Belisario Luna Pulido
Title
Belisario Luna Pulido
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Belisrio Luna was born on June 26, 1936, in Guadalupe Victoria, Durango, México; he was the sixth of eleven children; his father died when he was six years old; he was forced to work in agriculture at the age of thirteen; due to economic hardship, his mother also rented him out as a laborer; in 1951, he enlisted in the bracero program and worked in Arizona, California, and Texas; he picked and harvested cotton, lemons, lettuce, and oranges; he did these jobs until 1963.
Summary of Interview: Mr. Luna worked in Arizona, California and Texas from 1951 to 1963; he recalls how he found out about the bracero program, the hiring process in rural areas, and the hardship braceros experienced outside contracting centers; additionally, he describes the medical examinations performed on him and the bracero facilities in Monterrey, Nuevo León, México, Chihuahua, Chihuahua, México, and Empalme, Sonora, México; he also details his trip to the border and the disinfecting stations he went through; furthermore, he recounts his first farming activities, the different jobs he performed, the different kinds of cotton he picked, and the details of his workdays; he remembers the food they ate, the housing they had, their weekend outings, and the relationships among braceros; moreover, he discusses the contracts they signed, their wages, the methods of payment, and the treatment they received from foremen; beyond daily activities, he recollects a time when he was sick, and the severe weather he experienced in Arizona; he explains his definition of the word bracero, the pride he feels in having taken part in the program, and his sadness when the program was terminated.
Summary of Interview: Mr. Luna worked in Arizona, California and Texas from 1951 to 1963; he recalls how he found out about the bracero program, the hiring process in rural areas, and the hardship braceros experienced outside contracting centers; additionally, he describes the medical examinations performed on him and the bracero facilities in Monterrey, Nuevo León, México, Chihuahua, Chihuahua, México, and Empalme, Sonora, México; he also details his trip to the border and the disinfecting stations he went through; furthermore, he recounts his first farming activities, the different jobs he performed, the different kinds of cotton he picked, and the details of his workdays; he remembers the food they ate, the housing they had, their weekend outings, and the relationships among braceros; moreover, he discusses the contracts they signed, their wages, the methods of payment, and the treatment they received from foremen; beyond daily activities, he recollects a time when he was sick, and the severe weather he experienced in Arizona; he explains his definition of the word bracero, the pride he feels in having taken part in the program, and his sadness when the program was terminated.
Creator
Martínez, Laureano
Luna Pulido, Belisario
Date
2003-05-31
Subject
Bracero
Contributor
Cristóbal Borges
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Belizario Luna Pulido
creator (Spanish)
Martínez, Laureano
contributor (Spanish)
Cristóbal A. Borges
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
1:48:23
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Belisario Luna Pulido
Fecha de la entrevista: 31 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez.
Esta es una entrevista con el señor Belisario Luna Pulido, en la ciudad de Durango, Durango, el día 31 de mayo de 2003. Conduciendo la entrevista para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Laureano Martínez.
LM: Señor Belisario, buenas tardes.
BL: Buenas tardes.
LM: Don Belisario, me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
BL: Yo nací el 26 de junio del 1936, en la ciudad de Guadalupe Victoria.
LM: Guadalupe Victoria, Durango, ¿verdad?
BL: Durango.
LM: ¿Cuántos años tiene?
BL: Sesenta y cinco.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
BL: Aureliano Luna.
LM: Y, ¿su mamá?
BL: Concepción Pulido.
LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
BL: ¿De hermanos? Once.
LM: Once.
BL: Once hermanos. Con hermanas y hermanos once.
LM: De esos once, ¿qué lugar tenía usted?
BL: Me parece el seis.
LM: Usted era el sexto.
BL: Ey.
LM: Era como los de en medio.
BL: Los de en medio, ey.
LM: ¿A qué se dedicaban sus papás?
BL: Mi padre era agricultor, ey.
LM: Y, ¿su mamá?
BL: Era al hogar de la casa.
LM: ¿De dónde eran ellos originarios?
BL: Mi [p]apá era de Pánuco de Coronado, mi padre.
LM: Pánuco de Coronado.
BL: Ey.
LM: Durango.
BL: Durango y mi madre era de Refugio Salcido.
LM: ¿Son pueblitos ahí cerca?
BL: No, Pánuco de Coronado está para acá pa Madero y Refugio está para acá. Nomás que se conocían por los hermanos de mi madre, ¿verdá?, jueron [fueron] amigos y luego ya iban de Madero para acá y pa Salcido y ahí jue onde se enredaron.
LM: Ahí fue en una de las tantas visitas.
BL: Ey.
LM: Qué bien. Don Belisario, cuénteme un poquito del lugar dónde usted nació, de Guadalupe Victoria, ¿cómo es Guadalupe Victoria?
BL: Pos cuando yo estuve allá, porque hace ya más de treinta años que dejé de ir para allá, mas realmente desde que me vine ya no he vuelto, pero antes pues era un pueblito chico, pero muy bonito. Pa[ra] en tiempo de este tiempo ya mucha siembra, mucha cosecha, mucha lluvia, no como [ah]ora que llueve allá cada y cuando, ¡no! Entonces muy bonito porque había mucha lluvia, mucha agua, mucha cosecha y mucho, mucho dinero pues, en aquel tiempo.
LM: Había movimiento.
BL: Ey.
LM: Ahí la gente se dedica, ¿a qué se dedica la gente?
BL: A puro agricultor, pura agricultura.
LM: Es la región agrícola, ¿verdad?
BL: Ey, es la región de los llanos, la más, aquí del estado de Durango, yo creo es la más agricultura.
LM: La más productiva.
BL: Es la más productiva, ey.
LM: Don Belisario, ¿fue usted a la escuela?
BL: No, no, nomás. No jui [fui] a la escuela porque mi padre murió como en el 1942, yo estaba muy chiquito. Entonces taba muy chico y todos mis hermanos también [es]taban, pues todos quedamos chicos, ¿verdá? Entonces en ese tiempo, ya después como al año que mi padre murió, no teníamos ni con qué trabajar. Entonces empezamos a que mi madre, pos no nos podía mantener a tantos juntos, ¿verdá?
LM: Claro.
BL: Entonces en aquellos años, se usaba de que le decían al que tenía más dinero: “Le presto a mijo ahí pa que le ayude a trabajar, aunque le dé, pos aunque le dé algo”. Entonces nos alquilaba como quien dice, pa trabajar así en la labor, en arrancar yerba, cortar frijol, piscar maíz, bueno hacer lo que es la cosecha, ¿verdá?
LM: Claro.
BL: Ya, ya nos veníanos [veníamos] y ya. En aquel tiempo nos daban $0.30 centavos por todo el día.
LM: ¿Treinta centavos?
BL: Treinta centavos. Así por ayudar ahí a la gente. Pero en esos $0.30 centavos, con esos comía, como quien decía, usted todo un día, casi toda la familia.
LM: ¿Alcanzaba?
BL: Alcanzaba.
LM: ¿Rendía más el dinero?
BL: Rendía más el dinero.
LM: ¿Cuántos años tenía usted?
BL: Yo tenía en aquel entonces, yo creo tenía como unos trece años.
LM: Trece años.
BL: Trece años. Cuando ya empecé a trabajar. Entonces ya después ya crecí, ya jui creciendo, como a los quince años. Entonces quise yo empezar también a empezar a trabajar también de agricultor, ¿verdá? Y empecé también porque mis padres sí nos dejaron tierritas con que trabajar, ¿verdá?
LM: Sí tenía tierritas.
BL: Y empecé yo queriendo trabajar, pero se vinieron unos años muy duros. Como en el [19]49, en el [19]50, todo eso, [19]48, que me acuerdo muy bien, que fueron años muy duros, que no llovió, como cinco años no quiso llover.
LM: No llovió nada. Y, ¿qué hacía la gente?
BL: Eso era lo que nos tráiba [traía] por allá por el otro lado. Y luego yo sembraba y que no se levantaba nada, y yo dije: “¿Pos qué voy a hacer?, ¿qué vamos a hacer?”.
LM: Y, ¿era caro sembrar? (campana de iglesia sonando)
BL: Sí, luego yo vi a mi madre que lavaba ajeno y echaba tortillas pa otras gentes y era la que nos daba y por eso yo dije: “No, esto no, aquí nos vamos a morir de hambre esperando que lloviera como antes”. ¿Verdá? Y ya no quiso. No, hasta que ya una vez dije, en el 1951, fue la primera vez que me jui para allá para por Texas. Que dijeron: “Bueno pos hay braceros, van, están contratando ahí en Monterrey”.
LM: ¿Cómo se enteró usted?, ¿cómo?
BL: ¿De los braceros?
LM: De que había braceros.
BL: Pues jue una cosa que se extiende por todo, por todo el estado, pues.
LM: ¿Se rumoraba?
BL: Se rumora y entonces pos va uno juntando unos centavitos y se va a ver si es cierto.
LM: Y, ¿cómo era que tenían que enlistarse?, cómo…
BL: No, nomás se iba usted para, por ejemplo, cuando era pa Monterrey, ¿verdad?, hacían una lista aquí.
LM: ¿Aquí en Durango?
BL: Aquí en Durango. “¿Cuántos van a ir?”. “Tantos, tantos, tantos”. Ya iba uno enlistado, ¿verdad?
LM: ¿A dónde iban enlistados?
BL: Aquí había un, un estadio que ora onde es la Plazuela Baca Ortiz, todo eso. Había en aquellos años un estadio, ahí se reunía toda, se reunía toda la gente y ahí se enlistaba uno.
LM: ¿Anunciaban por la radio?
BL: Anunciaban, ey, anunciaban. Y luego ya llegaba ahí, lo apuntaban y ya completaban unos doscientos, trescientos y lo echaban a uno en un autobús, hasta allá en autobuses, ¡sí, hasta eso!
LM: Y lo mandaban a Monterrey.
BL: Hasta, hasta Monterrey. Pero ya iba usted enlistado.
LM: ¿Qué les pedían para enlistarse?
BL: ¿Aquí? Aquí nomás nos pedían la cartilla, que era lo principal. Nomás la pura cartilla, nomás.
LM: La cartilla.
BL: Y luego ya se iba uno enlistado pa Monterrey.
LM: O sea que cuando se venían de Victoria, ya se venían con ropa y todo.
BL: Ya, ya listos con todo y todo.
LM: ¿Se acuerda qué ropa traía?
BL: Pos yo me acuerdo que traía un pantalón de pechera y con guarache, con guarache de esos de tres agujeritos que se metían la correa aquí y luego se amarraba uno.
LM: ¿Venía solo usted, o con quién venía?
BL: No veníanos [veníamos] acompañados allá, unos diez, quince póngale, de allá.
LM: ¿Se juntaban de ahí del rancho?
BL: Sí de ahí del rancho. “Vámonos, vámonos”. Con su morralito, con sus trapos.
LM: ¿Cuánto dinero necesitaban para irse hasta allá?
BL: Para Monterrey. No pos no, necesitábamos en aquel tiempo, ¿qué era?, me parece nos cobraban $30 pesos el autobús.
LM: ¿Treinta pesos?
BL: Ey, eso nos cobraban. Ey, ya llegábamos allá al centro de contratación, queda luego luego al entrar Monterrey, ahí por las vías, ahí por las vías, luego luego al entrar, ahí estaba el centro de contratación. Entonces ya llegaba, iba uno representando a todos los que íbanos. Entonces él juntaba las listas que llevaba, ya las metía ahí al centro de contratación, ¿verdá?
LM: ¿Metía la lista?
BL: La lista, ey. Entonces ya a él le decían, ya veían la lista, la checaban y luego decían: “No pos esta lista va a estar pasado mañana, o de hoy en ocho días”. Ahí luego luego le decían, y al que le tocaba suerte, pos, otro día luego luego le hablaban, ¿verdá? Y al que no, pos ocho días, no le hace, pos ahí, ahí nos tábanos ocho días ahí.
LM: Y, ¿dónde se quedaban?
BL: Ahí en el centro de contratación, pero así teníanos [teníamos] cartones o lo que juera.
LM: A la intemperie.
BL: A la intemperie. Y nomás sí, pa comer sí íbanos a los restaurancitos así, ponían restaurancitos así en el centro de contratación, así puestecillos, así. Pos nos cobraban $1.50 cada comida. Nos daban un plato de arroz con frijoles, tortillas al llenar.
LM: Bueno, pues no estaba tan mal.[11:07]
BL: Sí, sí, no estaba tan mal. Por $1.50, sí.
LM: ¿Cuánto dinero tenían que juntar y llevar desde Victoria para…?
BL: ¿Para sostener allá?
LM: Sí.
BL: Pues cuando mucho, unos $120 lanas.
LM: Más o menos.
BL: Más o menos, porque dicia uno: “Bueno, pues voy a llevar tanto, porque si me estoy unos ocho días, con eso, con eso la te…
LM: ¿Cuántos días lo tuvieron ahí esperando?
BL: A mí me tuvieron, me acuerdo, sí, sí duré como cinco días, cinco días.
LM: Cinco días.
BL: Sí, y sí me acuerdo muy bien esa vez en Monterrey, como cinco días y a los cinco días, ya como pa las tres de la tarde ya iba pa dentro de Reynosa.
LM: Ya iba…
BL: Ey.
LM: ¿Cómo era el centro ese de contrataciones, se acuerda? Descríbame el centro.
BL: No, pos es nomás, eran como dos, como dos bodegas, haga de cuenta. Entraba uno por una puerta y luego salía uno por otra. En un escritorio estaba, taba el migrante americano y en otro estaba el mexicano.
LM: Había de los dos.
BL: Ey, pasaba usted primeramente con el americano, lo revisaba de orilla a orilla y lo veía. Luego ahí en medio de los dos escritorios estaba un doctor que le daba el visto bueno a ver si iba en buenas condiciones o no.
LM: Y, ¿cómo eran esos exámenes? Cuénteme, ¿pasaba usted solo, los formaban?
BL: No, iba uno formado de uno por uno, desde que entraba uno el centro ahí de contratar. Porque ahí le hablaban por su nombre según la lista. “Fulando de tal, vámonos”. Ya entraba uno ahí, taba retirado, un entelado como de aquí a la puerta y luego ahí venía uno corre y corre y corre hasta acá hasta dónde estaban los escritorios de los migrantes.
LM: ¿Eran con ropa o sin ropa?
BL: No.
LM: ¿O cómo?
BL: Todavía ahí pasaba uno con ropa, los escritorios. Entonces en la siguiente estaba otra galerita onde estaba ahí lo, ahí sí lo desvestían a uno de a tiro pa revisarlo a ver si no llevaba así la alergia o granos, o cualquier otra enfermedad. Ahí le revisaba otro doctor ya de…
LM: Muy bien, y, ¿de ahí a dónde lo pasaban?
BL: No, ya de ahí ya salía, se vestía y luego ya pasaba otra vez pa juera, pero ya on taba ya el autobús, los autobuses o camión, lo que juera.
LM: ¿Ahí firmó el contrato?
BL: Sí, ahí se firma el contrato. Ya cuando, ya cuando va ya pa allá, ya lleva su contrato ya en la mano.
LM: Ah, qué bien.
BL: Ya de entrada a Reynosa, y ahí ya lo reparten con los patrones, con los rancheros.
LM: ¿En qué lo mandaron a Reynosa?
BL: A mí todavía me, una vez me llevaron en autobús.
LM: En autobús.
BL: Ey. Onde sí, ya después que entré acá por Piedras Negras, ahí sí me llevaron en un tráiler. Nos llevaron en tráiler, íbanos como unos trescientos, yo creo.
LM: Trescientos.
BL: En un tráiler de redila.
LM: ¿Estaba limpio el tráiler?
BL: Sí, sí estaba limpio, nomás que íbanos en un autobús ya.
LM: Y, ¿cómo se sentía usted que lo echaran en un tráiler?
BL: No, no, pos en ese tiempo nos sentíanos a gusto.
LM: ¿Qué ilusiones tenía usted de Estados Unidos?
BL: Pos de ir a trabajar, porque la necesidad estaba… No le digo que duramos cinco años sin que lloviera aquí.
LM: ¿La necesidad fue la que lo hizo?
BL: Ándele la de ahí, eso jue. Y luego yo, al ver a mi familia como estábanos y mi madre trabajando pa todos nosotros, dije: “Esto no es, no es vida”.
LM: Claro.
BL: Y yo taba chiquillo, me jui todavía sin tener, taba yo, toda no daba el servicio militar, todavía no tenía cartilla ni nada. Nomás que yo me agarré de ahí de un teniente, ahí en Guadalupe Victoria. Le dije: “Oiga, pérame”, a mi amigo le dije, “no la muela, ayúdeme, toy muy pobre y necesito irme de bracero, pero me están pidiendo esto, cartilla y todo”. Y dijo: “No te apures”, dijo, “yo te voy extender una carta onde conste que ya tienes tu servicio, nomás que no te la extendimos tu cartilla porque no había”. Y así le puso en la hoja: “Esta carta, responde a la cartilla por no habérsela extendido al señor Belisario Luna por no haber…Y sí, me jui con esa allá, al otro lado, allá en La Migración, allá en Monterrey. Ahí me la respetaron, no le vieron. “La cartilla”. “No, no traigo más de esto”. “No”, dijo, “no, ta muy güeno”.
LM: Así es.
BL: Ey.
LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos la entrevista con el señor Belisario Luna Pulido. Entonces el militar le arregló.
BL: Él jue el que me arregló, esa. En lugar de cartilla me arregló esa carta onde constaba de que no tenía cartilla porque, sí había dado mi servicio, nomás que por lo pronto no tenía cartilla, para darme mi cartilla.
LM: Muy bien.
BL: Ey. Y entonces ya, fue esa vez que me jui por acá por Reynosa.
LM: Y la otra que se fue por Monterrey cuando llegó a, ¿en dónde cruzaron?
BL: Por Piedras Negras.
LM: Piedras Negras.
BL: Ahí por, nos metieron por Piedras Negras.
LM: ¿A dónde los llevaron?
BL: Esa vez me llevaron a, entré por ahí mismo por Piedras Negras, ¿verdá? Y esa vez también nos llevaban en un tráiler también.
LM: También en un tráiler.
BL: También de Monterrey a Piedras Negras.
LM: ¿Cuántas horas se hacen de Monterrey?
BL: ¿A Piedras Negras? No, se hace poquito, como unas cuatro horas.
LM: Unas cuatro horas.
BL: Ta cerquitas.
LM: ¿Llevaban bancas, o iban parados?
BL: No, no, iban parados y en veces sentados. Pero así, porque iba lleno…
LM: Muy apretado.
BL: Muy apretado. Y…
LM: ¿Llevaban? Y, ¿qué pasaba si tenían ganas de ir al baño o…?
BL: Se paraban.
LM: ¿Sí?
BL: Sí, sí, onde había así, pueblillos se paraban así en las terminales así de…Sí, sí había paradas y luego también para echar un refresco o algo. Hasta eso se paraban. Nomás que nos llevaban en tráiler así porque, para llevarnos en autobús era más, pos pa ellos pues, era ocupar más autobuses pal pasaje.
LM: Claro. Les salía más caro.
BL: Era más caro. Y en un tráiler pos qué, cabían de a montón.
LM: ¿No se quejaban los compañeros?
BL: No, si hasta eso no.
LM: Iban…
BL: Iba uno pos muy a gusto, feliz ya. Pos iba uno ya como quien dice ya contratado para entrar pa adentro.
LM: Pos sí.
BL: Ya, allá ya no le hacían ninguna revisión ni nada. Ya nomás llegaba ahí, ya, ¡órale! Había así baños así pero grandototes como unas cincuenta o sesenta regaderas. Llegábamos y luego luego, nos jumigaban, chun chun chun, ahí a todos ahí entrando.
LM: ¿Qué les echaban?
BL: Pos sabrá Dios.
LM: ¿Qué era, polvo o…?
BL: Era, no, no era como así como líquido.
LM: Como un líquido.
BL: Nos echaban y luego, con todo y trapos y todo. Y luego ya entrábamos adentro del departamentito y luego había muchas regaderas: “Baño, baño”. Y luego ya se bañaba uno. “¿Traen ropa?”. “Sí”. “Cámbiense de ropa y vámonos”. Ya nos bañábanos y luego entonces ya salíanos bañados de ahí, y ya salíamos así al patio. Ya estaban ahí los rancheros. “¿Cuántos quieres tú?”. “Pos que yo quiero veinte, yo quiero diez, quiero cinco”. Y luego iban y apartaban a uno. “Tú, tú, tú, tú y tú pa acá”. Todos con él. “Tú, tú y tú acá y vámonos”.
LM: Rapidito.
BL: Rapidito. Ya los patrones ya llegaban con sus camionetas y pa los ranchitos.
LM: Y los subían en las camionetas.
BL: Pos sí, pa los ranchos luego luego.
LM: ¿A usted dónde le tocó ese primer contrato?
BL: No, el primer contrato ya jue el que le dije de acá de que estuve en Harlingen, a un ladito de Harlingen, Texas.
LM: Harlingen, Texas.
BL: Ey.
LM: Es que ese no, no había quedado grabado.
BL: No.
LM: En la grabación. ¿Estuvo en Harlingen Texas?
BL: A un ladito de Harlingen Texas. Un pueblito que se llamaba La Loma, ey.
LM: Y ahí qué, ¿en qué estuvo trabajando?
BL: En algodón, piscando algodón.
LM: Algodón.
BL: Ey, piscando algodón.
LM: Oiga, don Belisario, y de sus otros contrataciones, ¿dónde más?, ¿en qué otros centros de contratación estuvo?
BL: En la segunda me tocó acá por Ciudad Juárez. Me contraté en Chihuahua.
LM: En Chihuahua.
BL: En Chihuahua.
LM: Y, ¿era igual? ¿Era desde hacer la lista aquí?
BL: Sí, desde hacerle ya, de ahí iba uno enlistado. Sí, nomás que ya, como le digo, un representante representando a todos los que iban de cada pueblo, pues. El que se encargaba de… Ese nomás llegábanos ahí y entraba al centro de contratación y entregaba la lista. “Ahí ta, traigo tantos hombres”. Él ya después él ya se regresaba. No, él no iba de a que se juera de bracero, no. Él nomás entregaba la lista y se devolvía otra vez pa acá pa Durango.
LM: El nomás era el que llevaba la lista.
BL: El nomás llevaba la lista.
LM: Oiga, y, ¿no había coyotes?
BL: No, en aquel tiempo no, no había.
LM: ¿En qué año fue su primer contrato, me dice?
BL: Jue en el [19]52, me parece. El [19]51, sí.
LM: Y ese, ¿el segundo?
BL: El segundo jue el [19]53 que entré porque me contraté en Chihuahua y entré por Ciudad Juárez. Y en ese contratación que me di por Ciudad Juárez, me llevaron acá por Arizona, [es]tuve en Arizona. (campanas de la iglesia vuelven a sonar)
LM: Lo llevaron en Arizona.
BL: En un pueblito llamado el Águila.
LM: El Águila, Arizona.
BL: El Águila, Arizona.
LM: Oiga, don Belisario, (campanas sonando) y ahí en el centro de contratación en Ciudad Juárez, ¿cómo era el centro?
BL: Pos ese estaba más moderno que el de acá de Monterrey.
LM: ¿Estaba más moderno?
BL: Más, más bien arregladito.
LM: ¿Cómo era, se acuerda? Descríbamelo.
BL: Ey, eran muchos departamentitos como cuartitos así. Pero eso sí, ya estaban bien enjarraditos, bien pintaditos y por dentro pos sí, ya iban bien arreglados, ey.
LM: ¿Había mexicanos y americanos?
BL: Ey, también. Igual, igual.
LM: También le hicieron exámenes médicos.
BL: Igual, todo.
LM: La vista.
BL: La vista, las manos, los dedos. “A ver las manos”. Primeramente el americano: “Las manos”. Y luego se las agarraba a uno y en veces a unos les decía: “No, tú no”. “Señor, pero que…“No, pues tú no, tú no”. Lo hacía pa un lado.
LM: Lo sacaba.
BL: Ey.
LM: Le tocó ver que rechazaban a algunos.
BL: Sí, sí me tocó ver.
LM: ¿Se sentía feo?
BL: Se sentía fellote, híjole. Ese ya no podía, en esa ocasión ya no podía entrar. Necesitaba regresarse otra vez a su pueblo y volver otra vez.
LM: Y, ¿qué buscaban en las manos?
BL: Pos sería callos, a ver si traía callos o verlas luego luego a ver si era hombre de campo trabajador.
LM: Hombre…
BL: Ey.
LM: Y, ¿qué más les preguntaban, o qué?
BL: No, nomás, nomás eso. Al entrar luego luego nomás le revisaban a uno las manos, pero no, le preguntaban: “¿De ónde eres? ¿A qué vienes?”.
LM: ¿No le preguntaban si conocía el trabajo del campo? ¿Algo así?
BL: No, pos no. Ya nomás les, uno les decía: “No, pos soy agricultor, trabajador. No sé en qué vaya a trabajar allá”. Ey, pues por eso no, por eso no le preguntaban a usted: “¿Sabes de esto?, ¿sabes?”. Nomás que si en otra entrada que usted daba, entonces sí le preguntaban en qué parte ha estado trabajando en Estados Unidos. “Pos en tal parte”. Entonces ya le preguntaban: “¿En qué trabajastes?”. “En esto y esto y esto, y así se hacía y acá se hacía y…
LM: ¿Cómo los trataban ahí los médicos?
BL: No, bien.
LM: ¿Bien?
BL: Bien, ey.
LM: ¿Recuerda usted que le hayan sacado sangre por ahí?
