Carlos Rosario Rosario

Title

Carlos Rosario Rosario

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Carlos Rosario was born on September 11, 1928, in Mazatepec, Morelos, México; he was the youngest of three brothers; his father was a sacristan at their local church; he worked sowing rice and driving herds from an early age; in 1955, he joined the bracero program; he worked in California and Texas picking cotton, grapefruits, green beans, lemons, oranges, and strawberries.


Summary of Interview: Mr. Rosario recalls growing up Mazatepec, Morelos, México in a catholic household; he remembers sowing rice and driving herds from an early age; in 1955; he joined the Bracero Program; he describes how the hiring process was conducted, how he had to pay bribes to be placed on the selection list, and the long train trip he took to the contracting center at Empalme, Sonora, México; additionally, he states that he worked in California and Texas picking cotton, grapefruits, green beans, lemons, oranges, and strawberries; furthermore, he details daily activities on the farms, the housing braceros had, the food they prepared, the curfews they were given, and the treatment they received from foremen; he explains the different kinds of contracts they had, what they had to do when their contract expired, and how the rehiring process was done; moreover, he states what braceros did during weekends, and how they celebrated Mexican holidays; he also recounts what visits from representatives of the Mexican consulate were like; to conclude, he presents what he did after the program was terminated, how his life changed after being a bracero, and his positive memories of that time.

Creator

Domínguez, Violeta
Rosario Rosario, Carlos

Date

2002-07-25

Subject

Bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Carlos Rosario Rosario

creator (Spanish)

Domínguez, Violeta

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini Disc

Duration

1:06:28

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription


Nombre del entrevistado: Carlos Rosario Rosario
Fecha de la entrevista: 25 de julio de 2002
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez


VD: El día de hoy es 25 de julio del 2002.

CR: Ah, pos aquí está, mira.

VD: Ésta es una entrevista con el Señor Carlos Rosario Rosario

CR: Ahí están los dos, sí.

VD: En Mazatepec, Morelos.

CR: Sí, yo soy, sí.

VD: Aquí está mire, Calle Aldama 14, Colonia La Melena.

CR: La Melena, ¿verdad?, sí, sí, vaya, sí.

VD: Está muy bien.

CR: Sí. Y muchos, muchos estamos, que estamos aquí con copias… muchos tan, tienen otros nombres ya en Estados Unidos. Yo nunca le he dicho a ella, ni a él, pero sí, ya con esto que usted se está mirando, con este Gobierno que tenemos, hay que estar bien derechito.

VD: Otros se iban con otro nombre, ¿verdad?

CR: Sí, con otros nombres.

VD: Pero usted, ¿se fue con el mismo?

CR: Ah, yo sí, con mi nombre, no, ¿qué?

VD: Ándele. Oiga, señor Carlos, ¿qué edad tiene?

CR: Este, setenta y, voy a cumplir setenta y cuatro ahora el 11 de septiembre.

VD: Setenta y cuatro años.

CR: Setenta cuatro voy a cumplir y entro a los setenta y cinco años.

VD: ¿Usted nació aquí en Mazatepec?

CR: Aquí en Mazatepec, sí, ahí está.

VD: ¿A qué se dedicaban sus papás, señor Carlos?

CR: Pues cuando yo nací, siempre mi papá fue sacristán en la iglesia.

VD: ¿A poco?

CR: Cuando, cuando después de que pasó la Revolución de Zapata estuvo un padre, este de, de España, español de España. Aquí estuvo, fue el que hizo un tanque de agua en este tiempo de aguas porque se acababa, en este tiempo, en este tiempo había pozos de jalar con cubeta y la reata y la carretilla. Porque no, ya en las tardes no querían dar agua y yo en su casa tengo un pozo de agua y buena agua.

VD: ¿Usted lo hizo?

CR: Sí, yo lo hice. Taban mis chamacos, pos tábamos, el más grande estaba como éste, el otro estaba más chico, pues… Y yo le rasqué y le rasqué y salió el agua, allá está el pozo y está encasquillado desde abajo hasta arriba. Ahora que venga mi chamaco el de Querétaro, luego que venga, luego que venga mañana viernes, ahora es jueves, ¿no?

VD: Sí, jueves.

CR: Ah no, ah sí, ahora es jueves, puede que mañana venga. A ver si no, porque taba, taba en cursos, los dos siguen estudiando, ya son…

VD: Ah, está muy bien.

CR: Hicieron su nivel, su nivel superior, ¿no?, aquí en Cuernavaca. Sí, la nival[nivel], la nivel superior aquí lo hicieron en Cuernavaca. Uno salió de aquí de la del estado, de aquí de Cuernavaca y el otro salió de Ayocinapa cuando Lucio Cabañas, de los internados. Lucio Cabañas también fue muy bueno, así como, así como anda usted, así andaba Lucio Cabañas en las escuelas, nomás que el presidente de la república mandaba muchos materiales y vénganos Tu reino, entonces ahí, ahí se levantó. Pero fue muy bueno, fue como, fue como Zapata. Zapata pues fue el chefi [chief] de aquí de Morelos.

VD: Claro.

CR: Vaya. Y uno también es el chefi de los… bueno yo nunca, nunca fui a la escuela. Pero sí con mis chamacos fueron a la escuela, salieron, fueron a la secundaria y adelante. Y yo también les ayudaba, yo pa allá y pa acá, pa allá y pa acá. Allá en México en la ésa de los maestros, todito eso conozco. Tengo, tengo amistades, allí está uno de aquí de Mazatepec.

VD: Ah, ¿sí?

CR: Sí, sí y también que, y también que haya salido sacando puros diez. Por eso les digo a los chamacos: “¡Vayan a la escuela!”. “No, no me gusta”. “Mira, eso es tu este, tu, que te va a dar tu papi, tu herencia”. Ah, ahora todos los hijos quieren ya herencia que les dé uno. ¡Ah chingados!, vaya que la escuela es muy bonita y ya digo.

VD: Su papá, ¿dice que era sacristán de la iglesia?

CR: Ah, sacristán de la iglesia. Y ese padre después cuando se acabó esto de la Revolución de Zapata, todos los mandaron pa su, pa sus…

VD: Para su país.

CR: Pa su país de España. De España que tenía un hermano que era torero, lo que es España y Madrid allá puros toreros, puros bien vestidos y aquí el padre,
Padre España, el Padre Jancot, ¿el padre? Jorge Ballestai, Ballesteros, no sé su nombre, pero de España, allá, aquí estuvo, aquí llegó. Ése estuvo en Cuernavaca cuando el sitio, cuando se rompió el sitio en Cuernavaca de la Revolución de Zapata con el Gobierno, ahí salieron todos, se chisparon.

VD: ¿Su papá no anduvo en la Revolución?

CR: No, no, mi papá no. No, mi pa, no, aquí fueron. Mire y ahí están, están hartos retratados los que anduvieron en la Revolución. Estaban, sí, estaban jóvenes, porque apenas Coquis sabe de esa historia. La sacó uno, uno que se llama Armando, Armando Toledo, es pariente de ella. Sacó quién sabe de dónde haiga sacado esa fotografía y ahí sacó los que, los que estuvieron en la Revolución. También cuando La Sandunga, ahí también ahorita que andaba ahí buscando ese papelito, ahí hallé este, aquí se formó La Sandunga. No, no había luz, gracias.

VD: No se apure.

CR: Tráiban este, tráiban este, máquinas pa la voz de los, cuando La Sandunga, cuando Lupe Véliz [Vélez], aquí fue filmada La Sandunga, al rato le traigo un papelito pa que hoy, pa que lea la historia de hace muchos años.

VD: Ándele pues. Oiga, y luego de que era sacristán, ¿qué?, ¿ya no siguió con el Padre?

CR: Ya después, pues ya no. Aquí estuvo en la casa. No, no, mi papá no, fue sacristán del Calvario, ya después estuvo aquí en la casa, aquí estuvo, aquí estuvo y así. Muchos la gozaron en Estados Unidos y yo no, y yo por tar mandándo pa mi mamá porque así como dijo del este…

VD: ¿Él era campesino?

CR: Sí, no, no, siempre en la iglesia, en la iglesia. Tenía sus tías que fueron, tenía sus tías que una de ellas siempre en la iglesia, en la iglesia, en la iglesia, en la iglesia, sí.

VD: Y, ¿su mamá, la mamá de usted?

CR: Pues Telvina, ésa murió como de cincuenta y ocho años, joven.

VD: ¿Ella también era de aquí, de Mazatepec?

CR: Sí, de aquí, sí. De Mazatepec, sí.

VD: Y, ¿cuántos hermanos tiene o tuvo usted?

CR: Tengo dos, dos, tres.

VD: ¿Tres?

CR: Sí.

VD: ¿Son más chicos o más grandes?

CR: Sí, sí, son los más grandes.

VD: ¿Más grandes?

CR: No, dos, si somos tres, el otro, el otro es más grande. El otro anda ya casi en los, en los setenta y, en los, en los setenta y cuatro, setenta y cinco, setenta y seis, como en setenta y siete o setenta y ocho. Ese ya, ya está bien acabado.

VD: Oiga, usted me decía que no fue a la escuela aquí cuando era niño.

CR: No, yo no. No, nunca, no, no.

VD: ¿Qué hacía cuando era niño?

CR: Pues en el campo así.

VD: ¿Le ayudaba a su papá?

CR: Sí, no, que en ese tiempo, que ir a, este, me iba yo con uno así como éste que los, las chivas, las vacas, ir a pastorear a los animales, los bueyes, $0.70, $0.50 centavos diarios.

VD: ¿Le daban?

CR: Sí, nos daban, sí, sí.

VD: ¿Hasta qué edad estuvo trabajando en el campo así?

