José Guadalupe Jurado Pérez
Title
José Guadalupe Jurado Pérez
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: José Jurado was born on December 10, 1935, in Canatlán, Durango, México; he was the oldest of four siblings; to help his father, he worked in agricultural from an early age; at age eleven, his father left the family and he was forced to grow up with paternal relatives; in 1951, he enrolled in the bracero program, and worked in New Mexico and Texas picking cotton; he performed these duties until 1956.
Summary of Interview: Mr. Jurado recalls crossing the United States-México border with his father; once there, they were hired as undocumented workers at a cotton field in El Paso, Texas; after one year, they both decided to enlist in the bracero program in Chihuahua, Chihuahua, México; he describes the bracero contracting center there, the questioning process they endured, the medical exams performed on them and the reception center in El Paso, Texas; a bracero from 1951 to 1956, he worked in New Mexico and Texas; he remembers daily activities on the farms, their housing, the furniture they were provided, and the food they prepared; additionally, he discusses the different contracts given to braceros, the lengths of those contracts, and their extensions; he also recounts what their wages were, how they were paid, and the treatment they received from foremen; furthermore, he relates how they received visits from representatives of the Mexican consulate; he continues to detail how he sent money to his family in México, the relationships braceros had with each other, the trips they took to Ciudad Juárez, Chihuahua, México and what they did on weekends; moreover, he explains his happiness and pride in having been a bracero.
Summary of Interview: Mr. Jurado recalls crossing the United States-México border with his father; once there, they were hired as undocumented workers at a cotton field in El Paso, Texas; after one year, they both decided to enlist in the bracero program in Chihuahua, Chihuahua, México; he describes the bracero contracting center there, the questioning process they endured, the medical exams performed on them and the reception center in El Paso, Texas; a bracero from 1951 to 1956, he worked in New Mexico and Texas; he remembers daily activities on the farms, their housing, the furniture they were provided, and the food they prepared; additionally, he discusses the different contracts given to braceros, the lengths of those contracts, and their extensions; he also recounts what their wages were, how they were paid, and the treatment they received from foremen; furthermore, he relates how they received visits from representatives of the Mexican consulate; he continues to detail how he sent money to his family in México, the relationships braceros had with each other, the trips they took to Ciudad Juárez, Chihuahua, México and what they did on weekends; moreover, he explains his happiness and pride in having been a bracero.
Creator
Martínez, Laureano
Jurado Pérez, José Guadalupe
Date
2003-05-29
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
José Guadalupe Jurado Pérez
creator (Spanish)
Martínez, Laureano
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
1:06:00
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: José Guadalupe Jurado Pérez
Fecha de la entrevista: 29 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor José Guadalupe Jurado Pérez en la ciudad de Durango, Durango, el día 29 de mayo de 2003, conducida por Laureano Martínez, para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Buenos días señor Guadalupe, ¿cómo está?
JJ: Buenos días. Bien, gracias.
LM: Me gustaría comenzar esta entrevista, don Guadalupe, preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
JJ: Yo nací el 10 de diciembre de 1935.
LM: ¿En dónde?
JJ: Nací en Puerto de Cañas, Municipio de Canatlán, Durango.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
JJ: Jesús Jurado Gallegos.
LM: Y, ¿su mamá?
JJ: María Concepción Pérez Amaya.
LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
JJ: Somos, bueno, vivos somos cuatro, pero me parece que hubo otros tres más.
LM: Y, ¿ellos murieron al…?
JJ: Murieron chiquitos.
LM: De esos, de esos cuatro, don Guadalupe, usted, ¿qué lugar ocupa?
JJ: Yo soy el mayor de los cuatro que quedamos, sí.
LM: ¿Cuántos hombre y cuántas mujeres?
JJ: Tres hombres y una mujer.
LM: ¿Se acuerda de los nombres?
JJ: Sí, cómo no.
LM: ¿Cómo se llaman?
JJ: Modesto Jurado, Raúl Jurado, María Ester Jurado.
LM: Ella es la más chica.
JJ: Ella es la más chica.
LM: Cuéntenos un poquito, ¿cómo es ese lugar dónde usted nació?, ¿cómo es?
JJ: Es un ranchito pequeño, al pie de la sierra y ahí nos dedicamos a, mis padres ahí pues, agricultores y a criar animales de, como decía mi abuelito: “De gata para arriba, nomás que juera [fuera], y hembra”, decía mi abuelito en aquel tiempo, sí. Y ahí nacimos, ahí nos criamos, ahí nos hicimos viejos.
LM: Ahí, ¿se dedicaron a la agricultura?
JJ: A la agricultura, a criar el animalito, a todo eso.
LM: ¿Tenían tierras propias?
JJ: Tenía unas tierritas propias, él y mi pues mi abuelito, los hermanos de él, mis tíos. Se hicieron de unas tierritas ahí y ahí, al final se salió mi papá de ahí, y se fueron quedando unos con las tierras y de ahí nosotros ya, ya viejo, ya me cansé yo, de ahí ya salí para acá, tengo veinticinco años aquí.
LM: Sí, ya tiene.
JJ: Aquí, en Durango, sí.
LM: ¿Qué sembraba su papá?
JJ: Maíz y frijol nada más.
LM: Maíz.
JJ: Sí.
LM: Dice que tenían unas vaquitas también.
JJ: Vaquitas, chivitas, sí, de todo poquito.
LM: ¿Ésas las vendían?
JJ: Pues sí, de ahí vivía uno, vendía uno el animalito.
LM: Compraban y vendían.
JJ: Sí, pos sí. De ahí comíamos, de ahí todo y era el medio de ahí viví nada más, criar el animal y vivir del animal y de la agricultura, de la poca agricultura en aquel tiempo.
LM: Muy bien. ¿Tuvo usted oportunidad de ir a la escuela?
JJ: Tuve nada más hasta segundo año, yo.
LM: ¿Por qué?
JJ: Porque no había, no había maestro allá, no había escuela, sino que ahí mis papás contrataban a una muchacha, a un muchacho, que supiera un poquito y nos daba clases ahí en un cuartito en una casa.
LM: ¿Aprendió a leer y a escribir?
JJ: Pos mal, mal, fue todo lo que aprendí. Además y al final, ya cuando ya estuve ya grande, entonces ya vieron por hacer una escuelita. Y ya iban maestros y ya mandaban maestros de aquí, ya me registraron y todo, pero yo ya no alcancé eso, ya no alcancé a ir.
LM: ¿Le ayudaba usted a su papá?
JJ: Yo le ayudaba a mi papá, a mis papás. Pues mi papá se jue de con nosotros y quedamos con mi mamá, sí.
LM: ¿A qué edad empezó usted a ayudar?
JJ: A los once años empezamos a trabajar.
LM: ¿Recuerda qué fueron las primeras cosas que hizo para ayudarle?
JJ: Pos sí. Mire, las primeras cosas que yo hice fue ayudarles en el campo. Así chiquito, a caballo, o a pie, como fuera, pero les ayudaba con los animales, a sembrar. Pues ya ve que empieza uno de sembrador, y ya después ya le dan el tronquito ya.
LM: ¿Sembraban con tronco?
JJ: Sembraban con tronco todos, todos. Ahí no había máquinas, no había nada de eso. Todos con su puño y en mano, como dice luego.
LM: De mulas o de…
JJ: De mulas, de caballos, sí. Ellos tenían siempre, ya de burritos no alcanzaron a tener ellos, pero mulas, caballos y bestias.
LM: ¿Cómo era su papá?
JJ: Pos mi papá era una buena persona, fue una buena persona, nada más que pos desgraciadamente, como que hay una, pos hay un cambio de vida, hay un cambio de etapa. No sé por qué, por los problemas que surgen o no sé. Entonces él ya, se echó un poquito al vicio, y le dio por vender los animales e ir acabando con ellos. Al último ya mis tíos ya, pos le llamaron la atención, mi abuelito y todo eso y ya le dijeron: “Mejor vete, deja esa familia, déjala aquí, aquí están con nosotros. Y vete tú a hacer tu vida más delante, porque pos los estás perjudicando aquí”. ¿Vedá?, y todo eso. Y no, pues ya así, dio él por retirarse y ya nos dejó un poquito ahí.
LM: ¿Cuántos años tenía usted cuando eso?
JJ: Yo tenía once años o doce años, a la más, doce sí. Y ya le digo, yo de once años ya quedé, ya mi hermana había nacido en compañía mía, sí, fue la última que nació.
LM: Y, ¿cómo fue la vida?, ¿cómo subsistieron usted y su mamá y sus hermanos después de que él se fue?
JJ: Pues, se sufre un poquito, pero al calor de ellos salimos adelante. Ellos, los tíos, lo hermanos de mi papá y hermanos de mi mamá, nos dieron mucho la mano de chicos, sí, mucho la mano. Y de ahí fue como fuimos saliendo adelante. Ya crecimos, ya mi mamá nos inculcó a cuidar el animal, a ver por él y todo eso. Y ya cambié un poquito la vida, pero ya de por ahí a los quince años en adelante.
LM: ¿Recuerda cuál fue su primer trabajo de paga, cuando estaba chico?
JJ: Yo, pues en el campo no trabajé, es decir en el rancho, no le trabajé a nadie. Gracias a mi padre Dios, así por sueldo, no. Yo les ayudaba ahí a mis tíos y todo y nos daban para comer y todo. No sé cuánto nos darían, o qué nos darían, total que nosotros les ayudábamos así. Pero de sueldos no, porque ya no nos, pos no había trabajo para eso, por ahí una que otra vez.
LM: Trabajaban en lo…
JJ: En lo propio.
LM: En lo propio.
JJ: Sí había trabajos, pero en tiempo de levantar la cosecha nada más. Le trabajábanos a usted y al que necesitaba por ahí, ¿verdad? Los dos, tres días a la semana a lo más, y ya se acababa aquello y ya, nos dedicábanos a cuidar el animal, a…
LM: Claro.
JJ: A seguir navegando ahí, así es.
LM: Don Guadalupe, ¿cuándo se entera usted que se puede ir a trabajar a Estados Unidos como bracero?
JJ: Yo como bracero, mi papá la primera vez me invitó. Después porque él radicó en Juárez mucho tiempo. Entonces ya me invitó para allá, para Juárez y ahí me dijo: “Mira, en tal tiempo va a haber braceros. Si quieres, yo te echó la manita y te vienes para acá. Ya ahorita ya tú puedes, ya puedes trabajar acá”. Y él me ayudó. Él me llevó pa allá a que nos contratamos en Chihuahua y él me llevó a contratar.
LM: Me comentaba que antes de eso usted había cruzado ilegalmente.
JJ: Sí, yo fui una vez, él mismo me llevó una vez.
LM: ¿Cómo se cruzó?
JJ: A Juárez. Me llevó, me invitó para allá y él andaba trabajando en el algodón ahí pasando El Paso luego, por ahí cerquitas. Y me invitó para allá y de ahí él me pasó, él me pasó por el río.
LM: ¿En qué año fue eso?, ¿se acuerda?
JJ: Ahí de sí, ahí sí no recuerdo bien exactamente.
LM: ¿Cuántos años tenía más o menos?
JJ: Debo de haber tenido yo creo como unos dieciséis años, algo así.
LM: Dieciséis, pues muy joven.
JJ: Sí, muy jovencito.
LM: Y, ¿cómo lo pasó?
JJ: Nos pasaron a varios ahí, un señor por entre el agua nadando, en los hombros de ellos nos pasaron de los más grandes que iban.
LM: ¿Era difícil pasar?
JJ: Pues no, no se me hizo difícil, no era difícil en aquel tiempo.
LM: ¿No había mucha seguridad?
JJ: No, ahí nos fuimos que pa lado de, una parte que le nombran Casetas. Por ahí nos sacaron, vamos y atravesamos el río, y pasamos a trabajar allá.
LM: Y, ¿en qué trabajó?
JJ: En el algodón. En la limpia del algodón, y hasta piscar algodón, sí.
LM: ¿Cuánto tiempo estuvo trabajando?
JJ: Debo de haber estado como unos dos meses, dos y días, dos y medio por ahí.
LM: ¿Pagaban bien?
JJ: Pos eran, estaban bien, porque pos, aquí ya ve, aquí no había sueldos. Los sueldos eran diferentes así que sí ganaba uno. No recuerdo si serían $4 o $5 pesos, dólares, ¿verdad? Pos entonces ya era un dinero. Ya le rendía a uno un poquito más.
LM: Dos meses.
JJ: Dos meses.
LM: Y, ¿cómo lo trataba el patrón?
JJ: Bien, bien, bendito sea Dios, muy bien. Muy buen patrón tenía mi papá ahí, sí.
LM: ¿Su papá cambió después?
JJ: Cambió. Cambió mucho, sí.
LM: Qué bueno.
JJ: Cambió mucho. Inclusive aquí falleció, aquí conmigo.
LM: Mire.
JJ: Sí, falleció en León, pues. Pero me lo traje yo para acá y aquí está sepultado, aquí, sí. Ya mi mamá ya había muerto, murió en un accidente. Un accidente de un carro de mulas que yo mismo traía.
LM: ¿En qué año? ¿Cómo fue eso?
JJ: La traía yo en el carro de mulas, la llevaba al doctor. Iba a un médico de aquí de Canatlán a San Lucas de Ocampo, que es el pueblito que nos queda más cercas, y él la estaba tratando de una gripa, pos una infección, algo que traía. Y ya ella estaba un poquito mejor, o ya más o menos bien, pero queriendo lograr la oportunidad de que un día señalado iba al pueblo ese de San Lucas, y para no venir hasta Canatlán, le dije: “Mamá, vamos ahí, vamos a Canatlán”, digo, “vamos a San Lucas, hoy viene el doctor”. Dijo: “Bueno pues, iremos ahí”. Y ya mandé a Raúl, el más chico, que fuera a arrimar las mulas por ahí temprano para irnos en el chasis, en un carro de mulas. Y fue y las buscó y no las encontró. Entonces ya de ahí las, había unas, dos animales de color, y es una laguna ahí por la laguna de Santiaguillo y las divisamos ya más tardecito, y le dije: “Mira, allá vienen los animales. Ve pa que te los traigas, termina de almorzar y vas y te los traes y vamos, al cabo el médico viene por ahí como a las tres de la tarde o cuatro”. Y se fue, se fue y las arrimó y vámonos luego. Pero luego ahí, salimos y al salir, al potrero de las tierras hace una mediana bajadita, pero iba un compadre de ella, con ella y se sentó atrás del carro y a mí espalda y otra en el carro. Y a mi espalda se sentó ella, pero en una sillita de esas bajita de tule que les decían así. Y así en la media vueltecita del camino, y ahí se movió y se fue, se nos fue para, se cayó.
LM: Se cayó.
JJ: Se cayó de arriba del carro, se zafó las vértebras. Y de ahí ya la movías y igualmente al doctor, pero ya me dijo: “No”, dijo, “llévenmela a Canatlán, ahoritita voy yo. Váyase a Canatlán con ella”. Y ya de ahí me la pasaron aquí a Durango, y aquí la regresamos otra vez a Canatlán y ahí se nos murió. Sí, es que se zafó las vértebras de por aquí.
LM: ¿Cuántos años tenía usted?
JJ: Yo tenía, ¿cuántos habré tenido? Yo tenía como dieciocho años cuando murió, como veinte años tenía yo, ya.
LM: Veinte años.
JJ: Yo tenía dos niños, sí, así fue.
LM: Y regresando un poquito, don Guadalupe, de cuando trabajó esos dos meses, ¿se regresó a Durango?
JJ: Me regresé otra vez aquí a mi, mi rancho. Ahí me estuve otra temporada, hasta que ya me invitó mi papá otra vez, de braceros pues. Ésa fue cuando fue de mojado.
LM: Y se fue de bracero.
JJ: Y me fui de bracero.
LM: Y, ¿se fue a Juárez con él?
JJ: Me fui a Juárez con él y de ahí nos venimos a Chihuahua y ya arreglamos los papeles y nos fuimos hasta Anthony, Nuevo México.
LM: ¿Cómo era ese centro de contratación ahí en Chihuahua? ¿Cómo fue que se contrataron que se inscribieron?
JJ: Pos sí, ahí se inscribía uno, habíamos mucha gente, cantidad de gente ahí. Pero luego ahí se acercaba, yo creo por mi papá más conociencia ahí, se acercaba ahí con los que andaban inscribiendo y ya, ya nos inscribió como a cuatro, a cinco que íbamos de compañeros, de aquí de los mismos pueblos. Y nos tocó, nos tocó que pasamos, que nos contrataron.
LM: ¿Era muy grande el lugar ese?
JJ: Era grande, era grande.
LM: ¿Cuánta gente habría ahí?
JJ: No, pos miles gentes, cientos de gentes cuanto menos. No, no sé exactamente, pero sí había mucha gente, mucha gente.
LM: ¿A qué horas llegaron al centro?
JJ: Yo me acuerdo que estuvimos todo un día ahí, oiga. Todo un día estuvimos ahí. Y otro día, me parece otro día o dos, a los dos, tres días salimos de ahí, pero ya contratados, ya con papeles.
LM: ¿Ya había hecho antes el servicio militar?
JJ: Ya lo había hecho.
LM: Ya, ¿cuántos años tendría?
JJ: Pos yo creo, ora verá, no, pos eso ya fue el [19]57.
LM: ¿Le hicieron algún examen médico ahí en el centro?
JJ: Sí, nos hicieron un examen médico a todos ahí.
LM: ¿Cómo fue?
JJ: Pues el examen médico fue general. Un examen general, nos pasaron al doctor, nos examinó bien y todo, lo pesan a uno y todo, y lo revisan ahí.
LM: ¿Lo pesaron?
