Rosendo Alarcón Carrera
Title
Rosendo Alarcón Carrera
Description
Nombre del entrevistado: Rosendo Alarcón Carrera
Fecha de la entrevista: 28 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor Rosendo Alarcón Carrera en la ciudad de Durango, Durango, el día 28 de mayo de 2003 conducido por Laureano Martínez para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Don Rosendo, buenos días.
RA: Buenos días.
LM: Don Rosendo me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
RA: Yo nací en San José de la Boca, Municipio de Tepehuanes.
LM: ¿Cuándo?
RA: En 1938, el día primero de este, el 27 de enero.
LM: Veintisiete de enero.
RA: De 1938.
LM: ¿Cuántos años tiene usted, don Rosendo?
RA: Sesenta y cinco.
LM: Sesenta y cinco, muy bien. ¿Cómo se llamó su papá?
RA: Juan Alarcón Quiñónez.
LM: Y, ¿su mamá?
RA: Catalina Carrera Cervantes.
LM: ¿A qué se dedicaban sus padres?
RA: Pos agricultores.
LM: Era agricultor su papá.
RA: Ey, trabajaba en el campo.
LM: ¿Sembraban?
RA: Sí.
LM: ¿Qué sembraban?
RA: Maíz, frijol, chile.
LM: Y, ¿su mamá?
RA: Pos ama de casa.
LM: Qué bien, ¿tenía gallinitas ahí donde vivían?
RA: Ey, gallinitas, marranos, vacas, chivas.
LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
RA: Diez.
LM: Diez, ¿cuántos hombres y cuantas…?
RA: Seis hombres y cuatro mujeres.
LM: De esos diez, ¿usted que lugar ocupa?
RA: El segundo.
LM: Usted fue el segundo de los más grandes.
RA: Sí.
LM: ¿Tiene un hermano, un hermana?
RA: Un hermano, mayor que yo.
LM: ¿Sus padres eran originarios de ahí de la región?
RA: Sí.
LM: ¿De ahí mismo?
RA: Sí, de ahí mismo.
LM: Cuéntenos un poquito, ¿cómo es ese lugar donde usted nació?, ¿cómo es San José de la Boca?
RA: Pos es un pueblito muy bonito, porque hay un río que es el Río Tepehuanes, es agua muy cristalina, muy bonita. Nosotros de ahí salimos como de nueve años a un rancho que se llama El Agua Caliente, acá en Melchor Ocampo a un lado de Santiago Papasquiaro. Y ahí vivimos bastante tiempo, hasta que ya pos crecimos y que ya nos dio por salir, porque ahí no había escuela.
LM: ¿No había escuela ahí?
RA: No había escuela, entonces hicimos la lucha de salir acá, a un lugar que se llama La Campana.
LM: La Campana.
RA: Cerquita de Nuevo Ideal. Y ahí sí había escuela, por eso salimos de allá.
LM: ¿Cuántos años tenía usted?, me dice.
RA: Cuando, más o menos cuando salimos del Agua Caliente, catorce años.
LM: Y, ¿cuándo salió de allá de Sa…?
RA: De Sapigure, así se llama el rancho donde tábanos allá en San José de la Boca.
LM: ¿Sapigure?
RA: Sapigure. Salimos como de siete años, siete, nueve años más o menos.
LM: Siete años, ¿fue usted a la escuela?
RA: ¡No!
LM: ¿Don Rosendo, no?
RA: No fui a la escuela hasta ya de grande.
LM: ¿Por qué no fue a la escuela?
RA: Pos no había. En primer lugar no había en los lugares donde estábanos. No había escuela y ya de grande, pos yo estudié en el Ejército.
LM: Ah, muy bien.
RA: En el Ejército fue onde recibí mis estudios.
LM: ¿Hizo carrera militar?
RA: Sí.
LM: Ah, muy bien.
RA: Ahí duré diecinueve años. Pero antes de eso pos es cuando había braceros.
LM: Claro, ¿no? Me gustaría regresarnos un poquito a cuando salió usted de San José de la Boca, ¿le ayudaba usted a su papá?
RA: Sí.
LM: ¿Con las tareas del campo?
RA: En las tareas del campo, o sea que nosotros preparábanos la tierra, poníanos los almácigos los de chile y poníanos el chile y lo trabajábanos.
LM: ¿A qué edad empezó usted ayudarle a su papá?
RA: No, pos de chiquillo, de siete años, nueve años ya trabajaba. Trabajábanos en el campo.
LM: ¿Usted y sus hermanos?
RA: Ey, los hermanos más grandes. Sembrábanos trigo y chile, tomate, cacahuates. Y pos todo eso lo trabajábanos entre mi apá y nosotros.
LM: ¿Tenía tierras propias su papá?
RA: Pos realmente sí, eran de mi abuelito. Eran de mi abuelito, pero eran como si fueran propias, nosotros la sembrábamos.
LM: Eran de la familia.
RA: Ey, de la familia.
LM: Muy bien.
RA: Ey.
LM: ¿Cómo fue su infancia, don Rosendo?
RA: ¿Pos qué le puedo decir? Pos puro trabajar.
LM: Trabajar.
RA: Y jugar en el monte, porque ahí no había nada.
LM: ¿A qué jugaban?
RA: Pos a cosas que, por ejemplo matábanos ardillones, les quitábanos el cuerito. Y hasta tenían unas pilitas en la cantera y con cáscara de encino colorado hacíanos el mentado cascalote y curtíanos los cueritos. Esa era nuestra diversión, o sea que nos divertíanos solos ahí.
LM: Claro.
RA: Porque ahí no había juguetes.
LM: No.
RA: Ese lugar no, no ha…Cuando menos yo nunca vi un juguete ahí. Los juguetes los inventábanos nosotros mismos.
LM: Claro, era a lo mejor más sano, ¿no?
RA: Pos sí.
LM: Se divertían más.
RA: Subirnos a un caballo, jaripeaba un torete, un becerro. Esa era la diversión que teníanos. Lazar, a caballo y a pie en el corral.
LM: Me dice que después de ahí se fueron a Agua Caliente.
RA: De ahí nos definimos al Agua Caliente, es onde ya tuvimos nosotros pos, vacas, chivas. Primeramente nos dieron unas vacas a medias y de ahí se fue haciendo la cría. Y chivas, pero ya las de ahí cuando ya crecimos, pos nos dimos cuenta que, pos que no había nada, ¡nada!
LM: ¿No había ni…?
RA: Nomás éramos creo cuatro casas con gente, en ese ranchito.
LM: ¿Ahí en Agua Caliente?
RA: En Agua Caliente, cuatro gentes con casas pues con gente, que vivía gente. Pero siempre lo mismo y lo mismo y lo mismo. Entonces cuando creció mi hermano Juan, en una ocasión mi apá se lo prestó a un señor de acá de un rancho que se llama Barranco Blanco.
LM: Barranco Blanco.
RA: Cerquita de La Campana para que le cuidara un ganado y cuando él ya conoció ese sistema acá en el llano, que ya había mucho trabajo con los menonitas, ahí arrancar maíz y todo eso, pues había mucho trabajo.
LM: Claro.
RA: Entonces en unas de las idas que fue él al Agua Caliente pues me platicó a mí y me vine con él también.
LM: ¿Cuántos años tenía su hermano?
RA: Tenía como quince años.
LM: Y, ¿usted?
RA: Pos trece.
LM: Se llevaban…
RA: La diferencia son dos años.
LM: Dos años.
RA: Dos años. Entonces ya pos nos gustó el trabajo, empezamos a trabajar y nos pagaban. Nos daban tarea y pos nos iba más o menos bien.
LM: ¿Trabajaban con los menonitas?
RA: Con los menonitas y con rancheros de ahí mismo de La Campana.
LM: ¿Cuánto le pagaban, se acuerda?
RA: No, pos nos pagaban $5 pesos por diez surcos, o sea nos daban tareas. Sacábanos dos tareas al día.
LM: ¿Qué es lo que hacía en esas tareas?
RA: Rozar, rozar el maíz y…
LM: ¿El maíz?
RA: Y acomodarlo, ey. Nos traíanos dos tareas y nos gustó eso porque ahí había escuela. Entonces de esa forma sacamos a mi jefe y a mi jefa y a mis hermanos de allá del Agua Caliente. De ahí nos los trajimos a La Campana. Y pos allá no tiene caso estar viviendo allá.
LM: Claro. Y ahí en La Campana ya había escuela y…
RA: Ahí ya había escuela. Ahí estuvieron todos mis hermanos, estudiaron, menos los cuatro más grandes porque nos dedicamos a trabajar. Lo que es Juan y luego sigo yo y luego sigue Salvador y luego una hermana, Fidelina. Esos cuatro nos dedicamos a trabajar para sostener a los otros seis.
LM: Claro, ayudar a su familia.
RA: Ey.
LM: ¿Cómo era su papá de carácter?
RA: Pos era buena gente, pero era muy duro. O sea que los padres antiguos eran muy duros, en la forma de corregir pues a los hijos eran cuando querían corregirlo a uno, pos ya ve como lo hacían. Con lo que encontraban, ¿no?, rápido.
LM: Una soga, con un…
RA: Con esta, con un leño.
LM: Así es.
RA: Y así era.
LM: Y su mamá, ¿cómo era?
RA: Pos era más pacientona, así más buena gente. Ella casi nunca nos pegó.
LM: Era la que los defendía.
RA: Ey, pero él sí. Pero tampoco sabía leer.
LM: Claro. A lo mejor a él lo educaron de la misma manera.
RA: Exactamente, ey. Y así se fue pasando el tiempo. Entonces de La Campana, ya de La Campana yo me fui a la aventura, a Río Bravo.
LM: A Río Bravo.
RA: Tamaulipas.
LM: Tamaulipas, ¿cuántos años tenía?
RA: Yo tenía dieciséis años.
LM: Dieciséis. ¿Qué lo animó a irse a la aventura?
RA: Un muchacho que se llama Agustín Arena, que le decíanos El Oreja Mocha. Él ya había estado allá en Tamaulipas, se iba a piscar algodón, a piscar sorgo y me invitó a mí.
LM: ¿Qué le comentaba, qué…?
RA: Pos que allá estaba mejor que ahí.
LM: Que les pagaban bien.
RA: Y que pagaban bien y pos se la pasaba uno a gusto allá. Y me fui con él a la aventura. Allá trabajé casi, pos casi un año duré yo por allá.
LM: Casi un año.
RA: Ey, casi un año duré por allá.
LM: ¿En qué trabajó allá?
RA: La primer semana, piscando algodón. Y fíjese que pos no, no salía. O sea que como le andábanos dando la calienta, salía muy poco.
LM: Claro.
RA: Entonces me acomodé en el gin, onde le quitan la semilla al algodón. Y salen las pacas de algodón por un lado y las semillas para otro lado. Ahí trabajé yo como cuatro meses.
LM: ¿Cuánto le pagaban, se acuerda?
RA: Algo así como $55 pesos.
LM: Y, ¿era barato?
RA: Semanales.
LM: ¿Rendía ese dinero?
RA: Sí rendía. Sí, porque de ese dinero, pos pagaba yo la asistencia, onde comíanos una casa que nos asistía. Y dormíanos, dormíanos ahí en el mismo gin, así en la fábrica.
RA: Ahí dormíanos todavía no hacía frío.
LM: O sea, ¿nomás pagaban la comida?
RA: Nomás la pura comida, ey. Así me la pasé hasta que volví a regresar a Durango. Pa en ese entonces yo había dejado a mi gente allá en La Campana. Pero cuando yo ya, en el año que yo duré allá en Tamaulipas, ya se habían venido a Durango.
LM: ¿Por qué se vinieron a Durango?
RA: Pos porque un tío de nosotros, el Mayor Quiñónez, que trabajaba ahí en la Décima Zona, era hermano de mi apá, ése compró una huerta, aquí cerquitas, La Huerta de Oblea, y se trajo al hermano y se trajo a toda la familia a trabajar aquí en la huerta.
LM: En la huerta. ¿Aquí en Durango?
RA: Aquí en Durango, aquí está cerquita. Aquí está por la carretera México, en la lila. Entonces yo en una de esas veces ya cuando vine yo de allá, anteriormente había recibido una carta de mi amá onde me decía que ya no estaban en La Campana, que estaba aquí en un rancho que se llama La Huerta de Oblea, para cuando me viniera, no batallara.
LM: Para que se viniera.
RA: Y me dio el domicilio de mi tío aquí en Durango. Él vivía por la calle Coronado 912.
LM: Y, ¿cómo fue que su tío entró al Ejército?
RA: Pos él desde muy joven se metió al Ejército, mi tío y fue ascendiendo porque él cuando murió era Teniente Coronel.
LM: Muy bien.
RA: Muy conocido aquí en Durango.
LM: Entonces se regresa usted a Durango.
RA: Me regreso de Durango, llego a la casa de mi tío y luego él ya pos ni me conocía ni yo a él. Nomás que pos con el domicilio que traía y ya le dije: “Yo soy hijo de Juan”. El hermano de él. No, pos ya ahí me recibieron bien y me dieron de almorzar y me llevó al Rancho de Oblea. Entonces ahí ya pos, ayudar al trabajo ahí de la huerta, ahí tenía mucha pera sanjuanera y taba grandecito. Ahí sembraron maíz y chile, todo eso. Ahí trabajamos todo el tiempo, hasta que empezaron los braceros.
LM: ¿Cómo se enteró usted de los braceros?
RA: No, pos por medio del radio.
LM: Le avisaban por el radio.
RA: Periódicos, sí, se anunciaban. Y luego levantaban listas en los ranchos, los comisarios.
LM: ¿Qué anunciaban?, ¿qué decían, se acuerda?
RA: Pos que necesitaban mano de obra para los Estados Unidos.
LM: ¿Qué se requería?
RA: Contratados. O sea que pos nada más en esa ocasión pedían cartilla o la boleta de empadronamiento. En ese entonces no había mica, era una boleta, un papel, nomás eso, era todo lo que pedían. Enlistarse en una lista, que levantaba el comisariado y luego la metían a la Liga de Comunidades Agrarias, esa lista. Y de todas esas listas, no salían todas para Estados Unidos.
LM: ¿No?
RA: O sea las sorteaban, las rifaban y las que salían agraciadas, pos esos se iban y los que no, pos ahí nos quedábamos.
LM: ¿Había mucha gente que se quería ir?
RA: Mucha gente, mucha gente.
LM: ¿Era difícil?
RA: No, era muy difícil.
LM: Que los anotaran en las listas.
RA: Pos apuntarse no era difícil. Lo difícil es que saliera sorteada la lista onde uno estaba.
LM: Claro.
RA: Porque salían muchas pero a veces no estaba, no salían las de uno.
LM: Y lo hacían por ranchos, ¿verdad?
RA: Por ranchos. Solamente que tuviera uno muchas influencias con los jefes que estaban en la Liga de Comunidades Agrarias, de alguna forma por recomendación de alguna persona, pos salía uno pronto.
LM: ¿Había coyotes?, que pidieran dinero para…
RA: Sí, pos es todo el siempre ha habido, todo el siempre ha habido. Para contratarse había coyote, como le digo, ahí había gente que podía sacarlo a uno rápido.
LM: Claro.
RA: Y a veces uno si obraba uno de buena fe, con la esperanza de que saliera su lista, a veces se pasaba el año y no salía uno.
LM: No salía.
RA: No salía uno, porque había otros más listos.
LM: Claro.
RA: Pos ellos iban.
LM: ¿Cuánto les daban a los coyotes, o cuánto pedían?
RA: Pos en aquella época, con $50 pesos tenía, a veces con $20.
LM: O sea que…
RA: Pos sí, pero también ese dinero, pos era mucho dinero. Porque en esa época ganaba uno $6 pesos diarios.
LM: ¿Seis diarios?
RA: Sí, eso pos le pagaban a uno en la labor, aquí en Dolores.
LM: O sea, les tenían que dar una semana de trabajo.
RA: Sí, así es. Y así me la pasé yo y entonces, yo me fui con varios nombres.
LM: ¿Usted metió varios?
RA: Dos más. El mío y dos más. ¿Por qué?, porque en una ocasión salió agraciada una lista de otro muchacho y él no quiso irse, dijo: “Yo no puedo irme, yo tengo muncho trabajo aquí”. Él era contratista, albañil, traía muchas obras. “Y, ¿cómo me voy?”. En esa época yo era cantinero de El 201 aquí en Durango.
LM: Ahí trabajaba.
RA: Ahí trabajaba yo de cantinero y oí la conversación que le estaba diciendo a otro que había salido su lista agraciada y que él no quería irse. Entonces yo le dije: “Pos pásame tu número”. “¡Ándale!”, me dijo.
LM: ¿En qué año fue eso, se acuerda?
RA: Fue el cincuenta y, fue el [19]57. Fue el [19]57. Dice: “Te paso el número”, dice. Pero anteriormente ya había ido yo una vez a Estados Unidos.
LM: A Estados Unidos.
RA: Con mí apá. Esa vez mi apá, salió la lista de donde estábanos nosotros y me tocó a irme junto con él y yo por más que quería no irme junto con él, pos no tuve yo otro remedio más que irme.
LM: O sea que se apuntaron…
RA: Pos nos apuntamos y salió la lista a onde estábanos todos y me tuve que irme junto con él. Y yo que no quería irme con él.
LM: ¿Eso en qué año fue?
RA: También en el [19]57.
LM: ¿En ese mismo año?
RA: En ese mismo año. O sea que se iba uno en septiembre y luego se volvía uno a ir en octubre, noviembre, a diferentes trabajos de Estados Unidos.
LM: ¿Dónde?
RA: Y esa, esa vez que me fui con mi apá.
LM: Sí.
RA: Pasamos por Hidalgo.
LM: Hidalgo, Texas.
RA: Ey, me tocó estar en San Antonio, Texas. Fue la primera vez que yo estuve en Estados Unidos.
LM: A ver, cuénteme un poquito.
RA: San Antonio, Texas.
LM: Vamos a regresarnos un poquito. Ya que salieron en esa lista, ¿a dónde los mandaron?, o, ¿a dónde se fueron?
RA: Nos fuimos a Monterrey.
LM: A Monterrey, ¿ahí había un centro de…?
RA: Un centro de contratación.
LM: ¿Cómo era ese centro, se acuerda?
RA: No, pos es, eran unas oficinas ahí que tenían nomás. No tenían gran categoría sino que nomás ahí en… Uno siempre estaba afuera, se quedaba en la calle ahí en los camellones onde podía. Y nomás las oficinas ahí las tenían pa estar, ahí le estaban nombrando a uno por su nombre.
LM: Claro. ¿Cuántos días tuvieron que esperar ahí en Monterrey?
RA: Tres.
LM: Y, ¿dónde se quedaron?
RA: Allá afuera, en el camellón de las calles, ahí se quedaba uno.
LM: ¿Había mucha gente?
RA: ¡Sí!, miles, había miles, porque como era un centro de contratación, no había nada más de Durango sino que ahí se concentraban de varios estados. Gente de todas partes.
LM: ¿Recuerda cuánta ropa llevaban para ese viaje?
RA: Pos siempre llevábanos nomás dos cambios, no podía uno acarrear con tantas cosas. Nomás lleva uno dos cambios, pa quitarse el que trae y ponerse el otro y lavarlo y así lo llevaba uno.
LM: Claro.
RA: Así estuvimos ahí.
LM: ¿Le hicieron algún examen médico ahí?
RA: Sí, sí no, pos el examen médico es rigoroso [riguroso].
LM: Platíqueme, ¿cómo fue ese examen?
RA: Le sacan a uno sangre, le hacen el examen y de todo el cuerpo. O sea que ahí lo desnudan a uno.
LM: ¿Completo?
RA: Completamente lo examinan de todo y luego pos lo que hace un doctor de la boca, de todo, todo lo examina bien.
LM: ¿La vista?
RA: La vista.
LM: ¿El oído?
RA: Y luego la sangre pos es para, si no está enfermo de alguna enfermedad.
LM: ¿Eran mexicanos los doctores o eran americanos?
RA: Americanos, eran americanos.
LM: Y, ¿cómo se portaban?
RA: Pos déspotas, lo trataban a uno muy mal.
LM: ¿Qué les decían?
RA: No, pos es que, pos si uno… En primero lugar no les entiende muy bien. Si ellos querían que agarrara una línea y uno agarraba pa otra parte. O sea que en el centro de contratación es mucha gente, se batalla mucho. Entonces ellos, pos sí, se enojaban porque no les entendía uno o no les hacía uno caso.
LM: ¿No hablaban español?
RA: Pues no, muy poco. Y luego ya después que le pasaban todo ese examen, que ya le arreglaban todos sus papeles y todo.
LM: ¿Radiografías también le sacaron?
RA: También. Entonces ya cuando hacían todo eso que ya como quien dice ya pasó uno, porque los que no pasaban de ahí lo regresaban.
LM: Ahí lo regresaban.
RA: Si les encontraban algo que a ellos no les convenía, lo echaban pa afuera.
LM: Cuénteme, cuáles eran los pasos. Primero era el examen, primero los revisaban y luego de ahí, ¿a dónde pasaban?
RA: Los revisaban y luego lo pasaban a con el doctor que le sacara sangre. Y ya que le sacaban, ahí se desmayaban muchos.
LM: ¿Se desmayaban?
RA: Porque, más bien porque lo metían a uno al comedor y saliendo del comedor a la fila a onde le sacaban sangre y ahí casi azotaban, la mayoría azotaba, cuando salían de esa puerta, caiba. Es que era malo eso de sacar, recien desayunado y sacarle la sangre, pos salían al aire y ahí estaban azotando, ¡no todos! Pero la mayoría, todos azotaban. Lo harían adrede, sabrá Dios.
LM: Quién sabe y de ahí, de la sangre, del…
RA: De ahí del, ya cuando pasaba uno todo eso, pos le pelaban a uno también este, a ver si no iba gonorriento, así cosas de esas, se aseguraban bien que no fuera a pasar uno una infección pa allá.
LM: Claro, ¿usted qué pensaba qué, qué sentía de…?
RA: Pos a mí me daba vergüenza, pues la primera vez porque iba mí apá. Me daba mucha vergüenza y, nombre, pos si hasta me daban ganas de salirme otra vez. Pero pos ya estaba uno ahí, ya qué hacía.
LM: Entonces…
RA: Y ya cuando pasaba uno todo eso, ya que ya fue aceptado, que ya todo eso: “No pos ya estuvo”. ¡No! Todavía el morralito que llevaba uno o el velicito que llevaba uno… Lo formaban a uno allá, tenían unas tablas, porque eran mesas, unos tablones largos ahí, acomodaba uno sus cosas ahí, y abrían todos los velices y los esculcaban. Y luego venían con una como de esas fumigadoras y le echaban polvo de avión ahí a toda la ropa, se la dejaban completamente…
LM: Blanca.
RA: Ey.
LM: ¿A toda la ropa?
RA: A toda la ropa y a uno también.
LM: ¿A ustedes también les echaban?
RA: También, así de…
LM: ¿Todavía con ropa o sin ropa?
RA: No, no, pos con ropa le echaban ese polvo a uno.
LM: ¿Irritaba ese polvo?
RA: Sí, después se metía uno a bañar, pero pos ya de todos modos ya lo habían polveado.
LM: ¿Cuánto tiempo lo dejaban ahí polveado?
RA: Como una hora.
LM: Y luego ya se metía a bañar.
RA: Se metía uno a bañar y luego ya se metía uno a un lugar que le decían La Asociación, ya de ahí de La Asociación, todavía uno pos todavía no tenía patrón, y ahí llegaban los patrones: “Necesito veinte, necesito treinta, necesito cuarenta”, según.
LM: ¿Eso fue en Monterrey, o dónde fue?
RA: No, no, ya fue en El Paso.
LM: ¿En El Paso?
RA: De Monterrey, lo mandan a uno a camión ya a El Paso.
LM: A El Paso lo mandaron.
RA: Ya de Monterrey, ahí le hablan por su nombre, lo suben a los camiones y lo mandan a Piedras Negras, a Hidalgo, cualquier parte y ya cuando llega uno, pasa uno el puente, entra uno a onde tiene uno todo su movimiento, es cuando le pasan todos los exámenes.
LM: Entonces fue de Monterrey a El Paso y ahí fueron los exámenes.
RA: Y ahí fueron los exámenes. Y después de todos esos exámenes pasa uno a unos salones grandes que le dicen La Asociación.
LM: La Asociación.
RA: De ahí ya sale uno a diferentes partes de Estados Unidos, según onde le toque.
LM: ¿Era una asociación de rancheros?
RA: ¡Sí!
LM: Ahí llegaban los rancheros que querían contratarlos.
RA: Exactamente, de ahí llegaban los rancheros y ya pedían la cantidad que necesitaban y pos se las daban. Por eso a veces le preguntaban a uno que a ónde quería uno ir, si a Los Ángeles o a Lamesa, Texas, a Pecos Bill y así. Y cuando uno va, pos no conoce.
LM: Claro.
RA: Yo la primer vez no conocía.
LM: Cuénteme, ¿le tocó junto con su papá?
RA: Sí, juntos nos tocó. Ahí en San Antonio, Texas estuvimos juntos mi apá y yo y otros señores de acá de Tepehuanes también.
LM: Cuando usted firmó el contrato, ¿ahí le explicaron?, ¿después de toda la polveada firmó su contrato?
RA: Sí.
LM: O, ¿dónde firmó su contrato?
RA: Sí, ahí lo firma uno.
LM: ¿Le explicaron su contrato?
RA: Pos ya ni me acuerdo cómo le decían a uno, pero pos sí, ahí le firmaba uno el contrato, pero hasta que llegaba el patrón.
LM: ¿Hasta que llegaba el patrón?
RA: Sí, porque no sabía uno si se iba a Lamesa, Texas, o no sabía uno si, según. Ya cuando le asignaban patrón, entonces firmaba uno un contrato.
LM: Entonces y ya, y, ¿cuál fue su primer trabajo?
RA: Piscar algodón.
LM: Piscar algodón ahí en Texas, ¿verdad?
RA: Sí, en San Antonio, Texas.
LM: ¿En qué se fueron hasta San Antonio?
RA: En un autobús, o sea le ponen un bus ellos dos y lo llevan en autobús hasta el lugar a onde tienen las, le dicen barracas. Casas, o sea son unas barracas onde, son dormitorios. Están como en el Ejército. Camas de dos, una abajo otra arriba.
LM: ¿Cómo eran esas barracas?
RA: Son como bodegas grandes, con una hilera, cama por este lado, otra hilera por este lado y la que le tocaba a uno, abajo, arriba pos ahí dormía.
LM: ¿Era grande el rancho dónde estaba usted?
RA: Sí, estaba grandecillo.
LM: ¿Cuántas personas trabajaban ahí?
RA: Bueno, ahí tábanos más o menos como cuarenta y cinco personas, esa vez que me tocó con mi apá. Y uno mismo se preparaba el alimento.
LM: Ah, ustedes mismos…
RA: Sí, o sea que tiene, es una bodegota así con camas pa los dos lados. Y luego hay otra que viene siendo la cocina. Con una hilera, estufa de este lado, otra hilera estufa pa este lado y le asignaban una estufa a cada persona o a cada pareja, según como se aviniera uno.
LM: Y, ¿cómo se organizaron ustedes para cocinar?
RA: No, pos mi apá y yo solos, teníanos nuestra estufa. Y unos se, salía uno a trabajar, cuando llegaba uno pos preparaba su cena. Y en la noche tenía que preparar lo que iba a llevarse en la mañana temprano.
LM: ¿Preparaban lonche?
RA: Sí, porque a mediodía pos qué comían. Teníanos que llevar qué comer.
LM: Y, ¿qué ilusiones tenía usted de Estados Unidos, qué pensaba?
RA: Pos yo en esa época pos, ganar dinero nomás. La ilusión era ganar dinero y venir a México pos a hacer algo. Era lo que…
LM: ¿Ese fue el motivo de por qué usted se animó a ir a Estados Unidos?
RA: Sí pos porque aquí pos ya ve que aquí pagaban, en esas épocas eran $6 pesos diarios, era el mínimo. Ganaba uno $42 pesos ya cuando le subían a $7. Era muy poco semanal. Y allá, pos a veces en un rato los ganaba uno. Piscando algodón, pos me parece que, no me acuerdo yo cómo pagaban la libra, algo así como a $0.03 centavos.
LM: A $0.03 centavos la libra.
RA: Ey, no crea que pagaban tan…Necesitaba uno piscar bastantito para poder sacar algo.
LM: ¿Cómo es el trabajo del algodón? Cuéntenos para darnos una idea.
RA: Pos el algodón es, hay diferentes clases, hay uno que, ese esta bien. Como allá en San Antonio nos tocó muy mala suerte, taba muy grandote, las matas muy grandes. Entonces, pos tenía poca mota y pos va uno piscándola así con, le dan guantes, pisca uno y si se apura, pos pisca uno ciento cincuenta, doscientas.
LM: ¿En dónde echan eso, eso que van piscando?
RA: Cuando ya llena uno la saca, se va uno a onde está el pesador.
LM: ¿Les daban un costal, una saca?
RA: Sí, así le dicen, sacas, largas, son largas, unos costanotes, bien largas. Agarran hasta ciento diez, ciento veinte libras cada costal. Entonces cuando ya lo llena uno, se va uno a onde está el pesador.
