Rodolfo Aranda Morales

Title

Rodolfo Aranda Morales

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Rodolfo Aranda Morales was born in Morelos, Chihuahua, México; he began working with the bracero program in 1953; as a bracero, he worked in the cotton and beet fields of Nebraska, New Mexico, Texas, and Wyoming; he continued working as a bracero until 1962.


Summary of Interview: Mr. Aranda recalls that up to 10,000 braceros were hired per day in Chihuahua, Chihuahua, México; in Rio Vista, a processing center in Socorro Texas, the braceros were separated according to which state they were from because this was thought to have a direct correlation with their skills; many farmers did not like to hire braceros from the south of México, because they did not have enough experience; in general, the braceros from the south of México earned much less than those from the north; Mr. Aranda often sent money orders to his family, but due to problems he encountered, he began using bank checks instead; while working in the cotton fields, he became ill and was hospitalized; he recalls how each bracero had to pay $2.00 for the bags that they would use to collect the cotton they had picked for that day; Mr. Aranda worked as a bracero for nearly ten years, from 1953 to 1962.

Creator

Parra-Mantilla, Myrna
Aranda Morales, Rodolfo

Date

2003-02-25

Subject

Bracero

Contributor

Cristóbal Borges

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Rodolfo Aranda Morales

creator (Spanish)

Parra-Mantilla, Myrna

contributor (Spanish)

Cristóbal A. Borges

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini Disc

Duration

1:03:37

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Rodolfo Aranda Morales
Fecha de la entrevista: 25 de febrero de 2003
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla

El día de hoy es 25 de febrero de 2003, en la ciudad de El Paso, Texas. Entrevistando al señor Rodolfo Aranda para el Departamento de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Myrna Parra Mantilla.

MP: Buenas tardes señor Aranda, primero que nada le agradezco el tiempo y la disposición que tiene para con la Universidad de Texas en El Paso de compartir sus experiencias como bracero. Para empezar la entrevista, quisiera que me preguntara, ¡ah perdón!, que me platicara un poco de lo que fue su niñez. Sus papás, ¿a qué se dedicaban sus papás?, ¿sus hermanos? Eh, ¿Si tuvo usted algunos estudios?, ¿a qué edad empezó a trabajar?, ¿dónde y cuándo nació?

RA: Bueno, pos yo nací en el Municipio de Gran Morelos, en un ranchito que está cerca de ahí del municipio, Gran Morelos, Chihuahua. La ocupación de mis padres pues fue agricultura, después de ellos, ya yo también fui agricultor como de la edad de unos, unos doce años ya era yo, como igual que un campesino trabajando en la labor, en el campo y esa fue la ocupación que teníamos nosotros de, cuando estábamos niños, de la agricultura, el campo. Y ya de ahí fue cuando ya crecimos, a la edad de que tenía como unos veinte años, fue cuando conocí ya la, la disposición ésta de, de los braceros. En el municipio nos mandaron unos avisos que había contratación en Chihuahua y nos mandaron unos números. Y ya pos sobre esos números veníamos al municipio y nos mandaban a Chihuahua a contratarnos. Y ya ahí nos contrataban, durábamos dos, tres días para contratarnos y ya venirnos aquí a Ciudad Juárez. Nos traían en el tren carguero, carros de ferrocarril, de ahí de Juárez nos pasaban y ahí nos recogían ya aquí en Estados Unidos, ya en camiones, como camiones urbanos. Nos llevaban al campo de contratación que era Río Vista y ahí ya nos, pos ahí nos estábamos hasta que venían los patrones a solicitarnos el, como trabajo de, unos de desahije de betabel, otros de pule de algodón, otros pisca limpia y así. Ya nos recogían los patrones y nos llevaban a los ranchos a trabajar y ahí nos proporcionaban, pos en qué hacer comida. Teníamos estufa de gas y unas, pos unas casitas ahí que tenían toda la comodidad. Sí vivíamos cómodo, porque sí nos daban en qué dormir y al pueblo nos llevaban allá cada ocho días, nomás a traer la provisión, la comida y diversiones casi, pos si ni salíamos a diversiones, ¡puro trabajar! Desde que amanecía hasta que oscurecía, todo eso era el trabajo que hacíamos nosotros cuando ya empezamos a… Porque fuimos contratados algunas veces. ¿Quiere que le diga las partes donde yo estuve trabajando?

MP: Sí, primero quisiera que me dijera, ¿qué le motivó contratarse como bracero?, ¿por qué decidió ser bracero?

RA: Por la situación de que allá en esos años ya empezaban a ser poco estériles de, en cuestión de la agricultura. No, pos no, no surtía ya efecto eso porque empezaron las crisis de las lluvias y ya no levantábamos casi cosecha. Y fue la ambición que teníamos ya de venirnos para acá a ver si hacíamos un, otra clase de vida. Y por eso fue lo que nos venimos a trabajar acá de bracero, porque allá no crea, no había mucho de qué vivir. Pos el trabajo de nosotros era la pura agricultura no, no agarrábamos un cinco en algún otro trabajo. No había fuentes de trabajo en ninguna forma, ¡nada!, más que la pura agricultura. De eso era de lo que sobrevivíamos. Pos ahí criábamos animalitos de todas clases para poder sobrevivir, pero era poco dura la situación, era muy dura y por eso fue la… Para nosotros fue muy buena la contratación porque nos alivianábamos mucho, veníamos, trabajábamos todo septiembre, octubre y ya cumplíamos el contrato en noviembre, por ahí. Nos regresábamos, íbamos otra vez a hacer la lucha de sembrar allá y nos iba mal y nos regresábamos otra vez de contratados. Y ya le digo, eso era a lo que veníamos nosotros, a representar aquí el trabajo del, pos de las mismas maquinarias que traen ahora. Pero aprendimos a muchas clases de trabajos aquí también, de maquinaria. Fuimos tractoristas también, cultivábamos el algodón, bueno pos todo, todo el trabajo lo que es de siembra, de barbecho, de desvares, siembras y todo hacíamos aquí. Y ya le digo, la venida de allá fue porque también allá la situación estaba un poquito dura, en esas partes de allá.

MP: Y, ¿usted se vino solo?, o, ¿se vino con algún hermano o algún conocido de por allá?

RA: Cuando me vine la, pos casi todo el tiempo que venía nunca venía solo, venía con compañeros de ahí mismo, del mismo rancho, braceros todos. Los que venían conmigo, venía con unos hermanos míos, venía con cuñados, con amigos, parientes ahí, tíos y todos nos veníamos para acá. Casi todos los que vivíamos allá en los ranchos, nos veníamos toda la gente para acá. Y veníamos acompañados, a veces aquí nos tocaba a todos juntos, como a veces nos tocaba nada más a, a mí me tocó solo. Muchas veces me tocó solo que me cortaban ahí en el Río Vista de las amistades que traíamos. Y me tocaba ir a trabajar a, en otra parte a mí solo. Aquí en Lincoln, ahí estuve en la manzana, estuve trabajando también piscando manzana, arreglando los árboles y todo eso. Pos también me la pasé toda una temporada trabajando. Porque eran largas las temporadas que pasábamos aquí.

MP: ¿Sí?

RA: Nos contratábamos en septiembre y le dábamos vuelta al año. Yo duraba, cada contratación era un año que me pasaba aquí trabajando. Aquí en el Valle duré, me contraté un año en septiembre y también duré toda esa temporada hasta vuelta de año en septiembre otra vez, me fui otra vez a México, y me volví a recontratar otra vez. Y muchas veces ya cumplíamos uno, cumplía uno el año y se volvía a recontratar otra vez.

