Elías García Venzor

Title

Elías García Venzor

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Elías García Venzor was born in Gran Morelos, Chihuahua, México, in 1925; his parents passed away when he was only seven years old; in 1950, he learned about the bracero program; he was married and had children at the time; he worked in the cotton and beet fields of Texas, New Mexico, and Colorado.



Summary of Interview: Upon entering the United States, Mr. García was sent to Rio Vista, a processing center in Socorro, Texas, where he was given a physical exam; those who were sick or physically unable to work were sent back to México; he worked for about ten or eleven years as a bracero; his four brothers were also braceros; his worst experience was when he worked in Pecos, Texas, because he earned very little money for very difficult work there; the living conditions were also difficult because there were between 200-300 braceros per barracks; because they had no showers, they filled steel tanks with water and left them outside to be warmed by the sun; he was unaware of any medical services; his best working experience was in Colorado, where he earned up to $500.00 for forty-five days of work.

Creator

Parra-Mantilla, Myrna
García Venzor, Elías

Date

2003-05-09

Subject

Bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Elías García Venzor

creator (Spanish)

García Venzor, Elías

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Digital, WAV, MP3

Duration

42:08

Bit Rate/Frequency

24k/96bit

Transcription

Nombre del entrevistado: Elías García Venzor
Fecha de la entrevista: 9 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla

El día de hoy es 9 de mayo de 2003 en la ciudad de Cuauhtémoc, Chihuahua entrevistando al señor Elías García Venzor, para la Universidad de Texas en El Paso, el Departamento de Historia Oral, Myrna Parra Mantilla.

MP: Buenas tardes señor García.

EG: Buenas tardes.

MP: Para empezar la entrevista quisiera que me dijera, ¿dónde y cuándo nació?

EG: Nací el 25 de junio, de abril, de 1926, [19]25.

MP: ¿En dónde nació?

EG: En Gran Morelos.

MP: Quisiera saber algo de su niñez cuénteme, ¿cómo fue su niñez, sus papás, sus hermanos?

EG: No, pos yo fui huérfano de unos siete años, ni mamá ni papá tuve, hermanos sí. Pos mis hermanos, cinco hermanos.

MP: Y entonces, ¿dónde pasó su niñez?

EG: Con un hermano, el mayor.

MP: Y, ¿usted fue a la escuela o empezó a trabajar desde muy chiquito?, ¿cómo fue?

EG: No, pos no, no fui a la escuela porque no había maestros en ese entonces. No había escuela, no había nada. Mal aprendí a poner mi nombre, nomás.
MP: Y entonces, empezó a trabajar desde muy chiquito, me supongo.

EG: De unos diecisiete años, dieciséis, diecisiete años.

MP: Y, ¿qué hizo durante todo ese tiempo, desde que estuvo de los siete años a los diecisiete años aquí en Cuauhtémoc?

EG: Pos era agricultor.

MP: ¿Entonces trabajaba en el campo?

EG: En el campo sí, sembrando maíz, trigo, avena, porque frijol no sembraban en ese entonces.

MP: ¿Por qué no se sembraba frijol?

EG: Pos porque no valía nada, nada le dan, no valía como… Bueno, hasta ahora, ahora tampoco no vale, ¿verdad? Pero entonces valía menos. Con diez kilos que sembrara uno de frijol, levantaba qué comer y con eso había.

MP: Y cuénteme, ¿cómo se dio cuenta usted del Programa Bracero?

EG: No, pos ya estaba grande, ya casado. Entonces ya empezaron a pedir braceros los gobiernos de allá y nos fuimos de bracero. Yo fui como unas, pos algunas veces fui, pero no.

MP: ¿No le gustó?

EG: No, a mí no me gustó.

MP: ¿Qué edad tenía la primera vez que se fue como bracero?
EG: Tenía veintidós años, como veinticinco años, yo creo. Ya estaba casado, ya tenía yo familia.

MP: Pero, ¿cómo se dio cuenta del programa?, ¿lo anduvieron anunciando así por las calles o la gente se pasaban la voz?

