Miguel Arroyo Castillo
Title
Miguel Arroyo Castillo
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Miguel Arroyo Castillo was born on August 15, 1916, in Tarimoro, Guanajuato, México; he has four sisters and two brothers; as a boy, he learned how to work the land; during the early1920s, his father would come to the United States to work, but he died when Miguel was roughly eight years old; shortly thereafter, his family moved to México, Distrito Federal; in 1943, he obtained his first bracero contract, and he continued working with the program until 1947, laboring in the fields and on the railroad tracks.
Summary of Interview: Mr. Arroyo speaks at length about his family, childhood, and adolescence; after his father died, his family moved to México Distrito Federal, with an older sister; while there, he began working as a baker, and he later continued to do so between bracero contract; in 1943, he learned about the bracero program as he was passing by a stadium where contracting was taking place; he decided to enlist in the program, rather than make his debut as a boxer, because he wanted to know what life was like in the United States; after passing physical examinations, he was transported by train to California; he explains that at the time, many people thought they were going to fight in the war; as a bracero, he worked on the railroads in California, and in the fields of Idaho and Wisconsin; oftentimes, government officials would visit the camps to check up on the braceros and ensure that they were treated well; he goes on to chronicle how he traveled to different worksites, the various campsites, daily routines, duties, housing, provisions, treatment, payments, deductions, remittances, and recreational activities; in addition, he states that as a railroad worker in California, he was given a Social Security number and deductions were accordingly taken from his salary; moreover, while working there he became dehydrated and was allowed to go home to recuperate before returning to California; he also recalls that during his free time in Idaho, he and other braceros paid 35¢ to watch Mexican movies.
Summary of Interview: Mr. Arroyo speaks at length about his family, childhood, and adolescence; after his father died, his family moved to México Distrito Federal, with an older sister; while there, he began working as a baker, and he later continued to do so between bracero contract; in 1943, he learned about the bracero program as he was passing by a stadium where contracting was taking place; he decided to enlist in the program, rather than make his debut as a boxer, because he wanted to know what life was like in the United States; after passing physical examinations, he was transported by train to California; he explains that at the time, many people thought they were going to fight in the war; as a bracero, he worked on the railroads in California, and in the fields of Idaho and Wisconsin; oftentimes, government officials would visit the camps to check up on the braceros and ensure that they were treated well; he goes on to chronicle how he traveled to different worksites, the various campsites, daily routines, duties, housing, provisions, treatment, payments, deductions, remittances, and recreational activities; in addition, he states that as a railroad worker in California, he was given a Social Security number and deductions were accordingly taken from his salary; moreover, while working there he became dehydrated and was allowed to go home to recuperate before returning to California; he also recalls that during his free time in Idaho, he and other braceros paid 35¢ to watch Mexican movies.
Creator
Domínguez, Violeta
Arroyo Castillo, Miguel
Subject
bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Miguel Arroyo Castillo
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
2:53:03
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Miguel Arroyo Castillo
Fecha de la entrevista: 16 de junio de 2002
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez
El día de hoy es 16 de junio de 2002 y ésta es una entrevista con el señor Miguel Arroyo Castillo en la Ciudad de México.
VD: Señor Miguel, nada más repítame su edad. ¿Qué edad tiene ahorita?
MA: Ochenta y seis. Por años son ochenta y seis años.
VD: Ochenta y seis años.
MA: Cinco de agosto. El 5 de agosto, si es que llego.
VD: Al 5 de agosto.
MA: Bien cumplidos. Pos le tiro yo a noventa.
VD: Por lo menos.
MA: Sí, porque mi marcapasos casi está adecuado para ocho años y parece que como el noventa cumple, pos ya con eso es suficiente.
VD: Y si Dios quiere un poquito más.
MA: No, no andar causando lástimas.
VD: Sí se siente usted bien, ¿verdad?
MA: No me gusta, soy muy orgulloso. No me gusta ni que me regalen así cosas, así o que me…
VD: Ah, no.
MA: Porque no, me gusta pagar, así. Me lo regalan y quedo como con una deuda.
VD: En deuda.
MA: Y no me gusta, digo, cuanto me prestaron a veces dinero, lo pagué. A nadie le quedé a deber. Por eso digo, a mí me importa poco.
VD: Usted nació ahí en Taimoro [Tarimoro].
MA: Tarimoro, Guanajuato.
VD: Tarimoro. ¿Es municipio de qué?
MA: Es Tarimoro, Guanajuato. Sí, es municipio.
VD: Tarimoro.
MA: Pero ahorita tengo, ¿sabe cuánto? Desde el [19]47, la última vez que fui a Estados Unidos que no me pararon.
VD: Uy, muchísimo tiempo.
MA: Porque ya casi murieron la mayor parte de los míos.
VD: ¿De sus familiares?
MA: Yo iba mucho cuando estaban mis abuelas, primos. Ahorita he de tener todavía, porque mi familia fue muy grande, del pueblo. Pero este, para los demás, no, ni los conozco. Aquí mismo tengo, de la hermana mayor tenía yo diez sobrinos, una mujer y otros hombres, así es. Y la que menos tiene, cuatro o cinco, que son, este, soy tío abuelo. Y de esos que soy tío abuelo, ya también ya se casaron.
VD: Y tienen otros hijos.
MA: Ahorita quién sabe. Espero, si vivo hasta otros dos, tres años voy a tener ya este, no, pues ya ni sé. Del sobrino, el sobrino tuvo su hijo, ese hijo tuvo hijos, pos ahí está ahí.
VD: Otra generación.
MA: Tercera generación o cuarta.
VD: No, pues es que mucha gente ya a su edad, ya puede haber, va mucha familia por debajo.
MA: Pues sí, pero de familiares pegados a mí, íntimos, mamá, papá y hermanos, nomás si acaso vive una hermana, pero ya no sé dónde está ella.
VD: No sabe de su paradero.
MA: Se casó y después ya no nos vimos. Y yo ya me pasé para acá y pos ya, o ya con ella al Distrito [Federal]. Nomás cuando voy a mi consulta cada mes a la clínica que me dan medicina. Es la que me dan para estar acá con mi… de la presión y del marcapaso, acá de todo eso. Y luego las citas que me hacen en la ___(?), el cardiólogo cada seis meses. Y después a los tres veo el marcapaso.
VD: Que se lo están checando.
MA: Sí.
VD: Señor Miguel, sus papás, ¿ellos también eran de Tarimoro, Guanajuato?
MA: Sí.
VD: ¿Ellos nacieron allá?
MA: Allá, de ése tengo un pasaporte de mi padre, de 1926.
VD: Ah, ¿sí? Y, ¿lo sacó él para ir a Estados Unidos?
MA: Eh, sí, él, va, entró también como bracero, así pero…
VD: De los de antes.
MA: De los de antes. Antes de 1926 ya mi padre iba para allá, por eso se me grabó de chico. Cuando los oía hablar ahí en el pueblo, que se juntaban en las cantinas del pueblito, oía yo que mi padre, este, hablaba ahí con dos, tres paisanos que también habían ido. Y oía mucho eso que Chicago y que quién sabe qué y se pasó un día ve, pero el día que menos pensé, pasé por el estadio y que me paran, me dicen: “¿No quiere ir a Estados Unidos?”, dice. “Vamos, cómo no”.
VD: ¿Usted ya tenía esa idea desde que oía a su papá? ¿Se acuerda qué decían de Estados Unidos?
MA: Pues de cuando, en qué parte estuvieron. Mi padre anduvo mucho por San Antonio, Texas y este, Chicago. Todo ese rumbo.
VD: Y, ¿a él le gustaba por allá?
MA: Pos yo cuando me fui la, sí, la segunda vez, el [19]45, sí atravesé de por ahí todo esto como que, para irse hasta Wisconsin pasa uno por Chicago, pero arriba del tren, porque no, nada de, yo lo conocía Chicago de día y de noche, pero arriba del tren, pero me di mi idea. También había barrios que parecían los de colonia acá, de Colonia Anáhuac. Barrios grises, muy acá, se miraban bonitos, se miran, cuando en la noche, que encienden la luz. Pero en el día Chicago no me gustó.
VD: No, le pareció feo.
MA: Y le voy a decir una cosa, legalmente, no me gustó Estados Unidos. Yo nomás fui porque pues también a conocer, porque oía esas pláticas de chico y yo cuidando el caballo de mi padre que tenían ahí en la puerta de la… Y decía yo: “Pos qué, ¿qué será allá?”. Y empezaban que a hablar inglés, yo creo que ni hablaban, pues ya me di cuenta cómo hablamos aquí. Y luego luego capto yo, digo: “No, pues ni hablan bien ni nada, pa qué”. Dos, tres palabras que se enseña uno a pronunciar. Y no, tampoco por eso ni aprendí yo. Bueno, y no tenía tiempo en Estados Unidos de aprender, sale uno bien cansado, duro del riel. Salía hasta, me peino y me quedaba yo así en la cama y otro día las manos no las podía ni cerrar, andar uno alineando ahí rieles, con ___(?) acá y, y echar martillazos. Porque me, aprendí, con un negrito ahí a darle al _____(?), a clavarle ahí.
VD: ¿En el trabajo de la vía?
MA: Pero, pero como pues si llega uno a pueblitos que pues no. Iba acostumbrado al Distrito porque aunque nací en pueblo, yo me crie aquí.
VD: O sea que usted, señor Miguel, ¿sus papás son de allá entonces? Y su papá se dedicaba, ¿a qué, señor Miguel?
MA: ése cuando se iba a Estados Unidos, eh, pos era él, tenía ahí como todos, su siembras que hacían.
VD: ¿Eran tierras de él?
MA: Pero más, no. Yo que recuerde no, no era. Sí, tenía por parte de su, de mis abuelos. Él, sus papás tenían.
VD: Sus papás tenían tierras.
MA: Sí tenían terrenos allá por el pueblo yo sabía, porque hasta fui a sembrar yo de chiquillo, detrás de la yunta, ayudarle a un tío, tío, este, tío de, hermano de su papá, de mi papá.
VD: ¿Usted le fue a ayudar allá?
MA: Le ayudaba yo a las, a sembrar, pos es fácil. Lo traen a uno atrás echándole maicito. Supe sacar cacahuate, camote, todo eso, plantación como la hacían.
VD: Desde pequeñito.
MA: La caña, todo eso. Hasta yo creo que como a los siete, ocho años me trajo, murió mi padre aquí en México, se enfermó y se vino al Distrito.
VD: ¿A curarse aquí?
MA: A curarse al Hospital General y de ahí ya no salió bien.
VD: Falleció.
MA: Y yo lo supe porque en una tienda que tenía un primo hermano mío, yo siempre estaba yo ahí, en la tienda con él en la mañana. Le ayudaba a ir a traer de que al, de que traer de la bodega azúcar a la casa, de los pueblitos. Y un día vi que mi primo empezó a llorar, porque estaba con una carta y no, pos yo, tenía yo siete, quizá un poco nomás. Ahora, pues era uno más tontillo en los pueblos que aquí, aquí los niños están más abusados, en el Distrito, porque una nenita, así nieta, es reabusada y tiene nueve años. Y allá uno no tiene mucho dónde desplayarse. Y vi a mi primo llorando y luego le preguntamos: “Medio, ¿pues qué?”. Porque a mi padre le decían La Ciega.
VD: ¿Por qué le decían así?
MA: Porque cuando salía a la calle y el sol venía duro, le hacía así, nomás.
VD: Cerraba el ojo.
MA: Cerraba un ojo y andaba así siempre.
VD: ¿Tenía los ojos claros él?
MA: Pero los tenía bien, estaba, no me recuerdo qué color. Pero su vista estaba bien.
VD: Sólo que le molestaba el sol.
MA: Nomás que el sol siempre andaba así, cuando el sol le pegaba y le pusieron La Ciega.
VD: Ah.
MA: Y oí que uno de esos dice: “¿Qué pasó?”, dice. “Que La Ciega, que está malo”. Y poco más o menos capté a mi primo que dijo que se había muerto mi jefe. Y ya dije, ahí ya me di cuenta, pero ni lloré ni una vez.
VD: ¿Su mamá no le dijo?
MA: No, fue pues mi primo le fue a avisar, porque era compadre de mi madre. Mi madre quedó sola con, éramos cuatro hombres, o dos hombres, el más chico, ¿sí?, ya murió. También fue de bracero en el último que fui yo. También le dije: “Aviéntate, pero te vas conmigo, tú vete y búscale. Yo no busco, porque por cuidarte yo a ti, los dos nos vamos y si me cuidas tú a mí también, mejor tú vete y yo me voy. Si me toca a mí, pos allá”. Y ése taba chiquillo, nació el [19]24, 1924. Y ése y yo éramos los hombres y cuatro hermanas. La mayor ya estaba casada aquí.
VD: Y, ¿otras tres que estaban solteras como ustedes?
MA: Sí, hasta después ya otra se casó allá, pero eran cuatro mujeres, cuatro mujeres y dos hombres.
VD: Y dos hombres que se quedaron con su mamá.
MA: Y se casó, la otra hermana segunda. Y mi mamá pos no estuvo contenta y todo eso y no sé cómo hizo, pero dejamos casi todo ahí. “Y vámonos a México con tu hermana la mayor”. Y ya nos venimos con ella.
VD: ¿Su hermana ya tenía tiempo aquí en la Ciudad de México?
MA: Tenía, tenía unos dos años, poco más o menos, o unos dos años de casada.
VD: Y cuando se casó, ¿se vinieron para acá?
MA: Nos vinimos para acá. Fue como en 1921. Sí, ya cuando mataron a [álvaro] Obregón ya estaba yo aquí, ya estábamos.
VD: O sea que entonces se vino de allá chiquito, señor Miguel, de Guanajuato se vino para acá chiquillo.
MA: Sí, como quien dice, me trajeron, yo no.
VD: Entonces se lo trajeron sus papás.
MA: Quién sabe qué vida sería si no.
VD: Si se hubiera quedado.
MA: Nos hubiéramos venido.
VD: Y me decía que allá hizo sus primeros años de escuela.
MA: Sí. Calculo que fue hasta segundo.
VD: ¿En el mismo pueblito tenían el salón?
MA: Sí, había escuela. La escuela estaba grande, me acuerdo, sí era una escuela, un local grande, una casa grande. Sí, pues ahí en el pueblo son casas grandes.
VD: Claro, un local grande.
MA: Y el salón taba grandísimo. Casi era para el mismo, nomás había uno o dos profesores.
VD: Entonces, su papá era agricultor, ése era su oficio, a eso se dedicaba él, cuando estaba en Guanajuato trabajaba las tierras ahí.
MA: ¿Quién, mi papá?
VD: Su papá.
MA: Sí y este, con lo que ganaba del otro lado, venía aquí y compraba caballos, compraba casas y ahí así. Y ya cuando yo creo se le acababa lo que tenía.
VD: Otra vuelta.
MA: Vendía lo que tenía y se iba. Y ya al último…
VD: Y, ¿allá qué hacía, señor Miguel?
MA: Fue en 1926. Pos se fue de, ahí en el pase que tengo ese, tiene este, jornalero.
VD: ¿Al campo también?
MA: Sí, pos el mexicano que no va preparado desde que, campesino, ¿pos a qué le tira allá? Sí, yo que me fui de aquí, no sabía de chofer, si no agarro un tractor. Pero pos en primer lugar nunca me gustó enseñarme a manejar y todos en la familia, había muchos que saben manejar. Pero a mí no me gustó, porque dije: “Y si no me mato yo, un día mato a unos porque no me comprendo de manejar”. Tenía un carácter medio violentito. Sí, yo no fui muy pacífico, me gustó tomar. Bueno, no me gustó. Tomé por la amistad que tuve, por el oficio que agarré. En el oficio que agarré yo, pos todos, lo que primero me enseñaron a hacer pan, fue ahí ir a salir a las pulquerías a tomar. Y yo, como no tiene uno fuerza de voluntad ni nada, pos no, a obedecer. Y ahí voy y ahí empecé y también me gustó ya después. Después ya era por gusto, me iba a veces y a veces para acompañar, complacer a mis [compañeros]. Porque no, eso sí, no tenía miedo, pero era muy tímido, me daba pena decirle a un amigo: “No, ¿sabes qué?, no”.
VD: No quiero.
MA: No me gustaba decirle a la gente no. Y ya por complacerlos y luego ya después me seguía yo. Iba a lo que, es lo que reniego yo de no haber tenido fuerza de voluntad de no haber tomado.
VD: Para no haber tomado.
MA: Pero me traté de quitarme de eso, ¿sabe cómo? Me gustó el box.
VD: Y, ¿cuándo empezó? ¿O sea que usted cuándo empezó su oficio de panadero, señor Miguel?
MA: Mil novecientos treinta y dos, ya oficialmente. Porque primero, antes, estando en la escuela iba a trabajar.
VD: ¿Cuando usted estaba estudiando su primaria?
MA: Estudié, taba yo de…
VD: Era aprendiz.
MA: Era aprendiz. Y luego ya después entré con mi cuñado a una panadería en Clavería.
VD: ¿Era de él la panadería?
MA: No, era maestro de ahí.
VD: Ah, okay. Y, ¿cómo le salió a usted? ¿A usted le salió el interés o su mamá lo acercó a la panadería?
MA: No, es que me gustaba por hacer fuerza. No sé, era trabajo fuerte. Todo revolvía a mano, cortar con nada de cortadoras ni maquinarias.
VD: Con la mano.
MA: No, simplemente, simplemente, si acaso este, nomás el horno, el tablero y cosas ahí pa hacer pan.
VD: Y entonces desde chiquito como a los, en la primaria, ¿como a los diez años empezaría usted?
MA: Sí. Casi como a los, a las, a los, ponga, a los, doce, doce, catorce años.
VD: ¿Empezó de aprendiz?
MA: Sí. Y a los dieciséis ya entré de fijo ahí a la panadería, ya como trabajador, ya entré. Estaba ganando $1, $1.25. En ese tiempo eso ganaba.
VD: ¿Al día?
MA: Sí, o de noche. Porque había, había turnos de día y de noche y eso me pagaban. Los oficiales ganaban $2, $2.25, porque yo llegué a ganar $2.50 ya de oficial. Había categorías, aprendiz, oficial, medio oficial, el segundero y el maestro.
VD: Y usted entró de aprendiz y luego a los dieciséis años, ¿lo pasaron a qué?
MA: Este, hay un modo en ésas, en las panaderías, está todo el personal. Usted entra de aprendiz, pero usted a los, ese oficio, teniendo un poco de cabeza y teniéndole ganas, aprende usted y a los dos, tres meses ya puede considerarse un medio oficial. Ya sea usted, ya forja pan y ya este, poco más o menos sabe usted qué echarle de avío. Entonces ahí no le dan la categoría, solamente que falte uno arriba de usted. Y si se está llena esa panadería pos nunca pasa de lo que… Y yo no, yo ya cuando aprendí todo eso, empecé a hacer amistad y tenía amigos en otras panaderías y me decían: “Por acá está así, falta uno”.
VD: Aquí te puedes…
MA: Dejaba yo el trabajo y vámonos. Y luego me iba ahí, entraba de oficial y ya se necesitaba algún otro segundero, a veces el maestro y me competía. Bueno, según como se sienta usted de competente, yo le entraba. Y si no, y si nomás este, ese puesto tenía yo, por mucho un año, dos y me enfadaba y me iba a otro. Y así le, nunca estuve en sujeción. Casi todas las panaderías en ese tiempo del Distrito, las conocía.
VD: O sea que trabajó usted por muchos lados.
MA: Muchas, por la Colonia del Valle, Tacuaba, Azcapotzalco, deste por acá, por Tepito, por la avenidas, por Morel. Todas esas calles y me iba hasta aquí, llegué a venir aquí al estadio y no sabía yo que era el estado, llegué hasta Yajaltocampo(??), junto a la lechería.
VD: Ándele.
MA: Ahí andaba, ahí por donde quiera que se trataba de echar, yo le entraba.
VD: ¿Dónde vivía usted en esos años?
MA: En el Distrito, ya.
VD: ¿En qué parte?
MA: Colonia Anáhuac.
VD: Ah, en la Anáhuac.
MA: Nunca que me moví de esa colonia, en los años, nomás dos años. Pero ahí en el Distrito, en Azcapotzalco duré dos años, porque por ahí trabajé.
VD: Todo lo demás fue en la Anáhuac.
MA: Pero casi en la… Ésa fue mi colonia.
VD: Y ahí me decía que usted, llegaron con su hermana que ya se había casado.
MA: Sí.
VD: Ella, digamos que lo recibió y ahí llegaron todos los hermanos.
MA: Sí, pos en ese tiempo usted rentaba una casa completa. Mi cuñado rentaba una casa que tenía cuartitos ahí, pero era toda la familia, no éramos inquilinos aparte. Y pos cabíamos hasta perros, si tenían ahí. Mi cuñado hasta tenía praditos ahí, le gustaba mucho plantar plantas como pensamientos y todas esas hierbitas, muy curioso. Era chofer de la misma panadería. Ése fue el cuñado primero, el primer cuñado, porque los demás también fueron panaderos, pero el otro era chofer. Manejaba el camión de…
VD: Donde llevaban el pan.
MA: Pa repartir el pan.
VD: Ándele.
MA: Ese cuñado sí era, ahí rentaba. Pero ya crecimos y creció la familia. Mi hermana ya empezó a trabajar, las hermanas y yo pos poco así, pero no, no, todavía no jalaba yo, yo estaba en la primaria.
VD: Y ya fue eso después.
MA: Y ya después íbamos y ya, pues mi madre ya empezó a, ya rentábamos la casa.
VD: ¿Su mamá trabajaba también, señor Miguel, o ella estaba en la casa?
MA: No, ésa se atendió, nomás estaba en la casa. Nunca salió fuera, de a trabajar no. No estaba preparada mi madre para eso. No sabía leer ni escribir.
VD: Ah, no. Y, ¿allá en el pueblo no hacía, vendía animalitos o algo así?
MA: No, no, no.
VD: ¿Estaba en su casa?
MA: Estuvimos viviendo así de, el tiempo que quedó así, que murió mi padre, no duramos mucho, casi recién muerto nos venimos para acá.
VD: Y, ¿allá dejaron, vendieron sus cosas en el rancho?
MA: Ahí así no le entiendo, es un pueblito ya, ahí. Porque el rancho está allá.
VD: Bueno, no. Ustedes no tenían como, ¿era nada más la casita y las tierras?
MA: Teníamos nomás la casa, sí. Pos yo creo era, la había dejado mi padre, o no sé. Pero no me doy, no, eso sí no me doy bien cuenta.
VD: Y, ¿se vinieron para acá entonces?
MA: Sí, mi madre con el primo ese que tenía una tienda, que eran, eran cuatro primos hermanos. A esos yo les ayudaba a las matanzas, porque vendían, dos de ellos se dedicaban a las matanzas de animales y la vendían la carne.
VD: La carne.
MA: Carnicería en la calle allá afuera, pero junto a la tienda. Y yo les ayudaba y les llegué a ir a matar a los puercos, a hacer chicharrones, a hacer carnitas. Y hasta eso una vez me cayó una gota, aquí a un ojo, que duré como dos meses llorando.
VD: Se lastimó.
MA: Sí, para eso ya.
VD: Muy chiquito, ¿verdad?, cuando iba a ayudarles.
MA: Sí, pues tendría yo, le digo que siete, ocho años. Y me daban así de carne, ésa era, le ayudaba a mi madre.
VD: Ya, claro, llevaba para la familia.
MA: Sí, pero mi madre no trabajaba. Y no ahí en el pueblo pues no, no había.
VD: Y ya estando acá ustedes le ayudaban, los hermanos trabajando.
MA: Pues las hermanas, pos propiamente no porque también se casó la segunda y ya estaba ahí el ése, el yerno. Y no sé, pos ya mi madre después dice: “No, pos vámonos”. Y ya ve que ni modo que mi madre me fuera a decir: “Vámonos por esto o por lo otro”, no.
VD: Se cambiaron.
MA: “Y vámonos al tren y hasta México”. Ya nos venimos acá.
VD: Llegaron, entonces empezó usted como panadero y ya que terminó su escuela siguió…
MA: Sí, seguí.
VD: En la panadería de tiempo completo.
MA: De tiempo completo. Hasta que el [19]43 se atravesó eso y me pos, regresé y me volví a ir el [19]45. Regresé, y me volví a ir el [19]47. Pero sí porque regresábamos y entraba a la panadería.
VD: Ah, ¿seguía otra vez en su trabajo de panadero?
MA: Sí, mis cuñados pos todos eran panaderos, fácilmente entraba yo a trabajar.
VD: Se acomodaba usted. Señor Miguel y en el [19]43 que usted se fue, ¿me decía que usted se enteró porque iba pasando por el estadio de que habían contrataciones?
MA: Sí, no sé a qué fui, no me recuerdo por qué pasé por ahí, eso sí no me recuerdo. Porque me gustaba ir al Jordán a ver de box, ya de, yo ya desde chico me gustó eso. Porque la hermana mayor que vivía aquí, me compraba el periódico de la afición. En ese tiempo valía $0.05 y ella, mientras yo le cuidaba a los sobrinos, ella se iba al mandado y del mandado me traía mi periódico y ahí leía del box y todo y pos me seguía gustando y me gustó el box. Lo practiqué, pero de aficionado. Profesionalmente me iban a debutar, pero fue cuando me largué y ya no me hice profesional.
VD: Ya lo iban a…
MA: A debutar.
VD: A poner en una pelea.
MA: En seis rounds me iban a debutar, porque ya había muchos en el grupo ahí, que había un repostero que ya peleaba estrellas en la Arena México, la veía. Y ése era, por ése me fui a ese gimnasio. Era un gimnasio que estaba en, así en una terminal de los Tacuba-México, México-Tacuba, los autobuses. Ahí estaba un como garai [garaje] así.
VD: ¿Le cobraban por irse, don Miguel?
MA: No, pos yo le daba un peso al señor ese por lo del baño, el entrenador, el mánager. Hace unos años murió, duró muchos años de, se llamaba Manuel Moreno, un señor acá, era bueno, supo, lo practicó, pero no luego se dedicó a mánager y fue el que me dijo: “Tú nomás te me cuidas, te debuto a ocho”. Y ya estaba yo de entrada, pero luego me salí ése, yo creo fui ahí por eso, a Jordán porque ahí tenía un amigo de Santa Julia que entrenaba allá. Y saliendo, pues yo creo me gustaba caminar, yo no era de autobús ni nada, yo caminaba hasta ese rumbo y todo, porque trabajé por la Colonia Juárez, allá en las calles de Lisboa. Todavía hay panaderías, ahí trabajé muchos años, ahí por Bucarelli y todo eso. Y conocía muy bien ahí los cortes por el monumento de La Raza y todo eso, cuando estaba la estación colonia, la Infoestación.
VD: Ah, sí. La estación del tren.
MA: El tren.
VD: Sí.
MA: Y ese tren pasaba, era una vía que se iba así, todavía está la vía esa, en unas partes. Y pasa ahí en Santa William Marina Nacional. Todavía pasa ahí la vía y ahí estaba la escuela donde yo estudié.
VD: Ah.
MA: En Marina, pero se llamaba Ferrocarriles Nacionales de México, la calle. Era escuela al aire libre, Cuauhtémoc y ahí estudié yo y en todo eso andaba yo. Estaban los llanos esos de la Mecol, la Euzkadi, la Cervecería Modelo, nomás eso. Puro llano, no estaba la colonia esa de Anzures. Estaba una hacienda de un señor que se llamaba Basilizo Romero. Ya que de este, pues no sé si de qué parte era ese señor, porque lo conocía el papá de mi cuñado. Y sus muchachos estudiaban en la escuela en donde yo estaba, una hija y dos, ella se llamaba Ernestina. El muchacho se llamaba Ángel y ella se llamaba ahora, como Ernestina, Cristina, por ahí, iba en quinto año y me platicaban. Estaba nomás así del río, del consulado todo ahí, por donde dicen que mataron al Tigre de Santa Julia. (risas) Por eso cuando le digo a usted de que pasé ahí, pues que iba, iba al Jordán, me gustaba, porque ahí era el gimnasio más grande de box. Ahí estaba, ahí conocía a muchos y ahí iba un amigo y por eso iba yo, pa dije: “A ver, también practico ahí”. Y salí del este y pasé por… Cerca de ahí también estaba un teatro que se llamaba El Teatro Río.
VD: ¿El teatro cómo?
MA: Teatro Río.
VD: Río. Ajá.
MA: Un teatro, ¿sí? Ahí conocí a Pedro Infante.
VD: ¿Usted lo vio ahí?
MA: Ahí con la muchacha esa que también se mató de un avión. La que trabajaba con ella, La Chorreada, que le dicen. Y fue ahí cuando, después me fui yo creo, atravesé pal estadio, por donde está la de Miguel Alemán.
VD: ¿Pasó por ahí?
MA: Y pasé en el estadio, estaban ahí diciendo: “Pásenle si quieren entrar ahí a Estados Unidos”.
VD: Estaban invitando a la gente a pasar. ¿No había mucha gente que quisiera entrar?
MA: No, sí. Bueno, de que, pos de voluntarios pos quién sabe ya. Nomás un panadero se había ido antes, pero duró nomás un contrato de tres meses y fue el que me platicó también. Dice: “Yo me fui, pero nomás el contrato fue de un mes o dos, porque yo creo ya se acababa la temporada”. Nomás, pero yo creo fueron al tapeo del betabel. Y era panadero y me conocía, era del barrio también, se llamaba…
VD: Y, ¿le había platicado también de…?
MA: Y oí cuando dijo, dice: “Pos yo ando de allá, de bracero”. Y no le tomé en cuenta. Pero esa vez que pasé para bracero, de ir a trabajar al norte, pos fue, yo no tengo quédate.
VD: ¿Qué fue lo que lo animó, señor Miguel?
MA: Pos la idea de ir a conocer y luego dijo, dije, me pensaba yo: “Pos mucha de mi familia conoció allá”. Todavía tengo allá unos… Dije: “Pos yo voy”.
VD: ¿Usted qué idea tenía del país?
MA: No, nada de que iba yo a ganar dinero, ni que este, iba a ser montones, acá como unos que iban ya hasta con presupuesto. Uno decía: “Tengo que traerle siete pares de medias a mi mujer”. Y otros: “No, pos que yo esto”. Y no, yo iba pa conocer y todo. Y fue cuando anduve ahí, ya le digo, pero me, sí me vino la deshidratación y eso que me metí a hacer tortillas, porque los paisanos ya se cansaban de comer pan. Querían tortillas y como unos sabían que era yo panadero, me dijeron: “Pos tú mete”. “No”, le digo, “pos si me vine aburrido de la panadería y quieren que vaya a lo mismo, pos mejor me voy para allá”. Y ya el que estaba ahí en la, como quien dice la oficina que tienen arriba, porque me tocó en los estos trenes de, que van para uno y otro lado, donde los llaman, donde hay que arreglar. Son este, campo de levante, así se llamaba, pos que me comprometen a las tortillas.
VD: ¿Los compañeros mismos, los braceros?
MA: Sí, porque querían, le digo: “Pos ándale pues, pero yo solo no”, le digo, “pos un ayudante, porque yo solito no”. Viera que, dos o tres meses, me reía yo del trabajo. Hacía unas tres, cuatro bolas de masa, pos yo panadero, fíjese, tres bolotas acá, ponía la masa al tiro y el ayudante le prende la estufa esa de fierro, puro carbón de piedra ahí y yo con un palote que se usa para hacer pan aquí, como rodillo, pero del más delgado. En dos por tres le sacaba yo las tortillas ora [ahora]. Y acababa yo y hasta dejaba tortillas ahí crudas pa que aquél se las cociera. No trabajaba yo más que como unas dos horas.
VD: ¿En el día?
MA: Y así me pagaban las horas que trabajaban en el riel, me decía el pagador, dice: “Lo que ellos ganan a ti también en tu cheque viene la hora igual”. Pero a los dos, tres meses me enfadé.
VD: ¿De hacer tortillas? ¿Hacía tortillas todos los días?
MA: No era eso, sino que no hacía nada.
VD: Nada más las dos horas que hacía las tortillas.
MA: Las dos bolas o tres de masa que hacía yo. Eh, contaba yo los que estaban ahí, de como unos, como unos treinta algo así. Digo este, por mucho que se coma, son tres tortillas acá de este tamaño, digo, no se come uno más y ahí tiene que, pos deste, calculaba yo las tortillas que iba a hacer.
VD: ¿Para todos los que estaban ahí?
MA: Les hacía en la mañana, en la tarde, dos veces. Ya cuando salían en la tarde, a las seis, yo ya les tenía el montón de tortillas ahí. Y nomás que yo como no tenía reló [reloj] ni nada, y ya ve que los días allá pos muy claritos, ¿no? Son las tres de la mañana y ya aparece uno. “No”, decía yo, “son las seis”, me paraba y ahí vía [veía] ahí la cocina, arriba del purgón, ahí donde tenía la cocida el chino, era un chino.
VD: ¿El cocinero?
MA: El cocinero, pos yo le hacía ruido y se quejó de que yo le hacía ruido, que lo paraba a las tres de la mañana, me dijo el ese pagador: “Pos sí, te paras muy temprano”. “Pos yo, ¿cómo me paro? Yo ya veo clarito, no tengo reló [reloj]”. Y ahí hasta reló [reloj] me andaban comprando. Y terminaba yo lo que hacía y me acostaba otra vez. Y luego miraba mis pantalones, mi camisa, todos los lavaba y me bañaba, pero cómo me salía yo, si el pueblo muerto, pos era la hora, en ese tiempo ten los cocolazos, los trancazos. Pasaban nomás los…
VD: En plena guerra.
MA: Los estos, los convoys esos de, de tráilers y todo eso, con toda la tropa. Los trenes llenos de tropa, de Los Ángeles a San Francisco, embarcarse.
VD: ¿Usted estuvo en California esa vez que se fue? La primera vez.
MA: La primera vez en Tulare, California.
