José Gámez

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José Gámez

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Nombre del entrevistado: José Gámez
Fecha de la entrevista: 12 de marzo de 2003
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla

El día de hoy es 12 de Marzo del 2003, en Fabens, Texas. Entrevistando al señor José Gámez para el departamento de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Myrna Parra Mantilla.

MP: Buenos días señor Gámez.

JG: Buenos días.

MP: Para empezar la entrevista, quisiera que me dijera, ¿dónde y cuándo nació?

JG: Yo nací en el [19]27. Febrero 17 del [19]27.

MP: ¿En dónde nació?

JG: En el estado de Coahuila en eh, se llama Francisco I. Madero, Coahuila.

MP: También quisiera que me platicara algo de su familia cuando estaba chiquito. Sus papás, ¿a qué se dedicaban su papá, su mamá, sus hermanos, si tuvo algunos estudios?

JG: No pos yo, eh, yo eh, mi papá era él trabajador jornalero, mi abuelito. Mi amá no la conocí, yo jui huérfano. Y mi papá, mi apá después se casó por eso pues yo me crié con mi abuelito. Y yo, bueno a mi amá, yo por familia de mi amá yo no conocí a nadie, ni abuelos, ni a nadie. Y luego ya, pues ahí estando aquí, íbanos aquí en Guadalupe, estaba aquí en el Valle de Juárez, nos venimos de allá porque yo, yo vine de allá de chico y él estaba, pues nos trajeron pues el 1929, aquí pal pueblo de Guadalupe, aquí al Valle de Juárez. Y luego, pos de la familia no, no le puedo decir más porque, porque no conocí, eh. Familiares de mi mamá no conocí a nadie, yo me crié con mi abuelito, él nomás. Y de hermanos ahí nomás yo, nomás yo solo. El matrimonio ese, matrimonio, el primer matrimonio, nomás.
MP: Aquí en, cuando se vinieron ya para acá para, para el Valle de Guadalupe, ¿usted tuvo alguna educación?, bueno, ¿fue a la escuela?

JG: Fui nomás hasta segundo año, nomás en la escuela primaria, nomás fue todo. Y ahí ya, no pues ya me puse a trabajar y el [19]42. El 20 de enero me pasé para este lado, ahí pa Tornillo, pal rancho de Tornillo, ahí rancho del melón.

MP: Y, ¿se pasó de mojado?

JG: De mojado, sí.

MP: ¿Qué le hizo a usted motivarlo para que se viniera acá de mojado?, primero que nada.

JG: Pos eh, con tal de venir a trabajar para ayudar a mis papás allá, porque aquí pos, pos no nos pagaban mucho, nos pagaban a $0.20 centavos la hora en ese tiempo. Eran $2 dólares diarios lo que nos pagaban, pero de todos modos nos ayudaba mucho porque, le mandaba yo a él, pos, pos sí, lo poco que ganaba. Ganábamos $12 dólares a, $12 dólares a la semana, por eso me vine yo pa este lado. Como vienen todos, ¿verdá?, a buscar otros nuevos horizontes, en busca de trabajo y todo.

MP: Y, ¿no tuvo usted algún problema cuando se pasó para acá de mojado?

JG: No tuve ninguno. Estuve yo de mojado y ya después, el mismo ranchero, éste, no sé ni como se llamaba él, el ranchero ése nomás le decíamos, lo conocían por El Melón. Y nos, nos dijo que nos juéramos pal otro lao ya el [19]43, 1943 y el 15 de mayo pasamos por aquí por Caseta ya de braceros. El 15 de mayo del [19]43, pasamos aquí por Caseta.

MP: Y, ¿cómo se dio cuenta usted del Programa Bracero?
JG: No pues yo me di cuenta por ellos mismos porque ellos nos dijeron a nosotros que iba a haber braceros, iban a dar permiso. Cuando, porque faltaba muncha gente aquí cuando la guerra del [19]39, faltaba muncha gente de aquí y iban a pasar a la gente aquí por Caseta porque, aquí la labor estaban solas aquí, no había quien las trabajara, entonces alguien dijo, ahí nos dijo un empleado de La Migración dijo: “Ustedes”, dijo, “van como soldados”, dijo, “de campo, a reemplazar los que están peleando allá”. Porque aquí no había quien trabajara la labor, estaba solo aquí, estaban las labores llenas de hierba y todo. Y por eso me di cuenta yo de, pasar de, pasé de bracero. Nos pasamos muchas gentes, pasaron mujeres, pasaban, pasaron gente chica también nomás que tenía que ir acompañado de un tío o algún hermano.

MP: ¿Las mujeres también?

JG: También mujeres, pasaron también, se contataron y así jóvenes así muchachos que tuvieran quince o dieciséis años, nomás que jueran acompañados de un tío o de un hermano, también los pasaron. Es que necesitaban la gente aquí, estaban necesitando mucho la gente aquí para las labores, para el trabajo de las labores.
MP: Entonces eso fue durante el [19]43.

JG: Como en eso del [19]43.

MP: Y entonces usted, ¿dónde se contrató primero?

JG: Abrían contratación aquí en Caseta. En el puente de Caseta aquí, en [19]43. Mil novecientos cuarenta y tres, fue la primer contratación.

MP: Y allá, ¿a usted le pidieron alguna documentación?, o, ¿usted sólo fue y se paró ahí?

JG: No, no, nos estaban pasando y nos estaban entrevistando y nos pedían nomás los datos así, estaban apuntando los datos, pero no pedían, no pedían papeles ni nada. Nomás: “Cuándo nacistes y cuándo esto y esto y, cuándo naciste y cuántos años tienes y esto y ya”. Y me retrataron y ya, desde ahí nomás. Pero no, identificación no nos pedían ninguna. Nomás es que el, fue la gente la estaban necesitando, ¿verdad?, pero por eso yo me puse años de más por que yo soy de 1924, para que me dejaran pasar. Pa tener la edad ya pa, pa pasar pa este lado.

MP: Sin tener que depender de alguien.

JG: Sí, y luego yo incluso mire, como yo fui huérfano ¿verdá?, mis abuelos no se daban cuenta bien cuando había nacido. Entonces yo, como yo me llamo José, el 19 de marzo, que había nacido el 19 de marzo, del, de 1924, pero en realidad soy del 2/17/27, ahí dice la cartilla y por eso nosotros, yo me puse así de: “¿Cómo te llamas?”. “Pos José, José Gámez”. “¿Cuándo naciste?”. “Pos el 19 de marzo, el día del santo del…”, por eso, porque mire yo me crié con mis abuelos y no, ellos no sabían cuando. Porque antes ya ve que muchos no se daban cuenta ni cuando había nacido uno y como le digo, yo soy huérfano por eso no sabe muy bien la fecha de nacimiento mío.

MP: Y ahí, ¿no le hicieron algún examen físico o no le pusieron alguna vacuna o algo así?

JG: No nos hicieron nada, nomás, en caseta no me hicieron nada. Cuando pasamos aquí por Caseta, nomás nos pasábamos y luego nos retrataban. Ahí una bodega esta así afuera en el sol así, nos retrataban y luego ya. Ahí nos dieron de comer y luego ya ahí fue onde nos pasaron pa los ranchos ya. Pero no nos pusieron la vacuna, nada, nada de eso, bueno, de eso no nos pusieron nada.

MP: Entonces, a usted no le tocó el Río Vista, ¿verdad?

JG: No, sí.

MP: Pero la primera vez.

JG: La primera vez no, no, no eso fue nomás aquí en… Cuando nosotros nos fuimos al Río Vista ni a nada, ni en La Asociación, ni nada, nada de eso, no, no.

MP: Entonces ahí también este, ahí llegaban los rancheros, o, ¿ya a ustedes los mandaban al rancho…?

JG: Todos los rancheros estaban llevando a la gente ahí. Porque todos los que estaban ahí de, pero todos los rancheros lo… Cuando ya estábamos trabajando aquí de mojados, nos despacharon para aquel lado pa que pasaramos otro día. ¿Me entiende? Que veníamos de allá pa acá. Y fue el mero, el 15 de mayo de 1943, el 15 de mayo. Y pero, ese mes no. Toda[vía] el Río Vista todo no, no existía. El Río Vista empezó, me parece que el, el [19]49 o el [19]50, por ahí empezó el y ya.

MP: O sea que, usted se dio cuenta más bien pero por los de La Migración, ¿verdad?, los mismos de La Migración que le dijeron que iba a haber bracereada, así es como ustedes se dieron cuenta.

JG: No, el ranchero nos dijo que iba a haber, íbamos a pasar de braceros, como braceros. Y los rancheros nos dijeron, los mayordomos pues, que nos pasáramos porque íbamos a ir de braceros y ya éramos braceros, ya.

MP: ¿Dónde fue la primera vez que usted fue a trabajar como bracero?

JG: En el rancho del melón.

MP: ¿Aquí, o en Texas, o en dónde fue?

JG: No, aquí en Tornillo.

MP: En Tornillo.

JG: Sí, en Tornillo, Texas.

MP: Después de ahí me pasé ahí porque, con ésas tarjetas me pasé al rancho de Henderson. Ahí estuve ya toda la mayoría del tiempo hasta que, y esas tarjetas no tenían caducación, no tenían fecha de caducación. Esas tarjetas eran hasta cuando se terminara la guerra. Cuando ya se terminó la guerra allá, a mí me echaron pal otro lado el [19]45. Yo salí el mero 24 de febrero de 1945 ya me echaron pal otro lado. (estornudo) Salud, salud.

MP: Perdón. Entonces ahí duró dos años como bracero.

JG: Casi dos años, pos un año y once meses casi, como ey.

MP: Y, o sea, el contrato que le dieron fue por ese periodo, no tuvo que renovar a los seis meses.

JG: Casi, pos si casi no nos dieron contrato, nomás era la pura tarjeta. No, casi no nos dieron contrato, le dieron un papel al ranchero nomás. Un papel donde decía que cuando se terminara la guerra, ellos nos iban a decir cuando teníamos que salir. No tenía fecha de caducación, ¿me entiende?, que diga: “Es un contrato para tal fecha”. No, no, nomás eh, cuando ellos ya nos avisaran que ya íbamos a salir ya teníamos que salir. Nomás que yo me fui pa allá pa Nuevo México y luego yo venía pa acá pa Tornillo y luego ahí me agarraron en la oficina de los camiones. Y ahí me, me dijeron que la tarjeta ya no valía, que ya la tenía que entregar. Entonces ya me echaron pa México.

MP: Y ahí en el rancho melonero, ¿qué era lo que hacía usted?
JG: Piscando algodón, trabajando el azadón, en los riegos, regando alfalfa y todo lo que es trabajar en la labor. En los riegos, cortando alfalfa o el azadón, tumbando hierba, piscando en la pisca del algodón, piscando algodón, todo eso.

MP: ¿Cuántos braceros más o menos había ahí?

JG: Ahí estábamos más o menos como unos, doce yo creo más o menos ahí. Ahí había, bueno de bracero ¿verdad? porque había gente que ya era ciudadana que vivían ahí, otras familias ahí, en el rancho del melón. Había el mayordomo que era un bueno, don Juan Jiménez, los hijos de él, Arturo, Juan y los hijos de ellos. Y otra familia que eran, pero eran ciudadanos ellos, trabajaban ahí eran ciudadanos ellos.

MP: Y ahí, ¿cuánto le pagaban?

JG: Veinte centavos la hora.

MP: ¿Veinte centavos la hora?

JG: Dos dólares por día.

MP: Y pero, porque tengo entendido de que en los ranchos algodoneros, les pagaban por libra.

JG: Sí, pero cuando andaba piscando el algodón. En la pisca del algodón, sí. Nosotros nos pagaban por… Hay un algodón que se llamaba, entonces salía eh, el algodón ese que dice que el pima, el pima, ¿verdád? Porque era el pule, el algodón chapo antes, y les eh, ese tiempo de la guerra empezaron a sembrar el algodón pima. Ese pa hacer ropa, para los soldados, para sacarlos todos porque es mucha fibra, muy maciza. Nos pagaban a uno, a $1.25 las cien libras y a $1.50 las cien libras de… De pima piscábamos en veces que piscábamos cien libras, poquito más y el otro piscábamos doscientas libras y ahí es donde ganaba uno más, poquito más.

MP: O sea que cuando no había, o sea hacían varias cosas ahí en el rancho, ¿no?, si no había algodón pues se ponían a piscar alguna otra cosa que…

JG: No, no, en tiempo de la pisca era todo el tiempo en la pisca porque durababa mucho tiempo la pisca, duraba, a veces que durábamos todavía empezaba la pisca en, en octubre, noviembre, diciembre, enero, hasta febrero ya estaba yo todavía piscando porque no había máquina ni nada. Piscaba a pura mano y luego después nos poníamos cuando ya se acababa la pisca, los que trabajan así, se trabajaba todavía con mulas, en los barbechos y todo ahí nosotros limpiando las cercas con pala. Limpiando las cercas, las palas, toda la acequia y todo y los demás limpiando con con los estos, con las mulas abarbechando, todo eso hacía, fíjese.

MP: Era muy pesado, ¿no?

JG: No, eh, sí, los riegos, todo y luego las, las tierras taban muy disparejas de a tiro. Mucho disparejo acá. Andaba uno todo la noche, cuando los riegos andaba uno toda la noche y todo enzoquetado todo uno. Con la pura linterna y una lona nomás porque le llovía, era muy duro, cuando nosotros anduvimos en ese tiempo ahí.

MP: Y luego, ¿dónde dormían?, ¿dónde comían?

JG: No, pos esto, nos daban un cuarto pero sin nada, sin cobija ni nada. Nosotros eh, compraba así una cobija o algo así y luego, en tiempo de la pisca dormíamos en, nos metíamos adentro del costal de la pisca, de las, pa, pa dormir ahí. Y cuando estábamos, eh, pos no nos daba nada de frío ahí en unas camitas nomás, pero no daban colchón ni nada, nosotros teníamos que comprar alguna manta o algo pa poner ahí, pero no daban nada, nada. Nosotros hacíamos el lonche solos, o había ocasiones, ocasiones de pues alguien que daba bordo, ¿me entiende?, daba comida así.

MP: Y ustedes tenían que pagar por eso.

JG: Sí, nosotros nos cobraban $2.50 por toda la semana, una señora que se llamaba doña Carlota.

MP: Y, ¿tenían ahí los tres alimentos, o nada más la comida?

JG: No, no, los tres, los tres alimentos sí. Sí, nos daban, nos daban almuerzo y luego nos echaban nuestro lonchi y en la tarde vuelve uno a hacer a, a la casa a cenar. Sí y luego había otro, cuando estaba entramos de mojados, hubo veces que dormíamos nosotros en las pacas de alfalfa porque venía La Migra y lo sacaba a uno en la noche.

MP: ¿Ah sí?

JG: Entraba La Migra, sí y nosotros teníamos…. Hacíamos en las pacas así cuando nos arrimábamos, hacíamos como unas cuevas y ahí dormíamos, en las pacas de la alfalfa.

MP: Y, ¿no tenían miedo de algún animal o algo? Porque pues es hierba, ¿no?

JG: Pos sí, pero pos de todos modos teníamos que dormir ahí porque venía La Migra y nos… Y luego cuando, toda[vía] cuando estuvimos de, cuando ya arreglamos tarjeta de bracero, que vine yo aquí al rancho del Henderson ahí dormimos como, ahí sí había mucha gente. En una bodega de, que te, era una gran bodega muy grande, entraban los carros, trocas ahí, grandes. Nos dormíamos como unos cincuenta, unos arriba de las pacas y otros abajo así, así en la bodega. Y luego los, baños no había, nos bañábamos así en las pompas, teníamos un balde de agua así, así uno le daba, y otro se ponía así pa bañarse, lavarse uno la cabeza y lavarse uno ahí.

MP: Muy helada, ¿no?

JG: Pues no había nada, no teníamos nada de baños, ni nada de eso, nada de eso. Nada de eso había.

MP: Y luego, bueno eso era el periodo de trabajo, ¿no? Y para descansar o para distraerse los fines de semana, ¿qué hacían?

JG: Ahí nos pasabamos en el rancho, pa arriba y pa abajo, ahí por los árboles. Y luego, como a nosotros no nos dejaban entrar en las cantinas todavía, pos nomás le oíamos la música por fuera las… Cuando había las esas, las radiolas esas que le decían uno los nicles, la nicleola, nomás. Y ahí nos la pasábamos en el rancho, paseándonos ahí. Veníamos aquí pa Fabens aquí también, nomás que al cine. Aquí había un cine que, un cine que se llamaba el Cine Río que lo tumbaron aquí. Aquí en Fabens en un lado del banco, ontá el banco ese, ahí veníamos nosotros al cine y luego había un salón de patinar y ahí veníamos a patinar ahí, también.

MP: ¿Ah, también? Mírelo.

JG: Sí, pos ahí nos enseñamos ahí a patinar allá. Porque cuando arreglamos la tarjeta nosotros, empezamos a pasar pal otro lado. Y luego si veníamos fue ya, dijeron que el que se pasara pa allá, se quedaba allá o se quedaba aquí y ya no lo dejaban pasar. Y ya nosotros nos veníamos aquí a divertirnos aquí. Los fines de semana había mucha gente, pero ahí se, no se, en ese rancho habíamos como unos, como unos… en tiempo de la pisca del algodón, habíamos como unos, como más de trescientos, piscando algodón. Y en la escarda habíamos como unos cincuenta o sesenta trabajadores, aparte los que andaban con las mulas o con las… Y ya trabajando y ya había tractores así, pero tractores chiquitos ya de los que empezaron ya.

