José María Aguilar García
Title
José María Aguilar García
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: José María Aguilar García was born on March 19, 1933, in Casa Blanca, Michoacán, México; his parents were campesinos on a small ranch where he and his ten siblings were born; when he was roughly eight years old, his mother died; although he did not know how to read or write, he did learn how to work in agriculture and care for livestock; for a short time his father and brother were braceros; in the early fifties he also enlisted in the bracero program, and he primarily worked in California; after the program ended he was able to obtain legal documentation and permanently settle in the United States.
Summary of Interview: Mr. Aguilar briefly recalls his family and childhood; he talks about coming to Brawley, California, illegally when he was nineteen years old and learning how to clean and prune lettuce crops; his time in Brawley served him greatly, because not only did he learn how to care for crops, he was also able to obtain a new eighteen month contract from his boss there while he was working another forty-five day contract in Arizona; on several occasions he passed through the reception center in Calexico, California, which he describes as very bad, primarily because of the way they were deloused; he goes on to chronicle the various worksites, living and housing conditions, provisions, treatment, duties, payments, deductions, remittances, contract renewals, and recreational activities; in addition, he mentions working in Salinas, California, when his father became ill and receiving a three day pass from his employer to visit him in Mexicali, Baja California, México; he also discusses an instance in which the food made him sick; when he complained, he was transferred to a new work location; after the program ended he was able to obtain legal documentation and permanently settle in the United States; overall, he has positive memories of having worked as a bracero, because he was able to send his children to school and generally help his entire family live a better life.
Summary of Interview: Mr. Aguilar briefly recalls his family and childhood; he talks about coming to Brawley, California, illegally when he was nineteen years old and learning how to clean and prune lettuce crops; his time in Brawley served him greatly, because not only did he learn how to care for crops, he was also able to obtain a new eighteen month contract from his boss there while he was working another forty-five day contract in Arizona; on several occasions he passed through the reception center in Calexico, California, which he describes as very bad, primarily because of the way they were deloused; he goes on to chronicle the various worksites, living and housing conditions, provisions, treatment, duties, payments, deductions, remittances, contract renewals, and recreational activities; in addition, he mentions working in Salinas, California, when his father became ill and receiving a three day pass from his employer to visit him in Mexicali, Baja California, México; he also discusses an instance in which the food made him sick; when he complained, he was transferred to a new work location; after the program ended he was able to obtain legal documentation and permanently settle in the United States; overall, he has positive memories of having worked as a bracero, because he was able to send his children to school and generally help his entire family live a better life.
Creator
Sifuentez, Mario
Aguilar García, José María
Subject
bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
José María Aguilar García
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini disc
Duration
1:15:00
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: José María Aguilar García
Fecha de la entrevista: 20 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Mario Sifuentes
This is Mario Sifuentes, interviewing José María Aguilar García, in Coachella, California, May 20th, 2006 for the Oral Bracero History Project.
MS: Bueno, vamos a comenzar a que me platique un poquito de su niñez, ¿dónde nació?, si tenía una familia grande o pequeña, ¿cuántos hermanos o hermanas tenía?
JA: Éranos once entre todos.
MS: ¿Once?
JA: Sí.
MS: Y, ¿era como el mayor o menor o en dónde quedaba usted?
JA: Era de los más chicos.
MS: Uno de los más chicos.
JA: Cuatro hermanas y seis…
MS: Seis hermanos. Y, ¿en dónde nació?
JA: En Casa Blanca, Michoacán.
MS: En Michoacán. Y su papá y su mamá, ¿a qué se dedicaban?
JA: Pues eran campesinos, trabajaban en las tierritas, era todo lo que hacía ahí en su rancho ahí donde nacimos nosotros, donde nos criamos todos.
MS: ¿Sí?
JA: Era un rancho chiquito, no muy grande.
MS: Y, ¿fue a la escuela?
JA: Muy poco.
MS: Muy poco, trabajó.
JA: Esque nos sacaban de la escuela para cuidar los animales, tenían muchos animales y no había quién los cuidara.
MS: ¿Ustedes los cuidaban?
JA: Los puros huerquitos íbamos, no aprendimos casi nada.
MS: ¿No?, ¿aprendió a leer y a escribir?
JA: Nada, nada.
MS: ¿No, nada, nada? So, aprendió después.
JA: No, nada tampoco.
MS: ¿No?
JA: No.
MS: Y, ¿cuál fue su primer trabajo, ahí en el rancho o tuvo otro trabajo?
JA: Trabajando con los, arriando yuntas, en la labor, escardando maíz, todo eso.
MS: ¿Todo?
JA: Y ya pues de enero pues echa, sale toda la cosecha.
MS: Sí.
JA: De muy chico, de catorce, quince años, hasta la fecha todavía.
MS: ¿Sí? Todavía anda en el campo.
JA: En el campo, cada cuando. Pues ya muy poco, no mucho.
MS: Sí. Y, ¿sus hermanos vinieron a Estados Unidos antes de usted o no?
JA: Nomás mi papá vino como unas dos veces nomás.
MS: ¿Nomás?
JA: Ey. Los hermanos grandes también, pero esos ya fallecieron.
MS: ¿Pero vinieron a trabajar alguna vez?
JA: Ey.
MS: ¿Sí? ¿De braceros también?
JA: De braceros también.
MS: So, ¿así aprendió usted del programa o se enteró de otra manera?
JA: No, yo pasé pa fuera… A los diecinueve yo pasé de alambre para acá de Brawley y me gustó andar trabajando, piscando algodón, que nos pagaran todos los días. Todo, cada pesada nos pagaban.
MS: Oh, ¿sí?
JA: Y ahí donde entonces pa cuando nos agarraba La Migra, ya traíamos dinero y regresaba de vuelta pa atrás y así andábamos.
MS: ¿Sí?
JA: Y hasta que dije: “Ah cabrón, [es]tá mejor que andar piscando allá ajuera el algodón, aquí”. Pero, se andaba escondiendo uno, durmiendo entre las hierbas, durmiendo ahí debajo de la mata del algodón. Haciendo un tendido, como colchón. Mucho batallarle a la vida.
MS: ¿En qué años vino a buscar la primera vez que vino?
JA: La primera vez fue en el [19]54.
MS: ¿[Mil novecientos] cincuenta y cuatro? So, ¿vino sin contrato o vino con contrato?
JA: No, sin contrato.
MS: Sin contrato.
JA: Andábamos de alambres. Pasábamos ahí por la línea por ése, por el Puente Blanco que le dicen ahí, por el barranco, por ahí estaba el agujerito, íbamos caminando por toda la línea hasta que llegábamos a Brawley a las doce de la noche. Ya sabíanos con qué mayordomo andábanos piscando, un viejito y ya sabíanos los troques de él.
MS: Dónde estaban.
JA: Y de una vez a trabajar ya ahí en Brawley: “Súbanse ahí”. Y ya checó en la mañana cuántos cayeron, cuántos pollitos. No, pos caíanos muchos. “No se muevan, ahorita les traigo pan, tu café, porque aquí anda La Migra muy temprano chequeando y me los lleva”.
MS: Y con la gente con que cruzó, ¿eran amigos o compadres, sí, ya los conocían todos?
JA: Sí, amigos, eran puros conocidos.
MS: Ahí de Michoacán también, del pueblo.
JA: Puros de Michoacán.
MS: Y, ¿ya tenían todo arreglado con el contract, con el patrón?, ¿ya sabían que iban, ónde iban a quedar, dónde [de]bían llegar?
JA: Ahí ya sabíamos por el mayordomo.
MS: Y, ¿cómo sabían antes de cruzar ónde iba a estar él?
JA: Porque ya sabíamos dónde tenía parqueado su troque.
MS: Ah, como por otra gente le decía dónde estaba.
JA: Sí.
MS: En que ya lo iba a esperar.
JA: Ándele: “Váyanse a las doce de la noche”
MS: Quién más va a estar ahí, ¿verdad?
JA: ¡Hijo!, mucho padecer de comida, de tomar agua. A veces no traía ni un cinco, arriesgándose un piquete de un animales. No, si había muchas víboras en aquel tiempo.
MS: Oh, ¿sí?
JA: La noche. Mero calorón como en ese tiempo, muy duro.
MS: Muy, muy duro.
JA: Ya fue onde fui aprendiendo a desahijar la lechuga con azadón así chiquito, lechuga, betabel. En ese valle fue donde, fui aprendiendo, cuando ya entré de bracero ya, pos ya sabía más o menos.
MS: Ya sabía. ¿Llegó así por alambre como dice y luego fue pa atrás?
JA: Sí.
MS: Y, ¿luego sacó contrato?
JA: Mi contrato por cuarenta y cinco días. Y luego no me la creyeron, tenía ya diecinueve años y no, yo presentaba nada. Lampiño de a tiro sin nada y me echaban pa atrás de la línea: “No, todavía no tiene la edad”. “Cómo no”. Hasta que me mandaron mis papeles, la acta de nacimiento. “Aquí está”. “Así sí”.
MS: Así tiene.
JA: Sí, sí, vas, me gané dólares de contratado muchacho. Bueno, pues a pegarle en el [19]59.
MS: Y cuando, en [19]59 es cuando regresó.
JA: La primer vez que fui me tocó en Yuma, la Mesa.
MS: En Arizona.
JA: Luego ahí entré y cumplí los cuarenta y cinco días, nos traspasaron a Brawley y ahí nos aventamos dieciocho meses y luego luego el primer año, una compañía. El mayordomo contratista se llamaba Belio Ruiz, un grandote texano, indio, tenía bigote, muy respetuoso el hombre.