CR: No, pues ya después ya que estaba yo grande, plantaba yo arroz de aquel lado de la vega, aquí para este lado. Arroz, arroz, siempre arroz, arroz. Nomás que el [19]55, el este, el año [19]55, el 28 cayó un aguacerazote juerte y creció el río de la vega, el Río Chalma y se llevó la toma y se llevó un cacho de Apantle y aterró este, muchos pedazos de arroz. Y fue cuando me fui, a fines del [19]55.

VD: ¿Ésa fue la primera vez que se fue a Estados Unidos?

CR: Sí, que me fui a Estados Unidos. Pues debía yo centavos, dije yo: “Ahora, pa pagar, ¿cómo?”. (risas)

VD: Y, ¿cómo supo usted que estaban contratando braceros, señor Carlos?

CR: Uno de, que ahora creo que trae muletas. Y yo ya seguido, digo que voy a Toluca, a Toluca a visitar. Ése vino aquí y aquí en ese tiempo nomás nos fuimos dos. Nos cobraron, nos cobró el coyote $200 pesos.

VD: ¿A dos de ustedes que se fueron?

CR: Sí, de aquí uno ya es dijunto, ya es difunto, este, él, su esposa vive en, aquí en Galeana, está aquí en Zacatepec. Él se llama, él se llamaba Pedro Martínez. Ése, había estado dieciocho meses en este, que dijo don este, en Bispri, en Bispring [Big Spring]

VD: ¿En Texas?

CR: En Texas. ¡Dieciocho meses había estado! Y su patrón le mandó pa que se fuera y después aquí que nos viene ese de Capulá, aquí de Estado de México, pa acá de
Santiago y que nos va, y que nos vamos. Y yo dije: “Yo me voy, qué cosa”. Ah y cuando fue el 4 de octubre ya estaba, ya habíamos pasado, entonces estaba fácil, facilito, $250 pesos.

VD: Y con ese dinero que usted le pagó, ¿a dónde se lo llevaron? De aquí, ¿para dónde?

CR: Ah pues al centro, a Caléxico.

VD: ¿Entró por Empalme?

CR: Sí, Empalme. De ahí de Empalme en autobuses, unos rojos, a este, a Benjamín Hill y de ahí en el tren.

VD: Oiga y, ¿no tardó mucho ahí en Empalme?

CR: No, no, pues tuvimos… Yo Empalme lo conocí ya el [19]58.

VD: Cuando estuvo mucho tiempo.

CR: Sí, nos tuvo el coyote, nos pagaba el hotel en Guaymas, en el Hotel San José, hotel bien bonito y lujoso.

VD: ¿El coyote les daba ahí hospedaje?

CR: Sí, ahí, ahí nos llevó, él pagó. Ahí estuvimos como tres días, cuatro días. Y este, entonces se llega el lunes y nomás se veía él con este, el que le digo que es dijunto, es de aquí, era de aquí. Bueno, aquí vivía, ya, ya es difunto. Este, dice: “Nos vamos el lunes”, yo, nomás yo y él y no, de Capulá iban como más de cien.

VD: Oiga, de aquí, ¿usted conocía otros de aquí de Mazatepec que ya se hubieran ido antes, señor Carlos?

CR: Ah, sí, pues sí, ya son, pues…

VD: ¿Ya tenía varios años la contratación?

CR: Ya no, pues sí ya aquí, aquí hay, pos este… Yo le digo a ellas, a sus hijas, aquí estuvo uno que se llamaba, ése se cayó, estaba en Anaheim en la naranja. Se vino de la escalera, se llama, se llamaba Brígido Guadarrama, no sé de qué.

VD: Y, ¿murió allá?

CR: Allá, no, aquí murió, pero, este…

VD: ¿De la caída?

CR: Sí, de la caída de la escalera. Y estaba contratado cuando el [19]40, creo que [19]42, ¿no?

VD: El cuarenta y algo, [19]42 empezaron los contratos.

CR: Lo mismo aquél, el que se daba cuenta de él, es aquél que también ha venido aquí, aquí ha venido, lo conoce Coquis, Manuel Tovar. Ése estuvo allá, el también se estuvo allá, ése fue de los primeros braceros, ¡uh!, fíjese.

VD: ¿Hace muchísimo?

CR: Sí, mucho.

VD: Oiga, señor Carlos y, ¿qué decían los primeros que se habían ido, qué decían del trabajo de allá?

CR: No, pos bien. También aquí estaba un viejito, un viejito, bien viejito. Nomás que ire, ahora sí que muchos teníamos un genio, un genio feo. Ese viejito la verdad, y es de aquí, aquí tiene su, aquí tienen sus hijos. Tiene un hijo que se llama Manuel, creo que está en sillas de ruedas y más joven que yo, más. Casi lo llevo como con veinte años a su hijo y éste fue, éste es el único que vive ya aquí de la música. Yo nací el 11 de septiembre, el 11 de septiembre, el 12, el 11, el 12, el 13, el 14, que es el día que cumple años la imagen del Señor del Calvario. Ese día se inauguró la mera banda de aquí de Mazatepec, Morelos.

VD: Ah, ¿sí?

CR: Y nomás queda él, quedaba don Antonio Cabrera, él ya murió y ése estuvo mucho tiempo en Apatzingán y hasta ahora vino aquí, pero es muy así, muy… No es que sea este, que a barrer pa ahí pa cá, no, no, ahí está sentado, sentado. No, yo no, yo soy bien activo, yo estuve… Ya no me quise ir. Tengo también una tarjetita de un restaurant de El Matador en Virginia. Él es mexicano, su papá, no, él es nacido allá, pero sus papás fueron mexicanos y su patrón son de este, de Japón, El Matador, sí.

VD: Señor Carlos, entonces le preguntaba yo que ya que se habían ido muchos, que qué contaban del trabajo del campo. ¿Por qué se animó usted a irse?

CR: Pues bien, porque ya habían ido unos de aquí.

VD: Y, ¿qué decían?

CR: De aquí se iban a Cuautla, ahí, los contrataban y de Cuautla en el tren a México y de México en el tren a este, a California.

VD: Y, ¿qué decían, por qué…?

CR: No, y venían. No, pos contaban muchas así como, ¿no oíste?, contaban. Otro que, también se murió de, también otro que se llama Miguel, Miguel Mercader.

VD: ¿Qué contaba?

CR: No, que estaba bonito. Y había fotografías de aquí nomás que se… Yo tengo fotografías de allá, sí.

VD: Y, ¿las tiene todavía, las conserva?

CR: Creo que las tengo en México, sí, sí las tengo, pero aquí está este, ella este, aquí están muchos retratados en Estados [Unidos]. Este, cuando la vía, cuando el traque, el tren, que andaban contando con las de esas llavezotas pa las vías, aquí muchos, fíjese. Eso es como le digo a una chamaca y dice: “Y ah po y ah po, ¿cuánto nos van a dar?”. Quieren saber. Y: “Si no nos dan, tú nos das”. Entonces vayan a… Que si no les da Coquis, dicen: “Tú nos das”. Y dice mi chamaco: “Papá ya a ninguna anime. Dígale a Coquis y a Rodolfo que ya a nadie les platique”.

VD: ¡Qué barbaridad! Oiga, señor Carlos, entonces, ¿qué edad tenía usted cuando se fue la primera vez?

CR: Este, tenía yo veintiocho años.

VD: Veintiocho años. ¿Estaba usted soltero?

CR: Sí, sí, soltero, veintiocho años. Sí, allá me enseñé a leer.

VD: Y se fue usted entonces de aquí hacia, ¿México?

CR: A México y de México a este Guadalajara cuando cobraba $35 pesos de México a Guadalajara y de Guadalajara a Empalme.

VD: Y, ¿de dónde sacó usted dinero para irse?, ¿pidió prestado?

CR: Sí, pedí prestado. Sí, creo sí, creo que $200 pesos, en ese tiempo, pero fíjese, $200 pesos.

VD: ¡Claro! Y, ¿con eso llegó hasta allá?

CR: Sí, sí, llegamos y pos estamos allá, ya el coyote nos iba allá, nos pagó allá en este, en Empalme, este, en Guaymas.

VD: ¿Se fue usted con este otro señor de aquí?

CR: Sí, sí, que ya es difunto. Nomás dos, porque nadie quiso, nadie.

VD: ¿Por qué no querían?

CR: Porque no, porque decía: “No y, ¿si nos engaña?, nos engaña”. Y después que vieron que yo pasé, ¡ja!, y que se animan. Pues ya entonces ahí cambió la cosa allá en Empalme, andaban agarrando los coyotes, ya ninguno pasó. Ahí después, ahí después, no, después estuvo caramba ya ninguno pasó.

VD: ¿Esa vez usted pasó fácil?

CR: Sí, sí yo pasé, sí, hombre, onde yo tengo mis, tengo ahí mis ya ve, ahí está mi contacto viejito a que…

VD: ¿Dónde le tocó?

CR: En este, en Fillmore, California.

VD: ¿Qué le tocó por allá?

CR: Pura naranja, limón, toronja.

VD: Cítricos, ándele.

CR: Sí, sí, pura naranja. Era con una compañía grande que el limón, hasta que se ajustaba el pedido los llevan al tren. Quién sabe pa dónde la mandaban. Y la toronja, cuando no piscábamos, nos pagaban la toronja a $8 pesos, a $8 pesos, a $0.08 centavos la caja.

VD: ¿De toronja?

CR: De toronja, a $22 la de, la de limón. Yo creo que a $16 la de naranja.

VD: Oiga, y ahí en California, ¿dónde vivía?

CR: En, este, en un pueblo que este, en ciudad chiquita, este Fillmore.

VD: ¿Pero era un campamento como barraca?

