Luis Zamudio Villagomez
Title
Luis Zamudio Villagomez
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Luis Zamudio Villagómez was born on November 4, 1938, in Moroleón, Guanajuato, México; he is one of seventeen children, though nine died at a young age; he had formal schooling until the sixth grade; at age eleven, he began to work with his father in the fields; he joined the bracero program in 1957, and worked in Arkansas, California and Texas; there he picked cotton and lettuce.
Summary of Interview: Mr. Zamudio recalls his childhood in Moroleón, Guanajuato, México, and how he started working with his father in agriculture at age eleven; he states that, at age eighteen, he joined the bracero program; as a bracero he worked in Arkansas, California and Texas picking cotton and lettuce; additionally, he remembers what life was like in the bracero camps, how they had to cook their own food, and the hardships they endured in the fields; he describes how he renewed his contract, and the treatment he received from foremen; furthermore, he details how he was able to secure residency in the United States after the program was terminated, and how he returned to California to work for the company that helped him get his papers; he concludes by stating that he is now retired after working thirty-seven years for a glass factory, and that he is very grateful for the opportunities he received due to the Bracero Program.
Summary of Interview: Mr. Zamudio recalls his childhood in Moroleón, Guanajuato, México, and how he started working with his father in agriculture at age eleven; he states that, at age eighteen, he joined the bracero program; as a bracero he worked in Arkansas, California and Texas picking cotton and lettuce; additionally, he remembers what life was like in the bracero camps, how they had to cook their own food, and the hardships they endured in the fields; he describes how he renewed his contract, and the treatment he received from foremen; furthermore, he details how he was able to secure residency in the United States after the program was terminated, and how he returned to California to work for the company that helped him get his papers; he concludes by stating that he is now retired after working thirty-seven years for a glass factory, and that he is very grateful for the opportunities he received due to the Bracero Program.
Creator
Acosta, Anais
Zamudio Villagomez, Luis
Date
2005-07-27
Subject
Bracero
Contributor
Cristóbal Borges
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Luis Zamudio Villagomez
creator (Spanish)
Acosta, Anais
contributor (Spanish)
Cristóbal A. Borges
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Original Format
Mini Disc
Duration
57:52
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Luis Zamudio Villagómez
Fecha de la entrevista: 27 de Julio de 2005
Nombre del entrevistador: Anais Acosta
El día de hoy es 27 de julio de 2005 y estamos en San José, California con el señor Luis Zamudio Villagómez, me dice.
LZ: Sí.
AA: Señor Zamudio, dígame ¿dónde y cuándo nació usted?
LZ: El 11, 11, 4 de 1938.
AA: ¿Once de abril?
LZ: Once no, el cuatro.
AA: El 4 de noviembre.
LZ: De noviembre.
AA: ¿De 1900…?
LZ: [Mil novecientos] treinta y ocho.
AA: ¿Dónde nació?
LZ: Pos yo nací en un rancho, La Barranca le dicen, pero casi radiqué todo el tiempo en Moroleón, Guanajuato.
AA: Moroleón, Guanajuato.
LZ: Sí.
AA: ¿A qué se dedicaban sus papás?
LZ: Pos a la labor en el rancho, sembrar maíz, frijol y pos verás, eso era el destino de nosotros en el rancho.
AA: ¿Cómo se llamaban sus papás?
LZ: Jesús Zamudio y mi mamá Sabina Villagómez.
AA: ¿Su mamá también le ayudaba a su papá en la labor?
LZ: Pos ella no ayudaba en la labor, pero pues en llevarnos de comer allá, pos le ayudaba pues en hacer la comida en…
AA: ¿Cuántos hermanos fueron?
LZ: Hermanos nomás uno.
AA: Y usted.
LZ: Y yo.
AA: No, sí era una familia chica.
LZ: Hermanos, pero hermanas eran como unas cinco.
AA: Pues sí, ¿sus hermanas también?
LZ: Y los demás, tuve más hermanos, pero pos esos fallecían chiquitos o unos ya más grandes, porque por todos éramos dieciséis.
AA: Fueron dieciséis en total.
LZ: En total, pero murieron nueve y quedamos siete.
AA: Quedaron siete.
LZ: Cinco mujeres y dos hombres fueron nomás.
AA: ¿Cómo se llaman sus hermanos?
LZ: Bueno, mi hermano Sadam Zamudio y de las mujeres Esperanza, María, Librada y Alicia.
AA: Y Alicia. ¿Dónde viven?
LZ: No, pues ya una, ya han muerto ya casi, nomás me quedan dos.
AA: ¿Y están…
LZ: Yo y mi hermano todavía.
AA: Y, ¿están aquí en San José?
LZ: No, allá en Moroleón está una y una sí tengo en Chicago.
AA: ¿A qué se dedican?
LZ: Pos ya, bueno, todavía la que está en Chicago trabaja algo ahí, ya viejita, pero todavía anda trabajando. (risas)
AA: Cuénteme de Moroleón.
LZ: Ah, Moro…
AA: ¿Cómo es?
LZ: Pues bueno, para la gente que tiene algo de qué vivir es muy bonito, porque es, pos la gente de allá se dedica a hacer ropa. Creo hay muchos trabajo, dicen pues, ¿verdá? Ahorita, yo cuando yo estuve no. Pos como yo venía del rancho a vender, como yo era, a vender leña pues nomás, que le dicen, ¿vedá?, para echarle al, sí sabe, ¿vedá?
AA: Sí, sí claro.
LZ: Echarla al fogón ahí para hacer las tortillas.
AA: ¿Qué tan lejos está La Barranca? Me dice.
LZ: La Barranca como una hora de… Bueno, en ese tiempo hacíamos hasta hora y media.
AA: Hasta hora y media.
LZ: Pero ahora no, pos ya, como ya echaron carretera, pos en diez minutos esta ahí.
AA: Está cerca. Hábleme de cuando fue a la escuela.
LZ: Uh, pos escuela casi no fui porque yo hice lo que la canción, aprendí de grande y poquito. Porque había una profesora que pusieron ahí en el rancho, pero no era del gobierno, era nomás una que sabía algo más que toda la gente ahí y pos yo en ese tiempo yo iba nomás medio día, porque pos tenía que trabajar para ayudarle a mi papá.
AA: ¿Trabajaba y estudiaba a la vez?
LZ: Y estudiaba, sí.
AA: ¿Hasta qué grado cursó?
LZ: Pos nomás al seis estuve ahí.
AA: ¿Hasta el seis?
LZ: Pero después entró un ya cuando… Sería que pusieron un profesor. Ese sí ya iba por la, ¿cómo le dijera?, por el pueblo pues, ¿vedá? Y él daba escuela noturna.
AA: Ah, okay.
LZ: Y ahí era donde yo iba en la noche a aprender algo.
AA: ¿Aprendió a leer y a escribir?
LZ: A leer y a escribir, a hacer cuentas, algo así.
AA: Qué bien. Y, ¿en qué trabajaba?, ¿qué era lo que le ayudaba usted a su papá cuando me cuenta que trabajaba e iba a la escuela al mismo tiempo?
LZ: Pos allá se usaba que, ¿sí sabe lo que son los bueyes?, ¿verdá? Una yunta de bueyes.
AA: Sí, claro.
LZ: Eso era, él iba con la yunta haciendo el surco y yo sembrando.
AA: ¿Iba echando las semillas?
LZ: Las semillas.
AA: Qué bien.
LZ: Y cuando ya estaba pues grandecita, él pasaba una raya por aquí y otra a un lado del maíz. El maicito estaba así chiquito y luego yo le arrimaba más la tierra, así, pues ahí andábamos agachados, ¿vedá?
AA: ¿Cuántos años tenía usted cuando andaba haciendo eso?
LZ: Como unos diez años, diez, once, doce, por ahí.
AA: ¿Ese podría decir que fue su primer trabajo?
LZ: Sí, ese fue mi primer trabajo.
AA: Que no era de paga, sino simplemente le ayudaba.
LZ: No, pues nomás para ayudarle a mi papá ahí. Pos sí y ya, bueno, de trabajo del rancho, eso era lo que hacía.
AA: ¿Cómo se enteró usted del Programa Bracero en aquel tiempo?
LZ: No, es que había mucha gente que se oía decir que julano está apuntando gente, para el que quiera ir de bracero para Estados Unidos.
AA: Y, ¿dónde eran las contrataciones?
LZ: Bueno, la primer vez que yo vine, eran en Monterrey, Nuevo León y ahí uno se hacía llegar a Monterrey.
AA: ¿Qué tan lejos está Moroleón de Monterrey?
LZ: Uh, pos siempre está, hacíanos como unas doce horas en el camión.
AA: Bastante.
LZ: Sí, por ahí, pos sí, por ahí más o menos, doce.
AA: Y, ¿quién pagaba ese viaje?
LZ: No, pos nosotros de ahí de Moroleón pagábamos a Monterrey. Pero luego ya como nosotros veníamos apuntados en una lista, y entonces ahí en las contrataciones nos daban o sea, pues iba toda la gente como a un lugar muy grande y un corralón, nosotros le decíamos El Corralón. Bueno, ahí le decían así, ¿vedá? Y entonces ahí se juntaba toda la gente en el día y allá en una parte, pos habían una mesas, había la gente que hablaba por bocina, unas bocinotas que ponían tenían lejos allá y ahí taban nombrando la gente que les pedían acá yo creo, o algo así pensé yo.
AA: ¿Ustedes llevaban su lista, o llegaban ahí y se apuntaban en una lista?
LZ: Es que alguien apuntaba la gente desde allá, por ejemplo en Moroleón había de esos corredores que le decíamos nosotros, apuntaban como ahorita tú, ¿verdá?, que apuntas unos diez, veinte o treinta. “Okay, les vamos a cobrar $200 pesos o $100 pesos”. Lo que fuera, ¿verdá?
AA: ¿Por qué les cobraban?, ¿para qué era eso?
LZ: Pos ellos no sé para qué los cobraban, pero ellos cobraban. No lo traían a uno gratis, o sea uno pagaba el pasaje…
AA: Y aparte pagaban…
LZ: Y aparte pagaba, pos en ese tiempo yo me acuerdo que pagaba $225, yo en el tiempo que yo empecé.
AA: Como una cuota para…
LZ: Pos para ayudarse ellos o pa hacer dinerito ellos, o algo así. Y también para que, muchos tenían más preferencia de arrimarse con el mero…
AA: Porque ya iban con la lista.
LZ: Ya íbamos con la lista.
AA: Pero eso ya era cosa de los corredores.
LZ: Sí, pos esa era cosa de ellos. Y ya de ahí, pos cuando oía uno el nombre, todo el que oía el nombre, pos ya sabía uno a donde, a dónde se iba a ir, ¿vedá? A donde se estaban juntando ya los que le hablaban.
AA: Y ahí, ¿qué les pedían?
LZ: Pos ahí no nos pedían nada, nomás ahí ya nos, pos sí nos pedían el nombre, la dirección, y miraban si sí era cierto que venía apuntado ahí.
AA: Ah, okay. ¿Alguna foto o algo así?
LZ: Ah, no, no pedían foto, nada más una acta.
AA: Una identificación.
LZ: Una identificación.
AA: Qué bien.
LZ: Y luego ya de ahí pos nos pasaban a, según ellos a revisarnos así que les sacaban sangre o que alguna…
AA: Como un examen médico.
LZ: Algún examen.
AA: ¿Qué exámenes médicos les hacían?
LZ: Pues nomás nos sacaban sangre y nos hacían preguntitas si había estado enfermo, o algo así.
AA: ¿De la vista?
LZ: Sí, bueno, principalmente la vista, pos querían que mirara uno bien y si venía malo, pues también hasta eso que sí atendían, porque si venía malo, lo mandaban a…
AA: A un doctor.
LZ: A un doctor.
AA: ¿A usted le tocó que haya regresado gente porque venía enferma?
LZ: No, bueno a mí no me tocó.
AA: Ver o algo.
LZ: Ver nada. Bueno, me tocó oír nomás que sacaban a algunos, ¿vedá?, que venían enfermos.
AA: ¿Qué tipo de preguntas les hacían ahí en la revisión?, o ¿qué requisitos tenían que tener ustedes para irse de braceros?
LZ: Pos como le digo, nomás el único requisito era que venía uno apuntado ya en la lista y que estuviera uno bien.
AA: ¿No les preguntaban así como si sabían trabajar la tierra?, o, ¿no era requisito eso?
LZ: No, no era requisito porque, pues lo único que querían era que uno fuera trabajador principalmente, si lo que le decían: “¿De dónde eres?”. “De tal parte”. “¿En qué trabajas allá?”. Eso sí nos lo decían.
AA: Ah, okay.
LZ: Y pos: “En la labor de…
AA: ¿Cuántos años tenía usted la primera vez que cruzó?
LZ: La primera vez tenía, no me acuerdo exactamente si tenía diecisiete o dieciocho años, porque ese año me apunté yo para el servicio allá y entonces uno se apuntaba a los dieciocho, ya los diecinueve iba a dar el servicio y se me hace que yo la primer vez fue a los dieciocho.
AA: Ya no, no le tocó hacer el servicio ahí.
LZ: No, sí, luego regresé porque yo, los contratos eran nada más por cuarenta y cinco días para el lado de Texas.
AA: Muy poco.
LZ: Pero podía uno renovar si había trabajo.
AA: Renovaban.
LZ: Renovábamos otros cuarenta y cinco días.
AA: Cuénteme, una vez que ya cruzaba aquí a Estados Unidos, ¿a dónde lo llevaban?