MS: ¿Sí?
JA: Mucha gente. Ahí estábanos en ese campo Verde, que le decían, en Brawley, grandísimo y todavía está el campo ahí, muchos braceros. Fue el primer año. Ya de ahí seguí, la siguiente vez me tocó en Salinas, seis meses derechos y a bañar lechuga y la cortábanos, desahijábanos, limpiaba.
MS: De todo.
JA: Repollo.
MS: Todos los pasos. So, trabajó en Yuma, estuvo en Arizona, en California, ¿otros lugares?
JA: De ahí, en Salinas, en Verona, en Yuba City, California piscando pepino, iba al tomate y me salió el pepino.
MS: (risas)
JA: Ay, Dios mío, estaba más pesado que el tomate, porque el tomate es contrato y ahí era por hora, nueve horas, muy mal la cintura y unos botezotes así que salía uno corriendo a vaciar, no, mucha carrilla.
MS: ¿Sí?
JA: Entonces de ahí al siguiente año me tocó, creo que a San José, California, ahí estuve también.
MS: So, cuando acabó o cuando regresó la primera vez, ¿fue pa atrás para Michoacán o se quedó en la frontera y ahí buscó contrato?
JA: Ahí me quedé en la frontera.
MS: En la frontera. Y buscó contrato ahí.
JA: De vuelta, seguí y dos veces, me aventé dos dieciochos en Brawley, con el mismo patrón, ahí mismo. Me salí de aquí cuarenta y cinco días, que andaba pa arriba pa Yuba City. Le mandamos una carta y nos la contestó, varios compañeros quedamos ahí. Nos iban a echar pa fuera y no, por la carta, la sacamos ahí en El Centro. “Éstos pa atrás, éstos van pa Brawley, éstos no van pa fuera”.
MS: Y no, ¿supo cómo escogieron?, ¿cuáles iban para un lugar y otros para otro?
JA: No, iban saliendo así…
MS: Así nomás.
JA: (ininteligible)
MS: Ah, okay. No hizo un lugar.
JA: Porque ya habíanos estado ahí el primer año de dieciocho meses, porque ya estábanos en la lista…
MS: Ya la conocían y todo, ¿verdad? Y, ¿dónde cruzó la frontera cuando vino de contrato?
JA: Ahí era en Caléxico.
MS: Caléxico. Y, ¿tenían un centro de recepción ahí?
JA: Sí.
MS: Y, ¿cómo estaba ese lugar?
JA: No, bien mal.
MS: ¿Sí?
JA: Lo acomodaban a uno y el que se, como que se chiveaba más, le cargaban el polvo. No, duraba uno, muy mal. Pa que no trajera enfermedades para el norte.
MS: Y, ¿cómo era el polvo, como quemaba o era como, no, no se sentía?
JA: No, nomás así, nomás así pero se sentía muy mal. Luego luego se iba y a bañarse, a quitárselo de volada y quitarse la ropa y a ponerse otra, sacudirla bien, ¿vedá?
MS: Y, ¿le sacaron sangre?
JA: Sí.
MS: ¿Sí les sacaban sangre?
JA: Oh, sí. Si no, no pasaba uno. Si salían enfermos de la sangre y los pulmones, pa atrás. El que salía, que iba con gripa y que salía malo de la sangre, lo tenían ahí hasta que lo volvían a repasar de vuelta y la hacía, eso era todo. Si yo recuerdo bien. Yo he ido como unas cinco, seis veces.
MS: De contrato.
JA: De la última vez me tocó en Watsonville, California cuando se acabaron los braceros me tocó [es]tar en ese tiempo la última vez.
MS: Y, ¿ahí estaba, para ese tiempo ya estaba César [Chávez] y la unión allá o no?
JA: Uh, no sé.
MS: No, todavía no.
JA: No me recuerdo. Pero yo estuve, era el campo grandísimo, era Aurelio y Aurelia, se apellida ella la señora, campo grandísimo ahí en Watsonville.
MS: Y, ¿eran…?
JA: De braceros.
MS: ¿Era fresas en Watsonville o qué era?
JA: Andábamos piscando ejote.
MS: Ejote.
JA: Ey, ejote. Y luego de ahí nos llevaron al tomate, todo eso.
MS: Y, ¿cuál trabajo le gustó más?
JA: Pos, como estaba nuevo, me agarraba solo. Sí, eso sí que no me gustó, que escalera, eso sí…
MS: Oh, pa subir como al limón y…
JA: No, eso sí no, pero todo lo demás, en el field, lavadito está calabaza, pepino, melón tampoco.
MS: Tampoco.
JA: Ni sandía. Esos lo hacían, ya traiban [traían] sus cuadrillas las varillas, trabajador ése, especiales pa cosas jales.
MS: Para cortar todo eso y en ese campo, ¿como de qué tamaño era su equipo de trabajadores?, ¿cuántos eran?
JA: Éramos una cuadrilla como de veinte que tenía el ranchero ahí, poquita gente. Cada ranchero tenía poquita, no mucha, pero compartida pero cada quien andaba con un solo patrón.
MS: Con su patrón. Y los demás que estaban trabajando con usted en ese lugar o en esos, cuando vino de bracero, ¿de dónde eran ellos?, ¿de todos lados?
JA: Casi la mayoría era de Michoacán.
MS: Todos son de Michoacán.
JA: Revueltos con Guanajuato. Oaxaca no, esos eran aparte. (risas) Esos eran más matados esos.
MS: ¿Trabajaban en otro lugar o qué, sí?
JA: En otros lugares ahí todos juntos compartían en grupitos.
MS: Y eso, ¿se quedaban juntos?, ¿se quedaban juntos?
JA: En el mismo campo, pero separados y las camas encimadas. A veces me tocaba arriba, a veces abajo con el compañero. No, un desastre, varias veces a mí no.
MS: ¿Por qué cree que los oaxaqueños estaban separados o se separaban?
JA: Porque no les entendía uno el idioma de cada quien, pues.
MS: Oh, porque no hablaban español.
JA: Buenos trabajadores, sí.
MS: ¿Sí? Pero hablaban otra lengua indígena.
JA: Ándale.
MS: ¿Hizo usted alguna amistad duradera ahí con los trabajadores de los braceros?
JA: Sí, mucho.
MS: ¿Sí?
JA: Pero ya esos no sé si existen o no, ya no nos hemos vuelto a ver por aquí, y nos vemos aquí donde estamos y Baja California. Todos pos iban pa sus tierras y yo aquí me quedaba en Baja California, porque ahí seguí y llegué y ahí hice mi casita y ahí hice mi hogar con la familia, ahí se criaron todos mis hijos.
MS: Y, ¿vino de soltero?
JA: Sí, soltero, varias veces.
MS: ¿Conoció tu esposa aquí?
JA: Ahí en Baja California.
MS: Cuando vino a visitar a México.
JA: No, ahí nomás me vine así y ahí la encontré aquí en Motel. No, pos…
MS: Se casaron.
JA: Y ya.
MS: Y como usted vino la primera vez sin contrato, ¿encontró como oposición de otros trabajadores o tenían queja con usted?
JA: No.
MS: Luego cuando vino con contrato, ¿había otros sin contrato?
JA: Sin contrato muchos.
MS: ¿Sí? ¿Llegaban muchos?
JA: Ey. Y a mí me decían: “Vamos a desertarnos y agarrar un jale”. “No”.
MS: (risas)
JA: “No lo dejen así, yo quiero cumplir mis contratos, cumplidos”, ey. O sea no ir a mi tierra pa atrás, ahí a Mexicali, volverme al contrato.
MS: A otro contrato.
JA: De vuelta, eso no es bueno. Un récord muy mal. (risas) Ey, ya le digo. No, pues que eso lo que te digo que me contraté en Salinas, me dieron, me concedieron un permiso de tres días, ir a la oficina, que mi papá estaba muy malo y sí. Pero me dio una carta y yo miraba que bajaban muchos del camión, ya los tenían en la lista que se desertaban. “Si vinites, si no traes con qué comprobar”.
MS: Te mandan para atrás.
JA: “Vas pa atrás y vas a perder tu contrato”. Le dije: “Aquí está mire, mi carta, mire, tres días me dio La Asociación donde estoy en Salinas y con el patrón Cáñez”. “Oh, muy bueno, ya mañana tú a trabajar”.
MS: ¿Pero solamente tres días para ir hasta Michoacán?
JA: No, allá en Mexicali.
MS: Ah, Mexicali y luego regresar, ah okay. Su papá estaba en Mexicali. Ah, okay. So, sí lo podía hacer entonces.
JA: Oh, sí, fácil. En camión Greyhound.
MS: Greyhound. (risas)
JA: Muchas horas.
MS: Sí, dura bastante, ¿verdad?
JA: Ey.
MS: So, ¿tenía mucho contacto con su papá y su mamá ya que estaba aquí en los Estados Unidos?
JA: No, pues mi mamá se murió, yo quedé chico y los hermanos estaban más chiquillos, de dos, tres años. Y yo no, más o menos tenía unos ocho o siete años cuando falleció mi mamá y ya las hermanas que quedaban solteras, dos, ésas nos acabaron de criar a nosotros hasta que todos agarraron camino pos a hacer su vida cada quien. Ya se casaron, ya ellas también se casaron ya señoras, ya macizas, de treinta y tantos años, qué aguante, ¿vedá? Hacernos braceros nosotros.
MS: A ustedes, sí.
