Manuel Vázquez

Title

Manuel Vázquez

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Manuel Vazquez was born in Santa Bárbara, Chihuahua, México, on October 23, 1928; when he was seven years old, he began helping his father work in the fields, and consequently he never received any formal education; in 1942, he and his brother went to Ciudad Juárez, Chihuahua, and crossed into the United States illegally, but he could not work because he was too young; later, in 1945, he became a bracero and worked in the cotton fields of Texas.


Summary of Interview: Mr. Vazquez briefly recalls his childhood; in 1945, he was hired as a bracero, and taken to work in El Paso, Texas; the only requirement for him to work was his Mexican military I.D. card; he recalls that representative from the Mexican consulate approved the work contracts for the braceros, but they denied renewals for those who had already been contracted three or four times; because of this, he often had to return to Chihuahua, Chihuahua, in order to obtain new work permits; upon passing through the Stanton Bridge in El Paso, Texas, he and other braceros were often examined and deloused in front of everyone who happened to be passing by; from there they were transported by truck to Rio Vista, a processing center in Socorro, Texas; as a bracero, he worked in the cotton fields of Texas; it was while working as a bracero that he learned how to write his name; he recounts how his boss was killed and how the United States and Mexican governments worked together to find the murderer.

Creator

Parra-Mantilla, Myrna
Vázquez, Manuel

Date

2003-03-26

Subject

Bracero

Contributor

Cristóbal Borges

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Manuel Vázquez

creator (Spanish)

Parra-Mantilla, Myrna

contributor (Spanish)

Cristóbal A. Borges

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini Disc

Duration

54:07

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Manuel Vásquez
Fecha de la entrevista: 26 de marzo de 2003
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla

El día de hoy es 26 de marzo de 2003 en la ciudad de El Paso, Texas, entrevistando al señor Manuel Vásquez, para el Departamento de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Myrna Parra Mantilla.

MP: Buenas tardes señor Vásquez, para empezar la entrevista quisiera que me dijera, ¿dónde y cuándo nació?

MV: En la Villa Santa Bárbara, Chihuahua.

MP: ¿En qué año?

MV: Mil novecientos veintiocho, 23 de octubre.

MP: Cuénteme acerca de su niñez, acerca de sus papás, sus hermanos, ¿a qué se dedicaban sus papás?

MV: Cuando yo nací mi papá ya lo dieron de baja en el mineral de Santa Bárbara donde nací y de tres meses me trajo a Santa Eulalia, Chihuahua, es otro mineral, según me platicó él. Y no consiguió trabajo y volvimos a Estación Concha, Chihuahua. Ahí me crié yo como quien dice pues de chiquito, hasta que salimos y llegué a la edad escolar pero no había escuela ahí. Y luego cuando venimos al pueblo, fui dos semanas a la escuela y me tuvo que sacar ya mi papá para trabajar.

MP: ¿Qué edad tenía?

MV: De siete años ya empecé a trabajar en la labor acarreando leña y no, pos no tuve escuela toda mi vida no, no tuve escuela.

MP: ¿Cuántos hermanos tenía o tiene?
MV: Pues en verdad yo no sé con, yo no sé, no, algunos muertos pero somos ahorita siete, siete hermanos. Y en ese tiempo pos yo tenía siete años y había el mayor y había otros que me seguían a mí, de chiquillos así y a mí me tocó trabajar y lidiar de brazos a otros hermanos que viven, unos que viven y otros que vi que se murieron allá.

MP: O sea que, ¿usted era el mayor?

MV: No, mi hermano Paulino es el mayor, vive en Eloy, Arizona él fue el primero que se vino a Ciudad Juárez y luego mandó a traernos a nosotros en 1942. Y entramos los, él entró de ilegal y no, no había trabajo y él ya estaba más grande el [19]42, a mí no me daban trabajo porque pos yo era menor de edad, así es de que nomás en la pisca de algodón. De bracero no podía arreglar cuando las primeras tarjetas no pude porque era menor de edad, así es que no me acuerdo exactamente en qué año ya pude arreglar yo la tarjeta de bracero y la estuve renovando aquí en Río Vista, aquí en la Santa Fé, en Chihuahua me tocó ir allá cuando eran renovaciones que el Consulado Mexicano no firmaba. Nos exigía ir a arreglar tarjetas hasta la ciudad de Chihuahua y yo iba allá. Y pos a veces perdía uno muchos días porque había mucha línea y pos se acababa el dinero. Venía y nos juntábanos entre cuatro, venía uno y llevaba dinero pa sostenerse para entrar con la tarjeta nueva y entraba. Y me tocó entrar una vez que ahí en el puente, es poco triste pero me tocó que nos estaban examinando delante del público.

MP: ¿No tenían privado?

MV: ¡Nada! Nada, pasando el puente a pie y ahí le examinaban a uno, le ponían polvo que porque si traía alguna enfermedad.

MP: Porque tengo entendido que algunos, que había una especie de como sótano ahí y ahí los metían a los que venían como braceros, y ahí les hacían los exámenes y la empolvada.
MV: No, no, en un tiempo a mí me tocó, ahí por el puente de la Stanton, ahí me tocó. Y me tocó también que a veces entraba uno y lo ponían en trocas, tráilers y lo llevaban a, ¿cómo se llama?, Río Vista. A Río Vista ahí nos tenían, ahí nos hacían preguntas. Yo me tocó también venir al [El] Coliseo, estar en El Coliseo y ahí iban los patrones por uno, lo levantaban y ya lo llevaban a uno a los ranchos. Y yo pos, yo nomás con mi patrón yo nunca salía a ningún otro estado, yo estuve nomás con ese patrón.

MP: Cuénteme cómo se dio cuenta del programa.

MV: ¿De cuál?

MP: Del Programa Bracero.

MV: Pos porque ahí en la televisión empecé a ver ahí que andan, que es que hay dinero y esto y lo otro y yo fui, ya fui ahí y vi la gente y les dije yo: “Bueno y, ¿cuál dinero nos van a dar?”.

MP: No, pero yo me refiero a en 1942 que su hermano andaba por acá, que mandó por ustedes.

MV: No, pero mi hermano estaba en Ciudad Juárez. Él hacía adobes ahí en Ciudad Juárez. Él fue muy bueno para hacer adobes, es lo que se usaba allá.

