Jesús Aceves Gutiérrez

Title

Jesús Aceves Gutiérrez

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Jesús Aceves Gutiérrez was born on August 15, 1939, in Tototlán, Jalisco, México; he is the second oldest of eight brothers and five sisters; he received little formal schooling, but his mother taught him to read and write; in 1957, he joined the bracero program; he worked in Coachella, California picking cotton, dates, grapefruits, lemons, and oranges; he left the program in 1960 and later returned to California to pick dates.


Summary of Interview: Mr. Aceves Gutiérrez recalls his childhood in Tototlán, Jalisco, México; he explains that his father was a wealthy man, and that his mother educated him; at age eleven, he began working in agriculture; he remembers joining the bracero program in 1957 and traveling to Empalme, Sonora, México for his contract; moreover, he relates what the contracting process was like, how he was treated by officials, and what physical exams he was given; he describes being taken to the border in trucks, and how he was deloused in El Centro, California; he expresses feeling humiliated during this process; furthermore, he explains how braceros were picked for work at El Centro and then taken to their worksites; he worked in Coachella, California until 1960, picking cotton, dates, grapefruits, lemons, and oranges; he details daily life as a bracero, the work he did, how much he was paid, and how many hours he worked; more specifically, he outlines the differences between getting hourly pay versus contract pay, as well as how deductions were made to his paychecks for food; he details bracero living arrangements, the bad quality of the food they received, and how they were treated by foremen; he also discusses labor unions that were developed in the fields; in addition, he remembers how he was discriminated against by police officers; he states he returned to Coachella with papers after the program finished; beyond his bracero experience, he relates that he is a writer and composer; he also states that he once had a close encounter with a UFO.

Creator

Mena, Violeta
Aceves Gutiérrez, Jesús

Date

2006-05-20

Subject

bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Jesús Aceves Gutiérrez

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini disc

Duration

1:11:00

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Jesús Aceves Gutiérrez
Fecha de la entrevista: 20 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Violeta Mena

This is an interview with Jesús Aceves Gutiérrez on May 20th, 2006 in Coachella, California. The interviewer is Violeta Mena. This interview is part of the Bracero Oral History Project.

VM: Antes que nada muchas gracias por tomar tiempo de su día para venir a hacer, a hacernos el favor de compartir con nosotros su experiencia. Antes que nada, me gustaría que para quede grabado en el casete, su nombre, fecha de nacimiento y lugar de nacimiento.

JA: Mi nombre es Jesús Aceves. Fecha de nacimiento es 8/15/39. [15 de agosto de 1939]

VM: Lugar de nacimiento.

JA: Nacimiento, Capilla de Milpillas, Jalisco.

VM: ¿Es un lugar grande, pequeñito?

JA: Es un pueblo chico.

VM: Pueblo chico.

JA: Sí.

VM: ¿Su familia más o menos, como cuántos hermanos, hermanas?

JA: Bueno, somos muchos hermanos, la mayoría todos estamos aquí. Y pues mi familia pues son de aquí ya todos. Me da gusto que yo no tuve escuela, yo vine a trabajar y me da gusto que mis hijos sí tienen escuela. El más grande se salió del colegio, nomás hizo el primer año de colegio y se salió. La que sigue es una mujer y ella es médico veterinario. La que sigue de ella trabaja en la Art Tech, en la compañía donde hacen armas y parque aquí en Coachella y ella es ayudante de los ingenieros de la planta.

VM: Es un technician.

JA: Technician y supervisora.

VM: Qué bien.

JA: Y tiene muy buen trabajo. La que sigue mañana se gradúa de maestra.

VM: Felicidades.

JA: Y la más chica, tiene dos años de ser maestra.

VM: Mire, qué bien.

JA: Y el muchacho más chico, ya este año agarra ya su título de…

VM: Arquitectura.

JA: De ingeniero arquitecto en planeación de ciudades y puentes. Es un orgullo para mí muy grande.

VM: Ha de ser muy orgulloso de sus hijos.

JA: Porque pos gracias a Dios me han salido bien toda mi familia y pues es el gusto que tenemos nosotros.

VM: Pues sí, ¿verdad? Empieza a cosechar todo lo que sembró como quien dice con su trabajo. Felicidades.

JA: Desde luego ven el ejemplo en uno. Yo trabajaba mucho por un lado y mi señora en otro y mi señora trabajó veinte años nomás en un puro empaque de zanahoria aquí en Coachella.

VM: Ah, ¿en una cannery?

JA: Ey. Duró veinte años derechos en un empaque. Y conmigo en las palmas duró como diez años ayudándome a piscar dátil ella, yo arriba en la palma y ella me solteaba abajo.

VM: Ah, entonces el date.

JA: Sí.

VM: ¿Ése viene de la palma?

JA: De la palma, sí.

VM: Y, ¿específicamente qué es?, ¿una semilla o qué es?

JA: Es una fruta, ¿cómo no me dijo? Yo tengo en la casa, yo le hubiera traído.

VM: Ah, porque…

JA: ¿Cómo le hago para…?

VM: (risas)

JA: ¿Cómo?

VM: Ya nos vamos nosotros mañana a Blythe, California, fíjese.

JA: Ay, Diosito.

VM: Vamos a manejar. Creo venimos el martes, pero no estoy segura.

JA: Si viene el martes me llama.

VM: Bueno, aquí está su teléfono.

JA: Ahí [es]tá mi número. Yo se los llevo, nomás que anden por aquí cerca.

VM: Sí, vamos a venir aquí precisamente.

JA: Ah bueno, me llama, yo se los traigo.

VM: ¿Entonces es una fruta?

JA: Sí, es una fruta muy buena.

VM: Y, ¿es amarilla o café, de qué color es?

JA: Se hace como cafecita cuando ya madura. Y, ¿cómo le dijera? Está muy industrializada. Del dátil hacen pan, jugos y que yogures y que la fregada. Del shake, milkshake que le nombran, oiga.

VM: Milkshake.

JA: No, qué bárbaro.

VM: A date milkshake.

JA: Ey, cuando pide uno un milkshake, le ponen cuatro dátiles, un vaso de leche, lo hacen licuado, oiga. No, es una bebida que si no come ya en todo el día con eso tiene.

VM: Ay, qué rico, fíjese.

JA: Bien sabe le quita el hambre. Es muy, muy nutritivo el dátil.

VM: Qué bueno. Ah, ¿sus padres?

JA: Oh, mis padres [es]tán en México.

VM: ¿Todavía están?

JA: Pues, ya nomás vive mi papá; mi mamá ya murió. Pero mi papá todavía vive y tiene noventa y cuatro años el señor.

VM: Todavía joven, fíjese.

JA: Pues ya, ya ya pobrecito, ya se le está cansando al hombre el caballo oiga, y cuidado. Pos ya ni modo, ya son los años.

VM: ¿El a qué se dedicaba cuando usted era niño?

JA: Pues mire, él tuvo la chanza o la suerte, hijo de hacendado. Mi abuelo fue hacendado de cuando los españoles. Como a mí me gustan mucho las antigüidades [antigüedades], tengo el rifle del papá de mi abuelo.

VM: Imagínese.

JA: (risas) Se llamaba mosquete, de los primeros rifles de funcionamiento instantáneos. Esos venían de Francia, porque cuando España no pudo sostener el tirón de los indios cuando se les rebelaron y acabaron a España, entonces España le dio la chanza a Francia y Francia fue cuando mandó sus ejércitos a México y entre esos, según la historia me platican que iba los hermanos de mi bisabuelo, algo así. Mandados por Francia a pelear en México, pero los derrotó México y yo tengo el rifle de ellos, de uno de ellos.

VM: Imagínese.

JA: Es una antigüedad, vea que la guardo con mucho…

VM: Como eso.

JA: Aprecio y cariño.

VM: Sí. Ha de tener un este, valor sentimental mucho más que…

JA: Sí.

VM: ¿Entonces su papá era el mayor de su familia? De sus hermanos, ¿él era el mayor por eso fue el hacendado?

JA: De los, había otro hermano más mayor que él y el hermano mayor que mi papá, ése fungía en la hacienda como…

VM: ¿Mayordomo?

JA: Como mayordomo, él era el del dinero, era el que pagaba.

VM: El administrador.

JA: Y mi papá era el mayordomo de la gente y…

VM: Perdón, continúe.

JA: Y tenían mucho ganado.

