Ismael Z. Nicolás Osorio

Title

Ismael Z. Nicolás Osorio

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Ismael Osorio was born in June of 1923, in Chalcatongo de Hidalgo, Oaxaca, México; he went to school only through the sixth grade, because there were no secondary schools in his hometown; in 1944, he decided to begin the enrollment process for the Bracero Program; as a bracero, he worked in Arizona, California, Colorado, Texas, and Washington, for a total of twelve years; he later emigrated to the United States, and he became a foreman for the Garing Company.


Summary of Interview: Mr. Osorio briefly discusses his childhood and adolescence; he went to school only through the sixth grade, because there were no secondary schools in his hometown; while searching for a school, he became aware of the bracero contracting center in México, Distrito Federal; in spite of the rumors he had heard that he might have to fight in the war as a bracero, he decided to begin the enrollment process in 1944; he initially began the procedures by paying to get his name on the county’s list of workers in Oaxaca, México; from there, he traveled to Ciudad México, and finally to Irapuato, Guanajuato, where he had to wait for four months before obtaining a contract; he was then transported to El Paso, Texas, where he underwent medical examinations and was deloused; his first contract took him to Olympia, Washington, and a year later he was sent to California to work for the Harding Produce Company; he goes on to explain his various jobs and how he carried them out, methods of payment, living conditions, and the overall treatment he received; in addition, he describes the hierarchical chain of command he encountered at the various companies he worked in throughout his twelve years as a bracero; he was ultimately able to emigrate to the United States, and he went on to work as a foreman for the Garing Company.

Creator

Bocanegra, Leti
Nicolás Osorio, Ismael Z.

Date

2005-07-28

Subject

Bracero

Contributor

Cristóbal Borges

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Ismael Nicolás Osorio

creator (Spanish)

Bocanegra, Leti

contributor (Spanish)

Cristóbal A. Borges

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Original Format

Mini Disc

Duration

1:28:34

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Ismael Z. Nicolás Osorio
Fecha de la entrevista: 28 de julio de 2005
Nombre del entrevistado: Leti Bocanegra


This is Leti Bocanegra with the National Steinbeck Center, conducting the interview with Ismael Z. Nicolás Osorio. Today is Thursday July the 28th, 2005 and we begin our interview.