JA: Mira, éramos nueve y hermanos, todos a la vez.
MS: Y cuando vino a los Estados Unidos, ¿les escribe, hablaba con ellos?
JA: No, sí.
MS: ¿Sí?
JA: Escribía y iba a darles una vuelta cada y cuando hasta allá hasta Michoacán.
MS: Y, ¿les mandaba dinero?
JA: Ahí dinero. Cada y cuando, a mi papá, pa que les diera a ellos, esos eran…
MS: Y, ¿con money order o cómo mandaba?
JA: Sí, sí.
MS: Así con money order.
JA: Ya el poco tiempo que duraba, pues, dieciocho meses, me lo traiba aquí a Mexicali, aquí cerquitas con mi familia y ahí lo tenía. Cada dos semanas él me esperaba ahí en la línea, era su dinerito aparte y el dinero de la señora aparte. Yo no me separé hasta que falleció, no le hacía que estuviera casado, yo le ayudaba. La suerte me ha ayudado, así el que ayuda a sus padres, tiene…
MS: Se queda bien.
JA: Tiene algún amparo. Hasta la fecha, sí, ya le digo.
MS: So, hábleme un poco de su rutina diaria cuando era bracero, ¿como cuántas horas trabajaban?, ¿de qué horas se levantaban?, ¿cuándo comían?
JA: Nos levantábanos, nos levantaban a las cinco de la mañana a desayunar y el que no se levantaba a esa hora, se quedaba sin…
MS: Se queda sin comer.
JA: Sin comer. Ya no le echaban el lonche, se quedaba sin desayunar nada, bueno. Y ya hasta en la tarde que llegaba a comer. ¿Por qué? Porque estaba dormido y yo no.
MS: No.
JA: Temprano: “Vámonos”. Y a veces, había veces que nos maltrataban bien feo, eso sí que estaba de (ininteligible) en ese tiempo, no estaba muy fácil. El que se portaba mal, pos lo trataban mal y luego nos cambiaron de cocinero porque la comida no es muy buena.
MS: No era buena.
JA: No. Todas las noches (ruido) al baño, a correr. Le echaban no sé qué a la comida, muy malos cocineros había.
MS: Y, ¿eran güeros?
JA: No, eran mexicanos.
MS: Eran mexicanos y no servían.
JA: Mexicanos los hijos de la… (risas) Y nos quejábanos a La Asociación con el mero mero patrón y nos volvían a cambiar y es que para que lo purgaran a uno, le dije: “No, no, no, ¿por qué pues hacen eso? Si trabaja muy duro uno, ya lo saben, ocho horas diarias, muy duro. El azadón muy cortito y luego ocho horas clavado y, no: «No, no hagan, pos no se paren, no quiero postes»”. No, no, no y era puro mayordomo mexicano, eran más malos.
MS: Los más malos.
JA: Ey, que el…
MS: Los gabachos.
JA: ¿Por qué? No querían la misma gente.
MS: Sí.
JA: Los mexicanos.
MS: Y, ¿eran mexicanos de México?
JA: De México, porque ellos desde muy chavalos arreglaron los papeles y ahí se jue metiendo hasta que se jue, que les dieron de mayordomo para las cuadrillas de braceros aquí y allá pa arriba, igual, todos mexicanos.
MS: Todos mexicanos.
JA: En Salinas puro mexicano, ay, no recuerdo cómo se llamaban pues los cerillos, pero ahí hijos de… Nomás, los más malos para la gente, ¿ves?
MS: Sí.
JA: Lo trataban mal a uno: “Muévanse, y ándale”, hijo…
MS: No, hombre.
JA: Que se arriesgaban en troques, bien arregladas las lonas y bancas formaditos. Nombre, hijo de la… Y: “A trabajar”. Y: “Ándele, vámonos”.
MS: Y, ¿hacían buen dinero los mayordomos o no?
JA: No, pues sí. A ellos les pagaban bien. Pero uno no ganaba ni a peso la hora. Un tiempo $0.80 y tantos, $0.90 y tantos centavos la hora, ¿cuál dinero? Y eso sí, que muy poquito dinero, pero con $5, $6 dólares comprabas todo, zapatos…
MS: Levi’s.
JA: Y Levi’s, chamarra y ropa, todo. Y te sobraban unas cuantas coras [quarters] pa una soda.
MS: Y le pagaban diario, ¿dijo que le pagaban diario?
JA: No, cada semana.
MS: Cada semana le pagaban.
JA: Cada semana me pagaban.
MS: Y, ¿en cheque o efectivo?
JA: No, en cheque, ganaba uno en cheque.
MS: Y, ¿te quitaban la comida?
JA: Sí.
MS: Y, ¿hospedaje y todo de ahí?
JA: Sí, todo eso. En aquel tiempo no, nosotros no supimos de médico nada, puras pastillas que le daban a uno ahí mismo, que traiban ellos esas aspirinas, era todo gracias a Dios y yo necesitaba ese dinero. Ahí está la fregadera esa. Y así, le quitaban a uno…
MS: Lo quitaban todo, ¿vedá?
JA: Sí, poco pero de todas maneras.
MS: Sí. Y luego cuando le daban el cheque, le pagaban con cheque…
JA: Con cheque.
MS: ¿En dónde lo feriaba?
JA: Ahí en las tiendas.
MS: En las tiendas.
JA: Donde compraba uno ropa.
MS: ¿Ahí se los cambiaban? Y, ¿eran gabachos ellos también los que tenían…?
JA: A veces eran como gabachos pero hablaban poco español.
MS: ¿Sí?
JA: Sí, con uno.
MS: Y, ¿le cobraban el cheque?
JA: Oh, sí amigo. Muy poco dinero, pero al rato, uy, mucho dinero, fue mucho.
MS: Además que, más que nomás la ropa y you know, los Levi’s o lo que sea, ¿qué otras cosas le gustaba comprar?
JA: Radios.
MS: ¿Radios?
JA: Todo eso, me llevaron para la señora pa que tuviera música. En aquel tiempo no alcanzaba uno para televisión. Ya mucho allá, entonces sí, una televisión. Es todo, era todo lo que llevaba uno.
MS: Y descríbame un poco ahí donde, su hospedaje, ¿cómo en dónde se quedaba? Me dijo un poquito de las camas, ¿pero habían otros muebles o cuántos estaban en un cuarto?
JA: Uh, éramos bastantes.
MS: ¿Sí?
JA: Habíanos en una, que le decían barraca que, amplio, larguísimo, caben.
MS: Como pa solados.
JA: Nomás que había baños bien limpios, todo.
MS: ¿Sí?
JA: Sí, tu cama bien limpiecita, colchón, todo bien. No como en México, como los presos. Yo casi no he estado preso en mi tierra, menos aquí. (risas) Aquí es más limpio. Sí ese verano yo estaba, si me agarraba La Migra, ya sabía si me guardaban unos cuantos años, le ponen rastrillo pa que se rasure y se bañe, jabón, ¿qué más quieren? Bien limpio, tá bien.
MS: Tá bien.
JA: No, por aquí [es]taba bien la cosa, yo sí le decía: “No”. Pero en México, ay hijo de la fregada, no. Ahí una vez nos agarraron en Tijuana, aventaron así la comida y si no la cachabas, te quedabas sin comer. En Tijuana. ¿Qué es eso? No, muy bueno. Y tú en Estados Unidos, su comedor, que tienen que levantarse y a bañarse, bien aseado, la ropa limpia, camiseta, todo. Y ahí en México muy mal.
MS: Muy mal.
JA: No, bueno, donde anduve yo, nomás en Tijuana es la única vez que ha caído ahí porque navajearon a un emigrante y no se murió, el que nos llevaba, el que nos pasaba ahí por Tijuana. Éranos siete y a todos nos abordaron en ese entonces, casi a los quince días y se compuso y ya nos echaron pa fuera. Pero en Mexicali nunca pisé yo la cárcel, ni en borracheras, pos ya no tomo. Ni pleitos, no me gusta tampoco. En los pleitos no son buenos, ni ganados ni perdidos.
MS: Sí.
JA: Es lo que le digo a los nietos y a los hijos. ¿Por qué cree que, mire, bien tranquilo aquí? Cada uno pasó a México bien a gusto. Y que lo anden persiguiendo ahí, aquí va y bueno.
MS: Cuando estaba trabajando, ¿le pagaban todo a los braceros igual o había diferentes niveles?
JA: Sí, todos, sí.
MS: ¿No? Todo igual.
JA: No, el que ganaban bien poquito era el que regaba, el regador. Y luego cuando ya, verá que ya me quería ir pa mi tierra, a ver a mi familia un tiempo. Traté de meterme a regar, como ya le entendía allá en México, a regar las parcelas de algodón y ya le dije que si había chanza de regar y ya dijo: “Sí, pero puro de noche”. Porque los emigrados trabajaban puro de día, de día, de noche no trabajaban y te dejaban la agua bien tendidita, pa los que querían regar de noche, los que andaban contratados y eran los bares. No, me fui quedando y pos me aliviané un poquito más. Pagaban un poquito más.
MS: Sí, regador.
JA: Pero en el campo era igual, todos los…
MS: Todos hacían lo mismo. Y, ¿había como una cosecha que pagaba más?, ¿como algodón o fresa?
JA: Ey.
MS: ¿En cuál pagaba más de eso?
JA: Bueno, pues la…
MS: De la vegetal.
JA: En la vegetal, los que andaban en el repollo, en la lechuga, un poco más, según, que los que andan en el azadón.
