Enrique Torres Sánchez
Title
Enrique Torres Sánchez
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Enrique Torres was born on July 15, 1929, in Santiago Papasquiaro, Durango, México; he was the second of six brothers; his father died when he was six years old; at an early age, he started working in agriculture; in 1952, he joined the bracero program, and worked in Arizona, Arkansas, and Texas; he picked carrots, green peppers, lemons, oranges, and tomatoes; he did these activities until 1959.
Summary of Interview: Mr. Torres grew up with his paternal relatives; he worked sowing beans and corn during his childhood; due to economic hardship and debts held by his family, he joined the bracero program in 1952; he worked in Arizona, Arkansas, and Texas; additionally, he describes how he found out about the program, and the hiring process he encountered at the processing center in Durango, Durango, México; at this center, he details the humiliation he experienced during the medical exams conducted by American doctors, and then he continues to outline his bus trip to Reynosa, Tamaulipas, México; while at a bracero reception center in Texas, he signed a contract and went through the disinfection process; he narrates the daily activities of the braceros, their work distribution, their housing, and the food they prepared; furthermore, he relates how they were paid, their different contracts, and the treatment received from foremen; he remembers what the braceros did on weekends, and how prostitution was allowed in the camps; beyond these recollections, he explains how his life changed after being a bracero, why he decided to cross into the United States to become an undocumented worker in the 1970s, and why he believes the program should be reinstated.
Summary of Interview: Mr. Torres grew up with his paternal relatives; he worked sowing beans and corn during his childhood; due to economic hardship and debts held by his family, he joined the bracero program in 1952; he worked in Arizona, Arkansas, and Texas; additionally, he describes how he found out about the program, and the hiring process he encountered at the processing center in Durango, Durango, México; at this center, he details the humiliation he experienced during the medical exams conducted by American doctors, and then he continues to outline his bus trip to Reynosa, Tamaulipas, México; while at a bracero reception center in Texas, he signed a contract and went through the disinfection process; he narrates the daily activities of the braceros, their work distribution, their housing, and the food they prepared; furthermore, he relates how they were paid, their different contracts, and the treatment received from foremen; he remembers what the braceros did on weekends, and how prostitution was allowed in the camps; beyond these recollections, he explains how his life changed after being a bracero, why he decided to cross into the United States to become an undocumented worker in the 1970s, and why he believes the program should be reinstated.
Creator
Martínez, Laureano
Torres Sánchez, Enrique
Date
2003-05-29
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Enrique Torres Sánchez
creator (Spanish)
Martínez, Laureano
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
1:28:41
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Enrique Torres Sánchez.
Fecha de la entrevista: 29 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor Enrique Torres Sánchez, en la ciudad de Durango, Durango, el día 29 de mayo de 2003, conducida por Laureano Martínez para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Don Enrique, buenas tardes.
ET: Buenas tardes.
LM: Don Enrique, me gustaría empezar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
ET: Yo nací en Llano Prieto, Municipio de Santiago Papasquiaro.
LM: ¿Cuándo?
ET: El día 15 de julio de 1929, digo, no tuve acta, no sé, ahí no van a coincidir las actas, la fecha de cuando yo estuve allá por motivo a que primero porque no tenía acta. Después la busqué yo aquí en Durango y batallando y batallando y no la encontré y a última hora ya pues yo usaba, me decían que yo había nacido el [19]29.
LM: Muy bien.
ET: Pero a la primera contratación que fui, ya estaba yo enlistado y ya me iban a llamar pa otro día y entonces, voces ahí que: “Oye, que están pidiendo cartilla”. Entonces yo dije: “Pues yo no tengo cartilla, ¿qué voa hacer?”. Yo tenía ganas de ir a Estados Unidos. Me fui con un notario.
LM: Claro.
ET: Haga favor de… Este mismo día y ahí me puse seis años más.
LM: Muy bien.
ET: En lugar de ser del [19]29, puse el [19]23, entonces esa edad tengo yo en la contratación.
LM: No, no se preocupe, esto es nomás…
ET: Bueno, eso es una mentira por (ininteligible) yo necesité. Así lo pedía la ley y me valió y ya todas las contrataciones tuve con esa edad, aquí traigo yo la mica. Una mica que me dieron el [19]59.
LM: A ver si nos la permite. ¿Cuántos años tiene, don?
ET: Ahorita setenta y cuatro voy a cumplir.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
ET: Se llamaba Cecilio Torres.
LM: Y, ¿su mamá?
ET: Cecilio Torres Torrana, Anastasia Sánchez. También sé que era Carrasco, el segundo apellido.
LM: ¿De dónde eran originarios ellos?
ET: En, mi padre de Llano Prieto, donde yo nací. Mi madre era de San Antonio de Nevárez, Municipio de Santiago, también.
LM: ¿Está lejos de ahí?, o, ¿está cerca?
ET: No, está a una distancia como de aquí al santuario. Del rancho onde vivía mi madre. Donde era mi madre y donde era mi padre.
LM: Muy cerquitas, ¿veá?
ET: Ah, sí.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá, don?
ET: Bueno, él era agricultor, es lo que me platicó mi madre. Pero en una ocasión él tuvo un problema, que era muy bueno para nadar y está el río de Santiago que divide… Y él tenía la novia precisamente al otro lado del río que era mi madre, y pasó, y el río iba muy grande y pues le dio un calambre en el río nadando, y aquel otro amigo compañero de él y vecino y, le dio un calambre y total que el río ya lo andaba ahogando y se asustó mucho y ya de ahí fue pretexto de que cada año en agosto, en agosto malo y malo y malo hasta que en eso se vino yendo. Fue el [19]35 cuando se acabó mi padre. Yo quedé de, mire, yo nací el [19]29.
LM: Seis.
ET: ¿Eh?
LM: De unos seis años.
ET: Bueno, entonces de allí ya tuvimos, el siguiente año nos salimos a onde estaban unos tíos, hermanos de mi madre, para que el respeto y nos enseñaban a trabajar. Y yo pues ya de pronto de sembrador, ayudándoles, pues pagaban dos, tres costales de maíz por los días que sembraba uno. Y así fue ya hasta que ya pude yo… Luego un tío, ese tío mío tenían ellos un patrón, una labor de riego. Él le dio allá, íbamos a ayudarle y ahí teníamos ya pos una panocha, teníamos panocha, ¿sabe qué es?
LM: Sí.
ET: Del trigo así.
LM: El pan.
ET: Esos panes, panecitos así. Y teníamos pos sembrados, y ya después ya pude yo… Y ya levantábamos el trigo y luego y poníamos papa, chile, cebolla, bueno todo lo de hortaliza, yo conocí todo eso, le digo.
LM: ¿Cuántos hermanos tuvo usted?
ET: Seis, cinco, conmigo fuimos seis.
LM: Cinco.
ET: Yo soy el segundo de los cinco, de los seis.
LM: ¿Usted es el segundo? De los más grandecitos.
ET: Ya acabó el más grande y dos de los más chicos, también ya se murieron. Quedamos los tres intermedios, de conmigo para abajo, hasta donde se acabó los dos primero, los últimos, los más chicos.
LM: Claro.
ET: Unos se murieron de enfermedad y a otro pos lo mataron.
LM: Don Enrique, ¿cómo fue su infancia?
ET: ¿Mande?
LM: ¿Cómo fue su infancia?, ¿cómo fueron sus años de niñez?
ET: Pos muy, pos, ¿se imagina usted? Huérfano de padre, ora aquí allá, ese tío era muy duro, muy enérgico, bueno quizás por eso aprendí yo algo de lo que se necesitaba, ¿verdá? Y pude ser, ¿qué le voy a decir yo?, un hombre muy detenido. Yo no tuve vicios, nomás el cigarro, pos ahí, por ahí uno que otro con que o así el dominó, pero en poca escala. La tomada no, y pos ya le digo, así como divertimiento por ahí nomás lo que había por ahí… Entonces yo tuve mucho miedo porque no había dinero. Le tenía miedo a las drogas, le tenía miedo a los compromisos, le tuve mucho miedo, hasta ahora yo aquí onde ya que me vine aquí a Durango, pues ya es onde cambió mi vida. Porque aquí todos los días trabaja uno, pero todos los días tiene que comer.
LM: Cuénteme un poquito, ¿cómo es ese lugar donde usted nació?, ¿cómo es?
ET: ¿Cómo es?
LM: ¿Cómo es?
ET: Es un llano, por eso le dicen Llano Prieto, es, ¿cómo le dijera?, un espacio que agarra el río, quizás que antes, o en un arroyo ya ve que hay joyas, hay así, ¿verdá?, joyancanas y así en limpios, laborables, parejo, y luego ya cordones, así es una llanada, un llano pos chico, no muy grande, chico, ¿cómo le dijera?, como de aquí al Monumento Guadalupe Victoria. Con una estancia de, digamos, que lo que agarra aquí del cerro éste a este otro cerro, taba angostón el llano, es ese llano así. Llano Prieto, quizás por eso le pusieron porque hay sartenejo, unas buenas tierras, pos llueve allá mucho y pos sus sartenejos, muy buenas tierras, Llano Prieto y luego pos ranchitos de cada lado del río, sí. Llano Prieto, y luego al frente La Bolsa, y luego más adelante por el mismo lado el Rincón, San José del Rincón. Y luego, San Antonio de Nevárez y San José del Ranchito y La Lagunita y así, todos hasta llegar al pueblo de Santiago.
LM: Muy bien.
ET: Así, un río.
LM: Pues se dedicaban a la agricultura la gente de ahí.
ET: Un lado a otro, un lado del rancho. Y los cordones, así cordones y el llano ese, pero el llano era número uno. Ese llano en tierra de cuerpo. Los cordones, pos usted sabe en los arroyos o joyitas pues más o menos, pedaceríos, así pedaceríos.
LM: Y, ¿cuál sería su primer trabajo, don Enrique, que le pagaran?
ET: ¿Que onde me pagaron?
LM: Aquí, cuando estaba chico.
ET: Cuando estaba chico mire, me estuve yo allá hasta el [19]45, algo así. Allá por los ríos de Santiago Papasquiaro. En [19]45 nos vinimos a Las Palmas, Municipio de, también de Santiago Papasquiaro, y allí ya empecé al menos como a pepenar, a piscar, a unas piscas que había tambén muy labores, tierras de muy, de mucho cuerpo. Oiga, hasta doscientos costales un lote de ocho hectáreas.
LM: De maíz.
ET: Y uno pos ya se venía ya podía con el huacal, por ahí de dieciséis, de diecisiete años o algo así. Y yo ya con el huacal, y pos piscando y ahí le digo pepenando lo que usted quera y hasta que piscamos. Bueno, se pasaron las piscas y ya nos quedamos mi madre y yo, mis hermanos ahí en Las Palmas y: “Pos vamos a quedarnos aquí”. Ahí un tío de mi mamá: “Pos aquí quédese, mire aquí ya le conseguimos una tierra para que siembren a medias”. Y pos ya me quedé yo a sembrar allá a medias. Y luego ya por ahí a acomedirse. Necesitaba uno señores que sembró avena, usted ¿se imagina la avena pos un pedazo o un lote o algo así, como de ocho hectáreas, y pos: “Vamos a entrarle”. ¡Ay se imagina usted! La cintura, pos ansina las ocho horas.
LM: Agachado.
ET: Pero yo tenía necesidad, y pos, y ánimo, y vámonos, pos unos cuantos días. No fue mucho, unos cuantos días.
LM: Le ayudaba usted a madre.
ET: Sí. Y eso ya parte, en todas esas partes se, en eso sembré un año ahí, que me habían dado una tierra ahí en Las Palmas. Al siguiente año me dieron otras, pero ya tuve que salir de Chinacates, ¿si conoce el pueblo de Chinacates?
LM: Sí, cómo no.
ET: Para abajo, un pueblito, un ranchito que Las Margaritas, allá conseguí. Jui con otro patrón, aparte del primero, el primero se murió y ya no tuvo, ya tuve que buscar otro patrón y ya pa Las Margaritas me fui a sembrar, el [19]46. Ya me tocó sembrar allá, [19]46, [19]47, el [19]48, y ya ese mismo patrón a última hora tenía por ahí cerca o algo, un atajito de reses y me las pasó a medias, de las crías.
LM: Muy bien.
ET: Y no recuerdo, pero también sí hacía cuajadas, algo así, a medias, no me acuerdo ya de las demás, pero de crías sí. Pues ya allá me hice de unos animalitos y llevaba ya una vaquita que había quedado, que nos había dejado mi padre, unas dos, tres vaquitas, pero una se murió del mal que huele y dice que se mueren. Nada se lleva, pero nada queda. Oiga, luego se murió una vaca, se enjarietó y luego (ininteligible). Una se enjarietó y quedó la cría sobre la lona. La cría de la otra se le murió, quién sabe de qué, y pos se dio batallando pa pegársela al mismo y la yunta como ya le digo, mi padre ya cuando se enfermó ya no sembraba él, sino que daba la yunta, la tierrita a medias, pero la dio a medias, se acabó él, no lo dejaron acabar el maizal cuando le robaron un buey.
LM: Válgame.
ET: Y ya. Y después ya pa levantar la cosecha, antes de levantar la cosecha le robaron el alambre, pos total que hasta la cosecha se perdió y todo ahí. Y ya nos salimos.
LM: ¿Cómo se vivía en aquellos años?
ET: Oiga, pos no había dinero, a intercambio. Intercambio de que el que tenía su laborcita, tenía una papa, tenía un chile, otro tenía, pos hubo que iba a traerle la leñita y ya le daban unos chiles, les daban unas papas, y así era, oiga. Yo me enseñé, pos me enseñé a todo, por ahí necesitaba uno las sichas, necesitaba uno la agamarra, necesitaba la petaca pa las tortillas, y ahí en la casa, y total que supe algunos oficios. Pos yo fui mi vida así, pos me veía jaladón, ya cuando ya me casé, oiga, yo iba arriba al cerro, bajaba un tercio de sotol, hacía veinte o treinta, cuarenta petacas de, entre chicas y grandes y pa todos usos. A los llanos llegué a salir antes, cuando ya estaba en el rancho y pos yo llevaba desde jabón, piloncillo y frijol, maíz.
LM: Vendía usted.
ET: ¿Eh?
LM: Comerciaba.
ET: A cambio, a cambio, ándele siempre me traigo una petaca y me daban una postura de frijol, otro de maíz, otro un jabón, otro un piloncillo, así fue la vida, hasta que pos ya crecí. Ya se vinieron las contrataciones, pero sembraba a medias y yo seguía con lo mismo, me acabalaba. Eramos como seis, oiga, también yo era de los mayores.
LM: ¿Le ayudaba a sus hermanos?
ET: Sí. Mi otro hermano, el otro mayor le hizo ahí poco, yo tuve que agarrar las riendas de todo y total que yo ahí yo tenía que moverme a hacer, y pos no tuve tiempo de hacerle a la tomada, ni andar así.
LM: Nada.
ET: Bueno, se vino que hay contratación, y que la contratación.
LM: ¿En qué año fue eso, más o menos?
ET: El [19]52.
LM: ¿Cómo se enteró usted de que se podía ir a las contrataciones?
ET: No, pos primeramente, pos que hay contrataciones, que va haber contrataciones para ir a Estados Unidos y eso. Y: “¿Cómo le van a hacer?”, y, “¿cómo le haces?”. Pos ya ve que luego se corre la voz. Como ahora el asunto este de que los braceros así, uno corre la voz y pos vamos, y pos vamos, nos venimos, pos yo, yo de todos mis hermanos, nomás yo ese año, no otro hermano, ese me sigue. Y nos venimos los dos aquí, y aquí agarré una listita de otros conocidos, vecinos y conocidos, porque en un rancho conoce uno a uno y en otro rancho otros, y otros y otros, y total que aquí éramos ya cuarenta o cincuenta, quién sabe cuántos nos juntamos para contratarnos.
LM: Para hacer una lista ahí.
ET: Y nos fuimos y nos tocó seis, cinco juntos, conocidos.
LM: ¿Cómo era aquí el proceso para llevar la lista y para contratarse?, ¿a dónde iban?, o, ¿qué tenían que hacer?
ET: Mire, en primer lugar, como le digo, pos que se necesita un certificado con su nombre, de dónde es y todo, y luego ya, entonces iba, ¿cómo le diré? Como ahora los líderes. Una persona encabezada, y que: “Vamos a enlistarnos”. “Julano, mira, ahí están enlistándose”. Ahí nos enlistábamos y ya: “Ustedes arrímense pa tal día y tales horas”. Y, en la contratación, como le digo, estaban las filitas, La Casa del Campesino.
LM: La Casa del Campesino.
ET: Pero entonces estaba, creo ahora ese es cuartel, no no es cuartel era, pos era, quién sabe como ya no me acuerdo exactamente como le llamaban ahí, ahora es la zona comercial, que ahí están bodegas.
LM: Ahí en la entrada.
ET: Era un corralón, se ven tovía tapias, era algo de eso y ahí entraba uno, a todo lo que andábamos aspirantes a braceros allí, aquí dicen, acá esto, y acá esto y ahí andábamos, y ahí nos juntábamos las reunión para pláticas y de ahí ya, ya nos salimos.
LM: ¿Qué les decían en esas pláticas?
ET: Pos esos como líderes, ¿me entiende? Había pos así: “Oye que al cabo es así y que mira que allá que fulano”. Hasta eso no, dinero no nos pedían, nada más que porque un amigo de él, o familiar o que equis, ¿verdá? Y ya aquel otro, ya nos acarreaba otros y así, listas y listas, y unos con unos, otros con otros y así. Total que ya salimos allí a como le digo ya a la primera vez que fue el [19]52. “Pos que se arrimen ahí a La Casa del Campesino”. Nosotros estábamos en un hotel, en casa de huéspedes, ni hotel, casa de huéspedes, pos ahí no paga uno.
LM: Allí llegaban.
ET: Un mosquero de todita locura, en eso de septiembre oiga, un animalero. Ahí me acuerdo cómo le decían, no me acuerdo cómo se llama la casa de huéspedes, estaba por la de Aquiles, por la de, ¡ya se me olvidó!, la Pino Suárez. Pino Suárez y Victoria, por ahí algo así, por ahí, ahí estaba, pos cuantos años, fíjate.
LM: Claro.
ET: Entonces ahí pos tirados arriba del segundo piso, pos nomás ahí tirados. Como aquí oiga, ansina ni, pos oiga el mosquero de las ventanas, pues creo que no tenía ni, nomás creo un confortal parece, pos ahí daban, nos cobraban, pos no sé, pos no me acuerdo cuánto. Entonces total que ahí, pos ya salimos y ahí vamos. Pos oiga, tocó suerte que ya ahí la nombraron la lista, ya nos hicieron, me acuerdo que había allá adentro de La Casa del Campesino.
LM: Sí señor.
ET: La muralla, ¿cómo le dijera?, un cuadro como de quince metros o más, así pero, cosa divertida esa. Había un, como una poza, o no poza, ¿cómo le dijera?, como un hoyo, más o menos a esta altura así, una andadora, andador así como una banqueta alrededor, me acuerdo como si fuera ahorita. Y allí íbamos pasando todos los que nos tocó salir ya pa que nos contrataran, pero no sé si de allí en delante hicieron el contrato, nos mandaron, pero para mandarnos a examinarnos, desde todo.
LM: ¿Aquí los examinaban?, ¿ahí en la casa de, ¿sus partes nobles?
ET: Sí señor, sí. Allí estaba uno, allí llegaba y se agachaba, y allá ya estaba el gabacho, ahí estaba y tenía uno que ir así.
LM: ¿Usted salió el…
ET: El chiste se me cayó. El chiste ese de que el que mocha el plátano va a Estados Unidos, y el que… (risas) Bueno, total que le hicimos con todas aquellas humillaciones, usted sabe.
LM: ¿Les echaron polvo?
ET: No, todavía no, allí no. Hasta allá cuando pasamos.
LM: ¿Qué más les revisaron?
ET: De allí ya, pues ya pasamos a aquella, pues taban revisando, ¿vedá?, a la pasada a ver si no llevábamos almorranas o equis, ¿verdad?
LM: Claro, enfermedades venéreas.
ET: Pues yo creo, yo creo que así nos veían: “Ustedes, pásenle, pásenle”. Y tábamos pasando, por ejemplo estaba la entrada aquí, y agarraban uno así, y era como un cuadro y iba uno pasando y acá, y ya salía uno y ya, y ya firmaba unos papeles ya después de que le hicieron su… Y luego de ahí ya salía uno a la alameda, por ahí me acuerdo que ahí agarramos unos camiones por…
LM: Se los llevaron.
