Alonso Venegas Batres
Title
Alonso Venegas Batres
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Alonso Venegas was born on October 20, 1940, in Mezquital, Durango, México; he was the only male in a family of four; at the age of eight, he worked planting beans and corn in an effort to help his father with their ranching duties; he labored as a bracero from 1959 to 1964 in California; he picked lemons, oranges, sugar beets, and tomatoes.
Summary of Interview: Mr. Venegas worked as a bracero in California from 1959 to 1964; he recalls the hiring process in rural areas and the bracero contracting center in Empalme, Sonora, México; additionally, he states how Sonora ranchers had agreements with workers to allow them to enlist in the bracero program; he describes daily activities, the extreme weather conditions they were exposed to, their housing, and the food they prepared; furthermore, he discusses the different contracts offered to them, the way they were paid, and how they sent money to México; he also relates an occasion when he suffered from dehydration; moreover, he explains the benefits of having been a bracero; beyond this work, he recounts why he crossed to the United States in 1972 and 1973 to be an undocumented worker, and why he would like to be a legal U.S. resident; he also expresses his pride in having been a bracero and how that experience helped him and his family to better their lives.
Summary of Interview: Mr. Venegas worked as a bracero in California from 1959 to 1964; he recalls the hiring process in rural areas and the bracero contracting center in Empalme, Sonora, México; additionally, he states how Sonora ranchers had agreements with workers to allow them to enlist in the bracero program; he describes daily activities, the extreme weather conditions they were exposed to, their housing, and the food they prepared; furthermore, he discusses the different contracts offered to them, the way they were paid, and how they sent money to México; he also relates an occasion when he suffered from dehydration; moreover, he explains the benefits of having been a bracero; beyond this work, he recounts why he crossed to the United States in 1972 and 1973 to be an undocumented worker, and why he would like to be a legal U.S. resident; he also expresses his pride in having been a bracero and how that experience helped him and his family to better their lives.
Creator
Martínez, Laureano
Venegas Batres, Alonso
Date
2003-05-26
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Alonso Venegas Batres
creator (Spanish)
Martínez, Laureano
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
1:09:50
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Alonso Venegas Batres
Fecha de la entrevista: 26 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor Alonso Venegas Batres en la ciudad de Durango, Durango, el día 26 de mayo de 2003 conducida por Laureano Martínez para el proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Don Alonso, buenas tardes.
AV: Buenas tardes.
LM: Don Alonso, me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
AV: Yo nací el 1940.
LM: ¿En dónde?
AV: En El Mezquital.
LM: En El Mezquital, Durango.
AV: Ey, El Mezquital. Sólo que quiera el dato preciso en el lugar donde, por que yo soy de Paura, municipio de el Mezquital.
LM: Ajá. Paura Municipio.
AV: En Mezquital.
LM: ¿En qué día?
AV: El 29, 28 de octubre.
LM: 28 de octubre. ¿Cómo se llamó su papá?
AV: Se llamó José Venegas.
LM: Y, ¿su mamá?
AV: Consuelo Batres.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá?
AV: Mi papá era agricultor, oiga. Agricultor y ganadero.
LM: Agricultor y ganadero. ¿Tenía tierras propias?
AV: Sí, sí tenía tierras propias.
LM: ¿Qué sembraban?
AV: Pos en ese tiempo… Pos bueno, allá con nosotros lo más que sembraba maíz y frijol, forrajes, pasturas, avena, alfalfas, eso era lo que se sembraba para el ganado, ¿verdad?, también.
LM: ¿Tenían vaquitas también?
AV: Sí, mi apá tenía, pos mi apá todo el tiempo tuvo ganado. Todo el tiempo tuvo ganado, se murió y todavía quedaron vaquitas es más, todavía hay nomás que ya poquitas. Sí, pero ya le digo, en ese tiempo era lo que, pos se sembraba. Como en ese tiempo se cosechaba la pastura, la avena o la alfalfa. Yo creo la alfalfa es de más… Dura más, ¿verdad? Pero, la avena, pos, se sembraba y se cosechaba y ya se sembraba el maíz o el frijolito.
LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
AV: Fuimos, somos cuatro, nada mas. Tres mujeres y yo de hombre, nada más.
LM: Dentro de esos cuatro, ¿usted es el mayor?
AV: No, yo soy el segundo.
LM: ¿El segundo?
AV: Sí, el segundo.
LM: De los más grandes.
AV: Sí, de los más grandes. Es una hermana y luego yo, y otras dos hermanas más chicas. Sí, yo nomás jui de hombre, sí.
LM: Don Alonso, ¿tuvo oportunidad usted de ir a la escuela?
AV: Pues sí la tuve, pero nunca me gustó ir. O sea que no me gustó. Pos bueno, digo, cuando menos debería… En ese tiempo nomás hasta segundo año.
LM: ¿Nomás?
AV: Nomás, pero yo nomás jui primer año. Sí, primer año. Pos en esos tiempos nomás hasta segundo daban, oiga. Hasta segundo año.
LM: ¿Había alguna escuela por ahí?
AV: Sí, allí en el pueblito había escuela. No, estoy mintiendo, hasta tercero había. Pero yo nunca me gustó, oiga. Como a mí me gustó mucho el caballo, de chiquininillo mi apá donde quiera me cargaba y me dejaba y no me les pelaba de la escuela, me iba. Y me iba acá con los caballos y me llegaba mi apá y me daba unas friegas, unas regañadas. Pero y me gustaba el caballo mucho así de que no, no. Pos, sí se poquito leer, mal leer, hacer cuentas también sé y escribir un poquito, pero no soy analfabeta, analfabeta no soy de a tiro. Sí me entiendo.
LM: Sí, muy bien. Muy bien. ¿Algunos de sus hermanos viven, sus hermanas?
AV: Todas viven.
LM: ¿Dónde viven?
AV: Mire, dos viven aquí en Durango y una vive en el rancho, allá en Paura. La mayor vive en Paura y las dos viven aquí en Durango. Una que vive aquí en esta colonia Francisco Zarco y la otra vive en Santa Fe, en la colonia de Santa Fe. Sí, allí vive una de ellas.
LM: Muy bien. Y ¿Le ayudaba usted a su papá?
AV: Sí, no pos yo a mi papá le empecé a ayudar como de los ocho años a trabajar. Le empecé ayudar en, pos sembrando todo eso.
LM: Muy bien. ¿Cómo era su papá de carácter?
AV: Mire, mi papá era un hombre muy buena gente. Un hombre muy buena gente, muy servicial, con todo mundo era una persona finísima. Nomás que sí, muy fuerte de carácter. Un carácter muy fuerte. En un ratito así… Nomás que eran segundos, oiga. En un ratito se hacía garras él, se enojaba y decía esto y lo otro, pero pasaba unos dos, tres minutos y al rato ya estaba riéndose. Así era mi padre. Muy duro, muy enérgico jue conmigo, mucho muy enérgico. Entonces, digo, pero le digo un ratito, al ratito ya andaba contento él, como si nada hubiera pasado, así era mi padre.
LM: Y, ¿su mamá?
AV: Mi mamá es más, como le digo, mi mamá era más, pos tenía un carácter más fuerte todavía que él. Porque ella se enojaba y duraba así tiempecito que a veces hablaba y a veces no hablaba y así. De más fuerte carácter.
LM: No era tan fácil contentarla.
AV: No. No era tan fácil. Era más dura que mi padre. Mi padre sí como le digo, se enojaba él y me decía hasta lo que no, pero un ratito a ratito ya como si nada hubiera pasado y mi madre no. Ella sí es dura, todavía vive. Ya está muy viejita, pero todavía vive. Sí, ella fue más dura de carácter.
LM: ¿Cómo fue su infancia?
AV: Pos, fíjese que mi infancia fue un, ¿cómo le diré? Pos una infancia muy, pos cargada de trabajo más bien. Así porque mi padre era puro trabajo. Yo, en el rancho, usted sabe, digo que vamos a ver las vacas, que vamos a sembrar, que vamos a mata yerbiar, que llévate el azadón pa que vayas a regar. ¡Esa jue mi infancia! ¡Hasta que crecí! No hubo de otra más de eso. Entonces digo, en aquellos tiempos ellos, los padres, no eran muy delicados, ¿verdad? Y, yo ya cuando ya tenía yo los dieciséis, diecisiete, dieciocho años ya tenía que pedirle permiso yo a él: “Oiga, papá, yo quiero ir a un baile”. Si me daba permiso, bien y, si no…
LM: No iba.
