Roberto Silva Marín
Title
Roberto Silva Marín
Description
Roberto Silva Marín was born June 6, 1938, in Calvillo, Aguascalientes, México; he had six sisters and five brothers; his father was a campesino; the family moved to Jalpa, Zacatecas, México when he was eight years old; as a young boy, he helped his father work in the fields; during the mid-1950s, when he was eighteen years old, he enlisted in the bracero program; as a bracero, he labored in the fields of California and Texas, cleaning, pruning, picking and packing beets and lettuce; when he was twenty years old, he married and later had three daughters and one son; the entire family immigrated to the United States during the early 1970s.
Summary of Interview: Mr. Silva talks about his family and childhood, and how they all suffered due to poverty; the lack of rain and crops prompted the family to move from Calvillo, Aguascalientes to Jalpa, Zacatecas, México; they lived on a ranch by a large lake, which greatly improved their situation; during the mid-1950s, when he was eighteen years old, he decided to enlist in the bracero program; in order to join, he had to complete his military service, which he was able to do early by altering the dates on his papers, pay two hundred pesos and pick two thousand kilograms of cotton in Sonora; as part of the process, he was also stripped, medically examined and deloused; as a bracero, he labored in the fields of California and Texas, cleaning, pruning, picking and packing beets and lettuce; he goes on to detail the camp sizes, housing, amenities, provisions, duties, routines, treatment, payments, deductions, remittances, contract lengths, working relationships, friendships, correspondence and recreational activities, including trips into town; his brother went with him, but he could not handle the work and he missed his wife too much; Roberto also relates other anecdotes about his experiences as a bracero; when he was twenty years old, he married and later had three daughters and one son; moreover, he briefly talks about his life after the program; during the early 1970s, the entire family immigrated to the United States.
Summary of Interview: Mr. Silva talks about his family and childhood, and how they all suffered due to poverty; the lack of rain and crops prompted the family to move from Calvillo, Aguascalientes to Jalpa, Zacatecas, México; they lived on a ranch by a large lake, which greatly improved their situation; during the mid-1950s, when he was eighteen years old, he decided to enlist in the bracero program; in order to join, he had to complete his military service, which he was able to do early by altering the dates on his papers, pay two hundred pesos and pick two thousand kilograms of cotton in Sonora; as part of the process, he was also stripped, medically examined and deloused; as a bracero, he labored in the fields of California and Texas, cleaning, pruning, picking and packing beets and lettuce; he goes on to detail the camp sizes, housing, amenities, provisions, duties, routines, treatment, payments, deductions, remittances, contract lengths, working relationships, friendships, correspondence and recreational activities, including trips into town; his brother went with him, but he could not handle the work and he missed his wife too much; Roberto also relates other anecdotes about his experiences as a bracero; when he was twenty years old, he married and later had three daughters and one son; moreover, he briefly talks about his life after the program; during the early 1970s, the entire family immigrated to the United States.
Creator
Carrillo, Alma
Silva Marín, Roberto
Subject
bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Roberto Silva Marín
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini DIsc
Duration
75 minutes
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Roberto Silva Marín
Fecha de la entrevista: 26 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Alma Carrillo
Mi nombre es Alma Carrillo. Hoy en día es mayo 26 del 2006 y estamos en Perris, California haciendo una entrevista sobre la historia del bracero para el Museo Smithsonian.
AC: Bueno pues mire a nosotros nos gusta comenzar desde el principio. Y nos gusta comenzar por, ¿dónde nació?
RS: Nací en Calvillo, Aguascalientes, México.
AC: Y, ¿en qué fecha nació?
RS: El mes 6, día 6 del [19]38.
AC: ¿El [19]38?
RS: El [19]38.
AC: Oiga, y, ¿usted se acuerda de su familia allá en México?
RS: Sí, cómo no.
AC: ¿De qué se acuerda?
RS: Pues allá tengo familiares en Calvillo. Sí, ahí tengo familiares, primas.
AC: ¿Usted tiene hermanos o hermanas?
RS: Allí el hermano lo tengo en Calvillo, también acá en Zacatecas.
AC: ¿Sí?
RS: Tengo dos hermanos, hermanos.
AC: ¿Qué recuerda de sus padres cuando usted estaba chiquito?
RS: No, pos muchas cosas bonitas.
AC: ¿De qué se acuerda?
RS: Muy personales. Le digo, pos cuando está uno chiquillo, ¿verdad? Como sufrió uno mucho. En aquellos años había mucho mucha pobreza, ey.
AC: Pobreza, ¿cómo?
RS: Pues había mucha pobreza porque casi no llovía, no había siembras, no había cosecha.
AC: Ustedes, ¿qué hacían para vivir?
RS: No, pos mi papá sembraba pero de allí uno se puso muy… No, no llovió. Nos venimos a Jalpa, Zacatecas. Acá estuvo un poco mejor.
AC: ¿De cuántos años se movió a Jalpa, Zacatecas?
RS: Se me hace que he de haber tenido yo como unos de ocho años o por ahí.
AC: ¿Sí?
RS: Siete, ocho años he de haber tenido yo.
AC: Y, ¿les iba mejor en Zacatecas?
RS: Sí, pos allí caímos a un rancho donde había una presa grande. Allí ya sembrábamos de todo.
AC: ¿De todo? ¿Como qué?
RS: Oh, primeramente dijera ahí se usaba mucho, había mucho guayabo, guayabas. Y sembrábamos todo, jitomate, chile, camote, jícama, todo, todo sembrábamos allí en ese rancho.
AC: Y, ¿vendían ustedes o nada más…?
RS: No, pos ahí se vendía al pueblo. Se vendía todo.
AC: Oiga, este y, ¿usted le ayudaba a sus padres?
RS: Sí.
AC: ¿Cómo le ayudaba?
RS: A sembrar.
AC: ¿A sembrar? ¿Tan chiquito?
RS: Así me ponía a trabajar.
AC: Pos, ¿de cuántos años empezó usted a trabajar, oiga?
RS: Desde que pude.
AC: Y pos, ¿cuántos años son esos?
RS: Pos los seis, siete años, cinco años.
AC: ¿Cinco años?
RS: Sí.
AC: Y, ¿qué hacían?
RS: Pues nomás sembrar (ininteligible) en cada hoyo uno le iba echando el maíz.
AC: ¿Quién hacía los hoyos?
RS: Con arado.
AC: Con arado. Y, ¿eso qué es? Yo de campo…
RS: Es cuando se usaba que usaban los bueyes.
AC: Oh, los bueyes.
RS: Los bueyes y con un arado se sembraba en aquellos años todo.
AC: Y, ¿había más de ustedes o nomás era usted el que, que ayudaba?
RS: Tres, cuatro muchachos.
AC: Y fueron y, ¿nada más los hombres iban a hacer eso?
RS: Nomás los hombres, las mujeres también ayudaban pero no muncho.
AC: Y, ¿ellas qué hacían?
RS: Nomás comida.
AC: ¿Cuántas de ellas eran?
RS: Eran seis.
AC: ¿Mujeres?
RS: Seis mujeres.
AC: Y, ¿hombres?
RS: Cinco hombres.
AC: Oh, usted viene de una familia grande.
RS: Sí.
AC: Y, ¿qué hacían ustedes aparte de trabajar? ¿Iban a la escuela?
RS: No, ahí no. A la escuela no, hasta ya que estuvimos grandes.
AC: ¿Como de cuántos años les tocó?
RS: Ya, pos ya grandes cuando nos mandaron a la escuela en un ranchito allí. Pero no, porque ahí no aprendimos. Trabajábamos mucho y íbamos a la escuela un rato y así. Y al último hasta aprendí a leer.
AC: Qué bueno.
RS: Cuando vine de bracero tuve que aprender porque tenía que escribirle a la mujer. Entonces tuve que aprender a escribir. Ya pa acá pos empecé a _____(??). Sí leo, sí leo todos los papele[s]… Yo no, que sepa mucho, mucho, no.
AC: Sí, porque firmó muy bien. Firmó bien su nombre.
RS: Sí, sí, yo sé leer. Tengo mi Biblia, leo mi Biblia.
AC: ¿La lee seguido?
RS: A veces es que me olvido. (risas)
AC: Oiga, pero me estaba diciendo de que cuando usted estaba chico trabajaba mucho. Y, ¿no le daba nunca a usted tiempo para jugar o para… pos para ser niño?
RS: Sí, pues ya cuando ya crecimos más pos siempre a jugar béisbol, aprendimos a jugar béisbol. Ya estábamos grandes, ya estábamos grandes.
AC: Y, ¿era bueno usted?
RS: No, no me gustó el… (risas) Le gritan a uno muy feo y no me gustó.
AC: Oiga, y usted este, ¿cómo es que de trabajar en allá en México, decidió venirse de bracero?
RS: Nomás empezó los braceros… Nomás tuve la edad a los dieciocho, a los dieciocho años, antes de dieciocho años empezaron ya los braceros porque tenía que tener usted la cartilla al pasar. La cartilla de servicio. Entonces yo di servicio un año antes.
AC: ¿Antes de cumplir los dieciocho?
RS: Sí, me puse una fecha más pa que me dieran el servicio.
AC: ¿Se cambió la fecha?
RS: Me puse y me cambié el nombre. Digo, me cambié la fecha. Me puse la fecha de nacimiento del hermano el que seguía de conmigo y nos íbamos juntos. Entonces de ahí mismo saqué mi cartilla a los dieciocho años. A los dieciocho años me fui a Texas a trabajar de bracero.
AC: ¿Usualmente tienen que marchar por un año?
RS: Allá sí, antes tenía que. Era obligación, un año tenía que ir a la a marchar. Sí, de ese modo le dan a uno la cartilla y esa cartilla sirvió para casarse y sirvió pa todo. Porque si no tiene uno cartilla le cobraban multa.
AC: ¿De veras?
