José Ponce López
Title
José Ponce López
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: José Ponce López was born on July 15, 1933, on ranch in the municipality of Villanueva, Zacatecas, México; he had thirteen siblings, but two died when they were only a few months old and two others died as adults, leaving eight brothers and one sister; his family primarily cared for livestock, but they also worked in agriculture; eventually, he began helping on the ranch with the land and the animals; when he was roughly twenty years old, he enlisted in the bracero program, and he worked in the fields of California, Colorado, and Texas, picking apples, apricots, grapes, lemons, oranges, peaches, pears, and plums.
Summary of Interview: Mr. Ponce vividly describes growing up on a ranch and working with his dad and brothers; he initially learned about the bracero program through other men that had contracts; his family did not want him to enlist, because they wanted him to marry and settle down; in order to join the program, he had to pick cotton in Hermosillo, Sonora, México, for fifteen days, before obtaining the necessary documents to go through the processing center in Empalme, Sonora; he did not get the papers on the first try, and he had to go back; later he underwent medical exams, which included being checked for hernia and hemorrhoids and assessments of his lungs and kidneys; as a bracero, he worked in the fields of California, Colorado, and Texas, picking apples, apricots, grapes, lemons, oranges, peaches, pears, and plums; he goes on to detail the various worksites, treatment, duties, housing, provisions, payments, remittances, working relationships, and recreational activities; once, while on a contract in Texas, he deserted to go work in California; on another occasion in Texas, he was hospitalized, and all expenses were paid by his employer; in addition, he mentions that in Santa Paula, California, the men had to keep the barracks clean enough to pass inspection; if not, they were not allowed to leave for work; overall, his experiences as a bracero were positive.
Summary of Interview: Mr. Ponce vividly describes growing up on a ranch and working with his dad and brothers; he initially learned about the bracero program through other men that had contracts; his family did not want him to enlist, because they wanted him to marry and settle down; in order to join the program, he had to pick cotton in Hermosillo, Sonora, México, for fifteen days, before obtaining the necessary documents to go through the processing center in Empalme, Sonora; he did not get the papers on the first try, and he had to go back; later he underwent medical exams, which included being checked for hernia and hemorrhoids and assessments of his lungs and kidneys; as a bracero, he worked in the fields of California, Colorado, and Texas, picking apples, apricots, grapes, lemons, oranges, peaches, pears, and plums; he goes on to detail the various worksites, treatment, duties, housing, provisions, payments, remittances, working relationships, and recreational activities; once, while on a contract in Texas, he deserted to go work in California; on another occasion in Texas, he was hospitalized, and all expenses were paid by his employer; in addition, he mentions that in Santa Paula, California, the men had to keep the barracks clean enough to pass inspection; if not, they were not allowed to leave for work; overall, his experiences as a bracero were positive.
Creator
Acosta, Anais
Ponce López, José
Date
2006-05-26
Subject
bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
José Ponce López
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
1:06:00
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: José Ponce López
Fecha de la entrevista: 25 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Anaís Acosta
Mi nombre es Anaís Acosta y el día de hoy es mayo 25 de 2006 y nos encontramos en la ciudad de San Bernardino, California con el señor José Ponce López. Esta entrevista pertenece al Proyecto de Historia Oral.
AA: Dígame señor Ponce, ¿dónde y cuándo nació usted?
JP: 15 de julio del [19]33.
AA: ¿En dónde nació?
JP: En el estado de Zacatecas en ranchito del Municipio de Villanueva.
AA: Platíqueme, ¿cómo era ese ranchito de Villanueva?
JP: No, pos allá nosotros nos dedicábamos a la ganadería, cuidar gana[d]o, ordeñar vacas, a ensillar caballos y a sembrar. Sembrar este acarrear las cosechas en aquellos tiempos en burros acarreamos las… Sembrábamos maíz, cacahuate, frijol, calabaza y este, pos vivía uno de lo del campo criando desde gallinas, puercos y todo, de eso vivía uno allá. Pero con el tiempo de todos modos como uno trabajaba pa la casa, pos mi papá agarraba todo, todo el dinero. Entonces me dio por venir, salir pa poder agarrar yo mi dinero pa, para hacer yo…
AA: Bueno platíqueme un poco, ¿qué hacía cuando usted era niño? ¿A qué se dedicaban sus papás?
JP: Mi papá todo el tiempo fue hombre de a caballo, dedicado a la ganadería. Y ya después cuando nosotros empezamos a crecer… Así que nos traía cuidando becerros, cuidando caballos, cuidando, ayudándole. O sea que por ejemplo le voy a decir una cosa lo cierto es que yo sé leer, sé escribir y me enseñé a hacer cuentas y todo, pero no nunca tuve escuela. Porque andábamos en trabajo diario y aparte del trabajo también se dedicaba unos ratos a jugar pero de todos modos o sea… Pero fuimos muy felices porque vivimos todo el tiempo la vida en el racho. Yo digo, pos iba uno al pueblo pero no nos gustaba el pueblo porque no nos criamos en el pueblo, nos criamos en el rancho. Como le digo pa uno ver una vaca que tenía cría o potrillos, lo que fuera, pa uno eran como sus amigos de uno y uno era muy feliz. Ora en el campo había ciertas frutas que la, o ciertas cosas que las comía uno del campo, solas se daban en el campo. Y este, le voy a platicar lo que, ora parte del trabajo que mi mamá hacía. Mi mamá, fíjese ella este, cuando mi papá empezaron ellos a ordeñar las vacas, mi mamá se iba en la mañanita ahí al arroyo estaba cerquita con mucha agua. Ella se iba a lavar las coladeras pa cuajar la leche pa los botes de la leche. En lo que se cuajaba la leche, mi mamá molía en un metate, molía nixtamal y pa hacernos de… y nos daba las tres comidas. Y este se hacía en el rancho, pos hacía queso, hacía jocoque. Tú no sabes lo que es jocoque, ¿verdad que no?
AA: No, sí claro que sí.
JP: ¿Sí sabe? Ah, pues mire jocoque, mantequilla y del suero el requesón, ¿vedá? ¡Ah! Pa que vea que no le miento. Y todavía mi mamá a veces todavía nos ayudaba a encaminar los becerros [d]onde los íbamos a cuidar. Fíjese, trabajaba la pobre de… Ella nos hacía la ropa mi mamá de manta: calzones, camisa y todo. Pos [es]tá, bueno pos tábamos chicos ya cuando crecimos pos ya cada quien…
AA: ¿Cuántos eran? ¿Cuántos hermanos eran?
JP: Fuimos trece, nomás que murieron dos chiquitos, una niña de seis meses y otro niño murió de tres meses.
AA: ¿Por qué se murieron?
JP: La niña murió de tosferina y el niño no sé de qué moriría, pero la niña fue de tosferina. Y muy bonita que estaba mi hermanita, era la más bonita. Bueno, pero de todos modos se murió. Ahora después entre la familia mi hermano el mayor, que fue el que se fregaba más porque era el mayor en todos, trabajó mucho. Él murió ya de casado dejando nueve de familia. Lo atropelló una troca, de eso murió. Mi hermana la que seguía también se casó y este, murió ella dejando también como nueve o diez de familia. Ella según este, pues no se sabe se… fue cáncer y pos sabe cuántas enfermedades le haigan achacado que tenía pero ella murió. Así que ahorita de trece que fuimos, ¿qué venimos quedando? Vamos quedando nueve, ¿vedá? De familia. Queda una de mis hermanas y nosotros de hombres quedamos, ¿qué seremos? Ocho. Verá hay tres acá en Los Ángeles, uno en Washington son cuatro, otro en Obregón, Sonora y yo sí, dos en Zacatecas, sí, todos pos semos ocho hombres y una mujer.
AA: Dígame, ¿a qué edad empezó usted a trabajar?
JP: Desde que empecé a poder andar. Ya me mandaban a cuidar una calera onde estaba la cal y empezar a cuidar onde estaban sacando los becerros pa ordeñar. Desde chiquillo lo traen a uno. Desde ya empezando a poder caminar lo traen a uno en friega en el rancho, así es. Pero le voy a decir una cosa, yo pienso que es bueno eso porque ansina se cría uno impuesto a trabajar. Y lo que sí que mi papá, como mi papá como era pos él [es]taba fuerte, tenía sus fuerzas y todo, era muy liviano pa trabajar y se enojaba que porque nosotros no podíamos hacer las cosas tan rápidas como él y todo. Pero ya cuando yo pude este, traté de ganarle un día y le gané y después quitando yer[ba]… ¿Usted sabe lo que es quitar yerbas de la labor? No sabe eso, ¿verdad que no?
AA: Pues arrancar las yerbas.
JP: Ey.
AA: Sí.
JP: Sí. Ándele pues en eso. Nos fuimos adelante nosotros porque echábamos, sembrábamos muncho nosotros, muchas yuntas. Entonces nos fuimos…. Mi papá se quedó pa llevarnos de almorzar en su caballo y nosotros íbamos a quitar yerba y llegamos, cortamos un jalón de elotes porque ahí había. Y empezamos a asar elotes allí cuando llegó mi papá pos era recorajudo mi papá. Dios le dé salud, pos todavía vive. De todos modos este… y llegó dijo: “¡Ah! Yo pensaba que venían a trabajar, vienen a comer elotes”, dijo. Y se enojó y luego ya arrancó una, jaló una abrazada de punta de la milpa y le echó al caballo y habiendo tanta pastura que había, tanto zacate. Y luego, ya cuando se fue iba recio, recio entonces les dije a mis hermanos, les dije: “Miren hoy este día le voy a ganar a mi papá”, dije. Y no me lo creían yo creo, porque pos nunca le podíamos ganar. Y me fui oye y estaban los surcos pos largos como estos surcos de aquí de que a milla. Larguísimo estaban los surcos. Y me agarré un surco en cada… fue una mano en cada surco. Y ahí voy y salí allá a la orilla. Ya mi papá ya venía. Me vine y lo alcancé, lo alcancé y lo pasé. Ya con pa ver si se calmaba él me senté, traía yo huarache como a sacar la tierra del huarache pero era pa que a ver si se calmaba él. No, siguió. Y ahí voy yo también. Saliendo me fui a tomar agua y le dijo mi hermano, que dijo mi hermano el mayor, dijo: “Cómo andan recio”. Y que dijo mi papá, dijo: “No, pos José”, dijo, “pero ya corrió ya se fue”. Pos no, entonces ya me dijo mi hermano y dije: “¿Ora?”. Entonces ya me agarré todo el día a recio todo el día y nombre, pos mi papá ya no me pudo alcanzar ni nada. Y mi papá me decía: “Vete más despacio”. Dije: “No a ver si… Entonces este pues ahí ando ya y mi papá me decía: “Vete más al paso”, dice. Dije: “No, a ver si acabamos esta ladera hoy este día”. Pero yo lo que quería pa que viera que también ya gracias a Dios ya los podía ir también. Entonces en la tarde cuando salimos dice mi papá: “Sí terminamos”, dijo, “¿pos qué tú no te cansas?”. ¿Usted cree que no me cansara? Sí me cansaba pero le dije: “No, yo no me canso”. “¿No te cansas?”. Dije: “No”. Pero era pa asustar a mi papá y me agarró miedo. Entonces ya después pensó dijo: “No, no se cansa”. Pos así como empecé en eso fui de liviano pa piscar, pa despelucar cacahuate, pa cortar frijol, pa despuntar, pa todo salí yo muy liviano, mucho muy liviano salí yo.
AA: Muy buen trabajador.
JP: Ey. Entonces mire, el campeonato… Ah, mire un señor del estado de San Luis Potosí se llevó el primer lugar en Jalisco en una parte que se llama Tesistán, Jalisco piscando. Le ganó el campeonato al de Jalisco y yo a ése le tumbé el campeonato en Nayarit.
AA: ¿Hacen campeonatos?
JP: Sí. O sea que por ejemplo como si usted… Es que usted y yo cada quien, usted tiene que piscar unos surcos más o menos igual yo lo mido. Si usted se cree muy liviana pero pos si me gana, me gana. Usted va a ser más campeona. Pero si yo le gano, pos ándele que sí le gané yo, le gané al de San Luis Potosí. Ya me llevé el primer lugar. Entonces este, en esa misma parte pal frijol también les gané a todos, cortar frijol también una temporadita que estuve allí en Nayarit. Y cuando ya venía yo pa acá con mi familia yo tenía casa en Idaho, en el estado de Idaho. Me traje mi familia al estado de Idaho, tenía casa y también mi trabajo. Que mi trabajo eran muchas horas las que yo metía pero no me mataba nada. Me agarró muy buena voluntad mi mayordomo, era un norteamericano. Me agarró una fe tremenda. Me regalaba una hora en la mañana, otra la de mediodía, si andaba ahí haciendo alguna cosa me mandaba y me decía: “Jose you need help?”. “No”. Me mandaba una persona. Ahí la ponía a que hiciera algo. Otra vez me decía: “Hey Joe you need help?”. “Okay”. Me mandaba dos. Entonces un día vio que yo andaba trabajando con la paca, era una bodega de papa y yo trabajando ahí paleando arena en un la[d]o y a ellos los puso en otro lado. Y ellos tenían que entrarle así como anduvieran. Pos ándele que se asomó y dijo, me dijo: “Hey Joe”, dice, “what happened?”, dice, dice, “tú dices que no quieres ayuda te mando a uno, si dices que sí te mando dos. Yo no quiero verte trabajando. Ponlos a ellos a trabajar tú nomás agarra la manguera y échales agua”. Entonces un día me dijo: “Mira seguido se amuelan las máquinas de ahí de la bodega”, dijo, “se queda el weldeador [welder]”, dijo, “y tú quédate con él hasta que se vaya entonces ya ponchas tu salida”. Así que yo ponchaba mi tarjeta en la mañana a las siete. La entrada pa la demás gente era a las ocho. Yo nomás abrir tres llaves de agua, eso era lo que tenía que hacer y era una hora. A las doce me venía a comer con ellos y mi tarjeta le ponía él, no lonche le ponía. Que no agarraba yo lonche pero pos taba comiendo allí. Y entonces un así me le ponía y no lonche y no lonche me le ponía. Me daba esa hora también. Entonces un día una gabacha, taban las tarjetas como ansina. Jue y sacó mi tarjeta, la sacó y yo no sé cómo, sería mi equivocación la verdad no sé. No, pero sí sabía todo porque le traiba [traía] la tarjeta y le dice: “Hey Terry because this card say no lonche, no lonche, no lonche. All the time I see the guy is in el lonche”, dijo. Entonces la quitó y dijo: “No lonche, no lonche, no lonche”. Y le puso ahí, dijo: “¿Por qué pues dice que no come, no come si lo estoy viendo que todo el tiempo está comiendo y le están dando la hora?”. Y se la quitó y la puso ahí. Así es de que yo me fui, dejé el trabajo de emergencia porque mi señora estaba enferma en Zacatecas. Me fui de pronto. ¡Ah! Y un día fuimos a un party yo y otro amigo mío y se nos hizo noche y la ropa que traíamos de pasada ya que se nos… Teníamos que trabajar seis los sábados y que vamos despertando y ya era tarde, pos las mismas garras que me había quita[d]o según pa ponerme la de trabajo, me las puse y ahí voy. Llegando allá ahí estaba el mayordomo, dice: “So Joe, you wanna work today?”. “Yes, sir”. “You wanna work?”, le daba risa. (risas) Dije: “Yeah”. “No”, dice, “you having a beautiful dress. No”. “I don’t care”. “No”, me dijo, dice, “mira agarra una escoba por ahí y junta papelitos por ahí”, dijo, “no, no trabajes aquí”. Pues se trataba de car[gar], estacar ése, cargar papa, sacos de papa ese día porque entre semana más bien yo no hacía nada. Trabajé muy fácil lo que tenía hacer allí. Y ese día teníamos que cargar vagones de papa o trailers que venían de Iowa, de Montana, de ciertas partes. Y me gustaba porque yo estaba, tenía yo muchas fuerzas y entre semana no las empleaba en nada porque pos la tenía hecha en todo.
