Juan Contreras
Title
Juan Contreras
Description
Juan Contreras was born in Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México; his father was in the military, and the family consequently moved around a lot; Juan later enlisted in the bracero program; as a bracero, he labored in the fields of Arizona, Idaho, Oregon, Utah, and Washington picking various fruits and vegetables; while in Oregon, he worked for Libby’s picking fruits; he later immigrated to the United States, married and raised a family.
Summary of Interview: Mr. Contreras initially learned about the bracero program through a friend and went to enlist; a few weeks later, he received a telegram telling him to go to the Buena Vista station in México, Distrito Federal, where he volunteered for Exterior Relations; later, he traveled by train to the United States; Mexican soldiers watched over the seven cars with roughly eighty men in each; by the time they reached El Paso, Texas, only three or four cars were left; he did not have to endure any physical exams; however, he later went through the center in Irapuato, Guanajuato, México, and he was stripped, examined and shaved for lice; he was given special preference, because he had already worked in the United States; as a bracero, he labored in the fields of Arizona, Idaho, Oregon, Utah, and Washington picking various fruits and vegetables; he goes on to detail the various worksites, camp sizes, housing, accommodations, amenities, provisions, duties, treatment, payments, remittances and recreational activities, including trips into town; while in Portland, Oregon, he worked for Libby’s picking fruit that was later canned; the bed linens were changed every three days; they also had ice cream parties and other social events, including dance lessons; in Utah, women often went to the camps, and they were rumored to be especially fond of Mexican men; while in Arizona, he was refused service at a restaurant and noticed a discriminatory sign; he and others complained to the Mexican consul, and the sign was removed; in addition, he relates other anecdotes about his experiences as a bracero; he later immigrated to the United States, married and raised a family.
Summary of Interview: Mr. Contreras initially learned about the bracero program through a friend and went to enlist; a few weeks later, he received a telegram telling him to go to the Buena Vista station in México, Distrito Federal, where he volunteered for Exterior Relations; later, he traveled by train to the United States; Mexican soldiers watched over the seven cars with roughly eighty men in each; by the time they reached El Paso, Texas, only three or four cars were left; he did not have to endure any physical exams; however, he later went through the center in Irapuato, Guanajuato, México, and he was stripped, examined and shaved for lice; he was given special preference, because he had already worked in the United States; as a bracero, he labored in the fields of Arizona, Idaho, Oregon, Utah, and Washington picking various fruits and vegetables; he goes on to detail the various worksites, camp sizes, housing, accommodations, amenities, provisions, duties, treatment, payments, remittances and recreational activities, including trips into town; while in Portland, Oregon, he worked for Libby’s picking fruit that was later canned; the bed linens were changed every three days; they also had ice cream parties and other social events, including dance lessons; in Utah, women often went to the camps, and they were rumored to be especially fond of Mexican men; while in Arizona, he was refused service at a restaurant and noticed a discriminatory sign; he and others complained to the Mexican consul, and the sign was removed; in addition, he relates other anecdotes about his experiences as a bracero; he later immigrated to the United States, married and raised a family.
Creator
Sifuentez, Mario
Contreras, Juan
Subject
bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Juan Contreras
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
60:00
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Juan Contreras
Fecha de la entrevista: 26 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Mario Sifuentez
This is Mario Sifuentez interviewing Juan Contreras in Perris, California May 26th, 2006 for the Bracero Oral History Project.
MS: Okay. Podemos comenzar. Si me platica un poquito de su niñez de, ¿dónde nació? De, ¿cómo fue?
JC: Sí, pues nací en Chiapas. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Es todo. Anduve trabajando, mi papá era militar y andábamos de parte en parte, ¿verdad? Es todo lo que yo sé.
MS: Y luego, ¿cómo se enteró usted del Programa Bracero?
JC: Un amigo que estábamos en el hospital de México y un amigo nos dijo: “¿Por qué no se van pa Estados Unidos?”. Le dije: “Pero, ¿cómo?”. Dijo: “Están agarrando gente para ir a Estados Unidos”. “¿Dónde?”. “No, pos ahorita no saben”, dijo, “pero es que la gente como yo”, dijo el muchacho, me dijo, “como yo, yo me apunté en la Secretaría de Relaciones Exteriores”. No había contratos todavía. El presidente no firmaba ni nada, no sabía. Entonces fuimos ya y dije: “Vamos a registrarnos”. Fuimos a registrarnos y ya me re[gistré]. Cuando entramos a la oficina la muchacha secretaria le dijo a él, le dijo: “¿Ya vienes otra vez? Ya sabes lo que te dije”. “No, no señorita ahora no vengo a eso. Vengo a traer estos muchachos que también se quieren inscribir”. “[Es]tá bueno”, dijo, “¿cómo te llamas?”. Y todo, los [datos] generales de nosotros. “¿[D]ónde vives?”. Y tu casa y todo lo apuntó ella. Dijo: “Miren, los voy a apuntar como principiantes aquí por Relaciones Exteriores. En caso de que arreglen los contratos, los permisos que o sea, que el presidente firme con las compañías de Estados Unidos entonces nosotros les mandamos llamar”. “Tá bueno”. Bueno, ahí, ahí quedó. “Váyanse pa sus casas”. Sí, nos fuimos pa nuestras casas. Yo vivía en Jiquilpan. Entonces ya como a los quince días recibimos un telegrama. Pos yo recibí un telegrama y los demás también que hasta los demás que estaban allí con… en donde se nos decía que podíamos transportarnos gratuitamente en cualquier camión onde estuviéramos a la capital de México y que nos presentáramos en la estación de Buena Vista. Ahí es onde agarré yo el número setenta y seis que le dije porque fuimos de los primeros que salimos. Pero no salimos contratados en el estadio. Yo salí contratado por Relaciones Exteriores.
MS: Y luego, ¿en qué lo contrataban?
JC: ¿Eh? Nadie. A mí nadie me contrató.
MS: No.
JC: No. Yo me registré voluntariamente en Relaciones Exteriores y me apuntaron. Entonces ya cuando se firmó el contrato, que firmó Ávila Camacho entonces ya nos metieron en el contrato pero fuimos de los primeros. Y ahí en Buena Vista le platiqué a mi chamaco, había unas mesas como de quince o veinte pies de largas. Había chaquetas de esas de los soldados peludas, de esas verdes peludas feas que había y nos daban… a cada quien le daban una jacket y una cobija los americanos. Ya que subíamos al tren ya no podíamos bajar porque ya había emigrado. Todo y el, ¿cómo se llama? Había unos que iba con huarache, un ranchero, ¿verdad? Les daban zapatos, unos zapatotes chiquitos (risas) les daban, el americano. Unos de hule. Era puro americano.
MS: Y ese, ¿él se lo d[a]ba en la frontera?
JC: ¿Eh?
MS: ¿Le daban la chaqueta y los zapatos en la frontera?
JC: No, en Buena Vista.
MS: En Buena Vista todavía.
JC: En la estación de México.
MS: Fue ahí, ¿ahí había americanos?
JC: Había puro americano.
MS: Puro americano.
JC: Puro americano había.
MS: Y, ¿los subieron a un tren de ahí?
JC: De ahí nos suben en el tren. Es lo que digo, que ya después subiendo al tren como ya llevábamos cobija y chaqueta no podían bajarnos. Había soldados mexicanos que cuidaban.
MS: Oh, okay.
JC: Pa que no bajara la gente. La parte crítica que tuvimos que siempre le dio a uno poquito, era que subieron unos músicos. Que tocan las… y nos tocaron Las Golondrinas. Y después de eso venía el Padre y nos echó la bendición. Ahí fue cuando sacaron, alguien de los que íbamos allí sacó que íbamos a la guerra. Y ya mucho, por eso mucha gente…
MS: Se brincó.
JC: Se brincó. No querían ir a la guerra. Y por ejemplo, mis amigos que iban conmigo y yo muchos nos quedamos. “Vámonos qué, ¿qué? Si nos llevan que nos lleven”. Fue todo.
MS: So, ¿[es]taba de acuerdo si iba a quedarse lo iban a llevar?
JC: Sí. Entramos por El Paso, Texas. Por ahí entré yo pa primera vez que fuimos a Oregon a piscar cherry. No sé cuanto tiempo estuvimos. Bueno, estuvimos con una compañía, no sé cómo se llama la compañía. Esta compañía, ¿cómo se llama? Arreglaba, es la compañía que arreglaba frutas. Arreglaba frutas de, ¿cómo se llama? Como peras, manzanas, che[rry] que las ponía en miel.
MS: Oh, ¿cómo en lata?
JC: Sí, en lata.
MS: Sí, en lata.
JC: La compañía si mal no recuerdo pero no estoy muy seguro, Libysh.
MS: Libby’s.
JC: ¿La ha oído usted? Esa compañía jue. Esa compañía fue la que nos contrató desde México…
MS: A Oregon.
JC: A Oregon y a cortar frutas, pues. Entonces se acabó el tiempo de la fruta que…
2do: Te está diciendo que te pregunta de los carros. ¿Cuántos carros salieron de México?
JC: ¿Cuántos qué?
2do: Carros.
JC: Como siete.
MS: Siete carros. So…
JC: Pullmans de primera clase bien equipados. Mire joven hasta blancos los asientos bien vestidos. Le estaba platicando a mi chamaco que veíamos nosotros por la ventana, por la ventanilla y venía un troque con muchas cajitas así y dije: “Mira, nos van a dar zapatos a todos. Mira cuanta caja, sí pa todos hay zapatos”. Mira, ¿qué cree que eran? Cajitas de lonche. Traía sándwich. Pues al estilo ameri[cano]. Sándwich, manzana, jugo y leche y era todo. Eran los lonches nos dieron allí en el tren y arriba del tren.
MS: Y , ¿cuántos hombres fueron?
JC: ¿Eh?
MS: ¿Cuántos hombres eran?
JC: ¿Como cuántos hombres? ¿Los que veníamos en el tren?
MS: Sí.
JC: Eran siete carros señor.
MS: So y, ¿como más o menos cuántos cabían en cada carro?
JC: Pos como setenta, ochenta carro aproximadamente. No sé cuántos agarre el, agarra más de ochenta un vagón, un Pullman porque era primera clase.
MS: Primera clase. So, era pasajero y todo.
JC: Sí, pos ahí, ¿no? (risas)
2do: ¿Cuántos? ¿Cuántos llegaron a El Paso? ¿Cuántos carros llegaron a El Paso?
JC: ¿Cuántos carros llegaron? Como tres o cuatro.
MS: (risas) ¿Los demás se brincaban?
JC: Brincaron.
MS: Brincaban. ¿Aunque estaban los soldados?
JC: ¿Eh?
MS: ¿Aunque estaban los soldados?
JC: No, no.
MS: O, ¿los soldados no…?
JC: Los demás se quedaron allá.
MS: Oh, allá en Buena Vista.
JC: Nosotros ya veníamos todos en el tren pa acá.
MS: Oh, okay.
JC: ¿Ónde iban a pensar el gringo que todos los que estábamos allí íbamos a arrepentirnos? Pensaron, pero hicieron mucho pa brincar. Los primeros brincos que, los primeros que vi que brincaron jue en un pueblo que se llama Tlalnepantla. Allí paró el tren un ratito esperando al otro tren que llegara. Y entonces ahí fueron los primeros que vi que iban con sus cobijas a la carrera por las calles. (risas) Sí, ése es una cosa curiosa.
MS: Y, ¿qué tal Oregon? ¿Cómo le gustó allá?
JC: ¿Dónde?
MS: En Oregon.
JC: Pos les platiqué a la señorita que cuando llegamos a Portland, fue el primer vez que llegamos a Portland había una banda.
MS: Oh, ¿sí?
JC: De música. Banda americana, ¿verdad? Y mucha gente, mucha gente, puro americano. Ellos después nos platicaron, porque pensaban vernos con zarape… Con sombrero grande y encobijados. (risas) Cual fue mentira porque veníamos casi los más de la capital. (risas) Y uno dijo: “Y estos cabrones, ¿qué traen?”. (risas) Una cosa curiosa ese. Pero ya después nos llevaron a un campo, a un campo de onde tenían…
MS: De cereza.
JC: Teníamos cama. Eso sí le voy a decir cada tercer día nos cambiaron las sábanas.
MS: Oh, ¿sí?
JC: Cada tercer día. Teníamos cada quien su cama. En un cuarto había como cuatro o cinco trabajadores. Teníamos todo y había lugar de donde los lavábamos, baños. Todo muy bien arreglado, allí en Oregon.
MS: Y, ¿cuanta gente acabó ahí en Oregon?
JC: ¿Tenía qué?
MS: ¿Cuánta gente acabó ahí en Oregon? De todos los que estaban en el tren, ¿cuántos fueron a Oregon? ¿Fueron todos?
JC: No, no. Nomás los que había, ¿cómo se llama? Contratado la compañía.
MS: De esa.
JC: Otros fueron a los campos y de diferentes lugares, ¿verdad? Pos necesitaban la gente. No había gente aquí.
MS: Y, ¿cuántos estaban con usted en ese lugar?
JC: ¡Uh! Habíamos como más de cien.
MS: Nomás de cien. Okay.
JC: Más de cien o noventa, pero no me acuerdo cuántos. Como no nos gustaba la cherry. Decía mucho mexicano: “Aquí hay capullo”. ¿Usted conoce los capulines? ¿No?
MS: ¿Capulinis?
JC: No. Los capulines son parecidos a la cherry. Nomás que son wild. Se da en el cerro. Y decían los paisanos: “Chinga[d]o estos cabrones hasta los capulines tienen grandes”. (risas) Eran cherries. Y eran cherries. (risas)
MS: No, no era lo mismo.
JC: No eran, no eran capu… (risas) Le digo, le digo a mi chamaco que comían más de lo que piscamos. (risas)
MS: Se quedaron sin dinero, no piscaban.
JC: Pos ya la comida. La cuestión era que ya la fruta ya estaba pasada. Taban dulces. Pos ya la fruta se ya se había pasado. Tardaron mucho en arreglar los contratos aquí en México. Ahí en México.
MS: Y, ¿cuánto le pagaban por la cereza?
JC: Mire, pagaban se me hace que un dólar por la…
MS: ¿Por la libra o por…?
JC: Por bucket.
MS: Por bucket.
JC: Bucket. Pero pos nunca llenábamos, yo de mi parte nunca llené uno.
MS: ¿No le gustó?
