja y limón en ese mismo año, el [19]59. En el [19]60 caí en un lugar que se llama Delano, California, ahí fui a la cosecha de uva. Y en el [19]61 caí en King City, California, ahí trabajé legumbres como desahijando betabel, lechuga, frijol y todo eso. El último año trabajé en el estado de Texas en un pueblo que se llama Lorenzo, Texas. Ahí estuve también en la limpia de algodón. Fue la última vez que estuve aquí en los Estados Unidos y es todo lo que me acuerdo en esos años que vine como bracero.
ML: Y, ¿su papá ya era bracero?
NM: Sí.
NM: Él duró como, también vino como en unas tres ocasiones, pero no me acuerdo, solamente me acuerdo en el [19]59 porque me vine con él, nada más. Pero anteriormente ya él ya había venido como bracero. Nomás que no me acuerdo en qué año fue.
ML: Y, ¿qué es lo que decía su mamá porque los dos se iban a México? I mean, de México a los Estados Unidos como braceros.
NM: Sí, mi mamá nunca vino como bracero, nomás mi papá.
ML: No, pero, ¿qué es lo que decía su mamá porque usted se venía?
NM: No, pues este, era una aventura para toda la gente, pensaba venir por ganarse un centavo más para poder hacer algo en nuestra tierra, ya sea una casa o cualquier cosa. Porque allá de donde nosotros somos, es un lugar muy, muy pobre y necesitábamos de venir a la aventura para poder hacer algo allá en nuestra tierra. Sí, eso era el deseo.
ML: Y, ¿me puede describir un poco el proceso de contratación?
NM: Pues sí, fuimos un poco, un poco maltratados en la, en los campos de contrataciones porque nos hacían muchos exámenes algo dolorosos. Para mí fue un poco doloroso, porque pues había miles de personas en el campo de contrataciones. Posiblemente había unos diez mil a veinte mil personas queriéndose contratar para venirse para acá pa los Estados Unidos. Pasábamos hambre y muchos este, pues les robaban su dinero. Había unos lugares peligrosos para uno. Y llegábamos, en el centro de Caléxico también nos maltrataban los, porque según decían las personas que trabajaban como parte de los, pues los emigrantes americanos, que uno traiba [traía] bastante pues como… Pues algo mal pues, como piojos, como pulgas, todo eso. Y nos desnudaban, nos polveaban y bueno, pues era un poco algo doloroso. A cada que me acuerdo, pos me siento un poco mal, pero con la necesidad de venir a trabajar aquí en los Estados Unidos tiene uno que aguantarse. Pues es todo lo que me acuerdo en ese tiempo. Nos hacían sufrir mucho. Y ahora pues este, la lucha que se está haciendo para que se recupere algo de nuestro trabajo, de alguna, pues se puede decir, pues una limosna para nosotros, porque lo que desean, lo que desea darnos el Gobierno, pues realmente eso es un poco, este… Piensa uno un poco, se siente uno poco mal. Pero ni modo, si el Gobierno no quiere dar más según sabemos por plática que solamente está ofreciendo, pues un tanto por ciento, pues muy, muy bajo. No, no llega a… Pues no, mucha gente no, no está conforme. Pero si el Gobierno no quiere dar más, ¿pues qué se le hace? No podemos este, obligarlo a fuerza, porque es el que dispone. Tiene su fuerza mayor para uno, entonces no podemos hacer nada.
ML: Y, ¿cómo lo trataron en los varios campos?
NM: Pues también fue un poco, le digo, que en los campos también nos trataban, ¡nos arriaban! A los mayordomos, pues eran nacidos aquí, hablaban inglés, ellos tenían todo el poder para que los otros este, aventajáramos el trabajo. En ese tiempo yo trabajé en la parte del Valle de Salinas, ahí donde caí en el pueblo otro que se llama King City y este, pues nos decían… En ese tiempo trabajábamos con un azadoncito corto, como de dos pies de longitud. Y todo el día nos traiban pues agachados pa trabajar este, recio. El que se quedaba, pues este, lo cortaban y que se descansara para el siguiente día. Y si se volvía a quedarse a una distancia de como unos veinte pies, más o menos, se quedaba del grupo, lo descansaban. El tiempo que perdía, no le pagaban y era, pues para mí fue un poco cruel o muy cruel para mí. Pero pues así nos trataban en… No solamente en un campo, en todos los campos, en todos los campos de braceros. Y pues quedan recuerdos nada más, porque de que nosotros este, hiciéramos tanto dinero acá en Estados Unidos, pues nada.
ML: Y los campos, ¿eran grandes o chiquitos?, ¿como cuantos hombres tenían?
NM: Creo que son de a milla los surcos, les decían surcos. ¿Aquí cómo les dicen?, este, ¿cómo le dicen? Se me olvidó… este… No, no me acuerdo en inglés, me acuerdo cómo se llama en inglés este, es de milla, allá en México le dicen surco. Aquí ya no me acuerdo, es que son de a milla las…
ML: Y, ¿cuántos hombres trabajaban ahí en los varios campos donde usted?
NM: Pues había campos que tenían, la primer vez que caí en [Rancho] Cucamonga, el campo era como de unos cinco mil, más o menos, era un campo grande. En ese campo conocí el que tiene bastante gente. En otros campos, la última vez que caí en Lorenzo, Texas, caímos dos nada más con un ranchero, pero de todos modos, también se portaba, se portó mal con nosotros porque queríamos que trabajáramos y nos pagaba. Según él marcaba las horas el señor patrón y nosotros trabajábamos más y pues no, no estábamos conformes. Yo pues realmente no trabajé tanto tiempo, trabajé como… el contrato era de cuarenta y cinco días, pero solamente trabajé como un mes, treinta días. No me sentí muy satisfecho en la forma en que nos trataron. Y este, llegué en el… Sí, donde era la oficina del, cómo se llama el señor… Porque era como un representante para grupos de braceros. Yo llegué a reportarme que ya no quería yo estar ahí, pero el señor ese me quería mandar en otro lugar, pero yo sabía que en todos los lugares era igual. Y ya no me gustó, digo: “No, mejor voy para México”. Me tuvieron que dar mi pasaporte y me fui para mi tierra, es todo lo que me acuerdo de esas aventuras.