LZ: Bueno, cuando pasábamos ya para acá, pos a la parte que, cuando entraba por Texas que entramos allá por, ¿por dónde entramos?, por Reynosa se me hace. No, no Reynosa, por Laredo.
AA: Por Laredo.
LZ: De ahí nos… Pero ya de ahí, ellos se encargaban desde Monterrey o para acá, ya se encargaban ellos, ellos ponían bases para traer la gente a la frontera y de la frontera la mandaban a… Como esa vez que ya me tocó la primer vez, fui hasta Arkanso [Arkansas], a piscar algodón.
AA: Piscar, okay. Y, ¿en qué consiste eso de la pisca de algodón?
LZ: Bueno, pos consiste en que usted la, cuando ya le dan su saca grande, es como un costal, ¿verdá? Pero bien, bien larguísimo y ahí pues se va uno piscando. Iba piscando el algodón, el que ya estuviera abierto.
AA: ¿Cómo es la planta del algodón? Para aquellos que no la conocemos.
LZ: Pos la, pos la planta de algodón es como cualquier planta de…
AA: Una mata, ¿cómo un arbusto?
LZ: Como arbolitos, pero siempre altos.
AA: Como de un metro y medio.
LZ: Porque uno andaba como de unos cuatro o cinco yardas, o que decimos pues aquí, ¿verdá? Y a veces había chiquitos pues también, ¿vedá? Pero ya uno iba piscando toda la… Porque lo ocupaba uno cuando abría ya la, porque eran unas bolas así.
AA: De algodón.
LZ: De algodón. Y cuando abrían, entonces uno iba jalándola.
AA: Cuando abre el algodón es cuando lo tienen que piscar.
LZ: Es cuando tenemos que piscar, pero eso era nada más donde querían que juera piscao limpio, que le decíamos. Dicen: “Cuando es limpio, hay que piscar la pura, la bolita de algodón, la blanca”. Y entonces, pues ahí estuve como, una vez cuarenta y cinco días fue el primer contrato.
AA: Bueno, y cuando a ustedes les iban a hacer el contrato, ¿les decían cuánto les iban a pagar?
LZ: Pos no.
AA: Al principio, o, ¿hasta llegar a…?
LZ: Hasta llegar al lugar donde, pos no me acuerdo si nos decían ahí o… Pero como el algodón siempre era que nos iban a pagar a dos centavos o dos y medio, la libra.
AA: La libra.
LZ: Era porque el algodón todo el tiempo, yo supe que era a lo que uno piscara.
AA: Sí.
LZ: Ese no era por horas.
AA: Y dice que les pagaban $0.02 centavos la libra.
LZ: Dos centavos o, sí, se me hace que dos.
AA: ¿Cuántas libras piscaba?
LZ: Pos alcanzábamos piscar unas doscientas al día. Pos nos ganábamos como $5, o $4, o $5 pesos.
AA: Y, ¿dónde era?, ¿cómo era el lugar donde vivían?
LZ: Pos una casa grande, y nos ponían camas de esas laterales, chiquitas así.
AA: ¿Como cuántas personas estaban ahí?
LZ: Bueno, la primera vez que estuve yo ahí, habíamos en un cuarto, en uno le nombrábamos barraca, en una barraca, ahí habíamos como unos treinta por ahí más o menos.
AA: ¿Les daban de comer ahí?
LZ: No, uno hacía.
AA: Uno hacía.
LZ: Nosotros teníamos que hacer de comer ahí.
AA: Descríbame, ¿cómo era el día típico ahí en la labor?
LZ: Bueno, el día, pos en la mañana se levantaba uno a arreglar su lonche pa comer a medio día. Se hacía sus tacos ahí, porque por lo regular siempre usábamos harina, o sea usaban, hacíamos más.
AA: ¿Ustedes hacían tortillas?
LZ: Nosotros hacíamos tortillas, nos hacíamos nuestros frijoles, papas o un pedacito de carne, o lo que fuera, ¿verdá? Y ya hacíamos los tacos y nos íbamos a piscar ahí y pos allá nos la… Duramos hasta, pues casi todo el día piscando el algodón y hasta en la tarde, pues ya nos regresábamos al campo otra vez. Pero ellos nos, nos llevaban y nos traían, pues nosotros no…
AA: ¿Estaba lejos el campo?
LZ: Había veces que estaba lejos, había veces que nos íbamos caminando.
AA: Esta vez que me platica, la primera vez, ¿estaba lejos?
LZ: No, no estaba lejos, esa vez no estaba lejos.
AA: Y, ¿como a qué horas regresaban de trabajar?
LZ: Pues como a las tres, cuatro de la tarde.
AA: Todo el día estaban ahí. Y, ¿qué hacían después?
LZ: Pues ya nomás a seguir otra vez haciendo lonche pa otro día.
AA: Para el desayuno.
LZ: Sí, porque uno trataba de estar listo y para hoy, el día sábado nos llevaban a comprar…
AA: El mandado.
LZ: El mandado.
AA: ¿A dónde iban?
LZ: Pues a un pueblito ahí, pero no me acuerdo cómo se llamaba.
AA: Y, ¿quién los llevaba?
LZ: El patrón nos, si no iba él, pues mandaba a alguien de conocidos de él que nos llevaran en un troque al…
AA: Al pueblo.
LZ: Al sí, ya decían: “Aquí en esta marqueta compren ahí lo que necesiten”. Y nosotros pos de ahí nos lo que uno quisiera.
AA: ¿Llegó usted a conocer al patrón?
LZ: Sí.
AA: ¿Se acuerda de su nombre?
LZ: Uh, no. Bill creo que se llamaba, ya me acordé.
AA: ¿Cómo los trataba el patrón?
LZ: No, muy bien.
AA: ¿No tuvo usted ningún problema?
LZ: No y luego como no le entendíamos casi, pos menos, pero…
AA: ¿No hablaba español?
LZ: Pero ahí había un muchacho con nosotros esa vez, la primer vez que él comprendía bien creo, inglés y alguna cosa que quisiera uno. Vamos a decir necesitamos un comal pa las tortillas, necesitamos, o: “¿Cuándo nos va a llevar?”. “Yo necesito esto”. “¿No puede llevarme entre semana?”. O así.
AA: Él les traducía.
LZ: Él nos traducía bien.
AA: Y el patrón, ¿no tenía así como un ayudante, un mayordomo que…?
LZ: No, él no tenía. Esa vez ahí tocó que él no. El mismo patrón era el que…
AA: Se encargaba.
LZ: Se encargaba de todo ahí, porque era como un ranchero así nomás. No era compañías, porque yo bueno, todavía eso es lo primero, ¿verdá? Porque me falta lo bueno acá, en donde anduve en la lechuga, en…
AA: Y, ¿alguna vez que estuvo en ese pequeño rancho se enfermó usted?
LZ: No, gracias a Dios no.
AA: ¿Alguno de sus compañeros?
LZ: Pues yo no, como era corto el tiempo, no, no.
AA: Cuarenta y cinco días.
LZ: Pos le daba a uno gripita, así de cómo cambiaba el tiempo y nomás, ¿vedá? Pero pos ahí nos…
AA: Nada importante.
LZ: Ahí nos decía: “El que necesite un tylenol o una aspirina o…
AA: Me comentaba que después de que se acabara el contrato de cuarenta y cinco días podían renovar.
LZ: Sí, a veces, a veces sí. Porque esa vez se me hace que no renové yo, nomás estuve en los cuarenta y cinco días ahí en, y pues ya se acabó el algodón, pues ya nos…
AA: Se regresó.
LZ: Ya me regresé.
AA: ¿Cómo se regresó?
LZ: Pos nos, nos llevaban hasta la frontera.
AA: Y de ahí, ¿qué?
LZ: Y luego luego nos daban un pase por mitad de precio, algo así pa agarrar el tren de ahí de la frontera pa su tierra uno.
AA: Como un descuento.
LZ: Un descuento.
AA: Qué bien, qué bien.
LZ: Y sí nos daban una, como una mica, algo así. Pero pos uno, esa vez así.
AA: ¿Mantenía contacto usted con su familia cuando estaba allá?
LZ: Oh, sí, sí, pos escribíamos.
AA: Por cartas.
LZ: Por cartas.
AA: ¿Les mandaba dinero usted a sus padres?
LZ: Pos sí, poquito, pos como le digo, sacábamos $25 pesos, a veces en ese tiempo, a la semana.
AA: Y los mandaba.
LZ: Y pos sí mandábamos pa, ya nomás dejaba uno para comer.
AA: ¿Cómo mandaban el dinero?
LZ: No, por correo.
AA: Por correo, ¿les pagaban…
LZ: O sea que nosotros se las dábamos al patrón. Ahí él se encargaba de irlas a poner en…
AA: Las cartas, dice.
LZ: Las cartas.
AA: ¿Les pagaban en cheque?, ¿con cheque?
LZ: Pos se me hace que sí, pero ahí mismo lo cambiamos a…
AA: Ahí había un…o en el súper.
LZ: En el súper.
AA: ¿Cómo decidió regresar otra vez a trabajar?
LZ: Bueno, después volví a regresar otra vez a Monterrey, otra vez. Porque había, pero ahí era otra, con otros señores, ¿vedá? Que volvieron a apuntar y esa vez me tocó en mismo Texas, pero me tocó para que le decían el west Texas.
AA: Ahí cuénteme poquito más de Monterrey. ¿Le tocó en el mismo centro de contratación, o ya era otro?
LZ: Era el mismo.
AA: Era el mismo. Y, ¿le volvieron a hacer exámenes?
LZ: Sí, igual.
AA: ¿Médicos, todo?
LZ: Todo.
AA: Cuando les hacían estos exámenes médicos, ¿alguna vez le tocó a usted que lo rociaran con algo?
LZ: Ah no, eso sí otra, me tocó rociar otra vez, pero jue aquí en Caléxico porque yo anduve dos veces para allá. Esa vez que le digo, que me tocó en Arkanso [Arkansas], y luego me tocó en el west Texas y ahí era donde le quería llegar a decirle que en Texas el algodón el mismo algodón, pero ahí se trataba de cortar todo parejo, el casquillo que le dicen, también ahí iba todo junto. Ahí le pagaban más barato, ahí nos pagaban a centavo y medio la…
AA: A centavo y medio.
LZ: La libra.
AA: Estaba muy…
LZ: Pero, pero lo piscaba uno.
AA: Mas rápido.
LZ: Mas rápido.
AA: ¿Cuántas libras piscaba ahí?
LZ: No, pues ahí piscábamos hasta cuatrocientas, quinientas.
AA: A muchas libras.
LZ: A según se apurara uno. Veníamos ganando casi lo mismo, pero…
AA: ¿Era más fácil?
LZ: Era más fácil, sí, porque como llevaba todo pero también llenábamos la saca pos más pronto.
AA: Y, ¿cómo era?, ¿iban, llenaban una vez la saca y la llevaban a…?
LZ: Allá, y nos la pesaban. Ahí había un troque grande y había alguien ahí que estaba pesando.
AA: Y él mantenía el control.
LZ: Él mantenía ahí cuántas libras. A nosotros nos daban un número cuando llegábamos a ese lugar y ese número pues ahí, el número julano, no nos ponía el nombre, nomás número julano, tantas libras y a la semana hacían…
AA: Conteo.
LZ: Conteo de cuántas libras hicistes por la semana.
AA: ¿Cuánto fue lo máximo que llegó a piscar en una semana?
LZ: Bueno, pues en una semana pues fue, pues casi yo lo más eran cuatrocientas, pero casi quinientas libras en cinco días, eran seis días más bien. No era, ahí no había sábado.
AA: No, ahí no descansaban.
LZ: Nomás el domingo.
AA: A el sábado también trabajaban.
LZ: Sí, también trabajábamos. Seis por cinco, cuarenta, como cuatro mil o cinco mil libras.
AA: Bastantes.
LZ: Pero pos era poquito dinero. También, pues a centavo y medio.
AA: Pues sí. ¿Ahí también mandaba dinero?
LZ: Sí, pues también. También mandaba poquito, como le digo, bueno, pues en ese tiempo no tenía uno vicios de nada, de, pues nomás de comer y de…
AA: ¿No hacía nada en su día libre?, ¿no salía?
LZ: El domingo pues… Bueno, allá en el west sí había un cine por ahí, íbamos a veces al…
AA: ¿Qué películas pasaban?
LZ: No, pues esas del Charro Negro, de este de, puras películas viejas de…
AA: ¿Eran en español?
LZ: Sí, en español.
AA: ¿Alguna vez les tocó ir a misa?
LZ: Pues le voy a decir que casi a misa no fuimos. No había ni, no había iglesias por ahí en ese tiempo todavía.
AA: ¿Alguna vez le tocó estar aquí en Estados Unidos en alguna fiesta patria, o que celebraran algo?
LZ: Bueno, aquí sí, porque cuando, como ya después, cuando ya me fui de ahí, ahí fue donde renové yo. Ahí sí duré noventa días.
AA: Noventa días, alcanzó a renovar una vez más.
LZ: Una vez más, pero después, en el siguiente año, que fue en el [19]58 o [19]59, por ahí. Ahí sí me vine y me tocó. Pero entonces ya me tocó lugar diferente para contratarme.
AA: ¿Dónde le tocó?
LZ: En Empalme, Sonora.
AA: ¿Se fue hasta Empalme desde Moroleón?
LZ: Sí, de Moroleón nos venimos a Empalme.
AA: ¿Cuánto tiempo duraban en contratarse?
LZ: Pues a veces hasta ocho días.
AA: ¿Ocho días?
LZ: Y a veces más, o a veces ni, ni nos tocaba.
AA: ¿Le tocó a usted alguna vez regresarse?
