ElÃas Espino
Title
ElÃas Espino
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: ElÃas Espino was born in Meoqui, Chihuahua, México, in 1929; his mother was a housewife and his father was a carpenter; he attended school for only a short time; he worked in construction until he was fourteen years old; in 1942, he learned of the Bracero Program and immigrated to the United States.
Summary of Interview: Mr. Espino was first hired in Las Cruces, New Mexico, where he worked for a year; during his time as a bracero he worked in Colorado, Montana, New Mexico, and Arizona; he recounts his difficulties while working illegally; he also recalls the percentage the Mexican government received from the United States for each bracero worker; he lead a protest to stop the delousing process for braceros entering the United States; in addition, he also remembers that the bracero program was suspended for an entire year in 1959.
Summary of Interview: Mr. Espino was first hired in Las Cruces, New Mexico, where he worked for a year; during his time as a bracero he worked in Colorado, Montana, New Mexico, and Arizona; he recounts his difficulties while working illegally; he also recalls the percentage the Mexican government received from the United States for each bracero worker; he lead a protest to stop the delousing process for braceros entering the United States; in addition, he also remembers that the bracero program was suspended for an entire year in 1959.
Creator
Parra-Mantilla, Myrna
Espino, ElÃas
Date
2003-06-12
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
ElÃas Espino
creator (Spanish)
Espino, ElÃas
contributor (Spanish)
Cristóbal A. Borges
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Interviewer
Parra-Mantilla Myrna
Interviewee
Espino, ElÃas
Location
Meoqui, Chihuahua, México
Transcription
Nombre del entrevistado: ElÃas Espino
Fecha de la entrevista: 12 de junio de 2002
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla
El dÃa de hoy es 12 de junio de 2002 en Meoqui, Chihuahua, entrevistando al señor ElÃas Espino, para el Departamento de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Myrna Parra Mantilla.
MP: Buenos dÃas señor Espino.
EE: Buenos dÃas señorita.
MP: Para empezar la entrevista, quisiera que me dijera, ¿dónde y cuándo nació?
EE: En Meoqui, Chihuahua.
MP: ¿En qué año?
EE: Siete de agosto, 1929.
MP: PlatÃqueme un poco acerca de su niñez, sus papás, sus hermanos, ¿a qué se dedicaban sus papás?
EE: Mi papá fue carpintero y fuimos seis de familia, pos más o menos bien, más o menos bien.
MP: ¿Usted fue a la escuela? Fue algunos…
EE: Sexto año, era la única que habÃa aquÃ.
MP: Y, ¿cómo le fue en la escuela? PlatÃqueme, ¿cómo era en aquél tiempo la enseñanza?
EE: En aquél tiempo era un poco más dura, porque estudiábamos en la mañana y en la tarde.
MP: ¿Todo el dÃa?
EE: Todo el dÃa, nomás los viernes salÃamos a las, a medio dÃa porque habÃa cine en el local.
MP: O sea que, ¿la escuela también era el cine?
EE: El cine, sÃ.
MP: Y, ¿a ustedes les daban chanza de quedarse al cine?
EE: No, pero nos metÃamos allá por arriba de una ventana, habÃa un enebro, por ahà nos metÃamos.
MP: Ãndele. Y, ¿los maestros eran muy exigentes en aquél entonces?
EE: FÃjese que sÃ, sà digo, muy exigentes.
MP: Y aprendÃan mejor, ¿no? O, ¿cómo se le hace comparado con ahora?
EE: Mejor, comparado con que ahora, era mejor antes, porque ahora estudian pos medios dÃas y en aquel tiempo estudiábamos en la mañana y en la tarde.
MP: Y platÃqueme, ¿a qué edad empezó a trabajar y en qué empezó a trabajar?
EE: Empecé a trabajar haciendo adobes, porque mis tÃos eran adoberos.
MP: Sà señor.
EE: Y luego ya fui ayudante de albañil, pero como mà apá era carpintero, entonces ya me dediqué a la carpinterÃa, más livianito.
MP: ¿Qué edad tenÃa usted cuando empezó a trabajar?
EE: Como unos catorce años.
MP: Y, ¿siempre estuvo viviendo aquà en Meoqui?
EE: Siempre estuve viviendo en Meoqui.
MP: Y platÃqueme, ¿cómo se dio cuenta de que existió el Programa Bracero en aquel entonces?
EE: Porque empezaron a salir braceros de aquà de 1942 y eran por seis meses en aquel tiempo, los braceros, sà les pagaban bien. Por seis meses, fue contrato de seis meses, pues fue el tiempo de la Revolución, los hombres de aquà Ãbamos a la labor, al ferrocarril, a la fábrica y creo yo que hicimos mucho bien a Estados Unidos.
MP: Y, ¿por qué razón usted decidió ser bracero?
EE: Pues porque de todos modos aunque era poco el sueldo, aquà no habÃa mucho trabajo y pos ya iba uno y se traiba la ropa, unos centavitos, unos dólares y pos ya. En ese tiempo que está uno muchacho le gustaba salir uno a conocer también. Y conocimos, yo conocà Colorado, Montana, Arizona, Nuevo México. Pues muchas partes Ãbamos hasta dos veces de braceros por año. Los contratos eran de cuarenta dÃas, renovaba uno seguido, llegaba uno a estarse hasta un año allá.
MP: ¿Durante cuántos años fue bracero?
EE: Fui bracero de… Hasta el [19]59 que se acabó, porque a DÃaz Ordaz le pedÃan, me parece que $0.50 centavos más de dólar por cada bracero y no aceptó y entonces mandaron traer japoneses.
MP: Ah, ¿s�
EE: SÃ, pero los japoneses no dieron el ancho, porque el mexicano es para trabajar muy, para trabajo duro es muy bueno. En el desahije de betabel, en la pisca de algodón, muy duro pa trabajar. Y ya después quitaron, volvieron otra vez las bracereadas, pero ya no me tocó ir, fui nomás hasta el [19]59, [19]61.
MP: Entonces explÃqueme cómo estuvo eso de que pedÃan $0.50 centavos más por cada bracero.
EE: Parece que a DÃaz Ordaz se le hizo poco lo que le estaban pagando por cada bracero, entonces pidió más por cada bracero, entonces los gringos no quisieron pagar más, fue cuando trajeron japoneses.
MP: Entonces por ejemplo del sueldo que les pagaban a ustedes o más bien, de lo que decÃa el contrato que les iban a pagar, ¿de ese dinero les restaban la cantidad que ellos tenÃan que pagarle al Gobierno Mexicano?
EE: Desde luego que sà porque parece que decÃan que un diez por ciento se iba quedando para cuando saliera uno de bracero, lo cual nunca vino.
MP: O sea que de ese diez por ciento que ellos le pagaban al Gobierno Mexicano, ¿eso es lo que ustedes andan peleando ahorita?
EE: Eso es, sÃ. Parece que a los ferrocarrileros sà empezaron a pagarles ese porcentaje, pero los que trabajaron del [19]42 al [19]44. Y ya dicen que ese dinero, dicen los gringos que se estuvo mandando al Banco Banrural y a otro banco. Y pues no, no hemos visto nada de dinero del diez por ciento. Han venido aquÃ, a Meoqui, un señor que está en El Paso y nos ha escrito a todos, nos ha inscrito, sin cobrarnos ni un centavo. Y después ahora un amigo me invitaba a Delicias que fuéramos a llevar los papeles y a inscribirnos, pero nos cobraban $100 pesos a cada uno. No, no, no, yo le dije al amigo ese que no, me animé a ir luego luego, pero cuando dijo que iban a cobrar $100 pesos, ahà fue donde no fuimos, pero sà fue mucha gente a inscribirse otra vez, pero ni vale.
MP: SÃ, asà es. Oiga, platÃqueme, entonces usted se decidió a irse de bracero porque aquà no habÃa mucho trabajo. ¿Qué edad tenÃa usted cuando tomó esa decisión?
EE: Pues, como estrené la cartilla, la cartilla militar, como diecinueve años.
MP: Y, ¿qué le dijo su familia cuando usted le dijo: “Me voy de bracero� ¿Qué le dijeron?
EE: Bueno sÃ, estuvieron de acuerdo, me dieron permiso. Porque eran contratos chicos, iba uno y venÃa, y si querÃa uno renovar, se quedaba allá, pero como son las primeras veces que sale uno…
MP: PermÃtame tantito.
EE: SÃ.
(entrevista interrumpida)
EE: ¿Lista?
MP: SÃ, me decÃa…
EE: Pues podÃa uno recontratarse allá y durar otros, hasta el año. Aquà en Las Cruces fue donde duré yo más, duré un año entero.
MP: SÃ.
EE: ¿Sigo? ¿Le respondo?
MP: SÃ, entonces usted de aquà se tuvo que ir a Chihuahua, ¿verdad?
EE: Oh, sÃ, sÃ.
MP: Para ser contratado en El Trocadero.
EE: SÃ, en [El] Trocadero.
MP: PlatÃqueme, ¿cuál fue el proceso allá en El Trocadero?, ¿qué le pidieron?
EE: Mire, en el… Nosotros hemos sido panistas y en aquel tiempo habÃa Pro-Justicia, habÃa sinarquistas y el Doctor Corral, que era…
MP: ¿Esos que eran?, ¿partidos polÃticos?