RS: Cuando no tenía la cartilla cuando se casaba. Entonces yo cumplí con todo.
AC: Oiga, y cuando andaba allá en México y quería venirse de bracero, ¿cómo se enteró del programa?
RS: Había ahí en los pueblos le daban al pueblo tantos pa tantos braceros. Que uno pagaba ahí la cuota uno. De ahí se iba uno de bracero.
AC: Y, ¿eran de caras las cuotas?
RS: No, $200 pesos es lo que le salía.
AC: ¿Sí?
RS: Y ya se iba uno ya… allá iba uno a Chihuahua.
AC: Chihuahua. Oiga, y, ¿$200 pesos era mucho en ese entonces?
RS: Sí pos claro. Pos era mucho. Uno ganaba la persona ganaba $3 pesos, $2, $2.50.
AC: Y, ¿cómo le hizo para conseguir tanto dinero para la cuota?
RS: Todo pos antes tenía que conseguirla. En ese tiempo había prestamistas. Y se iba por una. Ya de allí ya me vine pa acá para Obregón, Sonora a piscar el algodón. Dos mil kilos tenía que piscar uno pa que le dieran la carta. De las de carta de las…
AC: Antes de que le dieran la carta.
RS: Sí. Y esa carta que nos daba el patrón allí en Obregón, Sonora, de ahí lo mandaban a uno a Empalme, Sonora. Ahí lo llamaban a uno y ya de allí ya lo contrataban. Hasta que allá le daban comida a uno desde allá hasta acá. Ya venía contratada la persona de allá.
AC: Oiga, y, ¿cuánto le duró piscar tanto ahí en Sonora?
RS: Tenía que, yo piscaba muchos files por día. Como en dos semanas, dos semanas casi, casi andaba piscando los dos mil kilos.
AC: Y, ¿le pagaron?
RS: Sí pagaban. Sí, pagaban por kilos pero tenía que, uno que piscar esa cantidad pa que le dieran a uno una carta y después de eso ya no querían dar… Ya después nomás una carta pa siete personas y todavía iba a ser rifada. Ponle, se rifaba esa carta en siete personas y yo dos años me la saqué y me venía. Tenía suerte.
AC: Entonces cada vez que quería conseguir un contrato nuevo, ¿tenía que hacer eso?
RS: No, pos sí tenía que ir saliendo todavía. Por ejemplo ya acá donde lo contrataban a uno y lo echaban pa afuera y tenía uno que volver a…
AC: A ir a Sonora a piscar otra vez.
RS: Sí, piscar otra vez.
AC: Para una carta.
RS: No, sí.
AC: Fíjese, eso no sabía.
RS: Sí, este batallaba uno mucho, batallaba uno mucho.
AC: Oiga, y, ¿usted fue solo o alguno de sus hermanos o familiares lo acompañó o amigos?
RS: No, pues no. Se allá pos mis hermanos.
AC: ¿Sí fueron también braceros?
RS: Sí.
AC: ¿Cuántos de ellos fueron?
RS: Uno nomás, el que está mayor que yo. Pero él no aguantaba los contratos, se iba y el pasaporte lo… Se me hace que no lo tiene, lo perdió. Él no cumplía, no aguantaba.
AC: ¿Qué le contaba su hermano? ¿Por qué no aguantaba?
RS: Porque quería estar con su mujer.
AC: Oh, ¿él estaba casado?
RS: Yo también.
AC: ¿Usted estaba casado?
RS: Oh, ¡sí!
AC: Pos no me había dicho que estaba casado en ese entonces.
RS: Yo me casé luego luego.
AC: Pos, ¿a los cuántos años se casó?
RS: A los veinte.
AC: A los veinte. Entonces, ¿ya había estado de bracero?
RS: Sí, regresaba dos años de bracero, un año me fui.
AC: Y, ¿se regresó a dónde? ¿A dónde conoció a la mujer?
RS: En Jalpa, allí en mi pueblo.
AC: Y, ¿cómo la conoció, oiga?
RS: ¡Uh! No quiero ni acordarme. Todavía vive ella pero me dejó. Como cuatro años que me dejó.
AC: ¿Sí? Lo siento.
RS: Tamos hablando a ver si regresa pero no. Ya me ha dejado muchas veces.
AC: Oh, no es la primera.
RS: La primera, tres veces me ha dejado.
AC: A la mejor regresa entonces.
RS: Pos ya tiene (ininteligible) pos si quiere regresar ella sabrá.
AC: Oiga, y usted me dijo que aprendió a leer, ¿para escribirle a ella?
RS: Sí, ella sí sabía bien. Ella estuvo en la escuela. Ella se graduó. Pero no, ella jue la que me enseñó poquito y ya de ahí empecé yo a escribirle. No quería que nadie me hiciera las cartas de amor.
AC: ¿No? Pos, ¿qué le escribía, oiga?
RS: Oh, pos mis cosas bonitas.
AC: ¿Le escribía poemas o no?
RS: Todo.
AC: ¿Todo? ¿Sí? Y, ¿qué le…?
RS: Soy muy… Me gusta mucho tratar de decirle cosas bellas a la mujer. Fui muy romántico cuando estaba joven.
AC: Romántico es bueno. (risas) Sí. Y, ¿ella qué le contestaba cuando usted le escribía cosas bonitas?
RS: Pos lo mismo. Casi ella no, eso no. Ella no.
AC: Oiga, y, ¿tuvo familia luego luego?
RS: Sí, luego luego. A los dos años.
AC: ¿Sí? ¿Cuántos hijos tuvo usted?
RS: Nomás ahorita nomás vivos nomás son cuatro, tres mujeres y un hombre. El mayor de los (ininteligible) otros murieron chiquitos.
AC: ¿Sí? ¿Cuántos se le murieron?
RS: Murieron dos, los primeros. Y ya después ya…
AC: Y, ¿pudo estar con su esposa cuando se murieron los niños?
RS: No, pos tábamos recién casados.
AC: ¿Sí?
RS: Sí. De los primeros, dos que murieron chiquitos.
AC: ¿Le tocó estar allí entonces en México?
RS: Sí. Sí, yo estaba acá medio año y medio año allá. Yo no taba aquí… Nomás una pura vez duré un año aquí sin salir.
AC: ¿Dónde fue eso? ¿Cuando estaba en dónde?
RS: Pos no le digo que me contrataron de… En vez de echarme pa México me trajeron para, me llevaron a Salinas.
AC: Oh, sí.
RS: Como empacador. Se acabó la cosecha acá en El Centro y luego me llevaron a Salinas. Entré seis meses acá y seis meses en Salinas. Fue el último año que se acabaron los braceros. Ese y ya no más braceros. De ahí empecé a pasar de mojado. (risas) Ya…
AC: Ya sin contrato mejor.
RS: Sí, ya. Y de ahí pa acá ya no dejé de pasar hasta que ya me traje a la familia pa acá; [19]72 me traje toda la familia.
AC: Y, ¿emigraron?
RS: Sí. Emigraron cuando el presidente Reagan nos dio la Amnistía.
AC: ¡Ay, qué bueno!
RS: Entonces yo le arreglé a toda la familia, a todos le arreglé.
AC: Qué bueno. Oiga, y, ¿se le hizo difícil con la Amnistía?
RS: Sí, teníamos que pagar ya que… Yo tenía buen trabajo.
AC: ¿En qué trabajaba?
RS: Trabajaba en una fábrica de A & E plástico, onde hacen la charola de plástico que van así tapadas. Allí hacen todo, todo eso hacían.
AC: ¿Cuándo dejó de trabajar en el campo, oiga?
RS: Oh, ¿en el campo? Cuando se acabaron los bra… No, después. No, todavía seguí pasando… Todavía me jui por dos años pa Texas a dejé de trab… No, ya en el campo ya no, ya casi no trabajé. Me estuve yendo pa Texas de mojado de…Tuve trabajando como dos, tres años en una fábrica de una fundición donde hacen todos esos tubos pa los drenajes y todo eso. Allí tuve yendo dos, dos o tres años a, se llama… No me acuerdo cómo se llama ese pueblo ya. Y de allí me vine pa acá para Los Ángeles a trabajar en una fábrica.
AC: Oiga, pero me estaba contando usted antes que cuando se venía acá usted de bracero se venía seis meses y se regresaba seis meses. ¿Qué hacía cuando se regresaba a México?
RS: Allá a sembrar, sembraba allá teníamos donde trabajar allá, ahí mismo en México.
AC: Y, ¿cómo le iba con el dinero cuando se regresaba?
RS: Pos llevaba dinero y allá no escatimaba en mi salida porque se me hacía bueno. Me llevaba buena ropa y le llevaba bonita ropa a mi mujer también. El dinero luego se acababa pos no…
AC: Oiga, y, ¿usted le mandaba mucho dinero a su señora?
RS: No, le mandaba un poquito. Yo me iba de vago.
AC: ¿A tomar?
RS: Sí. Por eso no hice mucho dinero, porque yo salía. Taba muy joven yo.
AC: Oiga, y usted me había dicho que se iba de vago, ¿qué más hacían cuando andaban de braceros?
RS: ¡Ah! [Era] puro trabajo, puro trabajar. No descansaba uno más que un día, el domingo. Ahí pura… Había mucha gente, mucha raza jugando los dados, al póker y bueno. Es todo lo que se hacía allí.
AC: Y ahí era donde se echaba sus chelitas, su cervezas.
RS: Sí, ya salía uno a las barras, había barras también.
AC: Oh, ¿sí?
RS: Sí, pos en los pueblitos. Se iba uno.
AC: Oiga, y, ¿eran puros hombres por ahí?
RS: Puros hombres, puro hombre. Sí. Habían, eran barracas grandes. Había hasta doscientos, trescientos hombres en una barraca. Le decían barracas.
AC: Barracas.
RS: Camas encimadas de a dos.
AC: Y cuando salían ustedes a divertirse, ¿no había muchachas ahí o nada más también…?