VM: Ah, era lo que le iba a preguntar.

JA: Tenían muchos trabajadores, yo me acuerdo bien. Oiga, yo tenía como catorce años cuando murió mi abuelo, inmensamente rico, oiga. De los hacendados ricos era él, oiga. Tenía una hacienda completa de él, una propiedad grandísima y aparte de ésa, tenía otras dos medias haciendas o bien sea tenía dos haciendas mi abuelo y en las dos tenía ganado. Yo creo cuando murió mi abuelo no sabía ni lo que tenía el hombre, murió de cáncer. De repente empezó a estar malo y malo, y murió. Y se repartieron y mi papá todavía conserva su propiedad.

VM: Imagínese.

JA: Y ya está solo, ya no puede administrar, pero es un hombre, mire de los españoles duros, una piedra, oiga pa gastar el dinero el hombre.

VM: Imagínese.

JA: Tá mucho muy rico mi papá pero él no. “Papá mire que hay que hacer esto”. “Yo no tengo dinero”. Nunca tiene. Y él trae, hasta la bolsa la trae de pacas de dinero.

VM: De billetes.

JA: Y no trae.

VM: (risas)

JA: Qué curiosa esa gente, oiga.

VM: Sí. (tose) Entonces, ¿su mamá? No sé cuándo falleció.

JA: Sí.

VM: ¿Sí mucho muy joven?

JA: Sí mi mamá murió. No, ya murió grande, murió hace como seis años que murió, como el 2000 por ahí, como el 2000 murió ella. Y mi mamá también hija de otro hacendado. Entonces se imagina mi papá oiga, agarró herencia de dos lados.

VM: De dos lados.

JA: Ay Diosito, oiga.

VM: Y no tiene dinero.

JA: No, no tiene. No, él no tiene dinero.

VM: Y, ¿cuántos hermanos, tuvo hermanos usted, hermanas?

JA: Sí.

VM: ¿Cuántos fueron?

JA: Sí, somos como ocho hermanos y cinco hermanas.

VM: Imagínese.

JA: Sí, un familión grandísimo.

VM: Trece.

JA: Ey.

VM: Y, ¿todos sobrevivieron, no hubo…?
JA: Sí, no, todos sobrevivieron, sí.

VM: Qué bueno.

JA: Todos.

VM: Y, ¿su mamá qué hacía, nomás los cuidaba a todos ustedes?

JA: Sí, sí nomás nos cuidaba.

VM: Y, ¿usted qué número fue?

JA: Segundo de la familia, por cierto que el mayor ya murió y murió de cáncer y por las palmas de dátiles, porque es una química muy fuerte la que le ponen al dátil. Yo estoy vivo porque yo me zafé pronto del trabajo de la palma, pero le ponen una química muy fuerte.

VM: ¿Fertilizante, algo así?

JA: Sí. Le ponen una clase de malatión, que le dicen, malathion y azufre. Cuando la andábamos esprayando, a mí me tocaba esprayar, años que yo hice por eso, hice muchos años yo de esprayar la palma. Porque tiene mucha plaga el dátil, como la uva. Ya ve que la uva también es dulce y la espreyan así, pues el dátil es igual, oiga, y le meten una química muy fuerte para esprayarlo. Cuando andaba esprayando, arañitas, mosquitos y así animalitos que se les pegan al bonche de dátil. Cuando les llegaba así con el spray a echarle al bonche, a veces que había pac[i]encia y tenía chanza de ver la araña que estaba arriba o cuando le llegaba el polvo, al caerle el polvo pa cuando caía abajo ya caía muerta la araña. ¿Se imagina a uno? Ahora, tá bien, le dan a uno un traje, pero no le aguanta más como de las siete de la mañana hasta las diez de la mañana, porque de las diez de la mañana en delante el calor se pone muy duro.

VM: Tá bien caliente.

JA: Ya no lo soporta uno, entonces tiene uno que hacer esto, mire, quitarse todo y nada pa alcanzar a respirar; si no, no respira uno.

VM: Y cuando hacían ese tipo de trabajo, como les advertían: “Eso es muy peligroso”, esto es…

JA: Nada, no nos decían nada.

VM: Malathion, sulfur.

JA: Nada, no nos decían nada.

VM: O, ¿nomás: “Vayan y háganlo”?

JA: “Vayan y ya háganlo”. Pero hasta eso que sí nos decían que nos protegiéramos con el traje que nos daban. No nos advertían el peligro, pero sí nos daban. “Mira, pónganse este traje”. Los dan todavía ahorita. Ya no hay mucha palma como había antes, porque Estados Unidos empezó a producir mucho dátil y de producir mucho dátil, empezó a mandar mucho dátil, empezó a mandar mucho chute y mucho hijo de palma a diferentes países. El dátil viene de Arabia, pero como aquí lo industrializaron, aquí le sacaron todo el producto, pues ahora están exportando el dátil para Arabia y hijos de palma para Arabia y con todo y dando toda la técnica, entonces Estados Unidos, fíjate, ya no tiene la misma venta que tenía. Hace unos quince o veinte años atrás, oh, Estados Unidos era la mayor producción de dátil en el mundo. Principales compradores del mundo: Francia, Inglaterra, Japón y partes de Asia, eran los primero compradores de fruta de dátil de Estados Unidos. Pues ahorita todavía le compran, pero ya no igual, porque ya muchos países…

VM: Mucha competencia.

JA: Ya lo producen. Inclusive anteriormente no había huertas de dátil en México y ahorita ahí por la Baja California hay huertas de dátil y, ¿sabes quién son? Los mismos rancheros de aquí han comprado tierra allá, sale más barata la producción, hacer producir la palma y la mano de obra y todo.

VM: La mano de obra.

JA: Pos se van para allá.

VM: Pos sí.

JA: Y Estados Unidos, ¿qué está pasando?

VM: Van perdiendo.

JA: Ya te digo y…

VM: Van perdiendo la carrera.

JA: Sí, [es]tán perdiendo la carrera ahí. Inclusive la uva, por Sonora, Sonorita, Altar Sonora y todas esas partes se da una uva mucho mejor que aquí y más pronto. Pa cuando esta uva sale de aquí de Estados Unidos, la de México ya entró. Y los productores son de aquí de Estados Unidos.

VM: Imagínese. Lo que lo hace la globalización, ¿no?

JA: Eso es pa que veas, ey. Yo no te voy a decir que todos, ¿verdad? Pero la mayoría son compañías que tienen uva allá y trabajadores los agarran de allá, les sale muy barato.

VM: Sí. ¿Entonces usted y su hermano fueron de los que se vinieron de braceros?

JA: Sí.

VM: ¿Fue a la escuela usted?

JA: Muy poca escuela, porque como te digo, mi papá era hijo de hacendado, para nosotros no hubo escuela. Y había escuela en el rancho, en la hacienda había escuela, había campos de futbol, pues todos podían ir a jugar futbol menos nosotros porque nosotros diario teníamos trabajo. Nosotros en cuanto pudimos, yo a los once años eché a yunta. Agarré la yunta de bueyes para trabajar a los once años. Entonces, ¿cuál escuela? No tuve chanza de escuela, nada. Me enseñé gracias a Dios, poco a poquito casi yo solo y preguntándole a mi mamá. Y mi mamá me daba tareas y ya yo las hacía, porque siempre me gustó mucho la lectura y escritura y todo, no es por presumirte, no tuve escuela pero tengo un orgullo grande y te lo voy a demostrar. Mira, a pesar de que no tengo escuela, fíjate la credencial que traigo. Soy compositor, soy escritor, [es]toy por publicar un libro de mis experiencias que yo tengo. Ay, no puedo sacar la credencial, ay, ay, ay. Yo soy socio de Fonovisa, Fonovisa de México.

VM: Sociedad de Autores y Compositores de Música.

JA: Mexicana.

VM: Imagínese, qué, felicidades.

JA: Tengo siete, tengo nueve temas ahorita en Fonovisa. Y no, no han salido, ¿sabes por qué? Porque es una mafia muy grande, ya me di cuenta que si no meto dinero, no salen mis temas para arriba. Yo tengo unos temas muy buenos. Tengo una canción que se llama Como Cartas, fíjate, dice así: (canta) “Como cartas los dos nos juntamos, como lo hacen dos buenos tahúres, tú quisistes ganarme con reyes, pero soy un experto en albures”. Me salió pero bien esa canción.

