Mauro González Gómez

Title

Mauro González Gómez

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Mauro González Gómez was born in La Boquilla, Municipio de Julimes, Chihuahua, México, in 1929; he helped his father work the land; in 1949, he learned about the bracero program and went to Chihuahua, Chihuahua to enroll; he worked in Texas and New Mexico.


Summary of Interview: In 1947, Mr. González worked illegally in the United States; when he learned of the bracero program he returned to Chihuahua, Chihuahua, México, to begin the hiring process; while there, people were given the necessary papers to be hired as braceros; he recalls that the bracero center in El Paso, Texas, was the County Coliseum; people with less experience were sent to work in Pecos, Texas; he also recalls one bracero who was a Mexican soldier that liked to play poker; because of his gambling habits, he once killed another bracero who had won his money.

Creator

Parra-Mantilla, Myrna
González Gómez, Mauro

Date

2003-06-12

Subject

Bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Mauro González Gómez

creator (Spanish)

González Gómez, Mauro

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Digital, WAV, MP3

Duration

34:48

Bit Rate/Frequency

24K
96 bit

Transcription

Nombre del entrevistado: Mauro González Gómez
Fecha de la entrevista: 12 de junio de 2003
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla

El día de hoy es 12 de junio en Meoqui, Chihuahua. Entrevistando al señor Mauro González Gómez para el Departamento de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Myrna Parra Mantilla.

MP: Muchas gracias por aceptar la entrevista señor González. Para empezar la entrevista quisiera que me dijera, si se acuerda, ¿dónde y cuándo nació?

MG: Ah, sí, en La Boquilla, Julimes.

MP: Sí señor. ¿En qué año?

MG: El 1929.

MP: Y, ¿a qué edad usted empezó a trabajar, que se acuerde?

MG: ¿De infancia? De doce años.

MP: Y, ¿trabajando en la labor?

MG: En la labor, sí, todo el tiempo en la labor.

MP: Platíqueme, ¿cómo se dio cuenta del Programa Bracero?, ¿por qué le dieron ganas de irse allá como bracero?

MG: Porque el municipio ayudaba a la gente y fue el que nos trajo la oportunidad desde Chihuahua donde había contratación. Porque así fue, el municipio nos echaba la ayudada, nos daba cartas pa llegar allá, pa no batallar pa entrar, así fue el primer año que empezamos.

MP: Y se tuvo que ir a Chihuahua, ¿verdad? O, ¿aquí en Meoqui contrataban?

MG: No, a Chihuahua, a Chihuahua. Y a veces tocaba que ese día no salíanos cuando nos avisaban de Julimes y nos llevaban. Durábanos dos, tres días ahí batallando porque había mucha gente. Les daban otra oportunidad a otras gentes que estaban más adelante. Pero ya a los dos, tres días sí entrábanos, ya nos íbanos. En el tren nos llevaban, todo el tiempo salíanos a las seis de la tarde, a las siete ya contratados y todo, comiditos y todo. Nos daban comida ahí en la bracereada en Chihuahua, que es nomás.

MP: Ah, qué bueno. O sea que ustedes mientras esperaban el turno pues sí había donde comer y todo eso.

MG: Sí había, había donde comer, estaba muy bien.

MP: ¿Qué año fue?, ¿se acuerda?

MG: El [19]49 fue el primer año.

MP: Y, ¿cuántos años tenía usted más o menos cuando se fue para allá?

MG: ¿El [19]49?

MP: Como unos veinte años.

MG: Veinte años cumplidos. Sí, pos nací el 9 de enero yo, agarré todo el 1929.

MP: Y, ¿su familia qué le dijo cuando le dijo que se iba para allá?

MG: No, pos mis padres taban ya avanzados ellos, luego se quedaron allí trabajando unos pedacitos de tierra que teníamos nosotros. Yo fui de la segunda esposa de mi padre. Ya ve que todo el tiempo, cuando ya se casan, todo el tiempo la familia mayor, pos se van del tronco, ya no se quedan y nosotros fuimos cuatro hermanos nomás de, cuando mi padre se casó con mi madre, joven ella todavía. Y: “No”, dijo, “pos váyanse a dar la vuelta a ver si, que suerte les toca”.

MP: Ah, pues qué bueno, que le dieron el apoyo, ¿verdad?

MG: Pero, pos sí. Pero como fui yo muy mala cabeza pos nunca hice nada porque tenía qué comer en mi casa. Usted sabe cuando uno tiene qué comer no se apura por llevar, ¿verdad?

MP: Claro.

MG: Así es, ¿verdad? Oiga, la realidad.

MP: Oiga, y luego me decía que ya de Chihuahua los mandaban en el tren, ¿verdad?, hasta El Paso.

MG: Sí, hasta El Paso.

MP: Y ahí en El Paso, ¿qué, cuál era…?

