José de la Luz Mares
Title
José de la Luz Mares
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: José de la Luz Mares was born on May 15, 1918, in Chihuahua, Chihuahua, México; his father was a shoemaker, and he learned the trade from his father; in 1955, his family’s financial strains led him to the bracero program; he worked primarily in the cotton fields.
Summary of Interview: Mr. Mares recalls being trained as a shoemaker by his father; due to financial difficulties, he had to leave his father’s shoe store to look for work elsewhere; in 1955, he began the hiring process for the bracero program in Chihuahua, Chihuahua, México; he and other braceros were transported from Chihuahua, to El Paso, Texas, in freight cars that had previously been used to carry concentrated amounts of lead and zinc; the boxcars were not cleaned prior to being used to transported the braceros; in addition, the braceros were sealed in the cars and left there for the entirety of the trip, which took nearly two days; once they reached the port of entry in El Paso, they were taken to a basement and medically examined and deloused; from there they were taken to Rio Vista, a processing center in Socorro, Texas, where they had to wait for eight days before being taken to work; he recalls that there were many teachers, engineers, and other professionals working as braceros; he spent most of his time as a bracero working in cotton fields.
Summary of Interview: Mr. Mares recalls being trained as a shoemaker by his father; due to financial difficulties, he had to leave his father’s shoe store to look for work elsewhere; in 1955, he began the hiring process for the bracero program in Chihuahua, Chihuahua, México; he and other braceros were transported from Chihuahua, to El Paso, Texas, in freight cars that had previously been used to carry concentrated amounts of lead and zinc; the boxcars were not cleaned prior to being used to transported the braceros; in addition, the braceros were sealed in the cars and left there for the entirety of the trip, which took nearly two days; once they reached the port of entry in El Paso, they were taken to a basement and medically examined and deloused; from there they were taken to Rio Vista, a processing center in Socorro, Texas, where they had to wait for eight days before being taken to work; he recalls that there were many teachers, engineers, and other professionals working as braceros; he spent most of his time as a bracero working in cotton fields.
Creator
Parra-Mantilla, Myrna
de la Luz Mares, José
Date
2003-02-13
Subject
Bracero
Contributor
Cristóbal Borges
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
José de la Luz Mares
creator (Spanish)
Parra-Mantilla, Myrna
contributor (Spanish)
Cristóbal A. Borges
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
52:42
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: José de la Luz Mares
Fecha de la entrevista: 13 de febrero de 2003
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla
El día de hoy es 13 de febrero de 2003 en la ciudad de El Paso, Texas, entrevistando al señor José de la Luz Mares, entrevistando para el Departamento de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Myrna Parra Mantilla.
MP: Buenas tardes señor Mares.
JM: Buenas tardes.
MP: Primero quisiera que me dijera, ¿dónde y cuándo nació?
JM: Nací en la ciudad de Chihuahua, el mayo 15 de 1918.
MP: Y quisiera que me contara un poco de su niñez, de su familia, de sus papás, sus hermanos…
JM: Mi padre pos era un trabajador, era artesano, era zapatero. Él tenía un taller de zapatería en San Francisco del Oro, allí me hice yo también zapatero, ¿eh?, seguí yo la tradición, porque en toda mi familia hubo zapateros. Ahí duré hasta que me vine aquí, cincuenta y tantos, que me vine el [19]55, me vine el [19]55, ahí del [19]53. Y mi hermano, trabajó en la San Francisco Miner Company México, ahí en San Francisco del Oro, en el laboratorio, era una compañía minera. Y mi madre murió, muy joven luego. Después de ahí yo me di cuenta del sistema de trabajadores que venían a Estados Unidos a trabajar temporales, con el nombre de braceros y estábanos en una situación difícil por la falta de trabajo. Mi padre no tenía mucho trabajo en la zapatería y tuve yo que solicitar, solicitar a él mismo el permiso porque pos, en aquella época tenía uno que pedir permiso para salir pa donde quiera con su padre. Saqué el permiso para venirme de bracero, en esa época, la contratación estaba en Chihuahua. En la ciudad de Chihuahua era el centro de contratación, allí me contraté, en principio, al principio, no, a fines de los [19]30, en el [19]53. Y de ahí nos conducieron en el ferrocarril, en furgones, donde habían embarcado concentrado de plomo de una compañía minera de San Francisco Del Oro. Concentrado de plomo, es el metal ya beneficiado, que se manda, se mandaba para Estados Unidos pa que lo fundieran aquí en la fundición. Y esos furgones los usaban para conducir el zinc, el concentrado ese y cuando lo vaciaban, lo mandaban para allá y en esos furgones nos mandaban a nosotros, ¿usted se imagina cómo llegaríanos? ¡Negros, negros, negros!, de el polvo del zinc. Duramos un día y medio para llegar aquí a Juárez, a El Paso.
MP: ¿De Chihuahua a El Paso?
JM: De Chihuahua a El Paso. No sé por qué se iría parando tanto el ferrocarril. Pues llegamos aquí y entonces nos pasaron por el puente de Santa Fe, era un puente de madera, un puente de madera y abajo en el subterráneo eran unos salones, ahí nos metieron, allí nos examinaron, para ver si encontraban algunas enfermedad venéreas o hemorroides y tuberculosis. Y ahí nos, ¡nos fumigaron! Nos dieron con un polvo, nos sopleteaban un polvo blanco, en la cabeza y todo el cuerpo pa fumigarnos como a los animales. (risas) Después de ahí, ya cuando andábamos fumigados, nos quedamos todo un día ahí, después nos llevaron a un centro de concentración que está aquí por la calle la North Loop, al salir al North Loop.
MP: ¿Río Vista?
JM: ¡Río Vista!, a Río Vista. Ahí duramos ocho días.
MP: ¿En el Río Vista?
JM: En Río Vista, ahí era el, concentración, lugar de concentración.
MP: ¿Por qué tanto tiempo?
JM: Pos porque, porque no había salidas, no había pedidos de braceros, pa completar la cantidad que ellos tenían que llevar. Después de ahí en una troca tráiler, de esas que usan para el ganado. Nos llevaban pa unas bancas y nos llevaba a Muleshoe. Allí en Muleshoe duré, en el centro ahí de, ¿cómo les nombran ahí el centro?, de recepción, ¿verdad? Donde lo reciben.
MP: Centro de recepción.
JM: Centro de recepción, en esa recepción ahí duramos un día. Ya llegó un señor de un rancho cercano, el señor Mátiz, Mátiz se apellida Mátiz y ya nos contrató y ya ahí duré con él, pos toda la temporada, como cuatro meses, en la limpia del algodón y el riego. Muy buenas personas, muy buenas personas esa familia y inclusive me mandaron fotografías de los hijos ya cuando yo estaba aquí en, cuando me regresé. Después de varios meses y me mandaron fotografías de los hijos de ellos, dos de los hijos.
MP: Ah, qué bien, y, bueno tengo entendido que ahí en San Francisco del Oro, era un pueblo minero muy rico.
JM: Sí, muy rico.
MP: Y que había… Era muy próspero.
JM: Muy próspero en aquella época. Porque yo llegué a San Francisco del Oro, el [19]28, hasta el [19]55 que me vine para acá, muy próspero, muy próspera, muy próspero era. Mi papá tenía un taller de zapatería y le estaba yendo bien nomás que se puso a, en la crisis fue el [19]32, se puso muy malo también. Pero ya después, volvió a resurgir y está muy bien, económicamente se veía bien, nomás que la ilusión de ganar más dinero, ganar más dinero y conocer, ¡pos estaba joven yo!, más dinero y conocer.
MP: Y, ¿usted no tuvo oportunidad de entrar a trabajar en San Francisco?
JM: No me llamaba la atención, porque el trabajo era en el mineral, en las minas y ahí había mucha incapacidad, mucha silicosis, yo veía como moría la gente ahí.
MP: ¿No tenían servicios médicos?
JM: Sí, sí tenían servicios médicos, pero con el tiempo, en el transcurso del tiempo, les entraba la sílica, era sílica.
MP: Y, ¿en ese tiempo cómo lo trataban, cómo trataban a esa enfermedad?
JM: ¿Esa enfermedad? Pues la trataban los médicos, creo que era a base de medicinas, pero se morían muy pronto, muy pronto se morían. Es que en la mina hay gas del mismo metal, hay gas y cuando barrenaban adentro, quedaba todavía el humo de la dinamita y todo eso lo absorbían ellos.
MP: Aparte del humo de la dinamita, los gases.
JM: El gas, el gas. Había personas a veces que se engasaban, los sacaban engasados, porque había bolsas de gas, ellos les daban bolsas, rompían una bolsa de gas y se engasaban, entonces los sacaban todos engasados.
MP: De hecho el trabajo en la mina es muy peligroso.
JM: Muy peligroso, no sí.
MP: En ese tiempo me imagino que más porque no se contaba con todo el equipo.
JM: Con todo el equipo.
MP: Que tienen ahora. Y, ¿entonces se dio cuenta ahí en San Francisco del Oro acerca de los braceros?
JM: Sí, señorita.
MP: ¿Se dio cuenta por gente de que ya había estado acá o hubo como pancartas anunciando?
JM: La prensa, la prensa. Había un periódico en Parral, El Correo de Parral y ese periódico, esa prensa la llevan a vender a San Francisco del Oro y uno ahí se enteraba de todo lo que estaba pasando fuera de ahí.
MP: Ah, y, ¿qué le hizo motivarlo a usted para estar como bracero, para venirse como bracero?
JM: Pues es que hay como le digo, por una parte el dinero porque sabe que se ganaba mucho dinero y en lo práctico, pos no, no fue tanto, nomás que ya me había metido pos ya tenía yo que trabajar.
MP: ¿Cuántos años tenía usted cuando se registró como bracero?
JM: Ora verá, el [19]53, ¿al dieciocho?, treinta y, ¿treinta y cinco?, ¿cincuenta y tres al dieciocho, cuántos? Sí, treinta y cinco años.
MP: Y, ¿en ese entonces ya usted estaba casado?
JM: No, todavía no.
MP: ¿Estaba soltero?
JM: No, me casé el [19]46, el [19]44, el [19]44 acá.
MP: Ah, okay, ¿entonces usted se fue de San Francisco a Chihuahua?
JM: Sí, de ahí a Chihuahua a enlistarme.
MP: En El Trocadero, ¿verdad?
JM: El Trocadero, El Trocadero.
MP: Y, ¿ahí en El Trocadero no les hacían algún examen médico por parte, ya sea de los representantes del Gobierno de México o de Estados Unidos?
JM: No, el único examen que me hicieron a mí no era médico sino que era visual. Mucha gente, agarraba cal y se frotaba así la mano, para que la mano estuviera grueso, para que la piel estuviera gruesa porque le hacía así la mano, se la hacían así y si, si la tenía gruesa, pasaba y si la tenían muy delgadita, muy fina, no pasaba.
MP: O sea, quiere decir que no tenía experiencia en el campo, ¿verdad?
JM: Sí, que no tenía experiencia en el campo. O que nunca había trabajado, tenía la mano muy fina. Esa era la prueba que lo sometían ahí.
MP: Y, ¿ahí no les pedían algún documento ya sea por parte del Gobierno Mexicano o americano?, ¿cartilla militar o algo?, algún, su carta de, acta de nacimiento o algún…
JM: Cartilla militar. ¡No!, este para mí fue fácil, por esto, porque ahí en el San Francisco del Oro tenía un amigo que era político y estaba muy bien en Chihuahua. Y fui y lo vi yo antes, antes de ir a Chihuahua yo le había platicado que yo me quería irme para allá, dice: “Pos vete, yo te ayudo”. Cuando fui, me dio mucho, me dio recomendaciones para la, pa la gente que, pa los guardias ahí, pa que pasara, porque había guardias ahí y nomás pasaba el que traía los papeles y yo pasé y no necesité papeles.
MP: O sea que los guardias fue como el primer filtro.