LZ: Una vez tuve que regresarme porque nunca leyeron.
AA: Alcanzaba su nombre.
LZ: No.
AA: Bueno, y ese dinero que pagaba, ¿no le garantizaba entrar?
LZ: No, lo único que hacían era regresarnos el depósito que habíamos dado ahí. Algunos, algotros decían que, yo los oía, que no les daban nada.
AA: Y mientras estaban ahí esperando que les, que los nombraban, ¿qué hacía?, ¿estar pendientes?
LZ: Sentados todo el día y luego hacía un calorón a veces y ahí teníamos que estar.
AA: ¿En qué temporada le tocó ir?
LZ: No, pos ahí fui a, bueno, la primer vez que no me tocó, fue como en mayo, junio, por ahí, ya me jui y no volví como hasta a los tres, cuatro meses que volví otra vez, que fue como en agosto.
AA: Esa vez sí le tocó.
LZ: Esa vez sí ya me tocó que me hablaran. Esa vez nomás duré cuatro días y a los cuatro días me hablaron y ya me tocó que me… De ahí del Empalme que le dicen, Sonora, nos trajeron a Mexicali.
AA: Bueno, ahí en Empalme ahí en los centros de contratación, ¿había autoridades americanas?
LZ: Sí, o sea les, cuando ya entraba uno adentro, ahí se miraba uno ya gente, pos americana pues, ¿verdá?
AA: Y, ¿les decían más o menos de qué se iba a tratar el trabajo?
LZ: Sí, como esa vez ahí en la… Nos decían que nosotros íbamos a venir fuera a Salinas o a Watsonville a piscar, de cortar lechuga.
AA: ¿Sí les explicaban?, y, ¿les decían cuánto les iban a pagar?, o, ¿ya hasta que llegaban?
LZ: Hasta cuando llegábamos. Sí, hasta acá nos… Y luego lo único que sí nos explicaban, que si nos tocaba que cuando llegáramos a Caléxico, si no había pedidos para Salinas o Watsonville, teníamos que trabajar en el Valle Imperial, que era ahí cerquitas en Brawley, en Caléxico, El Centro.
AA: ¿Ahí es donde dice que los rociaban?
LZ: Ahí en Caléxico. Ahí sí cuando entramos, cuando iba la gente pasando así, alguien estaba con una, pos será un como un polvo pues, así.
AA: Y, ¿por qué les hacían eso?, ¿qué explicación les daban?
LZ: Pues que pa los piojos. (risas)
AA: Decían que era para…
LZ: Pues el…
AA: Sí, no se sabía.
LZ: Porque sí, si traía uno sombrero, le decían que se lo quitara. Ya pero sí, eso fue en lo que le decían: “No, que pa los piojos”. Y la sangre que no se le escapaba de sacarla.
AA: Y, ¿les hacían algún examen de sangre?
LZ: Pero pues nosotros no sabíamos.
AA: Nada más la sacaban.
LZ: Nomás la sacaban, eso sí no.
AA: Esa vez que estuvo en Caléxico, ¿qué le tocó estar haciendo?
LZ: No, en Caléxico ahí nomás fue donde pasé.
AA: Ah okay, ¿dónde le…?
LZ: Pero de ahí nos mandaron para Salinas y de Salinas ahí estaban repartiendo la gente para… Porque era como otra asociación ahí que había y de ahí era de donde nos mandaban para, pos a mi me tocó a Watsonville.
AA: Y, ¿cuántos días pasaba ahí en La Asociación? Ahí en Salinas, para ser distribuidos a…
LZ: No, pues ahí no durábamos ni un día. Ya casi, si acaso duraba si llegaba tarde, o duraba un día y otro día salíamos para al lugar donde nos tocara y a mí me tocó a Watsonville.
AA: Y ahí, ¿qué hacía?
LZ: Cortar lechuga.
AA: ¿Cómo es la pisca de lechuga?, o, ¿cómo se le llama?
LZ: Pos va uno atentando todas las bolas a ver la que esté más durita y con un cuchillo, y luego ya nomás la emparejaba uno. No a quitarle toda la hoja, le dejábamos…
AA: Todo.
LZ: Toda la hoja.
AA: Y, ¿esos dónde los pone?
LZ: En cajas. En ese tiempo era en cajas, ahora ya no, porque ya he visto que nomás las avientan a unos tráiler grandes. Ya es muy diferente y se las llevan a los empaques. En ese tiempo no, era de tres personas cada…
AA: Hilera.
LZ: Hilera. Un, dos cortaban y uno iba empacando.
AA: Trabajaban en equipo ahí.
LZ: En, sí, y no, pero no pagaban por horas. Ahí sí ya…
AA: ¿Cuánto le pagaban?, ¿se acuerda?
LZ: A $0.90 centavos la hora, sí.
AA: ¿Sí le alcanzaba para guardar un poco de dinero?
LZ: Pues no guardaba mucho, pero sí, pos podíamos mantenernos y…
AA: ¿Ahí también cocinaban ustedes?
LZ: Ah no, ahí sí ya no, ahí había cocinero. O sea, había las mismas barracas pero ahí eran barracas más chicas. Ahí nomás era de cinco hombres cada barraca pero había cocinero, había una cocina grande ahí, nomás nos rebajaban, pos no, no me acuerdo cuánto nos rebajaban, sí por menor de $1.50 por día, algo así.
AA: Y les daban las tres comidas
LZ: Las tres, sí.
AA: Y, ¿qué tal estaba la comida?
LZ: Estaba buena, estaba pos…
AA: Y, ¿bien servida?
LZ: Oh sí, hasta eso que sí.
AA: ¿No hubo quejas en ese aspecto?
LZ: No, no, en eso no.
AA: Y, ¿el patrón de ahí sí lo llegó a conocer?
LZ: Bueno, ahí sí, pos el patrón, pos los que iban pues ahí, pero como nosotros vivíamos en el campo, y nomás nos llevaban en camiones a trabajar ahí a… Pos trabajábamos que pa San Juan, San Juan, san no me acuerdo cómo se llamaba, a un lado, pues se atravesaba uno, atravesaba nomás ahí de Watsonville, atravesábamos como una sierra y nos íbamos a San Juan.
AA: ¿Eran varios lugares donde los llevaban?
LZ: Pos ése era el lugar más retirado que nos llevaban ahí, pero casi nomás era ahí cerca de Watsonville. No, pues como de unos diez, quince minutos.
AA: No, no era muy lejos.
LZ: No, no era lejos.
AA: ¿Qué trato les daban los patrones?
LZ: Bueno, mayordomos había algunos que sí eran poquito: “Mira, que vas piscando muy mal”, y que, “mira, que esta no”. Y había veces que hasta nos las aventaba por: “Mira, que no”. No, y muchos sí se enojaba, ¿vedá? Pos se llevaban hasta la, no, pos sí. “Nomás dime que no sirve, pero no me la avientes a mí”.
AA: Exacto. Y los mayordomos eran los encargados de revisar que…
LZ: Sí, que fuera bien todo la, ellos revisaban la lechuga que fueran cortándose, si se cortaba muy aguada o chiquita, era la que se la aventaban a uno.
AA: ¿Pero les daban instrucciones a ustedes?
LZ: No, sí.
AA: Como, desde un principio les decían…
LZ: De esta clase.
AA: “La lechuga tiene que estar así y así”.
LZ: Oh, sí, sí nos decían, pero como los…
AA: ¿Tuvo alguna vez usted un problema con algún mayordomo?
LZ: No, hasta eso que yo no, gracias a Dios.
AA: ¿Supo de alguien que se haya peleado?
LZ: Bueno, sí, sí. Pues supe que alegaron como dos o tres ahí, pero en, ahí duré seis meses primero y luego renové otra vez otros seis y luego renové otros seis más, que fueron dieciocho meses derechos ahí. Pero los otros seis, fue que me llevaron, la misma compañía tenía contacto con otra compañía en Brawley, California, ahí cerquita a la frontera.
AA: ¿Cómo se llama la compañía o cómo se llamaba?
LZ: Pos aquí se llamaba la Sears, aquí en Watsonville, pero allá no, no me acuerdo cómo se llamaba.
AA: ¿Fue como un préstamo?, ¿lo prestaron a la otra compañía a usted?
LZ: Sí, y cuando se acababa allá, a veces nos mandaban para acá. Porque no ve que la lechuga es, que son dos temporadas al año que…
AA: Que se da.
LZ: Que se da y ya, y como no la cortaba uno pareja, cortaba nomás las que estuvieran buenas y las que no, pues se quedaba pa otra ocasión, o sea pa otro.
AA: ¿Sirven para otra temporada esas lechugas?
LZ: No, no pa otra temporada, pero para unas tres, cuatro semanas más, o algo así.
AA: ¿Cuánto dura la siembra de lechuga, la temporada?
LZ: Uy, pues duraba como seis meses casi.
AA: En esos dieciocho meses que dice que estuvo acá, ¿no regresó para nada a Moroleón?
LZ: No, no regresé.
AA: ¿Cómo se comunicaba?
LZ: Porque, no pos escribiendo.
AA: ¿Qué le contaban, qué querían saber?
LZ: Pos que cómo estaba, que cómo estaba por acá y: “Pos nosotros pos estamos bien”.
AA: Antes de que viniera la primera vez, ¿cómo se imaginaba que era Estados Unidos?
LZ: No, pos que venía uno a recoger nomás dinero, pos. (risas)
AA: Y, ¿no fue así?
LZ: No, no fue así. Teníamos que venir a trabajar duro.
AA: Era pesado hacer el trabajo.
LZ: Pues era pesadito, sí. Porque también no, no, ¿cómo le dijera? No nomás nos tocaba cortar, a veces había que, como un, siembran un field grande y luego un tiempo porque no se venga todo al mismo día, o sea a la misma semana tienen que dejar esta ya más grande y luego otra más chica, pero uno tenía que desahijarla con azadón.
AA: ¿Qué es desahijar?
LZ: Desahijar es cuando… Porque la siembran en bonchi y luego teníamos que quitarlas muchas pa dejar nomás de esta medida.
AA: ¿La lechuga?
LZ: La lechuga, pero como todo el pedazo tenía, había que arrancar mucha con el azadón.
AA: No quitarle las, las hojitas del…
LZ: No quitar la mata.
AA: La mata, alrededor.
LZ: Ey.
AA: Eso es el desahije.
LZ: Porque no era, ése era el desahije y ahí sí se cansaba uno de la espalda.
AA: Pues ocho horas.
LZ: Teníamos que andar ocho horas agachado.
AA: Agachado, sí.
LZ: Y unos surco nones grandísimos.
AA: ¿No supo de alguien que se haya enfermado?, ¿o que de plano no haya podido trabajar?
LZ: Lo único que cuando hacía calor como allá en el Valle Imperial, se llegaba uno a desmayar.
AA: Y, ¿qué hacían los patrones?
LZ: Pues le daban sus pastillas, o si estaba muy malo, pues lo llevaban al doctor.
AA: ¿Sí les daban atención médica? Sí le tocó ver eso.
LZ: Pos sí, hasta eso que sí, sí me tocó ver eso, sí. Pero sí nos, pues le daban a uno sus pastillas de sal, algo así para, pa la calor.
AA: Para que aguante.
LZ: Para aguantar, sí, porque sí traía uno su, una cosita de agua aquí por un lado y…
AA: Pero no aguantaba.
LZ: Pero ahí era donde sí a veces había unos mayordomos que sí se: “Eh, no estés parado, te va a caer un rayo de arriba”. (risas)
AA: Les daban carrilla.
LZ: Nos daban carrilla, poca pero no, pero sí todo a su paso y nomás se paraba tomaba el agua y a seguirle, y así.
AA: No había problema.
LZ: No había problema.
AA: ¿Hizo usted alguna amistad con los braceros ahí?
LZ: Bueno, más bien con, pos amistades, pos ahí con varios, ¿vedá? Pero con los patrones yo pos la llevaba muy bien. Tocó que hasta, cuando hubo una chanza de que les dieron a las compañías, ¿cómo le dijera? Que les dijeron que ellos que les iban a dar permisos pa que dieran ellos cartas para que le dieran a los que habíamos trabajado en ese tiempo ahí en Watsonville, a la misma esa compañía, a la Sears.
AA: ¿Para qué eran esas cartas?
LZ: Para arreglar papeles para estar ya residente.
AA: ¿A usted le ofrecieron?
LZ: Sí, a mí me ofrecieron.
AA: Y, ¿lo tomó?
LZ: Sí, oh, sí. Pero esa ya me la mandaron a México. Yo ya estaba allá en mi tierra.
AA: ¿Cómo fue?, ¿cuándo fue que se regresó usted?, ¿después de terminar esos dieciocho meses?
LZ: Ya me regresé para mi tierra allá. Porque ya que fue el [19]59 se acabaron, que entraban esos que especiales, ¿vedá?
AA: ¿Qué eran esos?
LZ: Era como que la compañía dice: “Tú vas a salir, ya cumpliste tus seis meses pero puedes salir a la frontera y de ahí no te muevas y te vamos a mandar una carta a… Pos dejaban uno una dirección de alguien ahí.
AA: ¿Ahí mismo en la frontera?
LZ: En la frontera.
AA: Sin regresar a su casa.
LZ: Y ahí nos mandaban una carta y ellos no sé qué permiso pedían acá, o no sé cómo arreglaban.
AA: Y, ¿eran braceros especiales?
LZ: Éramos, ándele, éramos braceros especiales.
AA: Y, ¿usted regresó con los braceros especiales?
LZ: Sí, yo regresé los últimos seis meses.
AA: ¿Qué estuvo haciendo los últimos seis meses?