ML: Y, ¿dónde vivían? En el rancho en…
NM: En los campos…
ML: Pero, en el [Rancho] Cucamonga, que tenía como, dijo cinco mil, ¿no?
NM: Más o menos. Pero no estábamos en un pueblo, estábamos en un campo libre. Nada más que era un campo para, especialmente para puros trabajadores como braceros.
ML: Y, ¿dónde dormían?
NM: Allá, según, en ese tiempo le decían barracas, que son galeros, son casas grandes. Cada casa quedaba como veinte braceros por cada lado. Veinte camas por un lado, veinte camas por otro lado. Pero habían varias casas, les decían barracas, les decían aquí.
ML: Y usted cada día o cada bracero, ¿tenía su propia cama o cambiaban porque les tocaba? Y por ejemplo si usted tenía sus cosas, ¿podía poner todas sus cosas ahí en su cama, o les cambiaba de barraca a otra barraca?
NM: No, no, le dan a uno su cama para todo el tiempo que quería estar este, hasta que se cumplían los contratos. Y si uno quería renovar el contrato, ahí mismo tenía que quedarse.
ML: Y, ¿las barracas tenían muebles?
NM: No, la pura cama nada más para el, para quedarse ahí. Y tenían este, también comedor ahí ya en el trabajo ahí este, descontaban lo que es de las comidas. Y ya allá cuando le dan a uno su cheque, ya viene descontado todo el seguro, según decía aquél, el seguro, las comidas este… También daban a crédito pues algún radio. En ese tiempo apenas, cuando en nuestra tierra, en ese año, son pocas personas que tenían su radio y aquí era. Con las facilidades podía comprarse un radio y pagando por abonos. Ya venía descontado del radio, descontado. Descontaban, no me acuerdo, unos $3, $4 dólares de la comida, todo lo que sacaba uno a crédito, que tenían este, tienda de crédito. Y este, pues ya había campos, pues según pues no todos los campos era iguales, donde había campos chicos para veinte braceros, para diez. La última vez que le digo, caí en Lorenzo, Texas, nomás éramos dos, caímos con un ranchero, pero pues nos trataba mal. Por eso mi compañero quedó allá con él, como se entendía un poco, mi compañero hablaba un poquito inglés. Bueno, no hablaba, pero sí le entendía algo bien. Y entonces este, él lo apreciaron más para que quedara con el ranchero y yo pues no, nunca le entendí nada en inglés. Dije: “No, pues en primer lugar no nos entendemos y luego en la forma que me tratan”. A la hora que quería el patrón, a veces a la hora de día o igual sea hora de noche, nomás llegaba y decía: “¿Saben qué? A trabajar”. A regar, a cortar el agua con tubos, les decían pipas. Para ir por unos tres, cuatro horas y ya iba uno por uno ya y a descansar otra vez, a la hora que quería el patrón. Y eso, pues nunca me gustó. Y yo lo reporté al patrón y el representante. Ya me acordé que se llama Asociación, según ese tiempo. Me dijo que si quería cambiar de patrón, le digo: “Oye, yo sé que en todos los lugares así es y yo no me siento bien, mejor me voy pa México”. Y así fue mi historia.
ML: Y en Lorenzo, ¿dónde vivía?
NM: En un rancho, no, no, en un rancho.
ML: No era barraca, pero…
NM: Era una casa chica, más o menos como dos cuartitos como este donde había, era cocina y otro donde, más o menos como este cuartito, donde tenía uno su cama a un lado, otra cama a un lado y nada más es un rancho, no es pueblo. Sí, y fue la última vez que estuve como bracero. Y es todo, es todo lo que me acuerdo de las aventuras.
ML: Y en los campos grandes, ¿cómo es que lavaban su ropa y hacían otras cosas los braceros?
NM: Tenían lavadoras.
ML: ¿Sí?
NM: Sí, tenían lavadores este, ahí era por cuenta de la compañía. Pero no solamente porque era por cuenta de la compañía, porque tenía uno que lavar y echarle monedas como a la vez que hay máquinas. Entonces ya había máquinas para lavar, había comedores, había… pos había todo, todo lo que quisiera uno todavía. Y este, pero todo tenía uno que pagar.
ML: Y, ¿cómo era su rutina diaria en el Rancho Cucamonga?
NM: Sí, fue la primera vez ahí.
ML: La primera vez. ¿Cómo era su rutina diaria?, ¿a qué hora se levantaba?
NM: Para ir a desayunar eran las tres de la mañana. Sí nada más habían, tenían colgado un cacho de riel y ese era, cuando era la hora de ir a desayunar y hacer unos lonches, del mismo comedor nomás sonaban el racho de riel y ya sabía, toda la gente se levantaba y comenzaban a hacer líneas, líneas grandísimas. Supongo yo de unos cincuenta metros, no sé cuantas yardas o más, posiblemente. Como le decía, se van formando y va entrando la gente, va echando desayuno. Rápido hace su lonche y se sale por otra puerta. Otra vez se van a descansar otro rato, porque salíamos a las seis de la mañana del campo para ir a trabajar.
ML: Y, ¿qué tipo de comida les daban?
NM: Pues como huevos, frijoles, guisados de res o este, no sé de qué animales hacían los guisados. Pero para mí, pues las comidas que daban aquí diario, pues para mí era una cosa saludable, porque pues lo que nunca comí en mi tierra lo comí aquí en Estados Unidos. Y se sentía uno bien en las comidas, pero en el trabajo sí nos trataban mal.