AA: Le regalaban las horas.
JP: Sí, las horas. Sí pos me las regalaban. Pos fíjese que… Entonces este, pues eso pasó de que porque llevaba mi traje limpio, pues bien más o menos, ellos en vez de decir: “Pos, ahí jódete porque pos éntrale”. (risas)
AA: Bueno señor Ponce. Vamos a regresar un poco. Quiero que me platique, ¿cómo se entera usted de que existía el Programa Bracero?
JP: ¿Cómo? ¿Cómo? No, pos allá iban… Bueno, ¿yo cómo me vine enterando al empezar?
AA: Al empezar. ¿Cómo se entera usted cuando está en México que existe el Programa Bracero?
JP: ¡Ah! Pa, ¿apenas pa entrar de bracero?
AA: Exacto. Vamos a empezar desde el principio.
JP: Sí, del principio.
AA: Se me saltó un poquito.
JP: ¡Ah, sí! Nos faltaba eso. Ándele exacto. No, pos fíjese que yo no sabía nada. Oía cosas que, pero yo no, no estaba enterado de nada sino que cuando me vine con el fin de pasar aquí al norte, es la primera vez que venía cuando en el autobús que venía de Guadalajara pa acá traiba puros braceros que estaban con, venían contratados de Irapuato del estado de Guanajuato. Pero me platicaban y ya venían contratados y nosotros pos veníamos tres, mi hermano el que se mató y otro amigo mío. No, pos nos vinimos. Llegando a la frontera me dijo un camarada, dijo: “Tú me gustas pa amigo”, dijo, “quiero que nos váyamos pal norte yo sé todo allá”, dijo, “¿qué, te vas conmigo?”. Le dije: “Traigo un hermano”, dije, “no quiero dejarlo solo”. Bueno. Entonces de ahí estuve, trabajaba una temporadita en la Baja California. Después yo mandé a mi hermano pa atrás pa la casa porque se enfermó. Lo mandé pa la casa pa Zacatecas. De allí nos juntamos andábamos tres y nos fuimos a Obregón. Y ahí andaba yo piscando algodón y estaba trabajando allá cuando un día… Y yo ganaba bien porque como le digo, yo he sido liviano pa trabajar. Entonces…
AA: ¿Cuánto le pagaban?
JP: Este era por lo que hiciera uno lo que piscara. Pero llegaba a ganar unos $80 pesos en aquel tiempo que era buena feria. Entonces porque en aquel tiempo allá valía mucho el dinero. Entonces salía así en de cuando llegué del trabajo y comí, salí así afuera cuando llegó una troca que querían gente pa que piscaran algodón en Siete Cerros. Siete Cerros es cercas del mar, dijo: “Piscan quince días y a los quince días nomás tienen todos sus papeles en regla. Están ocupando gente en Estados Unidos, braceros y ustedes el que quiera ir, se puede ir. Nosotros les vamos a dar una tarjeta aquí pa que vayan a la contratación”. Entonces la contratación la cambiaron a Empalme, Sonora. Y entonces pos ahí onde yo estaba era una casa familiar y no me habían dicho pero ellos estaban interesados a ver si yo me casaba con una hija de ellos. Y no, pos yo no buscaba eso. Entonces ya le dije a un amigo que andaba conmigo en ese rato: “¿Onde llegaron?”, le digo, “Que ahora que esto”. “Piscan quince días en Siete Cerros”, dijo, “y enseguida se les da una tarjeta pa que vayan a contratarse a Empalme, Sonora”. Entonces yo dije: “Ah, pos vamos”. Ya me dijo aquél, dijo: “Mira no te van a dejar ir a ti porque te quieren pa que te cases con Altagracia”. “No”, dije, “yo no vengo buscando casarme”, dije, “yo vengo buscando dinero”. Entonces ese día había ganado $70 pesos ese día y se los daban a uno en números como boletos. Ya nomás iba a la oficina y le daban el dinero. Entonces ya llegué y le dije a la señora, dije: “Jefa, ¿sabe qué?”, dije: “me voy a ir”, dije, “a piscar pa Hermosillo, pa allá pa Siete Cerros, qué no y enseguida quiero ir a calarle al norte que pos contratado pos”. Dijo, dice: “Pero aquí ganas bien”. Dije: “Sí, yo sí gano bien”, dije. “No, no, no, ¿qué vas a hacer allá?”. Pos ahí estaba el papá, sí pues el señor de ella. “No”, me dice, “mira Ponce”, dice, “¿qué vas a sufrir por allá? Aquí ya trabajes o no trabajes tú aquí tienes casa, tienes que comer, tienes todo”. Y no, yo pensé dije: “Yo no vengo buscando nomás la vida así nomás”. Pero no…
AA: ¿Cuántos años tenía usted ahí?
JP: Tenía veinte años, veinte años tenía yo. Entonces ya dice: “Mira que de este modo”. Entonces me metí y la mamá del señor nunca me daba de comer y ella se metió a darme de comer y luego me decía también la señora: “No, mira Ponce no te vayas que mira que esto y que el otro”. Entonces ya cuando la señora me estaba dando de comer dijo: “Mira hijito”, dijo, “es que queremos que te cases con Cacha”, dijo, “por eso queremos que no te vayas”. Yo no decía nada, ni era ni mi novia. Y no, entonces este…
AA: Y, ¿no le gustaba la muchacha?
JP: No, pos no estaba ni fea. La que estaba bien bonita era la más chica. Bien bonita estaba ésa y bien piernuda y bien bonita estaba la otra pero no, no yo no buscaba eso, yo buscaba hacer dinero. Entonces porque onde quiera me salían novias. (risas) La neta. Muchachas ahí con los otros que yo pensaba que ni me pelaban, ni me fijaba en ellas. Después supe hasta… todavía de casada una le dijo al esposo que había sido mi novia y no era y muy bonita ella pero… Y no, en verdad no fue mi novia. Entonces pues que ya de… Le dije: “Pues sabe que me voy a ir, me voy a ir. Ahí les dejo ese veliz con esa ropa”. Tenía zapatos nuevos, tenía una cham… Tenía ropa ahí, chamarras y todo sin estrenar. “Yo sí me voy”. Bueno, pos a nadie le pareció que me viniera. Me fui. No, me tocó allá un rancho allá a la orilla del mar, solo allá. Trabajé los quince días pero en una parte tan sucia allá. O sea sucias las gentes que, las mujeres que daban la comida. Unas gentes…
AA: ¿En dónde estaba ahí?
JP: En un rancho junto al mar allá pa en el estado de Sonora en México. Entonces… Y allí onde estaba que querían que me casara con la muchacha esa no. No, ahí eran muy limpios bien. No, bien limpios eran.
AA: Cuénteme cuando llegó a Empalme a la contratación. ¿Cómo era?
JP: Entonces verá. Entonces ya de allí cuado me fui antes de irme a pa Siete Cerros mandé una carta a mi casa porque me pedían que tuviera una carta de recomendación. Y hice los quince días allá y nos trajeron a Hermosillo y fui a buscar carta y no hallé. Me volví a ir otra vez a otra parte y el otra vez que vine ya la hallé allí. Y entonces ya que la hallé con el compañero que yo venía, lueguito se metió a una cantina, yo no tomaba. Y allí se estuvo tomando en la cantina se emborrachó de vol… Y yo traía un, como abrigo maquino[f] de aquí Estados Unidos que había comprado yo a un muchacho y nos… No, pa las dos de la mañana nos echaron pa juera ahí de la cantina y ya se andaba pos allí en las horas de la noche uno de ellos allí entre unos matorrales ahí sen… Nos acostamos aquél antes llegó bien borracho y ya se estaba fregando y me quité el maquino[f] y se lo puse pos fue yo el que me estaba fregando. Pues así hasta que amanecía, cuando se amaneció se fue otra vez a la cantina y se metió ahí. Ya ahí le dije: “Ahorita vengo al rato regreso”. Me fui a buscar carta, ya tenía carta allí. Allí estaba ya la carta que me mandaron de recomendación, me mandaron dos. Ya fui y le dije al representante allí de Hermosillo porque allí le daban a uno camas, tenía uno comedor y todo allí gratis allí en Hermosillo. Ya le dije: “¿Sabe qué?”, dije, “mire ya me llegó mire la carta que se necesitaba”. “Ah, pos súbete al troque mira ahí tá ya. Ya va para Empalme”. No, pos nos fuimos. Llegamos allí a Empalme estaba pos apenas recién comenzando allí y ya nos quedamos allí pos sabe cómo nos quedaremos ya ni me acuerdo pero estaba comenzándose ahí la contratación. Otro día en la mañana ya fuimos, ya le a uno le dimos la lista. Pa las diez de la mañana nos hablaron. Ya nomás nos di…
AA: ¿Ese mismo día?
JP: Ese mismo día. Dijo: “Ya orita se van aquí a la terminal, van a las dos de la tarde van a llevárselos en los buses pa Mexicali”.
AA: ¿Qué les pedían ahí en ese centro?
JP: La cartilla, la cartilla y una carta de recomendación eso fue lo que me pedían a mí.
AA: ¿Les hacían algún tipo de examen médico?
JP: ¡Oh, sí! También eso sí. Allá también. Allá había una oficina allí en Empalme.
AA: ¿Qué les hacían?
JP: Pero la mera, la mera buena… No, pos allí, allí no lo desnudaban a uno como si fuera a ser un físico y toda esa cosa como… Entonces ora verá, ya los que nos venimos pa acá ya pasaba uno aquí, lo pasaban a este la[d]o. El lugar estaba en El Centro, California allí estaban las oficinas donde íbamos. Llegaba uno, era pos ellos saben. Entonces ya allí sí ya tenía uno que pasar, este lo examinaban a uno porque que saliera algo enfermo iba pa atrás. No querían gente enferma.
AA: ¿Qué tipo de exámenes les hacían?
JP: Le buscaban, te voy a decir que no tuviera uno una hernia, que no tuviera también almorranas o algo pos, pos sí la neta, pos o sea. Entonces pues… ah los pulmones y los riñones. Le ponían un aparato. No, pos no, yo siempre salía bueno y sano gracias a Dios. Y luego como mucha gente… Le voy a decir una cosa este, yo no me gustó andar nunca mugroso ni… Porque gracias a Dios pos traigo dinero y me ha gustado ser limpio todo el tiempo. Pero venía gente, que le voy a decir una cosa, este su ropa bien sucia, todo esa cosa pos lo que vieron en echar polvo del algodón a la ropa y uno. Entonces una vez que yo salí de acá nomás llegué a Empalme y traiba mi ropa, muchas camisas, mucha ropa sin abrirla. Volví a entrar pa acá y luego que vi eso, yo hasta llevé mi veliz lo puse acá enfrente y no me le echaron nada. Y sí lo vieron pero no me le… no.
AA: ¿Qué les echaban?
JP: Le echaban polvo de algodón, es lo que echaban. Y entonces no, pues ya total que entonces me acuerdo que la segunda vez traía yo una tejana y luego ya me dijo el emigrante pos que… Esa vez íbamos a Watsonville, a Watsonville. Entonces dijo, estaban pasando y dijo: “¿Usted es tejano?”, dijo, “¿quiere ir a Watsonville?”. “Sí”. Dijo: “¿Le gusta la cerveza?”. Y: “Claro que me gusta”. Pues ni… Era mentira. Dije: “Sí, sí me gusta”. Dijo el emigrante dijo: “Bien haiga es nuestro paisano”, (risas) dijo el emigrante. Entonces pues yo allí cuando… Digo llegaba allí, llegaba a Empalme de algún modo lo hacía de que fácil me contrataba, nomás me gustaba estar una temporadita porque en esa temporadita me gustaba por comer caldo de pescado, comer este camarones, que pos todo eso de allí del mar y pues descansar un poco de acá. Me venía y era a pegarle porque yo este, pues gracias a Dios yo nunca estuve deoquis. [Ha]bía gentes que estaban en una parte ni le decían a los mayordomos, a los patrones que les dieran trabajo ni nada. No, bueno en Texas allí en Muleshoe, Texas. Lo ha oído mentar, ¿verdad?
AA: ¿Cómo dice?
JP: Muleshoe, Texas. Sí ha oído mentar, ¿verdad?
AA: Sí, claro.
JP: Allí estaba una ofecina grande. Había camas mire, una, dos, tres, cuatro, cinco. De esas camas…
AA: Como literas. ¿Para arriba?
JP: Pa arriba, ey. Y eran… Y un campo grande. Ponían una olla así de frijoles, le echaban cueritos ahí y ahí comían. Mire unos jugando baraja allí nomás, otros jugando dados, otros se iban pa allá pal pueblo nomás a andar y allí se la llevaban pero no se preocupaban por buscar trabajo, nada. Allí este, yo llegaba y los miraba allí. Pos no, pos ni modo de decir… Ellos no lo buscaban. Pero yo le voy a decir una cosa, yo fui movido de un modo y de otro que verdaderamente gracias a Dios este, diario traiba dinero. ¿Sabe cuándo se me acabó el dinero? Una vez, así le había platicado a la otra señorita que yo me deserté de Texas aquí a Fresno, California pero traiba el pasaporte recién porque acá mismo nos, lo reformaban. Y entonces pues nos juntamos, andábamos cinco y ahí tuvimos trabajando en una parte que se llama Tres Piedras. Y al último nos fuimos otra vez pa Texas. Llegando allá me dijo el representante de ahí de Muleshoe, dijo: “Pos, ¿on tabas?”. Dije: “Pos fui a México”. “Y, ¿on tá el permiso?”. “Se me tiró”. Y no es que andaba en California. Le dije: “Pero mira el pasaporte aquí lo traigo”. “Ah, sí”, dijo, me dijo, “¿con quién trabajabas últimamente cuando te fuites?”. Le dije: “Con el Dave”, dije, “el Dave de ahí de allá de Friona”. “¿Trae el teléfono de él?”. Y sí lo traiba de tarugada. Lo agarré y le dije: “Mira aquí está”. Le habló, dijo: “David estoy hablando por José Ponce López”, dijo, “¿Él ha trabajado contigo?”. Dijo: “Sí”, dijo. “¿Sí lo quieres pa atrás?”, dijo. “Yo sí quiero”, dijo, “sí es muy trabajador”, dijo, “pero orita no tengo trabajo pa él pero en cuanto tenga sí quero que se venga pa acá otra vez”. Ah, entonces ya me dijo: “No, pos sí ya me contestó. Aquí te voy a mandar con una persona”. Así que de ahí mismo yo en cuanto llegaba allí a la oficina en un ratito me mandaban a trabajar. Y no, yo no me estaba nada. Primero cuando caí una vez a Friona caí a un campo que…
AA: ¿Dónde es Friona?
JP: Friona está, ¿has mentado Hereford? Bueno está Muleshoe y luego están Dimmitt tá pa acá, Friona está ansina y Hereford tá así. Pero bueno Friona es un pueblo.
AA: ¿En Texas?
JP: En Texas es Friona. Entonces allí en ese Friona le estaba yo platicando a la señorita, que ha de haber apuntado todo lo que le estuve diciendo, que llegué a ese campo cuando yo venía del estado de Colorado y me recontraté en El Paso y me tocó allá. Me tocó a Friona.
AA: Platíqueme, ¿dónde en El Paso se recontrataban?