LM: Y, ¿dónde, cómo lo cargaban eso?
RA: En el lomo.
LM: En el lomo.
RA: En el lomo se echaba uno el costal, apenas podía uno y llegaba uno a onde esta el, es como un tripié que ponen ahí y en medio hay una báscula, más bien pesas de resorte, ¿cómo le dicen?, romanas.
LM: Una báscula romana.
RA: Una báscula romana que tiene un gancho. Entonces llega uno ahí y agarra un lacito así y luego ya lo engancha en el pico de la romana y deja uno colgando el costal. Ya le anota: “Tantas, ciento diez, ciento veinte libras”. Se los anota. “¿A qué nombre?”. “Julano de tal”. Y todas las pesadas que hizo durante el día se las van anotando, ya en la tarde se la suman tanto.
LM: Y diario les daban su cuenta.
RA: Sí, sí. Uno iba anotando también las pesadas y luego el total del día también para el fin de semana, pos a ver qué.
LM: ¿Les pagaban cada fin de semana?
RA: Ey, cada fin de semana nos pagaban y nos llevaban al pueblo.
LM: ¿Tenían mayordomo ahí?
RA: Sí.
LM: ¿Era mexicano o era americano?
RA: Sí, no, americano. Era, a mí me tocó americano. A veces se ponen mexicanos, pero que ya tiene mucho tiempo allá que son residentes.
LM: Claro. ¿Ese mayordomo americano cómo se portaba?
RA: Era buena gente.
LM: ¿Sí?
RA: Era buena gente ese señor. Nada más que le revisaban a uno muy bien. Cuando uno vaciaba la saca arriba de la tráila, la pesa uno y luego se sube uno a la tráila a vaciarla. Uno la vacía, entonces arriba tienen a otra persona que le pega así con los pies y lo desparraman pa allá y pa acá, para a ver si no lleva tierra o piedras. (risas)
LM: Que había uno que otro que le echaba…
RA: No, casi todos. Es que así es.
LM: Pa que pesara más.
RA: Pos sí, si no pos uno piscaba muy poco.
LM: Claro.
RA: Es que así es y a muchos pos sí les hallaban y le rebajaban.
LM: ¿Sí?
RA: Si le hallaban tierra o piedras o terrones, enredado en…
LM: El algodón.
RA: El algodón, le rebajaban. Ahí necesitaba uno ser bien derecho.
LM: ¿Sí?
RA: Para no echarse de enemigo al mayordomo, así trabajaba uno.
LM: ¿A qué horas empezaban a trabajar?
RA: Desde que se empezaba a ver, a las seis de la mañana.
LM: Seis a.m.
RA: Seis de la mañana, seis y media, ya estaba uno ahí en el field.
LM: Ya debía estar desayunado y todo.
RA: Sí, pos es que en la madrugada se levantaba uno, hacía su almuerzo y el lonche que va a llevar y almorzaba uno.
LM: ¿Hasta qué horas?
RA: Ya iba listo. Y hasta medio día que a la una, una y media, comíanos. Eso sí que no, no nos carrereaban porque pos como anda uno a lo que hace.
LM: Sí.
RA: Pos son inteligentes. Si se tarda uno mucho en comer, pos gana menos.
LM: Claro.
RA: Entonces de por si uno comía rápido y a seguirle, hasta en la tarde que ya empezaba a pardear, vámonos.
LM: Y a regresar al…
RA: Y al campamento, ey, al campamento. Y a lo mismo, preparar la cena y preparar lo que vamos a hacer en la mañana.
LM: ¿Qué cocinaban?
RA: Pos por lo regular papas, cocía uno frijoles, huevos, chile, sopa, pues la sopa muy poco, pero sí lo que son las papas y el fríjol, es lo que preparaba uno más bien. Y luego hacer tortillas, puras tortillas de harina.
LM: Sí, pos de maíz estaba difícil, ¿verdad?
RA: Taba muy difícil a cómo las hacía uno, no se puede. Nada más el sábado que nos llevaban al pueblo, traíanos un kilo, dos kilos de maíz, era el único día que comía uno de maíz.
LM: ¿Cada cuándo les pagaban?
RA: Cada ocho días, los sábados.
LM: Los sábados. ¿Les pagaban con cheque o les pagaban con efectivo?
RA: Pos ahí hay patrones que pagan con…Casi todos pagan con unos chequecitos, pero que valían en cualquier tienda que iba uno.
LM: ¿En cualquier tienda los agarraban?
RA: En cualquier tienda los agarraban y le daban a uno el cambio, ey. Pos tenían todo controlado.
LM: ¿Cómo era el pueblo a dónde iban?, ¿cómo se llamaba el pueblo, se acuerda?
RA: Iba, San Antonio.
LM: A San Antonio, Texas.
RA: San Antonio, Texas, ahí mero San Antonio. Nosotros estábanos en el campo, onde tienen la labor siempre tienen onde tienen los campamentos. A uno nunca lo tienen en la ciudad, siempre lo tienen fuera.
LM: A parte.
RA: Ey y a la ciudad nada más los llevaban los sábados.
LM: ¿A qué horas los llevaban?
RA: Pos como a diez, once de la mañana. Y ahí se estaban esperándolo hasta que hacía uno todas sus compras y ya que hacía todas sus compras, al camión otra vez.
LM: ¿Qué compraban, se acuerda?
RA: ¡Uh!, pos todo, lo bueno de tener dinero. Había muchas cosas qué comprar, pero uno compraba lo que, comida, todo lo que íbanos a usar durante la semana, se preparaba uno.
LM: ¿Se metían a algún restaurant?
RA: ¡No!, no casi a los restauranes no. Nosotros entrábanos nada más a las tiendas.
LM: A las tiendas.
RA: Las marquetas grandes que hay. Ahí es que, es como aquí en la Soriana, por ejemplo. Agarraba uno y escogía, escogía y se arrimaba a la caja y pagaba.
LM: Claro.
RA: Y vámonos, sí.
LM: Y de regreso. Entonces, ¿cuánto duraban en el pueblo?
RA: Durábanos unas dos horas.
LM: Unas dos horas.
RA: Era lo más que duraba uno.
LM: ¿Nunca iban al cine?
RA: No, sí. Muchos sí se escapaban, yo no. Yo la primera vez pos como le digo, estaba mi jefe.
LM: No chanza de nada.
RA: No se podía hacer nada, nada. Más de las compras, al camión y muchos sí, amanecían en el bote.
LM: ¿Sí?
RA: En San Antonio, ey.
LM: Se ponían…
RA: Todos los que traían permiso para quedarse un rato en la ciudad, pos le daba permiso el señor.
LM: O sea que tenían que avisar, tenían que pedir…
RA: Pos amanecían, amanecían en el bote, ey. Sí, tenía que avisar y esos, me acuerdo que eran dos maestros de aquí de Contreras, siempre en el bote, los lunes tenía que ir el patrón a sacarlos.
LM: Y, ¿no los regresaban a México?
RA: No, es que había un contrato, no los regresan. A onde lo podía regresar es en La Asociación.
LM: A La Asociación.
RA: Y de ahí de La Asociación pos le pueden dar otro patrón.
LM: Claro.
RA: Ey, pero no los regresaban a México hasta que cumplía su contrato. Aquel que quisiera salirse, se venía.
LM: ¿Qué hacían los fines de semana aparte de ir al pueblo?
RA: Pos a jugar.
LM: ¿Qué jugaban?
RA: Baraja, dominó, huesitos y cuanta madre, eso es lo que hacíanos.
LM: Pos sí, ¿cómo es el juego del hueso?
RA: Los dados. Los siete, un once, eso es lo que hacía uno.
LM: Apostaban algún…
RA: No, pos sí. Los que les gustaba apostar, pues apostaban, los que no, a veces nomás víanos. Se divierte uno viendo.
LM: ¿Tomaban ahí?
RA: Poco, no hay casi oportunidad de tomar. Pos los que tomaban no le digo que amanecían en el bote.
LM: Esos tomaban en San Antonio.
RA: Esos por eso pedían permiso pa quedarse a, pues a eso.
LM: Claro.
RA: Mandaban la provisión con los compañeros y ellos se quedaban ahí pues a cotorrear.
LM: ¿Mandaba dinero usted a su familia?
RA: Sí, de vez en cuando, cuando tenía, si no me cree, ahí está mi vieja. Tenía uno que mandar.
LM: ¿Ya estaba usted casado?
RA: La primer vez todavía no, cuando estuve en San Antonio, no. Ya cuando vine de allá sí. La segunda vez que me fui ya estaba casado.
LM: Vino el primer año y se casó.
RA: Ey.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
RA: María del Carmen Barbosa.
LM: ¿De qué edad se casó usted?
RA: Veintidós años tenía yo creo, o veintiuno algo así.
LM: Y, ¿ella?
RA: Dieciséis.
LM: Estaba jovencita.
RA: Sí, estaba joven.
LM: Y luego luego al próximo año, ¿se volvió a ir usted?
RA: El mismo año.
LM: El mismo año.
RA: O sea, yo digo que los contratos eran por cuarenta y cinco días. Cumplía uno un contrato y lo echaban pa fuera. Entonces volvía uno, llegaba uno aquí a Durango y se volvía a enlistar o si salía otra oportunidad. Como le digo ese año me salió a mi la oportunidad, llegué de allá y me metí de cantinero a El 201 mientras que salía mi lista, entonces ahí en pláticas, estaba platicando ese muchacho que había salido su lista y no quería irse. Le dije: “Pues pásame el número”. Dice: “Ándale, si quieres irte, vete, sí te lo paso”. Y me dio el número de su lista. Él se llamaba Francisco Fiscal Castañeda, se llama porque todavía vive, todavía es contratista. Dice: “Ahí nomás me traes un pantalón Levi’s”. “Órale pues”.
LM: Y pues, ¿usted se tenía registrar con ese nombre?
RA: Con ese nombre y el problema era la cartilla.
LM: La cartilla.
RA: Porque yo no tenía cartilla a nombre de él, pero como aquí en México todo se vale, dije: “Bueno y, ¿cómo le hacemos con la cartilla?”. No, pos dice: “Es fácil”. Y así fue. Esa vez me to… Esa vez, se llamaba Francisco Fiscal Castañeda y el señor que estaba nombrando los nombres ahí me conocía, se llamaba Jesús Rivera. Yo había trabajado con él, porque él fue el que hizo la presa de aquí de (ininteligible). Yo había trabajado con él y luego que me conocía ahí el que estaba nombrándole el personal.
LM: Y, ¿luego?
RA: Y luego cuando dijo Francisco Fiscal Castañeda, pues yo dije: “Presente”. Y voltió y yo nomás le dije que se callara el hocico porque pos después nos arreglábamos.
LM: Claro.
RA: Y sí, sí calló, aguantó. No dijo nada y pasé como Francisco Fiscal Castañeda y ya me subí al autobús y a Chihuahua. Esa vez me tocó por Chihuahua.
LM: Esa vez lo llevaron a Chihuahua.
RA: A Chihuahua. Entonces yo, pues yo, no crea, yo sí tenía miedo, dije pos para pasar, por la cartilla, porque no llevaba cartilla. Pero no faltó quién me dijera: “Nombre, es fácil”, dice, “nomás échale un billete de cualquier, a cualquier papel o lo que sea, échale un billete en medio y cuando pases por la caseta donde estaba el oficial, él nomás abre el papelito y cae el billete pa abajo”, porque no los agarraban. Porque lo estaban vigilando.
LM: Ah okay.
RA: Lo estaban vigilando. Él estaba en una casetita de madera y llegaba uno ahí y él taba parado aquí y este era el mostrador. Y le ponía a uno el papelito y él nomás lo abría y cae el billete pa abajo y pa adelante, esa era la cartilla.
LM: Mire.
RA: Y otros que llevaban su cartilla bien visada, bien, la hojeaban y la hojeaban y no caía nada. “Le falta la visa”. “No, mi cartilla que está bien visada”. Y hasta se hacían ahí de… “No, no, le falta la buena, le falta la visa”. Y lo regresaba otra vez a la cola. Hasta que alguien le decía a aquel tonto.
LM: Que le echara…
RA: “Échale algo, porque si no, no vas a pasar aunque la lleves visada”.
LM: Mire.
RA: Y así era, ya con un billete de a $20, de a $50, como uno podía, ya nomás caiba pa adelante era el único lugar onde pedían, onde pedían cartilla.
LM: En Chihuahua.
RA: Ahí en Chihuahua, bueno, en Monterrey también, pero, o sea donde estaba este oficial, ya pasando de ese oficial ya no había ningún problema. En ningún otro lugar pedían la cartilla. Entonces por eso estaba fácil ir con otro nombre.
LM: Pero, ¿eso fue en el centro de contratación?
RA: En Chihuahua.
LM: Okay. ¿Pa entrar el centro o para salir?
RA: No, no ya para salir al autobús pa irse a El Paso.
LM: Ah okay.
RA: De ahí lo mandan a uno, por ejemplo, a El Paso, Texas.
LM: Ya habían pasado los exámenes médicos.
RA: No, no ahí no. Ahí es nomás para irse uno a El Paso. Bien sea de ahí a El Paso, Texas o a Piedras Negras.
LM: ¿Qué les preguntaban ahí en ese centro de contratación?
RA: Nomás le revisaban lo que llevaba uno, la lista. O sea que ellos tienen una lista donde van todos los nombres, si coincidía el nombre con los papeles que llevaba pa adelante, ahí es donde revisaban. Por eso ahí es donde revisaban cartillas, a ver si era el mismo nombre que estaba en la lista.
LM: Claro.
RA: Y ese era…La cartilla era cualquier papel.
LM: ¿Las manos, o algo así?
RA: Pos sí. No, ahí no revisaban nada.
LM: La primera vez que usted salió le dieron alguna mica, ¿le dieron alguna identificación?
RA: Sí, le daban a uno una mica.
LM: Al salir.
RA: Al salir, una miquita así. Cuando lo…es que lo retratan a uno, cuando llega uno a El Paso, ahí le sacan una foto para ponerlo en la miquita que le dan a uno. Es como pasaporte, una miquita así chiquita.
LM: Y la segunda vez que cruzó dice que lo mandaron a El Paso, ¿también le hicieron exámenes ahí?
RA: Sí también.
LM: ¿Igual?
RA: Es igual. Es lo mismo, los exámenes eran los mismos, nomás que yo ya llevaba…Necesitaba ponerse uno muy listo pa cuando le hablaran, pos no estaba esperando que me hablaran Rosendo, sino que yo tenía que estar listo a que me hablaran Francisco. Y no, nunca me equivoqué.
LM: ¿No se le olvidaba, no?
RA: No, nunca me equivoqué y así pasé. Esa vez estuve en Fort Stockton.
LM: En Fort Stockton.
RA: California.
LM: ¿Ahí qué hizo?
RA: Ahí me toco piscar algodón, pos casi pa puro algodón lo llevaban a uno, nomás que ahí sí estaba muy bueno el algodón, era de ese chaparrito, puma [pima] que le dicen.
LM: Del puma.
RA: Ey, ése era chaparrito, ese no eran matotas grandes como acá casi necesitaba uno escalera para alcanzarlas acá en San Antonio y muy poco. Ahí nos fue mal, juntamos muy poco dinero.
LM: ¿Había diferencias entre los contratos de California y los contratos de Texas?
RA: Bueno, diferencia en el tiempo no. Eran, todos los contratos eran por cuarenta y cinco días y pero si el patrón requería de los servicios de uno, se lo renovaba.
LM: ¿Era difícil que lo renovaba?
RA: No.
LM: Era fácil conseguirlo.
RA: Si él tenía trabajo que no se lo terminamos en los cuarenta y cinco días, el personal que contrató, nos volvía a renovar el contrato.
LM: ¿Ahí mismo?
RA: Pero no a todos, es que son, son diablos. Si veía que un, que alguno de ellos era problemático que le daba lata, pues a ese no le renovaba el contrato, lo echaba pa México.
LM: Y, ¿a los que trabajaban bien?
RA: Y a los que trabajaban bien, les volvía a renovar el contrato.
LM: ¿Alguna vez renovó usted contrato?
RA: Sí, sí algunas veces.
LM: ¿Cuántas veces?
RA: Como ahí esa vez que estuve yo en Fort Stockton ese, estábamos con un patrón que tenía un grupito de trece, pues de a tiro poquitos y luego que tenía mucho. Y bien güeno y las casitas, ahí era casa, no eran bodegas. La casa la tenía en medio de los files [fields], ahí no necesitábamos llevar lonche. Nos daba hambre y dejábamos el costal ahí tirado en una orilla y íbamos y preparábamos en la estufa y comíanos y otra vez al field.
LM: Oiga pues tenían la casa ahí.
RA: Ahí sí estuve yo muy a gusto.
LM: ¿Ahí ganó bien?
RA: Ey.
LM: ¿Cuánto le pagaban ahí?
RA: No, pues yo ahí llegué a piscar hasta quinientas.
LM: Quinientas libras.
RA: Limpio, así.
LM: ¿Ahí ya no iba con su papá?
RA: No, ahí estaba yo solo, ahí nos fue muy bien en ese lugar. Y ahí me tocó estar dos veces.
LM: ¿Cuánto tiempo estuvo ahí?
RA: Ahí estuve yo como noventa días.
LM: Noventa días.
RA: Porque renové contrato y volví a cumplir. Ya el segundo, cuando cumplí el segundo ya no, ya no me quise quedar, me vine.
LM: ¿Por qué?
RA: No, pos ya como quien dice ya no tenía chamba, ya andábamos pepenando, ya andábamos…
LM: Ya se había acabado.
RA: Ya se había acabado, todo lo bueno ya nos lo habíanos acabado.
LM: ¿En qué otros estados trabajó?
RA: Estuve en, como le digo, en Fort Stockton estuve dos veces. La tercer vez estuve en Pecos, Pecos Bill. Ahí también me tocó piscar algodón, también ahí me fue más o menos bien, estaba bueno.
LM: Había buen algodón.
RA: Muy buen algodón, nomás que había muchas víboras. Ese es un lugar que, ¡híjole mano!
LM: ¿De qué tipo de víbora?
RA: De esas de cascabel. Andaba uno piscando y ya cuando oía el chillido pues ya se le sacaba uno por un lado, o la mataba, pero allá había muchas víboras.
LM: Y, ¿les decían que había víboras?
RA: No, nunca nos decían.
LM: ¿Con qué las mataban?
RA: Pos con piedras, hay piedras.
LM: Con lo que podían.
RA: Ahí con lo que puede uno. Y había mucha mata de sandía también entre el algodón.
LM: Se llevaban una que otra sandía.
RA: No, ahí comíamos hasta que se llenara. Pos sí, dijo: “Pueden comérselas”. En la mañana temprano sí, pero ya cuando calentaba el sol, ya no se puede, no sirve, se pone muy caliente.
LM: Ya ni sabe bien.
RA: No. Ahí era un grupo, en ese campamento habíamos como seiscientos.
LM: Seiscientos hombres, puro algodón.
RA: Puro algodón.
LM: ¿Cuántos mayordomos?
RA: Claro que esos seiscientos, no crea que estábamos con un solo patrón. Era, ese campamento había munchas barracas, pero unas barracas eran de un patrón, otras de otro patrón. O sea que ahí es como un campamento pa muchos patrones. Cada quien tenía su barraca, pero en la tarde, en la noche, ¡hijo!, se veía bien bonito porque era un gentío.
LM: ¿Ahí les daban de comer? O usted se hacía.
RA: No, la preparábanos.
LM: Ahí la preparaban.
RA: Igualmente, pues va uno a traer la provisión y ahí la prepara uno y así es allá. Y ahí estuve dos veces en Pecos Bill, dos, pues dos años seguidos estuve ahí. Me tocó ahí la primera vez, estuve y luego después me gustó cuando llegó un patrón que quería gente para Pecos. Y como yo ya había estado ahí, pues yo luego luego me apunté.
LM: A algunos no les gustaba ir a Pecos.
RA: No, porque les gusta otra clase de trabajo, es que el algodón es el trabajo muy duro.
LM: Sí es pesado.
RA: Es muy pesado, no cualquiera lo soporta.
LM: Los primero días me imagino que acababan adoloridos.
RA: Sí, pues no se podía uno enderezar, o sea que desde que agarraba uno la orilla, si se enderezaba ya batallaba para agacharse otra vez. Valía más no, así a darle pasito al pasito, pero hasta que llena uno el costal se levanta.
LM: Y, ¿el clima como estaba?
RA: Estaba bien, era un clima más o menos bien.
LM: Agradable.
RA: Ey, de ese agradable, sí hace calor pero no quemaba. Esta así como, pues sudaba uno, pero no quemaba, muy bonito.
LM: ¿Siempre trabajó en el algodón?
RA: No, no siempre.
LM: ¿En qué más?
RA: Después que me tocó ir a, estuve en San Francisco, California.
LM: Esa vez, ¿por qué lado entró?
RA: Por acá por Tijuana.
LM: ¿Se contrató en dónde?
RA: En Tijuana. De aquí lo mandan directamente a Tijuana.
LM: En San Francisco, ¿ahí en qué…?
RA: Ahí trabajé yo, ahí me tocó, la primer semana entré a piscar tomate.
LM: Tomate.
RA: En eso se enfermó un cargador de los tráiler que llegan a cargar las rejas. Se enfermó uno de los trabajadores, entonces como yo tenía más o menos buena estatura, llegó el mayordomo y me dijo: “Oye tú, vente. Necesito un cargador, porque se me enfermó el otro”. Así que nada más trabajé una semana yo piscando tomate. A la siguiente semana ya me tocó andar de cargador. Ahí la primer, la primer día que me tocó cargar a mí el tráiler, salí con calentura.
LM: De plano.
RA: Es que estaba duro.
LM: Era muy pesado.
RA: Éramos cuatro, dos abajo y dos arriba. El tráiler no se para, el va muy lentamente, va por en medio de dos, de dos hileras de cajas y por eso los dos que van abajo, uno va de este lado y el otro de este lado, aventándoselas al otro. Y también arriba hay dos, acomodando, acomodando y acomodando.
LM: Y, ¿a usted le tocó abajo o le tocó arriba?
RA: El primer día abajo, con guantes.
LM: O sea que aventaba las cajas.
RA: Y no, pos los guantes no…Es que tienen una hendidura muy, entra como tanto así a la reja, pues se zafaba, con guantes se zafaba. No, aventé los guantes a la fregada y con la pura mano.
LM: ¿Cómo acabó?
RA: No pues todo jalao, (risas) todo jalado pero sí, sí cargamos bien. Y luego eran los únicos que nosotros, no nos podíamos venir del field hasta que levantábamos la última reja que piscaba toda la gente.
LM: Y, ¿la paga era igual?
RA: No, era por reja.
LM: ¿A cómo?
RA: Ahí fue el lugar donde yo gané más dinero en Estados Unidos, que en cualquier otra parte.
LM: ¿A cómo le pagaban?
RA: Como a $0.02 centavos.
LM: La reja.
RA: La reja. No, ahí nos fue muy bien.
LM: Y, ¿quién les contaba las…?
RA: Porque un tráiler, ¿eh? No pues ya sabían lo que agarraba cada tráiler. Eran tráiler de esos grandes de orilla a orilla. Y no, miles, miles de rejas y ahí nos fue muy bien, pero nosotros salíamos como a las once de la noche, a las doce.
LM: ¿A qué horas empezaban?
RA: A las seis de la mañana.
LM: De seis a once.
RA: Así es. Nomás que ahí había una ventaja, que ahí sí nos daban de comer.
LM: Ahí sí. Y, ¿cómo era la comida?
RA: Muy buena.
LM: ¿Estaba buena la comida?
RA: Diferente clase de comida, o sea que tenían un, ellos le decían borde, un restaurant.
LM: ¿Qué les daban?
RA: Y había orden de que cuando llegaran los cargadores, a la hora que llegaran, a esa hora nos daban de comer los meseros, en el restaurant, no importaba la hora que llegáramos porque pos nosotros teníamos que venirnos cuando termináramos. Entonces si llegábanos a las once o doce, luego luego nos atendían. Cenábamos bien a gusto y a dormir luego luego y pa tempranito, otra vez.
LM: ¿Cuánto tiempo trabajó ahí?
RA: Ahí yo duré cuarenta y cinco días.
LM: Cuarenta y cinco días, ¿nada más?
RA: Nada más.
LM: No renovó.
RA: No, ahí no renové contrato, o sea que se terminó.
LM: Y, ¿no era muy poco tiempo?
RA: Pues era poco tiempo, pero como agarraban mucha gente, lo levantaban. Es que eso era lo que yo veía mal que por…Bueno, pos a ellos les convenía levantar rápido su cosecha, ocupaban la gente que ellos creían conveniente.
LM: Y, ¿ahí cómo se portaban los mayordomos?
RA: Buena gentes.
LM: También americanos.
RA: También americanos. Nomás había un mayordomo ahí, pero ya no en el tomate, porque ahí terminábamos el tomate y ese mismo patrón tenía otros files [fields] de chiles. Pero de ese chile, pos quién sabe cómo se llamará ese chile grueso.
LM: Ese dulce.
RA: Ese dulce.
LM: Green Pepper.
RA: Yo creo sí.
LM: Pimiento verde.
RA: Entonces de ahí del tomate nos pasaron, ahí me tocó ya también piscar chile. Pero sí me gustó porque si movía uno las manos rápidas, tenía uno chance de descansar. Esa era, es una máquina que abarcaba más o menos cuarenta surcos con una banda, una banda larga, larga, larga y esa banda estaba dando vueltas así y estaba echando el chile a la traila así. Ahí no se preocupa ellos porque vaya uno a vaciarlo. (risas) Uno va, esa banda abarca cuarenta surcos y entonces agarrábamos tres surcos entre dos, son diablos los cabrones. O sea que lo metían a uno, mi compañero iba aquí y yo aquí, el surco de en medio era pa los dos. Sí, yo a veces le movía, pues yo llevaba dos solos y él nomás uno. Pa que no nos dejara atrás la banda, porque la banda va caminando, el tractor allá va, va caminando lentamente. Entonces uno va piscando y no voltea, nomás echándolo y echándolo y echándolo.
LM: Ahí ni tiempo tiene de voltear.
RA: No, pues no le dan chanza. Pero ahí era por horas.
LM: Ahí era por horas. Y, ¿a cómo le pagaban la hora?
RA: Me parece que a $2, $2 y feria. En esa época era, estaba muy barata la hora, $2.20 algo así.
LM: ¿En qué año fue eso?
RA: Fue el [19]59, sí. Y ahí también nomás terminábamos el chile, también casi terminando, terminando el contrato. Fue cuando yo me vine aquí a México otra vez.
LM: Entre esas dos veces que venía y regresaba, ¿siempre trabajaba de cantinero o de qué más?
RA: No, no pues ya cuando, por ejemplo en San Francisco, cuando vine todavía le hice la lucha yo como unas dos o tres veces. Sí, la última vez estuve en Lamesa, Lamesa, Texas. Fue la última vez, porque ya cuando vine yo de Lamesa, esa vez me tocó también algodón, fue cuando quitó las contrataciones Díaz Ordaz.
LM: Díaz Ordaz.
RA: Ése fue el que nos las quitó.
LM: Ése fue su…
RA: Ya la última vez que fui.
LM: En el [19]64.
RA: Ey.
LM: Y, ¿por qué las quitaron?
RA: Pos porque ya no, o sea que dicen que le quiso cobrar el presidente $50 dólares por cabeza de cada bracero que le mandaba. Y le estaban dando $25 dólares por cabeza.
LM: ¿Eso se sabía?
RA: Eso se sabía, pos si nosotros sabíanos perfectamente que nos estaba rentando como animales, porque un pesador que se llamaba don José, era americano, y él nos platicaba, dice: “Ustedes no crean que vienen namás porque, porque nosotros los estamos contratando, no. Hay un convenio entre los dos gobiernos. Cuando ustedes se les está quitando el diez por ciento”. Pues quién sabe pa que chingados sería eso, así diez por cierto.
LM: ¿Siempre les quitaban?
RA: Siempre nos vendió. O sea que del cheque que nos daban, nos rebajaban el diez [por ciento], ya venía ahí el descuento.
LM: Ya venía.
RA: El diez por ciento, eso sí quién sabe pa qué sería.
LM: ¿No sabían para qué era?
RA: Nosotros, yo nunca me di cuenta pa qué sería eso. Pero según ellos dicen que pues no, ni cuenta. Yo realmente no me di cuenta por qué nos quitaban ese diez por cierto.
LM: Parece ser que ahora dicen que para un fondo de ahorro, pero…
RA: Pues fondo de ahorro, pero, ¿pa quién? Pues pa el Gobierno Mexicano yo creo. (risas)
LM: Para ustedes no.
RA: Porque a nosotros nunca nos lo dieron. Ora también los días que se quedaban, a veces se quedaban una semana de fondo con los patrones.
LM: Una semana.
RA: Sí, por ejemplo, trabajaba uno una, la primer semana nunca le pagaban a uno, de trabajo. Él se quedaba, algo así como tres días de la semana de fondo.
LM: Y, ¿de fondo para qué?
