José Isabel DomÃnguez Hernández
Title
José Isabel DomÃnguez Hernández
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: José DomÃnguez was born on July 8, 1926, in Vicente Guerrero, Durango, México; he was the eldest of two brothers; when he was eight years old, he began helping his father by sowing beans, corn, and squash; the extreme economic hardships his family faced convinced him to join the bracero program in 1952; as a bracero, he worked in California, Colorado, Michigan, and Texas, picking apples, cucumbers, grapes, oranges, and sugar beets; he continued working with the program until 1957.
Summary of Interview: Mr. DomÃnguez briefly relates what his family and childhood were like; the extreme economic hardships his family faced convinced him to join the bracero program in 1952; as a bracero, he worked in California, Colorado, Michigan, and Texas, picking apples, cucumbers, grapes, oranges, and sugar beets; he describes the hiring process he went through at the contracting centers in Chihuahua, Chihuahua, and Irapuato, Guanajuato, México, as well as the long waiting periods and the disinfecting procedures; some of the braceros at these centers preferred working only in certain states; he details what life was like on the farms including the various kinds of work performed, wages, contract amendments and extensions, housing, food, weekend activities and hobbies, and how some braceros were able to send money home to México; in addition, he also recalls that representatives from the Mexican consulate would often visit; he concludes by describing what the benefits of having worked as a bracero were, and how he has fond memories of the program.
Summary of Interview: Mr. DomÃnguez briefly relates what his family and childhood were like; the extreme economic hardships his family faced convinced him to join the bracero program in 1952; as a bracero, he worked in California, Colorado, Michigan, and Texas, picking apples, cucumbers, grapes, oranges, and sugar beets; he describes the hiring process he went through at the contracting centers in Chihuahua, Chihuahua, and Irapuato, Guanajuato, México, as well as the long waiting periods and the disinfecting procedures; some of the braceros at these centers preferred working only in certain states; he details what life was like on the farms including the various kinds of work performed, wages, contract amendments and extensions, housing, food, weekend activities and hobbies, and how some braceros were able to send money home to México; in addition, he also recalls that representatives from the Mexican consulate would often visit; he concludes by describing what the benefits of having worked as a bracero were, and how he has fond memories of the program.
Creator
MartÃnez, Laureano
DomÃnguez Hernández, José Isabel
Date
2003-06-03
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
José Isabel DomÃnguez Hernández
creator (Spanish)
MartÃnez, Laureano
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Interviewer
MartÃnez, Laureano
Interviewee
DomÃnguez Hernández, José Isabel
Location
Durango, Durango, México
Transcription
Nombre del entrevistado: José Isabel DomÃnguez Hernández
Fecha de la entrevista: 2 de junio de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano MartÃnez
Esta es una entrevista con el señor José Isabel DomÃnguez Hernández, en la ciudad de Durango, Durango, el dÃa 3 de junio de 2003, conducida por Laureano MartÃnez para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Buenas tardes don José.
JD: Buenas tardes.
LM: Don José, me gustarÃa comenzar nuestra entrevista, preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
JD: Nacà en 1926, en Vicente Guerrero, Durango.
LM: ¿Qué dÃa?
JD: Ocho de julio del [19]26.
LM: ¿Cuántos años tiene?
JD: Setenta y seis.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
JD: Salomé DomÃnguez Alonso.
LM: Y, ¿su mamá?
JD: Silvina Hernández de Acevedo.
LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
JD: Nomás juimos dos.
LM: De esos dos, ¿usted es el mayor o el menor?
JD: Yo, yo jui [fui] el mayor.
LM: ¿Cómo se llama?, ¿es hermano o hermana?
JD: Hermano.
LM: ¿Cómo se llama su hermano?
JD: SÃ, pero falleció él, el [19]58. Se llamaba IsaÃas DomÃnguez Hernández.
LM: Cuéntenos un poquito, don José, cómo es ese lugar donde usted nació, ¿cómo es Vicente Guerrero?
JD: Aquà en Vicente Guerrero.
LM: ¿Cómo es el lugar?
JD: No, pos aquà en Vicente Guerrero todos semos [somos] trabajadores, puros agricultores.
LM: ¿Es un ranchito grande?
JD: No, es grande, es grande. Gente trabajadora, (ininteligible) luego alrededor también.
LM: Muy bien.
JD: Puros braceros, sÃ, trabajadores campesinos.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá?
JD: A la agricultura.
LM: ¿TenÃa tierras?
JD: También, sÃ, tenÃa… Era propietario de dos lotes. Y trabajó también al otro lao [lado].
LM: ¿También fue bracero?
JD: En Indiana, trabajó. Y deso [de eso] le vino lo viejo, porque lo tenÃan cuidando una pila donde chorreaba el fierro caliente.
LM: Y, ¿se enfermó?
JD: SÃ.
LM: ¿En qué año fue su papá bracero?
JD: Ah pos no. fÃjese eso sà no sé de explicarle, porque pos, yo ta [todavÃa] no nacÃa. SÃ, yo ta no nacÃa.
LM: ¿Cuántos años tenÃa usted cuando su papá falleció?
JD: Cuando él, cuando mi papá falleció, tenÃa, como sesenta y dos años.
LM: Él, y, ¿usted?
JD: Ah, ¿él? No yo, él, él falleció de noventa y, noventa y ocho. De noventa y ocho años falleció él.
LM: O sea que fue una enfermedad larga la que tuvo él.
JD: SÃ, sÃ.
LM: Muy bien, ¿fue usted a la escuela don José?
JD: No. No, tuve muy poquita escuela. No cursé segundo año, porque mi papá era muy, muy duro en el trabajo. Muy duro y nos traiba [traÃa] a mà y a mi hermanillo trabajando, trabajando en lo que se ofrecÃa. Trabajé de jornalero libre y todo y, y en lo propio con él.
LM: ¿A qué edad le empezó usted a ayudar a su papá?
JD: Ah, no, pos tabanos [estábamos], tabanos de ocho años, ocho años, sÃ.
LM: ¿Cómo era su papá de carácter?
JD: No, era muy enérgico él, muy enérgico para todo. Él no le gustaba que anduviéramos jugando a las canicas, al trompo, a los patoles, nada de eso. Él puro trabajo. Que estuviera allà sucio el mere… Este sà puerco la casa o el corral, nada, vámonos todos pa [para] juera. Y habÃa de traer, de allá para acá, no me habÃa de venir deoquis, leña o piedra. SÃ, sà señor.
LM: ¿Su mamá como era don José?
JD: No, mi mamá era pos, trabajadora, trabajadora en el hogar, sÃ.
LM: Los defendÃa de…
JD: Pos, pos no, pos estaban de acuerdo los dos, los dos estaban de acuerdo, pos asà se necesitaba.
LM: Asà era como educaban los hijos.
JD: Ãndele, sÃ.
LM: ¿Qué sembraba su papá?
JD: Frijol y maÃz, calabaza.
LM: Don José, ¿se acuerda usted cuál fue su primer trabajo que le hayan pagado?
JD: SÃ, sÃ, porque yo anduve ahà al otro lado, cuando me contraté yo anduve en el betabel.
LM: No, no pero en México, cuando usted estaba chico.
JD: Ah cuando yo estuve chico aquÃ, mi primer trabajo, pues en la labor, en la agricultura, sÃ. En la agricultura con el arado y con los animales, sÃ.
LM: ¿Usaban animales?
JD: SÃ, sÃ, entonces no, no se usaban tractores.
LM: ¿Cómo era esa siembra?
JD: Esa siembra pos en este mes llovÃa bastante. Buenas cosechas antes, y sembrábamos maÃz y frijol, calabaza. Y eso era nuestro trabajo de la agricultura. Agarrar el frijol, agarrar el frijol y tumbar. Y acarrear en carro pa la casa.
LM: ¿Cuánto le pagaban?, ¿se acuerda?
JD: No, era propio. Pero yo empecé a trabajar también chico asÃ, ganaba $8 pesos.
LM: ¿Ocho pesos?
JD: Ocho pesos, sà señor.
LM: ¿De qué edad empezó a trabajar?
JD: No pos ya de unos once o doce años.
LM: ¿Por semana?
JD: SÃ, por semana, eso ganábanos [ganábamos].
LM: ¿En lo mismo?
JD: En lo mismo ahà trabajando.
LM: ¿Se dedicó a la agricultura?
JD: SÃ, a la agricultura.
LM: En sus años de adolescencia.
JD: Ey, ándele sÃ.
LM: Don José, y, ¿cuándo se entera usted que se puede ir a trabajar como bracero?, ¿qué decÃan en los ranchos?, o, ¿qué se comentaba?
JD: Ah, eso sÃ, en los ranchos allá cuando llegábanos [llegábamos], cuando llegábanos a trabajar ya nos tenÃan preparado allà donde tenÃamos que, donde dormir. Donde hacer cocina, nuestras estufas para hacer de comer.
LM: No, pero digo aquÃ, cuando estaba usted en Vicente Guerrero, ¿de qué edad se contrató la primera vez?, ¿cuántos años tenÃa?
JD: ¡Ay caray! ¿Cuántos tendrÃa? Unos veintiséis años.
LM: Y, ¿cómo fue que se contrató?
JD: No pos, es que, habÃa contrataciones y yo le pedà permiso a mi padre para salir para allá. Y habÃa contrataciones aquà en Durango, aquà en Durango y en Monterrey, en Chihuahua, en San Pedro, Tlaquepaque, y en Guanajuato.
LM: ¿Usted habló con su papá para que lo dejara?
JD: SÃ, sÃ.
LM: ¿Qué le dijo?
JD: No, pos me dijo: “Esta bienâ€. Porque el cuar… Yo querÃa ir el [19]45, cuando el traque, cuando la guerra. Y no me dejó porque estaba chicambiano (??).
LM: ¿Estaba muy chico?
JD: SÃ, sÃ, estaba muy chico y no me dejó. Dijo: “¡No!, tas muy chico tú todavÃaâ€. Y no me dejó el [19]45, pero yo sà tenÃa ganas, sÃ.
LM: Y se esperó.
JD: SÃ, sà me esperé después. Y ya me dio permiso. Y ya después, después, el trabajo es salir la primer vez.
LM: ¿Dónde se contrató usted? Se vino a Durango, o, ¿qué hizo?
JD: Aquà a Durango, y luego a Chihuahua.
LM: De aquà lo mandaron a Chihuahua.
JD: SÃ.
LM: ¿Se acuerda?
JD: ¡Va!, también habÃa contrataciones allá, también, cuando no habÃa aquÃ, habÃa contratación allá.
LM: Pero esa primera vez, ¿se acuerda qué les pedÃan para contratarse?
JD: Para contratarnos, no, nos pedÃan únicamente, únicamente cua, cua… HabÃa veces que durábanos [durábamos] allà para poder salir en las contrataciones. En Chihuahua duré estar dos meses, para poder salir. Para poder salir, allà en Chihuahua habÃa mucha multitud de gente trabajando, no habÃa trabajo dónde trabajar, pero bendito sea Dios a mÃ, yo no me quejo de nada, de nada. Porque el único, que hacÃan las contrataciones era nomás, empolvarnos, nomás pa, por si juéramos piojientos nomás.
LM: ¿Era lo único?
JD: Nomás, era lo único. Yo no tengo que dicir [decir] nada de las contrataciones, más que eso. Porque allá al otro lado, a mà me jue bien. Yo no tengo que dicir de al otro lado. Allá nos ponÃan ya donde cociniar [cocinar], donde quedarnos, aunque jueran en el monte una carpa pero después acá en Los Ãngeles a diez millas acá. Ya se me olvidó onde es, allÃ, allà sÃ, allà tuvo muy bueno. Allà ni mujeres, ni mujeres nos iban a visitar porque tenÃamos un guardia en la puerta, un guardia allá, allà nos asistÃan. Nos asistÃan por $0.75 centavos las tres comidas, ya se me olvidó cómo se llama. Ya se me olvidó ahÃ. Son, son 10 millas de Los Ãngeles asÃ, andaba en la uva.
LM: En la uva trabajaba.
JD: En la uva.
LM: Vamos a regresarnos un poquito, para que me platique cuando se contrató. ¿Cómo fue ahà en Chihuahua?
JD: No, ahà en Chihuahua, los dos, pos… Me contraté varias veces.
LM: La primera. Vamos a recordar de la primera.
JD: SÃ, sà pues es, pos fÃjese que en Chihuahua, no recuerdo la primera vez cuando me contraté, pero yo digo que sà ahà en Chihuahua.
LM: ¿Cómo fue?, ¿Los formaban? ¿Cómo era?
JD: Allà entrábamos por lista. Entrábamos por lista, según el patrón de al otro lado, la de su personal que él requerÃa, llevarse las personas pa llevárselas a su rancho a trabajar. Y asà entrábanos todos. Se contrataba un porcentaje diario y nos formábanos [formábamos]. Nos formábanos para llegar al conteo, al a… Según al pedido que estaban haciendo. Si no alcanzábamos [alcanzábamos], otro dÃa. “Hasta aquà nomásâ€, nomás nos decÃan a las tres de la tarde, “hasta aquà nomásâ€. A las tres de la tarde.
LM: ¿A qué hora llegaban ustedes ah�, ¿en la mañana?
JD: En la mañana, no ahÃ, ahà unos hasta se quedaban.
LM: ¿S�
JD: Sà nos quedábamos allÃ, fuera uno a perder el campo, no perder el campo allÃ.
LM: ¿DormÃan ahÃ?
JD: SÃ, allÃ, allà la hacÃamos. Si no dormÃamos pos era, si nomás eso, para agarrar el campo pa poder entrar adentro. Pa los pedidos que estaban haciendo de adentro. Entonces le hablaban a uno de adentro por micrófono. Le hablaban según el lugar: “Vicente Guerrero, Durangoâ€. Pues le hablan y entraba según los lugares ya entraba.
LM: Cuándo usted se fue, ¿se fue solo?, o, ¿se fue alguien más con usted?
JD: No, Ãbamos más, iba más gentes. No, pos a veces nos Ãbanos [Ãbamos], nos Ãbanos siete. Y otros a veces se iban en bonchecitos asà según pa allá. Ãbanos de a siete, de a diez, doce. Allá a contratarse uno. Eso sà le digo, que, cuando entraba uno ahà que la formación, no estaba chiquita la formación.
LM: ¿No?
JD: Era un colón grandÃsimo. ¿Usted cree que yo iba a entrar? Poniéndome allá atrás. No, allá que ha de ser listo uno allÃ. Porque cuando llega, los más listos que duermen, son los que entran.
LM: Son los que entran.
JD: Y los desvelados no, esos se quedan atrás. Asà me la jugaron a mÃ, pero ya después ya no.
LM: Muy bien.
JD: Usted madruga en la mañana, a las seis de la mañana, seis, y se hace, yo me hice de la mera puerta, de la mera puerta. Yo me paré en el quicio y salÃa tanto asà pa arriba del quicio, del bolotón que estaba asÃ. No jui el primero porque munchos [muchos] los golpeaban allÃ, los golpeaban al entrar allà por hacer bola, o esto o lo otro o habÃa broncas. Pero con los polecÃas [policÃas] allà y ellos. SÃ, pero se pone uno listo, es el primero que entra. Pero entraban primero los golpeados, los que y luego ya uno.
LM: Muy bien. Y, ¿habÃa médicos allá adentro?
JD: ¿Médicos? No.
LM: Alguien que les hiciera preguntas o les revisara las manos.
JD: No, no, nada. Nomás nos polveaban y nos contrataban y vámonos.
LM: ¿Dónde cruzó usted la frontera?
JD: ¿Yo? Pos por este por, ¡ay caray! Pos yo aquà por este, por este Juárez.
LM: ¿Ahà por Ciudad Juárez?
JD: Por Ciudad Juárez, y en avión también jui.
LM: ¿En avión también fue?
JD: Ahà hasta Michigan.
LM: Pero ya de, de Estados Unidos para allá.
JD: No, no, no, de aquà contratado.
LM: ¿Dónde agarró el avión?
JD: De aquà de Irapuato.
LM: ¿De ahà se lo llevaron en avión?
JD: De allà de Irapuato en avión.
LM: ¿Cómo fue ese avión?
JD: No esos aviones, eran pos, estaban garritas. Que decÃan que eran de la guerra pasada, se llamaban Los Tigres.
LM: Los Tigres.
JD: Y en esos nos llevaban hasta Michigan. Yo estuve en Saginaw, estado de Michigan. En Santa Rosa también aquà en California, en Santa Rosa, en Bakersfield. En varios trabajos estuve yo, muchos.
LM: Cuando cruzó, don José, ¿a dónde lo llevaron?, ¿los llevaron a algún lugar especial para de ahà mandarlos a las granjas?, o, ¿cruzaban directamente a las granjas?
JD: No, ya de aquà Ãbamos directamente allà de las partes aquÃ. Ya de aquà ya Ãbanos ya a la parte de, o es decir los granjeros, ya llevaban la gente a donde iban destinada a las granjas.
LM: ¿Dónde los escogÃan a ustedes los granjeros?
JD: Ah pos, donde nos contrataban.
LM: AhÃ.
JD: Ey, en Irapuato, allà en, yo me acuerdo que ahà nos, ya estaba el granjero ahÃ: “A tal parte van a ir ustedesâ€.
LM: AhÃ, ahà les dijeron en Irapuato. ¿Ya se habÃa subido usted a algún avión?
JD: No, no.
LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista, dÃgame.
JD: Ya vamos.
LM: Sà dÃgame, platÃqueme. PlatÃqueme eso de que le dieron la lista aquà en Durango y lo iban a mandar a Texas.
JD: SÃ, me dieron aquà la lista cuando nosotros nos contratábamos para salir para Texas, a contratarme. A contratarme me parece a Monterrey. Entonces les dije yo a los compañeros, les dije: “¿Les gusta irse a Texas al algodón?â€. “Noâ€, dijeron, “pos ahà donde tú quierasâ€. Dije: “Buenoâ€, les dije, “nos vamos a ir a Irapuato a contratarâ€. Yo temiendo que allá nos fueran a rechazar mi lista, pero no. El señor que estaba contratando allÃ, que estaba contratando, no me rechazó nada. Me hablaron hasta dos veces, se repitió la lista, dos veces se repitió.