ET: Y nos fuimos para Reynosa.
LM: A Reynosa.
ET: A Reynosa, y pasando Reynosa…
LM: ¿Cuánto tiempo hicieron a Reynosa?
ET: Pasando Reynosa parece que, ahí Rainbowville, Rainbowville, no recuerdo bien exactamente, pasando Reynosa.
LM: ¿El contrato lo firmó aquí en Durango?
ET: Allá, aquí nomás íbamos con nostra documentación, contratados para firmar contrato allá, allá jue a onde fuimos a firmar el contrato. Allí estaba un negro. Bueno, era maso, ¿verdá?, pero ahí, el que estaba ahí, estábamos embarcando del camión, y luego, y ya, y que: “Quítense, porque ahí vamos a pasar por los rayos X y todo, desvístase, quítese la camisa”.
LM: Ahí los volvían otra vez.
ET: Otra vez sí, por estar haciendo…
LM: Aquí lo vamos a poner.
ET: Entonces no, “y no hay que hacer confianza”, tovía hasta me acuerdo cuando dijo, “no dejen nada en la bolsa de la camisa, recojan sus papeles”, nomás la pura camisa nos quitábamos, no sé si la camiseta también, bueno, total que la camisa se quitó, y que no dejaron a nadie la camisa porque no fueran a bolsear.
LM: Tenían desconfianza.
ET: Así que fuéramos, que cuidándonos, al cabo que, ¡vámonos! Total que ahí, ahí firmamos el contrato, pasamos a…
LM: ¿Ahí les volvieron a hacer…
ET: Ahí me acuerdo que nos tomaron foto. Entrando, no recuerdo si entrando por ahí, luego allí había una manguera, ahí un polvo blanco, ¿quién sabe qué sería? (risas)
LM: En todas las partes del cuerpo.
ET: En todas las partes. Aunque ya, pos ya firmamos contrato, y luego ya pos aspérense ahí viene el, ¿cómo le decían?, bueno el patrón, no había patrones sino que eran los rancheros.
LM: Los rancheros.
ET: Que venían los rancheros. Ya con esos rancheros, pero tanto según, según me imagino yo, así ya tanto, ándele pos ahí, con una traila, como de aquí a allá, oiga, pos sabe cuántos íbamos ahí como marranos, ahí, (risas) yo creo que sí había unas banquitas así alrededor, pero no creo. Todos nosotros tirados ahí, otros alcanzaban a estar sentados, no me acuerdo que salimos, pues creo que fueron dos días, para llegar.
LM: Dos días.
ET: A Arkenso [Arkansas].
LM. Y, ¿a dónde los llevaron?, ¿a un rancho?
ET: A un rancho. Burdetatation(??), así se, se escribía o lo pronunciaba uno, Burdetatation(??), pero tenía un montón de (ininteligible) que se oye así, Burdetatation(??) se llama creo que el campo porque ahí íbamos a la provisión, a otro, un pueblito, que se llama Coercion(??). No sé siempre tiene que traiga, está allá en Arkenso cerquita de Misisipi, ¿no?, no Misisipi, ¿no?, bueno, Coercion(??) as[í], se llamaba el pueblito onde de pronto llegamos, nos encaminan onde, unos nos fuimos en la traila, en el tráiler grande. Y me acuerdo que mi hermano le tocó irse en una camionetita. Y unos otros, ya no me acuerdo cuántos, total que llegaron los de Santiago, yo llegué con Moy y otro día llegó mi hermano, ¿usted sabe?, y onde, y quén sabe que no, llegaron otro día, ellos, él y otros vecinos, y total que ya, yo ya de pronto ya, pos se nos dieron $5 pesos, $5 dólares pa que compren cuando llegamos al campo, o a una marqueta.
LM: ¿Les dieron comida en el camino?
ET: Sí. En el camino nos iban dando en cierta parte, pos frijoles enlatados y pan Bimbo.
LM: ¿Le gustaba la comida?
ET: Pos me la comía a fuerza. Los frijoles no me gustaban, y luego que sus winnies les decían, parecían, parecían que eran estos, cocido. (risas) Y no estaba yo impuesto a eso oiga, total que pos, que yo me comía el pan y pos no me acuerdo que más nos daban también, pos oiga. Pero no, ay ánimas que lleguemos allá y no, pos ya llegando allá, ya ahí nos dan $5 pesos [dólares], pa que compren comida. Y pos ya compré yo, ya me acompañé ahí con lo que pude, porque le daban a uno una estufa para cuatro o cinco.
LM: Para cuatro o cinco.
ET: Cuatro, según los conocidos. Nosotros éramos cinco
LM: Y a dormir, ¿dónde se quedaban?
ET: Era un barraca grande. Y ahí en la barraca, ahí había unos catrecitos de campaña, y ahí le hacíamos, pos taba la cama ansina, las camas as[í], y luego acá en una parte estaba las estufas. Parece que era una barraca grande y en un rincón las camas y en otro rincón las estufas, pos ahí para, apenas para hacer comida y cocer los frijoles y nos salíamos afuera a hacer las tortillas. Me acuerdo que ahí no había campo, había…cortábamos leña, hicimos un hoyo así en el piso, ahí en la tierra y le pusimos uno, como tiene (ininteligible) y una cartera, lo que usted quiera, ahí echábamos tortilla porque no cabíamos, éramos cinco nosotros para una estufa, se llama Inocencio, Jesús Navarro, Juan Navarro, Tomás Torres, mi hermano, y su servidor.
LM: Muy bien.
ET: Para una estufa. Pos ya le digo, unos cociendo frijoles adentro en la estufa y otros allá echándolas. Amasábamos la harina, y yo, ahí las cocíamos y allá y hacíamos y bueno, le teníamos dos, allá poníamos lumbre para poder acabalar, así nos la pasamos. El primer día pos vamos a jalar, pos, ¿qué íbamos a saber?, nada, no conocíamos, los de Torreón ahí los de la laguna, pos esos sí, pos ya sabían, pos ahí andamos.
LM: ¿Qué trabajo iban a hacer?
ET: A piscar algodón.
LM: Algodón.
ET: Oiga, teníamos días, pos así está la bolita del algodón aquí.
ET: Haga de cuenta que nosotros cada vez que le pegábamos, pos ahí andábamos espinados.
LM: Espinados de las manos.
ET: Y luego le quisimos dar recio y luego nos algodonábamos, con las manos hinchadas de pronto así, hasta que poco a poco fuimos agarrándole. Pos yo no llegaba a doscientas libras, no, mi hermano sí pasaba, pos taba más, ahí le agarró más pasadito de doscientas. Puede que toque a $2.50 o algo.
LM: A $2.50.
ET: Algo así le agarraba. No recuerdo yo exactamente, pero por ahí. Total que apenas ganaba uno $4 pesos, $5, los que piscaban bien, pos ganaban poquito más, así la pasamos nuestros tres meses.
LM: ¿De cuánto fue su primer contrato?
ET: Tres meses, de septiembre, no me recuerdo la fecha, hasta en diciembre, total que de tres meses, pos salimos, acabó nuestro contrato.
LM: ¿Tenían mayordomo ahí en ese rancho?
ET: Un pesador, y hubo un señor que iba y luego otro que cargaba la traila. Que es el, decían que trailejean, quesque que algunos que iban a preguntar por el jefe y patrón, y había uno, me acuerdo de uno, ese fue cuando fui por veintiocho años, veintiocho días, fuimos y preguntamos por el patrón y pos no le entendíamos nosotros nada en aquel rancho. Y me acuerdo de un muchacho que se llamaba José María Lechú, ya murió, ya tiene varios meses, y andaba allá y él le decía, “troque jean, toque jean”, que se había ido al patrón con la troca al jean. Que andaba en el jean, onde, para despepitar el algodón.
LM: El algodón.
ET: Allá puro algodón.
LM: ¿Cómo es ese trabajo del algodón?, bueno ya me dijo que sacaban la bolita, pero…
ET: Mire, aquí voy a cuidar, a ver si no…cada rato se me cae, (risas) andábamos, ¿cómo le dijera?
LM: Ya no se le cae.
ET: Es que me digo.
LM: Ya no se le cae.
ET: Bueno, como un ánima, como una hembra parida, hombre. La saca, era una bolsa de lona. Yo creo que a largor de así casi, mire. De ese tramo casi así.
LM: Unos tres metros.
ET: Con todo y tirantes.
LM: Cuatro.
ET: Con todo y tirantes, porque tenía como hasta pechera. Aquí así ire, hasta aquí llegaba la jeta. Porque un plazo, por aquí ya la usaba así, y otros lo usaban por aquí. Se lo cruzaban, y yo no, por aquí. Y luego ya que unos tirantes y lo usaba así.
LM: En la cintura.
ET: Como aquí en la cintura, pues aquí, oiga. Cuando ya llegaba de primero, pos oiga, que taba liviana, pos no, por ahí en la cintura. Ya cuando lleva mitá, pos ya sentía uno que ya se recargaba tantito y el peso le ayudaba a uno porque, ¿se imagina usted?
LM: Claro.
ET: Y así, así era eso. Llenábamos la saca, la piscabamos, hay veces que nos la quitábamos, quitaban y luego nos metíamos uno y luego le aplastaba pa que agarrara cuarenta, cincuenta, sesenta libras.
LM: Cincuenta o sesenta libras.
ET: Sí. Había veces todavía unos que le echaban una que otra bolita y ya alcanzaba a ochenta y, pero así era algunos que ya sabían, hasta ochenta, noventa, nomás, libras. Entonces pos ya le digo, pos siento, han sido yo, fue rara la vez que llegué a doscientos. Mi hermano pasó poquitas, sí, y así era de todos los días. Ese negocio del algodón. Todos los días, el [19]52. El [19]53, de igual manera, pos ya me tocó contratarme en el estadio.
LM: ¿En el estadio de Francisco Zarco?
ET: De aquel, de Francisco Zarco.
LM: ¿Cómo fue esa contratación?
ET: Pos allá fue diferente. Ya fue ya más modernizada, o, cómo quero entenderle, ¿cómo decir?, ya también sí, por grupos también igualmente, ¿verdá?, por listas.
LM: También traían sus listas desde Santiago.
ET: Así ansina, y luego la lista julana y que acá, y que pasamos y que también.
LM: ¿Cuánta gente habría ahí en el estadio?
ET: Oiga no, pos no le sé decir. Pero oiga, dicen que mucha gente, yo me imagino que eran millones al año de cada contratación, millones.
LM: ¿Se llenaba el estadio?
ET: Sí. El estadio estaba lleno y unos saliendo y otros saliendo, pos iban que, “pos que no, pos tu lista tovía no te toca”, pos se iba uno al centro y así. Pos no, bueno quizás a aquí no, pero le quero decirle que para contratados que iban.
LM: No, pos sí.
ET: Yo creo eran millones.
LM: Claro.
ET: Y aquí, pos han de haber sido ya miles, miles aquí en Durango, han de haber sido miles. Ya le digo, también me tocó contratado aquí igualmente, ir contratado y era firmar el contrato, entonces esa vez pasamos por Eagle Pass.
LM: ¿En—
ET: El [19]53.
LM: ¿Le hicieron exámenes aquí también?
ET: Sí, también examen, pero ya no me acuerdo ya si nos echaron ese polvo, creo que ya no, me parece nomás examen de la vista.
LM: ¿El oído?
ET: De todo, sí, más o menos y también nos examinaron, aquí no, hasta allá. Aquí no porque allá estaba más descubierto acá. Acá ya le digo nos metieron a un sótano, allá dentro y allá pos hicimos allá solos, allá así, las oficinas taban como una casa grande que tenía sus habitaciones de oficina y todo.
LM: Y, ¿allá?
ET: Y allá no. Era todo, ahí nomás iba uno pasando ahí nomás taba un escritorio y le apuntaban y allá nomás iba a contar el contrato.
LM: ¿Cuántos iban esa vez?
ET: Pos un camión lleno.
LM: Un camión lleno, sí.
ET: Pero, iban unos conocidos. Por cierto un concuño mío, ahí nos fue a alcanzar. Nosotros llegamos en la mañana, no, miento, en la tarde, como hoy en la tarde, pasamos la noche, no, llegamos allá en la mañana, y en la tarde llegó ese concuño mío, y me acuerdo que nosotros ya estábamos acostados y apenas acaban de llegar y andaba él. Él se mató allá, tuvo un accidente ese concuño, andaba con una paleta él y estábamos tirados así, ansina.
LM: Pero, ¿cómo dormían?
ET: Como un restaurant, pero nomás el puro tejabán y, ansina nomás sombra.
LM: Dormía en el suelo.
ET: Sí, allí tirados, allí en el piso, en el pavimento vil, así en cemento, y acuerdo que él ahí pasaba y pasaba. Ese señor, mi concuño, se llamaba Alfredo Soto, ése era de la Trinidad, de acá pal lado de Tayoltita. Se casó con una hermana de mi esposa, difunta, finada, yo, esta es mi segunda esposa, esta señora. Entonces, y otro día nosotros ya habíamos firmado contrato, otro día en la mañana esperamos que llegaran los patrones, los rancheros, como dos.
LM: Ahí en Eagle Pass, ¿le hicieron exámenes otra vez?
ET: Sí, también. Nomás que ya no me acuerdo exactamente, de los primeros sí me acuerdo bien aquí, acá de (ininteligible) y allá pos creo que era Harlingen, pasando Reynosa, me parece que nos polveaban al entrar ahí todo, para que no lleváramos, pos ya ve acá los mexicanos de los pobres, piojos y de qué, y de lo que usted quiera entender, (risas) y allá, ya después acá en Eagle Pass ya no, ya no me acuerdo exactamente qué clase nos hicieron pero sí, sí, también hicieron unos exámenes en cierta forma.
LM: ¿Los trataban bien?, o, ¿eran duros?
ET: Ya, ya mejor, ya le digo firmamos el contrato y luego mire, nos atendían bien, ahí ya, “pasen a comer”, a cenar y a todo.
LM: Y, ¿luego?
ET: Pasando como los presos, con nostros plato, y ahí nos estaban echando, y va pasando usted con el plato y ahí echando la comida, y ya se iba por allá arrinconarse por allá por donde podía a comer frijoles de bote y su pan.
LM: Y sus winnies.
ET: Y sus refrescos. Bueno, pues ya le digo, ya llegaba el patrón otra vez y luego ya, el ranchero.
LM: ¿Ahí llegaba el ranchero y los escogía?
ET: Ahí, y nos escogía, o no sé cómo hacían ellos su negocio, no lo sé. Nomás, “súbanse al tráiler julano, allá”, y ahí vamos. Tons nos fuimos.
LM: ¿A dónde lo mandaron esa segunda ocasión?
ET: Deje me acuerdo, bueno, cerquita de Helena, Arkansas, pero el campito, parece ser se escribía Maruella(??) [Marvell], que se pronunciaba marbo, marbo.
LM: Marbo.
ET: Y se escribía Maruell(??), con ele, o así con elle, ansina. Y no sé si era el campo o era onde íbamos a la provisión. Helena estaba cerquita, no supe ahí, un conocido, un vecino…
LM: ¿En Arkansas?
ET: Era del mismo rancho, en Arkansas sí. Él sí iba todos los sábados, iba que a ver los barcos allá, que aquí hay un río, que había barcos y él se iba, se llamaba Emilio Rocha, el que iba era— Bueno, y ahí ya le digo, íbamos a sacar la provisión, pero ha de haber Marbo, o Maruell(??) [Marvell], o se escribía Maruell(??) [Marvell], pero Marbo parece que se pronunciaba, en una camioneta, no éramos muchos, como unos veinticinco o treinta, o algo así. Los que tábamos en una barraca de igual manera.
LM: Igual.
ET: Las camas así, y ahí sí teníamos cocinas separadas, no taba como la otra primera vez, no. Allá le digo, allí otros tres meses.
LM: Tres meses.
ET: Otros tres meses, sí. Era un monte, puro monte y ahí pos bastante también nos tirábamos nuestro leñita y también pa, pos pa acomodarnos.
LM: ¿Cuánta gente trabajaría en ese campo?
ET: Oiga, en ese campo, no le digo que como unos treinta, como unos treinta más o menos, treinta o cuarenta, ya no me acuerdo exactamente, pero yo me acuerdo de allí que nosotros fuimos ya contratados. Y allí cayeron otros que se habían contratado en mayo, que fueron a Michigan.
LM: A Michigan.
ET: No sé qué hacían por allá y de ahí les reformaron contrato. Eran del estado de Guanajuato, de por allá, unos cuatro o cinco, y esos reformaron contrato y fueron a la pisca ahí, no sé qué hicieron, y acá onde estuve yo, tres meses.
LM: Cuénteme, ¿qué comían?, ¿qué se hacían de comer?
ET: Pos, como uno lo que está acostumbrado aquí, íbamos a la marqueta, comprábamos la papa, el arroz, el pedacito de carne, y pos no, si el pollo también por allí, y luego compraba uno su harina y pos su sal y todos los ingredientes como uno, porque uno lo hacía.
LM: Y hacían su comida.
ET: Llegando allá uno hacía.
LM: Hacían tortillas.
ET: Y hacía uno sus tortillas, amasaba yo y mi hermano, tocó las dos veces, no, la primera vez juntos, y después me tocó, no los dos, dos veces me tocó, aquí el [19]53 me tocó mi hermano, él ahorita por allá esta en Chicago, y es muy bueno para preparar la harina. Y yo para estenderla.
LM: Extenderla.
ET: Y otros, pos nos juntamos ahí otros pa cocerlos, y otros, bueno así. Y ya le digo, ya ahí ya a la tarde arreglábamos nuestro lonchecito. En la mañana salíamos a trabajar y lo llevábamos, no sé si salíamos almorzados, o era pa almorzar, y íbamos a comer a la casa cuando ya nos cansábamos, taba cerquitas. Cerquitas así como aquí alrededor, así estaba el algodón, así aquí alrededor de aquí de la colonia, haga de cuenta que aquí estábamos. No necesitábamos, en esa vez no necesitamos, la primera vez sí, tuvimos que irnos, nos tuvimos que, ya que se acabó el algodón allí onde estábamos, de primer ahí en el campo. Y nos llevaron al Río Misisipi en una camioneta, una traila a piscar fuera del campo.
LM: ¿Le tocó ver el Río Misisipi?
ET: El Río de Misisipi, había nueces, había nogales y nueces y todo. Y me tocó comer nueces, agarrar nuez de ahí, pero tovía habían joyas, pos el río no lo conocí realmente, los estragos onde se destendía yo creo en tiempo de agua, porque sabe que ahí…Pero por ahí estaba, por ahí estaba el Río Misisipi, así dicieron, “van a ir al Río Misisipi”, y tuvimos yéndonos creo una semana, algo así ya para terminar el contrato, algo así.
LM: Cuénteme, ¿cómo era un día normal de trabajo desde que se levantaba hasta que se acostaba?
ET: ¡Ay caray!, pos era duro, ¿se imagina usted?, pos era de todo. Era como dijo un señor que fue a Estados Unidos de mojado, ahí ta un rico que no tenía necesidad de ir, que nomás quería que, “pos yo también voy y que voy”. Y ya estaba casado yo, y pos se fue, y es un chiste que le voy a meter ahí entre…entonces pos se fue a trabajar allá, y cuando taba ya por allá, es que iba la mujer y tenían comunicación y, “oye, y qué, ¿ahí cómo te va?, allá, ¿cómo estás allá?, ¿muy a gusto?”. “Sí, no pues malo vieja, pos aquí fíjate que pos aquí, pos la hace uno de hombre y de mujer”.
LM: ¿Cómo?
ET: Y la mujer interpretó mal, (risas) a mi mujer pos, tenía usted que lavar, tenía que hacer de comer, tenía que ir a trabajar y tenía que, de todo, de todo, pos a quién le iba a pedir, que tenía que, oiga, “pos vamos a cocer unos frijoles, vamos a cocer unas papas, vamos a arreglar esto, vamos a arreglar”, bueno y nos juntábamos, uno una cosa, otros otra, y así. “Vamos a la provisión”, pos llevábamos manteca, sal, jabón y todos los ingredientes, todo, todo y así. Así es que no había tiempo pa que usted dijera, “yo voy a salir”, pos no, salíamos parece los sábado o algo, o que íbamos a la provisión y comprábamos pa la semana. Porque no podía, estaba retirado Orseola(??) del campo. Taba retirado.
LM: ¿A qué horas entraban a trabajar?