CR: Sí que sí lo era, sí, sí. Sí de esas barracas, ahí había quién, cuando en la tarde que llegaba uno, ya estaban ahí la carta de cualquiera, sí, en las camas.

VD: Ah, ¿se las dejaban?

CR: Ah, sí, sí. Había comedor, había comedor todos bien, bien limpiecitos. Cuando entraba uno allí al comedor, bien, ya bien aseado y todo.

VD: ¿Se tenían que ir a bañar?

CR: Sí, sí, cuando llegaba uno. Y después estuve ya onde, cerquita donde dijo don este, don, ¿cómo dijo?, Soledad.

VD: ¿También estuvo en Soledad?

CR: También, sí, ahí estuve, sí, Soledad, este, La Asociación este, en ciudad grande este, ¿cómo se llama una ciudad grandísima?, ¿cómo se llama? Pues sí, mucho antes de llegar hasta Monterrey. Este, ya Monterrey es mar ahí, ahí ya es mar. Este, chin, ahí estaba La Asociación, no en, no en Watsonville, de ahí nos llevaron, de ahí de esa ciudad grande a Watsonville, Watsonville es esa ciudad grande, ahí estábamos en este, en una, en una compañía del ejote.

VD: ¿Le tocó piscar ejote también?

CR: Piscar ejote, sí, y fresa también, fresa, sí, sí.

VD: Fresa, ejote. ¿Qué más le tocó ahí? ¿Su primer contrato de cuánto tiempo fue?

CR: ¡Oh! Pues estuve, pues yo me vine porque mi mamá se murió. Sí, casi estuve dos años, tres años.

VD: ¿Seguidos?

CR: Sí, sí, sí,

VD: ¿Renovaba usted su contrato allá?

CR: Sí, sí, sí, sí, allá renovando. Sí, sí pues allá es rápido, se va así como aquí en México se va rápido el día, también allá, rápido.

VD: ¿Cómo cuántas horas trabajaba al día, señor Carlos?

CR: No ah, pues a este, hasta que se ajustaba el pedido. A veces nos daban quince horas.

VD: ¿Seguidas?

CR: Sí, sí a veces quince horas. Pues no, pues son allá en ese Watsonville, en Salinas, esa ciudad grande. Salinas, no, sí, Salinas es grandísimo.

VD: ¿En la lechuga?

CR: No, ahí no, pero sí, muchos se les hacía aquí un como, como de la lechuga. Dicen que luego: “¿Ya te lechugastes?”. Como un granote, pero grande. Y con la misma las hojitas ahí que se hacen, yo nunca, yo nunca me enfermé allá, pero muchos se enfermaban allá luego luego. Y aquí en Virginia estuve en el tabaco.

VD: Pero eso fue después, ¿verdad?

CR: Sí, ya eso ya fue el [19]80, [19]81, [19]82, ya ésa sí.

VD: Ándele, ¿ya sin contrato?

CR: No, sí, con contrato, sí, también, sí.

VD: Ah, pero de los nuevos.

CR: Sí, sí contrato, sí, sí.

VD: Oiga y cuando usted se fue, ¿qué le decía su familia, qué le decían de que se iba?

CR: No, pues yo, pos yo le digo a mi mamá: “¿Mamá qué cosa hago?”, le digo, “ya veo usted enferma, usted, yo voy”. Dice: “Ándale, pues”, dice, “pero ay hijo, no sales de Cuernavaca”. Y sí, no había salido de Cuernavaca, no, no, nada.

VD: ¿Nunca había salido de aquí?

CR: No, no, no, sí, ya había ido yo, pero pos no sabía…

VD: Oiga y, ¿qué le pareció cuando usted que no había salido mucho de por aquí, cuando cruzó la frontera y vio otro país?

CR: No, pues allá el primer cheque que nos dieron y que le digo al dijunto, le digo: “Oyes Pedro, ven, ven”, le digo, “oyes, ¿no me quedrá dejar ir este, el mayordomo, ir a ver a mi mamá?”. Y que dice: “¿Qué?”. “¿No me quedrá dejar ir en, irme a la primer flecha y regresarme temprano en la tarde?”. Era un sábado. Y que me dice: “Chalis, ven. A ver dime, ¿qué cosa?”. Y le dije. Dice: “Cabrón, si no estás en México. Tas en Estados Unidos, cabrón”. Vaya, no sabía yo. (risas)

VD: ¿No sabía qué tan lejos estaba?

CR: No, pos no, ya empecé, empecé a distraer, ya empecé a decir: “Sí, pos sí”.

VD: ¿Usted creyó que estaba cerquita de su casa? (risas)

CR: Sí, cerquitas, no, chin. Yo por eso le digo a algunos: “No, yo conozco lejísimos”.

VD: Sí, claro.

CR: Sí, retelejos. Por eso este, cuando aquí muchos se fueron a estudiar y son maestros, taba sí, taba sí, pos aquí hay mucho maestro, muchos que estudiaron, quienes ya son, sí, son profesores. Y hay muchos que no saben leer. Le dijo: “Tienes tus hijos que te enseñen”. “No”, dice, “pa qué chingados”. Le digo: “En un ratitito que te enseñen ahí a leer”.

VD: ¿Nunca aprendió a leer y a escribir, señor Carlos, usted?

CR: Sí, yo sí. Leer sí, no, no sé hacer cuentas.

VD: Ah, pero, ¿a leer y escribir sí?

CR: Ah, no, sí, sí, leer escribir, sí.

VD: ¿Dónde aprendió a leer y a escribir?


CR: Pues allá en Estados Unidos.

VD: ¿Cuándo?, platíqueme cómo aprendió.

CR: En el [19]56 pues empecé que a escribir, allá ponía yo, que decía mi mamá: “Ay hijo, pero aquí no”. Le digo: “No, pos ya sé”, así, así.

VD: Pero y, ¿quién le enseñó?

CR: Pos ése el, ese dijunto, ese Pedro Martínez. Porque llegaba la carta de mi mamá y él sí, él los dom[ingos], los sábados iba a tomar. Yo no, no, yo siempre con mi mamá, dice: “¡Ay de veras!, llegó tu carta el viernes, no te la leí”. Ya me la leyó como pal miércoles, ay llámese, dice: “Ira, enséñate, enséñate, hombre, enséñate”, y sí.

VD: ¿Él le enseñó?

CR: Sí, él me enseñó, sí.

VD: Y, ¿a qué horas le enseñaba a leer?

CR: En la tarde ya que este, iba yo me, ya había, aquí no había televisión, allá ya había, decía: “Quiero la tarea, la tarea, la tarea”. “Sí, sí”. Le enseñaba y dice: “Ahora sí sabes cabrón, ahora sí sabes”.

VD: Y, ¿allá empezaba a escribir?

CR: Sí, allá sí, a leer y escribir.

VD: ¡Ándele!

CR: Sí, ahí en este Fillmore, ahí en este Fillmore, estaba un res[taurán], un, una cafetería que la señorita era americana y estuvo siete años en México. Sabía bien el español, estuvo aquí en México y aprendió.

VD: Y, ¿usted platicaba con ella?

CR: Él, él.

VD: ¿Él?

CR: Él sí, yo no, yo todavía no, no, él, ¡vaya!

VD: ¿Usted no se consiguió una novia por allá?

CR: No, no, tuve así amistad así. Sí, pero así sí, cuando estuve en Sacramento, Sacramento, California tiene mucha gente de todo el mundo.

VD: Y, ¿conoció usted a unos mexicanos pero de allá, que habían nacido allá?

CR: Sí, de allá, sí, sí nacidos allá.

VD: Y, ¿cómo se llevaba con ellos?

CR: Bien, un, pos aquí están unos, están allá, ahorita están en Santa Paula. Están unos de los de estos, los conocen a esta Coquis, de los Rodríguez. Vivían en Santa Paula, son los buenos, sí, son los buenos también de Miacatlán. Yo allá, allá viví con unos de Miacatlán, ya son dijuntos allá.


VD: ¿Conoció gente de por aquí?

CR: Sí, sí, sí de Miacatlán.

VD: Ándele.

CR: Sí, ya así, pos sí.

VD: Oiga y, ¿cómo lo trataban los mayordomos?

CR: Bien, pues ese Antonio Argil, ése es mexicano nomás que fue ya nacido allá. Ah, no, se fue pa allá, es Antonio Argil, su esposa mexicana, nomás que se fueron creo que en el [19]40 y allá estuvieron. Ya les dieron papeles, entonces taba fácil para entrar, también cuando Miguel Alemán, ya ve pues ése cerró las fronteras y el Gobierno aquél man[daba], nomás le daban un papelito y va sí por quince días, veinte días. Y ya se le vencía ese papelito, iba usted al juzgado, allá se dice la, la corte, ¿no? Y ya iba y le dicen: “¿Cuántos meses quieres?”. “Vaya”. “Sí”. Y ahora no, está difícil para entrar.

VD: Sí, ahora es más, más difícil para allá.

CR: Sí, ta difícil, sí, sí ta difícil.

VD: Y, ¿se acuerda usted? A ver, me puede describir uno de sus días de trabajo, señor Carlos, ¿a qué horas se levantaba?

CR: Ah, pues aquí allá tocaba, tocaba la ésa, la chicharra, ¿no? Temprano a las, a las cuatro, a las cinco y media para ir a la este, la avena, la avena y sí, comer.

VD: ¿Se la preparan ustedes?