MP: Y, ¿no había problema cuando se recontrataba?

RA: No, nada. Nomás ahí mismo los patrones cuando ya lo necesitaban a uno, le quitaban a uno nomás las tarjetas que traíamos, los papeles y venían y renovaban los contratos los mismos patrones. Ya no necesitábamos nosotros venir aquí al centro de contratación, ellos mismos venían y nos recontrataban por otros tres meses o… Pos casi era todo el tiempo, la recontratación era de tres meses. Si veníamos por cuarenta y cinco días, cumplíamos el contrato, y si el patrón tenía trabajo todavía para lo de adelante, nos recontrataba otra vez. Y ya logramos durar hasta un año contratados aquí en Estados Unidos.

MP: Y la primera vez que se contrató como bracero, ahí en Chihuahua, ¿le pidieron algunos papeles?, o, ¿tuvo que pagar algún dinero? ¿Cómo fue la primera vez?
RA: La primera vez los papeles que nos exigían era que tuviéramos las cartillas liberadas, que estuvieran ya…

MP: ¿La cartilla militar?

RA: Sí, la cartilla militar, era indispensable la cartilla. Y teníamos que sacar un permiso de la Quinta Zona Militar para que nos dieran permiso de venir contratados para acá.

MP: ¿Por qué?, ¿por qué ese permiso?

RA: Pos eso teníamos que venir a sacarlo pa Chihuahua. No nos costaba nada, pero teníamos que ir a la Quinta Zona a sacar ese permiso. Sacábamos el permiso y ya nos llegaba un número que nos tocaba en la contratación aquí en Chihuahua y ya nos veníamos, pero nada más eso nos, nos pedían. Pos más bien era la cartilla, la principal, una carta de recomendación a veces de, del mismo municipio. Íbamos a la Presidencia, ahí con el presidente, nos daba una carta de recomendación, nomás para… Eso era lo que nos exigían. La pura carta de recomendación y la cartilla aquí en Chihuahua. En Chihuahua en la contratación, ahí era lo que nos pedían.

MP: ¿Ahí en Chihuahua no les hacían algún examen médico?

RA: Sí.

MP: Y, ¿cómo era el examen?

RA: Nos examinaban de todo a todo, de todo. Limpiecitos entrábamos ahí a la, a donde nos revisaban, que no trajéramos ningún virus de ninguna clase de enfermedad, todo el examen nos hacían. Y cuando llegamos aquí a Juárez, todavía nos desinfectaban al estilo casi como ahorita los desinfectan los becerros, nos echaban un poco de polvo todavía para que no fuéramos a traer virus, veníamos muy bien checados desde allá hasta aquí, desde Chihuahua.

MP: Tengo entendido que les checaban las manos, para ver si sí eran manos
trabajadoras.

RA: Sí, nos checaban las manos a ver si traíamos, pos callos en las manos onde, representando que sí éramos jornaleros trabajadores, que no fuéramos a traer manos muy, de piel muy fina. Y los americanos nos checaban mucho todo eso.

MP: Si tenían piel así lisita, ¿no los aceptaban?

RA: Pos eh, batallaba un poco uno y luego también en el trabajo, los que no estábamos muy, no estaban muy impuestos a aquél trabajo, sí sufrían un poquito con la pisca del algodón. Porque traían sus manos, pos no sabían trabajar en trabajos pesados, ¡duros!, y uno no, pos no, uno ya le digo. Pos nosotros nos criamos en trabajos muy duros, ¡muy pesados! Y el trabajo de aquí, pos también era muy duro, era trabajo muy pesado. La pisca del algodón es, muy brava. Ey, y como era pura pisca limpia el algodón ése, el chapo y el pima es un algodón muy fino, muy chiquito, ése era muy bravo para los dedos. Y necesitaba uno tener las manos muy, pos encalladas pa poder piscar el algodón a gusto.

MP: Y, ¿no les daban alguna especie de protectores?, para que no se lastimaran tanto los dedos, alrededor de las uñas, las manos.

RA: Nada, ¡a mano limpia! No se permitía nada, porque si usted se ponía, por ejemplo, algunos casquillos en los dedos o guantes, pos le echaba basura al algodón. Tenía que ir limpio, completamente limpio, sin hojas, sin hueso, pos que no llevara nada, limpiecito, era limpio. Ese era el reglamento y si llevaba uno el algodón un poco sucio, pos le rebajaban libras. Y luego lo checaban mucho, si no piscaba el algodón muy limpio, pos también, pos no era muy aceptable uno. Con los americanos, necesita hacer las cosas muy bien, muy bien hecha.

MP: Pos de por si era muy barato, ¿no?, el pago del algodón.

RA: Muy barato nos pagaban, ¡baratísimo! Fíjese, el algodón de nosotros la… Pos me acuerdo yo que en ése tiempo las cien libras nos las pagaban a $2 pesos. Dos dólares por cien libras, así era la cuenta que llevábamos nosotros nos salía, ¿cómo a qué?, ya al último, pisca nos pagaban a $0.14 centavos la libra, me parece ya. Ya, último ya cuando no había casi nada. Y no, pos no nos costeaba nada. Trabajábamos mucho y ganábamos muy poco. Era muy duro ese trabajo, y pos verdaderamente que no hicimos nada. Nomás dejamos la vida aquí porque trabajábamos cantidad, muy duro, sí.

MP: Okay, regresando un poquito a cómo se contrató. Ya cuando lo contrataron ahí en Chihuahua, ¿había representantes norteamericanos ahí en Chihuahua?

RA: En las oficinas sí, había americanos.

MP: Y ellos, ¿qué les hacían? ¿Qué les preguntaban, o ellos qué hacían ahí?

RA: Pos lo, cuando llegábanos ahí con los americanos, ya nomás nos checaban, nos decían: “Bueno, pos tú vas a, allá con el doctor y pásale para allá y ahí te quitas la ropa. Pasas con el, la doctora”. Y ahí, pasa uno ya donde, donde ya sales checado de todo. Y si no salía bien, ya de ahí lo regresaban, no pasaba.

MP: Y, ¿les ponían vacunas?

RA: Nos ponían vacuna también. Nos vacunaban, era lo primero que hacían en cuanto llegábamos, la vacuna. Y luego ya llegábamos con el doctor, nos checaba de todo.
Los pulmones y principalmente el pulmón lo checaban mucho, a ver si veníamos bien. Y luego que no estuviéramos fracturados de nada del cuerpo, de la columna, de las rodillas, de los brazos, nada. Y que estuviéramos más o menos bien de la mente también. Sí, no pos son detectives esas gentes. Nos tanteaban muy bien ahí cómo veníamos. El que venía un poquito mal, pos lo checaban más y había unos que no pasaban. A mí me tocó la suerte de que todo el tiempo, pos más o menos, taba más o menos bueno y sano y no dejé de venir nunca, todo el tiempo pasé. Y hasta la fecha pos ahorita ya, ya estamos… Ya si fuera en estos tiempos, ya no pasaríamos, porque ahora sí ya tenemos todos los defectos que pueda haber, de lo que nos ha pasado ya en todo lo que hemos trabajado, sí.

MP: Dice que se estuvo dos días, ¿verdad?, en Chihuahua, mientras que le tocaba su número.

RA: Sí.

MP: Se vino para acá, y en ese tiempo, ¿en dónde vivió, qué comió?