LZ: Pos fueron cuando estuve pues, que me traían la misma, la misma lechuga.
AA: Los últimos de los dieciocho meses que anduvo.
LZ: Ándele, de los últimos seis.
AA: ¿Cómo fue su vida cuando se regresó otra vez a Moroleón?, ¿qué hacía?
LZ: Bueno, pues ya, pues seguí trabajando como trabajaba antes de, pues de acarrear leña, yo iba allá y con burros a traer leña al pueblo a vender.
AA: ¿Cuántos años tenía cuando se regresó?
LZ: Uh, pues ya tenía como, veintidós, veintitrés, como veintitrés años.
AA: ¿Ya tenía familia?
LZ: No, yo no.
AA: ¿No?
LZ: Me casé muy viejo ya, (risas) me casé a los veintiocho años.
AA: No, está bien.
LZ: Ya porque después cuando me mandaron esa carta, entonces ya había una persona en, ahí en el pueblo, en Moroleón. Era una pareja que ellos, pues yo no sé cómo fueron a caer allá acá. Decían que eran gabachos, que eran americanos de aquí y a eso se iba uno a…cuando le llegaba una carta en inglés.
AA: Ellos se las traducían.
LZ: Ellos nos la traducían. Y a mí me lo, fui y se las llevé y ya me dijeron: “No, te manda esta carta la compañía Sears de Watsonville, que si quieres arreglar papeles para residencia”.
AA: Pues muy buena oportunidad.
LZ: Oh, sí.
AA: ¿Qué hizo usted?
LZ: No, pues luego luego. Como un primo mío ya había arreglado en esos días, entonces yo fui y me informé con el qué se necesitaba.
AA: Y, ¿qué se necesitaba?
LZ: Pues de ahí del pueblo se necesitaba por ejemplo, un acta de nacimiento, una carta de policía y tantos retratos y luego ir a hacer una solicitud a México. Al mero México City.
AA: D.F.
LZ: Al D.F.
AA: Y ahí, ¿quién se encargaba de los gastos?
LZ: Yo.
AA: ¿Ustedes?
LZ: Sí, el interesado.
AA: Sí, pues sí. ¿Cuánto tiempo le tomó hacer eso?
LZ: Ah, como ocho meses.
AA: Ocho meses. Y, ¿mientras seguía con lo de la…
LZ: Pos seguía yo al la trabajando allá.
AA: Y, ¿si se quería venir para acá?
LZ: Oh sí, pues ya me había gustado. Dije: “No, pues ya ahora sí voy a hacerle la lucha ya que me dieron esa carta”.
AA: Y ya que regresó, ¿en qué trabajó aquí?
LZ: Pos seguí otra vez en la…
AA: ¿Ahí con ellos?
LZ: Porque según ellos nos dijeron que la obligación que teníamos con… Si la persona le ayudaba al compañía, si le ayudaba aquí, teníamos la obligación de estar dos años trabajando con ellos, más que ya después de esos dos años si usted quería buscar otro trabajo, o pues donde le conviniera.
AA: Y, ¿qué hizo usted?
LZ: Pues yo ahí estuve, yo sí los aguanté los dos años ahí en la misma lechuga, trabajando.
AA: Y después, ¿que hizo?
LZ: Pues ya después me vine para acá, para aquí en Alvarado, un pueblito ahí que está cerquita aquí de Harbor(??), que ahí es donde vivo yo. Y ahí ya busqué otro trabajo y luego entré ya a trabajar en una compañía ahí de, pues estaba todo cochino de fibra de vidrio. Y luego ahí y hasta la fecha, duré casi cuarenta años, treinta y siete años.
AA: ¿A qué se dedica ahorita?
LZ: Pues ya estoy libre, ahora sí.
AA: Ya está disfrutando.
LZ: Ya estoy disfrutando, pues sí. Por eso ahora que nos dimos cuenta de eso, bueno, vamos a ver si…
AA: ¿Usted se acuerda cuando le pagaban, que le hayan descontado algo?
LZ: No, no me acuerdo que gigan, pos no se usaba Seguro Social ni nada.
AA: Ni nada de eso, ¿no?
LZ: No.
AA: ¿Ni notaba que le estaban pagando menos?
LZ: Bueno, pues no notaba, pues bueno, como uno, pues lo que le dieran estaba bien.
AA: ¿No checaba que le pagaran de acuerdo a las horas que había trabajado ni a las libras que había piscado?
LZ: Bueno, cuando andábamos por horas pues no, ni, ni figurábamos. Yo creo nomás, por contrato menos.
AA: Sí, pues sí.
LZ: No era, pues no sabíamos si quitarían. Pues bueno, a lo mejor sí, pues ellos allá ya ven que uno se fija nomás en lo que le dan, no en lo que…
AA: En lo que debería de ser.
LZ: Pues sí, de lo que debería ser.
AA: ¿Qué significa para usted la palabra bracero?
LZ: Pues nosotros como no le nombrábamos bracero, nomás contratados, pero…
AA: Le decían contratados, ¿no decían que eran braceros?
LZ: No, pues no decían. Bueno, se oía de bracero. “Te vas a ir de bracero o contratado, nomás”.
AA: ¿Bracero era diferente a contratado?
LZ: No, pues pa mí era lo mismo.
AA: ¿Qué significó para usted el programa?, ¿le ayudó?
LZ: Oh, sí.
AA: ¿En qué sentido le ayudó?
LZ: Pos en que podía uno, pos que le rendían los pesos de aquí para se los mandaba para allá.
AA: ¿Hicieron algunas mejoras su familia allá?
LZ: Pues no hacíamos muchas, pero cuando menos por ejemplo yo les ayudaba en comprar. Porque el maíz que alzaramos allá no alcanzaba pa todo el año. Entonces yo cuando ya pude yo trabajar que venía así, yo compraba maíz para que nos ayudara pa todo el año. Y luego teníamos la yunta de bueyes, que eso pues la conseguí de Texas también.
AA: ¿Usted la compró con su dinero?
LZ: Yo la compré con poquito dinero que me, que nos quedaba pues así, ¿vedá?
AA: Cuando regresaba a su pueblo, ¿llevaba algo, algo nuevo, como regalos o algo a su familia?
LZ: No, bueno pues.
AA: Algo que no hubiera allá, o, ¿qué era lo que notaba?
LZ: Pos bueno, les daba gusto porque llegábamos y les llevábamos que en…
Como a mis hermanas yo les llevaba una tela que compraba acá, una chamarra a mi papá pues una, a mi mamá que un pantalón, una camisa aunque estuviera más barata que allá, pero les gustaba que fuera de acá.
AA: Sí, pues sí. En términos generales, sus recuerdos de haber trabajado como bracero, ¿son positivos?
LZ: Oh sí, muy buenos, para mí fueron muy buenos. Muy, o sea que, y más que por ser bueno de bracero, pues me tocó estar aquí ya.
AA: Ya está aquí establecido.
LZ: Establecido.
AA: Familia y todo.
LZ: Sí, ya, como mis hijos, ya todos nacieron aquí y pos ahí hemos estado a gusto, cuando menos de que…
AA: Entonces podría decirse que el haber sido bracero cambió su vida.
LZ: Sí.
AA: De alguna manera.
LZ: Sí cambió porque la gente que no venía, miraba yo pues que, pos decían: “Ire, pos ustedes que van pal norte siquiera traen ahí una camisita, un pantalón; nosotros aquí andamos con la ropa toda rota y la señora echándole”.
AA: Enmendando.
LZ: Remendándolas.
AA: ¿Sí se veía la diferencia entre los que venían?
LZ: No, sí oh, luego luego cuando llegaba uno. Pos luego a veces ni, como dos, tres días que llegaba uno cuando menos uno trabajaba y ya pues, y luego pal día domingo pos tenía su ropa limpia uno, de la que llevaba de aquí, pero sí, sí notábamos que estaba bien eso, yo para mí, sí.
AA: ¿Tiene algún otro comentario que quiera agregar?
LZ: Pos no, se me hace que ya.
AA: ¿Alguna anécdota o algo que le haya pasado?
LZ: Bendito sea Dios no me pasó nada, yo gracias a Dios, trabajé a gusto todo el tiempo, nunca me… Pos sí, porque mucha gente, yo sabía que mucha gente hasta quedaba por acá, ¿vedá? Pero porque, lo que sabía yo, a veces que la gente, muchos conocidos míos así que venían también en el mismo tiempo que yo, lo poquito que ganaban en vez de irse a arreglar el lonche pa otro día se iban por ahí a alguna parte en… Porque no había, no era muy libre allá en Texas para agarrar una cerveza o un…
AA: ¿Por qué no?
LZ: Pos como que estaba prohibido en ese tiempo que estuve allá, puro a escondidas.
AA: Y, ¿dónde las conseguía?
LZ: Pos yo nunca supe por qué, pero sí sabía que, que había personas que la vendían escondido. ¿Por qué? Porque en ese tiempo no, pues yo no sé por qué estaría.
AA: Sí estaba, estaba prohibido.
LZ: Estaba prohibido en ese tiempo que estuve yo en Texas. Aquí en Watsonville, cuando estuve Watsonville ya era más libre. No, pues aquí había cantinas.
AA: Aquí podían salir cualquiera.
LZ: Y ya.
AA: ¿No tenían que estar ahí todos los días en la mañana?
LZ: Oh, sí.
AA: ¿Sí?
LZ: Para ir a trabajar.
AA: ¿Les tomaban lista?, o ¿cómo se daban cuenta si estaban todos?
LZ: Pos cuando, siempre que salíamos a trabajar pos ahí. O ellos andaban pasando lista a ver quién faltó.
AA: Y, ¿sí se daban cuenta?
LZ: Sí se daban cuenta, la persona que no venía, pues no le pagaban el día. O les decían algo: Pues: “Oye, ¿tú viniste a trabajar o vinistes a pasear?”.
AA: Algún anécdota chistoso que haya tenido con alguno de sus compañeros.
LZ: No, no. No, no me acuerdo de que haya tenido así algún, como le digo, yo con los mayordomos pues donde quiera me tocó buena suerte pues, de que no, no tuve ninguna contralidad. Sí sabía con algunos, ¿vedad?, pues que si los regañaban se enojaban y les respondían pa atrás, ¿vedá? Pero yo no, no, uno viene a que lo manden. O decía uno, ¿vedá?, o pa qué le voy a responder. Sí le daba a uno coraje y eso, pero…
AA: Pero nunca pasó a mayores.
LZ: No, nunca gracias a Dios no, como le digo, al contrario. Por llevarla bien con ellos pues me tocó suerte que me escogieron de varios, porque ahí cuando yo regresé pa atrás a Watsonville, ahí me encontré como con unos veinte. Pero muchos no quisieron cumplir los dos años trabajar ahí, muchos luego luego llegaban y ahí se iban a, serían más abusados, ellos sabían.
AA: No, pues hicieron, usted hizo lo correcto.
LZ: Lo que, lo que según nos dijieron.
AA: Igual, ellos si no cumplieron con esos dos años no, al final…
LZ: No, no les decían nada.
AA: Pero tampoco no les daban la residencia.
LZ: O sí.
AA: ¿Sí se las daban?
LZ: Sí, porque la residencia la agarraba desde el momento.
AA: Desde el principio.
LZ: Oh, sí.
AA: Oh, okay.
LZ: Nomás que pos ellos, ahí estuvimos de los, de esos veinte que llegamos juntos ahí, se me hace que nomás como unos cuatro o cinco estuvimos. Los demás se iban. Pero nosotros íbamos…bueno yo no sé más, hacer otro trabajo y aquí hay trabajo, pues aquí nos estamos.
AA: ¿Por qué buscarle otro lado?
LZ: Pues sí.
AA: Y, ¿no les extendieron el contrato esa vez ahí?, ¿en la lechuga?
LZ: No, sí, no le digo que ahí fue donde nos estendieron dos.
AA: Dos años más, más de esos dos años.
LZ: Oh, decía de, o que de extenderlo de la, o no, no. Ya pues se me hace que yo, hasta me faltó como unos tres meses, algo así. Porque el patrón nos dijo: “Ya se acabó el trabajo”.
AA: Ya no hay lechuga.
LZ: Ya no hay, por ahora este año, ahora sí búsquenle por, a donde ustedes les convenga, por eso pos…
AA: Pero ahora véalo cómo está descansando.
LZ: Ah, sí, gracias a Dios. No, y ahora aquí va a ver que agarramos fuerza y que sí se va a poder algo, que no dicen que quitaron algo o qué.
AA: Oh, nosotros no estamos encargados de esto, nosotros, el fin de esta entrevista es para investigadores. Yo sé que eso, se están tomando cartas en el asunto, es un problema que no se sabe qué Gobierno entregó el dinero o qué Gobierno tiene el dinero, pero yo sé que se está viendo algo, pero nosotros no le podemos dar una respuesta.
LZ: Oh, no porque sí le, pues era lo que decían que había un dinero ahí, que pa los braceros, le dije no, pues.
AA: Supuestamente es el asunto…
LZ: Pero nosotros no, como estamos ahorita que no nos dábamos cuenta.
AA: Sí, ya sé que se estaba descontando un dinero que al final cuando regresaban a su país se les iba a regresar, porque era el dinero que les correspondía, pero al parecer o no lo regresaron, o Estados Unidos no lo regresó o México no sabe dónde está ese dinero y es lo que se está investigando.
LZ: A ver dónde quedó.
AA: A ver dónde quedó.
LZ: No, si lo agarró Salinas de Gortari ya olvídate. (risas)
AA: Ya no regresa.
LZ: Ya no regresa.
