David Alfaro Sandoval
Title
David Alfaro Sandoval
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: David Alfaro Sandoval was born on April 18, 1930, in Romito, Guanajuato, México; his parents worked in agriculture, and he had two sisters; he was formally educated through the sixth grade; when his father died, he was forced to become the man of the family; in 1954, he enlisted in the bracero program, where he continued working on and off until 1962; as a bracero, he labored in the fields of Arizona and California picking various crops; he later returned to the United States, and he was ultimately able to obtain citizenship.
Summary of Interview: Mr. Alfaro briefly discusses his family and childhood; he initially learned about the bracero program through people in town; in 1954, he went to Irapuato, Guanajuato, México, to enlist in the program; he explains that there were between thirty and fifty thousand people on the waiting list, which was organized according to states and municipalities; as part of the contracting process he was stripped, medically examined, and deloused; the men had to wait for an hour before they could dress; as a bracero, he labored on and off in the fields of Arizona and California until 1962; the work was very difficult, and he suffered greatly; he recalls that he was paid 60¢ an hour, which totaled $6.00 a day; after all the deductions he was only left with $2.00; oftentimes, he did not have enough money to buy clothes or send very much to his family; in spite of this, he had to stay and work, because he could not even afford the expense of the trip home; when he deserted his contract he was able to earn in a day what took him a week to earn as a bracero; he goes on to detail how he would leave the bracero camp and go to Fresno, California, for more lucrative work; moreover, he talks about the various worksites, labor populations, living conditions, provisions, treatment, payments, remittances, and recreational activities; he concludes that the life of a bracero was especially difficult, because they had to endure working like animals in order to support their families.
Summary of Interview: Mr. Alfaro briefly discusses his family and childhood; he initially learned about the bracero program through people in town; in 1954, he went to Irapuato, Guanajuato, México, to enlist in the program; he explains that there were between thirty and fifty thousand people on the waiting list, which was organized according to states and municipalities; as part of the contracting process he was stripped, medically examined, and deloused; the men had to wait for an hour before they could dress; as a bracero, he labored on and off in the fields of Arizona and California until 1962; the work was very difficult, and he suffered greatly; he recalls that he was paid 60¢ an hour, which totaled $6.00 a day; after all the deductions he was only left with $2.00; oftentimes, he did not have enough money to buy clothes or send very much to his family; in spite of this, he had to stay and work, because he could not even afford the expense of the trip home; when he deserted his contract he was able to earn in a day what took him a week to earn as a bracero; he goes on to detail how he would leave the bracero camp and go to Fresno, California, for more lucrative work; moreover, he talks about the various worksites, labor populations, living conditions, provisions, treatment, payments, remittances, and recreational activities; he concludes that the life of a bracero was especially difficult, because they had to endure working like animals in order to support their families.
Creator
Rosas, Abagail
Alfaro Sandoval, David
Date
2006-05-12
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
David Alfaro Sandoval
creator (Spanish)
Rosas, Abagail
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
51:23
Bit Rate/Frequency
24 bit
96k
96k
Transcription
Nombre del entrevistado: David Alfaro Sandoval
Fecha de la entrevista: 12 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Abigail Rosas
Alfaro Sandoval, lo voy a entrevistar yo, Abigail Rosas y estamos en Los Ángeles, California, en mayo 12, 2006.
AR: Y para empezar la entrevista quisiera que usted me dijera un poquito de dónde y cuándo nació usted, dónde es su familia, un poquito más sobre de qué pueblo viene, su origen de usted, si puede empezar con contestar eso.
DA: Nomás que, así.
AR: Oh, ¿no oye muy bien, quiere que me siente allá mejor? Okay, si quiere deje me muevo, nomás deja.
DA: No estoy tanto, nomás que si hablamos más seguido…
AR: No, no, no, está mejor. Sí, si me puede decir un poquito de dónde… Sí, que me pudiera decir un poquito más en dónde nació usted, de qué pueblo viene, en qué año nació.
DA: Yo nací en el mes cuatro, dieciocho, treinta [18 de abril de 1930].
AR: Y, ¿en qué pueblo nació, en dónde nació?
DA: Pues ahora ya [es]toy registrado ya en el pueblo de Romita, Guanajuato.
AR: So, es de Guanajuato. Y, ¿sus papás qué hacían? Cuando usted era chico, ¿en qué trabajaban sus papás?
DA: Eran campesinos.
AR: ¿Campesinos ahí en Guanajuato?
DA: Sí.
AR: ¿Sí? Y, ¿sus hermanos y hermanas?
DA: No, no tengo hermanos, nomás hermanas.
AR: Y, ¿ellas todavía viven en México o viven aquí?
DA: Sí, no, una está en México y la otra está en Salinas.
AR: ¿[Es]tá en Salinas? Okay. ¿Me puede decir un poquito si fue a la escuela y no, hasta qué grado llegó?
DA: Pues de escuela, de la escuela, como era de rancho, no había escuelas.
AR: ¿No había escuelas?
DA: No había escuelas, pero estuve, en la escuela que [es]tuve jue, jue por paga y duré seis años.
AR: ¿Seis años? Okay, y ya no siguió porque empezó a ir.
DA: Pos a trabajar.
AR: Pos a trabajar.
DA: Ah, no, a trabajar allá mismo en el campo.
AR: O sea trabajaron antes de venirse a los Estados Unidos, trabajó allá.
DA: Sí, en el campo.
AR: Y, ¿usted cómo se dio cuenta de que había un programa de braceros o cómo le decían en México?
DA: Sí, sí, yo estaba muy chico, jue el 1942 el programa ése de los braceros, pero yo ya cuando ya crecí, empecé a, empecé a ver. Pues como todos empecé a crecer y empecé a fijarme y empecé a venirme.
AR: Y, ¿su papá no se vino como bracero?
DA: No, porque él falleció antes.
AR: Okay. Entonces usted era más bien el hombre de la casa, se puede decir.
DA: Sí.
AR: Con sus hermanas y eso.
DA: Sí.
AR: Cuando usted vino de contratado, ¿usted estaba casado o vino de soltero?
DA: No, de soltero, vine dos veces.
AR: ¿Dos veces?
DA: De soltero y el [19]50 y… el [19]54 me casé, pero ese año mismo me vine, fue la primera vez.
AR: ¿Fue la primera vez? Y me puede decir un poquito más del proceso como aprendió del programa, ¿quién le dijo en el pueblo o si oyó en la radio o cómo oyó que había un programa que se llamaba braceros o cómo le llamaban en México en ese entonces?
DA: Igual, bracero.
AR: ¿Bracero?
DA: Pos unos con otros se empezaban a platicar. Empezaron a venir y empezaron a platicar y ya ahí se vino toda la gente, se venía mucha gente.
AR: Ah, okay.
DA: Y duró veinte años eso, así de que…
AR: No, sí, duró muchos años, sí.
DA: Sí.
AR: Entonces usted más bien por la gente del pueblo, la gente del rancho le dijo que había este programa.
DA: Sí.
AR: Entonces usted para contratarse, ¿a qué lugar fue en Guanajuato?, ¿a dónde fue para que lo contrataran? ¿Fue a México, fue a Guadalajara?
DA: No, yo a México no, allí mesmo estado de Guanajuato ahí hubo, hubo centro de contratación.
AR: Oh, ¿sí?
DA: Se llama Irapuato. Entonces ahí hubo, duró diez años, la contratación ahí en mero Guanajuato, en el estado, pues.
AR: El estado, sí. Y, ¿cómo llegó usted ahí?
DA: No, porque yo vivía cerca.
AR: Oh, ¿vivía cerca? Oh, okay.
DA: Sí, me iba a pie.
AR: Oh, okay. Entonces cómo usted, podía describir un poquito cómo era el centro, digo en el sentido como, ¿qué se podía ver en ese tiempo? ¿Puros hombres, había mujeres, había niños o había pura vendimia, como los hombres que venían? O, ¿cada cuándo se reunían en el centro ahí?
DA: No, no era para reunir.
AR: Digo, digo, en el sentido de para los hombres que fueran, que quisieran, que se contrataran, ahí tenían que ir, ¿no? ¿Verdad?
DA: Sí porque duraba todo el año y todos esos años, duraba por temporadas unos cinco meses de todos los días. Entonces que ahora les tocó a los del estado de Durango, que ahora les tocó al estado de Morelia, Jalisco, Michoacán, entonces se venían esos grupos de gentes de cada estado, se contrataban allí. Y luego les daban las mesmas estados, como la contratación estaba ahí en mesmo Guanajuato, entonces nosotros como éramos cerquitas, pues todos los días íbamos. Pero era un mundo de gente, eran de unos treinta a cincuenta mil gentes. Entre esos les tocaba ahora la del grupo de Zacatecas, que: “Ahora va a entrar Chihuahua”, que: “Ahora va a entrar”, así de por estados, pues. Entonces a los grupos de ese modo andábanos, nosotros como éramos cercas, pues ahí íbanos todos los días hasta que no salía la lista de nosotros, por listas era.
AR: ¿Si les tocaba a los de Jalisco a ustedes no les tocaba venirse?
DA: No, no.
AR: ¿Aunque fueran al centro?
DA: Sí, cuando tábanos ahí, pues no nos arrimábanos y nos arrimábanos a ver si nos salía la lista de nosotros, de ese modo eran las contrataciones.
AR: Entonces, ¿cómo puede describir la cultura ahí en las contrataciones? En el sentido que eran puros hombres nomás haciendo fila o, ¿cómo podía usted describir lo que estaba pasando ahí en ese momento?
DA: ¿Lo que estaba pasando ahí en la contratación? No, pos…
AR: O si nomás los hombres se quedaban parados por horas y horas o, ¿más bien cómo era la cultura?
DA: Pues sí, los que nos tocaba que decían: “No, pos que ora va a salir la del municipio”. Como ya sabíamos municipios cada pueblo, entonces que: “Ora va a salir el municipio de Silao, que de León”, que de, de así. Entonces siempre nosotros nos arrimábamos, estábamos parados todo el día en el sol a ver si nos tocaba y no nos tocaba hasta que el día que le, que ya le hablaban a uno. Entonces luego luego pos nos daban y luego luego, al instante agarrábanos avión ahí, por paga de nosotros.
AR: Entonces, ¿ya que los contrataban se subían a un avión para venirse?
DA: No, algunos, pero los demás los traíanos, uno tenía que pagar hasta Mexicali, en el tren, en los autobuses, en el tren. El que quería, pos que tenía dinero, pagaba el avión de cuarenta o sesenta pasajeros, pero la mayoría en el tren, en los camiones. Hasta pagábanos hasta Mexicali, ya ahí en El Centro ahí nos metían allá a todos los que estábanos, nos metían a darnos el pasaporte ahí en El Centro, para que llegara el americano, el patrón, que iba a ser patrón. “Tú, tú, todos estos fórmense aquí”. Y el patrón decía: “Tú y tú y tú y tú y tú”, hasta que no se escogía unos cuarenta.
AR: Oh, entonces los ponían así como en una, que se pudieran ver todos.
DA: Como en una fila, así como en fila. Y luego el ranchero llegaba y: “Tú y tú y tú y tú”. Decían que al que le cayera bien, al que le gustara.
AR: Sí, sí, cómo trabajaba.
DA: Como decir, según el trabajo. Entonces el que estaba alto, pues no lo querían porque…
AR: Sí, porque se tenía que agachar, la pisca y eso.
DA: Y cada patrón escogía a la gente, que: “Yo no quiero gordos”. Pues nomás sacaba a los gordos: “Tú no y tú no y tú no”.
AR: Oh, entonces usted estaba contratado en Guanajuato, ¿verdad? Tenía su contrato. Se iba a Mexicali, si el patrón no lo quería, entonces no se pasaba al otro lado, no venía a los Estados Unidos.
DA: Ya es aquí en El Centro, ya adentro.
AR: Oh, aquí ya, ya, como si llega a Salinas.
DA: En las…
AR: O, ¿dónde llegó usted?
DA: Las este, los que hacían eso, ya contrataba, arreglaba ya uno de aquí, entonces se pasaba para adentro, lo pasaban, pos ya uno traía el contrato de allá donde le dan, le daban (ininteligible) con éste lo dejaban pasar. Entonces aquí en El Centro, ya es California de este lado de Mexicali, ya adentro. Y ahí lo contrataban a uno y era cuando le decían: “Tú y tú y tú y tú”.
AR: Y si no te contrataban, ¿qué pasaba? Si nadie te escogía.
DA: No, de todos modos…
AR: ¿A todos?
DA: De todos modos tenían que contratarlo.
AR: Oh, okay.
DA: Ya para atrás no volvía, no. Es que ya cuando salía uno de allá de Irapuato, ya venía, ya venía de compromiso. Ya nomás que a ver qué, a qué patrón lo quería.
AR: ¿Entonces a veces no les tocaba con paisanos, se puede decir? Como si tú ibas con un amigo no significa que te va a tocar con él.
DA: Pos había veces que estábanos del mesmo edad, del mesmo tamaño y de aquí para acá era bueno. Y si no le tocaba solo a uno, los mandaban a Washington, otros aquí, otros a distintos estados.
AR: Y, ¿usted dónde le tocó?
DA: A mí me tocó aquí, yo no sabía en ese año, a mí me tocó en Salinas y luego en Watsonville y así me tocó en varios lugares. Pero como era muy pesado eso, era de muerte, a veces los trabajos porque, pos tanto sufría uno como sufría la familia, porque no les podía uno mandar dinero, pues si no teníanos, pues. Porque no nos pagaban, no, no, no pagaban bien. Pues en ese tiempo si nos pagaban a $0.60 centavos la hora, teníamos que trabajar por diez, por ocho horas, ¿cuánto? Cuatro por ocho son, cuatro, eran diez horas, ganábamos $6 dólares por día. Si es que con $6 dólares y luego nos cobraban $2 de comida, nos quedaban $4. Y luego a veces, había unos braceros que les cobraban el ride por sacarlo a trabajar, otros $2 dólares, entonces, ¿qué nos quedaba?
AR: No les quedaba nada, sí es cierto. Okay. Su primer año en el [19]54 cuando llegó, ¿dónde le tocó trabajar?
DA: Cuando llegué que ya…
AR: Digo, la primera vez que lo contrataron.