VD: O sea que, señor Miguel, ¿lo contrataron a usted en el estadio, ahí fue donde usted firmó sus papeles? Y, ¿ahí le hicieron a usted también la revisión médica?
MA: No, revisión médica, pero no, no de firmar papeles, todo, nada.
VD: No, ¿no firmó usted ahí?, ¿ni en Querétaro?
MA: No, Querétaro no fui yo.
VD: ¿No los pasaron a Querétaro ahí?
MA: No, de aquí.
VD: Se fueron directo.
MA: Salimos en, ahí de la estación.
VD: De Buena Vista.
MA: De Buena Vista.
VD: Salieron directo hacia California.
MA: A todos nos dieron una banderita y toda la familia lloraba porque creían que iba uno a la guerra, ¿pos qué guerra? Si no estábamos preparados para eso.
VD: Y, ¿qué les decía la gente, que la gente pensaba que se los iban a llevar?
MA: “No, ustedes van a la guerra”. Les decía yo a la, allá ya saben cómo es el carácter que tenía. “Ustedes no se fijen, hombre, pues si allá los preparan primero”, porque ya me sabía yo. Digo: “Tienen como seis meses de entrenamiento pa luego mandarlos”, le digo, “esos seis meses vamos a trabajarlos”. Pero como todos con la banderita y acá, ¡viva México!, y todo eso.
VD: Y, ¿qué les decían, se acuerda? ¿Alguien los despedía ahí en la estación, señor Miguel, alguien del Gobierno?
MA: Sí, de toda la gente, sí. No, del Gobierno nada.
VD: ¿Nadie hacía oficial que los despidieran o sus familias?
MA: Oficialmente nada, nomás súbanse ahí y ya. Y lleven lo que quieran y ya.
VD: Ahí, ¿entonces usted no firmó su contrato ahí? ¿No le hicieron…?
MA: No, nada.
VD: ¿No le dieron ningún papel ni nada ahí?
MA: Nada, nada, nada.
VD: ¿Ni allá cuando llegó a la frontera?
MA: Tampoco, este, parece, el tren se pasaba, así nomás cambiaban de máquina, parece.
VD: Ajá. Este mismo tren que los llevaba de aquí, se los llevaba para allá.
MA: Ahí en Ciudad Juárez. Porque pasé por ahí, pasé por, también pasé por Nogales, Arizona. Esa fue cuando me tocó por acá por, en Idaho, también y en California. Pero cuando me tocó acá en Wisconsin, este, de este, pasé por Ciudad Juárez.
VD: ¿En qué compañía estaba acá en California, señor Miguel, se acuerda?
MA: Es Pacífico. En el Sur Pacífico.
VD: Y, ¿recuerda usted si con ustedes iba personal de la compañía u otros norteamericanos en el tren, cuando iban para allá, que los iban cuidando o acompañando?
MA: No, pues de…
VD: ¿Quiénes les daban la comida?
MA: No, este, no, hasta eso nos trataron bien, porque en la, nos daban el desayuno, puros acá de con cosas desechables, ¿no?, platos y todo desechable. Nos servían bien y todo, bien comidos. Sí, nos servían en la mañana, a medio día y en la tarde.
VD: ¿En el viaje para allá?
MA: En el viaje, sí porque casi atravesamos Texas. No sé cuándo fue cuando fue el [19]45, no. No, está muy largo Texas, pues duramos, ¿qué?, más de un día, un día y una noche pa atravesar, porque atravesamos por este, ¿cómo?, San Antonio, este, ¿cómo se pronuncia? De Waco.
VD: Waco.
MA: Waco. Este otro, ¿cómo se llama? Ya ni me acuerdo tanto pueblo, los pueblos que yo había visto en las películas y todo eso.
VD: ¿Usted los había oído nombrar ya?
MA: Y leído. Ya había yo leído todo eso y ya de eso. Uno que se refiere como el aceite, ¿qué pueblo es ese? Una compañía ahí de petróleo, no sé cómo. Total que sí está largo el tramo ese de Texas.
VD: Sí, es muy grande el estado.
MA: Pues casi lo atravesamos, pos nos llevaron, este, por Ciudad Juárez y luego agarramos así por todo lo que era la de, la orilla del Río Grande, ¿no?, para ir a Sonora, por Sonora, sí. Para luego llegar y subir así, para el Sur Pacífico, pa Tulare. Me tocó adelante de Bakersfield.
VD: ¿Ésa fue la primera vez?
MA: Ajá.
VD: Y entonces ahí en ese campo, dice que la cuadrilla era como de treinta.
MA: No, no trabajábamos con la sección y los que estaban en la sección y los que estábamos en el campo de Elefante nos juntaban. Y yo trabajaba con negritos, a veces con pochitos y a veces así con, hasta griegos.
VD: Ah, ¿sí? Había otros más. ¿Cómo se llevaba con ellos?
MA: Los guarda carros, este, el que andaba ahí cuidando el campo, un este, parece que era holandés. Ése lo que quería era marihuana. Me dio. “No”, le dije, “pos yo ni fumo”. Yo no fumo, lo que sí, tomaba cervezas.
VD: ¿Qué edad tenía usted cuando se fue, señor Miguel?
MA: Ora verá, tenía treinta, el [19]47. Este, el [19]45, tenía este, veintiocho y el [19]33 tendría veintiséis.
VD: Estaba usted, en el [19]43, ¿estaba usted soltero que se fue para allá?
MA: Sí, siempre fui soltero.
VD: Y cuando se fue, señor Miguel, ¿usted le avisó a su familia? ¿Qué le decían ellos?
MA: Nunca les pedí permiso ni nada. Ni les decía nada y nomás parece que le dije a mi jefa: “Ya me voy”. Yo pa qué le soy hipócrita, yo no necesitaba de que la bendición ni que esto. No, ahí nos vemos.
VD: Nada más le avisó.
MA: Sí, así, ése fue el modo con mi madre, pero ella ya se había de dar cuenta, yo los quería y todo y los respetaba bien y todo, pero mi modo no es chillar y que esto. A mí no me gusta despedirme. Yo ya me voy, ya me voy y ya. Si acaso…
VD: Y, ¿se fue usted solo a la estación?
MA: Y todo mi trámite lo hice yo solo y ya cuando me fui, ya me voy y yo ni les dije que fueran. Y sí, parece que sí fueron a la estación y alcancé a ver, parece que a mi jefa.
VD: Que ya se despedían.
MA: “Pero ahí nos vemos, no la hagan de tos”.
VD: Y en el viaje, señor Miguel, ¿se acuerda qué decía la gente?, ¿pues qué se platicaban entre los braceros?
MA: Ah, pos muchos decían: “No, que la guerra, pos sí nos vamos”. Unos, ya ve cómo es el mexicano, muy sácale punta. Cuando ven que dice, como ya ve los grupos, están eh, sí, sí. Nomás uno se raja y ya se rajaron todos. Sí, así son, unos pa que yo se los he dicho ahí, como ora, digo, pos estamos gritando todos y al rato, hay que hablar las cosas, ya en firme y ya. Me platicaba uno, muchos iban cantando, muchos paisanos cantaban muy bonito.
VD: ¿Llevaban sus guitarras?
MA: Unos, unos llevaban guitarra. Yo medio, tantito le entiendo.
VD: ¿A la guitarra?
MA: Poquito. Sí tuve guitarra y mucho tiempo estuve practicando, nomás que nunca tuve.
VD: La voz.
MA: Como ahora últimamente, siempre vengo acá. Pero me gusta, me gusta mucho la guitarra. Supe todos los tonos, todo lo, los mayores, menores, practiqué mucho, pero pos no, no supe cantar y por eso casi ya. Últimamente después ya mejor las regalo.
VD: Y en aquellos años, ¿en el tren iban cantando?
MA: Sí.
VD: Ustedes.
MA: A donde sí tenía una guitarra que compré fue en Winsconsin, en Algoma. Esa es una franja de tierra que entra al Michigan, al Lago Michigan.
VD: ¿Allá en Wisconsin?
MA: ¿Usted se ha dado cuenta? Se me figura el este, como, esos pueblitos se me figura como este, la bota italiana.
VD: En la como península.
MA: Ándele, pero es una franja que ahí chica. Nosotros tábamos como, no, pos de aquí a donde hacemos la asamblea, ahí bajábamos para Michigan en la mañana. La agua rebien fría. Pero nos bañábamos, andábamos. Duramos mucho tiempo pa que empezara ahí la plantación, pa que llegaran los tractores, porque todavía no se daba este, el sol, no se acoplaba el tiempo para sembrar. Ya ve que ese de chorro, plantan el betabel. Porque yo anduve en el desahije, en las limpias y en el tapeo.
VD: Ándele. O sea que de la primera vez que se fue en el [19]43, ¿se fue al tren?
MA: Sí, al ferrocarril.
VD: Acá en…
MA: California.
VD: En California.
MA: En Sur Pacífico.
VD: ¿Estuvo como medio año por allá?
MA: Poco, más o menos porque no recuerdo, ya los meses no recuerdo.
VD: Un medio año acá. Cuando menos eran de medio año los contratos que daban entonces, a lo mejor le tocaría un contrato de medio año.
MA: Este, yo le pregunté al este, porque hablaba muy bien, este, español. Éste se llamaba Carlos.
VD: ¿El mayordomo?
MA: El mayordomo y era nacido allá en Nuevo México y su padre era master rule ahí, era cristiano grande, porque nos preguntaba de Pancho Villa. Ése sí anduvo con Pancho. (risas) Y este, le pregunté: “Oye”, le digo, “cuando termine aquí el contrato”, dice, le digo, “ya nos echan pa atrás”. Pos así ya me estaba acostumbrando a hablar. Dice: “Sí, no”, dice, este, “mira, te voy a decir la verdá, el, este, la guerra”, dice, “se termina y se viene el soldado”, dice, “pero ustedes no, de todos modos siguen trabajando, el trabajo no es el… ustedes tienen, si orita sigues trabajando, puedes durar diez, veinte años. No te quitan el trabajo”, dice. Le digo: “¿Por qué?”. Dice: “No, pos es que ya nadie trabaja de los que vienen de soldados ya”.
VD: No quieren regresar.
MA: “Ya no trabajan”, dice, “y ustedes aquí ya agarras tu trabajo de planta, aquí no, ya no necesitas de… Tú te puedes estar los años que quieras”. Pero ya le digo, me vino ésa, porque a veces había que quitar de esos que les dicen sapos, donde se cruzan todos los trenes acá. Hay que cambiarlo y eso, el tren, este, les dan tiempo como de dos, tres horas.
VD: Para hacer todo el trabajo.
MA: Porque los trenes después no preguntan si ya está o no, sino que pasan. Peor ése de Cali, el ése de Los Ángeles a San Francisco, es rápido. Pasa como, bueno en ese tiempo. Yo clavaba la barra así cerquita así para que no caigan, porque sí entra el airazo, que pasaba rápido y en esos días trabajaba uno dos, tres horas y vámonos a la casa y ya. Era tiempo porque ya haciéndolo, lo hacíamos como por ejemplo, en domingo y nos pagaban.
VD: El día que descansaban.
MA: Nos pagaban tiempo y medio. Pero no trabajábamos todo el día, nomás el rato ese.
VD: Un ratito.
MA: Pero así las dos horas, tábamos durmiendo ahí a la orilla de, de la vía. Ahí onde los, en donde estaban los plantíos de uva y uno come y come uvas. Y comíamos y todo y llegaba la hora de que les daban para empezar. Porque ahí tiene que ser por hora, bien marcado.
VD: Sí.
MA: El tren ya ahorita no va a pasar, hasta dentro de tres horas, dos. Y entonces entrábamos todos a…
VD: A cambiar ahí.
MA: A cambiar el ése, puro rieles y todo, es más, ahí nos hacíamos taco.
VD: ¿Le costó trabajo el oficio de allá con el pico y pala?
MA: No, pos yo ya aquí lo había practicado de chico en mi pueblo. Este, el, esos son trabajos como la panadería, en ocho días se da usted cuenta, nomás ya es cuestión de facultades que tenga uno.
VD: Claro y de fuerza.
MA: Yo me ponía con un negrito a espaiquear [spike], él daba el golpe y yo lo seguía, él estaba y yo encima, así encima. Con peligro de darse uno un trancazo, pero yo hasta gritaba, le sale a uno como… Y me enseñé y luego me ponían a poner progas, luego a medir riel, luego a flayar [flag] ahí para ver si venía un tren, para avisarle que estaban trabajando.
VD: ¿Flayar es como con…?
MA: Con la bandera acá para decirle al, que afloje la…
VD: El trabajo.
MA: No, la máquina.
VD: Ah, la velocidad para…
MA: La velocidad y le sale a uno la razón de que… Porque en tiempos, ésa en los tiempos de guerra yo creo no había muchos telegrafistas (risas) y ya me ponían así, o me ponían a cambiar tallas, durmientes, sacar y meter, luego espaiquear, este, alinear, que eso era lo más. Yo sí le echaba lomo, parejo y yo, y me daba gusto, tenía el físico. No, tenía, ahí se ve medio delgado pero…
VD: Fuerte, sí.
MA: Taba yo de ochenta kilos, veintiséis, veintisiete años.
VD: Claro.
MA: Y ochenta kilos y con ganas.
VD: Con toda la fuerza aquella.
MA: Y ya le digo, acababa yo así mire, en la noche, ¡ay!
VD: Y cuando usted se contrató, ¿no fue difícil, no le revisaron las manos?
MA: Nada, nada, nomás lo miraban a uno el físico y lo examinaban, con perdón de usted, acá partes genitales.
VD: Sí, pues ya ve esa foto de donde están todos sin ropa.
MA: Así se formaba uno, y bájate los pantalones. Y tras, tras, pasaba el doctor y pues luego luego se daban cuenta. Pues un doctor, si uno que no conoce de medicina se da uno cuenta, poca más o menos la condición de la persona.
VD: Claro. Y a los que no estaban bien, los sacaban.
MA: Yo casi de, yo creo que los que se aventaban es que taban, se sentían bien, porque…
VD: No vio…
MA: No, a mí nomás pasó y dicen: “Se presentan tal día en la estación”.
VD: Y ya con eso.
MA: Ya, ya.
VD: ¿Le daban un papel para…?
MA: Nada, nada, no. Ya habíamos salido en el periódico.
VD: Ya con eso era suficiente.
MA: Bueno, esa vez de ahí no salíamos, esa yo no me contraté así con, de periódico, sino con…
VD: ¿De ahí del estadio?
MA: Sí, del estadio.
VD: Y allá, estando allá la primera vez, señor Miguel, en California, sus jornadas, pues ya me decía que cuando estaba haciendo tortillas eran unas pocas horas, pero al principio, ¿como cuántas horas trabajaban al día?
MA: Este, casi se echaba uno, este, dos horas, más a veces.
VD: ¿De tiempo extra?
MA: De tiempo, así de tiempo y medio.
VD: ¿Normalmente eran ocho horas al día?
MA: Pero casi trabajábamos siempre diez, de perdida. Siempre, por eso es que yo me pasé a torcer porque sí la atoraba yo con ganas.
VD: Mucho trabajo.
MA: Sí, y ahí fue de siquiera, ahí aprendí para las otras contrataciones, porque deste yo, ya le digo otro día en la mañana para pararnos ahí, no, no podía ni cerrar las manos. Necesitaba calentarme para entrarle de nuevo a cargar martillos y todo eso.
VD: De todo el esfuerzo.
MA: Sí.
VD: Del día anterior.
MA: Ándele. Y pues no, dicen por ahí me… Y luego el solazo. Yo a veces me quitaba hasta la camisa, pero…
VD: Para trabajar.
MA: Era malo, pero no estaba muy, no sentía muy fuerte el sol para no andar, nomás en la mañanita un rato. Pero es, también me quemó un poco de grasa y ahí me empecé a sentir así. Y no, sí me, me sentí ya muy debilitado. Y sí, el doctor me dijo: “O tienes novia ya o, ¿qué te pasa?”. “Nombre, pos qué novias, ni siquiera las conozco”. “Te mandamos a San Francisco pa que te compongas allá, o ¿quieres irte a tu pueblo allá? Te vas a México y luego regresas, te damos permiso y todo”. Fue un, uno de los inspectores que mandaban por parte de aquí del Gobierno de aquí.
VD: Ah, un inspector del trabajo. ¿Usted…?
MA: ¿Cómo estaban o cómo nos trataban?, y todo eso.
VD: ¿Ellos iban al campo donde ustedes estaban?
MA: Sí.
VD: Ah.
MA: Con el pagador, ahí lo miraba yo.
VD: Y, ¿les preguntaban?
MA: Sí. ¿Cómo los trata?, y todo eso. No, pos ahí también llegaba, por ejemplo, a los que no llevábamos zapatos o ropa, así llegaba la camioneta de la compañía y lo que quisiera uno, zapatos, ropa y todo eso. Nomás que luego después en el cheque venía acá.
VD: ¿Se lo descontaban?
MA: Y el tax y todo eso y aparte el seguro, todo eso tenían. Nos enseñaban, pero en la libreta o en el ése del pago.
VD: Ahí venían todos los descuentos.
MA: Ahí venía todo y eso pos ahí nos dábamos cuenta que pagábamos seguro y todo.
VD: Que les hacían descuentos.
MA: Y en la que tengo la tarjetita esa.
VD: Sí, que a ustedes de ferrocarril sí les dieron número de seguro social.
MA: Sí.
VD: Y los mayordomos, ¿cómo trataban a los trabajadores, cómo los trataban?
MA: No, pos va, el este, este Carlos, ése que le digo, hablaba muy bien español. No, un día hasta nos sacó y nos dijo, dice: “De todas las secciones de, el, tal distancia, de todo del ése”, dice, “aquí la sección de nosotros”, dice, “sacamos el quién sabe qué lugar”, dice, “porque le adelantamos mucho trabajo”.
VD: De que trabajaban fuerte, todos ahí.
MA: Ahí. Antes nos dio el parabién, ¿cómo se llama? Bueno, como quien dice, los, también las gracias por entrarle duro a la friega.
VD: Y en general, ¿entre los compañeros también había buena relación?
MA: Sí, todos, sí. Uno que otros ahí chamacos que se… Por ejemplo un día en el baño se dieron de trancazos unos ahí por dificultades así que no valían la pena. Y ese chamaco me lo encargó su, una, un familiar, ni me conocían, ahí en la estación. Este, se subió el chamaco, yo lo vi re chamaquillo y, ¿sabe por qué se subió?, o que se me enroló, por no pasar, a cuando, se trataba del servicio militar.
VD: Ah.
MA: Porque en ese tiempo empezó, todos los del [19]24 se sorteaban para ver si entraban a servir al servicio militar. Y este chamaco, la familia le sacó, creían que…
VD: Lo iban a mandar a la guerra o algo.
MA: A la guerra. Y dice: “No, mejor que se vaya de bracero”, y que no.
VD: Para que no haga servicio.
MA: Aquí.
VD: Ándele.
MA: Y ya en el tren se pegó el chamaco ahí conmigo y la muchacha de llevao, como yo estaba acá y él así. Me dice: “Ahí se lo encargo”. Le digo: “Ay señora, pos si yo no me sé cuidar, voy a cuidar”. Le digo: “A mi hermano lo mandé el [19]47 aparte”. Y luego yo a cuidar al chamaco, sí, cómo no.
VD: Y, ¿éste fue el que…?
MA: Ése después andaba allá, quién sabe, se volvió relajo el chamaco y ya anduvo echando trompadas con uno ahí. Pero ah, yo ni les decía nada, yo sabía de…
VD: Y, ¿nunca fue nada serio, que llegara la policía, o una cosa así?
MA: Ah, no. No, sí, era ahí en el baño, para hora de bañarse ahí fue donde se dieron dos, tres, pero manazos, no se sabían pegar. Pues el chamaco ese, el otro menso tampoco. No sabían golpear.
VD: Jovencitos.
MA: Sí, pues yo ya sabía algo. Le digo, como practiqué.
VD: Box, claro. Y, ¿ahí tenían comedor, señor Miguel, o ustedes se cocinaban?
MA: Ah, sí. No, teníamos un carro comedor.
VD: Ah, pues sí donde estaba el chino, ¿verdad?, me decía.
MA: Un vagón, on taba el chino.
VD: Sí.
MA: Taba, todo lo que es el tamaño del…
VD: Del vagón. Y, ¿qué tal era la comida?
MA: No, buena, al tino. En la mañana los estos, quequis [hot cakes], ¿cómo se llaman? Con su…
VD: ¿Qué les daban, huevo?
MA: No, este, le daban hasta eso avena, sus estos.
VD: ¿Sándwiches?
MA: Seis o siete, bueno, los que, si quería pedir más, pedía, pero yo con dos, tres de esos que aquí venden a $2 pesos. Ese atole con acá que le llama quequis [hot cakes], ¿o cómo?
VD: ¿Atole?
MA: Hot quequis [cakes], ¿o qué?
VD: Ah, hot cakes, sí. Ah, ¿eso les daban de desayunar?
MA: De esos y avena, este, había leche y este, jamón con tocino, huevo, los estos, block de pan Bimbo, dicen por ahí. Que no me acuerdo si era Bimbo o no en ese tiempo.
VD: ¿Usted ya lo conocía el pan Bimbo, o lo fue a conocer allá?
MA: No, de esos paquetes allá, aquí también ya medio que andaban en eso ya en las panaderías o en los estanquillos, pero yo pues, ni me interesaba eso, yo estaba sobre lo mío, bolillos. Y ahí fue donde… No, de eso sí, antes de ir a trabajar eso, el chino ya nos tenía ahí, rápido.
VD: Ya tenía listo.
MA: Decía yo: “Este sí es gallo, uno solo para hacer para tantos”. Pero pos ahí, pero es de grandes para hacer para… Y ya le digo, pos sí, sí, la comida así también.
VD: ¿Él les preparaba el lonche, se llevaban bolsas?
MA: Nos llevaban lonche, pa llevar, cuando…
VD: En el campo, allá.
MA: Sí, no. Los sándwich, una fruta, un pan o algún dulce. Sí nos, pos sí, sí era suficiente. Y luego de regreso la cena.
VD: A la hora de la cena, era temprano, ¿no?
MA: O también. Sí, pos ya ve que allá a las seis de la tarde ya, a las seis era la hora del lonche allá. Pero ahí sí, yo acá en Wisconsin nos abordamos solos.
VD: ¿Ése fue ya otro contrato en el campo?
MA: El [19]45.
VD: ¿Entonces estuvo usted su medio año por allá y se regresó a la hora que se terminó su contrato?
MA: No.
VD: En el [19]43.
MA: No, me dieron permiso.
VD: Ah, sí es verdad. Le dieron permiso. Y, ¿cómo fue? Platíqueme esa vez de la deshidratación, señor Miguel, ¿cómo fue que…?
MA: Pos de que…
VD: ¿Se estaba en la vía cuando se empezó a sentir mal?
MA: Sí, porque como agotamiento, solté. Pos le entraba yo con mucha fe, acá, no sé, me daba gusto. No le digo que con el martillo me agarraba con negritos y todos así. Se cruza uno así en el riel. Usted pega así y él también pega, pero uno debe ser zurdo, casi por lo regular se ponían de zurdo, porque más prácticos y yo de derecha. Porque si me ponía de zurdo, podía fallar porque sí, luego quebraba yo los cabos en el, en el riel. Se le va a uno la mano y no apunta bien. (risas) Falta de práctica y pos le entraba duro y acababa yo bien cansado. No, pos sí, le entré con gusto y no, no me pude, pues ahí lo que me daban y todo eso pues, lo que necesitaba yo era descanso. Estar así unos días internado en el… Y le digo: “No, de estar internado en el hospital, yo me voy a mi rancho mejor, ___(?)”.
VD: ¿Prefirió regresarse para acá?
MA: Sí, me vine para acá.
VD: A aliviarse acá.
MA: Nomás que luego volví de coraje otra vez, la segunda vez, sí, ya fui de coraje.
VD: ¿Por qué de coraje?
MA: Porque este, entre lo panaderos, una vez hubo uno que me dijo que le había yo sacado a estar allá. Y me…
VD: ¿Por la guerra?
MA: Sí, no, por el trabajo. Bueno, por equis, el chiste es que por haber estado allá. “No, es que le sacaste, no”, dijo. Bueno, perdóneme pero hasta andaba peleándome. Digo: “Yo no le tuve miedo”, le digo, “es que ya no me sentía bien, no sacaba yo el trabajo, yo sabía que si le seguía, me ponía pior”.
VD: Claro.
MA: Y no me reponía, yo sabía que no me reponía pronto y sí estaba trabajando, menos. Era como aquí cuando me operaron, me dijeron: “Usted ya no siga trabajando ni cargue cosas pesadas”. Pero yo todavía trabajé dos años más, fíjese. Hasta los setenta y ocho años.
VD: No, pues no.
MA: Por eso es que guardaba yo coraje de que me había venido antes de terminar el…
VD: De terminar su contrato.
MA: Los, sí el del, hasta invierno, ¿no? Que es cuando ya decía uno, ya nos vemos. Este, como en octubre, en octubre, noviembre todavía, en Idaho trabajé hasta mediados de noviembre.
VD: ¿Pero ésa fue también la primera vez?
MA: ¿Mande?
VD: ¿O ya después? ¿La primera vez también lo llevaron a Idaho?
MA: No, no.
VD: Sólo California.
MA: No, fue puro ferro[carril], de la vía. Y ya el [19]45 ya fue todo el contrato en este, de puro…
VD: En el campo.
MA: Campo.
VD: Y, ¿usted prefería? Ya ve, cuando se contrató, ¿sabía que había para los dos, había contratación?
MA: Sí, pues yo ya la segunda vez dije: “No, ahí es pura trabajar por horas y más horas extras y acá es contrato, es destajo, es como la panadería”.
VD: ¿Usted prefería destajo?
MA: Yo en la panadería si hago un bulto gano según como me lo paguen, ponga usted, $5 pesos por uno, pero por dos me pagan $10, por tres $15, así también les hallé el destajo. Por hacer de este, una pisca de, ponga usted de, chícharo, le pagan a uno la canastita o algo que, el cajón, lo que sea. En unos $80 dólares, $0.80 centavos, ¿no?
VD: Y prefería usted trabajar.
MA: Y digo, bueno, haciendo diez, hacía mis cuentas, pos yo mejor al destajo, yo me siento que, ya me di cuenta, digo, pues yo voy. Y le…
VD: ¿No le habían dicho si era más pesado el trabajo en el campo, si era más difícil?
MA: No, pues, de eso no, yo ya sabía lo que era el campo, pos si yo…
VD: Usted ya no…
MA: En mi pueblo yo allá me había dado el olor, cuando menos. Y dije: “No, pos mejor me voy al campo”.
VD: Y, ¿le dieron a escoger aquella vez que en el [19]45?
MA: Daban a escoger a uno.
VD: Ah, y, ¿usted prefirió el campo?
MA: Y si quería irse con pariente, por ejemplo, si llevaba un amigo, pariente, hermano.
VD: ¿Los ponían juntos?
MA: Juntos. En el tren lo juntaban a uno.
VD: Ándele.
MA: Dice: “Éste es mi pariente, mi hermano, me quiero ir con él”. Para caer juntos, porque ahí el tren iba dejando, en cada pueblo dejaban diez, veinte, treinta, según como… Y así podían bajar los parientes.
VD: Se quedaban allá juntos.
MA: Juntos.
VD: Y, ¿entonces usted se fue en el [19]40? Bueno, regresó de allá y se quedó en la panadería otra vez.
MA: Sí, seguí yo en mi oficio. Ya ni en cuenta yo tomaba, yo ya dije: “Ya les demostré que ya fui”.
VD: Y, ¿le gustó cuando estuvo por allá esa primera vez, señor Miguel?
MA: ¿La primera? Nadita. Extrañaba mucho de aquí, ¿no le digo que tomaba?
VD: ¿Allá empezó a tomar? ¿Desde allá, o ya tomaba aquí?
MA: No, no, extrañaba yo el pulque.
VD: Ah. (risas)
MA: Sí, pa que, yo le soy franco, a mí no me gusta andar que en… no.
VD: Y, ¿allá no tomaba cerveza?
MA: No, pos allá sí había, sí, cerveza. Pero estaba uno muy escaso pa estar comprando.
VD: Ah. ¿Mandaba usted su dinero?
MA: Y eso que son baratas. ¿Mande?
VD: ¿Mandaba su dinero para acá?
MA: Sí. Eso sí tuve, de que me quedaba yo casi con poco porque hasta un griego que estaba, dormía junto en el carro, me, se dio cuenta y me dice: “Mira Miguel”, dice, “tú estás aquí, pero estás solo y nada, no tienes nada”, dice, “y allá está tu familia, todos están allá y de alguna forma ellos están allá en su tierra”, dice, “no te digo por otra cosa”, dice, “pero no mandes todo”.
VD: Ah.
MA: Porque yo acostumbraba a mandar de a $100 dólares siempre. Y no se me quitó, porque todavía la última vez, le mandé a una hermana, porque ella era la, como mi mamá no sabía leer ni nada.
VD: ¿Su hermana se encargaba del dinero?
MA: Sí. Le mandaba yo cada mes $100 dólares. Desde que empecé les mandé de a $100 hasta que, hasta el último cheque, de $100, se los mandé en noviembre.
VD: ¿De esa vez que estuvo, la primera?
MA: Mandé como siete, ocho veces de a $100 dólares.
VD: Y, ¿se quedaba usted para sus gastos?
MA: Nomás, este, digo: “Pos aquí tengo todo”.
VD: La comida y todo. Y en sus días de descanso, ¿no salían a los pueblos ahí en…?
MA: En este, en…
VD: Cuando estuvo ahí en…
MA: En, en, en el, en Wisconsin, estaba muy difícil para salirse uno a pasear, el pueblito estaba, ya le digo, pegado a Michigan y ahí al pueblito más cerquitas, durábamos como media hora o una hora para ir.
VD: ¿En camión?
MA: Andando, porque a veces no había nada. Y luego, este, de ahí, un autobús si quería uno ir a Chicago.
VD: ¿Ese autobús los llevaba de…?
MA: Ahí pasaba en el pueblo ese grande.
VD: ¿Del campo hasta allá?
MA: No. En el pueblo donde iba, no donde vivía uno.
VD: Ah, okay. Del pueblo los llevaba a la ciudad.
MA: Sí, porque del ranchito on tábamos nosotros, nomás era una casa y un establo que estaba ahí, un ranchito onde nos vendían leche.
VD: Y acá en California, ¿sí visitó algunos lugares en sus días de descanso?
MA: En California no había tiempo.
VD: ¿No? ¿Qué hacía usted en los días de descanso, señor Miguel?
MA: No, casi no descansé yo en todo ese tiempo.
VD: ¿Los domingos?
MA: ¿No le digo que los domingos pagaban tiempo y medio?
VD: Y, ¿se los llevaban?
MA: No, no, pos le entrábamos, pos ónde, ¿a qué íbamos? Y yo le, pos yo también nunca me gustó quedarme atrás.
VD: Y en ese tiempo, señor Miguel, ¿los braceros qué papel tenían dentro de la guerra, o qué estaban haciendo?
MA: Nada, pos simplemente así, trabajador, de tu trabajo, al pueblito a comprar cosas si quería usted. Había funciones de cine, había cine.
VD: ¿En español? ¿Ustedes podían ir al cine?
MA: Películas mexicanas, o por ejemplo, en Idaho este, iba un señor con sus películas y ponía su pantalla.
VD: ¿Su cinito ahí?
MA: Y nos daba, y ahí nos rebajaban el pago.
VD: Ah.
MA: Ahí nos cobraban $0.35 centavos para eso.
VD: ¿Por ser braceros?
MA: Por ver las películas, pero eran películas mexicanas de Jorge Negrete y todos esos. Y ahí toda la paisanada echando gritos a la hora que salía Jorge Negrete. El, como un saloncito ahí, porque como le digo aquí, el galerón ese sí ya.
VD: ¿Las fotos estas son de California?
MA: De Idaho. Mire los galerones que teníamos.
VD: ¿Aquí es donde vivían?
MA: Mire, si no uso los lentes.
VD: ¿Estas eran las casas donde estaban?
MA: Sí, el galerón ese. Ésa es por una puerta de, viendo al oriente y esta al poniente, a esto se atenía, del otro lado ya para la salida.
VD: ¡Qué fuerte estaba usted aquí, cómo se ve!
MA: Sí, tenía ochenta kilos.
VD: Era por el trabajo que se hacía.
MA: Le hacía yo así.
VD: (risas) Y, ¿aquí en los galenos era un lugar cómodo para vivir, señor Miguel?
MA: Pos, como haga de cuenta las salas de La Raza, del hospital, sí.
VD: Con muchas camas. ¿Pero ustedes estaban a gusto, usted se sentía cómodo?
MA: Pos, a lo que dicen por ahí, pos como ve uno el ambiente, pos dice uno, da penas. En California, pos arriba de los furgones, pero una camita, eso sí el colchón era de como de pasto, así algo así.
VD: Como de paja.
MA: De paja.
VD: ¿Allá en California?
MA: Ándele y su cobertores. Y acá, de esos plomizos, cobijas así, de esas cobijitas. Pero casi ni se usan mucho ahí, ni las utiliza uno, pos ta el clima.
VD: El clima no es muy…
MA: Y luego encerrados.
VD: Y allá en alguna oportunidad que tuvo usted de tratar con otros norteamericanos…
MA: No, pos.
VD: En California.
MA: En California con el mayordomo, pos nomás platicar y venía su papá con los esos que andan revisando los trabajos del, de las secciones. Y este, dos, tres preguntas, y, ¿cómo está esto acá?
VD: Y otros, no sé, ¿en las ciudades?
MA: Inspectores también. No, en la ciudad pos a veces unos hablaban español, otros no.
VD: Y, ¿cómo se entendían ustedes ahí?