AA: Bueno, señor Silva, le agradecemos… No, usted es el señor…
LZ: Zamudio.
AA: Zamudio.
LZ: Zamudio.
AA: Le agradecemos mucho su tiempo y no sé si quiera hacer algún comentario.
LZ: No, pues ya nomás a ver, esperamos a ver dónde está ese dinero.
AA: Claro que sí. Claro que sí en lo que le podamos ayudar.
LZ: No, pues ahí usted haber qué es lo que arreglan. Bueno, ahí, pero si en un caso que haya esto, ¿qué le avisan a uno o qué?
AA: Yo digo que en dado caso, esta institución no se está haciendo cargo de eso, pero en dado caso que se llegue a saber algo, va a haber comunicados, así como ahora se enteró de esto, de este evento que iba a haber, lo más probable es que hagan en tener un evento mucho más grande por que yo sé que es mucha gente la que esta esperando este dinero.
LZ: ¿Esto me lo llevo yo o qué?
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 27 de Julio de 2005
Nombre del entrevistador: Anais Acosta
El día de hoy es 27 de julio de 2005 y estamos en San José, California con el señor Luis Zamudio Villagómez, me dice.
LZ: Sí.
AA: Señor Zamudio, dígame ¿dónde y cuándo nació usted?
LZ: El 11, 11, 4 de 1938.
AA: ¿Once de abril?
LZ: Once no, el cuatro.
AA: El 4 de noviembre.
LZ: De noviembre.
AA: ¿De 1900…?
LZ: [Mil novecientos] treinta y ocho.
AA: ¿Dónde nació?
LZ: Pos yo nací en un rancho, La Barranca le dicen, pero casi radiqué todo el tiempo en Moroleón, Guanajuato.
AA: Moroleón, Guanajuato.
LZ: Sí.
AA: ¿A qué se dedicaban sus papás?
LZ: Pos a la labor en el rancho, sembrar maíz, frijol y pos verás, eso era el destino de nosotros en el rancho.
AA: ¿Cómo se llamaban sus papás?
LZ: Jesús Zamudio y mi mamá Sabina Villagómez.
AA: ¿Su mamá también le ayudaba a su papá en la labor?
LZ: Pos ella no ayudaba en la labor, pero pues en llevarnos de comer allá, pos le ayudaba pues en hacer la comida en…
AA: ¿Cuántos hermanos fueron?
LZ: Hermanos nomás uno.
AA: Y usted.
LZ: Y yo.
AA: No, sí era una familia chica.
LZ: Hermanos, pero hermanas eran como unas cinco.
AA: Pues sí, ¿sus hermanas también?
LZ: Y los demás, tuve más hermanos, pero pos esos fallecían chiquitos o unos ya más grandes, porque por todos éramos dieciséis.
AA: Fueron dieciséis en total.
LZ: En total, pero murieron nueve y quedamos siete.
AA: Quedaron siete.
LZ: Cinco mujeres y dos hombres fueron nomás.
AA: ¿Cómo se llaman sus hermanos?
LZ: Bueno, mi hermano Sadam Zamudio y de las mujeres Esperanza, María, Librada y Alicia.
AA: Y Alicia. ¿Dónde viven?
LZ: No, pues ya una, ya han muerto ya casi, nomás me quedan dos.
AA: ¿Y están…
LZ: Yo y mi hermano todavía.
AA: Y, ¿están aquí en San José?
LZ: No, allá en Moroleón está una y una sí tengo en Chicago.
AA: ¿A qué se dedican?
LZ: Pos ya, bueno, todavía la que está en Chicago trabaja algo ahí, ya viejita, pero todavía anda trabajando. (risas)
AA: Cuénteme de Moroleón.
LZ: Ah, Moro…
AA: ¿Cómo es?
LZ: Pues bueno, para la gente que tiene algo de qué vivir es muy bonito, porque es, pos la gente de allá se dedica a hacer ropa. Creo hay muchos trabajo, dicen pues, ¿verdá? Ahorita, yo cuando yo estuve no. Pos como yo venía del rancho a vender, como yo era, a vender leña pues nomás, que le dicen, ¿vedá?, para echarle al, sí sabe, ¿vedá?
AA: Sí, sí claro.
LZ: Echarla al fogón ahí para hacer las tortillas.
AA: ¿Qué tan lejos está La Barranca? Me dice.
LZ: La Barranca como una hora de… Bueno, en ese tiempo hacíamos hasta hora y media.
AA: Hasta hora y media.
LZ: Pero ahora no, pos ya, como ya echaron carretera, pos en diez minutos esta ahí.
AA: Está cerca. Hábleme de cuando fue a la escuela.
LZ: Uh, pos escuela casi no fui porque yo hice lo que la canción, aprendí de grande y poquito. Porque había una profesora que pusieron ahí en el rancho, pero no era del gobierno, era nomás una que sabía algo más que toda la gente ahí y pos yo en ese tiempo yo iba nomás medio día, porque pos tenía que trabajar para ayudarle a mi papá.
AA: ¿Trabajaba y estudiaba a la vez?
LZ: Y estudiaba, sí.
AA: ¿Hasta qué grado cursó?
LZ: Pos nomás al seis estuve ahí.
AA: ¿Hasta el seis?
LZ: Pero después entró un ya cuando… Sería que pusieron un profesor. Ese sí ya iba por la, ¿cómo le dijera?, por el pueblo pues, ¿vedá? Y él daba escuela noturna.
AA: Ah, okay.
LZ: Y ahí era donde yo iba en la noche a aprender algo.
AA: ¿Aprendió a leer y a escribir?
LZ: A leer y a escribir, a hacer cuentas, algo así.
AA: Qué bien. Y, ¿en qué trabajaba?, ¿qué era lo que le ayudaba usted a su papá cuando me cuenta que trabajaba e iba a la escuela al mismo tiempo?
LZ: Pos allá se usaba que, ¿sí sabe lo que son los bueyes?, ¿verdá? Una yunta de bueyes.
AA: Sí, claro.
LZ: Eso era, él iba con la yunta haciendo el surco y yo sembrando.
AA: ¿Iba echando las semillas?
LZ: Las semillas.
AA: Qué bien.
LZ: Y cuando ya estaba pues grandecita, él pasaba una raya por aquí y otra a un lado del maíz. El maicito estaba así chiquito y luego yo le arrimaba más la tierra, así, pues ahí andábamos agachados, ¿vedá?
AA: ¿Cuántos años tenía usted cuando andaba haciendo eso?
LZ: Como unos diez años, diez, once, doce, por ahí.
AA: ¿Ese podría decir que fue su primer trabajo?
LZ: Sí, ese fue mi primer trabajo.
AA: Que no era de paga, sino simplemente le ayudaba.
LZ: No, pues nomás para ayudarle a mi papá ahí. Pos sí y ya, bueno, de trabajo del rancho, eso era lo que hacía.
AA: ¿Cómo se enteró usted del Programa Bracero en aquel tiempo?
LZ: No, es que había mucha gente que se oía decir que julano está apuntando gente, para el que quiera ir de bracero para Estados Unidos.
AA: Y, ¿dónde eran las contrataciones?
LZ: Bueno, la primer vez que yo vine, eran en Monterrey, Nuevo León y ahí uno se hacía llegar a Monterrey.
AA: ¿Qué tan lejos está Moroleón de Monterrey?
LZ: Uh, pos siempre está, hacíanos como unas doce horas en el camión.
AA: Bastante.
LZ: Sí, por ahí, pos sí, por ahí más o menos, doce.
AA: Y, ¿quién pagaba ese viaje?
LZ: No, pos nosotros de ahí de Moroleón pagábamos a Monterrey. Pero luego ya como nosotros veníamos apuntados en una lista, y entonces ahí en las contrataciones nos daban o sea, pues iba toda la gente como a un lugar muy grande y un corralón, nosotros le decíamos El Corralón. Bueno, ahí le decían así, ¿vedá? Y entonces ahí se juntaba toda la gente en el día y allá en una parte, pos habían una mesas, había la gente que hablaba por bocina, unas bocinotas que ponían tenían lejos allá y ahí taban nombrando la gente que les pedían acá yo creo, o algo así pensé yo.
AA: ¿Ustedes llevaban su lista, o llegaban ahí y se apuntaban en una lista?
LZ: Es que alguien apuntaba la gente desde allá, por ejemplo en Moroleón había de esos corredores que le decíamos nosotros, apuntaban como ahorita tú, ¿verdá?, que apuntas unos diez, veinte o treinta. “Okay, les vamos a cobrar $200 pesos o $100 pesos”. Lo que fuera, ¿verdá?
AA: ¿Por qué les cobraban?, ¿para qué era eso?
LZ: Pos ellos no sé para qué los cobraban, pero ellos cobraban. No lo traían a uno gratis, o sea uno pagaba el pasaje…
AA: Y aparte pagaban…
LZ: Y aparte pagaba, pos en ese tiempo yo me acuerdo que pagaba $225, yo en el tiempo que yo empecé.
AA: Como una cuota para…
LZ: Pos para ayudarse ellos o pa hacer dinerito ellos, o algo así. Y también para que, muchos tenían más preferencia de arrimarse con el mero…
AA: Porque ya iban con la lista.
LZ: Ya íbamos con la lista.
AA: Pero eso ya era cosa de los corredores.
LZ: Sí, pos esa era cosa de ellos. Y ya de ahí, pos cuando oía uno el nombre, todo el que oía el nombre, pos ya sabía uno a donde, a dónde se iba a ir, ¿vedá? A donde se estaban juntando ya los que le hablaban.
AA: Y ahí, ¿qué les pedían?
LZ: Pos ahí no nos pedían nada, nomás ahí ya nos, pos sí nos pedían el nombre, la dirección, y miraban si sí era cierto que venía apuntado ahí.
AA: Ah, okay. ¿Alguna foto o algo así?
LZ: Ah, no, no pedían foto, nada más una acta.
AA: Una identificación.
LZ: Una identificación.
AA: Qué bien.
LZ: Y luego ya de ahí pos nos pasaban a, según ellos a revisarnos así que les sacaban sangre o que alguna…
AA: Como un examen médico.
LZ: Algún examen.
AA: ¿Qué exámenes médicos les hacían?
LZ: Pues nomás nos sacaban sangre y nos hacían preguntitas si había estado enfermo, o algo así.
AA: ¿De la vista?
LZ: Sí, bueno, principalmente la vista, pos querían que mirara uno bien y si venía malo, pues también hasta eso que sí atendían, porque si venía malo, lo mandaban a…
AA: A un doctor.
LZ: A un doctor.
AA: ¿A usted le tocó que haya regresado gente porque venía enferma?
LZ: No, bueno a mí no me tocó.
AA: Ver o algo.
LZ: Ver nada. Bueno, me tocó oír nomás que sacaban a algunos, ¿vedá?, que venían enfermos.
AA: ¿Qué tipo de preguntas les hacían ahí en la revisión?, o ¿qué requisitos tenían que tener ustedes para irse de braceros?
LZ: Pos como le digo, nomás el único requisito era que venía uno apuntado ya en la lista y que estuviera uno bien.
AA: ¿No les preguntaban así como si sabían trabajar la tierra?, o, ¿no era requisito eso?
LZ: No, no era requisito porque, pues lo único que querían era que uno fuera trabajador principalmente, si lo que le decían: “¿De dónde eres?”. “De tal parte”. “¿En qué trabajas allá?”. Eso sí nos lo decían.
AA: Ah, okay.
LZ: Y pos: “En la labor de…
AA: ¿Cuántos años tenía usted la primera vez que cruzó?
LZ: La primera vez tenía, no me acuerdo exactamente si tenía diecisiete o dieciocho años, porque ese año me apunté yo para el servicio allá y entonces uno se apuntaba a los dieciocho, ya los diecinueve iba a dar el servicio y se me hace que yo la primer vez fue a los dieciocho.
AA: Ya no, no le tocó hacer el servicio ahí.
LZ: No, sí, luego regresé porque yo, los contratos eran nada más por cuarenta y cinco días para el lado de Texas.
AA: Muy poco.
LZ: Pero podía uno renovar si había trabajo.
AA: Renovaban.
LZ: Renovábamos otros cuarenta y cinco días.
AA: Cuénteme, una vez que ya cruzaba aquí a Estados Unidos, ¿a dónde lo llevaban?
LZ: Bueno, cuando pasábamos ya para acá, pos a la parte que, cuando entraba por Texas que entramos allá por, ¿por dónde entramos?, por Reynosa se me hace. No, no Reynosa, por Laredo.
AA: Por Laredo.
LZ: De ahí nos… Pero ya de ahí, ellos se encargaban desde Monterrey o para acá, ya se encargaban ellos, ellos ponían bases para traer la gente a la frontera y de la frontera la mandaban a… Como esa vez que ya me tocó la primer vez, fui hasta Arkanso [Arkansas], a piscar algodón.
AA: Piscar, okay. Y, ¿en qué consiste eso de la pisca de algodón?
LZ: Bueno, pos consiste en que usted la, cuando ya le dan su saca grande, es como un costal, ¿verdá? Pero bien, bien larguísimo y ahí pues se va uno piscando. Iba piscando el algodón, el que ya estuviera abierto.
AA: ¿Cómo es la planta del algodón? Para aquellos que no la conocemos.
LZ: Pos la, pos la planta de algodón es como cualquier planta de…
AA: Una mata, ¿cómo un arbusto?
LZ: Como arbolitos, pero siempre altos.
AA: Como de un metro y medio.
LZ: Porque uno andaba como de unos cuatro o cinco yardas, o que decimos pues aquí, ¿verdá? Y a veces había chiquitos pues también, ¿vedá? Pero ya uno iba piscando toda la… Porque lo ocupaba uno cuando abría ya la, porque eran unas bolas así.