DA: La primera vez me tocó este, a Tucson, Arizona.
AR: Oh, ¿fue a Tucson?
DA: Pero ahí, ahí fue onde me enseñé a trabajar en el algodón, lo piscaba uno con las manos. Pero, no, no alcanzamos, porque ganábanos $6 dólares al día. Entonces $6 dólares no era para, para, y quedara uno para…
AR: Para mandar para atrás.
DA: Ni para comprar uno ropa. Era muy malo eso de la contratada.
AR: No, sí, sí es cierto.
DA: Muy pesado. Y teníamos que hacerlo, porque si no, ¿de acá con qué nos íbanos? Porque si no, si no cumplíanos el contrato, teníamos que pagar el pasaje y unos de uno para allá.
AR: Y, ¿de qué de largos eran los contratos? ¿De cuántos meses, un año?
DA: No, pos había, había diferentes, diferentes trabajos. Unos los dejaban por seis meses y por otros, de seis meses era el más grande. Entonces si no se ahorraba uno, pos no juntaba dinero para irse, tenían que ahorrar. Si había unos que de por tres meses y así, así lo iban renovando y hasta que no juntaba los seis meses, entonces ya, ya decía: “Ya cumplites, ya vámonos”.
AR: Y se iban pa tras y hasta otra.
DA: Y se volvía uno a contratar de nuevo, llegaba allá y poder contratarme.
AR: Sí, sí.
DA: Así estaba.
AR: Era un círculo entonces, de gente pasar.
DA: Sí, nomás sigue y pos ya y había otros que les tocaba buenos trabajos y pos así ganaban más dinero pero…
AR: Y, ¿esos qué tipo de trabajos eran? Los que ganaban más dinero, se puede decir.
DA: No, pos yo, yo onde gané más dinero y que hice más dinero no jue en el contrato, jue cuando yo me les escondía que me iba del contrato. Eso se llama desertar, desertar se llama. Se desertó del contrato. Pero ahora decían que ya no podía venir uno y yo, nosotros veníamos, allá nomás durábamos unos dos meses, un mes a lo más y ahí veníamos de vuelta. Nunca me, nunca no, pero yo nunca hice mal, nunca hice daño a…
AR: No, no, no, no.
DA: Pero tá reportado.
AR: Sí.
DA: Entonces sí, pero pos yo nunca ahí, no haciendo un daño ni nada.
AR: No, no, no.
DA: Lo agarraba a uno La Migración y: “Vámonos pa México. Vámonos”.
AR: Y otra vez venía.
DA: Pero ya mañana y ahí mismo en la misma Migración decía: “Ándale, súbete ya y vámonos, tráete tu ropa o quén te debe”. Y te daban, le decían al patrón: “Págale para que nos vamos, porque nos lo vamos a llevar ahorita”.
AR: Y, ¿sí les pagaba el patrón?
DA: Sí, el patrón pagaba porque ellos, la misma Migración lo llevaba. Y hasta eso no, no, no se quedaban con nada y ya nos íbanos, ya nos echábanos. “Ándale, súbete porque al cabo ya mañana ya estás aquí de vuelta”.
AR: Si ellos mismos, si ellos sabían.
DA: Sí, la misma Migración decía: “Al cabo ya mañana ya estás aquí de vuelta”. Sí era cierto, unos nomás los echaban a Tijuana y ahí vienen otro día.
AR: Sí, sí, sí. (risas) Había modo de regresar.
DA: Pero yo mucho trabajos, en mi caso yo, yo les pude decir a muchos cómo se hace una cosa, cómo se hace otra, porque yo lo hice.
AR: ¿En qué trabajó usted?
DA: ¿Mande?
AR: Digo, ¿en qué trabajó, si puede decirnos?
DA: No, pos aquí lo más, aquí en Fresno yo trabajé en la uva, trabajé piscando uva, durazno, nectarine, ciruela, chabacano, olivo, que es la aceituna y el algodón, el ejote, la lechuga, el frijol, la papa.
AR: No, sí le tocó entonces de mucho.
DA: ¿Qué más, qué más? Brócoli y este, rábano, no, y frijol.
AR: No, sí, sí trabajó todo.
DA: No, pos todo esto, esos trabajos yo los hice.
AR: Sí.
DA: Yo les pude decir cómo. Me pregunta y yo les digo: “Así se hace”. Porque lo hice. ¿Cómo se pisca? Yo duraba seis meses piscando fruta ahí en un pueblo que se llama Fresno. Ahí era mi lugar donde yo tenía patrón. Cada año me decía, nomás le hablaba o le escribía, ya estaba yo, y: “Ya estoy aquí”, dice: “Pos vente, pero tráeme otros dos”.
AR: Y eso cuando se venía…
DA: Es cuando yo me le zafaba al, me le zafaba del contrato, me iba un día sábado a las doce de la noche, iba a amanecer allá con el patrón.
AR: Oh, okay, cuando dice que se le zafa…
DA: Quería con un día, con un día que trabajara con el patrón, ganaba lo que ganaba toda la semana contratado.
AR: Sí, sí es cierto, porque…
DA: ¿Por qué no me iba a ir? Nunca me castigaron.
AR: Entonces cuando dice que se zafó de los contratos, ¿era ya después de los seis meses que acabó el contrato o el mismo día que se lo agarró nomás llegó a California?
DA: No, nomás, nomás duraba quince días, dos semanas en el contrato.
AR: Oh, ¿sí?
DA: Ya que me pagaban el primer cheque, me daban $30 dólares, $30 y… el más grande jue $32 dólares y nomás hice esos y le pagaba al coyote que me llevara en carro. Y ya me llevaba a Fresno y ya llegaba y amanecía y otro día ganando yo por día, ganaba $35, $40 dólares por día.
AR: Oh, okay.
DA: No se parece.
AR: No, no se compara.
DA: ¿Vedá que no?
AR: No, no, sí es cierto.
DA: Un día, un día en toda la semana.
AR: Entonces cómo podría usted explicar un poquito la diferencia entre ser contratado como la cultura como estamos viendo esas fotos, que le enseñaron donde los hombres duermen, que usted dice que duermen como de tres hileras, contratados. Pero cuando no estás contratado, ¿es lo mismo o es diferente?
DA: No, porque el patrón cuando quiere, entonces lo deja dormir a uno en un garage como decir, como decir en un…
AR: Así como un cuartito, se puede decir.
DA: Así, un cuarto grande, tienen unos, unas galeras grandes que se llaman casas grandes donde encierran maquinaria y todo eso. Pero abajo, adentro, como este, era todo eso alto y grande, pero entonces aquí hacíanos una, hacíanos una forma de una casa para dormir con lona y ahí metíanos la estufa, yo, éramos tres y ahí metíanos la estufa y metíanos la comida ahí.
AR: Oh, okay.
DA: En otras ocasiones no tenía uno, no tenían uno, el rancho, patrón, entonces, entonces se duerme uno abajo de la yerba. Ésa sí es otra vida porque la, la uva crece así hace casa como dijera, tapa así.
AR: Sí, sí, yo la he visto cuando…
DA: Los racimos de la uva, las guías. Entonces aquí abajo escarba uno, no hay más. Escarba uno, como es pura arena, entonces hace un hoyo así y ahí se duerme.
AR: Ay, tá duro.
DA: Eso sí tá duro.
AR: Sí. Entonces…
DA: Pero eso ya, ya con el tiempo, si el patrón ve que uno no es faltista al trabajo y ven que usted es un buen trabajador: “Mira, te voy a rentar en el pueblo un cuarto, un lugar pero no te vayas a ir”. “No, nos vamos a quedar a trabajar”. Entonces, y si no, pos nos mandaba a hacer un cuarto, que es grande así, o sea de ahí así. Entonces, pero de cartón.
AR: Nomás para que durmieran, pues.
DA: Sí, nomás. Y decíanos: “Se van a ir ya”. “Pues ya no nos queremos ir”. “Pos se van, pero se vienen conmigo luego luego a trabajar”.
AR: Entonces otra vez hacían eso del contrato, llegar aquí y ya después. Porque era más fácil pasar la línea yo creo, ¿verdad? Va contratado.
DA: Pos sí.
AR: ¿Verdad?
DA: Pos ya, ya nos soltaban acá dentro.
AR: Sí, sí, ya de acá y ustedes hacen lo que quisieran hacer.
DA: Y nos…
AR: No, sí, sí es cierto.
DA: Sí, ansina era. Y ya, ya después me enseñé a cruzar, vine cuatro veces, cruzando la línea, robándomela.
AR: ¿Sin contrato?
DA: Sin, no, pos era sin contrato, era pasar a la brava, como uno dice.
AR: Sí, sí.
DA: Sí, sí sufrimos, sí ése es sufrir, no es fácil.
AR: No, no, yo esa experiencia yo nunca digo que es gloriosa ni nada. Ustedes batallaron mucho.
DA: No, y antes estaba soltero se podía. Ahora ya las mujeres ya no y sin embargo pos está pasando la gente, ya mujeres con niños y todo eso. Es muy pesado eso, si uno apenas sale.
AR: Sí, sí, sí es cierto.
DA: Y, ¿las mujeres cómo pasan en la noche y caminando?
AR: ¿En esta época dice usted o ahorita?
DA: No, ahorita.
AR: Oh, okay, ahorita, sí, no, ahorita sí está bien difícil.
DA: Sí, eso, en ese tiempo no se acostumbraba que las mujeres pasaran.
AR: ¿No? ¿Las mujeres qué hacían? ¿No había mujeres como cuando los centros de contratación, no había vendiendo cosas ni nada?
DA: No, no había tanto, ¿cómo dijera? No había ya cuando, cuando empezó a venir la gente de El Salvador, Nicaragua, Guatemala, todas aquí del América, todas esas naciones chiquitas, entonces todavía no se usaba que esos vinieran, todas esas naciones no venían, no venían.
AR: No, los cincuentas no, no.
DA: Porque ya de Guatemala, pos todas esas naciones tienen que cruzar por México.
AR: Sí, sí es cierto.
DA: Porque ellos sufren mucho, porque tienen que cruzar, los salvadoreños tienen que cruzar Guatemala pa poder llegar a México. Ya los de más lejos tienen que pasar todas esas fronteras. Entonces hay unas mujeres, entre ellas son pos puras jóvenes y casadas y solteras y tienen que cruzar ahí. Y en México no es fácil tampoco.
AR: No.
DA: Porque las costumbres no son iguales. Entonces, por ejemplo, llegan a la capital de México, tienen que cruzar Yucatán, Veracruz, Guerrero, Puebla, para llegar a la capital de México, Mérida este, Cancún, todos esos estados tienen que pasar para llegar.
AR: Sí, para llegar acá.
DA: Entonces llegan al centro de México y tienen que pasar por Guanajuato, Jalisco, Colima, Nayarit, Sonora y Sinaloa pa poder llegar aquí. Entonces es mucho dinero, lo que sufren. Por ejemplo, ahora en ese tiempo no se llega a mencionar esa gente, era puro México.
AR: No, sí, era puro mexicano el que venía en ese tiempo.
DA: Puro mexicano y ya se acostumbraron y corrieron las voces que, que los mexicanos que van a Estados Unidos y que los dejan pasar y todo eso platican la historia allá ellos y empezaron también a…
AR: ¿En los cincuentas también o nomás ahorita?
DA: ¿Mande, qué?
AR: Como la gente de El Salvador y todo eso.
DA: No, en ese tiempo no se usaba.
AR: No.
DA: No se oía mentar esa gente. Hasta ahora ya que ya, ya se escapó, más que hubo esos desastres entonces ya empezaron a venir ellos.
AR: No, sí es cierto.
DA: Pero en México a mí me platicaron que sufren mucho, porque las cosas que quieren comer, no, solamente que se pongan a hacer desastres, ¿vedá? Pero en México no hay como aquí. Los que digan a Migración, sí los agarran, pero se conocen, porque no saben pidir las cosas, no se llaman igual.
AR: No, sí es cierto, sí es cierto.
DA: Entonces dicen: “Ése no es mexicano, ésa no es mexicana”. Porque anda pidiendo de comer y en vez de pedir de comer, anda dando otra cosa que en México no se llama.
AR: No, sí es cierto.
DA: La comida es lo mesmo, pero no se llama igual.
AR: No, sí es cierto.
DA: Y ellos piden de comer, pero: “¿Qué te damos?”. “Pos que arroz”. “¿Qué cosa es arroz?, ¿qué es?”. Sí, así vimos a todos.
AR: No, sí es cierto, sí son diferentes.
DA: No se llaman igual.
AR: Quisiera volver un poquito más la cultura de cuando llegaba, cuando iba a la contratación. Cuando llegaba aquí a los Estados Unidos, ¿cómo puede describir como el día diario, lo que hacían diario? Se levantaban, ¿a qué horas?, ¿qué hacían?
DA: No, en cuanto llegábamos, en cuanto llegábamos por ejemplo al centro, al centro de contratación aquí, aquí ya, entonces ya el patrón ya nos agarraba. Si éramos cuarenta o cincuenta que si el patrón necesitaba o una compañía necesitaba cincuenta hombres o cien hombres, entonces ya llegaba uno, como le digo, a escoger: “Todos estos para acá”. Entonces ya nos echaban en los camiones, en los autobuses, íbanos a amanecer al lugar de… Por ejemplo a Salinas, caminábanos toda la noche a Watsonville pues es lo mesmo, también muy ahí, muy cerquitas. Entonces otro día decían: “Pos a entrarle”. “Luego luego”. A otro día, no querían ni un día de…
AR: De descanso ni nada de acoplarse, se puede decir.
DA: Y ya nos, nos sacaban, nos teníanos en la mañana, luego luego que amanecíanos ahí, decían: “Mañana nos vamos a descansar”. Pos no, era luego éntrale y era trabajar muy duro.
AR: ¿A qué horas se levantaban y hasta qué horas trabajaban?
DA: Nos levantaban aunque juera lloviendo, no le digo que yo estuve pasando una vida muy triste ahí en, ahí sí duré porque no conocía, ahí en Watsonville. Lloviendo nos sacaban a las dos de la mañana a trabajar y sin descansar porque andábamos piscando la lechuga y con ésa no puede uno enderezarse, tiene que andar todo el día doblado, agachado y con las manos hinchadas así, porque, porque con esto tiene que ir apretando uno la lechuga esta. Si ya está dura, hay que cortarla así y al levador se va. Entonces con la máquina, como, pos que alcanza una máquina.