RA: No, pos ahí nos quedábamos donde podíamos, ahí en las, había unas barracas grandes ahí en la estación del ferrocarril. Ahí mismo dormíamos, ahí comíamos los que podíamos ahí. Íbamos a unos restaurancitos que había ahí, y comprábamos la comida pos de lo más barato que se podía, porque veníamos limitadones de dinero y…

MP: O sea que ustedes pagaban, ¿pagaron sus alimentos, su transportación también?

RA: Sí, hasta llegar a contratarnos nosotros hacíamos todos los gastos, de la bolsa de nosotros.

MP: Y ya cuando los contrataban en Chihuahua, ¿de Chihuahua acá ya no pagaban nada?

RA: Ya no, de ahí para acá ya no pagábamos. Ya nos traían ellos y lo mismo para regresarnos, también nos regresaban nomás hasta Juárez. De regreso nomás a, ahí hasta El Paso, ahí nos echaban para afuera y de ahí para allá ya corría a cuenta de nosotros. Pero lo que hacíamos, el movimiento que hacíamos nosotros desde que salíamos del la casa del domicilio de nosotros era gasto, hasta llegar a contratarnos. Y si nos iba mal, pos ya perdíamos, de contratado.

MP: ¿Había mucha gente?, se llamaba El Trocadero, ¿no?

RA: Sí.

MP: Ahí donde estaban, ¿había mucha gente ahí que se iba a contratar?

RA: ¡Mucha! Había veces que contrataban… A mí hubo veces que veníamos contratados hasta diez mil personas en el ferrocarril, ya le digo. Y una vez, nos embarcaron ahí en Chihuahua, completaron diez mil personas contratadas y esas nos venimos hasta aquí hasta Juárez.

MP: Y, ¿cómo le hicieron para transportar a tanto?, en puro ferrocarril y…

RA: Puro ferrocarril, en vagones así en, no crea que en pasajero, no, en cargueros. Tren carguero así en, pos éste es un vagón, aquí veníamos todos juntos, los que le cabía a cada vagón y así nos echaron, entre todos.

MP: Pero y luego y, ¿si estaba haciendo mucho frío o mucho calor?, ¿no importaba?
RA: Ahí no le hacía que estuviera el tiempo como estuviera y si el vicio no traía ninguno.

MP: Y luego, ¿cómo le hacían? Porque me imagino que en ese tiempo hacía mucho tiempo, ¿no?

RA: Sí.

MP: ¿Cuánto tiempo hacían?, más o menos.

RA: Pos salíamos de Chihuahua a las, como a las dos, tres de la mañana y llegábamos aquí pos ya oscureciendo, otras veces, ¿qué serían?, como a las seis, siete de la tarde veníamos llegando aquí a Juárez.

MP: Todo el día.

RA: Todo el día hacía el tren.

MP: Y luego, ¿cómo le hacían si querían, bueno, pos para comer, o si querían ir al baño?

RA: No, ya nada, así nos aguantábamos desde que salíamos de El Trocadero hasta que llegábamos a Río Vista. Y en eso nos trasladaban todo el tiempo que había mucha gente contratada, en el tren, muy mal servicio, eso sí, el servicio de Chihuahua aquí a Juárez era mucho muy malo el servicio. Y ya cuando llegábamos aquí ya entonces sí, ya donde nos recibían allí nos daban ya qué comer ahí en Juárez. Luego luego en cuanto nos recibían nos daban comida. Ya pasábanos de este lado y ya nos recibían en camiones, cuando menos ya debajo de techo. Y para trasladarnos ya de Río Vista a los ranchos, pos ya nos llevaban en camiones, en, pos ya en pick up, en trocas, según el patrón ya venía preparado para llevar a su gente. Pero allá en México así era la contratación, muy duro, sufríamos bastante.

MP: Y ya una vez que llegaban acá a El Paso, ¿por dónde era donde pasaban?, ¿por cuál puente?

RA: Por Santa Fe.

MP: Por el Santa Fe. Y, ¿ahí les volvían a pedir documentación?, ¿les volvían a examinar?, o, ¿cómo era ahí el proceso?

RA: Ahí cuando entrábamos, en la, en la misma donde está el chequeo de La Migración, nada más traíamos el papel de contratados, que es, era ya el contrato pues, eran me parece como tres, tres hojas y cada uno que íbamos pasando ahí teníamos que llevar el contrato en la mano y ahí estaba ya La Migración nomás checándonos así, pero era rápido.

MP: Y, ¿no les pedían alguna identificación de que usted sí era la persona del contrato?

RA: No, no, nada más el puro contrato, éso era lo que nos pedían, el puro escrito que traíamos ya del, de lo que nos hacían allá los americanos. Porque ya allá nos hacían los americanos ese contrato. Y aquí ya nomás pasábanos con ése, cuando éramos contratados, ya después si íbamos con permiso, pos ya traíamos la mica, aquí nos daban mica en Río Vista. Aquí nos hacían la mica.

MP: Pero ya era acá de este lado, ¿verdad?

RA: Sí, de este lado, sí. De allá nada más pasábanos más que con las puras hojas que nos daban allá, el contrato. Y aquí ya nos daban una mica, como, como la mica que hicieron ahorita de la amnistía, igual, con el mismo, con el mismo derecho de andar aquí, aquí andábamos en Estados Unidos con la mica como tener papeles. Todo lo que era el contrato, dentro de lo que era el contrato, por ejemplo, si era de tres meses, esa mica era respetada por tres meses. Si a usted se le pasaban los tres meses, tenía que salir o ya andaba ilegal. Y luego tenía castigo porque había dejado pasar el permiso que traía la mica.

MP: O sea que ustedes cuando se les acababa el permiso, ¿tenían que mostrar el permiso también aquí a Migración? Ahí se los cancelaban.

RA: Sí, antes de que se le cumpliera a uno el permiso de los tres meses que traía contratado, tenía que hablar con el patrón y si había alguna asociación de contratado, porque había asociaciones fuera de aquí de Río Vista, había en los pueblos onde estaban. Por ejemplo yo estuve, cuando estuve contratado para el lado de Demis [Deming], acá en Las Ánimas, había asociación. Entonces ya el patrón me llevaba a La Asociación para que me renovaran la mica, si iba a ser recontratado otra vez, si ya no iba a ser recontratado, tenía que salir para afuera y entregaba esa mica. Porque con esa mica ya no podía, ya pasado el contrato ya no podía andar con ella.

MP: ¿Entonces sí tenían oportunidad de que el mismo ranchero les extendiera el permiso? Y ya ustedes no tenían problemas, porque pos ya…

RA: Nada.

MP: Ah.

RA: Y seguíamos trabajando. Y entonces también era muy fácil haber arreglado amnistías con los mismos patrones, ellos nos proponían, pero nosotros no queríamos.

MP: ¿Por qué no?

RA: No sé cómo le veíamos nosotros en esos tiempos, no, yo al menos yo de mi parte. Yo no quería porque dije: “Bueno, si arreglo yo mi amnistía, pos… Estaba yo principiando mi vida cuando me vine yo aquí, pos taba recién casado, hubiera nacido toda mi familia aquí y yo no quería. Fíjese en esos tiempos uno eso pensaba. Un patrón que yo estuve, me hizo mucho la lucha de arreglarme amnistía aquí y no quise. Yo tenía nada más a tres de familia y me los arreglaba a los tres. Vine a hacer la solicitud aquí a Río Vista y ya no volví, metí los papeles y ya no volví. Fíjese nomás, eso hice cuando anduve aquí en Estados Unidos, tanto contratado y no, y no arreglé la amnistía. Y ahora, y ahora ya están todos aquí arreglados, fíjese nomás cómo es la vida. Pero en ése tiempo nosotros ya lo que queríamos mejor, era venir a trabajar nada más, para sostenerlos allá donde los teníamos en México.