AV: No iba. Así jue mi infancia. Muy duro, o sea muy, y tuvo bien, yo agradezco todo eso, porque mi familia también lleva ese mismo cimiento, ¿verdad?
LM: Es costumbre.
AV: Sí, esos costumbres que me dio mi padre a mí. Esos costumbres yo también a ellos se los inculqué.
LM: El respeto.
AV: El respeto, el respeto a sus mayores que aquí en Durango es muy difícil. Mucho muy difícil. Yo me vine con el fin de poder darles estudio, ¿verdad?
LM: Claro.
AV: Pero pos no quisieron. No quisieron estudiar y llegó uno, llegaron nomás hasta, nomás la primaria, otros la secundaria nomás. Creo que nomás una sacó su carrera, de diez. Pero pos no, ya le digo, pos hasta eso ya ve cuando está uno joven, digo, a veces empieza uno a desbarrancarse poquito, ¿verdad? Tengo dos muchachos que se me quisieron salir, pero no, jue una pasadita nomás. Empezaron, ya agarraron ellos su nivel y ya se controlaron allí. Ahorita están en Estados Unidos.
LM: Ah, qué bien.
AV: Allá tienen ellos su familia ya. Pos ya como quien dice ya están independizados de mí.
LM: ¿Hasta que edad le ayudó usted a su papá?
AV: Yo a mí padre le ayudé como hasta los veinticinco años.
LM: Hasta los veinticinco años.
AV: Sí, le ayude yo a trabajar. Porque yo me casé muy joven, me casé yo creo a los diecisiete, dieciocho años y todavía seguí con él trabajando. Y ya en esos tiempos ya, o sea se vienen las contrataciones. Ya, a los dieciocho años, yo ya… Los diecinueve jue cuando fui la primera vez.
LM: Podemos decir que su primer trabajo de paga fue…
AV: Bueno, digo o sea que cuando está uno joven se da sus habilidades. Porque yo todo el tiempo traía dinero en la bolsa. Pero no del que me daba mi apá. Sino que tenía yo unos tíos, ¿verdad?, y uno de ellos, un tío tenía mucho ganado, ¿verdad?, y como los muchachos de él eran muy, medios inútiles así para andar a caballo, ¿verdad? Entonces cada rato me ocupaba y que: “Vengase, hijo, pa que me ayude agarrar una vaca, pa agarrar una yegua, una mula”. Lo que fuera. Entonces, me pagaban, ¿verdad?, unos centavitos y todo el tiempo he traído centavitos en la bolsa. Y todo el tiempo me gustó traer centavos. Entonces, mi apá me daba por acá de cuando, ¿verdad? Porque fue muy duro también pa soltar los centavos.
LM: Don Alonso, ¿cómo se entera usted de que hay contrataciones, de que se puede ir a trabajar a Estados Unidos?
AV: ¿Sabe qué? Pos en ese tiempo, en los pueblitos mandaban listas a los municipios. Mandaban las listas, o los avisos pues, mejor dicho, ¿verdad?, a quién quería irse a trabajar de bracero a Estados Unidos contratado. Y ya los presidentes municipales ya avisaban a los pueblos allí como en Paura, todo eso, ¿verdad?, cuantos querían ir. Y ya allí uno se enlistaba al municipio de donde pertenecía uno, por decir a El Mezquital. Que: “Yo quero ir”. Ya lo enlistaban a uno y hacían las listas. Las mandaban a Durango y ya pos tal día les toca la salida y ya se venía uno y ya lo contrataban. De hecho yo de aquí de Durango, nomás esa vez me jui a contratar. Jue la última vez, jue como el [19]64 se me hace. Y la otra, como le digo, me jui yo de… Nos fuimos a ganar la carta a Sonora y ya de allí ya nos fuimos contratados.
LM: Esa primera vez, ¿se acuerda cuantos se vinieron de allí del rancho?
AV: Del rancho éranos, ahora verá, éranos como unos… ¿Cuantos seríamos? Éramos varios, como unos diez, yo creo, como unos diez de allí. Bueno, son dos ranchitos es Atotonilco y Paura, pero de entre los dos pueblitos, éramos como unos diez los que nos fuimos para allá.
LM: ¿En qué año fue eso?
AV: Pos no me acuerdo bien bien, pos qué año fue, pero debe haber sido como en el [19]60 o el [19]61, por allí. No recuerdo bien, pero por allí, [19]60, [19]61. Jue la primera vez, y ya la última jue el [19]64, que jue la última contratación que hubo.
LM: Y, ¿cómo se venían desde El Mezquital hasta Durango?
AV: Había un camión de pasajeros, un camioncito chiquito, o en camioneta, en una troca se venía uno. Pero más bien en el camión se venía uno aquí a Durango a contratarse, a veces que se contrataba uno aquí. A veces, la vez que yo no pude pasar, nos fuimos a Gómez Palacio y no sé que pasó. En la lista no parecí y me devolví pa tras. Pero todas las demás sí salieron y yo me devolví. Hasta siguiente año sí ya jue…
LM: ¿En esa primera?
AV: En esa primera vez no pude pasar yo, porque no me hablaron. Pero jue aquí en mi casa, jue aquí en Durango y no salí en la lista, y ya me jui pa trás.
LM: O sea que se vino a Durango y nunca apareció la lista.
AV: No. No aparecí yo en la lista. Es más, digo, es que todo el tiempo a habido tranzas, ¿verdad?
LM: Sí.
AV: Digo, por ejemplo de los que contrataban de los… Metían otra persona allegados al contratista y les echaban a otro. Así, eso jue lo que pasó. Yo en Mezquital salí en la lista y acá ya no salí.
LM: ¿Había coyotes?
AV: Había coyotes que metían otra gente en lugar de otro y lo devolvían a usted, pos usted no salió y no salió. Iba uno y pregunto: “¿Qué pasó?”. “No, pos es que no viene en la lista”. “Pero ¿cómo no?”. Pos si, es que al enlistarme dan la lista, y salgo yo que me venga, quiere decir que aquí también estoy, pero eso era lo que sucedía, que daban una lana y metían a otro, ¿verdad?
LM: ¿Nunca le pidieron a usted…?
AV: No. No, dinero nunca me pidieron a mí, nunca.
LM: ¿Entonces, se regresó?
AV: Sí, me regresé para la casa y ya, al siguiente año fue cuando ya le digo que nos fuimos a Sonora.
LM: El siguiente año, ¿ya no se esperó a…?
AV: No, ya no nos esperamos a la… Hubo la esa, oportunidad de que los rancheros de allá son de Obregón, de Sonora, mandaban pedir gente con… Daban las cartas, ¿verdad? Las cartas y ya sobre la carta ya se iba uno a Empalme, Sonora y ya de allí ya lo contrataban a uno.
LM: ¿Comentaba la misma gente de allí del pueblo que pedían gente allá en Sonora?
AV: Sí. Sí, de allí pos ya ve que hay mucha gente que donde quiera, aquí en Durango, donde quiera hay gente de los pueblos y ya se sabía, ¿verdad?, de que ya se iba uno a allá.
LM: Y más o menos, ¿en qué mes se fue cuando se fue a Sonora?
AV: Fue en agosto.
LM: En agosto.
AV: Bueno, piscamos en agosto. Yo creo yo salí como en los últimos de agosto salí. Me tocó ir allí al Valle Imperial. Allí luego luego, pasando allí, pos ahí está cerquitas.
LM: ¿Se fue solo o se fue con alguien?
AV: No. Sabe que, allí es donde le va la historia.
LM: A ver.
AV: Cuando llegué, llegamos a Sonora y empezamos a trabajar y ya nos faltaba, ¿qué?, como unos doscientos, trescientos kilos pa acabalar la famosa carta.
LM: ¿Qué les pedían?
AV: No, pos nada, nomás llevar uno su cartilla. Nada más, era todo. Su cartilla de militar y con eso ya sacaban sus datos de uno ya…
LM: Pero, me dice que le tenían que juntar mil kilos para…
AV: No, sí. Esa era la condición de que tenía uno que piscar cierta cantidad pa que le dieran a uno su carta. Y ya le dan a uno su carta y ya lo mandaban a Empalme.