ML: ¿Se iban a trabajar a las seis de la mañana?
NM: A las seis de la mañana. A veces corríamos este, nos llevaban en trocas. A veces hacíamos una hora, una hora más o menos de distancia, o a veces media hora. Bueno, no todos los campos de naranjas o de naranjales o de limón y toronja, pues no estaba muy pegado al campo, estaban retirados. Tenía uno que caminar en troca una media hora, hasta una hora de lejos. Pues nos tienen que llevar hasta allá, por esos lugares.
ML: Y, ¿a qué horas terminaban de trabajar?
NM: Depende de cómo era el trabajo. A veces cuando se urgía mucho el trabajo, nos daban las ocho horas y a veces cuando necesitaban más el trabajo, pues es que sacábamos más, nos daban más horas, diez horas. Y cuando había poco trabajo, nos daban seis horas. Y cuando ya de plano ya comienzan a bajar la cosecha o que se está terminando ya la cosecha de la fruta, ya nomás nos iban dando nada más para pagar las comidas. Nos daban tres horas, dos horas, pues nomás íbamos por un rato.
ML: Y luego, ¿qué hacían el resto del día?
NM: Lo importante es que uno… Bueno, nos daban esas horas cuando había poco trabajo y había poco trabajo, ellos nada más nos daban para cubrir las comidas, para cubrir lo que uno está pagando como crédito. Si debía uno, pues de algún radio o alguna cosa que le gustaba a uno, una plancha, algo. Nada más ellos querían, nada más que cubriéramos los, pagando las comidas y a crédito. Es todo, ya no nos dieron nada más. Porque los del campo, pues no nos cobraban donde quedaba uno, eso corría por cuenta de la compañía.
ML: Y luego, ¿qué hacían con el resto del día si sólo trabajaban tres o cuatro horas?
NM: No, pues nos lo pasábamos ahí mirando la televisión.
ML: ¿Tenían televisión?
NM: Sí, tenían, sí nos daban. Tenían campo deportivo, el que quería jugar, por ejemplo, campo de basquetbol, de voleibol, creo que nada más. Me acuerdo que nada más esos dos tipos de deporte. Pues la gente, pues cuando ya no había trabajo, pues ellos no podían hacer nada y el que quería renovar su contrato, porque muchos lugares renovaban cuarenta y cinco días un contrato. Si quería ir para México, pedía su pasaporte y se salía de Estados Unidos. Y el que quería quedarse por aquí por un tiempo largo, nada más renovaba para cuarenta y cinco días. Podía quedarse un año o el tiempo que quisiera. Sí, así era en ese lugar.
ML: Y cuando venían los fines de semana, sábado y domingo, ¿qué es lo que hacían?, ¿trabajaban sábado y domingo?
NM: Cuando había trabajo sí, cuando no, tenía uno que descansar. No habiendo mucho trabajo, descansaba uno los sábados y domingos. Cuando había mucho trabajo, trabajábamos los siete días.
ML: Y, ¿qué es lo que hacían cuando descansaban?
NM: Jugábamos en los dos tipos de deporte, el básquet y el voleibol, que me acuerdo nada más y ese tipo de deporte.
ML: Y, ¿se iba a la ciudad más cercana?
NM: Sí, a veces este, pues sí nos llevaban cuando por ejemplo los, si había gente que quería ir a, pues a hacer compra de ropa o algo que quería uno… Sí, cuando quería uno a ir a hacer compras de ropa, ir a, pues a conocer en la ciudad, pues lo tenían que llevar porque era una responsabilidad para la aseguranza. Nos tenían que llevar, nos tenían que cuidar, porque como mucha gente venía de México que eran pues, son muy rancheros, pues son de rancho. Vivían por allá que, lugares de México que no conocían un tráfico de carros. Había carros pero en las ciudades de México, pero los pueblos, pues sí, pueblos humildes no había. Solamente conocían ellos como ganado, como caballos, burros, chivos, borregos. Y en ese tiempo mucha gente venía para acá y sí nos cuidaban. Porque nos conocían que éramos muy, pues muy tontitos para atravesar una calle. Sí nos cuidaban, nos subían en buses grandes que creo que son como de cuarenta pasajeros o más, como los buses que son de escolares. Y nos subían y ya este, llegábamos en un lugar en donde se parqueaba el mayordomo, o sea el chofer. Ahí ya, ahí este, nos ordenaba o nos explicaba, decía: “Yo tengo que ir adelante y ustedes atrás, no sea que se vaya”… Pues nos trataban así como, como animales, pues, porque no conocíamos pues para atravesar o andar en la ciudad. Pero yo más o menos sí conocía un poquito las ciudades de México y más o menos yo me daba una idea de que cómo iba yo a atravesar una calle. Bueno, algunos sí y algunos no. Y algunos que los tienen que cuidar, porque es una responsabilidad para el mayordomo porque era por cuenta de la compañía de seguros. Y sí, los que el mayordomo se daba cuenta de la gente que ya ha estado por mucho tiempo aquí, le recomendaba a diez personas, o traiba, se cargaba unas tres, cuatro personas y ya les indicaba: “Cada uno de ustedes se me llevan diez personas. Llévalos a tú, tú sabes qué es lo que quiere encontrar en las tiendas, o si ellos se quieren ir a divertir a algún lugar de diversión para ellos”.
ML: ¿Como qué tipo?