JJ: Sí, nos pesaron.
LM: ¿Los medían?
JJ: Nos medían.
LM: ¿Qué preguntas les hacían?, ¿se acuerda?
JJ: Pos le preguntaban a uno en qué había trabajado, y más o menos a ver qué conocían del campo, ¿verdad?, de trabajos del campo. Y porque como íbamos a trabajar al campo, me imagino que para eso eran esas preguntas. Lo revisaban a uno sus manos, y a ver que tan finas las tenía yo creo, algo de eso, ¿veá?
LM: Sí, sí.
JJ: Y no, pos ya le dije: “No, pos yo estoy acostumbrado desde chiquillo a pico y pala, pos ahí agarra uno, ayuda a traer leña y todo eso”.
LM: Claro.
JJ: Y: “¿Conoce la mata de algodón?”. “Sí la conozco”. “¿Dónde la conoció?”. “En la laguna”. Porque aquí de chiquillo, me trajo mi mamá de la (ininteligible) aquí en Mermejillo y ahí sembraban algodón.
LM: Claro.
JJ: Entonces yo ya le dije cómo era la mata y todo, y no. “Ya bien, todo está bien”.
LM: ¿Eran mexicanos?
JJ: Había mexicanos y había americanos, también.
LM: Preguntando.
JJ: Ey, preguntando.
LM: ¿Le sacaron sangre ahí?
JJ: Fíjese que no me acuerdo eso, sí.
LM: Que lo hayan inyectado.
JJ: No me acuerdo bien, que me hayan inyectado, no, no me acuerdo. Pero sí, que le hicieran a uno un examen de todo. Pero, pos no, yo creo no me acuerdo si sangre, solamente que así como ahora, así que en el dedo, ya ve que le sacan a uno un poquito de muestra nada más.
LM: ¿Les quitaban la ropa?
JJ: Sí.
LM: ¿Ahí mismo? ¿En Chihuahua?
JJ: Ahí en Chihuahua.
LM: Y, ¿para qué?
JJ: Pos no, para examinarnos, examinarnos, sí examen nada más, que no fuera a tener una infección, alguna enfermedad o algo. “De qué padece”. Le preguntaban a uno los padecimientos que había tenido antes. “No, yo nada”. Gripas y catarros, lo total, calenturas, nomás, nunca he estado internado, nunca, no. Nunca he estado en manos del médico, algún tiempo, no señor, nada.
LM: ¿Le revisaban sus partes nobles?
JJ: Sí, también, sí, todo.
LM: Que no fuera a llevar enfermedades venéreas.
JJ: Sí, ándele, algo de eso, sí. Así es, sí.
LM: Y de ahí, ¿a dónde se fueron?, ¿a dónde los mandaron?
JJ: De ahí ya nos mandaron ahí a El Paso.
LM: ¿En qué los mandaron?
JJ: Ahí llegamos en autobús.
LM: En autobús.
JJ: De Chihuahua en autobús.
LM: ¿Los subían ellos?, ¿ya pagaban el viaje ellos?
JJ: Ya pagaban ellos todo ya, ya uno ya no hacía gastos, y ya ahí a El Paso, de ahí ya nos trasladaron a cada quien a su destino.
LM: ¿Ahí en El Paso los llevaron a algún centro de recepción?
JJ: A un centro de, pos eran ahí, había oficinas ahí, ¿veá?, pero una parte ahí nada más como, pos embarrado así, ¿verdá? Ahí nos tenían, ahí.
LM: ¿Cuánta gente había en ese centro?
JJ: Como unos quinientos habíamos en ese tiempo ahí. Y ya empezaban a salir a diario, a diario se los llevaban.
LM: ¿Ahí le hicieron exámenes médicos también?
JJ: Ahí también nos volvieron a revisar.
LM: ¿Otra vez de todo?
JJ: Otra vez de todo, sí.
LM: Ahí, ¿recuerda si lo inyectaron ahí, o le sacaron sangre?
JJ: No me acuerdo, oiga. No, ya no me acuerdo, pero no.
LM: Pero lo que era el cuerpo.
JJ: Lo que era el cuerpo, sí todo, ey.
LM: ¿La vista?
JJ: La vista, todo eso, sí. Eso sí nos examinaban todo.
LM: Y, ¿ahí también eran americanos?
JJ: Americanos, había casi ahí puro americano, pero habían unos que hablaban español, sí. Entre los que andaban ahí, pos hablaban español también.
LM: ¿Cómo se portaban ellos con ustedes?
JJ: Muy bien se portaban.
LM: ¿Sí?
JJ: Bien se portaban con nosotros, sí. Ahí le daba a uno sus alimentos, hasta el día que sale uno, le daban su lonche para que…
LM: ¿No recuerda que le hayan echado algún polvo insecticida, a usted, o a su ropa?
JJ: Sí, pos a la ropa, sí le echaban, a la ropa sí le ponían un polvo. Luego ya nomás polveaba a uno y las sacudía uno y se la ponía y vámonos, listo.
LM: ¿Qué les daban de comer ahí?
JJ: Pos nos daban lonches así que de jamón con queso, con aguacate, eso nos daban ahí. Unos los tres lonches y su refresco, le daban a uno su bolsita, sus tres lonches, y…
LM: Y, ¿era suficiente? ¿Sí se llenaban?
JJ: No, pos sí, sí le daban tres lonches pos ya llenaba uno, y en la tarde le volvían a dar.
LM: ¿Cuánto duró ahí en ese centro?
JJ: Duramos el resto del día nomás, ese día, y el día que habíamos llegaron todo el día y en la tarde salimos, ya a nuestro destino.
LM: ¿A dónde lo mandaron, don Guadalupe?
JJ: A Anthony, Nuevo México.
LM: ¿En qué trabajó ahí?
JJ: Ahí trabajamos en la limpia del algodón y, hasta piscar algodón. Desde chiquito verlos nacer hasta verlo frutar.
LM: ¿De cuánto?, ¿ahí en ese centro firmó su contrato?
JJ: Ahí lo firmé.
LM: ¿Por cuánto tiempo firmó?
JJ: Por seis meses.
LM: ¿Le explicaron en su contrato las cláusulas, a lo que tenía derecho o no?
JJ: No, no, nomás el tiempo que íbamos a estar, y todo eso, nada más.
LM: ¿Le dijeron cuánto le iban a pagar?
JJ: Pos ahí sí no recuerdo si nos dijieron o no, pos que le dijo ahí, no recuerdo que si ahí nos dijeron lo que íbamos a ganar, sí o no.
LM: Cuénteme, ¿qué hicieron cuando llegaron a la granja?
JJ: Al campo, al campo. No, pos ahí no dieron, ahí nos llevaron a un ranchito, en su rancho de, yo creo que el señor, donde habían muchas viviendas ahí ya nos destinaron un cuarto a cada, a mi papá, pues, y a otros dos señores y a mí. En dos cuartitos, y ahí ya le dijo, tenían ahí su estufita y todo ahí para…
LM: ¿Cómo eran esos cuartitos, de qué?
JJ: Eran de, me parece que pos, eran material, no me acuerdo si eran de madera, pero era como un ranchito, como un pueblito así, como un ranchito, pues, porque era una murallita, unas cuadras ahí.
LM: ¿Estaban bien amuebladas?
JJ: Estaban bien, estaban bien. Bueno, tenían puras camitas de campaña, pero sí, camita individual de campaña. Ya recoge uno su camita y la doblamos y vámonos, al trabajo. Y tenía su estufa, sus trastes. Ya uno, ya después empezaba uno mismo a comprar lo que necesitaba.
LM: Claro.
JJ: Más, más trastecitos. Pero sí le daban a uno para que empezara, ey.
LM: ¿A qué horas empezaban a trabajar?
JJ: A las ocho de la mañana.
LM: A las ocho.
JJ: Ey, para salir a las tres.
LM: De ocho a tres.
JJ: Ey, solamente cuando había más trabajo se quedaba uno más. Ey, según esto le pagan horas extra, cuando había trabajo.
LM: Oiga, don José y, ¿cuánta gente trabajaba ahí?
JJ: Los que estábamos ahí, en ese pueblito, éramos como unos sesenta y cinco, como sesenta y cinco personas con ese patrón.
LM: ¿Un rancho grande?
JJ: Era grande, taba grandecito.
LM: Puro algodón.
JJ: Puro algodón, tomate.
LM: ¿Tomate?
JJ: Tomate también, sí.
LM: ¿En qué mes fue más o menos que empezó usted a trabajar?
JJ: Pos ora verá, yo creo, debemos de haber ido por ahí como en, como en abril, como abril, mayo, por ahí de esos meses. Sí, porque ahí mismo sembraba el algodón, o más bien ya cuando fuimos ya estaba grandecito. Bueno, unos cuadros y otros no. Sí, así que más o menos en esos meses.
LM: ¿Le tocó con su papá?
JJ: Me tocó con él mismo, sí. Sí, con él.
LM: Bien, y, ¿cómo era el trabajo del algodón? Platíquenos a los que no nos damos la idea, ¿cómo es ese trabajo?
JJ: Sí. No, pues el nacimiento del algodón, pos ya ve que lo siembran muy chorriadito. Y ahí lo desahija uno. Ahí me platicaban, o vimos también desahíjan a mano, agachado y a quitarlo y a dejarlo así a cierta medida. No, no uno más o menos de unos…
LM: Veinte.
JJ: Sí, más o menos, y todo el demás lo va uno, lo va uno tirando. Después de nosotros, no. Nosotros ya nos tocó con un azadoncito, y es la medida del azadón.
LM: ¿Cómo era el azadón?
JJ: Chiquito. Un azadoncito con su mango largo, lo agarra uno lo atravesaba, agarra uno de acá y ya le va uno tanteándole el…
LM: Agachado todo el día.
JJ: No.
LM: ¿No?
JJ: No, con el azadón ya es parado.
LM: Ah, okay.
JJ: Ey, ya es parado. Ey, y así lo va uno desahijando. Que ya cuando entra la cultivadora, lo cultiva, después el desyerba igual, con el azadón, ya todo con azadón.
LM: ¿Eran largos los surcos?
JJ: Ey, largos, largos.
LM: ¿Como de cuánto?
JJ: De unos trescientos metros, hasta quinientos metros. Según los cuadros, pero sí, ey. Y ahí trabajamos ya la pisca, pues ya es otra cosa, ya cuando ya afruta, pues sí le dan a uno unos sacos de cien libras, de trescientos libras, de según. No, a mí me daban una chica. También una saquita chica, saca, saca le nombran, pues sacas algo, sí. Ey, ése se lo ponía en las piernas, se la amarra a la cintura. Y ahí le va uno piscando, agarrando de dos surquitos y luego le dan uno ahí, lo traen arrastrando ahí, hasta que la llena.
LM: Hasta que la llena. Y luego, ¿qué hace cuando la llena?
JJ: Luego, ya la llena y ya se la lleva a la traila y ahí está una traila. Ahí ya se la sube, la vacía y vámonos otra vez de nuevo.
LM: ¿Se la pesaban?
JJ: Se la pesaban ahí mismo en la pesa.
LM: ¿Quién la pesaba?
JJ: Ahí pos había un sobrestante, le decían. Ey, y ya ahí un señor se encargaba de ahí pesarlo y a vaciarlo ahí en la traila.
LM: ¿Cuántas libras llegó a piscar usted?
JJ: Pos yo, que me acuerde, llegué a piscar pos hasta unas doscientas libras por ahí, de doscientas para arriba, sí. O menos, a veces cuando, según como estaba el algodón.
LM: Claro.
JJ: En partes mejor, en partes más malito. Sí, porque había unos familiares de nosotros que sus quinientas libras piscaban, cuatrocientas. Había un señor muy bueno para piscar, familiar de nosotros, nuevo, el hombre. No, muy bueno para piscar, sí. Pero así ya, pues de cien libras para arriba, pues ya, ya decimos que ya podíamos…
LM: Pues ya.
JJ: Ganar un centavo.
LM: ¿A cómo les pagaban?, ¿se acuerda?
JJ: No, no me acuerdo. No me acuerdo hasta cuánto nos llegarían a pagar.
LM: De acuerdo a lo que piscaba, ¿verdad?
JJ: Sí, de acuerdo a lo que se piscaba. Así era, sí.
LM: ¿Qué comían?
JJ: Comíamos mejor que en nuestra casa, yo creo, porque…
LM: Sí.
JJ: Sí.
LM: ¿Ustedes se hacían, o les daban?
JJ: Nosotros, no, nosotros nos hacíamos. Íbamos a la tienda y pos ya el papá ya como ellos ya habían estado allá, otros dos señores que eran de Donato Guerra ya habían estado ahí, pues ya conocían mucho de provisión, ¿vedá?, de mandado para comer, oiga. Pues comíamos carne de pollo, de res, de puerco, de todo llevaban.
LM: Lo que querían.
JJ: Sí, y como éramos cuatro o cinco, pues entre todos comprábamos su, mandado para la semana. Si algo nos faltaba, pos ya ellos iban y traían más. Pero casi siempre teníanos mandado, pues ya empezaba uno a trabajar, y ya había con qué.
LM: Y, ¿tortillas?
JJ: También tortillas de harina, lo hacía mi papá, le gustaba mucho hacerlas, sí. Y otro señor que iba de aquí, del pueblo de nosotros, compadre de mi papá, le gustaba mucho hacer tortillas. En la mañana se levantaban temprano y hacía muchas tortillas de harina, pa todo el día, ya para no hacer hasta otro día tempranito.
LM: Y, ¿ustedes llevaban lonche?
JJ: Llevábamos lonche, o como andábamos cerquitas, o sea el ranchito estaba en medio de las tierras, veníamos a comer ahí. Nos daban dos horas para comer, o una hora, hora y media, según. Y ahí comíamos, ahí calientito y ya nos íbamos otra vez, otro ratito en la tarde.
LM: ¿Tenían mayordomo en ese rancho?
JJ: Teníamos mayordomo, sí.
LM: ¿Era americano o era mexicano?
JJ: Era, americano. Era como, pos era nacionalizado, ¿cómo le llaman a los que nacen allá?
LM: ¿Era chicano?
JJ: Chicano, sí. Él era chicano y muy buen señor, muy buena persona, ya un señor ya mayor y ahí traía un hijo con nosotros, un hijo de él.
LM: ¿Se portaba bien?
JJ: Muy bien se portaba el señor, sí. Muy comprensivo los…
LM: ¿Llegaron ustedes a ver a algún patrón?, ¿alguna de las veces?
JJ: Sí, yo sí lo llegué a ver, casi todos los días iba, sí.
LM: Y, ¿cómo los trataba el patrón?
JJ: No, bien, muy risueño era el señor.
LM: ¿Sí?
JJ: Gail Hensey, Gail le decían. Gail Hensey le decían, ey, un señor blanco grandote él.
LM: ¿Hablaba español?
JJ: Hablaba poco, poco.
LM: ¿Qué les decía?
JJ: “Oh, Jesús”. A mi papá. “Jesús”, sí. Y ya me hablaba y platicaba con él y ya se iba, ya decía adiós. No, buena persona, buena persona, ey. Llegaba ahí gritándoles ahí en la, a la a los muchachos ahí en la puerta. Al que necesitaban para hacerle una pregunta o algo, ey.
LM: ¿Recuerda alguna anécdota del patrón?
JJ: Pues, no pues era, ¿cómo le diré? Era como medio bromista él, ahí porque en una ocasión íbamos entre el algodón, ¿veá?, y ya el algodón grandote. Y era medio bromista y le dice a un ahí: “Ahí ta una mata de tomate entre en el algodón, con muchos tomates”. Y empezó uno de los muchachos a comer tomate, y luego nos dice: “¿Qué, qué es?”. “Oh, tomate”, dice. Y le dice así, dice un hombre cagando aquí. (risas) Salió de la mata de tomate. Oiga usted, eso va a salir ahí. Ey, sí. “Oh, mira un hombre cagando aquí”. No, pero era muy, muy buena gente, bueno, con nosotros fue muy bueno, sí.
LM: ¿Cómo era el ambiente de los braceros de ahí en el rancho?, ¿cómo se llevaban ustedes?
JJ: Pos fíjese que ahí nosotros donde estábamos, como nosotros habíamos cinco compañeros conocidos, juntos conocidos, nos llevábanos bien y entre los otros también, no tuvimos dificultad nunca, gracias a Dios. Siempre ahí, pos ya ellos ya hombres grandes. Luego se ponían a tomar ahí sus cervezas el domingo por ahí, no, muy tranquilo. Digo, si alguno quería seguirle pues se salía y se venía por acá al pueblo y por acá ahí.
LM: ¿Estaba lejos el pueblo?
JJ: No, no estaba muy lejos, unos dos kilómetros, estaba el pueblito. Pero no, pero estuvimos a gusto, muy a gusto.
LM: Qué bien.
JJ: Muy a gusto estuve allá.
LM: ¿Qué hacían los fines de semana?
JJ: Pues ya al último nosotros nos veníamos a Juárez, porque acá había familia de nosotros y veníamos a Juárez, uno que otro domingo. Y si no, ahí estábamos todo el día.
LM: A Juárez. Pues no está lejos, ¿verdad?
JJ: No, no estaba muy lejos. No estaba muy lejos.
LM: ¿No tenían problemas para cruzar?
JJ: No, no, nada, nada.
LM: ¿Les dieron a usted o a su papá alguna identificación?
JJ: Una mica.
LM: Una mica.
JJ: Una miquita que yo aquí la, yo la tiré, no la guarde, fíjese. Pos dije: “Aquí, ya pa qué”. Y aquí fue donde yo la, dije: “Pos estos papeles, ¿para qué?”. Y yo guardaba mi miquita con la foto igual, como las identificaciones de ahora, como las que trae uno ahora, sí, así es. Y con esa entraba uno y salía. Sí, no tenía problemas para cazar.