EE: SÃ.
MP: Ah, okay.
EE: Y en aquel tiempo el Doctor Corral que está actualmente en el Hospital General.
MP: ¿En Chihuahua?
EE: SÃ, ése nos conseguÃa hasta quince números.
MP: ¿Por qué él?, ¿qué hacÃa él en aquél entonces o por qué les daban números?
EE: Pues estaban allegados a Pro-Justicia y también este señor Villarreal, don Lázaro.
MP: Él ya se murió, ¿no?
EE: SÃ. Y con esas palancas pues iba un compadre mÃo y le daban hasta quince números y ya no batallábamos mucho, nomás llegábamos y salÃamos.
MP: Y, ¿usted no tenÃa que pagar por ese número?
EE: Nada.
MP: ¿Nada?
EE: Nada, nada. Al Doctor Corrales de vez en cuando le entregábamos una camisa, de esa Ãrboro (??). ¿Cómo?, de esas buenas, blancas.
MP: Ajá.
EE: Sà señorita, asà está la cosa.
MP: Y entonces ya con ése ya era más fácil que los…
EE: SÃ.
MP: Les procesaran ahà los papeles en El Trocadero.
EE: SÃ, ya no hacÃamos filas allá, ni aquÃ. Y muy bien se portó el Doctor Corral con nosotros.
MP: Y luego ya, ahà en Chihuahua ya los contrataban y los mandaban al [El] Paso.
EE: SÃ, nos mandaban a, llegábamos a Juárez, llegamos como a las seis de la mañana. Ahà hacÃamos fila al puente Santa Fe. Ya cuando entraban los empleados de inmigración, ya entrábamos nosotros. Y a nosotros nos empezaron a echar polvo para, pal piojo, pero protestamos, entonces ya a los de Chihuahua ya no nos echaban polvo.
MP: Ah, ¿s�
EE: Nomás a los del sur. Pasaban asà por un callejoncito de madera y les vaciaban un, pos un buen montón de polvo.
MP: Y eso no, no les… ¿Qué les pasaba? Era veneno, ¿no? Entonces si lo respiraban o algo, ¿no se ponÃa mal?
EE: Pos nunca nos pasó nada.
MP: Entonces nada más a los de Chihuahua no les ponÃan eso.
EE: Ya no.
MP: Entonces eso quiere decir que desde aquà o allá los seleccionaban, ¿no?, los separaban los que eran de Chihuahua.
EE: Exactamente, sÃ. Cuando llegamos allá [a El] Trocadero allá en El Paso, pues algunos gringos escogÃan gente de Chihuahua.
MP: En RÃo Vista.
EE: En RÃo Vista, sÃ.
MP: O sea que ustedes ya tenÃan buena fama…
EE: SÃ, porque aquà habÃa hombres que piscaban hasta setecientas libras de algodón. Yo llegué a piscar quinientas pa ganarse unos $10 dólares.
MP: Y eso era por dÃa, ¿verdad?
EE: Por dÃa, sÃ.
MP: Cuénteme, ahorita me decÃa que conoció Colorado, Montana, Arizona, ¿en todos esos lugares estuvo trabajando? O, ¿en dónde estuvo trabajando?
EE: En todos esos lugares. Al betabel nos llevaron a Montana, a Colorado nos llevaron al pepino. A Nuevo México y Texas, algodón.
MP: Y de todos esos lugares, ¿ustedes sà se querÃan ir cuando el ranchero los escogÃa ahà en RÃo Vista?
EE: SÃ, porque aquà los de Chihuahua eran cadenas asà como un callejoncito, entraban ahÃ, entrábanos, y si no nos gustaba la parte, nos devolvÃamos. Nomás dando vueltas, dando vueltas, porque era a Pecos, a Pecos casi nunca quisimos ir. Y ya cuando llegaba una parte de Nuevo México, Arizona, Colorado o ahà sà nos Ãbamos.
MP: La primera vez que usted se fue como bracero, ¿a dónde fue?
EE: La primerita vez fui a Las Cruces, Nuevo México.
MP: ¿Al algodón?
EE: Al algodón, sÃ.
MP: PlatÃqueme, ¿cómo fue ahÃ, esa vez?
EE: Pues me fue muy bien porque el patrón tenÃa una chavala asà como usted y se casó cuando yo llegué y esa chavala se paseaba en un caballo. Entonces era la única familia que tenÃan los gringos. Ya me dijeron que si sabÃa yo montar. “SÃ, cómo noâ€. Ya me daban ansias que no se llegaba el sábado pa…(risas)
MP: ¿Para ir a montar? O sea que usted se iba con la muchacha a montar.
EE: No, se casó la muchacha y pos se fue por ahÃ. Y se quedó el caballo solo y querÃa el gringo que lo paseara, ¡a mà me encantaba! Y ahà pos en ese tiempo, no se conocÃan los tractores aquà y a mà me encantaba el tractor. No, pos nomás me dieron chanza y ahà ando como loco. Y cuando, hacÃamos muy buen trabajo en el tractor, porque le gusta a uno y le dan chanza a uno de aprender.
MP: Y entonces entró ahà en ese rancho de piscador y luego ya le dieron chanza de manejar el tractor.
EE: SÃ, ándele sÃ. SÃ, ya como en diciembre ya se acaba la pisca. Entonces ya a emparejar, a cuadrear, a barbechar, todo eso le dan chanza a uno. Y yo como estaba chavalón me daban chanza de noche.
MP: MÃrelo. Y, ¿cuánta gente habÃa más o menos ahÃ, cuántos braceros habÃa?
EE: Ahà habÃa, habÃa tres hermanos de Saucillo, dos de Juárez y yo.
MP: Eran poquitos.
EE: Poquitos, sÃ.
MP: ¿Usted se fue solo de su familia, o se fue algún hermano con usted?
EE: No, solo, solo.
MP: Y entonces aquà en este rancho, ¿sà los trataron bien, el ranchero era buena gente?
EE: Oh, sÃ, sÃ, muy buena gente y la gringa también, la…
MP: La esposa.
EE: Porque después de que fui de bracero, me fui de mojado y me recibió la esposa de él muy bien, sÃ.
MP: ¿Otra vez se fue con ellos de mojado?
EE: SÃ, de mojado. No, no, a mà me puso el número, número diecisiete, porque ése fui cuando fui a pesar el primer saco de algodón, me decÃa: “Seventeenâ€. Y pos le pudo mucho porque me agarró La Migración. Llegó La Migración y ya fui, me llevó La Migración pa que me pagaran y le pudo mucho, como que se enojó con los de Migración y me dijo a mà que volviera. Eso sÃ, se portaron bien los de migración porque me llevaron a cambiar el cheque y luego luego me echaron por Juárez.
MP: Ah, ¿s�
EE: SÃ, por Juárez.
MP: ¿Cuándo fue cuando fue de mojado? ¿En qué año fue?
EE: Fue como el [19]59.
MP: Ya cuando hubo ese tiempo, ese break, de que se terminó la primer temporada de braceros y empezó la otra más o menos.
EE: SÃ, sÃ.
MP: Y después, ¿cuántas veces renovó el contrato aquà con este ranchero en Las Cruces?
EE: Nomás ése, estuve un año y luego volvà de mojado, fue cuando me agarró La Migración. Y ya después me fui de mojado a, no, parece que salà a Montana de bracero otra vez.
MP: De Montana al betabel, ¿verdad?
EE: Al betabel, al desahije.
MP: Y, ¿ahà cómo le hicieron para…? Porque Montana pos está muy retirado, ¿no?
EE: Oh, sÃ.
MP: ¿Los llevaba en avión o cómo los movÃa?
EE: No, en puro camión.
MP: ¿Estuvo muy largo el viaje?
EE: Muy largo el viaje, sÃ.
MP: ¿Cuánto tiempo hizo más o menos?
EE: Pues se me hace que hizo dos dÃas.
MP: Y, ¿cómo le hacÃa? Les pagaban todo, ¿verdad? O sea que si se paraban a comer o algo, ¿ellos les pagaban a ustedes?
EE: SÃ, era de contrato, más o menos, ellos pagaban, los surcos son de a milla, de una milla, nos pagaban por acres. Y pos el desahije de betabel es muy duro, no cualesquiera aguanta.
MP: Y, ¿cuánto les pagaban ahà por el acre?
EE: Pues pos yo creo que sacábanos como $8 dólares, de $7 a $10 dólares.
MP: ¿Eso era por dÃa?
EE: SÃ, por dÃa.
MP: O sea que les convenÃa mejor trabajar en el, ¿cómo se llama?
EE: ¿En la pisca de algodón?
MP: SÃ, en la pisca de algodón, ¿verdad?
EE: SÃ, sà salÃa. Llegábamos a los $10, bueno el que es liviano de mano.
MP: SÃ.
EE: Porque hay muchos hombres que no. TenÃa yo dos amigos aquà de Meoqui, que no piscaban más que doscientas cincuenta libras.
MP: Uy, pobrecitos, Pos no sacaban nada.
EE: No sacaban nada. Y también la pisca es dura.
MP: PermÃtame
(entrevista interrumpida)
MP: SÃ, me decÃa que le convenÃa mejor trabajar en el algodón, ¿verdad?
