Antonio Chávez Betancourt

Title

Antonio Chávez Betancourt

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Antonio Chávez was born on January 17, 1928, in Canatlán, Durango, México; he was the youngest of nine siblings; his father died when he was only a year old; when he was eight years old, he began helping his family by sowing beans and corn; in 1950, he enrolled in the bracero program; as a bracero, he worked in Nebraska and New Mexico, harvesting and picking cotton, cucumbers, and sugar beets; he continued working with the program until 1960.


Summary of Interview: Mr. Chávez briefly recalls his family and childhood; his yearning for a better life led him to enlist in the bracero program in 1950; he began the hiring process at a contracting center in Chihuahua, México; while there he presented legal documents, and he was interviewed and medically examined; from there, he was taken to a processing center in Ysleta, Texas; as a bracero, he worked in Nebraska and New Mexico, harvesting and picking cotton, cucumbers, and sugar beets; he describes his various jobs and how he carried them out, the hours he worked, the different types of contracts and their amendments and extensions, the methods of payment, and the corresponding tax deductions; in addition, he explains what daily life was like on the farms, including housing, trips into the towns to buy provisions, weekend outings, how he managed to send money home, and what the relationships among the braceros were like; overall, he was treated well by the farmers; he also describes his return trip to México; for him, being a bracero is something he continues to be very proud of.

Creator

Martínez, Laureano
Chávez Betancourt, Antonio

Date

2003-05-28

Subject

Bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Antonio Chávez Betancourt

creator (Spanish)

Martínez, Laureano

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini Disc

Duration

1:17:00

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Antonio Chávez Betancourt
Fecha de la entrevista: 28 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez


Esta es una entrevista con el señor Antonio Chávez Betancourt en la ciudad de Durango, Durango, el día 28 de mayo de 2003. Conduciendo la entrevista para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Laureano Martínez.

LM: Buenas tardes don Antonio, ¿cómo está?

AC: Buenas tardes.

LM: Don Antonio, me gustaría comenzar nuestra entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?

AC: Yo nací el 17 de enero de1928.

LM: ¿Cuántos años tiene don Antonio?

AC: Setenta y cinco años.

LM: ¿En dónde nació?

AC: Canatlán, Durango.

LM: Don Antonio, ¿cómo se llamó su papá?

AC: Martín Chávez.

LM: Y, ¿su mamá?

AC: Sabina Betancourt.

LM: ¿De dónde eran originarios ellos?

AC: Ellos eran originarios de… Pos mi papá me parece que de… porque yo a mi papá no lo conocí. Yo nací el [19]28 y mi papá murió el [19]29, entonces yo tenía un año. A mi mamá sí la conocí. Me parece que ella nació por allá por San Juan del Río.

LM: ¿San Juan del Río, Durango?

AC: Sí.

LM: ¿A qué se dedicaba su papá y su mamá?

AC: En la agricultura.

LM: ¿Agricultura?

AC: Sí, sembrar y todo eso.

LM: ¿Qué sembraban?

AC: Pos, maíz, frijoles, eran en aquellos años abundantes que había mucho frijol, mucho maíz, todo, ¿verdad?, y buenos. Ahora pos, ahorita ya casi nadie siembra.

LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?

AC: De familia fuimos, me parece como nueve.

LM: ¿Usted fue el más chico?

AC: Yo fui el más chico. Que es el que sí estoy ya orita ya nada más, ya todos murieron.

LM: Todos fallecieron. Y cuénteme don Antonio, después de que falleció su papá, ¿cómo fue la vida?

AC: Bueno, yo lógicamente, yo me crie con mi mamá, ¿verdad?, hasta la edad de, por decir, de veintidós años que fue cuando ya yo me casé, y ya eso es, o trabajar.

LM: ¿De que subsistieron esos años que no estaba su padre?

AC: No, pos había un hermano que fue el que quedó con nosotros. Él trabajaba, sembraba y era la forma en que nos manteníamos.

LM: ¿Usted le ayudaba a su hermano?

AC: Pos, a sembrar. En en ese tiempo tiene uno que sembrar a mano y todo eso.

LM: ¿A qué edad empezó usted a sembrar?

AC: Por ahí de la edad de unos ocho, diez años, chico. Pero a sembrar nomás. Sembraba uno… ¡Perdón! (interrupción por problemas técnicos)

LM: Sí, adelante.

AC: Echaba uno el frijol o… Primero sembraba uno el maíz, después el frijol. Y así con la mano agarra uno el puño y ahí va uno sembrando. Primero se abría surco y luego ya enseguida venían tapándolo.

LM: ¿Tuvo usted oportunidad de ir a la escuela?

AC: Tuve muy poco, pero lo poco que tuve pos sí aprendí yo algo.

LM: Aprendió a leer y a escribir.

AC: Sí.

LM: ¿Cómo fue su infancia, don Antonio?

AC: Pos, fue normal realmente. No me quejo yo del, de digamos, de que me haiga [haya], que haya sido o que haiga hecho, como te diremos una infancia triste, pos no, porque primeramente me crie yo con mi madre. Pos, allí me hice yo una vida normal.

LM: Claro.

AC: Hasta el tiempo ya de casarme. Pos de ahí para acá ya también fue normal.

LM: Cuénteme un poquito, cómo es ese lugar donde usted nació, ¿cómo es Canatlán?

AC: Canatlán fue un municipio, es cabecera de municipio. En unos años produció [produjo] mucho perón, después produció mucha manzana. En un tiempo fue la mejor manzana casi de toda la región. Nomás que ahora ya los huerteros se han desanimado mucho por cuestión de que ya hay muchas huertas viejas. Y no han logrado, digamos, combatir la plaga y los poquitos que tienen huertas nuevas, pos no pueden hacer nada, porque para eso se necesitaría que todo se fumigara para fin de que se retirara la plaga, pero sí hay todavía manzana.

LM: Es conocido por las manzanas, ¿verdad?

AC: Sí. Hasta tiene el nombre, Canatlán de las manzanas, porque como le digo, hubo un tiempo en que hubo muy buena manzana, muy buena manzana. La mejor casi, por decirle así casi de todo el país, porque llegaron a compararla con la de… Ya ve que Chihuahua, como la ciudad de Cuauhtémoc tiene manzana muy buena, pero allá tienen controlado muy bien la plaga. Es una manzana roja, muy buena manzana, nomás que no tiene el mismo sabor que la de aquí.

LM: Es más dulce la de aquí.

AC: Sí. Y aquí la desventaja que hay, que sí hay una que otra huerta por ahí que sí da muy buena manzana, pero pasa que por lo regular sale manzana con plaga.

LM: Entonces la región es agrícola, ¿verdad?

AC: Sí, de fruticultura.

LM: Don Antonio, ¿a qué edad empieza usted a darse cuenta que se puede ir a trabajar a Estados Unidos como bracero?

AC: Pos yo me casé el [19]50 y en ese mismo año entré yo contratado, un hermano y yo. Inclusive entré por cuestión de la cartilla, entré con el nombre de un hermano mío, porque en ese tiempo yo estaba dando servicio y pos en aquellos tiempos pedía uno permiso al capitán o al teniente, el instructor. No era de que tuvieran a uno encuartelado, no, era de cada ocho días, nomás los domingos.

LM: Ir cada ocho días los domingos.

AC: Sí.

LM: Pero, comentaba la gente o anunciaban en la radio, o, ¿dónde escuchó usted?

AC: No, sí, en aquel tiempo, pos el periódico, el radio que era lo único que había en aquellos años, pos la televisión estaba por ahí en México. Aquí no, ni aquí en Durango había televisión en aquellos años, nomás radio, puro radio.

LM: ¿Qué decían?

AC: No, pos que pa tal fecha, por decir, había dos temporadas de contratación que era en mayo y en septiembre.

LM: En mayo y en septiembre.

AC: Sí.