CR: Sí, sí, no, ellos no, el comedor ya estaba bien, los manteles, todo bien bonito, los manteles. Ya uno bien peinado y este, las compuso las botas y todo ya para irse a trabajar a la naranja temprano para cuando llegara el autobús ya nos llevaba a la pisca. Había una huerta de limón deste, que éramos como doscientos y la acabábamos en tres meses. La huerta se llamaba La Noventa y nueve, de limón. Pero bonito el cer[ro], la lomita, el cerrito bonito donde estaban los limones. Creo que eran, era de una, de unos, ya ve que esos son bien astutos los japoneses. Hasta arriba estaba el tanque de agua. Y entonces era agua por goteo, va, por goteo, sí, sí. No, allá son bien astutos.

VD: Oiga, aquí había trabajado, bueno, aquí sí hay limones y naranjas.

CR: Sí.

VD: ¿Pero qué más le tocó?, ¿fresa?

CR: Nomás fresa y la toronja y limón y naranja y después el tabaco, ah, y el algodón aquí en Texas.

VD: ¿Cuándo se fue a Texas?

CR: Ah, el [19]61. Y la última vez jue el sesenta, el [19]64, la última vez que hubo braceros.

VD: Oiga y esa vez que se fue en el [19]61, o sea que, ¿se fue en el cincuenta y…?

CR: El [19]56.

VD: [Mil novecientos] cincuenta y seis y se quedó como hasta el [19]58.

CR: Sí, no, sí me fui el [19]55, a fines del [19]55 ya en octubre.

VD: Ah, okay y, ¿regresó como el cincuenta y…?

CR: En el [19]57, cuando mi mamá se murió, sí.

VD: Y después, ¿estuvo aquí?

CR: Aquí estuve. En [19]58 me fui y este, nos fue mal a muchos de aquí de Morelos, a muchos nos fue mal el [19]58.

VD: ¿Por qué, señor Carlos?

CR: Porque no, no hubo contrataciones ahí en Empalme y era una robadera grande.

VD: ¿Usted llegó a Empalme?

CR: Sí, ahí conocí, ahí conocí el este, el este, Empalme. Entonces el presi, el presidente municipal de ahí daba diario, diario, mil, regalaba mil boletos para venirse de Guadalajara, de Empalme a Guadalajara en el tren de dado. Le daban a uno creo que $10 pesos y el lonche y fue cuando me vine, dije: “¡Alivao!”, le dije a otro, que ahora tiene papeles, está allá en Santa Paula, le digo: “¡Vámonos! A ver si vamos a Chihuahua”. Llego aquí y me contrato nuevo en Cuernavaca y me enlisto y fuimos a Chihuahua.

VD: O sea que llegó usted aquí y, ¿fue más fácil que se fuera a Cuernavaca?

CR: Sí, pues ahí, ahí nos daba el a contratarse aquí en Cuernavaca en la Cámara de Diputados.

VD: ¿Le pagó usted a alguien?

CR: No, no, ahí no, ahí no, no.

VD: Y, ¿le dieron su carta?

CR: Sí, sí me dieron la carta para irme este, a Chihuahua.

VD: ¿Por dónde pasó por Ciudad Juárez?

CR: Por Ciudad Juárez.

VD: Y, ¿por El Paso?

CR: Por, sí, Ciudad Juárez, ahí es Ciudad Juárez.

VD: ¡Ándele! Oiga y allá que le tocó en Texas en el algodón, ¿cómo le fue por allá?

CR: Es bien, estuve, estuve en Pecos, en Pecos, Texas. Ahí está cerquitas de ahí de, ahí de Ciudad Juárez en Pecos.

VD: ¿Era una galera grande?

CR: Sí, también una, una galera grande ahí estaban las estufas, ahí estaba, estábamos ahí.

VD: ¿Ahí se hacía usted de comer?

CR: Sí, así nos hacíamos de comer muchos.

VD: Y, ¿ya había aprendido cómo hacer de comer?

CR: Pues sí, ya sí, ya.

VD: ¿En dónde había aprendido?

CR: En California, sí, sí.

VD: Pero ahí tenían comedor, ¿no?

CR: Sí, ahí teníamos comedor. Pos ya sabía yo, sí, ya, sí. También cuando estuve en, también otro de Teti, Tetecala, pero quere que les ande uno avisando otro de Tetecala. Ha venido aquí, por ése caí en Sacramento, porque dice él, dice: “Vamos, vamos hasta Sacramento”. Estábamos hacia donde este, Salinas, y llegó ese Antonio Argil, dice: “Mira, ya llegó mi patrón, a ver, le voy a hablar, le voy a decir de ti”.Y sí, que, vi que sacó él, él, ese Antonio Argil, sacó su lápiz y apuntó a mí y dice: “Ya te, ya te apuntó”. Va y después sí, que va el que taba ahí con la lista, que taba: “A ver, de este autobús nomás que se baje fulano de tal ese de Tetecala y Carlos Rosario Rosario”. Ya nos vamos yo y él y luego que fuimos a firmar el contrato y que nos lleva y él sabía, dije: “¡Ah chingao, éste sabe español!”. Pues era mexicano, Antonio Argil ahí está. Y ya nos llevó de Salinas hasta Sacramento. Sacramento este, el pueblito al rancho es Lujaus(??), ahí está el nombre de él, Lujaus(??) está a diecisiete millas.

VD: Ahí, ¿qué estuvo haciendo?

CR: Ahí estuve en el, se llama el jape, ese jape son unas pacas grandes, ése se las llevaba un tráiler a San Francisco que es para la cerveza. Sí, sí ahí cocía, ahí tenía hornos.

VD: ¿Qué le tocaba a usted, piscar eso?

CR: Sí, arriba, en el troque, en el carro, este, es un bejuquito que se enreda en un lacito y se enreda ya y está arriba. Arriba hay alambres y este, mocharlo y sí, y se va cayendo en el carro, uno así, el otro así, hasta que llenaba y ya se los llevaban, se los llevaban. Y allá estaba una máquina que estaba vuelta y vuelta y allá estaba otro agarrando los lacitos y los ponía los ganchos y se metía a los hornos y ya salían las pacas cocidas, ya salían las pacas. Sí, en Sacra[mento], este, en California.

VD: ¿Como cuánto tiempo estuvo ahí?

CR: No, pues allá estuve, pues ahí estuve que a mí me pesaba mucho el este el Antonio Argil, este, decía: “Me escribes y me escribes, me escribes, pa que te vengas”. Jue cuando este, este, ya no jui.

VD: ¿Ya nunca regresó?

CR: Ya nunca no, no ya no.

VD: Oiga, señor Carlos, y antes de que se fuera usted la primera vez, con lo que había oído, con lo que le habían dicho otros, ¿cómo se imaginaba que era Estados Unidos?

CR: Pos…

VD: ¿Qué se imaginaba usted que se iba a encontrar ahí?

CR: Pos como, como platicaban y decían que no, dice: “No, hay unos desiertos muy grandes”, dice. Pues sí, el desierto de aquí de Sonora, el de Chihuahua casi se junta con el de Sonora. Casi aquí en, aquí en Sonora al instante se ve que el cielo se une con la tierra, va y no.

VD: ¿Qué más decía la gente?

CR: Sí, y entonces no muchos, todavía está mucho, dice: “Ay, no creo que, no creo que, tás estudiado. Fíjate en tus libros, ¿cómo está la república?”. Y ya ve que pa acá está más grande.

VD: Pero y, ¿qué más se imaginaba usted del país, que se iba a encontrar allá?

CR: No, pues yo ya, como ya oía yo, oía yo las pláticas, oía, yo dije: “Ay, qué chingados sabe él de Estados Unidos que yo no sabré y qué no sabré”. Sí, y muchos de aquí que iban no sabían leer, no sabían leer, no se enseñaron a leer. Yo sí, yo sí me enseñé a leer y a escribir, sí, ¿mejor no?, más, sí.

VD: ¿Allá con su compañero?

CR: Sí, con aquél. Ya después que estaba yo solito, no, ya mucha, muchas facilidades, nomás que ahora muchos queremos que aquí nos den, ¿no? Hay que trabajar, sí, sí.

VD: Oiga, ¿recuerda usted, señor Carlos, si entre sus compañeros de trabajo había alguna queja frecuente, algo de que no les pareciera?

CR: No, no, todos, yo pa qué, no, yo sí, sí, nos daban bien, nos trataban bien, no querían ni… Nomás aquí el de Texas, este el Chander, ése no quería ni que saliera uno, no quería que hiciéramos este, amistad con los negros.

VD: ¿Por qué, qué le decía?

CR: No, porque como a ellos les gustaba mucho tomar y decía que no, vaya. También este, el Warnel, el de Virginia. Una vez uno ya le andaba de jumar, ya le
andaba de jumar y que le digo este, a un negro, se llamaba, se llamaba Welter y que le digo: “Ira, si quieres cigarros que te lleve el Welter, nomás que sí le vas a dar pal gas, le compras un seis”. Y sí, él no, él fumaba mucho y que se lo lleva. Al otro día y como es tierra que se pinta el zapato, la llanta, al otro día y que llega el patrón y que empieza, sí, que me pregunta que quién, que quién había llegado, pos él nomás entraba ahí con su carro, con su camioneta y que le digo este, le enseñé está vista una caja vacía de cigarros. Va y que dijo que no, que no, que ahí no quería nadie que fuera, que nos fuera a visitar. En Virginia, en Dinwiddie ahí es el pueblito.

VD: Ah, pero, ¿eso ya fue después en Virginia?

CR: Sí, eso ya fue, ya fue el [19]80, [19]81.

VD: Pero entonces, porque me decía primero que era el de Texas.

CR: Ah, ese también bien delicado, no quería nada también. Ese sí americano, sí, ése sí, ése tampoco. Ahí tenemos, sí, como dice don este, estando contratado no paga uno nada, nomás la comida, nomás la comida. Pero de ahí pa ya que gas, este luz, este el papel del baño, todo. Nada, eso sí, eso nada.

