Agustín Bautista
Title
Agustín Bautista
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Agustín Bautista was born in Jiquilpan, Michoacán, México; he is the youngest sibling in his family; in 1943, he joined the bracero program; as a bracero, he worked in Arizona, California, Oregon, and Texas on the railroads; he also picked cotton, lemons and strawberries.
Summary of Interview: Mr. Agustín Bautista recalls growing up in Jiquilpan, Michoacán, México; he states that he is the youngest sibling in his family; additionally, he explains that he was contracted for the first time on 1943, at Empalme, Sonora, México; he details how the contracting and processing of braceros was done, the treatment they received in Empalme, and how they were transported to the United States-México border; furthermore, he explains how officials had braceros shave their heads before crossing into the United States to prevent lice from spreading and how they were deloused; he relates how he worked in Arizona, California, Oregon, and Texas on the railroads and picking cotton, lemons, and strawberries; moreover, he states the work that he did while working on railroad tracks, how hard it was, and the dangers of it; he also describes what daily life was like for braceros, the living quarters they had, the food they ate, and what they did for recreation; in addition, he relates the difficulty of the agricultural work braceros did, the pay they received and the deductions made to his paycheck for food; furthermore, he states how he received ten percent of his paycheck that had been deducted for savings when he returned to México in between contracting; he clarifies that this only happened once, though; to conclude, he recounts how he returned to the United States as a legal migrant after the program ended.
Summary of Interview: Mr. Agustín Bautista recalls growing up in Jiquilpan, Michoacán, México; he states that he is the youngest sibling in his family; additionally, he explains that he was contracted for the first time on 1943, at Empalme, Sonora, México; he details how the contracting and processing of braceros was done, the treatment they received in Empalme, and how they were transported to the United States-México border; furthermore, he explains how officials had braceros shave their heads before crossing into the United States to prevent lice from spreading and how they were deloused; he relates how he worked in Arizona, California, Oregon, and Texas on the railroads and picking cotton, lemons, and strawberries; moreover, he states the work that he did while working on railroad tracks, how hard it was, and the dangers of it; he also describes what daily life was like for braceros, the living quarters they had, the food they ate, and what they did for recreation; in addition, he relates the difficulty of the agricultural work braceros did, the pay they received and the deductions made to his paycheck for food; furthermore, he states how he received ten percent of his paycheck that had been deducted for savings when he returned to México in between contracting; he clarifies that this only happened once, though; to conclude, he recounts how he returned to the United States as a legal migrant after the program ended.
Creator
Sifuentez, Mario
Bautista, Agustín
Date
2006-05-20
Subject
bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Agustín Bautista
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
mini disc
Duration
44:29
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Agustín Bautista
Fecha de la entrevista: 20 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Mario Sifuentes
This is Mario Sifuentes interviewing Agustín Bautista, May 20th, 2006, Coachella, California, for the Bracero Oral History Project.
MS: Okay, bueno. Vamos a comenzar con su niñez, so si me puede platicar un poquito de dónde nació.
AB: Nací en un rancho que se llama Los Laureles, el rancho se llama Los Laureles, Municipio Jiquilpan, Michoacán.
MS: ¿Jiquilpa?
AB: Jiquilpan, Michoacán. La historia anotaba de donde…
MS: Los datos.
AB: Jiquilpan, Michoacán.
MS: Y pos, hábleme de su familia.
AB: ¿Mi familia? Es que, pues yo me casé en el [19]40 y… en el [19]47, el [19]47. Y tengo diez de familia, fueron diez hijos: cinco mujeres y cinco hombres.
MS: Cinco hombres.
AB: Todavía viven todos. Pero, pero eso de cuando yo era bracero, en este tiempo todavía no me casaba yo, de soltero estaba yo.
MS: ¿Vino de soltero?
AB: De soltero dos veces vine, trabajando en el ferrocarril. En esa temporada [es]tuve la primera vez de la ocasión de el [19]43, [es]tuve en una compañía que se llamaba la Western Unión, la Western Unión, que salía de Sacramento a Las Vegas, parece Plumas [Lake] ahí por Oroville, Marysville, por ésa, en ésa compañía fue mi primer contrato que hice de seis meses. Después me recontraté allá de vuelta y caí aquí al estado de Oregon, ahí junto a un… El pueblo que íbamos más cerquitas se llamaba Klamath Falls, Oregon.
MS: Oh, sí, sí lo conozco.
AB: Y ahí era, [es]tábamos pues en una selva, en un monte, allá nevaba mucho, ya hasta de Vission, quién sabe cómo está por ahí, por [d]onde el ferrocarril que trabajábamos, ahí, pos muy a gusto.
MS: ¿Sí?
AB: Muy a gusto que estuvimos ahí todo el tiempo, nomás que cuando ya se terminó la guerra, que se ganó la guerra, ya pedimos pues que nos dejaran ir. Ya: “Sí, cómo no”.
MS: Y, ¿cómo era el trabajo del ferrocarril?, ¿qué hacía?
AB: Yo, pos yo, yo, ¿cómo le dijera? Yo como nací campesino allá, pos no, no le tenía… Sabía manejar las barras, los picos, las palas para sacar durmientes de debajo de los rieles, con un yaque [jack], que le nombramos, levantábamos tantito el riel, aflojábanos con las palas las gravas y sacábanos el durmiente ya que estaba poco picado, podrido, pa poner un nuevo ya. Y luego de todos así la cuadrilla tendida y luego ya cuando ponemos el nuevo, entonces ya ponemos la planchuela debajo del riel, pa que luego con unos espaiques [spikes], clavos pa remachar los rieles. Todo eso lo hacíamos durante el día y el tiempo extra yo ya cuando, yo si, el mayordomo me empezó a tener confianza y me mandaba a flaguear los trenes cuando estaban en un trabajo peligroso, que habían quitado un riel o que no podía pasar el tren y que ya venía. A mí mandaban pa un lado y a otro muchacho para otro con unos, les nombraban topiros, unos truenos que agarra el tren, la rueda del tren, nomás donde hace, pega un riel con otro ahí como decir, un topiro es como la forma del reloj. Así con, más si le pone y luego… A una milla de onde [es]taba el riesgo, que no dejara pasar los fulanos ahí, a milla y media tenía yo que poner esos truenos al lado derecho del maquinista, al lado derecho de los maquinistas. Entonces allá onde, a la milla y media ponía yo dos truenos y luego a donde estaba media milla allá pa llegar a donde estaba el riesgo, donde taba trabajando toda la gente, ahí tenía que poner otro topiro. Entonces venía el terreno así, al lado onde mi derecho, yo ya estaba con una bandera en el día y en la noche con una, una cosa roja, una luz roja. Y entonces ya cuando llegaba, venía el tren: “Bum, bum”. Ya se pone el maquinista y ya estaba yo en el riel, no pasaran, hasta cuando llegaba onde estaba yo, la otra media milla de distancia, al riesgo, entonces ahí tronaba el último trueno y entonces ya me subía yo con una orden que me daba el mayordomo al maquinista enseñársela, al gringo.
MS: Para, parar, ajá.
AB: Ey, no, no sabía inglés, pero él sí. Porque si no, me hubiera agarrado un fogazo, pos hasta me baja, que hubiera parado el tren para… Ya la miraban y ya se fijaban pa dentro, entonces ya se subían arriba los mayordomos y ya estaba completo el trabajo. Ya les hacían que ya lo dejaran por, a vuelta de rueda el tren y si no, y el otro ya pa acá, taba en el… Y luego en la noche. Después yo ya era troquero, ésa, una bicicleta con dos ruedas, con un brazo así por otro riel y ahí un cajoncito llevaba todos mis avíos, clobarras [crowbar] y todo para andar buscando algún tornillo flojo en el riel. Era troca, este, como quiero decir que era yo el que revisaba la vía. Y luego con un espejo que tenía ruedas y por el riel ansina y con un espejo acá, ahí lo paraba mirando el…
MS: Allá abajo.
AB: La costilla del riel. Así, la costilla del riel. Y yo de arriba iba mirando alguna quebradura que tuviera un riel, porque estaba uno en riesgo, si le encontraba una quebradura, lo marcaba con un gis amarillo y ya le reportaba yo al mayordomo, ahí estaba una cosa peligrosa, por el tren que… Todo eso, todos esos trabajos yo, en una sección que estábamos en esa parte que te digo, trabajando ahí.
MS: ¿So trabajaba como casi solo por mucho tiempo?
AB: Mucho tiempo uno casi solo.
MS: Casi solo.
AB: Sí, sí me soltaba. Y a veces que salían los mayordomos así a emergencias y me agarraron confianza. A veces me dejaban hasta que yo mayordomeara a la gente ahí. Si me, yo le entendía a todo, manejaba sus motor-carros, motor-carros yo los manejaba y no le prestaban la confianza a nadie más. Yo estaba chavalo y era soltero, pero yo sabía las responsabilidades que yo traiba [traía]. Porque mi trabajo, mi trabajo era peligroso pues, digamos que, tercer día que llegamos, ahí se nos mató un chavalo porque en los motor-carros ahí donde tenía uno los pies juntos por allá, otros por acá y luego que en otro que íbamos jalando onde llevábamos la comida, los palos, los picos, todo al avío, todo lo llevábamos atrás. Sale uno pa adelante del motor-carro onde íbanos sentados e iban atrás donde llevábamos la herramienta. Cuando se salió uno para atrás y cayó como que desvió al motor-carro donde iba el mayordomo, pero entonces el mayordomo no cayó porque iba agarrado de las brecas [brakes], pero todos los demás se…
MS: Se fueron.
AB: Se nos mató uno y el que cayó iba adelante del mayordomo, cayó muy duro, a medio, a medio traque [track], a medio de las vías. Levantamos y un hermano mío que cayó allá, nomás así estaba de nieve y una piedra de ésta fue a, pegó en la frente aquí. Y le di una feriecita ahí, pero no le pasó nada, otros adoloridos. A mí no me pasó absolutamente nada. Gracias a Dios que me apoyé yo del otro motor-carro de adelante y se hacía así la tumbazón y un muchacho no se…
MS: Se cayó.
AB: Era de Puebla, se apellidaba José Luis Vargas. Tengo todo presente, dormíamos en el mismo cuarto, a los ocho días de llegados se nos mató y pues no nos moralizamos, pos no, taba entonces fuerte, pos tenía yo como veintiún años, como veintiún años. Y no, pos eso fue todo, ya después trabajamos muy a gusto todo. Y ya duré yo ahí catorce meses trabajando en ese mismo lugar.
MS: En Klamath Falls.
AB: En Oregon ahí.
MS: En Oregon.
