José Isabel Ortiz Hinojosa
Title
José Isabel Ortiz Hinojosa
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: José Ortiz was born on March 25, 1934, in Doctor Arroyo, Nuevo León, México; his parents were farmers, and he had six brothers and three sisters; when he was eight years old, he went to school for roughly six months before leaving to help his family with the farming duties; in 1954, he decided to enroll in the bracero program; as a bracero, he worked picking crops in Arkansas and Texas.
Summary of Interview: Mr. Ortiz describes his childhood and adolescence; he initially learned about the bracero program through radio advertisements, and in 1954, he decided to enlist; in order to begin the hiring process, he and his brother traveled to the contracting center in Monterrey, Nuevo León, México; he goes on to describe what he went through at the center, including the huge crowds, waiting time, medical exams, provisions, and transportation services; upon crossing the border in Eagle Pass, Texas, he underwent a second set of medical exams, which consisted of blood samples and a delousing process; as a bracero, he worked in Arkansas and Texas, where he primarily picked crops; he explains what life was like in the work camps, while detailing how the workers would go about preparing their food; in addition, he discusses how he would send money home to his family and how he would go shopping to buy them gifts during his spare time; he also mentions that although he had several opportunities to arrange for legal residency in the United States, he preferred to stay in his hometown of Doctor Arroyo, Nuevo León, México.
Summary of Interview: Mr. Ortiz describes his childhood and adolescence; he initially learned about the bracero program through radio advertisements, and in 1954, he decided to enlist; in order to begin the hiring process, he and his brother traveled to the contracting center in Monterrey, Nuevo León, México; he goes on to describe what he went through at the center, including the huge crowds, waiting time, medical exams, provisions, and transportation services; upon crossing the border in Eagle Pass, Texas, he underwent a second set of medical exams, which consisted of blood samples and a delousing process; as a bracero, he worked in Arkansas and Texas, where he primarily picked crops; he explains what life was like in the work camps, while detailing how the workers would go about preparing their food; in addition, he discusses how he would send money home to his family and how he would go shopping to buy them gifts during his spare time; he also mentions that although he had several opportunities to arrange for legal residency in the United States, he preferred to stay in his hometown of Doctor Arroyo, Nuevo León, México.
Creator
Ortiz Hinojosa, José Isabel
Date
2003-05-23
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
José Isabel Ortiz Hinojosa
creator (Spanish)
Domínguez, Violeta
contributor (Spanish)
Cristóbal A. Borges
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
1:27:05
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: José Isabel Ortiz
Fecha de la entrevista: 23 de mayo de 2003
Nombre del entrevistado: Violeta Domínguez
El día de hoy es 23 de mayo del 2003 y ésta es una entrevista con José Isabel Ortiz Hinojosa en Austin, Texas.
VD: Señor, ¿José o Isabel, qué prefiere?
JO: Es José.
VD: José prefiere.
JO: Sí. Isabel no le ponga, nomás José Ortiz o todo, porque el nombre pues es todo, ¿verdad?
VD: Claro, como usted acostumbre.
JO: Sí.
VD: ¿Acostumbra José Isabel o José?
JO: No, José Isabel Ortiz Hinojosa, ese es mi verdadero nombre en la acta de nacimiento.
VD: Ándele. Y, ¿su familia como le dice, José?
JO: José.
VD: Ándele.
JO: José.
VD: Don José, déjeme preguntarle un poco, pues sobre el principio, ¿dónde nació usted?
JO: Yo nací en Doctor Arroyo, Nuevo León.
VD: En Nuevo León. ¿Doctor Arroyo?
JO: Doctor Arroyo.
2do: Doctor Arroyo, Nuevo León.
VD: ¿Por dónde queda Doctor Arroyo?
2do: De Matehuala.
JO: Queda…
2do: Sale de Matehuala, a San Luis Potosí.
JO: Al sur sale. Son cuarenta minutos ir de Matehuala a Doctor Arroyo.
VD: Ándele. Y eso fue, ¿en qué fecha nació?
JO: Nací el día 5 de marzo de 1934.
VD: Sus papás…
2do: Pero en los papeles no los tenías así, [d]onde los, onde los contratos, acuérdate porque como en…
JO: Bueno, es que hay una equivocación que, que en los papeles de, de bracero le puse, o sea que, que en el ése que le dan a uno, un cachito de cuando uno nacía, era del [19]33.
VD: Ah, venía otro año.
JO: Tenía otro año. Pero luego ya cuando saqué yo el acta de nacimiento, viene que yo soy del día 5 de marzo de 1934.
2do: En sus papeles primeros era del 8 de julio.
JO: De julio, exactamente.
2do: O sea que en esos papeles de los braceros tiene un día diferente.
VD: Sí, así hay varios que tenían diferente en los papeles, pero entonces su fecha de nacimiento es el [19]34.
JO: El [19]34, exactamente.
VD: Y, ¿a qué se dedicaban sus papás?
JO: Bueno, ellos eran este, agricultores, tenían, que criaban ganado de, de vacuno y caprino, todo eso, también ellos pos sembraban maíz, frijol, todo eso, la cosa así que estaba, la recogía uno cada año y pues a veces piscaba uno maíz, lo, lo asincalaba(??) uno ahí para tener pal año.
2do: Todo el año.
JO: Y pues vendía uno maíz y frijol o engordaba marranos para vender la grasa, la manteca.
2do: Más que nada pos por eso se venían para acá, porque pos como un tiempo de que no había este, cosecha o no llovía, pues era para ayudarse, para hacer de los braceros que se venía para acá.
JO: Sí.
VD: O sea que sembraban cuando era la temporada y luego me decía que vendían también el ganado.
JO: Pos sí, vendía uno cada (ininteligible) papá tenía necesidad, pos iban compradores que compraban ganado y luego vendía tres o cuatro o equis cabras, ¿verdad?
VD: Ah, pero no vendían como en gran número.
JO: No, no. Nomás para, pa ayuda.
2do: Una, dos o tres.
JO: Para ayuda, sí. Él tenía como unas cuatrocientas cabezas de cabras y pues vaquillas tenía y yeguas, todo eso y bestias. Pero pues vivía uno más o menos, no muy bien que digamos, porque pos le faltaba a uno, a veces que no se daban cosechas cuando no llovía, como eran tierras de temporal, pues no había de riego, de…
2do: Principalmente la escuela, porque no había escuela ahí donde vivíamos.
VD: Y, ¿ahí no, usted no fue a la escuela ahí donde estaban?
JO: Sí, estuve en la escuela seis meses. (risas) Y eso es lo poquito que sé, ya yo mismo he hecho la luchilla, he aprendido algo.
VD: Y, ¿qué edad tenía cuando fue esos seis meses a la escuela?
JO: Ah, pos yo creo tenía como ocho años, ey.
VD: O sea que ahí en Doctor Arroyo no había escuela.
JO: Sí había escuela, pero nosotros teníamos un ranchito que era, era como una hacienda y pos no había escuela, porque no había este, pues en aquel tiempo se usaban mucho las escuelas este, rurales, ¿verdad? Escuelas que apenas de los ejidos grandes que había, ahí sí había escuela. Y nosotros, como le digo, éramos pocos este, los vecinos eran muy pocos.
VD: No tenían.
JO: Entonces cuando ya este, ellos se reunieron ahí los padres de familia, pagaban un maestro de paga.
VD: Y fue cuando en esos seis meses a usted lo mandaban a la escuela.
2do: Que casi, más que nada, como estaban chiquillos, lo que más les importó era mandarlos a cuidar los animales, los papás.
JO: Ey.
VD: Que ayudaran a…
2do: Que ayudaran a…
JO: Otros que tenían este, pos que sus hijos aprendían, los mandaban a otra parte donde había escuela, pa que aprendieran bien, donde había maestros.
VD: Y, ¿se acuerda cómo fueron esos seis meses con el maestro que tenía ahí?
JO: Pues sí, era, era bastante, muy…
2do: Estricto.
JO: Muy recto, muy… (risas) sí. Ay, es que le digo yo a mi esposa, le digo que el maestro pues tenía sus ideas, sus ideales ellos que, pues no sé, que para pedir uno permiso para ir al baño o afuera a alguna cosa que necesitaba uno pedirle permiso a él para salir, para que le diera permiso de salir. Pero el modo de pedir permiso, tenía uno que, necesitaba ponerse enfrente de él y poner la mano así.
VD: Ponía el dedo así enfrente.
JO: Así, al frente del maestro. Entonces, que ya sabe, cada que veía que estábamos pidiendo permiso, decía: “Pos vaya”. Es que, es que, pues no, no veía por dónde estaba parado. (risas)
2do: Y los castigaba.
JO: Sí, castigaba bastante. Era, qué bueno eso porque yo le digo, ahí todos los que tuvieron escuela como mis sobrinos que eran de mi edad, en su, su ejido de ellos, donde vivían, ahí sí había muy buenos maestros y ellos ya salían de la primaria bien preparados, en primaria, porque aprendían de todo. Ya eran muy capaces de estar, ya quedar como maestros. Y yo no, pos yo, yo empezaba a hacer las letras, el abecedario y los números contarlos de poquito. Pero yo ya crecí y luego ya yo mismo empecé a agarrar los libros y leerlos. Pos no leo muy bien que digamos, pero sí leo.
VD: ¿Usted se enseñó solito a escribir también?
JO: Solo, solo a escribir todo eso fíjese, nomás que ahora ya que yo este, ya vivía yo con cuatro operaciones, me operaron la cabeza y ellos me operaron aquí.
VD: En el cuello.
JO: En el cuello, aquí tengo una placa atornillada. Y me operaron también en…
2do: Por atrás de la…
JO: Sí, en la cintura.
VD: La espalda.
JO: Sí, en la espalda. Y ya, caramba, ya le digo, ya.
2do: Ya no queda otra.
JO: Pero yo le digo a mi esposa: “No hay que perder uno la fe”.
VD: Claro que no. Y, ¿fue por un accidente?
JO: Esto fue la, la arteria esta, del corazón, ya estaba para reventar aquí.
2do: Pero acá en la cabeza.
VD: Ándele.
JO: Aquí está tiene la forma de una zeta donde, donde (ininteligible) que haya reventado la arteria esta. Porque esta arteria es grande, es gruesa y aquí ya en esto de aquí, ya se extiende, puros vasitos sanguíneos.
VD: Al cerebro, sí.
JO: Y me operaron y gracias a Dios quedé bien, fíjese. Yo fui al D.F. [Distrito Federal], a México y el doctor que estaba ahí en el centro, pues allá al seguro muy grande, allá unos edificios muy grandes.
VD: En el Centro Médico.
JO: Sí, Centro Médico.
VD: Siglo XXI, algo así.
JO: Sí, un doctor que estaba ahí, el Doctor Platas, se llamaba el doctor y fui a verlo, porque no querían darme la pensión. Y él dijo, el Doctor Platas dijo: “Usted tiene vida porque Dios es muy grande, de veras”, él me lo dijo. “Déle gracias a Dios que usted está vivo por eso”, que él fue muy grande.
2do: Sí, porque decían que de eso había muerto el Presidente López Mateos.
JO: Ey.
2do: De lo que, que era una aneorritmia [aneurisma] y que él era, así se le llama, ¿no? De lo que, de lo que lo habían operado. Y por eso decían que él había tenido vida de milagro porque eso era muy rápido.
JO: Sí, a mí me dolía mucho de cabeza, yo no voy a andar a esas alturas, nada. Y la cabeza yo necesitaba tenerla a una altura, no bajita ni muy alta. Nada más pa poder estar bien. Y mi esposa, pos ella batallaba mucho conmigo porque pos ella, los doctores no me encontraban nada, los doctores: “No, que no tiene nada y que no tiene nada”. No este, un día me llevaron a la, en la, a la Clínica 21, o sea al hospital y ahí me estaba viendo el doctor, uno de los doctores estaba viendo la placa y llegó otro doctor: “Y, ¿cómo ves este paciente? Dice que le duele y que le duele la cabeza y yo no le encuentro nada”. Y ya se quedó el otro doctor mirando así la placa y dijo: “Pues fíjate que sí está mal este hombre, fíjate, este lado no está igual a este, o sea este lado no está. Ahí yo le hayé yo una diferencia”. Dijo: “Pos hombre”, dijo, “pues entonces hay que dejarlo aquí internado”. Me internaron, ¿qué sería, ocho días?
2do: Como doce días.
JO: Doce días. Y luego un doctor me dio de alta. “Usted no tiene nada, usted tiene un gusanito”, dice, “aquí en la cabeza”, dice, “pero ya está muerto, no le va a perjudicar”. Me dio de alta y yo salí.
2do: Igual.
JO: Igual, bien malo. Entonces la doctora que me había internado, yo quería que ella me diera un comprobante para yo este, llevar al doctor el seguro para que me diera la pensión, que yo estaba mal. Pues ahí andaba la doctora y estaba hasta, la doctora estaba encinta, la pobre andaba bien cansada, muy buena doctora, de veras. Y luego ya este, la cita hasta las dos de la tarde y ya me dijo: “Oiga”, dice, “¿de casualidad usted no es un paciente que estuvo internado aquí y lo dieron de alta?”. Le dije: “Sí, pues hace quince días que ustedes me dieron de alta”. Dijo: “No señor, usted está muy mal, usted tiene un tumor en la cabeza”. “Ah, ¡nunca me hubiera dicho eso!”. Pues sí, ¿qué cree que pensé yo luego luego? Tumor en la cabeza. Dice: “No es maligno, ese tumor que tiene es benigno”, dice, “y vamos a necesitar operarlo por la nariz”. Pero ya que me internaron, me hicieron mucho estudio, bastante estudio, me hicieron ecos y un aparato que me metieron un agujón aquí, miren esto. Y ese aparato producía un, hacía una, ¿cómo se dice?
2do: Vibraba.
JO: Vibraba, pero era una temperatura que me decía el doctor, decía: “No se vaya a asustar”, dice, “es un segundo más temperatura que va a sentir”, y sí. Y ahí ya fue donde salió eso, que ya la ésta estaba para reventar.
2do: O sea está como una cámara de bicicleta cuando se va a reventar, ya lo movía ya nada más pa reventarse, que al reventarse, pos ahí lo viera.
JO: No, no estuviera yo hablando.
VD: Qué mal.
JO: Y ahí le cortaron ellos, pos son clips que le nombran, un pedacito de… Ahí tengo yo ese clips de plástico y ahí andamos todavía.
VD: Pues mire, todavía bastante tiempo.
JO: Sí.
VD: Déjeme regresarme entonces un poquito, antes de que pasara todo esto, muchos años antes, porque usted me decía, cuando usted era niño y después que nada más fue esos meses a la escuela, don José, ¿qué hacía después, cuando dejó de ir?
JO: Pues agricultura, o sea sembrar y pues…
2do: Cuidar los animales.
JO: Cuidar las cabras, las… O sea que pos arar uno, ¿verdad?
VD: ¿Cuántos hermanos tuvo?
JO: Pos somos seis hermanos de hombres y tres mujeres.
VD: Y, ¿todos ayudaban en el campo?
JO: Todos ayudábamos en el campo, fíjese. Por eso mi padre tenía, pues tenía de qué vivir, no muchos que digamos, pero sí vivíamos más o menos. Vivíamos, porque tenían cabras, nosotros le ayudábamos a… Y todo lo que se cosechaba, ahí quedaba en la casa y ahí estábamos nosotros, todos ahí.
2do: Es que son varios hermanos que venían de braceros también para acá.
JO: Sí. Y pos gracias a Dios yo todos años sembrábanos, de ahí pues me casé y ya nos empezamos a tener ya más responsabilidad, por eso ya empezamos a pasar de braceros.
VD: O sea que usted se vino para acá la primera vez ya estaba casado.
JO: Sí.
VD: Ándele. Entonces a ver, ¿en qué año se casó usted, don José?
JO: Yo me casé en 1952.
2do: El [19]52.
JO: Sí, el [19]52, el día 10 de marzo del [19]52.
VD: ¿Su esposa también es de ahí de Doctor Arroyo?
JO: Sí, ella sí, es del mero, del mero pueblito Doctor Arroyo, sí. Y yo soy de un ranchito ahí cerquita de Doctor Arroyo, pero digo yo, pos es Doctor Arroyo. El ranchito se llamaba El Buey, que le decían El Buey (ininteligible) a él. Y pos ahí crecimos nosotros. Yo ya me vine pa Monterrey ya de una edad de treinta y dos años. Cuando empezó a entrar la Fundidora, fue la causa que dejé todos los papeles allá en el rancho donde nosotros vivíamos y todo quedó ahí, todo se perdió.
VD: Claro.
JO: Pero nunca creía uno que se le iba a ofrecer esto, fíjese.
VD: Claro. No, pues tanto tiempo después.
2do: ¿Sí le puede prestar las llaves a él nomás pa que mueva…?
(entrevista interrumpida)
JO: ¿Sí está grabando?
VD: Sí.
JO: Qué bueno, porque se oye mi voz al D.F. [Distrito Federal] y luego allá por Los Ángeles.
VD: Y entonces usted me decía que se…
JO: Sí.
VD: ¿Se casó?
JO: Nos casamos el día 10 de marzo del [19]52.
VD: Y ahí mismo, ¿vivieron ahí mismo en…?
JO: Ahí en el ranchito, ahí vivimos hasta el…
2do: Hasta 1963.
JO: [Mil novecientos] sesenta y seis.
2do: [Mil novecientos] sesenta y cuatro.
JO: No, el [19]66.
VD: O sea todo el tiempo que estuvo de bracero estuvo viviendo ahí.
JO: Allá, exactamente.
VD: Ándele.
2do: En el ranchito.
VD: Y, ¿en qué trabajaba luego que se casó, don José, en el campo?
JO: Sí, todavía en la labor, sea el campo, la agricultura, la agricultura y pues compraba uno animalitos así cuando pasaba uno de bracero, allá compraba las cuatro o cinco chivitas. Y ya tenía uno ahí para ir juntando animalitos, sí.
VD: Y don José, ¿se acuerda usted cómo fue que usted se enteró de que estaban contratando braceros?
JO: Bueno este, en 1954 empezaron a radiar, a hablar por radio que ahí estaba. Yo vine en 1900…
2do: [Mil novecientos] cincuenta y uno.
JO: El [19]51 sería, vine yo, pero como todavía no cumplía el servicio militar, pues no me dejaron pasar, pero ya pasaba gente en ese tiempo.
2do: Sí, pues desde el [19]42.
JO: Sí, el [19]42 ya empezaban a pasar. Entonces, les decían los enganches, no le decían braceros, enganches. Y no, yo pos este, en, empecé en noviembre del [19]54.
VD: Y, ¿se acuerda dónde fue que lo reclutaron, don? O sea que usted oyó por el radio, don José.
JO: Sí.
VD: Y, ¿a dónde fue después de ahí del radio qué oyó?
JO: Bueno, vine a Monterrey.
VD: ¿Ahí estaba el centro de contratación?
JO: Ahí estaba el centro de contratación en Monterrey. Y ahí batallaba uno en eso, porque ya venían listas que venían de Gobernación de allá de los del sur, de todos los estados de por ahí, del lado de Michoacán, de Querétaro, de Guanajuato. Y ellos ya venían listos a pasar, no duraban ahí, yo no batallaban porque era del estado de Nuevo León y como ahí estaba la contratación, pues ahí se esperaba uno a veces, duraba hasta un mes uno, fíjese.
2do: Ya sin zapatos, ya sin ropa.
JO: Ya andaba uno todo mugroso.
2do: Todos sucios y éste pidiendo algo pa comer ahí.
VD: Para comer.
JO: Sí.
VD: Y a ver, pero platíqueme, don José, cuando usted decidió, ¿cómo se animó de irse de bracero?
JO: Pues me vine yo y otro hermano. Nos venimos a Monterrey a la aventura, a aventurarle y pos mi esposa y yo estábamos muy arruinados en ese año, no hubo cosecha, en el [19]53 no hubo cosecha así que el [19]54 pues estábamos arruinados de a tiro. Y batallamos pa pasar esa vez ahí y pasamos por Eagle Pass. Estuvimos en un pueblito que se llamaba O’Donnell era un pueblito allá en el West. Y luego nos vinimos y el [19]55 pasé dos veces, pasé en junio, estuve en San Benito del [19]55. Y luego volví a pasar en noviembre de ese mismo año del [19]55, estuvimos en un pueblito que se llamaba Tahoka, ahí en el West. Y luego [19]55, [19]56 estuvimos en un pueblito que se llamaba Lamesa, Lamesa y [19]58 estuve aquí en Elgin, aquí estuve en el pueblito de Elgin, que está aquí, cerca de aquí. Primero estuve en Los Fresnos y ahí me contraté aquí a Elgin. De aquí, estuve en Arkansas, en Arkansas estuve ese año en el [19]58, en el [19]59 estuve en Levelland.
VD: ¿En dónde?
JO: En Levelland.
VD: ¿En qué estado?
JO: Aquí en Texas.
VD: ¿Aquí en Texas?
JO: Sí, nomás una, el año que estuve en Arkansas fue el año que salí de Texas, pero casi todos mis contratos…
VD: Todos sus contratos fueron aquí.
JO: Todos aquí en el valle o acá en el West.
VD: Pero casi todo. Y, ¿qué le tocaba, casi puro algodón?
JO: Puro algodón. Aquí anduve yo regando en una ocasión aquí en, ¿en qué año fue cuando anduve?, el [19]57, ¿verdad?
2do: El [19]58.
JO: El [19]57, no, estuve ahí en el valle y ya ahí anduve regando un racimo de que entonces eran puros chiles que se da de una semillita y traía uno la labor, [es]taba grandísima, estaba el cuadro ahí. Y ya ando yo, fue la única vez que anduve haciendo…
VD: Regando.
JO: Sí, regando.
VD: ¿Todo lo demás fue algodón?
JO: Pura pisca. Agarrábamos ahí unos algodones tremendos que se daban ahí en San Benito. Ahí [es]tuve yo en la paloma mentada [Paloma Mountain], que estaba ahí el río. Y de ahí pues todos agarran pal West. Toda la gente se fueron West y ahí duré yo hasta el 1963, pasando dos años.
VD: Cada año.
JO: Ahorita cada dos.
VD: Cada año.