BL: No.
LM: ¿Inyectado?
BL: No, nada de eso. De sacar sangre y de inyectar, no, nada.
LM: Tomado.
BL: Tampoco, nomás pura, pues pura revisión, ey.
LM: Y luego ya le daban un número.
BL: Y luego todavía hasta al que salía que llevaba como granitos o que llevaba gripa o otra enfermedad así leve, todavía le daban chanza, le daban un papelito. “Ten, ve preséntate con este médico mañana y luego el médico te va a dar de alta pa que te presentes. Cuando él te diga que te presentes, nosotros aquí te vamos a estar esperando”.
LM: O sea que sí les daban oportunidad, a menos de que estuvieran…
BL: Que estuvieran ya que con una enfermedad larga que no se curara pronto, esos no, los despachaban pa atrás. Yo luego, mire, yo le digo, bueno pero esa vez no jue, esa vez jue de otra, en otra ocasión.
LM: A ver, cuénteme.
BL: La siguiente vez que entré, que me jui acá por Empalme.
LM: Esa fue la tercera vez.
BL: La tercera vez. Entonces ya jui a Empalme, Sonora. Entonces ahí sí duré como quince días pa poder entrar, porque había gente. Pero ahí sí había gente, no como en otras contrataciones de acá, no.
LM: Era más grande el centro…
BL: Más grande el centro y más gente de todos los estados y no, había un gentío pero que no se imagina.
LM: ¿Cuánta gente habría?
BL: No, yo creo como unos sesenta mil pelados.
LM: Válgame.
BL: Ey, en Empalme. Entonces pa que le tocara a usted la lista que iba, necesitaba de perdida unos cinco o seis días pa poder echar los que estaba adelante del que apenas había llegado. Y ahí sí me estuve como quince días ahí en Empalme.
LM: Y, ¿dónde se quedó?
BL: Ahí nos quedamos, ahí nos cobraban así en, así unos tejabancillos. Me acuerdo que nos cobraban $0.30 centavos por una noche, pero nomás un cartón. Uno podía usar su cobijita o su sabanita, ¿verdá? Porque según como iba uno, dice: “Al cabo voy pa allá pa Empalme, pa allá está haciendo mucha calor”. Yo nomás me llevaba una sabanita, nomás para, pa taparme, pal mosco.
LM: Claro.
BL: Sí, y ahí le daban un cartón. “Tenga su cartón. ¿Cuántos días se va a estar?”. Le dije: “No, pos no sé”. “Pos cuide su cartoncito pa que si en la noche viene, pos le sirva”. Entonces…
LM: Ahí descansaban, ¿lo usaban de colchón?
BL: Sí. Entonces pa no andar cargando uno sus cosas, ahí mismo dejaba uno sus cosas.
LM: En las casas.
BL: Ahí envolvía uno su cartón y luego colgaba uno su morralillo que llevaba o su velicito, lo que llevara. Sus trapos ahí los colgaba, ahí duraban todo el día.
LM: ¿Adentro de la casa?
BL: Adentro, adentro.
LM: La gente los cuidaba.
BL: La gente los cuidaba, sí. Pos yo llegaba: “Esto es mío”. “Sí, sí”. Pos cada quien conocía lo de él, ¿verdá?
LM: Para no andar cargando.
BL: Ey, ya muchos llegaban así ya a las ocho, nueve, diez de la noche y a dormir. No, pos ahí taba sus cosas.
LM: Y, ¿cómo era el sistema para que los nombraran? Platíqueme cómo. ¿A qué horas llegaban ustedes ahí? ¿Qué hacían? Platíqueme un día normal desde que estaban ahí esperando la lista.
BL: No, mire, se levantaba uno luego luego en la mañana porque empezaban a contratar desde las ocho de la mañana.
LM: Las ocho.
BL: Entonces estaba uno, había un encercado de tela, entonces ahí estaba uno pos pegado a la tela, ¿verdá?, porque hablaban por estados. “Ahora vamos a nombrar”, por micrófono, “vamos a nombrar una lista del estado julano”. No, luego luego ahí se arrimaban todos los de ese estado.
LM: Claro.
BL: Y le hablaban por su nombre a cada quien. “Julano de tal, pa dentro”. A todos, a todos. Y cuando decían: “El estado de Durango, vamos a nombrar dos listas”. Luego luego pues no, listo uno ahí. Y hablándole y pa adentro luego luego.
LM: ¿A qué horas terminaban de nombrar, si ya no les tocaba?
BL: Acababan como, ya paraban de contratar como a las cuatro de la tarde.
LM: A eso de las cuatro, de ocho a cuatro.
BL: Ey, para tener chanza de hacer papeleo de todos los del resto de la mañana, ey.
LM: ¿Se llevaba mucho tiempo el papeleo?
BL: No, no, como una… Entraba usted y se esperaba ahí como una hora.
LM: Una hora.
BL: Ey, y pa arriba, ¡vámonos!
LM: Y, ¿qué comían en esos días?
BL: En esos días no, también vendían ahí comidita. Nos daban nuestro plato de sopa con frijoles de la olla, sin guisar, también a peso. Acá por Sonora.
LM: A peso.
BL: Ey, en Empalme.
LM: Tortillas también.
BL: Tortilla, sí. A esas sí nos tenían un alterote de tortillas. “Agarre hasta que quiera”. Pero sí, el plato también muy colmadito de arroz con frijoles o sopita de cualquier sopa que juera y frijolitos. Ya si quería usted un resfresco o un café, ya tenía que pagar un veinte más, un diez, ey. Pero el precio normal era $1.50 pesos para la comida.
LM: ¿Ahí cuantos días estuvo, me dice?
BL: Como quince días.
LM: ¿Quince?
BL: Ey, ey.
LM: Y, ¿a dónde lo mandaron esa vez?
BL: Esa vez me jui a un pueblo de allá que en el, ya en el otro lado estuve en este, Fieldmore, [Fillmore] California.
LM: Y, ¿ahí qué le tocó?
BL: Eh, la pisca de naranja.
LM: La pisca de naranja.
BL: Ey.
LM: Bueno, vamos a regresarnos un poquito a la primera vez que estuvo ahí, que cruzó, que lo mandaron al algodón.
BL: En Harlingen, Texas.
LM: Cuénteme, ¿cómo es ese trabajo del algodón, don Belisario?
BL: No, pos ya entra usted, le dicen a usted: “¿Has piscado algodón?”. “No, pos no. No he piscado, no he piscado nada”. “Bueno, pos de todos modos”, dijo. Le dicían a uno: “Ahí ta tu saco”. Había un como quien dice un capataz pues de ahí de parte del patrón. “Bueno ahí este señor te va a decir cómo le vas a hacer”. No, yo llegaba, le decía: “Agárrense aquí”. Luego luego taba la labor así ya con algodón ya hecho, ya rendido. “Este surco pa ti y este pa ti y este pa ti y este pa ti, órale”. De a surquito nos daban así.
LM: De a uno.
BL: De a uno, ey. Hasta acabar a salir. No, pos se colgaba del costal aquí, aquí se lo metía por entre abajo de las piernas.
LM: Se lo metían…
BL: Pero largote, largo como de dos metros o más, de dos y medio. No, pos ya iba piscando yo, piscando aquí iba echando las bellotas, ya pero el puro algodón, porque son bellotitas. La va cortando y la va echando, la va cortando y uno va echando al costal y va viendo a ver si ya se va llenando. ¡Y no!, que casi salía del surco pa poder llenar el costal.
LM: Y nada que se llenaba.
BL: Y luego qué no pesa. (campanas sonando) No, nomás que ya después agarra uno este, colmillo como quien dice, ¿verdá? Entonces la primer pisca, la primer piscada en la mañana es la buena. Se levantaba uno tempranito, ¡vámonos!
LM: ¿A qué horas empezaban?
BL: Ahí empezabanos a la… Nomás yéndose como quien dice en ese tiempo a las seis de la mañana.
LM: ¿A las seis?
BL: Ey, sí.
LM: ¿Por qué es la buena?
BL: Por, porque el algodón tiene rocío, tiene aguita y ese, esa primer pesada pesa mucho por lo mojadito.
LM: Pesa más.
BL: Ey.
LM: Ah, okay.
BL: Sí, ya dando la primer pesada en la mañana, dijo: “¡Ya jalé!”. Ya pesaba usted cuarenta o cincuenta libras. No, después en la segunda pesadita, pos ya mermaba, quince, veinte libras, ahí va. Pos sí se alcanzaba a piscar usted sus sesenta, ochenta kilos. El que era bueno, hasta cien kilos.
LM: ¡Hasta cien kilos diarios!
BL: Ey, ey, porque hay unos muy ágiles con las manos pa piscar.
LM: ¿Kilos o libras?
BL: Libras.
LM: Libras.
BL: Libras, ey.
LM: ¿Sí había unos…?
BL: Ey, ey.
LM: ¿Usted ya había piscado algodón?
BL: No, no, hasta ahí jue cuando empecé la primera vez a piscar algodón. Que hasta eso, yo quise hacerle como muchos, ¿verdá?, que ya sabían rápido también. No, se me pusieron las muñecas así gigantotas.
LM: Se le hincharon.
BL: Se me hincharon. Ahí tiene que después, al último, ya ni poquito ni mucho porque andaba… Nomás que un señor ya de esos, ya pos viejarancillos también andaba allá y luego dice: “No”, me dijo, “mira, pa mañana, vas a estar bueno”, bien dijo. “No”, le dije “qué bien, si ya tengo dos días que no puedo y apenas, apenas pisco para, para comer”. Porque nos pagaban, me parece, a $0.05 o a $0.10 centavos la libra.
LM: A $0.05 o a $0.10 centavos la libra.
BL: Y me dijo el señor: “No”, dijo, “mira, a la tarde, luego que ya nos vayamos, agarra unas bellotas”. Porque había algodón que todavía daba tres veces el algodón. La primer mano, como quien dice la primer piscada y luego la segunda y luego ya la última. Entonces el algodón, de la última tenía unas bellotitas chiquitas apenas creciendo, dijo: “Mira, agarra unas bellotas, así unas cinco o seis bellotas y pégate así en las dos canillas, así pégate, pégate, pégate y pégate. Pa mañana amaneces al tiro”.
LM: Y, ¿qué decía usted?
BL: Dije: “Achis”. “No”, dijo, “luego que ya nos vayamos en la noche y eso haz. O en la tarde, a que la hora que nos vayamos”. “Sí”, dije, “luego que ya acabe de piscar”, que dije, “ya”.
LM: ¿Estaba desanimado?
BL: No, pues agarré y no queriendo, ahí toy, ahí toy con las bellotas y, ¡zas, zas, zas! Todavía llegué al campo onde nos dormíanos, nos hacíanos, porque pa acá pa este lado de Texas hacíanos nosotros la comida.
LM: Ah.
BL: Nomás el patrón nos daba… Ahí [es]tán, si éramos unos cien, o veinte, o treinta, nos daba estufas que nos pusiéramos ahí. Él ponía gas, ponía todo y nosotros comprábanos nuestro mandado. Nos llevaba cada ocho días al pueblito más cercano a comprar lo más necesario: harina, huevo, chile, tomate, cebolla. Y pos los domingos comprábamos nuestro pollito, carnita, así pal domingo. Y comprábanos harina pa hacer nuestras tortillas de harina pa comer.
LM: Y, ¿qué pasó con las muñecas después de que se estuvo pegando?
BL: No, entonces sí me estuve pegando y luego no, pos ya lo dejé así. Ya estuve un rato jugando con las bellotas. “Ya”, le digo. “Ya”, me dijo el señor. “Ya, ya estuvo bueno”, dijo. “Ya ponte a hacer tus tortillas de harina pa mañana”, dijo, “y a cenar, ya pa dormirnos para mañana levantarnos otra vez”. Pos si viera que a otro día, no ya hasta casi ni hinchadas. Sí las traía poquillo, pero ya podía mover. Dijo: “Ora sí”, dijo, “no trates de agarrar la bellota, como que apenas la agarras. ¡No!, agárrala bien y juerte la mano y tírala pa adentro. No vayas a estar ahí a tiento, porque sí se hinchan”.
LM: Eso era…
BL: “Eso era”, dijo, “es que falta movimiento a los dedos, en las nervios”, dijo, “agárralas aunque te… Porque uno les sacaba porque abre la bellota y luego, al abrir tiene púas ya cuando abre.
LM: Ah, ¿tiene espinas?
BL: Tiene espinas. (risas) Los muchos le sacaban para agarrarle así. “No”, dice, “agárralo, agárralo que al cabo no, no haces nada”.
LM: Y, ¿no les daban guantes o algo?
BL: No, cuando era el algodón limpio no nos daban guantes. Ya en la última sí nos daban guantes porque ya la última bellota, la última bellota que daba, sí, la mata no abría ya. Abría muy apenitas y ya no se alcanzaba a agarrar el algodón.
LM: Y ese ya…
BL: Pero esa no la despiscaban los rancheros. “Échenmela con todo y todo, con todo y bellota”. Agarraba uno que con todo y todo, pa adentro, pa adentro y pa adentro. Esa la pagaban a uno a $0.03 centavos la libra, pero con todo y cascarón y todo.
LM: Pesaba más.
BL: Pesaba más. Entonces ahí ya la llevaban a la empacadora, ahí la empacadora abría la bellota y salía el algodón por un lado y las cáscaras por otro, ey.
LM: Oiga, don Belisario, ¿dónde vivían?
BL: ¿Allá? En barracas así, de lámina.
LM: ¿Cómo eran esas barracas?
BL: Pos era así tejabanes, pero bien, bien hechos, ¿verdá? Entonces taban nomás, tenían techo de lámina y luego por todo el costado era de madera.
LM: De madera.
BL: Tábanos forrados de madera todo alrededor.
LM: ¿Pintaditos?
BL: Ey, pintados.
LM: ¿De qué color estaban pintados?
BL: Pos me acuerdo de uno que taba, unos acá que por Texas estaban así color maderilla, así más o menos como color así como ese, caoba. Y entonces nos daban una camita de campaña a cada uno pa acostarnos. Sí, hasta eso con todo y colchón y todo.
LM: ¿Sí? ¿Estaban cómodas las camitas?
BL: Sí, sí estaban cómodas. Sí cabía uno, pos pa uno solo. Y taban en fila india y ahí las poníanos todas en…
LM: En el suelo.
BL: Sí, en el suelo.
LM: ¿No había literas ahí?
BL: No, no, con la…
LM: ¿Era nomás así?
BL: La pura camita nomás, en cada uno, nomás.
LM: ¿Cuánta gente le metían a cada barraca?
BL: En esa, acá la primera vez que estuve, habíanos como unos sesenta.
LM: Y, ¿ahí mismo tenían las estufas, o dónde estaban las estufas?
BL: No, taba, donde nos quedábanos había otro departamentito. Ey, otro departamentito.
LM: Y, ¿ahí cocinaban?
BL: Ahí cocinaba, en cada estufa cocinábanos como unos tres, cuatro.
LM: Y, ¿cómo se organizaban?
BL: De, ¿para hacer la comida? Pos nos hacíamos la comida todos juntos en una estufa, como por ejemplo, si éranos tres, cuatro conocidos, ¿verdá? “Vamos a hacer la comida todos juntos, ¿no?”. Y: “Órale pues”. Comprábanos entre unos cinco la producción para toda una semana, entre los cinco. “¿Cuánto gastamos en todo esto?”. “Pos que póngale $100 dólares entre todos”. Ya cada quien ponía $20, $30.
LM: ¿Las estufas de qué eran, de leña?
BL: No, eran de… Acá por Texas cuando… Eran de petróleo.
LM: De petróleo.
BL: Ey, eran de petróleo. Me acuerdo que eran de petróleo.
LM: Y, ¿no sabía la comida a petróleo?
BL: No, no, no, no sabe.
LM: ¿Ellos les daban sartenes y todo?
BL: Ey, ahí nos daban todos los platos, sartenes, vasos, cucharas.
LM: Todos los utensilios.
BL: Ey, y limpios, limpios todos. Y cuando ya nos veníanos, teníanos que regresarlos. “Ahí ta lo que nos dieron”. Ey.
LM: Entonces, ustedes mismos cocinaban.
BL: No, acá por Texas, sí.
LM: ¿Qué le tocaba a usted hacer?, ¿qué le ponían a hacer?
BL: A mí me tocaba hacer las tortillas de harina. Y luego a otro le tocaba hacer las papas y a otro los huevos y así.
LM: ¿No extrañaban la comida de acá?
BL: Pos no. No, no porque hasta eso sí, pos sí comíanos bien, ¿verdá?
LM: ¿Sí? Sí tenían buen sazón.
BL: Sí, sí tenía ahí.
LM: Mire, ¿ya había hecho usted tortillas de harina antes, o ahí se…?
BL: No, ahí me enseñé. Pos porque dijimos: “Bueno, pos, ¿qué vamos a hacer? Ni modo que la harina así”. Y no, dije: “Hay que hacer la lucha con la, a hacer la, hacer las tortillas”. No y sí le hice, pero, sí, sí, yo tenía una opción como… Porque acá en Victoria [es]tuve una vez trabajando en una panadería y veía cómo manejaban la harina y todo. No haciendo yo pan, ¿verdá? Andaba nomás como haciendo el aseo, y luego veía a los panaderos cómo la batían y cómo le daban el sazón pa que se extendiera. Por eso yo ya llevaba opción, porque cuando caí por acá.
LM: Le agarró bien usted.
BL: “No, yo les hago las tortillas de harina”. Búsquenme una tabla y una botella, y sí. Las tortillas en una botellota ahí y una tabla se las hacía muy bien. Ya llenábanos burritos de pura comida, y…
LM: ¿A qué horas comían?
BL: Comía, eso sí, comíamos a las doce del día, en punto.
LM: A las doce.
BL: Ey, y almorzábanos tempranito, ya pa las, pa las seis de la mañana ya estábanos almorzados pa estar listos pa irnos al campo.
LM: Y, ¿cenaban?
BL: Cenábamos temprano, como a las seis o siete, ey.
LM: ¿Cada cuándo les pagaban, don Belisario?
BL: Cada ocho días.
LM: Cada ocho días.
BL: Acá por Texas, cada ocho días. Nos pagaban por las libras que piscáranos de algodón.
LM: ¿Les pagaban en efectivo, o les pagaban en cheque?
BL: No, en efectivo, en efectivo, ey. Iba el patrón hasta allá, hasta onde estábanos allí. Ya llegaba: “Fulano de tal, tenga, ahí ta su raya”. Y luego luego había uno: “A ver cuántas libras tengo ahí, por toda la semana”. Y, porque apuntaba usted todos los días, ¿verdá? Tantas libras, tantas, ayer tantas horas y tenía que checar con las del patrón también. Porque él, llevaba él un pesador con una báscula pa estar pesando cada vez que pesaba uno diez o quince kilos.
LM: Claro.
BL: Ey, porque ahí nos tenían agua en el mismo camión que nos llevaban, nos tenían un barril de madera con agua helada.
LM: ¿Cómo era el clima?
BL: No, acá estaba duro, frío, pero frío de a...
LM: Pero de todos modos les daba mucha sed.
BL: Mucha sed, ey. Y nos llevaban agua, heladita, fresca. Y luego nos llevaban una cajita así con sal. “Póngale sal”, nos decía el patrón, “póngale salecita a su agua”. “No, no y, ¿pa qué?”. “Usted póngale sal”.
LM: Para que no se deshidrataran, más bien.
BL: Ey, yo creo sí.
LM: ¿No les daban pastillas para el calor?
BL: No, no. Nomás así pura salecita. “Póngale sal al agua”. Y el agua pos sí, taba el barril muy limpio, ey.
LM: ¿Cuántos hombres trabajaban ahí en ese campo?
BL: En esa vez que, como sesenta éranos.
LM: Sesenta.
BL: Un solo patrón tenía sesenta. Ey, porque había más rancheros que tenían ahí, cercanos, pero tenían más gente. Pero con ese patrón que yo estuve, éramos sesenta.
LM: ¿Tenían mayordomo ahí?
BL: Ey, mayordomo.
LM: ¿Era americano, o era mexicano?
BL: Mexicano, nomás que yo creo que era…con papeles, ya taba…ey.
LM: ¿Cómo se portaba el mayordomo?
BL: No, si hasta eso bien. Se portaba bien, ey.
LM: ¿Qué les decía, o qué?
BL: No pos nomás, como trabajábanos por lo que hacíanos, pos casi no se metía. Nomás andaba vigilando así que no dejáramos el algodón que ya estaba ya hecho, ¿verdá? Ya maduro, que no lo dejáramos ahí porque en veces se quedaba colgando ahí en las matas, es lo que vigilaba él. “No me dejen algodón colgando, quítenlo bien, que no quede nada”. Y revisando el algodón que no llevara, que no llevara tanta hoja, basura pues.
LM: Claro.
BL: Ey.
LM: ¿Conoció usted alguno de los patrones o al patrón?
BL: Sí, sí, pos sí iban. Iban hasta allá hasta onde andábanos trabajando. “Órale muchachos, ¿cómo les fue?”. Americano.
LM: Americano. ¿Hablaban español?
BL: Hablaban, ey. Ahí por Texas hablan, casi la mayoría hablan español. Así mochón, ¿verdá?, pero sí, sí hablan.
LM: ¿Qué les decía?
BL: Pos nomás no[s] saludaba. “¿Cómo les va?, ¿cómo les ha ido?”. “Pos bien”. “¿Les gusta el trabajo, les gusta cómo les pago?”. “Pos sí, sí está bien”. “Si ven algo malo, díganme. Si no están a gusto, pueden decirme”. “No, no, sí estamos a gusto”. No, si hasta eso se portaban bien, ey.
LM: ¿Qué hacían el día de pago, después de que les pagaban?
BL: Nos pagaban los sábados en la tarde, ya como a las dos o tres, por ahí. No, no hacíamos más, como estábanos retirado del pueblo, ese sábado pos no hacíanos nada, ahí nomás nos estábanos platicando. Lo que hacía él, es que el domingo en la mañana ya estaba muy temprano ahí, como a las diez, once decía: “¿Tan listos? Pa llevármelos pal pueblo pa que compren su producción pa que, pa sí, para toda la semana”.
LM: ¿Quién era, el patrón?
BL: El patrón. “Pa que no vayan a ir solos, yo los llevo y los traigo”.
LM: Y, ¿en qué los llevaba?
BL: En una camioneta, camioneta de redilas.
LM: Sí, porque eran muchos, ¿verdad? ¿Cuántos se iban más o menos?
BL: Pos casi todos.
LM: Casi todos.
BL: Ey, casi todos, sí.
LM: ¿Cómo se portaba la gente ahí en el pueblo con ustedes?
BL: No, pues bien. Los americanos de las tiendas, no pues sí se portaban bien, ey. Onde quiera que entraba luego luego, que es: “Ándele pase, pásele, pásele. ¿Qué va a llevar? Mire, que aquí están los pantalones, y que esto y esto”. Sí.
LM: Todos les vendían.
BL: Todo nos vendían, pantalón, camisas, y…
LM: Y compraban un…
BL: ¡Y baratas!
LM: ¿Sí?
BL: En aquel tiempo un pantalón Levi´s cuando mucho le costaba $2, $2.50 y tantos, $2.59, póngale. Ya ve que se usaba mucho, $2.69. Una camiseta allá más o menos, $1 peso, $2 dólares.
LM: O sea que con un día de trabajo…
BL: Con un día de trabajo se vestía todo, de zapatos y todo. Era muy barato para acá pa Texas. Barato, nomás que todavía en ese entonces pagaban barato también, ey.
LM: Sí pagaban…
BL: Ey. Y ya jue cuando me vine para acá, cuando entre por Empalme, que me jui para allá este, a…
LM: ¿De cuánto fue su primer contrato?
BL: De cuarenta días.
LM: Cuarenta días. Uh, muy poquito, ¿verdad?
BL: Poquito, ey.
LM: ¿Cómo fue? ¿Qué les dijeron cuando se acabó el contrato ese?
BL: No, no pos ya nomás se acaba. Ellos contratan la gente nomás, van tanteando que se acabe el trabajo, que van a recoger su cosecha y ya. (campanas sonando) Ya nomás se cumplen los cuarenta días y dice el patrón: “¿Saben qué? Se van a ir pa su México. Y alístense porque ya, ya mañana los voy a entregar”.
LM: Y, ¿a dónde los entregaba?
BL: Ahí mismo, ahí a un, que le decían este, El Corralón.
LM: El Corralón, le decían ustedes.
BL: Ey, ahí nos entregaban otra vez con La Migración mexicana, yo creo, y la de Estados Unidos. Ahí mismo, adentro ahí en Harlingen. Entonces de ahí, ya nomás nos echaban pa juera, en un camión o en un autobús, otra vez pa juera de la línea.
LM: Y ahí, ¿qué hacían ustedes normalmente?
BL: Pos ya nomás nos echaban ahí pa juera de la línea, y ya cada quien agarraba pa su parte. “¿Tú pa ónde vas?”. “Pos que yo pa Durango, y, ¿tú?”. “Pa Guadalajara”. Pos según pa onde juera.
LM: ¿No buscaban volver a contratarse luego luego?
BL: No, pues no se podía allí.
LM: ¿No?
BL: No, nece[s]itaba otra vez regresar pa hasta acá pa volver a agarrar otra contratación.
LM: ¿Mandaba dinero usted?
BL: Sí, sí le mandaba a mi familia.
LM: ¿De dónde lo mandaba? O, ¿cómo le hacía para mandar el dinero?