LM: Y, ¿qué decían? Que requerían manos de obra¬…

AC: Sí, no, que por ejemplo, en Chihuahua se abren las contrataciones pa [para] tal fecha, por decir así vamos a suponer que el día primero de mayo, que eran las primeras contrataciones. Iba uno en ese tiempo por ejemplo se usaba que era el desahije del algodón, desahije de betabel, toda esa clase del betabel allá por, allá pal centro de los Estados Unidos. A mí me tocó en el primer contrato que hice yo fue el [19]50, en mayo al estado de Nebraska.

LM: Vamos a regresarnos un poquito don Antonio. ¿Cómo fue ese proceso de contratación? ¿A dónde iban o qué había que hacer?

AC: Bueno como le digo yo, en la primero vez que fui yo, ese fue al estado de Nebraska por cuarenta días.

LM: Pero antes de irse, ¿tenían que aparecer en alguna lista?

AC: Sí, iba uno, no le digo ahí en Chihuahua ahí eran las contrataciones.
LM: ¿De aquí lo mandaron a Chihuahua?

AC: No, de aquí iba uno, uno iba, pagaba uno sus gastos hasta Chihuahua y ya llegaba uno ahí y sacaba uno un número y ya se enlistaba y ya ahí ya lo estaban llamando.

LM: ¿Cuántos días tardaba en enlistarse?

AC: No, pa enlistarse pos llegar uno por decir así, si salía uno de aquí en la tarde y llegaba uno allá en la mañana y luego luego se iba uno al centro de contratación. Ahí luego luego se enlistaba uno. Luego bueno, esperas a que te llamen, quizá te toque pa mañana o pasado o de aquí a unos tres, cuatro días.

LM: ¿Cómo era ese lugar, ese centro?, se acuerda.

AC: Sí, pues era un centro, ahí estaban los americanos adentro, osea migración, ahí había médicos que le hacían a uno examen[es] de todo, que no estuviera malo del corazón, que no estuviera malo de los pulmones. Que por ejemplo, tenía uno que presentar una carta de donde costea [consta] que era, que trabajaba, que conocía algo de agricultura.

LM: Esa carta, ¿quién se las daba?

AC: Pues el comisariado del ejido.

LM: Ahí en Canatlán.

AC: Sí, ahí conseguía uno esa carta y se la daban a uno ahí, como una constancia de que era uno, que conocía de agricultura.

LM: Claro, pues usted había trabajado en agricultura.

AC: Sí.

LM: ¿Qué más les pedían?

AC: Pues pedían por ejemplo, bueno como al principio que: “¿Conoces el algodón?”. “Bueno pos sí lo conozco”. “¿Lo has piscado?”. “No, no he piscado”. “¿Pero si tienes ganas de trabajar?”. “Sí tengo ganas de trabajar”. “Bueno pero ahorita no vas ir a piscar algodón. Ahorita no hay pisca. O, ¿sí crees que haiga pisca?”. “No”, le dije, “pos, orita yo sé que no es el tiempo de la pisca. Orita sembraron el algodón”. Porque sí, en eso de septiembre, póngale que hasta de mayo, que lo sembraban antes, pero en mayo, que era mayo, junio y julio era desahije. Ese nos daban un azadón para estarlo desahijando para dejarlo más o menos retirado, porque pos las sembradoras lo echaban en chorro, ¿verdad?

LM: ¿Cómo es el desahije?

AC: El desahije es eso que, por ejemplo, dejar usted más o menos unos…

LM: ¿Cuarenta y cinco centímetros?

AC: Ándele, sí. Casi de ancho del azadón, el ancho del azadón. Ir dejando de dos a tres matas, cuando más, de dos a tres matas. Si le quedaban más, pos había que quitar, ir dejando de a dos o tres matas. Nos daban azadón largo.

LM: Esas preguntas, ¿quién se las hacía?, ¿era mexicano?

AC: No, americano.

LM: ¿Les revisaban las manos?

AC: Sí, desde luego.

LM: ¿Qué buscaban ellos en las manos?

AC: Pos, que fuera uno, deveras [de verdad] que fuera trabajador de agricultor y todo eso.

LM: ¿Qué tuviera callos y todo eso?

AC: Sí, pero pos en realidad, en realidad no eran tan, digamos tan estrictos, nomás. “Sí, sí he trabajado”. Bueno, trataba uno de llevar las manos hasta sucias así, para que creyeran, porque las llevaba uno bien lavadas y todo. “No, pos, tú eres de oficina”. ¿Verdad?

LM: Así es.

AC: Y en verdad, no, no digamos uno, no llegaba uno, pos acá, no pos ropa de mezclilla, así de trabajador, sombrero y todo eso.

LM: Después de las preguntas, ¿a dónde los pasaban?

AC: Ya después de las preguntas, ya lo pasaban a uno allá a firmar un papel, por decir así un papel de estos, ya llegaba con todos sus datos. Y sobre de esa, ya de ahí lo mandaban a El Paso, que era acá en Ysleta, que todavía existe ese nombre, pero allí antes, ya ahora ya está todo fincado. En aquellos años casi era la orilla de El Paso, Ysleta. Ahí estaba el centro de contratación.

LM: ¿En qué se fue usted de Chihuahua a El Paso?

AC: A muchos los mandaban en tren. A mí me tocó irme en autobús.

LM: ¿De pasajeros?

AC: Sí, lo mismo, en autobús de pasajeros también.

LM: ¿Les daban algo de comer?

AC: Bueno, allí luego luego al subir usted al camión, luego luego le repartían ya su lonche. Llegando allá a Juárez, allí luego luego ya también ya le estaban dando, ya le preparaban, le daban ya el desayuno, ¿verdad? Un sándwich, un botecito de esos de leche o una soda, lo que fuera y ya se pasaba uno luego luego al puente.

LM: Ahí en el puente.

AC: Ya de al otro lado del puente ya estaban autobuses que lo pasaban a uno a Ysleta. Allí era donde iba uno a firmar el contrato.

LM: Allá iban a…

AC: Allí era donde ya se iba a firmar el contrato. Pero ya llevaba usted esta hoja que lo acreditaba que ya había pasado todos los requisitos en los centros de contratación, que eran aquí en Chihuahua.

LM: Cuénteme, cómo era ese lugar de Ysleta, sse centro de recepción donde le daban el contrato.

AC: Pos mire había… Según esto era como un centro donde, en aquellos años, ¿cómo quiero decir?, donde estuvieron soldados cuando los tiempos de la guerra y todo eso, ¿verdad? Allí era eso.

LM: Allí era como un campo.

AC: Como un campo de…

LM: Militar.

AC: Sí, así es, exactamente. Ahí estaban, ahí tenían todos los aparatos, ahí donde le tomaban a uno rayos X. Ya pa si salía uno enfermo, ahí de los pulmones, pos acá le hacían más o menos un examen así…

LM: Le revisaban acá en Chihuahua.

AC: Sí, acá en Chihuahua, sí.

LM: Un previo, digamos.

AC: Y allá no. Allá iba uno a la rayos.

LM: ¿Allá era extensivo?

AC: Sí.

LM: ¿Qué más les revisaban?, ¿qué más exámenes les hacían?

AC: Pos que de la cabeza. A ver cómo anda uno de la cabeza, a ver que… Sí hubo algo de, ¿cómo le quiero decir? Muy estrictos aquellos, los americanos.

LM: ¿Cómo los trataban?

AC: No, pos, hasta eso bien. Yo al menos, yo durante el tiempo que estuve yo, tanto en la contratación, allí donde lo contrataban, pos nos trataban muy bien. Porque a veces duraba uno allí días para que llegara algún ranchero, o algunos digamos de... Porque eran asociaciones. Por ejemplo, ahí en Las Cruces del condado de Doña Ana, ahí estaba un centro de los rancheros. Entonces, ya iba por ejemplo el encargado de allí de esa asociación. “Necesito tantos miles para allí pa ese condado”. Y ya de allí: “Bueno, pues, a ver quién quiere ir al condado de Doña Ana”. Que es aquí en Nuevo México, pegado con Texas, ¿verdad?

