Homero López Ortiz
Title
Homero López Ortiz
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Homero López was born in 1934, in Petatlán, Guerrero, México; he was the second of three brothers; his stepfather taught him to work in agriculture, and, at the age of eight, he planted beans, corn, and peppers; he continued these activities until he was seventeen, and then moved to Mexico City, México; in 1954, he joined the bracero program; he worked in Arkansas, California, New Mexico, and Texas picking cantaloupes, cotton, sugar beets, and tomatoes.
Summary of Interview: Mr. Lopéz recalls growing up in Petatlán, Guerrero, México, and learning from his stepfather how to work in agriculture; he remembers planting beans, corn, and peppers from the age of eight until he was seventeen; additionally, he relates how he moved to Mexico City, México, and why he decided to join the bracero program in 1954; he describes the hiring process he went through, the legal requirements he needed to fulfill, the train trip to the border, and the different contracts he had; as a bracero, he worked in Arkansas, California, New Mexico, and Texas picking cantaloupes, cotton, sugar beets, and tomatoes; he details what his daily life on the farms was like, the treatment they received from foremen, and the food they were given; furthermore, he expresses what braceros did during weekends, the trips they took to town, and what they did for hobbies; he continues to explain why some braceros deserted the farms, and what were some of their complaints; moreover, he relates what things he liked about the United States, why he decided to live in Mexico City, México, and why he remembers his time as a bracero positively.
Summary of Interview: Mr. Lopéz recalls growing up in Petatlán, Guerrero, México, and learning from his stepfather how to work in agriculture; he remembers planting beans, corn, and peppers from the age of eight until he was seventeen; additionally, he relates how he moved to Mexico City, México, and why he decided to join the bracero program in 1954; he describes the hiring process he went through, the legal requirements he needed to fulfill, the train trip to the border, and the different contracts he had; as a bracero, he worked in Arkansas, California, New Mexico, and Texas picking cantaloupes, cotton, sugar beets, and tomatoes; he details what his daily life on the farms was like, the treatment they received from foremen, and the food they were given; furthermore, he expresses what braceros did during weekends, the trips they took to town, and what they did for hobbies; he continues to explain why some braceros deserted the farms, and what were some of their complaints; moreover, he relates what things he liked about the United States, why he decided to live in Mexico City, México, and why he remembers his time as a bracero positively.
Creator
Domínguez, Violeta
López Ortiz, Homero
Date
2002-05-31
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Homero López Ortiz
creator (Spanish)
Domínguez, Violeta
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
1:20:43
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Homero López Ortiz
Fecha de la entrevista: 31 de mayo de 2002
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez
Hoy es viernes 31 de mayo de 2002, esta es una entrevista con el bracero Homero López en la Ciudad de México.
VD: Señor Homero, repítame nada más su nombre completo otra vez.
HL: Homero López Ortiz.
VD: Homero López Ortiz. ¿Qué edad tiene ahorita, señor Homero?
HL: Pues, ¿cuántos serán?, del [19]34 a esta fecha.
VD: Del [19]34 a esta fecha.
HL: ¿Sesenta y ocho?
VD: Sesenta y ocho años cumplidos. Dígame de nuevo su lugar de nacimiento.
HL: Petatlán, Guerrero.
VD: En Guerrero nació usted. ¿A qué se dedicaban sus papás, señor Homero?
HL: A la agricultura.
VD: Eran campesinos. ¿Su papá tenía tierras propias?
HL: Pues fíjese que yo ni lo conocí.
VD: No, usted no lo conoció.
HL: Nací en su poder, pero en eso tuvieron problemas con mi mamá, se separaron.
VD: Él se fue.
HL: Y ya nos quedamos solos.
VD: Usted con su… ¿Cuántos hermanos eran?
HL: Éramos tres.
VD: Tres hermanos. ¿Usted era el más grande?
HL: No, era otro.
VD: Y ya se quedaron con su mamá. Y, ¿ella cómo hacía para sacarlos adelante?
HL: Pos se buscó otro más, otro señor.
VD: Ah, se volvió a casar y ya.
HL: Ey, sí. Y me acuerdo yo que, pos él nos daba, ayudaba y luego yo ahí ya estuve
grandecito, como de ocho años y ya me ponía yo a trabajar, a sembrar.
VD: En el campo.
HL: Sí. Yo creo ahí sembraba y me ayudaba el señor ese, ey. Me daba pedacitos pa que yo sembrara y levantara yo mi maíz, y luego me decía: “Ponte a limpiar ahí pa que plantes, siembres chile”. Y luego me puso a sembrar frijol también, sí, sí me ayudaba el señor, pues era muy buen padrastro.
VD: ¿Sus hermanos también trabajaban en el campo?
HL: Ajá, conmigo el más chiquillo y el mayor también, hacíamos…
VD: Fueron hombres los tres.
HL: Ey.
VD: Bien. Esas tierras que trabajaban ahí, ¿eran del señor, o también el…
HL: Eran de él, pero quedaron ahí abandonadas al ejido y yo me vine por acá y se
quedó abandonado todo eso. No tengo nada.
VD: Ya no, a usted no le quedaron…
HL: Después hubo una persona que vino aquí a México y nos juntamos y me dice: “Mira, se está arreglando allá lo de los ejidos”. Ni sabía yo qué cosa era. Dice: “Para que te reconozcan tus terrenos que trabajabas, tus tierras”. Le digo: “Pues ahí cuídamelas”. “No, no”, dice, “tienes que ir, (risas) tienes que ir”, dice, “a cuidarlas allá”. No, pues ya mejor no.
VD: Ya no, ya nunca hizo.
HL: Ya no.
VD: O sea que, ¿hasta qué edad estuvo usted trabajando allá esas tierras más o menos?
HL: Como hasta los dieciséis años.
VD: A los dieciséis.
HL: Dieciséis años, más o menos. Sí, dieciséis, diecisiete años. Porque me parece que me vine yo a los dieciocho, diecinueve.
VD: ¿Qué sembraban, maíz…?
HL: Maíz, frijol.
VD: Y, ¿lo vendían, o sólo para consumo propio?
HL: Para consumo y para venderlo, ey.
VD: ¿Sí les alcanzaba?
HL: Ey, sí. Pues dejaba una parte nomás para los gastos y vendía uno para comprarse ropita.
VD: Ándele, este…
HL: Y luego trabajaba. Había manera a onde ganar más dinero, porque el temporal es allá en… se va a rozar o vas a ver, este… ¿cómo se llama? Monte, lo hace usted en unos quince días, diez días. Luego ya lo quema y luego ya siembras. Va por partes y luego ya es la limpia. Y luego ya cuando lo levantas por partes, hay intermedios que tienes libres y los vas a trabajar en otro lado.
VD: Y, ¿dónde trabajaba en esos intermedios?
HL: Pos con los mismos compañeros de ahí, vecinos que estaban más acomodados, que ahí tenían trabajo, hacían más cosecha, más inversión de agricultura y ellos tenían trabajo y le daban a uno.
VD: Como peón trabajaba usted con ellos.
HL: Como peón.
VD: Ándele.
HL: Como peón, sí.
VD: Entonces eso fue como hasta los dieciséis años. Y en ese tiempo me decía que fue, fue usted, bueno, no a la escuela, sino que había quién les daba unas clases en…
HL: Ah, sí, sí. Fue cuando tenía yo como doce años cuando llegaron esos libros y a mí me dieron ese libro. Y luego ya había esta señora que era, por cierto era mi tía, y ya en aquel tiempo andaba y ya me ponía y ya me decía: “Mira, párate temprano y lávate la cara, lávate tu cabeza”. Dice: “Y vente, o si no ya cuando regreses, ya ponte a leer y repásale así, repásale”. Y aprendí rápido.
VD: Ándele
HL: Sí.
VD: A leer y a escribir.
HL: A leer y escribir.
VD: Ella fue la que le… Y, ¿les enseñaba a otros niños también?
HL: Sí, ey. Y un hermano mío, ése no quiso, ése no quiso. Y pues con el mismo libro podía haberlo hecho, pero no. Ya le digo, yo me iba a trabajar pa otro lado, lejos así y yo me llevaba mi libro. Y ya me ponía a leer y decían mejor, me ponían y si allá lo tratan a uno de guache, cuando chiquillo, ¿ha oído mentar eso?
VD: Sí, también en Michoacán les dicen así.
HL: Ándele.
VD: No sabía que en Guerrero también.
HL: Sí, no, también, sí, y oía que decían: “Mira ese guache sí tiene interés de aprender a leer”, y ya me ponía. “A ver, a ver lee”. Y ya les leía yo el libro de primero, ese libro de primero ha de haber sido, no sé. Ya me acordé, ese fue mi librito.
VD: Con ése se…
HL: Yo con ése me enseñé.
VD: Ándele.
HL: Sí, y las cosas esa de hacer cartas y también, y hacía cartas pa las chamacas. (risas)
VD: Así practicó.
HL: Quién sabe, mochas, pero salen. Pero yo las hacía.
VD: No, pues eso era lo importante. Y le practicaba ahí a la escritura además.
HL: Claro. Y ya de aquí me vine aquí. Y ya le digo, no pude aquí hacer nada.
VD: ¿Cuándo se vino aquí a la ciudad?
HL: En el [19]59.
VD: En el [19]59.
HL: Ey.
VD: O sea que…
HL: Me vine el [19]59 y el [19]50, [19]51 y [19]52.
VD: No, en [19]49 se vino entonces.
HL: Sí, pero estuve aquí cuatro años, no completos. Me regresé el [19]52 para Guerrero.
VD: Y, ¿a qué se vino para acá en el [19]49?
HL: Pues a trabajar, me vine a buscar la forma de vivir porque pues yo allá, yo fui huérfano pues, de chamaco Quedé. Mi apá vale, yo no lo conocí, después murió él, ya no… Luego mi mamá murió cuando yo tenía once años, creo.
VD: Ah, también. Después de que ella murió…
HL: No, no, sí. Ya después yo me crié con mi abuelita y con un tío, mi papá, y con él me crié.
VD: Y ya después fue que usted decidió venir para acá. ¿Conocía a alguien aquí en la ciudad?
HL: Fue una persona que, una parienta que se vino ella con una familia como muy, como criada.
VD: Vino a ayudarles a la casa.
HL: Sí, venía aquí y aquí se quedó. Y después ya se vino ella de chamaca como de nueve años, con esa familia y después aquí se hizo señorita. Y ya tenía a su mamá y no sabían de ella, bueno, sabían que acá estaba, pero no iba. Hasta que fue y ya hicimos amistad allá y fue en una Navidad. Y pos en las piñatas, sí, pues hicimos amistad. Y ya le digo: “Oye yo también quisiera irme por allá”, le digo, “¿cómo le hago?”. Me dice: “¿Quieres irte?”. “Sí”. Dice: “Pues si quieres, te consigo trabajo”. “Sí”. “Bueno, yo a ver. Si te consigo, te escribo”. “Ey”. Y luego sí, que me escribió luego luego, en febrero me escribió que me viniera, que ya estaba el trabajo (risas) y sí.
VD: Y usted estaba bien jovencito.
HL: Pues sí, tenía yo dieciocho años, diecisiete años, por ahí, dieciocho.
VD: Más chico, sí. Porque si se fue en el [19]49, dice… Pues que vino para acá. Y entonces se vino y, ¿de qué le consiguió trabajo?
HL: El trabajo más bruto, de lechero en aquel tiempo.
VD: Ándele.
HL: Fue en ese, en aquel tiempo. Había camionetas, había establos donde ibas a recoger la leche, en la tarde o en la noche, y llegabas a tu domicilio y si no querías dejar el carro cargado, había que descargarlo también y almacenarla ahí. Y tempranito a las seis a cargar el carro porque había que… Entonces había que andar entregando la leche casa por casa, no como ahora que ahora donde quiera tienda hay leche. No, entonces había que ir a los domicilios y ahí pedían la leche o a, o ya había entregos. Empezábamos de la Villa, de la colonia Industrial y ahí empezábamos. Agarrábamos este, Santa María la Rivera, San Cosme, este, la Juárez, ahí entregábamos. Ya ve que hay puros restauranes de primera ahí.
VD: A los restaurantes también les entregaban.
HL: A los restaurantes, sí. Y había unos cuartitos de leche, de la leche pasteurizada o homogenizada, quién sabe cómo le dicen. Entonces ahí ya estaban esperando la leche, los cuartitos porque, son un… Entraba usted, ya estaba lleno de gente, ahí ya sentados ya empezando a las siete, ocho de la mañana, ¡qué barbaridad! Decía yo: “¿Pero qué pasa aquí?, ¿qué tienen mucha hambre esta gente?”. (risas) Pues es la necesidad, ¿verdad? Y ya estaban esperando y dejábamos ahí como a tres restaurantes ahí en los cuartos, y ahí agarrábamos colonia del Valle, todo colonia del Valle, Coyoacán, San Ángel.
VD: Ay, hasta acá.
HL: Esta colonia de, ¿cómo se llama?, de san, de este, esta que sigue, ¿cómo se llama Emilia, aquí donde está el banco?, ¿este banco que está aquí por la carretera?, ¿Pedregal de qué?
2do: Pedregal de…
HL: ¿San Ángel?
2do: Jardines del Pedregal.
HL: Jardines del Pedregal. Apenas la estaban haciendo ahí, ¿ha visto un banco?, que está un Banamex que está ahí por toda la avenida esta que baja.
VD: ¿La que baja?
HL: Sí. Ahí no había nada, ahí veníamos a entregar pero agarrábamos así para abajo. Me acuerdo que era una brecha así como tenía.
VD: Y ahí…
HL: Y luego de ahí agarrábamos para San Angelín, no. Así a San Ángel, San Angelín. Ah, y luego San Pedro de los Pinos, por ahí íbamos a terminar y ya nos regresábamos, todo el día.
VD: ¿Cuántos eran ustedes?
HL: ¿Eh?
VD: ¿Cuántos eran entregando?
HL: Deberíamos de ser tres, pero a veces no andábamos los tres, andábamos dos y a veces me tocó andar yo solo con el chofer nada más.
VD: ¿En una camioneta andaban?
HL: En una camioneta.
VD: Ándele.
HL: Pero a la carrera andabas.
VD: Pues sí, se agarraba una zona grandísima.
HL: Oh, sí.
VD: Entonces así estuvo desde que llegó estuvo repartiendo leche.
HL: Sí, hasta, hasta el [19]51 estuve trabajando ahí con ese señor. Ahí con mi familia, que mi prima.
VD: Y, ¿donde vivía mientras?
HL: Ahí con ellos.
VD: Ahí le dieron hospedaje.
HL: Ahí me daban de comer todo, me llevaban la comida y me pagaban $90 pesos al mes, pero ahí vivía pues, ahí tenía todo. Ya no sufría por nada.
VD: No gastaba en rentas ni nada.
HL: No, nada, pero no aguanté. Era mucha matanza, no tenías un día de fiesta, dice: “Aquí todos los días toman la leche, tenemos que llevarla”, decía el patrón, ni modo.
VD: Hasta los domingos trabajaban.
HL: Los domingos, días de fiesta, ahí para, ahí no había descanso. Había descanso, ya decía alguno: “Déme un día”. Y sí, ya me daban algún día, pero de mala gana, no porque…
VD: Porque le tocara.
HL: No, nada de eso.
VD: Y entonces ya decidió regresarse a Guerrero.
HL: Ya me regresé, me regresé pa Guerrero y…
VD: ¿Con quién llegó allá, con su abuelita?
HL: Sí, no, allá todavía con mis hermanos, allá tengo ahí. Pero no, no la vi yo. Yo vi que allá, a México en aquel tiempo, y yo creo México para pobre, pa la gente pobre es mejor la ciudad, pa una gente pobre. Aquí ganas aunque sea de albañil, de barrendero, pero ganas, sí ves el dinero y tienes en qué gastarlo allá, trabajas una vez allá, una semana y luego ni te la quieren pagar, te la van pagando por partes y no, y aquí sí. Aquí de albañil, no te falla, no te falla la chamba a un buen albañil, siempre hay trabajo.
VD: Y allá…
HL: Y allá no.
VD: Cuando regresó, ¿qué hacía?, ¿se volvió a trabajar al campo?
HL: No, ya este, anduve trabajando de este, vendiendo este, ropa, camisa hecha allá. La sacaba de un taller, que era de una conocida paisana, que me la dan. Me dijo: “¿Por qué no vendes camisas?”, dice, “vete a los mercados a vender pero por mayoreo. No, no de a una, no, por mayoreo, de docenas, le va a ir bien”. Empecé y no, pues que la empecé a hacer. No, pues empecé a trabajar bien en eso.
VD: Y estuvo allá con las camisas.
HL: Estuve un tiempo, un tiempo y después este, la agarré ya de mi cuenta, la agarré yo a mi cuenta. Pero pues trabajé poco, luego ya no me gustó, o la… Había que se ponía uno en los mercados y los quitaron los mercados esos sobre ruedas, los quitaron y ya me salí yo también. Después ya volvieron a arreglarse, ya los hubo, pero yo ya no entré y estuve trabajando de balonero, yo soy balonero de fútbol.
VD: Ah, mire.
HL: Sí.
VD: Pero, ¿usted los hacía o allá los…
HL: Estuve trabajando como obrero mucho tiempo.
VD: ¿En donde?
HL: Aquí en México.
VD: Ah, pero, pero, o sea que en el tiempo que se regresó allá a Guerrero fue cuando estuvo trabajando vendiendo camisas?
HL: No, de cuanto regresé aquí.
VD: Ah, a ver entonces espéreme. Para que… Porque creo ya me confundí. Usted entonces se regresó después de la leche, se fue para allá a Guerrero otra vez y cuando llegó allá no, ¿en qué trabajó?
HL: Pues en la agricultura.
VD: Otra vez.
HL: Otra vez.
VD: Estuvo, ¿hasta cuánto tiempo?
HL: Hasta el [19]54.
VD: Y otra vez se vino para acá de nuevo.
HL: Ya me vine sí, sí me vine
VD: Y, ¿ya se vino solo?, o, ¿otra vez llegó con su prima?
HL: No, ya me vine solo y entré ahí con otra familia. Estuve ahí un tiempo con la señora que ya le vendí las camisas, que le vendía camisas. Estuve viviendo un tiempo y luego ya me junté con una señora, y ya me fui con ella, busqué casa.
VD: Y fue cuando trabajaba en el balón.
HL: Y luego ya me salió la chamba esa de balón.
VD: O sea que empezó entonces como obrero, me decía.
HL: Como obrero.
VD: En una fábrica donde hacían…
HL: Sacaba uno, como maquila.
VD: Ándele.
HL: Sacaba uno tantos balones, lo que hiciera, me hacía dos, dos balones. Me dan dos, me daban uno para, a veces para toda la semana, a veces para tres días.
VD: Y, ¿usted se iba a distribuirlos?
HL: No, no, no, yo se los entregaba allá a donde me los daban.
VD: Ah.
HL: Yo nomás lo hacía.
VD: Usted lo maquila solo.
HL: Yo lo maquilaba, sí. Yo lo recibía, pagaban mi salario. Así estuve trabajando y luego ya fue cuando salió la chamba de los braceros.
VD: Ah, o sea que entonces usted vivía aquí en la Ciudad de México y como dice ahí,
en la Colonia Doctores.
HL: Doctores, sí.
VD: ¿Cómo fue que se enteró usted de que andaban contratando?
HL: Bueno este, yo ya veía a la gente ahí en, ahí en La Ciudadela y decía: “Bueno, y esta gente, ¿qué hace?”. “No, pues que para irse para a… “Vámonos de braceros para Estados Unidos”. “¿Y qué?”. “No pues hay que traer cartilla”. Y no tenía la cartilla, entonces este, ya dí mi servicio.
VD: Hizo el servicio militar ahí.
HL: Sí, tengo mi cartilla, bien, con todos los... Y ya que me dio mi cartilla, un compañero mío de ahí mismo, pues ahí está la colonia Doctores, ya ve que ahí esta pegada La Ciudadela. Estaba yo ahí en el mercado de Hidalgo ahí este, había un amigo, tenía ahí su puesto ahí le ayudaba yo, iba a visitarlo y luego le ayudaba ahí. Y que me llega un amigo y me dice: “Oye”, dice, “ya están ahorita contratando”. Dice: “Ahí esta el gentío ahora ya en… Y pues que me voy a ver. Sí, y luego ya.
VD: Y ahí mismo en la ciudadela, se fue a La Ciudadela.
HL: Ajá, sí. Y luego ya, no, pues que había que llevar este certificado.
VD: Que es un, que le decían de que no tenían antecedentes penales.
HL: Sí, entonces fui a sacarlo, fui a sacarlo, ¿no?
VD: Y, ¿no le tuvo que pagar usted a un coyote o algo así para que le dieran lugar en la ficha?
HL: Nunca pagué yo, nunca pagué yo, bendito sea Dios.
VD: No tuvo que…
HL: Yo siempre corrí, yo nunca he pagado así como otros.
VD: O sea que usted llego ahí a La Ciudadela y, ¿se formó?
HL: Sí, ahí me formé pues, ¿qué más?, la cartilla, ya la llevaba, entonces necesitaba yo el certificado de antecedentes penales pa que ya me tomaran en cuenta.
VD: Y, ¿los sacó?
