María L. Menchaca
Title
María L. Menchaca
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: María L. Menchaca was born on November 20, 1942, on a ranch named Corrales de Rábago, in the municipality of Pénjamo, Guanajuato, México; her mother’s name was Natalia Espinoza Herrera, and her father’s name was Antonio Ortega Estrada; she had eleven siblings, two of whom died when they were young; she was left with seven sisters and two brothers; her father, Antonio, worked in agriculture using borrowed land to support the family; in 1942, he enlisted in the bracero program, and he worked in Arizona, California, and Texas on the railroads and in the fields picking carrots, cotton, grapes, lettuce, and tomatoes.
Summary of Interview: Ms. Menchaca describes growing up in a small town; in 1942, the year she was born, her father, Antonio Ortega Estrada, went to Irapuato, Guanajuato, México, to enlist in the bracero program; as a bracero, he labored in Arizona, California, and Texas on the railroads and in the fields picking carrots, cotton, grapes, lettuce, and tomatoes; although María was too young to remember her father being in the program, he frequently spoke of his experiences; Antonio endured being stripped and fumigated out of necessity; oftentimes, he worked from sun up to sun down, which was especially difficult; he slept on a bunk bed in a huge bodega with many other men and was taken to work by bus; although he regularly sent money home, he seldom wrote letters, because he did not write very well; in addition, he also spoke about how he was treated poorly, immigration checks, provisions, and recreational activities, including movies and church services; María also remembers taking a train and going into town with her mother and uncle to cash the checks her father would send; she mentions that there were primarily women and children in town and the surrounding areas, because so many men had joined the program; moreover, the men that did stay assaulted or took advantage of the women; although Antonio was able to save money as a bracero, he suffered greatly.
Summary of Interview: Ms. Menchaca describes growing up in a small town; in 1942, the year she was born, her father, Antonio Ortega Estrada, went to Irapuato, Guanajuato, México, to enlist in the bracero program; as a bracero, he labored in Arizona, California, and Texas on the railroads and in the fields picking carrots, cotton, grapes, lettuce, and tomatoes; although María was too young to remember her father being in the program, he frequently spoke of his experiences; Antonio endured being stripped and fumigated out of necessity; oftentimes, he worked from sun up to sun down, which was especially difficult; he slept on a bunk bed in a huge bodega with many other men and was taken to work by bus; although he regularly sent money home, he seldom wrote letters, because he did not write very well; in addition, he also spoke about how he was treated poorly, immigration checks, provisions, and recreational activities, including movies and church services; María also remembers taking a train and going into town with her mother and uncle to cash the checks her father would send; she mentions that there were primarily women and children in town and the surrounding areas, because so many men had joined the program; moreover, the men that did stay assaulted or took advantage of the women; although Antonio was able to save money as a bracero, he suffered greatly.
Creator
Acosta, Anais
Menchaca, María L.
Date
2006-05-26
Subject
bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
María L. Menchaca
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini disc
Duration
35:00
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: María Menchaca
Fecha de la entrevista: 26 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Anaís Acosta
Mi nombre es Anaís Acosta y el día de hoy es mayo 26 del 2006. Nos encontramos en San Bernardino, California con la señora María Menchaca. Y esta entrevista pertenece al Proyecto de Historia Oral.
AA: ¿Cómo ha estado señora Menchaca?
MM: Bien, gracias a Dios.
AA: Díganos, ¿cuándo y dónde nació usted?
MM: Yo nací el 20 de noviembre del [19]42 en un rancho llamado Corrales de Rábago, municipio de Pénjamo, Guanajuato.
AA: Cuéntenos un poquito de Pénjamo, Guanajuato cuando usted nació, ¿cómo era?
MM: Bueno, entonces era un pueblo chico. De ese tiempo a acá ha crecido mucho, ta muy bonito. Le recomiendo que vaya unas vacaciones y tiene partes muy bonitas. Están las Momias de Guanajuato, así es de que a la mejor tenemos un parecido.
AA: Claro que sí.
MM: ¿Verdad? Pero ojalá y pueda ir para allá. Es muy bonito.
AA: Cuéntenos cómo era Pénjamo cuando usted vivía allá, cuando era usted niña.
MM: Pues como le digo, era un pueblo chico que ahora ha crecido demasiado. Hay muchos balnearios, muchas cosas donde puede uno disfrutar; pero, como nosotros, pues, vivimos del trabajo de nosotros, porque mi papá no tiene tierras, no tiene nada. Entonces, hemos estado trabajando afueras de donde es mi ciudad natal porque hemos estado trabajando, luchando para sostener la familia, porque con nosotros somos doce de familia.
AA: ¿Tuvo doce hermanos, once hermanos?
MM: Once hermanos. Murieron dos chiquitos, quedamos diez: ocho mujeres, dos hombres. Y mis papás, como le digo, no tienen de donde.
AA: ¿Cómo se llaman sus papás?
MM: Mi papá se llama Antonio Ortega Estrada y mi mamá se llama Natalia Espinoza Herrera y ellos han sobrevivido allí por toda su vida. Mi papá vino de bracero en el, desde el [19]42.
AA: Cuénteme, antes de que su papá se viniera de bracero, ¿a qué se dedicaba ahí en Pénjamo?
MM: Era, sembraba donde, donde le pasaban tierras con… A medias, que les decían, era mediero y él sembraba, de eso se mantenía; pero, cuando empezó a haber las contrataciones, él se contrató y le tocó venir hasta por acá.
AA: ¿Cómo se enteró su papá del Programa Bracero?
MM: Pues porque allí en Pénjamo iban personas y hablaban para contratar las personas, el que quisiera contratarse para venir a trabajar acá a Estados Unidos.
AA: ¿Sabe dónde se contrató su papá?
MM: Creo que se contrató en Irapuato, Guanajuato, que está cercas de Pénjamo, Guanajuato.
AA: ¿Le contó su papá cómo era el proceso de contratación?
MM: Sí. Dice que al momento cuando ellos entraban, los hacían, los desnudaban, los bañaban con como un, en unos líquidos que eran fuertes para que… Decían que no trajieran piojos o que no sé qué a este país y todo eso ellos lo, lo sufrieron por la necesidad de venir a trabajar.
AA: Sabían que estaba mal, pero lo aguantaron.
MM: Sabían que estaba mal, pero lo soportaban por la necesidad del trabajo para la familia.
AA: ¿Cómo era la situación económica en Pénjamo en esos tiempos?
MM: No, pues en esos tiempos estaba difícil. Por eso era que ellos se venían a sufrir a acá, porque pos allá no se podía.
AA: ¿Qué otro requisito les pedían para venirse como braceros?
MM: Pues les pedían como sus papeles, actas de nacimiento. Les pedían pues, dice que les pedían cosas así tocante a ellos.
AA: ¿Tenían que tener algún, este… Tenían que saber cómo trabajar la tierra?
MM: Sí.
AA: O, ¿no importaba, a cualquiera lo agarraban?
MM: Pues dice que nada más les decían si tenían experiencia en, en trabajar la tierra y como ellos eran campesinos, pues ellos decían que sí, porque ellos… Inclusive aquí era diferente, porque aquí no cogían una yunta de bueyes para arar la tierra, aquí había tractores. Y allá no, allá se trataba de que con yunta de bueyes o con azadones y con eso arreglaban ellos la tierra, la siembra.
AA: ¿A qué parte de Estados Unidos se vino su papá?
MM: Estuvo, estuvo en varias partes, nada más que él, como lo estuvimos hablando por teléfono; hablamos por teléfono, pero por la distancia, son los recargos muy altos y pos no puede uno mucho hablar. Y dice que él estuvo en varias partes, nada más que donde más me dijo que había durado había sido en el ferrocarril en Texas, en el algodón en… ¡Ay! ¿Cómo se llama? En Phoenix.