LM: Allí en el centro de Ysleta, ¿les hicieron exámenes del cuerpo?

AC: Sí, pues los pulmones, del corazón.

LM: ¿Hubo algún examen donde le hayan pedido que se quitara la ropa?

AC: Sí, pos sí lo examinaban a uno en cuestión de eso. Bueno, no quitarle la ropa, sino que nomás así para echarle, según esto, polvo o no sé qué.

LM: ¿Les echaban un polvo?

AC: Sí.

LM: ¿Para qué era ese polvo?

AC: Pos, según ellos como desinfectante, yo creo, o no sé qué, ¿verdad? Que no fuera uno a llevar alguna enfermedad o algo, yo creo a eso se...

LM: Y, después de eso, ¿pasaban a firmar el contrato?

AC: Sí, de eso ya entraba uno ya. Después ya de que venían los rayos X y todo, entonces ya pasaba. El que salía mal, pos ese lo llamaban y, pos ya le decían: “Tú no puedes pasar”.

LM: ¿Lo regresaban?

AC: Sí.

LM: ¿Ya estando allá?

AC: Sí, les dan sus gastos pa que se regresara.

LM: ¿Le tocó ver algunos que regresaran?

AC: Pues, sí, sí me tocó ver, pero era muy poco. Era raro el que se regresara.

LM: ¿Qué fue lo que lo animó a usted a decidirse a ir a Estados Unidos a trabajar?

AC: Bueno pos, en primer lugar digamos, pos simplemente era poco lo que se ganaba, pero sí rendía, digamos en aquellos años rendía más el dólar. Aunque en aquellos años estaba a $12.60, en el [19]50. Pero, en ese mismo año, en, ahora vera como en… Sí porque yo en ese mismo año entré en mayo y entré en septiembre. Y en septiembre ya bajó a $8.60, sí. Pero de todas maneras, venía uno con $200, $300 dólares que trajera uno para acá. Pos aquí le rendía a uno mucho o mandaba uno a la familia por ahí entre los $50 o $60 dólares y pos aquí les rendía.

LM: Se ayudaban bastante.

AC: Sí, aunque como le digo, en ese tiempo pues me acuerdo yo que nos pagaban como, lo más lo más que ganábamos eran como de $6 a $7 dólares por día en la pisca de algodón.

LM: ¿Su primer trabajo fue piscando algodón?

AC: No, mi primer trabajo fue el desahije de betabel.

LM: ¿A dónde lo mandaron?

AC: En Nebraska, ¿ya le anotó ahí? En Nebraska fue. Y en ese mismo año, fue en septiembre que me tocó ya en la pisca de algodón.

LM: ¿Cómo era el trabajo? Bueno, ya me platicó como es el trabajo del desahije. ¿A qué hora empezaban ustedes a trabajar?

AC: Bueno mire, empezamos temprano. En el tiempo de la pisca de algodón, todo siempre lo mismo, en el desahije que también entramos temprano. Temprano, por decir así desde las siete en adelante.

LM: Y, ¿hasta qué horas trabajaba?

AC: Bueno, allá por el lado de Nebraska, cuando llueve, en ese tiempo llovía mucho, en eso de mayo. Pos a veces el agua nos corría y ya le parábamos hasta otro día. Podíamos trabajar dos, tres horas o a veces trabajábamos ocho.

LM: ¿Ahí les pagaban por hora?

AC: Por hora, sí.

LM: ¿A cómo le pagaban?

AC: Me parece que allá nos pagaban como a $2.80, así como a $2.80 más o menos la hora en ese tiempo.

LM: ¿Era grande el campo?

AC: Pos son rancheros que tenían así, por decir así, pos sí tenían algunos acres, que les nombran acres, ¿verdad? Sí tenían algo, no sé decirle qué cantidad, pero sí tenían bastante terreno. No mucho, ¿verdad? Pero sí.

LM: ¿Cuántos braceros trabajan ahí?

AC: Ese ranchero agarró, que fue mi hermano y otros dos, éramos cuatro.

LM: Cuatro.

AC: Sí.

LM: Entonces, ¿nada más ustedes?

AC: Sí, nada más.

LM: Y, ¿dónde vivían, don Antonio?

AC: Ahí nos tenían una casita, allí donde teníamos ahí funda[s], camas, ahí. Porque ahí nosotros mismos hacíamos nuestro alimento.

LM: ¿Ustedes mismos se cocinaban?

AC: El mismo ranchero nos llevaba al pueblo pa que lleváramos lo que, todo lo que necesitábamos. Él nos decía: “Aquí hay de esto, aquí hay lo otro”. Porque aquellos años, pos no había nada, puro pan Bimbo, eso era lo… Puro pan de ese, como el que tenemos aquí, ¿verdad? El pan Bimbo y jamón. Y pos nosotros no, llevábamos carne, huevos, papas, chile. Y pos no, ni chile había en aquellos años.

LM: ¿No extrañó la comida?

AC: Pos sí, claro que sí, porque pos, uno aquí estaba acostumbrado a sus frijolitos, su sopita y todo eso y…

LM: Tortillas.

AC: Y tortillas. Ahora sí, ahora hay todo, todo hay. A cualquier marqueta que vaya usted, ahí hay tortillas de maíz. Hay tortillas de harina, hay todo.

LM: Hay chile….

AC: Todo, sí.

LM: Pero, en aquellos años…

AC: En aquellos años no había nada, nada de eso. Había costalitos de veinticinco libras. Compraba uno sus costalitos y su todo, su manteca y todo. Uno hacía las tortillas.

LM: O sea que comían bien.

AC: Sí, no sí, llevábamos leche. Ese patrón tenía, él tenía como unas dos, tres vacas y uno de ellos se iba allí a ordeñarle y nos daba una media cubeta de leche. Así es que, pos sí. Por ese lado, no. Hasta él mismo decía: “No lleven leche, yo allí les doy leche”. Por eso digo yo que para mí, pos muchos sí dicen: “No pos aquél, a nosotros sí nos tocó un patrón muy malo”. Yo entré varias veces, por decirle así que entré como unas, entré mire, entré del [19]50, el [19]51, el [19]52, [19]53, [19]54, y el [19]55 no fui, hasta el [19]56, [19]57. Y ya hasta el [19]60 que me parece ya en ese un tiempo ya terminaron las… Ya casi no hubo braceros.

LM: Entonces, ¿usted trabajó hasta que se acabó el programa?

AC: Pos no, todavía hubo como unos dos años más que me parece que hubo, pero ya no fui yo.

LM: Entonces, dice que el patrón se portaba bien.

AC: Sí, sí ya le digo, de todos los patrones que a mí me tocaron sí se portaban muy bien.

LM: ¿Hablaban español?

AC: Pos muy poquito. Allí con nosotros ahí se revolvían [a] hablar…

LM: No los entendían.

AC: Ni nosotros le entendíamos, ni... A veces él, porque pos…

LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.

(entrevista interrumpida)

LM: Continuamos con la entrevista con el señor Antonio. Sí, me decía don Antonio, estábamos…

AC: Sí, usted me preguntaba que la forma en que nos trataron, pos sí, sí nos trataron bien.

LM: Qué bien.

AC: Sí, nos trataron bien, porque pos por ejemplo, en una ocasión me tocó a mí entrar, digamos, al desahije que fue en mayo, al desahije de algodón. Y entré, ¿qué fue?, mayo, junio y julio. Y en agosto, ya el mismo patrón me dijo: “¿Quieres renovar el contrato aquí conmigo para que te vengas a piscar algodón? Te doy chanza que vayas a México a ver tu familia por unas dos, tres semanas y te vienes ya pa que estés aquí en septiembre, los primeros de septiembre”. “Sí”, le dije, “está bien”. Ya renovaba el contrato, ya me daban una hoja así, por decir así, una hoja así, que era la que presentaba uno, digamos, de regreso en la migración donde estaba uno otra vez contratado.

LM: ¿Era fácil volver a recontratarse ahí?

