Apolonio Venegas
Title
Apolonio Venegas
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Apolonio Venegas was born on April 10, 1930, in San Román, Jalisco, México; his father’s name was Santiago Venegas, and he worked in agriculture in addition to selling goods in town to earn money; his mother’s name was Guadalupe Guzmán; Apolonio had twelve siblings; his family moved to México, Distrito Federal, for a few years, before settling in Zitácuaro, Michoacán, México; he later enlisted in the bracero program, and he worked throughout California picking apples, beets, carrots, cucumbers, green beans, pears, and tomatoes.
Summary of Interview: Mr. Venegas talks about his family and how they all worked hard to make ends meet; they moved around before settling in Zitácuaro, Michoacán, México; he later went to Irapuato, Guanajuato, México, with a group of thirty-five men to enlist in the bracero program; at the time, he was very naïve and thought that the work would be easy, but it was extremely difficult; as a bracero, he worked throughout California picking apples, beets, carrots, cucumbers, green beans, pears, and tomatoes; he goes on to detail the various worksites, housing, living conditions, provisions, daily routines, duties, treatment, correspondence, payments, and remittances; moreover, he provides an extremely detailed explanation of the work involved in cultivating several crops, especially, cleaning, pruning, and picking beets, which included using the short hoe; while in Santa María, California, there was a dress code for the dining hall; if the men did not follow it, they were sent to change; he also describes immigration checks in which those with papers ran away to protect those without documentation, knowing nothing would happen to them once they showed their contracts; in addition, he mentions being part of a strike, because workers were cheated out of their fair pay due to an improperly balanced scale; by the time their complaints were investigated, the foreman had already fixed the scale; sometime after the program ended he immigrated and permanently settled in the United States.
Summary of Interview: Mr. Venegas talks about his family and how they all worked hard to make ends meet; they moved around before settling in Zitácuaro, Michoacán, México; he later went to Irapuato, Guanajuato, México, with a group of thirty-five men to enlist in the bracero program; at the time, he was very naïve and thought that the work would be easy, but it was extremely difficult; as a bracero, he worked throughout California picking apples, beets, carrots, cucumbers, green beans, pears, and tomatoes; he goes on to detail the various worksites, housing, living conditions, provisions, daily routines, duties, treatment, correspondence, payments, and remittances; moreover, he provides an extremely detailed explanation of the work involved in cultivating several crops, especially, cleaning, pruning, and picking beets, which included using the short hoe; while in Santa María, California, there was a dress code for the dining hall; if the men did not follow it, they were sent to change; he also describes immigration checks in which those with papers ran away to protect those without documentation, knowing nothing would happen to them once they showed their contracts; in addition, he mentions being part of a strike, because workers were cheated out of their fair pay due to an improperly balanced scale; by the time their complaints were investigated, the foreman had already fixed the scale; sometime after the program ended he immigrated and permanently settled in the United States.
Creator
Acosta, Anais
Venegas, Apolonio
Date
2006-05-26
Subject
bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Apolonio Venegas
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini DIsc
Duration
51:00
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Apolonio Venegas
Fecha de la entrevista: 26 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Anaís Acosta
Mi nombre es Anaís Acosta. Hoy es mayo 26 del año 2006. Nos encontramos en la ciudad de San Bernardino, California con el señor Apolonio Venegas y esta entrevista pertenece al Proyecto de Historia Oral de los Braceros.
AA: Señor Venegas, dígame, ¿dónde y cuándo nació usted?
AV: Yo nací en un rancho que se llama San Román, Jalisco. Por cierto, mi rancho era muy seco. No había luz, no había agua y es… Los primeros que nacimos, fuimos trece, con hermanas y hermanos; fuimos trece hijos. Sufrimos los más grandes. Cuando yo tenía diecisiete años me fui a la capital de México, por cierto, porque mi hermano el más grande ya estaba en Distrito Federal. Él trabajaba de ayudante en la aviación de la capital de México.
AA: Dígame primero, ¿cuándo nació usted?
AV: Yo nací el, el abril 10 de 1930.
AA: Y, ¿cómo era San Román en aquellos días?
AV: En aquellos días era, pues un ranchito y nosotros nos manteníamos sembrando maíz, era lo único que teníamos de sembrar. Con la agua que se, que llovía, no era de riego, era de temporal.
AA: ¿Sus padres cómo se llamaban?
AV: Mi papá se llamaba Santiago Venegas. Mi mamá se llamaba Guadalupe Guzmán.
AA: ¿A qué se dedicaban?
AV: Mi papá se dedicaba nomás también a sembrar maíz para mantenernos y también era arriero. Tenía cinco burros para traer leña y para irla a vender a un pueblo que se llama Puente Grande. Y luego, hacíamos varas para llevarla a San Pedro, Tlaquepaque a venderla, para que hicieran huacales, pa eso compraban las varas. Y de eso nos manteníamos.
AA: ¿Cómo era la vida en San Román en aquellos tiempos? ¿Estaba difícil?
AV: Muy difícil, muy difícil. Hasta los que tenían ganado o terrenos, no sabían para qué era el dinero, porque yo los veía que también ellos no vestían bien y comían también muy mal.
AA: Muy difícil.
AV: Y el dinero enterrado, hasta ahora después se, se llegó a saber cuando murieron ellos, este… Han encontrado mucho dinero de los que tenían vacas y de qué vivir. En vez de llevarlo al banco o a hacer algo, lo enterraban por motivo a que tenían miedo que se lo robaran los cristeros.
AA: ¿Era la época de los cristeros?
AV: Uh huh.
AA: Dígame, ¿había escuela ahí en San Román?
AV: ¿Mande?
AA: ¿Había escuela?
AV: Con el tiempo, en mi tiempo yo ya tenía nueve años cuando empezó a ir una maestra y este… Pues sí estábamos aprendiendo algo, pero luego la corrieron las mamases del ranchito de los hijos, que porque platicaba mucho con los esposos. Después, mandaron un maestro y también lo sacaron por motivo a que dicían que era joto. (risas) Y por cierto, no había muy buena escuela en mi tierra.
AA: ¿Aprendió usted a…?
AV: Era muy analfabeto. Sí, y sigo yo de analfabeto.
AA: ¿No aprendió a leer ni escribir?
AV: Muy poquito. Lo poquito que estudié jue con la maestra. Por cierto, que mi, mi maestra cuando la despidieron jue a hablar con mis papases, a decirle que si me dejaba ir con ella, para que yo estudiara bastante, porque veía que se me pegaba muy pronto las cosas, pero yo no quise irme. Yo no quise dejar a mis papases así nomás y…
AA: Estaba muy chiquito.
AV: Taba, pos nueve años, pero de todas maneras se me hacía duro dejar a mis papases. Después estaba un, mi hermano que estaba en México tenía ya diecisiete años y yo me fui con otro hermano y allá… Después nos llevamos toda la familia y allá vivimos como unos dos o tres años. Pero, hubo, mi hermano el más grande dejó de trabajar y se jue a los Estados Unidos, aquí. Y luego se vino el otro que seguía de él.
AA: ¿Venían contratados como braceros?
AV: No, contrabando. Después se vino mi hermano el otro que seguía de él y después, nos refugiamos a Zitácuaro, Michoacán. Michoacán es porque a mis papases no les gustaba la capital de México y…
AA: ¿Se les hacía muy pesado?
AV: Sí. Y allí mi hermano más chico que nosotros, compró una casa y allí nos refugiamos a Zitácuaro, Michoacán. Y allí fue donde yo me contraté.
AA: ¿Cómo se entera usted?
AV: En Irapuato. Porque yo tenía muchos amigos en Zitácuaro y mi dicían: “Vamos a, este, a i[n]scribirnos para irnos a los Estados Unidos de bracero”. Y hicimos un grupo de treinta y cinco personas y nos fuimos a Irapuato. Y ya de Zitácuaro ya llevamos una, como un paquete, como ya para que nos recibieran pagando, ¿verdad? Y sí nos recibieron y jue cuando la primera vez me contraté de, de bracero.
AA: ¿Usted ya sabía qué era un bracero?
AV: No.
AA: ¿Qué les decían?
AV: No, pos nomás nos decían que a trabajar y yo estaba muy inocente de todas esas cosas, nomás que teníamos que, pos venir a los Estados Unidos contratado y sin andar, más bien, sin andar de contrabando.
AA: A lo seguro.
AV: A lo seguro.
AA: Dígame, ¿en Irapuato se contrató?
AV: La primer vez en Irapuato.
AA: ¿Cómo era ese centro de contratación ahí en Irapuato?
AV: Pos como le digo, este, llegué muy inocente allí, pero como muchos que ya sabían de todo esa movimiento, pos sí nos recibieron y nos mandaron aquí a los Estados Unidos y me tocó a un pueblo que se llama Burland,[Woodland] cercas de Sacramento.
AA: Antes que me cuente ya cuando está aquí en Estados Unidos, platíqueme un poquito más, ¿cuál era el proceso de contratación?, ¿qué les pedían?
AV: Nos pedían, nos contra… Nos contrataban solamente que nos vieran las manos que fuéramos rancheros.
AA: ¿Por qué? ¿Qué tenían que tener en las manos o qué?
AV: Pos que, que si en realidad sí éramos, este, trabajadores de rancho. Porque a un, a un muchacho de que trabajara en una oficina o este, en, en otras clases de trabajo, pos luego luego se ven en las manos que no están trabajadas, porque se ven muy lisitas y de rancho se ve luego luego que están maltratadas y con callos y todo eso, ¿vedá?
AA: Entonces, ¿era un requisito saber trabajar?
AV: Era requisito, sí. Por eso contrataban a uno.
AA: ¿Les hacían algún tipo de examen médico?
AV: Uy, y vergüenzoso.
AA: ¿Por qué? Dígame.
AV: Aquí en los Estados Unidos. Nos hacían una prueba de que si traíamos almorranas y nos… Y luego nos fumigaban como a los animales. Todo eso, como está la foto de calendario por ahí que venden en las camisetas. Así fue.
AA: ¿Los ponían a todos en un cuarto?
AV: A todos. ¡No! Si en el, una pared o así en el vil llano, de ese, onde estaba, onde estaba el i[n]spector para i[n]specionarnos a nosotros, que si traíamos enfermedades de México. Y a muchos, este, ya de contratados, los regresaron pa atrás, porque veían que traían almorranas y este, los regresaban pa atrás.