MP: ¿En qué año fue la primera vez que vino?

RA: Yo la primera vez que me vine de contratado, jue el [19]53.

MP: ¿Cuántos años tenía?

RA: Tenía veinte.

MP: Muy chiquito.

RA: Sí, muy, pos apenas empezaba mi vida y ya estaba casado. Y la última vez ya cuando salí, pos cuando ya terminó la contratación que fue el [19]62, [19]64 más bien duró yo creo la contratación, yo salí el [19]62.

MP: Pues sí estuvo casi diez años por acá.

RA: Y anduve, ya le digo todas esas partes que le miento en, aquí en Estados Unidos trabajando. Y muy duro, mucho muy duro y ganábamos muy poco, nos pagaban mucho muy poco. Y ahora pos, pos andamos sobre esa cosa que bueno fuera que nos recompensara un poquito porque vinimos a dejar la, pos lo que fue la juventud de trabajo aquí.

MP: Toda la vida.

RA: Toda la vida. Y al último, pos mire cómo estamos ya. Y eso ya se, ya habemos pocos ya de los braceros que fueron contratados conmigo allá en mi tierra, ya quedamos muy pocos de los que venían conmigo de una parte que yo estuve. Cuando estuve en Lubbock, estuvimos como unos quince yo creo juntos. De los quince que vinimos en esa época, ahorita yo creo que viviremos tres. Ya murieron todos. Porque eran mayores que nosotros. Sí, pos yo en ése tiempo tendría unos veintitrés años tendría y venían mis tíos que pasaban de cuarenta años.

MP: Oh, ya muy grandes.

RA: Ya muy grandes. Y esas gentes, pos ya se acabaron.

MP: Y tan grandes, ¿no tenían problemas para venir?

RA: No, si eran los que pasaban hasta mejor que uno. Ellos de cuarenta años venían todavía a piscar algodón y eran muy buenos para trabajar en la labor, ¡buenos! Todavía pos, todavía desarrollaban no crea, de cuarenta años eran muy bien recibido el trabajador aquí en Estados Unidos, todavía de cuarenta años en ese tiempo. Naturalmente pos uno nuevo, pos claro, pos nos metían mejor porque desarrollaba uno más en cuestión de maquinaria, porque aquí los americanos lo que necesitaban era gente que trabajara con la maquinaria. Y nosotros de aquí del estado de Chihuahua éramos, pos casi la mayoría del estado de Chihuahua eran los que llegamos a hacer más, como que trabajábamos más en maquinarias que otros estados. Como que no, no le ponían mucho empeño al trabajo de la agricultura y trabajaba uno claro, trabajaba uno un poquito más, pero pos cuando menos ganaba un peso más.

MP: Yo creo sería porque ya tenían ustedes como que más experiencia en el campo, ¿no?

RA: Y la maquinaria, pos no la conocíamos. Nosotros allá trabajábamos pero con animales, con troncos en mulas, en México, y aquí pos se nos hacía muy diferente venir a trabajar aquí con maquinaria, con tractores. Y no, pos el tractor sí, muy pronto le agarramos y ya cuando empezamos a retirarnos nosotros de braceros, pues empezaron ya a meter las máquina y se acabó el trabajo de los braceros. Y ahorita, pos ahí estamos ya todos muy, ya muy acabados. Quién sabe qué, más delante que pudiera o aquí que nos dieran alguna chance de ponernos hasta a trabajar, todavía podemos trabajar en poquito, aquí en los Estados Unidos.

MP: Claro.

RA: Trabajos livianos, pero podemos todavía, pero ya es muy difícil.

MP: Sí.

RA: Sí porque ya de setenta años uno ya no crea que está muy bueno. Ya tiene todas las falla, sí.

MP: Oiga, y platíqueme cómo era Río Vista, ¿cuánto tiempo tenían que esperar ahí hasta que llegaba un ranchero y se los llevaba?

RA: En Río Vista había veces, nos dilatábamos unos tres días, era lo más que necesitaban. Pero ahí había todo el servicio, ahí nos daban comida, ahí teníamos dormitorios, había, les decíamos barracas, donde cabía toda la gente que venía contratada. Durábamos como unos tres días para cuando llegaba un contratista y luego en Río Vista, había como corredores, por ejemplo, si venían gentes del estado de Chihuahua, de Durango, por ejemplo de aquí de la república, eh, nos apartaban. Los de Durango por una parte y los de Chihuahua por otra, los de Jalisco.

MP: ¿Por qué?, ¿por qué los apartaban?

RA: Los americanos aquí tenían esa, decían que querían del estado de, que ellos peleaban. Por ejemplo, los de Durango, era la gente muy buena para piscar algodón, según eran los laguneros. De esos los escogían para la pisca de algodón, y los de Chihuahua también, claro éramos piscadores, también igual que los de Durango. Pero ya de otros estados como que nos les hacían muy bien, el buen visto los americanos. Cuando ya pasaban todo lo que era el estado de Durango, el estado de Chihuahua, Coahuila, entonces ya empezaban a meter de otros estados de allá del sur. Y esa gente casi no la apetecían muy bien, porque ellos allá no… No, pos casi no había esa clase de planta. Y aquí en el estado de Chihuahua, en Delicias, todo eso sí, pos aquí era muy, muy común esas cosas. Sí lo conocíamos cuando menos y ellos no y batallaban mucho, aquí navegaban bastante. Ponían un mayordomo ya fuera de, uno que tuviera poco conocimiento para que los practicara, los enseñara y se batallaba poquito con ellos. Y para aprender a la maquinaria no, ellos no pudieron aprender a nada.

MP: Y entonces ellos, ¿que harían?, si no le atinaban a nada.

RA: Pos batallaban mucho, mucho. Y luego en la pisca les iba mal por lo mismo, porque ellos como no tenían mucho conocimiento. Ya después le iban agarrando, claro, pero los primeros días pos piscaban muy poquito, oiga. De por sí ganaba uno poco, y luego ellos por decir, ellos había días que ganaban $7, $8 dólares por el día, por día, fíjese, ¿se imagina? Pos lo que ellos podían y luego nosotros comprábamos la provisión.
MP: O sea que, ¿ustedes compraban para todos los que estaban en el mismo dormitorio?

RA: Cada quien.

MP: O, ¿usted nada más la comida que se iba a comer usted?

RA: Sí nosotros nos hacíamos una unión de unos tres o cuatro conocidos. Nos juntábamos cuatro y nos uníamos para comprar la provisión juntos, para usar una estufa entre cada cuatro personas para hacer la comida, porque teníamos que hacer la comida para llevar de lonche y para, pos para comer ahí en el local donde estábamos. Y ellos pos, a veces no usaban ni las estufas porque como compraban pura comida, pos muy sencilla los pobres, porque no alcanzaba más. Papas, ya las cocían afuera en un balde, en lo que podían, las estufas ni las usaban porque hasta miedo les tenían para prenderlas como no se usaba el gas. Y nosotros veníamos igual, también al principio como no sabíamos cómo se manejaban las estufas de gas, pos se nos hacía que no las podíamos… No, ahí nomás le agarramos y luego luego, nos hicimos maistros luego luego, pa hacer tortillas y todo, pero hacíamos la comida y la comprábamos también, los patrones no nos compraban a nosotros nada.