MS: ¿Porque allá era más trabajo o qué?
JA: Ya, y luego pues, eran más buenos pa cargar.
MS: Para cargar.
JA: Pos buen movimiento en distintos trabajos.
MS: Sí.
JA: Ahí se sabe que lleva más puntos adelante.
MS: Y, ¿alguna vez tuvo algún problema en el trabajo?
JA: No.
MS: ¿No?, ¿nunca?
JA: Nunca.
MS: ¿No? Y, ¿encontró algún tipo de discriminación en el campo o en el pueblo o algo así?, ¿no?
JA: No.
MS: Y onde estabas trabajando, ¿había comidas mexicanas?
JA: No, sí.
MS: ¿Sí? ¿Ya establecidas y todo?
JA: Ahí.
MS: Y hábleme un poco de su conocimiento del pueblo y cómo la pasaban con ellos los que ya estaban aquí.
JA: Ya había personas que nos juntamos con los que ya tenían sus papeles arreglados y nos llevaban al pueblo a comprar ropa, todo eso y regresaba uno por ahí mismo y así todos bien tranquilos. Y como en ese tiempo no podía uno, pos no le alcanzaba pa andar pisteando como en bares que ganaban, pues, más dinero, no.
MS: No había.
JA: Nosotros nomás tanteando que, traer un cinco en la bolsa que sobraba y ir contando para mandarle a la familia y todo, lo más posible. Y no andar tanto en el pueblo porque está bien caramba. Era todo. Y no, ya después, pues ya se acabó la bracereada, pues ya nos sentamos un poco y ahí andamos de vuelta. Y hasta que me fui quedando aquí, pues que me toca suerte que agarro el seguro social y fíjese, que el [19]76, [19]70, pos yo agarraba desempleado todo. Con mi seguro tenía años trabajando, en el [19]65 y ya entonces llegaba y sacaba el jale de la uva, todo eso y quedaba uno con el patrón en lo que lo ponía a limpiar, a quemar zacate con una pompitas ahí debajo de las parras y unos cuantos nomás. Ya nos fuimos quedando. Ya después dice: “¿Saben qué? Vamos a piscar de la uva que sobró, es pasa”. “¿Qué es eso?”. “Vamos a ir haciendo pasas, ir a secando”. Y no, nomás piscaban para él y muy barato que nos pagaban la libra, a $0.16 centavos la libra o $0.14. No, ya cuando subió a $0.20, qué alegría, a la semana. Y de ahí, porque nosotros no íbanos pa arriba a seguir la corrida pues no teníamos papeles y ahí nos fuimos quedando. Y hasta que ya, ya nos dio las cartas pa arreglar el [19]60, [19]60, el [19]86, [19]84.
MS: Cuando pasaron La Amnistía.
JA: Pero yo ya tenía aquí mi gente, yo estaba solo y él, ya entonces me alivianó con una traila, pagó todo, nomás yo pagué el enganche. Dijo: “¿Tiene pa el enganche?”. “Sí, señor”. Dice: “Yo voy a pagar todo”, dice, “y le voy a estar rebajando cada mes tanto, ¿de acuerdo?”. “Sí”, le digo. Porque ya sufre uno mucho aquí solo y tiene que tener, pues si se vienen sus hijos, sus hijas, ya tiene ónde hacer cocina, ¿ves? Donde cocinar y dormir a gusto, con su baño y todo, ¿no? Bien a gusto. No, nos fuimos quedando y hasta que pasó eso, pero realmente no, a mí no me agarraron muy seguido La Migra porque me traiban separado. Todo el tiempo andaba con los regadores yo apaleando. Lo que hacíamos de drenaje y de agua, a pura pala, que saliera el agua pa fuera, metía más horas pero ya.
MS: ¿Agarró otro, un poquito de lana?
JA: Un poquito más, para venirme.
MS: ¿Qué hacía entonces en sus días libres, cuando no estaba trabajando?
JA: Pues a veces, hasta los domingos le entraba uno.
MS: ¿Sí?, ¿hasta los domingos?
JA: Medio día por lo menos, seis horas, si no quería uno, hay mucho cansado, muchas horas. Doce horas a veces, muchas.
MS: ¿Al día?
JA: Al día. No, pero pues ni modo, ¿que íbamos a hacer?
MS: Sí.
JA: Ni modo, taba pesado.
MS: Y, ¿en los campos celebraban como fiestas patrióticas o días de santo?
JA: Pues a veces.
MS: A veces.
JA: A veces no.
MS: ¿No? Nomás de vez en cuando.
JA: De vez en cuando nomás. Sí, le digo y durmiendo debajo de huertas.
MS: ¿De las qué?
JA: De las huertas.
MS: De las huertas.
JA: De toronja, naranja. O si no, debajo de los palos, [es]tuvo bueno. Debajo de los árboles, casitas y cocinando y llueve y llueve y se mojaban las cobijas.
MS: Sí.
JA: Pues a dormir nomás así parados, ahí echando vueltas, nomás, ¿qué hacíamos?
MS: Sí.
JA: Ahí que…
MS: Ahí nomás.
JA: Sí, pues hasta que se secaban, no, no, [es]tuvo duro la cuestión ésa de mojados que le decían, muy duro. Que nos quedamos aquí, gracias a Dios. Y ahí estamos, pero ya estamos bien contentos, ya viejos, ya ni modo, ¿qué se va a hacer?
MS: Ya arreglado. So, para usted, ¿qué significa el término bracero para usted?
JA: Pues, ¿qué le diré? No, pues que, en cuestión de, ¿como de qué dice? Dígame.
MS: ¿Cómo?
JA: ¿Como de qué se trata o qué?
MS: Pos no, nomás como, ¿qué significa para usted ser bracero?, ¿cómo se siente? Cuando mira pa atrás, cuando reflexiona en su vida de ser bracero, ¿si era buen decisión venir o era una experiencia buena? Y, ¿cómo cambió su vida?
JA: No, pos a mí me cayó bien porque, pues a veces se, había uno que no lo trataban mal, pues según la gente, pues. Había una gente rebelde que no se dejaban mandar y gritándoles al patrón y yo nunca hice eso.
MS: ¿No?
JA: Pues yo, uno se aguantaba, venía a trabajar, no venía a mandar. Venía uno a que lo mandaran, no mandar uno, pos ni modo. Había unos que los cambiaban de lugar, porque: “No me gustó ese jale, la fresa es muy pesada”. “¿Entonces qué te gusta? ¿Cómo te van a cambiar de lugar si te tocó fresa? Tienes que aguantar hasta que se acabe pa que te cambien de trabajo”. “No”. “Entonces pa fuera”.
MS: Y, ¿qué le pasaba a esa gente si ellos nomás…?
JA: No, pues…
MS: ¿Lo corrieron?
JA: Ey, los echaban pa fuera, pos ni modo. No querían trabajar. Mucha gente, no, en cantidad. Nada más bien (ininteligible) no les gustaba, quince días duraban: “Vámonos”.
MS: Y ya, y se fueron.
JA: “¿Te vas? ¿Cómo te vas?”. Veníamos a trabajar, con tanta a qué nos vamos. Apréndele a la vida allá afuera, pa venir a entrar pa acá con los gabachos a trabajar, ¿cuál es el chiste? Pues no. “No, pos como tú ya fuites de bracero desde chamaco, te gustó, de alambre, te gustó los dólares”. “Seguro. Pues aquí venimos a trabajar y tempranito”, le dije, “tú no te levantas temprano, si no, pos”…
MS: No la haces.
JA: “No la haces”.
MS: No la haces.
JA: Deja el rait [ride], deja el patrón. Tienes que sufrirle a la vida para gozarle un rato.
MS: Después.
JA: Con el favor de Dios, después. Si viviste al nervio la vida y así fue. Sí, ya le digo. Y pues, y yo generalmente yo cuando tenía mi familia chica y luego yo expiré pa acá porque pos, para hacerla crecer, darle estudio. De otra manera ya no alcanzaba más que pa medio comer en México y bien trabajado. Y aquí, pues ya duraba meses y ya mandaba cada quince días buen billetito y ya se vestían y ya tenían qué comer bien más o menos. De otra manera taba difícil pagar.
MS: Taba difícil.
JA: El vestirlos, darles estudio.
MS: Para alimento.
JA: No nos faltaba el alimento bien. No, hasta eso salía a la orilla. Cuando me agarraban así La Migra, duraba más que un mes allá afuera, unos quince días juntos: “Vámonos de vuelta”. El mismo patrón. A trabajar.
MS: Y cuando regresaba, a veces cuando lo deportaban, todavía no le iban a pagar, ¿verdad? Como lo deportaban a medio mes, media semana y no tenía dinero, ¿verdad?
JA: No.
MS: Y, ¿cuando regresaba se lo daba pa atrás el patrón?
JA: Ey.
MS: El mismo patrón, ¿verdad?
JA: No, el mismo patrón ahí tenía el cheque.
MS: (risas)
JA: Seguro. Aquí guardando el cheque cuando regrese.
MS: Ahí está. (risas)
JA: Está seguro.
MS: En una semana. (risas)
JA: En una semana, dos semanas. Tá bueno. A veces había un pariente que se quedaba, que tenía papeles y nos lo manda, nos lo mandaba junto con el pariente y uno iba con el pariente a donde vivía, ahí en Tijuana, le daban la dirección donde tenía su casa, todo y iba y levantaba uno el cheque, muy bueno. “Oh, mandando el cheque con tu primo, con tu tío”. “Tá bueno”. Y mandando decir que ya recibiendo, porque yo cobro algo leve. No, no había desconfianza de nada.