NM: Como tipo, pues entraban en las cantinas o en los salones de baile, pero los tenían que cuidar. Y nomás le daban un tiempo corto, tal vez unas dos horas. En un lugar de diversión o nos llevaban a otro lugar. Y ya cuando se terminaba el tiempo, ya se les hablaba y ya: “Vámonos porque ya se está llegando la hora”. Porque marcaban el horario del día, o sea el tiempo. Y ya llegábamos al mismo tiempo para que, se llenaba el bus y ya nos llevaban para el campo. El campo todo el tiempo estaba cerrado alrededor puro, sí, las bardas que hacen aquí de alambre, todo estaba cerrado. Arriba tenía alambre de púa, en, así ve, que van así encima, que están dando vueltas para que nadie saliera. Nos tenían ahí, pues asegurados en el campo de que nadie saliera. Solamente los que conocían un poco y los encargados de la gente, sabían que él ya conocía, porque ya tenían tanto tiempo aquí, entonces los dejaba.
ML: Y, ¿hay gente que se salía sin permiso?
NM: Bueno, los que ya conocían sí les daban oportunidad. Algunos ya este, ya conocían los lugares, ya tanto tiempo estaban aquí. Unos ya tenían ya casi un año, otros más de un año, ellos ya conocían bien, pos ya. Unos se venían aquí este, a Los Ángeles. Nomás pedía un taxi y se venía para acá y conocía el lugar porque ya habían aprendido. Cuando se regresaban, ya los señores encargados de los braceros ya ellos te tomaban confianza de que ya sabían que ahí, iban a algún lugar, estaban seguros de que de ahí se iban a regresar. Pero los que recién llegaban de México (ininteligible) permiso: “No, pues no conocen, ¿a dónde van a ir? Ustedes no se van”. Y tenían que cargar su pasaporte que les dan a uno en el lugar donde los contrataban a uno. Si tenían pasaporte, pues había gente también, también la gente ilegal en ese campo. A los ilegales pues sí los dejaban porque no, porque la compañía no tenía responsabilidad de ellos.
ML: ¿Cuántos ilegales había?
NM: Pues no, no me acuerdo, pero sí había uno que otro. Yo conocí que eran de, conocí unas personas, creo que eran de Argentina, eran ilegales argentinos. Creo que eran como tres ellos y este, trabajaban ahí, sí salían ellos. Pero ya tenían tanto tiempo también y nada más que en ese tiempo fácilmente de que llegaba La Migración chequeando en los campos y en las ciudades. Pero ellos todavía no tenían algún desarrollo para buscar trabajo en la ciudad. Siempre seguían al campo y este, eso era el sufrimiento de ellos, porque andaban con la expectativa de que de repente llegaba La Migración. Porque en algunas veces se llegaron a los campos donde trabajábamos nosotros y cuando se daban cuenta, ellos tenían que correr a esconderse, pues porque no traiban papeles. Nosotros siempre cargábamos nuestro pasaporte, era lo que nos decían los mayordomos: “Deben de cargar todo el tiempo su pasaporte porque sin pasaporte se los llevan para México”. Y aunque no los lleven para México, pero los llevan a los lugares de Migración, o séase casas de Migración que los llevan. Ahí los identifican si realmente estaban como braceros, porque ahí los identifican. Y saben que sí, pos los, otra vez los van a dejar en el lugar donde los levantaron. Pero si no, pues como… Bueno, no había tanto miedo porque si los agarraban nada más sin pasaporte, se los llevaban. Pero los identificaban que sí tenían papeles, los dejaban, los iban a dejar en el lugar. Pero los que no tenían papeles pues sí se los llevaban, en los campos en lo que pasaba en ese tiempo. Y esta es la vez, creo que es lo que está pasando. La gente ahora ha durado mucho en las ciudades, porque las ciudades creo que es muy poco que haiga vigilancia, pero los campos, pues ahí como es un campo libre, nomás lo ve una persona por ahí y anda la ley por ahí. Luego los identifican y no traen papeles, pos se los llevan.
ML: ¿Iban las personas de Migración al campo? ¿Dónde se escondían los ilegales?
NM: Había modo de esconderse porque son huertas grandes, son huertas grandes. Ellos ya sabían el movimiento, cómo le hacían para… Porque también a veces, el mayordomo también los cuidaba. El mayordomo si quiere salían por la calle, los mayordomos sabían qué horario pasaba a chequear la gente en las huertas. Y los ilegales les gustaba trabajar en las huertas porque había modo de esconderse. Pero por ejemplo si hay un campo como pura verdura, pues no puede uno esconderse, porque esa es una, es una mansión grande y pues no hay lugar donde pueda uno esconderse, no hay matorrales ni nada, [es]tá libre, se ve una persona. Y es lo que hacían ellos, siempre trabajaban en huertas como huertas de uva, naranja. Hubo muchas huertas como limón, toronja este, cosas frutales, hay árboles grandes, sí había modo de esconderse.
ML: ¿Usted tenía muchos amigos en el Rancho Cucamonga?
NM: Sí tuve amigos. Ahí duré, no me acuerdo qué tiempo duré pero fácilmente duré como unos siete meses, ocho meses, no recuerdo. Sí, hice tanta amistad con los del mismo México, donde este, del estado de Guerrero, Oaxaca, Puebla, muchas partes de Zacatecas, Jalisco, Michoacán, diferentes estados, diferentes partes del país.
ML: Y cuando usted estaba en los Estados Unidos como bracero, ¿le escribía a su familia en México?
NM: Sí, en ese tiempo pues solamente había modo de comunicarse de carta y este, sí había un servicio muy rápido… Bueno, en ese tiempo le decíamos rápido porque las contestaciones, porque creo que había un servicio de, para los braceros, había un servicio algo rápido. Creo que la contestación llegaba como a los quince días, es lo más rápido que había en ese tiempo, lo más rápido. A veces mandábamos por, según ese servicio que había por vía aéreo, algo así le decían al servicio. Llegaba rápido la contestación de la familia de que sí les llegaban las cartas. O sea la contestación, a veces girábamos algunos centavos para México, a los quince días ya tenía uno contestación y…
ML: ¿Cómo mandaba dinero a México?