VD: ¿No le tocaba pagar?

CR: No, no nada, no, no, no, contratado.

VD: ¿Cómo los trataba ese patrón en Texas?

CR: Bien, bien. Sí, aquí estuvimos, estuvimos cuatro de aquí con ese patrón, con ese patrón, el Chander. Uno ya es dijunto, ya es difunto, el otro no puede andar y más joven que yo. No puede andar, pero no, se le quemaban las tortillas en la estufa, las de harina. (risas) Le digo: “Mira así rápido, sí, sí”. Yo ahí en Texas me hice de amistad con uno porque aquellos querían cerveza y yo también tenía yo ganas, porque ya teníamos como tres semanas y que le digo a un mexicano, sí, ya nacido allá, nacionalizado allá, pero sabía bien el español y que le digo: “Oyes, yo, yo aquí nunca he venido, pero yo he ido a California”, le digo, “¿dónde está la salsa Búfalo?”. En este en una marqueta grande, y que me dice: “Ven, aquí está, vente aquí está”. (risas) Ya juimos, pero yo fui pa que preguntarle que en dónde, en dónde podíamos conseguir unas cervezas por los otros, otros también este, dice: “No, aquí no hay, solamente al estado de Oklahoma”. Los llevó, los llevó como a las cinco de la tarde y regresaron como a las seis de la mañana.

VD: ¿A dónde se fueron?

CR: Al estado a traer cerveza, al estado de Oklahoma. Vaya, no, trajeron como diez costalitos, hartos seises, hijos. Pero estaban jóvenes, todavía está, eso fue el [19]61. Yo también (ininteligible) hace tantos años, sí, pero yo sí, no, ¿pa qué?, yo no, yo en la noche yo no salir ya no pa fuera. Siempre que a veces que despertaba a las once o las doce, mi café, el Nescafé o este, avena o enchiladas, sí.

VD: Oiga y, ¿qué hacía en sus tiempos libres, señor Carlos? Cuando descasaba en los domingos, ¿qué hacía?

CR: Pos lavar ropa interior y estar ahí con eso que dijo usted, en la tina. Había tina, una tina es un refregadero, ahí entre la tina pa lavar y tender, ¿sí?

VD: Y, ¿no salía a los pueblitos?

CR: No, pues ahí teníamos cerquita un pueblito que se llamaba Quitaque, Quitaque, Texas. Quitaque y otro que se llama Esturque, al cine.

VD: ¿Qué veía en el cine?

CR: En el cine, pos allá vimos, aquí fue filmada esa película, aquí en Santa Cruz, El Cuerpo de, El Cuerpo de rurales, así se llamaba aquí, aquí fue filmada, aquí en Santa Cruz y, ¿cuál otra, y cuál otra? Ah, El Muchacho Alegre.

VD: ¿El Muchacho Alegre?

CR: El Muchacho Alegre. El Muchacho Alegre y yo vi este, entonces estaba yo el [19]57 cuando Pedro Infante se pegó en el volcán, allá en las noticias, en Sacramento cuando Pedro Infante este, cuando murió aquí en el volcán aquí que venía en el avión.

VD: ¿Cómo oía usted las noticias?

CR: Pos en la noche, a las ocho.

VD: ¿En un radio?

CR: No, la radiofusora de Ciudad Juárez, porque ésa era muy grande.

VD: Pero ustedes, ¿habían comprado un radio entre los braceros?

CR: Sí, sí, entre los braceros, sí. Viera, oíamos las noticias de aquí de México a las 8:30 allá en San[cramento], en California cuando aquí son las, cuando allá son las, allá todavía hay sol a las nueve de la tarde, aquí ya es noche, sí, aquí ya es noche.

VD: Claro. Oiga y, ¿alguna vez le tocó allá, pues yo creo que sí le tocó por lo menos una vez el 15 de septiembre?

CR: Sí, sí, sí.

VD: Y, ¿se acuerda cómo celebraron, qué hicieron?

CR: Pos no, pos este, gritaban allá primero: “¡Viva, viva Estados Unidos! ¡Viva Estados Unidos!”, tres veces y ya después, “México”.

VD: Ah, ¿sí?

CR: Sí, sí, no, sí. Allá se hace el 4 como aquí el 15 de septiembre, allá es el 4, el 4 de Julio.

VD: Y, ¿los invitaron a ustedes los braceros a alguna celebración?

CR: Sí, juimos sí, sí fuimos al desfile, a ver el desfile. Sacan todos los, como aquí los héroes, los héroes que hay como Benito Juárez, ¿verdad?, este, Morelos. Muchos que fueron llegados a México presentes, también allá los sacaban, sí, salían unos vestidos igual como aquí el 16 [de Septiembre]. Sí como aquí el, 20 de Noviembre es un día de desfile muy grande.

VD: Claro. Y en esa fiesta que hicieron el 15 de septiembre, ¿había también mexicanos de allá?

CR: Sí, sí mexicanos, sí, ya nacionalizados.

VD: Y, ¿se llevaban bien con usted?

CR: Sí, sí, nos llevábamos bien, pa qué sí, sí nos habíanos. California tiene muchos mexicanos.

VD: ¿No tuvo ningún problema, ningún pleito?

CR: No, no, no, claro sí, en las cantinas había muchos pleitos en la noche.

VD: Sí, ¿a usted le tocó alguno?

CR: Sí vi, me tocó ver problemas. Ahora sí, ya ve que estando cualquier es ofensivo.

VD: ¿Por qué eran los pleitos?

CR: Pos ya ve que esto da cualquiera, que no le parece a alguno. Bueno, pues no, yo eso sí, ahí sí yo no, ¿pa qué? No, pues yo siempre iba yo, me tomaba yo unas hasta seis y después me traiba un seis, este, pal rancho, pa la casa y mi lonche pa cenar y ya y a trabajar otro día. Porque también ahí trabajábamos hasta los domingos en la fresa, teníamos una chequeadora japonesa.

VD: ¿Era una mujer?

CR: Sí, una mujer, pero bien delicada, jijo. Y también, así como dijo don este, allá nos daban veinte minutos pa fumarse un cigarro. (risas) Sí, y luego decía: “¡Cigarro, cigarro!”, y ya todos se sentaban, todos estaban ahí en la fresa y nadie, entonces sí todos hablábamos, pero ya ahí en el trabajo no quería que nadie hablara.

VD: ¿No los dejaba hablar?

CR: No, no, no, pues íbamos piscando la fresa, la fresa.

VD: ¿Hablaba un poquito de español esta mujer?

CR: No, nomás decía: “¡Cigarro, cigarro!”. Nomás decía: “¡Cigarro, cigarro!”, a las diez de la mañana y a las tres de la tarde, sí, japonesa.

VD: O sea, ¿usted había visto antes mujeres trabajando así en el campo?

CR: Sí, sí pos, no, pos aquí en, aquí en Texas había una que le decían La Campeona en el estado, pal, pa el algodón.

VD: ¿De dónde era ella?

CR: Mexicana, mexicana ya nacida allá. Sí, mexicana pero buena, buena. No, pos allá casi todos tienen carro, vaya todos tienen patio, tienen todo, así como aquí Rodolfo.

VD: Y, ¿cómo, qué pensaba usted de ver a las mujeres de trabajar en el campo allá como al parejo de los hombres?

CR: Pos, pos como ya ve, allá pos si no trabaja uno es como aquí también, es que allá tiene uno que… Aquí luego dicen algunos: “¡Nombre!, tú no tienes de comer. (risas) Tienes tu señora”. Le digo: “Ay, si ya me anda de hambre”, le digo, “ah, pues luego”. Y muchos, muchos llegan, muchos aquí, que bueno, ahora sí que casi los que nunca han salido. Pero que ya los que hemos salido, muchos saben de comer. Yo voy a traer mis tortillas, voy a traer masa, llego y voy a traer leña, ahí está la estufa, el molcajete, así como estaba Coquis…

VD: Oiga, y cuando se tenía que lavar, ¿allá también aprendió?

CR: Sí, también, echar, echar la ropa en jabón y si se puede sacarla de una vez pa tenderla, con las esa trabas. No, pues allá hay muchas trabas de muchos, muchas, trabas de distintas, ¿quién sabe cómo le dicían primero aquí?

D Pinzas.

CR: Pinzas, pinzas, sí, así, sí.

VD: Para tender la ropa.

CR: Para tender la ropa, sí, sí, sí pos allá tiene uno que, había unos que todo se les quemaba, todo. “Órale, levántate, órale, órale”. Dice: “Ay, no tengo ganas, almuerzo hasta las ocho de la mañana, a las nueve”. Digo: “Pos, ¡órale, órale!”. Yo ya sí sé, yo sí sé asar unos chiles, herviditos, los cacahuates.

VD: ¿Hervía cacahuates?

CR: No, en Virginia hay mucho cacahuate.

VD: Ah, pero, ¿cuando estaba antes en sus primeros…?

CR: Sí, también aquí hay mucho cacahuate, chile guajillo, pasilla, este, el otro, el chile de árbol que hay en el estado de Hidalgo, hay un chile bien, una mata así chiquito, bien picoso, ah, y los frijoles.

VD: ¿También ponía sus frijoles allá?

CR: Sí, máquina quema, este, los domingos, este, así iba uno a traer gente ahí a ver quién quería trabajar este, seis horas y dije: “No, yo voy”, con el este, el, una matita de frijol que no la agarraba la máquina, la banda, nomás la ponía uno donde estaba lo otro, lo otra fila.

VD: Ah, ¿se los llevaban a trabajar en el frijol?