RA: Pos quién sabe. Pos para asegurarse los patrones. Por ejemplo, las semanas se arreglaban los miércoles. Entonces esos tres días se quedaban.
LM: Y, ¿al final de sus contratos se los pagaban?
RA: Nos lo, según ellos nos lo mandaban a México. A mi nomás un patrón me lo mandó, esa semana que quedaba allá un patrón sí me la mando aquí al rancho, aquí a Contreras. Pero de todos los demás ninguno. Pues si lo mandaron, el del correo yo creo que emparejó, porque yo jamás agarré ni un cinco.
LM: O sea que por todos lados les…
RA: Por todos lados le jalan a uno, nomás que con esas épocas cuando está uno nuevo, pues no hace caso de eso, lo que quiere uno es trabajar.
LM: Claro. ¿Hizo buenas amistades con los compañeros?
RA: Ey, sí, yo tuve buenos amigos de aquí de Zacatecas, que estuvimos juntos allá.
LM: Los vio alguna vez después.
RA: Sí, nos encontramos varias veces. Muy buena gente esa gente de Zacatecas. Los que son muy carajos son los oaxacos, los de San Luís. Porque donde hay campamentos grandes para ir a pesar, son muy latosos esos de San Luis.
LM: Se distinguían los…
RA: Y los oaxacos, los de México, los chilangos.
LM: Se distinguían algunos.
RA: Oiga por si todo mundo tenemos necesidad de ir a pesar, nomás había un pesador y si era un grupo de doscientas o trescientas personas, pues a veces se hacía la cola grande para pesar su costal.
LM: Claro.
RA: Y si uno esta formado para ir caminando para llegar a pesar y llegaba otro carajo y se metía adelante, pues no. Entonces uno y le jalaba la saca y lo tiraba al suelo y se agarraba uno a demoniazos con ellos.
LM: Sí hubo…
RA: Solamente así entendían.
LM: Tuvo que hacerlo.
RA: Sí, cantidad de veces, pero pos qué va a permitir uno, si de por sí son bien enanos. Muy chiquillos los cabrones de San Luís y de los de Oaxaca. Se ponen, querían poner a las patadas con los durangueños pos no, no se podía. Y luego por lo regular siempre nos juntábanos cinco o seis juntos. No, pues que vamos a la fregada. Batallaba uno los primeros días, ya después ya reconocían.
LM: Que tenían que hacerlo.
RA: Pues es que pues sí, todos tenemos necesidad de llegar a pesar, ¿por qué te vas a adelantar? Pero es que son muy, esos no entienden.
LM: ¿Qué recuerda que hayan sido las quejas de los compañeros ahí en los campos?
RA: Bueno pues, en Pecos Bill la segunda vez que yo estuve allá, yo ahí estuve como Juan Rentería, no, Juan Álvarez Rentería fue el tercer nombre que usé. Ahí yo me di cuenta de…Le terminamos el trabajo a ese patrón, tenía varios files pero como agarró gente de más, entonces terminó más o menos como en veinte días, pues todavía nos faltaban veinticinco días, ¿entonces qué iba a hacer? En el contrato decía, que si el patrón no tenía el trabajo por lo que nos contrató, tenía que pagárnoslo.
LM: Ah, pues estaba bien.
RA: Tenía que pagarnos, entonces, ¿sabe qué hizo ese patrón?
LM: ¿Qué?
RA: Pero pues como uno no sabía, pero es que había uno de Juárez que sí sabía ingles. Y se dio cuenta, entonces este nos rentó con otro patrón. Él mismo nos llevaba a otro field que ese ya no era de él, era de otra gente. Pero como ellos se hablaban en inglés, los dos patrones, entonces aquél de Juárez se dio cuenta, dice: “¿Saben qué? Este cuate nos está rentando”. “¿Cómo que nos está rentando?”. “Sí, nos está rentando con este otro señor, porque estos files ya no son de él. Pa no pagarnos los veinticinco días que nos faltan, nos está rentando con este otro”. Y se le echó la gente encima.
LM: Al patrón. Y, ¿qué le decían?
RA: Pos no, pos que nos pagara, que porque ese trabajo ya no era de él. O que nos entregara a La Asociación, pero si nos entregaba a La Asociación, tenía que liquidar los cuarenta y cinco días. Es que era el acuerdo que había.
LM: Y, ¿cómo resolvieron el problema?
RA: No, pues muchos se vinieron. Los llevaron a La Asociación, les pagaron y se vinieron. Otros, pos nos convino pasarnos con el otro patrón, pues nos pasamos.
LM: Seguían trabajando.
RA: Seguíanos trabajando. Claro que ya con, no es la misma persona, pero ya seguíanos tra[bajando]. Pero ahí me di cuenta que ese cuate sabía mucho inglés, ese de Juárez. Pos si esos de Juárez, de pos si casi todos están adentro y sabía mucho inglés y él nos platicaba. Le estaba diciendo esto y esto, porque aquél le llegó, donde no le gustó que porque llegó y que le dijo que le rentara su bueyada, (risas) en inglés.
LM: Sí.
RA: Y nos dijo aquél pues, por eso se le echó encima la gente, por eso. Hasta le iban a poner una recia ahí. Es que se expresan en una forma que ofenden.
LM: ¿Eran ofensivos?
RA: Sí, pero porque se creían que nadie sabía inglés. Ese cuate sabía inglés.
LM: Le tocó algún otro detalle donde hayan ofendido a los mexicanos.
RA: No, yo fue la única vez que me tocó ese detalle, se llamaba Raúl ese cuate, es de Juárez. Era muy amigo mío también él, éramos bien cuates y ahí nos, pues nos platicábamos.
LM: ¿Alguna vez se enfermó cuando estuvo por allá?
RA: No. Yo casi de joven nunca, nunca me enfermé yo.
LM: ¿Le tocó ver que fuera alguna autoridad mexicana a los campos, algún cónsul, La Migración, en alguna ocasión que fuera?
RA: Tampoco. No, La Migración nunca se paraba en los campamentos, menos un cónsul mexicano, cuando irán a…Nunca lo fueron a ver a uno.
LM: Nunca les dieron…
RA: Lo único que hacían es en la noche, esos eran otras personas, llevar camionetas con mujeres.
LM: ¿Cómo era eso?
RA: Pos de esos trailers que vienen cerrados como casa, camper. Llevaban dos, tres muchachas.
LM: ¿Los fines de semana?
RA: Sí, los fines de semana cuando sabían que les pagaban, ya llegaban como a las doce o una de la mañana, porque nunca llegaban temprano. Llegaban y como siempre había gente despierta, pos los primeros pues luego luego agarraban a la muchacha y luego ya iban y despertaban a otro a ver si querían y no.
LM: Y, ¿eran mexicanas, americanas?
RA: A veces de todo, hasta negras.
LM: Había de todo.
RA: Había de todo.
LM: Y, ¿cuánto les cobraban?
RA: Cinco.
LM: Cinco dólares.
RA: Cinco dólares, eso cobraban.
LM: Y, ¿los patrones permitían eso?
RA: Pos yo digo que los patrones sí permitían eso porque como… No, pues ni cuenta se daban, como le digo yo, llegaban muy noche. Sabrá Dios, yo nunca me levanté, no, yo no.
LM: Se rumoraba ahí.
RA: Sí, no, pues yo veía.
LM: Usted sabía.
RA: Yo veía ahí lo que pasaba y otros que me platicaban. Y no, yo ni madre, voy a regalar $5 dólares, ¿pos pa qué? Sabrá Dios cuantas enfermedades tengan.
LM: Claro.
RA: No, nunca me metí con nadie, pero eso pasaba en los campamentos.
LM: ¿Cuál fue el trabajo que más le gustó?
RA: Pues a mí el trabajo que más me gustó fue la pisca de tomate y la de chile. El algodón también me gustaba mucho, nomás que era muy cansado.
LM: ¿Era dónde ganaban más en el tomate y en el chile?
RA: Ey, sí, pues es que en el chile era por horas. Es muy cansado, o sea que son horas bien trabajadas y en el tomate pues como me tocó suerte de cargador, ahí era por lo que hacía. Y los que andaban piscando era por las cajas que hicieran también, les pagaban por cajas. Son cajas chiquitas, son de sesenta libras, no son como las de aquí.
LM: Las de aquí son más grandes.
RA: Sí, no, aquí están pesados de a madre. Aquellas son de sesenta libras, no están tan pesadas, pero sí.
LM: Entonces usted trabajó hasta el [19]64, hasta el…
RA: Hasta el último, hasta que les quitó los braceros Díaz Ordaz. Entonces ya en esa época, ya pues ya dije: “No, pues ya no va a haber braceros”. Me volví a meter a [El] 201 a trabajar ahí de cantinero, ahí trabajé también un ratillo, cuando ya de ahí me pasé a la Policía.
LM: ¿Trabajó en la Policía?
RA: Trabajé como tres años en la Polecía.
LM: ¿Qué cargo tenía ahí en la Policía?
RA: Era cabo. Ascendí luego luego a cabo, Comandante de la Patrulla 3 y fui Comandante de la Patrulla 3 luego luego.
LM: ¿Policía de aquí de la ciudad?
RA: Sí, de aquí de la ciudad, nomás que me dieron una patrulla por, por unas acciones que hice luego luego entrando, que no cualquiera las hace. Yo las hice y luego luego me subieron a una patrulla, me ascendieron y…
LM: ¿Qué hizo?
RA: Pues agarré a, metí al bote a una, a una persona, a un periodista.
LM: A un periodista, ¿por qué?
RA: Pos querían pisotearme. Es que me vieron solo ahí en la 20 de Noviembre y Zaragoza, eran ocho ellos. Y me vieron ahí de polecía, eso fue en diciembre, yo estaba arropado con una cobijita ahí en la mera esquina del Hotel Casa Blanca. Yo desde lejos los vi que venían borrachos, ¿no?
LM: Claro.
RA: “Mira ahí está un cuico”. No, pues yo me quedé callado. Pues eran muchos, ocho cabrones, digo, está cabrón. No, pues entonces empezaron a hacer sus necesidades en la vía publica, orinarse, para ver si yo les decía algo y todavía así me aguanté, no les dije nada, no. “No hables, ahorita le vamos a dar una madriza”. No, ya cuando dijeron que ahorita le vamos a dar una madriza, pues me levanté, estaba sentado ahí en el marco de la puerta. Me levanté y luego dije, pues ya no tiene remedio, vamos a ver qué pasa. Y aventé la tilma y entonces ya les dije: “¿Qué quieren?”. “No, pues ahorita te vamos a dar una… “¿Tú y cuantos más? Hijo de… Y así con malas palabras. Saqué una pistola que yo traía, una Súper. Y se quedaron fríos los carajos, no contestaron. Dije: “¿Cuál de los ocho se quiere aventar un tiro conmigo?, pero solo”. No contestó nadie. “Bueno, pues como nadien quiere, yo voy a escoger un güey”. Y agarré al más grandote. Pero pa la suerte, era periodista el desgraciado. Lo agarré del cuello y le puse la Súper. “Entonces a ti te voy a matar”. Y arrancan los otros, cuando vieron que le puse la pistola en la panza, lo dejaron solo. Entonces yo le dije al del hotel: “Por favor pídeme una patrulla”. No, de volada llegaron, en ese entonces la inspección del Casa Blanca a la Presidencia Municipal, pues eran dos cuadras.
LM: Pues sí.
RA: Estaba cerquitas de a tiro.
LM: Sí, sí.
RA: De volada llegó la patrulla y me fui con él, ya di parte de allá cómo había estado y todo y dijo: “Hasta mañana vas a ser polecía, no sabes ni con quién te andas me…Ya cuando estaba allá.
LM: Lo amenazó.
RA: Empezó a amenazarme, a hablar. Entonces ya le dije yo al inspector cómo había estado y todo. Entonces ordenó en la misma patrulla: “Ve y llévalo a la penitenciaría, incomunicado. No está pa nadie, por hocicón”. Así dijo. (risas) Y yo mismo lo llevé a la penitenciaría, era donde está la Soriana.
LM: Claro.
RA: Ahí lo metí y le dije que por orden del inspector quedaba incomunicado. En la mañana ir por él pa que pasara calificación, aunque fuera periodista y lo fregó. Y tuve el honor de ver y tuve el honor de… Yo tuve el honor de estar en la mañana cuando pasó calificación ahí estaba yo. Y igual dijo que nomás hasta ese día iba a ser polecía, pos dije, pos ni modo.
LM: Pos ni modo.
RA: Entonces le dio mucho, pues sí quedo muy contento el inspector.
LM: Claro.
RA: Una acción de esas pues no cualquiera la presenta, porque ellos eran ocho y yo era uno, taba solo.
LM: Claro.
RA: Y logré llevarlo. Pero sí, en ese momento si me hubieran hecho frente, lo quebro.
LM: Pues sí.
RA: Pues si ya no me queda otra, pues me pelo a la fregada.
LM: Usted o él.
RA: Pues sí.
LM: Don Rosendo, ¿cómo fue su vida después de haber trabajado como bracero?
RA: Pos fue dura, fue dura porque yo de ahí de la, de la Polecía como ya estaba yo trabajando en la Polecía, entonces había elementos que de la Polecía se habían salido y se habían metido al Ejército, al Cuartel Juárez. En esa época yo como comandante de la Polecía ganaba yo $12.50 y era mucho, mejor que el sueldo acá de lo civil.. Entonces ganaba $12.50 como comandante, pero había mucha responsabilidad. Entonces me dicen otros que se metieron al Ejército: “Vente pa acá hombre”. Acá a él [le] pagaban $26.50. Que iba a ser de $12.50 a $26.50, pues estaba mucho mejor.
LM: Claro.
RA: Entonces pido yo mi baja en la Polecía y me metí al Ejército.
LM: Y empezó…
RA: Pos oye, entré ganando $26.50 y yo me di de alta el día 13 de noviembre del [19]67 en el Ejército y pa el…Fue el día 13 de noviembre, pal día primero de enero hubo un aumento bien güeno que se fue hasta $33 pesos.
LM: Y, ¿qué rango tenía?
RA: No, soldado raso.
LM: Raso.
RA: Sí, era soldado raso. O sea que era por cuatro meses estaba en el…No, no trabajaba, o sea que me estaban dando instrucción, preparación. Era pura academia y estrucción, cuatro meses. Pura academia y enseñarlo a uno marcar, marchar y enseñarlo a limpiar el arma, desarmarla y armarla. Y luego ya el último mes, al campo de tiro. Ya cuando hace uno el, va uno al campo de tiro, que tira uno ya su periodo pues, entonces sí está apto para irse a un servicio. Ya sabe uno todo.
LM: Muy bien.
RA: Ya le metieron todo eso y ahí me aventé yo diecinueve años.
LM: Diecinueve años.
RA: En el Ejército, ahí sí ascendí.
LM: ¿Ahí a qué grado llegó?
RA: No, pues yo cuando me di de alta yo la regué, si me hubiera metido en lugar de la Polecía me hubiera metido desde un principio al Ejército, sí hubiera ascendido, hubiera seguido ascendiendo. Pero cuando me di de alta en el Ejército, yo ya tenía veintiséis años.
LM: Ya estaba grande.
RA: Taba decidido para ir a sargento. Para sargento eran veinticinco años, entonces ya no podía ir yo a la, a la escuela de clases para el grado de sargento. Namás me ascendieron a cabo luego luego también, por mi forma de ser.
LM: Claro.
RA: Ascendí a cabo y así me pasé yo diecinueve años.
LM: De cabo.
RA: De cabo.
LM: Ganaba bien.
RA: Bastante bien. Sí, porque ahí sí ganaba uno bien. Y siguen ganando bien, son los que ganan bien. Nomás que en la sierra, yo casi nunca estuve aquí en Durango, siempre estuve fuera, Tepehuanes, Canelas, Topia, Guanasevi, Tayoltita, puras partidas fuera de las… Donde era puro combatir la droga.
LM: Pues sí, el narcotráfico era la…
RA: Puro narcotráfico.
LM: Oiga don Rosendo, ya para finalizar la entrevista me gustaría preguntarle, ¿usted qué siente cuando escucha el termino bracero?, ¿qué recuerdos le trae?
RA: No, pos me trae recuerdos de mi infancia, lo que sufrí. Y ahora últimamente que me doy cuenta que había un dinero que pagaron el Gobierno de Estados Unidos al mexicano y que no nos lo dio.
LM: Claro.
RA: No nos lo dio.
LM: ¿Sus recuerdos son tristes o son…?
RA: Pues sí, porque mi ilusión era, mi ilusión era arreglar el pasaporte de allá. Y en una ocasión metí yo una solicitud para arreglar el pasaporte de allá, ya cuando ya se acabaron los braceros y sí me contestaron. Estuve en lista de espera, pero cuando ya me pusieron en lista de espera en Monterrey, me pedían la carta de sostenimiento y nunca la pude conseguir.
LM: Para arreglar residencia.
RA: Para arreglar la residencia. Y yo tenía tíos allá, pero a todos les hablé y les escribí, nadien me quiso ayudar por una simple carta de sostenimiento. Con eso tenía yo para haber arreglado mi pasaporte y no pude.
LM: ¿Se siente orgulloso de haber sido bracero?
RA: Sí, sí me siento orgulloso porque…
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor Rosendo Alarcón Carrera. Me decía don Rosendo de sus impresiones de haber sido bracero, podemos decir que después de todo lo que usted trabajó por allá, sus vivencias fueron más bien tristes.
RA: Pos, no tristes o que sea que la braceriada le sirvió a uno mucho por la época que vivía uno aquí en México, muy raquítica. Entonces realmente pos entraba entraba uno a Estados Unidos y se alivianaba uno pues.
LM: ¿Sí se ayudaban económicamente?
RA: Económicamente se ayudaba uno mucho con ser bracero.
LM: ¿El dinero que usted ganó por allá sirvió para apoyar a su familia?
RA: Sí, pues yo se lo mandaba a mi familia. Sirvió mucho, lo malo es que pues se acabaron y ya se quedó uno estancado.
LM: Claro. ¿A usted le gustaría que volviera a haber ese Programa Bracero?
RA: Sí.
LM: Para las nuevas generaciones.
RA: Sí, sí me gustaría porque se ayuda mucho y se evitaría muchas cosas de que muera tanto mexicano para cruzar la frontera ya ve cuanto están… Si no los cazan, se mueren en el desierto y si hubiera braceros, pues no había muertos.
LM: Claro.
RA: Estaría mejor.
LM: Claro, muy bien. Don Rosendo pues quiero darle las gracias por haber compartido con nosotros su vida, sus experiencias. Estamos muy agradecidos con usted por habernos dado la oportunidad de entrevistarlo.
RA: No, pues también yo quedo agradecido, pues de perdido dar a conocer lo que uno vivió.
LM: Claro.
RA: Un buen recuerdo.
LM: Claro. Algo más que quiera comentar para terminar con esta entrevista.
RA: No, pues yo nomás quisiera que realmente al emigrante no lo vieran como lo ven. Los rancheros que hay en Estados Unidos, los rancheros que hay en Estados Unidos pos tratan muy mal al emigrante mexicano, mal. Tengo entendido que hasta ocupan gente para venadiarlos. Y pues deberían de tomar en cuenta que el emigrante es el que ha levantado a Estados Unidos, si no tuvieran emigrantes, ¿quién les levantaba?
LM: Claro.
RA: Toda la vida les ha ayudado y eso es todo lo que yo puedo agregar.
LM: Muy bien pues muchas gracias don Rosendo, con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
RA: Bueno, gracias a usted.
Fin de la entrevista
Creator
Martínez, Laureano
Alarcón Carrera, Rosendo
Date
2003-05-28
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Rosendo Alarcón Carrera
creator (Spanish)
Martínez, Laureano
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
1:19:00
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Rosendo Alarcón Carrera
Fecha de la entrevista: 28 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor Rosendo Alarcón Carrera en la ciudad de Durango, Durango, el día 28 de mayo de 2003 conducido por Laureano Martínez para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Don Rosendo, buenos días.
RA: Buenos días.
LM: Don Rosendo me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
RA: Yo nací en San José de la Boca, Municipio de Tepehuanes.
LM: ¿Cuándo?
RA: En 1938, el día primero de este, el 27 de enero.
LM: Veintisiete de enero.
RA: De 1938.
LM: ¿Cuántos años tiene usted, don Rosendo?
RA: Sesenta y cinco.
LM: Sesenta y cinco, muy bien. ¿Cómo se llamó su papá?
RA: Juan Alarcón Quiñónez.
LM: Y, ¿su mamá?
RA: Catalina Carrera Cervantes.
LM: ¿A qué se dedicaban sus padres?
RA: Pos agricultores.
LM: Era agricultor su papá.
RA: Ey, trabajaba en el campo.
LM: ¿Sembraban?
RA: Sí.
LM: ¿Qué sembraban?
RA: Maíz, frijol, chile.
LM: Y, ¿su mamá?
RA: Pos ama de casa.
LM: Qué bien, ¿tenía gallinitas ahí donde vivían?
RA: Ey, gallinitas, marranos, vacas, chivas.
LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
RA: Diez.
LM: Diez, ¿cuántos hombres y cuantas…?
RA: Seis hombres y cuatro mujeres.
LM: De esos diez, ¿usted que lugar ocupa?
RA: El segundo.
LM: Usted fue el segundo de los más grandes.
RA: Sí.
LM: ¿Tiene un hermano, un hermana?
RA: Un hermano, mayor que yo.
LM: ¿Sus padres eran originarios de ahí de la región?
RA: Sí.
LM: ¿De ahí mismo?
RA: Sí, de ahí mismo.
LM: Cuéntenos un poquito, ¿cómo es ese lugar donde usted nació?, ¿cómo es San José de la Boca?
RA: Pos es un pueblito muy bonito, porque hay un río que es el Río Tepehuanes, es agua muy cristalina, muy bonita. Nosotros de ahí salimos como de nueve años a un rancho que se llama El Agua Caliente, acá en Melchor Ocampo a un lado de Santiago Papasquiaro. Y ahí vivimos bastante tiempo, hasta que ya pos crecimos y que ya nos dio por salir, porque ahí no había escuela.
LM: ¿No había escuela ahí?
RA: No había escuela, entonces hicimos la lucha de salir acá, a un lugar que se llama La Campana.
LM: La Campana.
RA: Cerquita de Nuevo Ideal. Y ahí sí había escuela, por eso salimos de allá.
LM: ¿Cuántos años tenía usted?, me dice.
RA: Cuando, más o menos cuando salimos del Agua Caliente, catorce años.
LM: Y, ¿cuándo salió de allá de Sa…?
RA: De Sapigure, así se llama el rancho donde tábanos allá en San José de la Boca.
LM: ¿Sapigure?
RA: Sapigure. Salimos como de siete años, siete, nueve años más o menos.
LM: Siete años, ¿fue usted a la escuela?
RA: ¡No!
LM: ¿Don Rosendo, no?
RA: No fui a la escuela hasta ya de grande.
LM: ¿Por qué no fue a la escuela?
RA: Pos no había. En primer lugar no había en los lugares donde estábanos. No había escuela y ya de grande, pos yo estudié en el Ejército.
LM: Ah, muy bien.
RA: En el Ejército fue onde recibí mis estudios.
LM: ¿Hizo carrera militar?
RA: Sí.
LM: Ah, muy bien.
RA: Ahí duré diecinueve años. Pero antes de eso pos es cuando había braceros.
LM: Claro, ¿no? Me gustaría regresarnos un poquito a cuando salió usted de San José de la Boca, ¿le ayudaba usted a su papá?
RA: Sí.
LM: ¿Con las tareas del campo?
RA: En las tareas del campo, o sea que nosotros preparábanos la tierra, poníanos los almácigos los de chile y poníanos el chile y lo trabajábanos.
LM: ¿A qué edad empezó usted ayudarle a su papá?
RA: No, pos de chiquillo, de siete años, nueve años ya trabajaba. Trabajábanos en el campo.
LM: ¿Usted y sus hermanos?
RA: Ey, los hermanos más grandes. Sembrábanos trigo y chile, tomate, cacahuates. Y pos todo eso lo trabajábanos entre mi apá y nosotros.
LM: ¿Tenía tierras propias su papá?
RA: Pos realmente sí, eran de mi abuelito. Eran de mi abuelito, pero eran como si fueran propias, nosotros la sembrábamos.
LM: Eran de la familia.
RA: Ey, de la familia.
LM: Muy bien.
RA: Ey.
LM: ¿Cómo fue su infancia, don Rosendo?
RA: ¿Pos qué le puedo decir? Pos puro trabajar.
LM: Trabajar.
RA: Y jugar en el monte, porque ahí no había nada.
LM: ¿A qué jugaban?
RA: Pos a cosas que, por ejemplo matábanos ardillones, les quitábanos el cuerito. Y hasta tenían unas pilitas en la cantera y con cáscara de encino colorado hacíanos el mentado cascalote y curtíanos los cueritos. Esa era nuestra diversión, o sea que nos divertíanos solos ahí.
LM: Claro.
RA: Porque ahí no había juguetes.
LM: No.
RA: Ese lugar no, no ha…Cuando menos yo nunca vi un juguete ahí. Los juguetes los inventábanos nosotros mismos.
LM: Claro, era a lo mejor más sano, ¿no?
RA: Pos sí.
LM: Se divertían más.
RA: Subirnos a un caballo, jaripeaba un torete, un becerro. Esa era la diversión que teníanos. Lazar, a caballo y a pie en el corral.
LM: Me dice que después de ahí se fueron a Agua Caliente.
RA: De ahí nos definimos al Agua Caliente, es onde ya tuvimos nosotros pos, vacas, chivas. Primeramente nos dieron unas vacas a medias y de ahí se fue haciendo la cría. Y chivas, pero ya las de ahí cuando ya crecimos, pos nos dimos cuenta que, pos que no había nada, ¡nada!
LM: ¿No había ni…?
RA: Nomás éramos creo cuatro casas con gente, en ese ranchito.
LM: ¿Ahí en Agua Caliente?
RA: En Agua Caliente, cuatro gentes con casas pues con gente, que vivía gente. Pero siempre lo mismo y lo mismo y lo mismo. Entonces cuando creció mi hermano Juan, en una ocasión mi apá se lo prestó a un señor de acá de un rancho que se llama Barranco Blanco.
LM: Barranco Blanco.
RA: Cerquita de La Campana para que le cuidara un ganado y cuando él ya conoció ese sistema acá en el llano, que ya había mucho trabajo con los menonitas, ahí arrancar maíz y todo eso, pues había mucho trabajo.
LM: Claro.
RA: Entonces en unas de las idas que fue él al Agua Caliente pues me platicó a mí y me vine con él también.
LM: ¿Cuántos años tenía su hermano?
RA: Tenía como quince años.
LM: Y, ¿usted?
RA: Pos trece.
LM: Se llevaban…
RA: La diferencia son dos años.
LM: Dos años.
RA: Dos años. Entonces ya pos nos gustó el trabajo, empezamos a trabajar y nos pagaban. Nos daban tarea y pos nos iba más o menos bien.
LM: ¿Trabajaban con los menonitas?
RA: Con los menonitas y con rancheros de ahí mismo de La Campana.
LM: ¿Cuánto le pagaban, se acuerda?
RA: No, pos nos pagaban $5 pesos por diez surcos, o sea nos daban tareas. Sacábanos dos tareas al día.
LM: ¿Qué es lo que hacía en esas tareas?
RA: Rozar, rozar el maíz y…
LM: ¿El maíz?
RA: Y acomodarlo, ey. Nos traíanos dos tareas y nos gustó eso porque ahí había escuela. Entonces de esa forma sacamos a mi jefe y a mi jefa y a mis hermanos de allá del Agua Caliente. De ahí nos los trajimos a La Campana. Y pos allá no tiene caso estar viviendo allá.
LM: Claro. Y ahí en La Campana ya había escuela y…
RA: Ahí ya había escuela. Ahí estuvieron todos mis hermanos, estudiaron, menos los cuatro más grandes porque nos dedicamos a trabajar. Lo que es Juan y luego sigo yo y luego sigue Salvador y luego una hermana, Fidelina. Esos cuatro nos dedicamos a trabajar para sostener a los otros seis.
LM: Claro, ayudar a su familia.
RA: Ey.
LM: ¿Cómo era su papá de carácter?
RA: Pos era buena gente, pero era muy duro. O sea que los padres antiguos eran muy duros, en la forma de corregir pues a los hijos eran cuando querían corregirlo a uno, pos ya ve como lo hacían. Con lo que encontraban, ¿no?, rápido.
LM: Una soga, con un…
RA: Con esta, con un leño.
LM: Así es.
RA: Y así era.
LM: Y su mamá, ¿cómo era?
RA: Pos era más pacientona, así más buena gente. Ella casi nunca nos pegó.
LM: Era la que los defendía.
RA: Ey, pero él sí. Pero tampoco sabía leer.
LM: Claro. A lo mejor a él lo educaron de la misma manera.
RA: Exactamente, ey. Y así se fue pasando el tiempo. Entonces de La Campana, ya de La Campana yo me fui a la aventura, a Río Bravo.
LM: A Río Bravo.
RA: Tamaulipas.
LM: Tamaulipas, ¿cuántos años tenía?
RA: Yo tenía dieciséis años.
LM: Dieciséis. ¿Qué lo animó a irse a la aventura?