AA: En Phoenix.
MM: Se me hace que sí.Y aquí en Rancho Cucamonga, en el fil. Y que estuvo aquí en muchas partes. Dice que él conoció aquí San Bernardino. Estuvo en la zanahoria, en la lechuga, jitomate, uva, de todo lo que… De todo, en todo lo que le salía trabajo, ahí se estaba.
AA: ¿Alguna vez le platicó su papá cuál fue el trabajo que más le gustó cuando estaba aquí de bracero?
MM: Pues dice que como entonces estaban ellos jóvenes, entonces ellos no les importaba el trabajo duro o donde los pusieran, ¿ve? Ellos donde los pusieran, ellos trabajaban. Porque eso del ferrocarril ha de haber sido pesado.
AA: ¿Sí se acuerda qué papel desempeñaba su papá en el ferrocarril?
MM: No, no me dijo. Nada más me dijo que ahí había estado en el ferrocarril, pero no me dijo qué era lo que él desempeñaba.
AA: ¿Alguna vez le platicó su papá de cómo eran las condiciones de vida?, ¿cómo vivían en los campos?
MM: Pues dice que los trabajos eran muy pesados en el sol, todo el tiempo andar en el sol. Dice: “A veces trabajábanos de sol a sol. Llegábanos a acostarnos ya en la noche a donde nos tenían designado, sean camas arriba o abajo”.
AA: ¿Cómo eran esas casitas?
MM: Dice que eran, que eran como… Pues no tenían una casita separados cada persona, sino que eran lugares que eran grandes como unas bodegas y ahí tenían las camas.
AA: ¿Cuántas personas dormían ahí?
MM: No, dice que dormían de muchas, de muchas personas dormían allí y ya en la mañana iban los camiones para levantarlos y llevarlos a sus trabajos. Ya en la tarde los traían a donde ellos se dormían y así estaban ellos.
AA: ¿Cuánto le pagaban a su papá?
MM: ¡Ay! No me acuerdo, no le pregunté, pero entonces pues pagaban poco, ya ve. Eso sí que mi papá fue una persona, pues, muy cumplida. Nunca se desatendió de su familia, de mi mamá, de… Pues yo era la única chiquita. Ya después, pos cuando él fue, pos ya vinieron más y más y más y así. Y los volvían a contratar, se volvían a venir, pero ya él dejaba más familia y más familia y así fue como él se estuvo.
AA: Pero dice usted que es la más chica usted.
MM: No, yo soy la mayor de todos. Yo soy del [19]42 y en ese tiempo fue cuando él empezó a venir para acá. Por eso es que casi no me acuerdo yo de na[da]. Yo no me acuerdo de eso de nada, sino nada más de lo que él nos platicaba, cómo vivían acá, cómo estaban acá y los trabajos cómo eran. Y ahora él tiene su mica que les daban, yo la tengo conmigo y cuando yo oí de este programa, yo hablé aquí a la librería del pueblo. Y ya me dijo Eva Loera, era la que estaba apuntando a la gente: “No”, dijo, “si tienes pruebas de tu papá”, dice, “tráelas”. Y ya le dije yo que yo conservaba de él una mica, que yo tenía de él una mica de cuando él estaba por acá. Entonces me dijo: “Tráela y ven”. Y yo ya fue cuando me… Ya fue cuando yo le hablé a mi papá y le pregunté dónde y dónde había trabajado. Y me dijo: “Mija, trabajé en Estados Unidos en muchas partes. Yo conozco San Bernardino”, dice, “estuve en Rancho Cucamonga, que está cercas. Todo eso anduve yo en el fil, cercas de San Bernardino, en el fil también”, dice. “Yo anduve en el jitomate, en lechuga, en zanahoria, en la uva, en algodón, en todo”. Porque se terminaban los contratos, los volvían a firmar y volvían a quedarse ellos y a donde los ocupaban allí iban.
AA: ¿Regresaba a Pénjamo su papá?
MM: Sí regresaba y volvían a contratar la gente y él volvía a venir. Y le tocó suerte que en las contrataciones, casi en todas estuvo él por acá.
AA: ¿Cuántos años estuvo de bracero?
MM: ¡Ay! No le pregunté, eso sí. Pero sí estuvo tiempo, porque cuando…Yo me acuerdo cuando él iba de acá de Estados Unidos a la casa.
AA: Cuando regresaba, ¿qué notaba en su papá de diferente? Cuando iba a visitarlos.
MM: Pues lo que yo notaba en él, es que como le digo, él fue una persona muy responsable que él todo el tiempo llegaba feliz, contento a su casa con su esposa y con sus hijos. Y ya cuando él se volvió a venir, pues decía: “¡Ay!”, dice, “pues, aquí no hay trabajo, ¿de dónde vamos a comer?”. Dice: “Pues me tengo que volver a ir”. Él les escribía, porque él casi no sabe escrebir, porque en ese tiempo pos no había escuelas. Y él escribe muy, muy mal hecho. Y él con lo mal hecho que escribía y todo, pero sí le escribía a mi mamá y le mandaba dinero por correo.
AA: ¿Por correo les mandaba dinero?
MM: Sí, por correo.
AA: ¿Qué hacían ustedes con ese dinero?
MM: Lo cambiábanos en la ciudad de Pénjamo. Venía yo, venía con mi mamá y un, el esposo de una hermana de mi mamá. Veníanos a un rancho que era la estación del ferrocarril, porque en antes no había buses, camiones le decía uno allá, no había camiones. Se venía uno de allí del rancho a Palo Verde, así se llamaba la estación del tren y allí, de allí agarraba uno el tren para venir a Pénjamo a cambiar el dinero y llevar la… Pos como dicen aquí, la marqueta, para comer. Pero, yo eso, de eso sí ya me acuerdo, de que yo venía con mi mamá a cambiar el cheque de lo que mi papá nos mandaba para sostenernos. Y veníamos en ese tiempo… Cosa que estaba, pos no sé, allá se nombra por kilómetros y aquí por millas. Que no sé, pero sí estaba retiradito de donde caminaba uno. A veces en burro, en caballo a esperar allí el tren, a que pasara el tren para llegar a Pénjamo.
AA: ¿Alguna vez tuvo algún problema por cambiar el cheque?
MM: No, no, porque siempre ya allí en el banco, pos era el banco, allí cambiaba casi toda la mayoría de personas que tenían braceros y cambiaban sus cheques allí.
AA: ¿Se fue mucha gente de braceros de ahí de su pueblo?
MM: Sí, había mucha gente de ranchos allí cercanos, porque hay muchos ranchos y había bastante gente que sí, de todos los ranchos.
AA: ¿Se quedaron puras mujeres entonces?
MM: Había puras mujeres solas ahí, que había por …. Inclusive yo tuve, por ejemplo, dos mamás. Mi mamá mi mamá y una hermana de mi mamá, porque ellas eran muy jóvenes y había gente que por maldad o por lo que fuera, ¿verdad? Hombres que vivían allí, perseguían a las mujeres que estaban solas para… pos para asustarlas o para aprovecharse de ellas.
AA: Porque sabían que estaban...
MM: Porque sabían que estaban…
AA: Desamparadas.
MM: Desamparadas. Y en eso sí sufrimos bastante, porque uno que estaba chico, tenía uno que quedarse con otras personas que estaban solas, como para…
AA: ¿Protegerlas?
MM: Como para protegerlas, como para que dijieran, como para que dijieran que era uno de chico, de niño, era un respeto para aquella persona. Que yo la hermana de mi mamá, ella, yo me crié con ella. Y así es de que, por eso le digo, yo tuve dos mamás. Eran hermanas, yo sabía que mi mamá era mi verdadera mamá, pero como ella su esposo se vino y estaban muy jóvenes, entonces ella por, para un respeto me crió con ella.