MA: En el, pues pocas palabritas, por ejemplo, si iba uno a pedir una cerveza y todo eso, pues a señas o algo así. A mí no me gustó, pues así nomás querer aprender de lo que estaba platicando. Puro martajado, muy feo se oía el inglés de ellos.
VD: Yen las cantinas donde estaban…
MA: Se oye la pronunciación, yo lo pesco luego luego, oiga las películas, por ejemplo, cuando canta, este Frank Sinatra y la pronunciación luego luego se pesca, aunque no le entiendo todas las palabras, pero…
VD: Clarito.
MA: Y el otro, el mexicano que aprende y le habla uno y pos ni pa allá ni pa acá. Y por eso digo yo, pa aprender así palabras locas, ¿pa qué?
VD: No, nunca y, ¿no las necesitaba?
MA: El como, el [19]43 sí quise aprender, dije: “Voy a aprender para… Pero no, dije: “¿Pos pa qué?”.
VD: ¿No le llamaba la atención aprender el idioma?
MA: No, no me daba la… Y así he pescado así las palabras, con los años así y yo oyendo cine y películas y todo eso.
VD: Con eso se le han quedado.
MA: He agarrado yo, ya se me han grabado muchas cosas.
VD: Pero por allá no hizo nada.
MA: Y yo entiendo más con lo escrito que la pronunciación.
VD: Ah. Lo que ve cuando lo lee.
MA: Cuando lo leo entiendo más que cuando lo pronuncian.
VD: Ah.
MA: Sí, ya le digo así.
VD: Y, ¿entonces usted se regresó y me decía que la segunda vez que se
Fecha de la entrevista: 16 de junio de 2002
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez
El día de hoy es 16 de junio de 2002 y ésta es una entrevista con el señor Miguel Arroyo Castillo en la Ciudad de México.
VD: Señor Miguel, nada más repítame su edad. ¿Qué edad tiene ahorita?
MA: Ochenta y seis. Por años son ochenta y seis años.
VD: Ochenta y seis años.
MA: Cinco de agosto. El 5 de agosto, si es que llego.
VD: Al 5 de agosto.
MA: Bien cumplidos. Pos le tiro yo a noventa.
VD: Por lo menos.
MA: Sí, porque mi marcapasos casi está adecuado para ocho años y parece que como el noventa cumple, pos ya con eso es suficiente.
VD: Y si Dios quiere un poquito más.
MA: No, no andar causando lástimas.
VD: Sí se siente usted bien, ¿verdad?
MA: No me gusta, soy muy orgulloso. No me gusta ni que me regalen así cosas, así o que me…
VD: Ah, no.
MA: Porque no, me gusta pagar, así. Me lo regalan y quedo como con una deuda.
VD: En deuda.
MA: Y no me gusta, digo, cuanto me prestaron a veces dinero, lo pagué. A nadie le quedé a deber. Por eso digo, a mí me importa poco.
VD: Usted nació ahí en Taimoro [Tarimoro].
MA: Tarimoro, Guanajuato.
VD: Tarimoro. ¿Es municipio de qué?
MA: Es Tarimoro, Guanajuato. Sí, es municipio.
VD: Tarimoro.
MA: Pero ahorita tengo, ¿sabe cuánto? Desde el [19]47, la última vez que fui a Estados Unidos que no me pararon.
VD: Uy, muchísimo tiempo.
MA: Porque ya casi murieron la mayor parte de los míos.
VD: ¿De sus familiares?
MA: Yo iba mucho cuando estaban mis abuelas, primos. Ahorita he de tener todavía, porque mi familia fue muy grande, del pueblo. Pero este, para los demás, no, ni los conozco. Aquí mismo tengo, de la hermana mayor tenía yo diez sobrinos, una mujer y otros hombres, así es. Y la que menos tiene, cuatro o cinco, que son, este, soy tío abuelo. Y de esos que soy tío abuelo, ya también ya se casaron.
VD: Y tienen otros hijos.
MA: Ahorita quién sabe. Espero, si vivo hasta otros dos, tres años voy a tener ya este, no, pues ya ni sé. Del sobrino, el sobrino tuvo su hijo, ese hijo tuvo hijos, pos ahí está ahí.
VD: Otra generación.
MA: Tercera generación o cuarta.
VD: No, pues es que mucha gente ya a su edad, ya puede haber, va mucha familia por debajo.
MA: Pues sí, pero de familiares pegados a mí, íntimos, mamá, papá y hermanos, nomás si acaso vive una hermana, pero ya no sé dónde está ella.
VD: No sabe de su paradero.
MA: Se casó y después ya no nos vimos. Y yo ya me pasé para acá y pos ya, o ya con ella al Distrito [Federal]. Nomás cuando voy a mi consulta cada mes a la clínica que me dan medicina. Es la que me dan para estar acá con mi… de la presión y del marcapaso, acá de todo eso. Y luego las citas que me hacen en la ___(?), el cardiólogo cada seis meses. Y después a los tres veo el marcapaso.
VD: Que se lo están checando.
MA: Sí.
VD: Señor Miguel, sus papás, ¿ellos también eran de Tarimoro, Guanajuato?
MA: Sí.
VD: ¿Ellos nacieron allá?
MA: Allá, de ése tengo un pasaporte de mi padre, de 1926.
VD: Ah, ¿sí? Y, ¿lo sacó él para ir a Estados Unidos?
MA: Eh, sí, él, va, entró también como bracero, así pero…
VD: De los de antes.
MA: De los de antes. Antes de 1926 ya mi padre iba para allá, por eso se me grabó de chico. Cuando los oía hablar ahí en el pueblo, que se juntaban en las cantinas del pueblito, oía yo que mi padre, este, hablaba ahí con dos, tres paisanos que también habían ido. Y oía mucho eso que Chicago y que quién sabe qué y se pasó un día ve, pero el día que menos pensé, pasé por el estadio y que me paran, me dicen: “¿No quiere ir a Estados Unidos?”, dice. “Vamos, cómo no”.
VD: ¿Usted ya tenía esa idea desde que oía a su papá? ¿Se acuerda qué decían de Estados Unidos?
MA: Pues de cuando, en qué parte estuvieron. Mi padre anduvo mucho por San Antonio, Texas y este, Chicago. Todo ese rumbo.
VD: Y, ¿a él le gustaba por allá?
MA: Pos yo cuando me fui la, sí, la segunda vez, el [19]45, sí atravesé de por ahí todo esto como que, para irse hasta Wisconsin pasa uno por Chicago, pero arriba del tren, porque no, nada de, yo lo conocía Chicago de día y de noche, pero arriba del tren, pero me di mi idea. También había barrios que parecían los de colonia acá, de Colonia Anáhuac. Barrios grises, muy acá, se miraban bonitos, se miran, cuando en la noche, que encienden la luz. Pero en el día Chicago no me gustó.
VD: No, le pareció feo.
MA: Y le voy a decir una cosa, legalmente, no me gustó Estados Unidos. Yo nomás fui porque pues también a conocer, porque oía esas pláticas de chico y yo cuidando el caballo de mi padre que tenían ahí en la puerta de la… Y decía yo: “Pos qué, ¿qué será allá?”. Y empezaban que a hablar inglés, yo creo que ni hablaban, pues ya me di cuenta cómo hablamos aquí. Y luego luego capto yo, digo: “No, pues ni hablan bien ni nada, pa qué”. Dos, tres palabras que se enseña uno a pronunciar. Y no, tampoco por eso ni aprendí yo. Bueno, y no tenía tiempo en Estados Unidos de aprender, sale uno bien cansado, duro del riel. Salía hasta, me peino y me quedaba yo así en la cama y otro día las manos no las podía ni cerrar, andar uno alineando ahí rieles, con ___(?) acá y, y echar martillazos. Porque me, aprendí, con un negrito ahí a darle al _____(?), a clavarle ahí.
VD: ¿En el trabajo de la vía?
MA: Pero, pero como pues si llega uno a pueblitos que pues no. Iba acostumbrado al Distrito porque aunque nací en pueblo, yo me crie aquí.
VD: O sea que usted, señor Miguel, ¿sus papás son de allá entonces? Y su papá se dedicaba, ¿a qué, señor Miguel?
MA: ése cuando se iba a Estados Unidos, eh, pos era él, tenía ahí como todos, su siembras que hacían.
VD: ¿Eran tierras de él?
MA: Pero más, no. Yo que recuerde no, no era. Sí, tenía por parte de su, de mis abuelos. Él, sus papás tenían.
VD: Sus papás tenían tierras.
MA: Sí tenían terrenos allá por el pueblo yo sabía, porque hasta fui a sembrar yo de chiquillo, detrás de la yunta, ayudarle a un tío, tío, este, tío de, hermano de su papá, de mi papá.
VD: ¿Usted le fue a ayudar allá?
MA: Le ayudaba yo a las, a sembrar, pos es fácil. Lo traen a uno atrás echándole maicito. Supe sacar cacahuate, camote, todo eso, plantación como la hacían.
VD: Desde pequeñito.
MA: La caña, todo eso. Hasta yo creo que como a los siete, ocho años me trajo, murió mi padre aquí en México, se enfermó y se vino al Distrito.
VD: ¿A curarse aquí?
MA: A curarse al Hospital General y de ahí ya no salió bien.
VD: Falleció.
MA: Y yo lo supe porque en una tienda que tenía un primo hermano mío, yo siempre estaba yo ahí, en la tienda con él en la mañana. Le ayudaba a ir a traer de que al, de que traer de la bodega azúcar a la casa, de los pueblitos. Y un día vi que mi primo empezó a llorar, porque estaba con una carta y no, pos yo, tenía yo siete, quizá un poco nomás. Ahora, pues era uno más tontillo en los pueblos que aquí, aquí los niños están más abusados, en el Distrito, porque una nenita, así nieta, es reabusada y tiene nueve años. Y allá uno no tiene mucho dónde desplayarse. Y vi a mi primo llorando y luego le preguntamos: “Medio, ¿pues qué?”. Porque a mi padre le decían La Ciega.
VD: ¿Por qué le decían así?
MA: Porque cuando salía a la calle y el sol venía duro, le hacía así, nomás.
VD: Cerraba el ojo.
MA: Cerraba un ojo y andaba así siempre.
VD: ¿Tenía los ojos claros él?
MA: Pero los tenía bien, estaba, no me recuerdo qué color. Pero su vista estaba bien.
VD: Sólo que le molestaba el sol.
MA: Nomás que el sol siempre andaba así, cuando el sol le pegaba y le pusieron La Ciega.
VD: Ah.
MA: Y oí que uno de esos dice: “¿Qué pasó?”, dice. “Que La Ciega, que está malo”. Y poco más o menos capté a mi primo que dijo que se había muerto mi jefe. Y ya dije, ahí ya me di cuenta, pero ni lloré ni una vez.
VD: ¿Su mamá no le dijo?
MA: No, fue pues mi primo le fue a avisar, porque era compadre de mi madre. Mi madre quedó sola con, éramos cuatro hombres, o dos hombres, el más chico, ¿sí?, ya murió. También fue de bracero en el último que fui yo. También le dije: “Aviéntate, pero te vas conmigo, tú vete y búscale. Yo no busco, porque por cuidarte yo a ti, los dos nos vamos y si me cuidas tú a mí también, mejor tú vete y yo me voy. Si me toca a mí, pos allá”. Y ése taba chiquillo, nació el [19]24, 1924. Y ése y yo éramos los hombres y cuatro hermanas. La mayor ya estaba casada aquí.
VD: Y, ¿otras tres que estaban solteras como ustedes?
MA: Sí, hasta después ya otra se casó allá, pero eran cuatro mujeres, cuatro mujeres y dos hombres.
VD: Y dos hombres que se quedaron con su mamá.
MA: Y se casó, la otra hermana segunda. Y mi mamá pos no estuvo contenta y todo eso y no sé cómo hizo, pero dejamos casi todo ahí. “Y vámonos a México con tu hermana la mayor”. Y ya nos venimos con ella.
VD: ¿Su hermana ya tenía tiempo aquí en la Ciudad de México?
MA: Tenía, tenía unos dos años, poco más o menos, o unos dos años de casada.
VD: Y cuando se casó, ¿se vinieron para acá?
MA: Nos vinimos para acá. Fue como en 1921. Sí, ya cuando mataron a [álvaro] Obregón ya estaba yo aquí, ya estábamos.
VD: O sea que entonces se vino de allá chiquito, señor Miguel, de Guanajuato se vino para acá chiquillo.
MA: Sí, como quien dice, me trajeron, yo no.
VD: Entonces se lo trajeron sus papás.
MA: Quién sabe qué vida sería si no.
VD: Si se hubiera quedado.
MA: Nos hubiéramos venido.
VD: Y me decía que allá hizo sus primeros años de escuela.
MA: Sí. Calculo que fue hasta segundo.
VD: ¿En el mismo pueblito tenían el salón?
MA: Sí, había escuela. La escuela estaba grande, me acuerdo, sí era una escuela, un local grande, una casa grande. Sí, pues ahí en el pueblo son casas grandes.
VD: Claro, un local grande.
MA: Y el salón taba grandísimo. Casi era para el mismo, nomás había uno o dos profesores.
VD: Entonces, su papá era agricultor, ése era su oficio, a eso se dedicaba él, cuando estaba en Guanajuato trabajaba las tierras ahí.
MA: ¿Quién, mi papá?
VD: Su papá.
MA: Sí y este, con lo que ganaba del otro lado, venía aquí y compraba caballos, compraba casas y ahí así. Y ya cuando yo creo se le acababa lo que tenía.
VD: Otra vuelta.
MA: Vendía lo que tenía y se iba. Y ya al último…
VD: Y, ¿allá qué hacía, señor Miguel?
MA: Fue en 1926. Pos se fue de, ahí en el pase que tengo ese, tiene este, jornalero.
VD: ¿Al campo también?
MA: Sí, pos el mexicano que no va preparado desde que, campesino, ¿pos a qué le tira allá? Sí, yo que me fui de aquí, no sabía de chofer, si no agarro un tractor. Pero pos en primer lugar nunca me gustó enseñarme a manejar y todos en la familia, había muchos que saben manejar. Pero a mí no me gustó, porque dije: “Y si no me mato yo, un día mato a unos porque no me comprendo de manejar”. Tenía un carácter medio violentito. Sí, yo no fui muy pacífico, me gustó tomar. Bueno, no me gustó. Tomé por la amistad que tuve, por el oficio que agarré. En el oficio que agarré yo, pos todos, lo que primero me enseñaron a hacer pan, fue ahí ir a salir a las pulquerías a tomar. Y yo, como no tiene uno fuerza de voluntad ni nada, pos no, a obedecer. Y ahí voy y ahí empecé y también me gustó ya después. Después ya era por gusto, me iba a veces y a veces para acompañar, complacer a mis [compañeros]. Porque no, eso sí, no tenía miedo, pero era muy tímido, me daba pena decirle a un amigo: “No, ¿sabes qué?, no”.
VD: No quiero.
MA: No me gustaba decirle a la gente no. Y ya por complacerlos y luego ya después me seguía yo. Iba a lo que, es lo que reniego yo de no haber tenido fuerza de voluntad de no haber tomado.
VD: Para no haber tomado.
MA: Pero me traté de quitarme de eso, ¿sabe cómo? Me gustó el box.
VD: Y, ¿cuándo empezó? ¿O sea que usted cuándo empezó su oficio de panadero, señor Miguel?
MA: Mil novecientos treinta y dos, ya oficialmente. Porque primero, antes, estando en la escuela iba a trabajar.
VD: ¿Cuando usted estaba estudiando su primaria?
MA: Estudié, taba yo de…
VD: Era aprendiz.
MA: Era aprendiz. Y luego ya después entré con mi cuñado a una panadería en Clavería.
VD: ¿Era de él la panadería?
MA: No, era maestro de ahí.
VD: Ah, okay. Y, ¿cómo le salió a usted? ¿A usted le salió el interés o su mamá lo acercó a la panadería?
MA: No, es que me gustaba por hacer fuerza. No sé, era trabajo fuerte. Todo revolvía a mano, cortar con nada de cortadoras ni maquinarias.
VD: Con la mano.
MA: No, simplemente, simplemente, si acaso este, nomás el horno, el tablero y cosas ahí pa hacer pan.
VD: Y entonces desde chiquito como a los, en la primaria, ¿como a los diez años empezaría usted?
MA: Sí. Casi como a los, a las, a los, ponga, a los, doce, doce, catorce años.
VD: ¿Empezó de aprendiz?
MA: Sí. Y a los dieciséis ya entré de fijo ahí a la panadería, ya como trabajador, ya entré. Estaba ganando $1, $1.25. En ese tiempo eso ganaba.
VD: ¿Al día?
MA: Sí, o de noche. Porque había, había turnos de día y de noche y eso me pagaban. Los oficiales ganaban $2, $2.25, porque yo llegué a ganar $2.50 ya de oficial. Había categorías, aprendiz, oficial, medio oficial, el segundero y el maestro.
VD: Y usted entró de aprendiz y luego a los dieciséis años, ¿lo pasaron a qué?
MA: Este, hay un modo en ésas, en las panaderías, está todo el personal. Usted entra de aprendiz, pero usted a los, ese oficio, teniendo un poco de cabeza y teniéndole ganas, aprende usted y a los dos, tres meses ya puede considerarse un medio oficial. Ya sea usted, ya forja pan y ya este, poco más o menos sabe usted qué echarle de avío. Entonces ahí no le dan la categoría, solamente que falte uno arriba de usted. Y si se está llena esa panadería pos nunca pasa de lo que… Y yo no, yo ya cuando aprendí todo eso, empecé a hacer amistad y tenía amigos en otras panaderías y me decían: “Por acá está así, falta uno”.
VD: Aquí te puedes…
MA: Dejaba yo el trabajo y vámonos. Y luego me iba ahí, entraba de oficial y ya se necesitaba algún otro segundero, a veces el maestro y me competía. Bueno, según como se sienta usted de competente, yo le entraba. Y si no, y si nomás este, ese puesto tenía yo, por mucho un año, dos y me enfadaba y me iba a otro. Y así le, nunca estuve en sujeción. Casi todas las panaderías en ese tiempo del Distrito, las conocía.
VD: O sea que trabajó usted por muchos lados.
MA: Muchas, por la Colonia del Valle, Tacuaba, Azcapotzalco, deste por acá, por Tepito, por la avenidas, por Morel. Todas esas calles y me iba hasta aquí, llegué a venir aquí al estadio y no sabía yo que era el estado, llegué hasta Yajaltocampo(??), junto a la lechería.
VD: Ándele.
MA: Ahí andaba, ahí por donde quiera que se trataba de echar, yo le entraba.
VD: ¿Dónde vivía usted en esos años?
MA: En el Distrito, ya.
VD: ¿En qué parte?
MA: Colonia Anáhuac.
VD: Ah, en la Anáhuac.
MA: Nunca que me moví de esa colonia, en los años, nomás dos años. Pero ahí en el Distrito, en Azcapotzalco duré dos años, porque por ahí trabajé.
VD: Todo lo demás fue en la Anáhuac.
MA: Pero casi en la… Ésa fue mi colonia.
VD: Y ahí me decía que usted, llegaron con su hermana que ya se había casado.
MA: Sí.
VD: Ella, digamos que lo recibió y ahí llegaron todos los hermanos.
MA: Sí, pos en ese tiempo usted rentaba una casa completa. Mi cuñado rentaba una casa que tenía cuartitos ahí, pero era toda la familia, no éramos inquilinos aparte. Y pos cabíamos hasta perros, si tenían ahí. Mi cuñado hasta tenía praditos ahí, le gustaba mucho plantar plantas como pensamientos y todas esas hierbitas, muy curioso. Era chofer de la misma panadería. Ése fue el cuñado primero, el primer cuñado, porque los demás también fueron panaderos, pero el otro era chofer. Manejaba el camión de…
VD: Donde llevaban el pan.
MA: Pa repartir el pan.
VD: Ándele.
MA: Ese cuñado sí era, ahí rentaba. Pero ya crecimos y creció la familia. Mi hermana ya empezó a trabajar, las hermanas y yo pos poco así, pero no, no, todavía no jalaba yo, yo estaba en la primaria.
VD: Y ya fue eso después.
MA: Y ya después íbamos y ya, pues mi madre ya empezó a, ya rentábamos la casa.
VD: ¿Su mamá trabajaba también, señor Miguel, o ella estaba en la casa?
MA: No, ésa se atendió, nomás estaba en la casa. Nunca salió fuera, de a trabajar no. No estaba preparada mi madre para eso. No sabía leer ni escribir.
VD: Ah, no. Y, ¿allá en el pueblo no hacía, vendía animalitos o algo así?
MA: No, no, no.
VD: ¿Estaba en su casa?
MA: Estuvimos viviendo así de, el tiempo que quedó así, que murió mi padre, no duramos mucho, casi recién muerto nos venimos para acá.
VD: Y, ¿allá dejaron, vendieron sus cosas en el rancho?
MA: Ahí así no le entiendo, es un pueblito ya, ahí. Porque el rancho está allá.
VD: Bueno, no. Ustedes no tenían como, ¿era nada más la casita y las tierras?
MA: Teníamos nomás la casa, sí. Pos yo creo era, la había dejado mi padre, o no sé. Pero no me doy, no, eso sí no me doy bien cuenta.
VD: Y, ¿se vinieron para acá entonces?
MA: Sí, mi madre con el primo ese que tenía una tienda, que eran, eran cuatro primos hermanos. A esos yo les ayudaba a las matanzas, porque vendían, dos de ellos se dedicaban a las matanzas de animales y la vendían la carne.
VD: La carne.
MA: Carnicería en la calle allá afuera, pero junto a la tienda. Y yo les ayudaba y les llegué a ir a matar a los puercos, a hacer chicharrones, a hacer carnitas. Y hasta eso una vez me cayó una gota, aquí a un ojo, que duré como dos meses llorando.
VD: Se lastimó.
MA: Sí, para eso ya.
VD: Muy chiquito, ¿verdad?, cuando iba a ayudarles.
MA: Sí, pues tendría yo, le digo que siete, ocho años. Y me daban así de carne, ésa era, le ayudaba a mi madre.
VD: Ya, claro, llevaba para la familia.
MA: Sí, pero mi madre no trabajaba. Y no ahí en el pueblo pues no, no había.
VD: Y ya estando acá ustedes le ayudaban, los hermanos trabajando.
MA: Pues las hermanas, pos propiamente no porque también se casó la segunda y ya estaba ahí el ése, el yerno. Y no sé, pos ya mi madre después dice: “No, pos vámonos”. Y ya ve que ni modo que mi madre me fuera a decir: “Vámonos por esto o por lo otro”, no.
VD: Se cambiaron.
MA: “Y vámonos al tren y hasta México”. Ya nos venimos acá.
VD: Llegaron, entonces empezó usted como panadero y ya que terminó su escuela siguió…
MA: Sí, seguí.
VD: En la panadería de tiempo completo.
MA: De tiempo completo. Hasta que el [19]43 se atravesó eso y me pos, regresé y me volví a ir el [19]45. Regresé, y me volví a ir el [19]47. Pero sí porque regresábamos y entraba a la panadería.
VD: Ah, ¿seguía otra vez en su trabajo de panadero?
MA: Sí, mis cuñados pos todos eran panaderos, fácilmente entraba yo a trabajar.
VD: Se acomodaba usted. Señor Miguel y en el [19]43 que usted se fue, ¿me decía que usted se enteró porque iba pasando por el estadio de que habían contrataciones?
MA: Sí, no sé a qué fui, no me recuerdo por qué pasé por ahí, eso sí no me recuerdo. Porque me gustaba ir al Jordán a ver de box, ya de, yo ya desde chico me gustó eso. Porque la hermana mayor que vivía aquí, me compraba el periódico de la afición. En ese tiempo valía $0.05 y ella, mientras yo le cuidaba a los sobrinos, ella se iba al mandado y del mandado me traía mi periódico y ahí leía del box y todo y pos me seguía gustando y me gustó el box. Lo practiqué, pero de aficionado. Profesionalmente me iban a debutar, pero fue cuando me largué y ya no me hice profesional.
VD: Ya lo iban a…
MA: A debutar.
VD: A poner en una pelea.
MA: En seis rounds me iban a debutar, porque ya había muchos en el grupo ahí, que había un repostero que ya peleaba estrellas en la Arena México, la veía. Y ése era, por ése me fui a ese gimnasio. Era un gimnasio que estaba en, así en una terminal de los Tacuba-México, México-Tacuba, los autobuses. Ahí estaba un como garai [garaje] así.
VD: ¿Le cobraban por irse, don Miguel?
MA: No, pos yo le daba un peso al señor ese por lo del baño, el entrenador, el mánager. Hace unos años murió, duró muchos años de, se llamaba Manuel Moreno, un señor acá, era bueno, supo, lo practicó, pero no luego se dedicó a mánager y fue el que me dijo: “Tú nomás te me cuidas, te debuto a ocho”. Y ya estaba yo de entrada, pero luego me salí ése, yo creo fui ahí por eso, a Jordán porque ahí tenía un amigo de Santa Julia que entrenaba allá. Y saliendo, pues yo creo me gustaba caminar, yo no era de autobús ni nada, yo caminaba hasta ese rumbo y todo, porque trabajé por la Colonia Juárez, allá en las calles de Lisboa. Todavía hay panaderías, ahí trabajé muchos años, ahí por Bucarelli y todo eso. Y conocía muy bien ahí los cortes por el monumento de La Raza y todo eso, cuando estaba la estación colonia, la Infoestación.
VD: Ah, sí. La estación del tren.
MA: El tren.
VD: Sí.
MA: Y ese tren pasaba, era una vía que se iba así, todavía está la vía esa, en unas partes. Y pasa ahí en Santa William Marina Nacional. Todavía pasa ahí la vía y ahí estaba la escuela donde yo estudié.
VD: Ah.
MA: En Marina, pero se llamaba Ferrocarriles Nacionales de México, la calle. Era escuela al aire libre, Cuauhtémoc y ahí estudié yo y en todo eso andaba yo. Estaban los llanos esos de la Mecol, la Euzkadi, la Cervecería Modelo, nomás eso. Puro llano, no estaba la colonia esa de Anzures. Estaba una hacienda de un señor que se llamaba Basilizo Romero. Ya que de este, pues no sé si de qué parte era ese señor, porque lo conocía el papá de mi cuñado. Y sus muchachos estudiaban en la escuela en donde yo estaba, una hija y dos, ella se llamaba Ernestina. El muchacho se llamaba Ángel y ella se llamaba ahora, como Ernestina, Cristina, por ahí, iba en quinto año y me platicaban. Estaba nomás así del río, del consulado todo ahí, por donde dicen que mataron al Tigre de Santa Julia. (risas) Por eso cuando le digo a usted de que pasé ahí, pues que iba, iba al Jordán, me gustaba, porque ahí era el gimnasio más grande de box. Ahí estaba, ahí conocía a muchos y ahí iba un amigo y por eso iba yo, pa dije: “A ver, también practico ahí”. Y salí del este y pasé por… Cerca de ahí también estaba un teatro que se llamaba El Teatro Río.
VD: ¿El teatro cómo?
MA: Teatro Río.
VD: Río. Ajá.
MA: Un teatro, ¿sí? Ahí conocí a Pedro Infante.
VD: ¿Usted lo vio ahí?
MA: Ahí con la muchacha esa que también se mató de un avión. La que trabajaba con ella, La Chorreada, que le dicen. Y fue ahí cuando, después me fui yo creo, atravesé pal estadio, por donde está la de Miguel Alemán.
VD: ¿Pasó por ahí?
MA: Y pasé en el estadio, estaban ahí diciendo: “Pásenle si quieren entrar ahí a Estados Unidos”.
VD: Estaban invitando a la gente a pasar. ¿No había mucha gente que quisiera entrar?
MA: No, sí. Bueno, de que, pos de voluntarios pos quién sabe ya. Nomás un panadero se había ido antes, pero duró nomás un contrato de tres meses y fue el que me platicó también. Dice: “Yo me fui, pero nomás el contrato fue de un mes o dos, porque yo creo ya se acababa la temporada”. Nomás, pero yo creo fueron al tapeo del betabel. Y era panadero y me conocía, era del barrio también, se llamaba…
VD: Y, ¿le había platicado también de…?
MA: Y oí cuando dijo, dice: “Pos yo ando de allá, de bracero”. Y no le tomé en cuenta. Pero esa vez que pasé para bracero, de ir a trabajar al norte, pos fue, yo no tengo quédate.
VD: ¿Qué fue lo que lo animó, señor Miguel?
MA: Pos la idea de ir a conocer y luego dijo, dije, me pensaba yo: “Pos mucha de mi familia conoció allá”. Todavía tengo allá unos… Dije: “Pos yo voy”.
VD: ¿Usted qué idea tenía del país?
MA: No, nada de que iba yo a ganar dinero, ni que este, iba a ser montones, acá como unos que iban ya hasta con presupuesto. Uno decía: “Tengo que traerle siete pares de medias a mi mujer”. Y otros: “No, pos que yo esto”. Y no, yo iba pa conocer y todo. Y fue cuando anduve ahí, ya le digo, pero me, sí me vino la deshidratación y eso que me metí a hacer tortillas, porque los paisanos ya se cansaban de comer pan. Querían tortillas y como unos sabían que era yo panadero, me dijeron: “Pos tú mete”. “No”, le digo, “pos si me vine aburrido de la panadería y quieren que vaya a lo mismo, pos mejor me voy para allá”. Y ya el que estaba ahí en la, como quien dice la oficina que tienen arriba, porque me tocó en los estos trenes de, que van para uno y otro lado, donde los llaman, donde hay que arreglar. Son este, campo de levante, así se llamaba, pos que me comprometen a las tortillas.
VD: ¿Los compañeros mismos, los braceros?
MA: Sí, porque querían, le digo: “Pos ándale pues, pero yo solo no”, le digo, “pos un ayudante, porque yo solito no”. Viera que, dos o tres meses, me reía yo del trabajo. Hacía unas tres, cuatro bolas de masa, pos yo panadero, fíjese, tres bolotas acá, ponía la masa al tiro y el ayudante le prende la estufa esa de fierro, puro carbón de piedra ahí y yo con un palote que se usa para hacer pan aquí, como rodillo, pero del más delgado. En dos por tres le sacaba yo las tortillas ora [ahora]. Y acababa yo y hasta dejaba tortillas ahí crudas pa que aquél se las cociera. No trabajaba yo más que como unas dos horas.
VD: ¿En el día?
MA: Y así me pagaban las horas que trabajaban en el riel, me decía el pagador, dice: “Lo que ellos ganan a ti también en tu cheque viene la hora igual”. Pero a los dos, tres meses me enfadé.
VD: ¿De hacer tortillas? ¿Hacía tortillas todos los días?
MA: No era eso, sino que no hacía nada.
VD: Nada más las dos horas que hacía las tortillas.
MA: Las dos bolas o tres de masa que hacía yo. Eh, contaba yo los que estaban ahí, de como unos, como unos treinta algo así. Digo este, por mucho que se coma, son tres tortillas acá de este tamaño, digo, no se come uno más y ahí tiene que, pos deste, calculaba yo las tortillas que iba a hacer.
VD: ¿Para todos los que estaban ahí?
MA: Les hacía en la mañana, en la tarde, dos veces. Ya cuando salían en la tarde, a las seis, yo ya les tenía el montón de tortillas ahí. Y nomás que yo como no tenía reló [reloj] ni nada, y ya ve que los días allá pos muy claritos, ¿no? Son las tres de la mañana y ya aparece uno. “No”, decía yo, “son las seis”, me paraba y ahí vía [veía] ahí la cocina, arriba del purgón, ahí donde tenía la cocida el chino, era un chino.
VD: ¿El cocinero?
MA: El cocinero, pos yo le hacía ruido y se quejó de que yo le hacía ruido, que lo paraba a las tres de la mañana, me dijo el ese pagador: “Pos sí, te paras muy temprano”. “Pos yo, ¿cómo me paro? Yo ya veo clarito, no tengo reló [reloj]”. Y ahí hasta reló [reloj] me andaban comprando. Y terminaba yo lo que hacía y me acostaba otra vez. Y luego miraba mis pantalones, mi camisa, todos los lavaba y me bañaba, pero cómo me salía yo, si el pueblo muerto, pos era la hora, en ese tiempo ten los cocolazos, los trancazos. Pasaban nomás los…
VD: En plena guerra.
MA: Los estos, los convoys esos de, de tráilers y todo eso, con toda la tropa. Los trenes llenos de tropa, de Los Ángeles a San Francisco, embarcarse.
VD: ¿Usted estuvo en California esa vez que se fue? La primera vez.
MA: La primera vez en Tulare, California.
VD: O sea que, señor Miguel, ¿lo contrataron a usted en el estadio, ahí fue donde usted firmó sus papeles? Y, ¿ahí le hicieron a usted también la revisión médica?
MA: No, revisión médica, pero no, no de firmar papeles, todo, nada.
VD: No, ¿no firmó usted ahí?, ¿ni en Querétaro?
MA: No, Querétaro no fui yo.
VD: ¿No los pasaron a Querétaro ahí?
MA: No, de aquí.
VD: Se fueron directo.
MA: Salimos en, ahí de la estación.
VD: De Buena Vista.
MA: De Buena Vista.
VD: Salieron directo hacia California.
MA: A todos nos dieron una banderita y toda la familia lloraba porque creían que iba uno a la guerra, ¿pos qué guerra? Si no estábamos preparados para eso.
VD: Y, ¿qué les decía la gente, que la gente pensaba que se los iban a llevar?
MA: “No, ustedes van a la guerra”. Les decía yo a la, allá ya saben cómo es el carácter que tenía. “Ustedes no se fijen, hombre, pues si allá los preparan primero”, porque ya me sabía yo. Digo: “Tienen como seis meses de entrenamiento pa luego mandarlos”, le digo, “esos seis meses vamos a trabajarlos”. Pero como todos con la banderita y acá, ¡viva México!, y todo eso.