RA: Un muchacho que se llama Agustín Arena, que le decíanos El Oreja Mocha. Él ya había estado allá en Tamaulipas, se iba a piscar algodón, a piscar sorgo y me invitó a mí.
LM: ¿Qué le comentaba, qué…?
RA: Pos que allá estaba mejor que ahí.
LM: Que les pagaban bien.
RA: Y que pagaban bien y pos se la pasaba uno a gusto allá. Y me fui con él a la aventura. Allá trabajé casi, pos casi un año duré yo por allá.
LM: Casi un año.
RA: Ey, casi un año duré por allá.
LM: ¿En qué trabajó allá?
RA: La primer semana, piscando algodón. Y fíjese que pos no, no salía. O sea que como le andábanos dando la calienta, salía muy poco.
LM: Claro.
RA: Entonces me acomodé en el gin, onde le quitan la semilla al algodón. Y salen las pacas de algodón por un lado y las semillas para otro lado. Ahí trabajé yo como cuatro meses.
LM: ¿Cuánto le pagaban, se acuerda?
RA: Algo así como $55 pesos.
LM: Y, ¿era barato?
RA: Semanales.
LM: ¿Rendía ese dinero?
RA: Sí rendía. Sí, porque de ese dinero, pos pagaba yo la asistencia, onde comíanos una casa que nos asistía. Y dormíanos, dormíanos ahí en el mismo gin, así en la fábrica.
RA: Ahí dormíanos todavía no hacía frío.
LM: O sea, ¿nomás pagaban la comida?
RA: Nomás la pura comida, ey. Así me la pasé hasta que volví a regresar a Durango. Pa en ese entonces yo había dejado a mi gente allá en La Campana. Pero cuando yo ya, en el año que yo duré allá en Tamaulipas, ya se habían venido a Durango.
LM: ¿Por qué se vinieron a Durango?
RA: Pos porque un tío de nosotros, el Mayor Quiñónez, que trabajaba ahí en la Décima Zona, era hermano de mi apá, ése compró una huerta, aquí cerquitas, La Huerta de Oblea, y se trajo al hermano y se trajo a toda la familia a trabajar aquí en la huerta.
LM: En la huerta. ¿Aquí en Durango?
RA: Aquí en Durango, aquí está cerquita. Aquí está por la carretera México, en la lila. Entonces yo en una de esas veces ya cuando vine yo de allá, anteriormente había recibido una carta de mi amá onde me decía que ya no estaban en La Campana, que estaba aquí en un rancho que se llama La Huerta de Oblea, para cuando me viniera, no batallara.
LM: Para que se viniera.
RA: Y me dio el domicilio de mi tío aquí en Durango. Él vivía por la calle Coronado 912.
LM: Y, ¿cómo fue que su tío entró al Ejército?
RA: Pos él desde muy joven se metió al Ejército, mi tío y fue ascendiendo porque él cuando murió era Teniente Coronel.
LM: Muy bien.
RA: Muy conocido aquí en Durango.
LM: Entonces se regresa usted a Durango.
RA: Me regreso de Durango, llego a la casa de mi tío y luego él ya pos ni me conocía ni yo a él. Nomás que pos con el domicilio que traía y ya le dije: “Yo soy hijo de Juan”. El hermano de él. No, pos ya ahí me recibieron bien y me dieron de almorzar y me llevó al Rancho de Oblea. Entonces ahí ya pos, ayudar al trabajo ahí de la huerta, ahí tenía mucha pera sanjuanera y taba grandecito. Ahí sembraron maíz y chile, todo eso. Ahí trabajamos todo el tiempo, hasta que empezaron los braceros.
LM: ¿Cómo se enteró usted de los braceros?
RA: No, pos por medio del radio.
LM: Le avisaban por el radio.
RA: Periódicos, sí, se anunciaban. Y luego levantaban listas en los ranchos, los comisarios.
LM: ¿Qué anunciaban?, ¿qué decían, se acuerda?
RA: Pos que necesitaban mano de obra para los Estados Unidos.
LM: ¿Qué se requería?
RA: Contratados. O sea que pos nada más en esa ocasión pedían cartilla o la boleta de empadronamiento. En ese entonces no había mica, era una boleta, un papel, nomás eso, era todo lo que pedían. Enlistarse en una lista, que levantaba el comisariado y luego la metían a la Liga de Comunidades Agrarias, esa lista. Y de todas esas listas, no salían todas para Estados Unidos.
LM: ¿No?
RA: O sea las sorteaban, las rifaban y las que salían agraciadas, pos esos se iban y los que no, pos ahí nos quedábamos.
LM: ¿Había mucha gente que se quería ir?
RA: Mucha gente, mucha gente.
LM: ¿Era difícil?
RA: No, era muy difícil.
LM: Que los anotaran en las listas.
RA: Pos apuntarse no era difícil. Lo difícil es que saliera sorteada la lista onde uno estaba.
LM: Claro.
RA: Porque salían muchas pero a veces no estaba, no salían las de uno.
LM: Y lo hacían por ranchos, ¿verdad?
RA: Por ranchos. Solamente que tuviera uno muchas influencias con los jefes que estaban en la Liga de Comunidades Agrarias, de alguna forma por recomendación de alguna persona, pos salía uno pronto.
LM: ¿Había coyotes?, que pidieran dinero para…
RA: Sí, pos es todo el siempre ha habido, todo el siempre ha habido. Para contratarse había coyote, como le digo, ahí había gente que podía sacarlo a uno rápido.
LM: Claro.
RA: Y a veces uno si obraba uno de buena fe, con la esperanza de que saliera su lista, a veces se pasaba el año y no salía uno.
LM: No salía.
RA: No salía uno, porque había otros más listos.
LM: Claro.
RA: Pos ellos iban.
LM: ¿Cuánto les daban a los coyotes, o cuánto pedían?
RA: Pos en aquella época, con $50 pesos tenía, a veces con $20.
LM: O sea que…
RA: Pos sí, pero también ese dinero, pos era mucho dinero. Porque en esa época ganaba uno $6 pesos diarios.
LM: ¿Seis diarios?
RA: Sí, eso pos le pagaban a uno en la labor, aquí en Dolores.
LM: O sea, les tenían que dar una semana de trabajo.
RA: Sí, así es. Y así me la pasé yo y entonces, yo me fui con varios nombres.
LM: ¿Usted metió varios?
RA: Dos más. El mío y dos más. ¿Por qué?, porque en una ocasión salió agraciada una lista de otro muchacho y él no quiso irse, dijo: “Yo no puedo irme, yo tengo muncho trabajo aquí”. Él era contratista, albañil, traía muchas obras. “Y, ¿cómo me voy?”. En esa época yo era cantinero de El 201 aquí en Durango.
LM: Ahí trabajaba.
RA: Ahí trabajaba yo de cantinero y oí la conversación que le estaba diciendo a otro que había salido su lista agraciada y que él no quería irse. Entonces yo le dije: “Pos pásame tu número”. “¡Ándale!”, me dijo.
LM: ¿En qué año fue eso, se acuerda?
RA: Fue el cincuenta y, fue el [19]57. Fue el [19]57. Dice: “Te paso el número”, dice. Pero anteriormente ya había ido yo una vez a Estados Unidos.
LM: A Estados Unidos.
RA: Con mí apá. Esa vez mi apá, salió la lista de donde estábanos nosotros y me tocó a irme junto con él y yo por más que quería no irme junto con él, pos no tuve yo otro remedio más que irme.
LM: O sea que se apuntaron…
RA: Pos nos apuntamos y salió la lista a onde estábanos todos y me tuve que irme junto con él. Y yo que no quería irme con él.
LM: ¿Eso en qué año fue?
RA: También en el [19]57.
LM: ¿En ese mismo año?
RA: En ese mismo año. O sea que se iba uno en septiembre y luego se volvía uno a ir en octubre, noviembre, a diferentes trabajos de Estados Unidos.
LM: ¿Dónde?
RA: Y esa, esa vez que me fui con mi apá.
LM: Sí.
RA: Pasamos por Hidalgo.
LM: Hidalgo, Texas.
RA: Ey, me tocó estar en San Antonio, Texas. Fue la primera vez que yo estuve en Estados Unidos.
LM: A ver, cuénteme un poquito.
RA: San Antonio, Texas.
LM: Vamos a regresarnos un poquito. Ya que salieron en esa lista, ¿a dónde los mandaron?, o, ¿a dónde se fueron?
RA: Nos fuimos a Monterrey.
LM: A Monterrey, ¿ahí había un centro de…?
RA: Un centro de contratación.
LM: ¿Cómo era ese centro, se acuerda?
RA: No, pos es, eran unas oficinas ahí que tenían nomás. No tenían gran categoría sino que nomás ahí en… Uno siempre estaba afuera, se quedaba en la calle ahí en los camellones onde podía. Y nomás las oficinas ahí las tenían pa estar, ahí le estaban nombrando a uno por su nombre.
LM: Claro. ¿Cuántos días tuvieron que esperar ahí en Monterrey?
RA: Tres.
LM: Y, ¿dónde se quedaron?
RA: Allá afuera, en el camellón de las calles, ahí se quedaba uno.
LM: ¿Había mucha gente?
RA: ¡Sí!, miles, había miles, porque como era un centro de contratación, no había nada más de Durango sino que ahí se concentraban de varios estados. Gente de todas partes.
LM: ¿Recuerda cuánta ropa llevaban para ese viaje?
RA: Pos siempre llevábanos nomás dos cambios, no podía uno acarrear con tantas cosas. Nomás lleva uno dos cambios, pa quitarse el que trae y ponerse el otro y lavarlo y así lo llevaba uno.
LM: Claro.
RA: Así estuvimos ahí.
LM: ¿Le hicieron algún examen médico ahí?
RA: Sí, sí no, pos el examen médico es rigoroso [riguroso].
LM: Platíqueme, ¿cómo fue ese examen?
RA: Le sacan a uno sangre, le hacen el examen y de todo el cuerpo. O sea que ahí lo desnudan a uno.
LM: ¿Completo?
RA: Completamente lo examinan de todo y luego pos lo que hace un doctor de la boca, de todo, todo lo examina bien.
LM: ¿La vista?
RA: La vista.
LM: ¿El oído?
RA: Y luego la sangre pos es para, si no está enfermo de alguna enfermedad.
LM: ¿Eran mexicanos los doctores o eran americanos?
RA: Americanos, eran americanos.
LM: Y, ¿cómo se portaban?
RA: Pos déspotas, lo trataban a uno muy mal.
LM: ¿Qué les decían?
RA: No, pos es que, pos si uno… En primero lugar no les entiende muy bien. Si ellos querían que agarrara una línea y uno agarraba pa otra parte. O sea que en el centro de contratación es mucha gente, se batalla mucho. Entonces ellos, pos sí, se enojaban porque no les entendía uno o no les hacía uno caso.
LM: ¿No hablaban español?
RA: Pues no, muy poco. Y luego ya después que le pasaban todo ese examen, que ya le arreglaban todos sus papeles y todo.
LM: ¿Radiografías también le sacaron?
RA: También. Entonces ya cuando hacían todo eso que ya como quien dice ya pasó uno, porque los que no pasaban de ahí lo regresaban.
LM: Ahí lo regresaban.
RA: Si les encontraban algo que a ellos no les convenía, lo echaban pa afuera.
LM: Cuénteme, cuáles eran los pasos. Primero era el examen, primero los revisaban y luego de ahí, ¿a dónde pasaban?
RA: Los revisaban y luego lo pasaban a con el doctor que le sacara sangre. Y ya que le sacaban, ahí se desmayaban muchos.
LM: ¿Se desmayaban?
RA: Porque, más bien porque lo metían a uno al comedor y saliendo del comedor a la fila a onde le sacaban sangre y ahí casi azotaban, la mayoría azotaba, cuando salían de esa puerta, caiba. Es que era malo eso de sacar, recien desayunado y sacarle la sangre, pos salían al aire y ahí estaban azotando, ¡no todos! Pero la mayoría, todos azotaban. Lo harían adrede, sabrá Dios.
LM: Quién sabe y de ahí, de la sangre, del…
RA: De ahí del, ya cuando pasaba uno todo eso, pos le pelaban a uno también este, a ver si no iba gonorriento, así cosas de esas, se aseguraban bien que no fuera a pasar uno una infección pa allá.
LM: Claro, ¿usted qué pensaba qué, qué sentía de…?
RA: Pos a mí me daba vergüenza, pues la primera vez porque iba mí apá. Me daba mucha vergüenza y, nombre, pos si hasta me daban ganas de salirme otra vez. Pero pos ya estaba uno ahí, ya qué hacía.
LM: Entonces…
RA: Y ya cuando pasaba uno todo eso, ya que ya fue aceptado, que ya todo eso: “No pos ya estuvo”. ¡No! Todavía el morralito que llevaba uno o el velicito que llevaba uno… Lo formaban a uno allá, tenían unas tablas, porque eran mesas, unos tablones largos ahí, acomodaba uno sus cosas ahí, y abrían todos los velices y los esculcaban. Y luego venían con una como de esas fumigadoras y le echaban polvo de avión ahí a toda la ropa, se la dejaban completamente…
LM: Blanca.
RA: Ey.
LM: ¿A toda la ropa?
RA: A toda la ropa y a uno también.
LM: ¿A ustedes también les echaban?
RA: También, así de…
LM: ¿Todavía con ropa o sin ropa?
RA: No, no, pos con ropa le echaban ese polvo a uno.
LM: ¿Irritaba ese polvo?
RA: Sí, después se metía uno a bañar, pero pos ya de todos modos ya lo habían polveado.
LM: ¿Cuánto tiempo lo dejaban ahí polveado?
RA: Como una hora.
LM: Y luego ya se metía a bañar.
RA: Se metía uno a bañar y luego ya se metía uno a un lugar que le decían La Asociación, ya de ahí de La Asociación, todavía uno pos todavía no tenía patrón, y ahí llegaban los patrones: “Necesito veinte, necesito treinta, necesito cuarenta”, según.
LM: ¿Eso fue en Monterrey, o dónde fue?
RA: No, no, ya fue en El Paso.
LM: ¿En El Paso?
RA: De Monterrey, lo mandan a uno a camión ya a El Paso.
LM: A El Paso lo mandaron.
RA: Ya de Monterrey, ahí le hablan por su nombre, lo suben a los camiones y lo mandan a Piedras Negras, a Hidalgo, cualquier parte y ya cuando llega uno, pasa uno el puente, entra uno a onde tiene uno todo su movimiento, es cuando le pasan todos los exámenes.
LM: Entonces fue de Monterrey a El Paso y ahí fueron los exámenes.
RA: Y ahí fueron los exámenes. Y después de todos esos exámenes pasa uno a unos salones grandes que le dicen La Asociación.
LM: La Asociación.
RA: De ahí ya sale uno a diferentes partes de Estados Unidos, según onde le toque.
LM: ¿Era una asociación de rancheros?
RA: ¡Sí!
LM: Ahí llegaban los rancheros que querían contratarlos.
RA: Exactamente, de ahí llegaban los rancheros y ya pedían la cantidad que necesitaban y pos se las daban. Por eso a veces le preguntaban a uno que a ónde quería uno ir, si a Los Ángeles o a Lamesa, Texas, a Pecos Bill y así. Y cuando uno va, pos no conoce.
LM: Claro.
RA: Yo la primer vez no conocía.
LM: Cuénteme, ¿le tocó junto con su papá?
RA: Sí, juntos nos tocó. Ahí en San Antonio, Texas estuvimos juntos mi apá y yo y otros señores de acá de Tepehuanes también.
LM: Cuando usted firmó el contrato, ¿ahí le explicaron?, ¿después de toda la polveada firmó su contrato?
RA: Sí.
LM: O, ¿dónde firmó su contrato?
RA: Sí, ahí lo firma uno.
LM: ¿Le explicaron su contrato?
RA: Pos ya ni me acuerdo cómo le decían a uno, pero pos sí, ahí le firmaba uno el contrato, pero hasta que llegaba el patrón.
LM: ¿Hasta que llegaba el patrón?
RA: Sí, porque no sabía uno si se iba a Lamesa, Texas, o no sabía uno si, según. Ya cuando le asignaban patrón, entonces firmaba uno un contrato.
LM: Entonces y ya, y, ¿cuál fue su primer trabajo?
RA: Piscar algodón.
LM: Piscar algodón ahí en Texas, ¿verdad?
RA: Sí, en San Antonio, Texas.
LM: ¿En qué se fueron hasta San Antonio?
RA: En un autobús, o sea le ponen un bus ellos dos y lo llevan en autobús hasta el lugar a onde tienen las, le dicen barracas. Casas, o sea son unas barracas onde, son dormitorios. Están como en el Ejército. Camas de dos, una abajo otra arriba.
LM: ¿Cómo eran esas barracas?
RA: Son como bodegas grandes, con una hilera, cama por este lado, otra hilera por este lado y la que le tocaba a uno, abajo, arriba pos ahí dormía.
LM: ¿Era grande el rancho dónde estaba usted?
RA: Sí, estaba grandecillo.
LM: ¿Cuántas personas trabajaban ahí?
RA: Bueno, ahí tábanos más o menos como cuarenta y cinco personas, esa vez que me tocó con mi apá. Y uno mismo se preparaba el alimento.
LM: Ah, ustedes mismos…
RA: Sí, o sea que tiene, es una bodegota así con camas pa los dos lados. Y luego hay otra que viene siendo la cocina. Con una hilera, estufa de este lado, otra hilera estufa pa este lado y le asignaban una estufa a cada persona o a cada pareja, según como se aviniera uno.
LM: Y, ¿cómo se organizaron ustedes para cocinar?
RA: No, pos mi apá y yo solos, teníanos nuestra estufa. Y unos se, salía uno a trabajar, cuando llegaba uno pos preparaba su cena. Y en la noche tenía que preparar lo que iba a llevarse en la mañana temprano.
LM: ¿Preparaban lonche?
RA: Sí, porque a mediodía pos qué comían. Teníanos que llevar qué comer.
LM: Y, ¿qué ilusiones tenía usted de Estados Unidos, qué pensaba?
RA: Pos yo en esa época pos, ganar dinero nomás. La ilusión era ganar dinero y venir a México pos a hacer algo. Era lo que…
LM: ¿Ese fue el motivo de por qué usted se animó a ir a Estados Unidos?
RA: Sí pos porque aquí pos ya ve que aquí pagaban, en esas épocas eran $6 pesos diarios, era el mínimo. Ganaba uno $42 pesos ya cuando le subían a $7. Era muy poco semanal. Y allá, pos a veces en un rato los ganaba uno. Piscando algodón, pos me parece que, no me acuerdo yo cómo pagaban la libra, algo así como a $0.03 centavos.
LM: A $0.03 centavos la libra.
RA: Ey, no crea que pagaban tan…Necesitaba uno piscar bastantito para poder sacar algo.
LM: ¿Cómo es el trabajo del algodón? Cuéntenos para darnos una idea.
RA: Pos el algodón es, hay diferentes clases, hay uno que, ese esta bien. Como allá en San Antonio nos tocó muy mala suerte, taba muy grandote, las matas muy grandes. Entonces, pos tenía poca mota y pos va uno piscándola así con, le dan guantes, pisca uno y si se apura, pos pisca uno ciento cincuenta, doscientas.
LM: ¿En dónde echan eso, eso que van piscando?
RA: Cuando ya llena uno la saca, se va uno a onde está el pesador.
LM: ¿Les daban un costal, una saca?
RA: Sí, así le dicen, sacas, largas, son largas, unos costanotes, bien largas. Agarran hasta ciento diez, ciento veinte libras cada costal. Entonces cuando ya lo llena uno, se va uno a onde está el pesador.
LM: Y, ¿dónde, cómo lo cargaban eso?
RA: En el lomo.
LM: En el lomo.
RA: En el lomo se echaba uno el costal, apenas podía uno y llegaba uno a onde esta el, es como un tripié que ponen ahí y en medio hay una báscula, más bien pesas de resorte, ¿cómo le dicen?, romanas.
LM: Una báscula romana.
RA: Una báscula romana que tiene un gancho. Entonces llega uno ahí y agarra un lacito así y luego ya lo engancha en el pico de la romana y deja uno colgando el costal. Ya le anota: “Tantas, ciento diez, ciento veinte libras”. Se los anota. “¿A qué nombre?”. “Julano de tal”. Y todas las pesadas que hizo durante el día se las van anotando, ya en la tarde se la suman tanto.
LM: Y diario les daban su cuenta.
RA: Sí, sí. Uno iba anotando también las pesadas y luego el total del día también para el fin de semana, pos a ver qué.
LM: ¿Les pagaban cada fin de semana?
RA: Ey, cada fin de semana nos pagaban y nos llevaban al pueblo.
LM: ¿Tenían mayordomo ahí?
RA: Sí.
LM: ¿Era mexicano o era americano?
RA: Sí, no, americano. Era, a mí me tocó americano. A veces se ponen mexicanos, pero que ya tiene mucho tiempo allá que son residentes.
LM: Claro. ¿Ese mayordomo americano cómo se portaba?
RA: Era buena gente.
LM: ¿Sí?
RA: Era buena gente ese señor. Nada más que le revisaban a uno muy bien. Cuando uno vaciaba la saca arriba de la tráila, la pesa uno y luego se sube uno a la tráila a vaciarla. Uno la vacía, entonces arriba tienen a otra persona que le pega así con los pies y lo desparraman pa allá y pa acá, para a ver si no lleva tierra o piedras. (risas)
LM: Que había uno que otro que le echaba…
RA: No, casi todos. Es que así es.
LM: Pa que pesara más.
RA: Pos sí, si no pos uno piscaba muy poco.
LM: Claro.
RA: Es que así es y a muchos pos sí les hallaban y le rebajaban.
LM: ¿Sí?
RA: Si le hallaban tierra o piedras o terrones, enredado en…
LM: El algodón.
RA: El algodón, le rebajaban. Ahí necesitaba uno ser bien derecho.
LM: ¿Sí?
RA: Para no echarse de enemigo al mayordomo, así trabajaba uno.
LM: ¿A qué horas empezaban a trabajar?
RA: Desde que se empezaba a ver, a las seis de la mañana.
LM: Seis a.m.
RA: Seis de la mañana, seis y media, ya estaba uno ahí en el field.
LM: Ya debía estar desayunado y todo.
RA: Sí, pos es que en la madrugada se levantaba uno, hacía su almuerzo y el lonche que va a llevar y almorzaba uno.
LM: ¿Hasta qué horas?
RA: Ya iba listo. Y hasta medio día que a la una, una y media, comíanos. Eso sí que no, no nos carrereaban porque pos como anda uno a lo que hace.
LM: Sí.
RA: Pos son inteligentes. Si se tarda uno mucho en comer, pos gana menos.
LM: Claro.
RA: Entonces de por si uno comía rápido y a seguirle, hasta en la tarde que ya empezaba a pardear, vámonos.
LM: Y a regresar al…
RA: Y al campamento, ey, al campamento. Y a lo mismo, preparar la cena y preparar lo que vamos a hacer en la mañana.
LM: ¿Qué cocinaban?
RA: Pos por lo regular papas, cocía uno frijoles, huevos, chile, sopa, pues la sopa muy poco, pero sí lo que son las papas y el fríjol, es lo que preparaba uno más bien. Y luego hacer tortillas, puras tortillas de harina.
LM: Sí, pos de maíz estaba difícil, ¿verdad?
RA: Taba muy difícil a cómo las hacía uno, no se puede. Nada más el sábado que nos llevaban al pueblo, traíanos un kilo, dos kilos de maíz, era el único día que comía uno de maíz.
LM: ¿Cada cuándo les pagaban?
RA: Cada ocho días, los sábados.
LM: Los sábados. ¿Les pagaban con cheque o les pagaban con efectivo?
RA: Pos ahí hay patrones que pagan con…Casi todos pagan con unos chequecitos, pero que valían en cualquier tienda que iba uno.
LM: ¿En cualquier tienda los agarraban?
RA: En cualquier tienda los agarraban y le daban a uno el cambio, ey. Pos tenían todo controlado.
LM: ¿Cómo era el pueblo a dónde iban?, ¿cómo se llamaba el pueblo, se acuerda?
RA: Iba, San Antonio.
LM: A San Antonio, Texas.
RA: San Antonio, Texas, ahí mero San Antonio. Nosotros estábanos en el campo, onde tienen la labor siempre tienen onde tienen los campamentos. A uno nunca lo tienen en la ciudad, siempre lo tienen fuera.
LM: A parte.
RA: Ey y a la ciudad nada más los llevaban los sábados.
LM: ¿A qué horas los llevaban?
RA: Pos como a diez, once de la mañana. Y ahí se estaban esperándolo hasta que hacía uno todas sus compras y ya que hacía todas sus compras, al camión otra vez.
LM: ¿Qué compraban, se acuerda?
RA: ¡Uh!, pos todo, lo bueno de tener dinero. Había muchas cosas qué comprar, pero uno compraba lo que, comida, todo lo que íbanos a usar durante la semana, se preparaba uno.
LM: ¿Se metían a algún restaurant?
RA: ¡No!, no casi a los restauranes no. Nosotros entrábanos nada más a las tiendas.
LM: A las tiendas.
RA: Las marquetas grandes que hay. Ahí es que, es como aquí en la Soriana, por ejemplo. Agarraba uno y escogía, escogía y se arrimaba a la caja y pagaba.
LM: Claro.
RA: Y vámonos, sí.
LM: Y de regreso. Entonces, ¿cuánto duraban en el pueblo?
RA: Durábanos unas dos horas.
LM: Unas dos horas.
RA: Era lo más que duraba uno.
LM: ¿Nunca iban al cine?
RA: No, sí. Muchos sí se escapaban, yo no. Yo la primera vez pos como le digo, estaba mi jefe.
LM: No chanza de nada.
RA: No se podía hacer nada, nada. Más de las compras, al camión y muchos sí, amanecían en el bote.
LM: ¿Sí?
RA: En San Antonio, ey.
LM: Se ponían…
RA: Todos los que traían permiso para quedarse un rato en la ciudad, pos le daba permiso el señor.
LM: O sea que tenían que avisar, tenían que pedir…
RA: Pos amanecían, amanecían en el bote, ey. Sí, tenía que avisar y esos, me acuerdo que eran dos maestros de aquí de Contreras, siempre en el bote, los lunes tenía que ir el patrón a sacarlos.
LM: Y, ¿no los regresaban a México?
RA: No, es que había un contrato, no los regresan. A onde lo podía regresar es en La Asociación.
LM: A La Asociación.
RA: Y de ahí de La Asociación pos le pueden dar otro patrón.
LM: Claro.
RA: Ey, pero no los regresaban a México hasta que cumplía su contrato. Aquel que quisiera salirse, se venía.
LM: ¿Qué hacían los fines de semana aparte de ir al pueblo?
RA: Pos a jugar.
LM: ¿Qué jugaban?
RA: Baraja, dominó, huesitos y cuanta madre, eso es lo que hacíanos.
LM: Pos sí, ¿cómo es el juego del hueso?
RA: Los dados. Los siete, un once, eso es lo que hacía uno.
LM: Apostaban algún…
RA: No, pos sí. Los que les gustaba apostar, pues apostaban, los que no, a veces nomás víanos. Se divierte uno viendo.
LM: ¿Tomaban ahí?
RA: Poco, no hay casi oportunidad de tomar. Pos los que tomaban no le digo que amanecían en el bote.
LM: Esos tomaban en San Antonio.
RA: Esos por eso pedían permiso pa quedarse a, pues a eso.
LM: Claro.
RA: Mandaban la provisión con los compañeros y ellos se quedaban ahí pues a cotorrear.
LM: ¿Mandaba dinero usted a su familia?
RA: Sí, de vez en cuando, cuando tenía, si no me cree, ahí está mi vieja. Tenía uno que mandar.
LM: ¿Ya estaba usted casado?
RA: La primer vez todavía no, cuando estuve en San Antonio, no. Ya cuando vine de allá sí. La segunda vez que me fui ya estaba casado.
LM: Vino el primer año y se casó.
RA: Ey.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
RA: María del Carmen Barbosa.
LM: ¿De qué edad se casó usted?
RA: Veintidós años tenía yo creo, o veintiuno algo así.
LM: Y, ¿ella?
RA: Dieciséis.
LM: Estaba jovencita.
RA: Sí, estaba joven.
LM: Y luego luego al próximo año, ¿se volvió a ir usted?
RA: El mismo año.
LM: El mismo año.
RA: O sea, yo digo que los contratos eran por cuarenta y cinco días. Cumplía uno un contrato y lo echaban pa fuera. Entonces volvía uno, llegaba uno aquí a Durango y se volvía a enlistar o si salía otra oportunidad. Como le digo ese año me salió a mi la oportunidad, llegué de allá y me metí de cantinero a El 201 mientras que salía mi lista, entonces ahí en pláticas, estaba platicando ese muchacho que había salido su lista y no quería irse. Le dije: “Pues pásame el número”. Dice: “Ándale, si quieres irte, vete, sí te lo paso”. Y me dio el número de su lista. Él se llamaba Francisco Fiscal Castañeda, se llama porque todavía vive, todavía es contratista. Dice: “Ahí nomás me traes un pantalón Levi’s”. “Órale pues”.