AA: ¿Les pedían permiso para hacerles eso?
AV: No. No, ¿cuál permiso? En ese tiempo, no.
AA: Y, ¿qué sentían ustedes cuando les…?
AV: ¿Cómo?
AA: ¿Les decían? ¿Les explicaban que los iban a poner algún tipo de polvo desinfectante o algo así?
AV: Pues, nos decían, pero nosotros con el interés de trabajar y con el interés de estar aquí, porque pos era una cosa muy dura en nuestro país y queríamos progresar. Pero, sí fue muy vergüenzoso. Y porque en realidad, este, nos, eso no, nunca nos decían: “Los vamos a fumigar o los vamos a chiquiar”. Nomás nos, este: “Quítate el pantalón y ponte en cuclillas, porque te vamos a revisar a ver si traes almorranas”. Y luego nos quitaban la ropa y en otro, otro nos fumigaba a todos. Como de a veinte, treinta personas.
AA: ¿En un mismo lugar?
AV: Ahí mismo, sí.
AA: ¿Qué sintió usted la primera vez que vio eso?
AV: Pues yo, yo como siempre… Yo en la capital de México, mi trabajo era de, trabajaba en una fábrica y todos se bañaban ahí juntos, porque el baño no era, no era este, ¿cómo se dijera?
AA: Privado.
AV: Privado, sino tenía que bañarse uno con toda la gente. Pos yo no me bañaba, porque me daba vergüenza con mi misma gente, con los mismos caballeros. Pos, ¿se imagina ahí? (risas)
AA: Pero, ahí había puras, puros hombres también.
AV: ¡Ah, no! Sí, claro. También en los baños de, de la fábrica era puros, puro hombre.
AA: Pero, ¿acá en la inspección eran puros hombres?
AV: También, puro hombre. Y sin embargo, allí sí era a fuerzas, por ley, ey. Si no, ya no, no tenía que entrar yo al trabajo.
AA: Y, ¿hay algunos que se echaron para atrás, que dijeron: “No, yo no hago eso”, y se iban?
AV: Fíjese que no. Todos teníamos el interés de trabajar, ey. Eso sí se ve chistoso, pero, vergüenzoso, pero con el interés de trabajar. Así le poníamos sí. Y pos, en los trabajos, yo pensaba que eran más fácil, pero no, eran muy duros. Especialmente me tocó el, el desahije de betabel, que otro día no me podía ni levantar.
AA: Muy pesado, agachados todo el día, ¿no?
AV: Todo el día.
AA: Me dice que la primera vez se, se fue a Burland, California.
AV: En la segunda vez.
AA: La segunda vez.
AV: La segunda vez. La primera vez no me acuerdo del, del pueblito, pero yo digo que cercas de Salinas y me tocó el betabel, desahijar betabel.
AA: ¿Cómo es ese trabajo? Para los que no sabemos, cuéntenos.
AV: Esa, lo siembran en máquina, con máquina. Es una churrera de, de plantitas chiquitas. Betabel, sacan la azúcar. Es camote, es un camote. El betabel, este, lo siembran como le estaba diciendo, lo siembran por hilera. Entonces el desahije, ya cuando está la plantita así…
AA: ¿Como de unos diez centímetros?
AV: El desahije es, le dan un azadón así y el cabito también así chiquito, nomás se anda uno así. El tamaño del azadón, tiene que dejar uno y pos hay que tener que también práctica y eso, pero más o menos eso, pos como trabaja uno en el rancho. Este, le da el azadonzazo, a quitarlas todas, nomás a dejar uno. Si quedan dos pegados, con la otra mano se lo quitas.
AA: Y, ¿eso para qué es?
AV: Pos, para que crezca más el camote, abajo en la tierra.
AA: El, ¿el que se queda?
AV: El que se queda. Porque no es, ya es, no es una matita chiquita, sino ya se hace grande, ey. La mata esa se hace grande. Y este, y es, es como la papa, crece. Es como camote, pues.
AA: Sí, como…
AV: Y, ese lo, después ya cuando estaba… Antes de eso, este, el desahije. Y luego después lo, nace hierba entremedio del surco y le dan un azadón largo y tiene que quitar uno toda la hierba. Y ya después, ya con el tiempo vi que, que crece y lo sacan con tractores, lo aflojan y otra persona va y los va, este, piscando, los va echando a un costal, haciendo hilera de costal y luego llega el troquero y los echa al troque y los llevan a la canería. Ahí, de ese sacan la azúcar, de ese camote.
AA: Dígame…
AV: La segunda contratación, me tocó en el Empalme y es, ése sí me tocó en Burland. Y es piscando peras. Y en el mismo, se me acabó el contrato. En el mismo, este, allá y aquí en los Estados Unidos me contraté otra vez.
AA: Dígame…
AV: Había modo.
AA: En Burland, ¿dónde vivían?
AV: En un rancho, en barracas y le… Allí es, en una barraca está uno como diez personas y…
AA: Como, ¿qué son las barracas? ¿Como casas chiquitas?
AV: Sí, casas y las camas las hacen como… Nomás cabe uno aquí en la camita, cabe, se va uno aquí es carril, otra persona aquí, otra persona así.
AA: ¿En hilerita?
AV: En hilera, sí. En Burland, no me tocó mucho, porque allí no, no éramos muchos, éramos como diez personas piscando el…
AA: Eran poquitos.
AV: La pera.
AA: Era un rancho pequeño.
AV: Muy pequeño, sí. Y porque hay un rancho que llegan los patrones y dice: “Yo necesito tantos”. Y nos reparten a los ranchos.
AA: ¿Eso dónde es?
AV: Depende donde está ese rancho y este, de allí van. Es un centro que llevan todos los braceros. Entonces llegan los…
AA: ¿Como un centro de recepción?
AV: Sí. Llegan los rancheros a pedir gente: “Yo necesito tantos”. Y como ya tiene uno permiso de trabajar, se los llevan. Y el que quiere el patrón, no nomás así. Dice…
AA: ¿El patrón los escoge a ustedes?
AV: “Tú”. Sí. “Tú, tú, tú, te vas conmigo”. Y así lo escogen.
AA: Oiga, dígame, y en su contrato, ¿le decían cuántos, cuántos días tenía permiso de trabajar?
AV: Todos los contratos eran de cuarenta y cinco días, todos, todos.
AA: Y, ¿ahí mismo les decían a dónde se iban a ir y cuánto les iban a pagar o hasta que llegaban al rancho?
AV: Hasta que llegamos al rancho. El patrón nos pagaba por horas, todo el tiempo por horas.
AA: ¿A dónde más le tocó irse?
AV: Pos yo que me acuerde, también en, en… eso sí, sí me acuerdo y re bien; cuando me contraté en el Empalme, después me tocó en Santa María, California. Allí sí éramos muchos, muchos gente.
AA: ¿Cuántos eran?
AV: Ese rancho sí era como de unas quinientas personas.
AA: Y, ¿dónde dormían todos?
AV: Había barracas, eso sí, ése como le digo, sí; las camitas así y eran como unas diez barracas. Pero, de diez barracas mucha gente, cabía mucha gente. Y allí sí había comedores.
AA: ¿Les daban de comer ahí?
AV: Sí, sí.
AA: Y, ¿qué tal la comida?
AV: En la mañana cuando, antes de irnos a trabajar, teníamos que ir a almorzar y uno mismo hacerse un lonche pa mediodía. Ya en la tarde, íbamos a cenar a allí mismo.
AA: Y, ¿qué tal estaba la comida?
AV: Y ya teníamos que ir limpios.
AA: Bañaditos.
AV: Al comedor. No dejaban ir con camisetas, playera sí, con camiseta no, ey. Ese sí era requisito, porque a mí me llegó a tocar, porque yo, como hacía mucho calor, yo sí me llevaba una playera y no me, no me quitaban del comedor. Los que llevaban una camiseta, sí los levantaban y los mandaban a que se cambiaran. Era requisito que tenía que llevar uno.
AA: Para mantener el orden, porque había mucha gente, ¿no?
AV: Mucha gente, sí. Y usted sabe que, pos este, con camiseta, pos anda uno enseñando los sobacos y eso no, en los comedores no se ve bien. Y con playera sí dejaban, porque hacía demasiada calor.
AA: Dígame, y la comida, ¿qué tal? ¿Cómo estaba?
AV: Pos fíjese que la comida no la daban tan mal, estaba muy buena, sí.
AA: ¿Quién…?
AV: Y uno hambreado de trabajar y tanto y pos se la comía uno con muchas ganas, sí.
AA: ¿Quién les cocinaba?
AV: Pos, nos co… le cambiaban, pero casi casi, casi todo el tiempo lo mismo y lo mismo, porque, pos de tanta gente, pos hacían rendir la comida, le… Pos yo los, cuando llegué, cuando estuve yo en Santa María, ahí este, pos ahora yo sé que se llaman estos, los winis [weiners] de esos que venden la…
AA: Salchicha.
AV: Pa el hot dogs. De esos, este, los hacían pedacitos, muchos, muchos y hacían como caldo y le hacía, le echaban de otra cosa para que estuviera un poco más espeso, pos para rendir para tanta gente.
AA: Oiga, platíqueme y, ¿ahí qué trabajo hizo? ¿Qué? ¿Qué tipo?
AV: En el tomate.
AA: Y, ¿cómo se cultiva el tomate?
AV: Piscándolo en cajas.
AA: Nada más, ¿agarrándolo y metiéndolo en cajas?
AV: Llegan los troqueros con las cajas y agarra uno, pues el que tiene práctica, los agarra unas diez, se las lleva uno a su surco, las tira uno en el surco y las va uno piscando y la va dejando y va… Dan, dan, a cada uno le dan un número y pone uno el número.
AA: ¿Se acuerda de su número?
AV: Las, este las pone una sobre de otra y luego más allá la pone uno sobre de otras, de a unas cinco. Y fíjese que no me acuerdo del número, (risas) no. Y ya, este, ya el que va, este, agarrándolas, va poniendo el número fulano lleva tantas y esto. Y en fines de semana, nos mandaban llamar para darnos el cheque y este…
AA: ¿Ahí le pagaban de acuerdo a las cajas que hacía?