ET: Pos, no le quero mentir, pero pos viéndose…
LM: Amaneciendo.
ET: Amaneciendo.
LM: Y, ¿cuántas horas trabajaban?
ET: Pos a veces hasta las tres, las cuatro de la tarde. Y ya de ahí ya, pos ya vámonos, estaba cerquitas, ahí se iba uno a la casa y ya, y, “vamos a hacer…
LM: Y llegaban.
ET: Y luego a hacer comida y hacer todo y a preparar pa lo del otro día.
LM: Muy bien.
ET: Así es. Pos nos poníamos tarea, como le digo, yo doscientas a veces, a veces que le ayuda, on taba chaparro, ahí sí a veces me acercaba a doscientas, a veces que pasaba y así, pero aquí, oiga, aquí…pero bueno aquí chaparrito. Y otra, otros les tocó creo que al pule.
LM: Pule.
ET: El pule ese creo que también es chaparro, pero ese con todo y…ese lo hace malo, ese.
LM: Con todo y todo.
ET: Con todo y bola. Que ese sacaba más, yo me tocó limpio, limpio. Andaban tras de uno que no quedaran plumas.
LM: ¿El mayordomo, o el…
ET: Un mayordomo, “que no queden plumas y que…
LM: ¿Cómo los trataba el mayordomo?
ET: Pos bien. Usted sabe, pos poca comunicación, yo pa qué voy a decir que me trataran mal, no.
LM: Pero usted sentía…
ET: Pero había diferencia. Mucha diferencia.
LM: ¿Sí sentían ustedes?
ET: No nos querían los güeros. No nos querían, ni nos quieren. Ni nos quieren, ya ahora ya, pos hay enlaces, ¿verdá?, y, pero es diferente, pero entonces no. Y ya le digo así, esto fue el [19]52, [19]53 y el [19]54, “pos que va a haber contrataciones ahí en Texas”, pero ya fuimos a pepenar, oiga.
LM: ¿Qué hacía cuando se regresaba?
ET: Cuando nos regresaban.
LM: Cuándo se regresaba acá a ver a la familia y todo, ¿qué hacía en ese periodo que no había trabajo en Estados Unidos?
ET: Ah, teníamos, habíamos dejado siembra yo y otro, éramos seis hermanos. Pues no, ya se había, ya se había muerto, no, taba, tábamos el [19]52, el [19]55 se murió un hermano, el más chico, y se quedaban ellos. Teníamos un animalito, teníamos la labor, ellos se encargaban de descontar, nos fuimos dos, y se quedaron cuatro, ¿me entiende? Y ya ellos sí, ya podían, pos recoger el cazolito, recogiendo.
LM: ¿Más chicos?
ET: A recoger, y ya le digo, “héselo así”, y ya después creció, yo fui el [19]52, el [19]53, el [19]54. Me contraté dos veces el [19]54.
LM: El [19]54, ¿qué le tocó?
ET: Me tocó ir aquí al Valle de Reynosa veintiocho días. Ahí sí estuvo, pos ahí no teníamos ni onde dormir, ni onde hacer de comer, ni me acuerdo que no sé cómo, me parece que nos daban la comida, no ya acuerdo algo, pero allí dormías afuera, bueno sí, mucho calor, pos fue entre junio, julio y agosto. Y la cama era la misma saca, esa con que piscaba uno.
LM: Esa misma
ET: Se metía, bueno, pos tan cerradas ahí. Se metía uno ahí porque había mucho mosco y mucha coquena. Muchas sí, ¿sabe usted qué son las coquenas?, ¿sabe qué es?
LM: No sé.
ET: Como bolitas, tan güeritas de todo, muchas coquenas, era un rancho ahí, y ahí y ahí le digo en el patio, ahí dormíamos todos. Éramos, pos como unos treinta o cuarenta, casi todos conocidos, eran de Las Palmas muchos, y de Chinacates, y de ahí conocidos, y ahí, pero ya pepenar casi nomás, porque ahí habían metido máquina y quedaba la máquina, dejaba.
LM: Dejaba.
ET: Pos ahí me acuerdo que nomás fuimos a cambiarnos el pantalón que llevábamos. El pantalón que llevábamos nomás lo compramos nuevo y eso, nos regresamos no crea que hicimos…
LM: Veintiocho días.
ET: Veintiocho días. Salimos, ya fue otro hermano, otro más chico.
LM: Y el contrato, ¿por cuánto era?
ET: Veintiocho días.
LM: Nomás.
ET: Nomás veintiocho días, y ya que reformar, no pos si ya no había ni qué hacer.
LM: Y, ¿qué hizo, recontrató ahí luego luego?
ET: Luego me salí. Nos salimos aquí a México, hasta acá a la casa, acá a Las Palmas. Entonces vivíamos a Las Palmas, y luego pues “que va a haber contrataciones otra vez, que vámonos”. Entonces ya me tocó ir a Chihuahua. Hasta Chihuahua fui a contratarme.
LM: En Chihuahua.
ET: La primera vez me contraté en Monterrey, la de los veintiocho días. Y la otra me fui hasta Chihuahua. Ahí me contraté en Chihuahua y me tocó en San Simón, Arizona.
LM: Y ahí, ¿qué hizo?
ET: Igual, lo mismo.
LM: Puro algodón.
ET: Pisca de algodón también, eran otros tres meses.
LM: ¿Era un rancho grande?
ET: Allí bueno, sí había ahí una marqueta. Ahí no necesitábamos ir, era un pueblito, un pueblito chicano. Pero había un pueblo grande, que se necesitó porque yo tuve un accidente, aquí está la cicatriz, sí.
LM: ¿Tuvo un accidente estando de bracero?
ET: Sí. Como un saca puntillo se me reventó ahí en el trabajo. Y tuve que ir, me llevaron a un pueblito que se llama Bowie y ya me dieron un tratamiento, unas pastillas y quién sabe qué, y, pero seguí.
LM: ¿Lo atendieron rápido ahí?
ET: Sí, pero seguí trabajando ansina.
LM: ¿Le cobraron algo?
ET: Ansina. No me cobraron nada. Ahí paga la compañía por el patrón.
LM: Tenían seguro.
ET: Me llevaban a revisar al que andaba de mayordomo y al patrón. Pos ya nos movieron, a mí me llevaron a Bowie. Bowie, un pueblito cerquita de San Simón, Arizona. Otros tres meses de contrato, lo mismo piscando ahí, viera cómo estaba buena. Pero no nos duró el contrato, se acabó el chaparrito y luego nos echaron a uno que estaba a la altura de aquí, oiga allá, aquí una mata aquí, las manos ya todas, ahí tovía pedimos aumento y ahí no lo cumplimos el contrato, nos venimos los que…
LM: ¿Cuántos pidieron aumento?
ET: Pos ya no me acuerdo, pero ya éramos dos, tres, yo y un hermano y otro conocido. Tres nos venimos y otros que había salido quién sabe ahí de onde sería, porque habíamos pocos.
LM: ¿Por qué decidieron venirse?, ¿Por qué no hubo aumento?
ET: Porque no hubo aumento y ya no nos costeaba.
LM: ¿Por qué?
ET: Porque ya no piscaba uno ni cincuenta libras. No hay, nos vamos y no, nos venimos. Bueno, eso fue el [19]54. Entonces ya acá el siguiente año, taba viendo cuánto te sale ya después con…
LM: ¿Le dieron alguna identificación?, ¿alguna mica?
ET: Ahora verá. Entonces ya, “pos que ahora van ustedes, pos los otros”, siguieron yendo los otros. Ya me quedé yo a los animales y ayudar a recoger la labor o algo, lo que había. Un año me acuerdo que no llovió, casi no hubo nada que levantar, y ya. Total que ellos se vinieron, yo me quedé y otros dos nos quedamos, y uno se murió, uno y ya quedaba uno, quedábamos cinco, nos quedamos dos, los dos mayores, los otros se vinieron el [19]55, el [19]56, el [19]57, el [19]58 no salí yo. Hasta el [19]59.
LM: Hasta el [19]59 le tocó otra vez.
ET: Me fui a contratar otra vez. Me contraté en Chihuahua, en el estado de Chihuahua, me tocó en Pecos, entrando por Texas, ahí en Pecos, nomás que Pecos, y que Pecos, llegué al pueblo onde era la provisión o el campo, o, hasta ahí namás.
LM: Así se llama el pueblo, Pecos.
ET: Pecos, ¿verdad?, bueno, entonces allí en la salida onde me dieron eso. Nomás eso tengo yo. Los contratos, ¿usted cree qué?, pos unos los rompimos, onde andaba yo, yo no tenía onde vivir, un año en una casa, otro en otra y otro año en otro rancho.
LM: Pues se perdieron.
ET: Pues no supe nada eso. Y eso ahora que se ofreció esta cosa de ahí de la gente que anda ahí, yo tengo una, y tengo una y tengo una, y mire, la busqué tres veces.
LM: Oiga, don Enrique, ¿a usted le pagan con cheque o le pagan en efectivo?
ET: En efectivo.
LM: ¿Cada cuándo le pagaban?
ET: Cada sábado, cada ocho días, me parece que eran lo sábados.
LM: ¿Trabajaban de lunes a…
ET: De lunes a sábado.
LM: ¿Sábado completo?, o, ¿medio día?
ET: No recuerdo. Pero íbamos a la provisión, pos yo creo que igual, yo creo que igual que los otros días. Bueno uno, porque iba uno a ganar por lo que hiciera. Si usted no se apuraba, no trabajaba en aquel entonces.
LM: No ganaba.
ET: Era igual, nomás el domingo descansaba uno, y el…pasaba uno en el domingo.
LM: Y cuando iban a los pueblitos, ¿cómo los trataban los americanos a ustedes?
ET: Pos bien. Nos tenían mucha confianza porque nos cuidaban, pero, porque unos a otros, después ya se dio tiempo que nos cuidaban mucho porque algunos…
LM: Se robaban algo.
ET: Sí a unos [los] agarraron. Oiga, un jabón, uno o dos jabones de baño, pos no sé cómo lo vieron y, pos ahí en la marqueta, pos eran marquetas grandes oiga, grandes y tanta gente, pos ahí se hizo un relajo que lo retuvieron y luego no supe qué le hicieron porque era de otro, de otro campo.
LM: Claro.
ET: Pero así.
LM: ¿Iban a veces ahí a algún restaurant?, ¿algún cine?
ET: No. Yo no sé las demás gentes, nosotros no. Íbamos a la marqueta, y de la marqueta a la casa. Porque nos llevaban y nos traiban en una camioneta, en una de tres toneladas, me parece, algo así.
LM: ¿Quién los llevaba?, ¿el mayordomo?
ET: Ansina, y estaban pa irnos, acercábamos nuestras provisiones, las cargábamos. Y ahí otra vez al campo, y así. Otros pos quién sabe, yo creo que no podían salir. Podían andar ahí, traía uno su pasaporte, podía andar onde quiera, pues iba contratado, pero no creo, quién sabe si lo harían otras gente antes de irse.
LM: ¿Se tomaban una que otra cervecita de vez en cuando?
ET: Pos yo no. Yo no fui afecto a eso. Y ahí en el campo, pos no recuerdo si tomaban, tomaban como un refresquito, nomás así, pero no, porque a trabajar pos éramos puros, pos puros santiagueros.
LM: Eran de Santiago.
ET: Los que estábamos ahí, puro santiaguero.
LM: Gente trabajadora.
ET: Así es. Y ya le digo, y personas mayores, dos señores eran personas mayores, y nosotros tres, pos, yo y mi hermano y otro hijo de, también de uno de los mayores, y el otro señor era concuño, era familia como quien dice. Y ya le digo, así hasta ahí la supe yo ya, ya no volví.
LM: ¿Jugaban cartas?
ET: No, no había tiempo.
LM: No había.
ET: Pa con nosotros no había tiempo, oiga, porque acababa, yo me acuerdo de mi hermano, que piscaba por ahí pasaditas las doscientas libras, y ahí yo, yo mañana a ver si…y un poquito más y bueno, pos yo…Y luego ya él y otro dormían en una misma cama, si quitaban dos camas así, como gemelas, nomás pegadas así en medio, y había pasaban por allá, pasaba por acá de la barraca grande ansina y estaban ellos los dos las pusieron pues ahí un vecino por decir, ese se llamaba Ignacio, Ignacio Navarro, sí, y luego yo en otra, taba en lo más atrasito, ya, “¡ay no!, a ver si reformamos, y reformamos”, nomás que en la mañana muy flojo mi hermano, en la noche, en la mañana, “que ándale levántate”, yo fui, pues yo fui el padre, como quien dice, “vámonos pa arriba”. “Ay caray, ¿cuándo cumpliremos?”, (risas) “¿cuándo cumplimos pa irnos?”, ya le digo ya así, y yo pues también así.
LM: ¿Qué platicaban en las noches antes de acostarse?
ET: Salíamos afuerita. Ahí había árboles, ahí afuerita y ahí nos poníamos a platicar y echar cuento. Yo sabía algunos cuentos, y los devertía ahí mentiras, así era el modo de entretenimiento. Y luego mire otra cosa, nos tocó suerte, no es que fuimos dueños, no nos dijeron nada, pasábamos por un field, que tenía muchas sandiotas ansina mire. Pos éramos como treinta o más, pos oiga ya cuando regresábamos, pasábamos por ese field a dónde íbamos a piscar. Cuando regresábamos ahí, agarra una a cada uno. Así Dios lo sabe que así fue. Ahí llegábamos, oiga, y luego ahí la partíamos, ahí la llevábamos.
LM: La sandía.
ET: Oiga, y eso era lo que hacíamos. No había cartas, no, en los dos veces que fui a esos campos no había quién tomara, ni había quién nada.
LM: ¿Hubo algún detalle que le causara mucha risa de alguno de los compañeros?
ET: Pos sí. Sí, porque viera que yo, yo supe, ya se murió eso, sabía cuentos, sabía chistes colorados, sabía chistes de todo, cree que yo aquí me crié solo y trabajando con mayores. El río de Santiago Papasquiaro. Cuando ya estuve yo de dieciséis años así, ese tío mío, como le digo, tenía una labor a medias él, de hortaliza. Sembraba trigo, papa y camote y todo, y había usted que mover el agua de cierta parte del río, retirado a decir casi como de aquí a la estación del tren. Allá ir a hacer una presa allá, pero primero vaciaba uno la acequia para que corriera lo arroyos pues tapaba y había que destaparlo, los sacábamos y ahí en eso, yo iba a ayudarle a mi tío, a veces que iba con él, a veces que iba con, yo en lugar de él y así, y ahí iba un señor, se llamaba Domingo Mendoza. Y ese contaba, ¡tantos cuentos sabía!, y yo tenía aquella memoria hombre, nomás que ahorita se me perdió, Dios quiso que quedara huérfano, yo nomás tuve escuela en primer año.
LM: Nomás.
ET: Nomás. Y no me da vergüenza escribir, pal tiempo que estuve en la escuela ahí.
LM: ¿Sí sabe escribir?
ET: Sí sé. Yo aprendí, tenía muy buena memoria, mire me contaron un cuento hoy ese señor, se llamaba Domingo, era a la hora de comida ahí. Comíamos en la orilla del río ahí, y luego contaba el cuento este y otro, cuentos ansina mire, todito me lo supe y hubo un tiempo y allá, oiga, pos ahí la pasada se hacía la rueda ahí, oiga, fue en los árboles, nos poníamos a contar cuentos.
LM: Veinte o treinta.
ET: Ya entonces ya había uno de, tocó que había uno de Chihuahua, de Delicias, por ahí, por ahí, pero de Chihuahua. Buenos cuates, viera que ahí hasta una de la vez fuimos al pueblito, “vamos a sacarnos una foto juntos”, nos tomamos juntos, por ahí andaban, quién sabe ónde andarán ya, y ya le digo, “dame tu domicilio pa cuando vaya”, pos ellos allá de Chihuahua y nosotros nos vinieron para acá, ya le digo. Y pos yo, pa mí, pues fue una aventura, y pos no fue de hacer negocio, pero por cualquier cosa, nomás pa ir a conocer y pos sí, traer un centavo, pero lo mandaba, pero pos acá la mujer tenía que pagar porque le trajieran el cargo de leña y por cualquier mandado.
LM: Mandados.
ET: Y llegando y acabando, y seguíamos en la misma.
LM: Se acababa en el dinero.
ET: Con todo no era…
LM: ¿Le mandaba usted dinero a su señora?
ET: Pos sí, pos le mandaba sus $20 o $30 dólares porque pues (risas) no había.
LM: ¿Cómo los mandaba?
ET: Por carta.
LM: ¿Registrada?
ET: Sí me parece, sí registrada, me parece.
LM: Y, ¿escribía?, ¿le escribían una que otra carta?
ET: Sí, pues como podía uno, casi cada quince días nomás escribía uno, se iba la carta, se venía la carta para acá, y ya ella en cuanto contestaba y llegaba. Y luego pos así, y ahí viene la otra así, cada quince días, parece que se duraban quince días para ir y venir la carta.
LM: ¿Alguna vez le tocó que fuera alguna autoridad mexicana allá a los campos?, ¿un cónsul?
ET: Nada. Quizás no fue necesario, porque fuéramos pura gente trabajadora así como le digo. Allí no había. Ya cuando me tocó a mí en Pecos, entonces sí nos íbamos al pueblo a Pecos. Del campo, nos llevaban a la marqueta y nosotros regresábamos, yo iba, me tocó nomás un conocido en ese entonces se llamaba, ya murió, Feliciano Sandoval, éramos de ahí del mismo, cerquitas así. No vecinos, pero del mismo, conocidos y otros que ahí se quedaban, se metían ahí.
LM: Ahí sí se echaban.
ET: Otros ahí hacían escándalo allá afuera. No y unos se iban a visitar los Atalayas también, fue cuando acordamos ahí, ya querían llevarnos a bautizar a última hora, (risas) entonces nos hicimos tontos nosotros, no es que yo, “vamos a venir por ustedes”. “Sí, que sí que ahí que, vénganse”, ahí tábamos echando tortillas nosotros, cuando llegan, luego se pusieron su velo y se metieron a la barraca y luego colocaron las bocinas y luego, ahí taban y ahí estaban y ya empezaron a hablarnos, “oigan, pa acá”, y ya vemos que están ocupados, pero si se desocupan, miren los esperamos acá en un traila que traiban ahí con asientos así como autobuses, sí, pos sí salimos y subimos ahí, ya que acabamos y ahí tamos, “oye, pos vamos a abrir el sábado, veremos qué día, por pos el sábado, pos bueno, vamos a venir por ustedes”, nos llevaron ahí y después ya andábamos yendo para allá. Ahí nos llevaron a bautizarnos allá.
LM: Al río, ¿o qué?
ET: Pos no sé. Yo ni quería, le digo ahí, no hasta que perdieron las esperanzas de que fuera uno a ir. Una o dos veces fueron nomás.
LM: ¿Iban a misa a veces?
ET: ¿Ellos?, ¿nosotros?, no, pos no podíamos. No sabíamos como estaba el ambiente, nada de nada.
LM: Nada. ¿Alguna ocasión llegó La Migración por ahí a los ranchos?
ET: Nada, nada. Nosotros ya le digo al rancho, pos no, que fuera no. Ahora que salíamos al pueblito, como le digo que íbamos, cuando íbamos a Osceola, pos nos paseamos, iban, andábamos poquito por ahí un ratito mientras se acercaban con la provisión así a conocer. Como aquí así, ¿verdá?, una cuadra o dos, así. Taba chiquito el pueblito, pero no de ahí, y no pues nos íbamos y, nojotros no, ni que nos preguntaban ni que nada, nunca nada, nunca nos molestaron en ninguna forma.
LM: ¿Les tocó ver alguna vez algún acto de discriminación?
ET: No.
LM: Que trataran mal a los mexicanos.
ET: No. Yo no me tocó, no me tocó verlo, como le digo, no sé, a veces que sea suerte, o hay veces también que como le digo, pos no, porque yo le diga, pero en Santiago Papasquiaro.
LM: Sí.
ET: Trabajadores, trabaja gente de campo, de campo todos, agricultores todos, aunque diferente la agricultura, pero trabajadores.
LM: Gente muy trabajadora.
ET: Entonces, le echábamos ganas.
LM: Claro.
ET: Entonces no había, por qué nos trataran mal, nosotros íbamos y nos estábamos hasta cierta hora y, que hay dijo ya, pero hacíamos trabajo.
LM: Y en los pueblos, ¿nada?
