Nicolás Saldaña Sandoval

Title

Nicolás Saldaña Sandoval

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Nicolás Saldaña was born on a small ranch just outside of Tlaltenango, Zacatecas, México; he has three sisters and one brother; as a child he helped work the land and care for the animals; in 1957, he enlisted in the bracero program; as a bracero, he worked in Arkansas, Oregon, and Washington, picking corn, cotton, and pears.

Summary of Interview: Mr. Saldaña describes his very humble upbringing; his father was an undocumented worker in the United States and initially sent money home to his family, but he eventually stopped; his mother and sisters were left on their own, and he weeps at the recollection of how much they suffered; in 1957, he decided to enlist as a bracero with the hopes of earning money to help his family; he explains what he went through at the different processing centers in México, including paying money to gather all the required documents, the hundreds of thousands of men waiting for contracts, how hard it was waiting for weeks on end, and enduring harsh conditions throughout the entire time; in addition, he depicts his ride on a train without seats, the lingering smell of the animals that had previously been in there, and how the straw used to feed the animals was left on the floor of the train when he boarded; upon arriving in the United States, he recounts how he was examined, deloused, and taken to a holding area where ranchers would pick the workers they wanted; as a bracero, he worked in Arkansas, Oregon, and Washington, picking corn, cotton, and pears; he goes on to describe the various worksites, duties, payment, living conditions, and provisions; while working in Medford, Oregon, picking pears, he fell off a fifteen foot ladder; although he was not seriously injured, he was given monetary compensation; while working as a bracero, he was able to communicate with his mother and sister who had since emigrated to the United States; upon finishing one of his contracts he had to return to México and consequently met up with his mother and sister in Tijuana, Baja California.

NOTE: Audio difficulties at the thirty-five minute mark rendered the transcript incomplete.

Creator

Guerrero, Perla
Saldaña Sandoval, Nicolás

Date

2006-05-12

Subject

Bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Nicolás Saldaña Sandoval

creator (Spanish)

Guerrero, Perla

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

DAT

Duration

35:11

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Nicolás Saldaña Sandoval
Fecha de la entrevista: 12 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Perla Guerrero

PG: Entonces, ¿me puede repetir su nombre, por favor? Nada más para tenerlo grabado.

NS: Nicolás Saldaña.

PG: Y yo soy Perla Guerrero, estamos en Los Ángeles, California entrevistando al señor Saldaña sobre sus experiencias con el Programa Bracero. Entonces, le preguntaba un poquito sobre México, ¿en dónde nació?

NS: Yo nací en un ranchito del estado Zacatecas, se llama La Ciendiga(??) un ranchito como de unas seis casas nada más donde vivíamos puros parientes, entonces lo hacíamos. Y mi niñez fue muy, muy pobre porque no teníamos agua potable ni luz ni gas, vivíamos en una casa de más, de, de adobe del cuarto para dormir. Sembrábamos, cosechábamos nuestro propio maíz y teníamos nuestros animales, borregos, caballos, vacas. Pero mi papá todo el tiempo andaba aquí él solo trabajando, él solo. Pues en ese tiempo no, nunca arregló migración, todo el tiempo andaba y se venía y entraba fácil, no sé cómo le haría. So, en ese tiempo era más fácil para entrar y realmente… Después se vino mi hermano a la edad de quince años, él mandó a traer a mi hermano, el más grande de la familia. Y allá nos quedamos con tres hermanas, chiquillas todas y yo. Pues realmente yo, yo ya tenía, toda mi niñez. Y realmente me quedé yo como cabeza de la familia, que tenía yo apenas como diez años. Y mis hermanos y yo, sembrábamos el maíz y lo cosechábamos luego. Yo hacía mi yunta para arar y sembrar y cosas así, cosechábamos lo que podíamos. Y luego, ya diecisiete, mis hermanas crecieron y ya se, empezaron a hacerse señoritas y nos dijeron ahí en el rancho: “Váyanse porque aquí uno anda peleando con sus hijas”. Dice: “Aquí también pueden venir y cuidar sus hijas y váyanse mejor para Tlaltenango, pa el pueblo”.

PG: ¿Quién les dijo que…?

NS: Parientes de ahí del…

PG: Del rancho.