AB: Muy a gusto. Si cuando llegué, dos inviernos pasé allí. En la noche, muchas horas de trabajo porque cuando había mucha nieve, nos ponían a desbalar, tenían una casita y que las tuviéramos calentado y nos ponían para abrir switches, los trenistas para le… Nos dejaba una escoba con una barrotita pa estar limpiando el riel, pa que pudieran recorrer los, abrir los rieles.
MS: Sí, para que se cambie de dirección, ¿verdad?
AB: Los cambios de vía, cuando se iba a entufar un tren pa darle pase a otro más urgente, entonces ellos los trenistas, este, que estuviera el riel sin atraque. Si se marcaba mucho y lo dejábanos, pos a veces el rielista no, y se detenía el tren y así estábanos nosotros al pendiente pa que tuvieran uso los cambios de vía y nos pasamos la noche. Y a veces amanecíamos toda, pos nuevos, con ganas de: “¿No quiere trabajar en el día?”. “Pos sí, pero nomás le aguantamos un mamón”. Y ya nos fuimos a dormir, “ora manden otro”. Y trabajamos mucho tiempo en eso de ahí. Nevaba mucho en esa parte, ya te digo. Muy a gusto que estuvimos ahí trabajando, muy a gusto, bendito sea Dios.
MS: Y cada trabajador tenía como su sección de carril, ¿verdad? Que tenían que inspectar [inspeccionar] como los demás, como onde estaba inspectando los carriles, ¿otros también estaban haciendo esa misma cosa en otro lugar?
AB: Sí, en otro, sí, algún cambio allá y otro cambio acá ponen, entraba un tren y a la salida y taba uno así en, en (ininteligible) era esa cuadrita como de diez, pero: “Cuatro se van para allá, dos pa allá y dos pa acá”. En un, switches hay uno, switches, cambios de vía y otros allá y así y turneamos, otra noche les toca a los fulanos. Y a veces pues que había sido tiempo extra, overtime que le nombran. Nomás cuando íbamos saliendo del trabajo, como a las ocho horas, el compromiso a veces que: “No, pos que el tren mató unas vacas, que vamos a low Arkansas por éste”. Íbamos, dos, tres horas pa allá eso, overtime, nos pagaban bien todo, como un soldado, se ofrecían, riesgo y vámonos, ¿cuál cuidado? Muy a gusto. Y luego muy bien que nos trataba el mayordomo.
MS: Y so entonces, ¿tenían un edificio, una casa en donde se quedaban todos?
AB: Sí, cuando llegábamos, si teníamos este… La primer vez que llegué, nos soltaron, pos taban, no estábamos muy prevenidos, pos un costal de harina y un… Pos ya firma me hacía tortillas de maíz y acá, ni modo que pos unas papitas, ¿pos qué?, cocidas como quiera me quitaba el hambre. En una, prendemos con un carbón de piedra una estufa ahí para hacernos un lonchecito y… Pero ya los otros que estaban ahí, ya nos decían: “No mira, y que échate pa que se te borre la harina”. Como quiera cocía yo la harina, y ya, y luego una tienda que nos mandaba comida, que barras de pan y todo lo pagábamos. Entonces nos decían que lo que quisiera nos lo mandaba, una máquina que nos daba, un tren que nos llevaba de comida, en la primera ocasión, en eso de que estuvo en la Western Pacific. Y después allá cuando caí a Oregon, no, ya jue muy diferente.
MS: Muy diferente.
AB: Ya, yo estaba un, pues tenían unos restaurancitos ahí, que pa los braceros y lo administraba unos chinos, que nos contaban, poco hablaban el español, pero sí hablaban y nos decían que ellos [ha]bían, los habían contratado en Veracruz, dice: “¿Ónde te contratates?”, le decían ahí los demás al chinito. “En Veracrú”.
MS: En Veracruz. (risas)
AB: Y no, pos ahí él ya nos hacía la comida y nos hacía los peroles de comida y los echaba uno así a la carrucha y vamos a trabajar. Donde tuviera trabajo el mayordomo, vigilando pues onde se necesitaba. Había más rieles durmientes, que les nombran. Aquí le decíanos tallas, pero allá en México son durmientes de madera, por onde pisan los dos rieles y acá les decíamos tallas. No, mucho trabajo, mucho trabajo tenemos y nunca estábanos pues, de balde, todo nos, el mayordomo. Y luego si hicimos, se cambiaban de mayordomo a veces, pero ya cuando volvía el nuevo mayordomo ya le preguntaban ahí, cuando la casa de carrucha, la casa de herramientas. “A ver qué, ¿quién de aquí es Agustín Bautista?”. Y yo como era, pos yo digo que, porque todos eran muy preparados y yo en mi rancho carecí de escuela, no supe. Aprendí por los amigos a saber leer mi nombre y todo eso. Luego ya pos ellos nos juzgaban, los que estábamos más preparados, pos que éramos los más tontos. Yo acá el, yo que era el más tonto, pos a mí me dejaban la responsabilidad y como que se encelaban los amigos. Y yo como tengo un hermano, ahí: “Ahora vamos a dejar a Agustín aquí, ¿qué no sabes tú pos éste?”. “Ah, mira Agustín pásame a hacer esto porque yo voy de pasada que tengo una familia mala y todo eso”, los que giraban ahí a relevar ahí el lugar. “Te vas a quedar tú de mayordomo, vas a hacer esto, cortan leña, van a quemar los durmientes podridos, haz esto y esto otro”. Y los demás como que se…
MS: Se encelaban.
AB: Como que, porque yo era el más tontito y ya. Ya decía mi hermano: “Ándele muchachos, ya porque es mi hermano”. “No”, decía yo, “déjalos, déjalos”. Y ya te digo, mira, yo entiendo, siempre como yo era, pos como digo, pos le obedecían más a mi hermano, me tenían más confianza y me dejaban la recomendación, las que se iban me dejaban recomendado a mí. Y yo sí, para mí, yo este, éste soy yo, ése soy yo.
MS: Y, ¿está tu hermano en esa foto o no?
AB: No, mi hermano no salió, ese día no sé dónde andaba, poniendo dinero a, mi hermano aquí no salió. Y todos los compañeros y yo soy él, el mayordomo es éste mexicano.
MS: Oh, ¿era mexicano el mayordomo?
AB: Era mexicano, sí es, el mexicano yo productor.
MS: ¿Te acuerdas cómo se llama?
AB: Cornelio.
MS: Cornelio.
AB: Connie le decía la mujer.
MS: Cornie, Cornie.
AB: Cornelio, y no sé cómo es el apellido, me acuerdo, sí cómo no. Sí, sí es Cornelio.
MS: So, él ya sabía mucho de eso del trabajo cuando…
AB: Ese mayordomo sí, él tenía su casa aparte con su esposa y sus niños. No ahí revuelto ahí con nosotros los braceros que estábamos en el campo ése. Ahí teníanos todos los dormitorios alrededor del comedor, estábamos como diez ahí, pero el mayordomo tenía su casa aparte.
MS: Y, ¿él trabajó ahí por varios años o nomás en ese tiempo cuando estaba con ustedes?
AB: ¿El mayordomo ése?
MS: El mayordomo.
AB: Pos no, no te sé decir pero, es de, ya desde que caímos ahí.
MS: Él ya estaba.
AB: Él ya estaba allí.
MS: Él ya estaba.
AB: Y cuando nos vinimos, a veces pues le hablaban americanos, así que había mayordomos que cuando él tenía una necesidad, porque la mujer estaba embarazada y se iba al hospital, dejaba, venía otro americano y ya que venía aquel americano, que le puedes preguntar: “¿Quién se estuvo ahorita?”. Y ya me dejaba recomendado.
MS: Ya te dejaba a ti, sí.
AB: Sí que, el trabajo. Y pos [es]tuve muy a gusto yo, pues salimos con muchas, pues como te dijera, con mucha suerte que fui el último ya cuando, ya se: “Ora sí, ya quieren irse pa su… ya se acabó la guerra”. Pos sí, todos se jueron y jui el último que me sacaron de ahí, pero estaba yo muy contento ahí.
MS: Y, ¿los demás eran del pueblo?
AB: Sí, eran de Puebla y la capital de México, del Distrito Federal y ahí de Jiquilpan nomás era yo.
MS: Y tu hermano.
AB: Y mi hermano.
MS: Y tu hermano.
AB: Otro, otro, perdí a mi hermano, también ya murió. Él era mayor que yo, y yo era el más chico ahí, pero ya te digo, (risas) muy a gusto que me la llevé ahí.
MS: Qué bueno.
AB: Pero me fui reagusto.
MS: Y, ¿cómo fue el pago ahí en Oregon?, ¿te pagaron por la semana, por mes?
AB: No, por quince días.
MS: Por quince días.
AB: Por quince días. La primer quincena se quedaba en fondo y teníamos que recibir dinero, nos vamos a… Nomás los quince días cuando llegamos, a los quince, no, no, teníamos que recibir, eso se quedaba en el fondo y luego ya a la otra quincena…
MS: A la otra quincena.
AB: Ya nos pagaban ese cheque y se iba a quedar una quincena en el fondo. Una quincena iba quedando corta y al último nos daban todo, sí.
MS: Y, ¿sí te dieron todo al último?
AB: Sí, todo, todo. Sí, nomás ahí, acá donde estuve en la Western Unión, en la Western, digamos Pacífico. Ahí nos decía, el diez por ciento y si cuando yo llegué a México, sobre el seguro, porque cuando salimos todos por Ciudad Juárez, pos entonces no hay tanto bus ni carreteras, toda la gente viajaba en el tren, los trenes.
MS: Pa atrás a México.
AB: Para México.
MS: Pa el D.F. [Distrito Federal]
AB: Ey. Y por ahí pasábanos por Ciudad Juárez, entonces nos dicen ahí el Gobierno ahí de Juárez, ahí de Ciudad Juárez: “Todos los que traigan el Seguro Social, aquí déjenlo”. Y todos sacamos el Seguro Social y yo me hice pues tontito y lo dejé en la bolsa y ése es el que me anda comprobando que, me sirvió.
MS: Que era bracero.
AB: Sí. Y ya cuando, cuando llegamos allá, me mandan una carta, que juera por el diez por ciento de lo que había trabajado. Hace seis meses, nomás que les mandara el número del seguro. Pos yo lo traiba y luego ya que me pongo ahí con un escribano, es 724-05-278.
MS: ¿El que tienes ahí?
AB: Sí. 724-05-278. Y luego luego que me mandan decir que fuera por mis ahorros del diez por ciento. Jui y me los dieron.
MS: ¿Sí te los dieron?