JO: Dos veces cada año.
2do: Dos veces al año.
JO: Sí, dos veces al año. Porque pasaba uno aquí al valle y cuando había pisca aquí en el valle, ahí en McAllen, ahí todo eso era a puro algodón limpio. Y ya en en el West no, allá era mapeado o puleado. Mapeado lo corta uno con todo y todo, mapeado que todavía tiene hoja. Y cuando es puleado es que ya está la hoja seca y la remueve uno con guantes, todo eso se, muy buenas piscas que había ahí. Entonces no había máquinas de piscar.
2do: Pero no te tocaron este, ¿cómo se dice?, patrones malos.
JO: No. Pos bueno, digo, hubo veces que le tocaba a uno mal, mala pisca porque los campos pues estaban mal, taban… Pues la pisca no servía a veces, pero había veces que muy buenos algodonales que tenía uno.
VD: Y, ¿usted había piscado algodón antes?
JO: ¿Mande?
VD: ¿Había piscado algodón antes?
JO: Pos no, nunca. Fue la primera vez que pisqué algodón. Salí buenecillo pa piscar algodón. (risas) No, de veras, sí. Pero es que decía porque vendía mucho la pisca, por el modo de piscar de uno. Pero llegué a piscar hasta mil ciento y pico de libras.
VD: ¿Al día?
JO: Al día. Pero de ahí iba el del troquero a sacarnos nuestro algodón, también tenía uno vicio de pues de llevarle algo a su familia, uno mandarle dinero, porque…
2do: Pues uno también estaba nomás con la esperanza de que a ver si le mandaban y luego que les tocaba mal tiempo, que llovía y que no podían trabajar bien y pos…
JO: Sí.
VD: No podían mandar dinero.
JO: Sí, hacía mucho frío y así, lo llevaban a uno piscar. Nomás que amaneciera y que no tuviera rocío y que no hubiera, que no estuvieran húmedo el algodón, lo llevaban a uno muy temprano a piscar.
VD: ¿A qué hora se despertaba?
JO: Pues a las cinco de la mañana tenía que estar uno haciendo almuerzo y tortillas pa llevar, sí.
2do: Haciendo de comer.
JO: Yo le digo a mis hijos que se queden aquí, pos aquí tienen a su madre, ella se levanta a las cinco de la mañana y les hace lonche y les echa. Y a nosotros no, a veces que yo venía bien cansado de la pisca, pues todo el día anda uno en la pisca. Llegaba y me acostaba en el catrecito que tenía ahí para descansar y así como me acostaba, así me quedaba bien dormido.
2do: Sin comer.
JO: Sin cenar, fíjese. Y a veces me levantaba ya como a la una o dos de la mañana, ya nomás me acomodaba, pos ya qué hacía. (risas) Ya tanta gente que conoció uno, porque yo conocí mucha gente de Oaxaca, de Oaxaca, de Querétaro, o sea más bien de Guanajuato, mucha gente. Esos hombres, su lonche de ellos eran papas cocidas.
VD: Papas y, ¿ya?
JO: Sí, papas con tortilla de harina todas chamuscadas, pos no sabían hacer tortillas de harina, fíjese. Y yo no, yo era el, le digo a mi hija, yo le digo, a mi esposa yo le digo que yo era el cocinero, yo era el que hacía la comida. Listo, porque pues era todo lo que hacía y los que hacían la harina, esos batían la harina y el que lavaba los, sí, lavaba los, fregaba los platos, los trastes, ése era otro y el que cocía los frijoles era el que se fregaba, porque hasta que no se cocían los frijoles, se acostaba a dormir.
2do: Se dormía.
VD: ¿Usted decidió ser el cocinero?
JO: Yo era el cocinero, yo era el que hacía el alimento.
VD: Y, ¿usted cómo sabía cocinar, don José o ahí se enseñó?
JO: Sí, fíjese, sí me enseñé.
VD: ¿Antes no cocinaba?
JO: No, pos no.
2do: No, ni cocino, nunca cocinó conmigo. (risas)
JO: No, pero sí, fíjese que sí, sí les gustaba cómo guisaba yo. Pues yo veía a mi mamá como que era muy buena para hacer comida, para preparar la comida, de lo que fuera, la preparaba muy sabrosa. Y miraba uno cómo guisaba ella y pues se daba una idea más o menos uno, ya después.
VD: Y, ¿las tortillas?
JO: Las tortillas yo no las hacía, las hacía el que las hacía, el que juera bueno también. Sí, porque tenía que ser bueno pa amasarla, la harina ahí que tiene su chiste, ¿verdad? Y tiene que amasarla y dejarla para que se extendiera y el que tenía tortillas y que las cocía también. Así es que yo estaba libre de todo eso.
2do: Es que como eran yo creo varios.
JO: Cinco nos juntaban en cada estufa, cinco, cinco personas. Y ahí esas cinco personas pos que es que, pos los dejaba uno malos compañeros, que eran conflictivos, que pos trataban de andar con coraje, pos tenía uno razón porque pos tanto trabajaba pobre gente.
VD: Oiga, don José y, ¿usted comía tortillas de harina antes?
JO: Sí, me gustaban mucho.
VD: Pero antes de que se fuera desde…
JO: Pos…
VD: O, ¿qué acostumbraban acá?
JO: No, acá puro maíz.
VD: De maíz.
JO: En 1941, me acuerdo yo como un sueño, que papá, esa vez nos sobró cosecha y papá llevaba unos costales de harina grandes, costales de harina. No, pos nos papeábamos porque pos la harina era, pos no sé, era muy bueno el sabor que tiene la harina porque era de puro trigo en ese entonces. Ya luego empezaron a meter maíz amarillo y pos no me gustaba, ya mejor ya llevaba harina él, costal de harina.
VD: Y, ¿desde entonces ya en su casa se hacían tortillas de harina?
JO: Pues no, nomás esa temporada, esa temporada.
2do: Porque no se dio maíz.
JO: Ey, pero ya estaba uno acostumbrado a la tortilla de maíz, sí, una cosa especial.
VD: Y cuando estaba acá, pues de harina le tocaba.
JO: De harina y luego otra cosa, aquí no se conseguía tortilla de maíz antes, puro pan o harina. Y cuando estuvimos ahí en el valle, todavía empezaron a entrar la, ¿cómo se dice?
2do: La tortilla de maíz.
JO: Sí, empezaron a meter, que quisiera tortilla, le traían tortilla de maíz.
VD: O sea que cuando usted estaba acá, al principio no veía las tortillas de maíz.
JO: No, no había.
VD: Y, ¿luego cuando siguió viniendo?
JO: Empezaron a meter tortillas de harina, así de maíz ya, pero ya las traían de México, yo creo, no sé, las traían de aquí de la frontera al valle.
VD: Y, ¿cómo las compraban ustedes?
JO: Pos las comprábamos en la tienda. Empezaron a vender en la tienda, pero pues no había como ahora. Ahora ve uno, sí hay, gracias a Dios. Mi esposa surte de la tortillería esa del milagro que le dicen, muy buenas las tortillas que hacen ahí. Y entonces no había fíjese, o sea que todo había este, tamales embotados, barbacoa botada, todo eso ahí miraba uno así, carne de chile, embotado todo.
VD: Y todo eso podía comer de comida mexicana, se encontraban.
JO: Pues sí, todo eso comía uno.
VD: Lo demás se lo tenían que cocinar.
JO: Sí, cocinar. Pues le digo que le salía más barato a uno, ¿verdad?, cocinar. Porque para comprar uno todo embotado, pos [es]tá duro, ¿verdad?
VD: Y, ¿sus víveres dónde los compraban?
JO: Pues había unas tiendas grandes que ya había aquí en Estados Unidos, había tiendas como la HEB, ¿verdad? Así para traer uno mandado. Cuando pasábamos que iban, iban los rancheros por nosotros, nos dejaban los patrones, nos daban $5 pesos, $5 dólares a cada quien pa que vuelvan a surtir la despensa a las tiendas esas.
VD: Y, ¿los llevaban ellos o ustedes se iban?
JO: Ellos nos llevaban, ey. Digo, tenía uno todo, todas las facilidades porque el patrón todo nos tenía. Ya nos tenían la estufa, mesas, sillas, todo, la cuestión de vasos para tomar uno café, leche o plato. Nomás que eran de, pos de lámina y si dejaba uno ahí la comida mucho, pos era fierro, sí.
2do: ¿Pos dónde les iban a dar buenos, buena loza?
JO: No, pos no creo, ¿verdad? Y ya le digo que cuando hacía frío, ahí dejaba uno las estufas prendidas, estufas de petróleo, o sea de gas de allá, licuado, no sé, gas butano. Y esa vez despidió un humito y todo eso es puro óxido, hollín, o sea que, o sea que la nariz las tenía uno atacas de… Muy peligroso todo eso, ¿vedá? Pero también hacían unos friazos tremendos y eran puras barracas de lámina, de techo de lámina. Y ahí cada quien la… o a veces se hacían tres camas
VD: Una encima, literas
JO: Sí, literas, tipo literas, ey, cuando era mucho, mucho personal. Pero había veces que le tocaban a uno cinco o cuatro compañeros con un patrón en ranchos. Pues ahí vivía uno feliz de la vida. Y había rancheros que eran muy buenas gentes y pues le tienen a uno todo, ¿verdad?, lo que uno quisiera. Le llevaban a uno: “Ponme el dinero pa México”, y lo llevaban y lo ponían allá.
VD: ¿Dónde lo mandaba, don José, el dinero?
JO: Pos yo lo mandaba al pueblo, al pueblito allá a Doctor Arroyo.
VD: Pero, ¿cómo lo mandaba?
JO: En cheque.
VD: ¿Mandaba un cheque?
JO: Sí, cheque, sí. Y ya allá lo cambiaban ya. Mi esposa allá, pos ella estaba ahí en la casa con mis padres y pues ella, yo siempre duré mucho tiempo con ella y mis hijos.
2do: Ellos eran los que lo recibían.
JO: Sí, ey.
VD: Y, ¿dónde lo cambiaban, don?
2do: Ahí en el pueblito de Doctor Arroyo. O sea que en el pueblito, allí había una tienda.
JO: Tiendas grandes, sí, ahí iba uno a cambiar.
VD: En las tiendas se los cambiaban.
JO: Tiendas, sí, iban ahí. Porque pos bancos no había en aquel tiempo allá.
VD: Las tiendas eran las que…
JO: Eran las tiendas, sí. Como eran ya, señores que tienen tiendas muy fuertes que te compraban todo lo que se daba de cosecha de frijol, maíz, todo lo que había, ahí lo compraban ellos. Sí, había unas tiendas muy grandes ahí. Era un pueblito, municipio ahí de Doctor Arroyo, era el penúltimo municipio del estado de Nuevo León. Ya pa allá ya sigue, Mier y Noriega, ahí está colindando con San Luis Potosí.
VD: Oiga, don José, y me voy a regresar otra vez un poquito, porque me decía usted que cuando se contrató aquella vez que no iba usted enlistado, entonces se tardó ahí, ¿se acuerda cómo fueron? Platíqueme esa vez que se contrató ahí en Monterrey.
JO: Ahí en Monterrey…
VD: ¿Usted ya había ido a Monterrey antes?
JO: Bueno, sí conocía, pero no, no tenía yo, este…
2do: Idea.
JO: Idea cómo era la contratación.
VD: Y cuando llegó, ¿cómo fue?
JO: Pues era un gentío tremendo ahí sí, en el campo de contratación. Era ahí, donde está ahora el mentado ése de los Niños Héroes, ¿verdad? Ahí estaba el campo militar y ahí le hablaban a uno por lista, por lista. Había que enlistarse uno y estar uno atento a oír el nombre de uno, fíjese. Estar entre el gentío porque ponían Querétaro, Guanajuato, Michoacán, ¿vedá? Ahí iban poniendo ellos en un cartelón para que le hablaran a uno las listas. Ya empezaban a hablarle ahí a uno, pero nomás se oía el correteadero de cuando uno oía el nombre de uno. Y de ahí el campo donde estaban todos los que hablaban ahí, estaba cercado con alambre, por eso ahí se metía la gente por adentro del alambre. Ya le hablaban a uno por su primer apelativo, tenía uno que contestar el segundo apelativo para poder uno pasar, si no lo contestaba uno, pues ahora no lo dejaban que pasara.
VD: O sea que, ¿estaban todos ahí esperando afuera?
JO: Ahí todos afuera. Ahí estaba de todo el país, de todos los estados ahí había gente y había pobre gente que andaba ahí todos arruinados ya.
VD: ¿Cuánto tiempo estuvo usted ahí, don José?
JO: Pues el primera, la primera vez duré como un mes, ¿verdad? Como un mes duré la primera vez.
VD: Y, ¿dónde se dormían?
JO: Ahí con un hermano, tenía un hermano ahí.
VD: Ah, un hermano de usted vivía ahí.
JO: Sí, él trabajaba en Fundidora. Nomás que pos nosotros nomás hacíamos, por ir a dormir y tanto que nos apestaban los pies, oiga.
2do: Por no darle molestias y luego con todo el día en el sol, fíjese. (risas)
JO: Todo el día en el sol.
2do: Parados y todo.
VD: Y, ¿qué hacía mientras esperaba?
JO: Ahí sentados, ahí en el solazo y oyendo lo que estaban nombrando, pero lo rápido que hablaban esas gentes. Esos venían del D.F. [Distrito Federal] a pasar la gente, fíjese.
VD: Los que estaban llamando.
JO: Los que estaban llamando, pero rápidos. Y entonces ya oía uno que Pedro, que Juan y que ya iba a correrle. Y pasaba uno y luego de ahí ya lo metían a uno a, a inspección a revisarlo a uno de todo a todo.
VD: Los médicos.
JO: Sí, los médicos.
VD: Y, ¿eran médicos mexicanos o médicos…?
JO: Médicos mexi[canos], no, yo creo eran gringos. Ahí le veían a uno que no trajera uno, que… los no de a tiro. Y le revisaban a uno que no tuviera uno hernia o equis, todo eso le revisaban a uno y todo, que no tuviera uno alguna enfermedad. Los pies, que no tuviera uno chueco o algo, ¿verdad? Pos no querían este, ellos hacerse responsables de alguna cosa. Y luego de ahí ya, ya que salía uno bien y que pos que lo pasaban a uno al comedor. No, pues encantado de la vida uno, gustoso, daba gracias a Dios.
2do: Con hambre de tanto estar ahí todo el día.
JO: Y luego ya le dan a uno de comer y le dicen: “Tú vas a salir a tales horas, aquí va a estar el bus o el tren mañana a tales horas”.
VD: ¿Ahí en ese comedor les daban el otro?
JO: Ahí, ahí nos daban de comer.
VD: Y, ¿antes qué comían? En ese mes que estuvo esperando, ¿qué comían?
JO: Pues comíamos en unas fonditas, que afuera habían fonditas ahí y ahí comíamos. Ahí hubo señoras que nos fiaban ahí de comida, fíjese. No, pues es que andábamos arruinados ya.
2do: Pues ya nomás veníamos de puro pasaje.
VD: Y, ¿cómo le hacía para pagarse sus comidas?
JO: Pues ya después le mandábamos a la señora que nos fiaban.
VD: Ah, ¿sí?
JO: Sí, de aquí lo mandábamos para allá, agradecidos, sí. Había una señora que nos llamaba Los Azules. “Ándale que ahí vienen Los Azules, dales de comer”.
VD: ¿Por qué les decía así?
JO: Porque pos éramos yo y Pancho y los dos teníamos unas camisas azules que tienen botonadora blanca.
2do: De mezclilla.
JO: De mezclilla.
2do: Y tenían como broches blancos.
JO: Blancos, blancos todos.
2do: Y eran tres hermanos y los tres hermanos venían de mezclilla, por eso les decían Los Azules.
JO: Los Azules y Los Azules. (risas) La señora era muy buena gente, es que allá había mucha, vendían mucha comida a la gente. Ahí el campo era muy grande, o sea que todos rieles esos que vienen pa Laredo, ahí todo eso había, había mucha, mucha vendimia de comida, paletas, que algo de tomarse, una soda o agua pos, paleta, una paleta chupaba uno ahí. Y ahí había un policía que ah, cómo era malo ese hombre.
VD: ¿Por qué, don José?
JO: Pos que es que lo alineaba a uno, el que salía de la línea, órale le pegaba a uno.
2do: Que les daba con un chicote.
JO: Con una, con un chicote de llanta. Sí, le dio un chutazo a un muchacho aquí en la cara, nombre, le marcó. Y el muchacho como era de Jalisco, muy blanco, blanco, traía su cutis era muy… Y el ése estaba medio chueco, taba como medio chueco ese policía y era malo. Creo lo mataron, a ese hombre lo mataron ahí. Sí, pos es que sí trataba mal a la gente. Ya después estaba uno nomás oyendo uno que, porque nos decían muy claro, ahí con los que hablaban que tuviera uno mucha atención, porque si no oía uno su nombre, pos no quedaba uno, ya no iba a haber chanza. Ya empezaba ahí, ya empezaba el sistema y que a veces que pos pagaba uno dinero bastante pa pasar, pero ahí iba uno con el de Gobernación. El de Gobernación: “Pos no, me vas a dar tanto pa que pases”. Y algunos pos pasaban luego luego, no batallaban porque no esperaban, pero traían dinero y pagaban y ya los pasaban. Por eso es que ya empezó ahí la mafia. Y los que no traían nada, pos ahí se quedaban uno hasta que Dios lo ayudaba a que pasara.
VD: Y, ¿se acuerda a quién más había que darle, don José o nada más al de Gobernación?
JO: Pues había coyotes, había coyotes, había gente que tenían palancas ahí en el Gobierno y todo eso, ésos cobraban también su dinero.
VD: Y, ¿los coyotes qué les daban, les daban el número o los enlistaban?
JO: Ellos enlistaban. Ellos ahí de decían: “Pos vas a pasar mañana o pasado o equis, tal día. Que hay una chanza, ahí te voy a acomodar, ahí estate listo, tú espérate ahí”. Y entonces pos estaba la otra contratación en Empalme, ahí había otro.
VD: ¿Allá nunca le tocó?
JO: No, nunca jui.
VD: ¿Siempre se contrató en Monterrey?
JO: Siempre en Monterrey.
VD: Y ya que le decían para dónde se iba, ¿usted en qué se fue, en tren?
JO: La primera vez nos llevaron en autobuses.
VD: Hasta la frontera.
JO: Sí, la primera vez pasamos los anaguas(??) que había antes, pero antes rodeaba uno por Saltillo. Se iba de Monterrey a Saltillo y luego ya de Saltillo iba uno allá a la frontera, a Piedras Negras.
VD: Por Piedras Negras.
JO: Por Piedras Negras. Sé que Eagle Pass, ahí era donde estaba el centro de contratación Eagle Pass.
VD: Ándele. Y, ¿se acuerda cuando llegó ahí la primera vez?
JO: ¿Ahí a Eagle Pass?
VD: ¿Cómo se imaginaba usted que era Estados Unidos, don José?
JO: Pos no me imaginaba.
VD: ¿Qué pensaba que se iba a encontrar?
JO: Pos no, yo pensaba que pos…
2do: Iba a barrer los dólares.
JO: Sí, los dólares como cacahuates. (risas) Ahí estaba un campo muy grande de aviación ahí en Eagle Pass, estaba retiradito de ahí y ahí era onde estaban todas las oficinas de contratación, ahí en ese, ese campo militar que había sido utilizado como en la Segunda Guerra Mundial, estaba muy grande ahí. Y ahí, después de ahí, ya estaba el centro de contratación ahí y luego luego pasando ahí el puente, Eagle Pass, estaba creo a un lado. Ahí había unos corralones grandísimos y ahí tenían todo ahí. Ahí había baños, ahí había comedor y ahí había todo ahí, catres que le prestaban a uno, catrecitos de esos de doblarse, sus mantas que les decían las cobijas, todo eso. Y ahí había limpieza, ahí no crea que era como acá que va uno a México, híjole, es una porquería en México. Yo hablo del Gobierno, no hablo precisamente de mi país, porque nuestro país tiene mucha riqueza, mucha. Pero ahí lo hacían a uno que se levantara temprano, ahí le hablaban, a las cinco de la mañana tiene que estar uno en el baño y rasurarse y todo y almorzar. Pues ya ahí se la pasaba uno pues esperando a ver si vienen los rancheros, porque venían que pedido allá del lado de Lamesa, porque allá era donde lo mandaban a uno. Y allá los rancheros iban allí a la, al ése, pos era el centro ahí de todos los braceros que mandaban para allá. Ahí iban los rancheros, pues: “Que yo me llevo cuatro, yo necesito cinco o diez, veinte”. Y los que jueran ahí se los llevaban.
VD: Oiga, don José y, ¿a usted no le tocó fumigada?, ¿no le tocó que lo fumigaran?
JO: Sí, cómo no. No, por eso le digo que, desde, bueno, en Monterrey lo revisaban a uno. Ahí en Monterrey nomás lo checaban todo. Pero acá, ya que pasaba uno aquí a Eagle Pass o aquí a Hidalgo, acá en Reynosa, ahí sí le metían una pistola de polvo, le hacían, (ruido) nomás le tapaban los ojos, todo, todo.
VD: ¿Pero lo fumigaban cuando llegaba al campo?
JO: Sí, antes.
VD: Llegando ahí, o sea que…
JO: Sí, ahí llegando.
VD: Los bajaban del camión.
JO: Sí, los bajaban del camión y pasaba uno a pie el puente. Ya llegaba uno allá a [d]on[de] taba el corral, no el corralón, o sea el centro ahí de contratación y a donde le metían la pistola ahí.
VD: Pero, o sea sin ropa.
JO: Sin ropa. Sí, no, todo, todo. Ahí lo chequeaban a uno que no tuviera uno hernias, roto algo, ¿verdad?, todo eso.
VD: ¿Otra vez le hacían otra revisión?
JO: Sí, allá al otro lado, o sea aquí ese lado. En México también pa poder pasar allá uno, también lo chequeaban a uno. Pero donde ya estaba más duro, aquí así, le sacaba a uno sangre, unas jeringotas de sangre le dejaba uno. Si venía uno mal, le ponían una inyección ahí. Peligro y esa inyección era para burros. (risas) Sí, sí, una inyección que duraba la gente mala, llegaban a que venía uno por acá que ya caminaba pa allá, pa donde iba uno a trabajar, le duraban algunos, podía durar hasta ocho días malos, dolencia, gripe y todo, o sea que le pegaba calentura, todo eso.