EE: SÃ.
MP: Dependiendo de como era hábil de las manos.
EE: SÃ, sÃ. Ya le digo que hay hombres de aquà de Meoqui que piscaban hasta setecientas libras. Y hay otros que pa piscar doscientas cincuenta libras, ¡uh! El pesador se enojaba porque querÃa salir temprano y ya oscuro veÃa dos puntitos allá, dice: “Mira allá andan aquellos carajos todavÃa y tengo que quedarme a pesarle, a pesar, como me dan lataâ€, dice. YMP: Pos era su trabajo, ¿no?
EE: Pos sÃ, pero, según él ya era hora de cena, ya oscurito.
MP: Y la gente, esta gente que no piscaba tan rápido como los demás, ¿ellos no tenÃan problemas con el ranchero, porque no sacaban rápido el trabajo?
EE: No, no porque el ranchero paga por lo que haga uno, si hace cien libras, cien libras. Allá habÃa una sobrina del pesador, que piscaba bastante pero no, piscaba, cuatrocientas libras. Y luego ya me la echó a mà el pesador dijo: “Te voy a echar a mi sobrina, si le ganas, lo que pisque mi sobrina es para ti, pero si te gana mi sobrina, lo que tú pisques es para ellaâ€.
MP: Ajá.
EE: No, eché la primer vaciada, la primer vaciada de ochenta libras y no, no, la chavalona no… pero entonces ya el pesador se subió y ya me dijo que llevaba mucha hoja, mucho hueso, mucha hoja verde.
MP: ¿El de usted?
EE: El saco mÃo. Y que iba dejando mucha pluma. Es que querÃa favorecer a su sobrina. Y yo agarré la onda, le dije: “Mira, ya no voy a piscar, ya me voy, apúntale las ochenta libras a tu sobrinaâ€. Ya me dijo: “No, no, no te vayas, no te vayasâ€, dice, “le voy a apuntar las ochenta libras a mi sobrina, pero sigue piscando túâ€. Y aún con las ochenta libras que le habÃa dado de las mÃas, le gané.
MP: FÃjese, aún con eso que le hicieron trampa.
EE: Ey.
MP: PlatÃqueme, ¿cómo es eso de que habÃa una mujer piscando?, ¿también era bracera ella?
EE: No, es gente de allá, era sobrina del pesador, gente de allá, mexicano, sÃ. Sà buenas, pero no, no tanto, la pisca es dura.
MP: ¿Pero entonces no habÃa mujeres braceras?
EE: No, no. (entrevista interrumpida)
MP: SÃ, entonces me decÃa que la sobrina del pesador más bien era, o sea no era bracera, que ella era americana.
EE: No, no era, sà era americana. Hay mucho mexicano americano allá.
MP: Y platÃqueme de todos esos lugares que anduvo, ¿dónde le convino más?, ¿dónde estuvo mejor?
EE: Estuvo, fÃjese, mire, le voy a platicar rápido. En Colorado nos agarró un contratista muy carajo, mexicano. Era una familia muy grande mexicana, de Laredo, Texas. Entonces era contratista y nos agarró a los, todos los braceros que fuimos a Colorado. Pero este carajo, pos más bien nos robó, porque nos llevaban en el camión de él, andaba diciéndonos cómo piscáramos el pepino, porque el pepino entre más chiquito vale más.
MP: ¡Ah!
EE: Grande no, ¿sÃ? Resulta que, pues le entrábamos, nos pagaba, nos ganábamos $1.50, ni pa comer. Y ya piscábamos del más chiquito que decÃan y salÃa $1.50. No, nos robó, eran contratistas. ¿Qué me preguntó ahorita?
MP: SÃ, que si, ¿cuál lugar le habÃa gustado más?
EE: ¡Ah! SÃ, mire, me fui de mojado a Oklahoma. Aquà vienen rancheros a Cierto Teña a comprar becerros, y allá los crÃan en Oklahoma.
MP: O sea venÃan aquà a Meoqui a comprarlos.
EE: SÃ.
MP: Y, ¿se los llevaban para allá?
EE: SÃ, sÃ. Y con uno de ellos me fui, tiene diez ranchos.
MP: Ah caray.
EE: Tiene, donde mete los becerros chiquitos, los medianos, a donde están ya los, ya para salir. Y en ese rancho me fue mejor porque trabajé muy duro poniendo postes en la sierra, haciendo hoyos con la posera, muy duro, sÃ. Y nos pagaba… Todos los dÃas trabajábamos, domingos y no domingos. Y trabajábamos trece horas, porque salÃamos del rancho oscuro y venÃamos de la sierra oscuro. Y ahà fue donde se me fue más bien porque gané $13 dólares diarios, $13 dólares diarios. Y el trabajo muy duro, pero yo muy contento. Le mandaba a mi apá buen chequecito.
MP: Qué bueno.
EE: SÃ, lo demás no, no, en la pisca de algodón pos para piscar quinientas libras es una montaña de algodón que debe piscar uno, es mucho algodón para $10 dólares. Y ahora el desahije de betabel pos es muy duro y como quiera también nos pagaban muy poquito. Y el pepino también, ya le digo, ése de Laredo, contratista, pos más bien nos robó. TraerÃamos yo creo como $15 dólares cuando nos venimos y cuando llegamos a El Paso, ahà en el puente Santa Fe, era una cola de miles y miles.
MP: Y, ¿ahà para qué oiga?
EE: Estaba la Aduana de México, tenÃa una mesa ahÃ, un aduanal.
EE: De a peseta, de a peseta pa no revisarles. Y me acuerdo que yo traÃa unos calzoncillos sucios y un pantalón y no traÃa más en una mochila y le enseñé, le dije: “Mira hombreâ€. Pos si no traiba yo más que $15 dólares. “Mira, lo que traigo hombre, ¿pa qué me vas a revisar?â€. “Hazte pa alláâ€. Allá me senté como media hora y dije: “No, pos más vale darle la peseta, ¿verdad?â€. SÃ, y ya nos venÃamos. Pero también los aduanales de aquà siempre han sido mañosos, mañosÃsimos.
MP: Siempre.
EE: Ey, y no, no, ¡qué bárbaros! Y hasta hora pos, ¿le revolvemos poquito?
MP: SÃ, claro.
EE: (risas) Hay ta con los problemas de los carros chuecos, ¿pa qué los dejan pasar?, ¿verdad? No pasan por el viento, pasan por ahÃ. Entonces todavÃa siguen los mismos mañosos de siempre cobrando y robando ahà y bueno… Aquà hay gente que, hay una ruta acá por San Diego que sale por allá, muy allá, que no pasan las aduanas y…
MP: ¿Rumbo para Ojinaga?
EE: Ãndele, sÃ. Y por ahà pasan, pos qué bueno, porque es gente necesitada, que necesita una garra de troca y luego todavÃa pagar mordida a los mañosos esos.
MP: Le sale más caro pagar la mordida que la troca, ¿verdad?
EE: SÃ, sÃ, fÃjese que sÃ.
MP: Cuénteme, regresando a los braceros, ¿qué hacÃan en sus tiempos libres ustedes? Y también de la comida, cuénteme de la comida.
EE: Bueno de la comida, se va a reÃr usted porque tengo un compañero que no sabÃa, ya hablo, yo conozco el inglés, la comida.
MP: Ah, ¿s�
EE: O una cerveza, en inglés.
MP: MÃrelo.
EE: Un compañero mÃo muy codo, pos fuimos al súper, al mercado. Y habÃa botecitos ahÃ, carne para perro. Pos barato de a tiro, el botecito para perro, pos: “¡Hay!â€, dijo, “¡qué barato!â€. Pos llegó con unos botes de…
MP: De carne para perro.
EE: De carne para perro, sÃ. Creo que se alcanzó a comer uno, cuando ya llegamos los demás y: “Oye, ¿pos qué pasó hombre?â€. “Pos se me hizo barata la carneâ€, dijo, (risas) embotada. Y hay unos…
MP: O sea que él no sabÃa que era carne para perro, nada más la vió que era barata y se la compró.
EE: No, no sabÃa, sà barata, sÃ. Y esa gente que viene del sur, algunos no saben piscar cuando vienen al algodón. Y pobrecitos, comen papa, papa, almuerzan papa, y llevan papa a la labor, papa cocida, en la tarde vienen y frÃen papas y son muy ahorrativos. Pero, hay unos que sà conocen el…Sà piscan bastante, pero hay otros pobrecitos que no.
EE: Y desde luego pues se proponen a ahorrar.
MP: Claro.
EE: SÃ.
MP: Y luego de diversiones, ¿qué hacÃan en sus tiempos libres?
EE: Pues no, allá por ejemplo en Montana, en Colorado Ãbamos a, en Colorado Ãbamos al pueblo, pos Ãbamos a echarnos una cervecita nomás. Ya nos trae, nos llevaba temprano el patrón como a las siete. Algún que otro descarriado se quedaba ahÃ. (risas)
MP: Y esos descarriados, ¿no les daban problemas después a ustedes?
EE: No, porque algunos ya no volvÃan y otros volvÃan y ya le decÃa el patrón que si seguÃan haciendo eso, pos, ya no…
MP: PermÃtame tantito.
(entrevista interrumpida)
EE: ¿Mande?