MP: Pero usted, ¿cómo se dio cuenta de que había braceros, de que empezaban los braceros?

MV: No, pos porque ya estaba yo allá, vivíamos enfrente de Esperanza, Texas. O sea, yo ya trabajaba en un rancho que se llamaba el Seis, había el Ocho, que era propiedad de Joe Hoover y el rancho otro más grande era de Mister Abbey(??), el Campo Noventa. Y yo estaba en medio de unos ranchos, de unos ranchos nuevos, chiquitos los ranchos de cien, ciento treinta acres, unos rancheros que vinieron. Y yo con ese ranchero me quedé ahí entonces, pero me quedé ilegalmente. Y luego supe que estaba habiendo, que iban a traer braceros y pos yo informé y dijeron: “No, y tú, ¿a qué vas?, no tienes la edad”. Pos ya me asilencié y sí vi yo que llevaron braceros al Campo Ocho y al Campo Noventa. Y entraba el bracero para Roosevelt, pa Artesia, oía yo decir, pero yo no podía, entonces ya fui creciendo ahí. Y luego ya el patrón pos le gustó yo creo el modo de trabajar mío y pos no, él me protegía. Mi hermano mayor cegó en esos años, le hizo daño un polvo de una alfalfa que se mojó y de ahí que le afectó la vista y cegó por completo. Entonces yo creo por lástima, pos él me protegía más, porque yo ya era el que debía de mantener a mi padre malo y hasta a mi hermano. Yo trabajaba treinta y seis horas a veces, cuando estaba ilegal, por $9 dólares, doce, doce y doce.

MP: ¿Qué era lo que hacía?, ¿en qué trabajaba?

MV: Yo trabajaba en el tractor regando, todo lo que es la labor.

MP: Y, ¿cómo le hizo para pasar de ilegal?, ¿fue difícil?

MV: Pos no, ahí no era difícil, pasar no era difícil. Pasaba uno el río, pos puros ranchos enfrente de Esperanza, ya no hay ni en la colonia El Cuervo se llamaba donde estábamos nosotros. Ahora voy yo en el carro ahí, por deste lado y veo, pero ya no hay ni casas. Estaba La Esperanza en, la tienda era Rae McCoy, ese fue el que me dio las cartas a mí cuando arreglé yo mi residencia, Rae McCoy y mi patrón se llamaba, pos ahí está en la carta esa del cajón, esa era todo lo que tenía de dirección, yo vivía en unos cuartos de lámina. Y entonces, como le digo, entonces en el [19]45, que se oía decir de la guerra que estaba muy duro, entonces todo el que se querían dar voluntario, yo fui al rancho del Ocho y me dijeron: “Pos están llevándose a los que quiera ir a la guerra”. Y se fueron catorce y dos amigos míos, José y Jesús Vásquez. Y entonces yo fui, me di voluntario, me llevó mi patrón a Sierra Blanca, pero me dieron la tarjeta del registro, pero me dijeron: “Tú no tienes cumplidos tus dieciocho años, espérate a que cumplas los dieciocho años y luego te presentas y sí te admitimos en el servicio”, dijo, “¿por qué es que quieres tú ir?”. Le dije: “No, pos yo quiero porque me gusta aquí”, le dije, “éste país y dicen que si va uno pos pueden enseñarle a leer y a escribir”. Entonces sí pensé yo que me hacía mucha falta la escuela, pero me dieron la tarjeta esa y yo creí que ya con esa tarjeta del registro podía andar. Y vine y cuando llegué al rancho, llegando el mismo día me fui, no podía, cuando estaba uno ilegal no podía andar por los caminos, tenía que andar por entre la labor. Y La Inmigración lo veía a uno, no le decían nada, pero si lo veían a uno que agarraba el camino federal, lo paraban. “¿Qué andas haciendo aquí?, súbete ahí”. Lo echaban pa México. Y yo fui y le dije: “Traigo mi tarjeta ya me di voluntario pal Army, nomás que voy a esperar a cumplir los dieciocho años”, le dije, “me falta un año, y luego me van a hablar, pero ya me dieron este papel”. Pos está uno ignorante, viene de México ignorante. Se rieron los dos de inmigración, dijeron: “Súbete al carro, vamos a tu cuarto pa que recojas tu cosas”. Recogí mis cosas y me trajeron aquí al puente, ¿qué sería, el Santa Fe? Y de ahí me agarraron las huellas y todo y luego a las, como a las doce de la noche me dijeron: “¿Te quieres quedar aquí o quieres que te pónganos pa Juárez?”. Le digo yo: “No pos si no me van a encerrar”, le dije, “pos échenme pa Juárez”. Y esas horas me echaron, ¡sin dinero! Traía una carta que me había encargado un amigo que se la echara yo en el correo y pos no traía nomás de que como $0.08 centavos. Y así estuve toda la noche durmiendo ahí en el Monumento a Juárez, fue y me agarró la patrulla. Y me esculcaron, pos no me hallaron dinero, me soltaron y fui a trabajar al Cirio Vegas(??) que lo estaban tumbando. Y trabajé ahí acarreando petaquillas, de un hotel al carro del tren y ni me pagaron tampoco. Y al fin conseguí una troca, yo sabía de dónde salían las trocas pal rancho y me llevaron otra vez, pero me dio vergüenza volver a ir. Y entonces yo me fui por el otro lado, duré nueve días pa llegar hasta Balmorhea, Texas. Iba por el lado mexicano a pie y o sea, sí a pie.