EG: No, no recuerdo, oiga porque… No, yo creo hablaron de allá de El Paso, que iban a, que iban a contratar gente. Y ya ve que la gente nomás oímos algo y empezamos a amontonarnos y nos juimos.

MP: Y, ¿le pidieron algún documento? O, ¿Cómo fue que lo contrataron?

EG: Sí. Pos en ese entonces nos pidieron la cartilla, el acta de nacimiento, la acta de matrimonio. Yo creo nomás.

MP: Y, ¿usted tuvo que pagar algún dinero para hacerlo?

EG: No. ¿Pos de dónde? Nos pagaba a peso las cien libras de algodón, ¿usted se imagina? Por eso yo a Estados Unidos no lo quiero.

MP: ¿No?

EG: No, no oiga. Nos daban unos costales como de aquí a el banco aquél, de lona como acá ese. Teníamos que llenarlo pa que cupieran cien libras, para ganar un peso. Así que, ¿qué? Piscábanos tres costales, cuatro cuando muy bien nos iba.

MP: ¿Dónde fue eso?, ¿en qué parte de Estados Unidos?

EG: No, pos yo fui a El Paso, fui a Roswell, Nuevo México, fui a Artesia a, no sé qué será Artesia si es Nuevo México o es Texas, no sé dónde más. Y luego fui a Colorado, al betabel.
MP: O sea que, ¿en El Paso y en Nuevo México estuvo en el algodón?

EG: Sí, en todas las partes estuve en algodón, fui como siete veces y todo estuve puro algodón, nomás en Colorado estuve en el betabel.

MP: Cuénteme, ¿dónde se contrató usted, en Chihuahua en El Trocadero o tuvo que ir a otro lugar?

EG: No, aquí en Chihuahua, en El Trocadero.

MP: Y, ¿ahí fue rápido cuando lo contrataron o tuvo que esperarse?, ¿cuánto tiempo se espero?

EG: No, nomás, la más que nos esperábanos eran… Nos hablaban hoy, como ahora y llegábamos allá mañana, y a veces ese mismo día nos contrataban, a veces otro día. No durábamos ahí en el corralón. Bueno, pos cuando había partes mucho muy malas como pa allá para Pecos, sí teníanos miedo de ir porque, pos allá taban peor los algodones y el calorón y todo eso.

MP: ¿O sea que también estuvo en Pecos?

EG: También estuve en Pecos, como dos veces. No, estuve en muchas veces allá.

MP: Y luego ya cuando lo contrataron aquí en Chihuahua, ¿los llevaron para Juárez?

EG: Nos llevaban al El Paso, al, a Juárez, sí.

MP: ¿En qué los llevaban, en trocas o en el…?

EG: En el tren, los carros del tren. Ya últimamente nos llevaban en camiones, en tortons de esos grandes.
MP: Pero tampoco no tenía que pagar nada, ¿verdad? ¿No tenían que pagar el pasaje?

EG: No, pasajes no pagábamos, ni cuartos de renta, ni estufa, ni nada de eso. Eso sí nos daban ellos, nomás eso nos daban.

MP: Y cuénteme ya cuando estaban ahí en El Paso, ¿a dónde iban?, ¿dónde los concentraban? Porque imagino, tengo entendido que había varios, como centros de reunión de braceros, ¿no?

EG: Sí, pos aquí en El Paso había nomás… Aquí en El Paso había pa repartir pa todo el, pa todo las partes a onde iban los braceros. Pero por ejemplo llegábamos a Pecos, vamos a decir, ahí en Pecos había una asociación que le nombraban La Asociación y ahí llegaban los gabachos y nos llevaban a otras asociaciones chiquillas más, onde nos contrataban, a otra partecitas ahí chicas y eso era onde quiera. Ya salío de aquí de Chihuahua, de El Paso.

MP: Y, ¿a usted le tocó estar en Río Vista?

EG: Sí, me tocó.

MP: Y, ¿ahí les hacían exámenes médicos y todo?

EG: Todo, y ahí…

MP: ¿Les ponían vacunas?