HL: Y ya lo saqué y ya fui y siempre la plaza buena que era, o el rumbo bueno que era, era California. Todo lo que es Texas, este Chihuahua, Arizona todo eso era malo, malo porque es algodón. El algodón es muy pesado y mal pagado y pues en California pues ahí hay muchos otros trabajos de frutas y todo eso.
VD: Sí.
HL: Entonces esos pagan más y pagan por horas y luego dan hasta comida de comer, y acá no. Acá tienes que hacer de comer.
VD: Usted y, ¿usted sabía todo eso antes de irse?, ¿usted ya, alguien le había dicho que en California estaba mejor?
HL: Ah, sí.
VD: O, ¿quién le había platicado?
HL: No pues ahí en los compañeros que ya han ido.
VD: Los de la fila.
HL: Ah sí, exactamente. No, dice: “A veces nos toca para California, pa allá está bueno, pa allá nos ponen comedor y allá así y así, y nos dan camas y por acá no; es lo más, más malo, aquí en Texas es malo aquí en todo Texas, y luego Nuevo México”.
VD: Tampoco estaba bien.
HL: Ey, esto es lo malo, es, te la ponen una galera ahí, todo ahí.
VD: Y entonces ahí estuvo usted en la fila, ¿ahí fue donde lo contrataron?, o ¿ahí lo seleccionaron?
HL: Sí, ahí nos contrataron, ahí nos contrataron, ahí nos dieron, nos recibieron, nos sellaron eso. Pues este es el sello, ¿no?, debe tener un sello eso, ¿no?
VD: Pues este mire, este tiene un sello aquí de Empalme, o sea que dice que…
HL: Ah, pues este, ese que va para Empalme, este sello que va, que dice: “Va a Empalme”, pa allá me tocó.
VD: Ah, o sea que entonces…
HL: Y sí, me dio…
VD: Ah, pero mire, dice que la primera vez, entonces dice que fue por Monterrey.
HL: Sí, entonces, pero ese certificado es después, fue del [19]60 y…
VD: Uno, dice.
HL: Del [19]61, del [19]61, sí
VD: Ándele.
HL: El del [19]60, no tengo de los otros, los certificados, se me extraviaron también.
VD: Ándele.
HL: En aquellos, tienen que yo ver para Monterrey, para Chihuahua. O sea que salen para allá, ah y para Nogales también mandan. Mandaban gente pa Nogales, pero para Nogales no me tocó a mí.
VD: Entonces usted de La Ciudadela, ¿de ahí lo mandaron a Monterrey? Y, ¿ahí qué fue?, ¿qué hizo en Monterrey?
HL: Ahí, pos ahí llegué. Y luego fui a donde estaba la contratación y ya nos dicen: “Pues no había pedido”, pues teníamos que esperar.
VD: ¿Cuánto tiempo se esperó ahí en Monterrey?
HL: En Monterrey estuve yo como ocho días la primera vez.
VD: Y, ¿donde se quedaba, señor?
HL: En hotel primero, según con cuánto dinero. Pero como a los tres días se me acabó el dinero. Después ya no, ni restauran ni nada. Íbamos a comer puros frijolitos de la olla.
VD: ¿Los vendían ahí en la…
HL: Ahí por ahí en una, un puestecito ahí una señora, ahí tortillitas así. Y uno, un peso creo nos cobraba. Tortillas, tortillas y puros frijol, frijolitos brutos y ya comíamos bien, ey. Y sí, estuvimos ahí, ya estábamos al pendiente. Todos los días salían ahí al, de la oficina en donde estaba la contratación. Venían a decirnos pues que no había pedido, pero que no nos desesperáramos que estaban por pedir la gente y no, y sí.
VD: Y estuvo como ocho días entonces.
HL: Como ocho días, sí.
VD: Hasta que ya salieron y les dijeron…
HL: Sí, ya no, ahí nos, nos contrataron para Hidalgo. Ahí sale uno para Hidalgo o para Piedras Negras.
VD: Entonces usted fue para Hidalgo esa primera vez.
HL: En la primera vez, sí.
VD: Y ahí en Hidalgo fue donde ahí firmó su contrato.
HL: Ahí firmé mi contrato.
VD: Ahí le hicieron los ex[ámenes], la revisión médica.
HL: Todo sí, todo eso, sí.
VD: ¿Ahí le tocó la fumigada a usted?
HL: Todo eso sí, (risas) sí.
VD: ¿Los bajaban del tren o cómo les hacían?
HL: Sí, es que sale uno. Se baja uno del tren acá en Reynosa y ya pasa el puente
caminando y ahí luego está las oficinas de contratación allá en Hidalgo.
VD: Y, ¿allá todos parejos los agarraban?
HL: Ahí nos metían ahí y: “Órale cabrón. (ruido)” Mire, y luego: “Váyanse a bañar ya”.
VD: Ah, ¿sí los mandaban a bañar?
HL: Y luego ya salías y ya te cambiabas y al comedor, y a comer. Y ya a esperar y ya estaban los camiones ya listos para dar salida a sus lonches.
VD: Y ahí le avisaban a donde iba.
HL: Sí, pos que íbamos al sur de quién sabe qué, de Texas creo. Pero Arkansas está lejísimos, tan lejos me acuerdo que caminamos toda esa tarde y la noche y otro día.
VD: ¿Se fueron en tren o en camión?
HL: En camión, encajilladitos íbamos ahí bien apretaditos.
VD: ¿No era un camión de pasajeros?
HL: No, camiones especiales de, de…
VD: ¿De carga?
HL: No, no, no de, así…
VD: ¿Para braceros?
HL: Para gente, pero no de pasajeros, esos no los usaban los pasajeros. Y entonces aquí iban cerrados los asientos aquí, íbamos cinco aquí en esta, en este, ahí íbamos cinco así. O sea que en el callejoncito que queda en el pasillito, ahí es… había una, una sillita que se…
VD: Ah, y los iban acomodando.
HL: Ándele ahí.
VD: Ándele.
HL: Parece que éramos cinco o seis, pero iban bien apretaditos. Entonces sí caminamos, otro día todo el día. Vamos para un pueblo, puro negrito. Luego pasamos por una parte que había un río muy grande, que Piedra Bonita, quien sabe qué, algo de Piedrita. Luego se nos hizo noche, caminamos y llegamos en la madrugada. Pues que ya llegamos, ya llegamos, pero hasta que amanecía estuvo ahí.
VD: ¿Cómo cuantos iban en ese camión?
HL: Pues éramos creo tres camiones.
VD: Ah, sí iban bastantes para ser…
HL: Sí, para allá iban creo tres camiones, ey. No, eran pocos porque se distribuyeron para otro lado, pero para ahí para esa zona que fuimos algodonera, éramos tres camiones.
VD: Oiga y, ¿qué fue lo que le animó, señor Homero, a contratarse como bracero?, ¿no tenía usted trabajo en ese tiempo?
HL: Sí, pero es que es la idea de que según, como ahorita. Ahorita les digo yo: “¿Yo qué voy a ir a hacer a Estados Unidos si aquí se gana el dinero?, ¿eh? ¿Qué voy a hacer?”. Y en aquel tiempo taba uno con la ambición de Estados Unidos, que allá ganan dinero y que el dinero vale más.
VD: ¿Pues qué tanto son $9 pesos más?, ¿o cuánto $8 pesos serán?
HL: Nueve, el dólar ahorita, nueve, pues sí, sobre todo si se los gasta allá también en dólares.
VD: Allá se gasta igual. Entonces esa es la idea. Y yo bueno, a mí pa qué más quedarme, me gustó Estados Unidos. A mí me gustó la comida, me gusta el sándwich, me gustan las carnes frías, todo eso. Pero hay gente que reniega y así quieren estar allá. A mí me daba cuenta ahí de repente que nomás ahí donde andábamos allá en el campo, nos llevaban los sándwich este, puro sándwich de… hay una carne que le dicen bolonia, bolón, bola algo, ¿no? Esa no la comían, hay gente que no la comía, no la comían; tiraban la carne y comían el puro pan. No yo que, yo me, me caía mucho el, los sándwich de queso blanco así, de queso amarillo o de jamón, pero yo comía bien. Entonces yo veía, digo: “No, pos esos cuates no”. Ahí que: “Yo quisiera unos frijolitos refritos”. ¡Oh que la fregada!
VD: Entonces usted cuando se fue, ¿pensaba también que iba a ganar más dinero allá?
HL: Sí, esa era la intención.
VD: Y, ¿eso era lo que se decía, eso, lo que usted oía de otros braceros? ¿Qué decían, que regresaban con dinero?
HL: Que ganaban muy buen dinero y que no, y que pos sí, que se ganaba mucho dinero allá. Pero yo no hice mucha. Cuando estaba… A donde llegué yo sin dinero fue a ese donde me mandaron la carta, en Chico.
VD: En California después.
HL: Ajá, ahí sí, sí gané dinero pa que vea.
VD: Pero esta, y esta primera vez que llegó allá al algodón, ¿cómo le fue?
HL: Pos ahí sacaba nomás para traerme algo de dinero pero no, no era… Fíjese que se tiene que saber uno. Yo fui malo pa la corte de algodón. Sí le entraba, pero no me acudía. Hay gente que sí, mire, los veo yo, lo mismo para el corte de el tomate. Mire, hay gente que se les hacen las manos así echando, ahorita llenan la caja. Nombre, pero ahorita se sacan sus cien cajas, pero yo me andaba sacando setenta cajas este, diarias, cincuenta, sesenta, pa que no… Pues malo uno para trabajar, no, no, no.
VD: Y el algodón era más pesado.
HL: Ey, pero bueno, acá sí gané mi buen dinero. Y luego ya nos dieron este, para las limpias, para el desahije, los desahijes, pero para eso sí fui bueno y para la limpia también.
VD: En el desahije del betabel.
HL: Y ahí sí le pagaban por hora, nos pagaban a peso la hora. Era baratísimo, pero eso sí se pagaban a $3 pesos la hora, a $5 pesos los de allá, eso cobraban. Por eso ahí nos querían a nosotros, porque a nosotros nos pagaban a peso y a una gente de allá, vamos a suponer, de a, le dan $5 a $6 pesos.
VD: Oiga, y, ¿los braceros se daban cuenta de eso?
HL: Pues sí, pero allá, ¿a quién le reclamábamos? No teníamos sindicato.
VD: No, ¿nunca se quisieron organizar para reclamar?
HL: Nunca hubo eso, nunca hubo eso. Y si lo hubiéramos hecho, pues nos mandan pa acá, si nos poníamos de políticos allá.
VD: ¿Alguna vez les dijeron?, ¿alguna vez los amenazaron?
HL: Pos yo, yo oía que no podíamos hacer eso.
VD: ¿Ni quejarse con el cónsul ni con nadie más?
HL: Bueno, pues probablemente allá podía ya ir uno a quejarse, pero vamos a suponer, a usted de cónsul y yo que vaya a poner una queja, va a decir: “Bueno, pues no estás a gusto aquí hijo, pos vete pa tu casa, pos allá estas más tranquilo”. Es lo más lógico, ¿no?
VD: Que aunque se suponía que para eso estaban.
HL: Para eso están, exactamente.
VD: Para recibir quejas.
HL: Pero saben que, saben que pos es justo de uno. Ellos, por ellos pusieron este, la oferta de que necesitaban mano de obra de mexicanos, que sí hay, que sí querían ir, pero no hubo una, pos una, un contrato formal que hubiera un trato para esos trabajadores que se trataran en otra forma también. Que probablemente sí lo han de haber dicho verbalmente.
VD: Pero ¿sabe qué era lo peor?, es que es eso, lo peor es que si usted, bueno, ya ve que el contrato era mucho, eran varias hojas más, no nada más esta hojita, si no, no sé si a usted le tocó algunos de esos contratos que traían muchas hojas.
HL: Yo creo que no.
VD: Porque en esos contratos y en el convenio que había entre los dos países sí estaba muy claro que no se les debía tratar así, que no debían ganar…
HL: Sí.
VD: O sea escrito sí estaba, pero en la práctica no se hacía; ese era el problema, sí.
HL: Ey.
VD: Porque por ejemplo, en este contrato que usted tiene no lo dice, y a lo mejor si nada más esto les daban, pues ustedes no tenían cómo saberlo.
HL: Ahora otra cosa, tenía uno que trabajar por lo menos ocho horas o seis horas. Eran ocho horas creo, a veces trabajábamos cinco horas.
VD: ¿No les daba la cosecha suficiente?
HL: No había otra, ¿verdad?
VD: Y se llevaban mucha gente también.
HL: Y luego se llevaban mucha gente. Bueno, es que vamos a suponer, en el algodón aguanta más, pero en el tomate, en el algodón, en ése no, en este… En la fruta, esa tiene que cortarse, porque si no, se echa a perder el melón, ese tiene que piscarlo diario, diario. Pasas ahorita, a hoy y ya pa mañana ya otra vez ya está bueno otra vez. Se afloja del puntito de donde está pegado, como que se va a despegar ya y ese ya está bueno. No lo tienes que ver que esté amarillo o que… No, no, ahí vas pasando y ya lo ves: “Ese está bueno ya”, ajá. Y entonces ese es, diario tiene entonces por eso mandan, por eso piden mucha gente, pero volvemos a lo mismo, no nos pagaban bien, mal pagados, mal pagados.
VD: Oiga señor Homero, y cuando estuvo acá en el algodón la primera vez, ¿en dónde vivían ahí en Arkansas?
HL: Ah, teníamos una casa. Ahí una casa, una como bungalera así, camas ahí, camas, ajá.
VD: ¿Ustedes se cocinaban o…
HL: Sí.
VD: ¿Tenían comedor?
HL: No, nos cocinábamos. Donde teníamos comedor fue en Chico.
VD: En California.
HL: En California, en todas, es esas tres partes que estuvimos, teníamos comedor.
VD: Acá se tenían que hacer y, ¿cuándo iban a comprar sus provisiones?
HL: Acá en Texas, acá, ¿pa este lado?
VD: En Arkansas.
HL: Este, los sábados nos pagaban y ya ellos mismos nos llevaban a la tienda.
VD: O sea que usted trabajaba de lunes a viernes nada más.
HL: No, no, el sábado en la tarde…
VD: El sábado también.
HL: Trabajábamos y en la tarde: “Órale, al lonche, al lonche vamos. Órale al lonche”. Así el mayordomo, siempre.
VD: Y, ¿era mexicano él?
HL: No, este era, era gabacho, él era, hablaba…
VD: Y, ¿hablaba español?
HL: Ajá, ey.
VD: Y entonces ustedes los llevaban el sábado a comprarse sus cosas y ya se cocinaban.
HL: Sí, teníamos en las tardes, nos decían, dice: “¿Quieren ir a la tienda?”, dice, “a la…”. No me acuerdo ¿cómo le decían, el león?, alberca, no sé como se llama, marqueta.
VD: Marqueta.
HL: A la marqueta esa. A comprarse algún trapito, una ropita.
VD: ¿Él los llevaba en su coche?
HL: A todos. O no, este, allá en Arkansas, pues donde quiera hay muchas de estas sobre la religión. Y cómo se prestan ellos para ayudarlo a uno.
VD: ¿Los iban a visitar al campo?
HL: Iban a visitarnos, nos llamaban a que fuéramos a sus estudios. Y muchas veces ellos nos llevaban.
VD: Qué, qué le, y, ¿de qué manera les ayudaban?, ¿les ofrecían comida?
HL: No, nunca no. Pues a la mejor sí, pero no, nos juntaban a sus estudios nomás a…
VD: ¿Usted fue alguna vez con ellos?
HL: Sí, fui como unas, varias veces fui. Pos los domingos no teníamos qué hacer, venían y nos llamaban. “Pos vamos”.
VD: Era su día de descanso.
HL: El día de descanso.
VD: Y, ¿qué más hacía cuando estaba allá en Arkansas, se acuerda?, ¿iba al pueblo que estaba cercano?
HL: Sí, pos ahí no había pueblo, ahí habían marquetas sí, pero no alcanzan a llegar a pueblo. Donde había pueblos, era en Chico, ahí yo sí me metía a las cantinas a tomarme una cerveza, a ver las variedades, cómo bailaban ahí las chavas ahí en las cantinas. Allá bailan en las cantinas, sí y se quitan los zapatos. Eso es lo que me caía de lo más extraño, como ese son duelas aquí, pero bien enceradas. Entonces aquello que resbala bien el piso, ¿vedá?, y con el zapato yo creo que pues se ponen más torpes. Yo veía que se me caía de tallo y yo iba y me tomaba mis cervezas, a veces dos cervezas o refrescos y estaba ahí viendo variedad.
VD: Por allá. Y en, o sea, había más cosas que hacer en California que del otro lado.
HL: Bueno, en Texas, aquí en Texas, aquí en Chico se había también, en Lovington también, pero allá en Arkansas no.
VD: En Arkansas no había nada.
HL: No.
VD: Y, ¿qué mas hacían los domingos?, ¿nada?
HL: Nada.
VD: Nomás se quedaban ahí…
HL: Ahí lavarnos la ropa.
VD: ¿Ustedes se lavaban?
HL: Sí, lavaba uno la ropa.
VD: Y, ¿ahí nunca tuvo algún problema en Arkansas de discriminación, señor?
HL: No, no, porque no.
VD: ¿Tuvo trato con otros norteamericanos?
HL: No, no se, no tiene uno qué hacer roses.
VD: Casi no.
HL: Nomás con la gente de uno, nomás.
2do: Buenas tardes.
HL: Buenas tardes.
2do: Buenas tardes.
VD: Hola, buenas tardes. Entonces este, estuvo esos cuarenta y cinco días y me decía que se regresó a Monterrey terminando en Arkansas y ahí otra vez se contrató.
HL: Para Piedras Negras.
VD: ¿Cuánto tiempo estuvo esa vez en Monterrey, se acuerda?
HL: Ahí estaría, pos algunos ocho días estaría o menos.
VD: Y, ¿cómo hacía para conseguirse contrato otra vez?
HL: No, porque nos dijeron que iba a haber contratación para Texas y hay muchos que ya habían, que iban que habían, que veníamos de allá y que ya habían pasado y de ahí se volvían a reingresar. Dice: “No”, dice, “no te vayas”, dice, porque yo me quería venir para México. “No”, dice, “no, aquí, aquí nos vamos a contratar otra vez pa Texas”. Así y le… “No”, dice, “pos con este mismo”, dice. Y sí, nos hablaron. “No”, dice, “pérense, vamos a mandar gente para Texas”.
VD: Para Texas. Y sí, y aunque ya le habían dicho a usted que no estaba muy bien, ¿sí tenía ganas de irse aunque estaba?
HL: Bueno, ya andábamos allá, andábamos cerquitas, ¿qué veníamos a hacer? Vamos a echarnos otra aventura y la idea era que nos mandaran a Texas, pero al corte de naranja. Porque oía que decían ellos, dice: “Para Texas”, dice, “el corte de naranja ahorita y está bueno ahí, en el corte de naranja, pagan bien”. No, nos mandaron pa Texas, puro algodón.
VD: Otra vez al algodón.
HL: Ey, sí, al algodón bien.
VD: Y ahí también este, el mayordomo… ¿Tenía buena relación con su mayordomo ahí en Texas?
HL: Sí.
VD: Sí, ¿era también era norteamericano, o…
HL: No, mexicano. Ese sí era mexicano.
VD: Él era mexicano.
HL: Sí.
VD: Y, ¿cómo los trataba?
HL: Bien, sí.
VD: ¿Bien?
HL: Sí.
VD: Y, ¿ahí en Texas tampoco tuvo algún incidente con la gente?
HL: No.
VD: O, ¿que no los dejaran entrar a algún lugar o a algún restaurante o alguna cosa así?
HL: No este, en las cantinas yo jui, ¿cómo le dijera? Nunca representé, nunca
representaba yo mi edad, siempre me veían niño.
VD: No lo querían dejar entrar.
HL: No, tenía que identificarme, ey. No, dice: “Este no pasa”, dice, “no”, dice, “no”. Y ya le enseñaba el papel, dice: “Ah, pues sí pasa”. (risas) Sí, sí en el… Siempre tenía ese problema.
VD: Pero por cosa de que le dijera “No, usted es mexicano, los mexicanos no entran aquí”.
HL: No, no, es que nos íbamos a gastar, no había problema.
VD: No, no.
HL: Íbamos, íbamos.
VD: Y, ¿qué tal?, ¿en Texas qué tal le alcanzaba su salario del algodón?
HL: Pues yo no me acuerdo cuánto ganábamos, pero se ganaba poquito. Algunos $50, ó $60 dólares a la semana.
VD: Le alcanzaba, además de pagar sus comidas, ¿le alcanzaba para gastar?
HL: Sí, sí, sí. Sí me alcanzaba.
VD: ¿Mandaba usted algo de dinero para acá, o se lo quedaba todo?
HL: Me lo quedé todo. No, nunca mandé. Ya de ahí creo mandé nomás un giro, creo de $50 dólares. Y jamás, todo me lo gastaba allá, ni estaba ahorrando. No, no, no se podía ahorrar ahí.
VD: No le alcanzaba.
HL: Luego se vino el invierno que ya no teníamos este… Y ya no podíamos trabajar bien y llovía o caía la nieve hasta que se escurría la nieve. A veces este… hacía tanto, tanto frío del, ni que teníamos el deposito del agua, que se…
VD: Se congelaba.