MP: Y, ¿cómo le hacía?, ¿sí tenía más o menos comunicación con sus abuelitos?

JG: Sí, sí teníamos porque ya después de que no, nos dejaran pasar ya, pos ya le… Venían allá al puente y ahí los mirábamos en el puente. Nomás, ahí platicábamos ahí nomás, aquí en el puente de Caseta. Ahí platicábamos y luego ahí, había veces que nos traían así comida y ya nos íbamos, ya no nos mirábamos y ya.

MP: Y por ejemplo, cuando ellos les daban comida, ¿ustedes no tenían problema para llevarse esa comida?

JG: No, no, no había ningún problema de llevarnos la comida, nos traían comida porque sabían que teníamos, porque nosotros durábamos mucho tiempo ya, después ya duramos cuando ya los demás, bueno de esos ya después cuando arreglamos otra vez. Otra vez tarjetitas porque de ahí ya cuando a mí me echaron de ahí, cuando me echaron pal otro lado, me vine de mojado otra vez, el [19]45, en septiembre me vine pa acá. Pero podíamos andar nosotros en el rancho, pero en la carretera nos agarraba La Migra, en el rancho no hacían nada, nomás nos miraban. Había como que estaban pagando de, no sé como disimulo, es que necesitaban la gente todavía pa la pisca de algodón. Y luego nosotros nos, nomás en el rancho de ahí eh, entonces no podíamos salir pa acá pal pueblo, pos tábamos de mojados en realidad. Y el [19]47, ya hubo otra vez tarjetas así, ya hubo otra vez contratación.

MP: Ah sí, o sea que lo cortaron un tiempo.

JG: Sí, sí cortaron eso de braceros, lo cortaron, sí. Y luego el [19]47 ya empezó otra vez. Y luego el [19]47 sí y el [19]48 no, y luego el [19]49 estaba yo aquí con este, este el George Luris(??), aquí en Fabens, tábamos de mojados y luego nos dijo: “Se van a ir”, dijo, “porque van arreglar ya tarjetas otra vez”. Y el [19]49 tuve yo entrando y saliendo hasta que arreglé el [19]62 ya residencia. Cada dieciocho meses, salíamos y entrábamos, salíamos y entrábamos, íbamos a Chihuahua al [El] Trocadero y nos veníamos y así.

MP: Okay, entonces ahora, platíqueme de la primera vez que se tuvo que ir a Chihuahua para que lo contrataran allá, me imagino, ¿no? Este, ¿cómo le hizo para irse allá?, ¿usted pagó su pasaje?

JG: No.

MP: O, ¿fue por medio del Gobierno?

JG: No, los rancheros nos daban pasaje para el tiempo que estuviéramos allá. Porque con nosotros era un ranchero, bueno había unos rancheros que decían: “Tenga para que no se vayan a dormir ahí la… Porque muchos dormían, dormían ahí en El Trocadero ahí en cartones, ahí. Los pobres que venían del sur o otra parte dormían ahí a la intemperie y a nosotros el patrón nos daba pa que rentáramos un hotel y nos daba el pasaje y pa que comiéramos. Ellos costeaban los gastos, los rancheros a nosotros.

MP: Pues sí les tocaba buena suerte, ¿no?, con los rancheros.

JG: Sí, no sí pos, bueno, con los rancheros pues hay días que bueno sí… Yo tuve muchas experiencias, porque yo había veces que los mayordomos eran poquito más… Es que aquí donde nosotros venimos a caer, taba, toda la gente de aquí, los americanos no querían muy bien al mexicano todavía, los querían pa que trabajaran y les había muchos, aquí mucho mucho, este, rancheros. No le voy a decir los nombres porque, eh, pero trabajaban a la gente a los mojados y muchas veces no les pagaban, le echaban La Migra. Pa echarlos pal otro lado y no le pagaban, les ah, era un abuso ese. Eh, era abuso más bien de los derechos humanos, eh. Había mucho, mucho americano que no quería a toda la raza todavía y mucho, como le digo, taban trabajando de mojados y le decían: “Te voy a pagar, te voy a pagar”. Y luego cuando ya no, pues si le echaban a La Migra y les llegaba La Migra y no les pagaban. No, si estaba, taba duro aquí, no crea. Taba muy, muchas experiencias de esas así. Había aquí, por ejemplo, los inmigrantes, los que decían, les decían Los Planchados, los, sí estos Chotas, Los Chotas, unos grandotes. Nomás cuando agarraban un mojado así que lo hacían correr, lo agarran y lo pateaban.

MP: ¿Ah, sí?

JG: Sí. Era muy duro. Sí, no, lo pateaban, lo agarraban y lo agarraban del, de, como estaban grandototes. Y luego lo ponían, lo echaban dentro del carro, ¡vámonos!
MP: Y a los, a los braceros no les…

JG: No, no, a nosotros no, no, a nosotros no. Pos, después ya nos empezábanos a hacer miembros fue ya después. La primera vez que pasamos, no, no nos daban nada, ¿verdád? Pero cuando ya pasamos de braceros otra vez que le digo, el [19]47, entonces ya les exigieron que nos dieron camas, pusieron baños y ya toda esa cosa allá y buenas camas, cobija y todo eso y baños pa que bañara uno. Se fueron exigiendo ya, fue cuando ya pasamos al Río Vista y luego del Río Vista a La Asociación. Está una aquí por la Alameda, se llama el Pavo Real ahí.

MP: Ah, sí.

JG: Y esa asociación la construyeron los rancheros. Pasamos de allá del, de cuando veníamos de contratados de allá, al Río Vista y luego del Río Vista a La Asociación. Ahí era donde nos recogía la, nos recogía la, los rancheros a cada quien su gente y ya. Ya viene con la tarjeta.

MP: Allá en Chihuahua, en El Trocadero, ¿ahí sí les hacían exámenes médicos?
JG: Sí, ahí les checaban, les checaban las almorranas y luego nos ponían la… Nomás, eh, nomás las almorranas es lo que nos chequeaban así nomás, era todo y nos pedían la… Teníamos que llevar una mica que nos daban antes, con identificación y luego la cartilla, es lo que hicieron muchos allá, es lo que hacían allá en El Trocadero allá. Nomás, era todo lo que checaban y la garganta nos checaban allá a todos y ya nomás ahí nos estabamos listos ahí y luego ya nos decían: “Pa tal lado estos van a salir”. Y luego nos echaban en el tren, el tren ese de carga, con asientos de esos de palo, pa acá. Todo el tiempo nos pusieron en el tren ahí ya, llegaba uno todo revolcado.

MP: ¿Cuánto hacía más o menos de viaje de Chihuahua?

JG: Se hacen como unas cuatro horas en el tren, son, pos ya ve que de aquí a Chihuahua, ya ve que son tres horas en carro más o menos, como cuatro horas porque el tren venía más despacio. Había veces que llegábamos en la noche y ya nos quedamos en Juárez ahí en un hotelillo o por ahí nos andábamos. Y luego, ya en la mañana nos pasábamos, nos traían pa acá, pa Caseta y nos llevaban pa, es que había veces que nos contratábamos en Waterfill, ahí mismo nos contrataban, había veces que íbamos hasta Chihuahua y era cuando nos pasaban por Juárez.

MP: Ah, okay.

JG: Ey.

MP: Y luego ya acá de este lado, no les hacían exámenes médicos.

JG: Aquí sí, en el Río Vista sí, nos sacaban sangre nos sacaban radiografías de la espalda, los pulmones y nos sacaban sangre, y luego la garganta era lo que nos hacían a nosotros, aquí en el Río Vista.

MP: Y ahí, ¿cómo era?, ¿había doctores, mujeres, hombres?
JG: Hombres.

MP: O, ¿puros hombres?

JG: Hombres, puros hombres ahí. Nomás que ahí cuando nos traían ahí, pos eran unas barracas muy grandes, había mucha gente ahí. Tenían, tenían unas camas ahí, en la noche a veces no podía uno dormir porque le aventaban los zapatos ahí unos a otros ahí.

MP: Ah, ¿sí?

JG: No pos es que estaba toda la raza y era gente de todas partes. Y luego ya otro día en la mañana ya nos sacaban a, nos daban de almorzar. Pero antes de almorzar íbamos al, primero al chequeo a sacar la radiografía, a que nos sacaran sangre y la garganta y todo, era lo que nomás ahí. Y luego taban bien y así. Y el que salía enfermo ahí, después le hablaban por teléfono: “Fulano de tal”, con una bocina, “pase pa acá”, y, “fulano de tal”. Pero casi no salía mucho, mucho pero sí salían algunos del pulmón, era lo que checaban más y la sangre. Pero yo nunca salí, yo nunca salí malo de nada de eso.

MP: Qué bueno. Y también les daban otra polvada ahí, ¿verdad?

JG: No, no, ahí no.

MP: ¿No?

JG: No, no, nomás esa, esa vez nomás fue esa vez. Esa vez que le digo nomás, esa fue la única vez que nos polvearon ahí en El Coliseo. Que nos metieron donde meten los animales y luego nos echaron un polvo con unas máquinas a todos ahí. Y hasta adrede hacían, adrede lo hacían yo creo los mexicanos que estaban ahí, porque hasta se reían de nosotros ahí echándonos polvo ahí como los animales.
MP: Porque también tenía entendido que ahí en Río Vista también este… Primero que nada, tienen una sección donde los fumigaban, yo creo que eso ya fue después. Y luego pasaban ahí a los exámenes médicos y todo eso.

JG: Pues sí nos gritaban recio los que estaban ahí, sí nos gritaban recio, nos gritaban eh, recio los todos y eran puros mexicanos casi los que nos gritaban ahí. Nos gritaban: “¡Y órale!, y que esto y que el otro y que… Y pues también como que no, no querían muy bien a la raza. Pero sí nos daban bien de comer ahí, sí eso sí, nos daban bien de comer en Río Vista ahí. Y tenían, ahí tenían buenos sanitarios todo, y los baños había también.

MP: Y este, ahí también había barracas, ¿no?, ahí donde ustedes se…

JG: Sí, sí, también sí. Había unas barracas y luego [es]tán las camas así, una enseguida de la otra y dormía uno así y otros enseguida y así. Camas de, de esas que se doblan, que tienen patitas así dobladizas, ahí. Y luego tambíen nos levantábamos y luego teníamos que recoger la cama y doblarla y ponerla ahí y una cobija que nos daban, una frazada, una cobija, es todo lo que nos…

MP: Y, ¿ahí usted no tuvo, o no vio que tuvieran algún problema los de Río Vista con los braceros?, o, ¿entre los braceros? Porque me imagino que había mucha gente, ¿no?

JG: No, había mucha gente ahí, eran muchos lo que pasamos ahí. Había veces que sí, Sí había pleitos ahí también, sí porque muchas veces a mucha gente no le gusta que le griten recio porque tampoco no es derecho que le griten a uno. Viene uno a trabajar y luego que le griten a uno, que lo quieran humillar, pues no, pos eh. Viene uno a dejar aquí lo, viene a dejar aquí los unos por el otro, la fuerza, pa hacer producir este país y luego que lo traten así, que lo traten mal, pos no. Yo creo no hay derecho y…
MP: Y entonces ahí siempre pues puro español, o sea nunca tuvo problemas en cuanto al lenguaje que no…

JG: No, era, porque todos estos hablaban español los que manejaban ahí el Río Vista ahí, puro español. Ahí, lo trataban ahí, todos sabían español, los que, todos los mandatarios ahí que trabajaban ahí puro español. Sí nos gritaban ahí: “Órale, pásate, que monos y métanse y órale y que vámonos”. Pero como uno tiene necesidad, tenía que aguantarse uno y muchos no aguantaban. Muchos que venían allá de por allá del sur que tienen las… “No, no, no a mí no me grites tú, ¿por qué me vas a gritar?” Pero muchas veces también a muchos los, de ahí de ahí mismo, los echaban pa atrás.

MP: ¿Por problemáticos?

JG: Pos sí. Pero digo pos, es que tiene que defenderse uno también.

MP: Y, ¿cuánto tiempo pasaban ahí en Río Vista?

JG: No, pos nomás una noche.

MP: Nada más.

JG: Llegábamos y por ejemplo nos traían en la mañana, nos estábamos el día y luego lo… En la noche dormíamos ahí y a otro día nos… Ahí nos quedábamos todo el día, ¿verdá?, y digamos, por ejemplo, que pasábamos en la mañana, llegábamos más o menos ahí como a las doce, lo que durábanos ahí en el, ahí en El Paso. Ahí pasábamos en al Santa Fe, lo que durábamos pasando por ahí y luego llegábamos acá al Río Vista como a las, a la una o dos de la tarde y ahí nos estábamos. Y luego ya, ahí dormíamos y a otro día nos sacaban ya a hacer los exámenes y luego ya nos despachaban pa La Asociación y ahí ya.

MP: ¿Para qué era La Asociación?

JG: Esa asociación ahí era, ahí ya íbamos ya contratados ya. Ahí era ya, ya nada más nos daban los papeles ahí y todo y entregaban los papeles a los rancheros y casi la lista de cada quien, su gente y ahí nos recogían ellos, ya pa llevarnos pal rancho.

MP: Entonces, ahí era como que el punto de reunión con ustedes y el ranchero.

JG: Sí, sí. Ahí ya nos esperaban los rancheros.

MP: O sea que a Río Vista pues nada más el mayordomo.

JG: No, no el mayordomo, nadie llegaba ahí, no, no, no.

MP: Nada más mandaban los camiones por ustedes y ya.

JG: Sí, íbamos al Río Vista nomás. Ellos nos, ahí nos esperaban allá, los patrones ahí nos esperaban ahí en el Río Vista. Y este, allá nos esperaban en La Asociación. Por eso ya la pusieron la de, de ahí no sé si ellos lo construyeron los mismos rancheros, no sé. Y ahí nos esperaban y ahí ya nos recojían ahí ya y ya daban el, el fallo y todo, nos daban la tarjeta y el contrato y vámonos. Ciérrele, mija.

MP: Y usted ese contrato este, ¿no se quedó con alguno, o algo, alguna copia?

JG: No, no pues ese contrato nos lo recogían, cada vez que, que pasábamos, los que teníamos… Y luego ya después, teníamos una mica y también nos la recogían. Y mi mica, esa fue la única que me dieron a mí, el, el 19[52], es todo.
MP: Pero aquí no tiene foto.
JG: No, no tiene foto esa, la mica sí tenía y me la recogían, me la recogieron. Era como una identificación eso, ey.
MP: Y ya una vez que les daban estos documentos, ¿ustedes ya se iban con el ranchero?

JG: Sí, cuando ya nos daban el contrato ahí en La Asociación y todo, en el, la tarjeta y todo, porque la tarjeta no la daban a uno cuando lo, cuando nos despachaban del Río Vista a La Asociación, no nos daban nada, a nosotros no nos daban nada, hasta que estábanos en La Asociación ya, allá nos daban la tarjeta y el contrato. Se la entregaban allá al ranchero y ahí nos la daban ahí, órale vámonos. Porque ya sabía el ranchero cuál, cuál gente era… También, sí también traían su lista ellos también, los rancheros. Sí, la gente que iban a recoger, los que despachaban ellos.

MP: Primero estuvo aquí en Caseta y luego, ¿a dónde se fue después?, como bracero, ¿cuál fue el siguiente rancho donde fue?

JG: No pos ahí estuve con este, cuando le digo el 47, estuve en, ahí en Tornillo con Juan Seguila. Y luego de ahí me recontrate para Nuevo México para, estuve en La Unión, Nuevo México.

MP: ¿En qué año fue?

JG: El [19]47. Y luego ya pararon como le digo, ya pararon las… Y yo en ésa vez el cuarenta y… El [19]48, en noviembre abrieron la puerta libre aquí en Caseta también, libre, pos pasó toda la gente que quería, porque estaban necesitando la gente. La llevaron pa Nuevo México, pa Pecos y todo y nosotros fuimos a Pecos por tres semanas. Pero ahí no, ahí no dieron nada de papeles ni nada. Nomás abrieron el puente libre pa que pasara toda la gente que quisiera. Estaban las trocas ahí, camiones pa llevar a la gente pa onde quiera. Es que necesitaban la gente. Y cuando llegamos a Pecos nomás nosotros íbamos en un rancho, nomás éramos siete, esos necesitaba nomás el patrón. Y nomás nos pusieron un papel ahí decía: “Si viene La Migra, nomás le enseñan este papel, este es el contrato nomás”. Pero nosotros…
MP: Todo, ¿para los siete que estaban ahí era un contrato?

JG: Sí, sí, sí pero no, no teníamos nada en el mismo papel de nosotros nada, pero con eso…

MP: Pero cuando menos ustedes ya ahí habían firmado su nombre o algo, ¿o tampoco?

JG: Pues tenía los nombres ahí de nosotros, ellos mismos lo pusieron. Pos sí, porque aquí no nos daban un papel ni nada, nada. Nos llevaban en trocas como, íbamos en camiones ya. Y luego salí, luego ya cuando terminamos los seis meses, los seis semanas, nos trajo la misma Migra en los mismos camiones de La Migra. Ya después nos fue a entregar el patrón allá a Pecos y de ahí nos trajeron en los camiones de La Migra y nos echaron por El Paso y ya nos dieron, pero, pero no fue, nomás fue por un mes y medio. Ahí fue ya…

MP: Muy poquito, unas…

JG: Sí, más eh, por eso ahí en el puente libre no daban nada de papeles nada, nada.