NS: Que sabían algo de antemano. Y nos fuimos al pueblo, mi abuelito nos prestó una casa donde había una (ininteligible) que había, que ahí metían el maíz cuando había mucha cosecha. Pero ya como había años que no metía cosecha, entonces pos no la usa. Había muchos ratones de esos que vuelan, murciélagos y entramos en ese cuarto pos a limpiar y en la noche volaban los murciélagos de un lado pa otro y no nos dejaban dormir. Y poco a poquito los sacábamos, matábamos y limpiábamos ahí para poder vivir ahí, pues. Y el rancho se quedó allá abandonado con las vacas, las gallinas y todo, porque pues no, no…

PG: Y, ¿su papá todo el tiempo estaba acá?

NS: Sí, sí.

PG: Entonces, ¿lo veía de vez en cuando?

NS: Cada diría, tal vez unos dos, tres meses al año, algo así, casi no, casi no iba. Pues aquí él andaba como soltero y pos allá nosotros solos en el rancho y ya ve que fue dura la venida del rancho, pero pues como no conocíamos algo diferente, no, no notábamos que había algo más, que había algo, algo mejor, ¿verdad? Cuando nos venimos al pueblo, [en]tonces ya mis hermanas empezaron a trabajar ahí en lugares que vendían refrescos o restaurantes y yo empecé a trabajar con los carniceros a meterles la leña del…

PG: ¿Cuántos años tenía cuando se mudaron a Tlatelango?

NS: Ah, como diez años.

PG: Diez años.

NS: Diez años apenas.

PG: Y, ¿cuántas hermanas tenía?

NS: Tres, tres y dos hombres: mi hermano mayor y yo.

PG: Entonces cinco hijos en total.

NS: Sí, cinco de familia, sí.

PG: Y su papá aún andando acá, ¿les mandaba dinero?

NS: Al principio sí, pero después ya no. Después ya como que pues se olvidó a que… Acá sus amistades tal vez le pedían pues mandatos o no estaba. Pues mi papá todo el tiempo le gustó tomar y pagar la música y todas esas cosas del hombre libre. Y entonces pos allá nosotros como podíamos, ya mis hermanas empezaban a trabajar poquito y mi mamá iba a trabajar con una mujer a cuidarle los niños y a limpiar la casa. Y yo empecé a hacer (ininteligible) donde mataban reses y después empecé a trabajar en una panadería, que la dueña era prima de mi amá. Entonces ya estaba, porque se entregaba, llevábamos tablas con el pan a las, las tiendas y por cada tabla me daban un veinte, $0.20 centavos. Y cuando salía de la escuela, iba a traer el pan y otro día iba a recoger las tablas que dejábamos con las tiendas, otro día iba a recoger las tablas que dejábamos con pan en las tiendas (ininteligible) a recoger las tablas que iban con el pan y andar (ininteligible) en la panadería a hacer el pan y a limpiar las hojas y después… Poco a poquito me fui enseñando a la panadería hasta que aprendí bien. Entonces ya después iba a la escuela, trabajaba en la panadería y empecé a estudiar música, de ahí del pueblo. Y estaba, mandó fotos para hacer una banda municipal.

PG: Ah, qué bien, sí.

NS: Del pueblo. Y fue un día el maestro a la escuela y yo tenía como unos dieciocho años, o no, diecisiete años tal vez tenía.

PG: Entonces, ¿fue usted a la preparatoria?

NS: Sí, sí, de la escuela. Entonces ya preguntó quién quería estudiar música para pos formar una banda, que levantara la mano. Yo, pues a mí todo el tiempo me gustaba la música, levanté la mano y empezamos a estudiar música. Y entonces en la mañana iba a, entrábamos un día antes. Saliendo de la escuela al mediodía iba a levantar el teatro, que nos faltaba de tablas qué levantar y en la tarde me iba a la panadería a entregar el pan. Y ya me daban piezas de pan y ya le llevaba a mi mamá y a mis hermanos y… (llora)

PG: Entiendo que es algo muy difícil.

NS: Perdone, soy muy llorón.

PG: No, no se preocupe. No, es difícil este, sus experiencias.

NS: Así duré pos, por mucho tiempo y así y luego entonces ya se formó la banda de música. Y por ahí, por ahí tengo una foto, la traigo un día la foto donde toca la banda. Y luego, tonces yo no tuve vida de niño. Yo te digo, porque antes no, no tuve televisión, no tuve luz, no tuve juguetes, no, no tuve nada so, tuve que trabajar.

PG: Sí. Entonces, ¿usted acabó la escuela?, ¿acabó preparatoria?

NS: Seis años nada más.

PG: Seis años.

NS: Sí.