AA: Qué bien. ¿Le contó alguna vez su papá cómo los trataban los mayordomos o sus patrones?
MM: Sí, los mayordomos dicen que eran los más groseros. Dice que había unos mayordomos muy groseros que traían hasta como unos látigos y los amenazaban con los látigos para que trabajaran fuerte. Por eso dice que los trabajos se les hacían pesados por, no por el trabajo, sino por los mayordomos que los trataban mal, porque querían que trabajaran rápido y que andaban nomás vigilándolos detrás de ellos.
AA: ¿Alguna vez se quejó su papá?
MM: No. No se quejaba, porque como le digo, como eran personas humildes que necesitaban de los trabajos, pues aguantaban los maltratos.
AA: ¿Aún de los mayordomos?
MM: Aún de los mayordomos. Porque dice que casi los patrones no, no los vigilaban, más que los mayordomos que tenían, que eran muy rígidos.
AA: ¿Alguna vez llegó a ver algún tipo de, como La Migración, que tuviera problemas con que La Migra llegara al campo a checar que todos estuvieran con papeles?
MM: No, pues dice que La Migra llegaba, pero que el mayordomo era el que salía en defensa de ellos presentando pruebas que estaban con permiso de aquí de Estados Unidos. Pero que La Migra a ellos no los, no los molestaba.
AA: ¿Sabe cuántos días a la semana trabajaba su papá?
MM: No, pero él dice que todo el, todo el tiempo que tenían el permiso con el contrato, todo el contrato que les daban cuando los contrataban, todo el tiempo trabajaron.
AA: ¿No tenían ningún día de descanso?
MM: Sí, parece que el domingo era el día que… Que el domingo era el día que no descansaban. Porque el domingo dice que era el día que iban a misa y, este, estaban en… Pues, en alguna distracción, algún cine o eso. Pero dice que sólo el día domingo.
AA: Y, ¿cómo le hacían para, para la comida y todo eso? ¿Les daban de comer ahí?
MM: Dice que les daban lonche, pero les cobraban un tanto por lo de los lonches, pero que allí les daban lonche.
AA: ¿Qué les daban de comer, no sabe?
MM: No, pues dice que a veces les daban sándwich o les daban, dice: “Pues a veces la comida estaba mala o”, dice, “pero pos uno con hambre se la comía”. Dice eso. Inclusive, él nos llevó unos, usted sabe que aquí hay muchas personas que son de iglesias, que en las iglesias les dan libros de cantos y eso. Nos llevaba libros de cantos de la iglesia y allá las mismas hermanas de mi papá se enojaban con él, porque decían que esos libros sólo los usaban los aleluyas. Y decía mi papá: “Y, ustedes no saben lo que dicen”, dice. “Son oraciones que llegan a Dios”, dice, “y Dios recibe todo y esto no es malo”, dice, “son de la iglesia”. Pero, él nos llevaba libros de la iglesia.
AA: Y, ¿las misas eran en español?
MM: Pues dice que había personas que les traducían, que les traducían porque las misas eran en inglés, pero había personas que le decían, dice: “Y uno con, pues a veces que no entendía uno las cosas”, dice, “pos uno las, iba con la fe que iba uno a misa”, dice, “y pos aunque no entendiera uno, uno iba a la casa de Dios”.
AA: Eso es lo que cuenta.
MM: Dice: “Uno iba a la casa de Dios”. Y ahí decía uno: “Vamos a misa”, dice. “Y, uno escuchaba”.
AA: Y para el trabajo, ¿cómo le hacían para comunicarse?
MM: ¿De quién? De…
AA: Si no sabían inglés.
MM: Oh. No, dice que en el trabajo casi no tenían, este, que nada más sí había la persona… Dice que a veces que había los mayordomos que hablaban español y les decían qué era, en dónde iban a trabajar y qué es lo que iban a hacer. Por eso digo yo que el trabajo del ferrocarril, ha haber sido pesado, porque ha de haber sido como de picos, palas y… Como para hacer los rieles del tren y todo eso.
AA: ¿Sufrió algún tipo de discriminación su padre?
MM: Pues…
AA: O, ¿injusticia?
MM: No, pues simplemente las injusticias era de los, de los mayordomos de cómo los trataban. Esas eran las injusticias que ellos sufrían, por el motivo de que los trataban muy mal de, de que querían todo con rapidez, no los dejaban descansar. Entonces como le digo, como estaban jóvenes, pues ellos no les importaba el trabajo, no lo… Ellos trabajaban. Y dice que eso era la descriminación de lo que ellos sufrían, porque sí sufrían mucho por los mayordomos que eran muy, muy pesados.
AA: ¿Recuerda algo en especifico que su padre le haya contado?
MM: Pues no, él nada más nos contaba eso, porque nosotros le preguntábanos que si era muy bonito por acá, que si había, pos muchas diversiones. Como uno no tenía allá diversiones ni nada. Que si se divertían, que se, como, ¿cómo estaba por acá? Y él nos decía: “No, mija”, dice, “el norte es muy sufrido. Es mucho muy sufrido”, dice, “porque uno sufre, por lo, primero que no tiene uno el idioma de allá, no se sabe uno defender y hay mayordomos”, dice, “que como ellos lo saben todo”, dice, “entonces ellos”, dice, “tratan a uno”, dice, “pues con la punta del pie”. Dice: “Y uno por la necesidad”, dice, “pues lo aguanta todo”. Dice: “Bañan a uno”, dice, “con químicos, con cosas duras”, dice. “Que porque uno lleva piojos de acá y no quieren que haiga piojos allá”. Dice: “Y uno por la necesidad”, dice, “pos aguanta todo eso”. Si ahora, porque cuando yo me vine para acá, él no me dejaba venir. Yo me vine con unas parientes de mi mamá. Yo venía nada más a conocer, quería conocer y ellas me traían a que los cuidara a sus niños, porque ellas trabajaban. Como babysitting que dicen. Entonces, este, mi papá no me quería dejar venir, no me daba permiso y no me daban permiso y no, y no. Y yo les neceaba: “Papá, déjeme ir a conocer, al cabo voy con la familia de mi mamá”. Pues aceptaron que me viniera y mi papá lloraba y decía: “No, mija”, dice, “es muy duro por allá. Es muy duro, muy duro, muy difícil”. “Papá, voy con la familia”. Y por tal de que, de concederme el gusto mi papá, me dejó venir. Y entonces, este, estuve con la familia de él. Duré un año, me fui, porque una hermana mía desgraciadamente le dio como… Dicen que era un tumor canceroso entre las venas visuales y las cerebrales, en la cabeza. Entonces ella sufrió mucho y la iban a operar y dijo que si yo no me iba con ellas, porque como yo fui la mayor de todas, entonces ella decía que si yo no me iba, no se dejaba operar. Y yo por, decía yo: “A la mejor en eso está su salvación y si no voy”. Y me fui y duré un año. Le costó a mi papá mucho dinero y él, pues no tenía los recursos. Y mi hermano y yo le rogamos, teníanos una tía en paz descanse, que ya murió en San Diego: “Déjanos ir con mi tía Lucía y déjanos ir para trabajar y ayudarte, para que salgas de tus deudas. Y, déjanos ir, déjanos ir”. Y, él nos repetía; “No, mija”, dice, “porque allá es muy duro. Yo conozco y es muy difícil, muy duro, mija, para trabajar allá y es muy duro”.
AA: ¿Sus años de braceros fueron duros?