LM: ¿Cómo se portaba la gente ahí en el pueblo con ustedes?
JJ: ¿Ahí con nosotros?
LM: Con los mexicanos
JJ: No, bien, bien, sí. O sea que, pos por ejemplo, si usted no los, trata mal, no les hace ninguna, no. Pos a nosotros, a nosotros nos trataban bien. Llegábamos ahí a la marqueta ahí, y ahí con la señora Mary, Mary le decían a la señora, sí. No, pues le daba mucho gusto que entráramos ahí a comprar ahí con ellos, ahí, sí.
LM: ¿Hablaban español?
JJ: Hablaba poquito español, sí. No, pues, muy buena la señora Mary, Mary le decían todos, sí.
LM: Fíjese.
JJ: Buena señora, y no, ¿para qué va uno a decir que no?, pues, lo trataban mal, o esto lo otro, no, nada.
LM: Claro.
JJ: Nada.
LM: ¿Cada cuándo les pagaban, don Guadalupe?
JJ: Cada quince días.
LM: ¿Les pagaban con cheque o con…?
JJ: Con cheque.
LM: Y, ¿dónde lo cambiaban?
JJ: Ahí en ese pueblito de Anthony.
LM: ¿En cualquier?
JJ: En cualquier marqueta, en cualquier tienda. Ahí las cambiaba uno.
LM: Y, ¿qué le gustaba a usted de Estados Unidos en esa época?, ¿qué se le hacía diferente?
JJ: Pues a nosotros, como nosotros estamos acá acostumbrados a un ranchito muy aislado, ¿vedá?, pues ahí unos pueblitos muy bonitos, muy simplemente al rancho, pues muy bonito ahí, diferente a los de nosotros, donde nos criaríamos nosotros, ¿vedá? Claro que extraña uno su rancho aunque, aunque sea el más feo, aunque sea lo que sea, pero lo extraña.
LM: Claro.
JJ: Pero sí, pues ahí sí lo admira uno, los ranchitos bonitos, todo eso, ey.
LM: ¿Le gustaba?
JJ: Sí, sí me gustaba. Hasta la fecha, ahora hemos ido aquí pa al lado del Chicago con mis hijos que están, están unos en Chicago en, adelante de Chicago, en Wisconsin, y desde que entra uno aquí en Laredo, bien bonito en todas esas partes.
LM: Sí, es muy bonito.
JJ: Y hace dos años que fuimos allá, y comer elotes a Dios dar sí mucho elote allá hay.
LM: Oiga, y, ¿saben igual los elotes allá?
JJ: No, qué, muy sabrosos, unos elotes amarillos, muy sabrosos, sí. Íbamos ahí con un señor donde trabaja uno de mis yernos ahí, y estaban los cuadrotes de maíz. “Corta elotes, corta elotes pa que lleves”. No, si nos da.
LM: Mire, qué bien.
JJ: Sí.
LM: ¿Cuántos de sus hijos viven en Estados Unidos?
JJ: Viven cinco.
LM: Cinco.
JJ: Cinco. Ya casados están ellos allá. Sí, allá están.
LM: Muy bien.
JJ: Allá están.
LM: Vamos a continuar con lo del pago. ¿Mandaba usted dinero?
JJ: Yo mandaba todo mi dinero para acá, lo poquito que, lo mandaba, se lo mandaba a mi mamá. Y a mi señora pues ya, ya tenía teníamos niños, pero vivían con ella.
LM: ¿Ya se había…?
JJ: Ya.
LM: Ya se había casado, dice.
JJ: Sí, pero estaba con mi mamá.
LM: ¿Qué año dice que se casó usted?
JJ: Yo me casé, como el [19]56, [19]55. No es cierto, como el [19]54.
LM: [Mil novecientos] cincuenta y cinco.
JJ: Yo me casé muy nuevo también.
LM: ¿De cuántos años se casó?
JJ: De dieciocho años, así que, espéreme, ¿cuántos tendría? Porque en el [19]57 ya tenía yo el segundo de mis hijos, chiquito, de un año. Sí, como el [19]54, yo creo, [19]55 por ahí.
LM: Y, ¿cuántos años tenía su esposa cuando se casaron?
JJ: Tenía dieciséis años.
LM: Dieciséis, y usted dieciocho.
JJ: Yo dieciocho.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
JJ: Jovita, Jovita Núñez Rivera.
LM: Y me dice que mandaba dinero.
JJ: Sí.
LM: ¿Cómo le hacían para mandar el dinero?
JJ: Pues yo creo en carta registrada.
LM: En carta.
JJ: Al pueblo de San Lucas de Ocampo, ahí iban a recogerlo.
LM: Porque vivían en…
JJ: Sí, vivíamos en un ranchito apartado. Y ahí a San Lucas de Ocampo, ahí sí, ahí había correo y de todo eso, ahí los mandábamos ahí.
LM: ¿Siempre llegó el cheque?
JJ: Siempre, siempre llegó. Siempre llegaba el centavito ahí, sí.
LM: Qué bueno. Y, ¿se escribían también?
JJ: Sí, escribíamos hasta a la casa. No había teléfono, no había nada.
LM: Nada.
JJ: No había nada para allá, sí.
LM: ¿Cada cuándo escribía?
JJ: Pos ahí, pos a veces cada mes, cada quince días, cuando iba mandar uno el dinerito. Más o menos, cada mes. Cada quince días, no, pero cada mes sí, sí cada dos meses.
LM: ¿Qué es lo que le preguntaban o le escribía su familia?, ¿se acuerda?
JJ: Pos sí.
LM: O, ¿qué les platicaba usted?
JJ: Pos sí. No, pos yo les platicaba que era muy bonito y que, ya fácil se hacía ahí de un carrito y todo eso porque era muy fácil para hacerse y que, un día podemos tener uno. “Se vienen para Juárez.” “No, no, nos vamos para Juárez”.
LM: No querían.
JJ: No querían. (risas) “Aquí estamos bien”. Y no, pues, comentaba uno poco de esas cosas pero…
LM: ¿Qué decían?
JJ: “Te encargo mi caballo, te encargo esto, te encargo”. Pos sí, ¿qué más encargaba uno?, ¿verdá?, sí.
LM: Claro.
JJ: Sí, y mis hijos, ¿pos qué más? Así es.
LM: Mire, qué bien.
JJ: Sí, yo estuve muy a gusto.
LM: ¿Qué hacían los fines de semana?
JJ: Ahí nos la pasábamos, echándonos agua con la regadera, nomás. Teníamos un pinadete, me acuerdo que había pinadete en la puerta, y había un primo más o menos de mi edad ahí que estábamos juntos. No, pues a echarnos agua con la manguera ahí porque hacía unos calores del caramba ahí. Sí, y pusimos una, pa poner regadera pusimos un bote agujerado arriba colgado del pinadete y le metíamos la manguera, y ahí estaba la regadera, ahí.
LM: ¿Jugaban alguna cosa?
JJ: Sí, pues no, pues no, casi era eso. Ellos se ponían a jugar su baraja por allá, los hombres grandes, y nosotros no.
LM: ¿Jugaban al béisbol o algo así?
JJ: No, nada de eso, nada de eso, (tren pasando) ahí nos la llevábamos ahí. El domingo que tenía uno de descanso.
LM: Claro.
JJ: Así es.
LM: Mire nomás.
JJ: Pos íbamos a visitar a uno de los muchachos ahí a los ranchitos cerquita ahí, estaban ahí, al hijo del sobrestante, o del mayordomo, pues.
LM: ¿Hicieron amistad con ellos?
JJ: Hicimos mucha amistad con ellos, muy buen muchacho también, ya macizo él, pero muy buena persona.
LM: ¿Encontraron gente por ahí en la zona que hablara español de descendencia mexicana?
JJ: Sí, sí había muchos. Pos ahí trabajaban puros campos de mexicanos, iba uno al pueblo y había muchos mexicanos, muchísimos. Ahí se juntaban los sábados, los domingos. El domingo pues más bien, los sábados en la tarde.
LM: ¿El idioma no fue problema?
JJ: Pues no porque pos ahí había muchos, muchos mexicanos y, o inclusive los americanos, pues había muchos que hablaban español, sí.
LM: Claro, de los mismos americanos.
JJ: Sí, de los mismos americanos. Yo me acuerdo que nosotros, tenía amistad con otro señor, Raúl, yo creo, Roy le decían, Raúl le decían al patrón, nosotros. Muy buen señor, muy buena persona, nos llevaba, nos daba leche, tenía sus vaquitas ahí. Y nos llevaba al ranchito a que le ayudáramos a limpiar allí a cualquier cosa, nos… Ya se nos, yo creo le pedía a mi papá: “Préstame unos muchachos”. Y: “Vénganse, vámonos, vamos con Roy”. Y un viejito chaparrito él, pero muy trabajador, oiga, porque él se metía a trabajar en la labor junto con nosotros, el americano, sí. Y se bajaba y de su camioneta y: “Vente y vámonos aquí y vámonos por aquí”. Nos hacía limpiarle ahí alrededor de su ranchito ahí, y de sus casas. El establo ahí sus vaquitas, pues no establo, eran unas dos, tres vaquitas, yo creo para el gasto, nos daba leche para lleváranos.
LM: Mire. ¿Él era americano?
JJ: Americano.
LM: ¿Pero no era su patrón?
JJ: No, era mi patrón, no era nuestro patrón, pero íbamos de ahí del ranchito de él, con él.
LM: ¿Llegó usted a conocer la familia de él?
JJ: Sí, tenía dos hijas nada más. Dos, dos mujeres, dos muchachas y la señora.
LM: ¿Lo invitaron alguna vez?
JJ: Nos invitaban ahí, a veces nos daban panecitos que hacían ahí las muchachas ahí, y nos sacaba la señora panecitos. “Oh, querer comer tú. Tú ven comer una”. Y nos daban galletitas.
LM: Y la hijas, ¿cómo se portaban?
JJ: No, no, también las muchachas.
LM: ¿Hablaban español ellas?
JJ: No, nomás nos veían ellas. Sí, quién sabe, yo creo que no hablaban, yo creo no hablaban español, pero el señor sí, poco, pero sí. Pero muy buen señor también nos tocó.
LM: Qué bueno.
JJ: Buena persona.
LM: Muy bien.
JJ: Así era, y no, pues nos la pasamos muy a gusto, muy tranquilos, de los… Nomás porque nos renovaban el contrato. No me acuerdo si por otros tres meses, nos renovaban ahí mismo el contrato.
LM: Les renovaron ahí.
JJ: Sí.
LM: ¿Cómo era el proceso de la renovación?
JJ: Pues mire, quién sabe cómo sería, total que nos pidieron la mica y las llevaron al pueblo y, y ahí la renovaron, por otros tres meses.
LM: ¿No tuvo que ir otra vez hasta, salir del país, ni nada?
JJ: No, ahí mismo. Nomás firmarlas, yo creo. Nada más, nada más firmarlas.
LM: Mire, qué bien.
JJ: Firmamos la mica por atrás. Firmamos el contrato.
LM: El contrato.
JJ: Por otros tres meses.
LM: Firmó su extensión.
JJ: Sí.
LM: ¿Qué le dijo él?: “¿Te quieres quedar a trabajar?”.
JJ: Sí nos, sí les preguntaba a los que querían quedarse. No pos ahí casi todos nos quedamos otra vez.
LM: En lo mismo.
JJ: En lo mismo, sí. Porque le estaba quedando trabajo, y ya se le iba a cumplir y nomás ya de lo único que le dije: “Yo quería ir a mi casa.” “Oh, vas esta semana, y luego te vienes”. Ahí le dijo a mi papá, que, que sí, que viniera yo a Durango. Y en una semana, una semana vine y me regresé. Dije: “A ver si no tengo problemas”. No, no tuve nada, nada.
LM: ¿No tuvo problemas en la pasada?
JJ: Nada, para pasar otra vez no.
LM: Y, ¿cómo lo recibieron por acá cuando vino?
JJ: Bien. No, pos bien, bien, a gusto, sí.
LM: ¿Era duro volverse a ir?
JJ: No, no era, no era, yo estaba a gusto, de todas maneras también allá y otros tres meses iba a servir y ya.
LM: ¿La familia qué decía?, ¿estaba de acuerdo?
JJ: Sí estaba de acuerdo, también.
LM: ¿Sabían que iba a usted a…?
JJ: Sabían que iba otra vez a regresar, a regresar y que iba a trabajar otra vez, sí. Y pos de ahí estábamos viviendo, pos, ¿qué remedio tenía?
LM: Claro.
JJ: Sí, de ahí vivimos esa temporada, así es.
LM: ¿Recuerda don Guadalupe que haya habido alguna queja ahí entre los compañeros en el trabajo o algo?
JJ: No, oiga.
LM: ¿Algo que no les haya gustado?
JJ: No, no. En cosas del trabajo, no. Ahí todos estuvieron muy, muy a gusto, ahí con ese señor, con el patrón, porque no, no había problemas. Todos traían su pago, pos en la mañana ya estaba ahí, salíamos el sábado, salíamos a medio día a las dos, a las doce, según, y ya estaba ahí el cheque de cada uno.
LM: ¿Alguna vez le quedaron a deber algo?
JJ: No, nada, nunca.
LM: ¿Era puntual el señor?
JJ: Era puntual el señor. Siempre las traiba don Jesús, se llamaba Jesús el señor y nos traiba nuestros cheques ahí.
LM: ¿Le tocó ir al cine por allá?
JJ: No, nunca.
LM: ¿Al pueblo?
JJ: No, nunca fuimos.
LM: ¿Algún restaurante?
JJ: Nunca fuimos acá, no.
LM: Puro trabajo.
JJ: Puro el trabajo nomás. Del trabajo a la casa, donde veníamos al cine era cuando, pues unas dos veces o tres venimos a Juárez. Nos tocó venir a Juárez, era cuando veníamos al cine.
LM: ¿Qué familiares tenía en Juárez?
JJ: Había unas primas, una prima nada más en Juárez, sí.
LM: Y, ¿se venían el sábado saliendo?
JJ: Veníamos aquí el sábado.
LM: Y, ¿cuándo se regresaban?
JJ: Nos regresábamos el domingo en la tarde, pa estar ahí el lunes tempranito.
LM: ¿Cómo era la pasada ahí en el puente cuando iban y venían?
JJ: No, pos no había problema, haciendo su filita, ahí en su fila salía y, y ya la entrada igual, vámonos.
LM: ¿Se venían en autobús?
JJ: En autobús hasta El Paso. Y nos bajábamos ahí en la Placita de los Lagartos, ahí lo bajaban a uno. Por ahí estaba cerca de la oficina, me acuerdo, y de ahí salíamos para, ya caminando para Juárez.
LM: ¿En alguna ocasión le tocó que fuera alguna autoridad mexicana, algún cónsul?
JJ: Ahí al autobús, no.
LM: ¿Al rancho?
JJ: Al rancho sí.
LM: ¿Al rancho sí?
JJ: Como, ¿qué sería? Pos no sé si inmigración, yo creo algo así por, ¿vedá?
LM: Ajá. Y, ¿que les…?
JJ: Como unas dos veces, yo creo nada más, nos pedían los papeles nada más. Y nos saludaban, nos saludan con buena atención y los papeles sí. “Oh, okay, okay”.
LM: ¿Cargaban ustedes siempre?
JJ: Cargábamos, sí. La mica la tráiba uno siempre en la bolsa.
LM: ¿Les dijeron que la cargara?
JJ: Que la cargara uno en la bolsa, sí. Y ahí la traíamos siempre.
LM: Muy bien.
JJ: Si por algo a alguno se le olvida: “No, pos está en mi casa”. “Oh, ¿sí la tienen?”. Y ya los mismos compañeros: “Sí, sí la tiene”. “Okay”.
LM: Entonces duró, duró otros tres meses.
JJ: Otros tres meses más, sí.
LM: Y, ¿luego se regresó a…?
JJ: Ya nos regresamos, ya se acabó el contrato, se acabó el trabajo y nos regresamos. Pos ahí yo creo fue el último año que hubo contratación, pos ya no me acuerdo que fuéramos otra vez. A lo mejor ya fue la última vez, no me acuerdo si habría después.
LM: ¿Nomás esa vez fue usted?
JJ: Nomás esa vez fui yo. Nomás esa vez.
LM: Y, ¿qué pensaba cuando regresó?, ¿no extrañaba allá?
JJ: Pues sí extrañaba uno porque pos, extrañaba el cheque y todo eso, ¿veá?
LM: Claro.
JJ: El centavito, pos sí, sí lo extrañaba uno, cómo no, sí.
LM: ¿Le daban ganas de regresar?
JJ: Me daban ganas de regresar otra vez, otra temporada a trabajar. Sí, sí porque, pos tal vez por eso que estuvimos muy a gusto y si nos hubieran tratado mal o algo, ¿veá?, a lo mejor que no.
LM: Claro.
JJ: Pero como estuvimos muy a gusto, pos muy tranquilos.
LM: ¿Recuerda alguna anécdota de ahí del trabajo entre los compañeros, algo divertido?
JJ: Pues no, no.
LM: Los familiares que tenían en Juárez, ¿no iban a visitarlos a ustedes allá?
JJ: No, no. Había una prima nada más la que había ahí, pero no, ella no iba, no iba.
LM: Entonces me dice de La Migración, iban y les pedían…
JJ: Sí.
LM: Las identificaciones.
JJ: Nada más, nada más.
LM: ¿Muy amables ellos?
JJ: Muy amables.
LM: ¿Se portaban bien?