RS: Pos claro.
AC: Oh, ¿sí?
RS: Sí. No, nomás las de las barras allí, no…
AC: Simpaticonas.
RS: No, pos sí. (risas) No, pos cuando estaba uno cercas de la frontera es cuando salía uno a la frontera. Allí sí, no.
AC: Ahí sí, ¿qué?
RS: Pos ahí se daba uno gusto. (risas) Allí hay muchas muchachas en las fronteras. Había, hay.
AC: Hay.
RS: Sí. No, por aquellos años…
AC: ¿Le tocó salir con alguna de esas muchachas?
RS: No, pos sí. Pos munchas… Taba uno joven, a mí me arrebatan las muchachas. (risas) Taba uno joven, no, ya ahora ya no, ya no lo quieren a uno por los años pues. Sí, ya no, ya se retira uno de todo eso. Ya no salgo, ya nomás ando en mi casa, sí.
AC: Fíjese. Y, ¿usted no iba a las películas ni a programas, ni a ver…?
RS: No. Oh, ¡sí! Yo, en mi pueblo sí iba yo allá… a de los películas de aquellos años.
AC: Oh, ¿sí? Pero acá cuando andaba de bracero, ¿no le tocó?
RS: No, no pos no había tiempo. No había tiempo de eso.
AC: Trabajaba, ¿cuántos días a la semana trabajaba?
RS: Trabajamos los seis días, seis días trabajábamos.
AC: ¿Qué largos eran los días de ustedes?
RS: ¡Uh! Doce horas diarias.
AC: ¿Doce?
RS: De sol a sol, doce horas nos daban.
AC: Y, ¿qué tan pesado es hacer con la lechuga, oiga?
RS: Pesado el trabajo.
AC: ¿Cómo? ¿Cómo es el trabajo de la lechuga?
RS: Pesado. El desahije tiene que andar uno casi pegado al suelo.
AC: Agachado.
RS: Iba a subir un azadón así chiquito. Y en la pisca de este pa cortar lechuga también lo mismo hay que andar doblado.
AC: Y, ¿le tocaron buenos patrones, buenos mayordomos?
RS: En aquellos años eran puros mayordomos, eran compañías. Y pos sí, no. A veces que gritaba, le gritaban a los que no podían trabajar porque muchos que no la hacían. Muchos nomás agarraban el primer cheque y se iban, corrían como pollitos porque no la hacían. El trabajo era muy duro el trabajo, bien pesado.
AC: Entonces, ¿muchos se regresaban?
RS: Sí, muchos taban pero por unos que estaban mayores de edad que no, muchos no aguantaban la friega y se iban pa atrás. Y no, yo no. Taba joven, taba impuesto a trabajar desde chiquito. Trabajé muy duro.
AC: Oiga, y como usted ya estaba acostumbrado, ¿usted por qué cree que los otros no aguantaron?
RS: No aguantaban porque era muy duro el trabajo. Tenía que andar uno agachado y el mayordomo cuando se quería enderezar le decían que no, que se doblara. Tenía uno que salir al surco sin enderezarse uno.
AC: ¿Todo el surco?
RS: Todo el surco. Y es más, daba uno vuelta y sin enderezarse porque si se paraba uno era más el dolor en la cintura, era más duro. Entonces daba uno vuelta, iba agachado y así seguía uno.
AC: Y, ¿esos seis días por semana?
RS: Seis días por semana, doce horas, doce horas nos daban. Y pos pagaban muy poquito. Pos todas por dos semanas sacábamos cheques de ciento sabe qué dólares, $160 dólares por dos semanas. Nos pagaban por quincena.
AC: Y, ¿usted sabía si le estaban pagando bien? O sea, ¿si le estaban quitando dinero o no?
RS: No, pos sí, yo creo que sí porque pa lo que nos estaban pagando. Y luego este, pues no, es lo que me acuerdo. Mandaba un dinerito pa allá pa la familia y lo demás se lo gastaba uno.
AC: Y, ¿cómo le pagaban a usted, oiga?
RS: Con cheque.
AC: Con cheque. Y, ¿cómo lo cambiaba?
RS: Había partes donde lo cambiaba uno.
AC: ¿En el rancho o en los campos?
RS: En los pueblos.
AC: Oh, en los pueblos.
RS: Sí, pero los mismos patrones de lo mismo que decían: “Vayan a que los cambien a tal parte”. Y ya uno cambiaba su dinero.
AC: Oh, ¿había camiones que los llevaban a allá?
RS: Sí, le daba uno su dinero y ya uno compraba su money order. Y se lo daba uno al mayordomo pa que lo llevaran al correo y llegaba el dinero a allá de ese modo.
AC: Fíjese.
RS: Y las cartas también. Llegaban las cartas y ya le hablaban a uno por su nombre cuando llegaban las cartas de México.
AC: Oiga, y ahorita, estamos hablando de diversión, ¿ustedes celebraban la Navidad o el Año Nuevo? ¿La Semana Santa, alguna celebración?
RS: No.
AC: ¿Nada?
RS: No.
AC: ¿No?
RS: No, nunca.
AC: ¿Ni el 16 de Septiembre? ¿No se celebraba?
RS: No, ¿aquí? Aquí nosotros trabajamos, andábamos trabajando aquí, no había nada de eso. Venía uno a trabajar y ya.
AC: Oiga, y cuando usted me estaba diciendo de las barracas que tenían así las camas me dijo como una encima de otra, ¿verdad?
RS: Sí.
AC: ¿Como cuántas camas había?
RS: Hasta doscientas camas.
AC: Y, ¿cómo sabía cuál cama le tocaba?
RS: No, pos cada quien a donde llegaba uno allí cada quien agarraba su cama. Ahí tenía uno ya su ropita.
AC: ¿Le daban cajones?
RS: No.
AC: ¿No?
RS: No, no había nada de eso.
AC: ¿Dónde ponían ustedes su ropa?
RS: Ahí encima de la cama. Luego había estufas pa cocinar o prender porque iba a cocinar uno.
AC: Oh, ¿no tenía usted que cocinar?
RS: Teníamos que cocinar.
AC: Oh, ustedes.
RS: Si queríamos comer, pues cocinar.
AC: Y, ¿cómo conseguían las provisiones para cocinar?
RS: Pos íbamos a las marquetas a comprar.
AC: Y, ¿lo llevaba el patrón?
RS: No, el que tenía carro.
AC: Oh, fíjese.
RS: Y nos daban una comida a mediodía allá en el trabajo pero pos los domingos y todo tiene uno que cocinar.
AC: Y, ¿les cobraban por la comida que les daban?
RS: Sí.
AC: Y, ¿estaba buena la comida?
RS: Nos quitaban del cheque. Nos daban todo el tiempo lo mismo.
AC: ¿Qué le daban?
RS: Frijoles con un caldo de… O los frijoles con carne ahí una revoltura ahí que le daban.
AC: (risas) Y, ¿qué tal?
RS: No, pos tenía uno que comer. A mediodía le daba a uno hambre tenía que comer. Con la hambre hay que comer, ¿no? Como en partes sí. En otras partes nos daban de la misma desayuno, blanquillos aquí.
AC: Oh, ¿pero no en todos los lugares le desayuno?
RS: No, no todo el tiempo, no todo el tiempo. Acá en El Centro sí nos atendieron bien. Unas partes sí.
AC: ¿Sí? ¿Era mejor en El Centro?
RS: Sí, porque ahí tenían cocineros pues desde muy temprano. Sonaban la campana a tales horas hay que almorzar. Ya de allí empezaba uno y vámonos a trabajar todos los días.
AC: Oiga, y, ¿usted sabía cocinar antes?
RS: No. Pero pos aprende uno.
AC: Y, ¿qué tal? ¿Buen cocinero?
RS: No.
AC: ¿No?
RS: Pos en ese tiempo se usaba la harina. Tenía uno que hacer tortillas con un palito.
AC: Oh, ¿usted hacía las tortillas?
RS: Sí, pos había que hacer pa comer.
AC: Fíjese.
RS: Así aprendí.
AC: Y, ¿se turnaban entre ustedes a cocinar o usted nada más hacía pa usted?
RS: Entre dos, que dos o tres o cuatro. No parábamos, uno hacía las tortillas, otro hacía las papas, otro… entre todos ahí se hacía la comida.
AC: Oh, oiga. Qué bueno.
RS: Sí.
AC: Oiga, y, ¿tenían quién les lavara la ropa a ustedes?
RS: No, no. Uno tiene que lavar.
AC: Y, ¿dónde la lavaban?
RS: Allí a mano en los baños, allí como fuera. Y los pantalones los ponía uno en un gancho. Así, así con la mano y los voltea al revés y quedaban casi planchados.
AC: Oh, ¿de veras?
RS: Pantalones, sí.
AC: Le voy a hacer la lucha ahora. (risas)
RS: Sí, pues nomás nomás para salir cada y cuando, pantalón y camisa. Ya como ya me iba todavía iba yo a las tiendas y ya me llevaba mis pantalones Levi’s y mis camisas, mi tejana.
AC: Así bien guapetón.
RS: Mis botas y todo.
AC: Oiga, y cuando usted iba al pueblo, ¿también se ponía guapo?
RS: No, sí.
AC: ¿Sí? A ver, ¿qué ropa se compraba usted?
RS: Pura ropa de cowboy.
AC: ¿Sí?
RS: No, sí.
AC: ¿En Texas y en California también?
RS: En Texas y aquí. Siempre que venía me llevaba una tejana y botas y una buena ropa. Por eso me gustaba venir pa acá. Había buena ropa.
AC: Fíjese. Y para trabajo no, ¿verdad?
RS: No, pos trabajo pos con mis pantalones Levi’s, en ese tiempo puro Levi’s.
AC: Oiga, y cuando usted se estaba… Me estaba diciendo que se iba a Sonora y luego se iba a Empalme, ¿me dijo? ¿Para que le dieran los contratos?