CR: Sí, sí, los domingos seis horas y luego luego nos pagaban y ya llegaba yo, me bañaba yo y digo: “Ahorita voy a comer allá, allá en la ciudá”. Sí nos pagaban luego luego, ya cuando menos ya lo que nos daba la compañía ya lo mandábamos pa [a]cá. Había veces, no, pos ahora aquí hay, aquí ora hay donde cambie uno, aquí en Tetecala, en Miacatlán, aquí hay y primero tenían que ir aquí, de aquí a cambiar a Cuernavaca al Banco del Sur.

VD: Cuando usted mandaba para acá.

CR: Sí, aquí había…

VD: ¿A quién le mandaba dinero?

CR: A una hermana que está casada en Tepoztlán, a ella le mandaba yo, a ella, sí.

VD: Y, ¿ella le daba a su mamá?

CR: Sí, sí, a mi mamá y a mi papá, sí y sí me lo escribía yo. Cuando fue el temblor en, sí, que creo que se cayó el Ángel de la Independencia, estaba yo en California el [19]57.

VD: Y, ¿les escribió?

CR: Sí, no, se oyó allá las noticias, allá. Sí cuando se cayó el Ángel de la Independencia y cuando creo quién sabe en dónde qué parte jue también. No, nomás ahí, aquí nomás aquí sí, sí, sí. San Francisco, conocí San Francisco, no, está cosa chula San Francisco. Y ahí tengo, creo que ya ahí lo tengo, aquí se lo voy a traer a Coquis pa que se lo dé, tengo ahí la historia de Kenide [Kennedy].

VD: Ah, ¿sí?, ¿se lo trajo de allá?

CR: Sí, cuando estaba, ahora sí que dispensa, taba cuando estaba chiquito con su mamá le estaba dando el pecho.

VD: ¿Es su librito, o qué?

CR: Su librito, no, es como, pos creo que es libro, sí, librito, este, ahí lo tengo guardado. Cuando estaba chiquito, cuando lo estaba criando su mamá, cuando era este, cuando se fueron que se casó con su papá de él, sí, con su papá en San Francisco. Creo los Kennedy, creo que eran como cuatro hermanos, sí, ahí lo tengo chiquito. Ya después cuando ya estaba grandecito, cuando ya estaba, siempre fue muy educado, ya ves llegó a ser presidente de allá de Estados Unidos.

VD: Luego lo mataron.

CR: Y lo mataron aquí en Dallas, Texas, sí, el 22 de noviembre.

VD: Noviembre, sí.

CR: Sí, cómo no, así es el, así es el Gobierno, ni modo, nunca le da a uno gusto, pos que bueno, a según se porte uno también, ¿verdad? Quién sabe, porque ahí dice en la primer hoja, ahí dice: “Una tragedia”, ¿qué?, “perseguida por los Kennedys”, creo que sí, ¿no? Una dinastía tragedia por los Kennedys, sí, sí.

VD: Oiga, señor Carlos y, ¿usted alguna vez vio un cónsul por allá, o los inspectores?

CR: Sí, sí nos llevó este dicho, ese dicho Víctor. Ahí está, sí, Víctor nos llevó, nos iba a visitar cada aquí para ver cómo nos trataban en el comedor.

VD: Ah, ¿sí?

CR: Sí, sí, no.

VD: Y, ¿les daban buena comida ahí?

CR: Sí, sí buena comida, nombre, vaya, buena comida, va. Había muchos que este, vaciaban y decían: “Dame, dame la avena”. Ya ve que la avena es de mucho alimento. “Dame la avena, no la tires”.

VD: Y, ¿había a quién no le gustaba?

CR: Había, amanecían crudos, no querían, le digo: “No”. Y ahí estaban: “Eh, me dieron”. Había uno de, pos creo que ese es este Ventura, es de, creo que sus papases son de Michoacán, ¿no?

VD: De Puruándiro.

CR: De Puruán[diro], bueno, qué bueno y que está bien jovenazo, ire. De Puruándiro había un, había un, no, quién sabe, se llama José Ávalos, grandotote él, pero grandotote, sí. Este, siempre él del comedor, sí, del comedor a la cama y de la cama… Fuimos un día al basurero, ya ve que allá en inglés es el dompen [dump] Y que se trae un radio grandote y que le dicía: “Ay, órale, don José, ahora que nos vayamos pa que no pague el pasaje. Yo aquí me voy con usted”, le digo. Ya cabía yo en el chingado radio. Y le buscó y le buscó y dice, le buscó pa que tocara. (risas) Ya después y que se quejan los demás, unos de Guerrero, que el radio, no por más despacito se oía a todos. Diciaron los de Guerrero, dice: “Ese cabrón cómo chinga con su chingado radio, con su chingado dompe”, dicen.

VD: Pero se lo fue a traer de la basura.

CR: De la basura, pero grande, grandote, cajote. “Ah, pos don José, yo aquí quepo bien”. Dice: “Usted nomás se burla”. Y ellos tenían un radio chiquito porque llueve en ese, en California. En octubre llueve mucho y decían los cocineros mexicanos, dicen: “No”, dicen, “dejen que llueva, que llueva pa que crezca la naranja”. No, ya estábamos también yo casi, yo quería trabajar. Unos estaban duerme, duerme y se acostaron todos ellos los de Guerrero y que compran un radio creo que $4.50 ó $7.50 y entonces estaba… Y había un, uno nuevo también como yo y estaba seguro, estaba recién casado y se acordaba y lloraba por las canciones que había y ya después dejaron de tocarlo que porque él no quería, sí, se acordaba de su señora.

VD: ¿Le daba tristeza?

CR: Le daba tristeza cuando, este, estaba en moda ésta la Veinte años de prisión, Veinte años de prisión, sí, Tú, sólo tú. Uh, ya tiene así No, y así yo fui bien, yo fui bien , fui bien gustoso, yo pa qué no.

VD: ¿Usted sí cantaba?

CR: No, no, no.

VD: Y, ¿bailaba?

CR: Sí, eso sí, sí, el baile.

VD: Y, ¿se iba a los bailes?

CR: Sí, sí, sí, yo sí.

VD: ¿Con quién bailaba?

CR: Pos sí había , me hice de amistades. Había uno también de Zacatecas que tenía un cheque perdido y que le digo: “¡Mira, cabrón!, si quieres les digo a las chamacas aquellas que nos lleven, al cabo salimos temprano, que nos lleven allá a este correos”, allá la Post Office, ¿no? “Que nos lleven pero te pones a mano con ella”, le digo, “te pones, cuando menos le das pal gas y pa un refresco”. “¿Qué?”. Y que no le va dando nada. Yo les di, va. Entonces aquí me tenían ellas, las chamacas iban ahí al campo a traerme pa ir al baile. Eso jue en Watsonville, pero grandotote él, le digo: “¡Ay, claro que no haberles dado nada, hombre!”. No, no, así no, digo.
Ah, y ese José Ávalos, ahí había, eran como unos ocho y de entre y ese José Ávalos que se llama, se llamaba Ramón Murillo. Ése también cómo tomaba, iba en la noche: “José, José, préstame $20 pesos, préstame $20 pesos”. Dice:
“Mira Ramón, ya ves cómo estamos allá de pobres, ya ves cómo estamos, cómo está tu señora, cómo están tus hijos allá en Michoacán, les dicen las leguas, ¿ya ves?, no tienen leguas”. Y yo le dije al difunto, a Pedro: “Oyes, cómo son leguas”. “Pos cabrón, huaraches”. “Ya ves cómo estamos de jodidos, cómo estás tu con tus hijos ya está bien que me los pagas”. Dice: “Tú préstamelos”. Y sí, le prestaba $10 pesos, $10 dólares pa chupar.

VD: ¿Se los tomaba?

CR: Sí, quién sabe si viva. Y yo tuve una hija de allá cerquita a Morelia, ahí, fíjese. Entonces estaba yo en Virginia y nunca jui a dejar, cuando la jui a dejar, yo la jui a dejar, vaya, Morelia nomás sabía de pasada, su central camionera. Ya después ya supe cuando jui a dejar a mi hija y jui después creo que otra vez como dos veces. Pero cuando jue su graduación, allá jue en Morelia, no jui, taba yo en Virginia, ¡vaya! Y yo quería yo ir por ir a Puruándiro para preguntar por ese Ramón Murillo y José Ávalos porque mi chamaco eso jue. Porque dice que hay radiofusora sí, estación de radio. Ir a la estación, ¡ay perdón!, ir a la estación y este, que me nombraran a este, ese José Ávalos y a Ramón Murillo y ahí tengo…

VD: Y, ¿sus amigos que son los de allá?

CR: Sí, que estuvimos en el año [19]56 en California, en Santa Paula, a ver si daba yo con ellos.

VD: ¿Ya nunca volvió a ver a sus amigos?

CR: Ya no, no, allá de Puruándiro no, estuvimos como casi un año juntos en la naranja. No, ese Ramón Murillo era rápido pa cortar naranja, rápido; era bien coyote (risas) y también el ese José Ávalos el del radio, ¡vaya! Don José llevaba un sombrerote de Michoacán, ¡bonito!, y creo que este Ventura es de ahí, ¿no?, su papá, ¿no? Porque creo que él es nacido en Coachella. También anduve en el dátil ahí en Coachella.

VD: ¿Usted?

CR: Sí, anduve en el dátil.

VD: Pero, pero…

CR: Sí, como tres veces como jui…

VD: ¿Se subía a los árboles?

CR: Sí, con la, en la esa, este, canastilla, allá a tapar espanto pa que no se los comiera los creo que… no les hiciera, no les hiciera mal el cuando el este, el invierno. Pa tapar las pencas y entonces ya cortarlo. Íbamos sí, ahí en Coachella hay puro dátil.

VD: Oiga, señor Carlos y, ¿qué fue lo más pesado de todos los trabajos que hizo allá?