JJ: Se portaban bien. Llegaban, se paraban ahí en el rancho, si era el domingo, se paraba y: “¿Cuántos hay aquí?”. “Pos tantos”. Que siempre hablaba uno español. Y no, pos ya los que había: “¿Pos estaban todos aquí?”. “No, no están todos, algunos andan fuera”. “Ellos traen sus papeles”. “Sí”. “¿Trae su mica?”. “Sí”. “Ya, okay”.
LM: ¿Ahorró dinero usted en esos…?
JJ: Pues sí, sí ahorraba por ahí un poquito. Y lo mandábamos para acá, siempre a aquí a la casa porque pos taban apenas acá, sí.
LM: ¿Qué dejaba para sus…?
JJ: Sí, para mis gastos.
LM: Para lo necesario.
JJ: Para lo necesario, como los sábados se iba uno a traer su… En la tarde ya, el sábado en la tarde que ya salía, ya traiba su cheque, se iba a traer el mandado y ya tenían para la semana. Pero si algo faltaba, pos no le faltaba a uno un centavito en la bolsa. Dejar algo por ahí para lo que se ofrecía.
LM: ¿Su papá también se quedó?
JJ: También él se quedó, sí, pues él siguió allá, no sé hasta cuánto tiempo duraría más él allá, sí. Porque como él vivía ahí, en Juárez, ahí se la llevó casi siempre por allá, por Estados Unidos, él estaba allá. Yo me vine hasta acá, hasta mi casa.
LM: Cuando se vino que se le terminó su contrato, ¿ellos lo regresaron a La Asociación?, ¿lo regresaron al centro?
JJ: Sí, nos regresaron al centro de donde mismo nos sacaron, ahí nos, ahí nos mandaron.
LM: Y de ahí los…
JJ: De ahí nos conducieron ya para juera.
LM: Los mandaron en autobús.
JJ: Sí.
LM: Y, ¿en qué se regresó hasta Durango?
JJ: Yo, en autobús.
LM: ¿Cuántas horas se hacían en autobús?
JJ: No pos, son como trece horas, de aquí a Durango.
LM: ¿Venían varios?
JJ: Pos yo me acuerdo que veníamos a uno, uno de aquí del lado de Corneto y yo y uno Donato Guerra, tres conocidos. Nada más veníamos tres en el autobús, sí. Ahí ellos se quedaron, uno se quedó ahí en el crucero de San Juan del Río, el que iba para el Municipio de Corneto, y el otro se vino hasta acá.
LM: ¿Qué traía usted de allá, qué les trajo?
JJ: ¿Pos qué traía? Pos un vestidito para mi amá, ropita para mis niños, para mis hermanos, un lo que juera, una camisa, algo para cada uno, sí, y ya.
LM: ¿Radio, algo más?
JJ: Poquitos centavitos, sí. Me traje un radiecito también de allá.
LM: Un radio.
JJ: Sí, un radiecito. Pos era lo que, mi ilusión a veces.
LM: Había pocos radios.
JJ: Había pocos, sí. Sí, pos casi no había. Casi no había, pero sí, era mi ilusión traer una camisa, por ahí, un pantalón.
LM: Y, ¿en qué trabajó cuando regresó, don Guadalupe?
JJ: Aquí a mi pueblo. No, pos lo mismo, seguimos en lo mismo.
LM: La agricultura.
JJ: La agricultura, y a navegar con los animalitos, poquitos ahí, pero teníamos que ver por ellos, cuidarlos, sí. Y ya le digo, yo nunca trabajé sino hasta que caí aquí, hasta que caí aquí.
LM: Después se vino a Durango.
JJ: Me vine.
LM: ¿En qué año se vino a Durango?, ¿se acuerda?
JJ: Ah, pos hace, ora verá, hace veinticinco años, veinticinco años que caí aquí, así que yo creo que, caímos aquí como, ¿cuánto será, oiga?
LM: ¿En el [19]80, por ahí más o menos?
JJ: En el [19]80, setenta y…
LM: [Mil novecientos] setenta y ocho.
JJ: [Mil novecientos] setenta y ocho, por ahí, sí.
LM: Y aquí, ¿a qué se dedicó?
JJ: Aquí caí a trabajar a una casa, de una tienda de composturas de ropa, ey. Y entré a trabajar con un primo. Como no queriendo, un día vine a visitarlo y él tiene una tienda de esa de compostura de ropa, aquí mismo, aquí en Durango y jui yo ahí a visitarlo y le dije: “Oye, pos ya me deberías de ocupar aquí”. Dijo: “¿De veras quieres trabajar?”. “Sí, de veras”. “¿A poco te vienes ya?”. “Sí, sí me vengo”. “¿De verás, en serio?”. “Sí”. Y como acá ya estábamos un poco reducidos porque entró en el lienzo, o sea el lindero del ejido con la pequeña propiedad, estaban pegados, y echaron el lienzo y nos quedó muy reducido ahí, en las tierritas de mis abuelitos de mis papás, y ya nos quedó muy reducido. Y ya después crecieron mis hijos y no teníamos más que una tierrita para sembrar, nada más yo. Y, ya ellos no quisieron sembrar a eso que le nombra uno a medias. Sembramos un año y no les gustó porque trabajamos mucho y pos para irle a llevar la cosecha al patrón hasta dentro la casa y ya no quisieron, no les gustó mucho.
LM: ¿Por qué no?
JJ: No, no me dijeron, no. “Pos vámonos mejor. Vaya y compre por allá un terrenito, un algo”. Vine y compré este terrenito y, y hicimos ahí unos dos cuartitos y nos venimos para acá. Pero ya, ya ahí empezamos, yo. Pero ya tenía yo trabajo ahí seguro. Ahí con él, con mi primo, ahí duré… De ahí me pensioné, ahí duré veintidós años trabajando con él.
LM: Veintidós años.
JJ: Sí.
LM: ¿Qué hacían?, ¿bastillas?
JJ: Bastillas, cierres, hacían ropa primero, no, pura ropa de dama todo. Y ya después venían las composturas, que el largo del saco, que el largo de la camisa, que el cuello de la camisa, bueno, algo. Quitarle la campana al pantalón, hacérselo un short, algo y todas esas cosas.
LM: ¿Le daba bien el negocio?
JJ: Sí, pos sí, sí dejaba, todavía lo tiene mi primo, todavía fíjese. Y ya de ahí me pensionó, me pensioné yo. Y ya me dediqué ya a vender mis llaveros, yo vendo llaveros de alacrán.
LM: ¿Llaveros de alacrán?
JJ: El llavero de ese de resina de alacrán.
LM: Artesanales.
JJ: Artesanía, ey.
LM: Mire, y, ¿de dónde consigue los alacranes?
JJ: A mí me los mandan el llavero ese de México.
LM: De México.
JJ: De México, el patrón es de aquí de Durango, pero aquí por medio de mis hijos, de los más chiquitos. De esos que venían chiquitos, que ahora, que ahora son hombres. Entonces, por medio de ellos, ellos los conocieron por allá en el centro, esos los señores y vinieron hasta aquí y ellos vendían eso. Ya después me dejaron a comisión a mí de venderlos. Y hasta ahorita todavía.
LM: Y, ¿el llavero se lo mandan de México?
JJ: De México y yo lo distribuyo de aquí. Yo lo, yo lo…
LM: O sea, ya lo mandan con el alacrán y todo.
JJ: Ya, ya listo.
LM: Mire.
JJ: Sí.
LM: Qué bien. Yo creí que los hacían aquí en Durango.
JJ: No, no, allá lo hacen en México. El señor es de aquí pero, por la, simplemente la resina no la consigue aquí. Tuvo que irse a México para ir… Ya trabajó todo eso, ya tiene muchos años de trabajar él.
LM: Muy bien. Le quería preguntar de cuando estaba allá todavía, ¿alguna ocasión fueron a misa?
JJ: Allá sí, los domingos íbamos a misa. Sí yo llegué a ir varios domingos a misa.
LM: ¿Ahí mismo?
JJ: Ahí mismo, ahí en el pueblito, en Anthony.
LM: ¿Era en inglés o en español?
JJ: En las dos, en las dos formas. Pero la misa de doce casi siempre era español, también había en español. Y como había mucho ameri[canos], mucho mexicano también, sí. Igual como hay ahorita también, como en Chicago nos ha tocado muchas veces ir a misa. Cuando hemos a estar allá vamos a misa y también la hay en español y hay en inglés. Uno ya sabe el horario de ir a oír misa a esa hora.
LM: Muy bien, ¿le tocó estar por allá en alguna ocasión en Semana Santa?
JJ: No, no, en Semana Santa no.
LM: ¿Para el 16 de Septiembre?
JJ: En esa sí, pero nos la pasamos ahí dormidos.
LM: ¿No celebraron allá nada?
JJ: No, ahí en el ranchito donde estábamos no. Y luego eran como dos kilómetros siempre para ir al pueblito. Pero no, pos íbamos nomás a traer el mandado, regrésate para atrás.
LM: Claro.
JJ: Cualquier vueltecita y estábamos por ahí, íbamos. Ya otro día no íbamos, los domingos no.
LM: ¿Navidad le tocó en alguna ocasión?, ¿pasó Navidad por allá?
JJ: Pos sí, nos tocó también allá Navidad, sí.
LM: ¿Qué hicieron?
JJ: Ahí, igual, nomás de comer y ya. Pero no salíamos del, del ranchito, no.
LM: ¿Hicieron alguna cena?
JJ: Ahí, hacíamos cada quien lo que podíamos.
LM: Claro.
JJ: Ey, nada más, ey. Pos sí nos tocó también estar por ahí.
LM: Oiga, don Guadalupe, quiero preguntarle ya para ir finalizando con la entrevista, para usted, ¿qué recuerdos le trae, o qué emoción le causa el término bracero?
JJ: Pues para mí me recuerda más que nada, un medio de vida bueno que fue para nosotros en ese tiempo. O sea, en el tiempo que nosotros trabajamos allá, pos después de pasárnosla bien a gusto, pos contentos porque estábamos ganando un centavito y que sabía uno que acá le rendía a su familia, en México, y pos fue un tiempo bonito que sabíamos que cuando menos no tenían hambre acá y que tenían un centavo a la mano, sí. Y no, pos a la mejor que no hay gente, a la mejor que no hay gente.
LM: Muy bien. Sus experiencias de haber sido bracero, ¿son positivas?
JJ: Son positivas, sí.
LM: Qué bien.
JJ: Sí, son positivas.
LM: ¿Se siente usted orgulloso de haber…?
JJ: Yo me sentí orgulloso de haber ido a trabajar un tiempo allá, (tocando puerta) ey. Más que nada porque le digo, económicamente, pos en ese tiempo nos sentíamos muy bien, mejor, sí.
LM: Claro. ¿Se ayudaban?
JJ: Nos ayudábamos.
LM: Económicamente.
JJ: Económicamente nos ayudaba mucho, con mucha ayuda, sí cómo no.
LM: ¿Le sirvió para educar a sus hijos?
JJ: Sí, sí. Para el alimento más, más que nada.
LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.
JJ: Sí.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Guadalupe Jurado. Me decía, don Guadalupe, que pues se ayudó económicamente.
JJ: Sí, económicamente sí nos ayudamos mucho.
LM: ¿Usted siente que el haber sido bracero cambió su vida de alguna manera?
JJ: De alguna manera cambió, en el tiempo que yo estuve trabajando allá. Sí, sí cambió mucho.
LM: ¿A qué le ayudo a…?
JJ: Me ayudó a, pues simplemente acá, vivía uno de… Tenía que deshacerse de lo poquito del animal que tenía para el fin de comer y en esa temporada pues no, no hubo necesidad en ese entonces. Quiere decir que, pues de mucho nos servía, ¿vedá?, nos sentíamos muy… Por esa parte, pos sabíamos que estábamos, teníamos el alimento seguro cuando menos.
LM: Claro.
JJ: En ese tiempo.
LM: ¿En alguna ocasión tuvo usted oportunidad de hacerse residente de los Estados Unidos?
JJ: Fíjese que sí, en el tiempo que estuve allá mi papá me insistió mucho que me quedara para y el señor nos echaba la mano pa que arregláramos, arregláramos los papeles. Más a nosotros, más que a él, porque él ya estaba grande. Sí, pero más a nosotros y no, no. No, pues yo no pensé que, no me inspiré [aspiré] por aquello. Pos, por luego dije: “No, pues yo vengo a trabajar un tiempo nada más y me regreso”. Y como yo era el más grande, entonces no, no me llamó mucho la ilusión. Hasta después dije: “¡Caray!, si me hubiera quedado allá, tuviera como este otro”. Porque uno de ellos sí quedó y sí llevó su familia a Juárez. Pues él ya estaba casado, también y ya tenía su familia allá, más grande.
LM: Y, ¿cuál fue la razón principal?
JJ: Yo creo la razón principal para que le haya ofrecido arreglar fue eso, que mi mamá no quería salir de ahí, y al salirme yo, al haberme ido yo, se habría quedado sola. Se había quedado sola con los otros más chiquillos, y esa fue la razón de no, y pues no. Porque yo pensaba que, que al arreglar yo, por ley tenía que estar allá y pues no había sido así. Pues habría ido y habría venido. O los habría acercado para allá, pero pues de esas veces que uno está muy ilusionado en su rancho, ahí donde nació, donde se crió y se le hace uno malo deshacerse de lo poco que tiene para irse así como así a otro lado.
LM: Claro.
JJ: Dice: “Ay caray, ¿cómo me voy a deshacer yo de esto nomás para irme para allá? No”.
LM: ¿Se le hacía muy duro?
JJ: Se le hacía muy duro.
LM: Y después…
JJ: Después sí lo lamenté un poquito cuando ya veía, cuando ya vi aquel, aquel señor que pues cambió totalmente su vida. Hasta la fecha vive la familia por ahí por en El Paso.
LM: Claro.
JJ: Ey, después dije: “Mire, yo hubiera arreglado también, pues a lo mejor me hubiera servido”. En eso ya falleció mi mamá y pues ya, bueno pues ni modo, ya ahí nos quedamos.
LM: ¿Nunca más sintió ganas de regresar a Estados Unidos a trabajar?
JJ: No, en eso ya mi papá se salió de allá y se vino por acá, acá a León Guanajuato, para Manzanillo, creo que es donde anduvo. Y no, ya, ya, cambió y ya ahí nos venimos para acá que mi mamá había fallecido, y nos venimos aquí y aquí nos hicimos…
LM: ¿En alguna ocasión regresó usted a trabajar como ilegal?
JJ: No, ya no volví.
LM: Ya no.
JJ: Jamás volví para allá.
LM: ¿Le gustaría que se volviera a implementar el Programa Bracero?
JJ: Pues sí estaría bien o arreglar un medio de, otro medio si bracero o no, algunos papeles legales o digamos residencia, un algo. Porque pos sí ayuda mucha gente y aquí, no hay medios de trabajo, hay pocos medio de trabajo, o sea que yo creo somos muchos ya, aquí en México y no hay en qué ocuparse aquí la gente. Ya uno no, uno ya va de salida, pues ya, ¿qué le busca? Pero pues toda esa gente nueva que hay y que le digo porque como hay gente por allá trabajando y que pues por fin de, de vivir y se ayuda mucha, mucho la gente aquí. Yo viajo aquí a Torreón o a Gómez Palacio a vender mis artículos que vendo y de aquí a Santiago y platico con gente y también dicen: “Oiga, si no fuera por esa gente que hay en Estados Unidos trabajando y que cae ese dinero aquí, pues estaríamos peor, aquí”. Pero pues ahí entra mucho dinero de Estados Unidos aquí.
LM: Así es.
JJ: Así es, sí, así que pues, si se pudiera que arreglaran muchas gentes, como ahora, ahorita que están, ya ve que hay como contrataciones, como que contratan gente por ahí. He oído yo decir por ahí de gentes que se van contratados por seis meses por algo de los trabajos. Pos ta bien, porque se ayuda la gente, ¿verdá? Y se ayuda mucha gente, también, sí. Y así que si arreglaba sus papeles pues no se andaría arriesgando la gente a pasar como anda pasando, y a veces hasta, pues lamentarlo de otra manera, de accidentes o alguna cosa.
LM: Se acabarían esos problemas.
JJ: Se acabarían esos problemas. Y esa gente que se va legalmente, pues, pues mire bien a gusto se va a trabajar por allá. Y no, pues hay veces que sí les dan buena oportunidad. Oiga, mire, de acá del pueblo de nosotros se fueron dos, un sobrino mío, y un hijo de un primo, se fueron juntos a Estados Unidos. Se fueron de mojados. Entraron a trabajar, estuvieron trabajando allá y los agarraron y se vinieron, y ahí en onde los agarraron por aquí me platican ahí los tuvieron y ahí les preguntaron: “¿Quién quiere ir a trabajar tres meses a Estados Unidos?”. “No, pos que yo”. “Tú sabes trabajar, tú estabas trabajando en el campo”. “Sí”. Y les dieron su permiso para trabajar en el Estados Unidos tres meses y tienen permiso. Yo no sé cómo les dieron ese permiso ahí, de ir a trabajar tres meses allá, y están trabajando en Estados Unidos. Y otros que arreglan aquí mismo. Yo no sé cómo, cómo le hacen, o pos hay personas que se dedican a eso, ¿veá?, a arreglarles y a arreglar sus papeles y se van legalmente.
LM: Ahí escucha que hay gente va a trabajar al campo, ¿veá?
JJ: Ey, y esos dos muchachos, primos están trabajando en el campo, trabajan en el campo, no sé qué trabajan, qué trabajo será, en el campo, pero sí trabajan en el campo y ahí mismo les regresaron para atrás en lugar de echarlos para afuera.