MP: Y luego, ¿cómo le hacía ahí?, ¿dónde dormía?, ¿qué comía?
MV: No, no, pos eso yo desde chiquito sé, pos yo todo el tiempo dormía en el suelo y hasta en mi casa. Nosotros nunca tuvimos nada, nomás mi papá y mi mamá tenían camas, nosotros no teníamos. Así es que yo aquí, pos eso no, dormía uno donde se le hacía noche, buscaba arena o algo, nomás su cobijita que lleváramos. Sí y así fui y vine y luego me vine otra vez y ya cuando vine, me dijieron: “Va a haber contratación de braceros otra vez”. “Sí”, dije, “pos ya tengo dieciocho años”. Y no me hablaron pal servicio, pos ya se acabó la guerra dije: “Pos ya pa que me hablan”. Pos la guerra se acabó el mismo [19]45, cuando yo iba a irme de voluntario estaban mate y mate miles. Y luego en el mismo [19]45, se firmó la victoria de la Segunda Guerra, así es que yo el [19]46, cumplí mis dieciocho años, pos yo ya ni caso le hice al registro del Army, pero le hice caso a lo de los braceros. Y luego luego vine y sí me arreglaron, me dieron la entrada a esos papeles. Y pos no tenía yo ni cartilla y aquí tengo mi cartilla desde, de la, del servicio militar de México, y eso le hablo la verdad porque pos allá me querían castigar porque no marché. Yo allá le dije: “¿Pos cómo? Pos si yo estaba ilegalmente en Estados Unidos, y ahora hay la chanza de arreglar de bracero”. Y al fin me ayudaron, un tío me ayudó y me arregló mi cartilla y hasta me la liberó. Y este fue el primer papel y luego, aquí tengo todavía mis actas de registro de nacimiento. Y todo esto me pidieron a mí para poderme dar la tarjeta de bracero, ¿me entiende? Y el que tenía una cartilla de estas, del Army de allá si no estaba liberada no se la aceptaban, ¿me entiende?

MP: Era el requisito que le pedían para…

MV: Sí, le pedía que, que había cumplido con el servicio militar, pues lo tenía, ya ni el retrato anda aquí. Pero entonces, yo pos todo eso me costó y sí la arreglé, ahí está lo que yo le dije de cuando me fui y esa me la arreglé, ya la arreglé después esa cartilla, los papeles. Y ya me quedé renovando, renovando las esas.

MP: ¿Dónde se contrató como bracero? ¿Tuvo que ir a Chihuahua o dónde fue?
MV: Pues la primera vez arreglé aquí en El Paso, aquí en El Paso y luego aquí fuimos a Río Vista. Y luego, se cumplían los tres meses y nomás lo traía uno al patrón y renovaba uno, a veces ahí en la Santa Fe o metían a uno así para abajo y venía un corral ahí y ahí lo tenían a uno amontonado hasta que el cónsul ya aceptaba darnos otros tres meses o algo.

MP: ¿El cónsul mexicano o americano?

MV: Mexicano, mexicano. Y luego ya nos empezaban a hablar, y el mismo contrato, ¿me entiende? Yo tenía mis contratos así mire, los tiré todos porque dije: “¿Pos pa qué los quiero?, ya arreglé residencia, ya me hice ciudadano”. Pero mire, no sabía, si no eso le había servido mucho, de eso mismo me preguntaron ahora que fui ahí al, ese de la agricultura aquí.

MP: ¿Por el puente Santa Fe?

MV: Es el…

MP: Sí, el del centro.

MV: Sí, el del centro pero está el edificio, en la Campbell yo creo, está antes del border highway.

MP: Está por el Silvas, ¿no?

MV: ¡Ándele!, ahí enseguida del Silvas, pero no, pero ese es el puente de la Stanton. El de Santa Fe, es donde hay, ahí fui hace como unos ocho meses. Y le dije: “Oiga pos están diciendo que todo el que estuvo de bracero y pa acá y… “Y, ¿usted dónde estuvo?”. Le dije: “No, yo estuve aquí en Texas”. Dijo: “No, pos es que, ¿a usted cuánto le quitaba su patrón?”, dijo. “A mí nunca me quitó nada”. Ahí decían ahí jugando, le dije decían ahí: “¡Nombre! Pos tú sigues siendo mojado”, me dice, “ya te vendió el gobierno mexicano aquí por $3 dólares”. Dije: “Es todo lo que yo venía a decirle”. Pero el patrón a mí me pagaba, pero no me decía: “Oye te voy a quitar tanto”.

MP: ¿Nunca se enteraron que les quitaban dinero, ni cuánto?

MV: Nada, nada, yo no, yo no me enteré. Y tengo un primo que él es ciudadano y estuvo en Oregon y él dice que al sí le pagaban en cheque. Y le decían: “Mira, este que te estamos quitando para cuando terminas tú que ya no tengas, puedes reclamar ese dinero”, dice, “¿a ti no?”. “No”, le dije, “¿pero a mí quién me decía?”. A mí me pagaba en efectivo el patrón, casi todo el tiempo estaba endrogado con él.

MP: ¿Usted con él?

MV: Sí.

MP: ¿Por qué?

MV: Pos porque pos mi familia estaba muy atrasada.

MP: Entonces, ¿usted le pedía préstamos?

MV: Yo le pedía préstamos: “Y présteme $40 dólares, $50”. Y luego me los iba a rebajar. Así es de que, muy buena gente ese patrón, yo creo ya murió ya hace mucho que no sé de él, él vendió el rancho y todo eso y se acabó el agua, y el…

MP: ¿Fue en campos de algodón o dónde fue eso?

