Héctor Solís Fuentes

Title

Héctor Solís Fuentes

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Héctor Solís was born in Hidalgo, México; he was the fifth of nine brothers; at an early age, he worked in agriculture; at age fifteen, he moved to Mexico City, México for school; he joined the bracero program in 1953, and worked in California picking almonds, cotton, peaches, and tomatoes.


Summary of Interview: Mr. Solís recalls growing up in Hidalgo, México; at age fifteen, he remembers moving to Mexico City, México for school; he later decided to join the bracero program after hearing positive stories about it from his brothers; a bracero from 1953 to 1956, he worked in California picking almonds, cotton, peaches, and tomatoes; he describes enrolling in a small town, paying bribes to appear on a selection list, and what the hiring process was like at Empalme, Sonora, México; additionally, he recounts the long wait there, the routine questions he was asked, and his train trip to the United States border; he details what the process was like at the reception center in California, the medical exams he endured, and how the disinfection process was done; furthermore, he explains the daily activities on the farms, and what their food and housing was like; he discusses the treatment they received from foremen, and the relationship among braceros; moreover, he presents the complaints braceros voiced, and the misunderstandings they had about their contracts; he recounts how once his contract was terminated before its expiration date, and how he was left without money to return to México; to conclude, he states that he feels proud to have been a bracero, and explains why he decided to stay in México, and why he feels that México is a better place to educate a family.

Creator

Domínguez, Violeta
Solís Fuentes, Héctor

Date

2002-07-10

Subject

Bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Héctor Solís Fuentes

creator (Spanish)

Domínguez, Violeta

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini Disc

Duration

50:27

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Héctor Solís Fuentes
Fecha de la entrevista: 10 de julio de 2002
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez

El día de hoy es 10 de julio del 2002 y ésta es una entrevista con el señor Héctor Solís Fuentes.

VD: Señor Héctor, ¿qué edad tiene usted hoy?

HS: Sesenta y seis años.

VD: Sesenta y seis años. Usted me dice que es originario de Estación de Apulco, en Hidalgo.

HS: Hidalgo, sí.

VD: ¿Sus papás también eran de ahí?

HS: De ahí, bueno, mi amá era del estado de Veracruz, mi papá sí era de ahí, nativo de ahí.

VD: ¿Ella se fue de Veracruz para Hidalgo?

HS: Pues se casó mi papá por allá en el Estado de Veracruz y ya.

VD: Se fueron a...

HS: Se la trajo para acá.

VD: ¿A qué se dedicaban sus papás?

HS: Mi papá era arriero.

VD: Su mamá estaba en la casa.

HS: Sí. Mi mamá siempre estuvo en la casa.

VD: Usted me decía que fue a toda la primaria allá en Tulancingo.

HS: Sí.

VD: Además de ir a la escuela, ¿usted trabajaba en casa con sus papás?, ¿le ayudaba a sus papás?

HS: En el campo. Trabajaba yo en el campo con él.

VD: ¿Le ayudaba en la siembra?

HS: Sí, a barbechar, a asegurar.

VD: Y, ¿tenía tierras propias su papá?

HS: Sí.

VD: Y, ¿sus hermanos cuántos fueron?, ¿cuántos fueron ustedes?

HS: Nueve.

VD: ¿Usted es de los más grandes?

HS: No, yo soy el quinto.

VD: ¿Sus hermanos trabajaban también en el campo?

HS: No. Trabajó en el telégrafo, era el administrador de telégrafos.

VD: ¿Sus hermanos más grandes?

HS: Ey. Y una hermana también fue administradora de telégrafos.

VD: ¿Ahí mismo es Estación de Apulco?

HS: No, aquí en México.

VD: Ah, ellos se vinieron al Distrito Federal.

HS: Aquí en México y en Ciudad Obregón, Sonora.

VD: ¿Usted hasta qué edad estuvo viviendo allá en Hidalgo?

HS: Hasta los quince años.

VD: Hasta los quince. ¿En ese tiempo seguía trabajando con su papá en el campo?

HS: Sí.

VD: Y, ¿a dónde se fue a los quince años?

HS: Me mandaron a estudiar aquí a una escuela que se llama Roberto Rondé.

VD: ¿De qué es la escuela?

HS: Es de, pues casi tipo militar, pero no me gustó y me fui otra vez para allá y ya me metieron a trabajar a una compañía, a la compañía de Luz y Fuerza.

VD: ¿Allá en Hidalgo?

HS: No, en Necaxa. De ahí nos fuimos para Necaxa.

VD: Ah, toda su familia ahí se había mudado.

HS: Sí, ahí estuve trabajando y ya después seguí con varias empresas y con ICA [Ingenieros Civiles Asociados] dilaté treinta y seis años.

VD: Estuvo en Necaxa, ¿hasta qué año? Porque usted salió a los, ¿como diecisiete de bracero?

HS: Sí, estuve hasta el [19]52.

VD: Y, ¿en ese año regresó la familia a Hidalgo?

HS: A Hidalgo, otra vez, se acabó la obra ahí y nos regresamos al rancho.

VD: ¿Por qué se fue toda la familia para allá?