AB: Sí. Me los dieron en esa compañía, Western Pacífico. Pero ya cuando caí aquí a la de Oregon, que duré catorce meses trabajando ahí, les dije: “¿Qué, aquí no?”. Yo ya traiba mi seguro en la bolsa, pero yo ni que le hacía caso, ni sabía lo que traiba, nomás como un recuerdo. Dice ahí: “No”, dicen, “ya se acabó. No, se acabó. Pos ya no se cobran el diez por ciento, aquí no. No sé que nos cobren en el cheque”. Pos todo quedó en paz y ya después que empiezan todos, de los después a reclamar ésa cosa pos qué bueno dije: “Pos nos robaron pues el diez, entonces el diez por ciento”. Pero yo no. Y luego ya después, porque se acabó eso del ferrocarril con la guerra. En el [19]43, el [19]42, al [19]45 parece cuan… Sí, se acabó la guerra, nos vinimos. Ya después abrieron las contrataciones en Empalme, Sonora. Yo me contraté, no me acuerdo, porque a qué asistía yo allá, contratado. En Empalme yo creo que fui unas cuatro, cinco veces, me contraté en Mexicali, [es]tuve en Santa Paula, California, en el limón, me contraté en Guadalajara, estuve en el algodón en Wilcox, se me hace, Arizona, en el algodón. Me contraté en Texas, en Monterrey, caí a Pecos, todo anduve, todo el tiempo de bracero, trabajando. Yo que trabajé en la fresa, en la fresa aquí en el Morgan Hill, Watsonville en el ejote. Todo eso tuvo, pos toda mi vida me la pasé aquí. Y hasta que ya por fin, ya cuando emigré, es que un chavalo mío emigró por medio de su esposa, ¿verdad? Que era emigrada y luego ya…
MS: Ciudadana.
AB: Mi hijo me hizo mi solicitud, mandó las cartas de poder, arreglé yo, entonces yo le arreglé a toda mi familia. No dejé a nadie, a todos los arreglé y todos vivimos aquí, a gusto, en paz. Todos muy bien, ya te digo.
MS: Y cuando estaba, platíqueme otra vez porque cuando me dijo no estaba prendido la máquina, cuando me estaba diciendo de Camacho y todo eso, cuando comenzamos el proceso de la guerra y de Camacho que…
AB: Ah, Manuel Ávila Camacho.
MS: Sí.
AB: Oh, sí. Pos mira, entonces juimos, entonces estaba la contratación, yo ya me había contratado la primera vez cuando el seguro este. Pero no, a los seis meses que regresé.
MS: Pa atrás pa México.
AB: Pa atrás pa México y empecé a buscar la contratación, a buscar la contratación, a ver si nos contratábamos. Y hubo que nos contrataron, pero ya el Gobierno de México, pos le gustaba el dinerito, venían las contrataciones, las… ¿cómo te dijera? Las (ininteligible) de digamos, ¿cómo te puedo decir? Toda la gente contratada de Puebla y ahí en México estábanos nosotros y ahí nos, los que les gustaba ahí, que eran jefes de Gobierno nos incluían a las listas de Gobernación. Y de ese modo vine yo a dar entre gente que era allá de Puebla y de México. Entonces nos mandaba Manuel Ávila Camacho, era el Presidente de México, de aquí nos recibía Mr. Truman, este, no, Roosevelt.
MS: Roosevelt.
AB: Roosevelt. Aquí digamos, pos mandaba el Gobierno y pos cómo que quiero decirte que ellos, allá cuando nos contrataron, sí, si nos encontraban una liendrecita en la cabeza, nos pelaban todo, todo. Y todo el cuerpo.
MS: Los pelaban.
AB: Nos pelaban. Pos y luego la ropa nos la hervían ahí en el Valle de Juárez de México y regresábanos con una tarjetita que ya habíanos pasado por el baño, pa que nos, pa que nos contrataran allá los americanos. Y todo muy limpio, muy a gusto llegamos acá, todo eso. Y ya te digo, entonces estaba la guerra muy dura, la guerra muy dura. Entonces jue cuando te cuento que el mayordomo dice: “Miren, me llegó una carta de la compañía, que los vamos a preparar en un campo en San Francisco, porque la guerra está muy dura”. “Pues [es]tá bien, tá bien”, que yo me dio gusto. No tenía yo miedo, taba, no tenía más que mi madre y una hermana ahí. Yo no tenía hijos, yo era soltero. Y me tocaba, pero en eso, pues se acabó la guerra porque entonces se enojó este… Los japoneses creo que habían hundido unos barcos no sé dónde, en Hawai.
MS: En Hawai.
AB: No sé dónde y entonces, Manuel Ávila Camacho se enojó también y les mandó otra ayuda a los americanos con el Escuadrón 201, el [escuadrón] 201. Y entonces fue, no sé cómo, pos atacaron a los japoneses y doblaron las manos los japoneses. Entonces también los americanos también taban cuidándose también de los que vivían aquí, aquí de los japoneses.
MS: Los japoneses, sí.
AB: Todos, todos los japoneses. Yo por eso, pos aquí estaba, pues güey, con todo, no lo vi, pero, perdón, los trenes cuando venían y mira, tenían todos racionado. El Mr. Roosevelt era muy inteligente el Presidente, tenía todo racionado. Para comprar unos zapatos necesitabas seis de eso (ininteligible), pa que te los vendieran y las zapaterías mira, atacados de tus zapatos. La que no estaba racionada era la ropa.
MS: La ropa.
AB: Sí. Pero el calzado, la comida, todo…
MS: Todo.
AB: Racionado pa que, tenía las bodegas hasta la fregada, que por si la guerra duraba veinte años, tenía pa estar. No había agricultura, nada, todo estaba, toda la gente americana andaba en la guerra y pos no había agricultura en el campo, pero tenían las bodegas acopladas de prevención por veinte años. Y cuando: “Ay, pos que quiero unos zapatos”. “Pos a ver, vamos a pedir al Gobierno una estampilla pa ir a la zapatería”.
MS: A comprar.
AB: Sí (initeligible) de zapatos, nomás que no se desperdiciara nada. El que tenía vicio de fumar, entonces yo tenía vicios, fumaba. Nos daba un tabaquito del toro, así un dedo con unas hojitas, limitado.
MS: Y tenía que durar, ¿verdad? (risas)
AB: Sí, pa que, pa acumular todo eso. No, si ya te digo, muy bien que llevaban la guerra, y ganaron, si ya todavía. No, pos nos dio gusto a todos que ganamos aquí. Pos también nosotros ayudamos con el, yo con el brazo. Ey, ya todo eso. ¿Qué otras más cosas me preguntas?
MS: A ver (risas) pos, dice que la pasó muy bien, ¿verdad?
AB: Sí.
MS: ¿Con el trabajo no tenías ningún problema en Oregon ni nada así?
AB: No, nada, ey.
MS: ¿Nunca encontró como discriminación en Oregon?
AB: Oh, no, no, nada, nada de discriminación.
MS: ¿Visitó los pueblos ahí de cerca de los pueblos en Oregon donde estabas trabajando, que era en Klamath Falls, fue a visitar?
AB: Más pueblos ahí después de Klamath Falls. A veces que estábanos de balde ahí todos y a veces (ininteligible) los trenes y íbanos a parar hasta Portland…
MS: Ah, ¿sí? (risas)
AB: Y allá, ya nos, ya las compañías era un mayordomo, ya nos mandaban en el tren, en el tren de gente, de pasajeros, ¿verdad? Ya no nos mandaban de, como nosotros nos trepábamos arriba como, como aves arriba del tren.
MS: Arriba del tren.
AB: Y ahí íbanos hasta donde parara el tren, como trampas, pero era que trabajábamos ahí nosotros y allá cuando bajábamos donde paraba el tren, ya los mayordomos: “¿Oye, pos cómo andan?”. “Pos nos fuimos en el tren”. “Ay no, pos no se van a ir así, los vamos a echar al tren al…”
MS: Al pasajero.
AB: “Al pasajero, al pasajero”. “Okay”, nos venimos. Y todos nos podíamos partes por ahí, para ahí pa adelante, cercas de Portland, que Chiloquin y que…
MS: Que Chiloquin, ajá.
AB: Indígenas.
MS: Onde son indígenas, exacto, exacto. So, ¿conoció a indígenos ahí en Oregon?
AB: Sí, sí, cómo no. Otros pueblitos chiquitos ahí y uno de los pueblitos y pos unas morenitas muy bonitas, parecían mexicanas, muy bonitas. Y pero yo, se me dificultaba y me ponía a veces colorado, pos yo estaba chavalo, pero se me había, se me afiguraba pues, ¿pos yo cómo les hablaba? Si no sabía… (risas)
MS: ¿Otros también trataban de hablar con ellas, con los otros, sus compañeros? Hablar con las indias, con las indígenas.
AB: Pos no, yo con las veces que anduve, iba con el mayordomo. Entonces el mayordomo, así ven los aparadores y llegaban las morenitas ésas al estilo mexicano, parecían mexicanas, qué bonitas. Y se fijan en mí, ¿pero qué hago yo? Entonces el mayordomo tenía una tartalita de carro, que se nos descomponía, tramitos así pues por tierra, pa prenderlo le hacía con adelante, tránquele, ¿no?
MS: Ajá, eso hacen…
AB: Pa que prendiera un motorcito. No, ahora unos carros que imagínate.
MS: (risas)
AB: Sí.
MS: Eso sí es nuevo.
AB: Que qué, fíjate.
MS: So, ¿sí conoció otros lugares en Oregon entonces por tren?
AB: Sí, sí, ahí por tren. Y luego acá nos traiban a juntas a donde se divide California con Oregon.
MS: Sí, en la frontera.
AB: Un suelo que se llama Danesville(??) o por ahí, una casa redonda que había del tren, Danesville(??), un señor que nos dirigía ahí, nos hacía películas de la responsabilidad que tenían los, mayormente los que nos daba la facultad de flaguear los trenes.
MS: Y eso, ¿esas películas estaban en español?
AB: Sí, en español. Sí, pa que entendiéramos todos.
MS: Para que entendieran todos.
AB: Sí pos todos los braceros, nadie sabíamos inglés. Y todo se nos va a lo, pos la pasaban en español y quien lo viera muy riesgoso en la noche sentarse uno en el riel, porque a veces se quedaba uno dormido.
MS: Y ahí viene el tren.
AB: Venía el tren y lo mataba a uno. Todos esos consejos nos daban. Los flagueadores, como yo era flagueador para parar el tren.
MS: So, lo entrenaron y todo a usted, ¿verdad? ¿Les dieron todo esos habilidades, le enseñaron todos?