HL: Se congelaba, no salía el agua. Teníamos que echarle lumbre ahí y ponerle lumbre para que saliera, ey. Sí estaba duro ahí y nos pasábamos ahí el invierno y en enero hasta como a fines de enero nos venimos.
VD: Se regresaron.
HL: Ey, porque había pues, trabajo, pero ya no podíamos trabajar muy bien por la nieve.
VD: Por el clima. Y entonces cuando terminó su contrato se regresó a México, ahí sí.
HL: Ey, ya a México.
VD: Al D.F. [Distrito Federal], ¿se vino para acá?
HL: Sí.
VD: Y, ¿en qué estuvo trabajando mientras?
HL: En los balones.
VD: Ah, siguió con los balones.
HL: Sí.
VD: Y, ¿luego cómo fue que otra vez se decidió a irse?
HL: No, pos otra vez para… Me fui y ahora ya me tocó por California, fue cuando fui a dar a Stockton.
VD: Y allá sí le gustó más.
HL: Sí, allá porque ya le digo, ahí nos daban de comer y ganaba más. Acá aunque era pues corte de, la pisca de tomate, pero sí le hallé algo y sí, sí salía más el cheque que aquí y sacaba yo un buen cheque, yo creo de $80, de $90 dólares.
VD: Y, ¿el lugar donde vivían estaba mejor en California?
HL: Sí, sí.
VD: ¿Por qué?, ¿como era?
HL: Pues yo no sé, no, las camas más limpias y todo.
VD: ¿Les hacían la limpieza a ustedes?
HL: Sí.
VD: O, ¿ellos se las?
HL: No, ellos nos daban de ahí al comedor. En California en todas partes había comedor.
VD: Ahí ellos les prepararon su comedor.
HL: Sí nos, nos quitaron, no me acuerdo cuánto nos quitaban, si $35 ó $40 dólares.
VD: Y, ¿ustedes estaban conformes con la comida que tenían?, o, ¿no le gustaba a la gente?
HL: Le digo que a mí me gustaba toda la comida que hacían allá. Ahí teníamos un filipino que nos hacía la…
VD: Cocinero.
HL: El cocinero. A mí sí me gustaba la comida, ése nos daba de comer mucho marisqueta, arroz, mucho arroz.
VD: Arroz les daba.
HL: No ve que el filipino es muy arrocero.
VD: Oiga y entonces, esa vez me dice que se pasó por Empalme. ¿Cuánto tiempo se quedó ahí en Empalme antes de poderse contratar?
HL: Como, como unas treinta y seis horas a lo más.
VD: Ah, o sea no estuvo mucho tiempo.
HL: Sí, mire, todos los que salíamos de aquí de La Ciudadela teníamos mucha preferencia, por el sello este de…
VD: O sea que este…
HL: Bueno este, primero éste es el último, ése ya…Pero aquél, aquél nos lo daban en el, en ahí, ¿cómo se llama?
VD: En Gobernación.
HL: En Gobernación, ah. Entonces nos veían el sello de Gobernación. “Este va pa adentro”. Luego nos atendían. O sea que llegábamos nosotros y ya llegaba allá la lista, van tantos del Distrito Federal y esos…
VD: Entraban.
HL: A las veinticuatro horas, a veces a las veinticuatro ya nos llamaban.
VD: ¿Aquí no le tenían que pagar a nadie de Gobernación?
HL: A nadie. Yo me, yo iba ahí a Gobernación a sacar mi, no, Gobernación no. Sí, que si a Gobernación, nomás llevaba mi, la credencial, la cartilla, y a te extendían el contrato, no tengo ni uno. No, sí tengo, pero este, este ya nos lo dio, la jefatura, éste es de la jefatura.
VD: Los otros eran de Gobernación.
HL: Es de Gobernación sí, y todo el que iba de Gobernación de aquí del centro, esos iban para… no había de otra.
VD: Entraban sin problema.
HL: Bueno, nosotros nunca. Se oyó ahí, se quejaban mucho que éste le dieron… “Me fregó el coyote, que hay que darle”. Y este, no, nosotros no.
VD: Y, ¿usted cómo sabía que tenía que ir a Gobernación?, ¿quién le había dicho?, porque muchos se iban así sin…
HL: No, aquí para qué vamos a… Esos que se iban así, se iban a Empalme y se iban a trabajar al algodón ahí y los mismos…
VD: Para que les dieran su certificado.
HL: Para que les dieran su certificado. Sí, se lo ganaban, pero trabajando ahí que era una matazón.
VD: Una puñalada más bien, yo pienso que…
HL: Sí, oía, oía yo que decían. No, eso nosotros no, yo no sufrí en eso.
VD: Desde aquí se conseguía su certificado en Gobernación.
HL: Sí, derechito me iba para hasta allá, sí.
VD: Y ya con eso salía.
HL: Ey, sí.
VD: Y entonces esa vez también entró Caléxico y estuvo en Stockton los cuarenta y cinco días.
HL: Sí.
VD: Me dice, en el jitomate.
HL: Ey.
VD: Y el siguiente año que entró por este Chihuahua, señor Homero, ¿también entró igual?, ¿rápido, no se atoró?
HL: No, ahí estuve creo como seis o siete días, porque se nos acabó el dinero, no.
VD: ¿Se iba usted solo o con conocidos?
HL: No, quise conocer, o sea, se hace uno de amistad en el camino ahí. Pero esa vez me fui, no, me fui solo esa vez, me fui solo. Pero allá se junta uno con otros, se hace amistad con algún.
VD: Ya estando allá en Chihuahua, lo mandaron, entró por El Paso. Entonces, y de ahí firmó su contrato y dice que fueron de ahí de El Paso a Nuevo México, lo mandaron.
HL: A Lovington.
VD: Ah, otra vez al algodón.
HL: Al algodón.
VD: Y, ¿ahí qué tal estuvo, mejor que en Arkansas?
HL: Sí estuvo mejor. Estuvo mejor ahí porque yo ya tuve más práctica. Yo ya me este… A veces hay partes donde le, nos ponían a piscar el algodón limpio, a sacarlo de la bellotita, ¿ves? Se abre la bellota y entonces la agarra uno así y sale y ya, y es más matado. Y aquí en Nuevo México lo cortaba uno con todo y bellota y con todo y todo. Y te rinde más, te lo pagan un poquito más barato, pero te rinde más, porque lo agarras así y luego no hay que irlo sacando limpiecito así, ¡nombre!
VD: Nunca alcanzas.
HL: No, eso para que llenes acá una saca, una, le dicen saca, una bolsa así larga que se la amarra uno aquí y anda aquí. Aquí anda echando, ta pelón para…
VD: Para llenarla de puro algodón.
HL: Para llenarla, ey, de puro algodón limpio. Pero ahí en Arkansas, así lo estábamos piscando. Y acá ya cambió y sí, nos salía más mejor.
VD: Le pagaban un poquito mejor.
HL: Bueno, más barato, pero nos rendía más porque, porque iba con todo y bellota. Eso no se, tienen una máquina que ahí los separa.
VD: No lo tenían que hacer a mano.
HL: Y nosotros, pos nos salía mejor.
VD: Claro. Oiga, y ahí en Nuevo México, este, ¿sí le quedaba cerca algún pueblito donde se iba ahí?
HL: Sí, no, este Lovington.
VD: Y que, y, ¿cómo le iba ahí con la gente?, ¿bien?, ¿nunca tuvo alguna dificultad?, ¿cómo era el trato con otros norteamericanos?
HL: Pues le voy a hablar, ahí no tiene uno…
VD: No tuvo, ¿ni se hizo de amigos o una cosa así?
HL: Sí, sí pero, no.
VD: ¿De allá mismo?
HL: Sí. No, otros paisanos mismos de acá. El, este, ¿cómo se llama?, el que trata uno, pues el que ahí.
VD: El mayordomo.
HL: El mayordomo era este, siempre hay gente, los mayordomos
siempre los ponen de este, de los mexicanos casi, o que sepan hablar español. Pero no, casi todos los que yo tuve son, sólo ese donde le dije que había un filipino; el de la cocina era filipino y el que nos llevaba al trabajo era filipino también.
VD: Y cuando iba al pueblo en las tiendas y eso, este, ¿entraban también sin problemas?
HL: Sí, sí. Sí, sin problemas.
VD: Y, ¿en las cantinas no hubo algún pleito ahí dentro de las cantinas?
HL: Yo nunca tuve algún pleito no, no. Tomaba mis cervezas, no están, en ese tiempo era muy cervecero yo.
VD: Pero nunca tuvo ningún problema ahí.
HL: No, no.
VD: Entonces ahí también duró otros cuarenta y cinco días y se regresó. Para, y el año que entra fue cuando llegó a Chico, que me estaba, es lo que estábamos viendo, y ahí este, cuando se regresó a México, otra vez volvía a su negocio de los balones.
HL: Sí. Sí y a… Cuando me regresaron esa vez de que tenía que operarme ahí esta el certificado ese, aquí está, aquí dice.
VD: Y, ¿qué fue lo que pasó esa vez?, ¿dónde fue que lo detuvieron?
HL: Ahí en Empalme, al pasar ahí hay, ahí le hacían un examen un doctor, un médico.
VD: O sea, ¿eso fue antes de Chico, o después de estar en el Chico, California?
HL: Ya fue después.
VD: Ya fue después.
HL: Eso fue que ya llevaba yo una carta, ahí está la carta.
VD: La carta que le dieron.
HL: Ahí está.
VD: O sea, esa era carta para que hubiera entrado en el [19]61. Y cuando llegó usted a Empalme, ¿qué le dijeron?
HL: Pos me pararon, me llamaron, me decían, me veían, me vio el médico. Le meten aquí, lo ven aquí abajo de los…Y de los compañeros, entonces le hacen así. Entonces ahí tiene una parte débil de uno y si ellos notan que aflojas el cuerpo así, debes estar tan macizo o tal vez, le hacen así y le meten nomás.
VD: Y, ¿no lo lastimaban al verlo?
HL: Pues sí, muchas veces sí. Pero hay que hacer, cargar y sí, luego le notan a uno que… Dice: “No, pues estás malo”. No, ya le buscan más Detalles. “No”, dice, “estás malo. Estás herniado, te vas para México”.
VD: Le dijeron que tenía una hernia. Y ahí mismo, eso fue en la revisión. ¿Le hacían esa revisión doctores mexicanos?
HL: Sí.
VD: Y, ¿ellos fueron los que le dijeron que no podía?
HL: No.
VD: Y entonces lo mandaron de regreso.
HL: “Sí”, dice, “no”, dice, “en un mes te espero, vete al Hospital Juárez a operarte”, dice, “en un mes”, dice, “te regresas”. Le digo: “Eso no es posible“.
VD: Pero, ¿usted se sentía mal?
HL: No, no. Pero ellos le notan que esta uno débil, una aldillita que está muy delgada que fácilmente haciendo ya fuerza este, se bota.
VD: Ah, y haciendo esfuerzo en el trabajo…
HL: Mira mira. Ahí se esta tirando el agua. Entonces, entonces este…
VD: Le dijeron que no que, que no podía tener problemas allá.
HL: Que no, diciendo: “Vete”, dice, “a operar”, dice, “en este, en el… vete al Hospital General y ahí te operan. En un mes, en mes y medio ya estás aquí”. Fui al Hospital General, dijeron que no tenía nada, me hicieron mi papel certificado. Dice: “Vete”, dice, “tú estás bien”, dice, “dice el doctor que tú no tienes nada”. Pero entonces no lo comenté yo con las otras personas. “No”, dice, “es que a lo mejor sí estas malo, y si te regresaron de allá y estos pinches médicos de aquí del Hospital General no te van a tomar en cuenta bien”, dice, “y a lo mejor no la haces, vete a la Cruz Roja”. Y que voy a la cruz roja y ahí sí me dijeron de que sí.
VD: Ándele. Lo revisaron y le dijeron que sí estaba malo.
HL: “Que no”, dice, “no tienes la tripa salida”. “No, sólo que la aldillita está débil”.
VD: Y le puede…
HL: “Con tantito que hagas fuerza, se bota y por eso es que te van a regresar otra vez”, dice, “mejor opérate”. Y ya le dije yo pues que pa qué lo necesitaba. Y sí, ya me operaron ahí en la Cruz Roja. Pero pos no quise ya. Ya como a los tres meses estaba yo ya programado ahí, pero no, no fui, no me dieron ganas de ir, de irme en el [19]61, de regresarme. Hasta el [19]62 y ya no me tomaron en cuenta. Le digo, si me hubiera hecho eso, chance y me hubiera quedado por allá.
VD: Y, ¿cómo fue que le dieron esa carta, señor Homero?, ¿esa carta del patrón de California?
HL: Ah, esa carta.
VD: ¿Usted la pidió, o…
HL: Sí.
VD: Se la dieron a todos.
HL: No, yo la pedí. Esta carta, cuando yo me vine, ahí que dilaté como ocho meses, este; no, pues me fue bien, me fue bien. Me acuerdo que, pues me traje yo $300 dólares de ahí cuando, no…
VD: Esa vez sí pudo ahorrar.
HL: Sí, y ahí ya había una sobrinas del patrón, era de Michoacán, y había unas sobrinas, y ya. Le encargué, le daba yo los cheques así como los cobraba, así se los daba a guardar, de $60, de $80, de $40 y ya cuando me dijeron que ya se había acabado la chamba, pues nos venimos. “Ya arreglen sus cosas porque se van”, ya me, la señorita me decía: “Aquí está tu dinero”, dice, “mira, aquí está tu dinero”. Y me acuerdo que le dije: “Cámbiamelo, cámbiamelo en el banco por un billete de a $100 dólares”. Y me dio $300 dólares que tenía yo, $300 dólares de…
VD: De lo que había juntado.
HL: Sí, de los billetes. Puros billetes de a cien y ya le dije yo al patrón, se llama, se apellida Coria, parece que se llama Rosalino, ah, Anil… ¿cómo se dice? Bueno, Coria. Le dije yo que si no podía regresar otra vez ahí que cómo le hacía. Dice: “¿Estás a gusto, estuviste a gusto?”. “Sí”, le dije. “Bueno”, dice, “este, ya te voy a ayudar, te va a llegar este, una carta”, dice, y sí.
VD: ¿A su casa le llegó?
HL: Sí, allá a la, ahí a los doctores, me acuerdo que me llegó en abril o en mayo; no, en marzo y pues sí, yo fui derechito para allá, pero pos ahí estuvo lo malo.
VD: Que ya no lo dejaron después seguir.
HL: Y ya no pude ir y ya no sé qué pasó, pues yo me operé luego. Yo ya en mayo yo estaba ya bien para haberme ido, pero no, yo dije: “Para el otro año voy”.
VD: Y mientras seguía trabajando con los balones.
HL: Ahí con los balones.
VD: Y, ¿sí le dejaba eso más o menos?
HL: Pues mire, sí me dejaba. Era un trabajo muy matado, pero yo me, me especialicé tanto, que me acudía mucho. Me había a veces dos balones y en aquel tiempo lo pagaban a $9 pesos. Entonces yo sacaba $18 pesos, el salario parece que era de $9 ó $12.
VD: O sea que sacaba más de los que…
HL: Más sacaba, sí. Trabajaba un poquito más de horas, pero me iba mejor. Y así estuve trabajando mucho tiempo hasta que hubo una persona que me llevó a ver una fábrica, pero eso ya fue en el [19]64 ya.
VD: Después.
HL: Ya, ya no.
VD: Y sí le iba más o menos bien este, con sus cosas aquí, ¿por qué de todas formas se quería ir para allá de bracero?
HL: Bueno, pues ya cuando ya yo hacía los balones, pues o sea estaba solo yo. Pues me iba a distraer para allá, a mí me gustaba Estados Unidos. Yo me llevaba ropa, yo llevaba corbatas mías, andaba yo trajeado. Me metía yo y sí tenía mi ropa, unas dos para ir, de ropa buena, planchadita, yo la llevaba a la tintorería, a mí me gustaba pero yo me metía yo. O me iba hasta donde estaba capacitado mi contrato y me metía. Pues sólo a San Francisco no fui. Me quedé con las ganas de ir ahí, pero lo tenía cerquita.
VD: Y entonces mientras o sea, usted se compraba su ropa por allá.
HL: O me la llevaba de aquí. Me llevaba mi ropa y ya compraba ropa para trabajar allá, la otra.
VD: ¿Allá qué compras hacía?, ¿se acuerda, más o menos, qué se compraba?
HL: Pos no, casi nada. Bueno, lo único que compré fue un radio, nada más. Pero no me compraba cosas.
VD: No, ¿en qué gastaba su dinero por allá?
HL: Pos no, me lo guardaba, no gastaba. Me iba pues, a veces me iba a algún pueblo, Ahí al pueblo de Yuba City, Oroville, ahí hay muchos pueblos, son pueblos que hay mucha raza de mexicanos o negro. Iba uno a distraerse, ahí había, este, comida mexicana, carnitas, barbacoa.
VD: Todo lo que quería.
HL: O lo hay, todo lo que hay ahí. Entonces este, no comía uno allá, si querías meterte a bailar, igual.
VD: Ahí sí tenían, ahí sí podía ir al cine o esas cosas.
HL: Sí, todo eso. No, así también acá en, ¿cómo se llamaba el pueblo?, otro pueblo que había ahí, ahí había cines. Pero nunca me metí, puras películas este, americanas.
VD: ¿No les ponían películas en español?
HL: Pues a lo mejor sí, yo nunca me metí.
VD: Y entonces, ahí también en las cantinas y en los restaurantes no tenían ningún...
HL: También, no. Nunca me hicieron nunca así que me dijeran: “No puede estar acá”. Nunca, nunca no, no. Claro que yo nunca me metía a querer bailar, no. Yo llegaba y me sentaba ahí en la barra ahí cerquita de los meseros. Me hacía de amistad con ellos y ahí dice: “Ahí estate y tómate una o dos cervezas, lo que quieras, o refrescos, si me pides, para que veas la variedad”. Los jueves era la variedad de que se juntaba gente, mujeres y hombres pues, y hacían sus pachangas ahí de baile.
VD: Oiga y, ¿sí podía ir usted los jueves aunque el otro día trabajaba?
HL: En la noche. Después de que salía me bañaba y me trajeaba y vámonos, sí.
VD: ¿Se iba usted solo, o con otros compañeros?
HL: Ah, yo solo, yo solo, ajá. Sí, porque hay gente que no les gusta ese ambiente o no les gusta gastar unos $5 pesos en otro.
VD: En otra diversión.
HL: No, sí. Y a mí sí me gustaba gastarme el dinero tantito. No, tampoco, no demasiado, no, no, una cosa normal.
VD: Pero sí se iba, se iba nomás ahí en… Oiga y este, ¿usted recuerda, señor Homero, allá en sus, pues en los diferentes lugares, si había alguna queja en el trabajo frecuente de los compañeros?
HL: Pos que lo hayamos sacados este, a reclamar, no.
VD: Pero aunque no la hayan reclamado, ¿había algo de lo que se quejaran todos los demás?
HL: No, pos siempre, le digo que siempre es lo que le digo, que yo veía que se quejaban mucho del bordo, se le nombra el bordo, ése el alimento.
VD: La comida.
HL: La comida. “Qué bordo tan más, más malo que nos dan aquí”, que quien sabe que. Pos ni modo, pues pa comer uno bueno, pues hay que estar en nuestra casa. Si tienes tu señora pa que te lo haga ella, ¿no?, pero si estábamos allá en otra parte, pos es que, ¿te imaginas? Si son, este, cien personas, ¿te van a hacer un bordo especial? Si en la mañana a las seis y media, a las siete ya estaban guisando huevos, unos huevos así este, estrellados nada más. Para darle a cien personas, ¿te imaginas? Van a estarte haciendo una cosa especial. Es una cosa imposible. Yo veía a esta gente, yo digo: “Pos están mal esta gente”. Pos cada quien vive su vida, ¿no? Si no están a gusto, digo: “Para qué, ¿para qué estoy aquí?”. Y a mí me gustaba, bueno, pues no me gustaba mucho que todos los días huevos estrellados.
VD: De eso se quejaban, ¿verdad? Que a veces les daban lo mismo varios días.
HL: Sí, lo mismo, sí. Y luego al medio día, ahí a la, ahí donde andaba en el field donde andaba uno trabajabandoel lonche, pues uno o dos sándwich, pelones ahí nada más.
VD: No les ponían, no estaban…
HL: Por ahí un frasquito de jugo y de leche a veces, sí, era todo.
VD: Y, ¿de cena qué les daban?
HL: De cena sí en, daban a veces pollo u otra cosa.
VD: ¿Les hacían comida mexicana a veces?
HL: Sí, mexicana, sí, mexicana.
VD: ¿Tenían cocineros mexicanos? Por ejemplo, en California, ¿tenían cocineros mexicanos?
HL: Mexicanos este, no, no. De ahí en Stockton tuvimos este, cocinero este, filipino. Luego en Chico, en el Chico, era mexicano, era mexicano, era un señor que era mexicano. En Fresno también era mexicano. Ése fue el que me dijo, dice: “Oye”, dice, “porque”, dice, “aquí ya se va acabar esto de los braceros”, dice, “¿no sabes?”. Le digo: “No, no sé”. “Sí, ya se va a acabar”. Fue el [19]62, dice: “Si acaso el año que viene va a haber, pero”, dice, “tú”. Nos hicimos de amistad. Dice: “Vete a Nogales”, dice, “y saca tu pasaporte, ahí no te cuesta $5 pesos”. Me dijo algo así, una cosa. Dice: “Ahorita que te vas”, dice, “que llevas dinero”, dice, “vete a Nogales y saca tu pasaporte porque esto ya se va a acabar y ya con tu pasaporte puedes venir a la hora que tú quieras venir”. Pues no, no lo hice.