MV: Campo de algodón, campo de algodón. Yo me casé el [19]53 y el [19]52 ya no tuvimos agua, levanté, yo era patrón yo era todo ahí en el rancho. Él se fue a trabajar de carapilero, mi patrón, allá para Eagle Pass y yo era bracero y me dejó encargado. Y luego levanté toda la cosecha y estuve trabajando enseguida con O.B. Pierce, un americano, que era vecino ahí y me decía: “Quédate a trabajar conmigo”. Pos ahí me vine quedando. No, hasta me dijo: “¿Por qué no te has casado?”. Le dije: “Pos no ha venido mi patrón, quedó de prestarme dinero pa casarme”. Y luego dijo: “¿Cuánto necesitas pa casarte?”. Le dije: “Pos yo le pedí a él $300 dólares”. Dijo: “Pos habla con él”, dijo. Y pos luego ya la patrona estaba ahí, le hablé y le dije: “Pos dígale a Oven(??) que si va a venir y me va a prestar el dinero, ¿o no?, pos si yo tengo la novia esperando y luego ahorita pos estoy trabajando”. Me dijo que no hiciera nada ya: “No, no”, dijo, “el rancho ya no va a ser de nosotros, ya se lo vendió a Henry Silva, por una carapila [caterpilas]”, dijo, “yo también me voy a ir”, dijo el Abel. Entonces ya le dije yo a Mister Pierce, le dije: “No, pos que la señora”, y él fue y habló con ella. Y él dijo: “Bueno, pos antes de que se nos venga el trabajo”, dijo. Me dio $500 dólares, dijo: “Toma yo te voy a prestar $500 dólares y ve y cásate y tienes quince días pa que vayas y vengas”. Sí y luego él empezó a gestionar pa arreglarme, porque ella es ciudadana. ¡Y no! Se llegó el día de que se me cumplió la tarjeta y él venía aquí a El Paso y pos no, decía que no, que estaba muy trabajoso pa que yo arreglara. A veces se ponía, La Inmigración tiene muchos cambios de leyes y lo que pasó es que se me cumplió la tarjeta. Y le dije: “Ya se me cumplió”. Entonces él me trajo, a mí y a mí señora nos trajo él. Y le dijo mi señora: “Mira, el que nos dio a nosotros la ciudadanía por mi papá, vivía aquí”. Ya él no hacía caso. “No que yo voy acá”. Como él fue treinta años Sheriff se creía muy fregón en paz descanse, ya murió. Y luego me llevó ahí con, mi señora, me dijo: “Mira en ahí esas casitas que están así, ahí fue a donde nos trajeron y ahí nos dieron la ciudadanía”. Le dije yo: “Mire, mi señora dice que ahí”. Y era muy renegado, tenía un ojo de vidrio como yo ahora. Y se paró, y luego cuando se paró, bueno, le voy a hablar a uno de… “¡Uy!, ¿cuál es?”. Le dijo mi señora: “Aquel trío que está ahí”. Un señor canoso, ¿cómo se llamaba el que era jefe de inmigración? Y luego que lo ve, pos luego lo vi yo que le habló en palabras, yo aprendí poquito inglés con los negritos, y luego mi señora ella no sabe nada de inglés, le digo: “Pos este hombre, ¿qué? se estará volviéndose loco”, le dije. “¿Por qué?”. Le dice ella: “No, va.” Y luego a mí me soltó y luego a mí me dijo el de inmigración, dijo: “¿Y tú?”, me dijo. “No”, le dije, “yo traigo mi tarjeta de bracero”. “¡Ah!”, dijo, “esta tarjeta ya no está buena”, dijo, “ya se cumplió”. Me la quitó y luego ahí me lleva y luego mi señora, pos ella es ciudadana, dijo: “No”, dijo, “¿pos pa dónde lo llevan?”. “Porque él ya va pa México, él ya no puede estar aquí”. Y luego mi patron allá agarrado con este, jugando con el jefe de inmigración y luego que ve allá que mi señora fue y le dijo: “Mister Pierce, allá llevan a mi señor, ¡sí!”. Entonces ya se me hacía a mí. “¿Onde lo llevan?”, dijo. “Pos ya es un hombre ilegal”, dijo, “trae su tarjeta vencida de bracero”. “¡Suéltenlo!, tráiganmelo pa acá”. Me arrimó ahí con el viejito ahí. Y luego dijo: “¿Así es que tú estás trabajando con este señor?”. “Sí”. Este señor es muy malo, que no ves que hasta le falta un ojo”. Burlaban mucho ellos.“Pos yo no sé”, le dije, “conmigo es buena gente”. Dijo: “Te voy a dar un permiso”, dijo, “porque ahorita andes”, dijo, “tienes que ir hasta Chihuahua”, me dijo, “yo creo que tú ya sabes”. “¡Uh!”, le dije, “no yo sé los laberintos que hay pa ir a arreglar la tarjeta hasta Chihuahua”. Ya no, ya no la quisieron renovar aquí. “Yo te voy a dar un permiso y yo no soy quien te voy a aconsejar, pero ahorita está muy duro pa que arregles tú por tu señora, pero te voy a dar un permiso por tres meses y a ver si cambian las leyes. Pero, por lo pronto, junta todos tus papeles y al cabo tu patrón va a estar viniendo a chequear”. “Ta bueno”. “Y vete otra vez pal rancho”. ¡Va! Pos ya le dijo a los de Inmigración: “Archívenme a éste muchacho, agárrenle huellas y todo, y ya”. “¿Pos cómo lo vamos a archivar?”, le dijo. “Pos como ilegal”, les dijo, “es un wetback”, así, así agarré yo. Y ya metió él ahí y ya lo puso en un folder ahí y me dio un papel, dijo: “Con ese papel no te va a hacer nada La Inmigración, nomás no vayas a ir pa México”. “Ta bueno”. Y así fue como yo entregué mi última tarjeta de bracero. Y luego ya seguí con mi patrón, ese pagándole los $500 dólares que me había prestado, (risas) duré todo el año y se nos acabó el agua de a tiro con la sequía que hubo. Entonces ahorita todavía son polvaderas por dentro del río, no hay agua, nomás que los pozos, los primeros pozos que se hicieron allá, no sirvió el agua y ahora estos nuevos rancheros. Yo voy, yo voy porque me gusta la labor, voy y veo y ando, están levantando cosechas ahora estos últimos años, tienen unas lagunas y cuando no usan la agua, la almacenan en las lagunas. Y hasta le digo a la señora, quisiera poder y venirme otra vez a trabajar, pero ya no sirvo para nada, ya pa qué. Ya no puedo, tengo cáncer en la piel, cáncer en la próstata muy grande que, uno jodido ya todo operado del hígado ya me acabé. Y ya mis hijos, mis hijas no me dejan tampoco, así es que, aquí me tiene, encantado de la vida aquí, Dios me dio todo para ser y vivir.

MP: Qué bueno, platíqueme un poco acerca de Río Vista, ¿qué proceso era ahí? El primer paso que tenían que hacer y luego, ¿los pasaban a dónde y cómo era?

MV: Ahí nos juntaban, era congregación, le decían ahí, la Congregación de Braceros. Allí iba y allí venía el ranchero, venía el ranchero y hablaba con un tal, Candelaria, creo que lo he oído ahí en la política, todavía anda por ahí. “No, todavía tiene que ir con Candelaria”. Y ya iban y luego ya anunciaban ahí: “Hay un patrón aquí que necesita veinte braceros para Artesia”. Pos los que querían ir a Artesia, a veces que iban cuarenta, cincuenta, no, nomás quiere veinte. “Ahora aquí hay otro que quiere cincuenta pa Colorado, pa Utah”. Y bueno y yo no, yo no duraba mucho ahí porque yo cuando llegaba, mi patrón a veces que tocaba que ya estaba ahí, ya nomás llegaba yo y me reportaba. “Y, ¿tú pos qué?”. ¿Cómo qué?”. “No, no, pos yo tengo patrón”. “¿Quién es tu patrón?”. Y ya: “Va a venir por mí”.

