Salvador Esparza Carreño

Title

Salvador Esparza Carreño

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Salvador Esparza was born on July 15, 1919, in Tepehuanes, Durango, México; he was the eldest of his nine siblings; when he was fourteen years old, he and his family moved to Durango, Durango; in 1945, he decided to enlist in the bracero program; as a bracero, he worked on the railroads, in the fields cutting asparagus, and as a camp cook.


Summary of Interview: Mr. Esparza recalls his family, childhood, and adolescence; in spite of fears caused by rumors about World War II, he was encouraged by stories of successful first time braceros, and he decided to enroll in the Bracero Program in 1945; he went through the hiring process at a contracting center in Durango, México; from there, he was transported by train to Querétaro, then to Ciudad Juárez, Chihuahua, and finally to Chicago, Illinois; he describes his first impressions of Chicago and how well he was treated by the people there; in addition, he details the work, wages, payments, housing, food, and the multicultural community that worked for the railroad company; he also mentions the strong friendships formed between the braceros and the great relationship he had with an Italian foreman; furthermore, he was treated well wherever he worked; he concludes that he is extremely grateful to the United States for having afforded him the opportunity to work as a bracero.

Creator

Martínez, Laureano
Esparza Carreño, Salvador

Date

2003-05-31

Subject

Bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Salvador Esparza Carreño

creator (Spanish)

Martínez, Laureano

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini Disc

Duration

1:22:27

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Salvador Esparza Carreño
Fecha de la entrevista: 31 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez


Esta es una entrevista con el señor Salvador Esparza Carreño en la ciudad de Durango, Durango, el día 31 de mayo de 2003. Conduciendo la entrevista para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Laureano Martínez.


LM: Buenos días don Salvador.

SE: Buenos Días.

LM: Salvador, me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?

SE: Nací el 15 de julio de 1919, en el pueblo de Tepehuanes, Durango.

LM: ¿Cómo se llamó su papá?

SE: Mi papá se llamaba Rodrigo Esparza Lozoya.

LM: Y, ¿su mamá?

SE: Basilia Carreño de Esparza.

LM: ¿De dónde eran originarios ellos?

SE: Mi papá era de Corrales, Tepehuanes y mi mamá era que, un pueblo que se llama Presidio de Abajo, que se llamaba antes, ora [ahora] La Candela, ora nuevamente La Candela.

LM: ¿A qué se dedicaba su papá?

SE: Mi papá era comerciante, sí.

LM: ¿Qué comerciaba?

SE: Mi papá pues era… Todo, semillas, ganado. Compraba así de que, sí, objetos. Pos sí, que era el negocio de ellos y se… Y sembraba también, era agricultor también. Sí, él tenía allí en sus tierritas, ahí tenía agricultura. También le hacía a la agricul[tura], sembraba temporal y pos, hasta riegos llegó a tener ahí en una bomba ahí.

LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?

SE: Nosotros fuimos nueve, nueve de familia.

LM: De esos nueve usted era de los más…

SE: El mayor, yo soy el mayor de todos. Yo soy el mayor de todos, sí.

LM: Cuénteme un poquito cómo es Tepehuanes, ¿cómo es ese lugar donde usted nació?

SE: Tepehuanes es un pueblito, un pueblito simpático, alegre. Su gente muy activa, una gente buena.

LM: ¿Le ayudaba usted a su papá?

SE: Pues ahí estaba yo chico entonces. Sí, estaba yo bien chico entonces. Así es que le ayudaba en lo que podía.

LM: Claro.

SE: Sí, sí señor.

LM: ¿Cómo fue su infancia, don Salvador?

SE: Bueno pos, mi infancia jue [fue], de joven criado ahí en la casa. Y pos hasta eso viví tranquilo y digo que pos después de todo ahí, pos no teníamos problemas para vivir.

LM: ¿Se vivía feliz?

SE: Pos no nos faltaba cuando menos ahí las tortillas, como dicen.

LM: ¿Fue usted a la escuela?

SE: Seguro que sí, sí. En la escuela, sí, en la escuela. Estuve en la escuela hasta, había nomás hasta quinto grado, entonces no había…

LM: Quinto grado.

SE: Quinto grado nomás, no había más.

LM: ¿Aprendió bien a leer y a escribir?

SE: No, pos sí. Sí teníamos muy buenos maestros entonces, sí. Teníamos maestros, muy buenos maestros teníamos, sí.

LM: Cuando usted nació, ¿estaba por acabarse la Revolución Mexicana?

SE: No, ya, ya para entonces ya, ya estaba yo chiquillo, pero dicen que ya para entonces, la Revolución según fue como el [19]15, creo [19]16, [19]17.

LM: Más o menos.

SE: Ya para el [19]18 creo que ya se habían apaciguado. Fíjese cuando yo nací, pos ya nomás se oía decir de eso. Yo no conocí de eso nada, ya estaba yo chiquillo, ¿verdad? No, no conocí yo nada de eso, pero yo según las pláticas que hay por ahí, la Revolución jue en esos tiempos.

LM: Sí, empezó en 1910.

SE: Sí, por ahí, sí.

LM: Cuénteme, don Salvador, ¿cuál recuerda usted que fue su primer trabajo de paga, que le hayan pagado?, o, ¿a qué se dedicó cuando estaba joven?

SE: ¿Aquí, cuando estábamos trabajando?

LM: Sí, sí, aquí en…

SE: Ah, pos yo empecé a trabajar aquí cuando estuve joven, que me tocó trabajar, empecé a trabajar en una bodega, de donde compraban cueros y ahí trabajaba, compraba yo. Ya así el señor de don Amanda González que ahí vienen a comprar cueros, Amanda González o la de Felipe Escador, ahí tiene las bodegas.

LM: Eso fue ya acá. ¿A qué edad se vino usted acá a Durango?

SE: Nosotros nos venimos de allá, yo tenía verá, como unos trece años, catorce, sí.

LM: Trece años.

SE: Trece o catorce años.

LM: ¿Por qué se vinieron?

SE: Nos venimos con la intención de que nos fuimos, mi papá fracasó con los riegos. Se le quebró una bomba que tenía allá donde regaban y entonces ya, era alemán. Y entonces estábamos con que ya no, y el motor no se pudo arreglar ya. Total es que, por eso nos venimos para acá, con la intención de a poner un negocito allá en la sierra de Suchil y de Michis. Entonces, pa allá en la sierra hay una vía que había de Suchil, que iba pa allá para la sierra, para La Michilía, por allá. Y ya nos venimos para acá. Y entonces fracasó eso porque los indios, según no quisieron admitir la vía y salieron diferencias y hubo que salir de volada. Salimos de volada, allá de las de allá, se cerró todo el negocio ahí y nos venimos pa acá. Entonces nos venimos aquí a Durango y aquí nos quedamos a vivir, aquí en Durango.

LM: Y dice que, ¿a qué edad empezó a trabajar en eso de los cueros?

SE: Yo, pos tenía como unos quince años, por ahí.

LM: ¿Cómo era ese trabajo?

SE: Yo, mi trabajo era quitarle las orejas, las de las pezuñas y destenderlos [extenderlos] y salarlos, y para que, ensalarlos, los tenían ensalados con sal. Y era el trabajo, ahí con…

LM: ¿Para curtir los cueros?

SE: Y sí, y aparte de eso, allí yo me dedicaba a también ahí a ayudarle al señor (ininteligible), tenían unas vaquitas, para ordeñarle unas vaquitas que tenía allí para tomarse leche ahí en su casa, tenía para su casa ahí.

LM: ¿Cuántos años trabajó ahí?

SE: Yo trabajé como un año ahí nomás.

LM: Y, ¿después qué hizo?

SE: Después de ese tiempo, me… nos anduvimos, ora verá, por ahí con mi papá, ayudándole a los ranchos, trayendo animales de ganado.

LM: Compraba él.

SE: Compraba él, y yo andaba con él ayudándole. Por los pueblos andábamos por todas partes del estado, sí.

LM: Muy bien.

SE: Ese era el negocio, yo con él, yo.

LM: ¿Cómo se vivía en aquellos años aquí?

SE: Pos yo, hasta eso, yo en esa temporada, en aquellos tiempos, yo no tengo que lamentar que sufriéramos, que reniegue. Se me hacía a mí la vida más fácil que ahora, porque yo veo que hoy, hasta la actualidad, ahorita es muy duro para todo. Y entonces pos no había tanta exigencia como ahora. Y ahora ya pos ta muy difícil, muy caro todo. Y antes, me acuerdo yo toditito era muy barato, todo, hasta las sodas, todo era muy barato. Y viera si es que yo, pos yo de plano, mi vida jue tranquila.

LM: Claro.

SE: Sí.

LM: ¿Cómo era su papá de carácter?

SE: Muy recio, sí era muy enérgico, muy enérgico sí. Y mi mamá no, mi mamá era más calmadita, sí. Pero él era más recio, muy enérgico, sí.