PG: O sea, ¿nada más acabó primaria?

NS: Es todo, sí.

PG: Perdón, ¿a los cuántos años decidió o cómo decidió o se enteró del programa de braceros?

NS: O eso ya, ya yo como estaba en el pueblo que muchos se venían y volvían con dinero y…

PG: Sí. ¿Ahí en Tlatelango?

NS: Sí, en Tlatelango y con ropa y luego compraban animales, compraban casas, qué sé yo. Y luego, entonces miraba que pues vivían bien y ahí no trabajaban, más que sembraban y se venían otra vez pa el norte y les iba bien, gastaban ahí dinero, se emborrachaban y todo. Pues su familia la tenían bien, ¿verdad? Y luego que se presentó esta oportunidad de venir para acá, fuimos pues un amigo mío, trabajábamos juntos haciendo huaraches. So, primero trabajé en la panadería y luego me enojé con el patrón y luego empecé a hacer huaraches. De todos modos en la tarde iba a estudiar la música. Tonces yo me agarraba ocupado desde las, que me levantaba hasta ocho, nueve de la noche. Total, ahí en mi trabajo había un muchacho que ya había venido y luego luego se oye que: “Hay braceros”. Y que, y que: “Vamos pa el norte, vamos para el norte”. Me dijo: “Oye, güero, ¿te animas irte al norte conmigo?”. Yo nunca he venido y me sonaba como, como raro, como una experiencia que iba a tener, ¿verdad? Muy, muy importante. Y luego como te digo, aquí vivía mi mamá allá, ¿verdad? Y a veces la veo y dije: “Sí, sí, sí vamos”. “Vamos, pues por las cartas, pero no tengo nada de dinero, ¿me prestas?”. “Sí, sí, sí te presto”. Y ya le presté dinero, yo tenía, pues también mi mamá me mandaba de aquí dinero.

PG: ¿Su mamá estaba aquí?

NS: Sí, aquí estaba mi mamá y mi hermana.

PG: ¿Cuándo se vinieron su mamá y su hermana?

NS: Ellas se vinieron como unos tres años antes que yo, o más. Yo me quede solo allá.

PG: Sin sus hermanas, ¿ninguno de sus hermanos se quedó?

NS: Sí, nadie, nadie. Mi hermana, la más mayor se vino también, mi hermano, la otra se casó y la otra también se casó y me quedé yo allá solo en el pueblo.

PG: Y su mamá y su hermana, ¿por qué se vinieron?

NS: Porque primero empezamos a arreglar migración mi amá y yo, una abogada allá. Y nomás entretuvo y… Pero mi mamá fue la que pudo venir antes, porque en ese tiempo no, ella se vino como en el [19]57, [19]55 tal vez y ella se vino luego luego. Y mi hermana, ella sí era americana de aquí so, se vino rápido, nomás con su acta de nacimiento. Y yo ahí nací allá en México, so yo me quedé allá.

PG: Entonces su mamá, su hermana, dice que había nacido aquí.

NS: Sí.

PG: Entonces su…

NS: Aquí nacieron tres.

PG: Entonces, ¿su mamá y su papá ya habían venido?

NS: Mi hermana mayor, mi hermano, ey. Ellos ya vinieron aquí, aquí todo el tiempo en el field, pero tenían sus papeles ellos, su acta de nacimiento de aquí. Total, ellos se vinieron antes que yo y yo me quedé allá, pero…

PG: Entonces, ¿como en qué año ocurrió eso con su compañero que le ofreció?

NS: No, él es, el [19]57 nos venimos.

PG: Y, ¿usted sabía dónde estaba su mamá y su hermana?

NS: Sí, sí tenía la dirección, seguido le escribía.

PG: Y, ¿tenía pensado encontrarse con ella?

NS: Sí, sí pensé. Dije: “A ver si [la veo]”. Pero no, yo no sabía ni cómo estaba allá Estados Unidos ni dónde estaba California ni nada. Porque a mí, no, no sabía ni dónde estaba California, pero dije: “Si voy al norte”, pues…

PG: A ver si…

NS: Dije: “A ver si la veo”, ¿verdad?

PG: Entonces, ¿cómo fue el proceso de inscribirse cuando tomó la decisión de venirse?