AB: Sí, todas esas habilidades nos las presentaban, hasta como te digo, en película, en película. Y nos explicaban, nos explicaban en español todo pa que entendiéramos. Sí, todo muy bien, ya te digo.
MS: Qué bien. Y para sus pasatiempos, ¿qué hacían cuando tenían tiempo libre?
AB: Pos no, nada, pues ahí nomás al monte. Ya después al último llegaron unos aserraderos ahí a mochar madera, ahí para cargar plataformas del tren de muros, ése de bloques a un aserradero que estaba ahí. Y ahí pos, ahí algunos pa el monte pues ahí nomás a cantar o ahí a verlo. Tábanos allá retirado, pos nos veníamos a otra parte que se llama, esa sección donde yo estaba se llamaba, oía fuego, fuego, fuego. Y estaba la otra sección más al sur que se llamaba Clan. No, este Kirk, Kirk.
MS: ¿Cook?
AB: Kirk, así se llamaba. Había hasta una tiendita onde vendía refresco un americano ahí, míster… ¿cómo se llama? No me acuerdo, Mr. Webber, se parece al Mr. Webber, el señor el que tenía la tiendita ahí. Y ranchitos por ahí que íbanos. Otra sección más adelante y así, onde estaban los grupos, las agrupaciones de braceros. Como nosotros nos encargábamos de un tramo de sección del ferrocarril, de ahí para acá y luego, solamente cuando era necesario se juntaban en un campo hasta campos de, ¿cómo te dijera? De ambulantes. Porque a veces se paraban en esos campos ambulantes, esos los traen. Ahorita llegan aquí y ahí llega una máquina y los pone en la noche y ya amanecen por allá, esos ambulantes de trabajadores, trabajadores. Ahí tienen en sus, sus familias y sus, todos los servicios del tren. Y nosotros estábanos de plantel ahí en la sección, ahí nos encargábanos todo nuestro tramo de trabajo. Y cuando había necesidad, nos pasábamos a ayudarles a los compañeros allá a la otra sección o al sur o al norte, así nos la llevábamos ahí. Muy, muy bien todos salimos ahí muy bien.
MS: Qué bien, qué bien. So, después que acabó aquí en Oregon, agarró otros contratos en California, ¿verdad?
AB: Oh, sí, ¡uh!, no te digo que, que…
MS: Por todos lados.
AB: Todo, por todos lados.
MS: Y luego cuando terminó el programa, ¿qué hizo después de eso? Cuando se acabó el bracero, el Programa Bracero.
AB: Pos ya me puse a, yo compré cuando mis suegros, allá donde, en donde nací yo tenía yo este, pos algo que ahorré, todavía no tenía mucha familia. Él, mi suegro vendió unos terrenitos allá en Michoacán ahí, y yo los compré. Los compré, y yo con un… hacía mis labores, mis labores allá, con un tronco de bestias, mulas conocidas, una yunta y mi arado, arado.
MS: ¿No necesitas unos fierros?
AB: El becerro y todo, las mulas son como gatos pa agarrarse a las faldas, laderas, todo eso, tú sabes, un agujero para sembrar. Sembraba yo maíz, garbanzo, frijol, todo eso y con eso me mantenía, pero me las vía muy, medio apurado. No me alcanzaba, no me alcanzaba mucho. Pos ya [en]tonces ya estaba yo casado con, ya tenía yo como cuatro, cinco hijos, porque toda la familia se me hizo de diez, de diez hijos, cinco mujeres y cinco hombres. Y todos los tengo aquí, me arregló los casados, todos tan trabajando a gusto. Y ya te digo, allá me mantenía yo, como hasta que, o sea me veía yo apurado pues porque no me alcanzaba con la familia y ya no hallaba yo cómo, cómo arreglar acá pa venirme. Entonces mi hijo se casa con una emigrada y fue cuando él me arregló a mí.
MS: Ya te arregló.
AB: Sí, entonces yo le dije a la señora: “Mira”, le dije: “No sí, conozco allá, donde anda el muchacho conozco allá. En cuanto yo me sienta ya arreglado, me voy a ir. Me voy a ir con, voy a ir a arreglarlos a todos”. Dije: “Hasta los gatos”. (risas) Y sí, así lo hice.
MS: Te los llevaste a todos.
AB: Nomás llegué aquí con mi señora y muy trabajadora mi señora. Nos juimos aquí con el patrón que me reperdió la carta pa que arreglara yo. Nos llevaba a este, Woodland, unas tomateras ahí junto a Sacramento. Algunas máquinas que van, que van trabajando y casi trabajamos día y noche. En la madrugada junté yo una feria yo con el trabajo de mi señora y el mío y compré mi casa ahí en Meca, en Meca, ahí compré mi casita. Y casi no me la dieron cara porque ya era de segunda, casi la pagué al contado cuando traté con la señora. Le dije: “Pues me da el plazo de un año”. Le di $5,000 pesos al entrar. “Y lo demás se lo pago, antes de un año tengo que cubrir todo”. ¡Ay!, y Dios me ayudó y porque, trabajamos nosotros después de que venimos de la tomatera, éramos toronjeros, naranjeros, uveros, todo lo que se nos presentaba yo y mi señora. Y me le quedé pronto y vivo a gusto donde vivo. ¿Qué más le pido a la vida?
MS: Pos qué bien.
AB: Sí.
MS: Qué bien.
AB: Sí.
MS: ¿Alguna otra cosa que quiera decir o platicar o una historia que se acuerda?, lo que sea ya. Ahora es su tiempo, lo que se ya, lo que usted quiera.
AB: ¿Pos qué?, ¿de qué otra cosa me acuerdo? Pos, pos no acá en, acá cuando vine pues de bracero que trabajé aquí en Morgan Hill en la fresa, muy a gusto también que trabajé ahí.
MS: También.
AB: Usted onde quiere, en Watsonville, en el ejote; en Santa Paula, en el limón me dieron hasta permiso. Después que duramos ahí un tiempo y luego ya cuando se acabó el limón, se escaseó, ya dijeron los de ahí, el consulado: “No, en lugar de contratar gente nueva que no, que pa no enseñarla”, porque el limón tenía su…
MS: Sí, ¿verdad? También habilidades.
AB: Con guante, tijera y todo eso y pos por lo pronto no le hallábanos, después ya fuimos maestros ahí y ya nos daban: “Les vamos a dar un permiso pa que vayan y luego vengan”. Y ahí estuvimos también muy a gusto. ¿Ónde más, ónde más? Onde no me gustó muy bien fue allá como cuando me contraté en Monterrey por allá, unas partes que se llama Pecos, Texas, por allá.
MS: Ah, sí, sí.
AB: El Río Misisipi, por allá habíamos un río, como llovía mucho, llovía mucho, mucha agua. Y luego el que nos dio un algodón y pos aquel aguacero, pos no, pos aguantamos el contrato, no sé, pero no me gustó.
MS: No le gustó.
AB: No, no. Pero ya te digo, en todo lo demás ha estado bien todo eso.
MS: Qué bueno. Pues muy interesante su historia, muy, muy interesante.
AB: Ay, pos qué bueno que… la pude contar, ey. No, la pude contar, hasta me acuerdo pos a los presidentes y de la guerra porque estaba yo…
MS: Gracias a Dios, ¿verdad?
AB: Estaba yo. Ellos, yo con su trabajo, yo agradecido porque de aquí los americanos pos nos trataron muy bien, yo digo muy bien.
MS: Qué bueno.
AB: Tendría que, cuando nos contratamos en la capital, en el Distrito Federal en México, yo ahí me contraté. De ahí es, me dieron mi seguro.
MS: Su seguro.
AB: Aquí lo traigo. Y muy a gusto que estuvimos.
MS: Y luego del D.F. [Distrito Federal], ¿a cuál parte de la frontera se lo llevaron?
AB: ¿Del D.F.? Ah, pos ahí, pos pasamos por en el tren, nos levantaban ahí por Querétaro, está junto al D.F. Ahí nos levantaban a uno en tren de carga porque no tenían seguramente tren pasajero ahí en Querétaro. Ahí nos bañamos en un rin y ahí nos dieron el contrato y agarramos el tren, a pasar acá por Ciudad Juárez.
MS: Por Juárez.
AB: Por Juárez, sí.
MS: Y, ¿luego de Juárez para dónde?
AB: Y ya de Juárez, pos yo creo que por, sí por el mismo Sur Pacífic, es el mismo, el tren que pasa aquí, este es el Sur Pacífico, ey. Y ése fue el que nos llevó hasta allá hasta Oregon, hasta… Sí, pues a donde te digo, en Klamath Falls.
MS: En Klamath Falls.
AB: Lo más cerquitas ahí para… Todo eso, ya te digo, todo eso tengo yo mucho recuerdo, uh, muy a gusto. Y taba yo todavía de soltero sin responsabilidades, nomás que mi madre. Ah, y luego tenían, este, en la primera vez que me contraté que digo que estuve en la Western Pacífico ahí por este Oroville, Marysville, Colusa, por ahí en el Río Plumas, este, ¿cómo te quiero decir? Que las cartas que mandábamos para allá, que mandábamos pa acá, todo en privado, ya vienen revisadas, las mochaban y el Gobierno de la frontera, como que pa que no…
MS: Para no volver a…
AB: No, llevara un chisme que fuéramos a mandar pa allá, un chisme que estamos en la guerra o que, ya vez algún mentiroso. Y no, todo llegaba allá, este, como las cortaban, las revisaban en la frontera que no fuera a venir alguna… O yo no sé por qué lo harían, pero las cartas como que las poníamos un papel de brillo, pero cuando las abrían las cortaban pa que no fuera uno a chismear que estaba, porque era como guerra, pos secreta, ¿no? Porque pasaban las trenadas cuando estábamos ahí en Oregon llenas de elementos y que bravo la guerra, porque estaban en guerra. Pero todo cubrido de lonas del Army, del Army, que no querían los americanos, pues los del Gobierno Federal, que cuando pasaban los trenes…
MS: Saber que estaban.
AB: Que, que, que no vieran lo que pasaba pa que no se desmoralizaran, pa que no hubiera cobardía. Todo bajo control. Muy bien taba todo eso, el presidente muy bien que…
MS: Qué interesante.
AB: Ey, muy bonito que se… y la ganó.
MS: Sí la ganó. (risas)
AB: Ese tiempo. Ya después ahorita en Corea, los coreanos, después otra guerra, ya nunca, eso fue ya después pero yo cuando la mera guerra ésa, estuvimos del [19]42. Yo en el [19]43 fue cuando entré, [19]43, [19]43 aquí está, aquí está mi seguro.
MS: Y todavía no hacen copias, ¿verdad?, ¿ahí adentro? No lo han hecho, no se lo ha dado esto a nadie más, ¿verdad? Aquí.