MP: ¿Y sí se podía hacer eso?

MV: Sí.

MP: ¿Podían ustedes arreglarse con el patrón que los tenían antes?

MV: Sí, sí, pos sí, es desde luego si él, sí yo venía a contratarme y yo quería irme con otro patrón, no estaba obligado a ir yo con el mismo patrón. Sí yo quería yo podía decir: “No, pos yo quiero ir ahora de bracero para Colorado, o para Utah, o California”. Y ahora, cuando venía uno a renovar la tarjeta, igual, nomás venía y entraba uno y le daban la renovación y se salía uno y ya. Como yo ya, pa que en ese tiempo yo ya tenía a mi papá y a mi mamá allá en Juárez y yo me pasaba pa Juárez, iba y me estaba uno, o dos días allá. Pero otros que traían a renovar, por ejemplo de Nuevo México, de lejos, parece que los tenían hechos bolas como ahí había muchos hay en Río Vista los veía ahí, hijo de su, dije: “No”.

MP: O sea que para renovar el contrato, ¿no era necesario irse a hasta Chihuahua?

MV: No, solamente, por ejemplo a las tres, o cuatro renovaciones, no me acuerdo cuántas, el cónsul ya ponía otro obstáculo, decía: “Ya no hay renovación, así es que tienen que salir a México”. Si salía uno a México y luego llevaba uno su contrato viejo y entrando allá a la Secretaría de Trabajo, allá en El Trocadero, le decían en Chihuahua, ahí nomás presentaba uno el contrato y luego luego le daban la salida para acá para Estados Unidos y listo. Y cuando uno llegaba aquí, entonces uno, le preguntaban a uno, que si ya tenía patrón, o que si a dónde, que si tenía algún estado que quería uno ir, y, ¿qué experiencia tenía del trabajo?, entonces es cuando le dije: “No, pos yo quiero ir, porque quiero ir a la papa, a la naranja, al betabel”. “Bueno y, ¿tú?”. “No, no, yo tengo mi patrón”, le digo, “yo en la labor de algodón, de algodón y alfalfa nomás”.

MP: ¿Qué era más difícil trabajar el algodón o la alfalfa?

MV: Pos mil veces el algodón. La alfalfa no tiene trabajo, la alfalfa se siembra, se cortan los cortes, se orea, la empacas y es todo, y el algodón no, ahora ya, pos ya hay máquinas y todo.

MP: Y, ¿fue el algodón y la alfalfa en el mismo rancho?

MV: Sí.

MP: Y, ¿le pagaban igual por trabajar el algodón?

MV: Sí, no, yo ya como ya era, yo ya no estuve por lo que pagaba, yo ya cuando, cuando yo, me da mi última tarjeta, yo ganaba $85 dólares por quincena, trabajara o no trabajara, ¿me entiende? El rancho era chico, yo lo arreglaba de todo a todo, y regaba y tenía una semana o más que no podía hacer nada ahí y me venía para mi casa y luego iba y hay veces que iba nomás a levantar el dinero a ver qué allá. No, nomás que sí había veces que sí tenía que regar todo el día y toda la noche, yo no le andaba diciendo al patrón: “Me debe”. Nada, yo lo hacía yo solo, era como mío ahí.

MP: ¿Entonces usted tuvo a cargo braceros?

MV: Tuve como…

MP: ¿Usted fue como mayordomo?

MV: Fui pesador, pesador, pos en, nomás en la pisca, nomás en la pisca de algodón, mi patrón, era chiquito el rancho, contrataba una docena de braceros. Sí y luego yo por los ranchitos chiquitos, juntaba el que iba acabando de piscar, a veces que los juntaban me los daban a mí. Yo era pesador, que yo se los manejara, por ejemplo, alguien no estaba listo pa piscar, me echaban ocho, diez a mí y ocho, diez de otros rancheros. Yo en noventa decía: “Ah caray, pisca”. Y me ponían una troca y yo en esa troca los llevaba y yo les pesaba el algodón, ahí fue donde aprendí a poner mi nombre. El mismo patrón me dijo: “¿Qué no podrás hacer una eme y una ve?”. “Pos quien sabe”, le dije, “pos ya me está enseñando el negocio”. Dios le dé salud y vida. Así me daban el libro nomás, pésale y tantas libras, yo le apuntaba y le daba su copia. Pero yo no tenía que andar haciendo cuentas ni nada. Y con mi patrón llegué a hacer cuentas que decían que cómo sumaba yo en un cartón todas las pesadas, mire como tan largas así y me enseñaron a sumar. Y no salía equivocado con nada, lírico, el que tuve ese orgullo de ser hasta patrón se puede decir.

MP: Qué bien, y, ¿usted nunca tuvo problemas con los braceros?

MV: No.

MP: Como era usted tan mexicano, que quisieran ellos tomar ventajas de usted.

MV: No, no, nada.

MP: ¿O qué el ranchero o algo?