JC: No, no es eso. Es que mire, había las escaleras como de quince a veinte pies de altas. Ellos nos enseñaban todo, ¿verdad? Pa qué voy a decir mentiras. Nos enseñaba cómo manejar la escalera, cómo ponerla, cómo todo. Cómo cargarla y entonces le daban a uno un lacito, un lacito así más o menos de largo.
MS: Sí.
JC: Ese lacito servía pa, poníamos la escalera amarrábamos la rama.
MS: Para que no se caiga.
JC: Para que no se caiga la escalera. Porque el ése, esa fruta de cherry es muy… aguanta mucho, resiste mucho, sí. Es como el membrillo, resiste. Eso es.
MS: Y, ¿cuánto tiempo duró en la cereza?
JC: No recuerdo, me parece como unos cuatro, en la cereza como tres meses. Un mes, un mes aproximadamente. De ahí nos pasaron a la fruta. De esta fruta aquí y la otra y la otra, diferentes frutas. Cuando se acabó la fruta la compañía esta que nos contrató nos prestó a la compañía que hace azúcar, ahora sea el betabel. Ahí empe…
MS: Ahí también trabajaban.
JC: Escardando betabel con azandocillo bien chiquito.
MS: El azadón.
JC: Echaba desahije, desahije de betabel hacía. Desahije pues, desahije quiere decir que quita unas y deja una, así es todo.
MS: ¿Para que crezca?
JC: Sí, pa que crezca, exactamente. Y luego ya se acabó eso pero ya había, como había zonas diferentes, en unas zonas ya el betabel ya estaba listo para cortarlo. Entonces ya nos fuimos pa allá a cortar el betabel con unos machetes que tiene un pico. Tenían un pico así. Le picas o sea al, ¿cómo se llama? Al betabel.
MS: Al betabel.
JC: Lo saca, le corta la hoja. Se lo echa a la mano y le corta la hoja. Es todo. Eso hacíamos. Y luego después de eso veníamos a recogerlo, que lo teníamos en con la mano echamos al troque. Nos pagaban por según lo que piscara, según lo que hacíanos. No pagaban mucho porque luego decían que muchos troques los rechazaban en el empaque. Que no iba bien, que estaba muy verde o algún problema. Nos pagaban todo depende lo que hacía uno. No sabía uno.
MS: So, ¿no se quedaba uno con mucho dinero entonces?
JC: ¿Eh?
MS: ¿No se quedaba uno con mucho dinero?
JC: Pues no nos quedábamos con mucho dinero pero siempre nos que… porque en aquel tiempo pos no sabía uno cuánto dinero pagaban. Onde supimos que pagaban poco era en Arizona, $0.60 centavos la hora.
MS: Y, ¿nadie quería trabajar ahí?
JC: ¿Eh?
MS: ¿Nadie quería trabajar en Arizona?
JC: Pues, ¿cómo no? Había muchos contratados.
MS: ¿Sí?
JC: Yo fui uno de ellos también.
MS: A Arizona.
JC: En Arizona. Es todo.
MS: Y so, trabajٌó en el [betabel] y en cereza, ¿en qué más en Oregon?
JC: En Yakima, Washington en la manzana.
MS: En la manzana, en la manzana.
JC: Y pos en diferentes partes cherry, durazno, peras, duraznos, todo eso.
MS: Y luego después de Oregon, ¿pa dónde fue usted?
JC: De Oregon a Idaho.
MS: A Idaho.
JC: Es cuando nos pasaron a la otra compañía que hace azúcar. Es ahí en Idaho. Ahí estuvimos en Idaho, estuvimos en Utah.
MS: Y en Utah, ¿en qué trabajaba?
JC: En lo mismo.
MS: Lo mismo, en lo mismo.
JC: En el betabel.
MS: Y, ¿cómo lo pasaban de tiempo o no tenían pasatiempos allá en Oregon, en esos lugares?
JC: En Oregon sí tenía. Le platicaba que nos trataban tan bien que nos hicieron un party.
MS: Oh, ¿sí?
JC: Una fiestecita. Pero en la fiestecita en lugar de un trago de cerveza o no sé, nos dieron ice cream. Pos al estilo americano, ¿verdad? Y luego le platiqué también a la muchacha que para [est]ar a gusto, porque nos querían tener a gusto, ¿verdad? Contrataron una muchacha o señora no sé qué, que nos enseñara a bailar.
MS: Oh, ¿sí?
JC: Sí.
MS: ¿Al estilo americano así?
JC: Sí. No, no. Como éramos latinos querían una música latina. Entonces la muchacha, no sé si era de Argentina o de South America, nos cantaba esa can[ción]. Esa tico, tico, ¿cómo era ese? Sí hombre, ¿cómo se llama esa canción?
2do: Pues esa es canción de Carmen Miranda, ¿vedá?
JC: ¿Eh?
2do: De la Carmen Miranda.
JC: Sí.
MS: Oh, okay.
JC: De la Carmen Miranda. Ándele así dice más o menos la música esa, brasileña pues. Entonces nos enseñaba [a] bailar allí. Pura gente de la capital, pura gente de la ciudad se quedaba: “Y, ¿esta vieja zancona qué trae?”. (risas) Una cosa curiosa. “¿Qué trae esta vieja? Y qué brinca, brincadera trae”. Miles de sugestiones que hacen. Bueno, entonces ya les dijo: “Alguno de ustedes que haiga aprendido poco que venga a bailar conmigo”. Yo voy a bailar. Y luego dijo: “No señorita con”… Se levantó uno, arriesgados pos ya sabe que es más arriesgada la gente. Dijo: “Este no podemos. Yo no puedo bailar con usted señorita”. “¿Por qué?”. “Porque no sé bailar eso. Ya vi cómo baila, pero pues no. Yo bailo música de South America, de México”. Dijo: “¿Como qué? Apúntame ahí, yo busco la música”, dijo la muchacha. Con tal de tener[los] contentos. Entonces el muchacho, que apuntaron puros danzones. ¿Sabe usted que es un danzón? Boleros, blues y cosas así, música de Agustín Lara y todo eso. Entonces ya dijo: “Yo consigo”. Pero no sé cómo le hizo la muchacha y nos consiguió, consiguió un de danzón. Llevó un danzón, me acuerdo muy bien, de Teléfono a Larga Distancia, un danzón que baila Cantinflas, fíjese, de mucho movimiento. Dice: “Mire”, lo tocó. Dijo: “Ahora sí me aviento, yo mero me aviento con”… No, se aventó el muchacho con la muchacha y luego ya le dijo él: “¿Qué te parece?”. Le dijo el que encargado, “¿qué te parece?”. Dijo: “Mira le voy a ser franca”, le dije, “yo no vengo a enseñarles, ellos me van a enseñar”. (risas) Pos sabían bailar bien los muchachos, bien. Y todos sabíamos de la ciudad. (risas) Es todo. Y así varios pasajes que tiene uno de diferentes cosas.
MS: ¿Conoció otros lugares menos el campo o fue pa otras partes diferentes?
JC: Sí, cómo no. De Oregon, Idaho como le dije, Utah, North Dakota, South Dakota pero ya en ese tiempo yo ya me había salido del contrato.
MS: Ah, okay.
JC: Nos habíamos salido. Compramos un carro que le platiqué, ¿verdad?
MS: No, no me platicó.
JC: No. Ah le platiqué a ella. Compramos un carro entre cinco compañeros que andábamos. Compramos un carro porque alguien nos dijo que éstos nos estaban robando. Que lo que hacíamos nosotros era un trabajo que hacíamos tres veces el trabajo, tres veces el trabajo por uno que teníanos que hacer. Así es que mire, por el desahije de betabel por ejemplo, cortábamos el beta… desahijábamos el betabel y le quitábamos las ramitas que había alrededor. Eso era escardar. Y les arrimábamos tierrita, alguna cosa. Hacíamos dos, tres trabajos por uno.
MS: Por uno.
JC: Y nos pagaban muy poco. Pero hubo alguien y nos dijo que eso, nos estaban robando. Entonces ése, ese hombre era de Texas. Y él nos dijo eso. Dijo: “Pero, yo tengo un contrato, cada año vengo a hacer el contrato. (ininteligible) Cada año vengo a hacer trabajo este pero este año no puedo hacerlo, no [al]canzo porque no, ya mis muchachos se los llevaron pa la guerra. No tengo más que dos hijas y mi esposa y yo y queremos ayuda, ¿quieren ustedes ayudarme?”. “Pero pos, ¿el contrato?”. “No, no hay. Yo no voy a darles contrato. Yo voy a decirles cómo se trabaja para que hagan dinero ustedes”. “Tá bueno”. Entonces ya nos pusimos de acuerdo como cuatro o cinco. Dijo: “Mañana los espero ahí en el cerco de aquel lado del campo, ahí me esperan. Yo voy a pasar y los recojo y me los llevo al campo”. “Sí”. Pero sí nos llevó. Entonces él nos enseñó, eso no le platiqué. Cuando llegamos a, cuando fuimos a escardar, al desahije de betabel nos daban unos azadoncillos chiquitos, seis pulgadas, cortito, cortito. Cuando el señor nos llevó era de doce pulgadas el azadón. Entonces él nos dijo cómo trabajaba. Dice: “Ustedes no se fijen enfrente del azadón, fíjense atrás, que vaya quedando uno o dos, uno o dos ramitas. Pero fíjense atrás”. ¿Cómo le dicen? Atrás le dicen el, el Gavilán. El Gavilán de atrás le dicen al, ¿cómo se llama? Al azadón. Entonces pos nos enseñó. Hacíamos nosotros de $18 a $20 dólares al día.
MS: Y, ¿cuánto más? ¿Cuánto le hacían allá en el otro lugar?
JC: Tres, cuatro pesos.
MS: ¡Oh! (risas)
JC: Con el…
MS: Con el azadón chiquito.
JC: Pos no, no sabíamos. Y ellos como pos todo el tiempo lo habían hecho nos compraban azadoncitos chiquitos. Y el señor éste como venía de Texas, él hacía contratos con los rancheros y sabían cómo…
MS: Cómo hacerlo.
JC: Y sabían cómo trabajar.
MS: Y ese contrato o ese trabajo, ¿en dónde estaba? ¿En Idaho o todavía ahí en Oregon?
JC: No en Idaho.
MS: Oh, sí. En Idaho.
JC: Es trabajo que como le dije, pasa el desahije pero como hay muchas zonas….
MS: Ahí se quedan.
JC: Sí hay muchas zonas, entonces hay otra zona que sembraron, plantaron primero el betabel. Entonces, ya ese ya está bueno pa cosecharlo. Entonces nos mandaban para allá cuando se acababa este, nos mandaban pa allá y ya veníamos pa atrás, pa atrás hasta que dejáramos el trabajo.
MS: Y, ¿cómo le gustaba gastar esa lana que [a]garraron?
JC: ¿El qué?
MS: La lana. El dinero que ganaron, ¿cómo le gustaba gastarlo?
JC: Mire, en ese entonces éramos jóvenes todos. Nos gustaba el baile. Nos gustaba la ropa. Las muchachas nos gustaban, todo eso. Pos no se iba el dinero todo. Mandábamos poco dinero para México a nuestros padres, poco dinero pero lo demás lo gastábamos nosotros en el cine porque los rancheros nos llevaban al cine.
MS: Y, ¿qué tipo de películas enseñaban ahí?
JC: Películas, películas allá antiguas del Rancho Grande, de este cuando el ése que cantaba últimamente.
MS: Oh, de Pedro Infante.
JC: No, no ese es moderno ya.
MS: Oh, ¿eso es moderno?
JC: Es moderno. Era este carajo de que el único primer cantante que hubo aquí en Estados Unidos. El que cantaba ranchera, cantaba El Rancho Grande. ¿Cómo se llama?
2do: ¿Era gringo?
JC: ¿Cómo?
2do: ¿Era gringo?
JC: ¿El qué?
2do: O, ¿era mexicano?
JC: Mexicano.
2do: Oh, no.
JC: Era este pos cantaba El Rancho Grande él mucho.
MS: ¿No era José Alfredo?
JC: Era, todavía cantaba últimamente y se murió hace poco.
MS: ¿No era José Alfredo?
JC: Sí me acuerdo yo cómo él se llama. Tiene unas hermanas. Es de un pueblo, ¿cómo se llama? Es famoso el hombre. Era famoso.
2do: Usaba negro, ¿vedá? ¿Se vestía de negro, de charro?
JC: ¿Eh? ¿De qué?
2do: De negro, ¿vedá?
JC: Sí, sí.
2do: Y ahí después se lo topaban ahí en mi casa.
JC: Del Rancho Grande era. ¿Cómo se llamaba este hombre? Me parece…
2do: No era Desi Arnaz, ¿vedá?
JC: ¿Eh?
2do: No, el Desi Arnaz no.
JC: ¿Quién?
2do: El Desi Arnaz. ¿No es cubano o qué era?
JC: No, no. Era este… sí grande el hombre ese. (risas) Cantaba mucho hombre.
2do: Platíquele lo que te dijo de Texas.
JC: Es[e] es la película que hizo, El Rancho Grande él.
MS: ¿Ya llegaban las películas de ahí?
JC: El Rancho Grande se llamaba.
2do: Pero dile el muchacho lo que te dijo el Tex.
JC: ¿Eh?
2do: De las muchachas americanas, el Tex qué te dijo…
JC: Que, ¿qué?
MS: ¿Qué le dijo el tejano de, el Tex de las muchachas americanas?
JC: Ese también es una cosa. Había uno que se llamaba Tex, un gringo. Estaba en el estadio, ya fue la segunda, tercer vez que me vine yo de bracero dijo: “Muchachos ya van pa Estados Unidos”, chueco pues. Entonces dice: “Mucho cuidado porque señoritas americanas no decirles un piropo”. ¿Sabe lo que es un piropo?
MS: No, ¿cómo?
JC: Un piropo es como decir: “Yo te quiero. Qué bonita estás”. Ese se llama piropo. Decirle un piropo a una señorita americana. “Porque ustedes diciéndole un piropo a una señorita americana como diciendo: «Qué bonitos zapatitos pa verlos abajo de mi cama»”. (risas) Ya lo indicaba, ¿verdad?
MS: Sí. (risas)
JC: Okay. Entonces dice: “Eso es un castigo muy grande para ustedes. Llevando gente hablando esa cosa, haciendo piropos con la señorita americana, yendo la autoridad”, No digo autoridad la Policía, porque pa que entendiéramos mejor, “la Policía llevándolos a cárcel, poniéndoles en el pie una cadena con una bola de fierro”. “Hijo de la chi… tá cabrón”. (risas) ¿Verdad? Ni quién chinga[d]os va y ve pos pero no, no fue así.