AC: ¡Ah sí! Porque era cuestión nomás que si el ranchero lo me necesitaba, allí mismo lo llevaba a uno a La Asociación del rancho, ahí donde estaba La Asociación de rancheros. Porque usted tiene una asociación donde todos los rancheros allí llegaban a sacar la gente: “Yo necesito diez, necesito tres, necesito cuatro, necesito veinte”. Bueno, en el tiempo de algodón, sí agarraron bastante gente.

LM: ¡Bastante!

AC: Y en el desahije, pos no, bueno, al menos en el desahije éramos como unos seis. Pero dos no aguantaron, porque sí hacía mucha calor.

LM: ¿En qué mes fue eso?, ¿más o menos?

AC: Sí, pues en mayo. Sí, lo que es mayo, junio, julio y ya estaba el algodón que ya… Porque llegamos desde que estaba así chiquito. Y luego ya en esos tres meses, pues creció. Pero de todos modos andábamos por ahí quitándole que no hubiera zacate, que no hubiera yerba y todo eso. Y se cumplieron los, que fue mayo, junio y julio.

LM: Como tres meses.

AC: Se cumplían los meses, llevábamos ese contrato por tres meses y me llegó en agosto. Dijo: “¿Quieres renovar el contrato?”. Dije: “Sí”. Dijo: “Entonces mira, te voy a dar que vayas un mes a visitar a tu familia a México y te regresas en los primeros de septiembre. Vamos ahí a La Asociación pa que otra vez hagas otro contrato por otro mes, ya sería de septiembre, octubre, noviembre”. A veces ya después ahí se queda uno hasta diciembre. “Bueno, ya estás, por si quieres quedarte”. Se le vencía a uno el contrato y todavía le daban chanza a uno de quedarse a uno ahí.

LM: Qué bien.

AC: Pos, es que las salidas eran casi siempre en diciembre.

LM: Claro. Los contratos, ¿de cuánto tiempo eran normalmente?

AC: Pos normalmente, digamos a las partes, por ejemplo, que pal lado que al pepino, que al betabel, casi por lo regular eran contratos de cuarenta días. Pero, ya en el desahije del algodón y la pisca, casi todos eran por tres meses.

LM: Tres meses.

AC: Sí.

LM: ¿Creían ustedes que era tiempo suficiente, o les hubiera gustado que fueran más largos los contratos?

AC: Bueno sí, claro que sí. Inclusive había muchas personas que, por ejemplo, habían rancheros: “Bueno, pues que necesito uno o dos. Uno que quiera quedarse aquí. Luego luego le renuevo el contrato”. Yo sí no, no nunca me quedé yo en esos tiempos. Se venía el tiempo que eran, en aquellos años, nevaba mucho todo eso, El Paso, Nuevo México, nevaba cantidad que ahora ya no. Ahora ya no neva, ya es raro que cae cualquier cosita y antes no. Antes nevaba bastante, dos, tres veces en la temporada de invierno.

LM: ¿Eran muy crudos los inviernos?

AC: Sí, total que cuando nevaba, pos durábamos dos días que no podíamos salir a piscar.

LM: Y la ropa para el invierno, ¿ustedes la compraban o ellos se las daban?

AC: Pos no, la comprábamos. Y nosotros mismos lavábamos nuestra ropa y todo.

LM: ¿Cuándo lavaban su ropa?

AC: Los sábados o los domingos. A veces los sábados, pos que: “El que guste ir a trabajar un rato o medio día, puede ir”. Claro, pos con el fin de que rindiera más el cheque, pos: “Vamos”.

LM: Claro.

AC: Saliendo, trabajábamos hasta las doce. Salíamos y a comer y lavar la ropa.

LM: ¿Les pagaban lo mismo o les pagaban un poquito más esos días?

AC: Pos, era lo mismo. Sí, porque no, en ese tiempo no se usaba que, por ejemplo, el overtime y todo eso, ¿verdad? No, no igual, pero sí nos… En esos días, los sábados lo que hacía a veces el patrón, él mismo nos llevaba lonche allí,ya cuando…“Órale, vénganse aquí. Aquí hay lonche para todos, pa que no vayan a su casa a comer”. Eso sí nos llevaba la comida, nos llevaba leche fresca, refrescos y todo eso. Pos sándwiches, eso sí, porque pos eso era lo que comían también.

LM: Claro. ¿En alguna ocasión trabajó donde había mayordomo?

AC: Pues en el único, pos no era ni mayordomo porque en el tiempo de la pisca, tienen en el tráiler tienen un pesador que está pesando, llegaba uno, le daban a uno, por ejemplo, unos de lona de doce pies.

LM: Unos sacos.

AC: Se lo colgaba uno aquí y lo va metiendo por abajo ya. Se metía uno en medio de los dos surcos y ya iba piscando y echándolo pa dentro.

LM: ¿Se los colgaban del cuello?

AC: Sí.

LM: Y lo pasaban por las piernas.

AC: Ándele, sí. Ya lo llenaba usted y ya en la traila [tráiler] había una persona ahí que estaba, que era el que estaba el pesador, pero no era mayordomo. No, era un trabajador…

LM: Normal.

AC: Normal, sí. Había partes que sí. Pero a mí sí no me tocó ni uno, que sí tenían, que sí tenían mayordomo, pero no, no, a mí no me tocó.

LM: Don Antonio, ¿qué diferentes trabajos hizo usted como bracero?

AC: Pos, nomás eso. Nomás el primero fue que eso del desahije de betabel. Lo demás fue pura pisca de algodón. Desahije del mismo algodón y la pisca.

LM: ¿Los primeros días fue difícil acostumbrarse al trabajo?

AC: Bueno, claro que sí, porque de todas maneras a mí me tocaba. Porque había muchos, digamos de acá de la Laguna, de Torreón. El estado de la laguna, pos hubo años en que se piscaba mucho algodón y allí, pos eran jefes para la pisca del algodón.

LM: Ya tenían experiencia.

AC: Y me tocó a mí, la primera vez me tocó con un compañero de ahí mismo de Torreón. Y dijo: “No”, dice, “mira, de este modo y de este modo y jálale y jálale”. Pos me emparejaba ahí, pero sí, yo le agarré luego luego. Claro que no era igual, porque esas gentes sí piscaban bastante algodón.

LM: Claro.

AC: ¡Tres, cuatrocientas libras se piscaban! Mientras yo lo más que llegué a piscar fueron trescientas o doscientas cincuenta, fue lo más. Y ellos, no ellos, pues sí, muy ágiles pues para…

LM: Para la mano.

AC: Sí. Porque pos, eso era su trabajo año con año.

LM: Les daban guantes o, ¿qué usaban para piscar?

AC: No, los guantes nos los daban cuando, después de que ya piscaba, por ejemplo, era la primera y la segunda. Y luego ya después le nombraban, que agarrara uno ya cuando ya estaba seca la mata, ya con el mismo hielo y todo, usted sabe, pos la secaba. Entonces ya agarraba uno con todo el casquillo que quedaba, ese todavía las poquitas plumas que quedaban, pos las volvían… Eso se lo pagaban a uno barato, pero sacaba uno más, porque eso agarraba uno a meter todo lo que faltaba, hasta las matas enteras metían. (risas)

LM: Para que pesara.
AC: Y como le digo yo, sí, eso sí, pos llegábamos a piscar seiscientas, setecientas libras. Nomás aunque se les pagaba a uno más baratas, pero pos sí sacaba uno más, saca uno más

LM: ¿Cuántos tipos de algodón se acuerda usted que haya habido?

AC: Nomás dos, que era el chapo, que es el capullo grande y no es muy alto. Es más o menos así, de este tamaño.

LM: Como un metro veinte.

AC: Pos sí, yo creo sí, más o menos, no es muy alto. Había otro más que no lo dejaban crecer mucho, pero casi por lo regular era de este tamaño. Y, ese algodón, pima, que ese era otro tipo de la fibra mucho mejor, ¿verdad? Yo creo de ahí era donde sacaban ya otro tipo de manta o de lo que sacaran. Ya era mucho, ya era la fibra más, más maciza.