MV: No, no, nunca, nunca no, no, todo el tiempo me trataron muy bien y yo los traté muy bien. Tuve muchos sustos, porque sí había los ranchos ahí grande la jugada y todo, muertes y todo eso. Un viejito que yo lo quería mucho, una madrugada me fui al… Llegó el Chavique me conocía, Chavique Víctor Ochoa, en paz descanse, ya murió, fue y dijo: “Oye”, dijo, “¿a qué horas vengo a hablarte, a qué horas vistes a Rómulo ayer?, ¿en dónde lo dejaste?”. “No”, le dije, “andamos en el Noventa”, le dije, “y vine y lo traje hasta su casita,” porque él como ya tenía muchos años con ese patrón mío y él lo lidiaba. Tenía una hija señorita el patrón, todavía la bañaba éste viejito, así es que yo me lo llevaba nomás porque quería irse, si a él lo tenían ahí nomás de sirviente ahí en el jardín de la casa. Me lo llevaba y luego yo le apuntaba a veces hasta unas libras de algodón pa que sacara centavitos el Rómulo. Le dije a Víctor, le dije: “Él me hace atole”, le dije, “y me hace un atole muy bueno”, le dije. Y ayer vino muy… Cuando lo traje le dije: “Ándale, ponte a hacer el atole, porque quiero un vaso de atole”. Y ya paré yo la troca y todo y dije: “Ándale voy a echarme un vaso de atole porque voy a echarme un baño,” pos yo estaba joven. Y luego el patrón me prestaba la pick-up dije: “Voy pa Foren Caster(??), tengo novia también ahí”. Dijo: “No, pos ahora si quieres atole, hazlo tú”. “No, que voy a hacer nada”. Hacíamos comida solos. Y de las tres de la mañana fue el Sheriff así a investigarme y luego yo veía Inmigración y todo, ¿qué traerá? Y luego antes de salir el sol, llegó otra vez. Víctor decía: “Ven pa acá, ¿qué vieron ustedes raro aquí?, ¿dónde estabas?”. “Pos no”, le dije, “en la jugada como siempre”. Ahí duró tres días la jugada y se acaba, y ya el domingo en la noche se desbarata la jugada.“Y, ¿quiénes estaban ahí en la jugada?”. “Pos yo me voy pal pueblo, hay veces que vengo y hay veces que aquí ando aquí”. “¿Estaban borrachos todavía ahogándose?”. “No”, le dije, “yo no vi nada”. “Pos ven pa acá”, dijo, “vamos ahí.” A donde mataron a este señor estaba como de aquí al otro lado, el otro lado. Dijo: “A noche que te fui a buscar es que la señora de tu patrón”. Llegó y le puso los collarines chiquitos a la yegua y al burro, la remuda. Y la Peggy, pues era la muchacha señorita, y dice: “Y la Peggy entró nomás y ni se fijó y ella entró y vio todo, robaron a tu patrón.” “¿Cómo?”. “Sí”. Fue el que me habló, por eso vine a preguntarte, porque fuimos y le tocamos la puerta a Rómulo y no sale. Entonces ya, ya vino toda la gente de Sierra Blanca y de El Paso y luego dijo: “Y ahorita te traigo pa que veas”. Ahí estaba boca abajo él, estaba así, lo mataron ahí, ahí en ése cuarto, dije yo: “Pues no sé cómo le pusieron tranca por dentro a la puerta”. Lo robaron lo… Cuarenta y dos braceros y mataron a Rómulo, y pos no, ya entró la investigación y un amigo mío sabía y lo trajeron a la cárcel aquí a investigar. Lo llevaron allá cuando agarraron al asesino, pos sospecharon pues, por él dice que dijo la gente y lo agarraron luego luego al tres dedos que le decían y al González. Cuando lo tenían en la cárcel, a trajeron a Don Celestino, señor de familia que estaba arreglando residencia y ya nomás llegó La Inmigración allá con una troca y lo cargó con todo y familia. Lo echaron pa México, allá murió sólo, y yo inocente ahí trabajaba con él mismo, con él mismo. Pasaban muchas cosas.

MP: Y, ¿ustedes de quién dudaban de que fuera a ser el que hizo todo eso? Porque pos al patrón ya también era bracero, ¿no?

MV: Sí no, por eso digo, pero es que uno, es que no. Es como le digo, había cuatro cuadras de cuatro cuartos cada cuadra y una cuadra era de un ranchero, otra de otra, otra de otra, es que eran braceros de diferentes patrones.

MP: Ah, okay, era como un centro de concentración.

MV: Sí, ándele así, era una cuadrita aquí era de mi patrón y luego la otra allá y otra allá y otra acá.

MP: ¿En dónde fue?

MV: El campo Seis, se llamaba, en Mc Neil, ahí están todavía. Ahí pasé mi luna de miel y otra vez ya voy y mire ahora hace como tres meses fuimos y le dije a mis hijas: “¡Ay! Ya me robaron el sofá,” había un sofá ahí afuera tirado y iba y ya están los mezquites más altos ahí, pero no han tumbado las casitas, todavía están. Tumbaron las de mi patrón y ya sembraron ahí lo nuevo y todo, pero esas de los braceros, no las han tumbado, ahí están. Mi sobrino es fotógrafo y dice: “No, pos yo quiero, a ver cuando tenga tiempo me lleva tío, quiero agarrar una, hacer una película de ahí”. Porque yo a él chiquito, mi señora casi lo crió, antes de casarse conmigo, es sobrino de ella. Y ahora, pos yo lo quiero como un hijo, ya él es, ya tiene cincuenta años. “No”, le digo, “pos cuando quiera vamos”. Porque lo llevé yo cuando, yo estaba recién casado lo llevé chiquito. Y andábamos piscando y vino La Inmigración a llevarse a unos mojaditos que andaban ahí y luego me decía Rómulo: “¿Por qué se llevan a ése?”. “Porque no quiere piscar”, le decía yo. Y traiba él una bolsita así, le dije: “Todo el que no pisca, se lo llevan”. Y como veía que les ponían las esposas aquí y ahí anda como, llenó como cuatro bolsas, todavía me acuerdo. (risas)

MP: Oiga y después de ese incidente que hubo del asesinato y los robos, ¿La Inmigración no se puso más exigente con ustedes?

MV: No.

MP: ¿El cónsul no intervino para que ustedes estuvieran más seguros?

MV: No, no pos siempre, no, sí iba la ley hasta la ley mexicana iban, fue a la investigación, pos ellos ayudaron mucho. Al asesino de ese crimen, lo agarraron en La Cruz, Chihuahua. Lo agarró Ogaz Téllez, el Inspector de la Policía de Ciudad Juárez, y Víctor Ochoa fue con él hasta allá, hasta La Cruz, Chihuahua y de allá lo trajeron.

MP: Y, ¿él había sido, se había contratado también como bracero?

MV: No, no, él era contrabandista. Él llevaba nomás sotol y esas, marihuana y sotol, porque vicioso yo creo que toda la vida ha habido en muchas partes. Sí, no, él no era bracero.

MP: Y el cónsul, ¿cómo se portó con ustedes con ese incidente?