MP: Me decÃa de esos descarriados que se iban allá.
EE: Algunos ya, el patrón los sentenciaba que si fallaban otra vez, ya no volvieran. Y otros sà no volvÃan. Agarraban trabajo, algunos muy abuzados, ¿eh? Se quedaban en el pueblo y agarraban trabajo de peones, de chalanes ahà donde hubiera y ganaban más que nosotros.
MP: Pero, ¿después ellos no tenÃan problemas? Porque, pues no estaban cumpliendo con el contrato, no estaban haciendo otras cosas que no era del contrato.
EE: SÃ, no, no habÃa problemas porque no perseguÃan mucho al mojado en aquel tiempo. Yo estuve en Los Ãngeles también, dos años. Mire, en Los Ãngeles, yo soy católico, iba a una iglesia católica y un vecino ahÃ, que era nativo de ahà de Los Ãngeles, pos ya nos hicimos amigos y dice: “Oye, ¿a onde vas a misa?â€. “Pos aquà a esta iglesiaâ€. “No, no vayas ahà porque de vez en cuando viene La Migración y, ¿sabes qué?, para los camiones en la parte de la iglesia y a puro echar pa arribaâ€. Y a mà me tocó que en la calle Main en Los Ãngeles, la cerraron y a echar pa arriba. Pos usted sabe la Main se abarrota de gente, llena de gente. Se cierran las calles y a puro echar gente arriba, pa arriba de los camiones. Y decÃa uno de Inmigración ahà que allá no era como en Texas. Dice, en Texas La Emigración, ve un mojado y los siguen hasta que lo agarran. Dice: “Noâ€, dice, “aquà ponemos los camiones y los llenamosâ€.
MP: Pero entonces usted traÃa sus papeles, ¿no?
EE: No, en Los Ãngeles anduve de mojado.
MP: Ah, okay.
EE: Mire, tengo mi seguro social tiene treinta y dos años, lo saqué en Cimarrón, Nuevo México. Cimarrón, Nuevo México, es un aserradero chico, muy bonito esta Cimarrón, ¡muy bonito! Pasa uno por las calles, por las carreteras y no se ve el sol, de los árboles. Y ahà fue donde arreglé yo mi seguro social hace treinta y tantos años. Y fui con una mujer que arregla papeles de inmigración aquà en Guadalupe y le enseñé el seguro social y…Pero antes, un primo mÃo trabajó con mi seguro social cinco años, ¡ándele! Un primo mÃo, trabajó con mi seguro social cinco años. Y eso fui a preguntarle a esta señora. “Noâ€, dice, “no te perjudica en nada, nomás no digas que lo prestasteâ€. Cinco años y yo dos en Los Ãngeles y me dijo que fuera al Consulado a Juárez, o a El Paso, Consulado Americano. Y ahà me decÃan si alcanzaba algo o…Luego luego. Dice: “Yo te puedo arreglar, pero duro muchoâ€, me dijo la señora y no he ido.
MP: ¿No ha ido?
EE: No he ido.
MP: Pos no deberÃa dejar pasar tiempo, ¿no? Y no va a eso, bueno, es cuestión de cada quien, ¿verdad?
EE: SÃ.
MP: Oiga, y entonces platÃqueme, en ese tiempo que anduvo de bracero y de mojado, ¿cuál era la diferencia en cuanto al trato de los patrones, el pago entre ser bracero y ser mojado? ¿HabÃa diferencias?, ¿qué era mejor?
EE: Sà habÃa diferencias porque, mire, en ese tiempo yo estaba chavalón y me encantaba el trabajo. ¿No le platiqué ya aquÃ? Luego, acabando la pisca de algodón, a barbechar y a mà me dieron chanza de tractorista, sin saber y me encantaba a mÃ, uy, yo hacÃa un trabajo pero…Entonces, pos muy, muy bien. Y entonces los nacionales de allá, pos ven a uno feo, porque uno trabaja más y le pagan menos y a ellos más, y ellos que break time, asÃ. Y se bajan a la sombra un rato, toman agua ahà y yo no, yo traÃa una vasija de agua en el tractor, no bajaba pa nada. Y en Oklahoma, ese ranchero también me dio chanza de tractorista y me llevó al corral muy grande, un corral ganadero vacÃo, estaba húmedo, con la sembradora de trigo. Y ya me dijo que le entrara ahà a sembrar trigo, pos sembré y ya me paraba y: “Guáchele los tubos tapados por la humedad, tapadosâ€. Y ya me bajaba y los destapaba y otro tramo y entonces ya me bajaba yo y destapaba los tubos pero estaba muy húmeda la tierra. Y como a los ocho dÃas me llevó a ver la siembra ahà en el corral. No, pos estaba muy…Entonces eso quiso decirme para empezar a sembrar pero llanos de tierra, de trigo, llanos, llanos. Y ahà la tierra ya estaba en su tiempo, pues al principio sà me bajaba, ¿no?, nunca se tapó. Entonces ya andaba yo en tercera despacito y salÃa, salÃa cuatro surcos, dejaba cuatro pa la vuelta y agarraba cuatro y ya al otro, ya nomás subÃa el hidráulico de la sembradora. ¡A madre daba vuelta! (risas) Y me veÃa el patrón, ¡ah cómo!, cómo le encantaba, ¿verdad? Y ya después de tercera ya le metÃa toda la gasolina al tractor, el grande. Uh, sembré ya nada de trigo de, de temporal, pero como llueve mucho… Y eso fue en agosto, fÃjese, en agosto sembrando trigo allá, y ya en noviembre, diciembre, meten el ganado porque ya está el trigo chiquito. Y en junio lo cosechan, sÃ, también me la pasé muy suave ahÃ, ahà fue donde gané más dinero, en Oklahoma.
MP: En Oklahoma.
EE: SÃ, acá en otras partes no.
MP: Y, ¿alguno de los rancheros no le dijo que si querÃa arreglar papeles o que le ayudaba?
EE: SÃ, fÃjese ahà donde le digo que me encantaba andar paseando al caballo.
MP: ¿En Las Cruces?
EE: SÃ, yo de este pantalón de mezclilla, camisa de mezclilla con botocintos blancos, un sombrero alambrado, (risas) y botas.
MP: Como todo un cowboy, ¿no?
EE: SÃ, y pasaba yo por el ranchito yo y, ay, las chavalas me contestaban muy luego luego. Mucho, ahà hay un pueblo que se llama Tortugas, de Las Cruces para acá. Era dos de diciembre, mire unas fiestas, igual que en México.
MP: Ah, ¿s�
EE: Ahà hay gallo enterrado, palo encebado, marrano encebado también.
MP: También, ajá.
EE: Muy bonito, hasta allá me iba yo a saludar las chavalas.
MP: MÃrelo, andaba de rompecorazones allá. Y, ¿por qué no arregló papeles para quedarse?
EE: Me decÃa la patrona, me decÃa…Porque, yo me llamaba seventeen allá, el diecisiete. Dice: “Aquà de Socorro, Nuevo México, hay una escuelaâ€, dice, “y hay muchos mexicanos, quiero que te vayas ahÃâ€. No, no, nunca le hice caso. Cuando volvà de mojado entonces sÃ, dije: “Pos a ver si me voy a la escuela, a Socorroâ€. Que me la den ahà de barrendero o algo asÃ. No, pero me agarró La Migración. Me están llorando los ojos. Es que tengo dÃas que me los…Me iban a operar de los dos. Y al fin nomás me dieron doce gotas diarias y por eso los tengo lastimados. Me lloran, ojalá y se me compongan.
MP: Ajá, qué bueno. No, ya para terminar, platÃqueme ese detalle de que contrataron japoneses como braceros, ¿usted trabajó algún tiempo con alguno de ellos o tuvo algún trato?
EE: No, mire, en el periódico salió que ya no querÃan braceros, que iban a traer braceros japoneses a Estados Unidos, pero parece que duró un año nomás, o dos, porque el trabajo que hace el mexicano es muy duro, ¡muy duro! Y pos tal vez los japoneses no les convino el sueldo que les pagaban. Y se volvió a abrir la frontera para…
MP: Para el mexicano.
EE: Para el mexicano. Y por eso estos, estos gringos no son nada buenos, porque cuando en ese tiempo necesitaban, para la pisca de algodón abrÃan la frontera, entraban familias enteras sin contrato y sin nada.
MP: ¿Mexicanas?
EE: SÃ. Lo mismo pal tomate allá en Los Ãngeles, naranja, todo eso. Ya nomás se acababa el, para el trabajo y echaban La Migración.
MP: Ya para terminar la entrevista, no sé si tenga alguna otra anécdota o algún comentario final acerca de lo que fue el Programa Bracero, ¿qué le pareció?, ¿fue bueno o fue malo?
EE: Pos mire, pos fue bueno para nosotros porque pos habÃa, no habÃa trabajo y la gente que venÃa de allá, los primeros braceros sà se ganaron mucho dinero porque eran los contratos de seis meses y les pagaban el mÃnimo de allá. Como no habÃa hombres allá. Digo, iban al ferrocarril, a las fábricas, a la labor y desde luego ahÃ, cuando le digo que estábamos en El Paso, Texas, el dÃa del ex-bracero. Ahà dijo uno que de esa forma agradecÃan los gringos, que cuando iban al pueblo a comer, habÃa anuncios en los vidrios que no perros, no mexicanos, no negros. Asà que cuidado con los güeros.