NS: Como entonces estábamos trabajando y luego que me, Carlos mi amigo me animó que viniéramos. Fuimos al departamento de pues… como al Palacio Municipal, que le llaman allá, a hablar con el señor que se encarga, que se encargaba con dar las cartas. Porque ahí empieza el proceso de sufrir, de, de tramitar. Fuimos y pues llegamos y dijo el señor: “Pues ya, ya no tengo cartas”. Y había otros, otros dos muchachos ahí esperando y luego que entramos, era mi maestro que había tenido, el que se encargaba con dar cartas. Y costaba $50 pesos.

PG: Ah, ¿les cobraban?

NS: Cada carta, sí, como, como referencia.

PG: Y, ¿la carta qué decía?

NS: Pos que éramos ciudadanos de ahí y que éramos agricultores y que no teníamos, criminal, toda esa cosa que para, para presentarlos a yo no sé dónde. Total, nos dio a cada uno y luego dijo: “¿Sabes qué? Pero déjame checar, acá tengo”. Y nos las dio sin… Inclusive a los otros muchachos, porque se iban a sentir, ¿verdad?, que porque… Y luego les dijo: “¿Sabe qué? Me queda una”, dijo, “entonces voy a echar un volado entre ustedes dos a ver a quién le toca”. Y le tocó a uno nomás y el otro se quedó triste, ¿verdad? Entonces dijeron: “Mañana se presentan aquí a las cinco de la tarde con sus cosas, mañana sale el camión para llevarlos a Zacatecas”.

PG: ¿Les dijeron, ustedes sabían qué era el programa o qué es lo que iban a hacer?

NS: No, allá no te dicen nada. No, allá nomás se van de braceros y ya. Llegamos a Zacatecas ya noche y fue ahí entonces en el camino de, de pura tierra. No había carreteras como ahora ya de, como aquí también, no, allá pura tierra había. Hacía uno, hacía uno como ocho horas del pueblo hasta Zacatecas a la capital. Tonces llegamos a la capital y entonces de ahí comprábamos nuestro boleto para, para Guadalajara. Tonces llegábamos hasta Guadalajara como a la una de la mañana y a hacer línea para comprar nuestro boleto para Empalme. Empalme es un lugar donde, donde se pasaban todas las vías del tren y muy caliente está allá.

PG: ¿En qué estado queda?

NS: Se me hace que es Sonora, pero no, no sé exactamente qué estado es Empalme. Tonces comprábamos nuestro boleto y a mí me tocó hasta atrás del camión junto al excusado y junto al motor. Pues hacía mucho calor y ahí ni dormí con la peste del excusado y luego el frío del motor y el calor. Total, llegamos a Empalme como a las dos, tres de la mañana ese día, otro día, yo ya no recuerdo bien. Y con nuestras cositas, ¿verdad?, nuestro equipaje, unas bolsas, unas cajas grandes. Tonces ya, llegamos ahí ya, dijo el del camión: “Bueno, muchachos, abajo, hemos llegado. Que les vaya bien. Bájense todos rápido porque ahorita tengo que regresar rápido”. Ahí nos bajamos y ya. Ahí pues en la calle sin nada, le dije a mi amigo: “Y, ¿ahora qué?”. “Pues aquí nos vamos a estar hasta que amanezca, a ver dónde nos permiten poner nuestras cosas aquí por mientras”. Porque ahí en Empalme ahí entonces hablaban por cartas. Y ahí estuvimos como dos semanas. Pasaban cada día una lista de cartas de cada pueblo que presentaban los braceros. Entonces dijeron: “Mañana vas a correr la lista de tal y tal y Tlatelango”. Pues dije: “Ya va, ya mañana vamos a salir de aquí”. Porque era un calorón y luego la señora ahí onde nos, nos hospedó, pues tenía como un puesto de comida, ¿verdad? Y: “Pueden dejar aquí sus cosas, pero con la condición de que tienen que comer aquí porque yo necesito su apoyo”. “Ah, okay, está bueno”. Pues nomás comimos ahí unos días y luego pues era, era una cuota que nos cobraban mucho.

PG: Muy caro.

NS: Pues íbamos a comer allá a otro lado pues frijoles con chile, poquitos.

PG: Sí.

NS: Y pues cada quien comprar, ¿verdad? Pues ahí estuvimos dos semanas durmiendo en el piso y llegó una tormenta fuerte, el aire empezaba a levantar la sombra de la señora y como pudimos, como pudimos ayudamos, colgamos el fos(??) para que no la levantara la sombrita y me enfermé por el calor y la lluvia y durmiendo en el suelo. Tuve que ir a ver al doctor y todo el día ahí nomás, cientos de miles de hombres, así, lleno de hombres y…

PG: ¿Era un pueblo este lugar o nada más era como un…?

