José Ignacio Astorga Corral
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José Ignacio Astorga Corral
Description
Nombre del entrevistado: José Ignacio Astorga Corral
Facha de la entrevista: 17 de marzo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor José Ignacio Astorga Corral, en la ciudad de Durango, Durango, el día 17 de marzo de 2003. Conducida por Laureano Martínez para el Projecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Buenos días don José.
JA: Buenos días.
LM: ¿Cómo está?
JA: Pos bien, y, ¿ustedes cómo están?
LM: Muy bien, gracias a Dios.
JA: Con su trabajo, ¿cómo andan?
LM: Pos bien, aquí.
JA: Pos nosostros aquí andamos echándole ganas a ver qué es lo que nos dicen ustedes.
LM: Muy bien, don José, me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
JA: Agárrate, yo nací en Palomas Canelas, Durango.
LM: ¿En qué año?
JA: El año [19]33, el 31 de julio a las seis de la tarde.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
JA: Francisco Astorga Chávez.
LM: Y, ¿su mamá?
JA: Pastora Corral González.
LM: ¿Cuántos hermanos tuvo, don José?
JA: Mire, tuve muchos, ahí le va, pero de mi mamá juimos ocho.
LM: ¿Se acuerda de los nombres de sus hermanos?
JA: Sí, el primero fue yo, José Ignacio y luego sigue Rosalba Astorga Corral, Carolina Astorga Corral, Austriberto Astorga Corral, Ricardo Astorga Corral, Jesús Astorga Corral, Aureleano Astorga Corral, el socoyote Fidel Astorga Corral, los ocho.
LM: ¿Usted era el mayor de ellos?
JA: Así es, el primero.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá, don José?
JA: Agricultor, ganadero y campesino. Hay que hablar la cosa como es, él era agricultor, ganadero y campesino.
LM: ¿Qué sembraban, don José?
JA: Maíz, papa y frijol, era lo que se levantaba en esa sierra de Durango, es en la Madre Sierra de Durango donde está ese rancho.
LM: Maíz, papa y frijol. Y, ¿tenían ganado?, ¿tenían vaquitas?
JA: Ey, vaquitas, bestias.
LM: Y, ¿tuvo usted oportunidad de ir a la escuela?
JA: No, estábamos en un rancho incomunicado de maestros, de todo, ya cuando quisimos salir a estudiar, pos casi nos quedamos analfabetas, porque no pudimos pues. Los recursos de nosotros eran muy bajos pa salir a estudiar a los pueblos, bajar a Tepehuanes, a Santiago, a Canela.
LM: Que era lo más…
JA: Lo más acertado pa estar.
LM: ¿Qué tan lejos estaba Tepehuanes?
JA: En el Valle de Topia tuvimos un mes en la escuela, ¡un mes!, fíjese. En un mes, de clases que tuve yo, aprendí a poner mi nombre, a hacer cuentas y eso, hasta ahí llegamos.
LM: ¿Aprendió usted a leer y a escribir?
JA: No, muy mal, no, hay que ponerle como es.
LM: ¿Qué tan lejos estaba usted de Tepehuanes?
JA: Mire a caballo eran, el pueblo más cerca era el del Valle de Topia, eran, por decir así, salía uno en la mañana, a las dos, doce horas a caballo. A caballo es en remudas pues, usted sabe.
LM: ¿Por la sierra?
JA: Por la sierra, por lo bruto de la sierra.
LM: ¿Le ayudaba usted a su papá, don José?
JA: ¿Eh?
LM: ¿Le ayudaba usted a su papá?
JA: Ey, ey, yo de la edad de siete años fui agricultor también, ganadero y campesino, ¡de la edad de siete años, ponga cuidado! Atrás sembrando y viendo ganado, viendo bestias y viendo todo, un chavalito flaquito. Bueno, de ahí de ese rancho, seguí yo en Las Joyas, era vecino el rancho ahí, pero ese es la, ¿cómo se dice?, ¿matriz o motriz?, de onde yo me crié, Paloma, Canelas, Durango. Entonces, ya cuando llegamos a la edad, fíjese, de diecisiete años, cuando tenía yo diecisiete años me, me jui al pueblo de Canelas con el Presidente Municipal Alberto Monárrez. No me acuerdo del otro apellido, creo, Alberto Monárrez. Y nos prestó la cartilla para ser contratados en Hermosillo, Sonora.
LM: En Hermosillo, a ver, espéreme tantito, vamos a regresarnos un poquito, cuénteme un poquito cómo es ese lugar donde usted nació.
JA: Es un rancho, y rancho, rancho y el, se llama Palomas y el río de Palomas va y cae pal lado de Culiacán, pal lado de Sinaloa.
LM: ¿Hay un río por ahí?
JA: Hay un río. Y Palomas es un palomar que está hasta la fecha, todavía está una sierra, un cerro como palomar con cuevita, muy, muy bonito.
LM: Muy bonito. ¿En el mero corazón de la sierra?
JA: Así es, entonces…
LM: Cuénteme cómo era su papá.
JA: Mi papá era un hombre moreno, altote, de muy buena estatura y…
LM: Y de carácter, ¿cómo era?
JA: Era muy buena persona, mi papá, no porque haiga sido él, él nunca pelió, nunca fue de pleito. Era músico de acordeón, tocaba el acoredeón él, enamorado como pocos.
LM: Ah, ¿sí?
JA: Ey, ¡semos cuarenta y tres hijos de ese señor en siete mujeres!
LM: Cuarenta y tres.
JA: Quedamos vivos ya pocones pero todavía, cuarenta y tres, medios hermanos. Los míos son ocho.
LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Ignacio Astorga. Así que tuvo cuarenta y tres, fueron cuarenta y tres.
JA: En siete mujeres.
LM: ¿En el mismo pueblo?
JA: No, no, no, no, (risas) no, estaba pesado, mire, a vieja que le ponía… Y él, no era muy bien parecido, pero siempre estaba bien parecido, vieja que le ponía el ojo se le salía a madre. Cuando yo ya crecí, le dije un día a mi papá: “Oiga, papá, yo ya estoy de unos quince años arriba y de hay para arriba pues ya le pongo cuidado a las mujeres también”. Entonces dice mi papá: “¿Por qué me haces esa pregunta? Me estás faltando al respeto”. “No, no es que le falte al respeto, es que usté en toda esta región ya no dejó ninguna mujer pa comadre de pila, ¿qué le pasa?”.
LM: Pos sí.
JA: Pos sí, ya siete mujeres en esa región, está pesao.
LM: Y no era muy fácil hablarle así al padre.
JA: No, no y, yo no sé qué tenía este hombre. Un día le dije a mi mamá: “Oiga, mamá, ¿pos qué le dio a usted casarse con mi papá?”. Me dice: “Mira, tu papá era un hombre que le hablaba uno las cosas, bueno, no sé explicarte cómo”.
LM: Oiga, don José, ¿se acuerda de cuál fue su primer trabajo de paga que se haya ganado un que otro peso?
LM: Ahí le va, yo el primer trabajo de paga que recebí [recibí] fue sembrador, con un agricultor, sembrando maíz.
LM: ¿En dónde?
JA: En el rancho de Palomas, ahí mismo.
LM: ¿Cuántos años tenía, don José?
JA: ¿Yo? Siete años, andaba en los siete años. Entonces, me pagan $0.50 centavos, ¡a la semana, compa! No vaya a creer que diario. ¿Cuánto estaba ganando?, nada.
LM: Nada.
JA: Pero en la semana, $0.50 centavos, en la otra semana otros $0.50, ya hacía $1 peso, se lo daba a mi mamá y a veces dejaba pa traer ruidito, yo. Pero eran pesos, de estos mire.
LM: De oro. ¿De qué eran? A ver.
JA: A ver si lo traigo, debo de traer.
2do: ¿Lo podría interrumpir un segundito?
LM: Vamos a hacer una pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista. Me decía que le pagaban $0.50 centavos por semana.
JA: Así es.
LM: Y, ¿rendía de algo ese dinero?
JA: Pos fíjese que en dos semanas sacaba los $2 pesos, $2 pesos, pero con el que trabajaba yo, me ayudaba con la comida pa la casa. Pos sí, éramos tres de familia. Entonces él cooperaba comida pa mi mamá y nosotros. Habíamos nomás las dos mujeres y yo de hombre y él cooperaba, después de que me pagaba los $0.50 por semana. Era un agricultor muy bueno, él me daba en la tarde pa que llevara frijol, llevara papas o maíz, no teníamos, lo que no teníamos me daba él.
LM: ¿Cómo se vivía en esos años?
JA: Pos una, una cosa, cómo le quisiera decir, una cosa muy, pos muy apenas, muy apenas porque no había intervención de dinero, no había nada. Así es de que el rancho, todo lo que teníamos bueno, era los que teníamos ganado, pos ordeñábamos vacas para hacer quesos, bestias para movernos. Matábamos una que otra res en el mes de diciembre que estaban gordas, que estaban buenas, ey.
LM: Y, ¿secaban la carne?
JA: Así se secaba y de ahí comía uno caldos y carne seca y mataba…Eso sí, engordábamos muchos puercos.
LM: ¿Cómo fue su infancia, don José?
JA: Pos una, una cosa dura, dura pa que mejor me entienda, una cosa, no, sobre la agua no, limitado de todo, más bien de dinero, ropa… Ropa, yo me acuerdo que comprábamos metros de mezclilla, metros de, así de orlanda pa hacer camisitas, de manta trigueña.
LM: Y, ¿su mamá les hacía la ropa?
JA: Ey, mi mamá, las muchachitas vestidas, cortecitos de batista le decían, también, las dos hermanitas, pos sí. Y ahí hubo ocho, ocho de familia.
LM: ¿Cómo era su mamá, don José?
JA: Chaparrita, blanca con los ojos de color, por eso mi familia ahora, mi familia están saliendo güeros, les digo: “Bueno, y, ¿por qué?”. Mi mamá se terminó ora el día 5 de este mes, hizo un año que se murió ahí en mi casa, aquí en la José Revueltas. Y la llevé a enterrar a [Los] Mochis, Sinaloa.
LM: ¿Ella era de Los Mochis?
JA: Allá están mis hermanos, dos de ellos y quiso que allá la enterráramos,bueno pues alla la llevé.
LM: Cuénteme, cuando fue creciendo, ya de quince, diesiséis años, en qué trabajaba, don José.
JA: Entonces trabajábamos en la carretera que se metío a [Valle] Topia. Empezábamos a trabajar ya a ganar $8 pesos, a peso la hora, los de raya, pero nosotros trabajábamos de contrato tres chavos del mismo… Nos sacaban, nos pagaban a $8 pesos el metro y nosostros ahí nos atorábamos, a trabajar como, como negros y ganábamos feria.
LM: Ganaban, ya rendía.
JA: Ey, tonces ya estábamos alivianaos. Y ya así mi trabajo fue campesino, mi trabajo de a tiro, después de la agricultura, del beneficio de la agricultura ya, ya trabajábamos de raya con los contratistas y pos ya. Ya fue otro el ambiente de nosotros.
LM: ¿A qué edad se casó usted, don José?
JA: De veintidós años.
LM: De veintidós, ahorita vamos a esa parte. Ahora sí, cuénteme cuando se fue a la presidencia municipal para enlistarse como bracero.
JA: Nos juimos cuatro, y a los cuatro nos prestaron las cartillas y salvoconducto, éramos los cuatro del mismo año, unos mayores, unos del mismo año, otros de once meses.
LM: ¿Usted tenía diesisiete años?
JA: Diesisiete años, íbamos dos de diesisiete y dos de dieciocho, pero les prestaron la cartilla porque pos nos urgía ir a trabajar en Estados Unidos, porque pos oíamos que dólares.
LM: Pos sí. ¿Qué les pedían para enlistarse?
JA: La cartilla, la cartilla o salvo conducto de la presidencia, donde no teníamos antecedentes penales, sí. Pero la cartilla era uno de los papeles en muy buen reglamento, en muy buen reglamento, la cartilla. Porque la cartilla quiere decir que uno es ciudadano mexicano.
LM: Exactamente.
JA: Así es.
LM: ¿Acta de nacimiento?
JA: Ey, también, pero casi nomás la cartilla de, salvoconducto, bueno, llevábamos la acta de nacimiento, pero…
LM: ¿Quién se las dio?
JA: El presidente municipal, nos las prestó para que cumpliéramos el servicio cuando viniéramos de Estados Unidos, como así lo hicimos el [19]56.
LM: ¿Qué año fue ese?, ¿se acuerda?
JA: En 1955.
LM: Y luego de ahí, ¿a dónde los mandaban, o qué?, ¿cómo era?
JA: A ver, nos fuimos por la quebrada de Canelas para abajo, salimos a Tamazula y de ahí agarramos el tranvía a Culiacán. Y de Culiacán nos fuimos a Hermosillo, porque ya en Empalme ya no estaban.
LM: Cuando iba por la sierra, ¿a caballo?
JA: A pie.
LM: A pie.
JA: Por la quebrada, allá por la costa, por la costa.
LM: ¿Cuánto hacían?
JA: Salimos del pueblo de Canelas a las seis de la mañana y llegamos a las doce de la noche, a pie al agua caliente, ahí en la guardarraya de Sinaloa y Durango.
LM: ¿Cuántos iban?
JA: Cuatro, nomás y eso en el Valle Imperial, ahí nos desbarataron a uno pa un lado y otro pa otro.
LM: Y, ¿qué llevaban de comer?
JA: Pos a tortillas, ahí llegábamos a los ranchitos.
2do: ¿Sí me permiten pasar para allá? No, ahí está bien, ahí están bien.
LM: Cuatro.
JA: Sí, cuatro.
LM: Siéntese don José, siéntese, ahí está ya.
JA: Cuatro, cuatro compas.
LM: ¿Se acuerda qué llevaba de ropa?
JA: Sí, un pantalón de mezclilla y una camisa de dril, (risas) pos sí me acuerdo de las hazañas, qué no ve que pos uno anda en eso, pues.
LM: Y era…
JA: Ni más cobija, ni más nada, un cambiecito llevábamos puesto, ya pa cuando nos contratábamos ya casi se estaban pudriendo de mugre.
LM: ¿Llevaban comidita, lonches?
JA: Lonche y luego llevábamos, el costo fueron $50 pesos de Tamazula, sí, fueron $50 pesos.
LM: ¿De ahí en Tamazula?
JA: Sí, de Tamazula a Empalme. No y nos regresamos, porque no había nada en Empalme, a Hermosillo nos regresamos.
LM: Y, ¿ahí se fueron en tren?
JA: Ey, no, en Hermosillo nos echaron en camiones, en autobuses.
LM: Pero, ¿para llegar a Hermosillo?
JA: Ah, íbamos en, en, ya íbamos en camión, en autobús.
LM: ¿Cómo era ese viaje?, ¿ya había carretera?
JA: No, no, no, ahí todo eso ya había carretera, menos pavimento de Tamazula a Culiacán, no había pavimento, terracería. Y no, muy bien, fíjese que, me pongo yo a pensar que yo he tenido muy buena entendimiento en los pensamientos de, de, ¿cómo le quiero decir?, de saber ónde ando, cómo ando y todo. Y en 1955 jue cuando me contraté la primera vez.
LM: La primera vez.
JA: A Estados Unidos.
LM: Oiga, entonces llegaron a Empalme y no había nada en Empalme.
JA: Nada, nos regresamos a Hermosillo y ahí estaban las contrataciones.
LM: ¿A qué horas llegaron a Hermosillo?
JA: Ya llegamos en la tarde.
LM: Y, ¿cómo era ese lugar donde estaban contratando?, ¿se acuerda?
JA: Pues era un, fuera del pueblo, un [El] Trocadero, les dicen a esos, Trocadero donde se va a contratar uno ahí.
LM: ¿Había mucha gente?
JA: Sí, había del sur, estaba lleno, nomás de Durango habíamos arriba de unos, ¿qué?, arriba de unos cinco mil.
LM: ¿Nomás de Durango?
JA: Ey.
LM: ¿Cuánta gente habría ahí?
JA: Habríamos unos de veinticinco a treinta mil gentes, era lo menos.
LM: Y, ¿cómo era ahí?, ¿qué había que hacer o qué?
JA: No, nada, estar escuchando a ver, metimos la lista, los que íbamos de Canelas, metimos la lista y esperar a escuchar nuestros nombres.
LM: ¿Cuántos días duraron ahí?
JA: Nosotros duramos quince días.
LM: ¡Quince días!
JA: Ey, para contratarnos.
LM: Y, ¿dónde se quedaban?
JA: En el pleno mon[te], en el pleno piso, ahí en un petate, ni más cobijas, ni más nada, ahí como los animales donde hay, como hay afuera en la calle, cantidad de gente así. No había, los hoteles, ¿usted cree que toda esa gente mugrosa nos iban a admitir en los hoteles? ¡Nombre!
LM: ¿No había ni dónde bañarse?
JA: Nada, nada, no y luego, temprano se cerraban las contrataciones, pero yo al último me puse listo y vi que estaba un amigo echándose algo en las bolsas, es que era ese amigo, llegaba yo con mis papeles, ahí le atacaba un billetito de a $5 pesos. Y luego, lo sacaba muy bien: “Pásale pa allá”. Pues ese agarró la pura feria, luego descubrí yo a los demás compañeros: “Háganle así”. “¿A poco ya?”. “A mí ya me dieron el pase, pos seguro”.
LM: Sí, no, ¡pos yo creo que todavía estaría ahí esperando!
JA: ¡No, pos sí! (risas) Y empezamos a chorrear por ese punto. Oiga, pos si muchas veces, está como aquí, aquí le voy a platicar, ahí estaba la cola hasta la vuelta. Me vine yo, me vine y llegué a la puerta y dije: “Haga cola”. “Preste el número”. Me dieron el número y me jui a hacer cola, buscando los demás a ver qué número traigan, ahí me acomodo ahí, y los demás allá pa allá. (risas)
LM: Oiga, don José, así que en cuanto se dio cuenta…
JA: Ey, es que mire, hay unas cosas, no todas, pero sí hay unas cosas verídicas y las estamos mirando cada día más y más. Hay que hablarle a las personas, yo le hablo a usted sinceramente, le digo: “Oiga, ¿de qué se trata?”. “¿Se trata de esto o de qué se trata? Quiero que me informe usted, por eso le estoy hablando en español el cien por ciento”.
LM: Claro.
JA: Usted si no es egoísta o usted me hace una pre[gunta], así hágale en esta forma o claro. Como le dije a la muchachita: “Necesitamos saber qué es lo que vamos a hacer con usted”. Porque si usted no nos dice yo necesito su voto de ustedes, para lo que… o no va a haber nada o, ¿qué?
LM: Así es. Oiga, bueno y luego ya lo nombraron. Y, ¿qué pasó?
JA: Pa allá nos nombraron, otro día, a los quince días de estar ahí nos nombraron y ya nos fuimos. Nos dijeron a dónde y ya todos formados juntos. Y yo muy carajo oiga, un plebe muy, muy aventao, luego yo mismo les dije: “Hum”. Que fuéramos más, y la raza me hacía caso.
LM: Pos ya.
JA: Llegamos a una parte y ahí nos, ya el, un dirigente, como ahora usted que se da de dirigente aquí: “Se forman todos”. Ya llegaban los autobuses y vamos pa arriba. “Y vámonos a El Paso”.
LM: Y, ¿cómo eran esos?
JA: Luego llegábamos a Mexicali, al Valle Imperial.
LM: Y, ¿cómo eran esos autobuses?
JA: Pos ahí andaban hasta, hasta azules con blanco, pos andaban de varios colores.
LM: ¿Tenían asientos?
JA: Eh, muy buena, buen servicio, de ahí nos dio hasta, ¿cómo le quiero decir?, mugrosos nosotros pos nos dio hasta, hasta chiva en lo limpio. Nomás que tenían un trapo en el asiento y otro en el respaldo pa quitalo pa lavalo, pos allá ellos.
LM: Oiga, don José…
JA: No, pos sí está pesada la cosa compa.
LM: Sí. ¿No les hicieron exámenes médicos ahí?
JA: Ahí no, pero allá donde nos iban a contratar sí.
LM: A ver, ¿cómo fue el viaje de ahí de Empalme hasta la frontera?, de Hermosillo, de donde se contrató.
JA: De Hermosillo.
LM: Sí.
JA: A la frontera sin tomar agua y sin comer. Si llevábamos algun lonchecito, eso íbamos comiendo, si llevábamos una agua o algo, antes no había el agua esa de botella, que ora, pos ora le tira unos tres gritos al diablo. Compra uno su botella de agua y, sí, eso es duro.
LM: ¿No les dieron nada de comer?
JA: Duro, nada, nos dieron de comer allá onde ya nos metieron.
LM: ¿Cuánto duró el viaje de ahí de Hermosillo a la frontera?
JA: No, rápido nos pusieron allá. Salimos en la tarde y pa otro día en la mañana ya estábamos, casi dormidos toda la noche.
LM: ¿Dónde cruzó la frontera usted?
JA: En Mexicali, en Mexicali ahí, la primerita vez que fui contratado yo.
LM: Cuénteme, ¿qué hicieron cuando cruzaron al frontera, a dónde los llevaron?
JA: Allí al Valle Imperial, ahí estaban las oficinas de contratación. Ahí llegaban los rancheros: “Necesito cuarenta hombres, necesito cincuenta, necesito…
LM: ¿Ahí fue donde les hicieron los exámenes?
JA: Así es, ahí pasamos por los médicos, todo, todo, nos inyectaron, alguno que llevaba gripa o alguna cosa: “Vámonos”. Y luego nos polvearon pal asunto de la laica. ¿Usted sabe qué es laica?, el piojo.
LM: El piojo, a ver, y cuénteme, ¿cómo fue eso?, ¿los formaron?
JA: Una mandera, un negro, ahí iba pasando uno y: “Abrele a tu maletín”. “¿Cuál?”. Pos si no llevábamos, nosotros no llevábamos nada, los demás sí. “Pos on [es]tá”, decía el negro que ónde estaba el maletín. “No hay”. Vámonos, nomás los dientes nos blanqueaban. Ya, ya pasamos a una oficina, ya allí a comer, compa, ahí había comida buena.
LM: Ahí había comida buena.
JA: Ey.
LM: ¿Los inyectaron?
JA: Ey, de ahí pa delante, sí los que: “¿Cómo te sientes?, ¿enfermo?”. “Pos sí, medio”. “Ándale”. ¡Pum! Y vámonos.
LM: ¿Los exámenes se los hacían con ropa o sin ropa?
JA: Eh, con la camisa en la mano, así de aquí pa arriba desvestidos. Oiga, muy bien, muy bien.
LM: ¿Le sacaron sangre?
JA: Ey, sí, sí.
LM: ¿Radiografías?
JA: No, nos arrimaban a una pared ahí, ¡palo! Y rápido, vámonos y vámonos. Claro que era la primera vez que me contrataban yo, tenía que ir pos poniéndose uno a la chiva, ¿ónde, cómo y cuándo? De ahí pa delante, lo que sea nos trataron muy bien, llegó una chaparrita japonesa. Y contrató setecientos cincuenta hombres pal campo o pa un campo que estaba en Watsonville, California. Ahí me tocó a mí.
LM: ¿Ahí le tocó?
JA: De los cuatro, a mí, otro le tocó a Santa Cruz, otro a Santa… Bueno, a los demás a otro lugar. Pero a mí me tocó en Watsonville, California, con los, en los setecientos cincuenta hombres.
LM: Y, ¿en qué trabajó?
JA: En la fresa.
LM: En la fresa.
JA: Piscando fresa.
LM: ¿Cómo es ese…?
JA: Noventa días.
LM: ¿Le dieron un contrato por noventa días?
JA: Ey, por noventa días, que hasta la presente yo tengo mi tarjeta que jue la que traje. Y les puse aquí en una hoja, las copias, les puse un seguro, pero el seguro ese me lo prestó un muchacho pa que trabajara con él, pero eso no, no es válido ese seguro. Pero la tarjeta es válida porque está puesta la fotografía, [es]tá retratada la fotografía en el papel, no es que se la ponga uno, no, esa sí está bien. Y esa fue la que les presenté aquí, porque la otra la, la que me gané yo, fue esa, la primera.
LM: Sí.
JA: Y la última estuve contratado. [Es]tuve por Texas, toditito Arkensó [Arkansas], toditito eso estuve contratado. Pero la última contratación cuando se cerraron las contrataciones, estaba yo en Michigan y de ahí me traje la, la esta, una tarjetita con la foto, la mica, que le dicen.
LM: La mica.
JA: Entonces, esa mica, pos esa la mandé de Vicente Guerrero pa Estados Unidos y fue por eso, llegué en la lista ahí, si no, había llegado mangas.
LM: Pos sí. Oiga, don José, a ver, cuénteme, ¿cómo era el trabajo de la fresa?
JA: En cuclillas y incao, o agachao, bien empinao, pos está la matita así mira, boscosa. Lo que no me gustaba es que aquí empezábamos hoy en la mañana y sacábamos el cuadro hasta allá y otro día en la mañana volvíamos aquí mismo, todos los días en la mañana ahí mismo, terminábamos esa file [field] y nos cambiábamos a otro. Bueno, entre más calentábamos la mata, más fresas daba.
LM: Grande la fresa.
JA: Grande la fresota, luego piscábamos la fresa para canería y para marqueta. Lo de canería es, usted sabe que es en lata, sí esa es, la fresa y la de marqueta hay que trozale el pezoncito, que se vaya con todo y pezoncito.
LM: Muy diferente.
JA: Sí, se lo trozábamos, allí nos pagaban de raya.
LM: ¿Cuánto les pagaban?
JA: Pos ahí ganábamos de raya como $8 dólares.
LM: ¿Al día o la hora?
JA: Al día, al día, no, pos sí, entonces…Desde la vida de nosotros, fue una vida dura en Estados Unidos. Porque los güeros o los güeros nosotros tuvimos, o los güeros, tuvimos mucho trabajo nosotros en Estados Unidos, sí. Ellos peleando, como sucede hoy, el día de hoy, que se hace la guerra o no. Ellos peleando y nojotros piscando algodón, aquí por Texas, por Pecos, [es]tuve en Arkansó, tuve, entrada por El Paso, Hidalgo, ahí por Ciudad Juarez, por El Paso, Texas, ahí toditito eso anduve.
LM: Oiga y, cuénteme, qué se oía de la guerra. ¿Ustedes qué sabían de…?
JA: No, no, nosotros no sabíamos que se andaban peleando los güeros, eso era asunto de ellos, nosotros matados en el jale. Luego en Pecos nos tocaba en el, en el algodón, pima de eso que estaba metida en el castillo, todititos los dedos nos desgraciábamos pa sacarlo de ahí. Piscábamos trescientas, cuatrocientas libras. Cuando estuvimos en Pecos, Texas contratados, salimos con cartones, con veliz cartón a la frontera. Porque pos lana de ónde, pa comprar una petaca o un maletín de uno.
LM: Una cajita de cartón y se acabó.
JA: Así es.
LM: Oiga, don José, ¿a qué horas empezaba su día de trabajo, cuando trabajaba en la fresa?
JA: A las ocho.
LM: A las ocho.
JA: Nos presentábamos, mire, espéreme, nos presentábamos temprano, a las seis de la mañana ya estábamos levantados en el campo con la lonchera ya listos. Y con es japones trabajábamos nomás dos, Alfonso Villa Corral y Nacho Astorga Corral, nomás dos personas. A los dos meses, ponga cuidado, a los dos meses se me reventó la apéndice en el trabajo. Y de allí me llevaron a operarme, a lavarme las tripas.
LM: ¿A dónde lo llevaron?
JA: Ahí al pueblito de, de ese punto de Watsonville, ahí ya me estuve nueve días en el hospital. Y de ahí ya salí a trabajar, a cumplir los tres meses.
LM: ¿Le cobraron algo por lo que le hicieron?
JA: Nada, nada, por cuenta de la compañía, no, no, no, andaba hasta muy asustada la, la dueña del campo. Caramba, un día hubo una huelga grande de setecientos cincuenta pelados, nos echaron la comida jedionda, la carne. La pusimos cuando íbamos a comer, estaba hiviendo, ¿cómo estaría? Y todos, ya no quisimos trabajar, nos juimos al campo a ver qué pasaba, sin comer. No, andaba la japonesa en jodicia, pum, pum, con los cocineros. Les dijo: “¿Qué pasó ahí?”. Pos esos eran los culpables.
LM: ¿Estaba mala la comida?
JA: No, no, pos la sacaron del refrigerador la carne, ponga cuidado, la sacaron y luego la pusieron a hervirla y no la metieron otra vez al refrigerador, sino que la dejaron ahí caliente, pos pa en la mañana amaneció hirviendo. Y como en la madrugada tenían que hacer los lonches, hacer los lonches. Y luego nosotros la lonchera la poníamos en el sol, pos qué, nos valía madre. Cuando fuimos a comer, le hablé al japonés, le dije: “Mira, ven, ya llegó”. “¡Oh!”, dice, “no”. Fue y nos trajo manzanas, jugos y…
LM: Y, ¿les cobraban la comida?
JA: No, no, no, la comida la ponía la compañía, no, no, nada, ni dormitorios, todo nuevecito. Luego había una gente del sur que se lavaban, como las tazas estaban limpias y de ahí agarraban agua pa lavarse la cara. Pos es que no sabían ellos pa qué era eso, ellos no conocían eso.
LM: No sabían.
JA: Entonces les decía yo: “¡Ey! Compadre, no, no ahí no, acá está, mira, acá está el lavabo pa la cara”. Y había arriba dos baños, oiga, nuevecito el campo, de todo y todo.
LM: ¿Cómo eran las casas donde vivían?
JA: Barracas techadas con lámina, son barracas techadas con lámina.
LM: ¿Cómo estaban amuebladas?, ¿qué había?
JA: Muy… Pura, puras camas de tres, ¿cómo son?, lipis(??), tres lipis(??)
LM: ¿Literas?
JA: Literas, todas las camas, oiga, para setecientos cincuenta hombres.
LM: ¿En un solo…?
JA: No, eran dos, tres, tres bodegas.
LM: Tres bodegas.
JA: Así es.
LM: ¿Cómo de a doscientos cincuenta?
JA: Ey, por pelado, por barraca, eran tres.
LM: Y, ¿la camita cómo era?
JA: De esas, esas chiquitas, no de esponja, sino de borra, colchoncito de borra.
LM: ¿Dormían a gusto?
JA: Ey, pos matados del jale, ¿usted cree? Llegábamos en la tarde del trabajo, un baño y a cenar. Había la hora de cenar, el que no se arrimaba a la hora a cenar se quedaba sin cenar.
LM: ¿A qué horas era la hora de cenar?
JA: Eran a las ocho de la noche.
LM: Oiga, don José y, ¿para bañarse y eso?
JA: Ahí estaba la línea de baño, cuartos de baño, una limpieza mucho muy grande, nomás que pos uno es muy socroso, ¿usté cree? Habían personas o habíamos que no conocíamos los baños. No sabíamos pa qué era aquella regadera, pos yo onde yo nací, quebraba el hielo en el río pa bañarme, ya más, ¿pa qué le platico ya más? (risas)
LM: Y, ¿jabones, rastrillos y eso?
JA: Ahí, uno compraba en el primer pago ya compraba uno su…
LM: ¿Cómo les pagaban?
JA: Cada ocho días nos estaban pagando, cada ocho días.
LM: ¿En efectivo?
JA: Ey, en efectivo, entonces nosotros pa mandar dinero a México, comprábamos, ¿qué?, un money order, ¿es money order?
LM: ¿Money order?
JA: Ey.
LM: ¿Dónde lo compraban?
JA: Ahí en el banco.
LM: ¿Los llevaban al pueblo?
JA: Sí.
LM: ¿Quién los llevaba?
JA: Pos a nosotros el patrón. El patrón nos pagaba el día sabado y ahí nos llevaba y órale él, yo no sé cómo tendría arreglado él, porque ahí depositábamos y nos daban el talón del money order. Yo todos los talones me los traje y a muchos les sirvieron aquí esos, la carta de, de cuando cumplía uno el contrato. Nomás que en el movimiento de que me vine de la sierra aquí a Durango quemé todos esos papeles. Dije: “Pos los contratos, ¿pa qué?”. Y que no supe en qué papeles se fueron, si no, los quemo a madre, pos sí.
LM: Oiga, don José, cuénteme cuántos días trabajaban a la semana.
JA: Los seis, los seis, de lunes a sábado a la tar[de], a medio día. Y había veces que nos decía el japonés: “Bueno, métanle hasta en la tarde”. El sábado al medio día y ya nos daba overtime y si queríamos trabajar el domingo, nos daba overtime, si queríamos. Pero no era obligación. Entonces nosotros íbamos a ganar dinero, pos trabajábamos overtime, nos valía madres. El Alfonso era un pelado, nomás dos andábamos con el japonés. Y decía el japonés: “De estos quiero, a ver cuáles otros son”. ¿No?
LM: ¿Hablaba español el japonés?
JA: Ey, él quería hombres de esos, jóvenes nuevos, oiga, pos¬…
LM: ¿Cuántos años tenía usted?
JA: Pos no le digo diecisiete. Fue cuando, cuando me contraté la primera vez, con la cartilla, así está.
LM: Oiga, y, ¿cómo se divertían?, ¿qué hacían?
JA: Nada, nada, unos se iban a emborracharse el día sábado y nosotros no, nosotros, íbamos a ganar dinero pa trair [traer] pa México. Eso [es]tuve yo, en seis veces que fui contratado a Estados Unidos, unos llegaban pedotes, borrachotes: “Que yo soy hombre”. “Pos yo no soy hombre, pero yo vine a llevar dinero, no vine a dejárselos ahí en la cantina”.
LM: Y, ¿eran muchos los que le entraban a la…?
JA: ¡Uy! Pos de cada cien, más del cincuenta por ciento, de cada cien hombres.
LM: Y, ¿dónde ahorraba usted?, ¿dónde guardaba sus centavitos?
JA: En la bolsa, en la bolsa los navegábamos. Y luego ya al mes mandaba yo el dinero a mi mamá.
LM: ¿Cada mes?
JA: Ni casao ni nada, cada mes.
LM: Muy bien. ¿Qué hizo cuando se le acabó el contrato ahí, don?
JA: Pos ya, vámonos. Ah, como me habían operao, me puse otra vez malo, entonces me dijo el japonés: “A ver si te arreglo, pa que estés en el campo con los cocineros”. “No”, dije, “a mí no me conviene estar ahí nomás”. Nomás, ¿qué?, ¿comiendo, duermiendo y sin ganar lana? No, no. Le dije, me faltaban pa los tres meses, ¿qué?, ocho días, “mi pase pa México”, ¡pum!
LM: De ahí, el patrón los llevaba, ¿a dónde los llevaba?
JA: A la oficina de los autobuses, de los de la perra flaca.
LM: Ah, esos de la perra flaca.
JA: Ey y esos nos llevaba a Los Ángeles y luego de Los Ángeles tras, a El Paso, ahí a Mexicali, ahí.
LM: A Mexicali.
JA: Al Valle Imperial, porque unos entrábamos y otros salían, unos entrábamos y otros salían.
LM: Era un caminar de gente.
JA: Ey, era un caminar de gente.
LM: Y, ¿qué hizo usted cuando salió?
JA: No, pos salí, saqué el boleto en Mexicali hasta Durango, hasta aquí y de aquí me fui pa, pa Santiago Papasquiaro, a Tepehuanes y de Tepehuanes a…
LM: ¿Se acuerda cómo estaba el dólar en aquellos años, cuando usted salió?
JA: El primero que cambié, yo los primeros dólares, [es]taban a $12.50, que ya andan cercas otra vez.
LM: ¿Rendían los dolaritos?
JA: Pos era cuando rendían, pos sí, ¿ora qué?, pos $1 dólar anda en $11 pesos pos ahí así. Pero antes me acuerdo yo que cambié $3,750 dólares, a parte de lo que había mandado pa la, pa la casa, sí, fíjese.
LM: ¿Le fue a usted bien?
JA: Bien, sí luego, pos sí, teníamos mucha, hacíamos rifas, hacíamos cosas.
LM: ¿Qué hacían?, cuénteme.
JA: Rifábamos chamarras, pantalones, camisas, nomás le sacábamos de sacarle algo, ¿me entiende?, eso es.
LM: ¿Pa sacar más?
JA: Más dinero. Y luego, pos habíamos muchas cosas que hacer. Muchos no hacían nada porque les pagan en lugar, a un señor, se llama José Gamboa. Yo lo hice comprar un rancho porque le manoteaba el cheque y le daba $10 dólares. Con esos $10 dólares se ponía pedo hasta la madre. Entonces, ya el lunes, me decía: “Cuñado, préstame $5 dólares pa mi pasaje pa irme a trabajar”. “Aquí están”. Eran $15. Entonces yo estaba juntándole la raya al mes: “Mira tanto rayaste, aquí están, pero no te los voy a dar”. Se los mandaba a la esposa, y la esposa los daba. Cuando vine, no hallaba la mujer dónde ponerme, me conoció. Dice: “Por usted tenemos este rancho”, dice.