VD: Y ya nunca, el, pero para sacar, ¿su pasaporte lo quería sacar para arreglar sus papeles allá?
HL: Sí, para arreglar ya papeles para poder pasar.
VD: Y, ¿con quién hubiera podido arreglar?, ¿con los patrones estos de California?
HL: Pues es, eso es lo que yo decía: “¿Cómo le hago?”, ¿verdad? Pero ya se, yo creo que con el pasaporte ya se va uno y pide ahí a la, entonces sería con el cónsul. Y eso ya, ya con el pasaporte ya puedes pasar la guardarraya, ¿no? Y ya puedes, este, pedir aquí a dónde te puedes dirigir, que quieres trabajar. Llegas a algún pueblo, vamos a suponer, a un pueblo de los grandes, Stockton o Los Ángeles, vamos a suponer; ya ahí buscas trabajo.
VD: Empieza a buscar. Oiga, y de las, bueno, sus primeros contratos que eran cortitos de cuarenta y cinco días, ¿nunca le dieron ganas de quedarse al término de su contrato?
HL: Sí, pero no nos daban chance. Por eso muchos se, ¿cómo se llama?
VD: Se desertaban.
HL: Se desertaban, ey. A mí me decían: “Vámonos, vámonos”, dice, “y en tal parte ya me están llamando y nos meten por allá”, dice. “No, yo no”.
VD: ¿No le daban ganas?
HL: No, no porque me ha gustado andar libre. ¿A qué voy a andar escondiéndome?, ¿eh? El chiste es andar por donde quiera, ¿eh? Ir a pasear el día que se puede, que nos lleven. A Orosville íbamos porque el patrón nos llevaba. Ah, el este, el encargado pues, de nosotros.
VD: El mayordomo.
HL: El mayordomo. “Ahora llévanos”. “Bueno, me dan para la gasolina”. “Sí ándele, le damos para la gasolina”, ajá. Y así.
VD: Y, ¿los que se desertaban tenían que andarse escondiendo?
HL: Escondiéndose. Ya no podían andar libres así.
VD: O sea que los de la Migración sí estaban muy alertas a los…
HL: Ah, claro, sí. Oiga, el que se deserta, ahorita lo reportan, ahorita lo reportan a todos lados y pos estás allá por allá escondido en el campo. Sales nomás a trabajar y al donde está, donde te tenga el mayor, el patrón y ya el patrón sí puede llevarte a la tienda pa que te compres este… Ahí tienes que hacerte la comida para que te compres lo que necesitas, te lleva, o si no él mismo te lo compra y te lo lleva.
VD: Pero tienen que estar…
HL: Escondidos y eso a mí no me gustó, andarme escondiendo.
VD: Y, ¿otros no le decían que era mejor así sin contrato?
HL: Bueno, sí, porque ahí según, le pagan a uno mejor, le pagan a uno ya mejor.
VD: ¿Mejor sin papeles que con papeles? ¿Sin contrato que con contrato?
HL: Sí, sí.
VD: Y, ¿por qué?, ¿se acuerda?
HL: Yo no sé, me acuerdo que me decían: “No, ya ahí nos pagan mejor”.
VD: Pero no, nunca se animó.
HL: No, yo no, yo no quise.
VD: No y, ¿alguna vez llegó a tener algún problema de salud por allá?, o, ¿algún accidente, señor Homero?
HL: Accidente no. Pos no, sí fui una vez al médico. No me acuerdo en donde fui, creo fue en Pecos, creo, que ahí estaba que me salieron como este, urticaria, esa vez yo creo que fue los alimentos, y fui y me atendieron.
VD: ¿Usted lo tuvo que pagar?
HL: No.
VD: ¿Se lo cubría el…
HL: La compañía, era la compañía.
VD: Y, ¿sí lo atendió bien el médico?
HL: Sí.
VD: Y todo, no tuvo problemas con él.
HL: No, no.
VD: Y este, y entonces ya después en el [19]62 que se fue a Fresno, ahí dice que estuvo también en el melón. Y ahí, ¿cómo le fue?, comparado con, por ejemplo…
HL: Ahí me fue bien.
VD: Con Chico.
HL: Ahí, ahí sí trabajamos, era por cuarenta y cinco días, si trabajamos treinta días, fue mucho.
VD: Ah, no terminó.
HL: No. No, pero nos pagaron los cuarenta y cinco días. Por eso le digo que me fue bien, porque le metieron mucha gente y es mucho. Pero es ahí es donde le digo, hay que diariamente, hay que pasar por el field a cortar el melón. Pos claro, pos en quince días ya nos habíamos acabado el, la pisca del…
VD: Toda la pisca.
HL: Entonces que nos iban a mandar a otro lado y que nos iban a mandar a otro lado y ya nos pasamos el tiempo ahí, en la casa ahí.
VD: Y nunca los mandaron a ningún lado.
HL: Nunca nos mandaron, se llegaron cuarenta y cinco, y: “Váyanse pa México”. Nos pagaron todo.
VD: Y se regresó. Oiga, y de los trabajos que hizo del algodón, del tomate todos estos, ¿cuál se le hizo más pesado?
HL: El algodón.
VD: Sí.
HL: El algodón, el algodón era una cosa pesada.
VD: ¿Ni el desahije de betabel se le hizo?
HL: No, ése es, ése es para mí lo más sencillo. Pos un azadón, le dan un azadoncito así, con, me parece que es así, eran diez centímetros o quince centímetros. Y está el surco, el surco pero muy, son pacholitas así, y tú le vas dando a cada que vayan quedando dos matitas separadas. Unas se van hacía aquí y otro aquí y librando ya que queden dos, dos o tres.
VD: Todo lo demás había que quitarlo.
HL: Sí, sí. Ahora la limpia, eso es lo más sencillo también. Limpiar toda la hierba y hasta el algodón más o menos, o se me hace que tomate o frijol. Quitar toda la hierba toda la hierba, eso es tranquilo. El, la pisca de jitomate, es un poco pesada, pero sí me gustó, sí me gustó.
VD: ¿Sí?, y, ¿nunca tuvo problema en alguno?, porque me dicen, por ejemplo, que a veces con el apio, a veces se les despegaban las uñas.
HL: Ah, no.
VD: ¿Nunca tuvo con estas cosechas ningún problema?
HL: No, no, ándele, se friega uno, pero es con el algodón y ese que lo sacas limpio.
VD: Por, dice que es…
HL: Porque se abre la bellotita y tiene sus piquitos, ¿no? Entonces, entonces agarra muchas veces así, se abre la bellota, se abre el capullito, ¿eh?, y tú agarras el capullito, pero a veces al agarrarle te picas con la bellotita, con el piquito de la bellota. Y ahí estás, mucho se usa el guante, pero le ocurría a uno lo mismo, se pone más trabajoso, y ya hace más rápido.
VD: Es más fácil aunque se lastiman así con eso.
HL: Ey.
VD: Oiga y estando por allá, señor Homero, ¿qué extrañaba usted de México?
HL: Pues mire, yo le digo que yo estuve a gusto, yo no extrañaba nada, pues extrañaba… Me fui yo, cuando ya me fui la primera, ya dejé yo un hijo, este, tuve una señora y hubo un hijo. Y me acordaba de mi hijo, pues lo hallaba por acá con la señora primero y luego se lo quité y el hijo luego se me quedó a mí. Luego lo dejaba ahí con unas primas que tenía aquí en la colonia de los doctores.
VD: Y, ¿se lo cuidaban mientras usted se iba?
HL: Sí, ellas me lo cuidaban.
VD: Y eso era todo lo que…
HL: Y eso era todo lo que, pendientitos que yo tenía por que, de ahí lo demás, no.
VD: Ni la comida ni nada.
HL: No, le digo que nada, a mí me gustaba todo.
VD: No, no tenía.
HL: Ahora ni a los bailes me metía, era un…
VD: Y, ¿alguna vez le ganó allá por allá la nostalgia que se quisiera regresar?, ¿no?
HL: Nada, nada. Yo creo decían que ya se van todos. “Uta madre. Bueno, pos ni modo”. Buscando yo la oportunidad pues, de que hubiera un patrón que me llamara, pues que dijera. Y ése fue el que me llamó, pero pues ahí fue lo que me pasó pues.
VD: Que ya no pudo.
HL: No se pudo.
VD: Oiga señor Homero, y en el, y en su último año que fue en el [19]64…
HL: [Mil novecientos] Sesenta y dos.
VD: Digo, perdón [19]62. ¿Por qué ya no se animó a irse de nuevo?, si todavía hubo contrataciones.
HL: No, me acuerdo que, me acuerdo que hice un convenio; no contrato, un convenio, con otros patrones en los balones que me tenían que dar cierta cantidad, que querían que les sacara cierta cantidad de producción. Y entonces me dijeron: “Búscate un compañero pa que tú me hagas tres balones diarios, un compañero. Tú te haces dos balones tú solo, ahora con un compañero te vas a hacer tres, a lo mejor más. Si te sale el compañero bueno”. Y entonces fue ya el [19]63, ¿cuándo murió Kennedy, el [19]63, ó [19]62?
VD: Sesenta y…
HL: Dos creo.
VD: Fíjese que ahorita se me fue.
HL: [Mil novecientos] Sesenta y tres, creo fue.
VD: Creo que fue en…
HL: Porque el [19]63, ya el [19]62 ahí estaba yo y todavía estaba Kennedy. Ese que le estoy diciendo que le dije que, Kennedy iba a quitar ya eso de los braceros.
VD: Sí, sí, sí.
HL: Sí, ey, entonces el [19]63 ya me quedé. El [19]64 me sale una chamba en una fábrica.
VD: Aquí en la Ciudad de México.
HL: Entonces ya entré a trabajar ahí y ya dejé la…
VD: ¿De una fábrica de balones?
HL: No, de una, acabado de textiles. Ahí por La Lagunilla.
VD: Y ya no…
HL: No ya, ya empecé a trabajar ahí y estaba yo a gusto, me gustó la chamba. Sacaba buenos billetes y con mis balones, pos ya me rendía más.
VD: Oiga y aquella vez que regresó con $300 dólares, ¿en qué los usó, señor Homero?, ¿compró algo, o nada más en, pues del diario?
HL: En, tengo una máquina, ¿usted cree?, que fue lo que compré, una máquina, que por cierto ahí está, esa ahí está.
VD: ¿Todavía la conserva?
HL: Sí, ahí ta.
VD: Para coser los balones.
HL: No, no para servicio de la casa.
VD: Ah para la ah…
HL: Y ropa y luego $1,500 se los presté a un amigo y hasta la fecha me los debe, (risas) eso le digo, eso es lo sabroso que hice.
VD: Ese fue el destino de los $300 dólares, ¡qué caray!
HL: Ey.
VD: Y de las otras veces alguna, pues, por ejemplo en la última ya no se pudo traer nada en…
HL: Sí, traje buenos sí…
VD: ¿Sí?, y, ¿qué se compró aquella vez?
HL: Pues no me acuerdo, ey, no me acuerdo qué hice. Ropa, me compraba yo y mi hijo.
VD: O sea no, nunca pudo comprar así algo grande o…
HL: No, no, no se pudo. Y ya luego ya estuve trabajando ahí en esa fábrica pues, hasta el [19]67 ya me junté con, me casé con mi mujer y ya cuál Estados Unidos, ya no.
VD: Ya nunca se volvió, ¿nunca se le volvió a ocurrir irse para allá?
HL: No, ya no.
VD: ¿No se le antojaba ir sin papeles para allá?
HL: No. El regresar no, soy, estoy a, me siento así incómodo de andar huyendo.
VD: ¿Ni aunque le dijeran que se ganaba bien?
HL: Que gana uno bien no, no.
VD: Se quiso quedar por acá mejor con su familia.
HL: Sí, luego ya vinieron mis hijos ya que, ¿ya pa qué? No, pues aquí yo tuve trabajo yo que…
VD: ¿De qué era la fábrica?, me dice.
HL: Acabados textiles.
VD: De textiles.
HL: Ahí estuve. Ahí trabajé hasta el [19]74. Del [19]64 al [19]74, diez años trabajé.
VD: No, pues bastante.
HL: Y este, se presentó en huelga, nos liquidaron. Se vendió y nos liquidaron. Y ya tenía yo la casa, sí, hice unas piezas ahí con lo que me dieron.
VD: ¿Ya habían comprado este terreno?
HL: Sí, ya estaba aquí ya. Y ya me quedé sin trabajo. Por ahí anduve trabajando por ahí de albañil y entré al departamento, trabajé yo creo como seis, cinco meses.
VD: ¿En el Gobierno del D.F.?
HL: Sí, no me pude, no me pudieron dar contrato, me sacaron, las limpias esas del drenaje y pues ahí. Total que le entro ya a la policía, en la auxiliar y el que me metió, dice: “Mira”, dice, “pide, pide que te… O te van a decir a qué Batallón y tú le dices que al…” Me parece que era el 20 y 32, ó 22. “Ése va al Seguro Social”, dice, “ahí esta bueno”.
VD: ¿Por qué era mejor ahí?
HL: Porque pagaban mejor y este, y había con, ahí le daban de comer a uno. Y, ¿qué otra cosa?, y ropa todo, todo el servicio era mejor; sí, estaba bueno. Y sí, yo lo pedí, sí me mandaron al Seguro, ahí trabajé, pues entré el [19]75, hasta el [19]77 trabajé.
VD: Dos años.
HL: De vigilante, pero no por el Seguro. Bueno, trabajaba yo en el Seguro, pero yo tenía mi comandancia que me mandaba y ya estando ahí, nos llamaron que el que quisiera quedarse ya por parte del Seguro que pasáramos a firmar nuestro contrato. Porque la vigilancia ya por parte de, ¿cómo se dice?, de la Policía auxiliar ya la iban a quitar, el que quiere y el que no, “que váyase con su mayordomo”… No, no, no, teniente, su teniente no, coronel creo. “Váyase con su coronel”, algo así. No, yo dije: “Pues yo me quedo aquí, pos aquí está bueno, ¿pos qué?, y así me quedé ya en el Seguro.
VD: Y, ¿cuánto tiempo estuvo ahí?
HL: Sin saber nada, yo no sé cómo le hice. Sin saber nada, ¿eh? No, pos trabajé en el [19]75 bueno, del [19]77 al, fueron veinte años hombre, los que duré ahí. Ya me salí, ya iba jubilado. No, fue del, sí, del [19]77 creo que yo al [19]96 creo, sí [19]96.
VD: Y estuvo ahí todo ese tiempo. No, pues bastante. Oiga señor Homero, y de sus hijos, ¿ninguno le dio por ir a Estados Unidos?
HL: Ya fueron y ya se vinieron.
VD: ¿Sí se fueron a trabajar por allá?
HL: Ey, pues mijito de allá, allá esa casa de allá enfrente, es de él. Le di yo ahí, la hice yo, me mandó dinero, le digo: “Te dejo, te voy a dar la parte de allá atrás, ¿quieres?, ¿te vas a hacer dinero?, mándame”. Sí me mandó, me acuerdo. Total que le hicimos aquella casa.
VD: ¿En donde estaba él?
HL: Allá él estuvo, no sé, estuvo en California.
VD: En California. Y, ¿ya se regresó?
HL: Y se regresó, ya no. Ya se casó y ya, y el otro anduvo de pollero. Ese para allá, para anduvo, allá estuvo, pero también estuvo como un año o más, todavía no entiende, también está casado.
VD: Y, ¿ya no se fue, ni se quiso llevar a su familia para allá?
HL: No tenía todavía. Ora ya, ya se casaron aquí después, sí.
VD: Ah qué bien. Oiga señor Homero, ya por último, en unas este, a la distancia, después de pues de varios años que estuvo usted por allá, los recuerdos que le quedan en general, ¿cómo son?, ¿positivos?
HL: Ah, no.
VD: ¿Cómo se siente usted de haber sido bracero?
HL: Pos yo me siento bien, porque yo… Me gustó allá, me gustó pasearme y todo. A veces nos íbamos en el tren, es muy pesado, llegabas allá a Caléxico, con los pies bien hinchados, eso. Y después ya tenía yo dinero, pues yo me iba en la estrella, Estrella de Oro. A todo dar ese camino de perlas, en aquel tiempo. Pos yo creo todavía. Viaja uno muy tranquilo este, es poco cara pues, la comida, pero está sabroso pues, como aquellos que renegaban porque les daban los… Es una cosa buena, ¿vedá? Si querías comer bien, había, y si no, pues te ibas a comer taquitos, también ahí hay.
VD: Otra cosa, ¿no?
HL: Ahí, sí.
VD: Y entonces este, ¿qué fue lo que mas le gustó de cuando estuvo por allá?
HL: Pues mire, a mí me gustó mucho de que yo comía la comida de allá y no me hacía daño, me gustaba. Es una satisfacción que yo tenía, que me gustaba. Por eso yo tenía toda la ilusión de quedarme por allá, yo tenía la ilusión, yo tenía la ilusión.
VD: ¿Usted sí se hubiera querido quedar y arreglar papeles?, ¿quedarse a vivir por allá?
HL: Yo tenía la intención de quedarme por allá.
VD: Y le…
HL: Pero yo estaba buscando que hubiera un patrón que me llamara, y cuando lo hubo, fracasé.
VD: Oiga y, o sea que sí le gustaba a usted la vida de allá.
HL: Sí, a mí me gustaba la vida de allá.
VD: Para haberse quedado.
HL: Para haberme quedado, sí, sí.
VD: Y este, y, ¿qué fue lo que no le gustó?
HL: ¿Lo que no me gustó? Pues no, ¿de lo de allá? No, sí me gustaba mucho. Que no me haya gustado una cosa, ¿a mí qué sería?, pues no.
VD: En general se sentía bien.
HL: Bien, sí.
VD: Estuvo…
HL: Porque el trabajo, el trabajo. Si tú sabes trabajar tantito bien, pues este, es como aquí, te vas ganando la confianza y vas buscando, el patrón te tardan, te van dando la facilidad de que pues tú ya no trabajes mucho; pero si no estas haciendo nada, pues así mismo te van a tratar. Ahí te ponen el trabajo más, más pesado y así, entonces yo me ilusioné de allá. Pos luego comprarme carro, porque allá todo mundo trae carro, esa era mi ilusión, para irme a trabajar, para irme a, pos a gustarme pero ya en carro. Esa era mi ilusión, había carros de $10 dólares, habían, te imaginas, ¿se imagina usted?, sí.
VD: Y ya nunca se pudo después.
HL: No se pudo. Y yo aquí yo no tenía yo inten[ción], nunca tuve yo, pos así la, o, ¿cómo se dice?, de tener carro.
VD: ¿Nunca le dio gana?
HL: No, no tenía yo interés en comprarme carro. Sino que ya cuando me empecé a fabricar mi balón yo, yo fui el primer fabricante de balón aquí. Todavía no teníamos ahí esto, esto estaba ahí rústico todo, y aquí también. No había mosaico este, aquí nosotros lo hacemos. Somos cinco hijos y nosotros los dos, siete, aquí trabajamos a hacerlo. Unos los cosían, unos los cortaban, otros este, imprimían y todo, mi señora y mis hijos.
VD: Toda la familia trabajaba.
HL: Sacábamos sesenta balones a la semana.
VD: Y, ¿donde los distribuían, por aquí?
HL: Sí, en el mercado yo también lo entrego. Ya era el sábado entregar y le pagaban. De plano no les pagaban porque aquí comían y todo, pues ya le pagaba menos, ¿vedad?, pero ya ni les daba dinero.
VD: Ándele, oiga, ¿a qué le…
HL: Y ya este, pues no, andaba yo con mi costal con balones. Me subía al micro, ahí me aventaban y me decían: “¿Qué es de carga, o qué?”. Pues, y lo notaba uno, ni modo que te pongas al brinco. Pues es que es cierto que molesta uno con un bulto al subirse en un carro y ni modo. Así anduve mucho tiempo y hice muchos mis clientes y ya después dije: “No, ¿pues así cómo?”. Y ya vi que ya había dinero y pues ahora sí a comprarme un carro.
VD: Y ya para distribuir su…
HL: Para distribuir, sí. Pero por eso ya fue que esa cosa que ya se necesitó. Pero yo no, yo no tenía interés.
VD: Entonces no, y, ¿ahora sigue haciendo sus balones?
HL: Ahora ya no lo hago porque ya mis hijos me dejaron. Y aquí no se puede pagar mano de obra por el hecho de que, pues piden todas las prestaciones. En primer lugar al Seguro, Seguro y eso lo matan a uno. El Seguro Social es lo más pesado que hay para un patrón, el Seguro Social. Y luego vienen las demás prestaciones, aguinaldos y todo, días de fiesta, no, no se puede. Entonces este, aquí no, nunca hice yo que meterte a agarrar trabajó, no. Y las fábricas así eran antes en los años pos que yo conozco, cuarentas, cincuentas, hasta el sesenta. Aquí así se hacía todo el balón. Ahorita no, ahorita todos los balones se hacen en Oaxaca, en Guerrero, Puebla, Hidalgo, en Querétaro, Toluca.