MS: ¿No se quejaron por eso?
JA: No.
MS: Pos bueno, ¿hay otra cosa que le gustaría platicar o está bien?
JA: No, pos ya es todo, el recuerdo de la vida.
MS: Sí. (risas)
JA: No, tiene, se pone uno a pensar [en] los nietos, ya tengo nietos ya de veintiocho años, ya grandes. “Ay tata, en todo le sufrió mucho la vida”. “Ah qué mijitos, ustedes sí quieren sufrir en la vida”.
MS: (risas)
JA: No.
MS: Qué saben, ¿verdad?
JA: Qué saben.
MS: No.
JA: “Nada saben ustedes chamacos”. Mi vida está hasta la fecha, tá haciéndola el puro viejo aquí. Antes de que le ayuden, antes les ayuda el hombre con poco que tiene. “Ay, ¿no tienes tanto?”. “Oye, pos, ¿qué haces con el dinero?”. No, no les alcanza, están jóvenes, se les hace fácil todo. No, no, eso no es.
MS: Así no debe ser.
JA: No van.
MS: No.
JA: Tan propasados estos chavalos.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 20 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Mario Sifuentes
This is Mario Sifuentes, interviewing José María Aguilar García, in Coachella, California, May 20th, 2006 for the Oral Bracero History Project.
MS: Bueno, vamos a comenzar a que me platique un poquito de su niñez, ¿dónde nació?, si tenía una familia grande o pequeña, ¿cuántos hermanos o hermanas tenía?
JA: Éranos once entre todos.
MS: ¿Once?
JA: Sí.
MS: Y, ¿era como el mayor o menor o en dónde quedaba usted?
JA: Era de los más chicos.
MS: Uno de los más chicos.
JA: Cuatro hermanas y seis…
MS: Seis hermanos. Y, ¿en dónde nació?
JA: En Casa Blanca, Michoacán.
MS: En Michoacán. Y su papá y su mamá, ¿a qué se dedicaban?
JA: Pues eran campesinos, trabajaban en las tierritas, era todo lo que hacía ahí en su rancho ahí donde nacimos nosotros, donde nos criamos todos.
MS: ¿Sí?
JA: Era un rancho chiquito, no muy grande.
MS: Y, ¿fue a la escuela?
JA: Muy poco.
MS: Muy poco, trabajó.
JA: Esque nos sacaban de la escuela para cuidar los animales, tenían muchos animales y no había quién los cuidara.
MS: ¿Ustedes los cuidaban?
JA: Los puros huerquitos íbamos, no aprendimos casi nada.
MS: ¿No?, ¿aprendió a leer y a escribir?
JA: Nada, nada.
MS: ¿No, nada, nada? So, aprendió después.
JA: No, nada tampoco.
MS: ¿No?
JA: No.
MS: Y, ¿cuál fue su primer trabajo, ahí en el rancho o tuvo otro trabajo?
JA: Trabajando con los, arriando yuntas, en la labor, escardando maíz, todo eso.
MS: ¿Todo?
JA: Y ya pues de enero pues echa, sale toda la cosecha.
MS: Sí.
JA: De muy chico, de catorce, quince años, hasta la fecha todavía.
MS: ¿Sí? Todavía anda en el campo.
JA: En el campo, cada cuando. Pues ya muy poco, no mucho.
MS: Sí. Y, ¿sus hermanos vinieron a Estados Unidos antes de usted o no?
JA: Nomás mi papá vino como unas dos veces nomás.
MS: ¿Nomás?
JA: Ey. Los hermanos grandes también, pero esos ya fallecieron.
MS: ¿Pero vinieron a trabajar alguna vez?
JA: Ey.
MS: ¿Sí? ¿De braceros también?
JA: De braceros también.
MS: So, ¿así aprendió usted del programa o se enteró de otra manera?
JA: No, yo pasé pa fuera… A los diecinueve yo pasé de alambre para acá de Brawley y me gustó andar trabajando, piscando algodón, que nos pagaran todos los días. Todo, cada pesada nos pagaban.
MS: Oh, ¿sí?
JA: Y ahí donde entonces pa cuando nos agarraba La Migra, ya traíamos dinero y regresaba de vuelta pa atrás y así andábamos.
MS: ¿Sí?
JA: Y hasta que dije: “Ah cabrón, [es]tá mejor que andar piscando allá ajuera el algodón, aquí”. Pero, se andaba escondiendo uno, durmiendo entre las hierbas, durmiendo ahí debajo de la mata del algodón. Haciendo un tendido, como colchón. Mucho batallarle a la vida.
MS: ¿En qué años vino a buscar la primera vez que vino?
JA: La primera vez fue en el [19]54.
MS: ¿[Mil novecientos] cincuenta y cuatro? So, ¿vino sin contrato o vino con contrato?
JA: No, sin contrato.
MS: Sin contrato.
JA: Andábamos de alambres. Pasábamos ahí por la línea por ése, por el Puente Blanco que le dicen ahí, por el barranco, por ahí estaba el agujerito, íbamos caminando por toda la línea hasta que llegábamos a Brawley a las doce de la noche. Ya sabíanos con qué mayordomo andábanos piscando, un viejito y ya sabíanos los troques de él.
MS: Dónde estaban.
JA: Y de una vez a trabajar ya ahí en Brawley: “Súbanse ahí”. Y ya checó en la mañana cuántos cayeron, cuántos pollitos. No, pos caíanos muchos. “No se muevan, ahorita les traigo pan, tu café, porque aquí anda La Migra muy temprano chequeando y me los lleva”.
MS: Y con la gente con que cruzó, ¿eran amigos o compadres, sí, ya los conocían todos?
JA: Sí, amigos, eran puros conocidos.
MS: Ahí de Michoacán también, del pueblo.
JA: Puros de Michoacán.
MS: Y, ¿ya tenían todo arreglado con el contract, con el patrón?, ¿ya sabían que iban, ónde iban a quedar, dónde [de]bían llegar?
JA: Ahí ya sabíamos por el mayordomo.
MS: Y, ¿cómo sabían antes de cruzar ónde iba a estar él?
JA: Porque ya sabíamos dónde tenía parqueado su troque.
MS: Ah, como por otra gente le decía dónde estaba.
JA: Sí.
MS: En que ya lo iba a esperar.
JA: Ándele: “Váyanse a las doce de la noche”
MS: Quién más va a estar ahí, ¿verdad?
JA: ¡Hijo!, mucho padecer de comida, de tomar agua. A veces no traía ni un cinco, arriesgándose un piquete de un animales. No, si había muchas víboras en aquel tiempo.
MS: Oh, ¿sí?
JA: La noche. Mero calorón como en ese tiempo, muy duro.
MS: Muy, muy duro.
JA: Ya fue onde fui aprendiendo a desahijar la lechuga con azadón así chiquito, lechuga, betabel. En ese valle fue donde, fui aprendiendo, cuando ya entré de bracero ya, pos ya sabía más o menos.
MS: Ya sabía. ¿Llegó así por alambre como dice y luego fue pa atrás?
JA: Sí.
MS: Y, ¿luego sacó contrato?
JA: Mi contrato por cuarenta y cinco días. Y luego no me la creyeron, tenía ya diecinueve años y no, yo presentaba nada. Lampiño de a tiro sin nada y me echaban pa atrás de la línea: “No, todavía no tiene la edad”. “Cómo no”. Hasta que me mandaron mis papeles, la acta de nacimiento. “Aquí está”. “Así sí”.
MS: Así tiene.
JA: Sí, sí, vas, me gané dólares de contratado muchacho. Bueno, pues a pegarle en el [19]59.
MS: Y cuando, en [19]59 es cuando regresó.
JA: La primer vez que fui me tocó en Yuma, la Mesa.
MS: En Arizona.
JA: Luego ahí entré y cumplí los cuarenta y cinco días, nos traspasaron a Brawley y ahí nos aventamos dieciocho meses y luego luego el primer año, una compañía. El mayordomo contratista se llamaba Belio Ruiz, un grandote texano, indio, tenía bigote, muy respetuoso el hombre.
MS: ¿Sí?
JA: Mucha gente. Ahí estábanos en ese campo Verde, que le decían, en Brawley, grandísimo y todavía está el campo ahí, muchos braceros. Fue el primer año. Ya de ahí seguí, la siguiente vez me tocó en Salinas, seis meses derechos y a bañar lechuga y la cortábanos, desahijábanos, limpiaba.
MS: De todo.
JA: Repollo.
MS: Todos los pasos. So, trabajó en Yuma, estuvo en Arizona, en California, ¿otros lugares?
JA: De ahí, en Salinas, en Verona, en Yuba City, California piscando pepino, iba al tomate y me salió el pepino.
MS: (risas)
JA: Ay, Dios mío, estaba más pesado que el tomate, porque el tomate es contrato y ahí era por hora, nueve horas, muy mal la cintura y unos botezotes así que salía uno corriendo a vaciar, no, mucha carrilla.
MS: ¿Sí?
JA: Entonces de ahí al siguiente año me tocó, creo que a San José, California, ahí estuve también.
MS: So, cuando acabó o cuando regresó la primera vez, ¿fue pa atrás para Michoacán o se quedó en la frontera y ahí buscó contrato?
JA: Ahí me quedé en la frontera.
MS: En la frontera. Y buscó contrato ahí.