LB: Vamos a empezar con unas preguntas, y a ver cómo nos vamos a ir. Quiero preguntarle unas cosas sobre los antecedentes familiares, de sus vidas, sus años de escuela y su primer empleo. Entonces, ¿me puede decir dónde y cuándo nació usted?
IN: Yo nací en una población que se llama Chalcatongo, Villa Hidalgo, en Oaxaca, México, en 1900, junio de 1923.
LB: Dígame poquito de su familia y del lugar donde usted nació.
IN: Mi familia, mis padres son originarios de Chalcatongo en donde yo nací. Yo fui uno de los terceros de mi familia, tuve tres hermanos antes y una hermana y luego enseguida otro hermano pequeño que murió y quedamos los cinco. Ese es el componente de mi familia. Mi padre se llama Eulogio Nicolás y mi madre se llamaba Domitila Osorio. Ese es el origen de mi familia. Yo cuando crecí no vi a mi padre porque él murió cuando yo tenía un año y medio. Mi madre quedó y como es natural ella quedó joven y yo estaba muy jovencito y se enamoró de otro hombre y se la llevó. Pero mi hermano el mayor me… Creció y ahí este, hasta que tuve ocho años de edad. A los ocho años de edad entré a la escuela, a la primaria y trabajaba y estudiaba en la primaria. Estuve hasta el sexto año consecutivos. Entonces no había una escuela secundaria en ese pueblo, era una escuela primaria única y tuvimos que ir a la cabecera del distrito que se llama Tlaxiaco, Oaxaca. Ahí fuimos a hacer una solicitud para ingresar a la secundaria. Y como es natural, como nosotros estábamos muy lejos de esa ciudad, nos rechazaron, dijeron: “Ustedes no pueden entrar en esta escuela, así es que no hay vacantes para ustedes, váyanse a su pueblo”. Entonces, tristes pero regresamos a nuestro pueblo porque éramos como quince los que fuimos a solicitar. Regresamos a Chalcatongo y ahí cada quien se fue a donde pudo, es decir, a trabajar. Yo me vine para la ciudad de Oaxaca, es la capital del estado. Y ahí empecé a ir otra vez a la escuela primaria para que me aceptaran en otra escuela. Y terminé el sexto año ahí en Oaxaca, trabajando y yendo a la escuela. Una cosa triste porque cuando uno es de un pueblo chiquito no lo ven muy bien a uno. Siempre existe una diferencia, no de raza sino de clase social. Entonces de ahí quise entrar a la secundaria y en eso andaba cuando hubo oportunidad de que iba a haber aquí este, en la Ciudad de México iba a haber contrataciones porque el Gobierno de Estados Unidos hizo un convenio con México, para que le prestara hombres que vinieran a trabajar en la agricultura. Hubo una clasificación, unos trabajaron en la agricultura, otros en el ferrocarril y otros en las fundiciones. Y hubo grupos también que trabajaron en las fábricas.
LB: Cuando dice fundiciones, ¿qué quiere decir con eso?
IN: Fundición.
LB: ¿Qué es eso?
IN: Es a donde se funde el fierro, el metal.
LB: Iron.
IN: Sí, se funde el metal para hacer las cosas que se venden ya trabajadas, bien industrializadas.
LB: ¿Como los field workers?
IN: I was here, but, no recuerdo cómo se dice fundición a donde se funden los metales, ¿cómo se dice?
LB: Melts, like melting, es un iron work.
IN: Sí, entonces unas gentes les tocó ahí, naturalmente que había clasificación de que la gente que iba a esos lugares tenían que ser un poco más preparados. Es decir, los dirigentes de Estados Unidos que iban a recibir gente, ellos clasificaban la gente y se las llevaban. Lo mismo que para el ferrocarril, pero son trabajos pesados, ahí pues el que puede más, dice: “Pues yo voy”. Y así fue cuando en 1900, a mediados de 1944 yo me fui otra vez a Oaxaca porque ahí hicieron unas listas que el Gobierno Federal de México envió a la capital de los estados para hacer listas de ofertas de trabajo que necesitaba Estados Unidos. Entonces los que estaban, los que querían, pues se enlistaban y los que tenían miedo pues no. Porque como Estados Unidos estaba en guerra, los ciudadanos de ahí que no conocían mucho, pues tenían miedo. Creían que si llegaban los enemigos aquí pues tenían que morir o pelear así. Ese fue más o menos el sentido de la gente para que se decidieran a venir a trabajar. Se vinieron los primeros a trabajar aquí a Estados Unidos, les tocó en el campo, en la agricultura y uno que otro que mandaron al ferrocarril. Pero como vieron que sí había clasificación de estudio, los que estaban más preparados, pues esos fueron los que usaron para las fábricas, para las fundiciones. Y así empezó que yo, es decir, hubo esa oferta y yo tuve que enlistarme en una lista que le daban a los municipios de cada población del estado de Oaxaca y así en toda la nación mexicana. En toda la nación tuvieron que, el Gobierno mandar esas circulares que el Gobierno Mexicano hizo un contrato con el Gobierno de Estados Unidos para mandar trabajadores del campo aquí a los Estados Unidos.
LB: Y, ¿cuál año vino usted?
IN: Bueno, yo me vine a mediados de 1944. Me contraté pero no fue fácil. Cuando empezamos en las listas había mucha corrupción como siempre, que tenía uno que pagar dinero y no era así. La oferta de trabajo era libre, pero ya vez que la gente que hace negocio pues siempre se valen de eso. Y entonces por eso era que había grupos como nosotros que veníamos de pueblos chiquitos, que no había mucho dinero, pues no teníamos suficiente para pagar las mordidas. Y entonces se tardaban las listas, estuvimos en la Ciudad de México en Balbuena, así se llama en donde era un centro de contratación. Total es que, el dirigente que venía encargado de la lista dijo: “Pues mejor nos vamos para Irapuato”. Y le pidieron al dirigente que estaba en la Ciudad de México que nos mandara a Irapuato y nos venimos a Irapuato, ese es Guanajuato. Entonces de ahí nos estuvimos, que no había pedido, nos estuvimos como cuatro meses esperando. Mientras tanto, buscábamos trabajos porque ahí en Irapuato alrededor se siembra fresa. Y ahí íbamos a trabajar para pasar y se quedaba un líder que era el que estaba trabajando, cuidando la lista. Bueno, así pasó y de ahí nos mandaron, ahí nos contrataron y ya nos venimos y pasamos por Texas, en El Paso. Ahí nomás este, no nos tuvieron en ningún campo, nomás había unas oficinas a donde nos recibieron y rápido estaban dando la salida. De ahí nos tocó, ahí nos inspeccionaron, que fuéramos limpios. Al habla inspeccionar, es que nos desnudaban para atacarnos las enfermedades que traíamos, superficialmente, es decir en el pelo, en las axilas, acá en la parte débil de cada uno, en el recto, por si había enfermedades contagiosas, cosa que pues era bien, porque lo… Era bien, lo único que los hombres que hacían la fumigación pues no eran muy amables que digamos. “Órale, agáchense y pónganse para que se fumiguen”. Y nos ponían un polvo especialmente para matar microbios que trae uno. Así, ya una vez que pasábamos esa inspección, nos venimos, a nosotros… Ahí dividen la gente según las listas que, como vienen y yo venía con mis paisanos