LM: Mire.
JA: Ranchito barato, barato.
LM: Pero si no hubiera sido por usted…
JA: No, viejo borracho, no, no, yo he sido, a mí los borrachos me han dado mucho dinero. A donde yo vivía hice mucho dinero. Pero yo soy enemigo de los borrachos, porque los borrachos se desentienden de sus familias, de su mujer, de todo, un borracho, no, no, ¿pos qué?
LM: Pos sí.
JA: Pos sí
LM: No sirve para nada.
JA: No sirve para nada, compa, ¿para qué?
LM: ¿Cuándo se volvió a contratar, don José?
JA: A ver, a ver, el [19]55, el mismo [19]55 en septiembre, aquí en Durango pa entrar por El Paso, a Lamesa, Texas.
LM: ¿También hubo exámenes?
JA: Sí.
LM: ¿Dónde fue la contratación?, ¿aquí en Durango?
JA: En Durango nos mandaron a Chihuahua y de Chihuahua nos fuimos a El Paso.
LM: ¿Fueron igual los exámenes?
JA: Igual, igual, lo que no me gustaba que le agarraban a uno y, ¡pum! Hasta uno, hasta sangre le salía. A veces no llevaba uno una enfermedad. [Ah]ora los que llevaban almorranas ya afuera, pos iban todos, los mandaban a bañarse. Pos sí, porque ya iba el granero por fuera y los que no, pos nos valía madre. (risas) Eso sí es duro, cuate, eso sí es…Dijo la viejita: “Pos digo yo ya qué, ¿pero mi hija?”. (risas) Compa no, mucho cuidado, fíjese compa, bueno, a ver qué más…
LM: ¿Polvo también?
JA: ¿Eh?
LM: ¿Polvo también les echaban?
JA: Sí, pos pa la laica decía el negro. (risas) Entramos por ahí, luego entramos ¿por, qué?
LM: Por El Paso.
JA: Sí, por El Paso entré yo dos veces.
LM: ¿A dónde lo mandarón?
JA: A Lamesa, Texas.
LM: A Lamesa, Texas.
LM: ¿Ahí qué hizo?
JA: Al pule, al algodón, al pule.
LM: Cuénteme, cómo es ese jale del algodón.
JA: El pule es, era cortar el algodón con todo y bola. Pero muchos la regábamos, le dábamos el sogón a la mata y va pa dentro ochocientas y mil libras, la pura feria, matados en el jale, pero la pura feria.
LM: ¿A cómo les pagaban ahí?
JA: Ahí sí le sacábamos nojotros diarios hasta $12, $13 dólares, nos salía a más de, a más de peso la hora, nos salía.
LM: Vamos a hacer una pausa.
JA: A ver cómo andamos.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Ignacio. Me contaba del trabajo del pule.
JA: Ese, ese trabajo del pule de, se… Piscábamos algodón con todo y bola y a veces matas, también van pa dentro de la saca, pa que pudiera rendir la lana pues, que saliera.
LM: ¿Cómo era el…?
JA: La mata, la mata de algodón y ahí le sobábamos desde abajo hasta la punta y va pa dentro.
LM: ¿Usaban guantes?
JA: Nada, puro tirón, las manos despedazadas aquí con todo y dedos. No, oiga, estaba pesada la cosa.
LM: Y, ¿el costal ese que…?
JA: Saca, de larga como de aquí a aquella pared. Largas las sacas de, ¿qué?
LM: ¿Cómo unos tres metros?
JA: Sí, de tres a cuatro metros la saca.
LM: Y, ¿ahí le echaban? ¿A cómo me dice que les pagaban?
JA: Como a, pos sí ganábamos, $13 y hasta $16 dólares diarios. Pos sí, ya ganábamos bien porque allá pos compra uno la comida con, pos en una marqueta allá se gasta $1 peso como aquí en México otro, es la misma.Nomás que aquí rinde mucho, el dólar, aquí en México. Pero allá, pos $1 peso es $1 peso y, y aquí $1 peso es $1 peso.
LM: Ahí ya, me dice que fue en el [19]55, ¿verdad?
JA: Ey, en septiembre.
LM: ¿Ya tenía veintidós años?
JA: No.
LM: ¿Cuántos tenía?
JA: No, no, en el [19]55 tenía, sí, sí andaba, ora verá, no, no, andaba en dieciocho, dieciocho. Porque me vine y al siguiente año presté servicio.
LM: ¿Cuánto tiempo le dieron su contrato ahí? La segunda vez, cuando usted se vino.
JA: Tres meses, noventa días, eran de noventa días los contratos.
LM: No daban más de…
JA: No, luego si queríamos renovar los de Texas, de Arkansó si queríamos renovar, nos daban otros, otros noventa días a Arkansó, sí a otros lugares a onde queríamos renovarlo. Si hasta eso, nos (initeligible) propuestas, pero yo estuve contratado en Arciola(??), Arciola(??), Arkansas en aquí. Y luego estuve, la última contratación tuve en Pecos, en Lamesa, Texas, en California y luego estuve en, en la última contratación cuando se cerraron las… Taba en Michigan.
LM: En Michigan.
JA: Jue de onde me traje yo ya, me traje la, la mica, así le nombramos a esa tarjetita, con la fotografía puesta. Es que no, no era pegada, ese retrato va retratado como ahí. Ahí no hay que hay que arrancarlo y poner otra, no, ese viene…
LM: Ya venía impresas.
JA: No como éste mira, no. Ese está en el cartón, en el papel, ¿no?
LM: Oiga, don José, cuénteme, ¿cuántas veces se contrató usted?
2do: A eso venían, y como no ha venido…
JA: Seis veces.
LM: Vamos a regresarnos al trabajo del algodón, ¿ahí también tenían cocinero?
JA: No, no, pos nomás en California tuvimos, los demás en ninguna parte tuvimos cocinero.
LM: Y, ¿cómo le hacían?
JA: Nos tenían estufa, de esas parrillitas en, así en las paredes, ahí mismo a un lado, por ejemplo, aquí están las camas pa allá y allá teníamos las estufas pa hacer comida. Nosotros le hacíamos de cocineros, de todo eso le hacíamos nojotros, nosotros lavábamos la ropa, cocineros, tendíamos las camas y todo eso.
LM: Todo eso.
JA: Pos era trabajo, ¿cómo le quiero decir?, trabajo campesino. Esos son trabajos, no son trabajos de oficina, de nada. Por eso los güeros nomás nos ponían cuidado, los mayordomos y todos esos, pelaban los ojos. Porque nosotros íbamos a ganar dinero, nos valía madre. Y luego había unos muy averigüistos en el trabajo. “Te vas a llevar la, la hija del patrón y andas matado en el jale, jalando la gente”. No, pero, ¿cómo?, si es que, andabámos trabajando.
LM: Claro.
JA: Yo el, ¿ónde?, ¿en qué parte? A ver, orita me acuerdo, estuve contratado y se jue en, en noviembre se jue de cacería el patrón, entonces nos quedamos solos. Habíamos cuarenta y cinco hombres ahí en ese, en ese campo. Se nos acabó el lonche y la comida pues. Y agarré una camioneta Chevron, tres toneladas que estaba ahí. Y les dije: “El que no tenga miedo a morirse, que se suba”.
LM: Vámonos.
JA: “Vámomos a traer lonche”. Y juimos a la marqueta de una hermana del americano, del patrón. Y no llevaba agua la camioneta, llegó calentándose, taba cerquitas. Le echamos agua y compramos el mandado, después los demás querían que los llevara. “No, yo les dije que el que no tuviera miedo a morirse que se subiera”. “¿Pero por qué nos dijiste eso?”. “Porque no sabía manejar”, le dije. Pos de a tiro por nada, pos sí, porque así es.
LM: Había que comer.
JA: Había que comentale, los poquitos que no tuvieron miedo a morirse, se subieron y…
LM: Y comieron.
JA: No, pos tuve que llevar a los otros en la nochi otra vez. (risas) Y de ahí pal real, pegaba yo así rapiditos así. Prendía la traila, me llevaba la gente al trabajo, parqueaba yo mi gente, ahí le echaban el algodón a la traila y ya iba la muchacha. Y a esa la puse de pesadora, a la hija del patrón. Y con su respeto a los muchachos: “Esta muchachita”, les dije, “está muy joven, muy nueva”. Salía de la escuela, iba a dar ahí en su carro. Uh me querían a mí la vieja y la hija, no tenían más de esa hija. Pos de ver que era aventao pues pal negocio. En las tardes, echaba la camioneta a jalar y ya llegaba ella a la casa y dejaba el carro y agarraba la camioneta y nos íbamos a entregar el algodón.
LM: ¿Eso dónde fue?
JA: Fue en Texas. Pero no me acuerdo del rancho cómo se llamaba.
LM: ¿Se acuerda cómo se llamaba el patrón?
JA: No, no.
LM: ¿Eran güeros ellos?
JA: Güeros, gringos y la muchacha casi no sabía español, pero lo poquito, le decía yo, le apuntaba con el dedo esto así y esto y ella entendía qué era lo que le decía yo.
LM: ¿Entonces usted era como el mayordomo ahí?
JA: Pos sí, andaba haciéndola de mayordomo sin ser. Hasta que ya vino el patrón de cacería, trajo un venado y nos convidó carne, el viejo. No hallaba dónde ponerme porque el trabajo no se paró.
2do: Es bueno para platicar.
JA: Sí, pos ya llevamos dos hojas. (risas)
LM: A ver, don José, o sea que, ¿quedó muy agradecido el patrón con usted?
JA: Ey, quería que me quedara, que cómo le hacía yo… Le hacía él para que me quedara yo a trabajar con él como, pos como mayordomo después de que contratara más gente en otro año. Bueno, que viviera una casita que tenía ahí, me llevó y que cómo… “No”, le dije, “yo soy mexicano y yo me voy pa México”.
LM: ¿No le llamaba a usted la atención?
JA: No, no, no.
LM: ¿Qué es lo que no le gustaba?
JA: Es que, yo trabajé mucho en Estados Unidos y fui muy matado en el trabajo. Y yo veía que estaba dominado en el trabajo. Entonces dije: “No trae caso seguir trabajando aquí los días de mi vida aquí como trabajan estos hombres”. Luego ya en eso se acabaron las contrataciones y se acabó todo. En la última estaba en Michigan Nacho, José Ignacio entre cuarenta y cinco hombres.
LM: ¿Qué hacían ahí en Michigan?
JA: En el pepino, piscando pepino. Trabajé una semana piscando pepino y de ahí me sacó el mayordomo al empaque a seleccionar el pepino, porque me vio que era, era chiva pal negocio. Entonces ahí estaba seleccionando yo y me decían: “No seas barbero”, me decían los otros, “te vas a llevar la hija del patrón y que hasta la vieja le vas a quitar”, me decían. A mí me valía madre, yo ganando lana pos.
LM: ¿Verdad?
JA: Pos a eso va uno a Estados Unidos.
LM: Claro. ¿Era pepino como el que conocemos aquí?
JA: Sí de ese, del mismo, barricas de a madre de pepino. Y luego andábamos delante dos. Y luego decían que andábamos jalando los otros. No, cada quien trabaja como puede, venimos a trabajar por contrato: “Quedense, ahí llevense de huevones”.
LM: ¿Cuánto le pagaban ahí?
JA: A según lo que hacíamos, como era contrato. Y luego vieron que nosotros jalábamos y el cuñado mío, andaba un cuñado conmigo, dijo, dijo: “Oye, ¿cómo está la chamba ahí onde estás?”. Le dije: “Está así, así nomás, no, no, vale más que no dejes ahí, porque ahí nomás te apuras, ¿verdad?”. “No”, dice, “ya me anda con la raza, porque los ando jalando”. “No les hagas caso, tú saca la pura lana, y les vale madre”.
LM: Oiga, don José y, ¿cómo los trataban los americanos?
JA: Muy bien, muy bien, yo no tengo que decir que nos trataran mal, no señor. Todas las garantías de los americanos, el que se enfermara, a llevalo y, no, no, muy bien, muy bien, no.
LM: ¿Nunca le quedaron a deber?
JA: Nada, nada, todo nos pagaron, sí.
LM: El único detalle fue ese de la huelga de la comida.
JA: Ese fue toditito el problema que hubo, en las veces que fui yo a Estados Unidos, no, muy bien. Estados Unidos, por eso quiere pelear con Irak, porque quieren ser los poderosos de todo el mundo, pero están equivocados. Ora nosotros no les debemos pa que nos vayan a meter en su problema de ellos. El día de hoy, en la tarde sabemos en las noticias a ver qué pasó, el día de hoy, ¿cómo ve? Esta mañana estaban diciendo algo en las noticias, ve, pero, pero ahí quién sabe. Y por eso es la razón que andamos aquí en esta oficina. Porque ese dinero que nos, que queremos recabar nojotros es de trabajo de nosotros, no es de trabajo de otras personas, no, no, trabajo de nosotros, que nos quitaron en el social security, es de nosotros.
LM: Cuénteme, don José, ¿en qué se divertían ustedes?, ¿salían al pueblo?
JA: Cada ocho días íbamos al pueblo a traer la comida, el mandado, a las marquetas porque allá no les dicen tiendas, marquetas. A las marquetas y unos compraban litros de vino, otros cajas de cerveza, si no se emborrachaban en el pueblo, se emborrachaban en el campo. Y las personas que no, yo no, nunca fui tomador pero, nos molestaban los borrachos. Por eso le digo que yo soy enemigo de los borrachos y a mí los borrachos me dieron muchos billetes.
LM: ¿Por qué le dieron billetes?
JA: Porque donde vivía yo les vendía cerveza de a madre, hay que hablar las cosas como son.
LM: Oiga y, ¿iban a algún baile?
JA: Sí, una vez.
LM: ¿Muchachas?
JA: No, no, deje le platico, en Arkensó, me sucedió un caso, fuimos a traer el mandado y se me fue la camioneta y me dejó, pero yo había subido con los compañeros mi mandado junto con ellos a la camioneta. Entonces iba a comprar yo, ¿qué?, un reloj, un reloj iba a comprar. Entonces, me embromé en la tienda y se jue, la… Iba por la banqueta cuando oí una musiquita, pa dentro, un boogie, el boogie, abrí la persiana y me metí pa dentro, cuando un bailazo de negros ahí, puros negros. (risas) Negritas y luego me dice una, me tiró un agarrón al brazo y: “Véngase pa acá, ¡vamos!”. Y me arranco, pos estaba joven, luego ahí ando con ellos baile y baile. Se acabó la pieza y luego me decía que me fuera pa allá con ella a chinquechi(??) a sentarse de chinquechi(??), me decía. Nomás peló los ojos, dije: “Ni madre, aquí no ando bien, yo me voy”. Me salí y me jui. Y ya andaba, fíjese lo que son las cosas, ya andaba la patrona en la calle, en el carro buscándome, ya me divisó, jue y le dio vuelta y luego me pitaba. Voltié, pos no, pos la patrona, ya me subí con ella. “¿Qué pasó?”, me dijo, “ónde”. “No”, le dije, “andaba comprando un reloj”. Y me dejó la camioneta y ella entendió lo que le dije. No, nos juimos pa la casa. Ya llegó el viejo pos allá me lo hallé, (risas) cerquita de la cantina de los negros. Allá andaba cerquita, pero unas negritas, cosa chula las… Platiadonas así, buenas pal baile. Nunca vi otra viejas tan buenas pa bailar como esas.
LM: ¿Cómo era el trato entre los negros y los mexicanos?
JA: No, ahí sí que nunca nos pusimos de acuerdo. Una vez juimos, bueno, no se vale decir ahí porque se escucha.
LM: No, dígalo, dígalo.
JA: Juimos a, de Texas al estado de Colorado, a los dos meses de estar allá, pos a buscar una mujer. Y nos metimos a un lugar, jue donde conocí yo una güerita, prestando servicios. Y ya nos andaba con un negro, con una navajota así de esas blancas de, que se esconden y salen. Ya nos andaba, nomás que éramos ocho los que andábamos, nos valió madre. Orita le, un de ellos le dio una patada, le quitó la navaja y decían: “Lo matamos a este guey ahí en un obscuro”. “¡No!, déjalo”. De otras patadas y lo corrimos, entonces corrimos y nos subimos en el camión, el camión lo llevábamos de contrabando. Nos pesaron con todo y camión. ¡En la pesa, oiga! (risas) ¡Hijo de la! ¡Ay caramba! Me acuerdo yo, no pos, usté sabe que la juventud es juventud. Y debe de andar uno, pos a la chiva, listo, pa no fracasar.
LM: ¿Alguna vez sintió usted un acto de racismo?
JA: No, no, muy bien todo, muy bien.
LM: ¿Compraban los braceros ropita?
JA: Ropita.
LM: ¿Siente usted que hayan ayudado a la economía de Estados Unidos?
JA: Sí, pos tráibamos unas petacotas, onde, como de, cuando estuve yo la primera vez en California, traiba la petaca rasita de ropa. Y cuando llegué a, le llevé cortes a mi mamá pa que les hiciera a los muchachos, a todos. Lo que sí le quiero decir que, fíjese lo que es, cada quien piensa a su favor o a su contra, como en la vida. Yo pensaba en mis hermanos, mi mamá, pensaba yo en la familia, yo les llevaba cortes de ropa, ya cuando yo me casé, a mi familia, a mi mujer, a mis cuñadas, a mi suegra. Cuando me iba bien en los Estados Unidos, porque no crea que todo el tiempo nos iba bien.
LM: No, ¿verdad?
JA: No, pero sí les hicimos un trabajazo a los güeros, ellos peleando y nojotros peleando con el algodón y en el desahije, ¡ay, ay, ay!
LM: ¿Cómo es el desahije?
JA: El desahije del algodón hay que dejar una matita sola, sola. Y luego el betabel, en el betabel trabajé una semana, al ancho del azadón, con cabito corto, así.
LM: ¿De qué sería de unos…?
JA: Al ancho, no, es de este ancho.
LM: De unos veinte centímetros.
JA: Veinte centímetros, al ancho, al ancho y empina[d]o todo el día, pa irse a sentar uno a las tazas. Casi se le salían gritos, gritos, compa, porque no podía uno agacharse, a los tres días de andar trabajando, nombre.
LM: ¿Es muy duro?
JA: Yo si le platico no acabo nunca de las cosas, pero sí, trabajábamos.
LM: Y, ¿el sol era pesado?
JA: Sí, pero, ¿cómo le quiero decir? Trabajábamos mataos pero ganábamos dinero, eso es. Tuve en Colton en la pisca del durazno, en muchas partes estuve yo trabajando en los Estados Unidos.
LM: ¿Cuál fue el trabajo que más le gustó de los que hizo?
JA: En Estados Unidos, el trabajo que me gustó a mí más, de todo el trabajo fue en la pisca de durazno, en la pisca de manzana y la pisca de fresa.
LM: Esos.
JA: Esos tres cosas me gustó a mí mucho.
LM: El durazno y la manzana, ¿dónde trabajó?
JA: La manzana en San José, ahí pegado a Watsonville. Esos nos íbamos a trabajar, ponga cuidado, el día domingo con pajaporte [pasaporte] de trabajo nojostros allí, ese que tráibamos, ese pasaporte nos íbamos a trabajar. Y trabajábamos extra, pa traer lana, pos, rejas de a madre, de manzana y luego en el durazno también, en Colton, acá abajo.
LM: Acá en…
JA: No, rejas de a madre.
LM: ¿Les pagaban tiempo extra?
JA: Ey, con la uñas bien arrecortaditas pa no malearlos. Y el durazno, porque iba un papel, el durazno amarillo, el blanco y, ¡nombre!, una chulada de trabajo, rejas de a madre, veinticinco, treinta, cuarenta rejas.
LM: Y esas, ¿cómo se las pagaban?
JA: Nos pagaban muy bien, muy bien, oiga, muy bien, pero nomás una semana.
LM: ¿Nada más una semana?
JA: Sí.
LM: Y los puros domingos.
JA: Ey, los domingos, eso era en San José, cuando la manzana.
LM: ¿Por qué?, ¿entre semana trabajaba en otro lado?
JA: Pos sí, donde tiene uno el contrato. (risas)
LM: ¿Ese era por abajo del agua?
JA: Ey, por abajo del agua, no, no pos es que nojostros hubimos, de aquí del estado de Durango hubimos gente muy matada pal trabajo. Yo reconocí algunos hombres jóvenes como yo, pegaditos aquí de La Joya, Durango, aquí de los cerros de algunos lugares, pegaditos de esos lugares. Y, ¡órale! Y, ¡órale!, vámonos.
LM: Oiga, don José, ¿cuántas gentes trabajaban ahí en ese rancho?
JA: ¿En el de Watsonville?
LM: Sí.
JA: Pos no le digo, setecientos cincuenta.
LM: Y, ¿en los del durazno y la manzana?
JA: No, ahí nomás cuatro, cinco hombres, no crea que nadien [nadie] más iba ahí en San José en la manzana, nadien más iba. Entonces, fue un día un dueño del negocio, fue y le dijo allá al patrón que si no nos dejaba ir a trabajar. “Sí, cómo no”, dice, “al cabo ellos se identifican con su pajaporte aquí en California, con su mica que traen, que son trabajadores de tal parte, pero aquí está pegado,esta Watsonville y San José está pegao”. Es el mismo valle, Santa Clara, San Bernardino todo eso es el mismo valle.
LM: Y, ¿ahí también le pagaban en efectivo?
JA: Sí, ahí acabando de trabajar en la tarde, tanto, vámonos, ¡échale!
LM: Pa la bolsa.
JA: Pos sí, sí cuando ocupábamos una mujer, pos la ocupábamos. Japonesas no vi yo ni una que anduviera en el, en el y tanta vez que jui, ni una andaba en el, en el negocio, sí.
LM: Puras…
JA: Puras gabachas y la mexicana pos no se diga, negras, filipinas, italianas.
LM: Don José, ¿en alguna ocasión le tocó que lo parara La Migración, que le pidiera sus documentos? ¿Cómo era La Migra en aquellos años?
JA: Pos le voy a decir que, que yo ni la conocí, porque pos los contratados entraban, llegaba y parqueaban el bus y ahí se bajaba uno y más no sé, si el que nos estaba pidendo el pajaporte era de Migración o era… Porque ahí nos metían a los corralones y por lista, ahí por nombre: “Fulano de tal, fulano, mangano”. Cuarenta hombres o cien o los que… Ese día de los setecientos cincuenta se me hizo a mí muy grande lo que estaban anunciando allí, pero por el nombre. “Vas pa dentro y hágase pa acá y va pa allá y va pa allá”. Y ahí atacaron los autobuses hasta el Campo Nuevo.
LM: Y después, cuando usted volvía y regresaba, ¿le decían a dónde quería ir o lo mandaban nada más?
JA: No, ahí mandaban, no, por ejemplo, cuando nos renovábamos contrato en El Paso, Hidalgo o en Piedras Negras o en El Paso, Texas o cuando renovábamos contrato, decían: “Hay contratos pal que quiera renovar a Arkensó”. “Sí”. “Órale, yo mero”. Hay renovación de contrato a La Mesa, Texas, a Pecos. “Órale vamos.”
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Ignacio Astorga. Cuénteme de…
JA: De Monterrey.
LM: De Monterrey, don.
JA: Nos contratamos de aquí, de aquí en Durango y nos mandaron a Monterrey.
LM: A Monterrey. ¿Cómo era el lugar a dónde llegaron en Monterrey?
JA: En un destrocadero allá pa la estación, un, allá de atiro.
LM: ¿En qué se fueron de aquí a Monterrey?
JA: En autobús.
LM: ¿De pasajeros?
JA: Sí.
LM: Con asientos y todo.
JA: Sí todo, íbamos aseados, no íbamos mugrosos, pues. Entonces llegamos a Monterrey y metió el, el que llevaba el primer autobús, metió la lista de los asipirantes a braceros. Él metió la lista y ahí nos estuvimos hasta que escuchamos cada quien su nombre.
LM: ¿Cuánto tiempo se estuvieron?
JA: Doce días, dos semanas, dos semanas.
LM: Y, ¿a qué horas se iban?
JA: Entraban las listas a las nueve y salían a las cinco de la tarde, a las tres, a según.
LM: Entonces de nueve a cinco ustedes ahí estaban afuera.
JA: Sí, ahí. Y era un lugar que no he visto yo en mi vida, un lugar tan cochino como ese. Estaba usted sentado en una piedrita así y se fijaba en el piso y ahí se, se veían los piojos, toditita la gente piojosa, estábamos piojosos. Entonces, nosotros pa poder vivir, agarramos clientela en un restaurancito con una muchacha que si todavía vive, Dios le dé salud, porque de esas mujeres hay pocas. Hacíamos el aseo, regábamos y barríamos y hacíamos el aseo. Y nos daba un plato de gallina deshuesada. La gallina deshuesada era un plato de frijoles de la olla y dos tortillas, eso era todo. Los que tráiban dinero, pos comían carne y eso.
LM: Ah, pero ustedes…
JA: Bueno, pos estábamos jodidos. Entonces de ahí, a los doce días nos hablaron a El Paso, Hidalgo, nos mandaron a El Paso, Hidalgo.
LM: Y, ¿dónde dormía?
JA: Ahí en… Élla nos prestaba un petate ahí. En El Paso, Hidalgo ya llegaron los camiones ahí con la gente. Y ahí nos bajaron y luego nos formaron y pusimos los maletines, llevábamos ya maletines con ropa. Y ahí nos fumigó un negro, pal piojo. Y de ahí ya nos pasaron al baño a bañarnos y de hay sí ya estábamos listos pa, pa, pa ver a dónde nos iban a mandar, nos mandaron…
LM: ¿También los exámenes médicos?
JA: Todo, todo, ya listos, pasaportes para la mica. Ahí agarré yo la mica de trabajo esa. Y me tocó a Michigan, a cuarenta y cinco nos tocaron a Michigan, en las últimas contrataciones.
LM: ¿Dónde dice que cruzó la frontera?
JA: En El Paso, Hidalgo.
LM: ¿Eso dónde es?
JA: De Monterrey es la última frontera pa abajo, de Reynosa.
LM: De Tamaulipas.
JA: Sí, en Tamaulipas, El Paso, Hidalgo, Tamaulipas.
LM: ¿En qué se fueron de ahí de Monterrey?
JA: En un autobús, en autobuses nos juimos.
LM: Ya por parte de la…
JA: De sí, ya de la compañía, de ahí pa delante ya va uno, pos desde aquí de Durango ya va con gastos de ellos.
LM: Ya eran gastos pagados.
JA: Ey, y ya de ahí nos contrataron pa Michigan, dos días y dos noches en el bus con relevo de dos choferes. Onde nos daban comida, estaba esperándonos una camioneta con lonches, un lonchi pa cada quien, un tambo pa hechar la basura y baños pa si alguno quería ir a alguna taza, a alguna, en lo disierto.
LM: ¿En el camino?
JA: En el camino había muy buenas atenciones compa, pa los braceros, con eso le digo todo, porque yo, yo fui varias veces y me las supe de todas todas. Porque no fui broncoso ni nada, más de pelado de trabajo, porque así es.
LM: ¿Qué les daban de comer en el camino?
JA: Oiga, lonches, aquí pos son lonches, así les dicen ellos en Estados Unidos, un lonchi de carne o de algo, con su mayonesa, todas sus cosas, lo que es un lonche. Lonchi de los que dan de pan.
LM: ¿No se quedaban con hambre?
JA: Y luego con su jugo, su manzana o su naranja, no, no, no, cállese la boca. Y dos días, dos noches y luego ya onde nos llevaban a pueblo. Ahí todos, no nos desertábamos, ¿pa qué? Es que nos llevaban a pueblo y ahí estaba el baño y ya estaban los otros, ahí y cada quien su lonche, cada quien su lonche. Allí no había con que agarraba dos, no, no a cada quien le daban su lonchi y sigue pa dentro.
LM: Y, ¿quién se los daba, había…?
JA: Una, una, un mexicano o alguna persona.
LM: ¿No eran policías?
JA: No, no, nada, hay entraba usted al baño muy aseado todo, entraba y hacía del baño, si llevaba ganas, ¿qué ganas iba a llevar? Los pieses hinchaos con dos días y dos noches aquí así, así.
LM: Estaban reducidos.
JA: Reducidos, sí.
LM: Ya lo que querían era bajarse.
JA: Ey, ya, ya.
LM: Y, ¿a dónde llegaron?
JA: A Michigan, dos días.
LM: ¿A un rancho?
JA: A un rancho.
LM: ¿O al…?
JA: No, a un rancho. No, nos dejaron en la orilla del pueblo y de ahí vinieron los rancheros y nos levantaron al rancho. Cuarenta y cinco hombres se llevó ese en dos o tres viajes se echó.
LM: ¿Todos los que iban en el autobús se fueron con él?
JA: Ey, ey, pero ahí lo bajaban a uno y ya.
LM: ¿En qué trabajaron en ese rancho?
JA: En el pepino, éramos, de ahí me jui yo a trabajar a la empacadora, nomás una, ahí poquito me tuvieron y de ahí ya.
LM: ¿Primero piscando?
JA: ¿Eh?
LM: Primero lo…
JA: Ey, lo calan a uno piscando a ver si de veras la deshuesa.
LM: Y, ¿cómo es ese, cómo es la pisca del pepino?
JA: [Es]tá la mata, ya como la de las calabazas, ya.
LM: ¿Chaparrita?
JA: Sí, no, no, de a tiro y de ahí la calienta. A veces hay hasta víboras ahí, pero primero le hace uno al ruido a ver si no chilla y arranca con barricas de esas. La llena y va y la vacía en el costal, la llena y va y la vacía en costales.
LM: ¿Cada trabajador tenía su costal?
JA: Sí, ya hasta pasa un camión tirando los costales en los surcos. Y de ahí en la otra surquería del otro lado ya entra, entra el otro cargando. Y a unos les toca cargando y a otros pos sí, aquellos más flojos, como les decía yo: “Ustedes vienen a flojear [o] a cargar”, les digo, “no, hay que ganar dinero, pos si venimos a… “No”, me decían, “como tú eres matadillo pal jale, te vale madre”. Pos sí.
LM: Y luego de ahí lo pasaron a la fábrica.
JA: A la empacadora, sí, a seleccionar, va por banda el, la banda, el pepino en la banda. Y el que está dañao lo quita uno. Ese no tiene exportación, está dañao, está muy amarillo, o está podrido o tiene… Porque el que anda piscando al contrato, le vale madre, echa de todo, pa que se llene pronto la barrica, eh. Entonces, va la banda trabajando y, y el que va malo lo quita uno, porque hay que llenar reja.
LM: Llenan rejas. ¿Cuánta gente trabajaba en esa fábrica?
JA: Ahí trabajaban doce. Doce gnetes.
LM: Doce, y, ¿eran mexicanos todos?
JA: No, no, nomás yo había de mexicano, compa.
LM: ¿Usted era el único mexicano?
JA: Sí, los demás puro americano, un negro mala chiva. El negro, los negros son malas chivas, compa.
LM: ¿Por qué?, ¿tuvo algún detalle ahí con alguno?
JA: No, no, otro, se hicieron de palabra ahí y el negro y no, no, pos fíjese que hay veces que le platico yo, porque mi historia fue larga. Desde la primera vez hasta la última está camarón. Muchos no se acuerdan de qué hacían ni qué, cómo andaban ni nada, y yo sí. La mentalidad está concentrada en los trabajos, en el sufrimiento, onde había sufrimiento y onde no había…
LM: ¿Cuánto tiempo trabajó ahí en la fábrica?
JA: Trabajamos, ahí cumplimos el contrato de noventa días.
LM: ¿Pagaban bien?
JA: Sí.
LM: ¿Cuánto le pagaban?
JA: Pos ahí estaba ganando yo lo que ganaba más, el trabajador que trabajaba en el field, así le dicen ellos, el field, yo trabajaba, allí yo ganaba por el que ganaba más. Pero pos a veces ese diario ganaba $12, $13 pesos, así es de que yo ganaba por el que gabana más.
LM: ¿En qué época se cosecha el pepino?, ¿en qué meses?
JA: En, a ver, fue septiembre, sí, octubre, de septiembre pa delante, octubre.
LM: ¿Hacía frío ya?
JA: Ya quiere esta mujer que la atienda y él.
LM: Orita ya vamos a…
JA: A salir.
LM: A terminar.
JA: Bueno.
LM: ¿Ese fue su último contrato?
JA: Ese, de ahí tengo la mica, quién sabe dónde andará.
LM: Don José, cuénteme, ¿cómo fue su vida después de haber sido bracero ya cuando se regresa a México?, ¿a qué se dedica?
JA: Ahora vera, con el dinero que me quedó a mí de que traje de Estados Unidos, me puse a trabajar, a comprar ganado y bestias. Trabajé nueve años en la compra y venta de ganado y en la compra y venta de bestias y hice crecer mi fortuna, en los nueve años. De ahí me dediqué al comercio.
LM: Y, ¿con qué comerciaba, don?
JA: Abarrote.
LM: Abarrote.
JA: Puro abarrote.
LM: ¿En dónde?
JA: En el Ojito de Camellones, Canelas, Durango, porque me fui de Palomas a vivir al Ojito. Ya casado el viejo. (risas)
LM: ¿En qué año se casó usted?
JA: Yo me casé en mil novecientos, ora verá, en 1956.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
JA: Bueno, tengo dos, tenía dos. Con la que me casé, se llamaba, se llama todavía, todavía vive, pero con la que vivo, se llama María Jáquez Velázquez, es la que está en todos los papeles ya.
LM: ¿Se separó o se divorció?
JA: Tenemos cuarenta y tres años, no, ahorita la tengo hasta enferma. Cuarenta y tres años tenemos viviendo juntos, siete pa las de oro, y ahí lo veo. (risas)
LM: ¿Cuántos hijos tuvieron?
JA: Cinco, tres hombres y dos mujeres, que vivos todos.
LM: Don José, ¿alguna vez sintió ganas de regresar a trabajar en Estados Unidos?
JA: No, ya no, yo llené de trabajar en Estados Unidos, llené, porque fui muy matado en el trabajo allá.
LM: Y, ¿le iba bien aquí?
JA: Así es, con lo que hice de allá, ya salí bien aquí. Ya me puse a trabajar y [es]toy trabajando pa vivir.
LM: ¿Ahorita en qué trabaja?
JA: También en el comercio, tengo un comercito.
LM: ¿Ya vive aquí en la ciudad de Durango?
JA: Sí, en la Colonia José Revueltas, ahí está en la hoja.
LM: Don José, me gustaría que me dijera, ya para finalizar, ¿qué significado tiene para usted la palabra bracero?
JA: Hombre trabajador, agricultor, agricultor campesino, esa es la palabra de bracero.
LM: ¿Cómo se siente usted de que alguien lo llame bracero?
JA: Bien, porque yo fui de los que atendí ese negocio, así es de que me siento complacido de mi vida que me dijeran: “Ese es bracero”. A toda madre, porque sabía que era pelado de lana.
LM: Exacto. ¿Le da orgullo a usted?
JA: ¡Orgullo!, me siento orgulloso yo.
LM: En términos generales, podemos decir que, que lo que usted vivió allá, ¿fue muy positivo?
JA: Sí, en lo que trabajé fue positivo todo.
2do: Oiga, ¿todavía le falta mucho?
JA: No, ya.
LM: El haber sido bracero, ¿cambió su vida de alguna manera?
JA: Ey, porque fuimos muchos braceros, pero unos no supieron aprovechar. No le digo que con el dinero que estuve ahorrando, trabajé nueve años y de ahí empezó mi capital pa arriba y pa arriba y pa arriba. Gracias a Dios que supe hacerme de Monterrey codito, eso es el codo. (risas)
LM: Don José pues quiero darles las gracias por haber platicado con nosotros, por compartir con nosotros parte de su vida, sus experiencias.
JA: ¡Ándele! El gusto es para mí, porque me siento yo muy complacido de ver que así jue mi historia desde joven nuevo de diesisiete años hasta la presente, de sesenta y nueve años, de diesisiete a sesenta y nueve, ¿cómo ve?
LM: Muy bien, pues muchas gracias.
JA: Ay, pero hay que quitar esto, ande.
LM: Muchas gracias, con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
JA: Ándele pues, que Dios lo ayude y a mí que no me olvide.
LM: Exactamente.