MM: Sí. Porque él nos decía por lo mismo de los malos mayordomos, ¿vedá? Y nos decía que era muy duro el trabajo acá y que era muy duro, muy duro el trabajo, y que no. Pues, de tanto rogarle nos vinimos a San Diego, yo trabajé en casa cuidando una anciana y mi hermano se colocó en jardinería y ya empezamos a ayudarlo, a mandarle para que saliera de sus gastos. Mi hermana, gracias a Dios duró tiempo, apenas hará como unos diez años que ella murió y pos logramos sacar a mi papá de las deudas. Pero, entre medicinas y medicinas, ellos de allí para acá han sido muy enfermos. Mi mamá es diabética. Enfermos, enfermos y aquí hemos trabajado. Hemos trabajado para, pos ayudarlos, porque como le digo, él no tiene de dónde vivir, no tiene de dónde mantenerse, él no trabaja.
AA: Cuénteme, cuando regresó su papá a México, a Pénjamo, después de haber sido bracero, ¿qué hizo? ¿En qué trabajó?
MM: Siguió trabajando de mediero, con personas que le pasaban tierras a medias y él trabajaba. Nosotros lo ayudábamos, andábanos como él. Yo agarraba la yunta, ayudaba a desquelitar la tierra, a repelarlo, que decían. Nos agarraban aguaceros y andábanos todas mojadas y todo, en el campo. Pero todo el tiempo le ayudamos a mi papá. Él dice que él teme que a mí me dé una enfermedad, porque estoy bastante trabajada con él, porque le hemos, le ayudamos en tierras que le pasaban a medias. Para el año que salía la cosecha, si salían diez medidas de maíz, diez de frijol, lo que fuera, eran cinco para él y cinco para el dueño de la tierra; y así fue como él sobrevivió.
AA: ¿De eso se trata los medieros?
MM: Uh huh.
AA: El dueño de la tierra le presta la tierra.
MM: Le presta la tierra, mi papá pone, como por ejemplo, el dueño de la tierra presta la tierra, el que recibe la tierra a medias, él la siembra, él la desquelita, él la…
AA: Él pone todo.
MM: Él pone todo, todo el trabajo. Para cuando ya sale el trabajo, lo hace nada más, el mediero le ayuda a sacar lo de la cosecha y la cosecha que sale, pos como le digo, si son diez medidas, si son veinte, diez para cada uno o cinco para cada uno. Lo que sale, eso es para cada uno. Pero de todo lo más, demás del trabajo, de desquelitar, de arar la tierra, limpiarla y de todo, eso no se mete el dueño de la tierra. Más que el que la trabaja.
AA: Y, ¿sí conviene? ¿Sí convienen los medieros?
MM: Pues, como le digo, a veces no conviene, porque no hay años buenos en las tierras. A veces sí y a veces no. Y eso es de cada año nada más. No es de mes, sino de año.
AA: Cuando regresó su papá a Pénjamo, ¿pudo hacerse de algo con el dinero que tenía de los braceros?
MM: Pues no, pos su casita nada más y en ese tiempo compró, creo dos vacas, las compró mi mamá, unas vaquitas y ya de allí se fue haciendo de animalitos, era donde él tenía su yunta para trabajar. Sus vaquitas que ya crecían, que tenían sus animalitos, los crecían, los vendía para sobrevivir y así fue como él estuvo. Ya después que él ya no pudo, por grande, ya no trabajó. Ya tiene tiempo que él vive de lo que uno lo puede ayudar, mi hermano y yo. Que estamos… Bueno, ahorita yo ya no trabajo, tengo apenas poquito, dos meses que dejé de trabajar, porque ya mis manos ya no puedo, mire. Tengo mis manos bien hinchadas, los huesos salidos, ¿eh? Y entonces ya mire, hasta las uñas se echaron a perder, por lo mismo de mis manos, que ya no puedo trabajar. Entonces, ahora digo: “¡Dios mío! ¿Qué puedo hacer para ayudar a mi padre?”. Y es por eso. Pero como le digo, como podemos vamos a tratar de ayudarlo. Porque aquí si no trabaja uno, pos, ¿de dónde? ¿Ve? Y eso es por lo que andamos sufriendo y ayudándolos, a ver si, pues no pidiéndole nada a nadie, sino que nos ayuden a arreglar de lo mismo de su trabajo de ellos, ¿ve? Porque, pos ellos ya no pueden, ellos ya están muy mayores y es lo que estamos pidiendo, que ojalá Dios nos dé licencia de que les toque el corazón a estas personas, que digan: “Bueno, fue su trabajo de ellos”. Si en antes no se los dieron, que ellos podían trabajar, no necesitaban de ellos y ahora, pues, ellos no pueden trabajar. Necesitan que de menos de lo mismo de ellos, tuvieran el corazón blandito y dijieran: “Bueno, de lo que es de ellos, de su mismo trabajo”, ¿verdad? Es lo que andamos luchando, a ver y ojalá y se pudiera.
AA: Ojalá pase algo. Dígame, señora Menchaca, ya para concluir la entrevista.
MM: Sí.
AA: ¿Qué siente su papá cuando lo llaman bracero?
MM: Pues él dice que siente, él siente un orgullo, que Dios le dio licencia de venir a trabajar para acá. Y siente triste que ahora que él no puede, pues de lo mismo de él, no quieran regresarle nada, que ahora que él lo necesita. Porque, como le digo, están enfermos y a veces, pos no se puede. Y entonces dice él que él siente orgullo de cuando él pudo haber venido a trabajarles a Estados Unidos. Pero,ahora se siente triste porque ya no puede trabajar.
AA: En general, ¿los recuerdos de su padre como bracero, son buenos o son malos?
MM: Pues ahorita como le digo, son tristes, porque él dice que ellos sufrieron mucho por venir a este país a dejar sus fuerzas y su juventud. Y que ahora, pues se siente triste por el ver que no, que ya no puede y él no culpa al país, porque dice que el país no es culpable de todo esto, de los maltratos que ellos sufrieron, fue de la misma gente. Pero él tiene bellos recuerdos de cuando él estuvo y pudo ayudar a este país.
AA: ¿Cómo cambió la vida de ustedes, como sus hijos? O, ¿qué pensaba su mamá de que su padre fuera bracero y se viniera y los dejara tanto tiempo solos?
MM: Mi mamá se siente triste. Se sentía muy triste, porque decía que mi papá nos dejaba solos a pasar, a pasar a veces malos ratos, por las personas malas que les decían cosas a las personas solas. Y ya que las perseguían los hombres por la causa de que mi papá se venía a buscar la vida para la familia. Porque ya ves ya así aquí tuviera él sus tierras, tuviera él propiedades, él no nos abandonaría y mi papá decía lo mismo. “Si yo tuviera de dónde”, dice, “yo no las dejaría solas a sufrir por parte de personas injustas o ingratas”, dice, “y estaría yo al pendiente de mi familia”. Pero, como le digo, pues, la necesidad.
AA: ¿Cómo cree usted que cambió su vida?
MM: Pues…
AA: ¿De su papá al haber sido bracero?
MM: Pues como le digo, nosotros en ese tiempo estábanos muy chiquitas. O sea que para nosotros en ese tiempo no sabíanos si ellos pasaban injusticias o no pasaban, porque por lo mismo de chicas, no pensábanos. Ahora que ya estamos grande, a lo que ellos nos platican de cómo sufrían y todo eso, sí me da tristeza, porque digo: “Pues somos seres humanos que deberíanos de ver unos por otros”. De que por ejemplo, si los mismos mayordomos eran personas mexicanas, porque dice que eran personas mexicanas a veces los mayordomos. Dice: “Y el trato de la misma gente de uno”, dice, “era la que nos desconcertaba”. Sí. Y por eso le digo, pues, en ese aspecto cambió nuestras vidas, porque ahora que pensamos decimos: “Bueno, mi padre sufrió porque nunca nos faltara de comer, porque nunca nos faltara calzarnos, vestirnos”. Porque, pues eran personas responsables, porque todas las personas trabajaban aquí y les mandaban el dinero para la man[u]tención, nunca nos dejó pies a raíz, nunca nos dejó desnudos, nunca nos dejó sin comer.