LM: Mire. En el tiempo que usted estuvo trabajando por allá, ¿vio americanos trabajando en el campo?
JJ: No, salvo ese, ese señor que le digo, Roy. Era el único que se metía a trabajar con nosotros.
LM: De ahí en más.
JJ: De americano no, yo no vi trabajar en el campo.
LM: O, ¿gente de raza negra?
JJ: No, pos había uno o dos, que iba uno que otro día ahí con nosotros, pero pos uno que otro día se veía por ahí.
LM: Pero normalmente…
JJ: Normalmente puro mexicano. Así puro mexicano, más bien.
LM: Muy bien, don Guadalupe, pues quiero darle las gracias.
JJ: Pues a usted. Pos muy amable por haber dedicado su tiempo a venir a platicar conmigo.
LM: No, es un placer, un honor. A nombre del Instituto de Historia Oral, de la Universidad y en lo personal le damos las gracias por…
JJ: Muy amable, igualmente.
LM: Por habernos compartido su vida y sus experiencias.
JJ: Muy amable, muchas gracias por haberse molestado en esto.
LM: Con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
JJ: Sí, cómo no.
LM: Gracias.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 29 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor José Guadalupe Jurado Pérez en la ciudad de Durango, Durango, el día 29 de mayo de 2003, conducida por Laureano Martínez, para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Buenos días señor Guadalupe, ¿cómo está?
JJ: Buenos días. Bien, gracias.
LM: Me gustaría comenzar esta entrevista, don Guadalupe, preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
JJ: Yo nací el 10 de diciembre de 1935.
LM: ¿En dónde?
JJ: Nací en Puerto de Cañas, Municipio de Canatlán, Durango.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
JJ: Jesús Jurado Gallegos.
LM: Y, ¿su mamá?
JJ: María Concepción Pérez Amaya.
LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
JJ: Somos, bueno, vivos somos cuatro, pero me parece que hubo otros tres más.
LM: Y, ¿ellos murieron al…?
JJ: Murieron chiquitos.
LM: De esos, de esos cuatro, don Guadalupe, usted, ¿qué lugar ocupa?
JJ: Yo soy el mayor de los cuatro que quedamos, sí.
LM: ¿Cuántos hombre y cuántas mujeres?
JJ: Tres hombres y una mujer.
LM: ¿Se acuerda de los nombres?
JJ: Sí, cómo no.
LM: ¿Cómo se llaman?
JJ: Modesto Jurado, Raúl Jurado, María Ester Jurado.
LM: Ella es la más chica.
JJ: Ella es la más chica.
LM: Cuéntenos un poquito, ¿cómo es ese lugar dónde usted nació?, ¿cómo es?
JJ: Es un ranchito pequeño, al pie de la sierra y ahí nos dedicamos a, mis padres ahí pues, agricultores y a criar animales de, como decía mi abuelito: “De gata para arriba, nomás que juera [fuera], y hembra”, decía mi abuelito en aquel tiempo, sí. Y ahí nacimos, ahí nos criamos, ahí nos hicimos viejos.
LM: Ahí, ¿se dedicaron a la agricultura?
JJ: A la agricultura, a criar el animalito, a todo eso.
LM: ¿Tenían tierras propias?
JJ: Tenía unas tierritas propias, él y mi pues mi abuelito, los hermanos de él, mis tíos. Se hicieron de unas tierritas ahí y ahí, al final se salió mi papá de ahí, y se fueron quedando unos con las tierras y de ahí nosotros ya, ya viejo, ya me cansé yo, de ahí ya salí para acá, tengo veinticinco años aquí.
LM: Sí, ya tiene.
JJ: Aquí, en Durango, sí.
LM: ¿Qué sembraba su papá?
JJ: Maíz y frijol nada más.
LM: Maíz.
JJ: Sí.
LM: Dice que tenían unas vaquitas también.
JJ: Vaquitas, chivitas, sí, de todo poquito.
LM: ¿Ésas las vendían?
JJ: Pues sí, de ahí vivía uno, vendía uno el animalito.
LM: Compraban y vendían.
JJ: Sí, pos sí. De ahí comíamos, de ahí todo y era el medio de ahí viví nada más, criar el animal y vivir del animal y de la agricultura, de la poca agricultura en aquel tiempo.
LM: Muy bien. ¿Tuvo usted oportunidad de ir a la escuela?
JJ: Tuve nada más hasta segundo año, yo.
LM: ¿Por qué?
JJ: Porque no había, no había maestro allá, no había escuela, sino que ahí mis papás contrataban a una muchacha, a un muchacho, que supiera un poquito y nos daba clases ahí en un cuartito en una casa.
LM: ¿Aprendió a leer y a escribir?
JJ: Pos mal, mal, fue todo lo que aprendí. Además y al final, ya cuando ya estuve ya grande, entonces ya vieron por hacer una escuelita. Y ya iban maestros y ya mandaban maestros de aquí, ya me registraron y todo, pero yo ya no alcancé eso, ya no alcancé a ir.
LM: ¿Le ayudaba usted a su papá?
JJ: Yo le ayudaba a mi papá, a mis papás. Pues mi papá se jue de con nosotros y quedamos con mi mamá, sí.
LM: ¿A qué edad empezó usted a ayudar?
JJ: A los once años empezamos a trabajar.
LM: ¿Recuerda qué fueron las primeras cosas que hizo para ayudarle?
JJ: Pos sí. Mire, las primeras cosas que yo hice fue ayudarles en el campo. Así chiquito, a caballo, o a pie, como fuera, pero les ayudaba con los animales, a sembrar. Pues ya ve que empieza uno de sembrador, y ya después ya le dan el tronquito ya.
LM: ¿Sembraban con tronco?
JJ: Sembraban con tronco todos, todos. Ahí no había máquinas, no había nada de eso. Todos con su puño y en mano, como dice luego.
LM: De mulas o de…
JJ: De mulas, de caballos, sí. Ellos tenían siempre, ya de burritos no alcanzaron a tener ellos, pero mulas, caballos y bestias.
LM: ¿Cómo era su papá?
JJ: Pos mi papá era una buena persona, fue una buena persona, nada más que pos desgraciadamente, como que hay una, pos hay un cambio de vida, hay un cambio de etapa. No sé por qué, por los problemas que surgen o no sé. Entonces él ya, se echó un poquito al vicio, y le dio por vender los animales e ir acabando con ellos. Al último ya mis tíos ya, pos le llamaron la atención, mi abuelito y todo eso y ya le dijeron: “Mejor vete, deja esa familia, déjala aquí, aquí están con nosotros. Y vete tú a hacer tu vida más delante, porque pos los estás perjudicando aquí”. ¿Vedá?, y todo eso. Y no, pues ya así, dio él por retirarse y ya nos dejó un poquito ahí.
LM: ¿Cuántos años tenía usted cuando eso?
JJ: Yo tenía once años o doce años, a la más, doce sí. Y ya le digo, yo de once años ya quedé, ya mi hermana había nacido en compañía mía, sí, fue la última que nació.
LM: Y, ¿cómo fue la vida?, ¿cómo subsistieron usted y su mamá y sus hermanos después de que él se fue?
JJ: Pues, se sufre un poquito, pero al calor de ellos salimos adelante. Ellos, los tíos, lo hermanos de mi papá y hermanos de mi mamá, nos dieron mucho la mano de chicos, sí, mucho la mano. Y de ahí fue como fuimos saliendo adelante. Ya crecimos, ya mi mamá nos inculcó a cuidar el animal, a ver por él y todo eso. Y ya cambié un poquito la vida, pero ya de por ahí a los quince años en adelante.
LM: ¿Recuerda cuál fue su primer trabajo de paga, cuando estaba chico?
JJ: Yo, pues en el campo no trabajé, es decir en el rancho, no le trabajé a nadie. Gracias a mi padre Dios, así por sueldo, no. Yo les ayudaba ahí a mis tíos y todo y nos daban para comer y todo. No sé cuánto nos darían, o qué nos darían, total que nosotros les ayudábamos así. Pero de sueldos no, porque ya no nos, pos no había trabajo para eso, por ahí una que otra vez.
LM: Trabajaban en lo…
JJ: En lo propio.
LM: En lo propio.
JJ: Sí había trabajos, pero en tiempo de levantar la cosecha nada más. Le trabajábanos a usted y al que necesitaba por ahí, ¿verdad? Los dos, tres días a la semana a lo más, y ya se acababa aquello y ya, nos dedicábanos a cuidar el animal, a…
LM: Claro.
JJ: A seguir navegando ahí, así es.
LM: Don Guadalupe, ¿cuándo se entera usted que se puede ir a trabajar a Estados Unidos como bracero?
JJ: Yo como bracero, mi papá la primera vez me invitó. Después porque él radicó en Juárez mucho tiempo. Entonces ya me invitó para allá, para Juárez y ahí me dijo: “Mira, en tal tiempo va a haber braceros. Si quieres, yo te echó la manita y te vienes para acá. Ya ahorita ya tú puedes, ya puedes trabajar acá”. Y él me ayudó. Él me llevó pa allá a que nos contratamos en Chihuahua y él me llevó a contratar.
LM: Me comentaba que antes de eso usted había cruzado ilegalmente.
JJ: Sí, yo fui una vez, él mismo me llevó una vez.
LM: ¿Cómo se cruzó?
JJ: A Juárez. Me llevó, me invitó para allá y él andaba trabajando en el algodón ahí pasando El Paso luego, por ahí cerquitas. Y me invitó para allá y de ahí él me pasó, él me pasó por el río.
LM: ¿En qué año fue eso?, ¿se acuerda?
JJ: Ahí de sí, ahí sí no recuerdo bien exactamente.
LM: ¿Cuántos años tenía más o menos?
JJ: Debo de haber tenido yo creo como unos dieciséis años, algo así.
LM: Dieciséis, pues muy joven.
JJ: Sí, muy jovencito.
LM: Y, ¿cómo lo pasó?
JJ: Nos pasaron a varios ahí, un señor por entre el agua nadando, en los hombros de ellos nos pasaron de los más grandes que iban.
LM: ¿Era difícil pasar?
JJ: Pues no, no se me hizo difícil, no era difícil en aquel tiempo.
LM: ¿No había mucha seguridad?
JJ: No, ahí nos fuimos que pa lado de, una parte que le nombran Casetas. Por ahí nos sacaron, vamos y atravesamos el río, y pasamos a trabajar allá.
LM: Y, ¿en qué trabajó?
JJ: En el algodón. En la limpia del algodón, y hasta piscar algodón, sí.
LM: ¿Cuánto tiempo estuvo trabajando?
JJ: Debo de haber estado como unos dos meses, dos y días, dos y medio por ahí.
LM: ¿Pagaban bien?
JJ: Pos eran, estaban bien, porque pos, aquí ya ve, aquí no había sueldos. Los sueldos eran diferentes así que sí ganaba uno. No recuerdo si serían $4 o $5 pesos, dólares, ¿verdad? Pos entonces ya era un dinero. Ya le rendía a uno un poquito más.
LM: Dos meses.
JJ: Dos meses.
LM: Y, ¿cómo lo trataba el patrón?
JJ: Bien, bien, bendito sea Dios, muy bien. Muy buen patrón tenía mi papá ahí, sí.
LM: ¿Su papá cambió después?
JJ: Cambió. Cambió mucho, sí.
LM: Qué bueno.
JJ: Cambió mucho. Inclusive aquí falleció, aquí conmigo.
LM: Mire.
JJ: Sí, falleció en León, pues. Pero me lo traje yo para acá y aquí está sepultado, aquí, sí. Ya mi mamá ya había muerto, murió en un accidente. Un accidente de un carro de mulas que yo mismo traía.
LM: ¿En qué año? ¿Cómo fue eso?
JJ: La traía yo en el carro de mulas, la llevaba al doctor. Iba a un médico de aquí de Canatlán a San Lucas de Ocampo, que es el pueblito que nos queda más cercas, y él la estaba tratando de una gripa, pos una infección, algo que traía. Y ya ella estaba un poquito mejor, o ya más o menos bien, pero queriendo lograr la oportunidad de que un día señalado iba al pueblo ese de San Lucas, y para no venir hasta Canatlán, le dije: “Mamá, vamos ahí, vamos a Canatlán”, digo, “vamos a San Lucas, hoy viene el doctor”. Dijo: “Bueno pues, iremos ahí”. Y ya mandé a Raúl, el más chico, que fuera a arrimar las mulas por ahí temprano para irnos en el chasis, en un carro de mulas. Y fue y las buscó y no las encontró. Entonces ya de ahí las, había unas, dos animales de color, y es una laguna ahí por la laguna de Santiaguillo y las divisamos ya más tardecito, y le dije: “Mira, allá vienen los animales. Ve pa que te los traigas, termina de almorzar y vas y te los traes y vamos, al cabo el médico viene por ahí como a las tres de la tarde o cuatro”. Y se fue, se fue y las arrimó y vámonos luego. Pero luego ahí, salimos y al salir, al potrero de las tierras hace una mediana bajadita, pero iba un compadre de ella, con ella y se sentó atrás del carro y a mí espalda y otra en el carro. Y a mi espalda se sentó ella, pero en una sillita de esas bajita de tule que les decían así. Y así en la media vueltecita del camino, y ahí se movió y se fue, se nos fue para, se cayó.
LM: Se cayó.
JJ: Se cayó de arriba del carro, se zafó las vértebras. Y de ahí ya la movías y igualmente al doctor, pero ya me dijo: “No”, dijo, “llévenmela a Canatlán, ahoritita voy yo. Váyase a Canatlán con ella”. Y ya de ahí me la pasaron aquí a Durango, y aquí la regresamos otra vez a Canatlán y ahí se nos murió. Sí, es que se zafó las vértebras de por aquí.
LM: ¿Cuántos años tenía usted?
JJ: Yo tenía, ¿cuántos habré tenido? Yo tenía como dieciocho años cuando murió, como veinte años tenía yo, ya.
LM: Veinte años.
JJ: Yo tenía dos niños, sí, así fue.
LM: Y regresando un poquito, don Guadalupe, de cuando trabajó esos dos meses, ¿se regresó a Durango?
JJ: Me regresé otra vez aquí a mi, mi rancho. Ahí me estuve otra temporada, hasta que ya me invitó mi papá otra vez, de braceros pues. Ésa fue cuando fue de mojado.
LM: Y se fue de bracero.
JJ: Y me fui de bracero.
LM: Y, ¿se fue a Juárez con él?
JJ: Me fui a Juárez con él y de ahí nos venimos a Chihuahua y ya arreglamos los papeles y nos fuimos hasta Anthony, Nuevo México.
LM: ¿Cómo era ese centro de contratación ahí en Chihuahua? ¿Cómo fue que se contrataron que se inscribieron?
JJ: Pos sí, ahí se inscribía uno, habíamos mucha gente, cantidad de gente ahí. Pero luego ahí se acercaba, yo creo por mi papá más conociencia ahí, se acercaba ahí con los que andaban inscribiendo y ya, ya nos inscribió como a cuatro, a cinco que íbamos de compañeros, de aquí de los mismos pueblos. Y nos tocó, nos tocó que pasamos, que nos contrataron.
LM: ¿Era muy grande el lugar ese?
JJ: Era grande, era grande.
LM: ¿Cuánta gente habría ahí?
JJ: No, pos miles gentes, cientos de gentes cuanto menos. No, no sé exactamente, pero sí había mucha gente, mucha gente.
LM: ¿A qué horas llegaron al centro?
JJ: Yo me acuerdo que estuvimos todo un día ahí, oiga. Todo un día estuvimos ahí. Y otro día, me parece otro día o dos, a los dos, tres días salimos de ahí, pero ya contratados, ya con papeles.
LM: ¿Ya había hecho antes el servicio militar?
JJ: Ya lo había hecho.
LM: Ya, ¿cuántos años tendría?
JJ: Pos yo creo, ora verá, no, pos eso ya fue el [19]57.
LM: ¿Le hicieron algún examen médico ahí en el centro?
JJ: Sí, nos hicieron un examen médico a todos ahí.
LM: ¿Cómo fue?
JJ: Pues el examen médico fue general. Un examen general, nos pasaron al doctor, nos examinó bien y todo, lo pesan a uno y todo, y lo revisan ahí.
LM: ¿Lo pesaron?
JJ: Sí, nos pesaron.
LM: ¿Los medían?
JJ: Nos medían.
LM: ¿Qué preguntas les hacían?, ¿se acuerda?
JJ: Pos le preguntaban a uno en qué había trabajado, y más o menos a ver qué conocían del campo, ¿verdad?, de trabajos del campo. Y porque como íbamos a trabajar al campo, me imagino que para eso eran esas preguntas. Lo revisaban a uno sus manos, y a ver que tan finas las tenía yo creo, algo de eso, ¿veá?
LM: Sí, sí.
JJ: Y no, pos ya le dije: “No, pos yo estoy acostumbrado desde chiquillo a pico y pala, pos ahí agarra uno, ayuda a traer leña y todo eso”.
LM: Claro.
JJ: Y: “¿Conoce la mata de algodón?”. “Sí la conozco”. “¿Dónde la conoció?”. “En la laguna”. Porque aquí de chiquillo, me trajo mi mamá de la (ininteligible) aquí en Mermejillo y ahí sembraban algodón.
LM: Claro.
JJ: Entonces yo ya le dije cómo era la mata y todo, y no. “Ya bien, todo está bien”.
LM: ¿Eran mexicanos?
JJ: Había mexicanos y había americanos, también.
LM: Preguntando.
JJ: Ey, preguntando.
LM: ¿Le sacaron sangre ahí?
JJ: Fíjese que no me acuerdo eso, sí.
LM: Que lo hayan inyectado.