LM: Don Salvador, ¿cuándo se entera usted que se puede ir a trabajar a Estados Unidos como bracero?, ¿en qué año?

SE: ¿En qué año yo jui? En el cuaren… En la mera, cuando estaban la guerra, me tocó el [19]45.

LM: ¿Se acuerda cómo se enteró de que podía ir?

SE: Me enteré yo porque, ya otros habían ido, otros muchachos por ahí compañeros, amigos. Y iban y ya habían, algunos ya regresaron y ya platicaba, pos algunos platicaban. Y tenía yo la ambición de conocer allá Estados Unidos y me tocó que… Me engancharon y fue cuando me jui a trabajar allá, que me llevaron de bracero.

LM: Y, ¿qué decían de la guerra?, ¿qué comentaba la gente aquí de la guerra?

SE: No, ya, allá nosotros ahí no, no, no, nomás allá nos víamos ahí, los que iban ahí nomás volar los aviones pa acá y salían de aquí iban, llevaban un movimiento muy grande. Y creíamos nojotros [nosotros], muchos hasta se atemorizaban que a lo mejor nos iban a llevar a la guerra. Y qué, pero dije: “Bueno, pues, ¿pa qué nos quieren a nosotros? Para eso mejor necesitan gente preparada, nosotros vamos a trabajar”. Y así jue.

LM: Claro.

SE: Vamos a trabajar.

LM: ¿Aquí se enlistó en Durango?

SE: Aquí, en enganche, me enganché.

LM: ¿Cómo fue el enganche ese?

SE: Pos ahí en el… Estaban enganchando ahí en un lado estaban los contratores, los contratistas, y ahí jue. Y caí de bracero, pos sí, ahí ya me…

LM: ¿Eran mexicanos los que…?

SE: Sí, de allá. Ya tenía yo buena edad, ya tenía veintitantos años cuando yo me jui.

LM: ¿No le dio miedo?

SE: No, no porque ya había visto otros que venían, dije: “Yo, ¿yo por qué no voy?”. Y tenía yo ganas de co[nocer], de ir a allá. Dije: “A ver qué, a ver qué”. Y me tocó, me tocó trabajar allá en el…

LM: ¿Les pedían alguna cartilla, o algo, el acta de nacimiento?

SE: No, nada, nada. Nada, entonces no, no le pedían a uno nada.

LM: Nomás el querer ir.

SE: No, nomás a trabajar. Le examinaba ahí los señores que estaban ahí. Sí, lo examinaban a uno, a ver cómo estaba, ¿verdad?

LM: ¿Cómo eran esos exámenes?

SE: El examen de los pulmones, yo creo, el de los ojos, de los oídos, la boca, hasta le examinaban las manos ahí, a ver qué, cómo, si es trabajador o no trabajador.

LM: ¿Les hacían preguntas?

SE: Sí, sí nos preguntaban. “No, no, ya, no pásale, pásale pa allá”. Pero sí lo examinaban a uno todo, los miembros desde… Lo encueraban a uno. Lo examinaban a ver si no tenía pos almorranas o otras cosas de enfermedad. Sí, un examen pero sí, muy pacíficos, muy correctos.

LM: ¿Los trataban bien?

SE: No, no en cuanto eso, yo no tengo que sentir nada de Estados Unidos, sí. Yo para mí a la contra, yo tuve muy contento allá, me tocó trabajar con la compañía del Nueva York Central [New York Central], el traque [track].

LM: El en traque.

SE: El taque, el Nueva York Central, en el pueblo de Harvey, Illinois. Ahí [es]tá, ahí está la…

LM: De aquí, ¿a dónde lo mandaron, don Salvador?

SE: De aquí nos juimos allá hasta Querétaro.

LM: ¿A Querétaro?

SE: Sí.

LM: ¿Cómo se fueron a Querétaro, en qué?

SE: Nos llevaron por cuenta de ellos en los trenes.

LM: En los trenes.

SE: En tren, sí. Y de ahí ya, ya nomás nos contrataron, nos contrataron y ya. Ya había agarreglado sus papeles uno ya, ya allá de ahí, de ahí nos llevaban en el tren, hasta allá hasta Chicago.

LM: ¿Dónde cruzó la frontera?

SE: Allá por Juárez, la primer vez.

LM: Ahí cruzando en Juárez y El Paso, ¿ya no le hicieron exámenes?

SE: No, no, ya íbamos ya de aquí todo ya, ya allá nos recibieron. Y de ahí ya nos juimos allá a los, ya estábamos al otro lado y allá nos llevaron hasta que nos llevaron al…

LM: ¿Dónde firmó su contrato?

SE: Acá en…

LM: En Querétaro.

SE: En Querétaro, sí.

LM: ¿Cómo era ese lugar donde firmó el contrato, se acuerda?

SE: Sí, pos era uno, unas oficinas donde estaban ahí los señores ahí y llegaba uno y entraba. Y ya de ahí le firmaba y ya le daban su contrato.

LM: ¿Le explicaron su contrato?

SE: Sí, es que nomás pos no era, era muy poquito las cosas, no era muy difícil la cosa y estaba fácil la cuestión de acá. Sí, entonces había, era facilidad. Había mucha facilidad para contratarlo a uno. Todos los (ininteligible), a ellos en su, como ellos querían la gente, al que vieron que: “Yo no”. Que no era acto [apto], o que… No lo llevaba. Pero al que veían que podía trabajar, se lo llevaban y que pos, no, no.

LM: Y, ¿qué decían, o qué se comentaba por qué necesitaban trabajadores?

SE: Se necesitaba ver que estaba la guerra en juego y que necesitaban gente allá pa los trabajos y la agricultura, ya juera lo que juera. Y que a mí me tocó en la vía, en el track, sí.

LM: ¿Cuánto hizo en el tren, de ahí de El Paso hasta Illinois? ¿Se fueron en el tren también?

SE: En el tren, pos no me recuerdo exactamente, pero fueron varias horas, sí, pa qué le cuento, no, no.

LM: Y cuando llegó, ¿a dónde llegó?

SE: Llegamos allá a Chicago. Y ahí, y de allí nos llevaron hasta los pueblos onde estaban los traques de la compañía de Nueva York Central.

LM: New York Central.

SE: Sí, hasta ahí, ahí nos dieron ya, ya nos llevaron y muchos, pos taba haciendo todavía frío y pos muchos, pos de plano iba uno pos aquí no, mal cobijado. Y hasta eso luego luego nos dieron un préstamo. Y nos llevaban hasta las tiendas, íbamos a comprar hasta zapatos, o esto chamarras, no, muy correcto. Yo por esa parte no, no tengo más que agradecerle a los Estados Unidos, al gobierno que entraba entonces, esta allá cuando se murió el presidente de Estados Unidos, estaba.

LM: ¿Quién estaba de presidente en ese entonces?

SE: ¿Cómo se apellidaba? Acá en Estados Unidos, un señor grande ya, ¿quién sería? Él se murió natural.

LM: ¿Fue muerte natural?

SE: Muy enérgico el señor, el presidente. Lo que me acuerdo, que un hijo de él había matado a un, sea por imprudencia, y le pusieron las sentencias ahí, los jueces se la daban baja, y dijo: “No, es mi hijo, cárguele más”.

LM: Mire, era buen presidente.

SE: Roosevelt, creo, me parece. Roosevelt es, parece que es. Sí, parece que era Roosevelt, muy enérgico él, él este. No, a nosotros muchas garantía, nos trataron muy bien a todos.

LM: ¿Los trataron bien?

SE: Sí, ahí que ahí algunos de los muchachos les gustaba la pachanga, se iban a, los sábados agarraban su chequecito y se iban a distraer por allá. Gastaban hasta lo que no tenían, (risas) allá hasta la misma polecía [policía] los llevaba al campo. Y llegaban los policías, les decían: “Ahí te voy a llevar al bote”. No, los llevaban y hasta cerveza les regalaban ahí, todos eran ya con que, así es. Se perdía, usted andaba perdido, nomás pa allá no se reportaba con la poli, luego luego, lo llevaban hasta el campo.

LM: Mire.

SE: Teníamos muchas facilidades.

LM: Y, ¿en qué mes llegó usted? Dice que estaba haciendo frío.

SE: Pos yo, me parece que jue en agosto.

LM: En agosto, ¿de qué año?

SE: Fue del [19]45, me parece, agosto.

LM: ¿Cómo es ese trabajo del traque?, ¿cómo era?

SE: El trabajo de ahí del traque, es sacar espaique [spike], que se nombra allá, que eran los clavos. Allá les dicen spike, sí, sacar espaiques y sacar las durmientes para reponerlo. Y luego trampar, anivelar, trampar con tierra, ahí le nivela los rieles y con barras se levantan. Ya que se levantan para sacarle los durmientes y se meten la talla a los durmientes nuevos, se sacan y luego se atrampa y meter el clavo, meter los clavos con martillo y limpiar ahí las, las…

LM: ¿Cuántos mexicanos trabajaban ahí?