MS: No fue así.
JC: Es que las gringas nos procuraban a nosotros.
MS: Los buscaban.
JC: Pos sí.
MS: ¿Sí?
JC: Pos éramos los únicos hombres que había, (risas) ¿verdad?
MS: Sí, sí.
JC: En lugar de que nosotros anduviéramos, ellas iban a los campos señor. Verdad de Dios. Iban a los campos y nos sacaban dos, tres, cuatro mexicanos. Pos iban tres cuatro mujeres por su puesto. Luego nos enseñaron, había un arroyo. Me acuerdo muy bien un arroyo de que corría el agua. Un arroyito ahí nos invitaban a bañar. Ellas se encueraban señor. Sí, encueradas. Eran mormonas todas.
MS: ¿Mormonas?
JC: Pos sí, todos son mormón.
MS: ¿Allá en Idaho?
JC: ¿Eh? En Idaho. (risas) En Utah todo eso.
MS: En Utah son mormonas también.
JC: Se encueraban, encueraditas señor. Y uno pos siempre le sacateaba. ¡Ah! Hay otro pasaje muy bonito. Allí en Utah se me hace o en Idaho no recuerdo muy bien, acostumbraban aquí tirar el menudo y el cuero del puerco y la cabeza del puerco a echar en agujero, ya echaban todo allí. Hombre, ¡qué caray! Que se va[n] dando cuenta unos mexicanos.
MS: Están tirando todo.
JC: Pidieron una tina. Eso no te platiqué. Pidieron una tina y hicieron chicharrones. El del campo se fijó, no pendejo lo vio. Se fijó y luego hicieron pozole con la cabeza por ejemplo y el cuero, hicieron pozole y no había maíz, no. Ahí nomás así y luego le dijo, acá en México eran carniceros, de esos que venden chicharrones. Y luego: “You a cook?”. Le dijo el gringo [al] intérprete: “Venga pa acá intérprete”. Ya llegó: “Que si eres cocinero”. “¿De qué? ¿Cocinero de qué?”. Dice el hombre que te vas a hacer cargo de la cocina tú ahora y le des comida como la que hicites ahora. (risas) Pos hombre señor, fíjese. Iban y recogían gratis los menudos. Nomás los lavaban. Sabían ellos pues y ya esta[ban] acostumbrados. Lavaban los menudos, chicharrones decía: “Ay, unas comidotas”. Cállese, a gusto que estábamos. (risas) Pues comíamos buena comida. Ellos no, nomás lo más que daban eran de esta macarrón y cosas pues americanas.
MS: Sí.
JC: Y no, nomás.
MS: Y cuando iban a con los muchachos y unos bailes, ¿bailaban también estilo mexicano o estilo americano?
JC: No, eso fue aquí en Arizona. Pero antes no, pos allá en Oregon ya no fue la muchacha. Nunca jamás la volvimos a ver. En Oregon, Idaho ya no nos hicieron baile. En Arizona.
MS: Ah, sí.
JC: Cuando llegamos a Arizona las muchachas les gustaba bailar con nosotros. Porque nosotros queríamos bailar y los pachucos en ese tiempo era el tiempo de los pachucos, les decían, pos teníamos pleito casado con ellos.
MS: Con los pachucos.
JC: Sí, pleito casado. Nos veían y nomás que siempre la Policía nos cuidaba. Mire, le voy a platicar también esta historia. En Arizona yo ya estaba con mi esposa, ¿verdad? Y es costumbre de uno y la invité a comer. Y nos metíamos a un restaurán y a todos les servían café y les servían todo y a nosotros no nos servían. Y luego le dije: “Señorita”, le dije, “venga pa acá”. Le dije: “¿Por qué no nos sirve a nosotros? Ya aquí llegamos primero que todos ellos”. Y luego dijo: “Look in there”. No indios ni mexicanos se servían allí en ese restaurán. ¡Ay! Que [nos] vamos dando cuenta. Luego les dije a los demás: “Pasó esto y esto otro”. “Oh, hijos de tantas por tantas”, dijo: “Que se queden con su melón los cabrones. Ora verás”. Fuimos a con el cónsul de México y luego luego, ¿sabe qué hicieron? Quitaron el…
MS: Quitaron…
JC: Sign.
MS: El sign.
JC: Y por [d]onde quiera podíamos entrar ya. Dijo: “Que se queden con su melón los cabrones”. (risas) No, no se iban a quedar si el melón es de un día pa otro.
MS: Y, ¿eso en Arizona? ¿Eso fue en Arizona?
JC: En Arizona.
MS: En Arizona.
JC: Sí, pos ya ahí hay mormones allí en Arizona.
MS: Oh, ¿sí?
JC: En Arizona lo que es Mesa, Tempe y alrededor pues de Arizona.
MS: Puro mormón.
JC: Puro mormón.
MS: Y, ¿esos eran dueños de ese…?
JC: Ya desde entonces se acabó eso. Nos dieron, pa onde quiera andábamos.
MS: Y, ¿encontró discriminación en otros pueblos también?
JC: ¿Eh? Allí fue donde…
MS: ¿Ahí fue el peor o allá [en] otro lugar también?
JC: No. Venía como le dije, veníamos en carro. Ya íbamos para México. Fue cuando conocí a mi esposa y ahí se me atoró la carreta a mí. (risas) Entonces los compañeros míos me dijeron: “El carro es tuyo, quédate con él. No queremos nada quédate con el carro”. Al cabo entonces. Pero antes ya nos habían dicho La Migración: “El que se quiera ir pa México que diga. Y el que se quiera quedar que se quede”. Entonces fue cuando entré al contrato otra vuelta yo.
MS: Otra vuelta.
JC: De La Migración me metí al contrato. Porque andábamos libres y allí fue cuando yo entré al contrato.
MS: En ese contrato, ¿qué fue?
JC: De allí pues tuvimos contrato de trabajar en el fil. Trabajábamos con una compañía que se llama Arena Norte. Este, hacía lechuga, brócoli, coliflor, toda clase de verduras. Allí trabajaba.
MS: Y, ¿eso fue en dónde?
JC: En Arizona.
MS: En Arizona también.
JC: Pues sí fue allí onde ya me quedé.
MS: ¿Ahí se quedó en Arizona? ¿Por cuántos años se quedó ahí?
JC: No años, meses.
MS: Meses.
JC: Casi unos, más bien [un] año creo yo, porque ahí nació mi primer hijo. Quiere decir que ya cuando yo no… el papelito ese que trae, yo ya estaba casado cuando fui pa México.
MS: Entonces, ¿se casó en México?
JC: Aquí.
MS: Aquí.
JC: En Santa Ana.
MS: En Santa Ana.
JC: Ahí tengo mi récord.
MS: Y, ¿cómo conoció a su esposa?
JC: La conocí en el campo.
MS: En el campo.
JC: Trabajando, ¿vedá? Me gustó pos joven ella y joven yo.
MS: Y, ¿ella estaba trabajando también?
JC: Ella andaba trabajando pos trabajaban las mujeres, trabajaban en el campo. Y trabajando en el campo allí la conocí y allí empezamos y ya.
MS: Y ya. Y luego, ¿regresando de México hizo ese contrato?
JC: Sí. Después de que oh, sí se acabó, cuando se acabó la guerra. Se acabó el contratos. Entonces a todos nos mandaron para México. Nos dieron pasaje de donde estábamos hasta la capital de México.
MS: Ya estaba casado cuando lo mandaron pa atrás.
JC: Sí, ya estaba.
MS: Y usted ya tenía hijo[s] también.
JC: Ya tenía una hija.
MS: So, manda a una hija.
JC: Y un hijo.
MS: Un hijo.
JC: Un hijo y una hija.
MS: Y, ¿toda la familia se regresó a México?
JC: No nomás ella y yo y mis chamacos. Pos me echaron a Jiquilpan. Tanto que la dejé allí en Jiquilpan, la dejé y entonces ya fue cuando las manos, que ese entonces me contraté en Irapuato, ahí está la tarjetita esa. En Irapuato fue cuando me vine de bracero, después mandé por ella pero ya, ya estaba de bracero. Me mandé por ella. Fue cuando le platiqué a la muchacha que los mexicanos nacidos aquí nos ponían el dedo. Iba La Migración y recogía. Pero luego me casé aquí en Santa Ana y mi señora, como pos su familia ahí vivía en Arizona me devolví pa Arizona. Y cuando llegamos a Arizona a los dos días me llegó La Migración y me llevó a la oficina. Entonces ya en la oficina me dijo: “Pos tú tienes muchas entradas aquí”. Le dije: “Sí porque yo iba y venía, iba y venía como nada”. Antes no cuidaban tanto. Entonces me dijo: “Tú tienes muchas salidas de aquí”. Le dije: “Sí”. Dice: “Pero ahora ya vas a salir pa siempre, yo creo que pa siempre porque ya te tenemos fichado”. Le digo: “Pues sí, pero yo no quisiera irme”. “¿Por qué? ¿Te gusta Estados Unidos?”. “Sí. No, sí me gusta”, dije, “pero dejo a mi esposa y a mi niño”. “¿Cómo que estás casado tú?”. “¿[Es]tás casado? Tráeme el documento”. Sí le llevé mi acta de matrimonio. Dijo: “No, tú no sales ya de aquí de Estados Unidos. No tienes que nada, tú vas a arreglar aquí en Estados Unidos”.
MS: ¿En qué año fue eso?
JC: Bueno, el que trae el papelito está más aproximadamente. (risas) Sí porque ya no se acuerda uno. Entonces ya me dijo: “Nada”. Pero me pone un papel. “Toma. Cuando La Migración te quiere agarrar tú enséñale este papel y es todo”. Bueno. Pero para ese entonces como le digo ya habíamos agarrado un carro. Mis hermanos y yo habíamos comprado un carro. Entonces me trajo un hermano. No, me traía una carta que le llevara en el carro para ir, trabajar en México y mantenerse allá en México con el carro. Entonces yo de tarugo me fui a llevarles el carro pero en el papel que me hicieron La Migración, en fin decía que no podía salir del condado. Y salí yo del condado.
MS: A dejar el carro
JC: A para Nogales. Y cuando venía me pararon. Entonces dilaté como aproximadamente un mes pa arreglar emigración. Cuando arreglé, arreglé residencia permanente. Y así fue.
MS: Cuando regresó así como cuando arregló ahí, ¿Ya volvió a los Estados Unidos a quedarse?
JC: Sí. Me quede. Desde entonces me quedé ya. Y pos, iba y venía y me venía. Tengo mi familia en México. Vivía mi papá y mi mamá. Iba a verlos, mis hermanos.
MS: Tan solo iba de vez de cuando pa trás para México.
JC: Sí. Cada año casi por lo regular.
2do: ¿Te dijo la historia de los manos?
MS: ¿De los qué?
2do: De los manos. Como los braceros de antes les veían los manos también para el Gobierno.
MS: ¿No le registraron las manos cuando cruzó?
JC: ¿Quién?
MS: ¿No le registraron las manos cuando cruzó?
JC: No.
MS: No.
JC: Las manos las cruzaban en Irapuato.
MS: Ya después.
JC: Sí, de antes cuando pa poderte emigrar, pa poder venir pa Estados Unidos te revisaban las manos a ver si eras campesino. Entonces sí, ya la mayoría eran de rancho. Ya venían con sus manos ásperas del trabajo ya casi la mayoría.
MS: So, ¿la primera vez no le hicieron eso?
JC: No. Lo que querían es que viniéramos.
MS: Pero la segunda, la próxima vez que…
JC: La tercer vez.
MS: La tercera vez.
JC: La tercera vez.
MS: Y en esa tercera vez, ¿le hicieron? Porque no le hicieron examen físico tampoco la primera vez, ¿verdad?
JC: La pri[mera] no.
MS: Pero, ¿la tercera vez sí?
JC: La segunda vez o terce[ra] hasta nos pelaron a rapa.
MS: A todos, ¿los pelaron?
JC: Sí, nos pelaron. Yo tengo un documento de esos, pelados porque que decían que traíamos piojos.
MS: Que cosa, ¿no?
JC: Nos pelaron a rapa, peloncito, ey. ¿Quién sabe? Ya lo que quería ya pa entrar ya sabía. Yo ya sí.
MS: Y, ¿le daban preferencia porque ya tenía otros contratos?
JC: Sí, sí. Te preguntaban allá en el estadio: “¿Ya has ido pa Estados Unidos?”. “Sí”. “¿En qué fecha?”. “Tal y tal día”. Tú te sabías las fechas. Ya te daban preferencia.
MS: Le pasaban. Le daban preferencia.
JC: Pa entrar.
MS: Okay.
JC: Y casi más, los que fuimos la primera vez ya después era entraban muy fácil. Los que se dificultaba eran los que venían por primera vez.
MS: Nada más.
JC: Esos sí. Después ya venían de los ranchos de Guerrero, de Morelos, de diferentes estados. Ya venían pero entonces dilataban hasta meses enteros para que entraran para registrarlos.
MS: ¿Dijo que tuvo hermanos que también vinieron a trabajar?
JC: Pues, sí. Tuve hermanos pero no les gustó.
MS: No les gustó.
JC: No les gustó. Trabajaban todos los días. (risas)
MS: Y, ¿vinieron de bracero también con contrato o sin contrato?
JC: Sí, con contrato.
MS: Con contrato.
JC: Ahí en Santa Ana. Ahí estuvieron en Santa Ana piscando naranja. Un empaque [que] se llamaba Santiago Orange, el empaque ahí.
MS: Y, ¿no se quedaron ellos?
JC: No, se fueron pa México.
MS: Y, ¿usted fue el único que se quedó?
JC: Sí. Pero estos se fueron para, un hermano de los más chicos era encargado de la lavandería en un hospital que se llama, el hospital más grande que hay en Guadalajara. Era el encargado de la lavandería. Así es que, ¿a qué venía pa acá?
MS: Tenía trabajo.
JC: El otro hermano era encargado de las ambulancias del mismo hospital. El otro hermano mío, el güero era que dicen que, ¿cómo le dicen? Guarura de esos que pistolero del primer… En México había uno que era el jefe de los sindicatos y él era el segundo y mi hermano trabajaba con él.
MS: Con él.
JC: Todo el tiempo andaban armados señor con la[s] metralletas, pistolas y la fregada. Cuatro, cinco carros que cuidaban al hombre ese.