VM: (risas)

JA: Y tengo otra que se llama Por No Corresponderme. Dice: (canta) “Ahora ando borracho pues no sabes quererme, la culpa tú la tienes por no corresponderme. Te traje serenata, te canto en un tu ventana, no sé si estás dormida o no estás en tu cama”.

VM: ¿Dónde andaría si no estaba?

JA: (canta) “Ahora quiero verte, esencia de las flores. Yo soy tu presidente, el que merece honores”. Me salió muy bien. Y luego tuve una novia que no me casé con ella, le hice una canción y también me salió muy bonita y se llama Un Día Te Escribí Una Carta. Y luego mataron a dos hermanos míos y les hice un corrido también y también está grabado. Y por un tiempo, todos los sucesos que pasaban en mi pueblo, yo los escrebí. [escribí]

VM: ¿Sí?

JA: Todo.

VM: Qué bueno. Eso es de lo mejor, ¿no? Inspirarse…

JA: Tengo mucha…

VM: En su ambiente.

JA: ¿Cómo te dijera? Empeño, y me gusta, me gusta escrebir todo.

VM: Qué bueno.

JA: Y tengo muchas experiencias, no sé si tenga tiempo de contártelas o no, alguna. En 1998, tú has oído hablar de ognis [ovnis], ¿verdad? Me levantó un ogni ovni. Fui a visitar a un hermano mío, llegué en la noche y estaban cenando él y su señora. Llegué y paré la camioneta retiradito de la casa, no podía llegar porque estaba recién llovido y los caminos allá son muy malos. Llegué y: “Vente a cenar, ¿no?”. Pos ya cenamos y la señora de él se fue a dormir, es un rancho donde vivía mi hermano, pos donde vive, no tiene luz, no hay agua, no hay nada y allá llueve mucho. En el sur de México hay tormentas que te duran cuatro y cinco días, o tormentas o lluvias torrenciales que les nombran. Había llovido mucho ese día. A las diez de la noche, cuando terminamos de cenar, le dije: “Hermano ya vámonos a dormir porque ya es noche y vengo cansado”. “Ándale”. Cuando salimos para afuera, yo me paré en la puerta así, nosotros somos muy católicos, ¿eh? Yo estoy cofrado a la Virgen del Carmen, mira, ¿eh? Traigo la Virgen del Carmen y el escapulario de Santo Niño de Atocha. Estoy cofrado, ahorita te digo en qué consiste eso. Entonces me paré yo en la puerta, le dije: “Vámonos a dormir”, yo que me paro en la puerta y vi una luz así muy grande, uno distingue, dije: “Dios mío, pos no es una estrella, no es un avión, ¿qué será eso?”. Y cuando voltié a ver pa atrás, mi hermano, sentado donde estaba, donde terminó de cenar, vi que se santiguó así y se puso a rezar, a hacer oración. Y yo cuando llegué no había terminado mis devociones, cuando lo vi a él que estaba haciendo devoción, yo me paré en la puerta a hacer las mías. Lo curioso que cuando yo terminé, que me santigüé también yo así…

VM: Se desapareció.

JA: No, él también se santiguó. Entonces duró ratito todavía allí sentado, me causó novedad esa luz porque estaba así a un lado y de repente la luz se transportó así, uno identificas bien qué es una estrella y qué es un avión y cuando hizo esto de que se movió y se paró la dirección mía, yo dije: “Dios mío, ¿qué será eso?”. Pero no dije nada, yo nomás vi y me quedé. Mira, no quiero hacértela larga pa no entretenerte mucho, pero está interesante. Entonces, mi hermano sale de atrás de, se levanta y me llega por detrás y me dice: “Vámonos a dormir”. Y cuando me dice: “Vámonos a dormir”, yo le perdí la vista. Yo caminé como cinco pasos así para adelante y me quedé parado en el patio de la casa y le perdí la vista. Entonces me dice, dice: “Allá está tu cuarto”, me dice él. “Ándale”, le dije, “pero espérate, no te metas”, yo sentí miedo. “Espérate, déjame ir a orinar aquí nomás por fuerita de la puerta de la casa”. Y sí, mi hermano: “Ahí”, dice, “dale, ahí tira el agua en el patio”. “No”, le dije, “es tu casa, pero no la mía, deja salirme nomás pa fuera”. Entonces yo que me salgo para fuera, mira, no caminé ni cinco pasos de la puerta, no me alcancé a bajar el cierre. Aquella luz que estaba arriba, me paró así mira, (ruido) se vino, de arriba se vino así y mi hermano estaba así, mira… tá la puerta. Se vino la luz (sonido) derechito, una aparato grande. Oí un ruidito como un reloj, ese ruido no dejé de oírlo, tic, tic, tic, tic. Mira, lo alcancé a ver antes de parar, me quedé viéndolo así y se quedó un ratito así. Mira, traen un motorcito así, el aparato es en forma de un cilindro, es como un cilindro el aparato, pero trae aspas aquí. Esas aspas cuando se mueven son las que dan vuelta y son las que alcanzan unas velocidades grandísimas. Pa decirte, si no los he visto, el 1º de agosto de este, del año 2005, vinieron a mi casa a las tres de la tarde por mí. Yo he tenido contacto con ellos.

VM: ¿Eh? Imagínese.

JA: Y luego, ora verás. Deja contarte ésa. Entonces esa vez de que, llegó y paró, venían dos personas vestidas de blanco. Se abrió la puerta así y yo hasta le hice así, ira, porque la puerta se me vino derecho a mí. El rancho se aluzó todo, toda una luz blanca así bien bonita. Y mi hermano así, no me asusté yo porque él estaba ahí, tábamos juntos, pero digo una cosa, ¡qué curioso! Que a mí me llevaron y a él lo dejaron. Entonces sabes de que (tose) se abrió la puerta y venían dos personas, todos vestidos de blanco, hasta manos y todo. Yo no sé si eran hombres o mujeres ahorita te digo por qué razón. Entonces éste de acá me dijo, hasta le hizo así y me dijo: “Venimos por ti, vámonos”. Y yo pos me quedé viéndolo así y de estarlo viendo a él, cambié la vista a ver el otro y cuando vi al otro, me dibujó sonrisa aquí ira, como que se sonrió conmigo. Pero yo ya los conocía a ellos, porque ya habían venido otras ocasiones conmigo, por mí y me han sacado de la casa y no creas tú que por la puerta. He estado acostado en la cama y llegan y me levantan y pasamos así mira, por la pader [pared] así, ira, he pasado así por la pader atrás de ellos y nos vamos. Ahorita te digo a qué partes me han llevado. Entonces: “Sabes de que venimos por ti, vámonos”, y volteo y el otro se sonríe conmigo y cuando volteo pa acá, éste como que levanta una mano y mira nomás hace así y me pusieron una venda aquí negra en los ojos. Y ya éste otro se bajó y me agarró de aquí, me subió pa arriba y se cerró la puerta. Vieras con qué fuerza se levantó el aparato, mira, por un ratito me sentí mal, ay, y éste le dijo al otro: “Agárralo, agárralo, se siente mal”. Y me agarró y me hacía así de aquí y yo me quería agarrar, ¿de dónde me agarraba? Pos no veía. Entonces sabes de que me jaló y me jaló y me dijo, teníamos ratito, y dijo: “Ya está bien”. Y sí, me sentí bien. Ira, me llevaron a una parte, llegamos a una parte de repente, teníamos rato caminando, ¿sabes cuánto me tuvieron? De las diez de la noche a las cuatro de la mañana. A las cuatro de la mañana me trajeron de vuelta a la casa. Llegamos a una parte, porque sentí que el aparato empezó así como que aterrizó en una pista, algo así y yo sentí miedo y quise agarrarme y no hallaba, entonces me agarró uno: “Espérate, espérate”. Y luego dije recio esta palabra: “Ay Dios mío, ¿a dónde me llevan? Yo tengo miedo”. Y me dijo: “No tengas miedo, te trajimos a ver una gran ciudad y te vamos a regresar donde mismo”. Al decirme eso yo me controlé. Dicho esto paró totalmente, cuando paró el aparato totalmente, me quitaron la venda así, mira y me quedé viendo: “Ay, qué ciudad tan linda”. Yo no te sé decir a dónde me llevaron, yo esa ciudad nunca la había visto, y la vi y me dijeron: “Gira sobre tu pie izquierdo pa que aprecies toda la ciudad”. Y ahí estoy yo, ira, le di la vuelta completa. Donde di la vuelta completa y paré onde mismo, me vuelven a tapar los ojos, pero ya no fue venda, me pusieron un cuadrito aquí así negro, ira. Y cuando me pusieron el cuadro aquí empecé yo con la mano, a hacerle pon la otra y me dijeron: “Ni le cales, no te lo quitas”. Me pusieron el cuadrito y vuelve a levantar el aparato y me llevaron a una parte. Yo no te sé decir, pero había mucha gente, yo veía que me sacaron, me sacaron muchas fotos, pa mí que me vieron como animal raro. Me midieron, me pesaron, yo no traía camiseta, porque aquí por el calor no usa uno la camiseta, nomás la pura camisa, pero traía una sudaderita porque era en la noche, me quitaron la sudaderita, me quitaron la camisa y me pararon, me hicieron que me parara así bien ira, bien. Me midieron, me pesaron y todo apuntaron. Yo alcanzaba a ver por este lado así y así. Apuntaron todo y, ¿sabes qué dijeron? “Pos sí, es el hombre que ocupamos, este hombre nos sirve”.