HS: Porque casi toda la familia mía ha trabajado en construcciones. Y este, y pues ahí nos daban trabajo ellos mismos. Y nos daban buen sueldo, mejor que en el campo.

VD: Entonces su papá además de ser arriero empezó a trabajar en la construcción.

HS: No, mi papá se quedó ahí.

VD: Ah, ¿sí?

HS: En el rancho.

VD: ¿Se fue usted nada más con sus hermanos?

HS: Sí, sí, con mis hermanos, primos y todo.

VD: Ya terminando ese trabajo regresó usted a...

HS: Sí, ahí ya después me contraté.

VD: ¿Cómo fue que se enteró usted de que estaban contratando, pues ya tenía varios años que había empezado la contratación?

HS: Por medio de, de Miguel. Él ya se había ido un año a Arizona.

VD: Su primo ya se había ido un año.

HS: Sí. Y entonces hubo otra vez contrataciones en un pueblo que se llama Acatlán y como conocíamos al presidente municipal y ya nos hizo las cartas para que nos mandaran contratados allá. Él era el que se ocupaba en hacer las cartas y venía Gobernación a que se las firmaran y ya nos las entregaba.

VD: ¿A ustedes les cobraba algo el presidente municipal por hacerles sus cartas?

HS: Sí, nos cobraba, no me acuerdo si $500, ó $600 pesos. Pero pues yo creo que eran para gastos de él.

VD: Con esa carta, ¿usted a dónde se presentó?

HS: Al Empalme.

VD: Hasta Empalme.

HS: Al Empalme, Sonora.

VD: Y usted tan joven a los diecisiete años, ¿cómo fue que se animó a irse para allá tan lejos?

HS: Porque a mí me gustaba trabajar y la distancia pues no me espantaba para nada.

VD: ¿Ni le causaba algún temor irse a otro país donde no hablara el idioma?

HS: No, no, al contrario. Nos urgía, pues salir de, del rancho para conocer otros lugares.

VD: ¿Se acuerda usted qué le platicaba el señor Miguel cuando regresó?

HS: Ah, sí, que estaba, pues que era un lugar muy bonito, que se ganaba buen dinero. Y sí, él ganó buen dinero, no, porque este, arregló su ranchito. Y todavía lo tiene.

VD: ¿Eso a usted lo animó a irse para allá?

HS: Sí. Él me animó y entonces este, ya nos fuimos unos primos y yo.

VD: Se fueron todos juntos hasta Empalme.

HS: Hasta Empalme.

VD: ¿Usted en ese momento tuvo que pedir algún préstamo para irse para allá o, con recursos...?

HS: Sí, pedimos préstamo. Y nos cobraban creo el cinco por ciento.

VD: Alguna persona de ahí de su pueblo.

HS: Sí, una persona de ahí nos prestaba el dinero para poder pagar los, los gastos y ya nos íbamos. Nos contratamos en el Empalme y este y hay veces que pues se nos acababa el dinero. Y Miguel tuvo que hacer en cubetas este, atole pa vender. Y ahí vendíamos atole mientras nos contrataban.

VD: En el tiempo que estuvo en Empalme. ¿Como cuánto tiempo estuvo en Empalme?

HS: Pues como un mes.

VD: Un mes, sí. ¿A pesar de que llevaban las cartas?

HS: Sí, a pesar de que llevábamos. Pero según los pedidos que había del, del otro lado, ya nos, nos este, nos veíamos las manos a ver si de veras éramos campesinos o no. Nos hacían preguntas.

VD: Y usted había trabajado en el campo de alguna manera, ¿sí?

HS: Sí, no nos, pues no nos impresionaban las preguntas de ellos. Ahí ya después nos mandaban en trenes cargueros.

VD: De ahí de Empalme hacia, ¿por dónde entró usted?

HS: En Caléxico, ahí en Mexicali llegamos.

VD: ¿En Caléxico firmó su contrato?

HS: Sí, sí. Y luego este, pues a mí me tocó un buen patrón.

VD: ¿A dónde lo mandaron?

HS: A Yuba City. Me tocó un patrón italiano muy buena gente.

VD: ¿Qué le tocó hacer por allá, señor?

HS: Pues casi no, no este, me tocó trabajo pesado porque, me dio que le manejara yo un tractorcito. Y este, y yo manejando el tractorcito. Lo que sí, traía yo como ocho gentes ahí este, en la cosecha de la almendra.

VD: ¿Ahí era un campo de almendras?

HS: Sí y jitomate también.

VD: ¿Le tocó piscar el jitomate?

HS: Sí, pero casi no, no, no mucho porque este, según nos veían, lo fuerte que estábamos y nos ponían de cargadores. Y de cargadores, nomás cargábamos los trailers y, y nos daban una comida especial, más buena que, que a la otra gente, ¿no? Nos trataban bien.

VD: ¿Cuánto tiempo estuvo ahí?

HS: Como ocho meses.

VD: Ocho meses. ¿Le renovaron su contrato o se lo dieron de inicio?

HS: De inicio, hasta que salí.

VD: ¿No se lo estuvieron renovando ahí?

HS: No.

VD: Y señor, y cuando usted se fue, ¿lo platicó con su familia?, ¿qué le decían sus papás?