MS: Por ser de sindicato.
JC: Era el mero jefe de la CTM, Confederación de Trabajadores Mexicanos.
MS: Mexicanos.
JC: Era el segundo. No me acuerdo cómo se llamaba el primero, pero el primero estaba en la capital de México y el segundo estaba acá en Guadalajara.
MS: Y hablando de sindicatos cuando estaba aquí en los Estados Unidos, ¿se encontró con sindicatos o uniones?
JC: No, no nada.
MS: O, ¿nada de eso?
JC: Nada de eso.
MS: Nada de eso.
JC: Nada de…
MS: Y le decían los patrones como, lo amenazaban de la mujeres, ¿también lo amenazaban de los sindicatos?
JC: No, los patrones no decían nada.
MS: O, ¿los mayordomos?
JC: El Texas. El Tex allá en el estadio fue cuando nos amena[zó].
MS: Oh, entonces en México.
JC: Acá en México.
MS: Pero, ¿en los Estados Unidos no? ¿No dijeron nada de eso?
JC: No. No les importaba nada. (risas) Querían que, se llevaron las viejas mejor. (risas) Como eran mormones, un mormón sabe tiene seis, siete mujeres, ocho, las que pueda tener porque cada mujer le tienen un rancho. Y esa mujer trabaja en el rancho del ho[mbre] y él es el mero (ininteligible). Así son los mormones.
MS: Y, ¿lo pasaba bien con los mormones o cómo lo trataban?
JC: Con ellos ¡uy! Nos trataban bien.
MS: Sí.
JC: Pa qué, es más que la verdad. Yo me acuerdo que fuimos a un trabajo con un ranchero en, se me hace que Idaho o en Utah, no me acuerdo. Fue un ranchero alemán. Y entonces este ranchero tenía vacas, gallinas, puercos y pues cosas ahí de rancho, pues. Y fuimos a trabajar con él y nos dio casa. Teníamos una estufa de leña donde hacíamos de comer. Entonces nos llevaba al pueblo a comprar comida pero no íbamos todos. Había un hombre con nosotros que se llamaba Miguel. Este señor vino joven a Estados Unidos. Allá en tiempo de cuando los agarraban por ferrocarril. Entonces vino pero cuando Hoover lo echaron pa afuera. Pero sabía inglés y él era nuestro intérprete. Él nos sacaba de todos los apuros. Pero pos casi los patrones ni nos decían nada. Lo que nos dijo el ranchero ese, dijo: “Miren, adentro ahí on[de] está el zacate de las vacas, las gallinas ponían blanquillos”. Dijo: “Miren ahí busquen ustedes por ahí todos los blanquillos que encuentren y cómanselos. Leche, todos los días vengan por leche. Yo me levanto a las cuatro o cinco de la mañana y ordeño”. Pos ahí entre [los que] íbamos, había [unos] que sabían ordeñar, le ayudaban. ¡Uh!, señor parecíamos… Como tomábamos leches, blanquillos.
MS: Blanquillo.
JC: Todo lo que queríamos. Y luego de cuando en cuando él mataba una vaca. En ese pedazo teníamos refrigerador. Un refrigerador que le echaban hielo arriba.¿No los conoce?
MS: No, no.
JC: Le echaban un pedazo así de hielo arriba pero enfriaba.
MS: Enfriaba abajo.
JC: Sí, así como este. Le echaban y enfriaba. Pos ahí teníamos la carne nosotros pero era mucha carne. Hacíamos de comer nosotros.
MS: So no era, ¿no? ¿Que le tenía que poner enchufe?
JC: No, nada. No, nada. Sí había electricidad para la luz.
MS: La luz.
JC: Nomás. Pues sí.
MS: A ver platíqueme un poquito más del pleito que tenían con los pachucos. ¿Era siempre por mujeres?
JC: Oh sí, por las muchachas fue.
MS: Y, ¿sabían español los pachucos o cómo?
JC: Ya. Unos sí.
MS: Unos sí.
JC: Casi la mayoría, oiga. Porque sí eran mexicanos, todos mexicanos. Sí hablaban casi todos español. Nos entendíamos bien con ellos pero siempre nos tenían coraje porque como les quitábamos las novias.
MS: Y, ¿les gustaba el estilo pachuco a ustedes?
JC: ¿Quién? ¿Ellos?
MS: Ah no, para ustedes.
JC: No, nosotros no.
MS: No, yo sé que ustedes no se iban vestidos, ¿vedá? Pero…
JC: Ellos sí.
MS: ¿Le gustaba a ustedes cómo se miraban ellos?
JC: Pues sabe que esos son los únicos hombres que, únicos de ganga o lo que haya sido, que han vestido mejor. Traían un saco, ¿cuánto les costaba el saco? Grande de tela fina, pantalón también, los zapatos también, sombrero también con sus plumas y todo y sus cadenotas.
MS: Sus cadenas.
JC: Sí. Pero sí vestían bien, ¿eh? Muy fino que vestían los cabrones. Y nosotros natural como es natural pero siempre nos tenían coraje.
MS: Sí.
JC: Por las muchachas.
MS: Por las muchachas. Y, ¿las muchachas eran también mexicanas americanas?
JC: Mexicanas.
MS: ¿Mexicana americanas?
JC: American, mexicanas y americanas. Nacidas allí.
MS: Nacidas allí.
JC: Porque de México no venía ni una mujer, tenían miedo. (risas) No, ahora ya ésas cruzan hasta por el desierto. No, eran muchachas nacidas.
MS: Y, ¿las muchachas también hablaban el español?
JC: Sí, sí cómo no. Nos hablaban bien, nos entendíamos bien.
MS: Y, ¿alguna vez pasaron pa la casa de ellas con sus padres?
JC: Sí.
MS: ¿Conocieron los padres?
JC: Sí, sí. Los padres nos estimaban.
MS: ¿Sí?
JC: Nos decían que: “Ustedes son hombres cabrones”. (risas) Pues sí porque los otros eran vagos, muy de malditos y de gangas. “Y ustedes son hombres cabrones”. Así que quién sabe [qué]. Nos querían.
MS: Los querían los padres.
JC: Nos llevaban las muchachas a ver a su papá, a su mamá y unas veces nos daban de comer, la mamá nos hacía comida y todo.
MS: Y, ¿pasaba como fiestas patrióticas entonces en esos tiempos?
JC: ¿Eh?
MS: Fiestas patrióticas en esos lugares.
JC: Había…
MS: Fiestas de como 16 de Septiembre o del 5 de Mayo o…
JC: Sí, sí. Oh, ¡sí! Hacían pal el 16 de Septi[embre]. No, no hacían ese. El 5 de Mayo sí hacían fiesta.
MS: Pero, el 16 no.
JC: El 16 de Septiembre, no. Pos no les permitían. Es que no había mucha gente mexicana, había pocos. La mayoría eran americanos.
MS: Y menos en Oregon, me imagino.
JC: Eran puros, ¿cómo se llama? Mormones todos.
MS: Mormones.
JC: ¿Ónde iba admitir una fiesta de esas? No, ya después ya se compuso todo pero los mormones también se compusieron. Porque yo cuando trabajaba en la construcción nos llevaron de aquí de Los Ángeles a Phoenix, a Mesa. La compañía en que trabajamos, que trabajamos en el cemento era la compañía, todavía existe. La compañía esa de muebles muy grande, ¿cómo se llama?
MS: No sé.
JC: Una compañía muy grande de muebles, Levitz.
MS: No, no la conozco.
2do: Levitz.
MS: ¿Levitz? ¿Cómo?
2do: Levitz.
JC: Levitz, esa.
MS: La mueblería.
JC: ¿Eh?
MS: La mueblería.
JC: Eso. Pusimos el piso, las curvas, las sidewalks, los drains y todo. Y estábamos allá en Arizona, los de Arizona pusieron las paredes. Es el tip top que levantan las (ininteligible) ahí. Pos dilataban como cinco, seis hombres, pos la grúa las levantaba, ¿verdad? Pero dilataban como cinco o seis hombres pa alinear una. Entonces el superintendente que nos llevó de aquí dijo: “No, ustedes están perdiendo el tiempo. Yo a esa gente de California en un día y medio les levantan todo el building”. Le dijeron. Nomás oí. Los llevaron gente de aquí, expertos pa eso. Pos aquí desde cuándo están haciendo eso mucha y allá empezaban, no sabían cómo poner (ininteligible). En un día levantaron todo el building. (risas) Se quedaron los de Arizona viendo nomás. Se quedaron viendo. Entonces medían, medían medidas, niveles y de todo le echaron…
MS: Nada.
JC: ¡Perfecta! No, pos la gente de aquí ya son gente… Le digo que cuando nosotros fuimos a poner la curva alrededor… llegamos y había como unos cien o ciento cincuenta pies puestos que habían puesto ellos de allí. Pues [a] nosotros ahí [nos] dijeron que la arregláramos. No, pos dijo el superint[endente]: “No”, dijo, “estoy relax. En media hora lo arreglan, en una hora cuando mucho”. Le decían al de la unión de Arizona. Otro día dijo: “Mañana van a ver”, le dijo el superi[ntendente], “nomás tráiganles material que ellos piden”. Nos llevaron mil pies de cada, son tres tablas pa el curve, la back, la face y la gutter. Tres tablas, diferentes tamaños. Mil pies de cada una. Pero como allá entra uno muy temprano a trabajar por el calor. A las cinco de la mañana ya estábamos ahí todos. Éramos cinco o seis los que andábamos, que nos llevaron de aquí. Ya cuando dijo él, dijo: “¿A qué horas van a traer el cemento?”. “Ya como a las siete y media, ocho”. “Mientras van a poner la forma estos muchachos”. El superintendente nos dijo: “Como a las ocho les mando el cemento”. Sí, llegó el cemento como a, los de Arizona dijeron: “¿Cómo le hicieron pa poner tanta madera?”. “Pues estos cabrones saben”, dijo. Dijo el señor: “Estos cabrones saben el trabajo”. Ya que venga el cemento vas a ver. Sí, vino el cemento, nos agarramos también la misma cosa. Rápido lo hicimos todo. “¿Ustedes cuánto tardan para enseñarse a hacer eso?”. Dijimos: “No, pos es que todo el tiempo lo hacemos nosotros”. “Ahí en California pos no ponen mil, ponen dos mil”. No había las máquinas. No había entonces, era puro mano. Y ahí…
MS: Y, ¿lo hacían más rápido ustedes?
JC: No, pos nosotros sí. Sabíamos.
MS: Ya sabían. Ya sabían.
JC: Teníamos experiencia en el trabajo.
MS: Era su trabajo.
JC: Ellos no.
MS: Oiga, si volviera a ser joven y en esos tiempos y tuviera la oportunidad de venir de nuevo, ¿vendría otra vez de bracero?
JC: Ya no venía yo.
MS: ¿No?
JC: Ahora hay mucha discriminación. Mucha discriminación. Ya con la experiencia que tengo yo, ya no venía por tanta discriminación que hay.
MS: Porque ya sabe.
JC: Ya, ya. Pos anteriormente trataban a uno bien, pa que es más que la verdad. Yo pos para mí todo el tiempo que estuve de bracero contratado, me trataron bien. Nos trataban, nos trataban bien. Que alguno que otro haya cometido algún error o muchos, es diferente. Pero sí trataban bien a la gente.
MS: ¿Notaba que cuando pasaba más tiempo se puso peor?
JC: Pior, pior. Ya había más discriminación. Más todo había ya. Porque de primero sí había discriminación mucha, mucha, más que ahora. Pero es que anteriormente, ¿cómo se llama? No notábamos nosotros porque estábamos juntos todos. Nosotros mismos nos comunicábamos unos con otros. Cuando empezamos a salir del…
MS: Del campo…
JC: De nuestro grupo por ejemplo como le platico que en el restaurán decía: “Mire ahí está el sign”.
MS: Sí.
JC: Ya estábamos afuera nosotros del círculo de los braceros. Y entonces fue cuando empezamos a notar que había discriminación pero la quitaron pronto. En Arizona la quitaron pronto por cuestión a que necesitaban el trabajo.
MS: Necesitaban trabajo, ¿hay algo más que le gustaría platicar?
JC: ¿Eh?
MS: ¿Hay algo más que le gustaría platicar?
JC: Oh, sí. Todo.
MS: Pos, si tiene otra historia.
JC: No, pos historias (risas) agarra uno de calles y de que tanto y tanto. Pero del trato que nos dieron más que la verdad. Ya la demás gente por ejemplo a ver cómo le parece que llega usted decentemente le ponen cama, le arreglan su cama, le dan sábanas, le dan almohada, le dan todo. Entonces usted en lugar de guardarlas… Esa es otra cosa. Muchos después las entregábamos, ¿verdad? Como ahí en el tren. Muchos las guardaban. Se las traían pa México. (risas) Allí está, es uno de los errores, ¿eh? De que ya el ranchero empezó a perder la fe.
MS: En la gente.
JC: Ora otra. En ese tiempo no había mucho servicio en las tiendas. Yo recuerdo de esto, mire muy bien lo que le voy a decir, el Sears en un pueblo que se llama Ogden, Utah. Ahí me acuerdo muy bien.
MS: Ah, lo conozco. Sí, sí lo conozco.
JC: Ahí estaba arriba de Ogden, está un pueblito que se llama…
MS: ¿Cuál? ¿Logan?
JC: ¿Cómo?
MS: Logan.
JC: ¿Cómo?
MS: Logan. Hay, hay uno que se llama Logan.
JC: Logan no, no.
MS: O, ¿Park City?
JC: Es un ranchito, es un ranchito.
MS: Ah, no, no.
JC: No, bueno. Allí en Ogden había un Sears. Bueno, fíjese muy bien lo que le voy a decir. Había uno que nos gustaban las jackets esas de que tienen de dos colores así de ante. De cuero también. Había uno de la capital, ratero el carajo. (risas) Sí. A mí me dijo, dijo: “¿Qué vas a comprar?”. “No pos comprar una chaqueta yo”. “¿Qué? ¿Qué size? ¿Qué medida?”. Le dije: “Más o menos tanto”. “Espérate aquí yo te la traigo”. Costaban como en aquel tiempo $14, $15 pesos. Y él: “Me das $5 pesos y yo traigo una”. Se las robaba. Todos, todos los mexicanos que estábamos aquí traíamos ropa nueva. Seguro, ¿verdad? No íbamos a traer camisas de México, pura ropa nueva. Así es que los que estaban en las tiendas no notaban. ¿Quién? Entraban con camisa y sale enchaquetado. ¿Cómo sabía el de la tienda si se la iba a robando, si andaba robando o ya la traía puesta? Porque muchos traían, muchos compraban. Los zapatos, ¿te platiqué de los zapatos?