Fin de la entrevista
Facha de la entrevista: 17 de marzo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor José Ignacio Astorga Corral, en la ciudad de Durango, Durango, el día 17 de marzo de 2003. Conducida por Laureano Martínez para el Projecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Buenos días don José.
JA: Buenos días.
LM: ¿Cómo está?
JA: Pos bien, y, ¿ustedes cómo están?
LM: Muy bien, gracias a Dios.
JA: Con su trabajo, ¿cómo andan?
LM: Pos bien, aquí.
JA: Pos nosostros aquí andamos echándole ganas a ver qué es lo que nos dicen ustedes.
LM: Muy bien, don José, me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
JA: Agárrate, yo nací en Palomas Canelas, Durango.
LM: ¿En qué año?
JA: El año [19]33, el 31 de julio a las seis de la tarde.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
JA: Francisco Astorga Chávez.
LM: Y, ¿su mamá?
JA: Pastora Corral González.
LM: ¿Cuántos hermanos tuvo, don José?
JA: Mire, tuve muchos, ahí le va, pero de mi mamá juimos ocho.
LM: ¿Se acuerda de los nombres de sus hermanos?
JA: Sí, el primero fue yo, José Ignacio y luego sigue Rosalba Astorga Corral, Carolina Astorga Corral, Austriberto Astorga Corral, Ricardo Astorga Corral, Jesús Astorga Corral, Aureleano Astorga Corral, el socoyote Fidel Astorga Corral, los ocho.
LM: ¿Usted era el mayor de ellos?
JA: Así es, el primero.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá, don José?
JA: Agricultor, ganadero y campesino. Hay que hablar la cosa como es, él era agricultor, ganadero y campesino.
LM: ¿Qué sembraban, don José?
JA: Maíz, papa y frijol, era lo que se levantaba en esa sierra de Durango, es en la Madre Sierra de Durango donde está ese rancho.
LM: Maíz, papa y frijol. Y, ¿tenían ganado?, ¿tenían vaquitas?
JA: Ey, vaquitas, bestias.
LM: Y, ¿tuvo usted oportunidad de ir a la escuela?
JA: No, estábamos en un rancho incomunicado de maestros, de todo, ya cuando quisimos salir a estudiar, pos casi nos quedamos analfabetas, porque no pudimos pues. Los recursos de nosotros eran muy bajos pa salir a estudiar a los pueblos, bajar a Tepehuanes, a Santiago, a Canela.
LM: Que era lo más…
JA: Lo más acertado pa estar.
LM: ¿Qué tan lejos estaba Tepehuanes?
JA: En el Valle de Topia tuvimos un mes en la escuela, ¡un mes!, fíjese. En un mes, de clases que tuve yo, aprendí a poner mi nombre, a hacer cuentas y eso, hasta ahí llegamos.
LM: ¿Aprendió usted a leer y a escribir?
JA: No, muy mal, no, hay que ponerle como es.
LM: ¿Qué tan lejos estaba usted de Tepehuanes?
JA: Mire a caballo eran, el pueblo más cerca era el del Valle de Topia, eran, por decir así, salía uno en la mañana, a las dos, doce horas a caballo. A caballo es en remudas pues, usted sabe.
LM: ¿Por la sierra?
JA: Por la sierra, por lo bruto de la sierra.
LM: ¿Le ayudaba usted a su papá, don José?
JA: ¿Eh?
LM: ¿Le ayudaba usted a su papá?
JA: Ey, ey, yo de la edad de siete años fui agricultor también, ganadero y campesino, ¡de la edad de siete años, ponga cuidado! Atrás sembrando y viendo ganado, viendo bestias y viendo todo, un chavalito flaquito. Bueno, de ahí de ese rancho, seguí yo en Las Joyas, era vecino el rancho ahí, pero ese es la, ¿cómo se dice?, ¿matriz o motriz?, de onde yo me crié, Paloma, Canelas, Durango. Entonces, ya cuando llegamos a la edad, fíjese, de diecisiete años, cuando tenía yo diecisiete años me, me jui al pueblo de Canelas con el Presidente Municipal Alberto Monárrez. No me acuerdo del otro apellido, creo, Alberto Monárrez. Y nos prestó la cartilla para ser contratados en Hermosillo, Sonora.
LM: En Hermosillo, a ver, espéreme tantito, vamos a regresarnos un poquito, cuénteme un poquito cómo es ese lugar donde usted nació.
JA: Es un rancho, y rancho, rancho y el, se llama Palomas y el río de Palomas va y cae pal lado de Culiacán, pal lado de Sinaloa.
LM: ¿Hay un río por ahí?
JA: Hay un río. Y Palomas es un palomar que está hasta la fecha, todavía está una sierra, un cerro como palomar con cuevita, muy, muy bonito.
LM: Muy bonito. ¿En el mero corazón de la sierra?
JA: Así es, entonces…
LM: Cuénteme cómo era su papá.
JA: Mi papá era un hombre moreno, altote, de muy buena estatura y…
LM: Y de carácter, ¿cómo era?
JA: Era muy buena persona, mi papá, no porque haiga sido él, él nunca pelió, nunca fue de pleito. Era músico de acordeón, tocaba el acoredeón él, enamorado como pocos.
LM: Ah, ¿sí?
JA: Ey, ¡semos cuarenta y tres hijos de ese señor en siete mujeres!
LM: Cuarenta y tres.
JA: Quedamos vivos ya pocones pero todavía, cuarenta y tres, medios hermanos. Los míos son ocho.
LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Ignacio Astorga. Así que tuvo cuarenta y tres, fueron cuarenta y tres.
JA: En siete mujeres.
LM: ¿En el mismo pueblo?
JA: No, no, no, no, (risas) no, estaba pesado, mire, a vieja que le ponía… Y él, no era muy bien parecido, pero siempre estaba bien parecido, vieja que le ponía el ojo se le salía a madre. Cuando yo ya crecí, le dije un día a mi papá: “Oiga, papá, yo ya estoy de unos quince años arriba y de hay para arriba pues ya le pongo cuidado a las mujeres también”. Entonces dice mi papá: “¿Por qué me haces esa pregunta? Me estás faltando al respeto”. “No, no es que le falte al respeto, es que usté en toda esta región ya no dejó ninguna mujer pa comadre de pila, ¿qué le pasa?”.
LM: Pos sí.
JA: Pos sí, ya siete mujeres en esa región, está pesao.
LM: Y no era muy fácil hablarle así al padre.
JA: No, no y, yo no sé qué tenía este hombre. Un día le dije a mi mamá: “Oiga, mamá, ¿pos qué le dio a usted casarse con mi papá?”. Me dice: “Mira, tu papá era un hombre que le hablaba uno las cosas, bueno, no sé explicarte cómo”.
LM: Oiga, don José, ¿se acuerda de cuál fue su primer trabajo de paga que se haya ganado un que otro peso?
LM: Ahí le va, yo el primer trabajo de paga que recebí [recibí] fue sembrador, con un agricultor, sembrando maíz.
LM: ¿En dónde?
JA: En el rancho de Palomas, ahí mismo.
LM: ¿Cuántos años tenía, don José?
JA: ¿Yo? Siete años, andaba en los siete años. Entonces, me pagan $0.50 centavos, ¡a la semana, compa! No vaya a creer que diario. ¿Cuánto estaba ganando?, nada.
LM: Nada.
JA: Pero en la semana, $0.50 centavos, en la otra semana otros $0.50, ya hacía $1 peso, se lo daba a mi mamá y a veces dejaba pa traer ruidito, yo. Pero eran pesos, de estos mire.
LM: De oro. ¿De qué eran? A ver.
JA: A ver si lo traigo, debo de traer.
2do: ¿Lo podría interrumpir un segundito?
LM: Vamos a hacer una pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista. Me decía que le pagaban $0.50 centavos por semana.
JA: Así es.
LM: Y, ¿rendía de algo ese dinero?
JA: Pos fíjese que en dos semanas sacaba los $2 pesos, $2 pesos, pero con el que trabajaba yo, me ayudaba con la comida pa la casa. Pos sí, éramos tres de familia. Entonces él cooperaba comida pa mi mamá y nosotros. Habíamos nomás las dos mujeres y yo de hombre y él cooperaba, después de que me pagaba los $0.50 por semana. Era un agricultor muy bueno, él me daba en la tarde pa que llevara frijol, llevara papas o maíz, no teníamos, lo que no teníamos me daba él.
LM: ¿Cómo se vivía en esos años?
JA: Pos una, una cosa, cómo le quisiera decir, una cosa muy, pos muy apenas, muy apenas porque no había intervención de dinero, no había nada. Así es de que el rancho, todo lo que teníamos bueno, era los que teníamos ganado, pos ordeñábamos vacas para hacer quesos, bestias para movernos. Matábamos una que otra res en el mes de diciembre que estaban gordas, que estaban buenas, ey.
LM: Y, ¿secaban la carne?
JA: Así se secaba y de ahí comía uno caldos y carne seca y mataba…Eso sí, engordábamos muchos puercos.
LM: ¿Cómo fue su infancia, don José?
JA: Pos una, una cosa dura, dura pa que mejor me entienda, una cosa, no, sobre la agua no, limitado de todo, más bien de dinero, ropa… Ropa, yo me acuerdo que comprábamos metros de mezclilla, metros de, así de orlanda pa hacer camisitas, de manta trigueña.
LM: Y, ¿su mamá les hacía la ropa?
JA: Ey, mi mamá, las muchachitas vestidas, cortecitos de batista le decían, también, las dos hermanitas, pos sí. Y ahí hubo ocho, ocho de familia.
LM: ¿Cómo era su mamá, don José?
JA: Chaparrita, blanca con los ojos de color, por eso mi familia ahora, mi familia están saliendo güeros, les digo: “Bueno, y, ¿por qué?”. Mi mamá se terminó ora el día 5 de este mes, hizo un año que se murió ahí en mi casa, aquí en la José Revueltas. Y la llevé a enterrar a [Los] Mochis, Sinaloa.
LM: ¿Ella era de Los Mochis?
JA: Allá están mis hermanos, dos de ellos y quiso que allá la enterráramos,bueno pues alla la llevé.
LM: Cuénteme, cuando fue creciendo, ya de quince, diesiséis años, en qué trabajaba, don José.
JA: Entonces trabajábamos en la carretera que se metío a [Valle] Topia. Empezábamos a trabajar ya a ganar $8 pesos, a peso la hora, los de raya, pero nosotros trabajábamos de contrato tres chavos del mismo… Nos sacaban, nos pagaban a $8 pesos el metro y nosostros ahí nos atorábamos, a trabajar como, como negros y ganábamos feria.
LM: Ganaban, ya rendía.
JA: Ey, tonces ya estábamos alivianaos. Y ya así mi trabajo fue campesino, mi trabajo de a tiro, después de la agricultura, del beneficio de la agricultura ya, ya trabajábamos de raya con los contratistas y pos ya. Ya fue otro el ambiente de nosotros.
LM: ¿A qué edad se casó usted, don José?
JA: De veintidós años.
LM: De veintidós, ahorita vamos a esa parte. Ahora sí, cuénteme cuando se fue a la presidencia municipal para enlistarse como bracero.
JA: Nos juimos cuatro, y a los cuatro nos prestaron las cartillas y salvoconducto, éramos los cuatro del mismo año, unos mayores, unos del mismo año, otros de once meses.
LM: ¿Usted tenía diesisiete años?
JA: Diesisiete años, íbamos dos de diesisiete y dos de dieciocho, pero les prestaron la cartilla porque pos nos urgía ir a trabajar en Estados Unidos, porque pos oíamos que dólares.
LM: Pos sí. ¿Qué les pedían para enlistarse?
JA: La cartilla, la cartilla o salvo conducto de la presidencia, donde no teníamos antecedentes penales, sí. Pero la cartilla era uno de los papeles en muy buen reglamento, en muy buen reglamento, la cartilla. Porque la cartilla quiere decir que uno es ciudadano mexicano.
LM: Exactamente.
JA: Así es.
LM: ¿Acta de nacimiento?
JA: Ey, también, pero casi nomás la cartilla de, salvoconducto, bueno, llevábamos la acta de nacimiento, pero…
LM: ¿Quién se las dio?
JA: El presidente municipal, nos las prestó para que cumpliéramos el servicio cuando viniéramos de Estados Unidos, como así lo hicimos el [19]56.
LM: ¿Qué año fue ese?, ¿se acuerda?
JA: En 1955.
LM: Y luego de ahí, ¿a dónde los mandaban, o qué?, ¿cómo era?
JA: A ver, nos fuimos por la quebrada de Canelas para abajo, salimos a Tamazula y de ahí agarramos el tranvía a Culiacán. Y de Culiacán nos fuimos a Hermosillo, porque ya en Empalme ya no estaban.
LM: Cuando iba por la sierra, ¿a caballo?
JA: A pie.
LM: A pie.
JA: Por la quebrada, allá por la costa, por la costa.
LM: ¿Cuánto hacían?
JA: Salimos del pueblo de Canelas a las seis de la mañana y llegamos a las doce de la noche, a pie al agua caliente, ahí en la guardarraya de Sinaloa y Durango.
LM: ¿Cuántos iban?
JA: Cuatro, nomás y eso en el Valle Imperial, ahí nos desbarataron a uno pa un lado y otro pa otro.
LM: Y, ¿qué llevaban de comer?
JA: Pos a tortillas, ahí llegábamos a los ranchitos.
2do: ¿Sí me permiten pasar para allá? No, ahí está bien, ahí están bien.
LM: Cuatro.
JA: Sí, cuatro.
LM: Siéntese don José, siéntese, ahí está ya.
JA: Cuatro, cuatro compas.
LM: ¿Se acuerda qué llevaba de ropa?
JA: Sí, un pantalón de mezclilla y una camisa de dril, (risas) pos sí me acuerdo de las hazañas, qué no ve que pos uno anda en eso, pues.
LM: Y era…
JA: Ni más cobija, ni más nada, un cambiecito llevábamos puesto, ya pa cuando nos contratábamos ya casi se estaban pudriendo de mugre.
LM: ¿Llevaban comidita, lonches?
JA: Lonche y luego llevábamos, el costo fueron $50 pesos de Tamazula, sí, fueron $50 pesos.
LM: ¿De ahí en Tamazula?
JA: Sí, de Tamazula a Empalme. No y nos regresamos, porque no había nada en Empalme, a Hermosillo nos regresamos.
LM: Y, ¿ahí se fueron en tren?
JA: Ey, no, en Hermosillo nos echaron en camiones, en autobuses.
LM: Pero, ¿para llegar a Hermosillo?
JA: Ah, íbamos en, en, ya íbamos en camión, en autobús.
LM: ¿Cómo era ese viaje?, ¿ya había carretera?
JA: No, no, no, ahí todo eso ya había carretera, menos pavimento de Tamazula a Culiacán, no había pavimento, terracería. Y no, muy bien, fíjese que, me pongo yo a pensar que yo he tenido muy buena entendimiento en los pensamientos de, de, ¿cómo le quiero decir?, de saber ónde ando, cómo ando y todo. Y en 1955 jue cuando me contraté la primera vez.
LM: La primera vez.
JA: A Estados Unidos.
LM: Oiga, entonces llegaron a Empalme y no había nada en Empalme.
JA: Nada, nos regresamos a Hermosillo y ahí estaban las contrataciones.
LM: ¿A qué horas llegaron a Hermosillo?
JA: Ya llegamos en la tarde.
LM: Y, ¿cómo era ese lugar donde estaban contratando?, ¿se acuerda?
JA: Pues era un, fuera del pueblo, un [El] Trocadero, les dicen a esos, Trocadero donde se va a contratar uno ahí.
LM: ¿Había mucha gente?
JA: Sí, había del sur, estaba lleno, nomás de Durango habíamos arriba de unos, ¿qué?, arriba de unos cinco mil.
LM: ¿Nomás de Durango?
JA: Ey.
LM: ¿Cuánta gente habría ahí?
JA: Habríamos unos de veinticinco a treinta mil gentes, era lo menos.
LM: Y, ¿cómo era ahí?, ¿qué había que hacer o qué?
JA: No, nada, estar escuchando a ver, metimos la lista, los que íbamos de Canelas, metimos la lista y esperar a escuchar nuestros nombres.
LM: ¿Cuántos días duraron ahí?
JA: Nosotros duramos quince días.
LM: ¡Quince días!
JA: Ey, para contratarnos.
LM: Y, ¿dónde se quedaban?
JA: En el pleno mon[te], en el pleno piso, ahí en un petate, ni más cobijas, ni más nada, ahí como los animales donde hay, como hay afuera en la calle, cantidad de gente así. No había, los hoteles, ¿usted cree que toda esa gente mugrosa nos iban a admitir en los hoteles? ¡Nombre!
LM: ¿No había ni dónde bañarse?
JA: Nada, nada, no y luego, temprano se cerraban las contrataciones, pero yo al último me puse listo y vi que estaba un amigo echándose algo en las bolsas, es que era ese amigo, llegaba yo con mis papeles, ahí le atacaba un billetito de a $5 pesos. Y luego, lo sacaba muy bien: “Pásale pa allá”. Pues ese agarró la pura feria, luego descubrí yo a los demás compañeros: “Háganle así”. “¿A poco ya?”. “A mí ya me dieron el pase, pos seguro”.
LM: Sí, no, ¡pos yo creo que todavía estaría ahí esperando!
JA: ¡No, pos sí! (risas) Y empezamos a chorrear por ese punto. Oiga, pos si muchas veces, está como aquí, aquí le voy a platicar, ahí estaba la cola hasta la vuelta. Me vine yo, me vine y llegué a la puerta y dije: “Haga cola”. “Preste el número”. Me dieron el número y me jui a hacer cola, buscando los demás a ver qué número traigan, ahí me acomodo ahí, y los demás allá pa allá. (risas)
LM: Oiga, don José, así que en cuanto se dio cuenta…
JA: Ey, es que mire, hay unas cosas, no todas, pero sí hay unas cosas verídicas y las estamos mirando cada día más y más. Hay que hablarle a las personas, yo le hablo a usted sinceramente, le digo: “Oiga, ¿de qué se trata?”. “¿Se trata de esto o de qué se trata? Quiero que me informe usted, por eso le estoy hablando en español el cien por ciento”.
LM: Claro.
JA: Usted si no es egoísta o usted me hace una pre[gunta], así hágale en esta forma o claro. Como le dije a la muchachita: “Necesitamos saber qué es lo que vamos a hacer con usted”. Porque si usted no nos dice yo necesito su voto de ustedes, para lo que… o no va a haber nada o, ¿qué?
LM: Así es. Oiga, bueno y luego ya lo nombraron. Y, ¿qué pasó?
JA: Pa allá nos nombraron, otro día, a los quince días de estar ahí nos nombraron y ya nos fuimos. Nos dijeron a dónde y ya todos formados juntos. Y yo muy carajo oiga, un plebe muy, muy aventao, luego yo mismo les dije: “Hum”. Que fuéramos más, y la raza me hacía caso.
LM: Pos ya.
JA: Llegamos a una parte y ahí nos, ya el, un dirigente, como ahora usted que se da de dirigente aquí: “Se forman todos”. Ya llegaban los autobuses y vamos pa arriba. “Y vámonos a El Paso”.
LM: Y, ¿cómo eran esos?
JA: Luego llegábamos a Mexicali, al Valle Imperial.
LM: Y, ¿cómo eran esos autobuses?
JA: Pos ahí andaban hasta, hasta azules con blanco, pos andaban de varios colores.
LM: ¿Tenían asientos?
JA: Eh, muy buena, buen servicio, de ahí nos dio hasta, ¿cómo le quiero decir?, mugrosos nosotros pos nos dio hasta, hasta chiva en lo limpio. Nomás que tenían un trapo en el asiento y otro en el respaldo pa quitalo pa lavalo, pos allá ellos.
LM: Oiga, don José…
JA: No, pos sí está pesada la cosa compa.
LM: Sí. ¿No les hicieron exámenes médicos ahí?
JA: Ahí no, pero allá donde nos iban a contratar sí.
LM: A ver, ¿cómo fue el viaje de ahí de Empalme hasta la frontera?, de Hermosillo, de donde se contrató.
JA: De Hermosillo.
LM: Sí.
JA: A la frontera sin tomar agua y sin comer. Si llevábamos algun lonchecito, eso íbamos comiendo, si llevábamos una agua o algo, antes no había el agua esa de botella, que ora, pos ora le tira unos tres gritos al diablo. Compra uno su botella de agua y, sí, eso es duro.
LM: ¿No les dieron nada de comer?
JA: Duro, nada, nos dieron de comer allá onde ya nos metieron.
LM: ¿Cuánto duró el viaje de ahí de Hermosillo a la frontera?
JA: No, rápido nos pusieron allá. Salimos en la tarde y pa otro día en la mañana ya estábamos, casi dormidos toda la noche.
LM: ¿Dónde cruzó la frontera usted?
JA: En Mexicali, en Mexicali ahí, la primerita vez que fui contratado yo.
LM: Cuénteme, ¿qué hicieron cuando cruzaron al frontera, a dónde los llevaron?
JA: Allí al Valle Imperial, ahí estaban las oficinas de contratación. Ahí llegaban los rancheros: “Necesito cuarenta hombres, necesito cincuenta, necesito…
LM: ¿Ahí fue donde les hicieron los exámenes?
JA: Así es, ahí pasamos por los médicos, todo, todo, nos inyectaron, alguno que llevaba gripa o alguna cosa: “Vámonos”. Y luego nos polvearon pal asunto de la laica. ¿Usted sabe qué es laica?, el piojo.
LM: El piojo, a ver, y cuénteme, ¿cómo fue eso?, ¿los formaron?
JA: Una mandera, un negro, ahí iba pasando uno y: “Abrele a tu maletín”. “¿Cuál?”. Pos si no llevábamos, nosotros no llevábamos nada, los demás sí. “Pos on [es]tá”, decía el negro que ónde estaba el maletín. “No hay”. Vámonos, nomás los dientes nos blanqueaban. Ya, ya pasamos a una oficina, ya allí a comer, compa, ahí había comida buena.
LM: Ahí había comida buena.
JA: Ey.
LM: ¿Los inyectaron?
JA: Ey, de ahí pa delante, sí los que: “¿Cómo te sientes?, ¿enfermo?”. “Pos sí, medio”. “Ándale”. ¡Pum! Y vámonos.
LM: ¿Los exámenes se los hacían con ropa o sin ropa?
JA: Eh, con la camisa en la mano, así de aquí pa arriba desvestidos. Oiga, muy bien, muy bien.
LM: ¿Le sacaron sangre?
JA: Ey, sí, sí.
LM: ¿Radiografías?
JA: No, nos arrimaban a una pared ahí, ¡palo! Y rápido, vámonos y vámonos. Claro que era la primera vez que me contrataban yo, tenía que ir pos poniéndose uno a la chiva, ¿ónde, cómo y cuándo? De ahí pa delante, lo que sea nos trataron muy bien, llegó una chaparrita japonesa. Y contrató setecientos cincuenta hombres pal campo o pa un campo que estaba en Watsonville, California. Ahí me tocó a mí.
LM: ¿Ahí le tocó?
JA: De los cuatro, a mí, otro le tocó a Santa Cruz, otro a Santa… Bueno, a los demás a otro lugar. Pero a mí me tocó en Watsonville, California, con los, en los setecientos cincuenta hombres.
LM: Y, ¿en qué trabajó?
JA: En la fresa.
LM: En la fresa.
JA: Piscando fresa.
LM: ¿Cómo es ese…?
JA: Noventa días.
LM: ¿Le dieron un contrato por noventa días?
JA: Ey, por noventa días, que hasta la presente yo tengo mi tarjeta que jue la que traje. Y les puse aquí en una hoja, las copias, les puse un seguro, pero el seguro ese me lo prestó un muchacho pa que trabajara con él, pero eso no, no es válido ese seguro. Pero la tarjeta es válida porque está puesta la fotografía, [es]tá retratada la fotografía en el papel, no es que se la ponga uno, no, esa sí está bien. Y esa fue la que les presenté aquí, porque la otra la, la que me gané yo, fue esa, la primera.
LM: Sí.
JA: Y la última estuve contratado. [Es]tuve por Texas, toditito Arkensó [Arkansas], toditito eso estuve contratado. Pero la última contratación cuando se cerraron las contrataciones, estaba yo en Michigan y de ahí me traje la, la esta, una tarjetita con la foto, la mica, que le dicen.
LM: La mica.
JA: Entonces, esa mica, pos esa la mandé de Vicente Guerrero pa Estados Unidos y fue por eso, llegué en la lista ahí, si no, había llegado mangas.
LM: Pos sí. Oiga, don José, a ver, cuénteme, ¿cómo era el trabajo de la fresa?
JA: En cuclillas y incao, o agachao, bien empinao, pos está la matita así mira, boscosa. Lo que no me gustaba es que aquí empezábamos hoy en la mañana y sacábamos el cuadro hasta allá y otro día en la mañana volvíamos aquí mismo, todos los días en la mañana ahí mismo, terminábamos esa file [field] y nos cambiábamos a otro. Bueno, entre más calentábamos la mata, más fresas daba.
LM: Grande la fresa.
JA: Grande la fresota, luego piscábamos la fresa para canería y para marqueta. Lo de canería es, usted sabe que es en lata, sí esa es, la fresa y la de marqueta hay que trozale el pezoncito, que se vaya con todo y pezoncito.
LM: Muy diferente.
JA: Sí, se lo trozábamos, allí nos pagaban de raya.
LM: ¿Cuánto les pagaban?
JA: Pos ahí ganábamos de raya como $8 dólares.
LM: ¿Al día o la hora?
JA: Al día, al día, no, pos sí, entonces…Desde la vida de nosotros, fue una vida dura en Estados Unidos. Porque los güeros o los güeros nosotros tuvimos, o los güeros, tuvimos mucho trabajo nosotros en Estados Unidos, sí. Ellos peleando, como sucede hoy, el día de hoy, que se hace la guerra o no. Ellos peleando y nojotros piscando algodón, aquí por Texas, por Pecos, [es]tuve en Arkansó, tuve, entrada por El Paso, Hidalgo, ahí por Ciudad Juarez, por El Paso, Texas, ahí toditito eso anduve.
LM: Oiga y, cuénteme, qué se oía de la guerra. ¿Ustedes qué sabían de…?
JA: No, no, nosotros no sabíamos que se andaban peleando los güeros, eso era asunto de ellos, nosotros matados en el jale. Luego en Pecos nos tocaba en el, en el algodón, pima de eso que estaba metida en el castillo, todititos los dedos nos desgraciábamos pa sacarlo de ahí. Piscábamos trescientas, cuatrocientas libras. Cuando estuvimos en Pecos, Texas contratados, salimos con cartones, con veliz cartón a la frontera. Porque pos lana de ónde, pa comprar una petaca o un maletín de uno.
LM: Una cajita de cartón y se acabó.
JA: Así es.
LM: Oiga, don José, ¿a qué horas empezaba su día de trabajo, cuando trabajaba en la fresa?
JA: A las ocho.
LM: A las ocho.
JA: Nos presentábamos, mire, espéreme, nos presentábamos temprano, a las seis de la mañana ya estábamos levantados en el campo con la lonchera ya listos. Y con es japones trabajábamos nomás dos, Alfonso Villa Corral y Nacho Astorga Corral, nomás dos personas. A los dos meses, ponga cuidado, a los dos meses se me reventó la apéndice en el trabajo. Y de allí me llevaron a operarme, a lavarme las tripas.
LM: ¿A dónde lo llevaron?
JA: Ahí al pueblito de, de ese punto de Watsonville, ahí ya me estuve nueve días en el hospital. Y de ahí ya salí a trabajar, a cumplir los tres meses.
LM: ¿Le cobraron algo por lo que le hicieron?
JA: Nada, nada, por cuenta de la compañía, no, no, no, andaba hasta muy asustada la, la dueña del campo. Caramba, un día hubo una huelga grande de setecientos cincuenta pelados, nos echaron la comida jedionda, la carne. La pusimos cuando íbamos a comer, estaba hiviendo, ¿cómo estaría? Y todos, ya no quisimos trabajar, nos juimos al campo a ver qué pasaba, sin comer. No, andaba la japonesa en jodicia, pum, pum, con los cocineros. Les dijo: “¿Qué pasó ahí?”. Pos esos eran los culpables.
LM: ¿Estaba mala la comida?
JA: No, no, pos la sacaron del refrigerador la carne, ponga cuidado, la sacaron y luego la pusieron a hervirla y no la metieron otra vez al refrigerador, sino que la dejaron ahí caliente, pos pa en la mañana amaneció hirviendo. Y como en la madrugada tenían que hacer los lonches, hacer los lonches. Y luego nosotros la lonchera la poníamos en el sol, pos qué, nos valía madre. Cuando fuimos a comer, le hablé al japonés, le dije: “Mira, ven, ya llegó”. “¡Oh!”, dice, “no”. Fue y nos trajo manzanas, jugos y…
LM: Y, ¿les cobraban la comida?
JA: No, no, no, la comida la ponía la compañía, no, no, nada, ni dormitorios, todo nuevecito. Luego había una gente del sur que se lavaban, como las tazas estaban limpias y de ahí agarraban agua pa lavarse la cara. Pos es que no sabían ellos pa qué era eso, ellos no conocían eso.
LM: No sabían.
JA: Entonces les decía yo: “¡Ey! Compadre, no, no ahí no, acá está, mira, acá está el lavabo pa la cara”. Y había arriba dos baños, oiga, nuevecito el campo, de todo y todo.
LM: ¿Cómo eran las casas donde vivían?
JA: Barracas techadas con lámina, son barracas techadas con lámina.
LM: ¿Cómo estaban amuebladas?, ¿qué había?
JA: Muy… Pura, puras camas de tres, ¿cómo son?, lipis(??), tres lipis(??)
LM: ¿Literas?
JA: Literas, todas las camas, oiga, para setecientos cincuenta hombres.
LM: ¿En un solo…?
JA: No, eran dos, tres, tres bodegas.
LM: Tres bodegas.
JA: Así es.
LM: ¿Cómo de a doscientos cincuenta?
JA: Ey, por pelado, por barraca, eran tres.
LM: Y, ¿la camita cómo era?
JA: De esas, esas chiquitas, no de esponja, sino de borra, colchoncito de borra.
LM: ¿Dormían a gusto?
JA: Ey, pos matados del jale, ¿usted cree? Llegábamos en la tarde del trabajo, un baño y a cenar. Había la hora de cenar, el que no se arrimaba a la hora a cenar se quedaba sin cenar.
LM: ¿A qué horas era la hora de cenar?
JA: Eran a las ocho de la noche.
LM: Oiga, don José y, ¿para bañarse y eso?
JA: Ahí estaba la línea de baño, cuartos de baño, una limpieza mucho muy grande, nomás que pos uno es muy socroso, ¿usté cree? Habían personas o habíamos que no conocíamos los baños. No sabíamos pa qué era aquella regadera, pos yo onde yo nací, quebraba el hielo en el río pa bañarme, ya más, ¿pa qué le platico ya más? (risas)
LM: Y, ¿jabones, rastrillos y eso?
JA: Ahí, uno compraba en el primer pago ya compraba uno su…
LM: ¿Cómo les pagaban?
JA: Cada ocho días nos estaban pagando, cada ocho días.
LM: ¿En efectivo?
JA: Ey, en efectivo, entonces nosotros pa mandar dinero a México, comprábamos, ¿qué?, un money order, ¿es money order?
LM: ¿Money order?
JA: Ey.
LM: ¿Dónde lo compraban?
JA: Ahí en el banco.
LM: ¿Los llevaban al pueblo?
JA: Sí.
LM: ¿Quién los llevaba?
JA: Pos a nosotros el patrón. El patrón nos pagaba el día sabado y ahí nos llevaba y órale él, yo no sé cómo tendría arreglado él, porque ahí depositábamos y nos daban el talón del money order. Yo todos los talones me los traje y a muchos les sirvieron aquí esos, la carta de, de cuando cumplía uno el contrato. Nomás que en el movimiento de que me vine de la sierra aquí a Durango quemé todos esos papeles. Dije: “Pos los contratos, ¿pa qué?”. Y que no supe en qué papeles se fueron, si no, los quemo a madre, pos sí.
LM: Oiga, don José, cuénteme cuántos días trabajaban a la semana.
JA: Los seis, los seis, de lunes a sábado a la tar[de], a medio día. Y había veces que nos decía el japonés: “Bueno, métanle hasta en la tarde”. El sábado al medio día y ya nos daba overtime y si queríamos trabajar el domingo, nos daba overtime, si queríamos. Pero no era obligación. Entonces nosotros íbamos a ganar dinero, pos trabajábamos overtime, nos valía madres. El Alfonso era un pelado, nomás dos andábamos con el japonés. Y decía el japonés: “De estos quiero, a ver cuáles otros son”. ¿No?
LM: ¿Hablaba español el japonés?
JA: Ey, él quería hombres de esos, jóvenes nuevos, oiga, pos¬…
LM: ¿Cuántos años tenía usted?
JA: Pos no le digo diecisiete. Fue cuando, cuando me contraté la primera vez, con la cartilla, así está.
LM: Oiga, y, ¿cómo se divertían?, ¿qué hacían?
JA: Nada, nada, unos se iban a emborracharse el día sábado y nosotros no, nosotros, íbamos a ganar dinero pa trair [traer] pa México. Eso [es]tuve yo, en seis veces que fui contratado a Estados Unidos, unos llegaban pedotes, borrachotes: “Que yo soy hombre”. “Pos yo no soy hombre, pero yo vine a llevar dinero, no vine a dejárselos ahí en la cantina”.
LM: Y, ¿eran muchos los que le entraban a la…?
JA: ¡Uy! Pos de cada cien, más del cincuenta por ciento, de cada cien hombres.
LM: Y, ¿dónde ahorraba usted?, ¿dónde guardaba sus centavitos?
JA: En la bolsa, en la bolsa los navegábamos. Y luego ya al mes mandaba yo el dinero a mi mamá.
LM: ¿Cada mes?
JA: Ni casao ni nada, cada mes.
LM: Muy bien. ¿Qué hizo cuando se le acabó el contrato ahí, don?
JA: Pos ya, vámonos. Ah, como me habían operao, me puse otra vez malo, entonces me dijo el japonés: “A ver si te arreglo, pa que estés en el campo con los cocineros”. “No”, dije, “a mí no me conviene estar ahí nomás”. Nomás, ¿qué?, ¿comiendo, duermiendo y sin ganar lana? No, no. Le dije, me faltaban pa los tres meses, ¿qué?, ocho días, “mi pase pa México”, ¡pum!
LM: De ahí, el patrón los llevaba, ¿a dónde los llevaba?
JA: A la oficina de los autobuses, de los de la perra flaca.
LM: Ah, esos de la perra flaca.
JA: Ey y esos nos llevaba a Los Ángeles y luego de Los Ángeles tras, a El Paso, ahí a Mexicali, ahí.
LM: A Mexicali.
JA: Al Valle Imperial, porque unos entrábamos y otros salían, unos entrábamos y otros salían.
LM: Era un caminar de gente.
JA: Ey, era un caminar de gente.
LM: Y, ¿qué hizo usted cuando salió?
JA: No, pos salí, saqué el boleto en Mexicali hasta Durango, hasta aquí y de aquí me fui pa, pa Santiago Papasquiaro, a Tepehuanes y de Tepehuanes a…
LM: ¿Se acuerda cómo estaba el dólar en aquellos años, cuando usted salió?
JA: El primero que cambié, yo los primeros dólares, [es]taban a $12.50, que ya andan cercas otra vez.
LM: ¿Rendían los dolaritos?
JA: Pos era cuando rendían, pos sí, ¿ora qué?, pos $1 dólar anda en $11 pesos pos ahí así. Pero antes me acuerdo yo que cambié $3,750 dólares, a parte de lo que había mandado pa la, pa la casa, sí, fíjese.
LM: ¿Le fue a usted bien?
JA: Bien, sí luego, pos sí, teníamos mucha, hacíamos rifas, hacíamos cosas.
LM: ¿Qué hacían?, cuénteme.
JA: Rifábamos chamarras, pantalones, camisas, nomás le sacábamos de sacarle algo, ¿me entiende?, eso es.
LM: ¿Pa sacar más?
JA: Más dinero. Y luego, pos habíamos muchas cosas que hacer. Muchos no hacían nada porque les pagan en lugar, a un señor, se llama José Gamboa. Yo lo hice comprar un rancho porque le manoteaba el cheque y le daba $10 dólares. Con esos $10 dólares se ponía pedo hasta la madre. Entonces, ya el lunes, me decía: “Cuñado, préstame $5 dólares pa mi pasaje pa irme a trabajar”. “Aquí están”. Eran $15. Entonces yo estaba juntándole la raya al mes: “Mira tanto rayaste, aquí están, pero no te los voy a dar”. Se los mandaba a la esposa, y la esposa los daba. Cuando vine, no hallaba la mujer dónde ponerme, me conoció. Dice: “Por usted tenemos este rancho”, dice.