ET: En los pueblos, nosotros no supimos los pueblos, nada ahí, le digo nomás la marqueta. Nomás a ir a traer la comida, en todas las partes que fui yo, como le digo en el [19]52. Fue en Osceola, y acá ese Marbo, o Maruese se deletreaba, se escribía Maruey, Maruey con eye, así de chica parece, pero parece ser que se pronunciaba Marblo, algo así. También íbamos en la tarde ya en la noche, regresábamos en la noche de ahí, porque había unos que se iban por ahí, que había allá del estado de Chihuahua. Ahí le digo que estaban unos conocidos, allá. Algunos se devolvían y se iban, y a buscar mujeres por allá y, ahí llegaban ahí también al campamento.
LM: Llegaban ahí.
ET: Llevaban banderas. No, estaban muy frías ahí afuera, (risas) oiga, es que mujeres no. Había unos de aquí, de esos que le digo que habían reformado de allá de Michigan cuando regresaban de allá, esos sí salían con una cobija allá, van pa un cuartillo que había como batalla, (risas) yo no los veía nomás, no yo nomás me tapé la cara.
LM: No.
ET: No. Me dio cochinada, haciendo cola digo, no, ¿verdad que no?
LM: Pero ahí las llevaban al campo.
ET: Pos no sé, alguien las llevaban, ellas entraban ahí a la barraca. No sé si alguien las llevaba al campamento.
LM: Y, ¿eran puras negras?
ET: Pero eran negras, unas dos, me parece que eran dos negras, ya le digo. Y ahí andan, ya estábamos acostados yo me acuerdo, “no”, dije yo, “no, qué va”, y eso fue en esa parte que le digo, pero otros que íbamos a la marqueta y otros se perdían, oiga. Se iban por ahí, pos sabe Dios, pos oiga, cada quien ya, pero era alguien con nosotros ya que mi gente y, o mi hermano, mi (ininteligible), y así le digo y esa es una historia, y al último, pos oiga, digo yo, pos a conocer, a conocer pa antes…Y pos me siento orgulloso porque a mí nadie me trató mal.
LM: ¿En alguna ocasión le tocó pasar Navidad o el 16 de Septiembre por allá?, o, ¿algo?, ¿alguna fecha festiva?
ET: No, 16 de Septiembre no. Aquí andábamos. Pueque contratándonos, una de las veces que llegué, yo creo que era el 18 de septiembre, precisamente del [19]53, yo creo que llegué como el 18 y ese otro concuño que le digo que iba atrasito de mí. Trabajó cinco días, me parece que jue el 23 de septiembre cuando, pos como quiera era muy listo él, muy listo pero pos como que ahí se le meten las patas ya cuando toca, lo llevaron a la marqueta. Pero del campo, se lo llevaron a la marqueta. Llegaban, se parquearon en la banqueta, a un lado de la carretera, pero él, pos era muy listo, oiga, pero como sabe cómo se baja por el lado de la carretera, y traía la saca todavía de cuando iban de onde iban piscando. Atravesada, se bajó por abajo y lo agarró el carro. Dicen que la misma lona fue la que lo arrastró como veinte metros y me acuerdo que fue como el 23 de septiembre y yo había, tenía cinco días trabajando allá. Nomás cinco días trabajó.
LM: Y, ¿cuál fue su impresión de conocer?
ET: ¿Quién?, ¿yo?
LM: Pues era su concuño, ¿no?
ET: Bueno, cuando recibí la noticia, usted sabe. Usted sabe a los quince días o veinte días. Era esposa de la, mi difunta esposa, la mujer otra que se había muerto, le digo familia de la mujer, y luego ya me mandó decir, “fíjate que Alfredo”, se llamaba Alfredo Soto, Soto, Soto, “se mató”, pos se mató en un carro, pos iban, pues no le tocó en diferente parte de conmigo, nomás en Arkansas también, pero no recuerdo dónde, en la parte, pos estuvieron yo creo como un mes o dos meses para traerlo.
LM: Y, ¿cómo le hicieron para traerlo?, ¿usted sabe?
ET: No sé, por el mismo Gobierno.
LM: ¿Sabe usted si le pagaron alguna pensión?
ET: Sí. Yo sé que le dieron algo, un dinero le dieron a mi cuñada. Yo sé que le dieron un dinero a mi cuñada, y luego traían una caja, doble caja y una caja, un estuche, o comoquera, dice luego una caja de madera, pero bien reforzada, pero se duró, no le sé decir cuánto, pero varios días, no sé si como un mes, yo creo. (mujeres hablando)
LM: No (ininteligible).
ET: Eso que sí iba contratado. Y lo trajieron, yo no me tocó estar acá. No me tocó verlo porque yo me estuve allá, el 23 de septiembre tuvo el accidente. Y oiga, y yo vine a dar aquí, pos no recuerdo, por ahí a mediados de diciembre, algo así.
LM: ¿Cuándo fue su último contrato, don?
ET: En el [19]29, le digo que ahí esta es la mica, y aquí está, dice que nací el [19]23.
LM: Ahí dice.
ET: Ahí dice y no, creo nací el [19]29. Lo bueno es, eso lo que yo navego aquí en mi trabajo…Y hasta saqué por ahí una copia, ¿no está ahí?
LM: No, parece que no.
ET: No, yo creo que no, aquí está.
LM: ¿A qué se dedicó usted cuando regresó de Estados Unidos, don Enrique?
ET: Pos rosaba uno en las matitas de maíz. ¿Dónde la dejé?, ¿dónde la tengo?, ¿no está por ahí?
LM: Está nomás la mexicana.
ET: Sí. Sí, por ahí ta, por ahí, no la hallo aquí.
LM: Ahorita la buscamos. De aquí no se va.
ET: Acá está. ¡Ah, qué caray!
LM: Es la misma, es la copia.
ET: Sí, sí es copia. Es copia, dije, “voy a sacarla, pos pa no usarla”, pos ahora que se ofrece por ahí que los han llamado.
LM: No, no oiga…
ET: Oiga y no, pos se, me la quitaron acá en Guerrero.
LM: No, guárdela.
ET: Y la quitaron allá y así, y dije yo, “qué se ofrece”, esta es copia.
LM: Y esa guárdela muy bien.
ET: Sí.
LM: Y no la…A ver, cuénteme a qué se dedicó cuando regresó de Estados Unidos.
ET: Ah, de eso, pos a lo mismo de, ¿cómo le dijera?, rozaba uno la laborcita, la agarraban y las recogían así. Y ya después uno a piscar maicito y luego ya a venderlo y cuando había qué vender, o desgranarlo, cosecharlo, juntarlo y luego a devolver la tierra otra vez pos, sembraba uno, yo sembraba a medias.
LM: ¿Cuántos hijos tuvo usted?
ET: Diez.
LM: ¿De los dos matrimonios?
ET: Sí, cinco de cada, de cada mujer.
LM: De cada una.
ET: Me viven ocho. Cuatro de cada mujer. Sí, se me murió de la primera mujer. Se me murió una niña de ocho meses, eran, eran cinco y la del medio, una, dos, le hice tres, se me murió la niña, y aquí de estos cinco, este se murió el segundo, de veintidós años.
LM: ¿De qué edad se casó usted?
ET: De diecinueve años.
LM: Y, ¿a qué edad murió su señora?
ET: ¿De qué edad? Ella mire, nos juntamos el [19]48, y se murió el [19]60, me duró doce años, catorce. Catorce porque a los dos años, sí, algo así.
LM: Y, ¿a los cuántos años se volvió a casar?
ET: Me espere cuatro años.
LM: Cuatro años.
ET: Cuatro años pa qué, con esta. Sí señor.
LM: Don Enrique, ya para terminar con la entrevista, me gustaría que me comentara, ¿alguna vez le dieron ganas de regresar a Estados Unidos cuando había regresado?
ET: Volví, esa fue otra historia. Sí, volví.
LM: Volvió.
ET: Pero ya de mojado a Chicago.
LM: ¿En qué año fue?
ET: En el [19]69.
LM: Y, ¿en qué trabajó?
ET: En una fábrica, Metal Carso.
LM: Y, ¿por dónde cruzó?
ET: Por El Paso.
LM: ¿Cuántos años trabajó por allá?
ET: No, trabajé nomás cinco, seis meses porque apenas tenía yo el primer chamaco de esta mujer, y se me puso malo, me echó menos y tuve que venirme por ese motivo y trabajé nomás cinco meses y días.
LM: Claro. ¿Le hubiera gustado quedarse a vivir por allá?
ET: Ya en mi edad, ya no.
LM: Pero cuando estaba joven.
ET: Sí, la primera vez. Fui dos veces a Chicago. Fui, le digo el [19]69. Y fui el [19]70. Entre el [19]70, pa fines del [19]70 volví a ir, y entonces ya me tocó trabajar en el aeropuerto.
LM: En el aeropuerto de Chicago.
ET: Pero ahí sí le daban a uno, ¿cómo le dijera?, pos le darían la (ininteligible) yo perdí mi, pos me pidieron mi…tenía social security, pero me lo pidió una nuera, y que pa ver qué me arreglaba por allá de algo.
LM: ¿Era fácil conseguir trabajo?
ET: Pues, era el cleaner, trabajé en el aeropuerto, era hacer la limpieza. Entraba a las once pa salir a las siete. Pero como teníamos contrato y urgía, y entonces sí, sí nos apurábamos. Sí acabábamos a las cinco de la mañana, como así lo estábamos haciendo, a las cinco de la mañana terminábamos.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor Enrique Torres Sánchez. Me decía, don Enrique, que trabajó por ahí en el aeropuerto.
ET: Sí, una de las veces pos fue el [19]70.
LM: ¿Cuánto tiempo trabajó?
ET: Pues más bien ya el [19]71, me estuve cinco meses las dos veces que fui. La primera vez porque mi hijo, el más mayor de la familia de esta mujer que tengo, se me echó menos y tuve que venirme. No pudo, no hubo otro remedio, tuve que venir, pos me estuve como unos…en diciembre y me vine en mayo. Y la siguiente vez, el siguiente año me volví a ir, pero después ya me tocó de noche y ya no aguanté yo. No aguanté y tuve que venirme, fue cuando me tocó en aeropuerto. La primera vez me tocó en la fábrica, una fabriquita, allí pos haciendo mil usos porque ahí había…era una fábrica de metal, de Metal Carso se llamaba, y pues el mayordomo, el señor Carso, entonces allí hacían todas estas cositas para las televisiones, para los radios, para la plancha, para los cables, Metal Carso, cables, cables de todo, ahí les ponían las clavitas.
LM: ¿Cuándo decidió ya regresarse a México y no regresar a Estados Unidos?
ET: El [19]71 dije: “Yo ya no vuelvo”. El [19]77 me vine aquí a Durango.
LM: El [19]77.
ET: Y gracias a Dios aquí ya no me faltó que comer y no tengo necesidad de irme a Estados Unidos.
LM: Qué bueno.
ET: Gracias a Dios, tonces estoy pasando en mi casa, mi café.
LM: No extrañaba de repente, ¿le daban ganas de regresar?
ET: No, ya no. Ya cuando yo me vine la última, la segunda vez que fui de mojado, dije: “Ya no vuelvo”, porque había dos turnos de trabajadores, y a mí me tocaba entrar a las once a trabajar pa salir a las siete, dormir en el día. Y había otro compañero que él entraría a la una, y entraba a la una y regresaba no me acuerdo a qué hora, así que él tenía todo el día libre y no me dejaba dormir a mí.
LM: Entonces dijo usted: “No más”.
ET: Ya no. Y luego solo no puede vivir, usted…la renta, y acompañado no, porque tenía que ir a ver usted la provisión, tenía que ir a…yo solo y él tenía que lavar los trastes y que lo de acá, y luego pa que no me dejara ni dormir, despertaba a compañeros, ahí fue onde vi yo. Y llevaban a las viejas y todo el día, oiga, y ya me voy, y me decía otro, un concuño: “Vente pa acá con nosotros, en otra casa, aquí no”. “No”, le dije: “Ya no, ya me voy, ya me voy”. Un cuñao y un concuño estaban ahí, “no, ya me voy”, y le dije: “Y ya no vuelvo”.
LM: Y no vuelvo.
ET: Tengo una hija casada ahí en Phoenix y papá y mamá, y pos que arreglen papeles y en esta forma y con esta podemos. Yo todavía estoy trabajando, todavía estoy empleado, tengo que ir a trabajar al rato, (sonido de carros), al rato.
LM: ¿En qué trabaja usted?
ET: De velador. Estoy de velador en el DIF estatal.
LM: Ah, muy bien.
ET: Del Gobierno.
LM: Don Antonio, ya para finalizar me gustaría que me dijera, a usted ¿qué sentimiento le causa o qué siente cuando escucha el término bracero?
ET: Pos me da gusto. Me da gusto y un honor porque digo, yo fui y a mí no me pueden contar nada de nada. De nada me pueden contar que no supiera yo. Bueno, menos de usted sabe de andar, andar por allá.
LM: Claro, nunca iba.
ET: Ahí fracasaban. Fracasaban unos, pos los a metían a la cárcel o los atalachaban, o bueno, usted sabe, y yo bendito sea Dios, trabajando. Salí con aquel, ahí ya le digo, nomás un año que no nos costeaba, ya no sacábamos para comer, nos dan aumento o aumentan las libras o que no.
LM: Vámonos.
ET: Nos venemos.
LM: Muy bien.
ET: Nomás esa.
LM: ¿Cómo se siente usted de que alguien lo llame bracero, de que lo identifiquen como bracero?
ET: Pos un honor. Siento yo un honor porque a veces dice ahí la señora esta con la que voy, porque estamos, ahora tengo cita pal 27 del que entra, y, “que allá que los esto y que los otros, que los usaron”, y que pos oiga, yo no me quejó digo, pos nos vivían parte.
LM: Claro.
ET: Usted sabe.
LM: Sí había.
ET: Sí. Yo sentía que sí se asustaban los güeros.
LM: Sí se asustaban los güeros.
ET: Bueno, en la vez que fui a Chicago, esa vez yo también. Yo me iba caminando, estaba cerquitas, a la fabriquita esa del Metal Carso, mira porque tenía pa agarrar ahí en el camión, necesitaba agarrar dos y tenía miedo irme a perder y no, pos cerquitas, hacía mis ocho minutos, veintitrés minutos caminando, y entonces una vez me encontré un güero que pos: “Don, el demisiclie que sé qué”, y yo, “I don´t know, I don´t know”, no pos ya me quedé por ahí.
LM: Quería que usted le explicara.
ET: Sí.
LM: Pos sí.
ET: Así y luego.
LM: Tenía el cabello rubio usted.
ET: Pos sí, ¿usted cree?, ahorita ya pos blanco, pero sí. Pos si rubio nomás porque tengo un hijo, se fue hace rato, antes de que llegara usted se fue y así tenía el pelo yo, no alazán ni, pero medio rubio. Ey, así. Sí señor.
LM: Sus recuerdos de haber trabajado como bracero, ¿son positivos?, ¿son buenos?
ET: Sí, son buenos, como le digo, ahora que dicen bueno, pos yo antes dije: “Pos fui a Estados Unidos, fui trabajé allá”, y pos sacaba unos centavos, y a veces traje un pantalón y a veces algo pa la familia. Unas veces y otras veces pos la de veintiocho días nomás, nomás fuimos a pasearnos. Porque ahí no hubo nada. Nos bañamos así, hasta vine todo quemado porque nos bañábamos en un canal, no teníamos baños. Ahí sí no teníamos, eso es lo que es, lo que es.
LM: Claro.
ET: Ahí era un rancho. Allí no había, era un canal nomás ahí, pos oiga, al puro canalón anchote así, yo creo que nos nadaba el agua por acá a la cintura así, nos metíamos pos hombres, puros hombres ahí, y luego había un bacharresquillo, monte así, monte chaparro, y ahí nos metíamos. Y no pos, ahí se me ocurrió, voy a lavar mi camisa ahí y a encuerarme, oiga, ahí sin nada, oiga pal otro día ya estaba quemado de aquí, me quemó el sol, oiga.
LM: ¿Sí?
ET: Muy muy fuerte, muy caliente el sol.
LM: Fuerte.
ET: Muy fuerte. Y ya le digo, y ahí pos, ahí hacíamos comida, pos no me acuerdo cuántos éramos, había un garache, un garache que todavía decíamos, ya no me acuerdo ya bien, bien, pero ahí cuando nos fue poquito más, no tuvimos nada de más. Era una calor, si andaba una traila, ahí un carro, una camioneta entre nosotros con un tambo de agua y ahí agua, y agua, y agua, y agua.
LM: ¿Les daban alguna pastilla para el calor?
ET: Sí, yo creo algo, no ya no [me] acuerdo. No recuerdo bien, pero ahí le digo, muy mal.
2nd: Buenas tardes.
LM: Buenas tardes. ¿Siente usted que el haber sido bracero, cambió su vida de alguna forma?
ET: Pos en cierta forma, sí. Porque agarré mucha experiencia, agarré mucha experiencia en todo, vi modos de diferentes personas, vi, ¿cómo le dijera?, conocí muchas puntos, mucha gente, negros, americanos.
2nd: Buenas tardes.
ET: Buenas tardes. ¿Cómo le dijera?, pos de todos esos argentinos, y los que son argentinos, también les llamaban mochos, y estos cubanos.
LM: O sea, le amplió sus horizontes.
ET: Ande, así oiga. Y pues como le digo, ¿qué me pueden contar a mí que no sepa yo?, como le digo, dentro de la sociedad, en cosas malditas. Yo ignoro todo.
LM: Claro.
ET: Yo ignoro todo.
LM: Muy bien.
ET: Nomás me imagino, acá me imagino yo, porque los veía salir a algunos compañeros ahí. Oiga, unos viejillos ya estaban, yo creo que así como estoy yo ya ahora, chapadillos, morenillos, con la cobija arrastrando allá, ahí van pa con las mujeres. (risas)
LM: ¿Le gustaría que el Programa Bracero se volviera a implementar?, ¿que hubiera otra vez contrataciones?
ET: Pues sí me gustaría, y, ¿sabe qué?, se me hace que ora sería diferente.
LM: ¿Por qué?
ET: Habría más prestaciones. Habría más respeto, digo yo. Para mí ya no, pero pos están mis hijos, o algo, ¿verdá?, o otras gentes, hay mucho desempleo. Algunas gentes irían y se ayudaran, ¿verdá? Irían contratados, no harían gastos porque de aquí los llevan. Ya ve ahorita pa ir de mojado, el peligro y aparte de todo que se queda con la droga y no fue.
LM: Exacto.
ET: ¿Cuántos no han quedado en el intento? Y ahora como le digo, quizás ahora sí sea diferente. Yo no me quejo, digo, pos quizás eso, pos lo que no sabíamos los de La Laguna, de Torreón, esos sí les iba muy bien, porque pos ahí nacieron.
LM: Piscando.
ET: Cuando uno, ya pudieron mover las manos, oye, ahí estaban las mamás, así eso, eso sí, así hicieron centavos. Y uno pos, pos mala la suelta, ahí una garrita pa ahí pa la familia.
LM: Pero se ayudó la familia.
ET: Pos siempre, de todas maneras porque había de todos modos…uno estaba allá que no había a quién servirle ni a quién nada, mire, ¿quién le va a prestar o qué?, nada ,oiga, pos siempre llega y como le digo aparte pos conoce uno, pos otro mundo.
LM: Claro.
ET: Otro mundo, sí.
LM: Don Enrique, pues quiero darle las gracias.
ET: No, las gracias se las debo dar yo porque vino usted a recordarme un tiempo que tenía, pos no olvidado porque ya, ya hay otras gentes que nos traen ahí, que acá y que acá y que sí les van a dar algo y que quién sabe qué, y que quién sabe cuándo y pos, ¿será o no será?
LM: Pues ojalá.
ET: ¿Será o no será?
LM: Y les den algo, no sabemos.
ET: Ya le digo, pero, pos si digo ahí hay, si no, pos ustedes que fueron, que digo, que eso de que dicen que fueron y que los trataron de este modo, y que no a todos.
LM: No a todos.
ET: No a todos. Yo no me quejo, como le digo, esa vez que los veintiocho días, pos el ranchito estaba pobre, es que necesitaban mojados, y les robaban y pa que no entraran ya a contratar, pero no. Y las máquinas, y no dieron a chiste nada las máquinas y dieron, estaban las hebrotas de algodón ahí tirado y ya casi fuimos nosotros a pepenar, y pos no nos quejamos, pues fuimos pa qué, pos fuimos contratados, cumplimos y nos venimos.
LM: Así es.