LM: Y, ¿esa carta quién se las daba?
AV: El patrón. Entonces, ya…
LM: ¿Les pagaban eso?
AV: Sí, no sí le pagaban uno, lo que iba piscando se lo iban pagando. Y ya a acabalar la cierta cantidad que iba uno a acabalar, que tenía piscar de algodón, ya acabando, entonces, sí, ya. Y, si usted quería seguir otros días, ahí alivianadose, seguía. Pero ya completando su tarifa de kilos, ya el patrón ya decía: “Ahora sí, aquí esta tu carta y ya ora sí que les vaya bien a Empalme”.
LM: ¿Ya había piscado usted algodón antes?
AV: No, yo nunca, ¿pos cuándo? Yo lo que piscaba aquí era maíz y frijol. Pos es que andábamos ya… Porque allá de las… Lo más que podía trabajar uno era las once del día. A las once mandaba el mayordomo pa fuera todo mundo.
LM: ¿Por qué?
AV: Por el calor, porque se murió mucha gente allí.
LM: Sí.
AV: Se murió mucha gente y andábamos yo y un compadre mío, todavía vive. Dije: “Oiga compadre, vamos otro ratito”. Pos pa irnos pronto ya estábamos desesperados, ya teníamos como dos meses allí.
LM: Tenían dos meses allí en…
AV: Sí, allí en Sonora, en Obregón. “Sí, compadre, ya mañana acabamos”, decía, “ya mañana la completamos”. Y ni le metimos, por allí como a las doce, como a las doce del día, oiga, caí yo de ancho.
LM: ¿Se desmayó?
AV: Sí, del sol.
LM: Deshidratado.
AV: Me deshidraté. Y no pos yo no supe nada, oiga, si hasta cuando recordé allá en el hospital, seguro, hospital. Y ya, pos ya vi allí a un compadre. Mira, eran dos compadres allí. Uno es cuñado mío y el otro es hermano de mi compadre, pos los dos somos compadres. Y al fin: “¿Pos, on toy, oiga?”. “No”, dijo, “pos ya se andaba muriendo”. Adió: “¿Cómo que se andaba muriendo?”. “Sí”, dijo, “pos, cayó de ancho”. Y, ya se arrimó el doctor y dijo: “Por poco se va, mi amigo”. Dije: “Pos, ¿qué pasó?”. “No”, dijo, “pos es que se deshidrató, le pegó el sol”.
LM: Y, ¿a qué hora empezaban a piscar?
AV: No, empezábanos nomás en cuanto se veía, viéndose y a piscar. Y a las once pa fuera y el que se quedaba, pos le iba arriesgando a la vida. Pos no, ya dijo: “A usted lo que le valió que no se le cortó el sudor. Siguió tras sudando”, dijo, “porque cuando se corta el sudor, de repente”, dice, “ya no vuelven.” Y pos no, quedé yo medio malón, ¿verdad? Pos nos fuimos a Empalme. Duramos otro mes allí, oiga. Que no nos hablaban y que no nos hablaban. ¡Hijo de la fregada! Ya andábamos ya todos…
LM: Y, ¿cómo subsistían?
AV: Mire, ya al último, ya pos llevábamos unos centavitos que nos dió el patrón de lo que ganábamos y ya… Y que como un mes nos estuvimos allí. Entonces se nos acabó el dinero oiga, y como había muchos restauranes, nos acomedimos allá a lavar trastes y a echar talacha allí por la comida.
LM: Claro.
AV: Ya nos quedamos allí en el restaurán allí casi todos. Y unos lavando trastes y otros sirviendo allí a los demás braceros, pos eran así, estaba Empalme de…
LM: ¿Cuánta gente habría?
AV: Pos le calculo yo que allí de perdida había como unos diez, quince mil personas de, pos había de toda la república, de Oaxaca, de Chihuahua, de donde quiera había allí. Pos era la contratación más grande allí. Pos oiga, al último que nos hablaron y salimos, salimos la lista. Traía un méndigo empeine aquí en el… ¡Híjola! La traiba de a tiro de malas, oiga. Traía un empeine aquí y ya ve ahí los revisan a uno peor que como los animales allí pa… Y luego me van viendo aquí en el empeine. “No”, dijo, “pos usted no se va”. ¡Ah, que la fregada! No, pos ya todos se fueron y pos ya me quedé. Si nomás que el doctor era mexicano, buena gente. Dijo: “Mira, te voy a dar otra oportunidad”, dijo, “cúrate”. Le digo: “Y, ¿con qué me curo? Le dije, si no traigo ni un cinco ni pa comprar una pastilla”. “No”, ya me dijo, “mira, en tal parte allí tengo mi consultorio. Allí te espero mañana”. No, ya me dio unas pomadas y dijo: “Entre ocho días, a ver cómo sigues”. Y ya me empecé a curar y se me empezó a… Se me quitó.
LM: Se le quitó la bolita.
AV: Sí, no, era un empeine así de esos de caballones. Y ya dijo: “Antes de que vayas pa allá, vienes primero conmigo. Y ya fui con él, y ya me revisó. “No,” dijo, “ya”.
LM: ¿Cómo eran esas revisiones? Platíqueme.
AV: La revisiones, digo para…
LM: Ya cuando los nombraban que pasaban.
AV: No, digo allí en Empalme, allí nomás llamaban la lista y lo revisaban a uno. El cuerpo así, le quitaban la camisa nada más. Entonces ya me compuse yo y ya me dio el pase ya para irse uno hasta, ¿cómo se llama?
LM: Caléxico.
AV: No. No, en Mexicali, allí ya lo revisaban a uno los gringos. No, allí sí lo desnudaban a uno completamente.
LM: ¿Cómo eran esas revisiones?
AV: Lo desnudaban a uno completamente, le revisaban todo, completamente todo. Que no llevara uno enfermedades, que no llevaba uno… Pos, como los animales, que no traiga bichos, ¿verdad? Y ya pasaba la revisión esa y ya pos ya, se iba a lo mandaban a su trabajo allá donde…
LM: ¿Qué pensó usted? ¿Se chiveó?
AV: No, pos ya más o menos sabía uno ya. Ya había mucha gente que había ido muchas veces. Ya le platicaba uno como estaba el asunto, ¿verdad? Y ya más o menos sabía uno, digo ya casi más bien era vacile allí. Más bien era un vacile, sí. Y no, ya le digo pos, esa jue ya la primera vez y la segunda vez, no, esa vez no batallé nada. Me tocó en, se me hace que en San Gabriel, en Los Ángeles.
LM: ¿Por Empalme también?
AV: Sí.
LM: No, pos se volvió a contratar en Empalme.
AV: Sí, por Empalme, exactamente allí en, o sea que íbamos contratados desde aquí.
LM: ¿Recuerda que lo hayan rociado con algún polvo, insecticida?
AV: No. Bueno, a mí no. Anteriores dicen que sí, oiga. Que sí los desinfectaban, pero a mí no, nada de eso. Nomás lo revisaban a uno, que no llevaran uno infección o algo, todo lo revisaban. Pero que lo fumigaran a uno, no. Pero muchos me platicaron que sí, las primeras veces sí lo fumigaban.
LM: ¿Cómo era el centro?, ¿se acuerda como era físicamente el lugar?
AV: Eran, ¿cómo le quería decir? Pos eran cabañas, así como cuartos así largos, ¿verdad?, donde lo metían a uno así. Son como galeras así grandes, grandes así, y luego tienen sus apartamentos por donde va pasando uno, va uno pasando y donde están los médicos, y es un relajo, es un…
LM: Y, ¿les revisaban las manos también?
AV: Todo, todo, pies, manos, bueno todo.
LM: La vista.
AV: La vista, ¡todo! Todo le revisaban a uno, ¡todo! Que no llevara uno infecciones y todo.
LM: ¿Había mexicanos trabajando allí?
AV: Las partes nobles también, ¿mande?
LM: Sí, dígame.
AV: Digo, las partes nobles también se la revisaban a uno, ¡todo! Y no puro mexicano, puro americano.
LM: Puro americano.