MP: Y si se les llegaba perder su credencial o algo, ¿cómo le hacían?

JG: Pos nosotros…

MP: ¿Les podían dar otra?, o, ¿ya los tenían que regresar?

JG: No traíamos nada de credencial, nada de papeles. Cuando abrieron por el puente libre aquí no. Aquí no nos dieron nada de papeles, ni nada. Nosotros no traíamos nada de identificación, nada.

MP: Pero cuando les daban esas, por ejemplo.
JG: No pues esas cuando se perdía, nos daban una mica con retrato y pos ya la reportaba uno y le daban otra, otra mica mejor otra, sí.

MP: O sea, no los investigaban por si se las habían dado a algún compañero o algo, o para que se viniera más gente.

JG: No, no, porque traían el retrato de uno, no lo podía usar otro compañero, ni nada. Y luego con el nombre y el retrato pues es… Y eso es lo que pos, a nosotros aquí, bueno digo, en las tierras aquí batallábamos mucho. Trabajábamos muy duro nosotros aquí, porque las tierras eran muy disparejas y luego nosotros… Yo trabajé mucho en la maquinaria en el caterpillar, tractores y sin nada de, antes no tenían cabina, con una lona nomás así todos llenos de tierra, todos. Trabajábamos doce horas en caterpillar, en los tractores de noche o en el día. En la pisca del algodón, cargando el algo[dón] en el costal con noventa, cien libras y luego nos llevaban los rancheros agua en unos tanques de esos de forrados así, ahí tomaba agua, pos casi agua caliente, nomás.

MP: ¿El verano estaba muy pesado?

JG: Pues sí cuando, porque empezaba la pisca, había veces que empezaba en septiembre y luego todo octubre hasta allá todavía y luego de todos modos el agua se calentaba. Cuando andábamos en la escarba también, pues nos daban agua en los tanques. Teníamos que tomar agua de agua de ahí de, de los tanques que llevaban los… Tenían un tanque, pegaban dos tanques grandes así y luego con una mula lo jalaban y luego tenía una llave atrás y ahí agarra, con un bote de lámina, le ponía, le ponían una asa de alambre y así le tomábamos.

MP: Y, ¿no se enfermaban?

JG: Pues yo nunca me enfermé fíjese, gracias a Dios.

MP: Y cuando, ¿no supo de alguien que se enfermó o algo?

JG: No, sí se enfermaban y muchas veces los llevaban al doctor, sí los llevaban al doctor.

MP: Y, ¿ese gasto corría por parte del ranchero?, o sea, no tenían que pagar.
JG: Sí. Como aquí en un rancho estuvimos aquí con este Segulia, todos los que trabajábamos en la maquinaria nos tenía él un seguro, pero a los demás no. Y a nosotros sí, los que trabajábamos en maquinaria sí, nos llevaban y nos curaban ahí, pero los demás no. Los demás que trabajaban de brazo no, los que trabajaban de maquinaria sí, los tractores o de caterpillar, sí.

MP: O sea, como que tenían un rango más alto que los que andaban ahí.

JG: Sí, sí, pero los otros los que trabajaban en los tractores y maquinaria, sí. Y luego a nosotros nos pagaban poquito más, un diez más, de la, la hora. O $0.15 centavos más, así nos pagaban más a nosotros. Yo trabajé como casi veinte años en pura maquinaria.

MP: Y, ¿cómo fue que a usted le dio por trabajar en la maquinaria?, o sea, ¿se interesó?, o, ¿ya sabía algo de mecánica?, o, ¿cómo?

JG: No, cuando yo estuve aquí en el rancho este yo seguí, entonces me dijo un… el mayordomo que está ahí me dijo: “Tú éntrale, vas a ser tractorista”. Y le dije: “Pos yo no sé nada de eso”. “Yo te voy a enseñar”, dijo. Entonces yo, pos me enseñó y en ese rancho le decía ahí tabamos ahí, casi como le voy a decir una cosa, que yo era de los principales ahí tractoristas ahí. Yo manejaba los tractores y otro un muchacho de Villa Aldama, Chihuahua.

MP: Ah, sí.
JG: Nosotros éramos los que rayábamos la tierra, sembrábamos, caladriábamos y todo eso. Éramos como quien dice los… Toda[vía] tengo unas fotos onde estaba en un tractor yo. Aquí estoy esperando yo la, que fueran por mí, junto con la lonchera y todo. Estoy sentado en un tractor con… Pero como le digo, los tractores no tenían nada de aire ni nada, ni calentón. En la noche ahí andábamos ahí casi con una lona nomás así alrededor, pero todo descubierto de arriba todos, todos aterrados, todos llenos de tierra.

MP: Y en la noche, pero pos ya ni había luz, o…

JG: No, traían luces los tractores, traían focos. Sí, teníamos buenas luces, sí. No, pos ora ya, ora traen radio, traen calefacción, traen aire acondicionado, traen todo y luego cabina. Y luego así arribita las, las riegan y parecen mesas de billar ahorita. Y antes no, nosotros durábamos toda la noche a camine y camine con la linterna echando contras, tapando tapancos, haciendo tapancos.

MP: O sea, preparando la tierra para…

JG: Eh, no pues eh, cuando andábamos regando, pa que no se filtre, echábamos contras así pa que no se pasara el agua pa otro zurco así pa, toda la noche ya, jale y jale y jale y jale.

MP: O sea que trabajaban todo el día y toda la noche.

JG: Nosotros en veces trabajábamos en los riegos veinticuatro horas y luego entraban en otro turno. Y luego a pie y luego con la linterna nomás y como le digo traíamos una lona y si nos agarra el agua ahí nomás hacíamos bola ahí y, ahí pasábamos el aguacero. Si antes le digo yo que, yo he durado muchos. Yo tengo setenta y seis años. Y yo duré muchos años y yo trabajé muy duro, mucho trabajé muy duro y en veces, en veces hasta comía uno mal. Comiendo mal porque en veces cuando pasábamos, cuando empezamos nosotros a hacer lonche solos, no sabía yo, no sabíamos hacer lonche nosotros. Hasta después sí nos enseñamos, sí comía uno más bien porque ya sabíamos, hacer tortillas, cocer frijoles, hacer sopa de arroz, hacer galletas, todas esas cosas. Pero primero se fue uno mucho. Y como le digo hay muchos, aquí hay muchos mayordomos también muy duros, cuando, cuando… Muchos mayordomos tienen que estar uno, llegaban a la casa de uno con la, donde estaba uno y pitaban y si no estábamos listos lo dejaban a uno y tenía que irse uno a pie porque tenía que estar quince minutos, quince minutos ahí al pie del trabajo, ahí onde tenía que entrar al trabajo. Ey y si no, si llegaban ahí y no estaba uno listo, se iban y lo dejaban a uno.

MP: Y, ¿nunca tuvo problemas con los mayordomos por eso?

JG: Sí tuve problemas con un, con un mayordomo yo una vez, sí. Tuve una averigüata ahí por los mismos riegos. Yo estaba defendiendo mis derechos míos y luego ya, como le digo, era el George Luris(??) Y entonces ya, un lunes ya no vine yo a trabajar, me fui pa otra parte y me dijo el ranchero que porque me iba, le dije: “Por esto, y esto otro”, le dije, “me voy a ir”, dije. Dijo: “No”, dijo, “yo voy a hablar con el mayordomo”. Ah, porque para esto le dije: “No”, pos le dije, “habla con él”, dije, y luego le dije, “sí, si tú le vas a hacer más caso al mayordomo”, le dije, “hazle caso”, le dije, “nosotros somos trabajadores”, le dije, “venimos a trabajar, no a que nos regañes”, le dije, “tú sabes”, le dije, “que venimos a trabajar”, le dije, “no somos, eh, esclavos ni nada”, le dije, “venimos a trabajar a, ta bien que tú nos pagas”, le dije, ¿verdad?, “nos pagas”, le digo, “pero, pero nosotros semos trabajadores, no somos esclavos”. De todos modos me dijo: “No”, dijo, “ya hablé con él, trabajen como, como estaban antes”. Le dije: “Ya no se va a poder”, le dije, “porque ya estamos metiendo mucha discusión”, le dije, “mañana o pasado”. Porque era muy orgulloso ese mayordomo muy… Hasta sabe que ese fue mi compadre. Y luego le dije, ahí las cosas estaban, taban muy apegados al, a los patrón es ellos, a la ley de los patrones. Y le dije: “Ya estamos en esa controversia”, le dije, “mañana o pasado”, le dije, “amanece el de, de malas o algo y luego”, le dije, “va a pasar otra cosa más, otra cosa peor”, le dije, “vale más que no”, le dije, “yo me voy pa otra parte”. Dijo: “Bueno”, dijo, “donde te vayas” dijo, “háblame”, dijo, “yo te voy a recomendar muy bien yo, porque tú eres un trabajador muy bueno”, me dijo a mí. Luego ya me cambié pal rancho del, el rancho de este de Vicente Segulia y María Segulia. Allá agarré el mismo trabajo yo porque me recomendaron muy bien, hasta el mismo mayordomo me recomendó.

MP: Ah, qué bueno.

JG: Dijo: “Él sabe cortar los árboles, él sabe tra[bajar], rayar, sabe sembrar, sabe”, dijo, “todo el trabajo de lo que usted lo ponga hacer, la labor”, dijo, “te lo hace él”. Y el mismo mayordomo me fue a recomendar ahí.

MP: Qué bueno.

JG: No, sí tenía uno a veces discusiones con los mayordomos sí porque.

MP: Pero nunca, eso ha ocasionado que usted tenga problemas con los rancheros.

JG: No, no, no, no, si yo no crea que iba, a ónde quiera a trabajar, y luego: “¿Dónde trabajaba?”. “Pos con fulano de tal”. Todo y luego yo hacía mi trabajo que tenía que hacer. Como el trabajo del, el trabajo de la labor todo, todo lo sé yo. Empezaba a barbechar la tierra, sembrar, rayar, sembrar y todo, todo. Yo lo sé, el trabajo de la labor todo eso. Y luego ya después pues ya después, cuando ya arreglamos pos ya me fui yo, el [19]62 arreglamos ya la ciudadanía, este, la residencia.

MP: La residencia.

JG: Sí, porque yo tenía hijos aquí, nacidos aquí. Y luego ya arreglé la residencia y luego ya me fui para Santa Ana, California, anduve allá trabajando en la construcción.

MP: Pero como bracero entonces nada más anduvo en esta área.

JG: Sí, nomás aquí y en Nuevo México nomás, La Unión nomás, sí.

MP: Nunca se fue hasta Detroit.

JG: No, no, pa allá pa otras partes no. Nomás aquí a Pecos, pero de bracero no. Como le digo, nos dieron pase libre nomás. Y estuve en La Unión y estuve en Mesilla, Nuevo México. Pero sí, nomás. Pero de andar, pos aquí anduve en todo el valle. Pos aquí había mucho trabajo. Aquí anduve de bracero con todos los rancheros de aquí. Casi yo conozco a todos los rancheros de aquí.

MP: Y este, ¿a ustedes no les dieron la posibilidad de que si se firmaban en el ejército aún siendo braceros, se les daba la ciudadanía americana?

JG: Cuando la primera vez que, que pasé yo pa acá, cuando ya me, porque yo dormí en la corte cuando me agarraron un sábado y me dijo el detective que me agarró, dijo: “No, no te doy el pase ahora para el otro lado porque es sábado”, dijo. Pero dormí en la corte el sábado y luego el domingo y el lunes me sacaron ya. Y me dijo el, el que me entrevistó ahí en la corte chica allá, pasando la corte de en donde hacen los juicios ahí, dijo: “¿No te casaste aquí tú?”. Le digo: “No”, le dije, “no me casé”. “Pues te hubieras casado con una, con una negrita”, dijo, “hubieras arreglado tú aquí”, dijo, “hubieras arreglado, ya te hubieran dado todos tus papeles”, dijo, “o mira, hay una opción”, dijo, “si quieres mira, que aquí tenemos muchos que, se han enlistado a la, pal servicio”, dijo, “en cinco años le dan su ciudadanía”, dijo, “si quieres”, dijo, “te puedo enlistar, nomás que necesitamos el consentimiento de tus padres”. Le dije: “No estoy con ellos, estoy con un abuelito”. Dijo: “pues, que mande, le mandamos una carta y que la firme él, que, que está de acuerdo y entonces te enlistamos”. Dije: “No va a querer él”, le dije, “él no me, no quería que me viniera pa este lado, menos que vaya ahí”, y, “mejor no”, le dije, porque no la firma. Mi abuelito no quería, como yo era único y nieto de él, taba muy consentido yo, dije: “La manda y no la firma”, le dije, “vale más que no me apunte”. Porque sí se enlistaron muchos y sí arreglaron.

MP: ¿Sí?

JG: Se enlistaron muchos pal servicio pero ya en ése año se acabo la, la guerra. Después vino la de Vietnam, pero pues ya fue después.

MP: Después y durante este tiempo de la guerra, ¿ustedes no sufrieron alguna consecuencia de la guerra? En cuanto a que, había desabasto de frijoles o azúcar…

JG: Había, nos daban un libro de estampillas. No había azúcar, no había carne, nos daban un par de zapatos por año pal trabajo, par de zapatos pal poner, pal mes, pa salir.

MP: Para salir.

JG: Por año. Y la azúcar, le daban ahí como un piloncillo pal café, la carne me parece que daban una porción nomás a uno, no me acuerdo si era cada semana una libra de carne nomás. Sí, dura la economía aquí, pero daban unas estampillas, el mandado que podía uno comprar. Y si uno se abordaba en una casa, ¿verdá?, era en casa de borda así, tenían que darle el libro de las estampillas al… on taba uno abordado, pa que agarraran ellos las estampillas pa, pa comprar el mandado. Sentimos la verdad aquí muncho, eh, había mucha escasez en la azúcar, la carne y los zapatos. La ropa no, la ropa sí.

MP: Y, ¿duró mucho tiempo esa escasez?

JG: No, pues nomás cuando terminó la guerra, ya después ya no. Duró como, casi todo lo que fue la guerra, esa guerra duró casi seis años, del [19]39 al [19]45. Duró seis años eh, fue la guerra que, estaba peleando Estados Unidos con Inglaterra, este Alemania y Japón. Esa guerra fue, estuvo muy dura.

MP: Sí.

JG: Tenía, todo el gobierno tenía aquí agarrado todo, todos los trenes, camiones y todo tenía agarrado aquí. En esos años, casi no hicieron carros. La verdad que el [19]40, el [19]41, hicieron un carro o dos carros nomás porque todo tenía agarrado el gobierno pa poder dar armamento, y la ropa también, porque pa hacer, puro equipaje pa los soldados, pa toda esa cosa, pa los, pa eso. No pos aquí, eh, esta carretera que está aquí ahí por lo que es la Alameda esa, esa se llamaba la 80, [Carretera 80] ahí se pasaban, en veces duraba una hora o dos horas pasando puro carro de, de grupos de, por ejemplo, de digamos de mandatarios de estos de, pos fueran general o algo así lo que.

MP: Ah, el ejercito o del…

JG: Sargentos, sí del ejército…

MP: O, ¿del gobierno?

JG: Sí, del gobierno, pero puro carro, puro carro. Había veces que pasaban puras trocas grandes y había veces que pasaban los trenes cargados de puros cañones y trocas. Tanto pasaban pa allá pal lado del, del norte y pa acá pal sur también. Y luego nosotros nos tocó, nosotros íbamos allá a la, a El Paso, onde llegaban los trenes. Los íbamos a ver ahí cuando llegaban los que venían de allá de la guerra que venían muchos sin brazos, muchos ciegos, muchos en sillas de ruedas y mucho en la caja ya.

MP: Oh y ustedes ya no tenían, o sea ya, ¿no eran voluntarios o algo para ayudar o algo? O sea eso ya era otra cosa aparte me imagino, ¿no?

JG: No, no.

MP: También les pedían ayuda, por ejemplo, para ayudar a los que venían ya este, de la guerra así lisiados.

JG: No, no, nosotros nos pedía, no, no pos ellos los mantenía el gobierno, les estaba pagando el gobierno. Pero sí, pos era poquito el sueldo que nos pagaban a nosotros, sí.

MP: En relación a los menores de edad y a la mujeres que venían también así como braceros, ¿ellos qué trato tenían?, ¿tenían un trato igual?

JG: Igual que nosotros.

MP: ¿Al que le daban a ustedes?

JG: Igual que nosotros también el trato, también.

MP: O sea, ¿no había alguna preferencia hacia ustedes porque eran ya hombres y mayores de edad, fuertes?

JG: No porque yo cuando, cuando nosotros ya pasamos ya al, por ahí del [19]46, sí pasaron muchos menores de edad, ¿verdá? Venían con su tío, con su hermano, lo que fuera. Pero cuando ya, después del [19]46 y el [19]49 ya, ya pasamos puro[s] mayores de edad ya, ya no pasaba gente chica, ya puro mayor de edad.
MP: Y ellos también iban así a trabajar igual que ustedes, o, ¿por su condición física ellos tenían un trabajo un poco menos pesado?

JG: No pos cuando venían de esos chamacos esa vez que le digo que pasaron, todos todavía los menores trabajaban en el azadón también ellos, ¿no?, limpiando hierba y piscando, piscaban lo, es que no, no ponían. Por ejemplo una, se piscaban lo que se podía, ellos… Lo que podían piscar, como le pagaban a uno lo que hiciera. Y el azadón pues, igual trabajaban igual que uno. Pues no eran muy chicos, venían chamacos de diecisiete ya, diecisiete años de ahí, dieciocho años y ya siempre grandes y mujeres ya grandes también. Porque fueron muchas mujeres también en ese entonces.