2do: Por la inyección que le ponían.
JO: Esa inyección que le ponen a uno.
VD: ¿A usted nunca se la pusieron?
JO: No, pues yo nunca, nunca, fíjese. Y mi hermano sí y él murió. No, yo hasta digo que mi hermano no salía de ese golpe. Porque aquí en el Hidalgo, ahí está al lado de Reynosa, le sacaron a una jeringota de sangre a uno, antes de que pasara uno aquí al, que estaba uno bien, le sacaban su jeringa a uno, un jeringón así. Mi hermano pues no sé, era muy débil, nomás de ver que le estaban sacando sangre a otros, él dio el golpe. Pero haga de cuenta que golpe así de a tiro. Hasta sonó la cabeza ahí como un cascarón, fíjese, qué feo es eso de la debilidad, no sé qué es. Sé que él tenía mucha este, ¿cómo se dice? Fobia, le pegaba algo así del, de ver la sangre.
VD: Las jeringas y la sangre.
JO: Sangre. Y él murió de un dolor de cabeza, yo todavía a veces pienso y le digo yo a mi esposa, digo: “A lo mejor fue de ese golpe que se dio él”.
VD: ¿Fue poco tiempo después de eso?
JO: Sí, después.
2do: No, fue…
JO: Pues no, él murió el [19]73. Pero pues sabes que eso, eso dura.
2do: Los golpes en la cabeza.
JO: Se hacen los coágulos de sangre, o sea y mira, poco a poquito va caminando y va caminando hasta que le llega al cerebro. Y todo eso, pues ya le pega uno el ése, ¿cómo le dicen? Que no puede hablar, no, ya no.
VD: Una embolia.
JO: Una embolia, algo así. Y él pues murió de eso, fíjese. Porque ya él hablaba bien, caminaba, pero luego empezó a, ya no habló. Él se rascaba la cabeza, pero no, no contestaba. Quién sabe qué le pasaría, mi hermano ahí murió de eso.
2do: Falleció.
JO: Y el sí dejó el seguro, fíjese, el número de seguro y todo lo tiene la esposa de él. A lo mejor yo, al ver ese número, pues a lo mejor por ahí anda el mío también.
VD: Ándele. Oiga, don José y estando allá, este, pues ya más bien acá, ya que pasaba usted, cuando venían los rancheros por ustedes, ¿se llevaban como a cuántos?
JO: Pues algunas veces estuvimos veinticinco, otras veces estuvimos cuatro nada más, siete, así y pues estaba uno muy a gusto. Entre menos gente le tocaba a uno, pues iba uno muy a gusto. Venía uno muy bien y donde ahí había que, había hasta cien o más, pues ya había ahí problema porque pues ya había de distintos vicios. Que les gustaba jugar a la, pos dados, a la baraja y todo eso. Y pues el ruido, todo eso, desvelaba a uno, ¿verdad?
VD: Y, ¿usted recuerda que había problemas por los juegos?
JO: Sí, se enojaban muchos. Venían de otras partes a jugar ahí con los braceros.
VD: ¿Gente de aquí?
JO: Gente de aquí.
VD: ¿De aquí mismo del estado?
JO: O sea negros que les gustaba mucho el juego de los dados, todo eso.
VD: Y, ¿cómo se entendían?
JO: Pues los dados ya ve que no sé, que aviéntale y ya con los manojos billetes aquí metidos en los dedos. Y aquí estuve yo, aquí en, ¿qué otro conozco? Al mentado ahí, ¿cómo se llama? El de Piedras Negras para acá, ¿cómo se llama este pueblito ese, hombre?
VD: ¿Qué es, Del Río?
JO: Bueno, Del Río, pero está, está del Eagle Pass para acá. Del Río es frontera con Ciudad Acuña.
VD: Ciudad Acuña, sí es cierto.
JO: No, ese pueblito está por la carretera que viene a San Antonio, creo. Ahí había una compañía de ejote que piscaba, o sea que piscamos ejote y luego lo enredan muy alto así, en un acero de alambre. Y ahí es donde había unos jugadores tremendos. Y así como ganaba el chequecito, así lo perdía. (tos) Era el colmo, fíjese. Y esa pobre gente ahí quedaban, todos no tenían nada.
VD: ¿[En]tonces se les quedaba el cheque ahí?
JO: Ahí, ahí lo perdían en el juego.
VD: Claro.
JO: Ay, qué bárbaros, esas gentes, hombre. Decía yo: “¿Por qué es eso del juego?”. (tos) Una señora que venía, venía yo y mi esposa de Monterrey y me venía malo de la tos, al llegar a Monterrey, ay caray y me miraba. “Oiga, ¿anda malito señor?”. Le dije: “Pos sí, fíjese”. “¿Qué es?”. “La tos”, le dije, “yo tengo la tos muy fuerte”. Dijo: “Yo traigo unos chicles aquí”. Y fíjese que sí se me calmó un poco la tos con esos chicles fuertes que ella traía de allá. Yo a Monterrey le tengo miedo porque, ay, qué calor estará haciendo en Monterrey, hijo de la fregada.
2do: Allá hace mucho calor.
JO: Qué barbaridad. Pues aquí hace aquí ya ve, tiene uno frío, está uno aquí todo el día aquí. Si sale uno pa fuera pos, pero allá no, ahí tenemos un clima, pero no lo aguantamos, por las dolencias que tenemos.
2do: Ahora que fuimos este, estaba el calorón bien fuerte y luego el zancudal y sin poder, yo no me dormí, ni un día me dormí adentro, me dormí afuera en la placa, por el calorón que no se aguanta.
JO: Uy, compramos un abanico grande así. Y ese día que llegamos, lo estábamos probando y que se va la luz, se quemó un transformador que está ahí enfrente de la casa de nosotros, se quemó y ése ya no lo pusieron, hasta otro día. Toda la noche, imagínese, sin dormir.
2do: Sin dormir.
JO: Sin nada. Yo digo: “Dios mío, qué barbaridad”.
VD: El calor.
JO: Calorón tremendo.
VD: Oiga don José, me decía de ahí de los juegos que hacían ahí donde estaban los ejotes.
JO: Ejote aquí este, ¿cómo se llama ese pueblito, hombre? Ay, caray. Está Cristal [City], está Carrizo [Springs], está el pueblito de Eagle Pass para acá para adentro, más que, pos está por la carretera, la que va a San Antonio, por allá. Ese pueblito no me acuerdo cómo se llama y ahí hacían unas jugadonas tremendas de puro, de baraja, de dados, ahí había de todo. Y además había un señor que iba por allá a Zaragoza de allá de, arriba de la sierra y ese hombre no, no trabajaba, ése nomás los sábados, él jugaba mucho, ahí era el que les ganaba. Era bueno para jugar a la baraja. Y pos los que les gustaba, pues ahí iban y dejaban todo el chequecito. Así como lo ganaban, así iban y se lo entregaban allá a él.
VD: Se lo daban.
JO: Todo eso, fíjese.
VD: Oiga, don José y con sus patrones, ¿cómo los trataban los patrones a ustedes?
JO: Pues habían unos que eran muy buenas gentes. Casi lo más de todos. No había, pues sí, bueno, hay unos que pues es como donde quiera, que algunos pos tienen sus costumbres, pero yo estuve con cada patrón, sabe que a nosotros nos dejaban que nosotros mismos nos pesáramos. Él llevaba la traila ahí, llevaba la báscula y llevaba una libreta pa apuntar lo que pesaran ahí. Ahí no podía uno robarle, tienen confianza ellos. Empezaba uno la pesada y apuntaba uno la cantidad. Y todo eso ellos ya nomás venía en la tarde como a esta hora y nos levantaban y se llevaban la traila y lo metían ahí. Pero ahí todo tiene que salir con lo que iba en el cuaderno, ahí en la libreta y uno pos apuntaba en una libretita aparte la cantidad.
VD: Llevaba sus cuentas.
JO: Sí.
VD: Y, ¿hablaban en español los patrones?
JO: Pues traía, traía uno intérprete, se traía uno intérprete. Había unos mentados troqueros que le decían. Esos troqueros eran los que traían a la gente y traían mucha gente, ellos traían muchos este, ¿cómo se llaman? Que traían del valle por allá, sabe que eran chicanos. Pura gente chicana los traían ellos. Pues lo juntaba con uno ahí, como eran los que traían el sistema que eran los, manager, algo así le decían ellos, que ya uno les nombraba mayordomo.
VD: Mayordomos.
JO: Y tiene que respetarlos a ellos, eran los que lo interpretaban a uno, que si se sentía uno mal, pues ellos eran los que decían al patrón: “Malo, malo”. Ya lo llevaban a uno con el doctor, un médico.
VD: Y, ¿cómo se llevaban con ellos, señor?
JO: Con los…
VD: Con los mayordomos que eran de aquí.
JO: Los mayordomos, pues bien. O sea ahí yo creo eran malos, eran caramba, ya ve que el mexicano somos, pero había uno que era ahí de los indios, por ahí del lado de Santa María y era medio canijo, era malo. Se llamaba Samuel ese señor.
VD: ¿Por qué era malo?, ¿qué hacía?
JO: Porque tenía uno que, que no fallara uno a ir a la pisca, lo regañaba a uno, que esto que el otro. Aquí estuve yo con uno de ellos aquí en Elgin. Ahí tenía, el patrón con el que estábamos, tenía muchos marranos. Ahí se da, tienen muchas marraneras ahí por ese rumbo de aquí. Y había uno, el tractorista era de Río Verde, San Luis Potosí y me prestaba el tractor. Yo con la intención de enseñarme, ahí anda uno de nuevo, pues me prestaba el tractor y luego andaba en él y ese mayordomo me regañaba, porque dice: “¿Qué anda haciendo arriba de ese tractor? Si el italiano se da cuenta que andas ahí manejando este tractor, tú vas a descomponerlo y, ¿con qué lo pagas?”. Ahí son puros italianos, ahí todo eso de ahí.
VD: Los dueños.
JO: Los dueños. “No, pos ya ve, pos yo me ando enseñando. Ya ves que me dejaba el muchacho, el tractorista me dejaba ahí que yo arara, disqueara la tierra con discos”. Y todo eso con la intención que uno quería arreglar los papeles, pero pos nunca duraba yo aquí. Mucha gente arregló sus papeles, pero pues se aguantaban aquí ellos, ahí el mismo patrón los miraba que trabajaban y él mismo les arreglaba el contrato de vuelta.
VD: Y, ¿a usted nunca le ofrecieron?
JO: No, yo nunca. Sí me ofrecían, pero no, yo corría para allá.
VD: ¿Por qué se regresaba, don José?
JO: Pues sí, pos es lo que ahora pienso. (risas) ¿Será porque estaba recién casado? (risas) No, pues quién sabe, pues es que le gusta a uno mucho los bailes, de veras que, la fiesta fulana y que la boda y que ahí va uno, anda.
VD: ¿Porque tenía fiestas en la familia?
JO: Pues no, siempre había fiestas que se hacen cada año, en el mes de noviembre…
VD: O sea del pueblo.
JO: Sí, del pueblo, de las escuelas, las escuelas.
2do: En Doctor Arroyo, los de los santos.
JO: De los ejidos. El día 8 de diciembre en Doctor Arroyo siempre.
2do: La purísima.
JO: La purísima.
VD: Ah, es el día que las conchitas.
JO: Todo eso había.
VD: Y, ¿se regresaba a las fiestas?
JO: Pos sí, claro. (risas)
2do: Llegaba a presumir que llevaba dólares.
VD: Y, ¿sí lograba juntar, don José?
JO: Pos no mucho, pero sí, pero sí juntaba un baro, de perdis se vestía uno, compraba uno ropa.
VD: Y, ¿podía mandarle a su familia?
JO: Sí, claro, sí. Sí, pues sí les mandaba uno poquito, lo que fuera, pero sí les mandaba uno. Estaba al pendiente uno, pos era lo que lo traía a uno por acá en ese entonces.
VD: Y en el tiempo que se vino, ¿tuvo hijos, don José?
JO: Sí, cómo no, pues sí.
2do: La primera vez que se vino teníamos nada más uno.
JO: Ey.
2do: Pero cuando se terminó, el [19]60 y qué, ¿[19]63?
JO: En el [19]63.
2do: Ya teníamos como diez.
JO: Ah, caray. (risas) Rindieron rápido.
VD: Pues entonces, más tenía que trabajar.
JO: Pues sí, luego iba uno de aquí para allá, pues quién sabe, carambas.
VD: Y, ¿se compraba cosas acá, don José, para llevar?
JO: Sí, cómo no. Llevaba siempre ropa a mi esposa y le llevaba regalitos así de, pues radios, algo que allá en aquel tiempo no había. Sí había, pero pues estaba muy caro.
2do: Una novedad. Y luego sin luz, con baterías.
VD: Radios de baterías.
JO: Sí, dame una soda tú, María.
VD: Y, ¿dónde compraba las baterías?, ¿acá o allá sí las encontraba?
JO: Pues allá sí había, sí había baterías.
VD: ¿Qué le decía la gente de las cosas que llevaba, don José?
JO: Pues que pa qué quiere ése y que éste, que qué era esto y ay. (risas) Ay caray, era tanto _____(?) que bueno.
VD: Y, ¿qué mas se llevaba?
JO: Pos no, pos a mi esposa le llevaba yo su ropa que yo le compraba aquí, le llevaba, que llegaba a Matehuala, ahí compraba yo.
2do: ¿No gustas tú una coca?
VD: Gracias señora, aquí tengo agua, gracias.
2do: ¿No quiere?
VD: Gracias, no se apure, con agua estoy bien, gracias.
2do: Está bien helada ésta, no sé si la quieras.
VD: No se apure, gracias de verdad.
JO: No, pues sí, a lo mejor no toma soda ella, va a decir que aquí no toma soda, no, le dije que no, no le des, dice.
VD: Casi no tomo refresco, gracias.
JO: Entiende.
VD: Gracias, aquí ahorita usted se la toma, no se preocupe.
JO: Sí, no, fíjese que ahí llegaba uno a Matehuala pues compraba uno camas, si no tenía una buena cama, hasta eso compraba uno.
VD: ¿En Matehuala?
JO: En Matehuala. Es el pueblo que estaba más grande y cerca ahí de Doctor Arroyo.
VD: Con el dinero que se juntaba.
JO: Sí.
VD: Bueno y, ¿usted cómo recibía el dinero? En el cheque dice, ¿verdad?
VD: Se lo mandaba uno en cartas registradas.
2do: En carta registrada.
VD: Ándele.
JO: Sí.
2do: Porque antes no se usaba de que money order ni nada, todo era cheque.
VD: Más sencillo.
JO: Sí. (risas)
VD: Y, ¿logró hacer algo con el dinero que juntó?
JO: Pos sí, hicimos algunos animalillos, chivillas y así.
VD: Compraba animales.
JO: Comprábamos animalillos y comprábamos el ajuar pa la yunta, el tiro que tenía uno, con que trabajaba en la labor. Pero luego ya cuando me vine yo, que jalé en Fundidora, ya todo se quedó allá. Total que yo no supe ni en qué se jue el, todo eso que dejé yo allá.
2do: Pues que se quedaron sus papás con todo lo que teníamos.
JO: Ey.
2do: No teníamos mucho, poquito, pero como quiera.
VD: Como quiera. Y esas cositas que iba juntando con el dinero.
JO: Con dinero que llevaba uno de aquí, sí.
VD: Iba haciendo allá. Y oiga, don José y me estaba diciendo que allá iba y compraba ropa o radios y eso, ¿cómo?, ¿se acuerda las tiendas donde compraba eso cómo eran?
JO: Era aquí, aquí lo comprábamos nosotros. Había una tienda que se llamaba el, el Penney [JC Penney], que le decía el Penney y había tiendas donde, donde vendían puras cosas de electrónica, todo eso compraba uno aquí. Ya llevaba uno su radio para allá, iba uno bien gustoso.
VD: Y los empleados cuando entraban los mexicanos, ¿cómo los trataban, don José?
JO: Aquí bien, nomás que los mexicanos siempre hemos sido muy carajo. Sí, los mexicanos, cuidado.
VD: ¿Por qué?
JO: Porque los árabes los robaba la gente, sí. Dice: “No, no, no te lo lleves pa allá, échalo pa acá, ay, mexicanillo, lo vi yo, échalo”. Porque agarraban una cosa, camisa o un pantalón y se lo pasaba al otro y el otro al otro y el otro al otro y ahí va. Y ya no volvía con el árabe, porque los árabes son muy comerciantes siempre, los árabes.
VD: Y, ¿había varios árabes que les vendían?
JO: Pos sí, iban a los campos donde estábamos nosotros.
VD: Ah, ¿ellos iban allá?
JO: Iban a ofrecer la mercancía, ropa, vendían mucha ropa. Y entonces se vendían muchas pistolas que la gente llevaba para México. Había las armerías donde había pistolas. Pos la gente en ese tiempo no estaba delicado nada, no le quitaban a uno nada. Mucha gente que compró sus buenos carros, sus buenas camionetas aquí porque había chanza de pasarlos. Le daban a uno oportunidad, había unos que llevaban hasta tractores, fíjese.
VD: Ah, ¿sí?, ¿se los pasaron?
JO: Pasaron los tractores, se los llevaban hasta El Paso y ahí pa allá pos lo llevaba uno. Y algunos refrigeradores, estufas, lo que, pues cosas que no, no batalla uno pa conseguir allá, o le salían caros, o más bien no hallaba uno allá. Ahí las compraba mucha gente, todo eso.
VD: Y en los restaurantes o en las cantinas, don José, ¿cómo era con…?
JO: Pos había, ahí era estado seco, condado seco, ahí en el West, vendían pero le hacían bulegueado(??) a la cerveza. La conseguía uno, pero no había cantinas. Todo eso era, era bulegueado(??), que la cerveza la vendían a escondidas porque el Gobierno no dejaba. Y pos iba uno a los restaurantes a comer, pues lo querían a uno mucho porque, porque pos porque gastaba uno, ¿verdad? Comía uno ahí en los restaurancitos.
VD: ¿Esos eran restaurantes de norteamericanos?
JO: Pues había…
VD: O, ¿había también chicanos?
JO: Había de chicanos, había restaurantes de chicanos.
VD: ¿Había de comida mexicana?
JO: Sí, mexicana sí había. En el valle pues ahí hay puro, tá cerca ahí todo México, todo esto ahí. Y aquí estuvimos en un pueblito, el de Belén [Belden]. O sea ahí había un, los restaurantes, se iba uno al cine, entonces se juntaba mucho el cine.
VD: Y, ¿qué veía?
JO: Pues había las esas películas mexicanas que pasaban, que los Villalobo y que la… (risas) Las ponían ahí todas. Pos tenía uno deseo de ver películas. Se la pasaba uno bien porque pos ya es sábado, el domingo se dedicaba uno a lavar y…
VD: ¿Usted se lavaba?
JO: Sí, sí.
VD: ¿También se enseñó a lavar?
JO: También.
2do: ¿En qué lavaban, en baños?
JO: En baños. Y la agua fría pa bañarse uno, eso sí. (risas) Qué bárbaro, bien fría el agua. Pos no tenía uno muchas comodidades, porque pos era uno bracero. Y mucha gente que pasaba para allá para el lado de California, sí le iba bien para allá, había mucho trabajo, ey.
VD: A usted nunca le, no…
JO: Nunca fui para allá, fíjese.
VD: Nunca le quisieron mandar para allá.
JO: No, porque el asunto era que fuera uno hasta el Empalme, estaba muy lejos y pues era mucho dinero en aquel tiempo, en Empalme, Sonora, parece que era Sonora. Ahí taba la otra contratación. Y pos cuando estaba yo aquí, pero toda la gente de aquí del rumbo de allá, toda pasaba para allá, para el California. Y que: “Califa [California]”, pues se iban para allá.
VD: Y la gente, ¿se acuerda cómo trataban a los braceros en general? Cuando usted andaba en la calle y en estos lugares, la gente de acá, ¿cómo los trataba?
JO: Pos sí había, había veces que había pleitos, se oía mal. Una vez a un muchacho le quebraron un pie con una sandía, fíjese.
VD: ¿Cómo?
JO: Iba una camioneta e iban unos chicanos en ella y aquí, dijeron ellos que iban pal pueblo y le aventaron una sandía y le pegaron aquí en la pierna.
VD: Y, ¿por qué se la aventaron?
JO: Pues nomás así.
VD: ¿Él les gritó algo?
JO: Pos quién sabe. Total que sí le, le quebraron el pie. Sandías grandes, ahí se da mucha sandía pa ese lado del West, grandísimas las sandías. Pues sí había pleitos en los pueblos, en la gente, pues ya borrachos, algunos se emborrachaban, todo eso, había pleitos.
VD: Y, ¿por qué?, ¿se acuerda por qué empezaban los pleitos?
JO: Pos ya tomada la gente se, pues le caía mal a otro y ya y ahí empezaba ya la discordia. Empezaban a pelear y se peleaban, muchos peleaban ahí y todo eso. Pues andaba uno fuera de su tierra y ya anda uno con distinta gente que no conoce uno ni qué costumbres tiene. Andaba uno gente con gente oaxaqueña, de Puebla, de todos esos estados de por allá del sur.
VD: Y, ¿se acuerda usted cómo era?, ¿sentía usted que era muy diferente de la gente del norte?
JO: Pos sí, sí hay diferencia.
VD: ¿Cómo se acuerda que eran?
JO: Porque pos nomás del modo de hablar. Y que: “Balde”, y que, “pa acá”, y que, “te la voy a hacer de gorra”, y que… Le digo, hablan muy distintos ellos a su costumbre de uno del norte, porque ellos ya pa decir una cubeta dicen balde. Y todo eso tiene su distinto dar el nombre a muchas cosas. Y uno acá en el norte, no que el burro, que el asno, que todo eso, ¿verdad? (risas) Se entiende uno y ellos no, te digo, tienen otro sistema. Los de Guanajuato: “Órale pues, _____(?)”. (risas) Bien curiosos, se ríe uno de oírlos a ellos y ellos se ríen también de uno, porque también a uno le tienen su, lo critican también.