AA: ¿Se mejoraron entonces?
MM: Pues como le digo, mientras que ellos estaban aquí, mejoramos porque, como le digo, lo más importante, lo más básico, lo teníanos. Que teníanos zapatos, teníanos vestuario, teníanos comida. ¿Ve? Pero pos eso no duraba toda la vida. Desgraciadamente trabajaban el tiempo que trabajaban, dejaban de trabajar y se terminaba el, se terminaba todo, ¿ve?
AA: Bueno, señora Menchaca, pues le agradezco mucho su tiempo y muchas gracias por toda la información.
MM: Pues, discúlpeme si fue mucho lo que dije, pero pos es la, es la verdad. ¿Verdad? Que, pos no tenemos por qué mentir, porque pos, sea como sea, gracias a Dios que este país nos da oportunidad de comer, de vivir. Así es de que, pues gracias a ustedes y ojalá y pos, haya servido de algo esto.
AA: No, claro que sí. Su información es muy valiosa. Muchas gracias.
MM: Gracias.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 26 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Anaís Acosta
Mi nombre es Anaís Acosta y el día de hoy es mayo 26 del 2006. Nos encontramos en San Bernardino, California con la señora María Menchaca. Y esta entrevista pertenece al Proyecto de Historia Oral.
AA: ¿Cómo ha estado señora Menchaca?
MM: Bien, gracias a Dios.
AA: Díganos, ¿cuándo y dónde nació usted?
MM: Yo nací el 20 de noviembre del [19]42 en un rancho llamado Corrales de Rábago, municipio de Pénjamo, Guanajuato.
AA: Cuéntenos un poquito de Pénjamo, Guanajuato cuando usted nació, ¿cómo era?
MM: Bueno, entonces era un pueblo chico. De ese tiempo a acá ha crecido mucho, ta muy bonito. Le recomiendo que vaya unas vacaciones y tiene partes muy bonitas. Están las Momias de Guanajuato, así es de que a la mejor tenemos un parecido.
AA: Claro que sí.
MM: ¿Verdad? Pero ojalá y pueda ir para allá. Es muy bonito.
AA: Cuéntenos cómo era Pénjamo cuando usted vivía allá, cuando era usted niña.
MM: Pues como le digo, era un pueblo chico que ahora ha crecido demasiado. Hay muchos balnearios, muchas cosas donde puede uno disfrutar; pero, como nosotros, pues, vivimos del trabajo de nosotros, porque mi papá no tiene tierras, no tiene nada. Entonces, hemos estado trabajando afueras de donde es mi ciudad natal porque hemos estado trabajando, luchando para sostener la familia, porque con nosotros somos doce de familia.
AA: ¿Tuvo doce hermanos, once hermanos?
MM: Once hermanos. Murieron dos chiquitos, quedamos diez: ocho mujeres, dos hombres. Y mis papás, como le digo, no tienen de donde.
AA: ¿Cómo se llaman sus papás?
MM: Mi papá se llama Antonio Ortega Estrada y mi mamá se llama Natalia Espinoza Herrera y ellos han sobrevivido allí por toda su vida. Mi papá vino de bracero en el, desde el [19]42.
AA: Cuénteme, antes de que su papá se viniera de bracero, ¿a qué se dedicaba ahí en Pénjamo?
MM: Era, sembraba donde, donde le pasaban tierras con… A medias, que les decían, era mediero y él sembraba, de eso se mantenía; pero, cuando empezó a haber las contrataciones, él se contrató y le tocó venir hasta por acá.
AA: ¿Cómo se enteró su papá del Programa Bracero?
MM: Pues porque allí en Pénjamo iban personas y hablaban para contratar las personas, el que quisiera contratarse para venir a trabajar acá a Estados Unidos.
AA: ¿Sabe dónde se contrató su papá?
MM: Creo que se contrató en Irapuato, Guanajuato, que está cercas de Pénjamo, Guanajuato.
AA: ¿Le contó su papá cómo era el proceso de contratación?
MM: Sí. Dice que al momento cuando ellos entraban, los hacían, los desnudaban, los bañaban con como un, en unos líquidos que eran fuertes para que… Decían que no trajieran piojos o que no sé qué a este país y todo eso ellos lo, lo sufrieron por la necesidad de venir a trabajar.
AA: Sabían que estaba mal, pero lo aguantaron.
MM: Sabían que estaba mal, pero lo soportaban por la necesidad del trabajo para la familia.
AA: ¿Cómo era la situación económica en Pénjamo en esos tiempos?
MM: No, pues en esos tiempos estaba difícil. Por eso era que ellos se venían a sufrir a acá, porque pos allá no se podía.
AA: ¿Qué otro requisito les pedían para venirse como braceros?
MM: Pues les pedían como sus papeles, actas de nacimiento. Les pedían pues, dice que les pedían cosas así tocante a ellos.
AA: ¿Tenían que tener algún, este… Tenían que saber cómo trabajar la tierra?
MM: Sí.
AA: O, ¿no importaba, a cualquiera lo agarraban?
MM: Pues dice que nada más les decían si tenían experiencia en, en trabajar la tierra y como ellos eran campesinos, pues ellos decían que sí, porque ellos… Inclusive aquí era diferente, porque aquí no cogían una yunta de bueyes para arar la tierra, aquí había tractores. Y allá no, allá se trataba de que con yunta de bueyes o con azadones y con eso arreglaban ellos la tierra, la siembra.
AA: ¿A qué parte de Estados Unidos se vino su papá?
MM: Estuvo, estuvo en varias partes, nada más que él, como lo estuvimos hablando por teléfono; hablamos por teléfono, pero por la distancia, son los recargos muy altos y pos no puede uno mucho hablar. Y dice que él estuvo en varias partes, nada más que donde más me dijo que había durado había sido en el ferrocarril en Texas, en el algodón en… ¡Ay! ¿Cómo se llama? En Phoenix.
AA: En Phoenix.
MM: Se me hace que sí.Y aquí en Rancho Cucamonga, en el fil. Y que estuvo aquí en muchas partes. Dice que él conoció aquí San Bernardino. Estuvo en la zanahoria, en la lechuga, jitomate, uva, de todo lo que… De todo, en todo lo que le salía trabajo, ahí se estaba.
AA: ¿Alguna vez le platicó su papá cuál fue el trabajo que más le gustó cuando estaba aquí de bracero?
MM: Pues dice que como entonces estaban ellos jóvenes, entonces ellos no les importaba el trabajo duro o donde los pusieran, ¿ve? Ellos donde los pusieran, ellos trabajaban. Porque eso del ferrocarril ha de haber sido pesado.
AA: ¿Sí se acuerda qué papel desempeñaba su papá en el ferrocarril?
MM: No, no me dijo. Nada más me dijo que ahí había estado en el ferrocarril, pero no me dijo qué era lo que él desempeñaba.
AA: ¿Alguna vez le platicó su papá de cómo eran las condiciones de vida?, ¿cómo vivían en los campos?
MM: Pues dice que los trabajos eran muy pesados en el sol, todo el tiempo andar en el sol. Dice: “A veces trabajábanos de sol a sol. Llegábanos a acostarnos ya en la noche a donde nos tenían designado, sean camas arriba o abajo”.
AA: ¿Cómo eran esas casitas?
MM: Dice que eran, que eran como… Pues no tenían una casita separados cada persona, sino que eran lugares que eran grandes como unas bodegas y ahí tenían las camas.