JP: ¿Allí en El Paso? Bueno yo nomás me acuerdo que llegué. Nomás vinimos de allá y llegamos porque de allí salía uno pa afuera. Pos una oficinilla que ahí en la frontera, allí estaba la oficina. Porque yo nomás esa vez me recontraté allí y todas las veces… Bueno, una vez me vine de Zacatecas a Chihuahua y entré por Ciudad Juárez. Allí me re… O sea que me contraté en El Paso y después cuando venía me tocó al estado de Colorado. A Longmont, Colorado. Cuando ya iba de acá pa como pa México me recontrataron ahí en El Paso y me tocó a Friona. Entonces allí amanecí porque yo había andado aquí todo California, pa allá y pa acá. Y onde quiera muy buenas, buenas apartamentos, todo muy limpio, una cosa que verdaderamente daba gusto entrar al apartamento.
AA: ¿Cómo eran las casas donde vivían?
JP: Casas como estas o casas grandes, casas llegamos a vivir en casas, casas como con casas que hay así de los patrones. Casas, casas, buenas casas bien de todo a todo. Pero onde era pa muchos braceros le nombran barracas que son; vienen siendo como ahí tiene cocina, tiene cocina, tiene baño, tiene este, cuarto pa dormir, pa dos o tres camas. Y había partes onde estaba el lugar grande, camas así, así, así como en Santa Bárbara me tocó una vez. Pero muy limpio el campero tenía que tener todo limpio.
AA: ¿Ustedes no limpiaban ahí?
JP: No, cuando no estaba el campero uno tenía que tener uno bien limpio porque si uno… Por ejemplo si uno se iba al trabajo como que alguien entrara al baño ahí y se bañara y dejara la mugre en la tina por decir así y si dejaba la mugre o algo así, el inspector venía. No sabía uno cuando llegaba pero llegaba. El inspector traiba llave, abría y se metía y miraba. Y una vez un muchacho del Magueyito, Zacatecas este se bañó en la mañana y nosotros ya estábamos listos afuera ya pa irnos a trabajar. Se bañó y dejó mugroso. Y luego ya nos fuimos y andaba allá cuando el inspector vino y miró y ya preguntó que esa cuadrilla dónde andaba y fue a dar allá. Dijo: “¿Quien se bañó en la mañana en el cuarto fulano, número fulano?”. No, pos fue este, este muchacho pues se llamaba Ponciano Bermúdez. “Ponciano Bermúdez”. Dijo: “A ver Ponciano al frente”. Lo echó a su carro y fue y lo llevó a que lavara el baño. Ya que lo lavó dijo, ora sí ya fue y lo llevó al trabajo.
AA: ¿Eso fue en Santa Bárbara?
JP: En Santa Bárbara.
AA: ¿Qué tipo de trabajo estaba haciendo?
JP: No, no. No, eso no fue en Santa Bárbara. Eso fue en Santa Paula.
AA: ¿Qué tipo de trabajo estaba haciendo en Santa Paula?
JP: No, en Santa Paula pura naranja y limón. Ésa es la de lo mero bueno todo eso. Todo el tiempo pura pisca de limón y naranja.
AA: ¿Cómo se pisca en esos de naranjas?
JP: El limón… La naranja trae unas tijeras panditas apropiadas. Trae uno tijeras panditas. Entonces ése se agarra, se le da el jalón y se cierra. Al cerrarse corta la fruta. Esa nomás lleva un tijerazo. Y el limón es muy espinoso. Trae uno unas mangas de lona y trae guantes uno y trae tijeras diferentes pal limón. Entonces al limón le da uno el tijerazo y lo corta. Lo corta con un pedacito de cabo ansina, lo corta así pero aquí lo agarra uno aquí y aquí le da otro tijerazo, dos tijerazos lleva, uno arriba y otro abajo. Pero no tiene que llevar ni una cortadita el limón, ni una arañadita tampoco.
AA: ¿Por qué?
JP: Porque el inspector va y el inspector o el mayordomo general, uno de ellos agarra una caja y de una caja que está llena la va echando de a uno por uno y está con los lentes mirando, un lente. Lo va echando a otra caja, si le halla un arañoncito en el papel le pone como un palito y si está una rebanadita en un limón entonces le ponía un, como un borrón allí. Entonces ora verá, eran tres cosas, eso… ¡Oh! Pica[d]o. Por ejemplo que le haya picado con las tijeras, con la punta de las tijeras era otro fregazo ahí. Entonces ese papel en el troque del trabajo lo ponía así. Ya lo pegaba allí la cuadrilla fulana allí está, pone el número… Ah y luego en las cajas uno, las cajas que uno piscaba, llena una caja y le pone uno el número que trae. Como por ejemplo si a usted le toca el uno pos ese tiene que ponerle a la caja. Y si a mí me toca el tres, el que sea pos ese tenía que poner. Entonces ya dice, le ponía allí: “El número fulano le encontré allí está”, dice, “esto y esto y esto así”. Entonces ya llegaba el mayordomo: “Oye fulano”, dice, “pos más listo, ponte más listo. Haz las cosas con más cuidado”. Dijo: “Mira aquí el papel aquí ya lo dejó el ahí tá el inspector”, dijo, “mira aquí te hallaron una rebanadita, otra picada, otro que…
AA: Y, ¿por qué sería eso?
JP: Porque tiene que estar la fruta y esa va pa, ya va pa empaque, ya esa ya va como ha de ser. Y las cosas que van, todo lo que es la fruta que va, la que va este a como pa jugo, pos esa no tiene muncho borlote. Y yo en una vez en Santa Bárbara de hacer yo buen trabajo un día me dijo un muchacho que yo y él y otro que ahí íbamos pa piscar, dijo: “Mañana”, dijo, “vamos echando que flores seguida y que tú”, dijo, “a ver quién gana de todos”. Me tenía muncha envidia ese muchacho, muncha envidia me tenía y yo al último lo aliviané y me agradecía mucho sus papás. Entonces pos órale. Comenzando otro día en la mañana a piscar, a mí me tocó un arbolito pos lleno de pura frutita asinita y eso no rinde, amarilla. Todo tiene que… Esa tiene uno que cortarla. Y a él le tocó un árbol, un bajito, una fruta gruesota, rendidora como una fregada. Pues yo de allí seguí piscando y empecé a echarle de todo. Y luego, ¡ah! Trae uno pal limón, trae una argolla. La trae aquí en este dedo, mide el li[món], si está en dudas se la pone, si pasa no se corta. Si tiene que no pasar pa cortarlo.
AA: Tiene que estar gordito el limón.
JP: Sí, sí, porque ya entonces esa vez me eché la argolla allí a la bolsa y a echarle de todo. Y empecé a echarle de todo y luego pasaba el mayordomo. Me acuerdo el número que traiba, diez dieciocho era el número que traía. “Diez dieciocho ven”. Y yo nomás miraba pos sí. Dijo: “Mira”, agarraba los limones, la argolla no los ni las testereaba. (risas) Ya dice, yo no le decía yo nada. Y así anduvo y pasaba y pasaba y yo nomás no le decía nada. Ya en la tarde pasó y luego me dijo: “Mira acá están unos grandes”, dijo, “deja los grandes y corta los chicos”. Yo no le decía nada. Entonces ya los corté y le había dicho yo a él, le dije: “Oiga, ¿cómo aprendo el inglés? ¿Cómo le hago pa aprender?”. Dice: “Mira las palabras que sepas háblalas pa que ansina… Dice: “Por ejemplo cuando me des la cuenta dámela en inglés. Mira, ¿sabes contar?”. Le dije: “Sí, sí sé”. “Pos habla pa que ansina”, dice, “dame la cuenta en inglés”. Y en la tarde dijo: “Diez dieciocho, ¿cuántas cajas?”. “Thirty”. “¿Cuántas?”. “Treinta”, dije. “Sí”. Y entonces había uno que era el mero fregón pa, el campeón que nos ganaba era de Michoacán. Él piscó veinticinco cajas creo y yo no, pos mi camarada con el que iba a competir pos ya ni supe ni cuántas hizo porque me lo llevé de corbata. Y entonces uno de de Yahualica, Jalisco dijo: “Oye Ponce”, dijo, “ayer… ¡Ah! Y luego que les dijo al mayordomo, dijo: “Oye, ¿por qué piscó tanto Ponce?”. Que dijo el mayordomo: “Le tocaron muy buenos árboles”. Así les dijo así. Y ahora en la mañana llegó y me dice: “Ponce”, dice, “te tocaron muy buenos árboles ayer. Ahora fíjate”, dijo, “te llevaste al campeón con cinco cajas”, dijo, “él piscó veinticinco y tú treinta”. Y dije y le decían La Vaca, le dije: “Mira vaquita”, dije, “de aquí pa adelante no me vas a ver el polvo tú a mí”. Pos ya después seguí yo echándole igual y el mayordomo miraba y como si nada, no me decía nada ni nada. Y entonces en una vez fuimos a una huertita bajita así y había los limones largotes así pero les ponía uno la argolla pos no testereaba nomás taban largotes. Entonces yo me puse, pelé mis árboles. Le daban uno cuatro árboles. Junté lo que había en mi árbol de todo y los demás dejaban una caja o dos y se iban. Y empecé a córtele y córtele de lo que dejaron aquellos echándole de ahí y el mayordomo ahí iba adelante y él sabía que estaba yo echando de todo allá. Ya cuando… ¡Ah! Y andaba allí cuando llevaba yo dieciséis cajas allí ya y cada quien iban dejando una, dos o tres cajitas todo. Y yo una pila que tenía ahí de cajas de dieciséis y había un arroyito y que voy viendo al este mayordomo general que es el que iba a chequear allí. Dije: “¡Ahí viene este caramba!”. Entonces lo que hice, empalmé mis cajas las puse unas cajas así vacías, las empalmé altas, las puse altas y luego ya las cajas vacías las retiré allá lejos pa que no se viera ni una caja. Y entonces, y me escondí pos el arroyito ya estaba llegando. Y llegó y pasó y venía caminando. Y luego llegó y miraba (risas) y ponía cuidado. Diría: “Bueno pues, ¿éste? Tanta caja y, ¿cómo le hizo?”. Y miraba: “Pos, ¿cómo le haría?”. Pues ya que vi que ganó y se fue entonces ya me fui allá, tenía mi escalera y todo y me fui. Y ya me dijo el mayordomo: “¿Cuántas dejastes allá? ¿Unas diecisiete?”. Dije: “No, dieciséis”. “Sí, pos así pensé yo”. Y un día me dijo: “Oye Ponce”, dice, “¿tú qué piensas del limón ese que cortas que no da la medida? ¿Tú piensas que se pierde que, qué?”. Le dije: “No, yo no digo nada”. Dijo: “No se pierde”, dijo, “ese que no de la medida lo dejan pal jabón, lo hacen jabón”. Pero así ya, ya me dejó que hiciera lo que quisiera y ya cuando se iba a los seis meses que sería, ya se iba a terminar el contrato me dijo: “Ponce”, dijo, “¿vas a reformar?”. Dije: “No, ya me voy a ir pa otra parte”. “¡Nombre! Reforma aquí, reforma”. “No, no, no ya voy a cambiarme a otro lugar”. Pos me rogó, por eso hacía yo lo que yo quería. Entonces este, por eso digo he tenido una suerte yo tremenda.
AA: ¿Cuánto le pagaban ahí en el limón?
JP: Es que es según si las huertas taban buenas tenían un precio y si estaban malas uno… Como ahí una vez nos tocó una huerta muy mala que pos apenas yo pisqué nueve cajas. Pos en aquel tiempo no[s] la pagaron a dólar pero pos también un dólar valía más que ahorita unos $20, $25 dólares. Ya ahorita el dinero no vale nada. Entonces pero sí…
AA: ¿Cada cuánto le pagaban?
JP: Cada quincena nos pagaban. Cada quincena nos pagaban y este… No, pero yo de ganaba uno más, eso ya fue a $9 dólares. Pero de nada y algo fue algo. Pero ganábamos más. Pero no toda la gente ganábamos igual. Yo era de los que ganaba más porque yo hacía, yo piscaba más que los demás. Yo mandaba todo…
AA: ¿Le pagaban por caja?
JP: Por cajas, por cajas. Y como en la uva hay pisca, a veces pagan por cajas y a veces por horas. Cuando pagaban por horas le daban a uno de tarea, nos daban dieciocho cajas de tarea pero esas van…Que trae papel tiene uno que empacarla bien y pesar, ahí está la pesa, tiene que pesar veinticinco libras la caja. Si le falta le pone y si le sobra, pos le quita. Tiene que ser… Y luego van bien recortadas. Ese ya es, esa ya va empacada, esa ya pos empacada ya. Y nos daban de tarea eso pero mucha gente no alcanzaban a piscarlas y yo sí. Pos yo y ciertas personas bien temprano que terminaba uno, terminaba uno y este… Pero por horas no se gana gran cosa pero a contrato sí. Digo a contrato sí pero la gente que le bulla porque hay gente que aunque sea contrato no hace nada. Le va más bien por horas porque a contrato no hacen nada. Por eso digo que de todos modos digo yo pisqué manzana, pisqué pera, chabacano, durazno, ciruela. Últimamente ahora que anduve ya ilegal, anduve en el espárrago, este, de todos los trabajos y como digo, yo así como jui cuando estaba contratado que me querían mis patrones y todo, me daban casa y todo, ahora que anduve ilegal me protegían igual y me daban casa y todo.
AA: Dígame mientras anduvo de bracero, ¿cuál fue el trabajo mejor pagado?
JP: La uva y el limón y la naranja. Fue lo mejor. Bueno, en Texas sí estaba bien pagada el algodón, me tocó ese chaparrito pero la cosa fue que yo a mí me pegó una enfermedad que cayí de arriba de la traila como si me hubieran dado un balazo. Me enfermé [es]tuve malo como por tres meses. Cayí como si me hubieran dado un balazo así bien feo que se me acabaron las fuerzas y un dolor todo parejo. Yo estuve en el hospital de Amherst, Texas. Y este, el patrón me llevó allí y me dijo el patrón que me iban a tener quince días interna[d]o. Entonces ya le dije: “Pos bueno”. Dijo: “Porque viene muy… ¡Ah! Primero por el corazón. Me llevó, él me llevó porque tuve malo del corazón. Me dijo: “Trae mucha fiebre del dolor que trae en el corazón”, dijo, “va a estar internado quince días”. Entonces pues sí, llegué y no, pos me estaban inyectando como cada, como cada media hora me estaban inyectando seguido, seguido primero. Y fíjese que sí me lo calmaron y hasta la fecha, fíjese. Ya no me ha dado ese dolor mire. Me daba mucho ese dolor a mí.
AA: Y, ¿quién pagaba los gastos médicos?
JP: La compañía, los patrones.
AA: ¿Ustedes iban asegurados?
JP: Sí. Sabe que nosotros no teníamos que pagar doctores, no teníamos que pagar… Bueno, este ni casa, ni biles, ni nada. Veníamos asegurados de con doctores, con… Y tenían que llevarnos los domingos si queríamos ir a misa, tenía el derecho de llevarnos. Tenían que darnos este el raite y todo. No, entonces eso de la bracereada fue una cosa bonita. Esa fue una cosa que sí valía la pena. Porque mire por ejemplo usted tiene su familia. Si usted no tiene carro pa ir a trabajar, ¿quén la va a llevar? ¿Verdad? Y si no tiene casa pos no, no tiene casa. Pos nadie le va a prestar casa ni nada y a nosotros sí. Nosotros nos daban la casa. Anoche nos desvelamos que fuimos que se graduó uno de mis nietos y ya después se me fue el sueño a mí y traigo los ojos pos como arenosos. Ayer se graduó uno de mis nietos este y bueno… El caso es que como le digo, mire en ese tiempo la gente que no jue mensa hicimos mucho dinero porque no pagábamos raite, no pagábamos casa, no pagábamos biles, más de que echarle ganas a trabajar. Ora mire…
AA: ¿Qué hacían con se dinero?
JP: Lo mandaba uno a México.
AA: ¿Cómo lo mandaban?