MV: No, bien.

MP: ¿Qué hacía él?

MV: No, no, a nosotros no, pos no tuvimos nada que ver, nosotros seguimos trabajando ahí. Pero que se dieron cuenta luego luego, pos andaban buscando y nomás, nos decían nomás ya: “Ya supimos quién es y que ya andan atrás de él”. Y pos le aclararon a ese Alfonso Alcantar Borunda, le decía el verdadero, nombre Raúl González, un matrimonio que hallaron en unos algodones de algodón pima aquí en Fabens, él también los había matado y luego a ése Rómulo y sabrá Dios cuántos más. Porque el río, ese río, se debía de llamar el río panteón o río asesino, porque pa cuando traía agua, no, yo llegué a llegar a mi casa como Dios me echó al mundo. Sí, porque se amarraba uno la ropa, porque es muy traicionero, ese le iba dando el agua a uno a la cintura y de repente lo agarraba un remolino y se lo tragaba. Yo varias veces, pero yo como me crié en Estación Concha, que es donde está el Río Concha y la Boquilla y todas esa, yo allá de chamaco aprendí a manejar el agua. Todavía así viejo, me atengo que yo puedo durar todo el día encima del agua, pero no, pero muchos pobres chicos que se quedaron sepultados. Pero así, ya le digo, de los braceros, yo no tengo nada que decir nada, ni el cónsul, yo no, nunca tuve problemas, nomás eso que no firmaron, pero no a mí, sino que éramos miles. Y así es que todos allá nos veíamos, allá en las colas allá: “¡Quíhubo!”. “Y, ¿tú?”. “Pos no, pos acá ando”. Y luego, pos si llevaba uno dinero, pos ni cuenta se daban en dónde estaban contratando, hasta que no se le acababa el dinero, “¡ay!, ¿dónde mero es?”. Sí y luego que iba uno ahí, que están en la línea, tenían que, le cobraban hasta $3 pesos plata, no por cuidarle el lugar, por la necesidad, porque no podía ir a hacer sus necesidades, porque si se salía de la línea, perdía el lugar. Y luego había con los soldados, pusieron soldados y bueno eran unos relajos, pos: “Que no hay mordida, porque ya no hay mordida para entrar a la línea.” Pero en eso se descubrió que, pos como en México el soborno, el Gobierno Mexicano puso soldados. ¡Nombre! Era la risa, el chiste que decían: “Orale, dame $20 pesos y te pongo enfrente”. “Y, ¿qué me da?”. Le decía el coyote, le decía al que estaba por allá en la línea: “Mira, te vas a salir de la línea, y te vas por dentro, como que no, como que andas buscando algo, y te vas y te arrimas y luego el soldado que está, los soldados te van a estar viendo. Y llega el soldado y lo encontraba, ya cuando ya. “Y, ¿usted qué anda haciendo afuera de la línea?, ¡métase a la línea!”. “Que éste no va aquí”. “¡Cállese usted!”. ¿Quién se le opone a los soldados? “Y ahí déjenlo, ahí va él, o te saco a tí”. Esas eran las cosas, es pura, a la vida así ha sido siempre, nuestro México lindo y querido, así le digo yo.

MP: Entonces usted me dice que también anduvo de ilegal, ¿no?

MV: Sí.
MP: ¿Cuál sería la diferencia entre el trato y el pago de un bracero a un ilegal en aquel tiempo?

MV: Pues muchos sí tienen quejas de eso, yo no, porque yo ilegalmente a mí me trataron bien. Aunque sí me daban un dólar cuando todavía no tenía la edad. Haga de cuenta que más bien ahí no le hace que me daban un dólar o me daban dos, pero estuve bien. Estuve ilegalmente en Fort Davis, en Balmorhea, Texas, estuve en los aserraderos también, $60 dólares por mes, ilegal de a tiro, no estaba de bracero y comida, pero me trataron muy bien, muy bien todo, no, yo no tuve dificultad. Yo nomás dos veces que fui, le pedí al señor Body Mills que me diera chanza de ir a piscar algodón porque yo es donde he hecho dinero. Yo desde la edad de cinco años fui piscador y aquí son $2, son $60 dólares por el mes, y él mismo me llevó en un Jeep hasta Balmorhea a piscar y le dejé el trabajo de las borregas y las chivas ahí. Luego al siguiente año me fui otra vez y fue cuando abrieron el puente libre, ¿no sabe usted esa historia?

MP: No.

MV: Que abrieron el puente porque se recargó toda la gente. El gobierno no quiso que entraran braceros, no le quiso dar braceros a Estados Unidos y la gente se fue al puente y abrieron el puente libre.

MP: ¿Por qué no le quiso dar braceros a Estados Unidos?