JJ: No me acuerdo bien, que me hayan inyectado, no, no me acuerdo. Pero sí, que le hicieran a uno un examen de todo. Pero, pos no, yo creo no me acuerdo si sangre, solamente que así como ahora, así que en el dedo, ya ve que le sacan a uno un poquito de muestra nada más.
LM: ¿Les quitaban la ropa?
JJ: Sí.
LM: ¿Ahí mismo? ¿En Chihuahua?
JJ: Ahí en Chihuahua.
LM: Y, ¿para qué?
JJ: Pos no, para examinarnos, examinarnos, sí examen nada más, que no fuera a tener una infección, alguna enfermedad o algo. “De qué padece”. Le preguntaban a uno los padecimientos que había tenido antes. “No, yo nada”. Gripas y catarros, lo total, calenturas, nomás, nunca he estado internado, nunca, no. Nunca he estado en manos del médico, algún tiempo, no señor, nada.
LM: ¿Le revisaban sus partes nobles?
JJ: Sí, también, sí, todo.
LM: Que no fuera a llevar enfermedades venéreas.
JJ: Sí, ándele, algo de eso, sí. Así es, sí.
LM: Y de ahí, ¿a dónde se fueron?, ¿a dónde los mandaron?
JJ: De ahí ya nos mandaron ahí a El Paso.
LM: ¿En qué los mandaron?
JJ: Ahí llegamos en autobús.
LM: En autobús.
JJ: De Chihuahua en autobús.
LM: ¿Los subían ellos?, ¿ya pagaban el viaje ellos?
JJ: Ya pagaban ellos todo ya, ya uno ya no hacía gastos, y ya ahí a El Paso, de ahí ya nos trasladaron a cada quien a su destino.
LM: ¿Ahí en El Paso los llevaron a algún centro de recepción?
JJ: A un centro de, pos eran ahí, había oficinas ahí, ¿veá?, pero una parte ahí nada más como, pos embarrado así, ¿verdá? Ahí nos tenían, ahí.
LM: ¿Cuánta gente había en ese centro?
JJ: Como unos quinientos habíamos en ese tiempo ahí. Y ya empezaban a salir a diario, a diario se los llevaban.
LM: ¿Ahí le hicieron exámenes médicos también?
JJ: Ahí también nos volvieron a revisar.
LM: ¿Otra vez de todo?
JJ: Otra vez de todo, sí.
LM: Ahí, ¿recuerda si lo inyectaron ahí, o le sacaron sangre?
JJ: No me acuerdo, oiga. No, ya no me acuerdo, pero no.
LM: Pero lo que era el cuerpo.
JJ: Lo que era el cuerpo, sí todo, ey.
LM: ¿La vista?
JJ: La vista, todo eso, sí. Eso sí nos examinaban todo.
LM: Y, ¿ahí también eran americanos?
JJ: Americanos, había casi ahí puro americano, pero habían unos que hablaban español, sí. Entre los que andaban ahí, pos hablaban español también.
LM: ¿Cómo se portaban ellos con ustedes?
JJ: Muy bien se portaban.
LM: ¿Sí?
JJ: Bien se portaban con nosotros, sí. Ahí le daba a uno sus alimentos, hasta el día que sale uno, le daban su lonche para que…
LM: ¿No recuerda que le hayan echado algún polvo insecticida, a usted, o a su ropa?
JJ: Sí, pos a la ropa, sí le echaban, a la ropa sí le ponían un polvo. Luego ya nomás polveaba a uno y las sacudía uno y se la ponía y vámonos, listo.
LM: ¿Qué les daban de comer ahí?
JJ: Pos nos daban lonches así que de jamón con queso, con aguacate, eso nos daban ahí. Unos los tres lonches y su refresco, le daban a uno su bolsita, sus tres lonches, y…
LM: Y, ¿era suficiente? ¿Sí se llenaban?
JJ: No, pos sí, sí le daban tres lonches pos ya llenaba uno, y en la tarde le volvían a dar.
LM: ¿Cuánto duró ahí en ese centro?
JJ: Duramos el resto del día nomás, ese día, y el día que habíamos llegaron todo el día y en la tarde salimos, ya a nuestro destino.
LM: ¿A dónde lo mandaron, don Guadalupe?
JJ: A Anthony, Nuevo México.
LM: ¿En qué trabajó ahí?
JJ: Ahí trabajamos en la limpia del algodón y, hasta piscar algodón. Desde chiquito verlos nacer hasta verlo frutar.
LM: ¿De cuánto?, ¿ahí en ese centro firmó su contrato?
JJ: Ahí lo firmé.
LM: ¿Por cuánto tiempo firmó?
JJ: Por seis meses.
LM: ¿Le explicaron en su contrato las cláusulas, a lo que tenía derecho o no?
JJ: No, no, nomás el tiempo que íbamos a estar, y todo eso, nada más.
LM: ¿Le dijeron cuánto le iban a pagar?
JJ: Pos ahí sí no recuerdo si nos dijieron o no, pos que le dijo ahí, no recuerdo que si ahí nos dijeron lo que íbamos a ganar, sí o no.
LM: Cuénteme, ¿qué hicieron cuando llegaron a la granja?
JJ: Al campo, al campo. No, pos ahí no dieron, ahí nos llevaron a un ranchito, en su rancho de, yo creo que el señor, donde habían muchas viviendas ahí ya nos destinaron un cuarto a cada, a mi papá, pues, y a otros dos señores y a mí. En dos cuartitos, y ahí ya le dijo, tenían ahí su estufita y todo ahí para…
LM: ¿Cómo eran esos cuartitos, de qué?
JJ: Eran de, me parece que pos, eran material, no me acuerdo si eran de madera, pero era como un ranchito, como un pueblito así, como un ranchito, pues, porque era una murallita, unas cuadras ahí.
LM: ¿Estaban bien amuebladas?
JJ: Estaban bien, estaban bien. Bueno, tenían puras camitas de campaña, pero sí, camita individual de campaña. Ya recoge uno su camita y la doblamos y vámonos, al trabajo. Y tenía su estufa, sus trastes. Ya uno, ya después empezaba uno mismo a comprar lo que necesitaba.
LM: Claro.
JJ: Más, más trastecitos. Pero sí le daban a uno para que empezara, ey.
LM: ¿A qué horas empezaban a trabajar?
JJ: A las ocho de la mañana.
LM: A las ocho.
JJ: Ey, para salir a las tres.
LM: De ocho a tres.
JJ: Ey, solamente cuando había más trabajo se quedaba uno más. Ey, según esto le pagan horas extra, cuando había trabajo.
LM: Oiga, don José y, ¿cuánta gente trabajaba ahí?
JJ: Los que estábamos ahí, en ese pueblito, éramos como unos sesenta y cinco, como sesenta y cinco personas con ese patrón.
LM: ¿Un rancho grande?
JJ: Era grande, taba grandecito.
LM: Puro algodón.
JJ: Puro algodón, tomate.
LM: ¿Tomate?
JJ: Tomate también, sí.
LM: ¿En qué mes fue más o menos que empezó usted a trabajar?
JJ: Pos ora verá, yo creo, debemos de haber ido por ahí como en, como en abril, como abril, mayo, por ahí de esos meses. Sí, porque ahí mismo sembraba el algodón, o más bien ya cuando fuimos ya estaba grandecito. Bueno, unos cuadros y otros no. Sí, así que más o menos en esos meses.
LM: ¿Le tocó con su papá?
JJ: Me tocó con él mismo, sí. Sí, con él.
LM: Bien, y, ¿cómo era el trabajo del algodón? Platíquenos a los que no nos damos la idea, ¿cómo es ese trabajo?
JJ: Sí. No, pues el nacimiento del algodón, pos ya ve que lo siembran muy chorriadito. Y ahí lo desahija uno. Ahí me platicaban, o vimos también desahíjan a mano, agachado y a quitarlo y a dejarlo así a cierta medida. No, no uno más o menos de unos…
LM: Veinte.
JJ: Sí, más o menos, y todo el demás lo va uno, lo va uno tirando. Después de nosotros, no. Nosotros ya nos tocó con un azadoncito, y es la medida del azadón.
LM: ¿Cómo era el azadón?
JJ: Chiquito. Un azadoncito con su mango largo, lo agarra uno lo atravesaba, agarra uno de acá y ya le va uno tanteándole el…
LM: Agachado todo el día.
JJ: No.
LM: ¿No?
JJ: No, con el azadón ya es parado.
LM: Ah, okay.
JJ: Ey, ya es parado. Ey, y así lo va uno desahijando. Que ya cuando entra la cultivadora, lo cultiva, después el desyerba igual, con el azadón, ya todo con azadón.
LM: ¿Eran largos los surcos?
JJ: Ey, largos, largos.
LM: ¿Como de cuánto?
JJ: De unos trescientos metros, hasta quinientos metros. Según los cuadros, pero sí, ey. Y ahí trabajamos ya la pisca, pues ya es otra cosa, ya cuando ya afruta, pues sí le dan a uno unos sacos de cien libras, de trescientos libras, de según. No, a mí me daban una chica. También una saquita chica, saca, saca le nombran, pues sacas algo, sí. Ey, ése se lo ponía en las piernas, se la amarra a la cintura. Y ahí le va uno piscando, agarrando de dos surquitos y luego le dan uno ahí, lo traen arrastrando ahí, hasta que la llena.
LM: Hasta que la llena. Y luego, ¿qué hace cuando la llena?
JJ: Luego, ya la llena y ya se la lleva a la traila y ahí está una traila. Ahí ya se la sube, la vacía y vámonos otra vez de nuevo.
LM: ¿Se la pesaban?
JJ: Se la pesaban ahí mismo en la pesa.
LM: ¿Quién la pesaba?
JJ: Ahí pos había un sobrestante, le decían. Ey, y ya ahí un señor se encargaba de ahí pesarlo y a vaciarlo ahí en la traila.
LM: ¿Cuántas libras llegó a piscar usted?
JJ: Pos yo, que me acuerde, llegué a piscar pos hasta unas doscientas libras por ahí, de doscientas para arriba, sí. O menos, a veces cuando, según como estaba el algodón.
LM: Claro.
JJ: En partes mejor, en partes más malito. Sí, porque había unos familiares de nosotros que sus quinientas libras piscaban, cuatrocientas. Había un señor muy bueno para piscar, familiar de nosotros, nuevo, el hombre. No, muy bueno para piscar, sí. Pero así ya, pues de cien libras para arriba, pues ya, ya decimos que ya podíamos…
LM: Pues ya.
JJ: Ganar un centavo.
LM: ¿A cómo les pagaban?, ¿se acuerda?
JJ: No, no me acuerdo. No me acuerdo hasta cuánto nos llegarían a pagar.
LM: De acuerdo a lo que piscaba, ¿verdad?
JJ: Sí, de acuerdo a lo que se piscaba. Así era, sí.
LM: ¿Qué comían?
JJ: Comíamos mejor que en nuestra casa, yo creo, porque…
LM: Sí.
JJ: Sí.
LM: ¿Ustedes se hacían, o les daban?
JJ: Nosotros, no, nosotros nos hacíamos. Íbamos a la tienda y pos ya el papá ya como ellos ya habían estado allá, otros dos señores que eran de Donato Guerra ya habían estado ahí, pues ya conocían mucho de provisión, ¿vedá?, de mandado para comer, oiga. Pues comíamos carne de pollo, de res, de puerco, de todo llevaban.
LM: Lo que querían.
JJ: Sí, y como éramos cuatro o cinco, pues entre todos comprábamos su, mandado para la semana. Si algo nos faltaba, pos ya ellos iban y traían más. Pero casi siempre teníanos mandado, pues ya empezaba uno a trabajar, y ya había con qué.
LM: Y, ¿tortillas?
JJ: También tortillas de harina, lo hacía mi papá, le gustaba mucho hacerlas, sí. Y otro señor que iba de aquí, del pueblo de nosotros, compadre de mi papá, le gustaba mucho hacer tortillas. En la mañana se levantaban temprano y hacía muchas tortillas de harina, pa todo el día, ya para no hacer hasta otro día tempranito.
LM: Y, ¿ustedes llevaban lonche?
JJ: Llevábamos lonche, o como andábamos cerquitas, o sea el ranchito estaba en medio de las tierras, veníamos a comer ahí. Nos daban dos horas para comer, o una hora, hora y media, según. Y ahí comíamos, ahí calientito y ya nos íbamos otra vez, otro ratito en la tarde.
LM: ¿Tenían mayordomo en ese rancho?
JJ: Teníamos mayordomo, sí.
LM: ¿Era americano o era mexicano?
JJ: Era, americano. Era como, pos era nacionalizado, ¿cómo le llaman a los que nacen allá?
LM: ¿Era chicano?
JJ: Chicano, sí. Él era chicano y muy buen señor, muy buena persona, ya un señor ya mayor y ahí traía un hijo con nosotros, un hijo de él.
LM: ¿Se portaba bien?
JJ: Muy bien se portaba el señor, sí. Muy comprensivo los…
LM: ¿Llegaron ustedes a ver a algún patrón?, ¿alguna de las veces?
JJ: Sí, yo sí lo llegué a ver, casi todos los días iba, sí.
LM: Y, ¿cómo los trataba el patrón?
JJ: No, bien, muy risueño era el señor.
LM: ¿Sí?
JJ: Gail Hensey, Gail le decían. Gail Hensey le decían, ey, un señor blanco grandote él.
LM: ¿Hablaba español?
JJ: Hablaba poco, poco.
LM: ¿Qué les decía?
JJ: “Oh, Jesús”. A mi papá. “Jesús”, sí. Y ya me hablaba y platicaba con él y ya se iba, ya decía adiós. No, buena persona, buena persona, ey. Llegaba ahí gritándoles ahí en la, a la a los muchachos ahí en la puerta. Al que necesitaban para hacerle una pregunta o algo, ey.
LM: ¿Recuerda alguna anécdota del patrón?
JJ: Pues, no pues era, ¿cómo le diré? Era como medio bromista él, ahí porque en una ocasión íbamos entre el algodón, ¿veá?, y ya el algodón grandote. Y era medio bromista y le dice a un ahí: “Ahí ta una mata de tomate entre en el algodón, con muchos tomates”. Y empezó uno de los muchachos a comer tomate, y luego nos dice: “¿Qué, qué es?”. “Oh, tomate”, dice. Y le dice así, dice un hombre cagando aquí. (risas) Salió de la mata de tomate. Oiga usted, eso va a salir ahí. Ey, sí. “Oh, mira un hombre cagando aquí”. No, pero era muy, muy buena gente, bueno, con nosotros fue muy bueno, sí.
LM: ¿Cómo era el ambiente de los braceros de ahí en el rancho?, ¿cómo se llevaban ustedes?
JJ: Pos fíjese que ahí nosotros donde estábamos, como nosotros habíamos cinco compañeros conocidos, juntos conocidos, nos llevábanos bien y entre los otros también, no tuvimos dificultad nunca, gracias a Dios. Siempre ahí, pos ya ellos ya hombres grandes. Luego se ponían a tomar ahí sus cervezas el domingo por ahí, no, muy tranquilo. Digo, si alguno quería seguirle pues se salía y se venía por acá al pueblo y por acá ahí.
LM: ¿Estaba lejos el pueblo?
JJ: No, no estaba muy lejos, unos dos kilómetros, estaba el pueblito. Pero no, pero estuvimos a gusto, muy a gusto.
LM: Qué bien.
JJ: Muy a gusto estuve allá.
LM: ¿Qué hacían los fines de semana?
JJ: Pues ya al último nosotros nos veníamos a Juárez, porque acá había familia de nosotros y veníamos a Juárez, uno que otro domingo. Y si no, ahí estábamos todo el día.
LM: A Juárez. Pues no está lejos, ¿verdad?
JJ: No, no estaba muy lejos. No estaba muy lejos.
LM: ¿No tenían problemas para cruzar?
JJ: No, no, nada, nada.
LM: ¿Les dieron a usted o a su papá alguna identificación?
JJ: Una mica.
LM: Una mica.
JJ: Una miquita que yo aquí la, yo la tiré, no la guarde, fíjese. Pos dije: “Aquí, ya pa qué”. Y aquí fue donde yo la, dije: “Pos estos papeles, ¿para qué?”. Y yo guardaba mi miquita con la foto igual, como las identificaciones de ahora, como las que trae uno ahora, sí, así es. Y con esa entraba uno y salía. Sí, no tenía problemas para cazar.
LM: ¿Cómo se portaba la gente ahí en el pueblo con ustedes?
JJ: ¿Ahí con nosotros?
LM: Con los mexicanos
JJ: No, bien, bien, sí. O sea que, pos por ejemplo, si usted no los, trata mal, no les hace ninguna, no. Pos a nosotros, a nosotros nos trataban bien. Llegábamos ahí a la marqueta ahí, y ahí con la señora Mary, Mary le decían a la señora, sí. No, pues le daba mucho gusto que entráramos ahí a comprar ahí con ellos, ahí, sí.
LM: ¿Hablaban español?
JJ: Hablaba poquito español, sí. No, pues, muy buena la señora Mary, Mary le decían todos, sí.
LM: Fíjese.
JJ: Buena señora, y no, ¿para qué va uno a decir que no?, pues, lo trataban mal, o esto lo otro, no, nada.
LM: Claro.
JJ: Nada.
LM: ¿Cada cuándo les pagaban, don Guadalupe?
JJ: Cada quince días.
LM: ¿Les pagaban con cheque o con…?
JJ: Con cheque.
LM: Y, ¿dónde lo cambiaban?
JJ: Ahí en ese pueblito de Anthony.
LM: ¿En cualquier?
JJ: En cualquier marqueta, en cualquier tienda. Ahí las cambiaba uno.