VD: Y, ¿qué les decían, se acuerda? ¿Alguien los despedía ahí en la estación, señor Miguel, alguien del Gobierno?
MA: Sí, de toda la gente, sí. No, del Gobierno nada.
VD: ¿Nadie hacía oficial que los despidieran o sus familias?
MA: Oficialmente nada, nomás súbanse ahí y ya. Y lleven lo que quieran y ya.
VD: Ahí, ¿entonces usted no firmó su contrato ahí? ¿No le hicieron…?
MA: No, nada.
VD: ¿No le dieron ningún papel ni nada ahí?
MA: Nada, nada, nada.
VD: ¿Ni allá cuando llegó a la frontera?
MA: Tampoco, este, parece, el tren se pasaba, así nomás cambiaban de máquina, parece.
VD: Ajá. Este mismo tren que los llevaba de aquí, se los llevaba para allá.
MA: Ahí en Ciudad Juárez. Porque pasé por ahí, pasé por, también pasé por Nogales, Arizona. Esa fue cuando me tocó por acá por, en Idaho, también y en California. Pero cuando me tocó acá en Wisconsin, este, de este, pasé por Ciudad Juárez.
VD: ¿En qué compañía estaba acá en California, señor Miguel, se acuerda?
MA: Es Pacífico. En el Sur Pacífico.
VD: Y, ¿recuerda usted si con ustedes iba personal de la compañía u otros norteamericanos en el tren, cuando iban para allá, que los iban cuidando o acompañando?
MA: No, pues de…
VD: ¿Quiénes les daban la comida?
MA: No, este, no, hasta eso nos trataron bien, porque en la, nos daban el desayuno, puros acá de con cosas desechables, ¿no?, platos y todo desechable. Nos servían bien y todo, bien comidos. Sí, nos servían en la mañana, a medio día y en la tarde.
VD: ¿En el viaje para allá?
MA: En el viaje, sí porque casi atravesamos Texas. No sé cuándo fue cuando fue el [19]45, no. No, está muy largo Texas, pues duramos, ¿qué?, más de un día, un día y una noche pa atravesar, porque atravesamos por este, ¿cómo?, San Antonio, este, ¿cómo se pronuncia? De Waco.
VD: Waco.
MA: Waco. Este otro, ¿cómo se llama? Ya ni me acuerdo tanto pueblo, los pueblos que yo había visto en las películas y todo eso.
VD: ¿Usted los había oído nombrar ya?
MA: Y leído. Ya había yo leído todo eso y ya de eso. Uno que se refiere como el aceite, ¿qué pueblo es ese? Una compañía ahí de petróleo, no sé cómo. Total que sí está largo el tramo ese de Texas.
VD: Sí, es muy grande el estado.
MA: Pues casi lo atravesamos, pos nos llevaron, este, por Ciudad Juárez y luego agarramos así por todo lo que era la de, la orilla del Río Grande, ¿no?, para ir a Sonora, por Sonora, sí. Para luego llegar y subir así, para el Sur Pacífico, pa Tulare. Me tocó adelante de Bakersfield.
VD: ¿Ésa fue la primera vez?
MA: Ajá.
VD: Y entonces ahí en ese campo, dice que la cuadrilla era como de treinta.
MA: No, no trabajábamos con la sección y los que estaban en la sección y los que estábamos en el campo de Elefante nos juntaban. Y yo trabajaba con negritos, a veces con pochitos y a veces así con, hasta griegos.
VD: Ah, ¿sí? Había otros más. ¿Cómo se llevaba con ellos?
MA: Los guarda carros, este, el que andaba ahí cuidando el campo, un este, parece que era holandés. Ése lo que quería era marihuana. Me dio. “No”, le dije, “pos yo ni fumo”. Yo no fumo, lo que sí, tomaba cervezas.
VD: ¿Qué edad tenía usted cuando se fue, señor Miguel?
MA: Ora verá, tenía treinta, el [19]47. Este, el [19]45, tenía este, veintiocho y el [19]33 tendría veintiséis.
VD: Estaba usted, en el [19]43, ¿estaba usted soltero que se fue para allá?
MA: Sí, siempre fui soltero.
VD: Y cuando se fue, señor Miguel, ¿usted le avisó a su familia? ¿Qué le decían ellos?
MA: Nunca les pedí permiso ni nada. Ni les decía nada y nomás parece que le dije a mi jefa: “Ya me voy”. Yo pa qué le soy hipócrita, yo no necesitaba de que la bendición ni que esto. No, ahí nos vemos.
VD: Nada más le avisó.
MA: Sí, así, ése fue el modo con mi madre, pero ella ya se había de dar cuenta, yo los quería y todo y los respetaba bien y todo, pero mi modo no es chillar y que esto. A mí no me gusta despedirme. Yo ya me voy, ya me voy y ya. Si acaso…
VD: Y, ¿se fue usted solo a la estación?
MA: Y todo mi trámite lo hice yo solo y ya cuando me fui, ya me voy y yo ni les dije que fueran. Y sí, parece que sí fueron a la estación y alcancé a ver, parece que a mi jefa.
VD: Que ya se despedían.
MA: “Pero ahí nos vemos, no la hagan de tos”.
VD: Y en el viaje, señor Miguel, ¿se acuerda qué decía la gente?, ¿pues qué se platicaban entre los braceros?
MA: Ah, pos muchos decían: “No, que la guerra, pos sí nos vamos”. Unos, ya ve cómo es el mexicano, muy sácale punta. Cuando ven que dice, como ya ve los grupos, están eh, sí, sí. Nomás uno se raja y ya se rajaron todos. Sí, así son, unos pa que yo se los he dicho ahí, como ora, digo, pos estamos gritando todos y al rato, hay que hablar las cosas, ya en firme y ya. Me platicaba uno, muchos iban cantando, muchos paisanos cantaban muy bonito.
VD: ¿Llevaban sus guitarras?
MA: Unos, unos llevaban guitarra. Yo medio, tantito le entiendo.
VD: ¿A la guitarra?
MA: Poquito. Sí tuve guitarra y mucho tiempo estuve practicando, nomás que nunca tuve.
VD: La voz.
MA: Como ahora últimamente, siempre vengo acá. Pero me gusta, me gusta mucho la guitarra. Supe todos los tonos, todo lo, los mayores, menores, practiqué mucho, pero pos no, no supe cantar y por eso casi ya. Últimamente después ya mejor las regalo.
VD: Y en aquellos años, ¿en el tren iban cantando?
MA: Sí.
VD: Ustedes.
MA: A donde sí tenía una guitarra que compré fue en Winsconsin, en Algoma. Esa es una franja de tierra que entra al Michigan, al Lago Michigan.
VD: ¿Allá en Wisconsin?
MA: ¿Usted se ha dado cuenta? Se me figura el este, como, esos pueblitos se me figura como este, la bota italiana.
VD: En la como península.
MA: Ándele, pero es una franja que ahí chica. Nosotros tábamos como, no, pos de aquí a donde hacemos la asamblea, ahí bajábamos para Michigan en la mañana. La agua rebien fría. Pero nos bañábamos, andábamos. Duramos mucho tiempo pa que empezara ahí la plantación, pa que llegaran los tractores, porque todavía no se daba este, el sol, no se acoplaba el tiempo para sembrar. Ya ve que ese de chorro, plantan el betabel. Porque yo anduve en el desahije, en las limpias y en el tapeo.
VD: Ándele. O sea que de la primera vez que se fue en el [19]43, ¿se fue al tren?
MA: Sí, al ferrocarril.
VD: Acá en…
MA: California.
VD: En California.
MA: En Sur Pacífico.
VD: ¿Estuvo como medio año por allá?
MA: Poco, más o menos porque no recuerdo, ya los meses no recuerdo.
VD: Un medio año acá. Cuando menos eran de medio año los contratos que daban entonces, a lo mejor le tocaría un contrato de medio año.
MA: Este, yo le pregunté al este, porque hablaba muy bien, este, español. Éste se llamaba Carlos.
VD: ¿El mayordomo?
MA: El mayordomo y era nacido allá en Nuevo México y su padre era master rule ahí, era cristiano grande, porque nos preguntaba de Pancho Villa. Ése sí anduvo con Pancho. (risas) Y este, le pregunté: “Oye”, le digo, “cuando termine aquí el contrato”, dice, le digo, “ya nos echan pa atrás”. Pos así ya me estaba acostumbrando a hablar. Dice: “Sí, no”, dice, este, “mira, te voy a decir la verdá, el, este, la guerra”, dice, “se termina y se viene el soldado”, dice, “pero ustedes no, de todos modos siguen trabajando, el trabajo no es el… ustedes tienen, si orita sigues trabajando, puedes durar diez, veinte años. No te quitan el trabajo”, dice. Le digo: “¿Por qué?”. Dice: “No, pos es que ya nadie trabaja de los que vienen de soldados ya”.
VD: No quieren regresar.
MA: “Ya no trabajan”, dice, “y ustedes aquí ya agarras tu trabajo de planta, aquí no, ya no necesitas de… Tú te puedes estar los años que quieras”. Pero ya le digo, me vino ésa, porque a veces había que quitar de esos que les dicen sapos, donde se cruzan todos los trenes acá. Hay que cambiarlo y eso, el tren, este, les dan tiempo como de dos, tres horas.
VD: Para hacer todo el trabajo.
MA: Porque los trenes después no preguntan si ya está o no, sino que pasan. Peor ése de Cali, el ése de Los Ángeles a San Francisco, es rápido. Pasa como, bueno en ese tiempo. Yo clavaba la barra así cerquita así para que no caigan, porque sí entra el airazo, que pasaba rápido y en esos días trabajaba uno dos, tres horas y vámonos a la casa y ya. Era tiempo porque ya haciéndolo, lo hacíamos como por ejemplo, en domingo y nos pagaban.
VD: El día que descansaban.
MA: Nos pagaban tiempo y medio. Pero no trabajábamos todo el día, nomás el rato ese.
VD: Un ratito.
MA: Pero así las dos horas, tábamos durmiendo ahí a la orilla de, de la vía. Ahí onde los, en donde estaban los plantíos de uva y uno come y come uvas. Y comíamos y todo y llegaba la hora de que les daban para empezar. Porque ahí tiene que ser por hora, bien marcado.
VD: Sí.
MA: El tren ya ahorita no va a pasar, hasta dentro de tres horas, dos. Y entonces entrábamos todos a…
VD: A cambiar ahí.
MA: A cambiar el ése, puro rieles y todo, es más, ahí nos hacíamos taco.
VD: ¿Le costó trabajo el oficio de allá con el pico y pala?
MA: No, pos yo ya aquí lo había practicado de chico en mi pueblo. Este, el, esos son trabajos como la panadería, en ocho días se da usted cuenta, nomás ya es cuestión de facultades que tenga uno.
VD: Claro y de fuerza.
MA: Yo me ponía con un negrito a espaiquear [spike], él daba el golpe y yo lo seguía, él estaba y yo encima, así encima. Con peligro de darse uno un trancazo, pero yo hasta gritaba, le sale a uno como… Y me enseñé y luego me ponían a poner progas, luego a medir riel, luego a flayar [flag] ahí para ver si venía un tren, para avisarle que estaban trabajando.
VD: ¿Flayar es como con…?
MA: Con la bandera acá para decirle al, que afloje la…
VD: El trabajo.
MA: No, la máquina.
VD: Ah, la velocidad para…
MA: La velocidad y le sale a uno la razón de que… Porque en tiempos, ésa en los tiempos de guerra yo creo no había muchos telegrafistas (risas) y ya me ponían así, o me ponían a cambiar tallas, durmientes, sacar y meter, luego espaiquear, este, alinear, que eso era lo más. Yo sí le echaba lomo, parejo y yo, y me daba gusto, tenía el físico. No, tenía, ahí se ve medio delgado pero…
VD: Fuerte, sí.
MA: Taba yo de ochenta kilos, veintiséis, veintisiete años.
VD: Claro.
MA: Y ochenta kilos y con ganas.
VD: Con toda la fuerza aquella.
MA: Y ya le digo, acababa yo así mire, en la noche, ¡ay!
VD: Y cuando usted se contrató, ¿no fue difícil, no le revisaron las manos?
MA: Nada, nada, nomás lo miraban a uno el físico y lo examinaban, con perdón de usted, acá partes genitales.
VD: Sí, pues ya ve esa foto de donde están todos sin ropa.
MA: Así se formaba uno, y bájate los pantalones. Y tras, tras, pasaba el doctor y pues luego luego se daban cuenta. Pues un doctor, si uno que no conoce de medicina se da uno cuenta, poca más o menos la condición de la persona.
VD: Claro. Y a los que no estaban bien, los sacaban.
MA: Yo casi de, yo creo que los que se aventaban es que taban, se sentían bien, porque…
VD: No vio…
MA: No, a mí nomás pasó y dicen: “Se presentan tal día en la estación”.
VD: Y ya con eso.
MA: Ya, ya.
VD: ¿Le daban un papel para…?
MA: Nada, nada, no. Ya habíamos salido en el periódico.
VD: Ya con eso era suficiente.
MA: Bueno, esa vez de ahí no salíamos, esa yo no me contraté así con, de periódico, sino con…
VD: ¿De ahí del estadio?
MA: Sí, del estadio.
VD: Y allá, estando allá la primera vez, señor Miguel, en California, sus jornadas, pues ya me decía que cuando estaba haciendo tortillas eran unas pocas horas, pero al principio, ¿como cuántas horas trabajaban al día?
MA: Este, casi se echaba uno, este, dos horas, más a veces.
VD: ¿De tiempo extra?
MA: De tiempo, así de tiempo y medio.
VD: ¿Normalmente eran ocho horas al día?
MA: Pero casi trabajábamos siempre diez, de perdida. Siempre, por eso es que yo me pasé a torcer porque sí la atoraba yo con ganas.
VD: Mucho trabajo.
MA: Sí, y ahí fue de siquiera, ahí aprendí para las otras contrataciones, porque deste yo, ya le digo otro día en la mañana para pararnos ahí, no, no podía ni cerrar las manos. Necesitaba calentarme para entrarle de nuevo a cargar martillos y todo eso.
VD: De todo el esfuerzo.
MA: Sí.
VD: Del día anterior.
MA: Ándele. Y pues no, dicen por ahí me… Y luego el solazo. Yo a veces me quitaba hasta la camisa, pero…
VD: Para trabajar.
MA: Era malo, pero no estaba muy, no sentía muy fuerte el sol para no andar, nomás en la mañanita un rato. Pero es, también me quemó un poco de grasa y ahí me empecé a sentir así. Y no, sí me, me sentí ya muy debilitado. Y sí, el doctor me dijo: “O tienes novia ya o, ¿qué te pasa?”. “Nombre, pos qué novias, ni siquiera las conozco”. “Te mandamos a San Francisco pa que te compongas allá, o ¿quieres irte a tu pueblo allá? Te vas a México y luego regresas, te damos permiso y todo”. Fue un, uno de los inspectores que mandaban por parte de aquí del Gobierno de aquí.
VD: Ah, un inspector del trabajo. ¿Usted…?
MA: ¿Cómo estaban o cómo nos trataban?, y todo eso.
VD: ¿Ellos iban al campo donde ustedes estaban?
MA: Sí.
VD: Ah.
MA: Con el pagador, ahí lo miraba yo.
VD: Y, ¿les preguntaban?
MA: Sí. ¿Cómo los trata?, y todo eso. No, pos ahí también llegaba, por ejemplo, a los que no llevábamos zapatos o ropa, así llegaba la camioneta de la compañía y lo que quisiera uno, zapatos, ropa y todo eso. Nomás que luego después en el cheque venía acá.
VD: ¿Se lo descontaban?
MA: Y el tax y todo eso y aparte el seguro, todo eso tenían. Nos enseñaban, pero en la libreta o en el ése del pago.
VD: Ahí venían todos los descuentos.
MA: Ahí venía todo y eso pos ahí nos dábamos cuenta que pagábamos seguro y todo.
VD: Que les hacían descuentos.
MA: Y en la que tengo la tarjetita esa.
VD: Sí, que a ustedes de ferrocarril sí les dieron número de seguro social.
MA: Sí.
VD: Y los mayordomos, ¿cómo trataban a los trabajadores, cómo los trataban?
MA: No, pos va, el este, este Carlos, ése que le digo, hablaba muy bien español. No, un día hasta nos sacó y nos dijo, dice: “De todas las secciones de, el, tal distancia, de todo del ése”, dice, “aquí la sección de nosotros”, dice, “sacamos el quién sabe qué lugar”, dice, “porque le adelantamos mucho trabajo”.
VD: De que trabajaban fuerte, todos ahí.
MA: Ahí. Antes nos dio el parabién, ¿cómo se llama? Bueno, como quien dice, los, también las gracias por entrarle duro a la friega.
VD: Y en general, ¿entre los compañeros también había buena relación?
MA: Sí, todos, sí. Uno que otros ahí chamacos que se… Por ejemplo un día en el baño se dieron de trancazos unos ahí por dificultades así que no valían la pena. Y ese chamaco me lo encargó su, una, un familiar, ni me conocían, ahí en la estación. Este, se subió el chamaco, yo lo vi re chamaquillo y, ¿sabe por qué se subió?, o que se me enroló, por no pasar, a cuando, se trataba del servicio militar.
VD: Ah.
MA: Porque en ese tiempo empezó, todos los del [19]24 se sorteaban para ver si entraban a servir al servicio militar. Y este chamaco, la familia le sacó, creían que…
VD: Lo iban a mandar a la guerra o algo.
MA: A la guerra. Y dice: “No, mejor que se vaya de bracero”, y que no.
VD: Para que no haga servicio.
MA: Aquí.
VD: Ándele.
MA: Y ya en el tren se pegó el chamaco ahí conmigo y la muchacha de llevao, como yo estaba acá y él así. Me dice: “Ahí se lo encargo”. Le digo: “Ay señora, pos si yo no me sé cuidar, voy a cuidar”. Le digo: “A mi hermano lo mandé el [19]47 aparte”. Y luego yo a cuidar al chamaco, sí, cómo no.
VD: Y, ¿éste fue el que…?
MA: Ése después andaba allá, quién sabe, se volvió relajo el chamaco y ya anduvo echando trompadas con uno ahí. Pero ah, yo ni les decía nada, yo sabía de…
VD: Y, ¿nunca fue nada serio, que llegara la policía, o una cosa así?
MA: Ah, no. No, sí, era ahí en el baño, para hora de bañarse ahí fue donde se dieron dos, tres, pero manazos, no se sabían pegar. Pues el chamaco ese, el otro menso tampoco. No sabían golpear.
VD: Jovencitos.
MA: Sí, pues yo ya sabía algo. Le digo, como practiqué.
VD: Box, claro. Y, ¿ahí tenían comedor, señor Miguel, o ustedes se cocinaban?
MA: Ah, sí. No, teníamos un carro comedor.
VD: Ah, pues sí donde estaba el chino, ¿verdad?, me decía.
MA: Un vagón, on taba el chino.
VD: Sí.
MA: Taba, todo lo que es el tamaño del…
VD: Del vagón. Y, ¿qué tal era la comida?
MA: No, buena, al tino. En la mañana los estos, quequis [hot cakes], ¿cómo se llaman? Con su…
VD: ¿Qué les daban, huevo?
MA: No, este, le daban hasta eso avena, sus estos.
VD: ¿Sándwiches?
MA: Seis o siete, bueno, los que, si quería pedir más, pedía, pero yo con dos, tres de esos que aquí venden a $2 pesos. Ese atole con acá que le llama quequis [hot cakes], ¿o cómo?
VD: ¿Atole?
MA: Hot quequis [cakes], ¿o qué?
VD: Ah, hot cakes, sí. Ah, ¿eso les daban de desayunar?
MA: De esos y avena, este, había leche y este, jamón con tocino, huevo, los estos, block de pan Bimbo, dicen por ahí. Que no me acuerdo si era Bimbo o no en ese tiempo.
VD: ¿Usted ya lo conocía el pan Bimbo, o lo fue a conocer allá?
MA: No, de esos paquetes allá, aquí también ya medio que andaban en eso ya en las panaderías o en los estanquillos, pero yo pues, ni me interesaba eso, yo estaba sobre lo mío, bolillos. Y ahí fue donde… No, de eso sí, antes de ir a trabajar eso, el chino ya nos tenía ahí, rápido.
VD: Ya tenía listo.
MA: Decía yo: “Este sí es gallo, uno solo para hacer para tantos”. Pero pos ahí, pero es de grandes para hacer para… Y ya le digo, pos sí, sí, la comida así también.
VD: ¿Él les preparaba el lonche, se llevaban bolsas?
MA: Nos llevaban lonche, pa llevar, cuando…
VD: En el campo, allá.
MA: Sí, no. Los sándwich, una fruta, un pan o algún dulce. Sí nos, pos sí, sí era suficiente. Y luego de regreso la cena.
VD: A la hora de la cena, era temprano, ¿no?
MA: O también. Sí, pos ya ve que allá a las seis de la tarde ya, a las seis era la hora del lonche allá. Pero ahí sí, yo acá en Wisconsin nos abordamos solos.
VD: ¿Ése fue ya otro contrato en el campo?
MA: El [19]45.
VD: ¿Entonces estuvo usted su medio año por allá y se regresó a la hora que se terminó su contrato?
MA: No.
VD: En el [19]43.
MA: No, me dieron permiso.
VD: Ah, sí es verdad. Le dieron permiso. Y, ¿cómo fue? Platíqueme esa vez de la deshidratación, señor Miguel, ¿cómo fue que…?
MA: Pos de que…
VD: ¿Se estaba en la vía cuando se empezó a sentir mal?
MA: Sí, porque como agotamiento, solté. Pos le entraba yo con mucha fe, acá, no sé, me daba gusto. No le digo que con el martillo me agarraba con negritos y todos así. Se cruza uno así en el riel. Usted pega así y él también pega, pero uno debe ser zurdo, casi por lo regular se ponían de zurdo, porque más prácticos y yo de derecha. Porque si me ponía de zurdo, podía fallar porque sí, luego quebraba yo los cabos en el, en el riel. Se le va a uno la mano y no apunta bien. (risas) Falta de práctica y pos le entraba duro y acababa yo bien cansado. No, pos sí, le entré con gusto y no, no me pude, pues ahí lo que me daban y todo eso pues, lo que necesitaba yo era descanso. Estar así unos días internado en el… Y le digo: “No, de estar internado en el hospital, yo me voy a mi rancho mejor, ___(?)”.
VD: ¿Prefirió regresarse para acá?
MA: Sí, me vine para acá.
VD: A aliviarse acá.
MA: Nomás que luego volví de coraje otra vez, la segunda vez, sí, ya fui de coraje.
VD: ¿Por qué de coraje?
MA: Porque este, entre lo panaderos, una vez hubo uno que me dijo que le había yo sacado a estar allá. Y me…
VD: ¿Por la guerra?
MA: Sí, no, por el trabajo. Bueno, por equis, el chiste es que por haber estado allá. “No, es que le sacaste, no”, dijo. Bueno, perdóneme pero hasta andaba peleándome. Digo: “Yo no le tuve miedo”, le digo, “es que ya no me sentía bien, no sacaba yo el trabajo, yo sabía que si le seguía, me ponía pior”.
VD: Claro.
MA: Y no me reponía, yo sabía que no me reponía pronto y sí estaba trabajando, menos. Era como aquí cuando me operaron, me dijeron: “Usted ya no siga trabajando ni cargue cosas pesadas”. Pero yo todavía trabajé dos años más, fíjese. Hasta los setenta y ocho años.
VD: No, pues no.
MA: Por eso es que guardaba yo coraje de que me había venido antes de terminar el…
VD: De terminar su contrato.
MA: Los, sí el del, hasta invierno, ¿no? Que es cuando ya decía uno, ya nos vemos. Este, como en octubre, en octubre, noviembre todavía, en Idaho trabajé hasta mediados de noviembre.
VD: ¿Pero ésa fue también la primera vez?
MA: ¿Mande?
VD: ¿O ya después? ¿La primera vez también lo llevaron a Idaho?
MA: No, no.
VD: Sólo California.
MA: No, fue puro ferro[carril], de la vía. Y ya el [19]45 ya fue todo el contrato en este, de puro…
VD: En el campo.
MA: Campo.
VD: Y, ¿usted prefería? Ya ve, cuando se contrató, ¿sabía que había para los dos, había contratación?
MA: Sí, pues yo ya la segunda vez dije: “No, ahí es pura trabajar por horas y más horas extras y acá es contrato, es destajo, es como la panadería”.
VD: ¿Usted prefería destajo?
MA: Yo en la panadería si hago un bulto gano según como me lo paguen, ponga usted, $5 pesos por uno, pero por dos me pagan $10, por tres $15, así también les hallé el destajo. Por hacer de este, una pisca de, ponga usted de, chícharo, le pagan a uno la canastita o algo que, el cajón, lo que sea. En unos $80 dólares, $0.80 centavos, ¿no?
VD: Y prefería usted trabajar.
MA: Y digo, bueno, haciendo diez, hacía mis cuentas, pos yo mejor al destajo, yo me siento que, ya me di cuenta, digo, pues yo voy. Y le…
VD: ¿No le habían dicho si era más pesado el trabajo en el campo, si era más difícil?
MA: No, pues, de eso no, yo ya sabía lo que era el campo, pos si yo…
VD: Usted ya no…
MA: En mi pueblo yo allá me había dado el olor, cuando menos. Y dije: “No, pos mejor me voy al campo”.
VD: Y, ¿le dieron a escoger aquella vez que en el [19]45?
MA: Daban a escoger a uno.
VD: Ah, y, ¿usted prefirió el campo?
MA: Y si quería irse con pariente, por ejemplo, si llevaba un amigo, pariente, hermano.
VD: ¿Los ponían juntos?
MA: Juntos. En el tren lo juntaban a uno.
VD: Ándele.
MA: Dice: “Éste es mi pariente, mi hermano, me quiero ir con él”. Para caer juntos, porque ahí el tren iba dejando, en cada pueblo dejaban diez, veinte, treinta, según como… Y así podían bajar los parientes.
VD: Se quedaban allá juntos.
MA: Juntos.
VD: Y, ¿entonces usted se fue en el [19]40? Bueno, regresó de allá y se quedó en la panadería otra vez.
MA: Sí, seguí yo en mi oficio. Ya ni en cuenta yo tomaba, yo ya dije: “Ya les demostré que ya fui”.
VD: Y, ¿le gustó cuando estuvo por allá esa primera vez, señor Miguel?
MA: ¿La primera? Nadita. Extrañaba mucho de aquí, ¿no le digo que tomaba?
VD: ¿Allá empezó a tomar? ¿Desde allá, o ya tomaba aquí?
MA: No, no, extrañaba yo el pulque.
VD: Ah. (risas)
MA: Sí, pa que, yo le soy franco, a mí no me gusta andar que en… no.
VD: Y, ¿allá no tomaba cerveza?
MA: No, pos allá sí había, sí, cerveza. Pero estaba uno muy escaso pa estar comprando.
VD: Ah. ¿Mandaba usted su dinero?
MA: Y eso que son baratas. ¿Mande?
VD: ¿Mandaba su dinero para acá?
MA: Sí. Eso sí tuve, de que me quedaba yo casi con poco porque hasta un griego que estaba, dormía junto en el carro, me, se dio cuenta y me dice: “Mira Miguel”, dice, “tú estás aquí, pero estás solo y nada, no tienes nada”, dice, “y allá está tu familia, todos están allá y de alguna forma ellos están allá en su tierra”, dice, “no te digo por otra cosa”, dice, “pero no mandes todo”.
VD: Ah.
MA: Porque yo acostumbraba a mandar de a $100 dólares siempre. Y no se me quitó, porque todavía la última vez, le mandé a una hermana, porque ella era la, como mi mamá no sabía leer ni nada.
VD: ¿Su hermana se encargaba del dinero?
MA: Sí. Le mandaba yo cada mes $100 dólares. Desde que empecé les mandé de a $100 hasta que, hasta el último cheque, de $100, se los mandé en noviembre.
VD: ¿De esa vez que estuvo, la primera?
MA: Mandé como siete, ocho veces de a $100 dólares.
VD: Y, ¿se quedaba usted para sus gastos?
MA: Nomás, este, digo: “Pos aquí tengo todo”.
VD: La comida y todo. Y en sus días de descanso, ¿no salían a los pueblos ahí en…?
MA: En este, en…
VD: Cuando estuvo ahí en…
MA: En, en, en el, en Wisconsin, estaba muy difícil para salirse uno a pasear, el pueblito estaba, ya le digo, pegado a Michigan y ahí al pueblito más cerquitas, durábamos como media hora o una hora para ir.
VD: ¿En camión?
MA: Andando, porque a veces no había nada. Y luego, este, de ahí, un autobús si quería uno ir a Chicago.
VD: ¿Ese autobús los llevaba de…?
MA: Ahí pasaba en el pueblo ese grande.
VD: ¿Del campo hasta allá?
MA: No. En el pueblo donde iba, no donde vivía uno.
VD: Ah, okay. Del pueblo los llevaba a la ciudad.
MA: Sí, porque del ranchito on tábamos nosotros, nomás era una casa y un establo que estaba ahí, un ranchito onde nos vendían leche.
VD: Y acá en California, ¿sí visitó algunos lugares en sus días de descanso?
MA: En California no había tiempo.
VD: ¿No? ¿Qué hacía usted en los días de descanso, señor Miguel?
MA: No, casi no descansé yo en todo ese tiempo.
VD: ¿Los domingos?
MA: ¿No le digo que los domingos pagaban tiempo y medio?
VD: Y, ¿se los llevaban?
MA: No, no, pos le entrábamos, pos ónde, ¿a qué íbamos? Y yo le, pos yo también nunca me gustó quedarme atrás.
VD: Y en ese tiempo, señor Miguel, ¿los braceros qué papel tenían dentro de la guerra, o qué estaban haciendo?
MA: Nada, pos simplemente así, trabajador, de tu trabajo, al pueblito a comprar cosas si quería usted. Había funciones de cine, había cine.
VD: ¿En español? ¿Ustedes podían ir al cine?
MA: Películas mexicanas, o por ejemplo, en Idaho este, iba un señor con sus películas y ponía su pantalla.
VD: ¿Su cinito ahí?
MA: Y nos daba, y ahí nos rebajaban el pago.
VD: Ah.
MA: Ahí nos cobraban $0.35 centavos para eso.
VD: ¿Por ser braceros?
MA: Por ver las películas, pero eran películas mexicanas de Jorge Negrete y todos esos. Y ahí toda la paisanada echando gritos a la hora que salía Jorge Negrete. El, como un saloncito ahí, porque como le digo aquí, el galerón ese sí ya.
VD: ¿Las fotos estas son de California?
MA: De Idaho. Mire los galerones que teníamos.
VD: ¿Aquí es donde vivían?
MA: Mire, si no uso los lentes.
VD: ¿Estas eran las casas donde estaban?
MA: Sí, el galerón ese. Ésa es por una puerta de, viendo al oriente y esta al poniente, a esto se atenía, del otro lado ya para la salida.
VD: ¡Qué fuerte estaba usted aquí, cómo se ve!
MA: Sí, tenía ochenta kilos.
VD: Era por el trabajo que se hacía.
MA: Le hacía yo así.
VD: (risas) Y, ¿aquí en los galenos era un lugar cómodo para vivir, señor Miguel?
MA: Pos, como haga de cuenta las salas de La Raza, del hospital, sí.
VD: Con muchas camas. ¿Pero ustedes estaban a gusto, usted se sentía cómodo?
MA: Pos, a lo que dicen por ahí, pos como ve uno el ambiente, pos dice uno, da penas. En California, pos arriba de los furgones, pero una camita, eso sí el colchón era de como de pasto, así algo así.
VD: Como de paja.
MA: De paja.
VD: ¿Allá en California?
MA: Ándele y su cobertores. Y acá, de esos plomizos, cobijas así, de esas cobijitas. Pero casi ni se usan mucho ahí, ni las utiliza uno, pos ta el clima.
VD: El clima no es muy…
MA: Y luego encerrados.
VD: Y allá en alguna oportunidad que tuvo usted de tratar con otros norteamericanos…
MA: No, pos.
VD: En California.
MA: En California con el mayordomo, pos nomás platicar y venía su papá con los esos que andan revisando los trabajos del, de las secciones. Y este, dos, tres preguntas, y, ¿cómo está esto acá?
VD: Y otros, no sé, ¿en las ciudades?
MA: Inspectores también. No, en la ciudad pos a veces unos hablaban español, otros no.
VD: Y, ¿cómo se entendían ustedes ahí?
MA: En el, pues pocas palabritas, por ejemplo, si iba uno a pedir una cerveza y todo eso, pues a señas o algo así. A mí no me gustó, pues así nomás querer aprender de lo que estaba platicando. Puro martajado, muy feo se oía el inglés de ellos.
VD: Yen las cantinas donde estaban…
MA: Se oye la pronunciación, yo lo pesco luego luego, oiga las películas, por ejemplo, cuando canta, este Frank Sinatra y la pronunciación luego luego se pesca, aunque no le entiendo todas las palabras, pero…
VD: Clarito.
MA: Y el otro, el mexicano que aprende y le habla uno y pos ni pa allá ni pa acá. Y por eso digo yo, pa aprender así palabras locas, ¿pa qué?
VD: No, nunca y, ¿no las necesitaba?
MA: El como, el [19]43 sí quise aprender, dije: “Voy a aprender para… Pero no, dije: “¿Pos pa qué?”.
VD: ¿No le llamaba la atención aprender el idioma?
MA: No, no me daba la… Y así he pescado así las palabras, con los años así y yo oyendo cine y películas y todo eso.
VD: Con eso se le han quedado.
MA: He agarrado yo, ya se me han grabado muchas cosas.
VD: Pero por allá no hizo nada.
MA: Y yo entiendo más con lo escrito que la pronunciación.
VD: Ah. Lo que ve cuando lo lee.
MA: Cuando lo leo entiendo más que cuando lo pronuncian.
VD: Ah.