VD: ¿Ya no lo hacen aquí?
HL: No, no se puede pagar la mano de obra. Aquí quisieron hacerlo. Yo, yo me cansé de asegurar este, a un patrón de unos balones, que hacía balón. Y pos a los tres meses ya me dio de baja. “No”, dice, “no podemos”, dice, “si no todos están allá”. Pero ahorita también en los estados también ya están sacando las uñas, también ya están pidiendo todas las prestaciones, ey.
VD: Claro.
HL: Pues sí. Ya se dieron color que tienen que tener todos esos servicios. Pero vamos a suponer, allá trabajan desde niños de ocho o de nueve años ya cosiendo. ¿Ya me puedo quitar eso?
VD: Sí, pues yo nomás déjeme entonces agradecerle.
HL: Te quería enseñar un balón.
VD: A ver déjeme pues. Antes de quitárselo yo le quiero agradecer muchísimo su tiempo y muchísimo sus recuerdos que me ha compartido aquí. Muchas gracias y ahora sí, enséñeme.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 31 de mayo de 2002
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez
Hoy es viernes 31 de mayo de 2002, esta es una entrevista con el bracero Homero López en la Ciudad de México.
VD: Señor Homero, repítame nada más su nombre completo otra vez.
HL: Homero López Ortiz.
VD: Homero López Ortiz. ¿Qué edad tiene ahorita, señor Homero?
HL: Pues, ¿cuántos serán?, del [19]34 a esta fecha.
VD: Del [19]34 a esta fecha.
HL: ¿Sesenta y ocho?
VD: Sesenta y ocho años cumplidos. Dígame de nuevo su lugar de nacimiento.
HL: Petatlán, Guerrero.
VD: En Guerrero nació usted. ¿A qué se dedicaban sus papás, señor Homero?
HL: A la agricultura.
VD: Eran campesinos. ¿Su papá tenía tierras propias?
HL: Pues fíjese que yo ni lo conocí.
VD: No, usted no lo conoció.
HL: Nací en su poder, pero en eso tuvieron problemas con mi mamá, se separaron.
VD: Él se fue.
HL: Y ya nos quedamos solos.
VD: Usted con su… ¿Cuántos hermanos eran?
HL: Éramos tres.
VD: Tres hermanos. ¿Usted era el más grande?
HL: No, era otro.
VD: Y ya se quedaron con su mamá. Y, ¿ella cómo hacía para sacarlos adelante?
HL: Pos se buscó otro más, otro señor.
VD: Ah, se volvió a casar y ya.
HL: Ey, sí. Y me acuerdo yo que, pos él nos daba, ayudaba y luego yo ahí ya estuve
grandecito, como de ocho años y ya me ponía yo a trabajar, a sembrar.
VD: En el campo.
HL: Sí. Yo creo ahí sembraba y me ayudaba el señor ese, ey. Me daba pedacitos pa que yo sembrara y levantara yo mi maíz, y luego me decía: “Ponte a limpiar ahí pa que plantes, siembres chile”. Y luego me puso a sembrar frijol también, sí, sí me ayudaba el señor, pues era muy buen padrastro.
VD: ¿Sus hermanos también trabajaban en el campo?
HL: Ajá, conmigo el más chiquillo y el mayor también, hacíamos…
VD: Fueron hombres los tres.
HL: Ey.
VD: Bien. Esas tierras que trabajaban ahí, ¿eran del señor, o también el…
HL: Eran de él, pero quedaron ahí abandonadas al ejido y yo me vine por acá y se
quedó abandonado todo eso. No tengo nada.
VD: Ya no, a usted no le quedaron…
HL: Después hubo una persona que vino aquí a México y nos juntamos y me dice: “Mira, se está arreglando allá lo de los ejidos”. Ni sabía yo qué cosa era. Dice: “Para que te reconozcan tus terrenos que trabajabas, tus tierras”. Le digo: “Pues ahí cuídamelas”. “No, no”, dice, “tienes que ir, (risas) tienes que ir”, dice, “a cuidarlas allá”. No, pues ya mejor no.
VD: Ya no, ya nunca hizo.
HL: Ya no.
VD: O sea que, ¿hasta qué edad estuvo usted trabajando allá esas tierras más o menos?
HL: Como hasta los dieciséis años.
VD: A los dieciséis.
HL: Dieciséis años, más o menos. Sí, dieciséis, diecisiete años. Porque me parece que me vine yo a los dieciocho, diecinueve.
VD: ¿Qué sembraban, maíz…?
HL: Maíz, frijol.
VD: Y, ¿lo vendían, o sólo para consumo propio?
HL: Para consumo y para venderlo, ey.
VD: ¿Sí les alcanzaba?
HL: Ey, sí. Pues dejaba una parte nomás para los gastos y vendía uno para comprarse ropita.
VD: Ándele, este…
HL: Y luego trabajaba. Había manera a onde ganar más dinero, porque el temporal es allá en… se va a rozar o vas a ver, este… ¿cómo se llama? Monte, lo hace usted en unos quince días, diez días. Luego ya lo quema y luego ya siembras. Va por partes y luego ya es la limpia. Y luego ya cuando lo levantas por partes, hay intermedios que tienes libres y los vas a trabajar en otro lado.
VD: Y, ¿dónde trabajaba en esos intermedios?
HL: Pos con los mismos compañeros de ahí, vecinos que estaban más acomodados, que ahí tenían trabajo, hacían más cosecha, más inversión de agricultura y ellos tenían trabajo y le daban a uno.
VD: Como peón trabajaba usted con ellos.
HL: Como peón.
VD: Ándele.
HL: Como peón, sí.
VD: Entonces eso fue como hasta los dieciséis años. Y en ese tiempo me decía que fue, fue usted, bueno, no a la escuela, sino que había quién les daba unas clases en…
HL: Ah, sí, sí. Fue cuando tenía yo como doce años cuando llegaron esos libros y a mí me dieron ese libro. Y luego ya había esta señora que era, por cierto era mi tía, y ya en aquel tiempo andaba y ya me ponía y ya me decía: “Mira, párate temprano y lávate la cara, lávate tu cabeza”. Dice: “Y vente, o si no ya cuando regreses, ya ponte a leer y repásale así, repásale”. Y aprendí rápido.
VD: Ándele
HL: Sí.
VD: A leer y a escribir.
HL: A leer y escribir.
VD: Ella fue la que le… Y, ¿les enseñaba a otros niños también?
HL: Sí, ey. Y un hermano mío, ése no quiso, ése no quiso. Y pues con el mismo libro podía haberlo hecho, pero no. Ya le digo, yo me iba a trabajar pa otro lado, lejos así y yo me llevaba mi libro. Y ya me ponía a leer y decían mejor, me ponían y si allá lo tratan a uno de guache, cuando chiquillo, ¿ha oído mentar eso?
VD: Sí, también en Michoacán les dicen así.
HL: Ándele.
VD: No sabía que en Guerrero también.
HL: Sí, no, también, sí, y oía que decían: “Mira ese guache sí tiene interés de aprender a leer”, y ya me ponía. “A ver, a ver lee”. Y ya les leía yo el libro de primero, ese libro de primero ha de haber sido, no sé. Ya me acordé, ese fue mi librito.
VD: Con ése se…
HL: Yo con ése me enseñé.
VD: Ándele.
HL: Sí, y las cosas esa de hacer cartas y también, y hacía cartas pa las chamacas. (risas)
VD: Así practicó.
HL: Quién sabe, mochas, pero salen. Pero yo las hacía.
VD: No, pues eso era lo importante. Y le practicaba ahí a la escritura además.
HL: Claro. Y ya de aquí me vine aquí. Y ya le digo, no pude aquí hacer nada.
VD: ¿Cuándo se vino aquí a la ciudad?
HL: En el [19]59.
VD: En el [19]59.
HL: Ey.
VD: O sea que…
HL: Me vine el [19]59 y el [19]50, [19]51 y [19]52.
VD: No, en [19]49 se vino entonces.
HL: Sí, pero estuve aquí cuatro años, no completos. Me regresé el [19]52 para Guerrero.
VD: Y, ¿a qué se vino para acá en el [19]49?
HL: Pues a trabajar, me vine a buscar la forma de vivir porque pues yo allá, yo fui huérfano pues, de chamaco Quedé. Mi apá vale, yo no lo conocí, después murió él, ya no… Luego mi mamá murió cuando yo tenía once años, creo.
VD: Ah, también. Después de que ella murió…
HL: No, no, sí. Ya después yo me crié con mi abuelita y con un tío, mi papá, y con él me crié.
VD: Y ya después fue que usted decidió venir para acá. ¿Conocía a alguien aquí en la ciudad?
HL: Fue una persona que, una parienta que se vino ella con una familia como muy, como criada.
VD: Vino a ayudarles a la casa.
HL: Sí, venía aquí y aquí se quedó. Y después ya se vino ella de chamaca como de nueve años, con esa familia y después aquí se hizo señorita. Y ya tenía a su mamá y no sabían de ella, bueno, sabían que acá estaba, pero no iba. Hasta que fue y ya hicimos amistad allá y fue en una Navidad. Y pos en las piñatas, sí, pues hicimos amistad. Y ya le digo: “Oye yo también quisiera irme por allá”, le digo, “¿cómo le hago?”. Me dice: “¿Quieres irte?”. “Sí”. Dice: “Pues si quieres, te consigo trabajo”. “Sí”. “Bueno, yo a ver. Si te consigo, te escribo”. “Ey”. Y luego sí, que me escribió luego luego, en febrero me escribió que me viniera, que ya estaba el trabajo (risas) y sí.
VD: Y usted estaba bien jovencito.
HL: Pues sí, tenía yo dieciocho años, diecisiete años, por ahí, dieciocho.
VD: Más chico, sí. Porque si se fue en el [19]49, dice… Pues que vino para acá. Y entonces se vino y, ¿de qué le consiguió trabajo?
HL: El trabajo más bruto, de lechero en aquel tiempo.
VD: Ándele.
HL: Fue en ese, en aquel tiempo. Había camionetas, había establos donde ibas a recoger la leche, en la tarde o en la noche, y llegabas a tu domicilio y si no querías dejar el carro cargado, había que descargarlo también y almacenarla ahí. Y tempranito a las seis a cargar el carro porque había que… Entonces había que andar entregando la leche casa por casa, no como ahora que ahora donde quiera tienda hay leche. No, entonces había que ir a los domicilios y ahí pedían la leche o a, o ya había entregos. Empezábamos de la Villa, de la colonia Industrial y ahí empezábamos. Agarrábamos este, Santa María la Rivera, San Cosme, este, la Juárez, ahí entregábamos. Ya ve que hay puros restauranes de primera ahí.
VD: A los restaurantes también les entregaban.
HL: A los restaurantes, sí. Y había unos cuartitos de leche, de la leche pasteurizada o homogenizada, quién sabe cómo le dicen. Entonces ahí ya estaban esperando la leche, los cuartitos porque, son un… Entraba usted, ya estaba lleno de gente, ahí ya sentados ya empezando a las siete, ocho de la mañana, ¡qué barbaridad! Decía yo: “¿Pero qué pasa aquí?, ¿qué tienen mucha hambre esta gente?”. (risas) Pues es la necesidad, ¿verdad? Y ya estaban esperando y dejábamos ahí como a tres restaurantes ahí en los cuartos, y ahí agarrábamos colonia del Valle, todo colonia del Valle, Coyoacán, San Ángel.
VD: Ay, hasta acá.
HL: Esta colonia de, ¿cómo se llama?, de san, de este, esta que sigue, ¿cómo se llama Emilia, aquí donde está el banco?, ¿este banco que está aquí por la carretera?, ¿Pedregal de qué?
2do: Pedregal de…
HL: ¿San Ángel?
2do: Jardines del Pedregal.
HL: Jardines del Pedregal. Apenas la estaban haciendo ahí, ¿ha visto un banco?, que está un Banamex que está ahí por toda la avenida esta que baja.
VD: ¿La que baja?
HL: Sí. Ahí no había nada, ahí veníamos a entregar pero agarrábamos así para abajo. Me acuerdo que era una brecha así como tenía.
VD: Y ahí…
HL: Y luego de ahí agarrábamos para San Angelín, no. Así a San Ángel, San Angelín. Ah, y luego San Pedro de los Pinos, por ahí íbamos a terminar y ya nos regresábamos, todo el día.
VD: ¿Cuántos eran ustedes?
HL: ¿Eh?
VD: ¿Cuántos eran entregando?
HL: Deberíamos de ser tres, pero a veces no andábamos los tres, andábamos dos y a veces me tocó andar yo solo con el chofer nada más.
VD: ¿En una camioneta andaban?
HL: En una camioneta.
VD: Ándele.
HL: Pero a la carrera andabas.
VD: Pues sí, se agarraba una zona grandísima.
HL: Oh, sí.
VD: Entonces así estuvo desde que llegó estuvo repartiendo leche.
HL: Sí, hasta, hasta el [19]51 estuve trabajando ahí con ese señor. Ahí con mi familia, que mi prima.
VD: Y, ¿donde vivía mientras?
HL: Ahí con ellos.
VD: Ahí le dieron hospedaje.
HL: Ahí me daban de comer todo, me llevaban la comida y me pagaban $90 pesos al mes, pero ahí vivía pues, ahí tenía todo. Ya no sufría por nada.
VD: No gastaba en rentas ni nada.
HL: No, nada, pero no aguanté. Era mucha matanza, no tenías un día de fiesta, dice: “Aquí todos los días toman la leche, tenemos que llevarla”, decía el patrón, ni modo.
VD: Hasta los domingos trabajaban.
HL: Los domingos, días de fiesta, ahí para, ahí no había descanso. Había descanso, ya decía alguno: “Déme un día”. Y sí, ya me daban algún día, pero de mala gana, no porque…
VD: Porque le tocara.
HL: No, nada de eso.
VD: Y entonces ya decidió regresarse a Guerrero.
HL: Ya me regresé, me regresé pa Guerrero y…
VD: ¿Con quién llegó allá, con su abuelita?
HL: Sí, no, allá todavía con mis hermanos, allá tengo ahí. Pero no, no la vi yo. Yo vi que allá, a México en aquel tiempo, y yo creo México para pobre, pa la gente pobre es mejor la ciudad, pa una gente pobre. Aquí ganas aunque sea de albañil, de barrendero, pero ganas, sí ves el dinero y tienes en qué gastarlo allá, trabajas una vez allá, una semana y luego ni te la quieren pagar, te la van pagando por partes y no, y aquí sí. Aquí de albañil, no te falla, no te falla la chamba a un buen albañil, siempre hay trabajo.
VD: Y allá…
HL: Y allá no.
VD: Cuando regresó, ¿qué hacía?, ¿se volvió a trabajar al campo?
HL: No, ya este, anduve trabajando de este, vendiendo este, ropa, camisa hecha allá. La sacaba de un taller, que era de una conocida paisana, que me la dan. Me dijo: “¿Por qué no vendes camisas?”, dice, “vete a los mercados a vender pero por mayoreo. No, no de a una, no, por mayoreo, de docenas, le va a ir bien”. Empecé y no, pues que la empecé a hacer. No, pues empecé a trabajar bien en eso.
VD: Y estuvo allá con las camisas.
HL: Estuve un tiempo, un tiempo y después este, la agarré ya de mi cuenta, la agarré yo a mi cuenta. Pero pues trabajé poco, luego ya no me gustó, o la… Había que se ponía uno en los mercados y los quitaron los mercados esos sobre ruedas, los quitaron y ya me salí yo también. Después ya volvieron a arreglarse, ya los hubo, pero yo ya no entré y estuve trabajando de balonero, yo soy balonero de fútbol.
VD: Ah, mire.
HL: Sí.
VD: Pero, ¿usted los hacía o allá los…
HL: Estuve trabajando como obrero mucho tiempo.
VD: ¿En donde?
HL: Aquí en México.
VD: Ah, pero, pero, o sea que en el tiempo que se regresó allá a Guerrero fue cuando estuvo trabajando vendiendo camisas?
HL: No, de cuanto regresé aquí.
VD: Ah, a ver entonces espéreme. Para que… Porque creo ya me confundí. Usted entonces se regresó después de la leche, se fue para allá a Guerrero otra vez y cuando llegó allá no, ¿en qué trabajó?
HL: Pues en la agricultura.
VD: Otra vez.
HL: Otra vez.
VD: Estuvo, ¿hasta cuánto tiempo?
HL: Hasta el [19]54.
VD: Y otra vez se vino para acá de nuevo.
HL: Ya me vine sí, sí me vine
VD: Y, ¿ya se vino solo?, o, ¿otra vez llegó con su prima?
HL: No, ya me vine solo y entré ahí con otra familia. Estuve ahí un tiempo con la señora que ya le vendí las camisas, que le vendía camisas. Estuve viviendo un tiempo y luego ya me junté con una señora, y ya me fui con ella, busqué casa.
VD: Y fue cuando trabajaba en el balón.
HL: Y luego ya me salió la chamba esa de balón.
VD: O sea que empezó entonces como obrero, me decía.
HL: Como obrero.
VD: En una fábrica donde hacían…
HL: Sacaba uno, como maquila.
VD: Ándele.
HL: Sacaba uno tantos balones, lo que hiciera, me hacía dos, dos balones. Me dan dos, me daban uno para, a veces para toda la semana, a veces para tres días.
VD: Y, ¿usted se iba a distribuirlos?
HL: No, no, no, yo se los entregaba allá a donde me los daban.
VD: Ah.
HL: Yo nomás lo hacía.
VD: Usted lo maquila solo.
HL: Yo lo maquilaba, sí. Yo lo recibía, pagaban mi salario. Así estuve trabajando y luego ya fue cuando salió la chamba de los braceros.
VD: Ah, o sea que entonces usted vivía aquí en la Ciudad de México y como dice ahí,
en la Colonia Doctores.
HL: Doctores, sí.
VD: ¿Cómo fue que se enteró usted de que andaban contratando?
HL: Bueno este, yo ya veía a la gente ahí en, ahí en La Ciudadela y decía: “Bueno, y esta gente, ¿qué hace?”. “No, pues que para irse para a… “Vámonos de braceros para Estados Unidos”. “¿Y qué?”. “No pues hay que traer cartilla”. Y no tenía la cartilla, entonces este, ya dí mi servicio.
VD: Hizo el servicio militar ahí.
HL: Sí, tengo mi cartilla, bien, con todos los... Y ya que me dio mi cartilla, un compañero mío de ahí mismo, pues ahí está la colonia Doctores, ya ve que ahí esta pegada La Ciudadela. Estaba yo ahí en el mercado de Hidalgo ahí este, había un amigo, tenía ahí su puesto ahí le ayudaba yo, iba a visitarlo y luego le ayudaba ahí. Y que me llega un amigo y me dice: “Oye”, dice, “ya están ahorita contratando”. Dice: “Ahí esta el gentío ahora ya en… Y pues que me voy a ver. Sí, y luego ya.
VD: Y ahí mismo en la ciudadela, se fue a La Ciudadela.
HL: Ajá, sí. Y luego ya, no, pues que había que llevar este certificado.
VD: Que es un, que le decían de que no tenían antecedentes penales.
HL: Sí, entonces fui a sacarlo, fui a sacarlo, ¿no?
VD: Y, ¿no le tuvo que pagar usted a un coyote o algo así para que le dieran lugar en la ficha?
HL: Nunca pagué yo, nunca pagué yo, bendito sea Dios.
VD: No tuvo que…
HL: Yo siempre corrí, yo nunca he pagado así como otros.
VD: O sea que usted llego ahí a La Ciudadela y, ¿se formó?
HL: Sí, ahí me formé pues, ¿qué más?, la cartilla, ya la llevaba, entonces necesitaba yo el certificado de antecedentes penales pa que ya me tomaran en cuenta.
VD: Y, ¿los sacó?
HL: Y ya lo saqué y ya fui y siempre la plaza buena que era, o el rumbo bueno que era, era California. Todo lo que es Texas, este Chihuahua, Arizona todo eso era malo, malo porque es algodón. El algodón es muy pesado y mal pagado y pues en California pues ahí hay muchos otros trabajos de frutas y todo eso.
VD: Sí.
HL: Entonces esos pagan más y pagan por horas y luego dan hasta comida de comer, y acá no. Acá tienes que hacer de comer.
VD: Usted y, ¿usted sabía todo eso antes de irse?, ¿usted ya, alguien le había dicho que en California estaba mejor?
HL: Ah, sí.
VD: O, ¿quién le había platicado?
HL: No pues ahí en los compañeros que ya han ido.
VD: Los de la fila.
HL: Ah sí, exactamente. No, dice: “A veces nos toca para California, pa allá está bueno, pa allá nos ponen comedor y allá así y así, y nos dan camas y por acá no; es lo más, más malo, aquí en Texas es malo aquí en todo Texas, y luego Nuevo México”.
VD: Tampoco estaba bien.
HL: Ey, esto es lo malo, es, te la ponen una galera ahí, todo ahí.
VD: Y entonces ahí estuvo usted en la fila, ¿ahí fue donde lo contrataron?, o ¿ahí lo seleccionaron?
HL: Sí, ahí nos contrataron, ahí nos contrataron, ahí nos dieron, nos recibieron, nos sellaron eso. Pues este es el sello, ¿no?, debe tener un sello eso, ¿no?