CR: Pos no, no, pa qué no. No, yo luego luego la fresa había la esa, esa japonesa. Luego luego sabía quién se sentaba en el surco, como está el surquito y las matas un lado y otro y las fresas. Luego luego se fijaba quién taba manchado de atrás (risas) y dice que no porque las machucaba. Ya ve que la fresa es bien delicada, ¿verdad? Muchas aquí, ahora ya también aquí también hubo fresa, pero muchos decían, dice: “¡Ay! No creo que la fresa tenga la seña por juera”. Le digo: “Sí, hombre, la mía está por juera, cabrón, no está adentro”.

VD: Es que, no la conocían.

CR: No la conocían y cuando hubo fresa aquí, aquí hubo fresa aquí en la Vega. Un día iba yo pa allá pal Río de Chalma y que le digo y que, no me acuerdo a quién le dije, una chamaca, aquí andaban chamacas y que le dije: “Sí”, le dije, “y no se sienten, miren, así, así”. “Ay”, dice, “usted sabe que yo ya pisqué, ya pisqué esto en Watsonville y no se siente porque las apachurra y cerquita”. No, y ya estaba y tenía uno que hacer, tenía uno que hacer más de diez.

VD: ¿Canastas?

CR: Sí, sí, las canastitas taban en una caja y la cajita estaba encima de un carrito. Así es cuando ya está llena, llenaba las doce cajitas este, sacaba el cartón y allá la chequeadora ya sacaba las canastitas. Ya las sacaba y cuando era pa canería con todo y todo, así nomás a puro… Y cuando era pa marqueta con la, con el, el rabito, el palito.

VD: ¿El rabito se lo dejaban?

CR: Sí, sí, el rabito, sí, sí.

VD: ¿Ellos les decían cómo se tenía que piscar?

CR: Sí, sí. Y algunos no hacían ni cuatro, ni cinco cajas. No, yo llegué más de no, nunca les llegué a las doce, pero nueve y diez, sí. Nueve y diez sí, ¿no? Ya el que, el que se hacía veinte, le pagaban sus horas y las cajas. No, ya era un campeonazo, creo que nomás era uno de Oaxaca. No, esos fregados son buenos pal trabajo, también aquí en Morelos aquí son, aquí somos muchos buenos, nomás que ahora pos ya.

VD: ¿Había muchos de Morelos por allá?

CR: Sí, sí, así no, pos aquí cantidad de… aquí. Nomás que muchos que antes no, pos a poco, a poco van a dar quién sabe qué y si no nos da, si no nos da ya tú nos das. “¡Ah!, cállense, cómo no”. Por eso le digo yo a Rodolfo: “A nadie le diga nada, ya no”.

VD: Oiga, señor Carlos y, ¿qué hizo usted?, ¿le alcanzó para ahorrar algún dinero con lo que trabajó allá?

CR: Pos estudiaron mis chamacos.


VD: ¿Con el dinero que usted les mandaba?

CR: Sí, sí, estudiaron mis chamacos. Sí, estudiaron los tres, sí, estudiaron cuando también, cuando fui aquí a Virginia, casi fue para ellos. El que salí, el que salió primero, el más chico que está en Querétaro este, en la venta salió de Ayusinapa pues. Y el otro salió de Cuernavaca, el otro salió de Morelia.

VD: Oiga y aquella vez que se fue a Virginia, entonces, ¿se fue entonces con un contrato de los nuevos?

CR: Fue [19]80, [19]81, [19]82. Sí, con seis de los nuevos.

VD: ¿Cuánto tiempo se fue para allá?

CR: Tres veces, en [19]80, [19]81, [19]82.

VD: ¿Medio año se iba?

CR: Sí, sí. Nomás una vez me tocó ir a plantar el tabaco, a plantarlo, el tabaco es como la matita del tomate. Me iba yo en un tractor y aquí llevábamos los bonches y echando al gusanito iba la máquina y ya lo dejaba plantado en este, en Virginia.

VD: Y, ¿usted estuvo yendo tres años?

CR: Sí, tres años sí. Por, con uno, con uno que después lo hicieron preso aquí en… uno de aquí en pa acá de Cuernavaca este, en, creo que de la muerte. Ahí vivía don Manuel Uribe, ése a muchos contrató de aquí de Morelos a muchos que les hizo el favor, vaya. Y sí, pa que siga, caímos allá en este, La Asociación, era de Sojío(??), muy este, Sojío(??) es una ciudad bonita y ahí iban muchos a traer a los braceros, hasta a los braceros del tabaco, ahí puro tabaco, puro tabaco.

VD: Oiga, señor Carlos, y cómo, ¿en que época cree usted que estaba mejor el trabajo o que estaban mejor los contratos?, ¿cuando se fue por primera vez de bracero, o ahora que se fue a Virginia?

CR: A Virginia, pos yo para mí, pos como siempre jui contratado, pos yo sí, pa qué sí.

VD: Pero, ¿cuál le gustó más? Porque estos son como, los contratos del tabaco son nuevos, ¿verdad?

CR: Son nuevos, sí, sí.

VD: ¿Cómo ve esos contratos?, ¿estaban bien comparados con los del cuando usted iba?

CR: Sí, pos yo ya no fui, ya no fui el [19]80, el [19]84. Del [19]84 estuve aquí en la transportadora, en la Datsun. Vaya, que sí voy, mire, aquí todos están pensionados, tienen sus papeles.

VD: Ándele.

CR: Vaya, tienen, creo que sí. Van, hay como unos, hay como unos cinco o seis de aquí, todos fueron, fueron en el [19]84. Ya el [19]84 ya no fui. ¡Que si voy! Ya mi hijo no quiso, el que está en el, el que está aquí en Querétaro ya no, ya no quiso que entrara yo aquí a la transportadora. Aquí [es]tuve como más de diez años en la transportadora de la Lázaro. Y una semana me tocaba de noche y una de día, de vigilante, uniformado y gracias a Dios nunca me pasó nada, gracias a Dios. Y ahí taba semejante librote del carro que llegaba en la noche, que desenganchaba el quién sabe cómo se llama la madrina al tractor, ¿no? Y se llevaba el carro, llegó el carro fulano a tales horas, desenganchó y se llevó el tractor y ya firmaba él y teníamos un librote. Y ésa al otro día que entraba el otro, ya le dicí, luego me decía, que qué novedades, qué novedá. “¿Qué novedades hubo?”. “Pos nada, [es]tuvo bien. Mira aquí está ya”, y le firmaba yo. “No, pos ta bien, ta bien, firma ya”. Ya me venía yo y en la tarde de nuevo iba yo. Unas veces me tocaba de día y una de noche, ahí estuve en Cuernavaca. Ah, pos sí, digo cuentas no, pero sí, leer sí, sí sé. Y en casi ni dormía uno. Ire, en cada esquina, los pat[ios], en el patio, en cada esquina había un reloj y aquí era una bolsita y aquí tienen un reloj y la llave marcaba uno, le metía uno llave al candado y marcaba aquí y después se iba uno a la otra esquina y después a la otra y después a la otra. Así cuando yo llegaba yo a la caseta, ¡ay!, ya era como media hora que recorría yo. Cuando qué iba uno dormir y así, así era la noche.

VD: ¿Cuánto tiempo estuvo trabajando ahí?

CR: Más de diez años. Y también me dieron, me dieron estos del, del INFONAVIT, me dieron mis centavos, sí.

VD: Oiga, señor Carlos y cuando usted entonces estuvo en los últimos contratos allá en el [19]64, ¿fue de las últimas veces que usted estuvo allá?

CR: Sí, el [19]64, sí.

VD: Usted cree que si hubieran seguido contratando, ¿usted se hubiera ido de nuevo?

CR: Ah, sí, hasta decía uno que tengo casado aquí en Cuernavaca, decía: “Papá váyase de mojado, váyase”. Digo: “No hijo, otra vez de mojado, ¡nombre!, ¿cómo?, no”.

VD: ¿Por qué no se quiso ir sin papeles, señor Carlos?

CR: No, porque, nomás me agarraban y creo que después tengo que ir a mandar una carta al presidente de allá a pedir dispensa. No, no, mire, nomás lo pasaban, lo pasaban del Río Bravo y ya de aquel lado ahí, bueno, ta bien. De eso no, no, tanteo que para andar si aguanto. Pero no, ta difícil, de mojado no. Y la suerte, a mí muchas no, aquí de poquilla, de Tetecala, de Miácatlan, hay muchas chamacas, de allá. Aquí ta, aquí tengo una sobrina, ta allá, creo que estuvo en Las Vegas, creo que sí, sí, se fue sin papeles.

VD: Se ha de haber ido sin papeles. ¿Pero usted nunca se quiso animar?

CR: No, no, quién sabe, tiene su mamá aquí, la hermana de mi señora, pero quién sabe, quién sabe. Nunca di, nunca me dice: “Pos así, mira así, así”, no, no, ¿pa qué?, no.

VD: Oiga, señor Carlos, y usted estando por allá, ¿qué era lo que más extrañaba cuando andaba por allá?