HS: Ah, pues ellos decían que no fuera, ¿no? Que qué iba a hacer, que estaba muy lejos y quién sabe, que a lo mejor se iban a la guerra a practicar para, pero pues no sé, eran puras sugestiones que tenían los papás de uno, no sé.

VD: Y usted de todas formas les dijo que se iba a ir.

HS: Ey, sí estuve muy a gusto yo allá.

VD: Me decía que estuvo ocho meses. ¿En dónde vivió en esos ocho meses?

HS: En Yuba City.

VD: Pero, ¿usted estaba en un campo con mucha gente? ¿Vivían en barracas o en dónde?

HS: En barracas.

VD: En barracas vivían.

HS: Sí, ahí teníamos este, cocinetas para hacernos de comer.

VD: ¿Usted se cocinaba por allá?

HS: Pues sorteábamos, ¿no? Había, según al que le tocara hacer la comida, otros barrer y así, pero estuve a gusto. Salíamos a un pueblo que se llama Marysville. Nos daban carro, nos llevaba y nos traía.

VD: ¿Quién los llevaba?

HS: El patrón.

VD: O sea, ¿usted tuvo trato directo con el patrón?

HS: Sí.

VD: O con, no con el mayordomo, con el patrón.

HS: Con el patrón andaba. Hay veces que yo iba a su casa, así este, a llevar a la señora de él, según. Estuve a gusto.

VD: Y, ¿su patrón hablaba el español?

HS: Poquito.

VD: Un poco.

HS: Sí.

VD: Y así se comunicaba ahí con ustedes o, ¿necesitaba intérprete?

HS: Pues había uno, el mayordomo, hablaba muy bien el inglés.

VD: El mayordomo, ¿de dónde era?

HS: De Jalisco.

VD: Ah, era mexicano.

HS: Sí.

VD: Y, ¿cómo se llevaban ustedes con el mayordomo?

HS: Bien. Bien, era muy buena gente conmigo por, una vez tuve un pleito yo con un trabajador.

VD: ¿De ahí mismo en ese campo?

HS: Sí, en ese campo y este, estaba yo haciendo unas tortillas, ¿no? Y empezamos a discutir y de repente que me descuenta, ¿no? Y entonces yo agarré una varilla y le tiré un varillazo y le rajatié todo esto. No, pues llegó el patrón y ahí él, lo, lo sacaron de ahí y a mí me defendió mucho el mayordomo.

VD: ¿Al otro trabajador se lo llevaron?

HS: Ey, se lo llevaron y, y de ahí pues eso que, el pleito ese era penado. Y el patrón fue el que observó, ¿cómo? Absorbió todos los gastos.

VD: Ah, ¿sí?, ¿del médico?

HS: Lo llevó con el médico y todo y se compuso y de ahí lo regresó a México, ey. Porque si él hubiera querido me llevan a mí preso, no sé. Y después me decía a mí Rocky Marciano, Rocky.

VD: Estaba usted muy joven.

HS: Sí.

VD: Muy, muy joven cuando se fue para allá.

HS: Estaba yo chamaco.

VD: En el tiempo que estuvo allá, ¿usted se carteaba con su familia?, ¿les escribía?

HS: Ah sí, y con las novias.

VD: Ah, ¿sí?, ¿había dejado su novia por acá?

HS: Sí, ey. Estuve muy, con ganas de venirme ya.

VD: Alguna vez, pues yo me imagino que si es la primera vez que sale del país, que sale, es muy fuerte, ¿no?

HS: Ah sí, fue la primera vez. No, porque ahora después con el trabajo que tenía yo en ICA, estuve en Nicaragua, en Honduras, en Guatemala.

VD: ¿Antes de irse a Estados Unidos?

HS: No, no, ora después.

VD: Ah, después.

HS: Sí, he conocido muchos lugares.

VD: Pero aquélla fue la primera vez que salió de México.

HS: Sí, la primera vez.

VD: Y, ¿usted recuerda sus impresiones al cruzar la frontera de ver pues un nuevo país que no conocía?

HS: Pues sí de, de que en aquel tiempo ya llegamos ahí a Estados Unidos, me tocó entrar en la época de calor y ver a las muchachas en short, sí me impresioné porque aquí no se veía eso, ni siquiera usaban pantalón. Y allá pues verlas en short cortito, ya decía uno, sí me impresioné bastante con eso.

VD: Y, ¿cómo se sentía usted, le incomodaba o le gustaba?

HS: Ah, pues me gustaba. Me gustaba y, y luego este, una gringa que, chamaca que era, estaba en una taquilla. Y yo fui a sacar un boleto y casi me habló ella, muy bonita, nomás de que este, no nos entendíamos.

VD: Ella no hablaba nada de español.

HS: Sí, pero lueguitito me di cuenta que, que le gusté.

VD: Y, ¿ya no la siguió frecuentando después?

HS: Pues iba yo pero nomás nos veíamos y le invitaba el refresco y pues tenía yo que llevárselo porque no sabía qué era, ey.

VD: Además de ella, ¿tuvo usted trato con algunas otras muchachas por allá?