que eran como unos setenta. Y como a unos veinte nos tocó venirnos al estado de Washington, Olimpia, esa es la capital, ¿verdad? Y ahí estuvimos. Al final del año cuando vino el invierno nos metieron en galerones, a donde tenían la papa para rebanarla, porque la papa se sembraba rebanada, es decir cuando le viene saliendo el broto. Y así llegó el [19]45, en el [19]45 trabajamos muy bien hasta noviembre, se terminó ahí. Entonces nos mandaron para California aquí y fue cuando vine acá a Salinas, aquí me tocó. Y el primer campamento que nos tocó a los que nos escogieron, fue la compañía, o es decir la EE Harding, Harding Produce Company. Entonces ahí nos quedamos todos los que nos tocó, éramos como unos quinientos hombres y ahí nos repartieron en diferentes campos de barracas para dormir. Había unas aquí en Salinas, otras en González, otras en Soledad y unos que había… Eso era lo que había aquí en Salinas. Campos, había donde tenía la compañía en Brentwood, en este, Stockton, Los Banos, en Mendota, en Cinco Puntas [Five Points], en este Bakersfield y de ahí nos íbamos para El Centro, El Centro, California. Y se terminaban las cosechas, ahí nos íbamos para Yuma. Y de Yuma nos íbamos para Phoenix, ahí trabajábamos alrededor de Phoenix. Entonces íbamos una temporada chiquita en Las Cruces, Nuevo México y cerca ahí del estado de Colorado, había también siembras ahí y así. Así estuvimos, ya después de que regresamos de Washington que nos tocó, ya entramos a los trabajos aquí en California. Y esos eran los lugares que nos tocó trabajar.
LB: Cuando le decían los lugares donde iban a ir a trabajar, ¿qué les decían las autoridades mexicanas o las americanas sobre qué podía usted esperar del trabajo?, ¿le dieron una explicación de qué tan duro iba a ser el trabajo o, qué es lo que iba a estar haciendo?, o, ¿nomás los mandaban a una parte? O, ¿le decían qué era el trabajo?
IN: Los señores americanos tenían un dirigente que era el que se entendía con la contratación de los hombres para cada compañía, o sea, ¿cómo se dice?, el de personal. Esos, hacían los contratos con La Asociación de rancheros de aquí de Salinas, California. Y ellos son los que se encargaban y el dirigente que tenía el Gobierno Federal pues ese venía a ver que todo se hiciera en forma bien. Y por ejemplo, en aquel entonces me tocó una señora que se apellidaba Opal, en 1945 una señora americana muy buena, nos decía: “Muchachos, ustedes van a trabajar a los campamentos de agricultura y ahí tienen que hacer lo que les dirija su mayordomo, lo que les ordenen. Y tienen que… Él les va a enseñar y hay otros que les van a enseñar cómo se hacen los trabajos”. Eso fue aquí en California. Porque ya sabíamos nosotros, estuvimos en Washington y ahí hicimos la fresa, el blackberry. Y a nosotros, un grupo de puros jóvenes, nos mandaron allá en Washington con una compañía de legumbres, o sea de lechuga, de todo lo que se hace aquí en el estado también y por eso ya sabíamos cuando venimos, pero de todas maneras nos mandaban instructores aquí en Salinas, California. Y aprendimos el trabajo, porque cuando uno entra en el campo, tiene uno que saber cómo va siendo el trabajo. No puede uno destruir las plantas nomás porque sí, porque tiene uno que, todo tiene sus reglas y así se aprenden y así estuvimos. Había dirigentes, los dirigentes que eran de la compañía pues tenían que instruirnos a la medida de, como si fuéramos soldados. “Ahora aquí tienen que entrarle como se dice, no van a tener que andar ahí preguntando, vean aquí cómo se va haciendo y así tienen que hacerlo, aprendan”. Y así aprendimos los trabajos. Y de ahí así viajábamos a todos los lugares que tenía la compañía. Entonces, bueno en todo lo que hacía la compañía, son muchas clases de legumbres que siembran, si las nombro, son muchos. Por ejemplo, empezando con la lechuga de bola, con lechuga romana, con el apio, con el brócoli, con el repollo, con la achicoria y luego el ajo, la cebolla, el rábano, el espinaca, eso era lo que tenía la compañía, había también mostaza, teníamos que hacer la mostaza.
LB: Y cuando le explicaban esto de los diferentes trabajos, ¿también le daban información sobre qué iba a ser su salario, o las condiciones de vida que iban a tener o los alimentos que iban a recibir, les explicaban eso?
IN: Sí.
LB: Y, ¿qué es lo que les decían?
IN: Nos decían, porque en los contratos venía especificado lo que teníamos que hacer en diferentes pueblos aquí, si era necesario. Pero las compañías donde nos tocó casi solamente de vez en cuando nos mandaban a ayudar a otra compañía, porque se atrasan algunas que siembran de más o algo así. Y pues, nos decían aquí: “Ahí viene en su contrato lo que es el salario por hora, el mínimo”, dice, “por hora y para que sepan cuando ustedes llevan la cantidad de horas que trabajan cada día, para que vean que el mayordomo o el encargado que va a tomar el tiempo, les informe que lo que van a trabajar, lo que van a ganar”. Y así, nos instruían en eso, nos decían, pero uno ya sabía porque venía en los contratos. Y era lo que hacíamos, llevar la cantidad de horas que se hacía cada día para cuando se pagara, en aquel entonces no se pagaba ocho días, se pagaba por quincena y así. Y los contratos había por horas y había por destajo. O sea el que se hace por contrato también, así es, dice uno destajo, porque esa es la palabra cuando uno lo que hace se va a ganar y cuando es por hora, pues.
LB: ¿This rate?
IN: This rate. Sí, entonces así, ya pasando el tiempo como yo ahí que estuve doce años, a los cuatro años ya conocía todo el trabajo, sabía cómo se hacían y tiene uno que aprender como los dirigentes que tiene la compañía. Hay, por ejemplo, un supervisor general que es el de las cosechas y luego ese tiene un asistente. Hay un supervisor general para las siembras, hay un supervisor general para la irrigación o los riegos y esos son los que llevan todos los movimientos. Y los mayordomos que andan levantando las cosechas pues reciben órdenes de los supervisores, porque el supervisor general tiene un asistente y luego hay otro, ese manda a los demás que mandan los grupos de gente y ese tiene un mayordomo. Así es que así es como estaba la escala de trabajo para que pues pudiéramos hacer nuestros trabajos.
LB: Y, ¿qué esperaba usted sobre dónde iba a vivir, y qué iba a comer? ¿Qué es lo que ustedes esperaban y qué es lo que halló?