AV: Según las cajas que hiciera uno, sí.
AA: ¿Cuándo le pagaban? ¿El sábado?
AV: El sábado, sí, el sábado. Se dedicaba nomás a eso, a pagar. Había veces que había otro ranchero que venía en esos mismos día, pero no el sábado, sino el domingo. También el domingo era día de descanso y pidiendo gente para piscar otras, otra clase de trabajo. Y yo era uno de ellos que yo me apuntaba y me iba con él. Tenían, lo llevaban y lo traían y yo me iba a piscar zanahoria. Este, la aflojan con el tractor y uno la tiene que levantar así y quitarle la desa y ponerla en el costal.
AA: ¿Quitarle el rabito?
AV: Sí. Quitarle, pues, la, lo que sale de la zanahoria y llenar costales. Y este, y ya, este, los ponía uno así. Cada, cada parte le ponían a uno para que no se juntaran los costales con el otro. Y, sí me ganaba, esa vez sí me ganaba más, porque, porque era como lo que hiciera. A según lo que haga uno, le pagaban a uno.
AA: O sea que usted se iba a trabajar en su día de descanso.
AV: Sí, sí. Y en las, acá cuando estuve en Burland, sí era, era por horas, pero también en la, en el este, ¿cómo se llama? En la limpia del betabel y desahijando el betabel, era por horas. Pero lo demás era por lo que hiciera uno.
AA: Y, ¿cómo le pagan mejor? ¿Por horas o por lo que hacen?
AV: Pos yo pienso que por contrato, porque si es uno liviano de manos y todo eso, pos le rinde a uno más.
AA: Dígame, ¿qué hacían cuando le llegaba el cheque?
AV: Pos lo mandaba pa mi casa. (risas) Pos sí.
AA: ¿Lo mandaba a México?
AV: Sí, porque yo sabía que mis papases lo necesitaban, porque tenían mucha familia.
AA: ¿Cómo lo mandaba?
AV: El mismo mayordomo nos, nos hacía el favor de, de que… Hacer como un money order que se llama ahora. Yo hasta ahora sé que se llama money order. Y lo mandaba a nombre del que yo quería que lo agarrara. Pos a una hermana, para, porque mis papases no podían, no sabían ni firmar, entonces a una hermana. Porque ya mis hermanas las más chicas, pos ellas sí ya tuvieron escuela y tuvieron… Hasta una es maestra y ya ellas ya fueron como quien dice, profesional. Pero, tuve dos hermanos que fueron al colegio y por cierto, está uno aquí. El otro también tiene papeles, pero no viene pa acá, allá está en México y aquí trabaja en la Palco y él tiene buen trabajo por la escuela que tuvo. Es como, él es el que hace los pedidos de la química de allí del, que se necesita y gana buen dinero él.
AA: Qué bueno, qué bueno. Oiga, y, ¿alguna vez tuvo algún problema en que no recibieran el dinero?
AV: Oh, no.
AA: ¿Siempre llegó?
AV: Ni tampoco, este… Todo el tiempo me mandaban en las cartas que [ha]bían recibido el dinero, sí.
AA: ¿Cómo se comunicaba con ellos?
AV: Con carta, con carta. Y este, y pos era, como era el tiempo muy poquito, pos nomás le mandábamos una vez y ya, este, después ya no llegamos ni a la casa, sino otra vez nos íbamos al Empalme a, este, a contratarnos. Y sí nos contratábamos, porque usted sabe que en la capital, digo, en todo México se trabaja con puras movidas chuecas. (risas) De manera que el que anunciaba para, el contratista: “Pues, ya por hora se acabó el contrato, solamente por un milagro”. El que sabía ese idioma, pos iba uno a hablar con él. El milagro era $1,000 pesos y se los daba y lo apuntaba a uno. Y otra vez pa atrás. Cuarenta y cinco días y…
AA: ¿Cuánto tiempo…?
AV: Así era la tranza.
AA: ¿Cuánto tiempo llegó a estar ahí en Empalme esperando?
AV: La primera vez sí duré bastantito, porque el requisito era de contratarse uno allí en Empalme, es que teníamos que ir a piscar algodón en Ciudad Obregón. No, no, no, allí mismo, en un pueblo que se llama Grande, que… No me acuerdo cómo se llama.
AA: Pero, ¿ahí en, en Sonora?
AV: En Sonora. Es, era el requisito de tener una ciertas cantidad de algodón pa que nos dieran el pase pa que nos dieran la contratación. Pero, otra vez le digo, que pura movida. Entonces nos juntamos de a diez personas y nos… Dando $50 pesos ya nos daban el papel que ya habíamos piscado algodón. Y ya lo presentábamos allá al Empalme y ya con eso ya pasábamos. En México todo se puede hacer con movidas, sí. (risas)
AA: Hay que aceptarlo.
AV: Sí. Hay que aceptarlo. Usted si va a México, vaya y si se pasa de un alto, usted nomás le presenta ahí uno de $100 y: “Que te vaya bien”, y es todo.
AA: Lamentablemente, así es.
AV: Así es. Sí.
AA: Dígame, ¿a dónde más se fue a trabajar usted cuando estaba de bracero?
AV: ¿Mande?
AA: ¿A dónde más llegó a trabajar?
AV: ¡Oh! En San Fernando.
AA: ¿Qué tal le fue ahí?, ¿cómo era?
AV: Ahí era, sí era por, también por contrato, pero allí me fue muy mal, porque ahí, este, el ejote era muy, ya estaba muy no, como que no nació muy bien. Y el pepino, también pisqué pepino y…
AA: ¿Cómo es eso del pepino? Nunca lo había oído. ¿Cómo se pisca?
AV: Es como guía, es guía. Es como la calabaza de guía y se pisca y es una mata…
AA: ¿Ahí está tirada en el suelo?
AV: Sí, pero no es, no es, no es como guía, es como las, de esas como calabazas de esas de árbol. Nace así y el pepino se tiene que piscar, está así.
AA: Como unos diez centímetros.
AV: Y lo tiene que piscar uno y no dejar ni uno, porque si deja usted uno ese día, ya pa otro día ya pasas por ahí mismo y ya está así.
AA: ¿Como unos quince centímetros de grande? ¿Tanto?
AV: En un día crece mucho, en un día. Entonces hay que estar muy listo y no, no dejar ni uno, porque ya pa otro día este… Porque esos ya grandes, ya no lo, ya no lo reciben en las marquetas.
AA: ¿Por qué?
AV: Esos ya se van a la canería.
AA: ¿No tiene que ser grande el pepino entonces?
AV: Sí, pero no tan grande, porque se hace muy, como muy estudo.
AA: Ya no tiene agua.
AV: Exacto, sí.
AA: Dígame, alguna vez que estuvo contratado, ¿tuvo algún problema con sus mayordomos o el patrón?
AV: Pos yo no, yo no.
AA: ¿Supo que…?
AV: Yo, yo tuve, yo tuve dificultades, pero con un mismo trabajador, no con… con los mayordomos no.
AA: Cuénteme, ¿qué le pasó?
AV: ¿Mande?
AA: ¿Qué le pasó? ¿Cuál fue el problema?
AV: Ah, por unas… Pos ya cuando está uno de muchacho, todo se siente uno y me dijo una palabra ofensiva, pos yo también le contesté y nos hicimos de palabras, fue todo. Pero no, no fue tanto, tan muy grave y… Pero, de los mayordomos, no. A mí no, a varios sí, tuvieron muchas dificultades.
AA: ¿Por qué?
AV: Una vez, este, cuando estuvimos que, onde yo le digo que no me acuerdo en donde estuvimos, estamos piscando… Pues en realidad no me acuerdo que estaba, andábamos piscando, que nos pusimos en huelga. Uno inocente, ignorante, le hicimos caso a uno que vinía del Distrito Federal, que era el líder y nos hizo que hiciéramos huelga y…
AA: Y, ¿por qué hicieron la huelga?
AV: Porque nos estaban pagando, porque nos estaban robando en las pesa. Y sí era cierto, pero perdimos porque antes de que fueran los, ¿cómo se llaman? A ver las pesas, ya la habían puesto bien. (risas) Y entonces, no me acuerdo qué andábamos piscando, se tenía que pesar y a según lo que pesara, nos pagaban. Y protestamos eso y pues perdimos por motivo a que, a que la cosa de que el mayordomo mandó uno que fuera a arreglar las pesas y las arregló. Y ya cuando fue el, ¿cómo se nombra? El que anda en todo eso, chequeando que no nos hagan tonto. Y el…
AA: ¿El cónsul?
AV: No.
AA: ¿Algún supervisor?
AV: Sí, más o menos.
AA: Era, él era…
AV: ¿Cómo se dice ese que va también a testear la…? Como yo aquí testeo, que era ordeñador. Seguido iba a testear la leche, a ver cómo estaba la leche. ¿Cómo se llama? A ver como estaba el establo, más bien. Espector.
AA: Inspector.
AV: ¡Inspector!
AA: Inspector.
AV: Inspector, sí. Ese es la palabra, inspector. Y este, y pues, protestamos sobre de eso que nos estaban haciendo tonto en la pesa, pero ya después, este, como la pusieron bien, pos perdimos nosotros y ni modo.
AA: ¿Les hicieron algo a ustedes por andar de huelga?
AV: No, sí seguimos trabajando igual, pero ya nos veían mal, (carcajadas) sí.
AA: Oiga, y La Migra no, ¿no llegaba a ir por ahí?
AV: Sí llegaba, había muchos que no traían papeles.
AA: Y, ¿qué les hacían?
AV: Pos se los llevaban, ey. Nomás este… Y fíjese que en el, nomás una vez vi en, en Santa Rosa, una vez vi yo que llegó La Migra y dice: “Ahí viene La Migra”. Y, los que traíamos papeles corrimos y nos siguieron a nosotros. A salvar a muchos y nos llegaron, este y le enseñamos los papel. “Entonces, ¿por qué corres?”. Dice, pos dice: “Córrele, porque ahí viene La Migra. Pos yo qué sabe, yo qué sé de Migra”. Pero, sí sa[bíamos], nos hacíamos tontos.
AA: ¿Para salvar a sus compañeros?