HS: No.

VD: ¿No?

HS: No, nomás con la señora del, del patrón. Una italiana, le gustaba platicar conmigo.

VD: ¿Con ella platicaba en español?

HS: Poquito, lo que nos entendíamos, ey. Los domingos me iba a andar con ella a caballo y salíamos al campo.

VD: ¿Cuántos trabajadores estaban ahí donde estaba usted?

HS: Éramos dieciséis.

VD: ¿Todos braceros?

HS: Ey.

VD: Ahí no, ¿usted no llegó a convivir con ningún trabajador de allá?

HS: Sí, me hice amigo de un trabajador de allá que tenía pues su carrito y con él me iba yo a pasear, muy buena gente.

VD: Y, ¿él era de origen mexicano nacido allá?

HS: Nacido allá, hijo de mexicanos.

VD: ¿Tuvo algún, su relación con él fue buena?

HS: Sí, pos nos íbamos a, a las cantinas, él nos llevaba, nos traía, muy buena gente. Y en aquel tiempo pues no había droga, ni se conocía, nomás tomar cerveza.

VD: Iban a las cantinas.

HS: Sí.

VD: Oiga, ¿alguna vez tuvo usted un problema en las cantinas?

HS: No, con nadie, nomás el problema que le platiqué.

VD: Que fue en el campo, en el trabajo.

HS: Sí, en el campo.

VD: Señor Héctor y, ¿me puede usted describir uno de sus días de trabajo?, ¿a qué horas se despertaba, a qué horas salía?

HS: A las, a las cinco de la mañana, entonces este, desayunábamos ahí o nos llevábamos lonche.

VD: ¿Ustedes se lo preparaban?

HS: Sí, y ya de ahí nos íbamos al campo en camioneta.

VD: ¿Quién los llevaba, el patrón?

HS: El patrón, se iban dos, tres camionetas, pick up y de ahí nos íbamos, pues unos adelante, otros atrás y ya llegábamos. Una vez este, cuando me fui entró un primo mío también y ahí en Empalme pues a mí me tocó para otro lado y a él para otro. Y luego este, cuando veníamos de regreso, venía el carro de ellos con gente, también nosotros, ¿no? Pues había veces que nos agarrábamos a jitomatazos, así los dos carros y ni cuenta me había dado que ahí iba un primo mío. Ya después pues nos, nos encontramos en el pueblo y ya nos, nos platicamos y ya le dije yo: “¿A poco tú eras el que...?”. “Sí, yo era”. Y ahí nos agarramos a jitomatazos. Sí y cuando salí me ofrecieron que, que si quería regresar que regresara, pero ya no, ya no regresé.

VD: O sea que usted estuvo ese contrato de ocho meses en el [19]53 y regresando, ¿por qué ya no quiso renovar su contrato por allá?

HS: Pues este, ya después vi que aquí este, si uno se ponía a trabajar y metía ganas como es el trabajo puede uno ganar lo mismo que allá. Ey, como por ejemplo ahí en, en la empresa donde yo estaba, pues ganaba más yo aquí que allá.

VD: Le fue mejor económicamente.

HS: Ey.

VD: O sea que su motivación fue sobre todo económica de irse para allá o, ¿tenía usted ganas de conocer?

HS: No, pues fue económica y, y quería conocer porque este, pues yo veía los que venían de allá, venían con buenas chamarras, buenos zapatos, buena ropa, ¿no? Y yo quise ser igual, pero gracias a Dios me metí a trabajar a ICA y a mis hijos les di a todos buena carrera, ey.

VD: Eso fue entonces regresando de bracero que se fue a...

HS: Sí, me metí a trabajar en ICA.

VD: Y me decía que usted regresó allá en el [19]56, una vez más se decidió irse para con su primo, con el señor Miguel.

HS: Miguel, ey.

VD: Y, ¿aquella vez qué fue lo que lo animó otra vez para irse?

HS: Pues, lo mismo, ¿no? Pues no, no teníamos dinero y pues fuimos para allá, pero nos fue mal. Trabajábamos, entrábamos a las cinco de la mañana y ya a las ocho nos regresaban, nueve.

VD: ¿En dónde fue?

HS: En el Valle Imperial.

VD: ¿Qué estaban piscando?

HS: Algodón y nomás un, un rato, no sacábamos ni para comer. Y ya pues todos le dijimos al patrón: “No, pues mándenos para México”. Y ya nos sacaron.

VD: ¿No se quisieron ir a otro lado ahí mismo?

HS: No, pues no había. Nosotros qué más hubiéramos querido irnos a otro lado, para California, ese lugar siempre ha sido muy malo, ahí el Valle Imperial.

VD: Pero o sea, ¿acá en California?, ¿en el Valle Imperial?

HS: Sí, pero este, ya es rumbo a Arizona. No y California pues es bueno ya de Los Ángeles pa donde sea, ey.

VD: ¿Cuánto tiempo estuvieron allá en el Valle Imperial?

HS: Como un mes.

VD: ¿Un mes nada más?