AR: No, pos no.
DA: La máquina no se cansa y uno sí, los devolvían para atrás. “Ándale, vas dejando mucha lechuga, devuélvete”. Y se devolvía uno a cortarla y que quería enderezarse uno poquito. “No te endereces porque te vas a quebrar”. Y así, otros como lo maltrataban, los mayordomos.
AR: Y, ¿los mayordomos siempre eran blancos, mexicanos?, ¿qué eran?
DA: Pues muchas de las veces eran americanos algunos, pero ya después no quisieron, ya después no se acostumbró que jueran de aquí, como no había, entonces aquí de los menos braceros, el que sabía un poquito inglés o ya tenía experiencia en el trabajo, le preguntaban: “¿Tú qué sabes hacer?”. “No, pues que yo sé trabajar esto y que yo sé regar, que yo, yo sé cómo se agarra el azadón”. Y como para desahijar el algodón era un azadoncito chiquito y la lechuga, se usaba uno así chiquito, entonces no podía uno ponerse uno la mano así porque no querían, no. No, tenía que andar uno desencuatando de a mata, de a mata de lechuga, es como aquí así, así de retirada de una a otra. Entonces todo esto tenía, le daba el azadonazo y se cortaba toda ésta, nomás se tenía que dejar una, ¿cómo se enderezaba uno?
AR: Pos no, no.
DA: No, era muy… Sí, y así y otro día luego luego a trabajar. Hasta que no, pos hasta lloviendo y no. Me acuerdo que para allá llueve mucho, amanece lloviendo y no se quita la lluvia, es como una brisa, como la brisa. Y ya anda todo uno escurriendo de agua.
AR: No, sí.
DA: Y todo de los zapatos, todo lleno de lodo, de, muy bien pesado.
AR: Y, ¿hasta qué horas acababan? Ya un día terminado de trabajo, ¿a qué horas acababan?
DA: No, el trabajo no, no se acababa. Acabábanos por decir así, un fil [field], un fil es como un terreno nomás. Sí, un fil. Entonces se acaba ése y ya tenían otro. Se acababa aquél otro y cámbiate al otro. Uno a desahijar, otros a piscar, a cortar allá.
AR: Y, ¿a qué horas iban a dormir entonces, a qué horas dormían o no dormían?
DA: No, sí, entra la noche y se, la noche sí nos daban de cenar, me daban de su cena a uno y tenía que irse, pero así como andaba trabajando de ropa, así se hacía, así se caía a dormir porque estaba todo adolorido del cuerpo de todo el día. Y caía uno, pos a veces le decían: “Vamos pa que cenes”. ¿Qué cenaba uno? Lo que le daban era una taza de café, dos, dos… de comida era, eran dos panes, pan Bimbo, dos rebanadas con un huevo. En los primeros braceros así, con uno o dos huevos asados en un comal, ni con sabor de nada, nomás aventarlos al comal y…
AR: Y, ¿quién hacía la comida?
DA: Pos había cocineros. Ponían cocineros de ellos mesmos.
AR: De ellos mismos. ¿Como braceros así como ustedes, no se ponía a cocinar?
DA: No.
AR: ¿No?
DA: Y eso era lo que le daban de comer a uno y un plato de frijoles, así frijol nomás así cocido y ésa era, ésa era la comida, pero tortillas no había, no daban. (risas) No nos daban.
AR: No hacían falta, ¿verdad?
DA: No, se enflacaba uno luego luego. Si no comía puras hierbas y pues con decir la lechuga. La lechuga se come, todo, mayormente el que anda en la fruta, pos come fruta. (risas) Y sí, ésa es la experiencia. Y el que cumple el contrato pos lo cumple los seis meses y ya a los seis meses y ya se está preparando para irse para México, ya lo llevaban.
AR: Y otra vez a hacer la…
DA: Y otra vez. Pues si tenía modo, pues ya no duraba allá, si no, duraba unos tres meses y: “Vámonos de vuelta”. Y así, así fue como acabó la gente.
AR: Y cuando llegaban al centro de contratación en México, ¿había examen físico que tenían que pasar o nomás los contrataban basado en…?
DA: No, tenías que pasar por exámenes, lo examinaban a uno.
AR: ¿Qué tipo de examen le hacían?
DA: Pos primero, primero este, pos lo metían a uno a un cuarto todo sin ropa y luego le echaban, con una bomba le echaban, era vaso así, un tiro de un polvo.
AR: Y, ¿ustedes no sabían de qué era el polvo?
DA: No, pos nos la aventaban adentro y nos encerraban y todos se polveaban y ese polvo: “Métete, dentro de una hora métete al baño”. Y ya se ponía uno la ropa, si traiba [traía] uno otro cambio, pos se cambiaba uno ahí y ya se bañaba y otro día… O sea de ahí se tenía que salir uno al lugar donde estaban agarrando allá a la gente ya pa salir para acá. De aquí ya del centro, pues ya venía contratado ya pa que el patrón lo agarrara y lo echaran en lo que lo iban a traer.
AR: Sí. Y, ¿usted qué traía con usted?, ¿llevaba un cambio de ropa o qué se llevaba con usted?
DA: No, siempre tenía que traer ahí un cambio o dos cambios.
AR: Y, ¿ya?
DA: Porque, pos sí, porque ya sabía uno que no ganaba uno dinero para comprar ropa luego luego.
AR: So, tenía que llevarse unos cambios.
DA: No, pues hasta después ya que, que duraba yo en el contrato, ya al mes ya empezaba a comprar un pantalón, camisas, todo lo que necesitara.
AR: Y, ¿no se llevaba como una foto de su familia o cosas así que le recordaran su familia acá de México?
DA: Sí, es que ya, ya que tenía, ya que se empezó a rendir el dinero y ya más acá, ya más tiempo. Entonces como duró veinte años, ya desde el [19]50 para acá empezaron a ganar más dinero, ya cada quien llevaba su radio para allá, ya bien gustosos. Compraban muchos, cada quien se compraba un radio, no había televisiones. La televisión vino como en los seten… no.
AR: En los cincuentas empezó, se me hace.
DA: ¿En qué año vendría la televisión? Como el [19]50 y… como el [19]58, por ahí así.
AR: Entonces tenían…
DA: Entonces no, pero no se lleva, no, no, no se animaba a llevarla uno porque, la, La Migración, la mexicana le quitaban a uno, si llevaba uno un radio así, una grabadora, le quitaban. Era, pero pos eran puros rateros porque en la aduana le decían, decían: “No, pos, ¿cuánto te costó esto?”. “Pues que me costó $40 dólares, que me costó $60”. “Pues vas a dar $20, vas a dar $30 pa dejártela pasar y si no, aquí déjala”. “¡Bah!, y, ¿por qué te la voy a dejar?”. “Pues si quieres, pero no hay permiso que pases”. Entonces muchos, muchos de coraje de que le cobraban, yo vi de eso, yo no lo hice, pero llevaban una grabadora regular que empezaron a salir, de una así más grandes empezaron a salir, cada año salen modelos. Y estos de: “¿Qué, quieres quitármela que te lo deje?”. Dice: “Sí, aquí lo vas a dejar”. Dijo: “Mira”, decían, “mejor le voy a dar en toda la madre”. (risas) No, pos la aventaban delante del emigrante en la pared, nuevecita. “De dejártela, mejor mira, al cabo a mí me costó”. Y la aventaban y se hacían pedazos y estos quedaban enteros pero quebrados. (risas) Y muchos pagaban y lo que no le convenía a uno, pos no pagaba. Pero se los quitaban, eso se vino usando. Sería como hasta el [19]64, [19]65 por ahí. Ya, ya, ya vinieron, ya vino, jueron poniendo una, La Migración ya cambiaron las leyes y ya que se quitó la sinvergüenzada ésa de los, de los inmigrantes, entonces ya dejan pasar, sí. Deja pasar los, bueno hasta que sean, eran el permiso era de hasta no sacar lo de $300 dólares, lo que llevara de mercancía. Por ejemplo una televisión, una lavadora, una grabadora, una secadora para las mujeres, una máquina, todo eso ya lo dejan pasar.
AR: No, sí, antes no.
DA: Pero antes no, tenía que…
AR: So, la gente se llevaba su radio, sí.
DA: Sí.
AR: Para divertirse, pues.
DA: Pos sí, pero tienes, porque en México no, no se usaban, no se usaban todavía los radios en esos años y ora, ora no, pos ora todos llevan televisión.
AR: Sí, ahora ya todo hay, todo llevan.
DA: Ya no nos quitan, ya el Gobierno hizo otra ley.
AR: Entonces cuando ustedes estaban trabajando, ¿quién lavaba la ropa o cómo se ayudaban?, ¿usted lavaba su ropa propia o cómo hacían ese proceso de mantener donde dormían?, ¿quién lo mantenía?
DA: No, sí, no, la ropa se acostumbraba, se acostumbraba uno a… Lo llevaban a uno al pueblo más cercano. O sea en el pueblo que estuviera lo llevaban a uno para lavar y si no, pos uno mesmo ahí, ahí mesmo lavaba la ropa interior y la echaba en una cubeta, sí y uno mismo se lavaba. Pero ya que había modo que estaban cercas del pueblo nos llevábanos, íbanos a las lavanderías.
AR: Entonces, ¿cómo le limpiaban donde dormía usted? ¿Usted se tenía que cuidar eso, que estuviera limpio o alguien lo limpiaba?
DA: No, pos había un campero que le decían el del campo porque todas las camas, como están ahí, pues…
AR: Sí, en la foto.
DA: Una aquí, otra allá y otras así, y el campero era el que andaba aseando, limpiando. Era el que le tocaba eso. Pero la ropa ya, ya cuando uno ya tenía ropa que ya tuviera unos, pues unos cuatro o cinco pantalones y ya le, muchos le llevaban a la familia ropa de aquí. Pero ya había unos velices que le llamaban así, un cuadro, como ora, que viene siendo la maleta, ora ya no, hasta rueditas tienen, tan fáciles. Y en ese tiempo no había de ésas, habían unas, le decían veliz. Tonces estaba grande, taba como así y como así de alto. Entonces ahí le cabía ropa mucha y ya los tenía embolsada, guardándola cuando se iba.
AR: Entonces, ¿qué hacían ustedes cuando tenían tiempo de descanso, qué se ponían a hacer ustedes? Como los fines de semana o el domingo que no trabajaban, no sé, a lo mejor trabajaban todos los días, no estoy segura, pero si tenían tiempo libre, ¿qué hacían usted y sus compañeros de trabajo?
DA: ¿En el tiempo libre? Pos como decir, pos sí había veces, sábado y domingo, pero casi los sábados todavía no lo dejaban a uno, pero el domingo sí, ¿no? Había veces que, que sí querían que uno trabajara los domingos, pero los mismos, a alguien le decía uno: “No te dejes, no se dejen y no se dejen, no deben de trabajar los domingos”. Pero no, no, ya sábados y domingos ya a mediodía el sábado y si no, los domingos, pos si no quería trabajar: “Yo no voy ora”. “Yo no voy”. “¿No vas a ir?”. “No, no voy”. Y así contestaba uno: “No, no voy”. Porque no había ley, porque si uno se rajaba, de todos modos había una oficina que si le hacían a uno algún daño, que lo trataran, iba uno a la oficina, se quejaba a la oficina y les iba mal a ellos, a los patrones. No sabía, un tapa boca nada más. Pero siempre nos decían: “No, los que sean católicos, pues el domingo vamos a misa”, o así. Y a descansar, tirado ahí en la cama, oyendo radio y todo eso.
AR: Sí se la pasaban ahí más bien junto ahí. Y, ¿cuántos años duró siendo bracero, viniendo, entre esa época?
DA: Nombre, yo duré trece años.
AR: Trece años pasando así seguido.
DA: Sí.
AR: Pasaba temporadas. Entonces después de andar pasando por bracero, ¿después qué hizo usted, después de eso?, ¿se quedó en los Estados Unidos, se fue otra vez a México?
DA: ¿Cuando ya dejé de venir de bracero? Pos ya no vine. Yo, yo tenía en qué trabajar en México y tenía terreno y…
AR: ¿En ese entonces tenía familia o no tenía?, ¿tenía esposa e hijos?
DA: No, pos este, ya tenía yo ya hijos grandes.
AR: ¿Ya? Para ese tiempo.
DA: Pero ya cuando dejé de venir, después ellos se vinieron y crecieron y ya empezaron a trabajar aquí y ya estaban grandes aquí cuando se vinieron y cuando jue la Amnistía del [19]86…
DA: Ellos se arreglaron y luego después me trajeron a mí.
AR: Oh, okay. ¿Qué fue el último año en que emigró usted? El último año que emigró fue en el [19]60 y…
DA: [Mil novecientos] sesenta y dos.
AR: ¿[Mil novecientos] sesenta y dos fue el último año que emigró? Entonces ya después de eso ya no vino hasta después de que sus hijos arreglaron.
DA: Hasta que ya arreglé.
AR: En los ochentas.
DA: Ya después ya no, ya me quedé en México y allá duré dieciocho años y luego ellos se vinieron y arreglaron y luego ellos me trajeron para acá.
AR: (risas) Se volvió pa atrás.
DA: Y me devolví y ya no me jui.
AR: ¿Ya no se fue?, ¿le gustó?
DA: Bueno, hoy sí porque voy a mi tierra y sí, pero ya voy una vez al año. Pero ya ellos ya están grandes, ya quedaron aquí.
AR: ¿Usted alguna vez? Bueno sí, más bien renunció a ese trabajo de bracero cuando se iba a las otras fields a trabajar, ¿verdad? Cuando renunció a su trabajo se puede, su contrato, se puede decir.
DA: ¿Qué tiene?
AR: No, no, nada, le estoy contando. ¿Usted no tiene ningunas reflexiones finales sobre qué significa el término del bracero, la terminación de ese programa?, lo que significó para ustedes, pa usted o pa sus compañeros. Cuando pararon de hacer la inmigración, digo, las contrataciones en México, en el [19]64, ¿qué significó para usted al terminar el programa entre los Estados Unidos y México?