BL: Allá el mismo patrón, el mismo patrón ofrecía: “¿Querer mandar dinero pa tu familia?”. “Pos sí, aquí traigo unos $80 dólares”. “Si queren dénmelos a mí”. Ya nomás les daba uno el domicilio, pa dónde y a quién. Y sí se lo ponía, ya llegaba él con el tíquete, dijo: “Mira, ahí ta onde”, dijo.
LM: ¿Alguna vez supo que no haya llegado el dinero o algo?
BL: No, yo creo todas las veces que…de todas las veces que mandé, todo el tiempo llegó.
LM: Siempre llegó.
BL: Sí.
LM: Y luego cuénteme, ¿se regresó de ahí a Durango?
BL: Sí, me regresé a Guadalupe Victoria.
LM: Y, ¿cuánto tiempo se estuvo acá en Durango?
BL: Me duré como unos dos meses, yo creo, tres meses, sí.
LM: ¿Sí le rendía el dinerito que trajo?
BL: Sí, sí. Entonces en aquel tiempo lo pagaban creo a ocho y feriecita. $8.80, me parece, ey. Y sí, pues sí venía uno con sus centavitos, ¿verdá? Y ya pos sí, sí le rendía a uno aquí y luego ya le empezó a uno a gustar.
LM: Y le daban…
BL: Y le dábamos vueltas y luego que queda. “No, para acá pa Empalme están unas contrataciones mejores, para aquel rumbo por California”. Y que: “No, pues vámonos”.
LM: ¿Qué buscaban ustedes de las contrataciones? ¿Que fuera en California, o qué? O, ¿que fueran más largas, o qué?
BL: No, que fuera en la misma… Porque allá escogía uno, uno escogía pueblos que hubiera más trabajo, ¿verdá? Porque habiendo uno en un pueblo, por ejemplo, que no fallara en un tiempo, que juera en un tiempo que hubiera lechuga, ¿verdá? Que hubiera betabel, que hubiera desahije de pepino y todo eso, ¿verdá? Entonces el patrón mismo, cumple usté, va por cuarenta días. Entonces con esos cuarenta días, entonces dice el patrón: “¡Ay, jijo de la fregada! Si ya pal mes que entra voy a tener desahije de lechuga”. Ya le dice a uno: “¿Te queres quedar?”, dice. “Pos sí, sí quiero quedarme, pero cómo, si ya cumplí mi contrato”. “No le hace”, dijo, “dame tu pasaporte”. “Tenga, aquí está”. Me dijo: “Sigue trabajando”. Entonces él ya venía a acá a la frontera.
LM: A La Asociación.
BL: Entonces ya llegaba otra vez con otro contrato de cuarenta días.
LM: Entonces, ¿era fácil recontratarse?
BL: Era fácil recontratarse.
LM: Sobre todo acá en California.
BL: Sí, por eso, pero por parte del patrón. Ya era, eso ya correspondía al patrón.
LM: Y, ¿de cuánto le daba la extensión?
BL: Ya era doble.
LM: ¿Otros cuarenta y cinco días?
BL: Ey, ey.
LM: Dependiendo, a lo mejor del trabajo que había, ¿no?
BL: Ey. Yo ya después entré acá por Mexicali, ahí sí nos daban el siguiente contrato, ya nos lo daban por dieciocho meses.
LM: Dieciocho meses.
BL: Ey. Primero entraba usted con cuarenta. [días] Y luego se cumplía, entonces le renovaban por dieciocho. [meses]
LM: Ahí en Mexicali, ¿en qué trabajó? De esa vez que entró ahí por Mexicali.
BL: No, es que jue cuando le dije que entraba, que estuve en Fieldmore. [Fillmore] Ahí me tocó piscar naranja, naranja y limón.
LM: Naranja y limón.
BL: Ey.
LM: ¿Qué más?
BL: Nomás naranja y limón, y…
LM: ¿Qué más?, ¿qué otros cultivos había en el rancho?
BL: Había, lechuga, había nuez, nomás esas tres, cuatro cosas. Naranja, limón y lechuga y nuez.
LM: Era grande el rancho.
BL: Era grande.
LM: ¿Cuánta gente trabajaba ahí?
BL: Entonces ahí sí habíanos como unos trescientos.
LM: Ahí, trescientos.
BL: Ey, como trescientos.
LM: Y ahí también…
BL: Y ese campo sí estaba grandote, onde estábanos ahí.
LM: ¿También vivían en barracas?
BL: En barracas, pero ahí sí ya nos daban de comer.
LM: Ahí ya tenían cocinero.
BL: Ahí ya teníanos comedor y cocinero.
LM: ¿Cómo le decían a la comida esa que les daban?
BL: No, pos no. No recuerdo.
LM: Porque por ahí alguien me comentó que el borde.
BL: Sí, pos sí, el borde era el borde ahí. Luego luego este, para las seis de la mañana ya tenía uno que estar levantado, cambiado y bañao.
LM: A las seis.
BL: Para ir, luego luego le hablaban una campana, ¡pas, pas, pas, pas!, a comer al comedor. En ese comedor entrábanos como unos cuatrocientos.
LM: ¿A las seis de la mañana?
BL: A las seis de la mañana.
LM: Y, ¿qué les daban?
BL: En la mañana nos daban huevos con tocino, o si no, con frijoles y nuestro vaso de leche pa almorzar. Y ya salíanos del comedor y para ir a los camiones para cada quien repartirse pa las huertas.
LM: A las diferentes huertas.
BL: Ey.
LM: Y, ¿a la hora de la comida?
BL: No, pa la hora de la comida, comíanos a exactamente a las doce, pero nos llevaban hasta allá.
LM: ¿Les llevaban hasta allá?
BL: Calientito, calientito.
LM: Ah, pues estaba bien.
BL: Ya llegaba una camioneta, según los que anduviéramos ahí en esa huerta, unos treinta, cuarenta. Ya nos daba, ahí dejaba una vaporera con cuarenta lonches con todo y leche y todo, porque no nos daban refresco. A todas horas nos daban leche.
LM: ¿Leche a todas horas?
BL: Su cartón de lechecita así.
LM: Y les gustaba la leche al medio día.
BL: Sí, pos nos la tomábamos, me acuerdo. (risas) Sí, sí, pero sí, sí sabía sabrosa, hasta heladita.
LM: Mire.
BL: Sí, y nos llevaban bien limpia la comida en una vaporera ahí. A cada quien nos… Ya iba aparte su lonche de cada quien.
LM: ¿No se quedaban con hambre, de repente?
BL: No, no. Es que iba bien surtidito a medio día el lonche. Y no todos los días lo mismo, ¿eh?
LM: ¿No?
BL: Cambiaban todos los días.
LM: ¿Era de buena calidad ahí la comida?
BL: Era de buena, ey.
LM: ¿Qué les daban de cenar?
BL: De cenar nos daban frijoles y, y sopa. Y nuestra lechita.
LM: Y leche.
BL: Y ahí cuando comíanos en el campo, si se quedaba con hambre, iba usted, otra vez se devolvía a donde estaban repartiendo la comida y otra vez le daban.
LM: ¿Se formaban?
BL: Se formaban. Sí, entraba uno y agarraba su plato, le servían, ¡zas, zas, zas! Y ya se iba uno y se sentaba en las mesas.
LM: Ah, les llevaban mesas y todo…
BL: Sí, sí allí había mesas para, así como tipo la iglesia así la mesas y la banca.
LM: Bien.
BL: Sí, se sentaba uno todo retajilado(??), ahí platicando por un lado y por otro.
LM: Y, ¿cómo era el ambiente entre los mismos braceros?, ¿cómo se llevaban?
BL: Nombre sí, bien. Pos sí, hasta eso, se llevaba uno bien, ni peleaban ni nada. Y todos ahí, todo el montón. Muchos ahí en la noche tocando música, jugando a la baraja, jugando los dados, ahí nos divertíamos. Ahí muchos nos ponían una televisión ahí pa todos. Ahí pa estarla viendo, ahí una pantalla ahí en el, pa todos.
LM: ¿Cantaban algunos, tocaban la guitarra?
BL: Ey, acordeón y la… ¡Sí!
LM: ¿Agarraban buen ambiente?
BL: Ey.
LM: ¿Recuerda que haya habido algún problema ahí con…
BL: ¿Entre la misma raza? No, todo, onde quiera que anduve, no.
LM: ¿No?
BL: No.
LM: ¿Alguna queja?, ¿que se hayan quejado de…?
BL: No, no, todo, nada. Nada, se veía una bien ahí por…Bien nos veíanos ahí todos, unos con otros, ni pleitos.
LM: Ni pleitos.
BL: Y nada que te había robado, que te robé, que nada. Yo me acuerdo que traiba mi dinero ahí, nomás lo metía debajo de la cama, así debajo de la almohada.
LM: ¿Ahí lo guardaban?
BL: Ey, ahí lo guardaba abajo de la almohada y había así barracas que dormíanos hasta quince, veinte.
LM: Y, ¿nunca se le perdía nada?
BL: No, nada.
LM: Mire, qué bien.
BL: Y a otros tampoco.
LM: ¿Había algunas personas que no fueran mexicanos?
BL: No, había puro mexicano, puro mexicano. Sí, si había así de otros, así como chinos o de otros países, taban aparte.
LM: Estaban aparte.
BL: Estaban aparte.
LM: ¿Pero sí había trabajadores?
BL: Sí había trabajadores, sí de otras partes, pero a los otros los tenían aparte.
LM: ¿Conoció usted a algunos?
BL: Sí, sí. Sí traté con ellos, pero…
LM: ¿De dónde eran?
BL: Eran como filipinos. Había mucho filipino, ey, mucho filipino.
LM: ¿Hablaban español?
BL: Así mocho, mochón, pero sí. Muy diablos, ¿eh?
LM: ¿Sí?
BL: Sí, muy diablos para hablar, digo, sí hablaban más o menos.
LM: Hablaban como mexicanos casi.
BL: Y pa trabajar, uh, viera cómo eran trabajadores, también. También trabajadores, sí. No se quedaban, bueno, el mexicano era el número uno ahí pa la chamba, pero el filipino era trabajador de a montón.
LM: Le echaban ganas…
BL: Ey, los que sí, ya hasta me daba risa, acá por el lado de, ¿cómo se llama? De Oaxaca, de ahí si viera cómo eran flojones.
LM: ¿Eran flojos los del sur?
BL: Todos flojos, todos.
LM: ¿De qué se acuerda, alguna anécdota o algo?
BL: ¿Una qué?
LM: Alguna anécdota que los hayan, no sé, regañado o algo…
BL: No, no. Como le digo, en ese tiempo trabajabas, no trabajas por hora, trabajamos por lo, nos pagaban por…
LM: Por lo que hacían.
BL: Por lo que hacíamos. Pos nadie les decía nada, pero al tiempo de la paga, era onde, onde se veía.
LM: Ahí se veía.
BL: Ey, donde se veía. Que todos sacaban sus cheques de a $80, de a $100, $120 y muchos de a $30, $40, $50. Ahí era onde muchos por eso casi no aguantaban, se venían.
LM: Así es.
BL: Se venían porque no…
LM: ¿Qué hacían los fines de semana ahí?
BL: Ahí los fines de semana, (tos) nos íbamos al pueblo más cercano.
LM: ¿Cuál era el pueblo? ¿Estaba muy lejos?
BL: No, estaba cerquitas. Pos era Fieldmore [Fillmore] y el campo se llamaba National Camp, ahí donde estábanos. Y luego pueblito estaba como a unas dos millas de retirado de ahí. Como quien dice nomás estábanos en la orilla del pueblito. Y nos íbanos pal pueblillo ahí a caminar, a ver los aparadores y a, pos a comprar una que otra cosilla.
LM: ¿Le gustaba el pueblo?
BL: Sí, estaba bonito.
LM: ¿Sí?
BL: Estaba chiquito, pero taba bonito.
LM: ¿Qué se le hacía bonito?, ¿qué es lo que más le gustaba?
BL: No, no pos los paisajes simplemente. Donde quiera que se paraba usted, todo verde, verde. Aunque juera acá en las orillas, las orillas de la carretera y todo, mucho zacate, pero ya zacate sembrado, no, no, ey.
LM: Los jardines de…
BL: Los jardines. En tiempo de, como ahorita pues, en seca, allá no hay seca. Allá todito el tiempo estaba verde porque en tiempo de seca andan aviones regando el pasto.
LM: Mire.
BL: Sí.
LM: Y, ¿qué?, ¿hizo uno que otro amigo por ahí en el pueblo?
BL: Yo, no. Casi no, los americanos casi no, no muy bien. (campanas de iglesia sonando)
LM: No hacían ronda con…
BL: ¿Se portaban bien?
LM: Se portaban bien, pero no hacían, no hacían ronda.
BL: ¿No hacían amistad con ustedes?
LM: Se andaba uno ahí, puro mexicano, platicaba uno ahí, los puros mexicanos, ey. Que anduviera uno con los americanos, no. Los que sí más o menos, más o menos se querían envolver con uno, los negritos.
LM: ¿Los negritos?
BL: Sí, esos sí. “No, oye partner, oye partner, oye”. Le decían partner. “Oye partner, ven pa acá, que una cerveza, que dispara esta”. Que, que: “¡Órale pues!”. Y buenas gentes, se portaba uno con ellos así buenas gentes y ellos también.
LM: ¿Había muchos?
BL: Habían muchos y tenían allá, lo que tenían es que tenían su cantina aparte. Allá los americanos tenían sus cantinas, los negros sus cantinas y luego allá abrían cantinas para los mexicanos también.
LM: O sea que no podían…
BL: No, no.
LM: Entrar ustedes a una…
BL: No, no.
LM: Cantina de americanos, o de negros.
BL: De negros, no. Solamente que algún negro que ya se hacía amistad usted con él lo invitaba: “Vente, vente vamos a la cantina”.
LM: Pero era porque no se podía, o…
BL: Pos sería reglas de ellos, no sé qué…
LM: ¿Le tocó a usted entrar a alguna cantina de…?
BL: De, ¿de americana? Sí, una vez entré así a un…
LM: Y, ¿cómo sentía el trato?
BL: No, pos nomás es, como… O sea de los que tan ahí los señores hablando inglés y nada, como nada. El cantinero nomás: “Dame una birria, una birria”. Y se la daba y se la tomaba, pero un ratito y pa juera.
LM: No se sentían ustedes muy a gusto.
BL: No, no, no. No, a gusto no. Y en la cantina de mexicanos, pos ahí se metían, ahí platicaba uno, ahí gritaba y lo que juera, ¿verdá?
LM: Pues sí.
BL: Ey.
LM: Claro.
BL: Ey.
LM: Y, ¿alguna vez, fue algún restauránte por ahí en el pueblo? Que fueran a comer a algún lado, no sé.
BL: No, no, no, pos no íbanos a comer ahí porque ahí nos daban nuestra comida a nuestras horas. El domingo también, no le hace que juera domingo, a las meras doce en la comida. Y en la mañana a la misma hora también aunque juera domingo, a las seis de la mañana el almuerzo. En la tarde ya pa las seis de la tarde ya estaba, teníamos que estar cenando.
LM: Mire. O sea que era un ratito lo que iban al pueblo.
BL: Sí, un ratito.
LM: ¿Qué pasaba si no llegaban a cenar, o algo?
BL: Ya no le daban.
LM: Pero no había ningún…
BL: No, no, no pos sí, no…
LM: Algunos, yo creo que…
BL: Sí, pos compraban sus cervecitas y se las echaban y pos no, no iban a comer, no iban a cenar.
LM: ¿Jugaban cartas ahí en las barracas?
BL: Sí, entre uno mismo ahí jugaban.
LM: ¿De apuesta o de…?
BL: Sí, de apuesta y a los dados.
LM: A ver, platíqueme, ¿cómo eran esas jugadas?
BL: No, no, pos jugábamos al póquer con la baraja, uno con otro ahí, pero contentos ahí todos. Si usted pedía $50, $30 dólares, muy bien perdidos. Y el que los perdía pos y el que los ganaba, pos a gusto.
LM: No, pos ese era el que más contento.
BL: Ey, sí, sí. Pero no, no que dice: “Ey, que ya me ganaste”. Y que, que. No, no, contento, jugaba uno contento.
LM: ¿Tenían radios?
BL: Tenían, sí. Ahí cada quien tenía en veces su radio tocando.
LM: Y, ¿qué escuchaban?, ¿había estaciones?
BL: Había estaciones mexicanas, ey. Había estaciones mexicanas, pura mexicana.
LM: ¿Alguna vez le tocó que fuera algún oficial de Migración por ahí?
BL: A los campos, sí. Sí, sí iban, no muy vigible, pero sí iban pa ver si no había gente sin papeles. Ya le pedían a uno pasaporte y ya se los enseñaba uno.
LM: ¿Se portaban bien o eran…?
BL: No, no, se portaban bien. Sí, se portaban bien, nomás: “Enséñenos sus papeles”. “Sí”, y ya ahí nos formaban a uno y: “Papeles, papeles”. Y como uno todo el tiempo traíamos pasaportito en la bolsa.
LM: Ese, ¿les decían que lo cargaran?
BL: Sí.
LM: ¿O por precaución ustedes lo traían?
BL: No, no, le pedían a uno que lo cargara uno, porque en veces iban hasta onde andaba uno trabajando. En veces: “Papeles”, nos dicían. Uno sacaba uno allá, envuelto en un plástico: “Ahí ta”. “Bien, muy bien”.
LM: ¿Cada cuándo iban, más o menos?
BL: Pos iban allá retirado, cada mes, cada mes y medio.
LM: Cuénteme don, ¿cómo era el trabajo de la naranja ahí y el trabajo del limón?
BL: El trabajo de la naranja y del limón es exactamente igual. Ya llegando ahí a la huerta le daban su morral y su escalera el primer día, luego luego. “Esa escalera y ese morral es suyo, cuídelo porque va a ser mañana también suyo”. No, pos ya llegábamos, su morral, su escalera, porque había en veces unos árboles muy grandes, altos. Tenía uno que subirse y quitar hasta la última que está en la mera copa. Pero había unos que, ¡no!, daban mucha naranja. Casi en un árbol sacaba usted hasta treinta rejas de naranja.
LM: Treinta rejas de un árbol.
BL: No, quiere decir que ahí siempre tenía usted hasta dos, tres horas en un árbol. Ey, porque en todo el día usted piscaba cuarenta cajas, lo más. Caminaba usted cuando mucho, pos eran como unos cuarenta árboles, para volver a agarrar otro árbol.
LM: Y, ¿de cuántos compañeros piscaban?
BL: No, en un árbol cada uno.
LM: Era de uno solo.
BL: Ey, uno solo, un árbol. Le tocara suerte que tuviera mucha o poquita, porque hay unos que dan menos que otros.
LM: Claro.
BL: Ey, pero de todos modos, si daba poquita, pos acababa pronto y se iba a otro, ¿verdá? Luego luego caminaba y se iba a otro árbol.
LM: Rápido.
BL: Rápido.
LM: Ahí, ¿a qué horas empezaban a trabajar?
BL: Ahí empezábamos a trabajar a las, llegábanos a trabajar ahí hasta, yo creo como a las ocho empezábanos a trabajar en la mañana en la naranja. Porque también no la podíamos piscar así húmeda.
LM: ¿No?
BL: Si iba, llegaba usted y luego el mayordomo veía los árboles, si tenían así rocío, decía: “No, hasta que pegue tantito el sol”.
LM: Y eso, ¿por qué?
BL: Porque según él, la naranja y el limón mojado ya en la reja, pa otro día creo que se podría.
LM: Ah, okay.
BL: Por lagua.
BL: Él lo quería en seco de a tiro.
LM: Y, ¿el limón era igual?
BL: El limón es hasta más delicado, más delicado.
LM: ¿Cómo es el limón?
BL: No crea que era limón como el de aquí chiquito así. No, un limonsote así como…
LM: De color amarillo.
BL: Amarillo, ey. Pero no, no es amarillo hasta que ya rinde, verde, verde, verde.
LM: Cuándo ustedes lo cortan está verde.
BL: Entonces está llenito el árbol de limón, entonces le dan una argolla pa que vaya cortando. Todo el que no pasa la argolla, todo el que pasa la argolla no lo corta y el que no la pasa, lo corta.
LM: O sea que…
BL: A medida.
LM: Ah, o sea que va por…
BL: A medida.
LM: Antes de cortar cada uno, ¿le medían?
BL: Sí, le medía y le daban una pichiguita así chiquita. Usaba la tijera y luego la argolla y ¡pas, pas!, al morral, ¡pas, pas! Pero ya se enseña uno a cortar rápido.
LM: ¿Lo cortaban con todo y ramita?
BL: No, nomás tantito así peloncito, tantititito, una chichita nomás. Ya si iba largo, luego luego le llamaban la atención. Que porque se picaba uno con otro con la colita.
LM: Ah, okay.
BL: Y necesitaba que quedara nomás la pura ombliguita así, sin pico.
LM: ¿A cómo le pagaban la naranja allá?, ¿a cómo le pagaban el limón?
BL: La naranja le pagaban creo a $0.15 centavos la reja. El limón igual, la reja, la rejita.
LM: Muy bien. ¿Alguna vez le tocó que fuera alguna autoridad mexicana allá a los campos?
BL: No.
LM: ¿Algún cónsul?
BL: No de eso nada, no. No, no, no.
LM: ¿Nunca los fueron a visitar?
BL: No.
LM: ¿Ni a ver cómo estaban?
BL: No, no, no, nada. De así de autoridades mexicanas no, no iban.
LM: ¿Alguna vez se enfermó por allá?
BL: Una vez sí estuve enfermo, pero del mismo trabajo. Como yo era de, pa piscar naranja era de los, no digo de los primeros, pero sí piscaba rapidillo, ¿verdad? Una vez se me, se de los escalones de la escalera, me peló aquí, aquí.
LM: Aquí en el tobillo.
BL: Aquí en la espinilla.
LM: La espinilla.
BL: Aquí así. De subir los escalones y como no se puede uno agarrar con una porque hay que usar las dos manos, estira la rama y, ¡pas, pas, pas, pas, pas!, cortar con la tijera. Y el morral tenía como aro y ahí, ¡pas, pas, pas!, caían las naranjas y yo me recargaba, no sé cómo me recargué, pero me recargaba con las puras espinillas y se me pelaron. Estuve enfermo, pero no mucho, duré como unos diez días.
LM: ¿Lo vio un médico allá?
BL: Teníanos doctor.
LM: ¿Tenían doctor?
BL: Tenían doctor para… No, en el pueblito.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos la entrevista con el señor Belisario Luna Pulido. Me decía, don Belisario, de que esa vez que se enfermó, ¿a quién le avisó?
BL: Al mayordomo, había un mayordomo que él, que nos dirigía ahí, mexicano. Mexicano, era también mexicano.
LM: ¿Qué le dijo luego luego?
BL: Le dije: “No, ¿sabes qué? Ahora no voy a poder ir porque me duelen mucho las espinillas”. Dijo: “¿De qué?, a ver”. Y luego le enseñé todas peladas. “No”, me dijo, “es que te recargas con las espinillas en las escaleras, en el segundo escalón de onde pisas”, dijo, “recárgate el cuerpo”, dijo. “Y, ¿la bolsa?”. “No, la bolsa échatela pa acá pa un lao, pa que te puedas recargar así con el cuerpo”. Me dijo: “No, no”, dijo, “así ya no puedes. Deja avisarle al patrón que no puedes ir a trabajar”. No, ya le jue y le avisó, dijo: “No, llévalo al doctor”, dijo él, “a ver qué, el doctor ya tiene que avisar a ver si sigue trabajando o va a estar en descanso”. No, sí. Ya me llevaron y ya me vio el doctor y todo, me dieron medicinas y me dijo el doctor: “Durante tres días no vas poder ir a trabajar, descansa”, dijo.
LM: Lo descansaron tres días.
BL: Ey, y luego le dije: “Bueno, y, ¿ahora qué voy a hacer? Es que se necesita el dinero”. “No”, dijo, “no te preocupes”, dijo, “esos días te los tienen que pagar según con lo que ganas”.
LM: Ah, qué bien.
BL: Ey. “Si tú ganas piscando naranja, ponle, $10 dólares que te los ganes, esos te los tienen que pagar. Tres días, te tienen que pagar $30 dólares”, dijo, “porque no es enfermedad que tú haigas traído de allá. No, es enfermedad del mismo trabajo y no te apures por eso, si duras ocho días, los mismos ocho días te los pagan”.
LM: Y duró tres días.
BL: Duré nomás tres días
LM: Y, ¿sí le pagaron?
BL: Sí, y a los tres días luego luego me dijeron: “Sálgase, ya vámonos, ya lo dio de alta el doctor. Y ya, nomás bien listo, ya no se recargue otra vez en la…
LM: Y, ¿no se aburría esos días?
BL: Sí, sí me aburría algo. (risas) Que los veía a todos en la mañana salían, chingue a…Sí, y luego todo el día hasta que ya: “Quihubo”. Hasta los mismo[s] que, sí, pues los mismos compañeros: “Huevón cabrón, te estás haciendo pendejo pa no trabajar”. “No, no”, le dije, “¿cómo me voy a estar haciendo pendejo pa no trabajar?”. Dije: “Estoy más a gusto allá andar vacilando en la huertas que aquí”.
LM: Sí.
BL: Ahí uno solo, dos, tres ahí nomás ahí.
LM: Y en el, vamos a ver el segundo contrato, el del Águila, Arizona ahí, ¿qué le tocó?
BL: En el Águila, Arizona me tocó desahijar lechuga.
LM: Desahijar lechuga, ¿cómo es ese?