HS: Ey. Y luego estábamos viendo de que este, llevábamos un contrato por tres meses, y en aquel tiempo pues uno no se daba cuenta, hasta hoy nos estamos dando cuenta que si nosotros hubiéramos reclamado, nos hubieran hecho válido el contrato de tres meses y nos hubieran indemnizado.

VD: Claro. ¿A usted alguien le leyó su contrato cuando lo firmó?

HS: No.

VD: Y, ¿usted tampoco lo leyó?

HS: Nadie, nadie leía nada. Nomás íbamos, a estar bajo las órdenes de los gringos.

VD: ¿Sabía usted a quién podía dirigirse si tenía algún problema?

HS: No había a quién dirigirnos, solamente al, al que nos daba los papeles para contratarnos, nos volvía a hacer buena otra carta y nos mandaba. “Pos ora váyanse a ver qué suerte les toca”. Y así nos, ya no nos cobraba.

VD: Pero por ejemplo, en caso de que ustedes llegaran allá a tener algún problema con el patrón o eso, ¿usted sabía con quién tenía que ir? o, ¿qué tenía que hacer?

HS: No, en aquel tiempo no. Ora sí que ahí me podía encerrar.

VD: ¿Ni el cónsul alguna vez los fue a visitar?

HS: No, nunca le veíamos la cara a nadie de ellos.

VD: Los ocho meses estuvo en el mismo lugar, ¿verdad?

HS: Sí, ahí sí estuve a gusto y eso salí porque ya me andaba salir, no querían que saliera yo, ey.

VD: ¿Por qué se quiso regresar para acá, señor?

HS: Pues por pasarme aquí la Navidad.

VD: Ah.

HS: Me regresé en diciembre.

VD: ¿No pidió, no quería usted pedir permiso nada más para venir y regresarse?

HS: No. Ya quería yo venirme, digo si regreso bien, si no, ¿vedá?

VD: ¿Recuerda usted si se trajo cosas de allá que comprara, que se trajera cosas para su familia?

HS: Me, me traje una grabadora.

VD: ¿No le cobraron?

HS: No.

VD: Muchos impuestos ahí.

HS: No, no, no me cobraron.

VD: Y ahí en donde estuvo pues fue un grupo relativamente pequeño de trabajadores, no eran como los cientos que a veces estaban en otros, pero entre los mismos trabajadores, ¿ahí había alguna queja frecuente?

HS: No, todos estábamos a gusto, nada más este, el problema con ese trabajador que tuve. Pero de ahí en fuera todos nos llevábamos bien.

VD: Los que estaban ahí.

HS: Sí.

VD: Convivían en general. ¿Alguna vez requirió usted de atención médica por allá?

HS: No, nunca.

VD: ¿No tuvo ningún accidente de trabajo?

HS: Nada.

VD: En el tiempo que estuvo, ¿le llegó a tocar el 16 de Septiembre por allá?

HS: Sí.

VD: Y, ¿celebraron de alguna manera donde estaban ustedes?

HS: Pos nomás este, ora sí que tipo mexicano, compramos tequila y tomar un rato ahí, porque al otro día a levantarse a trabajar.

VD: Tenían que trabajar. ¿No los invitaron la gente de los pueblos cerca, alguna cosa?

HS: No.

VD: Y, ¿qué era lo que le quedaba más cerca de ahí, qué ciudad o qué pueblo grande le quedaba más cerca?

HS: Marysville.

VD: Y, ¿se iba para allá los domingos?

HS: Sí, los domingos íbamos a comprar allá este, lo que nos hacía falta para comer, cine y a la cantina.

VD: ¿Tenían películas en español en el cine?

HS: Sí, muchas películas en español.

VD: Y, ¿ahí en el pueblo había mucha gente, muchos mexicanos, o mucha gente de origen mexicano?

HS: Sí, había bastantes, sí.

VD: ¿Cómo?, ¿usted llegó a tratar con ellos? ¿Cómo trataban a los braceros?, ¿se acuerda cómo los veían?

HS: Pues a nosotros nos veían bien, porque, pues hay muchos que, que se portan mal, ¿no? Mucha gente se porta mal y claro que los ven mal. Quieren estar como si estuvieran aquí en su pueblo.

VD: ¿Como qué cosas hacían por allá, señor?

HS: Pues se quedaban tirados en la calle, de borrachos, orinándose en las esquinas, no. Por eso este, pues hay muchos que, que reniegan de los braceros, ¿no? Pero portándose bien no hay problema.

VD: ¿Usted nunca tuvo algún problema de discriminación por allá?

HS: No, al contrario, yo tuve un amigo de primo hermano de, del gordo, ¿se acuerda del gordo y el flaco?

VD: Ah, ¿sí?

HS: Uno que se apellida Harding. Pues ese era diputado de ahí de Marysville y los domingos me invitaba a andar a caballo con él y...

VD: ¿Cómo fue que lo conoció?

HS: Sus hijos. Pues lo conocí por medio de, de los caballos, ¿no? Le dije yo que a mí me gustaba montar a caballo y ya él me invitó. Y ahí le dábamos vuelta a su rancho a caballo.

VD: ¿Pero dónde lo conoció usted, o dónde lo vio por primera vez?

HS: Allá, en, en Marysville, y este, y ya él me platicó que era primo hermano del gordo.