AA: ¿Cuántas personas dormían ahí?
MM: No, dice que dormían de muchas, de muchas personas dormían allí y ya en la mañana iban los camiones para levantarlos y llevarlos a sus trabajos. Ya en la tarde los traían a donde ellos se dormían y así estaban ellos.
AA: ¿Cuánto le pagaban a su papá?
MM: ¡Ay! No me acuerdo, no le pregunté, pero entonces pues pagaban poco, ya ve. Eso sí que mi papá fue una persona, pues, muy cumplida. Nunca se desatendió de su familia, de mi mamá, de… Pues yo era la única chiquita. Ya después, pos cuando él fue, pos ya vinieron más y más y más y así. Y los volvían a contratar, se volvían a venir, pero ya él dejaba más familia y más familia y así fue como él se estuvo.
AA: Pero dice usted que es la más chica usted.
MM: No, yo soy la mayor de todos. Yo soy del [19]42 y en ese tiempo fue cuando él empezó a venir para acá. Por eso es que casi no me acuerdo yo de na[da]. Yo no me acuerdo de eso de nada, sino nada más de lo que él nos platicaba, cómo vivían acá, cómo estaban acá y los trabajos cómo eran. Y ahora él tiene su mica que les daban, yo la tengo conmigo y cuando yo oí de este programa, yo hablé aquí a la librería del pueblo. Y ya me dijo Eva Loera, era la que estaba apuntando a la gente: “No”, dijo, “si tienes pruebas de tu papá”, dice, “tráelas”. Y ya le dije yo que yo conservaba de él una mica, que yo tenía de él una mica de cuando él estaba por acá. Entonces me dijo: “Tráela y ven”. Y yo ya fue cuando me… Ya fue cuando yo le hablé a mi papá y le pregunté dónde y dónde había trabajado. Y me dijo: “Mija, trabajé en Estados Unidos en muchas partes. Yo conozco San Bernardino”, dice, “estuve en Rancho Cucamonga, que está cercas. Todo eso anduve yo en el fil, cercas de San Bernardino, en el fil también”, dice. “Yo anduve en el jitomate, en lechuga, en zanahoria, en la uva, en algodón, en todo”. Porque se terminaban los contratos, los volvían a firmar y volvían a quedarse ellos y a donde los ocupaban allí iban.
AA: ¿Regresaba a Pénjamo su papá?
MM: Sí regresaba y volvían a contratar la gente y él volvía a venir. Y le tocó suerte que en las contrataciones, casi en todas estuvo él por acá.
AA: ¿Cuántos años estuvo de bracero?
MM: ¡Ay! No le pregunté, eso sí. Pero sí estuvo tiempo, porque cuando…Yo me acuerdo cuando él iba de acá de Estados Unidos a la casa.
AA: Cuando regresaba, ¿qué notaba en su papá de diferente? Cuando iba a visitarlos.
MM: Pues lo que yo notaba en él, es que como le digo, él fue una persona muy responsable que él todo el tiempo llegaba feliz, contento a su casa con su esposa y con sus hijos. Y ya cuando él se volvió a venir, pues decía: “¡Ay!”, dice, “pues, aquí no hay trabajo, ¿de dónde vamos a comer?”. Dice: “Pues me tengo que volver a ir”. Él les escribía, porque él casi no sabe escrebir, porque en ese tiempo pos no había escuelas. Y él escribe muy, muy mal hecho. Y él con lo mal hecho que escribía y todo, pero sí le escribía a mi mamá y le mandaba dinero por correo.
AA: ¿Por correo les mandaba dinero?
MM: Sí, por correo.
AA: ¿Qué hacían ustedes con ese dinero?
MM: Lo cambiábanos en la ciudad de Pénjamo. Venía yo, venía con mi mamá y un, el esposo de una hermana de mi mamá. Veníanos a un rancho que era la estación del ferrocarril, porque en antes no había buses, camiones le decía uno allá, no había camiones. Se venía uno de allí del rancho a Palo Verde, así se llamaba la estación del tren y allí, de allí agarraba uno el tren para venir a Pénjamo a cambiar el dinero y llevar la… Pos como dicen aquí, la marqueta, para comer. Pero, yo eso, de eso sí ya me acuerdo, de que yo venía con mi mamá a cambiar el cheque de lo que mi papá nos mandaba para sostenernos. Y veníamos en ese tiempo… Cosa que estaba, pos no sé, allá se nombra por kilómetros y aquí por millas. Que no sé, pero sí estaba retiradito de donde caminaba uno. A veces en burro, en caballo a esperar allí el tren, a que pasara el tren para llegar a Pénjamo.
AA: ¿Alguna vez tuvo algún problema por cambiar el cheque?
MM: No, no, porque siempre ya allí en el banco, pos era el banco, allí cambiaba casi toda la mayoría de personas que tenían braceros y cambiaban sus cheques allí.
AA: ¿Se fue mucha gente de braceros de ahí de su pueblo?
MM: Sí, había mucha gente de ranchos allí cercanos, porque hay muchos ranchos y había bastante gente que sí, de todos los ranchos.
AA: ¿Se quedaron puras mujeres entonces?
MM: Había puras mujeres solas ahí, que había por …. Inclusive yo tuve, por ejemplo, dos mamás. Mi mamá mi mamá y una hermana de mi mamá, porque ellas eran muy jóvenes y había gente que por maldad o por lo que fuera, ¿verdad? Hombres que vivían allí, perseguían a las mujeres que estaban solas para… pos para asustarlas o para aprovecharse de ellas.
AA: Porque sabían que estaban...
MM: Porque sabían que estaban…
AA: Desamparadas.
MM: Desamparadas. Y en eso sí sufrimos bastante, porque uno que estaba chico, tenía uno que quedarse con otras personas que estaban solas, como para…
AA: ¿Protegerlas?
MM: Como para protegerlas, como para que dijieran, como para que dijieran que era uno de chico, de niño, era un respeto para aquella persona. Que yo la hermana de mi mamá, ella, yo me crié con ella. Y así es de que, por eso le digo, yo tuve dos mamás. Eran hermanas, yo sabía que mi mamá era mi verdadera mamá, pero como ella su esposo se vino y estaban muy jóvenes, entonces ella por, para un respeto me crió con ella.
AA: Qué bien. ¿Le contó alguna vez su papá cómo los trataban los mayordomos o sus patrones?
MM: Sí, los mayordomos dicen que eran los más groseros. Dice que había unos mayordomos muy groseros que traían hasta como unos látigos y los amenazaban con los látigos para que trabajaran fuerte. Por eso dice que los trabajos se les hacían pesados por, no por el trabajo, sino por los mayordomos que los trataban mal, porque querían que trabajaran rápido y que andaban nomás vigilándolos detrás de ellos.
AA: ¿Alguna vez se quejó su papá?
MM: No. No se quejaba, porque como le digo, como eran personas humildes que necesitaban de los trabajos, pues aguantaban los maltratos.
AA: ¿Aún de los mayordomos?
MM: Aún de los mayordomos. Porque dice que casi los patrones no, no los vigilaban, más que los mayordomos que tenían, que eran muy rígidos.
AA: ¿Alguna vez llegó a ver algún tipo de, como La Migración, que tuviera problemas con que La Migra llegara al campo a checar que todos estuvieran con papeles?
MM: No, pues dice que La Migra llegaba, pero que el mayordomo era el que salía en defensa de ellos presentando pruebas que estaban con permiso de aquí de Estados Unidos. Pero que La Migra a ellos no los, no los molestaba.
AA: ¿Sabe cuántos días a la semana trabajaba su papá?
MM: No, pero él dice que todo el, todo el tiempo que tenían el permiso con el contrato, todo el contrato que les daban cuando los contrataban, todo el tiempo trabajaron.