AA: De algodón.
LZ: De algodón. Y cuando abrían, entonces uno iba jalándola.
AA: Cuando abre el algodón es cuando lo tienen que piscar.
LZ: Es cuando tenemos que piscar, pero eso era nada más donde querían que juera piscao limpio, que le decíamos. Dicen: “Cuando es limpio, hay que piscar la pura, la bolita de algodón, la blanca”. Y entonces, pues ahí estuve como, una vez cuarenta y cinco días fue el primer contrato.
AA: Bueno, y cuando a ustedes les iban a hacer el contrato, ¿les decían cuánto les iban a pagar?
LZ: Pos no.
AA: Al principio, o, ¿hasta llegar a…?
LZ: Hasta llegar al lugar donde, pos no me acuerdo si nos decían ahí o… Pero como el algodón siempre era que nos iban a pagar a dos centavos o dos y medio, la libra.
AA: La libra.
LZ: Era porque el algodón todo el tiempo, yo supe que era a lo que uno piscara.
AA: Sí.
LZ: Ese no era por horas.
AA: Y dice que les pagaban $0.02 centavos la libra.
LZ: Dos centavos o, sí, se me hace que dos.
AA: ¿Cuántas libras piscaba?
LZ: Pos alcanzábamos piscar unas doscientas al día. Pos nos ganábamos como $5, o $4, o $5 pesos.
AA: Y, ¿dónde era?, ¿cómo era el lugar donde vivían?
LZ: Pos una casa grande, y nos ponían camas de esas laterales, chiquitas así.
AA: ¿Como cuántas personas estaban ahí?
LZ: Bueno, la primera vez que estuve yo ahí, habíamos en un cuarto, en uno le nombrábamos barraca, en una barraca, ahí habíamos como unos treinta por ahí más o menos.
AA: ¿Les daban de comer ahí?
LZ: No, uno hacía.
AA: Uno hacía.
LZ: Nosotros teníamos que hacer de comer ahí.
AA: Descríbame, ¿cómo era el día típico ahí en la labor?
LZ: Bueno, el día, pos en la mañana se levantaba uno a arreglar su lonche pa comer a medio día. Se hacía sus tacos ahí, porque por lo regular siempre usábamos harina, o sea usaban, hacíamos más.
AA: ¿Ustedes hacían tortillas?
LZ: Nosotros hacíamos tortillas, nos hacíamos nuestros frijoles, papas o un pedacito de carne, o lo que fuera, ¿verdá? Y ya hacíamos los tacos y nos íbamos a piscar ahí y pos allá nos la… Duramos hasta, pues casi todo el día piscando el algodón y hasta en la tarde, pues ya nos regresábamos al campo otra vez. Pero ellos nos, nos llevaban y nos traían, pues nosotros no…
AA: ¿Estaba lejos el campo?
LZ: Había veces que estaba lejos, había veces que nos íbamos caminando.
AA: Esta vez que me platica, la primera vez, ¿estaba lejos?
LZ: No, no estaba lejos, esa vez no estaba lejos.
AA: Y, ¿como a qué horas regresaban de trabajar?
LZ: Pues como a las tres, cuatro de la tarde.
AA: Todo el día estaban ahí. Y, ¿qué hacían después?
LZ: Pues ya nomás a seguir otra vez haciendo lonche pa otro día.
AA: Para el desayuno.
LZ: Sí, porque uno trataba de estar listo y para hoy, el día sábado nos llevaban a comprar…
AA: El mandado.
LZ: El mandado.
AA: ¿A dónde iban?
LZ: Pues a un pueblito ahí, pero no me acuerdo cómo se llamaba.
AA: Y, ¿quién los llevaba?
LZ: El patrón nos, si no iba él, pues mandaba a alguien de conocidos de él que nos llevaran en un troque al…
AA: Al pueblo.
LZ: Al sí, ya decían: “Aquí en esta marqueta compren ahí lo que necesiten”. Y nosotros pos de ahí nos lo que uno quisiera.
AA: ¿Llegó usted a conocer al patrón?
LZ: Sí.
AA: ¿Se acuerda de su nombre?
LZ: Uh, no. Bill creo que se llamaba, ya me acordé.
AA: ¿Cómo los trataba el patrón?
LZ: No, muy bien.
AA: ¿No tuvo usted ningún problema?
LZ: No y luego como no le entendíamos casi, pos menos, pero…
AA: ¿No hablaba español?
LZ: Pero ahí había un muchacho con nosotros esa vez, la primer vez que él comprendía bien creo, inglés y alguna cosa que quisiera uno. Vamos a decir necesitamos un comal pa las tortillas, necesitamos, o: “¿Cuándo nos va a llevar?”. “Yo necesito esto”. “¿No puede llevarme entre semana?”. O así.
AA: Él les traducía.
LZ: Él nos traducía bien.
AA: Y el patrón, ¿no tenía así como un ayudante, un mayordomo que…?
LZ: No, él no tenía. Esa vez ahí tocó que él no. El mismo patrón era el que…
AA: Se encargaba.
LZ: Se encargaba de todo ahí, porque era como un ranchero así nomás. No era compañías, porque yo bueno, todavía eso es lo primero, ¿verdá? Porque me falta lo bueno acá, en donde anduve en la lechuga, en…
AA: Y, ¿alguna vez que estuvo en ese pequeño rancho se enfermó usted?
LZ: No, gracias a Dios no.
AA: ¿Alguno de sus compañeros?
LZ: Pues yo no, como era corto el tiempo, no, no.
AA: Cuarenta y cinco días.
LZ: Pos le daba a uno gripita, así de cómo cambiaba el tiempo y nomás, ¿vedá? Pero pos ahí nos…
AA: Nada importante.
LZ: Ahí nos decía: “El que necesite un tylenol o una aspirina o…
AA: Me comentaba que después de que se acabara el contrato de cuarenta y cinco días podían renovar.
LZ: Sí, a veces, a veces sí. Porque esa vez se me hace que no renové yo, nomás estuve en los cuarenta y cinco días ahí en, y pues ya se acabó el algodón, pues ya nos…
AA: Se regresó.
LZ: Ya me regresé.
AA: ¿Cómo se regresó?
LZ: Pos nos, nos llevaban hasta la frontera.
AA: Y de ahí, ¿qué?
LZ: Y luego luego nos daban un pase por mitad de precio, algo así pa agarrar el tren de ahí de la frontera pa su tierra uno.
AA: Como un descuento.
LZ: Un descuento.
AA: Qué bien, qué bien.
LZ: Y sí nos daban una, como una mica, algo así. Pero pos uno, esa vez así.
AA: ¿Mantenía contacto usted con su familia cuando estaba allá?
LZ: Oh, sí, sí, pos escribíamos.
AA: Por cartas.
LZ: Por cartas.
AA: ¿Les mandaba dinero usted a sus padres?
LZ: Pos sí, poquito, pos como le digo, sacábamos $25 pesos, a veces en ese tiempo, a la semana.
AA: Y los mandaba.
LZ: Y pos sí mandábamos pa, ya nomás dejaba uno para comer.
AA: ¿Cómo mandaban el dinero?
LZ: No, por correo.
AA: Por correo, ¿les pagaban…
LZ: O sea que nosotros se las dábamos al patrón. Ahí él se encargaba de irlas a poner en…
AA: Las cartas, dice.
LZ: Las cartas.
AA: ¿Les pagaban en cheque?, ¿con cheque?
LZ: Pos se me hace que sí, pero ahí mismo lo cambiamos a…
AA: Ahí había un…o en el súper.
LZ: En el súper.
AA: ¿Cómo decidió regresar otra vez a trabajar?
LZ: Bueno, después volví a regresar otra vez a Monterrey, otra vez. Porque había, pero ahí era otra, con otros señores, ¿vedá? Que volvieron a apuntar y esa vez me tocó en mismo Texas, pero me tocó para que le decían el west Texas.
AA: Ahí cuénteme poquito más de Monterrey. ¿Le tocó en el mismo centro de contratación, o ya era otro?
LZ: Era el mismo.
AA: Era el mismo. Y, ¿le volvieron a hacer exámenes?
LZ: Sí, igual.
AA: ¿Médicos, todo?
LZ: Todo.
AA: Cuando les hacían estos exámenes médicos, ¿alguna vez le tocó a usted que lo rociaran con algo?
LZ: Ah no, eso sí otra, me tocó rociar otra vez, pero jue aquí en Caléxico porque yo anduve dos veces para allá. Esa vez que le digo, que me tocó en Arkanso [Arkansas], y luego me tocó en el west Texas y ahí era donde le quería llegar a decirle que en Texas el algodón el mismo algodón, pero ahí se trataba de cortar todo parejo, el casquillo que le dicen, también ahí iba todo junto. Ahí le pagaban más barato, ahí nos pagaban a centavo y medio la…
AA: A centavo y medio.
LZ: La libra.
AA: Estaba muy…
LZ: Pero, pero lo piscaba uno.
AA: Mas rápido.
LZ: Mas rápido.
AA: ¿Cuántas libras piscaba ahí?
LZ: No, pues ahí piscábamos hasta cuatrocientas, quinientas.
AA: A muchas libras.
LZ: A según se apurara uno. Veníamos ganando casi lo mismo, pero…
AA: ¿Era más fácil?
LZ: Era más fácil, sí, porque como llevaba todo pero también llenábamos la saca pos más pronto.
AA: Y, ¿cómo era?, ¿iban, llenaban una vez la saca y la llevaban a…?
LZ: Allá, y nos la pesaban. Ahí había un troque grande y había alguien ahí que estaba pesando.
AA: Y él mantenía el control.
LZ: Él mantenía ahí cuántas libras. A nosotros nos daban un número cuando llegábamos a ese lugar y ese número pues ahí, el número julano, no nos ponía el nombre, nomás número julano, tantas libras y a la semana hacían…
AA: Conteo.
LZ: Conteo de cuántas libras hicistes por la semana.
AA: ¿Cuánto fue lo máximo que llegó a piscar en una semana?
LZ: Bueno, pues en una semana pues fue, pues casi yo lo más eran cuatrocientas, pero casi quinientas libras en cinco días, eran seis días más bien. No era, ahí no había sábado.
AA: No, ahí no descansaban.
LZ: Nomás el domingo.
AA: A el sábado también trabajaban.
LZ: Sí, también trabajábamos. Seis por cinco, cuarenta, como cuatro mil o cinco mil libras.
AA: Bastantes.
LZ: Pero pos era poquito dinero. También, pues a centavo y medio.
AA: Pues sí. ¿Ahí también mandaba dinero?
LZ: Sí, pues también. También mandaba poquito, como le digo, bueno, pues en ese tiempo no tenía uno vicios de nada, de, pues nomás de comer y de…
AA: ¿No hacía nada en su día libre?, ¿no salía?
LZ: El domingo pues… Bueno, allá en el west sí había un cine por ahí, íbamos a veces al…
AA: ¿Qué películas pasaban?
LZ: No, pues esas del Charro Negro, de este de, puras películas viejas de…
AA: ¿Eran en español?
LZ: Sí, en español.
AA: ¿Alguna vez les tocó ir a misa?
LZ: Pues le voy a decir que casi a misa no fuimos. No había ni, no había iglesias por ahí en ese tiempo todavía.
AA: ¿Alguna vez le tocó estar aquí en Estados Unidos en alguna fiesta patria, o que celebraran algo?
LZ: Bueno, aquí sí, porque cuando, como ya después, cuando ya me fui de ahí, ahí fue donde renové yo. Ahí sí duré noventa días.
AA: Noventa días, alcanzó a renovar una vez más.
LZ: Una vez más, pero después, en el siguiente año, que fue en el [19]58 o [19]59, por ahí. Ahí sí me vine y me tocó. Pero entonces ya me tocó lugar diferente para contratarme.
AA: ¿Dónde le tocó?
LZ: En Empalme, Sonora.
AA: ¿Se fue hasta Empalme desde Moroleón?
LZ: Sí, de Moroleón nos venimos a Empalme.
AA: ¿Cuánto tiempo duraban en contratarse?
LZ: Pues a veces hasta ocho días.
AA: ¿Ocho días?
LZ: Y a veces más, o a veces ni, ni nos tocaba.
AA: ¿Le tocó a usted alguna vez regresarse?
LZ: Una vez tuve que regresarme porque nunca leyeron.
AA: Alcanzaba su nombre.
LZ: No.
AA: Bueno, y ese dinero que pagaba, ¿no le garantizaba entrar?
LZ: No, lo único que hacían era regresarnos el depósito que habíamos dado ahí. Algunos, algotros decían que, yo los oía, que no les daban nada.
AA: Y mientras estaban ahí esperando que les, que los nombraban, ¿qué hacía?, ¿estar pendientes?
LZ: Sentados todo el día y luego hacía un calorón a veces y ahí teníamos que estar.
AA: ¿En qué temporada le tocó ir?
LZ: No, pos ahí fui a, bueno, la primer vez que no me tocó, fue como en mayo, junio, por ahí, ya me jui y no volví como hasta a los tres, cuatro meses que volví otra vez, que fue como en agosto.
AA: Esa vez sí le tocó.
LZ: Esa vez sí ya me tocó que me hablaran. Esa vez nomás duré cuatro días y a los cuatro días me hablaron y ya me tocó que me… De ahí del Empalme que le dicen, Sonora, nos trajeron a Mexicali.
AA: Bueno, ahí en Empalme ahí en los centros de contratación, ¿había autoridades americanas?