VD: ¿Lo conoció en el campo?

HS: Sí, en el campo montando a caballo y ya él me prestaba caballos para salir a pasear con sus hijos, ¿verdad?

VD: ¿Cómo se entendía usted con él, a señas?

HS: No, hablaba, hablaba español, así mocho pero hablaba.

VD: Y de lo que usted vio por allá, señor Héctor, ¿qué le pareció novedoso del país?, ¿qué le parecía?, ¿como qué?

HS: Pues novedoso nada más los supermercados, porque aquí no había. Eso sí, pues llegaba uno, había mucha gente también de los braceros, que como ahí llega uno ya ve, agarra uno. Había muchos que, que se agarraban lapiceros, ceniceros, sí había gente que, que se portaba mal ahí en los súper y les caían y los regresaban para México.

VD: ¿Alguna otra cosa como de comida o de la forma de ser de la gente que le pareciera novedoso, que le gustara, por ejemplo?

HS: Pues este, el modo de ser de la gente es bueno porque ya le digo, sí platican con uno, no, no son este, egoístas en nada.

VD: Y sobre lo que usted pudo ver de la forma de vida de allá, ¿le gustó?

HS: Sí, sí, es un modo, pues están muy adelantados, de, en el modo de este, en aquel tiempo, ¿no? Porque ahora he ido y este, y están casi igual que nosotros, se ve, hay en San Diego, yo iba seguido, ahí hay borrachos negros pidiendo limosna, tirados en los jardines y todo eso y antes no se veía eso, antes. Y ahora sí hay mucho, mucho drogadicto ya.

VD: En el tiempo que usted estaba allá, ¿qué era lo que más extrañaba de México, qué era lo que más echaba de menos?

HS: Pues la comida.

VD: Ah, ¿sí?

HS: Sí. La barbacoa, sí.

VD: ¿A usted le tocó guisar por allá alguna vez?

HS: Sí.

VD: Y, ¿había aprendido antes o allá se tuvo que…?

HS: No, ya había aprendido antes, porque este, en las compañías, como cuando estuve de cancha este, tenía yo familiares que tenían comedor para los trabajadores y ahí veía yo cómo guisaban y todo eso.

VD: Pero allá fue la primera vez que usted lo tuvo que hacer.

HS: Sí, sí. Pero no me daba pena.

VD: Claro.

HS: Hacer la comida.

VD: Y estando allá, no sé, a veces vienen como comparaciones entre un país y otro, ¿alguna vez llegó usted a pensar que le hubiera gustado quedarse por allá a vivir, establecer allá como una familia y quedarse de aquel lado?

HS: Pues fíjese que sí me hubiera gustado. Pero este, por el modo de, de la juventud de allá digo que más o menos está uno mejor aquí. Porque pues allá ahora sí que los, que la juventud se destrampa bastante.

VD: ¿Usted lo veía desde aquellos años?

HS: Pues sí. De aquellos años ya se veía el, muchos jóvenes ya este, tomando, fumando y aquí antes, tenía uno veinte años y no fumaba uno delante del papá de uno y allá ya.

VD: ¿Eso lo detuvo?

HS: Ey, sí, por eso reaccioné, pero este, no sé pero creo yo que en el modo de tratar a los hijos es el modo de que ellos salgan mal. Yo aquí me dediqué a que terminaran sus estudios y tengo uno que es este, físico matemático, éste es biólogo el que está ahí, está trabajando en el Carmen, en Ciudad del Carmen, Campeche. Tengo otro que es veterinario y pues mis hijas también.

VD: Y por eso no le hubiera gustado que crecieran allá.

HS: Pues sí. Allá a la mejor este, pues no me alcanzaba para darles una carrera mejor y pues aquí hay, hay buenas escuelas.

VD: Cuando usted regresó, ¿cómo lo recibieron en su familia?

HS: Ah, pues les da gusto que vienen los de por allá y este, lo reciben a uno bien.

VD: En el pueblo, ¿la gente que le decía? ¿Había muchos que se habían ido allá de ahí de la gente de su pueblo?

HS: Sí, ya en el pueblo no había este, no era, cómo quiere decir.

VD: No era novedad.

HS: No era novedad que, que aquí uno llegara de Estados Unidos. Ya lo veían como...

VD: Desde antes de los braceros, ¿se iba la gente de ahí?

HS: Sí.

VD: O, ¿con los bracero empezaron a ir?

HS: Con los braceros empezaron a ir y este, y pues les dieron preferencia a la gente del estado de Hidalgo. Antes a cada estado le daban…

VD: Cuotas.

HS: Sí. “Necesitamos tantos de tal estado, de tal”. Y pues estaba bien, ¿no? Porque mucha gente se hizo de buenas tierras.

VD: ¿Usted logró hacer algunos ahorros cuando estuvo por allá?

HS: No.

VD: ¿Se lo gastó todo? ¿Le mandaba algo a su familia aquí, o usted se lo gastó allá?

HS: Pues no, no mandaba. Me lo gastaba allá y este, y ya cuando llegué, pues traje algo de dinero.

VD: ¿Pudo hacer algo con ese ahorro?

HS: No.