AA: ¿No tenían ningún día de descanso?
MM: Sí, parece que el domingo era el día que… Que el domingo era el día que no descansaban. Porque el domingo dice que era el día que iban a misa y, este, estaban en… Pues, en alguna distracción, algún cine o eso. Pero dice que sólo el día domingo.
AA: Y, ¿cómo le hacían para, para la comida y todo eso? ¿Les daban de comer ahí?
MM: Dice que les daban lonche, pero les cobraban un tanto por lo de los lonches, pero que allí les daban lonche.
AA: ¿Qué les daban de comer, no sabe?
MM: No, pues dice que a veces les daban sándwich o les daban, dice: “Pues a veces la comida estaba mala o”, dice, “pero pos uno con hambre se la comía”. Dice eso. Inclusive, él nos llevó unos, usted sabe que aquí hay muchas personas que son de iglesias, que en las iglesias les dan libros de cantos y eso. Nos llevaba libros de cantos de la iglesia y allá las mismas hermanas de mi papá se enojaban con él, porque decían que esos libros sólo los usaban los aleluyas. Y decía mi papá: “Y, ustedes no saben lo que dicen”, dice. “Son oraciones que llegan a Dios”, dice, “y Dios recibe todo y esto no es malo”, dice, “son de la iglesia”. Pero, él nos llevaba libros de la iglesia.
AA: Y, ¿las misas eran en español?
MM: Pues dice que había personas que les traducían, que les traducían porque las misas eran en inglés, pero había personas que le decían, dice: “Y uno con, pues a veces que no entendía uno las cosas”, dice, “pos uno las, iba con la fe que iba uno a misa”, dice, “y pos aunque no entendiera uno, uno iba a la casa de Dios”.
AA: Eso es lo que cuenta.
MM: Dice: “Uno iba a la casa de Dios”. Y ahí decía uno: “Vamos a misa”, dice. “Y, uno escuchaba”.
AA: Y para el trabajo, ¿cómo le hacían para comunicarse?
MM: ¿De quién? De…
AA: Si no sabían inglés.
MM: Oh. No, dice que en el trabajo casi no tenían, este, que nada más sí había la persona… Dice que a veces que había los mayordomos que hablaban español y les decían qué era, en dónde iban a trabajar y qué es lo que iban a hacer. Por eso digo yo que el trabajo del ferrocarril, ha haber sido pesado, porque ha de haber sido como de picos, palas y… Como para hacer los rieles del tren y todo eso.
AA: ¿Sufrió algún tipo de discriminación su padre?
MM: Pues…
AA: O, ¿injusticia?
MM: No, pues simplemente las injusticias era de los, de los mayordomos de cómo los trataban. Esas eran las injusticias que ellos sufrían, por el motivo de que los trataban muy mal de, de que querían todo con rapidez, no los dejaban descansar. Entonces como le digo, como estaban jóvenes, pues ellos no les importaba el trabajo, no lo… Ellos trabajaban. Y dice que eso era la descriminación de lo que ellos sufrían, porque sí sufrían mucho por los mayordomos que eran muy, muy pesados.
AA: ¿Recuerda algo en especifico que su padre le haya contado?
MM: Pues no, él nada más nos contaba eso, porque nosotros le preguntábanos que si era muy bonito por acá, que si había, pos muchas diversiones. Como uno no tenía allá diversiones ni nada. Que si se divertían, que se, como, ¿cómo estaba por acá? Y él nos decía: “No, mija”, dice, “el norte es muy sufrido. Es mucho muy sufrido”, dice, “porque uno sufre, por lo, primero que no tiene uno el idioma de allá, no se sabe uno defender y hay mayordomos”, dice, “que como ellos lo saben todo”, dice, “entonces ellos”, dice, “tratan a uno”, dice, “pues con la punta del pie”. Dice: “Y uno por la necesidad”, dice, “pues lo aguanta todo”. Dice: “Bañan a uno”, dice, “con químicos, con cosas duras”, dice. “Que porque uno lleva piojos de acá y no quieren que haiga piojos allá”. Dice: “Y uno por la necesidad”, dice, “pos aguanta todo eso”. Si ahora, porque cuando yo me vine para acá, él no me dejaba venir. Yo me vine con unas parientes de mi mamá. Yo venía nada más a conocer, quería conocer y ellas me traían a que los cuidara a sus niños, porque ellas trabajaban. Como babysitting que dicen. Entonces, este, mi papá no me quería dejar venir, no me daba permiso y no me daban permiso y no, y no. Y yo les neceaba: “Papá, déjeme ir a conocer, al cabo voy con la familia de mi mamá”. Pues aceptaron que me viniera y mi papá lloraba y decía: “No, mija”, dice, “es muy duro por allá. Es muy duro, muy duro, muy difícil”. “Papá, voy con la familia”. Y por tal de que, de concederme el gusto mi papá, me dejó venir. Y entonces, este, estuve con la familia de él. Duré un año, me fui, porque una hermana mía desgraciadamente le dio como… Dicen que era un tumor canceroso entre las venas visuales y las cerebrales, en la cabeza. Entonces ella sufrió mucho y la iban a operar y dijo que si yo no me iba con ellas, porque como yo fui la mayor de todas, entonces ella decía que si yo no me iba, no se dejaba operar. Y yo por, decía yo: “A la mejor en eso está su salvación y si no voy”. Y me fui y duré un año. Le costó a mi papá mucho dinero y él, pues no tenía los recursos. Y mi hermano y yo le rogamos, teníanos una tía en paz descanse, que ya murió en San Diego: “Déjanos ir con mi tía Lucía y déjanos ir para trabajar y ayudarte, para que salgas de tus deudas. Y, déjanos ir, déjanos ir”. Y, él nos repetía; “No, mija”, dice, “porque allá es muy duro. Yo conozco y es muy difícil, muy duro, mija, para trabajar allá y es muy duro”.
AA: ¿Sus años de braceros fueron duros?
MM: Sí. Porque él nos decía por lo mismo de los malos mayordomos, ¿vedá? Y nos decía que era muy duro el trabajo acá y que era muy duro, muy duro el trabajo, y que no. Pues, de tanto rogarle nos vinimos a San Diego, yo trabajé en casa cuidando una anciana y mi hermano se colocó en jardinería y ya empezamos a ayudarlo, a mandarle para que saliera de sus gastos. Mi hermana, gracias a Dios duró tiempo, apenas hará como unos diez años que ella murió y pos logramos sacar a mi papá de las deudas. Pero, entre medicinas y medicinas, ellos de allí para acá han sido muy enfermos. Mi mamá es diabética. Enfermos, enfermos y aquí hemos trabajado. Hemos trabajado para, pos ayudarlos, porque como le digo, él no tiene de dónde vivir, no tiene de dónde mantenerse, él no trabaja.
AA: Cuénteme, cuando regresó su papá a México, a Pénjamo, después de haber sido bracero, ¿qué hizo? ¿En qué trabajó?
MM: Siguió trabajando de mediero, con personas que le pasaban tierras a medias y él trabajaba. Nosotros lo ayudábamos, andábanos como él. Yo agarraba la yunta, ayudaba a desquelitar la tierra, a repelarlo, que decían. Nos agarraban aguaceros y andábanos todas mojadas y todo, en el campo. Pero todo el tiempo le ayudamos a mi papá. Él dice que él teme que a mí me dé una enfermedad, porque estoy bastante trabajada con él, porque le hemos, le ayudamos en tierras que le pasaban a medias. Para el año que salía la cosecha, si salían diez medidas de maíz, diez de frijol, lo que fuera, eran cinco para él y cinco para el dueño de la tierra; y así fue como él sobrevivió.
AA: ¿De eso se trata los medieros?