JP: En, hacía uno un money order o una… Sí, money order o este cheque pero ya regis… Sí, uno ya lo metía en el sobre el cheque, se quedaba uno con el talón del cheque que mandaba uno y luego ya ponía la dirección y todo. Entonces uno, pues yo nunca fui a registrarlo se lo daba al patrón. Él las registraban en el correo, me lo registraban, lo ponían registrado ya allá. Y no, a mí nunca se me perdió dinero.
AA: ¿A quién le mandaba dinero?
JP: A mi papá, a mi papá, este…
AA: ¿Qué hacía su papá con el dinero? (risas) Se lo tomaba.
JP: Y le daba a la gente, a mucha gente. Y sí me compraba vacas, pero pos también él me las gastaba y todo. Pero sí, este sí. Sí le mandé mu… Ya después ya que vi que mi papá pues estaba… Entonces ya empecé yo a gastarlo también acá pero siempre…
AA: ¿En qué lo gastaba?
JP: Ah, en las muchachas y e…
AA: ¿Tenía novia?
JP: Tenía novias pero no, no lo gastaba todo el dinero. Bueno sí salía a pasearme como sábado en la noche a veces. Pero munchas veces no iba.
AA: ¿Cuál era su día de descanso?
JP: Nomás el domingo. El puro domingo. Mucha gente, digo si quería descansar el sábado podía haberlo descansado, no me obligaban.
AA: ¿No los obligaban a trabajar todos los días?
JP: No, no. Este tenía que haber otra… Bueno por obligación por el contrato que tenían por ejemplo usted podía trabajar de lunes a viernes. Pero si ya el sábado si usted quería, si había trabajo y usted quería trabajar pos trabajaba uno. Y yo todo el tiempo trabajé los sábados. Ahora que andaba ilegal igual. Trabajaba yo los…
AA: Pero, ¿no era obligación trabajar el sábado?
JP: No, no era obligación pero como le digo yo, trabajaba y… O sea que me gustó ponerle al jale todo el tiempo. Ahora cuando mire, y llegué a ir de aquí le mandaba a mi papá buena feria y también llevaba mucho dinero. Llegaba allá, ajuareaba bien mi caballo de todo a todo como decir un carro del año. Lo ponía a mi gusto de todo a todo. Entonces este ya llegaba yo allá como digo, compraba todo lo que yo necesitaba. Me daba gusto, me llenaba un tiempo de andar a caballo allá me venía porque pa seguir trabajando, pa seguir… Allá había trabajo también porque en mi casa nunca dejaron de sembrar y tener animales y todo, pero de yo de gusto aquí pa agarrar el dinero aquí porque mi papá si sembrábamos…
AA: ¿Era más fácil agarrar el dinero aquí?
JP: Pos cuando menos todo yo lo agarraba. Y allá mire, llegamos a tener unas cosechonas que era muncho dinero el que había pero mi papá vendía el maíz y él agarraba el dinero y lo gastaba. Porque pues Dios le dé salud a mi papá pos… Y lo bueno mi papá gastaba en la música, le daba a la gente, a todos les ponía cerveza a toda la gente y lo seguían. No, lo seguía el gentío. Ponía la música, les ponía unas bandejas que ponían ahí como portola de esas sardinas y con jitomate, cebolla y toda la cosa ahí pa estar ahí botaneando allí. Y este, ¡uh! Don Chuy mi papá le decían don Chuy Ponce. No, pos era queridísimo por la gente por… (risas) Hasta las mujeres lo seguían a él.
AA: Así, ¿cómo no? (risas)
JP: Sí, ¿verdad?
AA: Bueno señor Ponce ya para concluir con la entrevista. Dígame, ¿qué significa para usted la palabra bracero?
JP: Mire la palabra bracero pa mí fue venir a dar brazo o como decir dar canilla aquí a Estados Unidos, ayuda. Pero mucha gente ignorante no sabe y esa palabra de bracero pa ellos la… Era como, como un desprecio que era pa nosotros según ellos. ¿Por qué? Porque no saben. Entonces eso fue. El acuerdo que tuvieron los presidentes, porque cuando la guerra este, pues estaban perdiendo aquí las cosechas como puede pasar ahora con esto de que no dejen la gente ilegal y entonces sabe qué irá a pasar. Porque hay mucho trabajo y porque el que tiene, pos tiene uno papeles como quiera que sea mejor que estar en las fábricas en la sombra y no andar en el sol pos ahí mucha gente. Bueno, como quiera que sea sabe que irá pa… Pero pa mí esa palabra es dar la mano, dar la mano a Estados Unidos. Como decir si México necesitaba ayuda y se la dieran. Le mandaran gente allá por algo, una pared. Dar mano, le dice: “Dame la mano con gente”. Entonces da la mano, se da el brazo a ayudar. Entonces es bracero, brazos y él le pone bracero como si fuera un brasero de lumbre. ¿Verdad que así la gente? Pos yo no sé como lo agarraran pero mucha gente ignora y no le hallan sentido pero eso es, eso es. Dar canilla, dar el… dar la mano al país.
AA: ¿Cómo siente usted que lo trataron durante el Programa Bracero?
JP: No, pos le acabo de decir que a mí… Mire, yo mis mayordomos, mis patrones y todo fueron como mi familia pa mí. Yo nunca fui humilla[d]o, nunca he sido humillado, ni discriminado en nada. He tenido una suerte desmedida. Mire le voy a decir una cosa, cuando me puse malo después este allá en Texas ya me agarraron mucho los nervios y un día entré a un restaurante, me senté y luego pedí un café y un pastelito. Y este, pues me gusta vestir bien, puedo… Orita vine ni sabía que iba a haber junta ora ni nada, nomás vine a ver, a ver qué iba a pasar. Me acuerdo yo que traía yo una como una cazadora así plomita bien, bien hecha, bien bonita y pos taba yo… Entonces ya estaba yo senta[d]o cuando llegó un gabacho y se sentó junto a mí. Empezó hacerme plática y le dije entonces le dije, le dije en inglés, dije: “Dispense pero yo soy de México y no hablo español”. “Okay”. Se levantó y luego se sentó en otra mesa. Entonces ya le dijo a la sirvienta, a la meserilla le dijo: “Dile a este muchacho que en qué trabaja y cuánto gana y todo”. Dijo: “Yo tengo trabajo pa él”. Entonces ya vino: “Pos dice este señor que en qué trabaja usted y que cuánto gana; que él tiene trabajo pa usted oiga”. Pues llegué a ganar, ¿sabe cómo pagaban la hora a la gente de Texas? A un dólar la hora. Así pagaban. Y es porque los tejanos tenían que pagar renta, pagar casa, pagar carro y todo y nosotros no. A nosotros nos pagaban a $0.50, $0.60 centavos pero nosotros no teníamos que pagar nada. Y entonces, pero yo me juntaba con ellos y otras veces también los mismos rancheros me pagaban a un dólar la hora. Dije: “Pos a un dólar”. Dijo: “Dile que yo tengo trabajo pa él comenzando a $1.35 y tengo trabajo llueva o truene y le voy a ir aumentando”. Entonces ya me dijo, le dije: “No, pos dígale que yo me siento malo y voy pa México, oiga. Y ya me voy a ir a México”. Ya le dijo y dijo: “Dile que a qué parte va de México”. Y: “A Zacatecas”. “Ya”, dice, dijo, “dile que si quiere yo le doy un raite hasta Saltillo, Coahuila”. Me dijo que el gabacho ese me daba y dijo: “Dile que si gusta, yo le doy un raite hasta Saltillo, yo voy hasta allá”. Le dije: “No”, dije, “es que yo tengo que ir a levantar una mica que tengo que levantar que es la que traigo, aquí la traigo también la mica”. Entonces ya le dijo. Dijo: “Bueno”, pos dijo, “yo tengo trabajo pa él y en lo que lo pueda ayudar”. En eso salí pa juera y tenía yo unos amigos que uno se le murió la mujer, se le asfixió y otro, eran mis amigos y no tenían trabajo. Esos eran tejanos. Ya le dije: “Miren”, dije, “saben que aquí está un señor”, dije, “quiere darme trabajo a mí, ¿cómo no agarran ustedes el trabajo ese?”. Entonces dijo: “No, pos que sí, ¿on tá?”. Ya le dije onde estaba y ya fueron. Pos ellos hablaban buen inglés y todo, ¿verdad? Eran de Texas. Entonces ya fueron. Ya le dijo aquél dijo, le dijo: “Oiga señor”. Le dijo uno de ellos: “Oiga señor”, dice, “usted le daba trabajo a un muchacho que es amigo de nosotros aquí, ahí tá afuera”, dijo, “y dice que si quere y puede que nos dé el trabajo a nosotros”, le dijo. Dijo: “Sí, yo le dije que le doy trabajo a él”. Dijo: “Nosotros somos de aquí y necesitamos el trabajo y él ya se va pa México”. “A él si quiere el trabajo a la hora que lo quera se lo doy y ustedes no les doy nada lárguense pa juera”. No les dio el trabajo. Entonces este, pos por eso digo, mire aquí tuve onde quiera tuve envidias. Aquí en Fontana yo manejaba una máquina del estiércol que verdaderamente Dios me ayudó a que yo me venía desde onde fuera derechito a lo que daba la máquina, corría muy recio, y los gallineros [es]tán así y yo no testereaba ni acá y venía no tenía espejos ni nada al puro tanteo. Me venía yo a lo que daba. Entonces trabajé aquí doce años. Se acabó el trabajo, la máquina se la llevaron pa Hawái y el patrón quería que me fuera a Hawái. Allá me daba casa sin biles [bills] en Hawái y yo no iba estar a mando de nadie más de que yo sabía mi trabajo porque así estaba yo aquí también después. Yo tuve que pelear con gentes porque las envidias que tenían. Y ya le digo, así que sí yo había estado solo todavía ahorita. Digo, que no haya tenido mi familia me había ido a Hawái. La máquina esa, yo manejaba esa máquina, metía las horas que yo quería y todo y pa mí manejar esa máquina era divertirme todo el día. Bien feliz en mi máquina todo el día. Es lo que me sentía y me he sentido feliz en los trabajos, gracias a Dios. Como digo, si es piscar o cuando anduve en el azadón también, desahije y todo, Dios me ha ayudado a que he sido muy habilidoso y suerte que he tenido con los patrones.
AA: Dígame en términos generales, ¿piensa que el Programa Bracero fue algo positivo o negativo?
JP: Mire, ese programa de los braceros no fue negativo, fue una cosa… Lo único que le voy a decir una cosa. Mire, entre la gente que vinimos como le digo, aquí como cuanta gente no hay yo… Bueno, usted no conoce aquí pero conoce espero que en Texas sea lo mismo. Mucha gente vive aquí, viven como Dios les da licencia, pidiendo y esto y lo otro. Pa ellos el trabajo, lo respetan y no quieren trabajar. Entonces yo le voy a decir una cosa, yo pa mí no fue una cosa negativa. Fue una cosa que estuvo bien, fue una cosa que sí estuvo bien en favor de los de aquí y en favor de uno. Porque uno hizo su dinero a gusto y le voy a decir una cosa, mire si no hubiera estado a gusto, buena cosa mejor ni había venido. Allá también tenía trabajo en México y todo. Por eso pero muncha gente vino y no hizo nada. O se lo tomaban o ni trabajaban casi. Entonces lo jugaban el dinero y lo perdían. Así que de todos modos, toda esa gente, ¿sabe qué vino perdiendo? Las mujeres allá en México. Sí, pos las familias [no] tenían qué comer. ¿Por qué? Porque la persona aquí no les mandaba y…
AA: ¿Sufrían mucho las familias que se quedaban en México?
JP: Pos, ¿cómo no iban a sufrir, oiga? Si las dejaban allá sin nada, las dejaban… Digo pos yo estaba de muchacho yo no estaba casa[d]o. Entonces yo ora que yo tuve novias acá en Texas, tuve novias a lo caramba, ¿vedá? Y onde quiera tuve amis… Digo, si hubiera querido quedarme aquí me sobraban donde quiera. Me fui a casar allá. Nacieron allá mis hijos y una de mis novias estaban allá y ella se enamoró de mí desde que estábamos chicos y a las últimas viera que yo no creía en el… cosas, males que hacen pero sí, sí le hicieron a mi esposa. Yo gasté mucho dinero en eso. Pero me traje mi familia pa acá. Todos mis hijos nacieron allá, aquí agarraron su escuela, aquí tuvieron su escuela, adelanto todos tenemos papeles. Todos este, ellos, uno es trailero, otro trabaja pal Keiser de un pueblo que se llama Downey. Todo el tiempo ha trabajado en puros hospitales, ansina. Otro de mis hijos es encargado el mandamás de una compañía. Esos mayordomos de esos patrones uno está en Houston, Texas y otro está en Nueva York. Así que él aquí tiene que poner la gente que necesita, tiene que pedir todo lo que necesite. Pos ya ve ahora hay pura computadora y puro todo. Entonces mi chavalo este, digo, este tiene… Gracias a Dios unos tienen unas casonas que no se imagina, sus buenos carros y todo. No, yo también tuve carros. Yo los compraba en la calle pero ellos puros carros de dealers. Pero la buena cosa estoy encantado de la vida que mis hijos no me salieron vagos, mis hijas también. Una trabaja, otra cuida sus criaturas que le nació un niño enfermito y una niña y se dedica al hogar, otra también se dedica al hogar. Pero todos tienen sus papeles y a gusto tá. Como allá onde fuimos, mija allá se casó y se le murió el esposo pos se volvió a casar y gracias a Dios este, del otro señor ayer se graduó uno de ellos de mis nietos.
AA: Ah, qué bien, qué bien. Dígame señor Ponce ya para terminar ahora sí, ¿cómo cambió el Programa Bracero su vida?
JP: No, no, es que yo pa mí no cambió lo que pasó que yo me fui y ya no vine, ya no vine, pues ya no vine.
AA: Y, ¿cómo mejoró o cómo empeoró su vida el Programa Bracero?
JP: No, no, no. Fue… no fue empeorar, fue…
AA: Bueno ya para finalizar ahora sí, ¿quiere agregar algo más?
JP: No, vaya como dice usted mire, yo pa mí eso a la contra fue un paso bueno en la vida porque si yo no hubiera habido ese jale a la mejor ya ni había venido aquí al norte, me había quedado allá. Y he estado a gusto que no he sufrido gracias a Dios. Ahora otra cosa mire, allá los si uno ahora como están los tiempos nosotros nos dedicamos a sembrar muncho pero dicen que creo que el maíz allá ni lo compran ya, ya le compran nomás allá el maíz al que va de aquí. Con eso del libre comercio están comprando los productos de aquí de Estados Unidos y los de México según este, pos que no tienen valor como maíz, frijol, todas esas cosas. Así de que no, yo pa mí eso fue una felicidad que hubiera habido eso y que yo haiga venido eso así, si no hubiera venido pa mí no era nada pero fue un paso bien da[d]o y a gusto que así como vine antes y estoy a gus[to]. Estuve a gusto, estoy, he estado todo el tiempo aquí cuando estoy aquí. He ido a México, voy a allá me estoy unos días con mis familias allá y todo. No me arrepiento, a la contra sí me da gusto que haiga habido ese trabajo porque de allí conocí yo lo de aquí y conocí los modos y todo y por eso estoy aquí. Aquí tengo casa también, tengo mis hijos y todo. Como digo, yo aquí mire por ejemplo, allá tenemos nopaleras, yo la tengo aquí tengo nopaleras. Árboles, yo tengo en mi casa. ¿Usted conoce las guayabas?
AA: Claro.