AV: Allá puro americano y acá en Empalme, acá sí había mexicanos. Pero acá no.
LM: ¿Cómo los trataban allí los americanos?
AV: Bueno, digo a mí me trataron bien. A mí nunca me dijeron una cosa mal. A mí me trataron bien y a todos, yo creo a todos. A todos los trataban bien. No, sí hasta eso no, no lo trataba uno mal, digo. Bueno, digo pues se sentía uno pos como humillado, ¿verdad?, por lo que lo desvestían a uno y todo eso digo, pero pos ese yo creo era su… Pienso yo ahora digo, pos es que era pa prevenir enfermedades también, yo creo, ¿verdad? Yo creo, como ahora de la enfermedad de esta que hay en China, ¿verdad?
LM: El S.A.R.S.
AV: El S.A.R.S. de todo eso, digo. A lo mejor digo, por eso, digo, porque, pos tanta enfermedad distinta que hay pegajosa, digo, pos tienen razón.
LM: Tienen que.
AV: Tienen que revisar.
LM: ¿Usted cree que sí se justifica?
AV: Sí, no, sí, yo para mí sí. Sí, digo porque que de personas no hay que tienen enfermedades contagiosas y puede ser un contagio para tanto bracero, ¿verdad? En aquellas épocas, ¿verdad? Sí yo para mí sí es justificable todo eso, digo. Porque pos si eso fuera, pos estaría mal digo, porque, digo principalmente con los que están, los que tienen, por decir anemia, tuberculosis, que son las pegajosas, ¿verdad? Digo pos sí se justifica, ¿verdad?
LM: ¿En qué año fue ese año que usted ya pudo pasar?
AV: En el [19]64.
LM: Muy bien. ¿Se acuerda ya cuando pasaron de las revisiones medicas y todo, a dónde lo pasaron?
AV: Ya de allí lo pasan uno a los camiones oiga. Ya al camión hasta donde lo llevan a uno a la parte donde va uno a contratado.
LM: ¿Les dieron de comer?
AV: Sí, le daban a uno una bolsa con su lonche. No, pos, allá es pura harina, allá pos en aquel tiempo, ni tortillas se conocían. Ahora sí ya hay. Ahora sí ya hay tortillas.
LM: Ahora sí ya hay tortillas donde quiera.
AV: Sí, donde quiera, sus lonches de pan Bimbo, y luego sus jugos, su fruta, y sus plátanos. Era lo que le daban a uno pa llegar allá.
LM: ¿En que trabajó ese primer contrato?
AV: El primer contrato me tocó en el desahije de betabel, oiga.
LM: En el desahije de betabel.
AV: Un trabajo de lo más ingrato. Muy duro, muy duro ese trabajo. ¡No, híjole!
LM: ¿Cómo es ese trabajo?
AV: Ese trabajo es… Pos allá le dicen acres. El betabel lo siembran, ¿verdad? Son los surcos por aquí de anchos, por los dos lados. Por los dos lados tienen…
LM: De un metro más o menos… como 1.20
AV: Sí, más o menos. Pero es como un almácigo, lo chorrean. Entonces usted ya cuando esta por aquí la planta, ¿verdad? Es como un almácigo así de tupido.
LM: Veinticinco centímetros.
AV: Sí, más o menos. Por aquí así, allí entra el desahije ya. Entonces, hay unos azadoncitos así chiquitos.
LM: ¿Serán de unos setenta centímetros?
AV: Sí, más o menos. Como por aquí así de anchos, azadoncito, y el cabo por allí así. Entonces, con ese desahíja usted, pero todo el día anda agachado usted. Y allí no hay que no, no… Nomás sale al surco y se estira un ratito y, vámonos, otra vez. Porque peor era, como allí en donde era del contrato. Allí por lo que usted hacía era lo que le pagaban. Y no, pos allí andábamos, oiga. ¡Hijo de la fregada! En la tarde sale uno que hasta con calentura.
LM: Y, los primeros días…
AV: No, y luego cuando no, los primeros días que no conoce uno el jale, nombre, ¡hijo de la fregada! Ya va uno agarrando el jale, va uno conociendo y a agarrar mañas, porque todo es cuestión de mañas, pa cualquier trabajo son puras mañas.
LM: Pos, sí.
AV: Entonces, andaba me acuerdo de un señor chaparrito, le decían La Araña. Muy bueno pa desahijar y muy liviano. De seguro le caí bien, perdón. Dijo: “No”, dijo, “mira, vente aquí junto conmigo”, dijo, “pa que vayas agarrando la movida”, dice, “porque si no le echas ganas, te van a traer en friega”. Dijo: “Los de atrás te van a traer allí pujando”. Y, no, ya me jui con él, me jui con él y no, ya andábamos…“Mira”, dice, “nos agarramos de aquí, dice, “caminamos, avanzamos unos treinta, cuarenta metros más que los otros”, dice, “y te paras a resallar. Ya cuando tú los veas que vengan arrimándose, le metes otra vez”, dice, “es el modo que puede uno descansar, porque si vienes junto con los demás, ¡olvídate! No vas a descansar nunca”. No sí, mire, y luego a veces que medio, porque muy bueno. No, muy bueno, pa desahijar señor. A veces que me dejaba un tantito pa tras y ya se pasaba y me daba el aliviane y ahí vamos. No hasta eso, yo trabajé muy a gusto, muy a gusto en el desahije.
LM: ¿Cuánto le pagaban? ¿Se acuerda?
AV: Pos si viera que ni me acuerdo, pero poquito de a tiro. Yo creo como a $0.70 la hora, yo creo, más ó menos.
LM: ¿Cómo le pagaban? ¿Con cheque o en efectivo?
AV: No, no me acuerdo si en efectivo o, no, con cheque, sí.
LM: O sea que tenían que dejar una plantita de betabel y limpiar las demás.
AV: No, sí, pos como tanto así. Dejar nomás una o dos plantitas.
LM: Unos cuarenta centímetros.
AV: Sí, más ó menos unos cuarenta centímetros. Así que tenía que, iba usted con esta agarraba la matita pa que quedara nomás la pura mata sola. Porque ya le daba al azadón y eran como dos azadonazos así y agarraba la matita pa no tumbarla. Iba quedando nomás una matita o dos matitas solas y las demás todas desahijadas.
LM: ¿A qué hora empezaban a trabajar?
AV: No, pos nomás en cuanto se empezaba a ver, oiga. Oscurita la mañana. Empezándose a ver y vámonos pa dentro. Y también allí lo mismo que acá en Obregón. Allí lo más que trabajaba uno era hasta los once, once y media. Por el calor.
LM: Sí, por el calor.
AV: Sí, calorón, allí hay en ese mentado Caléxico. ¡Hijo de la fregada! Que calorones tan fuertes también.
LM: ¿Les daban pastillas para el calor?
AV: Pastillas. Pastillas de sal y agua. El camión allí, con la pipa de agua con hielo. Allí todo el día allí salía uno ya quemándose uno allí como las trocas viejas allí. Y, a echarle agua y la pastilla. Porque de otro modo no podía uno…
LM: Y hasta la once también.
AV: Sí, hasta la once, once y media, cuando mucho. Pos eso empezaba uno temprano a trabajar. Empezando a aclarecer y en cuanto se oía el surgir, ¡vámonos! No, ya no, allí no me quedaron ya ganas de volver, a ese…
LM: ¿Era grande el rancho?
AV: Sí, era grande.
LM: ¿Cuánta gente trabajaría allí?
AV: Pos, yo creo allí trabajamos como unos seiscientos, yo creo. Como unos seiscientos allí en ese campo.
LM: ¿Qué comían?
AV: Hasta eso nos daban muy bien de comer. Pos, en la mañana, los blanquillos. Yo he sido malo pa comer en la mañana. Su atolito de avena o atolito, ¿verdad? Y su panecito. Lo que usted quisiera. Es más, allí no había que… Allí lo que usted quisiera comer. Si usted quería almorzar frijoles, pan, atole, blanquillos…
LM: Había de todo.
AV: De todo había allí.
LM: Y lo que usted quisiera.
AV: Y lo que yo quisiera, sí. No hasta eso sí daban muy bien de comer.
LM: ¿Eso era antes de irse a trabajar?