SE: No, pos ahí donde estaba yo, en ese campo, habíamos ahí nomás en ese campo, habíamos, ora verá, como unos ciento cincuenta.

LM: Ciento cincuenta.

SE: Ey, en ese campo, ahí en el campo de…

LM: Y, ¿qué línea andaban arreglando, se acuerda?

SE: Nosotros andábamos en las puras yardas, ahí en los traques. No, no salíamos para ajuera. Allí mismo, allí en la de, como por donde andan los traques, ahí es donde sí, llegaban ahí los trenes. Y se, a cargar y descargar. Y nosotros ahí por separado y luego aceitándolos, los yones, los fitchs, los que se ve ahí. Y luego con las espadas. Ya hasta anduve ahí yo ayudándole ahí a un italiano que era el encargado y le gustaba yo pa compañero. Y: “Compañero, usted quiere chamba”. Y allá andaba yo con él, que ahí, pos nos andamos bien, muy a gusto, yo estuve contento.

LM: ¿Dónde vivían, don Salvador?

SE: ¿Quién?

LM: Ustedes ahí, mientras trabajaron ahí.

SE: Ahí estábamos en el campo, en los carros. Teníamos ahí en el, ahí teníamos nuestro campo, los carros del ferrocarril, teníamos nuestras camas, nuestro comedor, baño, todo.

LM: ¿Todo tenían arregladito?

SE: No, no, no, todo arreglado.

LM: ¿Agua caliente?

SE: Todo, agua caliente y agua fría y todo.

LM: ¿Cuántos hombres vivían en un carro?

SE: Pos ora verá, pos seríamos qué, pos hasta eso no éramos muchos, por decir, como unos quince, como quince personas ahí en cada carro. Sí, porque ahí teníamos nuestras camas de doble cama, sí, una abajo y otra arriba.

LM: Como literas.

SE: Sí, como unos quince en cada. Teníamos nuestro calentón ahí. Sí y si todavía no nos calentábamos le echábamos ahí, teníamos carbón de piedra, calientito ahí, muy a gusto.

LM: A gusto.

SE: Hasta eso sí. Y porque, por eso le digo yo que en, en ese caso, ¿verdad?, yo de bracero, allá donde estuve, pues muy a gusto, nos pagaban poco.

LM: ¿Cuánto les pagaban?

SE: Nos pagaban $0.60 centavos la hora.

LM: ¿Se acuerda a cómo estaba el dólar en aquellos años?

SE: A cuatro y centavos.

LM: A cuatro.

SE: A cuatro y centavos estaba el dólar. Así es que, por eso salía, a poco, a lo que va, trabajábamos ocho horas, $4.80. Le agarrábamos con él y ya le quitaban uno, me parece que $1.50 de borde. Eso nos rebajaban de borde.

LM: ¿De la comida?

SE: De la comida, sí.

LM: ¿Qué les daban de comer?

SE: Pos nos daban, lo que sí nos daban, pos entonces era todo muy, lo que, la carne estaba muy racionada. Nos daban poca carne, porque pos estaba muy racionada, no sé a qué se debía. Pero sí nos daban sopas, sí, papas, huevos. No, no sí no, sí, sí nos daban, hasta frijoles nos daban.

LM: Hasta frijolitos.

SE: Sí, como sabían que….

LM: ¿No extrañaba los chilitos?

SE: No, no fue, no, sí, hasta eso no, no. Se habita uno a todo allí, pero ya le digo en la cuestión de esa, que estábamos, pos tranquilos todos ahí, no, no tuvimos.

LM: ¿No batalló para acostumbrarse a la comida?

SE: No, no, es que pues está uno acostumbrado a todo. Yo estaba en los ranchos de acá y de allá, uno acá de ranchero, pregúntale a tu padre y verás, la cuestión ahí, navega uno en los ranchos. Sí ahí pos come hasta las tortillas frías si no hay cómo calentarlas (risas), un pan duro no falta, pero no, hasta eso ahí gracias a Dios. No, no yo por eso te digo, yo en este caso, yo para mí en lo que estuve de bracero, fue muy tranquilo, muy bueno.

LM: Y, ¿qué pensaba usted de Estados Unidos en aquel año?, ¿cómo se imaginaba que iban a ser los Estados Unidos?

SE: No, no, pos no, yo, tenía yo entre mí, la sensación de que ha de ser muy bonito, ¿verdad? Sí, cómo diría yo, lo que, cuando estaba yo allá en mi tierra, los muchachos que se iban allá, que duraban por allá uno, dos, tres años, venían guapetones. Y uno allá en el rancho, llegaba la gente y llegaba desde el norte, hasta perfumado.

LM: Venían bien cambiados.

SE: No, pos sí, taba bueno que uno nomás, no me quejo, ¿verdad?, ellos mejor. Pero no, me daba gusto verlos, cuando venían los muchachos de allá. Y yo me acuerdo que se veían más limpios o (risas) allá las cremas, todo eso.

LM: Claro, así que esa ilusión tenía usted de…

SE: No, pos yo, y luego me platicaban tanto que pa allá, y que dije: “Yo nunca he ido”. Estuve a punto yo de irme de mojado también con ganas de, pero siempre temía yo ir a fracasar allá. Y luego mi papá era muy recto conmigo, sí, me corregía muy bonito. Ey, así es que pos: “No”, dije, “no”. Cuando ya, ya cuando ya me casé, cuando ya me casé, ya entonces ya pensé yo en, pos la familia, dije: “Pos hay que trabajar”. ¿Verdad? Sí, darme un voltión a ver cómo está por allá.

LM: A ver qué. ¿En qué año se casó, don Salvador?

SE: Yo me casé en el 1940.

LM: Joven, ¿cuántos años tenía?

SE: Veintiún años.

LM: Oiga, don Salvador, cuénteme, cómo era el ambiente ahí entre los mismos compañeros, ¿cómo se llevaban?

SE: No, muy bien, ahí no había dificultades, no, allí no.

LM: Se apoyaban mucho.

SE: No, unos a los otros, ¿verdad? De plano, nos dábamos la mano, nos dábamos la mano, porque teníamos por ahí conocimientos que alguno de los mayordomos trataba mal a los trabajadores. Pero hasta eso a mí, el mayordomo que me tocó allá es italiano y la llevábamos rebién con él, era muy consciente el hombre. Jimmy, un Jimmy, y así se llamaba, él señor estaba ya grande, pero por ahí otros tenían problemas por ahí. Y no, pos ya le cariaba y todo esos ya, que no, que se portaban bien, pero sí nos trataban bien. Bueno, yo no, yo, el mayordomo lo que, los compañeros de allá, había un alemán también en ahí. Ahí en ese, en el traque de compañeros, que hombre, trabajador de más. Yo creo que entre todos los mexicanos que había en el campo no había uno como ese hombre. Un alemán, qué trabajador, sí, hasta se le enojaba el mayordomo: “Bill, come on shut up the truck”. Haga de cuenta, es que estaba adentro, entraba adentro, entran carros atrás, un movimientazo tremendo. Y él jalando ahí, que se quitara de la vía, uh. (risas)

LM: O sea que aparte de mexicanos estaba el de Alemania. Y, ¿había alguien de otra nacionalidad?

SE: No, ahí había también de tejanos, de mexicanos de Texas. Había también parnas, también negritos, de color, sí, pero todos ahí nos llevamos bien.

LM: Todos, no había ahí…

SE: No, no, no ahí no, no había dificultades ahí.

LM: ¿Era problema el inglés, el idioma?

SE: No, ahí el italiano, éramos los que estábamos allí nosotros allí, hablaba el español muy bien. Y casi todos los mayordomos, había mayordomos mexicanos nomás que nacidos allá. Había uno de San Antonio, Texas, un Jimmy, un John, un Jimmy, no John, John, mayordomo. Y no, había varios, como diez mayordomos había.

LM: ¿Había diez?

SE: Entre ellos había el italiano, mexicanos, tejanos, de allá del otro lado y pos no, no teníamos problemas.

LM: ¿Hizo buenas amistades?

SE: No, pos ahí todos nos llevábamos bien, nos conocimos, ahí había gente de Michoacán, había ahí de distintas partes de la república. En la (ininteligible) era en la separación. Que porque aquí vamos pa acá, no, ya que me acordé, allá me jue a dar. Me tocó trabajar con dos paisanos de su papá, dos paisanos de allá, que en el mismo que juimos, nos tocó el mismo carro, nos tocó el mismo. Uno de ellos se llamaba, ya se murió José Nevárez y el otro se llamaba Pedrito Montenegro, yo creo tu papá los ha de conocer.

LM: Pedro Montenegro es mi tío.

SE: ¿Es su tío Pedrito?

LM: Sí.

SE: Jue mi compañero de cuarto. Él y José, don José Nevárez.