JP: Yo tengo guayabo, tengo nopales, tengo un aguacate, tengo una chabacano, una mora, una lima, unos árboles que nosotros les decimos guaches, otros que guajes. Y yo a eso no les tenía fe y mire, un manojito ansina los dan a dólar y yo tiré el año pasao como un costal ahí los tiraba, los mochaba, tiraba y mire, es muy vendido todo eso. Y así que mire yo allí me, tengo un cuartito yo. [Es]tá mi casa como decir ahí y el terreno así. Allá hice un cuartito porque ahí adentro en la casa como dice usted mire… Ah no, no, usted no fue la que me dijo, otra señora ahí. Que quieren oír sus novelas allí y luego allí platicando en la sala y esto y el otro y yo poner mi música, yo quero oír mi música y ellos quieren ver la televisión. Hice un cuartito allá y muy feliz mira, ansina no… Pongo mi música allá, quiero me echo unas cervezas allí, llego allí a gusto y todo y ni les estorbo ni me estorban. Así que estoy bien feliz aquí.
AA: Qué bueno, qué bueno. Bueno, señor Ponce muchas gracias por toda la información de los braceros que nos dio.
JP: Pues ya le digo, mire pa mí esa cosa fue una felicidad y sigue siendo porque de allí conocí yo y me gustó el modo y por eso estoy aquí. Si no, si me había ido mal pos es más ni [ha]bía venido ya. Pero ya le digo, gracias a Dios. Y gracias a mi papá que nos enseñó a trabajar porque si hubiéramos sido unos que no servían pa nada, pos lástima de andar aquí. Y ya le digo de todos modos por eso. Ándele pues este, pues gusto en que haiga venido a este pa, pa que…
AA: No, a usted muchas gracias por habernos dado la entrevista.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 25 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Anaís Acosta
Mi nombre es Anaís Acosta y el día de hoy es mayo 25 de 2006 y nos encontramos en la ciudad de San Bernardino, California con el señor José Ponce López. Esta entrevista pertenece al Proyecto de Historia Oral.
AA: Dígame señor Ponce, ¿dónde y cuándo nació usted?
JP: 15 de julio del [19]33.
AA: ¿En dónde nació?
JP: En el estado de Zacatecas en ranchito del Municipio de Villanueva.
AA: Platíqueme, ¿cómo era ese ranchito de Villanueva?
JP: No, pos allá nosotros nos dedicábamos a la ganadería, cuidar gana[d]o, ordeñar vacas, a ensillar caballos y a sembrar. Sembrar este acarrear las cosechas en aquellos tiempos en burros acarreamos las… Sembrábamos maíz, cacahuate, frijol, calabaza y este, pos vivía uno de lo del campo criando desde gallinas, puercos y todo, de eso vivía uno allá. Pero con el tiempo de todos modos como uno trabajaba pa la casa, pos mi papá agarraba todo, todo el dinero. Entonces me dio por venir, salir pa poder agarrar yo mi dinero pa, para hacer yo…
AA: Bueno platíqueme un poco, ¿qué hacía cuando usted era niño? ¿A qué se dedicaban sus papás?
JP: Mi papá todo el tiempo fue hombre de a caballo, dedicado a la ganadería. Y ya después cuando nosotros empezamos a crecer… Así que nos traía cuidando becerros, cuidando caballos, cuidando, ayudándole. O sea que por ejemplo le voy a decir una cosa lo cierto es que yo sé leer, sé escribir y me enseñé a hacer cuentas y todo, pero no nunca tuve escuela. Porque andábamos en trabajo diario y aparte del trabajo también se dedicaba unos ratos a jugar pero de todos modos o sea… Pero fuimos muy felices porque vivimos todo el tiempo la vida en el racho. Yo digo, pos iba uno al pueblo pero no nos gustaba el pueblo porque no nos criamos en el pueblo, nos criamos en el rancho. Como le digo pa uno ver una vaca que tenía cría o potrillos, lo que fuera, pa uno eran como sus amigos de uno y uno era muy feliz. Ora en el campo había ciertas frutas que la, o ciertas cosas que las comía uno del campo, solas se daban en el campo. Y este, le voy a platicar lo que, ora parte del trabajo que mi mamá hacía. Mi mamá, fíjese ella este, cuando mi papá empezaron ellos a ordeñar las vacas, mi mamá se iba en la mañanita ahí al arroyo estaba cerquita con mucha agua. Ella se iba a lavar las coladeras pa cuajar la leche pa los botes de la leche. En lo que se cuajaba la leche, mi mamá molía en un metate, molía nixtamal y pa hacernos de… y nos daba las tres comidas. Y este se hacía en el rancho, pos hacía queso, hacía jocoque. Tú no sabes lo que es jocoque, ¿verdad que no?
AA: No, sí claro que sí.
JP: ¿Sí sabe? Ah, pues mire jocoque, mantequilla y del suero el requesón, ¿vedá? ¡Ah! Pa que vea que no le miento. Y todavía mi mamá a veces todavía nos ayudaba a encaminar los becerros [d]onde los íbamos a cuidar. Fíjese, trabajaba la pobre de… Ella nos hacía la ropa mi mamá de manta: calzones, camisa y todo. Pos [es]tá, bueno pos tábamos chicos ya cuando crecimos pos ya cada quien…
AA: ¿Cuántos eran? ¿Cuántos hermanos eran?
JP: Fuimos trece, nomás que murieron dos chiquitos, una niña de seis meses y otro niño murió de tres meses.
AA: ¿Por qué se murieron?
JP: La niña murió de tosferina y el niño no sé de qué moriría, pero la niña fue de tosferina. Y muy bonita que estaba mi hermanita, era la más bonita. Bueno, pero de todos modos se murió. Ahora después entre la familia mi hermano el mayor, que fue el que se fregaba más porque era el mayor en todos, trabajó mucho. Él murió ya de casado dejando nueve de familia. Lo atropelló una troca, de eso murió. Mi hermana la que seguía también se casó y este, murió ella dejando también como nueve o diez de familia. Ella según este, pues no se sabe se… fue cáncer y pos sabe cuántas enfermedades le haigan achacado que tenía pero ella murió. Así que ahorita de trece que fuimos, ¿qué venimos quedando? Vamos quedando nueve, ¿vedá? De familia. Queda una de mis hermanas y nosotros de hombres quedamos, ¿qué seremos? Ocho. Verá hay tres acá en Los Ángeles, uno en Washington son cuatro, otro en Obregón, Sonora y yo sí, dos en Zacatecas, sí, todos pos semos ocho hombres y una mujer.
AA: Dígame, ¿a qué edad empezó usted a trabajar?
JP: Desde que empecé a poder andar. Ya me mandaban a cuidar una calera onde estaba la cal y empezar a cuidar onde estaban sacando los becerros pa ordeñar. Desde chiquillo lo traen a uno. Desde ya empezando a poder caminar lo traen a uno en friega en el rancho, así es. Pero le voy a decir una cosa, yo pienso que es bueno eso porque ansina se cría uno impuesto a trabajar. Y lo que sí que mi papá, como mi papá como era pos él [es]taba fuerte, tenía sus fuerzas y todo, era muy liviano pa trabajar y se enojaba que porque nosotros no podíamos hacer las cosas tan rápidas como él y todo. Pero ya cuando yo pude este, traté de ganarle un día y le gané y después quitando yer[ba]… ¿Usted sabe lo que es quitar yerbas de la labor? No sabe eso, ¿verdad que no?
AA: Pues arrancar las yerbas.
JP: Ey.
AA: Sí.
JP: Sí. Ándele pues en eso. Nos fuimos adelante nosotros porque echábamos, sembrábamos muncho nosotros, muchas yuntas. Entonces nos fuimos…. Mi papá se quedó pa llevarnos de almorzar en su caballo y nosotros íbamos a quitar yerba y llegamos, cortamos un jalón de elotes porque ahí había. Y empezamos a asar elotes allí cuando llegó mi papá pos era recorajudo mi papá. Dios le dé salud, pos todavía vive. De todos modos este… y llegó dijo: “¡Ah! Yo pensaba que venían a trabajar, vienen a comer elotes”, dijo. Y se enojó y luego ya arrancó una, jaló una abrazada de punta de la milpa y le echó al caballo y habiendo tanta pastura que había, tanto zacate. Y luego, ya cuando se fue iba recio, recio entonces les dije a mis hermanos, les dije: “Miren hoy este día le voy a ganar a mi papá”, dije. Y no me lo creían yo creo, porque pos nunca le podíamos ganar. Y me fui oye y estaban los surcos pos largos como estos surcos de aquí de que a milla. Larguísimo estaban los surcos. Y me agarré un surco en cada… fue una mano en cada surco. Y ahí voy y salí allá a la orilla. Ya mi papá ya venía. Me vine y lo alcancé, lo alcancé y lo pasé. Ya con pa ver si se calmaba él me senté, traía yo huarache como a sacar la tierra del huarache pero era pa que a ver si se calmaba él. No, siguió. Y ahí voy yo también. Saliendo me fui a tomar agua y le dijo mi hermano, que dijo mi hermano el mayor, dijo: “Cómo andan recio”. Y que dijo mi papá, dijo: “No, pos José”, dijo, “pero ya corrió ya se fue”. Pos no, entonces ya me dijo mi hermano y dije: “¿Ora?”. Entonces ya me agarré todo el día a recio todo el día y nombre, pos mi papá ya no me pudo alcanzar ni nada. Y mi papá me decía: “Vete más despacio”. Dije: “No a ver si… Entonces este pues ahí ando ya y mi papá me decía: “Vete más al paso”, dice. Dije: “No, a ver si acabamos esta ladera hoy este día”. Pero yo lo que quería pa que viera que también ya gracias a Dios ya los podía ir también. Entonces en la tarde cuando salimos dice mi papá: “Sí terminamos”, dijo, “¿pos qué tú no te cansas?”. ¿Usted cree que no me cansara? Sí me cansaba pero le dije: “No, yo no me canso”. “¿No te cansas?”. Dije: “No”. Pero era pa asustar a mi papá y me agarró miedo. Entonces ya después pensó dijo: “No, no se cansa”. Pos así como empecé en eso fui de liviano pa piscar, pa despelucar cacahuate, pa cortar frijol, pa despuntar, pa todo salí yo muy liviano, mucho muy liviano salí yo.
AA: Muy buen trabajador.
JP: Ey. Entonces mire, el campeonato… Ah, mire un señor del estado de San Luis Potosí se llevó el primer lugar en Jalisco en una parte que se llama Tesistán, Jalisco piscando. Le ganó el campeonato al de Jalisco y yo a ése le tumbé el campeonato en Nayarit.
AA: ¿Hacen campeonatos?
JP: Sí. O sea que por ejemplo como si usted… Es que usted y yo cada quien, usted tiene que piscar unos surcos más o menos igual yo lo mido. Si usted se cree muy liviana pero pos si me gana, me gana. Usted va a ser más campeona. Pero si yo le gano, pos ándele que sí le gané yo, le gané al de San Luis Potosí. Ya me llevé el primer lugar. Entonces este, en esa misma parte pal frijol también les gané a todos, cortar frijol también una temporadita que estuve allí en Nayarit. Y cuando ya venía yo pa acá con mi familia yo tenía casa en Idaho, en el estado de Idaho. Me traje mi familia al estado de Idaho, tenía casa y también mi trabajo. Que mi trabajo eran muchas horas las que yo metía pero no me mataba nada. Me agarró muy buena voluntad mi mayordomo, era un norteamericano. Me agarró una fe tremenda. Me regalaba una hora en la mañana, otra la de mediodía, si andaba ahí haciendo alguna cosa me mandaba y me decía: “Jose you need help?”. “No”. Me mandaba una persona. Ahí la ponía a que hiciera algo. Otra vez me decía: “Hey Joe you need help?”. “Okay”. Me mandaba dos. Entonces un día vio que yo andaba trabajando con la paca, era una bodega de papa y yo trabajando ahí paleando arena en un la[d]o y a ellos los puso en otro lado. Y ellos tenían que entrarle así como anduvieran. Pos ándele que se asomó y dijo, me dijo: “Hey Joe”, dice, “what happened?”, dice, dice, “tú dices que no quieres ayuda te mando a uno, si dices que sí te mando dos. Yo no quiero verte trabajando. Ponlos a ellos a trabajar tú nomás agarra la manguera y échales agua”. Entonces un día me dijo: “Mira seguido se amuelan las máquinas de ahí de la bodega”, dijo, “se queda el weldeador [welder]”, dijo, “y tú quédate con él hasta que se vaya entonces ya ponchas tu salida”. Así que yo ponchaba mi tarjeta en la mañana a las siete. La entrada pa la demás gente era a las ocho. Yo nomás abrir tres llaves de agua, eso era lo que tenía que hacer y era una hora. A las doce me venía a comer con ellos y mi tarjeta le ponía él, no lonche le ponía. Que no agarraba yo lonche pero pos taba comiendo allí. Y entonces un así me le ponía y no lonche y no lonche me le ponía. Me daba esa hora también. Entonces un día una gabacha, taban las tarjetas como ansina. Jue y sacó mi tarjeta, la sacó y yo no sé cómo, sería mi equivocación la verdad no sé. No, pero sí sabía todo porque le traiba [traía] la tarjeta y le dice: “Hey Terry because this card say no lonche, no lonche, no lonche. All the time I see the guy is in el lonche”, dijo. Entonces la quitó y dijo: “No lonche, no lonche, no lonche”. Y le puso ahí, dijo: “¿Por qué pues dice que no come, no come si lo estoy viendo que todo el tiempo está comiendo y le están dando la hora?”. Y se la quitó y la puso ahí. Así es de que yo me fui, dejé el trabajo de emergencia porque mi señora estaba enferma en Zacatecas. Me fui de pronto. ¡Ah! Y un día fuimos a un party yo y otro amigo mío y se nos hizo noche y la ropa que traíamos de pasada ya que se nos… Teníamos que trabajar seis los sábados y que vamos despertando y ya era tarde, pos las mismas garras que me había quita[d]o según pa ponerme la de trabajo, me las puse y ahí voy. Llegando allá ahí estaba el mayordomo, dice: “So Joe, you wanna work today?”. “Yes, sir”. “You wanna work?”, le daba risa. (risas) Dije: “Yeah”. “No”, dice, “you having a beautiful dress. No”. “I don’t care”. “No”, me dijo, dice, “mira agarra una escoba por ahí y junta papelitos por ahí”, dijo, “no, no trabajes aquí”. Pues se trataba de car[gar], estacar ése, cargar papa, sacos de papa ese día porque entre semana más bien yo no hacía nada. Trabajé muy fácil lo que tenía hacer allí. Y ese día teníamos que cargar vagones de papa o trailers que venían de Iowa, de Montana, de ciertas partes. Y me gustaba porque yo estaba, tenía yo muchas fuerzas y entre semana no las empleaba en nada porque pos la tenía hecha en todo.
AA: Le regalaban las horas.
JP: Sí, las horas. Sí pos me las regalaban. Pos fíjese que… Entonces este, pues eso pasó de que porque llevaba mi traje limpio, pues bien más o menos, ellos en vez de decir: “Pos, ahí jódete porque pos éntrale”. (risas)
AA: Bueno señor Ponce. Vamos a regresar un poco. Quiero que me platique, ¿cómo se entera usted de que existía el Programa Bracero?
JP: ¿Cómo? ¿Cómo? No, pos allá iban… Bueno, ¿yo cómo me vine enterando al empezar?
AA: Al empezar. ¿Cómo se entera usted cuando está en México que existe el Programa Bracero?
JP: ¡Ah! Pa, ¿apenas pa entrar de bracero?
AA: Exacto. Vamos a empezar desde el principio.
JP: Sí, del principio.
AA: Se me saltó un poquito.