LM: Y pues, ¿usted se tenía registrar con ese nombre?
RA: Con ese nombre y el problema era la cartilla.
LM: La cartilla.
RA: Porque yo no tenía cartilla a nombre de él, pero como aquí en México todo se vale, dije: “Bueno y, ¿cómo le hacemos con la cartilla?”. No, pos dice: “Es fácil”. Y así fue. Esa vez me to… Esa vez, se llamaba Francisco Fiscal Castañeda y el señor que estaba nombrando los nombres ahí me conocía, se llamaba Jesús Rivera. Yo había trabajado con él, porque él fue el que hizo la presa de aquí de (ininteligible). Yo había trabajado con él y luego que me conocía ahí el que estaba nombrándole el personal.
LM: Y, ¿luego?
RA: Y luego cuando dijo Francisco Fiscal Castañeda, pues yo dije: “Presente”. Y voltió y yo nomás le dije que se callara el hocico porque pos después nos arreglábamos.
LM: Claro.
RA: Y sí, sí calló, aguantó. No dijo nada y pasé como Francisco Fiscal Castañeda y ya me subí al autobús y a Chihuahua. Esa vez me tocó por Chihuahua.
LM: Esa vez lo llevaron a Chihuahua.
RA: A Chihuahua. Entonces yo, pues yo, no crea, yo sí tenía miedo, dije pos para pasar, por la cartilla, porque no llevaba cartilla. Pero no faltó quién me dijera: “Nombre, es fácil”, dice, “nomás échale un billete de cualquier, a cualquier papel o lo que sea, échale un billete en medio y cuando pases por la caseta donde estaba el oficial, él nomás abre el papelito y cae el billete pa abajo”, porque no los agarraban. Porque lo estaban vigilando.
LM: Ah okay.
RA: Lo estaban vigilando. Él estaba en una casetita de madera y llegaba uno ahí y él taba parado aquí y este era el mostrador. Y le ponía a uno el papelito y él nomás lo abría y cae el billete pa abajo y pa adelante, esa era la cartilla.
LM: Mire.
RA: Y otros que llevaban su cartilla bien visada, bien, la hojeaban y la hojeaban y no caía nada. “Le falta la visa”. “No, mi cartilla que está bien visada”. Y hasta se hacían ahí de… “No, no, le falta la buena, le falta la visa”. Y lo regresaba otra vez a la cola. Hasta que alguien le decía a aquel tonto.
LM: Que le echara…
RA: “Échale algo, porque si no, no vas a pasar aunque la lleves visada”.
LM: Mire.
RA: Y así era, ya con un billete de a $20, de a $50, como uno podía, ya nomás caiba pa adelante era el único lugar onde pedían, onde pedían cartilla.
LM: En Chihuahua.
RA: Ahí en Chihuahua, bueno, en Monterrey también, pero, o sea donde estaba este oficial, ya pasando de ese oficial ya no había ningún problema. En ningún otro lugar pedían la cartilla. Entonces por eso estaba fácil ir con otro nombre.
LM: Pero, ¿eso fue en el centro de contratación?
RA: En Chihuahua.
LM: Okay. ¿Pa entrar el centro o para salir?
RA: No, no ya para salir al autobús pa irse a El Paso.
LM: Ah okay.
RA: De ahí lo mandan a uno, por ejemplo, a El Paso, Texas.
LM: Ya habían pasado los exámenes médicos.
RA: No, no ahí no. Ahí es nomás para irse uno a El Paso. Bien sea de ahí a El Paso, Texas o a Piedras Negras.
LM: ¿Qué les preguntaban ahí en ese centro de contratación?
RA: Nomás le revisaban lo que llevaba uno, la lista. O sea que ellos tienen una lista donde van todos los nombres, si coincidía el nombre con los papeles que llevaba pa adelante, ahí es donde revisaban. Por eso ahí es donde revisaban cartillas, a ver si era el mismo nombre que estaba en la lista.
LM: Claro.
RA: Y ese era…La cartilla era cualquier papel.
LM: ¿Las manos, o algo así?
RA: Pos sí. No, ahí no revisaban nada.
LM: La primera vez que usted salió le dieron alguna mica, ¿le dieron alguna identificación?
RA: Sí, le daban a uno una mica.
LM: Al salir.
RA: Al salir, una miquita así. Cuando lo…es que lo retratan a uno, cuando llega uno a El Paso, ahí le sacan una foto para ponerlo en la miquita que le dan a uno. Es como pasaporte, una miquita así chiquita.
LM: Y la segunda vez que cruzó dice que lo mandaron a El Paso, ¿también le hicieron exámenes ahí?
RA: Sí también.
LM: ¿Igual?
RA: Es igual. Es lo mismo, los exámenes eran los mismos, nomás que yo ya llevaba…Necesitaba ponerse uno muy listo pa cuando le hablaran, pos no estaba esperando que me hablaran Rosendo, sino que yo tenía que estar listo a que me hablaran Francisco. Y no, nunca me equivoqué.
LM: ¿No se le olvidaba, no?
RA: No, nunca me equivoqué y así pasé. Esa vez estuve en Fort Stockton.
LM: En Fort Stockton.
RA: California.
LM: ¿Ahí qué hizo?
RA: Ahí me toco piscar algodón, pos casi pa puro algodón lo llevaban a uno, nomás que ahí sí estaba muy bueno el algodón, era de ese chaparrito, puma [pima] que le dicen.
LM: Del puma.
RA: Ey, ése era chaparrito, ese no eran matotas grandes como acá casi necesitaba uno escalera para alcanzarlas acá en San Antonio y muy poco. Ahí nos fue mal, juntamos muy poco dinero.
LM: ¿Había diferencias entre los contratos de California y los contratos de Texas?
RA: Bueno, diferencia en el tiempo no. Eran, todos los contratos eran por cuarenta y cinco días y pero si el patrón requería de los servicios de uno, se lo renovaba.
LM: ¿Era difícil que lo renovaba?
RA: No.
LM: Era fácil conseguirlo.
RA: Si él tenía trabajo que no se lo terminamos en los cuarenta y cinco días, el personal que contrató, nos volvía a renovar el contrato.
LM: ¿Ahí mismo?
RA: Pero no a todos, es que son, son diablos. Si veía que un, que alguno de ellos era problemático que le daba lata, pues a ese no le renovaba el contrato, lo echaba pa México.
LM: Y, ¿a los que trabajaban bien?
RA: Y a los que trabajaban bien, les volvía a renovar el contrato.
LM: ¿Alguna vez renovó usted contrato?
RA: Sí, sí algunas veces.
LM: ¿Cuántas veces?
RA: Como ahí esa vez que estuve yo en Fort Stockton ese, estábamos con un patrón que tenía un grupito de trece, pues de a tiro poquitos y luego que tenía mucho. Y bien güeno y las casitas, ahí era casa, no eran bodegas. La casa la tenía en medio de los files [fields], ahí no necesitábamos llevar lonche. Nos daba hambre y dejábamos el costal ahí tirado en una orilla y íbamos y preparábamos en la estufa y comíanos y otra vez al field.
LM: Oiga pues tenían la casa ahí.
RA: Ahí sí estuve yo muy a gusto.
LM: ¿Ahí ganó bien?
RA: Ey.
LM: ¿Cuánto le pagaban ahí?
RA: No, pues yo ahí llegué a piscar hasta quinientas.
LM: Quinientas libras.
RA: Limpio, así.
LM: ¿Ahí ya no iba con su papá?
RA: No, ahí estaba yo solo, ahí nos fue muy bien en ese lugar. Y ahí me tocó estar dos veces.
LM: ¿Cuánto tiempo estuvo ahí?
RA: Ahí estuve yo como noventa días.
LM: Noventa días.
RA: Porque renové contrato y volví a cumplir. Ya el segundo, cuando cumplí el segundo ya no, ya no me quise quedar, me vine.
LM: ¿Por qué?
RA: No, pos ya como quien dice ya no tenía chamba, ya andábamos pepenando, ya andábamos…
LM: Ya se había acabado.
RA: Ya se había acabado, todo lo bueno ya nos lo habíanos acabado.
LM: ¿En qué otros estados trabajó?
RA: Estuve en, como le digo, en Fort Stockton estuve dos veces. La tercer vez estuve en Pecos, Pecos Bill. Ahí también me tocó piscar algodón, también ahí me fue más o menos bien, estaba bueno.
LM: Había buen algodón.
RA: Muy buen algodón, nomás que había muchas víboras. Ese es un lugar que, ¡híjole mano!
LM: ¿De qué tipo de víbora?
RA: De esas de cascabel. Andaba uno piscando y ya cuando oía el chillido pues ya se le sacaba uno por un lado, o la mataba, pero allá había muchas víboras.
LM: Y, ¿les decían que había víboras?
RA: No, nunca nos decían.
LM: ¿Con qué las mataban?
RA: Pos con piedras, hay piedras.
LM: Con lo que podían.
RA: Ahí con lo que puede uno. Y había mucha mata de sandía también entre el algodón.
LM: Se llevaban una que otra sandía.
RA: No, ahí comíamos hasta que se llenara. Pos sí, dijo: “Pueden comérselas”. En la mañana temprano sí, pero ya cuando calentaba el sol, ya no se puede, no sirve, se pone muy caliente.
LM: Ya ni sabe bien.
RA: No. Ahí era un grupo, en ese campamento habíamos como seiscientos.
LM: Seiscientos hombres, puro algodón.
RA: Puro algodón.
LM: ¿Cuántos mayordomos?
RA: Claro que esos seiscientos, no crea que estábamos con un solo patrón. Era, ese campamento había munchas barracas, pero unas barracas eran de un patrón, otras de otro patrón. O sea que ahí es como un campamento pa muchos patrones. Cada quien tenía su barraca, pero en la tarde, en la noche, ¡hijo!, se veía bien bonito porque era un gentío.
LM: ¿Ahí les daban de comer? O usted se hacía.
RA: No, la preparábanos.
LM: Ahí la preparaban.
RA: Igualmente, pues va uno a traer la provisión y ahí la prepara uno y así es allá. Y ahí estuve dos veces en Pecos Bill, dos, pues dos años seguidos estuve ahí. Me tocó ahí la primera vez, estuve y luego después me gustó cuando llegó un patrón que quería gente para Pecos. Y como yo ya había estado ahí, pues yo luego luego me apunté.
LM: A algunos no les gustaba ir a Pecos.
RA: No, porque les gusta otra clase de trabajo, es que el algodón es el trabajo muy duro.
LM: Sí es pesado.
RA: Es muy pesado, no cualquiera lo soporta.
LM: Los primero días me imagino que acababan adoloridos.
RA: Sí, pues no se podía uno enderezar, o sea que desde que agarraba uno la orilla, si se enderezaba ya batallaba para agacharse otra vez. Valía más no, así a darle pasito al pasito, pero hasta que llena uno el costal se levanta.
LM: Y, ¿el clima como estaba?
RA: Estaba bien, era un clima más o menos bien.
LM: Agradable.
RA: Ey, de ese agradable, sí hace calor pero no quemaba. Esta así como, pues sudaba uno, pero no quemaba, muy bonito.
LM: ¿Siempre trabajó en el algodón?
RA: No, no siempre.
LM: ¿En qué más?
RA: Después que me tocó ir a, estuve en San Francisco, California.
LM: Esa vez, ¿por qué lado entró?
RA: Por acá por Tijuana.
LM: ¿Se contrató en dónde?
RA: En Tijuana. De aquí lo mandan directamente a Tijuana.
LM: En San Francisco, ¿ahí en qué…?
RA: Ahí trabajé yo, ahí me tocó, la primer semana entré a piscar tomate.
LM: Tomate.
RA: En eso se enfermó un cargador de los tráiler que llegan a cargar las rejas. Se enfermó uno de los trabajadores, entonces como yo tenía más o menos buena estatura, llegó el mayordomo y me dijo: “Oye tú, vente. Necesito un cargador, porque se me enfermó el otro”. Así que nada más trabajé una semana yo piscando tomate. A la siguiente semana ya me tocó andar de cargador. Ahí la primer, la primer día que me tocó cargar a mí el tráiler, salí con calentura.
LM: De plano.
RA: Es que estaba duro.
LM: Era muy pesado.
RA: Éramos cuatro, dos abajo y dos arriba. El tráiler no se para, el va muy lentamente, va por en medio de dos, de dos hileras de cajas y por eso los dos que van abajo, uno va de este lado y el otro de este lado, aventándoselas al otro. Y también arriba hay dos, acomodando, acomodando y acomodando.
LM: Y, ¿a usted le tocó abajo o le tocó arriba?
RA: El primer día abajo, con guantes.
LM: O sea que aventaba las cajas.
RA: Y no, pos los guantes no…Es que tienen una hendidura muy, entra como tanto así a la reja, pues se zafaba, con guantes se zafaba. No, aventé los guantes a la fregada y con la pura mano.
LM: ¿Cómo acabó?
RA: No pues todo jalao, (risas) todo jalado pero sí, sí cargamos bien. Y luego eran los únicos que nosotros, no nos podíamos venir del field hasta que levantábamos la última reja que piscaba toda la gente.
LM: Y, ¿la paga era igual?
RA: No, era por reja.
LM: ¿A cómo?
RA: Ahí fue el lugar donde yo gané más dinero en Estados Unidos, que en cualquier otra parte.
LM: ¿A cómo le pagaban?
RA: Como a $0.02 centavos.
LM: La reja.
RA: La reja. No, ahí nos fue muy bien.
LM: Y, ¿quién les contaba las…?
RA: Porque un tráiler, ¿eh? No pues ya sabían lo que agarraba cada tráiler. Eran tráiler de esos grandes de orilla a orilla. Y no, miles, miles de rejas y ahí nos fue muy bien, pero nosotros salíamos como a las once de la noche, a las doce.
LM: ¿A qué horas empezaban?
RA: A las seis de la mañana.
LM: De seis a once.
RA: Así es. Nomás que ahí había una ventaja, que ahí sí nos daban de comer.
LM: Ahí sí. Y, ¿cómo era la comida?
RA: Muy buena.
LM: ¿Estaba buena la comida?
RA: Diferente clase de comida, o sea que tenían un, ellos le decían borde, un restaurant.
LM: ¿Qué les daban?
RA: Y había orden de que cuando llegaran los cargadores, a la hora que llegaran, a esa hora nos daban de comer los meseros, en el restaurant, no importaba la hora que llegáramos porque pos nosotros teníamos que venirnos cuando termináramos. Entonces si llegábanos a las once o doce, luego luego nos atendían. Cenábamos bien a gusto y a dormir luego luego y pa tempranito, otra vez.
LM: ¿Cuánto tiempo trabajó ahí?
RA: Ahí yo duré cuarenta y cinco días.
LM: Cuarenta y cinco días, ¿nada más?
RA: Nada más.
LM: No renovó.
RA: No, ahí no renové contrato, o sea que se terminó.
LM: Y, ¿no era muy poco tiempo?
RA: Pues era poco tiempo, pero como agarraban mucha gente, lo levantaban. Es que eso era lo que yo veía mal que por…Bueno, pos a ellos les convenía levantar rápido su cosecha, ocupaban la gente que ellos creían conveniente.
LM: Y, ¿ahí cómo se portaban los mayordomos?
RA: Buena gentes.
LM: También americanos.
RA: También americanos. Nomás había un mayordomo ahí, pero ya no en el tomate, porque ahí terminábamos el tomate y ese mismo patrón tenía otros files [fields] de chiles. Pero de ese chile, pos quién sabe cómo se llamará ese chile grueso.
LM: Ese dulce.
RA: Ese dulce.
LM: Green Pepper.
RA: Yo creo sí.
LM: Pimiento verde.
RA: Entonces de ahí del tomate nos pasaron, ahí me tocó ya también piscar chile. Pero sí me gustó porque si movía uno las manos rápidas, tenía uno chance de descansar. Esa era, es una máquina que abarcaba más o menos cuarenta surcos con una banda, una banda larga, larga, larga y esa banda estaba dando vueltas así y estaba echando el chile a la traila así. Ahí no se preocupa ellos porque vaya uno a vaciarlo. (risas) Uno va, esa banda abarca cuarenta surcos y entonces agarrábamos tres surcos entre dos, son diablos los cabrones. O sea que lo metían a uno, mi compañero iba aquí y yo aquí, el surco de en medio era pa los dos. Sí, yo a veces le movía, pues yo llevaba dos solos y él nomás uno. Pa que no nos dejara atrás la banda, porque la banda va caminando, el tractor allá va, va caminando lentamente. Entonces uno va piscando y no voltea, nomás echándolo y echándolo y echándolo.
LM: Ahí ni tiempo tiene de voltear.
RA: No, pues no le dan chanza. Pero ahí era por horas.
LM: Ahí era por horas. Y, ¿a cómo le pagaban la hora?
RA: Me parece que a $2, $2 y feria. En esa época era, estaba muy barata la hora, $2.20 algo así.
LM: ¿En qué año fue eso?
RA: Fue el [19]59, sí. Y ahí también nomás terminábamos el chile, también casi terminando, terminando el contrato. Fue cuando yo me vine aquí a México otra vez.
LM: Entre esas dos veces que venía y regresaba, ¿siempre trabajaba de cantinero o de qué más?
RA: No, no pues ya cuando, por ejemplo en San Francisco, cuando vine todavía le hice la lucha yo como unas dos o tres veces. Sí, la última vez estuve en Lamesa, Lamesa, Texas. Fue la última vez, porque ya cuando vine yo de Lamesa, esa vez me tocó también algodón, fue cuando quitó las contrataciones Díaz Ordaz.
LM: Díaz Ordaz.
RA: Ése fue el que nos las quitó.
LM: Ése fue su…
RA: Ya la última vez que fui.
LM: En el [19]64.
RA: Ey.
LM: Y, ¿por qué las quitaron?
RA: Pos porque ya no, o sea que dicen que le quiso cobrar el presidente $50 dólares por cabeza de cada bracero que le mandaba. Y le estaban dando $25 dólares por cabeza.
LM: ¿Eso se sabía?
RA: Eso se sabía, pos si nosotros sabíanos perfectamente que nos estaba rentando como animales, porque un pesador que se llamaba don José, era americano, y él nos platicaba, dice: “Ustedes no crean que vienen namás porque, porque nosotros los estamos contratando, no. Hay un convenio entre los dos gobiernos. Cuando ustedes se les está quitando el diez por ciento”. Pues quién sabe pa que chingados sería eso, así diez por cierto.
LM: ¿Siempre les quitaban?
RA: Siempre nos vendió. O sea que del cheque que nos daban, nos rebajaban el diez [por ciento], ya venía ahí el descuento.
LM: Ya venía.
RA: El diez por ciento, eso sí quién sabe pa qué sería.
LM: ¿No sabían para qué era?
RA: Nosotros, yo nunca me di cuenta pa qué sería eso. Pero según ellos dicen que pues no, ni cuenta. Yo realmente no me di cuenta por qué nos quitaban ese diez por cierto.
LM: Parece ser que ahora dicen que para un fondo de ahorro, pero…
RA: Pues fondo de ahorro, pero, ¿pa quién? Pues pa el Gobierno Mexicano yo creo. (risas)
LM: Para ustedes no.
RA: Porque a nosotros nunca nos lo dieron. Ora también los días que se quedaban, a veces se quedaban una semana de fondo con los patrones.
LM: Una semana.
RA: Sí, por ejemplo, trabajaba uno una, la primer semana nunca le pagaban a uno, de trabajo. Él se quedaba, algo así como tres días de la semana de fondo.
LM: Y, ¿de fondo para qué?
RA: Pos quién sabe. Pos para asegurarse los patrones. Por ejemplo, las semanas se arreglaban los miércoles. Entonces esos tres días se quedaban.
LM: Y, ¿al final de sus contratos se los pagaban?
RA: Nos lo, según ellos nos lo mandaban a México. A mi nomás un patrón me lo mandó, esa semana que quedaba allá un patrón sí me la mando aquí al rancho, aquí a Contreras. Pero de todos los demás ninguno. Pues si lo mandaron, el del correo yo creo que emparejó, porque yo jamás agarré ni un cinco.
LM: O sea que por todos lados les…
RA: Por todos lados le jalan a uno, nomás que con esas épocas cuando está uno nuevo, pues no hace caso de eso, lo que quiere uno es trabajar.
LM: Claro. ¿Hizo buenas amistades con los compañeros?
RA: Ey, sí, yo tuve buenos amigos de aquí de Zacatecas, que estuvimos juntos allá.
LM: Los vio alguna vez después.
RA: Sí, nos encontramos varias veces. Muy buena gente esa gente de Zacatecas. Los que son muy carajos son los oaxacos, los de San Luís. Porque donde hay campamentos grandes para ir a pesar, son muy latosos esos de San Luis.
LM: Se distinguían los…
RA: Y los oaxacos, los de México, los chilangos.
LM: Se distinguían algunos.
RA: Oiga por si todo mundo tenemos necesidad de ir a pesar, nomás había un pesador y si era un grupo de doscientas o trescientas personas, pues a veces se hacía la cola grande para pesar su costal.
LM: Claro.
RA: Y si uno esta formado para ir caminando para llegar a pesar y llegaba otro carajo y se metía adelante, pues no. Entonces uno y le jalaba la saca y lo tiraba al suelo y se agarraba uno a demoniazos con ellos.
LM: Sí hubo…
RA: Solamente así entendían.
LM: Tuvo que hacerlo.
RA: Sí, cantidad de veces, pero pos qué va a permitir uno, si de por sí son bien enanos. Muy chiquillos los cabrones de San Luís y de los de Oaxaca. Se ponen, querían poner a las patadas con los durangueños pos no, no se podía. Y luego por lo regular siempre nos juntábanos cinco o seis juntos. No, pues que vamos a la fregada. Batallaba uno los primeros días, ya después ya reconocían.
LM: Que tenían que hacerlo.
RA: Pues es que pues sí, todos tenemos necesidad de llegar a pesar, ¿por qué te vas a adelantar? Pero es que son muy, esos no entienden.
LM: ¿Qué recuerda que hayan sido las quejas de los compañeros ahí en los campos?
RA: Bueno pues, en Pecos Bill la segunda vez que yo estuve allá, yo ahí estuve como Juan Rentería, no, Juan Álvarez Rentería fue el tercer nombre que usé. Ahí yo me di cuenta de…Le terminamos el trabajo a ese patrón, tenía varios files pero como agarró gente de más, entonces terminó más o menos como en veinte días, pues todavía nos faltaban veinticinco días, ¿entonces qué iba a hacer? En el contrato decía, que si el patrón no tenía el trabajo por lo que nos contrató, tenía que pagárnoslo.
LM: Ah, pues estaba bien.
RA: Tenía que pagarnos, entonces, ¿sabe qué hizo ese patrón?
LM: ¿Qué?
RA: Pero pues como uno no sabía, pero es que había uno de Juárez que sí sabía ingles. Y se dio cuenta, entonces este nos rentó con otro patrón. Él mismo nos llevaba a otro field que ese ya no era de él, era de otra gente. Pero como ellos se hablaban en inglés, los dos patrones, entonces aquél de Juárez se dio cuenta, dice: “¿Saben qué? Este cuate nos está rentando”. “¿Cómo que nos está rentando?”. “Sí, nos está rentando con este otro señor, porque estos files ya no son de él. Pa no pagarnos los veinticinco días que nos faltan, nos está rentando con este otro”. Y se le echó la gente encima.
LM: Al patrón. Y, ¿qué le decían?
RA: Pos no, pos que nos pagara, que porque ese trabajo ya no era de él. O que nos entregara a La Asociación, pero si nos entregaba a La Asociación, tenía que liquidar los cuarenta y cinco días. Es que era el acuerdo que había.
LM: Y, ¿cómo resolvieron el problema?
RA: No, pues muchos se vinieron. Los llevaron a La Asociación, les pagaron y se vinieron. Otros, pos nos convino pasarnos con el otro patrón, pues nos pasamos.
LM: Seguían trabajando.
RA: Seguíanos trabajando. Claro que ya con, no es la misma persona, pero ya seguíanos tra[bajando]. Pero ahí me di cuenta que ese cuate sabía mucho inglés, ese de Juárez. Pos si esos de Juárez, de pos si casi todos están adentro y sabía mucho inglés y él nos platicaba. Le estaba diciendo esto y esto, porque aquél le llegó, donde no le gustó que porque llegó y que le dijo que le rentara su bueyada, (risas) en inglés.
LM: Sí.
RA: Y nos dijo aquél pues, por eso se le echó encima la gente, por eso. Hasta le iban a poner una recia ahí. Es que se expresan en una forma que ofenden.
LM: ¿Eran ofensivos?
RA: Sí, pero porque se creían que nadie sabía inglés. Ese cuate sabía inglés.
LM: Le tocó algún otro detalle donde hayan ofendido a los mexicanos.
RA: No, yo fue la única vez que me tocó ese detalle, se llamaba Raúl ese cuate, es de Juárez. Era muy amigo mío también él, éramos bien cuates y ahí nos, pues nos platicábamos.
LM: ¿Alguna vez se enfermó cuando estuvo por allá?
RA: No. Yo casi de joven nunca, nunca me enfermé yo.
LM: ¿Le tocó ver que fuera alguna autoridad mexicana a los campos, algún cónsul, La Migración, en alguna ocasión que fuera?
RA: Tampoco. No, La Migración nunca se paraba en los campamentos, menos un cónsul mexicano, cuando irán a…Nunca lo fueron a ver a uno.
LM: Nunca les dieron…
RA: Lo único que hacían es en la noche, esos eran otras personas, llevar camionetas con mujeres.
LM: ¿Cómo era eso?
RA: Pos de esos trailers que vienen cerrados como casa, camper. Llevaban dos, tres muchachas.
LM: ¿Los fines de semana?
RA: Sí, los fines de semana cuando sabían que les pagaban, ya llegaban como a las doce o una de la mañana, porque nunca llegaban temprano. Llegaban y como siempre había gente despierta, pos los primeros pues luego luego agarraban a la muchacha y luego ya iban y despertaban a otro a ver si querían y no.
LM: Y, ¿eran mexicanas, americanas?
RA: A veces de todo, hasta negras.
LM: Había de todo.
RA: Había de todo.
LM: Y, ¿cuánto les cobraban?
RA: Cinco.
LM: Cinco dólares.
RA: Cinco dólares, eso cobraban.
LM: Y, ¿los patrones permitían eso?
RA: Pos yo digo que los patrones sí permitían eso porque como… No, pues ni cuenta se daban, como le digo yo, llegaban muy noche. Sabrá Dios, yo nunca me levanté, no, yo no.
LM: Se rumoraba ahí.
RA: Sí, no, pues yo veía.
LM: Usted sabía.
RA: Yo veía ahí lo que pasaba y otros que me platicaban. Y no, yo ni madre, voy a regalar $5 dólares, ¿pos pa qué? Sabrá Dios cuantas enfermedades tengan.
LM: Claro.
RA: No, nunca me metí con nadie, pero eso pasaba en los campamentos.
LM: ¿Cuál fue el trabajo que más le gustó?
RA: Pues a mí el trabajo que más me gustó fue la pisca de tomate y la de chile. El algodón también me gustaba mucho, nomás que era muy cansado.
LM: ¿Era dónde ganaban más en el tomate y en el chile?
RA: Ey, sí, pues es que en el chile era por horas. Es muy cansado, o sea que son horas bien trabajadas y en el tomate pues como me tocó suerte de cargador, ahí era por lo que hacía. Y los que andaban piscando era por las cajas que hicieran también, les pagaban por cajas. Son cajas chiquitas, son de sesenta libras, no son como las de aquí.
LM: Las de aquí son más grandes.
RA: Sí, no, aquí están pesados de a madre. Aquellas son de sesenta libras, no están tan pesadas, pero sí.
LM: Entonces usted trabajó hasta el [19]64, hasta el…
RA: Hasta el último, hasta que les quitó los braceros Díaz Ordaz. Entonces ya en esa época, ya pues ya dije: “No, pues ya no va a haber braceros”. Me volví a meter a [El] 201 a trabajar ahí de cantinero, ahí trabajé también un ratillo, cuando ya de ahí me pasé a la Policía.
LM: ¿Trabajó en la Policía?
RA: Trabajé como tres años en la Polecía.
LM: ¿Qué cargo tenía ahí en la Policía?
RA: Era cabo. Ascendí luego luego a cabo, Comandante de la Patrulla 3 y fui Comandante de la Patrulla 3 luego luego.
LM: ¿Policía de aquí de la ciudad?
RA: Sí, de aquí de la ciudad, nomás que me dieron una patrulla por, por unas acciones que hice luego luego entrando, que no cualquiera las hace. Yo las hice y luego luego me subieron a una patrulla, me ascendieron y…
LM: ¿Qué hizo?
RA: Pues agarré a, metí al bote a una, a una persona, a un periodista.
LM: A un periodista, ¿por qué?
RA: Pos querían pisotearme. Es que me vieron solo ahí en la 20 de Noviembre y Zaragoza, eran ocho ellos. Y me vieron ahí de polecía, eso fue en diciembre, yo estaba arropado con una cobijita ahí en la mera esquina del Hotel Casa Blanca. Yo desde lejos los vi que venían borrachos, ¿no?
LM: Claro.