JM: Era el primer filtro.
MP: De buscar a ver quién sí traían papeles y quienes no.
JM: Ey, sí.
MP: Y, ¿luego ya se iban con oficinistas o algo así?
JM: Sí, sí, sí, a tomar datos. Tomar datos.
MP: Algunos señores que he entrevistado de Chihuahua me dijeron que ellos se dieron cuenta en la calle caminando en Chihuahua y que todavía ellos no sabían si sí se iban a ir de braceros o no, pero ya les habían dado una credencial del Sindicato de Braceros de Chihuahua.
JM: Sí.
MP: ¿Le tocó a usted eso?
JM: No, ¿la ficha?, es la famosa ficha, era para entrar uno al [El] Trocadero.
MP: No, ellos eran una… haga de cuenta una credencial.
JM: Sí, eso que sí.
MP: Como el de la CTM. [Confederación de Trabajadores Mexicanos]
JM: Sí.
MP: O alguna organización así.
JM: Sí, ellos eran trabajadores agrícolas ya. Yo no era trabajador agrícola. Yo entré por la influencia de un político y luego el soldado que estaba allí, había estado en El Oro, el que estaba de guardia, había estado en Del Oro, me conoció y luego: “Pasa, pasa, pasa acá”. (risas) Sí pero para entrar uno necesitaba uno la ficha y para el, para unos, unos compraban la ficha.
MP: ¿Ah, o sea que también hacían transa?
JM: Hacían transa, compraban la ficha. Y la ficha se las daba el Gobierno Mexicano.
MP: Y, ¿ellos no tenían problema con el Gobierno Americano por eso?
JM: No, no, es que necesitaban la gente, Estados Unidos necesitaba la gente. Entraban mucho, mucho maleante, ¿eh?
MP: ¿Ah sí?
JM: Sí, entró mucho maleante.
MP: Y, ¿eso no lo detectó La Migra, por decirlo así?
JM: Pues no, no lo detectó.
MP: Porque también tengo entendido de que les hacían también un examen, como dice usted, visual, pero de a ver si no tenían cicatrices en el cuerpo de navajas o de que si eran muy peleoneros o algo así.
JM: Pues cuando entraba uno a donde digo yo que lo desinfectaban, así dicen desinfectar, ¿verdad? Los desinfectaban, lo desnudaban a uno por completo. Lo desnudan a uno por completo, ellos checaban sus órganos, todo le checaban a uno ahí.
MP: Pues sí fue muy difícil, ¿no?
JM: Fue difícil, fue difícil, muy difícil. ¡Sí!, pues es que, es que uno así es, ha sido uno, quién sabe por qué será así, había gente tan sucia así, que traía las manos ¡sucias, sucias! Iban, iban a, hasta comprar a las tiendas y luego daba el billete y les tiraban el dinero así por no cogerla, por no tocarle la mano. Gente que a mí me daba lástima, ¿cómo va a ser posible que venga esta gente así de esta forma?
MP: Oiga señor y no sé si vaya a ser así algo un poquito, si no me quiere contestar, no me conteste, pero, ¿cómo les hacían esos exámenes así que los revisaban de cuerpo entero?, ¿los ponían a todos así en hilera o era de uno en uno, o cómo eran?
JM: En hilera, uno a uno, era de uno, era de uno, desnudo, todo le revisaban a uno ahí.
MP: Pues era muy difícil, ¿no?
JM: ¡Todo, todo, todo! Sí lo peor es eso, cuestión de, ¡bueno!, yo ya me había metido, eso lo denigraba a uno de tal forma así que, eso de echarle el polvo así a uno de como a los animales, un polvo blanco, para desinfectarlo. Y no, pero también es que mucha gente, más bien la gente pobrecita del sur, los sureños, los que vienen del sur. Pobrecita gente, ¡muy sucia! Pobrecita, una vez encontré yo a un muchacho, un bracero, lavándose los pies en donde el, en la taza del escusado le digo: “¡No es para eso hombre!”. “¡Eso no es para eso!”. (risas)
MP: ¿No sabían para qué era?
JM: No sabían de qué era.
MP: Ah, pobre gente.
JM: No, sí hay pobre gente, sí y ni modo.
MP: Ajá, así es. Y bueno ya en eso de que los contrataban allí en Chihuahua, en los furgones estos de las minas, pues me imagino que eran totalmente cerrados, ¿verdad?
JM: ¡Cerrados, cerrados, sí cerrados!
MP: Y, ¿entonces con la respiración y todo eso, los polvos?
JM: ¡Y cerrados! ¡Cerrados! Y sí llegaba uno, yo llegué, bueno, todos llegamos. Es que el plomo, el plomo, el concentrado de plomo es un polvo negro, polvo negro, era como ceniza, así. Y lo mandaban para acá a Estados Unidos para fundirlo y nos tocaba en esos carros a nosotros y era una barbaridad, todos, todos negros. Y luego duramos casi veinticuatro horas para llegar aquí, quién sabe por qué se le paró, se paró, no sé en qué estación se paró, mucho tiempo se paró ahí.
MP: Y en todo ese tiempo que el tren se paraba ustedes ahí adentro.
JM: Pos ahí adentro.
MP: Sin aire, ni nada.
JM: Ahí no nos daban qué comer.
MP: Y ahí, ¿llevaban ustedes algo que comer?
JM: Pos sí, teníamos que llevar esto por indicación de otros que habían entrado. “No pos lleva que comer, por que ellos no dan”.
MP: Entonces yo creo que como que fue denigrando un poco, el programa, ¿no? Porque al principio me decían que les daban lonches y todo y muy bien.
JM: Y a mí así me platicaban, que cuando llegaban en los ranchos tenían muy buenas camas y todo eso, pero es que se portó uno tan mal así, que se dieron cuenta ellos que, pos que no correspondían los braceros a lo que ellos les estaban ofreciendo. Sí, pos así me platicaban a mí que, muy antes al principio.
MP: Sí.
JM: Al principio.
MP: Sí, pues sí, ¿fue muy difícil no?
JM: Sí fue muy difícil, fue muy difícil, muy difícil.
MP: Cuando menos este tiempo de la contratación allá, el examen, la transportación.
JM: La transportación.
MP: Sí fue muy difícil.
JM: ¡La denigración! Lo denigran a uno mucho, lo denigraban mucho.
MP: Y usted en este punto, bueno porque me imagino que usted cuando decidió ser bracero era porque tenía la ilusión de tener algo mejor.
JM: Algo mejor acá.
MP: Y en este punto de estas revisiones y todo esto, ¿usted todavía seguía con esa ilusión, o ya se había bajado un poco su nivel de interés?
JM: No pos yo hasta creía que con un buen oficio, con un buen oficio y con buen, hacerse uno trabajador de aquí, porque eso sí es, ¿eh? Yo veía allí que al que trabajaba lo respetaban, lo respetaban mucho. ¡Y así es! Este, pos por eso es que yo me vine para acá, llegué allá y me vine para acá y aquí gracias a Dios que estoy mucho mejor que allá, mil veces mejor que allá.
MP: Claro.
JM: Y es que yo he trabajado, yo trabajé en la, en la Border Steel y trabajé en la Paisano y en Los Ángeles también trabajé. Y en trabajos que dejaba no, no por mí, si no por causas mayores. Por ejemplo, en la Border Steel ahí duré veintitantos años, ahí porque se fueron a huelga y aquí en la Paisano Concrete, ahí duré dieciocho años, me accidenté y ahí ya cumplí para la pensión. Yo nunca dejé mi trabajo, por eso es que todos mis hijos son, mis hijos son muy trabajadores, ¡todos muy trabajadores!, gracias a Dios.
MP: Qué bueno.
JM: Y mis hijas también, tengo dos hijas. No, yo estoy orgulloso de mi familia.
MP: Ellos también de usted, ¿no?
JM: Sí, gracias a Dios, yo creo que sí, no sé, ¿verdad? Pero a lo mejor sí. (risas)
MP: Ajá, que bien, bueno y entonces dice que ya llegando, llegaban al [El] Paso, ¿tenían que esperar algún tiempo en el puente, en Juárez para cruzar el puente?
JM: ¡No!
MP: Era inmediato el cruce.
JM: Era inmediato el cruce, era inmediato el cruce y luego nos metían. Entonces aquí, había un socavón abajo, era como una, como una bodega algo así, ¿me entiende?, porque era todo, todo madera, era madera el puente. Y abajo había unos cuartos, ahí estaban las oficinas y pegado había un cuarto desocupado ahí, más o menos me lo imagino yo pos ya tantos años. Pero sí yo recuerdo que ahí nos metieron y ahí nos fumigaron.
MP: En el cuarto subterráneo.
JM: Sí, en el cuarto subterráneo.
MP: Y, ¿había doctores, había enfermeras?
JM: Pues sí, sí había doctores ahí, pues eran los que nos estaban haciendo el examen.
MP: Y, ¿les ponían vacunas para el tétano, para la tuberculosis, los inmunizaban?
JM: Pues no recuerdo fíjese, yo creo que sí, no recuerdo de eso. Es posible que sí, lo que sí recuerdo es que en la forma en que nos examinaron, examinaron y luego nos pusieron el polvo ese blanco.
MP: Y, ¿algún examen para ver que tanto polvo, digo tanto plomo traían? Digo, por las veinticuatro horas que habían pasado adentro de el vagón.
JM: Sí, no, no, no. Hasta que nos venimos acá en, a Río Vista.
MP: Aquí en Río Vista, ¿pasaron otro examen?, ¿les hicieron otro examen?
JM: No, ya no, ya no. Y recuerdo un detalle, cuando, porque ahí duramos como ocho días, la primer noche que pasé yo ahí ya en la tarde, dice: “Ora, ahí vienen los… ¿Cómo? ¡Ahí viene el arroz, ahí viene el arroz!”. Y después: “Pos, ¿qué será ese cosa del arroz y el arroz”. ¿Sabe qué era el arroz?
MP: ¿Qué era?
JM: ¡Las cobijas!, con piojo blanco.
MP: ¡Ay!
JM: Había mucha cobija con piojo, con piojo blanco.
MP: Y, ¿eso para qué?
JM: ¡Pos pa taparse uno! Es que el piojo blanco, lo traían muchas personas que no se, sucias que no se aseaban y todo eso. Tiene uno, hasta estar ahí checando la cobija haber si no tenía animal, si no tenía piojos.
MP: ¿Ustedes podían traer pertenencias de allá de México, podían traer su ropa, sus cobijas o algo?
JM: Sí, sí. Pos, pos yo creía que iban, nos iban a dar aquí todo.
MP: Y, ¿aún así usted seguía con la ilusión de progresar?
JM: Sí la ilusión de venir aquí y progresar. Yo me sacrifiqué mucho, mucho me sacrifiqué, pero ahora me lo agradecen mis hijos.
MP: Qué bueno.
JM: Lo agradecen mis hijos.
MP: Y luego ya cuando se vino para acá dice que usted necesitó un permiso, ¿verdad?, o sea, ¿de sus papás?
JM: ¡No, no, no! Solicité verbalmente a mi padre.
MP: ¡Ah okay!
JM: A mi padre le solicité verbalmente, que si me podía venir para acá, porque yo le estaba ayudando a él ahí en la zapatería, yo era zapatero. Empecé a ayudar en la zapatería y le pregunté y le dije: “Sabe qué, yo quiero ir para allá papá y, a mí se me hace que a mí me va bien allá papá”. “Pos como usted quiera hijo”. Ya mayor de edad, no me podía detener, pero yo le solicité el permiso porque pos es que uno antes no eva, la relación de padre a hijo a como es ahora, antes había mucho respeto con el padre. Ya no es igual a la relación de antes.
MP: Así es y la comunicación, ¿tenía comunicación con su familia?
JM: Por carta.
MP: ¿Cuando estaba aquí?
JM: Por carta.