MG: No, hasta Juárez. Sí, ahí pasábanos en la mañana ya cuando aclaraba, a El Coliseo, ahí donde nos contrataban en esos años, los primeros años.

MP: ¿Fue en El Coliseo?

MG: Sí, los primeros años.

MP: Porque algunas personas me dicen que en Río Vista.

MG: Sí, pero…

MP: ¿No se acuerda de haber oído de Río Vista?

MG: Sí, después nos cambiaron para allá. Pero El Coliseo ahí estaba cerquita, nos íbanos a pie desde que pasábanos el puente, estaba cerquitas. Pero ya después como a los tres años, cuatro, ya cambiaron al Río Vista.

MP: Ah okay.

MG: Allá sí estaba bastante grande, como eran muchos miles de gentes que entraban.

MP: ¿Mucha gente?

MG: Sí, desde México, todos los estados, era mucha gente. Todos los días salía el tren hasta el full a Juárez. Sí, en la temporada que se venía, como ahorita, de mayo, septiembre eran pesadas las contrataciones porque septiembre metía mucha gente a la pisca. Y a los estados del centro también. Sí, y no, estaba muy suave, muy suave esos años. Y, pos ya después yo la última mica que saqué, la saqué de ahí de El Coliseo ése. Taba lejecitos desde El Paso pa allá, de perdida unos diez, quince minutos duraba el camión pa llegar.

MP: ¿Estaba retirado?

MG: Lo traiban a uno, lo traiban a uno de, del Río Vista o, ¿verdad? Dice usted que después, sí, el Río Vista. El Coliseo era el primerito que estaba en El Paso. Los primeros años que a mí me tocó estar, los primeros dos o tres años nomás.

MP: Y, ¿tardaban mucho tiempo ahí en El Coliseo para que se los llevaran a los ranchos?

MG: Había veces que sí, de un día para otro y había veces que hasta tres días porque había mucha gente y luego fallaban los patrones, no venían a pedir bastante gente. Y mucha gente, como le digo, los que ya estaban más quemados no querían entrar. Hablaban pa Pecos, Texas, pa Nuevo México y no entraba la gente, se colaba y se colaba, le daba pase a los más torpes, como era natural. Querían agarrar buenos puntos pa alla, ya de Colorado pa allá eran buenos puntos.

MP: O sea que por lo general los que se iban a Pecos era que la gente que venía del sur de México, que no sabían.

MG: Sí, y las que no habían ido de aquí también del estado de Chihuahua. Sí, así es.

MP: Qué interesante que…

MG: Sí.

MP: Y luego ahí en El Coliseo mientras ustedes tardaban ahí hasta tres días.

MG: Nos daban de comer.

MP: ¿Sí había qué comer?, ¿para bañarse?

MG: Sí, cómo no. Sí, todo, no, había baños en cantidad. No, estaba muy bien todo, ¿pa qué se va uno a quejar? Bien estaba.

MP: Y, ¿a qué lugar fue la primera vez que usted se fue como bracero?

MG: Pos a Pecos, ¿no le digo?

MP: ¿A Pecos?

MG: Sí, a la pisca.

MP: Y ahí en Pecos cuénteme, ¿qué impresión le dio al llegar a Pecos?

MG: Pues había muy buenos algodones en esos años, en el [19]49. Buenos algodones. Lo que, único que a mí me fallaba es que era malo pa piscar.

MP: ¿Por qué?, oiga.

MG: Pos piscaba nada más tres cincuenta libras, pero había gente que piscaba hasta seiscientas, se ganaban buen dinerito.

MP: ¿Cuánto le pagaban más o menos por la libra?, ¿se acuerda?
MG: Pos a $2.25.

MP: Las cien libras, ¿verdad?

MG: Sí, y el pima pagaban a $2.50, porque había un algodón pima grandote, que tenía un capullito muy trabajoso pa sacarse.

MP: Y, ¿cuál era la diferencia?

MG: Veinticinco centavos.

MP: ¿Nada más?

MG: Nada más.

MP: Y, ¿el otro era más trabajoso que aquél?

MG: Sí, el pima sí, por eso pagaban $0.25 más, $2.50. Taba regalado el trabajo pa los americanos en esos años. Les hacía uno mucho jale por muy poquito dinero.

MP: Sí.

MG: Yo había veces no sacaba más de $30 pesos, $35. Pos hay días que no piscaba ni las trescientas. Pos, ¿qué ganaba? $5 pesos.

MP: Pos muy poquito.

MG: Muy poquito, sí.

MP: Oiga, y cuénteme ahí en Pecos, tengo entendido que siempre había mucha gente, que era un rancho…

MG: ¡Uh qué barbaridad, no! Había barracas, la mayoría de los ranchos tenían barracas pa cien, doscientos hombres, ranchos muy grandes, mucha agricultura. Ahí, eso era lo único que sí estaba malo pa los braceros, vivían ahí como los animalitos ahí.