LM: Mire.
JA: Ranchito barato, barato.
LM: Pero si no hubiera sido por usted…
JA: No, viejo borracho, no, no, yo he sido, a mí los borrachos me han dado mucho dinero. A donde yo vivía hice mucho dinero. Pero yo soy enemigo de los borrachos, porque los borrachos se desentienden de sus familias, de su mujer, de todo, un borracho, no, no, ¿pos qué?
LM: Pos sí.
JA: Pos sí
LM: No sirve para nada.
JA: No sirve para nada, compa, ¿para qué?
LM: ¿Cuándo se volvió a contratar, don José?
JA: A ver, a ver, el [19]55, el mismo [19]55 en septiembre, aquí en Durango pa entrar por El Paso, a Lamesa, Texas.
LM: ¿También hubo exámenes?
JA: Sí.
LM: ¿Dónde fue la contratación?, ¿aquí en Durango?
JA: En Durango nos mandaron a Chihuahua y de Chihuahua nos fuimos a El Paso.
LM: ¿Fueron igual los exámenes?
JA: Igual, igual, lo que no me gustaba que le agarraban a uno y, ¡pum! Hasta uno, hasta sangre le salía. A veces no llevaba uno una enfermedad. [Ah]ora los que llevaban almorranas ya afuera, pos iban todos, los mandaban a bañarse. Pos sí, porque ya iba el granero por fuera y los que no, pos nos valía madre. (risas) Eso sí es duro, cuate, eso sí es…Dijo la viejita: “Pos digo yo ya qué, ¿pero mi hija?”. (risas) Compa no, mucho cuidado, fíjese compa, bueno, a ver qué más…
LM: ¿Polvo también?
JA: ¿Eh?
LM: ¿Polvo también les echaban?
JA: Sí, pos pa la laica decía el negro. (risas) Entramos por ahí, luego entramos ¿por, qué?
LM: Por El Paso.
JA: Sí, por El Paso entré yo dos veces.
LM: ¿A dónde lo mandarón?
JA: A Lamesa, Texas.
LM: A Lamesa, Texas.
LM: ¿Ahí qué hizo?
JA: Al pule, al algodón, al pule.
LM: Cuénteme, cómo es ese jale del algodón.
JA: El pule es, era cortar el algodón con todo y bola. Pero muchos la regábamos, le dábamos el sogón a la mata y va pa dentro ochocientas y mil libras, la pura feria, matados en el jale, pero la pura feria.
LM: ¿A cómo les pagaban ahí?
JA: Ahí sí le sacábamos nojotros diarios hasta $12, $13 dólares, nos salía a más de, a más de peso la hora, nos salía.
LM: Vamos a hacer una pausa.
JA: A ver cómo andamos.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Ignacio. Me contaba del trabajo del pule.
JA: Ese, ese trabajo del pule de, se… Piscábamos algodón con todo y bola y a veces matas, también van pa dentro de la saca, pa que pudiera rendir la lana pues, que saliera.
LM: ¿Cómo era el…?
JA: La mata, la mata de algodón y ahí le sobábamos desde abajo hasta la punta y va pa dentro.
LM: ¿Usaban guantes?
JA: Nada, puro tirón, las manos despedazadas aquí con todo y dedos. No, oiga, estaba pesada la cosa.
LM: Y, ¿el costal ese que…?
JA: Saca, de larga como de aquí a aquella pared. Largas las sacas de, ¿qué?
LM: ¿Cómo unos tres metros?
JA: Sí, de tres a cuatro metros la saca.
LM: Y, ¿ahí le echaban? ¿A cómo me dice que les pagaban?
JA: Como a, pos sí ganábamos, $13 y hasta $16 dólares diarios. Pos sí, ya ganábamos bien porque allá pos compra uno la comida con, pos en una marqueta allá se gasta $1 peso como aquí en México otro, es la misma.Nomás que aquí rinde mucho, el dólar, aquí en México. Pero allá, pos $1 peso es $1 peso y, y aquí $1 peso es $1 peso.
LM: Ahí ya, me dice que fue en el [19]55, ¿verdad?
JA: Ey, en septiembre.
LM: ¿Ya tenía veintidós años?
JA: No.
LM: ¿Cuántos tenía?
JA: No, no, en el [19]55 tenía, sí, sí andaba, ora verá, no, no, andaba en dieciocho, dieciocho. Porque me vine y al siguiente año presté servicio.
LM: ¿Cuánto tiempo le dieron su contrato ahí? La segunda vez, cuando usted se vino.
JA: Tres meses, noventa días, eran de noventa días los contratos.
LM: No daban más de…
JA: No, luego si queríamos renovar los de Texas, de Arkansó si queríamos renovar, nos daban otros, otros noventa días a Arkansó, sí a otros lugares a onde queríamos renovarlo. Si hasta eso, nos (initeligible) propuestas, pero yo estuve contratado en Arciola(??), Arciola(??), Arkansas en aquí. Y luego estuve, la última contratación tuve en Pecos, en Lamesa, Texas, en California y luego estuve en, en la última contratación cuando se cerraron las… Taba en Michigan.
LM: En Michigan.
JA: Jue de onde me traje yo ya, me traje la, la mica, así le nombramos a esa tarjetita, con la fotografía puesta. Es que no, no era pegada, ese retrato va retratado como ahí. Ahí no hay que hay que arrancarlo y poner otra, no, ese viene…
LM: Ya venía impresas.
JA: No como éste mira, no. Ese está en el cartón, en el papel, ¿no?
LM: Oiga, don José, cuénteme, ¿cuántas veces se contrató usted?
2do: A eso venían, y como no ha venido…
JA: Seis veces.
LM: Vamos a regresarnos al trabajo del algodón, ¿ahí también tenían cocinero?
JA: No, no, pos nomás en California tuvimos, los demás en ninguna parte tuvimos cocinero.
LM: Y, ¿cómo le hacían?
JA: Nos tenían estufa, de esas parrillitas en, así en las paredes, ahí mismo a un lado, por ejemplo, aquí están las camas pa allá y allá teníamos las estufas pa hacer comida. Nosotros le hacíamos de cocineros, de todo eso le hacíamos nojotros, nosotros lavábamos la ropa, cocineros, tendíamos las camas y todo eso.
LM: Todo eso.
JA: Pos era trabajo, ¿cómo le quiero decir?, trabajo campesino. Esos son trabajos, no son trabajos de oficina, de nada. Por eso los güeros nomás nos ponían cuidado, los mayordomos y todos esos, pelaban los ojos. Porque nosotros íbamos a ganar dinero, nos valía madre. Y luego había unos muy averigüistos en el trabajo. “Te vas a llevar la, la hija del patrón y andas matado en el jale, jalando la gente”. No, pero, ¿cómo?, si es que, andabámos trabajando.
LM: Claro.
JA: Yo el, ¿ónde?, ¿en qué parte? A ver, orita me acuerdo, estuve contratado y se jue en, en noviembre se jue de cacería el patrón, entonces nos quedamos solos. Habíamos cuarenta y cinco hombres ahí en ese, en ese campo. Se nos acabó el lonche y la comida pues. Y agarré una camioneta Chevron, tres toneladas que estaba ahí. Y les dije: “El que no tenga miedo a morirse, que se suba”.
LM: Vámonos.
JA: “Vámomos a traer lonche”. Y juimos a la marqueta de una hermana del americano, del patrón. Y no llevaba agua la camioneta, llegó calentándose, taba cerquitas. Le echamos agua y compramos el mandado, después los demás querían que los llevara. “No, yo les dije que el que no tuviera miedo a morirse que se subiera”. “¿Pero por qué nos dijiste eso?”. “Porque no sabía manejar”, le dije. Pos de a tiro por nada, pos sí, porque así es.
LM: Había que comer.
JA: Había que comentale, los poquitos que no tuvieron miedo a morirse, se subieron y…
LM: Y comieron.
JA: No, pos tuve que llevar a los otros en la nochi otra vez. (risas) Y de ahí pal real, pegaba yo así rapiditos así. Prendía la traila, me llevaba la gente al trabajo, parqueaba yo mi gente, ahí le echaban el algodón a la traila y ya iba la muchacha. Y a esa la puse de pesadora, a la hija del patrón. Y con su respeto a los muchachos: “Esta muchachita”, les dije, “está muy joven, muy nueva”. Salía de la escuela, iba a dar ahí en su carro. Uh me querían a mí la vieja y la hija, no tenían más de esa hija. Pos de ver que era aventao pues pal negocio. En las tardes, echaba la camioneta a jalar y ya llegaba ella a la casa y dejaba el carro y agarraba la camioneta y nos íbamos a entregar el algodón.
LM: ¿Eso dónde fue?
JA: Fue en Texas. Pero no me acuerdo del rancho cómo se llamaba.
LM: ¿Se acuerda cómo se llamaba el patrón?
JA: No, no.
LM: ¿Eran güeros ellos?
JA: Güeros, gringos y la muchacha casi no sabía español, pero lo poquito, le decía yo, le apuntaba con el dedo esto así y esto y ella entendía qué era lo que le decía yo.
LM: ¿Entonces usted era como el mayordomo ahí?
JA: Pos sí, andaba haciéndola de mayordomo sin ser. Hasta que ya vino el patrón de cacería, trajo un venado y nos convidó carne, el viejo. No hallaba dónde ponerme porque el trabajo no se paró.
2do: Es bueno para platicar.
JA: Sí, pos ya llevamos dos hojas. (risas)
LM: A ver, don José, o sea que, ¿quedó muy agradecido el patrón con usted?
JA: Ey, quería que me quedara, que cómo le hacía yo… Le hacía él para que me quedara yo a trabajar con él como, pos como mayordomo después de que contratara más gente en otro año. Bueno, que viviera una casita que tenía ahí, me llevó y que cómo… “No”, le dije, “yo soy mexicano y yo me voy pa México”.
LM: ¿No le llamaba a usted la atención?
JA: No, no, no.
LM: ¿Qué es lo que no le gustaba?
JA: Es que, yo trabajé mucho en Estados Unidos y fui muy matado en el trabajo. Y yo veía que estaba dominado en el trabajo. Entonces dije: “No trae caso seguir trabajando aquí los días de mi vida aquí como trabajan estos hombres”. Luego ya en eso se acabaron las contrataciones y se acabó todo. En la última estaba en Michigan Nacho, José Ignacio entre cuarenta y cinco hombres.
LM: ¿Qué hacían ahí en Michigan?
JA: En el pepino, piscando pepino. Trabajé una semana piscando pepino y de ahí me sacó el mayordomo al empaque a seleccionar el pepino, porque me vio que era, era chiva pal negocio. Entonces ahí estaba seleccionando yo y me decían: “No seas barbero”, me decían los otros, “te vas a llevar la hija del patrón y que hasta la vieja le vas a quitar”, me decían. A mí me valía madre, yo ganando lana pos.
LM: ¿Verdad?
JA: Pos a eso va uno a Estados Unidos.
LM: Claro. ¿Era pepino como el que conocemos aquí?
JA: Sí de ese, del mismo, barricas de a madre de pepino. Y luego andábamos delante dos. Y luego decían que andábamos jalando los otros. No, cada quien trabaja como puede, venimos a trabajar por contrato: “Quedense, ahí llevense de huevones”.
LM: ¿Cuánto le pagaban ahí?
JA: A según lo que hacíamos, como era contrato. Y luego vieron que nosotros jalábamos y el cuñado mío, andaba un cuñado conmigo, dijo, dijo: “Oye, ¿cómo está la chamba ahí onde estás?”. Le dije: “Está así, así nomás, no, no, vale más que no dejes ahí, porque ahí nomás te apuras, ¿verdad?”. “No”, dice, “ya me anda con la raza, porque los ando jalando”. “No les hagas caso, tú saca la pura lana, y les vale madre”.
LM: Oiga, don José y, ¿cómo los trataban los americanos?
JA: Muy bien, muy bien, yo no tengo que decir que nos trataran mal, no señor. Todas las garantías de los americanos, el que se enfermara, a llevalo y, no, no, muy bien, muy bien, no.
LM: ¿Nunca le quedaron a deber?
JA: Nada, nada, todo nos pagaron, sí.
LM: El único detalle fue ese de la huelga de la comida.
JA: Ese fue toditito el problema que hubo, en las veces que fui yo a Estados Unidos, no, muy bien. Estados Unidos, por eso quiere pelear con Irak, porque quieren ser los poderosos de todo el mundo, pero están equivocados. Ora nosotros no les debemos pa que nos vayan a meter en su problema de ellos. El día de hoy, en la tarde sabemos en las noticias a ver qué pasó, el día de hoy, ¿cómo ve? Esta mañana estaban diciendo algo en las noticias, ve, pero, pero ahí quién sabe. Y por eso es la razón que andamos aquí en esta oficina. Porque ese dinero que nos, que queremos recabar nojotros es de trabajo de nosotros, no es de trabajo de otras personas, no, no, trabajo de nosotros, que nos quitaron en el social security, es de nosotros.
LM: Cuénteme, don José, ¿en qué se divertían ustedes?, ¿salían al pueblo?
JA: Cada ocho días íbamos al pueblo a traer la comida, el mandado, a las marquetas porque allá no les dicen tiendas, marquetas. A las marquetas y unos compraban litros de vino, otros cajas de cerveza, si no se emborrachaban en el pueblo, se emborrachaban en el campo. Y las personas que no, yo no, nunca fui tomador pero, nos molestaban los borrachos. Por eso le digo que yo soy enemigo de los borrachos y a mí los borrachos me dieron muchos billetes.
LM: ¿Por qué le dieron billetes?
JA: Porque donde vivía yo les vendía cerveza de a madre, hay que hablar las cosas como son.
LM: Oiga y, ¿iban a algún baile?
JA: Sí, una vez.
LM: ¿Muchachas?
JA: No, no, deje le platico, en Arkensó, me sucedió un caso, fuimos a traer el mandado y se me fue la camioneta y me dejó, pero yo había subido con los compañeros mi mandado junto con ellos a la camioneta. Entonces iba a comprar yo, ¿qué?, un reloj, un reloj iba a comprar. Entonces, me embromé en la tienda y se jue, la… Iba por la banqueta cuando oí una musiquita, pa dentro, un boogie, el boogie, abrí la persiana y me metí pa dentro, cuando un bailazo de negros ahí, puros negros. (risas) Negritas y luego me dice una, me tiró un agarrón al brazo y: “Véngase pa acá, ¡vamos!”. Y me arranco, pos estaba joven, luego ahí ando con ellos baile y baile. Se acabó la pieza y luego me decía que me fuera pa allá con ella a chinquechi(??) a sentarse de chinquechi(??), me decía. Nomás peló los ojos, dije: “Ni madre, aquí no ando bien, yo me voy”. Me salí y me jui. Y ya andaba, fíjese lo que son las cosas, ya andaba la patrona en la calle, en el carro buscándome, ya me divisó, jue y le dio vuelta y luego me pitaba. Voltié, pos no, pos la patrona, ya me subí con ella. “¿Qué pasó?”, me dijo, “ónde”. “No”, le dije, “andaba comprando un reloj”. Y me dejó la camioneta y ella entendió lo que le dije. No, nos juimos pa la casa. Ya llegó el viejo pos allá me lo hallé, (risas) cerquita de la cantina de los negros. Allá andaba cerquita, pero unas negritas, cosa chula las… Platiadonas así, buenas pal baile. Nunca vi otra viejas tan buenas pa bailar como esas.
LM: ¿Cómo era el trato entre los negros y los mexicanos?
JA: No, ahí sí que nunca nos pusimos de acuerdo. Una vez juimos, bueno, no se vale decir ahí porque se escucha.
LM: No, dígalo, dígalo.
JA: Juimos a, de Texas al estado de Colorado, a los dos meses de estar allá, pos a buscar una mujer. Y nos metimos a un lugar, jue donde conocí yo una güerita, prestando servicios. Y ya nos andaba con un negro, con una navajota así de esas blancas de, que se esconden y salen. Ya nos andaba, nomás que éramos ocho los que andábamos, nos valió madre. Orita le, un de ellos le dio una patada, le quitó la navaja y decían: “Lo matamos a este guey ahí en un obscuro”. “¡No!, déjalo”. De otras patadas y lo corrimos, entonces corrimos y nos subimos en el camión, el camión lo llevábamos de contrabando. Nos pesaron con todo y camión. ¡En la pesa, oiga! (risas) ¡Hijo de la! ¡Ay caramba! Me acuerdo yo, no pos, usté sabe que la juventud es juventud. Y debe de andar uno, pos a la chiva, listo, pa no fracasar.
LM: ¿Alguna vez sintió usted un acto de racismo?
JA: No, no, muy bien todo, muy bien.
LM: ¿Compraban los braceros ropita?
JA: Ropita.
LM: ¿Siente usted que hayan ayudado a la economía de Estados Unidos?
JA: Sí, pos tráibamos unas petacotas, onde, como de, cuando estuve yo la primera vez en California, traiba la petaca rasita de ropa. Y cuando llegué a, le llevé cortes a mi mamá pa que les hiciera a los muchachos, a todos. Lo que sí le quiero decir que, fíjese lo que es, cada quien piensa a su favor o a su contra, como en la vida. Yo pensaba en mis hermanos, mi mamá, pensaba yo en la familia, yo les llevaba cortes de ropa, ya cuando yo me casé, a mi familia, a mi mujer, a mis cuñadas, a mi suegra. Cuando me iba bien en los Estados Unidos, porque no crea que todo el tiempo nos iba bien.
LM: No, ¿verdad?
JA: No, pero sí les hicimos un trabajazo a los güeros, ellos peleando y nojotros peleando con el algodón y en el desahije, ¡ay, ay, ay!
LM: ¿Cómo es el desahije?
JA: El desahije del algodón hay que dejar una matita sola, sola. Y luego el betabel, en el betabel trabajé una semana, al ancho del azadón, con cabito corto, así.
LM: ¿De qué sería de unos…?
JA: Al ancho, no, es de este ancho.
LM: De unos veinte centímetros.
JA: Veinte centímetros, al ancho, al ancho y empina[d]o todo el día, pa irse a sentar uno a las tazas. Casi se le salían gritos, gritos, compa, porque no podía uno agacharse, a los tres días de andar trabajando, nombre.
LM: ¿Es muy duro?
JA: Yo si le platico no acabo nunca de las cosas, pero sí, trabajábamos.
LM: Y, ¿el sol era pesado?
JA: Sí, pero, ¿cómo le quiero decir? Trabajábamos mataos pero ganábamos dinero, eso es. Tuve en Colton en la pisca del durazno, en muchas partes estuve yo trabajando en los Estados Unidos.
LM: ¿Cuál fue el trabajo que más le gustó de los que hizo?
JA: En Estados Unidos, el trabajo que me gustó a mí más, de todo el trabajo fue en la pisca de durazno, en la pisca de manzana y la pisca de fresa.
LM: Esos.
JA: Esos tres cosas me gustó a mí mucho.
LM: El durazno y la manzana, ¿dónde trabajó?
JA: La manzana en San José, ahí pegado a Watsonville. Esos nos íbamos a trabajar, ponga cuidado, el día domingo con pajaporte [pasaporte] de trabajo nojostros allí, ese que tráibamos, ese pasaporte nos íbamos a trabajar. Y trabajábamos extra, pa traer lana, pos, rejas de a madre, de manzana y luego en el durazno también, en Colton, acá abajo.
LM: Acá en…
JA: No, rejas de a madre.
LM: ¿Les pagaban tiempo extra?
JA: Ey, con la uñas bien arrecortaditas pa no malearlos. Y el durazno, porque iba un papel, el durazno amarillo, el blanco y, ¡nombre!, una chulada de trabajo, rejas de a madre, veinticinco, treinta, cuarenta rejas.
LM: Y esas, ¿cómo se las pagaban?
JA: Nos pagaban muy bien, muy bien, oiga, muy bien, pero nomás una semana.
LM: ¿Nada más una semana?
JA: Sí.
LM: Y los puros domingos.
JA: Ey, los domingos, eso era en San José, cuando la manzana.
LM: ¿Por qué?, ¿entre semana trabajaba en otro lado?
JA: Pos sí, donde tiene uno el contrato. (risas)
LM: ¿Ese era por abajo del agua?
JA: Ey, por abajo del agua, no, no pos es que nojostros hubimos, de aquí del estado de Durango hubimos gente muy matada pal trabajo. Yo reconocí algunos hombres jóvenes como yo, pegaditos aquí de La Joya, Durango, aquí de los cerros de algunos lugares, pegaditos de esos lugares. Y, ¡órale! Y, ¡órale!, vámonos.
LM: Oiga, don José, ¿cuántas gentes trabajaban ahí en ese rancho?
JA: ¿En el de Watsonville?
LM: Sí.
JA: Pos no le digo, setecientos cincuenta.
LM: Y, ¿en los del durazno y la manzana?
JA: No, ahí nomás cuatro, cinco hombres, no crea que nadien [nadie] más iba ahí en San José en la manzana, nadien más iba. Entonces, fue un día un dueño del negocio, fue y le dijo allá al patrón que si no nos dejaba ir a trabajar. “Sí, cómo no”, dice, “al cabo ellos se identifican con su pajaporte aquí en California, con su mica que traen, que son trabajadores de tal parte, pero aquí está pegado,esta Watsonville y San José está pegao”. Es el mismo valle, Santa Clara, San Bernardino todo eso es el mismo valle.
LM: Y, ¿ahí también le pagaban en efectivo?
JA: Sí, ahí acabando de trabajar en la tarde, tanto, vámonos, ¡échale!
LM: Pa la bolsa.
JA: Pos sí, sí cuando ocupábamos una mujer, pos la ocupábamos. Japonesas no vi yo ni una que anduviera en el, en el y tanta vez que jui, ni una andaba en el, en el negocio, sí.
LM: Puras…
JA: Puras gabachas y la mexicana pos no se diga, negras, filipinas, italianas.
LM: Don José, ¿en alguna ocasión le tocó que lo parara La Migración, que le pidiera sus documentos? ¿Cómo era La Migra en aquellos años?
JA: Pos le voy a decir que, que yo ni la conocí, porque pos los contratados entraban, llegaba y parqueaban el bus y ahí se bajaba uno y más no sé, si el que nos estaba pidendo el pajaporte era de Migración o era… Porque ahí nos metían a los corralones y por lista, ahí por nombre: “Fulano de tal, fulano, mangano”. Cuarenta hombres o cien o los que… Ese día de los setecientos cincuenta se me hizo a mí muy grande lo que estaban anunciando allí, pero por el nombre. “Vas pa dentro y hágase pa acá y va pa allá y va pa allá”. Y ahí atacaron los autobuses hasta el Campo Nuevo.
LM: Y después, cuando usted volvía y regresaba, ¿le decían a dónde quería ir o lo mandaban nada más?
JA: No, ahí mandaban, no, por ejemplo, cuando nos renovábamos contrato en El Paso, Hidalgo o en Piedras Negras o en El Paso, Texas o cuando renovábamos contrato, decían: “Hay contratos pal que quiera renovar a Arkensó”. “Sí”. “Órale, yo mero”. Hay renovación de contrato a La Mesa, Texas, a Pecos. “Órale vamos.”
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Ignacio Astorga. Cuénteme de…
JA: De Monterrey.
LM: De Monterrey, don.
JA: Nos contratamos de aquí, de aquí en Durango y nos mandaron a Monterrey.
LM: A Monterrey. ¿Cómo era el lugar a dónde llegaron en Monterrey?
JA: En un destrocadero allá pa la estación, un, allá de atiro.
LM: ¿En qué se fueron de aquí a Monterrey?
JA: En autobús.
LM: ¿De pasajeros?
JA: Sí.
LM: Con asientos y todo.
JA: Sí todo, íbamos aseados, no íbamos mugrosos, pues. Entonces llegamos a Monterrey y metió el, el que llevaba el primer autobús, metió la lista de los asipirantes a braceros. Él metió la lista y ahí nos estuvimos hasta que escuchamos cada quien su nombre.
LM: ¿Cuánto tiempo se estuvieron?
JA: Doce días, dos semanas, dos semanas.
LM: Y, ¿a qué horas se iban?
JA: Entraban las listas a las nueve y salían a las cinco de la tarde, a las tres, a según.
LM: Entonces de nueve a cinco ustedes ahí estaban afuera.
JA: Sí, ahí. Y era un lugar que no he visto yo en mi vida, un lugar tan cochino como ese. Estaba usted sentado en una piedrita así y se fijaba en el piso y ahí se, se veían los piojos, toditita la gente piojosa, estábamos piojosos. Entonces, nosotros pa poder vivir, agarramos clientela en un restaurancito con una muchacha que si todavía vive, Dios le dé salud, porque de esas mujeres hay pocas. Hacíamos el aseo, regábamos y barríamos y hacíamos el aseo. Y nos daba un plato de gallina deshuesada. La gallina deshuesada era un plato de frijoles de la olla y dos tortillas, eso era todo. Los que tráiban dinero, pos comían carne y eso.
LM: Ah, pero ustedes…
JA: Bueno, pos estábamos jodidos. Entonces de ahí, a los doce días nos hablaron a El Paso, Hidalgo, nos mandaron a El Paso, Hidalgo.
LM: Y, ¿dónde dormía?
JA: Ahí en… Élla nos prestaba un petate ahí. En El Paso, Hidalgo ya llegaron los camiones ahí con la gente. Y ahí nos bajaron y luego nos formaron y pusimos los maletines, llevábamos ya maletines con ropa. Y ahí nos fumigó un negro, pal piojo. Y de ahí ya nos pasaron al baño a bañarnos y de hay sí ya estábamos listos pa, pa, pa ver a dónde nos iban a mandar, nos mandaron…
LM: ¿También los exámenes médicos?
JA: Todo, todo, ya listos, pasaportes para la mica. Ahí agarré yo la mica de trabajo esa. Y me tocó a Michigan, a cuarenta y cinco nos tocaron a Michigan, en las últimas contrataciones.
LM: ¿Dónde dice que cruzó la frontera?
JA: En El Paso, Hidalgo.
LM: ¿Eso dónde es?
JA: De Monterrey es la última frontera pa abajo, de Reynosa.
LM: De Tamaulipas.
JA: Sí, en Tamaulipas, El Paso, Hidalgo, Tamaulipas.
LM: ¿En qué se fueron de ahí de Monterrey?
JA: En un autobús, en autobuses nos juimos.
LM: Ya por parte de la…
JA: De sí, ya de la compañía, de ahí pa delante ya va uno, pos desde aquí de Durango ya va con gastos de ellos.
LM: Ya eran gastos pagados.
JA: Ey, y ya de ahí nos contrataron pa Michigan, dos días y dos noches en el bus con relevo de dos choferes. Onde nos daban comida, estaba esperándonos una camioneta con lonches, un lonchi pa cada quien, un tambo pa hechar la basura y baños pa si alguno quería ir a alguna taza, a alguna, en lo disierto.
LM: ¿En el camino?
JA: En el camino había muy buenas atenciones compa, pa los braceros, con eso le digo todo, porque yo, yo fui varias veces y me las supe de todas todas. Porque no fui broncoso ni nada, más de pelado de trabajo, porque así es.
LM: ¿Qué les daban de comer en el camino?
JA: Oiga, lonches, aquí pos son lonches, así les dicen ellos en Estados Unidos, un lonchi de carne o de algo, con su mayonesa, todas sus cosas, lo que es un lonche. Lonchi de los que dan de pan.
LM: ¿No se quedaban con hambre?
JA: Y luego con su jugo, su manzana o su naranja, no, no, no, cállese la boca. Y dos días, dos noches y luego ya onde nos llevaban a pueblo. Ahí todos, no nos desertábamos, ¿pa qué? Es que nos llevaban a pueblo y ahí estaba el baño y ya estaban los otros, ahí y cada quien su lonche, cada quien su lonche. Allí no había con que agarraba dos, no, no a cada quien le daban su lonchi y sigue pa dentro.
LM: Y, ¿quién se los daba, había…?
JA: Una, una, un mexicano o alguna persona.
LM: ¿No eran policías?
JA: No, no, nada, hay entraba usted al baño muy aseado todo, entraba y hacía del baño, si llevaba ganas, ¿qué ganas iba a llevar? Los pieses hinchaos con dos días y dos noches aquí así, así.
LM: Estaban reducidos.
JA: Reducidos, sí.
LM: Ya lo que querían era bajarse.
JA: Ey, ya, ya.
LM: Y, ¿a dónde llegaron?
JA: A Michigan, dos días.
LM: ¿A un rancho?
JA: A un rancho.
LM: ¿O al…?
JA: No, a un rancho. No, nos dejaron en la orilla del pueblo y de ahí vinieron los rancheros y nos levantaron al rancho. Cuarenta y cinco hombres se llevó ese en dos o tres viajes se echó.
LM: ¿Todos los que iban en el autobús se fueron con él?
JA: Ey, ey, pero ahí lo bajaban a uno y ya.
LM: ¿En qué trabajaron en ese rancho?
JA: En el pepino, éramos, de ahí me jui yo a trabajar a la empacadora, nomás una, ahí poquito me tuvieron y de ahí ya.
LM: ¿Primero piscando?
JA: ¿Eh?
LM: Primero lo…
JA: Ey, lo calan a uno piscando a ver si de veras la deshuesa.
LM: Y, ¿cómo es ese, cómo es la pisca del pepino?
JA: [Es]tá la mata, ya como la de las calabazas, ya.
LM: ¿Chaparrita?
JA: Sí, no, no, de a tiro y de ahí la calienta. A veces hay hasta víboras ahí, pero primero le hace uno al ruido a ver si no chilla y arranca con barricas de esas. La llena y va y la vacía en el costal, la llena y va y la vacía en costales.
LM: ¿Cada trabajador tenía su costal?
JA: Sí, ya hasta pasa un camión tirando los costales en los surcos. Y de ahí en la otra surquería del otro lado ya entra, entra el otro cargando. Y a unos les toca cargando y a otros pos sí, aquellos más flojos, como les decía yo: “Ustedes vienen a flojear [o] a cargar”, les digo, “no, hay que ganar dinero, pos si venimos a… “No”, me decían, “como tú eres matadillo pal jale, te vale madre”. Pos sí.
LM: Y luego de ahí lo pasaron a la fábrica.
JA: A la empacadora, sí, a seleccionar, va por banda el, la banda, el pepino en la banda. Y el que está dañao lo quita uno. Ese no tiene exportación, está dañao, está muy amarillo, o está podrido o tiene… Porque el que anda piscando al contrato, le vale madre, echa de todo, pa que se llene pronto la barrica, eh. Entonces, va la banda trabajando y, y el que va malo lo quita uno, porque hay que llenar reja.
LM: Llenan rejas. ¿Cuánta gente trabajaba en esa fábrica?
JA: Ahí trabajaban doce. Doce gnetes.
LM: Doce, y, ¿eran mexicanos todos?
JA: No, no, nomás yo había de mexicano, compa.
LM: ¿Usted era el único mexicano?
JA: Sí, los demás puro americano, un negro mala chiva. El negro, los negros son malas chivas, compa.
LM: ¿Por qué?, ¿tuvo algún detalle ahí con alguno?
JA: No, no, otro, se hicieron de palabra ahí y el negro y no, no, pos fíjese que hay veces que le platico yo, porque mi historia fue larga. Desde la primera vez hasta la última está camarón. Muchos no se acuerdan de qué hacían ni qué, cómo andaban ni nada, y yo sí. La mentalidad está concentrada en los trabajos, en el sufrimiento, onde había sufrimiento y onde no había…
LM: ¿Cuánto tiempo trabajó ahí en la fábrica?
JA: Trabajamos, ahí cumplimos el contrato de noventa días.
LM: ¿Pagaban bien?
JA: Sí.
LM: ¿Cuánto le pagaban?
JA: Pos ahí estaba ganando yo lo que ganaba más, el trabajador que trabajaba en el field, así le dicen ellos, el field, yo trabajaba, allí yo ganaba por el que ganaba más. Pero pos a veces ese diario ganaba $12, $13 pesos, así es de que yo ganaba por el que gabana más.
LM: ¿En qué época se cosecha el pepino?, ¿en qué meses?
JA: En, a ver, fue septiembre, sí, octubre, de septiembre pa delante, octubre.
LM: ¿Hacía frío ya?
JA: Ya quiere esta mujer que la atienda y él.
LM: Orita ya vamos a…
JA: A salir.
LM: A terminar.
JA: Bueno.
LM: ¿Ese fue su último contrato?
JA: Ese, de ahí tengo la mica, quién sabe dónde andará.
LM: Don José, cuénteme, ¿cómo fue su vida después de haber sido bracero ya cuando se regresa a México?, ¿a qué se dedica?
JA: Ahora vera, con el dinero que me quedó a mí de que traje de Estados Unidos, me puse a trabajar, a comprar ganado y bestias. Trabajé nueve años en la compra y venta de ganado y en la compra y venta de bestias y hice crecer mi fortuna, en los nueve años. De ahí me dediqué al comercio.
LM: Y, ¿con qué comerciaba, don?
JA: Abarrote.
LM: Abarrote.
JA: Puro abarrote.
LM: ¿En dónde?
JA: En el Ojito de Camellones, Canelas, Durango, porque me fui de Palomas a vivir al Ojito. Ya casado el viejo. (risas)
LM: ¿En qué año se casó usted?
JA: Yo me casé en mil novecientos, ora verá, en 1956.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
JA: Bueno, tengo dos, tenía dos. Con la que me casé, se llamaba, se llama todavía, todavía vive, pero con la que vivo, se llama María Jáquez Velázquez, es la que está en todos los papeles ya.
LM: ¿Se separó o se divorció?
JA: Tenemos cuarenta y tres años, no, ahorita la tengo hasta enferma. Cuarenta y tres años tenemos viviendo juntos, siete pa las de oro, y ahí lo veo. (risas)
LM: ¿Cuántos hijos tuvieron?
JA: Cinco, tres hombres y dos mujeres, que vivos todos.
LM: Don José, ¿alguna vez sintió ganas de regresar a trabajar en Estados Unidos?
JA: No, ya no, yo llené de trabajar en Estados Unidos, llené, porque fui muy matado en el trabajo allá.
LM: Y, ¿le iba bien aquí?
JA: Así es, con lo que hice de allá, ya salí bien aquí. Ya me puse a trabajar y [es]toy trabajando pa vivir.
LM: ¿Ahorita en qué trabaja?
JA: También en el comercio, tengo un comercito.
LM: ¿Ya vive aquí en la ciudad de Durango?
JA: Sí, en la Colonia José Revueltas, ahí está en la hoja.
LM: Don José, me gustaría que me dijera, ya para finalizar, ¿qué significado tiene para usted la palabra bracero?
JA: Hombre trabajador, agricultor, agricultor campesino, esa es la palabra de bracero.
LM: ¿Cómo se siente usted de que alguien lo llame bracero?
JA: Bien, porque yo fui de los que atendí ese negocio, así es de que me siento complacido de mi vida que me dijeran: “Ese es bracero”. A toda madre, porque sabía que era pelado de lana.
LM: Exacto. ¿Le da orgullo a usted?
JA: ¡Orgullo!, me siento orgulloso yo.
LM: En términos generales, podemos decir que, que lo que usted vivió allá, ¿fue muy positivo?
JA: Sí, en lo que trabajé fue positivo todo.
2do: Oiga, ¿todavía le falta mucho?
JA: No, ya.
LM: El haber sido bracero, ¿cambió su vida de alguna manera?
JA: Ey, porque fuimos muchos braceros, pero unos no supieron aprovechar. No le digo que con el dinero que estuve ahorrando, trabajé nueve años y de ahí empezó mi capital pa arriba y pa arriba y pa arriba. Gracias a Dios que supe hacerme de Monterrey codito, eso es el codo. (risas)
LM: Don José pues quiero darles las gracias por haber platicado con nosotros, por compartir con nosotros parte de su vida, sus experiencias.
JA: ¡Ándele! El gusto es para mí, porque me siento yo muy complacido de ver que así jue mi historia desde joven nuevo de diesisiete años hasta la presente, de sesenta y nueve años, de diesisiete a sesenta y nueve, ¿cómo ve?
LM: Muy bien, pues muchas gracias.
JA: Ay, pero hay que quitar esto, ande.
LM: Muchas gracias, con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
JA: Ándele pues, que Dios lo ayude y a mí que no me olvide.
LM: Exactamente.
Fin de la entrevista
Creator
Martínez, Laureano
Astorga Corral, José Ignacio
Date
2003-03-17
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
José Ignacio Astorga Corral
creator (Spanish)
Martínez, Laureano
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
1:32:00
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: José Ignacio Astorga Corral
Facha de la entrevista: 17 de marzo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor José Ignacio Astorga Corral, en la ciudad de Durango, Durango, el día 17 de marzo de 2003. Conducida por Laureano Martínez para el Projecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Buenos días don José.