BL: Y cortarla y desahijarla. La siembran toda así en chorrito todo el surco, toda retajiladita así. Entonces luego que ya están las lechuguitas así, le dan un azadoncito chiquito así.
LM: De unos cinco centímetros, seis.
BL: No, del largo del manguito.
LM: No, digo, ya que está de seis centímetros.
BL: Ándele.
LM: Recién nacidita la planta.
BL: Ey, le dan su azadón de este largor de mango.
LM: De unos cuarenta centímetros, treinta.
BL: Sí y luego de anchito eran como unos veinte. Entonces en ese le dan hasta en una, le puede dar a uno los surcos retajilados a toda la raza. “Tú este surco, tú este y este y ámonos”. Y entonces ya tiene que, va usted ya agachado en el surco y dejando nomás una sola matita nada más, como veinte centímetros de largo cada matita, cada matita. Sin dejar dos ni tres, una sola, una.
LM: Cansado ese trabajo.
BL: Ey, sí, no, luego me levantaba y salí, ¡hijo de la mañana! Ya no me podía enderezar y luego en la tarde llegaba uno, ¡hijo de la madre! Ya había que…
LM: Estaban molidos también.
BL: Yo nomás estaba esperando otro día pa… Nomás que son como unos ocho días los que sufre uno, ya después se impone.
LM: ¿Sí?
BL: Sí, ¡pas, pas, pas, pas!, se va uno ahí a gusto y regresa uno a su casa así como si nada.
LM: ¿Qué se oía en las noches ahí en las barracas los primeros días?
BL: Pos le hacía: “Ay, ay”. “Cállate cabrón, deja dormir”. Le decía uno: “Shhh, cállate”. (risas)
LM: Y el sol fuerte ahí en Arizona.
BL: En Arizona, ¡ay, cabrón!, ese sí. Fuerte que hasta nomás humeaba la arena, ey.
LM: ¿A qué horas empezaban a trabajar ahí?
BL: Ahí sí empezábamos a trabajar a las cuatro de la mañana, nos sacaban de ahí, ey. A las cuatro de la mañana, pero ya para las doce del día ya estábanos otra vez de regreso.
LM: Yo creo que más tarde no se podía.
BL: No, ya más tarde ya estaba pelón pa andar ajuera, no. Y entonces nos regresaban ya como a las doce a comer ahí, eso sí, ya comíanos acá de, en el campo. Comiendo, luego luego que al baño, ¡chin marín!
LM: Ustedes mismos se preparaban ahí.
BL: No, ahí no, nos daban también ya, también ahí, ey. Nos daba también ya comida ahí. Nos tenían cocinero y teníamos comedor y todo. Y ya, pos llegábamos a medio día, comíanos, nos bañabanos y luego hasta eso nos tenían ahí, como hace mucha calor, nos tenían unos buenos ventiladotes de esos que se usan de agua.
LM: Sí tenían ventilación.
BL: Ey, teníamos ventilación, uno así y otro acá pa toda la barracota. No, ahí nomás nos tirábanos con la panza pa arriba, ta…
LM: A gusto.
BL: A gusto.
LM: No, pos tá bien.
BL: Ey.
LM: ¿Cuánto tiempo trabajó ahí?
BL: Ahí sí, ¿en Arizona? Ahí sí duré tres años.
LM: ¿Tres años?
BL: Tres años.
LM: ¿Por cuánto le dieron su contrato ahí?
BL: Ahí lo llevaba por, lo más que le daban era por cuarenta días.
LM: Cuarenta.
BL: Ey, pero me hicieron dos refrendos por dieciocho.
LM: ¿Ahí es donde dice que los refrendos eran de dieciocho meses?
BL: Ajá, en Arizona, en Yuma.
LM: ¿Estuvo a gusto ahí?
BL: Ey, a gusto, pero un calorón pero bien sabroso, pero sí estuve, sí a gusto.
LM: ¿Estaba buena la comida que les daban?
BL: Taba buena la comida, taba buena.
LM: Muy bien. ¿Qué más? ¿Qué nos puede contar? ¿Qué se acuerda de ahí, alguna anécdota de ahí?
BL: No, pos no, no.
LM: Alguna anécdota chusca.
BL: No, lo que sí, salía muy frecuentemente era, estaba cerquita la frontera.
LM: Estaba muy cerquita la frontera.
BL: Había de ahí del campo onde estábanos, porque de la frontera a Yuma, me parece que son como unas sesenta millas, ¿verdá?, más o menos sesenta millas. Entonces nosotros tábanos entre en medio de Yuma y la frontera, en un campo pues, naranjero. Entonces nos agarraba más cerquitas venir a la frontera que ir a Yuma.
LM: Mire. Y, ¿aprovechaban los fines de semana?
BL: Los fines de semana los pasábamos casi aquí en México.
LM: Y, ¿qué hacían acá en México?
BL: No, pues nomás al vacilar. (risas) Nos metíamos a vacilar ahí a las restaurantes, a los centros de…Ey.
LM: A las cantinas.
BL: A las cantinas y todo. Con las muchachas a bailar, ey.
LM: Conseguían bailadoras luego luego.
BL: Ey, luego luego entrando. Y luego, como uno tenía mucho tiempo, pues ya tenía casi bailadora pa cada ocho días, ya lo conocían, ya nomás lo estaban esperando. (risas) Sí, ya nomás lo estaban esperando, ya nomás eran estas horas: “No, pos que no dilata fulano, que no dilata zutano”.
LM: ¿Tenían novia por ahí?
BL: Y así no me gustó, digo, porque ya cuando, llegando luego luego me iba derechito luego luego a esa cantinucha, esa cantina.
LM: ¿Cómo se llamaba ahí?
BL: Onde ahí tenía ya mi amiga, yo. Para no sentirse tan solo.
BL: Ey, sí la veía.
LM: ¿Era mexicana ella?
BL: Sí, mexicana, había puras mexicanas, puras mexicanas, sí. Esa, eso fue en la fronterita, una frontera chiquita que está ahí entre de Mexicali, pa, más para acá, San Luis Río Colorado.
LM: Y, ¿en qué se venían desde allá desde la granja?
BL: Nos veníamos de ride. O si no, ahí en el mismo campo que había mexicanos con… Ellos tenían su carrito. “Juan, danos un ride”, a dos, tres, cuatro. “Ah, órale, nomás me dan pa la gasolina y me los llevo”. “Órale pues”. Y luego ya nos dicía: “Si se quieren venir, pa el lunes en la mañanita por aquí paso a las cinco, seis de la mañana”. Ya…
LM: ¿Se quedaban hasta el lunes?
BL: Sí, nos quedábamos hasta el lunes en la mañana.
LM: ¿De sábado a lunes?
BL: De sábado a lunes.
LM: Mire.
BL: Ya ahí lo esperábamos en la frontera, ya pa entrar pa dentro.
LM: Y, ¿a qué horas pasaba por ustedes, si trabajaban tan temprano?
BL: A las cinco de la mañana. A las cinco de la mañana y los lunes llegábanos tarde, a las cinco.
LM: ¿Algún problema en ir y venír?
BL: No, no, nada. Entrábanos y salíanos, en veces en carro y en veces a pie y agarrábanos ride. “Ey, ¿pa ónde vas?”. “Pa tal parte”. “Yo voy aquí al campo naranjero, un ride”. Y luego como taba casi pegado a la carretera.
LM: ¿Cuándo fue su último contrato, don Belisario?
BL: Mi último contrato jue, no, pos el, ahí en ese que me renovaron dos veces retajiladas en Yuma.
LM: En Yuma.
BL: Ey, de ahí jue cuando, onde me vine ya de Yuma, Arizona.
LM: Tres años, ¿verdá?
BL: Tres años. Retajiladito, sin venir. Ya quise venir una vez con permiso y ya no me jui.
LM: ¿Mandaba dinero a su casa?
BL: Sí, a mi familia les mandaba, a mi mamá.
LM: Ahí también, ¿cómo le hacían para mandar?
BL: Ahí nos, no los ponía el que se encargaba de repartir en la cocina la carne. Los líderes pues, el que llevaba la carne, frijol, pollos, todo lo que comíamos.
LM: A él le daban el dinero.
BL: Y ese se prestaba, dijo: “No”, dijo, “no hay problema”. Dijo: “Yo, si quieren les… El que quiera mandar su dinero, yo no le cobro. No, yo nomás lo que hago es ponérselo. Denme sus datos y yo se los pongo, pa que no vayan a decir que lo hago por cobrarles, no”. Dice: “Yo que voy pa allá pal pueblo yo se los pongo”. Porque él iba y venía a cada rato, ¿verdá?
LM: Y ahí, ¿cómo les pagaban?
BL: Ahí nos pagaban también por lo que hacían, por lo que hacíanos de… Y nos pagaban por lo que hacíanos de cajas de naranja y de limón.
LM: Pero todo este era en la lechuga, ¿no?
BL: En la de limón y naranja.
LM: Ah, okay.
BL: Entonces cuando ya entré yo en la lechuga jue en la Águila.
LM: El Águila.
BL: El Águila jue cuando, lechuga y tomate, lechuga y había algodón también, pero más me puse en la pura lechuga, yo.
LM: Entonces el contrato de los tres años, ¿en qué fue?
BL: En pura naranja y limón.
LM: Naranja, okay.
BL: Y luego en este tiempo había melón.
LM: Melón.
BL: Melón
LM: ¿También piscaban?
BL: También
LM: ¿Poco melón?
BL: Como en ese tiempo, siembran melón ahí, ya pa este tiempo ya hay mucho melón.
LM: Don Belisario, pues ya para ir finalizando la entrevista me gustaría preguntarle, ¿en qué año se regresó usted ya a México?
BL: Jue en febrero.
LM: ¿De qué año?
BL: Del [19]63.
LM: Ya casi el último año. Y, ¿se comentaba por ahí entre los mismos braceros, o los patrones que ya se iba a acabar el programa?
BL: No, si hasta eso, no se oía allá nada, nada. No le digo que todavía cuando me vine yo en el [19]63, en febrero del [19]63, me vine para… Pos ahí sí tuve que salir por ahí por San Luis Río Colorado y me vine y saqué mi boleto hasta Empalme. Dije: “Voy a llegar a Empalme a ver si veo a los camaradas de allá”, dijo, “que se anden contratando”. ¿Verdad? Pos me llevé la sorpresa que ahí me bajé en Empalme porque yo hasta ahí compré boleto. Y me bajé, y luego me jui pal centro onde habían las contrataciones, nada.
LM: Solo.
BL: Solo, ya nada, nada.
LM: Y, ¿qué sintió?
BL: Pos, yo, ¡hijo de la mañana! ¿Qué tal si me vengo sin todavía, sin pasaporte? Que hubiera, que ya hubiera cumplido y que viniera otra vez a recontratarme yo ahí. Yo nomás que me vine, todavía traiba yo permiso, todavía traiba permiso del pasaporte, que había renovao. Ey, nomás que ya en eso, me caí aquí en, esa vez ya no llegué [a] Victoria.
LM: ¿Ya no?
BL: No, llegué aquí a Durango. Como tenía aquí familiares por parte de mi mamá, hermanos de mi mamá, ya llegué aquí y luego me dijeron: “Pos ora, ¿pa ónde te vas a ir?”. Le dije: “No, pos pa Victoria”. “No”, dijo, “ta igual de muerto”, según me platicaba. Ora mi madre me dijo: “Está muy muerto para allá, ¿qué vas a hacer?”. Luego ya dije: “No, buenos pos, pero aquí, ¿qué iré a hacer?”. Entonces en eso andaba yo aquí pos buscando trabajo, ¿verdá?, aquí en Durango, el [19]63. Entonces me encontré un señor que estuvo allá junto conmigo. Que según me platicaba que tenía ladrillerías aquí pa hacer ladrillos, dijo: “El día que ya no quieras estar aquí, que se vaya”, dijo, “llegue ahí conmigo”, dijo, “ladrillerías ahí yo tengo dos ladrillerías, ahí chambeamos”. Ya ni me acuerdo yo cuando ya caí aquí. Luego jui, y luego ya lo anduve buscando. No, pos sí la hallé, ahí. Le digo: “Quihubo”. “Pos qué, ¿ya se vino de ahí?”. “Ya, acabo de llegar”. Dijo: “Y, ¿qué?, ¿pa ónde va?”. Le dije: “No”, dije, “yo ya pa Victoria ya no, ya no quiero ir”. Dijo: “No se apure, véngase, desde mañana se viene a trabajar aquí”. Y ya me anduve en un camioncillo de él, junto con él repartiendo ladrillos.
LM: Mire.
BL: En las obras.
LM: Y en eso trabajó.
BL: Ey.
LM: ¿Alguna de las veces incumplió algún contrato? Que se haya cansado y dijo: “No, me regreso antes de terminar”.
BL: No, no, no. Muchos sí la hacían, a mitad de contrato se venían. O que les faltaban unos diez días o quince, casi muchos se venían. No, yo hasta que los cumplía, hasta le decía yo al capataz, al que los que andaba ahí, a los mayordomo[s]: “Que no hay chanza que me renueven”. Dijo: “No, aquí no, aquí no se puede”. Y por acá sí. Si usted se portaba bien y era trabajador y todo eso, luego luego, si eran unos treinta, cuarenta, luego luego le decían a usted: “¿Te quieres quedar?”. Luego que ya se cumpliera el contrato. “No, pos si hay chanza”. “Sí, sí, sí hay chanza. Voy a necesitar quince o veinte que se queden y si tú te quieres quedar, pos luego luego te arreglo”.
LM: ¿Alguna de las veces le tocó pasar Navidad?
BL: Allá sí.
LM: ¿Por allá?
BL: Ey.
LM: ¿Celebraron de alguna forma?
BL: Ey, ahí entre todos hacíamos nuestras pachanguillas, unos pistitos.
LM: ¿Les daban sus posadas?
BL: O tomar cerveza, whisky. Si, hasta eso sí lo celebraban, porque allá no las celebran.
LM: ¿No?
BL: No, pero uno mismo sí la… Ahí, ey, ey.
LM: ¿Les hicieron alguna cena o algo?
BL: Sí, nos hacíanos nuestra cenita acá aparte. “Que a comer, que a cenar”. “No, no, cuál acá estamos ahorita nosotros”. Íbamos y nos comprábanos nuestros pollos y nos los cenábamos.
LM: Cenaban.
BL: Ey.
LM: ¿Alguna vez le tocó el 16 de Septiembre?
BL: El 16 de Septiembre, también.
LM: ¿Celebraban de alguna forma?
BL: No trabajábanos.
LM: ¿No?, ¿les daban el día?
BL: Nos daban el día, ey. Y no querían muy bien. “No que no, que a trabajar”. “No, no, no. Allá en México no se trabaja este día y no se trabaja”. Y no trabajábanos.
LM: No trabajaban.
BL: No.
LM: Entonces regresó y se dedicó al ladrillo.
BL: Me dediqué al ladrillo, ey. Entonces ya, creo que ya este señor ahí me, hasta ahí me daba de comer. “Que no te apures, acá comemos en mi casa y la fregada”. Y me pagaba.
LM: ¿Su familia ya vivía aquí en Durango?
BL: No, todavía no.
LM: Todavía vivía allá.
BL: Todavía vivían allá, nomás que ya no me jui pa allá. Y luego ya me puse a trabajar ahí con este señor a los ladrillos y me iba muy bien, me pagaba $9 pesos diarios.
LM: Nueve pesos diarios.
BL: Sí, y me daba la comida, me daba de comer.
LM: Y, ¿dónde se quedaba?
BL: Aquí con mis tíos, ey. Aquí vivía un tío hermano de mi mamá, nomás dormía ahí. Me levantaba muy tempranito, ya pa las seis de la mañana ya estaba ahí en los ladrillos, batiendo zoquete cuando menos, pa los ladrillos.
LM: ¿Cómo se hacen los ladrillos? Platíqueme.
BL: Se bate el zoquete con aserrín bien, así que no quede muy aguado, durito. Y luego le dan una adoberita que caben cuatro ladrillos. Llena la adobera, la llena y luego ya la, con una tablita, la pone al ras, bien rasita. Y luego ya, corre de aquí allí, la vacía, la embroca, ¡pas!, ya queda el ladrillo allí y ya, ya parado. Ya hasta que seca, se levanta.
LM: Es tierra con aserrín.
BL: Es tierra con aserrín.
LM: Y luego, ¿lo meten a un horno?
BL: Lo meten a un horno, a pura lumbre que quede al rojo vivo. Creo que ya le dan como veinticuatro horas de lumbre, pero de a poquito, de a poquito, taba ocupando un quemador, pa un pelado. Que ahora ya no, ahora son quemadores de gas, pero antes lo quemábanos con puro aserrín. Taba un pelado toda la noche echándole así de a palito de aserrín, ¡zas, zas, zas, zas!, toda la noche, pa que tuviera la pura llama, jale y jale y jale y jale, iba subiendo pa arriba del obrador, de onde se quema.
LM: Y, ¿qué hizo después de trabajar en el ladrillo?
BL: Ya después no, ya dije: “No, ¿sabe qué? Ya me aburrí, ya aquí el ladrillo ya, ya no”. Entonces ya anduve buscando en la obra y luego ya conseguí en la obra. Me conocí un arquitecto, que se llama Gilberto Ruiz y luego ya le dije: “No la jale, deme chamba hombre”. Que es muy buena gente, todavía, todavía ahora cada que lo veo, le digo: “Quihúbole qué, ¿no se acuerda de cuando me traiba en chinga?”. Dijo: “Sí, sí me acuerdo”, dijo. “Cómo eres cabrón”. Y luego es…“No”, ya le dije, “deme chamba, hombre”. Dijo: “Bueno, ¿qué sabes hacer?”. Le dije: “Nada, de obra nada. Pos nomás deme chamba pa cargar el bote, echar mezcla de ahí y todo eso”, le dije. “Bueno”, dijo, “órale pues, ahí te vas enseñando poco a poco. Te vas enseñando poco a poco a agarrarle a la obra”. No, y sí me puse listo y ya después ya me daba chanza de enjarrar así, de enyesar y de poner piso y azulejo y todo. Ahí me jue enseñando poco a poco.
LM: Se enseñó.
BL: Y, ya al último ya también le dije: “¿Sabe qué? Ya no voy a trabajar con usted”. “Bueno, ¿por qué?”, dijo. Le dije: “No, porque ya voy a ver si hago mis parchecillos yo solo por ahí”. Ya me contestó, dijo: “No”, dijo, “ta mejor, te puedes ganar más, comoquiera”, dijo, “no le hace”. No, y así le hice. Ya después anduve trabajando yo por mi cuenta.
LM: Oiga don Belisario, ya cuando estaba aquí, ¿no le daban ganas de regresarse a Estados Unidos?
BL: Sí, sí, pero ya dije: “¿Pos cómo?”. Ya no, no se podía, ya no.
LM: Ya no había contrataciones.
BL: No, no, ya no.
LM: ¿De mojado no?
BL: No.
LM: ¿Nunca fue?
BL: No, no, de mojado nunca jui. Ya nomás de ir ya ni de mojado, ni de nada, ya no, no. Luego me dicían: “Vámonos por ahí”. “No”, dije, “yo ya vengo aburrido de allá, yo ya no”.
LM: Sí.
BL: Ya no.
LM: ¿Le hubiera gustado quedarse a vivir allá?
BL: Sí, sí tuve oportunidad, nomás que se me jueron las patas y no. El patrón onde estaba ahí me quería arreglar papeles.
LM: ¿Qué le decía?
BL: Me decía, cada rato me decía: “Tráete tus papeles de allá de México pa arreglarte papeles acá”. Yo nomás le decía: “Sí, sí, voy a mandarlos pedir o déjeme ir pa tráimelos”. Y hasta me dicía lo que tenía que llevar de aquí.
LM: ¿Qué era lo que tenía que llevar, se acuerda?
BL: Y luego luego me decía: “Te traes luego luego tu acta de nacimiento, te traes tu cartilla, te traes unas cartas de la judicial, una del ejército y de ahí de la policía del pueblo”, dijo, “y tu acta de nacimiento”, dijo. Yo nomás le decía: “Sí, sí, cualquier mes voy para allá pa traerme eso”. Y me decía: “Ve a traer eso que te pido”. Y me vine y nunca hice caso.
LM: Y, ¿por qué?
BL: Pos la desidia.
LM: Por desidia.
BL: Ya, pos se le hace uno bueno, dice: “Ya pos al cabo, de todos modos aquí estoy”. Pero no captaba uno que se iban a acabar las contrataciones.
LM: No pensaba que…
BL: Uno pensaba que iba a seguir todo el tiempo eso y viera que no. Ya nomás salió este, ¿cómo se llamaba? El gobernador que empezó las contrataciones fue…
LM: ¿El presidente o el Ggbernador?
BL: El Presidente de la República.
LM: ¿Quién estaría en aquellos años?
BL: Quién, es, este, [Adolfo] López Mateos.
LM: López Mateos.
BL: López Mateos. Todos los seis años que estuvo López Mateos jue de pura contratación, ya nomás entró este otro, [Adolfo] Ruiz Cortines me parece, ¿verdá?
LM: Adolfo Ruiz Cortines.
BL: Ey, nomás un año hubo de cuando Ruiz Cortines y ya de ahí para acá ya no.
LM: ¿Supieron ustedes por qué se había acabado el programa?
BL: No.
LM: O, ¿por qué? ¿Nadie les comentó?
BL: No, nada, nada.
LM: Cuénteme por favor para usted, ¿qué significa o qué sentimiento le provoca el término bracero?
BL: Pos sí, sí hay mucha tristeza que se haya acabado esto porque mucha gente se ayudó con eso, mucha gente se ayudó y salió de, mucha gente salió de la miseria de con el tipo de bracero. Yo digo por mí, porque cuando me jui, me jui bien jalado. Bueno, como quien dice se va usted de un pueblo a otro, como quien dice: “Me voy porque no tengo qué comer”. Y luego hay que buscar a ver si me cambia la suerte. Por los años que jueron muy duros, que jue el [19]49, el [19]48, [19]49, se empezó a emparejar hasta el [19]51, por ahí empezó ya más o menos otra vez a componerse. Pero cinco años fueron tajiladitos que no quería llover.
LM: No quería llover.
BL: No quería llover y jue cuando la gente se empezó a regar pa todas partes. Nomás que como le digo, ya entró ese gobernador y empezó a estudiarle de cómo ayudarle a la gente para que juera a trabajar para allá, como rentados. Porque a eso ya nos, no íbanos prestados ni nada, ya íbanos rentados de aquí.
LM: ¿Sabían ustedes?
BL: Sabíanos que íbanos rentados.
LM: ¿Qué se decía, qué se decía?
BL: Sí, porque bueno, si vamos rentados de aquí, ese dinero, ¿ónde va a quedar, o a quién se lo van a dar, o cómo?
LM: ¿Cómo le van a hacer?
BL: ¿Cómo le van a hacer, o qué?
LM: ¿Cuánto se suponía que los rentaban, cuánto se decía?
BL: No, eso sí no, eso no me di yo cuenta. Pero sí me di cuenta que íbanos, íbanos rentados, ey.
LM: Bueno, oiga, don Belisario, y, ¿usted cómo se siente de que lo identifiquen como bracero?
BL: No, pos ya yo me siento a todo dar porque, les digo la mera verdad que como me jui y como me anduve allá y todo. Ahorita como le digo ya estoy viejo, me da gusto platicar cuando era de muchacho, cuando anduve trabajando allá.
LM: Se siente orgulloso.
BL: Ey, a todo el que me pregunta le digo: “Ande, si nos dábamos la vida de rey allá”. Sabiendo uno trabajar, allá te dabas la vida a todo dar y el que no, pos no sabía pos se lo llevaba el carajo, se venía mejor.
LM: ¿Sus recuerdos son positivos?
BL: Sí.
LM: ¿Sus recuerdos de esa experiencia son positivos?
BL: Ey, son positivos.
LM: ¿Le gustaría que siguiera el Programa Bracero, que lo volvieran a implementar?
BL: Sí, si se pudiera sí, ey.
LM: ¿Siente usted que cambió su vida el haber sido bracero?
BL: En ese tiempo sí, sí cambió mucho. Qué bueno, muchos que dicen: “No, que quién sabe qué”. Pos sí, digo no ahorraban, porque no sabían trabajar, no ganaban dinero. Pero el que sabía trabajar y le echaba ganas allá, ganaba su buena lana y la sabía cuidar con más razón.
LM: Le iba bien.
BL: Le iba bien. Yo cuando estuve allá, yo apartaba mi dinero, esto es pa gastarlo, me alcance o no me alcance, y esto pa mandarlo pa mi casa. Eso lo dejaba debajo de la almohada ahí cuando me iba por ahí a las cantinas o a la frontera o onde juera.
LM: Pero siempre mandaba para su casa.
BL: Y llevaba nomás limitado para gastar en la frontera. Para sus cervezas, pa si le daban ganas de una muchachona, toma tus $3 dólares. Que eso es lo que pagaba uno. Si quiere, si no, y… Gastaba usted sus $20 dólares por andar ahí bailando e invitarle una cerveza y la fregada, bien gastados. Porque se los ganaba usté a ley y tenía que gastar algo de perdido, disfrutar de lo que ganó, ¿no?
LM: Claro.
BL: No le daba dolor.
LM: Muy bien.
BL: Yo me acuerdo me llevaba $30 o $40 cuando mucho a la frontera. Comía de esos dos días que estaba allá, me echaba mis cervezas, bailaba, música y pa punto y…
LM: A gusto.
BL: A gusto. Otra día me iba pal campo ya sin un cinco, pero por… No, qué tiene, pero ya me anduve a gusto allá.