AV: Para salvar a otros. Sí. Así lo hacíamos y se llevaban a algunos, pero otros se quedaban quietecitos y a esos no se los llevaban. (carcajadas) Sí.
AA: Ya tenían su plan, ¿no?
AV: Sí, ey. Ya, dice: “Yo voy a correr, tú te quedas”. Y sabíamos que no tenía papeles y: “Yo voy a correr, acuérdate”. “Sí”. Y: “Si me haces esa balona”. “Sí”. Corríamos los que traíamos papel. Y luego nos alcanzaban y: “A ver, a ver”. Y dice: “A ver tus papeles”. Se los enseñamos. “Entonces, ¿por qué corrías?”. Pos, dice: “Córranle porque ahí viene La Migra. Pos yo qué sé de Migra”. Y aunque supiera, ¿verdad? Sí.
AA: Claro.
AV: Salvar a otros.
AA: Oiga, ¿alguna vez, este, se enfermó usted cuando andaba por acá de bracero?
AV: En Santa María, de la espalda.
AA: ¿Qué le pasó?
AV: Como que no me caía bien la brisa, me daba dolores de espalda.
AA: Y, ¿el patrón lo llevó al hospital?
AV: Sí, me llevó, me llevó al dotor y me chiquiaban y me decían que era alérgico a la brisa. Porque en la mañana siempre había brisa, ey. Me daban mi medicina y es… En la mañana, en ese tiempo andaba piscando yo manzana. No, no se pisca, no se pisca la manzana cuando está la brisa, porque cuando está la brisa usted tiene que agarrar la manzana, ahí se queda las huellas de los dedos y allí entra, se pudre. La misma mano hace pudrir con la brisa.
AA: ¿En serio?
AV: Sí. Ya cuando viene el sol, que ya no hay brisa, entonces en es… Entonces hay que piscar la manzana. Pero, este, el… Antes, hay que piscar la de abajo, la que se cae, para la canería. Y la que está en el árbol, se piscaba para las marquetas. Nomás que esos jugos que, ¡ay, qué sabrosos! Desde allí viene podrida, de lo que sea, pero de allí viene. (risas) El tomate tirado, todo eso que se, que lo pisca uno todo desbaratado, todo con mucha cosa, ahí está en los jugos.
AA: O sea, que la salsa de tomate de…
AV: Ahí, de ahí.
AA: Viene del piso.
AV: De allí viene, de ahí viene, sí. No hay como usted la haga, que vaya a comprar los tomates y haga usted mismo su salsa.
AA: Es mejor, ahora que me dice. (risas) Oiga, dígame, y cuando estaba en el hospital y todo eso, ¿quién le pagaba las medicinas?
AV: No, yo no estuve en el hospital, nomás al dotor.
AA: Al doctor. Pero le, estuvo en medicamento y todo eso, ¿no?
AV: Me daban una pomada nomás.
AA: Y, ¿quién pagaba por todo eso?
AV: ¿Mande?
AA: ¿Quién pagaba por las medicinas?
AV: El mismo Gobierno, el mismos, el mismo… Yo, yo digo, yo digo que ése le pertenecía al ranchero.
AA: ¿No le descontaban de su cheque?
AV: Yo, yo, no. Yo nunca supe que el Gobierno… Yo pienso que el ranchero o tal vez taba en contacto con el Gobierno, no sé. Eso si no sé. Yo anduve de contratado inocentemente. No sabía nada y…
AA: Esperando…
AV: Ondequiera que anduve, inocentemente, ey. Todavía no sabía yo de nada. Y pos, hasta ahora que, después que mi emigré y que me supe más o menos cómo es la vida aquí, pos entonces sí me doy cuenta en donde anduve y, pero en ese tiempo lo que queríamos, era trabajar. Así era.
AA: Cuénteme, señor Venegas, ya para finalizar la entrevista, ¿qué significa para usted la palabra bracero?
AV: Bueno, el bracero se hizo porque aquí en los Estados Unidos necesitaban mucha gente pa trabajar y la cosa de que, de que no había mucho ranchero, a pesar de que los rancheros tenían mucha gente de contrabando, pero necesitaban más gente todavía para hacer sus trabajos. Porque las compañías de ranchero, es muy potente, porque son los que traen la comida a la ciudad y eso. Yo digo que está bien, ellos están bien, porque ellos siempre defienden al que no tiene papeles, porque es el que trabaja mejor. El que tiene papeles, pos ya muy poco va uno a los ranchos, porque hay otra manera de mantenerse uno y con más dinero y más dinero. Y el que no tiene papeles, a donde le toque él, lo que quiere es trabajar para ayudar a su familia. Y pos él sabe que en su tierra tiene familia. Hay papases que vienen y tienen cinco de familia, su esposa y no tienen nada. Y para mandarlos a la escuela, pos tampoco. En México se… en México se necesita hasta para comprar un lápiz y esa es la cosa es de que, pos la misma que está uno probe [pobre], pos viene uno a arriesgar a otro país, a sufrirle. Y luego, el ranchero le pagan a, pos lo que él quiere, porque pos como nunca protesta uno. Y ya el que tiene papeles, ya, ya: “Oyes, pos tú me estás dando menos de lo que debes de pagar”. Y por eso el ranchero quiere mucho a esas personas, porque esos sí trabajaban y con menos dinero.
AA: Dígame, ¿regresó usted a México después de haber sido bracero?
AV: Sí. Me fui para, otra vez a Zitácuaro y resulta de que tuve un hermano aquí en Chula Vista, California que él estaba de contrabando. Entonces yo me vine con él.
AA: Dígame o cuénteme, ¿cómo fue su vida en el tiempo que estuvo en Zitácuaro, después de haber sido bracero?
AV: No cambié nada, fue lo mismo, la misma probe, estábamos pobre, pobres.
AA: ¿No traía algún dinero guardadito?
AV: Porque en Zitácuaro, porque en Zitácuaro, pues mi hermano y yo, el más grande, hacíamos tabique pos, pa medio vivir con la familia y para mandar a nuestros hermanos más chicos a la escuela. Ya después, ya que nos vinimos pa acá, otra vez, mi hermano que estaba en Chula Vista, él nos mandaba para sostener a la demás hermanos, hermanas. Entonces yo me vine a ayudarle y sí, ya le mandamos más a la familia y por eso ya agarraron buenas escuelas nuestras hermanas y hermanos, ey.
AA: Dígame, ¿qué siente usted cuando le dicen bracero?
AV: Pues siento tristeza y vergüenza por lo que le acababa de decir, que pos uno con el interés de trabajar, pos… Más bien lo tratan a uno como una persona, siendo humano, lo tratan a uno como un animalito. Eso es todo. Como un animal y como un animal los, nos vendió el Gobierno mexicano, porque él nos vendió. Eso yo sabía, que veníamos vendidos. Eso sí lo supe luego luego. Pero yo no sabía a dónde iba a parar y qué nos iban a hacer. Pero como le digo, uno por el interés de trabajar. Cosas vergüenzosas, pero tenía que suceder.
AA: En term…
AV: Era, era un requisito de ellos.
AA: En términos generales, sus recuerdos de bracero, ¿cómo son? ¿Son positivos o son negativos?
AV: No, pos son efectivos. Porque la cosa es de que, pos sufrió, es de sufrir, es de sufrir, ey. Y luego, lo más que sufre uno, es que es muy poco tiempo, si apenas se está uno medio agarrando un poquito y ya se le acabó el contrato y pa atrás otra vez. Y a hacer otra vez el trámite pa entrar. Pos ahí se le va a uno el dinerito, sí. Nomás, si acaso le manda uno una vez a la familia, es todo, sí.
AA: Porque tiene que guardar para volver a contratarse.
AV: Así es. Y luego, los pasajes del autobús y todo eso. Tenía, uno tenía que pensarlo también. Y llego a la casa, ¿de dónde voy a agarrar dinero? Mis papases, ni modo que me den. ¿eh? Hay que pensar eso también. Teníamos que pensar, más bien, ey.
AA: Sí, estaba difícil.
AV: Bastante difícil, sí.
AA: Ya para finalizar, ¿cómo cambió su vida el haber sido bracero?
AV: Pos, después de eso que… Una cosa que yo no quisiera decirlo, pero, porque esto se va a Gobernación y la cosa de que a lo menos tengo algo de problemas.
AA: No, pero esto no se va a Gobernación, no va a tener ningún problema.
AV: Porque yo cuando me contraté, dije que yo no era, nunca conocía Estados Unidos, porque también jui este… De contrabando me vine una vez. Y por cierto, me agarró La Migra, pero me dijo que no me iba a reportar, porque, dice: “¿Por qué no arreglan?”. Y me dijo, dice: “Tú tienes chanza de, de arreglar papeles porque éste nomás es…Uno mismo que yo le conseguí trabajo, él me, me mandó La Migra, y dice: “Este no es, no te voy a poner el... Seguramente en la computadora o registrado, todo eso. Y me echaron pa atrás, pero a la semana ya estaba onde mismo. (risas)
AA: Pero, ¿cómo cambió su vida el haber sido bracero? ¿Mejoró o empeoró?
AV: No, sí. Después del bracero que, que ya estuve yo de, así de contrabando, porque sí tenía un buen trabajo, de lechero. Y en ese tiempo pagaban muy bien y se paga todavía bien. Y después que arreglé papeles, este, yo salí a Tijuana a arreglar un pasaporte local y sí califiqué. Como le acabo de decir, en México se puede hacer todo. Este, compré una carta que se llama la Forma 13 y yo nunca había radicado allí en Tijuana y nomás puse un domicilio de un compadre y dos fotos y fui al Consulado y me dijeron: “Pos, se ve todo bien. Al mes vienes por tu pasaporte”. O sea, un pasaporte local, que entraba y salía. Pero, en ese mes fui a ver a mi novia a México, Distrito Federal y a mi familia. Entonces mi hermano andaba arreglando papeles en Distrito Federal y dice: “Acompáñame”. Y fui y allí dicía un letrero: “El que tenga todo esto, puede hacer los trámites pa emigrarse”. Y como yo di el servicio militar en México, yo tenía todas y tenía patrón aquí también. Y entonces llené una solicitud, una forma y se la presenté y dice: “Tal día traes esto y este, este”. Las llevaba. “Tal día traes la carta de sostenimiento del trabajo”. En ese tiempo se valía que el patrón diera una carta de sostenimiento y una carta de trabajo, el mismo patrón. Y me la mandó de volada y me la aceptaron. “Tal día te presentas”. Y entonces, ya con el Consulado, me dijeron: “Pos, ya se, debe de estar todo bien. Nomás dime, dime”. Porque yo ya le había puesto que yo nunca conocía Estados Unidos y una mentirota, pero bien grandota. Y entonces dice, dice: “Bueno, parece que todo está bien, pero dime, ¿dónde conocites este patrón? ¿Por qué te da la carta de sostenimiento y la carta del trabajo?”. Digo: “Mire, pos Dios que le ayuda a uno y es que una vez fui a Tijuana y un amigo que está en los Estados Unidos, él salió con su patrón y su patrón me dijo que cuando yo quisiera un servicio de él, que estaba a mis órdenes, y él fue el que me dio esto”. “¡Oh! Muy bien, pasé”.