VD: Era muy poco, no era suficiente.

HS: Muy poco, muy poco era.

VD: Dice que, regresando entre el [19]53 y el [19]56, ¿dónde estuvo trabajando usted, ya en la compañía de...?

HS: De luz, en Necaxa. Y de ahí pues como eran contratos por noventa días y este, y luego dilata uno para agarrar otro contrato seis meses, según haiga este, haiga trabajo, ¿no? Y mejor me metí a trabajar aquí en ICA.

VD: ¿Ahí estuvo desde...?

HS: Ahí en ICA pues entré de ayudante mecánico y, y llegué a tener hasta cuatro ingenieros bajo mis órdenes, ey.

VD: ¿Cuántos años dice que estuvo ahí?

HS: Treinta y seis.

VD: Ah, pues sí, bastante.

HS: Ey.

VD: Oiga y cuando usted regresó, ¿extrañaba algo de la vida de allá, de haber estado en Estados Unidos? Ya estando aquí, ¿extrañaba estar por allá?

HS: Sí. No, pues sí se vive mejor allá, con, en aquel tiempo con $40 dólares podía uno comprar un carro. Ey, se daba uno una vida muy buena allá.

VD: ¿No se le antojó volverse a ir ya que después de regresar, volverse a ir en la siguiente contratación?

HS: Pues no se me antojó porque me casé y ya con los hijos ya, de una vez hay que ir a la segura, ¿no?, a trabajar. Pero si hubiera seguido soltero sí me hubiera ido otra vez.

VD: Se hubiera... ¿Se casó regresando?

HS: No, me casé hasta el [19]61.

VD: Ya, pero y en esos años que siguió habiendo contratación, ¿ya no se le...?

HS: Ya no me llamaba la atención, no.

VD: ¿Tiene ahora algún hijo viviendo allá o todos sus hijos están aquí?

HS: Todos están aquí.

VD: ¿Ninguno alguna vez ha querido irse a trabajar para allá?

HS: No.

VD: Y ahora señor, esto pues un poco como a la distancia de los años, ¿qué recuerdos le quedan?, es decir, ¿cómo se siente de haber estado allá esos años?, bueno, ¿ese año, esos meses, señor?

HS: Pues nomás recordar el tiempo que estuve allá y ahora sí vivir de los recuerdos.

VD: Pero sus recuerdos, ¿son positivos, le quedan recuerdos agradables?

HS: Sí, me siento este, pues orgulloso de haber estado allá porque hay mucha gente que dice que los gringos lo tratan a uno mal y en lo que a mí me tocó no.

VD: No tuvo problemas con nadie.

HS: No, estuve a gusto con ellos.

VD: Yo creo que mucha gente que estuvo en campos más grandes o con mucha gente.

HS: Ahí sí a la mejor sufrían más, pero donde yo estuve, estuve muy bien.

VD: Le tocó solo, ¿verdad?, al señor Miguel le tocó en otro lado.

HS: Sí. Entramos juntos pero de ahí ya nos desapartaron, solamente estuvimos juntos ahí en...

VD: ¿En Empalme?

HS: No, en, en este, en el Valle Imperial.

VD: Ah, sí, sí, la segunda vez.

HS: Sí, pero de ahí pos nos venimos porque ni para comer ganábamos, ey.

VD: Oiga, aquella vez que se quedaron en Empalme, ¿dónde se dormían, dónde se quedaban?

HS: En el piso. En un campo, o en los vagones de, del ferrocarril, ahí rentábamos un petate y ahí a dormir.

VD: Y me dice que estuvieron ahí como un mes ya sin dinero.

HS: Vendiendo atole, lo bueno es que, que cuando regresamos, tenía un hermano que, que trabajaba en Ciudad Obregón, ahí era el jefe de telégrafos y ya pasamos a verlo ahí y nos dio para que nos viniéramos.

VD: ¿A los dos?

HS: Ey. “Y, ¿pero qué andan haciendo allá?, olvídense de esto y pónganse a trabajar”.

VD: Y ya jamás volvió a intentarlo.

HS: Ya no, ey.

VD: Haberse ido por allá de bracero. Pues, a usted cuando entró le tocó firmar en Caléxico, ¿verdad? ¿Ahí le tocó a usted la revisión médica, en Caléxico?

HS: Ey. Ahí nos fumigaban.

VD: ¿También le tocó ahí la fumigada?

HS: Sí, para entrar, no, no, sí, para entrar ahí pasábamos y ahí nos fumigaban y ya nos metían.

VD: ¿Los bajaban de los camiones o del tren para fumigarlos?

HS: Del tren. Y ya de ahí ya nos llevábamos a comer, eso sí, lueguitito nos daban de comer y buenas regaderas, baños y todo.

VD: A donde llegaron ahí en El Centro.

HS: Sí.

VD: ¿Estuvo poco tiempo ahí antes de que lo mandaran a...?

HS: No, ahí nomás estuvimos horas. Y de ahí ya estaban los autobuses los de la Greyhound, ya nos llevaban a, a donde teníamos que llegar. De ahí nos llevaron a, a mí me llevaron a Yuba City y dilatamos como, como catorce horas, por ahí.