EG: Y ahí íbamos selectos a trabajo. El que no te, el que no iba bien, no lo pasaban.

MP: Y luego a los que no pasaban, ¿cómo le hacían?, ¿dónde los mandaban?

EG: Los echaban pa acá pa México. No sé, les darían pasaje, eso sí no sé.
MP: ¿Cómo era Río Vista?

EG: Pos en ese entonces era unas, ¿cómo le diré? Ahí a onde nos contrataban era como una hacienda de esas muy grande de millonarios. Pero nomás esa había, ahí había corrales, corralones muy grandes y muchas oficinas. Ya ahorita no sé ni como estarán, ni nada, pero en ese entonces estábanos solos ahí. Nomás la pura Asociación de braceros había.

MP: Y luego ya de ahí, ¿a dónde?, ¿qué más tenían que hacer para ser ya braceros?, para trabajar.

EG: No, pos teníanos que firmar muchos con[tratos], muchos papeles. Ahí nos retrataban, ahí nos examinaban, nos sacaban sangre y luego al último ya había oficinas onde nos hacían el contrato para firmarlo. Nomás que, pos yo contrato no tengo porque me los, llego el río, el arroyo una vez me sacó todo el arroyo este, se llevó todos los contratos que había. Eran mucho, ¿verdad?, eran como unos seis, ocho contratos.

MP: O sea que firmaba un contrato por año, ¿no?

EG: Por tres meses.

MP: ¿Eran por tres meses?

EG: Por tres meses firmábamos. Bueno, al menos a mí me tocó por tres meses. Cuando ya cumplía los tres meses quería uno quedarse, le renovaban el contrato por otros tres meses.

MP: Y, ¿a los tres meses tenía que hacer todo el proceso otra vez, de ir a Río Vista, los exámenes médicos?

EG: No, ya no.

MP: ¿Ya no?

EG: Ya cuando va uno no lo… Bueno, le dan el permiso para venir que renovábamos los papeles, ya no tenía que hacer ningún movimiento allá. El mismo patrón mandaba los papeles allá a Río Vista a que los renovara. Solamente que fuera de nueva cuenta otra vez, entonces sí.

MP: ¿Cuánto tiempo pasaba o qué hacían para que volvieran a hacer, otra vez todo el proceso de exámenes médicos y todo eso? O, ¿tenían que dejar pasar otros tres meses o algo?, ya perdían la…

EG: Sí, por ejemplo, ya llegábamos y se cumplía el contrato, nos lo checaban, nos lo quitaban la hoja de con, o del onde estaba el contrato ya cumplido. Llegaban, la recogían y nos volvíamos a ir y nos hacían otro contrato nuevo.

MP: Y, ¿ustedes sí sabían de lo que se trataba el contrato?, ¿sí les explicaban lo que estaban firmando?, o, ¿no sabían?

EG: No, sí, no, no, pos éramos miles, millones de gente, ¡muchos! Ya sabíamos que, que íbamos a firmar un contrato por tanto tiempo, por tres meses, cuarenta días, cuarenta y cinco días. En los contratos de Colorado eran de cuarenta y cinco días.

MP: De cuarenta y cinco días los contratos.

EG: Sí los de este…

MP: ¿Los del betabel?

EG: Los del betabel.

MP: Y los del algodón pos eran igual, ¿no?, o, ¿eran diferentes?

EG: Los del algodón eran de tres meses, noventa días.

MP: ¿Por qué eran diferentes de tiempo?, ¿por qué los del betabel eran más…?

EG: Por, porque los betabel no aguantaban, no duraba el betabel los tres meses.

MP: ¿O sea que la temporada para el betabel era más corta?

EG: Era más corta, sí. Se sentía más temprano el...

2do: Buenas tardes.

EG: La producción.

MP: Aquí en los del algodón, platíqueme cómo era un trabajo, o sea, ¿qué hacía cuando trabajaba el algodón?, y, ¿qué hacía cuando trabajaba el betabel? Eran diferente, ¿no? O sea el proceso no era igual, ¿no?

EG: Sí, pos el algodón, usted debe de conocer las matas del algodón, ¿no?