IN: Tratándose ya de dónde íbamos a vivir, las compañías tenían sus campamentos para trabajadores y tenían sus cocinas, sus dormitorios y todo y nos decían. Nos instruían cuando ya nos llevaban: “Nos vamos a ir a la compañía fulana, ella tiene un campo para vivir, tiene su cocina, tiene todos los servicios para que ahí vivan”. Y todo eso nos explicaban y así era, naturalmente que hay unas compañías que eran más, más humanas, y hay otras que tal vez no tan bien. Como es natural que algunos que, hasta que hay quejas, entonces medio se enderezan. Si no hay quejas no, pero la compañías que eran buenas que te imponían un encargado, que tenía que vigilar a todos los campamentos, ver que todo estuviera limpio, ver que los cocineros tuvieran sus uniformes para que les dieran de comer más o menos limpio. Pero si decimos de defectos, siempre salen defectos. Hay unos que a veces no se lavaba muy bien, o no vestían muy bien, pero había compañías que eran delicadas, como la que me tocó, la compañía era delicada. El dueño, el Harding, el que era el dueño, tenía su cuñado y su cuñado era el encargado de todos los hombres que trabajaban y él vigilaba. Dice: “Estos hombres van a trabajar en el campo, si les damos bien de comer, rinden, dan. Si no les damos bien de comer pues no, no dan producto”. Entonces yo conocí ese hombre, era muy bueno porque en...
LB: ¿El señor Harding?
IN: No, el cuñado, porque era el que se encargaba, se me olvidó el nombre ahorita. Ese era el cuñado de él que la esposa el señor Harding.
LB: Se llamaba Asia, ¿verdad? La señora, o Asia.
IN: Era algo así, sí. La señora pues casi no se metía. El señor Harding pues tampoco, tenía quiénes atendieran todo eso. Y como digo, el cuñado era el que atendía muy bien, me acuerdo muy bien de ese hombre porque ya después que yo me cambié de la Harding a la compañía Garing, pero eso ya fue cuando me emigré. Me llevaba gente, era muy pobre, los contratistas como daban de comer. Haz de cuenta que le van a dar de comer un, todavía los presos creo medio le dan bien, era muy sucio porque eran campamentos muy grandes.
LB: Eran campamentos dijo que eran contratistas.
IN: Sí.
LB: ¿Los contrataban a ustedes?
IN: No.
LB: Ya usted era emigrado, dice.
IN: Ya entonces estaba yo emigrado y ya era mayordomo. Y nosotros llevamos la gente para que se alojaran en sus campos de ellos y allá les daban de comer y todos se quejaban porque pues la comida, compraban lo más barato, botes, carne que ya no está muy fresca y seguido se enfermaba la gente. Triste pero así fue, muchos hombres que se enfermaban muy seguido en los campamentos. Y como es lógico a veces las autoridades se descuidan un poco y se cometen esas anomalías y así era como marchó. Porque en 1956 fue el último año que trabajé con la compañía Harding. Ahí en onde nos alimentaban muy bien, muy bien nos trataban. Cuando me cambié con la compañía Garing, la compañía Garing tenía su campo y daba también bien de comer. Pero cuando salíamos afuera que nos íbamos por ejemplo, a Brentwood, a Stockton, a Mendota, o a Los Banos, a Cinco Puntas, a Bakersville, pos ya los que nos atendían ahí ya no estaba muy bien las comidas. Ya cuando uno es mayordomo pues ya no, si no quiere uno no lo come, se va uno al pueblo, pero así la gente sufrió. Era triste porque no eran muy buenos los salarios para ir a comer al pueblo y luego pues no tienen, cuando uno anda así, no tiene uno carro, porque no se permitía que tuviera uno carro, estaba uno contratado y tenía uno que ir en los autobuses de las compañías, porque ellos eran los responsables. No podían responder por uno que se accidentara por ahí afuera de noche o de tarde por allá fuera de trabajo. Todo eso tiene sus reglamentos y ahí aprendí que las aseguradoras, o sea en las aseguranzas son las que controlan el manejo de los autobuses, de todo el equipo que mueve la gente, y todo eso pos es, ¿cómo diré?, no se puede catalogar como muy excelente pero medio excelente sí, medio bien voy a decir, no excelente, medio bien el tratamiento. Y ya depende también de uno, si uno es obediente, si uno es obediente para obedecer las leyes, obediente para obedecer los reglamentos, obediente para obedecer las órdenes, porque los reglamentos los pone la compañía de acuerdo con la ley. Y para salir afuera tiene uno que aprender algo de las leyes de cada pueblo, de cada estado y todo eso tiene uno que ir aprendiendo para saber cómo conducirse, cómo andar fuera allá de su trabajo. Que los trabajos, pues ahí están los mayordomos, los supervisores que lo controlan a uno. Pero uno no puede hacer absoluto porque ningún trabajo se puede hacer fuera del reglamento. Todos los trabajos se hacen dentro del reglamento, no importa cuál sería, cuál sea la categoría del trabajo, ya sea en una oficina o, sea fuera en el campo, tiene sus reglamentos, ¿verdad?, que tiene uno que obedecer. Y así yo aprendí bastante y a través del tiempo las compañías van viendo quién le conviene y quién no le conviene, como es natural. Si una compañía, como sucedió conmigo, de repente me dijeron, dice: “Yo, este hombre yo no quiero que se vaya a México, que arregle su visa para que quede como permanente emigrado, permanente aquí en Estados Unidos”. Esa era recompensa más o menos y así fue como me tocó a mí de repente, pero lo van haciendo de acuerdo con lo que uno le da a ganar a la compañía. Si ven que uno es gente que aprende todos los trabajos y que sabe uno manejarlos y que les cuida su trabajo de la compañía o es decir, su dinero que invierten. Porque cualquier cosa que hace uno, si no sabe uno, echa uno a perder las parcelas y pierden y no. Tiene uno que pos orientar bien a los que trabajan para que la compañía haga dinero y lo tenga uno y así era.
LB: ¿Cuántos contratos tuvo usted cuando oficialmente era bracero? ¿Cuántas veces vino a Estados Unidos de bracero y cuántos contratos tuvo? Porque por ejemplo, mi papá me dice que agarraban un contrato y se tenía el trabajador por tres meses, como en Hollister. Y los mandaban pa atrás a la frontera y después se esperaba para que agarrara otro contrato y se venía, otra vez por otra temporada. Entonces, ¿se acuerda cuántas veces se vino?
IN: Sí, cuando yo vine aquí nos contrataron aquí, los contratos eran por dieciocho meses, o sea un año y medio. Así es que en doce años que fueron como seis, no más, menos, menos contratos, ¿verdad?, año y medio, dieciocho meses. Así es que fueron como cuatro, cinco contratos los que hice, porque ya una vez que nos seleccionaron del primer contrato, es decir, el primer contrato ya cuando se terminó ya sabían. “Yo quiero este hombre que se vaya de especial”. Porque las compañías les convenía, porque uno ya sabía el trabajo, ya no tenían que destruir las cosechas, las plantas, porque cuando uno no sabe sí destruye, sí hace uno perder las compañías.
LB: Y a ustedes les daban la opcion de como por ejemplo, como dijo ahorita que si una compañía quería a usted que regresara, lo seleccionaba, ¿verdad?, a usted, porque ya lo conocía.
IN: Sí.
LB: Y entonces al reverso sí, le hacían oferta para trabajar en una compañía, ¿usted podía seleccionar, decir: “No, yo no quiero ir con esa compañía”. O esperar para otro contrato o tenía que ir con el contrato que le ofrecían, ¿Tenía usted la opción de seleccionar con quién iba a trabajar?