RS: Sí. No. Desde allá de mi tierra me venía a Sonora a piscar algodón. Y allí tenía que piscar uno dos mil kilos para que dieran esa carta que era carta de bracero. Ya de allí, pos ya iban allá trabajaba uno lo piscaba dos mil kilos, la misma carta y se venía uno a Empalme, Sonora. Allí había uno por su nombre y de allí ya sale uno pa acá.
AC: Oiga, y, ¿que pruebas o qué otro requisitos o qué exámenes les hacían a ustedes para poder ser braceros?
RS: ¡Uy, no! Un examen muy feos nos hacían.
AC: ¿Como qué?
RS: Nos quitaban la ropa toda.
AC: ¿Para qué les quitaban la ropa?
RS: A ver si no venía enfermo la persona.
AC: Para examinarlos.
RS: Sí.
AC: Entonces era como ir al doctor, ¿no?
RS: Sí. No, ahí mismo entrando luego luego a por cola. Estaban los doctores, iban pasando uno por uno, por uno: “¡Ámonos!, ¡ámonos!”.
AC: ¿En la oficina del doctor?
RS: Y el que salía enfermo lo regresaban pa atrás.
AC: Oh, ¿sí? Oiga, pero, ¿los llevaron a una oficina?
RS: No, no.
AC: ¿No?
RS: En una pura cola todos.
AC: ¿Así afuera? ¿En la calle?
RS: No. En sala de (ininteligible) nos tenían, sí.
AC: Oh, a todos los desnudaban juntos.
RS: A todos. Ya iban bajando de uno por uno por en medio.
AC: Y, ¿qué tipo de examinación les hacían?
RS: Todo, le chequeaban uno todo.
AC: ¿Le sacaban sangre? ¿Les daban…?
RS: Sangre también, sí. Luego lo jumigaban, lo jumigaban a uno como si fuera cucaracha con un polvo, todos.
AC: A todos.
RS: Parece que iba todo polveado, todo con veneno allí.
AC: Oiga, y, ¿si uno no quería?
RS: No, no allí era eso.
AC: Ahí usted…
RS: Había unos que no querían bajarse el pantalón, el médico les daba hasta unas nalgadas recio.
AC: ¿Los golpeaban?
RS: Sí, a algunos que no… Pos muchos como no habían pasado nunca, pos ellos (risas) no se esperaban. No, pos yo ya sabía, ¿verdad?
AC: Oh, y, ¿lo tenía que hacer cada vez?
RS: Cada vez que pasaba uno se concentraba, ey.
AC: Híjole. Oiga, y todas las personas que contrataban ahí donde usted estaba, ¿eran para el campo?
RS: En aquellos años era puro campo. No, no traían gente pa, de que iban a traer gente pa acá pa fábricas no, no. Venía uno a hacer trabajo duro de campo.
AC: Y, ¿puros campesinos eran los que aplicaban?
RS: Sí, pos venía puro de rancho de allá.
AC: Y, ¿cómo sabían que ustedes sabían del campo?
RS: No, pues no. No, de todos modos allí ya veníamos contratados pal campo.
RS: Todo el que venía si no era o no quería trabajar pos no venía al campo, ¿verdad? Yo digo. Entonces este pos sí, sufría uno mucho. Y sufría uno pa poder pasar.
AC: ¡Híjole! Oiga, y, ¿cómo llegaba usted del centro de Sonora a …? ¿Cómo se llama? ¿Cómo lo transportaban a usted?
RS: Camiones.
AC: A la frontera. ¿Camiones?
RS: Camiones.
AC: Y, ¿qué tal estaban los camiones?
RS: Pos no, en aquellos, eso todo el tiempo ha habido camiones este, de primera y segunda. Donde uno pagaba el boleto de segunda clase y así le hacíanos.
AC: ¿Taban pesados los viajes?
RS: Sí, pues aquellos años todavía había trenes.
AC: ¿A usted le tocó viajar en tren?
RS: A mí me tocó viajar en tren todavía.
AC: ¿A dónde le tocó viajar en tren?
RS: Oh, ahí una vez vine de Guadalajara hasta Mexicali.
AC: Oh, ¿sí? Y, ¿por qué de Guadalajara?
RS: Pos allí [d]on[de es]tán los trenes ya pa allá no hay. En los pueblos chicos no había trenes, puros camiones.
AC: ¿Entonces de Zacatecas se fue a Guadalajara para tomar el tren?
RS: Sí, en camión. Cuando se venía uno en camión a la capital y allí agarraba uno el tren a la parte que uno venía que iba a venir. El tren corría desde Guadalajara hasta Mexicali.
AC: Oh, fíjese.
RS: Sí.
AC: Oiga, y este, ¿usted tenía mucho contacto con su mayordomo?
RS: Sí, porque yo este, yo era… Me hicieron segundo mayordomo.
AC: Oh, ¿sí?
RS: Porque era muy bueno para empacar.
AC: Cuando andaba de empacador en Salinas.
RS: Sí, ya me pusieron a que ahí a que enseñara a los demás que no sabían. Y les ayudaba a los que se iban quedando atrás porque muchos no la hacían y la (ininteligible) iba, iba y tenía que ayudarles a los que se iban quedando atrás pa que siguieran adelante.
AC: Oiga, y, ¿se hizo amigo de los braceros usted? O sea, ¿tuvo amistades cercanas con ellos?
RS: Pos sí, se tenía que uno que tener amistad con todos los que trabajaban. Algunos, otros no. Había broncas a veces.
AC: Oh, ¿sí? ¿Por qué se hacían las peleas?
RS: Por los juegos.
AC: ¿Por cuáles juegos?
RS: Pos se ponían a jugar póker o dados.
AC: Oh, no les gustaba perder.
RS: Pos algunos no les gustaba y allí venían los problemas. No, no, casi nunca había… casi nunca había problemas.
AC: Oiga, y, ¿a usted le tocó trabajar con personas que no eran mexicanos braceros? ¿Le tocó trabajar con personas…?
RS: No, no, en aquellos años había puro, casi puro mexicano, pues.
AC: ¿Sí? Oiga, y, ¿todos eran braceros o había ilegales también?
RS: Entre los que andábamos no, casi los que eran ilegales no había.
AC: ¿No?
RS: Había que tenían papeles.
AC: Y, ¿los trataban diferente a ustedes y a ellos?
RS: Igual porque los que tenían papeles esos eran en los cargadores. A esos les pagaban más. Esos iban… Es que iban este los grapadores que iban grapando las cajas y luego los que las iban subiendo al troque, esos ganaban más, esos eran emigrados.
AC: Y, ¿cómo se llevaban entre ustedes, oiga? ¿Entre los braceros y los que…?
RS: No, pos igual que… Eran mexicanos también. Casi no… Allí no había negros, no había americanos, puro hispano, puro mexicano.
AC: Oiga, y, ¿había indígenas ahí de mexicanos?
RS: ¿Cómo?
AC: ¿De indios? O sea como zapotecas y…
RS: ¡Sí! Sí, se veían unos pero todos hablaban español.
AC: ¿Todos hablaban español?
RS: Sí.
AC: Fíjese.
RS: Pero sí había muchos que hablaban otros dialectos pero ya sabían el español.
AC: Y, ¿a ellos los trataban igual también?
RS: Sí, sí. Allí todo era parejo, sí.
AC: Bueno. Oiga, y cuando usted escucha que alguien usa la palabra bracero, ¿qué es lo que piensa usted? ¿Qué lo hace pensar?
RS: No, pero bracero quiere decir que tiene unos buenos brazos pa trabajar. A nosotros nos explicaron eso. Se les dice braceros porque tienen de ahí donde vienen tienen brazos para venir a trabajar, por eso nos decían la palabra bracero.
AC: Oiga, y, ¿cómo se aseguraban que ustedes estaban fuertes para trabajar?
RS: No, bracero es una palabra. Es una palabra nada más. Pasaban unos señores ya también ya de edad avanzada.
AC: Oh, ¿sí? ¿No había límite de edad?
RS: No, algunos que ya tenían como sesenta años y andaban de braceros.
AC: ¿De braceros?
RS: Sí, poco. Digo poco. Casi todo era más bien gente joven. Gente joven.
AC: Oiga, y… ¿Se le hizo difícil volver a conseguir contratos?
RS: No, no. Cuando se acabó el contrato se iba uno pa México y tenía uno si quería seguir viniendo, pos tenía que volver a contratarse.
AC: Y, ¿cuál fue el contrato más chiquito que le dieron, el más corto?
RS: De tres meses el más corto. Fue en Texas. Dos años de tres meses nomás. Y ya los más de acá fueron de seis meses, seis meses venía yo cada año.
AC: Y, ¿usted qué piensa de esa experiencia que tuvo? Que fue buena, que fue mala. ¿Cómo la ve? ¿Cómo la recuerda? ¿Con buenos recuerdos? ¿Con malos recuerdos?
RS: No, ni buenos ni malos porque pos venía uno por su gusto, ¿verdad? A trabajar según pa ganar uno dinero. Pos venía uno lo que fuera, se alivianaba un poquito, ¿no? Ganaba un poco dinero, no mucho. Llegaba yo pa allá seis meses allá no trabajaba estaba… Sembraba pero no trabaja mucho allá pero cuando viene uno pa acá, aquí sí venía uno a trabajar. Y hasta ahorita estoy. Yo ya tengo este, tiempo que me jubilé ¿verdad? Pero yo trabajaba también mucho en una fábrica y que doce horas también aquí. Pero doblaba turno, quería juntar dinero para regresarme a México y nunca pude juntar.
AC: No se le hizo.
RS: No.
AC: Oiga, pero, ¿usted se emigró acá? ¿Se hizo ciudadano aquí?
RS: No, ciudadano no me hice. No me he hecho ciudadano.
AC: ¿Se quiere hacer ciudadano o no lo ha pensado?