LM: Y, ¿qué le gustaba a usted de Estados Unidos en esa época?, ¿qué se le hacía diferente?
JJ: Pues a nosotros, como nosotros estamos acá acostumbrados a un ranchito muy aislado, ¿vedá?, pues ahí unos pueblitos muy bonitos, muy simplemente al rancho, pues muy bonito ahí, diferente a los de nosotros, donde nos criaríamos nosotros, ¿vedá? Claro que extraña uno su rancho aunque, aunque sea el más feo, aunque sea lo que sea, pero lo extraña.
LM: Claro.
JJ: Pero sí, pues ahí sí lo admira uno, los ranchitos bonitos, todo eso, ey.
LM: ¿Le gustaba?
JJ: Sí, sí me gustaba. Hasta la fecha, ahora hemos ido aquí pa al lado del Chicago con mis hijos que están, están unos en Chicago en, adelante de Chicago, en Wisconsin, y desde que entra uno aquí en Laredo, bien bonito en todas esas partes.
LM: Sí, es muy bonito.
JJ: Y hace dos años que fuimos allá, y comer elotes a Dios dar sí mucho elote allá hay.
LM: Oiga, y, ¿saben igual los elotes allá?
JJ: No, qué, muy sabrosos, unos elotes amarillos, muy sabrosos, sí. Íbamos ahí con un señor donde trabaja uno de mis yernos ahí, y estaban los cuadrotes de maíz. “Corta elotes, corta elotes pa que lleves”. No, si nos da.
LM: Mire, qué bien.
JJ: Sí.
LM: ¿Cuántos de sus hijos viven en Estados Unidos?
JJ: Viven cinco.
LM: Cinco.
JJ: Cinco. Ya casados están ellos allá. Sí, allá están.
LM: Muy bien.
JJ: Allá están.
LM: Vamos a continuar con lo del pago. ¿Mandaba usted dinero?
JJ: Yo mandaba todo mi dinero para acá, lo poquito que, lo mandaba, se lo mandaba a mi mamá. Y a mi señora pues ya, ya tenía teníamos niños, pero vivían con ella.
LM: ¿Ya se había…?
JJ: Ya.
LM: Ya se había casado, dice.
JJ: Sí, pero estaba con mi mamá.
LM: ¿Qué año dice que se casó usted?
JJ: Yo me casé, como el [19]56, [19]55. No es cierto, como el [19]54.
LM: [Mil novecientos] cincuenta y cinco.
JJ: Yo me casé muy nuevo también.
LM: ¿De cuántos años se casó?
JJ: De dieciocho años, así que, espéreme, ¿cuántos tendría? Porque en el [19]57 ya tenía yo el segundo de mis hijos, chiquito, de un año. Sí, como el [19]54, yo creo, [19]55 por ahí.
LM: Y, ¿cuántos años tenía su esposa cuando se casaron?
JJ: Tenía dieciséis años.
LM: Dieciséis, y usted dieciocho.
JJ: Yo dieciocho.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
JJ: Jovita, Jovita Núñez Rivera.
LM: Y me dice que mandaba dinero.
JJ: Sí.
LM: ¿Cómo le hacían para mandar el dinero?
JJ: Pues yo creo en carta registrada.
LM: En carta.
JJ: Al pueblo de San Lucas de Ocampo, ahí iban a recogerlo.
LM: Porque vivían en…
JJ: Sí, vivíamos en un ranchito apartado. Y ahí a San Lucas de Ocampo, ahí sí, ahí había correo y de todo eso, ahí los mandábamos ahí.
LM: ¿Siempre llegó el cheque?
JJ: Siempre, siempre llegó. Siempre llegaba el centavito ahí, sí.
LM: Qué bueno. Y, ¿se escribían también?
JJ: Sí, escribíamos hasta a la casa. No había teléfono, no había nada.
LM: Nada.
JJ: No había nada para allá, sí.
LM: ¿Cada cuándo escribía?
JJ: Pos ahí, pos a veces cada mes, cada quince días, cuando iba mandar uno el dinerito. Más o menos, cada mes. Cada quince días, no, pero cada mes sí, sí cada dos meses.
LM: ¿Qué es lo que le preguntaban o le escribía su familia?, ¿se acuerda?
JJ: Pos sí.
LM: O, ¿qué les platicaba usted?
JJ: Pos sí. No, pos yo les platicaba que era muy bonito y que, ya fácil se hacía ahí de un carrito y todo eso porque era muy fácil para hacerse y que, un día podemos tener uno. “Se vienen para Juárez.” “No, no, nos vamos para Juárez”.
LM: No querían.
JJ: No querían. (risas) “Aquí estamos bien”. Y no, pues, comentaba uno poco de esas cosas pero…
LM: ¿Qué decían?
JJ: “Te encargo mi caballo, te encargo esto, te encargo”. Pos sí, ¿qué más encargaba uno?, ¿verdá?, sí.
LM: Claro.
JJ: Sí, y mis hijos, ¿pos qué más? Así es.
LM: Mire, qué bien.
JJ: Sí, yo estuve muy a gusto.
LM: ¿Qué hacían los fines de semana?
JJ: Ahí nos la pasábamos, echándonos agua con la regadera, nomás. Teníamos un pinadete, me acuerdo que había pinadete en la puerta, y había un primo más o menos de mi edad ahí que estábamos juntos. No, pues a echarnos agua con la manguera ahí porque hacía unos calores del caramba ahí. Sí, y pusimos una, pa poner regadera pusimos un bote agujerado arriba colgado del pinadete y le metíamos la manguera, y ahí estaba la regadera, ahí.
LM: ¿Jugaban alguna cosa?
JJ: Sí, pues no, pues no, casi era eso. Ellos se ponían a jugar su baraja por allá, los hombres grandes, y nosotros no.
LM: ¿Jugaban al béisbol o algo así?
JJ: No, nada de eso, nada de eso, (tren pasando) ahí nos la llevábamos ahí. El domingo que tenía uno de descanso.
LM: Claro.
JJ: Así es.
LM: Mire nomás.
JJ: Pos íbamos a visitar a uno de los muchachos ahí a los ranchitos cerquita ahí, estaban ahí, al hijo del sobrestante, o del mayordomo, pues.
LM: ¿Hicieron amistad con ellos?
JJ: Hicimos mucha amistad con ellos, muy buen muchacho también, ya macizo él, pero muy buena persona.
LM: ¿Encontraron gente por ahí en la zona que hablara español de descendencia mexicana?
JJ: Sí, sí había muchos. Pos ahí trabajaban puros campos de mexicanos, iba uno al pueblo y había muchos mexicanos, muchísimos. Ahí se juntaban los sábados, los domingos. El domingo pues más bien, los sábados en la tarde.
LM: ¿El idioma no fue problema?
JJ: Pues no porque pos ahí había muchos, muchos mexicanos y, o inclusive los americanos, pues había muchos que hablaban español, sí.
LM: Claro, de los mismos americanos.
JJ: Sí, de los mismos americanos. Yo me acuerdo que nosotros, tenía amistad con otro señor, Raúl, yo creo, Roy le decían, Raúl le decían al patrón, nosotros. Muy buen señor, muy buena persona, nos llevaba, nos daba leche, tenía sus vaquitas ahí. Y nos llevaba al ranchito a que le ayudáramos a limpiar allí a cualquier cosa, nos… Ya se nos, yo creo le pedía a mi papá: “Préstame unos muchachos”. Y: “Vénganse, vámonos, vamos con Roy”. Y un viejito chaparrito él, pero muy trabajador, oiga, porque él se metía a trabajar en la labor junto con nosotros, el americano, sí. Y se bajaba y de su camioneta y: “Vente y vámonos aquí y vámonos por aquí”. Nos hacía limpiarle ahí alrededor de su ranchito ahí, y de sus casas. El establo ahí sus vaquitas, pues no establo, eran unas dos, tres vaquitas, yo creo para el gasto, nos daba leche para lleváranos.
LM: Mire. ¿Él era americano?
JJ: Americano.
LM: ¿Pero no era su patrón?
JJ: No, era mi patrón, no era nuestro patrón, pero íbamos de ahí del ranchito de él, con él.
LM: ¿Llegó usted a conocer la familia de él?
JJ: Sí, tenía dos hijas nada más. Dos, dos mujeres, dos muchachas y la señora.
LM: ¿Lo invitaron alguna vez?
JJ: Nos invitaban ahí, a veces nos daban panecitos que hacían ahí las muchachas ahí, y nos sacaba la señora panecitos. “Oh, querer comer tú. Tú ven comer una”. Y nos daban galletitas.
LM: Y la hijas, ¿cómo se portaban?
JJ: No, no, también las muchachas.
LM: ¿Hablaban español ellas?
JJ: No, nomás nos veían ellas. Sí, quién sabe, yo creo que no hablaban, yo creo no hablaban español, pero el señor sí, poco, pero sí. Pero muy buen señor también nos tocó.
LM: Qué bueno.
JJ: Buena persona.
LM: Muy bien.
JJ: Así era, y no, pues nos la pasamos muy a gusto, muy tranquilos, de los… Nomás porque nos renovaban el contrato. No me acuerdo si por otros tres meses, nos renovaban ahí mismo el contrato.
LM: Les renovaron ahí.
JJ: Sí.
LM: ¿Cómo era el proceso de la renovación?
JJ: Pues mire, quién sabe cómo sería, total que nos pidieron la mica y las llevaron al pueblo y, y ahí la renovaron, por otros tres meses.
LM: ¿No tuvo que ir otra vez hasta, salir del país, ni nada?
JJ: No, ahí mismo. Nomás firmarlas, yo creo. Nada más, nada más firmarlas.
LM: Mire, qué bien.
JJ: Firmamos la mica por atrás. Firmamos el contrato.
LM: El contrato.
JJ: Por otros tres meses.
LM: Firmó su extensión.
JJ: Sí.
LM: ¿Qué le dijo él?: “¿Te quieres quedar a trabajar?”.
JJ: Sí nos, sí les preguntaba a los que querían quedarse. No pos ahí casi todos nos quedamos otra vez.
LM: En lo mismo.
JJ: En lo mismo, sí. Porque le estaba quedando trabajo, y ya se le iba a cumplir y nomás ya de lo único que le dije: “Yo quería ir a mi casa.” “Oh, vas esta semana, y luego te vienes”. Ahí le dijo a mi papá, que, que sí, que viniera yo a Durango. Y en una semana, una semana vine y me regresé. Dije: “A ver si no tengo problemas”. No, no tuve nada, nada.
LM: ¿No tuvo problemas en la pasada?
JJ: Nada, para pasar otra vez no.
LM: Y, ¿cómo lo recibieron por acá cuando vino?
JJ: Bien. No, pos bien, bien, a gusto, sí.
LM: ¿Era duro volverse a ir?
JJ: No, no era, no era, yo estaba a gusto, de todas maneras también allá y otros tres meses iba a servir y ya.
LM: ¿La familia qué decía?, ¿estaba de acuerdo?
JJ: Sí estaba de acuerdo, también.
LM: ¿Sabían que iba a usted a…?
JJ: Sabían que iba otra vez a regresar, a regresar y que iba a trabajar otra vez, sí. Y pos de ahí estábamos viviendo, pos, ¿qué remedio tenía?
LM: Claro.
JJ: Sí, de ahí vivimos esa temporada, así es.
LM: ¿Recuerda don Guadalupe que haya habido alguna queja ahí entre los compañeros en el trabajo o algo?
JJ: No, oiga.
LM: ¿Algo que no les haya gustado?
JJ: No, no. En cosas del trabajo, no. Ahí todos estuvieron muy, muy a gusto, ahí con ese señor, con el patrón, porque no, no había problemas. Todos traían su pago, pos en la mañana ya estaba ahí, salíamos el sábado, salíamos a medio día a las dos, a las doce, según, y ya estaba ahí el cheque de cada uno.
LM: ¿Alguna vez le quedaron a deber algo?
JJ: No, nada, nunca.
LM: ¿Era puntual el señor?
JJ: Era puntual el señor. Siempre las traiba don Jesús, se llamaba Jesús el señor y nos traiba nuestros cheques ahí.
LM: ¿Le tocó ir al cine por allá?
JJ: No, nunca.
LM: ¿Al pueblo?
JJ: No, nunca fuimos.
LM: ¿Algún restaurante?
JJ: Nunca fuimos acá, no.
LM: Puro trabajo.
JJ: Puro el trabajo nomás. Del trabajo a la casa, donde veníamos al cine era cuando, pues unas dos veces o tres venimos a Juárez. Nos tocó venir a Juárez, era cuando veníamos al cine.
LM: ¿Qué familiares tenía en Juárez?
JJ: Había unas primas, una prima nada más en Juárez, sí.
LM: Y, ¿se venían el sábado saliendo?
JJ: Veníamos aquí el sábado.
LM: Y, ¿cuándo se regresaban?
JJ: Nos regresábamos el domingo en la tarde, pa estar ahí el lunes tempranito.
LM: ¿Cómo era la pasada ahí en el puente cuando iban y venían?
JJ: No, pos no había problema, haciendo su filita, ahí en su fila salía y, y ya la entrada igual, vámonos.
LM: ¿Se venían en autobús?
JJ: En autobús hasta El Paso. Y nos bajábamos ahí en la Placita de los Lagartos, ahí lo bajaban a uno. Por ahí estaba cerca de la oficina, me acuerdo, y de ahí salíamos para, ya caminando para Juárez.
LM: ¿En alguna ocasión le tocó que fuera alguna autoridad mexicana, algún cónsul?
JJ: Ahí al autobús, no.
LM: ¿Al rancho?
JJ: Al rancho sí.
LM: ¿Al rancho sí?
JJ: Como, ¿qué sería? Pos no sé si inmigración, yo creo algo así por, ¿vedá?
LM: Ajá. Y, ¿que les…?
JJ: Como unas dos veces, yo creo nada más, nos pedían los papeles nada más. Y nos saludaban, nos saludan con buena atención y los papeles sí. “Oh, okay, okay”.
LM: ¿Cargaban ustedes siempre?
JJ: Cargábamos, sí. La mica la tráiba uno siempre en la bolsa.
LM: ¿Les dijeron que la cargara?
JJ: Que la cargara uno en la bolsa, sí. Y ahí la traíamos siempre.
LM: Muy bien.
JJ: Si por algo a alguno se le olvida: “No, pos está en mi casa”. “Oh, ¿sí la tienen?”. Y ya los mismos compañeros: “Sí, sí la tiene”. “Okay”.
LM: Entonces duró, duró otros tres meses.
JJ: Otros tres meses más, sí.
LM: Y, ¿luego se regresó a…?
JJ: Ya nos regresamos, ya se acabó el contrato, se acabó el trabajo y nos regresamos. Pos ahí yo creo fue el último año que hubo contratación, pos ya no me acuerdo que fuéramos otra vez. A lo mejor ya fue la última vez, no me acuerdo si habría después.
LM: ¿Nomás esa vez fue usted?
JJ: Nomás esa vez fui yo. Nomás esa vez.
LM: Y, ¿qué pensaba cuando regresó?, ¿no extrañaba allá?
JJ: Pues sí extrañaba uno porque pos, extrañaba el cheque y todo eso, ¿veá?
LM: Claro.
JJ: El centavito, pos sí, sí lo extrañaba uno, cómo no, sí.
LM: ¿Le daban ganas de regresar?
JJ: Me daban ganas de regresar otra vez, otra temporada a trabajar. Sí, sí porque, pos tal vez por eso que estuvimos muy a gusto y si nos hubieran tratado mal o algo, ¿veá?, a lo mejor que no.
LM: Claro.
JJ: Pero como estuvimos muy a gusto, pos muy tranquilos.
LM: ¿Recuerda alguna anécdota de ahí del trabajo entre los compañeros, algo divertido?
JJ: Pues no, no.
LM: Los familiares que tenían en Juárez, ¿no iban a visitarlos a ustedes allá?
JJ: No, no. Había una prima nada más la que había ahí, pero no, ella no iba, no iba.
LM: Entonces me dice de La Migración, iban y les pedían…
JJ: Sí.
LM: Las identificaciones.
JJ: Nada más, nada más.
LM: ¿Muy amables ellos?
JJ: Muy amables.
LM: ¿Se portaban bien?
JJ: Se portaban bien. Llegaban, se paraban ahí en el rancho, si era el domingo, se paraba y: “¿Cuántos hay aquí?”. “Pos tantos”. Que siempre hablaba uno español. Y no, pos ya los que había: “¿Pos estaban todos aquí?”. “No, no están todos, algunos andan fuera”. “Ellos traen sus papeles”. “Sí”. “¿Trae su mica?”. “Sí”. “Ya, okay”.
LM: ¿Ahorró dinero usted en esos…?
JJ: Pues sí, sí ahorraba por ahí un poquito. Y lo mandábamos para acá, siempre a aquí a la casa porque pos taban apenas acá, sí.
LM: ¿Qué dejaba para sus…?
JJ: Sí, para mis gastos.
LM: Para lo necesario.
JJ: Para lo necesario, como los sábados se iba uno a traer su… En la tarde ya, el sábado en la tarde que ya salía, ya traiba su cheque, se iba a traer el mandado y ya tenían para la semana. Pero si algo faltaba, pos no le faltaba a uno un centavito en la bolsa. Dejar algo por ahí para lo que se ofrecía.
LM: ¿Su papá también se quedó?
JJ: También él se quedó, sí, pues él siguió allá, no sé hasta cuánto tiempo duraría más él allá, sí. Porque como él vivía ahí, en Juárez, ahí se la llevó casi siempre por allá, por Estados Unidos, él estaba allá. Yo me vine hasta acá, hasta mi casa.
LM: Cuando se vino que se le terminó su contrato, ¿ellos lo regresaron a La Asociación?, ¿lo regresaron al centro?