JA: De vuelta, seguí y dos veces, me aventé dos dieciochos en Brawley, con el mismo patrón, ahí mismo. Me salí de aquí cuarenta y cinco días, que andaba pa arriba pa Yuba City. Le mandamos una carta y nos la contestó, varios compañeros quedamos ahí. Nos iban a echar pa fuera y no, por la carta, la sacamos ahí en El Centro. “Éstos pa atrás, éstos van pa Brawley, éstos no van pa fuera”.
MS: Y no, ¿supo cómo escogieron?, ¿cuáles iban para un lugar y otros para otro?
JA: No, iban saliendo así…
MS: Así nomás.
JA: (ininteligible)
MS: Ah, okay. No hizo un lugar.
JA: Porque ya habíanos estado ahí el primer año de dieciocho meses, porque ya estábanos en la lista…
MS: Ya la conocían y todo, ¿verdad? Y, ¿dónde cruzó la frontera cuando vino de contrato?
JA: Ahí era en Caléxico.
MS: Caléxico. Y, ¿tenían un centro de recepción ahí?
JA: Sí.
MS: Y, ¿cómo estaba ese lugar?
JA: No, bien mal.
MS: ¿Sí?
JA: Lo acomodaban a uno y el que se, como que se chiveaba más, le cargaban el polvo. No, duraba uno, muy mal. Pa que no trajera enfermedades para el norte.
MS: Y, ¿cómo era el polvo, como quemaba o era como, no, no se sentía?
JA: No, nomás así, nomás así pero se sentía muy mal. Luego luego se iba y a bañarse, a quitárselo de volada y quitarse la ropa y a ponerse otra, sacudirla bien, ¿vedá?
MS: Y, ¿le sacaron sangre?
JA: Sí.
MS: ¿Sí les sacaban sangre?
JA: Oh, sí. Si no, no pasaba uno. Si salían enfermos de la sangre y los pulmones, pa atrás. El que salía, que iba con gripa y que salía malo de la sangre, lo tenían ahí hasta que lo volvían a repasar de vuelta y la hacía, eso era todo. Si yo recuerdo bien. Yo he ido como unas cinco, seis veces.
MS: De contrato.
JA: De la última vez me tocó en Watsonville, California cuando se acabaron los braceros me tocó [es]tar en ese tiempo la última vez.
MS: Y, ¿ahí estaba, para ese tiempo ya estaba César [Chávez] y la unión allá o no?
JA: Uh, no sé.
MS: No, todavía no.
JA: No me recuerdo. Pero yo estuve, era el campo grandísimo, era Aurelio y Aurelia, se apellida ella la señora, campo grandísimo ahí en Watsonville.
MS: Y, ¿eran…?
JA: De braceros.
MS: ¿Era fresas en Watsonville o qué era?
JA: Andábamos piscando ejote.
MS: Ejote.
JA: Ey, ejote. Y luego de ahí nos llevaron al tomate, todo eso.
MS: Y, ¿cuál trabajo le gustó más?
JA: Pos, como estaba nuevo, me agarraba solo. Sí, eso sí que no me gustó, que escalera, eso sí…
MS: Oh, pa subir como al limón y…
JA: No, eso sí no, pero todo lo demás, en el field, lavadito está calabaza, pepino, melón tampoco.
MS: Tampoco.
JA: Ni sandía. Esos lo hacían, ya traiban [traían] sus cuadrillas las varillas, trabajador ése, especiales pa cosas jales.
MS: Para cortar todo eso y en ese campo, ¿como de qué tamaño era su equipo de trabajadores?, ¿cuántos eran?
JA: Éramos una cuadrilla como de veinte que tenía el ranchero ahí, poquita gente. Cada ranchero tenía poquita, no mucha, pero compartida pero cada quien andaba con un solo patrón.
MS: Con su patrón. Y los demás que estaban trabajando con usted en ese lugar o en esos, cuando vino de bracero, ¿de dónde eran ellos?, ¿de todos lados?
JA: Casi la mayoría era de Michoacán.
MS: Todos son de Michoacán.
JA: Revueltos con Guanajuato. Oaxaca no, esos eran aparte. (risas) Esos eran más matados esos.
MS: ¿Trabajaban en otro lugar o qué, sí?
JA: En otros lugares ahí todos juntos compartían en grupitos.
MS: Y eso, ¿se quedaban juntos?, ¿se quedaban juntos?
JA: En el mismo campo, pero separados y las camas encimadas. A veces me tocaba arriba, a veces abajo con el compañero. No, un desastre, varias veces a mí no.
MS: ¿Por qué cree que los oaxaqueños estaban separados o se separaban?
JA: Porque no les entendía uno el idioma de cada quien, pues.
MS: Oh, porque no hablaban español.
JA: Buenos trabajadores, sí.
MS: ¿Sí? Pero hablaban otra lengua indígena.
JA: Ándale.
MS: ¿Hizo usted alguna amistad duradera ahí con los trabajadores de los braceros?
JA: Sí, mucho.
MS: ¿Sí?
JA: Pero ya esos no sé si existen o no, ya no nos hemos vuelto a ver por aquí, y nos vemos aquí donde estamos y Baja California. Todos pos iban pa sus tierras y yo aquí me quedaba en Baja California, porque ahí seguí y llegué y ahí hice mi casita y ahí hice mi hogar con la familia, ahí se criaron todos mis hijos.
MS: Y, ¿vino de soltero?
JA: Sí, soltero, varias veces.
MS: ¿Conoció tu esposa aquí?
JA: Ahí en Baja California.
MS: Cuando vino a visitar a México.
JA: No, ahí nomás me vine así y ahí la encontré aquí en Motel. No, pos…
MS: Se casaron.
JA: Y ya.
MS: Y como usted vino la primera vez sin contrato, ¿encontró como oposición de otros trabajadores o tenían queja con usted?
JA: No.
MS: Luego cuando vino con contrato, ¿había otros sin contrato?
JA: Sin contrato muchos.
MS: ¿Sí? ¿Llegaban muchos?
JA: Ey. Y a mí me decían: “Vamos a desertarnos y agarrar un jale”. “No”.
MS: (risas)
JA: “No lo dejen así, yo quiero cumplir mis contratos, cumplidos”, ey. O sea no ir a mi tierra pa atrás, ahí a Mexicali, volverme al contrato.
MS: A otro contrato.
JA: De vuelta, eso no es bueno. Un récord muy mal. (risas) Ey, ya le digo. No, pues que eso lo que te digo que me contraté en Salinas, me dieron, me concedieron un permiso de tres días, ir a la oficina, que mi papá estaba muy malo y sí. Pero me dio una carta y yo miraba que bajaban muchos del camión, ya los tenían en la lista que se desertaban. “Si vinites, si no traes con qué comprobar”.
MS: Te mandan para atrás.
JA: “Vas pa atrás y vas a perder tu contrato”. Le dije: “Aquí está mire, mi carta, mire, tres días me dio La Asociación donde estoy en Salinas y con el patrón Cáñez”. “Oh, muy bueno, ya mañana tú a trabajar”.
MS: ¿Pero solamente tres días para ir hasta Michoacán?
JA: No, allá en Mexicali.
MS: Ah, Mexicali y luego regresar, ah okay. Su papá estaba en Mexicali. Ah, okay. So, sí lo podía hacer entonces.
JA: Oh, sí, fácil. En camión Greyhound.
MS: Greyhound. (risas)
JA: Muchas horas.
MS: Sí, dura bastante, ¿verdad?
JA: Ey.
MS: So, ¿tenía mucho contacto con su papá y su mamá ya que estaba aquí en los Estados Unidos?
JA: No, pues mi mamá se murió, yo quedé chico y los hermanos estaban más chiquillos, de dos, tres años. Y yo no, más o menos tenía unos ocho o siete años cuando falleció mi mamá y ya las hermanas que quedaban solteras, dos, ésas nos acabaron de criar a nosotros hasta que todos agarraron camino pos a hacer su vida cada quien. Ya se casaron, ya ellas también se casaron ya señoras, ya macizas, de treinta y tantos años, qué aguante, ¿vedá? Hacernos braceros nosotros.
MS: A ustedes, sí.
JA: Mira, éramos nueve y hermanos, todos a la vez.
MS: Y cuando vino a los Estados Unidos, ¿les escribe, hablaba con ellos?
JA: No, sí.
MS: ¿Sí?
JA: Escribía y iba a darles una vuelta cada y cuando hasta allá hasta Michoacán.
MS: Y, ¿les mandaba dinero?
JA: Ahí dinero. Cada y cuando, a mi papá, pa que les diera a ellos, esos eran…
MS: Y, ¿con money order o cómo mandaba?
JA: Sí, sí.
MS: Así con money order.
JA: Ya el poco tiempo que duraba, pues, dieciocho meses, me lo traiba aquí a Mexicali, aquí cerquitas con mi familia y ahí lo tenía. Cada dos semanas él me esperaba ahí en la línea, era su dinerito aparte y el dinero de la señora aparte. Yo no me separé hasta que falleció, no le hacía que estuviera casado, yo le ayudaba. La suerte me ha ayudado, así el que ayuda a sus padres, tiene…
MS: Se queda bien.
JA: Tiene algún amparo. Hasta la fecha, sí, ya le digo.
MS: So, hábleme un poco de su rutina diaria cuando era bracero, ¿como cuántas horas trabajaban?, ¿de qué horas se levantaban?, ¿cuándo comían?
JA: Nos levantábanos, nos levantaban a las cinco de la mañana a desayunar y el que no se levantaba a esa hora, se quedaba sin…
MS: Se queda sin comer.