JP: ¡Ah, sí! Nos faltaba eso. Ándele exacto. No, pos fíjese que yo no sabía nada. Oía cosas que, pero yo no, no estaba enterado de nada sino que cuando me vine con el fin de pasar aquí al norte, es la primera vez que venía cuando en el autobús que venía de Guadalajara pa acá traiba puros braceros que estaban con, venían contratados de Irapuato del estado de Guanajuato. Pero me platicaban y ya venían contratados y nosotros pos veníamos tres, mi hermano el que se mató y otro amigo mío. No, pos nos vinimos. Llegando a la frontera me dijo un camarada, dijo: “Tú me gustas pa amigo”, dijo, “quiero que nos váyamos pal norte yo sé todo allá”, dijo, “¿qué, te vas conmigo?”. Le dije: “Traigo un hermano”, dije, “no quiero dejarlo solo”. Bueno. Entonces de ahí estuve, trabajaba una temporadita en la Baja California. Después yo mandé a mi hermano pa atrás pa la casa porque se enfermó. Lo mandé pa la casa pa Zacatecas. De allí nos juntamos andábamos tres y nos fuimos a Obregón. Y ahí andaba yo piscando algodón y estaba trabajando allá cuando un día… Y yo ganaba bien porque como le digo, yo he sido liviano pa trabajar. Entonces…
AA: ¿Cuánto le pagaban?
JP: Este era por lo que hiciera uno lo que piscara. Pero llegaba a ganar unos $80 pesos en aquel tiempo que era buena feria. Entonces porque en aquel tiempo allá valía mucho el dinero. Entonces salía así en de cuando llegué del trabajo y comí, salí así afuera cuando llegó una troca que querían gente pa que piscaran algodón en Siete Cerros. Siete Cerros es cercas del mar, dijo: “Piscan quince días y a los quince días nomás tienen todos sus papeles en regla. Están ocupando gente en Estados Unidos, braceros y ustedes el que quiera ir, se puede ir. Nosotros les vamos a dar una tarjeta aquí pa que vayan a la contratación”. Entonces la contratación la cambiaron a Empalme, Sonora. Y entonces pos ahí onde yo estaba era una casa familiar y no me habían dicho pero ellos estaban interesados a ver si yo me casaba con una hija de ellos. Y no, pos yo no buscaba eso. Entonces ya le dije a un amigo que andaba conmigo en ese rato: “¿Onde llegaron?”, le digo, “Que ahora que esto”. “Piscan quince días en Siete Cerros”, dijo, “y enseguida se les da una tarjeta pa que vayan a contratarse a Empalme, Sonora”. Entonces yo dije: “Ah, pos vamos”. Ya me dijo aquél, dijo: “Mira no te van a dejar ir a ti porque te quieren pa que te cases con Altagracia”. “No”, dije, “yo no vengo buscando casarme”, dije, “yo vengo buscando dinero”. Entonces ese día había ganado $70 pesos ese día y se los daban a uno en números como boletos. Ya nomás iba a la oficina y le daban el dinero. Entonces ya llegué y le dije a la señora, dije: “Jefa, ¿sabe qué?”, dije: “me voy a ir”, dije, “a piscar pa Hermosillo, pa allá pa Siete Cerros, qué no y enseguida quiero ir a calarle al norte que pos contratado pos”. Dijo, dice: “Pero aquí ganas bien”. Dije: “Sí, yo sí gano bien”, dije. “No, no, no, ¿qué vas a hacer allá?”. Pos ahí estaba el papá, sí pues el señor de ella. “No”, me dice, “mira Ponce”, dice, “¿qué vas a sufrir por allá? Aquí ya trabajes o no trabajes tú aquí tienes casa, tienes que comer, tienes todo”. Y no, yo pensé dije: “Yo no vengo buscando nomás la vida así nomás”. Pero no…
AA: ¿Cuántos años tenía usted ahí?
JP: Tenía veinte años, veinte años tenía yo. Entonces ya dice: “Mira que de este modo”. Entonces me metí y la mamá del señor nunca me daba de comer y ella se metió a darme de comer y luego me decía también la señora: “No, mira Ponce no te vayas que mira que esto y que el otro”. Entonces ya cuando la señora me estaba dando de comer dijo: “Mira hijito”, dijo, “es que queremos que te cases con Cacha”, dijo, “por eso queremos que no te vayas”. Yo no decía nada, ni era ni mi novia. Y no, entonces este…
AA: Y, ¿no le gustaba la muchacha?
JP: No, pos no estaba ni fea. La que estaba bien bonita era la más chica. Bien bonita estaba ésa y bien piernuda y bien bonita estaba la otra pero no, no yo no buscaba eso, yo buscaba hacer dinero. Entonces porque onde quiera me salían novias. (risas) La neta. Muchachas ahí con los otros que yo pensaba que ni me pelaban, ni me fijaba en ellas. Después supe hasta… todavía de casada una le dijo al esposo que había sido mi novia y no era y muy bonita ella pero… Y no, en verdad no fue mi novia. Entonces pues que ya de… Le dije: “Pues sabe que me voy a ir, me voy a ir. Ahí les dejo ese veliz con esa ropa”. Tenía zapatos nuevos, tenía una cham… Tenía ropa ahí, chamarras y todo sin estrenar. “Yo sí me voy”. Bueno, pos a nadie le pareció que me viniera. Me fui. No, me tocó allá un rancho allá a la orilla del mar, solo allá. Trabajé los quince días pero en una parte tan sucia allá. O sea sucias las gentes que, las mujeres que daban la comida. Unas gentes…
AA: ¿En dónde estaba ahí?
JP: En un rancho junto al mar allá pa en el estado de Sonora en México. Entonces… Y allí onde estaba que querían que me casara con la muchacha esa no. No, ahí eran muy limpios bien. No, bien limpios eran.
AA: Cuénteme cuando llegó a Empalme a la contratación. ¿Cómo era?
JP: Entonces verá. Entonces ya de allí cuado me fui antes de irme a pa Siete Cerros mandé una carta a mi casa porque me pedían que tuviera una carta de recomendación. Y hice los quince días allá y nos trajeron a Hermosillo y fui a buscar carta y no hallé. Me volví a ir otra vez a otra parte y el otra vez que vine ya la hallé allí. Y entonces ya que la hallé con el compañero que yo venía, lueguito se metió a una cantina, yo no tomaba. Y allí se estuvo tomando en la cantina se emborrachó de vol… Y yo traía un, como abrigo maquino[f] de aquí Estados Unidos que había comprado yo a un muchacho y nos… No, pa las dos de la mañana nos echaron pa juera ahí de la cantina y ya se andaba pos allí en las horas de la noche uno de ellos allí entre unos matorrales ahí sen… Nos acostamos aquél antes llegó bien borracho y ya se estaba fregando y me quité el maquino[f] y se lo puse pos fue yo el que me estaba fregando. Pues así hasta que amanecía, cuando se amaneció se fue otra vez a la cantina y se metió ahí. Ya ahí le dije: “Ahorita vengo al rato regreso”. Me fui a buscar carta, ya tenía carta allí. Allí estaba ya la carta que me mandaron de recomendación, me mandaron dos. Ya fui y le dije al representante allí de Hermosillo porque allí le daban a uno camas, tenía uno comedor y todo allí gratis allí en Hermosillo. Ya le dije: “¿Sabe qué?”, dije, “mire ya me llegó mire la carta que se necesitaba”. “Ah, pos súbete al troque mira ahí tá ya. Ya va para Empalme”. No, pos nos fuimos. Llegamos allí a Empalme estaba pos apenas recién comenzando allí y ya nos quedamos allí pos sabe cómo nos quedaremos ya ni me acuerdo pero estaba comenzándose ahí la contratación. Otro día en la mañana ya fuimos, ya le a uno le dimos la lista. Pa las diez de la mañana nos hablaron. Ya nomás nos di…
AA: ¿Ese mismo día?
JP: Ese mismo día. Dijo: “Ya orita se van aquí a la terminal, van a las dos de la tarde van a llevárselos en los buses pa Mexicali”.
AA: ¿Qué les pedían ahí en ese centro?
JP: La cartilla, la cartilla y una carta de recomendación eso fue lo que me pedían a mí.
AA: ¿Les hacían algún tipo de examen médico?
JP: ¡Oh, sí! También eso sí. Allá también. Allá había una oficina allí en Empalme.
AA: ¿Qué les hacían?
JP: Pero la mera, la mera buena… No, pos allí, allí no lo desnudaban a uno como si fuera a ser un físico y toda esa cosa como… Entonces ora verá, ya los que nos venimos pa acá ya pasaba uno aquí, lo pasaban a este la[d]o. El lugar estaba en El Centro, California allí estaban las oficinas donde íbamos. Llegaba uno, era pos ellos saben. Entonces ya allí sí ya tenía uno que pasar, este lo examinaban a uno porque que saliera algo enfermo iba pa atrás. No querían gente enferma.
AA: ¿Qué tipo de exámenes les hacían?
JP: Le buscaban, te voy a decir que no tuviera uno una hernia, que no tuviera también almorranas o algo pos, pos sí la neta, pos o sea. Entonces pues… ah los pulmones y los riñones. Le ponían un aparato. No, pos no, yo siempre salía bueno y sano gracias a Dios. Y luego como mucha gente… Le voy a decir una cosa este, yo no me gustó andar nunca mugroso ni… Porque gracias a Dios pos traigo dinero y me ha gustado ser limpio todo el tiempo. Pero venía gente, que le voy a decir una cosa, este su ropa bien sucia, todo esa cosa pos lo que vieron en echar polvo del algodón a la ropa y uno. Entonces una vez que yo salí de acá nomás llegué a Empalme y traiba mi ropa, muchas camisas, mucha ropa sin abrirla. Volví a entrar pa acá y luego que vi eso, yo hasta llevé mi veliz lo puse acá enfrente y no me le echaron nada. Y sí lo vieron pero no me le… no.
AA: ¿Qué les echaban?
JP: Le echaban polvo de algodón, es lo que echaban. Y entonces no, pues ya total que entonces me acuerdo que la segunda vez traía yo una tejana y luego ya me dijo el emigrante pos que… Esa vez íbamos a Watsonville, a Watsonville. Entonces dijo, estaban pasando y dijo: “¿Usted es tejano?”, dijo, “¿quiere ir a Watsonville?”. “Sí”. Dijo: “¿Le gusta la cerveza?”. Y: “Claro que me gusta”. Pues ni… Era mentira. Dije: “Sí, sí me gusta”. Dijo el emigrante dijo: “Bien haiga es nuestro paisano”, (risas) dijo el emigrante. Entonces pues yo allí cuando… Digo llegaba allí, llegaba a Empalme de algún modo lo hacía de que fácil me contrataba, nomás me gustaba estar una temporadita porque en esa temporadita me gustaba por comer caldo de pescado, comer este camarones, que pos todo eso de allí del mar y pues descansar un poco de acá. Me venía y era a pegarle porque yo este, pues gracias a Dios yo nunca estuve deoquis. [Ha]bía gentes que estaban en una parte ni le decían a los mayordomos, a los patrones que les dieran trabajo ni nada. No, bueno en Texas allí en Muleshoe, Texas. Lo ha oído mentar, ¿verdad?
AA: ¿Cómo dice?
JP: Muleshoe, Texas. Sí ha oído mentar, ¿verdad?
AA: Sí, claro.
JP: Allí estaba una ofecina grande. Había camas mire, una, dos, tres, cuatro, cinco. De esas camas…
AA: Como literas. ¿Para arriba?
JP: Pa arriba, ey. Y eran… Y un campo grande. Ponían una olla así de frijoles, le echaban cueritos ahí y ahí comían. Mire unos jugando baraja allí nomás, otros jugando dados, otros se iban pa allá pal pueblo nomás a andar y allí se la llevaban pero no se preocupaban por buscar trabajo, nada. Allí este, yo llegaba y los miraba allí. Pos no, pos ni modo de decir… Ellos no lo buscaban. Pero yo le voy a decir una cosa, yo fui movido de un modo y de otro que verdaderamente gracias a Dios este, diario traiba dinero. ¿Sabe cuándo se me acabó el dinero? Una vez, así le había platicado a la otra señorita que yo me deserté de Texas aquí a Fresno, California pero traiba el pasaporte recién porque acá mismo nos, lo reformaban. Y entonces pues nos juntamos, andábamos cinco y ahí tuvimos trabajando en una parte que se llama Tres Piedras. Y al último nos fuimos otra vez pa Texas. Llegando allá me dijo el representante de ahí de Muleshoe, dijo: “Pos, ¿on tabas?”. Dije: “Pos fui a México”. “Y, ¿on tá el permiso?”. “Se me tiró”. Y no es que andaba en California. Le dije: “Pero mira el pasaporte aquí lo traigo”. “Ah, sí”, dijo, me dijo, “¿con quién trabajabas últimamente cuando te fuites?”. Le dije: “Con el Dave”, dije, “el Dave de ahí de allá de Friona”. “¿Trae el teléfono de él?”. Y sí lo traiba de tarugada. Lo agarré y le dije: “Mira aquí está”. Le habló, dijo: “David estoy hablando por José Ponce López”, dijo, “¿Él ha trabajado contigo?”. Dijo: “Sí”, dijo. “¿Sí lo quieres pa atrás?”, dijo. “Yo sí quiero”, dijo, “sí es muy trabajador”, dijo, “pero orita no tengo trabajo pa él pero en cuanto tenga sí quero que se venga pa acá otra vez”. Ah, entonces ya me dijo: “No, pos sí ya me contestó. Aquí te voy a mandar con una persona”. Así que de ahí mismo yo en cuanto llegaba allí a la oficina en un ratito me mandaban a trabajar. Y no, yo no me estaba nada. Primero cuando caí una vez a Friona caí a un campo que…
AA: ¿Dónde es Friona?
JP: Friona está, ¿has mentado Hereford? Bueno está Muleshoe y luego están Dimmitt tá pa acá, Friona está ansina y Hereford tá así. Pero bueno Friona es un pueblo.
AA: ¿En Texas?
JP: En Texas es Friona. Entonces allí en ese Friona le estaba yo platicando a la señorita, que ha de haber apuntado todo lo que le estuve diciendo, que llegué a ese campo cuando yo venía del estado de Colorado y me recontraté en El Paso y me tocó allá. Me tocó a Friona.
AA: Platíqueme, ¿dónde en El Paso se recontrataban?
JP: ¿Allí en El Paso? Bueno yo nomás me acuerdo que llegué. Nomás vinimos de allá y llegamos porque de allí salía uno pa afuera. Pos una oficinilla que ahí en la frontera, allí estaba la oficina. Porque yo nomás esa vez me recontraté allí y todas las veces… Bueno, una vez me vine de Zacatecas a Chihuahua y entré por Ciudad Juárez. Allí me re… O sea que me contraté en El Paso y después cuando venía me tocó al estado de Colorado. A Longmont, Colorado. Cuando ya iba de acá pa como pa México me recontrataron ahí en El Paso y me tocó a Friona. Entonces allí amanecí porque yo había andado aquí todo California, pa allá y pa acá. Y onde quiera muy buenas, buenas apartamentos, todo muy limpio, una cosa que verdaderamente daba gusto entrar al apartamento.
AA: ¿Cómo eran las casas donde vivían?
JP: Casas como estas o casas grandes, casas llegamos a vivir en casas, casas como con casas que hay así de los patrones. Casas, casas, buenas casas bien de todo a todo. Pero onde era pa muchos braceros le nombran barracas que son; vienen siendo como ahí tiene cocina, tiene cocina, tiene baño, tiene este, cuarto pa dormir, pa dos o tres camas. Y había partes onde estaba el lugar grande, camas así, así, así como en Santa Bárbara me tocó una vez. Pero muy limpio el campero tenía que tener todo limpio.
AA: ¿Ustedes no limpiaban ahí?