VM: Lo escogieron.

JA: Me escogieron y, ¿sabes qué? Te voy a decir, al cabo eres mujer. Me hicieron que hiciera el amor dos veces con las dos mujeres. Ya te digo, y cuando, después de todo, me lavaron bien, bien lavado todo. Todavía cuando me bajaron pa abajo, todavía venía mojado. Cuando me dejaron ya en la casa, cuando llegué a la casa, mi hermano estaba bien dormido, lo curioso una cosa.

VM: No se acuerda.

JA: No, no, yo me acuerdo de todo.

VM: Su hermano no se acuerda.

JA: No, no, él vio todo, sí se acuerda. Cuando llegamos él [es]taba dormido y llegué yo y lo moví: “Felipe, Felipe, ¿por qué estás dormido?”. Y luego dice: “Ven pa decirte por qué estoy dormido”. Ve el reloj, dice: “Mira”, y fuimos a la puerta del cuarto de él y la puerta nomás estaba emparejada y su señora estaba dormida, llega y le da el aventón a la puerta y tenía una veladora prendida, dice: “Mira qué horas son”, dice, “por eso estoy dormido”, dice, “yo sabía que te iban a traer”, dice, “si a ti te levantó una luz”. Le dije: “Bueno, ¿entonces tú viste todo?”. “Sí”, dice, “a ti te levantó una luz”, dice, “yo por eso no me moví de allí”. Y no, no se movió de allí. Dice: “Yo como que me quedé ciego por un ratito”, dice, “cuando me fijé, ya no estabas tú, tú desaparecistes, con todo y el aparato se fue”. Yo creo que algo le taparon los ojos, ¿verdad? Y ya te digo que tuve esa experiencia, he tenido otras, no te las puedo contar porque sería muy largo el tiempo para ti.

VM: Sí. Me gustaría saber, ¿cómo fue que usted supo del programa de los braceros y qué fue lo que lo impulsó a irse?

JA: Bueno, el tratar de superarme a mí mismo, porque había todo en la casa, pero como te acabo de decir, mi papá muy duro con nosotros, nos hacía trabajar. No había tiempo, sábados y domingos nosotros diario trabajábamos y nunca nos daba un cinco el hombre. Yo me vine de diecisiete años de la casa y por suerte me contraté en Empalme y hasta la fecha, mira aquí estoy todavía.

VM: Y, ¿de Empalme me podría platicar cómo fue el proceso en, para la contratación en Empalme? ¿Es Sinaloa, Empalme?

JA: Sonora. Bueno, el proceso es que nos apuntaron allá en el pueblo, en una lista
para venirnos para acá. Y llegamos a Empalme y al siguiente día nos arrimamos al lugar de contratación y oímos que pasó la lista, lista de Tototlán. El pueblo de nosotros, así se llama el pueblo que está pegado a Capilla de Milpillas. Y que la lista de Tototlán y fulano y zutano y mangano, nos empezaron a llamar a todos y como iban llamando, la gente iba pasando y se iba formando. Y ahí nos, nos contrataron.

VM: ¿Entonces no duró mucho en, en…?

JA: En Empalme.

VM: Sí.

JA: Pos nomás…

VM: Se puso en la lista y…

JA: Sí.

VM: Como quien dice.

JA: Sí, como cuatro días duramos nomás en Empalme.

VM: Y, ¿dónde se quedaron cuando estuvieron ahí en Empalme?

JA: En el campo, en pleno campo, oiga. Ay Diosito, un calorón de la fregada y picándonos los zancudos y la fregada, los moscos. Pos viene uno a sufrir, oiga. Fue la primer vez que sufrí yo saliendo de mi casa.

VM: Y, ¿usted tenía diecisiete años?

JA: Tenía diecisiete años.

VM: Y de ahí lo mandaron a Mexicali. Antes que nada, ¿tuvo algún contacto con oficiales estadounidenses en Empalme?

JA: Ellos nos hicieron los exámenes.

VM: Los este…

JA: De los de aquí. Sí, eran doctores de aquí y enfermeras.

VM: Y, ¿podría preguntar qué tipo de exámenes les hicieron?

JA: De sangre. Exámenes de sangre y físicos. Y de ahí nos mandaron a Mexicali. En ese tiempo todavía no había carretera, de Sonorita para acá. Eran brechas de tierra, en un troque como esos donde, donde traen ganado.

VM: Parados.

JA: Ey, unos parados y otros sentados y así nos traían de Sonorita para acá a Mexicali. Y ya cuando llegamos aquí, ya fue diferente, ya nos pasaron en camiones para acá y nos llevaron a los lugares de trabajo, pero entes de eso nos hicieron otro examen.

VM: ¿En Mexicali?

JA: En El Centro.

VM: Sí. Entonces de Mexicali lo mandaron a El Centro.

JA: A El Centro. Y en El Centro, ahí nos hicieron otro examen.

VM: Ah, en el corralón.

JA: En el corralón que le dicen ahí, no sé en otros años, fue onde nos polvearon, nos quitaban la ropa, a todos ira. Que pos que traíamos pulgas y que sabe qué cosa decían ellos, ¿pos cuáles?

VM: Ellos decían eso.

JA: Ellos decían eso. No, una bajeza ahí, hijo de la madre, viera nomás.

VM: Y, ¿les dijeron qué era lo que les estaban echando?

JA: No, nomás era un, nomás era un polvo hediondo, feo.

VM: Nomás les dijeron: “Quítense la ropa y”…

JA: Ey, y todos encueraditos así, ira.

VM: Y, ¿qué trato recibías de los oficiales?

JA: Bueno, ahí no era muy mal, pero siempre a la gente le parecía mal eso, porque nos trataban como animales. Ellos no decían nada, pero el proceso que nos hacían era muy bajo de a tiro.

VM: Y, ¿nadie comentaba nada, era algo en silencio?

JA: Pues entre unos sí, entre uno: “Hijos de su… No, no”. Reniega uno, hombre cómo no.

VM: Entonces, fueron las fumigaciones que les…

JA: Sí, sí.

VM: ¿Algunas vacunas?

JA: Sí, todo, vacunas y todo.

VM: ¿Cuánto duró ahí en el corralón?

JA: Rápido, de un día pa otro.

VM: ¿Alguna vez le comentaron: “Este es el tipo de trabajo que van a hacer, esto es lo que van a ganar, esto es a donde se van a ir”?

JA: De ahí nos…

VM: Una explicación.

JA: Sí, ahí nos dieron una explicación y a nosotros nos trajeron a piscar algodón. Yo no conocía ni las matas, no lo conocía el algodón. Pos nunca había salido de mi tierra. Y ya nos trajeron a una oficina que había aquí por la Sesenta y dos, aquí en Coachella y ya de ahí nos mandaron a un campo de Indio a un lado, a un campo para trabajar y a vivir y a trabajar. Había veces que no ganábamos ni para comer, nos pagaban a $0.02 centavos la libra, de deste, algodón. Nomás que por suerte el algodón se acabó pronto, pues metieron mucha gente y pronto se acabó el algodón. Después de que se acabó el algodón, nos llevaron a la oficina de vuelta y ahí llegó un señor de Cien Palmas que quería gente pa el limón y que toronja. Me fui al limón y a la toronja y naranja y pisqué otro tiempo y cuando se acabó la naranja, nos volvieron a llevar a la oficina y llegó un señor que quería gente pa las palmas, yo fui el primero que grité: “Yo quiero”. Y me llevaron.