VD: ¿Qué le decían?, ¿a usted le llegaron a decir?
JO: “Tu eres del norte, ¿verdad? Tú eres del norte”. “Pues no”. “Sí”. (risas) “Ahí donde está hay puros como montanos”. “Sí, somos como montanos”. (risas) Muy curioso que hablaban. Pero fíjese que sí, sí se acostumbraba uno a hablar a como usted, ya aquí ya habla igual que fuera de aquí usted.
VD: ¿Que si fuera yo de acá?
JO: Pos sí, ya no habla igual allá a México.
VD: ¿Cree usted?
JO: Pos bueno.
2do: Toda la gente dice: “Tú eres chilango, tú eres chilango”. Porque también tienen su…
VD: Acento.
JO: Todos los estados tienen su sistema, su dialecto y en Zacatecas, Zacatecas, Durango, Aguascalientes tienen el mismo dialecto, que hablan curioso, ¿verdad? Los de, ya los de Sinaloa, también esos tienen otro sistema ya, ¿verdad? Todos tienen uno su dialecto de hablar.
VD: Y, ¿se acuerda usted si había como diferencias así de grupo por ser de alguna región o de otra?
JO: Pos sí, sí hay sistema.
VD: Como, es decir, como malentendidos o una cosa que unos no se quisieran con otros.
JO: Sí, claro porque uno acá en el norte, en Monterrey uno, pos sí se acostumbra a decir cuñado o decirle suegro a otro y en algunas partes no admiten eso, para nada.
2do: Casi lo más se dicen güey acá y ahí otros es mucha ofensa.
JO: Sí es ofensa en algunas partes, estados, eso es feo, ¿no?
2do: Y acá no, pues están acostumbrados, ¿no? Güey, güey se dicen.
JO: Sí, se dicen.
2do: Y en otras partes no permiten que les digan eso.
JO: No hay eso. Entonces hay que conocer a uno de esos para no andar (ininteligible). Sí, porque sí ofende, ora sin querer uno ofender a otra persona. Yo una vez, había un señor aquí, un indito que era de Puebla, pero eran inditos y yo le decía suegro a él y él me decía cuñado y así nos decíamos. Y un día, un domingo estaba lavando él una moca donde hacían café y luego yo pues me levanté en la mañana, era un domingo y dije: “Ya está el café, suegro”. Y yo no sé si ese día andaba de malas el señor, me avienta todo el agua, andaba lavando, a la cara, con todo y asientos de café, no, me lo manda a la cara. (risas) Por eso le digo: “¿Pos yo qué te hago? ¿Pa qué te llevas, pa qué juegas?”. “No, ¿qué?”. No, que nos agarramos a golpes. Yo tenía ya los ojos llenos de puros asientos de café. Y entonces ya no me quedaron ganas de andar jugando con nadie.
VD: Después de eso.
JO: Sí, después de eso, pos que yo no pelié con esos que estuvieron aquí en, en el pueblito este de, eran de Querétaro, Elgin. Y un día hubo un muchachillo jugando, jugando también nos enojamos y me tumbó el muchacho chaparrito, Checho, chaparrito. Pero quién sabe cómo me aventó con la, me dijo: “No se vaya a caer”, y caí de espaldas. Y ése (ininteligible) no me fuera a levantar. Y luego de ahí nos fuimos y nos tocó allá en Arkansas juntos, ya nos volvimos a pelear allá arriba del camión donde llevaban a toda las despensas, velices nuevecitos que llevaban unos que ya nos íbanos a ir pa México. Pues ahí se los apachurramos con los pies, andaban hechos bola, muy malo eso, muy peligroso. Pero no entiende uno cuando está nuevo. Y ya entonces, ya después ya no jugué yo con nadie, porque es malo eso de las jugadas, juguetes no. Y ahí conocía uno gente, yo ahora ya a la gente que veo, digo: “Ésta es de tal parte”. Porque ya conoce uno más o menos el sistema de cómo hablan para allá. Los de Querétaro, los de: “Órale”. Dicen: “Ah, su madre”.
VD: La gente de la costa dice así.
JO: Y: “Ah, su madre, puta repelo”. Y hablan muy curioso, pero para ellos así es su costumbre. Los de Veracruz…
2do: A los niños les dicen que: “La guacho”, y que, “las guacho”.
VD: La gente de Michoacán dice así.
2do: Que: “El guacho”, y yo nunca había oído que así les decían, hasta aquí vine a oír, porque aquí, como aquí hay gente de todas partes.
VD: De todos lados, sí.
2do: Y en los trabajos: “Que tu guacho”, que, “tu guacho”, y que, “guachilla”, y allá son los niños.
JO: Sí, qué curioso, ¿verdad?
VD: Acá bien. O sea que se estuvo viniendo dos veces por año, don José.
JO: Sí.
VD: Y cuando se regresaba allá, ¿cómo lo recibían cuando regresaba?
JO: Mi vieja me recibían con mucho amor, (risas) mi esposa. Pos no, digo, pos estaba ahí dando la vuelta pa atrás y le daban uno gracias a Dios que volvió de vuelta bueno y sano.
VD: Y, ¿la gente del pueblo qué le decía?
JO: Pues todos lo querían a uno porque pues llevaba centavitos y les gustaba la cerveza, pos darles. (risas) Pues sí, pues a eso lo buscaban a uno porque iba uno y ya pues ya pagaba uno una cerveza uno, no falta que…
VD: Y, ¿le preguntaban que cómo…?
JO: Pues sí.
VD: Y, ¿qué les contaba usted de su trabajo de por acá?
JO: Pos, pos, taba bien. Allá pues casi toda la gente venía para acá.
VD: ¿Había muchos que salían y se venían?
JO: Sí, ya había mucho que ya venían casi nomás pa acá a la braceriada. Y ya, pos ya era como un negocio eso ya después. Ya pa los coyotes, todo eso era negocio porque pos ellos ya contrataban, pos de bonches grandes. Ya enlistaban y ya de acuerdo con el que, de Gobernación, pues le pasaban su tajada a él y ellos se quedaban con lo que les tocaba y pasaban a la gente. Y estaba bien, porque ya no sufría uno ahí en Monterrey, ahí en Monterrey…
VD: Llegaban.
JO: El valle de lágrimas ahí, caramba, mucha gente que andaban arruinados ya. Y ahí después que nos salíamos ahí, que el comedor, que salíamos ya pa el comedor que ya nos daban nuestro lonche para traer para acá, porque en la tarde ese día le daban a uno su lonche, su bolsita con lonche. Y ahí se ponía la gente que, pos que no lograban pasar a que les diera uno el lonche o dinero. “Que al cabo usted ya se va, que ya Dios los ayudó a pasar, pero nosotros andamos aquí pránganas”. Pues ya les daba uno poquitos que traía uno, ¿verdad? Pobrecita gente.
VD: ¿Sí se ayudaban?
JO: Sí, había mucha gente que pobrecitos, que andaban de otras partes de que ya tenían tiempo ahí que no pasaban. Ahí en el, en ese Monterrey estaba todo, estaban todos los rieles ahí por la cervecería de todo eso, ahí taba lleno de gente acostada en la tarde, que ahí iba uno todo desconsolado y el solazo bárbaro.
2do: Los que no tenían dónde llegar.
JO: Y taba la Casa del Campesino que le decían, sea la liga de comunidades agrarias.
VD: Y, ¿ellos les ayudaban?
JO: No, ahí dormía uno. Y ahí había gente que lo analizaban a uno también, si eran del municipio de, que había gente que tenían ahí que eran diputados o equis, ¿verdad? Ahí estaba la Casa del Campesino, o sea la liga de comunidades agrarias y ahí enlistaban a uno también, ey.
VD: Y les dejaban pasar la noche ahí.
JO: Ahí dormía la gente, nomás que habían tantas chinches, que bueno. (risas) Ahí hay uno…
VD: ¿Se llegó a quedar ahí?
JO: Sí.
VD: Y, ¿se llenó de chinches?
JO: Pues cómo no, oiga. Y sí, aquí había unos cuartitos que por unos, ¿sabes cuánto cobraba?, $5 pesos mexicanos que cobraban por la noche. Pero si nomás apagaba uno la luz y se miraba el parejito de chinches que venían pa abajo al ataque. (risas) Sí, de veras que cómo sufría uno, bastante, señorita, bastante sufría uno. Y luego de ahí había veces que, pos que no traíamos pal camión y nos veníamos a pie, para que había que madrugar, a pie, a patín desde la liga hasta como hasta acá hasta el campo.
VD: ¿Todos los días se quedaba ahí?
JO: Pues casi nomás los días que ya no queríamos ir allá con mi hermano porque las patas nos apestaban. (risas)
2do: Les daba vergüenza.
JO: Sí, zapatos. Ya nomás el cielo, el piso ahí que teníamos, no parecía que teníamos zapatos porque ya andaban todos rotos de abajo.
2do: Tanta vuelta.
JO: Vuelta, ay. Mi esposa allá les contaban que nosotros aquí ganando dinero, nombre, si supiera cómo sufríamos. Nos íbamos al mercado a pedir plátano, que nos dieran lo que no vendían, ¿verdad? Y nos daban ahí.
2do: Esos ya maduros.
VD: Ahí en Monterrey.
JO: Monterrey.
VD: Y, ¿sí les daba la gente?
JO: Sí nos daban, los plátanos en los mercados.
2do: Ahí en los mercados.
JO: O ahí había ellos que vendían pan frío barato e íbamos y comprábamos pan frío.
VD: Para pasarla.
JO: Pos pa comer, pa pasarla y nosotros lo que no queríamos era darle molestias a mi, a mi cuñada, a la esposa de mi hermano. Y ella no nos dejaba, si por eso no quería.
2do: Le decían, pues como ellos eran tres hermanos y luego pues se venían los primos, o los sobrinos con ellos y pues entonces ya eran muchos y era mucho gasto pa su hermano, darles de comer a todos. Así es que por eso no iban todos los días, iban allá nada más a bañarse y cambiarse de ropa.
JO: Cambiarse uno.
2do: Y todo eso, pero ahí en la tarde, ya mañanas que les den de almorzar, que les den de comer, pues no.
JO: Pues no.
2do: Y ellos pues si no traían dinero, pues entonces tenían que pedir.
JO: Sí.
VD: Claro.
JO: Sufría uno mucho, fíjese.
2do: Sí.
JO: Y a veces que íbamos ahí a una panadería por la catedral, ¿te acuerdas, María? Como (ininteligible) esa panadería. Vendían pan frío, le daban a uno bastante pan de ese frío.
VD: ¿Duro?
JO: No, nomás porque era de un día para otro ya así ya no salía y ahí lo vendían ellos barato. Ahí mucha gente compraba pan de ese. O en el mercado pos plátanos, que las piñas, nos daban, comprábanos ahí. Sí, le digo, sufríamos mucho ahí cuando había esa mentada bracereada.
VD: Y eso fue en las primeras veces, ¿verdad? Dice que ya después cuando regresaba, ya pasaba enlistado.
JO: Sí, algunas veces ya.
VD: O, ¿también le volvió a tocar quedarse?
JO: Sí, casi cada año era eso porque como nosotros no éramos del estado, no nos querían muy bien.
2do: Eso era cada que pasaba, dos veces al año.
JO: Sí, porque ahí estaba la contratación en el estado de Nuevo León y que: “Nosotros no veníamos a sufrir porque estamos cerca de nuestras casas”, o no sé qué. Por eso nos tenían ahí odio. Y luego los que eran ahí los coyotes, que nos pasaban, peleaban con el de Gobernación y pos menos pasábamos. Ahí estábamos nomás a la expectativa y que ahí nos tocara suerte. Luego de repente se oía el aguatazo de que, pues como había muchos Ortizes, y que: “Pedro Ortiz”, y que, “Juan”. No, éramos un chorro de Ortizes. Luego luego decían: “Hasta los perros se trajeron estos batos”. (risas)
2do: Se venían todos los primos, tíos, sobrinos y todos.
VD: O sea que usted venía y casi nunca estuvo solo ahí en Monterrey.
JO: No, no, no pues si venían todos los primos ahí y sobrinos y todos Ortizes.
2do: Sus hermanos y todos.
JO: Sí.
VD: Y todas las mujeres se quedaban solas.
JO: Todas solitas allá. Pos, ¿cómo?, imagínese nomás solas allá.
2do: Nomás esperando ahí.
JO: No, sí.
2do: Batallando con los niños.
JO: Ey, no, sí tiene uno un historial bárbaro. Ese historial pos lo viene a revivir usted que dice que…
VD: Aquí pues eso, por eso le digo, mire, porque tanta historia que hay por detrás.
JO: Sí.
VD: Y don José, ¿qué fue lo que más le gustó de su tiempo de bracero?
JO: De bracero a mí me gustó mucho Estados Unidos desde un principio, fíjese, mucho me gustó.
VD: ¿Qué le gustaba?
JO: Porque aquí pos hay muchas facilidades para hacer uno algo, el que quería hacer. Es como donde quiera, porque yo digo, en México hay gente que se dedica y hace, tienen, que es como donde quiera. Pero aquí hay poco más facilidades, ¿verdad?
2do: Y más ayudas, más ayudas.
JO: Más ayudas aquí del Gobierno.
2do: Aquí hay de todo, porque allá en México no te dan ni un grano de frijol, nada. Y aquí, pues si no tienes trabajo o tienes hambre y no tienes qué comer, vas a una iglesia y pides y te dan y allá no.
JO: Sí.
2do: Allá si tienes comes y si no, te bajas. Y aquí no, si tiene uno hambre y que no tiene uno de qué agarrar, pues va y pide.
JO: Aquí hay muchas partes donde dan.
2do: A las iglesias, todo eso, hay mucha ayuda y allá no.
JO: Bueno, ya depende de cómo va uno a valorar todo eso, a valorarlo. Pero el que sabe valorar, sí hay ayuda aquí. Aquí digo, que hay gente como donde quiera que pos lo poquito que ganan, lo derrochan en tomar o equis. Y esos hombres nunca tienen nada, nunca, por lo mismo, andan pidiendo ahí pal vicio. Y en Monterrey o equis o en cualquier parte de México es igual, lo mismo, hay gente que tiene porque se sacrifican y saben ir juntando y haciendo.
VD: O sea que desde la primera vez que se vino, ¿le gustó acá para quedarse más tiempo?
JO: Sí, sí me gustó mucho.
VD: Y cuando terminó en el [19]63, se regresó para México.
JO: Para México.
VD: Y, ¿en dónde estuvo trabajando allá?
JO: Ahí estuve trabajando sembrando mis…
VD: Su tierra.
JO: Tierra. Y luego de ahí ya hubo la oportunidad que me hablaron en Fundidora porque yo tenía ahí una solicitud.
2do: Y también vivía su hermano que estaba en Monterrey. Y él también trabajaba en Fundidora en Monterrey. Entonces por medio de su hermano entró él.
JO: Sí.
2do: Entró en Fundidora y ahí trabajó veinte años.
VD: Ándele.
JO: Así que por eso me olvidé yo de todo lo demás, hasta eso los papeles que tenía yo de las, de los braceros.
2do: Y entonces pues todo esa papelería de los contratos se quedó en el rancho porque pues ya viene uno gustoso que viene acá a la ciudad y que viene a trabajar y todo eso. Todo eso se quedó allá en un, guardado, pero ya ahorita ya el rancho ya ni existe.
JO: Y en Monterrey ya, duré trabajando veinte años ahí en Fundidora. Nomás que luego quedó en quiebra ya, nos dieron aire a todos y aquí andamos.
2do: Y él se enfermó y ha sido ahí pura enfermedad.
VD: Después de que salió. Y, ¿después de que salió fue que se vino para acá?
JO: Pues duré una temporada ahí en Monterrey que hacíamos anillos para construcción, anillos de alambrón, cuadrados pa las columnas, todo. No, porque sí, yo tenía todavía mi mica y yo hubiera venido y yo hubiera arreglado porque algunos compañeros arreglaron, con su mica arreglaron la residencia aquí. Yo tenía mi mica y mi mica estaba, nunca tuve problema yo cuando pasaba para acá, que haya estado yo preso por pleito o equis, nunca. Que sí, yo estuve muy bien aquí, por eso yo tengo esperanza de que…
2do: Con un buen récord.
JO: Y buen récord.
VD: Y, ¿desde qué año está aquí, don José?
JO: Yo aquí tengo ya, ¿desde cuándo?, [19]95.
2do: Desde el [19]96.
JO: El [19]96.
VD: Decidió venirse para acá.
2do: Pues por un hijo que estaba él aquí y él se casó allá, pero también se trajo a su esposa, él ya era residente. Y estaba su esposa embarazada y que tenía el embarazo de alto riesgo y que, pues sí, que viniéramos a, pues a hacerle compañía a la nuera y ya nos quedamos aquí.
VD: Y, ¿les gustó para quedarse aquí?
JO: Esta traila es de mi hijo, ésta.
2do: Esta casa es de él.
JO: Ése es mi hijo mire, ése que está por allá.
2do: Ése que está ahí.
VD: A ver.
2do: Sí, aquél es el mismo.
JO: Ey.
2do: Y es el que está en Carolina.
JO: Ey, es de él todo esto.
2do: Él está pagando con la traila.
VD: Él vivía aquí antes.
JO: Él vivía.
VD: Y, ¿se fue para allá hace poco?
2do: Sí, como allá estaba la familia de su esposa, pues la esposa se lo llevó para allá y allá ya tienen cuatro años allá.
JO: Allá compró muy buena, muy buena casa tiene allá.
2do: Como tres años duró aquí.
VD: Allá tiene muy buena casa él.
2do: Aquí nos las dejó a nosotros y ahora estamos este, aquí tamos…
JO: Pos aquí nos ayuda este muchacho Gilberto, este que, el que usted conoció aquí.
2do: Y pues el que trabaja.
JO: El que paga la…
2do: Paga la renta del terreno.
JO: Terreno.
2do: Pagamos renta del terreno y mi hijo que está en Carolina paga el abono de la traila.
JO: Ey. Y lo poquito que ahí gana ella, pues ahí nos sirve pa comer de perdida.
2do: Sí, yo también trabajo y con lo poquito que gano, pos yo pago…
VD: ¿Dónde trabaja?
2do: Yo trabajo en el Golden Corral.
VD: ¿El Golden Corral?
JO: Sí, el que está ahí por la…
2do: Sí, antes de llegar al portal.
VD: Ah.
2do: Por esa, la Lamar(??).
VD: ¿Qué hace allá?
2do: Preparación.
JO: Sí, ella ahí se dedica a eso. Ya tiene como cinco años trabajando ahí.
2do: No, pues ahí aunque sea poquito, pero de perdida nos ayudamos, primeramente por las medicinas de los dos.
JO: Pues ahí nos están dando la medicina.
VD: Para comprar sus medicinas.
2do: Todavía necesitan comprar las medicinas.
JO: Por eso yo quiero mi seguro a ver si…
2do: Y luego la clínica estarla pagando, la clínica. Y casi por eso nada más trabajo y porque mi hijo dice: “Ya no trabajes, yo puedo mantenerlos”. Le digo: “Sí, pero es que necesito trabajar para tenerlo a él en la clínica”.
VD: El seguro, sí.
2do: Y su medicina, mi medicina, la mía también.
JO: A mí me operaron dos veces, que le digo, tres, creo. Fue esto de aquí, esto que está aquí.
2do: Y a mí también me operaron y a mí me cortaron un pecho porque me detectaron cáncer.
VD: Cáncer, ándele. Y aquí mismo la operaron.
2do: Aquí mismo me operaron. Sí, aquí hemos, gracias a Dios, hemos tenido pues buenas ayudas. Él es pensionado allá en México, pero allá el seguro no, nunca tiene medicinas. Cada que va él a consultar, dicen: “Venga al miércoles, venga tal día para ver si ya está la medicina”. Va y que pues que no está.
VD: Claro.
2do: Entonces pues este, piensa, pensamos que si estuviéramos allá, pues yo creo ya hasta nos hubiéramos muerto porque pues nunca. Si lo mandan a uno a hacer un chequeo, se está hasta dos, tres meses y aquí no, aquí rápido.
VD: Así que ya le gustó acá para quedarse.
JO: Pues no, pues no…
2do: Es que pues ya tenemos la traila de mi hijo.
JO: Es que nosotros estamos con permiso aquí y se nos vence y vamos a buscar otro permiso, pero por quedarnos aquí, pues no estamos seguros de que nos quedaríamos.
2do: Nosotros tenemos nuestra casa, nuestra propiedad.
VD: Allá en Monterrey.
2do: Nuestro terreno, estamos por cuidarle la traila también a mi hijo, porque si ya nos vamos, él pierde la traila porque ya va a decir: “No, pues ahorita voy a ir y ya no viven ahí”. Ya deja de pagarla y él pierde todo el dinero que paga.
JO: Ey.
2do: Y por eso mismo nos hemos estado, estado aquí aguantando.
VD: Pero le gustaría, ¿les gustaría regresarse para México?
2do: Pues sí.
JO: Pues sí, pues al no dar chance de quedarnos aquí, ¿qué hacemos? Pues yo digo, nosotros aquí la esperanza que el seguro, que salía el seguro y que me ayudaran con algo.
VD: Claro.
JO: A lo mejor mi hijo ya él sí puede arreglarme a mí.
VD: Claro.
JO: Sí, si él se hiciera este, ciudadano, pos más rápido arreglaba yo o ella, cualquiera de los dos.
VD: Cuando le toque.
2do: Yo le digo: “No, hazte ciudadano”, le digo, “porque yo también ya tengo cinco años ahí trabajando y pues a lo mejor podría sacar también este, pensión”.
VD: Claro.
JO: Por eso le digo que yo le platicaba a usted que si usted podría ayudarme en cuestión de mi seguro, a informar más o menos de qué te puede dar y que ande ahí y usted pueda informarme.
VD: Con el que estuvo trabajando de bracero.
JO: Sí, con el pase este. Al cabo todas mis pasadas fueron por acá por Reynosa.
VD: ¿Siempre pasaba por el mismo lugar?