DA: Pues, pues eso yo no sé qué me quere decir.
AR: En el sentido de cómo…
DA: Porque el programa de bracero de todos modos sí hizo beneficios. No hay que desconocer que sí, porque se acomodó bien. A unos, vinieron dos veces o tres veces, pero se ahorraron, les tocaron buenos trabajos y se acomodaron bien y están en México y ya no quieren venir porque lo lograron y no hay que decir que no estuvo bien. Eso fue, eso que toy hablando, los primeros años. Pero ya después ya mucha gente ya, ya dio en quedarse y se quedó y se quedó y ya no volvió para allá. Entonces yo digo que, que para eso los primeros no, la, por más que querían las personas. Pero cinco años sí se vivió, el que se pudo lograr, sí lo logró y sí está bien en México. Que ya no quiere venir porque tiene, tienen dinero allá y tienen en qué trabajar y ya no quieren venir.
AR: So, al terminar ya ellos volvieron a México y se establecieron allá. Como usted, más bien usted también se estableció allá hasta que arregló aquí y se vino de vuelta.
DA: Y ahora lo que lo acarrea a uno, pues es, es la familia, de todos modos pos ya están aquí. Ya solo uno allá ya no se ve bien.
AR: No, no, no es lo que dice mi papá, no.
DA: Entonces yo toy diciendo que, yo toy diciendo que sí está bien. Ora, muchos están, yo oigo hablar de muchos ahorita, yo tengo dos conocidos que son salvadoreños, pero dicen que aquí andan en esos vuelos hijas de quién sabe qué tantas cosas que, que ya estuvo bueno que ellos. Le digo: “Mira, te acuerdas que tanta gente, que para qué”. Le dije: “Oye, estamos con”, muy ésta le digo yo, “yo sí le llamo bien”, le digo, “yo sufrí mucho y todos los que andan sufriendo allá pueden ser de tu, de salvadoreños como tú”. Como otros mexicanos que andan, lo que yo sufrí en las fronteras, o sea aquí en Tijuana, yo quisiera que no, que no hubiera gente así y luego con niños, menos. ¿Entonces por qué no ayudarles a la gente?
AR: No, sí es cierto.
DA: ¿Por qué no ayudarles a que estén como nosotros estamos? Que tanto tiempo que yo anduve, bueno yo nunca pedí porque no me enseñé a pedir para comer, pero es una cosa vergonzosa que anda uno pidiendo a la gente para comer y a la vez el hambre lo hace. Pero yo, yo digo que yo le digo a éste: “¿Qué no te da gusto ver los salvadoreños, de tu tierra, verlos como tú estás aquí ahorita, no anduvistes tú así?”. Dijo: “Sí”, dijo, “yo sufrí mucho hasta en México”, dijo, “pos eso es lo que debes de hacer ahora para ayudar a estos”.
AR: Sí, con las marchas y todo lo que estamos haciendo ahorita, sí es cierto.
DA: Ya porque, ponle que no tiene uno dinero, no tiene manera de vivir, pero estás trabajando, que es a lo que viene la gente y más las criaturas que traen mucha gente, le dije: “Yo lo mismo sufrieron, pero no se vinieron ya grandes, pero así como se están mirando va uno a la frontera y cómo ve niños ahí pidiendo. Entonces andan rodando, ¿entonces por qué no apoyar?”, le dije, “cuando menos apoyarlos pa ver si se pueden, les dan sus papeles para que estén aquí”. Y él dice que no, que no, que ya tanta gente cómo se mantiene. Pos el Gobierno sabrá. (risas) Pos yo a mí, a mí nunca me dieron dinero. Yo el Gobierno nunca me dio, yo dejé mucho dinero aquí. Todos los años que duré trabajando, pero yo considero que desde los trece años que yo haiga durado que estuve viniendo. Al como me la he visto, yo considero que lo que hay para batallar aquí, para, ora para curaciones, para todo eso que se le viene a uno, yo creo que ya me ha durado más, más de lo que yo quise, de lo que yo di.
AR: Oh, que le han dado más de lo que…
DA: Sí.
AR: No, sí, sí.
DA: Si tan sólo ésta me costó $11,000.
AR: Oh, le arreglaron, ¿le hicieron una operación en su rodilla?
DA: Sí, que me pusieron uno de metal aquí, tengo un pedazo, tengo un pedazo tanto así mocho que me quitaron para ponerme eso que me pusieron. Y ando yo ya, bueno sí duro mucho sentado, pero que esté así, pero si hay espacio para estirar el pie…
AR: Entonces no le…
DA: Pero si duro así, sí me duele y para levantarme, pero no, a como yo andaba, yo ya no caminaba. Yo he tenido varias enfermedades y yo digo que, yo digo que no dejé todo ese dinero, ya voy. (risas) En ese tiempo, pos yo les digo, con mi dinero en ese tiempo se cobraron otro.
AR: Sí, sí es cierto.
DA: ¿Vedá que sí?
AR: Sí, sí es cierto.
DA: Y ahora otros me lo están volviendo.
AR: Se lo están devolviendo a usted.
DA: Pos ni modo de que el Gobierno entonces, menos si ustedes están de jovencitos así y van a durar años para que vayan a agarrar su dinero para atrás que vivan toda esta vida y entonces, pero ahorita le están quitando.
AR: No, pos sí, los taxes y todo eso nos están quitando ahorita a nosotros.
DA: ¿Vedá que sí?
AR: Sí, pero pos toy ayudando a otra gente también, ¿verdad? A mi papá y a mi mamá también. Entonces a usted, en términos de que haber sido bracero, ¿cómo le cambió la vida a usted? ¿Si se la cambió de una forma o no el haber sido bracero en ese tiempo?
DA: ¿De los que se hubiera?
AR: No, no. Usted como fue bracero, ¿cómo le cambió su vida haber sido bracero, haber venido a los Estados Unidos?
DA: Pos a mí me cambió por la razón de que vuelvo a lo mesmo, empezó a venirse la gente y la, empezó a venirse y una gente se trae a otra. Porque digo yo, no nomás aquí, no nomás nosotros los mexicanos, sino que todo mundo, pues yo tengo andar todo California y conozco mucho. Y en un rancho si un patrón agarra, agarra un trabajador o dos trabajadores que sean permanentes, tanto se queda el trabajador, se acomodó con el patrón, como el patrón con ellos. Entonces ahorita, ahorita ya uno que se acomoda en un rancho con un patrón, entonces el patrón dice: “Pues tráete a tu mujer, tráete a tus hijos y aquí les voy a dar casa”. Entonces de ese modo se está acarreando la gente.
AR: Sí y ahora, antes así no era.
DA: Entonces a mí me cambió, me cambió porque se vinieron los primeros con las tías, se las trajo sin papeles.
AR: Cuando, ¿durante los braceros o después del bracero?
DA: No, ya después de que…
AR: Después se acabó.
DA: Se acabó eso de los braceros. Entonces a mí me cambió en esa forma, porque ya después ya pos ya dije: “Ya, ya están cinco allá, ¿ya que estoy haciendo aquí?”. Y luego me empezaron a ver que, que: “Véngase”. Y que: “Véngase”. Y luego a mí me tocó pues suerte de que ya cuando arreglé me reconocieron todo mi trabajo y ya, ya cuando me dieron, ya me dieron el Medicare, que yo no sabía ni qué. (risas) Entonces ya me empezaron a decir, muy claritos, dice: “Agarra el doctor que tú quieras, los doctores que quieras y a ti no te va a costar nada cuando tú necesites”. Ya después jui agarrando la ley que llevan los doctores y ya tengo mis doctor.
AR: No, qué bueno.
DA: Y de esa manera me vino cambiando la forma de quedarme aquí.
AR: Y, ¿usted tenía un ímpetu de decirles a sus hijos que se vinieran acá a los Estados Unidos? Porque digo, después usted volvió y ya estuvo con su familia en México, entonces usted les recomendó a sus hijos que se vinieran a los Estados Unidos.
DA: No.
AR: ¿No? Ellos se vinieron.
DA: No, no, eso sí no, no puede uno decirles: “Váyanse”. No, sino que ellos crecen, como una muchacha mía, se vino de diecisiete años y yo no la quería dejar venir y me dijo una tía que ella tenía, ella era nacional de aquí, ya murió, pero era hermana de la mamá de ella, después de mi esposa. Entonces le dijo: “Déjamela ahí”, dijo, “yo me echo el compromiso que dentro de cinco, seis meses te la traigo”. Y yo, empezó la muchacha que: “Déjeme ir pa conocer Los Ángeles”.
AR: Y así empezó.
DA: Y ésta se las trajo. Y ésta se trajo a las otras. Y así: “Déjame ir, ¿cómo a aquélla sí la dejates ir?”. (risas) Y se empezaron a abandonar. Empezaron a crecer, entonces ellos después me trajeron a mí.
AR: (risas) Y ahora usted está aquí.
DA: Pero de bracero, pos no.
AR: No, no.
DA: Y ellas ya son arregladas y yo ya hasta ciudadano me hice.
AR: Oh, qué bueno, se hizo ciudadano. Qué bueno, felicidades con haberse…
DA: Gracias, sí, sí y me tocó suerte, ¿ves?, pasé.
AR: ¿Sí?, ¿entonces sabe el inglés o se lo hicieron en español?
DA: Pos no, no, pos nomás unas preguntas.
AR: Son que de el color de la bandera y…
DA: Pos sí, sí sé, pero cuando, digo, puedo decir que no sé, ¿para qué voy a decir que sí lo sé? Pos allá la veo en el rancho lo que, lo que le conviene nada más, lo que se enseña.
AR: Ey, sí es cierto.
DA: (risas) Lo que se enseña y poquito pero así pa platicar cosas así, así ya más…
AR: Como una conversación no la puede mantener.
DA: Ándele, mayormente con un americano o un americano no. No, no son iguales las palabras.
AR: No, no, no, claro que no.
DA: Que, que yo me hacía entender bien con los americanos porque ellos, le decía yo: “A ver, tú dime esto”. Entonces él me hablaban y por ejemplo me hablaban la palabra y me la hablaban por mitad, como decimos muy mocha la palabra. Entonces yo le comprendía lo que me decía, entonces así platicando sí me comprendían la palabra y me decían: “No, háblala así”. Y ahí jue donde me jui enseñando, pero pláticas acá rancheras de campo y todo eso, pero una conversación yo no la hago.
AR: ¿No?
DA: De escuela no.
AR: (risas) ¿No tiene algo final que quiera decir o algo que usted quiere de veras expresar de su experiencia de bracero antes de terminar la entrevista?
DA: Pos no, yo nomás lo que yo digo de esta conversación, pos yo lo que digo es, pos más que nada sí me fue bien y lo que logré lo logré y ayudo yo también a… tengo eso de que yo, de los braceros, sí se sufre, es la vida más pesada que hay, pero, ¿cómo dijera? Por lo que lo trabajaban. Lo trabajaban al estilo animal, porque si por ejemplo, por decir así, para ganarse uno la vida para mantener su familia tiene que, tiene que hacerlo con un esfuerzo que mucha gente se echa a perder. Yo toy echado a perder de la cintura porque no me dejaban enderezar. Eso de la lechuga, eso de la fresa, todos esos trabajos son muy pesados. Después de la misma ley del Gobierno dio a que no, ya no dieran ese azadón, que le llaman para hacer el trabajo, sino ya dieron un grandote para andar uno parado desahijando, desquelitando. Y yo, todo eso ya cambió, pero, pero sí es pesado, mucho muy pesada. Y ahora, ahora no, pos ora ya no, ya no es pesado, hay mucha facilidad ahora. Y yo, pos yo sí, sí lo recuerdo que, por eso yo digo que estoy yo para, veo una gente así en la calle y alguien me dice: “¿No me ayuda?”. “Órale pues”. Y a mí no me interesa si la quieres pa tomártela, bueno, $1 dólar, unos $2 dólares. Pero dice uno: “Dame algo para ayudar para comer”. “Órale”, si traigo, y si no, pos le digo: “Mira, ahorita no”.
AR: (risas) Otro día, ¿no?
DA: Pero sí, sí, sí se sufre y a la mera mera, a la misma vez también le va a uno bien. Como digo, el que lo logró, lo logró y allá está en México.
AR: ¿Entonces se quedaron muchos en México? Después de haber sido braceros, ¿se quedaron en México?
DA: Sí.
AR: Digo, usted que conoce gente de su pueblo, ¿la mayoría se quedaron allá o se vinieron pa atrás?
DA: No, pos ahorita ya para estas épocas de ya de esos años, ya venían, le voy a decir una cosa que, que ya no hay, porque yo venía de muchacho y ellos y toda la demás de la gente ya venía casada ya con hijos grandes. Quere decir que ya nadien vive.
AR: No, sí es cierto. ¿A cuántos años vino usted?
DA: ¿Mande?
AR: ¿A los cuántos años vino usted?
DA: ¿Cuántos años?
AR: Tenía usted cuando vino la primera vez.
DA: No, tenía veinte años.
AR: Estaba joven, sí.
DA: Sí, por eso yo…
AR: Y los otros señores ya estaban más…
DA: Ya hasta en los últimos años no me quería ni, ya no me quería ir también.
AR: (risas) Le gustó tanto, ¿verdad?
DA: Sí. (risas)
AR: (risas) Ah, okay. Entonces ya muchos de los señores que se habían quedado ya, más bien sus familias son las que quedan, se puede decir.
DA: Ya nomás me quedan dos allá.
AR: ¿Dos?
DA: Una que está en el camino ya de arreglar, ya se le va a llegar. La otra no, no puede, porque la otra está casada y eso ya no. Y todas las demás ya se casaron aquí.
AR: Tonces llama usted, más bien se va a quedar aquí.
DA: Ése es el problema del bracero.
AR: ¿Mande?
DA: Esos son los problemas del bracero.
AR: (risas) Ah, bueno. Bueno, muchas gracias por haber participado en la entrevista.
DA: Pues gracias a ustedes que me invitaron.
AR: No.
DA: Mire yo, yo atiendo cuando me hacen una…
(entrevista interrumpida)
AR: ¿Usted está afiliado con una organización de braceros aquí en Los Ángeles o cómo se da cuenta de estas actividades usted?