MM: Uh huh.
AA: El dueño de la tierra le presta la tierra.
MM: Le presta la tierra, mi papá pone, como por ejemplo, el dueño de la tierra presta la tierra, el que recibe la tierra a medias, él la siembra, él la desquelita, él la…
AA: Él pone todo.
MM: Él pone todo, todo el trabajo. Para cuando ya sale el trabajo, lo hace nada más, el mediero le ayuda a sacar lo de la cosecha y la cosecha que sale, pos como le digo, si son diez medidas, si son veinte, diez para cada uno o cinco para cada uno. Lo que sale, eso es para cada uno. Pero de todo lo más, demás del trabajo, de desquelitar, de arar la tierra, limpiarla y de todo, eso no se mete el dueño de la tierra. Más que el que la trabaja.
AA: Y, ¿sí conviene? ¿Sí convienen los medieros?
MM: Pues, como le digo, a veces no conviene, porque no hay años buenos en las tierras. A veces sí y a veces no. Y eso es de cada año nada más. No es de mes, sino de año.
AA: Cuando regresó su papá a Pénjamo, ¿pudo hacerse de algo con el dinero que tenía de los braceros?
MM: Pues no, pos su casita nada más y en ese tiempo compró, creo dos vacas, las compró mi mamá, unas vaquitas y ya de allí se fue haciendo de animalitos, era donde él tenía su yunta para trabajar. Sus vaquitas que ya crecían, que tenían sus animalitos, los crecían, los vendía para sobrevivir y así fue como él estuvo. Ya después que él ya no pudo, por grande, ya no trabajó. Ya tiene tiempo que él vive de lo que uno lo puede ayudar, mi hermano y yo. Que estamos… Bueno, ahorita yo ya no trabajo, tengo apenas poquito, dos meses que dejé de trabajar, porque ya mis manos ya no puedo, mire. Tengo mis manos bien hinchadas, los huesos salidos, ¿eh? Y entonces ya mire, hasta las uñas se echaron a perder, por lo mismo de mis manos, que ya no puedo trabajar. Entonces, ahora digo: “¡Dios mío! ¿Qué puedo hacer para ayudar a mi padre?”. Y es por eso. Pero como le digo, como podemos vamos a tratar de ayudarlo. Porque aquí si no trabaja uno, pos, ¿de dónde? ¿Ve? Y eso es por lo que andamos sufriendo y ayudándolos, a ver si, pues no pidiéndole nada a nadie, sino que nos ayuden a arreglar de lo mismo de su trabajo de ellos, ¿ve? Porque, pos ellos ya no pueden, ellos ya están muy mayores y es lo que estamos pidiendo, que ojalá Dios nos dé licencia de que les toque el corazón a estas personas, que digan: “Bueno, fue su trabajo de ellos”. Si en antes no se los dieron, que ellos podían trabajar, no necesitaban de ellos y ahora, pues, ellos no pueden trabajar. Necesitan que de menos de lo mismo de ellos, tuvieran el corazón blandito y dijieran: “Bueno, de lo que es de ellos, de su mismo trabajo”, ¿verdad? Es lo que andamos luchando, a ver y ojalá y se pudiera.
AA: Ojalá pase algo. Dígame, señora Menchaca, ya para concluir la entrevista.
MM: Sí.
AA: ¿Qué siente su papá cuando lo llaman bracero?
MM: Pues él dice que siente, él siente un orgullo, que Dios le dio licencia de venir a trabajar para acá. Y siente triste que ahora que él no puede, pues de lo mismo de él, no quieran regresarle nada, que ahora que él lo necesita. Porque, como le digo, están enfermos y a veces, pos no se puede. Y entonces dice él que él siente orgullo de cuando él pudo haber venido a trabajarles a Estados Unidos. Pero,ahora se siente triste porque ya no puede trabajar.
AA: En general, ¿los recuerdos de su padre como bracero, son buenos o son malos?
MM: Pues ahorita como le digo, son tristes, porque él dice que ellos sufrieron mucho por venir a este país a dejar sus fuerzas y su juventud. Y que ahora, pues se siente triste por el ver que no, que ya no puede y él no culpa al país, porque dice que el país no es culpable de todo esto, de los maltratos que ellos sufrieron, fue de la misma gente. Pero él tiene bellos recuerdos de cuando él estuvo y pudo ayudar a este país.
AA: ¿Cómo cambió la vida de ustedes, como sus hijos? O, ¿qué pensaba su mamá de que su padre fuera bracero y se viniera y los dejara tanto tiempo solos?
MM: Mi mamá se siente triste. Se sentía muy triste, porque decía que mi papá nos dejaba solos a pasar, a pasar a veces malos ratos, por las personas malas que les decían cosas a las personas solas. Y ya que las perseguían los hombres por la causa de que mi papá se venía a buscar la vida para la familia. Porque ya ves ya así aquí tuviera él sus tierras, tuviera él propiedades, él no nos abandonaría y mi papá decía lo mismo. “Si yo tuviera de dónde”, dice, “yo no las dejaría solas a sufrir por parte de personas injustas o ingratas”, dice, “y estaría yo al pendiente de mi familia”. Pero, como le digo, pues, la necesidad.
AA: ¿Cómo cree usted que cambió su vida?
MM: Pues…
AA: ¿De su papá al haber sido bracero?
MM: Pues como le digo, nosotros en ese tiempo estábanos muy chiquitas. O sea que para nosotros en ese tiempo no sabíanos si ellos pasaban injusticias o no pasaban, porque por lo mismo de chicas, no pensábanos. Ahora que ya estamos grande, a lo que ellos nos platican de cómo sufrían y todo eso, sí me da tristeza, porque digo: “Pues somos seres humanos que deberíanos de ver unos por otros”. De que por ejemplo, si los mismos mayordomos eran personas mexicanas, porque dice que eran personas mexicanas a veces los mayordomos. Dice: “Y el trato de la misma gente de uno”, dice, “era la que nos desconcertaba”. Sí. Y por eso le digo, pues, en ese aspecto cambió nuestras vidas, porque ahora que pensamos decimos: “Bueno, mi padre sufrió porque nunca nos faltara de comer, porque nunca nos faltara calzarnos, vestirnos”. Porque, pues eran personas responsables, porque todas las personas trabajaban aquí y les mandaban el dinero para la man[u]tención, nunca nos dejó pies a raíz, nunca nos dejó desnudos, nunca nos dejó sin comer.
AA: ¿Se mejoraron entonces?
MM: Pues como le digo, mientras que ellos estaban aquí, mejoramos porque, como le digo, lo más importante, lo más básico, lo teníanos. Que teníanos zapatos, teníanos vestuario, teníanos comida. ¿Ve? Pero pos eso no duraba toda la vida. Desgraciadamente trabajaban el tiempo que trabajaban, dejaban de trabajar y se terminaba el, se terminaba todo, ¿ve?
AA: Bueno, señora Menchaca, pues le agradezco mucho su tiempo y muchas gracias por toda la información.
MM: Pues, discúlpeme si fue mucho lo que dije, pero pos es la, es la verdad. ¿Verdad? Que, pos no tenemos por qué mentir, porque pos, sea como sea, gracias a Dios que este país nos da oportunidad de comer, de vivir. Así es de que, pues gracias a ustedes y ojalá y pos, haya servido de algo esto.
AA: No, claro que sí. Su información es muy valiosa. Muchas gracias.
MM: Gracias.
Fin de la entrevista
Interviewer
Acosta, Anais
Interviewee
Menchaca, María L.
Location
San Bernardino, CA
File Name Identifier
Menchaca_SANB014
Citation
Acosta, Anais and Menchaca, María L., “María L. Menchaca,” Bracero History Archive, accessed November 24, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/386.