JO: Ey, y por acá por Eagle Pass, allá por Piedras Negras. Cuando trabajaba uno para el West, era para allá por Piedras Negras y cuando venía uno aquí al valle, era por Reynosa.
VD: Oiga don José, déjeme preguntarle ya por último para pues, como para cerrar. Ahora después de tantos años que usted fue bracero, ¿cómo se siente cuando se acuerda de aquellos años de su trabajo?
JO: Pues, ¿cómo me siento? Digo, de qué carambas, digo, qué cosa, que tuve yo esa época que pues estaba yo fuerte y yo, a mí me gusta mucho la pisca del algodón. Venía yo con gusto y venía uno con el anhelo de trabajar y hacer algo y pues yo todo eso le servía a uno como para valorar uno su sistema de uno y de su familia y todo eso. Pero pues yo estoy muy a gusto, muy agradecido de todo esto. Y ahora qué bueno que andan ustedes promoviendo eso y eso va a llevar a algo, ahora verá, porque yo sé que sí porque ustedes esto que andan haciendo ahorita es una cosa magnífica.
VD: Ah, pues [es]péreme don José, que…
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 23 de mayo de 2003
Nombre del entrevistado: Violeta Domínguez
El día de hoy es 23 de mayo del 2003 y ésta es una entrevista con José Isabel Ortiz Hinojosa en Austin, Texas.
VD: Señor, ¿José o Isabel, qué prefiere?
JO: Es José.
VD: José prefiere.
JO: Sí. Isabel no le ponga, nomás José Ortiz o todo, porque el nombre pues es todo, ¿verdad?
VD: Claro, como usted acostumbre.
JO: Sí.
VD: ¿Acostumbra José Isabel o José?
JO: No, José Isabel Ortiz Hinojosa, ese es mi verdadero nombre en la acta de nacimiento.
VD: Ándele. Y, ¿su familia como le dice, José?
JO: José.
VD: Ándele.
JO: José.
VD: Don José, déjeme preguntarle un poco, pues sobre el principio, ¿dónde nació usted?
JO: Yo nací en Doctor Arroyo, Nuevo León.
VD: En Nuevo León. ¿Doctor Arroyo?
JO: Doctor Arroyo.
2do: Doctor Arroyo, Nuevo León.
VD: ¿Por dónde queda Doctor Arroyo?
2do: De Matehuala.
JO: Queda…
2do: Sale de Matehuala, a San Luis Potosí.
JO: Al sur sale. Son cuarenta minutos ir de Matehuala a Doctor Arroyo.
VD: Ándele. Y eso fue, ¿en qué fecha nació?
JO: Nací el día 5 de marzo de 1934.
VD: Sus papás…
2do: Pero en los papeles no los tenías así, [d]onde los, onde los contratos, acuérdate porque como en…
JO: Bueno, es que hay una equivocación que, que en los papeles de, de bracero le puse, o sea que, que en el ése que le dan a uno, un cachito de cuando uno nacía, era del [19]33.
VD: Ah, venía otro año.
JO: Tenía otro año. Pero luego ya cuando saqué yo el acta de nacimiento, viene que yo soy del día 5 de marzo de 1934.
2do: En sus papeles primeros era del 8 de julio.
JO: De julio, exactamente.
2do: O sea que en esos papeles de los braceros tiene un día diferente.
VD: Sí, así hay varios que tenían diferente en los papeles, pero entonces su fecha de nacimiento es el [19]34.
JO: El [19]34, exactamente.
VD: Y, ¿a qué se dedicaban sus papás?
JO: Bueno, ellos eran este, agricultores, tenían, que criaban ganado de, de vacuno y caprino, todo eso, también ellos pos sembraban maíz, frijol, todo eso, la cosa así que estaba, la recogía uno cada año y pues a veces piscaba uno maíz, lo, lo asincalaba(??) uno ahí para tener pal año.
2do: Todo el año.
JO: Y pues vendía uno maíz y frijol o engordaba marranos para vender la grasa, la manteca.
2do: Más que nada pos por eso se venían para acá, porque pos como un tiempo de que no había este, cosecha o no llovía, pues era para ayudarse, para hacer de los braceros que se venía para acá.
JO: Sí.
VD: O sea que sembraban cuando era la temporada y luego me decía que vendían también el ganado.
JO: Pos sí, vendía uno cada (ininteligible) papá tenía necesidad, pos iban compradores que compraban ganado y luego vendía tres o cuatro o equis cabras, ¿verdad?
VD: Ah, pero no vendían como en gran número.
JO: No, no. Nomás para, pa ayuda.
2do: Una, dos o tres.
JO: Para ayuda, sí. Él tenía como unas cuatrocientas cabezas de cabras y pues vaquillas tenía y yeguas, todo eso y bestias. Pero pues vivía uno más o menos, no muy bien que digamos, porque pos le faltaba a uno, a veces que no se daban cosechas cuando no llovía, como eran tierras de temporal, pues no había de riego, de…
2do: Principalmente la escuela, porque no había escuela ahí donde vivíamos.
VD: Y, ¿ahí no, usted no fue a la escuela ahí donde estaban?
JO: Sí, estuve en la escuela seis meses. (risas) Y eso es lo poquito que sé, ya yo mismo he hecho la luchilla, he aprendido algo.
VD: Y, ¿qué edad tenía cuando fue esos seis meses a la escuela?
JO: Ah, pos yo creo tenía como ocho años, ey.
VD: O sea que ahí en Doctor Arroyo no había escuela.
JO: Sí había escuela, pero nosotros teníamos un ranchito que era, era como una hacienda y pos no había escuela, porque no había este, pues en aquel tiempo se usaban mucho las escuelas este, rurales, ¿verdad? Escuelas que apenas de los ejidos grandes que había, ahí sí había escuela. Y nosotros, como le digo, éramos pocos este, los vecinos eran muy pocos.
VD: No tenían.
JO: Entonces cuando ya este, ellos se reunieron ahí los padres de familia, pagaban un maestro de paga.
VD: Y fue cuando en esos seis meses a usted lo mandaban a la escuela.
2do: Que casi, más que nada, como estaban chiquillos, lo que más les importó era mandarlos a cuidar los animales, los papás.
JO: Ey.
VD: Que ayudaran a…
2do: Que ayudaran a…
JO: Otros que tenían este, pos que sus hijos aprendían, los mandaban a otra parte donde había escuela, pa que aprendieran bien, donde había maestros.
VD: Y, ¿se acuerda cómo fueron esos seis meses con el maestro que tenía ahí?
JO: Pues sí, era, era bastante, muy…
2do: Estricto.
JO: Muy recto, muy… (risas) sí. Ay, es que le digo yo a mi esposa, le digo que el maestro pues tenía sus ideas, sus ideales ellos que, pues no sé, que para pedir uno permiso para ir al baño o afuera a alguna cosa que necesitaba uno pedirle permiso a él para salir, para que le diera permiso de salir. Pero el modo de pedir permiso, tenía uno que, necesitaba ponerse enfrente de él y poner la mano así.
VD: Ponía el dedo así enfrente.
JO: Así, al frente del maestro. Entonces, que ya sabe, cada que veía que estábamos pidiendo permiso, decía: “Pos vaya”. Es que, es que, pues no, no veía por dónde estaba parado. (risas)
2do: Y los castigaba.
JO: Sí, castigaba bastante. Era, qué bueno eso porque yo le digo, ahí todos los que tuvieron escuela como mis sobrinos que eran de mi edad, en su, su ejido de ellos, donde vivían, ahí sí había muy buenos maestros y ellos ya salían de la primaria bien preparados, en primaria, porque aprendían de todo. Ya eran muy capaces de estar, ya quedar como maestros. Y yo no, pos yo, yo empezaba a hacer las letras, el abecedario y los números contarlos de poquito. Pero yo ya crecí y luego ya yo mismo empecé a agarrar los libros y leerlos. Pos no leo muy bien que digamos, pero sí leo.
VD: ¿Usted se enseñó solito a escribir también?
JO: Solo, solo a escribir todo eso fíjese, nomás que ahora ya que yo este, ya vivía yo con cuatro operaciones, me operaron la cabeza y ellos me operaron aquí.
VD: En el cuello.
JO: En el cuello, aquí tengo una placa atornillada. Y me operaron también en…
2do: Por atrás de la…
JO: Sí, en la cintura.
VD: La espalda.
JO: Sí, en la espalda. Y ya, caramba, ya le digo, ya.
2do: Ya no queda otra.
JO: Pero yo le digo a mi esposa: “No hay que perder uno la fe”.
VD: Claro que no. Y, ¿fue por un accidente?
JO: Esto fue la, la arteria esta, del corazón, ya estaba para reventar aquí.
2do: Pero acá en la cabeza.
VD: Ándele.
JO: Aquí está tiene la forma de una zeta donde, donde (ininteligible) que haya reventado la arteria esta. Porque esta arteria es grande, es gruesa y aquí ya en esto de aquí, ya se extiende, puros vasitos sanguíneos.
VD: Al cerebro, sí.
JO: Y me operaron y gracias a Dios quedé bien, fíjese. Yo fui al D.F. [Distrito Federal], a México y el doctor que estaba ahí en el centro, pues allá al seguro muy grande, allá unos edificios muy grandes.
VD: En el Centro Médico.
JO: Sí, Centro Médico.
VD: Siglo XXI, algo así.
JO: Sí, un doctor que estaba ahí, el Doctor Platas, se llamaba el doctor y fui a verlo, porque no querían darme la pensión. Y él dijo, el Doctor Platas dijo: “Usted tiene vida porque Dios es muy grande, de veras”, él me lo dijo. “Déle gracias a Dios que usted está vivo por eso”, que él fue muy grande.
2do: Sí, porque decían que de eso había muerto el Presidente López Mateos.
JO: Ey.
2do: De lo que, que era una aneorritmia [aneurisma] y que él era, así se le llama, ¿no? De lo que, de lo que lo habían operado. Y por eso decían que él había tenido vida de milagro porque eso era muy rápido.
JO: Sí, a mí me dolía mucho de cabeza, yo no voy a andar a esas alturas, nada. Y la cabeza yo necesitaba tenerla a una altura, no bajita ni muy alta. Nada más pa poder estar bien. Y mi esposa, pos ella batallaba mucho conmigo porque pos ella, los doctores no me encontraban nada, los doctores: “No, que no tiene nada y que no tiene nada”. No este, un día me llevaron a la, en la, a la Clínica 21, o sea al hospital y ahí me estaba viendo el doctor, uno de los doctores estaba viendo la placa y llegó otro doctor: “Y, ¿cómo ves este paciente? Dice que le duele y que le duele la cabeza y yo no le encuentro nada”. Y ya se quedó el otro doctor mirando así la placa y dijo: “Pues fíjate que sí está mal este hombre, fíjate, este lado no está igual a este, o sea este lado no está. Ahí yo le hayé yo una diferencia”. Dijo: “Pos hombre”, dijo, “pues entonces hay que dejarlo aquí internado”. Me internaron, ¿qué sería, ocho días?
2do: Como doce días.
JO: Doce días. Y luego un doctor me dio de alta. “Usted no tiene nada, usted tiene un gusanito”, dice, “aquí en la cabeza”, dice, “pero ya está muerto, no le va a perjudicar”. Me dio de alta y yo salí.
2do: Igual.
JO: Igual, bien malo. Entonces la doctora que me había internado, yo quería que ella me diera un comprobante para yo este, llevar al doctor el seguro para que me diera la pensión, que yo estaba mal. Pues ahí andaba la doctora y estaba hasta, la doctora estaba encinta, la pobre andaba bien cansada, muy buena doctora, de veras. Y luego ya este, la cita hasta las dos de la tarde y ya me dijo: “Oiga”, dice, “¿de casualidad usted no es un paciente que estuvo internado aquí y lo dieron de alta?”. Le dije: “Sí, pues hace quince días que ustedes me dieron de alta”. Dijo: “No señor, usted está muy mal, usted tiene un tumor en la cabeza”. “Ah, ¡nunca me hubiera dicho eso!”. Pues sí, ¿qué cree que pensé yo luego luego? Tumor en la cabeza. Dice: “No es maligno, ese tumor que tiene es benigno”, dice, “y vamos a necesitar operarlo por la nariz”. Pero ya que me internaron, me hicieron mucho estudio, bastante estudio, me hicieron ecos y un aparato que me metieron un agujón aquí, miren esto. Y ese aparato producía un, hacía una, ¿cómo se dice?
2do: Vibraba.
JO: Vibraba, pero era una temperatura que me decía el doctor, decía: “No se vaya a asustar”, dice, “es un segundo más temperatura que va a sentir”, y sí. Y ahí ya fue donde salió eso, que ya la ésta estaba para reventar.
2do: O sea está como una cámara de bicicleta cuando se va a reventar, ya lo movía ya nada más pa reventarse, que al reventarse, pos ahí lo viera.
JO: No, no estuviera yo hablando.
VD: Qué mal.
JO: Y ahí le cortaron ellos, pos son clips que le nombran, un pedacito de… Ahí tengo yo ese clips de plástico y ahí andamos todavía.
VD: Pues mire, todavía bastante tiempo.
JO: Sí.
VD: Déjeme regresarme entonces un poquito, antes de que pasara todo esto, muchos años antes, porque usted me decía, cuando usted era niño y después que nada más fue esos meses a la escuela, don José, ¿qué hacía después, cuando dejó de ir?
JO: Pues agricultura, o sea sembrar y pues…
2do: Cuidar los animales.
JO: Cuidar las cabras, las… O sea que pos arar uno, ¿verdad?
VD: ¿Cuántos hermanos tuvo?
JO: Pos somos seis hermanos de hombres y tres mujeres.
VD: Y, ¿todos ayudaban en el campo?
JO: Todos ayudábamos en el campo, fíjese. Por eso mi padre tenía, pues tenía de qué vivir, no muchos que digamos, pero sí vivíamos más o menos. Vivíamos, porque tenían cabras, nosotros le ayudábamos a… Y todo lo que se cosechaba, ahí quedaba en la casa y ahí estábamos nosotros, todos ahí.
2do: Es que son varios hermanos que venían de braceros también para acá.
JO: Sí. Y pos gracias a Dios yo todos años sembrábanos, de ahí pues me casé y ya nos empezamos a tener ya más responsabilidad, por eso ya empezamos a pasar de braceros.
VD: O sea que usted se vino para acá la primera vez ya estaba casado.
JO: Sí.
VD: Ándele. Entonces a ver, ¿en qué año se casó usted, don José?
JO: Yo me casé en 1952.
2do: El [19]52.
JO: Sí, el [19]52, el día 10 de marzo del [19]52.
VD: ¿Su esposa también es de ahí de Doctor Arroyo?
JO: Sí, ella sí, es del mero, del mero pueblito Doctor Arroyo, sí. Y yo soy de un ranchito ahí cerquita de Doctor Arroyo, pero digo yo, pos es Doctor Arroyo. El ranchito se llamaba El Buey, que le decían El Buey (ininteligible) a él. Y pos ahí crecimos nosotros. Yo ya me vine pa Monterrey ya de una edad de treinta y dos años. Cuando empezó a entrar la Fundidora, fue la causa que dejé todos los papeles allá en el rancho donde nosotros vivíamos y todo quedó ahí, todo se perdió.
VD: Claro.
JO: Pero nunca creía uno que se le iba a ofrecer esto, fíjese.
VD: Claro. No, pues tanto tiempo después.
2do: ¿Sí le puede prestar las llaves a él nomás pa que mueva…?
(entrevista interrumpida)
JO: ¿Sí está grabando?
VD: Sí.
JO: Qué bueno, porque se oye mi voz al D.F. [Distrito Federal] y luego allá por Los Ángeles.
VD: Y entonces usted me decía que se…
JO: Sí.
VD: ¿Se casó?
JO: Nos casamos el día 10 de marzo del [19]52.
VD: Y ahí mismo, ¿vivieron ahí mismo en…?
JO: Ahí en el ranchito, ahí vivimos hasta el…
2do: Hasta 1963.
JO: [Mil novecientos] sesenta y seis.
2do: [Mil novecientos] sesenta y cuatro.
JO: No, el [19]66.
VD: O sea todo el tiempo que estuvo de bracero estuvo viviendo ahí.
JO: Allá, exactamente.
VD: Ándele.
2do: En el ranchito.
VD: Y, ¿en qué trabajaba luego que se casó, don José, en el campo?
JO: Sí, todavía en la labor, sea el campo, la agricultura, la agricultura y pues compraba uno animalitos así cuando pasaba uno de bracero, allá compraba las cuatro o cinco chivitas. Y ya tenía uno ahí para ir juntando animalitos, sí.
VD: Y don José, ¿se acuerda usted cómo fue que usted se enteró de que estaban contratando braceros?
JO: Bueno este, en 1954 empezaron a radiar, a hablar por radio que ahí estaba. Yo vine en 1900…
2do: [Mil novecientos] cincuenta y uno.
JO: El [19]51 sería, vine yo, pero como todavía no cumplía el servicio militar, pues no me dejaron pasar, pero ya pasaba gente en ese tiempo.
2do: Sí, pues desde el [19]42.
JO: Sí, el [19]42 ya empezaban a pasar. Entonces, les decían los enganches, no le decían braceros, enganches. Y no, yo pos este, en, empecé en noviembre del [19]54.
VD: Y, ¿se acuerda dónde fue que lo reclutaron, don? O sea que usted oyó por el radio, don José.
JO: Sí.
VD: Y, ¿a dónde fue después de ahí del radio qué oyó?
JO: Bueno, vine a Monterrey.
VD: ¿Ahí estaba el centro de contratación?
JO: Ahí estaba el centro de contratación en Monterrey. Y ahí batallaba uno en eso, porque ya venían listas que venían de Gobernación de allá de los del sur, de todos los estados de por ahí, del lado de Michoacán, de Querétaro, de Guanajuato. Y ellos ya venían listos a pasar, no duraban ahí, yo no batallaban porque era del estado de Nuevo León y como ahí estaba la contratación, pues ahí se esperaba uno a veces, duraba hasta un mes uno, fíjese.
2do: Ya sin zapatos, ya sin ropa.
JO: Ya andaba uno todo mugroso.
2do: Todos sucios y éste pidiendo algo pa comer ahí.
VD: Para comer.
JO: Sí.
VD: Y a ver, pero platíqueme, don José, cuando usted decidió, ¿cómo se animó de irse de bracero?
JO: Pues me vine yo y otro hermano. Nos venimos a Monterrey a la aventura, a aventurarle y pos mi esposa y yo estábamos muy arruinados en ese año, no hubo cosecha, en el [19]53 no hubo cosecha así que el [19]54 pues estábamos arruinados de a tiro. Y batallamos pa pasar esa vez ahí y pasamos por Eagle Pass. Estuvimos en un pueblito que se llamaba O’Donnell era un pueblito allá en el West. Y luego nos vinimos y el [19]55 pasé dos veces, pasé en junio, estuve en San Benito del [19]55. Y luego volví a pasar en noviembre de ese mismo año del [19]55, estuvimos en un pueblito que se llamaba Tahoka, ahí en el West. Y luego [19]55, [19]56 estuvimos en un pueblito que se llamaba Lamesa, Lamesa y [19]58 estuve aquí en Elgin, aquí estuve en el pueblito de Elgin, que está aquí, cerca de aquí. Primero estuve en Los Fresnos y ahí me contraté aquí a Elgin. De aquí, estuve en Arkansas, en Arkansas estuve ese año en el [19]58, en el [19]59 estuve en Levelland.
VD: ¿En dónde?
JO: En Levelland.
VD: ¿En qué estado?
JO: Aquí en Texas.
VD: ¿Aquí en Texas?
JO: Sí, nomás una, el año que estuve en Arkansas fue el año que salí de Texas, pero casi todos mis contratos…
VD: Todos sus contratos fueron aquí.
JO: Todos aquí en el valle o acá en el West.
VD: Pero casi todo. Y, ¿qué le tocaba, casi puro algodón?
JO: Puro algodón. Aquí anduve yo regando en una ocasión aquí en, ¿en qué año fue cuando anduve?, el [19]57, ¿verdad?
2do: El [19]58.
JO: El [19]57, no, estuve ahí en el valle y ya ahí anduve regando un racimo de que entonces eran puros chiles que se da de una semillita y traía uno la labor, [es]taba grandísima, estaba el cuadro ahí. Y ya ando yo, fue la única vez que anduve haciendo…
VD: Regando.
JO: Sí, regando.
VD: ¿Todo lo demás fue algodón?
JO: Pura pisca. Agarrábamos ahí unos algodones tremendos que se daban ahí en San Benito. Ahí [es]tuve yo en la paloma mentada [Paloma Mountain], que estaba ahí el río. Y de ahí pues todos agarran pal West. Toda la gente se fueron West y ahí duré yo hasta el 1963, pasando dos años.
VD: Cada año.
JO: Ahorita cada dos.
VD: Cada año.
JO: Dos veces cada año.
2do: Dos veces al año.
JO: Sí, dos veces al año. Porque pasaba uno aquí al valle y cuando había pisca aquí en el valle, ahí en McAllen, ahí todo eso era a puro algodón limpio. Y ya en en el West no, allá era mapeado o puleado. Mapeado lo corta uno con todo y todo, mapeado que todavía tiene hoja. Y cuando es puleado es que ya está la hoja seca y la remueve uno con guantes, todo eso se, muy buenas piscas que había ahí. Entonces no había máquinas de piscar.
2do: Pero no te tocaron este, ¿cómo se dice?, patrones malos.
JO: No. Pos bueno, digo, hubo veces que le tocaba a uno mal, mala pisca porque los campos pues estaban mal, taban… Pues la pisca no servía a veces, pero había veces que muy buenos algodonales que tenía uno.
VD: Y, ¿usted había piscado algodón antes?
JO: ¿Mande?
VD: ¿Había piscado algodón antes?
JO: Pos no, nunca. Fue la primera vez que pisqué algodón. Salí buenecillo pa piscar algodón. (risas) No, de veras, sí. Pero es que decía porque vendía mucho la pisca, por el modo de piscar de uno. Pero llegué a piscar hasta mil ciento y pico de libras.
VD: ¿Al día?