LM: Claro, muy bien.
BL: Sí.
LM: ¿Se ayudó económicamente a su familia?
BL: Sí, les ayudaba. Como quien dice cada quince días o cada veintidós días les mandaba poquito, poquito que juera, pero puntual. A mi madre, por… Me acordaba yo la jala que llevaba. Y yo dije: “Siquiera cuando esté aquí, siquera que tengan algo que comer, ¿verdá?”.
LM: Claro.
BL: Ey, porque en aquel entonces pos estaba muchacho yo, pos no tenía mas de mis hermanos y mi madre.
LM: Don Belisario, pues quiero darle las gracias por…
BL: No, igualmente.
LM: Habernos permitido venir aquí a su domicilio y por haber compartido…
BL: Igualmente le doy…
LM: Con nosotros su vida y sus experiencias.
BL: Me da mucho gusto, ey. Me da mucho gusto que haigan venido, porque no, muy agradecido.
LM: Gracias. A nombre de la Universidad de Texas y del Instituto de Historia Oral y
en lo personal le agradecemos mucho esta oportunidad.
BL: Ey, pos sí, igualmente.
LM: Y con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
BL: Muy bien.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 31 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez.
Esta es una entrevista con el señor Belisario Luna Pulido, en la ciudad de Durango, Durango, el día 31 de mayo de 2003. Conduciendo la entrevista para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Laureano Martínez.
LM: Señor Belisario, buenas tardes.
BL: Buenas tardes.
LM: Don Belisario, me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
BL: Yo nací el 26 de junio del 1936, en la ciudad de Guadalupe Victoria.
LM: Guadalupe Victoria, Durango, ¿verdad?
BL: Durango.
LM: ¿Cuántos años tiene?
BL: Sesenta y cinco.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
BL: Aureliano Luna.
LM: Y, ¿su mamá?
BL: Concepción Pulido.
LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
BL: ¿De hermanos? Once.
LM: Once.
BL: Once hermanos. Con hermanas y hermanos once.
LM: De esos once, ¿qué lugar tenía usted?
BL: Me parece el seis.
LM: Usted era el sexto.
BL: Ey.
LM: Era como los de en medio.
BL: Los de en medio, ey.
LM: ¿A qué se dedicaban sus papás?
BL: Mi padre era agricultor, ey.
LM: Y, ¿su mamá?
BL: Era al hogar de la casa.
LM: ¿De dónde eran ellos originarios?
BL: Mi [p]apá era de Pánuco de Coronado, mi padre.
LM: Pánuco de Coronado.
BL: Ey.
LM: Durango.
BL: Durango y mi madre era de Refugio Salcido.
LM: ¿Son pueblitos ahí cerca?
BL: No, Pánuco de Coronado está para acá pa Madero y Refugio está para acá. Nomás que se conocían por los hermanos de mi madre, ¿verdá?, jueron [fueron] amigos y luego ya iban de Madero para acá y pa Salcido y ahí jue onde se enredaron.
LM: Ahí fue en una de las tantas visitas.
BL: Ey.
LM: Qué bien. Don Belisario, cuénteme un poquito del lugar dónde usted nació, de Guadalupe Victoria, ¿cómo es Guadalupe Victoria?
BL: Pos cuando yo estuve allá, porque hace ya más de treinta años que dejé de ir para allá, mas realmente desde que me vine ya no he vuelto, pero antes pues era un pueblito chico, pero muy bonito. Pa[ra] en tiempo de este tiempo ya mucha siembra, mucha cosecha, mucha lluvia, no como [ah]ora que llueve allá cada y cuando, ¡no! Entonces muy bonito porque había mucha lluvia, mucha agua, mucha cosecha y mucho, mucho dinero pues, en aquel tiempo.
LM: Había movimiento.
BL: Ey.
LM: Ahí la gente se dedica, ¿a qué se dedica la gente?
BL: A puro agricultor, pura agricultura.
LM: Es la región agrícola, ¿verdad?
BL: Ey, es la región de los llanos, la más, aquí del estado de Durango, yo creo es la más agricultura.
LM: La más productiva.
BL: Es la más productiva, ey.
LM: Don Belisario, ¿fue usted a la escuela?
BL: No, no, nomás. No jui [fui] a la escuela porque mi padre murió como en el 1942, yo estaba muy chiquito. Entonces taba muy chico y todos mis hermanos también [es]taban, pues todos quedamos chicos, ¿verdá? Entonces en ese tiempo, ya después como al año que mi padre murió, no teníamos ni con qué trabajar. Entonces empezamos a que mi madre, pos no nos podía mantener a tantos juntos, ¿verdá?
LM: Claro.
BL: Entonces en aquellos años, se usaba de que le decían al que tenía más dinero: “Le presto a mijo ahí pa que le ayude a trabajar, aunque le dé, pos aunque le dé algo”. Entonces nos alquilaba como quien dice, pa trabajar así en la labor, en arrancar yerba, cortar frijol, piscar maíz, bueno hacer lo que es la cosecha, ¿verdá?
LM: Claro.
BL: Ya, ya nos veníanos [veníamos] y ya. En aquel tiempo nos daban $0.30 centavos por todo el día.
LM: ¿Treinta centavos?
BL: Treinta centavos. Así por ayudar ahí a la gente. Pero en esos $0.30 centavos, con esos comía, como quien decía, usted todo un día, casi toda la familia.
LM: ¿Alcanzaba?
BL: Alcanzaba.
LM: ¿Rendía más el dinero?
BL: Rendía más el dinero.
LM: ¿Cuántos años tenía usted?
BL: Yo tenía en aquel entonces, yo creo tenía como unos trece años.
LM: Trece años.
BL: Trece años. Cuando ya empecé a trabajar. Entonces ya después ya crecí, ya jui creciendo, como a los quince años. Entonces quise yo empezar también a empezar a trabajar también de agricultor, ¿verdá? Y empecé también porque mis padres sí nos dejaron tierritas con que trabajar, ¿verdá?
LM: Sí tenía tierritas.
BL: Y empecé yo queriendo trabajar, pero se vinieron unos años muy duros. Como en el [19]49, en el [19]50, todo eso, [19]48, que me acuerdo muy bien, que fueron años muy duros, que no llovió, como cinco años no quiso llover.
LM: No llovió nada. Y, ¿qué hacía la gente?
BL: Eso era lo que nos tráiba [traía] por allá por el otro lado. Y luego yo sembraba y que no se levantaba nada, y yo dije: “¿Pos qué voy a hacer?, ¿qué vamos a hacer?”.
LM: Y, ¿era caro sembrar? (campana de iglesia sonando)
BL: Sí, luego yo vi a mi madre que lavaba ajeno y echaba tortillas pa otras gentes y era la que nos daba y por eso yo dije: “No, esto no, aquí nos vamos a morir de hambre esperando que lloviera como antes”. ¿Verdá? Y ya no quiso. No, hasta que ya una vez dije, en el 1951, fue la primera vez que me jui para allá para por Texas. Que dijeron: “Bueno pos hay braceros, van, están contratando ahí en Monterrey”.
LM: ¿Cómo se enteró usted?, ¿cómo?
BL: ¿De los braceros?
LM: De que había braceros.
BL: Pues jue una cosa que se extiende por todo, por todo el estado, pues.
LM: ¿Se rumoraba?
BL: Se rumora y entonces pos va uno juntando unos centavitos y se va a ver si es cierto.
LM: Y, ¿cómo era que tenían que enlistarse?, cómo…
BL: No, nomás se iba usted para, por ejemplo, cuando era pa Monterrey, ¿verdad?, hacían una lista aquí.
LM: ¿Aquí en Durango?
BL: Aquí en Durango. “¿Cuántos van a ir?”. “Tantos, tantos, tantos”. Ya iba uno enlistado, ¿verdad?
LM: ¿A dónde iban enlistados?
BL: Aquí había un, un estadio que ora onde es la Plazuela Baca Ortiz, todo eso. Había en aquellos años un estadio, ahí se reunía toda, se reunía toda la gente y ahí se enlistaba uno.
LM: ¿Anunciaban por la radio?
BL: Anunciaban, ey, anunciaban. Y luego ya llegaba ahí, lo apuntaban y ya completaban unos doscientos, trescientos y lo echaban a uno en un autobús, hasta allá en autobuses, ¡sí, hasta eso!
LM: Y lo mandaban a Monterrey.
BL: Hasta, hasta Monterrey. Pero ya iba usted enlistado.
LM: ¿Qué les pedían para enlistarse?
BL: ¿Aquí? Aquí nomás nos pedían la cartilla, que era lo principal. Nomás la pura cartilla, nomás.
LM: La cartilla.
BL: Y luego ya se iba uno enlistado pa Monterrey.
LM: O sea que cuando se venían de Victoria, ya se venían con ropa y todo.
BL: Ya, ya listos con todo y todo.
LM: ¿Se acuerda qué ropa traía?
BL: Pos yo me acuerdo que traía un pantalón de pechera y con guarache, con guarache de esos de tres agujeritos que se metían la correa aquí y luego se amarraba uno.
LM: ¿Venía solo usted, o con quién venía?
BL: No veníanos [veníamos] acompañados allá, unos diez, quince póngale, de allá.
LM: ¿Se juntaban de ahí del rancho?
BL: Sí de ahí del rancho. “Vámonos, vámonos”. Con su morralito, con sus trapos.
LM: ¿Cuánto dinero necesitaban para irse hasta allá?
BL: Para Monterrey. No pos no, necesitábamos en aquel tiempo, ¿qué era?, me parece nos cobraban $30 pesos el autobús.
LM: ¿Treinta pesos?
BL: Ey, eso nos cobraban. Ey, ya llegábamos allá al centro de contratación, queda luego luego al entrar Monterrey, ahí por las vías, ahí por las vías, luego luego al entrar, ahí estaba el centro de contratación. Entonces ya llegaba, iba uno representando a todos los que íbanos. Entonces él juntaba las listas que llevaba, ya las metía ahí al centro de contratación, ¿verdá?
LM: ¿Metía la lista?
BL: La lista, ey. Entonces ya a él le decían, ya veían la lista, la checaban y luego decían: “No pos esta lista va a estar pasado mañana, o de hoy en ocho días”. Ahí luego luego le decían, y al que le tocaba suerte, pos, otro día luego luego le hablaban, ¿verdá? Y al que no, pos ocho días, no le hace, pos ahí, ahí nos tábanos ocho días ahí.
LM: Y, ¿dónde se quedaban?
BL: Ahí en el centro de contratación, pero así teníanos [teníamos] cartones o lo que juera.
LM: A la intemperie.
BL: A la intemperie. Y nomás sí, pa comer sí íbanos a los restaurancitos así, ponían restaurancitos así en el centro de contratación, así puestecillos, así. Pos nos cobraban $1.50 cada comida. Nos daban un plato de arroz con frijoles, tortillas al llenar.
LM: Bueno, pues no estaba tan mal.[11:07]
BL: Sí, sí, no estaba tan mal. Por $1.50, sí.
LM: ¿Cuánto dinero tenían que juntar y llevar desde Victoria para…?
BL: ¿Para sostener allá?
LM: Sí.
BL: Pues cuando mucho, unos $120 lanas.
LM: Más o menos.
BL: Más o menos, porque dicia uno: “Bueno, pues voy a llevar tanto, porque si me estoy unos ocho días, con eso, con eso la te…
LM: ¿Cuántos días lo tuvieron ahí esperando?
BL: A mí me tuvieron, me acuerdo, sí, sí duré como cinco días, cinco días.
LM: Cinco días.
BL: Sí, y sí me acuerdo muy bien esa vez en Monterrey, como cinco días y a los cinco días, ya como pa las tres de la tarde ya iba pa dentro de Reynosa.
LM: Ya iba…
BL: Ey.
LM: ¿Cómo era el centro ese de contrataciones, se acuerda? Descríbame el centro.
BL: No, pos es nomás, eran como dos, como dos bodegas, haga de cuenta. Entraba uno por una puerta y luego salía uno por otra. En un escritorio estaba, taba el migrante americano y en otro estaba el mexicano.
LM: Había de los dos.
BL: Ey, pasaba usted primeramente con el americano, lo revisaba de orilla a orilla y lo veía. Luego ahí en medio de los dos escritorios estaba un doctor que le daba el visto bueno a ver si iba en buenas condiciones o no.
LM: Y, ¿cómo eran esos exámenes? Cuénteme, ¿pasaba usted solo, los formaban?
BL: No, iba uno formado de uno por uno, desde que entraba uno el centro ahí de contratar. Porque ahí le hablaban por su nombre según la lista. “Fulando de tal, vámonos”. Ya entraba uno ahí, taba retirado, un entelado como de aquí a la puerta y luego ahí venía uno corre y corre y corre hasta acá hasta dónde estaban los escritorios de los migrantes.
LM: ¿Eran con ropa o sin ropa?
BL: No.
LM: ¿O cómo?
BL: Todavía ahí pasaba uno con ropa, los escritorios. Entonces en la siguiente estaba otra galerita onde estaba ahí lo, ahí sí lo desvestían a uno de a tiro pa revisarlo a ver si no llevaba así la alergia o granos, o cualquier otra enfermedad. Ahí le revisaba otro doctor ya de…
LM: Muy bien, y, ¿de ahí a dónde lo pasaban?
BL: No, ya de ahí ya salía, se vestía y luego ya pasaba otra vez pa juera, pero ya on taba ya el autobús, los autobuses o camión, lo que juera.
LM: ¿Ahí firmó el contrato?
BL: Sí, ahí se firma el contrato. Ya cuando, ya cuando va ya pa allá, ya lleva su contrato ya en la mano.
LM: Ah, qué bien.
BL: Ya de entrada a Reynosa, y ahí ya lo reparten con los patrones, con los rancheros.
LM: ¿En qué lo mandaron a Reynosa?
BL: A mí todavía me, una vez me llevaron en autobús.
LM: En autobús.
BL: Ey. Onde sí, ya después que entré acá por Piedras Negras, ahí sí me llevaron en un tráiler. Nos llevaron en tráiler, íbanos como unos trescientos, yo creo.
LM: Trescientos.
BL: En un tráiler de redila.
LM: ¿Estaba limpio el tráiler?
BL: Sí, sí estaba limpio, nomás que íbanos en un autobús ya.
LM: Y, ¿cómo se sentía usted que lo echaran en un tráiler?
BL: No, no, pos en ese tiempo nos sentíanos a gusto.
LM: ¿Qué ilusiones tenía usted de Estados Unidos?
BL: Pos de ir a trabajar, porque la necesidad estaba… No le digo que duramos cinco años sin que lloviera aquí.
LM: ¿La necesidad fue la que lo hizo?
BL: Ándele la de ahí, eso jue. Y luego yo, al ver a mi familia como estábanos y mi madre trabajando pa todos nosotros, dije: “Esto no es, no es vida”.
LM: Claro.
BL: Y yo taba chiquillo, me jui todavía sin tener, taba yo, toda no daba el servicio militar, todavía no tenía cartilla ni nada. Nomás que yo me agarré de ahí de un teniente, ahí en Guadalupe Victoria. Le dije: “Oiga, pérame”, a mi amigo le dije, “no la muela, ayúdeme, toy muy pobre y necesito irme de bracero, pero me están pidiendo esto, cartilla y todo”. Y dijo: “No te apures”, dijo, “yo te voy extender una carta onde conste que ya tienes tu servicio, nomás que no te la extendimos tu cartilla porque no había”. Y así le puso en la hoja: “Esta carta, responde a la cartilla por no habérsela extendido al señor Belisario Luna por no haber…Y sí, me jui con esa allá, al otro lado, allá en La Migración, allá en Monterrey. Ahí me la respetaron, no le vieron. “La cartilla”. “No, no traigo más de esto”. “No”, dijo, “no, ta muy güeno”.
LM: Así es.
BL: Ey.
LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos la entrevista con el señor Belisario Luna Pulido. Entonces el militar le arregló.
BL: Él jue el que me arregló, esa. En lugar de cartilla me arregló esa carta onde constaba de que no tenía cartilla porque, sí había dado mi servicio, nomás que por lo pronto no tenía cartilla, para darme mi cartilla.
LM: Muy bien.
BL: Ey. Y entonces ya, fue esa vez que me jui por acá por Reynosa.
LM: Y la otra que se fue por Monterrey cuando llegó a, ¿en dónde cruzaron?
BL: Por Piedras Negras.
LM: Piedras Negras.
BL: Ahí por, nos metieron por Piedras Negras.
LM: ¿A dónde los llevaron?
BL: Esa vez me llevaron a, entré por ahí mismo por Piedras Negras, ¿verdá? Y esa vez también nos llevaban en un tráiler también.
LM: También en un tráiler.
BL: También de Monterrey a Piedras Negras.
LM: ¿Cuántas horas se hacen de Monterrey?
BL: ¿A Piedras Negras? No, se hace poquito, como unas cuatro horas.
LM: Unas cuatro horas.
BL: Ta cerquitas.
LM: ¿Llevaban bancas, o iban parados?
BL: No, no, iban parados y en veces sentados. Pero así, porque iba lleno…
LM: Muy apretado.
BL: Muy apretado. Y…
LM: ¿Llevaban? Y, ¿qué pasaba si tenían ganas de ir al baño o…?
BL: Se paraban.
LM: ¿Sí?
BL: Sí, sí, onde había así, pueblillos se paraban así en las terminales así de…Sí, sí había paradas y luego también para echar un refresco o algo. Hasta eso se paraban. Nomás que nos llevaban en tráiler así porque, para llevarnos en autobús era más, pos pa ellos pues, era ocupar más autobuses pal pasaje.
LM: Claro. Les salía más caro.
BL: Era más caro. Y en un tráiler pos qué, cabían de a montón.
LM: ¿No se quejaban los compañeros?
BL: No, si hasta eso no.
LM: Iban…
BL: Iba uno pos muy a gusto, feliz ya. Pos iba uno ya como quien dice ya contratado para entrar pa adentro.
LM: Pos sí.
BL: Ya, allá ya no le hacían ninguna revisión ni nada. Ya nomás llegaba ahí, ya, ¡órale! Había así baños así pero grandototes como unas cincuenta o sesenta regaderas. Llegábamos y luego luego, nos jumigaban, chun chun chun, ahí a todos ahí entrando.
LM: ¿Qué les echaban?
BL: Pos sabrá Dios.
LM: ¿Qué era, polvo o…?
BL: Era, no, no era como así como líquido.
LM: Como un líquido.
BL: Nos echaban y luego, con todo y trapos y todo. Y luego ya entrábamos adentro del departamentito y luego había muchas regaderas: “Baño, baño”. Y luego ya se bañaba uno. “¿Traen ropa?”. “Sí”. “Cámbiense de ropa y vámonos”. Ya nos bañábanos y luego entonces ya salíanos bañados de ahí, y ya salíamos así al patio. Ya estaban ahí los rancheros. “¿Cuántos quieres tú?”. “Pos que yo quiero veinte, yo quiero diez, quiero cinco”. Y luego iban y apartaban a uno. “Tú, tú, tú, tú y tú pa acá”. Todos con él. “Tú, tú y tú acá y vámonos”.
LM: Rapidito.
BL: Rapidito. Ya los patrones ya llegaban con sus camionetas y pa los ranchitos.
LM: Y los subían en las camionetas.
BL: Pos sí, pa los ranchos luego luego.
LM: ¿A usted dónde le tocó ese primer contrato?
BL: No, el primer contrato ya jue el que le dije de acá de que estuve en Harlingen, a un ladito de Harlingen, Texas.
LM: Harlingen, Texas.
BL: Ey.
LM: Es que ese no, no había quedado grabado.
BL: No.
LM: En la grabación. ¿Estuvo en Harlingen Texas?
BL: A un ladito de Harlingen Texas. Un pueblito que se llamaba La Loma, ey.
LM: Y ahí qué, ¿en qué estuvo trabajando?
BL: En algodón, piscando algodón.
LM: Algodón.
BL: Ey, piscando algodón.
LM: Oiga, don Belisario, y de sus otros contrataciones, ¿dónde más?, ¿en qué otros centros de contratación estuvo?
BL: En la segunda me tocó acá por Ciudad Juárez. Me contraté en Chihuahua.
LM: En Chihuahua.
BL: En Chihuahua.
LM: Y, ¿era igual? ¿Era desde hacer la lista aquí?
BL: Sí, desde hacerle ya, de ahí iba uno enlistado. Sí, nomás que ya, como le digo, un representante representando a todos los que iban de cada pueblo, pues. El que se encargaba de… Ese nomás llegábanos ahí y entraba al centro de contratación y entregaba la lista. “Ahí ta, traigo tantos hombres”. Él ya después él ya se regresaba. No, él no iba de a que se juera de bracero, no. Él nomás entregaba la lista y se devolvía otra vez pa acá pa Durango.
LM: El nomás era el que llevaba la lista.
BL: El nomás llevaba la lista.
LM: Oiga, y, ¿no había coyotes?
BL: No, en aquel tiempo no, no había.
LM: ¿En qué año fue su primer contrato, me dice?
BL: Jue en el [19]52, me parece. El [19]51, sí.
LM: Y ese, ¿el segundo?
BL: El segundo jue el [19]53 que entré porque me contraté en Chihuahua y entré por Ciudad Juárez. Y en ese contratación que me di por Ciudad Juárez, me llevaron acá por Arizona, [es]tuve en Arizona. (campanas de la iglesia vuelven a sonar)
LM: Lo llevaron en Arizona.
BL: En un pueblito llamado el Águila.
LM: El Águila, Arizona.
BL: El Águila, Arizona.
LM: Oiga, don Belisario, (campanas sonando) y ahí en el centro de contratación en Ciudad Juárez, ¿cómo era el centro?
BL: Pos ese estaba más moderno que el de acá de Monterrey.
LM: ¿Estaba más moderno?
BL: Más, más bien arregladito.
LM: ¿Cómo era, se acuerda? Descríbamelo.
BL: Ey, eran muchos departamentitos como cuartitos así. Pero eso sí, ya estaban bien enjarraditos, bien pintaditos y por dentro pos sí, ya iban bien arreglados, ey.
LM: ¿Había mexicanos y americanos?
BL: Ey, también. Igual, igual.
LM: También le hicieron exámenes médicos.
BL: Igual, todo.
LM: La vista.
BL: La vista, las manos, los dedos. “A ver las manos”. Primeramente el americano: “Las manos”. Y luego se las agarraba a uno y en veces a unos les decía: “No, tú no”. “Señor, pero que…“No, pues tú no, tú no”. Lo hacía pa un lado.
LM: Lo sacaba.
BL: Ey.
LM: Le tocó ver que rechazaban a algunos.
BL: Sí, sí me tocó ver.
LM: ¿Se sentía feo?
BL: Se sentía fellote, híjole. Ese ya no podía, en esa ocasión ya no podía entrar. Necesitaba regresarse otra vez a su pueblo y volver otra vez.
LM: Y, ¿qué buscaban en las manos?
BL: Pos sería callos, a ver si traía callos o verlas luego luego a ver si era hombre de campo trabajador.
LM: Hombre…
BL: Ey.
LM: Y, ¿qué más les preguntaban, o qué?
BL: No, nomás, nomás eso. Al entrar luego luego nomás le revisaban a uno las manos, pero no, le preguntaban: “¿De ónde eres? ¿A qué vienes?”.
LM: ¿No le preguntaban si conocía el trabajo del campo? ¿Algo así?
BL: No, pos no. Ya nomás les, uno les decía: “No, pos soy agricultor, trabajador. No sé en qué vaya a trabajar allá”. Ey, pues por eso no, por eso no le preguntaban a usted: “¿Sabes de esto?, ¿sabes?”. Nomás que si en otra entrada que usted daba, entonces sí le preguntaban en qué parte ha estado trabajando en Estados Unidos. “Pos en tal parte”. Entonces ya le preguntaban: “¿En qué trabajastes?”. “En esto y esto y esto, y así se hacía y acá se hacía y…
LM: ¿Cómo los trataban ahí los médicos?
BL: No, bien.
LM: ¿Bien?
BL: Bien, ey.
LM: ¿Recuerda usted que le hayan sacado sangre por ahí?
BL: No.
LM: ¿Inyectado?
BL: No, nada de eso. De sacar sangre y de inyectar, no, nada.
LM: Tomado.
BL: Tampoco, nomás pura, pues pura revisión, ey.
LM: Y luego ya le daban un número.
BL: Y luego todavía hasta al que salía que llevaba como granitos o que llevaba gripa o otra enfermedad así leve, todavía le daban chanza, le daban un papelito. “Ten, ve preséntate con este médico mañana y luego el médico te va a dar de alta pa que te presentes. Cuando él te diga que te presentes, nosotros aquí te vamos a estar esperando”.
LM: O sea que sí les daban oportunidad, a menos de que estuvieran…
BL: Que estuvieran ya que con una enfermedad larga que no se curara pronto, esos no, los despachaban pa atrás. Yo luego, mire, yo le digo, bueno pero esa vez no jue, esa vez jue de otra, en otra ocasión.
LM: A ver, cuénteme.
BL: La siguiente vez que entré, que me jui acá por Empalme.
LM: Esa fue la tercera vez.
BL: La tercera vez. Entonces ya jui a Empalme, Sonora. Entonces ahí sí duré como quince días pa poder entrar, porque había gente. Pero ahí sí había gente, no como en otras contrataciones de acá, no.
LM: Era más grande el centro…
BL: Más grande el centro y más gente de todos los estados y no, había un gentío pero que no se imagina.
LM: ¿Cuánta gente habría?
BL: No, yo creo como unos sesenta mil pelados.
LM: Válgame.