NS: Era como un, un, es un pueblo, es un pueblo, pero sí había ya, ya grande. Pero de todos modos a nosotros nos tenían acá fuera de…

PG: A las afueras de la…

NS: En el campo de la, de la contratación. Bueno, contratación porque no era ahí más. Esperábamos que había trámite para mandarnos para acá.

PG: Y, ¿qué pasó finalmente cuando llegó la carta de Tlatelango y los llamaron, supongo?

NS: No, entonces ya entramos, nos, nos llamaron y entramos y nos agarraron. Nos pidieron nuestra cartilla que también se… ahí la de aquí se la di a Angie, ahí está mi retrato y mi ID [identification card] que en español…

PG: Su cartilla de México.

NS: Del servicio militar, sí. Entonces: “Su cartilla en la mano y su carta y su cartilla”. En muchos lados: “Su carta y su cartilla”. Y el que perdía la carta y pues la cartilla, pa atrás.

PG: Ah, lo regresaban.

NS: Sí, pa atrás. “No, no tienes ambas, pos no puedes tú entrar”. Entonces ya nos, nos dieron lonche, sándwich como el de aquí, ¿verdad? Queso amarillo y yo nunca lo había lo había probado, no me gustó para nada. Pero pues ni modo que en el camino, no sabíamos a dónde iba a parar el tren para comprar comida y todas esas cosas. Y nos dieron nuestros trámites y vámonos al tren. Nos metieron al tren: “Ahora a las seis de la tarde sale el tren”… Ya ni me acuerdo si nos llevaron a Texas o no sé que estado o… Entonces nos metieron al tren, un tren sin asientos. Olía a animal, como que transportaban caballos o borregos y allá había paja de comida de las vacas, los borregos. Ahí todavía, pos ahí sentados nomás a la orilla. Todos allá adentro del tren sin asientos, ¿verdad? Y duramos al, llegamos al lugar de contratación. Como no sé cuánto tiempo hicieron, un día todo completo o más. Llegamos ahí y: “Okay, línea, todos en línea. Saquen sus papeles, su mica, su carta”, y nos, muchísimos que nos ponían en línea. Y luego al pasar nos fumigaban con un polvo de, yo creo para los piojos y tenían que, tenías que estar bien desvestidos. Y a mí pos no, como que me dio vergüenza y me empecé a hacerme a un lado. Me dijeron: “Quítate los calzones porque si no, no te van a pasar”. Pues ya, me los quité y…

PG: Todo el cuerpo.

NS: Donde quiera por atrás, donde quiera estábamos pase y pase y pase. Y luego de ahí nos, nos pasaban al shower. O sea un baño con regadera todos los hombres en, en línea nomás pues pa, pa bañarnos de todos modos, porque la pasada para acá ya, ya nos querían limpios, ¿verdad? Tonces ya nos bañamos, pusimos lo poquito que traíamos de limpieza, ¿verdad? Y luego nos metieron al salón de contratación, ya muy diferente aquí que allá. So, entonces ya nos [llevaron a] un lugar muy grande donde iban los rancheros de aquí de Estados Unidos a contratar braceros. Tonces venía conmigo un primo. Le digo: “Ándale, vente aquí a la línea”, dice, “porque esa es para piscar pera, por lo menos comemos, comemos pera”. “Vamos pues”. Y que pues, yo pues qué sabía de piscar, yo qué sabía de nada. “Ándale pues, vámonos”.

PG: Y, ¿usted cuántos años tenía cuando finalmente llegó?

NS: Yo tenía en ese tiempo como, que tenía unos veinte, tal vez, por ahí como unos veinte años.

PG: Joven, sí.

NS: Sí y…

PG: Entonces, ¿se fueron a piscar pera?

NS: De ahí, nos contrató ya para piscar pera y también nos dio nuestro, nuestro lonche, muy buen lonche. Y ya que nos subimos al camión, un camión muy, muy limpio, con sus cobertores blancos en los asientos, limpiecito todo. Y me dijo, me llevó a la silla y para adelante pura vida. (risas) Ya nomás vamos a, ya nomás nos han [de] subir de aquí pa adelante, de aquí pa adelante pura vida. Ya estábamos en Estados Unidos, ya pura vida. Ándale pues, ya.

PG: Entonces, ¿ustedes podían escoger en cuál línea formarse para donde…?