RA: “Mira ahí está un cuico”. No, pues yo me quedé callado. Pues eran muchos, ocho cabrones, digo, está cabrón. No, pues entonces empezaron a hacer sus necesidades en la vía publica, orinarse, para ver si yo les decía algo y todavía así me aguanté, no les dije nada, no. “No hables, ahorita le vamos a dar una madriza”. No, ya cuando dijeron que ahorita le vamos a dar una madriza, pues me levanté, estaba sentado ahí en el marco de la puerta. Me levanté y luego dije, pues ya no tiene remedio, vamos a ver qué pasa. Y aventé la tilma y entonces ya les dije: “¿Qué quieren?”. “No, pues ahorita te vamos a dar una… “¿Tú y cuantos más? Hijo de… Y así con malas palabras. Saqué una pistola que yo traía, una Súper. Y se quedaron fríos los carajos, no contestaron. Dije: “¿Cuál de los ocho se quiere aventar un tiro conmigo?, pero solo”. No contestó nadie. “Bueno, pues como nadien quiere, yo voy a escoger un güey”. Y agarré al más grandote. Pero pa la suerte, era periodista el desgraciado. Lo agarré del cuello y le puse la Súper. “Entonces a ti te voy a matar”. Y arrancan los otros, cuando vieron que le puse la pistola en la panza, lo dejaron solo. Entonces yo le dije al del hotel: “Por favor pídeme una patrulla”. No, de volada llegaron, en ese entonces la inspección del Casa Blanca a la Presidencia Municipal, pues eran dos cuadras.
LM: Pues sí.
RA: Estaba cerquitas de a tiro.
LM: Sí, sí.
RA: De volada llegó la patrulla y me fui con él, ya di parte de allá cómo había estado y todo y dijo: “Hasta mañana vas a ser polecía, no sabes ni con quién te andas me…Ya cuando estaba allá.
LM: Lo amenazó.
RA: Empezó a amenazarme, a hablar. Entonces ya le dije yo al inspector cómo había estado y todo. Entonces ordenó en la misma patrulla: “Ve y llévalo a la penitenciaría, incomunicado. No está pa nadie, por hocicón”. Así dijo. (risas) Y yo mismo lo llevé a la penitenciaría, era donde está la Soriana.
LM: Claro.
RA: Ahí lo metí y le dije que por orden del inspector quedaba incomunicado. En la mañana ir por él pa que pasara calificación, aunque fuera periodista y lo fregó. Y tuve el honor de ver y tuve el honor de… Yo tuve el honor de estar en la mañana cuando pasó calificación ahí estaba yo. Y igual dijo que nomás hasta ese día iba a ser polecía, pos dije, pos ni modo.
LM: Pos ni modo.
RA: Entonces le dio mucho, pues sí quedo muy contento el inspector.
LM: Claro.
RA: Una acción de esas pues no cualquiera la presenta, porque ellos eran ocho y yo era uno, taba solo.
LM: Claro.
RA: Y logré llevarlo. Pero sí, en ese momento si me hubieran hecho frente, lo quebro.
LM: Pues sí.
RA: Pues si ya no me queda otra, pues me pelo a la fregada.
LM: Usted o él.
RA: Pues sí.
LM: Don Rosendo, ¿cómo fue su vida después de haber trabajado como bracero?
RA: Pos fue dura, fue dura porque yo de ahí de la, de la Polecía como ya estaba yo trabajando en la Polecía, entonces había elementos que de la Polecía se habían salido y se habían metido al Ejército, al Cuartel Juárez. En esa época yo como comandante de la Polecía ganaba yo $12.50 y era mucho, mejor que el sueldo acá de lo civil.. Entonces ganaba $12.50 como comandante, pero había mucha responsabilidad. Entonces me dicen otros que se metieron al Ejército: “Vente pa acá hombre”. Acá a él [le] pagaban $26.50. Que iba a ser de $12.50 a $26.50, pues estaba mucho mejor.
LM: Claro.
RA: Entonces pido yo mi baja en la Polecía y me metí al Ejército.
LM: Y empezó…
RA: Pos oye, entré ganando $26.50 y yo me di de alta el día 13 de noviembre del [19]67 en el Ejército y pa el…Fue el día 13 de noviembre, pal día primero de enero hubo un aumento bien güeno que se fue hasta $33 pesos.
LM: Y, ¿qué rango tenía?
RA: No, soldado raso.
LM: Raso.
RA: Sí, era soldado raso. O sea que era por cuatro meses estaba en el…No, no trabajaba, o sea que me estaban dando instrucción, preparación. Era pura academia y estrucción, cuatro meses. Pura academia y enseñarlo a uno marcar, marchar y enseñarlo a limpiar el arma, desarmarla y armarla. Y luego ya el último mes, al campo de tiro. Ya cuando hace uno el, va uno al campo de tiro, que tira uno ya su periodo pues, entonces sí está apto para irse a un servicio. Ya sabe uno todo.
LM: Muy bien.
RA: Ya le metieron todo eso y ahí me aventé yo diecinueve años.
LM: Diecinueve años.
RA: En el Ejército, ahí sí ascendí.
LM: ¿Ahí a qué grado llegó?
RA: No, pues yo cuando me di de alta yo la regué, si me hubiera metido en lugar de la Polecía me hubiera metido desde un principio al Ejército, sí hubiera ascendido, hubiera seguido ascendiendo. Pero cuando me di de alta en el Ejército, yo ya tenía veintiséis años.
LM: Ya estaba grande.
RA: Taba decidido para ir a sargento. Para sargento eran veinticinco años, entonces ya no podía ir yo a la, a la escuela de clases para el grado de sargento. Namás me ascendieron a cabo luego luego también, por mi forma de ser.
LM: Claro.
RA: Ascendí a cabo y así me pasé yo diecinueve años.
LM: De cabo.
RA: De cabo.
LM: Ganaba bien.
RA: Bastante bien. Sí, porque ahí sí ganaba uno bien. Y siguen ganando bien, son los que ganan bien. Nomás que en la sierra, yo casi nunca estuve aquí en Durango, siempre estuve fuera, Tepehuanes, Canelas, Topia, Guanasevi, Tayoltita, puras partidas fuera de las… Donde era puro combatir la droga.
LM: Pues sí, el narcotráfico era la…
RA: Puro narcotráfico.
LM: Oiga don Rosendo, ya para finalizar la entrevista me gustaría preguntarle, ¿usted qué siente cuando escucha el termino bracero?, ¿qué recuerdos le trae?
RA: No, pos me trae recuerdos de mi infancia, lo que sufrí. Y ahora últimamente que me doy cuenta que había un dinero que pagaron el Gobierno de Estados Unidos al mexicano y que no nos lo dio.
LM: Claro.
RA: No nos lo dio.
LM: ¿Sus recuerdos son tristes o son…?
RA: Pues sí, porque mi ilusión era, mi ilusión era arreglar el pasaporte de allá. Y en una ocasión metí yo una solicitud para arreglar el pasaporte de allá, ya cuando ya se acabaron los braceros y sí me contestaron. Estuve en lista de espera, pero cuando ya me pusieron en lista de espera en Monterrey, me pedían la carta de sostenimiento y nunca la pude conseguir.
LM: Para arreglar residencia.
RA: Para arreglar la residencia. Y yo tenía tíos allá, pero a todos les hablé y les escribí, nadien me quiso ayudar por una simple carta de sostenimiento. Con eso tenía yo para haber arreglado mi pasaporte y no pude.
LM: ¿Se siente orgulloso de haber sido bracero?
RA: Sí, sí me siento orgulloso porque…
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor Rosendo Alarcón Carrera. Me decía don Rosendo de sus impresiones de haber sido bracero, podemos decir que después de todo lo que usted trabajó por allá, sus vivencias fueron más bien tristes.
RA: Pos, no tristes o que sea que la braceriada le sirvió a uno mucho por la época que vivía uno aquí en México, muy raquítica. Entonces realmente pos entraba entraba uno a Estados Unidos y se alivianaba uno pues.
LM: ¿Sí se ayudaban económicamente?
RA: Económicamente se ayudaba uno mucho con ser bracero.
LM: ¿El dinero que usted ganó por allá sirvió para apoyar a su familia?
RA: Sí, pues yo se lo mandaba a mi familia. Sirvió mucho, lo malo es que pues se acabaron y ya se quedó uno estancado.
LM: Claro. ¿A usted le gustaría que volviera a haber ese Programa Bracero?
RA: Sí.
LM: Para las nuevas generaciones.
RA: Sí, sí me gustaría porque se ayuda mucho y se evitaría muchas cosas de que muera tanto mexicano para cruzar la frontera ya ve cuanto están… Si no los cazan, se mueren en el desierto y si hubiera braceros, pues no había muertos.
LM: Claro.
RA: Estaría mejor.
LM: Claro, muy bien. Don Rosendo pues quiero darle las gracias por haber compartido con nosotros su vida, sus experiencias. Estamos muy agradecidos con usted por habernos dado la oportunidad de entrevistarlo.
RA: No, pues también yo quedo agradecido, pues de perdido dar a conocer lo que uno vivió.
LM: Claro.
RA: Un buen recuerdo.
LM: Claro. Algo más que quiera comentar para terminar con esta entrevista.
RA: No, pues yo nomás quisiera que realmente al emigrante no lo vieran como lo ven. Los rancheros que hay en Estados Unidos, los rancheros que hay en Estados Unidos pos tratan muy mal al emigrante mexicano, mal. Tengo entendido que hasta ocupan gente para venadiarlos. Y pues deberían de tomar en cuenta que el emigrante es el que ha levantado a Estados Unidos, si no tuvieran emigrantes, ¿quién les levantaba?
LM: Claro.
RA: Toda la vida les ha ayudado y eso es todo lo que yo puedo agregar.
LM: Muy bien pues muchas gracias don Rosendo, con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
RA: Bueno, gracias a usted.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 28 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor Rosendo Alarcón Carrera en la ciudad de Durango, Durango, el día 28 de mayo de 2003 conducido por Laureano Martínez para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Don Rosendo, buenos días.
RA: Buenos días.
LM: Don Rosendo me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
RA: Yo nací en San José de la Boca, Municipio de Tepehuanes.
LM: ¿Cuándo?
RA: En 1938, el día primero de este, el 27 de enero.
LM: Veintisiete de enero.
RA: De 1938.
LM: ¿Cuántos años tiene usted, don Rosendo?
RA: Sesenta y cinco.
LM: Sesenta y cinco, muy bien. ¿Cómo se llamó su papá?
RA: Juan Alarcón Quiñónez.
LM: Y, ¿su mamá?
RA: Catalina Carrera Cervantes.
LM: ¿A qué se dedicaban sus padres?
RA: Pos agricultores.
LM: Era agricultor su papá.
RA: Ey, trabajaba en el campo.
LM: ¿Sembraban?
RA: Sí.
LM: ¿Qué sembraban?
RA: Maíz, frijol, chile.
LM: Y, ¿su mamá?
RA: Pos ama de casa.
LM: Qué bien, ¿tenía gallinitas ahí donde vivían?
RA: Ey, gallinitas, marranos, vacas, chivas.
LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
RA: Diez.
LM: Diez, ¿cuántos hombres y cuantas…?
RA: Seis hombres y cuatro mujeres.
LM: De esos diez, ¿usted que lugar ocupa?
RA: El segundo.
LM: Usted fue el segundo de los más grandes.
RA: Sí.
LM: ¿Tiene un hermano, un hermana?
RA: Un hermano, mayor que yo.
LM: ¿Sus padres eran originarios de ahí de la región?
RA: Sí.
LM: ¿De ahí mismo?
RA: Sí, de ahí mismo.
LM: Cuéntenos un poquito, ¿cómo es ese lugar donde usted nació?, ¿cómo es San José de la Boca?
RA: Pos es un pueblito muy bonito, porque hay un río que es el Río Tepehuanes, es agua muy cristalina, muy bonita. Nosotros de ahí salimos como de nueve años a un rancho que se llama El Agua Caliente, acá en Melchor Ocampo a un lado de Santiago Papasquiaro. Y ahí vivimos bastante tiempo, hasta que ya pos crecimos y que ya nos dio por salir, porque ahí no había escuela.
LM: ¿No había escuela ahí?
RA: No había escuela, entonces hicimos la lucha de salir acá, a un lugar que se llama La Campana.
LM: La Campana.
RA: Cerquita de Nuevo Ideal. Y ahí sí había escuela, por eso salimos de allá.
LM: ¿Cuántos años tenía usted?, me dice.
RA: Cuando, más o menos cuando salimos del Agua Caliente, catorce años.
LM: Y, ¿cuándo salió de allá de Sa…?
RA: De Sapigure, así se llama el rancho donde tábanos allá en San José de la Boca.
LM: ¿Sapigure?
RA: Sapigure. Salimos como de siete años, siete, nueve años más o menos.
LM: Siete años, ¿fue usted a la escuela?
RA: ¡No!
LM: ¿Don Rosendo, no?
RA: No fui a la escuela hasta ya de grande.
LM: ¿Por qué no fue a la escuela?
RA: Pos no había. En primer lugar no había en los lugares donde estábanos. No había escuela y ya de grande, pos yo estudié en el Ejército.
LM: Ah, muy bien.
RA: En el Ejército fue onde recibí mis estudios.
LM: ¿Hizo carrera militar?
RA: Sí.
LM: Ah, muy bien.
RA: Ahí duré diecinueve años. Pero antes de eso pos es cuando había braceros.
LM: Claro, ¿no? Me gustaría regresarnos un poquito a cuando salió usted de San José de la Boca, ¿le ayudaba usted a su papá?
RA: Sí.
LM: ¿Con las tareas del campo?
RA: En las tareas del campo, o sea que nosotros preparábanos la tierra, poníanos los almácigos los de chile y poníanos el chile y lo trabajábanos.
LM: ¿A qué edad empezó usted ayudarle a su papá?
RA: No, pos de chiquillo, de siete años, nueve años ya trabajaba. Trabajábanos en el campo.
LM: ¿Usted y sus hermanos?
RA: Ey, los hermanos más grandes. Sembrábanos trigo y chile, tomate, cacahuates. Y pos todo eso lo trabajábanos entre mi apá y nosotros.
LM: ¿Tenía tierras propias su papá?
RA: Pos realmente sí, eran de mi abuelito. Eran de mi abuelito, pero eran como si fueran propias, nosotros la sembrábamos.
LM: Eran de la familia.
RA: Ey, de la familia.
LM: Muy bien.
RA: Ey.
LM: ¿Cómo fue su infancia, don Rosendo?
RA: ¿Pos qué le puedo decir? Pos puro trabajar.
LM: Trabajar.
RA: Y jugar en el monte, porque ahí no había nada.
LM: ¿A qué jugaban?
RA: Pos a cosas que, por ejemplo matábanos ardillones, les quitábanos el cuerito. Y hasta tenían unas pilitas en la cantera y con cáscara de encino colorado hacíanos el mentado cascalote y curtíanos los cueritos. Esa era nuestra diversión, o sea que nos divertíanos solos ahí.
LM: Claro.
RA: Porque ahí no había juguetes.
LM: No.
RA: Ese lugar no, no ha…Cuando menos yo nunca vi un juguete ahí. Los juguetes los inventábanos nosotros mismos.
LM: Claro, era a lo mejor más sano, ¿no?
RA: Pos sí.
LM: Se divertían más.
RA: Subirnos a un caballo, jaripeaba un torete, un becerro. Esa era la diversión que teníanos. Lazar, a caballo y a pie en el corral.
LM: Me dice que después de ahí se fueron a Agua Caliente.
RA: De ahí nos definimos al Agua Caliente, es onde ya tuvimos nosotros pos, vacas, chivas. Primeramente nos dieron unas vacas a medias y de ahí se fue haciendo la cría. Y chivas, pero ya las de ahí cuando ya crecimos, pos nos dimos cuenta que, pos que no había nada, ¡nada!
LM: ¿No había ni…?
RA: Nomás éramos creo cuatro casas con gente, en ese ranchito.
LM: ¿Ahí en Agua Caliente?
RA: En Agua Caliente, cuatro gentes con casas pues con gente, que vivía gente. Pero siempre lo mismo y lo mismo y lo mismo. Entonces cuando creció mi hermano Juan, en una ocasión mi apá se lo prestó a un señor de acá de un rancho que se llama Barranco Blanco.
LM: Barranco Blanco.
RA: Cerquita de La Campana para que le cuidara un ganado y cuando él ya conoció ese sistema acá en el llano, que ya había mucho trabajo con los menonitas, ahí arrancar maíz y todo eso, pues había mucho trabajo.
LM: Claro.
RA: Entonces en unas de las idas que fue él al Agua Caliente pues me platicó a mí y me vine con él también.
LM: ¿Cuántos años tenía su hermano?
RA: Tenía como quince años.
LM: Y, ¿usted?
RA: Pos trece.
LM: Se llevaban…
RA: La diferencia son dos años.
LM: Dos años.
RA: Dos años. Entonces ya pos nos gustó el trabajo, empezamos a trabajar y nos pagaban. Nos daban tarea y pos nos iba más o menos bien.
LM: ¿Trabajaban con los menonitas?
RA: Con los menonitas y con rancheros de ahí mismo de La Campana.
LM: ¿Cuánto le pagaban, se acuerda?
RA: No, pos nos pagaban $5 pesos por diez surcos, o sea nos daban tareas. Sacábanos dos tareas al día.
LM: ¿Qué es lo que hacía en esas tareas?
RA: Rozar, rozar el maíz y…
LM: ¿El maíz?
RA: Y acomodarlo, ey. Nos traíanos dos tareas y nos gustó eso porque ahí había escuela. Entonces de esa forma sacamos a mi jefe y a mi jefa y a mis hermanos de allá del Agua Caliente. De ahí nos los trajimos a La Campana. Y pos allá no tiene caso estar viviendo allá.
LM: Claro. Y ahí en La Campana ya había escuela y…
RA: Ahí ya había escuela. Ahí estuvieron todos mis hermanos, estudiaron, menos los cuatro más grandes porque nos dedicamos a trabajar. Lo que es Juan y luego sigo yo y luego sigue Salvador y luego una hermana, Fidelina. Esos cuatro nos dedicamos a trabajar para sostener a los otros seis.
LM: Claro, ayudar a su familia.
RA: Ey.
LM: ¿Cómo era su papá de carácter?
RA: Pos era buena gente, pero era muy duro. O sea que los padres antiguos eran muy duros, en la forma de corregir pues a los hijos eran cuando querían corregirlo a uno, pos ya ve como lo hacían. Con lo que encontraban, ¿no?, rápido.
LM: Una soga, con un…
RA: Con esta, con un leño.
LM: Así es.
RA: Y así era.
LM: Y su mamá, ¿cómo era?
RA: Pos era más pacientona, así más buena gente. Ella casi nunca nos pegó.
LM: Era la que los defendía.
RA: Ey, pero él sí. Pero tampoco sabía leer.
LM: Claro. A lo mejor a él lo educaron de la misma manera.
RA: Exactamente, ey. Y así se fue pasando el tiempo. Entonces de La Campana, ya de La Campana yo me fui a la aventura, a Río Bravo.
LM: A Río Bravo.
RA: Tamaulipas.
LM: Tamaulipas, ¿cuántos años tenía?
RA: Yo tenía dieciséis años.
LM: Dieciséis. ¿Qué lo animó a irse a la aventura?
RA: Un muchacho que se llama Agustín Arena, que le decíanos El Oreja Mocha. Él ya había estado allá en Tamaulipas, se iba a piscar algodón, a piscar sorgo y me invitó a mí.
LM: ¿Qué le comentaba, qué…?
RA: Pos que allá estaba mejor que ahí.
LM: Que les pagaban bien.
RA: Y que pagaban bien y pos se la pasaba uno a gusto allá. Y me fui con él a la aventura. Allá trabajé casi, pos casi un año duré yo por allá.
LM: Casi un año.
RA: Ey, casi un año duré por allá.
LM: ¿En qué trabajó allá?
RA: La primer semana, piscando algodón. Y fíjese que pos no, no salía. O sea que como le andábanos dando la calienta, salía muy poco.
LM: Claro.
RA: Entonces me acomodé en el gin, onde le quitan la semilla al algodón. Y salen las pacas de algodón por un lado y las semillas para otro lado. Ahí trabajé yo como cuatro meses.
LM: ¿Cuánto le pagaban, se acuerda?
RA: Algo así como $55 pesos.
LM: Y, ¿era barato?
RA: Semanales.
LM: ¿Rendía ese dinero?
RA: Sí rendía. Sí, porque de ese dinero, pos pagaba yo la asistencia, onde comíanos una casa que nos asistía. Y dormíanos, dormíanos ahí en el mismo gin, así en la fábrica.
RA: Ahí dormíanos todavía no hacía frío.
LM: O sea, ¿nomás pagaban la comida?
RA: Nomás la pura comida, ey. Así me la pasé hasta que volví a regresar a Durango. Pa en ese entonces yo había dejado a mi gente allá en La Campana. Pero cuando yo ya, en el año que yo duré allá en Tamaulipas, ya se habían venido a Durango.
LM: ¿Por qué se vinieron a Durango?
RA: Pos porque un tío de nosotros, el Mayor Quiñónez, que trabajaba ahí en la Décima Zona, era hermano de mi apá, ése compró una huerta, aquí cerquitas, La Huerta de Oblea, y se trajo al hermano y se trajo a toda la familia a trabajar aquí en la huerta.
LM: En la huerta. ¿Aquí en Durango?
RA: Aquí en Durango, aquí está cerquita. Aquí está por la carretera México, en la lila. Entonces yo en una de esas veces ya cuando vine yo de allá, anteriormente había recibido una carta de mi amá onde me decía que ya no estaban en La Campana, que estaba aquí en un rancho que se llama La Huerta de Oblea, para cuando me viniera, no batallara.
LM: Para que se viniera.
RA: Y me dio el domicilio de mi tío aquí en Durango. Él vivía por la calle Coronado 912.
LM: Y, ¿cómo fue que su tío entró al Ejército?
RA: Pos él desde muy joven se metió al Ejército, mi tío y fue ascendiendo porque él cuando murió era Teniente Coronel.
LM: Muy bien.
RA: Muy conocido aquí en Durango.
LM: Entonces se regresa usted a Durango.
RA: Me regreso de Durango, llego a la casa de mi tío y luego él ya pos ni me conocía ni yo a él. Nomás que pos con el domicilio que traía y ya le dije: “Yo soy hijo de Juan”. El hermano de él. No, pos ya ahí me recibieron bien y me dieron de almorzar y me llevó al Rancho de Oblea. Entonces ahí ya pos, ayudar al trabajo ahí de la huerta, ahí tenía mucha pera sanjuanera y taba grandecito. Ahí sembraron maíz y chile, todo eso. Ahí trabajamos todo el tiempo, hasta que empezaron los braceros.
LM: ¿Cómo se enteró usted de los braceros?
RA: No, pos por medio del radio.
LM: Le avisaban por el radio.
RA: Periódicos, sí, se anunciaban. Y luego levantaban listas en los ranchos, los comisarios.
LM: ¿Qué anunciaban?, ¿qué decían, se acuerda?
RA: Pos que necesitaban mano de obra para los Estados Unidos.
LM: ¿Qué se requería?
RA: Contratados. O sea que pos nada más en esa ocasión pedían cartilla o la boleta de empadronamiento. En ese entonces no había mica, era una boleta, un papel, nomás eso, era todo lo que pedían. Enlistarse en una lista, que levantaba el comisariado y luego la metían a la Liga de Comunidades Agrarias, esa lista. Y de todas esas listas, no salían todas para Estados Unidos.
LM: ¿No?
RA: O sea las sorteaban, las rifaban y las que salían agraciadas, pos esos se iban y los que no, pos ahí nos quedábamos.
LM: ¿Había mucha gente que se quería ir?
RA: Mucha gente, mucha gente.
LM: ¿Era difícil?
RA: No, era muy difícil.
LM: Que los anotaran en las listas.
RA: Pos apuntarse no era difícil. Lo difícil es que saliera sorteada la lista onde uno estaba.
LM: Claro.
RA: Porque salían muchas pero a veces no estaba, no salían las de uno.
LM: Y lo hacían por ranchos, ¿verdad?
RA: Por ranchos. Solamente que tuviera uno muchas influencias con los jefes que estaban en la Liga de Comunidades Agrarias, de alguna forma por recomendación de alguna persona, pos salía uno pronto.
LM: ¿Había coyotes?, que pidieran dinero para…
RA: Sí, pos es todo el siempre ha habido, todo el siempre ha habido. Para contratarse había coyote, como le digo, ahí había gente que podía sacarlo a uno rápido.
LM: Claro.
RA: Y a veces uno si obraba uno de buena fe, con la esperanza de que saliera su lista, a veces se pasaba el año y no salía uno.
LM: No salía.
RA: No salía uno, porque había otros más listos.
LM: Claro.
RA: Pos ellos iban.
LM: ¿Cuánto les daban a los coyotes, o cuánto pedían?
RA: Pos en aquella época, con $50 pesos tenía, a veces con $20.
LM: O sea que…
RA: Pos sí, pero también ese dinero, pos era mucho dinero. Porque en esa época ganaba uno $6 pesos diarios.
LM: ¿Seis diarios?
RA: Sí, eso pos le pagaban a uno en la labor, aquí en Dolores.
LM: O sea, les tenían que dar una semana de trabajo.
RA: Sí, así es. Y así me la pasé yo y entonces, yo me fui con varios nombres.
LM: ¿Usted metió varios?
RA: Dos más. El mío y dos más. ¿Por qué?, porque en una ocasión salió agraciada una lista de otro muchacho y él no quiso irse, dijo: “Yo no puedo irme, yo tengo muncho trabajo aquí”. Él era contratista, albañil, traía muchas obras. “Y, ¿cómo me voy?”. En esa época yo era cantinero de El 201 aquí en Durango.
LM: Ahí trabajaba.
RA: Ahí trabajaba yo de cantinero y oí la conversación que le estaba diciendo a otro que había salido su lista agraciada y que él no quería irse. Entonces yo le dije: “Pos pásame tu número”. “¡Ándale!”, me dijo.
LM: ¿En qué año fue eso, se acuerda?
RA: Fue el cincuenta y, fue el [19]57. Fue el [19]57. Dice: “Te paso el número”, dice. Pero anteriormente ya había ido yo una vez a Estados Unidos.
LM: A Estados Unidos.
RA: Con mí apá. Esa vez mi apá, salió la lista de donde estábanos nosotros y me tocó a irme junto con él y yo por más que quería no irme junto con él, pos no tuve yo otro remedio más que irme.
LM: O sea que se apuntaron…
RA: Pos nos apuntamos y salió la lista a onde estábanos todos y me tuve que irme junto con él. Y yo que no quería irme con él.
LM: ¿Eso en qué año fue?
RA: También en el [19]57.
LM: ¿En ese mismo año?
RA: En ese mismo año. O sea que se iba uno en septiembre y luego se volvía uno a ir en octubre, noviembre, a diferentes trabajos de Estados Unidos.
LM: ¿Dónde?
RA: Y esa, esa vez que me fui con mi apá.
LM: Sí.
RA: Pasamos por Hidalgo.
LM: Hidalgo, Texas.
RA: Ey, me tocó estar en San Antonio, Texas. Fue la primera vez que yo estuve en Estados Unidos.
LM: A ver, cuénteme un poquito.
RA: San Antonio, Texas.
LM: Vamos a regresarnos un poquito. Ya que salieron en esa lista, ¿a dónde los mandaron?, o, ¿a dónde se fueron?
RA: Nos fuimos a Monterrey.
LM: A Monterrey, ¿ahí había un centro de…?
RA: Un centro de contratación.
LM: ¿Cómo era ese centro, se acuerda?
RA: No, pos es, eran unas oficinas ahí que tenían nomás. No tenían gran categoría sino que nomás ahí en… Uno siempre estaba afuera, se quedaba en la calle ahí en los camellones onde podía. Y nomás las oficinas ahí las tenían pa estar, ahí le estaban nombrando a uno por su nombre.
LM: Claro. ¿Cuántos días tuvieron que esperar ahí en Monterrey?
RA: Tres.
LM: Y, ¿dónde se quedaron?
RA: Allá afuera, en el camellón de las calles, ahí se quedaba uno.
LM: ¿Había mucha gente?
RA: ¡Sí!, miles, había miles, porque como era un centro de contratación, no había nada más de Durango sino que ahí se concentraban de varios estados. Gente de todas partes.
LM: ¿Recuerda cuánta ropa llevaban para ese viaje?
RA: Pos siempre llevábanos nomás dos cambios, no podía uno acarrear con tantas cosas. Nomás lleva uno dos cambios, pa quitarse el que trae y ponerse el otro y lavarlo y así lo llevaba uno.
LM: Claro.
RA: Así estuvimos ahí.
LM: ¿Le hicieron algún examen médico ahí?
RA: Sí, sí no, pos el examen médico es rigoroso [riguroso].
LM: Platíqueme, ¿cómo fue ese examen?
RA: Le sacan a uno sangre, le hacen el examen y de todo el cuerpo. O sea que ahí lo desnudan a uno.
LM: ¿Completo?
RA: Completamente lo examinan de todo y luego pos lo que hace un doctor de la boca, de todo, todo lo examina bien.
LM: ¿La vista?