AB: No, ayer.
MS: ¿Ayer?
AB: Ayer porque una muchacha fue la que vio esta traba y…
MS: La vio pero no lo hizo copia.
AB: No, no lo hizo copia.
MS: Okay, ahorita hago copia.
AB: Ah, qué bueno. Sí, eso quería yo de, hasta me dice un hijo: “Papá”, dice, “ellos lo quieren para hacer una historia”, y como de película así. Digo: “Dígales que si lo hacen así en alguna historia todo eso o una película que le vendan un tape o algo que se lo manden a su domicilio”. Entonces tengo todo mi domicilio si tienen algo que mandar o dejar ésta, ésta.
MS: Si quiere dejar ésa.
AB: O si quieren o…
MS: Se pueden quedar con los dos, porque nosotros podemos hacer una copia digital de esa foto.
AB: Oh, también, pos es la misma, ¿no? Si quieren sáquenle copias y me las llevo. Pos ya sacando ustedes la copia…
MS: Sí, es bueno que usted se quede con el recuerdo también, ¿verdad? Para pasarle para su hijo.
AB: Tá muy bien, gracias.
MS: De nada.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 20 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Mario Sifuentes
This is Mario Sifuentes interviewing Agustín Bautista, May 20th, 2006, Coachella, California, for the Bracero Oral History Project.
MS: Okay, bueno. Vamos a comenzar con su niñez, so si me puede platicar un poquito de dónde nació.
AB: Nací en un rancho que se llama Los Laureles, el rancho se llama Los Laureles, Municipio Jiquilpan, Michoacán.
MS: ¿Jiquilpa?
AB: Jiquilpan, Michoacán. La historia anotaba de donde…
MS: Los datos.
AB: Jiquilpan, Michoacán.
MS: Y pos, hábleme de su familia.
AB: ¿Mi familia? Es que, pues yo me casé en el [19]40 y… en el [19]47, el [19]47. Y tengo diez de familia, fueron diez hijos: cinco mujeres y cinco hombres.
MS: Cinco hombres.
AB: Todavía viven todos. Pero, pero eso de cuando yo era bracero, en este tiempo todavía no me casaba yo, de soltero estaba yo.
MS: ¿Vino de soltero?
AB: De soltero dos veces vine, trabajando en el ferrocarril. En esa temporada [es]tuve la primera vez de la ocasión de el [19]43, [es]tuve en una compañía que se llamaba la Western Unión, la Western Unión, que salía de Sacramento a Las Vegas, parece Plumas [Lake] ahí por Oroville, Marysville, por ésa, en ésa compañía fue mi primer contrato que hice de seis meses. Después me recontraté allá de vuelta y caí aquí al estado de Oregon, ahí junto a un… El pueblo que íbamos más cerquitas se llamaba Klamath Falls, Oregon.
MS: Oh, sí, sí lo conozco.
AB: Y ahí era, [es]tábamos pues en una selva, en un monte, allá nevaba mucho, ya hasta de Vission, quién sabe cómo está por ahí, por [d]onde el ferrocarril que trabajábamos, ahí, pos muy a gusto.
MS: ¿Sí?
AB: Muy a gusto que estuvimos ahí todo el tiempo, nomás que cuando ya se terminó la guerra, que se ganó la guerra, ya pedimos pues que nos dejaran ir. Ya: “Sí, cómo no”.
MS: Y, ¿cómo era el trabajo del ferrocarril?, ¿qué hacía?
AB: Yo, pos yo, yo, ¿cómo le dijera? Yo como nací campesino allá, pos no, no le tenía… Sabía manejar las barras, los picos, las palas para sacar durmientes de debajo de los rieles, con un yaque [jack], que le nombramos, levantábamos tantito el riel, aflojábanos con las palas las gravas y sacábanos el durmiente ya que estaba poco picado, podrido, pa poner un nuevo ya. Y luego de todos así la cuadrilla tendida y luego ya cuando ponemos el nuevo, entonces ya ponemos la planchuela debajo del riel, pa que luego con unos espaiques [spikes], clavos pa remachar los rieles. Todo eso lo hacíamos durante el día y el tiempo extra yo ya cuando, yo si, el mayordomo me empezó a tener confianza y me mandaba a flaguear los trenes cuando estaban en un trabajo peligroso, que habían quitado un riel o que no podía pasar el tren y que ya venía. A mí mandaban pa un lado y a otro muchacho para otro con unos, les nombraban topiros, unos truenos que agarra el tren, la rueda del tren, nomás donde hace, pega un riel con otro ahí como decir, un topiro es como la forma del reloj. Así con, más si le pone y luego… A una milla de onde [es]taba el riesgo, que no dejara pasar los fulanos ahí, a milla y media tenía yo que poner esos truenos al lado derecho del maquinista, al lado derecho de los maquinistas. Entonces allá onde, a la milla y media ponía yo dos truenos y luego a donde estaba media milla allá pa llegar a donde estaba el riesgo, donde taba trabajando toda la gente, ahí tenía que poner otro topiro. Entonces venía el terreno así, al lado onde mi derecho, yo ya estaba con una bandera en el día y en la noche con una, una cosa roja, una luz roja. Y entonces ya cuando llegaba, venía el tren: “Bum, bum”. Ya se pone el maquinista y ya estaba yo en el riel, no pasaran, hasta cuando llegaba onde estaba yo, la otra media milla de distancia, al riesgo, entonces ahí tronaba el último trueno y entonces ya me subía yo con una orden que me daba el mayordomo al maquinista enseñársela, al gringo.
MS: Para, parar, ajá.
AB: Ey, no, no sabía inglés, pero él sí. Porque si no, me hubiera agarrado un fogazo, pos hasta me baja, que hubiera parado el tren para… Ya la miraban y ya se fijaban pa dentro, entonces ya se subían arriba los mayordomos y ya estaba completo el trabajo. Ya les hacían que ya lo dejaran por, a vuelta de rueda el tren y si no, y el otro ya pa acá, taba en el… Y luego en la noche. Después yo ya era troquero, ésa, una bicicleta con dos ruedas, con un brazo así por otro riel y ahí un cajoncito llevaba todos mis avíos, clobarras [crowbar] y todo para andar buscando algún tornillo flojo en el riel. Era troca, este, como quiero decir que era yo el que revisaba la vía. Y luego con un espejo que tenía ruedas y por el riel ansina y con un espejo acá, ahí lo paraba mirando el…
MS: Allá abajo.
AB: La costilla del riel. Así, la costilla del riel. Y yo de arriba iba mirando alguna quebradura que tuviera un riel, porque estaba uno en riesgo, si le encontraba una quebradura, lo marcaba con un gis amarillo y ya le reportaba yo al mayordomo, ahí estaba una cosa peligrosa, por el tren que… Todo eso, todos esos trabajos yo, en una sección que estábamos en esa parte que te digo, trabajando ahí.
MS: ¿So trabajaba como casi solo por mucho tiempo?
AB: Mucho tiempo uno casi solo.
MS: Casi solo.
AB: Sí, sí me soltaba. Y a veces que salían los mayordomos así a emergencias y me agarraron confianza. A veces me dejaban hasta que yo mayordomeara a la gente ahí. Si me, yo le entendía a todo, manejaba sus motor-carros, motor-carros yo los manejaba y no le prestaban la confianza a nadie más. Yo estaba chavalo y era soltero, pero yo sabía las responsabilidades que yo traiba [traía]. Porque mi trabajo, mi trabajo era peligroso pues, digamos que, tercer día que llegamos, ahí se nos mató un chavalo porque en los motor-carros ahí donde tenía uno los pies juntos por allá, otros por acá y luego que en otro que íbamos jalando onde llevábamos la comida, los palos, los picos, todo al avío, todo lo llevábamos atrás. Sale uno pa adelante del motor-carro onde íbanos sentados e iban atrás donde llevábamos la herramienta. Cuando se salió uno para atrás y cayó como que desvió al motor-carro donde iba el mayordomo, pero entonces el mayordomo no cayó porque iba agarrado de las brecas [brakes], pero todos los demás se…
MS: Se fueron.
AB: Se nos mató uno y el que cayó iba adelante del mayordomo, cayó muy duro, a medio, a medio traque [track], a medio de las vías. Levantamos y un hermano mío que cayó allá, nomás así estaba de nieve y una piedra de ésta fue a, pegó en la frente aquí. Y le di una feriecita ahí, pero no le pasó nada, otros adoloridos. A mí no me pasó absolutamente nada. Gracias a Dios que me apoyé yo del otro motor-carro de adelante y se hacía así la tumbazón y un muchacho no se…
MS: Se cayó.
AB: Era de Puebla, se apellidaba José Luis Vargas. Tengo todo presente, dormíamos en el mismo cuarto, a los ocho días de llegados se nos mató y pues no nos moralizamos, pos no, taba entonces fuerte, pos tenía yo como veintiún años, como veintiún años. Y no, pos eso fue todo, ya después trabajamos muy a gusto todo. Y ya duré yo ahí catorce meses trabajando en ese mismo lugar.
MS: En Klamath Falls.
AB: En Oregon ahí.
MS: En Oregon.
AB: Muy a gusto. Si cuando llegué, dos inviernos pasé allí. En la noche, muchas horas de trabajo porque cuando había mucha nieve, nos ponían a desbalar, tenían una casita y que las tuviéramos calentado y nos ponían para abrir switches, los trenistas para le… Nos dejaba una escoba con una barrotita pa estar limpiando el riel, pa que pudieran recorrer los, abrir los rieles.
MS: Sí, para que se cambie de dirección, ¿verdad?
AB: Los cambios de vía, cuando se iba a entufar un tren pa darle pase a otro más urgente, entonces ellos los trenistas, este, que estuviera el riel sin atraque. Si se marcaba mucho y lo dejábanos, pos a veces el rielista no, y se detenía el tren y así estábanos nosotros al pendiente pa que tuvieran uso los cambios de vía y nos pasamos la noche. Y a veces amanecíamos toda, pos nuevos, con ganas de: “¿No quiere trabajar en el día?”. “Pos sí, pero nomás le aguantamos un mamón”. Y ya nos fuimos a dormir, “ora manden otro”. Y trabajamos mucho tiempo en eso de ahí. Nevaba mucho en esa parte, ya te digo. Muy a gusto que estuvimos ahí trabajando, muy a gusto, bendito sea Dios.
MS: Y cada trabajador tenía como su sección de carril, ¿verdad? Que tenían que inspectar [inspeccionar] como los demás, como onde estaba inspectando los carriles, ¿otros también estaban haciendo esa misma cosa en otro lugar?