LM: Y, ¿en qué estados trabajó?

AC: Estuve en Nuevo México, por decir. Como en el condado de Doña Ana, que fue en Nuevo México, ahí me tocó estar como, ya lo verá, fueron como unas tres veces ahí estuve. Y acá en Ysleta también me tocó. Ahí cercas de Ysleta donde fue la contratación, también ahí estuve yo una temporada de la piscada de algodón.

LM: En Texas.

AC: En el estado de Pecos estuve dos temporadas de pisca de algodón.

LM: ¿En Nebraska también?

AC: Sí, una, una nada más de cuarenta días, nomás.

LM: Muy bien. ¿Cómo era el ambiente entre los braceros?, ¿cómo se llevaban?

AC: No, bien, bien, digo, entre los que nos tocaba de compañeros, pos muy bien. Por ejemplo, en el tiempo de la pisca, por ejemplo, sí llegaban varios rancheros, varios trabajadores. Pero nos juntábamos, por ejemplo, dos, tres o cuatro para hacer entre los tres o cuatro la comida, porque nos daban, por ejemplo, una parrilla de dos, cuatro quemadores de gas. Para hacerla acá. Pues: “¿Cuántos van a ser ustedes?”. “Pos que somos cuatro”. “Bueno, pos ahí tienen ustedes una parrilla pa que ustedes se hagan su... Aquí tienen sus camas”. Así camas individuales, una abajo y otra arriba y así.

LM: Literas.

AC: Sí, estas eran como decir barracas.

LM: ¿Barracas les decían?

AC: Sí, ahí era donde metían a toda la gente y pos se la llevaba uno. El único problema que había era de por ejemplo, digamos, en tiempo de ya que se llegaba el sábado, pos que a muchos les gustaba tomar y echar baraja. Pos a los que no nos gustaba, pos a desvelarse, lo desvelaban a uno.

LM: O sea, jugaban ahí mismo en las barracas.

AC: Sí, hasta que no empezamos uno a decirle al patrón y pos, ya el patrón iba y les marcaba el alto. “Oigan no, pos aquí no se permite eso”. Pero de todas maneras, el que le gustaba ahí se iba a otro campamento.

LM: Buscaban su manera de jugar.

AC: Sí, de jugar. Bueno, que inclusive esas personas, ya pa terminarse el contrato, pos desertaban, porque no tenían ni un centavo. No juntaban ni un centavo. Perdían, tanto se lo tomaban, como lo perdían el juego.

LM: ¿Había muchos de esos?

AC: Sí, había muchos, pues como donde quiera.

LM: Claro. ¿Cómo les pagaban?, ¿les pagaban con cheque o les pagaban con efectivo?

AC: Sí, nos pagaban con unos sobrecitos, ahí en efectivo. Y ya ahí venía en un papelito donde tanto que nos quitaban, digamos, del seguro. Y ahí venía todo eso.

LM: ¿Qué deducciones les hacían?, ¿qué les quitaban?

AC: Pues en aquel tiempo, por ejemplo, si ganaba uno por decir así, $35 o $40 dólares, pos nos quitaban $8, $9 dólares.

LM: ¿Siempre les quitaban?

AC: Sí.

LM: ¿Sabía usted para qué era eso que le quitaban?

AC: Pos que era cuestión que del seguro que tenía uno, para médico, para todo eso. Y pues sí para eso.

LM: Impuestos.

AC: Sí.

LM: ¿Le mandaba dinero usted a su familia?

AC: Sí.

LM: ¿Cómo le hacía para mandar el dinero?

AC: Pos el mismo ranchero era el que se encargaba. Él, por ejemplo, los lunes se presentaba con una libretita. “A ver, fulano de tal, ¿cuánto vas a… Y sí, él mismo iba y los ponía y luego ya nos traía él el recibo. Según lo que uno mandara, él a cada quien le traía el recibo.

LM: ¿Siempre eran las cuentas correctas?

AC: Sí. No, no, sí lo que sea, eso sí lo hacían muy correctamente.

LM: ¿Alguna vez le quedaron a deber algo de su sueldo?

AC: No, nada. Porque había veces que, pos que el tiempo que llovía. Pos no, no lo único que nos daban nada más para lo que era la comida. Aunque tuviera uno comida, nos daban por ejemplo, $2, $3 dólares: “Órale, ahí tienen. Tienen $2 dólares pa que compren lo que necesiten”. Si no tragamos dos o tres días, nos daban $2, $3 dólares diarios o $2. Pos con $2 iba uno y pos era muy barato, como le digo en aquellos tiempos. Pos una coca, una soda le costaba a uno $0.10 centavos.

LM: Entonces, sí rendía, ¿verdad?

AC: Sí. Sí, es lo que le digo, sí rendía. Orita ya ve, una soda ya le cuesta hasta $1 dólar.

LM: Así es.

AC: Y antes no. Me acuerdo yo que íbamos nosotros ahí había una tiendita cerquitas. Ahí estuvimos cercas de ahí por la carretera, que es la que está acá abajo de la diez. Entonces, en aquellos años nada más esa carretera había. La que está acá abajo que atraviesa por… Que va por junto de la vía. Sí, nosotros estábamos cerca de esa carretera. Y había en una tiendita ahí íbamos, comprábamos, pos con $0.50 centavos, nos llevábamos cinco, seis cervezas, seis sodas.

LM: No, pues, sí estaba bien.

AC: Sí, estaba bien, estaba barato.

LM: ¿Cómo se portaba la gente, los americanos con ustedes?

AC: En las tiendas, pos digamos, en las tiendas nos veían bien. Sí, porque luego luego ya lo conocían a uno. Entonces, ya a ellos mismos le decían aquí a la seño: “Aquí está esto, aquí está esto otro”. Pos más o menos sabían lo que uno iba buscando.

LM: ¿No hablaban español?

AC: No. Con el tiempo, pos ya empezaron ellos siempre a hablar poquito.

LM: ¿Por el comercio?

AC: Sí, exacto.

LM: Pero, ¿se portaban bien?

AC: Sí.

LM: ¿Le tocó ir a algún pueblo ahí cerca o a El Paso?

AC: Sí, pos bueno, El Paso, en el tiempo que nos tocó ahí en la… Porque nos tocó en La Mesa, Nuevo México. Ya ve que ahí hay dos partes que se llaman Lamesa, Texas y La Mesa, Nuevo México. Lo mismo hay Anthony,Texas.

LM: Anthony, Nuevo México.

AC: Y Anthony, Texas. Entonces son… Y una vez me tocó ahí en la pura guardarraya de Texas y pos Las Cruces no es, y el condado de Doña Ana, pertenece ahí a Las Cruces. En aquellos años, Las Cruces era un pueblo chiquito, pero esa era una ciudad grande, es una ciudad muy grande. Y de allí me acuerdo que nos cobraba el autobús como $0.28 centavos pa llevarnos a El Paso. Había un autobús que pasaba por la carretera que está a mucho para abajo. Como dice, pal lado de las lomas, que ya allá muy junto a las lomas ya entra una cuchilla que es Nuevo México, ¿verdad?

LM: Así es.

AC: Que va a dar allá a otro, no sé si ya lo harían, otra entrada de puente.

LM: Pues ya hay unas cuantas.

AC: ¿Verdad?

LM: Sí señor. Muy bien. ¿Qué compraba usted?, ¿qué se le antojaba comprar?, ¿qué se le hacía novedoso?

AC: Pues novedoso, pos comprábamos ropa, por ejemplo, zapatos, era lo único que ya cuando se venía uno, pos comprarse un par de camisas, ropa interior y zapatos.

LM: ¿Algún radio?