RA: La vista.
LM: ¿El oído?
RA: Y luego la sangre pos es para, si no está enfermo de alguna enfermedad.
LM: ¿Eran mexicanos los doctores o eran americanos?
RA: Americanos, eran americanos.
LM: Y, ¿cómo se portaban?
RA: Pos déspotas, lo trataban a uno muy mal.
LM: ¿Qué les decían?
RA: No, pos es que, pos si uno… En primero lugar no les entiende muy bien. Si ellos querían que agarrara una línea y uno agarraba pa otra parte. O sea que en el centro de contratación es mucha gente, se batalla mucho. Entonces ellos, pos sí, se enojaban porque no les entendía uno o no les hacía uno caso.
LM: ¿No hablaban español?
RA: Pues no, muy poco. Y luego ya después que le pasaban todo ese examen, que ya le arreglaban todos sus papeles y todo.
LM: ¿Radiografías también le sacaron?
RA: También. Entonces ya cuando hacían todo eso que ya como quien dice ya pasó uno, porque los que no pasaban de ahí lo regresaban.
LM: Ahí lo regresaban.
RA: Si les encontraban algo que a ellos no les convenía, lo echaban pa afuera.
LM: Cuénteme, cuáles eran los pasos. Primero era el examen, primero los revisaban y luego de ahí, ¿a dónde pasaban?
RA: Los revisaban y luego lo pasaban a con el doctor que le sacara sangre. Y ya que le sacaban, ahí se desmayaban muchos.
LM: ¿Se desmayaban?
RA: Porque, más bien porque lo metían a uno al comedor y saliendo del comedor a la fila a onde le sacaban sangre y ahí casi azotaban, la mayoría azotaba, cuando salían de esa puerta, caiba. Es que era malo eso de sacar, recien desayunado y sacarle la sangre, pos salían al aire y ahí estaban azotando, ¡no todos! Pero la mayoría, todos azotaban. Lo harían adrede, sabrá Dios.
LM: Quién sabe y de ahí, de la sangre, del…
RA: De ahí del, ya cuando pasaba uno todo eso, pos le pelaban a uno también este, a ver si no iba gonorriento, así cosas de esas, se aseguraban bien que no fuera a pasar uno una infección pa allá.
LM: Claro, ¿usted qué pensaba qué, qué sentía de…?
RA: Pos a mí me daba vergüenza, pues la primera vez porque iba mí apá. Me daba mucha vergüenza y, nombre, pos si hasta me daban ganas de salirme otra vez. Pero pos ya estaba uno ahí, ya qué hacía.
LM: Entonces…
RA: Y ya cuando pasaba uno todo eso, ya que ya fue aceptado, que ya todo eso: “No pos ya estuvo”. ¡No! Todavía el morralito que llevaba uno o el velicito que llevaba uno… Lo formaban a uno allá, tenían unas tablas, porque eran mesas, unos tablones largos ahí, acomodaba uno sus cosas ahí, y abrían todos los velices y los esculcaban. Y luego venían con una como de esas fumigadoras y le echaban polvo de avión ahí a toda la ropa, se la dejaban completamente…
LM: Blanca.
RA: Ey.
LM: ¿A toda la ropa?
RA: A toda la ropa y a uno también.
LM: ¿A ustedes también les echaban?
RA: También, así de…
LM: ¿Todavía con ropa o sin ropa?
RA: No, no, pos con ropa le echaban ese polvo a uno.
LM: ¿Irritaba ese polvo?
RA: Sí, después se metía uno a bañar, pero pos ya de todos modos ya lo habían polveado.
LM: ¿Cuánto tiempo lo dejaban ahí polveado?
RA: Como una hora.
LM: Y luego ya se metía a bañar.
RA: Se metía uno a bañar y luego ya se metía uno a un lugar que le decían La Asociación, ya de ahí de La Asociación, todavía uno pos todavía no tenía patrón, y ahí llegaban los patrones: “Necesito veinte, necesito treinta, necesito cuarenta”, según.
LM: ¿Eso fue en Monterrey, o dónde fue?
RA: No, no, ya fue en El Paso.
LM: ¿En El Paso?
RA: De Monterrey, lo mandan a uno a camión ya a El Paso.
LM: A El Paso lo mandaron.
RA: Ya de Monterrey, ahí le hablan por su nombre, lo suben a los camiones y lo mandan a Piedras Negras, a Hidalgo, cualquier parte y ya cuando llega uno, pasa uno el puente, entra uno a onde tiene uno todo su movimiento, es cuando le pasan todos los exámenes.
LM: Entonces fue de Monterrey a El Paso y ahí fueron los exámenes.
RA: Y ahí fueron los exámenes. Y después de todos esos exámenes pasa uno a unos salones grandes que le dicen La Asociación.
LM: La Asociación.
RA: De ahí ya sale uno a diferentes partes de Estados Unidos, según onde le toque.
LM: ¿Era una asociación de rancheros?
RA: ¡Sí!
LM: Ahí llegaban los rancheros que querían contratarlos.
RA: Exactamente, de ahí llegaban los rancheros y ya pedían la cantidad que necesitaban y pos se las daban. Por eso a veces le preguntaban a uno que a ónde quería uno ir, si a Los Ángeles o a Lamesa, Texas, a Pecos Bill y así. Y cuando uno va, pos no conoce.
LM: Claro.
RA: Yo la primer vez no conocía.
LM: Cuénteme, ¿le tocó junto con su papá?
RA: Sí, juntos nos tocó. Ahí en San Antonio, Texas estuvimos juntos mi apá y yo y otros señores de acá de Tepehuanes también.
LM: Cuando usted firmó el contrato, ¿ahí le explicaron?, ¿después de toda la polveada firmó su contrato?
RA: Sí.
LM: O, ¿dónde firmó su contrato?
RA: Sí, ahí lo firma uno.
LM: ¿Le explicaron su contrato?
RA: Pos ya ni me acuerdo cómo le decían a uno, pero pos sí, ahí le firmaba uno el contrato, pero hasta que llegaba el patrón.
LM: ¿Hasta que llegaba el patrón?
RA: Sí, porque no sabía uno si se iba a Lamesa, Texas, o no sabía uno si, según. Ya cuando le asignaban patrón, entonces firmaba uno un contrato.
LM: Entonces y ya, y, ¿cuál fue su primer trabajo?
RA: Piscar algodón.
LM: Piscar algodón ahí en Texas, ¿verdad?
RA: Sí, en San Antonio, Texas.
LM: ¿En qué se fueron hasta San Antonio?
RA: En un autobús, o sea le ponen un bus ellos dos y lo llevan en autobús hasta el lugar a onde tienen las, le dicen barracas. Casas, o sea son unas barracas onde, son dormitorios. Están como en el Ejército. Camas de dos, una abajo otra arriba.
LM: ¿Cómo eran esas barracas?
RA: Son como bodegas grandes, con una hilera, cama por este lado, otra hilera por este lado y la que le tocaba a uno, abajo, arriba pos ahí dormía.
LM: ¿Era grande el rancho dónde estaba usted?
RA: Sí, estaba grandecillo.
LM: ¿Cuántas personas trabajaban ahí?
RA: Bueno, ahí tábanos más o menos como cuarenta y cinco personas, esa vez que me tocó con mi apá. Y uno mismo se preparaba el alimento.
LM: Ah, ustedes mismos…
RA: Sí, o sea que tiene, es una bodegota así con camas pa los dos lados. Y luego hay otra que viene siendo la cocina. Con una hilera, estufa de este lado, otra hilera estufa pa este lado y le asignaban una estufa a cada persona o a cada pareja, según como se aviniera uno.
LM: Y, ¿cómo se organizaron ustedes para cocinar?
RA: No, pos mi apá y yo solos, teníanos nuestra estufa. Y unos se, salía uno a trabajar, cuando llegaba uno pos preparaba su cena. Y en la noche tenía que preparar lo que iba a llevarse en la mañana temprano.
LM: ¿Preparaban lonche?
RA: Sí, porque a mediodía pos qué comían. Teníanos que llevar qué comer.
LM: Y, ¿qué ilusiones tenía usted de Estados Unidos, qué pensaba?
RA: Pos yo en esa época pos, ganar dinero nomás. La ilusión era ganar dinero y venir a México pos a hacer algo. Era lo que…
LM: ¿Ese fue el motivo de por qué usted se animó a ir a Estados Unidos?
RA: Sí pos porque aquí pos ya ve que aquí pagaban, en esas épocas eran $6 pesos diarios, era el mínimo. Ganaba uno $42 pesos ya cuando le subían a $7. Era muy poco semanal. Y allá, pos a veces en un rato los ganaba uno. Piscando algodón, pos me parece que, no me acuerdo yo cómo pagaban la libra, algo así como a $0.03 centavos.
LM: A $0.03 centavos la libra.
RA: Ey, no crea que pagaban tan…Necesitaba uno piscar bastantito para poder sacar algo.
LM: ¿Cómo es el trabajo del algodón? Cuéntenos para darnos una idea.
RA: Pos el algodón es, hay diferentes clases, hay uno que, ese esta bien. Como allá en San Antonio nos tocó muy mala suerte, taba muy grandote, las matas muy grandes. Entonces, pos tenía poca mota y pos va uno piscándola así con, le dan guantes, pisca uno y si se apura, pos pisca uno ciento cincuenta, doscientas.
LM: ¿En dónde echan eso, eso que van piscando?
RA: Cuando ya llena uno la saca, se va uno a onde está el pesador.
LM: ¿Les daban un costal, una saca?
RA: Sí, así le dicen, sacas, largas, son largas, unos costanotes, bien largas. Agarran hasta ciento diez, ciento veinte libras cada costal. Entonces cuando ya lo llena uno, se va uno a onde está el pesador.
LM: Y, ¿dónde, cómo lo cargaban eso?
RA: En el lomo.
LM: En el lomo.
RA: En el lomo se echaba uno el costal, apenas podía uno y llegaba uno a onde esta el, es como un tripié que ponen ahí y en medio hay una báscula, más bien pesas de resorte, ¿cómo le dicen?, romanas.
LM: Una báscula romana.
RA: Una báscula romana que tiene un gancho. Entonces llega uno ahí y agarra un lacito así y luego ya lo engancha en el pico de la romana y deja uno colgando el costal. Ya le anota: “Tantas, ciento diez, ciento veinte libras”. Se los anota. “¿A qué nombre?”. “Julano de tal”. Y todas las pesadas que hizo durante el día se las van anotando, ya en la tarde se la suman tanto.
LM: Y diario les daban su cuenta.
RA: Sí, sí. Uno iba anotando también las pesadas y luego el total del día también para el fin de semana, pos a ver qué.
LM: ¿Les pagaban cada fin de semana?
RA: Ey, cada fin de semana nos pagaban y nos llevaban al pueblo.
LM: ¿Tenían mayordomo ahí?
RA: Sí.
LM: ¿Era mexicano o era americano?
RA: Sí, no, americano. Era, a mí me tocó americano. A veces se ponen mexicanos, pero que ya tiene mucho tiempo allá que son residentes.
LM: Claro. ¿Ese mayordomo americano cómo se portaba?
RA: Era buena gente.
LM: ¿Sí?
RA: Era buena gente ese señor. Nada más que le revisaban a uno muy bien. Cuando uno vaciaba la saca arriba de la tráila, la pesa uno y luego se sube uno a la tráila a vaciarla. Uno la vacía, entonces arriba tienen a otra persona que le pega así con los pies y lo desparraman pa allá y pa acá, para a ver si no lleva tierra o piedras. (risas)
LM: Que había uno que otro que le echaba…
RA: No, casi todos. Es que así es.
LM: Pa que pesara más.
RA: Pos sí, si no pos uno piscaba muy poco.
LM: Claro.
RA: Es que así es y a muchos pos sí les hallaban y le rebajaban.
LM: ¿Sí?
RA: Si le hallaban tierra o piedras o terrones, enredado en…
LM: El algodón.
RA: El algodón, le rebajaban. Ahí necesitaba uno ser bien derecho.
LM: ¿Sí?
RA: Para no echarse de enemigo al mayordomo, así trabajaba uno.
LM: ¿A qué horas empezaban a trabajar?
RA: Desde que se empezaba a ver, a las seis de la mañana.
LM: Seis a.m.
RA: Seis de la mañana, seis y media, ya estaba uno ahí en el field.
LM: Ya debía estar desayunado y todo.
RA: Sí, pos es que en la madrugada se levantaba uno, hacía su almuerzo y el lonche que va a llevar y almorzaba uno.
LM: ¿Hasta qué horas?
RA: Ya iba listo. Y hasta medio día que a la una, una y media, comíanos. Eso sí que no, no nos carrereaban porque pos como anda uno a lo que hace.
LM: Sí.
RA: Pos son inteligentes. Si se tarda uno mucho en comer, pos gana menos.
LM: Claro.
RA: Entonces de por si uno comía rápido y a seguirle, hasta en la tarde que ya empezaba a pardear, vámonos.
LM: Y a regresar al…
RA: Y al campamento, ey, al campamento. Y a lo mismo, preparar la cena y preparar lo que vamos a hacer en la mañana.
LM: ¿Qué cocinaban?
RA: Pos por lo regular papas, cocía uno frijoles, huevos, chile, sopa, pues la sopa muy poco, pero sí lo que son las papas y el fríjol, es lo que preparaba uno más bien. Y luego hacer tortillas, puras tortillas de harina.
LM: Sí, pos de maíz estaba difícil, ¿verdad?
RA: Taba muy difícil a cómo las hacía uno, no se puede. Nada más el sábado que nos llevaban al pueblo, traíanos un kilo, dos kilos de maíz, era el único día que comía uno de maíz.
LM: ¿Cada cuándo les pagaban?
RA: Cada ocho días, los sábados.
LM: Los sábados. ¿Les pagaban con cheque o les pagaban con efectivo?
RA: Pos ahí hay patrones que pagan con…Casi todos pagan con unos chequecitos, pero que valían en cualquier tienda que iba uno.
LM: ¿En cualquier tienda los agarraban?
RA: En cualquier tienda los agarraban y le daban a uno el cambio, ey. Pos tenían todo controlado.
LM: ¿Cómo era el pueblo a dónde iban?, ¿cómo se llamaba el pueblo, se acuerda?
RA: Iba, San Antonio.
LM: A San Antonio, Texas.
RA: San Antonio, Texas, ahí mero San Antonio. Nosotros estábanos en el campo, onde tienen la labor siempre tienen onde tienen los campamentos. A uno nunca lo tienen en la ciudad, siempre lo tienen fuera.
LM: A parte.
RA: Ey y a la ciudad nada más los llevaban los sábados.
LM: ¿A qué horas los llevaban?
RA: Pos como a diez, once de la mañana. Y ahí se estaban esperándolo hasta que hacía uno todas sus compras y ya que hacía todas sus compras, al camión otra vez.
LM: ¿Qué compraban, se acuerda?
RA: ¡Uh!, pos todo, lo bueno de tener dinero. Había muchas cosas qué comprar, pero uno compraba lo que, comida, todo lo que íbanos a usar durante la semana, se preparaba uno.
LM: ¿Se metían a algún restaurant?
RA: ¡No!, no casi a los restauranes no. Nosotros entrábanos nada más a las tiendas.
LM: A las tiendas.
RA: Las marquetas grandes que hay. Ahí es que, es como aquí en la Soriana, por ejemplo. Agarraba uno y escogía, escogía y se arrimaba a la caja y pagaba.
LM: Claro.
RA: Y vámonos, sí.
LM: Y de regreso. Entonces, ¿cuánto duraban en el pueblo?
RA: Durábanos unas dos horas.
LM: Unas dos horas.
RA: Era lo más que duraba uno.
LM: ¿Nunca iban al cine?
RA: No, sí. Muchos sí se escapaban, yo no. Yo la primera vez pos como le digo, estaba mi jefe.
LM: No chanza de nada.
RA: No se podía hacer nada, nada. Más de las compras, al camión y muchos sí, amanecían en el bote.
LM: ¿Sí?
RA: En San Antonio, ey.
LM: Se ponían…
RA: Todos los que traían permiso para quedarse un rato en la ciudad, pos le daba permiso el señor.
LM: O sea que tenían que avisar, tenían que pedir…
RA: Pos amanecían, amanecían en el bote, ey. Sí, tenía que avisar y esos, me acuerdo que eran dos maestros de aquí de Contreras, siempre en el bote, los lunes tenía que ir el patrón a sacarlos.
LM: Y, ¿no los regresaban a México?
RA: No, es que había un contrato, no los regresan. A onde lo podía regresar es en La Asociación.
LM: A La Asociación.
RA: Y de ahí de La Asociación pos le pueden dar otro patrón.
LM: Claro.
RA: Ey, pero no los regresaban a México hasta que cumplía su contrato. Aquel que quisiera salirse, se venía.
LM: ¿Qué hacían los fines de semana aparte de ir al pueblo?
RA: Pos a jugar.
LM: ¿Qué jugaban?
RA: Baraja, dominó, huesitos y cuanta madre, eso es lo que hacíanos.
LM: Pos sí, ¿cómo es el juego del hueso?
RA: Los dados. Los siete, un once, eso es lo que hacía uno.
LM: Apostaban algún…
RA: No, pos sí. Los que les gustaba apostar, pues apostaban, los que no, a veces nomás víanos. Se divierte uno viendo.
LM: ¿Tomaban ahí?
RA: Poco, no hay casi oportunidad de tomar. Pos los que tomaban no le digo que amanecían en el bote.
LM: Esos tomaban en San Antonio.
RA: Esos por eso pedían permiso pa quedarse a, pues a eso.
LM: Claro.
RA: Mandaban la provisión con los compañeros y ellos se quedaban ahí pues a cotorrear.
LM: ¿Mandaba dinero usted a su familia?
RA: Sí, de vez en cuando, cuando tenía, si no me cree, ahí está mi vieja. Tenía uno que mandar.
LM: ¿Ya estaba usted casado?
RA: La primer vez todavía no, cuando estuve en San Antonio, no. Ya cuando vine de allá sí. La segunda vez que me fui ya estaba casado.
LM: Vino el primer año y se casó.
RA: Ey.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
RA: María del Carmen Barbosa.
LM: ¿De qué edad se casó usted?
RA: Veintidós años tenía yo creo, o veintiuno algo así.
LM: Y, ¿ella?
RA: Dieciséis.
LM: Estaba jovencita.
RA: Sí, estaba joven.
LM: Y luego luego al próximo año, ¿se volvió a ir usted?
RA: El mismo año.
LM: El mismo año.
RA: O sea, yo digo que los contratos eran por cuarenta y cinco días. Cumplía uno un contrato y lo echaban pa fuera. Entonces volvía uno, llegaba uno aquí a Durango y se volvía a enlistar o si salía otra oportunidad. Como le digo ese año me salió a mi la oportunidad, llegué de allá y me metí de cantinero a El 201 mientras que salía mi lista, entonces ahí en pláticas, estaba platicando ese muchacho que había salido su lista y no quería irse. Le dije: “Pues pásame el número”. Dice: “Ándale, si quieres irte, vete, sí te lo paso”. Y me dio el número de su lista. Él se llamaba Francisco Fiscal Castañeda, se llama porque todavía vive, todavía es contratista. Dice: “Ahí nomás me traes un pantalón Levi’s”. “Órale pues”.
LM: Y pues, ¿usted se tenía registrar con ese nombre?
RA: Con ese nombre y el problema era la cartilla.
LM: La cartilla.
RA: Porque yo no tenía cartilla a nombre de él, pero como aquí en México todo se vale, dije: “Bueno y, ¿cómo le hacemos con la cartilla?”. No, pos dice: “Es fácil”. Y así fue. Esa vez me to… Esa vez, se llamaba Francisco Fiscal Castañeda y el señor que estaba nombrando los nombres ahí me conocía, se llamaba Jesús Rivera. Yo había trabajado con él, porque él fue el que hizo la presa de aquí de (ininteligible). Yo había trabajado con él y luego que me conocía ahí el que estaba nombrándole el personal.
LM: Y, ¿luego?
RA: Y luego cuando dijo Francisco Fiscal Castañeda, pues yo dije: “Presente”. Y voltió y yo nomás le dije que se callara el hocico porque pos después nos arreglábamos.
LM: Claro.
RA: Y sí, sí calló, aguantó. No dijo nada y pasé como Francisco Fiscal Castañeda y ya me subí al autobús y a Chihuahua. Esa vez me tocó por Chihuahua.
LM: Esa vez lo llevaron a Chihuahua.
RA: A Chihuahua. Entonces yo, pues yo, no crea, yo sí tenía miedo, dije pos para pasar, por la cartilla, porque no llevaba cartilla. Pero no faltó quién me dijera: “Nombre, es fácil”, dice, “nomás échale un billete de cualquier, a cualquier papel o lo que sea, échale un billete en medio y cuando pases por la caseta donde estaba el oficial, él nomás abre el papelito y cae el billete pa abajo”, porque no los agarraban. Porque lo estaban vigilando.
LM: Ah okay.
RA: Lo estaban vigilando. Él estaba en una casetita de madera y llegaba uno ahí y él taba parado aquí y este era el mostrador. Y le ponía a uno el papelito y él nomás lo abría y cae el billete pa abajo y pa adelante, esa era la cartilla.
LM: Mire.
RA: Y otros que llevaban su cartilla bien visada, bien, la hojeaban y la hojeaban y no caía nada. “Le falta la visa”. “No, mi cartilla que está bien visada”. Y hasta se hacían ahí de… “No, no, le falta la buena, le falta la visa”. Y lo regresaba otra vez a la cola. Hasta que alguien le decía a aquel tonto.
LM: Que le echara…
RA: “Échale algo, porque si no, no vas a pasar aunque la lleves visada”.
LM: Mire.
RA: Y así era, ya con un billete de a $20, de a $50, como uno podía, ya nomás caiba pa adelante era el único lugar onde pedían, onde pedían cartilla.
LM: En Chihuahua.
RA: Ahí en Chihuahua, bueno, en Monterrey también, pero, o sea donde estaba este oficial, ya pasando de ese oficial ya no había ningún problema. En ningún otro lugar pedían la cartilla. Entonces por eso estaba fácil ir con otro nombre.
LM: Pero, ¿eso fue en el centro de contratación?
RA: En Chihuahua.
LM: Okay. ¿Pa entrar el centro o para salir?
RA: No, no ya para salir al autobús pa irse a El Paso.
LM: Ah okay.
RA: De ahí lo mandan a uno, por ejemplo, a El Paso, Texas.
LM: Ya habían pasado los exámenes médicos.
RA: No, no ahí no. Ahí es nomás para irse uno a El Paso. Bien sea de ahí a El Paso, Texas o a Piedras Negras.
LM: ¿Qué les preguntaban ahí en ese centro de contratación?
RA: Nomás le revisaban lo que llevaba uno, la lista. O sea que ellos tienen una lista donde van todos los nombres, si coincidía el nombre con los papeles que llevaba pa adelante, ahí es donde revisaban. Por eso ahí es donde revisaban cartillas, a ver si era el mismo nombre que estaba en la lista.
LM: Claro.
RA: Y ese era…La cartilla era cualquier papel.
LM: ¿Las manos, o algo así?
RA: Pos sí. No, ahí no revisaban nada.
LM: La primera vez que usted salió le dieron alguna mica, ¿le dieron alguna identificación?
RA: Sí, le daban a uno una mica.
LM: Al salir.
RA: Al salir, una miquita así. Cuando lo…es que lo retratan a uno, cuando llega uno a El Paso, ahí le sacan una foto para ponerlo en la miquita que le dan a uno. Es como pasaporte, una miquita así chiquita.
LM: Y la segunda vez que cruzó dice que lo mandaron a El Paso, ¿también le hicieron exámenes ahí?
RA: Sí también.
LM: ¿Igual?
RA: Es igual. Es lo mismo, los exámenes eran los mismos, nomás que yo ya llevaba…Necesitaba ponerse uno muy listo pa cuando le hablaran, pos no estaba esperando que me hablaran Rosendo, sino que yo tenía que estar listo a que me hablaran Francisco. Y no, nunca me equivoqué.
LM: ¿No se le olvidaba, no?
RA: No, nunca me equivoqué y así pasé. Esa vez estuve en Fort Stockton.
LM: En Fort Stockton.
RA: California.
LM: ¿Ahí qué hizo?
RA: Ahí me toco piscar algodón, pos casi pa puro algodón lo llevaban a uno, nomás que ahí sí estaba muy bueno el algodón, era de ese chaparrito, puma [pima] que le dicen.
LM: Del puma.
RA: Ey, ése era chaparrito, ese no eran matotas grandes como acá casi necesitaba uno escalera para alcanzarlas acá en San Antonio y muy poco. Ahí nos fue mal, juntamos muy poco dinero.
LM: ¿Había diferencias entre los contratos de California y los contratos de Texas?
RA: Bueno, diferencia en el tiempo no. Eran, todos los contratos eran por cuarenta y cinco días y pero si el patrón requería de los servicios de uno, se lo renovaba.
LM: ¿Era difícil que lo renovaba?
RA: No.
LM: Era fácil conseguirlo.
RA: Si él tenía trabajo que no se lo terminamos en los cuarenta y cinco días, el personal que contrató, nos volvía a renovar el contrato.
LM: ¿Ahí mismo?
RA: Pero no a todos, es que son, son diablos. Si veía que un, que alguno de ellos era problemático que le daba lata, pues a ese no le renovaba el contrato, lo echaba pa México.
LM: Y, ¿a los que trabajaban bien?
RA: Y a los que trabajaban bien, les volvía a renovar el contrato.
LM: ¿Alguna vez renovó usted contrato?
RA: Sí, sí algunas veces.
LM: ¿Cuántas veces?
RA: Como ahí esa vez que estuve yo en Fort Stockton ese, estábamos con un patrón que tenía un grupito de trece, pues de a tiro poquitos y luego que tenía mucho. Y bien güeno y las casitas, ahí era casa, no eran bodegas. La casa la tenía en medio de los files [fields], ahí no necesitábamos llevar lonche. Nos daba hambre y dejábamos el costal ahí tirado en una orilla y íbamos y preparábamos en la estufa y comíanos y otra vez al field.
LM: Oiga pues tenían la casa ahí.
RA: Ahí sí estuve yo muy a gusto.
LM: ¿Ahí ganó bien?
RA: Ey.
LM: ¿Cuánto le pagaban ahí?
RA: No, pues yo ahí llegué a piscar hasta quinientas.
LM: Quinientas libras.
RA: Limpio, así.
LM: ¿Ahí ya no iba con su papá?
RA: No, ahí estaba yo solo, ahí nos fue muy bien en ese lugar. Y ahí me tocó estar dos veces.
LM: ¿Cuánto tiempo estuvo ahí?
RA: Ahí estuve yo como noventa días.
LM: Noventa días.
RA: Porque renové contrato y volví a cumplir. Ya el segundo, cuando cumplí el segundo ya no, ya no me quise quedar, me vine.
LM: ¿Por qué?
RA: No, pos ya como quien dice ya no tenía chamba, ya andábamos pepenando, ya andábamos…
LM: Ya se había acabado.
RA: Ya se había acabado, todo lo bueno ya nos lo habíanos acabado.
LM: ¿En qué otros estados trabajó?
RA: Estuve en, como le digo, en Fort Stockton estuve dos veces. La tercer vez estuve en Pecos, Pecos Bill. Ahí también me tocó piscar algodón, también ahí me fue más o menos bien, estaba bueno.
LM: Había buen algodón.
RA: Muy buen algodón, nomás que había muchas víboras. Ese es un lugar que, ¡híjole mano!
LM: ¿De qué tipo de víbora?
RA: De esas de cascabel. Andaba uno piscando y ya cuando oía el chillido pues ya se le sacaba uno por un lado, o la mataba, pero allá había muchas víboras.
LM: Y, ¿les decían que había víboras?
RA: No, nunca nos decían.
LM: ¿Con qué las mataban?
RA: Pos con piedras, hay piedras.
LM: Con lo que podían.
RA: Ahí con lo que puede uno. Y había mucha mata de sandía también entre el algodón.
LM: Se llevaban una que otra sandía.
RA: No, ahí comíamos hasta que se llenara. Pos sí, dijo: “Pueden comérselas”. En la mañana temprano sí, pero ya cuando calentaba el sol, ya no se puede, no sirve, se pone muy caliente.
LM: Ya ni sabe bien.
RA: No. Ahí era un grupo, en ese campamento habíamos como seiscientos.
LM: Seiscientos hombres, puro algodón.
RA: Puro algodón.
LM: ¿Cuántos mayordomos?
RA: Claro que esos seiscientos, no crea que estábamos con un solo patrón. Era, ese campamento había munchas barracas, pero unas barracas eran de un patrón, otras de otro patrón. O sea que ahí es como un campamento pa muchos patrones. Cada quien tenía su barraca, pero en la tarde, en la noche, ¡hijo!, se veía bien bonito porque era un gentío.
LM: ¿Ahí les daban de comer? O usted se hacía.
RA: No, la preparábanos.
LM: Ahí la preparaban.
RA: Igualmente, pues va uno a traer la provisión y ahí la prepara uno y así es allá. Y ahí estuve dos veces en Pecos Bill, dos, pues dos años seguidos estuve ahí. Me tocó ahí la primera vez, estuve y luego después me gustó cuando llegó un patrón que quería gente para Pecos. Y como yo ya había estado ahí, pues yo luego luego me apunté.