MP: ¿Sí? Y ellas este, me imagino que las ponían aparte, ¿no?

JG: Andaban junto con los hombres trabajando en el azadón, andando juntos, andábamos todos juntos. En la pisca también, andábamos todos juntos las mujeres y todos juntos, en la pisca del algodón, todos andábamos juntos. No había distinción ahí.

MP: Y usted no se llegó a dar cuenta, o sea así como venían mujeres y hombres, ¿que se vinieran parejas, matrimonios?

JG: Sí, sí vinieron, sí venían muchos, se venían no, cuando la de braceros no, eh, pero de mojados venían muchos aquí. Iban aquí y tenían hijos aquí y luego ya pos arreglaban por los hijos aquí también ya. Se venían a trabajar porque se venían mucha gente también de mojada, todavía cuando los braceros, había braceros y había mojados también, los agarraban también.

MP: Sí, pues eso ya comoquiera es más fácil, ¿no? O sea venirse de ilegal, ajá. Y eh, ¿cuál es su opinión acerca del Programa Bracero?, así en general, ¿estuvo bien, estuvo mal? Algo qué desde su punto de vista pudiera haber estado mejor o algún aspecto.

JG: Pues yo digo que estuvo bien, esto cuando lo… Por ejemplo, cuando nos pasaron de allá, ¿verdá?, en el [19]43, cuando la guerra de aquí, porque venimos a levantar aquí las cosechas. Y luego, nos ayudábamos nosotros también, con el dinero que ganábamos aquí. Porque allá también, allá ganaba uno muy poco, allá ganaba $1 o $2 pesos en ese tiempo, $2 pesos plata y nos ayudábamos mucho también nosotros en ese cuestión de los braceros. Y venimos aquí a trabajar, ¿verdá?, pos a ayudar a Estados Unidos a levantar las cosechas de aquí, a trabajar. Estuvo bien a toda costa, porque de todos modos estábamos aquí como mojados, ¿me entiende?, y estábamos peligrando más que nos agarrara La Migra y nos echara lo… O había veces que entrando no lo echaban a uno luego luego, a veces que los llevaban a la corte y había pasaba uno veinte días o un mes la primer vez, a la corte y ya después de braceros pues ya tenemos la protección de la, de la tarjeta que traíamos nosotros, del permiso. Ya estábamos mejor, trabajando más libremente.

MP: Eh, con la oportunidad de ser, de arreglar ciudadanía, residencia.

JG: Sí, no pues yo ya agarré yo pues ciudadanía porque yo cuando me casé yo me vine pa acá con la señora. Aquí tuve unos hijos ciudadanos y luego por eso arreglé yo. Yo arreglé la residencia rápido así, como un mes duré pa arreglar yo.

MP: Ah, pues muy bien.

JG: El [19]62.

MP: Qué bueno, ah, no sé si tenga algún otro comentario, para terminar con la entrevista.

JG: No, sí, yo le comento eso que le digo que nos trataron mal esa vez allá en el Río Vista que nos, esa vez, es en lo que se refiere el gobierno que no sabía ahí que nos echaban polvo como a los animales ahí. Porque eso no está bien, esa cosa no está bien, digo es una discriminación. Eso no está en los derechos humanos, como humano uno que es, que lo traten así como animal. Y ahora digo, pos no sé digo, porque a nosotros nos dijeron de ese sueldo que nos pagaban que taban agarrando un dinero que nos iban a dar a nosotros después nos de… Porque si lo irán a cumplir o no lo iban a cumplir esa cosa. Porque dijeron que había algún dinero que estaba acumulado, del que nos taban quitando a nosotros como braceros y luego hablé con este Carlos Marente estuve hablando por teléfono, y me dijo que juera ahí a la casa del campesino que está ahí por la… Ahí está en la Santa Fe, pasando el puente me parece por ahí está.

MP: Ah, cerca del puente Santa Fe.

JG: Y que un dinero que, que hasta podían venir también los… Por ejemplo, las mujeres viudas, que tuvieron braceros que ya se murieron, que también ellas podían reclamar ese dinero también. Pero no sé, ya no han dicho nada, no sé si irán, sí nos darán o se nos da, no nos darán nada.

MP: Quién sabe, la verdad, nosotros no estamos muy relacionados con eso.

JG: No, sí no, sí, no…

MP: Bueno, pues quiero darle las gracias por el tiempo y por haber compartido con nosotros sus experiencias y qué bueno que a usted le funcionó y le funcionó muy bien, pudo salir usted adelante y también su familia.

JG: Como le digo, yo, bueno a nosotros onde, onde yo estuve le digo, los ranchos que yo estuve, no sé qué opinan también los otros, ¿verdad?, en los otros ranchos, cómo los trataron o cómo, pero digo, a nosotros primeramente no nos daban, bueno, no nos daban nada. Después sí ya nos ponían nuestros baños y todo ya en los ranchos. Les dijieron el mismo, pues el cónsul, el que estaba interviniendo ahí, que tenían que tener baños y onde echar la basura, toda esa cosa ahí.

MP: O sea que en realidad sí, el Gobierno Mexicano les ayudó en eso.

JG: Pues sí, en esas cosas sí, por eso taba enseñando el cónsul, era el que estaba, el deber, pertenece al Gobierno Mexicano. Y que estuvieran, que tenían que tener baños y, ya nos daban nuestra, la estufa de petróleo, una estufita y nos daban la cama pa dormir ya, toda esa cosa, con los colchones y ya todo, ya. Pues cambió la cosa. Pero primeramente me, primeramente cuando yo pasé pa acá, taba muy duro. En realidad, como le digo, lo trataban a uno muy mal los… Igualmente cuando estaba uno de mojado, los rancheros. Hay unos rancheros, muy drásticos, como le digo, muchos rancheros que trabajaban a la gente de mojados y luego con el tiempo les echaban La Migra. Y luego, ya no les pagaban, les daban otra versión también mire, pa acá pal lado del otro rancho que, ranchos ganaderos que muchas veces, platicaban así a algunos. Trabajaban a la gente de una manera así de mojados, así los rancheros allá y luego en veces ya hasta los mataban allá arriba de la sierra los… Les decían, ya tenían tiempo con ellos ahí trabajando y no les pagaban y les decían: “Cuando te vayas te vamos a pagar”. Y muchos les decían: “Vete mira, ve a ver aquel becerro que anda allá arriba de aquella loma allá”. Y luego ya los mataban.

MP: Pues, eso sí fue un abuso oiga, obviamente…

JG: Sí, eso fue un abuso y hubo algunos, ¿eh? Esos rancheros que, porque aquí había mucho, mucho, como le digo, mucho americano que no querían la raza, no la querían todavía aquí. Igualmente aquí en Fabens aquí no querían que fueran los mexicanos junto con los americanos a la, a la escuela, menos los negros. Este papá de este, que le digo yo el George Luris(??), se llamaba don Luis Lewis, taba casado con una mexicana, una mexico americana. Y él andaba peleando eso, que tenían que ir los mexicanos a la escuela junto con los americanos y por esa causa lo mataron a él. Un ranchero que está aquí en los, no les voy a decir el nombre, pero un ranchero. Ellos saben más bien quien fue el que lo mató. Porque esos rancheros no querían que fuera, no querían a la raza, querían que fueran los americanos aparte y los mexicanos aparte y los negros aparte. Y entonces alguien les dijo, como que, si cuando van a la guerra sí se iban todos juntos.

MP: Claro.

JG: Negros, mexicanos y todos, americanos. Yo vi una acción ahí en El Paso una vez cuando, cuando los tranvías ahí en El Paso, a mí me tocó ver esa cosa. Que pasó el tranvía y se iba a subir un… Andaba el negro porque entonces cuando estaban ahí en la guerra, en el [19]43, venían muchos así, venían a, pues les daban vacación, como vacaciones, ¿verdá? Y el negro este, eh, andaba decorado, era como sargento o algo así. Entonces se iba a subir al tranvía y un mexicano pos nomás que hablaba inglés, ¿verdá?, le dijo que no se subiera, dijo: “¿Por qué?”, dijo, “no tú, eh, no te puedes subir aquí tú”. Entonces lo agarró el negrito, lo agarró y lo bajó y le puso una golpiza, y le dijo: “¿Por qué crees que traigo esto?”, dijo, “mira, esto no lo traigo porque estoy defendiendo la tierra aquí, el país aquí onde yo estoy lo estoy defendiendo”, dijo, “ando peleando”, dijo, “por este país”, dijo, “tanto derecho tienes tú, como tengo derecho yo aquí” le dijo. Y no le hicieron al negrito ya. Ahí lo golpeó, ahí lo bajó y lo golpeó, lo pateó ahí dijo: “Fíjate lo que traigo”, dijo, “¿por qué crees que lo traigo?”, dijo, “no me lo he ganado por gusto ni nada”, dijo, “porque me lo hayan regalado”, le dijo, “lo traigo porque he ascendido por el esfuerzo que he hecho yo”, le dijo, “pa levantarme, pa llegar, pa llegar hasta onde estoy”.

MP: Pues sí.

JG: Porque no, no querían a la raza aquí no, taban muy carajas. Ora, no eran, ora ya no, ya están.
MP: O ahora es un poco más disfrazado, ¿no?

JG: No, sí, más disfrazado pero ya ahora eh, ahora ya habemos más mexicanos aquí que americanos.

MP: Pero también eso es triste que ver este, muchos que nada más porque están aquí ya se olvidan de sus raíces y todo y también así como que no.

JG: Sí, muchos veces, fíjese, lo que pasa muchas veces, pasan muchas gentes de allá de este lado y arreglan y ahí con el tiempo digo, yo no he cambiado yo soy el mismo de todos modos. Con el tiempo dijo, ya en veces muchas veces no pueden ver al hermano que viene de allá pa acá.

MP: Sí.

JG: Mayormente si agarran un puesto, yo le dije a mi señora, le dije: “Mire”, le dije, “orita más o menos estoy aquí”. Cuando allá en aquellos años, ¿verda?, hay muchos americanos en los puestos, ¿verda?, del gobierno, ¿verda?, ta más o menos poquillos. Le dije: “Pero si empiezan a entrar mexicanos a los puestos”, le dije, “va a ver cómo se va a poner”, le dije, “va a haber mucha”… Es que los mexicanos somos muy avariciosos en veces. (risas) Y yo en este, cuando fui pa, cuando fui pa Los Ángeles, cuando ya venía yo ahí en la oficina de los camiones en Los Ángeles, ahí en una oficina muy grande, en Los Ángeles, ¿no conoce usted pa allá?, ¿no?

MP: Sí, sí conozco.

JG: Bueno, entonces yo taba en Santa Ana y de Santa Ana me fui en un camión y tenía que transbordar en Los Ángeles, pa agarrar el camión pa acá pal [El] Paso. Y luego en primer, le preguntaba yo: “Oiga”, le digo, “¿cuál es el camión que va a salir pa allá pa El Paso?”. “I don’t speak spanish”. Mexicanos que yo sé que sabían español, y así. Porque hay muchas muchos partes on tan, muchos así onde venden los boletos y todo. Es un a situación grave de una misma cuadra a otra, de una calle a otra. Y luego ya le pregunté a una negrita ahí y luego ella me dijo en español, dijo: “Ahí en la puerta número ocho”, una negrita. Y los mismos mexicanos de nosotros mismos no, muchas veces no nos queremos unos a otros. Le digo, no nos ayudamos digamos como…

MP: Como debiéranos, ¿verdad?

JG: Como debiéranos ayudarnos como hermanos. Ya ve cómo están tratando, ahorita los inmigrantes aquí, muchos.

MP: Sí.

JG: Que atraviesan las tierras de ahí por Arizona los han matado y muchos mexicanos que los agarran, nomás porque son inmigrantes jóvenes que no han matado a otros, gentes ahí. Y estoy seguro yo que no les han hecho nada a esos otros rancheros, no les han hecho nada, no los han castigao.

MP: No, nada.

JG: ¿Por qué hace el gobierno eso?, ¿por qué?, digo pues sí es, sí es un país aquí onde las leyes son rígidas, ¿verdá?, que sea parejo el gobierno con todos. Si es americano, si es negro, si es mexicano, el que la haga que la pague.

MP: Pues sí, así es.

JG: Ahí los andan matando como animales a los pobres, nomás porque atraviesan en las tierras, ¿qué se van a llevar? No se llevan nada de las tierras, no se roban nada.

MP: Y vienen a trabajar.
JG: Vienen a trabajar a hacer aquí el, a dejar el, sus pulmones aquí, a trabajar la tierra, a buscar trabajo. No vienen a robar, vienen a trabajar pa agarrar dinero, pero no vienen a pedir nada. Esa es la causa de esto y eso no está haciendo el gobierno. No los castiga porque son rancheros, son poderosos, porque están, en mucha partes de allá hay rancheros que como le digo que hay rancheros como los que había aquí antes y eso no debe ser.

MP: Ah, no.

JG: Ahora aquí no ya, todos los inmigrantes aquí todos, les habla a uno y le hablan a uno bien, todos los… En la pasada de los puentes hay, sí hay veces que hay unos medios… Puertoriqueños que son muy duros, pero ya les puede uno hablar, les puede uno contestar y antes no. Lo callaban a uno y ahora no, ahora les contesta uno porque, debe uno de, de defenderse uno, si ve que lo están tratando a uno mal, se tiene uno que defender. Porque, si no se defiende uno pues lo… Porque ellos están estudiados, no tienen derecho de maltratar a uno, hacerle preguntas, ¿de dónde viene? Esto y el otro y contestarle uno también bien, ¿verdá?, pero si le dan un aventón de esos que están en La Migración pues, tiene que contestarle uno también.

MP: Claro.

JG: Han pasado muchas, han pasado muchas cosas en esos, porque ahí, yo he visto ahí en la pasada del puente que muchos, los mismos mexicanos son los más…

MP: Los más difíciles, ¿verdad?

JG: Ey, yo he visto yo en otros países, por ejemplo, llegamos los canadienses esos, se ayudan unos a los otros. Esas partes de allá de Casas Grandes, digamos los menonitas. Los menonitas ahí, tratan de ayudar al otro pa que progrese y nosotros los mexicanos, no. Si llega alguien foráneo, no digamos que, de ayudarlo, ¡no! “Vente a la cantina, vámonos a la cantina, deja echarme una vuelta”. Si trae un carro, “sabe que yo quiero vender mi carro porque, pos acabo de llegar y estoy apurado y quiero rentar una casa o algo”. “Te doy, ¿cuánto?, no pos te doy tanto”. En vez de decirle: “Bueno te voy a deber otro poquito más”, ¿eh? Y no, no es así. Ahora digamos de estos, de esos que le dicen, ¿cómo le dicen?, los judíos.

MP: Ah sí, ajá.

JG: Bueno, llegan, por ejemplo acá en Juárez un judío, lo ayudan a que ponga un restaurant, una mueblería, todos esos, en realidad todo eso, que levante que no trabaje. Yo tengo una hija mía, que estuvo en Los Ángeles ahora cuando la esta, ¿cómo dice?, que hubo esta…

MP: ¿El 11 de septiembre?

JG: No, no, no el… Cuando pasaron que le dieron la amnistía.

MP: Ah, okay.

JG: Amnistía, le, le… Ella estuvo trabajando en una clínica allá, entonces ella, como ella tuvo poco estudio, o sea ella trabajaba en, escribe en máquina y todas esas cosas, ¿verdá?, sabía el inglés bien y todo. Estaba un anuncio ahí en una clínica onde necesitaban a alguien que juera ahí pa agarrar los nombres de los de la amnistía y fueron cuatro y nomás pasó ella y otra muchacha y ya estuvo, me dice: “Mire apá una cosa”, dice, dice bueno dice, “cuando estuve con los mexicanos, ¿Cuál es tu trabajo?”. “Labor”. “Labor”. Uno que otro: “Tengo una tienda, una herrería. Pero casi puro trabajador, puro trabajador”. Cuando hubo allá la amnistía de los estos japoneses y todas estas cosas, ¿verdá? “¿Tú que hacías?”. “Siembro en mi tierra, tengo un hotel, tengo un restaurant, tengo un herrería, una lavandería”, dice, “y casi no labor, puros negocios”, dice, todos ellos. Y el mexicanos es el más, (risas) ella estuvo trabajando agarrando los datos de todos. Duró mucho tiempo en, trabajando allá. Ahorita aquí está trabajando de profesora.

MP: Ah, qué bueno.

JG: Aquí en Fabens. Toda[vía] no tiene su título, está estudiando. Tá ahorita como sustituta nomás.

MP: Ah okay.

JG: Pero Tá. Esta yendo a estudiar ahorita a El Paso no sé si ya, haiga ya, ahí cerca de UTEP ahí está. Le están pagando los estudios la escuela, aquí esta de aquí.

MP: Qué bueno, no pues sí fue muy programa ese, siempre.