LZ: Sí, o sea les, cuando ya entraba uno adentro, ahí se miraba uno ya gente, pos americana pues, ¿verdá?
AA: Y, ¿les decían más o menos de qué se iba a tratar el trabajo?
LZ: Sí, como esa vez ahí en la… Nos decían que nosotros íbamos a venir fuera a Salinas o a Watsonville a piscar, de cortar lechuga.
AA: ¿Sí les explicaban?, y, ¿les decían cuánto les iban a pagar?, o, ¿ya hasta que llegaban?
LZ: Hasta cuando llegábamos. Sí, hasta acá nos… Y luego lo único que sí nos explicaban, que si nos tocaba que cuando llegáramos a Caléxico, si no había pedidos para Salinas o Watsonville, teníamos que trabajar en el Valle Imperial, que era ahí cerquitas en Brawley, en Caléxico, El Centro.
AA: ¿Ahí es donde dice que los rociaban?
LZ: Ahí en Caléxico. Ahí sí cuando entramos, cuando iba la gente pasando así, alguien estaba con una, pos será un como un polvo pues, así.
AA: Y, ¿por qué les hacían eso?, ¿qué explicación les daban?
LZ: Pues que pa los piojos. (risas)
AA: Decían que era para…
LZ: Pues el…
AA: Sí, no se sabía.
LZ: Porque sí, si traía uno sombrero, le decían que se lo quitara. Ya pero sí, eso fue en lo que le decían: “No, que pa los piojos”. Y la sangre que no se le escapaba de sacarla.
AA: Y, ¿les hacían algún examen de sangre?
LZ: Pero pues nosotros no sabíamos.
AA: Nada más la sacaban.
LZ: Nomás la sacaban, eso sí no.
AA: Esa vez que estuvo en Caléxico, ¿qué le tocó estar haciendo?
LZ: No, en Caléxico ahí nomás fue donde pasé.
AA: Ah okay, ¿dónde le…?
LZ: Pero de ahí nos mandaron para Salinas y de Salinas ahí estaban repartiendo la gente para… Porque era como otra asociación ahí que había y de ahí era de donde nos mandaban para, pos a mi me tocó a Watsonville.
AA: Y, ¿cuántos días pasaba ahí en La Asociación? Ahí en Salinas, para ser distribuidos a…
LZ: No, pues ahí no durábamos ni un día. Ya casi, si acaso duraba si llegaba tarde, o duraba un día y otro día salíamos para al lugar donde nos tocara y a mí me tocó a Watsonville.
AA: Y ahí, ¿qué hacía?
LZ: Cortar lechuga.
AA: ¿Cómo es la pisca de lechuga?, o, ¿cómo se le llama?
LZ: Pos va uno atentando todas las bolas a ver la que esté más durita y con un cuchillo, y luego ya nomás la emparejaba uno. No a quitarle toda la hoja, le dejábamos…
AA: Todo.
LZ: Toda la hoja.
AA: Y, ¿esos dónde los pone?
LZ: En cajas. En ese tiempo era en cajas, ahora ya no, porque ya he visto que nomás las avientan a unos tráiler grandes. Ya es muy diferente y se las llevan a los empaques. En ese tiempo no, era de tres personas cada…
AA: Hilera.
LZ: Hilera. Un, dos cortaban y uno iba empacando.
AA: Trabajaban en equipo ahí.
LZ: En, sí, y no, pero no pagaban por horas. Ahí sí ya…
AA: ¿Cuánto le pagaban?, ¿se acuerda?
LZ: A $0.90 centavos la hora, sí.
AA: ¿Sí le alcanzaba para guardar un poco de dinero?
LZ: Pues no guardaba mucho, pero sí, pos podíamos mantenernos y…
AA: ¿Ahí también cocinaban ustedes?
LZ: Ah no, ahí sí ya no, ahí había cocinero. O sea, había las mismas barracas pero ahí eran barracas más chicas. Ahí nomás era de cinco hombres cada barraca pero había cocinero, había una cocina grande ahí, nomás nos rebajaban, pos no, no me acuerdo cuánto nos rebajaban, sí por menor de $1.50 por día, algo así.
AA: Y les daban las tres comidas
LZ: Las tres, sí.
AA: Y, ¿qué tal estaba la comida?
LZ: Estaba buena, estaba pos…
AA: Y, ¿bien servida?
LZ: Oh sí, hasta eso que sí.
AA: ¿No hubo quejas en ese aspecto?
LZ: No, no, en eso no.
AA: Y, ¿el patrón de ahí sí lo llegó a conocer?
LZ: Bueno, ahí sí, pos el patrón, pos los que iban pues ahí, pero como nosotros vivíamos en el campo, y nomás nos llevaban en camiones a trabajar ahí a… Pos trabajábamos que pa San Juan, San Juan, san no me acuerdo cómo se llamaba, a un lado, pues se atravesaba uno, atravesaba nomás ahí de Watsonville, atravesábamos como una sierra y nos íbamos a San Juan.
AA: ¿Eran varios lugares donde los llevaban?
LZ: Pos ése era el lugar más retirado que nos llevaban ahí, pero casi nomás era ahí cerca de Watsonville. No, pues como de unos diez, quince minutos.
AA: No, no era muy lejos.
LZ: No, no era lejos.
AA: ¿Qué trato les daban los patrones?
LZ: Bueno, mayordomos había algunos que sí eran poquito: “Mira, que vas piscando muy mal”, y que, “mira, que esta no”. Y había veces que hasta nos las aventaba por: “Mira, que no”. No, y muchos sí se enojaba, ¿vedá? Pos se llevaban hasta la, no, pos sí. “Nomás dime que no sirve, pero no me la avientes a mí”.
AA: Exacto. Y los mayordomos eran los encargados de revisar que…
LZ: Sí, que fuera bien todo la, ellos revisaban la lechuga que fueran cortándose, si se cortaba muy aguada o chiquita, era la que se la aventaban a uno.
AA: ¿Pero les daban instrucciones a ustedes?
LZ: No, sí.
AA: Como, desde un principio les decían…
LZ: De esta clase.
AA: “La lechuga tiene que estar así y así”.
LZ: Oh, sí, sí nos decían, pero como los…
AA: ¿Tuvo alguna vez usted un problema con algún mayordomo?
LZ: No, hasta eso que yo no, gracias a Dios.
AA: ¿Supo de alguien que se haya peleado?
LZ: Bueno, sí, sí. Pues supe que alegaron como dos o tres ahí, pero en, ahí duré seis meses primero y luego renové otra vez otros seis y luego renové otros seis más, que fueron dieciocho meses derechos ahí. Pero los otros seis, fue que me llevaron, la misma compañía tenía contacto con otra compañía en Brawley, California, ahí cerquita a la frontera.
AA: ¿Cómo se llama la compañía o cómo se llamaba?
LZ: Pos aquí se llamaba la Sears, aquí en Watsonville, pero allá no, no me acuerdo cómo se llamaba.
AA: ¿Fue como un préstamo?, ¿lo prestaron a la otra compañía a usted?
LZ: Sí, y cuando se acababa allá, a veces nos mandaban para acá. Porque no ve que la lechuga es, que son dos temporadas al año que…
AA: Que se da.
LZ: Que se da y ya, y como no la cortaba uno pareja, cortaba nomás las que estuvieran buenas y las que no, pues se quedaba pa otra ocasión, o sea pa otro.
AA: ¿Sirven para otra temporada esas lechugas?
LZ: No, no pa otra temporada, pero para unas tres, cuatro semanas más, o algo así.
AA: ¿Cuánto dura la siembra de lechuga, la temporada?
LZ: Uy, pues duraba como seis meses casi.
AA: En esos dieciocho meses que dice que estuvo acá, ¿no regresó para nada a Moroleón?
LZ: No, no regresé.
AA: ¿Cómo se comunicaba?
LZ: Porque, no pos escribiendo.
AA: ¿Qué le contaban, qué querían saber?
LZ: Pos que cómo estaba, que cómo estaba por acá y: “Pos nosotros pos estamos bien”.
AA: Antes de que viniera la primera vez, ¿cómo se imaginaba que era Estados Unidos?
LZ: No, pos que venía uno a recoger nomás dinero, pos. (risas)
AA: Y, ¿no fue así?
LZ: No, no fue así. Teníamos que venir a trabajar duro.
AA: Era pesado hacer el trabajo.
LZ: Pues era pesadito, sí. Porque también no, no, ¿cómo le dijera? No nomás nos tocaba cortar, a veces había que, como un, siembran un field grande y luego un tiempo porque no se venga todo al mismo día, o sea a la misma semana tienen que dejar esta ya más grande y luego otra más chica, pero uno tenía que desahijarla con azadón.
AA: ¿Qué es desahijar?
LZ: Desahijar es cuando… Porque la siembran en bonchi y luego teníamos que quitarlas muchas pa dejar nomás de esta medida.
AA: ¿La lechuga?
LZ: La lechuga, pero como todo el pedazo tenía, había que arrancar mucha con el azadón.
AA: No quitarle las, las hojitas del…
LZ: No quitar la mata.
AA: La mata, alrededor.
LZ: Ey.
AA: Eso es el desahije.
LZ: Porque no era, ése era el desahije y ahí sí se cansaba uno de la espalda.
AA: Pues ocho horas.
LZ: Teníamos que andar ocho horas agachado.
AA: Agachado, sí.
LZ: Y unos surco nones grandísimos.
AA: ¿No supo de alguien que se haya enfermado?, ¿o que de plano no haya podido trabajar?
LZ: Lo único que cuando hacía calor como allá en el Valle Imperial, se llegaba uno a desmayar.
AA: Y, ¿qué hacían los patrones?
LZ: Pues le daban sus pastillas, o si estaba muy malo, pues lo llevaban al doctor.
AA: ¿Sí les daban atención médica? Sí le tocó ver eso.
LZ: Pos sí, hasta eso que sí, sí me tocó ver eso, sí. Pero sí nos, pues le daban a uno sus pastillas de sal, algo así para, pa la calor.
AA: Para que aguante.
LZ: Para aguantar, sí, porque sí traía uno su, una cosita de agua aquí por un lado y…
AA: Pero no aguantaba.
LZ: Pero ahí era donde sí a veces había unos mayordomos que sí se: “Eh, no estés parado, te va a caer un rayo de arriba”. (risas)
AA: Les daban carrilla.
LZ: Nos daban carrilla, poca pero no, pero sí todo a su paso y nomás se paraba tomaba el agua y a seguirle, y así.
AA: No había problema.
LZ: No había problema.
AA: ¿Hizo usted alguna amistad con los braceros ahí?
LZ: Bueno, más bien con, pos amistades, pos ahí con varios, ¿vedá? Pero con los patrones yo pos la llevaba muy bien. Tocó que hasta, cuando hubo una chanza de que les dieron a las compañías, ¿cómo le dijera? Que les dijeron que ellos que les iban a dar permisos pa que dieran ellos cartas para que le dieran a los que habíamos trabajado en ese tiempo ahí en Watsonville, a la misma esa compañía, a la Sears.
AA: ¿Para qué eran esas cartas?
LZ: Para arreglar papeles para estar ya residente.
AA: ¿A usted le ofrecieron?
LZ: Sí, a mí me ofrecieron.
AA: Y, ¿lo tomó?
LZ: Sí, oh, sí. Pero esa ya me la mandaron a México. Yo ya estaba allá en mi tierra.
AA: ¿Cómo fue?, ¿cuándo fue que se regresó usted?, ¿después de terminar esos dieciocho meses?
LZ: Ya me regresé para mi tierra allá. Porque ya que fue el [19]59 se acabaron, que entraban esos que especiales, ¿vedá?
AA: ¿Qué eran esos?
LZ: Era como que la compañía dice: “Tú vas a salir, ya cumpliste tus seis meses pero puedes salir a la frontera y de ahí no te muevas y te vamos a mandar una carta a… Pos dejaban uno una dirección de alguien ahí.
AA: ¿Ahí mismo en la frontera?
LZ: En la frontera.
AA: Sin regresar a su casa.
LZ: Y ahí nos mandaban una carta y ellos no sé qué permiso pedían acá, o no sé cómo arreglaban.
AA: Y, ¿eran braceros especiales?
LZ: Éramos, ándele, éramos braceros especiales.
AA: Y, ¿usted regresó con los braceros especiales?
LZ: Sí, yo regresé los últimos seis meses.
AA: ¿Qué estuvo haciendo los últimos seis meses?
LZ: Pos fueron cuando estuve pues, que me traían la misma, la misma lechuga.
AA: Los últimos de los dieciocho meses que anduvo.
LZ: Ándele, de los últimos seis.
AA: ¿Cómo fue su vida cuando se regresó otra vez a Moroleón?, ¿qué hacía?
LZ: Bueno, pues ya, pues seguí trabajando como trabajaba antes de, pues de acarrear leña, yo iba allá y con burros a traer leña al pueblo a vender.
AA: ¿Cuántos años tenía cuando se regresó?
LZ: Uh, pues ya tenía como, veintidós, veintitrés, como veintitrés años.
AA: ¿Ya tenía familia?
LZ: No, yo no.
AA: ¿No?
LZ: Me casé muy viejo ya, (risas) me casé a los veintiocho años.
AA: No, está bien.
LZ: Ya porque después cuando me mandaron esa carta, entonces ya había una persona en, ahí en el pueblo, en Moroleón. Era una pareja que ellos, pues yo no sé cómo fueron a caer allá acá. Decían que eran gabachos, que eran americanos de aquí y a eso se iba uno a…cuando le llegaba una carta en inglés.
AA: Ellos se las traducían.