ET: Sí. Y ya le digo, no había ni cama. Y, ¿pa qué queríamos?, si era un calor bárbaro, lo que queríamos era allá fuera, oiga, pa qué el viento—
LM: Claro. Pues muchas gracias don Enrique.
ET: No, muchas gracias a usted.
LM: A nombre del Instituto de Historia Oral y en lo personal, le doy las gracias por haber compartido con nosotros sus experiencias, su vida.
ET: Sí, sí, muchas gracias por haberme escuchado y espero que me crea.
LM: Por supuesto.
ET: Yo soy muy sincero.
LM: Claro que sí.
ET: Muy sincero.
LM: Eso no está en duda. Con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
ET: Muy bien, muchas gracias. Muy agradecido también porque, como le digo, me hizo recordar un tiempo que pos como quiera le digo, que yo no digo que a sufrir no fue, porque pos, como aquí sufre de pobrezas también lo sufre allá.
LM: Claro.
ET: Que yo estoy, pues es una historia que yo le agregué a mi historia que tenía, le agregué yo eso.
Fin de la entrevista.
Fecha de la entrevista: 29 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor Enrique Torres Sánchez, en la ciudad de Durango, Durango, el día 29 de mayo de 2003, conducida por Laureano Martínez para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Don Enrique, buenas tardes.
ET: Buenas tardes.
LM: Don Enrique, me gustaría empezar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
ET: Yo nací en Llano Prieto, Municipio de Santiago Papasquiaro.
LM: ¿Cuándo?
ET: El día 15 de julio de 1929, digo, no tuve acta, no sé, ahí no van a coincidir las actas, la fecha de cuando yo estuve allá por motivo a que primero porque no tenía acta. Después la busqué yo aquí en Durango y batallando y batallando y no la encontré y a última hora ya pues yo usaba, me decían que yo había nacido el [19]29.
LM: Muy bien.
ET: Pero a la primera contratación que fui, ya estaba yo enlistado y ya me iban a llamar pa otro día y entonces, voces ahí que: “Oye, que están pidiendo cartilla”. Entonces yo dije: “Pues yo no tengo cartilla, ¿qué voa hacer?”. Yo tenía ganas de ir a Estados Unidos. Me fui con un notario.
LM: Claro.
ET: Haga favor de… Este mismo día y ahí me puse seis años más.
LM: Muy bien.
ET: En lugar de ser del [19]29, puse el [19]23, entonces esa edad tengo yo en la contratación.
LM: No, no se preocupe, esto es nomás…
ET: Bueno, eso es una mentira por (ininteligible) yo necesité. Así lo pedía la ley y me valió y ya todas las contrataciones tuve con esa edad, aquí traigo yo la mica. Una mica que me dieron el [19]59.
LM: A ver si nos la permite. ¿Cuántos años tiene, don?
ET: Ahorita setenta y cuatro voy a cumplir.
LM: ¿Cómo se llamó su papá?
ET: Se llamaba Cecilio Torres.
LM: Y, ¿su mamá?
ET: Cecilio Torres Torrana, Anastasia Sánchez. También sé que era Carrasco, el segundo apellido.
LM: ¿De dónde eran originarios ellos?
ET: En, mi padre de Llano Prieto, donde yo nací. Mi madre era de San Antonio de Nevárez, Municipio de Santiago, también.
LM: ¿Está lejos de ahí?, o, ¿está cerca?
ET: No, está a una distancia como de aquí al santuario. Del rancho onde vivía mi madre. Donde era mi madre y donde era mi padre.
LM: Muy cerquitas, ¿veá?
ET: Ah, sí.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá, don?
ET: Bueno, él era agricultor, es lo que me platicó mi madre. Pero en una ocasión él tuvo un problema, que era muy bueno para nadar y está el río de Santiago que divide… Y él tenía la novia precisamente al otro lado del río que era mi madre, y pasó, y el río iba muy grande y pues le dio un calambre en el río nadando, y aquel otro amigo compañero de él y vecino y, le dio un calambre y total que el río ya lo andaba ahogando y se asustó mucho y ya de ahí fue pretexto de que cada año en agosto, en agosto malo y malo y malo hasta que en eso se vino yendo. Fue el [19]35 cuando se acabó mi padre. Yo quedé de, mire, yo nací el [19]29.
LM: Seis.
ET: ¿Eh?
LM: De unos seis años.
ET: Bueno, entonces de allí ya tuvimos, el siguiente año nos salimos a onde estaban unos tíos, hermanos de mi madre, para que el respeto y nos enseñaban a trabajar. Y yo pues ya de pronto de sembrador, ayudándoles, pues pagaban dos, tres costales de maíz por los días que sembraba uno. Y así fue ya hasta que ya pude yo… Luego un tío, ese tío mío tenían ellos un patrón, una labor de riego. Él le dio allá, íbamos a ayudarle y ahí teníamos ya pos una panocha, teníamos panocha, ¿sabe qué es?
LM: Sí.
ET: Del trigo así.
LM: El pan.
ET: Esos panes, panecitos así. Y teníamos pos sembrados, y ya después ya pude yo… Y ya levantábamos el trigo y luego y poníamos papa, chile, cebolla, bueno todo lo de hortaliza, yo conocí todo eso, le digo.
LM: ¿Cuántos hermanos tuvo usted?
ET: Seis, cinco, conmigo fuimos seis.
LM: Cinco.
ET: Yo soy el segundo de los cinco, de los seis.
LM: ¿Usted es el segundo? De los más grandecitos.
ET: Ya acabó el más grande y dos de los más chicos, también ya se murieron. Quedamos los tres intermedios, de conmigo para abajo, hasta donde se acabó los dos primero, los últimos, los más chicos.
LM: Claro.
ET: Unos se murieron de enfermedad y a otro pos lo mataron.
LM: Don Enrique, ¿cómo fue su infancia?
ET: ¿Mande?
LM: ¿Cómo fue su infancia?, ¿cómo fueron sus años de niñez?
ET: Pos muy, pos, ¿se imagina usted? Huérfano de padre, ora aquí allá, ese tío era muy duro, muy enérgico, bueno quizás por eso aprendí yo algo de lo que se necesitaba, ¿verdá? Y pude ser, ¿qué le voy a decir yo?, un hombre muy detenido. Yo no tuve vicios, nomás el cigarro, pos ahí, por ahí uno que otro con que o así el dominó, pero en poca escala. La tomada no, y pos ya le digo, así como divertimiento por ahí nomás lo que había por ahí… Entonces yo tuve mucho miedo porque no había dinero. Le tenía miedo a las drogas, le tenía miedo a los compromisos, le tuve mucho miedo, hasta ahora yo aquí onde ya que me vine aquí a Durango, pues ya es onde cambió mi vida. Porque aquí todos los días trabaja uno, pero todos los días tiene que comer.
LM: Cuénteme un poquito, ¿cómo es ese lugar donde usted nació?, ¿cómo es?
ET: ¿Cómo es?
LM: ¿Cómo es?
ET: Es un llano, por eso le dicen Llano Prieto, es, ¿cómo le dijera?, un espacio que agarra el río, quizás que antes, o en un arroyo ya ve que hay joyas, hay así, ¿verdá?, joyancanas y así en limpios, laborables, parejo, y luego ya cordones, así es una llanada, un llano pos chico, no muy grande, chico, ¿cómo le dijera?, como de aquí al Monumento Guadalupe Victoria. Con una estancia de, digamos, que lo que agarra aquí del cerro éste a este otro cerro, taba angostón el llano, es ese llano así. Llano Prieto, quizás por eso le pusieron porque hay sartenejo, unas buenas tierras, pos llueve allá mucho y pos sus sartenejos, muy buenas tierras, Llano Prieto y luego pos ranchitos de cada lado del río, sí. Llano Prieto, y luego al frente La Bolsa, y luego más adelante por el mismo lado el Rincón, San José del Rincón. Y luego, San Antonio de Nevárez y San José del Ranchito y La Lagunita y así, todos hasta llegar al pueblo de Santiago.
LM: Muy bien.
ET: Así, un río.
LM: Pues se dedicaban a la agricultura la gente de ahí.
ET: Un lado a otro, un lado del rancho. Y los cordones, así cordones y el llano ese, pero el llano era número uno. Ese llano en tierra de cuerpo. Los cordones, pos usted sabe en los arroyos o joyitas pues más o menos, pedaceríos, así pedaceríos.
LM: Y, ¿cuál sería su primer trabajo, don Enrique, que le pagaran?
ET: ¿Que onde me pagaron?
LM: Aquí, cuando estaba chico.
ET: Cuando estaba chico mire, me estuve yo allá hasta el [19]45, algo así. Allá por los ríos de Santiago Papasquiaro. En [19]45 nos vinimos a Las Palmas, Municipio de, también de Santiago Papasquiaro, y allí ya empecé al menos como a pepenar, a piscar, a unas piscas que había tambén muy labores, tierras de muy, de mucho cuerpo. Oiga, hasta doscientos costales un lote de ocho hectáreas.
LM: De maíz.
ET: Y uno pos ya se venía ya podía con el huacal, por ahí de dieciséis, de diecisiete años o algo así. Y yo ya con el huacal, y pos piscando y ahí le digo pepenando lo que usted quera y hasta que piscamos. Bueno, se pasaron las piscas y ya nos quedamos mi madre y yo, mis hermanos ahí en Las Palmas y: “Pos vamos a quedarnos aquí”. Ahí un tío de mi mamá: “Pos aquí quédese, mire aquí ya le conseguimos una tierra para que siembren a medias”. Y pos ya me quedé yo a sembrar allá a medias. Y luego ya por ahí a acomedirse. Necesitaba uno señores que sembró avena, usted ¿se imagina la avena pos un pedazo o un lote o algo así, como de ocho hectáreas, y pos: “Vamos a entrarle”. ¡Ay se imagina usted! La cintura, pos ansina las ocho horas.
LM: Agachado.
ET: Pero yo tenía necesidad, y pos, y ánimo, y vámonos, pos unos cuantos días. No fue mucho, unos cuantos días.
LM: Le ayudaba usted a madre.
ET: Sí. Y eso ya parte, en todas esas partes se, en eso sembré un año ahí, que me habían dado una tierra ahí en Las Palmas. Al siguiente año me dieron otras, pero ya tuve que salir de Chinacates, ¿si conoce el pueblo de Chinacates?
LM: Sí, cómo no.
ET: Para abajo, un pueblito, un ranchito que Las Margaritas, allá conseguí. Jui con otro patrón, aparte del primero, el primero se murió y ya no tuvo, ya tuve que buscar otro patrón y ya pa Las Margaritas me fui a sembrar, el [19]46. Ya me tocó sembrar allá, [19]46, [19]47, el [19]48, y ya ese mismo patrón a última hora tenía por ahí cerca o algo, un atajito de reses y me las pasó a medias, de las crías.
LM: Muy bien.
ET: Y no recuerdo, pero también sí hacía cuajadas, algo así, a medias, no me acuerdo ya de las demás, pero de crías sí. Pues ya allá me hice de unos animalitos y llevaba ya una vaquita que había quedado, que nos había dejado mi padre, unas dos, tres vaquitas, pero una se murió del mal que huele y dice que se mueren. Nada se lleva, pero nada queda. Oiga, luego se murió una vaca, se enjarietó y luego (ininteligible). Una se enjarietó y quedó la cría sobre la lona. La cría de la otra se le murió, quién sabe de qué, y pos se dio batallando pa pegársela al mismo y la yunta como ya le digo, mi padre ya cuando se enfermó ya no sembraba él, sino que daba la yunta, la tierrita a medias, pero la dio a medias, se acabó él, no lo dejaron acabar el maizal cuando le robaron un buey.
LM: Válgame.
ET: Y ya. Y después ya pa levantar la cosecha, antes de levantar la cosecha le robaron el alambre, pos total que hasta la cosecha se perdió y todo ahí. Y ya nos salimos.
LM: ¿Cómo se vivía en aquellos años?
ET: Oiga, pos no había dinero, a intercambio. Intercambio de que el que tenía su laborcita, tenía una papa, tenía un chile, otro tenía, pos hubo que iba a traerle la leñita y ya le daban unos chiles, les daban unas papas, y así era, oiga. Yo me enseñé, pos me enseñé a todo, por ahí necesitaba uno las sichas, necesitaba uno la agamarra, necesitaba la petaca pa las tortillas, y ahí en la casa, y total que supe algunos oficios. Pos yo fui mi vida así, pos me veía jaladón, ya cuando ya me casé, oiga, yo iba arriba al cerro, bajaba un tercio de sotol, hacía veinte o treinta, cuarenta petacas de, entre chicas y grandes y pa todos usos. A los llanos llegué a salir antes, cuando ya estaba en el rancho y pos yo llevaba desde jabón, piloncillo y frijol, maíz.
LM: Vendía usted.
ET: ¿Eh?
LM: Comerciaba.
ET: A cambio, a cambio, ándele siempre me traigo una petaca y me daban una postura de frijol, otro de maíz, otro un jabón, otro un piloncillo, así fue la vida, hasta que pos ya crecí. Ya se vinieron las contrataciones, pero sembraba a medias y yo seguía con lo mismo, me acabalaba. Eramos como seis, oiga, también yo era de los mayores.
LM: ¿Le ayudaba a sus hermanos?
ET: Sí. Mi otro hermano, el otro mayor le hizo ahí poco, yo tuve que agarrar las riendas de todo y total que yo ahí yo tenía que moverme a hacer, y pos no tuve tiempo de hacerle a la tomada, ni andar así.
LM: Nada.
ET: Bueno, se vino que hay contratación, y que la contratación.
LM: ¿En qué año fue eso, más o menos?
ET: El [19]52.
LM: ¿Cómo se enteró usted de que se podía ir a las contrataciones?
ET: No, pos primeramente, pos que hay contrataciones, que va haber contrataciones para ir a Estados Unidos y eso. Y: “¿Cómo le van a hacer?”, y, “¿cómo le haces?”. Pos ya ve que luego se corre la voz. Como ahora el asunto este de que los braceros así, uno corre la voz y pos vamos, y pos vamos, nos venimos, pos yo, yo de todos mis hermanos, nomás yo ese año, no otro hermano, ese me sigue. Y nos venimos los dos aquí, y aquí agarré una listita de otros conocidos, vecinos y conocidos, porque en un rancho conoce uno a uno y en otro rancho otros, y otros y otros, y total que aquí éramos ya cuarenta o cincuenta, quién sabe cuántos nos juntamos para contratarnos.
LM: Para hacer una lista ahí.
ET: Y nos fuimos y nos tocó seis, cinco juntos, conocidos.
LM: ¿Cómo era aquí el proceso para llevar la lista y para contratarse?, ¿a dónde iban?, o, ¿qué tenían que hacer?
ET: Mire, en primer lugar, como le digo, pos que se necesita un certificado con su nombre, de dónde es y todo, y luego ya, entonces iba, ¿cómo le diré? Como ahora los líderes. Una persona encabezada, y que: “Vamos a enlistarnos”. “Julano, mira, ahí están enlistándose”. Ahí nos enlistábamos y ya: “Ustedes arrímense pa tal día y tales horas”. Y, en la contratación, como le digo, estaban las filitas, La Casa del Campesino.
LM: La Casa del Campesino.
ET: Pero entonces estaba, creo ahora ese es cuartel, no no es cuartel era, pos era, quién sabe como ya no me acuerdo exactamente como le llamaban ahí, ahora es la zona comercial, que ahí están bodegas.
LM: Ahí en la entrada.
ET: Era un corralón, se ven tovía tapias, era algo de eso y ahí entraba uno, a todo lo que andábamos aspirantes a braceros allí, aquí dicen, acá esto, y acá esto y ahí andábamos, y ahí nos juntábamos las reunión para pláticas y de ahí ya, ya nos salimos.
LM: ¿Qué les decían en esas pláticas?
ET: Pos esos como líderes, ¿me entiende? Había pos así: “Oye que al cabo es así y que mira que allá que fulano”. Hasta eso no, dinero no nos pedían, nada más que porque un amigo de él, o familiar o que equis, ¿verdá? Y ya aquel otro, ya nos acarreaba otros y así, listas y listas, y unos con unos, otros con otros y así. Total que ya salimos allí a como le digo ya a la primera vez que fue el [19]52. “Pos que se arrimen ahí a La Casa del Campesino”. Nosotros estábamos en un hotel, en casa de huéspedes, ni hotel, casa de huéspedes, pos ahí no paga uno.
LM: Allí llegaban.
ET: Un mosquero de todita locura, en eso de septiembre oiga, un animalero. Ahí me acuerdo cómo le decían, no me acuerdo cómo se llama la casa de huéspedes, estaba por la de Aquiles, por la de, ¡ya se me olvidó!, la Pino Suárez. Pino Suárez y Victoria, por ahí algo así, por ahí, ahí estaba, pos cuantos años, fíjate.
LM: Claro.
ET: Entonces ahí pos tirados arriba del segundo piso, pos nomás ahí tirados. Como aquí oiga, ansina ni, pos oiga el mosquero de las ventanas, pues creo que no tenía ni, nomás creo un confortal parece, pos ahí daban, nos cobraban, pos no sé, pos no me acuerdo cuánto. Entonces total que ahí, pos ya salimos y ahí vamos. Pos oiga, tocó suerte que ya ahí la nombraron la lista, ya nos hicieron, me acuerdo que había allá adentro de La Casa del Campesino.
LM: Sí señor.
ET: La muralla, ¿cómo le dijera?, un cuadro como de quince metros o más, así pero, cosa divertida esa. Había un, como una poza, o no poza, ¿cómo le dijera?, como un hoyo, más o menos a esta altura así, una andadora, andador así como una banqueta alrededor, me acuerdo como si fuera ahorita. Y allí íbamos pasando todos los que nos tocó salir ya pa que nos contrataran, pero no sé si de allí en delante hicieron el contrato, nos mandaron, pero para mandarnos a examinarnos, desde todo.
LM: ¿Aquí los examinaban?, ¿ahí en la casa de, ¿sus partes nobles?
ET: Sí señor, sí. Allí estaba uno, allí llegaba y se agachaba, y allá ya estaba el gabacho, ahí estaba y tenía uno que ir así.
LM: ¿Usted salió el…
ET: El chiste se me cayó. El chiste ese de que el que mocha el plátano va a Estados Unidos, y el que… (risas) Bueno, total que le hicimos con todas aquellas humillaciones, usted sabe.
LM: ¿Les echaron polvo?
ET: No, todavía no, allí no. Hasta allá cuando pasamos.
LM: ¿Qué más les revisaron?
ET: De allí ya, pues ya pasamos a aquella, pues taban revisando, ¿vedá?, a la pasada a ver si no llevábamos almorranas o equis, ¿verdad?
LM: Claro, enfermedades venéreas.
ET: Pues yo creo, yo creo que así nos veían: “Ustedes, pásenle, pásenle”. Y tábamos pasando, por ejemplo estaba la entrada aquí, y agarraban uno así, y era como un cuadro y iba uno pasando y acá, y ya salía uno y ya, y ya firmaba unos papeles ya después de que le hicieron su… Y luego de ahí ya salía uno a la alameda, por ahí me acuerdo que ahí agarramos unos camiones por…
LM: Se los llevaron.
ET: Y nos fuimos para Reynosa.
LM: A Reynosa.
ET: A Reynosa, y pasando Reynosa…
LM: ¿Cuánto tiempo hicieron a Reynosa?
ET: Pasando Reynosa parece que, ahí Rainbowville, Rainbowville, no recuerdo bien exactamente, pasando Reynosa.
LM: ¿El contrato lo firmó aquí en Durango?
ET: Allá, aquí nomás íbamos con nostra documentación, contratados para firmar contrato allá, allá jue a onde fuimos a firmar el contrato. Allí estaba un negro. Bueno, era maso, ¿verdá?, pero ahí, el que estaba ahí, estábamos embarcando del camión, y luego, y ya, y que: “Quítense, porque ahí vamos a pasar por los rayos X y todo, desvístase, quítese la camisa”.
LM: Ahí los volvían otra vez.
ET: Otra vez sí, por estar haciendo…
LM: Aquí lo vamos a poner.
ET: Entonces no, “y no hay que hacer confianza”, tovía hasta me acuerdo cuando dijo, “no dejen nada en la bolsa de la camisa, recojan sus papeles”, nomás la pura camisa nos quitábamos, no sé si la camiseta también, bueno, total que la camisa se quitó, y que no dejaron a nadie la camisa porque no fueran a bolsear.
LM: Tenían desconfianza.