JJ: Sí, nos regresaron al centro de donde mismo nos sacaron, ahí nos, ahí nos mandaron.
LM: Y de ahí los…
JJ: De ahí nos conducieron ya para juera.
LM: Los mandaron en autobús.
JJ: Sí.
LM: Y, ¿en qué se regresó hasta Durango?
JJ: Yo, en autobús.
LM: ¿Cuántas horas se hacían en autobús?
JJ: No pos, son como trece horas, de aquí a Durango.
LM: ¿Venían varios?
JJ: Pos yo me acuerdo que veníamos a uno, uno de aquí del lado de Corneto y yo y uno Donato Guerra, tres conocidos. Nada más veníamos tres en el autobús, sí. Ahí ellos se quedaron, uno se quedó ahí en el crucero de San Juan del Río, el que iba para el Municipio de Corneto, y el otro se vino hasta acá.
LM: ¿Qué traía usted de allá, qué les trajo?
JJ: ¿Pos qué traía? Pos un vestidito para mi amá, ropita para mis niños, para mis hermanos, un lo que juera, una camisa, algo para cada uno, sí, y ya.
LM: ¿Radio, algo más?
JJ: Poquitos centavitos, sí. Me traje un radiecito también de allá.
LM: Un radio.
JJ: Sí, un radiecito. Pos era lo que, mi ilusión a veces.
LM: Había pocos radios.
JJ: Había pocos, sí. Sí, pos casi no había. Casi no había, pero sí, era mi ilusión traer una camisa, por ahí, un pantalón.
LM: Y, ¿en qué trabajó cuando regresó, don Guadalupe?
JJ: Aquí a mi pueblo. No, pos lo mismo, seguimos en lo mismo.
LM: La agricultura.
JJ: La agricultura, y a navegar con los animalitos, poquitos ahí, pero teníamos que ver por ellos, cuidarlos, sí. Y ya le digo, yo nunca trabajé sino hasta que caí aquí, hasta que caí aquí.
LM: Después se vino a Durango.
JJ: Me vine.
LM: ¿En qué año se vino a Durango?, ¿se acuerda?
JJ: Ah, pos hace, ora verá, hace veinticinco años, veinticinco años que caí aquí, así que yo creo que, caímos aquí como, ¿cuánto será, oiga?
LM: ¿En el [19]80, por ahí más o menos?
JJ: En el [19]80, setenta y…
LM: [Mil novecientos] setenta y ocho.
JJ: [Mil novecientos] setenta y ocho, por ahí, sí.
LM: Y aquí, ¿a qué se dedicó?
JJ: Aquí caí a trabajar a una casa, de una tienda de composturas de ropa, ey. Y entré a trabajar con un primo. Como no queriendo, un día vine a visitarlo y él tiene una tienda de esa de compostura de ropa, aquí mismo, aquí en Durango y jui yo ahí a visitarlo y le dije: “Oye, pos ya me deberías de ocupar aquí”. Dijo: “¿De veras quieres trabajar?”. “Sí, de veras”. “¿A poco te vienes ya?”. “Sí, sí me vengo”. “¿De verás, en serio?”. “Sí”. Y como acá ya estábamos un poco reducidos porque entró en el lienzo, o sea el lindero del ejido con la pequeña propiedad, estaban pegados, y echaron el lienzo y nos quedó muy reducido ahí, en las tierritas de mis abuelitos de mis papás, y ya nos quedó muy reducido. Y ya después crecieron mis hijos y no teníamos más que una tierrita para sembrar, nada más yo. Y, ya ellos no quisieron sembrar a eso que le nombra uno a medias. Sembramos un año y no les gustó porque trabajamos mucho y pos para irle a llevar la cosecha al patrón hasta dentro la casa y ya no quisieron, no les gustó mucho.
LM: ¿Por qué no?
JJ: No, no me dijeron, no. “Pos vámonos mejor. Vaya y compre por allá un terrenito, un algo”. Vine y compré este terrenito y, y hicimos ahí unos dos cuartitos y nos venimos para acá. Pero ya, ya ahí empezamos, yo. Pero ya tenía yo trabajo ahí seguro. Ahí con él, con mi primo, ahí duré… De ahí me pensioné, ahí duré veintidós años trabajando con él.
LM: Veintidós años.
JJ: Sí.
LM: ¿Qué hacían?, ¿bastillas?
JJ: Bastillas, cierres, hacían ropa primero, no, pura ropa de dama todo. Y ya después venían las composturas, que el largo del saco, que el largo de la camisa, que el cuello de la camisa, bueno, algo. Quitarle la campana al pantalón, hacérselo un short, algo y todas esas cosas.
LM: ¿Le daba bien el negocio?
JJ: Sí, pos sí, sí dejaba, todavía lo tiene mi primo, todavía fíjese. Y ya de ahí me pensionó, me pensioné yo. Y ya me dediqué ya a vender mis llaveros, yo vendo llaveros de alacrán.
LM: ¿Llaveros de alacrán?
JJ: El llavero de ese de resina de alacrán.
LM: Artesanales.
JJ: Artesanía, ey.
LM: Mire, y, ¿de dónde consigue los alacranes?
JJ: A mí me los mandan el llavero ese de México.
LM: De México.
JJ: De México, el patrón es de aquí de Durango, pero aquí por medio de mis hijos, de los más chiquitos. De esos que venían chiquitos, que ahora, que ahora son hombres. Entonces, por medio de ellos, ellos los conocieron por allá en el centro, esos los señores y vinieron hasta aquí y ellos vendían eso. Ya después me dejaron a comisión a mí de venderlos. Y hasta ahorita todavía.
LM: Y, ¿el llavero se lo mandan de México?
JJ: De México y yo lo distribuyo de aquí. Yo lo, yo lo…
LM: O sea, ya lo mandan con el alacrán y todo.
JJ: Ya, ya listo.
LM: Mire.
JJ: Sí.
LM: Qué bien. Yo creí que los hacían aquí en Durango.
JJ: No, no, allá lo hacen en México. El señor es de aquí pero, por la, simplemente la resina no la consigue aquí. Tuvo que irse a México para ir… Ya trabajó todo eso, ya tiene muchos años de trabajar él.
LM: Muy bien. Le quería preguntar de cuando estaba allá todavía, ¿alguna ocasión fueron a misa?
JJ: Allá sí, los domingos íbamos a misa. Sí yo llegué a ir varios domingos a misa.
LM: ¿Ahí mismo?
JJ: Ahí mismo, ahí en el pueblito, en Anthony.
LM: ¿Era en inglés o en español?
JJ: En las dos, en las dos formas. Pero la misa de doce casi siempre era español, también había en español. Y como había mucho ameri[canos], mucho mexicano también, sí. Igual como hay ahorita también, como en Chicago nos ha tocado muchas veces ir a misa. Cuando hemos a estar allá vamos a misa y también la hay en español y hay en inglés. Uno ya sabe el horario de ir a oír misa a esa hora.
LM: Muy bien, ¿le tocó estar por allá en alguna ocasión en Semana Santa?
JJ: No, no, en Semana Santa no.
LM: ¿Para el 16 de Septiembre?
JJ: En esa sí, pero nos la pasamos ahí dormidos.
LM: ¿No celebraron allá nada?
JJ: No, ahí en el ranchito donde estábamos no. Y luego eran como dos kilómetros siempre para ir al pueblito. Pero no, pos íbamos nomás a traer el mandado, regrésate para atrás.
LM: Claro.
JJ: Cualquier vueltecita y estábamos por ahí, íbamos. Ya otro día no íbamos, los domingos no.
LM: ¿Navidad le tocó en alguna ocasión?, ¿pasó Navidad por allá?
JJ: Pos sí, nos tocó también allá Navidad, sí.
LM: ¿Qué hicieron?
JJ: Ahí, igual, nomás de comer y ya. Pero no salíamos del, del ranchito, no.
LM: ¿Hicieron alguna cena?
JJ: Ahí, hacíamos cada quien lo que podíamos.
LM: Claro.
JJ: Ey, nada más, ey. Pos sí nos tocó también estar por ahí.
LM: Oiga, don Guadalupe, quiero preguntarle ya para ir finalizando con la entrevista, para usted, ¿qué recuerdos le trae, o qué emoción le causa el término bracero?
JJ: Pues para mí me recuerda más que nada, un medio de vida bueno que fue para nosotros en ese tiempo. O sea, en el tiempo que nosotros trabajamos allá, pos después de pasárnosla bien a gusto, pos contentos porque estábamos ganando un centavito y que sabía uno que acá le rendía a su familia, en México, y pos fue un tiempo bonito que sabíamos que cuando menos no tenían hambre acá y que tenían un centavo a la mano, sí. Y no, pos a la mejor que no hay gente, a la mejor que no hay gente.
LM: Muy bien. Sus experiencias de haber sido bracero, ¿son positivas?
JJ: Son positivas, sí.
LM: Qué bien.
JJ: Sí, son positivas.
LM: ¿Se siente usted orgulloso de haber…?
JJ: Yo me sentí orgulloso de haber ido a trabajar un tiempo allá, (tocando puerta) ey. Más que nada porque le digo, económicamente, pos en ese tiempo nos sentíamos muy bien, mejor, sí.
LM: Claro. ¿Se ayudaban?
JJ: Nos ayudábamos.
LM: Económicamente.
JJ: Económicamente nos ayudaba mucho, con mucha ayuda, sí cómo no.
LM: ¿Le sirvió para educar a sus hijos?
JJ: Sí, sí. Para el alimento más, más que nada.
LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.
JJ: Sí.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Guadalupe Jurado. Me decía, don Guadalupe, que pues se ayudó económicamente.
JJ: Sí, económicamente sí nos ayudamos mucho.
LM: ¿Usted siente que el haber sido bracero cambió su vida de alguna manera?
JJ: De alguna manera cambió, en el tiempo que yo estuve trabajando allá. Sí, sí cambió mucho.
LM: ¿A qué le ayudo a…?
JJ: Me ayudó a, pues simplemente acá, vivía uno de… Tenía que deshacerse de lo poquito del animal que tenía para el fin de comer y en esa temporada pues no, no hubo necesidad en ese entonces. Quiere decir que, pues de mucho nos servía, ¿vedá?, nos sentíamos muy… Por esa parte, pos sabíamos que estábamos, teníamos el alimento seguro cuando menos.
LM: Claro.
JJ: En ese tiempo.
LM: ¿En alguna ocasión tuvo usted oportunidad de hacerse residente de los Estados Unidos?
JJ: Fíjese que sí, en el tiempo que estuve allá mi papá me insistió mucho que me quedara para y el señor nos echaba la mano pa que arregláramos, arregláramos los papeles. Más a nosotros, más que a él, porque él ya estaba grande. Sí, pero más a nosotros y no, no. No, pues yo no pensé que, no me inspiré [aspiré] por aquello. Pos, por luego dije: “No, pues yo vengo a trabajar un tiempo nada más y me regreso”. Y como yo era el más grande, entonces no, no me llamó mucho la ilusión. Hasta después dije: “¡Caray!, si me hubiera quedado allá, tuviera como este otro”. Porque uno de ellos sí quedó y sí llevó su familia a Juárez. Pues él ya estaba casado, también y ya tenía su familia allá, más grande.
LM: Y, ¿cuál fue la razón principal?
JJ: Yo creo la razón principal para que le haya ofrecido arreglar fue eso, que mi mamá no quería salir de ahí, y al salirme yo, al haberme ido yo, se habría quedado sola. Se había quedado sola con los otros más chiquillos, y esa fue la razón de no, y pues no. Porque yo pensaba que, que al arreglar yo, por ley tenía que estar allá y pues no había sido así. Pues habría ido y habría venido. O los habría acercado para allá, pero pues de esas veces que uno está muy ilusionado en su rancho, ahí donde nació, donde se crió y se le hace uno malo deshacerse de lo poco que tiene para irse así como así a otro lado.
LM: Claro.
JJ: Dice: “Ay caray, ¿cómo me voy a deshacer yo de esto nomás para irme para allá? No”.
LM: ¿Se le hacía muy duro?
JJ: Se le hacía muy duro.
LM: Y después…
JJ: Después sí lo lamenté un poquito cuando ya veía, cuando ya vi aquel, aquel señor que pues cambió totalmente su vida. Hasta la fecha vive la familia por ahí por en El Paso.
LM: Claro.
JJ: Ey, después dije: “Mire, yo hubiera arreglado también, pues a lo mejor me hubiera servido”. En eso ya falleció mi mamá y pues ya, bueno pues ni modo, ya ahí nos quedamos.
LM: ¿Nunca más sintió ganas de regresar a Estados Unidos a trabajar?
JJ: No, en eso ya mi papá se salió de allá y se vino por acá, acá a León Guanajuato, para Manzanillo, creo que es donde anduvo. Y no, ya, ya, cambió y ya ahí nos venimos para acá que mi mamá había fallecido, y nos venimos aquí y aquí nos hicimos…
LM: ¿En alguna ocasión regresó usted a trabajar como ilegal?
JJ: No, ya no volví.
LM: Ya no.
JJ: Jamás volví para allá.
LM: ¿Le gustaría que se volviera a implementar el Programa Bracero?
JJ: Pues sí estaría bien o arreglar un medio de, otro medio si bracero o no, algunos papeles legales o digamos residencia, un algo. Porque pos sí ayuda mucha gente y aquí, no hay medios de trabajo, hay pocos medio de trabajo, o sea que yo creo somos muchos ya, aquí en México y no hay en qué ocuparse aquí la gente. Ya uno no, uno ya va de salida, pues ya, ¿qué le busca? Pero pues toda esa gente nueva que hay y que le digo porque como hay gente por allá trabajando y que pues por fin de, de vivir y se ayuda mucha, mucho la gente aquí. Yo viajo aquí a Torreón o a Gómez Palacio a vender mis artículos que vendo y de aquí a Santiago y platico con gente y también dicen: “Oiga, si no fuera por esa gente que hay en Estados Unidos trabajando y que cae ese dinero aquí, pues estaríamos peor, aquí”. Pero pues ahí entra mucho dinero de Estados Unidos aquí.
LM: Así es.
JJ: Así es, sí, así que pues, si se pudiera que arreglaran muchas gentes, como ahora, ahorita que están, ya ve que hay como contrataciones, como que contratan gente por ahí. He oído yo decir por ahí de gentes que se van contratados por seis meses por algo de los trabajos. Pos ta bien, porque se ayuda la gente, ¿verdá? Y se ayuda mucha gente, también, sí. Y así que si arreglaba sus papeles pues no se andaría arriesgando la gente a pasar como anda pasando, y a veces hasta, pues lamentarlo de otra manera, de accidentes o alguna cosa.
LM: Se acabarían esos problemas.
JJ: Se acabarían esos problemas. Y esa gente que se va legalmente, pues, pues mire bien a gusto se va a trabajar por allá. Y no, pues hay veces que sí les dan buena oportunidad. Oiga, mire, de acá del pueblo de nosotros se fueron dos, un sobrino mío, y un hijo de un primo, se fueron juntos a Estados Unidos. Se fueron de mojados. Entraron a trabajar, estuvieron trabajando allá y los agarraron y se vinieron, y ahí en onde los agarraron por aquí me platican ahí los tuvieron y ahí les preguntaron: “¿Quién quiere ir a trabajar tres meses a Estados Unidos?”. “No, pos que yo”. “Tú sabes trabajar, tú estabas trabajando en el campo”. “Sí”. Y les dieron su permiso para trabajar en el Estados Unidos tres meses y tienen permiso. Yo no sé cómo les dieron ese permiso ahí, de ir a trabajar tres meses allá, y están trabajando en Estados Unidos. Y otros que arreglan aquí mismo. Yo no sé cómo, cómo le hacen, o pos hay personas que se dedican a eso, ¿veá?, a arreglarles y a arreglar sus papeles y se van legalmente.
LM: Ahí escucha que hay gente va a trabajar al campo, ¿veá?
JJ: Ey, y esos dos muchachos, primos están trabajando en el campo, trabajan en el campo, no sé qué trabajan, qué trabajo será, en el campo, pero sí trabajan en el campo y ahí mismo les regresaron para atrás en lugar de echarlos para afuera.
LM: Mire. En el tiempo que usted estuvo trabajando por allá, ¿vio americanos trabajando en el campo?
JJ: No, salvo ese, ese señor que le digo, Roy. Era el único que se metía a trabajar con nosotros.
LM: De ahí en más.
JJ: De americano no, yo no vi trabajar en el campo.
LM: O, ¿gente de raza negra?
JJ: No, pos había uno o dos, que iba uno que otro día ahí con nosotros, pero pos uno que otro día se veía por ahí.
LM: Pero normalmente…
JJ: Normalmente puro mexicano. Así puro mexicano, más bien.
LM: Muy bien, don Guadalupe, pues quiero darle las gracias.
JJ: Pues a usted. Pos muy amable por haber dedicado su tiempo a venir a platicar conmigo.
LM: No, es un placer, un honor. A nombre del Instituto de Historia Oral, de la Universidad y en lo personal le damos las gracias por…
JJ: Muy amable, igualmente.
LM: Por habernos compartido su vida y sus experiencias.
JJ: Muy amable, muchas gracias por haberse molestado en esto.
LM: Con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
JJ: Sí, cómo no.
LM: Gracias.
Fin de la entrevista
Interviewer
Martínez, Laureano
Interviewee
Jurado Pérez, José Guadalupe
Location
Durango, Durango, México
File Name Identifier
Jurado_Perez_DGO018
Citation
Martínez, Laureano and Jurado Pérez, José Guadalupe, “José Guadalupe Jurado Pérez,” Bracero History Archive, accessed November 24, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/208.