MP: ¿Hechos bolas?

MG: Sí, hechos bolas. A mí me gustaba todo el tiempo el catre de arriba.

MP: ¿Por qué, oiga?

MG: Porque abajo no me gustaba por muchas razones. Todo el tiempo me subía pa arriba y como todo el tiempo he tenido pos... Porque mucha gente loca hasta se llegó a golpear, se caíban, llegaban borrachos, yo nunca me gustó la tomada. Llegaban borrachos el sábado y el domingo y les tocaba su cuarto allá arriba y mucha gente se dio muy buenos golpes, pero borrachos. No, yo no, yo nunca pisteaba.

MP: Hasta en el riesgo de que ahí se dieran un golpe en la cabeza y ahí quedaran, ¿verdad?

MG: Sí, y ahí se quedaran. No, muchos se llegaron a matar.

MP: Ah, ¿sí?

MG: A otros los mataban en las jugadas, la baraja.

MP: Ah, ¿sí?, ¿jugaban mucho a la baraja?

MG: A mí me gustó mucho por eso nunca hice nada. Del [19]49 al [19]64 todo el tiempo andaba parejo, como un dicho que dice es que es como chévale, parejo toda la vida, nomás. (risas)

MP: Platíqueme eso de las jugadas.

MG: ¡Uh, es una chulada! Todavía me gusta, nomás que ya no tengo dinero, estoy muy fregado.

MP: Ajá, pero eso era como…

MG: No, pos amanecía, amanecíanos en la pócar.

MP: Ah, ¿sí?, ¿en sus ratos libres?

MG: No el sábado, agarrábanos el sábado pa estar listo y el domingo hasta las diez, si acaso pa dormir y amanecer el lunes otra vez a trabajar.

MP: Pero, ¿cómo era eso de que hasta se mataban ahí por la jugada?

MG: Pos se enoja la gente. Una vez un soldado del sur mató a un pobre ahí también.

MP: ¿Cómo?

MG: Precisamente ahí en Pecos.

MP: ¿Sí?

MG: Sí, pos el soldado todo el tiempo anda grifo y le ganaron toda la lana ahí, entonces se las quitó con la navaja y el bato no se la quiso dar y le atacó la navaja.

MP: Y, ¿era bracero el…?

MG: Eran braceros todos, sí también el soldado era, pero era del sur.

MP: Ah, ¿el soldado también era bracero?

MG: Sí también, pero ya, pero ya estaba retirado, de esos que se retiran, pero siguen las mismas costumbres de cuando ellos están en el Ejército, ¿sí me entiende?
MP: Se quedan así con los sueños de autoridad, ¿verdad?

MG: Sí y chupando grifa y todo, usted sabe que… Y ya le digo ese, ese caso me tocó verlo.

MP: Y, ¿ahí ustedes…?

MG: Y hasta se fue el pelado, no lo agarró la ley.

MP: ¿No lo agarró?

MG: Yo le voy a decir una cosa, en Estados Unidos cuando matan a un mexicano, por nada, lo ven como un perro, se pela y ni lo buscan. Yo tengo unos hijos en Wichica [Wichita], también un hijo mío también es vago y le tocó ver a otro que mataron ahí y era amigo de él al que mataron. No, to[dovía] a las once de la mañana andaba durmiendo el pelado que fueron a dicirle los amigos: “Ándale ya se murió el que picaste anoche”.

MP: ¡Órale!

MG: “¿Cómo?”. “Sí”. Se levantó y otro hermano lo sacó y se lo llevó, no lo agarraron tampoco. Fíjese, pero sí eso sí es realidad. Pero que, que sea un americano, inmediatamente se mueve la ley.

MP: Y entonces ahí el ranchero…

MG: No.

MP: ¿No les prohibió ya que sigan jugando?

MG: Sí, nos prohibió en ese rancho ya. Sí, no, ya no volvimos a jugar.

MP: Oh, ¿no los castigó?
MG: Porque dijo que nos echaba la ley. No, no, pos usted sabe que el culpable es el que paga, pos se peló el pelao, los demás no nos podía probar si estábanos jugando o no estábanos, ¿verdad? Nomás al que mataron. Vino la ley por la jugada porque le quiso quitar el dinero que le había ganado, no se lo entregó el bato y lo picó, lo mató. Pero se fue, ya le digo, eran como la una de la mañana. Se peló, no lo agarró la ley. No, pos de todos modos se llevó el dinero el bato.

MP: Claro.

MG: Usted sabe, un soldado tiene muchas agallas, por eso están ahí. No crea que es tan fácil ese jale, es duro pa cualquier mexicano, pero el que aguanta sí, sí logra tener muchas agallas ahí. Se llevó el dinero, nomás llegó… Por allá otros amigos de allá del rancho y pagó quien lo llevara al pueblo luego luego, se peló. A esas horas, ¿qué?, ¿cuál ley? Iban a agarrar, agarró el camión y se salió pa acá fuera. No lo volvieron a ver nunca jamás.