ET: Así que fuéramos, que cuidándonos, al cabo que, ¡vámonos! Total que ahí, ahí firmamos el contrato, pasamos a…
LM: ¿Ahí les volvieron a hacer…
ET: Ahí me acuerdo que nos tomaron foto. Entrando, no recuerdo si entrando por ahí, luego allí había una manguera, ahí un polvo blanco, ¿quién sabe qué sería? (risas)
LM: En todas las partes del cuerpo.
ET: En todas las partes. Aunque ya, pos ya firmamos contrato, y luego ya pos aspérense ahí viene el, ¿cómo le decían?, bueno el patrón, no había patrones sino que eran los rancheros.
LM: Los rancheros.
ET: Que venían los rancheros. Ya con esos rancheros, pero tanto según, según me imagino yo, así ya tanto, ándele pos ahí, con una traila, como de aquí a allá, oiga, pos sabe cuántos íbamos ahí como marranos, ahí, (risas) yo creo que sí había unas banquitas así alrededor, pero no creo. Todos nosotros tirados ahí, otros alcanzaban a estar sentados, no me acuerdo que salimos, pues creo que fueron dos días, para llegar.
LM: Dos días.
ET: A Arkenso [Arkansas].
LM. Y, ¿a dónde los llevaron?, ¿a un rancho?
ET: A un rancho. Burdetatation(??), así se, se escribía o lo pronunciaba uno, Burdetatation(??), pero tenía un montón de (ininteligible) que se oye así, Burdetatation(??) se llama creo que el campo porque ahí íbamos a la provisión, a otro, un pueblito, que se llama Coercion(??). No sé siempre tiene que traiga, está allá en Arkenso cerquita de Misisipi, ¿no?, no Misisipi, ¿no?, bueno, Coercion(??) as[í], se llamaba el pueblito onde de pronto llegamos, nos encaminan onde, unos nos fuimos en la traila, en el tráiler grande. Y me acuerdo que mi hermano le tocó irse en una camionetita. Y unos otros, ya no me acuerdo cuántos, total que llegaron los de Santiago, yo llegué con Moy y otro día llegó mi hermano, ¿usted sabe?, y onde, y quén sabe que no, llegaron otro día, ellos, él y otros vecinos, y total que ya, yo ya de pronto ya, pos se nos dieron $5 pesos, $5 dólares pa que compren cuando llegamos al campo, o a una marqueta.
LM: ¿Les dieron comida en el camino?
ET: Sí. En el camino nos iban dando en cierta parte, pos frijoles enlatados y pan Bimbo.
LM: ¿Le gustaba la comida?
ET: Pos me la comía a fuerza. Los frijoles no me gustaban, y luego que sus winnies les decían, parecían, parecían que eran estos, cocido. (risas) Y no estaba yo impuesto a eso oiga, total que pos, que yo me comía el pan y pos no me acuerdo que más nos daban también, pos oiga. Pero no, ay ánimas que lleguemos allá y no, pos ya llegando allá, ya ahí nos dan $5 pesos [dólares], pa que compren comida. Y pos ya compré yo, ya me acompañé ahí con lo que pude, porque le daban a uno una estufa para cuatro o cinco.
LM: Para cuatro o cinco.
ET: Cuatro, según los conocidos. Nosotros éramos cinco
LM: Y a dormir, ¿dónde se quedaban?
ET: Era un barraca grande. Y ahí en la barraca, ahí había unos catrecitos de campaña, y ahí le hacíamos, pos taba la cama ansina, las camas as[í], y luego acá en una parte estaba las estufas. Parece que era una barraca grande y en un rincón las camas y en otro rincón las estufas, pos ahí para, apenas para hacer comida y cocer los frijoles y nos salíamos afuera a hacer las tortillas. Me acuerdo que ahí no había campo, había…cortábamos leña, hicimos un hoyo así en el piso, ahí en la tierra y le pusimos uno, como tiene (ininteligible) y una cartera, lo que usted quiera, ahí echábamos tortilla porque no cabíamos, éramos cinco nosotros para una estufa, se llama Inocencio, Jesús Navarro, Juan Navarro, Tomás Torres, mi hermano, y su servidor.
LM: Muy bien.
ET: Para una estufa. Pos ya le digo, unos cociendo frijoles adentro en la estufa y otros allá echándolas. Amasábamos la harina, y yo, ahí las cocíamos y allá y hacíamos y bueno, le teníamos dos, allá poníamos lumbre para poder acabalar, así nos la pasamos. El primer día pos vamos a jalar, pos, ¿qué íbamos a saber?, nada, no conocíamos, los de Torreón ahí los de la laguna, pos esos sí, pos ya sabían, pos ahí andamos.
LM: ¿Qué trabajo iban a hacer?
ET: A piscar algodón.
LM: Algodón.
ET: Oiga, teníamos días, pos así está la bolita del algodón aquí.
ET: Haga de cuenta que nosotros cada vez que le pegábamos, pos ahí andábamos espinados.
LM: Espinados de las manos.
ET: Y luego le quisimos dar recio y luego nos algodonábamos, con las manos hinchadas de pronto así, hasta que poco a poco fuimos agarrándole. Pos yo no llegaba a doscientas libras, no, mi hermano sí pasaba, pos taba más, ahí le agarró más pasadito de doscientas. Puede que toque a $2.50 o algo.
LM: A $2.50.
ET: Algo así le agarraba. No recuerdo yo exactamente, pero por ahí. Total que apenas ganaba uno $4 pesos, $5, los que piscaban bien, pos ganaban poquito más, así la pasamos nuestros tres meses.
LM: ¿De cuánto fue su primer contrato?
ET: Tres meses, de septiembre, no me recuerdo la fecha, hasta en diciembre, total que de tres meses, pos salimos, acabó nuestro contrato.
LM: ¿Tenían mayordomo ahí en ese rancho?
ET: Un pesador, y hubo un señor que iba y luego otro que cargaba la traila. Que es el, decían que trailejean, quesque que algunos que iban a preguntar por el jefe y patrón, y había uno, me acuerdo de uno, ese fue cuando fui por veintiocho años, veintiocho días, fuimos y preguntamos por el patrón y pos no le entendíamos nosotros nada en aquel rancho. Y me acuerdo de un muchacho que se llamaba José María Lechú, ya murió, ya tiene varios meses, y andaba allá y él le decía, “troque jean, toque jean”, que se había ido al patrón con la troca al jean. Que andaba en el jean, onde, para despepitar el algodón.
LM: El algodón.
ET: Allá puro algodón.
LM: ¿Cómo es ese trabajo del algodón?, bueno ya me dijo que sacaban la bolita, pero…
ET: Mire, aquí voy a cuidar, a ver si no…cada rato se me cae, (risas) andábamos, ¿cómo le dijera?
LM: Ya no se le cae.
ET: Es que me digo.
LM: Ya no se le cae.
ET: Bueno, como un ánima, como una hembra parida, hombre. La saca, era una bolsa de lona. Yo creo que a largor de así casi, mire. De ese tramo casi así.
LM: Unos tres metros.
ET: Con todo y tirantes.
LM: Cuatro.
ET: Con todo y tirantes, porque tenía como hasta pechera. Aquí así ire, hasta aquí llegaba la jeta. Porque un plazo, por aquí ya la usaba así, y otros lo usaban por aquí. Se lo cruzaban, y yo no, por aquí. Y luego ya que unos tirantes y lo usaba así.
LM: En la cintura.
ET: Como aquí en la cintura, pues aquí, oiga. Cuando ya llegaba de primero, pos oiga, que taba liviana, pos no, por ahí en la cintura. Ya cuando lleva mitá, pos ya sentía uno que ya se recargaba tantito y el peso le ayudaba a uno porque, ¿se imagina usted?
LM: Claro.
ET: Y así, así era eso. Llenábamos la saca, la piscabamos, hay veces que nos la quitábamos, quitaban y luego nos metíamos uno y luego le aplastaba pa que agarrara cuarenta, cincuenta, sesenta libras.
LM: Cincuenta o sesenta libras.
ET: Sí. Había veces todavía unos que le echaban una que otra bolita y ya alcanzaba a ochenta y, pero así era algunos que ya sabían, hasta ochenta, noventa, nomás, libras. Entonces pos ya le digo, pos siento, han sido yo, fue rara la vez que llegué a doscientos. Mi hermano pasó poquitas, sí, y así era de todos los días. Ese negocio del algodón. Todos los días, el [19]52. El [19]53, de igual manera, pos ya me tocó contratarme en el estadio.
LM: ¿En el estadio de Francisco Zarco?
ET: De aquel, de Francisco Zarco.
LM: ¿Cómo fue esa contratación?
ET: Pos allá fue diferente. Ya fue ya más modernizada, o, cómo quero entenderle, ¿cómo decir?, ya también sí, por grupos también igualmente, ¿verdá?, por listas.
LM: También traían sus listas desde Santiago.
ET: Así ansina, y luego la lista julana y que acá, y que pasamos y que también.
LM: ¿Cuánta gente habría ahí en el estadio?
ET: Oiga no, pos no le sé decir. Pero oiga, dicen que mucha gente, yo me imagino que eran millones al año de cada contratación, millones.
LM: ¿Se llenaba el estadio?
ET: Sí. El estadio estaba lleno y unos saliendo y otros saliendo, pos iban que, “pos que no, pos tu lista tovía no te toca”, pos se iba uno al centro y así. Pos no, bueno quizás a aquí no, pero le quero decirle que para contratados que iban.
LM: No, pos sí.
ET: Yo creo eran millones.
LM: Claro.
ET: Y aquí, pos han de haber sido ya miles, miles aquí en Durango, han de haber sido miles. Ya le digo, también me tocó contratado aquí igualmente, ir contratado y era firmar el contrato, entonces esa vez pasamos por Eagle Pass.
LM: ¿En—
ET: El [19]53.
LM: ¿Le hicieron exámenes aquí también?
ET: Sí, también examen, pero ya no me acuerdo ya si nos echaron ese polvo, creo que ya no, me parece nomás examen de la vista.
LM: ¿El oído?
ET: De todo, sí, más o menos y también nos examinaron, aquí no, hasta allá. Aquí no porque allá estaba más descubierto acá. Acá ya le digo nos metieron a un sótano, allá dentro y allá pos hicimos allá solos, allá así, las oficinas taban como una casa grande que tenía sus habitaciones de oficina y todo.
LM: Y, ¿allá?
ET: Y allá no. Era todo, ahí nomás iba uno pasando ahí nomás taba un escritorio y le apuntaban y allá nomás iba a contar el contrato.
LM: ¿Cuántos iban esa vez?
ET: Pos un camión lleno.
LM: Un camión lleno, sí.
ET: Pero, iban unos conocidos. Por cierto un concuño mío, ahí nos fue a alcanzar. Nosotros llegamos en la mañana, no, miento, en la tarde, como hoy en la tarde, pasamos la noche, no, llegamos allá en la mañana, y en la tarde llegó ese concuño mío, y me acuerdo que nosotros ya estábamos acostados y apenas acaban de llegar y andaba él. Él se mató allá, tuvo un accidente ese concuño, andaba con una paleta él y estábamos tirados así, ansina.
LM: Pero, ¿cómo dormían?
ET: Como un restaurant, pero nomás el puro tejabán y, ansina nomás sombra.
LM: Dormía en el suelo.
ET: Sí, allí tirados, allí en el piso, en el pavimento vil, así en cemento, y acuerdo que él ahí pasaba y pasaba. Ese señor, mi concuño, se llamaba Alfredo Soto, ése era de la Trinidad, de acá pal lado de Tayoltita. Se casó con una hermana de mi esposa, difunta, finada, yo, esta es mi segunda esposa, esta señora. Entonces, y otro día nosotros ya habíamos firmado contrato, otro día en la mañana esperamos que llegaran los patrones, los rancheros, como dos.
LM: Ahí en Eagle Pass, ¿le hicieron exámenes otra vez?
ET: Sí, también. Nomás que ya no me acuerdo exactamente, de los primeros sí me acuerdo bien aquí, acá de (ininteligible) y allá pos creo que era Harlingen, pasando Reynosa, me parece que nos polveaban al entrar ahí todo, para que no lleváramos, pos ya ve acá los mexicanos de los pobres, piojos y de qué, y de lo que usted quiera entender, (risas) y allá, ya después acá en Eagle Pass ya no, ya no me acuerdo exactamente qué clase nos hicieron pero sí, sí, también hicieron unos exámenes en cierta forma.
LM: ¿Los trataban bien?, o, ¿eran duros?
ET: Ya, ya mejor, ya le digo firmamos el contrato y luego mire, nos atendían bien, ahí ya, “pasen a comer”, a cenar y a todo.
LM: Y, ¿luego?
ET: Pasando como los presos, con nostros plato, y ahí nos estaban echando, y va pasando usted con el plato y ahí echando la comida, y ya se iba por allá arrinconarse por allá por donde podía a comer frijoles de bote y su pan.
LM: Y sus winnies.
ET: Y sus refrescos. Bueno, pues ya le digo, ya llegaba el patrón otra vez y luego ya, el ranchero.
LM: ¿Ahí llegaba el ranchero y los escogía?
ET: Ahí, y nos escogía, o no sé cómo hacían ellos su negocio, no lo sé. Nomás, “súbanse al tráiler julano, allá”, y ahí vamos. Tons nos fuimos.
LM: ¿A dónde lo mandaron esa segunda ocasión?
ET: Deje me acuerdo, bueno, cerquita de Helena, Arkansas, pero el campito, parece ser se escribía Maruella(??) [Marvell], que se pronunciaba marbo, marbo.
LM: Marbo.
ET: Y se escribía Maruell(??), con ele, o así con elle, ansina. Y no sé si era el campo o era onde íbamos a la provisión. Helena estaba cerquita, no supe ahí, un conocido, un vecino…
LM: ¿En Arkansas?
ET: Era del mismo rancho, en Arkansas sí. Él sí iba todos los sábados, iba que a ver los barcos allá, que aquí hay un río, que había barcos y él se iba, se llamaba Emilio Rocha, el que iba era— Bueno, y ahí ya le digo, íbamos a sacar la provisión, pero ha de haber Marbo, o Maruell(??) [Marvell], o se escribía Maruell(??) [Marvell], pero Marbo parece que se pronunciaba, en una camioneta, no éramos muchos, como unos veinticinco o treinta, o algo así. Los que tábamos en una barraca de igual manera.
LM: Igual.
ET: Las camas así, y ahí sí teníamos cocinas separadas, no taba como la otra primera vez, no. Allá le digo, allí otros tres meses.
LM: Tres meses.
ET: Otros tres meses, sí. Era un monte, puro monte y ahí pos bastante también nos tirábamos nuestro leñita y también pa, pos pa acomodarnos.
LM: ¿Cuánta gente trabajaría en ese campo?
ET: Oiga, en ese campo, no le digo que como unos treinta, como unos treinta más o menos, treinta o cuarenta, ya no me acuerdo exactamente, pero yo me acuerdo de allí que nosotros fuimos ya contratados. Y allí cayeron otros que se habían contratado en mayo, que fueron a Michigan.
LM: A Michigan.
ET: No sé qué hacían por allá y de ahí les reformaron contrato. Eran del estado de Guanajuato, de por allá, unos cuatro o cinco, y esos reformaron contrato y fueron a la pisca ahí, no sé qué hicieron, y acá onde estuve yo, tres meses.
LM: Cuénteme, ¿qué comían?, ¿qué se hacían de comer?
ET: Pos, como uno lo que está acostumbrado aquí, íbamos a la marqueta, comprábamos la papa, el arroz, el pedacito de carne, y pos no, si el pollo también por allí, y luego compraba uno su harina y pos su sal y todos los ingredientes como uno, porque uno lo hacía.
LM: Y hacían su comida.
ET: Llegando allá uno hacía.
LM: Hacían tortillas.
ET: Y hacía uno sus tortillas, amasaba yo y mi hermano, tocó las dos veces, no, la primera vez juntos, y después me tocó, no los dos, dos veces me tocó, aquí el [19]53 me tocó mi hermano, él ahorita por allá esta en Chicago, y es muy bueno para preparar la harina. Y yo para estenderla.
LM: Extenderla.
ET: Y otros, pos nos juntamos ahí otros pa cocerlos, y otros, bueno así. Y ya le digo, ya ahí ya a la tarde arreglábamos nuestro lonchecito. En la mañana salíamos a trabajar y lo llevábamos, no sé si salíamos almorzados, o era pa almorzar, y íbamos a comer a la casa cuando ya nos cansábamos, taba cerquitas. Cerquitas así como aquí alrededor, así estaba el algodón, así aquí alrededor de aquí de la colonia, haga de cuenta que aquí estábamos. No necesitábamos, en esa vez no necesitamos, la primera vez sí, tuvimos que irnos, nos tuvimos que, ya que se acabó el algodón allí onde estábamos, de primer ahí en el campo. Y nos llevaron al Río Misisipi en una camioneta, una traila a piscar fuera del campo.
LM: ¿Le tocó ver el Río Misisipi?
ET: El Río de Misisipi, había nueces, había nogales y nueces y todo. Y me tocó comer nueces, agarrar nuez de ahí, pero tovía habían joyas, pos el río no lo conocí realmente, los estragos onde se destendía yo creo en tiempo de agua, porque sabe que ahí…Pero por ahí estaba, por ahí estaba el Río Misisipi, así dicieron, “van a ir al Río Misisipi”, y tuvimos yéndonos creo una semana, algo así ya para terminar el contrato, algo así.
LM: Cuénteme, ¿cómo era un día normal de trabajo desde que se levantaba hasta que se acostaba?
ET: ¡Ay caray!, pos era duro, ¿se imagina usted?, pos era de todo. Era como dijo un señor que fue a Estados Unidos de mojado, ahí ta un rico que no tenía necesidad de ir, que nomás quería que, “pos yo también voy y que voy”. Y ya estaba casado yo, y pos se fue, y es un chiste que le voy a meter ahí entre…entonces pos se fue a trabajar allá, y cuando taba ya por allá, es que iba la mujer y tenían comunicación y, “oye, y qué, ¿ahí cómo te va?, allá, ¿cómo estás allá?, ¿muy a gusto?”. “Sí, no pues malo vieja, pos aquí fíjate que pos aquí, pos la hace uno de hombre y de mujer”.
LM: ¿Cómo?
ET: Y la mujer interpretó mal, (risas) a mi mujer pos, tenía usted que lavar, tenía que hacer de comer, tenía que ir a trabajar y tenía que, de todo, de todo, pos a quién le iba a pedir, que tenía que, oiga, “pos vamos a cocer unos frijoles, vamos a cocer unas papas, vamos a arreglar esto, vamos a arreglar”, bueno y nos juntábamos, uno una cosa, otros otra, y así. “Vamos a la provisión”, pos llevábamos manteca, sal, jabón y todos los ingredientes, todo, todo y así. Así es que no había tiempo pa que usted dijera, “yo voy a salir”, pos no, salíamos parece los sábado o algo, o que íbamos a la provisión y comprábamos pa la semana. Porque no podía, estaba retirado Orseola(??) del campo. Taba retirado.
LM: ¿A qué horas entraban a trabajar?
ET: Pos, no le quero mentir, pero pos viéndose…
LM: Amaneciendo.
ET: Amaneciendo.
LM: Y, ¿cuántas horas trabajaban?
ET: Pos a veces hasta las tres, las cuatro de la tarde. Y ya de ahí ya, pos ya vámonos, estaba cerquitas, ahí se iba uno a la casa y ya, y, “vamos a hacer…
LM: Y llegaban.
ET: Y luego a hacer comida y hacer todo y a preparar pa lo del otro día.
LM: Muy bien.
ET: Así es. Pos nos poníamos tarea, como le digo, yo doscientas a veces, a veces que le ayuda, on taba chaparro, ahí sí a veces me acercaba a doscientas, a veces que pasaba y así, pero aquí, oiga, aquí…pero bueno aquí chaparrito. Y otra, otros les tocó creo que al pule.
LM: Pule.
ET: El pule ese creo que también es chaparro, pero ese con todo y…ese lo hace malo, ese.
LM: Con todo y todo.
ET: Con todo y bola. Que ese sacaba más, yo me tocó limpio, limpio. Andaban tras de uno que no quedaran plumas.
LM: ¿El mayordomo, o el…
ET: Un mayordomo, “que no queden plumas y que…
LM: ¿Cómo los trataba el mayordomo?
ET: Pos bien. Usted sabe, pos poca comunicación, yo pa qué voy a decir que me trataran mal, no.
LM: Pero usted sentía…
ET: Pero había diferencia. Mucha diferencia.