MP: Muy espinosas.

EG: Bueno, pos había que piscarlo desde abajo hasta arriba. Quitar toda la mota blanca que echa. Y había que piscarla, toda bien limpia, toda de surcos como de aquí al centro.

MP: ¿Cuántos kilómetros serían?, ¿como unos…?
EG: Como unos dos o tres kilómetros. Porque había días que agarrábanos surcos de dos surcos y durábamos dos días los más malones, pues, pero le sacábanos mil doscientas, mil trescientas libras, a dos surcos. Así piscábanos cuatrocientas, trescientas noventa.

MP: ¿Cada uno?

EG: Cada uno.

MP: ¿O sea que en dólares sería como qué, $40 dólares?

EG: No, no, $4 pesos.

MP: ¿Pesos o dólares?

EG: Cuatro pesos. Nos pagaban a cien, a peso las cien libras. Por eso digo que a mí ni ganas me… Ni de pasearme siquiera me da pa… (risas)

MP: No lo dejan ir.

2do: Buenas tardes.
(entrevista interrumpida)

MP: Bueno, sí, nos habíamos quedado en que, cómo es diferente trabajar el algodón y el betabel. Me estaba diciendo que el algodón, pues tiene mucha espina, ¿no?

EG: El algodón, el algodón ese…

MP: Y eran surcos de dos kilómetros.

EG: El algodón, ése hay que piscarlo de abajo para arriba. O de arriba para abajo, como quiera, ¿verdad? Pero a dejar la mata, lo puro verde, la pura hoja, los garrotes. Y el betabel, pues ése nos dan un azadoncito chiquito para desahijarlo nomás a que quedara de este largo, de este una mata de y otra. El betabel ése sí no, nomás lo desahijamos, ése no lo cosechamos, no.

MP: ¿No lo piscaban?

EG: No.

MP: ¿Por qué no?

EG: No, pos iba otra, se llegaba el tiempo de, por ejemplo el desahije era en mayo y se rendía en diciembre. Iba otra gente, a mí no me tocó, no me tocó ir al betabel otra vez.

MP: Y en el algodón sí pues era todo, ¿verdad? O sea piscarlo, limpiarlo y…

EG: Puro piscarlo.

MP: Sí, o sea me refiero a las plantitas.

EG: Sí, a que quedaran limpias, pelonas. No, pos venía a este, le daban a la primer pisca, y volvía a echar más algodón y le daban a otra pisca, hasta tres, primera, segunda y tercera.

MP: Cuénteme, ¿cómo fue el día que llegó por ustedes el ranchero ahí a Río Vista para llevárselos al rancho. ¿Cómo se los llevó?, ¿en trocas?, ¿otra vez en trenes?

EG: No, en troca.

MP: ¿En trocas?

EG: En el mueble que traía él, carrito o una troca. Al trabajo, los algodoneros nos llevaban en unas trailas, como por decir ahí que cargan ahora, pacas aquí y todo, ganado, todo. En unas, en unas de esas nos llevaban.

MP: Usted cuando llegó a Río Vista que vio a toda esa gente, ¿qué impresión le dio?

EG: No, pos ninguna, muy contento, porque íbanos a ganar, creíamos que íbanos a ganar mucho dinero, pero resulta de que no. No, no, pos nos pagaban muy barato. Nos daban unas, onde vivíamos, ahí donde vivíamos nosotros les nombraban barracas. Eran unas cocheras, como unas bodegas y, onde cabíamos doscientos, trescientos personas.

MP: ¿Tantas?

EG: Sí, pos ponía un destos, camas de esas una sobre otra. Hasta cuatro así empalmadas. Y luego la estufa para hacer comida, también. Todo lo largo de la barraca, lleno de parrillas de gas. Ahí nos tocaba una parrilla a cada, a veces a cada diez personas, cada vez, a cada…

MP: ¿Ahí adentro de la misma barraca?

EG: Adentro.

MP: O, ¿eran en apartes?

EG: A mucha gente le tocaría en otra forma, ¿verdad? Pero a mí así me tocó.