RS: No, no quiero.
AC: ¿Todavía quisiera regresar a México?
RS: Sí quisiera pero ya no, ya no. Ya aquí tengo nietos, bisnietos.
AC: ¿Los ve seguido?
RS: Casi no, como está separada la familia. La mujer me abandonó. Ella en un lado, yo en otro y las hijas me visitan pa cada año vienen y cada año. Pos ahí me puse malo sí vinieron todos. Pero que no, no me visitan, sí. Aquí tengo un hijo aquí cerquitas, ése sí todos los días nos vemos.
AC: Qué bueno.
RS: Él y yo, pos nos llevamos bien.
AC: Oiga, y cuando usted estaba de bracero este, ¿su mamá le escribía?
RS: No, casi no.
AC: ¿No?
RS: Sí, sí le hacía carta a ella cada cuando a mi amá.
AC: Le pregunto porque le iba a preguntar si todavía tiene su mamá.
RS: No, ya no vive.
AC: Ya murió.
RS: Murió mi apá y luego murió mi mamá.
AC: Oh, lo siento.
RS: Sí.
AC: ¿Alguna otra cosa que nos quisiera contar?
RS: No, pues es todo. Ya platicamos más o menos de lo que pasó en aquellos años, ¿no?
AC: Sí.
RS: Entonces este, yo creo que es todo.
AC: Bueno, muchísimas gracias.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 26 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Alma Carrillo
Mi nombre es Alma Carrillo. Hoy en día es mayo 26 del 2006 y estamos en Perris, California haciendo una entrevista sobre la historia del bracero para el Museo Smithsonian.
AC: Bueno pues mire a nosotros nos gusta comenzar desde el principio. Y nos gusta comenzar por, ¿dónde nació?
RS: Nací en Calvillo, Aguascalientes, México.
AC: Y, ¿en qué fecha nació?
RS: El mes 6, día 6 del [19]38.
AC: ¿El [19]38?
RS: El [19]38.
AC: Oiga, y, ¿usted se acuerda de su familia allá en México?
RS: Sí, cómo no.
AC: ¿De qué se acuerda?
RS: Pues allá tengo familiares en Calvillo. Sí, ahí tengo familiares, primas.
AC: ¿Usted tiene hermanos o hermanas?
RS: Allí el hermano lo tengo en Calvillo, también acá en Zacatecas.
AC: ¿Sí?
RS: Tengo dos hermanos, hermanos.
AC: ¿Qué recuerda de sus padres cuando usted estaba chiquito?
RS: No, pos muchas cosas bonitas.
AC: ¿De qué se acuerda?
RS: Muy personales. Le digo, pos cuando está uno chiquillo, ¿verdad? Como sufrió uno mucho. En aquellos años había mucho mucha pobreza, ey.
AC: Pobreza, ¿cómo?
RS: Pues había mucha pobreza porque casi no llovía, no había siembras, no había cosecha.
AC: Ustedes, ¿qué hacían para vivir?
RS: No, pos mi papá sembraba pero de allí uno se puso muy… No, no llovió. Nos venimos a Jalpa, Zacatecas. Acá estuvo un poco mejor.
AC: ¿De cuántos años se movió a Jalpa, Zacatecas?
RS: Se me hace que he de haber tenido yo como unos de ocho años o por ahí.
AC: ¿Sí?
RS: Siete, ocho años he de haber tenido yo.
AC: Y, ¿les iba mejor en Zacatecas?
RS: Sí, pos allí caímos a un rancho donde había una presa grande. Allí ya sembrábamos de todo.
AC: ¿De todo? ¿Como qué?
RS: Oh, primeramente dijera ahí se usaba mucho, había mucho guayabo, guayabas. Y sembrábamos todo, jitomate, chile, camote, jícama, todo, todo sembrábamos allí en ese rancho.
AC: Y, ¿vendían ustedes o nada más…?
RS: No, pos ahí se vendía al pueblo. Se vendía todo.
AC: Oiga, este y, ¿usted le ayudaba a sus padres?
RS: Sí.
AC: ¿Cómo le ayudaba?
RS: A sembrar.
AC: ¿A sembrar? ¿Tan chiquito?
RS: Así me ponía a trabajar.
AC: Pos, ¿de cuántos años empezó usted a trabajar, oiga?
RS: Desde que pude.
AC: Y pos, ¿cuántos años son esos?
RS: Pos los seis, siete años, cinco años.
AC: ¿Cinco años?
RS: Sí.
AC: Y, ¿qué hacían?
RS: Pues nomás sembrar (ininteligible) en cada hoyo uno le iba echando el maíz.
AC: ¿Quién hacía los hoyos?
RS: Con arado.
AC: Con arado. Y, ¿eso qué es? Yo de campo…
RS: Es cuando se usaba que usaban los bueyes.
AC: Oh, los bueyes.
RS: Los bueyes y con un arado se sembraba en aquellos años todo.
AC: Y, ¿había más de ustedes o nomás era usted el que, que ayudaba?
RS: Tres, cuatro muchachos.
AC: Y fueron y, ¿nada más los hombres iban a hacer eso?
RS: Nomás los hombres, las mujeres también ayudaban pero no muncho.
AC: Y, ¿ellas qué hacían?
RS: Nomás comida.
AC: ¿Cuántas de ellas eran?
RS: Eran seis.
AC: ¿Mujeres?
RS: Seis mujeres.
AC: Y, ¿hombres?
RS: Cinco hombres.
AC: Oh, usted viene de una familia grande.
RS: Sí.
AC: Y, ¿qué hacían ustedes aparte de trabajar? ¿Iban a la escuela?
RS: No, ahí no. A la escuela no, hasta ya que estuvimos grandes.
AC: ¿Como de cuántos años les tocó?
RS: Ya, pos ya grandes cuando nos mandaron a la escuela en un ranchito allí. Pero no, porque ahí no aprendimos. Trabajábamos mucho y íbamos a la escuela un rato y así. Y al último hasta aprendí a leer.
AC: Qué bueno.
RS: Cuando vine de bracero tuve que aprender porque tenía que escribirle a la mujer. Entonces tuve que aprender a escribir. Ya pa acá pos empecé a _____(??). Sí leo, sí leo todos los papele[s]… Yo no, que sepa mucho, mucho, no.
AC: Sí, porque firmó muy bien. Firmó bien su nombre.
RS: Sí, sí, yo sé leer. Tengo mi Biblia, leo mi Biblia.
AC: ¿La lee seguido?
RS: A veces es que me olvido. (risas)
AC: Oiga, pero me estaba diciendo de que cuando usted estaba chico trabajaba mucho. Y, ¿no le daba nunca a usted tiempo para jugar o para… pos para ser niño?
RS: Sí, pues ya cuando ya crecimos más pos siempre a jugar béisbol, aprendimos a jugar béisbol. Ya estábamos grandes, ya estábamos grandes.
AC: Y, ¿era bueno usted?
RS: No, no me gustó el… (risas) Le gritan a uno muy feo y no me gustó.
AC: Oiga, y usted este, ¿cómo es que de trabajar en allá en México, decidió venirse de bracero?
RS: Nomás empezó los braceros… Nomás tuve la edad a los dieciocho, a los dieciocho años, antes de dieciocho años empezaron ya los braceros porque tenía que tener usted la cartilla al pasar. La cartilla de servicio. Entonces yo di servicio un año antes.
AC: ¿Antes de cumplir los dieciocho?
RS: Sí, me puse una fecha más pa que me dieran el servicio.
AC: ¿Se cambió la fecha?
RS: Me puse y me cambié el nombre. Digo, me cambié la fecha. Me puse la fecha de nacimiento del hermano el que seguía de conmigo y nos íbamos juntos. Entonces de ahí mismo saqué mi cartilla a los dieciocho años. A los dieciocho años me fui a Texas a trabajar de bracero.
AC: ¿Usualmente tienen que marchar por un año?
RS: Allá sí, antes tenía que. Era obligación, un año tenía que ir a la a marchar. Sí, de ese modo le dan a uno la cartilla y esa cartilla sirvió para casarse y sirvió pa todo. Porque si no tiene uno cartilla le cobraban multa.
AC: ¿De veras?
RS: Cuando no tenía la cartilla cuando se casaba. Entonces yo cumplí con todo.
AC: Oiga, y cuando andaba allá en México y quería venirse de bracero, ¿cómo se enteró del programa?
RS: Había ahí en los pueblos le daban al pueblo tantos pa tantos braceros. Que uno pagaba ahí la cuota uno. De ahí se iba uno de bracero.
AC: Y, ¿eran de caras las cuotas?
RS: No, $200 pesos es lo que le salía.
AC: ¿Sí?
RS: Y ya se iba uno ya… allá iba uno a Chihuahua.
AC: Chihuahua. Oiga, y, ¿$200 pesos era mucho en ese entonces?
RS: Sí pos claro. Pos era mucho. Uno ganaba la persona ganaba $3 pesos, $2, $2.50.
AC: Y, ¿cómo le hizo para conseguir tanto dinero para la cuota?
RS: Todo pos antes tenía que conseguirla. En ese tiempo había prestamistas. Y se iba por una. Ya de allí ya me vine pa acá para Obregón, Sonora a piscar el algodón. Dos mil kilos tenía que piscar uno pa que le dieran la carta. De las de carta de las…
AC: Antes de que le dieran la carta.
RS: Sí. Y esa carta que nos daba el patrón allí en Obregón, Sonora, de ahí lo mandaban a uno a Empalme, Sonora. Ahí lo llamaban a uno y ya de allí ya lo contrataban. Hasta que allá le daban comida a uno desde allá hasta acá. Ya venía contratada la persona de allá.
AC: Oiga, y, ¿cuánto le duró piscar tanto ahí en Sonora?
RS: Tenía que, yo piscaba muchos files por día. Como en dos semanas, dos semanas casi, casi andaba piscando los dos mil kilos.