AC: Pos radio, nunca traje yo radios de allá. Muchos sí traían, porque sí. Pos, es que en aquellos años aquí en México la aduana estaba muy dura. Le cobraban a uno por cualquier [cosa]. Aunque le decían allá que todo podía llevar menos armas, pero, sí. Si llevábamos y le pescaban un radio, pos ahí las aduanas: “No, esto no lo puedes pasar”, o, “te quedas con la feria”. Hubo un tiempo en se descaró mucho aquí la aduana. Y hasta la fecha, ¿verdad?, hasta la fecha todavía tenemos eso. Entonces dijo, porque sí, hasta eso, allí mismo le decían a uno: “De Estados Unidos, pueden traerse hasta un tractor”, dice, “hasta un tractor pueden traerse sin pagar impuestos”. Bueno, a lo mejor sí, a lo mejor sí hubo personas que sí llegaron a traerse yo creo alguna cosa de agricultura.

LM: Claro.

AC: Yo no. Ni rayos llegué a traer yo del otro lado.

LM: No pues, para que se queden con ellos.

AC: Si a caso les traía algún juguete pa mis criaturas así cualquier cosita, pero cosa pocas.

LM: ¿Cuántos hijos tenía ya?

AC: Aquí nacieron todos.

LM: ¿Cuántos tuvo?

AC: Nueve

LM: ¡Nueve!

AC: Ey.

LM: También una familia grande.

AC: Sí, es una familia grande.

LM: Y, ¿era duro el venir, convivir un rato y tenerse que volver a ir?

AC: Sí, claro. Claro que sí. Sí pero pos, de todas maneras veía uno que, pos cuando menos se da uno una alivianada.

LM: Ayudaba.

AC: Sí.

LM: Muy bien. Siempre que se volvía a ir, ¿era el mismo proceso de ir al centro de contratación, de pasar los exámenes?

AC: Ah, sí.

LM: ¿Siempre era la misma?

AC: Únicamente que ya cuando nos dieron esa mica, ya iba uno ya casi, como decir así, como especial. Ya no le hacía La Migración. Nomás la presentaba uno y: “Pásale”. Ya no le hacían a uno preguntas y: “¿Sabes piscar algodón?”. “Sí”. “¿De qué tamaño está el algodón?”. Porque hasta le decía: “¿Cuánto necesitas tú?, ¿una escalera para piscar algodón?”. Pos, los gabachos, ¿verdad? Que son que… “No, pos como, si el algodón no es tan alto. No va a piscar, digamos manzana, perón o algo”.

LM: Había algunos que yo creo que no sabían.

AC: No, lo que querían agarrarle a uno el chivo. Pos, eso era, ¿verdad?

LM: Claro.

AC: Sí, pero pos, eran personas preparadas, ¿verdad? Que conocían ellos todo clase de hasta, digamos, psicológicamente bien la persona, ¿verdad?

LM: La ubicaban.

AC: Ey, la ubicaban, exacto.

LM: ¿En alguna ocasión le tocó ver que fueran a visitarlos alguna autoridad mexicana a los campos?

AC: No. Lo único que sí, migración, sí seguido llegaba al rancho.

LM: Y, ¿les pedía…?

AC: Sí, papeles. Pos como le digo, en ese tiempo le dan a uno una hoja, ahí donde venía con el retrato de uno y la firma de uno y el sello de ahí del centro de contratación. Y ese contrato eran dos hojas, por decir así, dos hojas. Esas dos hojas, ya cuando usted cumplía el contrato, se la quitaban y le regresaban la mica. Como que eso era una prueba de que había cumplido el contrato.

LM: ¿Recuerda que haya habido algún ilegal por ahí trabajando en los campos?

AC: Bueno, ahí con nosotros no, en las partes esas. En algunos ranchos sí sabíamos por ahí que sí había algunas personas que los agarraban ilegales. Pos, es que en ese tiempo estaba muy fácil, digamos la entrada para pasar.

LM: Era muy fácil. ¿No era tan dura La Migración?

AC: No. Se pasaba la gente fácil ahí por el, hasta por el mismo puente y ahora no. Digamos, desde que terminó la contratación ya hubo mucha vigilancia. De todos modos duró un tiempo en que todavía estuvo fácil la pasada.

LM: Claro, muy bien. Cuénteme, don Antonio, ¿qué fue lo que más le gustó a usted de Estados Unidos?

AC: Pues a mí me gustó todo, oiga. La forma digamos, en que es el, digamos el gobierno, digamos el sistema de gobierno que hay en Estados Unidos es muy bueno. Eso yo lo admiro. Aunque digamos muchos, por decir así, que digan: “No, pos que esto y que lo otro, que nos tienen, que son los dueños de todo”. Digo, pues es una potencia, es una potencia, pero se debe al buen manejo que tiene el gobierno aquel, sinceramente. Los impuestos los utilizan muy bien y eso es lo que no tenemos aquí en México.

LM: Claro.

AC: No sé, es lo que no, usted mismo conoce aquí el sistema de aquí.

LM: Así es.

AC: Sí, para aquí todos pagamos impuestos. Pero nuestros impuestos no los utilizan como deben utilizarlos.

LM: Nunca los vemos.

AC: Porque digamos aquí también tenemos todo. Todo tenemos, tenemos lo principal, tenemos mucho petróleo, pero pues nomás dese cuentan los pavimentos que tenemos.

LM: Claro.

AC: De allá lo que sea, muy buenos pavimentos, muy buenas carreteras. Aquí las carreteras que más o menos están bien, pos son de paga.

LM: Ah, sí.

AC: Hay que pagar para transitar.

LM: ¿Recuerda que haya habido algún problema ahí mientras usted estuvo trabajando en las granjas?, ¿algún problema con los patrones o con los mismos braceros?

AC: Pos no. En las partes que yo estuve no, ni me di cuenta yo que hubiera así como, digamos que algún pleito, no.

LM: ¿Recuerda cuales eran las quejas? Si es que tenían alguna queja los mismos compañeros.

AC: Pos no, por ejemplo, muchos, pero ahí en el rancho, con nosotros no. Pero muchos sí se quejaban de otros ranchos de que no les…Los días que perdían, que no se los pagaban. Eso era nomás, pero como le digo, ahí con nosotros sí nos daban poco, nos daban poco, si perdíamos todo un día pues ese día… “Este y este son $2, $3 dólares de un día que no trabajaron”. Pos nos daban cuando menos lo que comíamos, para comer, pero no. Ahí al menos donde yo estuve no hubo eso.

LM: Don Antonio, descríbame un día de trabajo normal desde que se levantaban.

AC: Bueno pos, levantarse uno temprano, desde luego. Levantarse uno por decir así, a las seis de la mañana, preparar el lonche, porque no era de desayuno, había que almorzar bien y preparar uno su lonche. Y en tiempo de la pisca, entre más temprano empezara uno, era mejor, porque a veces caía así rocío, que le nombramos, que estaba el algodón un poquito húmedo. Entonces, aprovechaba uno de que pesaba más. El primer peso, pos ahí iba el algodón poco húmedo y eso era que tempranito le... Y le dábamos hasta que ya de plano, hasta que se metía el sol.

LM: Bueno, comían. ¿A qué horas comían?

AC: Sí, a las dos, a la una de la tarde comíamos.

LM: Y terminaban por ahí a las siete de la tarde.

AC: A las siete de la tarde llegábamos a hacer comida.

LM: A cocinar.

AC: A cocinar y dejar todo lo preparado pa otro día, levantarse uno a desayunar y a preparar el lonche y vámonos otra vez.

LM: ¿A qué hora se venían acostando?

AC: Pues eso sí temprano. Porque pos, nos acostábamos a más tardar a las diez de la noche. Pues digo en aquellos tiempos, digamos ni televisión. Por ahí muchos que compraban algún radio luego luego pa tener música. Pos, ahí oír las noticias, pero a veces era puro inglés, porque pos no, no agarraba. Había entonces un programa por allí del estado de acá de Texas de Harlinche [Harlingen] por ahí. Que era una estación donde puro español. Ese por ahí se oía como a las cinco de la mañana.

LM: Cuando se levantaba.

AC: Esa era la única.

LM: Y, ¿qué platicaban antes de acostarse ustedes mismos ahí?