BL: Ey, en Empalme. Entonces pa que le tocara a usted la lista que iba, necesitaba de perdida unos cinco o seis días pa poder echar los que estaba adelante del que apenas había llegado. Y ahí sí me estuve como quince días ahí en Empalme.
LM: Y, ¿dónde se quedó?
BL: Ahí nos quedamos, ahí nos cobraban así en, así unos tejabancillos. Me acuerdo que nos cobraban $0.30 centavos por una noche, pero nomás un cartón. Uno podía usar su cobijita o su sabanita, ¿verdá? Porque según como iba uno, dice: “Al cabo voy pa allá pa Empalme, pa allá está haciendo mucha calor”. Yo nomás me llevaba una sabanita, nomás para, pa taparme, pal mosco.
LM: Claro.
BL: Sí, y ahí le daban un cartón. “Tenga su cartón. ¿Cuántos días se va a estar?”. Le dije: “No, pos no sé”. “Pos cuide su cartoncito pa que si en la noche viene, pos le sirva”. Entonces…
LM: Ahí descansaban, ¿lo usaban de colchón?
BL: Sí. Entonces pa no andar cargando uno sus cosas, ahí mismo dejaba uno sus cosas.
LM: En las casas.
BL: Ahí envolvía uno su cartón y luego colgaba uno su morralillo que llevaba o su velicito, lo que llevara. Sus trapos ahí los colgaba, ahí duraban todo el día.
LM: ¿Adentro de la casa?
BL: Adentro, adentro.
LM: La gente los cuidaba.
BL: La gente los cuidaba, sí. Pos yo llegaba: “Esto es mío”. “Sí, sí”. Pos cada quien conocía lo de él, ¿verdá?
LM: Para no andar cargando.
BL: Ey, ya muchos llegaban así ya a las ocho, nueve, diez de la noche y a dormir. No, pos ahí taba sus cosas.
LM: Y, ¿cómo era el sistema para que los nombraran? Platíqueme cómo. ¿A qué horas llegaban ustedes ahí? ¿Qué hacían? Platíqueme un día normal desde que estaban ahí esperando la lista.
BL: No, mire, se levantaba uno luego luego en la mañana porque empezaban a contratar desde las ocho de la mañana.
LM: Las ocho.
BL: Entonces estaba uno, había un encercado de tela, entonces ahí estaba uno pos pegado a la tela, ¿verdá?, porque hablaban por estados. “Ahora vamos a nombrar”, por micrófono, “vamos a nombrar una lista del estado julano”. No, luego luego ahí se arrimaban todos los de ese estado.
LM: Claro.
BL: Y le hablaban por su nombre a cada quien. “Julano de tal, pa dentro”. A todos, a todos. Y cuando decían: “El estado de Durango, vamos a nombrar dos listas”. Luego luego pues no, listo uno ahí. Y hablándole y pa adentro luego luego.
LM: ¿A qué horas terminaban de nombrar, si ya no les tocaba?
BL: Acababan como, ya paraban de contratar como a las cuatro de la tarde.
LM: A eso de las cuatro, de ocho a cuatro.
BL: Ey, para tener chanza de hacer papeleo de todos los del resto de la mañana, ey.
LM: ¿Se llevaba mucho tiempo el papeleo?
BL: No, no, como una… Entraba usted y se esperaba ahí como una hora.
LM: Una hora.
BL: Ey, y pa arriba, ¡vámonos!
LM: Y, ¿qué comían en esos días?
BL: En esos días no, también vendían ahí comidita. Nos daban nuestro plato de sopa con frijoles de la olla, sin guisar, también a peso. Acá por Sonora.
LM: A peso.
BL: Ey, en Empalme.
LM: Tortillas también.
BL: Tortilla, sí. A esas sí nos tenían un alterote de tortillas. “Agarre hasta que quiera”. Pero sí, el plato también muy colmadito de arroz con frijoles o sopita de cualquier sopa que juera y frijolitos. Ya si quería usted un resfresco o un café, ya tenía que pagar un veinte más, un diez, ey. Pero el precio normal era $1.50 pesos para la comida.
LM: ¿Ahí cuantos días estuvo, me dice?
BL: Como quince días.
LM: ¿Quince?
BL: Ey, ey.
LM: Y, ¿a dónde lo mandaron esa vez?
BL: Esa vez me jui a un pueblo de allá que en el, ya en el otro lado estuve en este, Fieldmore, [Fillmore] California.
LM: Y, ¿ahí qué le tocó?
BL: Eh, la pisca de naranja.
LM: La pisca de naranja.
BL: Ey.
LM: Bueno, vamos a regresarnos un poquito a la primera vez que estuvo ahí, que cruzó, que lo mandaron al algodón.
BL: En Harlingen, Texas.
LM: Cuénteme, ¿cómo es ese trabajo del algodón, don Belisario?
BL: No, pos ya entra usted, le dicen a usted: “¿Has piscado algodón?”. “No, pos no. No he piscado, no he piscado nada”. “Bueno, pos de todos modos”, dijo. Le dicían a uno: “Ahí ta tu saco”. Había un como quien dice un capataz pues de ahí de parte del patrón. “Bueno ahí este señor te va a decir cómo le vas a hacer”. No, yo llegaba, le decía: “Agárrense aquí”. Luego luego taba la labor así ya con algodón ya hecho, ya rendido. “Este surco pa ti y este pa ti y este pa ti y este pa ti, órale”. De a surquito nos daban así.
LM: De a uno.
BL: De a uno, ey. Hasta acabar a salir. No, pos se colgaba del costal aquí, aquí se lo metía por entre abajo de las piernas.
LM: Se lo metían…
BL: Pero largote, largo como de dos metros o más, de dos y medio. No, pos ya iba piscando yo, piscando aquí iba echando las bellotas, ya pero el puro algodón, porque son bellotitas. La va cortando y la va echando, la va cortando y uno va echando al costal y va viendo a ver si ya se va llenando. ¡Y no!, que casi salía del surco pa poder llenar el costal.
LM: Y nada que se llenaba.
BL: Y luego qué no pesa. (campanas sonando) No, nomás que ya después agarra uno este, colmillo como quien dice, ¿verdá? Entonces la primer pisca, la primer piscada en la mañana es la buena. Se levantaba uno tempranito, ¡vámonos!
LM: ¿A qué horas empezaban?
BL: Ahí empezabanos a la… Nomás yéndose como quien dice en ese tiempo a las seis de la mañana.
LM: ¿A las seis?
BL: Ey, sí.
LM: ¿Por qué es la buena?
BL: Por, porque el algodón tiene rocío, tiene aguita y ese, esa primer pesada pesa mucho por lo mojadito.
LM: Pesa más.
BL: Ey.
LM: Ah, okay.
BL: Sí, ya dando la primer pesada en la mañana, dijo: “¡Ya jalé!”. Ya pesaba usted cuarenta o cincuenta libras. No, después en la segunda pesadita, pos ya mermaba, quince, veinte libras, ahí va. Pos sí se alcanzaba a piscar usted sus sesenta, ochenta kilos. El que era bueno, hasta cien kilos.
LM: ¡Hasta cien kilos diarios!
BL: Ey, ey, porque hay unos muy ágiles con las manos pa piscar.
LM: ¿Kilos o libras?
BL: Libras.
LM: Libras.
BL: Libras, ey.
LM: ¿Sí había unos…?
BL: Ey, ey.
LM: ¿Usted ya había piscado algodón?
BL: No, no, hasta ahí jue cuando empecé la primera vez a piscar algodón. Que hasta eso, yo quise hacerle como muchos, ¿verdá?, que ya sabían rápido también. No, se me pusieron las muñecas así gigantotas.
LM: Se le hincharon.
BL: Se me hincharon. Ahí tiene que después, al último, ya ni poquito ni mucho porque andaba… Nomás que un señor ya de esos, ya pos viejarancillos también andaba allá y luego dice: “No”, me dijo, “mira, pa mañana, vas a estar bueno”, bien dijo. “No”, le dije “qué bien, si ya tengo dos días que no puedo y apenas, apenas pisco para, para comer”. Porque nos pagaban, me parece, a $0.05 o a $0.10 centavos la libra.
LM: A $0.05 o a $0.10 centavos la libra.
BL: Y me dijo el señor: “No”, dijo, “mira, a la tarde, luego que ya nos vayamos, agarra unas bellotas”. Porque había algodón que todavía daba tres veces el algodón. La primer mano, como quien dice la primer piscada y luego la segunda y luego ya la última. Entonces el algodón, de la última tenía unas bellotitas chiquitas apenas creciendo, dijo: “Mira, agarra unas bellotas, así unas cinco o seis bellotas y pégate así en las dos canillas, así pégate, pégate, pégate y pégate. Pa mañana amaneces al tiro”.
LM: Y, ¿qué decía usted?
BL: Dije: “Achis”. “No”, dijo, “luego que ya nos vayamos en la noche y eso haz. O en la tarde, a que la hora que nos vayamos”. “Sí”, dije, “luego que ya acabe de piscar”, que dije, “ya”.
LM: ¿Estaba desanimado?
BL: No, pues agarré y no queriendo, ahí toy, ahí toy con las bellotas y, ¡zas, zas, zas! Todavía llegué al campo onde nos dormíanos, nos hacíanos, porque pa acá pa este lado de Texas hacíanos nosotros la comida.
LM: Ah.
BL: Nomás el patrón nos daba… Ahí [es]tán, si éramos unos cien, o veinte, o treinta, nos daba estufas que nos pusiéramos ahí. Él ponía gas, ponía todo y nosotros comprábanos nuestro mandado. Nos llevaba cada ocho días al pueblito más cercano a comprar lo más necesario: harina, huevo, chile, tomate, cebolla. Y pos los domingos comprábamos nuestro pollito, carnita, así pal domingo. Y comprábanos harina pa hacer nuestras tortillas de harina pa comer.
LM: Y, ¿qué pasó con las muñecas después de que se estuvo pegando?
BL: No, entonces sí me estuve pegando y luego no, pos ya lo dejé así. Ya estuve un rato jugando con las bellotas. “Ya”, le digo. “Ya”, me dijo el señor. “Ya, ya estuvo bueno”, dijo. “Ya ponte a hacer tus tortillas de harina pa mañana”, dijo, “y a cenar, ya pa dormirnos para mañana levantarnos otra vez”. Pos si viera que a otro día, no ya hasta casi ni hinchadas. Sí las traía poquillo, pero ya podía mover. Dijo: “Ora sí”, dijo, “no trates de agarrar la bellota, como que apenas la agarras. ¡No!, agárrala bien y juerte la mano y tírala pa adentro. No vayas a estar ahí a tiento, porque sí se hinchan”.
LM: Eso era…
BL: “Eso era”, dijo, “es que falta movimiento a los dedos, en las nervios”, dijo, “agárralas aunque te… Porque uno les sacaba porque abre la bellota y luego, al abrir tiene púas ya cuando abre.
LM: Ah, ¿tiene espinas?
BL: Tiene espinas. (risas) Los muchos le sacaban para agarrarle así. “No”, dice, “agárralo, agárralo que al cabo no, no haces nada”.
LM: Y, ¿no les daban guantes o algo?
BL: No, cuando era el algodón limpio no nos daban guantes. Ya en la última sí nos daban guantes porque ya la última bellota, la última bellota que daba, sí, la mata no abría ya. Abría muy apenitas y ya no se alcanzaba a agarrar el algodón.
LM: Y ese ya…
BL: Pero esa no la despiscaban los rancheros. “Échenmela con todo y todo, con todo y bellota”. Agarraba uno que con todo y todo, pa adentro, pa adentro y pa adentro. Esa la pagaban a uno a $0.03 centavos la libra, pero con todo y cascarón y todo.
LM: Pesaba más.
BL: Pesaba más. Entonces ahí ya la llevaban a la empacadora, ahí la empacadora abría la bellota y salía el algodón por un lado y las cáscaras por otro, ey.
LM: Oiga, don Belisario, ¿dónde vivían?
BL: ¿Allá? En barracas así, de lámina.
LM: ¿Cómo eran esas barracas?
BL: Pos era así tejabanes, pero bien, bien hechos, ¿verdá? Entonces taban nomás, tenían techo de lámina y luego por todo el costado era de madera.
LM: De madera.
BL: Tábanos forrados de madera todo alrededor.
LM: ¿Pintaditos?
BL: Ey, pintados.
LM: ¿De qué color estaban pintados?
BL: Pos me acuerdo de uno que taba, unos acá que por Texas estaban así color maderilla, así más o menos como color así como ese, caoba. Y entonces nos daban una camita de campaña a cada uno pa acostarnos. Sí, hasta eso con todo y colchón y todo.
LM: ¿Sí? ¿Estaban cómodas las camitas?
BL: Sí, sí estaban cómodas. Sí cabía uno, pos pa uno solo. Y taban en fila india y ahí las poníanos todas en…
LM: En el suelo.
BL: Sí, en el suelo.
LM: ¿No había literas ahí?
BL: No, no, con la…
LM: ¿Era nomás así?
BL: La pura camita nomás, en cada uno, nomás.
LM: ¿Cuánta gente le metían a cada barraca?
BL: En esa, acá la primera vez que estuve, habíanos como unos sesenta.
LM: Y, ¿ahí mismo tenían las estufas, o dónde estaban las estufas?
BL: No, taba, donde nos quedábanos había otro departamentito. Ey, otro departamentito.
LM: Y, ¿ahí cocinaban?
BL: Ahí cocinaba, en cada estufa cocinábanos como unos tres, cuatro.
LM: Y, ¿cómo se organizaban?
BL: De, ¿para hacer la comida? Pos nos hacíamos la comida todos juntos en una estufa, como por ejemplo, si éranos tres, cuatro conocidos, ¿verdá? “Vamos a hacer la comida todos juntos, ¿no?”. Y: “Órale pues”. Comprábanos entre unos cinco la producción para toda una semana, entre los cinco. “¿Cuánto gastamos en todo esto?”. “Pos que póngale $100 dólares entre todos”. Ya cada quien ponía $20, $30.
LM: ¿Las estufas de qué eran, de leña?
BL: No, eran de… Acá por Texas cuando… Eran de petróleo.
LM: De petróleo.
BL: Ey, eran de petróleo. Me acuerdo que eran de petróleo.
LM: Y, ¿no sabía la comida a petróleo?
BL: No, no, no, no sabe.
LM: ¿Ellos les daban sartenes y todo?
BL: Ey, ahí nos daban todos los platos, sartenes, vasos, cucharas.
LM: Todos los utensilios.
BL: Ey, y limpios, limpios todos. Y cuando ya nos veníanos, teníanos que regresarlos. “Ahí ta lo que nos dieron”. Ey.
LM: Entonces, ustedes mismos cocinaban.
BL: No, acá por Texas, sí.
LM: ¿Qué le tocaba a usted hacer?, ¿qué le ponían a hacer?
BL: A mí me tocaba hacer las tortillas de harina. Y luego a otro le tocaba hacer las papas y a otro los huevos y así.
LM: ¿No extrañaban la comida de acá?
BL: Pos no. No, no porque hasta eso sí, pos sí comíanos bien, ¿verdá?
LM: ¿Sí? Sí tenían buen sazón.
BL: Sí, sí tenía ahí.
LM: Mire, ¿ya había hecho usted tortillas de harina antes, o ahí se…?
BL: No, ahí me enseñé. Pos porque dijimos: “Bueno, pos, ¿qué vamos a hacer? Ni modo que la harina así”. Y no, dije: “Hay que hacer la lucha con la, a hacer la, hacer las tortillas”. No y sí le hice, pero, sí, sí, yo tenía una opción como… Porque acá en Victoria [es]tuve una vez trabajando en una panadería y veía cómo manejaban la harina y todo. No haciendo yo pan, ¿verdá? Andaba nomás como haciendo el aseo, y luego veía a los panaderos cómo la batían y cómo le daban el sazón pa que se extendiera. Por eso yo ya llevaba opción, porque cuando caí por acá.
LM: Le agarró bien usted.
BL: “No, yo les hago las tortillas de harina”. Búsquenme una tabla y una botella, y sí. Las tortillas en una botellota ahí y una tabla se las hacía muy bien. Ya llenábanos burritos de pura comida, y…
LM: ¿A qué horas comían?
BL: Comía, eso sí, comíamos a las doce del día, en punto.
LM: A las doce.
BL: Ey, y almorzábanos tempranito, ya pa las, pa las seis de la mañana ya estábanos almorzados pa estar listos pa irnos al campo.
LM: Y, ¿cenaban?
BL: Cenábamos temprano, como a las seis o siete, ey.
LM: ¿Cada cuándo les pagaban, don Belisario?
BL: Cada ocho días.
LM: Cada ocho días.
BL: Acá por Texas, cada ocho días. Nos pagaban por las libras que piscáranos de algodón.
LM: ¿Les pagaban en efectivo, o les pagaban en cheque?
BL: No, en efectivo, en efectivo, ey. Iba el patrón hasta allá, hasta onde estábanos allí. Ya llegaba: “Fulano de tal, tenga, ahí ta su raya”. Y luego luego había uno: “A ver cuántas libras tengo ahí, por toda la semana”. Y, porque apuntaba usted todos los días, ¿verdá? Tantas libras, tantas, ayer tantas horas y tenía que checar con las del patrón también. Porque él, llevaba él un pesador con una báscula pa estar pesando cada vez que pesaba uno diez o quince kilos.
LM: Claro.
BL: Ey, porque ahí nos tenían agua en el mismo camión que nos llevaban, nos tenían un barril de madera con agua helada.
LM: ¿Cómo era el clima?
BL: No, acá estaba duro, frío, pero frío de a...
LM: Pero de todos modos les daba mucha sed.
BL: Mucha sed, ey. Y nos llevaban agua, heladita, fresca. Y luego nos llevaban una cajita así con sal. “Póngale sal”, nos decía el patrón, “póngale salecita a su agua”. “No, no y, ¿pa qué?”. “Usted póngale sal”.
LM: Para que no se deshidrataran, más bien.
BL: Ey, yo creo sí.
LM: ¿No les daban pastillas para el calor?
BL: No, no. Nomás así pura salecita. “Póngale sal al agua”. Y el agua pos sí, taba el barril muy limpio, ey.
LM: ¿Cuántos hombres trabajaban ahí en ese campo?
BL: En esa vez que, como sesenta éranos.
LM: Sesenta.
BL: Un solo patrón tenía sesenta. Ey, porque había más rancheros que tenían ahí, cercanos, pero tenían más gente. Pero con ese patrón que yo estuve, éramos sesenta.
LM: ¿Tenían mayordomo ahí?
BL: Ey, mayordomo.
LM: ¿Era americano, o era mexicano?
BL: Mexicano, nomás que yo creo que era…con papeles, ya taba…ey.
LM: ¿Cómo se portaba el mayordomo?
BL: No, si hasta eso bien. Se portaba bien, ey.
LM: ¿Qué les decía, o qué?
BL: No pos nomás, como trabajábanos por lo que hacíanos, pos casi no se metía. Nomás andaba vigilando así que no dejáramos el algodón que ya estaba ya hecho, ¿verdá? Ya maduro, que no lo dejáramos ahí porque en veces se quedaba colgando ahí en las matas, es lo que vigilaba él. “No me dejen algodón colgando, quítenlo bien, que no quede nada”. Y revisando el algodón que no llevara, que no llevara tanta hoja, basura pues.
LM: Claro.
BL: Ey.
LM: ¿Conoció usted alguno de los patrones o al patrón?
BL: Sí, sí, pos sí iban. Iban hasta allá hasta onde andábanos trabajando. “Órale muchachos, ¿cómo les fue?”. Americano.
LM: Americano. ¿Hablaban español?
BL: Hablaban, ey. Ahí por Texas hablan, casi la mayoría hablan español. Así mochón, ¿verdá?, pero sí, sí hablan.
LM: ¿Qué les decía?
BL: Pos nomás no[s] saludaba. “¿Cómo les va?, ¿cómo les ha ido?”. “Pos bien”. “¿Les gusta el trabajo, les gusta cómo les pago?”. “Pos sí, sí está bien”. “Si ven algo malo, díganme. Si no están a gusto, pueden decirme”. “No, no, sí estamos a gusto”. No, si hasta eso se portaban bien, ey.
LM: ¿Qué hacían el día de pago, después de que les pagaban?
BL: Nos pagaban los sábados en la tarde, ya como a las dos o tres, por ahí. No, no hacíamos más, como estábanos retirado del pueblo, ese sábado pos no hacíanos nada, ahí nomás nos estábanos platicando. Lo que hacía él, es que el domingo en la mañana ya estaba muy temprano ahí, como a las diez, once decía: “¿Tan listos? Pa llevármelos pal pueblo pa que compren su producción pa que, pa sí, para toda la semana”.
LM: ¿Quién era, el patrón?
BL: El patrón. “Pa que no vayan a ir solos, yo los llevo y los traigo”.
LM: Y, ¿en qué los llevaba?
BL: En una camioneta, camioneta de redilas.
LM: Sí, porque eran muchos, ¿verdad? ¿Cuántos se iban más o menos?
BL: Pos casi todos.
LM: Casi todos.
BL: Ey, casi todos, sí.
LM: ¿Cómo se portaba la gente ahí en el pueblo con ustedes?
BL: No, pues bien. Los americanos de las tiendas, no pues sí se portaban bien, ey. Onde quiera que entraba luego luego, que es: “Ándele pase, pásele, pásele. ¿Qué va a llevar? Mire, que aquí están los pantalones, y que esto y esto”. Sí.
LM: Todos les vendían.
BL: Todo nos vendían, pantalón, camisas, y…
LM: Y compraban un…
BL: ¡Y baratas!
LM: ¿Sí?
BL: En aquel tiempo un pantalón Levi´s cuando mucho le costaba $2, $2.50 y tantos, $2.59, póngale. Ya ve que se usaba mucho, $2.69. Una camiseta allá más o menos, $1 peso, $2 dólares.
LM: O sea que con un día de trabajo…
BL: Con un día de trabajo se vestía todo, de zapatos y todo. Era muy barato para acá pa Texas. Barato, nomás que todavía en ese entonces pagaban barato también, ey.
LM: Sí pagaban…
BL: Ey. Y ya jue cuando me vine para acá, cuando entre por Empalme, que me jui para allá este, a…
LM: ¿De cuánto fue su primer contrato?
BL: De cuarenta días.
LM: Cuarenta días. Uh, muy poquito, ¿verdad?
BL: Poquito, ey.
LM: ¿Cómo fue? ¿Qué les dijeron cuando se acabó el contrato ese?
BL: No, no pos ya nomás se acaba. Ellos contratan la gente nomás, van tanteando que se acabe el trabajo, que van a recoger su cosecha y ya. (campanas sonando) Ya nomás se cumplen los cuarenta días y dice el patrón: “¿Saben qué? Se van a ir pa su México. Y alístense porque ya, ya mañana los voy a entregar”.
LM: Y, ¿a dónde los entregaba?
BL: Ahí mismo, ahí a un, que le decían este, El Corralón.
LM: El Corralón, le decían ustedes.
BL: Ey, ahí nos entregaban otra vez con La Migración mexicana, yo creo, y la de Estados Unidos. Ahí mismo, adentro ahí en Harlingen. Entonces de ahí, ya nomás nos echaban pa juera, en un camión o en un autobús, otra vez pa juera de la línea.
LM: Y ahí, ¿qué hacían ustedes normalmente?
BL: Pos ya nomás nos echaban ahí pa juera de la línea, y ya cada quien agarraba pa su parte. “¿Tú pa ónde vas?”. “Pos que yo pa Durango, y, ¿tú?”. “Pa Guadalajara”. Pos según pa onde juera.
LM: ¿No buscaban volver a contratarse luego luego?
BL: No, pues no se podía allí.
LM: ¿No?
BL: No, nece[s]itaba otra vez regresar pa hasta acá pa volver a agarrar otra contratación.
LM: ¿Mandaba dinero usted?
BL: Sí, sí le mandaba a mi familia.
LM: ¿De dónde lo mandaba? O, ¿cómo le hacía para mandar el dinero?
BL: Allá el mismo patrón, el mismo patrón ofrecía: “¿Querer mandar dinero pa tu familia?”. “Pos sí, aquí traigo unos $80 dólares”. “Si queren dénmelos a mí”. Ya nomás les daba uno el domicilio, pa dónde y a quién. Y sí se lo ponía, ya llegaba él con el tíquete, dijo: “Mira, ahí ta onde”, dijo.
LM: ¿Alguna vez supo que no haya llegado el dinero o algo?
BL: No, yo creo todas las veces que…de todas las veces que mandé, todo el tiempo llegó.
LM: Siempre llegó.
BL: Sí.
LM: Y luego cuénteme, ¿se regresó de ahí a Durango?
BL: Sí, me regresé a Guadalupe Victoria.
LM: Y, ¿cuánto tiempo se estuvo acá en Durango?
BL: Me duré como unos dos meses, yo creo, tres meses, sí.
LM: ¿Sí le rendía el dinerito que trajo?
BL: Sí, sí. Entonces en aquel tiempo lo pagaban creo a ocho y feriecita. $8.80, me parece, ey. Y sí, pues sí venía uno con sus centavitos, ¿verdá? Y ya pos sí, sí le rendía a uno aquí y luego ya le empezó a uno a gustar.
LM: Y le daban…
BL: Y le dábamos vueltas y luego que queda. “No, para acá pa Empalme están unas contrataciones mejores, para aquel rumbo por California”. Y que: “No, pues vámonos”.
LM: ¿Qué buscaban ustedes de las contrataciones? ¿Que fuera en California, o qué? O, ¿que fueran más largas, o qué?