JA: Buenos días.
LM: ¿Cómo está?
JA: Pos bien, y, ¿ustedes cómo están?
LM: Muy bien, gracias a Dios.
JA: Con su trabajo, ¿cómo andan?
LM: Pos bien, aquí.
JA: Pos nosostros aquí andamos echándole ganas a ver qué es lo que nos dicen ustedes.
LM: Muy bien, don José, me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
JA: Agárrate, yo nací en Palomas Canelas, Durango.
LM: ¿En qué año?
JA: El año [19]33, el 31 de julio a las seis de la tarde.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
JA: Francisco Astorga Chávez.
LM: Y, ¿su mamá?
JA: Pastora Corral González.
LM: ¿Cuántos hermanos tuvo, don José?
JA: Mire, tuve muchos, ahí le va, pero de mi mamá juimos ocho.
LM: ¿Se acuerda de los nombres de sus hermanos?
JA: Sí, el primero fue yo, José Ignacio y luego sigue Rosalba Astorga Corral, Carolina Astorga Corral, Austriberto Astorga Corral, Ricardo Astorga Corral, Jesús Astorga Corral, Aureleano Astorga Corral, el socoyote Fidel Astorga Corral, los ocho.
LM: ¿Usted era el mayor de ellos?
JA: Así es, el primero.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá, don José?
JA: Agricultor, ganadero y campesino. Hay que hablar la cosa como es, él era agricultor, ganadero y campesino.
LM: ¿Qué sembraban, don José?
JA: Maíz, papa y frijol, era lo que se levantaba en esa sierra de Durango, es en la Madre Sierra de Durango donde está ese rancho.
LM: Maíz, papa y frijol. Y, ¿tenían ganado?, ¿tenían vaquitas?
JA: Ey, vaquitas, bestias.
LM: Y, ¿tuvo usted oportunidad de ir a la escuela?
JA: No, estábamos en un rancho incomunicado de maestros, de todo, ya cuando quisimos salir a estudiar, pos casi nos quedamos analfabetas, porque no pudimos pues. Los recursos de nosotros eran muy bajos pa salir a estudiar a los pueblos, bajar a Tepehuanes, a Santiago, a Canela.
LM: Que era lo más…
JA: Lo más acertado pa estar.
LM: ¿Qué tan lejos estaba Tepehuanes?
JA: En el Valle de Topia tuvimos un mes en la escuela, ¡un mes!, fíjese. En un mes, de clases que tuve yo, aprendí a poner mi nombre, a hacer cuentas y eso, hasta ahí llegamos.
LM: ¿Aprendió usted a leer y a escribir?
JA: No, muy mal, no, hay que ponerle como es.
LM: ¿Qué tan lejos estaba usted de Tepehuanes?
JA: Mire a caballo eran, el pueblo más cerca era el del Valle de Topia, eran, por decir así, salía uno en la mañana, a las dos, doce horas a caballo. A caballo es en remudas pues, usted sabe.
LM: ¿Por la sierra?
JA: Por la sierra, por lo bruto de la sierra.
LM: ¿Le ayudaba usted a su papá, don José?
JA: ¿Eh?
LM: ¿Le ayudaba usted a su papá?
JA: Ey, ey, yo de la edad de siete años fui agricultor también, ganadero y campesino, ¡de la edad de siete años, ponga cuidado! Atrás sembrando y viendo ganado, viendo bestias y viendo todo, un chavalito flaquito. Bueno, de ahí de ese rancho, sseguí yo en Las Joyas, era vecino el rancho ahí, pero ese es la, ¿cómo se dice?, ¿matriz o motriz?, de onde yo me crié, Paloma, Canelas, Durango. Entonces, ya cuando llegamos a la edad, fíjese, de diecisiete años, cuando tenía yo diecisiete años me, me jui al pueblo de Canelas con el Presidente Municipal Alberto Monárrez. No me acuerdo del otro apellido, creo, Alberto Monárrez. Y nos prestó la cartilla para ser contratados en Hermosillo, Sonora.
LM: En Hermosillo, a ver, espéreme tantito, vamos a regresarnos un poquito, cuénteme un poquito cómo es ese lugar donde usted nació.
JA: Es un rancho, y rancho, rancho y el, se llama Palomas y el río de Palomas va y cae pal lado de Culiacán, pal lado de Sinaloa.
LM: ¿Hay un río por ahí?
JA: Hay un río. Y Palomas es un palomar que está hasta la fecha, todavía está una sierra, un cerro como palomar con cuevita, muy, muy bonito.
LM: Muy bonito. ¿En el mero corazón de la sierra?
JA: Así es, entonces…
LM: Cuénteme cómo era su papá.
JA: Mi papá era un hombre moreno, altote, de muy buena estatura y…
LM: Y de carácter, ¿cómo era?
JA: Era muy buena persona, mi papá, no porque haiga sido él, él nunca pelió, nunca fue de pleito. Era músico de acordeón, tocaba el acoredeón él, enamorado como pocos.
LM: Ah, ¿sí?
JA: Ey, ¡semos cuarenta y tres hijos de ese señor en siete mujeres!
LM: Cuarenta y tres.
JA: Quedamos vivos ya pocones pero todavía, cuarenta y tres, medios hermanos. Los míos son ocho.
LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Ignacio Astorga. Así que tuvo cuarenta y tres, fueron cuarenta y tres.
JA: En siete mujeres.
LM: ¿En el mismo pueblo?
JA: No, no, no, no, (risas) no, estaba pesado, mire, a vieja que le ponía… Y él, no era muy bien parecido, pero siempre estaba bien parecido, vieja que le ponía el ojo se le salía a madre. Cuando yo ya crecí, le dije un día a mi papá: “Oiga, papá, yo ya estoy de unos quince años arriba y de hay para arriba pues ya le pongo cuidado a las mujeres también”. Entonces dice mi papá: “¿Por qué me haces esa pregunta? Me estás faltando al respeto”. “No, no es que le falte al respeto, es que usté en toda esta región ya no dejó ninguna mujer pa comadre de pila, ¿qué le pasa?”.
LM: Pos sí.
JA: Pos sí, ya siete mujeres en esa región, está pesao.
LM: Y no era muy fácil hablarle así al padre.
JA: No, no y, yo no sé qué tenía este hombre. Un día le dije a mi mamá: “Oiga, mamá, ¿pos qué le dio a usted casarse con mi papá?”. Me dice: “Mira, tu papá era un hombre que le hablaba uno las cosas, bueno, no sé explicarte cómo”.
LM: Oiga, don José, ¿se acuerda de cuál fue su primer trabajo de paga que se haya ganado un que otro peso?
LM: Ahí le va, yo el primer trabajo de paga que recebí [recibí] fue sembrador, con un agricultor, sembrando maíz.
LM: ¿En dónde?
JA: En el rancho de Palomas, ahí mismo.
LM: ¿Cuántos años tenía, don José?
JA: ¿Yo? Siete años, andaba en los siete años. Entonces, me pagan $0.50 centavos, ¡a la semana, compa! No vaya a creer que diario. ¿Cuánto estaba ganando?, nada.
LM: Nada.
JA: Pero en la semana, $0.50 centavos, en la otra semana otros $0.50, ya hacía $1 peso, se lo daba a mi mamá y a veces dejaba pa traer ruidito, yo. Pero eran pesos, de estos mire.
LM: De oro. ¿De qué eran? A ver.
JA: A ver si lo traigo, debo de traer.
2do: ¿Lo podría interrumpir un segundito?
LM: Vamos a hacer una pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista. Me decía que le pagaban $0.50 centavos por semana.
JA: Así es.
LM: Y, ¿rendía de algo ese dinero?
JA: Pos fíjese que en dos semanas sacaba los $2 pesos, $2 pesos, pero con el que trabajaba yo, me ayudaba con la comida pa la casa. Pos sí, éramos tres de familia. Entonces él cooperaba comida pa mi mamá y nosotros. Habíamos nomás las dos mujeres y yo de hombre y él cooperaba, después de que me pagaba los $0.50 por semana. Era un agricultor muy bueno, él me daba en la tarde pa que llevara frijol, llevara papas o maíz, no teníamos, lo que no teníamos me daba él.
LM: ¿Cómo se vivía en esos años?
JA: Pos una, una cosa, cómo le quisiera decir, una cosa muy, pos muy apenas, muy apenas porque no había intervención de dinero, no había nada. Así es de que el rancho, todo lo que teníamos bueno, era los que teníamos ganado, pos ordeñábamos vacas para hacer quesos, bestias para movernos. Matábamos una que otra res en el mes de diciembre que estaban gordas, que estaban buenas, ey.
LM: Y, ¿secaban la carne?
JA: Así se secaba y de ahí comía uno caldos y carne seca y mataba…Eso sí, engordábamos muchos puercos.
LM: ¿Cómo fue su infancia, don José?
JA: Pos una, una cosa dura, dura pa que mejor me entienda, una cosa, no, sobre la agua no, limitado de todo, más bien de dinero, ropa… Ropa, yo me acuerdo que comprábamos metros de mezclilla, metros de, así de orlanda pa hacer camisitas, de manta trigueña.
LM: Y, ¿su mamá les hacía la ropa?
JA: Ey, mi mamá, las muchachitas vestidas, cortecitos de batista le decían, también, las dos hermanitas, pos sí. Y ahí hubo ocho, ocho de familia.
LM: ¿Cómo era su mamá, don José?
JA: Chaparrita, blanca con los ojos de color, por eso mi familia ahora, mi familia están saliendo güeros, les digo: “Bueno, y, ¿por qué?”. Mi mamá se terminó ora el día 5 de este mes, hizo un año que se murió ahí en mi casa, aquí en la José Revueltas. Y la llevé a enterrar a [Los] Mochis, Sinaloa.
LM: ¿Ella era de Los Mochis?
JA: Allá están mis hermanos, dos de ellos y quiso que allá la enterráramos,bueno pues alla la llevé.
LM: Cuénteme, cuando fue creciendo, ya de quince, diesiséis años, en qué trabajaba, don José.
JA: Entonces trabajábamos en la carretera que se metío a [Valle] Topia. Empezábamos a trabajar ya a ganar $8 pesos, a peso la hora, los de raya, pero nosotros trabajábamos de contrato tres chavos del mismo… Nos sacaban, nos pagaban a $8 pesos el metro y nosostros ahí nos atorábamos, a trabajar como, como negros y ganábamos feria.
LM: Ganaban, ya rendía.
JA: Ey, tonces ya estábamos alivianaos. Y ya así mi trabajo fue campesino, mi trabajo de a tiro, después de la agricultura, del beneficio de la agricultura ya, ya trabajábamos de raya con los contratistas y pos ya. Ya fue otro el ambiente de nosotros.
LM: ¿A qué edad se casó usted, don José?
JA: De veintidós años.
LM: De veintidós, ahorita vamos a esa parte. Ahora sí, cuénteme cuando se fue a la presidencia municipal para enlistarse como bracero.
JA: Nos juimos cuatro, y a los cuatro nos prestaron las cartillas y salvoconducto, éramos los cuatro del mismo año, unos mayores, unos del mismo año, otros de once meses.
LM: ¿Usted tenía diesisiete años?
JA: Diesisiete años, íbamos dos de diesisiete y dos de dieciocho, pero les prestaron la cartilla porque pos nos urgía ir a trabajar en Estados Unidos, porque pos oíamos que dólares.
LM: Pos sí. ¿Qué les pedían para enlistarse?
JA: La cartilla, la cartilla o salvo conducto de la presidencia, donde no teníamos antecedentes penales, sí. Pero la cartilla era uno de los papeles en muy buen reglamento, en muy buen reglamento, la cartilla. Porque la cartilla quiere decir que uno es ciudadano mexicano.
LM: Exactamente.
JA: Así es.
LM: ¿Acta de nacimiento?
JA: Ey, también, pero casi nomás la cartilla de, salvoconducto, bueno, llevábamos la acta de nacimiento, pero…
LM: ¿Quién se las dio?
JA: El presidente municipal, nos las prestó para que cumpliéramos el servicio cuando viniéramos de Estados Unidos, como así lo hicimos el [19]56.
LM: ¿Qué año fue ese?, ¿se acuerda?
JA: En 1955.
LM: Y luego de ahí, ¿a dónde los mandaban, o qué?, ¿cómo era?
JA: A ver, nos fuimos por la quebrada de Canelas para abajo, salimos a Tamazula y de ahí agarramos el tranvía a Culiacán. Y de Culiacán nos fuimos a Hermosillo, porque ya en Empalme ya no estaban.
LM: Cuando iba por la sierra, ¿a caballo?
JA: A pie.
LM: A pie.
JA: Por la quebrada, allá por la costa, por la costa.
LM: ¿Cuánto hacían?
JA: Salimos del pueblo de Canelas a las seis de la mañana y llegamos a las doce de la noche, a pie al agua caliente, ahí en la guardarraya de Sinaloa y Durango.
LM: ¿Cuántos iban?
JA: Cuatro, nomás y eso en el Valle Imperial, ahí nos desbarataron a uno pa un lado y otro pa otro.
LM: Y, ¿qué llevaban de comer?
JA: Pos a tortillas, ahí llegábamos a los ranchitos.
2do: ¿Sí me permiten pasar para allá? No, ahí está bien, ahí están bien.
LM: Cuatro.
JA: Sí, cuatro.
LM: Siéntese don José, siéntese, ahí está ya.
JA: Cuatro, cuatro compas.
LM: ¿Se acuerda qué llevaba de ropa?
JA: Sí, un pantalón de mezclilla y una camisa de dril, (risas) pos sí me acuerdo de las hazañas, qué no ve que pos uno anda en eso, pues.
LM: Y era…
JA: Ni más cobija, ni más nada, un cambiecito llevábamos puesto, ya pa cuando nos contratábamos ya casi se estaban pudriendo de mugre.
LM: ¿Llevaban comidita, lonches?
JA: Lonche y luego llevábamos, el costo fueron $50 pesos de Tamazula, sí, fueron $50 pesos.
LM: ¿De ahí en Tamazula?
JA: Sí, de Tamazula a Empalme. No y nos regresamos, porque no había nada en Empalme, a Hermosillo nos regresamos.
LM: Y, ¿ahí se fueron en tren?
JA: Ey, no, en Hermosillo nos echaron en camiones, en autobuses.
LM: Pero, ¿para llegar a Hermosillo?
JA: Ah, íbamos en, en, ya íbamos en camión, en autobús.
LM: ¿Cómo era ese viaje?, ¿ya había carretera?
JA: No, no, no, ahí todo eso ya había carretera, menos pavimento de Tamazula a Culiacán, no había pavimento, terracería. Y no, muy bien, fíjese que, me pongo yo a pensar que yo he tenido muy buena entendimiento en los pensamientos de, de, ¿cómo le quiero decir?, de saber ónde ando, cómo ando y todo. Y en 1955 jue cuando me contraté la primera vez.
LM: La primera vez.
JA: A Estados Unidos.
LM: Oiga, entonces llegaron a Empalme y no había nada en Empalme.
JA: Nada, nos regresamos a Hermosillo y ahí estaban las contrataciones.
LM: ¿A qué horas llegaron a Hermosillo?
JA: Ya llegamos en la tarde.
LM: Y, ¿cómo era ese lugar donde estaban contratando?, ¿se acuerda?
JA: Pues era un, fuera del pueblo, un [El] Trocadero, les dicen a esos, Trocadero donde se va a contratar uno ahí.
LM: ¿Había mucha gente?
JA: Sí, había del sur, estaba lleno, nomás de Durango habíamos arriba de unos, ¿qué?, arriba de unos cinco mil.
LM: ¿Nomás de Durango?
JA: Ey.
LM: ¿Cuánta gente habría ahí?
JA: Habríamos unos de veinticinco a treinta mil gentes, era lo menos.
LM: Y, ¿cómo era ahí?, ¿qué había que hacer o qué?
JA: No, nada, estar escuchando a ver, metimos la lista, los que íbamos de Canelas, metimos la lista y esperar a escuchar nuestros nombres.
LM: ¿Cuántos días duraron ahí?
JA: Nosotros duramos quince días.
LM: ¡Quince días!
JA: Ey, para contratarnos.
LM: Y, ¿dónde se quedaban?
JA: En el pleno mon[te], en el pleno piso, ahí en un petate, ni más cobijas, ni más nada, ahí como los animales donde hay, como hay afuera en la calle, cantidad de gente así. No había, los hoteles, ¿usted cree que toda esa gente mugrosa nos iban a admitir en los hoteles? ¡Nombre!
LM: ¿No había ni dónde bañarse?
JA: Nada, nada, no y luego, temprano se cerraban las contrataciones, pero yo al último me puse listo y vi que estaba un amigo echándose algo en las bolsas, es que era ese amigo, llegaba yo con mis papeles, ahí le atacaba un billetito de a $5 pesos. Y luego, lo sacaba muy bien: “Pásale pa allá”. Pues ese agarró la pura feria, luego descubrí yo a los demás compañeros: “Háganle así”. “¿A poco ya?”. “A mí ya me dieron el pase, pos seguro”.
LM: Sí, no, ¡pos yo creo que todavía estaría ahí esperando!
JA: ¡No, pos sí! (risas) Y empezamos a chorrear por ese punto. Oiga, pos si muchas veces, está como aquí, aquí le voy a platicar, ahí estaba la cola hasta la vuelta. Me vine yo, me vine y llegué a la puerta y dije: “Haga cola”. “Preste el número”. Me dieron el número y me jui a hacer cola, buscando los demás a ver qué número traigan, ahí me acomodo ahí, y los demás allá pa allá. (risas)
LM: Oiga, don José, así que en cuanto se dio cuenta…
JA: Ey, es que mire, hay unas cosas, no todas, pero sí hay unas cosas verídicas y las estamos mirando cada día más y más. Hay que hablarle a las personas, yo le hablo a usted sinceramente, le digo: “Oiga, ¿de qué se trata?”. “¿Se trata de esto o de qué se trata? Quiero que me informe usted, por eso le estoy hablando en español el cien por ciento”.
LM: Claro.
JA: Usted si no es egoísta o usted me hace una pre[gunta], así hágale en esta forma o claro. Como le dije a la muchachita: “Necesitamos saber qué es lo que vamos a hacer con usted”. Porque si usted no nos dice yo necesito su voto de ustedes, para lo que… o no va a haber nada o, ¿qué?
LM: Así es. Oiga, bueno y luego ya lo nombraron. Y, ¿qué pasó?
JA: Pa allá nos nombraron, otro día, a los quince días de estar ahí nos nombraron y ya nos fuimos. Nos dijeron a dónde y ya todos formados juntos. Y yo muy carajo oiga, un plebe muy, muy aventao, luego yo mismo les dije: “Hum”. Que fuéramos más, y la raza me hacía caso.
LM: Pos ya.
JA: Llegamos a una parte y ahí nos, ya el, un dirigente, como ahora usted que se da de dirigente aquí: “Se forman todos”. Ya llegaban los autobuses y vamos pa arriba. “Y vámonos a El Paso”.
LM: Y, ¿cómo eran esos?
JA: Luego llegábamos a Mexicali, al Valle Imperial.
LM: Y, ¿cómo eran esos autobuses?
JA: Pos ahí andaban hasta, hasta azules con blanco, pos andaban de varios colores.
LM: ¿Tenían asientos?
JA: Eh, muy buena, buen servicio, de ahí nos dio hasta, ¿cómo le quiero decir?, mugrosos nosotros pos nos dio hasta, hasta chiva en lo limpio. Nomás que tenían un trapo en el asiento y otro en el respaldo pa quitalo pa lavalo, pos allá ellos.
LM: Oiga, don José…
JA: No, pos sí está pesada la cosa compa.
LM: Sí. ¿No les hicieron exámenes médicos ahí?
JA: Ahí no, pero allá donde nos iban a contratar sí.
LM: A ver, ¿cómo fue el viaje de ahí de Empalme hasta la frontera?, de Hermosillo, de donde se contrató.
JA: De Hermosillo.
LM: Sí.
JA: A la frontera sin tomar agua y sin comer. Si llevábamos algun lonchecito, eso íbamos comiendo, si llevábamos una agua o algo, antes no había el agua esa de botella, que ora, pos ora le tira unos tres gritos al diablo. Compra uno su botella de agua y, sí, eso es duro.
LM: ¿No les dieron nada de comer?
JA: Duro, nada, nos dieron de comer allá onde ya nos metieron.
LM: ¿Cuánto duró el viaje de ahí de Hermosillo a la frontera?
JA: No, rápido nos pusieron allá. Salimos en la tarde y pa otro día en la mañana ya estábamos, casi dormidos toda la noche.
LM: ¿Dónde cruzó la frontera usted?
JA: En Mexicali, en Mexicali ahí, la primerita vez que fui contratado yo.
LM: Cuénteme, ¿qué hicieron cuando cruzaron al frontera, a dónde los llevaron?
JA: Allí al Valle Imperial, ahí estaban las oficinas de contratación. Ahí llegaban los rancheros: “Necesito cuarenta hombres, necesito cincuenta, necesito…
LM: ¿Ahí fue donde les hicieron los exámenes?
JA: Así es, ahí pasamos por los médicos, todo, todo, nos inyectaron, alguno que llevaba gripa o alguna cosa: “Vámonos”. Y luego nos polvearon pal asunto de la laica. ¿Usted sabe qué es laica?, el piojo.
LM: El piojo, a ver, y cuénteme, ¿cómo fue eso?, ¿los formaron?
JA: Una mandera, un negro, ahí iba pasando uno y: “Abrele a tu maletín”. “¿Cuál?”. Pos si no llevábamos, nosotros no llevábamos nada, los demás sí. “Pos on [es]tá”, decía el negro que ónde estaba el maletín. “No hay”. Vámonos, nomás los dientes nos blanqueaban. Ya, ya pasamos a una oficina, ya allí a comer, compa, ahí había comida buena.
LM: Ahí había comida buena.
JA: Ey.
LM: ¿Los inyectaron?
JA: Ey, de ahí pa delante, sí los que: “¿Cómo te sientes?, ¿enfermo?”. “Pos sí, medio”. “Ándale”. ¡Pum! Y vámonos.
LM: ¿Los exámenes se los hacían con ropa o sin ropa?
JA: Eh, con la camisa en la mano, así de aquí pa arriba desvestidos. Oiga, muy bien, muy bien.
LM: ¿Le sacaron sangre?
JA: Ey, sí, sí.
LM: ¿Radiografías?
JA: No, nos arrimaban a una pared ahí, ¡palo! Y rápido, vámonos y vámonos. Claro que era la primera vez que me contrataban yo, tenía que ir pos poniéndose uno a la chiva, ¿ónde, cómo y cuándo? De ahí pa delante, lo que sea nos trataron muy bien, llegó una chaparrita japonesa. Y contrató setecientos cincuenta hombres pal campo o pa un campo que estaba en Watsonville, California. Ahí me tocó a mí.
LM: ¿Ahí le tocó?
JA: De los cuatro, a mí, otro le tocó a Santa Cruz, otro a Santa… Bueno, a los demás a otro lugar. Pero a mí me tocó en Watsonville, California, con los, en los setecientos cincuenta hombres.
LM: Y, ¿en qué trabajó?
JA: En la fresa.
LM: En la fresa.
JA: Piscando fresa.
LM: ¿Cómo es ese…?
JA: Noventa días.
LM: ¿Le dieron un contrato por noventa días?
JA: Ey, por noventa días, que hasta la presente yo tengo mi tarjeta que jue la que traje. Y les puse aquí en una hoja, las copias, les puse un seguro, pero el seguro ese me lo prestó un muchacho pa que trabajara con él, pero eso no, no es válido ese seguro. Pero la tarjeta es válida porque está puesta la fotografía, [es]tá retratada la fotografía en el papel, no es que se la ponga uno, no, esa sí está bien. Y esa fue la que les presenté aquí, porque la otra la, la que me gané yo, fue esa, la primera.
LM: Sí.
JA: Y la última estuve contratado. [Es]tuve por Texas, toditito Arkensó [Arkansas], toditito eso estuve contratado. Pero la última contratación cuando se cerraron las contrataciones, estaba yo en Michigan y de ahí me traje la, la esta, una tarjetita con la foto, la mica, que le dicen.
LM: La mica.
JA: Entonces, esa mica, pos esa la mandé de Vicente Guerrero pa Estados Unidos y fue por eso, llegué en la lista ahí, si no, había llegado mangas.
LM: Pos sí. Oiga, don José, a ver, cuénteme, ¿cómo era el trabajo de la fresa?
JA: En cuclillas y incao, o agachao, bien empinao, pos está la matita así mira, boscosa. Lo que no me gustaba es que aquí empezábamos hoy en la mañana y sacábamos el cuadro hasta allá y otro día en la mañana volvíamos aquí mismo, todos los días en la mañana ahí mismo, terminábamos esa file [field] y nos cambiábamos a otro. Bueno, entre más calentábamos la mata, más fresas daba.
LM: Grande la fresa.
JA: Grande la fresota, luego piscábamos la fresa para canería y para marqueta. Lo de canería es, usted sabe que es en lata, sí esa es, la fresa y la de marqueta hay que trozale el pezoncito, que se vaya con todo y pezoncito.
LM: Muy diferente.
JA: Sí, se lo trozábamos, allí nos pagaban de raya.
LM: ¿Cuánto les pagaban?
JA: Pos ahí ganábamos de raya como $8 dólares.
LM: ¿Al día o la hora?
JA: Al día, al día, no, pos sí, entonces…Desde la vida de nosotros, fue una vida dura en Estados Unidos. Porque los güeros o los güeros nosotros tuvimos, o los güeros, tuvimos mucho trabajo nosotros en Estados Unidos, sí. Ellos peleando, como sucede hoy, el día de hoy, que se hace la guerra o no. Ellos peleando y nojotros piscando algodón, aquí por Texas, por Pecos, [es]tuve en Arkansó, tuve, entrada por El Paso, Hidalgo, ahí por Ciudad Juarez, por El Paso, Texas, ahí toditito eso anduve.
LM: Oiga y, cuénteme, qué se oía de la guerra. ¿Ustedes qué sabían de…?
JA: No, no, nosotros no sabíamos que se andaban peleando los güeros, eso era asunto de ellos, nosotros matados en el jale. Luego en Pecos nos tocaba en el, en el algodón, pima de eso que estaba metida en el castillo, todititos los dedos nos desgraciábamos pa sacarlo de ahí. Piscábamos trescientas, cuatrocientas libras. Cuando estuvimos en Pecos, Texas contratados, salimos con cartones, con veliz cartón a la frontera. Porque pos lana de ónde, pa comprar una petaca o un maletín de uno.
LM: Una cajita de cartón y se acabó.
JA: Así es.
LM: Oiga, don José, ¿a qué horas empezaba su día de trabajo, cuando trabajaba en la fresa?
JA: A las ocho.
LM: A las ocho.
JA: Nos presentábamos, mire, espéreme, nos presentábamos temprano, a las seis de la mañana ya estábamos levantados en el campo con la lonchera ya listos. Y con es japones trabajábamos nomás dos, Alfonso Villa Corral y Nacho Astorga Corral, nomás dos personas. A los dos meses, ponga cuidado, a los dos meses se me reventó la apéndice en el trabajo. Y de allí me llevaron a operarme, a lavarme las tripas.
LM: ¿A dónde lo llevaron?
JA: Ahí al pueblito de, de ese punto de Watsonville, ahí ya me estuve nueve días en el hospital. Y de ahí ya salí a trabajar, a cumplir los tres meses.
LM: ¿Le cobraron algo por lo que le hicieron?
JA: Nada, nada, por cuenta de la compañía, no, no, no, andaba hasta muy asustada la, la dueña del campo. Caramba, un día hubo una huelga grande de setecientos cincuenta pelados, nos echaron la comida jedionda, la carne. La pusimos cuando íbamos a comer, estaba hiviendo, ¿cómo estaría? Y todos, ya no quisimos trabajar, nos juimos al campo a ver qué pasaba, sin comer. No, andaba la japonesa en jodicia, pum, pum, con los cocineros. Les dijo: “¿Qué pasó ahí?”. Pos esos eran los culpables.
LM: ¿Estaba mala la comida?
JA: No, no, pos la sacaron del refrigerador la carne, ponga cuidado, la sacaron y luego la pusieron a hervirla y no la metieron otra vez al refrigerador, sino que la dejaron ahí caliente, pos pa en la mañana amaneció hirviendo. Y como en la madrugada tenían que hacer los lonches, hacer los lonches. Y luego nosotros la lonchera la poníamos en el sol, pos qué, nos valía madre. Cuando fuimos a comer, le hablé al japonés, le dije: “Mira, ven, ya llegó”. “¡Oh!”, dice, “no”. Fue y nos trajo manzanas, jugos y…
LM: Y, ¿les cobraban la comida?
JA: No, no, no, la comida la ponía la compañía, no, no, nada, ni dormitorios, todo nuevecito. Luego había una gente del sur que se lavaban, como las tazas estaban limpias y de ahí agarraban agua pa lavarse la cara. Pos es que no sabían ellos pa qué era eso, ellos no conocían eso.
LM: No sabían.
JA: Entonces les decía yo: “¡Ey! Compadre, no, no ahí no, acá está, mira, acá está el lavabo pa la cara”. Y había arriba dos baños, oiga, nuevecito el campo, de todo y todo.
LM: ¿Cómo eran las casas donde vivían?
JA: Barracas techadas con lámina, son barracas techadas con lámina.
LM: ¿Cómo estaban amuebladas?, ¿qué había?
JA: Muy… Pura, puras camas de tres, ¿cómo son?, lipis(??), tres lipis(??)
LM: ¿Literas?
JA: Literas, todas las camas, oiga, para setecientos cincuenta hombres.
LM: ¿En un solo…?
JA: No, eran dos, tres, tres bodegas.
LM: Tres bodegas.
JA: Así es.
LM: ¿Cómo de a doscientos cincuenta?
JA: Ey, por pelado, por barraca, eran tres.
LM: Y, ¿la camita cómo era?
JA: De esas, esas chiquitas, no de esponja, sino de borra, colchoncito de borra.
LM: ¿Dormían a gusto?
JA: Ey, pos matados del jale, ¿usted cree? Llegábamos en la tarde del trabajo, un baño y a cenar. Había la hora de cenar, el que no se arrimaba a la hora a cenar se quedaba sin cenar.
LM: ¿A qué horas era la hora de cenar?
JA: Eran a las ocho de la noche.
LM: Oiga, don José y, ¿para bañarse y eso?
JA: Ahí estaba la línea de baño, cuartos de baño, una limpieza mucho muy grande, nomás que pos uno es muy socroso, ¿usté cree? Habían personas o habíamos que no conocíamos los baños. No sabíamos pa qué era aquella regadera, pos yo onde yo nací, quebraba el hielo en el río pa bañarme, ya más, ¿pa qué le platico ya más? (risas)
LM: Y, ¿jabones, rastrillos y eso?
JA: Ahí, uno compraba en el primer pago ya compraba uno su…
LM: ¿Cómo les pagaban?
JA: Cada ocho días nos estaban pagando, cada ocho días.
LM: ¿En efectivo?
JA: Ey, en efectivo, entonces nosotros pa mandar dinero a México, comprábamos, ¿qué?, un money order, ¿es money order?
LM: ¿Money order?
JA: Ey.
LM: ¿Dónde lo compraban?
JA: Ahí en el banco.
LM: ¿Los llevaban al pueblo?
JA: Sí.
LM: ¿Quién los llevaba?
JA: Pos a nosotros el patrón. El patrón nos pagaba el día sabado y ahí nos llevaba y órale él, yo no sé cómo tendría arreglado él, porque ahí depositábamos y nos daban el talón del money order. Yo todos los talones me los traje y a muchos les sirvieron aquí esos, la carta de, de cuando cumplía uno el contrato. Nomás que en el movimiento de que me vine de la sierra aquí a Durango quemé todos esos papeles. Dije: “Pos los contratos, ¿pa qué?”. Y que no supe en qué papeles se fueron, si no, los quemo a madre, pos sí.
LM: Oiga, don José, cuénteme cuántos días trabajaban a la semana.
JA: Los seis, los seis, de lunes a sábado a la tar[de], a medio día. Y había veces que nos decía el japonés: “Bueno, métanle hasta en la tarde”. El sábado al medio día y ya nos daba overtime y si queríamos trabajar el domingo, nos daba overtime, si queríamos. Pero no era obligación. Entonces nosotros íbamos a ganar dinero, pos trabajábamos overtime, nos valía madres. El Alfonso era un pelado, nomás dos andábamos con el japonés. Y decía el japonés: “De estos quiero, a ver cuáles otros son”. ¿No?
LM: ¿Hablaba español el japonés?
JA: Ey, él quería hombres de esos, jóvenes nuevos, oiga, pos¬…
LM: ¿Cuántos años tenía usted?
JA: Pos no le digo diecisiete. Fue cuando, cuando me contraté la primera vez, con la cartilla, así está.
LM: Oiga, y, ¿cómo se divertían?, ¿qué hacían?
JA: Nada, nada, unos se iban a emborracharse el día sábado y nosotros no, nosotros, íbamos a ganar dinero pa trair [traer] pa México. Eso [es]tuve yo, en seis veces que fui contratado a Estados Unidos, unos llegaban pedotes, borrachotes: “Que yo soy hombre”. “Pos yo no soy hombre, pero yo vine a llevar dinero, no vine a dejárselos ahí en la cantina”.
LM: Y, ¿eran muchos los que le entraban a la…?
JA: ¡Uy! Pos de cada cien, más del cincuenta por ciento, de cada cien hombres.
LM: Y, ¿dónde ahorraba usted?, ¿dónde guardaba sus centavitos?
JA: En la bolsa, en la bolsa los navegábamos. Y luego ya al mes mandaba yo el dinero a mi mamá.
LM: ¿Cada mes?
JA: Ni casao ni nada, cada mes.
LM: Muy bien. ¿Qué hizo cuando se le acabó el contrato ahí, don?
JA: Pos ya, vámonos. Ah, como me habían operao, me puse otra vez malo, entonces me dijo el japonés: “A ver si te arreglo, pa que estés en el campo con los cocineros”. “No”, dije, “a mí no me conviene estar ahí nomás”. Nomás, ¿qué?, ¿comiendo, duermiendo y sin ganar lana? No, no. Le dije, me faltaban pa los tres meses, ¿qué?, ocho días, “mi pase pa México”, ¡pum!
LM: De ahí, el patrón los llevaba, ¿a dónde los llevaba?
JA: A la oficina de los autobuses, de los de la perra flaca.
LM: Ah, esos de la perra flaca.
JA: Ey y esos nos llevaba a Los Ángeles y luego de Los Ángeles tras, a El Paso, ahí a Mexicali, ahí.
LM: A Mexicali.
JA: Al Valle Imperial, porque unos entrábamos y otros salían, unos entrábamos y otros salían.
LM: Era un caminar de gente.
JA: Ey, era un caminar de gente.
LM: Y, ¿qué hizo usted cuando salió?
JA: No, pos salí, saqué el boleto en Mexicali hasta Durango, hasta aquí y de aquí me fui pa, pa Santiago Papasquiaro, a Tepehuanes y de Tepehuanes a…
LM: ¿Se acuerda cómo estaba el dólar en aquellos años, cuando usted salió?
JA: El primero que cambié, yo los primeros dólares, [es]taban a $12.50, que ya andan cercas otra vez.
LM: ¿Rendían los dolaritos?
JA: Pos era cuando rendían, pos sí, ¿ora qué?, pos $1 dólar anda en $11 pesos pos ahí así. Pero antes me acuerdo yo que cambié $3,750 dólares, a parte de lo que había mandado pa la, pa la casa, sí, fíjese.
LM: ¿Le fue a usted bien?
JA: Bien, sí luego, pos sí, teníamos mucha, hacíamos rifas, hacíamos cosas.
LM: ¿Qué hacían?, cuénteme.
JA: Rifábamos chamarras, pantalones, camisas, nomás le sacábamos de sacarle algo, ¿me entiende?, eso es.
LM: ¿Pa sacar más?
JA: Más dinero. Y luego, pos habíamos muchas cosas que hacer. Muchos no hacían nada porque les pagan en lugar, a un señor, se llama José Gamboa. Yo lo hice comprar un rancho porque le manoteaba el cheque y le daba $10 dólares. Con esos $10 dólares se ponía pedo hasta la madre. Entonces, ya el lunes, me decía: “Cuñado, préstame $5 dólares pa mi pasaje pa irme a trabajar”. “Aquí están”. Eran $15. Entonces yo estaba juntándole la raya al mes: “Mira tanto rayaste, aquí están, pero no te los voy a dar”. Se los mandaba a la esposa, y la esposa los daba. Cuando vine, no hallaba la mujer dónde ponerme, me conoció. Dice: “Por usted tenemos este rancho”, dice.