NM: Pues creo es igual como ahora existe el money order, antes nada más le decían cheque internacional, le decían en ese tiempo. Y ya uno, uno escribía la carta, le ponía la dirección y ya nada más le daba el dinero al mayordomo, es el que se encargaba de ir a ponerlo en el pueblo y ya lo mandaba. A los dos los registraba en el correo y como había ese servicio de eso era, creo, especialmente para los braceros, había ese servicio. Es el más rápido que había en ese tiempo, en el año [19]60 y tantos. Y ahora es diferente, ahora quiere uno mandar dinero y en cinco minutos está en México, es otro tipo de servicio ahora en este tiempo. En aquellos tiempos pues este, era otro tipo de servicio más despacio. Eso es solamente el dinero que mandaba uno registrado para México, una carta nada más como para escribirle a un amigo, o sea también a los padres, a los hermanos. Escribía uno la carta y depositaba en el buzón que estaba por la calle, eso duraba un mes. Quince días de ida la carta y quince días de regreso, al mes tenía uno la contestación, sí.
ML: Y, ¿habían otros parientes de usted, sus hermanos? Sé que su papá vino de bracero también.
NM: Sí, mi papá sí vino. Sí vino un hermano, pero ya fue en el año [19]64, fue este, cuando se recibió el Gobierno de México don Gustavo Díaz Ordaz. Porque en el tiempo de los braceros fue un presidente que se llamó López Mateos, de México. Fue en manos de él cuando mandó mucho bracero, mucha gente como bracero. Cuando salió López Mateos, entró Díaz Ordaz y ya no quiso mandar más braceros. Nada más mandó gente libre, entró así, pues no sé cómo estuvo ese, porque ya no hubo aseguranza, nada así, gente libre. Entró en el año 1964 y fue la última vez. Ya en el año [19]64 se reubican los braceros. En el [19]64, en el [19]70, en el [19]70 se vinieron unos paisanos míos como ilegales, en aquel tiempo les decían Mojados, o sea venían de alambre, según, era, le nombraban a la gente que venía ilegalmente. Y ya tenía tres paisanos trabajando aquí en Los Ángeles en el [19]70 y me dieron ganas de volver. Y uno de ellos era, pues éramos amigos y ya le escribí que cómo era la entrada, porque yo quería arreglar pasaporte y no pude arreglarlo. Y le escribí a ese amigo, le platiqué que me contestara mi carta y que me platicara cómo estaba el movimiento, porque yo no pude arreglar pasaporte para venirme para acá a los Estados Unidos. Y ya me contestó, me dijo: “No, pues yo sé que un pasaporte uno de nosotros no puede arreglar tan fácil. Si te quieres lanzar para acá, aquí te mando dirección. Llegas a tal parte a Tijuana y de ahí te darán información. Nada más que se necesita $225 dólares como para que des como una mordida o como un pago que vas a pagar para que te pasen de este lado”. Yo así lo hice en el [19]72, me vine en el [19]72 y trabajé poquito más de un año. Porque yo vine por un tiempo, no venía a quedarme. Trabajé más de un año, me regresé para México y quería hacer algo con ese dinero y no, no pude. Entonces al siguiente año, no este, en el [19]73 salí, [19]74 volví otra vez. Entonces ya tenía tres hijos y el salario allá en México pos era poco, no alcanzaba para sobrevivir bien, algo bien, no muy bien, pero pos yo pensaba siempre para mi familia sobrevivir poquito mejor y no, no pude. Entonces yo le dije: “No, estaría bueno volver otra vez”. Volví en el [19]74 y ya me quedé por veinte temporadas. Me iba a ver a mi familia cada año, cada año iba con mi familia y dije: “No, pos pienso que México para mí es muy difícil para educar mis hijos”. Y fui, en el último año, vine el [19]80 y… Ya había yo mandado traer un hijo mío, ya tenía quince años, para estudiar aquí, pero no le gustó el estudio, le gustó trabajar. Entró aquí, estuvo un año, sí fue a la escuela pero no le gustó, porque ya quería él comprarse algo, pos algo que le gustaba a él. Y ya lo dejé: “Bueno, pues si quieres trabajar, pero tú tienes que seguir estudiando aunque sea los turnos de en las tardes y si quieres trabajar”. Sí, comenzó a trabajar de quince años. En el [19]83 me junté una feria, me fui para México y le dije a mi hijo: “Yo tengo que ir a ver a tus hermanos, porque yo siento mal, tanto tiempo y llegará un día que, pos ya no nos van a conocer. Yo tengo que regresar. Pero te dejo y yo me voy a poner a trabajar allá. Con lo poco que tú trabajas aquí me ayudas y posiblemente podemos hacer algo allá”. Y llegué y este, le conté a mi familia que en las fronteras que había mucha manera de vivir. Pero cuando vine la primera vez para acá en el [19]72, llegué y me puse a trabajar. Yo allá desempeño el trabajo como albañil, allá en México. Y este, después mi señora donde me hizo recordar, fue esa vez: “La primera vez que fuiste y de regreso me platicaste que en las fronteras hay mucho de qué vivir. Francamente hace mucho yo me di cuenta que hay mucho trabajo por allá”, dice, “aquí estamos en un lugar muy, muy pobre, tú sabes”. “Y, ¿cómo le hacemos para allá?”