AV: Antes de irse a trabajar. Pero llevaba uno su lonche.
LM: Le daban lonche.
AV: Le daban lonche pa llevar.
LM: ¿A qué horas comían el lonche?
AV: El lonche a las once, once y media comía uno sí, ya casi pa salir.
LM: Ya pa salir.
AV: Ey, pa salir.
LM: ¿Qué hacían después de que regresaban del trabajo?
AV: Pos ya nos íbamos a las barrancas. Ya llegábamos por allí a las… Porque, ¡estaba lejos las barrancas!, agarramos lejos. Casi hacíamos hasta dos horas de camino.
LM: Dos horas.
AV: Ey.
LM: ¿Los llevaban en camión?
AV: Había camiones, camiones como trocas de estos de la Coca [Cola], así más o menos. Una idea así, con sus bancas por en medio y allí se sentaba uno allí y se iba uno…
LM: De carga y le ponían unas bancas.
AV: Sí, exactamente. Así como están los de la Coca exactamente. Que tienen, destapados por los dos lados, así. Y, ya se iba uno en esos camiones y ya llegaba uno y a bañarse luego luego. Y luego ya de rato a cenar y a acostarse, y pa otro día esta listo, así es.
LM: Muy bien. ¿Tenían mayordomo? ¿Eran mexicanos los mayordomos o eran americanos?
AV: No, era mexicano.
LM: ¿Cómo se portaban los mayordomos?
AV: No, ese mayordomo de acá era muy recio. Le decían La rana a ese mayordomo (ríe). Le dicen La rana, porque estaba feo el viejo.
LM: Era guapo.
AV: No, viera que, no mala riata. Mala riata el mayordomo ese.
LM: ¿Qué les decía?
AV: No, pos ya ve. Lo tratan más mal los mexicanos mismos que los gringos. Sí, no, al que se quedaba pa tras y: “Métele jijo de aquí y allá. Porque si no, la otra semana ya no vienes”. A puras madres. Pero decían que así era, pero no, a mí nunca me dijo nada. Hasta eso a mí no. Pero allí a los demás sí los trataba mal. No, este señor nunca me dijo nada, pero sí era regañón.
LM: ¿Conoció algún patrón?
AV: No, no allí casi no, en los trabajos esos nomás los mayordomos eran los que los conocía uno, eran los que veía uno todos los días. Los patrones, pos sí iban gringos, pero pos uno no sabia ni quién eran, ni qué nada.
LM: ¿Cómo eran las barracas?
AV: Eran de madera, son de madera. Pos, usted ya más ó menos conoce son barrancas de madera, galeras grandísimas. Allí tienen sus camas en cada…
LM: ¿Eran?
AV: Eran de a dos, de a dos camas.
LM: ¿Literas?
AV: Literas, una arriba y otra abajo. Así de que allí como galeras así.
LM: ¿Los techos de que eran?
AV: De, pos yo creo también de madera, ¿no?
LM: ¿De dos aguas?
AV: De dos aguas. Sí, de dos aguas eran las barrancas, casi todas blancas oiga. Todas pintadas de blanco.
LM: ¿Tenían cajones o algo pa poner su ropa o sus cosas personales?
AV: No, nada. Puras camas y nada más. Allí compraba uno su cajita y allí metía uno sus cosas, o en su veliz de uno. Compraba uno su velicito en su primer pago, compraba su veliz y allí metía uno su ropa o lo que iba comprando allí, y allí lo iba metiendo.
LM: ¿Dormían a gusto?
AV: Pos cansados, oiga. Usted cree que no, cae uno como muerto, ya al otro día no quiere uno levantarse. No, cae uno como… Yo creo, no despertaba uno en toda la noche.
LM: Había quejidos los primeros días.
AV: Sí, ande. Se quejaba uno como novia. No, no le digo que llegaba uno al baño y se dejaba caer de carajazo porque no podía sentarse uno. ¡Hijo de la fregada! Que viera qué bonito. No, oiga, nomás imagínase los surcos son como de, ¿cuántos metros serán los surcos? Pos yo tanteo que sí son como de quinientos metros.
LM: De quinientos metros.
AV: Ey, un surco, agachado, oiga.
LM: Con el sol.
AV: Con el sol y luego a dale y dale. ¿Cómo tantea que salga uno en la tarde? Casi muriéndose uno y no, allí fue donde le sufrí mas, en ésa…
LM: ¿De cuánto fue su contrato allí?
AV: Allí, pos era de sesenta días. Creo que, se me hace que de dos meses o tres meses.
LM: Tres meses.
AV: Se me hace que de tres meses. Y eran los contratitos que hacían. Y, ya la última vez que me jui contratado me jui acá, me tocó acá a San Gabriel, a San Gabriel, California. ¿Es California?
LM: Sí. ¿Allí qué?
AV: No, allí sí estuvo bueno. Allí me tocó la pisca de tomate. Un trabajo muy puerco, pero no, allí sí hicimos centavos.
LM: ¿Por qué?
AV: Porque allí también era contrato y por lo que hiciera uno y taba muy bueno el tomate.
LM: Y, ¿por qué era sucio el trabajo?
AV: Porque el tomate es gomoso y en las tardes sale uno verde. Los pantalones los paraba uno así y no se doblaban. O sea que nomás teníamos dos pantalones pal trabajo. No, ¿pa qué los lavábamos, oiga? ¿Pa qué? Salía uno, pero todo verde del tomate, como es gomoso, nombre.
LM: Todo el jugo y la goma.
AV: Sí, es la ropa toda llena de goma de tomate. No, ya le digo, allí sí me fue muy bien.
LM: ¿A qué horas empezaban a piscar tomate?
AV: Por ahí como a las siete, como a las siete de la mañana. Allí sí era todo el día.
LM: ¿Hasta?
AV: Hasta que se veía, más bien. Sí, hasta que se veía.
LM: Por allí de la siete a las siete o seis.
AV: Sí, por allí como hasta las seis, yo creo. Ya se iba uno a…
LM: ¿Allí también les pagaban con cheque?
AV: Sí, allí con cheque también, con cheque.
LM: ¿Qué hacían los fines de semana?
AV: Los fines de semana nos íbanos al pueblo a traer a comprar así cositas así, pos que un pantalón, que una camisa, algo. Algo que se le ocurría a uno si iba uno al pueblo los fines de semana, un rato nada más. El domingo se iba uno y se andaba todo el día allá y ya recalaba.
LM: Domingo, sobre todo.
AV: Sí. Sí, porque allá… Y eso si quería descansar y si no, no. Porque había cuadrillas que no descansaban ni los domingos. Pero el que quería descansar un domingo, digo pos se iba al pueblo y ya el lunes a… Pero si usted quería trabajar sábado y domingo también. No se lo impedían.
LM: Para el que quisiera, allí había trabajo.
AV: Había trabajo, sí.
LM: ¿Cómo los trataban las gentes allí en el pueblo?
AV: No, bien. Es más broncoso uno que los de allí, que los mismos americanos. Había más bronca de los mexicanos que de los americanos, sí.
LM: ¿Cuáles eran esas broncas? ¿Se acuerda?
AV: Bueno, había muchas broncas digo. En primer lugar digo, hay muchos mexicanos que en aquellas épocas nomás iban a robar, también. A robar al mismo paisano. Por ejemplo, digo, había mexicanos que no iban a trabajar. Se salían por allí, pero con el fin de quedarse en las barrancas pa robar. Robaban radios, robaban… Bueno, lo que se hallaba, ¿verdad?, hasta dinero también. Me acuerdo yo que una vez nos fuimos a trabajar y llegamos en la tarde. Ya nos bañamos y entramos al comedor a cenar, y no pos allí habíamos, ¿cómo qué?, como unos… ¿Cuántos habríamos ido?, eran muchos, como unos, yo creo más de mil.
LM: Más de mil en el comedor.