AA: Y, ¿así fue como consiguió su…?
AV: Y eso fue mi salvación.
AA: Qué bien.
AV: En un mes, ya ni jui por el pasaporte, ya estaba emigrado. (risas).
AA: Oh, qué bien. Fue muy rápido. Bueno, señor Venegas, pues muchas gracias por la entrevista y muchas gracias por toda la información que nos ha dado.
AV: Pues, gracias a tener el gusto de conocerla y…
AA: Muchas gracias.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 26 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Anaís Acosta
Mi nombre es Anaís Acosta. Hoy es mayo 26 del año 2006. Nos encontramos en la ciudad de San Bernardino, California con el señor Apolonio Venegas y esta entrevista pertenece al Proyecto de Historia Oral de los Braceros.
AA: Señor Venegas, dígame, ¿dónde y cuándo nació usted?
AV: Yo nací en un rancho que se llama San Román, Jalisco. Por cierto, mi rancho era muy seco. No había luz, no había agua y es… Los primeros que nacimos, fuimos trece, con hermanas y hermanos; fuimos trece hijos. Sufrimos los más grandes. Cuando yo tenía diecisiete años me fui a la capital de México, por cierto, porque mi hermano el más grande ya estaba en Distrito Federal. Él trabajaba de ayudante en la aviación de la capital de México.
AA: Dígame primero, ¿cuándo nació usted?
AV: Yo nací el, el abril 10 de 1930.
AA: Y, ¿cómo era San Román en aquellos días?
AV: En aquellos días era, pues un ranchito y nosotros nos manteníamos sembrando maíz, era lo único que teníamos de sembrar. Con la agua que se, que llovía, no era de riego, era de temporal.
AA: ¿Sus padres cómo se llamaban?
AV: Mi papá se llamaba Santiago Venegas. Mi mamá se llamaba Guadalupe Guzmán.
AA: ¿A qué se dedicaban?
AV: Mi papá se dedicaba nomás también a sembrar maíz para mantenernos y también era arriero. Tenía cinco burros para traer leña y para irla a vender a un pueblo que se llama Puente Grande. Y luego, hacíamos varas para llevarla a San Pedro, Tlaquepaque a venderla, para que hicieran huacales, pa eso compraban las varas. Y de eso nos manteníamos.
AA: ¿Cómo era la vida en San Román en aquellos tiempos? ¿Estaba difícil?
AV: Muy difícil, muy difícil. Hasta los que tenían ganado o terrenos, no sabían para qué era el dinero, porque yo los veía que también ellos no vestían bien y comían también muy mal.
AA: Muy difícil.
AV: Y el dinero enterrado, hasta ahora después se, se llegó a saber cuando murieron ellos, este… Han encontrado mucho dinero de los que tenían vacas y de qué vivir. En vez de llevarlo al banco o a hacer algo, lo enterraban por motivo a que tenían miedo que se lo robaran los cristeros.
AA: ¿Era la época de los cristeros?
AV: Uh huh.
AA: Dígame, ¿había escuela ahí en San Román?
AV: ¿Mande?
AA: ¿Había escuela?
AV: Con el tiempo, en mi tiempo yo ya tenía nueve años cuando empezó a ir una maestra y este… Pues sí estábamos aprendiendo algo, pero luego la corrieron las mamases del ranchito de los hijos, que porque platicaba mucho con los esposos. Después, mandaron un maestro y también lo sacaron por motivo a que dicían que era joto. (risas) Y por cierto, no había muy buena escuela en mi tierra.
AA: ¿Aprendió usted a…?
AV: Era muy analfabeto. Sí, y sigo yo de analfabeto.
AA: ¿No aprendió a leer ni escribir?
AV: Muy poquito. Lo poquito que estudié jue con la maestra. Por cierto, que mi, mi maestra cuando la despidieron jue a hablar con mis papases, a decirle que si me dejaba ir con ella, para que yo estudiara bastante, porque veía que se me pegaba muy pronto las cosas, pero yo no quise irme. Yo no quise dejar a mis papases así nomás y…
AA: Estaba muy chiquito.
AV: Taba, pos nueve años, pero de todas maneras se me hacía duro dejar a mis papases. Después estaba un, mi hermano que estaba en México tenía ya diecisiete años y yo me fui con otro hermano y allá… Después nos llevamos toda la familia y allá vivimos como unos dos o tres años. Pero, hubo, mi hermano el más grande dejó de trabajar y se jue a los Estados Unidos, aquí. Y luego se vino el otro que seguía de él.
AA: ¿Venían contratados como braceros?
AV: No, contrabando. Después se vino mi hermano el otro que seguía de él y después, nos refugiamos a Zitácuaro, Michoacán. Michoacán es porque a mis papases no les gustaba la capital de México y…
AA: ¿Se les hacía muy pesado?
AV: Sí. Y allí mi hermano más chico que nosotros, compró una casa y allí nos refugiamos a Zitácuaro, Michoacán. Y allí fue donde yo me contraté.
AA: ¿Cómo se entera usted?
AV: En Irapuato. Porque yo tenía muchos amigos en Zitácuaro y mi dicían: “Vamos a, este, a i[n]scribirnos para irnos a los Estados Unidos de bracero”. Y hicimos un grupo de treinta y cinco personas y nos fuimos a Irapuato. Y ya de Zitácuaro ya llevamos una, como un paquete, como ya para que nos recibieran pagando, ¿verdad? Y sí nos recibieron y jue cuando la primera vez me contraté de, de bracero.
AA: ¿Usted ya sabía qué era un bracero?
AV: No.
AA: ¿Qué les decían?
AV: No, pos nomás nos decían que a trabajar y yo estaba muy inocente de todas esas cosas, nomás que teníamos que, pos venir a los Estados Unidos contratado y sin andar, más bien, sin andar de contrabando.
AA: A lo seguro.
AV: A lo seguro.
AA: Dígame, ¿en Irapuato se contrató?
AV: La primer vez en Irapuato.
AA: ¿Cómo era ese centro de contratación ahí en Irapuato?
AV: Pos como le digo, este, llegué muy inocente allí, pero como muchos que ya sabían de todo esa movimiento, pos sí nos recibieron y nos mandaron aquí a los Estados Unidos y me tocó a un pueblo que se llama Burland,[Woodland] cercas de Sacramento.
AA: Antes que me cuente ya cuando está aquí en Estados Unidos, platíqueme un poquito más, ¿cuál era el proceso de contratación?, ¿qué les pedían?
AV: Nos pedían, nos contra… Nos contrataban solamente que nos vieran las manos que fuéramos rancheros.
AA: ¿Por qué? ¿Qué tenían que tener en las manos o qué?
AV: Pos que, que si en realidad sí éramos, este, trabajadores de rancho. Porque a un, a un muchacho de que trabajara en una oficina o este, en, en otras clases de trabajo, pos luego luego se ven en las manos que no están trabajadas, porque se ven muy lisitas y de rancho se ve luego luego que están maltratadas y con callos y todo eso, ¿vedá?
AA: Entonces, ¿era un requisito saber trabajar?
AV: Era requisito, sí. Por eso contrataban a uno.
AA: ¿Les hacían algún tipo de examen médico?
AV: Uy, y vergüenzoso.
AA: ¿Por qué? Dígame.
AV: Aquí en los Estados Unidos. Nos hacían una prueba de que si traíamos almorranas y nos… Y luego nos fumigaban como a los animales. Todo eso, como está la foto de calendario por ahí que venden en las camisetas. Así fue.
AA: ¿Los ponían a todos en un cuarto?
AV: A todos. ¡No! Si en el, una pared o así en el vil llano, de ese, onde estaba, onde estaba el i[n]spector para i[n]specionarnos a nosotros, que si traíamos enfermedades de México. Y a muchos, este, ya de contratados, los regresaron pa atrás, porque veían que traían almorranas y este, los regresaban pa atrás.
AA: ¿Les pedían permiso para hacerles eso?
AV: No. No, ¿cuál permiso? En ese tiempo, no.
AA: Y, ¿qué sentían ustedes cuando les…?
AV: ¿Cómo?
AA: ¿Les decían? ¿Les explicaban que los iban a poner algún tipo de polvo desinfectante o algo así?
AV: Pues, nos decían, pero nosotros con el interés de trabajar y con el interés de estar aquí, porque pos era una cosa muy dura en nuestro país y queríamos progresar. Pero, sí fue muy vergüenzoso. Y porque en realidad, este, nos, eso no, nunca nos decían: “Los vamos a fumigar o los vamos a chiquiar”. Nomás nos, este: “Quítate el pantalón y ponte en cuclillas, porque te vamos a revisar a ver si traes almorranas”. Y luego nos quitaban la ropa y en otro, otro nos fumigaba a todos. Como de a veinte, treinta personas.
AA: ¿En un mismo lugar?
AV: Ahí mismo, sí.
AA: ¿Qué sintió usted la primera vez que vio eso?
AV: Pues yo, yo como siempre… Yo en la capital de México, mi trabajo era de, trabajaba en una fábrica y todos se bañaban ahí juntos, porque el baño no era, no era este, ¿cómo se dijera?
AA: Privado.
AV: Privado, sino tenía que bañarse uno con toda la gente. Pos yo no me bañaba, porque me daba vergüenza con mi misma gente, con los mismos caballeros. Pos, ¿se imagina ahí? (risas)
AA: Pero, ahí había puras, puros hombres también.