. Me dice: “Nos vamos al otro lado, llegando a la frontera, tú dices que hay mucho trabajo, pos tú te acomodas tú fácilmente, puedes ser contratado como albañil, tú que es tu oficio”. Le digo: “Yo sé que estoy seguro que llegando a la frontera consigo trabajo como albañil y pues si se anima, vamos”. Nos salimos a principios del [19]84, nos lanzamos para acá. Vivimos dos años en la frontera de Tijuana, pues no nos iba muy bien, pero para sobrevivir mejor, [es]taba bien. Sí consiguieron trabajo mis hijas, mis dos hijas y un hijo y el otro que tenía allá cuando estaba… Ya comenzamos a vivir ahí. Las dos hijas que traje eran muy chiquillas; una era de siete y la otra era de nueve años. Entonces lo difícil fue para mí, es matricularlos en la escuela, no había modo. Me decían muchas, me pedían muchos requisitos. Entonces mi hijo que estaba aquí de este lado, pues estaba sabiendo porque seguido hablábamos por teléfono. Me dijo: “Mira, ¿sabes qué papá? Mis hermanitas no puedes matricularlas en la escuela, échamelas por aquí y aquí fácilmente de que ellos dos estudien, que allá”. Le digo: “Pues yo es lo que voy a hacer entonces”. Ya los mandé, ya teníamos dos años, ya teníamos tantas amistades, las personas que se dedicaban a pasar gente de este lado y estaba más fácil que ahora. Ya las mandé a mis hijas y ya eran tres. Y luego lo mandé al otro hijo, él taba estudiando, él pudo estudiar allá en Tijuana. Porque tengo dos hijos, dos hijos y dos hijas. Y ya se vino él, ya nomás quedábamos mi señora y yo. “Y, ¿ahora qué hacemos?”. Ahí nosotros trabajábamos como comerciantes, ambulantes ahí y ya se vinieron, ya mis hijos estaban aquí. Le digo a mi señora: “Y, ¿ahora qué hacemos?”. Nomás los dos aquí. Ya no estamos bien, ya nos separamos. Los hijos por allá, nosotros por aquí y no, ya no me gustó esto. “Vámonos también”. Pues ya es como llegamos aquí en el [19]86, ya estábamos aquí todos. Y aquí sí comenzamos a sufrir para conseguir trabajo. Yo donde trabajé antes, la fábrica quebró, ya no estaba. Y luego: “No, pos tengo que buscar”. Hasta eso corrí suerte, pues me acomodé en un trabajo y la que no pudo trabajar es mi señora, no pudo trabajar. Pero yo sí luego me acomodé a trabajar y a trabajar los dos hijos, un hombre y una mujer. Más tarde, ya se hicieron más grandes, las dos chiquillas comenzaron a estudiar aquí, ya se, ahora se, pos ya se protegen mejor con un poquito de inglés. Y ahora ya hasta ya me hicieron abuelo, ya tengo trece nietos, dos hijas y dos hijos y hermosos.
ML: ¿En qué año se casó?
NM: Yo me casé en el año [19]62.
ML: ¿Antes de irse de bracero?
NM: No, me vine de bracero antes, creo que me vine en el [19]59, [19]60, [19]61, [19]62. La última que vine de bracero en el [19]62, en ese año me casé. Me casé en un mes de marzo y me vine como hasta mayo, tenía como cuatro meses de casado la última vez que entré por Texas. Ahí me estuve nada más cuarenta y cinco días y eso fue mi aventura, la última aventura que hice. Y ya del, en el [19]62 me aguanté hasta ocho, diez años. Sí, diez años porque me vine en el [19]72 como ilegal otra vez.
ML: Y, ¿qué es lo que dijo su esposa cuando decidió venirse como bracero la última vez?
NM: No dijo nada porque estábamos de acuerdo, yo le dije: “Pos me voy por un tiempo, no voy a dilatar”. Si es que trabajo cuarenta y cinco días, porque es lo que daban como un contrato mínimo. “Me voy por cuarenta y cinco días, posiblemente un poquito más, un poquito menos. Si te sientes mal, yo me vengo antes”, y así fue. No cumplí los cuarenta y cinco días, estuve como un mes, posiblemente menos. Y ya de ahí ya después comenzaron a llover los hijos y fue en el [19]72 cuando vine como ilegal. Desde entonces, pues por aquí nos hicimos viejos.
ML: Y, ¿cómo cambió el sitio donde usted estaba viviendo en México a causa del programa? ¿Cambió un poco por el programa el sitio donde vivían en México?
NM: Este…
ML: O, ¿se quedó igual?
NM: No, sí ha cambiado mucho. Sí, porque están de la, tanta gente que vino de allá de muchos lugares de México. Y me he dado cuenta que todos los pueblos pues están progresando pero con el dinero que están mandando las familias que están por aquí. Están haciendo sus casas, están haciendo caminos pavimentadas este, teléfono, hay servicio de teléfono, hay correo, hay tiendas que según le dicen allá CONASUPO (Compañía Nacional de Subsistencia Popular) tienda que es del Gobierno. Se ha cambiado mucho, ya no se ve igual el pueblo que cuando yo lo conocí, porque no había, ahora hay agua potable. En ese tiempo, cuando yo me crié o cuando yo conocí mi pueblo, tomábamos pura agua de lluvia que se estancaba en bardas, en depósitos, allá les nombrábamos. A la vez sí existen jagüeyes(??) son, [es]tán bardeados de, como a unos cien metros alrededor, pura barda de tierra. Cuando llovía, el agua ahí se estancaba y aguantaba para todo el año. De esa agua tomaba la gente y esa agua también bebía el ganado, todo tipo entraba en el jagüey a beber agua, la gente también llegaba ahí a llenar sus botes de agua, sus cántaros o lo que sea, con lo que usted pudiera para que ya llevaba a sus casas, en aquellos años, por el año…Yo ya conocí bien el pueblo, ya como por el año [19]46, ya era un niño como ocho años, más o menos. Y cuando conocí mi pueblo, había de habitantes como unos treinta y cinco o cuarenta habitantes nada más. Era un pueblo este, las casas, había casitas de palma, le dicen allá adobes, es que es de tierra, era de lodo, le decían adobes y por eso no (ininteligible) ya encima le ponían tejas, lo que fuera. Casitas, retirados, los vecinos eran como de unos cincuenta metros de distancia, todos. Y ahora en este tiempo se está cerrando de casas y esas casas que yo los conocía anteriormente ya no existe, se acabó. Ahora puras casas modernas. Las casas que hicieron mis abuelos, por ejemplo, los señores que vivieron en esos años, ya los han tumbado, los han destruido ya, a los hijos ya no les gustó. [Es]tán haciendo