AC: Y, ¿le pagaron?
RS: Sí pagaban. Sí, pagaban por kilos pero tenía que, uno que piscar esa cantidad pa que le dieran a uno una carta y después de eso ya no querían dar… Ya después nomás una carta pa siete personas y todavía iba a ser rifada. Ponle, se rifaba esa carta en siete personas y yo dos años me la saqué y me venía. Tenía suerte.
AC: Entonces cada vez que quería conseguir un contrato nuevo, ¿tenía que hacer eso?
RS: No, pos sí tenía que ir saliendo todavía. Por ejemplo ya acá donde lo contrataban a uno y lo echaban pa afuera y tenía uno que volver a…
AC: A ir a Sonora a piscar otra vez.
RS: Sí, piscar otra vez.
AC: Para una carta.
RS: No, sí.
AC: Fíjese, eso no sabía.
RS: Sí, este batallaba uno mucho, batallaba uno mucho.
AC: Oiga, y, ¿usted fue solo o alguno de sus hermanos o familiares lo acompañó o amigos?
RS: No, pues no. Se allá pos mis hermanos.
AC: ¿Sí fueron también braceros?
RS: Sí.
AC: ¿Cuántos de ellos fueron?
RS: Uno nomás, el que está mayor que yo. Pero él no aguantaba los contratos, se iba y el pasaporte lo… Se me hace que no lo tiene, lo perdió. Él no cumplía, no aguantaba.
AC: ¿Qué le contaba su hermano? ¿Por qué no aguantaba?
RS: Porque quería estar con su mujer.
AC: Oh, ¿él estaba casado?
RS: Yo también.
AC: ¿Usted estaba casado?
RS: Oh, ¡sí!
AC: Pos no me había dicho que estaba casado en ese entonces.
RS: Yo me casé luego luego.
AC: Pos, ¿a los cuántos años se casó?
RS: A los veinte.
AC: A los veinte. Entonces, ¿ya había estado de bracero?
RS: Sí, regresaba dos años de bracero, un año me fui.
AC: Y, ¿se regresó a dónde? ¿A dónde conoció a la mujer?
RS: En Jalpa, allí en mi pueblo.
AC: Y, ¿cómo la conoció, oiga?
RS: ¡Uh! No quiero ni acordarme. Todavía vive ella pero me dejó. Como cuatro años que me dejó.
AC: ¿Sí? Lo siento.
RS: Tamos hablando a ver si regresa pero no. Ya me ha dejado muchas veces.
AC: Oh, no es la primera.
RS: La primera, tres veces me ha dejado.
AC: A la mejor regresa entonces.
RS: Pos ya tiene (ininteligible) pos si quiere regresar ella sabrá.
AC: Oiga, y usted me dijo que aprendió a leer, ¿para escribirle a ella?
RS: Sí, ella sí sabía bien. Ella estuvo en la escuela. Ella se graduó. Pero no, ella jue la que me enseñó poquito y ya de ahí empecé yo a escribirle. No quería que nadie me hiciera las cartas de amor.
AC: ¿No? Pos, ¿qué le escribía, oiga?
RS: Oh, pos mis cosas bonitas.
AC: ¿Le escribía poemas o no?
RS: Todo.
AC: ¿Todo? ¿Sí? Y, ¿qué le…?
RS: Soy muy… Me gusta mucho tratar de decirle cosas bellas a la mujer. Fui muy romántico cuando estaba joven.
AC: Romántico es bueno. (risas) Sí. Y, ¿ella qué le contestaba cuando usted le escribía cosas bonitas?
RS: Pos lo mismo. Casi ella no, eso no. Ella no.
AC: Oiga, y, ¿tuvo familia luego luego?
RS: Sí, luego luego. A los dos años.
AC: ¿Sí? ¿Cuántos hijos tuvo usted?
RS: Nomás ahorita nomás vivos nomás son cuatro, tres mujeres y un hombre. El mayor de los (ininteligible) otros murieron chiquitos.
AC: ¿Sí? ¿Cuántos se le murieron?
RS: Murieron dos, los primeros. Y ya después ya…
AC: Y, ¿pudo estar con su esposa cuando se murieron los niños?
RS: No, pos tábamos recién casados.
AC: ¿Sí?
RS: Sí. De los primeros, dos que murieron chiquitos.
AC: ¿Le tocó estar allí entonces en México?
RS: Sí. Sí, yo estaba acá medio año y medio año allá. Yo no taba aquí… Nomás una pura vez duré un año aquí sin salir.
AC: ¿Dónde fue eso? ¿Cuando estaba en dónde?
RS: Pos no le digo que me contrataron de… En vez de echarme pa México me trajeron para, me llevaron a Salinas.
AC: Oh, sí.
RS: Como empacador. Se acabó la cosecha acá en El Centro y luego me llevaron a Salinas. Entré seis meses acá y seis meses en Salinas. Fue el último año que se acabaron los braceros. Ese y ya no más braceros. De ahí empecé a pasar de mojado. (risas) Ya…
AC: Ya sin contrato mejor.
RS: Sí, ya. Y de ahí pa acá ya no dejé de pasar hasta que ya me traje a la familia pa acá; [19]72 me traje toda la familia.
AC: Y, ¿emigraron?
RS: Sí. Emigraron cuando el presidente Reagan nos dio la Amnistía.
AC: ¡Ay, qué bueno!
RS: Entonces yo le arreglé a toda la familia, a todos le arreglé.
AC: Qué bueno. Oiga, y, ¿se le hizo difícil con la Amnistía?
RS: Sí, teníamos que pagar ya que… Yo tenía buen trabajo.
AC: ¿En qué trabajaba?
RS: Trabajaba en una fábrica de A & E plástico, onde hacen la charola de plástico que van así tapadas. Allí hacen todo, todo eso hacían.
AC: ¿Cuándo dejó de trabajar en el campo, oiga?
RS: Oh, ¿en el campo? Cuando se acabaron los bra… No, después. No, todavía seguí pasando… Todavía me jui por dos años pa Texas a dejé de trab… No, ya en el campo ya no, ya casi no trabajé. Me estuve yendo pa Texas de mojado de…Tuve trabajando como dos, tres años en una fábrica de una fundición donde hacen todos esos tubos pa los drenajes y todo eso. Allí tuve yendo dos, dos o tres años a, se llama… No me acuerdo cómo se llama ese pueblo ya. Y de allí me vine pa acá para Los Ángeles a trabajar en una fábrica.
AC: Oiga, pero me estaba contando usted antes que cuando se venía acá usted de bracero se venía seis meses y se regresaba seis meses. ¿Qué hacía cuando se regresaba a México?
RS: Allá a sembrar, sembraba allá teníamos donde trabajar allá, ahí mismo en México.
AC: Y, ¿cómo le iba con el dinero cuando se regresaba?
RS: Pos llevaba dinero y allá no escatimaba en mi salida porque se me hacía bueno. Me llevaba buena ropa y le llevaba bonita ropa a mi mujer también. El dinero luego se acababa pos no…
AC: Oiga, y, ¿usted le mandaba mucho dinero a su señora?
RS: No, le mandaba un poquito. Yo me iba de vago.
AC: ¿A tomar?
RS: Sí. Por eso no hice mucho dinero, porque yo salía. Taba muy joven yo.
AC: Oiga, y usted me había dicho que se iba de vago, ¿qué más hacían cuando andaban de braceros?
RS: ¡Ah! [Era] puro trabajo, puro trabajar. No descansaba uno más que un día, el domingo. Ahí pura… Había mucha gente, mucha raza jugando los dados, al póker y bueno. Es todo lo que se hacía allí.
AC: Y ahí era donde se echaba sus chelitas, su cervezas.
RS: Sí, ya salía uno a las barras, había barras también.
AC: Oh, ¿sí?
RS: Sí, pos en los pueblitos. Se iba uno.
AC: Oiga, y, ¿eran puros hombres por ahí?
RS: Puros hombres, puro hombre. Sí. Habían, eran barracas grandes. Había hasta doscientos, trescientos hombres en una barraca. Le decían barracas.
AC: Barracas.
RS: Camas encimadas de a dos.
AC: Y cuando salían ustedes a divertirse, ¿no había muchachas ahí o nada más también…?
RS: Pos claro.
AC: Oh, ¿sí?
RS: Sí. No, nomás las de las barras allí, no…
AC: Simpaticonas.
RS: No, pos sí. (risas) No, pos cuando estaba uno cercas de la frontera es cuando salía uno a la frontera. Allí sí, no.
AC: Ahí sí, ¿qué?
RS: Pos ahí se daba uno gusto. (risas) Allí hay muchas muchachas en las fronteras. Había, hay.
AC: Hay.
RS: Sí. No, por aquellos años…
AC: ¿Le tocó salir con alguna de esas muchachas?
RS: No, pos sí. Pos munchas… Taba uno joven, a mí me arrebatan las muchachas. (risas) Taba uno joven, no, ya ahora ya no, ya no lo quieren a uno por los años pues. Sí, ya no, ya se retira uno de todo eso. Ya no salgo, ya nomás ando en mi casa, sí.
AC: Fíjese. Y, ¿usted no iba a las películas ni a programas, ni a ver…?
RS: No. Oh, ¡sí! Yo, en mi pueblo sí iba yo allá… a de los películas de aquellos años.
AC: Oh, ¿sí? Pero acá cuando andaba de bracero, ¿no le tocó?
RS: No, no pos no había tiempo. No había tiempo de eso.
AC: Trabajaba, ¿cuántos días a la semana trabajaba?
RS: Trabajamos los seis días, seis días trabajábamos.
AC: ¿Qué largos eran los días de ustedes?
RS: ¡Uh! Doce horas diarias.
AC: ¿Doce?
RS: De sol a sol, doce horas nos daban.
AC: Y, ¿qué tan pesado es hacer con la lechuga, oiga?
RS: Pesado el trabajo.