AV: En el rancho ese, en las barrancas esas. Porque allí contrataban pa muchas partes. Por ejemplo, unos se iban a… les tocaba por decir, a mí me tocaba a San Gabriel, a otros al condado de Salinas, a otros al condado de Cucamonga, [rancho cucamonga] era centro de repartir gente. Pero de allí se iban y allí mismo regresaban. Entonces, llegamos y ya, pos nos bañamos y a comer, y fuimos los primeros que llevaron, eran como unos cien yo creo. Entramos al comedor y comimos. No, ya cuando quisimos salir, ya estaba la policía allí. “¡Ah Chi! ¿pos qué pasó? No, ya nos empezaron a formar a todos, pos no, oiga. Quién sabe qué pasaría y ya nos formaron a todos, bien formaditos allí. Ya andaban dos, se vinieron dos detectives así viéndonos de arriba abajo y como a mitad de fila sacaron a tres personas. “Tú pa acá y tú pa acá y tu pa acá”. Pos no, ya. Se habían robado unos radios y unos centavos y… Oiga, pero qué bien capacitados, ¿verdad? Me quedé yo asombrado. No nos decían nada, nomás los semblateaban a uno. Pos, según el que debe se pone nervioso, ¿verdad?
LM: Yo creo que sí. (ríe)
AV: Y, yo creo se pusieron nerviosos los amigos y no, prontito. No sí, ellos tenían las cosas.
LM: Mire.
AV: Allí tenían las cosas. No, pos de inmediatamente los reportaron pa México. Sí, pero ya tenían tiempo robando. Ya habían robado centavos y todo eso. Pero pos no habían llamado yo creo a la policía, o no sé qué. Hasta que ya los reportaron y hicieron el reporte del robo y entonces ya… Sí, eran tres personas, nomás a eso se dedicaban, a robar. Los reportaron, lo mandaron pa aquí, se acabó el problema.
LM: ¿Jugaban a veces, baraja o dominó?
AV: Sí, allí en la noche, en ratitos allí que llegaba uno en la tarde, se ponía uno baraja o dominó, o lo que usted quisiera jugar allí. Dominó, es lo que había más.
LM: ¿Se tomaban una que otra cerveza?
AV: Sí, muchos sí. No, muchos se venían peor de cuando iban. (ríe) Se iban al pueblo y gastaban todo. Y a otro día andaban: “Oye, pos que préstame”. “No, pos como qué gastaste” “Sí, pos”. Nombre.
LM: Se gastaban todo el cheque.
AV: Todo el cheque, fíjese, qué bárbaros. No pos andan pidiendo prestado pa curársela. ¿Cómo ve?
ML: ¿Mandaba usted dinero para México?
AV: Sí, yo todos mis centavos, toditos los mandaba pa acá.
ML: ¿A quién se los mandaba?
AV: Pos a mi esposa, a mis padres, a ellos les mandaba. Sí, a ellos les mandaba mis centavitos. No dejaba más de, pos pa mis gastos, nada más. Y es del modo que se hace algo porque si no, como quiera lo envuelven a uno lo demás y que va al pueblo y que va pa acá, y al último, si le gusta uno tantito, ya no sirvió el negocio. Ya se gastaron y otro día anda uno que nomás lamentándose.
LM: Así es.
AV: Sí, así es, sí.
LM: ¿Cómo les mandaba el dinero?
AV: Por money order. Lo hacía uno y lo registraba uno allá y ya.
LM: ¿Iban al pueblo o el mismo mayordomo…?
AV: A veces es el mismo patrón, el mismo mayordomo. Hacía uno el money order y ya se los daba ya, o cuando iba uno al pueblo, allí lo, la registraba uno y los mandaba uno.
LM: ¿Era caro?
AV: No, pos era barato. Yo creo que cobraban creo que un dólar, por allí, por registrar una carta en un money order, pero era seguro. Sí llegaba, los centavos.
LM: Cuando estuvo allá, ¿qué fue lo primero que compró que se le hizo novedoso?
AV: Oiga, pos lo primero que compré yo en esa vez fue un radio. Oiga, pos andaban de moda los radios. No había radios en ese tiempo casi y luego luego compré un radiecito y nomás eso compre, oiga. Porque yo he sido muy, muy administrado con mi dinero. A mí no me gustaba gastar allá, así mal gastar, no. Pos es lo natural, una camisa, un pantalón, digo, pero, que yo dijera: “Voy a gastar esto, en esto, en esto otro no”. Yo mis centavitos en la bolsa y…
LM: Y oían el radio.
AV: Ey, y luego el radio allí, oyéndola…
LM: ¿Qué oían? ¿estaciones en español?
AV: Sí, en español.
LM: Música mexicana.
AV: Sí, música mexicana, pos en español. No, pos en ingles, pos, ¿cuándo?
LM: Pos sí.
AV: No le entiende uno.
LM: ¿Eran de allí de la frontera, las estaciones?
AV: Sí, de la frontera, sí de Chihuahua, de Juárez, de ahí cerquitas. Y ya le digo, así jue mis giras.
LM: Oiga, y comunicación con la familia, ¿se escribían?
AV: Pos pura carta, oiga. Pos, ¿cuál teléfono? En el rancho, todavía aquí sí, pero, en el rancho, ¿cuáles teléfonos?, con la pura carta. Escribía uno su carta, la mandaba por ahí cada ocho, cada quince días. “Estoy bien”, y punto. Y ya recibía uno de aquí pa allá su carta también.
LM: Le daba gusto recibir cartas…
AV: Sí, pos cómo no oiga, pos está uno lejos. Oiga, pero digo, como es la vida, ¿verdad?
LM: Pos sí.
AV: En ese tiempo, no había, pos cuales comunicaciones de nada, pura carta.
LM: No traían celular…
AV: Orita de donde ande uno en un momento: “Acá estoy, en tal parte. Estoy bien”, y ya. Y en ese tiempo pos se da uno cuenta de que como esta la gente hasta por el mes, quince días, un mes.
LM: ¿Qué escribía? ¿Se acuerda que escribía usted en las cartas?
AV: Pos sí, como no me voy a acordar. Digo, sin saber lo que escribía. Principalmente, pos luego luego saludos a mis padres. Es lo primero, mi familia, mi mujer, a mis hijos. ¿Cómo están mis hijos?, ¿verdad? ¿Están bien? “Mándenme decir si tan mal o les faltan dinero, pa mandarles”. ¿Verdad? Pos cosas así, ¿verdad?
LM: Y, ¿a usted qué les escribían? ¿Qué ya se regresara?
AV: No, pos la mujer me decía que me regresara pronto. No, no se crea. No, es que, pos eran contratitos de noventa días.
LM: Muy chicos, ajá.
AV: Apenas pos no, no crea que… Ya cuando es un año o dos, entonces sí ya. Que aunque en ese tiempo, digo, había chanza de renovar su contrato, sí. Ya era de hasta por dieciocho meses.
LM: ¿Hasta por dieciocho?
AV: Ey, hasta por dieciocho.
LM: ¿Alguna vez le ofrecieron?
AV: No, ya no. Yo ya las últimas veces, ya no.
LM: Porque el [19]64 creo que se terminó el programa.
AV: Sí, ya se termino el programa. Jue la última vez que ya se fue, pero un compadre mío sí creo que dos veces que jue. Allí mismo le renovaban su contrato a dieciocho meses y sí. No, ya le digo yo, yo no. Yo nomás los noventa días y ya…
LM: Sí, ya no le tocó.
AV: Ya no me tocó renovar contrato ni nada.
LM: ¿Recuerda que haya habido oportunidad de que les hayan dado oportunidad de quedarse, de tramitar residencia en aquellos años?
AV: No. No, yo a mí, no, digo. Muchos se quedaron, pero se desertaban.
LM: ¿Se desertaban?
AV: Sí, se desertaban y toda esa gente tiene su residencia. Sí, yo conozco a mucha gente que tiene su residencia.
LM: Pos a la larga, a muchos les funcionó, ¿no?
AV: ¡Les funcionó! Entonces, pero a mí no. A mí bueno, que dijeran: “Oiga, ¿quién quiere arreglar papeles?”. O algo, no, nada. Y, ya le digo, muchos de lo que hacían, era que, ya cuando se iba a terminar el contrato, se desertaban, y esa gente ya no venía. Y, ya, pos arreglaban sus papeles y ya al último, ahora sí ya vendrán. Los que viven y los que no, pos ya… Pero ya le digo, no hubo oportunidades.
LM: ¿Alguna ocasión le tocó que llegara La Migración a preguntar a la granja?