MP: Oiga, y luego, o sea ese era el problema de por haber tanta gente, ¿no?

MG: Sí, no, pero las jugadas, muy pocas gentes se va a las jugadas, la mayoría de la gente cuida su dinero, de su trabajo.

MP: Pos a eso se va, ¿verdad?

MG: Exacto, sí. Pero todos los que hemos sido viciosos desde infancia no se da uno, no se está, mientras ande en dinero no se está quieto hasta que no va a jugar en los juegos que sea. Cuando está serio como ahorita yo, estoy fregadón porque hay silencio. Si hubiera dinero, me mantenía en las carreras ahí. Porque hay carreras en Chihuahua cada ocho días, muchas.

MP: O sea que ha sido…

MG: ¿No, no conoce Chihuahua? Sí, sí…

MP: Sí, soy de ahí.
MG: Ey, pa que vea, ya ve cada ocho días hay carreras, ya tiene muchos años. Sacan mucho dinero.

MP: Fíjese.

MG: Mucho dinero, a $20 pesos el bote, a $70 la chuleta. Y sabe, una vez, yo también andaba en ese rollo, tenía un amigo ahí que nos llevaba de Delicias a varios, nos cobraba $15 pesos atrás. Y llevábamos dos muchachas que trabajan en las cantinas aquí cuando hay carreras y no les quisieron dar, cuando Barrios, no, le dijeron: “Tráiganos una orden de la esposa de Barrios”. Las esposas de los presidentes son las jefas de las carreras, ganan dinero.

MP: Ah, ¿sí?

MG: ¿Usted se imagina a $20 pesos cerveza?

MP: No, pues ahí está el negocio.

MG: Y a $70 la chuleta. ¡Negociazazo tremendo! Ganan de $40 a $50 cada ocho días, más que el presidente que gana ahí en el puesto, la esposa, dice, porque es la que lleva las riendas de las carreras.

MP: ¡Andele! ¿Qué tal, eh?

MG: Cuando Barrios fue eso, le estoy platicando, cuando Barrios, sí. No le dieron chanza a las pobres muchachas, se vinieron muy tristes las pobrecitas. Es su vida, de eso viven ahí cuando hay carreras, andar vendiendo cerveza.

MP: ¡Claro!

MG: Ey. No le dijeron ahí, la que la hacía de jefa: “No, aquí no, si no traes orden de la esposa de Barrios no te damos permiso”. No, no le dieron quebrada de vender.

MP: Oiga, y volviendo con los braceros y a propósito de política y todo esto, ahí en El Coliseo, ¿no había algún representante del Gobierno Mexicano?

MG: Cómo no, sí había un cónsul que le dicen.

MP: ¿Un cónsul?

MG: Y otro americano.

MP: Y el cónsul, ¿ahí qué hacía?

MG: Pos vía [veía] por los braceros de aquí. Vía por los braceros que, pos a veces procuraba a veces, cuando tenía oportunidad de mandarlos a buena parte, ¿verdad? Aquí a todo el estado de Chihuahua todo el tiempo los protegía, más que al sur. Y como le digo, al sur casi todo el tiempo lo metían ahí a Texas. Todo el tiempo ahí a las piscas más baratas y más malas a la vez.

MP: Platíqueme, ¿en qué otros estados estuvo?, ¿qué andaba haciendo por aquellos estados?

MG: En Las Ánimas, Nuevo México también estuve el [19]53 que es lo que me acuerdo, del año.

MP: ¿También en el algodón?

MG: Sí, en el algodón también, sí.

MP: Y, ¿ahí cómo le fue, oiga, ahí en el ambiente?

MG: Muy bien, muy bien. Fue el [19]53 eran tierras nuevas, muy buenos algodones hubo ahí. Desde septiembre hasta diciembre, piscamos casi los cuatro meses, sí. Nos fue muy bien en ese año.

MP: O sea, ¿la tierra sí producía mucho?

MG: Uh, el [19]53, todavía había parte que andaban desmontando ahí partes.

MP: Ah, ¿sí?

MG: Ta cerquita de Arizona ahí, Las Ánimas. ¿Quién sabe cuántas millas hay? Está cerca. No, unas tierras de primera pa la agricultura. Y pos no, esa vez nos fue mucho muy bien, muy bien. A mí en el algodón ganaba yo poco pero en la jugada me fue muy bien. (risas)

MP: Ahí se niveló.

MG: Traje como, como $1,000 dólares traje con la trabajo y todo.

MP: ¿Qué tal, eh?

MG: Duré como tres meses ahí en Chihuahua en un hotel asistido, ¿cómo la ve el viejo? (risas)

MP: Pues sí le va muy bien en la jugada.