2do: ¿Cuál?
JC: Ora va usted a una zapatería y anda alguien midiendo los zapatos y diciendo de qué clase, qué tamaño y todo, color y todo. Anteriormente allá cuando la guerra no había tanto servicio. No, no había pues, no había tanto servicio. Toda la gente estaba en la guerra, soldados. Y las mujeres pos trabajaban en el campo o trabajaban en los ranchos. Entonces los paisanos, esa foto dificulta, traen zapatos viejos, huaraches. Como no había nadie se medían los zapatos, se ponían los que traían, se ponían los que había en la tienda y los otros los echaban, ¡pendejos! Los echaban en la caja (risas) ahí fue donde los descubrieron. (risas)
MS: Y se iban con los otros zapatos.
JC: Sí. Ya después ponían gente que anduviera cuidando. Pos tenían qué. Pos, ¿me explico? “¿Qué hace un par de huaraches en un par de zapatos?”. (risas)
MS: Lo cambiaban.
JC: Sí, muchas cosas así, muchas cosas. Como le digo que no eran malos los rancheros. No eran malos. Los hicieron malos tantas mañas. (risas) Y bueno, es todo.
MS: Pues bueno es bastante.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 26 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Mario Sifuentez
This is Mario Sifuentez interviewing Juan Contreras in Perris, California May 26th, 2006 for the Bracero Oral History Project.
MS: Okay. Podemos comenzar. Si me platica un poquito de su niñez de, ¿dónde nació? De, ¿cómo fue?
JC: Sí, pues nací en Chiapas. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Es todo. Anduve trabajando, mi papá era militar y andábamos de parte en parte, ¿verdad? Es todo lo que yo sé.
MS: Y luego, ¿cómo se enteró usted del Programa Bracero?
JC: Un amigo que estábamos en el hospital de México y un amigo nos dijo: “¿Por qué no se van pa Estados Unidos?”. Le dije: “Pero, ¿cómo?”. Dijo: “Están agarrando gente para ir a Estados Unidos”. “¿Dónde?”. “No, pos ahorita no saben”, dijo, “pero es que la gente como yo”, dijo el muchacho, me dijo, “como yo, yo me apunté en la Secretaría de Relaciones Exteriores”. No había contratos todavía. El presidente no firmaba ni nada, no sabía. Entonces fuimos ya y dije: “Vamos a registrarnos”. Fuimos a registrarnos y ya me re[gistré]. Cuando entramos a la oficina la muchacha secretaria le dijo a él, le dijo: “¿Ya vienes otra vez? Ya sabes lo que te dije”. “No, no señorita ahora no vengo a eso. Vengo a traer estos muchachos que también se quieren inscribir”. “[Es]tá bueno”, dijo, “¿cómo te llamas?”. Y todo, los [datos] generales de nosotros. “¿[D]ónde vives?”. Y tu casa y todo lo apuntó ella. Dijo: “Miren, los voy a apuntar como principiantes aquí por Relaciones Exteriores. En caso de que arreglen los contratos, los permisos que o sea, que el presidente firme con las compañías de Estados Unidos entonces nosotros les mandamos llamar”. “Tá bueno”. Bueno, ahí, ahí quedó. “Váyanse pa sus casas”. Sí, nos fuimos pa nuestras casas. Yo vivía en Jiquilpan. Entonces ya como a los quince días recibimos un telegrama. Pos yo recibí un telegrama y los demás también que hasta los demás que estaban allí con… en donde se nos decía que podíamos transportarnos gratuitamente en cualquier camión onde estuviéramos a la capital de México y que nos presentáramos en la estación de Buena Vista. Ahí es onde agarré yo el número setenta y seis que le dije porque fuimos de los primeros que salimos. Pero no salimos contratados en el estadio. Yo salí contratado por Relaciones Exteriores.
MS: Y luego, ¿en qué lo contrataban?
JC: ¿Eh? Nadie. A mí nadie me contrató.
MS: No.
JC: No. Yo me registré voluntariamente en Relaciones Exteriores y me apuntaron. Entonces ya cuando se firmó el contrato, que firmó Ávila Camacho entonces ya nos metieron en el contrato pero fuimos de los primeros. Y ahí en Buena Vista le platiqué a mi chamaco, había unas mesas como de quince o veinte pies de largas. Había chaquetas de esas de los soldados peludas, de esas verdes peludas feas que había y nos daban… a cada quien le daban una jacket y una cobija los americanos. Ya que subíamos al tren ya no podíamos bajar porque ya había emigrado. Todo y el, ¿cómo se llama? Había unos que iba con huarache, un ranchero, ¿verdad? Les daban zapatos, unos zapatotes chiquitos (risas) les daban, el americano. Unos de hule. Era puro americano.
MS: Y ese, ¿él se lo d[a]ba en la frontera?
JC: ¿Eh?
MS: ¿Le daban la chaqueta y los zapatos en la frontera?
JC: No, en Buena Vista.
MS: En Buena Vista todavía.
JC: En la estación de México.
MS: Fue ahí, ¿ahí había americanos?
JC: Había puro americano.
MS: Puro americano.
JC: Puro americano había.
MS: Y, ¿los subieron a un tren de ahí?
JC: De ahí nos suben en el tren. Es lo que digo, que ya después subiendo al tren como ya llevábamos cobija y chaqueta no podían bajarnos. Había soldados mexicanos que cuidaban.
MS: Oh, okay.
JC: Pa que no bajara la gente. La parte crítica que tuvimos que siempre le dio a uno poquito, era que subieron unos músicos. Que tocan las… y nos tocaron Las Golondrinas. Y después de eso venía el Padre y nos echó la bendición. Ahí fue cuando sacaron, alguien de los que íbamos allí sacó que íbamos a la guerra. Y ya mucho, por eso mucha gente…
MS: Se brincó.
JC: Se brincó. No querían ir a la guerra. Y por ejemplo, mis amigos que iban conmigo y yo muchos nos quedamos. “Vámonos qué, ¿qué? Si nos llevan que nos lleven”. Fue todo.
MS: So, ¿[es]taba de acuerdo si iba a quedarse lo iban a llevar?
JC: Sí. Entramos por El Paso, Texas. Por ahí entré yo pa primera vez que fuimos a Oregon a piscar cherry. No sé cuanto tiempo estuvimos. Bueno, estuvimos con una compañía, no sé cómo se llama la compañía. Esta compañía, ¿cómo se llama? Arreglaba, es la compañía que arreglaba frutas. Arreglaba frutas de, ¿cómo se llama? Como peras, manzanas, che[rry] que las ponía en miel.
MS: Oh, ¿cómo en lata?
JC: Sí, en lata.
MS: Sí, en lata.
JC: La compañía si mal no recuerdo pero no estoy muy seguro, Libysh.
MS: Libby’s.
JC: ¿La ha oído usted? Esa compañía jue. Esa compañía fue la que nos contrató desde México…
MS: A Oregon.
JC: A Oregon y a cortar frutas, pues. Entonces se acabó el tiempo de la fruta que…
2do: Te está diciendo que te pregunta de los carros. ¿Cuántos carros salieron de México?
JC: ¿Cuántos qué?
2do: Carros.
JC: Como siete.
MS: Siete carros. So…
JC: Pullmans de primera clase bien equipados. Mire joven hasta blancos los asientos bien vestidos. Le estaba platicando a mi chamaco que veíamos nosotros por la ventana, por la ventanilla y venía un troque con muchas cajitas así y dije: “Mira, nos van a dar zapatos a todos. Mira cuanta caja, sí pa todos hay zapatos”. Mira, ¿qué cree que eran? Cajitas de lonche. Traía sándwich. Pues al estilo ameri[cano]. Sándwich, manzana, jugo y leche y era todo. Eran los lonches nos dieron allí en el tren y arriba del tren.
MS: Y , ¿cuántos hombres fueron?
JC: ¿Eh?
MS: ¿Cuántos hombres eran?
JC: ¿Como cuántos hombres? ¿Los que veníamos en el tren?
MS: Sí.
JC: Eran siete carros señor.
MS: So y, ¿como más o menos cuántos cabían en cada carro?
JC: Pos como setenta, ochenta carro aproximadamente. No sé cuántos agarre el, agarra más de ochenta un vagón, un Pullman porque era primera clase.
MS: Primera clase. So, era pasajero y todo.
JC: Sí, pos ahí, ¿no? (risas)
2do: ¿Cuántos? ¿Cuántos llegaron a El Paso? ¿Cuántos carros llegaron a El Paso?
JC: ¿Cuántos carros llegaron? Como tres o cuatro.
MS: (risas) ¿Los demás se brincaban?
JC: Brincaron.
MS: Brincaban. ¿Aunque estaban los soldados?
JC: ¿Eh?
MS: ¿Aunque estaban los soldados?
JC: No, no.
MS: O, ¿los soldados no…?
JC: Los demás se quedaron allá.
MS: Oh, allá en Buena Vista.
JC: Nosotros ya veníamos todos en el tren pa acá.
MS: Oh, okay.
JC: ¿Ónde iban a pensar el gringo que todos los que estábamos allí íbamos a arrepentirnos? Pensaron, pero hicieron mucho pa brincar. Los primeros brincos que, los primeros que vi que brincaron jue en un pueblo que se llama Tlalnepantla. Allí paró el tren un ratito esperando al otro tren que llegara. Y entonces ahí fueron los primeros que vi que iban con sus cobijas a la carrera por las calles. (risas) Sí, ése es una cosa curiosa.
MS: Y, ¿qué tal Oregon? ¿Cómo le gustó allá?
JC: ¿Dónde?
MS: En Oregon.
JC: Pos les platiqué a la señorita que cuando llegamos a Portland, fue el primer vez que llegamos a Portland había una banda.
MS: Oh, ¿sí?
JC: De música. Banda americana, ¿verdad? Y mucha gente, mucha gente, puro americano. Ellos después nos platicaron, porque pensaban vernos con zarape… Con sombrero grande y encobijados. (risas) Cual fue mentira porque veníamos casi los más de la capital. (risas) Y uno dijo: “Y estos cabrones, ¿qué traen?”. (risas) Una cosa curiosa ese. Pero ya después nos llevaron a un campo, a un campo de onde tenían…
MS: De cereza.
JC: Teníamos cama. Eso sí le voy a decir cada tercer día nos cambiaron las sábanas.
MS: Oh, ¿sí?
JC: Cada tercer día. Teníamos cada quien su cama. En un cuarto había como cuatro o cinco trabajadores. Teníamos todo y había lugar de donde los lavábamos, baños. Todo muy bien arreglado, allí en Oregon.
MS: Y, ¿cuanta gente acabó ahí en Oregon?
JC: ¿Tenía qué?
MS: ¿Cuánta gente acabó ahí en Oregon? De todos los que estaban en el tren, ¿cuántos fueron a Oregon? ¿Fueron todos?
JC: No, no. Nomás los que había, ¿cómo se llama? Contratado la compañía.
MS: De esa.
JC: Otros fueron a los campos y de diferentes lugares, ¿verdad? Pos necesitaban la gente. No había gente aquí.
MS: Y, ¿cuántos estaban con usted en ese lugar?
JC: ¡Uh! Habíamos como más de cien.
MS: Nomás de cien. Okay.
JC: Más de cien o noventa, pero no me acuerdo cuántos. Como no nos gustaba la cherry. Decía mucho mexicano: “Aquí hay capullo”. ¿Usted conoce los capulines? ¿No?
MS: ¿Capulinis?
JC: No. Los capulines son parecidos a la cherry. Nomás que son wild. Se da en el cerro. Y decían los paisanos: “Chinga[d]o estos cabrones hasta los capulines tienen grandes”. (risas) Eran cherries. Y eran cherries. (risas)
MS: No, no era lo mismo.
JC: No eran, no eran capu… (risas) Le digo, le digo a mi chamaco que comían más de lo que piscamos. (risas)
MS: Se quedaron sin dinero, no piscaban.
JC: Pos ya la comida. La cuestión era que ya la fruta ya estaba pasada. Taban dulces. Pos ya la fruta se ya se había pasado. Tardaron mucho en arreglar los contratos aquí en México. Ahí en México.
MS: Y, ¿cuánto le pagaban por la cereza?
JC: Mire, pagaban se me hace que un dólar por la…
MS: ¿Por la libra o por…?
JC: Por bucket.
MS: Por bucket.
JC: Bucket. Pero pos nunca llenábamos, yo de mi parte nunca llené uno.
MS: ¿No le gustó?
JC: No, no es eso. Es que mire, había las escaleras como de quince a veinte pies de altas. Ellos nos enseñaban todo, ¿verdad? Pa qué voy a decir mentiras. Nos enseñaba cómo manejar la escalera, cómo ponerla, cómo todo. Cómo cargarla y entonces le daban a uno un lacito, un lacito así más o menos de largo.
MS: Sí.
JC: Ese lacito servía pa, poníamos la escalera amarrábamos la rama.
MS: Para que no se caiga.
JC: Para que no se caiga la escalera. Porque el ése, esa fruta de cherry es muy… aguanta mucho, resiste mucho, sí. Es como el membrillo, resiste. Eso es.
MS: Y, ¿cuánto tiempo duró en la cereza?
JC: No recuerdo, me parece como unos cuatro, en la cereza como tres meses. Un mes, un mes aproximadamente. De ahí nos pasaron a la fruta. De esta fruta aquí y la otra y la otra, diferentes frutas. Cuando se acabó la fruta la compañía esta que nos contrató nos prestó a la compañía que hace azúcar, ahora sea el betabel. Ahí empe…
MS: Ahí también trabajaban.
JC: Escardando betabel con azandocillo bien chiquito.
MS: El azadón.
JC: Echaba desahije, desahije de betabel hacía. Desahije pues, desahije quiere decir que quita unas y deja una, así es todo.
MS: ¿Para que crezca?
JC: Sí, pa que crezca, exactamente. Y luego ya se acabó eso pero ya había, como había zonas diferentes, en unas zonas ya el betabel ya estaba listo para cortarlo. Entonces ya nos fuimos pa allá a cortar el betabel con unos machetes que tiene un pico. Tenían un pico así. Le picas o sea al, ¿cómo se llama? Al betabel.
MS: Al betabel.