VD: Pues este mire, este tiene un sello aquí de Empalme, o sea que dice que…
HL: Ah, pues este, ese que va para Empalme, este sello que va, que dice: “Va a Empalme”, pa allá me tocó.
VD: Ah, o sea que entonces…
HL: Y sí, me dio…
VD: Ah, pero mire, dice que la primera vez, entonces dice que fue por Monterrey.
HL: Sí, entonces, pero ese certificado es después, fue del [19]60 y…
VD: Uno, dice.
HL: Del [19]61, del [19]61, sí
VD: Ándele.
HL: El del [19]60, no tengo de los otros, los certificados, se me extraviaron también.
VD: Ándele.
HL: En aquellos, tienen que yo ver para Monterrey, para Chihuahua. O sea que salen para allá, ah y para Nogales también mandan. Mandaban gente pa Nogales, pero para Nogales no me tocó a mí.
VD: Entonces usted de La Ciudadela, ¿de ahí lo mandaron a Monterrey? Y, ¿ahí qué fue?, ¿qué hizo en Monterrey?
HL: Ahí, pos ahí llegué. Y luego fui a donde estaba la contratación y ya nos dicen: “Pues no había pedido”, pues teníamos que esperar.
VD: ¿Cuánto tiempo se esperó ahí en Monterrey?
HL: En Monterrey estuve yo como ocho días la primera vez.
VD: Y, ¿donde se quedaba, señor?
HL: En hotel primero, según con cuánto dinero. Pero como a los tres días se me acabó el dinero. Después ya no, ni restauran ni nada. Íbamos a comer puros frijolitos de la olla.
VD: ¿Los vendían ahí en la…
HL: Ahí por ahí en una, un puestecito ahí una señora, ahí tortillitas así. Y uno, un peso creo nos cobraba. Tortillas, tortillas y puros frijol, frijolitos brutos y ya comíamos bien, ey. Y sí, estuvimos ahí, ya estábamos al pendiente. Todos los días salían ahí al, de la oficina en donde estaba la contratación. Venían a decirnos pues que no había pedido, pero que no nos desesperáramos que estaban por pedir la gente y no, y sí.
VD: Y estuvo como ocho días entonces.
HL: Como ocho días, sí.
VD: Hasta que ya salieron y les dijeron…
HL: Sí, ya no, ahí nos, nos contrataron para Hidalgo. Ahí sale uno para Hidalgo o para Piedras Negras.
VD: Entonces usted fue para Hidalgo esa primera vez.
HL: En la primera vez, sí.
VD: Y ahí en Hidalgo fue donde ahí firmó su contrato.
HL: Ahí firmé mi contrato.
VD: Ahí le hicieron los ex[ámenes], la revisión médica.
HL: Todo sí, todo eso, sí.
VD: ¿Ahí le tocó la fumigada a usted?
HL: Todo eso sí, (risas) sí.
VD: ¿Los bajaban del tren o cómo les hacían?
HL: Sí, es que sale uno. Se baja uno del tren acá en Reynosa y ya pasa el puente
caminando y ahí luego está las oficinas de contratación allá en Hidalgo.
VD: Y, ¿allá todos parejos los agarraban?
HL: Ahí nos metían ahí y: “Órale cabrón. (ruido)” Mire, y luego: “Váyanse a bañar ya”.
VD: Ah, ¿sí los mandaban a bañar?
HL: Y luego ya salías y ya te cambiabas y al comedor, y a comer. Y ya a esperar y ya estaban los camiones ya listos para dar salida a sus lonches.
VD: Y ahí le avisaban a donde iba.
HL: Sí, pos que íbamos al sur de quién sabe qué, de Texas creo. Pero Arkansas está lejísimos, tan lejos me acuerdo que caminamos toda esa tarde y la noche y otro día.
VD: ¿Se fueron en tren o en camión?
HL: En camión, encajilladitos íbamos ahí bien apretaditos.
VD: ¿No era un camión de pasajeros?
HL: No, camiones especiales de, de…
VD: ¿De carga?
HL: No, no, no de, así…
VD: ¿Para braceros?
HL: Para gente, pero no de pasajeros, esos no los usaban los pasajeros. Y entonces aquí iban cerrados los asientos aquí, íbamos cinco aquí en esta, en este, ahí íbamos cinco así. O sea que en el callejoncito que queda en el pasillito, ahí es… había una, una sillita que se…
VD: Ah, y los iban acomodando.
HL: Ándele ahí.
VD: Ándele.
HL: Parece que éramos cinco o seis, pero iban bien apretaditos. Entonces sí caminamos, otro día todo el día. Vamos para un pueblo, puro negrito. Luego pasamos por una parte que había un río muy grande, que Piedra Bonita, quien sabe qué, algo de Piedrita. Luego se nos hizo noche, caminamos y llegamos en la madrugada. Pues que ya llegamos, ya llegamos, pero hasta que amanecía estuvo ahí.
VD: ¿Cómo cuantos iban en ese camión?
HL: Pues éramos creo tres camiones.
VD: Ah, sí iban bastantes para ser…
HL: Sí, para allá iban creo tres camiones, ey. No, eran pocos porque se distribuyeron para otro lado, pero para ahí para esa zona que fuimos algodonera, éramos tres camiones.
VD: Oiga y, ¿qué fue lo que le animó, señor Homero, a contratarse como bracero?, ¿no tenía usted trabajo en ese tiempo?
HL: Sí, pero es que es la idea de que según, como ahorita. Ahorita les digo yo: “¿Yo qué voy a ir a hacer a Estados Unidos si aquí se gana el dinero?, ¿eh? ¿Qué voy a hacer?”. Y en aquel tiempo taba uno con la ambición de Estados Unidos, que allá ganan dinero y que el dinero vale más.
VD: ¿Pues qué tanto son $9 pesos más?, ¿o cuánto $8 pesos serán?
HL: Nueve, el dólar ahorita, nueve, pues sí, sobre todo si se los gasta allá también en dólares.
VD: Allá se gasta igual. Entonces esa es la idea. Y yo bueno, a mí pa qué más quedarme, me gustó Estados Unidos. A mí me gustó la comida, me gusta el sándwich, me gustan las carnes frías, todo eso. Pero hay gente que reniega y así quieren estar allá. A mí me daba cuenta ahí de repente que nomás ahí donde andábamos allá en el campo, nos llevaban los sándwich este, puro sándwich de… hay una carne que le dicen bolonia, bolón, bola algo, ¿no? Esa no la comían, hay gente que no la comía, no la comían; tiraban la carne y comían el puro pan. No yo que, yo me, me caía mucho el, los sándwich de queso blanco así, de queso amarillo o de jamón, pero yo comía bien. Entonces yo veía, digo: “No, pos esos cuates no”. Ahí que: “Yo quisiera unos frijolitos refritos”. ¡Oh que la fregada!
VD: Entonces usted cuando se fue, ¿pensaba también que iba a ganar más dinero allá?
HL: Sí, esa era la intención.
VD: Y, ¿eso era lo que se decía, eso, lo que usted oía de otros braceros? ¿Qué decían, que regresaban con dinero?
HL: Que ganaban muy buen dinero y que no, y que pos sí, que se ganaba mucho dinero allá. Pero yo no hice mucha. Cuando estaba… A donde llegué yo sin dinero fue a ese donde me mandaron la carta, en Chico.
VD: En California después.
HL: Ajá, ahí sí, sí gané dinero pa que vea.
VD: Pero esta, y esta primera vez que llegó allá al algodón, ¿cómo le fue?
HL: Pos ahí sacaba nomás para traerme algo de dinero pero no, no era… Fíjese que se tiene que saber uno. Yo fui malo pa la corte de algodón. Sí le entraba, pero no me acudía. Hay gente que sí, mire, los veo yo, lo mismo para el corte de el tomate. Mire, hay gente que se les hacen las manos así echando, ahorita llenan la caja. Nombre, pero ahorita se sacan sus cien cajas, pero yo me andaba sacando setenta cajas este, diarias, cincuenta, sesenta, pa que no… Pues malo uno para trabajar, no, no, no.
VD: Y el algodón era más pesado.
HL: Ey, pero bueno, acá sí gané mi buen dinero. Y luego ya nos dieron este, para las limpias, para el desahije, los desahijes, pero para eso sí fui bueno y para la limpia también.
VD: En el desahije del betabel.
HL: Y ahí sí le pagaban por hora, nos pagaban a peso la hora. Era baratísimo, pero eso sí se pagaban a $3 pesos la hora, a $5 pesos los de allá, eso cobraban. Por eso ahí nos querían a nosotros, porque a nosotros nos pagaban a peso y a una gente de allá, vamos a suponer, de a, le dan $5 a $6 pesos.
VD: Oiga, y, ¿los braceros se daban cuenta de eso?
HL: Pues sí, pero allá, ¿a quién le reclamábamos? No teníamos sindicato.
VD: No, ¿nunca se quisieron organizar para reclamar?
HL: Nunca hubo eso, nunca hubo eso. Y si lo hubiéramos hecho, pues nos mandan pa acá, si nos poníamos de políticos allá.
VD: ¿Alguna vez les dijeron?, ¿alguna vez los amenazaron?
HL: Pos yo, yo oía que no podíamos hacer eso.
VD: ¿Ni quejarse con el cónsul ni con nadie más?
HL: Bueno, pues probablemente allá podía ya ir uno a quejarse, pero vamos a suponer, a usted de cónsul y yo que vaya a poner una queja, va a decir: “Bueno, pues no estás a gusto aquí hijo, pos vete pa tu casa, pos allá estas más tranquilo”. Es lo más lógico, ¿no?
VD: Que aunque se suponía que para eso estaban.
HL: Para eso están, exactamente.
VD: Para recibir quejas.
HL: Pero saben que, saben que pos es justo de uno. Ellos, por ellos pusieron este, la oferta de que necesitaban mano de obra de mexicanos, que sí hay, que sí querían ir, pero no hubo una, pos una, un contrato formal que hubiera un trato para esos trabajadores que se trataran en otra forma también. Que probablemente sí lo han de haber dicho verbalmente.
VD: Pero ¿sabe qué era lo peor?, es que es eso, lo peor es que si usted, bueno, ya ve que el contrato era mucho, eran varias hojas más, no nada más esta hojita, si no, no sé si a usted le tocó algunos de esos contratos que traían muchas hojas.
HL: Yo creo que no.
VD: Porque en esos contratos y en el convenio que había entre los dos países sí estaba muy claro que no se les debía tratar así, que no debían ganar…
HL: Sí.
VD: O sea escrito sí estaba, pero en la práctica no se hacía; ese era el problema, sí.
HL: Ey.
VD: Porque por ejemplo, en este contrato que usted tiene no lo dice, y a lo mejor si nada más esto les daban, pues ustedes no tenían cómo saberlo.
HL: Ahora otra cosa, tenía uno que trabajar por lo menos ocho horas o seis horas. Eran ocho horas creo, a veces trabajábamos cinco horas.
VD: ¿No les daba la cosecha suficiente?
HL: No había otra, ¿verdad?
VD: Y se llevaban mucha gente también.
HL: Y luego se llevaban mucha gente. Bueno, es que vamos a suponer, en el algodón aguanta más, pero en el tomate, en el algodón, en ése no, en este… En la fruta, esa tiene que cortarse, porque si no, se echa a perder el melón, ese tiene que piscarlo diario, diario. Pasas ahorita, a hoy y ya pa mañana ya otra vez ya está bueno otra vez. Se afloja del puntito de donde está pegado, como que se va a despegar ya y ese ya está bueno. No lo tienes que ver que esté amarillo o que… No, no, ahí vas pasando y ya lo ves: “Ese está bueno ya”, ajá. Y entonces ese es, diario tiene entonces por eso mandan, por eso piden mucha gente, pero volvemos a lo mismo, no nos pagaban bien, mal pagados, mal pagados.
VD: Oiga señor Homero, y cuando estuvo acá en el algodón la primera vez, ¿en dónde vivían ahí en Arkansas?
HL: Ah, teníamos una casa. Ahí una casa, una como bungalera así, camas ahí, camas, ajá.
VD: ¿Ustedes se cocinaban o…
HL: Sí.
VD: ¿Tenían comedor?
HL: No, nos cocinábamos. Donde teníamos comedor fue en Chico.
VD: En California.
HL: En California, en todas, es esas tres partes que estuvimos, teníamos comedor.
VD: Acá se tenían que hacer y, ¿cuándo iban a comprar sus provisiones?
HL: Acá en Texas, acá, ¿pa este lado?
VD: En Arkansas.
HL: Este, los sábados nos pagaban y ya ellos mismos nos llevaban a la tienda.
VD: O sea que usted trabajaba de lunes a viernes nada más.
HL: No, no, el sábado en la tarde…
VD: El sábado también.
HL: Trabajábamos y en la tarde: “Órale, al lonche, al lonche vamos. Órale al lonche”. Así el mayordomo, siempre.
VD: Y, ¿era mexicano él?
HL: No, este era, era gabacho, él era, hablaba…
VD: Y, ¿hablaba español?
HL: Ajá, ey.
VD: Y entonces ustedes los llevaban el sábado a comprarse sus cosas y ya se cocinaban.
HL: Sí, teníamos en las tardes, nos decían, dice: “¿Quieren ir a la tienda?”, dice, “a la…”. No me acuerdo ¿cómo le decían, el león?, alberca, no sé como se llama, marqueta.
VD: Marqueta.
HL: A la marqueta esa. A comprarse algún trapito, una ropita.
VD: ¿Él los llevaba en su coche?
HL: A todos. O no, este, allá en Arkansas, pues donde quiera hay muchas de estas sobre la religión. Y cómo se prestan ellos para ayudarlo a uno.
VD: ¿Los iban a visitar al campo?
HL: Iban a visitarnos, nos llamaban a que fuéramos a sus estudios. Y muchas veces ellos nos llevaban.
VD: Qué, qué le, y, ¿de qué manera les ayudaban?, ¿les ofrecían comida?
HL: No, nunca no. Pues a la mejor sí, pero no, nos juntaban a sus estudios nomás a…
VD: ¿Usted fue alguna vez con ellos?
HL: Sí, fui como unas, varias veces fui. Pos los domingos no teníamos qué hacer, venían y nos llamaban. “Pos vamos”.
VD: Era su día de descanso.
HL: El día de descanso.
VD: Y, ¿qué más hacía cuando estaba allá en Arkansas, se acuerda?, ¿iba al pueblo que estaba cercano?
HL: Sí, pos ahí no había pueblo, ahí habían marquetas sí, pero no alcanzan a llegar a pueblo. Donde había pueblos, era en Chico, ahí yo sí me metía a las cantinas a tomarme una cerveza, a ver las variedades, cómo bailaban ahí las chavas ahí en las cantinas. Allá bailan en las cantinas, sí y se quitan los zapatos. Eso es lo que me caía de lo más extraño, como ese son duelas aquí, pero bien enceradas. Entonces aquello que resbala bien el piso, ¿vedá?, y con el zapato yo creo que pues se ponen más torpes. Yo veía que se me caía de tallo y yo iba y me tomaba mis cervezas, a veces dos cervezas o refrescos y estaba ahí viendo variedad.
VD: Por allá. Y en, o sea, había más cosas que hacer en California que del otro lado.
HL: Bueno, en Texas, aquí en Texas, aquí en Chico se había también, en Lovington también, pero allá en Arkansas no.
VD: En Arkansas no había nada.
HL: No.
VD: Y, ¿qué mas hacían los domingos?, ¿nada?
HL: Nada.
VD: Nomás se quedaban ahí…
HL: Ahí lavarnos la ropa.
VD: ¿Ustedes se lavaban?
HL: Sí, lavaba uno la ropa.
VD: Y, ¿ahí nunca tuvo algún problema en Arkansas de discriminación, señor?
HL: No, no, porque no.
VD: ¿Tuvo trato con otros norteamericanos?
HL: No, no se, no tiene uno qué hacer roses.
VD: Casi no.
HL: Nomás con la gente de uno, nomás.
2do: Buenas tardes.
HL: Buenas tardes.
2do: Buenas tardes.
VD: Hola, buenas tardes. Entonces este, estuvo esos cuarenta y cinco días y me decía que se regresó a Monterrey terminando en Arkansas y ahí otra vez se contrató.
HL: Para Piedras Negras.
VD: ¿Cuánto tiempo estuvo esa vez en Monterrey, se acuerda?
HL: Ahí estaría, pos algunos ocho días estaría o menos.
VD: Y, ¿cómo hacía para conseguirse contrato otra vez?
HL: No, porque nos dijeron que iba a haber contratación para Texas y hay muchos que ya habían, que iban que habían, que veníamos de allá y que ya habían pasado y de ahí se volvían a reingresar. Dice: “No”, dice, “no te vayas”, dice, porque yo me quería venir para México. “No”, dice, “no, aquí, aquí nos vamos a contratar otra vez pa Texas”. Así y le… “No”, dice, “pos con este mismo”, dice. Y sí, nos hablaron. “No”, dice, “pérense, vamos a mandar gente para Texas”.
VD: Para Texas. Y sí, y aunque ya le habían dicho a usted que no estaba muy bien, ¿sí tenía ganas de irse aunque estaba?
HL: Bueno, ya andábamos allá, andábamos cerquitas, ¿qué veníamos a hacer? Vamos a echarnos otra aventura y la idea era que nos mandaran a Texas, pero al corte de naranja. Porque oía que decían ellos, dice: “Para Texas”, dice, “el corte de naranja ahorita y está bueno ahí, en el corte de naranja, pagan bien”. No, nos mandaron pa Texas, puro algodón.
VD: Otra vez al algodón.
HL: Ey, sí, al algodón bien.
VD: Y ahí también este, el mayordomo… ¿Tenía buena relación con su mayordomo ahí en Texas?
HL: Sí.
VD: Sí, ¿era también era norteamericano, o…
HL: No, mexicano. Ese sí era mexicano.
VD: Él era mexicano.
HL: Sí.
VD: Y, ¿cómo los trataba?
HL: Bien, sí.
VD: ¿Bien?
HL: Sí.
VD: Y, ¿ahí en Texas tampoco tuvo algún incidente con la gente?
HL: No.
VD: O, ¿que no los dejaran entrar a algún lugar o a algún restaurante o alguna cosa así?
HL: No este, en las cantinas yo jui, ¿cómo le dijera? Nunca representé, nunca
representaba yo mi edad, siempre me veían niño.
VD: No lo querían dejar entrar.
HL: No, tenía que identificarme, ey. No, dice: “Este no pasa”, dice, “no”, dice, “no”. Y ya le enseñaba el papel, dice: “Ah, pues sí pasa”. (risas) Sí, sí en el… Siempre tenía ese problema.
VD: Pero por cosa de que le dijera “No, usted es mexicano, los mexicanos no entran aquí”.
HL: No, no, es que nos íbamos a gastar, no había problema.
VD: No, no.
HL: Íbamos, íbamos.
VD: Y, ¿qué tal?, ¿en Texas qué tal le alcanzaba su salario del algodón?
HL: Pues yo no me acuerdo cuánto ganábamos, pero se ganaba poquito. Algunos $50, ó $60 dólares a la semana.
VD: Le alcanzaba, además de pagar sus comidas, ¿le alcanzaba para gastar?
HL: Sí, sí, sí. Sí me alcanzaba.
VD: ¿Mandaba usted algo de dinero para acá, o se lo quedaba todo?
HL: Me lo quedé todo. No, nunca mandé. Ya de ahí creo mandé nomás un giro, creo de $50 dólares. Y jamás, todo me lo gastaba allá, ni estaba ahorrando. No, no, no se podía ahorrar ahí.
VD: No le alcanzaba.
HL: Luego se vino el invierno que ya no teníamos este… Y ya no podíamos trabajar bien y llovía o caía la nieve hasta que se escurría la nieve. A veces este… hacía tanto, tanto frío del, ni que teníamos el deposito del agua, que se…
VD: Se congelaba.
HL: Se congelaba, no salía el agua. Teníamos que echarle lumbre ahí y ponerle lumbre para que saliera, ey. Sí estaba duro ahí y nos pasábamos ahí el invierno y en enero hasta como a fines de enero nos venimos.
VD: Se regresaron.
HL: Ey, porque había pues, trabajo, pero ya no podíamos trabajar muy bien por la nieve.
VD: Por el clima. Y entonces cuando terminó su contrato se regresó a México, ahí sí.
HL: Ey, ya a México.
VD: Al D.F. [Distrito Federal], ¿se vino para acá?
HL: Sí.
VD: Y, ¿en qué estuvo trabajando mientras?
HL: En los balones.
VD: Ah, siguió con los balones.
HL: Sí.
VD: Y, ¿luego cómo fue que otra vez se decidió a irse?
HL: No, pos otra vez para… Me fui y ahora ya me tocó por California, fue cuando fui a dar a Stockton.
VD: Y allá sí le gustó más.
HL: Sí, allá porque ya le digo, ahí nos daban de comer y ganaba más. Acá aunque era pues corte de, la pisca de tomate, pero sí le hallé algo y sí, sí salía más el cheque que aquí y sacaba yo un buen cheque, yo creo de $80, de $90 dólares.
VD: Y, ¿el lugar donde vivían estaba mejor en California?
HL: Sí, sí.
VD: ¿Por qué?, ¿como era?
HL: Pues yo no sé, no, las camas más limpias y todo.