AV: Sí, no, sí. Sí iban Migraciones a… Pos hacían yo creo reportes, ¿verdad?, de gente ilegal, ¿verdad? A los campos a ver si había gente ilegal, yo creo.
LM: ¿Checaban, le pedían…?
AV: No, a los mayordomos.
LM: A los mayordomos.
AV: Ey, pero llegaban y le preguntaban que si no había gente ilegal y: “No, pos aquí es puro contratado”. Y luego pos ahí están todos los contratos de uno allí en las computadoras. Pos en ese tiempo ni eran computadoras, pero de todos modos allí están las listas de todo.
LM: Puro empujar el lápiz.
AV: Sí, no, pos sí. Le enseñaba la lista allí de toda la gente que había en un campo, ¿verdad? “Aquí hay tantos. Aquí están las listas. Aquí están los números de contratos de…” porque le daban a uno su mica.
LM: ¿Recuerda cuando le dieron su mica?
AV: Sí, ¡cómo no!
LM: ¿Cuándo fue eso?, ¿cuándo firmó el contrato o al salir?
AV: No, cuando firma uno los contratos le dan a uno su credencial, su mica. Y fíjese que es uno tonto, digo. Yo, se me perdió mi mica. Cuando vine del rancho, Durango, tenía yo todos mis papeles, todos, y me vine y dejamos la casa, abrieron la casa y se robaron todos los papeles. Y, fíjese que con esa mica se arreglaron muchos arreglaron su residencia, muchos.
LM: ¿Le hubiera a usted gustado arreglar su residencia?
AV: ¡Ah, cómo no! Bueno que en aquel tiempo, no, oiga. Pos no pensaba uno, yo estaba de a tiro jovencillo. No pensaba uno en su residencia, porque no, pos no le voy a platicar de mojados, ¿verdad?
LM: Sí.
AV: ¿También, también?
LM: Sí, también.
AV: No tenía yo ilusiones de residencia. Porque, en el setenta y… ¿Cuándo fue cuando me fui de mojado, Amparo? Jue en el setenta y, ¿qué?
2ND: ¿Mande?
AV: ¿En el setenta y qué me fui de mojado?
2ND: ¿Cuánto estas aquí?
AV: De mojado, la última vez.
2ND: No, pos no me acuerdo.
AV: Jue como el [19]72, [19]73.
2ND: No me acuerdo, soy muy mala para eso.
AV: No, creo que jue el [19]72 o [19]73 que me fui de mojado. También fui a, allá me estuve buen rato. Y, esa vez sí se me presentó una oportunidad de arreglar papeles. Trabajé yo en una fábrica que se llamaba la fábrica, ¿Cómo se llamaba, hombre? Una fábrica de muebles. Se me hace que se llamaba la Sam.
LM: ¿Le pagaban bien allí?
AV: Sí. Bueno, en aquel tiempo, más ó menos. Creo que me pagaban a $1.70 la hora, allá en aquel, que jue en [19]72, por ahí. Una fabrica mucho muy grande de, hacían puros muebles de estos.
LM: ¿Cómo fue que se animó a irse a Estados Unidos de mojado?
AV: Pos a veces la desesperación. Hay veces que tiene uno malas rachas, ¿verdad? Trabajaba yo con… Bueno, es más, no tener necesidad de irme, ¿verdad, vieja? Trabajaba yo con El Chato Sarabia, en un rancho. Entonces, pos ya me jui de allí, me aburrí de trabajar y me jui y, pero, hasta eso no económicamente no estaba mal. Y se me puso y dije: “Voy a ir pa Estados Unidos”. O sea que tenía una prima hermana allá en Los Ángeles. Y, vino y ya ve que en platicas y que esto y que… Ya le dije y dijo: “No, sí”. Ellos respondieron por mí allá y todo, y me jui yo. Pasé por Tijuana.
LM: ¿Por Tijuana pasó?
AV: Ey, El primer tiro que me dí, me agarraron luego luego. Pero, no luego luego me…
LM: ¿Qué les hacían cuando los agarraban?
AV: No, a mí no me trataron mal. Para que voy a decir nada, nada de mal.
LM: ¿Nomás lo regresaban?
AV: Sí, nomás me agarraron como… Me agarraron en la mañana y en la tarde me echaron, pero le daban a uno el pasaje ya hasta de donde es uno, lo echaban en el camión hasta de donde es uno.
LM: O sea que no estaban tan malos.
AV: No, no. Entonces, sí, íbanos como unos cuarenta, yo creo. Y se nos puso parar el autobús allí en La Reburosa [La Rumorosa], en la bajada. Empezamos allí hacer trámites. “No”, dije, “pos no, vámonos”. Y, ya lo paramos a fuerza y nos bajamos allí todos.
LM: Pos era un autobús mexicano.
AV: Sí, era mexicano. Allí nos paramos, allí nos venimos hasta Mexicali a pie, oiga, una friega. Hasta Mexicali nos venimos a pie y ya de allí agarramos otro autobús hasta Tijuana. Y ya hablé otra vez allá y ya me contestaron, y ya me mandaron un coyote de allá. O sea que conocían un coyote en Tijuana y ya le hablaban allí. No, ya nos pasaron al otro día pasamos hasta aquí, hasta Los Ángeles.
LM: ¿Cuánto le cobró el coyote?
AV: No me acuerdo. Pero yo creo que como unos $300, $400 dólares más o menos, yo creo. Como unos $300 dólares más o menos.
LM: ¿Estaba fácil o estaba difícil?
AV: No, pos, si fuera [a] mí se me hizo ya fácil después, porque, ya no me detuvo. Ya nos fuimos hasta Los Ángeles. Allí en la terminal de Los Ángeles. Los autobús[es] allí ya fueron por mí y a chambear luego luego.
LM: O sea que, ¿cruzó y se subió en un autobús?
AV: No. O sea que el coyote me trajo en un carro hasta los mismos Ángeles. De Tijuana a Los Ángeles. Allí esta cerquitas, son tres horas.
LM: Más ó menos.
AV: Sí, son tres horas y ya de allí ya, a la terminal, allí los autobús. Allí ya jue la persona que iba ir por mí, y ya jue y me recogió y ya nos fuimos a la casa de él.
LM: Vamos a regresarnos un poquito a su último contrato. ¿Qué pasó cuando se acabó su último contrato?, ¿qué les dijeron?
AV: No, pos se acabó el contrato, se acabó la pisca, ¿verdad?, y pos ya. Cumple uno su contrato y ya le dan a uno pa juera, ya lo mandan a uno para México.
LM: ¿En qué los mandaban a México?
AV: Pos en autobuses, a la frontera. O sea la frontera. Y ya de allí uno ya sí paga su pasaje pa acá, pa México. Sí, ya paga uno su pasaje.
LM: Y, cuando regresó a Durango, ¿qué hizo? ¿En qué trabajó?
AV: La última vez…
LM: Esa vez que regresó.
AV: ¿Qué regresé? Pos, me dediqué a mis, tenía unas vaquitas, a cuidar mis vaquitas.
LM: A su ganado.
AV: A mis, tenía unas vaquitas allí. Ya me dediqué a eso y a sembrar.
LM: ¿Le daban ganas de repente de regresarse?
AV: Pos sí ya jue cuando le digo que ya jue la última vez que me jui de mojado.
LM: Casi a los diez años, ¿verdad?
AV: Ey, pero ya me jui de mojado y no, pos ya vine de mojado y compré una camionetita, y ya me anduve comprando chicharras y ya no me volví a ir. Ya me vine aquí a Durango y compré una carnicería, dos carnicerías, y ya nos instalamos aquí y ya de aquí no nos hemos movido. Y, ya de allí ya no he ido a Estados Unidos, hasta el otro día fuimos, pero ya iba legal.
2ND: Ya iba legal.
LM: Qué bien.
AV: Ya iba legal.
LM: Oiga, Don Alonso, ¿hizo buenos amigos con los braceros?
AV: Sí, pos sí. En primer lugar, íbanos pura gente… Nos tocaba pura gente de pueblos, de los del mismo pueblo, entonces digo, era pura gente conocida.
LM: Gente sana.
AV: Es gente sana, gente que conoce uno, ¿verdad? Pos hace uno amigos allí de otros pueblos, de otras partes, de otros estados, de… Pero, como íbanos diez, veinte, treinta de un mismo pueblo, pos todos convivíamos allá.