AC: Pos, pura allí nomás que: “¿Qué tal?, ¿cómo te fue?, ¿cuántos piscaste?”. “Pos, tantos”. Sí. “Y, ¿cómo ves tú?”. “No, pos está duro para tener muchos. Pos, está duro el trabajo, pero pos, de todas maneras hay que jalar”.

LM: Conocían, ¿se platicaban de las familias?, ¿problemas que tuvieran entre los mismos?

AC: Pos no. Eso casi no, digamos, porque digo, como luego dicen, ni para que platicar uno de su vida privada. Lo que sea, ¿verdad? Una plática así normal. “¿De qué parte eres tú?”. “Pos, que yo soy de Chihuahua”. “Yo soy de Coahuila”. Y así de Durango y así.

LM: ¿Hizo algunas amistades?

AC: Sí, con la gente. Porque casi era, muchos nos tocaba unos por aquí mismo del estado. Otros nos tocaban como de otro estado, que ya fuera de Chihuahua o del estado de Coahuila, de Gómez que viene siendo aquí la Laguna, aquí mismo Durango también. Otros de aquí mismo de Durango de pueblitos de aquí mismo de Durango.

LM: ¿Qué hacían los fines de semana? A parte de lavar la ropa y eso.

AC: Pos descansar, al que no le gustaba tomar, pos descansar y eso era todo. Y el que le gustaba, pos se ponían a jugar a la baraja y pos a veces se arrimaba uno allí a ver, nomás allí.

LM: ¿No jugaban a la pelota o a béisbol?

AC: No, en ese tiempo, pos no. No tenía, digamos, lo que quería uno era descansar para estar listo pa el lunes.

LM: Así es. Y de la comunicación con su familia, ¿se escribían?

AC: Sí, pues cada vez que mandaba uno el dinero, pos ya escribía uno y, pos: “Estamos bien”. Y ya nos contestaban: “Ya recibí el dinero”, y todo.

LM: ¿Qué más?, ¿qué se acuerda de haberle platicado a su esposa?

AC: No pos, que estábamos bien, trabajando nomás, cómo preparaba uno mismo su lonche. Que allá tenía uno que digamos, lavar uno mismo su ropa, eso.

LM: ¿Fue difícil acostumbrarse a eso?

AC: Sí, claro. Al principio, pos es duro ya después con el tiempo se va uno adecuando, digamos al medio.

LM: ¿En alguna ocasión le llegó algún sentimiento de nostalgia, de soledad?

AC: Bueno, sí. Claro porque usted sabe, andar en otro país que no es el suyo, que no es su idioma, pos, se siente mal. Nomás que ahí entre los compañeros: “No, no te preocupes, al rato ya estamos de regreso en México”. Y sí, pos uno se hacía uno la idea de que iba uno a trabajar y con el fin de ayudarse aunque fuera poco.

LM: Claro.

AC: Eso era lo que, pos lo hacía a uno, digamos, sobrevivir. Sobre todo ya cuando sabía uno que ya habían recibido el dinero, pos ya le daba a uno gusto. Ya estaba un poco más desahogado y en lo que sí, eso sí el ranchero los lunes: “A ver, ¿quién va a mandar dinero a la señora?”. Porque eso sí, eso era lo único. “ El money para señora, El money para la señora”.

LM: ¿Ahorró usted algo allá?

AC: Sí, para ya para venirme, sí. Pos como le digo, en aquellos años pos era poco lo que veníamos ganando a la semana.

LM: Claro.

AC: Treinta y cinco dólares era lo más que ganábamos por semana. Pero pos también como unos $10, $15 dólares teníamos pa toda la semana pa comer.

LM: Claro. Dejaban lo indispensable.

AC: Juntábamos así, por ejemplo los $100 dólares, se mandaban. Y lo poquito lo vengo guardando pa cuando ya se venía uno para acá.

LM: Muy bien. ¿Cómo fue el regreso?, ¿el último contrato?, ¿cómo fue que se regresó?

AC: No, pos como le digo, el último, ya el contrato, ya cuando se terminó, que cuando ya como le digo, cuando renova [renueva] uno el contrato, pues lo renova uno digamos, de septiembre a noviembre o a diciembre, ya en ese tiempo ya si el ranchero lo deja a uno todavía allí, hasta dicen: “Hasta aquí puedes quedar”. Porque La Asociación se cierra cuando ya terminó. Por ejemplo, vamos a suponer, si los contratos son hasta por decir así, hasta en los últimos de noviembre o el 15 de diciembre, entonces ya La Asociación, las oficinas las cierran. Entonces, ya el mismo ranchero dice: “Yo todavía te necesito que te quedes aquí. ¿No hay problema?”, dice, “no hay problema con La Migración. Tú puedes quedarte aquí hasta que ya, a juntar todo lo que haya de algodón”. Lo que hacía él era, nos daba los gastos para llegar acá El Paso.

LM: Para llegar a El Paso. Ellos les pagaban el viaje hasta El Paso, y, ¿de Juárez para acá?

AC: De todo nos daba pasaje a Juárez y pasaje hasta Chihuahua.

LM: Mire, qué bien.

AC: Sí. Porque desde luego, cuando ya terminan de ahí mismo del condado de La Asociación de rancheros, esos mismos los retachan otra vez al centro de contratación. Y ya de allí los mandan en autobús hasta Chihuahua, donde fueron por primera vez contratados. Porque digo de contratados es ya donde le dan la hoja allí ya, pero donde va usted a firmar ya el contrato, eso era ya en Ysleta.

LM: ¿Qué es lo que más extrañaba usted de México cuando andaba por allá?

AC: Pos la comida, la comida era principal.

LM: Claro.

AC: Sí, eso era lo que más extrañaba, la familia.

LM: Así es. Cuando se regresó don Antonio, que se quedó a trabajar aquí, ¿en qué trabajó?

AC: Yo fui, trabajé yo en una sastrería, haciendo pantalones.

LM: ¿Cuántos años trabajó?

AC: No pos, duré tiempo, duré tiempo hasta, ya después ya hasta que mis hijos ya crecieron y ya se prepararon y todo. Y ya, entonces ya dejé yo de trabajar.

LM: ¿Le fue difícil adaptarse nuevamente a México?

AC: Pos no. Pos de todos modos está uno acostumbrado aquí.

LM: ¿No extrañaba Estados Unidos?

AC: Bueno sí. De todas maneras estaba uno, todavía cuando se venía uno para acá, estaba uno listo a ver cuando había contrataciones pa luego luego irse uno a contratar. Pues no le dije yo entré hasta, casi hasta que terminó la, del [19]50 hasta que terminó ahora sí la contratación.

LM: Ya que terminó el Programa Bracero, ¿nunca le dieron ganas de irse aunque sea de ilegal?

AC: Sí, me fui yo un tiempo de ilegal. Estuve un tiempo trabajando allá del otro lado.

LM: Y, ¿de qué trabajó? Cuénteme.

AC: Estuve trabajando en una fábrica que les nombran factorías, ¿verdad? Que es donde hacen ropa de pantalón, puro pantalón de ese…

LM: De mezclilla.

AC: Sí, de mezclilla.

LM: Y, ¿cuánto le pagaban ahí?

AC: No pos allá, allá en ese tiempo ya ganaba uno más, porque ya le pagaban digamos, pos según lo que uno hiciera.

LM: Eso, ¿en qué año fue?

AC: Ese año fue ya como en los años setenta, por ahí.

LM: ¿Cuánto tiempo estuvo?

AC: Pos duré un, pos un poco tiempo, algunos seis, siete años.

LM: Y, ¿venía?, o, ¿duró siete años sin venir?

AC: No, sí venía, venía para acá.

LM: ¿Cómo fue que cruzó?

AC: Primeramente crucé así de ilegal. Y después ya arreglé yo pasaporte de turista y, pos me iba así con permiso.

LM: Y, ¿no había mucho problema para que le dieran trabajo?