JC: Lo saca, le corta la hoja. Se lo echa a la mano y le corta la hoja. Es todo. Eso hacíamos. Y luego después de eso veníamos a recogerlo, que lo teníamos en con la mano echamos al troque. Nos pagaban por según lo que piscara, según lo que hacíanos. No pagaban mucho porque luego decían que muchos troques los rechazaban en el empaque. Que no iba bien, que estaba muy verde o algún problema. Nos pagaban todo depende lo que hacía uno. No sabía uno.
MS: So, ¿no se quedaba uno con mucho dinero entonces?
JC: ¿Eh?
MS: ¿No se quedaba uno con mucho dinero?
JC: Pues no nos quedábamos con mucho dinero pero siempre nos que… porque en aquel tiempo pos no sabía uno cuánto dinero pagaban. Onde supimos que pagaban poco era en Arizona, $0.60 centavos la hora.
MS: Y, ¿nadie quería trabajar ahí?
JC: ¿Eh?
MS: ¿Nadie quería trabajar en Arizona?
JC: Pues, ¿cómo no? Había muchos contratados.
MS: ¿Sí?
JC: Yo fui uno de ellos también.
MS: A Arizona.
JC: En Arizona. Es todo.
MS: Y so, trabajٌó en el [betabel] y en cereza, ¿en qué más en Oregon?
JC: En Yakima, Washington en la manzana.
MS: En la manzana, en la manzana.
JC: Y pos en diferentes partes cherry, durazno, peras, duraznos, todo eso.
MS: Y luego después de Oregon, ¿pa dónde fue usted?
JC: De Oregon a Idaho.
MS: A Idaho.
JC: Es cuando nos pasaron a la otra compañía que hace azúcar. Es ahí en Idaho. Ahí estuvimos en Idaho, estuvimos en Utah.
MS: Y en Utah, ¿en qué trabajaba?
JC: En lo mismo.
MS: Lo mismo, en lo mismo.
JC: En el betabel.
MS: Y, ¿cómo lo pasaban de tiempo o no tenían pasatiempos allá en Oregon, en esos lugares?
JC: En Oregon sí tenía. Le platicaba que nos trataban tan bien que nos hicieron un party.
MS: Oh, ¿sí?
JC: Una fiestecita. Pero en la fiestecita en lugar de un trago de cerveza o no sé, nos dieron ice cream. Pos al estilo americano, ¿verdad? Y luego le platiqué también a la muchacha que para [est]ar a gusto, porque nos querían tener a gusto, ¿verdad? Contrataron una muchacha o señora no sé qué, que nos enseñara a bailar.
MS: Oh, ¿sí?
JC: Sí.
MS: ¿Al estilo americano así?
JC: Sí. No, no. Como éramos latinos querían una música latina. Entonces la muchacha, no sé si era de Argentina o de South America, nos cantaba esa can[ción]. Esa tico, tico, ¿cómo era ese? Sí hombre, ¿cómo se llama esa canción?
2do: Pues esa es canción de Carmen Miranda, ¿vedá?
JC: ¿Eh?
2do: De la Carmen Miranda.
JC: Sí.
MS: Oh, okay.
JC: De la Carmen Miranda. Ándele así dice más o menos la música esa, brasileña pues. Entonces nos enseñaba [a] bailar allí. Pura gente de la capital, pura gente de la ciudad se quedaba: “Y, ¿esta vieja zancona qué trae?”. (risas) Una cosa curiosa. “¿Qué trae esta vieja? Y qué brinca, brincadera trae”. Miles de sugestiones que hacen. Bueno, entonces ya les dijo: “Alguno de ustedes que haiga aprendido poco que venga a bailar conmigo”. Yo voy a bailar. Y luego dijo: “No señorita con”… Se levantó uno, arriesgados pos ya sabe que es más arriesgada la gente. Dijo: “Este no podemos. Yo no puedo bailar con usted señorita”. “¿Por qué?”. “Porque no sé bailar eso. Ya vi cómo baila, pero pues no. Yo bailo música de South America, de México”. Dijo: “¿Como qué? Apúntame ahí, yo busco la música”, dijo la muchacha. Con tal de tener[los] contentos. Entonces el muchacho, que apuntaron puros danzones. ¿Sabe usted que es un danzón? Boleros, blues y cosas así, música de Agustín Lara y todo eso. Entonces ya dijo: “Yo consigo”. Pero no sé cómo le hizo la muchacha y nos consiguió, consiguió un de danzón. Llevó un danzón, me acuerdo muy bien, de Teléfono a Larga Distancia, un danzón que baila Cantinflas, fíjese, de mucho movimiento. Dice: “Mire”, lo tocó. Dijo: “Ahora sí me aviento, yo mero me aviento con”… No, se aventó el muchacho con la muchacha y luego ya le dijo él: “¿Qué te parece?”. Le dijo el que encargado, “¿qué te parece?”. Dijo: “Mira le voy a ser franca”, le dije, “yo no vengo a enseñarles, ellos me van a enseñar”. (risas) Pos sabían bailar bien los muchachos, bien. Y todos sabíamos de la ciudad. (risas) Es todo. Y así varios pasajes que tiene uno de diferentes cosas.
MS: ¿Conoció otros lugares menos el campo o fue pa otras partes diferentes?
JC: Sí, cómo no. De Oregon, Idaho como le dije, Utah, North Dakota, South Dakota pero ya en ese tiempo yo ya me había salido del contrato.
MS: Ah, okay.
JC: Nos habíamos salido. Compramos un carro que le platiqué, ¿verdad?
MS: No, no me platicó.
JC: No. Ah le platiqué a ella. Compramos un carro entre cinco compañeros que andábamos. Compramos un carro porque alguien nos dijo que éstos nos estaban robando. Que lo que hacíamos nosotros era un trabajo que hacíamos tres veces el trabajo, tres veces el trabajo por uno que teníanos que hacer. Así es que mire, por el desahije de betabel por ejemplo, cortábamos el beta… desahijábamos el betabel y le quitábamos las ramitas que había alrededor. Eso era escardar. Y les arrimábamos tierrita, alguna cosa. Hacíamos dos, tres trabajos por uno.
MS: Por uno.
JC: Y nos pagaban muy poco. Pero hubo alguien y nos dijo que eso, nos estaban robando. Entonces ése, ese hombre era de Texas. Y él nos dijo eso. Dijo: “Pero, yo tengo un contrato, cada año vengo a hacer el contrato. (ininteligible) Cada año vengo a hacer trabajo este pero este año no puedo hacerlo, no [al]canzo porque no, ya mis muchachos se los llevaron pa la guerra. No tengo más que dos hijas y mi esposa y yo y queremos ayuda, ¿quieren ustedes ayudarme?”. “Pero pos, ¿el contrato?”. “No, no hay. Yo no voy a darles contrato. Yo voy a decirles cómo se trabaja para que hagan dinero ustedes”. “Tá bueno”. Entonces ya nos pusimos de acuerdo como cuatro o cinco. Dijo: “Mañana los espero ahí en el cerco de aquel lado del campo, ahí me esperan. Yo voy a pasar y los recojo y me los llevo al campo”. “Sí”. Pero sí nos llevó. Entonces él nos enseñó, eso no le platiqué. Cuando llegamos a, cuando fuimos a escardar, al desahije de betabel nos daban unos azadoncillos chiquitos, seis pulgadas, cortito, cortito. Cuando el señor nos llevó era de doce pulgadas el azadón. Entonces él nos dijo cómo trabajaba. Dice: “Ustedes no se fijen enfrente del azadón, fíjense atrás, que vaya quedando uno o dos, uno o dos ramitas. Pero fíjense atrás”. ¿Cómo le dicen? Atrás le dicen el, el Gavilán. El Gavilán de atrás le dicen al, ¿cómo se llama? Al azadón. Entonces pos nos enseñó. Hacíamos nosotros de $18 a $20 dólares al día.
MS: Y, ¿cuánto más? ¿Cuánto le hacían allá en el otro lugar?
JC: Tres, cuatro pesos.
MS: ¡Oh! (risas)
JC: Con el…
MS: Con el azadón chiquito.
JC: Pos no, no sabíamos. Y ellos como pos todo el tiempo lo habían hecho nos compraban azadoncitos chiquitos. Y el señor éste como venía de Texas, él hacía contratos con los rancheros y sabían cómo…
MS: Cómo hacerlo.
JC: Y sabían cómo trabajar.
MS: Y ese contrato o ese trabajo, ¿en dónde estaba? ¿En Idaho o todavía ahí en Oregon?
JC: No en Idaho.
MS: Oh, sí. En Idaho.
JC: Es trabajo que como le dije, pasa el desahije pero como hay muchas zonas….
MS: Ahí se quedan.
JC: Sí hay muchas zonas, entonces hay otra zona que sembraron, plantaron primero el betabel. Entonces, ya ese ya está bueno pa cosecharlo. Entonces nos mandaban para allá cuando se acababa este, nos mandaban pa allá y ya veníamos pa atrás, pa atrás hasta que dejáramos el trabajo.
MS: Y, ¿cómo le gustaba gastar esa lana que [a]garraron?
JC: ¿El qué?
MS: La lana. El dinero que ganaron, ¿cómo le gustaba gastarlo?
JC: Mire, en ese entonces éramos jóvenes todos. Nos gustaba el baile. Nos gustaba la ropa. Las muchachas nos gustaban, todo eso. Pos no se iba el dinero todo. Mandábamos poco dinero para México a nuestros padres, poco dinero pero lo demás lo gastábamos nosotros en el cine porque los rancheros nos llevaban al cine.
MS: Y, ¿qué tipo de películas enseñaban ahí?
JC: Películas, películas allá antiguas del Rancho Grande, de este cuando el ése que cantaba últimamente.
MS: Oh, de Pedro Infante.
JC: No, no ese es moderno ya.
MS: Oh, ¿eso es moderno?
JC: Es moderno. Era este carajo de que el único primer cantante que hubo aquí en Estados Unidos. El que cantaba ranchera, cantaba El Rancho Grande. ¿Cómo se llama?
2do: ¿Era gringo?
JC: ¿Cómo?
2do: ¿Era gringo?
JC: ¿El qué?
2do: O, ¿era mexicano?
JC: Mexicano.
2do: Oh, no.
JC: Era este pos cantaba El Rancho Grande él mucho.
MS: ¿No era José Alfredo?
JC: Era, todavía cantaba últimamente y se murió hace poco.
MS: ¿No era José Alfredo?
JC: Sí me acuerdo yo cómo él se llama. Tiene unas hermanas. Es de un pueblo, ¿cómo se llama? Es famoso el hombre. Era famoso.
2do: Usaba negro, ¿vedá? ¿Se vestía de negro, de charro?
JC: ¿Eh? ¿De qué?
2do: De negro, ¿vedá?
JC: Sí, sí.
2do: Y ahí después se lo topaban ahí en mi casa.
JC: Del Rancho Grande era. ¿Cómo se llamaba este hombre? Me parece…
2do: No era Desi Arnaz, ¿vedá?
JC: ¿Eh?
2do: No, el Desi Arnaz no.
JC: ¿Quién?
2do: El Desi Arnaz. ¿No es cubano o qué era?
JC: No, no. Era este… sí grande el hombre ese. (risas) Cantaba mucho hombre.
2do: Platíquele lo que te dijo de Texas.
JC: Es[e] es la película que hizo, El Rancho Grande él.
MS: ¿Ya llegaban las películas de ahí?
JC: El Rancho Grande se llamaba.
2do: Pero dile el muchacho lo que te dijo el Tex.
JC: ¿Eh?
2do: De las muchachas americanas, el Tex qué te dijo…
JC: Que, ¿qué?
MS: ¿Qué le dijo el tejano de, el Tex de las muchachas americanas?
JC: Ese también es una cosa. Había uno que se llamaba Tex, un gringo. Estaba en el estadio, ya fue la segunda, tercer vez que me vine yo de bracero dijo: “Muchachos ya van pa Estados Unidos”, chueco pues. Entonces dice: “Mucho cuidado porque señoritas americanas no decirles un piropo”. ¿Sabe lo que es un piropo?
MS: No, ¿cómo?
JC: Un piropo es como decir: “Yo te quiero. Qué bonita estás”. Ese se llama piropo. Decirle un piropo a una señorita americana. “Porque ustedes diciéndole un piropo a una señorita americana como diciendo: «Qué bonitos zapatitos pa verlos abajo de mi cama»”. (risas) Ya lo indicaba, ¿verdad?
MS: Sí. (risas)
JC: Okay. Entonces dice: “Eso es un castigo muy grande para ustedes. Llevando gente hablando esa cosa, haciendo piropos con la señorita americana, yendo la autoridad”, No digo autoridad la Policía, porque pa que entendiéramos mejor, “la Policía llevándolos a cárcel, poniéndoles en el pie una cadena con una bola de fierro”. “Hijo de la chi… tá cabrón”. (risas) ¿Verdad? Ni quién chinga[d]os va y ve pos pero no, no fue así.
MS: No fue así.
JC: Es que las gringas nos procuraban a nosotros.
MS: Los buscaban.
JC: Pos sí.
MS: ¿Sí?
JC: Pos éramos los únicos hombres que había, (risas) ¿verdad?
MS: Sí, sí.
JC: En lugar de que nosotros anduviéramos, ellas iban a los campos señor. Verdad de Dios. Iban a los campos y nos sacaban dos, tres, cuatro mexicanos. Pos iban tres cuatro mujeres por su puesto. Luego nos enseñaron, había un arroyo. Me acuerdo muy bien un arroyo de que corría el agua. Un arroyito ahí nos invitaban a bañar. Ellas se encueraban señor. Sí, encueradas. Eran mormonas todas.
MS: ¿Mormonas?
JC: Pos sí, todos son mormón.
MS: ¿Allá en Idaho?
JC: ¿Eh? En Idaho. (risas) En Utah todo eso.
MS: En Utah son mormonas también.
JC: Se encueraban, encueraditas señor. Y uno pos siempre le sacateaba. ¡Ah! Hay otro pasaje muy bonito. Allí en Utah se me hace o en Idaho no recuerdo muy bien, acostumbraban aquí tirar el menudo y el cuero del puerco y la cabeza del puerco a echar en agujero, ya echaban todo allí. Hombre, ¡qué caray! Que se va[n] dando cuenta unos mexicanos.
MS: Están tirando todo.