JP: No, cuando no estaba el campero uno tenía que tener uno bien limpio porque si uno… Por ejemplo si uno se iba al trabajo como que alguien entrara al baño ahí y se bañara y dejara la mugre en la tina por decir así y si dejaba la mugre o algo así, el inspector venía. No sabía uno cuando llegaba pero llegaba. El inspector traiba llave, abría y se metía y miraba. Y una vez un muchacho del Magueyito, Zacatecas este se bañó en la mañana y nosotros ya estábamos listos afuera ya pa irnos a trabajar. Se bañó y dejó mugroso. Y luego ya nos fuimos y andaba allá cuando el inspector vino y miró y ya preguntó que esa cuadrilla dónde andaba y fue a dar allá. Dijo: “¿Quien se bañó en la mañana en el cuarto fulano, número fulano?”. No, pos fue este, este muchacho pues se llamaba Ponciano Bermúdez. “Ponciano Bermúdez”. Dijo: “A ver Ponciano al frente”. Lo echó a su carro y fue y lo llevó a que lavara el baño. Ya que lo lavó dijo, ora sí ya fue y lo llevó al trabajo.
AA: ¿Eso fue en Santa Bárbara?
JP: En Santa Bárbara.
AA: ¿Qué tipo de trabajo estaba haciendo?
JP: No, no. No, eso no fue en Santa Bárbara. Eso fue en Santa Paula.
AA: ¿Qué tipo de trabajo estaba haciendo en Santa Paula?
JP: No, en Santa Paula pura naranja y limón. Ésa es la de lo mero bueno todo eso. Todo el tiempo pura pisca de limón y naranja.
AA: ¿Cómo se pisca en esos de naranjas?
JP: El limón… La naranja trae unas tijeras panditas apropiadas. Trae uno tijeras panditas. Entonces ése se agarra, se le da el jalón y se cierra. Al cerrarse corta la fruta. Esa nomás lleva un tijerazo. Y el limón es muy espinoso. Trae uno unas mangas de lona y trae guantes uno y trae tijeras diferentes pal limón. Entonces al limón le da uno el tijerazo y lo corta. Lo corta con un pedacito de cabo ansina, lo corta así pero aquí lo agarra uno aquí y aquí le da otro tijerazo, dos tijerazos lleva, uno arriba y otro abajo. Pero no tiene que llevar ni una cortadita el limón, ni una arañadita tampoco.
AA: ¿Por qué?
JP: Porque el inspector va y el inspector o el mayordomo general, uno de ellos agarra una caja y de una caja que está llena la va echando de a uno por uno y está con los lentes mirando, un lente. Lo va echando a otra caja, si le halla un arañoncito en el papel le pone como un palito y si está una rebanadita en un limón entonces le ponía un, como un borrón allí. Entonces ora verá, eran tres cosas, eso… ¡Oh! Pica[d]o. Por ejemplo que le haya picado con las tijeras, con la punta de las tijeras era otro fregazo ahí. Entonces ese papel en el troque del trabajo lo ponía así. Ya lo pegaba allí la cuadrilla fulana allí está, pone el número… Ah y luego en las cajas uno, las cajas que uno piscaba, llena una caja y le pone uno el número que trae. Como por ejemplo si a usted le toca el uno pos ese tiene que ponerle a la caja. Y si a mí me toca el tres, el que sea pos ese tenía que poner. Entonces ya dice, le ponía allí: “El número fulano le encontré allí está”, dice, “esto y esto y esto así”. Entonces ya llegaba el mayordomo: “Oye fulano”, dice, “pos más listo, ponte más listo. Haz las cosas con más cuidado”. Dijo: “Mira aquí el papel aquí ya lo dejó el ahí tá el inspector”, dijo, “mira aquí te hallaron una rebanadita, otra picada, otro que…
AA: Y, ¿por qué sería eso?
JP: Porque tiene que estar la fruta y esa va pa, ya va pa empaque, ya esa ya va como ha de ser. Y las cosas que van, todo lo que es la fruta que va, la que va este a como pa jugo, pos esa no tiene muncho borlote. Y yo en una vez en Santa Bárbara de hacer yo buen trabajo un día me dijo un muchacho que yo y él y otro que ahí íbamos pa piscar, dijo: “Mañana”, dijo, “vamos echando que flores seguida y que tú”, dijo, “a ver quién gana de todos”. Me tenía muncha envidia ese muchacho, muncha envidia me tenía y yo al último lo aliviané y me agradecía mucho sus papás. Entonces pos órale. Comenzando otro día en la mañana a piscar, a mí me tocó un arbolito pos lleno de pura frutita asinita y eso no rinde, amarilla. Todo tiene que… Esa tiene uno que cortarla. Y a él le tocó un árbol, un bajito, una fruta gruesota, rendidora como una fregada. Pues yo de allí seguí piscando y empecé a echarle de todo. Y luego, ¡ah! Trae uno pal limón, trae una argolla. La trae aquí en este dedo, mide el li[món], si está en dudas se la pone, si pasa no se corta. Si tiene que no pasar pa cortarlo.
AA: Tiene que estar gordito el limón.
JP: Sí, sí, porque ya entonces esa vez me eché la argolla allí a la bolsa y a echarle de todo. Y empecé a echarle de todo y luego pasaba el mayordomo. Me acuerdo el número que traiba, diez dieciocho era el número que traía. “Diez dieciocho ven”. Y yo nomás miraba pos sí. Dijo: “Mira”, agarraba los limones, la argolla no los ni las testereaba. (risas) Ya dice, yo no le decía yo nada. Y así anduvo y pasaba y pasaba y yo nomás no le decía nada. Ya en la tarde pasó y luego me dijo: “Mira acá están unos grandes”, dijo, “deja los grandes y corta los chicos”. Yo no le decía nada. Entonces ya los corté y le había dicho yo a él, le dije: “Oiga, ¿cómo aprendo el inglés? ¿Cómo le hago pa aprender?”. Dice: “Mira las palabras que sepas háblalas pa que ansina… Dice: “Por ejemplo cuando me des la cuenta dámela en inglés. Mira, ¿sabes contar?”. Le dije: “Sí, sí sé”. “Pos habla pa que ansina”, dice, “dame la cuenta en inglés”. Y en la tarde dijo: “Diez dieciocho, ¿cuántas cajas?”. “Thirty”. “¿Cuántas?”. “Treinta”, dije. “Sí”. Y entonces había uno que era el mero fregón pa, el campeón que nos ganaba era de Michoacán. Él piscó veinticinco cajas creo y yo no, pos mi camarada con el que iba a competir pos ya ni supe ni cuántas hizo porque me lo llevé de corbata. Y entonces uno de de Yahualica, Jalisco dijo: “Oye Ponce”, dijo, “ayer… ¡Ah! Y luego que les dijo al mayordomo, dijo: “Oye, ¿por qué piscó tanto Ponce?”. Que dijo el mayordomo: “Le tocaron muy buenos árboles”. Así les dijo así. Y ahora en la mañana llegó y me dice: “Ponce”, dice, “te tocaron muy buenos árboles ayer. Ahora fíjate”, dijo, “te llevaste al campeón con cinco cajas”, dijo, “él piscó veinticinco y tú treinta”. Y dije y le decían La Vaca, le dije: “Mira vaquita”, dije, “de aquí pa adelante no me vas a ver el polvo tú a mí”. Pos ya después seguí yo echándole igual y el mayordomo miraba y como si nada, no me decía nada ni nada. Y entonces en una vez fuimos a una huertita bajita así y había los limones largotes así pero les ponía uno la argolla pos no testereaba nomás taban largotes. Entonces yo me puse, pelé mis árboles. Le daban uno cuatro árboles. Junté lo que había en mi árbol de todo y los demás dejaban una caja o dos y se iban. Y empecé a córtele y córtele de lo que dejaron aquellos echándole de ahí y el mayordomo ahí iba adelante y él sabía que estaba yo echando de todo allá. Ya cuando… ¡Ah! Y andaba allí cuando llevaba yo dieciséis cajas allí ya y cada quien iban dejando una, dos o tres cajitas todo. Y yo una pila que tenía ahí de cajas de dieciséis y había un arroyito y que voy viendo al este mayordomo general que es el que iba a chequear allí. Dije: “¡Ahí viene este caramba!”. Entonces lo que hice, empalmé mis cajas las puse unas cajas así vacías, las empalmé altas, las puse altas y luego ya las cajas vacías las retiré allá lejos pa que no se viera ni una caja. Y entonces, y me escondí pos el arroyito ya estaba llegando. Y llegó y pasó y venía caminando. Y luego llegó y miraba (risas) y ponía cuidado. Diría: “Bueno pues, ¿éste? Tanta caja y, ¿cómo le hizo?”. Y miraba: “Pos, ¿cómo le haría?”. Pues ya que vi que ganó y se fue entonces ya me fui allá, tenía mi escalera y todo y me fui. Y ya me dijo el mayordomo: “¿Cuántas dejastes allá? ¿Unas diecisiete?”. Dije: “No, dieciséis”. “Sí, pos así pensé yo”. Y un día me dijo: “Oye Ponce”, dice, “¿tú qué piensas del limón ese que cortas que no da la medida? ¿Tú piensas que se pierde que, qué?”. Le dije: “No, yo no digo nada”. Dijo: “No se pierde”, dijo, “ese que no de la medida lo dejan pal jabón, lo hacen jabón”. Pero así ya, ya me dejó que hiciera lo que quisiera y ya cuando se iba a los seis meses que sería, ya se iba a terminar el contrato me dijo: “Ponce”, dijo, “¿vas a reformar?”. Dije: “No, ya me voy a ir pa otra parte”. “¡Nombre! Reforma aquí, reforma”. “No, no, no ya voy a cambiarme a otro lugar”. Pos me rogó, por eso hacía yo lo que yo quería. Entonces este, por eso digo he tenido una suerte yo tremenda.
AA: ¿Cuánto le pagaban ahí en el limón?
JP: Es que es según si las huertas taban buenas tenían un precio y si estaban malas uno… Como ahí una vez nos tocó una huerta muy mala que pos apenas yo pisqué nueve cajas. Pos en aquel tiempo no[s] la pagaron a dólar pero pos también un dólar valía más que ahorita unos $20, $25 dólares. Ya ahorita el dinero no vale nada. Entonces pero sí…
AA: ¿Cada cuánto le pagaban?
JP: Cada quincena nos pagaban. Cada quincena nos pagaban y este… No, pero yo de ganaba uno más, eso ya fue a $9 dólares. Pero de nada y algo fue algo. Pero ganábamos más. Pero no toda la gente ganábamos igual. Yo era de los que ganaba más porque yo hacía, yo piscaba más que los demás. Yo mandaba todo…
AA: ¿Le pagaban por caja?
JP: Por cajas, por cajas. Y como en la uva hay pisca, a veces pagan por cajas y a veces por horas. Cuando pagaban por horas le daban a uno de tarea, nos daban dieciocho cajas de tarea pero esas van…Que trae papel tiene uno que empacarla bien y pesar, ahí está la pesa, tiene que pesar veinticinco libras la caja. Si le falta le pone y si le sobra, pos le quita. Tiene que ser… Y luego van bien recortadas. Ese ya es, esa ya va empacada, esa ya pos empacada ya. Y nos daban de tarea eso pero mucha gente no alcanzaban a piscarlas y yo sí. Pos yo y ciertas personas bien temprano que terminaba uno, terminaba uno y este… Pero por horas no se gana gran cosa pero a contrato sí. Digo a contrato sí pero la gente que le bulla porque hay gente que aunque sea contrato no hace nada. Le va más bien por horas porque a contrato no hacen nada. Por eso digo que de todos modos digo yo pisqué manzana, pisqué pera, chabacano, durazno, ciruela. Últimamente ahora que anduve ya ilegal, anduve en el espárrago, este, de todos los trabajos y como digo, yo así como jui cuando estaba contratado que me querían mis patrones y todo, me daban casa y todo, ahora que anduve ilegal me protegían igual y me daban casa y todo.
AA: Dígame mientras anduvo de bracero, ¿cuál fue el trabajo mejor pagado?
JP: La uva y el limón y la naranja. Fue lo mejor. Bueno, en Texas sí estaba bien pagada el algodón, me tocó ese chaparrito pero la cosa fue que yo a mí me pegó una enfermedad que cayí de arriba de la traila como si me hubieran dado un balazo. Me enfermé [es]tuve malo como por tres meses. Cayí como si me hubieran dado un balazo así bien feo que se me acabaron las fuerzas y un dolor todo parejo. Yo estuve en el hospital de Amherst, Texas. Y este, el patrón me llevó allí y me dijo el patrón que me iban a tener quince días interna[d]o. Entonces ya le dije: “Pos bueno”. Dijo: “Porque viene muy… ¡Ah! Primero por el corazón. Me llevó, él me llevó porque tuve malo del corazón. Me dijo: “Trae mucha fiebre del dolor que trae en el corazón”, dijo, “va a estar internado quince días”. Entonces pues sí, llegué y no, pos me estaban inyectando como cada, como cada media hora me estaban inyectando seguido, seguido primero. Y fíjese que sí me lo calmaron y hasta la fecha, fíjese. Ya no me ha dado ese dolor mire. Me daba mucho ese dolor a mí.
AA: Y, ¿quién pagaba los gastos médicos?
JP: La compañía, los patrones.
AA: ¿Ustedes iban asegurados?
JP: Sí. Sabe que nosotros no teníamos que pagar doctores, no teníamos que pagar… Bueno, este ni casa, ni biles, ni nada. Veníamos asegurados de con doctores, con… Y tenían que llevarnos los domingos si queríamos ir a misa, tenía el derecho de llevarnos. Tenían que darnos este el raite y todo. No, entonces eso de la bracereada fue una cosa bonita. Esa fue una cosa que sí valía la pena. Porque mire por ejemplo usted tiene su familia. Si usted no tiene carro pa ir a trabajar, ¿quén la va a llevar? ¿Verdad? Y si no tiene casa pos no, no tiene casa. Pos nadie le va a prestar casa ni nada y a nosotros sí. Nosotros nos daban la casa. Anoche nos desvelamos que fuimos que se graduó uno de mis nietos y ya después se me fue el sueño a mí y traigo los ojos pos como arenosos. Ayer se graduó uno de mis nietos este y bueno… El caso es que como le digo, mire en ese tiempo la gente que no jue mensa hicimos mucho dinero porque no pagábamos raite, no pagábamos casa, no pagábamos biles, más de que echarle ganas a trabajar. Ora mire…
AA: ¿Qué hacían con se dinero?
JP: Lo mandaba uno a México.
AA: ¿Cómo lo mandaban?
JP: En, hacía uno un money order o una… Sí, money order o este cheque pero ya regis… Sí, uno ya lo metía en el sobre el cheque, se quedaba uno con el talón del cheque que mandaba uno y luego ya ponía la dirección y todo. Entonces uno, pues yo nunca fui a registrarlo se lo daba al patrón. Él las registraban en el correo, me lo registraban, lo ponían registrado ya allá. Y no, a mí nunca se me perdió dinero.
AA: ¿A quién le mandaba dinero?
JP: A mi papá, a mi papá, este…
AA: ¿Qué hacía su papá con el dinero? (risas) Se lo tomaba.
JP: Y le daba a la gente, a mucha gente. Y sí me compraba vacas, pero pos también él me las gastaba y todo. Pero sí, este sí. Sí le mandé mu… Ya después ya que vi que mi papá pues estaba… Entonces ya empecé yo a gastarlo también acá pero siempre…
AA: ¿En qué lo gastaba?
JP: Ah, en las muchachas y e…
AA: ¿Tenía novia?
JP: Tenía novias pero no, no lo gastaba todo el dinero. Bueno sí salía a pasearme como sábado en la noche a veces. Pero munchas veces no iba.
AA: ¿Cuál era su día de descanso?
JP: Nomás el domingo. El puro domingo. Mucha gente, digo si quería descansar el sábado podía haberlo descansado, no me obligaban.
AA: ¿No los obligaban a trabajar todos los días?
JP: No, no. Este tenía que haber otra… Bueno por obligación por el contrato que tenían por ejemplo usted podía trabajar de lunes a viernes. Pero si ya el sábado si usted quería, si había trabajo y usted quería trabajar pos trabajaba uno. Y yo todo el tiempo trabajé los sábados. Ahora que andaba ilegal igual. Trabajaba yo los…
AA: Pero, ¿no era obligación trabajar el sábado?