AB: Sí, en otro, sí, algún cambio allá y otro cambio acá ponen, entraba un tren y a la salida y taba uno así en, en (ininteligible) era esa cuadrita como de diez, pero: “Cuatro se van para allá, dos pa allá y dos pa acá”. En un, switches hay uno, switches, cambios de vía y otros allá y así y turneamos, otra noche les toca a los fulanos. Y a veces pues que había sido tiempo extra, overtime que le nombran. Nomás cuando íbamos saliendo del trabajo, como a las ocho horas, el compromiso a veces que: “No, pos que el tren mató unas vacas, que vamos a low Arkansas por éste”. Íbamos, dos, tres horas pa allá eso, overtime, nos pagaban bien todo, como un soldado, se ofrecían, riesgo y vámonos, ¿cuál cuidado? Muy a gusto. Y luego muy bien que nos trataba el mayordomo.
MS: Y so entonces, ¿tenían un edificio, una casa en donde se quedaban todos?
AB: Sí, cuando llegábamos, si teníamos este… La primer vez que llegué, nos soltaron, pos taban, no estábamos muy prevenidos, pos un costal de harina y un… Pos ya firma me hacía tortillas de maíz y acá, ni modo que pos unas papitas, ¿pos qué?, cocidas como quiera me quitaba el hambre. En una, prendemos con un carbón de piedra una estufa ahí para hacernos un lonchecito y… Pero ya los otros que estaban ahí, ya nos decían: “No mira, y que échate pa que se te borre la harina”. Como quiera cocía yo la harina, y ya, y luego una tienda que nos mandaba comida, que barras de pan y todo lo pagábamos. Entonces nos decían que lo que quisiera nos lo mandaba, una máquina que nos daba, un tren que nos llevaba de comida, en la primera ocasión, en eso de que estuvo en la Western Pacific. Y después allá cuando caí a Oregon, no, ya jue muy diferente.
MS: Muy diferente.
AB: Ya, yo estaba un, pues tenían unos restaurancitos ahí, que pa los braceros y lo administraba unos chinos, que nos contaban, poco hablaban el español, pero sí hablaban y nos decían que ellos [ha]bían, los habían contratado en Veracruz, dice: “¿Ónde te contratates?”, le decían ahí los demás al chinito. “En Veracrú”.
MS: En Veracruz. (risas)
AB: Y no, pos ahí él ya nos hacía la comida y nos hacía los peroles de comida y los echaba uno así a la carrucha y vamos a trabajar. Donde tuviera trabajo el mayordomo, vigilando pues onde se necesitaba. Había más rieles durmientes, que les nombran. Aquí le decíanos tallas, pero allá en México son durmientes de madera, por onde pisan los dos rieles y acá les decíamos tallas. No, mucho trabajo, mucho trabajo tenemos y nunca estábanos pues, de balde, todo nos, el mayordomo. Y luego si hicimos, se cambiaban de mayordomo a veces, pero ya cuando volvía el nuevo mayordomo ya le preguntaban ahí, cuando la casa de carrucha, la casa de herramientas. “A ver qué, ¿quién de aquí es Agustín Bautista?”. Y yo como era, pos yo digo que, porque todos eran muy preparados y yo en mi rancho carecí de escuela, no supe. Aprendí por los amigos a saber leer mi nombre y todo eso. Luego ya pos ellos nos juzgaban, los que estábamos más preparados, pos que éramos los más tontos. Yo acá el, yo que era el más tonto, pos a mí me dejaban la responsabilidad y como que se encelaban los amigos. Y yo como tengo un hermano, ahí: “Ahora vamos a dejar a Agustín aquí, ¿qué no sabes tú pos éste?”. “Ah, mira Agustín pásame a hacer esto porque yo voy de pasada que tengo una familia mala y todo eso”, los que giraban ahí a relevar ahí el lugar. “Te vas a quedar tú de mayordomo, vas a hacer esto, cortan leña, van a quemar los durmientes podridos, haz esto y esto otro”. Y los demás como que se…
MS: Se encelaban.
AB: Como que, porque yo era el más tontito y ya. Ya decía mi hermano: “Ándele muchachos, ya porque es mi hermano”. “No”, decía yo, “déjalos, déjalos”. Y ya te digo, mira, yo entiendo, siempre como yo era, pos como digo, pos le obedecían más a mi hermano, me tenían más confianza y me dejaban la recomendación, las que se iban me dejaban recomendado a mí. Y yo sí, para mí, yo este, éste soy yo, ése soy yo.
MS: Y, ¿está tu hermano en esa foto o no?
AB: No, mi hermano no salió, ese día no sé dónde andaba, poniendo dinero a, mi hermano aquí no salió. Y todos los compañeros y yo soy él, el mayordomo es éste mexicano.
MS: Oh, ¿era mexicano el mayordomo?
AB: Era mexicano, sí es, el mexicano yo productor.
MS: ¿Te acuerdas cómo se llama?
AB: Cornelio.
MS: Cornelio.
AB: Connie le decía la mujer.
MS: Cornie, Cornie.
AB: Cornelio, y no sé cómo es el apellido, me acuerdo, sí cómo no. Sí, sí es Cornelio.
MS: So, él ya sabía mucho de eso del trabajo cuando…
AB: Ese mayordomo sí, él tenía su casa aparte con su esposa y sus niños. No ahí revuelto ahí con nosotros los braceros que estábamos en el campo ése. Ahí teníanos todos los dormitorios alrededor del comedor, estábamos como diez ahí, pero el mayordomo tenía su casa aparte.
MS: Y, ¿él trabajó ahí por varios años o nomás en ese tiempo cuando estaba con ustedes?
AB: ¿El mayordomo ése?
MS: El mayordomo.
AB: Pos no, no te sé decir pero, es de, ya desde que caímos ahí.
MS: Él ya estaba.
AB: Él ya estaba allí.
MS: Él ya estaba.
AB: Y cuando nos vinimos, a veces pues le hablaban americanos, así que había mayordomos que cuando él tenía una necesidad, porque la mujer estaba embarazada y se iba al hospital, dejaba, venía otro americano y ya que venía aquel americano, que le puedes preguntar: “¿Quién se estuvo ahorita?”. Y ya me dejaba recomendado.
MS: Ya te dejaba a ti, sí.
AB: Sí que, el trabajo. Y pos [es]tuve muy a gusto yo, pues salimos con muchas, pues como te dijera, con mucha suerte que fui el último ya cuando, ya se: “Ora sí, ya quieren irse pa su… ya se acabó la guerra”. Pos sí, todos se jueron y jui el último que me sacaron de ahí, pero estaba yo muy contento ahí.
MS: Y, ¿los demás eran del pueblo?
AB: Sí, eran de Puebla y la capital de México, del Distrito Federal y ahí de Jiquilpan nomás era yo.
MS: Y tu hermano.
AB: Y mi hermano.
MS: Y tu hermano.
AB: Otro, otro, perdí a mi hermano, también ya murió. Él era mayor que yo, y yo era el más chico ahí, pero ya te digo, (risas) muy a gusto que me la llevé ahí.
MS: Qué bueno.
AB: Pero me fui reagusto.
MS: Y, ¿cómo fue el pago ahí en Oregon?, ¿te pagaron por la semana, por mes?
AB: No, por quince días.
MS: Por quince días.
AB: Por quince días. La primer quincena se quedaba en fondo y teníamos que recibir dinero, nos vamos a… Nomás los quince días cuando llegamos, a los quince, no, no, teníamos que recibir, eso se quedaba en el fondo y luego ya a la otra quincena…
MS: A la otra quincena.
AB: Ya nos pagaban ese cheque y se iba a quedar una quincena en el fondo. Una quincena iba quedando corta y al último nos daban todo, sí.
MS: Y, ¿sí te dieron todo al último?
AB: Sí, todo, todo. Sí, nomás ahí, acá donde estuve en la Western Unión, en la Western, digamos Pacífico. Ahí nos decía, el diez por ciento y si cuando yo llegué a México, sobre el seguro, porque cuando salimos todos por Ciudad Juárez, pos entonces no hay tanto bus ni carreteras, toda la gente viajaba en el tren, los trenes.
MS: Pa atrás a México.
AB: Para México.
MS: Pa el D.F. [Distrito Federal]
AB: Ey. Y por ahí pasábanos por Ciudad Juárez, entonces nos dicen ahí el Gobierno ahí de Juárez, ahí de Ciudad Juárez: “Todos los que traigan el Seguro Social, aquí déjenlo”. Y todos sacamos el Seguro Social y yo me hice pues tontito y lo dejé en la bolsa y ése es el que me anda comprobando que, me sirvió.
MS: Que era bracero.
AB: Sí. Y ya cuando, cuando llegamos allá, me mandan una carta, que juera por el diez por ciento de lo que había trabajado. Hace seis meses, nomás que les mandara el número del seguro. Pos yo lo traiba y luego ya que me pongo ahí con un escribano, es 724-05-278.
MS: ¿El que tienes ahí?
AB: Sí. 724-05-278. Y luego luego que me mandan decir que fuera por mis ahorros del diez por ciento. Jui y me los dieron.
MS: ¿Sí te los dieron?
AB: Sí. Me los dieron en esa compañía, Western Pacífico. Pero ya cuando caí aquí a la de Oregon, que duré catorce meses trabajando ahí, les dije: “¿Qué, aquí no?”. Yo ya traiba mi seguro en la bolsa, pero yo ni que le hacía caso, ni sabía lo que traiba, nomás como un recuerdo. Dice ahí: “No”, dicen, “ya se acabó. No, se acabó. Pos ya no se cobran el diez por ciento, aquí no. No sé que nos cobren en el cheque”. Pos todo quedó en paz y ya después que empiezan todos, de los después a reclamar ésa cosa pos qué bueno dije: “Pos nos robaron pues el diez, entonces el diez por ciento”. Pero yo no. Y luego ya después, porque se acabó eso del ferrocarril con la guerra. En el [19]43, el [19]42, al [19]45 parece cuan… Sí, se acabó la guerra, nos vinimos. Ya después abrieron las contrataciones en Empalme, Sonora. Yo me contraté, no me acuerdo, porque a qué asistía yo allá, contratado. En Empalme yo creo que fui unas cuatro, cinco veces, me contraté en Mexicali, [es]tuve en Santa Paula, California, en el limón, me contraté en Guadalajara, estuve en el algodón en Wilcox, se me hace, Arizona, en el algodón. Me contraté en Texas, en Monterrey, caí a Pecos, todo anduve, todo el tiempo de bracero, trabajando. Yo que trabajé en la fresa, en la fresa aquí en el Morgan Hill, Watsonville en el ejote. Todo eso tuvo, pos toda mi vida me la pasé aquí. Y hasta que ya por fin, ya cuando emigré, es que un chavalo mío emigró por medio de su esposa, ¿verdad? Que era emigrada y luego ya…
MS: Ciudadana.