MP: Y, ¿los baños?, ¿las regaderas y todo eso?

EG: No había.

MP: Y, ¿cómo le hacían para bañarse ustedes?

EG: Nos llevaban una poca de tina, de esas desechables. Y luego, un tanque de agua. Un tambo de agua, de esos grandes.

MP: Entonces pos estaba muy helada, ¿no? O, ¿calentaban ustedes el agua en las destas?

EG: No, pos en mayo, en abril, en septiembre, ya en septiembre sí ya estaba helada. Había veces que nos tocaba estar en abril, en mayo allá. Pero había veces que septiembre nos íbamos, llegábanos en septiembre allá y ya estaba helada el agua.
Teníanos que llenar la tina y sacarla a que le pegara el sol en la mañana hasta que veníamos en la noche.

MP: ¿Sí?, ¿no la calentaban ahí en las…?

EG: No, no, pos si no nos daban a nosotros ni pa co[cinar], ni pa dejar sartén de frijoles, menos pa calentar agua pa bañarnos. No, no, nos dieron muy mal servicio. Mucho muy mal servicio nos dieron.

MP: ¿Entonces ustedes se podían llevar cosas de su casa? O sea, ¿sartenes, cobijas o algo para allá?

EG: No.

MP: ¿Nada?

EG: No, no, ahí nos daban todo, nos daban cobijas nuevas, camas, un plato y una taza a cada uno. Para cada quien, y así.

MP: Y, ¿quién hacía la comida?

EG: Pos ahí éramos cuatro compañeros, cinco, pos ahí entre todos, cocían los frijoles, hacíanos papas, hacíanos tortillas.

MP: Y, ¿ahí el ranchero les daba las provisiones o ustedes tenían que ir a comprarlas?
EG: Teníamos que comprarla nosotros.

MP: Y, ¿les quedaba muy lejos para comprarla?

EG: Nos llevaba él. Él nos llevaba en el mueble de él.

MP: ¿Cómo era el ranchero con ustedes?, ¿cómo se portaba?

EG: Pues eso sí para que voy, a mí de los rancheros que me tocaban, me su…Todos se portaban bien. Yo nunca salí corrido o que me… Y yo toda la vida que saqué de los contratos, los saqué bien. Contrato bien, ¿cómo le diría? Sí, pos bien cumplidos.

MP: Y luego me decía que usted se fue ya casado y con hijos, ¿verdad?

EG: Sí, tenía a él. Él es hijo mío y otro.

MP: ¿Cómo le hacía para comunicarse con ellos? Por ejemplo, para mandarles dinero o no…

EG: No, pos por carta, por carta le… Y luego ahí por correo les mandaba, lo poquito que les mandaba.

MP: Y, ¿sí les llegaba bien?, ¿nunca se dio cuenta de que le faltara o que no llegó?
EG: No, no. Todo el tiempo le llegaba, a veces se tardaba, pero sí le llegaba todo lo que…

MP: Y, ¿usted venía a visitarlos?

EG: En el contrato a los tres meses no, hasta que se cumplían los tres meses. O nos daban otro contrato de otros tres meses, entonces nos daban un permiso.

MP: Y permiso, ¿por cuánto tiempo?

EG: Por ocho días, quince días.

MP: Y, ¿usted nada más se fue de bracero o alguno de sus hermanos también se fue?

EG: Sí, tenía cuatro hermanos, todos andábanos allá. Toda la gente, no quedaba nadie.

MP: ¿En dónde?

EG: Papá y hijos, aquí en México, todos andábamos allá.

MP: Y, ¿usted nunca pensó en llevarse a su familia para allá?

EG: No, nunca.

MP: ¿Por qué no?

EG: No, pos no le digo que no ganábanos nada. Yo me vine y… Me vine como el [19]60 y, desde el [19]61, el [19]60 yo no fui. Me vine para acá, para la ciudad y aquí me puse a trabajar de raya. Aquí estaba yo con mis hijos y con mi señora y me fue mejor aquí que allá.

MP: Ah, ¿sí?