JP: No, no era obligación pero como le digo yo, trabajaba y… O sea que me gustó ponerle al jale todo el tiempo. Ahora cuando mire, y llegué a ir de aquí le mandaba a mi papá buena feria y también llevaba mucho dinero. Llegaba allá, ajuareaba bien mi caballo de todo a todo como decir un carro del año. Lo ponía a mi gusto de todo a todo. Entonces este ya llegaba yo allá como digo, compraba todo lo que yo necesitaba. Me daba gusto, me llenaba un tiempo de andar a caballo allá me venía porque pa seguir trabajando, pa seguir… Allá había trabajo también porque en mi casa nunca dejaron de sembrar y tener animales y todo, pero de yo de gusto aquí pa agarrar el dinero aquí porque mi papá si sembrábamos…
AA: ¿Era más fácil agarrar el dinero aquí?
JP: Pos cuando menos todo yo lo agarraba. Y allá mire, llegamos a tener unas cosechonas que era muncho dinero el que había pero mi papá vendía el maíz y él agarraba el dinero y lo gastaba. Porque pues Dios le dé salud a mi papá pos… Y lo bueno mi papá gastaba en la música, le daba a la gente, a todos les ponía cerveza a toda la gente y lo seguían. No, lo seguía el gentío. Ponía la música, les ponía unas bandejas que ponían ahí como portola de esas sardinas y con jitomate, cebolla y toda la cosa ahí pa estar ahí botaneando allí. Y este, ¡uh! Don Chuy mi papá le decían don Chuy Ponce. No, pos era queridísimo por la gente por… (risas) Hasta las mujeres lo seguían a él.
AA: Así, ¿cómo no? (risas)
JP: Sí, ¿verdad?
AA: Bueno señor Ponce ya para concluir con la entrevista. Dígame, ¿qué significa para usted la palabra bracero?
JP: Mire la palabra bracero pa mí fue venir a dar brazo o como decir dar canilla aquí a Estados Unidos, ayuda. Pero mucha gente ignorante no sabe y esa palabra de bracero pa ellos la… Era como, como un desprecio que era pa nosotros según ellos. ¿Por qué? Porque no saben. Entonces eso fue. El acuerdo que tuvieron los presidentes, porque cuando la guerra este, pues estaban perdiendo aquí las cosechas como puede pasar ahora con esto de que no dejen la gente ilegal y entonces sabe qué irá a pasar. Porque hay mucho trabajo y porque el que tiene, pos tiene uno papeles como quiera que sea mejor que estar en las fábricas en la sombra y no andar en el sol pos ahí mucha gente. Bueno, como quiera que sea sabe que irá pa… Pero pa mí esa palabra es dar la mano, dar la mano a Estados Unidos. Como decir si México necesitaba ayuda y se la dieran. Le mandaran gente allá por algo, una pared. Dar mano, le dice: “Dame la mano con gente”. Entonces da la mano, se da el brazo a ayudar. Entonces es bracero, brazos y él le pone bracero como si fuera un brasero de lumbre. ¿Verdad que así la gente? Pos yo no sé como lo agarraran pero mucha gente ignora y no le hallan sentido pero eso es, eso es. Dar canilla, dar el… dar la mano al país.
AA: ¿Cómo siente usted que lo trataron durante el Programa Bracero?
JP: No, pos le acabo de decir que a mí… Mire, yo mis mayordomos, mis patrones y todo fueron como mi familia pa mí. Yo nunca fui humilla[d]o, nunca he sido humillado, ni discriminado en nada. He tenido una suerte desmedida. Mire le voy a decir una cosa, cuando me puse malo después este allá en Texas ya me agarraron mucho los nervios y un día entré a un restaurante, me senté y luego pedí un café y un pastelito. Y este, pues me gusta vestir bien, puedo… Orita vine ni sabía que iba a haber junta ora ni nada, nomás vine a ver, a ver qué iba a pasar. Me acuerdo yo que traía yo una como una cazadora así plomita bien, bien hecha, bien bonita y pos taba yo… Entonces ya estaba yo senta[d]o cuando llegó un gabacho y se sentó junto a mí. Empezó hacerme plática y le dije entonces le dije, le dije en inglés, dije: “Dispense pero yo soy de México y no hablo español”. “Okay”. Se levantó y luego se sentó en otra mesa. Entonces ya le dijo a la sirvienta, a la meserilla le dijo: “Dile a este muchacho que en qué trabaja y cuánto gana y todo”. Dijo: “Yo tengo trabajo pa él”. Entonces ya vino: “Pos dice este señor que en qué trabaja usted y que cuánto gana; que él tiene trabajo pa usted oiga”. Pues llegué a ganar, ¿sabe cómo pagaban la hora a la gente de Texas? A un dólar la hora. Así pagaban. Y es porque los tejanos tenían que pagar renta, pagar casa, pagar carro y todo y nosotros no. A nosotros nos pagaban a $0.50, $0.60 centavos pero nosotros no teníamos que pagar nada. Y entonces, pero yo me juntaba con ellos y otras veces también los mismos rancheros me pagaban a un dólar la hora. Dije: “Pos a un dólar”. Dijo: “Dile que yo tengo trabajo pa él comenzando a $1.35 y tengo trabajo llueva o truene y le voy a ir aumentando”. Entonces ya me dijo, le dije: “No, pos dígale que yo me siento malo y voy pa México, oiga. Y ya me voy a ir a México”. Ya le dijo y dijo: “Dile que a qué parte va de México”. Y: “A Zacatecas”. “Ya”, dice, dijo, “dile que si quiere yo le doy un raite hasta Saltillo, Coahuila”. Me dijo que el gabacho ese me daba y dijo: “Dile que si gusta, yo le doy un raite hasta Saltillo, yo voy hasta allá”. Le dije: “No”, dije, “es que yo tengo que ir a levantar una mica que tengo que levantar que es la que traigo, aquí la traigo también la mica”. Entonces ya le dijo. Dijo: “Bueno”, pos dijo, “yo tengo trabajo pa él y en lo que lo pueda ayudar”. En eso salí pa juera y tenía yo unos amigos que uno se le murió la mujer, se le asfixió y otro, eran mis amigos y no tenían trabajo. Esos eran tejanos. Ya le dije: “Miren”, dije, “saben que aquí está un señor”, dije, “quiere darme trabajo a mí, ¿cómo no agarran ustedes el trabajo ese?”. Entonces dijo: “No, pos que sí, ¿on tá?”. Ya le dije onde estaba y ya fueron. Pos ellos hablaban buen inglés y todo, ¿verdad? Eran de Texas. Entonces ya fueron. Ya le dijo aquél dijo, le dijo: “Oiga señor”. Le dijo uno de ellos: “Oiga señor”, dice, “usted le daba trabajo a un muchacho que es amigo de nosotros aquí, ahí tá afuera”, dijo, “y dice que si quere y puede que nos dé el trabajo a nosotros”, le dijo. Dijo: “Sí, yo le dije que le doy trabajo a él”. Dijo: “Nosotros somos de aquí y necesitamos el trabajo y él ya se va pa México”. “A él si quiere el trabajo a la hora que lo quera se lo doy y ustedes no les doy nada lárguense pa juera”. No les dio el trabajo. Entonces este, pos por eso digo, mire aquí tuve onde quiera tuve envidias. Aquí en Fontana yo manejaba una máquina del estiércol que verdaderamente Dios me ayudó a que yo me venía desde onde fuera derechito a lo que daba la máquina, corría muy recio, y los gallineros [es]tán así y yo no testereaba ni acá y venía no tenía espejos ni nada al puro tanteo. Me venía yo a lo que daba. Entonces trabajé aquí doce años. Se acabó el trabajo, la máquina se la llevaron pa Hawái y el patrón quería que me fuera a Hawái. Allá me daba casa sin biles [bills] en Hawái y yo no iba estar a mando de nadie más de que yo sabía mi trabajo porque así estaba yo aquí también después. Yo tuve que pelear con gentes porque las envidias que tenían. Y ya le digo, así que sí yo había estado solo todavía ahorita. Digo, que no haya tenido mi familia me había ido a Hawái. La máquina esa, yo manejaba esa máquina, metía las horas que yo quería y todo y pa mí manejar esa máquina era divertirme todo el día. Bien feliz en mi máquina todo el día. Es lo que me sentía y me he sentido feliz en los trabajos, gracias a Dios. Como digo, si es piscar o cuando anduve en el azadón también, desahije y todo, Dios me ha ayudado a que he sido muy habilidoso y suerte que he tenido con los patrones.
AA: Dígame en términos generales, ¿piensa que el Programa Bracero fue algo positivo o negativo?
JP: Mire, ese programa de los braceros no fue negativo, fue una cosa… Lo único que le voy a decir una cosa. Mire, entre la gente que vinimos como le digo, aquí como cuanta gente no hay yo… Bueno, usted no conoce aquí pero conoce espero que en Texas sea lo mismo. Mucha gente vive aquí, viven como Dios les da licencia, pidiendo y esto y lo otro. Pa ellos el trabajo, lo respetan y no quieren trabajar. Entonces yo le voy a decir una cosa, yo pa mí no fue una cosa negativa. Fue una cosa que estuvo bien, fue una cosa que sí estuvo bien en favor de los de aquí y en favor de uno. Porque uno hizo su dinero a gusto y le voy a decir una cosa, mire si no hubiera estado a gusto, buena cosa mejor ni había venido. Allá también tenía trabajo en México y todo. Por eso pero muncha gente vino y no hizo nada. O se lo tomaban o ni trabajaban casi. Entonces lo jugaban el dinero y lo perdían. Así que de todos modos, toda esa gente, ¿sabe qué vino perdiendo? Las mujeres allá en México. Sí, pos las familias [no] tenían qué comer. ¿Por qué? Porque la persona aquí no les mandaba y…
AA: ¿Sufrían mucho las familias que se quedaban en México?
JP: Pos, ¿cómo no iban a sufrir, oiga? Si las dejaban allá sin nada, las dejaban… Digo pos yo estaba de muchacho yo no estaba casa[d]o. Entonces yo ora que yo tuve novias acá en Texas, tuve novias a lo caramba, ¿vedá? Y onde quiera tuve amis… Digo, si hubiera querido quedarme aquí me sobraban donde quiera. Me fui a casar allá. Nacieron allá mis hijos y una de mis novias estaban allá y ella se enamoró de mí desde que estábamos chicos y a las últimas viera que yo no creía en el… cosas, males que hacen pero sí, sí le hicieron a mi esposa. Yo gasté mucho dinero en eso. Pero me traje mi familia pa acá. Todos mis hijos nacieron allá, aquí agarraron su escuela, aquí tuvieron su escuela, adelanto todos tenemos papeles. Todos este, ellos, uno es trailero, otro trabaja pal Keiser de un pueblo que se llama Downey. Todo el tiempo ha trabajado en puros hospitales, ansina. Otro de mis hijos es encargado el mandamás de una compañía. Esos mayordomos de esos patrones uno está en Houston, Texas y otro está en Nueva York. Así que él aquí tiene que poner la gente que necesita, tiene que pedir todo lo que necesite. Pos ya ve ahora hay pura computadora y puro todo. Entonces mi chavalo este, digo, este tiene… Gracias a Dios unos tienen unas casonas que no se imagina, sus buenos carros y todo. No, yo también tuve carros. Yo los compraba en la calle pero ellos puros carros de dealers. Pero la buena cosa estoy encantado de la vida que mis hijos no me salieron vagos, mis hijas también. Una trabaja, otra cuida sus criaturas que le nació un niño enfermito y una niña y se dedica al hogar, otra también se dedica al hogar. Pero todos tienen sus papeles y a gusto tá. Como allá onde fuimos, mija allá se casó y se le murió el esposo pos se volvió a casar y gracias a Dios este, del otro señor ayer se graduó uno de ellos de mis nietos.
AA: Ah, qué bien, qué bien. Dígame señor Ponce ya para terminar ahora sí, ¿cómo cambió el Programa Bracero su vida?
JP: No, no, es que yo pa mí no cambió lo que pasó que yo me fui y ya no vine, ya no vine, pues ya no vine.
AA: Y, ¿cómo mejoró o cómo empeoró su vida el Programa Bracero?
JP: No, no, no. Fue… no fue empeorar, fue…
AA: Bueno ya para finalizar ahora sí, ¿quiere agregar algo más?
JP: No, vaya como dice usted mire, yo pa mí eso a la contra fue un paso bueno en la vida porque si yo no hubiera habido ese jale a la mejor ya ni había venido aquí al norte, me había quedado allá. Y he estado a gusto que no he sufrido gracias a Dios. Ahora otra cosa mire, allá los si uno ahora como están los tiempos nosotros nos dedicamos a sembrar muncho pero dicen que creo que el maíz allá ni lo compran ya, ya le compran nomás allá el maíz al que va de aquí. Con eso del libre comercio están comprando los productos de aquí de Estados Unidos y los de México según este, pos que no tienen valor como maíz, frijol, todas esas cosas. Así de que no, yo pa mí eso fue una felicidad que hubiera habido eso y que yo haiga venido eso así, si no hubiera venido pa mí no era nada pero fue un paso bien da[d]o y a gusto que así como vine antes y estoy a gus[to]. Estuve a gusto, estoy, he estado todo el tiempo aquí cuando estoy aquí. He ido a México, voy a allá me estoy unos días con mis familias allá y todo. No me arrepiento, a la contra sí me da gusto que haiga habido ese trabajo porque de allí conocí yo lo de aquí y conocí los modos y todo y por eso estoy aquí. Aquí tengo casa también, tengo mis hijos y todo. Como digo, yo aquí mire por ejemplo, allá tenemos nopaleras, yo la tengo aquí tengo nopaleras. Árboles, yo tengo en mi casa. ¿Usted conoce las guayabas?
AA: Claro.
JP: Yo tengo guayabo, tengo nopales, tengo un aguacate, tengo una chabacano, una mora, una lima, unos árboles que nosotros les decimos guaches, otros que guajes. Y yo a eso no les tenía fe y mire, un manojito ansina los dan a dólar y yo tiré el año pasao como un costal ahí los tiraba, los mochaba, tiraba y mire, es muy vendido todo eso. Y así que mire yo allí me, tengo un cuartito yo. [Es]tá mi casa como decir ahí y el terreno así. Allá hice un cuartito porque ahí adentro en la casa como dice usted mire… Ah no, no, usted no fue la que me dijo, otra señora ahí. Que quieren oír sus novelas allí y luego allí platicando en la sala y esto y el otro y yo poner mi música, yo quero oír mi música y ellos quieren ver la televisión. Hice un cuartito allá y muy feliz mira, ansina no… Pongo mi música allá, quiero me echo unas cervezas allí, llego allí a gusto y todo y ni les estorbo ni me estorban. Así que estoy bien feliz aquí.
AA: Qué bueno, qué bueno. Bueno, señor Ponce muchas gracias por toda la información de los braceros que nos dio.
JP: Pues ya le digo, mire pa mí esa cosa fue una felicidad y sigue siendo porque de allí conocí yo y me gustó el modo y por eso estoy aquí. Si no, si me había ido mal pos es más ni [ha]bía venido ya. Pero ya le digo, gracias a Dios. Y gracias a mi papá que nos enseñó a trabajar porque si hubiéramos sido unos que no servían pa nada, pos lástima de andar aquí. Y ya le digo de todos modos por eso. Ándele pues este, pues gusto en que haiga venido a este pa, pa que…
AA: No, a usted muchas gracias por habernos dado la entrevista.
Fin de la entrevista
Interviewer
Acosta, Anais
Interviewee
Ponce López, José
Location
San Bernardino, CA
File Name Identifier
Ponce_Lopez_SANB016
Citation
Acosta, Anais and Ponce López, José, “José Ponce López,” Bracero History Archive, accessed November 24, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/388.