JC: Pidieron una tina. Eso no te platiqué. Pidieron una tina y hicieron chicharrones. El del campo se fijó, no pendejo lo vio. Se fijó y luego hicieron pozole con la cabeza por ejemplo y el cuero, hicieron pozole y no había maíz, no. Ahí nomás así y luego le dijo, acá en México eran carniceros, de esos que venden chicharrones. Y luego: “You a cook?”. Le dijo el gringo [al] intérprete: “Venga pa acá intérprete”. Ya llegó: “Que si eres cocinero”. “¿De qué? ¿Cocinero de qué?”. Dice el hombre que te vas a hacer cargo de la cocina tú ahora y le des comida como la que hicites ahora. (risas) Pos hombre señor, fíjese. Iban y recogían gratis los menudos. Nomás los lavaban. Sabían ellos pues y ya esta[ban] acostumbrados. Lavaban los menudos, chicharrones decía: “Ay, unas comidotas”. Cállese, a gusto que estábamos. (risas) Pues comíamos buena comida. Ellos no, nomás lo más que daban eran de esta macarrón y cosas pues americanas.
MS: Sí.
JC: Y no, nomás.
MS: Y cuando iban a con los muchachos y unos bailes, ¿bailaban también estilo mexicano o estilo americano?
JC: No, eso fue aquí en Arizona. Pero antes no, pos allá en Oregon ya no fue la muchacha. Nunca jamás la volvimos a ver. En Oregon, Idaho ya no nos hicieron baile. En Arizona.
MS: Ah, sí.
JC: Cuando llegamos a Arizona las muchachas les gustaba bailar con nosotros. Porque nosotros queríamos bailar y los pachucos en ese tiempo era el tiempo de los pachucos, les decían, pos teníamos pleito casado con ellos.
MS: Con los pachucos.
JC: Sí, pleito casado. Nos veían y nomás que siempre la Policía nos cuidaba. Mire, le voy a platicar también esta historia. En Arizona yo ya estaba con mi esposa, ¿verdad? Y es costumbre de uno y la invité a comer. Y nos metíamos a un restaurán y a todos les servían café y les servían todo y a nosotros no nos servían. Y luego le dije: “Señorita”, le dije, “venga pa acá”. Le dije: “¿Por qué no nos sirve a nosotros? Ya aquí llegamos primero que todos ellos”. Y luego dijo: “Look in there”. No indios ni mexicanos se servían allí en ese restaurán. ¡Ay! Que [nos] vamos dando cuenta. Luego les dije a los demás: “Pasó esto y esto otro”. “Oh, hijos de tantas por tantas”, dijo: “Que se queden con su melón los cabrones. Ora verás”. Fuimos a con el cónsul de México y luego luego, ¿sabe qué hicieron? Quitaron el…
MS: Quitaron…
JC: Sign.
MS: El sign.
JC: Y por [d]onde quiera podíamos entrar ya. Dijo: “Que se queden con su melón los cabrones”. (risas) No, no se iban a quedar si el melón es de un día pa otro.
MS: Y, ¿eso en Arizona? ¿Eso fue en Arizona?
JC: En Arizona.
MS: En Arizona.
JC: Sí, pos ya ahí hay mormones allí en Arizona.
MS: Oh, ¿sí?
JC: En Arizona lo que es Mesa, Tempe y alrededor pues de Arizona.
MS: Puro mormón.
JC: Puro mormón.
MS: Y, ¿esos eran dueños de ese…?
JC: Ya desde entonces se acabó eso. Nos dieron, pa onde quiera andábamos.
MS: Y, ¿encontró discriminación en otros pueblos también?
JC: ¿Eh? Allí fue donde…
MS: ¿Ahí fue el peor o allá [en] otro lugar también?
JC: No. Venía como le dije, veníamos en carro. Ya íbamos para México. Fue cuando conocí a mi esposa y ahí se me atoró la carreta a mí. (risas) Entonces los compañeros míos me dijeron: “El carro es tuyo, quédate con él. No queremos nada quédate con el carro”. Al cabo entonces. Pero antes ya nos habían dicho La Migración: “El que se quiera ir pa México que diga. Y el que se quiera quedar que se quede”. Entonces fue cuando entré al contrato otra vuelta yo.
MS: Otra vuelta.
JC: De La Migración me metí al contrato. Porque andábamos libres y allí fue cuando yo entré al contrato.
MS: En ese contrato, ¿qué fue?
JC: De allí pues tuvimos contrato de trabajar en el fil. Trabajábamos con una compañía que se llama Arena Norte. Este, hacía lechuga, brócoli, coliflor, toda clase de verduras. Allí trabajaba.
MS: Y, ¿eso fue en dónde?
JC: En Arizona.
MS: En Arizona también.
JC: Pues sí fue allí onde ya me quedé.
MS: ¿Ahí se quedó en Arizona? ¿Por cuántos años se quedó ahí?
JC: No años, meses.
MS: Meses.
JC: Casi unos, más bien [un] año creo yo, porque ahí nació mi primer hijo. Quiere decir que ya cuando yo no… el papelito ese que trae, yo ya estaba casado cuando fui pa México.
MS: Entonces, ¿se casó en México?
JC: Aquí.
MS: Aquí.
JC: En Santa Ana.
MS: En Santa Ana.
JC: Ahí tengo mi récord.
MS: Y, ¿cómo conoció a su esposa?
JC: La conocí en el campo.
MS: En el campo.
JC: Trabajando, ¿vedá? Me gustó pos joven ella y joven yo.
MS: Y, ¿ella estaba trabajando también?
JC: Ella andaba trabajando pos trabajaban las mujeres, trabajaban en el campo. Y trabajando en el campo allí la conocí y allí empezamos y ya.
MS: Y ya. Y luego, ¿regresando de México hizo ese contrato?
JC: Sí. Después de que oh, sí se acabó, cuando se acabó la guerra. Se acabó el contratos. Entonces a todos nos mandaron para México. Nos dieron pasaje de donde estábamos hasta la capital de México.
MS: Ya estaba casado cuando lo mandaron pa atrás.
JC: Sí, ya estaba.
MS: Y usted ya tenía hijo[s] también.
JC: Ya tenía una hija.
MS: So, manda a una hija.
JC: Y un hijo.
MS: Un hijo.
JC: Un hijo y una hija.
MS: Y, ¿toda la familia se regresó a México?
JC: No nomás ella y yo y mis chamacos. Pos me echaron a Jiquilpan. Tanto que la dejé allí en Jiquilpan, la dejé y entonces ya fue cuando las manos, que ese entonces me contraté en Irapuato, ahí está la tarjetita esa. En Irapuato fue cuando me vine de bracero, después mandé por ella pero ya, ya estaba de bracero. Me mandé por ella. Fue cuando le platiqué a la muchacha que los mexicanos nacidos aquí nos ponían el dedo. Iba La Migración y recogía. Pero luego me casé aquí en Santa Ana y mi señora, como pos su familia ahí vivía en Arizona me devolví pa Arizona. Y cuando llegamos a Arizona a los dos días me llegó La Migración y me llevó a la oficina. Entonces ya en la oficina me dijo: “Pos tú tienes muchas entradas aquí”. Le dije: “Sí porque yo iba y venía, iba y venía como nada”. Antes no cuidaban tanto. Entonces me dijo: “Tú tienes muchas salidas de aquí”. Le dije: “Sí”. Dice: “Pero ahora ya vas a salir pa siempre, yo creo que pa siempre porque ya te tenemos fichado”. Le digo: “Pues sí, pero yo no quisiera irme”. “¿Por qué? ¿Te gusta Estados Unidos?”. “Sí. No, sí me gusta”, dije, “pero dejo a mi esposa y a mi niño”. “¿Cómo que estás casado tú?”. “¿[Es]tás casado? Tráeme el documento”. Sí le llevé mi acta de matrimonio. Dijo: “No, tú no sales ya de aquí de Estados Unidos. No tienes que nada, tú vas a arreglar aquí en Estados Unidos”.
MS: ¿En qué año fue eso?
JC: Bueno, el que trae el papelito está más aproximadamente. (risas) Sí porque ya no se acuerda uno. Entonces ya me dijo: “Nada”. Pero me pone un papel. “Toma. Cuando La Migración te quiere agarrar tú enséñale este papel y es todo”. Bueno. Pero para ese entonces como le digo ya habíamos agarrado un carro. Mis hermanos y yo habíamos comprado un carro. Entonces me trajo un hermano. No, me traía una carta que le llevara en el carro para ir, trabajar en México y mantenerse allá en México con el carro. Entonces yo de tarugo me fui a llevarles el carro pero en el papel que me hicieron La Migración, en fin decía que no podía salir del condado. Y salí yo del condado.
MS: A dejar el carro
JC: A para Nogales. Y cuando venía me pararon. Entonces dilaté como aproximadamente un mes pa arreglar emigración. Cuando arreglé, arreglé residencia permanente. Y así fue.
MS: Cuando regresó así como cuando arregló ahí, ¿Ya volvió a los Estados Unidos a quedarse?
JC: Sí. Me quede. Desde entonces me quedé ya. Y pos, iba y venía y me venía. Tengo mi familia en México. Vivía mi papá y mi mamá. Iba a verlos, mis hermanos.
MS: Tan solo iba de vez de cuando pa trás para México.
JC: Sí. Cada año casi por lo regular.
2do: ¿Te dijo la historia de los manos?
MS: ¿De los qué?
2do: De los manos. Como los braceros de antes les veían los manos también para el Gobierno.
MS: ¿No le registraron las manos cuando cruzó?
JC: ¿Quién?
MS: ¿No le registraron las manos cuando cruzó?
JC: No.
MS: No.
JC: Las manos las cruzaban en Irapuato.
MS: Ya después.
JC: Sí, de antes cuando pa poderte emigrar, pa poder venir pa Estados Unidos te revisaban las manos a ver si eras campesino. Entonces sí, ya la mayoría eran de rancho. Ya venían con sus manos ásperas del trabajo ya casi la mayoría.
MS: So, ¿la primera vez no le hicieron eso?
JC: No. Lo que querían es que viniéramos.
MS: Pero la segunda, la próxima vez que…
JC: La tercer vez.
MS: La tercera vez.
JC: La tercera vez.
MS: Y en esa tercera vez, ¿le hicieron? Porque no le hicieron examen físico tampoco la primera vez, ¿verdad?
JC: La pri[mera] no.
MS: Pero, ¿la tercera vez sí?
JC: La segunda vez o terce[ra] hasta nos pelaron a rapa.
MS: A todos, ¿los pelaron?
JC: Sí, nos pelaron. Yo tengo un documento de esos, pelados porque que decían que traíamos piojos.
MS: Que cosa, ¿no?
JC: Nos pelaron a rapa, peloncito, ey. ¿Quién sabe? Ya lo que quería ya pa entrar ya sabía. Yo ya sí.
MS: Y, ¿le daban preferencia porque ya tenía otros contratos?
JC: Sí, sí. Te preguntaban allá en el estadio: “¿Ya has ido pa Estados Unidos?”. “Sí”. “¿En qué fecha?”. “Tal y tal día”. Tú te sabías las fechas. Ya te daban preferencia.
MS: Le pasaban. Le daban preferencia.
JC: Pa entrar.
MS: Okay.
JC: Y casi más, los que fuimos la primera vez ya después era entraban muy fácil. Los que se dificultaba eran los que venían por primera vez.
MS: Nada más.
JC: Esos sí. Después ya venían de los ranchos de Guerrero, de Morelos, de diferentes estados. Ya venían pero entonces dilataban hasta meses enteros para que entraran para registrarlos.
MS: ¿Dijo que tuvo hermanos que también vinieron a trabajar?
JC: Pues, sí. Tuve hermanos pero no les gustó.
MS: No les gustó.
JC: No les gustó. Trabajaban todos los días. (risas)
MS: Y, ¿vinieron de bracero también con contrato o sin contrato?
JC: Sí, con contrato.
MS: Con contrato.
JC: Ahí en Santa Ana. Ahí estuvieron en Santa Ana piscando naranja. Un empaque [que] se llamaba Santiago Orange, el empaque ahí.
MS: Y, ¿no se quedaron ellos?
JC: No, se fueron pa México.
MS: Y, ¿usted fue el único que se quedó?
JC: Sí. Pero estos se fueron para, un hermano de los más chicos era encargado de la lavandería en un hospital que se llama, el hospital más grande que hay en Guadalajara. Era el encargado de la lavandería. Así es que, ¿a qué venía pa acá?
MS: Tenía trabajo.
JC: El otro hermano era encargado de las ambulancias del mismo hospital. El otro hermano mío, el güero era que dicen que, ¿cómo le dicen? Guarura de esos que pistolero del primer… En México había uno que era el jefe de los sindicatos y él era el segundo y mi hermano trabajaba con él.
MS: Con él.
JC: Todo el tiempo andaban armados señor con la[s] metralletas, pistolas y la fregada. Cuatro, cinco carros que cuidaban al hombre ese.
MS: Por ser de sindicato.
JC: Era el mero jefe de la CTM, Confederación de Trabajadores Mexicanos.
MS: Mexicanos.
JC: Era el segundo. No me acuerdo cómo se llamaba el primero, pero el primero estaba en la capital de México y el segundo estaba acá en Guadalajara.
MS: Y hablando de sindicatos cuando estaba aquí en los Estados Unidos, ¿se encontró con sindicatos o uniones?
JC: No, no nada.
MS: O, ¿nada de eso?
JC: Nada de eso.
MS: Nada de eso.
JC: Nada de…
MS: Y le decían los patrones como, lo amenazaban de la mujeres, ¿también lo amenazaban de los sindicatos?
JC: No, los patrones no decían nada.
MS: O, ¿los mayordomos?
JC: El Texas. El Tex allá en el estadio fue cuando nos amena[zó].
MS: Oh, entonces en México.
JC: Acá en México.
MS: Pero, ¿en los Estados Unidos no? ¿No dijeron nada de eso?
JC: No. No les importaba nada. (risas) Querían que, se llevaron las viejas mejor. (risas) Como eran mormones, un mormón sabe tiene seis, siete mujeres, ocho, las que pueda tener porque cada mujer le tienen un rancho. Y esa mujer trabaja en el rancho del ho[mbre] y él es el mero (ininteligible). Así son los mormones.
MS: Y, ¿lo pasaba bien con los mormones o cómo lo trataban?
JC: Con ellos ¡uy! Nos trataban bien.
MS: Sí.