MG: No, toda la vida, hasta ahora tengo años que me ha castigado la suerte. Toda mi vida la jugada me ha dado dinero pa pasearme, pa andar con damas y todo.

MP: Ándele, ¿qué tal, eh? Qué bueno. Pues muy suertudo usted, oiga. Oiga, y ahí en Nuevo México, ¿no tuvieron problemas en cuanto a las jugadas o con el ranchero?

MG: No, no, no nunca hubo, no mientras no haiga un relajo grande que valga a que llegue la ley no, no hay. No, no, pos nosotros estábanos en un ranchito separado de la tienda, de los otros ranchos donde estaban la demás gente, ahí estábanos en la orilla. No, ahí con la misma gente que había ahí, con ésos jugábanos ahí, sí.

MP: Platíqueme, ¿cómo le hacían para la comida, ahí en los ranchos?
MG: No, pos lleva uno su provisión completa y se junta uno con un camarada dos, de los que más o menos ve que son livianones pal jale, porque hay unos que mucho muy flojos.

MP: ¿Sí?

MG: Les gusta dormir y nomás levantarse a comer.

MP: A comer.

MG: Muy pronto se corta uno la compañía. Ya ve que los mexicanos en compañía duran muy poco.

MP: Entonces ustedes del cheque, del pago que les daban, ¿de ahí ustedes tenían que ir a comprar sus provisiones?

MG: Sí, el mismo patrón tenía tienda muy buena. Venían por nosotros al rancho, otros que estábanos orillados de onde había el…Ahí en el rancho tenía varias barracas, pero pa la gente que estaba ahí cerquita. Y venían por nosotros todos los sábados que nos pagaban, llevábamos la provisión y nos la llevaban hasta allá otra vez, otra vez hasta el otro sábado cada ocho días nada más. Pero la pasábanos muy suave en ese rancho, yo estuve muy a gusto en ese rancho, ahí en Las Ánimas, Nuevo México.

MP: Las Ánimas, Nuevo México.

MG: Sí, son unos algodonales tremendos ahí, ¡qué barbaridad!

MP: Y, ¿alguno de los rancheros no le propuso que si se quedaba? Que le arregle…

MG: No, yo fui muy rebelde toda mi vida. Yo nomás trabajaba tres, cuatro meses y me venía a pasearme aquí toda la temporada, ¿cómo la ve? Tengo setenta y cuatro años, no estoy muy viejote para esa edad, ¿verdad?

MP: Pos no.

MG: No, no, no, trabajaba nomás unos cuatro meses por año. Me gustó la categoría nomás que nunca la pude lograr. (risas)

MP: O sea que nada más tres, cuatro meses trabajaba y luego ya, después…

MG: Por ahí me venía.

MP: Y sacaba nomás de la pura jugada, ¿verdad? Para sostenerse todo el año.
MG: Sí, me… No, hubo temporadas que compraba animales yo aquí en mi tierra, bastantes.

MP: Y luego para renovar el contrato, ¿no batallaba?

MG: No, yo nunca lo renové, hubo camaradas míos que duraron dieciocho meses con buenos patrones. Todo el que era traptorista [tractortista], regador, casi no los dejaban salir los gabachos, son muy listos los gabachos, ¿verdad? Todo el hombre que le rinde mucho el trabajo, lo procuran. Yo no, no, a mí no me gustaba mucho el trabajo, iba nomás por traer unos centavitos ahí pa pasarla, ¿verdad? Y la jugada que me daba mucho dinero, pero…

MP: Pos ta bien.

MG: Esa gente, que trabajaba pos sí se chicoteaba, hubo muchos camaradas míos, dieciocho meses les daban. Cumplían los tres meses, que era el contrato mínimo que llevaba uno, tres meses. Después si había mucho jale renovaban otros tres. Entonces ellos ya cuando vían que era buen traptorista, buen trabajador, buen regador, les daban un contrato de dieciocho meses, duraban buenas temporadas.

MP: Pos mucho tiempo.

MG: Sí, era buen dinero, dieciocho meses, pos haga de cuenta que era usted residente, no tenía pendiente de la ley, ¿verdad?

MP: Y, ¿usted nunca tuvo problemas con La Migra o algo con la ley?

MG: Nunca. Sí, sí me agarraron pero me echaban fuera esa misma tarde.

MP: ¿Pero usted siendo bracero?

MG: No, no, de mojado, cuando yo fui de mojado.

MP: Ah, ¿después fue mojado?

MG: No, antes.

MP: ¿Antes de ser bracero fue mojado?

MG: El [19]47.

MP: Ah, okay.