NS: Sí, porque había varios pedidos pa esto, pa esto y cierto lugar que, a qué lugar, pero como yo no sabía ni qué, ni qué lugar. Pero lo único que me dijo mi primo: “Vamos a piscar pera”. “Pos vamos a piscar pera”. Yo ni sabía dónde, ni quién ni nada.

PG: Entonces como que lo llamaban, anunciaban, peras.

NS: Anunciaban que cuántos hombres quieren para cierto condado, para cierto estado que qué van a hacer, cuánto se les va a pagar, todo. Tú te fijabas y…

PG: Sí.

NS: Entonces llegamos al… Total, yo miraba y decía Ángeles, en la carretera a Los Ángeles, Los Ángeles. Ahí miraba Los Ángeles ahí como… Pero total, pues ya le volteó pa Oregon, pos era para allá. Tonces ya llegamos a Oregon, también te diría cuánto tiempo, mucho tiempo, un día y medio, dos días de camino. Llegamos y al lugar allá de donde nos bajaron, ¿verdad? Luego era un rancho, ¿verdad?

PG: Y, ¿sabe cómo se llama ese lugar en donde acabaron en Oregon?

NS: Medford, Medford, Oregon.

PG: Medford, okay.

NS: Y luego ya nos bajamos y: “Okay, línea para comer”. A cenar ahí, pues a cenar, comida buena, buena la comida. Ya nos dijeron: “Mañana a las seis, tienen que levantar a las cinco de la mañana para desayunar y irse a trabajar”. “Okay”. En la mañana sonaba la campana que suena. Sonaba la campana pa levantarnos, nos íbamos todos a almorzar en línea. Almorzábamos y nos daban nuestro lonche, un sándwich con lechita y una dona. Todos los días casi era el mismo, pero de todos modos pos estaba bueno. Y nos íbamos a trabajar y luego allá, ahí en el field pues nos dieron unas escaleras altas como de quince pies de altas con tres pies, con tres patas para poder subir al árbol tan alto. Y muchos, muchos árboles inmensos de pera que se, las ramas se caían del árbol que yo tenía. Y teníamos que dejar el árbol limpio de fruta. Y nos pagaban por cajas. Y un día me caí y me descosoné(??), me descosoné(??) yo ahí y me quedé sentado un rato ahí y luego me dijeron: “Ya se cayó, vengan a enterrarlo”. Como sabía que se caía uno, bien seguido se caían ahí con la bolsa pa atrás, la de peras.

PG: ¿Usaban escaleras para alcanzar las peras?

NS: De quince pies altas, de tres patas.

NS: Pa poder agarrarlas y luego se subía uno hasta allá y la escalera se mecía, pues yo siempre he sido bien miedoso pa lo alto.

PG: Sí. (risas)

NS: Entonces vino el mayordomo: “¿Qué pasó Saldaña?, ¿te caíste?”. “Sí, me caí”. “¿[Es]tás bien? ¿No te lastimaste?”. “No, no, estoy bien”. Dice: “¿Sabes qué?”, dice, “te voy, te voy a dar diez cajas”, porque pagaba por cajas. “Te voy a dar de diez cajas por tu caída”.

PG: Y, ¿cuánto les pagaban por caja?

NS: Sí, a $0.50 centavos por cada caja, unas cajas grandotas y teníamos que piscarlas con cuidado porque si la patita le pegaba a la otra pera, se pudren. Más se pudren, entonces tienes que cortar la patita y si eran enredadas, pusharlas con las manos. Entonces ese día pero ya triste porque dije: “¿Qué hago yo por acá?”.

PG: ¿Se lastimó en su caída?

NS: No, no me lastimé, no, no.

PG: ¿Cuánto tiempo había tenido cuando se cayó?

NS: ¿Qué, trabajando, o cómo?

PG: En la pera, ¿cuánto tiempo duró?

NS: No, no como, ahí duré como unos, duré como unos dos meses y luego se acabó la pisca de la pera y entonces de ahí nos mandaron por allá cerca de Washington a piscar maíz. Dije: “Aquí no le hace que me caiga, (risas) aquí no voy a golpearme”. Entonces llegando allá al, a piscar el maíz, era una faja con ganchos aquí con sacos para… Unos files [fields] enormes, ¿usted ha ido para allá para aquel lado?

PG: No, no he conocido para allá.

NS: Viera allá qué lindura de regadillos de agricultura.

PG: ¿Sí?