MP: SÃ, ¿verdad? Mucho cuidado.
EE: Ey, con nuestros vecinos.
MP: Asà es. Bueno pues, muchÃsimas gracias señor Espino y qué bueno que pues que le fue bien a usted, que tuvo buenos momentos allá.
EE: No, fÃjese que sÃ, tuve buenos momentos.
MP: Qué bien, muchas gracias por su tiempo y la entrevista.
EE: Ãndele, no tenga cuidado.
MP: Gracias.
EE: SÃ.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 12 de junio de 2002
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla
El dÃa de hoy es 12 de junio de 2002 en Meoqui, Chihuahua, entrevistando al señor ElÃas Espino, para el Departamento de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Myrna Parra Mantilla.
MP: Buenos dÃas señor Espino.
EE: Buenos dÃas señorita.
MP: Para empezar la entrevista, quisiera que me dijera, ¿dónde y cuándo nació?
EE: En Meoqui, Chihuahua.
MP: ¿En qué año?
EE: Siete de agosto, 1929.
MP: PlatÃqueme un poco acerca de su niñez, sus papás, sus hermanos, ¿a qué se dedicaban sus papás?
EE: Mi papá fue carpintero y fuimos seis de familia, pos más o menos bien, más o menos bien.
MP: ¿Usted fue a la escuela? Fue algunos…
EE: Sexto año, era la única que habÃa aquÃ.
MP: Y, ¿cómo le fue en la escuela? PlatÃqueme, ¿cómo era en aquél tiempo la enseñanza?
EE: En aquél tiempo era un poco más dura, porque estudiábamos en la mañana y en la tarde.
MP: ¿Todo el dÃa?
EE: Todo el dÃa, nomás los viernes salÃamos a las, a medio dÃa porque habÃa cine en el local.
MP: O sea que, ¿la escuela también era el cine?
EE: El cine, sÃ.
MP: Y, ¿a ustedes les daban chanza de quedarse al cine?
EE: No, pero nos metÃamos allá por arriba de una ventana, habÃa un enebro, por ahà nos metÃamos.
MP: Ãndele. Y, ¿los maestros eran muy exigentes en aquél entonces?
EE: FÃjese que sÃ, sà digo, muy exigentes.
MP: Y aprendÃan mejor, ¿no? O, ¿cómo se le hace comparado con ahora?
EE: Mejor, comparado con que ahora, era mejor antes, porque ahora estudian pos medios dÃas y en aquel tiempo estudiábamos en la mañana y en la tarde.
MP: Y platÃqueme, ¿a qué edad empezó a trabajar y en qué empezó a trabajar?
EE: Empecé a trabajar haciendo adobes, porque mis tÃos eran adoberos.
MP: Sà señor.
EE: Y luego ya fui ayudante de albañil, pero como mà apá era carpintero, entonces ya me dediqué a la carpinterÃa, más livianito.
MP: ¿Qué edad tenÃa usted cuando empezó a trabajar?
EE: Como unos catorce años.
MP: Y, ¿siempre estuvo viviendo aquà en Meoqui?
EE: Siempre estuve viviendo en Meoqui.
MP: Y platÃqueme, ¿cómo se dio cuenta de que existió el Programa Bracero en aquel entonces?
EE: Porque empezaron a salir braceros de aquà de 1942 y eran por seis meses en aquel tiempo, los braceros, sà les pagaban bien. Por seis meses, fue contrato de seis meses, pues fue el tiempo de la Revolución, los hombres de aquà Ãbamos a la labor, al ferrocarril, a la fábrica y creo yo que hicimos mucho bien a Estados Unidos.
MP: Y, ¿por qué razón usted decidió ser bracero?
EE: Pues porque de todos modos aunque era poco el sueldo, aquà no habÃa mucho trabajo y pos ya iba uno y se traiba la ropa, unos centavitos, unos dólares y pos ya. En ese tiempo que está uno muchacho le gustaba salir uno a conocer también. Y conocimos, yo conocà Colorado, Montana, Arizona, Nuevo México. Pues muchas partes Ãbamos hasta dos veces de braceros por año. Los contratos eran de cuarenta dÃas, renovaba uno seguido, llegaba uno a estarse hasta un año allá.
MP: ¿Durante cuántos años fue bracero?
EE: Fui bracero de… Hasta el [19]59 que se acabó, porque a DÃaz Ordaz le pedÃan, me parece que $0.50 centavos más de dólar por cada bracero y no aceptó y entonces mandaron traer japoneses.
MP: Ah, ¿s�
EE: SÃ, pero los japoneses no dieron el ancho, porque el mexicano es para trabajar muy, para trabajo duro es muy bueno. En el desahije de betabel, en la pisca de algodón, muy duro pa trabajar. Y ya después quitaron, volvieron otra vez las bracereadas, pero ya no me tocó ir, fui nomás hasta el [19]59, [19]61.
MP: Entonces explÃqueme cómo estuvo eso de que pedÃan $0.50 centavos más por cada bracero.
EE: Parece que a DÃaz Ordaz se le hizo poco lo que le estaban pagando por cada bracero, entonces pidió más por cada bracero, entonces los gringos no quisieron pagar más, fue cuando trajeron japoneses.
MP: Entonces por ejemplo del sueldo que les pagaban a ustedes o más bien, de lo que decÃa el contrato que les iban a pagar, ¿de ese dinero les restaban la cantidad que ellos tenÃan que pagarle al Gobierno Mexicano?
EE: Desde luego que sà porque parece que decÃan que un diez por ciento se iba quedando para cuando saliera uno de bracero, lo cual nunca vino.
MP: O sea que de ese diez por ciento que ellos le pagaban al Gobierno Mexicano, ¿eso es lo que ustedes andan peleando ahorita?
EE: Eso es, sÃ. Parece que a los ferrocarrileros sà empezaron a pagarles ese porcentaje, pero los que trabajaron del [19]42 al [19]44. Y ya dicen que ese dinero, dicen los gringos que se estuvo mandando al Banco Banrural y a otro banco. Y pues no, no hemos visto nada de dinero del diez por ciento. Han venido aquÃ, a Meoqui, un señor que está en El Paso y nos ha escrito a todos, nos ha inscrito, sin cobrarnos ni un centavo. Y después ahora un amigo me invitaba a Delicias que fuéramos a llevar los papeles y a inscribirnos, pero nos cobraban $100 pesos a cada uno. No, no, no, yo le dije al amigo ese que no, me animé a ir luego luego, pero cuando dijo que iban a cobrar $100 pesos, ahà fue donde no fuimos, pero sà fue mucha gente a inscribirse otra vez, pero ni vale.
MP: SÃ, asà es. Oiga, platÃqueme, entonces usted se decidió a irse de bracero porque aquà no habÃa mucho trabajo. ¿Qué edad tenÃa usted cuando tomó esa decisión?
EE: Pues, como estrené la cartilla, la cartilla militar, como diecinueve años.
MP: Y, ¿qué le dijo su familia cuando usted le dijo: “Me voy de bracero� ¿Qué le dijeron?
EE: Bueno sÃ, estuvieron de acuerdo, me dieron permiso. Porque eran contratos chicos, iba uno y venÃa, y si querÃa uno renovar, se quedaba allá, pero como son las primeras veces que sale uno…
MP: PermÃtame tantito.
EE: SÃ.
(entrevista interrumpida)
EE: ¿Lista?
MP: SÃ, me decÃa…
EE: Pues podÃa uno recontratarse allá y durar otros, hasta el año. Aquà en Las Cruces fue donde duré yo más, duré un año entero.
MP: SÃ.
EE: ¿Sigo? ¿Le respondo?
MP: SÃ, entonces usted de aquà se tuvo que ir a Chihuahua, ¿verdad?
EE: Oh, sÃ, sÃ.
MP: Para ser contratado en El Trocadero.
EE: SÃ, en [El] Trocadero.
MP: PlatÃqueme, ¿cuál fue el proceso allá en El Trocadero?, ¿qué le pidieron?
EE: Mire, en el… Nosotros hemos sido panistas y en aquel tiempo habÃa Pro-Justicia, habÃa sinarquistas y el Doctor Corral, que era…
MP: ¿Esos que eran?, ¿partidos polÃticos?
EE: SÃ.
MP: Ah, okay.
EE: Y en aquel tiempo el Doctor Corral que está actualmente en el Hospital General.
MP: ¿En Chihuahua?
EE: SÃ, ése nos conseguÃa hasta quince números.
MP: ¿Por qué él?, ¿qué hacÃa él en aquél entonces o por qué les daban números?
EE: Pues estaban allegados a Pro-Justicia y también este señor Villarreal, don Lázaro.
MP: Él ya se murió, ¿no?
EE: SÃ. Y con esas palancas pues iba un compadre mÃo y le daban hasta quince números y ya no batallábamos mucho, nomás llegábamos y salÃamos.
MP: Y, ¿usted no tenÃa que pagar por ese número?
EE: Nada.
MP: ¿Nada?
EE: Nada, nada. Al Doctor Corrales de vez en cuando le entregábamos una camisa, de esa Ãrboro (??). ¿Cómo?, de esas buenas, blancas.