MP: Y, ¿tampoco no tenían el servicio de comedor?

RA: No, tampoco. Ahí hacíamos una mesita donde podíamos o comíamos parados o donde fuera, pero la cosa era tener nomás en qué hacer, la estufa.

MP: Y no tenían ustedes problemas con la gente, por ejemplo, del sur que dice que compraban así muy poquita comida porque no les alcanzaba, ¿no tenían problemas de que ellos les agarraban su comida?

RA: Había barracas que sí, que sí tenían ese problema, pero nosotros, a mí no me tocó porque yo casi nunca me tocó vivir con mucha gente, todo el tiempo me tocaba ir así con una… Pos en compañía iríamos unos quince, veinte personas y el patrón a donde nos llevaba, era una vivienda desahogada, nos daba una recámara a cada tres, cuatro personas y ahí teníamos onde dormir, teníamos hasta mesa, teníamos sillas, teníamos todo, teníamos todo lo que se necesitaba. El patrón nos proporcionaba muy buena, muy buena comodidad, pero onde había barracas, oiga, donde había trescientas personas o doscientas, pos ya se imaginará. Nombre qué barbaridad ahí, era triste ver la gente tanto, gente amontonada ahí y unos pos, pos claro unos ahí se ganaban la provisión unos a los otros ahí. Había unos que hacían ellos su comida y si se descuidaban, se las ganaban, ya hecha, sí, sí estaba duro en esos tiempos. Pero a mí no me tocó eso, fíjese que yo donde me tocó, a mí me tocó con patrones pos muy poquitos que fuimos contratados y me tocaron muy buenos patrones también. Yo anduve, yo estuve muy a gusto aquí en Estados Unidos trabajando de contratado y quedé conforme, nomás pos el pago sí. Y luego que en cada pago, pos ya ve, nos quitaban yo creo como un ocho por ciento, me parece.

MP: Y eso, ¿ustedes sí sabían?, que les iban a quitar un ocho por ciento o un diez por ciento.

RA: Pos si nunca leíamos los contratos, yo ya me di cuenta cuando ya casi íbamos a terminar los contratos que nos rebajaban el ocho por ciento en los, en el contrato, quién sabe de qué, de qué sería eso, sería por el… Pero pos no teníamos seguro, los seguros tampoco nos los arreglamos. Yo, mi seguro lo dejé en Lubbock, ni lo saqué. Eso que, cuando me operaron allá en Lubbock, me dijo la enfermera de que fuera a las oficinas a sacar mi seguro, pos no, hice caso omiso y no lo saqué.

MP: O sea que en un momento dado, ¿sí podían sacar su seguro?

RA: Sí, en aquel tiempo, sí. Si yo he ido a sacar mi seguro derecho, lo había podido sacar, lo había arreglado. Y más bien cuando estuve operado en Lubbock, que ahí me dijeron los médicos, que la enfermera me recomendó, me dijo: “Saliendo de aquí, cuando lo demos de alta”, dijo, “le voy a dar unos papeles de aquí de onde conste que estuvo internado. Y de aquí se va a las oficina y ahí va a arreglar su seguro, para que el seguro le responda con algo de lo que usted perdió en su contrato o algo”. Pos no, no saqué mi seguro, pos perdí todo. Y no trabajé nada, ese año sí me fue muy mal.

MP: ¿Qué año fue?

RA: Fue como el [19]53.

MP: Pues casi de cuando se fue, recién de que se fue.

RA: Luego luego. En cuanto caí en Lubbock, pos trabajé yo creo como algunos ocho días, cuando…

MP: O sea que, ¿ese fue el primer lugar al que usted se fue a trabajar de bracero?

RA: Fue el segundo.

MP: Ah, fue el segundo.

RA: Segundo lugar.

MP: ¿Cuál fue el primero?

RA: Aquí en Clint, aquí en el valle.

MP: En el algodón, ¿verdad?
RA: En el algodón. Aquí fue la primeritita vez que vine yo a Estados Unidos.

MP: Y cuénteme poquito de ahí, ¿cómo estuvo en Clint?

RA: Aquí en Clint, pos ahí del Río Vista ahí fue el patrón, me sacó de ahí de Río Vista a trabajar ahí en el rancho de él y ahí estuve trabajando en la pura pisca de algodón, ahí sí no trabajamos en maquinaria nada, pura pisca de algodón. Pisqué algodón de ese chapo que le decían el primero y luego después el pima, un algodón muy fino, según ellos. Pero muy barato, nos pagaban muy barato. Y ahí me aventé en ese contrato como tres meses, tres meses me aventé en ese contrato. Pero mucho muy, muy barato, ya ni me acuerdo cómo se llamaba el patrón ese. Pero ahí estuve y ahí nomás iba a renovar, ahí a Río Vista, porque ahí como está, estaba muy cerquitas, estuve en mero Clint, y en ese tiempo me jue mal y como eran las primeras veces que veníamos, pos estuve a gusto, se me hacía que estaba muy bien porque pos veníamos de allá de donde navegábamos mucho la vida, donde trabajamos mucho también y aquí pues veíamos un cinco, pos trabajábamos en el algodón y agarrábamos un que otro cinco. Y allá, como no agarrábamos nada, pos se nos hacía que aquí estaba rebueno, pero muy barato.

MP: O sea que su primera impresión del trabajo aquí, de cómo iba a ser el, lo que usted iba a hacer, ¿no?, el trabajo que usted iba a hacer, ¿sí le agradó, sí le gustó?

RA: Sí, sí al principio sí, porque ya le digo, cuando menos veíamos un cinco, que agarrábamos un centavo en la mano y allá pos no agarrábamos hasta cada año, cuando ya levantábamos la cosecha que vendíamos algún producto de lo que levantaban, era cuando agarrábamos un cinco. Y aquí no, pos aquí cada ocho días nos daban el cheque y agarrábamos un centavito. Nos íbamos y comprábamos la provisión y lo demás lo mandábanos a la casa. Pero fíjese los cheques más grandes que mandábanos de a, yo de lo que mandé de aquí del valle, fueron $50 dólares y eran cheques muy grandes ya. Sí ya eran cheques, ¡qué bárbaro!, ya $50 dólares y lo pagaban a $6 pesos en México en ese tiempo.
MP: O sea que sí les alcanzaba bien, ¿no?, a su familia.

RA: Pos muy, más o menos, no muy desahogados, pero cuando menos mal vivían los pobres allá, la familia. Y uno aquí limitándose también, pos a vivir una vida muy, muy agarrada, diversiones no había nada, ni modo de salir a divertirnos a ninguna parte, porque no alcanzaba la moneda. Nada, ni al cine, ni a nada, no salíamos del, del rancho donde nos contrataron, ahí pasamos todo el contrato, puro trabajando.

MP: ¿Ni las cervezas?

RA: Nada, ni la cerveza porque nosotros tráibanos pura provision y se le llegábamos a echar un seis de cervezas como se usa ahorita, pos no, nosotros ni conocíamos ese movimiento, nada, ni un refresco de nada. Allí llevábamos un paquetito de Kool-Aid nomás para hacer el agua fresca y era todo lo que usábamos nosotros en ese tiempo. Y el café, como estábanos acostumbrados a puro café, pos era cafetear todo el, todo el día. Pero no, ni cerveza ni nada, le digo, diversiones nada. Y yo me pasaba el año completo en los ranchos sin bajar casi hasta el pueblo. Allá en Las Ánimas me aventé un año y nomás el patrón me llevaba la provisión a donde yo estaba, ni yo iba pal rancho. No iba nomás que cuando iba a comprar mi ropa, porque el patrón no me la podía llevar, ésa sí, iba yo y la compraba a mi medida, pero él iba y me llevaba todo.