LM: Tío de mi mamá. Mire que chiquito es el mundo, ¿verdad?

SE: Ay no, no lo sabrá Dios, ahora fíjese nomás. Y había ahí de La Purísima también ahí, había ahí, (ininteligible) familiares del arzobispo, ahí estaban ahí también.

LM: ¿Allá estaban?

SE: Sí, antes no sabíamos que eran familiares, pero ahora que, que después de allá. Sí había ahí de Vicente Guerrero sí había, o sí había de varias partes.

LM: ¿Les pagaban con cheque o les pagaban en efectivo?

SE: ¿A quién?, ¿a nojotros?

LM: A ustedes.

SE: No, nos daban un chequecito.

LM: ¿Cada cuándo les pagaban?

SE: Cada ocho días. Saliendo de ahí el sábado, pasaba uno a la oficina y llegaba uno y de volaba, ahí no había problemas pa los pagos, sí. Ahí está su chequecito, si trabajaba uno media hora, una hora, tiempo extra overtime, lo que fue, ahí venía. Eso fue lo que me gustó a mí de Estados Unidos. Y luego, aparte otra cosa ahí que me gustó, que allí no lo dejan a usted trabajar más de lo que desarrolla. Porque usted quiere granjear o quiere asentirse, ahí no, no, no. Calma, no iba uno, no, no. Ahí se trabaja uno suave, le pagan lo justo, pero tampoco lo dejan que esté sentado o que esté parado haciéndose tonto porque le reclaman, le dicen a uno. Por eso le digo que me gustó a mí, por ahí fue trabajar duro. No, los trabajos no son que: “Dale, éntrale”. Como aquí. “Ándale, te estás haciendo tonto”. No, ahí no, ahí si no estabas haciendo nada, no nos iba pa nada bien, no le dicen nada. A la contra de si, ya le digo si quiere…Empezábamos nosotros, cuando entramos ahí (ininteligible) con el espaique me decía el otro, ahí quebraba los mangos de los martillos y no, no, suave, suave. No, no, apuntaba el clavo, le ponía a uno a dos parejitos. Cuando ya estaba, ya le empezaba a dar pero despacio, ya cuando ya iba allá abajo, pues ya se le daba poquito más recio, pero no quebraba ni mangos, ni palas, ni nada. Así es que, por eso le digo, yo por esa parte…

LM: ¿Era pesado el trabajo? ¿Acababan cansados?

SE: No, lo que más, ahí nos afectaba pues era el calor, porque andábamos en el traque, en la pura vía.

LM: ¿De cuánto tiempo fue su contrato?

SE: De seis meses.

LM: Y, ¿después le ofrecieron renovarlo?

SE: A mí sí, a los que queríamos renovarlo, que quisimos renovarlo, se quedaron, los que no, vámonos pa afuera.

LM: Se regresaron.

SE: Tengo la satisfacción, como luego dicen, de la compañía allá cuando nos venimos. Nos dieron las gracias, una carta de la Nueva York Central agradeciendo la estancia de nosotros. Deseándonos un feliz regreso acá para nuestra tierra y agradecidos que habíamos ido a cooperar para la terminación de la guerra.

LM: Muy bien.

SE: Esa vez sí, tengo mis papeles tengo yo ahí, sí tengo mi social, el seguro. El seguro social, todo, contratos y todo. Finalmente ahorita que ando metido, andamos en ese problema ahí, que según que nos quitaban por ahí, que nos descontaban algo de ahorros.

LM: ¿Se acuerda usted que les hayan descontado algo?

SE: Pos yo no recuerdo exactamente, yo porque yo de plano para qué le voy a ser, decir yo que yo, eh… No sé cómo está esta cosa, ¿verdad?, pero otros dicen que sí nos quitaban. Pero como no, pos sería cuestión de ahí de las compa[ñías], yo no sé cómo estaría la co[sa], el asunto. Porque a usted le daban su chequecito, pero no sabía usted si ahí le descuentaban [descontaban] algo de lo de…

LM: ¿Dónde cambiaban el cheque?

SE: Onde quiera. Ahí había tiendas ahí, en los restaurantes, onde fuera y ranchos, a donde se fuera. Usted se imagina ahí, aparte de esa, y luego esa compañía muy poderosa, la compañía de New York Central. Ahí estuvimos donde trabajé yo.

LM: ¿Qué hacían los fines de semana?

SE: ¿Los fines de semana?

LM: Después que les pagaban.

SE: No, el sábado, pos muchos nos íbamos a Chicago allá a conocer el Lago Michigan. Ahí en el Lago Michigan nos divertíamos ahí viendo tantas cosas bonitas allí, los vicinas de ahí, pescados de tantos, tiburones, una cosa preciosa. Luego nos íbamos a Chicago allá a conocer las calles y andar por ahí, a South Chicago.

LM: ¿Qué tan lejos estaba el campo de ahí de Chicago?

SE: El campo a Chicago, pos ha de haber como unos, yo creo que como unos veinticinco o treinta millas.

LM: ¿En qué se iban?, ¿en el tren?

SE: En autobús. Ahí donde pasaba uno, agarrábamos el bus. Ya en Chicago pues allá los trenes, por abajo, por arriba, por… Llegamos hasta por subterráneo entrar allá, sí. Agarrábamos por allá por el lado de Indiana. A Gary, conocimos a Gary y así.

LM: ¿Le gustaba?

SE: No, pos nos gustaba conocer. Conocer y saber, pos ya estoy aquí. Conocí ahí el South Chicago, en Indiana y en Gary, Indiana. Y estuvo ya le digo, y después me tocó otra vez en otra braceriada, ese fue el [19]46.

LM: ¿Volvió a regresar?

SE: Regresé, pero sí regresaron, entonces me tocó a mí, entonces sí me tocó en la agricultura.

LM: ¿Cuándo se regresó usted, en qué mes se regresó ese contrato?

SE: El primer contrato, pos a los seis meses.

LM: Y luego, ¿buscó la extensión?

SE: No, eso jue ya después. ¿Cuándo va a ser?, serían como a los seis meses, más o menos. Pero cuando fui de nuevo, a otro contrato, entonces me tocó a mí ir a otra vez cerquita de Chicago. Pero entonces me tocó a ir a la agricultura.

LM: ¿En qué trabajo?

SE: En el espárrago. Se llama el Rochelle, Illinois. Ahí es puro empacadores, enlatadoras de espárragos, ahí estuve trabajando.

LM: En el espárrago. ¿Cómo es ese trabajo del espárrago?

SE: El espárrago, ¿lo conoce usted?

LM: Pues sí, un poco, pero para los que no, los que nos van a oír que se den una idea más o menos.

SE: Sí, el espárrago es una plantita, una plantita que yo no sé, porque la potencia que tiene esa plantita, orita en la tarde, cuando anda uno trabajando que ya deja la ahí ya de trabajar. La deja usted así, mire.

LM: De unos treinta centímetros.

SE: Y si hace, en la esa noche, hace buen tiempo calorcito, amanece aquí así.

LM: El doble.

SE: Y entonces ya tiene la medida pa cortarla usted. Si está más chica, no, tiene que ser, ahí anda con su canastona, le pica, la troza y la corta usted de aquí. A mí no me tocó trabajar allá ahí, yo, me tocó, me quedé en la cocina.

LM: ¿En la cocina?

SE: Me quedé en la cocina, porque el cooker, el dueño de allá. Allá había muchos que hablaban inglés ahí muy suaves y nadien quiso entrarle. (risas) Y después eran como quinientos en eso, ahí fue muchos.

LM: En la compañía había como quinientos hombres.

SE: Esa compañía cuatrocientos y tantos. Ahí había de Coahuila, de toda la república había gente ahí trabajando, ahí en el campo. Me acuerdo yo que, luego ya cuando nos íbamos allá, nos decían: “Muchachos, necesitamos unos cinco o seis hombres que hablen aunque sea poquito inglés”. Para que trabajara en la cocina, ahí ayudarle al cook, ahí onde estaba. Nadie decía, pos yo me dije: “Yo, pos yo le voy a echar la mano”. “Come on, venga para acá”. Y luego yo, como yo, allá cuando estuve en el traque, aprendí por ahí, me gustaba y hablaba ahí con ahí, y ahí empezó a agarrarle a…

LM: Al inglés.

SE: Y luego ya. “Do you speak English?”. Le dije: “Not too much”. “Aha that’s all right, allright”. Luego ya oye, tuve que, parece que el otro sí, el otro sí hablaba un poquito más inglés, poco también. Y tenía primos yo ahí, familiares, paisanos. “Órale, tómate esto”. “No, yo no, pura madre”, le dije. No, para que me tengan ahí, para que me regañen ahí y me tengan ahí, no, yo no voy. Órale hombre, tuve que más que escoger la gente ahí.

LM: Ahí lo pusieron a escoger.