AC: ¿Cómo? ¿Cómo es el trabajo de la lechuga?
RS: Pesado. El desahije tiene que andar uno casi pegado al suelo.
AC: Agachado.
RS: Iba a subir un azadón así chiquito. Y en la pisca de este pa cortar lechuga también lo mismo hay que andar doblado.
AC: Y, ¿le tocaron buenos patrones, buenos mayordomos?
RS: En aquellos años eran puros mayordomos, eran compañías. Y pos sí, no. A veces que gritaba, le gritaban a los que no podían trabajar porque muchos que no la hacían. Muchos nomás agarraban el primer cheque y se iban, corrían como pollitos porque no la hacían. El trabajo era muy duro el trabajo, bien pesado.
AC: Entonces, ¿muchos se regresaban?
RS: Sí, muchos taban pero por unos que estaban mayores de edad que no, muchos no aguantaban la friega y se iban pa atrás. Y no, yo no. Taba joven, taba impuesto a trabajar desde chiquito. Trabajé muy duro.
AC: Oiga, y como usted ya estaba acostumbrado, ¿usted por qué cree que los otros no aguantaron?
RS: No aguantaban porque era muy duro el trabajo. Tenía que andar uno agachado y el mayordomo cuando se quería enderezar le decían que no, que se doblara. Tenía uno que salir al surco sin enderezarse uno.
AC: ¿Todo el surco?
RS: Todo el surco. Y es más, daba uno vuelta y sin enderezarse porque si se paraba uno era más el dolor en la cintura, era más duro. Entonces daba uno vuelta, iba agachado y así seguía uno.
AC: Y, ¿esos seis días por semana?
RS: Seis días por semana, doce horas, doce horas nos daban. Y pos pagaban muy poquito. Pos todas por dos semanas sacábamos cheques de ciento sabe qué dólares, $160 dólares por dos semanas. Nos pagaban por quincena.
AC: Y, ¿usted sabía si le estaban pagando bien? O sea, ¿si le estaban quitando dinero o no?
RS: No, pos sí, yo creo que sí porque pa lo que nos estaban pagando. Y luego este, pues no, es lo que me acuerdo. Mandaba un dinerito pa allá pa la familia y lo demás se lo gastaba uno.
AC: Y, ¿cómo le pagaban a usted, oiga?
RS: Con cheque.
AC: Con cheque. Y, ¿cómo lo cambiaba?
RS: Había partes donde lo cambiaba uno.
AC: ¿En el rancho o en los campos?
RS: En los pueblos.
AC: Oh, en los pueblos.
RS: Sí, pero los mismos patrones de lo mismo que decían: “Vayan a que los cambien a tal parte”. Y ya uno cambiaba su dinero.
AC: Oh, ¿había camiones que los llevaban a allá?
RS: Sí, le daba uno su dinero y ya uno compraba su money order. Y se lo daba uno al mayordomo pa que lo llevaran al correo y llegaba el dinero a allá de ese modo.
AC: Fíjese.
RS: Y las cartas también. Llegaban las cartas y ya le hablaban a uno por su nombre cuando llegaban las cartas de México.
AC: Oiga, y ahorita, estamos hablando de diversión, ¿ustedes celebraban la Navidad o el Año Nuevo? ¿La Semana Santa, alguna celebración?
RS: No.
AC: ¿Nada?
RS: No.
AC: ¿No?
RS: No, nunca.
AC: ¿Ni el 16 de Septiembre? ¿No se celebraba?
RS: No, ¿aquí? Aquí nosotros trabajamos, andábamos trabajando aquí, no había nada de eso. Venía uno a trabajar y ya.
AC: Oiga, y cuando usted me estaba diciendo de las barracas que tenían así las camas me dijo como una encima de otra, ¿verdad?
RS: Sí.
AC: ¿Como cuántas camas había?
RS: Hasta doscientas camas.
AC: Y, ¿cómo sabía cuál cama le tocaba?
RS: No, pos cada quien a donde llegaba uno allí cada quien agarraba su cama. Ahí tenía uno ya su ropita.
AC: ¿Le daban cajones?
RS: No.
AC: ¿No?
RS: No, no había nada de eso.
AC: ¿Dónde ponían ustedes su ropa?
RS: Ahí encima de la cama. Luego había estufas pa cocinar o prender porque iba a cocinar uno.
AC: Oh, ¿no tenía usted que cocinar?
RS: Teníamos que cocinar.
AC: Oh, ustedes.
RS: Si queríamos comer, pues cocinar.
AC: Y, ¿cómo conseguían las provisiones para cocinar?
RS: Pos íbamos a las marquetas a comprar.
AC: Y, ¿lo llevaba el patrón?
RS: No, el que tenía carro.
AC: Oh, fíjese.
RS: Y nos daban una comida a mediodía allá en el trabajo pero pos los domingos y todo tiene uno que cocinar.
AC: Y, ¿les cobraban por la comida que les daban?
RS: Sí.
AC: Y, ¿estaba buena la comida?
RS: Nos quitaban del cheque. Nos daban todo el tiempo lo mismo.
AC: ¿Qué le daban?
RS: Frijoles con un caldo de… O los frijoles con carne ahí una revoltura ahí que le daban.
AC: (risas) Y, ¿qué tal?
RS: No, pos tenía uno que comer. A mediodía le daba a uno hambre tenía que comer. Con la hambre hay que comer, ¿no? Como en partes sí. En otras partes nos daban de la misma desayuno, blanquillos aquí.
AC: Oh, ¿pero no en todos los lugares le desayuno?
RS: No, no todo el tiempo, no todo el tiempo. Acá en El Centro sí nos atendieron bien. Unas partes sí.
AC: ¿Sí? ¿Era mejor en El Centro?
RS: Sí, porque ahí tenían cocineros pues desde muy temprano. Sonaban la campana a tales horas hay que almorzar. Ya de allí empezaba uno y vámonos a trabajar todos los días.
AC: Oiga, y, ¿usted sabía cocinar antes?
RS: No. Pero pos aprende uno.
AC: Y, ¿qué tal? ¿Buen cocinero?
RS: No.
AC: ¿No?
RS: Pos en ese tiempo se usaba la harina. Tenía uno que hacer tortillas con un palito.
AC: Oh, ¿usted hacía las tortillas?
RS: Sí, pos había que hacer pa comer.
AC: Fíjese.
RS: Así aprendí.
AC: Y, ¿se turnaban entre ustedes a cocinar o usted nada más hacía pa usted?
RS: Entre dos, que dos o tres o cuatro. No parábamos, uno hacía las tortillas, otro hacía las papas, otro… entre todos ahí se hacía la comida.
AC: Oh, oiga. Qué bueno.
RS: Sí.
AC: Oiga, y, ¿tenían quién les lavara la ropa a ustedes?
RS: No, no. Uno tiene que lavar.
AC: Y, ¿dónde la lavaban?
RS: Allí a mano en los baños, allí como fuera. Y los pantalones los ponía uno en un gancho. Así, así con la mano y los voltea al revés y quedaban casi planchados.
AC: Oh, ¿de veras?
RS: Pantalones, sí.
AC: Le voy a hacer la lucha ahora. (risas)
RS: Sí, pues nomás nomás para salir cada y cuando, pantalón y camisa. Ya como ya me iba todavía iba yo a las tiendas y ya me llevaba mis pantalones Levi’s y mis camisas, mi tejana.
AC: Así bien guapetón.
RS: Mis botas y todo.
AC: Oiga, y cuando usted iba al pueblo, ¿también se ponía guapo?
RS: No, sí.
AC: ¿Sí? A ver, ¿qué ropa se compraba usted?
RS: Pura ropa de cowboy.
AC: ¿Sí?
RS: No, sí.
AC: ¿En Texas y en California también?
RS: En Texas y aquí. Siempre que venía me llevaba una tejana y botas y una buena ropa. Por eso me gustaba venir pa acá. Había buena ropa.
AC: Fíjese. Y para trabajo no, ¿verdad?
RS: No, pos trabajo pos con mis pantalones Levi’s, en ese tiempo puro Levi’s.
AC: Oiga, y cuando usted se estaba… Me estaba diciendo que se iba a Sonora y luego se iba a Empalme, ¿me dijo? ¿Para que le dieran los contratos?
RS: Sí. No. Desde allá de mi tierra me venía a Sonora a piscar algodón. Y allí tenía que piscar uno dos mil kilos para que dieran esa carta que era carta de bracero. Ya de allí, pos ya iban allá trabajaba uno lo piscaba dos mil kilos, la misma carta y se venía uno a Empalme, Sonora. Allí había uno por su nombre y de allí ya sale uno pa acá.
AC: Oiga, y, ¿que pruebas o qué otro requisitos o qué exámenes les hacían a ustedes para poder ser braceros?
RS: ¡Uy, no! Un examen muy feos nos hacían.
AC: ¿Como qué?
RS: Nos quitaban la ropa toda.
AC: ¿Para qué les quitaban la ropa?
RS: A ver si no venía enfermo la persona.
AC: Para examinarlos.
RS: Sí.
AC: Entonces era como ir al doctor, ¿no?
RS: Sí. No, ahí mismo entrando luego luego a por cola. Estaban los doctores, iban pasando uno por uno, por uno: “¡Ámonos!, ¡ámonos!”.
AC: ¿En la oficina del doctor?
RS: Y el que salía enfermo lo regresaban pa atrás.
AC: Oh, ¿sí? Oiga, pero, ¿los llevaron a una oficina?
RS: No, no.
AC: ¿No?
RS: En una pura cola todos.
AC: ¿Así afuera? ¿En la calle?
RS: No. En sala de (ininteligible) nos tenían, sí.
AC: Oh, a todos los desnudaban juntos.
RS: A todos. Ya iban bajando de uno por uno por en medio.
AC: Y, ¿qué tipo de examinación les hacían?
RS: Todo, le chequeaban uno todo.