MP: Y, ¿cómo le mandaba usted el dinero a su casa?

RA: Compraba un money order o ya juera un cheque de banco, primeramente mandábamos la money order. Empezó a perderse la money order, a haber dificultades allá para cambiar.

MP: ¿Tuvo usted algún problema en cuanto a eso?

RA: Yo tuve un problema de una money order que mandé y batallaron para cambiarla y ya después me cambié al cheque de banco.

MP: ¿Era más seguro?

RA: Era más seguro, sí. Tan seguro era, que si se extraviaba acá, pos aquí lo hacían bueno, onde usted compraba el cheque. Si se extraviaba, lo reportaban y ya hacían bueno el cheque aquí, el cheque de banco. El money order no, no era muy efectivo. Y había veces que se extraviaban oiga, las money order de allá se iban para otro, pos como yo soy del Municipio de Gran Morelos y había otro Gran Morelos por allá pal lado del sur y se extraviaban las money orders.

MP: O sea que los mandaban hasta quién sabe dónde.

RA: Sí.

MP: Entonces, esa fue la primera vez, ¿verdad?, y ya en la segunda vez que dijo que, que se enfermó de la apéndice, cuénteme dónde estuvo, cómo fue que se enfermó.

RA: Pos ahí estuve en un pueblito que se llama Levelland, piscando algodón. Andábanos piscando, cuando tenía como unos ocho días piscando algodón cuando sentí malestar en el estómago y ya no pude trabajar. Ese día me regresé al rancho, me llevó el mayordomo al rancho y luego ya me dijo que si qué me pasaba. “No” le dije, “pos es que traigo un dolor bastante fuerte al lado del apéndice”. No sabíamos nada, entonces empecé yo a ponerme un poquito grave, un poquito malo, entonces ya él ya me llevó al hospital. Y llegando al hospital así como a las siete de la noche me checaron los médicos y le dijeron que no, que iba muy malo, se me iba desarrollando ya la apéndice y que no. Le dijo que necesitaba operación, pues ya me dejó el mayordomo ahí en el hospital.

MP: Y el patrón, ¿qué?
RA: Pos el patrón yo ni lo conocí, el puro mayordomo nomás, el mayordomo se llamaba Benito, Benito, ¿de qué?, no me acuerdo ya ni de qué se apellidaba ese hombre. Benito, no recuerdo ya el apellido de él, ése vivía en Levelland y el patrón yo ni lo conocí, ni lo vi nunca. Ni tampoco me pagó el patrón nada del contrato que yo estuve allí, nada más los ocho días que trabajé, pos recuerdo que me dieron un dinero ahí pero ni me dieron cheque ni nada, me pagaron en efectivo lo que yo había hecho en esos ocho días. Piscaba, en la pisca del algodón y el contrato lo perdí todo, no agarré nada, ni un cinco, en todo el contrato.

MP: Y luego, bueno dos cosas, ¿quién pagó el hospital?, y luego, ¿no tuvo problemas para que lo volvieran a contratar como bracero? Porque pos no había cumplido el otro contrato.

RA: No, pos sí lo cumplí ahí, en los cuarenta y cinco días, los cumplí en el rancho, me estuve como quince días en el hospital y de los quince días me sacaron y me tuvieron en el rancho en reposo porque no había manera de cómo mandarme aquí a Río Vista a mí solo hasta que cumplieran los demás. Entonces yo el contrato sí lo cumplí pero no me pagaron nada del contrato, el hospital me imagino yo que el que lo puede haber pagado sería el patrón.

MP: ¿Usted nunca dio nada, ni vio un ticket de…

RA: Nada, yo no firmé ningún tiquete allí ni pagué nada. El patrón yo creo que fue el que pagó todo. Por eso me decía la enfermera esa que le digo que arreglara el seguro, pero pos al último no arreglé nada. Quién sabe si hubiera habido alguna recompensa allí por el contrato perdido, pero ya le digo, no saqué nada. Sino que de ahí me dieron de alta, me fui al rancho, cumplí el contrato y entonces ya me trajeron junto con los demás compañeros hasta aquí hasta Río Vista. Llegué bastante malo aquí y ahí me dieron una checada y de ahí me echaron pa México. Y ya cruzando el río, ya safaban la responsabilidad ellos, ya era cosa mía. Y ya tuve que atenderme yo hasta que me alivié ya bien.
MP: ¿Cuánto tiempo pasó?

RA: Como tres meses.

MP: Tres meses y, ¿se fue a su casa con su familia?

RA: Sí, me fui a mi casa, allá me recuperé y me vi bastante malo, pero ya vi yo médicos allá y ellos me atendieron porque cuando me quitaron, me echaron del hospital aquí en Lubbock, me quitaron los puntos de la operación y todavía no sanaba muy bien. Y como yo hice bastante ejercicio por el camino, pos ya cuando llegué aquí a Río Vista no me querían dejar salir porque venía un poquito malo, pero como yo traía mis compañeros, pos ya les dije: “No, pos mejor me voy con ellos”, pos ellos me lidiaban y me jui mejor.

MP: Pero, ¿no tuvo infecciones o no se puso más grave?

RA: No, no ya jui nomás puro aliviarme, sí. Sí se me infectó poquito la operación, pero sí me alivié pronto, pos ni tan pronto, siempre me aventé como tres meses pa poder empezar a trabajar otra vez bien. Y volví a contratarme y ya no tuve problemas por eso.

MP: ¿No? Porque ya tenía antecedentes, ¿no?, de que ya había trabajado bien.

RA: Sí, no ya no tuve problemas. Ya venía y me contrataba bien y ya le digo ya, ya operado vine muchas veces aquí a Estados Unidos a contratarme.

MP: ¿Por dónde anduvo?, ¿qué anduvo haciendo?

RA: Pos ya le digo, estuve aquí en Clint y estuve en Las Cruces y estuve en Las Ánimas.

MP: ¿Dónde es eso?

RA: Las Ánimas, Nuevo México, debe de ser de aquel lado del borde y aquí en Las Cruces y luego acá pa Lubbock, en el cañón este de Clinton también ahí en Clinton estuve en la manzana. Y estuve en Lubbock, Levelland, en Lamesa y luego estuve en Wyoming contratado también, en Nebraska.

MP: Y allá en Wyoming, ¿qué estuvo haciendo?

RA: ¿En Nebraska?

MP: En Wyoming.

RA: En el betabel, desahijando betabel, allá puro betabel.

MP: Y, ¿en Nebraska?

RA: También betabel, para allá me jui al puro desahije de betabel.

MP: Dicen que es muy pesado, ¿no?, trabajar el betabel.

RA: Sí, pos es un azadoncito muy cortito, pura cintura.

MP: Y, ¿ahí sí el ranchero les daba el equipo para trabajar?

RA: Sí, el equipo sí. Sí, en todos los ranchos donde trabajamos, en la pisca del algodón nos cobraban los costales, las sacas donde…

MP: ¿Cómo hombre?

RA: Ésa nos los rebajaban todavía a nojotros.
MP: ¿Cuánto les costaba?

RA: Parece que $2.50, nos costaba la saca en ese tiempo. Y necesitábamos cuidarla, porque si, dicen que si nos la regalaban que las acabábamos luego luego para estar pidiendo cada rato costales pero no, fíjese nos costaba dinero.