LM: Mire.
JA: Ranchito barato, barato.
LM: Pero si no hubiera sido por usted…
JA: No, viejo borracho, no, no, yo he sido, a mí los borrachos me han dado mucho dinero. A donde yo vivía hice mucho dinero. Pero yo soy enemigo de los borrachos, porque los borrachos se desentienden de sus familias, de su mujer, de todo, un borracho, no, no, ¿pos qué?
LM: Pos sí.
JA: Pos sí
LM: No sirve para nada.
JA: No sirve para nada, compa, ¿para qué?
LM: ¿Cuándo se volvió a contratar, don José?
JA: A ver, a ver, el [19]55, el mismo [19]55 en septiembre, aquí en Durango pa entrar por El Paso, a Lamesa, Texas.
LM: ¿También hubo exámenes?
JA: Sí.
LM: ¿Dónde fue la contratación?, ¿aquí en Durango?
JA: En Durango nos mandaron a Chihuahua y de Chihuahua nos fuimos a El Paso.
LM: ¿Fueron igual los exámenes?
JA: Igual, igual, lo que no me gustaba que le agarraban a uno y, ¡pum! Hasta uno, hasta sangre le salía. A veces no llevaba uno una enfermedad. [Ah]ora los que llevaban almorranas ya afuera, pos iban todos, los mandaban a bañarse. Pos sí, porque ya iba el granero por fuera y los que no, pos nos valía madre. (risas) Eso sí es duro, cuate, eso sí es…Dijo la viejita: “Pos digo yo ya qué, ¿pero mi hija?”. (risas) Compa no, mucho cuidado, fíjese compa, bueno, a ver qué más…
LM: ¿Polvo también?
JA: ¿Eh?
LM: ¿Polvo también les echaban?
JA: Sí, pos pa la laica decía el negro. (risas) Entramos por ahí, luego entramos ¿por, qué?
LM: Por El Paso.
JA: Sí, por El Paso entré yo dos veces.
LM: ¿A dónde lo mandarón?
JA: A Lamesa, Texas.
LM: A Lamesa, Texas.
LM: ¿Ahí qué hizo?
JA: Al pule, al algodón, al pule.
LM: Cuénteme, cómo es ese jale del algodón.
JA: El pule es, era cortar el algodón con todo y bola. Pero muchos la regábamos, le dábamos el sogón a la mata y va pa dentro ochocientas y mil libras, la pura feria, matados en el jale, pero la pura feria.
LM: ¿A cómo les pagaban ahí?
JA: Ahí sí le sacábamos nojotros diarios hasta $12, $13 dólares, nos salía a más de, a más de peso la hora, nos salía.
LM: Vamos a hacer una pausa.
JA: A ver cómo andamos.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Ignacio. Me contaba del trabajo del pule.
JA: Ese, ese trabajo del pule de, se… Piscábamos algodón con todo y bola y a veces matas, también van pa dentro de la saca, pa que pudiera rendir la lana pues, que saliera.
LM: ¿Cómo era el…?
JA: La mata, la mata de algodón y ahí le sobábamos desde abajo hasta la punta y va pa dentro.
LM: ¿Usaban guantes?
JA: Nada, puro tirón, las manos despedazadas aquí con todo y dedos. No, oiga, estaba pesada la cosa.
LM: Y, ¿el costal ese que…?
JA: Saca, de larga como de aquí a aquella pared. Largas las sacas de, ¿qué?
LM: ¿Cómo unos tres metros?
JA: Sí, de tres a cuatro metros la saca.
LM: Y, ¿ahí le echaban? ¿A cómo me dice que les pagaban?
JA: Como a, pos sí ganábamos, $13 y hasta $16 dólares diarios. Pos sí, ya ganábamos bien porque allá pos compra uno la comida con, pos en una marqueta allá se gasta $1 peso como aquí en México otro, es la misma.Nomás que aquí rinde mucho, el dólar, aquí en México. Pero allá, pos $1 peso es $1 peso y, y aquí $1 peso es $1 peso.
LM: Ahí ya, me dice que fue en el [19]55, ¿verdad?
JA: Ey, en septiembre.
LM: ¿Ya tenía veintidós años?
JA: No.
LM: ¿Cuántos tenía?
JA: No, no, en el [19]55 tenía, sí, sí andaba, ora verá, no, no, andaba en dieciocho, dieciocho. Porque me vine y al siguiente año presté servicio.
LM: ¿Cuánto tiempo le dieron su contrato ahí? La segunda vez, cuando usted se vino.
JA: Tres meses, noventa días, eran de noventa días los contratos.
LM: No daban más de…
JA: No, luego si queríamos renovar los de Texas, de Arkansó si queríamos renovar, nos daban otros, otros noventa días a Arkansó, sí a otros lugares a onde queríamos renovarlo. Si hasta eso, nos (initeligible) propuestas, pero yo estuve contratado en Arciola(??), Arciola(??), Arkansas en aquí. Y luego estuve, la última contratación tuve en Pecos, en Lamesa, Texas, en California y luego estuve en, en la última contratación cuando se cerraron las… Taba en Michigan.
LM: En Michigan.
JA: Jue de onde me traje yo ya, me traje la, la mica, así le nombramos a esa tarjetita, con la fotografía puesta. Es que no, no era pegada, ese retrato va retratado como ahí. Ahí no hay que hay que arrancarlo y poner otra, no, ese viene…
LM: Ya venía impresas.
JA: No como éste mira, no. Ese está en el cartón, en el papel, ¿no?
LM: Oiga, don José, cuénteme, ¿cuántas veces se contrató usted?
2do: A eso venían, y como no ha venido…
JA: Seis veces.
LM: Vamos a regresarnos al trabajo del algodón, ¿ahí también tenían cocinero?
JA: No, no, pos nomás en California tuvimos, los demás en ninguna parte tuvimos cocinero.
LM: Y, ¿cómo le hacían?
JA: Nos tenían estufa, de esas parrillitas en, así en las paredes, ahí mismo a un lado, por ejemplo, aquí están las camas pa allá y allá teníamos las estufas pa hacer comida. Nosotros le hacíamos de cocineros, de todo eso le hacíamos nojotros, nosotros lavábamos la ropa, cocineros, tendíamos las camas y todo eso.
LM: Todo eso.
JA: Pos era trabajo, ¿cómo le quiero decir?, trabajo campesino. Esos son trabajos, no son trabajos de oficina, de nada. Por eso los güeros nomás nos ponían cuidado, los mayordomos y todos esos, pelaban los ojos. Porque nosotros íbamos a ganar dinero, nos valía madre. Y luego había unos muy averigüistos en el trabajo. “Te vas a llevar la, la hija del patrón y andas matado en el jale, jalando la gente”. No, pero, ¿cómo?, si es que, andabámos trabajando.
LM: Claro.
JA: Yo el, ¿ónde?, ¿en qué parte? A ver, orita me acuerdo, estuve contratado y se jue en, en noviembre se jue de cacería el patrón, entonces nos quedamos solos. Habíamos cuarenta y cinco hombres ahí en ese, en ese campo. Se nos acabó el lonche y la comida pues. Y agarré una camioneta Chevron, tres toneladas que estaba ahí. Y les dije: “El que no tenga miedo a morirse, que se suba”.
LM: Vámonos.
JA: “Vámomos a traer lonche”. Y juimos a la marqueta de una hermana del americano, del patrón. Y no llevaba agua la camioneta, llegó calentándose, taba cerquitas. Le echamos agua y compramos el mandado, después los demás querían que los llevara. “No, yo les dije que el que no tuviera miedo a morirse que se subiera”. “¿Pero por qué nos dijiste eso?”. “Porque no sabía manejar”, le dije. Pos de a tiro por nada, pos sí, porque así es.
LM: Había que comer.
JA: Había que comentale, los poquitos que no tuvieron miedo a morirse, se subieron y…
LM: Y comieron.
JA: No, pos tuve que llevar a los otros en la nochi otra vez. (risas) Y de ahí pal real, pegaba yo así rapiditos así. Prendía la traila, me llevaba la gente al trabajo, parqueaba yo mi gente, ahí le echaban el algodón a la traila y ya iba la muchacha. Y a esa la puse de pesadora, a la hija del patrón. Y con su respeto a los muchachos: “Esta muchachita”, les dije, “está muy joven, muy nueva”. Salía de la escuela, iba a dar ahí en su carro. Uh me querían a mí la vieja y la hija, no tenían más de esa hija. Pos de ver que era aventao pues pal negocio. En las tardes, echaba la camioneta a jalar y ya llegaba ella a la casa y dejaba el carro y agarraba la camioneta y nos íbamos a entregar el algodón.
LM: ¿Eso dónde fue?
JA: Fue en Texas. Pero no me acuerdo del rancho cómo se llamaba.
LM: ¿Se acuerda cómo se llamaba el patrón?
JA: No, no.
LM: ¿Eran güeros ellos?
JA: Güeros, gringos y la muchacha casi no sabía español, pero lo poquito, le decía yo, le apuntaba con el dedo esto así y esto y ella entendía qué era lo que le decía yo.
LM: ¿Entonces usted era como el mayordomo ahí?
JA: Pos sí, andaba haciéndola de mayordomo sin ser. Hasta que ya vino el patrón de cacería, trajo un venado y nos convidó carne, el viejo. No hallaba dónde ponerme porque el trabajo no se paró.
2do: Es bueno para platicar.
JA: Sí, pos ya llevamos dos hojas. (risas)
LM: A ver, don José, o sea que, ¿quedó muy agradecido el patrón con usted?
JA: Ey, quería que me quedara, que cómo le hacía yo… Le hacía él para que me quedara yo a trabajar con él como, pos como mayordomo después de que contratara más gente en otro año. Bueno, que viviera una casita que tenía ahí, me llevó y que cómo… “No”, le dije, “yo soy mexicano y yo me voy pa México”.
LM: ¿No le llamaba a usted la atención?
JA: No, no, no.
LM: ¿Qué es lo que no le gustaba?
JA: Es que, yo trabajé mucho en Estados Unidos y fui muy matado en el trabajo. Y yo veía que estaba dominado en el trabajo. Entonces dije: “No trae caso seguir trabajando aquí los días de mi vida aquí como trabajan estos hombres”. Luego ya en eso se acabaron las contrataciones y se acabó todo. En la última estaba en Michigan Nacho, José Ignacio entre cuarenta y cinco hombres.
LM: ¿Qué hacían ahí en Michigan?
JA: En el pepino, piscando pepino. Trabajé una semana piscando pepino y de ahí me sacó el mayordomo al empaque a seleccionar el pepino, porque me vio que era, era chiva pal negocio. Entonces ahí estaba seleccionando yo y me decían: “No seas barbero”, me decían los otros, “te vas a llevar la hija del patrón y que hasta la vieja le vas a quitar”, me decían. A mí me valía madre, yo ganando lana pos.
LM: ¿Verdad?
JA: Pos a eso va uno a Estados Unidos.
LM: Claro. ¿Era pepino como el que conocemos aquí?
JA: Sí de ese, del mismo, barricas de a madre de pepino. Y luego andábamos delante dos. Y luego decían que andábamos jalando los otros. No, cada quien trabaja como puede, venimos a trabajar por contrato: “Quedense, ahí llevense de huevones”.
LM: ¿Cuánto le pagaban ahí?
JA: A según lo que hacíamos, como era contrato. Y luego vieron que nosotros jalábamos y el cuñado mío, andaba un cuñado conmigo, dijo, dijo: “Oye, ¿cómo está la chamba ahí onde estás?”. Le dije: “Está así, así nomás, no, no, vale más que no dejes ahí, porque ahí nomás te apuras, ¿verdad?”. “No”, dice, “ya me anda con la raza, porque los ando jalando”. “No les hagas caso, tú saca la pura lana, y les vale madre”.
LM: Oiga, don José y, ¿cómo los trataban los americanos?
JA: Muy bien, muy bien, yo no tengo que decir que nos trataran mal, no señor. Todas las garantías de los americanos, el que se enfermara, a llevalo y, no, no, muy bien, muy bien, no.
LM: ¿Nunca le quedaron a deber?
JA: Nada, nada, todo nos pagaron, sí.
LM: El único detalle fue ese de la huelga de la comida.
JA: Ese fue toditito el problema que hubo, en las veces que fui yo a Estados Unidos, no, muy bien. Estados Unidos, por eso quiere pelear con Irak, porque quieren ser los poderosos de todo el mundo, pero están equivocados. Ora nosotros no les debemos pa que nos vayan a meter en su problema de ellos. El día de hoy, en la tarde sabemos en las noticias a ver qué pasó, el día de hoy, ¿cómo ve? Esta mañana estaban diciendo algo en las noticias, ve, pero, pero ahí quién sabe. Y por eso es la razón que andamos aquí en esta oficina. Porque ese dinero que nos, que queremos recabar nojotros es de trabajo de nosotros, no es de trabajo de otras personas, no, no, trabajo de nosotros, que nos quitaron en el social security, es de nosotros.
LM: Cuénteme, don José, ¿en qué se divertían ustedes?, ¿salían al pueblo?
JA: Cada ocho días íbamos al pueblo a traer la comida, el mandado, a las marquetas porque allá no les dicen tiendas, marquetas. A las marquetas y unos compraban litros de vino, otros cajas de cerveza, si no se emborrachaban en el pueblo, se emborrachaban en el campo. Y las personas que no, yo no, nunca fui tomador pero, nos molestaban los borrachos. Por eso le digo que yo soy enemigo de los borrachos y a mí los borrachos me dieron muchos billetes.
LM: ¿Por qué le dieron billetes?
JA: Porque donde vivía yo les vendía cerveza de a madre, hay que hablar las cosas como son.
LM: Oiga y, ¿iban a algún baile?
JA: Sí, una vez.
LM: ¿Muchachas?
JA: No, no, deje le platico, en Arkensó, me sucedió un caso, fuimos a traer el mandado y se me fue la camioneta y me dejó, pero yo había subido con los compañeros mi mandado junto con ellos a la camioneta. Entonces iba a comprar yo, ¿qué?, un reloj, un reloj iba a comprar. Entonces, me embromé en la tienda y se jue, la… Iba por la banqueta cuando oí una musiquita, pa dentro, un boogie, el boogie, abrí la persiana y me metí pa dentro, cuando un bailazo de negros ahí, puros negros. (risas) Negritas y luego me dice una, me tiró un agarrón al brazo y: “Véngase pa acá, ¡vamos!”. Y me arranco, pos estaba joven, luego ahí ando con ellos baile y baile. Se acabó la pieza y luego me decía que me fuera pa allá con ella a chinquechi(??) a sentarse de chinquechi(??), me decía. Nomás peló los ojos, dije: “Ni madre, aquí no ando bien, yo me voy”. Me salí y me jui. Y ya andaba, fíjese lo que son las cosas, ya andaba la patrona en la calle, en el carro buscándome, ya me divisó, jue y le dio vuelta y luego me pitaba. Voltié, pos no, pos la patrona, ya me subí con ella. “¿Qué pasó?”, me dijo, “ónde”. “No”, le dije, “andaba comprando un reloj”. Y me dejó la camioneta y ella entendió lo que le dije. No, nos juimos pa la casa. Ya llegó el viejo pos allá me lo hallé, (risas) cerquita de la cantina de los negros. Allá andaba cerquita, pero unas negritas, cosa chula las… Platiadonas así, buenas pal baile. Nunca vi otra viejas tan buenas pa bailar como esas.
LM: ¿Cómo era el trato entre los negros y los mexicanos?
JA: No, ahí sí que nunca nos pusimos de acuerdo. Una vez juimos, bueno, no se vale decir ahí porque se escucha.
LM: No, dígalo, dígalo.
JA: Juimos a, de Texas al estado de Colorado, a los dos meses de estar allá, pos a buscar una mujer. Y nos metimos a un lugar, jue donde conocí yo una güerita, prestando servicios. Y ya nos andaba con un negro, con una navajota así de esas blancas de, que se esconden y salen. Ya nos andaba, nomás que éramos ocho los que andábamos, nos valió madre. Orita le, un de ellos le dio una patada, le quitó la navaja y decían: “Lo matamos a este guey ahí en un obscuro”. “¡No!, déjalo”. De otras patadas y lo corrimos, entonces corrimos y nos subimos en el camión, el camión lo llevábamos de contrabando. Nos pesaron con todo y camión. ¡En la pesa, oiga! (risas) ¡Hijo de la! ¡Ay caramba! Me acuerdo yo, no pos, usté sabe que la juventud es juventud. Y debe de andar uno, pos a la chiva, listo, pa no fracasar.
LM: ¿Alguna vez sintió usted un acto de racismo?
JA: No, no, muy bien todo, muy bien.
LM: ¿Compraban los braceros ropita?
JA: Ropita.
LM: ¿Siente usted que hayan ayudado a la economía de Estados Unidos?
JA: Sí, pos tráibamos unas petacotas, onde, como de, cuando estuve yo la primera vez en California, traiba la petaca rasita de ropa. Y cuando llegué a, le llevé cortes a mi mamá pa que les hiciera a los muchachos, a todos. Lo que sí le quiero decir que, fíjese lo que es, cada quien piensa a su favor o a su contra, como en la vida. Yo pensaba en mis hermanos, mi mamá, pensaba yo en la familia, yo les llevaba cortes de ropa, ya cuando yo me casé, a mi familia, a mi mujer, a mis cuñadas, a mi suegra. Cuando me iba bien en los Estados Unidos, porque no crea que todo el tiempo nos iba bien.
LM: No, ¿verdad?
JA: No, pero sí les hicimos un trabajazo a los güeros, ellos peleando y nojotros peleando con el algodón y en el desahije, ¡ay, ay, ay!
LM: ¿Cómo es el desahije?
JA: El desahije del algodón hay que dejar una matita sola, sola. Y luego el betabel, en el betabel trabajé una semana, al ancho del azadón, con cabito corto, así.
LM: ¿De qué sería de unos…?
JA: Al ancho, no, es de este ancho.
LM: De unos veinte centímetros.
JA: Veinte centímetros, al ancho, al ancho y empina[d]o todo el día, pa irse a sentar uno a las tazas. Casi se le salían gritos, gritos, compa, porque no podía uno agacharse, a los tres días de andar trabajando, nombre.
LM: ¿Es muy duro?
JA: Yo si le platico no acabo nunca de las cosas, pero sí, trabajábamos.
LM: Y, ¿el sol era pesado?
JA: Sí, pero, ¿cómo le quiero decir? Trabajábamos mataos pero ganábamos dinero, eso es. Tuve en Colton en la pisca del durazno, en muchas partes estuve yo trabajando en los Estados Unidos.
LM: ¿Cuál fue el trabajo que más le gustó de los que hizo?
JA: En Estados Unidos, el trabajo que me gustó a mí más, de todo el trabajo fue en la pisca de durazno, en la pisca de manzana y la pisca de fresa.
LM: Esos.
JA: Esos tres cosas me gustó a mí mucho.
LM: El durazno y la manzana, ¿dónde trabajó?
JA: La manzana en San José, ahí pegado a Watsonville. Esos nos íbamos a trabajar, ponga cuidado, el día domingo con pajaporte [pasaporte] de trabajo nojostros allí, ese que tráibamos, ese pasaporte nos íbamos a trabajar. Y trabajábamos extra, pa traer lana, pos, rejas de a madre, de manzana y luego en el durazno también, en Colton, acá abajo.
LM: Acá en…
JA: No, rejas de a madre.
LM: ¿Les pagaban tiempo extra?
JA: Ey, con la uñas bien arrecortaditas pa no malearlos. Y el durazno, porque iba un papel, el durazno amarillo, el blanco y, ¡nombre!, una chulada de trabajo, rejas de a madre, veinticinco, treinta, cuarenta rejas.
LM: Y esas, ¿cómo se las pagaban?
JA: Nos pagaban muy bien, muy bien, oiga, muy bien, pero nomás una semana.
LM: ¿Nada más una semana?
JA: Sí.
LM: Y los puros domingos.
JA: Ey, los domingos, eso era en San José, cuando la manzana.
LM: ¿Por qué?, ¿entre semana trabajaba en otro lado?
JA: Pos sí, donde tiene uno el contrato. (risas)
LM: ¿Ese era por abajo del agua?
JA: Ey, por abajo del agua, no, no pos es que nojostros hubimos, de aquí del estado de Durango hubimos gente muy matada pal trabajo. Yo reconocí algunos hombres jóvenes como yo, pegaditos aquí de La Joya, Durango, aquí de los cerros de algunos lugares, pegaditos de esos lugares. Y, ¡órale! Y, ¡órale!, vámonos.
LM: Oiga, don José, ¿cuántas gentes trabajaban ahí en ese rancho?
JA: ¿En el de Watsonville?
LM: Sí.
JA: Pos no le digo, setecientos cincuenta.
LM: Y, ¿en los del durazno y la manzana?
JA: No, ahí nomás cuatro, cinco hombres, no crea que nadien [nadie] más iba ahí en San José en la manzana, nadien más iba. Entonces, fue un día un dueño del negocio, fue y le dijo allá al patrón que si no nos dejaba ir a trabajar. “Sí, cómo no”, dice, “al cabo ellos se identifican con su pajaporte aquí en California, con su mica que traen, que son trabajadores de tal parte, pero aquí está pegado,esta Watsonville y San José está pegao”. Es el mismo valle, Santa Clara, San Bernardino todo eso es el mismo valle.
LM: Y, ¿ahí también le pagaban en efectivo?
JA: Sí, ahí acabando de trabajar en la tarde, tanto, vámonos, ¡échale!
LM: Pa la bolsa.
JA: Pos sí, sí cuando ocupábamos una mujer, pos la ocupábamos. Japonesas no vi yo ni una que anduviera en el, en el y tanta vez que jui, ni una andaba en el, en el negocio, sí.
LM: Puras…
JA: Puras gabachas y la mexicana pos no se diga, negras, filipinas, italianas.
LM: Don José, ¿en alguna ocasión le tocó que lo parara La Migración, que le pidiera sus documentos? ¿Cómo era La Migra en aquellos años?
JA: Pos le voy a decir que, que yo ni la conocí, porque pos los contratados entraban, llegaba y parqueaban el bus y ahí se bajaba uno y más no sé, si el que nos estaba pidendo el pajaporte era de Migración o era… Porque ahí nos metían a los corralones y por lista, ahí por nombre: “Fulano de tal, fulano, mangano”. Cuarenta hombres o cien o los que… Ese día de los setecientos cincuenta se me hizo a mí muy grande lo que estaban anunciando allí, pero por el nombre. “Vas pa dentro y hágase pa acá y va pa allá y va pa allá”. Y ahí atacaron los autobuses hasta el Campo Nuevo.
LM: Y después, cuando usted volvía y regresaba, ¿le decían a dónde quería ir o lo mandaban nada más?
JA: No, ahí mandaban, no, por ejemplo, cuando nos renovábamos contrato en El Paso, Hidalgo o en Piedras Negras o en El Paso, Texas o cuando renovábamos contrato, decían: “Hay contratos pal que quiera renovar a Arkensó”. “Sí”. “Órale, yo mero”. Hay renovación de contrato a La Mesa, Texas, a Pecos. “Órale vamos.”
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Ignacio Astorga. Cuénteme de…
JA: De Monterrey.
LM: De Monterrey, don.
JA: Nos contratamos de aquí, de aquí en Durango y nos mandaron a Monterrey.
LM: A Monterrey. ¿Cómo era el lugar a dónde llegaron en Monterrey?
JA: En un destrocadero allá pa la estación, un, allá de atiro.
LM: ¿En qué se fueron de aquí a Monterrey?
JA: En autobús.
LM: ¿De pasajeros?
JA: Sí.
LM: Con asientos y todo.
JA: Sí todo, íbamos aseados, no íbamos mugrosos, pues. Entonces llegamos a Monterrey y metió el, el que llevaba el primer autobús, metió la lista de los asipirantes a braceros. Él metió la lista y ahí nos estuvimos hasta que escuchamos cada quien su nombre.
LM: ¿Cuánto tiempo se estuvieron?
JA: Doce días, dos semanas, dos semanas.
LM: Y, ¿a qué horas se iban?
JA: Entraban las listas a las nueve y salían a las cinco de la tarde, a las tres, a según.
LM: Entonces de nueve a cinco ustedes ahí estaban afuera.
JA: Sí, ahí. Y era un lugar que no he visto yo en mi vida, un lugar tan cochino como ese. Estaba usted sentado en una piedrita así y se fijaba en el piso y ahí se, se veían los piojos, toditita la gente piojosa, estábamos piojosos. Entonces, nosotros pa poder vivir, agarramos clientela en un restaurancito con una muchacha que si todavía vive, Dios le dé salud, porque de esas mujeres hay pocas. Hacíamos el aseo, regábamos y barríamos y hacíamos el aseo. Y nos daba un plato de gallina deshuesada. La gallina deshuesada era un plato de frijoles de la olla y dos tortillas, eso era todo. Los que tráiban dinero, pos comían carne y eso.
LM: Ah, pero ustedes…
JA: Bueno, pos estábamos jodidos. Entonces de ahí, a los doce días nos hablaron a El Paso, Hidalgo, nos mandaron a El Paso, Hidalgo.
LM: Y, ¿dónde dormía?
JA: Ahí en… Élla nos prestaba un petate ahí. En El Paso, Hidalgo ya llegaron los camiones ahí con la gente. Y ahí nos bajaron y luego nos formaron y pusimos los maletines, llevábamos ya maletines con ropa. Y ahí nos fumigó un negro, pal piojo. Y de ahí ya nos pasaron al baño a bañarnos y de hay sí ya estábamos listos pa, pa, pa ver a dónde nos iban a mandar, nos mandaron…
LM: ¿También los exámenes médicos?
JA: Todo, todo, ya listos, pasaportes para la mica. Ahí agarré yo la mica de trabajo esa. Y me tocó a Michigan, a cuarenta y cinco nos tocaron a Michigan, en las últimas contrataciones.
LM: ¿Dónde dice que cruzó la frontera?
JA: En El Paso, Hidalgo.
LM: ¿Eso dónde es?
JA: De Monterrey es la última frontera pa abajo, de Reynosa.
LM: De Tamaulipas.
JA: Sí, en Tamaulipas, El Paso, Hidalgo, Tamaulipas.
LM: ¿En qué se fueron de ahí de Monterrey?
JA: En un autobús, en autobuses nos juimos.
LM: Ya por parte de la…
JA: De sí, ya de la compañía, de ahí pa delante ya va uno, pos desde aquí de Durango ya va con gastos de ellos.
LM: Ya eran gastos pagados.
JA: Ey, y ya de ahí nos contrataron pa Michigan, dos días y dos noches en el bus con relevo de dos choferes. Onde nos daban comida, estaba esperándonos una camioneta con lonches, un lonchi pa cada quien, un tambo pa hechar la basura y baños pa si alguno quería ir a alguna taza, a alguna, en lo disierto.
LM: ¿En el camino?
JA: En el camino había muy buenas atenciones compa, pa los braceros, con eso le digo todo, porque yo, yo fui varias veces y me las supe de todas todas. Porque no fui broncoso ni nada, más de pelado de trabajo, porque así es.
LM: ¿Qué les daban de comer en el camino?
JA: Oiga, lonches, aquí pos son lonches, así les dicen ellos en Estados Unidos, un lonchi de carne o de algo, con su mayonesa, todas sus cosas, lo que es un lonche. Lonchi de los que dan de pan.
LM: ¿No se quedaban con hambre?
JA: Y luego con su jugo, su manzana o su naranja, no, no, no, cállese la boca. Y dos días, dos noches y luego ya onde nos llevaban a pueblo. Ahí todos, no nos desertábamos, ¿pa qué? Es que nos llevaban a pueblo y ahí estaba el baño y ya estaban los otros, ahí y cada quien su lonche, cada quien su lonche. Allí no había con que agarraba dos, no, no a cada quien le daban su lonchi y sigue pa dentro.
LM: Y, ¿quién se los daba, había…?
JA: Una, una, un mexicano o alguna persona.
LM: ¿No eran policías?
JA: No, no, nada, hay entraba usted al baño muy aseado todo, entraba y hacía del baño, si llevaba ganas, ¿qué ganas iba a llevar? Los pieses hinchaos con dos días y dos noches aquí así, así.
LM: Estaban reducidos.
JA: Reducidos, sí.
LM: Ya lo que querían era bajarse.
JA: Ey, ya, ya.
LM: Y, ¿a dónde llegaron?
JA: A Michigan, dos días.
LM: ¿A un rancho?
JA: A un rancho.
LM: ¿O al…?
JA: No, a un rancho. No, nos dejaron en la orilla del pueblo y de ahí vinieron los rancheros y nos levantaron al rancho. Cuarenta y cinco hombres se llevó ese en dos o tres viajes se echó.
LM: ¿Todos los que iban en el autobús se fueron con él?
JA: Ey, ey, pero ahí lo bajaban a uno y ya.
LM: ¿En qué trabajaron en ese rancho?
JA: En el pepino, éramos, de ahí me jui yo a trabajar a la empacadora, nomás una, ahí poquito me tuvieron y de ahí ya.
LM: ¿Primero piscando?
JA: ¿Eh?
LM: Primero lo…
JA: Ey, lo calan a uno piscando a ver si de veras la deshuesa.
LM: Y, ¿cómo es ese, cómo es la pisca del pepino?
JA: [Es]tá la mata, ya como la de las calabazas, ya.
LM: ¿Chaparrita?
JA: Sí, no, no, de a tiro y de ahí la calienta. A veces hay hasta víboras ahí, pero primero le hace uno al ruido a ver si no chilla y arranca con barricas de esas. La llena y va y la vacía en el costal, la llena y va y la vacía en costales.
LM: ¿Cada trabajador tenía su costal?
JA: Sí, ya hasta pasa un camión tirando los costales en los surcos. Y de ahí en la otra surquería del otro lado ya entra, entra el otro cargando. Y a unos les toca cargando y a otros pos sí, aquellos más flojos, como les decía yo: “Ustedes vienen a flojear [o] a cargar”, les digo, “no, hay que ganar dinero, pos si venimos a… “No”, me decían, “como tú eres matadillo pal jale, te vale madre”. Pos sí.
LM: Y luego de ahí lo pasaron a la fábrica.
JA: A la empacadora, sí, a seleccionar, va por banda el, la banda, el pepino en la banda. Y el que está dañao lo quita uno. Ese no tiene exportación, está dañao, está muy amarillo, o está podrido o tiene… Porque el que anda piscando al contrato, le vale madre, echa de todo, pa que se llene pronto la barrica, eh. Entonces, va la banda trabajando y, y el que va malo lo quita uno, porque hay que llenar reja.
LM: Llenan rejas. ¿Cuánta gente trabajaba en esa fábrica?
JA: Ahí trabajaban doce. Doce gnetes.
LM: Doce, y, ¿eran mexicanos todos?
JA: No, no, nomás yo había de mexicano, compa.
LM: ¿Usted era el único mexicano?
JA: Sí, los demás puro americano, un negro mala chiva. El negro, los negros son malas chivas, compa.
LM: ¿Por qué?, ¿tuvo algún detalle ahí con alguno?
JA: No, no, otro, se hicieron de palabra ahí y el negro y no, no, pos fíjese que hay veces que le platico yo, porque mi historia fue larga. Desde la primera vez hasta la última está camarón. Muchos no se acuerdan de qué hacían ni qué, cómo andaban ni nada, y yo sí. La mentalidad está concentrada en los trabajos, en el sufrimiento, onde había sufrimiento y onde no había…
LM: ¿Cuánto tiempo trabajó ahí en la fábrica?
JA: Trabajamos, ahí cumplimos el contrato de noventa días.
LM: ¿Pagaban bien?
JA: Sí.
LM: ¿Cuánto le pagaban?
JA: Pos ahí estaba ganando yo lo que ganaba más, el trabajador que trabajaba en el field, así le dicen ellos, el field, yo trabajaba, allí yo ganaba por el que ganaba más. Pero pos a veces ese diario ganaba $12, $13 pesos, así es de que yo ganaba por el que gabana más.
LM: ¿En qué época se cosecha el pepino?, ¿en qué meses?
JA: En, a ver, fue septiembre, sí, octubre, de septiembre pa delante, octubre.
LM: ¿Hacía frío ya?
JA: Ya quiere esta mujer que la atienda y él.
LM: Orita ya vamos a…
JA: A salir.
LM: A terminar.
JA: Bueno.
LM: ¿Ese fue su último contrato?
JA: Ese, de ahí tengo la mica, quién sabe dónde andará.
LM: Don José, cuénteme, ¿cómo fue su vida después de haber sido bracero ya cuando se regresa a México?, ¿a qué se dedica?
JA: Ahora vera, con el dinero que me quedó a mí de que traje de Estados Unidos, me puse a trabajar, a comprar ganado y bestias. Trabajé nueve años en la compra y venta de ganado y en la compra y venta de bestias y hice crecer mi fortuna, en los nueve años. De ahí me dediqué al comercio.
LM: Y, ¿con qué comerciaba, don?
JA: Abarrote.
LM: Abarrote.
JA: Puro abarrote.
LM: ¿En dónde?
JA: En el Ojito de Camellones, Canelas, Durango, porque me fui de Palomas a vivir al Ojito. Ya casado el viejo. (risas)
LM: ¿En qué año se casó usted?
JA: Yo me casé en mil novecientos, ora verá, en 1956.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
JA: Bueno, tengo dos, tenía dos. Con la que me casé, se llamaba, se llama todavía, todavía vive, pero con la que vivo, se llama María Jáquez Velázquez, es la que está en todos los papeles ya.
LM: ¿Se separó o se divorció?
JA: Tenemos cuarenta y tres años, no, ahorita la tengo hasta enferma. Cuarenta y tres años tenemos viviendo juntos, siete pa las de oro, y ahí lo veo. (risas)
LM: ¿Cuántos hijos tuvieron?
JA: Cinco, tres hombres y dos mujeres, que vivos todos.
LM: Don José, ¿alguna vez sintió ganas de regresar a trabajar en Estados Unidos?
JA: No, ya no, yo llené de trabajar en Estados Unidos, llené, porque fui muy matado en el trabajo allá.
LM: Y, ¿le iba bien aquí?
JA: Así es, con lo que hice de allá, ya salí bien aquí. Ya me puse a trabajar y [es]toy trabajando pa vivir.
LM: ¿Ahorita en qué trabaja?
JA: También en el comercio, tengo un comercito.
LM: ¿Ya vive aquí en la ciudad de Durango?
JA: Sí, en la Colonia José Revueltas, ahí está en la hoja.
LM: Don José, me gustaría que me dijera, ya para finalizar, ¿qué significado tiene para usted la palabra bracero?
JA: Hombre trabajador, agricultor, agricultor campesino, esa es la palabra de bracero.
LM: ¿Cómo se siente usted de que alguien lo llame bracero?
JA: Bien, porque yo fui de los que atendí ese negocio, así es de que me siento complacido de mi vida que me dijeran: “Ese es bracero”. A toda madre, porque sabía que era pelado de lana.
LM: Exacto. ¿Le da orgullo a usted?
JA: ¡Orgullo!, me siento orgulloso yo.
LM: En términos generales, podemos decir que, que lo que usted vivió allá, ¿fue muy positivo?
JA: Sí, en lo que trabajé fue positivo todo.
2do: Oiga, ¿todavía le falta mucho?
JA: No, ya.
LM: El haber sido bracero, ¿cambió su vida de alguna manera?
JA: Ey, porque fuimos muchos braceros, pero unos no supieron aprovechar. No le digo que con el dinero que estuve ahorrando, trabajé nueve años y de ahí empezó mi capital pa arriba y pa arriba y pa arriba. Gracias a Dios que supe hacerme de Monterrey codito, eso es el codo. (risas)
LM: Don José pues quiero darles las gracias por haber platicado con nosotros, por compartir con nosotros parte de su vida, sus experiencias.
JA: ¡Ándele! El gusto es para mí, porque me siento yo muy complacido de ver que así jue mi historia desde joven nuevo de diesisiete años hasta la presente, de sesenta y nueve años, de diesisiete a sesenta y nueve, ¿cómo ve?
LM: Muy bien, pues muchas gracias.
JA: Ay, pero hay que quitar esto, ande.
LM: Muchas gracias, con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
JA: Ándele pues, que Dios lo ayude y a mí que no me olvide.
LM: Exactamente.
Fin de la entrevista
Facha de la entrevista: 17 de marzo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor José Ignacio Astorga Corral, en la ciudad de Durango, Durango, el día 17 de marzo de 2003. Conducida por Laureano Martínez para el Projecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Buenos días don José.