LM: ¿Sí sentían ustedes?
ET: No nos querían los güeros. No nos querían, ni nos quieren. Ni nos quieren, ya ahora ya, pos hay enlaces, ¿verdá?, y, pero es diferente, pero entonces no. Y ya le digo así, esto fue el [19]52, [19]53 y el [19]54, “pos que va a haber contrataciones ahí en Texas”, pero ya fuimos a pepenar, oiga.
LM: ¿Qué hacía cuando se regresaba?
ET: Cuando nos regresaban.
LM: Cuándo se regresaba acá a ver a la familia y todo, ¿qué hacía en ese periodo que no había trabajo en Estados Unidos?
ET: Ah, teníamos, habíamos dejado siembra yo y otro, éramos seis hermanos. Pues no, ya se había, ya se había muerto, no, taba, tábamos el [19]52, el [19]55 se murió un hermano, el más chico, y se quedaban ellos. Teníamos un animalito, teníamos la labor, ellos se encargaban de descontar, nos fuimos dos, y se quedaron cuatro, ¿me entiende? Y ya ellos sí, ya podían, pos recoger el cazolito, recogiendo.
LM: ¿Más chicos?
ET: A recoger, y ya le digo, “héselo así”, y ya después creció, yo fui el [19]52, el [19]53, el [19]54. Me contraté dos veces el [19]54.
LM: El [19]54, ¿qué le tocó?
ET: Me tocó ir aquí al Valle de Reynosa veintiocho días. Ahí sí estuvo, pos ahí no teníamos ni onde dormir, ni onde hacer de comer, ni me acuerdo que no sé cómo, me parece que nos daban la comida, no ya acuerdo algo, pero allí dormías afuera, bueno sí, mucho calor, pos fue entre junio, julio y agosto. Y la cama era la misma saca, esa con que piscaba uno.
LM: Esa misma
ET: Se metía, bueno, pos tan cerradas ahí. Se metía uno ahí porque había mucho mosco y mucha coquena. Muchas sí, ¿sabe usted qué son las coquenas?, ¿sabe qué es?
LM: No sé.
ET: Como bolitas, tan güeritas de todo, muchas coquenas, era un rancho ahí, y ahí y ahí le digo en el patio, ahí dormíamos todos. Éramos, pos como unos treinta o cuarenta, casi todos conocidos, eran de Las Palmas muchos, y de Chinacates, y de ahí conocidos, y ahí, pero ya pepenar casi nomás, porque ahí habían metido máquina y quedaba la máquina, dejaba.
LM: Dejaba.
ET: Pos ahí me acuerdo que nomás fuimos a cambiarnos el pantalón que llevábamos. El pantalón que llevábamos nomás lo compramos nuevo y eso, nos regresamos no crea que hicimos…
LM: Veintiocho días.
ET: Veintiocho días. Salimos, ya fue otro hermano, otro más chico.
LM: Y el contrato, ¿por cuánto era?
ET: Veintiocho días.
LM: Nomás.
ET: Nomás veintiocho días, y ya que reformar, no pos si ya no había ni qué hacer.
LM: Y, ¿qué hizo, recontrató ahí luego luego?
ET: Luego me salí. Nos salimos aquí a México, hasta acá a la casa, acá a Las Palmas. Entonces vivíamos a Las Palmas, y luego pues “que va a haber contrataciones otra vez, que vámonos”. Entonces ya me tocó ir a Chihuahua. Hasta Chihuahua fui a contratarme.
LM: En Chihuahua.
ET: La primera vez me contraté en Monterrey, la de los veintiocho días. Y la otra me fui hasta Chihuahua. Ahí me contraté en Chihuahua y me tocó en San Simón, Arizona.
LM: Y ahí, ¿qué hizo?
ET: Igual, lo mismo.
LM: Puro algodón.
ET: Pisca de algodón también, eran otros tres meses.
LM: ¿Era un rancho grande?
ET: Allí bueno, sí había ahí una marqueta. Ahí no necesitábamos ir, era un pueblito, un pueblito chicano. Pero había un pueblo grande, que se necesitó porque yo tuve un accidente, aquí está la cicatriz, sí.
LM: ¿Tuvo un accidente estando de bracero?
ET: Sí. Como un saca puntillo se me reventó ahí en el trabajo. Y tuve que ir, me llevaron a un pueblito que se llama Bowie y ya me dieron un tratamiento, unas pastillas y quién sabe qué, y, pero seguí.
LM: ¿Lo atendieron rápido ahí?
ET: Sí, pero seguí trabajando ansina.
LM: ¿Le cobraron algo?
ET: Ansina. No me cobraron nada. Ahí paga la compañía por el patrón.
LM: Tenían seguro.
ET: Me llevaban a revisar al que andaba de mayordomo y al patrón. Pos ya nos movieron, a mí me llevaron a Bowie. Bowie, un pueblito cerquita de San Simón, Arizona. Otros tres meses de contrato, lo mismo piscando ahí, viera cómo estaba buena. Pero no nos duró el contrato, se acabó el chaparrito y luego nos echaron a uno que estaba a la altura de aquí, oiga allá, aquí una mata aquí, las manos ya todas, ahí tovía pedimos aumento y ahí no lo cumplimos el contrato, nos venimos los que…
LM: ¿Cuántos pidieron aumento?
ET: Pos ya no me acuerdo, pero ya éramos dos, tres, yo y un hermano y otro conocido. Tres nos venimos y otros que había salido quién sabe ahí de onde sería, porque habíamos pocos.
LM: ¿Por qué decidieron venirse?, ¿Por qué no hubo aumento?
ET: Porque no hubo aumento y ya no nos costeaba.
LM: ¿Por qué?
ET: Porque ya no piscaba uno ni cincuenta libras. No hay, nos vamos y no, nos venimos. Bueno, eso fue el [19]54. Entonces ya acá el siguiente año, taba viendo cuánto te sale ya después con…
LM: ¿Le dieron alguna identificación?, ¿alguna mica?
ET: Ahora verá. Entonces ya, “pos que ahora van ustedes, pos los otros”, siguieron yendo los otros. Ya me quedé yo a los animales y ayudar a recoger la labor o algo, lo que había. Un año me acuerdo que no llovió, casi no hubo nada que levantar, y ya. Total que ellos se vinieron, yo me quedé y otros dos nos quedamos, y uno se murió, uno y ya quedaba uno, quedábamos cinco, nos quedamos dos, los dos mayores, los otros se vinieron el [19]55, el [19]56, el [19]57, el [19]58 no salí yo. Hasta el [19]59.
LM: Hasta el [19]59 le tocó otra vez.
ET: Me fui a contratar otra vez. Me contraté en Chihuahua, en el estado de Chihuahua, me tocó en Pecos, entrando por Texas, ahí en Pecos, nomás que Pecos, y que Pecos, llegué al pueblo onde era la provisión o el campo, o, hasta ahí namás.
LM: Así se llama el pueblo, Pecos.
ET: Pecos, ¿verdad?, bueno, entonces allí en la salida onde me dieron eso. Nomás eso tengo yo. Los contratos, ¿usted cree qué?, pos unos los rompimos, onde andaba yo, yo no tenía onde vivir, un año en una casa, otro en otra y otro año en otro rancho.
LM: Pues se perdieron.
ET: Pues no supe nada eso. Y eso ahora que se ofreció esta cosa de ahí de la gente que anda ahí, yo tengo una, y tengo una y tengo una, y mire, la busqué tres veces.
LM: Oiga, don Enrique, ¿a usted le pagan con cheque o le pagan en efectivo?
ET: En efectivo.
LM: ¿Cada cuándo le pagaban?
ET: Cada sábado, cada ocho días, me parece que eran lo sábados.
LM: ¿Trabajaban de lunes a…
ET: De lunes a sábado.
LM: ¿Sábado completo?, o, ¿medio día?
ET: No recuerdo. Pero íbamos a la provisión, pos yo creo que igual, yo creo que igual que los otros días. Bueno uno, porque iba uno a ganar por lo que hiciera. Si usted no se apuraba, no trabajaba en aquel entonces.
LM: No ganaba.
ET: Era igual, nomás el domingo descansaba uno, y el…pasaba uno en el domingo.
LM: Y cuando iban a los pueblitos, ¿cómo los trataban los americanos a ustedes?
ET: Pos bien. Nos tenían mucha confianza porque nos cuidaban, pero, porque unos a otros, después ya se dio tiempo que nos cuidaban mucho porque algunos…
LM: Se robaban algo.
ET: Sí a unos [los] agarraron. Oiga, un jabón, uno o dos jabones de baño, pos no sé cómo lo vieron y, pos ahí en la marqueta, pos eran marquetas grandes oiga, grandes y tanta gente, pos ahí se hizo un relajo que lo retuvieron y luego no supe qué le hicieron porque era de otro, de otro campo.
LM: Claro.
ET: Pero así.
LM: ¿Iban a veces ahí a algún restaurant?, ¿algún cine?
ET: No. Yo no sé las demás gentes, nosotros no. Íbamos a la marqueta, y de la marqueta a la casa. Porque nos llevaban y nos traiban en una camioneta, en una de tres toneladas, me parece, algo así.
LM: ¿Quién los llevaba?, ¿el mayordomo?
ET: Ansina, y estaban pa irnos, acercábamos nuestras provisiones, las cargábamos. Y ahí otra vez al campo, y así. Otros pos quién sabe, yo creo que no podían salir. Podían andar ahí, traía uno su pasaporte, podía andar onde quiera, pues iba contratado, pero no creo, quién sabe si lo harían otras gente antes de irse.
LM: ¿Se tomaban una que otra cervecita de vez en cuando?
ET: Pos yo no. Yo no fui afecto a eso. Y ahí en el campo, pos no recuerdo si tomaban, tomaban como un refresquito, nomás así, pero no, porque a trabajar pos éramos puros, pos puros santiagueros.
LM: Eran de Santiago.
ET: Los que estábamos ahí, puro santiaguero.
LM: Gente trabajadora.
ET: Así es. Y ya le digo, y personas mayores, dos señores eran personas mayores, y nosotros tres, pos, yo y mi hermano y otro hijo de, también de uno de los mayores, y el otro señor era concuño, era familia como quien dice. Y ya le digo, así hasta ahí la supe yo ya, ya no volví.
LM: ¿Jugaban cartas?
ET: No, no había tiempo.
LM: No había.
ET: Pa con nosotros no había tiempo, oiga, porque acababa, yo me acuerdo de mi hermano, que piscaba por ahí pasaditas las doscientas libras, y ahí yo, yo mañana a ver si…y un poquito más y bueno, pos yo…Y luego ya él y otro dormían en una misma cama, si quitaban dos camas así, como gemelas, nomás pegadas así en medio, y había pasaban por allá, pasaba por acá de la barraca grande ansina y estaban ellos los dos las pusieron pues ahí un vecino por decir, ese se llamaba Ignacio, Ignacio Navarro, sí, y luego yo en otra, taba en lo más atrasito, ya, “¡ay no!, a ver si reformamos, y reformamos”, nomás que en la mañana muy flojo mi hermano, en la noche, en la mañana, “que ándale levántate”, yo fui, pues yo fui el padre, como quien dice, “vámonos pa arriba”. “Ay caray, ¿cuándo cumpliremos?”, (risas) “¿cuándo cumplimos pa irnos?”, ya le digo ya así, y yo pues también así.
LM: ¿Qué platicaban en las noches antes de acostarse?
ET: Salíamos afuerita. Ahí había árboles, ahí afuerita y ahí nos poníamos a platicar y echar cuento. Yo sabía algunos cuentos, y los devertía ahí mentiras, así era el modo de entretenimiento. Y luego mire otra cosa, nos tocó suerte, no es que fuimos dueños, no nos dijeron nada, pasábamos por un field, que tenía muchas sandiotas ansina mire. Pos éramos como treinta o más, pos oiga ya cuando regresábamos, pasábamos por ese field a dónde íbamos a piscar. Cuando regresábamos ahí, agarra una a cada uno. Así Dios lo sabe que así fue. Ahí llegábamos, oiga, y luego ahí la partíamos, ahí la llevábamos.
LM: La sandía.
ET: Oiga, y eso era lo que hacíamos. No había cartas, no, en los dos veces que fui a esos campos no había quién tomara, ni había quién nada.
LM: ¿Hubo algún detalle que le causara mucha risa de alguno de los compañeros?
ET: Pos sí. Sí, porque viera que yo, yo supe, ya se murió eso, sabía cuentos, sabía chistes colorados, sabía chistes de todo, cree que yo aquí me crié solo y trabajando con mayores. El río de Santiago Papasquiaro. Cuando ya estuve yo de dieciséis años así, ese tío mío, como le digo, tenía una labor a medias él, de hortaliza. Sembraba trigo, papa y camote y todo, y había usted que mover el agua de cierta parte del río, retirado a decir casi como de aquí a la estación del tren. Allá ir a hacer una presa allá, pero primero vaciaba uno la acequia para que corriera lo arroyos pues tapaba y había que destaparlo, los sacábamos y ahí en eso, yo iba a ayudarle a mi tío, a veces que iba con él, a veces que iba con, yo en lugar de él y así, y ahí iba un señor, se llamaba Domingo Mendoza. Y ese contaba, ¡tantos cuentos sabía!, y yo tenía aquella memoria hombre, nomás que ahorita se me perdió, Dios quiso que quedara huérfano, yo nomás tuve escuela en primer año.
LM: Nomás.
ET: Nomás. Y no me da vergüenza escribir, pal tiempo que estuve en la escuela ahí.
LM: ¿Sí sabe escribir?
ET: Sí sé. Yo aprendí, tenía muy buena memoria, mire me contaron un cuento hoy ese señor, se llamaba Domingo, era a la hora de comida ahí. Comíamos en la orilla del río ahí, y luego contaba el cuento este y otro, cuentos ansina mire, todito me lo supe y hubo un tiempo y allá, oiga, pos ahí la pasada se hacía la rueda ahí, oiga, fue en los árboles, nos poníamos a contar cuentos.
LM: Veinte o treinta.
ET: Ya entonces ya había uno de, tocó que había uno de Chihuahua, de Delicias, por ahí, por ahí, pero de Chihuahua. Buenos cuates, viera que ahí hasta una de la vez fuimos al pueblito, “vamos a sacarnos una foto juntos”, nos tomamos juntos, por ahí andaban, quién sabe ónde andarán ya, y ya le digo, “dame tu domicilio pa cuando vaya”, pos ellos allá de Chihuahua y nosotros nos vinieron para acá, ya le digo. Y pos yo, pa mí, pues fue una aventura, y pos no fue de hacer negocio, pero por cualquier cosa, nomás pa ir a conocer y pos sí, traer un centavo, pero lo mandaba, pero pos acá la mujer tenía que pagar porque le trajieran el cargo de leña y por cualquier mandado.
LM: Mandados.
ET: Y llegando y acabando, y seguíamos en la misma.
LM: Se acababa en el dinero.
ET: Con todo no era…
LM: ¿Le mandaba usted dinero a su señora?
ET: Pos sí, pos le mandaba sus $20 o $30 dólares porque pues (risas) no había.
LM: ¿Cómo los mandaba?
ET: Por carta.
LM: ¿Registrada?
ET: Sí me parece, sí registrada, me parece.
LM: Y, ¿escribía?, ¿le escribían una que otra carta?
ET: Sí, pues como podía uno, casi cada quince días nomás escribía uno, se iba la carta, se venía la carta para acá, y ya ella en cuanto contestaba y llegaba. Y luego pos así, y ahí viene la otra así, cada quince días, parece que se duraban quince días para ir y venir la carta.
LM: ¿Alguna vez le tocó que fuera alguna autoridad mexicana allá a los campos?, ¿un cónsul?
ET: Nada. Quizás no fue necesario, porque fuéramos pura gente trabajadora así como le digo. Allí no había. Ya cuando me tocó a mí en Pecos, entonces sí nos íbamos al pueblo a Pecos. Del campo, nos llevaban a la marqueta y nosotros regresábamos, yo iba, me tocó nomás un conocido en ese entonces se llamaba, ya murió, Feliciano Sandoval, éramos de ahí del mismo, cerquitas así. No vecinos, pero del mismo, conocidos y otros que ahí se quedaban, se metían ahí.
LM: Ahí sí se echaban.
ET: Otros ahí hacían escándalo allá afuera. No y unos se iban a visitar los Atalayas también, fue cuando acordamos ahí, ya querían llevarnos a bautizar a última hora, (risas) entonces nos hicimos tontos nosotros, no es que yo, “vamos a venir por ustedes”. “Sí, que sí que ahí que, vénganse”, ahí tábamos echando tortillas nosotros, cuando llegan, luego se pusieron su velo y se metieron a la barraca y luego colocaron las bocinas y luego, ahí taban y ahí estaban y ya empezaron a hablarnos, “oigan, pa acá”, y ya vemos que están ocupados, pero si se desocupan, miren los esperamos acá en un traila que traiban ahí con asientos así como autobuses, sí, pos sí salimos y subimos ahí, ya que acabamos y ahí tamos, “oye, pos vamos a abrir el sábado, veremos qué día, por pos el sábado, pos bueno, vamos a venir por ustedes”, nos llevaron ahí y después ya andábamos yendo para allá. Ahí nos llevaron a bautizarnos allá.
LM: Al río, ¿o qué?
ET: Pos no sé. Yo ni quería, le digo ahí, no hasta que perdieron las esperanzas de que fuera uno a ir. Una o dos veces fueron nomás.
LM: ¿Iban a misa a veces?
ET: ¿Ellos?, ¿nosotros?, no, pos no podíamos. No sabíamos como estaba el ambiente, nada de nada.
LM: Nada. ¿Alguna ocasión llegó La Migración por ahí a los ranchos?
ET: Nada, nada. Nosotros ya le digo al rancho, pos no, que fuera no. Ahora que salíamos al pueblito, como le digo que íbamos, cuando íbamos a Osceola, pos nos paseamos, iban, andábamos poquito por ahí un ratito mientras se acercaban con la provisión así a conocer. Como aquí así, ¿verdá?, una cuadra o dos, así. Taba chiquito el pueblito, pero no de ahí, y no pues nos íbamos y, nojotros no, ni que nos preguntaban ni que nada, nunca nada, nunca nos molestaron en ninguna forma.
LM: ¿Les tocó ver alguna vez algún acto de discriminación?
ET: No.
LM: Que trataran mal a los mexicanos.
ET: No. Yo no me tocó, no me tocó verlo, como le digo, no sé, a veces que sea suerte, o hay veces también que como le digo, pos no, porque yo le diga, pero en Santiago Papasquiaro.
LM: Sí.
ET: Trabajadores, trabaja gente de campo, de campo todos, agricultores todos, aunque diferente la agricultura, pero trabajadores.
LM: Gente muy trabajadora.
ET: Entonces, le echábamos ganas.
LM: Claro.
ET: Entonces no había, por qué nos trataran mal, nosotros íbamos y nos estábamos hasta cierta hora y, que hay dijo ya, pero hacíamos trabajo.
LM: Y en los pueblos, ¿nada?
ET: En los pueblos, nosotros no supimos los pueblos, nada ahí, le digo nomás la marqueta. Nomás a ir a traer la comida, en todas las partes que fui yo, como le digo en el [19]52. Fue en Osceola, y acá ese Marbo, o Maruese se deletreaba, se escribía Maruey, Maruey con eye, así de chica parece, pero parece ser que se pronunciaba Marblo, algo así. También íbamos en la tarde ya en la noche, regresábamos en la noche de ahí, porque había unos que se iban por ahí, que había allá del estado de Chihuahua. Ahí le digo que estaban unos conocidos, allá. Algunos se devolvían y se iban, y a buscar mujeres por allá y, ahí llegaban ahí también al campamento.
LM: Llegaban ahí.
ET: Llevaban banderas. No, estaban muy frías ahí afuera, (risas) oiga, es que mujeres no. Había unos de aquí, de esos que le digo que habían reformado de allá de Michigan cuando regresaban de allá, esos sí salían con una cobija allá, van pa un cuartillo que había como batalla, (risas) yo no los veía nomás, no yo nomás me tapé la cara.
LM: No.
ET: No. Me dio cochinada, haciendo cola digo, no, ¿verdad que no?
LM: Pero ahí las llevaban al campo.
ET: Pos no sé, alguien las llevaban, ellas entraban ahí a la barraca. No sé si alguien las llevaba al campamento.
LM: Y, ¿eran puras negras?