AC: No, no pos llegaba uno y luego luego donde quiera conseguía uno. Entonces, ya estoy yo acá en Los Ángeles, ahí arreglaba uno muy fácil el trabajo. No había, en aquellos años lo único que le pedían era el seguro. Y en esos años le daban muy buen seguro, nomás llegaba uno al correo y llenaba una forma y le mandaban el seguro.

LM: O sea que era…

AC: Sí. Y era seguro, pos bueno.

LM: Era un seguro bueno.

AC: Bueno, hasta después ya quitaron eso. Que ya había muchos que empezaban a llenar las formas, ya tenía que presentarse a donde llegaba y llevar papeles si era residente.

LM: Para comprobar.

AC: Sí, ya en ese tiempo, ya. Entonces, pos muchos empezaron a agarrar y hacer seguros chuecos.

LM: ¿Qué fue lo que lo animó a irse a Estados Unidos de nuevo?

AC: No bueno, pues este, realmente por la situación de aquí, ¿verdad? Que había la chanza de sacar allá más dinero, con el fin de sostener uno aquí...

LM: Era dura la situación en esos años.

AC: Sí, pos, no dura dura de que digamos, ¿verdad? Pero de todas maneras, para el fin de mantener la familia, pos sí necesitaba uno salir de…

LM: Claro.

AC: Sí.

LM: Y dice que regresó después de seis, siete años y ya decidió no volverse a ir.

AC: Sí, ya no.

LM: ¿Tuvo alguna oportunidad de quedarse a vivir en Estados Unidos?

AC: Pos sí, sí hubo, pero pos viendo que de mi familia ninguno quiso ir para allá. No les gustó. Todos aquí se acomodaron bien, terminaron sus estudios, todos se acomodaron. Y pos no, no tiene caso que yo ande acá y ellos allá.

LM: Claro, hay que estar juntos.

AC: Yo me vine acá.

LM: Pero, ¿a usted sí le hubiera gustado quedarse?

AC: Pos, fíjese que no. Porque realmente, como le digo, si es así solo, solo quedarme yo solo allá, no.

LM: No pues, solo no.

AC: No y eso es lo que digo yo. Que bueno que mis muchachos, no ninguno se le, ni el mayor ni los demás quisieron ir para allá. Y sino, pos a lo mejor sí, por allá estaríamos todos, yo creo.

LM: Claro. ¿Tiene algunos familiares por allá?

AC: Familiares, pos hay los que se han ido ahora, pero son sobrinos que se han ido y han arreglado. Unos están acá por el lado de San Antonio, en Dallas, por ahí. Pero, yo nunca he ido yo a visitarlos.

LM: Don Antonio, pues ya para terminar, me gustaría preguntarle, ¿qué sentimiento le causa el término bracero?, ¿qué piensa usted cuando escucha el término bracero?, ¿cuándo alguien habla de los braceros?

AC: Bueno, por un lado fue bueno el sistema ese. Pero por otro lado, digamos este, en la forma en que digamos, que le llegan y que lo rociaban a uno así como… Eso fue lo único que sí me pareció a mí un poco duro eso, ¿verdad?

LM: Claro.

AC: Sí, porque pos digamos, estamos en el mismo continente, únicamente que, pos aquellos es una potencia, ¿verdad? Nomás eso fue lo único que veía yo mal en ellos.

LM: Eso fue lo único que no le gustó.

AC: Sí.

LM: Sus recuerdos de aquella época, ¿son positivos o son negativos?

AC: No, como le digo, todo fue, para mí todo fue bien, todo fue, todo muy bien. En la forma ya, ya de eso ahí ya con los rancheros ya no había ningún problema. Ya con los rancheros ya nos… Claro que teníamos el problema digamos, de no poder comunicarse uno bien con ellos. Pero ellos, cuando necesitaban una cosa que nos quisieran decir o que nos quisieron preguntar, pos ellos buscaban, pos había muchos allá mexicanos que eran residentes ya allí, que hablaban ya inglés, ya hablaban el español, pa comunicarnos. “Oyes pos dice el patrón que hagan esto. O que si están a gusto o que le digan a él qué es lo que les falta, o que si quiere que los lleve al pueblo”. Y sí, porque ellos mismos… “Sí, pos que nos lleve al pueblo a comprar algo, comprar ropa”. Eso es de la, de ir a comprarla que le nombran allá que marqueta, ¿verdad? Eso sí, era en la tarde, los sábados en la tarde. “Vámonos”. Pero él iba allí con un, ahí fui, estaba cercas de donde vivía ahí un mexicano. Y nos llevaba allí: “Pos, dice aquí el viejo que si… Ellos allá así le decían a él. “Dice el viejo que si quieren ir al pueblo, que los lleves. Quieren ir a comprar ropa o algo”. “No, pos sí”. “Pos ándeles, que se preparen”.

LM: ¿Se siente usted orgulloso de haber sido bracero?

AC: Digo, pues sí, digamos, pos yo me la pasé bien. Me la pasé bien. No tuve yo, digamos problemas, muchas veces que digamos, que pleitos. Me tocaron a mí muy buenos compañeros y no pos no, no hubo ningún problema.

LM: ¿Siente usted que el haber sido bracero cambió su vida de alguna manera?

AC: Bueno, económicamente digamos no. No digamos que haya resuelto todo, pero en partes, en partes sí me ayudé.

LM: ¿Le ayudó a vivir mejor?

AC: Sí.

LM: ¿Pudo darle educación a su familia con todo eso?

AC: Sí.

LM: Muy bien.

AC: Sí, nomás como le digo, se acabó eso y pos ya se acabó. Entonces ya hubo la chanza esa que entré yo así, pos también ya me aliviané, me alivianó.

LM: Don Antonio, ¿usted cree que sería bueno que se volviera a implementar el Programa Bracero?

AC: Pos, creo yo que sí, que sí sería bueno. Porque, digamos, ahorita hay mucha gente que necesita de ir allá. Y cuando menos se acabaría esto de tanta mortandad que está habiendo orita con los que se pasan de ilegal. Usted se está dando cuenta, ¿verdad? Como ha pasado, ha habido muchos muertos y, pos digo yo, que eso estaría bueno que de veras se volviera hacer ese otro Programa Bracero que ya, pos que hubieran un centro aquí y contrataran la gente que necesitan allá. Porque, desde luego toda esa gente que logra pasar, pos casi, sí la ocupan, aunque sea pagándoles muy barato. Digamos no les pagan lo que es justo. Y luego, muchas veces van arriesgando la vida para pasar. Ya ve como esos que agarraron ahí, que se ahogaron, se murieron en el tráiler. Eso es un… Se lamenta mucho, ¿verdad? Que hayan muerto todos esos paisanos. Y digo, si se llegara otra vez a hacer eso, pos sería una cosa buena pa toda esa gente que quiere, que son los jóvenes, son personas de digamos de dieciocho a veinte años, treinta, hasta cuarenta años que se van allá.

LM: Don Antonio, pues quiero darle las gracias por haber compartido con nosotros su vida, sus experiencias. A nombre de la Universidad de Texas en El Paso, le damos las gracias.

AC: Bueno, pos ojalá que de veras usted lleve una buena, digamos eso, como dice usted, que se oiga allí lo que… La experiencia que tuvimos en ese tiempo.

LM: Muy bien, muchas gracias. Con esto vamos a dar por terminada la entrevista.

AC: Bueno.

LM: Gracias.

AC: Ándele pues y a ver qué pasa. Ojalá y que se logre eso que se está haciendo. Como le digo yo, en el periódico veo ahí que dicen, que del [19]42 al [19]46, pero como digo yo no dicen nada, aunque ahí donde nos anotaron, dijo: “No, no, no, si todos los que entraron en ese tiempo, todo el que entró en ese tiempo…


Fin de la entrevista

Interviewer

Martínez, Laureano

Interviewee

Chávez Betancourt, Antonio

Location

Durango, Durango, México

File Name Identifier

Chavez_Bentancourt_DGO007

Citation

Martínez, Laureano and Chávez Betancourt, Antonio, “Antonio Chávez Betancourt,” Bracero History Archive, accessed September 20, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/194.