LM: ¿Por qué no les gustaba Texas?
JD: No, pos porque muchos no sabÃamos piscar algodón.
LM: Eso era.
JD: Eso era todo.
LM: ¿Era muy pesado la pisca del algodón?
JD: SÃ, nos caÃa gordo estar sacudiendo el saco en el tráiler. (risas)
LM: Déjeme le cierro aquà la puerta. Y, ¿se fueron a Irapuato?
JD: SÃ.
LM: Y, ¿de ah�
JD: De allÃ, sà nos habló al… Sà nos hablaron a Durango. Y nos hablaron dos veces. No, no afiladas, en un semana una y luego otra. También otra vez se volvió a repetir la lista.
LM: ¿Cuánto duró ahà en Irapuato?
JD: En Irapuato, duré más o menos como unos doce dÃas. Unos doce dÃas ahà en Irapuato pa que me hablaran, pa que corrieran mi lista.
LM: Y, ¿dónde se quedaban?
JD: Allà en el campo libre.
LM: A la intemperie.
JD: En la intemperie, sÃ.
LM: Y, ¿qué comÃan, don José?
JD: Ah no, pos Ãbamos ah, allà habÃa que comer. Allà mismo iban a, allà estaban vendiendo y ahà comÃamos. ComÃamos comida, la leche y todo ahà habÃa, plátanos.
LM: Muy bien.
JD: SÃ, tábanos [estábamos] bien.
LM: ¿Cuál se acuerda que fue su primer trabajo cuando cruzó?
JD: Cuando crucé, el betabel.
LM: El betabel. ¿Cómo es ese trabajo del betabel?
JD: El betabel es un trabajo en el field que le llamamos aquà las labores. Es, le dan un azadoncito chiquito pal desahije. Desahije y que andará enclinao [inclinado] uno desahijando, desahijando.
LM: Desahijando significa dejar nomás una plantita.
JD: SÃ, sÃ, nomás dejar una plantita, y le pagaban a uno por acres.
LM: ¿A cómo le pagaban el acre?
JD: Ay fÃjese que, fÃjese que éramos siete. Y a veces nos salÃan de a $13 dólares a cada quien.
LM: ¿Era suficiente dinero?, o, ¿era poco?
JD: Pos, pues no. Pues era poco porque en el field, en la labor, era, pos era duro allÃ. Pero al final uno estaba impuesto a esos trabajos, a los trabajos de las labores. No, no, no, nos reducÃamos.
LM: ¿En dónde fue?, ¿en qué estado fue ese del betabel?
JD: Aquà en en Colorado, en el tuve [estuve] en La Junta, Colorado.
LM: Y, ¿qué pensaba usted de Estados Unidos, don José?, ¿qué pensaba que se iba a encontrar por allá?
JD: No, no, uno va a trabajar, a trabajar a donde lo pongan.
LM: Ahà vienen. Vamos a hacer otra pequeña pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista del señor José Isabel DomÃnguez. Me decÃa que eso, eso fue ahà en, en…
JD: Sà en, en los files [fields], ah eso allÃ. A eso en ___(?) anduve en el pepino también.
LM: En el pepino.
JD: Pepino.
LM: ¿Cómo es el trabajo del pepino?
JD: El pepino es andar inclinado, agachado. Seleccionándolos de este tamañito.
LM: ¿Asà chiquillos?
JD: AsÃ, no, más chiquitos.
LM: Cinco a…
JD: Sà más chiquitos, sÃ. Si usted deja un pepinito, para los tres dÃas que va otra vez a dar otra pisca ahÃ, ya está el pepino grande asÃ. Y ese, y ese ya no.
LM: Ya no lo quieren.
JD: Ya lo cortaba uno y lo tiraba uno asà pa atrás. Y ahora he preguntado, que dicen que ya también lo utilizan. Yo, no me costa, pero me dijeron que ya lo utilizan. Porque en pláticas se poner uno a platicar.
LM: Claro.
JD: Con unos y otros.
LM: Pero antes de…
JD: Ãndele.
LM: ¿Qué más sembraban ahà en ese rancho?
JD: Ah no, no pos, pepino y pos anduve en el pepino. Y también anduve en California en la uva, en la uva y en la manzana y en la naranja. Yo tengo varios contratos.
LM: ¿Cuántas veces se contrató usted?
JD: Pos como unas ocho veces, siete.
LM: Ocho veces.
JD: SÃ.
LM: ¿Cómo es la pisca de la uva?
JD: La pisca de la uva, le dan a usted, cuando está en el árbol, le dan a usted unas tijeritas chiquitas, asà como de este tamaño. AsÃ, y tan los racimos grandes, asÃ. A mà me tocó empacarla en el field, en la labor me tocó empacar. Y el que no sabe empacar, lo echan a la caja grandota, que no deje ni pa los pájaros porque es pal wine. Entonces esas tijeritas se las dan a uste para que al racimo lo corte de esa medida. Pero antes de eso, cada rama tiene nueve racimos. Cada rama le debe de dejar nueve racimos, los demás van pa abajo, con las tijeras, zas, zas, zas. Y uste va a dejar los que, los que van a sirvir [servir] allà en esa rama. Sà usted le ve una manchita a un racimo, que tenga como cagadita de mosca, con la punta de las tijeritas, de los nueve racimos que dejó, se la quita asà con cuidado. Eso es todo, de los nueve racimos a cada rama. Cuando va usted ya a piscarla, ya está el racimo grande, asà mire, racimo grande. Entonces a usted, nos daban unas cajitas asà con papel encerado, pa ponerle en los lados y arriba taparse, como dos desagües, dos desagües. HabÃan de ser de treinta y dos libras y yo las echaba de treinta y cuatro. No habÃa de pintar usted las yemas de los dedos en el racimo de uvas de las uvas, no los habÃa de pintar uste allÃ, nada. Porque allá lo rechazaban y lo echaban a la caja grande. Usted empacaba, agarraba el racimo del racimito y lo acomodaba bien, asà como iba bien, bien, bien, todo acomodadito. Que formara el jacal, eso era todo.
LM: ¿Ellos les decÃan antes de empezar a piscar?
JD: Nomás cuando iba a empezar a piscar uno que iba a trabajar, eso le dicÃan a uno.
LM: El primer dÃa.
JD: El primer dÃa.
LM: Y, ¿de la naranja?
JD: La naranja, con medida también, le dan un aro, para que usted pisque la naranja le dan un aro, a la medida del aro, por horas.
LM: Por horas.
JD: Y la uva, ¿también por horas?
LM: ¿A cómo les pagaban la hora?
JD: A $0.95 centavos la hora. Pero a mà me daban un diez más, por empacar, según las cajas que hice.
LM: Le pagaban a $1.05 dólares.
JD: Y la naranja, las cajas que hiciera, me hacÃa cincuenta, cincuenta cajas me echaba yo de naranja seleccionada. Nomás un rato usa uno el aro, ya no, ya no le sirve, yo a puro ojo, a puro ojo pisca usted la naranja en un saco que le dan asÃ, aquà y le abrochan acá la mita, se lo abrocha aquÃ.
LM: ¿Se lo abrocha entre el estomago y la cintura?
JD: Aquà asÃ, aquà asÃ, ay, asà se lo abrocha. Lo llena usted de naranja, se baja usted de la escalera y vacÃa usted en el hemp o era en la reja. VacÃa en la reja, desgancha, lo pone uno sin golpearse, sin golpearse. Al pasito, que se va asà la naranja, nada de golpeada.
LM: Nada. Muy bien.
JD: La manzana es igual.
LM: ¿También?
JD: La misma, con aro, con medida. Nomás un rato lo usa, y ya después no.
LM: Ya después ya sabe usted.
JD: Usted piscaba por horas también.
LM: ¿A cómo le pagaban ahà la hora?
JD: A peso o a $0.95.
LM: ¿Todos los braceros ganaban igual?
JD: SÃ. Más o menos sÃ, a eso estaban ganando, sÃ.
LM: Oiga don Jose, y, ¿cómo se llevaban ustedes los braceros?
JD: No, bien.
LM: ¿Cómo era el ambiente?
JD: Porque eran unas galeras grandes. Todos tenÃamos nuestros camarotes grandes asÃ, bien trabajando.
LM: ¿Cómo eran esas galeras? Cuénteme.
JD: Eran como, ¿qué le diré? Pos esas galeras son unos, unos, de dos desagües asà muy grandes, de dos desagües con láminas, asÃ.
LM: ¿De dos aguas?
JD: De dos aguas, sÃ. Y allà nos metÃan asÃ, metÃan con todos sus camarotes y todo, sus baños y todo muy bien, la cocina, todo. Yo, se encendió la cocina allà en Colorado. Y todos estaban, todos estábamos muy cansados, muy cansados. Pero un primo hermano que estaba en lado de mi, y estaba hasta medio tomado, me dice: “Primo, nos estamos quemandoâ€. Y el humo hasta acá mire, asà onde estábamos acostados asÃ. Y me levanto y quebré una ventana al lado del comedor, y al lado de donde nos quedábamos quebré una ventana para entrar a apagarla la cocina, el comedor. Ya cuando llegaron los bomberos, yo ya tenÃa apagado, andaba nadando ya en agua yo hasta acá. Pero, por error mÃo por no saber manejar los extinguidores. Y los extinguidores estaban en los baños.
LM: Pero no sabÃa.
JD: Pero yo no sabÃa.
LM: Conecté las mangueras largas hasta de los baños y los metà por la ventana. Cuando llegaron los bomberos, echando trancazos al candado de afuera de la cocina al puertón, yo, yo habÃa acabado de apagar.
LM: ¿Ya habÃa apagado usted?
JD: SÃ, ya habÃa apagado. Pero llega un perito, un, pos como inspector buscando. Buscando a ver de dónde habÃa sido el incendio y por qué se habÃa provocado. Y le ayudé y anduvimos allÃ, anduvimos… Y luego, él iba adelante, y dio a la ventana por donde yo entré y vio sangre. Y dice: “Bueno, y, ¿esta sangre?â€. Entonces ya empecé yo a ver, es que me corté un dedo y yo no me habÃa fijado. Yo no me habÃa fijado. SÃ, para eso allà yo de allÃ, pos el comedor fue bueno para mÃ, todo esto.
LM: ¿Lo felicitaron por…?
JD: Sà pos, y luego a mà y a mi primo nos traiban aparte en un carro, en un carro. Los otros en camión. En un carro nos llevaron a parte al trabajo.
LM: ¿Por esa acción?
JD: SÃ, no, ya andábamos antes de la acción.
LM: ¿Por qué, por qué a ustedes en carro y los otros en camión?
JD: Porque Ãbamos a veces más lejos, a con los rancheros a hacerles el trabajo.
LM: Muy bien. ¿HabÃa mayordomos ahÃ?
JD: Pues en unas partes sà y en otras partes no. Asà como en la que nos llevaban en carro, ese yo no sé cómo andarÃa con el, con el dueño allà de todos allÃ. Porque nos llevaban aparte a nosotros en carro.
LM: ¿Nada más a ustedes?
JD: Y nos traÃan en las tardes, ya tarde, ya cuando llegábanos ya habÃan salido todos del comedor. Y nosotros éramos los últimos, pero los cocineros nos tenÃan…
LM: TenÃan buena comida.
JD: SÃ.
LM: ¿Cómo era la comida?
JD: No pos era buena la comida, muy bien.
LM: SÃ, ¿qué les daban?
JD: No, pos carne, sopas, macarrones, todo bueno, más güeno acá onde estuve. Acá que no me acuerdo, con el señor Márquez en, acá en un lado de Los Ãngeles asÃ, asà que no me acuerdo, Bakersfield.
LM: Bakersfield.
JD: Allà era cocina grande, puros hermanos y hermanas, muy buen comedor. Ni para qué, $0.75 centavos por las tres comidas, todos muy bien. Y el que querÃa irse a pasear, los domingos Ãbanos a Los Ãngeles. Ãbanos a Los Ãngeles, nos paseábamos nos venÃamos en la tarde. TenÃa ahà en el puertón, no entraban mujeres malas, tenÃa un guardia ahÃ. No sabÃa que habÃa billar adentro, fÃjese.
LM: Mire.
JD: Y ahà taba un billar, pa que me saliera a pasear teniendo ahÃ.
LM: Y, ¿iba al billar?
JD: SÃ, estaba grande allÃ, estaba grande y buen comedor. Ahà lo que quisiera uno comer, le ponÃan las comidas en la mesa como aquÃ, un banco por aquÃ, el otro por allá, le ponÃan las comidas. Le ponÃan bread, es decir, pan, pan y tortillas para lo que usted quisiera comer. El pollo y el menudo, todos los domingos habÃa menudo. Allà no andaban que quesque no, que no hay, ni que esto, ni nada. Allà nos dicÃan en la noche antes de cenar: “El que quiera menudo, todavÃa hayâ€. Allà no hay. Yo para mÃ, yo no, yo no, en donde quiera que anduve, no anduve nada porque, en las demás partes nosotros cociniabamos [cocinábamos], en las parrillas. Pero hubo bordes que estuvieron muy buenos para mÃ.
LM: Cuando ustedes cocinaban, ¿qué preparaban?, ¿qué cocinaban?
JD: No pos, sopas, carne. Como Ãbanos a la, nos llevaba el patrón a las provisiones todos los sábados, todos los sábados Ãbanos a las provisiones.
LM: ¿Cada cuándo les pagaban, don José?
JD: Cada semana.
LM: ¿Qué dÃa?
JD: Los sábados, cuando llegábamos de trabajo. Llegábamos de trabajo.
LM: ¿Les pagaban con cheque, o les pagaban con…?
JD: Con cheque.
LM: ¿Dónde cambiaban su cheque?
JD: En el banco.
LM: ¿Estaba lejos?
JD: SÃ. No, él mismo nos llevaba, nos llevaba él mismo a veces ahÃ. A veces como muchos no sabÃamos poner el cheque, habÃa los que sabÃan español y inglés pos, ellos les ayudaban a ponerlo a nuestras casas.
LM: Ellos les ayudaban para cuando querÃan mandar dinero.
JD: SÃ, sÃ.
LM: ¿Mandaba usted dinero?
JD: SÃ, a mi casa.
LM: ¿Cada cuándo mandaba?
JD: No, pos yo cada quince dÃas.
LM: ¿Qué hacÃan los fines de semana, don José?
JD: ¿Los fines de semana?, ¿cómo los domingos?
LM: Pues sÃ, sábado en la tarde.
JD: No, pues los sábados, los sábados llegábamos en la tarde también de trabajar. Los domingos pos que todos los dÃas a bañarse y todo y a lavarse, y lavar también a uno mismo.
LM: ¿Lavaban?
JD: Uno mismo. Nomás un ranchero me dijo: “La lavadora no la vayas a usar porque esta descompuestaâ€. Y yo jui de curioso en la noche y la eché a andar y lavaba.
LM: ¿Sà lavaba?
JD: SÃ, allá estaba él retirado y echaba a andar la lavadora, pos yo lavaba.
LM: ¿Se reunÃan ustedes después del trabajo, los mismos compañeros a platicar?
JD: SÃ, nos reunÃamos a platicar o otros se iban a pasear al pueblo. Pero casi a mà no me gustaba salir.
LM: ¿Por qué?
JD: No me gustaba, no, no me gustaba salir. A mà si en el monte me tuvieran era mejor. Allá me gustarÃa allá mejor, mejor que andar cercas del pueblo.
LM: ¿Cómo se portaba la gente en el pueblo con ustedes?
JD: No, antes se portaba bien, era muy buena, todo muy bien, nos iban a ver. Los puertorriqueños cuando llegábamos, mucha gente mexicana, nos visitaban. Y platicaban y nos preguntaban de onde éramos y todo, ya les dicÃamos. Y me tocó platicar con un muchacho que estaba en La Junta, Colorado, él de ahà era, era mexicano. Y jue como unos tres domingos a platicar con nosotros. Y el último dÃa se jue a despedir, que porque ya se lo iban a llevar a la guerra.
LM: ¿Era en épocas de la guerra?
JD: Ey, entonces el papá, cuando ya él ya falleció por allá, el papá fue a decirnos, sÃ. Él fue a decirnos el papá, que ya habÃa fallecido y le tocó la mala suerte. Y asà muchos preguntaban. Pero los puertorriqueños iban, nos invitaban a pasear a salir y a mà nunca me gustó.
LM: ¿No?, ¿por qué?
JD: Porque no faltaba, y viera lo que pasaba. Le pasó a unos compañeros que por ahà se jueron a un dichi [ditch], ¡se mataron unos! Y otro quedó quebrado de un brazo. Y pos no, no me gustaba a mà salir.
LM: ¿HabÃa muchos puertorriqueños?
JD: Pos no muchos, pero sÃ, sà nos visitaban, venÃan pa acá a visitarnos.
LM: ¿Les gustaba a ellos platicar con el mexicano?
JD: SÃ, platicaron con nosotros, sÃ. Saben mucha música, la guitarra la tocan como nada. Tienen mucha música, muy bien la guitarra.
LM: Oiga, don José, y, ¿celebraban algunas veces cumpleaños o el 16 de Septiembre?
JD: SÃ, ahà onde estaba yo, onde estaba yo con esos muchachos ahà en Colorado, les gustaba mucho que fuéramos porque a mà me gustaba. Lo que me gustaba era mucho era el baile, ¡eso sÃ! El baile, y me gusta el baile, nomás que ya estoy mal de mi… Pero el baile serio serio acá y allá también. Y los muchachos cocineros nomás me divisaban que iba llegándole y hasta por micrófono nos hacÃan relajo, sÃ. SÃ, y eso era lo que nos gustaba, el baile, nomás bailar.
LM: ¿Dónde bailaban?