MV: Pos por, no sé por qué, yo duré nueve días pa llegar allá y luego cuando voy llegando, me dijeron: “Y, ¿pa qué te viniste a pie por la sierra?”. “Pos ustedes en que vinieron?”. “Nosotros, nos trajeron de ahí del puente del Santa Fe, se abrió el puente y nomás le daban a uno un bombazo con polvo y órale y: “¡Súbete y súbete!”. Y en los tres pa Artesia y entraron muchos y nomás con el puro nombre. Se enojaron aquí yo creo y la inmigración les dio chanza y los llevó, sin ningún peligro ni nada. Así es que allá andaba yo, allá me agarró La Inmigración a mí en Pecos ahí. “¿Pa dónde vas?”. No le dije voy ahí al rancho Las Delicias. Iba a pie con otro muchacho. “Ta bueno, ¿dónde estás?”. “Con Manuel Merfil”. “Ta bueno”. Yo fui dos temporadas a trabajar fuera de ahí, al rancho del Pecos, pero venía ahí con mi patrón un día y con ese patrón viejo estuve yo, hasta que vendió y me quedé con O.B. Pierce. y O.B. Pierce me prestó el dinero para casar y arreglé. Él me trajo hasta que arreglé y luego vine aquí a El Paso y aquí no, pos aquí sí vine a llorar, como quien dice, porque no, yo no conocía bien la ciudad. Me dieron trabajo luego luego en la Empacadora Montes que estaba ahí en donde está la lechería esa a concesión, del Polo Montes, me llevó un guailito ahí a la casa de él a hacer unos hoyos para seis árboles, me dejó en la mañana y a medio día yo acabé y ya no volvió el guailito y fue el Polo y luego me vio y dijo: “Y, ¿usted quién es?”. Le dije: “Pos vine a trabajar con un señor ahí”. Ya había arreglado yo, me dijo: “Y, ¿usted solo?”. “Sí”, dijo la señora,“este hombre solo”. “No, pos mi trabajo es pico y la pala”. Él me dijo como iba a hacer los hoyos. Dijo: “Así se va a hacer”. “Y aquí estoy sentado esperando”. “¿Ya comió?”. “No”, le dije, “no he comido”. Ya me dijo: “Venga”, me trajo a la empacadora ahí. “¿Sabes manejar?”. “Pos sí sé manejar pero no tengo licencia”. “No le hace”, dijo, “venga”. Fui y llevé los árboles y lo corrió a él, y pos ya me sentí hasta un poco mal, pos lo regañó y llegó bien borracho y entonces le dijo: “Mira nomás”, le dijo, “te traje cinco hombres ahí pa hacer el jale”. “¿Cuáles cinco hombres?”, dijo, “si este muchacho solo fue el que hizo todo y tú toma, con eso tienes pa otra botella”, y vámonos. Y trabajé otro día y me le apronté a la señora con chorizo y winnies y todo ya arreglado, y así empecé en lo de la sodería, también no me querían porque no conocía ni las sodas. Allá me fui a piscar a Arizona un año, y de allá me vine otra vez aquí a la sodería, me dieron chanza allá en la planta. Y ahí empecé y ahí trabajé cuatro años en la florería y luego entré con Babel Construction. Ahí pos, entré el primer día de labor, otro día troquero y luego ya me dijeron que si quería aprender maquinaria, pos yo aprendí todo, todo, fui todo, todo lo de carapilas [caterpilas] y de todo y yo duré diecinueve años de contratista fíjese nomás.
MP: A propósito ahorita de aprender, me decía que aprendió el inglés con un negrito o sea, ¿en el mismo rancho?

MV: En el mismo rancho, bueno ellos entraron con otro ranchero ahí, pero vivían ahí en la cuadra, yo me hice amigo de ellos. Era una familia, eran ocho, eran tres hombres y cinco mujeres y la señora, yo hasta me abordé con la señora ahí, me daba… Licha, la hija de ella. Ellos en dos meses aprendieron hasta a cantar en español ahí conmigo y yo batallaba mucho, toda la noche estaba ahí, que y que eche el lonche y que eche guara [water]. El primer día no sabía nada, no, y sí ya, pos todo, tuve a mi familia y todos ya grandes y: “¿Apá, por qué no va allá a la escuela?”. “Pos no, ya pa qué, ya no, ya las letras no entran cuando está uno viejo, ya no, ya está bueno”.

MP: Ya para terminar, quisiera que me platicara usted una última experiencia, si fue bueno para usted, su opinión acerca del Programa Bracero.

MV: Sí fue, para mí sí es bueno, porque oiga, pos venía uno en un peligro, ¡qué barbaridad! Cruzaba uno el río y no sabía si… tanto peligro llevaba de ahogarse. Bueno en esos años, de ahogarse, como llevaba el peligro cuando ya se regresaba de que lo esperaban al salir allá al río, lo mataban, lo dejaban en el río, le quitaban el dinero. Y ya cuando salieron las tarjetas de bracero, pos ya venía uno y pasaba por el puente. Las primeras tarjetas para ir uno a México, le daba por escrito el patrón un permiso: “Quiere un permiso Manuel Vázquez para visitar su familia en México de quince días o de ocho días”. Y si no, pos de allá para acá, lo presentaba en el puente y si no traiba el permiso, no lo dejaba pasar La Inmigración. Y ya después, pos a mí ya no, no ya después no, ni el permiso necesitaba. Venía a veces y como en los años cincuenta, la liga Arizona, Texas me gustaba mucho el béisbol, nos cobraba un carro de sitio nos cobraba $2 dólares a cada uno, veníanos nueve desde allá del rancho, por $18 dólares, venía a cada quien los traía en su carro, no carro, no era carro así, el carro de ellos, veníanos a ver el juego aquí o a Juárez y no traíanos permiso. Allá va La Inmigración: “¿Dónde estás tú?”. “Pos yo estoy en tal rancho en esto y lo otro”. “Ah, pues esto y esto”. “Es que venimos a ver el béisbol game”. “Okay”, y ya pasó el que… Pero de primero sí era muy necesario traer el permiso, pero yo para mí que todavía quisiera que, porque eso nunca se va a acabar. ¿Cuánto pobre no está muriendo ahí en los desiertos? En donde quiera, en la nieve, de sol y todo, pos si hubiera la facilidad, porque esa gente, podía venir segura a trabajar unos dos, tres meses, y si se portaba bien, como todo el que se ha portado bien aquí, al menos pos yo lo digo por mí mismo. Pos Mire, yo llegué a ser ciudadano, yo ahora que estuve de contratista aquí a varios yo les di cartas y todo, ahí tengo un trabajador trabajó catorce años conmigo, temía la amnistía, ellos ya arreglaron, ya es ciudadano, ya tiene su familia aquí. Es que todo el que se va portando bien, pos yo creo que donde quiera cabe, donde quiera y eso sería muy bueno que consideraran los dos gobiernos, de que pos si allá no hay fuentes de trabajo, pos alguien que quiera ir a trabajar y: “Que yo tengo un patrón allá,” pos que le dieran una chanza aunque sea unos dos, tres meses, pero que no viniera arrojándose ahí con los coyotes esos que lo explotan y todo eso.

MP: No, pues muchísimas gracias por compartir con nosotros.

MV: Ándele pues, pues ándele, ahí dispense que no tengo más papeles porque se me han perdido así.

MP: No.

MV: Ahí si va, entonces.





Fin de la entrevista

Interviewer

Parra-Mantilla, Myrna

Interviewee

Vázquez, Manuel

Location

El Paso, Texas

File Name Identifier

Vasquez_ELP052

Citation

Parra-Mantilla, Myrna and Vázquez, Manuel, “Manuel Vázquez,” Bracero History Archive, accessed November 16, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/73.