MA: Sí, ya le digo así.
VD: Y, ¿entonces usted se regresó y me decía que la segunda vez que se
Nombre del entrevistado: Miguel Arroyo Castillo
Fecha de la entrevista: 16 de junio de 2002
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez
El día de hoy es 16 de junio de 2002 y ésta es una entrevista con el señor Miguel Arroyo Castillo en la Ciudad de México.
VD: Señor Miguel, nada más repítame su edad. ¿Qué edad tiene ahorita?
MA: Ochenta y seis. Por años son ochenta y seis años.
VD: Ochenta y seis años.
MA: Cinco de agosto. El 5 de agosto, si es que llego.
VD: Al 5 de agosto.
MA: Bien cumplidos. Pos le tiro yo a noventa.
VD: Por lo menos.
MA: Sí, porque mi marcapasos casi está adecuado para ocho años y parece que como el noventa cumple, pos ya con eso es suficiente.
VD: Y si Dios quiere un poquito más.
MA: No, no andar causando lástimas.
VD: Sí se siente usted bien, ¿verdad?
MA: No me gusta, soy muy orgulloso. No me gusta ni que me regalen así cosas, así o que me…
VD: Ah, no.
MA: Porque no, me gusta pagar, así. Me lo regalan y quedo como con una deuda.
VD: En deuda.
MA: Y no me gusta, digo, cuanto me prestaron a veces dinero, lo pagué. A nadie le quedé a deber. Por eso digo, a mí me importa poco.
VD: Usted nació ahí en Taimoro [Tarimoro].
MA: Tarimoro, Guanajuato.
VD: Tarimoro. ¿Es municipio de qué?
MA: Es Tarimoro, Guanajuato. Sí, es municipio.
VD: Tarimoro.
MA: Pero ahorita tengo, ¿sabe cuánto? Desde el [19]47, la última vez que fui a Estados Unidos que no me pararon.
VD: Uy, muchísimo tiempo.
MA: Porque ya casi murieron la mayor parte de los míos.
VD: ¿De sus familiares?
MA: Yo iba mucho cuando estaban mis abuelas, primos. Ahorita he de tener todavía, porque mi familia fue muy grande, del pueblo. Pero este, para los demás, no, ni los conozco. Aquí mismo tengo, de la hermana mayor tenía yo diez sobrinos, una mujer y otros hombres, así es. Y la que menos tiene, cuatro o cinco, que son, este, soy tío abuelo. Y de esos que soy tío abuelo, ya también ya se casaron.
VD: Y tienen otros hijos.
MA: Ahorita quién sabe. Espero, si vivo hasta otros dos, tres años voy a tener ya este, no, pues ya ni sé. Del sobrino, el sobrino tuvo su hijo, ese hijo tuvo hijos, pos ahí está ahí.
VD: Otra generación.
MA: Tercera generación o cuarta.
VD: No, pues es que mucha gente ya a su edad, ya puede haber, va mucha familia por debajo.
MA: Pues sí, pero de familiares pegados a mí, íntimos, mamá, papá y hermanos, nomás si acaso vive una hermana, pero ya no sé dónde está ella.
VD: No sabe de su paradero.
MA: Se casó y después ya no nos vimos. Y yo ya me pasé para acá y pos ya, o ya con ella al Distrito [Federal]. Nomás cuando voy a mi consulta cada mes a la clínica que me dan medicina. Es la que me dan para estar acá con mi… de la presión y del marcapaso, acá de todo eso. Y luego las citas que me hacen en la ___(?), el cardiólogo cada seis meses. Y después a los tres veo el marcapaso.
VD: Que se lo están checando.
MA: Sí.
VD: Señor Miguel, sus papás, ¿ellos también eran de Tarimoro, Guanajuato?
MA: Sí.
VD: ¿Ellos nacieron allá?
MA: Allá, de ése tengo un pasaporte de mi padre, de 1926.
VD: Ah, ¿sí? Y, ¿lo sacó él para ir a Estados Unidos?
MA: Eh, sí, él, va, entró también como bracero, así pero…
VD: De los de antes.
MA: De los de antes. Antes de 1926 ya mi padre iba para allá, por eso se me grabó de chico. Cuando los oía hablar ahí en el pueblo, que se juntaban en las cantinas del pueblito, oía yo que mi padre, este, hablaba ahí con dos, tres paisanos que también habían ido. Y oía mucho eso que Chicago y que quién sabe qué y se pasó un día ve, pero el día que menos pensé, pasé por el estadio y que me paran, me dicen: “¿No quiere ir a Estados Unidos?”, dice. “Vamos, cómo no”.
VD: ¿Usted ya tenía esa idea desde que oía a su papá? ¿Se acuerda qué decían de Estados Unidos?
MA: Pues de cuando, en qué parte estuvieron. Mi padre anduvo mucho por San Antonio, Texas y este, Chicago. Todo ese rumbo.
VD: Y, ¿a él le gustaba por allá?
MA: Pos yo cuando me fui la, sí, la segunda vez, el [19]45, sí atravesé de por ahí todo esto como que, para irse hasta Wisconsin pasa uno por Chicago, pero arriba del tren, porque no, nada de, yo lo conocía Chicago de día y de noche, pero arriba del tren, pero me di mi idea. También había barrios que parecían los de colonia acá, de Colonia Anáhuac. Barrios grises, muy acá, se miraban bonitos, se miran, cuando en la noche, que encienden la luz. Pero en el día Chicago no me gustó.
VD: No, le pareció feo.
MA: Y le voy a decir una cosa, legalmente, no me gustó Estados Unidos. Yo nomás fui porque pues también a conocer, porque oía esas pláticas de chico y yo cuidando el caballo de mi padre que tenían ahí en la puerta de la… Y decía yo: “Pos qué, ¿qué será allá?”. Y empezaban que a hablar inglés, yo creo que ni hablaban, pues ya me di cuenta cómo hablamos aquí. Y luego luego capto yo, digo: “No, pues ni hablan bien ni nada, pa qué”. Dos, tres palabras que se enseña uno a pronunciar. Y no, tampoco por eso ni aprendí yo. Bueno, y no tenía tiempo en Estados Unidos de aprender, sale uno bien cansado, duro del riel. Salía hasta, me peino y me quedaba yo así en la cama y otro día las manos no las podía ni cerrar, andar uno alineando ahí rieles, con ___(?) acá y, y echar martillazos. Porque me, aprendí, con un negrito ahí a darle al _____(?), a clavarle ahí.
VD: ¿En el trabajo de la vía?
MA: Pero, pero como pues si llega uno a pueblitos que pues no. Iba acostumbrado al Distrito porque aunque nací en pueblo, yo me crie aquí.
VD: O sea que usted, señor Miguel, ¿sus papás son de allá entonces? Y su papá se dedicaba, ¿a qué, señor Miguel?
MA: ése cuando se iba a Estados Unidos, eh, pos era él, tenía ahí como todos, su siembras que hacían.
VD: ¿Eran tierras de él?
MA: Pero más, no. Yo que recuerde no, no era. Sí, tenía por parte de su, de mis abuelos. Él, sus papás tenían.
VD: Sus papás tenían tierras.
MA: Sí tenían terrenos allá por el pueblo yo sabía, porque hasta fui a sembrar yo de chiquillo, detrás de la yunta, ayudarle a un tío, tío, este, tío de, hermano de su papá, de mi papá.
VD: ¿Usted le fue a ayudar allá?
MA: Le ayudaba yo a las, a sembrar, pos es fácil. Lo traen a uno atrás echándole maicito. Supe sacar cacahuate, camote, todo eso, plantación como la hacían.
VD: Desde pequeñito.
MA: La caña, todo eso. Hasta yo creo que como a los siete, ocho años me trajo, murió mi padre aquí en México, se enfermó y se vino al Distrito.
VD: ¿A curarse aquí?
MA: A curarse al Hospital General y de ahí ya no salió bien.
VD: Falleció.
MA: Y yo lo supe porque en una tienda que tenía un primo hermano mío, yo siempre estaba yo ahí, en la tienda con él en la mañana. Le ayudaba a ir a traer de que al, de que traer de la bodega azúcar a la casa, de los pueblitos. Y un día vi que mi primo empezó a llorar, porque estaba con una carta y no, pos yo, tenía yo siete, quizá un poco nomás. Ahora, pues era uno más tontillo en los pueblos que aquí, aquí los niños están más abusados, en el Distrito, porque una nenita, así nieta, es reabusada y tiene nueve años. Y allá uno no tiene mucho dónde desplayarse. Y vi a mi primo llorando y luego le preguntamos: “Medio, ¿pues qué?”. Porque a mi padre le decían La Ciega.
VD: ¿Por qué le decían así?
MA: Porque cuando salía a la calle y el sol venía duro, le hacía así, nomás.
VD: Cerraba el ojo.
MA: Cerraba un ojo y andaba así siempre.
VD: ¿Tenía los ojos claros él?
MA: Pero los tenía bien, estaba, no me recuerdo qué color. Pero su vista estaba bien.
VD: Sólo que le molestaba el sol.
MA: Nomás que el sol siempre andaba así, cuando el sol le pegaba y le pusieron La Ciega.
VD: Ah.
MA: Y oí que uno de esos dice: “¿Qué pasó?”, dice. “Que La Ciega, que está malo”. Y poco más o menos capté a mi primo que dijo que se había muerto mi jefe. Y ya dije, ahí ya me di cuenta, pero ni lloré ni una vez.
VD: ¿Su mamá no le dijo?
MA: No, fue pues mi primo le fue a avisar, porque era compadre de mi madre. Mi madre quedó sola con, éramos cuatro hombres, o dos hombres, el más chico, ¿sí?, ya murió. También fue de bracero en el último que fui yo. También le dije: “Aviéntate, pero te vas conmigo, tú vete y búscale. Yo no busco, porque por cuidarte yo a ti, los dos nos vamos y si me cuidas tú a mí también, mejor tú vete y yo me voy. Si me toca a mí, pos allá”. Y ése taba chiquillo, nació el [19]24, 1924. Y ése y yo éramos los hombres y cuatro hermanas. La mayor ya estaba casada aquí.
VD: Y, ¿otras tres que estaban solteras como ustedes?
MA: Sí, hasta después ya otra se casó allá, pero eran cuatro mujeres, cuatro mujeres y dos hombres.
VD: Y dos hombres que se quedaron con su mamá.
MA: Y se casó, la otra hermana segunda. Y mi mamá pos no estuvo contenta y todo eso y no sé cómo hizo, pero dejamos casi todo ahí. “Y vámonos a México con tu hermana la mayor”. Y ya nos venimos con ella.
VD: ¿Su hermana ya tenía tiempo aquí en la Ciudad de México?
MA: Tenía, tenía unos dos años, poco más o menos, o unos dos años de casada.
VD: Y cuando se casó, ¿se vinieron para acá?
MA: Nos vinimos para acá. Fue como en 1921. Sí, ya cuando mataron a [álvaro] Obregón ya estaba yo aquí, ya estábamos.
VD: O sea que entonces se vino de allá chiquito, señor Miguel, de Guanajuato se vino para acá chiquillo.
MA: Sí, como quien dice, me trajeron, yo no.
VD: Entonces se lo trajeron sus papás.
MA: Quién sabe qué vida sería si no.
VD: Si se hubiera quedado.
MA: Nos hubiéramos venido.
VD: Y me decía que allá hizo sus primeros años de escuela.
MA: Sí. Calculo que fue hasta segundo.
VD: ¿En el mismo pueblito tenían el salón?
MA: Sí, había escuela. La escuela estaba grande, me acuerdo, sí era una escuela, un local grande, una casa grande. Sí, pues ahí en el pueblo son casas grandes.
VD: Claro, un local grande.
MA: Y el salón taba grandísimo. Casi era para el mismo, nomás había uno o dos profesores.
VD: Entonces, su papá era agricultor, ése era su oficio, a eso se dedicaba él, cuando estaba en Guanajuato trabajaba las tierras ahí.
MA: ¿Quién, mi papá?
VD: Su papá.
MA: Sí y este, con lo que ganaba del otro lado, venía aquí y compraba caballos, compraba casas y ahí así. Y ya cuando yo creo se le acababa lo que tenía.
VD: Otra vuelta.
MA: Vendía lo que tenía y se iba. Y ya al último…
VD: Y, ¿allá qué hacía, señor Miguel?
MA: Fue en 1926. Pos se fue de, ahí en el pase que tengo ese, tiene este, jornalero.
VD: ¿Al campo también?
MA: Sí, pos el mexicano que no va preparado desde que, campesino, ¿pos a qué le tira allá? Sí, yo que me fui de aquí, no sabía de chofer, si no agarro un tractor. Pero pos en primer lugar nunca me gustó enseñarme a manejar y todos en la familia, había muchos que saben manejar. Pero a mí no me gustó, porque dije: “Y si no me mato yo, un día mato a unos porque no me comprendo de manejar”. Tenía un carácter medio violentito. Sí, yo no fui muy pacífico, me gustó tomar. Bueno, no me gustó. Tomé por la amistad que tuve, por el oficio que agarré. En el oficio que agarré yo, pos todos, lo que primero me enseñaron a hacer pan, fue ahí ir a salir a las pulquerías a tomar. Y yo, como no tiene uno fuerza de voluntad ni nada, pos no, a obedecer. Y ahí voy y ahí empecé y también me gustó ya después. Después ya era por gusto, me iba a veces y a veces para acompañar, complacer a mis [compañeros]. Porque no, eso sí, no tenía miedo, pero era muy tímido, me daba pena decirle a un amigo: “No, ¿sabes qué?, no”.
VD: No quiero.
MA: No me gustaba decirle a la gente no. Y ya por complacerlos y luego ya después me seguía yo. Iba a lo que, es lo que reniego yo de no haber tenido fuerza de voluntad de no haber tomado.
VD: Para no haber tomado.
MA: Pero me traté de quitarme de eso, ¿sabe cómo? Me gustó el box.
VD: Y, ¿cuándo empezó? ¿O sea que usted cuándo empezó su oficio de panadero, señor Miguel?
MA: Mil novecientos treinta y dos, ya oficialmente. Porque primero, antes, estando en la escuela iba a trabajar.
VD: ¿Cuando usted estaba estudiando su primaria?
MA: Estudié, taba yo de…
VD: Era aprendiz.
MA: Era aprendiz. Y luego ya después entré con mi cuñado a una panadería en Clavería.
VD: ¿Era de él la panadería?
MA: No, era maestro de ahí.
VD: Ah, okay. Y, ¿cómo le salió a usted? ¿A usted le salió el interés o su mamá lo acercó a la panadería?
MA: No, es que me gustaba por hacer fuerza. No sé, era trabajo fuerte. Todo revolvía a mano, cortar con nada de cortadoras ni maquinarias.
VD: Con la mano.
MA: No, simplemente, simplemente, si acaso este, nomás el horno, el tablero y cosas ahí pa hacer pan.
VD: Y entonces desde chiquito como a los, en la primaria, ¿como a los diez años empezaría usted?
MA: Sí. Casi como a los, a las, a los, ponga, a los, doce, doce, catorce años.
VD: ¿Empezó de aprendiz?
MA: Sí. Y a los dieciséis ya entré de fijo ahí a la panadería, ya como trabajador, ya entré. Estaba ganando $1, $1.25. En ese tiempo eso ganaba.
VD: ¿Al día?
MA: Sí, o de noche. Porque había, había turnos de día y de noche y eso me pagaban. Los oficiales ganaban $2, $2.25, porque yo llegué a ganar $2.50 ya de oficial. Había categorías, aprendiz, oficial, medio oficial, el segundero y el maestro.
VD: Y usted entró de aprendiz y luego a los dieciséis años, ¿lo pasaron a qué?
MA: Este, hay un modo en ésas, en las panaderías, está todo el personal. Usted entra de aprendiz, pero usted a los, ese oficio, teniendo un poco de cabeza y teniéndole ganas, aprende usted y a los dos, tres meses ya puede considerarse un medio oficial. Ya sea usted, ya forja pan y ya este, poco más o menos sabe usted qué echarle de avío. Entonces ahí no le dan la categoría, solamente que falte uno arriba de usted. Y si se está llena esa panadería pos nunca pasa de lo que… Y yo no, yo ya cuando aprendí todo eso, empecé a hacer amistad y tenía amigos en otras panaderías y me decían: “Por acá está así, falta uno”.
VD: Aquí te puedes…
MA: Dejaba yo el trabajo y vámonos. Y luego me iba ahí, entraba de oficial y ya se necesitaba algún otro segundero, a veces el maestro y me competía. Bueno, según como se sienta usted de competente, yo le entraba. Y si no, y si nomás este, ese puesto tenía yo, por mucho un año, dos y me enfadaba y me iba a otro. Y así le, nunca estuve en sujeción. Casi todas las panaderías en ese tiempo del Distrito, las conocía.
VD: O sea que trabajó usted por muchos lados.
MA: Muchas, por la Colonia del Valle, Tacuaba, Azcapotzalco, deste por acá, por Tepito, por la avenidas, por Morel. Todas esas calles y me iba hasta aquí, llegué a venir aquí al estadio y no sabía yo que era el estado, llegué hasta Yajaltocampo(??), junto a la lechería.
VD: Ándele.
MA: Ahí andaba, ahí por donde quiera que se trataba de echar, yo le entraba.
VD: ¿Dónde vivía usted en esos años?
MA: En el Distrito, ya.
VD: ¿En qué parte?
MA: Colonia Anáhuac.
VD: Ah, en la Anáhuac.
MA: Nunca que me moví de esa colonia, en los años, nomás dos años. Pero ahí en el Distrito, en Azcapotzalco duré dos años, porque por ahí trabajé.
VD: Todo lo demás fue en la Anáhuac.
MA: Pero casi en la… Ésa fue mi colonia.
VD: Y ahí me decía que usted, llegaron con su hermana que ya se había casado.
MA: Sí.
VD: Ella, digamos que lo recibió y ahí llegaron todos los hermanos.
MA: Sí, pos en ese tiempo usted rentaba una casa completa. Mi cuñado rentaba una casa que tenía cuartitos ahí, pero era toda la familia, no éramos inquilinos aparte. Y pos cabíamos hasta perros, si tenían ahí. Mi cuñado hasta tenía praditos ahí, le gustaba mucho plantar plantas como pensamientos y todas esas hierbitas, muy curioso. Era chofer de la misma panadería. Ése fue el cuñado primero, el primer cuñado, porque los demás también fueron panaderos, pero el otro era chofer. Manejaba el camión de…
VD: Donde llevaban el pan.
MA: Pa repartir el pan.
VD: Ándele.
MA: Ese cuñado sí era, ahí rentaba. Pero ya crecimos y creció la familia. Mi hermana ya empezó a trabajar, las hermanas y yo pos poco así, pero no, no, todavía no jalaba yo, yo estaba en la primaria.
VD: Y ya fue eso después.
MA: Y ya después íbamos y ya, pues mi madre ya empezó a, ya rentábamos la casa.
VD: ¿Su mamá trabajaba también, señor Miguel, o ella estaba en la casa?
MA: No, ésa se atendió, nomás estaba en la casa. Nunca salió fuera, de a trabajar no. No estaba preparada mi madre para eso. No sabía leer ni escribir.
VD: Ah, no. Y, ¿allá en el pueblo no hacía, vendía animalitos o algo así?
MA: No, no, no.
VD: ¿Estaba en su casa?
MA: Estuvimos viviendo así de, el tiempo que quedó así, que murió mi padre, no duramos mucho, casi recién muerto nos venimos para acá.
VD: Y, ¿allá dejaron, vendieron sus cosas en el rancho?
MA: Ahí así no le entiendo, es un pueblito ya, ahí. Porque el rancho está allá.
VD: Bueno, no. Ustedes no tenían como, ¿era nada más la casita y las tierras?
MA: Teníamos nomás la casa, sí. Pos yo creo era, la había dejado mi padre, o no sé. Pero no me doy, no, eso sí no me doy bien cuenta.
VD: Y, ¿se vinieron para acá entonces?
MA: Sí, mi madre con el primo ese que tenía una tienda, que eran, eran cuatro primos hermanos. A esos yo les ayudaba a las matanzas, porque vendían, dos de ellos se dedicaban a las matanzas de animales y la vendían la carne.
VD: La carne.
MA: Carnicería en la calle allá afuera, pero junto a la tienda. Y yo les ayudaba y les llegué a ir a matar a los puercos, a hacer chicharrones, a hacer carnitas. Y hasta eso una vez me cayó una gota, aquí a un ojo, que duré como dos meses llorando.
VD: Se lastimó.
MA: Sí, para eso ya.
VD: Muy chiquito, ¿verdad?, cuando iba a ayudarles.
MA: Sí, pues tendría yo, le digo que siete, ocho años. Y me daban así de carne, ésa era, le ayudaba a mi madre.
VD: Ya, claro, llevaba para la familia.
MA: Sí, pero mi madre no trabajaba. Y no ahí en el pueblo pues no, no había.
VD: Y ya estando acá ustedes le ayudaban, los hermanos trabajando.
MA: Pues las hermanas, pos propiamente no porque también se casó la segunda y ya estaba ahí el ése, el yerno. Y no sé, pos ya mi madre después dice: “No, pos vámonos”. Y ya ve que ni modo que mi madre me fuera a decir: “Vámonos por esto o por lo otro”, no.
VD: Se cambiaron.
MA: “Y vámonos al tren y hasta México”. Ya nos venimos acá.
VD: Llegaron, entonces empezó usted como panadero y ya que terminó su escuela siguió…
MA: Sí, seguí.
VD: En la panadería de tiempo completo.
MA: De tiempo completo. Hasta que el [19]43 se atravesó eso y me pos, regresé y me volví a ir el [19]45. Regresé, y me volví a ir el [19]47. Pero sí porque regresábamos y entraba a la panadería.
VD: Ah, ¿seguía otra vez en su trabajo de panadero?
MA: Sí, mis cuñados pos todos eran panaderos, fácilmente entraba yo a trabajar.
VD: Se acomodaba usted. Señor Miguel y en el [19]43 que usted se fue, ¿me decía que usted se enteró porque iba pasando por el estadio de que habían contrataciones?
MA: Sí, no sé a qué fui, no me recuerdo por qué pasé por ahí, eso sí no me recuerdo. Porque me gustaba ir al Jordán a ver de box, ya de, yo ya desde chico me gustó eso. Porque la hermana mayor que vivía aquí, me compraba el periódico de la afición. En ese tiempo valía $0.05 y ella, mientras yo le cuidaba a los sobrinos, ella se iba al mandado y del mandado me traía mi periódico y ahí leía del box y todo y pos me seguía gustando y me gustó el box. Lo practiqué, pero de aficionado. Profesionalmente me iban a debutar, pero fue cuando me largué y ya no me hice profesional.
VD: Ya lo iban a…
MA: A debutar.
VD: A poner en una pelea.
MA: En seis rounds me iban a debutar, porque ya había muchos en el grupo ahí, que había un repostero que ya peleaba estrellas en la Arena México, la veía. Y ése era, por ése me fui a ese gimnasio. Era un gimnasio que estaba en, así en una terminal de los Tacuba-México, México-Tacuba, los autobuses. Ahí estaba un como garai [garaje] así.
VD: ¿Le cobraban por irse, don Miguel?
MA: No, pos yo le daba un peso al señor ese por lo del baño, el entrenador, el mánager. Hace unos años murió, duró muchos años de, se llamaba Manuel Moreno, un señor acá, era bueno, supo, lo practicó, pero no luego se dedicó a mánager y fue el que me dijo: “Tú nomás te me cuidas, te debuto a ocho”. Y ya estaba yo de entrada, pero luego me salí ése, yo creo fui ahí por eso, a Jordán porque ahí tenía un amigo de Santa Julia que entrenaba allá. Y saliendo, pues yo creo me gustaba caminar, yo no era de autobús ni nada, yo caminaba hasta ese rumbo y todo, porque trabajé por la Colonia Juárez, allá en las calles de Lisboa. Todavía hay panaderías, ahí trabajé muchos años, ahí por Bucarelli y todo eso. Y conocía muy bien ahí los cortes por el monumento de La Raza y todo eso, cuando estaba la estación colonia, la Infoestación.
VD: Ah, sí. La estación del tren.
MA: El tren.
VD: Sí.
MA: Y ese tren pasaba, era una vía que se iba así, todavía está la vía esa, en unas partes. Y pasa ahí en Santa William Marina Nacional. Todavía pasa ahí la vía y ahí estaba la escuela donde yo estudié.
VD: Ah.
MA: En Marina, pero se llamaba Ferrocarriles Nacionales de México, la calle. Era escuela al aire libre, Cuauhtémoc y ahí estudié yo y en todo eso andaba yo. Estaban los llanos esos de la Mecol, la Euzkadi, la Cervecería Modelo, nomás eso. Puro llano, no estaba la colonia esa de Anzures. Estaba una hacienda de un señor que se llamaba Basilizo Romero. Ya que de este, pues no sé si de qué parte era ese señor, porque lo conocía el papá de mi cuñado. Y sus muchachos estudiaban en la escuela en donde yo estaba, una hija y dos, ella se llamaba Ernestina. El muchacho se llamaba Ángel y ella se llamaba ahora, como Ernestina, Cristina, por ahí, iba en quinto año y me platicaban. Estaba nomás así del río, del consulado todo ahí, por donde dicen que mataron al Tigre de Santa Julia. (risas) Por eso cuando le digo a usted de que pasé ahí, pues que iba, iba al Jordán, me gustaba, porque ahí era el gimnasio más grande de box. Ahí estaba, ahí conocía a muchos y ahí iba un amigo y por eso iba yo, pa dije: “A ver, también practico ahí”. Y salí del este y pasé por… Cerca de ahí también estaba un teatro que se llamaba El Teatro Río.
VD: ¿El teatro cómo?
MA: Teatro Río.
VD: Río. Ajá.
MA: Un teatro, ¿sí? Ahí conocí a Pedro Infante.
VD: ¿Usted lo vio ahí?
MA: Ahí con la muchacha esa que también se mató de un avión. La que trabajaba con ella, La Chorreada, que le dicen. Y fue ahí cuando, después me fui yo creo, atravesé pal estadio, por donde está la de Miguel Alemán.
VD: ¿Pasó por ahí?
MA: Y pasé en el estadio, estaban ahí diciendo: “Pásenle si quieren entrar ahí a Estados Unidos”.
VD: Estaban invitando a la gente a pasar. ¿No había mucha gente que quisiera entrar?
MA: No, sí. Bueno, de que, pos de voluntarios pos quién sabe ya. Nomás un panadero se había ido antes, pero duró nomás un contrato de tres meses y fue el que me platicó también. Dice: “Yo me fui, pero nomás el contrato fue de un mes o dos, porque yo creo ya se acababa la temporada”. Nomás, pero yo creo fueron al tapeo del betabel. Y era panadero y me conocía, era del barrio también, se llamaba…
VD: Y, ¿le había platicado también de…?
MA: Y oí cuando dijo, dice: “Pos yo ando de allá, de bracero”. Y no le tomé en cuenta. Pero esa vez que pasé para bracero, de ir a trabajar al norte, pos fue, yo no tengo quédate.
VD: ¿Qué fue lo que lo animó, señor Miguel?
MA: Pos la idea de ir a conocer y luego dijo, dije, me pensaba yo: “Pos mucha de mi familia conoció allá”. Todavía tengo allá unos… Dije: “Pos yo voy”.
VD: ¿Usted qué idea tenía del país?
MA: No, nada de que iba yo a ganar dinero, ni que este, iba a ser montones, acá como unos que iban ya hasta con presupuesto. Uno decía: “Tengo que traerle siete pares de medias a mi mujer”. Y otros: “No, pos que yo esto”. Y no, yo iba pa conocer y todo. Y fue cuando anduve ahí, ya le digo, pero me, sí me vino la deshidratación y eso que me metí a hacer tortillas, porque los paisanos ya se cansaban de comer pan. Querían tortillas y como unos sabían que era yo panadero, me dijeron: “Pos tú mete”. “No”, le digo, “pos si me vine aburrido de la panadería y quieren que vaya a lo mismo, pos mejor me voy para allá”. Y ya el que estaba ahí en la, como quien dice la oficina que tienen arriba, porque me tocó en los estos trenes de, que van para uno y otro lado, donde los llaman, donde hay que arreglar. Son este, campo de levante, así se llamaba, pos que me comprometen a las tortillas.
VD: ¿Los compañeros mismos, los braceros?
MA: Sí, porque querían, le digo: “Pos ándale pues, pero yo solo no”, le digo, “pos un ayudante, porque yo solito no”. Viera que, dos o tres meses, me reía yo del trabajo. Hacía unas tres, cuatro bolas de masa, pos yo panadero, fíjese, tres bolotas acá, ponía la masa al tiro y el ayudante le prende la estufa esa de fierro, puro carbón de piedra ahí y yo con un palote que se usa para hacer pan aquí, como rodillo, pero del más delgado. En dos por tres le sacaba yo las tortillas ora [ahora]. Y acababa yo y hasta dejaba tortillas ahí crudas pa que aquél se las cociera. No trabajaba yo más que como unas dos horas.
VD: ¿En el día?
MA: Y así me pagaban las horas que trabajaban en el riel, me decía el pagador, dice: “Lo que ellos ganan a ti también en tu cheque viene la hora igual”. Pero a los dos, tres meses me enfadé.
VD: ¿De hacer tortillas? ¿Hacía tortillas todos los días?
MA: No era eso, sino que no hacía nada.
VD: Nada más las dos horas que hacía las tortillas.
MA: Las dos bolas o tres de masa que hacía yo. Eh, contaba yo los que estaban ahí, de como unos, como unos treinta algo así. Digo este, por mucho que se coma, son tres tortillas acá de este tamaño, digo, no se come uno más y ahí tiene que, pos deste, calculaba yo las tortillas que iba a hacer.
VD: ¿Para todos los que estaban ahí?
MA: Les hacía en la mañana, en la tarde, dos veces. Ya cuando salían en la tarde, a las seis, yo ya les tenía el montón de tortillas ahí. Y nomás que yo como no tenía reló [reloj] ni nada, y ya ve que los días allá pos muy claritos, ¿no? Son las tres de la mañana y ya aparece uno. “No”, decía yo, “son las seis”, me paraba y ahí vía [veía] ahí la cocina, arriba del purgón, ahí donde tenía la cocida el chino, era un chino.
VD: ¿El cocinero?
MA: El cocinero, pos yo le hacía ruido y se quejó de que yo le hacía ruido, que lo paraba a las tres de la mañana, me dijo el ese pagador: “Pos sí, te paras muy temprano”. “Pos yo, ¿cómo me paro? Yo ya veo clarito, no tengo reló [reloj]”. Y ahí hasta reló [reloj] me andaban comprando. Y terminaba yo lo que hacía y me acostaba otra vez. Y luego miraba mis pantalones, mi camisa, todos los lavaba y me bañaba, pero cómo me salía yo, si el pueblo muerto, pos era la hora, en ese tiempo ten los cocolazos, los trancazos. Pasaban nomás los…
VD: En plena guerra.
MA: Los estos, los convoys esos de, de tráilers y todo eso, con toda la tropa. Los trenes llenos de tropa, de Los Ángeles a San Francisco, embarcarse.
VD: ¿Usted estuvo en California esa vez que se fue? La primera vez.
MA: La primera vez en Tulare, California.
VD: O sea que, señor Miguel, ¿lo contrataron a usted en el estadio, ahí fue donde usted firmó sus papeles? Y, ¿ahí le hicieron a usted también la revisión médica?
MA: No, revisión médica, pero no, no de firmar papeles, todo, nada.
VD: No, ¿no firmó usted ahí?, ¿ni en Querétaro?
MA: No, Querétaro no fui yo.
VD: ¿No los pasaron a Querétaro ahí?
MA: No, de aquí.
VD: Se fueron directo.
MA: Salimos en, ahí de la estación.
VD: De Buena Vista.
MA: De Buena Vista.
VD: Salieron directo hacia California.
MA: A todos nos dieron una banderita y toda la familia lloraba porque creían que iba uno a la guerra, ¿pos qué guerra? Si no estábamos preparados para eso.
VD: Y, ¿qué les decía la gente, que la gente pensaba que se los iban a llevar?
MA: “No, ustedes van a la guerra”. Les decía yo a la, allá ya saben cómo es el carácter que tenía. “Ustedes no se fijen, hombre, pues si allá los preparan primero”, porque ya me sabía yo. Digo: “Tienen como seis meses de entrenamiento pa luego mandarlos”, le digo, “esos seis meses vamos a trabajarlos”. Pero como todos con la banderita y acá, ¡viva México!, y todo eso.
VD: Y, ¿qué les decían, se acuerda? ¿Alguien los despedía ahí en la estación, señor Miguel, alguien del Gobierno?
MA: Sí, de toda la gente, sí. No, del Gobierno nada.
VD: ¿Nadie hacía oficial que los despidieran o sus familias?
MA: Oficialmente nada, nomás súbanse ahí y ya. Y lleven lo que quieran y ya.
VD: Ahí, ¿entonces usted no firmó su contrato ahí? ¿No le hicieron…?
MA: No, nada.
VD: ¿No le dieron ningún papel ni nada ahí?
MA: Nada, nada, nada.
VD: ¿Ni allá cuando llegó a la frontera?
MA: Tampoco, este, parece, el tren se pasaba, así nomás cambiaban de máquina, parece.
VD: Ajá. Este mismo tren que los llevaba de aquí, se los llevaba para allá.
MA: Ahí en Ciudad Juárez. Porque pasé por ahí, pasé por, también pasé por Nogales, Arizona. Esa fue cuando me tocó por acá por, en Idaho, también y en California. Pero cuando me tocó acá en Wisconsin, este, de este, pasé por Ciudad Juárez.
VD: ¿En qué compañía estaba acá en California, señor Miguel, se acuerda?
MA: Es Pacífico. En el Sur Pacífico.
VD: Y, ¿recuerda usted si con ustedes iba personal de la compañía u otros norteamericanos en el tren, cuando iban para allá, que los iban cuidando o acompañando?