NS: Puro maíz y de todo para allá, para aquel lado para Canadá, para aquel lado. Y en Alemania no te lo digo, pura, pura agricultura, muchísima agricultura. Total, ya piscábamos el maíz y lo echábamos en un saco y luego, es que no podíamos hacer, hacernos a un lado para que llegaran los de trocas y lo cargaban el maíz y entonces empezábamos otro. Y ahí vamos trabajando, pero pues nos pagaban pues por horas. Ahí no había contrato porque pues no, no pesaban el maíz y todo eso, por horas nos pagaban.

PG: Entonces cuando se acabó la pera…

NS: Se acabó el maíz y la pera y el maíz y todo eso, pa atrás, pa México, ey.

PG: Bueno, pero cuando se acabó la pera, ¿los movieron o ustedes solos escucharon que había maíz en otro lado?

NS: No, ellos nos, nos tenían con contrato ellos allá. “Los que quieran irse pa México pueden irse, los que quieran quedarse, tenemos otro, que vayan a Washington a piscar maíz”.

PG: Y, ¿también los transportaron por camión y todo?

NS: Igualmente, por camión y todo, sí.

PG: ¿Cuánto tiempo tenía usted piscando pera cuando ocurrió el accidente donde se cayó?

NS: Tal vez como un mes, tal vez, algo así, como un mes tenía yo.

PG: Y usted dijo que pensó: “¿Qué estoy haciendo aquí?”, (risas) ¿pero decidió quedarse?

NS: Sí, sí, pues sí, qué más, qué más, no, no podía…

PG: ¿No pensó regresarse?

NS: No, no, ¿cómo? Imposible. Tenía que, estaba al mando de ellos en ese tiempo, no podía hacer su voluntad.

PG: Sí. ¿Porque había firmado un contrato o no?

NS: Se me hace que sí, si firma uno, ya no recuerdo, pero de todos modos, pues como venirse uno solo de allá y sin saber a dónde ni cómo. No, teníamos que estarnos allá con todo, con todo el grupo.

PG: Y en la pera, ¿cuántos hombres había piscando?

NS: Muchos, pero de ese tiempo se me hace que como unos como cien, yo creo, sí, cien. Y llegaron, nos dieron de comer y nos dieron nuestra cobija y nos repartieron en barracas grandes donde había…

PG: Barracas, sí, sí.

NS: Como literas, como de soldados. So, también estuvo ahí muy bien.

PG: Y, ¿ustedes tenían que pagar por eso?

NS: Sí, nos descontaban cierto, por el lonche.

PG: Porcentaje.

NS: Pero pues poquito. Y realmente la comida que nos daban estaba muy buena.

PG: Y por las camas, por un decir, las barracas, ¿les cobraban a ustedes también o no?

NS: No, no, no fue, por todo nos cobraban cierto porcentaje, incluida la comida. Otro tanto por día o por… No, ya no me acuerdo cuánto, pero sí nos rebajaban del cheque poquito.

PG: Entonces, ¿la pera se acabó como después de cuánto tiempo?

NS: Un mes y media, diría yo.

PG: ¿Mes y medio?

NS: Sí.

PG: Y luego, ¿decidió irse al maíz a Washington?

NS: Al maíz, al maíz, sí. Y de ahí entonces ya me, le escribí a mi mamá y a mi hermana que ahí estaba y me escribían a mí y luego dijeron que de ahí me fuera a Tijuana y que ahí salían ellas a Tijuana a verme. Pos sí, sí se me cumplió de verlas en Tijuana y llegando me hospedé en un hotel y llegaron ellas el fin de semana y de hecho ahí estuvieron dos días. Entonces ya fueron a comprar ropa y se vinieron y ya después, dos, dos fines de semana fueron a verme en Tijuana.

PG: ¿Ellas en dónde vivían en ese entonces?

NS: En Santa Ana.

PG: En Santa Ana.

NS: Santa Ana, Santa Ana, sí.

PG: Y, ¿por qué no se pudieron encontrar en Santa Ana?

NS: No, no podía yo como decir, de salirme del grupo porque pues como digo, difícil de saber uno comunicarse y qué hacer, ¿verdad? Y luego tenía que salir también para México.

PG: Cuando se acabó la pisca del maíz, ¿los regresaron a México?

NS: Sí, sí, a México nos mandaron.

PG: ¿En camión y todo?