VM: Y, ¿cuánto le pagaban por la lima y por el…?

JA: Muy poquito, no me acuerdo a cómo, a $0.17, a $0.16 centavos la libra, la caja. Pero me iba mejor que en el algodón, oiga.

VM: Sí, imagínese.

JA: Sí, no, no. Pos me iba mejor que en el algodón. No, en el algodón de plano no.

VM: Y luego luego se acabó en dos meses el algodón, ¿verdad?

JA: Sí, se acabó el algodón y luego siguió la…

VM: El limón.

JA: Naranja, el limón y todo eso.

VM: Y, ¿en la palma cuánto le pagaban? En la, lo dátil, el dátil.

JA: Pues, el dátil en la palma, cuando empecé yo todavía no daban contrato, era por hora, era por horas. Como a $0.55, $0.60 la hora, por ahí, $0.55 la hora. Pero empecé a trabajar ese año por horas y me enseñé a toda la palma, porque el proceso de la palma lleva todo un año para aprenderlo. No es nomás que porque ya hice este trabajo ya no. Tiene uno que aprender todo el proceso y dura un año pa aprenderlo uno. Y yo el primer año lo hice por horas y el siguiente nos empezaron a pagar de contrato y yo le agarré luego luego a la palma. No, a mí me fue muy bien, oiga.

VM: Qué bueno.

JA: Gracias a Dios. El problema que más tenía era con la escalera, pero pronto le agarré la maña a la escalera, es que es pura maña.

VM: Como todo, ¿no?

JA: Ey. Yo por ejemplo cuando ya paré de trabajar, oiga, yo ya corría con la escalera cincuenta y seis, destendida y brincaba bordos y me hacía cambios yo solo sin esperar que fueran a cambiarme. Yo solo me cambiaba, ¿por qué? Pos ya tenía maña, oiga. Y me fue muy bien en las palmas, ¿eh? Y después de que me fue bien, le doy gracias a Dios una cosa, que gané mucho dinero, pero lo guardé.

VM: Ay, qué bueno.

JA: No lo tiré, yo no, todo mi dinero y gracias a Dios y a eso yo no he sufrido. Ya le digo, soy, no le digo que soy rico, pero soy feliz y vivo bien y he cumplido mis gustos, ¿qué más quiero?

VM: Me gustaría que me platicara sobre sus experiencias del trabajo con otros, ya sea con su patrón, con otros trabajadores, otros braceros, algo memorable, alguna pelea.

JA: Gracias a Dios nunca. Nunca tuve yo ni un problema, ¿quiere que le platique? Hasta ahorita yo no he tenido problemas con nadie. Cuando fui a hacer la ciudadanía, fui y fuimos a Laguna Miguel a Los Ángeles y pues aquí pasé todo el proceso y ya nomás nos mandaron a que nos dieran el, la, como la acta de nacimiento de aquí. Y cuando llegué dejé mi papelito en la ventanilla, dijeron: “Deja tu papelito ahí y siéntense hasta que les llamen”. Dejé el papelito y como a los diez minutos de cuando estaba sentado, llega un señor y lo levanta: “Fulano de tal”. Y ya me levanté: “Ah, caray creo que soy yo”. Y ya me fui. “Venga, pase y sígame”. Me fui atrás de él. Llega y se sienta y luego luego agarró la computadora y vio el número de la mica de mi pasaporte mío. Dice: “Oye, ¿pos cuántos años tiene aquí, oiga?”. “Pos ahí véale, ya tengo más de treinta años”. Y luego dice: “Y, ¿por qué no había venido a hacerse ciudadano?”. “Bueno, pues a la mejor desidia”, le dije. Dijo: “Pero veo una cosa”, dice, “¿pues qué usted nunca ha tenido ni un problema con naiden?”. “No”, le digo. “Pos veo que su récord está limpio”, dijo, “pero si su récord está limpio, ¿por qué no había venido? Usted es ciudadano luego luego, de esa gente queremos”. Le digo: “Pues seguro por desidia”. Dijo: “Bueno no, no va a batallar pa hacerse ciudadano, ¿cómo quere las preguntas?”. Le dije: “Como me las hagas”. Dijo: “Pero no le voy a hacer ni una, párese y júreme que me está diciendo la verdad”. “Claro que sí”, le digo. “Sí, nomás levante su mano y júreme que es la verdad lo que me dice”. “Claro que sí”, le digo, “nunca he tenido un problema”. “¿Qué nunca has tenido un mal vecino?”. Le dije: “Fíjate que no”. (risas) Mire, y suerte oiga de veras, nunca he tenido un problema hasta ahorita.

VM: Qué bueno.

JA: Con naiden, con naiden, bendito sea Dios. Con decirle que mi récord de manejo está limpio y tengo, sí, tengo como cuarenta años manejando.

VM: Qué bueno.

JA: Ya le digo. Y hasta ahorita no, toco madera como dicen por ahí, oiga. Pero, ya le digo, mi récord de manejo, mi récord de, de mi vida pues que tengo, tá limpio.

VM: Y, ¿todo el tiempo estuvo en Coachella aquí?

JA: Todo el tiempo aquí.

VM: Todo el tiempo estuvo del [19]57 al [19]60.

JA: Hasta la fecha, hasta la fecha. Trabajé treinta y cinco años derechos.
VM: Qué bueno. Estuvo casado durante ese tiempo, ¿no? Soltero todo el tiempo que estuvo de bracero.

JA: De bracero sí.

VM: ¿Se comunicaba con su mamá, con sus hermanos?

JA: Sí, sí claro.

VM: ¿Cómo hacía eso?

JA: Sí, leo cartas.

VM: ¿Por cartas?

JA: Sí.

VM: ¿Mandaba dinero?

JA: Sí, mandaba dinero y todo a mi casa, a mi apá precisamente. Yo sabía que no lo ocupaba, pero pos era un deber mío, ¿verdad? Mandarles algo.

VM: Quería saber así como, ¿más o menos como con cuántos braceros trabajaba aquí en Coachella? Como, ¿había campos?

JA: Sí.

VM: ¿Eran muchos?

JA: Sí.

VM: ¿Poquitos?

JA: Sí, había campos muy grandes, había hasta doscientos cincuenta, trescientas personas; pero había diferentes campos. Aquí había muchos, que Mary Kay(??) Likei(??), Llaves y diferentes. Me acuerdo de los nombres, de los nombres de los campos. Siempre le ponían el apellido del dueño del campo al campo y había muchos campos y había muchísimos trabajo porque entonces todavía no estaba industrializada la agricultura, todavía no había máquinas. Mire, pa la verdura, pa el tomate, pa la lechuga, para todo eran puras cuadrillas, oiga; pa el algodón, puras cuadrillas de gente. Cuando empezaron a entrar las máquinas, por eso nosotros hicimos mucho dinero, porque a la palma no le metían las máquinas todavía y cuando ya se las metieron las máquinas, yo ya iba de salida, oiga. Yo dije: “Metan las máquinas yo ya voy pa fuera”. (risas) Pues, ¿sabe qué? Ahorita ya no gana dinero como ganábamos antes. Ya no, ahorita el del, el patrón es el que gana el dinero con la máquina.

VM: Y, ¿su patrón lo conoció a usted por su nombre?

JA: Sí, sí claro por mi nombre.

VM: O, ¿ahí casos de números, no sé?

JA: Sí, no, no. Ey, sí de apodos o algo. No, hasta eso yo creo que nunca tuve un apodo.

VM: ¿Alguna amistad que se creó de su experiencia?

JA: Pues tengo muchas, muchas amistades todavía de ese tiempo, amigos.

VM: Qué bueno.

JA: El señor con el que estuve ayer, lo conozco desde entonces desde cuando estábamos contratados, se llama Fidel Morales. Y conozco muchos de los que venimos ayer, yo conozco mucha gente y mucha gente me conoce a mí.

VM: Sí. Qué bueno.

JA: Y son puros que nos quedamos aquí.

VM: ¿Hubo algún caso que usted conociera que el patrón le haya dado trabajo a alguien sin papeles durante el programa de los braceros?