ET: Pero eran negras, unas dos, me parece que eran dos negras, ya le digo. Y ahí andan, ya estábamos acostados yo me acuerdo, “no”, dije yo, “no, qué va”, y eso fue en esa parte que le digo, pero otros que íbamos a la marqueta y otros se perdían, oiga. Se iban por ahí, pos sabe Dios, pos oiga, cada quien ya, pero era alguien con nosotros ya que mi gente y, o mi hermano, mi (ininteligible), y así le digo y esa es una historia, y al último, pos oiga, digo yo, pos a conocer, a conocer pa antes…Y pos me siento orgulloso porque a mí nadie me trató mal.
LM: ¿En alguna ocasión le tocó pasar Navidad o el 16 de Septiembre por allá?, o, ¿algo?, ¿alguna fecha festiva?
ET: No, 16 de Septiembre no. Aquí andábamos. Pueque contratándonos, una de las veces que llegué, yo creo que era el 18 de septiembre, precisamente del [19]53, yo creo que llegué como el 18 y ese otro concuño que le digo que iba atrasito de mí. Trabajó cinco días, me parece que jue el 23 de septiembre cuando, pos como quiera era muy listo él, muy listo pero pos como que ahí se le meten las patas ya cuando toca, lo llevaron a la marqueta. Pero del campo, se lo llevaron a la marqueta. Llegaban, se parquearon en la banqueta, a un lado de la carretera, pero él, pos era muy listo, oiga, pero como sabe cómo se baja por el lado de la carretera, y traía la saca todavía de cuando iban de onde iban piscando. Atravesada, se bajó por abajo y lo agarró el carro. Dicen que la misma lona fue la que lo arrastró como veinte metros y me acuerdo que fue como el 23 de septiembre y yo había, tenía cinco días trabajando allá. Nomás cinco días trabajó.
LM: Y, ¿cuál fue su impresión de conocer?
ET: ¿Quién?, ¿yo?
LM: Pues era su concuño, ¿no?
ET: Bueno, cuando recibí la noticia, usted sabe. Usted sabe a los quince días o veinte días. Era esposa de la, mi difunta esposa, la mujer otra que se había muerto, le digo familia de la mujer, y luego ya me mandó decir, “fíjate que Alfredo”, se llamaba Alfredo Soto, Soto, Soto, “se mató”, pos se mató en un carro, pos iban, pues no le tocó en diferente parte de conmigo, nomás en Arkansas también, pero no recuerdo dónde, en la parte, pos estuvieron yo creo como un mes o dos meses para traerlo.
LM: Y, ¿cómo le hicieron para traerlo?, ¿usted sabe?
ET: No sé, por el mismo Gobierno.
LM: ¿Sabe usted si le pagaron alguna pensión?
ET: Sí. Yo sé que le dieron algo, un dinero le dieron a mi cuñada. Yo sé que le dieron un dinero a mi cuñada, y luego traían una caja, doble caja y una caja, un estuche, o comoquera, dice luego una caja de madera, pero bien reforzada, pero se duró, no le sé decir cuánto, pero varios días, no sé si como un mes, yo creo. (mujeres hablando)
LM: No (ininteligible).
ET: Eso que sí iba contratado. Y lo trajieron, yo no me tocó estar acá. No me tocó verlo porque yo me estuve allá, el 23 de septiembre tuvo el accidente. Y oiga, y yo vine a dar aquí, pos no recuerdo, por ahí a mediados de diciembre, algo así.
LM: ¿Cuándo fue su último contrato, don?
ET: En el [19]29, le digo que ahí esta es la mica, y aquí está, dice que nací el [19]23.
LM: Ahí dice.
ET: Ahí dice y no, creo nací el [19]29. Lo bueno es, eso lo que yo navego aquí en mi trabajo…Y hasta saqué por ahí una copia, ¿no está ahí?
LM: No, parece que no.
ET: No, yo creo que no, aquí está.
LM: ¿A qué se dedicó usted cuando regresó de Estados Unidos, don Enrique?
ET: Pos rosaba uno en las matitas de maíz. ¿Dónde la dejé?, ¿dónde la tengo?, ¿no está por ahí?
LM: Está nomás la mexicana.
ET: Sí. Sí, por ahí ta, por ahí, no la hallo aquí.
LM: Ahorita la buscamos. De aquí no se va.
ET: Acá está. ¡Ah, qué caray!
LM: Es la misma, es la copia.
ET: Sí, sí es copia. Es copia, dije, “voy a sacarla, pos pa no usarla”, pos ahora que se ofrece por ahí que los han llamado.
LM: No, no oiga…
ET: Oiga y no, pos se, me la quitaron acá en Guerrero.
LM: No, guárdela.
ET: Y la quitaron allá y así, y dije yo, “qué se ofrece”, esta es copia.
LM: Y esa guárdela muy bien.
ET: Sí.
LM: Y no la…A ver, cuénteme a qué se dedicó cuando regresó de Estados Unidos.
ET: Ah, de eso, pos a lo mismo de, ¿cómo le dijera?, rozaba uno la laborcita, la agarraban y las recogían así. Y ya después uno a piscar maicito y luego ya a venderlo y cuando había qué vender, o desgranarlo, cosecharlo, juntarlo y luego a devolver la tierra otra vez pos, sembraba uno, yo sembraba a medias.
LM: ¿Cuántos hijos tuvo usted?
ET: Diez.
LM: ¿De los dos matrimonios?
ET: Sí, cinco de cada, de cada mujer.
LM: De cada una.
ET: Me viven ocho. Cuatro de cada mujer. Sí, se me murió de la primera mujer. Se me murió una niña de ocho meses, eran, eran cinco y la del medio, una, dos, le hice tres, se me murió la niña, y aquí de estos cinco, este se murió el segundo, de veintidós años.
LM: ¿De qué edad se casó usted?
ET: De diecinueve años.
LM: Y, ¿a qué edad murió su señora?
ET: ¿De qué edad? Ella mire, nos juntamos el [19]48, y se murió el [19]60, me duró doce años, catorce. Catorce porque a los dos años, sí, algo así.
LM: Y, ¿a los cuántos años se volvió a casar?
ET: Me espere cuatro años.
LM: Cuatro años.
ET: Cuatro años pa qué, con esta. Sí señor.
LM: Don Enrique, ya para terminar con la entrevista, me gustaría que me comentara, ¿alguna vez le dieron ganas de regresar a Estados Unidos cuando había regresado?
ET: Volví, esa fue otra historia. Sí, volví.
LM: Volvió.
ET: Pero ya de mojado a Chicago.
LM: ¿En qué año fue?
ET: En el [19]69.
LM: Y, ¿en qué trabajó?
ET: En una fábrica, Metal Carso.
LM: Y, ¿por dónde cruzó?
ET: Por El Paso.
LM: ¿Cuántos años trabajó por allá?
ET: No, trabajé nomás cinco, seis meses porque apenas tenía yo el primer chamaco de esta mujer, y se me puso malo, me echó menos y tuve que venirme por ese motivo y trabajé nomás cinco meses y días.
LM: Claro. ¿Le hubiera gustado quedarse a vivir por allá?
ET: Ya en mi edad, ya no.
LM: Pero cuando estaba joven.
ET: Sí, la primera vez. Fui dos veces a Chicago. Fui, le digo el [19]69. Y fui el [19]70. Entre el [19]70, pa fines del [19]70 volví a ir, y entonces ya me tocó trabajar en el aeropuerto.
LM: En el aeropuerto de Chicago.
ET: Pero ahí sí le daban a uno, ¿cómo le dijera?, pos le darían la (ininteligible) yo perdí mi, pos me pidieron mi…tenía social security, pero me lo pidió una nuera, y que pa ver qué me arreglaba por allá de algo.
LM: ¿Era fácil conseguir trabajo?
ET: Pues, era el cleaner, trabajé en el aeropuerto, era hacer la limpieza. Entraba a las once pa salir a las siete. Pero como teníamos contrato y urgía, y entonces sí, sí nos apurábamos. Sí acabábamos a las cinco de la mañana, como así lo estábamos haciendo, a las cinco de la mañana terminábamos.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor Enrique Torres Sánchez. Me decía, don Enrique, que trabajó por ahí en el aeropuerto.
ET: Sí, una de las veces pos fue el [19]70.
LM: ¿Cuánto tiempo trabajó?
ET: Pues más bien ya el [19]71, me estuve cinco meses las dos veces que fui. La primera vez porque mi hijo, el más mayor de la familia de esta mujer que tengo, se me echó menos y tuve que venirme. No pudo, no hubo otro remedio, tuve que venir, pos me estuve como unos…en diciembre y me vine en mayo. Y la siguiente vez, el siguiente año me volví a ir, pero después ya me tocó de noche y ya no aguanté yo. No aguanté y tuve que venirme, fue cuando me tocó en aeropuerto. La primera vez me tocó en la fábrica, una fabriquita, allí pos haciendo mil usos porque ahí había…era una fábrica de metal, de Metal Carso se llamaba, y pues el mayordomo, el señor Carso, entonces allí hacían todas estas cositas para las televisiones, para los radios, para la plancha, para los cables, Metal Carso, cables, cables de todo, ahí les ponían las clavitas.
LM: ¿Cuándo decidió ya regresarse a México y no regresar a Estados Unidos?
ET: El [19]71 dije: “Yo ya no vuelvo”. El [19]77 me vine aquí a Durango.
LM: El [19]77.
ET: Y gracias a Dios aquí ya no me faltó que comer y no tengo necesidad de irme a Estados Unidos.
LM: Qué bueno.
ET: Gracias a Dios, tonces estoy pasando en mi casa, mi café.
LM: No extrañaba de repente, ¿le daban ganas de regresar?
ET: No, ya no. Ya cuando yo me vine la última, la segunda vez que fui de mojado, dije: “Ya no vuelvo”, porque había dos turnos de trabajadores, y a mí me tocaba entrar a las once a trabajar pa salir a las siete, dormir en el día. Y había otro compañero que él entraría a la una, y entraba a la una y regresaba no me acuerdo a qué hora, así que él tenía todo el día libre y no me dejaba dormir a mí.
LM: Entonces dijo usted: “No más”.
ET: Ya no. Y luego solo no puede vivir, usted…la renta, y acompañado no, porque tenía que ir a ver usted la provisión, tenía que ir a…yo solo y él tenía que lavar los trastes y que lo de acá, y luego pa que no me dejara ni dormir, despertaba a compañeros, ahí fue onde vi yo. Y llevaban a las viejas y todo el día, oiga, y ya me voy, y me decía otro, un concuño: “Vente pa acá con nosotros, en otra casa, aquí no”. “No”, le dije: “Ya no, ya me voy, ya me voy”. Un cuñao y un concuño estaban ahí, “no, ya me voy”, y le dije: “Y ya no vuelvo”.
LM: Y no vuelvo.
ET: Tengo una hija casada ahí en Phoenix y papá y mamá, y pos que arreglen papeles y en esta forma y con esta podemos. Yo todavía estoy trabajando, todavía estoy empleado, tengo que ir a trabajar al rato, (sonido de carros), al rato.
LM: ¿En qué trabaja usted?
ET: De velador. Estoy de velador en el DIF estatal.
LM: Ah, muy bien.
ET: Del Gobierno.
LM: Don Antonio, ya para finalizar me gustaría que me dijera, a usted ¿qué sentimiento le causa o qué siente cuando escucha el término bracero?
ET: Pos me da gusto. Me da gusto y un honor porque digo, yo fui y a mí no me pueden contar nada de nada. De nada me pueden contar que no supiera yo. Bueno, menos de usted sabe de andar, andar por allá.
LM: Claro, nunca iba.
ET: Ahí fracasaban. Fracasaban unos, pos los a metían a la cárcel o los atalachaban, o bueno, usted sabe, y yo bendito sea Dios, trabajando. Salí con aquel, ahí ya le digo, nomás un año que no nos costeaba, ya no sacábamos para comer, nos dan aumento o aumentan las libras o que no.
LM: Vámonos.
ET: Nos venemos.
LM: Muy bien.
ET: Nomás esa.
LM: ¿Cómo se siente usted de que alguien lo llame bracero, de que lo identifiquen como bracero?
ET: Pos un honor. Siento yo un honor porque a veces dice ahí la señora esta con la que voy, porque estamos, ahora tengo cita pal 27 del que entra, y, “que allá que los esto y que los otros, que los usaron”, y que pos oiga, yo no me quejó digo, pos nos vivían parte.
LM: Claro.
ET: Usted sabe.
LM: Sí había.
ET: Sí. Yo sentía que sí se asustaban los güeros.
LM: Sí se asustaban los güeros.
ET: Bueno, en la vez que fui a Chicago, esa vez yo también. Yo me iba caminando, estaba cerquitas, a la fabriquita esa del Metal Carso, mira porque tenía pa agarrar ahí en el camión, necesitaba agarrar dos y tenía miedo irme a perder y no, pos cerquitas, hacía mis ocho minutos, veintitrés minutos caminando, y entonces una vez me encontré un güero que pos: “Don, el demisiclie que sé qué”, y yo, “I don´t know, I don´t know”, no pos ya me quedé por ahí.
LM: Quería que usted le explicara.
ET: Sí.
LM: Pos sí.
ET: Así y luego.
LM: Tenía el cabello rubio usted.
ET: Pos sí, ¿usted cree?, ahorita ya pos blanco, pero sí. Pos si rubio nomás porque tengo un hijo, se fue hace rato, antes de que llegara usted se fue y así tenía el pelo yo, no alazán ni, pero medio rubio. Ey, así. Sí señor.
LM: Sus recuerdos de haber trabajado como bracero, ¿son positivos?, ¿son buenos?
ET: Sí, son buenos, como le digo, ahora que dicen bueno, pos yo antes dije: “Pos fui a Estados Unidos, fui trabajé allá”, y pos sacaba unos centavos, y a veces traje un pantalón y a veces algo pa la familia. Unas veces y otras veces pos la de veintiocho días nomás, nomás fuimos a pasearnos. Porque ahí no hubo nada. Nos bañamos así, hasta vine todo quemado porque nos bañábamos en un canal, no teníamos baños. Ahí sí no teníamos, eso es lo que es, lo que es.
LM: Claro.
ET: Ahí era un rancho. Allí no había, era un canal nomás ahí, pos oiga, al puro canalón anchote así, yo creo que nos nadaba el agua por acá a la cintura así, nos metíamos pos hombres, puros hombres ahí, y luego había un bacharresquillo, monte así, monte chaparro, y ahí nos metíamos. Y no pos, ahí se me ocurrió, voy a lavar mi camisa ahí y a encuerarme, oiga, ahí sin nada, oiga pal otro día ya estaba quemado de aquí, me quemó el sol, oiga.
LM: ¿Sí?
ET: Muy muy fuerte, muy caliente el sol.
LM: Fuerte.
ET: Muy fuerte. Y ya le digo, y ahí pos, ahí hacíamos comida, pos no me acuerdo cuántos éramos, había un garache, un garache que todavía decíamos, ya no me acuerdo ya bien, bien, pero ahí cuando nos fue poquito más, no tuvimos nada de más. Era una calor, si andaba una traila, ahí un carro, una camioneta entre nosotros con un tambo de agua y ahí agua, y agua, y agua, y agua.
LM: ¿Les daban alguna pastilla para el calor?
ET: Sí, yo creo algo, no ya no [me] acuerdo. No recuerdo bien, pero ahí le digo, muy mal.
2nd: Buenas tardes.
LM: Buenas tardes. ¿Siente usted que el haber sido bracero, cambió su vida de alguna forma?
ET: Pos en cierta forma, sí. Porque agarré mucha experiencia, agarré mucha experiencia en todo, vi modos de diferentes personas, vi, ¿cómo le dijera?, conocí muchas puntos, mucha gente, negros, americanos.
2nd: Buenas tardes.
ET: Buenas tardes. ¿Cómo le dijera?, pos de todos esos argentinos, y los que son argentinos, también les llamaban mochos, y estos cubanos.
LM: O sea, le amplió sus horizontes.
ET: Ande, así oiga. Y pues como le digo, ¿qué me pueden contar a mí que no sepa yo?, como le digo, dentro de la sociedad, en cosas malditas. Yo ignoro todo.
LM: Claro.
ET: Yo ignoro todo.
LM: Muy bien.
ET: Nomás me imagino, acá me imagino yo, porque los veía salir a algunos compañeros ahí. Oiga, unos viejillos ya estaban, yo creo que así como estoy yo ya ahora, chapadillos, morenillos, con la cobija arrastrando allá, ahí van pa con las mujeres. (risas)
LM: ¿Le gustaría que el Programa Bracero se volviera a implementar?, ¿que hubiera otra vez contrataciones?
ET: Pues sí me gustaría, y, ¿sabe qué?, se me hace que ora sería diferente.
LM: ¿Por qué?
ET: Habría más prestaciones. Habría más respeto, digo yo. Para mí ya no, pero pos están mis hijos, o algo, ¿verdá?, o otras gentes, hay mucho desempleo. Algunas gentes irían y se ayudaran, ¿verdá? Irían contratados, no harían gastos porque de aquí los llevan. Ya ve ahorita pa ir de mojado, el peligro y aparte de todo que se queda con la droga y no fue.
LM: Exacto.
ET: ¿Cuántos no han quedado en el intento? Y ahora como le digo, quizás ahora sí sea diferente. Yo no me quejo, digo, pos quizás eso, pos lo que no sabíamos los de La Laguna, de Torreón, esos sí les iba muy bien, porque pos ahí nacieron.
LM: Piscando.
ET: Cuando uno, ya pudieron mover las manos, oye, ahí estaban las mamás, así eso, eso sí, así hicieron centavos. Y uno pos, pos mala la suelta, ahí una garrita pa ahí pa la familia.
LM: Pero se ayudó la familia.
ET: Pos siempre, de todas maneras porque había de todos modos…uno estaba allá que no había a quién servirle ni a quién nada, mire, ¿quién le va a prestar o qué?, nada ,oiga, pos siempre llega y como le digo aparte pos conoce uno, pos otro mundo.
LM: Claro.
ET: Otro mundo, sí.
LM: Don Enrique, pues quiero darle las gracias.
ET: No, las gracias se las debo dar yo porque vino usted a recordarme un tiempo que tenía, pos no olvidado porque ya, ya hay otras gentes que nos traen ahí, que acá y que acá y que sí les van a dar algo y que quién sabe qué, y que quién sabe cuándo y pos, ¿será o no será?
LM: Pues ojalá.
ET: ¿Será o no será?
LM: Y les den algo, no sabemos.
ET: Ya le digo, pero, pos si digo ahí hay, si no, pos ustedes que fueron, que digo, que eso de que dicen que fueron y que los trataron de este modo, y que no a todos.
LM: No a todos.
ET: No a todos. Yo no me quejo, como le digo, esa vez que los veintiocho días, pos el ranchito estaba pobre, es que necesitaban mojados, y les robaban y pa que no entraran ya a contratar, pero no. Y las máquinas, y no dieron a chiste nada las máquinas y dieron, estaban las hebrotas de algodón ahí tirado y ya casi fuimos nosotros a pepenar, y pos no nos quejamos, pues fuimos pa qué, pos fuimos contratados, cumplimos y nos venimos.
LM: Así es.
ET: Sí. Y ya le digo, no había ni cama. Y, ¿pa qué queríamos?, si era un calor bárbaro, lo que queríamos era allá fuera, oiga, pa qué el viento—
LM: Claro. Pues muchas gracias don Enrique.
ET: No, muchas gracias a usted.
LM: A nombre del Instituto de Historia Oral y en lo personal, le doy las gracias por haber compartido con nosotros sus experiencias, su vida.
ET: Sí, sí, muchas gracias por haberme escuchado y espero que me crea.
LM: Por supuesto.
ET: Yo soy muy sincero.
LM: Claro que sí.
ET: Muy sincero.
LM: Eso no está en duda. Con esto vamos a dar por terminada la entrevista.
ET: Muy bien, muchas gracias. Muy agradecido también porque, como le digo, me hizo recordar un tiempo que pos como quiera le digo, que yo no digo que a sufrir no fue, porque pos, como aquí sufre de pobrezas también lo sufre allá.
LM: Claro.
ET: Que yo estoy, pues es una historia que yo le agregué a mi historia que tenía, le agregué yo eso.
Fin de la entrevista.
Interviewer
Martínez, Laureano
Interviewee
Torres Sánchez, Enrique
Location
Durango, Durango, México
File Name Identifier
Torres_Sanchez_DGO033
Citation
Martínez, Laureano and Torres Sánchez, Enrique, “Enrique Torres Sánchez,” Bracero History Archive, accessed November 1, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/195.