JG: Como ya le digo todo eso fue muy, pasamos… La experiencia que yo tuve lo que trabajé aquí, cuando vine y todo. Ahora aquí ya no, ya no ya, ya no son como antes digo ya. Ya nos miramos más bien como hermanos aquí. Con los americanos, hay unos americanos muy buenas gentes, pero yo he visto aquí muchos mexicanos así que hay veces que les habla uno y, ¡hijola!, hasta me da a mí quien sabe qué. A mí una cosa no me gusta aquí, como les digo a mis hijas: “Míren, cuando estemos trabajando, cuando estamos así en una reunión así que somos puros mexicanos hablen en español por favor, no hablen en inglés porque muchas veces no mucha gente no entiende el inglés y no saben lo que están diciendo, cuando se trate de hablar el inglés con un americano, háblenlo, háblenlo, si necesitan hablar”. Pero entre mexicanos, no hay que denigrar nuestra, nuestra, nuestra, ¿cómo se dice?...

MP: Lengua, ¿no?

JG: Nuestra lengua. Sí, hay que, hay que hablar el español. Si puede hablar el español, el inglés y otro idioma extranjero, ¡qué bueno!, todo. Qué bueno que se pudiera hablar más lenguas, ¿verdá?, todas las, pero cuando… Porque que estaba un ranchero ahí, yo [es]tuve con un ranchero ahí, americano, cuidándole el rancho. Él sabía muy bien el español e inglés. Una vez estaban unos camaradas ahí, mexicanos, hablando en inglés, y dijo: “Oye, ¿por qué, por qué están hablando ustedes en inglés?, ¿no son mexicanos?”, el gringo les dijo, “que cuando están hablando con uno, con un, con un camarada, que no sé, con un alguien que no sepa español, que no sepa, sí digo, que con un ranchero o alguien que no sepa español, hablen inglés”, dijo, “yo sé inglés”, dijo, “yo sé inglés y sé español”, dijo, “como ustedes”, dijo, “¿Por qué están hablando en inglés?, ¿eh?, hable en español”, dijo, “no eh, no, no desechen su, su vocabulario”, no sé cómo, dijo cómo, “su idioma”, dijo, “es un idioma muy bonito” dijo, “el español”, dijo, “yo por eso aprendí español, porque me gusta mucho hablar el español”, dijo, “ no se ve bien”, dijo, “que estén hablando ustedes ahí, entre esos mexicanos hablando inglés”, dijo, “yo”, dijo, “que soy americano”, dijo, “si yo terminé de oír aquí y habla español, pues debe uno hablar español”, dijo, “en vez de inglés”, eso dijo él.

MP: Está bien. No, pues está bien. Pues muchísimas gracias por la entrevista y el tiempo que nos dio.

JG: Ahí le encargo eso de los braceros a ver que, del dinero a ver que, investigue a ver que hay de eso.

MP: No le garantizo nada, pero, a ver qué sale.

JG: ¿Cuál es su nombre suyo, oiga?

MP: Myrna.

JG: Myrna.
MP: Ajá, sí.

JG: ¿Usted es de Chihuahua?

MP: De Chihuahua.

JG: Yo fui a Chihuahua y a mí me gustó mucho Chihuahua, fijese. Muy bonito, cuando íbamos allá, las calles muy limpias y todo allá en Chihuahua. Y luego hay unos colegios muy buenos ahí en Chihuahua ahí y me gustaba mucho el modo de vestir de la gente de allá. Sí, no de veras sí me gustó mucho Chihuahua a mí.

MP: Ah, qué bueno.

JG: El otro día, ahí conocí el onde dormíamos muchos, en el Hotel Estrella, que está por la Avenida Juárez así y hay otro hotel que se llama el Casablanca.

MP: Ah, sí.

JG: Y otro hotel que se llama el Paraje de los Indios. No, entonces anduve allí. Hay unas torres, hay una iglesia ahí que cuando fue, cuando la guerra de Pancho Villa, está una parte que están las puras torres ahí nomás así, la iglesia, ¿usted es católica o de es de otra religión?

MP: Sí, sí soy católica.

JG: Yo también soy católico, mire por eso tengo ahí está la Virgen de Guadalupe, este me lo dio mi abuelo y me gustó mucho, Chihuahua me gustó a mí mucho. Anduve allí por la plaza, de está onde está ese de paseo, onde era panteón el parque ese, ¿cómo se llama este?

MP: Bueno, déjeme terminar nomás con esto y ya seguimos, gracias.




Fin de la entrevista

Creator

Parra-Mantilla, Myrna
Gámez, José

Date

2003-03-12

Subject

Bracero

Contributor

Cristóbal Borges

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

José Gámez

creator (Spanish)

Parra-Mantilla, Myrna

contributor (Spanish)

Cristóbal A. Borges

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini Disc

Duration

1:15:00

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: José Gámez
Fecha de la entrevista: 12 de marzo de 2003
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla

El día de hoy es 12 de marzo del 2003, en Fabens, Texas. Entrevistando al señor José Gámez para el departamento de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Myrna Parra Mantilla.