JA: Pues sí hubo casos de esos. Sí, que le daban trabajo a gente sin papeles, pos al patrón les conviene, porque no pagan taxes y no pagan seguro. Entonces le hacen el cheque pero no le rebajan nada y al patrón también le conviene. Pero a uno que ya tiene sus papeles no le pueden hacer eso. Al menos yo nunca trabajé sin que no me rebajaran, pa que no me rebajaran seguro. Porque eso le conviene a uno. Claro que no me dan a mí mucho dinero porque yo siempre trabajé en el campo y en el campo no quitan, no quitan compensación pa cuando ya está uno retirado. Se retira uno ya grande, pero de todas maneras el seguro cuenta. Me dan como $1,000, $1,100 [dólares] por mes. No es mucho, es una baba de perico, pero yo la hago, gracias a Dios.

VM: Qué bueno.

JA: A mi señora le van a dar $400 pasadito, pero la hacemos bien.

VM: Qué bueno.

JA: Es que yo tengo otros cosillas por ahí y a mí me sirven mucho. No, no te las puedo decir aquí porque está grabando ahí, pero (risas)…

VM: (risas)

JA: Pero si no sí te las decía lo que hago. Y me queda dinero a mí.

VM: ¿Cómo se comunicaba usted con el patrón? ¿El patrón hablaba español?

JA: Sí.

VM: ¿Mayordomo?

JA: Nunca, no nunca hubo ese problema.

VM: Que recuerde usted su experiencia, ¿cómo lo trataron?

JA: Bueno, en el trabajo no creas que bien porque lo tratan a uno mal, mal porque exigen mucho. Me tocó una experiencia trabajarle a unos señores que se apellidaban Kirikawas, unos japoneses, ay Diosito, nomás les faltaba agarrar un garrote y pegarle a uno un chicote, algo con qué pegar, nomás eso les faltaba. Pero gritarnos hasta cosas groseras. Y la gente tenía que trabajarles a lo que daba. Desde en la mañana, inclusive había veces que para escardar la tierra, si no me querían meter las máquinas, le daban un aradito y uno jalando el arado y el otro acá ira, y escardando la tierra (risas) entre dos personas. Y, ¿sabes qué? Y a como…

VM: Como pudiera jalarla.

JA: No, y el paso tenía que ser recio, ya te digo. Y luego enseguida nos ponían a desahijar, a limpiar tomate y nos daban un azadoncito así cortito, ay Dios mío, casi lo mataban a uno y: “No te levantes”, los surcos como de media milla. Como empezabas aquí, agachado así, nomás echabas la otra mano arriba y mira.

VM: Con el azadoncito cortito.

JA: El azadoncito, ay Diosito.

VM: Ése lo hicieron ilegal después, ¿verdad?

JA: Después y el que lo quitó, gracias a César Chávez, lo quitó. No, casi se mataba la gente con eso, casi las mataban, muy duro ese trabajo.

VM: Y, ¿por qué eran cortitos?

JA: Según pa que uno estuviera cercas de la mata pa irla desahijando así cortito y dicen que con el azadón alto no alcanza uno a ver donde pega el azadón.

VM: El azadón.

JA: Como está cortito a fuerzas anda uno cerquitas y va uno viendo cerquitas. Por eso lo hacían cortito, nomás que lo quitaron, qué bueno.

VM: Sí fue, era inhumano ese trabajo. Que usted sepa, ¿hubo alguna vez algún oficial de México que viniera a ver cómo los trabajadores, los braceros eran tratados en sus lugares de…?

JA: Se filtraban periodistas de vez en cuando y se daban cuenta de cómo trataban a la gente. Me tocó ver a una vez uno, llegó, se contrató con nosotros y todo, pero en la noche sacaba su cámara y trabajaba con nosotros. Hasta que un día se descubrió de: “¿Saben qué?”, dice, “me vine a sufrir las consecuencias de los que pasan los braceros”. Pero él tenía toda la historia escrita, se la llevó para México.

VM: Fíjese. Su nombre, ¿no recuerda su nombre?

JA: No recuerdo el nombre de él.

VM: ¿Alguna vez tuvo usted alguna experiencia ya sea con la Policía, La Migra?

JA: No.

VM: ¿Durante sus horas de trabajo va a los campos?

JA: Nunca, nunca.

VM: Nunca se acercó Inmigración ni nada.

JA: Pues sí llegaba, pero es que son psicológicos. El emigrante tiene mucha psicología, al puro ver la persona, si la persona medio acá se chivea, como decíamos nosotros, se cohíbe, ya saben que no tiene papeles. Y sí, no tiene. Pero el que no, no se chivea, no nada, no le dicen nada. Inclusive yo llegué a andar en cuadrillas donde se hablaba puro inglés. Y yo no te voy a decir que lo sé bien, pero algo le sé. Nunca me llegaban a preguntar a mí ni de por papeles. Desde luego yo estaba seguro que los traía, que yo tenía mis papeles, todo en regla; y en segundo, si me revolvían entre ellos y platicaba y todo con ellos y así, nada, a mí ni me preguntaban nada. Pero todo el que veían que se chiveaba, se asustaba o algo, sí lo agarraban luego luego.

VM: Quisiera saber un poquito más de la rutina diaria y las condiciones en las que vivían. ¿Cuántos días a la semana trabajaba?, ¿cuántas horas al día?

JA: Bueno, cuando era por horas, pos siempre trabajábamos de ocho a nueve horas diarias, no, pos hasta diez horas diarias. Y cuando era contrato, ya uno manda el tiempo. Cuando en la palma dieron contrato, ya si por ejemplo yo me levantaba temprano, pronto hacía mi almuerzo y al trabajo. Y también a la hora que quería uno, dos de la tarde, ya me iba para la casa. Y el patrón no me podía decir nada. Si inclusive andaba trabajando y me llevaba mi lonche para almorzar, me ponía a almorzar a las nueve o diez de la mañana, podía llegar el patrón o el mayordomo, quien fuera, nada, no había ningún problema. Y ellos ya sabían que, que no era el tiempo el que trabajaba, que éramos nosotros. [En]tonces no nos exigían nada, únicamente revisaban el trabajo, si no había problemas, nada, vámonos.

VM: Habló del almuerzo, de la comida, ¿tenían cocinero, eran, había comedores grandes, qué comían?

JA: Cuando era campo, sí había cocineros ahí, ellos nos preparaban el lonche y todo, ay Diosito, una comida muy mala.

VM: Sí.

JA: Colas de puerco, patas de gallina.

VM: ¿En serio?

JA: (risas) Ay güero.

VM: Como quien dice los desperdicios que uno no se come.

JA: Sí, sí lo que uno no se come. Ay, hijo de la madre. Raros los días que nos daban buena comida, que decían ahora sí hay carnita de puerco, costillitas o algo, pero muy raro los días. Pero una comida muy malita, muy corriente que nos daban.

VM: Y, ¿pagaban por la comida?

JA: Sí, sí, sí nos rebajaban.

VM: Les rebajaban del cheque.

JA: Sí, del cheque ahí del pago.

VM: ¿No recuerda más o menos cuánto?

JA: Pos ya casi no recuerdo, no recuerdo lo que nos rebajaban. No, no me acuerdo ya.

VM: Y, ¿en dónde vivía, en barracas que le dicen?

JA: Sí, sí en campos grandes, barracas y…

VM: Y, ¿qué tenían allá adentro?

JA: Puras camas dobles.

VM: Ah, literas.

JA: Ahí literas.

VM: ¿Los baños eran…?

JA: Para todos, por ejemplo en este cuarto había cuatro, cinco baños y luego otro y así.

VM: Y, ¿regaderas?

JA: Y regaderas, sí.

VM: ¿Usted lavaba su ropa?

JA: Sí, sí cada quien. Es que por eso sufrimos mucho, porque en ese tiempo no había lavadoras todavía, no había. Ahorita, donde quiera hay lavadoras, en cualquier tienda hay comida preparada, ahorita la gente no sufre aunque esté solo y antes no, no había ni tortillas. Llegaba uno a la tienda y veía uno los alteros ahí de costales de harina o de masarina(??) pero tortillas no había. (tose) Ahorita qué, pos hay tortillas, va uno y compra sus tortillas y su comida si quiere.

VM: Un taquito.

JA: Ey. Pero sufríamos mucho.

VM: Y, ¿siempre les pagaban con cheque o en efectivo?

JA: No, siempre con cheque.

VM: Y, ¿cada cuándo?

JA: Pos había compañías que pagaban cada quince días y otras cada semana.

VM: Y, ¿dónde lo cambiaba su cheque?