JD: HabÃa salones de baile allá, salones allá donde iba uno a bailar, a bailar allÃ. HabÃa un polecÃa en la puerta. SÃ, pero no, ahà nada de escándalos, pleitos, nada.
LM: ¿Cuánto les cobraban?
JD: Un dólar.
LM: ¿Un dólar?
JD: O $5 dólares, pero no, no. Pero esos de tomada, yo no. No, yo nada de tomada nada, no.
LM: Nada, nada, y, ¿habÃa bailadoras?
JD: SÃ, sà habÃa bailadoras, sà habÃa.
LM: Muy bien, cuénteme de esas épocas de la guerra, ¿qué comentaban ustedes, qué oÃan, qué pensaban ustedes de la guerra?
JD: No, no, no, cuando empezó el 19[45] la guerra aquà de los primeros braceros que salieron, pos mucha gente creÃa que se los iba a llevar a la guerra. No, eso no era cierto. Es que iban a destituir [sustituir] para trabajar por los que se iban, por los que se iban, para eso querÃan la gente. Pero ya ve las señoras, las mujeres, que se les van, unas hasta lloraban, lloraban porque se iban. Pero como le digo, el trabajo es la primer vez salir.
LM: ¿Ya después ya?
JD: No. Ya después ya no. Yo hasta de la labor de con mi papá me iba. Le decÃa: “Papá, ya me voyâ€, le decÃa, “hay si usted quiere cierre la tierra, nomás falta la esquina esa, yo ya me voy, hay contratación en Chihuahuaâ€.
LM: ¿Cómo sabÃa usted cada cuando habÃa contrataciones?
JD: Nos pos, pos se sabÃa porque, yo no sé sà se comunicaban de allá de los centros de contratación a los pueblos.
LM: ¿Les avisaban?
JD: SÃ, sà les avisaban sÃ.
LM: En el radio, ¿se acuerda?
JD: Sà también en el radio.
LM: También les avisaban.
JD: Ey, ey.
LM: ¿Se acuerda de que haya habido alguna queja de los mismos compañeros ahà en los campos por alguna cosa?
JD: Una queja, no. Lo que pasa es que habemos muchos rebeldes que protestan y eso es malo. Eso es malo para cuando anda uno ahà trabajando.
LM: Y, ¿qué protestaban?
JD: “¿No quiere trabajar?, ¿pos para qué sales?â€. “SÃ, sà pos sÃâ€. Y eso de andar poniendo contras, ¿para qué? No, si ya saliste, vamos a trabajar.
LM: Y, ¿de qué se quejaban?, o, ¿qué?
JD: No, pos serÃan que les pagaban poco o quién sabe ahÃ, ya qué.
LM: Claro.
JD: No habÃa…
LM: ¿En qué otro lugar trabajó, don José, aparte de California?
JD: La Junta y…
LM: En Michigan.
JD: En Michigan y en Colorado y en Bakersfield. Bakersfield ahà en la uva y en Santa Rosa también.
LM: ¿Ahà en Santa Rosa qué hacÃa?
JD: SÃ, en muchas partes.
LM: ¿Ahà que hacÃa?
JD: En el betabel también, sÃ.
LM: ¿Cuál fue el trabajo que más les gustó?
JD: Todo, para mà todo.
LM: ¿Todo?
JD: Yo, yo me gustaba trabajar, me gusta.
LM: Alguna vez, ¿hubo algún contrato que no le fuera tan bien? Que no sacara suficiente dinero.
JD: No, bueno pues ya, ya de eso no tengo que decir nada porque ya Ãbamos contratados. Y allá nos pagaban eso en los contratos eso decÃa. Ahà explicaba todo en el contrato, todo en el contrato, lo que se iba a hacer y lo que, cómo Ãbamos a contratar. Porque yo supe que en esos contratos, acá Estados Unidos le daba $10 dólares por cabeza al presidente de la república.
LM: Diez dólares.
JD: Diez dólares, asà supe yo. Quién sabe, a mà no me lo crea.
LM: ¿Eso lo comentaban entre ustedes?
JD: Ãndele sÃ, sÃ. Pero para salir, para salir bien, necesitaba usted estar sano, sano. El que no querÃan, no lo querÃa, no, no salÃa. Sà y por eso nos daban esas polveadas también pa que no llevara uno cochinada.
LM: ¿Sà habÃa algunos que llevaban?
JD: Pos sÃ. Pos sÃ, no le digo que nos quedábamos en la calle, ahà en la desta, ahà sÃ.
LM: Oiga, don José, ¿alguna vez se enfermó usted por allá?
JD: No. Yo he sido sano, hasta ahora ya de las piernas. No, yo he sido sano todo. Luego a mà no me dieron mama. No me amamantaron, puro caldo de frijoles, puro caldo de frijoles.
LM: ¿Por qué?
JD: Porque no me dieron chichi. Y me gustan los frijoles.
LM: ¿Le sabÃan igual allá los frijolitos?
JD: SÃ, sÃ.
LM: Muy bien.
JD: Allá se enseña uno mismo todo. Yo sé cocinar todo.
LM: ¿Se enseñó allá?
JD: Sà allá.
LM: ¿Acá no?
JD: No, aquÃ, aquà si yo veo que la señora no puede, yo voy y hago. Y ellos van a comer.
LM: ¿En qué año se casó usted?
JD: En el [19]52.
LM: Y, ¿seguÃa yendo?
JD: El 14 de febrero.
LM: Y, ¿seguÃa yendo?
JD: SÃ.
LM: Y, ¿qué le decÃa su señora cada vez que se iba?
JD: No, no pos Dios te ayude, Dios te ayude y ya nomás.
LM: ¿SabÃa que iba usted a buscar el sustento?
JD: SÃ, sÃ, sà sabÃa.
LM: ¿De cuánto fueron sus contratos, don José?
JD: De tres meses.
LM: ¿Todos eran de tres meses?
JD: SÃ, y unos de cuarenta y cinco dÃas. Pero se acababan los cuarenta y cinco dÃas, me volvÃa a recontratar allà mismo.
LM: ¿Cómo era eso de la recontratación?
JD: Ahà mismo en, ya se me olvidó cómo, ahà mismo lo recontrataban a uno. Y lo llevaban a otra parte a trabajar, a otro, con otro ranchero.
LM: ¿Qué le preguntaban?, o, ¿qué le decÃan?
JD: No: “El que quiera, el que no se quera ir, igual o el que quera recontratarse hay trabajo en tal parteâ€. Y se recontrataba uno. E iba uno con este otro ranchero.
LM: ¿Era fácil recontratarse?
JD: SÃ, ahà mismo adentro.
LM: Alguna de las veces que estuvo por allá, ¿sintió nostalgia?, ¿tristeza?
JD: No, no nada, nada. Trabajar, levantarse uno temprano, trabajar. La misma migración me hablaba en inglés. DecÃa: “Como, ¿cómo que no vas a saber si eres deâ€. No mire: “Mi no sabe speak, mi no sabe speak english, speak spanishâ€. Llegaban a veces, estaba una vez sentado yo ahà afuera del comedor, llegó muy temprano un carro que iba persiguiendo a unos. Y luego me hablan en inglés y les digo: “Noâ€. Pos iban, pero ya me dijo: “Unos que haigan [hayan] pasado aquà por un carroâ€. “Noâ€, le dije, “aquà no ha pasado nadaâ€. En el (ininteligible) también, andaba una vez que me querÃa salir, asÃ. Nomás: “Adiós, adiós, adiósâ€. CreÃan que era yo de allá. “¿Qué tú no eres de aquÃ?â€. “No, no soy de aquÃâ€.
LM: Lo veÃan, lo veÃan blanco, ¿verdad?
JD: “No, yo soy de aquÃ, soy de allá de Méxicoâ€.
LM: ¿Les dieron alguna mica?
JD: Yo sà la tengo. Yo no la di ahora en los contratos que nos quitaron, que nos dieron que pagamos esto. Tengo dos allá en El Paso, allá y uno aquÃ, y otro aquà en este asunto. Son cuatro, y tengo más, tengo recibos de pago y tengo todo.
LM: ¿Los tiene aquà a la mano o los tiene allá en Vicente Guerrero?
JD: No, en Vicente Guerrero, en Vicente Guerrero los tengo. En Vicente Guerrero los tengo, no pos no los iba a traer.
LM: Qué bueno que no entregó los originales.
JD: No, no.
LM: Esos consérvelos.
JD: Yo, yo lo que yo quiero, lo que supe yo que, que creo en eso le iban a dar un papel para que pudiera entrar, no sé, no estoy seguro yo de eso. ¡Ay Caray! Creo que no traigo aquà la mica, no, no la traigo aquÃ. No traigo mi mica aquÃ, pero allá la tengo.
LM: Chéquele bien.
JD: Este papelito…
LM: A ver déjeme ver. (entrevistador leyendo papel) No este es de aquà de Hacienda [SecretarÃa de Hacienda y Crédito Público].
JD: Es de Hacienda, ¿verdad? No, no traigo mi mica.
LM: Muy bien.
JD: No traigo mi mica.
LM: No, pos por eso la tiene, la tiene muy bien guardada.
JD: No, no la traigo.
LM: Tenga don José, para que la guarde. Muy bien, ¿hizo alguna amistad por allá?, ¿alguna amistad duradera?, ¿un buen amigo?
JD: No, no.
LM: ¿Por qué?
JD: No, pos con los de aquà mismo, los de aquà mismo.
LM: Pero, sÃ.
JD: Con mujeres no, no tampoco.
LM: No, no pero con los mismos mexicanos, ¿hizo alguna amistad?
JD: SÃ, sà todo es amistosos, todo.
LM: De ahà del mismo pueblo, ¿conoció gente de otros estados?
JD: Sà pues los que nos visitaban, sà nomás. No, no me traje la mica.
LM: Oiga don José, y, ¿le escribÃa a su familia?
JD: SÃ, sà le escribÃa.
LM: ¿Cada cuándo escribÃa?
JD: No, yo cada vez que mandaba cheque, casi no escribÃa. Yo mandando cheque, con eso era feliz.
LM: Era mejor que escribir.
JD: SÃ, sÃ, yo cartas casi no escribÃa, ¡ahà va el cheque, vámonos!
LM: Y, ¿le escribÃan a usted?
JD: A veces, y a veces no, pero casi escribir no, casi no, no. Se ofrecÃa mandar dinero eso sÃ, eso sÃ.
LM: ¿Llegó a conocer a algún patrón por allá?
JD: FÃjese que allá los patrones casi no se hacen presentes. Los mayordomos son los que se hacen presentes, esos. Esos son los que andan allà con uno, sÃ. Una vez se me quedó un dinero debajo de la almohada, unos billetes debajo de la almohada, porque hasta los domingos iba a trabajar. Y llegaba el del carro y me movÃa con el pie. “¡Vámonos!, vámonos a trabajar, vámonosâ€. Bueno pos los sábados se cambia uno y se baña y todo. Y me cambié y metà el dinero abajo de la almohada y se me quedó. Como Ãbamos lejos a trabajar, llegábamos me acuerdo allá en la mañana. “¡Ay!, dejé mi dinero debajo de la almohadaâ€. Y el que nos iba a hablar, ya sabÃa onde dormÃa, el del carro. Dije, y ya le dije a él, y se vino. Sà lo halló y se lo entregó al patrón, se llama, le decÃa Carl, se llamaba Carlos, Carl y se lo entregó a él. Pos pasó un domingo, el lunes, no a mi no me decÃa nada, yo… Hasta el martes en la tarde me habló el mero bueno. “Oye, ven pa acáâ€, dice, “no andes dejando dinero ahà debajo de la almohada, no andes dejando dinero, si tienes dinero dámelo a mà pa alzárteloâ€. No, sà me entregó mi dinero. Se lo, el del carro se lo entregó a él, al patrón.
LM: Creyó usted que ya no se lo iban a entregar.
JD: No, pos no decÃan nada, yo nada vi ni nada.
LM: ¿Cómo se portaban, en general, los mayordomos con ustedes?
JD: No, bien.
LM: ¿Eran amables?
JD: SÃ, sÃ. Y es que, pos uno esta impuesto a trabajar. Llegó una vez a, una vez ahà en California andábamos en la hoja de la uva, quitándole la hoja pa que le entrara el aire bien. Y nos llevaron y hicimos buen viaje, buen viaje. Llega el mayordomo: “Oigan, ¡mire nomás!, ustedes ya acabaron este fieldâ€, dice, “este field es pa dos dÃasâ€. “No, pos ya lo acabamos, pos ya quéâ€. Esta impuesto uno a trabajar.
LM: Claro, lo acabaron en un dos por tres. ¿Les daban algún premio a los que trabajaban mejor?
JD: No, no, no nada. Nomás puro pago.
LM: Ni una felicitación.
JD: Nada, nada.
LM: Entonces, ¿dónde guardaba su dinero?
JD: No, en la bolsa, lo traÃamos en la bolsa todos.
LM: ¿Lo cargaba siempre?
JD: SÃ. SÃ todos lo traÃbamos en nuestra bolsa. Pero si se ofrecÃa que ya tenÃa una cantidad, entonces lo mandaba.
LM: Oiga don José, ¿iban a misa?
JD: SÃ. Bueno, yo sà soy de esa religión. Yo iba a misa.
LM: ¿De cuál?, ¿de la católica?
JD: De la católica, sÃ.
LM: ¿Cada cuándo iba?
JD: Mucho, cada ocho dÃas.
LM: ¿Los domingos?
JD: SÃ.
LM: ¿Estaba lejos de ahà del rancho?
JD: No, no, no estaba lejos.
LM: No estaba. ¿Iban por ustedes y los llevaban?
JD: No, nosotros Ãbamos, nosotros solos por nuestro pie Ãbanos.
LM: ¿Escuchaban radio por allá?
JD: SÃ, a veces radio. A veces iban a poner las sinfonolas ahà en la puerta de la nave, fuerte ahÃ. Bueno pero usted sabe que hay unos muchachos muy listos. ¿AgarrarÃan dinero esas sinfonolas?
LM: Pues no sé don José.
JD: Pos no, porque le hacÃan averÃas y tocaban bien nochi [noche].
LM: ¿Alguna vez le quedaron a deber algo?
JD: No, nada.
LM: ¿Siempre le pagaron puntual?
JD: SÃ, siempre me pagaban.
LM: Y, ¿siempre le pagaban con efectivo?
JD: SÃ, a veces en efectivo y a veces con cheque.
LM: ¿Qué le gustaba a usted más?, ¿el efectivo o el cheque?
JD: No, en efectivo.
LM: ¿Por qué?
JD: Porque tenÃa que ir al banco uno a cambiar el cheque. Y luego a veces, hicieron una vez un error ahà ellos mismos en el campo. Dicirnos que muy buenos por México y era domingo y no habÃa donde cambiar cheque. Y juimos a las tiendas y comprábanos aunque fuera toallas. Lo que querÃamos era traer nuestro dinero.
LM: Claro, se sentÃa usted más tranquilo con su dinero en la bolsa.
JD: SÃ, sÃ. Y luego hasta me robaron.
LM: ¿Cómo hombre?
JD: Pos sÃ, pos nos dieron la salida el domingo, siendo que no esperábamos esa salida, y luego en domingo.
LM: Y, ¿cómo fue que les robaron?
JD: SÃ, pues me robaron en el camino.
LM: ¿Cómo fue eso? PlatÃqueme.
JD: No pues es que, es que los mismos, aquà en El Paso, agarré el avión, no habÃa avión aquÃ. El error de uno mismo, no habÃa avión y lo agarre a Guadalajara. Y, ¿qué iba a hacer yo a Guadalajara? Entonces me dicen ahà en El Paso, me dicen: “De qué se necesitabaâ€. Yo venÃa bien ajuariado.
LM: ¿Qué traÃa usted?
JD: Pos bastantes maletas, velices y todo, con ropa pa la mujer y todo, todo. Hasta una máquina tráiba, Singer.
LM: ¿De esas de cocer?
JD: SÃ, entonces me iba en avión y no habÃa aquà a Durango. Y entonces, ahà mismo me dicen: “¿De quién es ese equipaje?â€. Le dije: “Es mÃoâ€. Dice: “Pues sabes que tú te vas a ir y el equipaje lo dejas, mañana lo esperas alláâ€. Y dije: “No, si me voy yo se va el equipaje si no, noâ€. Pero ya me estaban esperando allá.
LM: ¿Ahà mismo, en El Paso fue eso?
JD: SÃ, sà antes de pasar pa acá.
LM: Y se vino y nunca llegó el equipaje.
JD: No, no. Sà me traje el equipaje. Me lo traje, pero ya me estaban esperando acá. Ya me estaban esperando pa fregarme.
LM: ¿Y luego?
JD: Pos que, ya alcance a comprar el boleto nomás, pero yo ya habÃa ganado buenos centavos.
LM: ¿Le quitaron su equipaje?
JD: No, el dinero, el dinero.
LM: ¿Cómo fue que le quitaron el dinero?
JD: Nos, pos me agarraron y me asaltaron y me quitaron mi ca[rtera]. Desde entonces se me quitó la maña de usar cartera, nunca, desde el [19]53. Eso de traer cartera no es bueno.
LM: No, porque se llevan la cartera y se llevan todo el dinero.
JD: SÃ, sÃ. Y se llevaron mi Social Security también, que me lo arreglaron en, no recuerdo si en Holly o en Granada. Ahà me lo mandaron a arreglar a la capital de Colorado. Y me llegó y ahà iba mi security. Y como era nuevo, yo no agarré los números ni nada. Y ese anda trabajando, anda otro haciendo dinero con el.
LM: Mire. ¿HabÃa siempre bandidos?
JD: SÃ.
LM: ¿SabÃan que ustedes venÃan de Estados Unidos?
JD: SÃ, pues sà y me quitaron un peso del cero siete veinte [0.720], un peso que pedà en Estados Unidos juerte, y se jue todo. Gloria a Dios que yo ya habÃa comprado el boleto.
LM: Pos sÃ, si no ni con que regresarse le dejan. Y después, ¿cuándo fue su último contrato, don?