MP: Buenos días señor Gámez.
JG: Buenos días.
MP: Para empezar la entrevista, quisiera que me dijera, ¿dónde y cuándo nació?
JG: Yo nací en el [19]27. Febrero 17 del [19]27.
MP: ¿En dónde nació?
JG: En el estado de Coahuila en eh, se llama Francisco I. Madero, Coahuila.
MP: También quisiera que me platicara algo de su familia cuando estaba chiquito. Sus papás, ¿a qué se dedicaban su papá, su mamá, sus hermanos, si tuvo algunos estudios?
JG: No pos yo, eh, yo eh, mi papá era él trabajador jornalero, mi abuelito. Mi amá no la conocí, yo jui huérfano. Y mi papá, mi apá después se casó por eso pues yo me crié con mi abuelito. Y yo, bueno a mi amá, yo por familia de mi amá yo no conocí a nadie, ni abuelos, ni a nadie. Y luego ya, pues ahí estando aquí, íbanos aquí en Guadalupe, estaba aquí en el Valle de Juárez, nos venimos de allá porque yo, yo vine de allá de chico y él estaba, pues nos trajeron pues el 1929, aquí pal pueblo de Guadalupe, aquí al Valle de Juárez. Y luego, pos de la familia no, no le puedo decir más porque, porque no conocí, eh. Familiares de mi mamá no conocí a nadie, yo me crié con mi abuelito, él nomás. Y de hermanos ahí nomás yo, nomás yo solo. El matrimonio ese, matrimonio, el primer matrimonio, nomás.
MP: Aquí en, cuando se vinieron ya para acá para, para el Valle de Guadalupe, ¿usted tuvo alguna educación?, bueno, ¿fue a la escuela?
JG: Fui nomás hasta segundo año, nomás en la escuela primaria, nomás fue todo. Y ahí ya, no pues ya me puse a trabajar y el [19]42. El 20 de enero me pasé para este lado, ahí pa Tornillo, pal rancho de Tornillo, ahí rancho del melón.
MP: Y, ¿se pasó de mojado?
JG: De mojado, sí.
MP: ¿Qué le hizo a usted motivarlo para que se viniera acá de mojado?, primero que nada.
JG: Pos eh, con tal de venir a trabajar para ayudar a mis papás allá, porque aquí pos, pos no nos pagaban mucho, nos pagaban a $0.20 centavos la hora en ese tiempo. Eran $2 dólares diarios lo que nos pagaban, pero de todos modos nos ayudaba mucho porque, le mandaba yo a él, pos, pos sí, lo poco que ganaba. Ganábamos $12 dólares a, $12 dólares a la semana, por eso me vine yo pa este lado. Como vienen todos, ¿verdá?, a buscar otros nuevos horizontes, en busca de trabajo y todo.
MP: Y, ¿no tuvo usted algún problema cuando se pasó para acá de mojado?
JG: No tuve ninguno. Estuve yo de mojado y ya después, el mismo ranchero, éste, no sé ni como se llamaba él, el ranchero ése nomás le decíamos, lo conocían por El Melón. Y nos, nos dijo que nos juéramos pal otro lao ya el [19]43, 1943 y el 15 de mayo pasamos por aquí por Caseta ya de braceros. El 15 de mayo del [19]43, pasamos aquí por Caseta.
MP: Y, ¿cómo se dio cuenta usted del Programa Bracero?
JG: No pues yo me di cuenta por ellos mismos porque ellos nos dijeron a nosotros que iba a haber braceros, iban a dar permiso. Cuando, porque faltaba muncha gente aquí cuando la guerra del [19]39, faltaba muncha gente de aquí y iban a pasar a la gente aquí por Caseta porque, aquí la labor estaban solas aquí, no había quien las trabajara, entonces alguien dijo, ahí nos dijo un empleado de La Migración dijo: “Ustedes”, dijo, “van como soldados”, dijo, “de campo, a reemplazar los que están peleando allá”. Porque aquí no había quien trabajara la labor, estaba solo aquí, estaban las labores llenas de hierba y todo. Y por eso me di cuenta yo de, pasar de, pasé de bracero. Nos pasamos muchas gentes, pasaron mujeres, pasaban, pasaron gente chica también nomás que tenía que ir acompañado de un tío o algún hermano.
MP: ¿Las mujeres también?
JG: También mujeres, pasaron también, se contataron y así jóvenes así muchachos que tuvieran quince o dieciséis años, nomás que jueran acompañados de un tío o de un hermano, también los pasaron. Es que necesitaban la gente aquí, estaban necesitando mucho la gente aquí para las labores, para el trabajo de las labores.
MP: Entonces eso fue durante el [19]43.
JG: Como en eso del [19]43.
MP: Y entonces usted, ¿dónde se contrató primero?
JG: Abrían contratación aquí en Caseta. En el puente de Caseta aquí, en [19]43. Mil novecientos cuarenta y tres, fue la primer contratación.
MP: Y allá, ¿a usted le pidieron alguna documentación?, o, ¿usted sólo fue y se paró ahí?
JG: No, no, nos estaban pasando y nos estaban entrevistando y nos pedían nomás los datos así, estaban apuntando los datos, pero no pedían, no pedían papeles ni nada. Nomás: “Cuándo nacistes y cuándo esto y esto y, cuándo naciste y cuántos años tienes y esto y ya”. Y me retrataron y ya, desde ahí nomás. Pero no, identificación no nos pedían ninguna. Nomás es que el, fue la gente la estaban necesitando, ¿verdad?, pero por eso yo me puse años de más por que yo soy de 1924, para que me dejaran pasar. Pa tener la edad ya pa, pa pasar pa este lado.
MP: Sin tener que depender de alguien.
JG: Sí, y luego yo incluso mire, como yo fui huérfano ¿verdá?, mis abuelos no se daban cuenta bien cuando había nacido. Entonces yo, como yo me llamo José, el 19 de marzo, que había nacido el 19 de marzo, del, de 1924, pero en realidad soy del 2/17/27, ahí dice la cartilla y por eso nosotros, yo me puse así de: “¿Cómo te llamas?”. “Pos José, José Gámez”. “¿Cuándo naciste?”. “Pos el 19 de marzo, el día del santo del…”, por eso, porque mire yo me crié con mis abuelos y no, ellos no sabían cuando. Porque antes ya ve que muchos no se daban cuenta ni cuando había nacido uno y como le digo, yo soy huérfano por eso no sabe muy bien la fecha de nacimiento mío.
MP: Y ahí, ¿no le hicieron algún examen físico o no le pusieron alguna vacuna o algo así?
JG: No nos hicieron nada, nomás, en caseta no me hicieron nada. Cuando pasamos aquí por Caseta, nomás nos pasábamos y luego nos retrataban. Ahí una bodega esta así afuera en el sol así, nos retrataban y luego ya. Ahí nos dieron de comer y luego ya ahí fue onde nos pasaron pa los ranchos ya. Pero no nos pusieron la vacuna, nada, nada de eso, bueno, de eso no nos pusieron nada.
MP: Entonces, a usted no le tocó el Río Vista, ¿verdad?
JG: No, sí.
MP: Pero la primera vez.
JG: La primera vez no, no, no eso fue nomás aquí en… Cuando nosotros nos fuimos al Río Vista ni a nada, ni en La Asociación, ni nada, nada de eso, no, no.
MP: Entonces ahí también este, ahí llegaban los rancheros, o, ¿ya a ustedes los mandaban al rancho…?
JG: Todos los rancheros estaban llevando a la gente ahí. Porque todos los que estaban ahí de, pero todos los rancheros lo… Cuando ya estábamos trabajando aquí de mojados, nos despacharon para aquel lado pa que pasaramos otro día. ¿Me entiende? Que veníamos de allá pa acá. Y fue el mero, el 15 de mayo de 1943, el 15 de mayo. Y pero, ese mes no. Toda[vía] el Río Vista todo no, no existía. El Río Vista empezó, me parece que el, el [19]49 o el [19]50, por ahí empezó el y ya.
MP: O sea que, usted se dio cuenta más bien pero por los de La Migración, ¿verdad?, los mismos de La Migración que le dijeron que iba a haber bracereada, así es como ustedes se dieron cuenta.
JG: No, el ranchero nos dijo que iba a haber, íbamos a pasar de braceros, como braceros. Y los rancheros nos dijeron, los mayordomos pues, que nos pasáramos porque íbamos a ir de braceros y ya éramos braceros, ya.
MP: ¿Dónde fue la primera vez que usted fue a trabajar como bracero?
JG: En el rancho del melón.
MP: ¿Aquí, o en Texas, o en dónde fue?
JG: No, aquí en Tornillo.
MP: En Tornillo.
JG: Sí, en Tornillo, Texas.
MP: Después de ahí me pasé ahí porque, con ésas tarjetas me pasé al rancho de Henderson. Ahí estuve ya toda la mayoría del tiempo hasta que, y esas tarjetas no tenían caducación, no tenían fecha de caducación. Esas tarjetas eran hasta cuando se terminara la guerra. Cuando ya se terminó la guerra allá, a mí me echaron pal otro lado el [19]45. Yo salí el mero 24 de febrero de 1945 ya me echaron pal otro lado. (estornudo) Salud, salud.
MP: Perdón. Entonces ahí duró dos años como bracero.
JG: Casi dos años, pos un año y once meses casi, como ey.
MP: Y, o sea, el contrato que le dieron fue por ese periodo, no tuvo que renovar a los seis meses.
JG: Casi, pos si casi no nos dieron contrato, nomás era la pura tarjeta. No, casi no nos dieron contrato, le dieron un papel al ranchero nomás. Un papel donde decía que cuando se terminara la guerra, ellos nos iban a decir cuando teníamos que salir. No tenía fecha de caducación, ¿me entiende?, que diga: “Es un contrato para tal fecha”. No, no, nomás eh, cuando ellos ya nos avisaran que ya íbamos a salir ya teníamos que salir. Nomás que yo me fui pa allá pa Nuevo México y luego yo venía pa acá pa Tornillo y luego ahí me agarraron en la oficina de los camiones. Y ahí me, me dijeron que la tarjeta ya no valía, que ya la tenía que entregar. Entonces ya me echaron pa México.
MP: Y ahí en el rancho melonero, ¿qué era lo que hacía usted?
JG: Piscando algodón, trabajando el azadón, en los riegos, regando alfalfa y todo lo que es trabajar en la labor. En los riegos, cortando alfalfa o el azadón, tumbando hierba, piscando en la pisca del algodón, piscando algodón, todo eso.
MP: ¿Cuántos braceros más o menos había ahí?
JG: Ahí estábamos más o menos como unos, doce yo creo más o menos ahí. Ahí había, bueno de bracero ¿verdad? porque había gente que ya era ciudadana que vivían ahí, otras familias ahí, en el rancho del melón. Había el mayordomo que era un bueno, don Juan Jiménez, los hijos de él, Arturo, Juan y los hijos de ellos. Y otra familia que eran, pero eran ciudadanos ellos, trabajaban ahí eran ciudadanos ellos.
MP: Y ahí, ¿cuánto le pagaban?
JG: Veinte centavos la hora.
MP: ¿Veinte centavos la hora?
JG: Dos dólares por día.
MP: Y pero, porque tengo entendido de que en los ranchos algodoneros, les pagaban por libra.
JG: Sí, pero cuando andaba piscando el algodón. En la pisca del algodón, sí. Nosotros nos pagaban por… Hay un algodón que se llamaba, entonces salía eh, el algodón ese que dice que el pima, el pima, ¿verdád? Porque era el pule, el algodón chapo antes, y les eh, ese tiempo de la guerra empezaron a sembrar el algodón pima. Ese pa hacer ropa, para los soldados, para sacarlos todos porque es mucha fibra, muy maciza. Nos pagaban a uno, a $1.25 las cien libras y a $1.50 las cien libras de… De pima piscábamos en veces que piscábamos cien libras, poquito más y el otro piscábamos doscientas libras y ahí es donde ganaba uno más, poquito más.
MP: O sea que cuando no había, o sea hacían varias cosas ahí en el rancho, ¿no?, si no había algodón pues se ponían a piscar alguna otra cosa que…
JG: No, no, en tiempo de la pisca era todo el tiempo en la pisca porque durababa mucho tiempo la pisca, duraba, a veces que durábamos todavía empezaba la pisca en, en octubre, noviembre, diciembre, enero, hasta febrero ya estaba yo todavía piscando porque no había máquina ni nada. Piscaba a pura mano y luego después nos poníamos cuando ya se acababa la pisca, los que trabajan así, se trabajaba todavía con mulas, en los barbechos y todo ahí nosotros limpiando las cercas con pala. Limpiando las cercas, las palas, toda la acequia y todo y los demás limpiando con con los estos, con las mulas abarbechando, todo eso hacía, fíjese.
MP: Era muy pesado, ¿no?
JG: No, eh, sí, los riegos, todo y luego las, las tierras taban muy disparejas de a tiro. Mucho disparejo acá. Andaba uno todo la noche, cuando los riegos andaba uno toda la noche y todo enzoquetado todo uno. Con la pura linterna y una lona nomás porque le llovía, era muy duro, cuando nosotros anduvimos en ese tiempo ahí.
MP: Y luego, ¿dónde dormían?, ¿dónde comían?
JG: No, pos esto, nos daban un cuarto pero sin nada, sin cobija ni nada. Nosotros eh, compraba así una cobija o algo así y luego, en tiempo de la pisca dormíamos en, nos metíamos adentro del costal de la pisca, de las, pa, pa dormir ahí. Y cuando estábamos, eh, pos no nos daba nada de frío ahí en unas camitas nomás, pero no daban colchón ni nada, nosotros teníamos que comprar alguna manta o algo pa poner ahí, pero no daban nada, nada. Nosotros hacíamos el lonche solos, o había ocasiones, ocasiones de pues alguien que daba bordo, ¿me entiende?, daba comida así.
MP: Y ustedes tenían que pagar por eso.
JG: Sí, nosotros nos cobraban $2.50 por toda la semana, una señora que se llamaba doña Carlota.
MP: Y, ¿tenían ahí los tres alimentos, o nada más la comida?
JG: No, no, los tres, los tres alimentos sí. Sí, nos daban, nos daban almuerzo y luego nos echaban nuestro lonchi y en la tarde vuelve uno a hacer a, a la casa a cenar. Sí y luego había otro, cuando estaba entramos de mojados, hubo veces que dormíamos nosotros en las pacas de alfalfa porque venía La Migra y lo sacaba a uno en la noche.
MP: ¿Ah sí?
JG: Entraba La Migra, sí y nosotros teníamos…. Hacíamos en las pacas así cuando nos arrimábamos, hacíamos como unas cuevas y ahí dormíamos, en las pacas de la alfalfa.
MP: Y, ¿no tenían miedo de algún animal o algo? Porque pues es hierba, ¿no?
JG: Pos sí, pero pos de todos modos teníamos que dormir ahí porque venía La Migra y nos… Y luego cuando, toda[vía] cuando estuvimos de, cuando ya arreglamos tarjeta de bracero, que vine yo aquí al rancho del Henderson ahí dormimos como, ahí sí había mucha gente. En una bodega de, que te, era una gran bodega muy grande, entraban los carros, trocas ahí, grandes. Nos dormíamos como unos cincuenta, unos arriba de las pacas y otros abajo así, así en la bodega. Y luego los, baños no había, nos bañábamos así en las pompas, teníamos un balde de agua así, así uno le daba, y otro se ponía así pa bañarse, lavarse uno la cabeza y lavarse uno ahí.
MP: Muy helada, ¿no?
JG: Pues no había nada, no teníamos nada de baños, ni nada de eso, nada de eso. Nada de eso había.
MP: Y luego, bueno eso era el periodo de trabajo, ¿no? Y para descansar o para distraerse los fines de semana, ¿qué hacían?
JG: Ahí nos pasabamos en el rancho, pa arriba y pa abajo, ahí por los árboles. Y luego, como a nosotros no nos dejaban entrar en las cantinas todavía, pos nomás le oíamos la música por fuera las… Cuando había las esas, las radiolas esas que le decían uno los nicles, la nicleola, nomás. Y ahí nos la pasábamos en el rancho, paseándonos ahí. Veníamos aquí pa Fabens aquí también, nomás que al cine. Aquí había un cine que, un cine que se llamaba el Cine Río que lo tumbaron aquí. Aquí en Fabens en un lado del banco, ontá el banco ese, ahí veníamos nosotros al cine y luego había un salón de patinar y ahí veníamos a patinar ahí, también.
MP: ¿Ah, también? Mírelo.
JG: Sí, pos ahí nos enseñamos ahí a patinar allá. Porque cuando arreglamos la tarjeta nosotros, empezamos a pasar pal otro lado. Y luego si veníamos fue ya, dijeron que el que se pasara pa allá, se quedaba allá o se quedaba aquí y ya no lo dejaban pasar. Y ya nosotros nos veníamos aquí a divertirnos aquí. Los fines de semana había mucha gente, pero ahí se, no se, en ese rancho habíamos como unos, como unos… en tiempo de la pisca del algodón, habíamos como unos, como más de trescientos, piscando algodón. Y en la escarda habíamos como unos cincuenta o sesenta trabajadores, aparte los que andaban con las mulas o con las… Y ya trabajando y ya había tractores así, pero tractores chiquitos ya de los que empezaron ya.
MP: Y, ¿cómo le hacía?, ¿sí tenía más o menos comunicación con sus abuelitos?
JG: Sí, sí teníamos porque ya después de que no, nos dejaran pasar ya, pos ya le… Venían allá al puente y ahí los mirábamos en el puente. Nomás, ahí platicábamos ahí nomás, aquí en el puente de Caseta. Ahí platicábamos y luego ahí, había veces que nos traían así comida y ya nos íbamos, ya no nos mirábamos y ya.
MP: Y por ejemplo, cuando ellos les daban comida, ¿ustedes no tenían problema para llevarse esa comida?
JG: No, no, no había ningún problema de llevarnos la comida, nos traían comida porque sabían que teníamos, porque nosotros durábamos mucho tiempo ya, después ya duramos cuando ya los demás, bueno de esos ya después cuando arreglamos otra vez. Otra vez tarjetitas porque de ahí ya cuando a mí me echaron de ahí, cuando me echaron pal otro lado, me vine de mojado otra vez, el [19]45, en septiembre me vine pa acá. Pero podíamos andar nosotros en el rancho, pero en la carretera nos agarraba La Migra, en el rancho no hacían nada, nomás nos miraban. Había como que estaban pagando de, no sé como disimulo, es que necesitaban la gente todavía pa la pisca de algodón. Y luego nosotros nos, nomás en el rancho de ahí eh, entonces no podíamos salir pa acá pal pueblo, pos tábamos de mojados en realidad. Y el [19]47, ya hubo otra vez tarjetas así, ya hubo otra vez contratación.
MP: Ah sí, o sea que lo cortaron un tiempo.
JG: Sí, sí cortaron eso de braceros, lo cortaron, sí. Y luego el [19]47 ya empezó otra vez. Y luego el [19]47 sí y el [19]48 no, y luego el [19]49 estaba yo aquí con este, este el George Luris(??), aquí en Fabens, tábamos de mojados y luego nos dijo: “Se van a ir”, dijo, “porque van arreglar ya tarjetas otra vez”. Y el [19]49 tuve yo entrando y saliendo hasta que arreglé el [19]62 ya residencia. Cada dieciocho meses, salíamos y entrábamos, salíamos y entrábamos, íbamos a Chihuahua al [El] Trocadero y nos veníamos y así.
MP: Okay, entonces ahora, platíqueme de la primera vez que se tuvo que ir a Chihuahua para que lo contrataran allá, me imagino, ¿no? Este, ¿cómo le hizo para irse allá?, ¿usted pagó su pasaje?
JG: No.
MP: O, ¿fue por medio del Gobierno?
JG: No, los rancheros nos daban pasaje para el tiempo que estuviéramos allá. Porque con nosotros era un ranchero, bueno había unos rancheros que decían: “Tenga para que no se vayan a dormir ahí la… Porque muchos dormían, dormían ahí en El Trocadero ahí en cartones, ahí. Los pobres que venían del sur o otra parte dormían ahí a la intemperie y a nosotros el patrón nos daba pa que rentáramos un hotel y nos daba el pasaje y pa que comiéramos. Ellos costeaban los gastos, los rancheros a nosotros.
MP: Pues sí les tocaba buena suerte, ¿no?, con los rancheros.
JG: Sí, no sí pos, bueno, con los rancheros pues hay días que bueno sí… Yo tuve muchas experiencias, porque yo había veces que los mayordomos eran poquito más… Es que aquí donde nosotros venimos a caer, taba, toda la gente de aquí, los americanos no querían muy bien al mexicano todavía, los querían pa que trabajaran y les había muchos, aquí mucho mucho, este, rancheros. No le voy a decir los nombres porque, eh, pero trabajaban a la gente a los mojados y muchas veces no les pagaban, le echaban La Migra. Pa echarlos pal otro lado y no le pagaban, les ah, era un abuso ese. Eh, era abuso más bien de los derechos humanos, eh. Había mucho, mucho americano que no quería a toda la raza todavía y mucho, como le digo, taban trabajando de mojados y le decían: “Te voy a pagar, te voy a pagar”. Y luego cuando ya no, pues si le echaban a La Migra y les llegaba La Migra y no les pagaban. No, si estaba, taba duro aquí, no crea. Taba muy, muchas experiencias de esas así. Había aquí, por ejemplo, los inmigrantes, los que decían, les decían Los Planchados, los, sí estos Chotas, Los Chotas, unos grandotes. Nomás cuando agarraban un mojado así que lo hacían correr, lo agarran y lo pateaban.
MP: ¿Ah, sí?
JG: Sí. Era muy duro. Sí, no, lo pateaban, lo agarraban y lo agarraban del, de, como estaban grandototes. Y luego lo ponían, lo echaban dentro del carro, ¡vámonos!
MP: Y a los, a los braceros no les…