MA: No, pues de…
VD: ¿Quiénes les daban la comida?
MA: No, este, no, hasta eso nos trataron bien, porque en la, nos daban el desayuno, puros acá de con cosas desechables, ¿no?, platos y todo desechable. Nos servían bien y todo, bien comidos. Sí, nos servían en la mañana, a medio día y en la tarde.
VD: ¿En el viaje para allá?
MA: En el viaje, sí porque casi atravesamos Texas. No sé cuándo fue cuando fue el [19]45, no. No, está muy largo Texas, pues duramos, ¿qué?, más de un día, un día y una noche pa atravesar, porque atravesamos por este, ¿cómo?, San Antonio, este, ¿cómo se pronuncia? De Waco.
VD: Waco.
MA: Waco. Este otro, ¿cómo se llama? Ya ni me acuerdo tanto pueblo, los pueblos que yo había visto en las películas y todo eso.
VD: ¿Usted los había oído nombrar ya?
MA: Y leído. Ya había yo leído todo eso y ya de eso. Uno que se refiere como el aceite, ¿qué pueblo es ese? Una compañía ahí de petróleo, no sé cómo. Total que sí está largo el tramo ese de Texas.
VD: Sí, es muy grande el estado.
MA: Pues casi lo atravesamos, pos nos llevaron, este, por Ciudad Juárez y luego agarramos así por todo lo que era la de, la orilla del Río Grande, ¿no?, para ir a Sonora, por Sonora, sí. Para luego llegar y subir así, para el Sur Pacífico, pa Tulare. Me tocó adelante de Bakersfield.
VD: ¿Ésa fue la primera vez?
MA: Ajá.
VD: Y entonces ahí en ese campo, dice que la cuadrilla era como de treinta.
MA: No, no trabajábamos con la sección y los que estaban en la sección y los que estábamos en el campo de Elefante nos juntaban. Y yo trabajaba con negritos, a veces con pochitos y a veces así con, hasta griegos.
VD: Ah, ¿sí? Había otros más. ¿Cómo se llevaba con ellos?
MA: Los guarda carros, este, el que andaba ahí cuidando el campo, un este, parece que era holandés. Ése lo que quería era marihuana. Me dio. “No”, le dije, “pos yo ni fumo”. Yo no fumo, lo que sí, tomaba cervezas.
VD: ¿Qué edad tenía usted cuando se fue, señor Miguel?
MA: Ora verá, tenía treinta, el [19]47. Este, el [19]45, tenía este, veintiocho y el [19]33 tendría veintiséis.
VD: Estaba usted, en el [19]43, ¿estaba usted soltero que se fue para allá?
MA: Sí, siempre fui soltero.
VD: Y cuando se fue, señor Miguel, ¿usted le avisó a su familia? ¿Qué le decían ellos?
MA: Nunca les pedí permiso ni nada. Ni les decía nada y nomás parece que le dije a mi jefa: “Ya me voy”. Yo pa qué le soy hipócrita, yo no necesitaba de que la bendición ni que esto. No, ahí nos vemos.
VD: Nada más le avisó.
MA: Sí, así, ése fue el modo con mi madre, pero ella ya se había de dar cuenta, yo los quería y todo y los respetaba bien y todo, pero mi modo no es chillar y que esto. A mí no me gusta despedirme. Yo ya me voy, ya me voy y ya. Si acaso…
VD: Y, ¿se fue usted solo a la estación?
MA: Y todo mi trámite lo hice yo solo y ya cuando me fui, ya me voy y yo ni les dije que fueran. Y sí, parece que sí fueron a la estación y alcancé a ver, parece que a mi jefa.
VD: Que ya se despedían.
MA: “Pero ahí nos vemos, no la hagan de tos”.
VD: Y en el viaje, señor Miguel, ¿se acuerda qué decía la gente?, ¿pues qué se platicaban entre los braceros?
MA: Ah, pos muchos decían: “No, que la guerra, pos sí nos vamos”. Unos, ya ve cómo es el mexicano, muy sácale punta. Cuando ven que dice, como ya ve los grupos, están eh, sí, sí. Nomás uno se raja y ya se rajaron todos. Sí, así son, unos pa que yo se los he dicho ahí, como ora, digo, pos estamos gritando todos y al rato, hay que hablar las cosas, ya en firme y ya. Me platicaba uno, muchos iban cantando, muchos paisanos cantaban muy bonito.
VD: ¿Llevaban sus guitarras?
MA: Unos, unos llevaban guitarra. Yo medio, tantito le entiendo.
VD: ¿A la guitarra?
MA: Poquito. Sí tuve guitarra y mucho tiempo estuve practicando, nomás que nunca tuve.
VD: La voz.
MA: Como ahora últimamente, siempre vengo acá. Pero me gusta, me gusta mucho la guitarra. Supe todos los tonos, todo lo, los mayores, menores, practiqué mucho, pero pos no, no supe cantar y por eso casi ya. Últimamente después ya mejor las regalo.
VD: Y en aquellos años, ¿en el tren iban cantando?
MA: Sí.
VD: Ustedes.
MA: A donde sí tenía una guitarra que compré fue en Winsconsin, en Algoma. Esa es una franja de tierra que entra al Michigan, al Lago Michigan.
VD: ¿Allá en Wisconsin?
MA: ¿Usted se ha dado cuenta? Se me figura el este, como, esos pueblitos se me figura como este, la bota italiana.
VD: En la como península.
MA: Ándele, pero es una franja que ahí chica. Nosotros tábamos como, no, pos de aquí a donde hacemos la asamblea, ahí bajábamos para Michigan en la mañana. La agua rebien fría. Pero nos bañábamos, andábamos. Duramos mucho tiempo pa que empezara ahí la plantación, pa que llegaran los tractores, porque todavía no se daba este, el sol, no se acoplaba el tiempo para sembrar. Ya ve que ese de chorro, plantan el betabel. Porque yo anduve en el desahije, en las limpias y en el tapeo.
VD: Ándele. O sea que de la primera vez que se fue en el [19]43, ¿se fue al tren?
MA: Sí, al ferrocarril.
VD: Acá en…
MA: California.
VD: En California.
MA: En Sur Pacífico.
VD: ¿Estuvo como medio año por allá?
MA: Poco, más o menos porque no recuerdo, ya los meses no recuerdo.
VD: Un medio año acá. Cuando menos eran de medio año los contratos que daban entonces, a lo mejor le tocaría un contrato de medio año.
MA: Este, yo le pregunté al este, porque hablaba muy bien, este, español. Éste se llamaba Carlos.
VD: ¿El mayordomo?
MA: El mayordomo y era nacido allá en Nuevo México y su padre era master rule ahí, era cristiano grande, porque nos preguntaba de Pancho Villa. Ése sí anduvo con Pancho. (risas) Y este, le pregunté: “Oye”, le digo, “cuando termine aquí el contrato”, dice, le digo, “ya nos echan pa atrás”. Pos así ya me estaba acostumbrando a hablar. Dice: “Sí, no”, dice, este, “mira, te voy a decir la verdá, el, este, la guerra”, dice, “se termina y se viene el soldado”, dice, “pero ustedes no, de todos modos siguen trabajando, el trabajo no es el… ustedes tienen, si orita sigues trabajando, puedes durar diez, veinte años. No te quitan el trabajo”, dice. Le digo: “¿Por qué?”. Dice: “No, pos es que ya nadie trabaja de los que vienen de soldados ya”.
VD: No quieren regresar.
MA: “Ya no trabajan”, dice, “y ustedes aquí ya agarras tu trabajo de planta, aquí no, ya no necesitas de… Tú te puedes estar los años que quieras”. Pero ya le digo, me vino ésa, porque a veces había que quitar de esos que les dicen sapos, donde se cruzan todos los trenes acá. Hay que cambiarlo y eso, el tren, este, les dan tiempo como de dos, tres horas.
VD: Para hacer todo el trabajo.
MA: Porque los trenes después no preguntan si ya está o no, sino que pasan. Peor ése de Cali, el ése de Los Ángeles a San Francisco, es rápido. Pasa como, bueno en ese tiempo. Yo clavaba la barra así cerquita así para que no caigan, porque sí entra el airazo, que pasaba rápido y en esos días trabajaba uno dos, tres horas y vámonos a la casa y ya. Era tiempo porque ya haciéndolo, lo hacíamos como por ejemplo, en domingo y nos pagaban.
VD: El día que descansaban.
MA: Nos pagaban tiempo y medio. Pero no trabajábamos todo el día, nomás el rato ese.
VD: Un ratito.
MA: Pero así las dos horas, tábamos durmiendo ahí a la orilla de, de la vía. Ahí onde los, en donde estaban los plantíos de uva y uno come y come uvas. Y comíamos y todo y llegaba la hora de que les daban para empezar. Porque ahí tiene que ser por hora, bien marcado.
VD: Sí.
MA: El tren ya ahorita no va a pasar, hasta dentro de tres horas, dos. Y entonces entrábamos todos a…
VD: A cambiar ahí.
MA: A cambiar el ése, puro rieles y todo, es más, ahí nos hacíamos taco.
VD: ¿Le costó trabajo el oficio de allá con el pico y pala?
MA: No, pos yo ya aquí lo había practicado de chico en mi pueblo. Este, el, esos son trabajos como la panadería, en ocho días se da usted cuenta, nomás ya es cuestión de facultades que tenga uno.
VD: Claro y de fuerza.
MA: Yo me ponía con un negrito a espaiquear [spike], él daba el golpe y yo lo seguía, él estaba y yo encima, así encima. Con peligro de darse uno un trancazo, pero yo hasta gritaba, le sale a uno como… Y me enseñé y luego me ponían a poner progas, luego a medir riel, luego a flayar [flag] ahí para ver si venía un tren, para avisarle que estaban trabajando.
VD: ¿Flayar es como con…?
MA: Con la bandera acá para decirle al, que afloje la…
VD: El trabajo.
MA: No, la máquina.
VD: Ah, la velocidad para…
MA: La velocidad y le sale a uno la razón de que… Porque en tiempos, ésa en los tiempos de guerra yo creo no había muchos telegrafistas (risas) y ya me ponían así, o me ponían a cambiar tallas, durmientes, sacar y meter, luego espaiquear, este, alinear, que eso era lo más. Yo sí le echaba lomo, parejo y yo, y me daba gusto, tenía el físico. No, tenía, ahí se ve medio delgado pero…
VD: Fuerte, sí.
MA: Taba yo de ochenta kilos, veintiséis, veintisiete años.
VD: Claro.
MA: Y ochenta kilos y con ganas.
VD: Con toda la fuerza aquella.
MA: Y ya le digo, acababa yo así mire, en la noche, ¡ay!
VD: Y cuando usted se contrató, ¿no fue difícil, no le revisaron las manos?
MA: Nada, nada, nomás lo miraban a uno el físico y lo examinaban, con perdón de usted, acá partes genitales.
VD: Sí, pues ya ve esa foto de donde están todos sin ropa.
MA: Así se formaba uno, y bájate los pantalones. Y tras, tras, pasaba el doctor y pues luego luego se daban cuenta. Pues un doctor, si uno que no conoce de medicina se da uno cuenta, poca más o menos la condición de la persona.
VD: Claro. Y a los que no estaban bien, los sacaban.
MA: Yo casi de, yo creo que los que se aventaban es que taban, se sentían bien, porque…
VD: No vio…
MA: No, a mí nomás pasó y dicen: “Se presentan tal día en la estación”.
VD: Y ya con eso.
MA: Ya, ya.
VD: ¿Le daban un papel para…?
MA: Nada, nada, no. Ya habíamos salido en el periódico.
VD: Ya con eso era suficiente.
MA: Bueno, esa vez de ahí no salíamos, esa yo no me contraté así con, de periódico, sino con…
VD: ¿De ahí del estadio?
MA: Sí, del estadio.
VD: Y allá, estando allá la primera vez, señor Miguel, en California, sus jornadas, pues ya me decía que cuando estaba haciendo tortillas eran unas pocas horas, pero al principio, ¿como cuántas horas trabajaban al día?
MA: Este, casi se echaba uno, este, dos horas, más a veces.
VD: ¿De tiempo extra?
MA: De tiempo, así de tiempo y medio.
VD: ¿Normalmente eran ocho horas al día?
MA: Pero casi trabajábamos siempre diez, de perdida. Siempre, por eso es que yo me pasé a torcer porque sí la atoraba yo con ganas.
VD: Mucho trabajo.
MA: Sí, y ahí fue de siquiera, ahí aprendí para las otras contrataciones, porque deste yo, ya le digo otro día en la mañana para pararnos ahí, no, no podía ni cerrar las manos. Necesitaba calentarme para entrarle de nuevo a cargar martillos y todo eso.
VD: De todo el esfuerzo.
MA: Sí.
VD: Del día anterior.
MA: Ándele. Y pues no, dicen por ahí me… Y luego el solazo. Yo a veces me quitaba hasta la camisa, pero…
VD: Para trabajar.
MA: Era malo, pero no estaba muy, no sentía muy fuerte el sol para no andar, nomás en la mañanita un rato. Pero es, también me quemó un poco de grasa y ahí me empecé a sentir así. Y no, sí me, me sentí ya muy debilitado. Y sí, el doctor me dijo: “O tienes novia ya o, ¿qué te pasa?”. “Nombre, pos qué novias, ni siquiera las conozco”. “Te mandamos a San Francisco pa que te compongas allá, o ¿quieres irte a tu pueblo allá? Te vas a México y luego regresas, te damos permiso y todo”. Fue un, uno de los inspectores que mandaban por parte de aquí del Gobierno de aquí.
VD: Ah, un inspector del trabajo. ¿Usted…?
MA: ¿Cómo estaban o cómo nos trataban?, y todo eso.
VD: ¿Ellos iban al campo donde ustedes estaban?
MA: Sí.
VD: Ah.
MA: Con el pagador, ahí lo miraba yo.
VD: Y, ¿les preguntaban?
MA: Sí. ¿Cómo los trata?, y todo eso. No, pos ahí también llegaba, por ejemplo, a los que no llevábamos zapatos o ropa, así llegaba la camioneta de la compañía y lo que quisiera uno, zapatos, ropa y todo eso. Nomás que luego después en el cheque venía acá.
VD: ¿Se lo descontaban?
MA: Y el tax y todo eso y aparte el seguro, todo eso tenían. Nos enseñaban, pero en la libreta o en el ése del pago.
VD: Ahí venían todos los descuentos.
MA: Ahí venía todo y eso pos ahí nos dábamos cuenta que pagábamos seguro y todo.
VD: Que les hacían descuentos.
MA: Y en la que tengo la tarjetita esa.
VD: Sí, que a ustedes de ferrocarril sí les dieron número de seguro social.
MA: Sí.
VD: Y los mayordomos, ¿cómo trataban a los trabajadores, cómo los trataban?
MA: No, pos va, el este, este Carlos, ése que le digo, hablaba muy bien español. No, un día hasta nos sacó y nos dijo, dice: “De todas las secciones de, el, tal distancia, de todo del ése”, dice, “aquí la sección de nosotros”, dice, “sacamos el quién sabe qué lugar”, dice, “porque le adelantamos mucho trabajo”.
VD: De que trabajaban fuerte, todos ahí.
MA: Ahí. Antes nos dio el parabién, ¿cómo se llama? Bueno, como quien dice, los, también las gracias por entrarle duro a la friega.
VD: Y en general, ¿entre los compañeros también había buena relación?
MA: Sí, todos, sí. Uno que otros ahí chamacos que se… Por ejemplo un día en el baño se dieron de trancazos unos ahí por dificultades así que no valían la pena. Y ese chamaco me lo encargó su, una, un familiar, ni me conocían, ahí en la estación. Este, se subió el chamaco, yo lo vi re chamaquillo y, ¿sabe por qué se subió?, o que se me enroló, por no pasar, a cuando, se trataba del servicio militar.
VD: Ah.
MA: Porque en ese tiempo empezó, todos los del [19]24 se sorteaban para ver si entraban a servir al servicio militar. Y este chamaco, la familia le sacó, creían que…
VD: Lo iban a mandar a la guerra o algo.
MA: A la guerra. Y dice: “No, mejor que se vaya de bracero”, y que no.
VD: Para que no haga servicio.
MA: Aquí.
VD: Ándele.
MA: Y ya en el tren se pegó el chamaco ahí conmigo y la muchacha de llevao, como yo estaba acá y él así. Me dice: “Ahí se lo encargo”. Le digo: “Ay señora, pos si yo no me sé cuidar, voy a cuidar”. Le digo: “A mi hermano lo mandé el [19]47 aparte”. Y luego yo a cuidar al chamaco, sí, cómo no.
VD: Y, ¿éste fue el que…?
MA: Ése después andaba allá, quién sabe, se volvió relajo el chamaco y ya anduvo echando trompadas con uno ahí. Pero ah, yo ni les decía nada, yo sabía de…
VD: Y, ¿nunca fue nada serio, que llegara la policía, o una cosa así?
MA: Ah, no. No, sí, era ahí en el baño, para hora de bañarse ahí fue donde se dieron dos, tres, pero manazos, no se sabían pegar. Pues el chamaco ese, el otro menso tampoco. No sabían golpear.
VD: Jovencitos.
MA: Sí, pues yo ya sabía algo. Le digo, como practiqué.
VD: Box, claro. Y, ¿ahí tenían comedor, señor Miguel, o ustedes se cocinaban?
MA: Ah, sí. No, teníamos un carro comedor.
VD: Ah, pues sí donde estaba el chino, ¿verdad?, me decía.
MA: Un vagón, on taba el chino.
VD: Sí.
MA: Taba, todo lo que es el tamaño del…
VD: Del vagón. Y, ¿qué tal era la comida?
MA: No, buena, al tino. En la mañana los estos, quequis [hot cakes], ¿cómo se llaman? Con su…
VD: ¿Qué les daban, huevo?
MA: No, este, le daban hasta eso avena, sus estos.
VD: ¿Sándwiches?
MA: Seis o siete, bueno, los que, si quería pedir más, pedía, pero yo con dos, tres de esos que aquí venden a $2 pesos. Ese atole con acá que le llama quequis [hot cakes], ¿o cómo?
VD: ¿Atole?
MA: Hot quequis [cakes], ¿o qué?
VD: Ah, hot cakes, sí. Ah, ¿eso les daban de desayunar?
MA: De esos y avena, este, había leche y este, jamón con tocino, huevo, los estos, block de pan Bimbo, dicen por ahí. Que no me acuerdo si era Bimbo o no en ese tiempo.
VD: ¿Usted ya lo conocía el pan Bimbo, o lo fue a conocer allá?
MA: No, de esos paquetes allá, aquí también ya medio que andaban en eso ya en las panaderías o en los estanquillos, pero yo pues, ni me interesaba eso, yo estaba sobre lo mío, bolillos. Y ahí fue donde… No, de eso sí, antes de ir a trabajar eso, el chino ya nos tenía ahí, rápido.
VD: Ya tenía listo.
MA: Decía yo: “Este sí es gallo, uno solo para hacer para tantos”. Pero pos ahí, pero es de grandes para hacer para… Y ya le digo, pos sí, sí, la comida así también.
VD: ¿Él les preparaba el lonche, se llevaban bolsas?
MA: Nos llevaban lonche, pa llevar, cuando…
VD: En el campo, allá.
MA: Sí, no. Los sándwich, una fruta, un pan o algún dulce. Sí nos, pos sí, sí era suficiente. Y luego de regreso la cena.
VD: A la hora de la cena, era temprano, ¿no?
MA: O también. Sí, pos ya ve que allá a las seis de la tarde ya, a las seis era la hora del lonche allá. Pero ahí sí, yo acá en Wisconsin nos abordamos solos.
VD: ¿Ése fue ya otro contrato en el campo?
MA: El [19]45.
VD: ¿Entonces estuvo usted su medio año por allá y se regresó a la hora que se terminó su contrato?
MA: No.
VD: En el [19]43.
MA: No, me dieron permiso.
VD: Ah, sí es verdad. Le dieron permiso. Y, ¿cómo fue? Platíqueme esa vez de la deshidratación, señor Miguel, ¿cómo fue que…?
MA: Pos de que…
VD: ¿Se estaba en la vía cuando se empezó a sentir mal?
MA: Sí, porque como agotamiento, solté. Pos le entraba yo con mucha fe, acá, no sé, me daba gusto. No le digo que con el martillo me agarraba con negritos y todos así. Se cruza uno así en el riel. Usted pega así y él también pega, pero uno debe ser zurdo, casi por lo regular se ponían de zurdo, porque más prácticos y yo de derecha. Porque si me ponía de zurdo, podía fallar porque sí, luego quebraba yo los cabos en el, en el riel. Se le va a uno la mano y no apunta bien. (risas) Falta de práctica y pos le entraba duro y acababa yo bien cansado. No, pos sí, le entré con gusto y no, no me pude, pues ahí lo que me daban y todo eso pues, lo que necesitaba yo era descanso. Estar así unos días internado en el… Y le digo: “No, de estar internado en el hospital, yo me voy a mi rancho mejor, ___(?)”.
VD: ¿Prefirió regresarse para acá?
MA: Sí, me vine para acá.
VD: A aliviarse acá.
MA: Nomás que luego volví de coraje otra vez, la segunda vez, sí, ya fui de coraje.
VD: ¿Por qué de coraje?
MA: Porque este, entre lo panaderos, una vez hubo uno que me dijo que le había yo sacado a estar allá. Y me…
VD: ¿Por la guerra?
MA: Sí, no, por el trabajo. Bueno, por equis, el chiste es que por haber estado allá. “No, es que le sacaste, no”, dijo. Bueno, perdóneme pero hasta andaba peleándome. Digo: “Yo no le tuve miedo”, le digo, “es que ya no me sentía bien, no sacaba yo el trabajo, yo sabía que si le seguía, me ponía pior”.
VD: Claro.
MA: Y no me reponía, yo sabía que no me reponía pronto y sí estaba trabajando, menos. Era como aquí cuando me operaron, me dijeron: “Usted ya no siga trabajando ni cargue cosas pesadas”. Pero yo todavía trabajé dos años más, fíjese. Hasta los setenta y ocho años.
VD: No, pues no.
MA: Por eso es que guardaba yo coraje de que me había venido antes de terminar el…
VD: De terminar su contrato.
MA: Los, sí el del, hasta invierno, ¿no? Que es cuando ya decía uno, ya nos vemos. Este, como en octubre, en octubre, noviembre todavía, en Idaho trabajé hasta mediados de noviembre.
VD: ¿Pero ésa fue también la primera vez?
MA: ¿Mande?
VD: ¿O ya después? ¿La primera vez también lo llevaron a Idaho?
MA: No, no.
VD: Sólo California.
MA: No, fue puro ferro[carril], de la vía. Y ya el [19]45 ya fue todo el contrato en este, de puro…
VD: En el campo.
MA: Campo.
VD: Y, ¿usted prefería? Ya ve, cuando se contrató, ¿sabía que había para los dos, había contratación?
MA: Sí, pues yo ya la segunda vez dije: “No, ahí es pura trabajar por horas y más horas extras y acá es contrato, es destajo, es como la panadería”.
VD: ¿Usted prefería destajo?
MA: Yo en la panadería si hago un bulto gano según como me lo paguen, ponga usted, $5 pesos por uno, pero por dos me pagan $10, por tres $15, así también les hallé el destajo. Por hacer de este, una pisca de, ponga usted de, chícharo, le pagan a uno la canastita o algo que, el cajón, lo que sea. En unos $80 dólares, $0.80 centavos, ¿no?
VD: Y prefería usted trabajar.
MA: Y digo, bueno, haciendo diez, hacía mis cuentas, pos yo mejor al destajo, yo me siento que, ya me di cuenta, digo, pues yo voy. Y le…
VD: ¿No le habían dicho si era más pesado el trabajo en el campo, si era más difícil?
MA: No, pues, de eso no, yo ya sabía lo que era el campo, pos si yo…
VD: Usted ya no…
MA: En mi pueblo yo allá me había dado el olor, cuando menos. Y dije: “No, pos mejor me voy al campo”.
VD: Y, ¿le dieron a escoger aquella vez que en el [19]45?
MA: Daban a escoger a uno.
VD: Ah, y, ¿usted prefirió el campo?
MA: Y si quería irse con pariente, por ejemplo, si llevaba un amigo, pariente, hermano.
VD: ¿Los ponían juntos?
MA: Juntos. En el tren lo juntaban a uno.
VD: Ándele.
MA: Dice: “Éste es mi pariente, mi hermano, me quiero ir con él”. Para caer juntos, porque ahí el tren iba dejando, en cada pueblo dejaban diez, veinte, treinta, según como… Y así podían bajar los parientes.
VD: Se quedaban allá juntos.
MA: Juntos.
VD: Y, ¿entonces usted se fue en el [19]40? Bueno, regresó de allá y se quedó en la panadería otra vez.
MA: Sí, seguí yo en mi oficio. Ya ni en cuenta yo tomaba, yo ya dije: “Ya les demostré que ya fui”.
VD: Y, ¿le gustó cuando estuvo por allá esa primera vez, señor Miguel?
MA: ¿La primera? Nadita. Extrañaba mucho de aquí, ¿no le digo que tomaba?
VD: ¿Allá empezó a tomar? ¿Desde allá, o ya tomaba aquí?
MA: No, no, extrañaba yo el pulque.
VD: Ah. (risas)
MA: Sí, pa que, yo le soy franco, a mí no me gusta andar que en… no.
VD: Y, ¿allá no tomaba cerveza?
MA: No, pos allá sí había, sí, cerveza. Pero estaba uno muy escaso pa estar comprando.
VD: Ah. ¿Mandaba usted su dinero?
MA: Y eso que son baratas. ¿Mande?
VD: ¿Mandaba su dinero para acá?
MA: Sí. Eso sí tuve, de que me quedaba yo casi con poco porque hasta un griego que estaba, dormía junto en el carro, me, se dio cuenta y me dice: “Mira Miguel”, dice, “tú estás aquí, pero estás solo y nada, no tienes nada”, dice, “y allá está tu familia, todos están allá y de alguna forma ellos están allá en su tierra”, dice, “no te digo por otra cosa”, dice, “pero no mandes todo”.
VD: Ah.
MA: Porque yo acostumbraba a mandar de a $100 dólares siempre. Y no se me quitó, porque todavía la última vez, le mandé a una hermana, porque ella era la, como mi mamá no sabía leer ni nada.
VD: ¿Su hermana se encargaba del dinero?
MA: Sí. Le mandaba yo cada mes $100 dólares. Desde que empecé les mandé de a $100 hasta que, hasta el último cheque, de $100, se los mandé en noviembre.
VD: ¿De esa vez que estuvo, la primera?
MA: Mandé como siete, ocho veces de a $100 dólares.
VD: Y, ¿se quedaba usted para sus gastos?
MA: Nomás, este, digo: “Pos aquí tengo todo”.
VD: La comida y todo. Y en sus días de descanso, ¿no salían a los pueblos ahí en…?
MA: En este, en…
VD: Cuando estuvo ahí en…
MA: En, en, en el, en Wisconsin, estaba muy difícil para salirse uno a pasear, el pueblito estaba, ya le digo, pegado a Michigan y ahí al pueblito más cerquitas, durábamos como media hora o una hora para ir.
VD: ¿En camión?
MA: Andando, porque a veces no había nada. Y luego, este, de ahí, un autobús si quería uno ir a Chicago.
VD: ¿Ese autobús los llevaba de…?
MA: Ahí pasaba en el pueblo ese grande.
VD: ¿Del campo hasta allá?
MA: No. En el pueblo donde iba, no donde vivía uno.
VD: Ah, okay. Del pueblo los llevaba a la ciudad.
MA: Sí, porque del ranchito on tábamos nosotros, nomás era una casa y un establo que estaba ahí, un ranchito onde nos vendían leche.
VD: Y acá en California, ¿sí visitó algunos lugares en sus días de descanso?
MA: En California no había tiempo.
VD: ¿No? ¿Qué hacía usted en los días de descanso, señor Miguel?
MA: No, casi no descansé yo en todo ese tiempo.
VD: ¿Los domingos?
MA: ¿No le digo que los domingos pagaban tiempo y medio?
VD: Y, ¿se los llevaban?
MA: No, no, pos le entrábamos, pos ónde, ¿a qué íbamos? Y yo le, pos yo también nunca me gustó quedarme atrás.
VD: Y en ese tiempo, señor Miguel, ¿los braceros qué papel tenían dentro de la guerra, o qué estaban haciendo?
MA: Nada, pos simplemente así, trabajador, de tu trabajo, al pueblito a comprar cosas si quería usted. Había funciones de cine, había cine.
VD: ¿En español? ¿Ustedes podían ir al cine?
MA: Películas mexicanas, o por ejemplo, en Idaho este, iba un señor con sus películas y ponía su pantalla.
VD: ¿Su cinito ahí?
MA: Y nos daba, y ahí nos rebajaban el pago.
VD: Ah.
MA: Ahí nos cobraban $0.35 centavos para eso.
VD: ¿Por ser braceros?
MA: Por ver las películas, pero eran películas mexicanas de Jorge Negrete y todos esos. Y ahí toda la paisanada echando gritos a la hora que salía Jorge Negrete. El, como un saloncito ahí, porque como le digo aquí, el galerón ese sí ya.
VD: ¿Las fotos estas son de California?
MA: De Idaho. Mire los galerones que teníamos.
VD: ¿Aquí es donde vivían?
MA: Mire, si no uso los lentes.
VD: ¿Estas eran las casas donde estaban?
MA: Sí, el galerón ese. Ésa es por una puerta de, viendo al oriente y esta al poniente, a esto se atenía, del otro lado ya para la salida.
VD: ¡Qué fuerte estaba usted aquí, cómo se ve!
MA: Sí, tenía ochenta kilos.
VD: Era por el trabajo que se hacía.
MA: Le hacía yo así.
VD: (risas) Y, ¿aquí en los galenos era un lugar cómodo para vivir, señor Miguel?
MA: Pos, como haga de cuenta las salas de La Raza, del hospital, sí.
VD: Con muchas camas. ¿Pero ustedes estaban a gusto, usted se sentía cómodo?
MA: Pos, a lo que dicen por ahí, pos como ve uno el ambiente, pos dice uno, da penas. En California, pos arriba de los furgones, pero una camita, eso sí el colchón era de como de pasto, así algo así.
VD: Como de paja.
MA: De paja.
VD: ¿Allá en California?
MA: Ándele y su cobertores. Y acá, de esos plomizos, cobijas así, de esas cobijitas. Pero casi ni se usan mucho ahí, ni las utiliza uno, pos ta el clima.
VD: El clima no es muy…
MA: Y luego encerrados.
VD: Y allá en alguna oportunidad que tuvo usted de tratar con otros norteamericanos…
MA: No, pos.
VD: En California.
MA: En California con el mayordomo, pos nomás platicar y venía su papá con los esos que andan revisando los trabajos del, de las secciones. Y este, dos, tres preguntas, y, ¿cómo está esto acá?
VD: Y otros, no sé, ¿en las ciudades?
MA: Inspectores también. No, en la ciudad pos a veces unos hablaban español, otros no.
VD: Y, ¿cómo se entendían ustedes ahí?
MA: En el, pues pocas palabritas, por ejemplo, si iba uno a pedir una cerveza y todo eso, pues a señas o algo así. A mí no me gustó, pues así nomás querer aprender de lo que estaba platicando. Puro martajado, muy feo se oía el inglés de ellos.
VD: Yen las cantinas donde estaban…
MA: Se oye la pronunciación, yo lo pesco luego luego, oiga las películas, por ejemplo, cuando canta, este Frank Sinatra y la pronunciación luego luego se pesca, aunque no le entiendo todas las palabras, pero…
VD: Clarito.
MA: Y el otro, el mexicano que aprende y le habla uno y pos ni pa allá ni pa acá. Y por eso digo yo, pa aprender así palabras locas, ¿pa qué?
VD: No, nunca y, ¿no las necesitaba?
MA: El como, el [19]43 sí quise aprender, dije: “Voy a aprender para… Pero no, dije: “¿Pos pa qué?”.
VD: ¿No le llamaba la atención aprender el idioma?
MA: No, no me daba la… Y así he pescado así las palabras, con los años así y yo oyendo cine y películas y todo eso.
VD: Con eso se le han quedado.
MA: He agarrado yo, ya se me han grabado muchas cosas.
VD: Pero por allá no hizo nada.
MA: Y yo entiendo más con lo escrito que la pronunciación.
VD: Ah. Lo que ve cuando lo lee.
MA: Cuando lo leo entiendo más que cuando lo pronuncian.
VD: Ah.
MA: Sí, ya le digo así.
VD: Y, ¿entonces usted se regresó y me decía que la segunda vez que se fue en el [19]45 fue por aquel señor que le decía?
MA: Sí, que le había sacado a ir, estar allá. Que me había venido antes por miedo.
VD: ¿Él había estado allá, o solamente por molestar?
MA: No, nunca salió ése, pero nomás era, era de los bravuconcitos de ahí de la colonia. Era también de mi oficio.
VD: Panadero también. ¿Trabajaba junto con usted?
MA: Ya después al último ya fuimos amigos, ya después trabajé ahí con él.
VD: Y en ese momento, por ése que sintió como un reto.
MA: Y luego como llegué enfermo y me curaba una señora, quién sabe quién creían que era yo miedo. “No es miedo, es que me siento muy desvanzado, muy acá”. Y la señora me iba y me hacía así, me gritaba aquí, por mi nombre, le digo: “¿Sabe qué, señora que cura?”. Yo la dejaba ser, pos nomás pa complacer ahí a la gente, a la familia. Oiga, no sentía nada, lo único que sentía era que…
VD: Estaba muy…
MA: Digo: “Nomás es que empiece a tomar pulque, echarme unos tacos de esos como como yo”.