DA: No, pues ahorita de esto yo no me he dado cuenta, por eso hicimos la lucha ahí este otro que anda conmigo. Este, nosotros estamos yendo allá a eso de los braceros.
AR: O que reclamen sus…
DA: Sí, pues ahí.
AR: Van al consulado, ¿verdad?
DA: Sí, y ahí venimos a las juntas cada mes. Yo digo: “Bueno pues, vamos, nada nos cuesta, estamos deoquis”. Entonces de ahí escoger la muchacha ésa que anda vestida de negro, ésa que se llevó.
AR: Sí, Vero. Sí, que se llevó a alguien pa atrás al…
DA: Ey, fue ella y ahí nos explicaron, yo le dije a aquél: “Vamos, amos a saber qué, qué se trata”.
AR: No, sí, sí.
DA: ¿Qué nos puede, qué puede pasar? Ya se enseña uno y ya sabe qué es lo que hay y quién se está interesando por esto, que son ustedes, que se interesan por…
AR: Por saber sus historias de ustedes.
DA: Por saber cómo jueron las vidas atrás y eso es bonito también y uno también tá mirando qué es lo que se está interesando. Que averigüen que esto que no, si en caso así mira, a mí me llevaron a toda la oficina y ahí ya…
AR: (risas) Y le tocó.
DA: Les interesa saber qué, la vida de uno.
AR: Bueno, muchas gracias.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 12 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Abigail Rosas
Alfaro Sandoval, lo voy a entrevistar yo, Abigail Rosas y estamos en Los Ángeles, California, en mayo 12, 2006.
AR: Y para empezar la entrevista quisiera que usted me dijera un poquito de dónde y cuándo nació usted, dónde es su familia, un poquito más sobre de qué pueblo viene, su origen de usted, si puede empezar con contestar eso.
DA: Nomás que, así.
AR: Oh, ¿no oye muy bien, quiere que me siente allá mejor? Okay, si quiere deje me muevo, nomás deja.
DA: No estoy tanto, nomás que si hablamos más seguido…
AR: No, no, no, está mejor. Sí, si me puede decir un poquito de dónde… Sí, que me pudiera decir un poquito más en dónde nació usted, de qué pueblo viene, en qué año nació.
DA: Yo nací en el mes cuatro, dieciocho, treinta [18 de abril de 1930].
AR: Y, ¿en qué pueblo nació, en dónde nació?
DA: Pues ahora ya [es]toy registrado ya en el pueblo de Romita, Guanajuato.
AR: So, es de Guanajuato. Y, ¿sus papás qué hacían? Cuando usted era chico, ¿en qué trabajaban sus papás?
DA: Eran campesinos.
AR: ¿Campesinos ahí en Guanajuato?
DA: Sí.
AR: ¿Sí? Y, ¿sus hermanos y hermanas?
DA: No, no tengo hermanos, nomás hermanas.
AR: Y, ¿ellas todavía viven en México o viven aquí?
DA: Sí, no, una está en México y la otra está en Salinas.
AR: ¿[Es]tá en Salinas? Okay. ¿Me puede decir un poquito si fue a la escuela y no, hasta qué grado llegó?
DA: Pues de escuela, de la escuela, como era de rancho, no había escuelas.
AR: ¿No había escuelas?
DA: No había escuelas, pero estuve, en la escuela que [es]tuve jue, jue por paga y duré seis años.
AR: ¿Seis años? Okay, y ya no siguió porque empezó a ir.
DA: Pos a trabajar.
AR: Pos a trabajar.
DA: Ah, no, a trabajar allá mismo en el campo.
AR: O sea trabajaron antes de venirse a los Estados Unidos, trabajó allá.
DA: Sí, en el campo.
AR: Y, ¿usted cómo se dio cuenta de que había un programa de braceros o cómo le decían en México?
DA: Sí, sí, yo estaba muy chico, jue el 1942 el programa ése de los braceros, pero yo ya cuando ya crecí, empecé a, empecé a ver. Pues como todos empecé a crecer y empecé a fijarme y empecé a venirme.
AR: Y, ¿su papá no se vino como bracero?
DA: No, porque él falleció antes.
AR: Okay. Entonces usted era más bien el hombre de la casa, se puede decir.
DA: Sí.
AR: Con sus hermanas y eso.
DA: Sí.
AR: Cuando usted vino de contratado, ¿usted estaba casado o vino de soltero?
DA: No, de soltero, vine dos veces.
AR: ¿Dos veces?
DA: De soltero y el [19]50 y… el [19]54 me casé, pero ese año mismo me vine, fue la primera vez.
AR: ¿Fue la primera vez? Y me puede decir un poquito más del proceso como aprendió del programa, ¿quién le dijo en el pueblo o si oyó en la radio o cómo oyó que había un programa que se llamaba braceros o cómo le llamaban en México en ese entonces?
DA: Igual, bracero.
AR: ¿Bracero?
DA: Pos unos con otros se empezaban a platicar. Empezaron a venir y empezaron a platicar y ya ahí se vino toda la gente, se venía mucha gente.
AR: Ah, okay.
DA: Y duró veinte años eso, así de que…
AR: No, sí, duró muchos años, sí.
DA: Sí.
AR: Entonces usted más bien por la gente del pueblo, la gente del rancho le dijo que había este programa.
DA: Sí.
AR: Entonces usted para contratarse, ¿a qué lugar fue en Guanajuato?, ¿a dónde fue para que lo contrataran? ¿Fue a México, fue a Guadalajara?
DA: No, yo a México no, allí mesmo estado de Guanajuato ahí hubo, hubo centro de contratación.
AR: Oh, ¿sí?
DA: Se llama Irapuato. Entonces ahí hubo, duró diez años, la contratación ahí en mero Guanajuato, en el estado, pues.
AR: El estado, sí. Y, ¿cómo llegó usted ahí?
DA: No, porque yo vivía cerca.
AR: Oh, ¿vivía cerca? Oh, okay.
DA: Sí, me iba a pie.
AR: Oh, okay. Entonces cómo usted, podía describir un poquito cómo era el centro, digo en el sentido como, ¿qué se podía ver en ese tiempo? ¿Puros hombres, había mujeres, había niños o había pura vendimia, como los hombres que venían? O, ¿cada cuándo se reunían en el centro ahí?
DA: No, no era para reunir.
AR: Digo, digo, en el sentido de para los hombres que fueran, que quisieran, que se contrataran, ahí tenían que ir, ¿no? ¿Verdad?
DA: Sí porque duraba todo el año y todos esos años, duraba por temporadas unos cinco meses de todos los días. Entonces que ahora les tocó a los del estado de Durango, que ahora les tocó al estado de Morelia, Jalisco, Michoacán, entonces se venían esos grupos de gentes de cada estado, se contrataban allí. Y luego les daban las mesmas estados, como la contratación estaba ahí en mesmo Guanajuato, entonces nosotros como éramos cerquitas, pues todos los días íbamos. Pero era un mundo de gente, eran de unos treinta a cincuenta mil gentes. Entre esos les tocaba ahora la del grupo de Zacatecas, que: “Ahora va a entrar Chihuahua”, que: “Ahora va a entrar”, así de por estados, pues. Entonces a los grupos de ese modo andábanos, nosotros como éramos cercas, pues ahí íbanos todos los días hasta que no salía la lista de nosotros, por listas era.
AR: ¿Si les tocaba a los de Jalisco a ustedes no les tocaba venirse?
DA: No, no.
AR: ¿Aunque fueran al centro?
DA: Sí, cuando tábanos ahí, pues no nos arrimábanos y nos arrimábanos a ver si nos salía la lista de nosotros, de ese modo eran las contrataciones.
AR: Entonces, ¿cómo puede describir la cultura ahí en las contrataciones? En el sentido que eran puros hombres nomás haciendo fila o, ¿cómo podía usted describir lo que estaba pasando ahí en ese momento?
DA: ¿Lo que estaba pasando ahí en la contratación? No, pos…
AR: O si nomás los hombres se quedaban parados por horas y horas o, ¿más bien cómo era la cultura?
DA: Pues sí, los que nos tocaba que decían: “No, pos que ora va a salir la del municipio”. Como ya sabíamos municipios cada pueblo, entonces que: “Ora va a salir el municipio de Silao, que de León”, que de, de así. Entonces siempre nosotros nos arrimábamos, estábamos parados todo el día en el sol a ver si nos tocaba y no nos tocaba hasta que el día que le, que ya le hablaban a uno. Entonces luego luego pos nos daban y luego luego, al instante agarrábanos avión ahí, por paga de nosotros.
AR: Entonces, ¿ya que los contrataban se subían a un avión para venirse?
DA: No, algunos, pero los demás los traíanos, uno tenía que pagar hasta Mexicali, en el tren, en los autobuses, en el tren. El que quería, pos que tenía dinero, pagaba el avión de cuarenta o sesenta pasajeros, pero la mayoría en el tren, en los camiones. Hasta pagábanos hasta Mexicali, ya ahí en El Centro ahí nos metían allá a todos los que estábanos, nos metían a darnos el pasaporte ahí en El Centro, para que llegara el americano, el patrón, que iba a ser patrón. “Tú, tú, todos estos fórmense aquí”. Y el patrón decía: “Tú y tú y tú y tú y tú”, hasta que no se escogía unos cuarenta.
AR: Oh, entonces los ponían así como en una, que se pudieran ver todos.
DA: Como en una fila, así como en fila. Y luego el ranchero llegaba y: “Tú y tú y tú y tú”. Decían que al que le cayera bien, al que le gustara.
AR: Sí, sí, cómo trabajaba.
DA: Como decir, según el trabajo. Entonces el que estaba alto, pues no lo querían porque…
AR: Sí, porque se tenía que agachar, la pisca y eso.
DA: Y cada patrón escogía a la gente, que: “Yo no quiero gordos”. Pues nomás sacaba a los gordos: “Tú no y tú no y tú no”.
AR: Oh, entonces usted estaba contratado en Guanajuato, ¿verdad? Tenía su contrato. Se iba a Mexicali, si el patrón no lo quería, entonces no se pasaba al otro lado, no venía a los Estados Unidos.
DA: Ya es aquí en El Centro, ya adentro.
AR: Oh, aquí ya, ya, como si llega a Salinas.
DA: En las…
AR: O, ¿dónde llegó usted?
DA: Las este, los que hacían eso, ya contrataba, arreglaba ya uno de aquí, entonces se pasaba para adentro, lo pasaban, pos ya uno traía el contrato de allá donde le dan, le daban (ininteligible) con éste lo dejaban pasar. Entonces aquí en El Centro, ya es California de este lado de Mexicali, ya adentro. Y ahí lo contrataban a uno y era cuando le decían: “Tú y tú y tú y tú”.
AR: Y si no te contrataban, ¿qué pasaba? Si nadie te escogía.
DA: No, de todos modos…
AR: ¿A todos?
DA: De todos modos tenían que contratarlo.
AR: Oh, okay.
DA: Ya para atrás no volvía, no. Es que ya cuando salía uno de allá de Irapuato, ya venía, ya venía de compromiso. Ya nomás que a ver qué, a qué patrón lo quería.
AR: ¿Entonces a veces no les tocaba con paisanos, se puede decir? Como si tú ibas con un amigo no significa que te va a tocar con él.
DA: Pos había veces que estábanos del mesmo edad, del mesmo tamaño y de aquí para acá era bueno. Y si no le tocaba solo a uno, los mandaban a Washington, otros aquí, otros a distintos estados.
AR: Y, ¿usted dónde le tocó?
DA: A mí me tocó aquí, yo no sabía en ese año, a mí me tocó en Salinas y luego en Watsonville y así me tocó en varios lugares. Pero como era muy pesado eso, era de muerte, a veces los trabajos porque, pos tanto sufría uno como sufría la familia, porque no les podía uno mandar dinero, pues si no teníanos, pues. Porque no nos pagaban, no, no, no pagaban bien. Pues en ese tiempo si nos pagaban a $0.60 centavos la hora, teníamos que trabajar por diez, por ocho horas, ¿cuánto? Cuatro por ocho son, cuatro, eran diez horas, ganábamos $6 dólares por día. Si es que con $6 dólares y luego nos cobraban $2 de comida, nos quedaban $4. Y luego a veces, había unos braceros que les cobraban el ride por sacarlo a trabajar, otros $2 dólares, entonces, ¿qué nos quedaba?
AR: No les quedaba nada, sí es cierto. Okay. Su primer año en el [19]54 cuando llegó, ¿dónde le tocó trabajar?
DA: Cuando llegué que ya…
AR: Digo, la primera vez que lo contrataron.
DA: La primera vez me tocó este, a Tucson, Arizona.
AR: Oh, ¿fue a Tucson?
DA: Pero ahí, ahí fue onde me enseñé a trabajar en el algodón, lo piscaba uno con las manos. Pero, no, no alcanzamos, porque ganábanos $6 dólares al día. Entonces $6 dólares no era para, para, y quedara uno para…
AR: Para mandar para atrás.
DA: Ni para comprar uno ropa. Era muy malo eso de la contratada.
AR: No, sí, sí es cierto.
DA: Muy pesado. Y teníamos que hacerlo, porque si no, ¿de acá con qué nos íbanos? Porque si no, si no cumplíanos el contrato, teníamos que pagar el pasaje y unos de uno para allá.
AR: Y, ¿de qué de largos eran los contratos? ¿De cuántos meses, un año?
DA: No, pos había, había diferentes, diferentes trabajos. Unos los dejaban por seis meses y por otros, de seis meses era el más grande. Entonces si no se ahorraba uno, pos no juntaba dinero para irse, tenían que ahorrar. Si había unos que de por tres meses y así, así lo iban renovando y hasta que no juntaba los seis meses, entonces ya, ya decía: “Ya cumplites, ya vámonos”.
AR: Y se iban pa tras y hasta otra.
DA: Y se volvía uno a contratar de nuevo, llegaba allá y poder contratarme.
AR: Sí, sí.
DA: Así estaba.
AR: Era un círculo entonces, de gente pasar.
DA: Sí, nomás sigue y pos ya y había otros que les tocaba buenos trabajos y pos así ganaban más dinero pero…
AR: Y, ¿esos qué tipo de trabajos eran? Los que ganaban más dinero, se puede decir.