LM: A algunos no les gustaba ir a Pecos.
RA: No, porque les gusta otra clase de trabajo, es que el algodón es el trabajo muy duro.
LM: Sí es pesado.
RA: Es muy pesado, no cualquiera lo soporta.
LM: Los primero días me imagino que acababan adoloridos.
RA: Sí, pues no se podía uno enderezar, o sea que desde que agarraba uno la orilla, si se enderezaba ya batallaba para agacharse otra vez. Valía más no, así a darle pasito al pasito, pero hasta que llena uno el costal se levanta.
LM: Y, ¿el clima como estaba?
RA: Estaba bien, era un clima más o menos bien.
LM: Agradable.
RA: Ey, de ese agradable, sí hace calor pero no quemaba. Esta así como, pues sudaba uno, pero no quemaba, muy bonito.
LM: ¿Siempre trabajó en el algodón?
RA: No, no siempre.
LM: ¿En qué más?
RA: Después que me tocó ir a, estuve en San Francisco, California.
LM: Esa vez, ¿por qué lado entró?
RA: Por acá por Tijuana.
LM: ¿Se contrató en dónde?
RA: En Tijuana. De aquí lo mandan directamente a Tijuana.
LM: En San Francisco, ¿ahí en qué…?
RA: Ahí trabajé yo, ahí me tocó, la primer semana entré a piscar tomate.
LM: Tomate.
RA: En eso se enfermó un cargador de los tráiler que llegan a cargar las rejas. Se enfermó uno de los trabajadores, entonces como yo tenía más o menos buena estatura, llegó el mayordomo y me dijo: “Oye tú, vente. Necesito un cargador, porque se me enfermó el otro”. Así que nada más trabajé una semana yo piscando tomate. A la siguiente semana ya me tocó andar de cargador. Ahí la primer, la primer día que me tocó cargar a mí el tráiler, salí con calentura.
LM: De plano.
RA: Es que estaba duro.
LM: Era muy pesado.
RA: Éramos cuatro, dos abajo y dos arriba. El tráiler no se para, el va muy lentamente, va por en medio de dos, de dos hileras de cajas y por eso los dos que van abajo, uno va de este lado y el otro de este lado, aventándoselas al otro. Y también arriba hay dos, acomodando, acomodando y acomodando.
LM: Y, ¿a usted le tocó abajo o le tocó arriba?
RA: El primer día abajo, con guantes.
LM: O sea que aventaba las cajas.
RA: Y no, pos los guantes no…Es que tienen una hendidura muy, entra como tanto así a la reja, pues se zafaba, con guantes se zafaba. No, aventé los guantes a la fregada y con la pura mano.
LM: ¿Cómo acabó?
RA: No pues todo jalao, (risas) todo jalado pero sí, sí cargamos bien. Y luego eran los únicos que nosotros, no nos podíamos venir del field hasta que levantábamos la última reja que piscaba toda la gente.
LM: Y, ¿la paga era igual?
RA: No, era por reja.
LM: ¿A cómo?
RA: Ahí fue el lugar donde yo gané más dinero en Estados Unidos, que en cualquier otra parte.
LM: ¿A cómo le pagaban?
RA: Como a $0.02 centavos.
LM: La reja.
RA: La reja. No, ahí nos fue muy bien.
LM: Y, ¿quién les contaba las…?
RA: Porque un tráiler, ¿eh? No pues ya sabían lo que agarraba cada tráiler. Eran tráiler de esos grandes de orilla a orilla. Y no, miles, miles de rejas y ahí nos fue muy bien, pero nosotros salíamos como a las once de la noche, a las doce.
LM: ¿A qué horas empezaban?
RA: A las seis de la mañana.
LM: De seis a once.
RA: Así es. Nomás que ahí había una ventaja, que ahí sí nos daban de comer.
LM: Ahí sí. Y, ¿cómo era la comida?
RA: Muy buena.
LM: ¿Estaba buena la comida?
RA: Diferente clase de comida, o sea que tenían un, ellos le decían borde, un restaurant.
LM: ¿Qué les daban?
RA: Y había orden de que cuando llegaran los cargadores, a la hora que llegaran, a esa hora nos daban de comer los meseros, en el restaurant, no importaba la hora que llegáramos porque pos nosotros teníamos que venirnos cuando termináramos. Entonces si llegábanos a las once o doce, luego luego nos atendían. Cenábamos bien a gusto y a dormir luego luego y pa tempranito, otra vez.
LM: ¿Cuánto tiempo trabajó ahí?
RA: Ahí yo duré cuarenta y cinco días.
LM: Cuarenta y cinco días, ¿nada más?
RA: Nada más.
LM: No renovó.
RA: No, ahí no renové contrato, o sea que se terminó.
LM: Y, ¿no era muy poco tiempo?
RA: Pues era poco tiempo, pero como agarraban mucha gente, lo levantaban. Es que eso era lo que yo veía mal que por…Bueno, pos a ellos les convenía levantar rápido su cosecha, ocupaban la gente que ellos creían conveniente.
LM: Y, ¿ahí cómo se portaban los mayordomos?
RA: Buena gentes.
LM: También americanos.
RA: También americanos. Nomás había un mayordomo ahí, pero ya no en el tomate, porque ahí terminábamos el tomate y ese mismo patrón tenía otros files [fields] de chiles. Pero de ese chile, pos quién sabe cómo se llamará ese chile grueso.
LM: Ese dulce.
RA: Ese dulce.
LM: Green Pepper.
RA: Yo creo sí.
LM: Pimiento verde.
RA: Entonces de ahí del tomate nos pasaron, ahí me tocó ya también piscar chile. Pero sí me gustó porque si movía uno las manos rápidas, tenía uno chance de descansar. Esa era, es una máquina que abarcaba más o menos cuarenta surcos con una banda, una banda larga, larga, larga y esa banda estaba dando vueltas así y estaba echando el chile a la traila así. Ahí no se preocupa ellos porque vaya uno a vaciarlo. (risas) Uno va, esa banda abarca cuarenta surcos y entonces agarrábamos tres surcos entre dos, son diablos los cabrones. O sea que lo metían a uno, mi compañero iba aquí y yo aquí, el surco de en medio era pa los dos. Sí, yo a veces le movía, pues yo llevaba dos solos y él nomás uno. Pa que no nos dejara atrás la banda, porque la banda va caminando, el tractor allá va, va caminando lentamente. Entonces uno va piscando y no voltea, nomás echándolo y echándolo y echándolo.
LM: Ahí ni tiempo tiene de voltear.
RA: No, pues no le dan chanza. Pero ahí era por horas.
LM: Ahí era por horas. Y, ¿a cómo le pagaban la hora?
RA: Me parece que a $2, $2 y feria. En esa época era, estaba muy barata la hora, $2.20 algo así.
LM: ¿En qué año fue eso?
RA: Fue el [19]59, sí. Y ahí también nomás terminábamos el chile, también casi terminando, terminando el contrato. Fue cuando yo me vine aquí a México otra vez.
LM: Entre esas dos veces que venía y regresaba, ¿siempre trabajaba de cantinero o de qué más?
RA: No, no pues ya cuando, por ejemplo en San Francisco, cuando vine todavía le hice la lucha yo como unas dos o tres veces. Sí, la última vez estuve en Lamesa, Lamesa, Texas. Fue la última vez, porque ya cuando vine yo de Lamesa, esa vez me tocó también algodón, fue cuando quitó las contrataciones Díaz Ordaz.
LM: Díaz Ordaz.
RA: Ése fue el que nos las quitó.
LM: Ése fue su…
RA: Ya la última vez que fui.
LM: En el [19]64.
RA: Ey.
LM: Y, ¿por qué las quitaron?
RA: Pos porque ya no, o sea que dicen que le quiso cobrar el presidente $50 dólares por cabeza de cada bracero que le mandaba. Y le estaban dando $25 dólares por cabeza.
LM: ¿Eso se sabía?
RA: Eso se sabía, pos si nosotros sabíanos perfectamente que nos estaba rentando como animales, porque un pesador que se llamaba don José, era americano, y él nos platicaba, dice: “Ustedes no crean que vienen namás porque, porque nosotros los estamos contratando, no. Hay un convenio entre los dos gobiernos. Cuando ustedes se les está quitando el diez por ciento”. Pues quién sabe pa que chingados sería eso, así diez por cierto.
LM: ¿Siempre les quitaban?
RA: Siempre nos vendió. O sea que del cheque que nos daban, nos rebajaban el diez [por ciento], ya venía ahí el descuento.
LM: Ya venía.
RA: El diez por ciento, eso sí quién sabe pa qué sería.
LM: ¿No sabían para qué era?
RA: Nosotros, yo nunca me di cuenta pa qué sería eso. Pero según ellos dicen que pues no, ni cuenta. Yo realmente no me di cuenta por qué nos quitaban ese diez por cierto.
LM: Parece ser que ahora dicen que para un fondo de ahorro, pero…
RA: Pues fondo de ahorro, pero, ¿pa quién? Pues pa el Gobierno Mexicano yo creo. (risas)
LM: Para ustedes no.
RA: Porque a nosotros nunca nos lo dieron. Ora también los días que se quedaban, a veces se quedaban una semana de fondo con los patrones.
LM: Una semana.
RA: Sí, por ejemplo, trabajaba uno una, la primer semana nunca le pagaban a uno, de trabajo. Él se quedaba, algo así como tres días de la semana de fondo.
LM: Y, ¿de fondo para qué?
RA: Pos quién sabe. Pos para asegurarse los patrones. Por ejemplo, las semanas se arreglaban los miércoles. Entonces esos tres días se quedaban.
LM: Y, ¿al final de sus contratos se los pagaban?
RA: Nos lo, según ellos nos lo mandaban a México. A mi nomás un patrón me lo mandó, esa semana que quedaba allá un patrón sí me la mando aquí al rancho, aquí a Contreras. Pero de todos los demás ninguno. Pues si lo mandaron, el del correo yo creo que emparejó, porque yo jamás agarré ni un cinco.
LM: O sea que por todos lados les…
RA: Por todos lados le jalan a uno, nomás que con esas épocas cuando está uno nuevo, pues no hace caso de eso, lo que quiere uno es trabajar.
LM: Claro. ¿Hizo buenas amistades con los compañeros?
RA: Ey, sí, yo tuve buenos amigos de aquí de Zacatecas, que estuvimos juntos allá.
LM: Los vio alguna vez después.
RA: Sí, nos encontramos varias veces. Muy buena gente esa gente de Zacatecas. Los que son muy carajos son los oaxacos, los de San Luís. Porque donde hay campamentos grandes para ir a pesar, son muy latosos esos de San Luis.
LM: Se distinguían los…
RA: Y los oaxacos, los de México, los chilangos.
LM: Se distinguían algunos.
RA: Oiga por si todo mundo tenemos necesidad de ir a pesar, nomás había un pesador y si era un grupo de doscientas o trescientas personas, pues a veces se hacía la cola grande para pesar su costal.
LM: Claro.
RA: Y si uno esta formado para ir caminando para llegar a pesar y llegaba otro carajo y se metía adelante, pues no. Entonces uno y le jalaba la saca y lo tiraba al suelo y se agarraba uno a demoniazos con ellos.
LM: Sí hubo…
RA: Solamente así entendían.
LM: Tuvo que hacerlo.
RA: Sí, cantidad de veces, pero pos qué va a permitir uno, si de por sí son bien enanos. Muy chiquillos los cabrones de San Luís y de los de Oaxaca. Se ponen, querían poner a las patadas con los durangueños pos no, no se podía. Y luego por lo regular siempre nos juntábanos cinco o seis juntos. No, pues que vamos a la fregada. Batallaba uno los primeros días, ya después ya reconocían.
LM: Que tenían que hacerlo.
RA: Pues es que pues sí, todos tenemos necesidad de llegar a pesar, ¿por qué te vas a adelantar? Pero es que son muy, esos no entienden.
LM: ¿Qué recuerda que hayan sido las quejas de los compañeros ahí en los campos?
RA: Bueno pues, en Pecos Bill la segunda vez que yo estuve allá, yo ahí estuve como Juan Rentería, no, Juan Álvarez Rentería fue el tercer nombre que usé. Ahí yo me di cuenta de…Le terminamos el trabajo a ese patrón, tenía varios files pero como agarró gente de más, entonces terminó más o menos como en veinte días, pues todavía nos faltaban veinticinco días, ¿entonces qué iba a hacer? En el contrato decía, que si el patrón no tenía el trabajo por lo que nos contrató, tenía que pagárnoslo.
LM: Ah, pues estaba bien.
RA: Tenía que pagarnos, entonces, ¿sabe qué hizo ese patrón?
LM: ¿Qué?
RA: Pero pues como uno no sabía, pero es que había uno de Juárez que sí sabía ingles. Y se dio cuenta, entonces este nos rentó con otro patrón. Él mismo nos llevaba a otro field que ese ya no era de él, era de otra gente. Pero como ellos se hablaban en inglés, los dos patrones, entonces aquél de Juárez se dio cuenta, dice: “¿Saben qué? Este cuate nos está rentando”. “¿Cómo que nos está rentando?”. “Sí, nos está rentando con este otro señor, porque estos files ya no son de él. Pa no pagarnos los veinticinco días que nos faltan, nos está rentando con este otro”. Y se le echó la gente encima.
LM: Al patrón. Y, ¿qué le decían?
RA: Pos no, pos que nos pagara, que porque ese trabajo ya no era de él. O que nos entregara a La Asociación, pero si nos entregaba a La Asociación, tenía que liquidar los cuarenta y cinco días. Es que era el acuerdo que había.
LM: Y, ¿cómo resolvieron el problema?
RA: No, pues muchos se vinieron. Los llevaron a La Asociación, les pagaron y se vinieron. Otros, pos nos convino pasarnos con el otro patrón, pues nos pasamos.
LM: Seguían trabajando.
RA: Seguíanos trabajando. Claro que ya con, no es la misma persona, pero ya seguíanos tra[bajando]. Pero ahí me di cuenta que ese cuate sabía mucho inglés, ese de Juárez. Pos si esos de Juárez, de pos si casi todos están adentro y sabía mucho inglés y él nos platicaba. Le estaba diciendo esto y esto, porque aquél le llegó, donde no le gustó que porque llegó y que le dijo que le rentara su bueyada, (risas) en inglés.
LM: Sí.
RA: Y nos dijo aquél pues, por eso se le echó encima la gente, por eso. Hasta le iban a poner una recia ahí. Es que se expresan en una forma que ofenden.
LM: ¿Eran ofensivos?
RA: Sí, pero porque se creían que nadie sabía inglés. Ese cuate sabía inglés.
LM: Le tocó algún otro detalle donde hayan ofendido a los mexicanos.
RA: No, yo fue la única vez que me tocó ese detalle, se llamaba Raúl ese cuate, es de Juárez. Era muy amigo mío también él, éramos bien cuates y ahí nos, pues nos platicábamos.
LM: ¿Alguna vez se enfermó cuando estuvo por allá?
RA: No. Yo casi de joven nunca, nunca me enfermé yo.
LM: ¿Le tocó ver que fuera alguna autoridad mexicana a los campos, algún cónsul, La Migración, en alguna ocasión que fuera?
RA: Tampoco. No, La Migración nunca se paraba en los campamentos, menos un cónsul mexicano, cuando irán a…Nunca lo fueron a ver a uno.
LM: Nunca les dieron…
RA: Lo único que hacían es en la noche, esos eran otras personas, llevar camionetas con mujeres.
LM: ¿Cómo era eso?
RA: Pos de esos trailers que vienen cerrados como casa, camper. Llevaban dos, tres muchachas.
LM: ¿Los fines de semana?
RA: Sí, los fines de semana cuando sabían que les pagaban, ya llegaban como a las doce o una de la mañana, porque nunca llegaban temprano. Llegaban y como siempre había gente despierta, pos los primeros pues luego luego agarraban a la muchacha y luego ya iban y despertaban a otro a ver si querían y no.
LM: Y, ¿eran mexicanas, americanas?
RA: A veces de todo, hasta negras.
LM: Había de todo.
RA: Había de todo.
LM: Y, ¿cuánto les cobraban?
RA: Cinco.
LM: Cinco dólares.
RA: Cinco dólares, eso cobraban.
LM: Y, ¿los patrones permitían eso?
RA: Pos yo digo que los patrones sí permitían eso porque como… No, pues ni cuenta se daban, como le digo yo, llegaban muy noche. Sabrá Dios, yo nunca me levanté, no, yo no.
LM: Se rumoraba ahí.
RA: Sí, no, pues yo veía.
LM: Usted sabía.
RA: Yo veía ahí lo que pasaba y otros que me platicaban. Y no, yo ni madre, voy a regalar $5 dólares, ¿pos pa qué? Sabrá Dios cuantas enfermedades tengan.
LM: Claro.
RA: No, nunca me metí con nadie, pero eso pasaba en los campamentos.
LM: ¿Cuál fue el trabajo que más le gustó?
RA: Pues a mí el trabajo que más me gustó fue la pisca de tomate y la de chile. El algodón también me gustaba mucho, nomás que era muy cansado.
LM: ¿Era dónde ganaban más en el tomate y en el chile?
RA: Ey, sí, pues es que en el chile era por horas. Es muy cansado, o sea que son horas bien trabajadas y en el tomate pues como me tocó suerte de cargador, ahí era por lo que hacía. Y los que andaban piscando era por las cajas que hicieran también, les pagaban por cajas. Son cajas chiquitas, son de sesenta libras, no son como las de aquí.
LM: Las de aquí son más grandes.
RA: Sí, no, aquí están pesados de a madre. Aquellas son de sesenta libras, no están tan pesadas, pero sí.
LM: Entonces usted trabajó hasta el [19]64, hasta el…
RA: Hasta el último, hasta que les quitó los braceros Díaz Ordaz. Entonces ya en esa época, ya pues ya dije: “No, pues ya no va a haber braceros”. Me volví a meter a [El] 201 a trabajar ahí de cantinero, ahí trabajé también un ratillo, cuando ya de ahí me pasé a la Policía.
LM: ¿Trabajó en la Policía?
RA: Trabajé como tres años en la Polecía.
LM: ¿Qué cargo tenía ahí en la Policía?
RA: Era cabo. Ascendí luego luego a cabo, Comandante de la Patrulla 3 y fui Comandante de la Patrulla 3 luego luego.
LM: ¿Policía de aquí de la ciudad?
RA: Sí, de aquí de la ciudad, nomás que me dieron una patrulla por, por unas acciones que hice luego luego entrando, que no cualquiera las hace. Yo las hice y luego luego me subieron a una patrulla, me ascendieron y…
LM: ¿Qué hizo?
RA: Pues agarré a, metí al bote a una, a una persona, a un periodista.
LM: A un periodista, ¿por qué?
RA: Pos querían pisotearme. Es que me vieron solo ahí en la 20 de Noviembre y Zaragoza, eran ocho ellos. Y me vieron ahí de polecía, eso fue en diciembre, yo estaba arropado con una cobijita ahí en la mera esquina del Hotel Casa Blanca. Yo desde lejos los vi que venían borrachos, ¿no?
LM: Claro.
RA: “Mira ahí está un cuico”. No, pues yo me quedé callado. Pues eran muchos, ocho cabrones, digo, está cabrón. No, pues entonces empezaron a hacer sus necesidades en la vía publica, orinarse, para ver si yo les decía algo y todavía así me aguanté, no les dije nada, no. “No hables, ahorita le vamos a dar una madriza”. No, ya cuando dijeron que ahorita le vamos a dar una madriza, pues me levanté, estaba sentado ahí en el marco de la puerta. Me levanté y luego dije, pues ya no tiene remedio, vamos a ver qué pasa. Y aventé la tilma y entonces ya les dije: “¿Qué quieren?”. “No, pues ahorita te vamos a dar una… “¿Tú y cuantos más? Hijo de… Y así con malas palabras. Saqué una pistola que yo traía, una Súper. Y se quedaron fríos los carajos, no contestaron. Dije: “¿Cuál de los ocho se quiere aventar un tiro conmigo?, pero solo”. No contestó nadie. “Bueno, pues como nadien quiere, yo voy a escoger un güey”. Y agarré al más grandote. Pero pa la suerte, era periodista el desgraciado. Lo agarré del cuello y le puse la Súper. “Entonces a ti te voy a matar”. Y arrancan los otros, cuando vieron que le puse la pistola en la panza, lo dejaron solo. Entonces yo le dije al del hotel: “Por favor pídeme una patrulla”. No, de volada llegaron, en ese entonces la inspección del Casa Blanca a la Presidencia Municipal, pues eran dos cuadras.
LM: Pues sí.
RA: Estaba cerquitas de a tiro.
LM: Sí, sí.
RA: De volada llegó la patrulla y me fui con él, ya di parte de allá cómo había estado y todo y dijo: “Hasta mañana vas a ser polecía, no sabes ni con quién te andas me…Ya cuando estaba allá.
LM: Lo amenazó.
RA: Empezó a amenazarme, a hablar. Entonces ya le dije yo al inspector cómo había estado y todo. Entonces ordenó en la misma patrulla: “Ve y llévalo a la penitenciaría, incomunicado. No está pa nadie, por hocicón”. Así dijo. (risas) Y yo mismo lo llevé a la penitenciaría, era donde está la Soriana.
LM: Claro.
RA: Ahí lo metí y le dije que por orden del inspector quedaba incomunicado. En la mañana ir por él pa que pasara calificación, aunque fuera periodista y lo fregó. Y tuve el honor de ver y tuve el honor de… Yo tuve el honor de estar en la mañana cuando pasó calificación ahí estaba yo. Y igual dijo que nomás hasta ese día iba a ser polecía, pos dije, pos ni modo.
LM: Pos ni modo.
RA: Entonces le dio mucho, pues sí quedo muy contento el inspector.
LM: Claro.
RA: Una acción de esas pues no cualquiera la presenta, porque ellos eran ocho y yo era uno, taba solo.
LM: Claro.
RA: Y logré llevarlo. Pero sí, en ese momento si me hubieran hecho frente, lo quebro.
LM: Pues sí.
RA: Pues si ya no me queda otra, pues me pelo a la fregada.
LM: Usted o él.
RA: Pues sí.
LM: Don Rosendo, ¿cómo fue su vida después de haber trabajado como bracero?
RA: Pos fue dura, fue dura porque yo de ahí de la, de la Polecía como ya estaba yo trabajando en la Polecía, entonces había elementos que de la Polecía se habían salido y se habían metido al Ejército, al Cuartel Juárez. En esa época yo como comandante de la Polecía ganaba yo $12.50 y era mucho, mejor que el sueldo acá de lo civil.. Entonces ganaba $12.50 como comandante, pero había mucha responsabilidad. Entonces me dicen otros que se metieron al Ejército: “Vente pa acá hombre”. Acá a él [le] pagaban $26.50. Que iba a ser de $12.50 a $26.50, pues estaba mucho mejor.
LM: Claro.
RA: Entonces pido yo mi baja en la Polecía y me metí al Ejército.
LM: Y empezó…
RA: Pos oye, entré ganando $26.50 y yo me di de alta el día 13 de noviembre del [19]67 en el Ejército y pa el…Fue el día 13 de noviembre, pal día primero de enero hubo un aumento bien güeno que se fue hasta $33 pesos.
LM: Y, ¿qué rango tenía?
RA: No, soldado raso.
LM: Raso.
RA: Sí, era soldado raso. O sea que era por cuatro meses estaba en el…No, no trabajaba, o sea que me estaban dando instrucción, preparación. Era pura academia y estrucción, cuatro meses. Pura academia y enseñarlo a uno marcar, marchar y enseñarlo a limpiar el arma, desarmarla y armarla. Y luego ya el último mes, al campo de tiro. Ya cuando hace uno el, va uno al campo de tiro, que tira uno ya su periodo pues, entonces sí está apto para irse a un servicio. Ya sabe uno todo.
LM: Muy bien.
RA: Ya le metieron todo eso y ahí me aventé yo diecinueve años.
LM: Diecinueve años.
RA: En el Ejército, ahí sí ascendí.
LM: ¿Ahí a qué grado llegó?
RA: No, pues yo cuando me di de alta yo la regué, si me hubiera metido en lugar de la Polecía me hubiera metido desde un principio al Ejército, sí hubiera ascendido, hubiera seguido ascendiendo. Pero cuando me di de alta en el Ejército, yo ya tenía veintiséis años.
LM: Ya estaba grande.
RA: Taba decidido para ir a sargento. Para sargento eran veinticinco años, entonces ya no podía ir yo a la, a la escuela de clases para el grado de sargento. Namás me ascendieron a cabo luego luego también, por mi forma de ser.
LM: Claro.
RA: Ascendí a cabo y así me pasé yo diecinueve años.
LM: De cabo.
RA: De cabo.
LM: Ganaba bien.
RA: Bastante bien. Sí, porque ahí sí ganaba uno bien. Y siguen ganando bien, son los que ganan bien. Nomás que en la sierra, yo casi nunca estuve aquí en Durango, siempre estuve fuera, Tepehuanes, Canelas, Topia, Guanasevi, Tayoltita, puras partidas fuera de las… Donde era puro combatir la droga.
LM: Pues sí, el narcotráfico era la…
RA: Puro narcotráfico.
LM: Oiga don Rosendo, ya para finalizar la entrevista me gustaría preguntarle, ¿usted qué siente cuando escucha el termino bracero?, ¿qué recuerdos le trae?
RA: No, pos me trae recuerdos de mi infancia, lo que sufrí. Y ahora últimamente que me doy cuenta que había un dinero que pagaron el Gobierno de Estados Unidos al mexicano y que no nos lo dio.
LM: Claro.
RA: No nos lo dio.
LM: ¿Sus recuerdos son tristes o son…?
RA: Pues sí, porque mi ilusión era, mi ilusión era arreglar el pasaporte de allá. Y en una ocasión metí yo una solicitud para arreglar el pasaporte de allá, ya cuando ya se acabaron los braceros y sí me contestaron. Estuve en lista de espera, pero cuando ya me pusieron en lista de espera en Monterrey, me pedían la carta de sostenimiento y nunca la pude conseguir.
LM: Para arreglar residencia.
RA: Para arreglar la residencia. Y yo tenía tíos allá, pero a todos les hablé y les escribí, nadien me quiso ayudar por una simple carta de sostenimiento. Con eso tenía yo para haber arreglado mi pasaporte y no pude.
LM: ¿Se siente orgulloso de haber sido bracero?
RA: Sí, sí me siento orgulloso porque…
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor Rosendo Alarcón Carrera. Me decía don Rosendo de sus impresiones de haber sido bracero, podemos decir que después de todo lo que usted trabajó por allá, sus vivencias fueron más bien tristes.
RA: Pos, no tristes o que sea que la braceriada le sirvió a uno mucho por la época que vivía uno aquí en México, muy raquítica. Entonces realmente pos entraba entraba uno a Estados Unidos y se alivianaba uno pues.
LM: ¿Sí se ayudaban económicamente?
RA: Económicamente se ayudaba uno mucho con ser bracero.
LM: ¿El dinero que usted ganó por allá sirvió para apoyar a su familia?
RA: Sí, pues yo se lo mandaba a mi familia. Sirvió mucho, lo malo es que pues se acabaron y ya se quedó uno estancado.
LM: Claro. ¿A usted le gustaría que volviera a haber ese Programa Bracero?
RA: Sí.
LM: Para las nuevas generaciones.
RA: Sí, sí me gustaría porque se ayuda mucho y se evitaría muchas cosas de que muera tanto mexicano para cruzar la frontera ya ve cuanto están… Si no los cazan, se mueren en el desierto y si hubiera braceros, pues no había muertos.
LM: Claro.
RA: Estaría mejor.
LM: Claro, muy bien. Don Rosendo pues quiero darle las gracias por haber compartido con nosotros su vida, sus experiencias. Estamos muy agradecidos con usted por habernos dado la oportunidad de entrevistarlo.
RA: No, pues también yo quedo agradecido, pues de perdido dar a conocer lo que uno vivió.
LM: Claro.
RA: Un buen recuerdo.
LM: Claro. Algo más que quiera comentar para terminar con esta entrevista.
RA: No, pues yo nomás quisiera que realmente al emigrante no lo vieran como lo ven. Los rancheros que hay en Estados Unidos, los rancheros que hay en Estados Unidos pos tratan muy mal al emigrante mexicano, mal. Tengo entendido que hasta ocupan gente para venadiarlos. Y pues deberían de tomar en cuenta que el emigrante es el que ha levantado a Estados Unidos, si no tuvieran emigrantes, ¿quién les levantaba?
LM: Claro.
RA: Toda la vida les ha ayudado y eso es todo lo que yo puedo agregar.
LM: Muy bien pues muchas gracias don Rosendo, con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
RA: Bueno, gracias a usted.
Fin de la entrevista
Interviewer
Martínez, Laureano
Interviewee
Alarcón Carrera, Rosendo
Location
Durango, Durango, México
File Name Identifier
Alarcon_Carrera_DGO002
Citation
Martínez, Laureano and Alarcón Carrera, Rosendo, “Rosendo Alarcón Carrera,” Bracero History Archive, accessed November 25, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/217.