AB: Mi hijo me hizo mi solicitud, mandó las cartas de poder, arreglé yo, entonces yo le arreglé a toda mi familia. No dejé a nadie, a todos los arreglé y todos vivimos aquí, a gusto, en paz. Todos muy bien, ya te digo.
MS: Y cuando estaba, platíqueme otra vez porque cuando me dijo no estaba prendido la máquina, cuando me estaba diciendo de Camacho y todo eso, cuando comenzamos el proceso de la guerra y de Camacho que…
AB: Ah, Manuel Ávila Camacho.
MS: Sí.
AB: Oh, sí. Pos mira, entonces juimos, entonces estaba la contratación, yo ya me había contratado la primera vez cuando el seguro este. Pero no, a los seis meses que regresé.
MS: Pa atrás pa México.
AB: Pa atrás pa México y empecé a buscar la contratación, a buscar la contratación, a ver si nos contratábamos. Y hubo que nos contrataron, pero ya el Gobierno de México, pos le gustaba el dinerito, venían las contrataciones, las… ¿cómo te dijera? Las (ininteligible) de digamos, ¿cómo te puedo decir? Toda la gente contratada de Puebla y ahí en México estábanos nosotros y ahí nos, los que les gustaba ahí, que eran jefes de Gobierno nos incluían a las listas de Gobernación. Y de ese modo vine yo a dar entre gente que era allá de Puebla y de México. Entonces nos mandaba Manuel Ávila Camacho, era el Presidente de México, de aquí nos recibía Mr. Truman, este, no, Roosevelt.
MS: Roosevelt.
AB: Roosevelt. Aquí digamos, pos mandaba el Gobierno y pos cómo que quiero decirte que ellos, allá cuando nos contrataron, sí, si nos encontraban una liendrecita en la cabeza, nos pelaban todo, todo. Y todo el cuerpo.
MS: Los pelaban.
AB: Nos pelaban. Pos y luego la ropa nos la hervían ahí en el Valle de Juárez de México y regresábanos con una tarjetita que ya habíanos pasado por el baño, pa que nos, pa que nos contrataran allá los americanos. Y todo muy limpio, muy a gusto llegamos acá, todo eso. Y ya te digo, entonces estaba la guerra muy dura, la guerra muy dura. Entonces jue cuando te cuento que el mayordomo dice: “Miren, me llegó una carta de la compañía, que los vamos a preparar en un campo en San Francisco, porque la guerra está muy dura”. “Pues [es]tá bien, tá bien”, que yo me dio gusto. No tenía yo miedo, taba, no tenía más que mi madre y una hermana ahí. Yo no tenía hijos, yo era soltero. Y me tocaba, pero en eso, pues se acabó la guerra porque entonces se enojó este… Los japoneses creo que habían hundido unos barcos no sé dónde, en Hawai.
MS: En Hawai.
AB: No sé dónde y entonces, Manuel Ávila Camacho se enojó también y les mandó otra ayuda a los americanos con el Escuadrón 201, el [escuadrón] 201. Y entonces fue, no sé cómo, pos atacaron a los japoneses y doblaron las manos los japoneses. Entonces también los americanos también taban cuidándose también de los que vivían aquí, aquí de los japoneses.
MS: Los japoneses, sí.
AB: Todos, todos los japoneses. Yo por eso, pos aquí estaba, pues güey, con todo, no lo vi, pero, perdón, los trenes cuando venían y mira, tenían todos racionado. El Mr. Roosevelt era muy inteligente el Presidente, tenía todo racionado. Para comprar unos zapatos necesitabas seis de eso (ininteligible), pa que te los vendieran y las zapaterías mira, atacados de tus zapatos. La que no estaba racionada era la ropa.
MS: La ropa.
AB: Sí. Pero el calzado, la comida, todo…
MS: Todo.
AB: Racionado pa que, tenía las bodegas hasta la fregada, que por si la guerra duraba veinte años, tenía pa estar. No había agricultura, nada, todo estaba, toda la gente americana andaba en la guerra y pos no había agricultura en el campo, pero tenían las bodegas acopladas de prevención por veinte años. Y cuando: “Ay, pos que quiero unos zapatos”. “Pos a ver, vamos a pedir al Gobierno una estampilla pa ir a la zapatería”.
MS: A comprar.
AB: Sí (initeligible) de zapatos, nomás que no se desperdiciara nada. El que tenía vicio de fumar, entonces yo tenía vicios, fumaba. Nos daba un tabaquito del toro, así un dedo con unas hojitas, limitado.
MS: Y tenía que durar, ¿verdad? (risas)
AB: Sí, pa que, pa acumular todo eso. No, si ya te digo, muy bien que llevaban la guerra, y ganaron, si ya todavía. No, pos nos dio gusto a todos que ganamos aquí. Pos también nosotros ayudamos con el, yo con el brazo. Ey, ya todo eso. ¿Qué otras más cosas me preguntas?
MS: A ver (risas) pos, dice que la pasó muy bien, ¿verdad?
AB: Sí.
MS: ¿Con el trabajo no tenías ningún problema en Oregon ni nada así?
AB: No, nada, ey.
MS: ¿Nunca encontró como discriminación en Oregon?
AB: Oh, no, no, nada, nada de discriminación.
MS: ¿Visitó los pueblos ahí de cerca de los pueblos en Oregon donde estabas trabajando, que era en Klamath Falls, fue a visitar?
AB: Más pueblos ahí después de Klamath Falls. A veces que estábanos de balde ahí todos y a veces (ininteligible) los trenes y íbanos a parar hasta Portland…
MS: Ah, ¿sí? (risas)
AB: Y allá, ya nos, ya las compañías era un mayordomo, ya nos mandaban en el tren, en el tren de gente, de pasajeros, ¿verdad? Ya no nos mandaban de, como nosotros nos trepábamos arriba como, como aves arriba del tren.
MS: Arriba del tren.
AB: Y ahí íbanos hasta donde parara el tren, como trampas, pero era que trabajábamos ahí nosotros y allá cuando bajábamos donde paraba el tren, ya los mayordomos: “¿Oye, pos cómo andan?”. “Pos nos fuimos en el tren”. “Ay no, pos no se van a ir así, los vamos a echar al tren al…”
MS: Al pasajero.
AB: “Al pasajero, al pasajero”. “Okay”, nos venimos. Y todos nos podíamos partes por ahí, para ahí pa adelante, cercas de Portland, que Chiloquin y que…
MS: Que Chiloquin, ajá.
AB: Indígenas.
MS: Onde son indígenas, exacto, exacto. So, ¿conoció a indígenos ahí en Oregon?
AB: Sí, sí, cómo no. Otros pueblitos chiquitos ahí y uno de los pueblitos y pos unas morenitas muy bonitas, parecían mexicanas, muy bonitas. Y pero yo, se me dificultaba y me ponía a veces colorado, pos yo estaba chavalo, pero se me había, se me afiguraba pues, ¿pos yo cómo les hablaba? Si no sabía… (risas)
MS: ¿Otros también trataban de hablar con ellas, con los otros, sus compañeros? Hablar con las indias, con las indígenas.
AB: Pos no, yo con las veces que anduve, iba con el mayordomo. Entonces el mayordomo, así ven los aparadores y llegaban las morenitas ésas al estilo mexicano, parecían mexicanas, qué bonitas. Y se fijan en mí, ¿pero qué hago yo? Entonces el mayordomo tenía una tartalita de carro, que se nos descomponía, tramitos así pues por tierra, pa prenderlo le hacía con adelante, tránquele, ¿no?
MS: Ajá, eso hacen…
AB: Pa que prendiera un motorcito. No, ahora unos carros que imagínate.
MS: (risas)
AB: Sí.
MS: Eso sí es nuevo.
AB: Que qué, fíjate.
MS: So, ¿sí conoció otros lugares en Oregon entonces por tren?
AB: Sí, sí, ahí por tren. Y luego acá nos traiban a juntas a donde se divide California con Oregon.
MS: Sí, en la frontera.
AB: Un suelo que se llama Danesville(??) o por ahí, una casa redonda que había del tren, Danesville(??), un señor que nos dirigía ahí, nos hacía películas de la responsabilidad que tenían los, mayormente los que nos daba la facultad de flaguear los trenes.
MS: Y eso, ¿esas películas estaban en español?
AB: Sí, en español. Sí, pa que entendiéramos todos.
MS: Para que entendieran todos.
AB: Sí pos todos los braceros, nadie sabíamos inglés. Y todo se nos va a lo, pos la pasaban en español y quien lo viera muy riesgoso en la noche sentarse uno en el riel, porque a veces se quedaba uno dormido.
MS: Y ahí viene el tren.
AB: Venía el tren y lo mataba a uno. Todos esos consejos nos daban. Los flagueadores, como yo era flagueador para parar el tren.
MS: So, lo entrenaron y todo a usted, ¿verdad? ¿Les dieron todo esos habilidades, le enseñaron todos?
AB: Sí, todas esas habilidades nos las presentaban, hasta como te digo, en película, en película. Y nos explicaban, nos explicaban en español todo pa que entendiéramos. Sí, todo muy bien, ya te digo.
MS: Qué bien. Y para sus pasatiempos, ¿qué hacían cuando tenían tiempo libre?
AB: Pos no, nada, pues ahí nomás al monte. Ya después al último llegaron unos aserraderos ahí a mochar madera, ahí para cargar plataformas del tren de muros, ése de bloques a un aserradero que estaba ahí. Y ahí pos, ahí algunos pa el monte pues ahí nomás a cantar o ahí a verlo. Tábanos allá retirado, pos nos veníamos a otra parte que se llama, esa sección donde yo estaba se llamaba, oía fuego, fuego, fuego. Y estaba la otra sección más al sur que se llamaba Clan. No, este Kirk, Kirk.
MS: ¿Cook?
AB: Kirk, así se llamaba. Había hasta una tiendita onde vendía refresco un americano ahí, míster… ¿cómo se llama? No me acuerdo, Mr. Webber, se parece al Mr. Webber, el señor el que tenía la tiendita ahí. Y ranchitos por ahí que íbanos. Otra sección más adelante y así, onde estaban los grupos, las agrupaciones de braceros. Como nosotros nos encargábamos de un tramo de sección del ferrocarril, de ahí para acá y luego, solamente cuando era necesario se juntaban en un campo hasta campos de, ¿cómo te dijera? De ambulantes. Porque a veces se paraban en esos campos ambulantes, esos los traen. Ahorita llegan aquí y ahí llega una máquina y los pone en la noche y ya amanecen por allá, esos ambulantes de trabajadores, trabajadores. Ahí tienen en sus, sus familias y sus, todos los servicios del tren. Y nosotros estábanos de plantel ahí en la sección, ahí nos encargábanos todo nuestro tramo de trabajo. Y cuando había necesidad, nos pasábamos a ayudarles a los compañeros allá a la otra sección o al sur o al norte, así nos la llevábamos ahí. Muy, muy bien todos salimos ahí muy bien.