IN: Sí, es decir La Asociación de rancheros, había un director y ese era el encargado. Entonces si yo no, si la compañía no me quería y yo no estaba a gusto ahí, venía y hablaba con el director de La Asociación. “Sabe que yo no quiero estar ahí en esa compañía, mándeme en otra”. Por algo que no le guste a uno, sí podía uno, pero era muy raro, porque todos se aguantaban pues si hace uno lo mismo aquí, va a ser lo mismo en otra parte. Y sí, sí le daban a uno cambio como se dice, lo transferían a uno en otra compañía sí, no. Había unos que tenían que echar pleito para que así los corrieran como dicen algunos, dicen: “Pues este quiere... Iban y hablaba con el jefe de La Asociación y le decía: “Sabe que yo no quiero estar ahí, mándeme en otra parte”. Por algo, ¿verdad?, que no le gustaba. Sí, pero La Asociación era la que lo controlaba, solamente que viniera con un reporte muy malo de la compañía que lo contrató, entonces sí, no, lo mandaban a México. Porque como es lógico, había gente que se enojaba. Usaban muchas palabras malas y algunos dicen…
LB: ¿Dice que los braceros?, o, ¿gente de los rancheros?
IN: No, los braceros. Sí, decían: “No ahí quédense con su trabajo, ahí métanselos donde más les duela”, así. Y pues es malo usar ese lenguaje, ¿verdad? Si no está uno a gusto pues va uno con el dirigente de La Asociación, el director, porque había un director y ahí le habla uno. “Sabe que yo no quiero estar ahí, o me cambia usted o me manda para México”. Pero cuando uno viene, ya sabe uno que tiene que sufrir, pero sí aprende uno, pues es uno apreciado, como en donde quiera. Si vengo aquí, por ejemplo, que hago bien mi trabajo pues el patrón está a gusto y dice: “Yo quiero que te estés aquí”. Es igual allá en el campo. Entonces, la pregunta que me hiciste es que sí había opciones, nomás que pues para hacer lo mismo, solamente que había una que otra compañía que pagaba más, no mucho. Pero a veces, como dije yo, ahí en esta compañía que me tocó en la Harding, daba muy bien de comer, cosa que eso es lo más satisfecho, lo más satisfactorio, que está uno contento, trabaja uno, pero si come bien y duerme muy bien, pues está uno contento.
LB: Y entre ustedes, como cuando platicaba con todos los braceros cuando estaban esperando el contrato, ¿platicaban entre ustedes: “Esta compañía es buena, ésta no es buena?”. ¿Se aconsejaban a cuáles compañías deberían ir a uno, o al otro?
IN: Sí, sí se platica, es lógico, es natural eso. Es que, por ejemplo, vamos a decir, yo tenía mis paisanos, si les tocó en otro lugar y ahí se estaba haciendo el… Ganaban uno un poquito más, me platicaba: “Oye, pues pide tu cambio, vente para acá, aquí se gana un poquito más”. Y nomás que calificaba uno a cuáles compañías tenía más trabajo a todo el año. Y por eso algunas personas, como tu papá que dices, que iba y trabajaba nomás seis meses y se iba, pero a él, la compañía o el patrón, le decía: “Vete y te vienes a la frontera y yo mando una carta y entras”. Así es como ayudaban a muchos y tenían los mismos trabajadores que querían.
LB: Y algunos de los rancheros, como usted dijo que lo ayudaron a lo que entendieron por eso ahí entendí, que lo ayudaron a usted a que emigrara, ¿uno de los rancheros?, o, ¿usted solo se...?
IN: No, la compañía.
LB: La compañía les ayudaba.
IN: La compañía Harding, el supervisor general de cosechas, como ya sabía que yo entendía todos los trabajos dice: “Yo quiero este hombre”, le habló al patrón, “yo voy a hacer unas cartas porque quiero que unos hombres que yo quiero que se vayan a arreglar, que regresen”. Y así me tocó a mí y hay otros que nos mandaron, pero a veces pues los meros jefes ahí sí, sí, les cae uno bien como es natural. Pero no se trata nomás de que les cae uno bien, sino que sepan que uno defiende su trabajo de uno. El trabajo que hace uno, ese es el que es su persona, así como estoy hablando. Si vengo a echar mentiras pos así es el trabajo, no lo hago bien y echo mentiras. Todo el tiempo el trabajo es el que representa a cada persona y así era como los patrones calificaban. Porque a veces no se quieren comprometer, no quieren tener responsabilidades pero si ven cómo es uno y le dice a uno: “Te voy a ayudar pero tienes que trabajar, ser fiel a la compañía”. Sí, por eso yo ahí cuando ya me mandaron a que arreglara mis papeles, lo único que no me gustó, porque otra persona me dio la carta de sostenimiento, la compañía no me la dio. La compañía donde daban una carta que decía: “Tú tienes trabajo aquí toda la vida que esté existente la compañía”. Eso era lo que decía la carta que le daban dirigida al cónsul. Pero allá La Inmigración tiene sus reglamentos, que tiene que haber alguien que sea responsable, como si, si yo me vine. “¿Quién es tu papá o quién te va a defender?, o ¿quién es el que va a ver por ti?”. Entonces se hace una carta de sostenimiento, es por ley pues que tiene uno que tener esas cartas.
LB: Y, ¿quién daba esa carta?
IN: Pues una persona que como ahí un supervisor que yo trabajé con él, ese me ayudó, dice: “Yo no estoy bien aquí, ya me voy a salir pero yo te voy a ayudar y te voy a acomodar en otra compañía”. Y así lo hizo.
LB: ¿Era gabacho o era mexicano?
IN: No, era americano, sí, muy buen señor. Como digo, ya cuando ven que uno trabaja y que por uno está, como dicen: “Bueno y, ¿éste qué?, todo el tiempo anda presumiendo que… Y no nomás uno, digo, los inspectores todos esos son los que saben bien, los inspectores que andan inspeccionando los campos y los dueños de las parcelas. Y dicen: “I like the man, you know, he watch pretty good, and he knows how to do his business”. Y todo eso quiere decir que es bueno para la persona. Y así me ayudó este señor, porque cuando llegué a México y presenté los papeles en el Consulado Americano y me dijo: “Todo está bien, tienes hasta cartas de más, pero tiene que haber alguien que responda por ti, que se tiene que hacer affidavit de responsabilidad por ti”. Y entonces ya le tuve que enviar un telegrama a un amigo. Dice: “No te preocupes, yo te doy la carta”. Porque una carta de sostenimiento se hace con un notario y el notario pregunta: “¿Cuánto dinero tienes?, ¿cuántas casas tienes?, ¿cuántos terrenos tienes?, ¿cuántos aparatos tienes?, ¿cuánto dinero tienes en el banco?”. Que ese es el que vale. Todo lo demás, entonces todo eso tiene que poner, cosa que es muy, es muy personal eso, que tenga uno que decir cuánto tiene y cuánto gana uno y todo, si está uno casado, cuántos hijos, todo tiene que poner ahí. Esa es la carta de sostenimiento.
LB: Y cuando trabajaba, ¿cuántos días trabajaba a la semana?