NS: A México, sí, en camión y todo, igual, muy, muy bien, muy buen servicio. Ese fue la primera vez que me hice como de unos $3,000 dólares en ese tiempo, puro ahorrar, puro ahorrar.

PG: ¿En como unos tres meses?

NS: Sí, por ahí.

PG: Sí. Y, ¿qué pasó después de que vio a su mamá y a su hermana?

NS: Pues ya de ahí me fui a mi pueblo y me casé y luego ya se…

PG: ¿Su esposa cuántos años tenía?

NS: Tenía como diecinueve, veinte años ellá en ese tiempo. Entonces me casé y luego pues empezó otra vez que los braceros y dije: “¿Sabes qué? Me voy de bracero otra vez”.

PG: ¿Cuánto tiempo tenían de casados cuando…?

NS: Como unos cinco meses o seis meses, por ahí. “Ándale pues”. De todos modos ahí estaban sus papás, ahí se fue ella con sus papás. Le dejé la, mucho maíz para frijoles y todo. De todos modos se fue con sus papás ella en ese tiempo.

PG: ¿Usted, ya se conocían ustedes antes de que se fue la primera vez?

NS: Sí, sí, éramos novios. Sí, éramos novios y cuando regresé, entonces ya nos casamos y me vine otra vez. Y ese, esa la segunda vez fui a piscar algodón a Arkansas. Ahí sí estuvo, sí estuvo más ruda la, el tiempo porque llegamos y nos dividieron, se me hace que a diez o algo así en una casa y nos dieron $5 dólares a cada uno para que compráramos comida. Y nos dividieron en una estufa, cada cinco hombres tenían que usar un quemador de una estufa. Eran cuatro quemadores ahí, ahí tienes que cocinar veinte en la estufa. Cada quien con su quemador. Tonces había y iba con dos hombres y ya de perdida tenía mi experiencia en venir. Uno se llamaba Roque, era amigo de mi apá. “Yo conozco a tu papá yo”. Ya me empezaba a explicar de los paseos que tenían allá, de las borracheras, lo que sea y sí, entonces…

PG: ¿Este señor Roque también era de su pueblo?

NS: Sí, sí de ahí mismo. Era amigo pues de mi papá.

PG: Y, ¿su papá cómo se llama?

NS: Adolfo.

PG: Adolfo, ¿Saldaña?

NS: Saldaña, sí.

PG: Y, ¿su mamá?

NS: Concepción.

PG: Y este amigo Roque…

NS: Era amigo de mi apá nomás de parranda y ya. Entonces ya: “No, yo conozco a tu papá”, y ya nos hicimos amigos ahí. Y dice: “Bueno, vamos pues a la tienda”. Él compró la comida, dice: “Dame los, del dinero y entonces lo que sobre ahí en la barraca hacemos cuentas. Cada quien pone su parte de comida”. Él sabía qué comprar, nosotros no sabíamos qué borde comprar, ni qué era allá. So ya, y él sabía. Entonces compramos la comida y nos fuimos pa atrás, el bus nos llevó pa atrás a la barraca, a la casa. Era una casa nomás grande para, como para quince personas ahí, como quince hombres.

PG: ¿Era el mismo tipo de situación con literas o las barracas así o eran camas individuales?

NS: No, tenía su cama individual ahí. Pero ahí lo que pasaba es que nosotros hacíamos nuestra comida para el lonche y para comer ahí y a él le tocaba hacer la comida, era buen cocinero. A mí me tocaba hacer las tortillas, porque como era panadero, pues muy rápido les hacía tortillas yo muchas y sabrosas.

NS: Entonces y a don Félix, el otro hombre, le tocaba lavar los trastes.

PG: Y, ¿cómo decidieron cada uno qué es lo que iba a hacer?

NS: Pues que, pues él, yo dije: “Tú quieres hacer, yo las tortillas, tú lavas los trastes”. A él le, como lo que es lo más fácil, lavar trastes. Y Roque la comida y la hacía sabrosa. Ahí duramos como, también como tres meses, pero casi no tragábamos porque llegaba el tiempo ahí de invierno. Es muy frío y muy lluvioso y llegaban los vientos y no…


Equipment malfunction.





Interviewer

Guerrero, Perla

Interviewee

Saldaña Sandoval, Nicolás

Location

Los Angeles, California

File Name Identifier

Saldaña_Sandoval_LAS019

Citation

Guerrero, Perla and Saldaña Sandoval, Nicolás, “Nicolás Saldaña Sandoval,” Bracero History Archive, accessed November 7, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/275.