VD: ¿Les hacían la limpieza a ustedes?
HL: Sí.
VD: O, ¿ellos se las?
HL: No, ellos nos daban de ahí al comedor. En California en todas partes había comedor.
VD: Ahí ellos les prepararon su comedor.
HL: Sí nos, nos quitaron, no me acuerdo cuánto nos quitaban, si $35 ó $40 dólares.
VD: Y, ¿ustedes estaban conformes con la comida que tenían?, o, ¿no le gustaba a la gente?
HL: Le digo que a mí me gustaba toda la comida que hacían allá. Ahí teníamos un filipino que nos hacía la…
VD: Cocinero.
HL: El cocinero. A mí sí me gustaba la comida, ése nos daba de comer mucho marisqueta, arroz, mucho arroz.
VD: Arroz les daba.
HL: No ve que el filipino es muy arrocero.
VD: Oiga y entonces, esa vez me dice que se pasó por Empalme. ¿Cuánto tiempo se quedó ahí en Empalme antes de poderse contratar?
HL: Como, como unas treinta y seis horas a lo más.
VD: Ah, o sea no estuvo mucho tiempo.
HL: Sí, mire, todos los que salíamos de aquí de La Ciudadela teníamos mucha preferencia, por el sello este de…
VD: O sea que este…
HL: Bueno este, primero éste es el último, ése ya…Pero aquél, aquél nos lo daban en el, en ahí, ¿cómo se llama?
VD: En Gobernación.
HL: En Gobernación, ah. Entonces nos veían el sello de Gobernación. “Este va pa adentro”. Luego nos atendían. O sea que llegábamos nosotros y ya llegaba allá la lista, van tantos del Distrito Federal y esos…
VD: Entraban.
HL: A las veinticuatro horas, a veces a las veinticuatro ya nos llamaban.
VD: ¿Aquí no le tenían que pagar a nadie de Gobernación?
HL: A nadie. Yo me, yo iba ahí a Gobernación a sacar mi, no, Gobernación no. Sí, que si a Gobernación, nomás llevaba mi, la credencial, la cartilla, y a te extendían el contrato, no tengo ni uno. No, sí tengo, pero este, este ya nos lo dio, la jefatura, éste es de la jefatura.
VD: Los otros eran de Gobernación.
HL: Es de Gobernación sí, y todo el que iba de Gobernación de aquí del centro, esos iban para… no había de otra.
VD: Entraban sin problema.
HL: Bueno, nosotros nunca. Se oyó ahí, se quejaban mucho que éste le dieron… “Me fregó el coyote, que hay que darle”. Y este, no, nosotros no.
VD: Y, ¿usted cómo sabía que tenía que ir a Gobernación?, ¿quién le había dicho?, porque muchos se iban así sin…
HL: No, aquí para qué vamos a… Esos que se iban así, se iban a Empalme y se iban a trabajar al algodón ahí y los mismos…
VD: Para que les dieran su certificado.
HL: Para que les dieran su certificado. Sí, se lo ganaban, pero trabajando ahí que era una matazón.
VD: Una puñalada más bien, yo pienso que…
HL: Sí, oía, oía yo que decían. No, eso nosotros no, yo no sufrí en eso.
VD: Desde aquí se conseguía su certificado en Gobernación.
HL: Sí, derechito me iba para hasta allá, sí.
VD: Y ya con eso salía.
HL: Ey, sí.
VD: Y entonces esa vez también entró Caléxico y estuvo en Stockton los cuarenta y cinco días.
HL: Sí.
VD: Me dice, en el jitomate.
HL: Ey.
VD: Y el siguiente año que entró por este Chihuahua, señor Homero, ¿también entró igual?, ¿rápido, no se atoró?
HL: No, ahí estuve creo como seis o siete días, porque se nos acabó el dinero, no.
VD: ¿Se iba usted solo o con conocidos?
HL: No, quise conocer, o sea, se hace uno de amistad en el camino ahí. Pero esa vez me fui, no, me fui solo esa vez, me fui solo. Pero allá se junta uno con otros, se hace amistad con algún.
VD: Ya estando allá en Chihuahua, lo mandaron, entró por El Paso. Entonces, y de ahí firmó su contrato y dice que fueron de ahí de El Paso a Nuevo México, lo mandaron.
HL: A Lovington.
VD: Ah, otra vez al algodón.
HL: Al algodón.
VD: Y, ¿ahí qué tal estuvo, mejor que en Arkansas?
HL: Sí estuvo mejor. Estuvo mejor ahí porque yo ya tuve más práctica. Yo ya me este… A veces hay partes donde le, nos ponían a piscar el algodón limpio, a sacarlo de la bellotita, ¿ves? Se abre la bellota y entonces la agarra uno así y sale y ya, y es más matado. Y aquí en Nuevo México lo cortaba uno con todo y bellota y con todo y todo. Y te rinde más, te lo pagan un poquito más barato, pero te rinde más, porque lo agarras así y luego no hay que irlo sacando limpiecito así, ¡nombre!
VD: Nunca alcanzas.
HL: No, eso para que llenes acá una saca, una, le dicen saca, una bolsa así larga que se la amarra uno aquí y anda aquí. Aquí anda echando, ta pelón para…
VD: Para llenarla de puro algodón.
HL: Para llenarla, ey, de puro algodón limpio. Pero ahí en Arkansas, así lo estábamos piscando. Y acá ya cambió y sí, nos salía más mejor.
VD: Le pagaban un poquito mejor.
HL: Bueno, más barato, pero nos rendía más porque, porque iba con todo y bellota. Eso no se, tienen una máquina que ahí los separa.
VD: No lo tenían que hacer a mano.
HL: Y nosotros, pos nos salía mejor.
VD: Claro. Oiga, y ahí en Nuevo México, este, ¿sí le quedaba cerca algún pueblito donde se iba ahí?
HL: Sí, no, este Lovington.
VD: Y que, y, ¿cómo le iba ahí con la gente?, ¿bien?, ¿nunca tuvo alguna dificultad?, ¿cómo era el trato con otros norteamericanos?
HL: Pues le voy a hablar, ahí no tiene uno…
VD: No tuvo, ¿ni se hizo de amigos o una cosa así?
HL: Sí, sí pero, no.
VD: ¿De allá mismo?
HL: Sí. No, otros paisanos mismos de acá. El, este, ¿cómo se llama?, el que trata uno, pues el que ahí.
VD: El mayordomo.
HL: El mayordomo era este, siempre hay gente, los mayordomos
siempre los ponen de este, de los mexicanos casi, o que sepan hablar español. Pero no, casi todos los que yo tuve son, sólo ese donde le dije que había un filipino; el de la cocina era filipino y el que nos llevaba al trabajo era filipino también.
VD: Y cuando iba al pueblo en las tiendas y eso, este, ¿entraban también sin problemas?
HL: Sí, sí. Sí, sin problemas.
VD: Y, ¿en las cantinas no hubo algún pleito ahí dentro de las cantinas?
HL: Yo nunca tuve algún pleito no, no. Tomaba mis cervezas, no están, en ese tiempo era muy cervecero yo.
VD: Pero nunca tuvo ningún problema ahí.
HL: No, no.
VD: Entonces ahí también duró otros cuarenta y cinco días y se regresó. Para, y el año que entra fue cuando llegó a Chico, que me estaba, es lo que estábamos viendo, y ahí este, cuando se regresó a México, otra vez volvía a su negocio de los balones.
HL: Sí. Sí y a… Cuando me regresaron esa vez de que tenía que operarme ahí esta el certificado ese, aquí está, aquí dice.
VD: Y, ¿qué fue lo que pasó esa vez?, ¿dónde fue que lo detuvieron?
HL: Ahí en Empalme, al pasar ahí hay, ahí le hacían un examen un doctor, un médico.
VD: O sea, ¿eso fue antes de Chico, o después de estar en el Chico, California?
HL: Ya fue después.
VD: Ya fue después.
HL: Eso fue que ya llevaba yo una carta, ahí está la carta.
VD: La carta que le dieron.
HL: Ahí está.
VD: O sea, esa era carta para que hubiera entrado en el [19]61. Y cuando llegó usted a Empalme, ¿qué le dijeron?
HL: Pos me pararon, me llamaron, me decían, me veían, me vio el médico. Le meten aquí, lo ven aquí abajo de los…Y de los compañeros, entonces le hacen así. Entonces ahí tiene una parte débil de uno y si ellos notan que aflojas el cuerpo así, debes estar tan macizo o tal vez, le hacen así y le meten nomás.
VD: Y, ¿no lo lastimaban al verlo?
HL: Pues sí, muchas veces sí. Pero hay que hacer, cargar y sí, luego le notan a uno que… Dice: “No, pues estás malo”. No, ya le buscan más Detalles. “No”, dice, “estás malo. Estás herniado, te vas para México”.
VD: Le dijeron que tenía una hernia. Y ahí mismo, eso fue en la revisión. ¿Le hacían esa revisión doctores mexicanos?
HL: Sí.
VD: Y, ¿ellos fueron los que le dijeron que no podía?
HL: No.
VD: Y entonces lo mandaron de regreso.
HL: “Sí”, dice, “no”, dice, “en un mes te espero, vete al Hospital Juárez a operarte”, dice, “en un mes”, dice, “te regresas”. Le digo: “Eso no es posible“.
VD: Pero, ¿usted se sentía mal?
HL: No, no. Pero ellos le notan que esta uno débil, una aldillita que está muy delgada que fácilmente haciendo ya fuerza este, se bota.
VD: Ah, y haciendo esfuerzo en el trabajo…
HL: Mira mira. Ahí se esta tirando el agua. Entonces, entonces este…
VD: Le dijeron que no que, que no podía tener problemas allá.
HL: Que no, diciendo: “Vete”, dice, “a operar”, dice, “en este, en el… vete al Hospital General y ahí te operan. En un mes, en mes y medio ya estás aquí”. Fui al Hospital General, dijeron que no tenía nada, me hicieron mi papel certificado. Dice: “Vete”, dice, “tú estás bien”, dice, “dice el doctor que tú no tienes nada”. Pero entonces no lo comenté yo con las otras personas. “No”, dice, “es que a lo mejor sí estas malo, y si te regresaron de allá y estos pinches médicos de aquí del Hospital General no te van a tomar en cuenta bien”, dice, “y a lo mejor no la haces, vete a la Cruz Roja”. Y que voy a la cruz roja y ahí sí me dijeron de que sí.
VD: Ándele. Lo revisaron y le dijeron que sí estaba malo.
HL: “Que no”, dice, “no tienes la tripa salida”. “No, sólo que la aldillita está débil”.
VD: Y le puede…
HL: “Con tantito que hagas fuerza, se bota y por eso es que te van a regresar otra vez”, dice, “mejor opérate”. Y ya le dije yo pues que pa qué lo necesitaba. Y sí, ya me operaron ahí en la Cruz Roja. Pero pos no quise ya. Ya como a los tres meses estaba yo ya programado ahí, pero no, no fui, no me dieron ganas de ir, de irme en el [19]61, de regresarme. Hasta el [19]62 y ya no me tomaron en cuenta. Le digo, si me hubiera hecho eso, chance y me hubiera quedado por allá.
VD: Y, ¿cómo fue que le dieron esa carta, señor Homero?, ¿esa carta del patrón de California?
HL: Ah, esa carta.
VD: ¿Usted la pidió, o…
HL: Sí.
VD: Se la dieron a todos.
HL: No, yo la pedí. Esta carta, cuando yo me vine, ahí que dilaté como ocho meses, este; no, pues me fue bien, me fue bien. Me acuerdo que, pues me traje yo $300 dólares de ahí cuando, no…
VD: Esa vez sí pudo ahorrar.
HL: Sí, y ahí ya había una sobrinas del patrón, era de Michoacán, y había unas sobrinas, y ya. Le encargué, le daba yo los cheques así como los cobraba, así se los daba a guardar, de $60, de $80, de $40 y ya cuando me dijeron que ya se había acabado la chamba, pues nos venimos. “Ya arreglen sus cosas porque se van”, ya me, la señorita me decía: “Aquí está tu dinero”, dice, “mira, aquí está tu dinero”. Y me acuerdo que le dije: “Cámbiamelo, cámbiamelo en el banco por un billete de a $100 dólares”. Y me dio $300 dólares que tenía yo, $300 dólares de…
VD: De lo que había juntado.
HL: Sí, de los billetes. Puros billetes de a cien y ya le dije yo al patrón, se llama, se apellida Coria, parece que se llama Rosalino, ah, Anil… ¿cómo se dice? Bueno, Coria. Le dije yo que si no podía regresar otra vez ahí que cómo le hacía. Dice: “¿Estás a gusto, estuviste a gusto?”. “Sí”, le dije. “Bueno”, dice, “este, ya te voy a ayudar, te va a llegar este, una carta”, dice, y sí.
VD: ¿A su casa le llegó?
HL: Sí, allá a la, ahí a los doctores, me acuerdo que me llegó en abril o en mayo; no, en marzo y pues sí, yo fui derechito para allá, pero pos ahí estuvo lo malo.
VD: Que ya no lo dejaron después seguir.
HL: Y ya no pude ir y ya no sé qué pasó, pues yo me operé luego. Yo ya en mayo yo estaba ya bien para haberme ido, pero no, yo dije: “Para el otro año voy”.
VD: Y mientras seguía trabajando con los balones.
HL: Ahí con los balones.
VD: Y, ¿sí le dejaba eso más o menos?
HL: Pues mire, sí me dejaba. Era un trabajo muy matado, pero yo me, me especialicé tanto, que me acudía mucho. Me había a veces dos balones y en aquel tiempo lo pagaban a $9 pesos. Entonces yo sacaba $18 pesos, el salario parece que era de $9 ó $12.
VD: O sea que sacaba más de los que…
HL: Más sacaba, sí. Trabajaba un poquito más de horas, pero me iba mejor. Y así estuve trabajando mucho tiempo hasta que hubo una persona que me llevó a ver una fábrica, pero eso ya fue en el [19]64 ya.
VD: Después.
HL: Ya, ya no.
VD: Y sí le iba más o menos bien este, con sus cosas aquí, ¿por qué de todas formas se quería ir para allá de bracero?
HL: Bueno, pues ya cuando ya yo hacía los balones, pues o sea estaba solo yo. Pues me iba a distraer para allá, a mí me gustaba Estados Unidos. Yo me llevaba ropa, yo llevaba corbatas mías, andaba yo trajeado. Me metía yo y sí tenía mi ropa, unas dos para ir, de ropa buena, planchadita, yo la llevaba a la tintorería, a mí me gustaba pero yo me metía yo. O me iba hasta donde estaba capacitado mi contrato y me metía. Pues sólo a San Francisco no fui. Me quedé con las ganas de ir ahí, pero lo tenía cerquita.
VD: Y entonces mientras o sea, usted se compraba su ropa por allá.
HL: O me la llevaba de aquí. Me llevaba mi ropa y ya compraba ropa para trabajar allá, la otra.
VD: ¿Allá qué compras hacía?, ¿se acuerda, más o menos, qué se compraba?
HL: Pos no, casi nada. Bueno, lo único que compré fue un radio, nada más. Pero no me compraba cosas.
VD: No, ¿en qué gastaba su dinero por allá?
HL: Pos no, me lo guardaba, no gastaba. Me iba pues, a veces me iba a algún pueblo, Ahí al pueblo de Yuba City, Oroville, ahí hay muchos pueblos, son pueblos que hay mucha raza de mexicanos o negro. Iba uno a distraerse, ahí había, este, comida mexicana, carnitas, barbacoa.
VD: Todo lo que quería.
HL: O lo hay, todo lo que hay ahí. Entonces este, no comía uno allá, si querías meterte a bailar, igual.
VD: Ahí sí tenían, ahí sí podía ir al cine o esas cosas.
HL: Sí, todo eso. No, así también acá en, ¿cómo se llamaba el pueblo?, otro pueblo que había ahí, ahí había cines. Pero nunca me metí, puras películas este, americanas.
VD: ¿No les ponían películas en español?
HL: Pues a lo mejor sí, yo nunca me metí.
VD: Y entonces, ahí también en las cantinas y en los restaurantes no tenían ningún...
HL: También, no. Nunca me hicieron nunca así que me dijeran: “No puede estar acá”. Nunca, nunca no, no. Claro que yo nunca me metía a querer bailar, no. Yo llegaba y me sentaba ahí en la barra ahí cerquita de los meseros. Me hacía de amistad con ellos y ahí dice: “Ahí estate y tómate una o dos cervezas, lo que quieras, o refrescos, si me pides, para que veas la variedad”. Los jueves era la variedad de que se juntaba gente, mujeres y hombres pues, y hacían sus pachangas ahí de baile.
VD: Oiga y, ¿sí podía ir usted los jueves aunque el otro día trabajaba?
HL: En la noche. Después de que salía me bañaba y me trajeaba y vámonos, sí.
VD: ¿Se iba usted solo, o con otros compañeros?
HL: Ah, yo solo, yo solo, ajá. Sí, porque hay gente que no les gusta ese ambiente o no les gusta gastar unos $5 pesos en otro.
VD: En otra diversión.
HL: No, sí. Y a mí sí me gustaba gastarme el dinero tantito. No, tampoco, no demasiado, no, no, una cosa normal.
VD: Pero sí se iba, se iba nomás ahí en… Oiga y este, ¿usted recuerda, señor Homero, allá en sus, pues en los diferentes lugares, si había alguna queja en el trabajo frecuente de los compañeros?
HL: Pos que lo hayamos sacados este, a reclamar, no.
VD: Pero aunque no la hayan reclamado, ¿había algo de lo que se quejaran todos los demás?
HL: No, pos siempre, le digo que siempre es lo que le digo, que yo veía que se quejaban mucho del bordo, se le nombra el bordo, ése el alimento.
VD: La comida.
HL: La comida. “Qué bordo tan más, más malo que nos dan aquí”, que quien sabe que. Pos ni modo, pues pa comer uno bueno, pues hay que estar en nuestra casa. Si tienes tu señora pa que te lo haga ella, ¿no?, pero si estábamos allá en otra parte, pos es que, ¿te imaginas? Si son, este, cien personas, ¿te van a hacer un bordo especial? Si en la mañana a las seis y media, a las siete ya estaban guisando huevos, unos huevos así este, estrellados nada más. Para darle a cien personas, ¿te imaginas? Van a estarte haciendo una cosa especial. Es una cosa imposible. Yo veía a esta gente, yo digo: “Pos están mal esta gente”. Pos cada quien vive su vida, ¿no? Si no están a gusto, digo: “Para qué, ¿para qué estoy aquí?”. Y a mí me gustaba, bueno, pues no me gustaba mucho que todos los días huevos estrellados.
VD: De eso se quejaban, ¿verdad? Que a veces les daban lo mismo varios días.
HL: Sí, lo mismo, sí. Y luego al medio día, ahí a la, ahí donde andaba en el field donde andaba uno trabajabandoel lonche, pues uno o dos sándwich, pelones ahí nada más.
VD: No les ponían, no estaban…
HL: Por ahí un frasquito de jugo y de leche a veces, sí, era todo.
VD: Y, ¿de cena qué les daban?
HL: De cena sí en, daban a veces pollo u otra cosa.
VD: ¿Les hacían comida mexicana a veces?
HL: Sí, mexicana, sí, mexicana.
VD: ¿Tenían cocineros mexicanos? Por ejemplo, en California, ¿tenían cocineros mexicanos?
HL: Mexicanos este, no, no. De ahí en Stockton tuvimos este, cocinero este, filipino. Luego en Chico, en el Chico, era mexicano, era mexicano, era un señor que era mexicano. En Fresno también era mexicano. Ése fue el que me dijo, dice: “Oye”, dice, “porque”, dice, “aquí ya se va acabar esto de los braceros”, dice, “¿no sabes?”. Le digo: “No, no sé”. “Sí, ya se va a acabar”. Fue el [19]62, dice: “Si acaso el año que viene va a haber, pero”, dice, “tú”. Nos hicimos de amistad. Dice: “Vete a Nogales”, dice, “y saca tu pasaporte, ahí no te cuesta $5 pesos”. Me dijo algo así, una cosa. Dice: “Ahorita que te vas”, dice, “que llevas dinero”, dice, “vete a Nogales y saca tu pasaporte porque esto ya se va a acabar y ya con tu pasaporte puedes venir a la hora que tú quieras venir”. Pues no, no lo hice.
VD: Y ya nunca, el, pero para sacar, ¿su pasaporte lo quería sacar para arreglar sus papeles allá?
HL: Sí, para arreglar ya papeles para poder pasar.
VD: Y, ¿con quién hubiera podido arreglar?, ¿con los patrones estos de California?
HL: Pues es, eso es lo que yo decía: “¿Cómo le hago?”, ¿verdad? Pero ya se, yo creo que con el pasaporte ya se va uno y pide ahí a la, entonces sería con el cónsul. Y eso ya, ya con el pasaporte ya puedes pasar la guardarraya, ¿no? Y ya puedes, este, pedir aquí a dónde te puedes dirigir, que quieres trabajar. Llegas a algún pueblo, vamos a suponer, a un pueblo de los grandes, Stockton o Los Ángeles, vamos a suponer; ya ahí buscas trabajo.
VD: Empieza a buscar. Oiga, y de las, bueno, sus primeros contratos que eran cortitos de cuarenta y cinco días, ¿nunca le dieron ganas de quedarse al término de su contrato?