JA: Nos decían en ciertas tiendas. Yo por ejemplo llegué a cambiar mucho tiempo, por mucho tiempo en la Yellow Mart(??). Ahí decían que lo cambiáramos. Y sí, llegábamos y con cualquier paño o cualquier calcetines o algo que compráramos, se cambiaban el cheque y no había ningún problema.

VM: ¿Nunca tuvo ningún problema que no le pagaron lo correcto, que le quitaron algún dinero, a tiempo no le pagaron?

JA: Muy pocas veces tuve ese problema, muy pocas veces, casi, o como alguna vez o dos nomás no me pagaron y me acuerdo una anécdota que me pasó una vez que fui a cambiar el cheque, cambié el cheque en la Yellow Mart(??) y compré un relojito de los Taimes [Timex] de los primeros que empezaron a salir, por cierto que todavía salen por ahí, todavía hay.

VM: Yo uso un Timex.

JA: Ey, compré uno y se me hizo fácil cuando salí afuera, había un bote de basura, lo rompí y aventé los papeles y la cajita al bote de basura y me puse el reloj, pero estaba un polecía enfrente, yo no le hice caso, pos yo… Nombre, se me viene y: “Te lo acabas de robar”. Ay Diosito ya me golpeaban. Y le dije: “No, no me golpee, lo acabo de comprar”. Pero el buey no entendía español y ni yo inglés, pos me trajo del cuello y me recargó a la pared. Ah, qué vergüenza me daba con la gente. Y le habló a otro por el radio, dijo: “Ándale que agarré un ratero”. (risas) Y llega el otro polecía y hablaba español y dice: “¿Qué pasó amigo?”. “Qué pasó”, le dije, “mira me tiene este hombre agarrado del balde”, le dije, “compré un reloj”, le dije, “mira aquí lo traigo, compré un reloj (risas) y me agarró del cuello y ya me tiene crucificado. Me quiere llevar a la cárcel”, le digo, “pero cambié el cheque adentro y los papeles y la cajita del reloj los eché a la basura y me puse el reloj”. Y luego ya se viene el hombre, el otro polecía: “Vente, vente”, con ya le dijo: “Déjalo”. Ya dice: “Vente conmigo”, ya me fui con él. Y ya llegué y le dije: “Oiga, enséñele el cheque que acabo de cambiar al señor éste”, le dije, “porque me está deteniendo otro polecía allá afuera”. “¿Cómo se llama?”. “Julano de tal”. Y no, pos ya levantó la rayita y: “Sí”, dijo, “aquí está, mira”. “Cambió el cheque y compró el reloj”. Ya salió y lo regañó le dijo: “No andes haciendo eso con la gente. Tú no te das cuenta, primero pregunta”.

VM: Pues sí.

JA: “Si tú crees que hay rateros, también hay personas que no son rateros”. Pero sí me avergonzó mucho ese polecía.

VM: Y en caso de algún accidentado o alguien que se enfermara, ¿qué pasaba?

JA: Tenían aseguranza, los llevaban…

VM: Los llevaban al…

JA: Sí, los llevaba a curar.

VM: ¿Algún hospital o un doctor?

JA: Pos a un doctor y si ameritaba hospital al hospital, porque había una aseguranza que pagábamos también. Y luego nos quitaban el diez por ciento, que es lo que estamos peleando, mire. Y me acuerdo que allá el Omar nos decían: “¿Por qué les rebajan el diez por ciento, si ustedes no son de aquí, no son ciudadanos ni están arreglados, por qué les quitan este diez por ciento?”. A nosotros nos decían que era para un fondo, pero sepa la fregada qué fondo.

VM: Pues sí.

JA: Porque ese fondo se los repartieron el banco Wells Fargo de…

VM: Mexicano.

JA: Y el Banco de México se lo repartieron, $7,000 millones de dólares se repartieron.

VM: Fíjese, mucho dinero.

JA: Yo por ejemplo, yo trabajé más de cuatro años de contratado y gané muy buen dinero, ¿eh?, de contratado. Nos quieren dar $38,000 pesos, oiga, casi es una baba de perico, pero bueno, ya nos los dieran si quiera. Tenemos peleando más de cuatro años y ahí nos tienen, que a ver qué y a ver qué, qué bárbaros.

VM: Sí. ¿Usted supo de alguna, alguno de sus compañeros, alguien que quisiera crear un sindicato de trabajadores entre ustedes, algún tipo de movimiento y organización sobre eso?

JA: Sí supe, pero cuidado el que quería mover algo. Inmediatamente lo agarraban y lo apartaban y lo echaban pa México.

VM: ¿Era deportado?

JA: Era deportado lueguito. “Éste es político, es huelguista, ámonos”.

VM: Sí.

JA: Tenía uno que trabajar y…

VM: Apagaba, luego luego se apagaba.

JA: Sí, eso lo apagaban luego luego. Y ya quisieras que uno es tonto y no es unido. Cuando llegamos aquí los mayordomos eran blancos, eran güeros. Pues enseguida empezaron a meter mayordomos mexicanos y eran más duros que los güeros. Cómo es uno tonto de veras.

VM: Sí, ¿verdad?

JA: No se ayuda uno, no es uno unido.

VM: Y, perdón.

JA: Y fíjate que los güeros a las últimas nos daban más chanza. No eran tan duros como en verdad. Más duros los filipinos y los japoneses con uno.

VM: Como patrones.

JA: Como patrones. Y aquí había mucho filipino, mucho japonés. Todavía hay mucho japonés acá pa el lado de abajo, acá pa el lado de Cien Palmas, todo eso hay mucho japonés todavía. Los filipinos se empezaron a acabar porque empezó la, empezamos todos los mexicanos. Aquí hay muchas tierras de gente mexicana, hay muchas propiedades. Y el filipino sabe, se retiró de aquí, se fueron como pa el lado de Bakersfield, de Lennox, para allá de pa esas partes están todos los filipinos. Pero antes aquí había campos de puro filipino. Pero se acabaron, las tierras las vendieron y se fueron de aquí.

VM: Días de descanso, ¿qué hacía?

JA: Lavar la ropa, preparar la ropa y pa, listo pa otro día. Teníamos hasta muy poco descanso.

VM: Ah, ¿no salían a bailes, cine?

JA: Yo no. Yo no fumaba, no tomaba, no iba a los bailes no nada. Yo cuidaba todo mi dinero, todo, yo nunca malgasté nada.

VM: Ah, qué bien.

JA: Pero no malgasté porque como veía que mi papá era muy duro, nunca nos daba un cinco, hasta la fecha ese hombre. Yo creo que el día que se muera se va a llevar todo acá en la espalda.

VM: (risas)

JA: Yo no sé qué va a hacer ese hombre, y tá mucho muy rico, ¿eh? Pero gracias a Dios que nosotros Dios nos ha ayudado, todos estamos bien. Mis hermanos acá están unos, están en Visalia, otros en Watsonville y hay dos en Los Ángeles y está uno en Chicago.

VM: Ah, mire.

JA: Y todos estamos bien, pero yo creo que es por eso, porque mi papá como nos tenía así, no nos daba lana ni nada, yo creo por eso se hace uno ahorrativo y cuida uno su trabajo, porque ve uno la… Y el que tiene todo ése no cuida, ése malgasta y tira lo que gana. Ya te digo, pero todos estamos bien, mis hermanos que están en Visalia tienen departamentos de rentas, están muy a gusto, están muy ricos, los que están en Los Ángeles también.

VM: Qué bueno.

JA: Yo creo que yo soy el más pobre, pero no estoy pobre tampoco, ¿eh? Gracias a Dios.

VM: No le falta nada. No, y con todos los hijos que ya mandó a la universidad.

JA: Sí.

VM: ¿Me podría decir así como días festivos si le tocaba estar aquí durante navidades, Año Nuevo? Si estaba, ¿qué hacía?

JA: Mira, mi récord de trabajador y de contratado, podía durar tres años sin descansar un día. Para mí no hubo sábados, días de fiesta y que porque nació Washington, que porque se murió y que porque, yo nunca descansé. Por tres años, nunca descansé yo. Porque, cuando caí a ese rancho en las palmas, sabe que como que el hombre, el mayordomo me agarró buena voluntad. El día que me tocaba descansar: “Te vas a ir a regar”. “Ora”. Ya me decía el agua está en tal parte, ya me llevaba ya me decía cómo. “Órale”. Y nomás que trabajaba en la palma y trabajaba en el riego. Y me agarró buena voluntad el hombre, a las últimas quería que me casara con una hija de él.