MP: Qué bien. Y bueno ya acá en Río Vista, que pasó ocho días ahí, me imagino que ahí sí les proporcionaban, les daban alimento, ¿no?, les tenían un lugar dónde pasaban las noches, dormían…
JM: Sí, sí, sí. Pero alimentos que, los huevos pos yo creo no los freían con manteca o con aceite, casi así crudos. (risas) Y luego el agua, era agua pos no sé de dónde la sacarían, parecía del mar, ¡agua salada, salada!, ¡uh! Yo batallé mucho pa tomar agua ahí, yo tomaba soda, llevaba pocos centavos, compraba mi soda, no tomé agua, compraba mi soda, porque no, era una frieguita se podía tomar agua de ahí, no se podía tomar agua. Muy salada no sé por dónde sería esa agua, de dónde la cogerían.
MP: Qué raro.
JM: Ey, ahí duré muchos días, sí duramos.
MP: Y ahí el trato de la gente del Río Vista, ¿cómo fue hacia ustedes?
JM: No, fue bueno, fue bueno, fue bien, fue bien. Sobre todo que era puro hispano casi, que se encargaba de ahí, del centro, no, sí fue bueno.
MP: Ah qué bien y luego entonces ahí ya llegó el ranchero y usted se fue.
JM: Me fui con él.
MP: Ahí con el ranchero llegaban, ¿ustedes decidían a dónde se querían ir o se iban porque les tocaba el turno y se iban?
JM: No, unos sí, unos que ya tenían experiencia esos sí esperaban que fuera un ranchero de tal, de tal parte y uno no, pos uno iba a donde le… “¿Este me gusta?”, porque era así, “este, este, y este”. Los rancheros, señalándolos así, escogerlos, ¿fíjese? “Este, este, este”. El que tenga mejor alzada como luego dicen con los caballos. “Este, este”. (risas) Sí, pero no, a nosotros nos tocó buena suerte, éramos dos. Un muchacho de Zacatecas, era maestro fíjese.
MP: Y, ¿qué andaba haciendo de bracero?
JM: Pos pa que vea. ¡Había ingenieros!, señorita, había profesores, había intelectuales de braceros.
MP: ¿Cómo es posible?
JM: Sí es posible.
MP: Y, ¿todos pasando por lo mismo?
JM: Todos pasando por lo mismo, tenían que pasar por lo mismo. Es que fue una crisis tremenda en México, duró mucho tiempo la crisis en México.
MP: Todavía.
JM: Todavía, y, ¿a qué se debe?, a los malos gobiernos. Es triste decirlo porque uno es parte de ellos, ¿ve?, uno es mexicano, ¿sí?, yo ya soy ciudadano, pero yo y mis raíces son mexicanas.
MP: Claro, no y siempre se le tiene una añoranza, ¿no?
JM: ¡Ah cómo no!, ¡ah cómo no!
MP: Un cariño.
JM: ¡Ah cómo no!, ¡cómo no! Y yo he ido allá a Chihuahua y he platicado con la gente allá y mire me dan ganas de llorar a mí. Digo: “¿Cómo es posible que esto esté sucediendo aquí?”. “Sí, Mares”, dice, “esto está sucediendo aquí”, dice, “en México”. Cosas así que suceden ahí, ¿verdad?, que no se pueden creer por la… en como tratan a la gente las autoridades y la miseria, ¡miseria!, sí miseria. Yo fui una vez fui hasta el estado de Quintana Roo, Isla Mujeres y iba y me fui en tren pa conocer allá y pararon el tren, paraban en las estaciones ahí por ejemplo en Chiapas, en Tabasco todo eso y gente tan humilde así pidiendo, chamacos pidiendo ahí que le dieran pa comer, ¡mucha pobreza!, ¡muy bonito eh!, ¡uy!, una riqueza natural, ¡fantástica! Pero sin embargo, hay una miseria también fantástica.
MP: Sí, así es, lo que antes, casi casi eran autosuficientes, ¿verdad?
JM: Eran autosuficientes.
MP: Los Tarahumaras ya ve más en esa zona de la sierra, era tierra de ellos.
JM: Era de ellos, ahora se las han quitado los talamontes que le nombran, la madera.
MP: Los Chavochis. No si está… Bueno y platíqueme ya, usted, lo escoge el ranchero se va con el ranchero, llega al rancho, y, ¿cuál fue su primera impresión al estar allá?, ¿sí era como se lo había imaginado?, ¿era diferente?, ¿se desmoralizó un poco?
JM: Pues no, no me desmoralicé, porque ya entre pláticas con los demás braceros que ya habían entrado otras veces, ya me di cuenta de la situación de aquí, cómo estaban ellos, cómo se manejaban y cómo los manejaban. Pero al principio sí tenía yo mucha ilusión, de todavía, todo después de que yo llegué, pues sí yo tengo que venir en serio, me estoy sacrificando pero tengo que crecer, tengo que llegar a hacer algo si no, a vivir siquiera lo mejor, vivir mejor que aquí y lo logré gracias Dios.
MP: Gracias a Dios.
JM: Porque allí trabajaba y trabajaba y trabajaba y pos no había el producto, no había, pues no, no me rendía nada. Y yo ni borracho, ni parrandero, ni mujeriego, ni vicioso, ni nada, yo no fumo, no tomo. Y yo le decía, ahí le decía en El Oro: “No allá, allá en Estados Unidos yo voy a vivir mejor que aquí, yo pos sé que voy a vive mejor que aquí, porque yo me conozco”. A puro trabajar, aquí en los camiones trabajé, me trataron muy bien y me dieron, me daban mucho overtime, mucho trabajo, no lo quieren creer que yo trabajé veinticinco horas. “Pero, ¿cómo?, si el día es de veinticuatro horas”. Pues sí, pero es que yo entré a las tres de la tarde y salí a las cuatro de la tarde de otro día, así porque es.
MP: ¿En dónde fue eso?
JM: En la Border Steel, porque había veces que se compone, se descomponía la maquinaria. Pero yo entré ya, empecé a agarrar un oficio, ya era mecánico.
MP: O sea que empezó…
JM: Mecánico de reparación.
MP: Limpiando los campos de algodón y de…
JM: Sí.
MP: Limpiando y regando, ¿verdad?
JM: Limpiando y regando, sí.
MP: Y, ¿cómo fue que superó?, ¿quién le dio esa oportunidad o usted la buscó o cómo fue…?
JM: Pues yo la busqué, porque cuando entré a la Border Steel entré empezando la compañía, entré de labor, escarbando haciendo hoyos en esa. Después subí a oiler, en que, ya cuando empezaba a operar la compañía. Déjeme decirle, empecé en construcción, empezó a operar la compañía y luego ya nos empezaron, yo seguí de labor, después ya me solicitaron… En la construcción empecé trabajando de ayudante de tubero, metiendo tubería, plumber.
MP: Ah okay, plumber.
JM: Y ya de ahí ya pues era plumber yo. Después de ahí empezó a operar la… Ya se desapareció esa categoría, porque ya ahí empecé a trabajar de, ya entré a operar la, hacer varilla, operar la compañía y entonces ya me pusieron de oiler, era al que me encargaba del aceite, de todo el aceite de todas las maquinarias y todo y de engrasar todo. Después de ahí, el mismo rite y uno ya es mecánico y todo. Después hubo huelga y me vine a la Paisano Concrete, también empecé en la Paisano Concrete, una compañía de… Así como la desta como la de Jobe, de cemento, de concreto, ahí también empecé yo en mantenimiento de la planta.
MP: Y, ¿eso todavía como bracero?
JM: ¡No, no, no, no, no, no!, ya mucho despues, ya de vuelta. Yo le estoy platicando ya de últimamente ya.
MP: Ah okay.
JM: Ya lo último.
MP: Y, ¿en la Asarco nunca trabajó?
JM: No, no, nunca trabajé. No, yo no era ciudadano todavía y ahí había puro ciudadano, yo me hice ciudadano el [19]85, el [19]85 cuando me hice yo ciudadano.
MP: Okay. Y cuando usted firmó el primer contrato como bracero, ¿por cuánto tiempo lo firmó?
JM: Bueno, por cuatro, por la temporada esa, no me acuerdo de cuánto tiempo era la temporada, eran temporadas, pero no me acuerdo de cuánto tiempo era la temporada. La temporada era de la limpia, del riego y luego…
MP: Y la pisca, ¿no?
JM: Y la pisca, yo entré en el riego, en la limpia y el riego.
MP: ¿Nunca en la pisca?
JM: No nunca en la pisca.
MP: ¿Por qué nunca entró a la pisca?
JM: Porque ya me vine. Y llegué a estar en algodón grandes, ¿eh? Sí, añoré la… El terruño.
MP: Y se vino, ¡ay!, se cayó.
JM: Sí.
MP: A ver déjeme se lo pongo, ahí está. Y se vino acá al terruño. Y, ¿cuánto tiempo se estuvo por allá?
JM: ¿Allá? Como cuatro meses, muy poco.
MP: Y, ¿luego se regresó otra vez?
JM: Sí pues sí, ya el [19]55 ya me vine ya, pero ya de residente.
MP: Y, ¿cómo le hizo señor, cómo le hizo para hacerse residente?
JM: Fácil, hice la aplicación de allá del Consulado, me contestaron que llevara todo lo que llevaba de, carta de buena conducta, las actas de nacimiento mía y de mi señora y de mis hijos.
MP: Y platíqueme, ¿cómo era el campo, cuando usted estuvo como bracero?, ¿el rancho cómo era?, ¿el lugar dónde vivía?, ¿qué comían?
JM: La casa de los patrones, era en la casa de los patrones, era una casa así como una de esas de enfrente por aquí, más o menos así era, ¿verdad?, nomás que más chica y luego tenían una casita separada, ahí onde estábamos nosotros, eran dos camas. Y luego para bañarnos había un árbol así afuera de la casita de nosotros, entonces yo puse un, no me acuerdo en dónde conseguí una lona así, lo puse alrededor así del árbol y luego puse arriba, pusimos un bote con agua, ¿verdad?, y un lazo, llenábamos el bote y luego otro lazo en la, en una de las orillas del bote y le pusimos por el otro el lazo, lo subíamos los dos y luego con otro lo jalábamos así y se volteaba el bote. (risas)
MP: Y, ¿esa era la regadera?
JM: Esa era la regadera, ahí nos bañábanos.
MP: Muy ingenioso.
JM: Pos sí, también la necesidad lo hace a uno ingenioso.
MP: O sea que no tenían baño.
JM: No teníamos baño, sí teníanos dos camitas regularcitas, dos camas.
MP: Pero dice que, era una casita chiquita y nada más ahí dos personas, ¿verdad?
JM: Sí, dos personas, ¡no!, en la casa de ellos vivían, la señora y dos hijos. La señora, el señor y dos hijos.
MP: Pero entonces me imagino que tenían otro espacio para los trabajadores que iban a piscar el algodón.
JM: Pues no sé, no sé si tendrían ese, no sé si tenían eso, porque ya a mí no me tocó la pisca de algodón con ellos.
MP: Y, ¿usted no vio así como que bodegas o algo?
JM: No, no, no, no vi. A la mejor iban por ellos al pueblito, al pueblo a donde están, el puerto de recepción que decían. A lo mejor ahí los dejaban, iban y los traían porque, ¡no!, no había más que un cuartito y dos camas ahí estábamos el muchacho ese y yo, ese muchacho de Zacatecas.
MP: Y, ¿ustedes se hacían su propia comida?
JM: Sí, nosotros nos hacíamos nuestra propia comida.
MP: Y, ¿el patrón les compraba la comida o ustedes compraban su…
JM: No, nosotros la comprábamos, nosotros la comprábamos.
MP: Y, ¿ahí qué distracciones tenían o qué hacían para divertirse?
JM: Pues ninguna, platicar. Ninguna, salir al campo, añorar a los que allá están en México. (risas)
MP: Y el compañero de Zacatecas, ¿qué le contaba?, ¿cómo le fue a él en el trayecto de Zacatecas a…? Por lo general era a Chihuahua, ¿no?, a donde iban todos los…
JM: Sí, sí, sí.