MG: Sí, pero, no, no nomás me echaron fuera esa vez que me agarraron… No tuve problemas, ¿verdad? Hubo pobrecitos que salieron muriéndose de ahí de mi… un Lico Gómez, porque lo agarraron de mojado lo tuvieron dos meses y medio y luego le daban pura avenita, sin sal. Salió casi muriéndose, ¡flaco de a madre! Dijo: “No vuelvo aunque me muera aquí en México a Estados Unidos”. Y no volvió. Y, pos sería la suerte, ¿verdad? Porque…

MP: Más bien.

MG: Y, nomás por el mismo delito, de ir de mojado. ¡Y a varios!, no nomás él. Hubo batos que se murieron, salieron anémicos completamente, sí, de La Peni [Servicio Penitenciario Nacional].

MP: Pero pos era mejor, irse de bracero, ¿no?, aunque fuera ya…
MG: Pos sí, pero, todavía el [19]47 todavía no había. Hubo antes el [19]45 y [19]46, pero yo no tenía la edad.

MP: Ah, estaba muy chiquito.

MG: Que el [19]45 tenía dieciséis años y no admitía. Y fueron a los traques toda esa gente y ganaron mucho dinero, si viera cómo ganaron dinero en traques.

MP: Los traques, ¿al ferrocarril?

MG: A ferrocarril, [19]45 y [19]46. Hubo muchos camaradas que estaban muy fregados y vinieron y compraron tierritas, ganaron mucho dinero, duraron seis meses por ahí. Un contrato de seis meses en los traques.

MP: Y, ¿usted nunca trabajó en el ferrocarril?

MG: No, no, no.

MP: Pero, o sea, de todas maneras ahí en El Coliseo, ¿sí había gente que iba para contratar para el ferrocarril, o nada más puros rancheros?

MG: Sí, pos no recuerdo muy bien, pa no echarle mentiras. Pa que es más que la verdad, pero casi creo, no, que ya de esa épocas pa allá, ya casi pura gente residente trabajaba, casi creo, pero no, no creo yo que de bracero no iban al ferrocarril. Casi no, no creo, ¿cómo la ve?

MP: Y ustedes, sí tenía visa. Pos sí, ¿verdad?, venía para acá.

MG: Sí, no yo nomás…

MP: ¿Tenía mucho contacto con su familia?

MG: Lo más que duraba eran tres meses, cuatro.

MP: Y cuando iba otra vez, ¿tenía que hacer otra vez fila en Chihuahua y…?

MG: Conseguíanos cartas en el municipio. ¿No le digo que nos echaban de buena fe la ayudada los municipios?

MP: Pero era todo desde el principio, ¿verdad? O sea, no porque usted ya tenía experiencia ya…

MG: No, no, es que se compartieron ahí con el jefe de la contratación y ya les daba chanza. Según el municipio que estaba muy caído les daban sus… No muchas, no crea, era una rifa. Nos anotaban a la mayoría de la gente y ahí nos sorteaban, a veces no le tocaba a uno salir con carta, pero le buscaba uno por otro lado. Yo aquí en México conseguí dos veces cartas compradas.

MP: ¿Cuánto le costaban las cartas?

MG: Doscientos pesos en esa época.

MP: Pos era mucho dinero.

MG: Era mucho dinero, sí, sí, sí. Dos veces salí, me parece que el [19]49, porque no salí allá. Puedo suponerle que metían trescientas gentes de Julimes, a veces salían con cartas unos setenta, nomás.

MP: ¿Tan poquitas?

MG: Sí, pos a veces había mucha gente, miles de almas en Chihuahua, oiga. De toda la república, venían desde todos los estados, oiga. Tenían que compartirle a todos los estados pa que estuviera saliendo la gente, sí. Nomás que a veces mire, salían esos poquitos y luego le volvían a llorar los presidentes al… Ya cuando pasaba un mes y cacho y les daban otras poquitas, entonces ya alivianaban a otra poquita gente también. Así se la estuvieron llevando. Sí, yo nomás dos veces no me tocó salir de allá del municipio, pero sí conseguí aquí.
MP: Oiga y ahí en El Coliseo, ¿les hacían algunos exámenes médicos?, ¿los vacunaban?

MG: Sí, cómo no. Sí, perfectamente bien todo ahí, ¡todo! Desnudo tenía uno que entrar ahí. A que sale examen de todo, ey. No, sí, estaba muy bien, ahí el que estaba enfermo lo retachaban pa tras. A los panaderos que no tenían ni un callo en la mano, también, también los retachaban.

MP: ¿Panaderos?

MG: Sí, pos muchas veces usted sabe por ir a ganar un dinero más, ¿verdad? Se colaban ahí que tenían influencia conseguían la carta. Pero, no, ¿pos que le voy a decir a usted? Pos Estados Unidos es muy listo. Ahí tenían un especialista, ahí uno revisaba los callos, otro los dientes y todo y nomás con que no tuviera ni un callo no, dice: “Tú no bueno pa trabajar, vámonos pa atrás, alista tu mochila”. Ya juntaban quince, veinte, que les daban pa atrás y ya los echaban en el camión y vienen, los aventaban otra vez a Juárez pa que no perdieran su tiempo, porque… Pues a El Paso, nomás, los camiones de ahí, nomás a El Paso. Pero de ahí se iba uno a pie ya. Sí, pero sí retachaban mucha gente también, eso le voy a decir, no crea que todos se lograba pasar.