AV: ¡Ah, no! Sí, claro. También en los baños de, de la fábrica era puros, puro hombre.
AA: Pero, ¿acá en la inspección eran puros hombres?
AV: También, puro hombre. Y sin embargo, allí sí era a fuerzas, por ley, ey. Si no, ya no, no tenía que entrar yo al trabajo.
AA: Y, ¿hay algunos que se echaron para atrás, que dijeron: “No, yo no hago eso”, y se iban?
AV: Fíjese que no. Todos teníamos el interés de trabajar, ey. Eso sí se ve chistoso, pero, vergüenzoso, pero con el interés de trabajar. Así le poníamos sí. Y pos, en los trabajos, yo pensaba que eran más fácil, pero no, eran muy duros. Especialmente me tocó el, el desahije de betabel, que otro día no me podía ni levantar.
AA: Muy pesado, agachados todo el día, ¿no?
AV: Todo el día.
AA: Me dice que la primera vez se, se fue a Burland, California.
AV: En la segunda vez.
AA: La segunda vez.
AV: La segunda vez. La primera vez no me acuerdo del, del pueblito, pero yo digo que cercas de Salinas y me tocó el betabel, desahijar betabel.
AA: ¿Cómo es ese trabajo? Para los que no sabemos, cuéntenos.
AV: Esa, lo siembran en máquina, con máquina. Es una churrera de, de plantitas chiquitas. Betabel, sacan la azúcar. Es camote, es un camote. El betabel, este, lo siembran como le estaba diciendo, lo siembran por hilera. Entonces el desahije, ya cuando está la plantita así…
AA: ¿Como de unos diez centímetros?
AV: El desahije es, le dan un azadón así y el cabito también así chiquito, nomás se anda uno así. El tamaño del azadón, tiene que dejar uno y pos hay que tener que también práctica y eso, pero más o menos eso, pos como trabaja uno en el rancho. Este, le da el azadonzazo, a quitarlas todas, nomás a dejar uno. Si quedan dos pegados, con la otra mano se lo quitas.
AA: Y, ¿eso para qué es?
AV: Pos, para que crezca más el camote, abajo en la tierra.
AA: El, ¿el que se queda?
AV: El que se queda. Porque no es, ya es, no es una matita chiquita, sino ya se hace grande, ey. La mata esa se hace grande. Y este, y es, es como la papa, crece. Es como camote, pues.
AA: Sí, como…
AV: Y, ese lo, después ya cuando estaba… Antes de eso, este, el desahije. Y luego después lo, nace hierba entremedio del surco y le dan un azadón largo y tiene que quitar uno toda la hierba. Y ya después, ya con el tiempo vi que, que crece y lo sacan con tractores, lo aflojan y otra persona va y los va, este, piscando, los va echando a un costal, haciendo hilera de costal y luego llega el troquero y los echa al troque y los llevan a la canería. Ahí, de ese sacan la azúcar, de ese camote.
AA: Dígame…
AV: La segunda contratación, me tocó en el Empalme y es, ése sí me tocó en Burland. Y es piscando peras. Y en el mismo, se me acabó el contrato. En el mismo, este, allá y aquí en los Estados Unidos me contraté otra vez.
AA: Dígame…
AV: Había modo.
AA: En Burland, ¿dónde vivían?
AV: En un rancho, en barracas y le… Allí es, en una barraca está uno como diez personas y…
AA: Como, ¿qué son las barracas? ¿Como casas chiquitas?
AV: Sí, casas y las camas las hacen como… Nomás cabe uno aquí en la camita, cabe, se va uno aquí es carril, otra persona aquí, otra persona así.
AA: ¿En hilerita?
AV: En hilera, sí. En Burland, no me tocó mucho, porque allí no, no éramos muchos, éramos como diez personas piscando el…
AA: Eran poquitos.
AV: La pera.
AA: Era un rancho pequeño.
AV: Muy pequeño, sí. Y porque hay un rancho que llegan los patrones y dice: “Yo necesito tantos”. Y nos reparten a los ranchos.
AA: ¿Eso dónde es?
AV: Depende donde está ese rancho y este, de allí van. Es un centro que llevan todos los braceros. Entonces llegan los…
AA: ¿Como un centro de recepción?
AV: Sí. Llegan los rancheros a pedir gente: “Yo necesito tantos”. Y como ya tiene uno permiso de trabajar, se los llevan. Y el que quiere el patrón, no nomás así. Dice…
AA: ¿El patrón los escoge a ustedes?
AV: “Tú”. Sí. “Tú, tú, tú, te vas conmigo”. Y así lo escogen.
AA: Oiga, dígame, y en su contrato, ¿le decían cuántos, cuántos días tenía permiso de trabajar?
AV: Todos los contratos eran de cuarenta y cinco días, todos, todos.
AA: Y, ¿ahí mismo les decían a dónde se iban a ir y cuánto les iban a pagar o hasta que llegaban al rancho?
AV: Hasta que llegamos al rancho. El patrón nos pagaba por horas, todo el tiempo por horas.
AA: ¿A dónde más le tocó irse?
AV: Pos yo que me acuerde, también en, en… eso sí, sí me acuerdo y re bien; cuando me contraté en el Empalme, después me tocó en Santa María, California. Allí sí éramos muchos, muchos gente.
AA: ¿Cuántos eran?
AV: Ese rancho sí era como de unas quinientas personas.
AA: Y, ¿dónde dormían todos?
AV: Había barracas, eso sí, ése como le digo, sí; las camitas así y eran como unas diez barracas. Pero, de diez barracas mucha gente, cabía mucha gente. Y allí sí había comedores.
AA: ¿Les daban de comer ahí?
AV: Sí, sí.
AA: Y, ¿qué tal la comida?
AV: En la mañana cuando, antes de irnos a trabajar, teníamos que ir a almorzar y uno mismo hacerse un lonche pa mediodía. Ya en la tarde, íbamos a cenar a allí mismo.
AA: Y, ¿qué tal estaba la comida?
AV: Y ya teníamos que ir limpios.
AA: Bañaditos.
AV: Al comedor. No dejaban ir con camisetas, playera sí, con camiseta no, ey. Ese sí era requisito, porque a mí me llegó a tocar, porque yo, como hacía mucho calor, yo sí me llevaba una playera y no me, no me quitaban del comedor. Los que llevaban una camiseta, sí los levantaban y los mandaban a que se cambiaran. Era requisito que tenía que llevar uno.
AA: Para mantener el orden, porque había mucha gente, ¿no?
AV: Mucha gente, sí. Y usted sabe que, pos este, con camiseta, pos anda uno enseñando los sobacos y eso no, en los comedores no se ve bien. Y con playera sí dejaban, porque hacía demasiada calor.
AA: Dígame, y la comida, ¿qué tal? ¿Cómo estaba?
AV: Pos fíjese que la comida no la daban tan mal, estaba muy buena, sí.
AA: ¿Quién…?
AV: Y uno hambreado de trabajar y tanto y pos se la comía uno con muchas ganas, sí.
AA: ¿Quién les cocinaba?
AV: Pos, nos co… le cambiaban, pero casi casi, casi todo el tiempo lo mismo y lo mismo, porque, pos de tanta gente, pos hacían rendir la comida, le… Pos yo los, cuando llegué, cuando estuve yo en Santa María, ahí este, pos ahora yo sé que se llaman estos, los winis [weiners] de esos que venden la…
AA: Salchicha.
AV: Pa el hot dogs. De esos, este, los hacían pedacitos, muchos, muchos y hacían como caldo y le hacía, le echaban de otra cosa para que estuviera un poco más espeso, pos para rendir para tanta gente.
AA: Oiga, platíqueme y, ¿ahí qué trabajo hizo? ¿Qué? ¿Qué tipo?
AV: En el tomate.
AA: Y, ¿cómo se cultiva el tomate?
AV: Piscándolo en cajas.
AA: Nada más, ¿agarrándolo y metiéndolo en cajas?
AV: Llegan los troqueros con las cajas y agarra uno, pues el que tiene práctica, los agarra unas diez, se las lleva uno a su surco, las tira uno en el surco y las va uno piscando y la va dejando y va… Dan, dan, a cada uno le dan un número y pone uno el número.
AA: ¿Se acuerda de su número?
AV: Las, este las pone una sobre de otra y luego más allá la pone uno sobre de otras, de a unas cinco. Y fíjese que no me acuerdo del número, (risas) no. Y ya, este, ya el que va, este, agarrándolas, va poniendo el número fulano lleva tantas y esto. Y en fines de semana, nos mandaban llamar para darnos el cheque y este…
AA: ¿Ahí le pagaban de acuerdo a las cajas que hacía?
AV: Según las cajas que hiciera uno, sí.
AA: ¿Cuándo le pagaban? ¿El sábado?
AV: El sábado, sí, el sábado. Se dedicaba nomás a eso, a pagar. Había veces que había otro ranchero que venía en esos mismos día, pero no el sábado, sino el domingo. También el domingo era día de descanso y pidiendo gente para piscar otras, otra clase de trabajo. Y yo era uno de ellos que yo me apuntaba y me iba con él. Tenían, lo llevaban y lo traían y yo me iba a piscar zanahoria. Este, la aflojan con el tractor y uno la tiene que levantar así y quitarle la desa y ponerla en el costal.
AA: ¿Quitarle el rabito?
AV: Sí. Quitarle, pues, la, lo que sale de la zanahoria y llenar costales. Y este, y ya, este, los ponía uno así. Cada, cada parte le ponían a uno para que no se juntaran los costales con el otro. Y, sí me ganaba, esa vez sí me ganaba más, porque, porque era como lo que hiciera. A según lo que haga uno, le pagaban a uno.
AA: O sea que usted se iba a trabajar en su día de descanso.
AV: Sí, sí. Y en las, acá cuando estuve en Burland, sí era, era por horas, pero también en la, en el este, ¿cómo se llama? En la limpia del betabel y desahijando el betabel, era por horas. Pero lo demás era por lo que hiciera uno.
AA: Y, ¿cómo le pagan mejor? ¿Por horas o por lo que hacen?
AV: Pos yo pienso que por contrato, porque si es uno liviano de manos y todo eso, pos le rinde a uno más.
AA: Dígame, ¿qué hacían cuando le llegaba el cheque?