AC: ¿Le sacaban sangre? ¿Les daban…?
RS: Sangre también, sí. Luego lo jumigaban, lo jumigaban a uno como si fuera cucaracha con un polvo, todos.
AC: A todos.
RS: Parece que iba todo polveado, todo con veneno allí.
AC: Oiga, y, ¿si uno no quería?
RS: No, no allí era eso.
AC: Ahí usted…
RS: Había unos que no querían bajarse el pantalón, el médico les daba hasta unas nalgadas recio.
AC: ¿Los golpeaban?
RS: Sí, a algunos que no… Pos muchos como no habían pasado nunca, pos ellos (risas) no se esperaban. No, pos yo ya sabía, ¿verdad?
AC: Oh, y, ¿lo tenía que hacer cada vez?
RS: Cada vez que pasaba uno se concentraba, ey.
AC: Híjole. Oiga, y todas las personas que contrataban ahí donde usted estaba, ¿eran para el campo?
RS: En aquellos años era puro campo. No, no traían gente pa, de que iban a traer gente pa acá pa fábricas no, no. Venía uno a hacer trabajo duro de campo.
AC: Y, ¿puros campesinos eran los que aplicaban?
RS: Sí, pos venía puro de rancho de allá.
AC: Y, ¿cómo sabían que ustedes sabían del campo?
RS: No, pues no. No, de todos modos allí ya veníamos contratados pal campo.
RS: Todo el que venía si no era o no quería trabajar pos no venía al campo, ¿verdad? Yo digo. Entonces este pos sí, sufría uno mucho. Y sufría uno pa poder pasar.
AC: ¡Híjole! Oiga, y, ¿cómo llegaba usted del centro de Sonora a …? ¿Cómo se llama? ¿Cómo lo transportaban a usted?
RS: Camiones.
AC: A la frontera. ¿Camiones?
RS: Camiones.
AC: Y, ¿qué tal estaban los camiones?
RS: Pos no, en aquellos, eso todo el tiempo ha habido camiones este, de primera y segunda. Donde uno pagaba el boleto de segunda clase y así le hacíanos.
AC: ¿Taban pesados los viajes?
RS: Sí, pues aquellos años todavía había trenes.
AC: ¿A usted le tocó viajar en tren?
RS: A mí me tocó viajar en tren todavía.
AC: ¿A dónde le tocó viajar en tren?
RS: Oh, ahí una vez vine de Guadalajara hasta Mexicali.
AC: Oh, ¿sí? Y, ¿por qué de Guadalajara?
RS: Pos allí [d]on[de es]tán los trenes ya pa allá no hay. En los pueblos chicos no había trenes, puros camiones.
AC: ¿Entonces de Zacatecas se fue a Guadalajara para tomar el tren?
RS: Sí, en camión. Cuando se venía uno en camión a la capital y allí agarraba uno el tren a la parte que uno venía que iba a venir. El tren corría desde Guadalajara hasta Mexicali.
AC: Oh, fíjese.
RS: Sí.
AC: Oiga, y este, ¿usted tenía mucho contacto con su mayordomo?
RS: Sí, porque yo este, yo era… Me hicieron segundo mayordomo.
AC: Oh, ¿sí?
RS: Porque era muy bueno para empacar.
AC: Cuando andaba de empacador en Salinas.
RS: Sí, ya me pusieron a que ahí a que enseñara a los demás que no sabían. Y les ayudaba a los que se iban quedando atrás porque muchos no la hacían y la (ininteligible) iba, iba y tenía que ayudarles a los que se iban quedando atrás pa que siguieran adelante.
AC: Oiga, y, ¿se hizo amigo de los braceros usted? O sea, ¿tuvo amistades cercanas con ellos?
RS: Pos sí, se tenía que uno que tener amistad con todos los que trabajaban. Algunos, otros no. Había broncas a veces.
AC: Oh, ¿sí? ¿Por qué se hacían las peleas?
RS: Por los juegos.
AC: ¿Por cuáles juegos?
RS: Pos se ponían a jugar póker o dados.
AC: Oh, no les gustaba perder.
RS: Pos algunos no les gustaba y allí venían los problemas. No, no, casi nunca había… casi nunca había problemas.
AC: Oiga, y, ¿a usted le tocó trabajar con personas que no eran mexicanos braceros? ¿Le tocó trabajar con personas…?
RS: No, no, en aquellos años había puro, casi puro mexicano, pues.
AC: ¿Sí? Oiga, y, ¿todos eran braceros o había ilegales también?
RS: Entre los que andábamos no, casi los que eran ilegales no había.
AC: ¿No?
RS: Había que tenían papeles.
AC: Y, ¿los trataban diferente a ustedes y a ellos?
RS: Igual porque los que tenían papeles esos eran en los cargadores. A esos les pagaban más. Esos iban… Es que iban este los grapadores que iban grapando las cajas y luego los que las iban subiendo al troque, esos ganaban más, esos eran emigrados.
AC: Y, ¿cómo se llevaban entre ustedes, oiga? ¿Entre los braceros y los que…?
RS: No, pos igual que… Eran mexicanos también. Casi no… Allí no había negros, no había americanos, puro hispano, puro mexicano.
AC: Oiga, y, ¿había indígenas ahí de mexicanos?
RS: ¿Cómo?
AC: ¿De indios? O sea como zapotecas y…
RS: ¡Sí! Sí, se veían unos pero todos hablaban español.
AC: ¿Todos hablaban español?
RS: Sí.
AC: Fíjese.
RS: Pero sí había muchos que hablaban otros dialectos pero ya sabían el español.
AC: Y, ¿a ellos los trataban igual también?
RS: Sí, sí. Allí todo era parejo, sí.
AC: Bueno. Oiga, y cuando usted escucha que alguien usa la palabra bracero, ¿qué es lo que piensa usted? ¿Qué lo hace pensar?
RS: No, pero bracero quiere decir que tiene unos buenos brazos pa trabajar. A nosotros nos explicaron eso. Se les dice braceros porque tienen de ahí donde vienen tienen brazos para venir a trabajar, por eso nos decían la palabra bracero.
AC: Oiga, y, ¿cómo se aseguraban que ustedes estaban fuertes para trabajar?
RS: No, bracero es una palabra. Es una palabra nada más. Pasaban unos señores ya también ya de edad avanzada.
AC: Oh, ¿sí? ¿No había límite de edad?
RS: No, algunos que ya tenían como sesenta años y andaban de braceros.
AC: ¿De braceros?
RS: Sí, poco. Digo poco. Casi todo era más bien gente joven. Gente joven.
AC: Oiga, y… ¿Se le hizo difícil volver a conseguir contratos?
RS: No, no. Cuando se acabó el contrato se iba uno pa México y tenía uno si quería seguir viniendo, pos tenía que volver a contratarse.
AC: Y, ¿cuál fue el contrato más chiquito que le dieron, el más corto?
RS: De tres meses el más corto. Fue en Texas. Dos años de tres meses nomás. Y ya los más de acá fueron de seis meses, seis meses venía yo cada año.
AC: Y, ¿usted qué piensa de esa experiencia que tuvo? Que fue buena, que fue mala. ¿Cómo la ve? ¿Cómo la recuerda? ¿Con buenos recuerdos? ¿Con malos recuerdos?
RS: No, ni buenos ni malos porque pos venía uno por su gusto, ¿verdad? A trabajar según pa ganar uno dinero. Pos venía uno lo que fuera, se alivianaba un poquito, ¿no? Ganaba un poco dinero, no mucho. Llegaba yo pa allá seis meses allá no trabajaba estaba… Sembraba pero no trabaja mucho allá pero cuando viene uno pa acá, aquí sí venía uno a trabajar. Y hasta ahorita estoy. Yo ya tengo este, tiempo que me jubilé ¿verdad? Pero yo trabajaba también mucho en una fábrica y que doce horas también aquí. Pero doblaba turno, quería juntar dinero para regresarme a México y nunca pude juntar.
AC: No se le hizo.
RS: No.
AC: Oiga, pero, ¿usted se emigró acá? ¿Se hizo ciudadano aquí?
RS: No, ciudadano no me hice. No me he hecho ciudadano.
AC: ¿Se quiere hacer ciudadano o no lo ha pensado?
RS: No, no quiero.
AC: ¿Todavía quisiera regresar a México?
RS: Sí quisiera pero ya no, ya no. Ya aquí tengo nietos, bisnietos.
AC: ¿Los ve seguido?
RS: Casi no, como está separada la familia. La mujer me abandonó. Ella en un lado, yo en otro y las hijas me visitan pa cada año vienen y cada año. Pos ahí me puse malo sí vinieron todos. Pero que no, no me visitan, sí. Aquí tengo un hijo aquí cerquitas, ése sí todos los días nos vemos.
AC: Qué bueno.
RS: Él y yo, pos nos llevamos bien.
AC: Oiga, y cuando usted estaba de bracero este, ¿su mamá le escribía?
RS: No, casi no.
AC: ¿No?
RS: Sí, sí le hacía carta a ella cada cuando a mi amá.
AC: Le pregunto porque le iba a preguntar si todavía tiene su mamá.
RS: No, ya no vive.
AC: Ya murió.
RS: Murió mi apá y luego murió mi mamá.
AC: Oh, lo siento.
RS: Sí.
AC: ¿Alguna otra cosa que nos quisiera contar?
RS: No, pues es todo. Ya platicamos más o menos de lo que pasó en aquellos años, ¿no?
AC: Sí.
RS: Entonces este, yo creo que es todo.
AC: Bueno, muchísimas gracias.
Fin de la entrevista
Interviewer
Carrillo, Alma
Interviewee
Silva Marín, Roberto
Location
Perris, CA
File Name Identifier
Silva_Marin_PERR019
Citation
Carrillo, Alma and Silva Marín, Roberto, “Roberto Silva Marín,” Bracero History Archive, accessed November 26, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/413.