VD: Y, ¿se
Fecha de la entrevista: 16 de junio de 2002
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez
El día de hoy es 16 de junio de 2002 y ésta es una entrevista con el señor Miguel Arroyo Castillo en la Ciudad de México.
VD: Señor Miguel, nada más repítame su edad. ¿Qué edad tiene ahorita?
MA: Ochenta y seis. Por años son ochenta y seis años.
VD: Ochenta y seis años.
MA: Cinco de agosto. El 5 de agosto, si es que llego.
VD: Al 5 de agosto.
MA: Bien cumplidos. Pos le tiro yo a noventa.
VD: Por lo menos.
MA: Sí, porque mi marcapasos casi está adecuado para ocho años y parece que como el noventa cumple, pos ya con eso es suficiente.
VD: Y si Dios quiere un poquito más.
MA: No, no andar causando lástimas.
VD: Sí se siente usted bien, ¿verdad?
MA: No me gusta, soy muy orgulloso. No me gusta ni que me regalen así cosas, así o que me…
VD: Ah, no.
MA: Porque no, me gusta pagar, así. Me lo regalan y quedo como con una deuda.
VD: En deuda.
MA: Y no me gusta, digo, cuanto me prestaron a veces dinero, lo pagué. A nadie le quedé a deber. Por eso digo, a mí me importa poco.
VD: Usted nació ahí en Taimoro [Tarimoro].
MA: Tarimoro, Guanajuato.
VD: Tarimoro. ¿Es municipio de qué?
MA: Es Tarimoro, Guanajuato. Sí, es municipio.
VD: Tarimoro.
MA: Pero ahorita tengo, ¿sabe cuánto? Desde el [19]47, la última vez que fui a Estados Unidos que no me pararon.
VD: Uy, muchísimo tiempo.
MA: Porque ya casi murieron la mayor parte de los míos.
VD: ¿De sus familiares?
MA: Yo iba mucho cuando estaban mis abuelas, primos. Ahorita he de tener todavía, porque mi familia fue muy grande, del pueblo. Pero este, para los demás, no, ni los conozco. Aquí mismo tengo, de la hermana mayor tenía yo diez sobrinos, una mujer y otros hombres, así es. Y la que menos tiene, cuatro o cinco, que son, este, soy tío abuelo. Y de esos que soy tío abuelo, ya también ya se casaron.
VD: Y tienen otros hijos.
MA: Ahorita quién sabe. Espero, si vivo hasta otros dos, tres años voy a tener ya este, no, pues ya ni sé. Del sobrino, el sobrino tuvo su hijo, ese hijo tuvo hijos, pos ahí está ahí.
VD: Otra generación.
MA: Tercera generación o cuarta.
VD: No, pues es que mucha gente ya a su edad, ya puede haber, va mucha familia por debajo.
MA: Pues sí, pero de familiares pegados a mí, íntimos, mamá, papá y hermanos, nomás si acaso vive una hermana, pero ya no sé dónde está ella.
VD: No sabe de su paradero.
MA: Se casó y después ya no nos vimos. Y yo ya me pasé para acá y pos ya, o ya con ella al Distrito [Federal]. Nomás cuando voy a mi consulta cada mes a la clínica que me dan medicina. Es la que me dan para estar acá con mi… de la presión y del marcapaso, acá de todo eso. Y luego las citas que me hacen en la ___(?), el cardiólogo cada seis meses. Y después a los tres veo el marcapaso.
VD: Que se lo están checando.
MA: Sí.
VD: Señor Miguel, sus papás, ¿ellos también eran de Tarimoro, Guanajuato?
MA: Sí.
VD: ¿Ellos nacieron allá?
MA: Allá, de ése tengo un pasaporte de mi padre, de 1926.
VD: Ah, ¿sí? Y, ¿lo sacó él para ir a Estados Unidos?
MA: Eh, sí, él, va, entró también como bracero, así pero…
VD: De los de antes.
MA: De los de antes. Antes de 1926 ya mi padre iba para allá, por eso se me grabó de chico. Cuando los oía hablar ahí en el pueblo, que se juntaban en las cantinas del pueblito, oía yo que mi padre, este, hablaba ahí con dos, tres paisanos que también habían ido. Y oía mucho eso que Chicago y que quién sabe qué y se pasó un día ve, pero el día que menos pensé, pasé por el estadio y que me paran, me dicen: “¿No quiere ir a Estados Unidos?”, dice. “Vamos, cómo no”.
VD: ¿Usted ya tenía esa idea desde que oía a su papá? ¿Se acuerda qué decían de Estados Unidos?
MA: Pues de cuando, en qué parte estuvieron. Mi padre anduvo mucho por San Antonio, Texas y este, Chicago. Todo ese rumbo.
VD: Y, ¿a él le gustaba por allá?
MA: Pos yo cuando me fui la, sí, la segunda vez, el [19]45, sí atravesé de por ahí todo esto como que, para irse hasta Wisconsin pasa uno por Chicago, pero arriba del tren, porque no, nada de, yo lo conocía Chicago de día y de noche, pero arriba del tren, pero me di mi idea. También había barrios que parecían los de colonia acá, de Colonia Anáhuac. Barrios grises, muy acá, se miraban bonitos, se miran, cuando en la noche, que encienden la luz. Pero en el día Chicago no me gustó.
VD: No, le pareció feo.
MA: Y le voy a decir una cosa, legalmente, no me gustó Estados Unidos. Yo nomás fui porque pues también a conocer, porque oía esas pláticas de chico y yo cuidando el caballo de mi padre que tenían ahí en la puerta de la… Y decía yo: “Pos qué, ¿qué será allá?”. Y empezaban que a hablar inglés, yo creo que ni hablaban, pues ya me di cuenta cómo hablamos aquí. Y luego luego capto yo, digo: “No, pues ni hablan bien ni nada, pa qué”. Dos, tres palabras que se enseña uno a pronunciar. Y no, tampoco por eso ni aprendí yo. Bueno, y no tenía tiempo en Estados Unidos de aprender, sale uno bien cansado, duro del riel. Salía hasta, me peino y me quedaba yo así en la cama y otro día las manos no las podía ni cerrar, andar uno alineando ahí rieles, con ___(?) acá y, y echar martillazos. Porque me, aprendí, con un negrito ahí a darle al _____(?), a clavarle ahí.
VD: ¿En el trabajo de la vía?
MA: Pero, pero como pues si llega uno a pueblitos que pues no. Iba acostumbrado al Distrito porque aunque nací en pueblo, yo me crie aquí.
VD: O sea que usted, señor Miguel, ¿sus papás son de allá entonces? Y su papá se dedicaba, ¿a qué, señor Miguel?
MA: ése cuando se iba a Estados Unidos, eh, pos era él, tenía ahí como todos, su siembras que hacían.
VD: ¿Eran tierras de él?
MA: Pero más, no. Yo que recuerde no, no era. Sí, tenía por parte de su, de mis abuelos. Él, sus papás tenían.
VD: Sus papás tenían tierras.
MA: Sí tenían terrenos allá por el pueblo yo sabía, porque hasta fui a sembrar yo de chiquillo, detrás de la yunta, ayudarle a un tío, tío, este, tío de, hermano de su papá, de mi papá.
VD: ¿Usted le fue a ayudar allá?
MA: Le ayudaba yo a las, a sembrar, pos es fácil. Lo traen a uno atrás echándole maicito. Supe sacar cacahuate, camote, todo eso, plantación como la hacían.
VD: Desde pequeñito.
MA: La caña, todo eso. Hasta yo creo que como a los siete, ocho años me trajo, murió mi padre aquí en México, se enfermó y se vino al Distrito.
VD: ¿A curarse aquí?
MA: A curarse al Hospital General y de ahí ya no salió bien.
VD: Falleció.
MA: Y yo lo supe porque en una tienda que tenía un primo hermano mío, yo siempre estaba yo ahí, en la tienda con él en la mañana. Le ayudaba a ir a traer de que al, de que traer de la bodega azúcar a la casa, de los pueblitos. Y un día vi que mi primo empezó a llorar, porque estaba con una carta y no, pos yo, tenía yo siete, quizá un poco nomás. Ahora, pues era uno más tontillo en los pueblos que aquí, aquí los niños están más abusados, en el Distrito, porque una nenita, así nieta, es reabusada y tiene nueve años. Y allá uno no tiene mucho dónde desplayarse. Y vi a mi primo llorando y luego le preguntamos: “Medio, ¿pues qué?”. Porque a mi padre le decían La Ciega.
VD: ¿Por qué le decían así?
MA: Porque cuando salía a la calle y el sol venía duro, le hacía así, nomás.
VD: Cerraba el ojo.
MA: Cerraba un ojo y andaba así siempre.
VD: ¿Tenía los ojos claros él?
MA: Pero los tenía bien, estaba, no me recuerdo qué color. Pero su vista estaba bien.
VD: Sólo que le molestaba el sol.
MA: Nomás que el sol siempre andaba así, cuando el sol le pegaba y le pusieron La Ciega.
VD: Ah.
MA: Y oí que uno de esos dice: “¿Qué pasó?”, dice. “Que La Ciega, que está malo”. Y poco más o menos capté a mi primo que dijo que se había muerto mi jefe. Y ya dije, ahí ya me di cuenta, pero ni lloré ni una vez.
VD: ¿Su mamá no le dijo?
MA: No, fue pues mi primo le fue a avisar, porque era compadre de mi madre. Mi madre quedó sola con, éramos cuatro hombres, o dos hombres, el más chico, ¿sí?, ya murió. También fue de bracero en el último que fui yo. También le dije: “Aviéntate, pero te vas conmigo, tú vete y búscale. Yo no busco, porque por cuidarte yo a ti, los dos nos vamos y si me cuidas tú a mí también, mejor tú vete y yo me voy. Si me toca a mí, pos allá”. Y ése taba chiquillo, nació el [19]24, 1924. Y ése y yo éramos los hombres y cuatro hermanas. La mayor ya estaba casada aquí.
VD: Y, ¿otras tres que estaban solteras como ustedes?
MA: Sí, hasta después ya otra se casó allá, pero eran cuatro mujeres, cuatro mujeres y dos hombres.
VD: Y dos hombres que se quedaron con su mamá.
MA: Y se casó, la otra hermana segunda. Y mi mamá pos no estuvo contenta y todo eso y no sé cómo hizo, pero dejamos casi todo ahí. “Y vámonos a México con tu hermana la mayor”. Y ya nos venimos con ella.
VD: ¿Su hermana ya tenía tiempo aquí en la Ciudad de México?
MA: Tenía, tenía unos dos años, poco más o menos, o unos dos años de casada.
VD: Y cuando se casó, ¿se vinieron para acá?
MA: Nos vinimos para acá. Fue como en 1921. Sí, ya cuando mataron a [álvaro] Obregón ya estaba yo aquí, ya estábamos.
VD: O sea que entonces se vino de allá chiquito, señor Miguel, de Guanajuato se vino para acá chiquillo.
MA: Sí, como quien dice, me trajeron, yo no.
VD: Entonces se lo trajeron sus papás.
MA: Quién sabe qué vida sería si no.
VD: Si se hubiera quedado.
MA: Nos hubiéramos venido.
VD: Y me decía que allá hizo sus primeros años de escuela.
MA: Sí. Calculo que fue hasta segundo.
VD: ¿En el mismo pueblito tenían el salón?
MA: Sí, había escuela. La escuela estaba grande, me acuerdo, sí era una escuela, un local grande, una casa grande. Sí, pues ahí en el pueblo son casas grandes.
VD: Claro, un local grande.
MA: Y el salón taba grandísimo. Casi era para el mismo, nomás había uno o dos profesores.
VD: Entonces, su papá era agricultor, ése era su oficio, a eso se dedicaba él, cuando estaba en Guanajuato trabajaba las tierras ahí.
MA: ¿Quién, mi papá?
VD: Su papá.
MA: Sí y este, con lo que ganaba del otro lado, venía aquí y compraba caballos, compraba casas y ahí así. Y ya cuando yo creo se le acababa lo que tenía.
VD: Otra vuelta.
MA: Vendía lo que tenía y se iba. Y ya al último…
VD: Y, ¿allá qué hacía, señor Miguel?
MA: Fue en 1926. Pos se fue de, ahí en el pase que tengo ese, tiene este, jornalero.
VD: ¿Al campo también?
MA: Sí, pos el mexicano que no va preparado desde que, campesino, ¿pos a qué le tira allá? Sí, yo que me fui de aquí, no sabía de chofer, si no agarro un tractor. Pero pos en primer lugar nunca me gustó enseñarme a manejar y todos en la familia, había muchos que saben manejar. Pero a mí no me gustó, porque dije: “Y si no me mato yo, un día mato a unos porque no me comprendo de manejar”. Tenía un carácter medio violentito. Sí, yo no fui muy pacífico, me gustó tomar. Bueno, no me gustó. Tomé por la amistad que tuve, por el oficio que agarré. En el oficio que agarré yo, pos todos, lo que primero me enseñaron a hacer pan, fue ahí ir a salir a las pulquerías a tomar. Y yo, como no tiene uno fuerza de voluntad ni nada, pos no, a obedecer. Y ahí voy y ahí empecé y también me gustó ya después. Después ya era por gusto, me iba a veces y a veces para acompañar, complacer a mis [compañeros]. Porque no, eso sí, no tenía miedo, pero era muy tímido, me daba pena decirle a un amigo: “No, ¿sabes qué?, no”.
VD: No quiero.
MA: No me gustaba decirle a la gente no. Y ya por complacerlos y luego ya después me seguía yo. Iba a lo que, es lo que reniego yo de no haber tenido fuerza de voluntad de no haber tomado.
VD: Para no haber tomado.
MA: Pero me traté de quitarme de eso, ¿sabe cómo? Me gustó el box.
VD: Y, ¿cuándo empezó? ¿O sea que usted cuándo empezó su oficio de panadero, señor Miguel?
MA: Mil novecientos treinta y dos, ya oficialmente. Porque primero, antes, estando en la escuela iba a trabajar.
VD: ¿Cuando usted estaba estudiando su primaria?
MA: Estudié, taba yo de…
VD: Era aprendiz.
MA: Era aprendiz. Y luego ya después entré con mi cuñado a una panadería en Clavería.
VD: ¿Era de él la panadería?
MA: No, era maestro de ahí.
VD: Ah, okay. Y, ¿cómo le salió a usted? ¿A usted le salió el interés o su mamá lo acercó a la panadería?
MA: No, es que me gustaba por hacer fuerza. No sé, era trabajo fuerte. Todo revolvía a mano, cortar con nada de cortadoras ni maquinarias.
VD: Con la mano.
MA: No, simplemente, simplemente, si acaso este, nomás el horno, el tablero y cosas ahí pa hacer pan.
VD: Y entonces desde chiquito como a los, en la primaria, ¿como a los diez años empezaría usted?
MA: Sí. Casi como a los, a las, a los, ponga, a los, doce, doce, catorce años.
VD: ¿Empezó de aprendiz?
MA: Sí. Y a los dieciséis ya entré de fijo ahí a la panadería, ya como trabajador, ya entré. Estaba ganando $1, $1.25. En ese tiempo eso ganaba.
VD: ¿Al día?
MA: Sí, o de noche. Porque había, había turnos de día y de noche y eso me pagaban. Los oficiales ganaban $2, $2.25, porque yo llegué a ganar $2.50 ya de oficial. Había categorías, aprendiz, oficial, medio oficial, el segundero y el maestro.
VD: Y usted entró de aprendiz y luego a los dieciséis años, ¿lo pasaron a qué?
MA: Este, hay un modo en ésas, en las panaderías, está todo el personal. Usted entra de aprendiz, pero usted a los, ese oficio, teniendo un poco de cabeza y teniéndole ganas, aprende usted y a los dos, tres meses ya puede considerarse un medio oficial. Ya sea usted, ya forja pan y ya este, poco más o menos sabe usted qué echarle de avío. Entonces ahí no le dan la categoría, solamente que falte uno arriba de usted. Y si se está llena esa panadería pos nunca pasa de lo que… Y yo no, yo ya cuando aprendí todo eso, empecé a hacer amistad y tenía amigos en otras panaderías y me decían: “Por acá está así, falta uno”.
VD: Aquí te puedes…
MA: Dejaba yo el trabajo y vámonos. Y luego me iba ahí, entraba de oficial y ya se necesitaba algún otro segundero, a veces el maestro y me competía. Bueno, según como se sienta usted de competente, yo le entraba. Y si no, y si nomás este, ese puesto tenía yo, por mucho un año, dos y me enfadaba y me iba a otro. Y así le, nunca estuve en sujeción. Casi todas las panaderías en ese tiempo del Distrito, las conocía.
VD: O sea que trabajó usted por muchos lados.
MA: Muchas, por la Colonia del Valle, Tacuaba, Azcapotzalco, deste por acá, por Tepito, por la avenidas, por Morel. Todas esas calles y me iba hasta aquí, llegué a venir aquí al estadio y no sabía yo que era el estado, llegué hasta Yajaltocampo(??), junto a la lechería.
VD: Ándele.
MA: Ahí andaba, ahí por donde quiera que se trataba de echar, yo le entraba.
VD: ¿Dónde vivía usted en esos años?
MA: En el Distrito, ya.
VD: ¿En qué parte?
MA: Colonia Anáhuac.
VD: Ah, en la Anáhuac.
MA: Nunca que me moví de esa colonia, en los años, nomás dos años. Pero ahí en el Distrito, en Azcapotzalco duré dos años, porque por ahí trabajé.
VD: Todo lo demás fue en la Anáhuac.
MA: Pero casi en la… Ésa fue mi colonia.
VD: Y ahí me decía que usted, llegaron con su hermana que ya se había casado.
MA: Sí.
VD: Ella, digamos que lo recibió y ahí llegaron todos los hermanos.
MA: Sí, pos en ese tiempo usted rentaba una casa completa. Mi cuñado rentaba una casa que tenía cuartitos ahí, pero era toda la familia, no éramos inquilinos aparte. Y pos cabíamos hasta perros, si tenían ahí. Mi cuñado hasta tenía praditos ahí, le gustaba mucho plantar plantas como pensamientos y todas esas hierbitas, muy curioso. Era chofer de la misma panadería. Ése fue el cuñado primero, el primer cuñado, porque los demás también fueron panaderos, pero el otro era chofer. Manejaba el camión de…
VD: Donde llevaban el pan.
MA: Pa repartir el pan.
VD: Ándele.
MA: Ese cuñado sí era, ahí rentaba. Pero ya crecimos y creció la familia. Mi hermana ya empezó a trabajar, las hermanas y yo pos poco así, pero no, no, todavía no jalaba yo, yo estaba en la primaria.
VD: Y ya fue eso después.
MA: Y ya después íbamos y ya, pues mi madre ya empezó a, ya rentábamos la casa.
VD: ¿Su mamá trabajaba también, señor Miguel, o ella estaba en la casa?
MA: No, ésa se atendió, nomás estaba en la casa. Nunca salió fuera, de a trabajar no. No estaba preparada mi madre para eso. No sabía leer ni escribir.
VD: Ah, no. Y, ¿allá en el pueblo no hacía, vendía animalitos o algo así?
MA: No, no, no.
VD: ¿Estaba en su casa?
MA: Estuvimos viviendo así de, el tiempo que quedó así, que murió mi padre, no duramos mucho, casi recién muerto nos venimos para acá.
VD: Y, ¿allá dejaron, vendieron sus cosas en el rancho?
MA: Ahí así no le entiendo, es un pueblito ya, ahí. Porque el rancho está allá.
VD: Bueno, no. Ustedes no tenían como, ¿era nada más la casita y las tierras?
MA: Teníamos nomás la casa, sí. Pos yo creo era, la había dejado mi padre, o no sé. Pero no me doy, no, eso sí no me doy bien cuenta.
VD: Y, ¿se vinieron para acá entonces?
MA: Sí, mi madre con el primo ese que tenía una tienda, que eran, eran cuatro primos hermanos. A esos yo les ayudaba a las matanzas, porque vendían, dos de ellos se dedicaban a las matanzas de animales y la vendían la carne.
VD: La carne.
MA: Carnicería en la calle allá afuera, pero junto a la tienda. Y yo les ayudaba y les llegué a ir a matar a los puercos, a hacer chicharrones, a hacer carnitas. Y hasta eso una vez me cayó una gota, aquí a un ojo, que duré como dos meses llorando.
VD: Se lastimó.
MA: Sí, para eso ya.
VD: Muy chiquito, ¿verdad?, cuando iba a ayudarles.
MA: Sí, pues tendría yo, le digo que siete, ocho años. Y me daban así de carne, ésa era, le ayudaba a mi madre.
VD: Ya, claro, llevaba para la familia.
MA: Sí, pero mi madre no trabajaba. Y no ahí en el pueblo pues no, no había.
VD: Y ya estando acá ustedes le ayudaban, los hermanos trabajando.
MA: Pues las hermanas, pos propiamente no porque también se casó la segunda y ya estaba ahí el ése, el yerno. Y no sé, pos ya mi madre después dice: “No, pos vámonos”. Y ya ve que ni modo que mi madre me fuera a decir: “Vámonos por esto o por lo otro”, no.
VD: Se cambiaron.
MA: “Y vámonos al tren y hasta México”. Ya nos venimos acá.
VD: Llegaron, entonces empezó usted como panadero y ya que terminó su escuela siguió…
MA: Sí, seguí.
VD: En la panadería de tiempo completo.
MA: De tiempo completo. Hasta que el [19]43 se atravesó eso y me pos, regresé y me volví a ir el [19]45. Regresé, y me volví a ir el [19]47. Pero sí porque regresábamos y entraba a la panadería.
VD: Ah, ¿seguía otra vez en su trabajo de panadero?
MA: Sí, mis cuñados pos todos eran panaderos, fácilmente entraba yo a trabajar.
VD: Se acomodaba usted. Señor Miguel y en el [19]43 que usted se fue, ¿me decía que usted se enteró porque iba pasando por el estadio de que habían contrataciones?
MA: Sí, no sé a qué fui, no me recuerdo por qué pasé por ahí, eso sí no me recuerdo. Porque me gustaba ir al Jordán a ver de box, ya de, yo ya desde chico me gustó eso. Porque la hermana mayor que vivía aquí, me compraba el periódico de la afición. En ese tiempo valía $0.05 y ella, mientras yo le cuidaba a los sobrinos, ella se iba al mandado y del mandado me traía mi periódico y ahí leía del box y todo y pos me seguía gustando y me gustó el box. Lo practiqué, pero de aficionado. Profesionalmente me iban a debutar, pero fue cuando me largué y ya no me hice profesional.
VD: Ya lo iban a…
MA: A debutar.
VD: A poner en una pelea.
MA: En seis rounds me iban a debutar, porque ya había muchos en el grupo ahí, que había un repostero que ya peleaba estrellas en la Arena México, la veía. Y ése era, por ése me fui a ese gimnasio. Era un gimnasio que estaba en, así en una terminal de los Tacuba-México, México-Tacuba, los autobuses. Ahí estaba un como garai [garaje] así.
VD: ¿Le cobraban por irse, don Miguel?
MA: No, pos yo le daba un peso al señor ese por lo del baño, el entrenador, el mánager. Hace unos años murió, duró muchos años de, se llamaba Manuel Moreno, un señor acá, era bueno, supo, lo practicó, pero no luego se dedicó a mánager y fue el que me dijo: “Tú nomás te me cuidas, te debuto a ocho”. Y ya estaba yo de entrada, pero luego me salí ése, yo creo fui ahí por eso, a Jordán porque ahí tenía un amigo de Santa Julia que entrenaba allá. Y saliendo, pues yo creo me gustaba caminar, yo no era de autobús ni nada, yo caminaba hasta ese rumbo y todo, porque trabajé por la Colonia Juárez, allá en las calles de Lisboa. Todavía hay panaderías, ahí trabajé muchos años, ahí por Bucarelli y todo eso. Y conocía muy bien ahí los cortes por el monumento de La Raza y todo eso, cuando estaba la estación colonia, la Infoestación.
VD: Ah, sí. La estación del tren.
MA: El tren.
VD: Sí.
MA: Y ese tren pasaba, era una vía que se iba así, todavía está la vía esa, en unas partes. Y pasa ahí en Santa William Marina Nacional. Todavía pasa ahí la vía y ahí estaba la escuela donde yo estudié.
VD: Ah.
MA: En Marina, pero se llamaba Ferrocarriles Nacionales de México, la calle. Era escuela al aire libre, Cuauhtémoc y ahí estudié yo y en todo eso andaba yo. Estaban los llanos esos de la Mecol, la Euzkadi, la Cervecería Modelo, nomás eso. Puro llano, no estaba la colonia esa de Anzures. Estaba una hacienda de un señor que se llamaba Basilizo Romero. Ya que de este, pues no sé si de qué parte era ese señor, porque lo conocía el papá de mi cuñado. Y sus muchachos estudiaban en la escuela en donde yo estaba, una hija y dos, ella se llamaba Ernestina. El muchacho se llamaba Ángel y ella se llamaba ahora, como Ernestina, Cristina, por ahí, iba en quinto año y me platicaban. Estaba nomás así del río, del consulado todo ahí, por donde dicen que mataron al Tigre de Santa Julia. (risas) Por eso cuando le digo a usted de que pasé ahí, pues que iba, iba al Jordán, me gustaba, porque ahí era el gimnasio más grande de box. Ahí estaba, ahí conocía a muchos y ahí iba un amigo y por eso iba yo, pa dije: “A ver, también practico ahí”. Y salí del este y pasé por… Cerca de ahí también estaba un teatro que se llamaba El Teatro Río.
VD: ¿El teatro cómo?
MA: Teatro Río.
VD: Río. Ajá.
MA: Un teatro, ¿sí? Ahí conocí a Pedro Infante.
VD: ¿Usted lo vio ahí?
MA: Ahí con la muchacha esa que también se mató de un avión. La que trabajaba con ella, La Chorreada, que le dicen. Y fue ahí cuando, después me fui yo creo, atravesé pal estadio, por donde está la de Miguel Alemán.
VD: ¿Pasó por ahí?
MA: Y pasé en el estadio, estaban ahí diciendo: “Pásenle si quieren entrar ahí a Estados Unidos”.
VD: Estaban invitando a la gente a pasar. ¿No había mucha gente que quisiera entrar?
MA: No, sí. Bueno, de que, pos de voluntarios pos quién sabe ya. Nomás un panadero se había ido antes, pero duró nomás un contrato de tres meses y fue el que me platicó también. Dice: “Yo me fui, pero nomás el contrato fue de un mes o dos, porque yo creo ya se acababa la temporada”. Nomás, pero yo creo fueron al tapeo del betabel. Y era panadero y me conocía, era del barrio también, se llamaba…
VD: Y, ¿le había platicado también de…?
MA: Y oí cuando dijo, dice: “Pos yo ando de allá, de bracero”. Y no le tomé en cuenta. Pero esa vez que pasé para bracero, de ir a trabajar al norte, pos fue, yo no tengo quédate.
VD: ¿Qué fue lo que lo animó, señor Miguel?
MA: Pos la idea de ir a conocer y luego dijo, dije, me pensaba yo: “Pos mucha de mi familia conoció allá”. Todavía tengo allá unos… Dije: “Pos yo voy”.
VD: ¿Usted qué idea tenía del país?
MA: No, nada de que iba yo a ganar dinero, ni que este, iba a ser montones, acá como unos que iban ya hasta con presupuesto. Uno decía: “Tengo que traerle siete pares de medias a mi mujer”. Y otros: “No, pos que yo esto”. Y no, yo iba pa conocer y todo. Y fue cuando anduve ahí, ya le digo, pero me, sí me vino la deshidratación y eso que me metí a hacer tortillas, porque los paisanos ya se cansaban de comer pan. Querían tortillas y como unos sabían que era yo panadero, me dijeron: “Pos tú mete”. “No”, le digo, “pos si me vine aburrido de la panadería y quieren que vaya a lo mismo, pos mejor me voy para allá”. Y ya el que estaba ahí en la, como quien dice la oficina que tienen arriba, porque me tocó en los estos trenes de, que van para uno y otro lado, donde los llaman, donde hay que arreglar. Son este, campo de levante, así se llamaba, pos que me comprometen a las tortillas.
VD: ¿Los compañeros mismos, los braceros?
MA: Sí, porque querían, le digo: “Pos ándale pues, pero yo solo no”, le digo, “pos un ayudante, porque yo solito no”. Viera que, dos o tres meses, me reía yo del trabajo. Hacía unas tres, cuatro bolas de masa, pos yo panadero, fíjese, tres bolotas acá, ponía la masa al tiro y el ayudante le prende la estufa esa de fierro, puro carbón de piedra ahí y yo con un palote que se usa para hacer pan aquí, como rodillo, pero del más delgado. En dos por tres le sacaba yo las tortillas ora [ahora]. Y acababa yo y hasta dejaba tortillas ahí crudas pa que aquél se las cociera. No trabajaba yo más que como unas dos horas.
VD: ¿En el día?
MA: Y así me pagaban las horas que trabajaban en el riel, me decía el pagador, dice: “Lo que ellos ganan a ti también en tu cheque viene la hora igual”. Pero a los dos, tres meses me enfadé.
VD: ¿De hacer tortillas? ¿Hacía tortillas todos los días?
MA: No era eso, sino que no hacía nada.
VD: Nada más las dos horas que hacía las tortillas.
MA: Las dos bolas o tres de masa que hacía yo. Eh, contaba yo los que estaban ahí, de como unos, como unos treinta algo así. Digo este, por mucho que se coma, son tres tortillas acá de este tamaño, digo, no se come uno más y ahí tiene que, pos deste, calculaba yo las tortillas que iba a hacer.
VD: ¿Para todos los que estaban ahí?
MA: Les hacía en la mañana, en la tarde, dos veces. Ya cuando salían en la tarde, a las seis, yo ya les tenía el montón de tortillas ahí. Y nomás que yo como no tenía reló [reloj] ni nada, y ya ve que los días allá pos muy claritos, ¿no? Son las tres de la mañana y ya aparece uno. “No”, decía yo, “son las seis”, me paraba y ahí vía [veía] ahí la cocina, arriba del purgón, ahí donde tenía la cocida el chino, era un chino.
VD: ¿El cocinero?
MA: El cocinero, pos yo le hacía ruido y se quejó de que yo le hacía ruido, que lo paraba a las tres de la mañana, me dijo el ese pagador: “Pos sí, te paras muy temprano”. “Pos yo, ¿cómo me paro? Yo ya veo clarito, no tengo reló [reloj]”. Y ahí hasta reló [reloj] me andaban comprando. Y terminaba yo lo que hacía y me acostaba otra vez. Y luego miraba mis pantalones, mi camisa, todos los lavaba y me bañaba, pero cómo me salía yo, si el pueblo muerto, pos era la hora, en ese tiempo ten los cocolazos, los trancazos. Pasaban nomás los…
VD: En plena guerra.
MA: Los estos, los convoys esos de, de tráilers y todo eso, con toda la tropa. Los trenes llenos de tropa, de Los Ángeles a San Francisco, embarcarse.
VD: ¿Usted estuvo en California esa vez que se fue? La primera vez.
MA: La primera vez en Tulare, California.
VD: O sea que, señor Miguel, ¿lo contrataron a usted en el estadio, ahí fue donde usted firmó sus papeles? Y, ¿ahí le hicieron a usted también la revisión médica?
MA: No, revisión médica, pero no, no de firmar papeles, todo, nada.
VD: No, ¿no firmó usted ahí?, ¿ni en Querétaro?
MA: No, Querétaro no fui yo.
VD: ¿No los pasaron a Querétaro ahí?
MA: No, de aquí.
VD: Se fueron directo.
MA: Salimos en, ahí de la estación.
VD: De Buena Vista.
MA: De Buena Vista.
VD: Salieron directo hacia California.
MA: A todos nos dieron una banderita y toda la familia lloraba porque creían que iba uno a la guerra, ¿pos qué guerra? Si no estábamos preparados para eso.
VD: Y, ¿qué les decía la gente, que la gente pensaba que se los iban a llevar?
MA: “No, ustedes van a la guerra”. Les decía yo a la, allá ya saben cómo es el carácter que tenía. “Ustedes no se fijen, hombre, pues si allá los preparan primero”, porque ya me sabía yo. Digo: “Tienen como seis meses de entrenamiento pa luego mandarlos”, le digo, “esos seis meses vamos a trabajarlos”. Pero como todos con la banderita y acá, ¡viva México!, y todo eso.
VD: Y, ¿qué les decían, se acuerda? ¿Alguien los despedía ahí en la estación, señor Miguel, alguien del Gobierno?
MA: Sí, de toda la gente, sí. No, del Gobierno nada.
VD: ¿Nadie hacía oficial que los despidieran o sus familias?
MA: Oficialmente nada, nomás súbanse ahí y ya. Y lleven lo que quieran y ya.
VD: Ahí, ¿entonces usted no firmó su contrato ahí? ¿No le hicieron…?
MA: No, nada.
VD: ¿No le dieron ningún papel ni nada ahí?
MA: Nada, nada, nada.
VD: ¿Ni allá cuando llegó a la frontera?
MA: Tampoco, este, parece, el tren se pasaba, así nomás cambiaban de máquina, parece.
VD: Ajá. Este mismo tren que los llevaba de aquí, se los llevaba para allá.
MA: Ahí en Ciudad Juárez. Porque pasé por ahí, pasé por, también pasé por Nogales, Arizona. Esa fue cuando me tocó por acá por, en Idaho, también y en California. Pero cuando me tocó acá en Wisconsin, este, de este, pasé por Ciudad Juárez.
VD: ¿En qué compañía estaba acá en California, señor Miguel, se acuerda?
MA: Es Pacífico. En el Sur Pacífico.
VD: Y, ¿recuerda usted si con ustedes iba personal de la compañía u otros norteamericanos en el tren, cuando iban para allá, que los iban cuidando o acompañando?
MA: No, pues de…
VD: ¿Quiénes les daban la comida?