MP: Ajá.
EE: Sà señorita, asà está la cosa.
MP: Y entonces ya con ése ya era más fácil que los…
EE: SÃ.
MP: Les procesaran ahà los papeles en El Trocadero.
EE: SÃ, ya no hacÃamos filas allá, ni aquÃ. Y muy bien se portó el Doctor Corral con nosotros.
MP: Y luego ya, ahà en Chihuahua ya los contrataban y los mandaban al [El] Paso.
EE: SÃ, nos mandaban a, llegábamos a Juárez, llegamos como a las seis de la mañana. Ahà hacÃamos fila al puente Santa Fe. Ya cuando entraban los empleados de inmigración, ya entrábamos nosotros. Y a nosotros nos empezaron a echar polvo para, pal piojo, pero protestamos, entonces ya a los de Chihuahua ya no nos echaban polvo.
MP: Ah, ¿s�
EE: Nomás a los del sur. Pasaban asà por un callejoncito de madera y les vaciaban un, pos un buen montón de polvo.
MP: Y eso no, no les… ¿Qué les pasaba? Era veneno, ¿no? Entonces si lo respiraban o algo, ¿no se ponÃa mal?
EE: Pos nunca nos pasó nada.
MP: Entonces nada más a los de Chihuahua no les ponÃan eso.
EE: Ya no.
MP: Entonces eso quiere decir que desde aquà o allá los seleccionaban, ¿no?, los separaban los que eran de Chihuahua.
EE: Exactamente, sÃ. Cuando llegamos allá [a El] Trocadero allá en El Paso, pues algunos gringos escogÃan gente de Chihuahua.
MP: En RÃo Vista.
EE: En RÃo Vista, sÃ.
MP: O sea que ustedes ya tenÃan buena fama…
EE: SÃ, porque aquà habÃa hombres que piscaban hasta setecientas libras de algodón. Yo llegué a piscar quinientas pa ganarse unos $10 dólares.
MP: Y eso era por dÃa, ¿verdad?
EE: Por dÃa, sÃ.
MP: Cuénteme, ahorita me decÃa que conoció Colorado, Montana, Arizona, ¿en todos esos lugares estuvo trabajando? O, ¿en dónde estuvo trabajando?
EE: En todos esos lugares. Al betabel nos llevaron a Montana, a Colorado nos llevaron al pepino. A Nuevo México y Texas, algodón.
MP: Y de todos esos lugares, ¿ustedes sà se querÃan ir cuando el ranchero los escogÃa ahà en RÃo Vista?
EE: SÃ, porque aquà los de Chihuahua eran cadenas asà como un callejoncito, entraban ahÃ, entrábanos, y si no nos gustaba la parte, nos devolvÃamos. Nomás dando vueltas, dando vueltas, porque era a Pecos, a Pecos casi nunca quisimos ir. Y ya cuando llegaba una parte de Nuevo México, Arizona, Colorado o ahà sà nos Ãbamos.
MP: La primera vez que usted se fue como bracero, ¿a dónde fue?
EE: La primerita vez fui a Las Cruces, Nuevo México.
MP: ¿Al algodón?
EE: Al algodón, sÃ.
MP: PlatÃqueme, ¿cómo fue ahÃ, esa vez?
EE: Pues me fue muy bien porque el patrón tenÃa una chavala asà como usted y se casó cuando yo llegué y esa chavala se paseaba en un caballo. Entonces era la única familia que tenÃan los gringos. Ya me dijeron que si sabÃa yo montar. “SÃ, cómo noâ€. Ya me daban ansias que no se llegaba el sábado pa…(risas)
MP: ¿Para ir a montar? O sea que usted se iba con la muchacha a montar.
EE: No, se casó la muchacha y pos se fue por ahÃ. Y se quedó el caballo solo y querÃa el gringo que lo paseara, ¡a mà me encantaba! Y ahà pos en ese tiempo, no se conocÃan los tractores aquà y a mà me encantaba el tractor. No, pos nomás me dieron chanza y ahà ando como loco. Y cuando, hacÃamos muy buen trabajo en el tractor, porque le gusta a uno y le dan chanza a uno de aprender.
MP: Y entonces entró ahà en ese rancho de piscador y luego ya le dieron chanza de manejar el tractor.
EE: SÃ, ándele sÃ. SÃ, ya como en diciembre ya se acaba la pisca. Entonces ya a emparejar, a cuadrear, a barbechar, todo eso le dan chanza a uno. Y yo como estaba chavalón me daban chanza de noche.
MP: MÃrelo. Y, ¿cuánta gente habÃa más o menos ahÃ, cuántos braceros habÃa?
EE: Ahà habÃa, habÃa tres hermanos de Saucillo, dos de Juárez y yo.
MP: Eran poquitos.
EE: Poquitos, sÃ.
MP: ¿Usted se fue solo de su familia, o se fue algún hermano con usted?
EE: No, solo, solo.
MP: Y entonces aquà en este rancho, ¿sà los trataron bien, el ranchero era buena gente?
EE: Oh, sÃ, sÃ, muy buena gente y la gringa también, la…
MP: La esposa.
EE: Porque después de que fui de bracero, me fui de mojado y me recibió la esposa de él muy bien, sÃ.
MP: ¿Otra vez se fue con ellos de mojado?
EE: SÃ, de mojado. No, no, a mà me puso el número, número diecisiete, porque ése fui cuando fui a pesar el primer saco de algodón, me decÃa: “Seventeenâ€. Y pos le pudo mucho porque me agarró La Migración. Llegó La Migración y ya fui, me llevó La Migración pa que me pagaran y le pudo mucho, como que se enojó con los de Migración y me dijo a mà que volviera. Eso sÃ, se portaron bien los de migración porque me llevaron a cambiar el cheque y luego luego me echaron por Juárez.
MP: Ah, ¿s�
EE: SÃ, por Juárez.
MP: ¿Cuándo fue cuando fue de mojado? ¿En qué año fue?
EE: Fue como el [19]59.
MP: Ya cuando hubo ese tiempo, ese break, de que se terminó la primer temporada de braceros y empezó la otra más o menos.
EE: SÃ, sÃ.
MP: Y después, ¿cuántas veces renovó el contrato aquà con este ranchero en Las Cruces?
EE: Nomás ése, estuve un año y luego volvà de mojado, fue cuando me agarró La Migración. Y ya después me fui de mojado a, no, parece que salà a Montana de bracero otra vez.
MP: De Montana al betabel, ¿verdad?
EE: Al betabel, al desahije.
MP: Y, ¿ahà cómo le hicieron para…? Porque Montana pos está muy retirado, ¿no?
EE: Oh, sÃ.
MP: ¿Los llevaba en avión o cómo los movÃa?
EE: No, en puro camión.
MP: ¿Estuvo muy largo el viaje?
EE: Muy largo el viaje, sÃ.
MP: ¿Cuánto tiempo hizo más o menos?
EE: Pues se me hace que hizo dos dÃas.
MP: Y, ¿cómo le hacÃa? Les pagaban todo, ¿verdad? O sea que si se paraban a comer o algo, ¿ellos les pagaban a ustedes?
EE: SÃ, era de contrato, más o menos, ellos pagaban, los surcos son de a milla, de una milla, nos pagaban por acres. Y pos el desahije de betabel es muy duro, no cualesquiera aguanta.
MP: Y, ¿cuánto les pagaban ahà por el acre?
EE: Pues pos yo creo que sacábanos como $8 dólares, de $7 a $10 dólares.
MP: ¿Eso era por dÃa?
EE: SÃ, por dÃa.
MP: O sea que les convenÃa mejor trabajar en el, ¿cómo se llama?
EE: ¿En la pisca de algodón?
MP: SÃ, en la pisca de algodón, ¿verdad?
EE: SÃ, sà salÃa. Llegábamos a los $10, bueno el que es liviano de mano.
MP: SÃ.
EE: Porque hay muchos hombres que no. TenÃa yo dos amigos aquà de Meoqui, que no piscaban más que doscientas cincuenta libras.
MP: Uy, pobrecitos, Pos no sacaban nada.
EE: No sacaban nada. Y también la pisca es dura.
MP: PermÃtame
(entrevista interrumpida)
MP: SÃ, me decÃa que le convenÃa mejor trabajar en el algodón, ¿verdad?
EE: SÃ.
MP: Dependiendo de como era hábil de las manos.
EE: SÃ, sÃ. Ya le digo que hay hombres de aquà de Meoqui que piscaban hasta setecientas libras. Y hay otros que pa piscar doscientas cincuenta libras, ¡uh! El pesador se enojaba porque querÃa salir temprano y ya oscuro veÃa dos puntitos allá, dice: “Mira allá andan aquellos carajos todavÃa y tengo que quedarme a pesarle, a pesar, como me dan lataâ€, dice. YMP: Pos era su trabajo, ¿no?
EE: Pos sÃ, pero, según él ya era hora de cena, ya oscurito.
MP: Y la gente, esta gente que no piscaba tan rápido como los demás, ¿ellos no tenÃan problemas con el ranchero, porque no sacaban rápido el trabajo?