JD: Mi último contrato fue en el [19]56. En el [19]56 porque en el [19]57 yo no entré, no entré por esto. Sà jui hasta Piedras Negras. Iba como especial, iba como especial. Taba un primo allá al otro lado y se me hace que era patrón. Y nos mandó llevar a un bonchi de Vicente Guerrero. Entonces llegando a Piedras Negras, a las ocho de la noche, llegando, y llegamos a la oficina donde tenÃamos que llegar. Y nos dicen: “No más, no más especiales, se acabaron los especialesâ€. De ahà me regresé, pisqué tres dÃas ahà en Piedras Negras.
LM: ¿Qué piscó?
JD: Algodón, dije: “Ya me voy con mi familia mejorâ€.
LM: Los que iban de especiales no hacÃan lista, o, ¿cómo era?
JD: No, no hacÃan lista. Entraban porque los mandaba pidir [pedir] el otro de allá, directo.
LM: Y, ¿ya nomás iban directo a la frontera?
JD: SÃ, a la frontera, pa entrar como especiales.
LM: ¿Cuántas veces entró como especial?
JD: No. no entré.
LM: ¿Pero habÃa gente que la pedÃan asÃ?
JD: SÃ, pos sà entraron muchos. SÃ, sà entraron.
LM: ¿Era americano el que les dijo que no más?
JD: SÃ, pos ahà en la oficina de ahà onde tenÃamos que vernos ahà cómo le hiciéramos y todo.
LM: ¿Qué le dijo usted? “Oiga yo vengo de especialâ€.
JD: SÃ, no todos dijimos especiales. Dijo: “Ha llegado la orden que especiales ya nadaâ€. Nos regresamos. Yo traÃa con qué regresarme, con qué regresarme. Le dije a mi compadre Honorio, era muy bueno pa trabajar también, chiquito, chaparrito pero muy bueno. Le dije: “Oiga compadre, oyes ese tren que pita, que pasa aquà a la una, ese cargueroâ€, le dije, “yo me voy a ir ahÃâ€. Dijo: “¿Cómo?â€, dice, “no, pos yo no me quedoâ€, dice, “yo me voy con ustéâ€. Le dije: “Mire si llega a agarrar una góndola es mejor, no se vaya a meter en un carro cerradoâ€. No, les dio pitazo y nos venimos todos. Y llegamos bien todos aquà a Vicente Guerrero.
LM: ¿VenÃa para acá el tren?
JD: SÃ, a Torreón, de Torreón ahÃ. Pero llegando a Paderón, ahà agarraron rites [rides] de camiones, y yo rodié por Torreón pagando. Y ya cuando vine, ya estaban ahà ellos también aquÃ.
LM: ¿Alguna vez le tocó que fuera algún cónsul mexicano a los campos?
JD: No, a la country iban a ver el cónsul, los que tenÃan problemas.
LM: ¿Cómo era eso? Cuénteme
JD: Pos iban a verlo pa decirle sus problemas que tenÃan.
LM: ¿Conoció usted a alguien que fuera a verlo?
JD: Pos todos los campos, no eran de ahà de Vicente Guerrero. Eran otros de otro estado.
LM: Y, ¿qué problemas tenÃan?
JD: Pos no, pos según con los rancheros. Como fÃjese, como a nosotros éramos como cinco y nos tocó con un ranchero que yo creo ese nunca habÃa tenido contratados. Y llegamos el sábado de trabajar. Pos estábamos esperando el cheque para ir a la provisión, y, ¡nada! Y se hizo tarde y, ¡nada! Hasta que un compañero mismo de aquà de que conmigo, de acá de Vicente Guerrero, le dijo: “Oiga, oiga, ¿qué? Y, ¿el cheque?â€. “¡Ah!â€, dice, “ya ni me acordaba, ya ni me acordabaâ€. Y luego dice el compañero: “Este hombre, esta impuesto a trabajar con puros mojados y nos les paga. Se le van porque no les pagaâ€. Y por eso a nosotros asÃ...
LM: ¿No les querÃa pagar?
JD: No, pos al olvidársele, ¿cómo se le iba olvidar que andábamos trabajando?
LM: No, pues sÃ.
JD: Y llevarnos a la provisión, pues sÃ.
LM: Oiga, cuando estuvo usted trabajando por allá, ¿le tocó ver uno que otro compañero que fuera mojado?, ¿que fuera ilegal trabajando ahà mismo?
JD: SÃ.
LM: ¿Sà habÃa?
JD: Sà hay, sà hay. Como anda con los contratados no se echa de verse pero sà hay.
LM: Los patrones les convenÃa, ¿les pagaban menos?
JD: Pos, oiga, quién sabe ellos, pos ellos si ya cuando llegamos ya estaban allÃ.
LM: ¿Conoció usted a alguno?
JD: Pos no, porque eran de otros partes, sÃ.
LM: ¿Pero sà habÃa?
JD: SÃ, pero también hay unos patrones que son bellacos, duros, sÃ.
LM: ¿Abusaban?
JD: SÃ.
LM: ¿De qué forma abusaban?
JD: Pos en el trabajo. Pos abusaban porque, pos unos quisieran que, quisieran que hicieran más trabajo. Y a otros no les decÃan nada.
LM: ¿Algunos sà los presionaban?
JD: SÃ.
LM: Me comentaba usted que sentÃa que algunos les caÃan bien y los trataban mejor, ¿se acuerda de esos?
JD: Y esos son que les, esos les echaban la piedrada más grande.
LM: ¿S�
JD: Pos sÃ.
LM: ¿Alguna vez…?
JD: Pero acá donde andamos por hora no, ahà no habÃa dificultad. Ahà hacÃamos las cajas que quisiera uno y ya sabÃamos como andábanos. Ocho horas, ocho horas era lo menos. Lo que, los que trabajábamos ocho horas.
LM: PlatÃqueme de alguna de las visitas que hacÃan al pueblo.
JD: No, no pos nomás los sábados cuando Ãbamos a la provisión, sÃ.
LM: ¿Qué compraban?
JD: No pos, qué comer nomás. Muchos pos sÃ, pos traÃban su cervecita, su botecito pa tomar ahÃ, pero no, nomás uno o dos.
LM: ¿Tomaban ahà en las barracas?
JD: SÃ, sà ahÃ, pero no para emborracharse, ahà nomás.
LM: Algo poco.
JD: Ãndele, sÃ.
LM: ¿Qué es lo que más le gustaba de los pueblos, don?
JD: No, que no me gustaba, lo que me gustaba era allá en el monte.
LM: En el campo.
JD: SÃ, en el campo. SÃ, no pos yo casi en los pueblos no andaba, no me gustaba. Y tampoco, si vivÃa un compañero o un amigo asÃ, que iba a agarrar algo de la tienda, tampoco me gustaba andar con él.
LM: ¿Sà habÃa algunos?
JD: SÃ, habÃa unos pero, sà habÃa unos. Una vez asà me invitó uno, pero yo no sabÃa. Lo miré, jamás me junté. No me vine con él. Al campo no regresé con él.
LM: ¿Qué le dijo?
JD: No, ni me dijo, pues regresó con velices y todo. No, nunca jamás salà con él ni regresé con él. “Dios te ayudeâ€.
LM: ¿De dónde eran ellos?
JD: Él era del Rancho del Calabazar. De ahà de Guerrero asà poquitito… Estado de Zacatecas, no es Durango, colinda Zacatecas con Durango. SÃ, le dije: “Ahà nos vemosâ€.
LM: Sà mejor. Cuando se regresó a México ya, don, ¿alguna vez sintió ganas de regresar a Estados Unidos?
JD: SÃ, yo muchas veces. Allà en Irapuato, ahà en Irapuato taba un gringo, taba la mesa asà onde estábamos pasando, enseñando los contratos, los papeles para pasar ya pa dentro pa revisarnos. Y estaba un gringo al lado de adentro de la barra, taba desechando mucha gente de aquà de mi pueblo. Estaba desechando pura gente trabajadora.
LM: Y, ¿por qué?
JD: Pos sabe, pos usted sabe que se estaba uno, no ve que yo estuve dos meses en Chihuahua. Las manos lisas porque se las ve lisas que no tenÃa callos aquÃ. Los que no tenÃan callos los desechaba. Entraban y decÃan: “No, ya me torcieron a mÃ, ya me torcieronâ€, dice, “cuÃdate tú, ahà está un americano ahÃ, que pasas con él y luego te dice, te desechaâ€. “¿Cómo que te desecha?â€, les dije, “es que ustedes tienen miedo, tienen miedo, cómo los va a desechar, ¡hombre! Pos sà yo los conozco a ustedes pura gente trabajadora, ¿cómo?, ¿por qué los desecha? ¿Por qué? Es que ustedes tienen miedo, no lo esperen aquÃ. Váyanse derecho con élâ€. Y yo gané derecho con él. Y me metà con él. Yo llevaba un papel que me dieron en Bakersfield en la uva, la mayordoma, la muchacha, de recomendación. Y lo saqué, y se lo presenté, lo vio, Y luego le hace asÃ, hijo de la…
LM: ¿Se lo rompió?
JD: Me lo rompió, eso fue lo que me pudo.
LM: Y, ¿por qué lo rompió?
JD: Pero me dio el pase.
LM: ¿Le dio el pase?
JD: SÃ, pero me pudo mi papel que me habÃan dado acá de recomendación.
LM: Claro.
JD: Todo.
LM: ¿Ésa se la dio una mayordomo?
JD: SÃ, la mayordoma.
LM: ¿Cómo se portaba ella?
JD: No bien, ella nomás recibÃa. Cada quien les dan a uno su numeración, tÃquetes [tickets] asà numerados, tÃquetes numerados. Su número y le va poniendo a sus cajas que va haciendo, ya sabe quién es.
LM: ¿Eran mejor las mujeres que los hombres para mayordomo?
JD: Pos, pos sÃ, sà eran mejor.
LM: ¿Por qué?
JD: Que porque, el mayordomo le metÃa muchos peritos o algo asÃ. Pues caerÃa mal o algo asÃ.
LM: Y, ¿la mujer no?
JD: No, no ellas, no todas. Y ellas me arreglaron una hoja de recomendación y me la dieron. Y se me ocurrió sacarla ahÃ. Dije: “Ahorita, yo no, yo no espero acá, yo me voy directamente con élâ€. No, la saqué y la vio. Usted sabe esa hoja, no nomás me la dieron nomás por que sÃ.
LM: ¿Pero no le dijo usted nada?
JD: No, no le dije nada.
LM: Ya cuando no volvió a regresar a Estados Unidos, ¿en qué trabajó acá en México?
JD: En acarrear posterÃa de la Comisión Federal [de la Electricidad] a los pueblos pa electrificar.
LM: ¿Trabajó en la Comisión Federal?
JD: SÃ, estoy jubilado desde ahÃ. Estoy jubilado.
LM: ¿Le pagaban bien?
JD: SÃ, nos pagan bien. Ya soy jubilado de la Comisión. Desde el [19]58 pa acá trabajé.
LM: ¿Desde el [19]58?
JD: Pos ya no entré el [19]57. El [19]58 me tocó hacer lÃneas y todo y acarrear posterÃas para poner en los pueblos.
LM: ¿Ya no le volvieron a dar ganas? No pensó una que otra vez…
JD: No, ya estaba yo acá, ya estaba yo acá con este trabajo acá en Comisión.
LM: Y, ¿ganaba bien?
JD: SÃ. Ya, ya no jui.
LM: Oiga don José, este, cuénteme, ¿cuántos años trabajó ahà en Comisión?
JD: Como unos veinticinco años trabajé.
LM: Veinticinco.
JD: Y me jubilaron por la edad. Pero deberÃan de ser treinta.
LM: Pero por la edad lo jubilaron.
JD: Por la edad me jubilaron.
LM: ¿Estuvo usted contento en ese trabajo?
JD: SÃ, cómo no. Tengo dos muchachos trabajando adentro.
LM: ¿Alguna de las veces…?
JD: Cuando yo me jubilé, se recibieron. Ellos ya sabÃan, porque yo me los llevaba y los entrenaba, y subir poste y arriba y todo. Y me daban mis vacaciones. Asà es que ellos cuando se ofreció que yo los dejé, que ya me jubilé y los metÃ. Ellos ya nomás iban a registrarlos a ver cómo estaban de si no estaban enfermos o algo, y adentro. Traigo dos muchachos adentro.
LM: Alguna de las veces que estuvo usted allá, ¿le ofrecieron que se quedara a vivir allá en Estados Unidos?
JD: No, sà me ofrecieron una, a podar.
LM: ¿A podar?
JD: SÃ, que me quedara a podar. Y no quise.
LM: Y, ¿le iban a arreglar su residencia?
JD: SÃ, y no quise.
LM: ¿Por qué?
JD: No, pos no. No quise también. El modo de las mujeres también allá.
LM: ¿No le gustaba?, ¿qué es lo que no le gustaba? Cuénteme.
JD: No, no, pos eso.
LM: ¿Cómo son?
JD: No, pos mujeres sà son, hay muchas y todo. No me gustó el modo de las señoras.
LM: ¿Eran muy diferente el modo al de la mexicana?
JD: SÃ, sÃ.
LM: ¿Cómo es la mexicana?
JD: No, no, pos aquà no están impuestas a que les dice uno: “¿Vamos al baile?â€. Y allá aunque sea la esposa y todo, la lleva usted al baile, y no. Usted entra a la cantina, lleva a su esposa. Después agarra para onde están los hombres y el hombre pal otro lado. Al rato le dice la señora: “Ahorita vengo, ahorita vengoâ€. Y se fue con el otro en el carro. Y eso fue lo que no me gustó.
LM: ¿Tuvo usted alguna novia por allá?
JD: Muchas, muchas, pero nomás una respeté. Una respeté ahà en La Junta, Colorado. Trabajaba en la fábrica, ahà se entendÃa de todo, manejar fierros y todo. Si se desbarataba, ella lo componÃa.
LM: ¿Era mexicana ella?
JD: SÃ.
LM: ¿Ella era de allá?
JD: Yo creo era de allá, pero nomás esa respeté.
LM: Y, ¿a las demás no?
JD: No.
LM: ¿Por qué a las demás no?
JD: No, pos no me gustaba su modo de ser.
LM: ¿Eran americanas las demás?
JD: SÃ, pos sà eran chicanas de allá.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Isabel DomÃnguez. Don José, ¿no le hubiera gustado quedarse a vivir en Estados Unidos?
JD: No, no me gustó. Y me ofrecieron dinero, una señora.
LM: Una señora.
JD: Señora grande, me servÃa de abuela. Me dijo: “Tengo cuarenta, te doy veinte y veinte para mÃâ€. Si yo he sido muy interesado en el dinero yo me habÃa quedado, pero no, yo tenÃa mi familia aquÃ.
LM: ¿Ella querÃa que se quedara con ella?
JD: SÃ, dice: “No te quiero pa que trabajes, te quiero pa que te estés en mi casaâ€.
LM: ¿Era americana ella?
JD: SÃ. Ella trabajaba ahà en la fábrica, onde te, la novia esa, que es Toña, se llamaba Antonia.
LM: Y no le gustó a usted. Don José, ya para terminar con nuestra entrevista, me gustarÃa comentarle, para usted, ¿qué significa la palabra bracero?
JD: ¡Ah caray! Pues para mà la palabra bracero es, los contratos que hacen los patrones para ir a trabajar.
LM: ¿Qué siente usted de que lo identifiquen como bracero?, ¿cómo se siente de ser bracero, de haber sido bracero?
JD: No pos para mÃ, pos me gustarÃa porque yo jui uno, yo jui uno de los que jui de bracero a trabajar en los campo o onde juera.
LM: ¿Está usted orgulloso de haber sido bracero?
JD: SÃ.
LM: ¿Asocia usted la palabra con el trabajo honrado?
JD: Perdón, no le…
LM: ¿Asocia usted la palabra bracero con trabajo?
JD: SÃ. Con trabajo sÃ, sà trabajo.
LM: Sus recuerdos de esa época que usted trabajó como bracero, ¿son positivos?
JD: Son positivos todos. Yo no anduve con, como trabajando la mitad, ni haciendo relajos ni nada.
LM: El haber sido bracero, ¿cambió su vida de alguna manera, don José?
JD: Pos cambió porque me quedé aquà en mi pueblo con mi familia. Y me tocó buena suerte para trabajar donde quiera que sea.
LM: ¿Cree usted que fue bueno ese programa?
JD: SÃ. SÃ es bueno todo.
LM: ¿Por qué fue bueno?
JD: Porque, pos porque no le faltó el sustento a mi familia.
LM: ¿Se ayudó económicamente?
JD: Y se está ayudando, y se está ayudando todavÃa.
LM: Muy bien. ¿Le gustarÃa que hubiera nuevamente contrataciones?
JD: Me gustarÃa que hubiera contrataciones como las que hubo. Como las que hubo, llevando su contrato y explicando todo como ha de ser. Y tener médicos también allá, allá por si se enfermara uno. Porque sà los tenÃamos, pero a veces hacÃan poco caso. Tuve un compañero malo que le picó la hiedra. Y brincábamos los dos a trabajar ahà el arroyito, a trabajar. Y pasábamos ahà y le picó la hiedra y a mà no me hizo nada. Y duró más de semana malo allà que no lo atendÃan. Llegaba yo y lo hallaba ahÃ. Y me daba unas develadas buenas porque él querÃa como arrancar. Me daba unas desveladas buenas y asà iba a trabajar.
LM: Y, ¿asà iba a trabajar?
JD: SÃ, pues era compañero de allà mismo de mi pueblo.
LM: Y, ¿los médicos no hacÃan nada?
JD: No, lo llevaban a trabajar. Y les dicÃa yo, les dicÃa yo, ahà a la compañÃa ahà que lo llevaran a trabajar, este a con el médico, con el médico. Y venÃa y no lo llevaban. Hasta que me les puse bien, y a los ocho dÃas lo llevaron, y se compuso.
LM: Entonces sà habÃa…
JD: SÃ, sà es mala la hiedra.