HL: Sí, pero no nos daban chance. Por eso muchos se, ¿cómo se llama?
VD: Se desertaban.
HL: Se desertaban, ey. A mí me decían: “Vámonos, vámonos”, dice, “y en tal parte ya me están llamando y nos meten por allá”, dice. “No, yo no”.
VD: ¿No le daban ganas?
HL: No, no porque me ha gustado andar libre. ¿A qué voy a andar escondiéndome?, ¿eh? El chiste es andar por donde quiera, ¿eh? Ir a pasear el día que se puede, que nos lleven. A Orosville íbamos porque el patrón nos llevaba. Ah, el este, el encargado pues, de nosotros.
VD: El mayordomo.
HL: El mayordomo. “Ahora llévanos”. “Bueno, me dan para la gasolina”. “Sí ándele, le damos para la gasolina”, ajá. Y así.
VD: Y, ¿los que se desertaban tenían que andarse escondiendo?
HL: Escondiéndose. Ya no podían andar libres así.
VD: O sea que los de la Migración sí estaban muy alertas a los…
HL: Ah, claro, sí. Oiga, el que se deserta, ahorita lo reportan, ahorita lo reportan a todos lados y pos estás allá por allá escondido en el campo. Sales nomás a trabajar y al donde está, donde te tenga el mayor, el patrón y ya el patrón sí puede llevarte a la tienda pa que te compres este… Ahí tienes que hacerte la comida para que te compres lo que necesitas, te lleva, o si no él mismo te lo compra y te lo lleva.
VD: Pero tienen que estar…
HL: Escondidos y eso a mí no me gustó, andarme escondiendo.
VD: Y, ¿otros no le decían que era mejor así sin contrato?
HL: Bueno, sí, porque ahí según, le pagan a uno mejor, le pagan a uno ya mejor.
VD: ¿Mejor sin papeles que con papeles? ¿Sin contrato que con contrato?
HL: Sí, sí.
VD: Y, ¿por qué?, ¿se acuerda?
HL: Yo no sé, me acuerdo que me decían: “No, ya ahí nos pagan mejor”.
VD: Pero no, nunca se animó.
HL: No, yo no, yo no quise.
VD: No y, ¿alguna vez llegó a tener algún problema de salud por allá?, o, ¿algún accidente, señor Homero?
HL: Accidente no. Pos no, sí fui una vez al médico. No me acuerdo en donde fui, creo fue en Pecos, creo, que ahí estaba que me salieron como este, urticaria, esa vez yo creo que fue los alimentos, y fui y me atendieron.
VD: ¿Usted lo tuvo que pagar?
HL: No.
VD: ¿Se lo cubría el…
HL: La compañía, era la compañía.
VD: Y, ¿sí lo atendió bien el médico?
HL: Sí.
VD: Y todo, no tuvo problemas con él.
HL: No, no.
VD: Y este, y entonces ya después en el [19]62 que se fue a Fresno, ahí dice que estuvo también en el melón. Y ahí, ¿cómo le fue?, comparado con, por ejemplo…
HL: Ahí me fue bien.
VD: Con Chico.
HL: Ahí, ahí sí trabajamos, era por cuarenta y cinco días, si trabajamos treinta días, fue mucho.
VD: Ah, no terminó.
HL: No. No, pero nos pagaron los cuarenta y cinco días. Por eso le digo que me fue bien, porque le metieron mucha gente y es mucho. Pero es ahí es donde le digo, hay que diariamente, hay que pasar por el field a cortar el melón. Pos claro, pos en quince días ya nos habíamos acabado el, la pisca del…
VD: Toda la pisca.
HL: Entonces que nos iban a mandar a otro lado y que nos iban a mandar a otro lado y ya nos pasamos el tiempo ahí, en la casa ahí.
VD: Y nunca los mandaron a ningún lado.
HL: Nunca nos mandaron, se llegaron cuarenta y cinco, y: “Váyanse pa México”. Nos pagaron todo.
VD: Y se regresó. Oiga, y de los trabajos que hizo del algodón, del tomate todos estos, ¿cuál se le hizo más pesado?
HL: El algodón.
VD: Sí.
HL: El algodón, el algodón era una cosa pesada.
VD: ¿Ni el desahije de betabel se le hizo?
HL: No, ése es, ése es para mí lo más sencillo. Pos un azadón, le dan un azadoncito así, con, me parece que es así, eran diez centímetros o quince centímetros. Y está el surco, el surco pero muy, son pacholitas así, y tú le vas dando a cada que vayan quedando dos matitas separadas. Unas se van hacía aquí y otro aquí y librando ya que queden dos, dos o tres.
VD: Todo lo demás había que quitarlo.
HL: Sí, sí. Ahora la limpia, eso es lo más sencillo también. Limpiar toda la hierba y hasta el algodón más o menos, o se me hace que tomate o frijol. Quitar toda la hierba toda la hierba, eso es tranquilo. El, la pisca de jitomate, es un poco pesada, pero sí me gustó, sí me gustó.
VD: ¿Sí?, y, ¿nunca tuvo problema en alguno?, porque me dicen, por ejemplo, que a veces con el apio, a veces se les despegaban las uñas.
HL: Ah, no.
VD: ¿Nunca tuvo con estas cosechas ningún problema?
HL: No, no, ándele, se friega uno, pero es con el algodón y ese que lo sacas limpio.
VD: Por, dice que es…
HL: Porque se abre la bellotita y tiene sus piquitos, ¿no? Entonces, entonces agarra muchas veces así, se abre la bellota, se abre el capullito, ¿eh?, y tú agarras el capullito, pero a veces al agarrarle te picas con la bellotita, con el piquito de la bellota. Y ahí estás, mucho se usa el guante, pero le ocurría a uno lo mismo, se pone más trabajoso, y ya hace más rápido.
VD: Es más fácil aunque se lastiman así con eso.
HL: Ey.
VD: Oiga y estando por allá, señor Homero, ¿qué extrañaba usted de México?
HL: Pues mire, yo le digo que yo estuve a gusto, yo no extrañaba nada, pues extrañaba… Me fui yo, cuando ya me fui la primera, ya dejé yo un hijo, este, tuve una señora y hubo un hijo. Y me acordaba de mi hijo, pues lo hallaba por acá con la señora primero y luego se lo quité y el hijo luego se me quedó a mí. Luego lo dejaba ahí con unas primas que tenía aquí en la colonia de los doctores.
VD: Y, ¿se lo cuidaban mientras usted se iba?
HL: Sí, ellas me lo cuidaban.
VD: Y eso era todo lo que…
HL: Y eso era todo lo que, pendientitos que yo tenía por que, de ahí lo demás, no.
VD: Ni la comida ni nada.
HL: No, le digo que nada, a mí me gustaba todo.
VD: No, no tenía.
HL: Ahora ni a los bailes me metía, era un…
VD: Y, ¿alguna vez le ganó allá por allá la nostalgia que se quisiera regresar?, ¿no?
HL: Nada, nada. Yo creo decían que ya se van todos. “Uta madre. Bueno, pos ni modo”. Buscando yo la oportunidad pues, de que hubiera un patrón que me llamara, pues que dijera. Y ése fue el que me llamó, pero pues ahí fue lo que me pasó pues.
VD: Que ya no pudo.
HL: No se pudo.
VD: Oiga señor Homero, y en el, y en su último año que fue en el [19]64…
HL: [Mil novecientos] Sesenta y dos.
VD: Digo, perdón [19]62. ¿Por qué ya no se animó a irse de nuevo?, si todavía hubo contrataciones.
HL: No, me acuerdo que, me acuerdo que hice un convenio; no contrato, un convenio, con otros patrones en los balones que me tenían que dar cierta cantidad, que querían que les sacara cierta cantidad de producción. Y entonces me dijeron: “Búscate un compañero pa que tú me hagas tres balones diarios, un compañero. Tú te haces dos balones tú solo, ahora con un compañero te vas a hacer tres, a lo mejor más. Si te sale el compañero bueno”. Y entonces fue ya el [19]63, ¿cuándo murió Kennedy, el [19]63, ó [19]62?
VD: Sesenta y…
HL: Dos creo.
VD: Fíjese que ahorita se me fue.
HL: [Mil novecientos] Sesenta y tres, creo fue.
VD: Creo que fue en…
HL: Porque el [19]63, ya el [19]62 ahí estaba yo y todavía estaba Kennedy. Ese que le estoy diciendo que le dije que, Kennedy iba a quitar ya eso de los braceros.
VD: Sí, sí, sí.
HL: Sí, ey, entonces el [19]63 ya me quedé. El [19]64 me sale una chamba en una fábrica.
VD: Aquí en la Ciudad de México.
HL: Entonces ya entré a trabajar ahí y ya dejé la…
VD: ¿De una fábrica de balones?
HL: No, de una, acabado de textiles. Ahí por La Lagunilla.
VD: Y ya no…
HL: No ya, ya empecé a trabajar ahí y estaba yo a gusto, me gustó la chamba. Sacaba buenos billetes y con mis balones, pos ya me rendía más.
VD: Oiga y aquella vez que regresó con $300 dólares, ¿en qué los usó, señor Homero?, ¿compró algo, o nada más en, pues del diario?
HL: En, tengo una máquina, ¿usted cree?, que fue lo que compré, una máquina, que por cierto ahí está, esa ahí está.
VD: ¿Todavía la conserva?
HL: Sí, ahí ta.
VD: Para coser los balones.
HL: No, no para servicio de la casa.
VD: Ah para la ah…
HL: Y ropa y luego $1,500 se los presté a un amigo y hasta la fecha me los debe, (risas) eso le digo, eso es lo sabroso que hice.
VD: Ese fue el destino de los $300 dólares, ¡qué caray!
HL: Ey.
VD: Y de las otras veces alguna, pues, por ejemplo en la última ya no se pudo traer nada en…
HL: Sí, traje buenos sí…
VD: ¿Sí?, y, ¿qué se compró aquella vez?
HL: Pues no me acuerdo, ey, no me acuerdo qué hice. Ropa, me compraba yo y mi hijo.
VD: O sea no, nunca pudo comprar así algo grande o…
HL: No, no, no se pudo. Y ya luego ya estuve trabajando ahí en esa fábrica pues, hasta el [19]67 ya me junté con, me casé con mi mujer y ya cuál Estados Unidos, ya no.
VD: Ya nunca se volvió, ¿nunca se le volvió a ocurrir irse para allá?
HL: No, ya no.
VD: ¿No se le antojaba ir sin papeles para allá?
HL: No. El regresar no, soy, estoy a, me siento así incómodo de andar huyendo.
VD: ¿Ni aunque le dijeran que se ganaba bien?
HL: Que gana uno bien no, no.
VD: Se quiso quedar por acá mejor con su familia.
HL: Sí, luego ya vinieron mis hijos ya que, ¿ya pa qué? No, pues aquí yo tuve trabajo yo que…
VD: ¿De qué era la fábrica?, me dice.
HL: Acabados textiles.
VD: De textiles.
HL: Ahí estuve. Ahí trabajé hasta el [19]74. Del [19]64 al [19]74, diez años trabajé.
VD: No, pues bastante.
HL: Y este, se presentó en huelga, nos liquidaron. Se vendió y nos liquidaron. Y ya tenía yo la casa, sí, hice unas piezas ahí con lo que me dieron.
VD: ¿Ya habían comprado este terreno?
HL: Sí, ya estaba aquí ya. Y ya me quedé sin trabajo. Por ahí anduve trabajando por ahí de albañil y entré al departamento, trabajé yo creo como seis, cinco meses.
VD: ¿En el Gobierno del D.F.?
HL: Sí, no me pude, no me pudieron dar contrato, me sacaron, las limpias esas del drenaje y pues ahí. Total que le entro ya a la policía, en la auxiliar y el que me metió, dice: “Mira”, dice, “pide, pide que te… O te van a decir a qué Batallón y tú le dices que al…” Me parece que era el 20 y 32, ó 22. “Ése va al Seguro Social”, dice, “ahí esta bueno”.
VD: ¿Por qué era mejor ahí?
HL: Porque pagaban mejor y este, y había con, ahí le daban de comer a uno. Y, ¿qué otra cosa?, y ropa todo, todo el servicio era mejor; sí, estaba bueno. Y sí, yo lo pedí, sí me mandaron al Seguro, ahí trabajé, pues entré el [19]75, hasta el [19]77 trabajé.
VD: Dos años.
HL: De vigilante, pero no por el Seguro. Bueno, trabajaba yo en el Seguro, pero yo tenía mi comandancia que me mandaba y ya estando ahí, nos llamaron que el que quisiera quedarse ya por parte del Seguro que pasáramos a firmar nuestro contrato. Porque la vigilancia ya por parte de, ¿cómo se dice?, de la Policía auxiliar ya la iban a quitar, el que quiere y el que no, “que váyase con su mayordomo”… No, no, no, teniente, su teniente no, coronel creo. “Váyase con su coronel”, algo así. No, yo dije: “Pues yo me quedo aquí, pos aquí está bueno, ¿pos qué?, y así me quedé ya en el Seguro.
VD: Y, ¿cuánto tiempo estuvo ahí?
HL: Sin saber nada, yo no sé cómo le hice. Sin saber nada, ¿eh? No, pos trabajé en el [19]75 bueno, del [19]77 al, fueron veinte años hombre, los que duré ahí. Ya me salí, ya iba jubilado. No, fue del, sí, del [19]77 creo que yo al [19]96 creo, sí [19]96.
VD: Y estuvo ahí todo ese tiempo. No, pues bastante. Oiga señor Homero, y de sus hijos, ¿ninguno le dio por ir a Estados Unidos?
HL: Ya fueron y ya se vinieron.
VD: ¿Sí se fueron a trabajar por allá?
HL: Ey, pues mijito de allá, allá esa casa de allá enfrente, es de él. Le di yo ahí, la hice yo, me mandó dinero, le digo: “Te dejo, te voy a dar la parte de allá atrás, ¿quieres?, ¿te vas a hacer dinero?, mándame”. Sí me mandó, me acuerdo. Total que le hicimos aquella casa.
VD: ¿En donde estaba él?
HL: Allá él estuvo, no sé, estuvo en California.
VD: En California. Y, ¿ya se regresó?
HL: Y se regresó, ya no. Ya se casó y ya, y el otro anduvo de pollero. Ese para allá, para anduvo, allá estuvo, pero también estuvo como un año o más, todavía no entiende, también está casado.
VD: Y, ¿ya no se fue, ni se quiso llevar a su familia para allá?
HL: No tenía todavía. Ora ya, ya se casaron aquí después, sí.
VD: Ah qué bien. Oiga señor Homero, ya por último, en unas este, a la distancia, después de pues de varios años que estuvo usted por allá, los recuerdos que le quedan en general, ¿cómo son?, ¿positivos?
HL: Ah, no.
VD: ¿Cómo se siente usted de haber sido bracero?
HL: Pos yo me siento bien, porque yo… Me gustó allá, me gustó pasearme y todo. A veces nos íbamos en el tren, es muy pesado, llegabas allá a Caléxico, con los pies bien hinchados, eso. Y después ya tenía yo dinero, pues yo me iba en la estrella, Estrella de Oro. A todo dar ese camino de perlas, en aquel tiempo. Pos yo creo todavía. Viaja uno muy tranquilo este, es poco cara pues, la comida, pero está sabroso pues, como aquellos que renegaban porque les daban los… Es una cosa buena, ¿vedá? Si querías comer bien, había, y si no, pues te ibas a comer taquitos, también ahí hay.
VD: Otra cosa, ¿no?
HL: Ahí, sí.
VD: Y entonces este, ¿qué fue lo que mas le gustó de cuando estuvo por allá?
HL: Pues mire, a mí me gustó mucho de que yo comía la comida de allá y no me hacía daño, me gustaba. Es una satisfacción que yo tenía, que me gustaba. Por eso yo tenía toda la ilusión de quedarme por allá, yo tenía la ilusión, yo tenía la ilusión.
VD: ¿Usted sí se hubiera querido quedar y arreglar papeles?, ¿quedarse a vivir por allá?
HL: Yo tenía la intención de quedarme por allá.
VD: Y le…
HL: Pero yo estaba buscando que hubiera un patrón que me llamara, y cuando lo hubo, fracasé.
VD: Oiga y, o sea que sí le gustaba a usted la vida de allá.
HL: Sí, a mí me gustaba la vida de allá.
VD: Para haberse quedado.
HL: Para haberme quedado, sí, sí.
VD: Y este, y, ¿qué fue lo que no le gustó?
HL: ¿Lo que no me gustó? Pues no, ¿de lo de allá? No, sí me gustaba mucho. Que no me haya gustado una cosa, ¿a mí qué sería?, pues no.
VD: En general se sentía bien.
HL: Bien, sí.
VD: Estuvo…
HL: Porque el trabajo, el trabajo. Si tú sabes trabajar tantito bien, pues este, es como aquí, te vas ganando la confianza y vas buscando, el patrón te tardan, te van dando la facilidad de que pues tú ya no trabajes mucho; pero si no estas haciendo nada, pues así mismo te van a tratar. Ahí te ponen el trabajo más, más pesado y así, entonces yo me ilusioné de allá. Pos luego comprarme carro, porque allá todo mundo trae carro, esa era mi ilusión, para irme a trabajar, para irme a, pos a gustarme pero ya en carro. Esa era mi ilusión, había carros de $10 dólares, habían, te imaginas, ¿se imagina usted?, sí.
VD: Y ya nunca se pudo después.
HL: No se pudo. Y yo aquí yo no tenía yo inten[ción], nunca tuve yo, pos así la, o, ¿cómo se dice?, de tener carro.
VD: ¿Nunca le dio gana?
HL: No, no tenía yo interés en comprarme carro. Sino que ya cuando me empecé a fabricar mi balón yo, yo fui el primer fabricante de balón aquí. Todavía no teníamos ahí esto, esto estaba ahí rústico todo, y aquí también. No había mosaico este, aquí nosotros lo hacemos. Somos cinco hijos y nosotros los dos, siete, aquí trabajamos a hacerlo. Unos los cosían, unos los cortaban, otros este, imprimían y todo, mi señora y mis hijos.
VD: Toda la familia trabajaba.
HL: Sacábamos sesenta balones a la semana.
VD: Y, ¿donde los distribuían, por aquí?
HL: Sí, en el mercado yo también lo entrego. Ya era el sábado entregar y le pagaban. De plano no les pagaban porque aquí comían y todo, pues ya le pagaba menos, ¿vedad?, pero ya ni les daba dinero.
VD: Ándele, oiga, ¿a qué le…
HL: Y ya este, pues no, andaba yo con mi costal con balones. Me subía al micro, ahí me aventaban y me decían: “¿Qué es de carga, o qué?”. Pues, y lo notaba uno, ni modo que te pongas al brinco. Pues es que es cierto que molesta uno con un bulto al subirse en un carro y ni modo. Así anduve mucho tiempo y hice muchos mis clientes y ya después dije: “No, ¿pues así cómo?”. Y ya vi que ya había dinero y pues ahora sí a comprarme un carro.
VD: Y ya para distribuir su…
HL: Para distribuir, sí. Pero por eso ya fue que esa cosa que ya se necesitó. Pero yo no, yo no tenía interés.
VD: Entonces no, y, ¿ahora sigue haciendo sus balones?
HL: Ahora ya no lo hago porque ya mis hijos me dejaron. Y aquí no se puede pagar mano de obra por el hecho de que, pues piden todas las prestaciones. En primer lugar al Seguro, Seguro y eso lo matan a uno. El Seguro Social es lo más pesado que hay para un patrón, el Seguro Social. Y luego vienen las demás prestaciones, aguinaldos y todo, días de fiesta, no, no se puede. Entonces este, aquí no, nunca hice yo que meterte a agarrar trabajó, no. Y las fábricas así eran antes en los años pos que yo conozco, cuarentas, cincuentas, hasta el sesenta. Aquí así se hacía todo el balón. Ahorita no, ahorita todos los balones se hacen en Oaxaca, en Guerrero, Puebla, Hidalgo, en Querétaro, Toluca.
VD: ¿Ya no lo hacen aquí?
HL: No, no se puede pagar la mano de obra. Aquí quisieron hacerlo. Yo, yo me cansé de asegurar este, a un patrón de unos balones, que hacía balón. Y pos a los tres meses ya me dio de baja. “No”, dice, “no podemos”, dice, “si no todos están allá”. Pero ahorita también en los estados también ya están sacando las uñas, también ya están pidiendo todas las prestaciones, ey.
VD: Claro.
HL: Pues sí. Ya se dieron color que tienen que tener todos esos servicios. Pero vamos a suponer, allá trabajan desde niños de ocho o de nueve años ya cosiendo. ¿Ya me puedo quitar eso?
VD: Sí, pues yo nomás déjeme entonces agradecerle.
HL: Te quería enseñar un balón.
VD: A ver déjeme pues. Antes de quitárselo yo le quiero agradecer muchísimo su tiempo y muchísimo sus recuerdos que me ha compartido aquí. Muchas gracias y ahora sí, enséñeme.
Fin de la entrevista
Interviewer
Domínguez, Violeta
Interviewee
López Ortiz, Homero
Location
Mexico City, México
File Name Identifier
Lopez_Ortiz_MEX012
Citation
Domínguez, Violeta and López Ortiz, Homero, “Homero López Ortiz,” Bracero History Archive, accessed November 25, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/124.