casas modernas, ¿verdad?, ya unos que están haciendo casas de dos o tres pisos y ya mucha gente, ya se perdió la costumbre que los hagan trabajar los burros y los caballos, (ininteligible) ya no trabajan ahí. Algunos señores que tienen como por curiosidad sus animales, pero como un recuerdo, pero ya ahora ya trabaja la gente con puro tractor para sembrar, para promediar, pos para todo ya hay tractores. En ese pueblo ya hay como unos seis, seis o siete señores que son dueños de tractores. Unos ahí mismo prosperaron, nunca vinieron ni los padres, ni los hijos, ahí mismo, pues hicieron negocio. Y algunos se hicieron de algunos negocios al salir de aquí y ha cambiado mucho mi pueblo. Apenas hace un año estuve tres meses ahí, me dio tanto gusto ver mi pueblo de que ha cambiado mucho y posiblemente va a seguir cambiando más y pues yo no sé, pero creo que sí, ya hay mucho. Ya el Gobierno que tenemos ahora, este, Vicente Fox, creo que estaba dando mucha ayuda para los niños que están estudiando. También ya les dan ese tipo de ayuda como el Gobierno que les da ayuda aquí a los niños o a la gente que necesita la ayuda del Gobierno. Tampoco no les dan mucho, pero con lo que les dan, alcanza para el estudio, los que están estudiando en primaria o secundaria, sale del Gobierno. Le platico allá a mi gente, le digo: “Pos está bien, anteriormente cuando nosotros nos criamos, ¿quién nos prestó esta ayuda? Nada”. Y en las siembras a veces todos se perdían, uno no cosechaba nada y pues también a sufrir de hambre. Y sin embargo ahora, con lo poco que les dan los niños, que les paguen el estudio, eso es mucha ayuda. Y que no abandone su estudio. De eso que vayan a los Estados Unidos mejor aquí, está bien con esa ayuda. Y la gente campesina también les dan, les dan algo. Cuando a ellos, lo que importa es que la cosecha completa no se perdió, les dan un tanto por ciento de la pérdida de la cosecha, hay mucha ayuda de Gobierno. Y eso, le digo, pues para ustedes que viven por aquí ya vive poquito mejor que antes. Antes, realmente nosotros sufrimos bastante, antes no teníamos ni para, pues ni para comprarnos un par de huaraches. Porque en ese tiempo nadie vestía de pantalones o de zapatos. Los que vestían solamente los que tenían señores ricos, señores de billetes. Pero la gente campesina, pues puros huaraches y calzones de manta, como hay películas que salen vestidos en aquel tiempo. Pues yo comencé a vestirme ya de pantalón, pantalón regular, no muy de primera clase, a la edad de catorce años, de quince años, pero ya trabajaba yo, ya salí de mi pueblo a trabajar en la ciudad. Ahí era ayudante de albañiles en la construcción, ahí aprendí la albañilería. Y ya cuando me hice más grande, pues ya me vine para acá ahora de diecinueve años. El español lo aprendí también a la edad de quince años, lo aprendí en las aventuras. Porque yo me crié con un dialecto que se llama náhuatl, eso, todos nosotros de ese tiempo, a nuestros padres, yo… Mi papá sí hablaba español porque él era músico y él anduvo en diferentes partes como huésped tocando en bandas o en orquestas. Él sí conoció algo de, pues tuvo algo de conocimiento de la escuela, del arte musical y todo eso aprendió. Era el único hijo con sus padres y sus padres tenían con qué ponerlo a estudiar, por eso aprendió. Pero mi mamá nunca habló español, mi abuelita tampoco. Mi abuelo también, por parte de él, también hablaba un poco español, porque él era el representante del pueblo. Él tenía para cualquier, cualquier papeleo de Gobierno él era el representante, tenía que ir hasta la capital de México a Gobernación. Creo que ahí aprendió un poco de cómo podía manejar un tipo de documentación del agrarismo, o sea papeles de tierras de ejido. Él era el representante y sí, me di cuenta que mi abuelito sí sabía un poco, se defendía algo, para una defensa de alguna persona, o salía a consignado en algunos pleitos. Él era como una defensa, como su defensor.
ML: ¿Habían muchos braceros que hablaban náhuatl?
NM: Sí.
ML: Y, ¿se hablaban uno a otro?
NM: Pues a veces venía alguna persona que ya hablaba poquito, persona y ése era el intérprete para las personas que de plano no entendían nada en español. Ya hablaba…
ML: Y, ¿había personas que no entendían nada?
NM: Nada.
ML: Braceros de español que sólo hablaban náhuatl.
NM: Solamente, pues en México hay diferentes partes que…
ML: Pero que vinieron como braceros.
NM: Sí, vinieron. Hay mucha gente que viene de Oaxaca, mucha gente que no hablaba, no entendían español, entonces alguna, venía alguien desde el campo de contrataciones porque los oaxaqueños los contrataban para venir especialmente para la cosecha del dátil. Los querían mucho porque ellos aguantaban mucho las temperaturas muy altas de sol. Llegaba, todos los contrataban porque como no eran altos, era pura gente chaparrita y aguantaron mucho este, la temperatura. Y como en su tierra de ellos es bastante caliente y todos quedaban en el Valle de Coachella, le dicen el mentado Valle Imperial, ahí todo mundo quedaba. Pero diez personas buscaban a un oaxaqueño que hablaba, creo que hablara su idioma, el zapoteco y español para que pudiera interpretar a su gente. Y ya el mayordomo venía aquí, le preguntaba al intérprete del grupo de diez personas oaxaqueñas, él les decía qué es lo que tenían que hacer o cómo se trabajaba. Bueno, todo lo que quería el mayordomo desde aquí le decía al intérprete de ellos y así se entendían en ese tiempo.