LM: ¿En dónde fue eso?
JD: Fue en California, sÃ, andábamos en la naranja.
LM: Pero, ¿si serÃa bueno que hubiera nuevamente contrataciones?
JD: SÃ, a mà me gusta que hubiera. Porque el contrato ahà explica todo. Ahà explica todo, todo lo que debe decir, tanto de allá como de aquÃ.
LM: Don José pues quiero darle las gracias por haber compartido con nosotros su vida y sus experiencias. Estamos muy agradecidos, a nombre de la Universidad de Texas, del Instituto de Historia Oral y en lo personal, le agradecemos mucho que nos haya dado este espacio para platicar.
JD: Esta bien. Y yo también asà me gusta, que me hubiera platicado de eso, porque yo sà estoy contento de haber trabajado allá.
LM: Qué bueno, qué bueno.
JD: Yo no tengo que dicir nada de allá. Porque para eso se contrata uno, para ir a trabajar.
LM: Exacto, muy bien. Con esto vamos a dar por terminada la entrevista, muchas gracias.
JD: ¿TodavÃa estará ahà mi camión?
LM: Espero que sÃ.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 2 de junio de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano MartÃnez
Esta es una entrevista con el señor José Isabel DomÃnguez Hernández, en la ciudad de Durango, Durango, el dÃa 3 de junio de 2003, conducida por Laureano MartÃnez para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Buenas tardes don José.
JD: Buenas tardes.
LM: Don José, me gustarÃa comenzar nuestra entrevista, preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
JD: Nacà en 1926, en Vicente Guerrero, Durango.
LM: ¿Qué dÃa?
JD: Ocho de julio del [19]26.
LM: ¿Cuántos años tiene?
JD: Setenta y seis.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
JD: Salomé DomÃnguez Alonso.
LM: Y, ¿su mamá?
JD: Silvina Hernández de Acevedo.
LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
JD: Nomás juimos dos.
LM: De esos dos, ¿usted es el mayor o el menor?
JD: Yo, yo jui [fui] el mayor.
LM: ¿Cómo se llama?, ¿es hermano o hermana?
JD: Hermano.
LM: ¿Cómo se llama su hermano?
JD: SÃ, pero falleció él, el [19]58. Se llamaba IsaÃas DomÃnguez Hernández.
LM: Cuéntenos un poquito, don José, cómo es ese lugar donde usted nació, ¿cómo es Vicente Guerrero?
JD: Aquà en Vicente Guerrero.
LM: ¿Cómo es el lugar?
JD: No, pos aquà en Vicente Guerrero todos semos [somos] trabajadores, puros agricultores.
LM: ¿Es un ranchito grande?
JD: No, es grande, es grande. Gente trabajadora, (ininteligible) luego alrededor también.
LM: Muy bien.
JD: Puros braceros, sÃ, trabajadores campesinos.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá?
JD: A la agricultura.
LM: ¿TenÃa tierras?
JD: También, sÃ, tenÃa… Era propietario de dos lotes. Y trabajó también al otro lao [lado].
LM: ¿También fue bracero?
JD: En Indiana, trabajó. Y deso [de eso] le vino lo viejo, porque lo tenÃan cuidando una pila donde chorreaba el fierro caliente.
LM: Y, ¿se enfermó?
JD: SÃ.
LM: ¿En qué año fue su papá bracero?
JD: Ah pos no. fÃjese eso sà no sé de explicarle, porque pos, yo ta [todavÃa] no nacÃa. SÃ, yo ta no nacÃa.
LM: ¿Cuántos años tenÃa usted cuando su papá falleció?
JD: Cuando él, cuando mi papá falleció, tenÃa, como sesenta y dos años.
LM: Él, y, ¿usted?
JD: Ah, ¿él? No yo, él, él falleció de noventa y, noventa y ocho. De noventa y ocho años falleció él.
LM: O sea que fue una enfermedad larga la que tuvo él.
JD: SÃ, sÃ.
LM: Muy bien, ¿fue usted a la escuela don José?
JD: No. No, tuve muy poquita escuela. No cursé segundo año, porque mi papá era muy, muy duro en el trabajo. Muy duro y nos traiba [traÃa] a mà y a mi hermanillo trabajando, trabajando en lo que se ofrecÃa. Trabajé de jornalero libre y todo y, y en lo propio con él.
LM: ¿A qué edad le empezó usted a ayudar a su papá?
JD: Ah, no, pos tabanos [estábamos], tabanos de ocho años, ocho años, sÃ.
LM: ¿Cómo era su papá de carácter?
JD: No, era muy enérgico él, muy enérgico para todo. Él no le gustaba que anduviéramos jugando a las canicas, al trompo, a los patoles, nada de eso. Él puro trabajo. Que estuviera allà sucio el mere… Este sà puerco la casa o el corral, nada, vámonos todos pa [para] juera. Y habÃa de traer, de allá para acá, no me habÃa de venir deoquis, leña o piedra. SÃ, sà señor.
LM: ¿Su mamá como era don José?
JD: No, mi mamá era pos, trabajadora, trabajadora en el hogar, sÃ.
LM: Los defendÃa de…
JD: Pos, pos no, pos estaban de acuerdo los dos, los dos estaban de acuerdo, pos asà se necesitaba.
LM: Asà era como educaban los hijos.
JD: Ãndele, sÃ.
LM: ¿Qué sembraba su papá?
JD: Frijol y maÃz, calabaza.
LM: Don José, ¿se acuerda usted cuál fue su primer trabajo que le hayan pagado?
JD: SÃ, sÃ, porque yo anduve ahà al otro lado, cuando me contraté yo anduve en el betabel.
LM: No, no pero en México, cuando usted estaba chico.
JD: Ah cuando yo estuve chico aquÃ, mi primer trabajo, pues en la labor, en la agricultura, sÃ. En la agricultura con el arado y con los animales, sÃ.
LM: ¿Usaban animales?
JD: SÃ, sÃ, entonces no, no se usaban tractores.
LM: ¿Cómo era esa siembra?
JD: Esa siembra pos en este mes llovÃa bastante. Buenas cosechas antes, y sembrábamos maÃz y frijol, calabaza. Y eso era nuestro trabajo de la agricultura. Agarrar el frijol, agarrar el frijol y tumbar. Y acarrear en carro pa la casa.
LM: ¿Cuánto le pagaban?, ¿se acuerda?
JD: No, era propio. Pero yo empecé a trabajar también chico asÃ, ganaba $8 pesos.
LM: ¿Ocho pesos?
JD: Ocho pesos, sà señor.
LM: ¿De qué edad empezó a trabajar?
JD: No pos ya de unos once o doce años.
LM: ¿Por semana?
JD: SÃ, por semana, eso ganábanos [ganábamos].
LM: ¿En lo mismo?
JD: En lo mismo ahà trabajando.
LM: ¿Se dedicó a la agricultura?
JD: SÃ, a la agricultura.
LM: En sus años de adolescencia.
JD: Ey, ándele sÃ.
LM: Don José, y, ¿cuándo se entera usted que se puede ir a trabajar como bracero?, ¿qué decÃan en los ranchos?, o, ¿qué se comentaba?
JD: Ah, eso sÃ, en los ranchos allá cuando llegábanos [llegábamos], cuando llegábanos a trabajar ya nos tenÃan preparado allà donde tenÃamos que, donde dormir. Donde hacer cocina, nuestras estufas para hacer de comer.
LM: No, pero digo aquÃ, cuando estaba usted en Vicente Guerrero, ¿de qué edad se contrató la primera vez?, ¿cuántos años tenÃa?
JD: ¡Ay caray! ¿Cuántos tendrÃa? Unos veintiséis años.
LM: Y, ¿cómo fue que se contrató?
JD: No pos, es que, habÃa contrataciones y yo le pedà permiso a mi padre para salir para allá. Y habÃa contrataciones aquà en Durango, aquà en Durango y en Monterrey, en Chihuahua, en San Pedro, Tlaquepaque, y en Guanajuato.
LM: ¿Usted habló con su papá para que lo dejara?
JD: SÃ, sÃ.
LM: ¿Qué le dijo?
JD: No, pos me dijo: “Esta bienâ€. Porque el cuar… Yo querÃa ir el [19]45, cuando el traque, cuando la guerra. Y no me dejó porque estaba chicambiano (??).
LM: ¿Estaba muy chico?
JD: SÃ, sÃ, estaba muy chico y no me dejó. Dijo: “¡No!, tas muy chico tú todavÃaâ€. Y no me dejó el [19]45, pero yo sà tenÃa ganas, sÃ.
LM: Y se esperó.
JD: SÃ, sà me esperé después. Y ya me dio permiso. Y ya después, después, el trabajo es salir la primer vez.
LM: ¿Dónde se contrató usted? Se vino a Durango, o, ¿qué hizo?
JD: Aquà a Durango, y luego a Chihuahua.
LM: De aquà lo mandaron a Chihuahua.
JD: SÃ.
LM: ¿Se acuerda?
JD: ¡Va!, también habÃa contrataciones allá, también, cuando no habÃa aquÃ, habÃa contratación allá.
LM: Pero esa primera vez, ¿se acuerda qué les pedÃan para contratarse?
JD: Para contratarnos, no, nos pedÃan únicamente, únicamente cua, cua… HabÃa veces que durábanos [durábamos] allà para poder salir en las contrataciones. En Chihuahua duré estar dos meses, para poder salir. Para poder salir, allà en Chihuahua habÃa mucha multitud de gente trabajando, no habÃa trabajo dónde trabajar, pero bendito sea Dios a mÃ, yo no me quejo de nada, de nada. Porque el único, que hacÃan las contrataciones era nomás, empolvarnos, nomás pa, por si juéramos piojientos nomás.
LM: ¿Era lo único?
JD: Nomás, era lo único. Yo no tengo que dicir [decir] nada de las contrataciones, más que eso. Porque allá al otro lado, a mà me jue bien. Yo no tengo que dicir de al otro lado. Allá nos ponÃan ya donde cociniar [cocinar], donde quedarnos, aunque jueran en el monte una carpa pero después acá en Los Ãngeles a diez millas acá. Ya se me olvidó onde es, allÃ, allà sÃ, allà tuvo muy bueno. Allà ni mujeres, ni mujeres nos iban a visitar porque tenÃamos un guardia en la puerta, un guardia allá, allà nos asistÃan. Nos asistÃan por $0.75 centavos las tres comidas, ya se me olvidó cómo se llama. Ya se me olvidó ahÃ. Son, son 10 millas de Los Ãngeles asÃ, andaba en la uva.
LM: En la uva trabajaba.
JD: En la uva.
LM: Vamos a regresarnos un poquito, para que me platique cuando se contrató. ¿Cómo fue ahà en Chihuahua?
JD: No, ahà en Chihuahua, los dos, pos… Me contraté varias veces.
LM: La primera. Vamos a recordar de la primera.
JD: SÃ, sà pues es, pos fÃjese que en Chihuahua, no recuerdo la primera vez cuando me contraté, pero yo digo que sà ahà en Chihuahua.
LM: ¿Cómo fue?, ¿Los formaban? ¿Cómo era?
JD: Allà entrábamos por lista. Entrábamos por lista, según el patrón de al otro lado, la de su personal que él requerÃa, llevarse las personas pa llevárselas a su rancho a trabajar. Y asà entrábanos todos. Se contrataba un porcentaje diario y nos formábanos [formábamos]. Nos formábanos para llegar al conteo, al a… Según al pedido que estaban haciendo. Si no alcanzábamos [alcanzábamos], otro dÃa. “Hasta aquà nomásâ€, nomás nos decÃan a las tres de la tarde, “hasta aquà nomásâ€. A las tres de la tarde.
LM: ¿A qué hora llegaban ustedes ah�, ¿en la mañana?
JD: En la mañana, no ahÃ, ahà unos hasta se quedaban.
LM: ¿S�
JD: Sà nos quedábamos allÃ, fuera uno a perder el campo, no perder el campo allÃ.
LM: ¿DormÃan ahÃ?
JD: SÃ, allÃ, allà la hacÃamos. Si no dormÃamos pos era, si nomás eso, para agarrar el campo pa poder entrar adentro. Pa los pedidos que estaban haciendo de adentro. Entonces le hablaban a uno de adentro por micrófono. Le hablaban según el lugar: “Vicente Guerrero, Durangoâ€. Pues le hablan y entraba según los lugares ya entraba.
LM: Cuándo usted se fue, ¿se fue solo?, o, ¿se fue alguien más con usted?
JD: No, Ãbamos más, iba más gentes. No, pos a veces nos Ãbanos [Ãbamos], nos Ãbanos siete. Y otros a veces se iban en bonchecitos asà según pa allá. Ãbanos de a siete, de a diez, doce. Allá a contratarse uno. Eso sà le digo, que, cuando entraba uno ahà que la formación, no estaba chiquita la formación.
LM: ¿No?
JD: Era un colón grandÃsimo. ¿Usted cree que yo iba a entrar? Poniéndome allá atrás. No, allá que ha de ser listo uno allÃ. Porque cuando llega, los más listos que duermen, son los que entran.
LM: Son los que entran.
JD: Y los desvelados no, esos se quedan atrás. Asà me la jugaron a mÃ, pero ya después ya no.
LM: Muy bien.
JD: Usted madruga en la mañana, a las seis de la mañana, seis, y se hace, yo me hice de la mera puerta, de la mera puerta. Yo me paré en el quicio y salÃa tanto asà pa arriba del quicio, del bolotón que estaba asÃ. No jui el primero porque munchos [muchos] los golpeaban allÃ, los golpeaban al entrar allà por hacer bola, o esto o lo otro o habÃa broncas. Pero con los polecÃas [policÃas] allà y ellos. SÃ, pero se pone uno listo, es el primero que entra. Pero entraban primero los golpeados, los que y luego ya uno.
LM: Muy bien. Y, ¿habÃa médicos allá adentro?
JD: ¿Médicos? No.
LM: Alguien que les hiciera preguntas o les revisara las manos.
JD: No, no, nada. Nomás nos polveaban y nos contrataban y vámonos.
LM: ¿Dónde cruzó usted la frontera?
JD: ¿Yo? Pos por este por, ¡ay caray! Pos yo aquà por este, por este Juárez.
LM: ¿Ahà por Ciudad Juárez?
JD: Por Ciudad Juárez, y en avión también jui.
LM: ¿En avión también fue?
JD: Ahà hasta Michigan.
LM: Pero ya de, de Estados Unidos para allá.
JD: No, no, no, de aquà contratado.
LM: ¿Dónde agarró el avión?
JD: De aquà de Irapuato.
LM: ¿De ahà se lo llevaron en avión?
JD: De allà de Irapuato en avión.
LM: ¿Cómo fue ese avión?
JD: No esos aviones, eran pos, estaban garritas. Que decÃan que eran de la guerra pasada, se llamaban Los Tigres.
LM: Los Tigres.
JD: Y en esos nos llevaban hasta Michigan. Yo estuve en Saginaw, estado de Michigan. En Santa Rosa también aquà en California, en Santa Rosa, en Bakersfield. En varios trabajos estuve yo, muchos.
LM: Cuando cruzó, don José, ¿a dónde lo llevaron?, ¿los llevaron a algún lugar especial para de ahà mandarlos a las granjas?, o, ¿cruzaban directamente a las granjas?
JD: No, ya de aquà Ãbamos directamente allà de las partes aquÃ. Ya de aquà ya Ãbanos ya a la parte de, o es decir los granjeros, ya llevaban la gente a donde iban destinada a las granjas.
LM: ¿Dónde los escogÃan a ustedes los granjeros?
JD: Ah pos, donde nos contrataban.
LM: AhÃ.
JD: Ey, en Irapuato, allà en, yo me acuerdo que ahà nos, ya estaba el granjero ahÃ: “A tal parte van a ir ustedesâ€.
LM: AhÃ, ahà les dijeron en Irapuato. ¿Ya se habÃa subido usted a algún avión?
JD: No, no.
LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista, dÃgame.
JD: Ya vamos.
LM: Sà dÃgame, platÃqueme. PlatÃqueme eso de que le dieron la lista aquà en Durango y lo iban a mandar a Texas.
JD: SÃ, me dieron aquà la lista cuando nosotros nos contratábamos para salir para Texas, a contratarme. A contratarme me parece a Monterrey. Entonces les dije yo a los compañeros, les dije: “¿Les gusta irse a Texas al algodón?â€. “Noâ€, dijeron, “pos ahà donde tú quierasâ€. Dije: “Buenoâ€, les dije, “nos vamos a ir a Irapuato a contratarâ€. Yo temiendo que allá nos fueran a rechazar mi lista, pero no. El señor que estaba contratando allÃ, que estaba contratando, no me rechazó nada. Me hablaron hasta dos veces, se repitió la lista, dos veces se repitió.
LM: ¿Por qué no les gustaba Texas?
JD: No, pos porque muchos no sabÃamos piscar algodón.
LM: Eso era.
JD: Eso era todo.
LM: ¿Era muy pesado la pisca del algodón?
JD: SÃ, nos caÃa gordo estar sacudiendo el saco en el tráiler. (risas)
LM: Déjeme le cierro aquà la puerta. Y, ¿se fueron a Irapuato?
JD: SÃ.
LM: Y, ¿de ah�
JD: De allÃ, sà nos habló al… Sà nos hablaron a Durango. Y nos hablaron dos veces. No, no afiladas, en un semana una y luego otra. También otra vez se volvió a repetir la lista.
LM: ¿Cuánto duró ahà en Irapuato?
JD: En Irapuato, duré más o menos como unos doce dÃas. Unos doce dÃas ahà en Irapuato pa que me hablaran, pa que corrieran mi lista.
LM: Y, ¿dónde se quedaban?
JD: Allà en el campo libre.
LM: A la intemperie.
JD: En la intemperie, sÃ.
LM: Y, ¿qué comÃan, don José?
JD: Ah no, pos Ãbamos ah, allà habÃa que comer. Allà mismo iban a, allà estaban vendiendo y ahà comÃamos. ComÃamos comida, la leche y todo ahà habÃa, plátanos.