EE: No, no porque el ranchero paga por lo que haga uno, si hace cien libras, cien libras. Allá habÃa una sobrina del pesador, que piscaba bastante pero no, piscaba, cuatrocientas libras. Y luego ya me la echó a mà el pesador dijo: “Te voy a echar a mi sobrina, si le ganas, lo que pisque mi sobrina es para ti, pero si te gana mi sobrina, lo que tú pisques es para ellaâ€.
MP: Ajá.
EE: No, eché la primer vaciada, la primer vaciada de ochenta libras y no, no, la chavalona no… pero entonces ya el pesador se subió y ya me dijo que llevaba mucha hoja, mucho hueso, mucha hoja verde.
MP: ¿El de usted?
EE: El saco mÃo. Y que iba dejando mucha pluma. Es que querÃa favorecer a su sobrina. Y yo agarré la onda, le dije: “Mira, ya no voy a piscar, ya me voy, apúntale las ochenta libras a tu sobrinaâ€. Ya me dijo: “No, no, no te vayas, no te vayasâ€, dice, “le voy a apuntar las ochenta libras a mi sobrina, pero sigue piscando túâ€. Y aún con las ochenta libras que le habÃa dado de las mÃas, le gané.
MP: FÃjese, aún con eso que le hicieron trampa.
EE: Ey.
MP: PlatÃqueme, ¿cómo es eso de que habÃa una mujer piscando?, ¿también era bracera ella?
EE: No, es gente de allá, era sobrina del pesador, gente de allá, mexicano, sÃ. Sà buenas, pero no, no tanto, la pisca es dura.
MP: ¿Pero entonces no habÃa mujeres braceras?
EE: No, no. (entrevista interrumpida)
MP: SÃ, entonces me decÃa que la sobrina del pesador más bien era, o sea no era bracera, que ella era americana.
EE: No, no era, sà era americana. Hay mucho mexicano americano allá.
MP: Y platÃqueme de todos esos lugares que anduvo, ¿dónde le convino más?, ¿dónde estuvo mejor?
EE: Estuvo, fÃjese, mire, le voy a platicar rápido. En Colorado nos agarró un contratista muy carajo, mexicano. Era una familia muy grande mexicana, de Laredo, Texas. Entonces era contratista y nos agarró a los, todos los braceros que fuimos a Colorado. Pero este carajo, pos más bien nos robó, porque nos llevaban en el camión de él, andaba diciéndonos cómo piscáramos el pepino, porque el pepino entre más chiquito vale más.
MP: ¡Ah!
EE: Grande no, ¿sÃ? Resulta que, pues le entrábamos, nos pagaba, nos ganábamos $1.50, ni pa comer. Y ya piscábamos del más chiquito que decÃan y salÃa $1.50. No, nos robó, eran contratistas. ¿Qué me preguntó ahorita?
MP: SÃ, que si, ¿cuál lugar le habÃa gustado más?
EE: ¡Ah! SÃ, mire, me fui de mojado a Oklahoma. Aquà vienen rancheros a Cierto Teña a comprar becerros, y allá los crÃan en Oklahoma.
MP: O sea venÃan aquà a Meoqui a comprarlos.
EE: SÃ.
MP: Y, ¿se los llevaban para allá?
EE: SÃ, sÃ. Y con uno de ellos me fui, tiene diez ranchos.
MP: Ah caray.
EE: Tiene, donde mete los becerros chiquitos, los medianos, a donde están ya los, ya para salir. Y en ese rancho me fue mejor porque trabajé muy duro poniendo postes en la sierra, haciendo hoyos con la posera, muy duro, sÃ. Y nos pagaba… Todos los dÃas trabajábamos, domingos y no domingos. Y trabajábamos trece horas, porque salÃamos del rancho oscuro y venÃamos de la sierra oscuro. Y ahà fue donde se me fue más bien porque gané $13 dólares diarios, $13 dólares diarios. Y el trabajo muy duro, pero yo muy contento. Le mandaba a mi apá buen chequecito.
MP: Qué bueno.
EE: SÃ, lo demás no, no, en la pisca de algodón pos para piscar quinientas libras es una montaña de algodón que debe piscar uno, es mucho algodón para $10 dólares. Y ahora el desahije de betabel pos es muy duro y como quiera también nos pagaban muy poquito. Y el pepino también, ya le digo, ése de Laredo, contratista, pos más bien nos robó. TraerÃamos yo creo como $15 dólares cuando nos venimos y cuando llegamos a El Paso, ahà en el puente Santa Fe, era una cola de miles y miles.
MP: Y, ¿ahà para qué oiga?
EE: Estaba la Aduana de México, tenÃa una mesa ahÃ, un aduanal.
EE: De a peseta, de a peseta pa no revisarles. Y me acuerdo que yo traÃa unos calzoncillos sucios y un pantalón y no traÃa más en una mochila y le enseñé, le dije: “Mira hombreâ€. Pos si no traiba yo más que $15 dólares. “Mira, lo que traigo hombre, ¿pa qué me vas a revisar?â€. “Hazte pa alláâ€. Allá me senté como media hora y dije: “No, pos más vale darle la peseta, ¿verdad?â€. SÃ, y ya nos venÃamos. Pero también los aduanales de aquà siempre han sido mañosos, mañosÃsimos.
MP: Siempre.
EE: Ey, y no, no, ¡qué bárbaros! Y hasta hora pos, ¿le revolvemos poquito?
MP: SÃ, claro.
EE: (risas) Hay ta con los problemas de los carros chuecos, ¿pa qué los dejan pasar?, ¿verdad? No pasan por el viento, pasan por ahÃ. Entonces todavÃa siguen los mismos mañosos de siempre cobrando y robando ahà y bueno… Aquà hay gente que, hay una ruta acá por San Diego que sale por allá, muy allá, que no pasan las aduanas y…
MP: ¿Rumbo para Ojinaga?
EE: Ãndele, sÃ. Y por ahà pasan, pos qué bueno, porque es gente necesitada, que necesita una garra de troca y luego todavÃa pagar mordida a los mañosos esos.
MP: Le sale más caro pagar la mordida que la troca, ¿verdad?
EE: SÃ, sÃ, fÃjese que sÃ.
MP: Cuénteme, regresando a los braceros, ¿qué hacÃan en sus tiempos libres ustedes? Y también de la comida, cuénteme de la comida.
EE: Bueno de la comida, se va a reÃr usted porque tengo un compañero que no sabÃa, ya hablo, yo conozco el inglés, la comida.
MP: Ah, ¿s�
EE: O una cerveza, en inglés.
MP: MÃrelo.
EE: Un compañero mÃo muy codo, pos fuimos al súper, al mercado. Y habÃa botecitos ahÃ, carne para perro. Pos barato de a tiro, el botecito para perro, pos: “¡Hay!â€, dijo, “¡qué barato!â€. Pos llegó con unos botes de…
MP: De carne para perro.
EE: De carne para perro, sÃ. Creo que se alcanzó a comer uno, cuando ya llegamos los demás y: “Oye, ¿pos qué pasó hombre?â€. “Pos se me hizo barata la carneâ€, dijo, (risas) embotada. Y hay unos…
MP: O sea que él no sabÃa que era carne para perro, nada más la vió que era barata y se la compró.
EE: No, no sabÃa, sà barata, sÃ. Y esa gente que viene del sur, algunos no saben piscar cuando vienen al algodón. Y pobrecitos, comen papa, papa, almuerzan papa, y llevan papa a la labor, papa cocida, en la tarde vienen y frÃen papas y son muy ahorrativos. Pero, hay unos que sà conocen el…Sà piscan bastante, pero hay otros pobrecitos que no.
EE: Y desde luego pues se proponen a ahorrar.
MP: Claro.
EE: SÃ.
MP: Y luego de diversiones, ¿qué hacÃan en sus tiempos libres?
EE: Pues no, allá por ejemplo en Montana, en Colorado Ãbamos a, en Colorado Ãbamos al pueblo, pos Ãbamos a echarnos una cervecita nomás. Ya nos trae, nos llevaba temprano el patrón como a las siete. Algún que otro descarriado se quedaba ahÃ. (risas)
MP: Y esos descarriados, ¿no les daban problemas después a ustedes?
EE: No, porque algunos ya no volvÃan y otros volvÃan y ya le decÃa el patrón que si seguÃan haciendo eso, pos, ya no…
MP: PermÃtame tantito.
(entrevista interrumpida)
EE: ¿Mande?
MP: Me decÃa de esos descarriados que se iban allá.
EE: Algunos ya, el patrón los sentenciaba que si fallaban otra vez, ya no volvieran. Y otros sà no volvÃan. Agarraban trabajo, algunos muy abuzados, ¿eh? Se quedaban en el pueblo y agarraban trabajo de peones, de chalanes ahà donde hubiera y ganaban más que nosotros.
MP: Pero, ¿después ellos no tenÃan problemas? Porque, pues no estaban cumpliendo con el contrato, no estaban haciendo otras cosas que no era del contrato.