IN: Ahí no había límite, ahí se trabajaba hasta domingos, días de fiesta, el día 4 de Julio, cualquier día de fiesta, porque la agricultura, no hay fecha que tiene uno que parar. Si está listo tiene uno que levantar, porque si no se pierde. Fíjate que hay una diferencia que en un solo día, para al siguiente día cambia, ya la verdura no está igual. Por eso el que anda ahí tiene que conocer cómo tiene que cosechar su producto, lo que se siembra en el campo y así es. Desde luego parece nada, aunque sea uno mexicano luego empiezan las envidias también. Dice: “Y, ¿éste qué?, ¿qué trae, por qué es que va a subiendo?”. Y pues es que uno se esmera en hacer bien las cosas, eso es lo que vale. Y como una vez le dijeron a mi patrón, dijo aquí, ya cuando me cambié al Garing, nos hizo una fiesta y ahí fueron puros inspectores y puros rancheros. Y jefes, dueños de compañías, porque así se hace, se invitan entre ellos. “Voy a tener una fiesta para mis mayordomos, mis supervisores para que llegues”. Y ahí los inspectores y mayordomos ahí supervisores, bueno dice: “Yo no les veo a este… Porque mi título ahí era El Colorado era el nickname y dice, total es que le estaba diciendo. Hasta que por fin el patrón les dijo: “No importa si es negro o es moreno o chaparro o alto, lo que importa es que cuide a mi compañía y que me dé a ganar, eso es lo que importa de cada hombre. No importa si está muy güero o está negro, lo que sea”. Eso quiso decir. Y una vez ya le di las gracias ahí al patrón. Le digo: “Oí lo que dijiste”, dice, “es la verdad, tú no te preocupes, aquí tienes trabajo”. Y ya después pasó el tiempo, el supervisor grandote ahí a veces no estaba, y es que me encontraba era a mí y conmigo platicaban. Y yo les decía: “Mira, tratando bien a la gente, nos dan más, rinden más, pero si los trata uno mal, es como pues están enojados y no. Y ve a ellos, no nos vamos a mover aquí vamos a hacerle como uno puede o como quiere”, y así. Y decían, se quedaba pensando el patrón, dice, ya se iba y venían otro día: “You know, last night I was thinking in my bed, you know, what you told me about how to treat these people”. “Pues es natural”, le digo, “tú sabes”. Si a ti por ejemplo ves que, que no te ven bien en una parte, pues no, no estás a gusto, ni haces bien las cosas. “Sí”, dice. Nomás que a veces los patrones se basan a otros que les meten en la mente y por eso es que casi generalmente las compañías, los meros patrones ni se dan cuenta de lo malo que hacen los supervisores acá afuera, esos son los malos. Tiene uno que ser hombre, que sienta, como yo que trabajé mucho tiempo, siente uno el dolor, como se hace el trabajo y así quiere uno enseñarlos, y eso era lo que le explicaba mi patrón el Garing. No, nunca hay que tratar mal a la gente porque no tenemos buenos resultados, tú me entiendes porque yo fui trabajador y sé lo que se siente y sí. Y porque se quedaba pensando más, hacía su cabeza y ni me decía, pero ya cuando se iba a su casa, que estaba en la cama, dice que se acordaba y así es. Y porque te voy a decir que los dirigentes, los gobiernos, todos piensan por el mejoramiento de ellos mismos, muy rara vez piensan de otro. Ellos lo que defienden es de beneficiarse ellos y así es una autoridad, aquí por ejemplo, no dice: “Pues ahí me voy a hacer, yo quiero beneficiarme, al cabo no voy a estar aquí todo el tiempo”. Pero se cambian y hacen cosas y eso no está bien. Yo veo eso, que así son las posiciones políticas, muy raro es el hombre que realmente se sacrifica por la gente pobre.
LB: Cuando no, parece que con el señor Garing tuvo buena relación y buen trabajo. Había ocasiones cuando tenía un problema y sería personal o sería en el trabajo y, ¿usted estaba a gusto de decirle al señor que había un problema? Y, ¿le ayudaba él a resolverlo?
IN: ¿Sabes? Sí muy buena pregunta esa porque los patrones como digo, yo podía decirles, pero solamente que él diera el motivo. Puede decir que alguien hiciera una pregunta, pero tiene uno que pensar muy bien porque se compromete uno, es decir como dice uno, cut the throat, de los demás. Y eso es lo que uno tiene que cuidar, hay que hacer, hay que cuidar lo de uno y hacer y hacérselo bien al patrón, porque ve uno lo malo que hacen otros, que roban. Por ejemplo, un supervisor va y pone las llantas a su carro, ¿qué está haciendo?, pues ta haciendo mal, ¿verdad?, el carro no es de la compañía, es de él. Hay casos así muy, ¿cómo diré?, los que uno se da cuenta, pero así es en todas las empresas. Tú sabes como salen los problemas y ya te digo, yo era muy cuidadoso, te digo si quieres una vez, si quieres que te diga la verdad, a los hombres hay que exigirles, a los dirigentes que cuiden. El cuidado está aquí en donde anda uno, no por allá, que vaya uno por ahí a andar platicando, aquí es donde está. Todo el tiempo cuando está uno desarrollando un trabajo, tiene uno que estar a donde se está haciendo el trabajo, no andar por ahí viendo otras cosas y esa cosa, ¿cómo te diré?, no difícil. Porque cada persona como tú o como yo, piensa uno en su persona de uno, ser bueno, ser legal, ser puntual. Naturalmente que tiene uno a veces algo que pase, podemos llegar tarde a su trabajo pero eso le avisa uno muy, porque me sucedió esto, especialmente las mujeres que tienen obligaciones con la familia. El hombre si está empleado sabe que tiene que cumplir porque la mujer es la que está atrás en la casa y así, pero la legalidad de todo el movimiento económico en un estado, o en los estados o en una nación, ojalá quisiera uno que todo fuera humano. Tú sabes eso lo que te estoy diciendo, que fuera humano. Es que hay, desde el punto de vista nomás que trate uno, que se exprese uno mal de alguna persona, con eso ya hiere uno a otros, lastima uno pues su orgullo, su pride de otra persona. Todo el tiempo hay que ver que tiene uno que ser bien, actuar bien con los seres humanos y ese era mi filosofía. Y yo veo a veces que hay gente, por ejemplo, aquí en los negocios que hay gente que sí piensa bien. No exclusivamente que trate uno de enderezar a grupos de gentes, sino que educarlos, a que sean respetuosos, que se presenten como son, como si son buenos hombres o buenas mujeres con su trabajo, no nomás con la boca sino que con el sentimiento. El sentimiento vale mucho porque uno siente igual que otra persona, si está uno contento, le transmite uno la alegría a otra persona, si está uno enojado, pues la otra persona ve, dice: “No, esta persona está enojada, mejor me retiro”. Y eso es lo que hay en este mundo, ¿verdad?
LB: Eso es cierto.
IN: Y es lo que muchos jovencitos o jóvenes como tú que están saliendo para ayudar la comunidad. Fíjate, que tú quieres hacer una cosa bien pero luego se te acerca gente que te compromete.
LB: Es difícil porque tengo que quedarme en medio.
IN: Sí, por eso te digo.
LB: No puedo tomar lados porque el minuto que hago eso, entonces, si tomo un lado, el otro lado ya no me va a tener confianza.
IN: Sí.
LB: Y no voy a poder hacer lo que quiero hacer, agarran la información de todos y tratarlos a todos con respeto y con fairness, ¿cómo se dice fairness en español?
IN: Con este, ah...
LB: ¿Igualdad?
IN: Sí, con igualidad, sí.