SE: Sí, entre ellos, había uno, hasta ahí lo tuve ahí a mi cargo. Era uno, se llamaba Juan Pablo, de que era este que jue, era El Rodeo hombre. Los trabajadores aquí estuve el jefe de tránsito aquí en Durango, Badillo.

LM: Ah, mire.

SE: Badillo.

LM: Badillo.

SE: Es de los Badillo de allá de El Rodeo, yo lo había conocido allá en, muy bien. Ándale ve por: “Y yo que yo”. (ininteligible) y en eso, gracias a eso, fíjese que nojotros trabajábamos, entrábamos a las cinco de la mañana porque ya pa las seis, ya teníamos que dar la comida ahí. Entrábamos, ya cuando ya estaban con que ya acabaron todos los cocineros, había mujeres y trabajadores tenían listo ya el desayuno para desayunar, allá ponerles la mesa y todo para la hora de almorzar, ya se iban almorzados al trabajo. Sí, y resulta de que para ese evento, pos no quisieron, pero yo ya, como yo le digo, yo veo, empecé yo con ya, pos no, no muchas palabras, no le entendía. Pero acá con, batallando y bien, empecé a yo agarrar más y más y me quedé y me acomodó a mí, me puso como el mayordomo ahí.

LM: Lo pusieron de mayordomo.

SE: En la cocina.

LM: En la cocina.

SE: Sí, y luego ya le ordenaba allá y me decía él que le ordenaba pa que bajara la o limpiaran las mesas. Y yo me encargaba con la máquina pa lavar los trastos, un maquinón ahí malvado. Y luego, ya me llevaban a los casilleros los platos. Los metían ahí, y yo me encargaba de meterle el agua hirviendo y todo para lavarlos, ya los sacábamos ya limpiecitos de ahí, ya le digo.

LM: ¿Cuántos hombres escogió ahí para que le ayudaran?

SE: Ahí conmigo había cinco, cinco y yo seis. Aparte de ahí, de la cocina, había como otros tantos. Como doce o catorce personas trabajábamos ahí en la cocina, hasta el cook y la señora. La señora más bien, ya quería hasta llevarme pa allá, ya le gusté de estarme ahí, quería, me arreglaba para la familia.

LM: Allá en Estados Unidos.

SE: Dijo: “Tráigase a sus hijos, yo me juego por mi cuenta”. Nomás me firma usted aquí, y lo llevamos con el cónsul y por mi cuenta les traigo su familia para acá. Se conforma que nada más va usted a trabajar un año conmigo, si le gusta aquí, sigue aquí”. Porque ese es el negocio de él, ahí él, es el boom que tiene ahí, ahí él, que mantiene ahí, la cocina y todo ahí eso es de él. Y él tiene (ininteligible) él tiene su granja, tenía muchos marranos y engorda de reses, todo ahí, mataban y luego la carne y los huevos de gallinas, marranos, todo ahí.

LM: Y luego, ¿qué pasó? ¿Se animó usted o no se animó?

SE: No, no, pos francamente pos yo no, estaba yo a gusto aquí, el ambiente ahí no, no. La intención es de ir allá a conocer algo ve, pero a como a vivir, no, no tuve yo la sensación, la idea de ir a vivir, por eso es que no, no. Pero sí, él quería que fuera: “Si tú quieres venir”. Nomás que ya cuando se iba a cambiar ahí, estuvo muy malo el trabajo pa la gente y todos los demás. Hay veces que no crecía el espárrago, y nomás te duraban dos o tres horas trabajando y sacaban chequecillos muy chiquitos de a tiro, no nojotros…

LM: Y su cheque, ¿cómo salía, salía bien?

SE: No, pos nojotros, yo sacaba por diez de los que andaban afuera, sacábamos de las cinco, hasta las cinco de la tarde.

LM: Ganaba un poquito menos.

SE: Pos me parece que a todos nos pagaban a $0.80 centavos allá la hora.

LM: La hora.

SE: Sí, y no, pos sí se sacaba más centavitos. Pero nomás duré, dos meses me tocó ahí.

LM: Y, ¿ahí dónde vivían, ahí en ese campo?

SE: Ahí mismo, en el bonque ahí, teníamos camas todos ahí, restaurant grandísimo y todo.

LM: ¿Cómo estaba amueblado los cuartos, las casas? ¿Cómo estaban amuebladas?

SE: No había muebles ahí, ahí eran las puras camas. Eran las camas ahí, cada dos camas, también igual, con dos, doble camas así. Y sí, cerquitas uno de otro, como compañeros ahí, sí. No, también nos la llevamos bien ahí, no había problemas con la cuestión de… Ahí empezaron a hacer borlote, pero ya. Empezaron siempre la raza esta de aquí nosotros es caraja, entonces de lo de aquí de nosotros le sacan a los demás allá. Sí, pos que a los de arriba, al boom que había ahí, nos hacían un pelote arriba ya empezaban a agarrar y un día nos levantamos como cosa de sesenta o setenta, a pos a darnos en la torre. Y vuelven a andar pataleando y feliz y ya no saben a qué le tiran. (ininteligible)

LM: Se apaciguaron.

SE: Se calma el asunto. Pero bueno, eso es humano. De ahí de la cocina, el boss, muchos se quedaban allá en el campo, se quedaban allá porque no podían venir. Y entonces ya me decía el cook, dijo: “Se quedaron tantos hombre allá, hay que hacer alimento para ellos, a esperarlos que se vengan”. Luego venían y luego ya…

(entrevista interrumpida)

SE: “¿Quihubo güerito?”. “¿Qué quiere”. “¿No hay chanza ahí de unos huevos más?”. “Lo que quiera”. “Pos quédese ahí, y dale de comer”. Porque a muchos ahí, cuando teníamos, teníamos ahí, no les gustaba o lo dejaban ahí la comida.

LM: No les gustaba.

SE: Mañosos. Y luego, unos hasta se… “Oye pos ya no, no me encontré nada, ya no encontré nada”. “¿Qué te faltó? No llores, te doy hasta que te llenes”. “Pero no me vayan a andar haciendo chingaderas aquí. No vayan a andar ahí con sus cosas, ey, porque… Y es más, una vez estaban, hasta quebraron los vidrios de la puerta, entraban pior que animales, ahí el montón de plebe ahí, queriendo, eh.

LM: Y, ¿por qué?

SE: Queriéndose meter, y le digo al güero: “Dame chanza”. Me dice: “Y, ¿qué vas a hacer?”. Digo: “Tú nomás ve lo que voy a hacer”. Entonces ya cerré la puerta, abrí la puerta y les dije: “Ey, muchachos, de aquí pa adelante no quiero yo que, tengo orden de la polecía y el cooker, el dueño aquí, porque ya le quebraron y, e iba gente a admirar la marranada de nosotros, aquí nos vemos como animales, gente que está agarrada de ver cómo nos tratamos aquí, que no les da vergüenza. De aquí en adelante, si alguno de ustedes no se llenó, o se quedó con… venga conmigo, yo le llevo ahí, y le doy hasta las manitas. Tengo órdenes desde allá, pero no (ininteligible) más”. Y me ponía yo ahí, sí, ahí en la puerta: “Ahora sí”. Y logré, logré. (risas)

LM: Y se comportaban.

SE: “Oiga güerito”, que sí, ey, sí. En los lonches, en la mañana, ahí unos primos que tenía ahí, Enrique, y de Alarcón de ahí de la Candela, que le dije: “Échale unas dos donitas más o unos huevitos ahí. Oiga que si: “Si como usted también, ándele carbón, los que quieran”. Por eso le digo, que yo gracias a Dios, yo estoy muy agradecido con los Estados Unidos y la compañía tanto del New York, como la Rochelle, que era la empacadora de espárragos de allá de Rochelle, Illinois.

LM: Siempre trabajó muy a gusto.

SE: No, pos yo en sí, nos pagaban poco. Bueno, pues era lo que, pero de todas maneras la pasábamos bien.

LM: ¿Ahí también les pagaban con cheque o con efectivo?

SE: ¿A dónde?

LM: Ahí en la compañía.

SE: No igual, igual ahí.

LM: Igual.

SE: Igual, pero ahí había de, ahí luego luego había ahí, tiendas ahí, restaurantes.

LM: ¿Iban a los restaurantes?

SE: No, comprábamos los cigarros ahí, con eso le feriaban. No, allá se tiene una confianza tremenda ahí. “¿En dónde lo conseguiste? ¿No será falso este?. Y, ¿tendrá fondos?”. No, “give me cigarrettes”, y ya daba el cheque, “okay”.

LM: ¿Cómo se portaba la gente de ahí de los pueblos con usted?

SE: No, no, no, bien. Ahí iba, yo hay veces que le digo, yo no tengo que asentir de los Estados Unidos ninguna mala noticia para ellos. Yo por mi parte estoy agradecido, como le digo, porque el tiempo que se estuve yo allá, de las dos veces que jui, me trataron muy bien. Cuando yo me vine, ya la vez, ya no quise yo quedarme allá, porque ya iban a cambiar la gente para otro lado. Y ya iban a hacer el restaurant, se iban a ir de ahí. Y dije yo ya pa otro lado ya no me voy. Porque si voy allá, a trabajar allá, agarrar los cheques como aquellos hasta de $15 dólares por la semana, pos pa qué sirve.