EE: SÃ, no, no habÃa problemas porque no perseguÃan mucho al mojado en aquel tiempo. Yo estuve en Los Ãngeles también, dos años. Mire, en Los Ãngeles, yo soy católico, iba a una iglesia católica y un vecino ahÃ, que era nativo de ahà de Los Ãngeles, pos ya nos hicimos amigos y dice: “Oye, ¿a onde vas a misa?â€. “Pos aquà a esta iglesiaâ€. “No, no vayas ahà porque de vez en cuando viene La Migración y, ¿sabes qué?, para los camiones en la parte de la iglesia y a puro echar pa arribaâ€. Y a mà me tocó que en la calle Main en Los Ãngeles, la cerraron y a echar pa arriba. Pos usted sabe la Main se abarrota de gente, llena de gente. Se cierran las calles y a puro echar gente arriba, pa arriba de los camiones. Y decÃa uno de Inmigración ahà que allá no era como en Texas. Dice, en Texas La Emigración, ve un mojado y los siguen hasta que lo agarran. Dice: “Noâ€, dice, “aquà ponemos los camiones y los llenamosâ€.
MP: Pero entonces usted traÃa sus papeles, ¿no?
EE: No, en Los Ãngeles anduve de mojado.
MP: Ah, okay.
EE: Mire, tengo mi seguro social tiene treinta y dos años, lo saqué en Cimarrón, Nuevo México. Cimarrón, Nuevo México, es un aserradero chico, muy bonito esta Cimarrón, ¡muy bonito! Pasa uno por las calles, por las carreteras y no se ve el sol, de los árboles. Y ahà fue donde arreglé yo mi seguro social hace treinta y tantos años. Y fui con una mujer que arregla papeles de inmigración aquà en Guadalupe y le enseñé el seguro social y…Pero antes, un primo mÃo trabajó con mi seguro social cinco años, ¡ándele! Un primo mÃo, trabajó con mi seguro social cinco años. Y eso fui a preguntarle a esta señora. “Noâ€, dice, “no te perjudica en nada, nomás no digas que lo prestasteâ€. Cinco años y yo dos en Los Ãngeles y me dijo que fuera al Consulado a Juárez, o a El Paso, Consulado Americano. Y ahà me decÃan si alcanzaba algo o…Luego luego. Dice: “Yo te puedo arreglar, pero duro muchoâ€, me dijo la señora y no he ido.
MP: ¿No ha ido?
EE: No he ido.
MP: Pos no deberÃa dejar pasar tiempo, ¿no? Y no va a eso, bueno, es cuestión de cada quien, ¿verdad?
EE: SÃ.
MP: Oiga, y entonces platÃqueme, en ese tiempo que anduvo de bracero y de mojado, ¿cuál era la diferencia en cuanto al trato de los patrones, el pago entre ser bracero y ser mojado? ¿HabÃa diferencias?, ¿qué era mejor?
EE: Sà habÃa diferencias porque, mire, en ese tiempo yo estaba chavalón y me encantaba el trabajo. ¿No le platiqué ya aquÃ? Luego, acabando la pisca de algodón, a barbechar y a mà me dieron chanza de tractorista, sin saber y me encantaba a mÃ, uy, yo hacÃa un trabajo pero…Entonces, pos muy, muy bien. Y entonces los nacionales de allá, pos ven a uno feo, porque uno trabaja más y le pagan menos y a ellos más, y ellos que break time, asÃ. Y se bajan a la sombra un rato, toman agua ahà y yo no, yo traÃa una vasija de agua en el tractor, no bajaba pa nada. Y en Oklahoma, ese ranchero también me dio chanza de tractorista y me llevó al corral muy grande, un corral ganadero vacÃo, estaba húmedo, con la sembradora de trigo. Y ya me dijo que le entrara ahà a sembrar trigo, pos sembré y ya me paraba y: “Guáchele los tubos tapados por la humedad, tapadosâ€. Y ya me bajaba y los destapaba y otro tramo y entonces ya me bajaba yo y destapaba los tubos pero estaba muy húmeda la tierra. Y como a los ocho dÃas me llevó a ver la siembra ahà en el corral. No, pos estaba muy…Entonces eso quiso decirme para empezar a sembrar pero llanos de tierra, de trigo, llanos, llanos. Y ahà la tierra ya estaba en su tiempo, pues al principio sà me bajaba, ¿no?, nunca se tapó. Entonces ya andaba yo en tercera despacito y salÃa, salÃa cuatro surcos, dejaba cuatro pa la vuelta y agarraba cuatro y ya al otro, ya nomás subÃa el hidráulico de la sembradora. ¡A madre daba vuelta! (risas) Y me veÃa el patrón, ¡ah cómo!, cómo le encantaba, ¿verdad? Y ya después de tercera ya le metÃa toda la gasolina al tractor, el grande. Uh, sembré ya nada de trigo de, de temporal, pero como llueve mucho… Y eso fue en agosto, fÃjese, en agosto sembrando trigo allá, y ya en noviembre, diciembre, meten el ganado porque ya está el trigo chiquito. Y en junio lo cosechan, sÃ, también me la pasé muy suave ahÃ, ahà fue donde gané más dinero, en Oklahoma.
MP: En Oklahoma.
EE: SÃ, acá en otras partes no.
MP: Y, ¿alguno de los rancheros no le dijo que si querÃa arreglar papeles o que le ayudaba?
EE: SÃ, fÃjese ahà donde le digo que me encantaba andar paseando al caballo.
MP: ¿En Las Cruces?
EE: SÃ, yo de este pantalón de mezclilla, camisa de mezclilla con botocintos blancos, un sombrero alambrado, (risas) y botas.
MP: Como todo un cowboy, ¿no?
EE: SÃ, y pasaba yo por el ranchito yo y, ay, las chavalas me contestaban muy luego luego. Mucho, ahà hay un pueblo que se llama Tortugas, de Las Cruces para acá. Era dos de diciembre, mire unas fiestas, igual que en México.
MP: Ah, ¿s�
EE: Ahà hay gallo enterrado, palo encebado, marrano encebado también.
MP: También, ajá.
EE: Muy bonito, hasta allá me iba yo a saludar las chavalas.
MP: MÃrelo, andaba de rompecorazones allá. Y, ¿por qué no arregló papeles para quedarse?
EE: Me decÃa la patrona, me decÃa…Porque, yo me llamaba seventeen allá, el diecisiete. Dice: “Aquà de Socorro, Nuevo México, hay una escuelaâ€, dice, “y hay muchos mexicanos, quiero que te vayas ahÃâ€. No, no, nunca le hice caso. Cuando volvà de mojado entonces sÃ, dije: “Pos a ver si me voy a la escuela, a Socorroâ€. Que me la den ahà de barrendero o algo asÃ. No, pero me agarró La Migración. Me están llorando los ojos. Es que tengo dÃas que me los…Me iban a operar de los dos. Y al fin nomás me dieron doce gotas diarias y por eso los tengo lastimados. Me lloran, ojalá y se me compongan.
MP: Ajá, qué bueno. No, ya para terminar, platÃqueme ese detalle de que contrataron japoneses como braceros, ¿usted trabajó algún tiempo con alguno de ellos o tuvo algún trato?
EE: No, mire, en el periódico salió que ya no querÃan braceros, que iban a traer braceros japoneses a Estados Unidos, pero parece que duró un año nomás, o dos, porque el trabajo que hace el mexicano es muy duro, ¡muy duro! Y pos tal vez los japoneses no les convino el sueldo que les pagaban. Y se volvió a abrir la frontera para…
MP: Para el mexicano.
EE: Para el mexicano. Y por eso estos, estos gringos no son nada buenos, porque cuando en ese tiempo necesitaban, para la pisca de algodón abrÃan la frontera, entraban familias enteras sin contrato y sin nada.
MP: ¿Mexicanas?
EE: SÃ. Lo mismo pal tomate allá en Los Ãngeles, naranja, todo eso. Ya nomás se acababa el, para el trabajo y echaban La Migración.
MP: Ya para terminar la entrevista, no sé si tenga alguna otra anécdota o algún comentario final acerca de lo que fue el Programa Bracero, ¿qué le pareció?, ¿fue bueno o fue malo?
EE: Pos mire, pos fue bueno para nosotros porque pos habÃa, no habÃa trabajo y la gente que venÃa de allá, los primeros braceros sà se ganaron mucho dinero porque eran los contratos de seis meses y les pagaban el mÃnimo de allá. Como no habÃa hombres allá. Digo, iban al ferrocarril, a las fábricas, a la labor y desde luego ahÃ, cuando le digo que estábamos en El Paso, Texas, el dÃa del ex-bracero. Ahà dijo uno que de esa forma agradecÃan los gringos, que cuando iban al pueblo a comer, habÃa anuncios en los vidrios que no perros, no mexicanos, no negros. Asà que cuidado con los güeros.
MP: SÃ, ¿verdad? Mucho cuidado.
EE: Ey, con nuestros vecinos.
MP: Asà es. Bueno pues, muchÃsimas gracias señor Espino y qué bueno que pues que le fue bien a usted, que tuvo buenos momentos allá.
EE: No, fÃjese que sÃ, tuve buenos momentos.
MP: Qué bien, muchas gracias por su tiempo y la entrevista.
EE: Ãndele, no tenga cuidado.
MP: Gracias.
EE: SÃ.
Fin de la entrevista
Original Format
Digital, WAV, MP3
Duration
42:35
Bit Rate/Frequency
24k/96bit
File Name Identifier
Espino_CHIH007
Citation
Parra-Mantilla, Myrna and Espino, ElÃas, “ElÃas Espino,” Bracero History Archive, accessed October 26, 2025, https://braceroarchive.org/items/show/7.