DA: No, pos yo, yo onde gané más dinero y que hice más dinero no jue en el contrato, jue cuando yo me les escondía que me iba del contrato. Eso se llama desertar, desertar se llama. Se desertó del contrato. Pero ahora decían que ya no podía venir uno y yo, nosotros veníamos, allá nomás durábamos unos dos meses, un mes a lo más y ahí veníamos de vuelta. Nunca me, nunca no, pero yo nunca hice mal, nunca hice daño a…
AR: No, no, no, no.
DA: Pero tá reportado.
AR: Sí.
DA: Entonces sí, pero pos yo nunca ahí, no haciendo un daño ni nada.
AR: No, no, no.
DA: Lo agarraba a uno La Migración y: “Vámonos pa México. Vámonos”.
AR: Y otra vez venía.
DA: Pero ya mañana y ahí mismo en la misma Migración decía: “Ándale, súbete ya y vámonos, tráete tu ropa o quén te debe”. Y te daban, le decían al patrón: “Págale para que nos vamos, porque nos lo vamos a llevar ahorita”.
AR: Y, ¿sí les pagaba el patrón?
DA: Sí, el patrón pagaba porque ellos, la misma Migración lo llevaba. Y hasta eso no, no, no se quedaban con nada y ya nos íbanos, ya nos echábanos. “Ándale, súbete porque al cabo ya mañana ya estás aquí de vuelta”.
AR: Si ellos mismos, si ellos sabían.
DA: Sí, la misma Migración decía: “Al cabo ya mañana ya estás aquí de vuelta”. Sí era cierto, unos nomás los echaban a Tijuana y ahí vienen otro día.
AR: Sí, sí, sí. (risas) Había modo de regresar.
DA: Pero yo mucho trabajos, en mi caso yo, yo les pude decir a muchos cómo se hace una cosa, cómo se hace otra, porque yo lo hice.
AR: ¿En qué trabajó usted?
DA: ¿Mande?
AR: Digo, ¿en qué trabajó, si puede decirnos?
DA: No, pos aquí lo más, aquí en Fresno yo trabajé en la uva, trabajé piscando uva, durazno, nectarine, ciruela, chabacano, olivo, que es la aceituna y el algodón, el ejote, la lechuga, el frijol, la papa.
AR: No, sí le tocó entonces de mucho.
DA: ¿Qué más, qué más? Brócoli y este, rábano, no, y frijol.
AR: No, sí, sí trabajó todo.
DA: No, pos todo esto, esos trabajos yo los hice.
AR: Sí.
DA: Yo les pude decir cómo. Me pregunta y yo les digo: “Así se hace”. Porque lo hice. ¿Cómo se pisca? Yo duraba seis meses piscando fruta ahí en un pueblo que se llama Fresno. Ahí era mi lugar donde yo tenía patrón. Cada año me decía, nomás le hablaba o le escribía, ya estaba yo, y: “Ya estoy aquí”, dice: “Pos vente, pero tráeme otros dos”.
AR: Y eso cuando se venía…
DA: Es cuando yo me le zafaba al, me le zafaba del contrato, me iba un día sábado a las doce de la noche, iba a amanecer allá con el patrón.
AR: Oh, okay, cuando dice que se le zafa…
DA: Quería con un día, con un día que trabajara con el patrón, ganaba lo que ganaba toda la semana contratado.
AR: Sí, sí es cierto, porque…
DA: ¿Por qué no me iba a ir? Nunca me castigaron.
AR: Entonces cuando dice que se zafó de los contratos, ¿era ya después de los seis meses que acabó el contrato o el mismo día que se lo agarró nomás llegó a California?
DA: No, nomás, nomás duraba quince días, dos semanas en el contrato.
AR: Oh, ¿sí?
DA: Ya que me pagaban el primer cheque, me daban $30 dólares, $30 y… el más grande jue $32 dólares y nomás hice esos y le pagaba al coyote que me llevara en carro. Y ya me llevaba a Fresno y ya llegaba y amanecía y otro día ganando yo por día, ganaba $35, $40 dólares por día.
AR: Oh, okay.
DA: No se parece.
AR: No, no se compara.
DA: ¿Vedá que no?
AR: No, no, sí es cierto.
DA: Un día, un día en toda la semana.
AR: Entonces cómo podría usted explicar un poquito la diferencia entre ser contratado como la cultura como estamos viendo esas fotos, que le enseñaron donde los hombres duermen, que usted dice que duermen como de tres hileras, contratados. Pero cuando no estás contratado, ¿es lo mismo o es diferente?
DA: No, porque el patrón cuando quiere, entonces lo deja dormir a uno en un garage como decir, como decir en un…
AR: Así como un cuartito, se puede decir.
DA: Así, un cuarto grande, tienen unos, unas galeras grandes que se llaman casas grandes donde encierran maquinaria y todo eso. Pero abajo, adentro, como este, era todo eso alto y grande, pero entonces aquí hacíanos una, hacíanos una forma de una casa para dormir con lona y ahí metíanos la estufa, yo, éramos tres y ahí metíanos la estufa y metíanos la comida ahí.
AR: Oh, okay.
DA: En otras ocasiones no tenía uno, no tenían uno, el rancho, patrón, entonces, entonces se duerme uno abajo de la yerba. Ésa sí es otra vida porque la, la uva crece así hace casa como dijera, tapa así.
AR: Sí, sí, yo la he visto cuando…
DA: Los racimos de la uva, las guías. Entonces aquí abajo escarba uno, no hay más. Escarba uno, como es pura arena, entonces hace un hoyo así y ahí se duerme.
AR: Ay, tá duro.
DA: Eso sí tá duro.
AR: Sí. Entonces…
DA: Pero eso ya, ya con el tiempo, si el patrón ve que uno no es faltista al trabajo y ven que usted es un buen trabajador: “Mira, te voy a rentar en el pueblo un cuarto, un lugar pero no te vayas a ir”. “No, nos vamos a quedar a trabajar”. Entonces, y si no, pos nos mandaba a hacer un cuarto, que es grande así, o sea de ahí así. Entonces, pero de cartón.
AR: Nomás para que durmieran, pues.
DA: Sí, nomás. Y decíanos: “Se van a ir ya”. “Pues ya no nos queremos ir”. “Pos se van, pero se vienen conmigo luego luego a trabajar”.
AR: Entonces otra vez hacían eso del contrato, llegar aquí y ya después. Porque era más fácil pasar la línea yo creo, ¿verdad? Va contratado.
DA: Pos sí.
AR: ¿Verdad?
DA: Pos ya, ya nos soltaban acá dentro.
AR: Sí, sí, ya de acá y ustedes hacen lo que quisieran hacer.
DA: Y nos…
AR: No, sí, sí es cierto.
DA: Sí, ansina era. Y ya, ya después me enseñé a cruzar, vine cuatro veces, cruzando la línea, robándomela.
AR: ¿Sin contrato?
DA: Sin, no, pos era sin contrato, era pasar a la brava, como uno dice.
AR: Sí, sí.
DA: Sí, sí sufrimos, sí ése es sufrir, no es fácil.
AR: No, no, yo esa experiencia yo nunca digo que es gloriosa ni nada. Ustedes batallaron mucho.
DA: No, y antes estaba soltero se podía. Ahora ya las mujeres ya no y sin embargo pos está pasando la gente, ya mujeres con niños y todo eso. Es muy pesado eso, si uno apenas sale.
AR: Sí, sí, sí es cierto.
DA: Y, ¿las mujeres cómo pasan en la noche y caminando?
AR: ¿En esta época dice usted o ahorita?
DA: No, ahorita.
AR: Oh, okay, ahorita, sí, no, ahorita sí está bien difícil.
DA: Sí, eso, en ese tiempo no se acostumbraba que las mujeres pasaran.
AR: ¿No? ¿Las mujeres qué hacían? ¿No había mujeres como cuando los centros de contratación, no había vendiendo cosas ni nada?
DA: No, no había tanto, ¿cómo dijera? No había ya cuando, cuando empezó a venir la gente de El Salvador, Nicaragua, Guatemala, todas aquí del América, todas esas naciones chiquitas, entonces todavía no se usaba que esos vinieran, todas esas naciones no venían, no venían.
AR: No, los cincuentas no, no.
DA: Porque ya de Guatemala, pos todas esas naciones tienen que cruzar por México.
AR: Sí, sí es cierto.
DA: Porque ellos sufren mucho, porque tienen que cruzar, los salvadoreños tienen que cruzar Guatemala pa poder llegar a México. Ya los de más lejos tienen que pasar todas esas fronteras. Entonces hay unas mujeres, entre ellas son pos puras jóvenes y casadas y solteras y tienen que cruzar ahí. Y en México no es fácil tampoco.
AR: No.
DA: Porque las costumbres no son iguales. Entonces, por ejemplo, llegan a la capital de México, tienen que cruzar Yucatán, Veracruz, Guerrero, Puebla, para llegar a la capital de México, Mérida este, Cancún, todos esos estados tienen que pasar para llegar.
AR: Sí, para llegar acá.
DA: Entonces llegan al centro de México y tienen que pasar por Guanajuato, Jalisco, Colima, Nayarit, Sonora y Sinaloa pa poder llegar aquí. Entonces es mucho dinero, lo que sufren. Por ejemplo, ahora en ese tiempo no se llega a mencionar esa gente, era puro México.
AR: No, sí, era puro mexicano el que venía en ese tiempo.
DA: Puro mexicano y ya se acostumbraron y corrieron las voces que, que los mexicanos que van a Estados Unidos y que los dejan pasar y todo eso platican la historia allá ellos y empezaron también a…
AR: ¿En los cincuentas también o nomás ahorita?
DA: ¿Mande, qué?
AR: Como la gente de El Salvador y todo eso.
DA: No, en ese tiempo no se usaba.
AR: No.
DA: No se oía mentar esa gente. Hasta ahora ya que ya, ya se escapó, más que hubo esos desastres entonces ya empezaron a venir ellos.
AR: No, sí es cierto.
DA: Pero en México a mí me platicaron que sufren mucho, porque las cosas que quieren comer, no, solamente que se pongan a hacer desastres, ¿vedá? Pero en México no hay como aquí. Los que digan a Migración, sí los agarran, pero se conocen, porque no saben pidir las cosas, no se llaman igual.
AR: No, sí es cierto, sí es cierto.
DA: Entonces dicen: “Ése no es mexicano, ésa no es mexicana”. Porque anda pidiendo de comer y en vez de pedir de comer, anda dando otra cosa que en México no se llama.
AR: No, sí es cierto.
DA: La comida es lo mesmo, pero no se llama igual.
AR: No, sí es cierto.
DA: Y ellos piden de comer, pero: “¿Qué te damos?”. “Pos que arroz”. “¿Qué cosa es arroz?, ¿qué es?”. Sí, así vimos a todos.
AR: No, sí es cierto, sí son diferentes.
DA: No se llaman igual.
AR: Quisiera volver un poquito más la cultura de cuando llegaba, cuando iba a la contratación. Cuando llegaba aquí a los Estados Unidos, ¿cómo puede describir como el día diario, lo que hacían diario? Se levantaban, ¿a qué horas?, ¿qué hacían?
DA: No, en cuanto llegábamos, en cuanto llegábamos por ejemplo al centro, al centro de contratación aquí, aquí ya, entonces ya el patrón ya nos agarraba. Si éramos cuarenta o cincuenta que si el patrón necesitaba o una compañía necesitaba cincuenta hombres o cien hombres, entonces ya llegaba uno, como le digo, a escoger: “Todos estos para acá”. Entonces ya nos echaban en los camiones, en los autobuses, íbanos a amanecer al lugar de… Por ejemplo a Salinas, caminábanos toda la noche a Watsonville pues es lo mesmo, también muy ahí, muy cerquitas. Entonces otro día decían: “Pos a entrarle”. “Luego luego”. A otro día, no querían ni un día de…
AR: De descanso ni nada de acoplarse, se puede decir.
DA: Y ya nos, nos sacaban, nos teníanos en la mañana, luego luego que amanecíanos ahí, decían: “Mañana nos vamos a descansar”. Pos no, era luego éntrale y era trabajar muy duro.
AR: ¿A qué horas se levantaban y hasta qué horas trabajaban?
DA: Nos levantaban aunque juera lloviendo, no le digo que yo estuve pasando una vida muy triste ahí en, ahí sí duré porque no conocía, ahí en Watsonville. Lloviendo nos sacaban a las dos de la mañana a trabajar y sin descansar porque andábamos piscando la lechuga y con ésa no puede uno enderezarse, tiene que andar todo el día doblado, agachado y con las manos hinchadas así, porque, porque con esto tiene que ir apretando uno la lechuga esta. Si ya está dura, hay que cortarla así y al levador se va. Entonces con la máquina, como, pos que alcanza una máquina.
AR: No, pos no.
DA: La máquina no se cansa y uno sí, los devolvían para atrás. “Ándale, vas dejando mucha lechuga, devuélvete”. Y se devolvía uno a cortarla y que quería enderezarse uno poquito. “No te endereces porque te vas a quebrar”. Y así, otros como lo maltrataban, los mayordomos.
AR: Y, ¿los mayordomos siempre eran blancos, mexicanos?, ¿qué eran?
DA: Pues muchas de las veces eran americanos algunos, pero ya después no quisieron, ya después no se acostumbró que jueran de aquí, como no había, entonces aquí de los menos braceros, el que sabía un poquito inglés o ya tenía experiencia en el trabajo, le preguntaban: “¿Tú qué sabes hacer?”. “No, pues que yo sé trabajar esto y que yo sé regar, que yo, yo sé cómo se agarra el azadón”. Y como para desahijar el algodón era un azadoncito chiquito y la lechuga, se usaba uno así chiquito, entonces no podía uno ponerse uno la mano así porque no querían, no. No, tenía que andar uno desencuatando de a mata, de a mata de lechuga, es como aquí así, así de retirada de una a otra. Entonces todo esto tenía, le daba el azadonazo y se cortaba toda ésta, nomás se tenía que dejar una, ¿cómo se enderezaba uno?
AR: Pos no, no.
DA: No, era muy… Sí, y así y otro día luego luego a trabajar. Hasta que no, pos hasta lloviendo y no. Me acuerdo que para allá llueve mucho, amanece lloviendo y no se quita la lluvia, es como una brisa, como la brisa. Y ya anda todo uno escurriendo de agua.