LM: Muy bien.
JD: SÃ, tábanos [estábamos] bien.
LM: ¿Cuál se acuerda que fue su primer trabajo cuando cruzó?
JD: Cuando crucé, el betabel.
LM: El betabel. ¿Cómo es ese trabajo del betabel?
JD: El betabel es un trabajo en el field que le llamamos aquà las labores. Es, le dan un azadoncito chiquito pal desahije. Desahije y que andará enclinao [inclinado] uno desahijando, desahijando.
LM: Desahijando significa dejar nomás una plantita.
JD: SÃ, sÃ, nomás dejar una plantita, y le pagaban a uno por acres.
LM: ¿A cómo le pagaban el acre?
JD: Ay fÃjese que, fÃjese que éramos siete. Y a veces nos salÃan de a $13 dólares a cada quien.
LM: ¿Era suficiente dinero?, o, ¿era poco?
JD: Pos, pues no. Pues era poco porque en el field, en la labor, era, pos era duro allÃ. Pero al final uno estaba impuesto a esos trabajos, a los trabajos de las labores. No, no, no, nos reducÃamos.
LM: ¿En dónde fue?, ¿en qué estado fue ese del betabel?
JD: Aquà en en Colorado, en el tuve [estuve] en La Junta, Colorado.
LM: Y, ¿qué pensaba usted de Estados Unidos, don José?, ¿qué pensaba que se iba a encontrar por allá?
JD: No, no, uno va a trabajar, a trabajar a donde lo pongan.
LM: Ahà vienen. Vamos a hacer otra pequeña pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista del señor José Isabel DomÃnguez. Me decÃa que eso, eso fue ahà en, en…
JD: Sà en, en los files [fields], ah eso allÃ. A eso en ___(?) anduve en el pepino también.
LM: En el pepino.
JD: Pepino.
LM: ¿Cómo es el trabajo del pepino?
JD: El pepino es andar inclinado, agachado. Seleccionándolos de este tamañito.
LM: ¿Asà chiquillos?
JD: AsÃ, no, más chiquitos.
LM: Cinco a…
JD: Sà más chiquitos, sÃ. Si usted deja un pepinito, para los tres dÃas que va otra vez a dar otra pisca ahÃ, ya está el pepino grande asÃ. Y ese, y ese ya no.
LM: Ya no lo quieren.
JD: Ya lo cortaba uno y lo tiraba uno asà pa atrás. Y ahora he preguntado, que dicen que ya también lo utilizan. Yo, no me costa, pero me dijeron que ya lo utilizan. Porque en pláticas se poner uno a platicar.
LM: Claro.
JD: Con unos y otros.
LM: Pero antes de…
JD: Ãndele.
LM: ¿Qué más sembraban ahà en ese rancho?
JD: Ah no, no pos, pepino y pos anduve en el pepino. Y también anduve en California en la uva, en la uva y en la manzana y en la naranja. Yo tengo varios contratos.
LM: ¿Cuántas veces se contrató usted?
JD: Pos como unas ocho veces, siete.
LM: Ocho veces.
JD: SÃ.
LM: ¿Cómo es la pisca de la uva?
JD: La pisca de la uva, le dan a usted, cuando está en el árbol, le dan a usted unas tijeritas chiquitas, asà como de este tamaño. AsÃ, y tan los racimos grandes, asÃ. A mà me tocó empacarla en el field, en la labor me tocó empacar. Y el que no sabe empacar, lo echan a la caja grandota, que no deje ni pa los pájaros porque es pal wine. Entonces esas tijeritas se las dan a uste para que al racimo lo corte de esa medida. Pero antes de eso, cada rama tiene nueve racimos. Cada rama le debe de dejar nueve racimos, los demás van pa abajo, con las tijeras, zas, zas, zas. Y uste va a dejar los que, los que van a sirvir [servir] allà en esa rama. Sà usted le ve una manchita a un racimo, que tenga como cagadita de mosca, con la punta de las tijeritas, de los nueve racimos que dejó, se la quita asà con cuidado. Eso es todo, de los nueve racimos a cada rama. Cuando va usted ya a piscarla, ya está el racimo grande, asà mire, racimo grande. Entonces a usted, nos daban unas cajitas asà con papel encerado, pa ponerle en los lados y arriba taparse, como dos desagües, dos desagües. HabÃan de ser de treinta y dos libras y yo las echaba de treinta y cuatro. No habÃa de pintar usted las yemas de los dedos en el racimo de uvas de las uvas, no los habÃa de pintar uste allÃ, nada. Porque allá lo rechazaban y lo echaban a la caja grande. Usted empacaba, agarraba el racimo del racimito y lo acomodaba bien, asà como iba bien, bien, bien, todo acomodadito. Que formara el jacal, eso era todo.
LM: ¿Ellos les decÃan antes de empezar a piscar?
JD: Nomás cuando iba a empezar a piscar uno que iba a trabajar, eso le dicÃan a uno.
LM: El primer dÃa.
JD: El primer dÃa.
LM: Y, ¿de la naranja?
JD: La naranja, con medida también, le dan un aro, para que usted pisque la naranja le dan un aro, a la medida del aro, por horas.
LM: Por horas.
JD: Y la uva, ¿también por horas?
LM: ¿A cómo les pagaban la hora?
JD: A $0.95 centavos la hora. Pero a mà me daban un diez más, por empacar, según las cajas que hice.
LM: Le pagaban a $1.05 dólares.
JD: Y la naranja, las cajas que hiciera, me hacÃa cincuenta, cincuenta cajas me echaba yo de naranja seleccionada. Nomás un rato usa uno el aro, ya no, ya no le sirve, yo a puro ojo, a puro ojo pisca usted la naranja en un saco que le dan asÃ, aquà y le abrochan acá la mita, se lo abrocha aquÃ.
LM: ¿Se lo abrocha entre el estomago y la cintura?
JD: Aquà asÃ, aquà asÃ, ay, asà se lo abrocha. Lo llena usted de naranja, se baja usted de la escalera y vacÃa usted en el hemp o era en la reja. VacÃa en la reja, desgancha, lo pone uno sin golpearse, sin golpearse. Al pasito, que se va asà la naranja, nada de golpeada.
LM: Nada. Muy bien.
JD: La manzana es igual.
LM: ¿También?
JD: La misma, con aro, con medida. Nomás un rato lo usa, y ya después no.
LM: Ya después ya sabe usted.
JD: Usted piscaba por horas también.
LM: ¿A cómo le pagaban ahà la hora?
JD: A peso o a $0.95.
LM: ¿Todos los braceros ganaban igual?
JD: SÃ. Más o menos sÃ, a eso estaban ganando, sÃ.
LM: Oiga don Jose, y, ¿cómo se llevaban ustedes los braceros?
JD: No, bien.
LM: ¿Cómo era el ambiente?
JD: Porque eran unas galeras grandes. Todos tenÃamos nuestros camarotes grandes asÃ, bien trabajando.
LM: ¿Cómo eran esas galeras? Cuénteme.
JD: Eran como, ¿qué le diré? Pos esas galeras son unos, unos, de dos desagües asà muy grandes, de dos desagües con láminas, asÃ.
LM: ¿De dos aguas?
JD: De dos aguas, sÃ. Y allà nos metÃan asÃ, metÃan con todos sus camarotes y todo, sus baños y todo muy bien, la cocina, todo. Yo, se encendió la cocina allà en Colorado. Y todos estaban, todos estábamos muy cansados, muy cansados. Pero un primo hermano que estaba en lado de mi, y estaba hasta medio tomado, me dice: “Primo, nos estamos quemandoâ€. Y el humo hasta acá mire, asà onde estábamos acostados asÃ. Y me levanto y quebré una ventana al lado del comedor, y al lado de donde nos quedábamos quebré una ventana para entrar a apagarla la cocina, el comedor. Ya cuando llegaron los bomberos, yo ya tenÃa apagado, andaba nadando ya en agua yo hasta acá. Pero, por error mÃo por no saber manejar los extinguidores. Y los extinguidores estaban en los baños.
LM: Pero no sabÃa.
JD: Pero yo no sabÃa.
LM: Conecté las mangueras largas hasta de los baños y los metà por la ventana. Cuando llegaron los bomberos, echando trancazos al candado de afuera de la cocina al puertón, yo, yo habÃa acabado de apagar.
LM: ¿Ya habÃa apagado usted?
JD: SÃ, ya habÃa apagado. Pero llega un perito, un, pos como inspector buscando. Buscando a ver de dónde habÃa sido el incendio y por qué se habÃa provocado. Y le ayudé y anduvimos allÃ, anduvimos… Y luego, él iba adelante, y dio a la ventana por donde yo entré y vio sangre. Y dice: “Bueno, y, ¿esta sangre?â€. Entonces ya empecé yo a ver, es que me corté un dedo y yo no me habÃa fijado. Yo no me habÃa fijado. SÃ, para eso allà yo de allÃ, pos el comedor fue bueno para mÃ, todo esto.
LM: ¿Lo felicitaron por…?
JD: Sà pos, y luego a mà y a mi primo nos traiban aparte en un carro, en un carro. Los otros en camión. En un carro nos llevaron a parte al trabajo.
LM: ¿Por esa acción?
JD: SÃ, no, ya andábamos antes de la acción.
LM: ¿Por qué, por qué a ustedes en carro y los otros en camión?
JD: Porque Ãbamos a veces más lejos, a con los rancheros a hacerles el trabajo.
LM: Muy bien. ¿HabÃa mayordomos ahÃ?
JD: Pues en unas partes sà y en otras partes no. Asà como en la que nos llevaban en carro, ese yo no sé cómo andarÃa con el, con el dueño allà de todos allÃ. Porque nos llevaban aparte a nosotros en carro.
LM: ¿Nada más a ustedes?
JD: Y nos traÃan en las tardes, ya tarde, ya cuando llegábanos ya habÃan salido todos del comedor. Y nosotros éramos los últimos, pero los cocineros nos tenÃan…
LM: TenÃan buena comida.
JD: SÃ.
LM: ¿Cómo era la comida?
JD: No pos era buena la comida, muy bien.
LM: SÃ, ¿qué les daban?
JD: No, pos carne, sopas, macarrones, todo bueno, más güeno acá onde estuve. Acá que no me acuerdo, con el señor Márquez en, acá en un lado de Los Ãngeles asÃ, asà que no me acuerdo, Bakersfield.
LM: Bakersfield.
JD: Allà era cocina grande, puros hermanos y hermanas, muy buen comedor. Ni para qué, $0.75 centavos por las tres comidas, todos muy bien. Y el que querÃa irse a pasear, los domingos Ãbanos a Los Ãngeles. Ãbanos a Los Ãngeles, nos paseábamos nos venÃamos en la tarde. TenÃa ahà en el puertón, no entraban mujeres malas, tenÃa un guardia ahÃ. No sabÃa que habÃa billar adentro, fÃjese.
LM: Mire.
JD: Y ahà taba un billar, pa que me saliera a pasear teniendo ahÃ.
LM: Y, ¿iba al billar?
JD: SÃ, estaba grande allÃ, estaba grande y buen comedor. Ahà lo que quisiera uno comer, le ponÃan las comidas en la mesa como aquÃ, un banco por aquÃ, el otro por allá, le ponÃan las comidas. Le ponÃan bread, es decir, pan, pan y tortillas para lo que usted quisiera comer. El pollo y el menudo, todos los domingos habÃa menudo. Allà no andaban que quesque no, que no hay, ni que esto, ni nada. Allà nos dicÃan en la noche antes de cenar: “El que quiera menudo, todavÃa hayâ€. Allà no hay. Yo para mÃ, yo no, yo no, en donde quiera que anduve, no anduve nada porque, en las demás partes nosotros cociniabamos [cocinábamos], en las parrillas. Pero hubo bordes que estuvieron muy buenos para mÃ.
LM: Cuando ustedes cocinaban, ¿qué preparaban?, ¿qué cocinaban?
JD: No pos, sopas, carne. Como Ãbanos a la, nos llevaba el patrón a las provisiones todos los sábados, todos los sábados Ãbanos a las provisiones.
LM: ¿Cada cuándo les pagaban, don José?
JD: Cada semana.
LM: ¿Qué dÃa?
JD: Los sábados, cuando llegábamos de trabajo. Llegábamos de trabajo.
LM: ¿Les pagaban con cheque, o les pagaban con…?
JD: Con cheque.
LM: ¿Dónde cambiaban su cheque?
JD: En el banco.
LM: ¿Estaba lejos?
JD: SÃ. No, él mismo nos llevaba, nos llevaba él mismo a veces ahÃ. A veces como muchos no sabÃamos poner el cheque, habÃa los que sabÃan español y inglés pos, ellos les ayudaban a ponerlo a nuestras casas.
LM: Ellos les ayudaban para cuando querÃan mandar dinero.
JD: SÃ, sÃ.
LM: ¿Mandaba usted dinero?
JD: SÃ, a mi casa.
LM: ¿Cada cuándo mandaba?
JD: No, pos yo cada quince dÃas.
LM: ¿Qué hacÃan los fines de semana, don José?
JD: ¿Los fines de semana?, ¿cómo los domingos?
LM: Pues sÃ, sábado en la tarde.
JD: No, pues los sábados, los sábados llegábamos en la tarde también de trabajar. Los domingos pos que todos los dÃas a bañarse y todo y a lavarse, y lavar también a uno mismo.
LM: ¿Lavaban?
JD: Uno mismo. Nomás un ranchero me dijo: “La lavadora no la vayas a usar porque esta descompuestaâ€. Y yo jui de curioso en la noche y la eché a andar y lavaba.
LM: ¿Sà lavaba?
JD: SÃ, allá estaba él retirado y echaba a andar la lavadora, pos yo lavaba.
LM: ¿Se reunÃan ustedes después del trabajo, los mismos compañeros a platicar?
JD: SÃ, nos reunÃamos a platicar o otros se iban a pasear al pueblo. Pero casi a mà no me gustaba salir.
LM: ¿Por qué?
JD: No me gustaba, no, no me gustaba salir. A mà si en el monte me tuvieran era mejor. Allá me gustarÃa allá mejor, mejor que andar cercas del pueblo.
LM: ¿Cómo se portaba la gente en el pueblo con ustedes?
JD: No, antes se portaba bien, era muy buena, todo muy bien, nos iban a ver. Los puertorriqueños cuando llegábamos, mucha gente mexicana, nos visitaban. Y platicaban y nos preguntaban de onde éramos y todo, ya les dicÃamos. Y me tocó platicar con un muchacho que estaba en La Junta, Colorado, él de ahà era, era mexicano. Y jue como unos tres domingos a platicar con nosotros. Y el último dÃa se jue a despedir, que porque ya se lo iban a llevar a la guerra.
LM: ¿Era en épocas de la guerra?
JD: Ey, entonces el papá, cuando ya él ya falleció por allá, el papá fue a decirnos, sÃ. Él fue a decirnos el papá, que ya habÃa fallecido y le tocó la mala suerte. Y asà muchos preguntaban. Pero los puertorriqueños iban, nos invitaban a pasear a salir y a mà nunca me gustó.
LM: ¿No?, ¿por qué?
JD: Porque no faltaba, y viera lo que pasaba. Le pasó a unos compañeros que por ahà se jueron a un dichi [ditch], ¡se mataron unos! Y otro quedó quebrado de un brazo. Y pos no, no me gustaba a mà salir.
LM: ¿HabÃa muchos puertorriqueños?
JD: Pos no muchos, pero sÃ, sà nos visitaban, venÃan pa acá a visitarnos.
LM: ¿Les gustaba a ellos platicar con el mexicano?
JD: SÃ, platicaron con nosotros, sÃ. Saben mucha música, la guitarra la tocan como nada. Tienen mucha música, muy bien la guitarra.
LM: Oiga, don José, y, ¿celebraban algunas veces cumpleaños o el 16 de Septiembre?
JD: SÃ, ahà onde estaba yo, onde estaba yo con esos muchachos ahà en Colorado, les gustaba mucho que fuéramos porque a mà me gustaba. Lo que me gustaba era mucho era el baile, ¡eso sÃ! El baile, y me gusta el baile, nomás que ya estoy mal de mi… Pero el baile serio serio acá y allá también. Y los muchachos cocineros nomás me divisaban que iba llegándole y hasta por micrófono nos hacÃan relajo, sÃ. SÃ, y eso era lo que nos gustaba, el baile, nomás bailar.
LM: ¿Dónde bailaban?
JD: HabÃa salones de baile allá, salones allá donde iba uno a bailar, a bailar allÃ. HabÃa un polecÃa en la puerta. SÃ, pero no, ahà nada de escándalos, pleitos, nada.
LM: ¿Cuánto les cobraban?
JD: Un dólar.
LM: ¿Un dólar?
JD: O $5 dólares, pero no, no. Pero esos de tomada, yo no. No, yo nada de tomada nada, no.
LM: Nada, nada, y, ¿habÃa bailadoras?
JD: SÃ, sà habÃa bailadoras, sà habÃa.
LM: Muy bien, cuénteme de esas épocas de la guerra, ¿qué comentaban ustedes, qué oÃan, qué pensaban ustedes de la guerra?
JD: No, no, no, cuando empezó el 19[45] la guerra aquà de los primeros braceros que salieron, pos mucha gente creÃa que se los iba a llevar a la guerra. No, eso no era cierto. Es que iban a destituir [sustituir] para trabajar por los que se iban, por los que se iban, para eso querÃan la gente. Pero ya ve las señoras, las mujeres, que se les van, unas hasta lloraban, lloraban porque se iban. Pero como le digo, el trabajo es la primer vez salir.
LM: ¿Ya después ya?
JD: No. Ya después ya no. Yo hasta de la labor de con mi papá me iba. Le decÃa: “Papá, ya me voyâ€, le decÃa, “hay si usted quiere cierre la tierra, nomás falta la esquina esa, yo ya me voy, hay contratación en Chihuahuaâ€.
LM: ¿Cómo sabÃa usted cada cuando habÃa contrataciones?