BL: No, que fuera en la misma… Porque allá escogía uno, uno escogía pueblos que hubiera más trabajo, ¿verdá? Porque habiendo uno en un pueblo, por ejemplo, que no fallara en un tiempo, que juera en un tiempo que hubiera lechuga, ¿verdá? Que hubiera betabel, que hubiera desahije de pepino y todo eso, ¿verdá? Entonces el patrón mismo, cumple usté, va por cuarenta días. Entonces con esos cuarenta días, entonces dice el patrón: “¡Ay, jijo de la fregada! Si ya pal mes que entra voy a tener desahije de lechuga”. Ya le dice a uno: “¿Te queres quedar?”, dice. “Pos sí, sí quiero quedarme, pero cómo, si ya cumplí mi contrato”. “No le hace”, dijo, “dame tu pasaporte”. “Tenga, aquí está”. Me dijo: “Sigue trabajando”. Entonces él ya venía a acá a la frontera.
LM: A La Asociación.
BL: Entonces ya llegaba otra vez con otro contrato de cuarenta días.
LM: Entonces, ¿era fácil recontratarse?
BL: Era fácil recontratarse.
LM: Sobre todo acá en California.
BL: Sí, por eso, pero por parte del patrón. Ya era, eso ya correspondía al patrón.
LM: Y, ¿de cuánto le daba la extensión?
BL: Ya era doble.
LM: ¿Otros cuarenta y cinco días?
BL: Ey, ey.
LM: Dependiendo, a lo mejor del trabajo que había, ¿no?
BL: Ey. Yo ya después entré acá por Mexicali, ahí sí nos daban el siguiente contrato, ya nos lo daban por dieciocho meses.
LM: Dieciocho meses.
BL: Ey. Primero entraba usted con cuarenta. [días] Y luego se cumplía, entonces le renovaban por dieciocho. [meses]
LM: Ahí en Mexicali, ¿en qué trabajó? De esa vez que entró ahí por Mexicali.
BL: No, es que jue cuando le dije que entraba, que estuve en Fieldmore. [Fillmore] Ahí me tocó piscar naranja, naranja y limón.
LM: Naranja y limón.
BL: Ey.
LM: ¿Qué más?
BL: Nomás naranja y limón, y…
LM: ¿Qué más?, ¿qué otros cultivos había en el rancho?
BL: Había, lechuga, había nuez, nomás esas tres, cuatro cosas. Naranja, limón y lechuga y nuez.
LM: Era grande el rancho.
BL: Era grande.
LM: ¿Cuánta gente trabajaba ahí?
BL: Entonces ahí sí habíanos como unos trescientos.
LM: Ahí, trescientos.
BL: Ey, como trescientos.
LM: Y ahí también…
BL: Y ese campo sí estaba grandote, onde estábanos ahí.
LM: ¿También vivían en barracas?
BL: En barracas, pero ahí sí ya nos daban de comer.
LM: Ahí ya tenían cocinero.
BL: Ahí ya teníanos comedor y cocinero.
LM: ¿Cómo le decían a la comida esa que les daban?
BL: No, pos no. No recuerdo.
LM: Porque por ahí alguien me comentó que el borde.
BL: Sí, pos sí, el borde era el borde ahí. Luego luego este, para las seis de la mañana ya tenía uno que estar levantado, cambiado y bañao.
LM: A las seis.
BL: Para ir, luego luego le hablaban una campana, ¡pas, pas, pas, pas!, a comer al comedor. En ese comedor entrábanos como unos cuatrocientos.
LM: ¿A las seis de la mañana?
BL: A las seis de la mañana.
LM: Y, ¿qué les daban?
BL: En la mañana nos daban huevos con tocino, o si no, con frijoles y nuestro vaso de leche pa almorzar. Y ya salíanos del comedor y para ir a los camiones para cada quien repartirse pa las huertas.
LM: A las diferentes huertas.
BL: Ey.
LM: Y, ¿a la hora de la comida?
BL: No, pa la hora de la comida, comíanos a exactamente a las doce, pero nos llevaban hasta allá.
LM: ¿Les llevaban hasta allá?
BL: Calientito, calientito.
LM: Ah, pues estaba bien.
BL: Ya llegaba una camioneta, según los que anduviéramos ahí en esa huerta, unos treinta, cuarenta. Ya nos daba, ahí dejaba una vaporera con cuarenta lonches con todo y leche y todo, porque no nos daban refresco. A todas horas nos daban leche.
LM: ¿Leche a todas horas?
BL: Su cartón de lechecita así.
LM: Y les gustaba la leche al medio día.
BL: Sí, pos nos la tomábamos, me acuerdo. (risas) Sí, sí, pero sí, sí sabía sabrosa, hasta heladita.
LM: Mire.
BL: Sí, y nos llevaban bien limpia la comida en una vaporera ahí. A cada quien nos… Ya iba aparte su lonche de cada quien.
LM: ¿No se quedaban con hambre, de repente?
BL: No, no. Es que iba bien surtidito a medio día el lonche. Y no todos los días lo mismo, ¿eh?
LM: ¿No?
BL: Cambiaban todos los días.
LM: ¿Era de buena calidad ahí la comida?
BL: Era de buena, ey.
LM: ¿Qué les daban de cenar?
BL: De cenar nos daban frijoles y, y sopa. Y nuestra lechita.
LM: Y leche.
BL: Y ahí cuando comíanos en el campo, si se quedaba con hambre, iba usted, otra vez se devolvía a donde estaban repartiendo la comida y otra vez le daban.
LM: ¿Se formaban?
BL: Se formaban. Sí, entraba uno y agarraba su plato, le servían, ¡zas, zas, zas! Y ya se iba uno y se sentaba en las mesas.
LM: Ah, les llevaban mesas y todo…
BL: Sí, sí allí había mesas para, así como tipo la iglesia así la mesas y la banca.
LM: Bien.
BL: Sí, se sentaba uno todo retajilado(??), ahí platicando por un lado y por otro.
LM: Y, ¿cómo era el ambiente entre los mismos braceros?, ¿cómo se llevaban?
BL: Nombre sí, bien. Pos sí, hasta eso, se llevaba uno bien, ni peleaban ni nada. Y todos ahí, todo el montón. Muchos ahí en la noche tocando música, jugando a la baraja, jugando los dados, ahí nos divertíamos. Ahí muchos nos ponían una televisión ahí pa todos. Ahí pa estarla viendo, ahí una pantalla ahí en el, pa todos.
LM: ¿Cantaban algunos, tocaban la guitarra?
BL: Ey, acordeón y la… ¡Sí!
LM: ¿Agarraban buen ambiente?
BL: Ey.
LM: ¿Recuerda que haya habido algún problema ahí con…
BL: ¿Entre la misma raza? No, todo, onde quiera que anduve, no.
LM: ¿No?
BL: No.
LM: ¿Alguna queja?, ¿que se hayan quejado de…?
BL: No, no, todo, nada. Nada, se veía una bien ahí por…Bien nos veíanos ahí todos, unos con otros, ni pleitos.
LM: Ni pleitos.
BL: Y nada que te había robado, que te robé, que nada. Yo me acuerdo que traiba mi dinero ahí, nomás lo metía debajo de la cama, así debajo de la almohada.
LM: ¿Ahí lo guardaban?
BL: Ey, ahí lo guardaba abajo de la almohada y había así barracas que dormíanos hasta quince, veinte.
LM: Y, ¿nunca se le perdía nada?
BL: No, nada.
LM: Mire, qué bien.
BL: Y a otros tampoco.
LM: ¿Había algunas personas que no fueran mexicanos?
BL: No, había puro mexicano, puro mexicano. Sí, si había así de otros, así como chinos o de otros países, taban aparte.
LM: Estaban aparte.
BL: Estaban aparte.
LM: ¿Pero sí había trabajadores?
BL: Sí había trabajadores, sí de otras partes, pero a los otros los tenían aparte.
LM: ¿Conoció usted a algunos?
BL: Sí, sí. Sí traté con ellos, pero…
LM: ¿De dónde eran?
BL: Eran como filipinos. Había mucho filipino, ey, mucho filipino.
LM: ¿Hablaban español?
BL: Así mocho, mochón, pero sí. Muy diablos, ¿eh?
LM: ¿Sí?
BL: Sí, muy diablos para hablar, digo, sí hablaban más o menos.
LM: Hablaban como mexicanos casi.
BL: Y pa trabajar, uh, viera cómo eran trabajadores, también. También trabajadores, sí. No se quedaban, bueno, el mexicano era el número uno ahí pa la chamba, pero el filipino era trabajador de a montón.
LM: Le echaban ganas…
BL: Ey, los que sí, ya hasta me daba risa, acá por el lado de, ¿cómo se llama? De Oaxaca, de ahí si viera cómo eran flojones.
LM: ¿Eran flojos los del sur?
BL: Todos flojos, todos.
LM: ¿De qué se acuerda, alguna anécdota o algo?
BL: ¿Una qué?
LM: Alguna anécdota que los hayan, no sé, regañado o algo…
BL: No, no. Como le digo, en ese tiempo trabajabas, no trabajas por hora, trabajamos por lo, nos pagaban por…
LM: Por lo que hacían.
BL: Por lo que hacíamos. Pos nadie les decía nada, pero al tiempo de la paga, era onde, onde se veía.
LM: Ahí se veía.
BL: Ey, donde se veía. Que todos sacaban sus cheques de a $80, de a $100, $120 y muchos de a $30, $40, $50. Ahí era onde muchos por eso casi no aguantaban, se venían.
LM: Así es.
BL: Se venían porque no…
LM: ¿Qué hacían los fines de semana ahí?
BL: Ahí los fines de semana, (tos) nos íbamos al pueblo más cercano.
LM: ¿Cuál era el pueblo? ¿Estaba muy lejos?
BL: No, estaba cerquitas. Pos era Fieldmore [Fillmore] y el campo se llamaba National Camp, ahí donde estábanos. Y luego pueblito estaba como a unas dos millas de retirado de ahí. Como quien dice nomás estábanos en la orilla del pueblito. Y nos íbanos pal pueblillo ahí a caminar, a ver los aparadores y a, pos a comprar una que otra cosilla.
LM: ¿Le gustaba el pueblo?
BL: Sí, estaba bonito.
LM: ¿Sí?
BL: Estaba chiquito, pero taba bonito.
LM: ¿Qué se le hacía bonito?, ¿qué es lo que más le gustaba?
BL: No, no pos los paisajes simplemente. Donde quiera que se paraba usted, todo verde, verde. Aunque juera acá en las orillas, las orillas de la carretera y todo, mucho zacate, pero ya zacate sembrado, no, no, ey.
LM: Los jardines de…
BL: Los jardines. En tiempo de, como ahorita pues, en seca, allá no hay seca. Allá todito el tiempo estaba verde porque en tiempo de seca andan aviones regando el pasto.
LM: Mire.
BL: Sí.
LM: Y, ¿qué?, ¿hizo uno que otro amigo por ahí en el pueblo?
BL: Yo, no. Casi no, los americanos casi no, no muy bien. (campanas de iglesia sonando)
LM: No hacían ronda con…
BL: ¿Se portaban bien?
LM: Se portaban bien, pero no hacían, no hacían ronda.
BL: ¿No hacían amistad con ustedes?
LM: Se andaba uno ahí, puro mexicano, platicaba uno ahí, los puros mexicanos, ey. Que anduviera uno con los americanos, no. Los que sí más o menos, más o menos se querían envolver con uno, los negritos.
LM: ¿Los negritos?
BL: Sí, esos sí. “No, oye partner, oye partner, oye”. Le decían partner. “Oye partner, ven pa acá, que una cerveza, que dispara esta”. Que, que: “¡Órale pues!”. Y buenas gentes, se portaba uno con ellos así buenas gentes y ellos también.
LM: ¿Había muchos?
BL: Habían muchos y tenían allá, lo que tenían es que tenían su cantina aparte. Allá los americanos tenían sus cantinas, los negros sus cantinas y luego allá abrían cantinas para los mexicanos también.
LM: O sea que no podían…
BL: No, no.
LM: Entrar ustedes a una…
BL: No, no.
LM: Cantina de americanos, o de negros.
BL: De negros, no. Solamente que algún negro que ya se hacía amistad usted con él lo invitaba: “Vente, vente vamos a la cantina”.
LM: Pero era porque no se podía, o…
BL: Pos sería reglas de ellos, no sé qué…
LM: ¿Le tocó a usted entrar a alguna cantina de…?
BL: De, ¿de americana? Sí, una vez entré así a un…
LM: Y, ¿cómo sentía el trato?
BL: No, pos nomás es, como… O sea de los que tan ahí los señores hablando inglés y nada, como nada. El cantinero nomás: “Dame una birria, una birria”. Y se la daba y se la tomaba, pero un ratito y pa juera.
LM: No se sentían ustedes muy a gusto.
BL: No, no, no. No, a gusto no. Y en la cantina de mexicanos, pos ahí se metían, ahí platicaba uno, ahí gritaba y lo que juera, ¿verdá?
LM: Pues sí.
BL: Ey.
LM: Claro.
BL: Ey.
LM: Y, ¿alguna vez, fue algún restauránte por ahí en el pueblo? Que fueran a comer a algún lado, no sé.
BL: No, no, no, pos no íbanos a comer ahí porque ahí nos daban nuestra comida a nuestras horas. El domingo también, no le hace que juera domingo, a las meras doce en la comida. Y en la mañana a la misma hora también aunque juera domingo, a las seis de la mañana el almuerzo. En la tarde ya pa las seis de la tarde ya estaba, teníamos que estar cenando.
LM: Mire. O sea que era un ratito lo que iban al pueblo.
BL: Sí, un ratito.
LM: ¿Qué pasaba si no llegaban a cenar, o algo?
BL: Ya no le daban.
LM: Pero no había ningún…
BL: No, no, no pos sí, no…
LM: Algunos, yo creo que…
BL: Sí, pos compraban sus cervecitas y se las echaban y pos no, no iban a comer, no iban a cenar.
LM: ¿Jugaban cartas ahí en las barracas?
BL: Sí, entre uno mismo ahí jugaban.
LM: ¿De apuesta o de…?
BL: Sí, de apuesta y a los dados.
LM: A ver, platíqueme, ¿cómo eran esas jugadas?
BL: No, no, pos jugábamos al póquer con la baraja, uno con otro ahí, pero contentos ahí todos. Si usted pedía $50, $30 dólares, muy bien perdidos. Y el que los perdía pos y el que los ganaba, pos a gusto.
LM: No, pos ese era el que más contento.
BL: Ey, sí, sí. Pero no, no que dice: “Ey, que ya me ganaste”. Y que, que. No, no, contento, jugaba uno contento.
LM: ¿Tenían radios?
BL: Tenían, sí. Ahí cada quien tenía en veces su radio tocando.
LM: Y, ¿qué escuchaban?, ¿había estaciones?
BL: Había estaciones mexicanas, ey. Había estaciones mexicanas, pura mexicana.
LM: ¿Alguna vez le tocó que fuera algún oficial de Migración por ahí?
BL: A los campos, sí. Sí, sí iban, no muy vigible, pero sí iban pa ver si no había gente sin papeles. Ya le pedían a uno pasaporte y ya se los enseñaba uno.
LM: ¿Se portaban bien o eran…?
BL: No, no, se portaban bien. Sí, se portaban bien, nomás: “Enséñenos sus papeles”. “Sí”, y ya ahí nos formaban a uno y: “Papeles, papeles”. Y como uno todo el tiempo traíamos pasaportito en la bolsa.
LM: Ese, ¿les decían que lo cargaran?
BL: Sí.
LM: ¿O por precaución ustedes lo traían?
BL: No, no, le pedían a uno que lo cargara uno, porque en veces iban hasta onde andaba uno trabajando. En veces: “Papeles”, nos dicían. Uno sacaba uno allá, envuelto en un plástico: “Ahí ta”. “Bien, muy bien”.
LM: ¿Cada cuándo iban, más o menos?
BL: Pos iban allá retirado, cada mes, cada mes y medio.
LM: Cuénteme don, ¿cómo era el trabajo de la naranja ahí y el trabajo del limón?
BL: El trabajo de la naranja y del limón es exactamente igual. Ya llegando ahí a la huerta le daban su morral y su escalera el primer día, luego luego. “Esa escalera y ese morral es suyo, cuídelo porque va a ser mañana también suyo”. No, pos ya llegábamos, su morral, su escalera, porque había en veces unos árboles muy grandes, altos. Tenía uno que subirse y quitar hasta la última que está en la mera copa. Pero había unos que, ¡no!, daban mucha naranja. Casi en un árbol sacaba usted hasta treinta rejas de naranja.
LM: Treinta rejas de un árbol.
BL: No, quiere decir que ahí siempre tenía usted hasta dos, tres horas en un árbol. Ey, porque en todo el día usted piscaba cuarenta cajas, lo más. Caminaba usted cuando mucho, pos eran como unos cuarenta árboles, para volver a agarrar otro árbol.
LM: Y, ¿de cuántos compañeros piscaban?
BL: No, en un árbol cada uno.
LM: Era de uno solo.
BL: Ey, uno solo, un árbol. Le tocara suerte que tuviera mucha o poquita, porque hay unos que dan menos que otros.
LM: Claro.
BL: Ey, pero de todos modos, si daba poquita, pos acababa pronto y se iba a otro, ¿verdá? Luego luego caminaba y se iba a otro árbol.
LM: Rápido.
BL: Rápido.
LM: Ahí, ¿a qué horas empezaban a trabajar?
BL: Ahí empezábamos a trabajar a las, llegábanos a trabajar ahí hasta, yo creo como a las ocho empezábanos a trabajar en la mañana en la naranja. Porque también no la podíamos piscar así húmeda.
LM: ¿No?
BL: Si iba, llegaba usted y luego el mayordomo veía los árboles, si tenían así rocío, decía: “No, hasta que pegue tantito el sol”.
LM: Y eso, ¿por qué?
BL: Porque según él, la naranja y el limón mojado ya en la reja, pa otro día creo que se podría.
LM: Ah, okay.
BL: Por lagua.
BL: Él lo quería en seco de a tiro.
LM: Y, ¿el limón era igual?
BL: El limón es hasta más delicado, más delicado.
LM: ¿Cómo es el limón?
BL: No crea que era limón como el de aquí chiquito así. No, un limonsote así como…
LM: De color amarillo.
BL: Amarillo, ey. Pero no, no es amarillo hasta que ya rinde, verde, verde, verde.
LM: Cuándo ustedes lo cortan está verde.
BL: Entonces está llenito el árbol de limón, entonces le dan una argolla pa que vaya cortando. Todo el que no pasa la argolla, todo el que pasa la argolla no lo corta y el que no la pasa, lo corta.
LM: O sea que…
BL: A medida.
LM: Ah, o sea que va por…
BL: A medida.
LM: Antes de cortar cada uno, ¿le medían?
BL: Sí, le medía y le daban una pichiguita así chiquita. Usaba la tijera y luego la argolla y ¡pas, pas!, al morral, ¡pas, pas! Pero ya se enseña uno a cortar rápido.
LM: ¿Lo cortaban con todo y ramita?
BL: No, nomás tantito así peloncito, tantititito, una chichita nomás. Ya si iba largo, luego luego le llamaban la atención. Que porque se picaba uno con otro con la colita.
LM: Ah, okay.
BL: Y necesitaba que quedara nomás la pura ombliguita así, sin pico.
LM: ¿A cómo le pagaban la naranja allá?, ¿a cómo le pagaban el limón?
BL: La naranja le pagaban creo a $0.15 centavos la reja. El limón igual, la reja, la rejita.
LM: Muy bien. ¿Alguna vez le tocó que fuera alguna autoridad mexicana allá a los campos?
BL: No.
LM: ¿Algún cónsul?
BL: No de eso nada, no. No, no, no.
LM: ¿Nunca los fueron a visitar?
BL: No.
LM: ¿Ni a ver cómo estaban?
BL: No, no, no, nada. De así de autoridades mexicanas no, no iban.
LM: ¿Alguna vez se enfermó por allá?
BL: Una vez sí estuve enfermo, pero del mismo trabajo. Como yo era de, pa piscar naranja era de los, no digo de los primeros, pero sí piscaba rapidillo, ¿verdad? Una vez se me, se de los escalones de la escalera, me peló aquí, aquí.
LM: Aquí en el tobillo.
BL: Aquí en la espinilla.
LM: La espinilla.
BL: Aquí así. De subir los escalones y como no se puede uno agarrar con una porque hay que usar las dos manos, estira la rama y, ¡pas, pas, pas, pas, pas!, cortar con la tijera. Y el morral tenía como aro y ahí, ¡pas, pas, pas!, caían las naranjas y yo me recargaba, no sé cómo me recargué, pero me recargaba con las puras espinillas y se me pelaron. Estuve enfermo, pero no mucho, duré como unos diez días.
LM: ¿Lo vio un médico allá?
BL: Teníanos doctor.
LM: ¿Tenían doctor?
BL: Tenían doctor para… No, en el pueblito.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos la entrevista con el señor Belisario Luna Pulido. Me decía, don Belisario, de que esa vez que se enfermó, ¿a quién le avisó?
BL: Al mayordomo, había un mayordomo que él, que nos dirigía ahí, mexicano. Mexicano, era también mexicano.
LM: ¿Qué le dijo luego luego?
BL: Le dije: “No, ¿sabes qué? Ahora no voy a poder ir porque me duelen mucho las espinillas”. Dijo: “¿De qué?, a ver”. Y luego le enseñé todas peladas. “No”, me dijo, “es que te recargas con las espinillas en las escaleras, en el segundo escalón de onde pisas”, dijo, “recárgate el cuerpo”, dijo. “Y, ¿la bolsa?”. “No, la bolsa échatela pa acá pa un lao, pa que te puedas recargar así con el cuerpo”. Me dijo: “No, no”, dijo, “así ya no puedes. Deja avisarle al patrón que no puedes ir a trabajar”. No, ya le jue y le avisó, dijo: “No, llévalo al doctor”, dijo él, “a ver qué, el doctor ya tiene que avisar a ver si sigue trabajando o va a estar en descanso”. No, sí. Ya me llevaron y ya me vio el doctor y todo, me dieron medicinas y me dijo el doctor: “Durante tres días no vas poder ir a trabajar, descansa”, dijo.
LM: Lo descansaron tres días.
BL: Ey, y luego le dije: “Bueno, y, ¿ahora qué voy a hacer? Es que se necesita el dinero”. “No”, dijo, “no te preocupes”, dijo, “esos días te los tienen que pagar según con lo que ganas”.
LM: Ah, qué bien.
BL: Ey. “Si tú ganas piscando naranja, ponle, $10 dólares que te los ganes, esos te los tienen que pagar. Tres días, te tienen que pagar $30 dólares”, dijo, “porque no es enfermedad que tú haigas traído de allá. No, es enfermedad del mismo trabajo y no te apures por eso, si duras ocho días, los mismos ocho días te los pagan”.
LM: Y duró tres días.
BL: Duré nomás tres días
LM: Y, ¿sí le pagaron?
BL: Sí, y a los tres días luego luego me dijeron: “Sálgase, ya vámonos, ya lo dio de alta el doctor. Y ya, nomás bien listo, ya no se recargue otra vez en la…
LM: Y, ¿no se aburría esos días?
BL: Sí, sí me aburría algo. (risas) Que los veía a todos en la mañana salían, chingue a…Sí, y luego todo el día hasta que ya: “Quihubo”. Hasta los mismo[s] que, sí, pues los mismos compañeros: “Huevón cabrón, te estás haciendo pendejo pa no trabajar”. “No, no”, le dije, “¿cómo me voy a estar haciendo pendejo pa no trabajar?”. Dije: “Estoy más a gusto allá andar vacilando en la huertas que aquí”.
LM: Sí.
BL: Ahí uno solo, dos, tres ahí nomás ahí.
LM: Y en el, vamos a ver el segundo contrato, el del Águila, Arizona ahí, ¿qué le tocó?
BL: En el Águila, Arizona me tocó desahijar lechuga.
LM: Desahijar lechuga, ¿cómo es ese?
BL: Y cortarla y desahijarla. La siembran toda así en chorrito todo el surco, toda retajiladita así. Entonces luego que ya están las lechuguitas así, le dan un azadoncito chiquito así.
LM: De unos cinco centímetros, seis.
BL: No, del largo del manguito.
LM: No, digo, ya que está de seis centímetros.
BL: Ándele.
LM: Recién nacidita la planta.
BL: Ey, le dan su azadón de este largor de mango.
LM: De unos cuarenta centímetros, treinta.
BL: Sí y luego de anchito eran como unos veinte. Entonces en ese le dan hasta en una, le puede dar a uno los surcos retajilados a toda la raza. “Tú este surco, tú este y este y ámonos”. Y entonces ya tiene que, va usted ya agachado en el surco y dejando nomás una sola matita nada más, como veinte centímetros de largo cada matita, cada matita. Sin dejar dos ni tres, una sola, una.
LM: Cansado ese trabajo.
BL: Ey, sí, no, luego me levantaba y salí, ¡hijo de la mañana! Ya no me podía enderezar y luego en la tarde llegaba uno, ¡hijo de la madre! Ya había que…
LM: Estaban molidos también.
BL: Yo nomás estaba esperando otro día pa… Nomás que son como unos ocho días los que sufre uno, ya después se impone.
LM: ¿Sí?
BL: Sí, ¡pas, pas, pas, pas!, se va uno ahí a gusto y regresa uno a su casa así como si nada.
LM: ¿Qué se oía en las noches ahí en las barracas los primeros días?