LM: Pues sí.

SE: Pos no, no mantengo a mi familia.

LM: Claro.

SE: No, pos ya le pedí yo al, ahí mismo al cooker, yo que quería venir. Dijo: “Pues está bien”. Él mismo me arregló el, me dieron mi tiquet, vinieron acá, y no, llegué acá, llegué al, allá a El Paso, en la ahí me llevaron ahí en la, hasta…

LM: ¿En qué lo mandaron?

SE: En el tren.

LM: Y ese viaje, ¿quién lo pagaba?

SE: Allá ellos allá, a nosotros a mí, y a nunca me pidieron un centavo a nadie, nadie. Ahí yo, es más ahí, allá cuando me vine de allá de Rochelle, ahí llegamos ahí y me llevaron a un campamento de Fort Bliss de El Paso.

LM: Ahí en Fort Bliss.

SE: Sí, ahí, había puro soldados.

LM: Y, ¿a qué lo llevaron ahí?

SE: A que durmiera ahí. Porque llegamos ya tarde y me llevaron ahí dormir. Y luego en la mañana llegó un señor ahí, dijo: “Okay, vámonos”, dice, “ya llegó la hora, a pasar al otro lado. Entrégalo pa allá ya está su tiquete pa que se vaya, pa su tierra”. Correcto.

LM: Oiga, don Salvador, ahí en Rochelle, ¿qué hacían cuando les pagaban? ¿Qué hacían los fines de semana?

SE: ¿En dónde, oiga?

LM: Ahí en el espárrago.

SE: En el espárrago.

LM: ¿Qué hacían ustedes los fines de semana?

SE: Los fines de semana, mire yo, como tuve el trabajo ahí, no tuve chanza de nada, puro trabajo

LM: Puro trabajo.

SE: Sí, pos yo trabajaba los domingos y todo ahí.

LM: ¿Ustedes trabajaban sábados y domingos?

SE: Sábados y domingos. Entraba a las cinco de la tarde y salía a las cinco de la tarde. Así es que no había chanza casi de nada. No, yo dije, pos si yo iba con intención de sacar centavitos pa mi familia, no irme a emborrachar, a tomar, no. No, gracias a Dios yo…

LM: ¿Había algunos que sí se emborrachaban?

SE: No, había algunos ahí que andaban pidiendo hasta pa los cigarros, les pagaban el sábado, ¿no le digo? Ahí en Chicago con el de allá, fíjese que les pagaban y se agarraban y se iban pa allá a ver a las muchachas por allá a tomar, gastaban todo. A veces los traían los polecías y los llevaban los polecías hasta al campo porque no tenía ni con qué, no dejaban pa la familia, no mandaban ni un cheque ni nada.

LM: ¿Cómo le hacía esa gente para vivir?

SE: No, pos es como le digo, ¿a qué va uno? Yo no, mi intención era mandarle a mi familia, ya tenía yo mis muchachitos, desde que fue al primero, el segundo, hasta acá del tercero y el cuarto es _¬¬__(?), los cuatro hijos. Y sea mi familia y todo, ya pues ya tenía que ayudarlo.

LM: ¿Les mandaba dinero?

SE: Sí, seguro que sí.

LM: ¿Cada cuándo le mandaba?

SE: Cada, casi cada ocho días les mandaba su chequecito, ahí va.

LM: Y, ¿de dónde lo mandaba? ¿Cómo lo mandaba?

SE: Mire, el mismo cooker, él me dijo: “Dame la dirección”. Nomás la dirección ponía y en una la carta la dirección y él dijo: “Yo te, yo te mando”. Y me sacaba él, me checaba y venía acá a La Junta, ahí mandaba al número de mi señora, ellos le mandaban los chequecitos y aquí lo sellaban.

LM: ¿Siempre llegó el dinero?

SE: Siempre llegó, sí. Ahí está ella que no me deja mentir.

LM: ¿Alguna vez le quedaron a deber algo?

SE: No, no, no, qué esperanzas. No le digo que ahí nos trataron tan bien en todo que… A la contra ahí, ahí trabajábamos una hora o media hora, el día del cheque ahí venía.

LM: Oiga, don Salvador y, ¿alguna vez se enfermó por allá?

SE: Una vez me enfermé, pero pos fue que me tocó cortar… Nos daban nuestros lentes, nos daban nuestros lentes y traíamos nuestros guantes también, si no, no nos dejaban trabajar. Estaba uno acostumbrado uno acá a trabajar sin guantes, ya nomás nos teníamos que trabajar con guantes. Y luego lentes, porque ahí, como las máquinas esas expiden carbón. Un día por eso me quité los lentes quién sabe para qué, y estaba hirviendo el maquinón, hasta el (ininteligible) y levanta tanto carro y ahí está yo bien, me cayó una en un ojo.

LM: Una rebaba.

SE: Una rebaba. Y ahí me puse malo, andaba llore y llore. Y luego ya me dijo el cooker: “¿Qué pasó Sal?”. Y le dije. “¿Pa qué te quitaste los lentes? No, oh well”. No, al rato se jue, al rato llega un carro de la compañía, dijo: “Andale, te van a llevar con el dotor [doctor]”. Hasta Chicago me llevaron, a sacarme la esta. Sí, llegué y luego me subieron a un elevador como de treinta pisos pa arriba. Y luego me dijo el, un parna, que fue el que me llevo. “Wait a minute aquí”. Y luego llega el dotor a ver el doctor. Entonces ya, y luego me asomo pa abajo a ver, ahí y ya vi los carros y ahí los carros parecían, se me hacían parecían burritos que desde ese algo (risas ambos). Pos no está uno acostumbrado. No, luego ya me habló: “Vete pa allá”. Y luego ya me sentó en el juego de sillón, me puso unas gotitas, unas gotitas, traía hasta sangre roja en el ojo. Y luego ya veo tantito. Y luego ya que me metieron aquí así, quién sabe qué me metió y sacó. Y luego me dijo: “Mira lo que tienes aquí, it’s all right”.

LM: Y asunto arreglado.

SE: “It’s okay”, dijo él, “it is fine for you”.

LM: ¿Le cobraron algo?

SE: Nada, ni un cent, no señor. Luego ya, el mismo parna que me (ininteligible): “Okay, vámonos”. Y luego ya me regaló un tape para que me pusiera en el ojo, en la mañana. Cuando llegamos en la tarde allá, luego ya llegué yo y luego me quería ir al trabajo. Y luego les dije, ya me dejó el señor que me llevó a Chicago, me dijo: “Ahí ve en la oficina”, luego me dijo, “vete al carro, allá”, me dijo, “allá en el carro, allá descansa”. “No”, le dije, “es que yo ya me voy a trabajar”. “Oh no, por ora no”. “No tengo nada”. “No, no working. Sleep al carro”.

LM: Y a descansar.

SE: Va, llegué ahí con Chonito, un michoacano, en el campo que hacía los aseos ahí en el campo, Chonito se llamaba, muy bueno el viejito. “¿Quihubo?”. Me la pasé platicando con él, ahí me estuve. Fue la única vez que me enfermé, de según, de esa experiencia. Ya le digo…

LM: Y, ¿no le lastimó el ojo ni nada?

SE: No, no, no, pos sí era un (ininteligible), simplemente me molestaba. Carbones de las maquinonas, porque tenían unas maquinotas que tienen allá los gabachos allá, arrastraba los carros cosas, ahí. Nos los frenan muy a gusto, para qué, le digo yo, yo de Estados Unidos no tengo más que agradecer, agradecerles el haber ido a conocer allá. Y a veces me he encontrado, he estado enfermo y me han operado dos veces de la próstata, porque me dio una operación y no fue suficiente. Y me dejaron descansar como unos cuatro o cinco días y tuvieron que volverme a operar otra vez porque tenía tumor grande.

LM: ¿Eso ya fue acá?

SE: No, aquí y luego ya, aquí ya, eso fue ya, que ni seguro tengo yo. Como trabajaba, después aquí me vine, anduve ahí, como compré, tenía unas vaquitas yo en el rancho y las vendí. Y pos tenía unos marranitos allá junto con tu padre. Nojotros tuvimos que, ¿no conociste a esos marranos?, en la colonia 20 de Noviembre.

LM: Ahí tenemos el rancho.

SE: Pos ahí al 20, ahí está una casota grande de pura piedra.

LM: Sí, ahí era.

SE: Era de mi hijo y de esta, teníamos marranos. Estábamos de atrás del señor, que es, el señor que es Vásquez, el que vive ahí cerquita, el señor Vásquez, el ganadero también.

LM: No me acuerdo, ¿cuál de todos?