ML: Y la comunidad de usted, ¿había muchos que vinieron y estuvieron en los mismos campos que estuvo usted? O sea como en [Rancho] Cucamonga.
NM: Ahí creo que nunca llegaron oaxaqueños porque todos se quedaban en el Valle Imperial para la pisca de algodón, la pisca de dátil. Y luego creo que también los llevaban para lugares, lugares de este, a donde la gente, o sea los que contrataban gente sabían qué gente van a mandar a tal parte, qué gente para otra parte y ellos ya escogían a la gente. Así era en ese tiempo.
ML: Y la comunidad de usted, ¿había mucha gente que hablaba náhuatl?
NM: Sí, llegaron algunos, pero todos los que eran de mi edad ya teníamos algo de español, no mucho, pero sí ya teníamos porque ya estudiamos este, como el segundo año de primaria. Ya el profesor con que estudiamos, nos corrigió mucho. Entonces nos prohibían que habláramos el náhuatl a nosotros. “Deben de olvidarse de su dialecto, deben aprender español”. Y últimamente hay profesores que no quieren que se borre ese dialecto, ellos quieren que se siga, porque no hay que sentirnos mal por hablar este, todavía lo que es el dialecto. Se tiene que llevar a cabo en los niños, porque muchos niños en ese tiempo ya, como mis hijos entienden, una que otra palabra náhuatl la entienden, pero no lo pueden hablar. E(s como nosotros que queremos decir claramente en inglés alguno que otra palabra, pero no puede uno, porque para mí se me hace dificultoso.
ML: Y los que hablaban náhuatl o los oaxaqueños, ¿los discriminaban otros mexicanos, otros americanos?
NM: No, bueno, nunca me di cuenta que los discriminaban. No, creo que no. No hubo ese tipo de discriminación para ellos, no. No, creo que no. Porque en diferentes partes de México, sí, también unos se criaron de dialecto como en Sonora, como en Chihuahua, diferentes partes, en Puebla también tiene…Yo soy de Puebla y ahí hay diferentes dialectos. Yo he oído que en cada región, con su dialecto. Hay como unos cinco dialectos en el estado de Puebla. En Oaxaca, ahí hay creo que ahí reina el dialecto zapoteca. En Puebla es el náhuatl, pero es el que se habla más. Y otros lugares, otro tipo de dialecto que ni yo los entiendo. Lo que hablamos nosotros tampoco lo entienden ellos. Y sí es poco la distancia, será de unos cincuenta kilómetros de distancia, pues ya es otro dialecto. Pero pues mucha gente que ya no lo quiere hablar. Ya nomás la gente que está en tercera edad son los que hablan eso. Pero ya la juventud ya no, pero ya los obligan que deben de aprender, hasta los profesores ya les están exigiendo que hablen su dialecto, ya no lo quieren perder. Y, pero sí, muchos se entienden pero no lo pueden hablar. Como mis hijos, sí entiende una que otra palabra en náhuatl, pero no lo pueden interpretar. Mi señora, cuando ella la traje para acá, cuando estábamos en Tijuana, seguido me hablaba en náhuatl, no se podía acostumbrar a hablarme en español. Porque a veces la gente, ya ve que la gente, cuando comienza a oír otras personas que platican en otro idioma o dialecto, comienzan como oír algo, lo pueden entender o no y así se fue acostumbrando. Ahora se le olvidó también el náhuatl, ya no habla el náhuatl, habla el español. Y luego le digo, en veintitantos años que estamos aquí y, pero ya no se me olvida. Hay señores a mi edad aquí y a veces cuando nos juntamos ahí a alguna, pues alguna fiesta o a un party que le dicen por aquí, nos juntamos por ahí. Ya al punto de alguna cerveza, ya ve que aquí como hay parties donde la reina es la cerveza o el vino, ya comenzamos acordarnos de nuestra infancia, cuando fuimos a la escuela. Pues hay que acordar, ese, nuestro dialecto no hay que jubilarlos, porque eso nos criamos y no hay que olvidarse. Los hijos hay que enseñarlos que, tan siquiera que quede como un recuerdo, como nos criamos nosotros.
ML: Para usted, ¿qué significa el haber sido bracero?
NM: Pues…
ML: Significa algo, ¿positivo o negativo?
NM: Pues para mí sí es positivo. Porque así eran los tiempos, aunque uno quisiera, aunque uno se sintió un poco, de los malos tratos que nos dieron, pero sí trae uno como una experiencia, como un recuerdo, como para platicarle a los hijos de cómo nos trataron en aquel tiempo y ahora son otros tiempos. Como en el tiempo de nosotros, fue otro tiempo, siempre nuestros hijos en nuestro tiempo. Y órale, tiempo que va a ser para los nietos, también va a ser otro tiempo. Son tiempos que pasan y seguirán pasando, más después no sabemos qué puede pasar. De lo que nosotros pasamos, ya pasamos. Y ahora la juventud, pues no sabemos. Lo hemos visto y ya lo sabemos, los años que han venido pasando. Los que vienen, solamente los que logren pasarlo son los que… Porque nosotros ya, como antes le dije, ya somos de tercera edad. Muchos señores, señoras posiblemente lo vamos a tener, pues un recuerdo hasta que Dios nos tome en cuenta, ¿verdad?
ML: Gracias.
Fin de la entrevista
Interviewer
Loza, Mireya
Interviewee
Meza, Nemencio
Location
Los Angeles, California
File Name Identifier
Meza_LAS016
Citation
Loza, Mireya and Meza, Nemencio, “Nemencio Meza,” Bracero History Archive, accessed November 7, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/272.