BL: Pos le hacía: “Ay, ay”. “Cállate cabrón, deja dormir”. Le decía uno: “Shhh, cállate”. (risas)
LM: Y el sol fuerte ahí en Arizona.
BL: En Arizona, ¡ay, cabrón!, ese sí. Fuerte que hasta nomás humeaba la arena, ey.
LM: ¿A qué horas empezaban a trabajar ahí?
BL: Ahí sí empezábamos a trabajar a las cuatro de la mañana, nos sacaban de ahí, ey. A las cuatro de la mañana, pero ya para las doce del día ya estábanos otra vez de regreso.
LM: Yo creo que más tarde no se podía.
BL: No, ya más tarde ya estaba pelón pa andar ajuera, no. Y entonces nos regresaban ya como a las doce a comer ahí, eso sí, ya comíanos acá de, en el campo. Comiendo, luego luego que al baño, ¡chin marín!
LM: Ustedes mismos se preparaban ahí.
BL: No, ahí no, nos daban también ya, también ahí, ey. Nos daba también ya comida ahí. Nos tenían cocinero y teníamos comedor y todo. Y ya, pos llegábamos a medio día, comíanos, nos bañabanos y luego hasta eso nos tenían ahí, como hace mucha calor, nos tenían unos buenos ventiladotes de esos que se usan de agua.
LM: Sí tenían ventilación.
BL: Ey, teníamos ventilación, uno así y otro acá pa toda la barracota. No, ahí nomás nos tirábanos con la panza pa arriba, ta…
LM: A gusto.
BL: A gusto.
LM: No, pos tá bien.
BL: Ey.
LM: ¿Cuánto tiempo trabajó ahí?
BL: Ahí sí, ¿en Arizona? Ahí sí duré tres años.
LM: ¿Tres años?
BL: Tres años.
LM: ¿Por cuánto le dieron su contrato ahí?
BL: Ahí lo llevaba por, lo más que le daban era por cuarenta días.
LM: Cuarenta.
BL: Ey, pero me hicieron dos refrendos por dieciocho.
LM: ¿Ahí es donde dice que los refrendos eran de dieciocho meses?
BL: Ajá, en Arizona, en Yuma.
LM: ¿Estuvo a gusto ahí?
BL: Ey, a gusto, pero un calorón pero bien sabroso, pero sí estuve, sí a gusto.
LM: ¿Estaba buena la comida que les daban?
BL: Taba buena la comida, taba buena.
LM: Muy bien. ¿Qué más? ¿Qué nos puede contar? ¿Qué se acuerda de ahí, alguna anécdota de ahí?
BL: No, pos no, no.
LM: Alguna anécdota chusca.
BL: No, lo que sí, salía muy frecuentemente era, estaba cerquita la frontera.
LM: Estaba muy cerquita la frontera.
BL: Había de ahí del campo onde estábanos, porque de la frontera a Yuma, me parece que son como unas sesenta millas, ¿verdá?, más o menos sesenta millas. Entonces nosotros tábanos entre en medio de Yuma y la frontera, en un campo pues, naranjero. Entonces nos agarraba más cerquitas venir a la frontera que ir a Yuma.
LM: Mire. Y, ¿aprovechaban los fines de semana?
BL: Los fines de semana los pasábamos casi aquí en México.
LM: Y, ¿qué hacían acá en México?
BL: No, pues nomás al vacilar. (risas) Nos metíamos a vacilar ahí a las restaurantes, a los centros de…Ey.
LM: A las cantinas.
BL: A las cantinas y todo. Con las muchachas a bailar, ey.
LM: Conseguían bailadoras luego luego.
BL: Ey, luego luego entrando. Y luego, como uno tenía mucho tiempo, pues ya tenía casi bailadora pa cada ocho días, ya lo conocían, ya nomás lo estaban esperando. (risas) Sí, ya nomás lo estaban esperando, ya nomás eran estas horas: “No, pos que no dilata fulano, que no dilata zutano”.
LM: ¿Tenían novia por ahí?
BL: Y así no me gustó, digo, porque ya cuando, llegando luego luego me iba derechito luego luego a esa cantinucha, esa cantina.
LM: ¿Cómo se llamaba ahí?
BL: Onde ahí tenía ya mi amiga, yo. Para no sentirse tan solo.
BL: Ey, sí la veía.
LM: ¿Era mexicana ella?
BL: Sí, mexicana, había puras mexicanas, puras mexicanas, sí. Esa, eso fue en la fronterita, una frontera chiquita que está ahí entre de Mexicali, pa, más para acá, San Luis Río Colorado.
LM: Y, ¿en qué se venían desde allá desde la granja?
BL: Nos veníamos de ride. O si no, ahí en el mismo campo que había mexicanos con… Ellos tenían su carrito. “Juan, danos un ride”, a dos, tres, cuatro. “Ah, órale, nomás me dan pa la gasolina y me los llevo”. “Órale pues”. Y luego ya nos dicía: “Si se quieren venir, pa el lunes en la mañanita por aquí paso a las cinco, seis de la mañana”. Ya…
LM: ¿Se quedaban hasta el lunes?
BL: Sí, nos quedábamos hasta el lunes en la mañana.
LM: ¿De sábado a lunes?
BL: De sábado a lunes.
LM: Mire.
BL: Ya ahí lo esperábamos en la frontera, ya pa entrar pa dentro.
LM: Y, ¿a qué horas pasaba por ustedes, si trabajaban tan temprano?
BL: A las cinco de la mañana. A las cinco de la mañana y los lunes llegábanos tarde, a las cinco.
LM: ¿Algún problema en ir y venír?
BL: No, no, nada. Entrábanos y salíanos, en veces en carro y en veces a pie y agarrábanos ride. “Ey, ¿pa ónde vas?”. “Pa tal parte”. “Yo voy aquí al campo naranjero, un ride”. Y luego como taba casi pegado a la carretera.
LM: ¿Cuándo fue su último contrato, don Belisario?
BL: Mi último contrato jue, no, pos el, ahí en ese que me renovaron dos veces retajiladas en Yuma.
LM: En Yuma.
BL: Ey, de ahí jue cuando, onde me vine ya de Yuma, Arizona.
LM: Tres años, ¿verdá?
BL: Tres años. Retajiladito, sin venir. Ya quise venir una vez con permiso y ya no me jui.
LM: ¿Mandaba dinero a su casa?
BL: Sí, a mi familia les mandaba, a mi mamá.
LM: Ahí también, ¿cómo le hacían para mandar?
BL: Ahí nos, no los ponía el que se encargaba de repartir en la cocina la carne. Los líderes pues, el que llevaba la carne, frijol, pollos, todo lo que comíamos.
LM: A él le daban el dinero.
BL: Y ese se prestaba, dijo: “No”, dijo, “no hay problema”. Dijo: “Yo, si quieren les… El que quiera mandar su dinero, yo no le cobro. No, yo nomás lo que hago es ponérselo. Denme sus datos y yo se los pongo, pa que no vayan a decir que lo hago por cobrarles, no”. Dice: “Yo que voy pa allá pal pueblo yo se los pongo”. Porque él iba y venía a cada rato, ¿verdá?
LM: Y ahí, ¿cómo les pagaban?
BL: Ahí nos pagaban también por lo que hacían, por lo que hacíanos de… Y nos pagaban por lo que hacíanos de cajas de naranja y de limón.
LM: Pero todo este era en la lechuga, ¿no?
BL: En la de limón y naranja.
LM: Ah, okay.
BL: Entonces cuando ya entré yo en la lechuga jue en la Águila.
LM: El Águila.
BL: El Águila jue cuando, lechuga y tomate, lechuga y había algodón también, pero más me puse en la pura lechuga, yo.
LM: Entonces el contrato de los tres años, ¿en qué fue?
BL: En pura naranja y limón.
LM: Naranja, okay.
BL: Y luego en este tiempo había melón.
LM: Melón.
BL: Melón
LM: ¿También piscaban?
BL: También
LM: ¿Poco melón?
BL: Como en ese tiempo, siembran melón ahí, ya pa este tiempo ya hay mucho melón.
LM: Don Belisario, pues ya para ir finalizando la entrevista me gustaría preguntarle, ¿en qué año se regresó usted ya a México?
BL: Jue en febrero.
LM: ¿De qué año?
BL: Del [19]63.
LM: Ya casi el último año. Y, ¿se comentaba por ahí entre los mismos braceros, o los patrones que ya se iba a acabar el programa?
BL: No, si hasta eso, no se oía allá nada, nada. No le digo que todavía cuando me vine yo en el [19]63, en febrero del [19]63, me vine para… Pos ahí sí tuve que salir por ahí por San Luis Río Colorado y me vine y saqué mi boleto hasta Empalme. Dije: “Voy a llegar a Empalme a ver si veo a los camaradas de allá”, dijo, “que se anden contratando”. ¿Verdad? Pos me llevé la sorpresa que ahí me bajé en Empalme porque yo hasta ahí compré boleto. Y me bajé, y luego me jui pal centro onde habían las contrataciones, nada.
LM: Solo.
BL: Solo, ya nada, nada.
LM: Y, ¿qué sintió?
BL: Pos, yo, ¡hijo de la mañana! ¿Qué tal si me vengo sin todavía, sin pasaporte? Que hubiera, que ya hubiera cumplido y que viniera otra vez a recontratarme yo ahí. Yo nomás que me vine, todavía traiba yo permiso, todavía traiba permiso del pasaporte, que había renovao. Ey, nomás que ya en eso, me caí aquí en, esa vez ya no llegué [a] Victoria.
LM: ¿Ya no?
BL: No, llegué aquí a Durango. Como tenía aquí familiares por parte de mi mamá, hermanos de mi mamá, ya llegué aquí y luego me dijeron: “Pos ora, ¿pa ónde te vas a ir?”. Le dije: “No, pos pa Victoria”. “No”, dijo, “ta igual de muerto”, según me platicaba. Ora mi madre me dijo: “Está muy muerto para allá, ¿qué vas a hacer?”. Luego ya dije: “No, buenos pos, pero aquí, ¿qué iré a hacer?”. Entonces en eso andaba yo aquí pos buscando trabajo, ¿verdá?, aquí en Durango, el [19]63. Entonces me encontré un señor que estuvo allá junto conmigo. Que según me platicaba que tenía ladrillerías aquí pa hacer ladrillos, dijo: “El día que ya no quieras estar aquí, que se vaya”, dijo, “llegue ahí conmigo”, dijo, “ladrillerías ahí yo tengo dos ladrillerías, ahí chambeamos”. Ya ni me acuerdo yo cuando ya caí aquí. Luego jui, y luego ya lo anduve buscando. No, pos sí la hallé, ahí. Le digo: “Quihubo”. “Pos qué, ¿ya se vino de ahí?”. “Ya, acabo de llegar”. Dijo: “Y, ¿qué?, ¿pa ónde va?”. Le dije: “No”, dije, “yo ya pa Victoria ya no, ya no quiero ir”. Dijo: “No se apure, véngase, desde mañana se viene a trabajar aquí”. Y ya me anduve en un camioncillo de él, junto con él repartiendo ladrillos.
LM: Mire.
BL: En las obras.
LM: Y en eso trabajó.
BL: Ey.
LM: ¿Alguna de las veces incumplió algún contrato? Que se haya cansado y dijo: “No, me regreso antes de terminar”.
BL: No, no, no. Muchos sí la hacían, a mitad de contrato se venían. O que les faltaban unos diez días o quince, casi muchos se venían. No, yo hasta que los cumplía, hasta le decía yo al capataz, al que los que andaba ahí, a los mayordomo[s]: “Que no hay chanza que me renueven”. Dijo: “No, aquí no, aquí no se puede”. Y por acá sí. Si usted se portaba bien y era trabajador y todo eso, luego luego, si eran unos treinta, cuarenta, luego luego le decían a usted: “¿Te quieres quedar?”. Luego que ya se cumpliera el contrato. “No, pos si hay chanza”. “Sí, sí, sí hay chanza. Voy a necesitar quince o veinte que se queden y si tú te quieres quedar, pos luego luego te arreglo”.
LM: ¿Alguna de las veces le tocó pasar Navidad?
BL: Allá sí.
LM: ¿Por allá?
BL: Ey.
LM: ¿Celebraron de alguna forma?
BL: Ey, ahí entre todos hacíamos nuestras pachanguillas, unos pistitos.
LM: ¿Les daban sus posadas?
BL: O tomar cerveza, whisky. Si, hasta eso sí lo celebraban, porque allá no las celebran.
LM: ¿No?
BL: No, pero uno mismo sí la… Ahí, ey, ey.
LM: ¿Les hicieron alguna cena o algo?
BL: Sí, nos hacíanos nuestra cenita acá aparte. “Que a comer, que a cenar”. “No, no, cuál acá estamos ahorita nosotros”. Íbamos y nos comprábanos nuestros pollos y nos los cenábamos.
LM: Cenaban.
BL: Ey.
LM: ¿Alguna vez le tocó el 16 de Septiembre?
BL: El 16 de Septiembre, también.
LM: ¿Celebraban de alguna forma?
BL: No trabajábanos.
LM: ¿No?, ¿les daban el día?
BL: Nos daban el día, ey. Y no querían muy bien. “No que no, que a trabajar”. “No, no, no. Allá en México no se trabaja este día y no se trabaja”. Y no trabajábanos.
LM: No trabajaban.
BL: No.
LM: Entonces regresó y se dedicó al ladrillo.
BL: Me dediqué al ladrillo, ey. Entonces ya, creo que ya este señor ahí me, hasta ahí me daba de comer. “Que no te apures, acá comemos en mi casa y la fregada”. Y me pagaba.
LM: ¿Su familia ya vivía aquí en Durango?
BL: No, todavía no.
LM: Todavía vivía allá.
BL: Todavía vivían allá, nomás que ya no me jui pa allá. Y luego ya me puse a trabajar ahí con este señor a los ladrillos y me iba muy bien, me pagaba $9 pesos diarios.
LM: Nueve pesos diarios.
BL: Sí, y me daba la comida, me daba de comer.
LM: Y, ¿dónde se quedaba?
BL: Aquí con mis tíos, ey. Aquí vivía un tío hermano de mi mamá, nomás dormía ahí. Me levantaba muy tempranito, ya pa las seis de la mañana ya estaba ahí en los ladrillos, batiendo zoquete cuando menos, pa los ladrillos.
LM: ¿Cómo se hacen los ladrillos? Platíqueme.
BL: Se bate el zoquete con aserrín bien, así que no quede muy aguado, durito. Y luego le dan una adoberita que caben cuatro ladrillos. Llena la adobera, la llena y luego ya la, con una tablita, la pone al ras, bien rasita. Y luego ya, corre de aquí allí, la vacía, la embroca, ¡pas!, ya queda el ladrillo allí y ya, ya parado. Ya hasta que seca, se levanta.
LM: Es tierra con aserrín.
BL: Es tierra con aserrín.
LM: Y luego, ¿lo meten a un horno?
BL: Lo meten a un horno, a pura lumbre que quede al rojo vivo. Creo que ya le dan como veinticuatro horas de lumbre, pero de a poquito, de a poquito, taba ocupando un quemador, pa un pelado. Que ahora ya no, ahora son quemadores de gas, pero antes lo quemábanos con puro aserrín. Taba un pelado toda la noche echándole así de a palito de aserrín, ¡zas, zas, zas, zas!, toda la noche, pa que tuviera la pura llama, jale y jale y jale y jale, iba subiendo pa arriba del obrador, de onde se quema.
LM: Y, ¿qué hizo después de trabajar en el ladrillo?
BL: Ya después no, ya dije: “No, ¿sabe qué? Ya me aburrí, ya aquí el ladrillo ya, ya no”. Entonces ya anduve buscando en la obra y luego ya conseguí en la obra. Me conocí un arquitecto, que se llama Gilberto Ruiz y luego ya le dije: “No la jale, deme chamba hombre”. Que es muy buena gente, todavía, todavía ahora cada que lo veo, le digo: “Quihúbole qué, ¿no se acuerda de cuando me traiba en chinga?”. Dijo: “Sí, sí me acuerdo”, dijo. “Cómo eres cabrón”. Y luego es…“No”, ya le dije, “deme chamba, hombre”. Dijo: “Bueno, ¿qué sabes hacer?”. Le dije: “Nada, de obra nada. Pos nomás deme chamba pa cargar el bote, echar mezcla de ahí y todo eso”, le dije. “Bueno”, dijo, “órale pues, ahí te vas enseñando poco a poco. Te vas enseñando poco a poco a agarrarle a la obra”. No, y sí me puse listo y ya después ya me daba chanza de enjarrar así, de enyesar y de poner piso y azulejo y todo. Ahí me jue enseñando poco a poco.
LM: Se enseñó.
BL: Y, ya al último ya también le dije: “¿Sabe qué? Ya no voy a trabajar con usted”. “Bueno, ¿por qué?”, dijo. Le dije: “No, porque ya voy a ver si hago mis parchecillos yo solo por ahí”. Ya me contestó, dijo: “No”, dijo, “ta mejor, te puedes ganar más, comoquiera”, dijo, “no le hace”. No, y así le hice. Ya después anduve trabajando yo por mi cuenta.
LM: Oiga don Belisario, ya cuando estaba aquí, ¿no le daban ganas de regresarse a Estados Unidos?
BL: Sí, sí, pero ya dije: “¿Pos cómo?”. Ya no, no se podía, ya no.
LM: Ya no había contrataciones.
BL: No, no, ya no.
LM: ¿De mojado no?
BL: No.
LM: ¿Nunca fue?
BL: No, no, de mojado nunca jui. Ya nomás de ir ya ni de mojado, ni de nada, ya no, no. Luego me dicían: “Vámonos por ahí”. “No”, dije, “yo ya vengo aburrido de allá, yo ya no”.
LM: Sí.
BL: Ya no.
LM: ¿Le hubiera gustado quedarse a vivir allá?
BL: Sí, sí tuve oportunidad, nomás que se me jueron las patas y no. El patrón onde estaba ahí me quería arreglar papeles.
LM: ¿Qué le decía?
BL: Me decía, cada rato me decía: “Tráete tus papeles de allá de México pa arreglarte papeles acá”. Yo nomás le decía: “Sí, sí, voy a mandarlos pedir o déjeme ir pa tráimelos”. Y hasta me dicía lo que tenía que llevar de aquí.
LM: ¿Qué era lo que tenía que llevar, se acuerda?
BL: Y luego luego me decía: “Te traes luego luego tu acta de nacimiento, te traes tu cartilla, te traes unas cartas de la judicial, una del ejército y de ahí de la policía del pueblo”, dijo, “y tu acta de nacimiento”, dijo. Yo nomás le decía: “Sí, sí, cualquier mes voy para allá pa traerme eso”. Y me decía: “Ve a traer eso que te pido”. Y me vine y nunca hice caso.
LM: Y, ¿por qué?
BL: Pos la desidia.
LM: Por desidia.
BL: Ya, pos se le hace uno bueno, dice: “Ya pos al cabo, de todos modos aquí estoy”. Pero no captaba uno que se iban a acabar las contrataciones.
LM: No pensaba que…
BL: Uno pensaba que iba a seguir todo el tiempo eso y viera que no. Ya nomás salió este, ¿cómo se llamaba? El gobernador que empezó las contrataciones fue…
LM: ¿El presidente o el Ggbernador?
BL: El Presidente de la República.
LM: ¿Quién estaría en aquellos años?
BL: Quién, es, este, [Adolfo] López Mateos.
LM: López Mateos.
BL: López Mateos. Todos los seis años que estuvo López Mateos jue de pura contratación, ya nomás entró este otro, [Adolfo] Ruiz Cortines me parece, ¿verdá?
LM: Adolfo Ruiz Cortines.
BL: Ey, nomás un año hubo de cuando Ruiz Cortines y ya de ahí para acá ya no.
LM: ¿Supieron ustedes por qué se había acabado el programa?
BL: No.
LM: O, ¿por qué? ¿Nadie les comentó?
BL: No, nada, nada.
LM: Cuénteme por favor para usted, ¿qué significa o qué sentimiento le provoca el término bracero?
BL: Pos sí, sí hay mucha tristeza que se haya acabado esto porque mucha gente se ayudó con eso, mucha gente se ayudó y salió de, mucha gente salió de la miseria de con el tipo de bracero. Yo digo por mí, porque cuando me jui, me jui bien jalado. Bueno, como quien dice se va usted de un pueblo a otro, como quien dice: “Me voy porque no tengo qué comer”. Y luego hay que buscar a ver si me cambia la suerte. Por los años que jueron muy duros, que jue el [19]49, el [19]48, [19]49, se empezó a emparejar hasta el [19]51, por ahí empezó ya más o menos otra vez a componerse. Pero cinco años fueron tajiladitos que no quería llover.
LM: No quería llover.
BL: No quería llover y jue cuando la gente se empezó a regar pa todas partes. Nomás que como le digo, ya entró ese gobernador y empezó a estudiarle de cómo ayudarle a la gente para que juera a trabajar para allá, como rentados. Porque a eso ya nos, no íbanos prestados ni nada, ya íbanos rentados de aquí.
LM: ¿Sabían ustedes?
BL: Sabíanos que íbanos rentados.
LM: ¿Qué se decía, qué se decía?
BL: Sí, porque bueno, si vamos rentados de aquí, ese dinero, ¿ónde va a quedar, o a quién se lo van a dar, o cómo?
LM: ¿Cómo le van a hacer?
BL: ¿Cómo le van a hacer, o qué?
LM: ¿Cuánto se suponía que los rentaban, cuánto se decía?
BL: No, eso sí no, eso no me di yo cuenta. Pero sí me di cuenta que íbanos, íbanos rentados, ey.
LM: Bueno, oiga, don Belisario, y, ¿usted cómo se siente de que lo identifiquen como bracero?
BL: No, pos ya yo me siento a todo dar porque, les digo la mera verdad que como me jui y como me anduve allá y todo. Ahorita como le digo ya estoy viejo, me da gusto platicar cuando era de muchacho, cuando anduve trabajando allá.
LM: Se siente orgulloso.
BL: Ey, a todo el que me pregunta le digo: “Ande, si nos dábamos la vida de rey allá”. Sabiendo uno trabajar, allá te dabas la vida a todo dar y el que no, pos no sabía pos se lo llevaba el carajo, se venía mejor.
LM: ¿Sus recuerdos son positivos?
BL: Sí.
LM: ¿Sus recuerdos de esa experiencia son positivos?
BL: Ey, son positivos.
LM: ¿Le gustaría que siguiera el Programa Bracero, que lo volvieran a implementar?
BL: Sí, si se pudiera sí, ey.
LM: ¿Siente usted que cambió su vida el haber sido bracero?
BL: En ese tiempo sí, sí cambió mucho. Qué bueno, muchos que dicen: “No, que quién sabe qué”. Pos sí, digo no ahorraban, porque no sabían trabajar, no ganaban dinero. Pero el que sabía trabajar y le echaba ganas allá, ganaba su buena lana y la sabía cuidar con más razón.
LM: Le iba bien.
BL: Le iba bien. Yo cuando estuve allá, yo apartaba mi dinero, esto es pa gastarlo, me alcance o no me alcance, y esto pa mandarlo pa mi casa. Eso lo dejaba debajo de la almohada ahí cuando me iba por ahí a las cantinas o a la frontera o onde juera.
LM: Pero siempre mandaba para su casa.
BL: Y llevaba nomás limitado para gastar en la frontera. Para sus cervezas, pa si le daban ganas de una muchachona, toma tus $3 dólares. Que eso es lo que pagaba uno. Si quiere, si no, y… Gastaba usted sus $20 dólares por andar ahí bailando e invitarle una cerveza y la fregada, bien gastados. Porque se los ganaba usté a ley y tenía que gastar algo de perdido, disfrutar de lo que ganó, ¿no?
LM: Claro.
BL: No le daba dolor.
LM: Muy bien.
BL: Yo me acuerdo me llevaba $30 o $40 cuando mucho a la frontera. Comía de esos dos días que estaba allá, me echaba mis cervezas, bailaba, música y pa punto y…
LM: A gusto.
BL: A gusto. Otra día me iba pal campo ya sin un cinco, pero por… No, qué tiene, pero ya me anduve a gusto allá.
LM: Claro, muy bien.
BL: Sí.
LM: ¿Se ayudó económicamente a su familia?
BL: Sí, les ayudaba. Como quien dice cada quince días o cada veintidós días les mandaba poquito, poquito que juera, pero puntual. A mi madre, por… Me acordaba yo la jala que llevaba. Y yo dije: “Siquiera cuando esté aquí, siquera que tengan algo que comer, ¿verdá?”.
LM: Claro.
BL: Ey, porque en aquel entonces pos estaba muchacho yo, pos no tenía mas de mis hermanos y mi madre.
LM: Don Belisario, pues quiero darle las gracias por…
BL: No, igualmente.
LM: Habernos permitido venir aquí a su domicilio y por haber compartido…
BL: Igualmente le doy…
LM: Con nosotros su vida y sus experiencias.
BL: Me da mucho gusto, ey. Me da mucho gusto que haigan venido, porque no, muy agradecido.
LM: Gracias. A nombre de la Universidad de Texas y del Instituto de Historia Oral y
en lo personal le agradecemos mucho esta oportunidad.
BL: Ey, pos sí, igualmente.
LM: Y con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
BL: Muy bien.
Fin de la entrevista
Interviewer
Martínez, Laureano
Interviewee
Luna Pulido, Belizario
Location
Durango, Durango, México
File Name Identifier
Luna_Pulido_DGO019
Citation
Martínez, Laureano and Luna Pulido, Belisario, “Belisario Luna Pulido,” Bracero History Archive, accessed November 22, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/191.