JA: Buenos días.
LM: ¿Cómo está?
JA: Pos bien, y, ¿ustedes cómo están?
LM: Muy bien, gracias a Dios.
JA: Con su trabajo, ¿cómo andan?
LM: Pos bien, aquí.
JA: Pos nosostros aquí andamos echándole ganas a ver qué es lo que nos dicen ustedes.
LM: Muy bien, don José, me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
JA: Agárrate, yo nací en Palomas Canelas, Durango.
LM: ¿En qué año?
JA: El año [19]33, el 31 de julio a las seis de la tarde.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
JA: Francisco Astorga Chávez.
LM: Y, ¿su mamá?
JA: Pastora Corral González.
LM: ¿Cuántos hermanos tuvo, don José?
JA: Mire, tuve muchos, ahí le va, pero de mi mamá juimos ocho.
LM: ¿Se acuerda de los nombres de sus hermanos?
JA: Sí, el primero fue yo, José Ignacio y luego sigue Rosalba Astorga Corral, Carolina Astorga Corral, Austriberto Astorga Corral, Ricardo Astorga Corral, Jesús Astorga Corral, Aureleano Astorga Corral, el socoyote Fidel Astorga Corral, los ocho.
LM: ¿Usted era el mayor de ellos?
JA: Así es, el primero.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá, don José?
JA: Agricultor, ganadero y campesino. Hay que hablar la cosa como es, él era agricultor, ganadero y campesino.
LM: ¿Qué sembraban, don José?
JA: Maíz, papa y frijol, era lo que se levantaba en esa sierra de Durango, es en la Madre Sierra de Durango donde está ese rancho.
LM: Maíz, papa y frijol. Y, ¿tenían ganado?, ¿tenían vaquitas?
JA: Ey, vaquitas, bestias.
LM: Y, ¿tuvo usted oportunidad de ir a la escuela?
JA: No, estábamos en un rancho incomunicado de maestros, de todo, ya cuando quisimos salir a estudiar, pos casi nos quedamos analfabetas, porque no pudimos pues. Los recursos de nosotros eran muy bajos pa salir a estudiar a los pueblos, bajar a Tepehuanes, a Santiago, a Canela.
LM: Que era lo más…
JA: Lo más acertado pa estar.
LM: ¿Qué tan lejos estaba Tepehuanes?
JA: En el Valle de Topia tuvimos un mes en la escuela, ¡un mes!, fíjese. En un mes, de clases que tuve yo, aprendí a poner mi nombre, a hacer cuentas y eso, hasta ahí llegamos.
LM: ¿Aprendió usted a leer y a escribir?
JA: No, muy mal, no, hay que ponerle como es.
LM: ¿Qué tan lejos estaba usted de Tepehuanes?
JA: Mire a caballo eran, el pueblo más cerca era el del Valle de Topia, eran, por decir así, salía uno en la mañana, a las dos, doce horas a caballo. A caballo es en remudas pues, usted sabe.
LM: ¿Por la sierra?
JA: Por la sierra, por lo bruto de la sierra.
LM: ¿Le ayudaba usted a su papá, don José?
JA: ¿Eh?
LM: ¿Le ayudaba usted a su papá?
JA: Ey, ey, yo de la edad de siete años fui agricultor también, ganadero y campesino, ¡de la edad de siete años, ponga cuidado! Atrás sembrando y viendo ganado, viendo bestias y viendo todo, un chavalito flaquito. Bueno, de ahí de ese rancho, sseguí yo en Las Joyas, era vecino el rancho ahí, pero ese es la, ¿cómo se dice?, ¿matriz o motriz?, de onde yo me crié, Paloma, Canelas, Durango. Entonces, ya cuando llegamos a la edad, fíjese, de diecisiete años, cuando tenía yo diecisiete años me, me jui al pueblo de Canelas con el Presidente Municipal Alberto Monárrez. No me acuerdo del otro apellido, creo, Alberto Monárrez. Y nos prestó la cartilla para ser contratados en Hermosillo, Sonora.
LM: En Hermosillo, a ver, espéreme tantito, vamos a regresarnos un poquito, cuénteme un poquito cómo es ese lugar donde usted nació.
JA: Es un rancho, y rancho, rancho y el, se llama Palomas y el río de Palomas va y cae pal lado de Culiacán, pal lado de Sinaloa.
LM: ¿Hay un río por ahí?
JA: Hay un río. Y Palomas es un palomar que está hasta la fecha, todavía está una sierra, un cerro como palomar con cuevita, muy, muy bonito.
LM: Muy bonito. ¿En el mero corazón de la sierra?
JA: Así es, entonces…
LM: Cuénteme cómo era su papá.
JA: Mi papá era un hombre moreno, altote, de muy buena estatura y…
LM: Y de carácter, ¿cómo era?
JA: Era muy buena persona, mi papá, no porque haiga sido él, él nunca pelió, nunca fue de pleito. Era músico de acordeón, tocaba el acoredeón él, enamorado como pocos.
LM: Ah, ¿sí?
JA: Ey, ¡semos cuarenta y tres hijos de ese señor en siete mujeres!
LM: Cuarenta y tres.
JA: Quedamos vivos ya pocones pero todavía, cuarenta y tres, medios hermanos. Los míos son ocho.
LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Ignacio Astorga. Así que tuvo cuarenta y tres, fueron cuarenta y tres.
JA: En siete mujeres.
LM: ¿En el mismo pueblo?
JA: No, no, no, no, (risas) no, estaba pesado, mire, a vieja que le ponía… Y él, no era muy bien parecido, pero siempre estaba bien parecido, vieja que le ponía el ojo se le salía a madre. Cuando yo ya crecí, le dije un día a mi papá: “Oiga, papá, yo ya estoy de unos quince años arriba y de hay para arriba pues ya le pongo cuidado a las mujeres también”. Entonces dice mi papá: “¿Por qué me haces esa pregunta? Me estás faltando al respeto”. “No, no es que le falte al respeto, es que usté en toda esta región ya no dejó ninguna mujer pa comadre de pila, ¿qué le pasa?”.
LM: Pos sí.
JA: Pos sí, ya siete mujeres en esa región, está pesao.
LM: Y no era muy fácil hablarle así al padre.
JA: No, no y, yo no sé qué tenía este hombre. Un día le dije a mi mamá: “Oiga, mamá, ¿pos qué le dio a usted casarse con mi papá?”. Me dice: “Mira, tu papá era un hombre que le hablaba uno las cosas, bueno, no sé explicarte cómo”.
LM: Oiga, don José, ¿se acuerda de cuál fue su primer trabajo de paga que se haya ganado un que otro peso?
LM: Ahí le va, yo el primer trabajo de paga que recebí [recibí] fue sembrador, con un agricultor, sembrando maíz.
LM: ¿En dónde?
JA: En el rancho de Palomas, ahí mismo.
LM: ¿Cuántos años tenía, don José?
JA: ¿Yo? Siete años, andaba en los siete años. Entonces, me pagan $0.50 centavos, ¡a la semana, compa! No vaya a creer que diario. ¿Cuánto estaba ganando?, nada.
LM: Nada.
JA: Pero en la semana, $0.50 centavos, en la otra semana otros $0.50, ya hacía $1 peso, se lo daba a mi mamá y a veces dejaba pa traer ruidito, yo. Pero eran pesos, de estos mire.
LM: De oro. ¿De qué eran? A ver.
JA: A ver si lo traigo, debo de traer.
2do: ¿Lo podría interrumpir un segundito?
LM: Vamos a hacer una pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista. Me decía que le pagaban $0.50 centavos por semana.
JA: Así es.
LM: Y, ¿rendía de algo ese dinero?
JA: Pos fíjese que en dos semanas sacaba los $2 pesos, $2 pesos, pero con el que trabajaba yo, me ayudaba con la comida pa la casa. Pos sí, éramos tres de familia. Entonces él cooperaba comida pa mi mamá y nosotros. Habíamos nomás las dos mujeres y yo de hombre y él cooperaba, después de que me pagaba los $0.50 por semana. Era un agricultor muy bueno, él me daba en la tarde pa que llevara frijol, llevara papas o maíz, no teníamos, lo que no teníamos me daba él.
LM: ¿Cómo se vivía en esos años?
JA: Pos una, una cosa, cómo le quisiera decir, una cosa muy, pos muy apenas, muy apenas porque no había intervención de dinero, no había nada. Así es de que el rancho, todo lo que teníamos bueno, era los que teníamos ganado, pos ordeñábamos vacas para hacer quesos, bestias para movernos. Matábamos una que otra res en el mes de diciembre que estaban gordas, que estaban buenas, ey.
LM: Y, ¿secaban la carne?
JA: Así se secaba y de ahí comía uno caldos y carne seca y mataba…Eso sí, engordábamos muchos puercos.
LM: ¿Cómo fue su infancia, don José?
JA: Pos una, una cosa dura, dura pa que mejor me entienda, una cosa, no, sobre la agua no, limitado de todo, más bien de dinero, ropa… Ropa, yo me acuerdo que comprábamos metros de mezclilla, metros de, así de orlanda pa hacer camisitas, de manta trigueña.
LM: Y, ¿su mamá les hacía la ropa?
JA: Ey, mi mamá, las muchachitas vestidas, cortecitos de batista le decían, también, las dos hermanitas, pos sí. Y ahí hubo ocho, ocho de familia.
LM: ¿Cómo era su mamá, don José?
JA: Chaparrita, blanca con los ojos de color, por eso mi familia ahora, mi familia están saliendo güeros, les digo: “Bueno, y, ¿por qué?”. Mi mamá se terminó ora el día 5 de este mes, hizo un año que se murió ahí en mi casa, aquí en la José Revueltas. Y la llevé a enterrar a [Los] Mochis, Sinaloa.
LM: ¿Ella era de Los Mochis?
JA: Allá están mis hermanos, dos de ellos y quiso que allá la enterráramos,bueno pues alla la llevé.
LM: Cuénteme, cuando fue creciendo, ya de quince, diesiséis años, en qué trabajaba, don José.
JA: Entonces trabajábamos en la carretera que se metío a [Valle] Topia. Empezábamos a trabajar ya a ganar $8 pesos, a peso la hora, los de raya, pero nosotros trabajábamos de contrato tres chavos del mismo… Nos sacaban, nos pagaban a $8 pesos el metro y nosostros ahí nos atorábamos, a trabajar como, como negros y ganábamos feria.
LM: Ganaban, ya rendía.
JA: Ey, tonces ya estábamos alivianaos. Y ya así mi trabajo fue campesino, mi trabajo de a tiro, después de la agricultura, del beneficio de la agricultura ya, ya trabajábamos de raya con los contratistas y pos ya. Ya fue otro el ambiente de nosotros.
LM: ¿A qué edad se casó usted, don José?
JA: De veintidós años.
LM: De veintidós, ahorita vamos a esa parte. Ahora sí, cuénteme cuando se fue a la presidencia municipal para enlistarse como bracero.
JA: Nos juimos cuatro, y a los cuatro nos prestaron las cartillas y salvoconducto, éramos los cuatro del mismo año, unos mayores, unos del mismo año, otros de once meses.
LM: ¿Usted tenía diesisiete años?
JA: Diesisiete años, íbamos dos de diesisiete y dos de dieciocho, pero les prestaron la cartilla porque pos nos urgía ir a trabajar en Estados Unidos, porque pos oíamos que dólares.
LM: Pos sí. ¿Qué les pedían para enlistarse?
JA: La cartilla, la cartilla o salvo conducto de la presidencia, donde no teníamos antecedentes penales, sí. Pero la cartilla era uno de los papeles en muy buen reglamento, en muy buen reglamento, la cartilla. Porque la cartilla quiere decir que uno es ciudadano mexicano.
LM: Exactamente.
JA: Así es.
LM: ¿Acta de nacimiento?
JA: Ey, también, pero casi nomás la cartilla de, salvoconducto, bueno, llevábamos la acta de nacimiento, pero…
LM: ¿Quién se las dio?
JA: El presidente municipal, nos las prestó para que cumpliéramos el servicio cuando viniéramos de Estados Unidos, como así lo hicimos el [19]56.
LM: ¿Qué año fue ese?, ¿se acuerda?
JA: En 1955.
LM: Y luego de ahí, ¿a dónde los mandaban, o qué?, ¿cómo era?
JA: A ver, nos fuimos por la quebrada de Canelas para abajo, salimos a Tamazula y de ahí agarramos el tranvía a Culiacán. Y de Culiacán nos fuimos a Hermosillo, porque ya en Empalme ya no estaban.
LM: Cuando iba por la sierra, ¿a caballo?
JA: A pie.
LM: A pie.
JA: Por la quebrada, allá por la costa, por la costa.
LM: ¿Cuánto hacían?
JA: Salimos del pueblo de Canelas a las seis de la mañana y llegamos a las doce de la noche, a pie al agua caliente, ahí en la guardarraya de Sinaloa y Durango.
LM: ¿Cuántos iban?
JA: Cuatro, nomás y eso en el Valle Imperial, ahí nos desbarataron a uno pa un lado y otro pa otro.
LM: Y, ¿qué llevaban de comer?
JA: Pos a tortillas, ahí llegábamos a los ranchitos.
2do: ¿Sí me permiten pasar para allá? No, ahí está bien, ahí están bien.
LM: Cuatro.
JA: Sí, cuatro.
LM: Siéntese don José, siéntese, ahí está ya.
JA: Cuatro, cuatro compas.
LM: ¿Se acuerda qué llevaba de ropa?
JA: Sí, un pantalón de mezclilla y una camisa de dril, (risas) pos sí me acuerdo de las hazañas, qué no ve que pos uno anda en eso, pues.
LM: Y era…
JA: Ni más cobija, ni más nada, un cambiecito llevábamos puesto, ya pa cuando nos contratábamos ya casi se estaban pudriendo de mugre.
LM: ¿Llevaban comidita, lonches?
JA: Lonche y luego llevábamos, el costo fueron $50 pesos de Tamazula, sí, fueron $50 pesos.
LM: ¿De ahí en Tamazula?
JA: Sí, de Tamazula a Empalme. No y nos regresamos, porque no había nada en Empalme, a Hermosillo nos regresamos.
LM: Y, ¿ahí se fueron en tren?
JA: Ey, no, en Hermosillo nos echaron en camiones, en autobuses.
LM: Pero, ¿para llegar a Hermosillo?
JA: Ah, íbamos en, en, ya íbamos en camión, en autobús.
LM: ¿Cómo era ese viaje?, ¿ya había carretera?
JA: No, no, no, ahí todo eso ya había carretera, menos pavimento de Tamazula a Culiacán, no había pavimento, terracería. Y no, muy bien, fíjese que, me pongo yo a pensar que yo he tenido muy buena entendimiento en los pensamientos de, de, ¿cómo le quiero decir?, de saber ónde ando, cómo ando y todo. Y en 1955 jue cuando me contraté la primera vez.
LM: La primera vez.
JA: A Estados Unidos.
LM: Oiga, entonces llegaron a Empalme y no había nada en Empalme.
JA: Nada, nos regresamos a Hermosillo y ahí estaban las contrataciones.
LM: ¿A qué horas llegaron a Hermosillo?
JA: Ya llegamos en la tarde.
LM: Y, ¿cómo era ese lugar donde estaban contratando?, ¿se acuerda?
JA: Pues era un, fuera del pueblo, un [El] Trocadero, les dicen a esos, Trocadero donde se va a contratar uno ahí.
LM: ¿Había mucha gente?
JA: Sí, había del sur, estaba lleno, nomás de Durango habíamos arriba de unos, ¿qué?, arriba de unos cinco mil.
LM: ¿Nomás de Durango?
JA: Ey.
LM: ¿Cuánta gente habría ahí?
JA: Habríamos unos de veinticinco a treinta mil gentes, era lo menos.
LM: Y, ¿cómo era ahí?, ¿qué había que hacer o qué?
JA: No, nada, estar escuchando a ver, metimos la lista, los que íbamos de Canelas, metimos la lista y esperar a escuchar nuestros nombres.
LM: ¿Cuántos días duraron ahí?
JA: Nosotros duramos quince días.
LM: ¡Quince días!
JA: Ey, para contratarnos.
LM: Y, ¿dónde se quedaban?
JA: En el pleno mon[te], en el pleno piso, ahí en un petate, ni más cobijas, ni más nada, ahí como los animales donde hay, como hay afuera en la calle, cantidad de gente así. No había, los hoteles, ¿usted cree que toda esa gente mugrosa nos iban a admitir en los hoteles? ¡Nombre!
LM: ¿No había ni dónde bañarse?
JA: Nada, nada, no y luego, temprano se cerraban las contrataciones, pero yo al último me puse listo y vi que estaba un amigo echándose algo en las bolsas, es que era ese amigo, llegaba yo con mis papeles, ahí le atacaba un billetito de a $5 pesos. Y luego, lo sacaba muy bien: “Pásale pa allá”. Pues ese agarró la pura feria, luego descubrí yo a los demás compañeros: “Háganle así”. “¿A poco ya?”. “A mí ya me dieron el pase, pos seguro”.
LM: Sí, no, ¡pos yo creo que todavía estaría ahí esperando!
JA: ¡No, pos sí! (risas) Y empezamos a chorrear por ese punto. Oiga, pos si muchas veces, está como aquí, aquí le voy a platicar, ahí estaba la cola hasta la vuelta. Me vine yo, me vine y llegué a la puerta y dije: “Haga cola”. “Preste el número”. Me dieron el número y me jui a hacer cola, buscando los demás a ver qué número traigan, ahí me acomodo ahí, y los demás allá pa allá. (risas)
LM: Oiga, don José, así que en cuanto se dio cuenta…
JA: Ey, es que mire, hay unas cosas, no todas, pero sí hay unas cosas verídicas y las estamos mirando cada día más y más. Hay que hablarle a las personas, yo le hablo a usted sinceramente, le digo: “Oiga, ¿de qué se trata?”. “¿Se trata de esto o de qué se trata? Quiero que me informe usted, por eso le estoy hablando en español el cien por ciento”.
LM: Claro.
JA: Usted si no es egoísta o usted me hace una pre[gunta], así hágale en esta forma o claro. Como le dije a la muchachita: “Necesitamos saber qué es lo que vamos a hacer con usted”. Porque si usted no nos dice yo necesito su voto de ustedes, para lo que… o no va a haber nada o, ¿qué?
LM: Así es. Oiga, bueno y luego ya lo nombraron. Y, ¿qué pasó?
JA: Pa allá nos nombraron, otro día, a los quince días de estar ahí nos nombraron y ya nos fuimos. Nos dijeron a dónde y ya todos formados juntos. Y yo muy carajo oiga, un plebe muy, muy aventao, luego yo mismo les dije: “Hum”. Que fuéramos más, y la raza me hacía caso.
LM: Pos ya.
JA: Llegamos a una parte y ahí nos, ya el, un dirigente, como ahora usted que se da de dirigente aquí: “Se forman todos”. Ya llegaban los autobuses y vamos pa arriba. “Y vámonos a El Paso”.
LM: Y, ¿cómo eran esos?
JA: Luego llegábamos a Mexicali, al Valle Imperial.
LM: Y, ¿cómo eran esos autobuses?
JA: Pos ahí andaban hasta, hasta azules con blanco, pos andaban de varios colores.
LM: ¿Tenían asientos?
JA: Eh, muy buena, buen servicio, de ahí nos dio hasta, ¿cómo le quiero decir?, mugrosos nosotros pos nos dio hasta, hasta chiva en lo limpio. Nomás que tenían un trapo en el asiento y otro en el respaldo pa quitalo pa lavalo, pos allá ellos.
LM: Oiga, don José…
JA: No, pos sí está pesada la cosa compa.
LM: Sí. ¿No les hicieron exámenes médicos ahí?
JA: Ahí no, pero allá donde nos iban a contratar sí.
LM: A ver, ¿cómo fue el viaje de ahí de Empalme hasta la frontera?, de Hermosillo, de donde se contrató.
JA: De Hermosillo.
LM: Sí.
JA: A la frontera sin tomar agua y sin comer. Si llevábamos algun lonchecito, eso íbamos comiendo, si llevábamos una agua o algo, antes no había el agua esa de botella, que ora, pos ora le tira unos tres gritos al diablo. Compra uno su botella de agua y, sí, eso es duro.
LM: ¿No les dieron nada de comer?
JA: Duro, nada, nos dieron de comer allá onde ya nos metieron.
LM: ¿Cuánto duró el viaje de ahí de Hermosillo a la frontera?
JA: No, rápido nos pusieron allá. Salimos en la tarde y pa otro día en la mañana ya estábamos, casi dormidos toda la noche.
LM: ¿Dónde cruzó la frontera usted?
JA: En Mexicali, en Mexicali ahí, la primerita vez que fui contratado yo.
LM: Cuénteme, ¿qué hicieron cuando cruzaron al frontera, a dónde los llevaron?
JA: Allí al Valle Imperial, ahí estaban las oficinas de contratación. Ahí llegaban los rancheros: “Necesito cuarenta hombres, necesito cincuenta, necesito…
LM: ¿Ahí fue donde les hicieron los exámenes?
JA: Así es, ahí pasamos por los médicos, todo, todo, nos inyectaron, alguno que llevaba gripa o alguna cosa: “Vámonos”. Y luego nos polvearon pal asunto de la laica. ¿Usted sabe qué es laica?, el piojo.
LM: El piojo, a ver, y cuénteme, ¿cómo fue eso?, ¿los formaron?
JA: Una mandera, un negro, ahí iba pasando uno y: “Abrele a tu maletín”. “¿Cuál?”. Pos si no llevábamos, nosotros no llevábamos nada, los demás sí. “Pos on [es]tá”, decía el negro que ónde estaba el maletín. “No hay”. Vámonos, nomás los dientes nos blanqueaban. Ya, ya pasamos a una oficina, ya allí a comer, compa, ahí había comida buena.
LM: Ahí había comida buena.
JA: Ey.
LM: ¿Los inyectaron?
JA: Ey, de ahí pa delante, sí los que: “¿Cómo te sientes?, ¿enfermo?”. “Pos sí, medio”. “Ándale”. ¡Pum! Y vámonos.
LM: ¿Los exámenes se los hacían con ropa o sin ropa?
JA: Eh, con la camisa en la mano, así de aquí pa arriba desvestidos. Oiga, muy bien, muy bien.
LM: ¿Le sacaron sangre?
JA: Ey, sí, sí.
LM: ¿Radiografías?
JA: No, nos arrimaban a una pared ahí, ¡palo! Y rápido, vámonos y vámonos. Claro que era la primera vez que me contrataban yo, tenía que ir pos poniéndose uno a la chiva, ¿ónde, cómo y cuándo? De ahí pa delante, lo que sea nos trataron muy bien, llegó una chaparrita japonesa. Y contrató setecientos cincuenta hombres pal campo o pa un campo que estaba en Watsonville, California. Ahí me tocó a mí.
LM: ¿Ahí le tocó?
JA: De los cuatro, a mí, otro le tocó a Santa Cruz, otro a Santa… Bueno, a los demás a otro lugar. Pero a mí me tocó en Watsonville, California, con los, en los setecientos cincuenta hombres.
LM: Y, ¿en qué trabajó?
JA: En la fresa.
LM: En la fresa.
JA: Piscando fresa.
LM: ¿Cómo es ese…?
JA: Noventa días.
LM: ¿Le dieron un contrato por noventa días?
JA: Ey, por noventa días, que hasta la presente yo tengo mi tarjeta que jue la que traje. Y les puse aquí en una hoja, las copias, les puse un seguro, pero el seguro ese me lo prestó un muchacho pa que trabajara con él, pero eso no, no es válido ese seguro. Pero la tarjeta es válida porque está puesta la fotografía, [es]tá retratada la fotografía en el papel, no es que se la ponga uno, no, esa sí está bien. Y esa fue la que les presenté aquí, porque la otra la, la que me gané yo, fue esa, la primera.
LM: Sí.
JA: Y la última estuve contratado. [Es]tuve por Texas, toditito Arkensó [Arkansas], toditito eso estuve contratado. Pero la última contratación cuando se cerraron las contrataciones, estaba yo en Michigan y de ahí me traje la, la esta, una tarjetita con la foto, la mica, que le dicen.
LM: La mica.
JA: Entonces, esa mica, pos esa la mandé de Vicente Guerrero pa Estados Unidos y fue por eso, llegué en la lista ahí, si no, había llegado mangas.
LM: Pos sí. Oiga, don José, a ver, cuénteme, ¿cómo era el trabajo de la fresa?
JA: En cuclillas y incao, o agachao, bien empinao, pos está la matita así mira, boscosa. Lo que no me gustaba es que aquí empezábamos hoy en la mañana y sacábamos el cuadro hasta allá y otro día en la mañana volvíamos aquí mismo, todos los días en la mañana ahí mismo, terminábamos esa file [field] y nos cambiábamos a otro. Bueno, entre más calentábamos la mata, más fresas daba.
LM: Grande la fresa.
JA: Grande la fresota, luego piscábamos la fresa para canería y para marqueta. Lo de canería es, usted sabe que es en lata, sí esa es, la fresa y la de marqueta hay que trozale el pezoncito, que se vaya con todo y pezoncito.
LM: Muy diferente.
JA: Sí, se lo trozábamos, allí nos pagaban de raya.
LM: ¿Cuánto les pagaban?
JA: Pos ahí ganábamos de raya como $8 dólares.
LM: ¿Al día o la hora?
JA: Al día, al día, no, pos sí, entonces…Desde la vida de nosotros, fue una vida dura en Estados Unidos. Porque los güeros o los güeros nosotros tuvimos, o los güeros, tuvimos mucho trabajo nosotros en Estados Unidos, sí. Ellos peleando, como sucede hoy, el día de hoy, que se hace la guerra o no. Ellos peleando y nojotros piscando algodón, aquí por Texas, por Pecos, [es]tuve en Arkansó, tuve, entrada por El Paso, Hidalgo, ahí por Ciudad Juarez, por El Paso, Texas, ahí toditito eso anduve.
LM: Oiga y, cuénteme, qué se oía de la guerra. ¿Ustedes qué sabían de…?
JA: No, no, nosotros no sabíamos que se andaban peleando los güeros, eso era asunto de ellos, nosotros matados en el jale. Luego en Pecos nos tocaba en el, en el algodón, pima de eso que estaba metida en el castillo, todititos los dedos nos desgraciábamos pa sacarlo de ahí. Piscábamos trescientas, cuatrocientas libras. Cuando estuvimos en Pecos, Texas contratados, salimos con cartones, con veliz cartón a la frontera. Porque pos lana de ónde, pa comprar una petaca o un maletín de uno.
LM: Una cajita de cartón y se acabó.
JA: Así es.
LM: Oiga, don José, ¿a qué horas empezaba su día de trabajo, cuando trabajaba en la fresa?
JA: A las ocho.
LM: A las ocho.
JA: Nos presentábamos, mire, espéreme, nos presentábamos temprano, a las seis de la mañana ya estábamos levantados en el campo con la lonchera ya listos. Y con es japones trabajábamos nomás dos, Alfonso Villa Corral y Nacho Astorga Corral, nomás dos personas. A los dos meses, ponga cuidado, a los dos meses se me reventó la apéndice en el trabajo. Y de allí me llevaron a operarme, a lavarme las tripas.
LM: ¿A dónde lo llevaron?
JA: Ahí al pueblito de, de ese punto de Watsonville, ahí ya me estuve nueve días en el hospital. Y de ahí ya salí a trabajar, a cumplir los tres meses.
LM: ¿Le cobraron algo por lo que le hicieron?
JA: Nada, nada, por cuenta de la compañía, no, no, no, andaba hasta muy asustada la, la dueña del campo. Caramba, un día hubo una huelga grande de setecientos cincuenta pelados, nos echaron la comida jedionda, la carne. La pusimos cuando íbamos a comer, estaba hiviendo, ¿cómo estaría? Y todos, ya no quisimos trabajar, nos juimos al campo a ver qué pasaba, sin comer. No, andaba la japonesa en jodicia, pum, pum, con los cocineros. Les dijo: “¿Qué pasó ahí?”. Pos esos eran los culpables.
LM: ¿Estaba mala la comida?
JA: No, no, pos la sacaron del refrigerador la carne, ponga cuidado, la sacaron y luego la pusieron a hervirla y no la metieron otra vez al refrigerador, sino que la dejaron ahí caliente, pos pa en la mañana amaneció hirviendo. Y como en la madrugada tenían que hacer los lonches, hacer los lonches. Y luego nosotros la lonchera la poníamos en el sol, pos qué, nos valía madre. Cuando fuimos a comer, le hablé al japonés, le dije: “Mira, ven, ya llegó”. “¡Oh!”, dice, “no”. Fue y nos trajo manzanas, jugos y…
LM: Y, ¿les cobraban la comida?
JA: No, no, no, la comida la ponía la compañía, no, no, nada, ni dormitorios, todo nuevecito. Luego había una gente del sur que se lavaban, como las tazas estaban limpias y de ahí agarraban agua pa lavarse la cara. Pos es que no sabían ellos pa qué era eso, ellos no conocían eso.
LM: No sabían.
JA: Entonces les decía yo: “¡Ey! Compadre, no, no ahí no, acá está, mira, acá está el lavabo pa la cara”. Y había arriba dos baños, oiga, nuevecito el campo, de todo y todo.
LM: ¿Cómo eran las casas donde vivían?
JA: Barracas techadas con lámina, son barracas techadas con lámina.
LM: ¿Cómo estaban amuebladas?, ¿qué había?
JA: Muy… Pura, puras camas de tres, ¿cómo son?, lipis(??), tres lipis(??)
LM: ¿Literas?
JA: Literas, todas las camas, oiga, para setecientos cincuenta hombres.
LM: ¿En un solo…?
JA: No, eran dos, tres, tres bodegas.
LM: Tres bodegas.
JA: Así es.
LM: ¿Cómo de a doscientos cincuenta?
JA: Ey, por pelado, por barraca, eran tres.
LM: Y, ¿la camita cómo era?
JA: De esas, esas chiquitas, no de esponja, sino de borra, colchoncito de borra.
LM: ¿Dormían a gusto?
JA: Ey, pos matados del jale, ¿usted cree? Llegábamos en la tarde del trabajo, un baño y a cenar. Había la hora de cenar, el que no se arrimaba a la hora a cenar se quedaba sin cenar.
LM: ¿A qué horas era la hora de cenar?
JA: Eran a las ocho de la noche.
LM: Oiga, don José y, ¿para bañarse y eso?
JA: Ahí estaba la línea de baño, cuartos de baño, una limpieza mucho muy grande, nomás que pos uno es muy socroso, ¿usté cree? Habían personas o habíamos que no conocíamos los baños. No sabíamos pa qué era aquella regadera, pos yo onde yo nací, quebraba el hielo en el río pa bañarme, ya más, ¿pa qué le platico ya más? (risas)
LM: Y, ¿jabones, rastrillos y eso?
JA: Ahí, uno compraba en el primer pago ya compraba uno su…
LM: ¿Cómo les pagaban?
JA: Cada ocho días nos estaban pagando, cada ocho días.
LM: ¿En efectivo?
JA: Ey, en efectivo, entonces nosotros pa mandar dinero a México, comprábamos, ¿qué?, un money order, ¿es money order?
LM: ¿Money order?
JA: Ey.
LM: ¿Dónde lo compraban?
JA: Ahí en el banco.
LM: ¿Los llevaban al pueblo?
JA: Sí.
LM: ¿Quién los llevaba?
JA: Pos a nosotros el patrón. El patrón nos pagaba el día sabado y ahí nos llevaba y órale él, yo no sé cómo tendría arreglado él, porque ahí depositábamos y nos daban el talón del money order. Yo todos los talones me los traje y a muchos les sirvieron aquí esos, la carta de, de cuando cumplía uno el contrato. Nomás que en el movimiento de que me vine de la sierra aquí a Durango quemé todos esos papeles. Dije: “Pos los contratos, ¿pa qué?”. Y que no supe en qué papeles se fueron, si no, los quemo a madre, pos sí.
LM: Oiga, don José, cuénteme cuántos días trabajaban a la semana.
JA: Los seis, los seis, de lunes a sábado a la tar[de], a medio día. Y había veces que nos decía el japonés: “Bueno, métanle hasta en la tarde”. El sábado al medio día y ya nos daba overtime y si queríamos trabajar el domingo, nos daba overtime, si queríamos. Pero no era obligación. Entonces nosotros íbamos a ganar dinero, pos trabajábamos overtime, nos valía madres. El Alfonso era un pelado, nomás dos andábamos con el japonés. Y decía el japonés: “De estos quiero, a ver cuáles otros son”. ¿No?
LM: ¿Hablaba español el japonés?
JA: Ey, él quería hombres de esos, jóvenes nuevos, oiga, pos¬…
LM: ¿Cuántos años tenía usted?
JA: Pos no le digo diecisiete. Fue cuando, cuando me contraté la primera vez, con la cartilla, así está.
LM: Oiga, y, ¿cómo se divertían?, ¿qué hacían?
JA: Nada, nada, unos se iban a emborracharse el día sábado y nosotros no, nosotros, íbamos a ganar dinero pa trair [traer] pa México. Eso [es]tuve yo, en seis veces que fui contratado a Estados Unidos, unos llegaban pedotes, borrachotes: “Que yo soy hombre”. “Pos yo no soy hombre, pero yo vine a llevar dinero, no vine a dejárselos ahí en la cantina”.
LM: Y, ¿eran muchos los que le entraban a la…?
JA: ¡Uy! Pos de cada cien, más del cincuenta por ciento, de cada cien hombres.
LM: Y, ¿dónde ahorraba usted?, ¿dónde guardaba sus centavitos?
JA: En la bolsa, en la bolsa los navegábamos. Y luego ya al mes mandaba yo el dinero a mi mamá.
LM: ¿Cada mes?
JA: Ni casao ni nada, cada mes.
LM: Muy bien. ¿Qué hizo cuando se le acabó el contrato ahí, don?
JA: Pos ya, vámonos. Ah, como me habían operao, me puse otra vez malo, entonces me dijo el japonés: “A ver si te arreglo, pa que estés en el campo con los cocineros”. “No”, dije, “a mí no me conviene estar ahí nomás”. Nomás, ¿qué?, ¿comiendo, duermiendo y sin ganar lana? No, no. Le dije, me faltaban pa los tres meses, ¿qué?, ocho días, “mi pase pa México”, ¡pum!
LM: De ahí, el patrón los llevaba, ¿a dónde los llevaba?
JA: A la oficina de los autobuses, de los de la perra flaca.
LM: Ah, esos de la perra flaca.
JA: Ey y esos nos llevaba a Los Ángeles y luego de Los Ángeles tras, a El Paso, ahí a Mexicali, ahí.
LM: A Mexicali.
JA: Al Valle Imperial, porque unos entrábamos y otros salían, unos entrábamos y otros salían.
LM: Era un caminar de gente.
JA: Ey, era un caminar de gente.
LM: Y, ¿qué hizo usted cuando salió?
JA: No, pos salí, saqué el boleto en Mexicali hasta Durango, hasta aquí y de aquí me fui pa, pa Santiago Papasquiaro, a Tepehuanes y de Tepehuanes a…
LM: ¿Se acuerda cómo estaba el dólar en aquellos años, cuando usted salió?
JA: El primero que cambié, yo los primeros dólares, [es]taban a $12.50, que ya andan cercas otra vez.
LM: ¿Rendían los dolaritos?
JA: Pos era cuando rendían, pos sí, ¿ora qué?, pos $1 dólar anda en $11 pesos pos ahí así. Pero antes me acuerdo yo que cambié $3,750 dólares, a parte de lo que había mandado pa la, pa la casa, sí, fíjese.
LM: ¿Le fue a usted bien?
JA: Bien, sí luego, pos sí, teníamos mucha, hacíamos rifas, hacíamos cosas.
LM: ¿Qué hacían?, cuénteme.
JA: Rifábamos chamarras, pantalones, camisas, nomás le sacábamos de sacarle algo, ¿me entiende?, eso es.
LM: ¿Pa sacar más?
JA: Más dinero. Y luego, pos habíamos muchas cosas que hacer. Muchos no hacían nada porque les pagan en lugar, a un señor, se llama José Gamboa. Yo lo hice comprar un rancho porque le manoteaba el cheque y le daba $10 dólares. Con esos $10 dólares se ponía pedo hasta la madre. Entonces, ya el lunes, me decía: “Cuñado, préstame $5 dólares pa mi pasaje pa irme a trabajar”. “Aquí están”. Eran $15. Entonces yo estaba juntándole la raya al mes: “Mira tanto rayaste, aquí están, pero no te los voy a dar”. Se los mandaba a la esposa, y la esposa los daba. Cuando vine, no hallaba la mujer dónde ponerme, me conoció. Dice: “Por usted tenemos este rancho”, dice.