JO: Al día. Pero de ahí iba el del troquero a sacarnos nuestro algodón, también tenía uno vicio de pues de llevarle algo a su familia, uno mandarle dinero, porque…
2do: Pues uno también estaba nomás con la esperanza de que a ver si le mandaban y luego que les tocaba mal tiempo, que llovía y que no podían trabajar bien y pos…
JO: Sí.
VD: No podían mandar dinero.
JO: Sí, hacía mucho frío y así, lo llevaban a uno piscar. Nomás que amaneciera y que no tuviera rocío y que no hubiera, que no estuvieran húmedo el algodón, lo llevaban a uno muy temprano a piscar.
VD: ¿A qué hora se despertaba?
JO: Pues a las cinco de la mañana tenía que estar uno haciendo almuerzo y tortillas pa llevar, sí.
2do: Haciendo de comer.
JO: Yo le digo a mis hijos que se queden aquí, pos aquí tienen a su madre, ella se levanta a las cinco de la mañana y les hace lonche y les echa. Y a nosotros no, a veces que yo venía bien cansado de la pisca, pues todo el día anda uno en la pisca. Llegaba y me acostaba en el catrecito que tenía ahí para descansar y así como me acostaba, así me quedaba bien dormido.
2do: Sin comer.
JO: Sin cenar, fíjese. Y a veces me levantaba ya como a la una o dos de la mañana, ya nomás me acomodaba, pos ya qué hacía. (risas) Ya tanta gente que conoció uno, porque yo conocí mucha gente de Oaxaca, de Oaxaca, de Querétaro, o sea más bien de Guanajuato, mucha gente. Esos hombres, su lonche de ellos eran papas cocidas.
VD: Papas y, ¿ya?
JO: Sí, papas con tortilla de harina todas chamuscadas, pos no sabían hacer tortillas de harina, fíjese. Y yo no, yo era el, le digo a mi hija, yo le digo, a mi esposa yo le digo que yo era el cocinero, yo era el que hacía la comida. Listo, porque pues era todo lo que hacía y los que hacían la harina, esos batían la harina y el que lavaba los, sí, lavaba los, fregaba los platos, los trastes, ése era otro y el que cocía los frijoles era el que se fregaba, porque hasta que no se cocían los frijoles, se acostaba a dormir.
2do: Se dormía.
VD: ¿Usted decidió ser el cocinero?
JO: Yo era el cocinero, yo era el que hacía el alimento.
VD: Y, ¿usted cómo sabía cocinar, don José o ahí se enseñó?
JO: Sí, fíjese, sí me enseñé.
VD: ¿Antes no cocinaba?
JO: No, pos no.
2do: No, ni cocino, nunca cocinó conmigo. (risas)
JO: No, pero sí, fíjese que sí, sí les gustaba cómo guisaba yo. Pues yo veía a mi mamá como que era muy buena para hacer comida, para preparar la comida, de lo que fuera, la preparaba muy sabrosa. Y miraba uno cómo guisaba ella y pues se daba una idea más o menos uno, ya después.
VD: Y, ¿las tortillas?
JO: Las tortillas yo no las hacía, las hacía el que las hacía, el que juera bueno también. Sí, porque tenía que ser bueno pa amasarla, la harina ahí que tiene su chiste, ¿verdad? Y tiene que amasarla y dejarla para que se extendiera y el que tenía tortillas y que las cocía también. Así es que yo estaba libre de todo eso.
2do: Es que como eran yo creo varios.
JO: Cinco nos juntaban en cada estufa, cinco, cinco personas. Y ahí esas cinco personas pos que es que, pos los dejaba uno malos compañeros, que eran conflictivos, que pos trataban de andar con coraje, pos tenía uno razón porque pos tanto trabajaba pobre gente.
VD: Oiga, don José y, ¿usted comía tortillas de harina antes?
JO: Sí, me gustaban mucho.
VD: Pero antes de que se fuera desde…
JO: Pos…
VD: O, ¿qué acostumbraban acá?
JO: No, acá puro maíz.
VD: De maíz.
JO: En 1941, me acuerdo yo como un sueño, que papá, esa vez nos sobró cosecha y papá llevaba unos costales de harina grandes, costales de harina. No, pos nos papeábamos porque pos la harina era, pos no sé, era muy bueno el sabor que tiene la harina porque era de puro trigo en ese entonces. Ya luego empezaron a meter maíz amarillo y pos no me gustaba, ya mejor ya llevaba harina él, costal de harina.
VD: Y, ¿desde entonces ya en su casa se hacían tortillas de harina?
JO: Pues no, nomás esa temporada, esa temporada.
2do: Porque no se dio maíz.
JO: Ey, pero ya estaba uno acostumbrado a la tortilla de maíz, sí, una cosa especial.
VD: Y cuando estaba acá, pues de harina le tocaba.
JO: De harina y luego otra cosa, aquí no se conseguía tortilla de maíz antes, puro pan o harina. Y cuando estuvimos ahí en el valle, todavía empezaron a entrar la, ¿cómo se dice?
2do: La tortilla de maíz.
JO: Sí, empezaron a meter, que quisiera tortilla, le traían tortilla de maíz.
VD: O sea que cuando usted estaba acá, al principio no veía las tortillas de maíz.
JO: No, no había.
VD: Y, ¿luego cuando siguió viniendo?
JO: Empezaron a meter tortillas de harina, así de maíz ya, pero ya las traían de México, yo creo, no sé, las traían de aquí de la frontera al valle.
VD: Y, ¿cómo las compraban ustedes?
JO: Pos las comprábamos en la tienda. Empezaron a vender en la tienda, pero pues no había como ahora. Ahora ve uno, sí hay, gracias a Dios. Mi esposa surte de la tortillería esa del milagro que le dicen, muy buenas las tortillas que hacen ahí. Y entonces no había fíjese, o sea que todo había este, tamales embotados, barbacoa botada, todo eso ahí miraba uno así, carne de chile, embotado todo.
VD: Y todo eso podía comer de comida mexicana, se encontraban.
JO: Pues sí, todo eso comía uno.
VD: Lo demás se lo tenían que cocinar.
JO: Sí, cocinar. Pues le digo que le salía más barato a uno, ¿verdad?, cocinar. Porque para comprar uno todo embotado, pos [es]tá duro, ¿verdad?
VD: Y, ¿sus víveres dónde los compraban?
JO: Pues había unas tiendas grandes que ya había aquí en Estados Unidos, había tiendas como la HEB, ¿verdad? Así para traer uno mandado. Cuando pasábamos que iban, iban los rancheros por nosotros, nos dejaban los patrones, nos daban $5 pesos, $5 dólares a cada quien pa que vuelvan a surtir la despensa a las tiendas esas.
VD: Y, ¿los llevaban ellos o ustedes se iban?
JO: Ellos nos llevaban, ey. Digo, tenía uno todo, todas las facilidades porque el patrón todo nos tenía. Ya nos tenían la estufa, mesas, sillas, todo, la cuestión de vasos para tomar uno café, leche o plato. Nomás que eran de, pos de lámina y si dejaba uno ahí la comida mucho, pos era fierro, sí.
2do: ¿Pos dónde les iban a dar buenos, buena loza?
JO: No, pos no creo, ¿verdad? Y ya le digo que cuando hacía frío, ahí dejaba uno las estufas prendidas, estufas de petróleo, o sea de gas de allá, licuado, no sé, gas butano. Y esa vez despidió un humito y todo eso es puro óxido, hollín, o sea que, o sea que la nariz las tenía uno atacas de… Muy peligroso todo eso, ¿vedá? Pero también hacían unos friazos tremendos y eran puras barracas de lámina, de techo de lámina. Y ahí cada quien la… o a veces se hacían tres camas
VD: Una encima, literas
JO: Sí, literas, tipo literas, ey, cuando era mucho, mucho personal. Pero había veces que le tocaban a uno cinco o cuatro compañeros con un patrón en ranchos. Pues ahí vivía uno feliz de la vida. Y había rancheros que eran muy buenas gentes y pues le tienen a uno todo, ¿verdad?, lo que uno quisiera. Le llevaban a uno: “Ponme el dinero pa México”, y lo llevaban y lo ponían allá.
VD: ¿Dónde lo mandaba, don José, el dinero?
JO: Pos yo lo mandaba al pueblo, al pueblito allá a Doctor Arroyo.
VD: Pero, ¿cómo lo mandaba?
JO: En cheque.
VD: ¿Mandaba un cheque?
JO: Sí, cheque, sí. Y ya allá lo cambiaban ya. Mi esposa allá, pos ella estaba ahí en la casa con mis padres y pues ella, yo siempre duré mucho tiempo con ella y mis hijos.
2do: Ellos eran los que lo recibían.
JO: Sí, ey.
VD: Y, ¿dónde lo cambiaban, don?
2do: Ahí en el pueblito de Doctor Arroyo. O sea que en el pueblito, allí había una tienda.
JO: Tiendas grandes, sí, ahí iba uno a cambiar.
VD: En las tiendas se los cambiaban.
JO: Tiendas, sí, iban ahí. Porque pos bancos no había en aquel tiempo allá.
VD: Las tiendas eran las que…
JO: Eran las tiendas, sí. Como eran ya, señores que tienen tiendas muy fuertes que te compraban todo lo que se daba de cosecha de frijol, maíz, todo lo que había, ahí lo compraban ellos. Sí, había unas tiendas muy grandes ahí. Era un pueblito, municipio ahí de Doctor Arroyo, era el penúltimo municipio del estado de Nuevo León. Ya pa allá ya sigue, Mier y Noriega, ahí está colindando con San Luis Potosí.
VD: Oiga, don José, y me voy a regresar otra vez un poquito, porque me decía usted que cuando se contrató aquella vez que no iba usted enlistado, entonces se tardó ahí, ¿se acuerda cómo fueron? Platíqueme esa vez que se contrató ahí en Monterrey.
JO: Ahí en Monterrey…
VD: ¿Usted ya había ido a Monterrey antes?
JO: Bueno, sí conocía, pero no, no tenía yo, este…
2do: Idea.
JO: Idea cómo era la contratación.
VD: Y cuando llegó, ¿cómo fue?
JO: Pues era un gentío tremendo ahí sí, en el campo de contratación. Era ahí, donde está ahora el mentado ése de los Niños Héroes, ¿verdad? Ahí estaba el campo militar y ahí le hablaban a uno por lista, por lista. Había que enlistarse uno y estar uno atento a oír el nombre de uno, fíjese. Estar entre el gentío porque ponían Querétaro, Guanajuato, Michoacán, ¿vedá? Ahí iban poniendo ellos en un cartelón para que le hablaran a uno las listas. Ya empezaban a hablarle ahí a uno, pero nomás se oía el correteadero de cuando uno oía el nombre de uno. Y de ahí el campo donde estaban todos los que hablaban ahí, estaba cercado con alambre, por eso ahí se metía la gente por adentro del alambre. Ya le hablaban a uno por su primer apelativo, tenía uno que contestar el segundo apelativo para poder uno pasar, si no lo contestaba uno, pues ahora no lo dejaban que pasara.
VD: O sea que, ¿estaban todos ahí esperando afuera?
JO: Ahí todos afuera. Ahí estaba de todo el país, de todos los estados ahí había gente y había pobre gente que andaba ahí todos arruinados ya.
VD: ¿Cuánto tiempo estuvo usted ahí, don José?
JO: Pues el primera, la primera vez duré como un mes, ¿verdad? Como un mes duré la primera vez.
VD: Y, ¿dónde se dormían?
JO: Ahí con un hermano, tenía un hermano ahí.
VD: Ah, un hermano de usted vivía ahí.
JO: Sí, él trabajaba en Fundidora. Nomás que pos nosotros nomás hacíamos, por ir a dormir y tanto que nos apestaban los pies, oiga.
2do: Por no darle molestias y luego con todo el día en el sol, fíjese. (risas)
JO: Todo el día en el sol.
2do: Parados y todo.
VD: Y, ¿qué hacía mientras esperaba?
JO: Ahí sentados, ahí en el solazo y oyendo lo que estaban nombrando, pero lo rápido que hablaban esas gentes. Esos venían del D.F. [Distrito Federal] a pasar la gente, fíjese.
VD: Los que estaban llamando.
JO: Los que estaban llamando, pero rápidos. Y entonces ya oía uno que Pedro, que Juan y que ya iba a correrle. Y pasaba uno y luego de ahí ya lo metían a uno a, a inspección a revisarlo a uno de todo a todo.
VD: Los médicos.
JO: Sí, los médicos.
VD: Y, ¿eran médicos mexicanos o médicos…?
JO: Médicos mexi[canos], no, yo creo eran gringos. Ahí le veían a uno que no trajera uno, que… los no de a tiro. Y le revisaban a uno que no tuviera uno hernia o equis, todo eso le revisaban a uno y todo, que no tuviera uno alguna enfermedad. Los pies, que no tuviera uno chueco o algo, ¿verdad? Pos no querían este, ellos hacerse responsables de alguna cosa. Y luego de ahí ya, ya que salía uno bien y que pos que lo pasaban a uno al comedor. No, pues encantado de la vida uno, gustoso, daba gracias a Dios.
2do: Con hambre de tanto estar ahí todo el día.
JO: Y luego ya le dan a uno de comer y le dicen: “Tú vas a salir a tales horas, aquí va a estar el bus o el tren mañana a tales horas”.
VD: ¿Ahí en ese comedor les daban el otro?
JO: Ahí, ahí nos daban de comer.
VD: Y, ¿antes qué comían? En ese mes que estuvo esperando, ¿qué comían?
JO: Pues comíamos en unas fonditas, que afuera habían fonditas ahí y ahí comíamos. Ahí hubo señoras que nos fiaban ahí de comida, fíjese. No, pues es que andábamos arruinados ya.
2do: Pues ya nomás veníamos de puro pasaje.
VD: Y, ¿cómo le hacía para pagarse sus comidas?
JO: Pues ya después le mandábamos a la señora que nos fiaban.
VD: Ah, ¿sí?
JO: Sí, de aquí lo mandábamos para allá, agradecidos, sí. Había una señora que nos llamaba Los Azules. “Ándale que ahí vienen Los Azules, dales de comer”.
VD: ¿Por qué les decía así?
JO: Porque pos éramos yo y Pancho y los dos teníamos unas camisas azules que tienen botonadora blanca.
2do: De mezclilla.
JO: De mezclilla.
2do: Y tenían como broches blancos.
JO: Blancos, blancos todos.
2do: Y eran tres hermanos y los tres hermanos venían de mezclilla, por eso les decían Los Azules.
JO: Los Azules y Los Azules. (risas) La señora era muy buena gente, es que allá había mucha, vendían mucha comida a la gente. Ahí el campo era muy grande, o sea que todos rieles esos que vienen pa Laredo, ahí todo eso había, había mucha, mucha vendimia de comida, paletas, que algo de tomarse, una soda o agua pos, paleta, una paleta chupaba uno ahí. Y ahí había un policía que ah, cómo era malo ese hombre.
VD: ¿Por qué, don José?
JO: Pos que es que lo alineaba a uno, el que salía de la línea, órale le pegaba a uno.
2do: Que les daba con un chicote.
JO: Con una, con un chicote de llanta. Sí, le dio un chutazo a un muchacho aquí en la cara, nombre, le marcó. Y el muchacho como era de Jalisco, muy blanco, blanco, traía su cutis era muy… Y el ése estaba medio chueco, taba como medio chueco ese policía y era malo. Creo lo mataron, a ese hombre lo mataron ahí. Sí, pos es que sí trataba mal a la gente. Ya después estaba uno nomás oyendo uno que, porque nos decían muy claro, ahí con los que hablaban que tuviera uno mucha atención, porque si no oía uno su nombre, pos no quedaba uno, ya no iba a haber chanza. Ya empezaba ahí, ya empezaba el sistema y que a veces que pos pagaba uno dinero bastante pa pasar, pero ahí iba uno con el de Gobernación. El de Gobernación: “Pos no, me vas a dar tanto pa que pases”. Y algunos pos pasaban luego luego, no batallaban porque no esperaban, pero traían dinero y pagaban y ya los pasaban. Por eso es que ya empezó ahí la mafia. Y los que no traían nada, pos ahí se quedaban uno hasta que Dios lo ayudaba a que pasara.
VD: Y, ¿se acuerda a quién más había que darle, don José o nada más al de Gobernación?
JO: Pues había coyotes, había coyotes, había gente que tenían palancas ahí en el Gobierno y todo eso, ésos cobraban también su dinero.
VD: Y, ¿los coyotes qué les daban, les daban el número o los enlistaban?
JO: Ellos enlistaban. Ellos ahí de decían: “Pos vas a pasar mañana o pasado o equis, tal día. Que hay una chanza, ahí te voy a acomodar, ahí estate listo, tú espérate ahí”. Y entonces pos estaba la otra contratación en Empalme, ahí había otro.
VD: ¿Allá nunca le tocó?
JO: No, nunca jui.
VD: ¿Siempre se contrató en Monterrey?
JO: Siempre en Monterrey.
VD: Y ya que le decían para dónde se iba, ¿usted en qué se fue, en tren?
JO: La primera vez nos llevaron en autobuses.
VD: Hasta la frontera.
JO: Sí, la primera vez pasamos los anaguas(??) que había antes, pero antes rodeaba uno por Saltillo. Se iba de Monterrey a Saltillo y luego ya de Saltillo iba uno allá a la frontera, a Piedras Negras.
VD: Por Piedras Negras.
JO: Por Piedras Negras. Sé que Eagle Pass, ahí era donde estaba el centro de contratación Eagle Pass.
VD: Ándele. Y, ¿se acuerda cuando llegó ahí la primera vez?
JO: ¿Ahí a Eagle Pass?
VD: ¿Cómo se imaginaba usted que era Estados Unidos, don José?
JO: Pos no me imaginaba.
VD: ¿Qué pensaba que se iba a encontrar?
JO: Pos no, yo pensaba que pos…
2do: Iba a barrer los dólares.
JO: Sí, los dólares como cacahuates. (risas) Ahí estaba un campo muy grande de aviación ahí en Eagle Pass, estaba retiradito de ahí y ahí era onde estaban todas las oficinas de contratación, ahí en ese, ese campo militar que había sido utilizado como en la Segunda Guerra Mundial, estaba muy grande ahí. Y ahí, después de ahí, ya estaba el centro de contratación ahí y luego luego pasando ahí el puente, Eagle Pass, estaba creo a un lado. Ahí había unos corralones grandísimos y ahí tenían todo ahí. Ahí había baños, ahí había comedor y ahí había todo ahí, catres que le prestaban a uno, catrecitos de esos de doblarse, sus mantas que les decían las cobijas, todo eso. Y ahí había limpieza, ahí no crea que era como acá que va uno a México, híjole, es una porquería en México. Yo hablo del Gobierno, no hablo precisamente de mi país, porque nuestro país tiene mucha riqueza, mucha. Pero ahí lo hacían a uno que se levantara temprano, ahí le hablaban, a las cinco de la mañana tiene que estar uno en el baño y rasurarse y todo y almorzar. Pues ya ahí se la pasaba uno pues esperando a ver si vienen los rancheros, porque venían que pedido allá del lado de Lamesa, porque allá era donde lo mandaban a uno. Y allá los rancheros iban allí a la, al ése, pos era el centro ahí de todos los braceros que mandaban para allá. Ahí iban los rancheros, pues: “Que yo me llevo cuatro, yo necesito cinco o diez, veinte”. Y los que jueran ahí se los llevaban.
VD: Oiga, don José y, ¿a usted no le tocó fumigada?, ¿no le tocó que lo fumigaran?
JO: Sí, cómo no. No, por eso le digo que, desde, bueno, en Monterrey lo revisaban a uno. Ahí en Monterrey nomás lo checaban todo. Pero acá, ya que pasaba uno aquí a Eagle Pass o aquí a Hidalgo, acá en Reynosa, ahí sí le metían una pistola de polvo, le hacían, (ruido) nomás le tapaban los ojos, todo, todo.
VD: ¿Pero lo fumigaban cuando llegaba al campo?
JO: Sí, antes.
VD: Llegando ahí, o sea que…
JO: Sí, ahí llegando.
VD: Los bajaban del camión.
JO: Sí, los bajaban del camión y pasaba uno a pie el puente. Ya llegaba uno allá a [d]on[de] taba el corral, no el corralón, o sea el centro ahí de contratación y a donde le metían la pistola ahí.
VD: Pero, o sea sin ropa.
JO: Sin ropa. Sí, no, todo, todo. Ahí lo chequeaban a uno que no tuviera uno hernias, roto algo, ¿verdad?, todo eso.
VD: ¿Otra vez le hacían otra revisión?
JO: Sí, allá al otro lado, o sea aquí ese lado. En México también pa poder pasar allá uno, también lo chequeaban a uno. Pero donde ya estaba más duro, aquí así, le sacaba a uno sangre, unas jeringotas de sangre le dejaba uno. Si venía uno mal, le ponían una inyección ahí. Peligro y esa inyección era para burros. (risas) Sí, sí, una inyección que duraba la gente mala, llegaban a que venía uno por acá que ya caminaba pa allá, pa donde iba uno a trabajar, le duraban algunos, podía durar hasta ocho días malos, dolencia, gripe y todo, o sea que le pegaba calentura, todo eso.
2do: Por la inyección que le ponían.
JO: Esa inyección que le ponen a uno.
VD: ¿A usted nunca se la pusieron?
JO: No, pues yo nunca, nunca, fíjese. Y mi hermano sí y él murió. No, yo hasta digo que mi hermano no salía de ese golpe. Porque aquí en el Hidalgo, ahí está al lado de Reynosa, le sacaron a una jeringota de sangre a uno, antes de que pasara uno aquí al, que estaba uno bien, le sacaban su jeringa a uno, un jeringón así. Mi hermano pues no sé, era muy débil, nomás de ver que le estaban sacando sangre a otros, él dio el golpe. Pero haga de cuenta que golpe así de a tiro. Hasta sonó la cabeza ahí como un cascarón, fíjese, qué feo es eso de la debilidad, no sé qué es. Sé que él tenía mucha este, ¿cómo se dice? Fobia, le pegaba algo así del, de ver la sangre.
VD: Las jeringas y la sangre.
JO: Sangre. Y él murió de un dolor de cabeza, yo todavía a veces pienso y le digo yo a mi esposa, digo: “A lo mejor fue de ese golpe que se dio él”.