VM: (risas) Y no se casó.

JA: No me casé, sí me gustaba la muchacha pero no me casé porque, pos vi unas cositas que no me gustaron de la familia. Si he visto que son personas buenas y honradas sí me caso, pero vi que no había eso, nada. Inclusive ni la señora era honrada, se le sabían cositas a la mamá de ella y a las hijas también y querían que me casara yo con una hija de ellas, de la señora ésa y no me quise casar yo.

VM: ¿Alguna cosa como…? Su vida después de bracero, ¿qué fue lo que hizo, regresó a México, se le venció y se quedó aquí con su contrato, arreglaron?

JA: Se me venció el contrato y me fui y arreglé y luego luego me vine. Y cayendo aquí, los primeros $500 dólares que junté, fueron pa un carro. Compré mi carro, compré un Ford [19]59 el [19]61, buen carro. Me costó $500 dólares, ¿sabes cuánto me duró ese carro? Dieciocho años.

VM: Mire.

JA: Y ya no sufrí yo, ya no sufrí porque entonces ya iba a la comida yo y inclusive llevaba a otros y me daban pa la gasolina. Y empezó a haber lavadoras y tiendas con comida y no, ya no sufrimos. Y me fui a trabajar a un rancho que se llamaba El Vinos, que por cierto que ahorita ya está todo fincado todo eso. Trabajé ahí muy a gusto, trabajé como cuatro, cinco años. Pero onde vi que no me subían dinero, yo siempre fui ambicioso, yo creo que soy ambicioso pa el dinero, porque onde veía que no me pagaban bien, yo me salía. Preguntaba aquí y allá: “¿Allá pagan mejor?”. Allá me iba y onde había más lana ahí. Me acuerdo que vino un hombre de Chicago y compró el rancho donde yo andaba trabajando, Barney Koplan se llamaba el hombre. Y vio cómo trabajaba yo y seguro le gusté al hombre y un día ya me iba a ir yo pa la casa y llegó y se sentó, dice: “Jesús, ven”. Un gabacho y hablando bien español el hombre, medio malón, pero sí lo entendía lo, dice: “¿Por qué trabajas tanto?”, dice, “yo veo que tú trabajas más que todos”. Le dije: “¿Sabe por qué trabajo?”, le dije, porque estoy muy pobre y tenía poco que había arreglado y ya tenía la familia. Pues no tenía más de la señora y dos chamaquitos yo, estaban chicos. Le dije: “Trabajo porque estoy muy pobre”. Dije: “Mire, ya me traje la familia, ya le arreglé y no tengo ni casa y las rentas están muy caras”. Y ahí le estuve platicando al hombre. Dijo: “¿Sabes qué?”, dice, “yo te voy a ayudar. ¿A cómo te pagan la palma?”, dice. Ya le dije, andaba poniendo papel, dije: “A $2.50”. “Te voy a ayudar”, dice, “nomás no le digas a nadie”, dijo, “¿qué te parece si a ti te la pago a $5 dólares la palma?”. “No, ¿pos qué me parece? Pos bien”, le dije. “Es una ayuda muy buena que me da y yo le agradezco mucho”. “Nomás no le digas a naiden”. “Juega”. Me sacaba unos chequezones por semana, cuando valía el dinero de $700, $800 dólares ganados, los ganaba yo por semana. Eso me pagaban. Y todos: “¿Pos cómo le haces y cómo?”. “No, pos trabajando, vean lo que trabajo”.

VM: Nada, no soltó prenda de…

JA: No, no, no. Ay desgraciadamente, ¿sabes cuánto me duró ese hombre? Nomás tres años. Si me ha durado otros tres años, ah cómo hago dinero yo, hijo de la madre. Pero ese hombre me ayudó mucho. Lueguito compré mi casa, compré mi casa que allí vivo ahorita todavía y me la financiaron para tres años, la pagué en un año la casa, ¿pos cómo no? Ganaba buen dinero.

VM: Pues sí.

JA: Enseguida compré otra y compré otra. Ahorita tengo tres casas aquí, pero están a nombre de la familia, pero son mías. Me voy a descubrir, nomás no me descubras, a ver si no. (risas) Las casas son mías y mis hijos viven en ellas, pero no están a mi nombre, están a nombre de ellos también. Y, ¿cómo te dijera? Son como, como sociedad en la familia, entonces no me pueden hacer nada el Gobierno y yo me aliviano, me pagan una rentita, les cobro barato.

VM: Pues sí.

JA: Ellos se ayudan y yo también y las casas son de todos. Nada menos ahorita andamos queriendo comprar un rancho, pero si lo compramos es toda la familia, no nomás yo, pero yo soy el de la lana.

VM: (risas) Ya esto ya va a ser de lo último y ya son unas preguntas un poca más este, no son tan específicas pero sí, como el, la palabra bracero, ¿qué significa para usted?

JA: Bueno, bracero quiere decir como ayuda. Pues yo no la veo mala, no la veo mala la palabra bracero. Bracero la inventaron estos mismos de aquí, bracero quiere decir mano, mano, brazo, bracero. Yo no la veo que sea palabra mala.

VM: Y, ¿qué es lo que usted siente cuando alguien se refiere hacia usted como bracero?

JA: No me siento mal, me siento bien, me siento orgulloso.

VM: De haber contribuido.

JA: De haber servido al país, de haberle servido a este país. Trabajé treinta y cinco años derechos ya con mi seguro, de cuando arreglé, treinta y cinco años le metí a mi seguro derecho. Por eso cuando me dieron mi seguro, yo no tuve ningún problema, me dijeron: “Tienes tantos años aquí y queremos tus taxes de los treinta y cinco años”. Todos los tenía, yo soy precavido, ¿eh? ¿No ves todos los papeles que traje y que tengo? Y si te platico mi casa, que es la tuya, el día que me visites aquí, tengo un garage, no está grande, tá lleno de cosas y la mayoría son antigüedades. Entonces cuando me pidieron papeles, yo los tenía todos y ningún problema para darme mi seguro. Ahí está.

VM: Qué bueno. Por lo general, la mayoría de sus experiencias como bracero, ¿fueron positivas o negativas?

JA: No, no, positivas, positivas gracias a Dios. Fue positivo, no tengo de qué quejarme nada, me fue bien, cumplí mis gustos y ahorita ya los cumplo con mayor razón, porque ya puedo, ya no trabajo. Ahorita mi trabajo que tengo, digo que no hago nada, pero sí. Yo me levanto y de que no hago una yarda hago otra, hago otra, limpio y pos tengo que tener en condiciones. Mis hijos todos trabajan. Yo soy el que les arreglo la casa y todo. Yo estoy al pendiente de todo.

VM: Qué bueno. Y, ¿usted piensa que el haber sido bracero cambió su vida?

JA: Sí, porque yo allá tenía una vida de esclavitud en México muy dura por parte de mi papá. No, mi papá sabía que trabajábamos menos que comíamos, ¿sabes cuántas libras pesé cuando pasé para acá? Ciento diecisiete libras pesaba.

VM: Bien delgadito.

JA: De a tiro, no, no, no. ¿Cuál fuerza? Yo no tenía nada. Pero gracias a Dios que pasé para acá, ay Dios mío se me acabó.

VM: Qué bueno.

JA: Voy para allá y hay veces que me dicen: “Tú eres rico”.

VM: (risas)

JA: “No, desde que estoy en Estados Unidos”

VM: Trabajo.

JA: “Gracias a Estados Unidos soy rico, soy rico porque tengo trabajo y he cumplido mis gustos”.

VM: Qué bueno. Bueno, pos ya hemos terminado la entrevista. Deje ya nomás cierro el casete.

JA: Ándele pues.

This was an interview with Jesús Aceves Gutiérrez, on May 20th, 2006 in Coachella, California. The interviewer was Violeta Mena, this is part of the Bracero Oral History Project and this is the end of the interview.




Fin de la entrevista

Interviewer

Mena, Violeta

Interviewee

Aceves Gutiérrez, Jesús

Location

Coachella, CA

File Name Identifier

Aceves_Gutierrez_COA001

Citation

Mena, Violeta and Aceves Gutiérrez, Jesús, “Jesús Aceves Gutiérrez,” Bracero History Archive, accessed November 25, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/334.