MP: La gente del sur, luego de ahí para acá.
JM: No me platicaba nada.
MP: ¿No?
JM: No me platicaba, era muy reservado, ¡era mucho muy reservado! No me platica, nunca platicó. Platicaba de otras cosas de añoranza del pueblo de él. Era de Guadalupe, Zacatecas, pero no, me platicaba de sus andanzas de él y que él era maestro y que era músico también. Pero no me, nunca platicó la aventura que tuvo de allá en el camino.
MP: Y, ¿usted nunca tuvo problemas con su patrón en cuanto al pago?
JM: Nunca, nunca.
MP: Siempre todo fue muy bien.
JM: Fue muy bien, muy buenas personas. Eso que yo le estoy, que yo veía allí y he visto aquí en Estados Unidos, según se porta uno en su trabajo, así se portan con uno. Al menos ahora que estoy aquí me ha ido muy bien, me han tratado de maravilla, ¡muy bien me han tratado!, pero me he portado también muy bien. Yo no soy de los que me dicen: “Pos ven a trabajar mañana”. “No, no puedo, no puedo trabajar mañana”. “¿Por qué?”. “Porque no tengo ganas”. Y pos, ¡no!, ¡muy puntual en mi trabajo!, muy puntual.
MP: Y, ¿usted le mandaba dinero a su familia?
JM: Sí, sí le mandaba.
MP: Y tampoco no tuvo problemas en cuanto a que, sí les…
JM: ¿Qué no le llegaba?
MP: O, ¿qué nos les llegaba?
JM: No, sí les llegaba fíjese. Sí les llegaba, les mandaba poco.
MP: Pero para ellos era muy suficiente.
JM: Diez, quince dólares, pero ya para ellos era un dineral. A mí me pagan a $0.50 centavos la hora, a veces me daban overtime era lo malo. (risas)
MP: Y, ¿ustedes ahí no tenían algo que pagar así como que renta o algo?
JM: No nada, no, no pagábanos nada, todo era libre.
MP: Y luego bueno se le acabó el contrato, se fue a México.
JM: Sí.
MP: Y, ¿luego ya no le dio la idea de venirse otra vez de bracero?
JM: No, no, traté de venirme y ya de residente y le hice la lucha yo de venirme de residente.
MP: O también, ¿nunca tuvo la idea de irse más para adentro de Estados Unidos?
JM: No de eso no, ¡no!
MP: Aquí estuvo bien.
JM: Pues sí. (risas)
MP: Ah, pues qué bueno pues aquí le fue bien, ¿no?
JM: No, aquí me fue bien gracias a Dios, pero me fue bien por eso. Porque yo no tuve escuela, yo fui nomás hasta quinto año de primaria y las enseñanzas que he tenido, las he tenido por la vida, lo que me ha dado la vida y lo que me ha enseñado la vida. Y yo para, aquí mis ratos todavía fíjese después de tantos años, todavía pinto óleo.
MP: ¿Ah es pintor?
JM: ¡No, no! Desde luego que, es nomás para, ¿cómo decir?, para es, como un hobby, ¿verdad?, como un hobby.
MP: Y en el tiempo que estuvo aquí de bracero, ¿nunca tuvo problemas con La Migración?
JM: No nunca.
MP: ¿No?
JM: Nunca tuve problemas con La Emigración.
MP: Porque en ese tiempo más o menos que usted estuvo aquí, como que se empezó a hablar mucho de los mojados, ¿no?
JM: Sí.
MP: Bueno siempre ha habido.
JM: Sí.
MP: Pero ya más o menos en ese tiempo de que se acaba, que se estaba acabando ya el Programa Bracero como que se empezó a dar mucho de los mojados.
JM: Sí, no yo nunca tuve, no nunca tuve.
MP: ¿No iban ahí al rancho a hacer…?
JM: ¿A buscar?
MP: ¿A buscar y…?
JM: No.
MP: ¿A checar?
JM: No, no, no. No sé por qué, a lo mejor porque tenían confianza al patrón, es muy buena persona, se portó bien conmigo. Con los dos se portó muy bien.
MP: Y a usted no le tocó de que un amigo del ranchero, otro ranchero, que necesitaba gente que los mandara a usted ahí con su amigo el ranchero para ayudarles.
JM: ¡No!, no, no, no. Porque fíjese, yo me he estado dando cuenta que, siempre a veces trabajábanos mucho porque era bastante terreno y había otra labor enseguida enfrente así grande también. Y entraron mire, y entraba la gente, pero, ¡cantidad de gente a limpiar!, en un momento limpiaron ahí y ya no se veía nada. Yo creo muchos así lo hacían, ocupaba mucha gente, le limpiaban pronto y ya no los ocupaban o yo creo desocupaban un campo y un campo y un campo y un campo. De campo en campo iban en la limpia.
MP: Pues es que sí es curioso eh, como fue cambiando también la idea también del ranchero o como ellos manejaban los recursos, el recurso humano.
JM: Sí.
MP: Porque en un principio, contrataban pero…
JM: ¡Cantidad!
MP: Cantidades.
JM: Ya le digo yo, nomás él y yo, nomás fuimos dos, a donde yo fui, con el ranchero ese éramos dos nada más y le hacíanos todo el trabajo. Desde luego también ellos trabajaban, también ellos trabajaban mucho.
MP: Y desde luego también tenían maquinaria, ¿no?
JM: Sí también tenían maquinaria.
MP: Y ustedes, ¿cómo le empezaron ahí a usar las maquinarias, él les enseñó cómo?
JM: No nosotros nunca usamos la maquinaria, ellos eran los que usaban la maquinaria tenía dos hijos, eran tres. Nosotros la limpia y andar con los tubos echando y regando, eran con tubos, con tubería. Los cargábanos y los vaciábanos, en el surco. Y luego cuando se reventaba el surco había que taparlo.
MP: Pues me imagino que eran campos enormes, ¿no?
JM: Sí, campos enormes.
MP: Y luego nada más para dos personas era bastante trabajo.
JM: Mucho trabajo, sí pos nosotros trabajábanos mucho, mucho trabajábanos.
MP: Y, ¿cómo se daban a entender con el ranchero, él hablaba español o cómo se entendían?
JM: Pues a señas y el poco español que hablaba él y el poco inglés que hablaba yo también. (risas)
MP: ¿Dónde lo aprendió?
JM: En la escuela, en la escuela.
MP: ¿En la primaria?
JM: En la primaria, en la primaria.
MP: ¿En San Francisco del Oro?
JM: En San Francisco del Oro.
MP: ¿Sí?
JM: Es que había un profesor ahí que había estado aquí y hice mucha amistad con él, porque yo iba y lo boleaba, le boleaba los zapatos, y luego me hablaba: “Ándale léeme estos libros, ahí está en ésta tarde”. Y ya ahí sí aprendí poquito. Casi luego que no, ¿verdad?, no tanto. Pero sí más o menos con señas y hablando un poco inglés.
MP: Pues fíjese que de algo, de mucho le sirvió.
JM: ¡Sí cómo no!, ¡cómo no!, ¡cómo no!, sí. Pero sí platicaba con el gringo, con el señor, Don Matiz, platicaba con él.
MP: Ah qué bien, y, ¿también la familia del ranchero se portaba bien con ustedes?
JM: ¡Ah sí!, ¡cómo no!, ¡cómo no! Una vez me agradeció mucho, tenían un toro, un toro grande, ¡muy grande!, ¡hermoso el animal gordote!, y lo traía el muchacho con el lazo, lo traía jalando así el toro lo jalaba y luego éste para no soltarlo que se amarró el lazo aquí, amarró el lazo aquí y lo que sobró de soga lo traía acá en el suelo. Y luego fui y lo vio el ranchero y lo vi yo, y luego fui yo y le quité el lazo y para que no se lo amarrara, ¿ve?, porque se, lo pisa él, lo pisa el toro le revienta la mano aquí. Y me agradeció mucho el ranchero: “Muy bien”, dice, “muy bien, gracias”, dice, “no sé, estos muchachos no saben lo que estás haciendo”.
MP: ¿También tenía animales?
JM: Sí tenía unos, tenían dos animales, dos o tres animales, tenían un toro muy bonito. Yo creo lo tenían de, dejado yo creo o criándolo, era pa concurso, ¡pa concurso!, para concursos. ¡Grandote!, el animalote muy bien. Y ese el hijo del ranchero lo lazó a su cuello, lo traía así y sí el toro se jaloneaba, y él para amacizarse mejor, se amarró el lazo, se soltó así el lazo y lo que le sobra de lazo quedó allá en el suelo. Nomás se da vuelta el toro y lo pisa, se queda y él lo pisa y se revienta la mano.
MP: Se lleva el lazo con todo y mano. ¡Híjole no!, y ¿no ha tenido comunicación o qué supo después de eso, ya.
JM: Le escribí yo, pero ya después ya me vine para acá y ya dejé yo de escribirle, ahorita tiene, ¿cómo qué?, se murió yo creo, ya estaba viejo tenía como unos, cincuenta y ocho, sesenta años tenía ya, de esto hace cincuenta años.
MP: Sí yo creo ya pasó a mejor vida.
JM: Sí, sí.
MP: Y, ¿usted nunca tuvo problemas de racismo? Porque ya ve que en ese tiempo andaba el Ku Klux Clan.
JM: Sí, sí.
MP: Y, ¿todo eso?
JM: ¡No!, no, no. Es que el racismo me di cuenta yo que muchas veces uno lo provoca. Ya le digo entraba mucha gente así y mucha gente entraba y como si ya fuera ciudadano o ya fuera de aquel país o de este país, o no eso, si no que, ¡muy valentones!. “¡Yo mando aquí!, yo que este de… Empezó a cargarles ahí de ver los empleados de las tiendas y todo eso, ¿ve?, gente tonta. Y era el que lo, “Háblale a la policía aviéntatelo”.
MP: ¿Ah sí?
JM: Sí.
MP: Porque ya ve que luego también en las tiendas y en algunos restaurantes ponían ahí los letreros.
JM: Sí.
MP: Que no se aceptaban ni negros, ni mexicanos.
JM: Sí, no y antes mi papá me platicaba él estuvo hace muchos años, pero él en el ferrocarril, era en el ferrocarril.
MP: Ah sí.
JM: De que a los negros y a los asiáticos no los dejaban entrar a los restaurantes. No pero, pos a mí me trataron bien, yo no tengo que decir nada de eso a mí nunca me han discriminado, gracias a Dios.
MP: Qué bueno.
JM: Gracias a Dios nunca me han discriminado. Es que me ha tocado suerte yo creo, ¿verdad?
MP: Se ha portado bien, más bien.
JM: Me he portado bien, a todo el mundo le doy su lugar.
MP: Qué bueno.
JM: Y me han tratado bien.
MP: Qué bien, ¿pues no sé si tenga otra cosa que…?
JM: Pues no nomás agradecerle que vino a…
MP: Anécdota.
JM: No, que vino a recordarme de mis pasados y mis aventuras, (risas) fíjese cincuenta años.
MP: Fíjese.
JM: Y todavía las tengo aquí. (risas)
MP: No pues…
JM: Desde luego que se me escapan algunos detalles, ¿verdad?, pero es imposible después de cincuenta años.
MP: Claro, pero sí de todas maneras sí el… Describe todo muy bien como fue.
JM: Mire.
MP: Eso de la polveada.
JM: Y luego yo ya de ochenta y cuatro años.
MP: Fíjese.
JM: Ya pesan.
MP: Se ve muy bien.
JM: Sí, gracias Dios, gracias a Dios, pues sí, yo ni fumador, ni tomador y fui muy deportista.
MP: Ah por eso también.
JM: Sí, jugué mucho basketball y boxeo profesional también.
MP: ¿Ah sí, aquí en Estados Unidos?