MA: No, este, no, hasta eso nos trataron bien, porque en la, nos daban el desayuno, puros acá de con cosas desechables, ¿no?, platos y todo desechable. Nos servían bien y todo, bien comidos. Sí, nos servían en la mañana, a medio día y en la tarde.
VD: ¿En el viaje para allá?
MA: En el viaje, sí porque casi atravesamos Texas. No sé cuándo fue cuando fue el [19]45, no. No, está muy largo Texas, pues duramos, ¿qué?, más de un día, un día y una noche pa atravesar, porque atravesamos por este, ¿cómo?, San Antonio, este, ¿cómo se pronuncia? De Waco.
VD: Waco.
MA: Waco. Este otro, ¿cómo se llama? Ya ni me acuerdo tanto pueblo, los pueblos que yo había visto en las películas y todo eso.
VD: ¿Usted los había oído nombrar ya?
MA: Y leído. Ya había yo leído todo eso y ya de eso. Uno que se refiere como el aceite, ¿qué pueblo es ese? Una compañía ahí de petróleo, no sé cómo. Total que sí está largo el tramo ese de Texas.
VD: Sí, es muy grande el estado.
MA: Pues casi lo atravesamos, pos nos llevaron, este, por Ciudad Juárez y luego agarramos así por todo lo que era la de, la orilla del Río Grande, ¿no?, para ir a Sonora, por Sonora, sí. Para luego llegar y subir así, para el Sur Pacífico, pa Tulare. Me tocó adelante de Bakersfield.
VD: ¿Ésa fue la primera vez?
MA: Ajá.
VD: Y entonces ahí en ese campo, dice que la cuadrilla era como de treinta.
MA: No, no trabajábamos con la sección y los que estaban en la sección y los que estábamos en el campo de Elefante nos juntaban. Y yo trabajaba con negritos, a veces con pochitos y a veces así con, hasta griegos.
VD: Ah, ¿sí? Había otros más. ¿Cómo se llevaba con ellos?
MA: Los guarda carros, este, el que andaba ahí cuidando el campo, un este, parece que era holandés. Ése lo que quería era marihuana. Me dio. “No”, le dije, “pos yo ni fumo”. Yo no fumo, lo que sí, tomaba cervezas.
VD: ¿Qué edad tenía usted cuando se fue, señor Miguel?
MA: Ora verá, tenía treinta, el [19]47. Este, el [19]45, tenía este, veintiocho y el [19]33 tendría veintiséis.
VD: Estaba usted, en el [19]43, ¿estaba usted soltero que se fue para allá?
MA: Sí, siempre fui soltero.
VD: Y cuando se fue, señor Miguel, ¿usted le avisó a su familia? ¿Qué le decían ellos?
MA: Nunca les pedí permiso ni nada. Ni les decía nada y nomás parece que le dije a mi jefa: “Ya me voy”. Yo pa qué le soy hipócrita, yo no necesitaba de que la bendición ni que esto. No, ahí nos vemos.
VD: Nada más le avisó.
MA: Sí, así, ése fue el modo con mi madre, pero ella ya se había de dar cuenta, yo los quería y todo y los respetaba bien y todo, pero mi modo no es chillar y que esto. A mí no me gusta despedirme. Yo ya me voy, ya me voy y ya. Si acaso…
VD: Y, ¿se fue usted solo a la estación?
MA: Y todo mi trámite lo hice yo solo y ya cuando me fui, ya me voy y yo ni les dije que fueran. Y sí, parece que sí fueron a la estación y alcancé a ver, parece que a mi jefa.
VD: Que ya se despedían.
MA: “Pero ahí nos vemos, no la hagan de tos”.
VD: Y en el viaje, señor Miguel, ¿se acuerda qué decía la gente?, ¿pues qué se platicaban entre los braceros?
MA: Ah, pos muchos decían: “No, que la guerra, pos sí nos vamos”. Unos, ya ve cómo es el mexicano, muy sácale punta. Cuando ven que dice, como ya ve los grupos, están eh, sí, sí. Nomás uno se raja y ya se rajaron todos. Sí, así son, unos pa que yo se los he dicho ahí, como ora, digo, pos estamos gritando todos y al rato, hay que hablar las cosas, ya en firme y ya. Me platicaba uno, muchos iban cantando, muchos paisanos cantaban muy bonito.
VD: ¿Llevaban sus guitarras?
MA: Unos, unos llevaban guitarra. Yo medio, tantito le entiendo.
VD: ¿A la guitarra?
MA: Poquito. Sí tuve guitarra y mucho tiempo estuve practicando, nomás que nunca tuve.
VD: La voz.
MA: Como ahora últimamente, siempre vengo acá. Pero me gusta, me gusta mucho la guitarra. Supe todos los tonos, todo lo, los mayores, menores, practiqué mucho, pero pos no, no supe cantar y por eso casi ya. Últimamente después ya mejor las regalo.
VD: Y en aquellos años, ¿en el tren iban cantando?
MA: Sí.
VD: Ustedes.
MA: A donde sí tenía una guitarra que compré fue en Winsconsin, en Algoma. Esa es una franja de tierra que entra al Michigan, al Lago Michigan.
VD: ¿Allá en Wisconsin?
MA: ¿Usted se ha dado cuenta? Se me figura el este, como, esos pueblitos se me figura como este, la bota italiana.
VD: En la como península.
MA: Ándele, pero es una franja que ahí chica. Nosotros tábamos como, no, pos de aquí a donde hacemos la asamblea, ahí bajábamos para Michigan en la mañana. La agua rebien fría. Pero nos bañábamos, andábamos. Duramos mucho tiempo pa que empezara ahí la plantación, pa que llegaran los tractores, porque todavía no se daba este, el sol, no se acoplaba el tiempo para sembrar. Ya ve que ese de chorro, plantan el betabel. Porque yo anduve en el desahije, en las limpias y en el tapeo.
VD: Ándele. O sea que de la primera vez que se fue en el [19]43, ¿se fue al tren?
MA: Sí, al ferrocarril.
VD: Acá en…
MA: California.
VD: En California.
MA: En Sur Pacífico.
VD: ¿Estuvo como medio año por allá?
MA: Poco, más o menos porque no recuerdo, ya los meses no recuerdo.
VD: Un medio año acá. Cuando menos eran de medio año los contratos que daban entonces, a lo mejor le tocaría un contrato de medio año.
MA: Este, yo le pregunté al este, porque hablaba muy bien, este, español. Éste se llamaba Carlos.
VD: ¿El mayordomo?
MA: El mayordomo y era nacido allá en Nuevo México y su padre era master rule ahí, era cristiano grande, porque nos preguntaba de Pancho Villa. Ése sí anduvo con Pancho. (risas) Y este, le pregunté: “Oye”, le digo, “cuando termine aquí el contrato”, dice, le digo, “ya nos echan pa atrás”. Pos así ya me estaba acostumbrando a hablar. Dice: “Sí, no”, dice, este, “mira, te voy a decir la verdá, el, este, la guerra”, dice, “se termina y se viene el soldado”, dice, “pero ustedes no, de todos modos siguen trabajando, el trabajo no es el… ustedes tienen, si orita sigues trabajando, puedes durar diez, veinte años. No te quitan el trabajo”, dice. Le digo: “¿Por qué?”. Dice: “No, pos es que ya nadie trabaja de los que vienen de soldados ya”.
VD: No quieren regresar.
MA: “Ya no trabajan”, dice, “y ustedes aquí ya agarras tu trabajo de planta, aquí no, ya no necesitas de… Tú te puedes estar los años que quieras”. Pero ya le digo, me vino ésa, porque a veces había que quitar de esos que les dicen sapos, donde se cruzan todos los trenes acá. Hay que cambiarlo y eso, el tren, este, les dan tiempo como de dos, tres horas.
VD: Para hacer todo el trabajo.
MA: Porque los trenes después no preguntan si ya está o no, sino que pasan. Peor ése de Cali, el ése de Los Ángeles a San Francisco, es rápido. Pasa como, bueno en ese tiempo. Yo clavaba la barra así cerquita así para que no caigan, porque sí entra el airazo, que pasaba rápido y en esos días trabajaba uno dos, tres horas y vámonos a la casa y ya. Era tiempo porque ya haciéndolo, lo hacíamos como por ejemplo, en domingo y nos pagaban.
VD: El día que descansaban.
MA: Nos pagaban tiempo y medio. Pero no trabajábamos todo el día, nomás el rato ese.
VD: Un ratito.
MA: Pero así las dos horas, tábamos durmiendo ahí a la orilla de, de la vía. Ahí onde los, en donde estaban los plantíos de uva y uno come y come uvas. Y comíamos y todo y llegaba la hora de que les daban para empezar. Porque ahí tiene que ser por hora, bien marcado.
VD: Sí.
MA: El tren ya ahorita no va a pasar, hasta dentro de tres horas, dos. Y entonces entrábamos todos a…
VD: A cambiar ahí.
MA: A cambiar el ése, puro rieles y todo, es más, ahí nos hacíamos taco.
VD: ¿Le costó trabajo el oficio de allá con el pico y pala?
MA: No, pos yo ya aquí lo había practicado de chico en mi pueblo. Este, el, esos son trabajos como la panadería, en ocho días se da usted cuenta, nomás ya es cuestión de facultades que tenga uno.
VD: Claro y de fuerza.
MA: Yo me ponía con un negrito a espaiquear [spike], él daba el golpe y yo lo seguía, él estaba y yo encima, así encima. Con peligro de darse uno un trancazo, pero yo hasta gritaba, le sale a uno como… Y me enseñé y luego me ponían a poner progas, luego a medir riel, luego a flayar [flag] ahí para ver si venía un tren, para avisarle que estaban trabajando.
VD: ¿Flayar es como con…?
MA: Con la bandera acá para decirle al, que afloje la…
VD: El trabajo.
MA: No, la máquina.
VD: Ah, la velocidad para…
MA: La velocidad y le sale a uno la razón de que… Porque en tiempos, ésa en los tiempos de guerra yo creo no había muchos telegrafistas (risas) y ya me ponían así, o me ponían a cambiar tallas, durmientes, sacar y meter, luego espaiquear, este, alinear, que eso era lo más. Yo sí le echaba lomo, parejo y yo, y me daba gusto, tenía el físico. No, tenía, ahí se ve medio delgado pero…
VD: Fuerte, sí.
MA: Taba yo de ochenta kilos, veintiséis, veintisiete años.
VD: Claro.
MA: Y ochenta kilos y con ganas.
VD: Con toda la fuerza aquella.
MA: Y ya le digo, acababa yo así mire, en la noche, ¡ay!
VD: Y cuando usted se contrató, ¿no fue difícil, no le revisaron las manos?
MA: Nada, nada, nomás lo miraban a uno el físico y lo examinaban, con perdón de usted, acá partes genitales.
VD: Sí, pues ya ve esa foto de donde están todos sin ropa.
MA: Así se formaba uno, y bájate los pantalones. Y tras, tras, pasaba el doctor y pues luego luego se daban cuenta. Pues un doctor, si uno que no conoce de medicina se da uno cuenta, poca más o menos la condición de la persona.
VD: Claro. Y a los que no estaban bien, los sacaban.
MA: Yo casi de, yo creo que los que se aventaban es que taban, se sentían bien, porque…
VD: No vio…
MA: No, a mí nomás pasó y dicen: “Se presentan tal día en la estación”.
VD: Y ya con eso.
MA: Ya, ya.
VD: ¿Le daban un papel para…?
MA: Nada, nada, no. Ya habíamos salido en el periódico.
VD: Ya con eso era suficiente.
MA: Bueno, esa vez de ahí no salíamos, esa yo no me contraté así con, de periódico, sino con…
VD: ¿De ahí del estadio?
MA: Sí, del estadio.
VD: Y allá, estando allá la primera vez, señor Miguel, en California, sus jornadas, pues ya me decía que cuando estaba haciendo tortillas eran unas pocas horas, pero al principio, ¿como cuántas horas trabajaban al día?
MA: Este, casi se echaba uno, este, dos horas, más a veces.
VD: ¿De tiempo extra?
MA: De tiempo, así de tiempo y medio.
VD: ¿Normalmente eran ocho horas al día?
MA: Pero casi trabajábamos siempre diez, de perdida. Siempre, por eso es que yo me pasé a torcer porque sí la atoraba yo con ganas.
VD: Mucho trabajo.
MA: Sí, y ahí fue de siquiera, ahí aprendí para las otras contrataciones, porque deste yo, ya le digo otro día en la mañana para pararnos ahí, no, no podía ni cerrar las manos. Necesitaba calentarme para entrarle de nuevo a cargar martillos y todo eso.
VD: De todo el esfuerzo.
MA: Sí.
VD: Del día anterior.
MA: Ándele. Y pues no, dicen por ahí me… Y luego el solazo. Yo a veces me quitaba hasta la camisa, pero…
VD: Para trabajar.
MA: Era malo, pero no estaba muy, no sentía muy fuerte el sol para no andar, nomás en la mañanita un rato. Pero es, también me quemó un poco de grasa y ahí me empecé a sentir así. Y no, sí me, me sentí ya muy debilitado. Y sí, el doctor me dijo: “O tienes novia ya o, ¿qué te pasa?”. “Nombre, pos qué novias, ni siquiera las conozco”. “Te mandamos a San Francisco pa que te compongas allá, o ¿quieres irte a tu pueblo allá? Te vas a México y luego regresas, te damos permiso y todo”. Fue un, uno de los inspectores que mandaban por parte de aquí del Gobierno de aquí.
VD: Ah, un inspector del trabajo. ¿Usted…?
MA: ¿Cómo estaban o cómo nos trataban?, y todo eso.
VD: ¿Ellos iban al campo donde ustedes estaban?
MA: Sí.
VD: Ah.
MA: Con el pagador, ahí lo miraba yo.
VD: Y, ¿les preguntaban?
MA: Sí. ¿Cómo los trata?, y todo eso. No, pos ahí también llegaba, por ejemplo, a los que no llevábamos zapatos o ropa, así llegaba la camioneta de la compañía y lo que quisiera uno, zapatos, ropa y todo eso. Nomás que luego después en el cheque venía acá.
VD: ¿Se lo descontaban?
MA: Y el tax y todo eso y aparte el seguro, todo eso tenían. Nos enseñaban, pero en la libreta o en el ése del pago.
VD: Ahí venían todos los descuentos.
MA: Ahí venía todo y eso pos ahí nos dábamos cuenta que pagábamos seguro y todo.
VD: Que les hacían descuentos.
MA: Y en la que tengo la tarjetita esa.
VD: Sí, que a ustedes de ferrocarril sí les dieron número de seguro social.
MA: Sí.
VD: Y los mayordomos, ¿cómo trataban a los trabajadores, cómo los trataban?
MA: No, pos va, el este, este Carlos, ése que le digo, hablaba muy bien español. No, un día hasta nos sacó y nos dijo, dice: “De todas las secciones de, el, tal distancia, de todo del ése”, dice, “aquí la sección de nosotros”, dice, “sacamos el quién sabe qué lugar”, dice, “porque le adelantamos mucho trabajo”.
VD: De que trabajaban fuerte, todos ahí.
MA: Ahí. Antes nos dio el parabién, ¿cómo se llama? Bueno, como quien dice, los, también las gracias por entrarle duro a la friega.
VD: Y en general, ¿entre los compañeros también había buena relación?
MA: Sí, todos, sí. Uno que otros ahí chamacos que se… Por ejemplo un día en el baño se dieron de trancazos unos ahí por dificultades así que no valían la pena. Y ese chamaco me lo encargó su, una, un familiar, ni me conocían, ahí en la estación. Este, se subió el chamaco, yo lo vi re chamaquillo y, ¿sabe por qué se subió?, o que se me enroló, por no pasar, a cuando, se trataba del servicio militar.
VD: Ah.
MA: Porque en ese tiempo empezó, todos los del [19]24 se sorteaban para ver si entraban a servir al servicio militar. Y este chamaco, la familia le sacó, creían que…
VD: Lo iban a mandar a la guerra o algo.
MA: A la guerra. Y dice: “No, mejor que se vaya de bracero”, y que no.
VD: Para que no haga servicio.
MA: Aquí.
VD: Ándele.
MA: Y ya en el tren se pegó el chamaco ahí conmigo y la muchacha de llevao, como yo estaba acá y él así. Me dice: “Ahí se lo encargo”. Le digo: “Ay señora, pos si yo no me sé cuidar, voy a cuidar”. Le digo: “A mi hermano lo mandé el [19]47 aparte”. Y luego yo a cuidar al chamaco, sí, cómo no.
VD: Y, ¿éste fue el que…?
MA: Ése después andaba allá, quién sabe, se volvió relajo el chamaco y ya anduvo echando trompadas con uno ahí. Pero ah, yo ni les decía nada, yo sabía de…
VD: Y, ¿nunca fue nada serio, que llegara la policía, o una cosa así?
MA: Ah, no. No, sí, era ahí en el baño, para hora de bañarse ahí fue donde se dieron dos, tres, pero manazos, no se sabían pegar. Pues el chamaco ese, el otro menso tampoco. No sabían golpear.
VD: Jovencitos.
MA: Sí, pues yo ya sabía algo. Le digo, como practiqué.
VD: Box, claro. Y, ¿ahí tenían comedor, señor Miguel, o ustedes se cocinaban?
MA: Ah, sí. No, teníamos un carro comedor.
VD: Ah, pues sí donde estaba el chino, ¿verdad?, me decía.
MA: Un vagón, on taba el chino.
VD: Sí.
MA: Taba, todo lo que es el tamaño del…
VD: Del vagón. Y, ¿qué tal era la comida?
MA: No, buena, al tino. En la mañana los estos, quequis [hot cakes], ¿cómo se llaman? Con su…
VD: ¿Qué les daban, huevo?
MA: No, este, le daban hasta eso avena, sus estos.
VD: ¿Sándwiches?
MA: Seis o siete, bueno, los que, si quería pedir más, pedía, pero yo con dos, tres de esos que aquí venden a $2 pesos. Ese atole con acá que le llama quequis [hot cakes], ¿o cómo?
VD: ¿Atole?
MA: Hot quequis [cakes], ¿o qué?
VD: Ah, hot cakes, sí. Ah, ¿eso les daban de desayunar?
MA: De esos y avena, este, había leche y este, jamón con tocino, huevo, los estos, block de pan Bimbo, dicen por ahí. Que no me acuerdo si era Bimbo o no en ese tiempo.
VD: ¿Usted ya lo conocía el pan Bimbo, o lo fue a conocer allá?
MA: No, de esos paquetes allá, aquí también ya medio que andaban en eso ya en las panaderías o en los estanquillos, pero yo pues, ni me interesaba eso, yo estaba sobre lo mío, bolillos. Y ahí fue donde… No, de eso sí, antes de ir a trabajar eso, el chino ya nos tenía ahí, rápido.
VD: Ya tenía listo.
MA: Decía yo: “Este sí es gallo, uno solo para hacer para tantos”. Pero pos ahí, pero es de grandes para hacer para… Y ya le digo, pos sí, sí, la comida así también.
VD: ¿Él les preparaba el lonche, se llevaban bolsas?
MA: Nos llevaban lonche, pa llevar, cuando…
VD: En el campo, allá.
MA: Sí, no. Los sándwich, una fruta, un pan o algún dulce. Sí nos, pos sí, sí era suficiente. Y luego de regreso la cena.
VD: A la hora de la cena, era temprano, ¿no?
MA: O también. Sí, pos ya ve que allá a las seis de la tarde ya, a las seis era la hora del lonche allá. Pero ahí sí, yo acá en Wisconsin nos abordamos solos.
VD: ¿Ése fue ya otro contrato en el campo?
MA: El [19]45.
VD: ¿Entonces estuvo usted su medio año por allá y se regresó a la hora que se terminó su contrato?
MA: No.
VD: En el [19]43.
MA: No, me dieron permiso.
VD: Ah, sí es verdad. Le dieron permiso. Y, ¿cómo fue? Platíqueme esa vez de la deshidratación, señor Miguel, ¿cómo fue que…?
MA: Pos de que…
VD: ¿Se estaba en la vía cuando se empezó a sentir mal?
MA: Sí, porque como agotamiento, solté. Pos le entraba yo con mucha fe, acá, no sé, me daba gusto. No le digo que con el martillo me agarraba con negritos y todos así. Se cruza uno así en el riel. Usted pega así y él también pega, pero uno debe ser zurdo, casi por lo regular se ponían de zurdo, porque más prácticos y yo de derecha. Porque si me ponía de zurdo, podía fallar porque sí, luego quebraba yo los cabos en el, en el riel. Se le va a uno la mano y no apunta bien. (risas) Falta de práctica y pos le entraba duro y acababa yo bien cansado. No, pos sí, le entré con gusto y no, no me pude, pues ahí lo que me daban y todo eso pues, lo que necesitaba yo era descanso. Estar así unos días internado en el… Y le digo: “No, de estar internado en el hospital, yo me voy a mi rancho mejor, ___(?)”.
VD: ¿Prefirió regresarse para acá?
MA: Sí, me vine para acá.
VD: A aliviarse acá.
MA: Nomás que luego volví de coraje otra vez, la segunda vez, sí, ya fui de coraje.
VD: ¿Por qué de coraje?
MA: Porque este, entre lo panaderos, una vez hubo uno que me dijo que le había yo sacado a estar allá. Y me…
VD: ¿Por la guerra?
MA: Sí, no, por el trabajo. Bueno, por equis, el chiste es que por haber estado allá. “No, es que le sacaste, no”, dijo. Bueno, perdóneme pero hasta andaba peleándome. Digo: “Yo no le tuve miedo”, le digo, “es que ya no me sentía bien, no sacaba yo el trabajo, yo sabía que si le seguía, me ponía pior”.
VD: Claro.
MA: Y no me reponía, yo sabía que no me reponía pronto y sí estaba trabajando, menos. Era como aquí cuando me operaron, me dijeron: “Usted ya no siga trabajando ni cargue cosas pesadas”. Pero yo todavía trabajé dos años más, fíjese. Hasta los setenta y ocho años.
VD: No, pues no.
MA: Por eso es que guardaba yo coraje de que me había venido antes de terminar el…
VD: De terminar su contrato.
MA: Los, sí el del, hasta invierno, ¿no? Que es cuando ya decía uno, ya nos vemos. Este, como en octubre, en octubre, noviembre todavía, en Idaho trabajé hasta mediados de noviembre.
VD: ¿Pero ésa fue también la primera vez?
MA: ¿Mande?
VD: ¿O ya después? ¿La primera vez también lo llevaron a Idaho?
MA: No, no.
VD: Sólo California.
MA: No, fue puro ferro[carril], de la vía. Y ya el [19]45 ya fue todo el contrato en este, de puro…
VD: En el campo.
MA: Campo.
VD: Y, ¿usted prefería? Ya ve, cuando se contrató, ¿sabía que había para los dos, había contratación?
MA: Sí, pues yo ya la segunda vez dije: “No, ahí es pura trabajar por horas y más horas extras y acá es contrato, es destajo, es como la panadería”.
VD: ¿Usted prefería destajo?
MA: Yo en la panadería si hago un bulto gano según como me lo paguen, ponga usted, $5 pesos por uno, pero por dos me pagan $10, por tres $15, así también les hallé el destajo. Por hacer de este, una pisca de, ponga usted de, chícharo, le pagan a uno la canastita o algo que, el cajón, lo que sea. En unos $80 dólares, $0.80 centavos, ¿no?
VD: Y prefería usted trabajar.
MA: Y digo, bueno, haciendo diez, hacía mis cuentas, pos yo mejor al destajo, yo me siento que, ya me di cuenta, digo, pues yo voy. Y le…
VD: ¿No le habían dicho si era más pesado el trabajo en el campo, si era más difícil?
MA: No, pues, de eso no, yo ya sabía lo que era el campo, pos si yo…
VD: Usted ya no…
MA: En mi pueblo yo allá me había dado el olor, cuando menos. Y dije: “No, pos mejor me voy al campo”.
VD: Y, ¿le dieron a escoger aquella vez que en el [19]45?
MA: Daban a escoger a uno.
VD: Ah, y, ¿usted prefirió el campo?
MA: Y si quería irse con pariente, por ejemplo, si llevaba un amigo, pariente, hermano.
VD: ¿Los ponían juntos?
MA: Juntos. En el tren lo juntaban a uno.
VD: Ándele.
MA: Dice: “Éste es mi pariente, mi hermano, me quiero ir con él”. Para caer juntos, porque ahí el tren iba dejando, en cada pueblo dejaban diez, veinte, treinta, según como… Y así podían bajar los parientes.
VD: Se quedaban allá juntos.
MA: Juntos.
VD: Y, ¿entonces usted se fue en el [19]40? Bueno, regresó de allá y se quedó en la panadería otra vez.
MA: Sí, seguí yo en mi oficio. Ya ni en cuenta yo tomaba, yo ya dije: “Ya les demostré que ya fui”.
VD: Y, ¿le gustó cuando estuvo por allá esa primera vez, señor Miguel?
MA: ¿La primera? Nadita. Extrañaba mucho de aquí, ¿no le digo que tomaba?
VD: ¿Allá empezó a tomar? ¿Desde allá, o ya tomaba aquí?
MA: No, no, extrañaba yo el pulque.
VD: Ah. (risas)
MA: Sí, pa que, yo le soy franco, a mí no me gusta andar que en… no.
VD: Y, ¿allá no tomaba cerveza?
MA: No, pos allá sí había, sí, cerveza. Pero estaba uno muy escaso pa estar comprando.
VD: Ah. ¿Mandaba usted su dinero?
MA: Y eso que son baratas. ¿Mande?
VD: ¿Mandaba su dinero para acá?
MA: Sí. Eso sí tuve, de que me quedaba yo casi con poco porque hasta un griego que estaba, dormía junto en el carro, me, se dio cuenta y me dice: “Mira Miguel”, dice, “tú estás aquí, pero estás solo y nada, no tienes nada”, dice, “y allá está tu familia, todos están allá y de alguna forma ellos están allá en su tierra”, dice, “no te digo por otra cosa”, dice, “pero no mandes todo”.
VD: Ah.
MA: Porque yo acostumbraba a mandar de a $100 dólares siempre. Y no se me quitó, porque todavía la última vez, le mandé a una hermana, porque ella era la, como mi mamá no sabía leer ni nada.
VD: ¿Su hermana se encargaba del dinero?
MA: Sí. Le mandaba yo cada mes $100 dólares. Desde que empecé les mandé de a $100 hasta que, hasta el último cheque, de $100, se los mandé en noviembre.
VD: ¿De esa vez que estuvo, la primera?
MA: Mandé como siete, ocho veces de a $100 dólares.
VD: Y, ¿se quedaba usted para sus gastos?
MA: Nomás, este, digo: “Pos aquí tengo todo”.
VD: La comida y todo. Y en sus días de descanso, ¿no salían a los pueblos ahí en…?
MA: En este, en…
VD: Cuando estuvo ahí en…
MA: En, en, en el, en Wisconsin, estaba muy difícil para salirse uno a pasear, el pueblito estaba, ya le digo, pegado a Michigan y ahí al pueblito más cerquitas, durábamos como media hora o una hora para ir.
VD: ¿En camión?
MA: Andando, porque a veces no había nada. Y luego, este, de ahí, un autobús si quería uno ir a Chicago.
VD: ¿Ese autobús los llevaba de…?
MA: Ahí pasaba en el pueblo ese grande.
VD: ¿Del campo hasta allá?
MA: No. En el pueblo donde iba, no donde vivía uno.
VD: Ah, okay. Del pueblo los llevaba a la ciudad.
MA: Sí, porque del ranchito on tábamos nosotros, nomás era una casa y un establo que estaba ahí, un ranchito onde nos vendían leche.
VD: Y acá en California, ¿sí visitó algunos lugares en sus días de descanso?
MA: En California no había tiempo.
VD: ¿No? ¿Qué hacía usted en los días de descanso, señor Miguel?
MA: No, casi no descansé yo en todo ese tiempo.
VD: ¿Los domingos?
MA: ¿No le digo que los domingos pagaban tiempo y medio?
VD: Y, ¿se los llevaban?
MA: No, no, pos le entrábamos, pos ónde, ¿a qué íbamos? Y yo le, pos yo también nunca me gustó quedarme atrás.
VD: Y en ese tiempo, señor Miguel, ¿los braceros qué papel tenían dentro de la guerra, o qué estaban haciendo?
MA: Nada, pos simplemente así, trabajador, de tu trabajo, al pueblito a comprar cosas si quería usted. Había funciones de cine, había cine.
VD: ¿En español? ¿Ustedes podían ir al cine?
MA: Películas mexicanas, o por ejemplo, en Idaho este, iba un señor con sus películas y ponía su pantalla.
VD: ¿Su cinito ahí?
MA: Y nos daba, y ahí nos rebajaban el pago.
VD: Ah.
MA: Ahí nos cobraban $0.35 centavos para eso.
VD: ¿Por ser braceros?
MA: Por ver las películas, pero eran películas mexicanas de Jorge Negrete y todos esos. Y ahí toda la paisanada echando gritos a la hora que salía Jorge Negrete. El, como un saloncito ahí, porque como le digo aquí, el galerón ese sí ya.
VD: ¿Las fotos estas son de California?
MA: De Idaho. Mire los galerones que teníamos.
VD: ¿Aquí es donde vivían?
MA: Mire, si no uso los lentes.
VD: ¿Estas eran las casas donde estaban?
MA: Sí, el galerón ese. Ésa es por una puerta de, viendo al oriente y esta al poniente, a esto se atenía, del otro lado ya para la salida.
VD: ¡Qué fuerte estaba usted aquí, cómo se ve!
MA: Sí, tenía ochenta kilos.
VD: Era por el trabajo que se hacía.
MA: Le hacía yo así.
VD: (risas) Y, ¿aquí en los galenos era un lugar cómodo para vivir, señor Miguel?
MA: Pos, como haga de cuenta las salas de La Raza, del hospital, sí.
VD: Con muchas camas. ¿Pero ustedes estaban a gusto, usted se sentía cómodo?
MA: Pos, a lo que dicen por ahí, pos como ve uno el ambiente, pos dice uno, da penas. En California, pos arriba de los furgones, pero una camita, eso sí el colchón era de como de pasto, así algo así.
VD: Como de paja.
MA: De paja.
VD: ¿Allá en California?
MA: Ándele y su cobertores. Y acá, de esos plomizos, cobijas así, de esas cobijitas. Pero casi ni se usan mucho ahí, ni las utiliza uno, pos ta el clima.
VD: El clima no es muy…
MA: Y luego encerrados.
VD: Y allá en alguna oportunidad que tuvo usted de tratar con otros norteamericanos…
MA: No, pos.
VD: En California.
MA: En California con el mayordomo, pos nomás platicar y venía su papá con los esos que andan revisando los trabajos del, de las secciones. Y este, dos, tres preguntas, y, ¿cómo está esto acá?
VD: Y otros, no sé, ¿en las ciudades?
MA: Inspectores también. No, en la ciudad pos a veces unos hablaban español, otros no.
VD: Y, ¿cómo se entendían ustedes ahí?
MA: En el, pues pocas palabritas, por ejemplo, si iba uno a pedir una cerveza y todo eso, pues a señas o algo así. A mí no me gustó, pues así nomás querer aprender de lo que estaba platicando. Puro martajado, muy feo se oía el inglés de ellos.
VD: Yen las cantinas donde estaban…
MA: Se oye la pronunciación, yo lo pesco luego luego, oiga las películas, por ejemplo, cuando canta, este Frank Sinatra y la pronunciación luego luego se pesca, aunque no le entiendo todas las palabras, pero…
VD: Clarito.
MA: Y el otro, el mexicano que aprende y le habla uno y pos ni pa allá ni pa acá. Y por eso digo yo, pa aprender así palabras locas, ¿pa qué?
VD: No, nunca y, ¿no las necesitaba?
MA: El como, el [19]43 sí quise aprender, dije: “Voy a aprender para… Pero no, dije: “¿Pos pa qué?”.
VD: ¿No le llamaba la atención aprender el idioma?
MA: No, no me daba la… Y así he pescado así las palabras, con los años así y yo oyendo cine y películas y todo eso.
VD: Con eso se le han quedado.
MA: He agarrado yo, ya se me han grabado muchas cosas.
VD: Pero por allá no hizo nada.
MA: Y yo entiendo más con lo escrito que la pronunciación.
VD: Ah. Lo que ve cuando lo lee.
MA: Cuando lo leo entiendo más que cuando lo pronuncian.
VD: Ah.
MA: Sí, ya le digo así.
VD: Y, ¿entonces usted se regresó y me decía que la segunda vez que se fue en el [19]45 fue por aquel señor que le decía?
MA: Sí, que le había sacado a ir, estar allá. Que me había venido antes por miedo.
VD: ¿Él había estado allá, o solamente por molestar?
MA: No, nunca salió ése, pero nomás era, era de los bravuconcitos de ahí de la colonia. Era también de mi oficio.
VD: Panadero también. ¿Trabajaba junto con usted?
MA: Ya después al último ya fuimos amigos, ya después trabajé ahí con él.
VD: Y en ese momento, por ése que sintió como un reto.
MA: Y luego como llegué enfermo y me curaba una señora, quién sabe quién creían que era yo miedo. “No es miedo, es que me siento muy desvanzado, muy acá”. Y la señora me iba y me hacía así, me gritaba aquí, por mi nombre, le digo: “¿Sabe qué, señora que cura?”. Yo la dejaba ser, pos nomás pa complacer ahí a la gente, a la familia. Oiga, no sentía nada, lo único que sentía era que…
VD: Estaba muy…
MA: Digo: “Nomás es que empiece a tomar pulque, echarme unos tacos de esos como como yo”.
VD: Y, ¿se
Interviewer
Domínguez, Violeta
Interviewee
Arroyo Castillo, Miguel
Location
Mexico City, México
File Name Identifier
Arroyo_Castillo_MEX001
Citation
Domínguez, Violeta and Arroyo Castillo, Miguel, “Miguel Arroyo Castillo,” Bracero History Archive, accessed November 22, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/131.