LB: Es pero, es muy importante todo esto.
IN: Fairness es igual a regular, fíjese, pero el respeto sí, no lastimar el pride, o sea el orgullo de la persona. Tiene uno que, como eso era lo que te quise decir hace un rato que si echaba de cabeza, es que al trabajo bien, nos llega a punto en que ya no puede uno tapar, si una persona hace mal y quiere echar mentiras todo el tiempo, en alguna parte va a quedar mal.
LB: Cuando iba al trabajo usted, dice que iba a su trabajo a hacer su trabajo a lo mejor que usted podía, era honesto, era trabajador, era dirigente, ¿había personas que usted conocía que no eran esas cosas?, ¿que no trabajaban bien? ¿Cómo se dice?, It was hard for them to do the work, y, ¿qué pasaba con esas personas?
IN: Trata uno de alentarlos, decirles: “Tienes que pensar bien porque estás haciendo tu trabajo, el trabajo es para ti porque de ahí ganas, pero hay que cuidar el trabajo que estamos haciendo. No pienses nomás que por qué te tratan mal, tú haz tu trabajo hasta donde puedas”. Yo así los educaba porque hay gente muy grosera. Tiene uno que ser un poco estratégico en usar las palabras para hablarle a una persona cuando está enojada. O sea que le dice uno por ejemplo a alguien, supongamos que tú estuvieras enojada, pues presión quiere decir que no estás muy contento y eso significa que algo está mal, quiero que me lo digas, si lo que está mal es por nosotros o es por otra causa, o es por el trabajo, lo que sea y tiene que decir algo la persona y tiene uno que decirles: “Mira, a donde quiera que vayamos tenemos que trabajar. Tú aquí haz tu trabajo hasta donde puedas, pero tienes que esmerarte porque de eso vives. Tú por ejemplo que tienes hijos, no vas a andar aquí y allá y donde quiera no te quieran, tienes que dejar en un lugar a donde te vean bien que haces tu trabajo”. Pero el trabajo lo hace uno y uno es el que debe de estar pensando en quedar bien, sí.
LB: Cuando terminó el Programa Bracero, ¿usted regresó a México o se quedó aquí?
IN: No, cuando se terminó el Programa Bracero, antes de que se terminara me mandaron a México para inmigrarme, por eso te platiqué eso.
LB: De las cartas que le mandaron sus patrones.
IN: Sí, eso fue lo que me dieron aquí. Yo las llevé, el contrato siguió porque yo tuve que manejar braceros todavía después, y yo era el maestro. Como les daba clases, les dije: “Miren, yo soy de un estado más pobre y soy mexicano 100%, porque ustedes, algunos de ustedes, traen hasta ojos azules o grandotes, aquí el trabajo es el que hace a la persona”. En primer lugar, no nomás que porque haga uno tiene uno que pensar, su cerebro que piense que tiene uno que ser respetuoso con los compañeros, con los patrones y con uno mismo que se dé uno a respetar. Entonces, no tenemos otro camino porque venimos a luchar, dejamos a nuestras familias para venir aquí y trabajar. Entonces si queremos nomás hacer, porque yo quiero hacerlo como yo quiera, no se puede. Y al principio dije que tienen reglamentos todos los trabajos, todo lo que ven ustedes, todo tiene sus reglas, para preparar la tierra, para echar lo que se necesita, para sembrar, para beneficiar a la planta y todo eso. Y así somos nosotros, tenemos que aprender para que si tú tienes buena idea pues platicamos. Naturalmente que tú no me vas a decir muy exactamente porque si no entonces luego luego piensas me va a ganar este, porque así piensa la gente. Pero uno en su corazón y en su mente sabe uno que eso es lo que vale y si es uno religioso con más razón, porque la religión lo endereza a uno muy bien, ¿no sé si tú eres católica?
LB: Um-hm.
IN: Ya vez que dice la Biblia, que dijo Dios, dice: “Trabajarás para que vivas con el sudor de tu frente”, y no. ¿A dónde vamos? Tenemos que educarnos y lo que hacemos hacerlo bien. Porque te voy a decir que todos los negocios… En la cantina es puro, lo más malo que hay. Ahí no se hacen los negocios por conciencia, ahí se hacen al que se deja. Y hay otros trabajos que se hace igual, pero eso lo que, pues se aguanta uno y ve uno que todo tiene su límite. Unos pagamos de un modo y otros de otro, hasta que Dios dice: “Bueno, no te llevo porque tú te portaste mal”, o, ¿no así dice?
LB: Sí.
IN: Hay muchas cosas que veo, por ejemplo, yo aquí he visto, aprende uno mucho de las cosas bien buenas y cosas malas. Vamos a decir de un político, por ejemplo, un político habla de más y nada de eso cumple, hay nomás medio le… Bueno yo no sé. Yo no sé si a ti te gusta ver cómo son los políticos, pero eso es lo más, ¿cómo te diré?, detestable que puede uno ver en una persona. Pero así es el mundo y tiene uno que convivir con ellos y uno ya nomás corresponde a uno portarse bien, vivir bien, aunque no muy rico, pero lo importante es que esté uno contento, ¿verdad?
LB: Sí, sí es cierto.
IN: Sí.
LB: Unas reflexiones finales, ¿para usted qué es lo que significa el término bracero?
IN: El término bracero es cuando no únicamente se aplica porque venimos aquí, se aplica también en cualquier país. Si yo voy de un estado a otro, voy a prestar mis brazos, así se hizo el título del contrato, voy a prestar mis brazos, de ahí viene la palabra bracero, de brazos, los brazos son los que hacen ya el trabajo y la mente es la que dirige a los brazos, ¿verdad? De ahí viene la palabra bracero según la etimología de la palabra y yo creo que tú sabes eso, ¿verdad? No sé si tienen otros, como dicen aquí los americanos: “Oh, he is a hand worker”. Porque nomás las manos y en México se dice bracero porque usa uno los brazos.
LB: ¿Cómo se siente usted cuando lo llaman bracero?, ¿se siente orgulloso?
IN: Sí.
LB: Triste, ¿cómo se siente?
IN: No, yo me siento orgulloso. Porque nada es malo, no es malo. Malo que yo me sintiera un traficante, ahí sí, pero ser bracero es ser un trabajador, esa es la definición de la palabra esa, de bracero. Y si uno hace mal, eso ya es otro título, yo me siento, yo casi cuando voy a México o en alguna otra parte, ya cuando aquí ya que se hace uno al sistema, al ambiente de este país, pues ya la gente. Solamente que alguno me pregunte y me diga: “¿Tú eres bracero o fuiste bracero?”. “Sí señor, ¿hay algo malo en eso?”. “No, no, no, nomás pregunto”. Porque hacen la pregunta, ¿sabes qué es lo que quiere decir?, como que quiere rebajar a la gente. Dice, este es bracero porque no tuvo escuela. La escuela no hace, también los sufrimientos de la vida, pero uno se endereza todos sus malos hábitos en el curso de la vida. Yo no voy a explotar a nadie, ni a engañar a otro, por estar bien, porque no, no es eso lo que le enseña a uno la religión. Pero no nomás eso tiene uno que cumplir porque si hace uno mal todo el tiempo, nuestra conciencia está mal, ¿verdad? Sí, así es.
LB: En términos generales, sus recuerdos de ser un trabajador bracero, ¿son positivos o son negativos?