AR: No, sí.
DA: Y todo de los zapatos, todo lleno de lodo, de, muy bien pesado.
AR: Y, ¿hasta qué horas acababan? Ya un día terminado de trabajo, ¿a qué horas acababan?
DA: No, el trabajo no, no se acababa. Acabábanos por decir así, un fil [field], un fil es como un terreno nomás. Sí, un fil. Entonces se acaba ése y ya tenían otro. Se acababa aquél otro y cámbiate al otro. Uno a desahijar, otros a piscar, a cortar allá.
AR: Y, ¿a qué horas iban a dormir entonces, a qué horas dormían o no dormían?
DA: No, sí, entra la noche y se, la noche sí nos daban de cenar, me daban de su cena a uno y tenía que irse, pero así como andaba trabajando de ropa, así se hacía, así se caía a dormir porque estaba todo adolorido del cuerpo de todo el día. Y caía uno, pos a veces le decían: “Vamos pa que cenes”. ¿Qué cenaba uno? Lo que le daban era una taza de café, dos, dos… de comida era, eran dos panes, pan Bimbo, dos rebanadas con un huevo. En los primeros braceros así, con uno o dos huevos asados en un comal, ni con sabor de nada, nomás aventarlos al comal y…
AR: Y, ¿quién hacía la comida?
DA: Pos había cocineros. Ponían cocineros de ellos mesmos.
AR: De ellos mismos. ¿Como braceros así como ustedes, no se ponía a cocinar?
DA: No.
AR: ¿No?
DA: Y eso era lo que le daban de comer a uno y un plato de frijoles, así frijol nomás así cocido y ésa era, ésa era la comida, pero tortillas no había, no daban. (risas) No nos daban.
AR: No hacían falta, ¿verdad?
DA: No, se enflacaba uno luego luego. Si no comía puras hierbas y pues con decir la lechuga. La lechuga se come, todo, mayormente el que anda en la fruta, pos come fruta. (risas) Y sí, ésa es la experiencia. Y el que cumple el contrato pos lo cumple los seis meses y ya a los seis meses y ya se está preparando para irse para México, ya lo llevaban.
AR: Y otra vez a hacer la…
DA: Y otra vez. Pues si tenía modo, pues ya no duraba allá, si no, duraba unos tres meses y: “Vámonos de vuelta”. Y así, así fue como acabó la gente.
AR: Y cuando llegaban al centro de contratación en México, ¿había examen físico que tenían que pasar o nomás los contrataban basado en…?
DA: No, tenías que pasar por exámenes, lo examinaban a uno.
AR: ¿Qué tipo de examen le hacían?
DA: Pos primero, primero este, pos lo metían a uno a un cuarto todo sin ropa y luego le echaban, con una bomba le echaban, era vaso así, un tiro de un polvo.
AR: Y, ¿ustedes no sabían de qué era el polvo?
DA: No, pos nos la aventaban adentro y nos encerraban y todos se polveaban y ese polvo: “Métete, dentro de una hora métete al baño”. Y ya se ponía uno la ropa, si traiba [traía] uno otro cambio, pos se cambiaba uno ahí y ya se bañaba y otro día… O sea de ahí se tenía que salir uno al lugar donde estaban agarrando allá a la gente ya pa salir para acá. De aquí ya del centro, pues ya venía contratado ya pa que el patrón lo agarrara y lo echaran en lo que lo iban a traer.
AR: Sí. Y, ¿usted qué traía con usted?, ¿llevaba un cambio de ropa o qué se llevaba con usted?
DA: No, siempre tenía que traer ahí un cambio o dos cambios.
AR: Y, ¿ya?
DA: Porque, pos sí, porque ya sabía uno que no ganaba uno dinero para comprar ropa luego luego.
AR: So, tenía que llevarse unos cambios.
DA: No, pues hasta después ya que, que duraba yo en el contrato, ya al mes ya empezaba a comprar un pantalón, camisas, todo lo que necesitara.
AR: Y, ¿no se llevaba como una foto de su familia o cosas así que le recordaran su familia acá de México?
DA: Sí, es que ya, ya que tenía, ya que se empezó a rendir el dinero y ya más acá, ya más tiempo. Entonces como duró veinte años, ya desde el [19]50 para acá empezaron a ganar más dinero, ya cada quien llevaba su radio para allá, ya bien gustosos. Compraban muchos, cada quien se compraba un radio, no había televisiones. La televisión vino como en los seten… no.
AR: En los cincuentas empezó, se me hace.
DA: ¿En qué año vendría la televisión? Como el [19]50 y… como el [19]58, por ahí así.
AR: Entonces tenían…
DA: Entonces no, pero no se lleva, no, no, no se animaba a llevarla uno porque, la, La Migración, la mexicana le quitaban a uno, si llevaba uno un radio así, una grabadora, le quitaban. Era, pero pos eran puros rateros porque en la aduana le decían, decían: “No, pos, ¿cuánto te costó esto?”. “Pues que me costó $40 dólares, que me costó $60”. “Pues vas a dar $20, vas a dar $30 pa dejártela pasar y si no, aquí déjala”. “¡Bah!, y, ¿por qué te la voy a dejar?”. “Pues si quieres, pero no hay permiso que pases”. Entonces muchos, muchos de coraje de que le cobraban, yo vi de eso, yo no lo hice, pero llevaban una grabadora regular que empezaron a salir, de una así más grandes empezaron a salir, cada año salen modelos. Y estos de: “¿Qué, quieres quitármela que te lo deje?”. Dice: “Sí, aquí lo vas a dejar”. Dijo: “Mira”, decían, “mejor le voy a dar en toda la madre”. (risas) No, pos la aventaban delante del emigrante en la pared, nuevecita. “De dejártela, mejor mira, al cabo a mí me costó”. Y la aventaban y se hacían pedazos y estos quedaban enteros pero quebrados. (risas) Y muchos pagaban y lo que no le convenía a uno, pos no pagaba. Pero se los quitaban, eso se vino usando. Sería como hasta el [19]64, [19]65 por ahí. Ya, ya, ya vinieron, ya vino, jueron poniendo una, La Migración ya cambiaron las leyes y ya que se quitó la sinvergüenzada ésa de los, de los inmigrantes, entonces ya dejan pasar, sí. Deja pasar los, bueno hasta que sean, eran el permiso era de hasta no sacar lo de $300 dólares, lo que llevara de mercancía. Por ejemplo una televisión, una lavadora, una grabadora, una secadora para las mujeres, una máquina, todo eso ya lo dejan pasar.
AR: No, sí, antes no.
DA: Pero antes no, tenía que…
AR: So, la gente se llevaba su radio, sí.
DA: Sí.
AR: Para divertirse, pues.
DA: Pos sí, pero tienes, porque en México no, no se usaban, no se usaban todavía los radios en esos años y ora, ora no, pos ora todos llevan televisión.
AR: Sí, ahora ya todo hay, todo llevan.
DA: Ya no nos quitan, ya el Gobierno hizo otra ley.
AR: Entonces cuando ustedes estaban trabajando, ¿quién lavaba la ropa o cómo se ayudaban?, ¿usted lavaba su ropa propia o cómo hacían ese proceso de mantener donde dormían?, ¿quién lo mantenía?
DA: No, sí, no, la ropa se acostumbraba, se acostumbraba uno a… Lo llevaban a uno al pueblo más cercano. O sea en el pueblo que estuviera lo llevaban a uno para lavar y si no, pos uno mesmo ahí, ahí mesmo lavaba la ropa interior y la echaba en una cubeta, sí y uno mismo se lavaba. Pero ya que había modo que estaban cercas del pueblo nos llevábanos, íbanos a las lavanderías.
AR: Entonces, ¿cómo le limpiaban donde dormía usted? ¿Usted se tenía que cuidar eso, que estuviera limpio o alguien lo limpiaba?
DA: No, pos había un campero que le decían el del campo porque todas las camas, como están ahí, pues…
AR: Sí, en la foto.
DA: Una aquí, otra allá y otras así, y el campero era el que andaba aseando, limpiando. Era el que le tocaba eso. Pero la ropa ya, ya cuando uno ya tenía ropa que ya tuviera unos, pues unos cuatro o cinco pantalones y ya le, muchos le llevaban a la familia ropa de aquí. Pero ya había unos velices que le llamaban así, un cuadro, como ora, que viene siendo la maleta, ora ya no, hasta rueditas tienen, tan fáciles. Y en ese tiempo no había de ésas, habían unas, le decían veliz. Tonces estaba grande, taba como así y como así de alto. Entonces ahí le cabía ropa mucha y ya los tenía embolsada, guardándola cuando se iba.
AR: Entonces, ¿qué hacían ustedes cuando tenían tiempo de descanso, qué se ponían a hacer ustedes? Como los fines de semana o el domingo que no trabajaban, no sé, a lo mejor trabajaban todos los días, no estoy segura, pero si tenían tiempo libre, ¿qué hacían usted y sus compañeros de trabajo?
DA: ¿En el tiempo libre? Pos como decir, pos sí había veces, sábado y domingo, pero casi los sábados todavía no lo dejaban a uno, pero el domingo sí, ¿no? Había veces que, que sí querían que uno trabajara los domingos, pero los mismos, a alguien le decía uno: “No te dejes, no se dejen y no se dejen, no deben de trabajar los domingos”. Pero no, no, ya sábados y domingos ya a mediodía el sábado y si no, los domingos, pos si no quería trabajar: “Yo no voy ora”. “Yo no voy”. “¿No vas a ir?”. “No, no voy”. Y así contestaba uno: “No, no voy”. Porque no había ley, porque si uno se rajaba, de todos modos había una oficina que si le hacían a uno algún daño, que lo trataran, iba uno a la oficina, se quejaba a la oficina y les iba mal a ellos, a los patrones. No sabía, un tapa boca nada más. Pero siempre nos decían: “No, los que sean católicos, pues el domingo vamos a misa”, o así. Y a descansar, tirado ahí en la cama, oyendo radio y todo eso.
AR: Sí se la pasaban ahí más bien junto ahí. Y, ¿cuántos años duró siendo bracero, viniendo, entre esa época?
DA: Nombre, yo duré trece años.
AR: Trece años pasando así seguido.
DA: Sí.
AR: Pasaba temporadas. Entonces después de andar pasando por bracero, ¿después qué hizo usted, después de eso?, ¿se quedó en los Estados Unidos, se fue otra vez a México?
DA: ¿Cuando ya dejé de venir de bracero? Pos ya no vine. Yo, yo tenía en qué trabajar en México y tenía terreno y…
AR: ¿En ese entonces tenía familia o no tenía?, ¿tenía esposa e hijos?
DA: No, pos este, ya tenía yo ya hijos grandes.
AR: ¿Ya? Para ese tiempo.
DA: Pero ya cuando dejé de venir, después ellos se vinieron y crecieron y ya empezaron a trabajar aquí y ya estaban grandes aquí cuando se vinieron y cuando jue la Amnistía del [19]86…
DA: Ellos se arreglaron y luego después me trajeron a mí.
AR: Oh, okay. ¿Qué fue el último año en que emigró usted? El último año que emigró fue en el [19]60 y…
DA: [Mil novecientos] sesenta y dos.
AR: ¿[Mil novecientos] sesenta y dos fue el último año que emigró? Entonces ya después de eso ya no vino hasta después de que sus hijos arreglaron.
DA: Hasta que ya arreglé.
AR: En los ochentas.
DA: Ya después ya no, ya me quedé en México y allá duré dieciocho años y luego ellos se vinieron y arreglaron y luego ellos me trajeron para acá.
AR: (risas) Se volvió pa atrás.
DA: Y me devolví y ya no me jui.
AR: ¿Ya no se fue?, ¿le gustó?
DA: Bueno, hoy sí porque voy a mi tierra y sí, pero ya voy una vez al año. Pero ya ellos ya están grandes, ya quedaron aquí.
AR: ¿Usted alguna vez? Bueno sí, más bien renunció a ese trabajo de bracero cuando se iba a las otras fields a trabajar, ¿verdad? Cuando renunció a su trabajo se puede, su contrato, se puede decir.
DA: ¿Qué tiene?
AR: No, no, nada, le estoy contando. ¿Usted no tiene ningunas reflexiones finales sobre qué significa el término del bracero, la terminación de ese programa?, lo que significó para ustedes, pa usted o pa sus compañeros. Cuando pararon de hacer la inmigración, digo, las contrataciones en México, en el [19]64, ¿qué significó para usted al terminar el programa entre los Estados Unidos y México?
DA: Pues, pues eso yo no sé qué me quere decir.
AR: En el sentido de cómo…
DA: Porque el programa de bracero de todos modos sí hizo beneficios. No hay que desconocer que sí, porque se acomodó bien. A unos, vinieron dos veces o tres veces, pero se ahorraron, les tocaron buenos trabajos y se acomodaron bien y están en México y ya no quieren venir porque lo lograron y no hay que decir que no estuvo bien. Eso fue, eso que toy hablando, los primeros años. Pero ya después ya mucha gente ya, ya dio en quedarse y se quedó y se quedó y ya no volvió para allá. Entonces yo digo que, que para eso los primeros no, la, por más que querían las personas. Pero cinco años sí se vivió, el que se pudo lograr, sí lo logró y sí está bien en México. Que ya no quiere venir porque tiene, tienen dinero allá y tienen en qué trabajar y ya no quieren venir.
AR: So, al terminar ya ellos volvieron a México y se establecieron allá. Como usted, más bien usted también se estableció allá hasta que arregló aquí y se vino de vuelta.
DA: Y ahora lo que lo acarrea a uno, pues es, es la familia, de todos modos pos ya están aquí. Ya solo uno allá ya no se ve bien.
AR: No, no, no es lo que dice mi papá, no.
DA: Entonces yo toy diciendo que, yo toy diciendo que sí está bien. Ora, muchos están, yo oigo hablar de muchos ahorita, yo tengo dos conocidos que son salvadoreños, pero dicen que aquí andan en esos vuelos hijas de quién sabe qué tantas cosas que, que ya estuvo bueno que ellos. Le digo: “Mira, te acuerdas que tanta gente, que para qué”. Le dije: “Oye, estamos con”, muy ésta le digo yo, “yo sí le llamo bien”, le digo, “yo sufrí mucho y todos los que andan sufriendo allá pueden ser de tu, de salvadoreños como tú”. Como otros mexicanos que andan, lo que yo sufrí en las fronteras, o sea aquí en Tijuana, yo quisiera que no, que no hubiera gente así y luego con niños, menos. ¿Entonces por qué no ayudarles a la gente?