JA: Sin comer. Ya no le echaban el lonche, se quedaba sin desayunar nada, bueno. Y ya hasta en la tarde que llegaba a comer. ¿Por qué? Porque estaba dormido y yo no.
MS: No.
JA: Temprano: “Vámonos”. Y a veces, había veces que nos maltrataban bien feo, eso sí que estaba de (ininteligible) en ese tiempo, no estaba muy fácil. El que se portaba mal, pos lo trataban mal y luego nos cambiaron de cocinero porque la comida no es muy buena.
MS: No era buena.
JA: No. Todas las noches (ruido) al baño, a correr. Le echaban no sé qué a la comida, muy malos cocineros había.
MS: Y, ¿eran güeros?
JA: No, eran mexicanos.
MS: Eran mexicanos y no servían.
JA: Mexicanos los hijos de la… (risas) Y nos quejábanos a La Asociación con el mero mero patrón y nos volvían a cambiar y es que para que lo purgaran a uno, le dije: “No, no, no, ¿por qué pues hacen eso? Si trabaja muy duro uno, ya lo saben, ocho horas diarias, muy duro. El azadón muy cortito y luego ocho horas clavado y, no: «No, no hagan, pos no se paren, no quiero postes»”. No, no, no y era puro mayordomo mexicano, eran más malos.
MS: Los más malos.
JA: Ey, que el…
MS: Los gabachos.
JA: ¿Por qué? No querían la misma gente.
MS: Sí.
JA: Los mexicanos.
MS: Y, ¿eran mexicanos de México?
JA: De México, porque ellos desde muy chavalos arreglaron los papeles y ahí se jue metiendo hasta que se jue, que les dieron de mayordomo para las cuadrillas de braceros aquí y allá pa arriba, igual, todos mexicanos.
MS: Todos mexicanos.
JA: En Salinas puro mexicano, ay, no recuerdo cómo se llamaban pues los cerillos, pero ahí hijos de… Nomás, los más malos para la gente, ¿ves?
MS: Sí.
JA: Lo trataban mal a uno: “Muévanse, y ándale”, hijo…
MS: No, hombre.
JA: Que se arriesgaban en troques, bien arregladas las lonas y bancas formaditos. Nombre, hijo de la… Y: “A trabajar”. Y: “Ándele, vámonos”.
MS: Y, ¿hacían buen dinero los mayordomos o no?
JA: No, pues sí. A ellos les pagaban bien. Pero uno no ganaba ni a peso la hora. Un tiempo $0.80 y tantos, $0.90 y tantos centavos la hora, ¿cuál dinero? Y eso sí, que muy poquito dinero, pero con $5, $6 dólares comprabas todo, zapatos…
MS: Levi’s.
JA: Y Levi’s, chamarra y ropa, todo. Y te sobraban unas cuantas coras [quarters] pa una soda.
MS: Y le pagaban diario, ¿dijo que le pagaban diario?
JA: No, cada semana.
MS: Cada semana le pagaban.
JA: Cada semana me pagaban.
MS: Y, ¿en cheque o efectivo?
JA: No, en cheque, ganaba uno en cheque.
MS: Y, ¿te quitaban la comida?
JA: Sí.
MS: Y, ¿hospedaje y todo de ahí?
JA: Sí, todo eso. En aquel tiempo no, nosotros no supimos de médico nada, puras pastillas que le daban a uno ahí mismo, que traiban ellos esas aspirinas, era todo gracias a Dios y yo necesitaba ese dinero. Ahí está la fregadera esa. Y así, le quitaban a uno…
MS: Lo quitaban todo, ¿vedá?
JA: Sí, poco pero de todas maneras.
MS: Sí. Y luego cuando le daban el cheque, le pagaban con cheque…
JA: Con cheque.
MS: ¿En dónde lo feriaba?
JA: Ahí en las tiendas.
MS: En las tiendas.
JA: Donde compraba uno ropa.
MS: ¿Ahí se los cambiaban? Y, ¿eran gabachos ellos también los que tenían…?
JA: A veces eran como gabachos pero hablaban poco español.
MS: ¿Sí?
JA: Sí, con uno.
MS: Y, ¿le cobraban el cheque?
JA: Oh, sí amigo. Muy poco dinero, pero al rato, uy, mucho dinero, fue mucho.
MS: Además que, más que nomás la ropa y you know, los Levi’s o lo que sea, ¿qué otras cosas le gustaba comprar?
JA: Radios.
MS: ¿Radios?
JA: Todo eso, me llevaron para la señora pa que tuviera música. En aquel tiempo no alcanzaba uno para televisión. Ya mucho allá, entonces sí, una televisión. Es todo, era todo lo que llevaba uno.
MS: Y descríbame un poco ahí donde, su hospedaje, ¿cómo en dónde se quedaba? Me dijo un poquito de las camas, ¿pero habían otros muebles o cuántos estaban en un cuarto?
JA: Uh, éramos bastantes.
MS: ¿Sí?
JA: Habíanos en una, que le decían barraca que, amplio, larguísimo, caben.
MS: Como pa solados.
JA: Nomás que había baños bien limpios, todo.
MS: ¿Sí?
JA: Sí, tu cama bien limpiecita, colchón, todo bien. No como en México, como los presos. Yo casi no he estado preso en mi tierra, menos aquí. (risas) Aquí es más limpio. Sí ese verano yo estaba, si me agarraba La Migra, ya sabía si me guardaban unos cuantos años, le ponen rastrillo pa que se rasure y se bañe, jabón, ¿qué más quieren? Bien limpio, tá bien.
MS: Tá bien.
JA: No, por aquí [es]taba bien la cosa, yo sí le decía: “No”. Pero en México, ay hijo de la fregada, no. Ahí una vez nos agarraron en Tijuana, aventaron así la comida y si no la cachabas, te quedabas sin comer. En Tijuana. ¿Qué es eso? No, muy bueno. Y tú en Estados Unidos, su comedor, que tienen que levantarse y a bañarse, bien aseado, la ropa limpia, camiseta, todo. Y ahí en México muy mal.
MS: Muy mal.
JA: No, bueno, donde anduve yo, nomás en Tijuana es la única vez que ha caído ahí porque navajearon a un emigrante y no se murió, el que nos llevaba, el que nos pasaba ahí por Tijuana. Éranos siete y a todos nos abordaron en ese entonces, casi a los quince días y se compuso y ya nos echaron pa fuera. Pero en Mexicali nunca pisé yo la cárcel, ni en borracheras, pos ya no tomo. Ni pleitos, no me gusta tampoco. En los pleitos no son buenos, ni ganados ni perdidos.
MS: Sí.
JA: Es lo que le digo a los nietos y a los hijos. ¿Por qué cree que, mire, bien tranquilo aquí? Cada uno pasó a México bien a gusto. Y que lo anden persiguiendo ahí, aquí va y bueno.
MS: Cuando estaba trabajando, ¿le pagaban todo a los braceros igual o había diferentes niveles?
JA: Sí, todos, sí.
MS: ¿No? Todo igual.
JA: No, el que ganaban bien poquito era el que regaba, el regador. Y luego cuando ya, verá que ya me quería ir pa mi tierra, a ver a mi familia un tiempo. Traté de meterme a regar, como ya le entendía allá en México, a regar las parcelas de algodón y ya le dije que si había chanza de regar y ya dijo: “Sí, pero puro de noche”. Porque los emigrados trabajaban puro de día, de día, de noche no trabajaban y te dejaban la agua bien tendidita, pa los que querían regar de noche, los que andaban contratados y eran los bares. No, me fui quedando y pos me aliviané un poquito más. Pagaban un poquito más.
MS: Sí, regador.
JA: Pero en el campo era igual, todos los…
MS: Todos hacían lo mismo. Y, ¿había como una cosecha que pagaba más?, ¿como algodón o fresa?
JA: Ey.
MS: ¿En cuál pagaba más de eso?
JA: Bueno, pues la…
MS: De la vegetal.
JA: En la vegetal, los que andaban en el repollo, en la lechuga, un poco más, según, que los que andan en el azadón.
MS: ¿Porque allá era más trabajo o qué?
JA: Ya, y luego pues, eran más buenos pa cargar.
MS: Para cargar.
JA: Pos buen movimiento en distintos trabajos.
MS: Sí.
JA: Ahí se sabe que lleva más puntos adelante.
MS: Y, ¿alguna vez tuvo algún problema en el trabajo?
JA: No.
MS: ¿No?, ¿nunca?
JA: Nunca.
MS: ¿No? Y, ¿encontró algún tipo de discriminación en el campo o en el pueblo o algo así?, ¿no?
JA: No.
MS: Y onde estabas trabajando, ¿había comidas mexicanas?
JA: No, sí.
MS: ¿Sí? ¿Ya establecidas y todo?
JA: Ahí.
MS: Y hábleme un poco de su conocimiento del pueblo y cómo la pasaban con ellos los que ya estaban aquí.
JA: Ya había personas que nos juntamos con los que ya tenían sus papeles arreglados y nos llevaban al pueblo a comprar ropa, todo eso y regresaba uno por ahí mismo y así todos bien tranquilos. Y como en ese tiempo no podía uno, pos no le alcanzaba pa andar pisteando como en bares que ganaban, pues, más dinero, no.
MS: No había.