SE: Ey, yo estaba en la orilla allá onde estaba la casota esta, del corralón de pura piedra. Eso lo hicimos nosotros, yo en mi camión, traíamos la piedra. Y mi hijo era el que tenía unos marranos, llegamos a tener trescientos marranitos ahí. Entre todos, ande, onde estábamos ahí con los muchachos, mis hijos y ultimora pos se jue pa abajo el asunto y pos ya. Y luego, se metió a los torrilleros, se puso, tenían dos tortillerías, y no, se le cayó al muchachito a mi nieto, ahí en donde estaban, Aquí en la, aquí luego luego, aquí cerca y vendió esa tortillería, luego de aquí, tenían una allá por la Rodríguez, allá tenían otra tortillería, también la vendió. Vendió el rancho, allá también la tenía, todo se acabó. Así es que yo, pos no, sin seguro. Y a punta de dinero para pagar todo eso con el doctor particular.

LM: Oiga, don Salvador, cuénteme, descríbame un día de trabajo desde que se levantaba hasta que se acostaba, primero, en el traque.

SE: En el traque, nosotros entrábamos a las seis de la mañana.

LM: A las seis.

SE: A las seis de la mañana entrábamos. Y nos daban pa comer un hora. Y volvíamos a entrar, veníamos a comer, volvíamos a entrar después de la hora y nos íbamos a trabajar para completar las ocho horas.

LM: Y ya después de eso, ¿se iban al carro a dormir? ¿Qué hacían después del trabajo? ¿Qué platicaban?

SE: Nosotros ahí, pos yo me iba a dor[mir], de ahí de que ya se terminaba… Salíamos ya tardecito. Pero me gustaba a mí ahí ir allá a jugar al billar. Había un billar ahí en Harvey. En Harvey había un billar y ahí echaba a jugar al billar, o ahí ver practicar la gente, ahí. Otro día echar una cervecita, un vasito de cervecita, pero ahí nomás, ahí nomás, hasta para que no se hiciera largo, otro día al dominó y se distraía uno ahí, para que no se le hiciera largo.

LM: Claro.

SE: No, yo hasta eso, yo estuve tranquilo, trabajé a gusto, me vine contento y contento estoy.

LM: ¡Qué bueno!

SE: Como le digo en esa parte, yo por ese lado, yo estoy agradecido una vez más, que le digo, con las compañías de la Nueva York, donde trabajé y el espárrago de Rochelle, muy contento y agradecido.

LM: Y ahí en el espárrago en la cocina, ¿a qué horas empezaba?

SE: No, a las cinco de la mañana tenía que estar yo ahí. A las cinco porque pa las seis tenía que estar, ya ser servido el…

LM: La comida.

SE: Sí.

LM: ¿Qué preparaban?

SE: Huevitos, avena, sí.

LM: Y, ¿para la hora de la comida?

SE: Y luego donas y todo. No, en la comida había carnita y sopas y mucha otras cosas. No, como le decía yo, no, si alguno de ustedes, como decía el cooker. Pásale (refiriéndose a tercera persona que entra a la habitación, entrevista continúa) Le decía el cooker… No le dije yo, es que no sé por qué gracias a Dios, no le dije: “Si alguno de ustedes no se llenó o algo, venga aquí conmigo. ¿Pa que se están peleándose ahí? O comiéndose los platos de los demás”. “Ahí viene la gente que viene ahí, no me vuelven a entrar como las mulas, ahí a la, suavecitos. Que no hay uno…Que si algunos de ustedes no completó, vaya conmigo ahí a la cocina y le pongo hasta el mango.”

LM: Oiga, don Salvador, ¿alguna vez le tocó pasar Navidad?

SE: No, no, no, porque ya verás, jue en agosto. Bueno, pos sí me tocó, pero sí, sí me tocó. Pero pos allá nosotros, allá…

LM: ¿Se acuerda que hayan hecho cena?

SE: No, no, no, pos allá uno está. No y luego yo, pos luego, teníamos pocos centavitos y yo los centavitos que mandaba, se los mandaba a mi mujer.

LM: Claro.

SE: Agarraba el chequecito y va pa allá. Y el mismo cooker me dejaba: “No, a ver si no, yo te presto”. Dijo: “Manda el chequecito todo, sí que yo te presto”.

LM: Muy buenas gentes.

SE: Oh, por eso le digo a usted, por eso le digo este, si digo muchos allá vienen quesque allá, que acá, no. Yo gracias a Dios no tuve, no tuve problemas.

LM: ¡Qué bueno!

SE: Agradecido que, creo yo que nadie puede, bueno si se porta mal, ¿verdad?

LM: Claro.

SE: Como le digo, había algunos ahí que de plano y luego no querían trabajar. Algunos se iban al servicio, se estaban hasta dos o tres horas. Y el mayordomo les decía: “Oh (ininteligible)…

LM: ¿Todo se fijaba?

SE: Sí, querían renovar, o si ya estaban reportados pa echarlos pa ajuera.

LM: Cuando se regresó, ¿ya nunca le dieron ganas de volver?

SE: No, le digo que la primera vez que del traque, volví otra vez al espárrago.

LM: Sí y ya cuando regresó…

SE: No, ya después ya no. No, yo lo que quería era, dije: “A ver si en este otro viaje”. Pues no me quejo. Pos gracias a Dios, que Dios me iluminó y me encendió el foco, para quedarme en la cocina, si no ha sido eso, no había servido, a lo mejor me vengo luego, también me había rajado.

LM: ¿Estaba muy pesado el trabajo?

SE: No, no es pesado, no había trabajo.

LM: ¿No había dinero?

SE: No, el espárrago, ahí iban y trabajaban dos o tres horas y ya se acabó. Pos si no crecía el espárrago, había orden de cortarlo a cierta medida, tenía que medir, más chiquito, no. Así es que andaban todo el día, pos es grandísimo, eran mucha gente, yo no sé pa qué llevaron tanta gente. Le dio digo el búnker todo lleno, no, se me hacía mucha comida ahí.

LM: Tantas toneladas de comida.

SE: Comida mal.

LM: ¿Se acuerda cuánta comida compraba?

SE: No, no, pos el cooker el dueño del búnker ahí. Un día me dijo: “Ey, quiero que vayas conmigo ahí allá al rancho para que me pongas unos mosquiteros allá”. “Bueno, vamos”. Ya nos juimos, una camionetota que tenía ahí, nos juimos ya me anduvo enseñando ahí. Ahí tenía muchos negros ahí trabajando ahí en el rancho. Eran los encargados ahí de las gallinas, tenían marranos, huevos levantaba, era una huevada ahí, luego ya me dijo que pusiera los mosqueteros porque había moscas y moyotes y así. Me dijo: “Me voy allá al campo porque tengo que estar pendiente allá”. Allá en el búnker, allá onde estaba la comida. “Vengo por ti”. Y ahí me estuve viendo yo ahí, y luego me fijo yo en la caja fuerte, ya una cajota, y en que pa qué la tendrán sola acá; no se me ocurrió, taba abierta de a tiro.

LM: ¿Estaba abierta?

SE: Abierta, y luego luego, veo ahí dinero, dinero y hasta una arma ahí, papeleaje [papeleo] y todo esto y dinero, dólares desde ahí.

LM: Y, ¿luego?

SE: Dije: “Bueno, se le olvidaría, se le olvidaría al cooker cerrarla o a propósito la dejaría abierta pa calarme”, ha de haber dicho, “a ver si este güerito es un ratón”.

LM: Claro.

SE: No, me puse, pos ahí estoy. Estaban los negros, dije no vayan a venir peligro y yo tengo la jusca (risas ambos). No, nadie, nadie se, son trabajadores.

LM: Y, ¿a qué horas llegó el hombre?

SE: No, llegó como a las, hora y media, dos horas llegó. “Sal, you finished?”. “Yes”, le dije, “yes, sir. Yes, this work is fine”. Ya, sí. “It’s okay”. Y luego ya vio todo y dijo: “Oh, it’s cool”. Vámonos. “Hey, come on”. Le dije: “Please you wait here, el money que tienes ahí, sí ven pa acá”, le dije, “mira”, le dije yo, “yo no vengo a eso, I’m not coming for, for (ininteligible) soy mexican good”. Y luego, (ininteligible) “¿Por qué me dices eso?”. (ininteligible). “You are crazy”, me dijo. No le dije: “Él crazy is you”.

LM: ¿Le daba gusto?

SE: No, le dije, escúlcale ahí, no. “No”, me dice, “you good man, intelligent”. Le dije esto nomás querías calar, pa ver qué. No sé, para eso me quería llevar.

LM: Mire, qué bien.

SE: Después me dijo: “De adrede te dejé ahí, porque he tenido otros”, dice, “mexican, y me han robado”. Le agarran sus billetitos. Después ya sé cuánto me robaron con eso ahí. Me he encontrado $100 dólares, billetitos de a $1 dólar, o de a $2 o de a $5 y falta y deja ahí, se clava dos o tres, con esos ya me mancharon. “No”, le dije, “yo vengo, yo vine a trabajar. No vine yo a, no”. “Por eso quiero que te vengas conmigo, I’m listo”.