JG: No, no, a nosotros no, no, a nosotros no. Pos, después ya nos empezábanos a hacer miembros fue ya después. La primera vez que pasamos, no, no nos daban nada, ¿verdád? Pero cuando ya pasamos de braceros otra vez que le digo, el [19]47, entonces ya les exigieron que nos dieron camas, pusieron baños y ya toda esa cosa allá y buenas camas, cobija y todo eso y baños pa que bañara uno. Se fueron exigiendo ya, fue cuando ya pasamos al Río Vista y luego del Río Vista a La Asociación. Está una aquí por la Alameda, se llama el Pavo Real ahí.
MP: Ah, sí.
JG: Y esa asociación la construyeron los rancheros. Pasamos de allá del, de cuando veníamos de contratados de allá, al Río Vista y luego del Río Vista a La Asociación. Ahí era donde nos recogía la, nos recogía la, los rancheros a cada quien su gente y ya. Ya viene con la tarjeta.
MP: Allá en Chihuahua, en El Trocadero, ¿ahí sí les hacían exámenes médicos?
JG: Sí, ahí les checaban, les checaban las almorranas y luego nos ponían la… Nomás, eh, nomás las almorranas es lo que nos chequeaban así nomás, era todo y nos pedían la… Teníamos que llevar una mica que nos daban antes, con identificación y luego la cartilla, es lo que hicieron muchos allá, es lo que hacían allá en El Trocadero allá. Nomás, era todo lo que checaban y la garganta nos checaban allá a todos y ya nomás ahí nos estabamos listos ahí y luego ya nos decían: “Pa tal lado estos van a salir”. Y luego nos echaban en el tren, el tren ese de carga, con asientos de esos de palo, pa acá. Todo el tiempo nos pusieron en el tren ahí ya, llegaba uno todo revolcado.
MP: ¿Cuánto hacía más o menos de viaje de Chihuahua?
JG: Se hacen como unas cuatro horas en el tren, son, pos ya ve que de aquí a Chihuahua, ya ve que son tres horas en carro más o menos, como cuatro horas porque el tren venía más despacio. Había veces que llegábamos en la noche y ya nos quedamos en Juárez ahí en un hotelillo o por ahí nos andábamos. Y luego, ya en la mañana nos pasábamos, nos traían pa acá, pa Caseta y nos llevaban pa, es que había veces que nos contratábamos en Waterfill, ahí mismo nos contrataban, había veces que íbamos hasta Chihuahua y era cuando nos pasaban por Juárez.
MP: Ah, okay.
JG: Ey.
MP: Y luego ya acá de este lado, no les hacían exámenes médicos.
JG: Aquí sí, en el Río Vista sí, nos sacaban sangre nos sacaban radiografías de la espalda, los pulmones y nos sacaban sangre, y luego la garganta era lo que nos hacían a nosotros, aquí en el Río Vista.
MP: Y ahí, ¿cómo era?, ¿había doctores, mujeres, hombres?
JG: Hombres.
MP: O, ¿puros hombres?
JG: Hombres, puros hombres ahí. Nomás que ahí cuando nos traían ahí, pos eran unas barracas muy grandes, había mucha gente ahí. Tenían, tenían unas camas ahí, en la noche a veces no podía uno dormir porque le aventaban los zapatos ahí unos a otros ahí.
MP: Ah, ¿sí?
JG: No pos es que estaba toda la raza y era gente de todas partes. Y luego ya otro día en la mañana ya nos sacaban a, nos daban de almorzar. Pero antes de almorzar íbamos al, primero al chequeo a sacar la radiografía, a que nos sacaran sangre y la garganta y todo, era lo que nomás ahí. Y luego taban bien y así. Y el que salía enfermo ahí, después le hablaban por teléfono: “Fulano de tal”, con una bocina, “pase pa acá”, y, “fulano de tal”. Pero casi no salía mucho, mucho pero sí salían algunos del pulmón, era lo que checaban más y la sangre. Pero yo nunca salí, yo nunca salí malo de nada de eso.
MP: Qué bueno. Y también les daban otra polvada ahí, ¿verdad?
JG: No, no, ahí no.
MP: ¿No?
JG: No, no, nomás esa, esa vez nomás fue esa vez. Esa vez que le digo nomás, esa fue la única vez que nos polvearon ahí en El Coliseo. Que nos metieron donde meten los animales y luego nos echaron un polvo con unas máquinas a todos ahí. Y hasta adrede hacían, adrede lo hacían yo creo los mexicanos que estaban ahí, porque hasta se reían de nosotros ahí echándonos polvo ahí como los animales.
MP: Porque también tenía entendido que ahí en Río Vista también este… Primero que nada, tienen una sección donde los fumigaban, yo creo que eso ya fue después. Y luego pasaban ahí a los exámenes médicos y todo eso.
JG: Pues sí nos gritaban recio los que estaban ahí, sí nos gritaban recio, nos gritaban eh, recio los todos y eran puros mexicanos casi los que nos gritaban ahí. Nos gritaban: “¡Y órale!, y que esto y que el otro y que… Y pues también como que no, no querían muy bien a la raza. Pero sí nos daban bien de comer ahí, sí eso sí, nos daban bien de comer en Río Vista ahí. Y tenían, ahí tenían buenos sanitarios todo, y los baños había también.
MP: Y este, ahí también había barracas, ¿no?, ahí donde ustedes se…
JG: Sí, sí, también sí. Había unas barracas y luego [es]tán las camas así, una enseguida de la otra y dormía uno así y otros enseguida y así. Camas de, de esas que se doblan, que tienen patitas así dobladizas, ahí. Y luego tambíen nos levantábamos y luego teníamos que recoger la cama y doblarla y ponerla ahí y una cobija que nos daban, una frazada, una cobija, es todo lo que nos…
MP: Y, ¿ahí usted no tuvo, o no vio que tuvieran algún problema los de Río Vista con los braceros?, o, ¿entre los braceros? Porque me imagino que había mucha gente, ¿no?
JG: No, había mucha gente ahí, eran muchos lo que pasamos ahí. Había veces que sí, Sí había pleitos ahí también, sí porque muchas veces a mucha gente no le gusta que le griten recio porque tampoco no es derecho que le griten a uno. Viene uno a trabajar y luego que le griten a uno, que lo quieran humillar, pues no, pos eh. Viene uno a dejar aquí lo, viene a dejar aquí los unos por el otro, la fuerza, pa hacer producir este país y luego que lo traten así, que lo traten mal, pos no. Yo creo no hay derecho y…
MP: Y entonces ahí siempre pues puro español, o sea nunca tuvo problemas en cuanto al lenguaje que no…
JG: No, era, porque todos estos hablaban español los que manejaban ahí el Río Vista ahí, puro español. Ahí, lo trataban ahí, todos sabían español, los que, todos los mandatarios ahí que trabajaban ahí puro español. Sí nos gritaban ahí: “Órale, pásate, que monos y métanse y órale y que vámonos”. Pero como uno tiene necesidad, tenía que aguantarse uno y muchos no aguantaban. Muchos que venían allá de por allá del sur que tienen las… “No, no, no a mí no me grites tú, ¿por qué me vas a gritar?” Pero muchas veces también a muchos los, de ahí de ahí mismo, los echaban pa atrás.
MP: ¿Por problemáticos?
JG: Pos sí. Pero digo pos, es que tiene que defenderse uno también.
MP: Y, ¿cuánto tiempo pasaban ahí en Río Vista?
JG: No, pos nomás una noche.
MP: Nada más.
JG: Llegábamos y por ejemplo nos traían en la mañana, nos estábamos el día y luego lo… En la noche dormíamos ahí y a otro día nos… Ahí nos quedábamos todo el día, ¿verdá?, y digamos, por ejemplo, que pasábamos en la mañana, llegábamos más o menos ahí como a las doce, lo que durábanos ahí en el, ahí en El Paso. Ahí pasábamos en al Santa Fe, lo que durábamos pasando por ahí y luego llegábamos acá al Río Vista como a las, a la una o dos de la tarde y ahí nos estábamos. Y luego ya, ahí dormíamos y a otro día nos sacaban ya a hacer los exámenes y luego ya nos despachaban pa La Asociación y ahí ya.
MP: ¿Para qué era La Asociación?
JG: Esa asociación ahí era, ahí ya íbamos ya contratados ya. Ahí era ya, ya nada más nos daban los papeles ahí y todo y entregaban los papeles a los rancheros y casi la lista de cada quien, su gente y ahí nos recogían ellos, ya pa llevarnos pal rancho.
MP: Entonces, ahí era como que el punto de reunión con ustedes y el ranchero.
JG: Sí, sí. Ahí ya nos esperaban los rancheros.
MP: O sea que a Río Vista pues nada más el mayordomo.
JG: No, no el mayordomo, nadie llegaba ahí, no, no, no.
MP: Nada más mandaban los camiones por ustedes y ya.
JG: Sí, íbamos al Río Vista nomás. Ellos nos, ahí nos esperaban allá, los patrones ahí nos esperaban ahí en el Río Vista. Y este, allá nos esperaban en La Asociación. Por eso ya la pusieron la de, de ahí no sé si ellos lo construyeron los mismos rancheros, no sé. Y ahí nos esperaban y ahí ya nos recojían ahí ya y ya daban el, el fallo y todo, nos daban la tarjeta y el contrato y vámonos. Ciérrele, mija.
MP: Y usted ese contrato este, ¿no se quedó con alguno, o algo, alguna copia?
JG: No, no pues ese contrato nos lo recogían, cada vez que, que pasábamos, los que teníamos… Y luego ya después, teníamos una mica y también nos la recogían. Y mi mica, esa fue la única que me dieron a mí, el, el 19[52], es todo.
MP: Pero aquí no tiene foto.
JG: No, no tiene foto esa, la mica sí tenía y me la recogían, me la recogieron. Era como una identificación eso, ey.
MP: Y ya una vez que les daban estos documentos, ¿ustedes ya se iban con el ranchero?
JG: Sí, cuando ya nos daban el contrato ahí en La Asociación y todo, en el, la tarjeta y todo, porque la tarjeta no la daban a uno cuando lo, cuando nos despachaban del Río Vista a La Asociación, no nos daban nada, a nosotros no nos daban nada, hasta que estábanos en La Asociación ya, allá nos daban la tarjeta y el contrato. Se la entregaban allá al ranchero y ahí nos la daban ahí, órale vámonos. Porque ya sabía el ranchero cuál, cuál gente era… También, sí también traían su lista ellos también, los rancheros. Sí, la gente que iban a recoger, los que despachaban ellos.
MP: Primero estuvo aquí en Caseta y luego, ¿a dónde se fue después?, como bracero, ¿cuál fue el siguiente rancho donde fue?
JG: No pos ahí estuve con este, cuando le digo el 47, estuve en, ahí en Tornillo con Juan Seguila. Y luego de ahí me recontrate para Nuevo México para, estuve en La Unión, Nuevo México.
MP: ¿En qué año fue?
JG: El [19]47. Y luego ya pararon como le digo, ya pararon las… Y yo en ésa vez el cuarenta y… El [19]48, en noviembre abrieron la puerta libre aquí en Caseta también, libre, pos pasó toda la gente que quería, porque estaban necesitando la gente. La llevaron pa Nuevo México, pa Pecos y todo y nosotros fuimos a Pecos por tres semanas. Pero ahí no, ahí no dieron nada de papeles ni nada. Nomás abrieron el puente libre pa que pasara toda la gente que quisiera. Estaban las trocas ahí, camiones pa llevar a la gente pa onde quiera. Es que necesitaban la gente. Y cuando llegamos a Pecos nomás nosotros íbamos en un rancho, nomás éramos siete, esos necesitaba nomás el patrón. Y nomás nos pusieron un papel ahí decía: “Si viene La Migra, nomás le enseñan este papel, este es el contrato nomás”. Pero nosotros…
MP: Todo, ¿para los siete que estaban ahí era un contrato?
JG: Sí, sí, sí pero no, no teníamos nada en el mismo papel de nosotros nada, pero con eso…
MP: Pero cuando menos ustedes ya ahí habían firmado su nombre o algo, ¿o tampoco?
JG: Pues tenía los nombres ahí de nosotros, ellos mismos lo pusieron. Pos sí, porque aquí no nos daban un papel ni nada, nada. Nos llevaban en trocas como, íbamos en camiones ya. Y luego salí, luego ya cuando terminamos los seis meses, los seis semanas, nos trajo la misma Migra en los mismos camiones de La Migra. Ya después nos fue a entregar el patrón allá a Pecos y de ahí nos trajeron en los camiones de La Migra y nos echaron por El Paso y ya nos dieron, pero, pero no fue, nomás fue por un mes y medio. Ahí fue ya…
MP: Muy poquito, unas…
JG: Sí, más eh, por eso ahí en el puente libre no daban nada de papeles nada, nada.
MP: Y si se les llegaba perder su credencial o algo, ¿cómo le hacían?
JG: Pos nosotros…
MP: ¿Les podían dar otra?, o, ¿ya los tenían que regresar?
JG: No traíamos nada de credencial, nada de papeles. Cuando abrieron por el puente libre aquí no. Aquí no nos dieron nada de papeles, ni nada. Nosotros no traíamos nada de identificación, nada.
MP: Pero cuando les daban esas, por ejemplo.
JG: No pues esas cuando se perdía, nos daban una mica con retrato y pos ya la reportaba uno y le daban otra, otra mica mejor otra, sí.
MP: O sea, no los investigaban por si se las habían dado a algún compañero o algo, o para que se viniera más gente.
JG: No, no, porque traían el retrato de uno, no lo podía usar otro compañero, ni nada. Y luego con el nombre y el retrato pues es… Y eso es lo que pos, a nosotros aquí, bueno digo, en las tierras aquí batallábamos mucho. Trabajábamos muy duro nosotros aquí, porque las tierras eran muy disparejas y luego nosotros… Yo trabajé mucho en la maquinaria en el caterpillar, tractores y sin nada de, antes no tenían cabina, con una lona nomás así todos llenos de tierra, todos. Trabajábamos doce horas en caterpillar, en los tractores de noche o en el día. En la pisca del algodón, cargando el algo[dón] en el costal con noventa, cien libras y luego nos llevaban los rancheros agua en unos tanques de esos de forrados así, ahí tomaba agua, pos casi agua caliente, nomás.
MP: ¿El verano estaba muy pesado?
JG: Pues sí cuando, porque empezaba la pisca, había veces que empezaba en septiembre y luego todo octubre hasta allá todavía y luego de todos modos el agua se calentaba. Cuando andábamos en la escarba también, pues nos daban agua en los tanques. Teníamos que tomar agua de agua de ahí de, de los tanques que llevaban los… Tenían un tanque, pegaban dos tanques grandes así y luego con una mula lo jalaban y luego tenía una llave atrás y ahí agarra, con un bote de lámina, le ponía, le ponían una asa de alambre y así le tomábamos.
MP: Y, ¿no se enfermaban?
JG: Pues yo nunca me enfermé fíjese, gracias a Dios.
MP: Y cuando, ¿no supo de alguien que se enfermó o algo?
JG: No, sí se enfermaban y muchas veces los llevaban al doctor, sí los llevaban al doctor.
MP: Y, ¿ese gasto corría por parte del ranchero?, o sea, no tenían que pagar.
JG: Sí. Como aquí en un rancho estuvimos aquí con este Segulia, todos los que trabajábamos en la maquinaria nos tenía él un seguro, pero a los demás no. Y a nosotros sí, los que trabajábamos en maquinaria sí, nos llevaban y nos curaban ahí, pero los demás no. Los demás que trabajaban de brazo no, los que trabajaban de maquinaria sí, los tractores o de caterpillar, sí.
MP: O sea, como que tenían un rango más alto que los que andaban ahí.
JG: Sí, sí, pero los otros los que trabajaban en los tractores y maquinaria, sí. Y luego a nosotros nos pagaban poquito más, un diez más, de la, la hora. O $0.15 centavos más, así nos pagaban más a nosotros. Yo trabajé como casi veinte años en pura maquinaria.
MP: Y, ¿cómo fue que a usted le dio por trabajar en la maquinaria?, o sea, ¿se interesó?, o, ¿ya sabía algo de mecánica?, o, ¿cómo?
JG: No, cuando yo estuve aquí en el rancho este yo seguí, entonces me dijo un… el mayordomo que está ahí me dijo: “Tú éntrale, vas a ser tractorista”. Y le dije: “Pos yo no sé nada de eso”. “Yo te voy a enseñar”, dijo. Entonces yo, pos me enseñó y en ese rancho le decía ahí tabamos ahí, casi como le voy a decir una cosa, que yo era de los principales ahí tractoristas ahí. Yo manejaba los tractores y otro un muchacho de Villa Aldama, Chihuahua.
MP: Ah, sí.
JG: Nosotros éramos los que rayábamos la tierra, sembrábamos, caladriábamos y todo eso. Éramos como quien dice los… Toda[vía] tengo unas fotos onde estaba en un tractor yo. Aquí estoy esperando yo la, que fueran por mí, junto con la lonchera y todo. Estoy sentado en un tractor con… Pero como le digo, los tractores no tenían nada de aire ni nada, ni calentón. En la noche ahí andábamos ahí casi con una lona nomás así alrededor, pero todo descubierto de arriba todos, todos aterrados, todos llenos de tierra.
MP: Y en la noche, pero pos ya ni había luz, o…
JG: No, traían luces los tractores, traían focos. Sí, teníamos buenas luces, sí. No, pos ora ya, ora traen radio, traen calefacción, traen aire acondicionado, traen todo y luego cabina. Y luego así arribita las, las riegan y parecen mesas de billar ahorita. Y antes no, nosotros durábamos toda la noche a camine y camine con la linterna echando contras, tapando tapancos, haciendo tapancos.
MP: O sea, preparando la tierra para…
JG: Eh, no pues eh, cuando andábamos regando, pa que no se filtre, echábamos contras así pa que no se pasara el agua pa otro zurco así pa, toda la noche ya, jale y jale y jale y jale.
MP: O sea que trabajaban todo el día y toda la noche.
JG: Nosotros en veces trabajábamos en los riegos veinticuatro horas y luego entraban en otro turno. Y luego a pie y luego con la linterna nomás y como le digo traíamos una lona y si nos agarra el agua ahí nomás hacíamos bola ahí y, ahí pasábamos el aguacero. Si antes le digo yo que, yo he durado muchos. Yo tengo setenta y seis años. Y yo duré muchos años y yo trabajé muy duro, mucho trabajé muy duro y en veces, en veces hasta comía uno mal. Comiendo mal porque en veces cuando pasábamos, cuando empezamos nosotros a hacer lonche solos, no sabía yo, no sabíamos hacer lonche nosotros. Hasta después sí nos enseñamos, sí comía uno más bien porque ya sabíamos, hacer tortillas, cocer frijoles, hacer sopa de arroz, hacer galletas, todas esas cosas. Pero primero se fue uno mucho. Y como le digo hay muchos, aquí hay muchos mayordomos también muy duros, cuando, cuando… Muchos mayordomos tienen que estar uno, llegaban a la casa de uno con la, donde estaba uno y pitaban y si no estábamos listos lo dejaban a uno y tenía que irse uno a pie porque tenía que estar quince minutos, quince minutos ahí al pie del trabajo, ahí onde tenía que entrar al trabajo. Ey y si no, si llegaban ahí y no estaba uno listo, se iban y lo dejaban a uno.
MP: Y, ¿nunca tuvo problemas con los mayordomos por eso?
JG: Sí tuve problemas con un, con un mayordomo yo una vez, sí. Tuve una averigüata ahí por los mismos riegos. Yo estaba defendiendo mis derechos míos y luego ya, como le digo, era el George Luris(??) Y entonces ya, un lunes ya no vine yo a trabajar, me fui pa otra parte y me dijo el ranchero que porque me iba, le dije: “Por esto, y esto otro”, le dije, “me voy a ir”, dije. Dijo: “No”, dijo, “yo voy a hablar con el mayordomo”. Ah, porque para esto le dije: “No”, pos le dije, “habla con él”, dije, y luego le dije, “sí, si tú le vas a hacer más caso al mayordomo”, le dije, “hazle caso”, le dije, “nosotros somos trabajadores”, le dije, “venimos a trabajar, no a que nos regañes”, le dije, “tú sabes”, le dije, “que venimos a trabajar”, le dije, “no somos, eh, esclavos ni nada”, le dije, “venimos a trabajar a, ta bien que tú nos pagas”, le dije, ¿verdad?, “nos pagas”, le digo, “pero, pero nosotros semos trabajadores, no somos esclavos”. De todos modos me dijo: “No”, dijo, “ya hablé con él, trabajen como, como estaban antes”. Le dije: “Ya no se va a poder”, le dije, “porque ya estamos metiendo mucha discusión”, le dije, “mañana o pasado”. Porque era muy orgulloso ese mayordomo muy… Hasta sabe que ese fue mi compadre. Y luego le dije, ahí las cosas estaban, taban muy apegados al, a los patrón es ellos, a la ley de los patrones. Y le dije: “Ya estamos en esa controversia”, le dije, “mañana o pasado”, le dije, “amanece el de, de malas o algo y luego”, le dije, “va a pasar otra cosa más, otra cosa peor”, le dije, “vale más que no”, le dije, “yo me voy pa otra parte”. Dijo: “Bueno”, dijo, “donde te vayas” dijo, “háblame”, dijo, “yo te voy a recomendar muy bien yo, porque tú eres un trabajador muy bueno”, me dijo a mí. Luego ya me cambié pal rancho del, el rancho de este de Vicente Segulia y María Segulia. Allá agarré el mismo trabajo yo porque me recomendaron muy bien, hasta el mismo mayordomo me recomendó.
MP: Ah, qué bueno.