MS: Qué bien, qué bien. So, después que acabó aquí en Oregon, agarró otros contratos en California, ¿verdad?
AB: Oh, sí, ¡uh!, no te digo que, que…
MS: Por todos lados.
AB: Todo, por todos lados.
MS: Y luego cuando terminó el programa, ¿qué hizo después de eso? Cuando se acabó el bracero, el Programa Bracero.
AB: Pos ya me puse a, yo compré cuando mis suegros, allá donde, en donde nací yo tenía yo este, pos algo que ahorré, todavía no tenía mucha familia. Él, mi suegro vendió unos terrenitos allá en Michoacán ahí, y yo los compré. Los compré, y yo con un… hacía mis labores, mis labores allá, con un tronco de bestias, mulas conocidas, una yunta y mi arado, arado.
MS: ¿No necesitas unos fierros?
AB: El becerro y todo, las mulas son como gatos pa agarrarse a las faldas, laderas, todo eso, tú sabes, un agujero para sembrar. Sembraba yo maíz, garbanzo, frijol, todo eso y con eso me mantenía, pero me las vía muy, medio apurado. No me alcanzaba, no me alcanzaba mucho. Pos ya [en]tonces ya estaba yo casado con, ya tenía yo como cuatro, cinco hijos, porque toda la familia se me hizo de diez, de diez hijos, cinco mujeres y cinco hombres. Y todos los tengo aquí, me arregló los casados, todos tan trabajando a gusto. Y ya te digo, allá me mantenía yo, como hasta que, o sea me veía yo apurado pues porque no me alcanzaba con la familia y ya no hallaba yo cómo, cómo arreglar acá pa venirme. Entonces mi hijo se casa con una emigrada y fue cuando él me arregló a mí.
MS: Ya te arregló.
AB: Sí, entonces yo le dije a la señora: “Mira”, le dije: “No sí, conozco allá, donde anda el muchacho conozco allá. En cuanto yo me sienta ya arreglado, me voy a ir. Me voy a ir con, voy a ir a arreglarlos a todos”. Dije: “Hasta los gatos”. (risas) Y sí, así lo hice.
MS: Te los llevaste a todos.
AB: Nomás llegué aquí con mi señora y muy trabajadora mi señora. Nos juimos aquí con el patrón que me reperdió la carta pa que arreglara yo. Nos llevaba a este, Woodland, unas tomateras ahí junto a Sacramento. Algunas máquinas que van, que van trabajando y casi trabajamos día y noche. En la madrugada junté yo una feria yo con el trabajo de mi señora y el mío y compré mi casa ahí en Meca, en Meca, ahí compré mi casita. Y casi no me la dieron cara porque ya era de segunda, casi la pagué al contado cuando traté con la señora. Le dije: “Pues me da el plazo de un año”. Le di $5,000 pesos al entrar. “Y lo demás se lo pago, antes de un año tengo que cubrir todo”. ¡Ay!, y Dios me ayudó y porque, trabajamos nosotros después de que venimos de la tomatera, éramos toronjeros, naranjeros, uveros, todo lo que se nos presentaba yo y mi señora. Y me le quedé pronto y vivo a gusto donde vivo. ¿Qué más le pido a la vida?
MS: Pos qué bien.
AB: Sí.
MS: Qué bien.
AB: Sí.
MS: ¿Alguna otra cosa que quiera decir o platicar o una historia que se acuerda?, lo que sea ya. Ahora es su tiempo, lo que se ya, lo que usted quiera.
AB: ¿Pos qué?, ¿de qué otra cosa me acuerdo? Pos, pos no acá en, acá cuando vine pues de bracero que trabajé aquí en Morgan Hill en la fresa, muy a gusto también que trabajé ahí.
MS: También.
AB: Usted onde quiere, en Watsonville, en el ejote; en Santa Paula, en el limón me dieron hasta permiso. Después que duramos ahí un tiempo y luego ya cuando se acabó el limón, se escaseó, ya dijeron los de ahí, el consulado: “No, en lugar de contratar gente nueva que no, que pa no enseñarla”, porque el limón tenía su…
MS: Sí, ¿verdad? También habilidades.
AB: Con guante, tijera y todo eso y pos por lo pronto no le hallábanos, después ya fuimos maestros ahí y ya nos daban: “Les vamos a dar un permiso pa que vayan y luego vengan”. Y ahí estuvimos también muy a gusto. ¿Ónde más, ónde más? Onde no me gustó muy bien fue allá como cuando me contraté en Monterrey por allá, unas partes que se llama Pecos, Texas, por allá.
MS: Ah, sí, sí.
AB: El Río Misisipi, por allá habíamos un río, como llovía mucho, llovía mucho, mucha agua. Y luego el que nos dio un algodón y pos aquel aguacero, pos no, pos aguantamos el contrato, no sé, pero no me gustó.
MS: No le gustó.
AB: No, no. Pero ya te digo, en todo lo demás ha estado bien todo eso.
MS: Qué bueno. Pues muy interesante su historia, muy, muy interesante.
AB: Ay, pos qué bueno que… la pude contar, ey. No, la pude contar, hasta me acuerdo pos a los presidentes y de la guerra porque estaba yo…
MS: Gracias a Dios, ¿verdad?
AB: Estaba yo. Ellos, yo con su trabajo, yo agradecido porque de aquí los americanos pos nos trataron muy bien, yo digo muy bien.
MS: Qué bueno.
AB: Tendría que, cuando nos contratamos en la capital, en el Distrito Federal en México, yo ahí me contraté. De ahí es, me dieron mi seguro.
MS: Su seguro.
AB: Aquí lo traigo. Y muy a gusto que estuvimos.
MS: Y luego del D.F. [Distrito Federal], ¿a cuál parte de la frontera se lo llevaron?
AB: ¿Del D.F.? Ah, pos ahí, pos pasamos por en el tren, nos levantaban ahí por Querétaro, está junto al D.F. Ahí nos levantaban a uno en tren de carga porque no tenían seguramente tren pasajero ahí en Querétaro. Ahí nos bañamos en un rin y ahí nos dieron el contrato y agarramos el tren, a pasar acá por Ciudad Juárez.
MS: Por Juárez.
AB: Por Juárez, sí.
MS: Y, ¿luego de Juárez para dónde?
AB: Y ya de Juárez, pos yo creo que por, sí por el mismo Sur Pacífic, es el mismo, el tren que pasa aquí, este es el Sur Pacífico, ey. Y ése fue el que nos llevó hasta allá hasta Oregon, hasta… Sí, pues a donde te digo, en Klamath Falls.
MS: En Klamath Falls.
AB: Lo más cerquitas ahí para… Todo eso, ya te digo, todo eso tengo yo mucho recuerdo, uh, muy a gusto. Y taba yo todavía de soltero sin responsabilidades, nomás que mi madre. Ah, y luego tenían, este, en la primera vez que me contraté que digo que estuve en la Western Pacífico ahí por este Oroville, Marysville, Colusa, por ahí en el Río Plumas, este, ¿cómo te quiero decir? Que las cartas que mandábamos para allá, que mandábamos pa acá, todo en privado, ya vienen revisadas, las mochaban y el Gobierno de la frontera, como que pa que no…
MS: Para no volver a…
AB: No, llevara un chisme que fuéramos a mandar pa allá, un chisme que estamos en la guerra o que, ya vez algún mentiroso. Y no, todo llegaba allá, este, como las cortaban, las revisaban en la frontera que no fuera a venir alguna… O yo no sé por qué lo harían, pero las cartas como que las poníamos un papel de brillo, pero cuando las abrían las cortaban pa que no fuera uno a chismear que estaba, porque era como guerra, pos secreta, ¿no? Porque pasaban las trenadas cuando estábamos ahí en Oregon llenas de elementos y que bravo la guerra, porque estaban en guerra. Pero todo cubrido de lonas del Army, del Army, que no querían los americanos, pues los del Gobierno Federal, que cuando pasaban los trenes…
MS: Saber que estaban.
AB: Que, que, que no vieran lo que pasaba pa que no se desmoralizaran, pa que no hubiera cobardía. Todo bajo control. Muy bien taba todo eso, el presidente muy bien que…
MS: Qué interesante.
AB: Ey, muy bonito que se… y la ganó.
MS: Sí la ganó. (risas)
AB: Ese tiempo. Ya después ahorita en Corea, los coreanos, después otra guerra, ya nunca, eso fue ya después pero yo cuando la mera guerra ésa, estuvimos del [19]42. Yo en el [19]43 fue cuando entré, [19]43, [19]43 aquí está, aquí está mi seguro.
MS: Y todavía no hacen copias, ¿verdad?, ¿ahí adentro? No lo han hecho, no se lo ha dado esto a nadie más, ¿verdad? Aquí.
AB: No, ayer.
MS: ¿Ayer?
AB: Ayer porque una muchacha fue la que vio esta traba y…
MS: La vio pero no lo hizo copia.
AB: No, no lo hizo copia.
MS: Okay, ahorita hago copia.
AB: Ah, qué bueno. Sí, eso quería yo de, hasta me dice un hijo: “Papá”, dice, “ellos lo quieren para hacer una historia”, y como de película así. Digo: “Dígales que si lo hacen así en alguna historia todo eso o una película que le vendan un tape o algo que se lo manden a su domicilio”. Entonces tengo todo mi domicilio si tienen algo que mandar o dejar ésta, ésta.
MS: Si quiere dejar ésa.
AB: O si quieren o…
MS: Se pueden quedar con los dos, porque nosotros podemos hacer una copia digital de esa foto.
AB: Oh, también, pos es la misma, ¿no? Si quieren sáquenle copias y me las llevo. Pos ya sacando ustedes la copia…
MS: Sí, es bueno que usted se quede con el recuerdo también, ¿verdad? Para pasarle para su hijo.
AB: Tá muy bien, gracias.
MS: De nada.
Fin de la entrevista
Interviewer
Sifuentez, Mario
Interviewee
Bautista, Agustín
Location
Coachella, CA
File Name Identifier
Bautista_COA006
Citation
Sifuentez, Mario and Bautista, Agustín, “Agustín Bautista,” Bracero History Archive, accessed November 25, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/339.