EG: Sí, pos aquí cuando menos está mi casita propia. Y les daba comida a mis hijos aquí todos juntos. Y allá no es más de puras ilusiones. Bueno, en ese entonces, no sé si ahora será bueno, pos entonces, en ese entonces, a usté lo trabajaban desde empezando rayar el sol, hasta en la noche que ya no había luz. ¿Por un peso? Qué chiste tenía.

MP: Sí, pos no era muy conveniente, ¿no?

EG: Pos sí. Un peso valía doce pesos de estos. Pero pos, aquí en ese entonces se ganaban, $50, $90 pesos por semana, $10 pesos, $15 pesos.

MP: Y cuando estuvo viviendo en las barracas, ¿no tuvo algún problema con alguno de los de ahí? Digo, porque había mucha gente, ¿no?

EG: Sí. No, pos yo no, la verdá de Dios. Yo no fui fumador, no fui borracho, no fui jugador, no fui nada. Si yo me dedicaba nomás a que llegaba del trabajo a hacer cena y a mal cenar y a dormir, a tirarme en la cama porque ni dormía uno. Con el puro ruidajo de los sábados allá amanecía la gente borracha y todo y tomando y jugando a la baraja y bueno. No, no, yo a Estados Unidos, ni para pasear, no voy, yo no. Por eso le digo que son puras ilusiones, quién sabe ahora.

MP: Y cuando estuvo allá, ahorita que me decía que jugaban a la baraja y todo, ¿qué hacían de distracción? Porque, me imagino que tenían cuando menos un día libre, ¿no?, que podían pasear o podían hacer algo.

EG: No, pos el sábado, el sábado y el domingo. El sábado de las tres de la tarde, un ratito y el domingo, pos íbamos al pueblo un ratito a tomar una soda y eso era lo que hacíamos. Los que no nos gustaba pues, acá jugar o algo.
MP: Y por ejemplo los días festivos o sus cumpleaños, ¿como los celebraban?, ¿la Navidad?

EG: No, pos igual que, acostados, durmiendo.

MP: ¿No les hacían alguna reunión o algo?

EG: Nunca.

MP: Y allá, ¿usted siempre anduvo haciendo trabajos de la tierra? O sea no, ¿nunca anduvo por ejemplo que con las máquinas, con los tractores?

EG: No, no, yo no sabía nada de eso. Aquí éramos muy pobres, no teníamos… Semos todavía, verdá de Dios.

MP: Y allá, ¿en qué lugar estuvo mejor? De todos los que anduvo ¿cuál fue el que estuvo, pos más o menos ahí pasadón?

EG: Ahí en Colorado.

MP: ¿En Colorado?

EG: El betabel.

MP: ¿Por qué?

EG: Pos porque cuando menos ahí nos pagaban a, creo que a $5 pesos el acre. Ya cuando lo desahijábamos que la limpia a, a $10 pesos. Y pos como allá nos, este, desahijaba bien, no dejamos yerba, pos nos fue bien. Pues fíjese que en cuarenta y cinco días, me parece que nos dieron $500 dólares.

MP: ¿En cuarenta y cinco días? Pos les fue bien.

EG: Pos sí. Y acá en tres meses no traíanos $200 dólares en la bolsa.

MP: ¿Cuál trabajo era más pesado, el betabel o el algodón?

EG: Pos los dos.

MP: ¿Los dos eran igual de pesados?

EG: Sí, el betabel era muy pesado por la cosa que andaba uno hincado todo el día. Todo el día hincado y agachado. Y el algodón, pos con el costal arrastrándolo todo el día, como un animal, igual. No teníamos, que aquí está bueno.

MP: Y luego, cuando se llegaban a enfermar, ¿sí les daban atención médica?

EG: No, sí. Al menos yo no me enfermé nunca, pero yo vi que llevaban a mucha gente al seguro. Pienso yo que al seguro, deberíamos de haber tenido seguro, creo yo. Yo nunca fui.

MP: Y, ¿nunca le dijeron que tenía seguro?