LZ: Ellos nos la traducían. Y a mí me lo, fui y se las llevé y ya me dijeron: “No, te manda esta carta la compañía Sears de Watsonville, que si quieres arreglar papeles para residencia”.
AA: Pues muy buena oportunidad.
LZ: Oh, sí.
AA: ¿Qué hizo usted?
LZ: No, pues luego luego. Como un primo mío ya había arreglado en esos días, entonces yo fui y me informé con el qué se necesitaba.
AA: Y, ¿qué se necesitaba?
LZ: Pues de ahí del pueblo se necesitaba por ejemplo, un acta de nacimiento, una carta de policía y tantos retratos y luego ir a hacer una solicitud a México. Al mero México City.
AA: D.F.
LZ: Al D.F.
AA: Y ahí, ¿quién se encargaba de los gastos?
LZ: Yo.
AA: ¿Ustedes?
LZ: Sí, el interesado.
AA: Sí, pues sí. ¿Cuánto tiempo le tomó hacer eso?
LZ: Ah, como ocho meses.
AA: Ocho meses. Y, ¿mientras seguía con lo de la…
LZ: Pos seguía yo al la trabajando allá.
AA: Y, ¿si se quería venir para acá?
LZ: Oh sí, pues ya me había gustado. Dije: “No, pues ya ahora sí voy a hacerle la lucha ya que me dieron esa carta”.
AA: Y ya que regresó, ¿en qué trabajó aquí?
LZ: Pos seguí otra vez en la…
AA: ¿Ahí con ellos?
LZ: Porque según ellos nos dijeron que la obligación que teníamos con… Si la persona le ayudaba al compañía, si le ayudaba aquí, teníamos la obligación de estar dos años trabajando con ellos, más que ya después de esos dos años si usted quería buscar otro trabajo, o pues donde le conviniera.
AA: Y, ¿qué hizo usted?
LZ: Pues yo ahí estuve, yo sí los aguanté los dos años ahí en la misma lechuga, trabajando.
AA: Y después, ¿que hizo?
LZ: Pues ya después me vine para acá, para aquí en Alvarado, un pueblito ahí que está cerquita aquí de Harbor(??), que ahí es donde vivo yo. Y ahí ya busqué otro trabajo y luego entré ya a trabajar en una compañía ahí de, pues estaba todo cochino de fibra de vidrio. Y luego ahí y hasta la fecha, duré casi cuarenta años, treinta y siete años.
AA: ¿A qué se dedica ahorita?
LZ: Pues ya estoy libre, ahora sí.
AA: Ya está disfrutando.
LZ: Ya estoy disfrutando, pues sí. Por eso ahora que nos dimos cuenta de eso, bueno, vamos a ver si…
AA: ¿Usted se acuerda cuando le pagaban, que le hayan descontado algo?
LZ: No, no me acuerdo que gigan, pos no se usaba Seguro Social ni nada.
AA: Ni nada de eso, ¿no?
LZ: No.
AA: ¿Ni notaba que le estaban pagando menos?
LZ: Bueno, pues no notaba, pues bueno, como uno, pues lo que le dieran estaba bien.
AA: ¿No checaba que le pagaran de acuerdo a las horas que había trabajado ni a las libras que había piscado?
LZ: Bueno, cuando andábamos por horas pues no, ni, ni figurábamos. Yo creo nomás, por contrato menos.
AA: Sí, pues sí.
LZ: No era, pues no sabíamos si quitarían. Pues bueno, a lo mejor sí, pues ellos allá ya ven que uno se fija nomás en lo que le dan, no en lo que…
AA: En lo que debería de ser.
LZ: Pues sí, de lo que debería ser.
AA: ¿Qué significa para usted la palabra bracero?
LZ: Pues nosotros como no le nombrábamos bracero, nomás contratados, pero…
AA: Le decían contratados, ¿no decían que eran braceros?
LZ: No, pues no decían. Bueno, se oía de bracero. “Te vas a ir de bracero o contratado, nomás”.
AA: ¿Bracero era diferente a contratado?
LZ: No, pues pa mí era lo mismo.
AA: ¿Qué significó para usted el programa?, ¿le ayudó?
LZ: Oh, sí.
AA: ¿En qué sentido le ayudó?
LZ: Pos en que podía uno, pos que le rendían los pesos de aquí para se los mandaba para allá.
AA: ¿Hicieron algunas mejoras su familia allá?
LZ: Pues no hacíamos muchas, pero cuando menos por ejemplo yo les ayudaba en comprar. Porque el maíz que alzaramos allá no alcanzaba pa todo el año. Entonces yo cuando ya pude yo trabajar que venía así, yo compraba maíz para que nos ayudara pa todo el año. Y luego teníamos la yunta de bueyes, que eso pues la conseguí de Texas también.
AA: ¿Usted la compró con su dinero?
LZ: Yo la compré con poquito dinero que me, que nos quedaba pues así, ¿vedá?
AA: Cuando regresaba a su pueblo, ¿llevaba algo, algo nuevo, como regalos o algo a su familia?
LZ: No, bueno pues.
AA: Algo que no hubiera allá, o, ¿qué era lo que notaba?
LZ: Pos bueno, les daba gusto porque llegábamos y les llevábamos que en…
Como a mis hermanas yo les llevaba una tela que compraba acá, una chamarra a mi papá pues una, a mi mamá que un pantalón, una camisa aunque estuviera más barata que allá, pero les gustaba que fuera de acá.
AA: Sí, pues sí. En términos generales, sus recuerdos de haber trabajado como bracero, ¿son positivos?
LZ: Oh sí, muy buenos, para mí fueron muy buenos. Muy, o sea que, y más que por ser bueno de bracero, pues me tocó estar aquí ya.
AA: Ya está aquí establecido.
LZ: Establecido.
AA: Familia y todo.
LZ: Sí, ya, como mis hijos, ya todos nacieron aquí y pos ahí hemos estado a gusto, cuando menos de que…
AA: Entonces podría decirse que el haber sido bracero cambió su vida.
LZ: Sí.
AA: De alguna manera.
LZ: Sí cambió porque la gente que no venía, miraba yo pues que, pos decían: “Ire, pos ustedes que van pal norte siquiera traen ahí una camisita, un pantalón; nosotros aquí andamos con la ropa toda rota y la señora echándole”.
AA: Enmendando.
LZ: Remendándolas.
AA: ¿Sí se veía la diferencia entre los que venían?
LZ: No, sí oh, luego luego cuando llegaba uno. Pos luego a veces ni, como dos, tres días que llegaba uno cuando menos uno trabajaba y ya pues, y luego pal día domingo pos tenía su ropa limpia uno, de la que llevaba de aquí, pero sí, sí notábamos que estaba bien eso, yo para mí, sí.
AA: ¿Tiene algún otro comentario que quiera agregar?
LZ: Pos no, se me hace que ya.
AA: ¿Alguna anécdota o algo que le haya pasado?
LZ: Bendito sea Dios no me pasó nada, yo gracias a Dios, trabajé a gusto todo el tiempo, nunca me… Pos sí, porque mucha gente, yo sabía que mucha gente hasta quedaba por acá, ¿vedá? Pero porque, lo que sabía yo, a veces que la gente, muchos conocidos míos así que venían también en el mismo tiempo que yo, lo poquito que ganaban en vez de irse a arreglar el lonche pa otro día se iban por ahí a alguna parte en… Porque no había, no era muy libre allá en Texas para agarrar una cerveza o un…
AA: ¿Por qué no?
LZ: Pos como que estaba prohibido en ese tiempo que estuve allá, puro a escondidas.
AA: Y, ¿dónde las conseguía?
LZ: Pos yo nunca supe por qué, pero sí sabía que, que había personas que la vendían escondido. ¿Por qué? Porque en ese tiempo no, pues yo no sé por qué estaría.
AA: Sí estaba, estaba prohibido.
LZ: Estaba prohibido en ese tiempo que estuve yo en Texas. Aquí en Watsonville, cuando estuve Watsonville ya era más libre. No, pues aquí había cantinas.
AA: Aquí podían salir cualquiera.
LZ: Y ya.
AA: ¿No tenían que estar ahí todos los días en la mañana?
LZ: Oh, sí.
AA: ¿Sí?
LZ: Para ir a trabajar.
AA: ¿Les tomaban lista?, o ¿cómo se daban cuenta si estaban todos?
LZ: Pos cuando, siempre que salíamos a trabajar pos ahí. O ellos andaban pasando lista a ver quién faltó.
AA: Y, ¿sí se daban cuenta?
LZ: Sí se daban cuenta, la persona que no venía, pues no le pagaban el día. O les decían algo: Pues: “Oye, ¿tú viniste a trabajar o vinistes a pasear?”.
AA: Algún anécdota chistoso que haya tenido con alguno de sus compañeros.
LZ: No, no. No, no me acuerdo de que haya tenido así algún, como le digo, yo con los mayordomos pues donde quiera me tocó buena suerte pues, de que no, no tuve ninguna contralidad. Sí sabía con algunos, ¿vedad?, pues que si los regañaban se enojaban y les respondían pa atrás, ¿vedá? Pero yo no, no, uno viene a que lo manden. O decía uno, ¿vedá?, o pa qué le voy a responder. Sí le daba a uno coraje y eso, pero…
AA: Pero nunca pasó a mayores.
LZ: No, nunca gracias a Dios no, como le digo, al contrario. Por llevarla bien con ellos pues me tocó suerte que me escogieron de varios, porque ahí cuando yo regresé pa atrás a Watsonville, ahí me encontré como con unos veinte. Pero muchos no quisieron cumplir los dos años trabajar ahí, muchos luego luego llegaban y ahí se iban a, serían más abusados, ellos sabían.
AA: No, pues hicieron, usted hizo lo correcto.
LZ: Lo que, lo que según nos dijieron.
AA: Igual, ellos si no cumplieron con esos dos años no, al final…
LZ: No, no les decían nada.
AA: Pero tampoco no les daban la residencia.
LZ: O sí.
AA: ¿Sí se las daban?
LZ: Sí, porque la residencia la agarraba desde el momento.
AA: Desde el principio.
LZ: Oh, sí.
AA: Oh, okay.
LZ: Nomás que pos ellos, ahí estuvimos de los, de esos veinte que llegamos juntos ahí, se me hace que nomás como unos cuatro o cinco estuvimos. Los demás se iban. Pero nosotros íbamos…bueno yo no sé más, hacer otro trabajo y aquí hay trabajo, pues aquí nos estamos.
AA: ¿Por qué buscarle otro lado?
LZ: Pues sí.
AA: Y, ¿no les extendieron el contrato esa vez ahí?, ¿en la lechuga?
LZ: No, sí, no le digo que ahí fue donde nos estendieron dos.
AA: Dos años más, más de esos dos años.
LZ: Oh, decía de, o que de extenderlo de la, o no, no. Ya pues se me hace que yo, hasta me faltó como unos tres meses, algo así. Porque el patrón nos dijo: “Ya se acabó el trabajo”.
AA: Ya no hay lechuga.
LZ: Ya no hay, por ahora este año, ahora sí búsquenle por, a donde ustedes les convenga, por eso pos…
AA: Pero ahora véalo cómo está descansando.
LZ: Ah, sí, gracias a Dios. No, y ahora aquí va a ver que agarramos fuerza y que sí se va a poder algo, que no dicen que quitaron algo o qué.
AA: Oh, nosotros no estamos encargados de esto, nosotros, el fin de esta entrevista es para investigadores. Yo sé que eso, se están tomando cartas en el asunto, es un problema que no se sabe qué Gobierno entregó el dinero o qué Gobierno tiene el dinero, pero yo sé que se está viendo algo, pero nosotros no le podemos dar una respuesta.
LZ: Oh, no porque sí le, pues era lo que decían que había un dinero ahí, que pa los braceros, le dije no, pues.
AA: Supuestamente es el asunto…
LZ: Pero nosotros no, como estamos ahorita que no nos dábamos cuenta.
AA: Sí, ya sé que se estaba descontando un dinero que al final cuando regresaban a su país se les iba a regresar, porque era el dinero que les correspondía, pero al parecer o no lo regresaron, o Estados Unidos no lo regresó o México no sabe dónde está ese dinero y es lo que se está investigando.
LZ: A ver dónde quedó.
AA: A ver dónde quedó.
LZ: No, si lo agarró Salinas de Gortari ya olvídate. (risas)
AA: Ya no regresa.
LZ: Ya no regresa.
AA: Bueno, señor Silva, le agradecemos… No, usted es el señor…
LZ: Zamudio.
AA: Zamudio.
LZ: Zamudio.
AA: Le agradecemos mucho su tiempo y no sé si quiera hacer algún comentario.
LZ: No, pues ya nomás a ver, esperamos a ver dónde está ese dinero.
AA: Claro que sí. Claro que sí en lo que le podamos ayudar.
LZ: No, pues ahí usted haber qué es lo que arreglan. Bueno, ahí, pero si en un caso que haya esto, ¿qué le avisan a uno o qué?
AA: Yo digo que en dado caso, esta institución no se está haciendo cargo de eso, pero en dado caso que se llegue a saber algo, va a haber comunicados, así como ahora se enteró de esto, de este evento que iba a haber, lo más probable es que hagan en tener un evento mucho más grande por que yo sé que es mucha gente la que esta esperando este dinero.
LZ: ¿Esto me lo llevo yo o qué?
Fin de la entrevista
Interviewer
Acosta, Anais
Interviewee
Zamudio Villagomez, Luis
Location
San Jose, California
File Name Identifier
Zamudio_Villagomez_SJC008
Citation
Acosta, Anais and Zamudio Villagomez, Luis, “Luis Zamudio Villagomez,” Bracero History Archive, accessed November 22, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/145.