VD: ¿Fue poco tiempo después de eso?
JO: Sí, después.
2do: No, fue…
JO: Pues no, él murió el [19]73. Pero pues sabes que eso, eso dura.
2do: Los golpes en la cabeza.
JO: Se hacen los coágulos de sangre, o sea y mira, poco a poquito va caminando y va caminando hasta que le llega al cerebro. Y todo eso, pues ya le pega uno el ése, ¿cómo le dicen? Que no puede hablar, no, ya no.
VD: Una embolia.
JO: Una embolia, algo así. Y él pues murió de eso, fíjese. Porque ya él hablaba bien, caminaba, pero luego empezó a, ya no habló. Él se rascaba la cabeza, pero no, no contestaba. Quién sabe qué le pasaría, mi hermano ahí murió de eso.
2do: Falleció.
JO: Y el sí dejó el seguro, fíjese, el número de seguro y todo lo tiene la esposa de él. A lo mejor yo, al ver ese número, pues a lo mejor por ahí anda el mío también.
VD: Ándele. Oiga, don José y estando allá, este, pues ya más bien acá, ya que pasaba usted, cuando venían los rancheros por ustedes, ¿se llevaban como a cuántos?
JO: Pues algunas veces estuvimos veinticinco, otras veces estuvimos cuatro nada más, siete, así y pues estaba uno muy a gusto. Entre menos gente le tocaba a uno, pues iba uno muy a gusto. Venía uno muy bien y donde ahí había que, había hasta cien o más, pues ya había ahí problema porque pues ya había de distintos vicios. Que les gustaba jugar a la, pos dados, a la baraja y todo eso. Y pues el ruido, todo eso, desvelaba a uno, ¿verdad?
VD: Y, ¿usted recuerda que había problemas por los juegos?
JO: Sí, se enojaban muchos. Venían de otras partes a jugar ahí con los braceros.
VD: ¿Gente de aquí?
JO: Gente de aquí.
VD: ¿De aquí mismo del estado?
JO: O sea negros que les gustaba mucho el juego de los dados, todo eso.
VD: Y, ¿cómo se entendían?
JO: Pues los dados ya ve que no sé, que aviéntale y ya con los manojos billetes aquí metidos en los dedos. Y aquí estuve yo, aquí en, ¿qué otro conozco? Al mentado ahí, ¿cómo se llama? El de Piedras Negras para acá, ¿cómo se llama este pueblito ese, hombre?
VD: ¿Qué es, Del Río?
JO: Bueno, Del Río, pero está, está del Eagle Pass para acá. Del Río es frontera con Ciudad Acuña.
VD: Ciudad Acuña, sí es cierto.
JO: No, ese pueblito está por la carretera que viene a San Antonio, creo. Ahí había una compañía de ejote que piscaba, o sea que piscamos ejote y luego lo enredan muy alto así, en un acero de alambre. Y ahí es donde había unos jugadores tremendos. Y así como ganaba el chequecito, así lo perdía. (tos) Era el colmo, fíjese. Y esa pobre gente ahí quedaban, todos no tenían nada.
VD: ¿[En]tonces se les quedaba el cheque ahí?
JO: Ahí, ahí lo perdían en el juego.
VD: Claro.
JO: Ay, qué bárbaros, esas gentes, hombre. Decía yo: “¿Por qué es eso del juego?”. (tos) Una señora que venía, venía yo y mi esposa de Monterrey y me venía malo de la tos, al llegar a Monterrey, ay caray y me miraba. “Oiga, ¿anda malito señor?”. Le dije: “Pos sí, fíjese”. “¿Qué es?”. “La tos”, le dije, “yo tengo la tos muy fuerte”. Dijo: “Yo traigo unos chicles aquí”. Y fíjese que sí se me calmó un poco la tos con esos chicles fuertes que ella traía de allá. Yo a Monterrey le tengo miedo porque, ay, qué calor estará haciendo en Monterrey, hijo de la fregada.
2do: Allá hace mucho calor.
JO: Qué barbaridad. Pues aquí hace aquí ya ve, tiene uno frío, está uno aquí todo el día aquí. Si sale uno pa fuera pos, pero allá no, ahí tenemos un clima, pero no lo aguantamos, por las dolencias que tenemos.
2do: Ahora que fuimos este, estaba el calorón bien fuerte y luego el zancudal y sin poder, yo no me dormí, ni un día me dormí adentro, me dormí afuera en la placa, por el calorón que no se aguanta.
JO: Uy, compramos un abanico grande así. Y ese día que llegamos, lo estábamos probando y que se va la luz, se quemó un transformador que está ahí enfrente de la casa de nosotros, se quemó y ése ya no lo pusieron, hasta otro día. Toda la noche, imagínese, sin dormir.
2do: Sin dormir.
JO: Sin nada. Yo digo: “Dios mío, qué barbaridad”.
VD: El calor.
JO: Calorón tremendo.
VD: Oiga don José, me decía de ahí de los juegos que hacían ahí donde estaban los ejotes.
JO: Ejote aquí este, ¿cómo se llama ese pueblito, hombre? Ay, caray. Está Cristal [City], está Carrizo [Springs], está el pueblito de Eagle Pass para acá para adentro, más que, pos está por la carretera, la que va a San Antonio, por allá. Ese pueblito no me acuerdo cómo se llama y ahí hacían unas jugadonas tremendas de puro, de baraja, de dados, ahí había de todo. Y además había un señor que iba por allá a Zaragoza de allá de, arriba de la sierra y ese hombre no, no trabajaba, ése nomás los sábados, él jugaba mucho, ahí era el que les ganaba. Era bueno para jugar a la baraja. Y pos los que les gustaba, pues ahí iban y dejaban todo el chequecito. Así como lo ganaban, así iban y se lo entregaban allá a él.
VD: Se lo daban.
JO: Todo eso, fíjese.
VD: Oiga, don José y con sus patrones, ¿cómo los trataban los patrones a ustedes?
JO: Pues habían unos que eran muy buenas gentes. Casi lo más de todos. No había, pues sí, bueno, hay unos que pues es como donde quiera, que algunos pos tienen sus costumbres, pero yo estuve con cada patrón, sabe que a nosotros nos dejaban que nosotros mismos nos pesáramos. Él llevaba la traila ahí, llevaba la báscula y llevaba una libreta pa apuntar lo que pesaran ahí. Ahí no podía uno robarle, tienen confianza ellos. Empezaba uno la pesada y apuntaba uno la cantidad. Y todo eso ellos ya nomás venía en la tarde como a esta hora y nos levantaban y se llevaban la traila y lo metían ahí. Pero ahí todo tiene que salir con lo que iba en el cuaderno, ahí en la libreta y uno pos apuntaba en una libretita aparte la cantidad.
VD: Llevaba sus cuentas.
JO: Sí.
VD: Y, ¿hablaban en español los patrones?
JO: Pues traía, traía uno intérprete, se traía uno intérprete. Había unos mentados troqueros que le decían. Esos troqueros eran los que traían a la gente y traían mucha gente, ellos traían muchos este, ¿cómo se llaman? Que traían del valle por allá, sabe que eran chicanos. Pura gente chicana los traían ellos. Pues lo juntaba con uno ahí, como eran los que traían el sistema que eran los, manager, algo así le decían ellos, que ya uno les nombraba mayordomo.
VD: Mayordomos.
JO: Y tiene que respetarlos a ellos, eran los que lo interpretaban a uno, que si se sentía uno mal, pues ellos eran los que decían al patrón: “Malo, malo”. Ya lo llevaban a uno con el doctor, un médico.
VD: Y, ¿cómo se llevaban con ellos, señor?
JO: Con los…
VD: Con los mayordomos que eran de aquí.
JO: Los mayordomos, pues bien. O sea ahí yo creo eran malos, eran caramba, ya ve que el mexicano somos, pero había uno que era ahí de los indios, por ahí del lado de Santa María y era medio canijo, era malo. Se llamaba Samuel ese señor.
VD: ¿Por qué era malo?, ¿qué hacía?
JO: Porque tenía uno que, que no fallara uno a ir a la pisca, lo regañaba a uno, que esto que el otro. Aquí estuve yo con uno de ellos aquí en Elgin. Ahí tenía, el patrón con el que estábamos, tenía muchos marranos. Ahí se da, tienen muchas marraneras ahí por ese rumbo de aquí. Y había uno, el tractorista era de Río Verde, San Luis Potosí y me prestaba el tractor. Yo con la intención de enseñarme, ahí anda uno de nuevo, pues me prestaba el tractor y luego andaba en él y ese mayordomo me regañaba, porque dice: “¿Qué anda haciendo arriba de ese tractor? Si el italiano se da cuenta que andas ahí manejando este tractor, tú vas a descomponerlo y, ¿con qué lo pagas?”. Ahí son puros italianos, ahí todo eso de ahí.
VD: Los dueños.
JO: Los dueños. “No, pos ya ve, pos yo me ando enseñando. Ya ves que me dejaba el muchacho, el tractorista me dejaba ahí que yo arara, disqueara la tierra con discos”. Y todo eso con la intención que uno quería arreglar los papeles, pero pos nunca duraba yo aquí. Mucha gente arregló sus papeles, pero pues se aguantaban aquí ellos, ahí el mismo patrón los miraba que trabajaban y él mismo les arreglaba el contrato de vuelta.
VD: Y, ¿a usted nunca le ofrecieron?
JO: No, yo nunca. Sí me ofrecían, pero no, yo corría para allá.
VD: ¿Por qué se regresaba, don José?
JO: Pues sí, pos es lo que ahora pienso. (risas) ¿Será porque estaba recién casado? (risas) No, pues quién sabe, pues es que le gusta a uno mucho los bailes, de veras que, la fiesta fulana y que la boda y que ahí va uno, anda.
VD: ¿Porque tenía fiestas en la familia?
JO: Pues no, siempre había fiestas que se hacen cada año, en el mes de noviembre…
VD: O sea del pueblo.
JO: Sí, del pueblo, de las escuelas, las escuelas.
2do: En Doctor Arroyo, los de los santos.
JO: De los ejidos. El día 8 de diciembre en Doctor Arroyo siempre.
2do: La purísima.
JO: La purísima.
VD: Ah, es el día que las conchitas.
JO: Todo eso había.
VD: Y, ¿se regresaba a las fiestas?
JO: Pos sí, claro. (risas)
2do: Llegaba a presumir que llevaba dólares.
VD: Y, ¿sí lograba juntar, don José?
JO: Pos no mucho, pero sí, pero sí juntaba un baro, de perdis se vestía uno, compraba uno ropa.
VD: Y, ¿podía mandarle a su familia?
JO: Sí, claro, sí. Sí, pues sí les mandaba uno poquito, lo que fuera, pero sí les mandaba uno. Estaba al pendiente uno, pos era lo que lo traía a uno por acá en ese entonces.
VD: Y en el tiempo que se vino, ¿tuvo hijos, don José?
JO: Sí, cómo no, pues sí.
2do: La primera vez que se vino teníamos nada más uno.
JO: Ey.
2do: Pero cuando se terminó, el [19]60 y qué, ¿[19]63?
JO: En el [19]63.
2do: Ya teníamos como diez.
JO: Ah, caray. (risas) Rindieron rápido.
VD: Pues entonces, más tenía que trabajar.
JO: Pues sí, luego iba uno de aquí para allá, pues quién sabe, carambas.
VD: Y, ¿se compraba cosas acá, don José, para llevar?
JO: Sí, cómo no. Llevaba siempre ropa a mi esposa y le llevaba regalitos así de, pues radios, algo que allá en aquel tiempo no había. Sí había, pero pues estaba muy caro.
2do: Una novedad. Y luego sin luz, con baterías.
VD: Radios de baterías.
JO: Sí, dame una soda tú, María.
VD: Y, ¿dónde compraba las baterías?, ¿acá o allá sí las encontraba?
JO: Pues allá sí había, sí había baterías.
VD: ¿Qué le decía la gente de las cosas que llevaba, don José?
JO: Pues que pa qué quiere ése y que éste, que qué era esto y ay. (risas) Ay caray, era tanto _____(?) que bueno.
VD: Y, ¿qué mas se llevaba?
JO: Pos no, pos a mi esposa le llevaba yo su ropa que yo le compraba aquí, le llevaba, que llegaba a Matehuala, ahí compraba yo.
2do: ¿No gustas tú una coca?
VD: Gracias señora, aquí tengo agua, gracias.
2do: ¿No quiere?
VD: Gracias, no se apure, con agua estoy bien, gracias.
2do: Está bien helada ésta, no sé si la quieras.
VD: No se apure, gracias de verdad.
JO: No, pues sí, a lo mejor no toma soda ella, va a decir que aquí no toma soda, no, le dije que no, no le des, dice.
VD: Casi no tomo refresco, gracias.
JO: Entiende.
VD: Gracias, aquí ahorita usted se la toma, no se preocupe.
JO: Sí, no, fíjese que ahí llegaba uno a Matehuala pues compraba uno camas, si no tenía una buena cama, hasta eso compraba uno.
VD: ¿En Matehuala?
JO: En Matehuala. Es el pueblo que estaba más grande y cerca ahí de Doctor Arroyo.
VD: Con el dinero que se juntaba.
JO: Sí.
VD: Bueno y, ¿usted cómo recibía el dinero? En el cheque dice, ¿verdad?
VD: Se lo mandaba uno en cartas registradas.
2do: En carta registrada.
VD: Ándele.
JO: Sí.
2do: Porque antes no se usaba de que money order ni nada, todo era cheque.
VD: Más sencillo.
JO: Sí. (risas)
VD: Y, ¿logró hacer algo con el dinero que juntó?
JO: Pos sí, hicimos algunos animalillos, chivillas y así.
VD: Compraba animales.
JO: Comprábamos animalillos y comprábamos el ajuar pa la yunta, el tiro que tenía uno, con que trabajaba en la labor. Pero luego ya cuando me vine yo, que jalé en Fundidora, ya todo se quedó allá. Total que yo no supe ni en qué se jue el, todo eso que dejé yo allá.
2do: Pues que se quedaron sus papás con todo lo que teníamos.
JO: Ey.
2do: No teníamos mucho, poquito, pero como quiera.
VD: Como quiera. Y esas cositas que iba juntando con el dinero.
JO: Con dinero que llevaba uno de aquí, sí.
VD: Iba haciendo allá. Y oiga, don José y me estaba diciendo que allá iba y compraba ropa o radios y eso, ¿cómo?, ¿se acuerda las tiendas donde compraba eso cómo eran?
JO: Era aquí, aquí lo comprábamos nosotros. Había una tienda que se llamaba el, el Penney [JC Penney], que le decía el Penney y había tiendas donde, donde vendían puras cosas de electrónica, todo eso compraba uno aquí. Ya llevaba uno su radio para allá, iba uno bien gustoso.
VD: Y los empleados cuando entraban los mexicanos, ¿cómo los trataban, don José?
JO: Aquí bien, nomás que los mexicanos siempre hemos sido muy carajo. Sí, los mexicanos, cuidado.
VD: ¿Por qué?
JO: Porque los árabes los robaba la gente, sí. Dice: “No, no, no te lo lleves pa allá, échalo pa acá, ay, mexicanillo, lo vi yo, échalo”. Porque agarraban una cosa, camisa o un pantalón y se lo pasaba al otro y el otro al otro y el otro al otro y ahí va. Y ya no volvía con el árabe, porque los árabes son muy comerciantes siempre, los árabes.
VD: Y, ¿había varios árabes que les vendían?
JO: Pos sí, iban a los campos donde estábamos nosotros.
VD: Ah, ¿ellos iban allá?
JO: Iban a ofrecer la mercancía, ropa, vendían mucha ropa. Y entonces se vendían muchas pistolas que la gente llevaba para México. Había las armerías donde había pistolas. Pos la gente en ese tiempo no estaba delicado nada, no le quitaban a uno nada. Mucha gente que compró sus buenos carros, sus buenas camionetas aquí porque había chanza de pasarlos. Le daban a uno oportunidad, había unos que llevaban hasta tractores, fíjese.
VD: Ah, ¿sí?, ¿se los pasaron?
JO: Pasaron los tractores, se los llevaban hasta El Paso y ahí pa allá pos lo llevaba uno. Y algunos refrigeradores, estufas, lo que, pues cosas que no, no batalla uno pa conseguir allá, o le salían caros, o más bien no hallaba uno allá. Ahí las compraba mucha gente, todo eso.
VD: Y en los restaurantes o en las cantinas, don José, ¿cómo era con…?
JO: Pos había, ahí era estado seco, condado seco, ahí en el West, vendían pero le hacían bulegueado(??) a la cerveza. La conseguía uno, pero no había cantinas. Todo eso era, era bulegueado(??), que la cerveza la vendían a escondidas porque el Gobierno no dejaba. Y pos iba uno a los restaurantes a comer, pues lo querían a uno mucho porque, porque pos porque gastaba uno, ¿verdad? Comía uno ahí en los restaurancitos.
VD: ¿Esos eran restaurantes de norteamericanos?
JO: Pues había…
VD: O, ¿había también chicanos?
JO: Había de chicanos, había restaurantes de chicanos.
VD: ¿Había de comida mexicana?
JO: Sí, mexicana sí había. En el valle pues ahí hay puro, tá cerca ahí todo México, todo esto ahí. Y aquí estuvimos en un pueblito, el de Belén [Belden]. O sea ahí había un, los restaurantes, se iba uno al cine, entonces se juntaba mucho el cine.
VD: Y, ¿qué veía?
JO: Pues había las esas películas mexicanas que pasaban, que los Villalobo y que la… (risas) Las ponían ahí todas. Pos tenía uno deseo de ver películas. Se la pasaba uno bien porque pos ya es sábado, el domingo se dedicaba uno a lavar y…
VD: ¿Usted se lavaba?
JO: Sí, sí.
VD: ¿También se enseñó a lavar?
JO: También.
2do: ¿En qué lavaban, en baños?
JO: En baños. Y la agua fría pa bañarse uno, eso sí. (risas) Qué bárbaro, bien fría el agua. Pos no tenía uno muchas comodidades, porque pos era uno bracero. Y mucha gente que pasaba para allá para el lado de California, sí le iba bien para allá, había mucho trabajo, ey.
VD: A usted nunca le, no…
JO: Nunca fui para allá, fíjese.
VD: Nunca le quisieron mandar para allá.
JO: No, porque el asunto era que fuera uno hasta el Empalme, estaba muy lejos y pues era mucho dinero en aquel tiempo, en Empalme, Sonora, parece que era Sonora. Ahí taba la otra contratación. Y pos cuando estaba yo aquí, pero toda la gente de aquí del rumbo de allá, toda pasaba para allá, para el California. Y que: “Califa [California]”, pues se iban para allá.
VD: Y la gente, ¿se acuerda cómo trataban a los braceros en general? Cuando usted andaba en la calle y en estos lugares, la gente de acá, ¿cómo los trataba?
JO: Pos sí había, había veces que había pleitos, se oía mal. Una vez a un muchacho le quebraron un pie con una sandía, fíjese.
VD: ¿Cómo?
JO: Iba una camioneta e iban unos chicanos en ella y aquí, dijeron ellos que iban pal pueblo y le aventaron una sandía y le pegaron aquí en la pierna.
VD: Y, ¿por qué se la aventaron?
JO: Pues nomás así.
VD: ¿Él les gritó algo?
JO: Pos quién sabe. Total que sí le, le quebraron el pie. Sandías grandes, ahí se da mucha sandía pa ese lado del West, grandísimas las sandías. Pues sí había pleitos en los pueblos, en la gente, pues ya borrachos, algunos se emborrachaban, todo eso, había pleitos.
VD: Y, ¿por qué?, ¿se acuerda por qué empezaban los pleitos?
JO: Pos ya tomada la gente se, pues le caía mal a otro y ya y ahí empezaba ya la discordia. Empezaban a pelear y se peleaban, muchos peleaban ahí y todo eso. Pues andaba uno fuera de su tierra y ya anda uno con distinta gente que no conoce uno ni qué costumbres tiene. Andaba uno gente con gente oaxaqueña, de Puebla, de todos esos estados de por allá del sur.
VD: Y, ¿se acuerda usted cómo era?, ¿sentía usted que era muy diferente de la gente del norte?
JO: Pos sí, sí hay diferencia.
VD: ¿Cómo se acuerda que eran?
JO: Porque pos nomás del modo de hablar. Y que: “Balde”, y que, “pa acá”, y que, “te la voy a hacer de gorra”, y que… Le digo, hablan muy distintos ellos a su costumbre de uno del norte, porque ellos ya pa decir una cubeta dicen balde. Y todo eso tiene su distinto dar el nombre a muchas cosas. Y uno acá en el norte, no que el burro, que el asno, que todo eso, ¿verdad? (risas) Se entiende uno y ellos no, te digo, tienen otro sistema. Los de Guanajuato: “Órale pues, _____(?)”. (risas) Bien curiosos, se ríe uno de oírlos a ellos y ellos se ríen también de uno, porque también a uno le tienen su, lo critican también.
VD: ¿Qué le decían?, ¿a usted le llegaron a decir?
JO: “Tu eres del norte, ¿verdad? Tú eres del norte”. “Pues no”. “Sí”. (risas) “Ahí donde está hay puros como montanos”. “Sí, somos como montanos”. (risas) Muy curioso que hablaban. Pero fíjese que sí, sí se acostumbraba uno a hablar a como usted, ya aquí ya habla igual que fuera de aquí usted.
VD: ¿Que si fuera yo de acá?
JO: Pos sí, ya no habla igual allá a México.
VD: ¿Cree usted?
JO: Pos bueno.
2do: Toda la gente dice: “Tú eres chilango, tú eres chilango”. Porque también tienen su…
VD: Acento.
JO: Todos los estados tienen su sistema, su dialecto y en Zacatecas, Zacatecas, Durango, Aguascalientes tienen el mismo dialecto, que hablan curioso, ¿verdad? Los de, ya los de Sinaloa, también esos tienen otro sistema ya, ¿verdad? Todos tienen uno su dialecto de hablar.
VD: Y, ¿se acuerda usted si había como diferencias así de grupo por ser de alguna región o de otra?
JO: Pos sí, sí hay sistema.
VD: Como, es decir, como malentendidos o una cosa que unos no se quisieran con otros.