IN: No, el recuerdo es positivo, porque a eso vine, a luchar, a prestar mis brazos para el trabajo. Naturalmente que cuando ya se mete un dirigente pues ya es uno maestro, tiene uno que enseñar a los que aprenden y ser honesto con uno mismo para que tenga uno un título bien en su conciencia y ante otra gente, ¿verdad? Así está.
LB: El haber sido bracero, ¿usted piensa que cambió su vida? Si no hubiera sido bracero, pues es muy probable que fuera, que se hiciera diferente. Pero, por ejemplo, mi papá dijo que él se vino de bracero porque en el rancho donde vivía las cosas no estaban muy bien, andaban muy pobres y él estaba recién casado con mi mamá y tenían a mi hermano, mi hermana y a mí. Y dice que se vino porque no quería que nosotros creciéramos descalzos, con hambre y pues se vino. Y entonces cuando se vino usted de México, ¿sí cambió su vida de lo que tenía en México?
IN: Este, sí cambia la vida porque trabaja uno duro y no todos queremos acabarnos muy pronto. Fíjate, hay una cosa, dice: “Si yo voy a trabajar muy duro, muy pronto me voy a acabar”. Y es cierto. Si no se cuida uno bien, porque la mayoría de la gente les gusta tomar sus copitas, a veces no nomás son dos, tres, sino a veces hasta que se emborrachan, luego quedan mal con la familia, o luego se meten con amigos de malos modos también y anda uno sufriendo. O, porque la familia pues naturalmente ve uno que protestan, dicen: “¿Pues cómo?, ¿por qué es que andas borracho y no ves a tu familia?, que tengan qué comer o que vivan bien”. Existen muchos hombres que yo conocí, y luego como yo, afortunadamente como te digo, tenía algo de escuela. Yo vi hombres que en los campamentos donde yo estuve dice: “Oyes, léeme mi carta, porque yo no sé mucho”, dije yo, “hazme una carta”. Las cartas que venían de México, pos muy tristes, muy tristes y se da uno cuenta pues de lo que sufre la familia, ¿qué es?
LB: Permítame.
IN: Sí, ya te digo lo que estábamos platicando y no nosotros, por ejemplo, en el estado de, voy a decir, en México o la Nación Mexicana, todos los estados del centro de México para el norte, los hombres que han dirigido al país, han ayudado más a todos esos estados, ¿por qué? Porque los estados son más, ¿cómo se dice?, no se dejan. Yo voy y le digo al Gobierno: “Bueno, ayúdanos o, ¿qué vamos a hacer?, porque pues tenemos que vivir con la familia, y en los estados del sur, ahí casi están olvidados”. Necesita ir nomás, excepto por ejemplo cuando don Benito Juárez, él luchó porque su gente allá tuviera comunicación, que tuviera escuelas, murió él. Quedó don Porfirio Díaz. Don Porfirio Díaz era oaxaqueño, ése se vendió casi con los terratenientes, con los hacendados y se olvidó de los pobres. Y no nomás él sufrió porque por eso es que se hizo la revolución para enderezar todo eso que hizo mal. Y como decía, los estados del centro para el norte, todos han tenido más ayuda del Gobierno, ¿por qué? Porque ha habido más líderes que están en el centro de la ciudad, en la capital para pedir para sus pueblos. Y en el sur casi no le hacen mucho caso porque así es, dice un dicho, hay que ser un poco pedigüeño. ¿Sabes lo que quiere decir eso? Pedigüeño es que cada vez que te veo pide uno, pide uno y así tiene que ser, pues decir: “Bueno que no nos mates pues haz algo por nosotros”. Y así. Pero los que llegan al poder, pues se acuerdan algo de sus estados y hacen algo. Es lo que ha pasado en todos los estados del sur hasta ahora que más o menos, se están componiendo. Porque te fijas que casi les gusta mucho los turistas ir para allá porque la gente está menos maleada, está menos aunque hayan aprendido el mal. Pero ahora últimamente se están volviendo con las lecciones que hay, se están volviendo un poco mal también. Que quieren aprender a asaltar, a robar a las gentes, y todo ese movimiento que hay no es más que el resultado de los gobernantes. Si tú ves, por ejemplo, que un gobernante está haciendo bien, pues hablas bien, pero si tú ves que está haciendo mal, está mal, y reniegas, hablas mal de él y ese es cuando uno reniega. Ah, y así ha estado la historia de nuestra pobre nación. Y así como dices tú, que se vino tu papá, naturalmente que sí había oportunidad dicen, pues, hijas o su mujer consulta con su mujer y dice: “Oye, pues pienso esto, nos llevamos a nuestros hijos y vamos a luchar”. Porque en aquel entonces sí había facilidad, se acomodaba uno bien, ahora con tanta gente indocumentada que ha entrado, ya no tiene uno ni confianza, no sabe uno qué clase de gente. Naturalmente que hay unos cuantos buenos, pero la mayoría creo son malos, porque todos los malos que no caben ahí se vienen por aquí, los delicuentes, los ladrones, toda esa gente, y no nomás de México, de todo el continente y también ahora los asiáticos esos cuando vinieron estos, hasta los rusos, ¿verdad? Y así estamos, pos eso ya depende del Gobierno Federal, aquí nomás te hago esa plática para saber como dices tú. Yo no me siento mal porque digan que fui un bracero, yo me siento contento porque cumplí con mi misión como hombre de trabajo. Y Dios que me ve, o que sabe donde he andado, pues él es el único que me va a juzgar cuando ya me recoja.
LB: Bueno, don Nicolás. Con el sonido de este teléfono vamos a concluir la conversación. Ojalá que en otra oportunidad para platicar porque es muy interesante todo lo que me está diciendo.
IN: Sí, cuando gustes ya tienen el número de teléfono. Porque me gusta hacer entender a los jóvenes que la vida en aquel entonces era pobre, pero más tranquila, eso era lo único. Pero cuando hay familia sufre uno porque ve a los hijos que sufren igual que uno.
LB: Sí.
IN: Y eso era lo que hace que muchos hombres inmigran, muchas familias inmigran. Ora esto que están haciendo, esto ya es un capricho, se vienen y como el Gobierno aquí les da gratis, nos ayuda mucho. Antes cuando yo vine no había nada de eso, teníamos que trabajar y el trabajo estaba que no podía uno con él. Había mucho trabajo, había veces que hasta trabajábamos de las seis hasta las once de la noche, y nos traían de comer, pero es mucho trabajo. Nomás que cuando uno está joven. Yo, me daba tristeza con los señores grandes y yo los veía, pero si fue la aventura de las contrataciones, hay muchos hombres que tuvieron buena suerte, que trabajaron casi mucho tiempo y otros que nomás temporaditas, que tres, cuatro meses, no, tres meses eran los contratos, o doble de seis meses. Y ya se iban y volvía a luchar para venirse. Y así ha sido el movimiento de aquel entonces, ya ahora ya ahí nomás, se vienen ahí a como dé lugar por ahí a los desiertos, ¿verdad?
LB: Okay.





Fin de la entrevista

Interviewer

Bocanegra, Leti

Interviewee

Nicolás Osorio, Ismael Z.

Location

Salinas, California

File Name Identifier

Nicolas_Osorio_SALC002

Citation

Bocanegra, Leti and Nicolás Osorio, Ismael Z., “Ismael Z. Nicolás Osorio,” Bracero History Archive, accessed November 5, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/151.