JM: No, en México, ¿mire?, todo lo que me quedó nomás.
MP: ¿Oiga y cuándo se casó?
JM: El cuarenta y tantos, el [19]44, [19]44.
MP: ¿Cuándo andaba por allá verdad, cuándo fue a Chihuahua o se casó acá?
JM: No me casé allá, el [19]55 me vine.
MP: Y, ¿también de una vez le arregló también a su esposa y todo para haberse venido?
JM: Sí, primero arreglé yo solo. Y después arreglé a mi señora, después le arreglé a mis hijos, vivimos en Juárez como dos años.
MP: Ah, qué bueno. Pos le agradezco mucho señor, el tiempo y…
JM: No tenga cuidado.
MP: Las experiencias que ha compartido conmigo y también con la gente que vaya a escuchar su entrevista.
JM: Pues muchas gracias por haberme dado la oportunidad de desahogarme de lo que siente uno acá (risas) en tiempo pasado.
MP: No claro que sí, para eso estamos, gracias.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 13 de febrero de 2003
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla
El día de hoy es 13 de febrero de 2003 en la ciudad de El Paso, Texas, entrevistando al señor José de la Luz Mares, entrevistando para el Departamento de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Myrna Parra Mantilla.
MP: Buenas tardes señor Mares.
JM: Buenas tardes.
MP: Primero quisiera que me dijera, ¿dónde y cuándo nació?
JM: Nací en la ciudad de Chihuahua, el mayo 15 de 1918.
MP: Y quisiera que me contara un poco de su niñez, de su familia, de sus papás, sus hermanos…
JM: Mi padre pos era un trabajador, era artesano, era zapatero. Él tenía un taller de zapatería en San Francisco del Oro, allí me hice yo también zapatero, ¿eh?, seguí yo la tradición, porque en toda mi familia hubo zapateros. Ahí duré hasta que me vine aquí, cincuenta y tantos, que me vine el [19]55, me vine el [19]55, ahí del [19]53. Y mi hermano, trabajó en la San Francisco Miner Company México, ahí en San Francisco del Oro, en el laboratorio, era una compañía minera. Y mi madre murió, muy joven luego. Después de ahí yo me di cuenta del sistema de trabajadores que venían a Estados Unidos a trabajar temporales, con el nombre de braceros y estábanos en una situación difícil por la falta de trabajo. Mi padre no tenía mucho trabajo en la zapatería y tuve yo que solicitar, solicitar a él mismo el permiso porque pos, en aquella época tenía uno que pedir permiso para salir pa donde quiera con su padre. Saqué el permiso para venirme de bracero, en esa época, la contratación estaba en Chihuahua. En la ciudad de Chihuahua era el centro de contratación, allí me contraté, en principio, al principio, no, a fines de los [19]30, en el [19]53. Y de ahí nos conducieron en el ferrocarril, en furgones, donde habían embarcado concentrado de plomo de una compañía minera de San Francisco Del Oro. Concentrado de plomo, es el metal ya beneficiado, que se manda, se mandaba para Estados Unidos pa que lo fundieran aquí en la fundición. Y esos furgones los usaban para conducir el zinc, el concentrado ese y cuando lo vaciaban, lo mandaban para allá y en esos furgones nos mandaban a nosotros, ¿usted se imagina cómo llegaríanos? ¡Negros, negros, negros!, de el polvo del zinc. Duramos un día y medio para llegar aquí a Juárez, a El Paso.
MP: ¿De Chihuahua a El Paso?
JM: De Chihuahua a El Paso. No sé por qué se iría parando tanto el ferrocarril. Pues llegamos aquí y entonces nos pasaron por el puente de Santa Fe, era un puente de madera, un puente de madera y abajo en el subterráneo eran unos salones, ahí nos metieron, allí nos examinaron, para ver si encontraban algunas enfermedad venéreas o hemorroides y tuberculosis. Y ahí nos, ¡nos fumigaron! Nos dieron con un polvo, nos sopleteaban un polvo blanco, en la cabeza y todo el cuerpo pa fumigarnos como a los animales. (risas) Después de ahí, ya cuando andábamos fumigados, nos quedamos todo un día ahí, después nos llevaron a un centro de concentración que está aquí por la calle la North Loop, al salir al North Loop.
MP: ¿Río Vista?
JM: ¡Río Vista!, a Río Vista. Ahí duramos ocho días.
MP: ¿En el Río Vista?
JM: En Río Vista, ahí era el, concentración, lugar de concentración.
MP: ¿Por qué tanto tiempo?
JM: Pos porque, porque no había salidas, no había pedidos de braceros, pa completar la cantidad que ellos tenían que llevar. Después de ahí en una troca tráiler, de esas que usan para el ganado. Nos llevaban pa unas bancas y nos llevaba a Muleshoe. Allí en Muleshoe duré, en el centro ahí de, ¿cómo les nombran ahí el centro?, de recepción, ¿verdad? Donde lo reciben.
MP: Centro de recepción.
JM: Centro de recepción, en esa recepción ahí duramos un día. Ya llegó un señor de un rancho cercano, el señor Mátiz, Mátiz se apellida Mátiz y ya nos contrató y ya ahí duré con él, pos toda la temporada, como cuatro meses, en la limpia del algodón y el riego. Muy buenas personas, muy buenas personas esa familia y inclusive me mandaron fotografías de los hijos ya cuando yo estaba aquí en, cuando me regresé. Después de varios meses y me mandaron fotografías de los hijos de ellos, dos de los hijos.
MP: Ah, qué bien, y, bueno tengo entendido que ahí en San Francisco del Oro, era un pueblo minero muy rico.
JM: Sí, muy rico.
MP: Y que había… Era muy próspero.
JM: Muy próspero en aquella época. Porque yo llegué a San Francisco del Oro, el [19]28, hasta el [19]55 que me vine para acá, muy próspero, muy próspera, muy próspero era. Mi papá tenía un taller de zapatería y le estaba yendo bien nomás que se puso a, en la crisis fue el [19]32, se puso muy malo también. Pero ya después, volvió a resurgir y está muy bien, económicamente se veía bien, nomás que la ilusión de ganar más dinero, ganar más dinero y conocer, ¡pos estaba joven yo!, más dinero y conocer.
MP: Y, ¿usted no tuvo oportunidad de entrar a trabajar en San Francisco?
JM: No me llamaba la atención, porque el trabajo era en el mineral, en las minas y ahí había mucha incapacidad, mucha silicosis, yo veía como moría la gente ahí.
MP: ¿No tenían servicios médicos?
JM: Sí, sí tenían servicios médicos, pero con el tiempo, en el transcurso del tiempo, les entraba la sílica, era sílica.
MP: Y, ¿en ese tiempo cómo lo trataban, cómo trataban a esa enfermedad?
JM: ¿Esa enfermedad? Pues la trataban los médicos, creo que era a base de medicinas, pero se morían muy pronto, muy pronto se morían. Es que en la mina hay gas del mismo metal, hay gas y cuando barrenaban adentro, quedaba todavía el humo de la dinamita y todo eso lo absorbían ellos.
MP: Aparte del humo de la dinamita, los gases.
JM: El gas, el gas. Había personas a veces que se engasaban, los sacaban engasados, porque había bolsas de gas, ellos les daban bolsas, rompían una bolsa de gas y se engasaban, entonces los sacaban todos engasados.
MP: De hecho el trabajo en la mina es muy peligroso.
JM: Muy peligroso, no sí.
MP: En ese tiempo me imagino que más porque no se contaba con todo el equipo.
JM: Con todo el equipo.
MP: Que tienen ahora. Y, ¿entonces se dio cuenta ahí en San Francisco del Oro acerca de los braceros?
JM: Sí, señorita.
MP: ¿Se dio cuenta por gente de que ya había estado acá o hubo como pancartas anunciando?
JM: La prensa, la prensa. Había un periódico en Parral, El Correo de Parral y ese periódico, esa prensa la llevan a vender a San Francisco del Oro y uno ahí se enteraba de todo lo que estaba pasando fuera de ahí.
MP: Ah, y, ¿qué le hizo motivarlo a usted para estar como bracero, para venirse como bracero?
JM: Pues es que hay como le digo, por una parte el dinero porque sabe que se ganaba mucho dinero y en lo práctico, pos no, no fue tanto, nomás que ya me había metido pos ya tenía yo que trabajar.
MP: ¿Cuántos años tenía usted cuando se registró como bracero?
JM: Ora verá, el [19]53, ¿al dieciocho?, treinta y, ¿treinta y cinco?, ¿cincuenta y tres al dieciocho, cuántos? Sí, treinta y cinco años.
MP: Y, ¿en ese entonces ya usted estaba casado?
JM: No, todavía no.
MP: ¿Estaba soltero?
JM: No, me casé el [19]46, el [19]44, el [19]44 acá.
MP: Ah, okay, ¿entonces usted se fue de San Francisco a Chihuahua?
JM: Sí, de ahí a Chihuahua a enlistarme.
MP: En El Trocadero, ¿verdad?
JM: El Trocadero, El Trocadero.
MP: Y, ¿ahí en El Trocadero no les hacían algún examen médico por parte, ya sea de los representantes del Gobierno de México o de Estados Unidos?
JM: No, el único examen que me hicieron a mí no era médico sino que era visual. Mucha gente, agarraba cal y se frotaba así la mano, para que la mano estuviera grueso, para que la piel estuviera gruesa porque le hacía así la mano, se la hacían así y si, si la tenía gruesa, pasaba y si la tenían muy delgadita, muy fina, no pasaba.
MP: O sea, quiere decir que no tenía experiencia en el campo, ¿verdad?
JM: Sí, que no tenía experiencia en el campo. O que nunca había trabajado, tenía la mano muy fina. Esa era la prueba que lo sometían ahí.
MP: Y, ¿ahí no les pedían algún documento ya sea por parte del Gobierno Mexicano o americano?, ¿cartilla militar o algo?, algún, su carta de, acta de nacimiento o algún…
JM: Cartilla militar. ¡No!, este para mí fue fácil, por esto, porque ahí en el San Francisco del Oro tenía un amigo que era político y estaba muy bien en Chihuahua. Y fui y lo vi yo antes, antes de ir a Chihuahua yo le había platicado que yo me quería irme para allá, dice: “Pos vete, yo te ayudo”. Cuando fui, me dio mucho, me dio recomendaciones para la, pa la gente que, pa los guardias ahí, pa que pasara, porque había guardias ahí y nomás pasaba el que traía los papeles y yo pasé y no necesité papeles.
MP: O sea que los guardias fue como el primer filtro.
JM: Era el primer filtro.
MP: De buscar a ver quién sí traían papeles y quienes no.
JM: Ey, sí.
MP: Y, ¿luego ya se iban con oficinistas o algo así?
JM: Sí, sí, sí, a tomar datos. Tomar datos.
MP: Algunos señores que he entrevistado de Chihuahua me dijeron que ellos se dieron cuenta en la calle caminando en Chihuahua y que todavía ellos no sabían si sí se iban a ir de braceros o no, pero ya les habían dado una credencial del Sindicato de Braceros de Chihuahua.
JM: Sí.
MP: ¿Le tocó a usted eso?
JM: No, ¿la ficha?, es la famosa ficha, era para entrar uno al [El] Trocadero.
MP: No, ellos eran una… haga de cuenta una credencial.
JM: Sí, eso que sí.
MP: Como el de la CTM. [Confederación de Trabajadores Mexicanos]
JM: Sí.
MP: O alguna organización así.
JM: Sí, ellos eran trabajadores agrícolas ya. Yo no era trabajador agrícola. Yo entré por la influencia de un político y luego el soldado que estaba allí, había estado en El Oro, el que estaba de guardia, había estado en Del Oro, me conoció y luego: “Pasa, pasa, pasa acá”. (risas) Sí pero para entrar uno necesitaba uno la ficha y para el, para unos, unos compraban la ficha.