JO: Sí, claro porque uno acá en el norte, en Monterrey uno, pos sí se acostumbra a decir cuñado o decirle suegro a otro y en algunas partes no admiten eso, para nada.
2do: Casi lo más se dicen güey acá y ahí otros es mucha ofensa.
JO: Sí es ofensa en algunas partes, estados, eso es feo, ¿no?
2do: Y acá no, pues están acostumbrados, ¿no? Güey, güey se dicen.
JO: Sí, se dicen.
2do: Y en otras partes no permiten que les digan eso.
JO: No hay eso. Entonces hay que conocer a uno de esos para no andar (ininteligible). Sí, porque sí ofende, ora sin querer uno ofender a otra persona. Yo una vez, había un señor aquí, un indito que era de Puebla, pero eran inditos y yo le decía suegro a él y él me decía cuñado y así nos decíamos. Y un día, un domingo estaba lavando él una moca donde hacían café y luego yo pues me levanté en la mañana, era un domingo y dije: “Ya está el café, suegro”. Y yo no sé si ese día andaba de malas el señor, me avienta todo el agua, andaba lavando, a la cara, con todo y asientos de café, no, me lo manda a la cara. (risas) Por eso le digo: “¿Pos yo qué te hago? ¿Pa qué te llevas, pa qué juegas?”. “No, ¿qué?”. No, que nos agarramos a golpes. Yo tenía ya los ojos llenos de puros asientos de café. Y entonces ya no me quedaron ganas de andar jugando con nadie.
VD: Después de eso.
JO: Sí, después de eso, pos que yo no pelié con esos que estuvieron aquí en, en el pueblito este de, eran de Querétaro, Elgin. Y un día hubo un muchachillo jugando, jugando también nos enojamos y me tumbó el muchacho chaparrito, Checho, chaparrito. Pero quién sabe cómo me aventó con la, me dijo: “No se vaya a caer”, y caí de espaldas. Y ése (ininteligible) no me fuera a levantar. Y luego de ahí nos fuimos y nos tocó allá en Arkansas juntos, ya nos volvimos a pelear allá arriba del camión donde llevaban a toda las despensas, velices nuevecitos que llevaban unos que ya nos íbanos a ir pa México. Pues ahí se los apachurramos con los pies, andaban hechos bola, muy malo eso, muy peligroso. Pero no entiende uno cuando está nuevo. Y ya entonces, ya después ya no jugué yo con nadie, porque es malo eso de las jugadas, juguetes no. Y ahí conocía uno gente, yo ahora ya a la gente que veo, digo: “Ésta es de tal parte”. Porque ya conoce uno más o menos el sistema de cómo hablan para allá. Los de Querétaro, los de: “Órale”. Dicen: “Ah, su madre”.
VD: La gente de la costa dice así.
JO: Y: “Ah, su madre, puta repelo”. Y hablan muy curioso, pero para ellos así es su costumbre. Los de Veracruz…
2do: A los niños les dicen que: “La guacho”, y que, “las guacho”.
VD: La gente de Michoacán dice así.
2do: Que: “El guacho”, y yo nunca había oído que así les decían, hasta aquí vine a oír, porque aquí, como aquí hay gente de todas partes.
VD: De todos lados, sí.
2do: Y en los trabajos: “Que tu guacho”, que, “tu guacho”, y que, “guachilla”, y allá son los niños.
JO: Sí, qué curioso, ¿verdad?
VD: Acá bien. O sea que se estuvo viniendo dos veces por año, don José.
JO: Sí.
VD: Y cuando se regresaba allá, ¿cómo lo recibían cuando regresaba?
JO: Mi vieja me recibían con mucho amor, (risas) mi esposa. Pos no, digo, pos estaba ahí dando la vuelta pa atrás y le daban uno gracias a Dios que volvió de vuelta bueno y sano.
VD: Y, ¿la gente del pueblo qué le decía?
JO: Pues todos lo querían a uno porque pues llevaba centavitos y les gustaba la cerveza, pos darles. (risas) Pues sí, pues a eso lo buscaban a uno porque iba uno y ya pues ya pagaba uno una cerveza uno, no falta que…
VD: Y, ¿le preguntaban que cómo…?
JO: Pues sí.
VD: Y, ¿qué les contaba usted de su trabajo de por acá?
JO: Pos, pos, taba bien. Allá pues casi toda la gente venía para acá.
VD: ¿Había muchos que salían y se venían?
JO: Sí, ya había mucho que ya venían casi nomás pa acá a la braceriada. Y ya, pos ya era como un negocio eso ya después. Ya pa los coyotes, todo eso era negocio porque pos ellos ya contrataban, pos de bonches grandes. Ya enlistaban y ya de acuerdo con el que, de Gobernación, pues le pasaban su tajada a él y ellos se quedaban con lo que les tocaba y pasaban a la gente. Y estaba bien, porque ya no sufría uno ahí en Monterrey, ahí en Monterrey…
VD: Llegaban.
JO: El valle de lágrimas ahí, caramba, mucha gente que andaban arruinados ya. Y ahí después que nos salíamos ahí, que el comedor, que salíamos ya pa el comedor que ya nos daban nuestro lonche para traer para acá, porque en la tarde ese día le daban a uno su lonche, su bolsita con lonche. Y ahí se ponía la gente que, pos que no lograban pasar a que les diera uno el lonche o dinero. “Que al cabo usted ya se va, que ya Dios los ayudó a pasar, pero nosotros andamos aquí pránganas”. Pues ya les daba uno poquitos que traía uno, ¿verdad? Pobrecita gente.
VD: ¿Sí se ayudaban?
JO: Sí, había mucha gente que pobrecitos, que andaban de otras partes de que ya tenían tiempo ahí que no pasaban. Ahí en el, en ese Monterrey estaba todo, estaban todos los rieles ahí por la cervecería de todo eso, ahí taba lleno de gente acostada en la tarde, que ahí iba uno todo desconsolado y el solazo bárbaro.
2do: Los que no tenían dónde llegar.
JO: Y taba la Casa del Campesino que le decían, sea la liga de comunidades agrarias.
VD: Y, ¿ellos les ayudaban?
JO: No, ahí dormía uno. Y ahí había gente que lo analizaban a uno también, si eran del municipio de, que había gente que tenían ahí que eran diputados o equis, ¿verdad? Ahí estaba la Casa del Campesino, o sea la liga de comunidades agrarias y ahí enlistaban a uno también, ey.
VD: Y les dejaban pasar la noche ahí.
JO: Ahí dormía la gente, nomás que habían tantas chinches, que bueno. (risas) Ahí hay uno…
VD: ¿Se llegó a quedar ahí?
JO: Sí.
VD: Y, ¿se llenó de chinches?
JO: Pues cómo no, oiga. Y sí, aquí había unos cuartitos que por unos, ¿sabes cuánto cobraba?, $5 pesos mexicanos que cobraban por la noche. Pero si nomás apagaba uno la luz y se miraba el parejito de chinches que venían pa abajo al ataque. (risas) Sí, de veras que cómo sufría uno, bastante, señorita, bastante sufría uno. Y luego de ahí había veces que, pos que no traíamos pal camión y nos veníamos a pie, para que había que madrugar, a pie, a patín desde la liga hasta como hasta acá hasta el campo.
VD: ¿Todos los días se quedaba ahí?
JO: Pues casi nomás los días que ya no queríamos ir allá con mi hermano porque las patas nos apestaban. (risas)
2do: Les daba vergüenza.
JO: Sí, zapatos. Ya nomás el cielo, el piso ahí que teníamos, no parecía que teníamos zapatos porque ya andaban todos rotos de abajo.
2do: Tanta vuelta.
JO: Vuelta, ay. Mi esposa allá les contaban que nosotros aquí ganando dinero, nombre, si supiera cómo sufríamos. Nos íbamos al mercado a pedir plátano, que nos dieran lo que no vendían, ¿verdad? Y nos daban ahí.
2do: Esos ya maduros.
VD: Ahí en Monterrey.
JO: Monterrey.
VD: Y, ¿sí les daba la gente?
JO: Sí nos daban, los plátanos en los mercados.
2do: Ahí en los mercados.
JO: O ahí había ellos que vendían pan frío barato e íbamos y comprábamos pan frío.
VD: Para pasarla.
JO: Pos pa comer, pa pasarla y nosotros lo que no queríamos era darle molestias a mi, a mi cuñada, a la esposa de mi hermano. Y ella no nos dejaba, si por eso no quería.
2do: Le decían, pues como ellos eran tres hermanos y luego pues se venían los primos, o los sobrinos con ellos y pues entonces ya eran muchos y era mucho gasto pa su hermano, darles de comer a todos. Así es que por eso no iban todos los días, iban allá nada más a bañarse y cambiarse de ropa.
JO: Cambiarse uno.
2do: Y todo eso, pero ahí en la tarde, ya mañanas que les den de almorzar, que les den de comer, pues no.
JO: Pues no.
2do: Y ellos pues si no traían dinero, pues entonces tenían que pedir.
JO: Sí.
VD: Claro.
JO: Sufría uno mucho, fíjese.
2do: Sí.
JO: Y a veces que íbamos ahí a una panadería por la catedral, ¿te acuerdas, María? Como (ininteligible) esa panadería. Vendían pan frío, le daban a uno bastante pan de ese frío.
VD: ¿Duro?
JO: No, nomás porque era de un día para otro ya así ya no salía y ahí lo vendían ellos barato. Ahí mucha gente compraba pan de ese. O en el mercado pos plátanos, que las piñas, nos daban, comprábanos ahí. Sí, le digo, sufríamos mucho ahí cuando había esa mentada bracereada.
VD: Y eso fue en las primeras veces, ¿verdad? Dice que ya después cuando regresaba, ya pasaba enlistado.
JO: Sí, algunas veces ya.
VD: O, ¿también le volvió a tocar quedarse?
JO: Sí, casi cada año era eso porque como nosotros no éramos del estado, no nos querían muy bien.
2do: Eso era cada que pasaba, dos veces al año.
JO: Sí, porque ahí estaba la contratación en el estado de Nuevo León y que: “Nosotros no veníamos a sufrir porque estamos cerca de nuestras casas”, o no sé qué. Por eso nos tenían ahí odio. Y luego los que eran ahí los coyotes, que nos pasaban, peleaban con el de Gobernación y pos menos pasábamos. Ahí estábamos nomás a la expectativa y que ahí nos tocara suerte. Luego de repente se oía el aguatazo de que, pues como había muchos Ortizes, y que: “Pedro Ortiz”, y que, “Juan”. No, éramos un chorro de Ortizes. Luego luego decían: “Hasta los perros se trajeron estos batos”. (risas)
2do: Se venían todos los primos, tíos, sobrinos y todos.
VD: O sea que usted venía y casi nunca estuvo solo ahí en Monterrey.
JO: No, no, no pues si venían todos los primos ahí y sobrinos y todos Ortizes.
2do: Sus hermanos y todos.
JO: Sí.
VD: Y todas las mujeres se quedaban solas.
JO: Todas solitas allá. Pos, ¿cómo?, imagínese nomás solas allá.
2do: Nomás esperando ahí.
JO: No, sí.
2do: Batallando con los niños.
JO: Ey, no, sí tiene uno un historial bárbaro. Ese historial pos lo viene a revivir usted que dice que…
VD: Aquí pues eso, por eso le digo, mire, porque tanta historia que hay por detrás.
JO: Sí.
VD: Y don José, ¿qué fue lo que más le gustó de su tiempo de bracero?
JO: De bracero a mí me gustó mucho Estados Unidos desde un principio, fíjese, mucho me gustó.
VD: ¿Qué le gustaba?
JO: Porque aquí pos hay muchas facilidades para hacer uno algo, el que quería hacer. Es como donde quiera, porque yo digo, en México hay gente que se dedica y hace, tienen, que es como donde quiera. Pero aquí hay poco más facilidades, ¿verdad?
2do: Y más ayudas, más ayudas.
JO: Más ayudas aquí del Gobierno.
2do: Aquí hay de todo, porque allá en México no te dan ni un grano de frijol, nada. Y aquí, pues si no tienes trabajo o tienes hambre y no tienes qué comer, vas a una iglesia y pides y te dan y allá no.
JO: Sí.
2do: Allá si tienes comes y si no, te bajas. Y aquí no, si tiene uno hambre y que no tiene uno de qué agarrar, pues va y pide.
JO: Aquí hay muchas partes donde dan.
2do: A las iglesias, todo eso, hay mucha ayuda y allá no.
JO: Bueno, ya depende de cómo va uno a valorar todo eso, a valorarlo. Pero el que sabe valorar, sí hay ayuda aquí. Aquí digo, que hay gente como donde quiera que pos lo poquito que ganan, lo derrochan en tomar o equis. Y esos hombres nunca tienen nada, nunca, por lo mismo, andan pidiendo ahí pal vicio. Y en Monterrey o equis o en cualquier parte de México es igual, lo mismo, hay gente que tiene porque se sacrifican y saben ir juntando y haciendo.
VD: O sea que desde la primera vez que se vino, ¿le gustó acá para quedarse más tiempo?
JO: Sí, sí me gustó mucho.
VD: Y cuando terminó en el [19]63, se regresó para México.
JO: Para México.
VD: Y, ¿en dónde estuvo trabajando allá?
JO: Ahí estuve trabajando sembrando mis…
VD: Su tierra.
JO: Tierra. Y luego de ahí ya hubo la oportunidad que me hablaron en Fundidora porque yo tenía ahí una solicitud.
2do: Y también vivía su hermano que estaba en Monterrey. Y él también trabajaba en Fundidora en Monterrey. Entonces por medio de su hermano entró él.
JO: Sí.
2do: Entró en Fundidora y ahí trabajó veinte años.
VD: Ándele.
JO: Así que por eso me olvidé yo de todo lo demás, hasta eso los papeles que tenía yo de las, de los braceros.
2do: Y entonces pues todo esa papelería de los contratos se quedó en el rancho porque pues ya viene uno gustoso que viene acá a la ciudad y que viene a trabajar y todo eso. Todo eso se quedó allá en un, guardado, pero ya ahorita ya el rancho ya ni existe.
JO: Y en Monterrey ya, duré trabajando veinte años ahí en Fundidora. Nomás que luego quedó en quiebra ya, nos dieron aire a todos y aquí andamos.
2do: Y él se enfermó y ha sido ahí pura enfermedad.
VD: Después de que salió. Y, ¿después de que salió fue que se vino para acá?
JO: Pues duré una temporada ahí en Monterrey que hacíamos anillos para construcción, anillos de alambrón, cuadrados pa las columnas, todo. No, porque sí, yo tenía todavía mi mica y yo hubiera venido y yo hubiera arreglado porque algunos compañeros arreglaron, con su mica arreglaron la residencia aquí. Yo tenía mi mica y mi mica estaba, nunca tuve problema yo cuando pasaba para acá, que haya estado yo preso por pleito o equis, nunca. Que sí, yo estuve muy bien aquí, por eso yo tengo esperanza de que…
2do: Con un buen récord.
JO: Y buen récord.
VD: Y, ¿desde qué año está aquí, don José?
JO: Yo aquí tengo ya, ¿desde cuándo?, [19]95.
2do: Desde el [19]96.
JO: El [19]96.
VD: Decidió venirse para acá.
2do: Pues por un hijo que estaba él aquí y él se casó allá, pero también se trajo a su esposa, él ya era residente. Y estaba su esposa embarazada y que tenía el embarazo de alto riesgo y que, pues sí, que viniéramos a, pues a hacerle compañía a la nuera y ya nos quedamos aquí.
VD: Y, ¿les gustó para quedarse aquí?
JO: Esta traila es de mi hijo, ésta.
2do: Esta casa es de él.
JO: Ése es mi hijo mire, ése que está por allá.
2do: Ése que está ahí.
VD: A ver.
2do: Sí, aquél es el mismo.
JO: Ey.
2do: Y es el que está en Carolina.
JO: Ey, es de él todo esto.
2do: Él está pagando con la traila.
VD: Él vivía aquí antes.
JO: Él vivía.
VD: Y, ¿se fue para allá hace poco?
2do: Sí, como allá estaba la familia de su esposa, pues la esposa se lo llevó para allá y allá ya tienen cuatro años allá.
JO: Allá compró muy buena, muy buena casa tiene allá.
2do: Como tres años duró aquí.
VD: Allá tiene muy buena casa él.
2do: Aquí nos las dejó a nosotros y ahora estamos este, aquí tamos…
JO: Pos aquí nos ayuda este muchacho Gilberto, este que, el que usted conoció aquí.
2do: Y pues el que trabaja.
JO: El que paga la…
2do: Paga la renta del terreno.
JO: Terreno.
2do: Pagamos renta del terreno y mi hijo que está en Carolina paga el abono de la traila.
JO: Ey. Y lo poquito que ahí gana ella, pues ahí nos sirve pa comer de perdida.
2do: Sí, yo también trabajo y con lo poquito que gano, pos yo pago…
VD: ¿Dónde trabaja?
2do: Yo trabajo en el Golden Corral.
VD: ¿El Golden Corral?
JO: Sí, el que está ahí por la…
2do: Sí, antes de llegar al portal.
VD: Ah.
2do: Por esa, la Lamar(??).
VD: ¿Qué hace allá?
2do: Preparación.
JO: Sí, ella ahí se dedica a eso. Ya tiene como cinco años trabajando ahí.
2do: No, pues ahí aunque sea poquito, pero de perdida nos ayudamos, primeramente por las medicinas de los dos.
JO: Pues ahí nos están dando la medicina.
VD: Para comprar sus medicinas.
2do: Todavía necesitan comprar las medicinas.
JO: Por eso yo quiero mi seguro a ver si…
2do: Y luego la clínica estarla pagando, la clínica. Y casi por eso nada más trabajo y porque mi hijo dice: “Ya no trabajes, yo puedo mantenerlos”. Le digo: “Sí, pero es que necesito trabajar para tenerlo a él en la clínica”.
VD: El seguro, sí.
2do: Y su medicina, mi medicina, la mía también.
JO: A mí me operaron dos veces, que le digo, tres, creo. Fue esto de aquí, esto que está aquí.
2do: Y a mí también me operaron y a mí me cortaron un pecho porque me detectaron cáncer.
VD: Cáncer, ándele. Y aquí mismo la operaron.
2do: Aquí mismo me operaron. Sí, aquí hemos, gracias a Dios, hemos tenido pues buenas ayudas. Él es pensionado allá en México, pero allá el seguro no, nunca tiene medicinas. Cada que va él a consultar, dicen: “Venga al miércoles, venga tal día para ver si ya está la medicina”. Va y que pues que no está.
VD: Claro.
2do: Entonces pues este, piensa, pensamos que si estuviéramos allá, pues yo creo ya hasta nos hubiéramos muerto porque pues nunca. Si lo mandan a uno a hacer un chequeo, se está hasta dos, tres meses y aquí no, aquí rápido.
VD: Así que ya le gustó acá para quedarse.
JO: Pues no, pues no…
2do: Es que pues ya tenemos la traila de mi hijo.
JO: Es que nosotros estamos con permiso aquí y se nos vence y vamos a buscar otro permiso, pero por quedarnos aquí, pues no estamos seguros de que nos quedaríamos.
2do: Nosotros tenemos nuestra casa, nuestra propiedad.
VD: Allá en Monterrey.
2do: Nuestro terreno, estamos por cuidarle la traila también a mi hijo, porque si ya nos vamos, él pierde la traila porque ya va a decir: “No, pues ahorita voy a ir y ya no viven ahí”. Ya deja de pagarla y él pierde todo el dinero que paga.
JO: Ey.
2do: Y por eso mismo nos hemos estado, estado aquí aguantando.
VD: Pero le gustaría, ¿les gustaría regresarse para México?
2do: Pues sí.
JO: Pues sí, pues al no dar chance de quedarnos aquí, ¿qué hacemos? Pues yo digo, nosotros aquí la esperanza que el seguro, que salía el seguro y que me ayudaran con algo.
VD: Claro.
JO: A lo mejor mi hijo ya él sí puede arreglarme a mí.
VD: Claro.
JO: Sí, si él se hiciera este, ciudadano, pos más rápido arreglaba yo o ella, cualquiera de los dos.
VD: Cuando le toque.
2do: Yo le digo: “No, hazte ciudadano”, le digo, “porque yo también ya tengo cinco años ahí trabajando y pues a lo mejor podría sacar también este, pensión”.
VD: Claro.
JO: Por eso le digo que yo le platicaba a usted que si usted podría ayudarme en cuestión de mi seguro, a informar más o menos de qué te puede dar y que ande ahí y usted pueda informarme.
VD: Con el que estuvo trabajando de bracero.
JO: Sí, con el pase este. Al cabo todas mis pasadas fueron por acá por Reynosa.
VD: ¿Siempre pasaba por el mismo lugar?
JO: Ey, y por acá por Eagle Pass, allá por Piedras Negras. Cuando trabajaba uno para el West, era para allá por Piedras Negras y cuando venía uno aquí al valle, era por Reynosa.
VD: Oiga don José, déjeme preguntarle ya por último para pues, como para cerrar. Ahora después de tantos años que usted fue bracero, ¿cómo se siente cuando se acuerda de aquellos años de su trabajo?
JO: Pues, ¿cómo me siento? Digo, de qué carambas, digo, qué cosa, que tuve yo esa época que pues estaba yo fuerte y yo, a mí me gusta mucho la pisca del algodón. Venía yo con gusto y venía uno con el anhelo de trabajar y hacer algo y pues yo todo eso le servía a uno como para valorar uno su sistema de uno y de su familia y todo eso. Pero pues yo estoy muy a gusto, muy agradecido de todo esto. Y ahora qué bueno que andan ustedes promoviendo eso y eso va a llevar a algo, ahora verá, porque yo sé que sí porque ustedes esto que andan haciendo ahorita es una cosa magnífica.
VD: Ah, pues [es]péreme don José, que…
Fin de la entrevista
Interviewer
Domínguez, Violeta
Interviewee
Ortiz Hinojosa, José Isabel
Location
Austin, Texas
File Name Identifier
Ortiz_Hinojosa_AUS002
Citation
Ortiz Hinojosa, José Isabel, “José Isabel Ortiz Hinojosa,” Bracero History Archive, accessed November 23, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/89.