JA: Nosotros nomás tanteando que, traer un cinco en la bolsa que sobraba y ir contando para mandarle a la familia y todo, lo más posible. Y no andar tanto en el pueblo porque está bien caramba. Era todo. Y no, ya después, pues ya se acabó la bracereada, pues ya nos sentamos un poco y ahí andamos de vuelta. Y hasta que me fui quedando aquí, pues que me toca suerte que agarro el seguro social y fíjese, que el [19]76, [19]70, pos yo agarraba desempleado todo. Con mi seguro tenía años trabajando, en el [19]65 y ya entonces llegaba y sacaba el jale de la uva, todo eso y quedaba uno con el patrón en lo que lo ponía a limpiar, a quemar zacate con una pompitas ahí debajo de las parras y unos cuantos nomás. Ya nos fuimos quedando. Ya después dice: “¿Saben qué? Vamos a piscar de la uva que sobró, es pasa”. “¿Qué es eso?”. “Vamos a ir haciendo pasas, ir a secando”. Y no, nomás piscaban para él y muy barato que nos pagaban la libra, a $0.16 centavos la libra o $0.14. No, ya cuando subió a $0.20, qué alegría, a la semana. Y de ahí, porque nosotros no íbanos pa arriba a seguir la corrida pues no teníamos papeles y ahí nos fuimos quedando. Y hasta que ya, ya nos dio las cartas pa arreglar el [19]60, [19]60, el [19]86, [19]84.
MS: Cuando pasaron La Amnistía.
JA: Pero yo ya tenía aquí mi gente, yo estaba solo y él, ya entonces me alivianó con una traila, pagó todo, nomás yo pagué el enganche. Dijo: “¿Tiene pa el enganche?”. “Sí, señor”. Dice: “Yo voy a pagar todo”, dice, “y le voy a estar rebajando cada mes tanto, ¿de acuerdo?”. “Sí”, le digo. Porque ya sufre uno mucho aquí solo y tiene que tener, pues si se vienen sus hijos, sus hijas, ya tiene ónde hacer cocina, ¿ves? Donde cocinar y dormir a gusto, con su baño y todo, ¿no? Bien a gusto. No, nos fuimos quedando y hasta que pasó eso, pero realmente no, a mí no me agarraron muy seguido La Migra porque me traiban separado. Todo el tiempo andaba con los regadores yo apaleando. Lo que hacíamos de drenaje y de agua, a pura pala, que saliera el agua pa fuera, metía más horas pero ya.
MS: ¿Agarró otro, un poquito de lana?
JA: Un poquito más, para venirme.
MS: ¿Qué hacía entonces en sus días libres, cuando no estaba trabajando?
JA: Pues a veces, hasta los domingos le entraba uno.
MS: ¿Sí?, ¿hasta los domingos?
JA: Medio día por lo menos, seis horas, si no quería uno, hay mucho cansado, muchas horas. Doce horas a veces, muchas.
MS: ¿Al día?
JA: Al día. No, pero pues ni modo, ¿que íbamos a hacer?
MS: Sí.
JA: Ni modo, taba pesado.
MS: Y, ¿en los campos celebraban como fiestas patrióticas o días de santo?
JA: Pues a veces.
MS: A veces.
JA: A veces no.
MS: ¿No? Nomás de vez en cuando.
JA: De vez en cuando nomás. Sí, le digo y durmiendo debajo de huertas.
MS: ¿De las qué?
JA: De las huertas.
MS: De las huertas.
JA: De toronja, naranja. O si no, debajo de los palos, [es]tuvo bueno. Debajo de los árboles, casitas y cocinando y llueve y llueve y se mojaban las cobijas.
MS: Sí.
JA: Pues a dormir nomás así parados, ahí echando vueltas, nomás, ¿qué hacíamos?
MS: Sí.
JA: Ahí que…
MS: Ahí nomás.
JA: Sí, pues hasta que se secaban, no, no, [es]tuvo duro la cuestión ésa de mojados que le decían, muy duro. Que nos quedamos aquí, gracias a Dios. Y ahí estamos, pero ya estamos bien contentos, ya viejos, ya ni modo, ¿qué se va a hacer?
MS: Ya arreglado. So, para usted, ¿qué significa el término bracero para usted?
JA: Pues, ¿qué le diré? No, pues que, en cuestión de, ¿como de qué dice? Dígame.
MS: ¿Cómo?
JA: ¿Como de qué se trata o qué?
MS: Pos no, nomás como, ¿qué significa para usted ser bracero?, ¿cómo se siente? Cuando mira pa atrás, cuando reflexiona en su vida de ser bracero, ¿si era buen decisión venir o era una experiencia buena? Y, ¿cómo cambió su vida?
JA: No, pos a mí me cayó bien porque, pues a veces se, había uno que no lo trataban mal, pues según la gente, pues. Había una gente rebelde que no se dejaban mandar y gritándoles al patrón y yo nunca hice eso.
MS: ¿No?
JA: Pues yo, uno se aguantaba, venía a trabajar, no venía a mandar. Venía uno a que lo mandaran, no mandar uno, pos ni modo. Había unos que los cambiaban de lugar, porque: “No me gustó ese jale, la fresa es muy pesada”. “¿Entonces qué te gusta? ¿Cómo te van a cambiar de lugar si te tocó fresa? Tienes que aguantar hasta que se acabe pa que te cambien de trabajo”. “No”. “Entonces pa fuera”.
MS: Y, ¿qué le pasaba a esa gente si ellos nomás…?
JA: No, pues…
MS: ¿Lo corrieron?
JA: Ey, los echaban pa fuera, pos ni modo. No querían trabajar. Mucha gente, no, en cantidad. Nada más bien (ininteligible) no les gustaba, quince días duraban: “Vámonos”.
MS: Y ya, y se fueron.
JA: “¿Te vas? ¿Cómo te vas?”. Veníamos a trabajar, con tanta a qué nos vamos. Apréndele a la vida allá afuera, pa venir a entrar pa acá con los gabachos a trabajar, ¿cuál es el chiste? Pues no. “No, pos como tú ya fuites de bracero desde chamaco, te gustó, de alambre, te gustó los dólares”. “Seguro. Pues aquí venimos a trabajar y tempranito”, le dije, “tú no te levantas temprano, si no, pos”…
MS: No la haces.
JA: “No la haces”.
MS: No la haces.
JA: Deja el rait [ride], deja el patrón. Tienes que sufrirle a la vida para gozarle un rato.
MS: Después.
JA: Con el favor de Dios, después. Si viviste al nervio la vida y así fue. Sí, ya le digo. Y pues, y yo generalmente yo cuando tenía mi familia chica y luego yo expiré pa acá porque pos, para hacerla crecer, darle estudio. De otra manera ya no alcanzaba más que pa medio comer en México y bien trabajado. Y aquí, pues ya duraba meses y ya mandaba cada quince días buen billetito y ya se vestían y ya tenían qué comer bien más o menos. De otra manera taba difícil pagar.
MS: Taba difícil.
JA: El vestirlos, darles estudio.
MS: Para alimento.
JA: No nos faltaba el alimento bien. No, hasta eso salía a la orilla. Cuando me agarraban así La Migra, duraba más que un mes allá afuera, unos quince días juntos: “Vámonos de vuelta”. El mismo patrón. A trabajar.
MS: Y cuando regresaba, a veces cuando lo deportaban, todavía no le iban a pagar, ¿verdad? Como lo deportaban a medio mes, media semana y no tenía dinero, ¿verdad?
JA: No.
MS: Y, ¿cuando regresaba se lo daba pa atrás el patrón?
JA: Ey.
MS: El mismo patrón, ¿verdad?
JA: No, el mismo patrón ahí tenía el cheque.
MS: (risas)
JA: Seguro. Aquí guardando el cheque cuando regrese.
MS: Ahí está. (risas)
JA: Está seguro.
MS: En una semana. (risas)
JA: En una semana, dos semanas. Tá bueno. A veces había un pariente que se quedaba, que tenía papeles y nos lo manda, nos lo mandaba junto con el pariente y uno iba con el pariente a donde vivía, ahí en Tijuana, le daban la dirección donde tenía su casa, todo y iba y levantaba uno el cheque, muy bueno. “Oh, mandando el cheque con tu primo, con tu tío”. “Tá bueno”. Y mandando decir que ya recibiendo, porque yo cobro algo leve. No, no había desconfianza de nada.
MS: ¿No se quejaron por eso?
JA: No.
MS: Pos bueno, ¿hay otra cosa que le gustaría platicar o está bien?
JA: No, pos ya es todo, el recuerdo de la vida.
MS: Sí. (risas)
JA: No, tiene, se pone uno a pensar [en] los nietos, ya tengo nietos ya de veintiocho años, ya grandes. “Ay tata, en todo le sufrió mucho la vida”. “Ah qué mijitos, ustedes sí quieren sufrir en la vida”.
MS: (risas)
JA: No.
MS: Qué saben, ¿verdad?
JA: Qué saben.
MS: No.
JA: “Nada saben ustedes chamacos”. Mi vida está hasta la fecha, tá haciéndola el puro viejo aquí. Antes de que le ayuden, antes les ayuda el hombre con poco que tiene. “Ay, ¿no tienes tanto?”. “Oye, pos, ¿qué haces con el dinero?”. No, no les alcanza, están jóvenes, se les hace fácil todo. No, no, eso no es.
MS: Así no debe ser.
JA: No van.
MS: No.
JA: Tan propasados estos chavalos.
Fin de la entrevista
Interviewer
Sifuentez, Mario
Interviewee
Aguilar García, José María
Location
Coachella, CA
File Name Identifier
Aguilar_Garcia_COA002
Citation
Sifuentez, Mario and Aguilar García, José María, “José María Aguilar García,” Bracero History Archive, accessed November 25, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/335.