MP: Esta es la primera vez que escucho que les vendían ahí.

RA: Sí, nos vendían los costales, yo los llegué a comprar muchas veces aquí en el Valle. Nosotros comprábamos los costales y allá en La Mesa también, ya era algodón, pos era puro pule, allá no era fino, pisca limpia con todo y todo. Y allá había que aventarse uno macizo pa poder ganar cuando menos unos $40, $50 pesos por semana. Aparte de la provisión pues, que le quedaran a uno libres los $40 o $50 pesos, dólares.

MP: Y luego cuando anduvo allá en Wyoming y Nebraska, ¿los transportaban en camiones?

RA: A mí me tocó ir en avión.

MP: Y, ¿quién pagó el avión?

RA: Pos los mismos, yo creo que la misma compañía de la contratación, La Asociación, porque eso sí no nos cobraban a nosotros el traslado, ya de aquí a Estados Unidos no nos cobraban los traslados, nada. De aquí nos llevaron en avión hasta Wyoming, ahí en Wyoming ahí, enseguida en Wyoming ahí aterrizamos y ahí vino el patrón por nosotros. Y en Nebraska también me tocó ir y para acá para Texas toda esta parte, pos en camiones, puros camiones.

MP: Estaba más cerquita, ¿no?
RA: Sí estaba más cerca. No, para allá pa Wyoming siempre en esos tiempos, pos estaban más, muy lejos. Si en el avión oiga, se nos hizo relejos, pero sí nos trasladaban en avión también.

MP: Y, ¿cómo fue su vida allá en Wyoming y Nebraska? Porque aquí en Texas, Nuevo México como que está más cerquita de México y es como que la vida un poco más similar, ¿no?, que en México. Pero allá un poquito más retirado, ¿cómo era allá el ambiente, las comidas, los patrones?

RA: Pos nos tocó buen patrón también en Wyoming. A mí en Wyoming me tocó un patrón bueno, ése sí me, me relacioné yo muy bien con él, con el patrón, en Wyoming. Y nos jue bien en ese contrato, porque allá nos pagaban primeramente el desahije del betabel y después era la limpia. Y si dejábamos bien el betabel bien, que quedaba bueno, ya la limpia casi nos la pagaban sin meterle el trabajo.

MP: O sea, el desahije es sacar el betabel de la tierra, y la limpia o sea, ¿limpiar el betabel o limpiar el campo?

RA: Limpiar hierba, sí, la hierba que quedara por donde estaba la mata del betabel. Era limpiar, después la limpia era quitar la hierba pero si ya no quedaba hierba que ya se miraba el cuadro, el acre del betabel limpio, ya no necesitábamos meterle más trabajo, ellos nos lo pagaban junto con el mismo desahije. Y allá nos iba mejor que aquí en el algodón.

MP: ¿Cuánto les pagaban allá?

RA: Pos allá nos pagaban el acre me parece que a $80 dólares por acre.

MP: Pues sí les iba mejor.

RA: Sí, mucho mejor. En el betabel era mejor, nomás que era más duro el trabajo, para desahijar un acre de betabel, necesitábamos entre unas cinco personas, entre cinco personas pos lo podíamos limpiar hasta en unos tres días.

MP: Entonces esos $80 dólares eran divididos por las cinco personas.

RA: Sí, en las cinco personas.

MP: De todas maneras sí les quedaba buen dinero.

RA: No, nos quedaba mejor que en el algodón, cómo no. Allá sí era mejor, se nos hizo mejor el trabajo y el ambiente que usted dice para allá, mucho mejor. Se nos hacía como que era otro, otro clima y sí es. Es diferente el clima de allá de Nebraska, Wyoming a aquí. Por supuesto ahorita yo creo que debe de estar muy nevado para allá y aquí no, no nos ha caído nieve.

MP: Y luego, ¿cómo le hacía con las nevadas allá?

RA: Pos en el tiempo que nosotros íbamos al betabel no, era el mes de mayo no, había pura lluvia. Pero no, no perdíamos tiempo de trabajar por la lluvia, estaba las tiempos muy sí, oía decir poco, pero no, no a afectarnos por el trabajo. Cumplíamos los contratos muy bien trabajando y no nos afectaba nada la agua, allá nos iba mejor que aquí. Nos gustaba más el contrato para allá para los estados de allá adentro que aquí, pero pos así nos tocaba que luego nos agarraba un patrón de aquí y nos íbamos al algodón. Eso fue lo que nos paso por allá en Wyoming.

MP: Y luego me comentaba ahorita de las maquinarias, ¿no? Que aprendieron también a manejarlas.

RA: Sí.

MP: ¿El patrón les exigía que se enseñaran cómo utilizarlas?, o, ¿ustedes se ponían de voluntarios para aprender a manejarlas?

RA: Nosotros, pos se nos hacía mejor trabajar con la maquinaria que andar trabajando con el puro cuerpo. Entonces ya el patrón nos proporcionaba la manera de que aprendiéramos para que ya trabajando en el tractor se nos hacía más liviano el trabajo y ganábanos un poquito más.

MP: Ah, ¿ganaban más?

RA: Ganábamos un poquito más. El patrón este que yo tuve aquí se llamaba Elías Smith, ése sí me acuerdo yo el nombre de él. Ese hombre me proporcionó a mí, me enseñó a trabajar en el tractor, cuando ya aprendí con el tractor, pos ya me enseñó a todo lo que es el trabajo del, el trabajo del algodón. Desde preparar la tierra, acabando de piscar el algodón, cuando ya venía la gente, todos nosotros los braceros que piscamos el algodón que ya quedaba la tierra, nada más el puro, la pura mata del algodón, pos ya entraba luego luego el desvare. Y luego ya se iba la gente a su terreno, a su tierra y yo me quedaba desvarando. Luego después barbechando y preparando pues la tierra, haciéndole todo el trabajo que se necesitaba rastreando, listiando, ya bordeando, preparando la tierra pal siguiente siembra, sembrar el algodón también. Yo le llegué a hacer todo ese trabajo, sembrarlo y después regarlo, en el riego hasta que se rendía otra vez la mata, para que volviera a venir la gente otra vez a piscar algodón. Y me estaba de una temporada a otra hasta que lo preparaba.

MP: O sea que ahí sólo revalidaba los contratos.

RA: Sí, ahí era donde renovaba los contratos, cuando trabajábanos en la maquinaria renovábamos contrato para pasar todo el invierno aquí, barbechando, desvarando, listiando, preparando ya para la siembra, sembrando el algodón. Después cuando ya venía el algodón saliendo, pos el cultivo, después el riego y yo hacía todo el trabajo, todo el trabajo.

MP: ¿Pero tenía gente que le ayudaba?

RA: Sí, sí había gente que nos ayudaba mucho, uno que otro ahí. Un hermano de mi esposa, tábamos juntos en el rancho, ahí hacíamos todo el trabajo y trabajábamos en la ganadería también. También de vaqueros la hacíamos aquí en…

MP: Ah, ¿también?