MP: O sea que, ese, vamos a decir, ese como examen de las manos, ¿no se los hacían desde aquí desde El Trocadero?

MG: No.

MP: Y ya no tenían que echar tanta gente.

MG: No, aquí daban quebrada, más o menos daban quebrada, pero allá sí, allá no se pasaba ni uno. No, o un dependiente, bueno un dependiente que toda la vida a trabajado ahí en el lápiz, tiene igual las manos que un panadero, completamente, ¿verdad? También retachaban mucha gente, mucha gente retachaban por ese motivo, y un que otro que salía enfermo. Ahí gritaban por micrófono: “Fulano de tal”. A la parte fulano donde tenían todas las chivas. “Que venga por sus chivas porque ahorita sale en camión a El Paso”.

MP: O sea que ahí los llamaban por el micrófono.

MG: Sí, no, no taba bien arreglado todo, bien arreglado todo completamente.

MP: Y por ejemplo, ustedes cuando les iban a poner las inyecciones, las vacunas, ¿les decían de que era una vacuna contra algo, algo así, o nada más les ponían las vacunas?

MG: Pos ya no me acuerdo muy bien de ese jale, oiga, ¿pa qué más que la verdad? Pero no, no estoy muy seguro si nos vacunaban, oiga. O aquí en Chihuahua, no me acuerdo, pa que es más que la verdad.

MP: Dice también que los polveaban, ¿verdad?

MG: No, eso sí. No dejaban ni un piojo bueno, todos se morían. (risas) Todos, unas polveadotas tremendas. Cómo vacilaban los gabachos ahí con los mexicanos.

MP: Ah, ¿sí?

MG: Híjo de la… ya se dará idea.

MP: Óigame pos que malditos, ¿no? Se reian de ustedes.

MG: Sí. No, la raza mexicana le valía madre. (risas) Pero sí, sí, ya estoy recordando que había unas enfermeras, oiga, con guantes, a mí se me hace que sí, sí vacunaban. Se me hace a mí, estoy recordándolo. Yo estoy malo de la cabeza, tengo unos diez años también que ya se me fue el mente, todo. Y, sí, sí, estoy recordando yo que sí había enfermeras, me parece que sí. Sí, debe de haber vacunado, ¿verdad?, oiga si en ese jale tanta gente, ¿verdad?

MP: Sí, porque de hecho antes hasta… Si iba nada más de compras o algo, de todas maneras lo tenían que vacunar.

MG: ¿Verdad que sí, oiga? Porque toda la vida Estados Unidos ha tenido la precaución de que no vaya a entrar una epidemia o algo, ¿verdad?

MP: Así es.

MG: Sí, mayormente acá todos revolcados como los burros que íbanos desde El Trocadero. Hijo de la chingada sí, yo creo que sí, sí nos vacunaban, pero ya le digo, estoy recordando yo que sí parecí que sí había unas enfermeras ahí con guantes y todo.

MP: Oiga, y platíqueme, ¿ustedes no tuvieron algún problema de racismo, algo ahí en los pueblos donde estaban los ranchos o algo?

MG: Pos no.

MP: De que los trataran mal la gente de los ranchos.

MG: No, a mí nunca. No, yo tuve todo el tiempo la precaución de buscarle la corriente a la gente. ¡Nunca!, ¿pa qué voy a decir? Nunca me trataron mal. No, pos si yo no era borracho, primeramente, un hombre borracho, casi no es pleitista, andando borracho como quiera busca bronca por alguna causa que no le parezca al otro. Y no, ¿yo pa qué voy a decir? No, nunca tuve broncas, nunca, no. Pero sí vide muchas, sí vide muchas broncas, sí. Una vez me pasó un caso, ahí en Texas, volví otra vez a Texas, me robaron toda la lana. Tenía tres días jugando, viernes, sábado y domingo. Ya estaba rendido y fui a acostarme como a la una de la mañana porque iba a la pisca el lunes. Y procuré poner la camisa, me quité la camisa y la puse debajo de una almohada que hacía uno de costales ahí. Y este camarada yo creo, pos ya me habían visto, que era muy jugador, y no lo sentí, me la robó con todo y dinero, como unos $300 dólares esa vez. Esa vez sí le tocó, me tocó, le tocó perder al gallo giro, pos sí me fregaron. (risas) Pero estaba rendido, tres veces desvelado ya. Amanecer viernes y sábado y el domingo hasta la una.

MP: Pos es que ya lo conocían, ¿no?