MP: ¿Ah, o sea que también hacían transa?
JM: Hacían transa, compraban la ficha. Y la ficha se las daba el Gobierno Mexicano.
MP: Y, ¿ellos no tenían problema con el Gobierno Americano por eso?
JM: No, no, es que necesitaban la gente, Estados Unidos necesitaba la gente. Entraban mucho, mucho maleante, ¿eh?
MP: ¿Ah sí?
JM: Sí, entró mucho maleante.
MP: Y, ¿eso no lo detectó La Migra, por decirlo así?
JM: Pues no, no lo detectó.
MP: Porque también tengo entendido de que les hacían también un examen, como dice usted, visual, pero de a ver si no tenían cicatrices en el cuerpo de navajas o de que si eran muy peleoneros o algo así.
JM: Pues cuando entraba uno a donde digo yo que lo desinfectaban, así dicen desinfectar, ¿verdad? Los desinfectaban, lo desnudaban a uno por completo. Lo desnudan a uno por completo, ellos checaban sus órganos, todo le checaban a uno ahí.
MP: Pues sí fue muy difícil, ¿no?
JM: Fue difícil, fue difícil, muy difícil. ¡Sí!, pues es que, es que uno así es, ha sido uno, quién sabe por qué será así, había gente tan sucia así, que traía las manos ¡sucias, sucias! Iban, iban a, hasta comprar a las tiendas y luego daba el billete y les tiraban el dinero así por no cogerla, por no tocarle la mano. Gente que a mí me daba lástima, ¿cómo va a ser posible que venga esta gente así de esta forma?
MP: Oiga señor y no sé si vaya a ser así algo un poquito, si no me quiere contestar, no me conteste, pero, ¿cómo les hacían esos exámenes así que los revisaban de cuerpo entero?, ¿los ponían a todos así en hilera o era de uno en uno, o cómo eran?
JM: En hilera, uno a uno, era de uno, era de uno, desnudo, todo le revisaban a uno ahí.
MP: Pues era muy difícil, ¿no?
JM: ¡Todo, todo, todo! Sí lo peor es eso, cuestión de, ¡bueno!, yo ya me había metido, eso lo denigraba a uno de tal forma así que, eso de echarle el polvo así a uno de como a los animales, un polvo blanco, para desinfectarlo. Y no, pero también es que mucha gente, más bien la gente pobrecita del sur, los sureños, los que vienen del sur. Pobrecita gente, ¡muy sucia! Pobrecita, una vez encontré yo a un muchacho, un bracero, lavándose los pies en donde el, en la taza del escusado le digo: “¡No es para eso hombre!”. “¡Eso no es para eso!”. (risas)
MP: ¿No sabían para qué era?
JM: No sabían de qué era.
MP: Ah, pobre gente.
JM: No, sí hay pobre gente, sí y ni modo.
MP: Ajá, así es. Y bueno ya en eso de que los contrataban allí en Chihuahua, en los furgones estos de las minas, pues me imagino que eran totalmente cerrados, ¿verdad?
JM: ¡Cerrados, cerrados, sí cerrados!
MP: Y, ¿entonces con la respiración y todo eso, los polvos?
JM: ¡Y cerrados! ¡Cerrados! Y sí llegaba uno, yo llegué, bueno, todos llegamos. Es que el plomo, el plomo, el concentrado de plomo es un polvo negro, polvo negro, era como ceniza, así. Y lo mandaban para acá a Estados Unidos para fundirlo y nos tocaba en esos carros a nosotros y era una barbaridad, todos, todos negros. Y luego duramos casi veinticuatro horas para llegar aquí, quién sabe por qué se le paró, se paró, no sé en qué estación se paró, mucho tiempo se paró ahí.
MP: Y en todo ese tiempo que el tren se paraba ustedes ahí adentro.
JM: Pos ahí adentro.
MP: Sin aire, ni nada.
JM: Ahí no nos daban qué comer.
MP: Y ahí, ¿llevaban ustedes algo que comer?
JM: Pos sí, teníamos que llevar esto por indicación de otros que habían entrado. “No pos lleva que comer, por que ellos no dan”.
MP: Entonces yo creo que como que fue denigrando un poco, el programa, ¿no? Porque al principio me decían que les daban lonches y todo y muy bien.
JM: Y a mí así me platicaban, que cuando llegaban en los ranchos tenían muy buenas camas y todo eso, pero es que se portó uno tan mal así, que se dieron cuenta ellos que, pos que no correspondían los braceros a lo que ellos les estaban ofreciendo. Sí, pos así me platicaban a mí que, muy antes al principio.
MP: Sí.
JM: Al principio.
MP: Sí, pues sí, ¿fue muy difícil no?
JM: Sí fue muy difícil, fue muy difícil, muy difícil.
MP: Cuando menos este tiempo de la contratación allá, el examen, la transportación.
JM: La transportación.
MP: Sí fue muy difícil.
JM: ¡La denigración! Lo denigran a uno mucho, lo denigraban mucho.
MP: Y usted en este punto, bueno porque me imagino que usted cuando decidió ser bracero era porque tenía la ilusión de tener algo mejor.
JM: Algo mejor acá.
MP: Y en este punto de estas revisiones y todo esto, ¿usted todavía seguía con esa ilusión, o ya se había bajado un poco su nivel de interés?
JM: No pos yo hasta creía que con un buen oficio, con un buen oficio y con buen, hacerse uno trabajador de aquí, porque eso sí es, ¿eh? Yo veía allí que al que trabajaba lo respetaban, lo respetaban mucho. ¡Y así es! Este, pos por eso es que yo me vine para acá, llegué allá y me vine para acá y aquí gracias a Dios que estoy mucho mejor que allá, mil veces mejor que allá.
MP: Claro.
JM: Y es que yo he trabajado, yo trabajé en la, en la Border Steel y trabajé en la Paisano y en Los Ángeles también trabajé. Y en trabajos que dejaba no, no por mí, si no por causas mayores. Por ejemplo, en la Border Steel ahí duré veintitantos años, ahí porque se fueron a huelga y aquí en la Paisano Concrete, ahí duré dieciocho años, me accidenté y ahí ya cumplí para la pensión. Yo nunca dejé mi trabajo, por eso es que todos mis hijos son, mis hijos son muy trabajadores, ¡todos muy trabajadores!, gracias a Dios.
MP: Qué bueno.
JM: Y mis hijas también, tengo dos hijas. No, yo estoy orgulloso de mi familia.
MP: Ellos también de usted, ¿no?
JM: Sí, gracias a Dios, yo creo que sí, no sé, ¿verdad? Pero a lo mejor sí. (risas)
MP: Ajá, que bien, bueno y entonces dice que ya llegando, llegaban al [El] Paso, ¿tenían que esperar algún tiempo en el puente, en Juárez para cruzar el puente?
JM: ¡No!
MP: Era inmediato el cruce.
JM: Era inmediato el cruce, era inmediato el cruce y luego nos metían. Entonces aquí, había un socavón abajo, era como una, como una bodega algo así, ¿me entiende?, porque era todo, todo madera, era madera el puente. Y abajo había unos cuartos, ahí estaban las oficinas y pegado había un cuarto desocupado ahí, más o menos me lo imagino yo pos ya tantos años. Pero sí yo recuerdo que ahí nos metieron y ahí nos fumigaron.
MP: En el cuarto subterráneo.
JM: Sí, en el cuarto subterráneo.
MP: Y, ¿había doctores, había enfermeras?
JM: Pues sí, sí había doctores ahí, pues eran los que nos estaban haciendo el examen.
MP: Y, ¿les ponían vacunas para el tétano, para la tuberculosis, los inmunizaban?
JM: Pues no recuerdo fíjese, yo creo que sí, no recuerdo de eso. Es posible que sí, lo que sí recuerdo es que en la forma en que nos examinaron, examinaron y luego nos pusieron el polvo ese blanco.
MP: Y, ¿algún examen para ver que tanto polvo, digo tanto plomo traían? Digo, por las veinticuatro horas que habían pasado adentro de el vagón.
JM: Sí, no, no, no. Hasta que nos venimos acá en, a Río Vista.
MP: Aquí en Río Vista, ¿pasaron otro examen?, ¿les hicieron otro examen?
JM: No, ya no, ya no. Y recuerdo un detalle, cuando, porque ahí duramos como ocho días, la primer noche que pasé yo ahí ya en la tarde, dice: “Ora, ahí vienen los… ¿Cómo? ¡Ahí viene el arroz, ahí viene el arroz!”. Y después: “Pos, ¿qué será ese cosa del arroz y el arroz”. ¿Sabe qué era el arroz?
MP: ¿Qué era?
JM: ¡Las cobijas!, con piojo blanco.
MP: ¡Ay!
JM: Había mucha cobija con piojo, con piojo blanco.
MP: Y, ¿eso para qué?
JM: ¡Pos pa taparse uno! Es que el piojo blanco, lo traían muchas personas que no se, sucias que no se aseaban y todo eso. Tiene uno, hasta estar ahí checando la cobija haber si no tenía animal, si no tenía piojos.
MP: ¿Ustedes podían traer pertenencias de allá de México, podían traer su ropa, sus cobijas o algo?
JM: Sí, sí. Pos, pos yo creía que iban, nos iban a dar aquí todo.
MP: Y, ¿aún así usted seguía con la ilusión de progresar?
JM: Sí la ilusión de venir aquí y progresar. Yo me sacrifiqué mucho, mucho me sacrifiqué, pero ahora me lo agradecen mis hijos.
MP: Qué bueno.
JM: Lo agradecen mis hijos.
MP: Y luego ya cuando se vino para acá dice que usted necesitó un permiso, ¿verdad?, o sea, ¿de sus papás?
JM: ¡No, no, no! Solicité verbalmente a mi padre.
MP: ¡Ah okay!
JM: A mi padre le solicité verbalmente, que si me podía venir para acá, porque yo le estaba ayudando a él ahí en la zapatería, yo era zapatero. Empecé a ayudar en la zapatería y le pregunté y le dije: “Sabe qué, yo quiero ir para allá papá y, a mí se me hace que a mí me va bien allá papá”. “Pos como usted quiera hijo”. Ya mayor de edad, no me podía detener, pero yo le solicité el permiso porque pos es que uno antes no eva, la relación de padre a hijo a como es ahora, antes había mucho respeto con el padre. Ya no es igual a la relación de antes.
MP: Así es y la comunicación, ¿tenía comunicación con su familia?
JM: Por carta.
MP: ¿Cuando estaba aquí?
JM: Por carta.
MP: Qué bien. Y bueno ya acá en Río Vista, que pasó ocho días ahí, me imagino que ahí sí les proporcionaban, les daban alimento, ¿no?, les tenían un lugar dónde pasaban las noches, dormían…
JM: Sí, sí, sí. Pero alimentos que, los huevos pos yo creo no los freían con manteca o con aceite, casi así crudos. (risas) Y luego el agua, era agua pos no sé de dónde la sacarían, parecía del mar, ¡agua salada, salada!, ¡uh! Yo batallé mucho pa tomar agua ahí, yo tomaba soda, llevaba pocos centavos, compraba mi soda, no tomé agua, compraba mi soda, porque no, era una frieguita se podía tomar agua de ahí, no se podía tomar agua. Muy salada no sé por dónde sería esa agua, de dónde la cogerían.
MP: Qué raro.
JM: Ey, ahí duré muchos días, sí duramos.
MP: Y ahí el trato de la gente del Río Vista, ¿cómo fue hacia ustedes?
JM: No, fue bueno, fue bueno, fue bien, fue bien. Sobre todo que era puro hispano casi, que se encargaba de ahí, del centro, no, sí fue bueno.
MP: Ah qué bien y luego entonces ahí ya llegó el ranchero y usted se fue.
JM: Me fui con él.
MP: Ahí con el ranchero llegaban, ¿ustedes decidían a dónde se querían ir o se iban porque les tocaba el turno y se iban?