EG: Nosotros firmamos el contrato allá y de ahí pa allá el que se enfermaba, ellos, yo veía que se lo llevaban. Pero ellos no nos dijeron a nosotros nada y luego como yo pos no sé leer, pos ni, ahí los contratos diría, ¿verdad? Claro, pero quién sabe.

MP: Y esa vez que se fue a Colorado, ¿por qué decidió irse para allá a Colorado?

EG: Pos bueno, pos iban unos conocidos míos, amigos y me invitaron y me fui con ellos. Ya fue como los quinta, sexta vez que entraba yo pora allá.

MP: Ya casi al terminar, ¿no?

EG: Sí.

MP: Y, ¿por qué no se fue a más allá adentro de Estados Unidos, a Michigan o a Arkansas?

EG: Porque no había salidas. Sí había, pero en el día que a mí me tocaba no. No cada ratito salía para una, pa tal, tales partes, pedidos. Había veces que salían pedidos a Nuevo México, a Colorado a Michigan, a todos esos partes. Pero ahí cuando mi, yo estuve ahí nunca me tocó.

MP: Y ustedes, les decían que a donde había salidas y, ¿ustedes podían elegir o el ranchero los tenía que escoger a ustedes?

EG: No, no, nosotros podíamos, si nos tocaba, había veces que ya cuando llegando al camión, llevaban por decir, cien braceros a Michigan, vamos a decir. Y ya si usted… acabalaba los cien y usted iba ya llegando, pos ya no lo admitían porque ya se había acabalado el pedido y así era todo.

MP: Y luego si, llegando al rancho y que ustedes no les gustaba el trabajo o el ranchero que fuera, algo, que no les gustara, que se quisieran regresar, ¿se podían regresar? O, ¿se tenían que esperar a terminar el contrato?

EG: No, no, sí podíamos. Sí podía, mucha gente venía o se desertaba, se iba para otra parte.

MP: Y esos que desertaban que se iban a otras partes…

EG: Pos sabrá Dios.

MP: ¿Qué pasaba con ellos?

EG: Sabrá Dios cómo les iría. Gente muy, ¿cómo le diré? Muy diablos, o gente muy conocidas de por allá, gente muy andada. Ellos se desertaban, el rancho que no les gustaba, no amanecían ahí. Otro día ya venía el patrón a preguntar por él y nada. Por allá al tiempo se sabía que estaba por allá en Caballo Blanco, quién sabe por donde, por ahí.

MP: Pero, o sea dice que era más bien gente americana, ¿no?, ¿no de los braceros que estaban ahí?

EG: No, de los braceros.

MP: Ah, ¿de los braceros también?

EG: Sí, no es que gente americana no contrataba nadie, esos no trabajaban nada. Lo que eran los negros, los americanos, no veía usted un negro, un americano piscando algodón. Por eso se lo digo, por eso tenían esa contratación, porque en ese entonces había guerra, creo, ¿no?

MP: Sí señor.

EG: Pos ellos sabían, que ellos solos no levantaban nada y por eso hicieron la contratación, por eso contrataban la gente de aquí de Chihuahua, de México, de todo el…

MP: Y luego cuando anduvo por allá, ¿cómo ustedes se hablaban o se comunicaban con los rancheros? ¿Los rancheros sabían español o cómo?

EG: No. No, pos nosotros hablábanos con los patrones, con los encargados del rancho, mexicanos. Uno, otro gran gringo sabía español, todo mocho, igual que uno.
MP: Y, ¿usted notó algún, algo de diferencia? Porque pos anduvo allá bastante tiempo, ¿no? Siete años, me dice.

EG: No, pos como siete veces fui.

MP: Ah, okay, ¿no siete años?

EG: Sí, sí, no, no.

MP: Y, ¿usted notó alguna diferencia en cuanto a los contratos, al trato del personal de ahí, por ejemplo Río Vista y también de los rancheros, del tiempo que usted empezó a ir y del tiempo que ya dejó de ir? O sea, ¿hubo algún cambio? O sea ya al último, ¿ya no les ponían atención?