MG: Ya me conocía en ese rancho. Sí, pos durábanos tres meses casi en todos los ranchos cuando íbanos. Sí me fregó un amigo de la sierra, de ahí de San Isidro.

MP: Ándele, y se acuerda de eso.

MG: Sí, pos de ahí era, pero era muy largo. Yo le dije al mayordomo, le dije: “Qué manera habrá de traer la Judicial”. “No”, dijo, “no puedes probarle”, dijo, “como tú dices que él, por lo largo que es, pero donde no sea, donde sea otra gente más mansita”. Porque así sucede en los casos, ¿verdad?

MP: Claro.

MG: Muchas veces al que se le ve que es rata, luego luego le dicen jue julano y a veces no es. A veces es otro que logra la oportunidad. No, no quiso hacer nada por mí. Pos perdí, perdí. Sumirle al costal otra vez pa emparejarnos pa jugar otra vez el sábado, ¡fíjese! Que, que jale hacen los mexicanos, ¿verdad?

MP: ¿Verdad que sí?

MG: Jijos de la... (risas)

MP: Ni hablar.

MG: Pero muy cabezón he sido yo toda mi vida. Pero me ha dado Dios mucho pero no lo he logrado. No me quejo de la suerte.

MP: Pos sí, porque ha tenido mucha suerte, ¿no?

MG: Y en damas, igual, pos si por eso me mantenía yo solo. Si esta familia que tengo fue últimamente ya, que me casé con una muchacha, tengo cuatro hijos, tan en Wichita.

MP: Entonces cuando anduvo de bracero y todo eso, ¿siempre estuvo soltero?

MG: Sí, andaba nomás ahí, me juntaba dos o tres meses. Y corría, como los cobardes. (risas)

MP: Le corría al compromiso.

MG: Me gustaba mucho la paseada.

MP: Ajá.

MG: Vicios que agarra la gente en el mundo, ¿verdad? De a mal, nomás que ya me hice viejo, pos ya me calmé completamente.

MP: Pos ta bien. Qué bueno que se calmó.

MG: No, sí, pero ya jue a juerzas como quien dice ya.

MP: Sí, ¿verdad?

MG: Sí.

MP: Está bien. ¿Qué más me puede platicar de su experiencia como bracero?

MG: Oiga, anduvieron aquí buscando micas y yo le confié a un camarada y ahora me ha pesado habérsela dado. Ahí está en, ¿dónde estará la oficina de…? No existe El Coliseo todavía ya no existe en El Paso. Porque aquí hay una muchacha Mona que trabaja ahí, es de Guadalupe y esa les arregla muchos papeles de pensionados. Y mi mica, me dice el muchacho, dijo: “Tráigamela”. Ya hace más de año que se sonó mucho que nos iban a dar dinero y que la fregada. Yo mandé mi mica y dijo: “No”, dijo, “las copias no sirven, traiga la mica”. Y me creí y se la di y ahora ya no me la quiere traer el camarada, vive en Juárez.

MP: Ah, ¿sí?

MG: Y yo la quiero porque pos en la nada.

MP: Pos es un papel importante de todas maneras.

MG: Pos sí.

MP: Hasta como identificación, ¿no?

MG: Ándele, sí, exactamente. Y ahí está, dice que ahí está, pero quién sabe. Usted no, nada sabe de eso de que les van a dar dinero a los braceros, ¿verdad? No, no.

MP: No, como le digo señor no…

MG: Es de escuela, es de escuela.

MP: Sí es de la escuela.

MG: Su trabajo, sí yo sé.

MP: No tenemos relación con…

MG: Sí, sí, no sí, así es.

MP: Así es señor. Pues muy interesante su plática y pues qué bueno que le fue bien, ¿verdad?, que supo aprovechar.

MG: Pues no me quejo, ¿pa qué más que la verdad? Ahorita estaré fregado, pero lo bueno ya pasó. (risas) No, no tengo ni que desear la vida.

MP: Así es, pos no sé si tenga otra cosa que agregar a la entrevista.

MG: Pues no. Lo único que tengo, pero, digo, eso no se lo pasaré aquí en este programa.

MP: Ah, bueno.

MG: Personal, ¿usted dice que vive en El Paso?

MP: Sí señor.

MG: Pues yo creo que es todo, ¿ya?, lo que…

MP: Bueno, ándele pues, pos le agradezco mucho su tiempo y que…

MG: Ándele.

MP: Y que haya aceptado la entrevista.

MG: Ándele, ándele sí, gracias, gracias.

MP: Muchas gracias.




Fin de la entrevista

Interviewer

Parra-Mantilla, Myrna

Interviewee

González Gómez, Mauro

Location

Meoqui, Chihuahua, México

File Name Identifier

Gonzalez_Gomez_CHIH013

Citation

Parra-Mantilla, Myrna and González Gómez, Mauro, “Mauro González Gómez,” Bracero History Archive, accessed November 16, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/22.