AR: No, sí es cierto.
DA: ¿Por qué no ayudarles a que estén como nosotros estamos? Que tanto tiempo que yo anduve, bueno yo nunca pedí porque no me enseñé a pedir para comer, pero es una cosa vergonzosa que anda uno pidiendo a la gente para comer y a la vez el hambre lo hace. Pero yo, yo digo que yo le digo a éste: “¿Qué no te da gusto ver los salvadoreños, de tu tierra, verlos como tú estás aquí ahorita, no anduvistes tú así?”. Dijo: “Sí”, dijo, “yo sufrí mucho hasta en México”, dijo, “pos eso es lo que debes de hacer ahora para ayudar a estos”.
AR: Sí, con las marchas y todo lo que estamos haciendo ahorita, sí es cierto.
DA: Ya porque, ponle que no tiene uno dinero, no tiene manera de vivir, pero estás trabajando, que es a lo que viene la gente y más las criaturas que traen mucha gente, le dije: “Yo lo mismo sufrieron, pero no se vinieron ya grandes, pero así como se están mirando va uno a la frontera y cómo ve niños ahí pidiendo. Entonces andan rodando, ¿entonces por qué no apoyar?”, le dije, “cuando menos apoyarlos pa ver si se pueden, les dan sus papeles para que estén aquí”. Y él dice que no, que no, que ya tanta gente cómo se mantiene. Pos el Gobierno sabrá. (risas) Pos yo a mí, a mí nunca me dieron dinero. Yo el Gobierno nunca me dio, yo dejé mucho dinero aquí. Todos los años que duré trabajando, pero yo considero que desde los trece años que yo haiga durado que estuve viniendo. Al como me la he visto, yo considero que lo que hay para batallar aquí, para, ora para curaciones, para todo eso que se le viene a uno, yo creo que ya me ha durado más, más de lo que yo quise, de lo que yo di.
AR: Oh, que le han dado más de lo que…
DA: Sí.
AR: No, sí, sí.
DA: Si tan sólo ésta me costó $11,000.
AR: Oh, le arreglaron, ¿le hicieron una operación en su rodilla?
DA: Sí, que me pusieron uno de metal aquí, tengo un pedazo, tengo un pedazo tanto así mocho que me quitaron para ponerme eso que me pusieron. Y ando yo ya, bueno sí duro mucho sentado, pero que esté así, pero si hay espacio para estirar el pie…
AR: Entonces no le…
DA: Pero si duro así, sí me duele y para levantarme, pero no, a como yo andaba, yo ya no caminaba. Yo he tenido varias enfermedades y yo digo que, yo digo que no dejé todo ese dinero, ya voy. (risas) En ese tiempo, pos yo les digo, con mi dinero en ese tiempo se cobraron otro.
AR: Sí, sí es cierto.
DA: ¿Vedá que sí?
AR: Sí, sí es cierto.
DA: Y ahora otros me lo están volviendo.
AR: Se lo están devolviendo a usted.
DA: Pos ni modo de que el Gobierno entonces, menos si ustedes están de jovencitos así y van a durar años para que vayan a agarrar su dinero para atrás que vivan toda esta vida y entonces, pero ahorita le están quitando.
AR: No, pos sí, los taxes y todo eso nos están quitando ahorita a nosotros.
DA: ¿Vedá que sí?
AR: Sí, pero pos toy ayudando a otra gente también, ¿verdad? A mi papá y a mi mamá también. Entonces a usted, en términos de que haber sido bracero, ¿cómo le cambió la vida a usted? ¿Si se la cambió de una forma o no el haber sido bracero en ese tiempo?
DA: ¿De los que se hubiera?
AR: No, no. Usted como fue bracero, ¿cómo le cambió su vida haber sido bracero, haber venido a los Estados Unidos?
DA: Pos a mí me cambió por la razón de que vuelvo a lo mesmo, empezó a venirse la gente y la, empezó a venirse y una gente se trae a otra. Porque digo yo, no nomás aquí, no nomás nosotros los mexicanos, sino que todo mundo, pues yo tengo andar todo California y conozco mucho. Y en un rancho si un patrón agarra, agarra un trabajador o dos trabajadores que sean permanentes, tanto se queda el trabajador, se acomodó con el patrón, como el patrón con ellos. Entonces ahorita, ahorita ya uno que se acomoda en un rancho con un patrón, entonces el patrón dice: “Pues tráete a tu mujer, tráete a tus hijos y aquí les voy a dar casa”. Entonces de ese modo se está acarreando la gente.
AR: Sí y ahora, antes así no era.
DA: Entonces a mí me cambió, me cambió porque se vinieron los primeros con las tías, se las trajo sin papeles.
AR: Cuando, ¿durante los braceros o después del bracero?
DA: No, ya después de que…
AR: Después se acabó.
DA: Se acabó eso de los braceros. Entonces a mí me cambió en esa forma, porque ya después ya pos ya dije: “Ya, ya están cinco allá, ¿ya que estoy haciendo aquí?”. Y luego me empezaron a ver que, que: “Véngase”. Y que: “Véngase”. Y luego a mí me tocó pues suerte de que ya cuando arreglé me reconocieron todo mi trabajo y ya, ya cuando me dieron, ya me dieron el Medicare, que yo no sabía ni qué. (risas) Entonces ya me empezaron a decir, muy claritos, dice: “Agarra el doctor que tú quieras, los doctores que quieras y a ti no te va a costar nada cuando tú necesites”. Ya después jui agarrando la ley que llevan los doctores y ya tengo mis doctor.
AR: No, qué bueno.
DA: Y de esa manera me vino cambiando la forma de quedarme aquí.
AR: Y, ¿usted tenía un ímpetu de decirles a sus hijos que se vinieran acá a los Estados Unidos? Porque digo, después usted volvió y ya estuvo con su familia en México, entonces usted les recomendó a sus hijos que se vinieran a los Estados Unidos.
DA: No.
AR: ¿No? Ellos se vinieron.
DA: No, no, eso sí no, no puede uno decirles: “Váyanse”. No, sino que ellos crecen, como una muchacha mía, se vino de diecisiete años y yo no la quería dejar venir y me dijo una tía que ella tenía, ella era nacional de aquí, ya murió, pero era hermana de la mamá de ella, después de mi esposa. Entonces le dijo: “Déjamela ahí”, dijo, “yo me echo el compromiso que dentro de cinco, seis meses te la traigo”. Y yo, empezó la muchacha que: “Déjeme ir pa conocer Los Ángeles”.
AR: Y así empezó.
DA: Y ésta se las trajo. Y ésta se trajo a las otras. Y así: “Déjame ir, ¿cómo a aquélla sí la dejates ir?”. (risas) Y se empezaron a abandonar. Empezaron a crecer, entonces ellos después me trajeron a mí.
AR: (risas) Y ahora usted está aquí.
DA: Pero de bracero, pos no.
AR: No, no.
DA: Y ellas ya son arregladas y yo ya hasta ciudadano me hice.
AR: Oh, qué bueno, se hizo ciudadano. Qué bueno, felicidades con haberse…
DA: Gracias, sí, sí y me tocó suerte, ¿ves?, pasé.
AR: ¿Sí?, ¿entonces sabe el inglés o se lo hicieron en español?
DA: Pos no, no, pos nomás unas preguntas.
AR: Son que de el color de la bandera y…
DA: Pos sí, sí sé, pero cuando, digo, puedo decir que no sé, ¿para qué voy a decir que sí lo sé? Pos allá la veo en el rancho lo que, lo que le conviene nada más, lo que se enseña.
AR: Ey, sí es cierto.
DA: (risas) Lo que se enseña y poquito pero así pa platicar cosas así, así ya más…
AR: Como una conversación no la puede mantener.
DA: Ándele, mayormente con un americano o un americano no. No, no son iguales las palabras.
AR: No, no, no, claro que no.
DA: Que, que yo me hacía entender bien con los americanos porque ellos, le decía yo: “A ver, tú dime esto”. Entonces él me hablaban y por ejemplo me hablaban la palabra y me la hablaban por mitad, como decimos muy mocha la palabra. Entonces yo le comprendía lo que me decía, entonces así platicando sí me comprendían la palabra y me decían: “No, háblala así”. Y ahí jue donde me jui enseñando, pero pláticas acá rancheras de campo y todo eso, pero una conversación yo no la hago.
AR: ¿No?
DA: De escuela no.
AR: (risas) ¿No tiene algo final que quiera decir o algo que usted quiere de veras expresar de su experiencia de bracero antes de terminar la entrevista?
DA: Pos no, yo nomás lo que yo digo de esta conversación, pos yo lo que digo es, pos más que nada sí me fue bien y lo que logré lo logré y ayudo yo también a… tengo eso de que yo, de los braceros, sí se sufre, es la vida más pesada que hay, pero, ¿cómo dijera? Por lo que lo trabajaban. Lo trabajaban al estilo animal, porque si por ejemplo, por decir así, para ganarse uno la vida para mantener su familia tiene que, tiene que hacerlo con un esfuerzo que mucha gente se echa a perder. Yo toy echado a perder de la cintura porque no me dejaban enderezar. Eso de la lechuga, eso de la fresa, todos esos trabajos son muy pesados. Después de la misma ley del Gobierno dio a que no, ya no dieran ese azadón, que le llaman para hacer el trabajo, sino ya dieron un grandote para andar uno parado desahijando, desquelitando. Y yo, todo eso ya cambió, pero, pero sí es pesado, mucho muy pesada. Y ahora, ahora no, pos ora ya no, ya no es pesado, hay mucha facilidad ahora. Y yo, pos yo sí, sí lo recuerdo que, por eso yo digo que estoy yo para, veo una gente así en la calle y alguien me dice: “¿No me ayuda?”. “Órale pues”. Y a mí no me interesa si la quieres pa tomártela, bueno, $1 dólar, unos $2 dólares. Pero dice uno: “Dame algo para ayudar para comer”. “Órale”, si traigo, y si no, pos le digo: “Mira, ahorita no”.
AR: (risas) Otro día, ¿no?
DA: Pero sí, sí, sí se sufre y a la mera mera, a la misma vez también le va a uno bien. Como digo, el que lo logró, lo logró y allá está en México.
AR: ¿Entonces se quedaron muchos en México? Después de haber sido braceros, ¿se quedaron en México?
DA: Sí.
AR: Digo, usted que conoce gente de su pueblo, ¿la mayoría se quedaron allá o se vinieron pa atrás?
DA: No, pos ahorita ya para estas épocas de ya de esos años, ya venían, le voy a decir una cosa que, que ya no hay, porque yo venía de muchacho y ellos y toda la demás de la gente ya venía casada ya con hijos grandes. Quere decir que ya nadien vive.
AR: No, sí es cierto. ¿A cuántos años vino usted?
DA: ¿Mande?
AR: ¿A los cuántos años vino usted?
DA: ¿Cuántos años?
AR: Tenía usted cuando vino la primera vez.
DA: No, tenía veinte años.
AR: Estaba joven, sí.
DA: Sí, por eso yo…
AR: Y los otros señores ya estaban más…
DA: Ya hasta en los últimos años no me quería ni, ya no me quería ir también.
AR: (risas) Le gustó tanto, ¿verdad?
DA: Sí. (risas)
AR: (risas) Ah, okay. Entonces ya muchos de los señores que se habían quedado ya, más bien sus familias son las que quedan, se puede decir.
DA: Ya nomás me quedan dos allá.
AR: ¿Dos?
DA: Una que está en el camino ya de arreglar, ya se le va a llegar. La otra no, no puede, porque la otra está casada y eso ya no. Y todas las demás ya se casaron aquí.
AR: Tonces llama usted, más bien se va a quedar aquí.
DA: Ése es el problema del bracero.
AR: ¿Mande?
DA: Esos son los problemas del bracero.
AR: (risas) Ah, bueno. Bueno, muchas gracias por haber participado en la entrevista.
DA: Pues gracias a ustedes que me invitaron.
AR: No.
DA: Mire yo, yo atiendo cuando me hacen una…
(entrevista interrumpida)
AR: ¿Usted está afiliado con una organización de braceros aquí en Los Ángeles o cómo se da cuenta de estas actividades usted?
DA: No, pues ahorita de esto yo no me he dado cuenta, por eso hicimos la lucha ahí este otro que anda conmigo. Este, nosotros estamos yendo allá a eso de los braceros.
AR: O que reclamen sus…
DA: Sí, pues ahí.
AR: Van al consulado, ¿verdad?
DA: Sí, y ahí venimos a las juntas cada mes. Yo digo: “Bueno pues, vamos, nada nos cuesta, estamos deoquis”. Entonces de ahí escoger la muchacha ésa que anda vestida de negro, ésa que se llevó.
AR: Sí, Vero. Sí, que se llevó a alguien pa atrás al…
DA: Ey, fue ella y ahí nos explicaron, yo le dije a aquél: “Vamos, amos a saber qué, qué se trata”.
AR: No, sí, sí.
DA: ¿Qué nos puede, qué puede pasar? Ya se enseña uno y ya sabe qué es lo que hay y quién se está interesando por esto, que son ustedes, que se interesan por…
AR: Por saber sus historias de ustedes.
DA: Por saber cómo jueron las vidas atrás y eso es bonito también y uno también tá mirando qué es lo que se está interesando. Que averigüen que esto que no, si en caso así mira, a mí me llevaron a toda la oficina y ahí ya…
AR: (risas) Y le tocó.
DA: Les interesa saber qué, la vida de uno.
AR: Bueno, muchas gracias.
Fin de la entrevista
Interviewer
Rosas, Abagail
Interviewee
Alfaro Sandoval, David
Location
Los Angeles, California
File Name Identifier
Alfaro_Sandoval_LAS002
Citation
Rosas, Abagail and Alfaro Sandoval, David, “David Alfaro Sandoval,” Bracero History Archive, accessed November 25, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/258.