JC: Pa qué, es más que la verdad. Yo me acuerdo que fuimos a un trabajo con un ranchero en, se me hace que Idaho o en Utah, no me acuerdo. Fue un ranchero alemán. Y entonces este ranchero tenía vacas, gallinas, puercos y pues cosas ahí de rancho, pues. Y fuimos a trabajar con él y nos dio casa. Teníamos una estufa de leña donde hacíamos de comer. Entonces nos llevaba al pueblo a comprar comida pero no íbamos todos. Había un hombre con nosotros que se llamaba Miguel. Este señor vino joven a Estados Unidos. Allá en tiempo de cuando los agarraban por ferrocarril. Entonces vino pero cuando Hoover lo echaron pa afuera. Pero sabía inglés y él era nuestro intérprete. Él nos sacaba de todos los apuros. Pero pos casi los patrones ni nos decían nada. Lo que nos dijo el ranchero ese, dijo: “Miren, adentro ahí on[de] está el zacate de las vacas, las gallinas ponían blanquillos”. Dijo: “Miren ahí busquen ustedes por ahí todos los blanquillos que encuentren y cómanselos. Leche, todos los días vengan por leche. Yo me levanto a las cuatro o cinco de la mañana y ordeño”. Pos ahí entre [los que] íbamos, había [unos] que sabían ordeñar, le ayudaban. ¡Uh!, señor parecíamos… Como tomábamos leches, blanquillos.
MS: Blanquillo.
JC: Todo lo que queríamos. Y luego de cuando en cuando él mataba una vaca. En ese pedazo teníamos refrigerador. Un refrigerador que le echaban hielo arriba.¿No los conoce?
MS: No, no.
JC: Le echaban un pedazo así de hielo arriba pero enfriaba.
MS: Enfriaba abajo.
JC: Sí, así como este. Le echaban y enfriaba. Pos ahí teníamos la carne nosotros pero era mucha carne. Hacíamos de comer nosotros.
MS: So no era, ¿no? ¿Que le tenía que poner enchufe?
JC: No, nada. No, nada. Sí había electricidad para la luz.
MS: La luz.
JC: Nomás. Pues sí.
MS: A ver platíqueme un poquito más del pleito que tenían con los pachucos. ¿Era siempre por mujeres?
JC: Oh sí, por las muchachas fue.
MS: Y, ¿sabían español los pachucos o cómo?
JC: Ya. Unos sí.
MS: Unos sí.
JC: Casi la mayoría, oiga. Porque sí eran mexicanos, todos mexicanos. Sí hablaban casi todos español. Nos entendíamos bien con ellos pero siempre nos tenían coraje porque como les quitábamos las novias.
MS: Y, ¿les gustaba el estilo pachuco a ustedes?
JC: ¿Quién? ¿Ellos?
MS: Ah no, para ustedes.
JC: No, nosotros no.
MS: No, yo sé que ustedes no se iban vestidos, ¿vedá? Pero…
JC: Ellos sí.
MS: ¿Le gustaba a ustedes cómo se miraban ellos?
JC: Pues sabe que esos son los únicos hombres que, únicos de ganga o lo que haya sido, que han vestido mejor. Traían un saco, ¿cuánto les costaba el saco? Grande de tela fina, pantalón también, los zapatos también, sombrero también con sus plumas y todo y sus cadenotas.
MS: Sus cadenas.
JC: Sí. Pero sí vestían bien, ¿eh? Muy fino que vestían los cabrones. Y nosotros natural como es natural pero siempre nos tenían coraje.
MS: Sí.
JC: Por las muchachas.
MS: Por las muchachas. Y, ¿las muchachas eran también mexicanas americanas?
JC: Mexicanas.
MS: ¿Mexicana americanas?
JC: American, mexicanas y americanas. Nacidas allí.
MS: Nacidas allí.
JC: Porque de México no venía ni una mujer, tenían miedo. (risas) No, ahora ya ésas cruzan hasta por el desierto. No, eran muchachas nacidas.
MS: Y, ¿las muchachas también hablaban el español?
JC: Sí, sí cómo no. Nos hablaban bien, nos entendíamos bien.
MS: Y, ¿alguna vez pasaron pa la casa de ellas con sus padres?
JC: Sí.
MS: ¿Conocieron los padres?
JC: Sí, sí. Los padres nos estimaban.
MS: ¿Sí?
JC: Nos decían que: “Ustedes son hombres cabrones”. (risas) Pues sí porque los otros eran vagos, muy de malditos y de gangas. “Y ustedes son hombres cabrones”. Así que quién sabe [qué]. Nos querían.
MS: Los querían los padres.
JC: Nos llevaban las muchachas a ver a su papá, a su mamá y unas veces nos daban de comer, la mamá nos hacía comida y todo.
MS: Y, ¿pasaba como fiestas patrióticas entonces en esos tiempos?
JC: ¿Eh?
MS: Fiestas patrióticas en esos lugares.
JC: Había…
MS: Fiestas de como 16 de Septiembre o del 5 de Mayo o…
JC: Sí, sí. Oh, ¡sí! Hacían pal el 16 de Septi[embre]. No, no hacían ese. El 5 de Mayo sí hacían fiesta.
MS: Pero, el 16 no.
JC: El 16 de Septiembre, no. Pos no les permitían. Es que no había mucha gente mexicana, había pocos. La mayoría eran americanos.
MS: Y menos en Oregon, me imagino.
JC: Eran puros, ¿cómo se llama? Mormones todos.
MS: Mormones.
JC: ¿Ónde iba admitir una fiesta de esas? No, ya después ya se compuso todo pero los mormones también se compusieron. Porque yo cuando trabajaba en la construcción nos llevaron de aquí de Los Ángeles a Phoenix, a Mesa. La compañía en que trabajamos, que trabajamos en el cemento era la compañía, todavía existe. La compañía esa de muebles muy grande, ¿cómo se llama?
MS: No sé.
JC: Una compañía muy grande de muebles, Levitz.
MS: No, no la conozco.
2do: Levitz.
MS: ¿Levitz? ¿Cómo?
2do: Levitz.
JC: Levitz, esa.
MS: La mueblería.
JC: ¿Eh?
MS: La mueblería.
JC: Eso. Pusimos el piso, las curvas, las sidewalks, los drains y todo. Y estábamos allá en Arizona, los de Arizona pusieron las paredes. Es el tip top que levantan las (ininteligible) ahí. Pos dilataban como cinco, seis hombres, pos la grúa las levantaba, ¿verdad? Pero dilataban como cinco o seis hombres pa alinear una. Entonces el superintendente que nos llevó de aquí dijo: “No, ustedes están perdiendo el tiempo. Yo a esa gente de California en un día y medio les levantan todo el building”. Le dijeron. Nomás oí. Los llevaron gente de aquí, expertos pa eso. Pos aquí desde cuándo están haciendo eso mucha y allá empezaban, no sabían cómo poner (ininteligible). En un día levantaron todo el building. (risas) Se quedaron los de Arizona viendo nomás. Se quedaron viendo. Entonces medían, medían medidas, niveles y de todo le echaron…
MS: Nada.
JC: ¡Perfecta! No, pos la gente de aquí ya son gente… Le digo que cuando nosotros fuimos a poner la curva alrededor… llegamos y había como unos cien o ciento cincuenta pies puestos que habían puesto ellos de allí. Pues [a] nosotros ahí [nos] dijeron que la arregláramos. No, pos dijo el superint[endente]: “No”, dijo, “estoy relax. En media hora lo arreglan, en una hora cuando mucho”. Le decían al de la unión de Arizona. Otro día dijo: “Mañana van a ver”, le dijo el superi[ntendente], “nomás tráiganles material que ellos piden”. Nos llevaron mil pies de cada, son tres tablas pa el curve, la back, la face y la gutter. Tres tablas, diferentes tamaños. Mil pies de cada una. Pero como allá entra uno muy temprano a trabajar por el calor. A las cinco de la mañana ya estábamos ahí todos. Éramos cinco o seis los que andábamos, que nos llevaron de aquí. Ya cuando dijo él, dijo: “¿A qué horas van a traer el cemento?”. “Ya como a las siete y media, ocho”. “Mientras van a poner la forma estos muchachos”. El superintendente nos dijo: “Como a las ocho les mando el cemento”. Sí, llegó el cemento como a, los de Arizona dijeron: “¿Cómo le hicieron pa poner tanta madera?”. “Pues estos cabrones saben”, dijo. Dijo el señor: “Estos cabrones saben el trabajo”. Ya que venga el cemento vas a ver. Sí, vino el cemento, nos agarramos también la misma cosa. Rápido lo hicimos todo. “¿Ustedes cuánto tardan para enseñarse a hacer eso?”. Dijimos: “No, pos es que todo el tiempo lo hacemos nosotros”. “Ahí en California pos no ponen mil, ponen dos mil”. No había las máquinas. No había entonces, era puro mano. Y ahí…
MS: Y, ¿lo hacían más rápido ustedes?
JC: No, pos nosotros sí. Sabíamos.
MS: Ya sabían. Ya sabían.
JC: Teníamos experiencia en el trabajo.
MS: Era su trabajo.
JC: Ellos no.
MS: Oiga, si volviera a ser joven y en esos tiempos y tuviera la oportunidad de venir de nuevo, ¿vendría otra vez de bracero?
JC: Ya no venía yo.
MS: ¿No?
JC: Ahora hay mucha discriminación. Mucha discriminación. Ya con la experiencia que tengo yo, ya no venía por tanta discriminación que hay.
MS: Porque ya sabe.
JC: Ya, ya. Pos anteriormente trataban a uno bien, pa que es más que la verdad. Yo pos para mí todo el tiempo que estuve de bracero contratado, me trataron bien. Nos trataban, nos trataban bien. Que alguno que otro haya cometido algún error o muchos, es diferente. Pero sí trataban bien a la gente.
MS: ¿Notaba que cuando pasaba más tiempo se puso peor?
JC: Pior, pior. Ya había más discriminación. Más todo había ya. Porque de primero sí había discriminación mucha, mucha, más que ahora. Pero es que anteriormente, ¿cómo se llama? No notábamos nosotros porque estábamos juntos todos. Nosotros mismos nos comunicábamos unos con otros. Cuando empezamos a salir del…
MS: Del campo…
JC: De nuestro grupo por ejemplo como le platico que en el restaurán decía: “Mire ahí está el sign”.
MS: Sí.
JC: Ya estábamos afuera nosotros del círculo de los braceros. Y entonces fue cuando empezamos a notar que había discriminación pero la quitaron pronto. En Arizona la quitaron pronto por cuestión a que necesitaban el trabajo.
MS: Necesitaban trabajo, ¿hay algo más que le gustaría platicar?
JC: ¿Eh?
MS: ¿Hay algo más que le gustaría platicar?
JC: Oh, sí. Todo.
MS: Pos, si tiene otra historia.
JC: No, pos historias (risas) agarra uno de calles y de que tanto y tanto. Pero del trato que nos dieron más que la verdad. Ya la demás gente por ejemplo a ver cómo le parece que llega usted decentemente le ponen cama, le arreglan su cama, le dan sábanas, le dan almohada, le dan todo. Entonces usted en lugar de guardarlas… Esa es otra cosa. Muchos después las entregábamos, ¿verdad? Como ahí en el tren. Muchos las guardaban. Se las traían pa México. (risas) Allí está, es uno de los errores, ¿eh? De que ya el ranchero empezó a perder la fe.
MS: En la gente.
JC: Ora otra. En ese tiempo no había mucho servicio en las tiendas. Yo recuerdo de esto, mire muy bien lo que le voy a decir, el Sears en un pueblo que se llama Ogden, Utah. Ahí me acuerdo muy bien.
MS: Ah, lo conozco. Sí, sí lo conozco.
JC: Ahí estaba arriba de Ogden, está un pueblito que se llama…
MS: ¿Cuál? ¿Logan?
JC: ¿Cómo?
MS: Logan.
JC: ¿Cómo?
MS: Logan. Hay, hay uno que se llama Logan.
JC: Logan no, no.
MS: O, ¿Park City?
JC: Es un ranchito, es un ranchito.
MS: Ah, no, no.
JC: No, bueno. Allí en Ogden había un Sears. Bueno, fíjese muy bien lo que le voy a decir. Había uno que nos gustaban las jackets esas de que tienen de dos colores así de ante. De cuero también. Había uno de la capital, ratero el carajo. (risas) Sí. A mí me dijo, dijo: “¿Qué vas a comprar?”. “No pos comprar una chaqueta yo”. “¿Qué? ¿Qué size? ¿Qué medida?”. Le dije: “Más o menos tanto”. “Espérate aquí yo te la traigo”. Costaban como en aquel tiempo $14, $15 pesos. Y él: “Me das $5 pesos y yo traigo una”. Se las robaba. Todos, todos los mexicanos que estábamos aquí traíamos ropa nueva. Seguro, ¿verdad? No íbamos a traer camisas de México, pura ropa nueva. Así es que los que estaban en las tiendas no notaban. ¿Quién? Entraban con camisa y sale enchaquetado. ¿Cómo sabía el de la tienda si se la iba a robando, si andaba robando o ya la traía puesta? Porque muchos traían, muchos compraban. Los zapatos, ¿te platiqué de los zapatos?
2do: ¿Cuál?
JC: Ora va usted a una zapatería y anda alguien midiendo los zapatos y diciendo de qué clase, qué tamaño y todo, color y todo. Anteriormente allá cuando la guerra no había tanto servicio. No, no había pues, no había tanto servicio. Toda la gente estaba en la guerra, soldados. Y las mujeres pos trabajaban en el campo o trabajaban en los ranchos. Entonces los paisanos, esa foto dificulta, traen zapatos viejos, huaraches. Como no había nadie se medían los zapatos, se ponían los que traían, se ponían los que había en la tienda y los otros los echaban, ¡pendejos! Los echaban en la caja (risas) ahí fue donde los descubrieron. (risas)
MS: Y se iban con los otros zapatos.
JC: Sí. Ya después ponían gente que anduviera cuidando. Pos tenían qué. Pos, ¿me explico? “¿Qué hace un par de huaraches en un par de zapatos?”. (risas)
MS: Lo cambiaban.
JC: Sí, muchas cosas así, muchas cosas. Como le digo que no eran malos los rancheros. No eran malos. Los hicieron malos tantas mañas. (risas) Y bueno, es todo.
MS: Pues bueno es bastante.
Fin de la entrevista
Interviewer
Sifuentez, Mario
Interviewee
Contreras, Juan
Location
Perris, CA
File Name Identifier
Contreras_PERR007
Citation
Sifuentez, Mario and Contreras, Juan, “Juan Contreras,” Bracero History Archive, accessed November 24, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/401.