JD: Nos pos, pos se sabÃa porque, yo no sé sà se comunicaban de allá de los centros de contratación a los pueblos.
LM: ¿Les avisaban?
JD: SÃ, sà les avisaban sÃ.
LM: En el radio, ¿se acuerda?
JD: Sà también en el radio.
LM: También les avisaban.
JD: Ey, ey.
LM: ¿Se acuerda de que haya habido alguna queja de los mismos compañeros ahà en los campos por alguna cosa?
JD: Una queja, no. Lo que pasa es que habemos muchos rebeldes que protestan y eso es malo. Eso es malo para cuando anda uno ahà trabajando.
LM: Y, ¿qué protestaban?
JD: “¿No quiere trabajar?, ¿pos para qué sales?â€. “SÃ, sà pos sÃâ€. Y eso de andar poniendo contras, ¿para qué? No, si ya saliste, vamos a trabajar.
LM: Y, ¿de qué se quejaban?, o, ¿qué?
JD: No, pos serÃan que les pagaban poco o quién sabe ahÃ, ya qué.
LM: Claro.
JD: No habÃa…
LM: ¿En qué otro lugar trabajó, don José, aparte de California?
JD: La Junta y…
LM: En Michigan.
JD: En Michigan y en Colorado y en Bakersfield. Bakersfield ahà en la uva y en Santa Rosa también.
LM: ¿Ahà en Santa Rosa qué hacÃa?
JD: SÃ, en muchas partes.
LM: ¿Ahà que hacÃa?
JD: En el betabel también, sÃ.
LM: ¿Cuál fue el trabajo que más les gustó?
JD: Todo, para mà todo.
LM: ¿Todo?
JD: Yo, yo me gustaba trabajar, me gusta.
LM: Alguna vez, ¿hubo algún contrato que no le fuera tan bien? Que no sacara suficiente dinero.
JD: No, bueno pues ya, ya de eso no tengo que decir nada porque ya Ãbamos contratados. Y allá nos pagaban eso en los contratos eso decÃa. Ahà explicaba todo en el contrato, todo en el contrato, lo que se iba a hacer y lo que, cómo Ãbamos a contratar. Porque yo supe que en esos contratos, acá Estados Unidos le daba $10 dólares por cabeza al presidente de la república.
LM: Diez dólares.
JD: Diez dólares, asà supe yo. Quién sabe, a mà no me lo crea.
LM: ¿Eso lo comentaban entre ustedes?
JD: Ãndele sÃ, sÃ. Pero para salir, para salir bien, necesitaba usted estar sano, sano. El que no querÃan, no lo querÃa, no, no salÃa. Sà y por eso nos daban esas polveadas también pa que no llevara uno cochinada.
LM: ¿Sà habÃa algunos que llevaban?
JD: Pos sÃ. Pos sÃ, no le digo que nos quedábamos en la calle, ahà en la desta, ahà sÃ.
LM: Oiga, don José, ¿alguna vez se enfermó usted por allá?
JD: No. Yo he sido sano, hasta ahora ya de las piernas. No, yo he sido sano todo. Luego a mà no me dieron mama. No me amamantaron, puro caldo de frijoles, puro caldo de frijoles.
LM: ¿Por qué?
JD: Porque no me dieron chichi. Y me gustan los frijoles.
LM: ¿Le sabÃan igual allá los frijolitos?
JD: SÃ, sÃ.
LM: Muy bien.
JD: Allá se enseña uno mismo todo. Yo sé cocinar todo.
LM: ¿Se enseñó allá?
JD: Sà allá.
LM: ¿Acá no?
JD: No, aquÃ, aquà si yo veo que la señora no puede, yo voy y hago. Y ellos van a comer.
LM: ¿En qué año se casó usted?
JD: En el [19]52.
LM: Y, ¿seguÃa yendo?
JD: El 14 de febrero.
LM: Y, ¿seguÃa yendo?
JD: SÃ.
LM: Y, ¿qué le decÃa su señora cada vez que se iba?
JD: No, no pos Dios te ayude, Dios te ayude y ya nomás.
LM: ¿SabÃa que iba usted a buscar el sustento?
JD: SÃ, sÃ, sà sabÃa.
LM: ¿De cuánto fueron sus contratos, don José?
JD: De tres meses.
LM: ¿Todos eran de tres meses?
JD: SÃ, y unos de cuarenta y cinco dÃas. Pero se acababan los cuarenta y cinco dÃas, me volvÃa a recontratar allà mismo.
LM: ¿Cómo era eso de la recontratación?
JD: Ahà mismo en, ya se me olvidó cómo, ahà mismo lo recontrataban a uno. Y lo llevaban a otra parte a trabajar, a otro, con otro ranchero.
LM: ¿Qué le preguntaban?, o, ¿qué le decÃan?
JD: No: “El que quiera, el que no se quera ir, igual o el que quera recontratarse hay trabajo en tal parteâ€. Y se recontrataba uno. E iba uno con este otro ranchero.
LM: ¿Era fácil recontratarse?
JD: SÃ, ahà mismo adentro.
LM: Alguna de las veces que estuvo por allá, ¿sintió nostalgia?, ¿tristeza?
JD: No, no nada, nada. Trabajar, levantarse uno temprano, trabajar. La misma migración me hablaba en inglés. DecÃa: “Como, ¿cómo que no vas a saber si eres deâ€. No mire: “Mi no sabe speak, mi no sabe speak english, speak spanishâ€. Llegaban a veces, estaba una vez sentado yo ahà afuera del comedor, llegó muy temprano un carro que iba persiguiendo a unos. Y luego me hablan en inglés y les digo: “Noâ€. Pos iban, pero ya me dijo: “Unos que haigan [hayan] pasado aquà por un carroâ€. “Noâ€, le dije, “aquà no ha pasado nadaâ€. En el (ininteligible) también, andaba una vez que me querÃa salir, asÃ. Nomás: “Adiós, adiós, adiósâ€. CreÃan que era yo de allá. “¿Qué tú no eres de aquÃ?â€. “No, no soy de aquÃâ€.
LM: Lo veÃan, lo veÃan blanco, ¿verdad?
JD: “No, yo soy de aquÃ, soy de allá de Méxicoâ€.
LM: ¿Les dieron alguna mica?
JD: Yo sà la tengo. Yo no la di ahora en los contratos que nos quitaron, que nos dieron que pagamos esto. Tengo dos allá en El Paso, allá y uno aquÃ, y otro aquà en este asunto. Son cuatro, y tengo más, tengo recibos de pago y tengo todo.
LM: ¿Los tiene aquà a la mano o los tiene allá en Vicente Guerrero?
JD: No, en Vicente Guerrero, en Vicente Guerrero los tengo. En Vicente Guerrero los tengo, no pos no los iba a traer.
LM: Qué bueno que no entregó los originales.
JD: No, no.
LM: Esos consérvelos.
JD: Yo, yo lo que yo quiero, lo que supe yo que, que creo en eso le iban a dar un papel para que pudiera entrar, no sé, no estoy seguro yo de eso. ¡Ay Caray! Creo que no traigo aquà la mica, no, no la traigo aquÃ. No traigo mi mica aquÃ, pero allá la tengo.
LM: Chéquele bien.
JD: Este papelito…
LM: A ver déjeme ver. (entrevistador leyendo papel) No este es de aquà de Hacienda [SecretarÃa de Hacienda y Crédito Público].
JD: Es de Hacienda, ¿verdad? No, no traigo mi mica.
LM: Muy bien.
JD: No traigo mi mica.
LM: No, pos por eso la tiene, la tiene muy bien guardada.
JD: No, no la traigo.
LM: Tenga don José, para que la guarde. Muy bien, ¿hizo alguna amistad por allá?, ¿alguna amistad duradera?, ¿un buen amigo?
JD: No, no.
LM: ¿Por qué?
JD: No, pos con los de aquà mismo, los de aquà mismo.
LM: Pero, sÃ.
JD: Con mujeres no, no tampoco.
LM: No, no pero con los mismos mexicanos, ¿hizo alguna amistad?
JD: SÃ, sà todo es amistosos, todo.
LM: De ahà del mismo pueblo, ¿conoció gente de otros estados?
JD: Sà pues los que nos visitaban, sà nomás. No, no me traje la mica.
LM: Oiga don José, y, ¿le escribÃa a su familia?
JD: SÃ, sà le escribÃa.
LM: ¿Cada cuándo escribÃa?
JD: No, yo cada vez que mandaba cheque, casi no escribÃa. Yo mandando cheque, con eso era feliz.
LM: Era mejor que escribir.
JD: SÃ, sÃ, yo cartas casi no escribÃa, ¡ahà va el cheque, vámonos!
LM: Y, ¿le escribÃan a usted?
JD: A veces, y a veces no, pero casi escribir no, casi no, no. Se ofrecÃa mandar dinero eso sÃ, eso sÃ.
LM: ¿Llegó a conocer a algún patrón por allá?
JD: FÃjese que allá los patrones casi no se hacen presentes. Los mayordomos son los que se hacen presentes, esos. Esos son los que andan allà con uno, sÃ. Una vez se me quedó un dinero debajo de la almohada, unos billetes debajo de la almohada, porque hasta los domingos iba a trabajar. Y llegaba el del carro y me movÃa con el pie. “¡Vámonos!, vámonos a trabajar, vámonosâ€. Bueno pos los sábados se cambia uno y se baña y todo. Y me cambié y metà el dinero abajo de la almohada y se me quedó. Como Ãbamos lejos a trabajar, llegábamos me acuerdo allá en la mañana. “¡Ay!, dejé mi dinero debajo de la almohadaâ€. Y el que nos iba a hablar, ya sabÃa onde dormÃa, el del carro. Dije, y ya le dije a él, y se vino. Sà lo halló y se lo entregó al patrón, se llama, le decÃa Carl, se llamaba Carlos, Carl y se lo entregó a él. Pos pasó un domingo, el lunes, no a mi no me decÃa nada, yo… Hasta el martes en la tarde me habló el mero bueno. “Oye, ven pa acáâ€, dice, “no andes dejando dinero ahà debajo de la almohada, no andes dejando dinero, si tienes dinero dámelo a mà pa alzárteloâ€. No, sà me entregó mi dinero. Se lo, el del carro se lo entregó a él, al patrón.
LM: Creyó usted que ya no se lo iban a entregar.
JD: No, pos no decÃan nada, yo nada vi ni nada.
LM: ¿Cómo se portaban, en general, los mayordomos con ustedes?
JD: No, bien.
LM: ¿Eran amables?
JD: SÃ, sÃ. Y es que, pos uno esta impuesto a trabajar. Llegó una vez a, una vez ahà en California andábamos en la hoja de la uva, quitándole la hoja pa que le entrara el aire bien. Y nos llevaron y hicimos buen viaje, buen viaje. Llega el mayordomo: “Oigan, ¡mire nomás!, ustedes ya acabaron este fieldâ€, dice, “este field es pa dos dÃasâ€. “No, pos ya lo acabamos, pos ya quéâ€. Esta impuesto uno a trabajar.
LM: Claro, lo acabaron en un dos por tres. ¿Les daban algún premio a los que trabajaban mejor?
JD: No, no, no nada. Nomás puro pago.
LM: Ni una felicitación.
JD: Nada, nada.
LM: Entonces, ¿dónde guardaba su dinero?
JD: No, en la bolsa, lo traÃamos en la bolsa todos.
LM: ¿Lo cargaba siempre?
JD: SÃ. SÃ todos lo traÃbamos en nuestra bolsa. Pero si se ofrecÃa que ya tenÃa una cantidad, entonces lo mandaba.
LM: Oiga don José, ¿iban a misa?
JD: SÃ. Bueno, yo sà soy de esa religión. Yo iba a misa.
LM: ¿De cuál?, ¿de la católica?
JD: De la católica, sÃ.
LM: ¿Cada cuándo iba?
JD: Mucho, cada ocho dÃas.
LM: ¿Los domingos?
JD: SÃ.
LM: ¿Estaba lejos de ahà del rancho?
JD: No, no, no estaba lejos.
LM: No estaba. ¿Iban por ustedes y los llevaban?
JD: No, nosotros Ãbamos, nosotros solos por nuestro pie Ãbanos.
LM: ¿Escuchaban radio por allá?
JD: SÃ, a veces radio. A veces iban a poner las sinfonolas ahà en la puerta de la nave, fuerte ahÃ. Bueno pero usted sabe que hay unos muchachos muy listos. ¿AgarrarÃan dinero esas sinfonolas?
LM: Pues no sé don José.
JD: Pos no, porque le hacÃan averÃas y tocaban bien nochi [noche].
LM: ¿Alguna vez le quedaron a deber algo?
JD: No, nada.
LM: ¿Siempre le pagaron puntual?
JD: SÃ, siempre me pagaban.
LM: Y, ¿siempre le pagaban con efectivo?
JD: SÃ, a veces en efectivo y a veces con cheque.
LM: ¿Qué le gustaba a usted más?, ¿el efectivo o el cheque?
JD: No, en efectivo.
LM: ¿Por qué?
JD: Porque tenÃa que ir al banco uno a cambiar el cheque. Y luego a veces, hicieron una vez un error ahà ellos mismos en el campo. Dicirnos que muy buenos por México y era domingo y no habÃa donde cambiar cheque. Y juimos a las tiendas y comprábanos aunque fuera toallas. Lo que querÃamos era traer nuestro dinero.
LM: Claro, se sentÃa usted más tranquilo con su dinero en la bolsa.
JD: SÃ, sÃ. Y luego hasta me robaron.
LM: ¿Cómo hombre?
JD: Pos sÃ, pos nos dieron la salida el domingo, siendo que no esperábamos esa salida, y luego en domingo.
LM: Y, ¿cómo fue que les robaron?
JD: SÃ, pues me robaron en el camino.
LM: ¿Cómo fue eso? PlatÃqueme.
JD: No pues es que, es que los mismos, aquà en El Paso, agarré el avión, no habÃa avión aquÃ. El error de uno mismo, no habÃa avión y lo agarre a Guadalajara. Y, ¿qué iba a hacer yo a Guadalajara? Entonces me dicen ahà en El Paso, me dicen: “De qué se necesitabaâ€. Yo venÃa bien ajuariado.
LM: ¿Qué traÃa usted?
JD: Pos bastantes maletas, velices y todo, con ropa pa la mujer y todo, todo. Hasta una máquina tráiba, Singer.
LM: ¿De esas de cocer?
JD: SÃ, entonces me iba en avión y no habÃa aquà a Durango. Y entonces, ahà mismo me dicen: “¿De quién es ese equipaje?â€. Le dije: “Es mÃoâ€. Dice: “Pues sabes que tú te vas a ir y el equipaje lo dejas, mañana lo esperas alláâ€. Y dije: “No, si me voy yo se va el equipaje si no, noâ€. Pero ya me estaban esperando allá.
LM: ¿Ahà mismo, en El Paso fue eso?
JD: SÃ, sà antes de pasar pa acá.
LM: Y se vino y nunca llegó el equipaje.
JD: No, no. Sà me traje el equipaje. Me lo traje, pero ya me estaban esperando acá. Ya me estaban esperando pa fregarme.
LM: ¿Y luego?
JD: Pos que, ya alcance a comprar el boleto nomás, pero yo ya habÃa ganado buenos centavos.
LM: ¿Le quitaron su equipaje?
JD: No, el dinero, el dinero.
LM: ¿Cómo fue que le quitaron el dinero?
JD: Nos, pos me agarraron y me asaltaron y me quitaron mi ca[rtera]. Desde entonces se me quitó la maña de usar cartera, nunca, desde el [19]53. Eso de traer cartera no es bueno.
LM: No, porque se llevan la cartera y se llevan todo el dinero.
JD: SÃ, sÃ. Y se llevaron mi Social Security también, que me lo arreglaron en, no recuerdo si en Holly o en Granada. Ahà me lo mandaron a arreglar a la capital de Colorado. Y me llegó y ahà iba mi security. Y como era nuevo, yo no agarré los números ni nada. Y ese anda trabajando, anda otro haciendo dinero con el.
LM: Mire. ¿HabÃa siempre bandidos?
JD: SÃ.
LM: ¿SabÃan que ustedes venÃan de Estados Unidos?
JD: SÃ, pues sà y me quitaron un peso del cero siete veinte [0.720], un peso que pedà en Estados Unidos juerte, y se jue todo. Gloria a Dios que yo ya habÃa comprado el boleto.
LM: Pos sÃ, si no ni con que regresarse le dejan. Y después, ¿cuándo fue su último contrato, don?
JD: Mi último contrato fue en el [19]56. En el [19]56 porque en el [19]57 yo no entré, no entré por esto. Sà jui hasta Piedras Negras. Iba como especial, iba como especial. Taba un primo allá al otro lado y se me hace que era patrón. Y nos mandó llevar a un bonchi de Vicente Guerrero. Entonces llegando a Piedras Negras, a las ocho de la noche, llegando, y llegamos a la oficina donde tenÃamos que llegar. Y nos dicen: “No más, no más especiales, se acabaron los especialesâ€. De ahà me regresé, pisqué tres dÃas ahà en Piedras Negras.
LM: ¿Qué piscó?
JD: Algodón, dije: “Ya me voy con mi familia mejorâ€.
LM: Los que iban de especiales no hacÃan lista, o, ¿cómo era?
JD: No, no hacÃan lista. Entraban porque los mandaba pidir [pedir] el otro de allá, directo.
LM: Y, ¿ya nomás iban directo a la frontera?
JD: SÃ, a la frontera, pa entrar como especiales.
LM: ¿Cuántas veces entró como especial?
JD: No. no entré.
LM: ¿Pero habÃa gente que la pedÃan asÃ?
JD: SÃ, pos sà entraron muchos. SÃ, sà entraron.
LM: ¿Era americano el que les dijo que no más?
JD: SÃ, pos ahà en la oficina de ahà onde tenÃamos que vernos ahà cómo le hiciéramos y todo.
LM: ¿Qué le dijo usted? “Oiga yo vengo de especialâ€.