AV: Pos lo mandaba pa mi casa. (risas) Pos sí.
AA: ¿Lo mandaba a México?
AV: Sí, porque yo sabía que mis papases lo necesitaban, porque tenían mucha familia.
AA: ¿Cómo lo mandaba?
AV: El mismo mayordomo nos, nos hacía el favor de, de que… Hacer como un money order que se llama ahora. Yo hasta ahora sé que se llama money order. Y lo mandaba a nombre del que yo quería que lo agarrara. Pos a una hermana, para, porque mis papases no podían, no sabían ni firmar, entonces a una hermana. Porque ya mis hermanas las más chicas, pos ellas sí ya tuvieron escuela y tuvieron… Hasta una es maestra y ya ellas ya fueron como quien dice, profesional. Pero, tuve dos hermanos que fueron al colegio y por cierto, está uno aquí. El otro también tiene papeles, pero no viene pa acá, allá está en México y aquí trabaja en la Palco y él tiene buen trabajo por la escuela que tuvo. Es como, él es el que hace los pedidos de la química de allí del, que se necesita y gana buen dinero él.
AA: Qué bueno, qué bueno. Oiga, y, ¿alguna vez tuvo algún problema en que no recibieran el dinero?
AV: Oh, no.
AA: ¿Siempre llegó?
AV: Ni tampoco, este… Todo el tiempo me mandaban en las cartas que [ha]bían recibido el dinero, sí.
AA: ¿Cómo se comunicaba con ellos?
AV: Con carta, con carta. Y este, y pos era, como era el tiempo muy poquito, pos nomás le mandábamos una vez y ya, este, después ya no llegamos ni a la casa, sino otra vez nos íbamos al Empalme a, este, a contratarnos. Y sí nos contratábamos, porque usted sabe que en la capital, digo, en todo México se trabaja con puras movidas chuecas. (risas) De manera que el que anunciaba para, el contratista: “Pues, ya por hora se acabó el contrato, solamente por un milagro”. El que sabía ese idioma, pos iba uno a hablar con él. El milagro era $1,000 pesos y se los daba y lo apuntaba a uno. Y otra vez pa atrás. Cuarenta y cinco días y…
AA: ¿Cuánto tiempo…?
AV: Así era la tranza.
AA: ¿Cuánto tiempo llegó a estar ahí en Empalme esperando?
AV: La primera vez sí duré bastantito, porque el requisito era de contratarse uno allí en Empalme, es que teníamos que ir a piscar algodón en Ciudad Obregón. No, no, no, allí mismo, en un pueblo que se llama Grande, que… No me acuerdo cómo se llama.
AA: Pero, ¿ahí en, en Sonora?
AV: En Sonora. Es, era el requisito de tener una ciertas cantidad de algodón pa que nos dieran el pase pa que nos dieran la contratación. Pero, otra vez le digo, que pura movida. Entonces nos juntamos de a diez personas y nos… Dando $50 pesos ya nos daban el papel que ya habíamos piscado algodón. Y ya lo presentábamos allá al Empalme y ya con eso ya pasábamos. En México todo se puede hacer con movidas, sí. (risas)
AA: Hay que aceptarlo.
AV: Sí. Hay que aceptarlo. Usted si va a México, vaya y si se pasa de un alto, usted nomás le presenta ahí uno de $100 y: “Que te vaya bien”, y es todo.
AA: Lamentablemente, así es.
AV: Así es. Sí.
AA: Dígame, ¿a dónde más se fue a trabajar usted cuando estaba de bracero?
AV: ¿Mande?
AA: ¿A dónde más llegó a trabajar?
AV: ¡Oh! En San Fernando.
AA: ¿Qué tal le fue ahí?, ¿cómo era?
AV: Ahí era, sí era por, también por contrato, pero allí me fue muy mal, porque ahí, este, el ejote era muy, ya estaba muy no, como que no nació muy bien. Y el pepino, también pisqué pepino y…
AA: ¿Cómo es eso del pepino? Nunca lo había oído. ¿Cómo se pisca?
AV: Es como guía, es guía. Es como la calabaza de guía y se pisca y es una mata…
AA: ¿Ahí está tirada en el suelo?
AV: Sí, pero no es, no es, no es como guía, es como las, de esas como calabazas de esas de árbol. Nace así y el pepino se tiene que piscar, está así.
AA: Como unos diez centímetros.
AV: Y lo tiene que piscar uno y no dejar ni uno, porque si deja usted uno ese día, ya pa otro día ya pasas por ahí mismo y ya está así.
AA: ¿Como unos quince centímetros de grande? ¿Tanto?
AV: En un día crece mucho, en un día. Entonces hay que estar muy listo y no, no dejar ni uno, porque ya pa otro día este… Porque esos ya grandes, ya no lo, ya no lo reciben en las marquetas.
AA: ¿Por qué?
AV: Esos ya se van a la canería.
AA: ¿No tiene que ser grande el pepino entonces?
AV: Sí, pero no tan grande, porque se hace muy, como muy estudo.
AA: Ya no tiene agua.
AV: Exacto, sí.
AA: Dígame, alguna vez que estuvo contratado, ¿tuvo algún problema con sus mayordomos o el patrón?
AV: Pos yo no, yo no.
AA: ¿Supo que…?
AV: Yo, yo tuve, yo tuve dificultades, pero con un mismo trabajador, no con… con los mayordomos no.
AA: Cuénteme, ¿qué le pasó?
AV: ¿Mande?
AA: ¿Qué le pasó? ¿Cuál fue el problema?
AV: Ah, por unas… Pos ya cuando está uno de muchacho, todo se siente uno y me dijo una palabra ofensiva, pos yo también le contesté y nos hicimos de palabras, fue todo. Pero no, no fue tanto, tan muy grave y… Pero, de los mayordomos, no. A mí no, a varios sí, tuvieron muchas dificultades.
AA: ¿Por qué?
AV: Una vez, este, cuando estuvimos que, onde yo le digo que no me acuerdo en donde estuvimos, estamos piscando… Pues en realidad no me acuerdo que estaba, andábamos piscando, que nos pusimos en huelga. Uno inocente, ignorante, le hicimos caso a uno que vinía del Distrito Federal, que era el líder y nos hizo que hiciéramos huelga y…
AA: Y, ¿por qué hicieron la huelga?
AV: Porque nos estaban pagando, porque nos estaban robando en las pesa. Y sí era cierto, pero perdimos porque antes de que fueran los, ¿cómo se llaman? A ver las pesas, ya la habían puesto bien. (risas) Y entonces, no me acuerdo qué andábamos piscando, se tenía que pesar y a según lo que pesara, nos pagaban. Y protestamos eso y pues perdimos por motivo a que, a que la cosa de que el mayordomo mandó uno que fuera a arreglar las pesas y las arregló. Y ya cuando fue el, ¿cómo se nombra? El que anda en todo eso, chequeando que no nos hagan tonto. Y el…
AA: ¿El cónsul?
AV: No.
AA: ¿Algún supervisor?
AV: Sí, más o menos.
AA: Era, él era…
AV: ¿Cómo se dice ese que va también a testear la…? Como yo aquí testeo, que era ordeñador. Seguido iba a testear la leche, a ver cómo estaba la leche. ¿Cómo se llama? A ver como estaba el establo, más bien. Espector.
AA: Inspector.
AV: ¡Inspector!
AA: Inspector.
AV: Inspector, sí. Ese es la palabra, inspector. Y este, y pues, protestamos sobre de eso que nos estaban haciendo tonto en la pesa, pero ya después, este, como la pusieron bien, pos perdimos nosotros y ni modo.
AA: ¿Les hicieron algo a ustedes por andar de huelga?
AV: No, sí seguimos trabajando igual, pero ya nos veían mal, (carcajadas) sí.
AA: Oiga, y La Migra no, ¿no llegaba a ir por ahí?
AV: Sí llegaba, había muchos que no traían papeles.
AA: Y, ¿qué les hacían?
AV: Pos se los llevaban, ey. Nomás este… Y fíjese que en el, nomás una vez vi en, en Santa Rosa, una vez vi yo que llegó La Migra y dice: “Ahí viene La Migra”. Y, los que traíamos papeles corrimos y nos siguieron a nosotros. A salvar a muchos y nos llegaron, este y le enseñamos los papel. “Entonces, ¿por qué corres?”. Dice, pos dice: “Córrele, porque ahí viene La Migra. Pos yo qué sabe, yo qué sé de Migra”. Pero, sí sa[bíamos], nos hacíamos tontos.
AA: ¿Para salvar a sus compañeros?
AV: Para salvar a otros. Sí. Así lo hacíamos y se llevaban a algunos, pero otros se quedaban quietecitos y a esos no se los llevaban. (carcajadas) Sí.
AA: Ya tenían su plan, ¿no?
AV: Sí, ey. Ya, dice: “Yo voy a correr, tú te quedas”. Y sabíamos que no tenía papeles y: “Yo voy a correr, acuérdate”. “Sí”. Y: “Si me haces esa balona”. “Sí”. Corríamos los que traíamos papel. Y luego nos alcanzaban y: “A ver, a ver”. Y dice: “A ver tus papeles”. Se los enseñamos. “Entonces, ¿por qué corrías?”. Pos, dice: “Córranle porque ahí viene La Migra. Pos yo qué sé de Migra”. Y aunque supiera, ¿verdad? Sí.
AA: Claro.
AV: Salvar a otros.
AA: Oiga, ¿alguna vez, este, se enfermó usted cuando andaba por acá de bracero?
AV: En Santa María, de la espalda.
AA: ¿Qué le pasó?
AV: Como que no me caía bien la brisa, me daba dolores de espalda.
AA: Y, ¿el patrón lo llevó al hospital?
AV: Sí, me llevó, me llevó al dotor y me chiquiaban y me decían que era alérgico a la brisa. Porque en la mañana siempre había brisa, ey. Me daban mi medicina y es… En la mañana, en ese tiempo andaba piscando yo manzana. No, no se pisca, no se pisca la manzana cuando está la brisa, porque cuando está la brisa usted tiene que agarrar la manzana, ahí se queda las huellas de los dedos y allí entra, se pudre. La misma mano hace pudrir con la brisa.
AA: ¿En serio?