LM: Oiga, don Salvador, y cuando se vino de allá, ¿qué trajo de allá?

SE: No, pos poquitas garritas, porque traía poco, ganaba poco ya había mandado para acá centavitos.

LM: ¿Algún radio?

SE: No, no teníamos estación de radio, le digo, no. Allá les traje un, cómo dice uno, una ropita a los muchachos, ahí mismo a su mamá a mí, un cofre así, cosasitas, pos poca lana. Teníamos, pos ganábamos pocos centavos.

LM: ¿Cómo lo recibieron aquí?, ¿cómo lo recibieron?

SE: Va, pos hasta como locos, pos ya tenían seis meses sin verme. Jue mi mamá y mi mujer allá a la estación, allá a recibirme.

LM: Muy contentos.

SE: No, porque yo engordé allá.

LM: Pues trabajaba en la cocina.

SE: Ey, y luego me decía, me decía, este: “Estás muy flaco”. No se vayan a asustar de las (risas ambos).

LM: ¿A qué se dedicó después de que regresó de allá?

SE: Yo aquí anduve por ahí, no le digo, que vendí mis vaquitas, compré una camionetita. Empecé a comprar por ahí semillitas, igual que mi papá, a comprar gallinas, marranos en los ranchos, queso y ya me quedé a trabajar ahí.

LM: ¿Al comercio?

SE: Sí, sí señor. Y ahí de comerciante también le dediqué. Tuve pedir, y después ya hasta compré unos, aquí en los pueblos iba, compré el camioncito y un tocadisco. Y me iba a vender hasta allá a todos los pueblos, allá en nuestra tierra, allá andaba vendiendo.

LM: Claro.

SE: Sí, y ahí anduve le digo con los muchachos ahí con los marranos, ahí teníamos socios y no resultó. Al cabo, parece que tu papá también andaba también un poco mal, también ahí con el rancho de ahí. Y luego mataron a un señor que estaba ahí, vecino, mataron a un señor.

(entrevista interrumpida)

LM: Continuamos la entrevista con el señor Salvador Esparza Carreño. Me decía, don Salvador, que cuando regresó de allá se dedicó al comercio.

SE: Sí.

LM: Y hasta la fecha.

SE: Pos ya no, ya ahorita ya no puedo trabajar, ya estoy sin trabajar, ya no puedo y luego enfermo. Me operaron también, aquí tenía mire, tenía una bolita aquí y una así. Y creían que era de cebo y resultó mire cómo me quedó torcida la boca. No puedo levantar esta mano y aquí esta la operación, mire.

LM: ¿Qué era, algún tumor?

SE: Pos no, los nervios, que tenía así como una bolita ahí, mira me quedó como aquí, y me operaron aquí. Y luego de la próstata, ahí que te digo, ya no puedo trabajar. Y luego ya tengo ochenta y tres años ya.

LM: ¿Dónde viven sus hijos, don Salvador?

SE: Mis hijos viven, ahorita viven dos aquí. Y vivía antes, pos ya mi hijo ya se murió, el más grande. Y tengo otro en Chihuahua.

LM: En Chihuahua, todos en México.

SE: Todos en México, todos.

LM: Oiga, don Salvador, ya para acabar.

SE: Sí.

LM: Me gustaría que me dijera para usted qué significa la palabra bracero.

SE: Para mí la palabra bracero. Significa, pos que, es un empleo desde trabajo, creo yo como consta que fuimos a trabajar, que fue a ser un trabajador. Es lo que creo yo que, dentro de mí.

LM: Y, ¿qué recuerdos le trae, cuando alguien habla de los braceros, cuando escucha usted que hablan de los braceros?

SE: No, pos yo recuerdo que todos los braceros yo, en lo que yo conocí todos, todos estaban igual que yo, agradecidos, contentos por haber ido a otra nación, a cooperar a trabajar, uno, a ayudarse uno. Eso es lo que, para mí es lo que yo entiendo. Creo yo que los demás nadie, quién sabe cada quién, se quejen de que no. Pero era como yo, para mí el trabajo jue muy consciente, nos trataron bien. Todo jue bien, nos pagaron, agradecidos con la… Si en algún caso, teníamos por ahí, si algún ahorrito por ahí y si el Gobierno de Estados Unidos les dio esos fondos aquí al de nosotros, pos creo que es justo que esa gratificación o esa nos lo regresen a los que estamos vivos por ahí, o si no, a sus familias que tengan.

LM: Claro.

SE: Eso es lo que pienso yo.

LM: Claro.

SE: Pero la cuestión del bracero, yo para mí, creo que es una gente que se, que va a trabajar.

LM: Muy bien.

SE: Sí.

LM: El haber sido bracero, ¿cambió su vida de alguna manera?

SE: ¿El haber sido bracero? ¿Pos en qué forma dice usted?

LM: Pos no sé, en alguna, para bien, le dio experiencia en…

SE: No, para a… Exacto. En eso, el bracero, para mí fue una experiencia, el ir a conocer otras naciones que no conocía, otra gente.

LM: ¿Le ayudó a pensar de manera diferente?

SE: Y luego los trabajos, por ejemplo el trabajo de cuando no, navegar ahí con los traques, con los durmientes, con la vía, con los rieles. Conocer otro, pues otro movimiento.

LM: Claro.

SE: Por eso le digo, creo yo que, que es una experiencia muy, muy buena para uno.

LM: ¿Le gustaría que se volviera a implementar el Programa Bracero?

SE: No, pos cómo no, de alguna manera, porque ahorita como estoy viendo yo, la pobre gente que se va a meterse de contrabando, a meterse de mojao, pos es, no, no lo veo yo de bien. Muchos los harán por necesidad, otros los harán por, ya por negocio, o no sé. Pero de todas maneras están infringiendo las leyes, por eso de entran uno a una casa que no es de uno, ta malo, eso es malo. Y yo como le digo, yo para mí, yo no me puedo, no tengo nada qué hablar. Si hubiera recibido algún mal trato desde los Estados Unidos, se lo decía para que se lo pusiera ahí, a la contra, yo para mí, al ver que me pagaron poco, eso era lo que yo merecía.

LM: Claro.

SE: Así estaban los sueldo. Y por ese lado, yo estoy contento. Y si volviera a como dicen a abrir los braceros, sería la gran ventaja porque toda esa gente que anda metiéndose de mojados ahí, exponerse con todo y familia a que, a ahogarse y a quedarse ahí en la imper [intemperie], en el desierto ahí, a morirse de sed de hambre, es un crimen.

LM: Claro.

SE: Una tontería, por la ambición de no, no es tanto de ir a, de poder exponer uno su vida para eso. Y en este caso no, no, yo para mí lo que jue el bracero, para mí es una cosa justa, es una cosa consciente y un trato muy bien. Cuando menos entre mí, no creo que haiga otro que se vaya a quejar que no lo trataron bien, porque yo le diría, el Salvador, por ese lado, yo agradezco yo una vez más, que nos haigan llevado, que haiga ido yo, lo digo por mí.

LM: Claro.

SE: Yo quedé contento.

LM: Muy bien.

SE: Sí, sí señor.

LM: Don Salvador, pos quiero darle las gracias, primeramente por habernos recibido aquí en su casa.

SE: No, no aquí está su casa. Ya sabe aquí, dejará de ser usted de quien es, sí sé. A su padre lo quiero mucho yo.

LM: Somos familiares.

SE: Depende, depende de la familia también, si son familiares, aquí estamos.

LM: Muchas gracias.

SE: ¿De qué?

LM: Por habernos compartido.

SE: Nos hemos visto aquí y ahí les encargo a su padre, que no me lo olvide.

LM: Claro.

SE: Y luego, da gusto saber, que era usted sobrino de Pedrito.

LM: Mire.

SE: De Pedrito y don José también. ¿Cuándo murió don José Nevárez?

LM: No sé de ellos, de ellos no sé, pero de los Montenegro sí. Mi mamá es Montenegro.

SE: ¿Era familiares de su mamá?

LM: Es, todavía.

SE: Así que, ¿su papá está casado con una hermana de Pedrito?

LM: No, con una sobrina.

SE: A sobrina de Pedrito, ¿su papá?

LM: Era mi tío abuelo.

SE: Sí.

LM: Bueno, con eso vamos a dar por terminada la entrevista.

SE: Bueno, muy bien, pues ya sabe.




Fin de la entrevista



Interviewer

Martínez, Laureano

Interviewee

Esparza Carreño, Salvador

Location

Durango, Durango, México

File Name Identifier

Esparza_Carreño_DGO009

Citation

Martínez, Laureano and Esparza Carreño, Salvador, “Salvador Esparza Carreño,” Bracero History Archive, accessed November 5, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/218.