JM: No, unos sí, unos que ya tenían experiencia esos sí esperaban que fuera un ranchero de tal, de tal parte y uno no, pos uno iba a donde le… “¿Este me gusta?”, porque era así, “este, este, y este”. Los rancheros, señalándolos así, escogerlos, ¿fíjese? “Este, este, este”. El que tenga mejor alzada como luego dicen con los caballos. “Este, este”. (risas) Sí, pero no, a nosotros nos tocó buena suerte, éramos dos. Un muchacho de Zacatecas, era maestro fíjese.
MP: Y, ¿qué andaba haciendo de bracero?
JM: Pos pa que vea. ¡Había ingenieros!, señorita, había profesores, había intelectuales de braceros.
MP: ¿Cómo es posible?
JM: Sí es posible.
MP: Y, ¿todos pasando por lo mismo?
JM: Todos pasando por lo mismo, tenían que pasar por lo mismo. Es que fue una crisis tremenda en México, duró mucho tiempo la crisis en México.
MP: Todavía.
JM: Todavía, y, ¿a qué se debe?, a los malos gobiernos. Es triste decirlo porque uno es parte de ellos, ¿ve?, uno es mexicano, ¿sí?, yo ya soy ciudadano, pero yo y mis raíces son mexicanas.
MP: Claro, no y siempre se le tiene una añoranza, ¿no?
JM: ¡Ah cómo no!, ¡ah cómo no!
MP: Un cariño.
JM: ¡Ah cómo no!, ¡cómo no! Y yo he ido allá a Chihuahua y he platicado con la gente allá y mire me dan ganas de llorar a mí. Digo: “¿Cómo es posible que esto esté sucediendo aquí?”. “Sí, Mares”, dice, “esto está sucediendo aquí”, dice, “en México”. Cosas así que suceden ahí, ¿verdad?, que no se pueden creer por la… en como tratan a la gente las autoridades y la miseria, ¡miseria!, sí miseria. Yo fui una vez fui hasta el estado de Quintana Roo, Isla Mujeres y iba y me fui en tren pa conocer allá y pararon el tren, paraban en las estaciones ahí por ejemplo en Chiapas, en Tabasco todo eso y gente tan humilde así pidiendo, chamacos pidiendo ahí que le dieran pa comer, ¡mucha pobreza!, ¡muy bonito eh!, ¡uy!, una riqueza natural, ¡fantástica! Pero sin embargo, hay una miseria también fantástica.
MP: Sí, así es, lo que antes, casi casi eran autosuficientes, ¿verdad?
JM: Eran autosuficientes.
MP: Los Tarahumaras ya ve más en esa zona de la sierra, era tierra de ellos.
JM: Era de ellos, ahora se las han quitado los talamontes que le nombran, la madera.
MP: Los Chavochis. No si está… Bueno y platíqueme ya, usted, lo escoge el ranchero se va con el ranchero, llega al rancho, y, ¿cuál fue su primera impresión al estar allá?, ¿sí era como se lo había imaginado?, ¿era diferente?, ¿se desmoralizó un poco?
JM: Pues no, no me desmoralicé, porque ya entre pláticas con los demás braceros que ya habían entrado otras veces, ya me di cuenta de la situación de aquí, cómo estaban ellos, cómo se manejaban y cómo los manejaban. Pero al principio sí tenía yo mucha ilusión, de todavía, todo después de que yo llegué, pues sí yo tengo que venir en serio, me estoy sacrificando pero tengo que crecer, tengo que llegar a hacer algo si no, a vivir siquiera lo mejor, vivir mejor que aquí y lo logré gracias Dios.
MP: Gracias a Dios.
JM: Porque allí trabajaba y trabajaba y trabajaba y pos no había el producto, no había, pues no, no me rendía nada. Y yo ni borracho, ni parrandero, ni mujeriego, ni vicioso, ni nada, yo no fumo, no tomo. Y yo le decía, ahí le decía en El Oro: “No allá, allá en Estados Unidos yo voy a vivir mejor que aquí, yo pos sé que voy a vive mejor que aquí, porque yo me conozco”. A puro trabajar, aquí en los camiones trabajé, me trataron muy bien y me dieron, me daban mucho overtime, mucho trabajo, no lo quieren creer que yo trabajé veinticinco horas. “Pero, ¿cómo?, si el día es de veinticuatro horas”. Pues sí, pero es que yo entré a las tres de la tarde y salí a las cuatro de la tarde de otro día, así porque es.
MP: ¿En dónde fue eso?
JM: En la Border Steel, porque había veces que se compone, se descomponía la maquinaria. Pero yo entré ya, empecé a agarrar un oficio, ya era mecánico.
MP: O sea que empezó…
JM: Mecánico de reparación.
MP: Limpiando los campos de algodón y de…
JM: Sí.
MP: Limpiando y regando, ¿verdad?
JM: Limpiando y regando, sí.
MP: Y, ¿cómo fue que superó?, ¿quién le dio esa oportunidad o usted la buscó o cómo fue…?
JM: Pues yo la busqué, porque cuando entré a la Border Steel entré empezando la compañía, entré de labor, escarbando haciendo hoyos en esa. Después subí a oiler, en que, ya cuando empezaba a operar la compañía. Déjeme decirle, empecé en construcción, empezó a operar la compañía y luego ya nos empezaron, yo seguí de labor, después ya me solicitaron… En la construcción empecé trabajando de ayudante de tubero, metiendo tubería, plumber.
MP: Ah okay, plumber.
JM: Y ya de ahí ya pues era plumber yo. Después de ahí empezó a operar la… Ya se desapareció esa categoría, porque ya ahí empecé a trabajar de, ya entré a operar la, hacer varilla, operar la compañía y entonces ya me pusieron de oiler, era al que me encargaba del aceite, de todo el aceite de todas las maquinarias y todo y de engrasar todo. Después de ahí, el mismo rite y uno ya es mecánico y todo. Después hubo huelga y me vine a la Paisano Concrete, también empecé en la Paisano Concrete, una compañía de… Así como la desta como la de Jobe, de cemento, de concreto, ahí también empecé yo en mantenimiento de la planta.
MP: Y, ¿eso todavía como bracero?
JM: ¡No, no, no, no, no, no!, ya mucho despues, ya de vuelta. Yo le estoy platicando ya de últimamente ya.
MP: Ah okay.
JM: Ya lo último.
MP: Y, ¿en la Asarco nunca trabajó?
JM: No, no, nunca trabajé. No, yo no era ciudadano todavía y ahí había puro ciudadano, yo me hice ciudadano el [19]85, el [19]85 cuando me hice yo ciudadano.
MP: Okay. Y cuando usted firmó el primer contrato como bracero, ¿por cuánto tiempo lo firmó?
JM: Bueno, por cuatro, por la temporada esa, no me acuerdo de cuánto tiempo era la temporada, eran temporadas, pero no me acuerdo de cuánto tiempo era la temporada. La temporada era de la limpia, del riego y luego…
MP: Y la pisca, ¿no?
JM: Y la pisca, yo entré en el riego, en la limpia y el riego.
MP: ¿Nunca en la pisca?
JM: No nunca en la pisca.
MP: ¿Por qué nunca entró a la pisca?
JM: Porque ya me vine. Y llegué a estar en algodón grandes, ¿eh? Sí, añoré la… El terruño.
MP: Y se vino, ¡ay!, se cayó.
JM: Sí.
MP: A ver déjeme se lo pongo, ahí está. Y se vino acá al terruño. Y, ¿cuánto tiempo se estuvo por allá?
JM: ¿Allá? Como cuatro meses, muy poco.
MP: Y, ¿luego se regresó otra vez?
JM: Sí pues sí, ya el [19]55 ya me vine ya, pero ya de residente.
MP: Y, ¿cómo le hizo señor, cómo le hizo para hacerse residente?
JM: Fácil, hice la aplicación de allá del Consulado, me contestaron que llevara todo lo que llevaba de, carta de buena conducta, las actas de nacimiento mía y de mi señora y de mis hijos.
MP: Y platíqueme, ¿cómo era el campo, cuando usted estuvo como bracero?, ¿el rancho cómo era?, ¿el lugar dónde vivía?, ¿qué comían?
JM: La casa de los patrones, era en la casa de los patrones, era una casa así como una de esas de enfrente por aquí, más o menos así era, ¿verdad?, nomás que más chica y luego tenían una casita separada, ahí onde estábamos nosotros, eran dos camas. Y luego para bañarnos había un árbol así afuera de la casita de nosotros, entonces yo puse un, no me acuerdo en dónde conseguí una lona así, lo puse alrededor así del árbol y luego puse arriba, pusimos un bote con agua, ¿verdad?, y un lazo, llenábamos el bote y luego otro lazo en la, en una de las orillas del bote y le pusimos por el otro el lazo, lo subíamos los dos y luego con otro lo jalábamos así y se volteaba el bote. (risas)
MP: Y, ¿esa era la regadera?
JM: Esa era la regadera, ahí nos bañábanos.
MP: Muy ingenioso.
JM: Pos sí, también la necesidad lo hace a uno ingenioso.
MP: O sea que no tenían baño.
JM: No teníamos baño, sí teníanos dos camitas regularcitas, dos camas.
MP: Pero dice que, era una casita chiquita y nada más ahí dos personas, ¿verdad?
JM: Sí, dos personas, ¡no!, en la casa de ellos vivían, la señora y dos hijos. La señora, el señor y dos hijos.
MP: Pero entonces me imagino que tenían otro espacio para los trabajadores que iban a piscar el algodón.
JM: Pues no sé, no sé si tendrían ese, no sé si tenían eso, porque ya a mí no me tocó la pisca de algodón con ellos.
MP: Y, ¿usted no vio así como que bodegas o algo?
JM: No, no, no, no vi. A la mejor iban por ellos al pueblito, al pueblo a donde están, el puerto de recepción que decían. A lo mejor ahí los dejaban, iban y los traían porque, ¡no!, no había más que un cuartito y dos camas ahí estábamos el muchacho ese y yo, ese muchacho de Zacatecas.
MP: Y, ¿ustedes se hacían su propia comida?
JM: Sí, nosotros nos hacíamos nuestra propia comida.
MP: Y, ¿el patrón les compraba la comida o ustedes compraban su…
JM: No, nosotros la comprábamos, nosotros la comprábamos.
MP: Y, ¿ahí qué distracciones tenían o qué hacían para divertirse?
JM: Pues ninguna, platicar. Ninguna, salir al campo, añorar a los que allá están en México. (risas)
MP: Y el compañero de Zacatecas, ¿qué le contaba?, ¿cómo le fue a él en el trayecto de Zacatecas a…? Por lo general era a Chihuahua, ¿no?, a donde iban todos los…
JM: Sí, sí, sí.
MP: La gente del sur, luego de ahí para acá.
JM: No me platicaba nada.
MP: ¿No?
JM: No me platicaba, era muy reservado, ¡era mucho muy reservado! No me platica, nunca platicó. Platicaba de otras cosas de añoranza del pueblo de él. Era de Guadalupe, Zacatecas, pero no, me platicaba de sus andanzas de él y que él era maestro y que era músico también. Pero no me, nunca platicó la aventura que tuvo de allá en el camino.
MP: Y, ¿usted nunca tuvo problemas con su patrón en cuanto al pago?
JM: Nunca, nunca.
MP: Siempre todo fue muy bien.
JM: Fue muy bien, muy buenas personas. Eso que yo le estoy, que yo veía allí y he visto aquí en Estados Unidos, según se porta uno en su trabajo, así se portan con uno. Al menos ahora que estoy aquí me ha ido muy bien, me han tratado de maravilla, ¡muy bien me han tratado!, pero me he portado también muy bien. Yo no soy de los que me dicen: “Pos ven a trabajar mañana”. “No, no puedo, no puedo trabajar mañana”. “¿Por qué?”. “Porque no tengo ganas”. Y pos, ¡no!, ¡muy puntual en mi trabajo!, muy puntual.