VD: En autobús.

HS: Desde ahí, desde Caléxico, estaba lejos.

VD: ¿Ellos les dieron de comer en el camino, todo el camino?

HS: Sí, nos daban de comer y todo esto.

VD: ¿Llevaba usted algún intérprete o alguna otra persona de la Asociación, o sólo el autobús que ya sabía a donde?

HS: El autobús yo creo ya allá le decían: “En tal lugar hay que darles de comer”. Paraba y desayunábamos y a seguirle otra vez.

VD: Y ése fue el que los dejó hasta allá. ¿Lo recibió el patrón?

HS: Sí, ya el patrón iba por nosotros, nos llevaba allá. Y otra vez nos daban de comer ahí. Sí nos trataban bien.

VD: Creo que usted tuvo una buena experiencia por allá.

HS: Sí.

VD: Excepto la segunda vez que...

HS: No, ésa sí nos fue mal. Ya no me quedaron ganas de regresar.

VD: Ah, sí, no salía ni para...

HS: Comer.

VD: Ni para comer, ni para el regreso.

HS: Ey.

VD: Y pues, ¿hasta años después regresó usted de paseo por allá?

HS: No. Llegué cuando me tocó trabajar en Tijuana. Ahí nosotros hicimos una termoeléctrica. Y ya de ahí ya me dieron mi tarjeta local. Y ya entraba yo a donde yo quisiera, ey.

VD: ¿Estuvo mucho tiempo viviendo en Tijuana?

HS: Ah sí, pues de allá son cinco hijos míos.

VD: No, no, pues sí, sí es bastante tiempo.

HS: Ey, dilatamos bastante tiempo en Tijuana.

VD: ¿Todavía conserva su tarjeta de pase de aquellos tiempos?

HS: Sí, no y todavía es válida.

VD: ¿Se la volvieron a sellar o todavía es la misma?

HS: No, es una tarjeta que, que le dan a uno ahí en la entrada para los residentes de Tijuana, que entra uno y sale uno.

VD: Y, ¿después se volvió a...?

HS: De aquí voy para allá y es la que presento.

2do: ¿No quieres agua, refresco, o algo?

VD: ¿Sí me regalas un vaso con agua?

HS: Oh, ¿una Coca [Cola]?

VD: Mejor agua, se lo agradezco muchísimo. Oiga, pues don Héctor, pues muchas gracias por sus recuerdos de aquellos años compartidos, creo que usted fue de los que tuvo suerte y tuvo un buen tiempo por allá, creo que no a todos les fue tan bien.

HS: Ey.

VD: Sobre todo pues la gente que tenía que vivir en las barracas y que nunca conocieron a los patrones y tenían que estar nada más.

HS: No, los patrones convivían con nosotros. Hay veces que, que nos mandaban traer sándwich, o refrescos y bueno, muy buenas gentes.

VD: La esposa y el patrón también.

HS: Ey.

VD: Yo creo que no fue el caso de muchos, porque mucha gente sólo conoció al mayordomo.

HS: Ey.

VD: Sobre todo cuando eran campos grandes. Tenía, ¿las propiedades de este señor eran grandes?

HS: Pues sí, eran grandes, tenía este, huertas de, de durazno, de almendra y de jitomate.

VD: Y, ¿a usted le tocó en los tres?, ¿el durazno también lo fue a piscar?

HS: Ése le, le caía a uno el polvito por aquí, ay.

VD: En el cuello.

HS: Pica bastante. Y luego le dan a uno una argolla y el durazno no debe de pasar la argolla.

VD: Lo tiene que ir midiendo.

HS: Sí. Bueno, pero ya uno se fija en, en el tamaño.

VD: Ahí toca más también, pero no le tocaron cultivos tan pesados, ¿verdá?

HS: No, porque como te digo se fijaban en, en lo fuerte que era uno y le daban a uno un trabajo mejor. Como a mí, desde niño nos pusieron de cargadores y nos daban comida diferente a los demás.

VD: ¿Cuántos eran cargadores de los que estaban ahí?

HS: Éramos cuatro.

VD: Cuatro.

HS: Son dos abajo y dos arriba del carro. El de abajo se le echa uno ahí y uno lo agarra y la acomoda, uno de cada lado. Sí, le pagan a uno mejor que a los que andan cosechando.

VD: No, pues creo que sí corrió con bastante suerte por allá.

HS: Pues sí.

VD: Ya por eso la siguiente vez creo que sí fue bastante mala, la segunda vez que estuvo ahí.

HS: Ey, pues uno extraña, no fue igual que la primera, pues sí.

VD: Pues muchas gracias, señor Héctor, muchas gracias por su tiempo y sus recuerdos.

HS: Pues a ti que veniste hasta acá.

VD: No, no, para nada, al contrario, muchas gracias.




Fin de la entrevista


Interviewer

Domínguez, Violeta

Interviewee

Solís Fuentes, Héctor

Location

Mexico City, México

File Name Identifier

Solis_Fuentes_MEX019

Citation

Domínguez, Violeta and Solís Fuentes, Héctor, “Héctor Solís Fuentes,” Bracero History Archive, accessed November 22, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/120.