EG: No, pos yo, yo ya me vine y ya jamás volví. Yo vine, me vine yo de, me vine del otro lado y vine y renté un cuarto aquí en Cuauhtémoc y me traje a mi familia para acá. Yo jamás volví a ir para allá. Pos yo sabía que era casi… Pos sí, pero por lo que los dólares los pagaban, era mucho $50 pesos que ganaba uno. Pero ahora cuando era la mitad de lo que ganaba. Un pantalón, una camisa, unos zapatos y la provisión, no, no alcanzaba a juntar uno ni $15 pesos en la semana libre, ¿qué estaba haciendo allá? Lo mismo que ganaba aquí. Por eso, por eso me vine para… No, vine y le dije a la señora: “Ya no me voy yo. Yo ya voy a ver, nos vamos a Chihuahua o a Cuauhtémoc”. Aquí tengo yo cuarenta y tres años viviendo.

MP: Ah, ¿sí? Ya tiene bastante. ¿Qué años anduvo allá de bracero?

EG: Anduve del [19]52, no el [19]53. Y luego [19]54, [19]55. A veces iba, en septiembre y en mayo, dos veces por año.

MP: Y entonces usted ya cuando, la primera vez que llegó al rancho y que empezó a trabajar y todo eso, ¿era como usted se lo había imaginado? O, ¿pensó, no sé, que iba a tener, que iba a vivir en un lugar más chico, con menos gente?

EG: No, no, pos yo sí me imaginaba que íbamos a vivir en una casita malona, póngale, pero que… Y que nos iban a pagar un poco bien. Pero no, no fue así.

MP: Entonces por ejemplo, la primera vez que entró a la barraca, que le dijeron que iba a dormir ahí, ¿fue la primer desilusión que tuvo?, por decirlo así.

EG: Pues sí.

MP: Y luego ya después también con el dinero, que no…

EG: Oiga, había semanas que nos llovían tres o cuatro días de la semana, sacábanos $10, $12 pesos en los otros días, ¿pa qué nos servía? Por eso les digo yo, yo a mucha gente sí le digo yo que es pura ilusión los Estados Unidos. Porque yo lo pasé y anduve y…

MP: Bueno, pos ya para terminar la entrevista, quisiera que, no sé, ya como punto final algo de sus experiencias allá, así en general.

EG: No, pos eso que me, que yo no quedé agradecido de allá. ¿Pa qué le voy a decir que tengo muchas ganas de volverme a ir? Fui porque pos la necesidad lo hace uno ir, pero no, me fue mal y… No, no, pos no. No estoy agradecido. No estoy agradecido yo de Estados Unidos. Estoy más agradecido de México.

MP: Claro.

EG: Aunque haya aguantado el hambre muchos años. Pero los aguanté cuando estaba chiquito que no había, pos que no sabía buscar un peso. Pero ya cuando crecí, no tengo nada no, no, gracias a Dios no tengo más que a Dios para vivir con Él. Pero voy más, diez veces más aquí a México que en Estados Unidos.

MP: Pos sí, algunos sí les va bien, a otros no tan bien, ¿no?

EG: Pos dicen que ahora sí. Pero fíjese en Estados Unidos ni siquiera una casa que lleguen a querer, hacer o comprarla, no la pagan nunca. Entonces cuál es la idea de tener casa allá y toda la vida rentado. No, no, no.

MP: Cuando menos aquí es algo seguro, ¿verdad?

EG: Claro. Aquí compra uno un pedacito, un terrenito y le hacen la lucha de ir haciéndole ahí poco a poquito. Cuando menos piense ya la hizo y es de uno.

MP: Pues sí, bueno.

EG: Ándele pues.

MP: Pues muchísimas gracias por la entrevista.

EG: Pos, gracias a usted.




Fin de la entrevista

Interviewer

Parra-Mantilla, Myrna

Interviewee

García Venzor, Elías

Location

Cuauhtémoc, Chihuahua México

File Name Identifier

Garcia_Venzor_CHIH012

Citation

Parra-Mantilla, Myrna and García Venzor, Elías, “Elías García Venzor,” Bracero History Archive, accessed November 5, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/8.