LM: Mire.
JA: Ranchito barato, barato.
LM: Pero si no hubiera sido por usted…
JA: No, viejo borracho, no, no, yo he sido, a mí los borrachos me han dado mucho dinero. A donde yo vivía hice mucho dinero. Pero yo soy enemigo de los borrachos, porque los borrachos se desentienden de sus familias, de su mujer, de todo, un borracho, no, no, ¿pos qué?
LM: Pos sí.
JA: Pos sí
LM: No sirve para nada.
JA: No sirve para nada, compa, ¿para qué?
LM: ¿Cuándo se volvió a contratar, don José?
JA: A ver, a ver, el [19]55, el mismo [19]55 en septiembre, aquí en Durango pa entrar por El Paso, a Lamesa, Texas.
LM: ¿También hubo exámenes?
JA: Sí.
LM: ¿Dónde fue la contratación?, ¿aquí en Durango?
JA: En Durango nos mandaron a Chihuahua y de Chihuahua nos fuimos a El Paso.
LM: ¿Fueron igual los exámenes?
JA: Igual, igual, lo que no me gustaba que le agarraban a uno y, ¡pum! Hasta uno, hasta sangre le salía. A veces no llevaba uno una enfermedad. [Ah]ora los que llevaban almorranas ya afuera, pos iban todos, los mandaban a bañarse. Pos sí, porque ya iba el granero por fuera y los que no, pos nos valía madre. (risas) Eso sí es duro, cuate, eso sí es…Dijo la viejita: “Pos digo yo ya qué, ¿pero mi hija?”. (risas) Compa no, mucho cuidado, fíjese compa, bueno, a ver qué más…
LM: ¿Polvo también?
JA: ¿Eh?
LM: ¿Polvo también les echaban?
JA: Sí, pos pa la laica decía el negro. (risas) Entramos por ahí, luego entramos ¿por, qué?
LM: Por El Paso.
JA: Sí, por El Paso entré yo dos veces.
LM: ¿A dónde lo mandarón?
JA: A Lamesa, Texas.
LM: A Lamesa, Texas.
LM: ¿Ahí qué hizo?
JA: Al pule, al algodón, al pule.
LM: Cuénteme, cómo es ese jale del algodón.
JA: El pule es, era cortar el algodón con todo y bola. Pero muchos la regábamos, le dábamos el sogón a la mata y va pa dentro ochocientas y mil libras, la pura feria, matados en el jale, pero la pura feria.
LM: ¿A cómo les pagaban ahí?
JA: Ahí sí le sacábamos nojotros diarios hasta $12, $13 dólares, nos salía a más de, a más de peso la hora, nos salía.
LM: Vamos a hacer una pausa.
JA: A ver cómo andamos.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Ignacio. Me contaba del trabajo del pule.
JA: Ese, ese trabajo del pule de, se… Piscábamos algodón con todo y bola y a veces matas, también van pa dentro de la saca, pa que pudiera rendir la lana pues, que saliera.
LM: ¿Cómo era el…?
JA: La mata, la mata de algodón y ahí le sobábamos desde abajo hasta la punta y va pa dentro.
LM: ¿Usaban guantes?
JA: Nada, puro tirón, las manos despedazadas aquí con todo y dedos. No, oiga, estaba pesada la cosa.
LM: Y, ¿el costal ese que…?
JA: Saca, de larga como de aquí a aquella pared. Largas las sacas de, ¿qué?
LM: ¿Cómo unos tres metros?
JA: Sí, de tres a cuatro metros la saca.
LM: Y, ¿ahí le echaban? ¿A cómo me dice que les pagaban?
JA: Como a, pos sí ganábamos, $13 y hasta $16 dólares diarios. Pos sí, ya ganábamos bien porque allá pos compra uno la comida con, pos en una marqueta allá se gasta $1 peso como aquí en México otro, es la misma.Nomás que aquí rinde mucho, el dólar, aquí en México. Pero allá, pos $1 peso es $1 peso y, y aquí $1 peso es $1 peso.
LM: Ahí ya, me dice que fue en el [19]55, ¿verdad?
JA: Ey, en septiembre.
LM: ¿Ya tenía veintidós años?
JA: No.
LM: ¿Cuántos tenía?
JA: No, no, en el [19]55 tenía, sí, sí andaba, ora verá, no, no, andaba en dieciocho, dieciocho. Porque me vine y al siguiente año presté servicio.
LM: ¿Cuánto tiempo le dieron su contrato ahí? La segunda vez, cuando usted se vino.
JA: Tres meses, noventa días, eran de noventa días los contratos.
LM: No daban más de…
JA: No, luego si queríamos renovar los de Texas, de Arkansó si queríamos renovar, nos daban otros, otros noventa días a Arkansó, sí a otros lugares a onde queríamos renovarlo. Si hasta eso, nos (initeligible) propuestas, pero yo estuve contratado en Arciola(??), Arciola(??), Arkansas en aquí. Y luego estuve, la última contratación tuve en Pecos, en Lamesa, Texas, en California y luego estuve en, en la última contratación cuando se cerraron las… Taba en Michigan.
LM: En Michigan.
JA: Jue de onde me traje yo ya, me traje la, la mica, así le nombramos a esa tarjetita, con la fotografía puesta. Es que no, no era pegada, ese retrato va retratado como ahí. Ahí no hay que hay que arrancarlo y poner otra, no, ese viene…
LM: Ya venía impresas.
JA: No como éste mira, no. Ese está en el cartón, en el papel, ¿no?
LM: Oiga, don José, cuénteme, ¿cuántas veces se contrató usted?
2do: A eso venían, y como no ha venido…
JA: Seis veces.
LM: Vamos a regresarnos al trabajo del algodón, ¿ahí también tenían cocinero?
JA: No, no, pos nomás en California tuvimos, los demás en ninguna parte tuvimos cocinero.
LM: Y, ¿cómo le hacían?
JA: Nos tenían estufa, de esas parrillitas en, así en las paredes, ahí mismo a un lado, por ejemplo, aquí están las camas pa allá y allá teníamos las estufas pa hacer comida. Nosotros le hacíamos de cocineros, de todo eso le hacíamos nojotros, nosotros lavábamos la ropa, cocineros, tendíamos las camas y todo eso.
LM: Todo eso.
JA: Pos era trabajo, ¿cómo le quiero decir?, trabajo campesino. Esos son trabajos, no son trabajos de oficina, de nada. Por eso los güeros nomás nos ponían cuidado, los mayordomos y todos esos, pelaban los ojos. Porque nosotros íbamos a ganar dinero, nos valía madre. Y luego había unos muy averigüistos en el trabajo. “Te vas a llevar la, la hija del patrón y andas matado en el jale, jalando la gente”. No, pero, ¿cómo?, si es que, andabámos trabajando.
LM: Claro.
JA: Yo el, ¿ónde?, ¿en qué parte? A ver, orita me acuerdo, estuve contratado y se jue en, en noviembre se jue de cacería el patrón, entonces nos quedamos solos. Habíamos cuarenta y cinco hombres ahí en ese, en ese campo. Se nos acabó el lonche y la comida pues. Y agarré una camioneta Chevron, tres toneladas que estaba ahí. Y les dije: “El que no tenga miedo a morirse, que se suba”.
LM: Vámonos.
JA: “Vámomos a traer lonche”. Y juimos a la marqueta de una hermana del americano, del patrón. Y no llevaba agua la camioneta, llegó calentándose, taba cerquitas. Le echamos agua y compramos el mandado, después los demás querían que los llevara. “No, yo les dije que el que no tuviera miedo a morirse que se subiera”. “¿Pero por qué nos dijiste eso?”. “Porque no sabía manejar”, le dije. Pos de a tiro por nada, pos sí, porque así es.
LM: Había que comer.
JA: Había que comentale, los poquitos que no tuvieron miedo a morirse, se subieron y…
LM: Y comieron.
JA: No, pos tuve que llevar a los otros en la nochi otra vez. (risas) Y de ahí pal real, pegaba yo así rapiditos así. Prendía la traila, me llevaba la gente al trabajo, parqueaba yo mi gente, ahí le echaban el algodón a la traila y ya iba la muchacha. Y a esa la puse de pesadora, a la hija del patrón. Y con su respeto a los muchachos: “Esta muchachita”, les dije, “está muy joven, muy nueva”. Salía de la escuela, iba a dar ahí en su carro. Uh me querían a mí la vieja y la hija, no tenían más de esa hija. Pos de ver que era aventao pues pal negocio. En las tardes, echaba la camioneta a jalar y ya llegaba ella a la casa y dejaba el carro y agarraba la camioneta y nos íbamos a entregar el algodón.
LM: ¿Eso dónde fue?
JA: Fue en Texas. Pero no me acuerdo del rancho cómo se llamaba.
LM: ¿Se acuerda cómo se llamaba el patrón?
JA: No, no.
LM: ¿Eran güeros ellos?
JA: Güeros, gringos y la muchacha casi no sabía español, pero lo poquito, le decía yo, le apuntaba con el dedo esto así y esto y ella entendía qué era lo que le decía yo.
LM: ¿Entonces usted era como el mayordomo ahí?
JA: Pos sí, andaba haciéndola de mayordomo sin ser. Hasta que ya vino el patrón de cacería, trajo un venado y nos convidó carne, el viejo. No hallaba dónde ponerme porque el trabajo no se paró.
2do: Es bueno para platicar.
JA: Sí, pos ya llevamos dos hojas. (risas)
LM: A ver, don José, o sea que, ¿quedó muy agradecido el patrón con usted?
JA: Ey, quería que me quedara, que cómo le hacía yo… Le hacía él para que me quedara yo a trabajar con él como, pos como mayordomo después de que contratara más gente en otro año. Bueno, que viviera una casita que tenía ahí, me llevó y que cómo… “No”, le dije, “yo soy mexicano y yo me voy pa México”.
LM: ¿No le llamaba a usted la atención?
JA: No, no, no.
LM: ¿Qué es lo que no le gustaba?
JA: Es que, yo trabajé mucho en Estados Unidos y fui muy matado en el trabajo. Y yo veía que estaba dominado en el trabajo. Entonces dije: “No trae caso seguir trabajando aquí los días de mi vida aquí como trabajan estos hombres”. Luego ya en eso se acabaron las contrataciones y se acabó todo. En la última estaba en Michigan Nacho, José Ignacio entre cuarenta y cinco hombres.
LM: ¿Qué hacían ahí en Michigan?
JA: En el pepino, piscando pepino. Trabajé una semana piscando pepino y de ahí me sacó el mayordomo al empaque a seleccionar el pepino, porque me vio que era, era chiva pal negocio. Entonces ahí estaba seleccionando yo y me decían: “No seas barbero”, me decían los otros, “te vas a llevar la hija del patrón y que hasta la vieja le vas a quitar”, me decían. A mí me valía madre, yo ganando lana pos.
LM: ¿Verdad?
JA: Pos a eso va uno a Estados Unidos.
LM: Claro. ¿Era pepino como el que conocemos aquí?
JA: Sí de ese, del mismo, barricas de a madre de pepino. Y luego andábamos delante dos. Y luego decían que andábamos jalando los otros. No, cada quien trabaja como puede, venimos a trabajar por contrato: “Quedense, ahí llevense de huevones”.
LM: ¿Cuánto le pagaban ahí?
JA: A según lo que hacíamos, como era contrato. Y luego vieron que nosotros jalábamos y el cuñado mío, andaba un cuñado conmigo, dijo, dijo: “Oye, ¿cómo está la chamba ahí onde estás?”. Le dije: “Está así, así nomás, no, no, vale más que no dejes ahí, porque ahí nomás te apuras, ¿verdad?”. “No”, dice, “ya me anda con la raza, porque los ando jalando”. “No les hagas caso, tú saca la pura lana, y les vale madre”.
LM: Oiga, don José y, ¿cómo los trataban los americanos?
JA: Muy bien, muy bien, yo no tengo que decir que nos trataran mal, no señor. Todas las garantías de los americanos, el que se enfermara, a llevalo y, no, no, muy bien, muy bien, no.
LM: ¿Nunca le quedaron a deber?
JA: Nada, nada, todo nos pagaron, sí.
LM: El único detalle fue ese de la huelga de la comida.
JA: Ese fue toditito el problema que hubo, en las veces que fui yo a Estados Unidos, no, muy bien. Estados Unidos, por eso quiere pelear con Irak, porque quieren ser los poderosos de todo el mundo, pero están equivocados. Ora nosotros no les debemos pa que nos vayan a meter en su problema de ellos. El día de hoy, en la tarde sabemos en las noticias a ver qué pasó, el día de hoy, ¿cómo ve? Esta mañana estaban diciendo algo en las noticias, ve, pero, pero ahí quién sabe. Y por eso es la razón que andamos aquí en esta oficina. Porque ese dinero que nos, que queremos recabar nojotros es de trabajo de nosotros, no es de trabajo de otras personas, no, no, trabajo de nosotros, que nos quitaron en el social security, es de nosotros.
LM: Cuénteme, don José, ¿en qué se divertían ustedes?, ¿salían al pueblo?
JA: Cada ocho días íbamos al pueblo a traer la comida, el mandado, a las marquetas porque allá no les dicen tiendas, marquetas. A las marquetas y unos compraban litros de vino, otros cajas de cerveza, si no se emborrachaban en el pueblo, se emborrachaban en el campo. Y las personas que no, yo no, nunca fui tomador pero, nos molestaban los borrachos. Por eso le digo que yo soy enemigo de los borrachos y a mí los borrachos me dieron muchos billetes.
LM: ¿Por qué le dieron billetes?
JA: Porque donde vivía yo les vendía cerveza de a madre, hay que hablar las cosas como son.
LM: Oiga y, ¿iban a algún baile?
JA: Sí, una vez.
LM: ¿Muchachas?
JA: No, no, deje le platico, en Arkensó, me sucedió un caso, fuimos a traer el mandado y se me fue la camioneta y me dejó, pero yo había subido con los compañeros mi mandado junto con ellos a la camioneta. Entonces iba a comprar yo, ¿qué?, un reloj, un reloj iba a comprar. Entonces, me embromé en la tienda y se jue, la… Iba por la banqueta cuando oí una musiquita, pa dentro, un boogie, el boogie, abrí la persiana y me metí pa dentro, cuando un bailazo de negros ahí, puros negros. (risas) Negritas y luego me dice una, me tiró un agarrón al brazo y: “Véngase pa acá, ¡vamos!”. Y me arranco, pos estaba joven, luego ahí ando con ellos baile y baile. Se acabó la pieza y luego me decía que me fuera pa allá con ella a chinquechi(??) a sentarse de chinquechi(??), me decía. Nomás peló los ojos, dije: “Ni madre, aquí no ando bien, yo me voy”. Me salí y me jui. Y ya andaba, fíjese lo que son las cosas, ya andaba la patrona en la calle, en el carro buscándome, ya me divisó, jue y le dio vuelta y luego me pitaba. Voltié, pos no, pos la patrona, ya me subí con ella. “¿Qué pasó?”, me dijo, “ónde”. “No”, le dije, “andaba comprando un reloj”. Y me dejó la camioneta y ella entendió lo que le dije. No, nos juimos pa la casa. Ya llegó el viejo pos allá me lo hallé, (risas) cerquita de la cantina de los negros. Allá andaba cerquita, pero unas negritas, cosa chula las… Platiadonas así, buenas pal baile. Nunca vi otra viejas tan buenas pa bailar como esas.
LM: ¿Cómo era el trato entre los negros y los mexicanos?
JA: No, ahí sí que nunca nos pusimos de acuerdo. Una vez juimos, bueno, no se vale decir ahí porque se escucha.
LM: No, dígalo, dígalo.
JA: Juimos a, de Texas al estado de Colorado, a los dos meses de estar allá, pos a buscar una mujer. Y nos metimos a un lugar, jue donde conocí yo una güerita, prestando servicios. Y ya nos andaba con un negro, con una navajota así de esas blancas de, que se esconden y salen. Ya nos andaba, nomás que éramos ocho los que andábamos, nos valió madre. Orita le, un de ellos le dio una patada, le quitó la navaja y decían: “Lo matamos a este guey ahí en un obscuro”. “¡No!, déjalo”. De otras patadas y lo corrimos, entonces corrimos y nos subimos en el camión, el camión lo llevábamos de contrabando. Nos pesaron con todo y camión. ¡En la pesa, oiga! (risas) ¡Hijo de la! ¡Ay caramba! Me acuerdo yo, no pos, usté sabe que la juventud es juventud. Y debe de andar uno, pos a la chiva, listo, pa no fracasar.
LM: ¿Alguna vez sintió usted un acto de racismo?
JA: No, no, muy bien todo, muy bien.
LM: ¿Compraban los braceros ropita?
JA: Ropita.
LM: ¿Siente usted que hayan ayudado a la economía de Estados Unidos?
JA: Sí, pos tráibamos unas petacotas, onde, como de, cuando estuve yo la primera vez en California, traiba la petaca rasita de ropa. Y cuando llegué a, le llevé cortes a mi mamá pa que les hiciera a los muchachos, a todos. Lo que sí le quiero decir que, fíjese lo que es, cada quien piensa a su favor o a su contra, como en la vida. Yo pensaba en mis hermanos, mi mamá, pensaba yo en la familia, yo les llevaba cortes de ropa, ya cuando yo me casé, a mi familia, a mi mujer, a mis cuñadas, a mi suegra. Cuando me iba bien en los Estados Unidos, porque no crea que todo el tiempo nos iba bien.
LM: No, ¿verdad?
JA: No, pero sí les hicimos un trabajazo a los güeros, ellos peleando y nojotros peleando con el algodón y en el desahije, ¡ay, ay, ay!
LM: ¿Cómo es el desahije?
JA: El desahije del algodón hay que dejar una matita sola, sola. Y luego el betabel, en el betabel trabajé una semana, al ancho del azadón, con cabito corto, así.
LM: ¿De qué sería de unos…?
JA: Al ancho, no, es de este ancho.
LM: De unos veinte centímetros.
JA: Veinte centímetros, al ancho, al ancho y empina[d]o todo el día, pa irse a sentar uno a las tazas. Casi se le salían gritos, gritos, compa, porque no podía uno agacharse, a los tres días de andar trabajando, nombre.
LM: ¿Es muy duro?
JA: Yo si le platico no acabo nunca de las cosas, pero sí, trabajábamos.
LM: Y, ¿el sol era pesado?
JA: Sí, pero, ¿cómo le quiero decir? Trabajábamos mataos pero ganábamos dinero, eso es. Tuve en Colton en la pisca del durazno, en muchas partes estuve yo trabajando en los Estados Unidos.
LM: ¿Cuál fue el trabajo que más le gustó de los que hizo?
JA: En Estados Unidos, el trabajo que me gustó a mí más, de todo el trabajo fue en la pisca de durazno, en la pisca de manzana y la pisca de fresa.
LM: Esos.
JA: Esos tres cosas me gustó a mí mucho.
LM: El durazno y la manzana, ¿dónde trabajó?
JA: La manzana en San José, ahí pegado a Watsonville. Esos nos íbamos a trabajar, ponga cuidado, el día domingo con pajaporte [pasaporte] de trabajo nojostros allí, ese que tráibamos, ese pasaporte nos íbamos a trabajar. Y trabajábamos extra, pa traer lana, pos, rejas de a madre, de manzana y luego en el durazno también, en Colton, acá abajo.
LM: Acá en…
JA: No, rejas de a madre.
LM: ¿Les pagaban tiempo extra?
JA: Ey, con la uñas bien arrecortaditas pa no malearlos. Y el durazno, porque iba un papel, el durazno amarillo, el blanco y, ¡nombre!, una chulada de trabajo, rejas de a madre, veinticinco, treinta, cuarenta rejas.
LM: Y esas, ¿cómo se las pagaban?
JA: Nos pagaban muy bien, muy bien, oiga, muy bien, pero nomás una semana.
LM: ¿Nada más una semana?
JA: Sí.
LM: Y los puros domingos.
JA: Ey, los domingos, eso era en San José, cuando la manzana.
LM: ¿Por qué?, ¿entre semana trabajaba en otro lado?
JA: Pos sí, donde tiene uno el contrato. (risas)
LM: ¿Ese era por abajo del agua?
JA: Ey, por abajo del agua, no, no pos es que nojostros hubimos, de aquí del estado de Durango hubimos gente muy matada pal trabajo. Yo reconocí algunos hombres jóvenes como yo, pegaditos aquí de La Joya, Durango, aquí de los cerros de algunos lugares, pegaditos de esos lugares. Y, ¡órale! Y, ¡órale!, vámonos.
LM: Oiga, don José, ¿cuántas gentes trabajaban ahí en ese rancho?
JA: ¿En el de Watsonville?
LM: Sí.
JA: Pos no le digo, setecientos cincuenta.
LM: Y, ¿en los del durazno y la manzana?
JA: No, ahí nomás cuatro, cinco hombres, no crea que nadien [nadie] más iba ahí en San José en la manzana, nadien más iba. Entonces, fue un día un dueño del negocio, fue y le dijo allá al patrón que si no nos dejaba ir a trabajar. “Sí, cómo no”, dice, “al cabo ellos se identifican con su pajaporte aquí en California, con su mica que traen, que son trabajadores de tal parte, pero aquí está pegado,esta Watsonville y San José está pegao”. Es el mismo valle, Santa Clara, San Bernardino todo eso es el mismo valle.
LM: Y, ¿ahí también le pagaban en efectivo?
JA: Sí, ahí acabando de trabajar en la tarde, tanto, vámonos, ¡échale!
LM: Pa la bolsa.
JA: Pos sí, sí cuando ocupábamos una mujer, pos la ocupábamos. Japonesas no vi yo ni una que anduviera en el, en el y tanta vez que jui, ni una andaba en el, en el negocio, sí.
LM: Puras…
JA: Puras gabachas y la mexicana pos no se diga, negras, filipinas, italianas.
LM: Don José, ¿en alguna ocasión le tocó que lo parara La Migración, que le pidiera sus documentos? ¿Cómo era La Migra en aquellos años?
JA: Pos le voy a decir que, que yo ni la conocí, porque pos los contratados entraban, llegaba y parqueaban el bus y ahí se bajaba uno y más no sé, si el que nos estaba pidendo el pajaporte era de Migración o era… Porque ahí nos metían a los corralones y por lista, ahí por nombre: “Fulano de tal, fulano, mangano”. Cuarenta hombres o cien o los que… Ese día de los setecientos cincuenta se me hizo a mí muy grande lo que estaban anunciando allí, pero por el nombre. “Vas pa dentro y hágase pa acá y va pa allá y va pa allá”. Y ahí atacaron los autobuses hasta el Campo Nuevo.
LM: Y después, cuando usted volvía y regresaba, ¿le decían a dónde quería ir o lo mandaban nada más?
JA: No, ahí mandaban, no, por ejemplo, cuando nos renovábamos contrato en El Paso, Hidalgo o en Piedras Negras o en El Paso, Texas o cuando renovábamos contrato, decían: “Hay contratos pal que quiera renovar a Arkensó”. “Sí”. “Órale, yo mero”. Hay renovación de contrato a La Mesa, Texas, a Pecos. “Órale vamos.”
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Ignacio Astorga. Cuénteme de…
JA: De Monterrey.
LM: De Monterrey, don.
JA: Nos contratamos de aquí, de aquí en Durango y nos mandaron a Monterrey.
LM: A Monterrey. ¿Cómo era el lugar a dónde llegaron en Monterrey?
JA: En un destrocadero allá pa la estación, un, allá de atiro.
LM: ¿En qué se fueron de aquí a Monterrey?
JA: En autobús.
LM: ¿De pasajeros?
JA: Sí.
LM: Con asientos y todo.
JA: Sí todo, íbamos aseados, no íbamos mugrosos, pues. Entonces llegamos a Monterrey y metió el, el que llevaba el primer autobús, metió la lista de los asipirantes a braceros. Él metió la lista y ahí nos estuvimos hasta que escuchamos cada quien su nombre.
LM: ¿Cuánto tiempo se estuvieron?
JA: Doce días, dos semanas, dos semanas.
LM: Y, ¿a qué horas se iban?
JA: Entraban las listas a las nueve y salían a las cinco de la tarde, a las tres, a según.
LM: Entonces de nueve a cinco ustedes ahí estaban afuera.
JA: Sí, ahí. Y era un lugar que no he visto yo en mi vida, un lugar tan cochino como ese. Estaba usted sentado en una piedrita así y se fijaba en el piso y ahí se, se veían los piojos, toditita la gente piojosa, estábamos piojosos. Entonces, nosotros pa poder vivir, agarramos clientela en un restaurancito con una muchacha que si todavía vive, Dios le dé salud, porque de esas mujeres hay pocas. Hacíamos el aseo, regábamos y barríamos y hacíamos el aseo. Y nos daba un plato de gallina deshuesada. La gallina deshuesada era un plato de frijoles de la olla y dos tortillas, eso era todo. Los que tráiban dinero, pos comían carne y eso.
LM: Ah, pero ustedes…
JA: Bueno, pos estábamos jodidos. Entonces de ahí, a los doce días nos hablaron a El Paso, Hidalgo, nos mandaron a El Paso, Hidalgo.
LM: Y, ¿dónde dormía?
JA: Ahí en… Élla nos prestaba un petate ahí. En El Paso, Hidalgo ya llegaron los camiones ahí con la gente. Y ahí nos bajaron y luego nos formaron y pusimos los maletines, llevábamos ya maletines con ropa. Y ahí nos fumigó un negro, pal piojo. Y de ahí ya nos pasaron al baño a bañarnos y de hay sí ya estábamos listos pa, pa, pa ver a dónde nos iban a mandar, nos mandaron…
LM: ¿También los exámenes médicos?
JA: Todo, todo, ya listos, pasaportes para la mica. Ahí agarré yo la mica de trabajo esa. Y me tocó a Michigan, a cuarenta y cinco nos tocaron a Michigan, en las últimas contrataciones.
LM: ¿Dónde dice que cruzó la frontera?
JA: En El Paso, Hidalgo.
LM: ¿Eso dónde es?
JA: De Monterrey es la última frontera pa abajo, de Reynosa.
LM: De Tamaulipas.
JA: Sí, en Tamaulipas, El Paso, Hidalgo, Tamaulipas.
LM: ¿En qué se fueron de ahí de Monterrey?
JA: En un autobús, en autobuses nos juimos.
LM: Ya por parte de la…
JA: De sí, ya de la compañía, de ahí pa delante ya va uno, pos desde aquí de Durango ya va con gastos de ellos.
LM: Ya eran gastos pagados.
JA: Ey, y ya de ahí nos contrataron pa Michigan, dos días y dos noches en el bus con relevo de dos choferes. Onde nos daban comida, estaba esperándonos una camioneta con lonches, un lonchi pa cada quien, un tambo pa hechar la basura y baños pa si alguno quería ir a alguna taza, a alguna, en lo disierto.
LM: ¿En el camino?
JA: En el camino había muy buenas atenciones compa, pa los braceros, con eso le digo todo, porque yo, yo fui varias veces y me las supe de todas todas. Porque no fui broncoso ni nada, más de pelado de trabajo, porque así es.
LM: ¿Qué les daban de comer en el camino?
JA: Oiga, lonches, aquí pos son lonches, así les dicen ellos en Estados Unidos, un lonchi de carne o de algo, con su mayonesa, todas sus cosas, lo que es un lonche. Lonchi de los que dan de pan.
LM: ¿No se quedaban con hambre?
JA: Y luego con su jugo, su manzana o su naranja, no, no, no, cállese la boca. Y dos días, dos noches y luego ya onde nos llevaban a pueblo. Ahí todos, no nos desertábamos, ¿pa qué? Es que nos llevaban a pueblo y ahí estaba el baño y ya estaban los otros, ahí y cada quien su lonche, cada quien su lonche. Allí no había con que agarraba dos, no, no a cada quien le daban su lonchi y sigue pa dentro.
LM: Y, ¿quién se los daba, había…?
JA: Una, una, un mexicano o alguna persona.
LM: ¿No eran policías?
JA: No, no, nada, hay entraba usted al baño muy aseado todo, entraba y hacía del baño, si llevaba ganas, ¿qué ganas iba a llevar? Los pieses hinchaos con dos días y dos noches aquí así, así.
LM: Estaban reducidos.
JA: Reducidos, sí.
LM: Ya lo que querían era bajarse.
JA: Ey, ya, ya.
LM: Y, ¿a dónde llegaron?
JA: A Michigan, dos días.
LM: ¿A un rancho?
JA: A un rancho.
LM: ¿O al…?
JA: No, a un rancho. No, nos dejaron en la orilla del pueblo y de ahí vinieron los rancheros y nos levantaron al rancho. Cuarenta y cinco hombres se llevó ese en dos o tres viajes se echó.
LM: ¿Todos los que iban en el autobús se fueron con él?
JA: Ey, ey, pero ahí lo bajaban a uno y ya.
LM: ¿En qué trabajaron en ese rancho?
JA: En el pepino, éramos, de ahí me jui yo a trabajar a la empacadora, nomás una, ahí poquito me tuvieron y de ahí ya.
LM: ¿Primero piscando?
JA: ¿Eh?
LM: Primero lo…
JA: Ey, lo calan a uno piscando a ver si de veras la deshuesa.
LM: Y, ¿cómo es ese, cómo es la pisca del pepino?
JA: [Es]tá la mata, ya como la de las calabazas, ya.
LM: ¿Chaparrita?
JA: Sí, no, no, de a tiro y de ahí la calienta. A veces hay hasta víboras ahí, pero primero le hace uno al ruido a ver si no chilla y arranca con barricas de esas. La llena y va y la vacía en el costal, la llena y va y la vacía en costales.
LM: ¿Cada trabajador tenía su costal?
JA: Sí, ya hasta pasa un camión tirando los costales en los surcos. Y de ahí en la otra surquería del otro lado ya entra, entra el otro cargando. Y a unos les toca cargando y a otros pos sí, aquellos más flojos, como les decía yo: “Ustedes vienen a flojear [o] a cargar”, les digo, “no, hay que ganar dinero, pos si venimos a… “No”, me decían, “como tú eres matadillo pal jale, te vale madre”. Pos sí.
LM: Y luego de ahí lo pasaron a la fábrica.
JA: A la empacadora, sí, a seleccionar, va por banda el, la banda, el pepino en la banda. Y el que está dañao lo quita uno. Ese no tiene exportación, está dañao, está muy amarillo, o está podrido o tiene… Porque el que anda piscando al contrato, le vale madre, echa de todo, pa que se llene pronto la barrica, eh. Entonces, va la banda trabajando y, y el que va malo lo quita uno, porque hay que llenar reja.
LM: Llenan rejas. ¿Cuánta gente trabajaba en esa fábrica?
JA: Ahí trabajaban doce. Doce gnetes.
LM: Doce, y, ¿eran mexicanos todos?
JA: No, no, nomás yo había de mexicano, compa.
LM: ¿Usted era el único mexicano?
JA: Sí, los demás puro americano, un negro mala chiva. El negro, los negros son malas chivas, compa.
LM: ¿Por qué?, ¿tuvo algún detalle ahí con alguno?
JA: No, no, otro, se hicieron de palabra ahí y el negro y no, no, pos fíjese que hay veces que le platico yo, porque mi historia fue larga. Desde la primera vez hasta la última está camarón. Muchos no se acuerdan de qué hacían ni qué, cómo andaban ni nada, y yo sí. La mentalidad está concentrada en los trabajos, en el sufrimiento, onde había sufrimiento y onde no había…
LM: ¿Cuánto tiempo trabajó ahí en la fábrica?
JA: Trabajamos, ahí cumplimos el contrato de noventa días.
LM: ¿Pagaban bien?
JA: Sí.
LM: ¿Cuánto le pagaban?
JA: Pos ahí estaba ganando yo lo que ganaba más, el trabajador que trabajaba en el field, así le dicen ellos, el field, yo trabajaba, allí yo ganaba por el que ganaba más. Pero pos a veces ese diario ganaba $12, $13 pesos, así es de que yo ganaba por el que gabana más.
LM: ¿En qué época se cosecha el pepino?, ¿en qué meses?
JA: En, a ver, fue septiembre, sí, octubre, de septiembre pa delante, octubre.
LM: ¿Hacía frío ya?
JA: Ya quiere esta mujer que la atienda y él.
LM: Orita ya vamos a…
JA: A salir.
LM: A terminar.
JA: Bueno.
LM: ¿Ese fue su último contrato?
JA: Ese, de ahí tengo la mica, quién sabe dónde andará.
LM: Don José, cuénteme, ¿cómo fue su vida después de haber sido bracero ya cuando se regresa a México?, ¿a qué se dedica?
JA: Ahora vera, con el dinero que me quedó a mí de que traje de Estados Unidos, me puse a trabajar, a comprar ganado y bestias. Trabajé nueve años en la compra y venta de ganado y en la compra y venta de bestias y hice crecer mi fortuna, en los nueve años. De ahí me dediqué al comercio.
LM: Y, ¿con qué comerciaba, don?
JA: Abarrote.
LM: Abarrote.
JA: Puro abarrote.
LM: ¿En dónde?
JA: En el Ojito de Camellones, Canelas, Durango, porque me fui de Palomas a vivir al Ojito. Ya casado el viejo. (risas)
LM: ¿En qué año se casó usted?
JA: Yo me casé en mil novecientos, ora verá, en 1956.
LM: ¿Cómo se llama su esposa?
JA: Bueno, tengo dos, tenía dos. Con la que me casé, se llamaba, se llama todavía, todavía vive, pero con la que vivo, se llama María Jáquez Velázquez, es la que está en todos los papeles ya.
LM: ¿Se separó o se divorció?
JA: Tenemos cuarenta y tres años, no, ahorita la tengo hasta enferma. Cuarenta y tres años tenemos viviendo juntos, siete pa las de oro, y ahí lo veo. (risas)
LM: ¿Cuántos hijos tuvieron?
JA: Cinco, tres hombres y dos mujeres, que vivos todos.
LM: Don José, ¿alguna vez sintió ganas de regresar a trabajar en Estados Unidos?
JA: No, ya no, yo llené de trabajar en Estados Unidos, llené, porque fui muy matado en el trabajo allá.
LM: Y, ¿le iba bien aquí?
JA: Así es, con lo que hice de allá, ya salí bien aquí. Ya me puse a trabajar y [es]toy trabajando pa vivir.
LM: ¿Ahorita en qué trabaja?
JA: También en el comercio, tengo un comercito.
LM: ¿Ya vive aquí en la ciudad de Durango?
JA: Sí, en la Colonia José Revueltas, ahí está en la hoja.
LM: Don José, me gustaría que me dijera, ya para finalizar, ¿qué significado tiene para usted la palabra bracero?
JA: Hombre trabajador, agricultor, agricultor campesino, esa es la palabra de bracero.
LM: ¿Cómo se siente usted de que alguien lo llame bracero?
JA: Bien, porque yo fui de los que atendí ese negocio, así es de que me siento complacido de mi vida que me dijeran: “Ese es bracero”. A toda madre, porque sabía que era pelado de lana.
LM: Exacto. ¿Le da orgullo a usted?
JA: ¡Orgullo!, me siento orgulloso yo.
LM: En términos generales, podemos decir que, que lo que usted vivió allá, ¿fue muy positivo?
JA: Sí, en lo que trabajé fue positivo todo.
2do: Oiga, ¿todavía le falta mucho?
JA: No, ya.
LM: El haber sido bracero, ¿cambió su vida de alguna manera?
JA: Ey, porque fuimos muchos braceros, pero unos no supieron aprovechar. No le digo que con el dinero que estuve ahorrando, trabajé nueve años y de ahí empezó mi capital pa arriba y pa arriba y pa arriba. Gracias a Dios que supe hacerme de Monterrey codito, eso es el codo. (risas)
LM: Don José pues quiero darles las gracias por haber platicado con nosotros, por compartir con nosotros parte de su vida, sus experiencias.
JA: ¡Ándele! El gusto es para mí, porque me siento yo muy complacido de ver que así jue mi historia desde joven nuevo de diesisiete años hasta la presente, de sesenta y nueve años, de diesisiete a sesenta y nueve, ¿cómo ve?
LM: Muy bien, pues muchas gracias.
JA: Ay, pero hay que quitar esto, ande.
LM: Muchas gracias, con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
JA: Ándele pues, que Dios lo ayude y a mí que no me olvide.
LM: Exactamente.
Fin de la entrevista
Interviewer
Martínez, Laureano
Interviewee
Astorga Corral, José Ignacio
Location
Durango, Durango, México
File Name Identifier
Astorga_Corral_DGO004
Citation
Martínez, Laureano and Astorga Corral, José Ignacio, “José Ignacio Astorga Corral,” Bracero History Archive, accessed November 25, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/209.