AV: Sí. Ya cuando viene el sol, que ya no hay brisa, entonces en es… Entonces hay que piscar la manzana. Pero, este, el… Antes, hay que piscar la de abajo, la que se cae, para la canería. Y la que está en el árbol, se piscaba para las marquetas. Nomás que esos jugos que, ¡ay, qué sabrosos! Desde allí viene podrida, de lo que sea, pero de allí viene. (risas) El tomate tirado, todo eso que se, que lo pisca uno todo desbaratado, todo con mucha cosa, ahí está en los jugos.
AA: O sea, que la salsa de tomate de…
AV: Ahí, de ahí.
AA: Viene del piso.
AV: De allí viene, de ahí viene, sí. No hay como usted la haga, que vaya a comprar los tomates y haga usted mismo su salsa.
AA: Es mejor, ahora que me dice. (risas) Oiga, dígame, y cuando estaba en el hospital y todo eso, ¿quién le pagaba las medicinas?
AV: No, yo no estuve en el hospital, nomás al dotor.
AA: Al doctor. Pero le, estuvo en medicamento y todo eso, ¿no?
AV: Me daban una pomada nomás.
AA: Y, ¿quién pagaba por todo eso?
AV: ¿Mande?
AA: ¿Quién pagaba por las medicinas?
AV: El mismo Gobierno, el mismos, el mismo… Yo, yo digo, yo digo que ése le pertenecía al ranchero.
AA: ¿No le descontaban de su cheque?
AV: Yo, yo, no. Yo nunca supe que el Gobierno… Yo pienso que el ranchero o tal vez taba en contacto con el Gobierno, no sé. Eso si no sé. Yo anduve de contratado inocentemente. No sabía nada y…
AA: Esperando…
AV: Ondequiera que anduve, inocentemente, ey. Todavía no sabía yo de nada. Y pos, hasta ahora que, después que mi emigré y que me supe más o menos cómo es la vida aquí, pos entonces sí me doy cuenta en donde anduve y, pero en ese tiempo lo que queríamos, era trabajar. Así era.
AA: Cuénteme, señor Venegas, ya para finalizar la entrevista, ¿qué significa para usted la palabra bracero?
AV: Bueno, el bracero se hizo porque aquí en los Estados Unidos necesitaban mucha gente pa trabajar y la cosa de que, de que no había mucho ranchero, a pesar de que los rancheros tenían mucha gente de contrabando, pero necesitaban más gente todavía para hacer sus trabajos. Porque las compañías de ranchero, es muy potente, porque son los que traen la comida a la ciudad y eso. Yo digo que está bien, ellos están bien, porque ellos siempre defienden al que no tiene papeles, porque es el que trabaja mejor. El que tiene papeles, pos ya muy poco va uno a los ranchos, porque hay otra manera de mantenerse uno y con más dinero y más dinero. Y el que no tiene papeles, a donde le toque él, lo que quiere es trabajar para ayudar a su familia. Y pos él sabe que en su tierra tiene familia. Hay papases que vienen y tienen cinco de familia, su esposa y no tienen nada. Y para mandarlos a la escuela, pos tampoco. En México se… en México se necesita hasta para comprar un lápiz y esa es la cosa es de que, pos la misma que está uno probe [pobre], pos viene uno a arriesgar a otro país, a sufrirle. Y luego, el ranchero le pagan a, pos lo que él quiere, porque pos como nunca protesta uno. Y ya el que tiene papeles, ya, ya: “Oyes, pos tú me estás dando menos de lo que debes de pagar”. Y por eso el ranchero quiere mucho a esas personas, porque esos sí trabajaban y con menos dinero.
AA: Dígame, ¿regresó usted a México después de haber sido bracero?
AV: Sí. Me fui para, otra vez a Zitácuaro y resulta de que tuve un hermano aquí en Chula Vista, California que él estaba de contrabando. Entonces yo me vine con él.
AA: Dígame o cuénteme, ¿cómo fue su vida en el tiempo que estuvo en Zitácuaro, después de haber sido bracero?
AV: No cambié nada, fue lo mismo, la misma probe, estábamos pobre, pobres.
AA: ¿No traía algún dinero guardadito?
AV: Porque en Zitácuaro, porque en Zitácuaro, pues mi hermano y yo, el más grande, hacíamos tabique pos, pa medio vivir con la familia y para mandar a nuestros hermanos más chicos a la escuela. Ya después, ya que nos vinimos pa acá, otra vez, mi hermano que estaba en Chula Vista, él nos mandaba para sostener a la demás hermanos, hermanas. Entonces yo me vine a ayudarle y sí, ya le mandamos más a la familia y por eso ya agarraron buenas escuelas nuestras hermanas y hermanos, ey.
AA: Dígame, ¿qué siente usted cuando le dicen bracero?
AV: Pues siento tristeza y vergüenza por lo que le acababa de decir, que pos uno con el interés de trabajar, pos… Más bien lo tratan a uno como una persona, siendo humano, lo tratan a uno como un animalito. Eso es todo. Como un animal y como un animal los, nos vendió el Gobierno mexicano, porque él nos vendió. Eso yo sabía, que veníamos vendidos. Eso sí lo supe luego luego. Pero yo no sabía a dónde iba a parar y qué nos iban a hacer. Pero como le digo, uno por el interés de trabajar. Cosas vergüenzosas, pero tenía que suceder.
AA: En term…
AV: Era, era un requisito de ellos.
AA: En términos generales, sus recuerdos de bracero, ¿cómo son? ¿Son positivos o son negativos?
AV: No, pos son efectivos. Porque la cosa es de que, pos sufrió, es de sufrir, es de sufrir, ey. Y luego, lo más que sufre uno, es que es muy poco tiempo, si apenas se está uno medio agarrando un poquito y ya se le acabó el contrato y pa atrás otra vez. Y a hacer otra vez el trámite pa entrar. Pos ahí se le va a uno el dinerito, sí. Nomás, si acaso le manda uno una vez a la familia, es todo, sí.
AA: Porque tiene que guardar para volver a contratarse.
AV: Así es. Y luego, los pasajes del autobús y todo eso. Tenía, uno tenía que pensarlo también. Y llego a la casa, ¿de dónde voy a agarrar dinero? Mis papases, ni modo que me den. ¿eh? Hay que pensar eso también. Teníamos que pensar, más bien, ey.
AA: Sí, estaba difícil.
AV: Bastante difícil, sí.
AA: Ya para finalizar, ¿cómo cambió su vida el haber sido bracero?
AV: Pos, después de eso que… Una cosa que yo no quisiera decirlo, pero, porque esto se va a Gobernación y la cosa de que a lo menos tengo algo de problemas.
AA: No, pero esto no se va a Gobernación, no va a tener ningún problema.
AV: Porque yo cuando me contraté, dije que yo no era, nunca conocía Estados Unidos, porque también jui este… De contrabando me vine una vez. Y por cierto, me agarró La Migra, pero me dijo que no me iba a reportar, porque, dice: “¿Por qué no arreglan?”. Y me dijo, dice: “Tú tienes chanza de, de arreglar papeles porque éste nomás es…Uno mismo que yo le conseguí trabajo, él me, me mandó La Migra, y dice: “Este no es, no te voy a poner el... Seguramente en la computadora o registrado, todo eso. Y me echaron pa atrás, pero a la semana ya estaba onde mismo. (risas)
AA: Pero, ¿cómo cambió su vida el haber sido bracero? ¿Mejoró o empeoró?
AV: No, sí. Después del bracero que, que ya estuve yo de, así de contrabando, porque sí tenía un buen trabajo, de lechero. Y en ese tiempo pagaban muy bien y se paga todavía bien. Y después que arreglé papeles, este, yo salí a Tijuana a arreglar un pasaporte local y sí califiqué. Como le acabo de decir, en México se puede hacer todo. Este, compré una carta que se llama la Forma 13 y yo nunca había radicado allí en Tijuana y nomás puse un domicilio de un compadre y dos fotos y fui al Consulado y me dijeron: “Pos, se ve todo bien. Al mes vienes por tu pasaporte”. O sea, un pasaporte local, que entraba y salía. Pero, en ese mes fui a ver a mi novia a México, Distrito Federal y a mi familia. Entonces mi hermano andaba arreglando papeles en Distrito Federal y dice: “Acompáñame”. Y fui y allí dicía un letrero: “El que tenga todo esto, puede hacer los trámites pa emigrarse”. Y como yo di el servicio militar en México, yo tenía todas y tenía patrón aquí también. Y entonces llené una solicitud, una forma y se la presenté y dice: “Tal día traes esto y este, este”. Las llevaba. “Tal día traes la carta de sostenimiento del trabajo”. En ese tiempo se valía que el patrón diera una carta de sostenimiento y una carta de trabajo, el mismo patrón. Y me la mandó de volada y me la aceptaron. “Tal día te presentas”. Y entonces, ya con el Consulado, me dijeron: “Pos, ya se, debe de estar todo bien. Nomás dime, dime”. Porque yo ya le había puesto que yo nunca conocía Estados Unidos y una mentirota, pero bien grandota. Y entonces dice, dice: “Bueno, parece que todo está bien, pero dime, ¿dónde conocites este patrón? ¿Por qué te da la carta de sostenimiento y la carta del trabajo?”. Digo: “Mire, pos Dios que le ayuda a uno y es que una vez fui a Tijuana y un amigo que está en los Estados Unidos, él salió con su patrón y su patrón me dijo que cuando yo quisiera un servicio de él, que estaba a mis órdenes, y él fue el que me dio esto”. “¡Oh! Muy bien, pasé”.
AA: Y, ¿así fue como consiguió su…?
AV: Y eso fue mi salvación.
AA: Qué bien.
AV: En un mes, ya ni jui por el pasaporte, ya estaba emigrado. (risas).
AA: Oh, qué bien. Fue muy rápido. Bueno, señor Venegas, pues muchas gracias por la entrevista y muchas gracias por toda la información que nos ha dado.
AV: Pues, gracias a tener el gusto de conocerla y…
AA: Muchas gracias.
Fin de la entrevista
Interviewer
Acosta, Anais
Interviewee
Venegas, Apolonio
Location
San Bernardino, CA
File Name Identifier
Venegas_SANB022
Citation
Acosta, Anais and Venegas, Apolonio, “Apolonio Venegas,” Bracero History Archive, accessed November 24, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/394.