MP: Y, ¿usted le mandaba dinero a su familia?
JM: Sí, sí le mandaba.
MP: Y tampoco no tuvo problemas en cuanto a que, sí les…
JM: ¿Qué no le llegaba?
MP: O, ¿qué nos les llegaba?
JM: No, sí les llegaba fíjese. Sí les llegaba, les mandaba poco.
MP: Pero para ellos era muy suficiente.
JM: Diez, quince dólares, pero ya para ellos era un dineral. A mí me pagan a $0.50 centavos la hora, a veces me daban overtime era lo malo. (risas)
MP: Y, ¿ustedes ahí no tenían algo que pagar así como que renta o algo?
JM: No nada, no, no pagábanos nada, todo era libre.
MP: Y luego bueno se le acabó el contrato, se fue a México.
JM: Sí.
MP: Y, ¿luego ya no le dio la idea de venirse otra vez de bracero?
JM: No, no, traté de venirme y ya de residente y le hice la lucha yo de venirme de residente.
MP: O también, ¿nunca tuvo la idea de irse más para adentro de Estados Unidos?
JM: No de eso no, ¡no!
MP: Aquí estuvo bien.
JM: Pues sí. (risas)
MP: Ah, pues qué bueno pues aquí le fue bien, ¿no?
JM: No, aquí me fue bien gracias a Dios, pero me fue bien por eso. Porque yo no tuve escuela, yo fui nomás hasta quinto año de primaria y las enseñanzas que he tenido, las he tenido por la vida, lo que me ha dado la vida y lo que me ha enseñado la vida. Y yo para, aquí mis ratos todavía fíjese después de tantos años, todavía pinto óleo.
MP: ¿Ah es pintor?
JM: ¡No, no! Desde luego que, es nomás para, ¿cómo decir?, para es, como un hobby, ¿verdad?, como un hobby.
MP: Y en el tiempo que estuvo aquí de bracero, ¿nunca tuvo problemas con La Migración?
JM: No nunca.
MP: ¿No?
JM: Nunca tuve problemas con La Emigración.
MP: Porque en ese tiempo más o menos que usted estuvo aquí, como que se empezó a hablar mucho de los mojados, ¿no?
JM: Sí.
MP: Bueno siempre ha habido.
JM: Sí.
MP: Pero ya más o menos en ese tiempo de que se acaba, que se estaba acabando ya el Programa Bracero como que se empezó a dar mucho de los mojados.
JM: Sí, no yo nunca tuve, no nunca tuve.
MP: ¿No iban ahí al rancho a hacer…?
JM: ¿A buscar?
MP: ¿A buscar y…?
JM: No.
MP: ¿A checar?
JM: No, no, no. No sé por qué, a lo mejor porque tenían confianza al patrón, es muy buena persona, se portó bien conmigo. Con los dos se portó muy bien.
MP: Y a usted no le tocó de que un amigo del ranchero, otro ranchero, que necesitaba gente que los mandara a usted ahí con su amigo el ranchero para ayudarles.
JM: ¡No!, no, no, no. Porque fíjese, yo me he estado dando cuenta que, siempre a veces trabajábanos mucho porque era bastante terreno y había otra labor enseguida enfrente así grande también. Y entraron mire, y entraba la gente, pero, ¡cantidad de gente a limpiar!, en un momento limpiaron ahí y ya no se veía nada. Yo creo muchos así lo hacían, ocupaba mucha gente, le limpiaban pronto y ya no los ocupaban o yo creo desocupaban un campo y un campo y un campo y un campo. De campo en campo iban en la limpia.
MP: Pues es que sí es curioso eh, como fue cambiando también la idea también del ranchero o como ellos manejaban los recursos, el recurso humano.
JM: Sí.
MP: Porque en un principio, contrataban pero…
JM: ¡Cantidad!
MP: Cantidades.
JM: Ya le digo yo, nomás él y yo, nomás fuimos dos, a donde yo fui, con el ranchero ese éramos dos nada más y le hacíanos todo el trabajo. Desde luego también ellos trabajaban, también ellos trabajaban mucho.
MP: Y desde luego también tenían maquinaria, ¿no?
JM: Sí también tenían maquinaria.
MP: Y ustedes, ¿cómo le empezaron ahí a usar las maquinarias, él les enseñó cómo?
JM: No nosotros nunca usamos la maquinaria, ellos eran los que usaban la maquinaria tenía dos hijos, eran tres. Nosotros la limpia y andar con los tubos echando y regando, eran con tubos, con tubería. Los cargábanos y los vaciábanos, en el surco. Y luego cuando se reventaba el surco había que taparlo.
MP: Pues me imagino que eran campos enormes, ¿no?
JM: Sí, campos enormes.
MP: Y luego nada más para dos personas era bastante trabajo.
JM: Mucho trabajo, sí pos nosotros trabajábanos mucho, mucho trabajábanos.
MP: Y, ¿cómo se daban a entender con el ranchero, él hablaba español o cómo se entendían?
JM: Pues a señas y el poco español que hablaba él y el poco inglés que hablaba yo también. (risas)
MP: ¿Dónde lo aprendió?
JM: En la escuela, en la escuela.
MP: ¿En la primaria?
JM: En la primaria, en la primaria.
MP: ¿En San Francisco del Oro?
JM: En San Francisco del Oro.
MP: ¿Sí?
JM: Es que había un profesor ahí que había estado aquí y hice mucha amistad con él, porque yo iba y lo boleaba, le boleaba los zapatos, y luego me hablaba: “Ándale léeme estos libros, ahí está en ésta tarde”. Y ya ahí sí aprendí poquito. Casi luego que no, ¿verdad?, no tanto. Pero sí más o menos con señas y hablando un poco inglés.
MP: Pues fíjese que de algo, de mucho le sirvió.
JM: ¡Sí cómo no!, ¡cómo no!, ¡cómo no!, sí. Pero sí platicaba con el gringo, con el señor, Don Matiz, platicaba con él.
MP: Ah qué bien, y, ¿también la familia del ranchero se portaba bien con ustedes?
JM: ¡Ah sí!, ¡cómo no!, ¡cómo no! Una vez me agradeció mucho, tenían un toro, un toro grande, ¡muy grande!, ¡hermoso el animal gordote!, y lo traía el muchacho con el lazo, lo traía jalando así el toro lo jalaba y luego éste para no soltarlo que se amarró el lazo aquí, amarró el lazo aquí y lo que sobró de soga lo traía acá en el suelo. Y luego fui y lo vio el ranchero y lo vi yo, y luego fui yo y le quité el lazo y para que no se lo amarrara, ¿ve?, porque se, lo pisa él, lo pisa el toro le revienta la mano aquí. Y me agradeció mucho el ranchero: “Muy bien”, dice, “muy bien, gracias”, dice, “no sé, estos muchachos no saben lo que estás haciendo”.
MP: ¿También tenía animales?
JM: Sí tenía unos, tenían dos animales, dos o tres animales, tenían un toro muy bonito. Yo creo lo tenían de, dejado yo creo o criándolo, era pa concurso, ¡pa concurso!, para concursos. ¡Grandote!, el animalote muy bien. Y ese el hijo del ranchero lo lazó a su cuello, lo traía así y sí el toro se jaloneaba, y él para amacizarse mejor, se amarró el lazo, se soltó así el lazo y lo que le sobra de lazo quedó allá en el suelo. Nomás se da vuelta el toro y lo pisa, se queda y él lo pisa y se revienta la mano.
MP: Se lleva el lazo con todo y mano. ¡Híjole no!, y ¿no ha tenido comunicación o qué supo después de eso, ya.
JM: Le escribí yo, pero ya después ya me vine para acá y ya dejé yo de escribirle, ahorita tiene, ¿cómo qué?, se murió yo creo, ya estaba viejo tenía como unos, cincuenta y ocho, sesenta años tenía ya, de esto hace cincuenta años.
MP: Sí yo creo ya pasó a mejor vida.
JM: Sí, sí.
MP: Y, ¿usted nunca tuvo problemas de racismo? Porque ya ve que en ese tiempo andaba el Ku Klux Clan.
JM: Sí, sí.
MP: Y, ¿todo eso?
JM: ¡No!, no, no. Es que el racismo me di cuenta yo que muchas veces uno lo provoca. Ya le digo entraba mucha gente así y mucha gente entraba y como si ya fuera ciudadano o ya fuera de aquel país o de este país, o no eso, si no que, ¡muy valentones!. “¡Yo mando aquí!, yo que este de… Empezó a cargarles ahí de ver los empleados de las tiendas y todo eso, ¿ve?, gente tonta. Y era el que lo, “Háblale a la policía aviéntatelo”.
MP: ¿Ah sí?
JM: Sí.
MP: Porque ya ve que luego también en las tiendas y en algunos restaurantes ponían ahí los letreros.
JM: Sí.
MP: Que no se aceptaban ni negros, ni mexicanos.
JM: Sí, no y antes mi papá me platicaba él estuvo hace muchos años, pero él en el ferrocarril, era en el ferrocarril.
MP: Ah sí.
JM: De que a los negros y a los asiáticos no los dejaban entrar a los restaurantes. No pero, pos a mí me trataron bien, yo no tengo que decir nada de eso a mí nunca me han discriminado, gracias a Dios.
MP: Qué bueno.
JM: Gracias a Dios nunca me han discriminado. Es que me ha tocado suerte yo creo, ¿verdad?
MP: Se ha portado bien, más bien.
JM: Me he portado bien, a todo el mundo le doy su lugar.
MP: Qué bueno.
JM: Y me han tratado bien.
MP: Qué bien, ¿pues no sé si tenga otra cosa que…?
JM: Pues no nomás agradecerle que vino a…
MP: Anécdota.
JM: No, que vino a recordarme de mis pasados y mis aventuras, (risas) fíjese cincuenta años.
MP: Fíjese.
JM: Y todavía las tengo aquí. (risas)
MP: No pues…
JM: Desde luego que se me escapan algunos detalles, ¿verdad?, pero es imposible después de cincuenta años.
MP: Claro, pero sí de todas maneras sí el… Describe todo muy bien como fue.
JM: Mire.
MP: Eso de la polveada.
JM: Y luego yo ya de ochenta y cuatro años.
MP: Fíjese.
JM: Ya pesan.
MP: Se ve muy bien.
JM: Sí, gracias Dios, gracias a Dios, pues sí, yo ni fumador, ni tomador y fui muy deportista.
MP: Ah por eso también.
JM: Sí, jugué mucho basketball y boxeo profesional también.
MP: ¿Ah sí, aquí en Estados Unidos?
JM: No, en México, ¿mire?, todo lo que me quedó nomás.
MP: ¿Oiga y cuándo se casó?
JM: El cuarenta y tantos, el [19]44, [19]44.
MP: ¿Cuándo andaba por allá verdad, cuándo fue a Chihuahua o se casó acá?
JM: No me casé allá, el [19]55 me vine.
MP: Y, ¿también de una vez le arregló también a su esposa y todo para haberse venido?
JM: Sí, primero arreglé yo solo. Y después arreglé a mi señora, después le arreglé a mis hijos, vivimos en Juárez como dos años.
MP: Ah, qué bueno. Pos le agradezco mucho señor, el tiempo y…
JM: No tenga cuidado.
MP: Las experiencias que ha compartido conmigo y también con la gente que vaya a escuchar su entrevista.
JM: Pues muchas gracias por haberme dado la oportunidad de desahogarme de lo que siente uno acá (risas) en tiempo pasado.
MP: No claro que sí, para eso estamos, gracias.
Fin de la entrevista
Interviewer
Parra-Mantilla, Myrna
Interviewee
de la Luz Mares, José
Location
El Paso, Texas
File Name Identifier
Mares_ELP033
Citation
Parra-Mantilla, Myrna and de la Luz Mares, José, “José de la Luz Mares,” Bracero History Archive, accessed November 15, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/63.