RA: También le hacíamos de vaqueros ahí con el patrón, también tenía ganado y también le herrábamos las crías, el ganado lo partábamos, lo cerrábamos, lo señalábamos, lo trabajábanos ya para dejarlo listo para que lo embarcara para la venta, también tenía mucho ganado. Pos era trabajo que conocíamos todos nosotros desde chiquitos, era el trabajo que hacíamos. Sí, yo estuve trabajando aquí en el ganado también de muchas clases de ganado, de todo, conozco de todas las raza de ganado que hay. Aquí en Estados Unidos también, pero eso no todos los braceros así lo hicimos, porque a mí me tocó suerte con ese patrón de que me dijo: “Bueno, pos es que tú de todas maneras a mí me sirves para trabajar en el ganado también”, dijo, “este año te quedas pero no para trabajar en la labor, ahora me ayudas con el ganado”. Y le ayudaba yo así, pos a preparar ahí el ganado, de apartarlo en pastas y el criadero cómo venía. Cuando íbanos a cortar para vender como para hacer el criadero y todo eso, le ayudé también algunos años.

MP: Y entonces él fue quien le dijo que le ayudaba para que arreglara usted y su familia.

RA: Ése fue el que me ayudaba, me proporcionaba todo. Me daba casa para que viviera ahí. Me daba mueble para que yo me moviera pa onde yo quisiera, me ponía en la escuela a mis hijos, los tres que tenía. Y fui con mi señora a decirle que nos viniéramos pa acá y no quiso.

MP: Válgame.

RA: Y no quisimos arreglar. Muy buen patrón. Él decía que se iba a ir conmigo pa México, (risas) muy buen patrón.

MP: Qué bueno. Entonces su opinión en cuanto al programa, en sí el Programa Bracero, ¿cómo usted lo ve, fue bueno, fue malo, le faltó algo?

RA: Pos eh, yo lo veo como poco despacio, el movimiento, el programa porque digo, pues en este sentido lo veo yo porque, se me hace despacio porque nosotros vamos avanzando mucho. Ya braceros quedamos pocos y los poquitos que quedamos, ya estamos muy, muy balaceados ya. Y si no es pronto esto, pos, pos se me hace que ya no alcanzamos a disfrutar los $20 dólares que nos vayan a dar. Digo, pos si nos los dieran ahorita, que más o menos podemos disfrutarlos, pos estaría muy bueno. Y si más delante, a lo mejor ya no alcanzamos nada porque se van, se van yendo muy recio. Ya ve cuántos años tiene ya el Programa Bracero, ¿cómo cuatro años, cinco?

MP: Bueno yo me refería en cuanto a las contrataciones y todo eso, ¿no?

RA: ¡Ah! De las contrataciones, no, el Programa Bracero cuando nojotros entramos, nojotros los veíamos muy bien. Nos ayudamos bastante, fue muy bueno, muy bueno fue la oportunidad que nos dieron de venir a trabajar aquí porque en esos años viera que nos veíamos poco limitadones allá. Y cuando hubo las contrataciones, nos ayudábamos mucho. Para mí fue muy bueno. Yo lo veo pero mucho muy bueno, tan bueno lo veo que ya ve que ahora los que han arreglado amnistía que ya ve que uno, una amnistía, pos todos se han quedado aquí. Ninguno se regresa pa atrás ya. Pero ya arreglaron, ellos ya tienen sus papeles y nosotros como fuimos braceros provisionales, pos se nos acabó el corrido, se acabó la bracereada y nos quedamos allá. Pero sí fue muy bueno ese programa, a mí se me hace que si hubiera manera de que pudieran contratar gente así como veníamos nosotros, era muy bueno.

MP: Se acabarían los problemas de tantos ilegales y…

RA: Claro.

MP: Y tanto dinero que le meten a…

RA: Pos por todo.

MP: A La Migración y al Border Patrol,¿verdad?

RA: Pos cómo no, oiga, todo. Era una cosa magnífica eso porque ellos se les acababan problemas de la división de la línea, por todos lados. Porque así pos, ¿cómo se iban a venir ilegales sí había manera de que pudieran arreglar derecho? Para venir a trabajar derecho y tampoco no venían a quedarse, así, así le hicimos nosotros, veníamos y nos contratábamos, nos íbamos y nos veníamos cuando podíamos y queríamos. Es muy bueno ese programa, yo lo vi mucho muy bien y lo veo hasta ahorita todavía muy bueno ese Programa Bracero, al menos para mí fue muy bueno, y tan bueno lo veo que ya ve ahorita cómo están las cosas. Si hubiera braceros, pos ya no habría tantas cosas tan tristes como pasan ahorita con los mojados.

MP: Claro.

RA: Que pasan unas cosas bastante grandes, bastante tristes. Y si hubiera braceros, pos no pasaría eso.

MP: Así es.

RA: Y venían y les alivianaban aquí el trabajo y derecho, legal y de la otra manera, pos es ilegal todo. Y andan peligrando ahí de que los agarren y los castigan y, pos ta feo.

MP: Así es.

RA: Sí.

MP: Algún otro comentario que tenga que agregar.

RA: Pos sobre el Programa Bracero pos eso es lo que le pudiera decir, que para mí fue muy bueno y si lo volviera a haber, pos sería mucho mejor, tanto para una nación como para otra. Sería rebueno eso y pos, en cuanto al programa este otro que está ahí también lo veo muy, muy lento. Que fuera bueno que se pudiera arreglar una cosa, pos favorable para uno pues, que ya lo que fuera hasta que nos arreglara hasta un permiso para venirnos a trabajar aquí, pero derecho. Pero no, no veo probabilidades, quién sabe, eso es lo que le pudiera comentar yo de esto. Que decía usted que me recomendara más, ¿qué pudiera agregar?

MP: No pues no sé ya, este, pues algo, no sé, ¿algo final?

RA: No, no, pos yo creo que este comentario como usted dice ya de lo que venimos a navegar aquí, lo que sufrimos, lo que batallamos pa pasar. Pos ya fue todo y…

MP: ¿Valió la pena?

RA: Sí, pos yo sí estuve muy a gusto trabajando aquí, todo lo que estuve contratado muy a gusto, porque sobre todo derecho. No andaba escondiéndome de nada ni en…
MP: Así es.

RA: Ni jugándome de los contratos porque hubo muchos que se desertaban de una parte porque no les gustaba y se iban para otra parte. Pero ya violaban el contrato, dejaban el contrato perdido y después ya se, pos se archivaban ahí con la ley, los agarraban de mojados ya después de contratados y era muy, muy feo eso. Y ansina no, yo cumplí mis contratos como los agarraba, así los cumplía. Después ya que se me cumplía, pues me iba.

MP: Así es.

RA: Me volvía a contratar, pero sí, muy a gusto estuvimos trabajando.

MP: Qué bueno.

RA: Sí, y eso.

MP: Está bien, pos le agradezco mucho señor Aranda, el tiempo.

RA: Pos ójala y le sirva a usted también de algo esto, que usted pudiera pos hacer algo en lo que usted quiere hacer. También yo le recomiendo esto, que fuera bueno que a usted le diera algo bueno, porque pos ya a uno ya, ¿pos en qué puede servir? Sería en todo, todo esto.

MP: Okay. Bueno, pues muchísimas gracias.

RA: Ándele, pos igualmente yo también le agradezco bastante que haiga venido.

MP: No, no hay de que.

RA: Y bastante conforme.

MP: No hay de que, gracias.

RA: Ándele.





Fin de la entrevista

Interviewer

Parra-Mantilla, Myrna

Interviewee

Aranda Morales, Rodolfo

Location

El Paso, Texas

File Name Identifier

Aranda_Morales_ELP001

Citation

Parra-Mantilla, Myrna and Aranda Morales, Rodolfo, “Rodolfo Aranda Morales,” Bracero History Archive, accessed November 25, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/83.