JG: Dijo: “Él sabe cortar los árboles, él sabe tra[bajar], rayar, sabe sembrar, sabe”, dijo, “todo el trabajo de lo que usted lo ponga hacer, la labor”, dijo, “te lo hace él”. Y el mismo mayordomo me fue a recomendar ahí.
MP: Qué bueno.
JG: No, sí tenía uno a veces discusiones con los mayordomos sí porque.
MP: Pero nunca, eso ha ocasionado que usted tenga problemas con los rancheros.
JG: No, no, no, no, si yo no crea que iba, a ónde quiera a trabajar, y luego: “¿Dónde trabajaba?”. “Pos con fulano de tal”. Todo y luego yo hacía mi trabajo que tenía que hacer. Como el trabajo del, el trabajo de la labor todo, todo lo sé yo. Empezaba a barbechar la tierra, sembrar, rayar, sembrar y todo, todo. Yo lo sé, el trabajo de la labor todo eso. Y luego ya después pues ya después, cuando ya arreglamos pos ya me fui yo, el [19]62 arreglamos ya la ciudadanía, este, la residencia.
MP: La residencia.
JG: Sí, porque yo tenía hijos aquí, nacidos aquí. Y luego ya arreglé la residencia y luego ya me fui para Santa Ana, California, anduve allá trabajando en la construcción.
MP: Pero como bracero entonces nada más anduvo en esta área.
JG: Sí, nomás aquí y en Nuevo México nomás, La Unión nomás, sí.
MP: Nunca se fue hasta Detroit.
JG: No, no, pa allá pa otras partes no. Nomás aquí a Pecos, pero de bracero no. Como le digo, nos dieron pase libre nomás. Y estuve en La Unión y estuve en Mesilla, Nuevo México. Pero sí, nomás. Pero de andar, pos aquí anduve en todo el valle. Pos aquí había mucho trabajo. Aquí anduve de bracero con todos los rancheros de aquí. Casi yo conozco a todos los rancheros de aquí.
MP: Y este, ¿a ustedes no les dieron la posibilidad de que si se firmaban en el ejército aún siendo braceros, se les daba la ciudadanía americana?
JG: Cuando la primera vez que, que pasé yo pa acá, cuando ya me, porque yo dormí en la corte cuando me agarraron un sábado y me dijo el detective que me agarró, dijo: “No, no te doy el pase ahora para el otro lado porque es sábado”, dijo. Pero dormí en la corte el sábado y luego el domingo y el lunes me sacaron ya. Y me dijo el, el que me entrevistó ahí en la corte chica allá, pasando la corte de en donde hacen los juicios ahí, dijo: “¿No te casaste aquí tú?”. Le digo: “No”, le dije, “no me casé”. “Pues te hubieras casado con una, con una negrita”, dijo, “hubieras arreglado tú aquí”, dijo, “hubieras arreglado, ya te hubieran dado todos tus papeles”, dijo, “o mira, hay una opción”, dijo, “si quieres mira, que aquí tenemos muchos que, se han enlistado a la, pal servicio”, dijo, “en cinco años le dan su ciudadanía”, dijo, “si quieres”, dijo, “te puedo enlistar, nomás que necesitamos el consentimiento de tus padres”. Le dije: “No estoy con ellos, estoy con un abuelito”. Dijo: “pues, que mande, le mandamos una carta y que la firme él, que, que está de acuerdo y entonces te enlistamos”. Dije: “No va a querer él”, le dije, “él no me, no quería que me viniera pa este lado, menos que vaya ahí”, y, “mejor no”, le dije, porque no la firma. Mi abuelito no quería, como yo era único y nieto de él, taba muy consentido yo, dije: “La manda y no la firma”, le dije, “vale más que no me apunte”. Porque sí se enlistaron muchos y sí arreglaron.
MP: ¿Sí?
JG: Se enlistaron muchos pal servicio pero ya en ése año se acabo la, la guerra. Después vino la de Vietnam, pero pues ya fue después.
MP: Después y durante este tiempo de la guerra, ¿ustedes no sufrieron alguna consecuencia de la guerra? En cuanto a que, había desabasto de frijoles o azúcar…
JG: Había, nos daban un libro de estampillas. No había azúcar, no había carne, nos daban un par de zapatos por año pal trabajo, par de zapatos pal poner, pal mes, pa salir.
MP: Para salir.
JG: Por año. Y la azúcar, le daban ahí como un piloncillo pal café, la carne me parece que daban una porción nomás a uno, no me acuerdo si era cada semana una libra de carne nomás. Sí, dura la economía aquí, pero daban unas estampillas, el mandado que podía uno comprar. Y si uno se abordaba en una casa, ¿verdá?, era en casa de borda así, tenían que darle el libro de las estampillas al… on taba uno abordado, pa que agarraran ellos las estampillas pa, pa comprar el mandado. Sentimos la verdad aquí muncho, eh, había mucha escasez en la azúcar, la carne y los zapatos. La ropa no, la ropa sí.
MP: Y, ¿duró mucho tiempo esa escasez?
JG: No, pues nomás cuando terminó la guerra, ya después ya no. Duró como, casi todo lo que fue la guerra, esa guerra duró casi seis años, del [19]39 al [19]45. Duró seis años eh, fue la guerra que, estaba peleando Estados Unidos con Inglaterra, este Alemania y Japón. Esa guerra fue, estuvo muy dura.
MP: Sí.
JG: Tenía, todo el gobierno tenía aquí agarrado todo, todos los trenes, camiones y todo tenía agarrado aquí. En esos años, casi no hicieron carros. La verdad que el [19]40, el [19]41, hicieron un carro o dos carros nomás porque todo tenía agarrado el gobierno pa poder dar armamento, y la ropa también, porque pa hacer, puro equipaje pa los soldados, pa toda esa cosa, pa los, pa eso. No pos aquí, eh, esta carretera que está aquí ahí por lo que es la Alameda esa, esa se llamaba la 80, [Carretera 80] ahí se pasaban, en veces duraba una hora o dos horas pasando puro carro de, de grupos de, por ejemplo, de digamos de mandatarios de estos de, pos fueran general o algo así lo que.
MP: Ah, el ejercito o del…
JG: Sargentos, sí del ejército…
MP: O, ¿del gobierno?
JG: Sí, del gobierno, pero puro carro, puro carro. Había veces que pasaban puras trocas grandes y había veces que pasaban los trenes cargados de puros cañones y trocas. Tanto pasaban pa allá pal lado del, del norte y pa acá pal sur también. Y luego nosotros nos tocó, nosotros íbamos allá a la, a El Paso, onde llegaban los trenes. Los íbamos a ver ahí cuando llegaban los que venían de allá de la guerra que venían muchos sin brazos, muchos ciegos, muchos en sillas de ruedas y mucho en la caja ya.
MP: Oh y ustedes ya no tenían, o sea ya, ¿no eran voluntarios o algo para ayudar o algo? O sea eso ya era otra cosa aparte me imagino, ¿no?
JG: No, no.
MP: También les pedían ayuda, por ejemplo, para ayudar a los que venían ya este, de la guerra así lisiados.
JG: No, no, nosotros nos pedía, no, no pos ellos los mantenía el gobierno, les estaba pagando el gobierno. Pero sí, pos era poquito el sueldo que nos pagaban a nosotros, sí.
MP: En relación a los menores de edad y a la mujeres que venían también así como braceros, ¿ellos qué trato tenían?, ¿tenían un trato igual?
JG: Igual que nosotros.
MP: ¿Al que le daban a ustedes?
JG: Igual que nosotros también el trato, también.
MP: O sea, ¿no había alguna preferencia hacia ustedes porque eran ya hombres y mayores de edad, fuertes?
JG: No porque yo cuando, cuando nosotros ya pasamos ya al, por ahí del [19]46, sí pasaron muchos menores de edad, ¿verdá? Venían con su tío, con su hermano, lo que fuera. Pero cuando ya, después del [19]46 y el [19]49 ya, ya pasamos puro[s] mayores de edad ya, ya no pasaba gente chica, ya puro mayor de edad.
MP: Y ellos también iban así a trabajar igual que ustedes, o, ¿por su condición física ellos tenían un trabajo un poco menos pesado?
JG: No pos cuando venían de esos chamacos esa vez que le digo que pasaron, todos todavía los menores trabajaban en el azadón también ellos, ¿no?, limpiando hierba y piscando, piscaban lo, es que no, no ponían. Por ejemplo una, se piscaban lo que se podía, ellos… Lo que podían piscar, como le pagaban a uno lo que hiciera. Y el azadón pues, igual trabajaban igual que uno. Pues no eran muy chicos, venían chamacos de diecisiete ya, diecisiete años de ahí, dieciocho años y ya siempre grandes y mujeres ya grandes también. Porque fueron muchas mujeres también en ese entonces.
MP: ¿Sí? Y ellas este, me imagino que las ponían aparte, ¿no?
JG: Andaban junto con los hombres trabajando en el azadón, andando juntos, andábamos todos juntos. En la pisca también, andábamos todos juntos las mujeres y todos juntos, en la pisca del algodón, todos andábamos juntos. No había distinción ahí.
MP: Y usted no se llegó a dar cuenta, o sea así como venían mujeres y hombres, ¿que se vinieran parejas, matrimonios?
JG: Sí, sí vinieron, sí venían muchos, se venían no, cuando la de braceros no, eh, pero de mojados venían muchos aquí. Iban aquí y tenían hijos aquí y luego ya pos arreglaban por los hijos aquí también ya. Se venían a trabajar porque se venían mucha gente también de mojada, todavía cuando los braceros, había braceros y había mojados también, los agarraban también.
MP: Sí, pues eso ya comoquiera es más fácil, ¿no? O sea venirse de ilegal, ajá. Y eh, ¿cuál es su opinión acerca del Programa Bracero?, así en general, ¿estuvo bien, estuvo mal? Algo qué desde su punto de vista pudiera haber estado mejor o algún aspecto.
JG: Pues yo digo que estuvo bien, esto cuando lo… Por ejemplo, cuando nos pasaron de allá, ¿verdá?, en el [19]43, cuando la guerra de aquí, porque venimos a levantar aquí las cosechas. Y luego, nos ayudábamos nosotros también, con el dinero que ganábamos aquí. Porque allá también, allá ganaba uno muy poco, allá ganaba $1 o $2 pesos en ese tiempo, $2 pesos plata y nos ayudábamos mucho también nosotros en ese cuestión de los braceros. Y venimos aquí a trabajar, ¿verdá?, pos a ayudar a Estados Unidos a levantar las cosechas de aquí, a trabajar. Estuvo bien a toda costa, porque de todos modos estábamos aquí como mojados, ¿me entiende?, y estábamos peligrando más que nos agarrara La Migra y nos echara lo… O había veces que entrando no lo echaban a uno luego luego, a veces que los llevaban a la corte y había pasaba uno veinte días o un mes la primer vez, a la corte y ya después de braceros pues ya tenemos la protección de la, de la tarjeta que traíamos nosotros, del permiso. Ya estábamos mejor, trabajando más libremente.
MP: Eh, con la oportunidad de ser, de arreglar ciudadanía, residencia.
JG: Sí, no pues yo ya agarré yo pues ciudadanía porque yo cuando me casé yo me vine pa acá con la señora. Aquí tuve unos hijos ciudadanos y luego por eso arreglé yo. Yo arreglé la residencia rápido así, como un mes duré pa arreglar yo.
MP: Ah, pues muy bien.
JG: El [19]62.
MP: Qué bueno, ah, no sé si tenga algún otro comentario, para terminar con la entrevista.
JG: No, sí, yo le comento eso que le digo que nos trataron mal esa vez allá en el Río Vista que nos, esa vez, es en lo que se refiere el gobierno que no sabía ahí que nos echaban polvo como a los animales ahí. Porque eso no está bien, esa cosa no está bien, digo es una discriminación. Eso no está en los derechos humanos, como humano uno que es, que lo traten así como animal. Y ahora digo, pos no sé digo, porque a nosotros nos dijeron de ese sueldo que nos pagaban que taban agarrando un dinero que nos iban a dar a nosotros después nos de… Porque si lo irán a cumplir o no lo iban a cumplir esa cosa. Porque dijeron que había algún dinero que estaba acumulado, del que nos taban quitando a nosotros como braceros y luego hablé con este Carlos Marente estuve hablando por teléfono, y me dijo que juera ahí a la casa del campesino que está ahí por la… Ahí está en la Santa Fe, pasando el puente me parece por ahí está.
MP: Ah, cerca del puente Santa Fe.
JG: Y que un dinero que, que hasta podían venir también los… Por ejemplo, las mujeres viudas, que tuvieron braceros que ya se murieron, que también ellas podían reclamar ese dinero también. Pero no sé, ya no han dicho nada, no sé si irán, sí nos darán o se nos da, no nos darán nada.
MP: Quién sabe, la verdad, nosotros no estamos muy relacionados con eso.
JG: No, sí no, sí, no…
MP: Bueno, pues quiero darle las gracias por el tiempo y por haber compartido con nosotros sus experiencias y qué bueno que a usted le funcionó y le funcionó muy bien, pudo salir usted adelante y también su familia.
JG: Como le digo, yo, bueno a nosotros onde, onde yo estuve le digo, los ranchos que yo estuve, no sé qué opinan también los otros, ¿verdad?, en los otros ranchos, cómo los trataron o cómo, pero digo, a nosotros primeramente no nos daban, bueno, no nos daban nada. Después sí ya nos ponían nuestros baños y todo ya en los ranchos. Les dijieron el mismo, pues el cónsul, el que estaba interviniendo ahí, que tenían que tener baños y onde echar la basura, toda esa cosa ahí.
MP: O sea que en realidad sí, el Gobierno Mexicano les ayudó en eso.
JG: Pues sí, en esas cosas sí, por eso taba enseñando el cónsul, era el que estaba, el deber, pertenece al Gobierno Mexicano. Y que estuvieran, que tenían que tener baños y, ya nos daban nuestra, la estufa de petróleo, una estufita y nos daban la cama pa dormir ya, toda esa cosa, con los colchones y ya todo, ya. Pues cambió la cosa. Pero primeramente me, primeramente cuando yo pasé pa acá, taba muy duro. En realidad, como le digo, lo trataban a uno muy mal los… Igualmente cuando estaba uno de mojado, los rancheros. Hay unos rancheros, muy drásticos, como le digo, muchos rancheros que trabajaban a la gente de mojados y luego con el tiempo les echaban La Migra. Y luego, ya no les pagaban, les daban otra versión también mire, pa acá pal lado del otro rancho que, ranchos ganaderos que muchas veces, platicaban así a algunos. Trabajaban a la gente de una manera así de mojados, así los rancheros allá y luego en veces ya hasta los mataban allá arriba de la sierra los… Les decían, ya tenían tiempo con ellos ahí trabajando y no les pagaban y les decían: “Cuando te vayas te vamos a pagar”. Y muchos les decían: “Vete mira, ve a ver aquel becerro que anda allá arriba de aquella loma allá”. Y luego ya los mataban.
MP: Pues, eso sí fue un abuso oiga, obviamente…
JG: Sí, eso fue un abuso y hubo algunos, ¿eh? Esos rancheros que, porque aquí había mucho, mucho, como le digo, mucho americano que no querían la raza, no la querían todavía aquí. Igualmente aquí en Fabens aquí no querían que fueran los mexicanos junto con los americanos a la, a la escuela, menos los negros. Este papá de este, que le digo yo el George Luris(??), se llamaba don Luis Lewis, taba casado con una mexicana, una mexico americana. Y él andaba peleando eso, que tenían que ir los mexicanos a la escuela junto con los americanos y por esa causa lo mataron a él. Un ranchero que está aquí en los, no les voy a decir el nombre, pero un ranchero. Ellos saben más bien quien fue el que lo mató. Porque esos rancheros no querían que fuera, no querían a la raza, querían que fueran los americanos aparte y los mexicanos aparte y los negros aparte. Y entonces alguien les dijo, como que, si cuando van a la guerra sí se iban todos juntos.
MP: Claro.
JG: Negros, mexicanos y todos, americanos. Yo vi una acción ahí en El Paso una vez cuando, cuando los tranvías ahí en El Paso, a mí me tocó ver esa cosa. Que pasó el tranvía y se iba a subir un… Andaba el negro porque entonces cuando estaban ahí en la guerra, en el [19]43, venían muchos así, venían a, pues les daban vacación, como vacaciones, ¿verdá? Y el negro este, eh, andaba decorado, era como sargento o algo así. Entonces se iba a subir al tranvía y un mexicano pos nomás que hablaba inglés, ¿verdá?, le dijo que no se subiera, dijo: “¿Por qué?”, dijo, “no tú, eh, no te puedes subir aquí tú”. Entonces lo agarró el negrito, lo agarró y lo bajó y le puso una golpiza, y le dijo: “¿Por qué crees que traigo esto?”, dijo, “mira, esto no lo traigo porque estoy defendiendo la tierra aquí, el país aquí onde yo estoy lo estoy defendiendo”, dijo, “ando peleando”, dijo, “por este país”, dijo, “tanto derecho tienes tú, como tengo derecho yo aquí” le dijo. Y no le hicieron al negrito ya. Ahí lo golpeó, ahí lo bajó y lo golpeó, lo pateó ahí dijo: “Fíjate lo que traigo”, dijo, “¿por qué crees que lo traigo?”, dijo, “no me lo he ganado por gusto ni nada”, dijo, “porque me lo hayan regalado”, le dijo, “lo traigo porque he ascendido por el esfuerzo que he hecho yo”, le dijo, “pa levantarme, pa llegar, pa llegar hasta onde estoy”.
MP: Pues sí.
JG: Porque no, no querían a la raza aquí no, taban muy carajas. Ora, no eran, ora ya no, ya están.
MP: O ahora es un poco más disfrazado, ¿no?
JG: No, sí, más disfrazado pero ya ahora eh, ahora ya habemos más mexicanos aquí que americanos.
MP: Pero también eso es triste que ver este, muchos que nada más porque están aquí ya se olvidan de sus raíces y todo y también así como que no.
JG: Sí, muchos veces, fíjese, lo que pasa muchas veces, pasan muchas gentes de allá de este lado y arreglan y ahí con el tiempo digo, yo no he cambiado yo soy el mismo de todos modos. Con el tiempo dijo, ya en veces muchas veces no pueden ver al hermano que viene de allá pa acá.
MP: Sí.
JG: Mayormente si agarran un puesto, yo le dije a mi señora, le dije: “Mire”, le dije, “orita más o menos estoy aquí”. Cuando allá en aquellos años, ¿verda?, hay muchos americanos en los puestos, ¿verda?, del gobierno, ¿verda?, ta más o menos poquillos. Le dije: “Pero si empiezan a entrar mexicanos a los puestos”, le dije, “va a ver cómo se va a poner”, le dije, “va a haber mucha”… Es que los mexicanos somos muy avariciosos en veces. (risas) Y yo en este, cuando fui pa, cuando fui pa Los Ángeles, cuando ya venía yo ahí en la oficina de los camiones en Los Ángeles, ahí en una oficina muy grande, en Los Ángeles, ¿no conoce usted pa allá?, ¿no?
MP: Sí, sí conozco.
JG: Bueno, entonces yo taba en Santa Ana y de Santa Ana me fui en un camión y tenía que transbordar en Los Ángeles, pa agarrar el camión pa acá pal [El] Paso. Y luego en primer, le preguntaba yo: “Oiga”, le digo, “¿cuál es el camión que va a salir pa allá pa El Paso?”. “I don’t speak spanish”. Mexicanos que yo sé que sabían español, y así. Porque hay muchas muchos partes on tan, muchos así onde venden los boletos y todo. Es un a situación grave de una misma cuadra a otra, de una calle a otra. Y luego ya le pregunté a una negrita ahí y luego ella me dijo en español, dijo: “Ahí en la puerta número ocho”, una negrita. Y los mismos mexicanos de nosotros mismos no, muchas veces no nos queremos unos a otros. Le digo, no nos ayudamos digamos como…
MP: Como debiéranos, ¿verdad?
JG: Como debiéranos ayudarnos como hermanos. Ya ve cómo están tratando, ahorita los inmigrantes aquí, muchos.
MP: Sí.
JG: Que atraviesan las tierras de ahí por Arizona los han matado y muchos mexicanos que los agarran, nomás porque son inmigrantes jóvenes que no han matado a otros, gentes ahí. Y estoy seguro yo que no les han hecho nada a esos otros rancheros, no les han hecho nada, no los han castigao.
MP: No, nada.
JG: ¿Por qué hace el gobierno eso?, ¿por qué?, digo pues sí es, sí es un país aquí onde las leyes son rígidas, ¿verdá?, que sea parejo el gobierno con todos. Si es americano, si es negro, si es mexicano, el que la haga que la pague.
MP: Pues sí, así es.
JG: Ahí los andan matando como animales a los pobres, nomás porque atraviesan en las tierras, ¿qué se van a llevar? No se llevan nada de las tierras, no se roban nada.
MP: Y vienen a trabajar.
JG: Vienen a trabajar a hacer aquí el, a dejar el, sus pulmones aquí, a trabajar la tierra, a buscar trabajo. No vienen a robar, vienen a trabajar pa agarrar dinero, pero no vienen a pedir nada. Esa es

Interviewer

Parra-Mantilla, Myrna

Interviewee

Gámez, José

Location

Fabens, Texas

File Name Identifier

Gamez_ELP019

Citation

Parra-Mantilla, Myrna and Gámez, José, “José Gámez,” Bracero History Archive, accessed November 15, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/65.