CR: Pos no, pos oíamos que decían eso, unos de Tamaulipas, de la capital de Tamaulipas es Ciudad Victoria. Es cuando las noticias de aquí que decían, que en Zacatepec, que Puente de Ixtla, Jojutla y decía ése de Tamaulipas: “!Ay!, ahora los nombres tan raros, Puente de Ixtla, Zacatepec. Sí, nombre este, y, ¿si me caigo?”. (risas) Sí, Cuautla, le digo: “No, Cuautla fue donde mataron a Zapata”, digo, “todavía, bueno, todavía Cuernavaca, pues no, que Cuernavaca es bien bonito sí, pero que Puente de Ixtla, se me hace se me afigura como puente”. Sí, no, muchos no les caiba así de raro, sí. Y muchos admiraban, ¡ah!, aquí en Laredo, este, la cuando, este, la última vez aquí en Laredo, este, que nos llevó don este, Manuel, este, vimos todos ahí el Puente la Muerte y dijo él, dice: “No”, dice, “váyanse, no, no hay nada”. Yo iba yo en ese tiempo ya del de las aguas ir a sembrar el maíz. Yo me jui, le digo: “Yo voy a sembrar maíz, voy a sembrar”. Iba yo quitándome pa sembrar maíz, pos este, se quita los huaraches. Iba yo llegando, iba yo a empezar a sembrar cuando que llega un chamaco: “Don Carlos, don Carlos, dice mi papá que se vaya, que él ya se fue, que ya se van”. Dije: “Carajo, si apenas venimos de allá y de Temixco”. Sí, tan presto llegué a la casa y no, ya muchos se habían ido. Y llegamos yo y otra de por aquí de sí, aquí ha venido, por aquí de Miacatlán, dice: “¡Vámonos, vamos!”. Yo ni tan siquiera sabía a México y: “Vámonos, vamos a pagar un taxi, ahí de, ahí de la Puente de la Muerte a Cuernavaca”. Ya nos fuimos en el Zacatepec ya llegamos a la central del norte y que dice el hermano: “Ya ninguno se me salga, ya compren el boleto, ya compren el boleto”. Y yo venía sin almorzar, sin comer y que dice: “Y ya ninguno se me salga”. Yo ónde jui a este, a cenar a San Luis Potosí. Hasta allá también con otro, eso fue matado también. Tuvimos en Virginia de Miacatlán, ¿lo conoce? Lo conoce don este, allá estuvimos juntos y allí en San Luis Potosí, este, él iba uniformado como los choferes de la Estrella Blanca, verde y todo iba onde la que estaba, él fue a pagar lo que habíamos comido, cenado. Y que le dice ella, dice: “Ire, no me traigo mi encargo”, dice, “no es nada, váyase. Lo que quiero es mi encargo, pan”. Lo confundió con…

VD: Con un chofer y no pagó nada.

CR: Con un chofer y ya. Y llegamos allá del autobús y yo ya habíamos comprado dos cocas grandes, le digo: “¿Cuánto fue de la cena?”. Dice: “No sé, nada, me confundió”. Ahí sí, sí, eso fue...

VD: ¿Eso fue cuando se fue a Virginia?

CR: A Virginia en el [19]81, sí, el [19]81. Sí, ¿pa qué no? Yo sí, ¿pa qué? Yo nunca, tengo que hablar nada de Estados Unidos ni de aquí de mi República Mexicana. Que muchos dicen que no, que les vamos a servir, ahora sí que como diciendo aquí las señoras de antes, donde nace uno, donde la pase uno y buenamente, ¿pos qué? Pero aquí muchos que nunca han salido y luego dicen algunos: “¡Juereños!, quién sabe qué”. Pero no, ninguno es juereño, cabrón, pues es de Miacatlán, es de Tetecala, pero la madera es la misma, cabrón, o en los estados también, de Guerrero también se hace ahí. Sabe que hay mucha gente aquí de Guerrero, muchos y yo también siento feo que a mi hijo le vayan a decir juereño. No, no es bueno, todos semos de Tijuana a Quintana Roo, toda es la tierra, es mexicana.

VD: Oiga, señor Carlos y, ¿a usted nunca le dio gana de irse a vivir allá con su familia?

CR: Pues sí, pero pos, ya taban ellos aquí estudiando. Ya ve que si los quita uno allá iban, pos sí. También sí es bonito Estados Unidos. Estados Unidos es bonito.

VD: ¿Le hubiera gustado más quedarse allá que haberse regresado?

CR: Pos por un lado, pos sí, pero también aquí ya este, a mi esposa le iban a quitar unas parcelas y yo me daba yo cuenta y sabía yo cómo estaba y ya yo las… Bueno, yo tengo una y mi chamaco el que es maestro que está en, en Toluca tiene otras dos parcelas. Se las dio ella, mi señora.

VD: Y, ¿ya por eso no se quiso ir?

CR: Ya no, pero bueno, aquí estoy que ya yo aquí ya estoy arreglado en el ingenio. Pos ahora sí quiero ir porque hay una que, que estudió en Morelia, ésa está en el Asimin(??), en Toluca. Como digamos aquí el Seguro [Instituto Mexicano del Seguro Social] allá creo que se dice el Asimin(??) en Toluca. Ésa creo que está estudiando todavía, está estudiando para estar que en el quirójano, ¿no?

VD: En el quirófano.

CR: ¿Cómo?

VD: ¿Su hija que es enfermera?

CR: Sí.

VD: En el quirófano

CR: Yo le digo: “Ya dile a mi señora, dile que ya no estudie, hombre ya”. Tiene ya una niña, ya la niña tiene un año, tiene ya, ya hizo un año ahora en enero, el 8. Nomás que pos quiere estar, quiere seguir estudiando, pos ándale pues. Pero ta duro, pues sí, pues yo anduve con ellos pa allá y pa acá. Yo pa acá no, no, yo nunca fui así que haya sido desacomedido ni para otras personas. Les decía: “Mira así llévate hijo, lleva, vete al internado”. No, si yo qué chingaos voy a andar, no puedo andar ni yo. Se casan chiquitas, aquí hay muchos que estudiaron nomás hicieron su primaria, estuvieron, estuvieron unos en el internado en Chapulco, Puebla, en Tenerías(??) aquí en Cuernavaca, en Guerrero, pero ya después no, ya no quisieron estudiar. Ahí andan en el campo, sí, es fácil de pos ahora sí que cada quien.

VD: Oiga señor Carlos, pues ya como última cosa que le quiero preguntar, ahora cuando usted se acuerda de esos años de bracero, ¿cómo se siente?

CR: No, pos igual me acuerdo, hay muchas historias, me acuerdo, lo guardo bien, bien.

VD: ¿Se acuerda con gusto o tristeza?

CR: Sí, con gusto, sí. No, no, pos ah, julano y que a ver, ¿qué le gustaba aquí Morelia, sí? Y allá donde está mi chamaco Pepe, aquí en este, en La Venta, aquí en Querétaro, este, creo que un sobrino de su mamá de su esposa de él venía seguido aquí a dejar este, viaje a Cuernavaca y yo seguido en tiempo de mangos iba yo a visitar a mi nuera. Este, ya ellos casados, ya era Margarita. Así que nomás me costaba el pasaje de aquí a Cuernavaca, ahí me iba yo con él. Vaya, y después llegó otro año y que le quería yo llevar en diciembre los cacahuates, quería llevarles jícamas y jui dos veces a Cuernavaca y hasta que llegó mi chamaco en diciembre, en las vacaciones de diciembre, en la Navidad y que le digo: “Oyes hijo, ahora jui tres veces a Cuernavaca y ya aquél ya no vino”. Dice: “No, papá, fracasó en el tráiler”. Era trailero en, ahí pa allá, ahí en Guanajuato, no, en Querétaro. Hay unos árboles que son como los mezquites aquí poquito, aquí están unos mezquites son, son como mezquites y ahí le dejó el carro a este, a un, a otro chamaco, bueno, no chamaco, ya grande y ese chamaco tenía su prima y la prima andaba con él. Va y en el, camarote quedaron aprensados.

VD: Ay, Dios mío.

CR: Vaya, con razón ya no vino aquí a Cuernavaca, ¡vaya! No, bien enamorado que era, hijo. Dije luego: “De lo que me escapé”. Con razón aquí seguido, yo este, por ahí dice: “Yo me quedaba ahí en el asiento, él se metía pal camarote”. Sí, sí era bien, y joven, bien vestido que venía, bien de tejano, bien, bien botas. Ya ve que en Guanajuato hay mucho zapato bonito.

VD: Y, ¿ahí quedó?

CR: Sí, ahí quedó. Ya, ya no está lejos aquí, pos no está lejos aquí, este Querétaro.

VD: Oiga, señor Carlos, pues muchísimas gracias, muchas gracias por su tiempo.

CR: Igualmente, este. Sí, sí, no, no hay ni qué, no, no, ¿por qué no? Sí, yo me acuerdo de muchas historias.

VD: Sus historias y sus recuerdos que nos contó.

CR: Sí, sí, pos como de qué, ¿no? De Empalme en, cuando, cobraban en el tren de Guadalajara a Empalme, creo que nomás sobraban $6 pesos y un papel de a $100, $6 pesos.

VD: ¿Del viaje?

CR: Del viaje, creo que [19]94, [19]96 sobraban creo que $4 pesos. Y los sábados y los autobuses un poquito más caro, como otros $20 pesos más. En el tren, pos ahí iba uno más cómodo también en el autobús, nomás más caro. No, esa central camionera, bonita, la de Guadalajara. No hay otra en toda la república bonita la de Guadalajara, ¿eh? Aquí en Morelia su terminal era de puro, de pura piedra, ¿eh? Yo nomás conocí de pasada, yo ahora que jui que creo dos veces a ver a mi hija, no, está bonita la central camionera de ahí, de aquí de Morelia.

VD: Ya está arreglada.

CR: Sí, está arreglada.

VD: Pues muchas gracias, señor Carlos.

CR: Sí, igualmente.




Fin de la entrevista

Interviewer

Domínguez, Violeta

Interviewee

Rosario Rosario, Carlos

Location

Mexico City, México

File Name Identifier

Rosario_Rosario_MEX016

Citation

Domínguez, Violeta and Rosario Rosario, Carlos, “Carlos Rosario Rosario,” Bracero History Archive, accessed November 22, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/116.