JD: SÃ, no todos dijimos especiales. Dijo: “Ha llegado la orden que especiales ya nadaâ€. Nos regresamos. Yo traÃa con qué regresarme, con qué regresarme. Le dije a mi compadre Honorio, era muy bueno pa trabajar también, chiquito, chaparrito pero muy bueno. Le dije: “Oiga compadre, oyes ese tren que pita, que pasa aquà a la una, ese cargueroâ€, le dije, “yo me voy a ir ahÃâ€. Dijo: “¿Cómo?â€, dice, “no, pos yo no me quedoâ€, dice, “yo me voy con ustéâ€. Le dije: “Mire si llega a agarrar una góndola es mejor, no se vaya a meter en un carro cerradoâ€. No, les dio pitazo y nos venimos todos. Y llegamos bien todos aquà a Vicente Guerrero.
LM: ¿VenÃa para acá el tren?
JD: SÃ, a Torreón, de Torreón ahÃ. Pero llegando a Paderón, ahà agarraron rites [rides] de camiones, y yo rodié por Torreón pagando. Y ya cuando vine, ya estaban ahà ellos también aquÃ.
LM: ¿Alguna vez le tocó que fuera algún cónsul mexicano a los campos?
JD: No, a la country iban a ver el cónsul, los que tenÃan problemas.
LM: ¿Cómo era eso? Cuénteme
JD: Pos iban a verlo pa decirle sus problemas que tenÃan.
LM: ¿Conoció usted a alguien que fuera a verlo?
JD: Pos todos los campos, no eran de ahà de Vicente Guerrero. Eran otros de otro estado.
LM: Y, ¿qué problemas tenÃan?
JD: Pos no, pos según con los rancheros. Como fÃjese, como a nosotros éramos como cinco y nos tocó con un ranchero que yo creo ese nunca habÃa tenido contratados. Y llegamos el sábado de trabajar. Pos estábamos esperando el cheque para ir a la provisión, y, ¡nada! Y se hizo tarde y, ¡nada! Hasta que un compañero mismo de aquà de que conmigo, de acá de Vicente Guerrero, le dijo: “Oiga, oiga, ¿qué? Y, ¿el cheque?â€. “¡Ah!â€, dice, “ya ni me acordaba, ya ni me acordabaâ€. Y luego dice el compañero: “Este hombre, esta impuesto a trabajar con puros mojados y nos les paga. Se le van porque no les pagaâ€. Y por eso a nosotros asÃ...
LM: ¿No les querÃa pagar?
JD: No, pos al olvidársele, ¿cómo se le iba olvidar que andábamos trabajando?
LM: No, pues sÃ.
JD: Y llevarnos a la provisión, pues sÃ.
LM: Oiga, cuando estuvo usted trabajando por allá, ¿le tocó ver uno que otro compañero que fuera mojado?, ¿que fuera ilegal trabajando ahà mismo?
JD: SÃ.
LM: ¿Sà habÃa?
JD: Sà hay, sà hay. Como anda con los contratados no se echa de verse pero sà hay.
LM: Los patrones les convenÃa, ¿les pagaban menos?
JD: Pos, oiga, quién sabe ellos, pos ellos si ya cuando llegamos ya estaban allÃ.
LM: ¿Conoció usted a alguno?
JD: Pos no, porque eran de otros partes, sÃ.
LM: ¿Pero sà habÃa?
JD: SÃ, pero también hay unos patrones que son bellacos, duros, sÃ.
LM: ¿Abusaban?
JD: SÃ.
LM: ¿De qué forma abusaban?
JD: Pos en el trabajo. Pos abusaban porque, pos unos quisieran que, quisieran que hicieran más trabajo. Y a otros no les decÃan nada.
LM: ¿Algunos sà los presionaban?
JD: SÃ.
LM: Me comentaba usted que sentÃa que algunos les caÃan bien y los trataban mejor, ¿se acuerda de esos?
JD: Y esos son que les, esos les echaban la piedrada más grande.
LM: ¿S�
JD: Pos sÃ.
LM: ¿Alguna vez…?
JD: Pero acá donde andamos por hora no, ahà no habÃa dificultad. Ahà hacÃamos las cajas que quisiera uno y ya sabÃamos como andábanos. Ocho horas, ocho horas era lo menos. Lo que, los que trabajábamos ocho horas.
LM: PlatÃqueme de alguna de las visitas que hacÃan al pueblo.
JD: No, no pos nomás los sábados cuando Ãbamos a la provisión, sÃ.
LM: ¿Qué compraban?
JD: No pos, qué comer nomás. Muchos pos sÃ, pos traÃban su cervecita, su botecito pa tomar ahÃ, pero no, nomás uno o dos.
LM: ¿Tomaban ahà en las barracas?
JD: SÃ, sà ahÃ, pero no para emborracharse, ahà nomás.
LM: Algo poco.
JD: Ãndele, sÃ.
LM: ¿Qué es lo que más le gustaba de los pueblos, don?
JD: No, que no me gustaba, lo que me gustaba era allá en el monte.
LM: En el campo.
JD: SÃ, en el campo. SÃ, no pos yo casi en los pueblos no andaba, no me gustaba. Y tampoco, si vivÃa un compañero o un amigo asÃ, que iba a agarrar algo de la tienda, tampoco me gustaba andar con él.
LM: ¿Sà habÃa algunos?
JD: SÃ, habÃa unos pero, sà habÃa unos. Una vez asà me invitó uno, pero yo no sabÃa. Lo miré, jamás me junté. No me vine con él. Al campo no regresé con él.
LM: ¿Qué le dijo?
JD: No, ni me dijo, pues regresó con velices y todo. No, nunca jamás salà con él ni regresé con él. “Dios te ayudeâ€.
LM: ¿De dónde eran ellos?
JD: Él era del Rancho del Calabazar. De ahà de Guerrero asà poquitito… Estado de Zacatecas, no es Durango, colinda Zacatecas con Durango. SÃ, le dije: “Ahà nos vemosâ€.
LM: Sà mejor. Cuando se regresó a México ya, don, ¿alguna vez sintió ganas de regresar a Estados Unidos?
JD: SÃ, yo muchas veces. Allà en Irapuato, ahà en Irapuato taba un gringo, taba la mesa asà onde estábamos pasando, enseñando los contratos, los papeles para pasar ya pa dentro pa revisarnos. Y estaba un gringo al lado de adentro de la barra, taba desechando mucha gente de aquà de mi pueblo. Estaba desechando pura gente trabajadora.
LM: Y, ¿por qué?
JD: Pos sabe, pos usted sabe que se estaba uno, no ve que yo estuve dos meses en Chihuahua. Las manos lisas porque se las ve lisas que no tenÃa callos aquÃ. Los que no tenÃan callos los desechaba. Entraban y decÃan: “No, ya me torcieron a mÃ, ya me torcieronâ€, dice, “cuÃdate tú, ahà está un americano ahÃ, que pasas con él y luego te dice, te desechaâ€. “¿Cómo que te desecha?â€, les dije, “es que ustedes tienen miedo, tienen miedo, cómo los va a desechar, ¡hombre! Pos sà yo los conozco a ustedes pura gente trabajadora, ¿cómo?, ¿por qué los desecha? ¿Por qué? Es que ustedes tienen miedo, no lo esperen aquÃ. Váyanse derecho con élâ€. Y yo gané derecho con él. Y me metà con él. Yo llevaba un papel que me dieron en Bakersfield en la uva, la mayordoma, la muchacha, de recomendación. Y lo saqué, y se lo presenté, lo vio, Y luego le hace asÃ, hijo de la…
LM: ¿Se lo rompió?
JD: Me lo rompió, eso fue lo que me pudo.
LM: Y, ¿por qué lo rompió?
JD: Pero me dio el pase.
LM: ¿Le dio el pase?
JD: SÃ, pero me pudo mi papel que me habÃan dado acá de recomendación.
LM: Claro.
JD: Todo.
LM: ¿Ésa se la dio una mayordomo?
JD: SÃ, la mayordoma.
LM: ¿Cómo se portaba ella?
JD: No bien, ella nomás recibÃa. Cada quien les dan a uno su numeración, tÃquetes [tickets] asà numerados, tÃquetes numerados. Su número y le va poniendo a sus cajas que va haciendo, ya sabe quién es.
LM: ¿Eran mejor las mujeres que los hombres para mayordomo?
JD: Pos, pos sÃ, sà eran mejor.
LM: ¿Por qué?
JD: Que porque, el mayordomo le metÃa muchos peritos o algo asÃ. Pues caerÃa mal o algo asÃ.
LM: Y, ¿la mujer no?
JD: No, no ellas, no todas. Y ellas me arreglaron una hoja de recomendación y me la dieron. Y se me ocurrió sacarla ahÃ. Dije: “Ahorita, yo no, yo no espero acá, yo me voy directamente con élâ€. No, la saqué y la vio. Usted sabe esa hoja, no nomás me la dieron nomás por que sÃ.
LM: ¿Pero no le dijo usted nada?
JD: No, no le dije nada.
LM: Ya cuando no volvió a regresar a Estados Unidos, ¿en qué trabajó acá en México?
JD: En acarrear posterÃa de la Comisión Federal [de la Electricidad] a los pueblos pa electrificar.
LM: ¿Trabajó en la Comisión Federal?
JD: SÃ, estoy jubilado desde ahÃ. Estoy jubilado.
LM: ¿Le pagaban bien?
JD: SÃ, nos pagan bien. Ya soy jubilado de la Comisión. Desde el [19]58 pa acá trabajé.
LM: ¿Desde el [19]58?
JD: Pos ya no entré el [19]57. El [19]58 me tocó hacer lÃneas y todo y acarrear posterÃas para poner en los pueblos.
LM: ¿Ya no le volvieron a dar ganas? No pensó una que otra vez…
JD: No, ya estaba yo acá, ya estaba yo acá con este trabajo acá en Comisión.
LM: Y, ¿ganaba bien?
JD: SÃ. Ya, ya no jui.
LM: Oiga don José, este, cuénteme, ¿cuántos años trabajó ahà en Comisión?
JD: Como unos veinticinco años trabajé.
LM: Veinticinco.
JD: Y me jubilaron por la edad. Pero deberÃan de ser treinta.
LM: Pero por la edad lo jubilaron.
JD: Por la edad me jubilaron.
LM: ¿Estuvo usted contento en ese trabajo?
JD: SÃ, cómo no. Tengo dos muchachos trabajando adentro.
LM: ¿Alguna de las veces…?
JD: Cuando yo me jubilé, se recibieron. Ellos ya sabÃan, porque yo me los llevaba y los entrenaba, y subir poste y arriba y todo. Y me daban mis vacaciones. Asà es que ellos cuando se ofreció que yo los dejé, que ya me jubilé y los metÃ. Ellos ya nomás iban a registrarlos a ver cómo estaban de si no estaban enfermos o algo, y adentro. Traigo dos muchachos adentro.
LM: Alguna de las veces que estuvo usted allá, ¿le ofrecieron que se quedara a vivir allá en Estados Unidos?
JD: No, sà me ofrecieron una, a podar.
LM: ¿A podar?
JD: SÃ, que me quedara a podar. Y no quise.
LM: Y, ¿le iban a arreglar su residencia?
JD: SÃ, y no quise.
LM: ¿Por qué?
JD: No, pos no. No quise también. El modo de las mujeres también allá.
LM: ¿No le gustaba?, ¿qué es lo que no le gustaba? Cuénteme.
JD: No, no, pos eso.
LM: ¿Cómo son?
JD: No, pos mujeres sà son, hay muchas y todo. No me gustó el modo de las señoras.
LM: ¿Eran muy diferente el modo al de la mexicana?
JD: SÃ, sÃ.
LM: ¿Cómo es la mexicana?
JD: No, no, pos aquà no están impuestas a que les dice uno: “¿Vamos al baile?â€. Y allá aunque sea la esposa y todo, la lleva usted al baile, y no. Usted entra a la cantina, lleva a su esposa. Después agarra para onde están los hombres y el hombre pal otro lado. Al rato le dice la señora: “Ahorita vengo, ahorita vengoâ€. Y se fue con el otro en el carro. Y eso fue lo que no me gustó.
LM: ¿Tuvo usted alguna novia por allá?
JD: Muchas, muchas, pero nomás una respeté. Una respeté ahà en La Junta, Colorado. Trabajaba en la fábrica, ahà se entendÃa de todo, manejar fierros y todo. Si se desbarataba, ella lo componÃa.
LM: ¿Era mexicana ella?
JD: SÃ.
LM: ¿Ella era de allá?
JD: Yo creo era de allá, pero nomás esa respeté.
LM: Y, ¿a las demás no?
JD: No.
LM: ¿Por qué a las demás no?
JD: No, pos no me gustaba su modo de ser.
LM: ¿Eran americanas las demás?
JD: SÃ, pos sà eran chicanas de allá.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Isabel DomÃnguez. Don José, ¿no le hubiera gustado quedarse a vivir en Estados Unidos?
JD: No, no me gustó. Y me ofrecieron dinero, una señora.
LM: Una señora.
JD: Señora grande, me servÃa de abuela. Me dijo: “Tengo cuarenta, te doy veinte y veinte para mÃâ€. Si yo he sido muy interesado en el dinero yo me habÃa quedado, pero no, yo tenÃa mi familia aquÃ.
LM: ¿Ella querÃa que se quedara con ella?
JD: SÃ, dice: “No te quiero pa que trabajes, te quiero pa que te estés en mi casaâ€.
LM: ¿Era americana ella?
JD: SÃ. Ella trabajaba ahà en la fábrica, onde te, la novia esa, que es Toña, se llamaba Antonia.
LM: Y no le gustó a usted. Don José, ya para terminar con nuestra entrevista, me gustarÃa comentarle, para usted, ¿qué significa la palabra bracero?
JD: ¡Ah caray! Pues para mà la palabra bracero es, los contratos que hacen los patrones para ir a trabajar.
LM: ¿Qué siente usted de que lo identifiquen como bracero?, ¿cómo se siente de ser bracero, de haber sido bracero?
JD: No pos para mÃ, pos me gustarÃa porque yo jui uno, yo jui uno de los que jui de bracero a trabajar en los campo o onde juera.
LM: ¿Está usted orgulloso de haber sido bracero?
JD: SÃ.
LM: ¿Asocia usted la palabra con el trabajo honrado?
JD: Perdón, no le…
LM: ¿Asocia usted la palabra bracero con trabajo?
JD: SÃ. Con trabajo sÃ, sà trabajo.
LM: Sus recuerdos de esa época que usted trabajó como bracero, ¿son positivos?
JD: Son positivos todos. Yo no anduve con, como trabajando la mitad, ni haciendo relajos ni nada.
LM: El haber sido bracero, ¿cambió su vida de alguna manera, don José?
JD: Pos cambió porque me quedé aquà en mi pueblo con mi familia. Y me tocó buena suerte para trabajar donde quiera que sea.
LM: ¿Cree usted que fue bueno ese programa?
JD: SÃ. SÃ es bueno todo.
LM: ¿Por qué fue bueno?
JD: Porque, pos porque no le faltó el sustento a mi familia.
LM: ¿Se ayudó económicamente?
JD: Y se está ayudando, y se está ayudando todavÃa.
LM: Muy bien. ¿Le gustarÃa que hubiera nuevamente contrataciones?
JD: Me gustarÃa que hubiera contrataciones como las que hubo. Como las que hubo, llevando su contrato y explicando todo como ha de ser. Y tener médicos también allá, allá por si se enfermara uno. Porque sà los tenÃamos, pero a veces hacÃan poco caso. Tuve un compañero malo que le picó la hiedra. Y brincábamos los dos a trabajar ahà el arroyito, a trabajar. Y pasábamos ahà y le picó la hiedra y a mà no me hizo nada. Y duró más de semana malo allà que no lo atendÃan. Llegaba yo y lo hallaba ahÃ. Y me daba unas develadas buenas porque él querÃa como arrancar. Me daba unas desveladas buenas y asà iba a trabajar.
LM: Y, ¿asà iba a trabajar?
JD: SÃ, pues era compañero de allà mismo de mi pueblo.
LM: Y, ¿los médicos no hacÃan nada?
JD: No, lo llevaban a trabajar. Y les dicÃa yo, les dicÃa yo, ahà a la compañÃa ahà que lo llevaran a trabajar, este a con el médico, con el médico. Y venÃa y no lo llevaban. Hasta que me les puse bien, y a los ocho dÃas lo llevaron, y se compuso.
LM: Entonces sà habÃa…
JD: SÃ, sà es mala la hiedra.
LM: ¿En dónde fue eso?
JD: Fue en California, sÃ, andábamos en la naranja.
LM: Pero, ¿si serÃa bueno que hubiera nuevamente contrataciones?
JD: SÃ, a mà me gusta que hubiera. Porque el contrato ahà explica todo. Ahà explica todo, todo lo que debe decir, tanto de allá como de aquÃ.
LM: Don José pues quiero darle las gracias por haber compartido con nosotros su vida y sus experiencias. Estamos muy agradecidos, a nombre de la Universidad de Texas, del Instituto de Historia Oral y en lo personal, le agradecemos mucho que nos haya dado este espacio para platicar.
JD: Esta bien. Y yo también asà me gusta, que me hubiera platicado de eso, porque yo sà estoy contento de haber trabajado allá.
LM: Qué bueno, qué bueno.
JD: Yo no tengo que dicir nada de allá. Porque para eso se contrata uno, para ir a trabajar.
LM: Exacto, muy bien. Con esto vamos a dar por terminada la entrevista, muchas gracias.
JD: ¿TodavÃa estará ahà mi camión?
LM: Espero que sÃ.
Fin de la entrevista
Original Format
Mini Disc
Duration
1:21:13
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
File Name Identifier
Dominguez_Hernandez_DGO008
Citation
MartÃnez, Laureano and DomÃnguez Hernández, José Isabel, “José Isabel DomÃnguez Hernández,” Bracero History Archive, accessed October 28, 2025, https://braceroarchive.org/items/show/210.