LM: ¿Cómo se portaba el mexicano allá?, ¿cómo era su relación allá? ¿Se apoyaban?, ¿se ayudaban?
AV: Pos fíjese que no. No, digo, entre amigos sí. Pero ya entre desconocidos, ya no… Pos que no es uno muy… ¿Cómo decir? Muy humanitario, ¿verdad? Pos, se ve uno, se saluda y nada más.
LM: ¿Había envidia?
AV: Sí. Pos yo creo que a veces sí. Digo, a veces sí muchos se envidiaban, porque unos hacían más y otros hacían… Pos sí, ya ve como, como en todo, ¿verdad? Sí usted es bueno pa trabajar claro usted gana un peso más. Y, siempre decía mi apá. “El flojo, todo el tiempo está envidiando”. Y el que quiere hacer más que el otro, pos no puede. Y esas son las envidias que más o menos se presentaban. No, y es que, que: “¿Cómo le hago?”, “No, pos muévele las manos y juntas más centavitos.”
LM: ¿Se acuerda si había quejas o cuales eran las quejas de los braceros en los ranchos?
AV: No.
LM: Que ellos se hayan quejado del trato de…
AV: No, yo no. Casi no había quejas de, porque sí iban inspectores, oiga. Sí iban a preguntarle a uno a ver como lo trataban, a ver qué…
LM: ¿De dónde eran los inspectores?
AV: Pos eran por lo regular, eran inspectores americanos de las mismas compañías. Se iban a preguntarle a uno que como lo trataban a uno, ¿verdad?, todo eso. Pero no, yo hasta eso no. Yo por mi persona, nunca me trataron mal, ¡nada! Todo bien, digo, la comida, pos allí como le digo, usted comía lo que usted quisiera comer, ¿verdad?
LM: Claro.
AV: Todo correcto, todo bien, sí.
LM: ¿Qué fue lo que más le gustó? De los trabajos que hizo, ¿cuál fue el que más le gustó?
AV: A mí el trabajo que más me gustó fue la pisca de tomate. Jue lo que más me gustó.
LM: ¿Porque se ganaba más allí?
AV: Sí. Sí, porque se ganaba uno centavos. No, a mí no me tocó más de la pisca esa. A lo mejor sí me ha tocado otra ahí, en ese campo allí piscaban uva, piscaban naranja, piscaban limón, de todo.
LM: O sea que usted trabajó en el betabel…
AV: En el betabel y en la pisca de tomate, sí.
LM: Y algodón.
AV: Y algodón acá en México. Esos son los trabajos que yo hice allá, sí.
LM: Entonces, en Estados Unidos, ¿nomás betabel y tomate?
AV: Y tomate, nada más… Digo, como le digo, de contratado.
LM: Claro.
AV: De contratado, sí. Ya cuando yo me jui de mojado ya me tocó piscar fresas. Fresa también es bueno, es buen trabajo ese.
LM: Algo que le haya gustado, que se le haya echo diferente, novedoso cuando llegó.
AV: ¿A estados Unidos?
LM: Ajá.
AV: Pos, lo novedoso de Estados Unidos de que todo hay allá, oiga. Allá a usted no se le dificulta nada. Usted dice: “Voy a hacer esto, voy a comprar esto”, y lo halla. Y luego al mexicano, ya ve como se ilusiona uno con cualquier cosa. Que ve usted una televisión, pos quiere traérsela y todo eso. Ya ve que aquí en ese tiempo ni televisiones había.
LM: ¿Trajo algunas cosas cuando se vino?
AV: No, yo le digo, yo no traje más de un radio, eso jue lo que traje. Más cosas, nada, nomás mis trapos, nada más.
LM: Pos algo de ropa.
AV: Algo de ropa, nada más eso. Porque no, digo, allá como se gana el dinero, se gasta.
LM: Así es.
AV: Se gasta, digo, si usted gana $500 dólares se va al pueblo y los gasta como aquí. Y el chiste es ir a traer. El chiste es ir a quitarle a los güeros pa traer pa acá.
LM: Gastar es muy fácil.
AV: Ey, eso sí es fácil.
LM: Muy bien. Quiero preguntarle, ya para terminar con esta entrevista, ¿qué significa para usted el termino bracero?
AV: Pos, ¿qué significará?
LM: ¿Qué siente usted cuando escucha hablar de los braceros? Cuando escucha…
AV: Pos fíjese que no sabría yo mero contestarle. Pero bracero se me figura como una cosa de que va uno de aquí de México, como que aquí en México no hay los trabajos suficientes para estar uno feliz aquí en México, ¿verdad? Va uno arriesgándole a su propia vida, ¿verdad? De ir con la ilusión, con la ilusión de ir a traer usted un centavo para su familia, a los Estados Unidos. Eso pienso yo que es un bracero, ¿verdad? Por las faltas de oportunidades que hay aquí en México. Porque si aquí en México hubiera oportunidades, hubiera trabajos bien pagados digo, ¿qué tiene que andar sufriendo uno en Estados Unidos, verdad? Entonces va uno con aquella ilusión de irse uno de bracero, de hacer algo pa su futuro.
LM: ¿Qué pensaba usted cuando iba a los Estados Unidos? ¿Qué pensaba que iba a encontrar?
AV: No, pos ya más o menos ya lleva uno una noción, por los mismos compañeros que iban antes, ¿verdad? Que le decían a uno: “No es fácil”. Usted no vaya con la ilusión que usted va a agarrar el dinero a rastrilla, ¡no! Tiene que sufrirle, porque es duro y sí son muy duros los trabajos en Estados Unidos. Los del campo, son muy duros. Que allí hay veces que casi quería uno llorar, porque no, es durísimo.
LM: ¿Llegó a sentir momentos de tristeza?
AV: Sí, cómo no. Digo, de soledad y estar uno solo allá, y luego como a mí, que me tocó estar malo en Caléxico también, que me tocó estar malo. Duré como unos ocho días en el hospital también de lo mismo.
LM: ¿Cómo fue esa experiencia?
AV: O sea que jue la misma deshidratación que me pasó acá en Sonora. Caí yo al mismo calor y no soporté el calor. Entonces también allí me volví a enfermar. Entonces digo, uno solo, allá enfermo y luego allí sí, porque allí no había gente de mi pueblo, naide más que yo solo. Y yo estaba solo, oiga. Caí también allí en el field y de allí me llevaron al hospital. Duré ocho días.
LM: Ocho días.
AV: Ey, y solo, oiga pos sí se siente uno mal. Sí, porque no hay ni quien le de un vaso de agua a uno. Ya cuando lo llevan a uno allá a las barrancas, digo, convaleciendo y a trabajarle. Porque pos allí no lo quieren a uno deoquis.
LM: ¿Le cobraron a usted algo?
AV: No, nada. El seguro pagó. Sí, el seguro pagó. Y por eso digo que sí se siente uno medio tristón. Digo, en esas circunstancias.
LM: Digamos que esos serían los momentos más…
AV: Más difíciles. Que usted se enferma allá y que cuando hay compañeros digo, pos le dan ánimo, ¿verdad? Pero cuando usted esta solo, que no conoce a naiden, que conoce a más gente, pero que no… Pos no es cuando usted se siente más mal, ¿verdad?, que diga: “Pos a lo mejor aquí voy a quedar”. O no sé. Pero que cuando hay mucha raza, como acá donde jui la última vez, pos allí éramos muchos del pueblo y luego pos allí estuve muy a gusto porque, pos allí estábamos todos.
LM: Claro.
AV: Los domingos nos íbamos al pueblo, nos divertíamos allá, nos íbamos a tomar una coca y ya, en la tarde eso muy a gusto.
LM: Y los momentos más agradables o alegres que tuvo usted allá, ¿cuáles fueron?
AV: Pos los momentos más agradables es cuando va uno al pueblo, oiga. Que va uno con la ilusión de salir, de pasearse, de ir a tal parte. Y si se puede, comprar una cosa que a uno le guste, que la compra y ya viene, ya viene uno contento.
LM: Muy bien. ¿Está usted orgulloso de haber sido bracero?
AV: Sí, cómo no. Cómo no voy a estar orgulloso porque… De lo poquito que tengo, todavía es de eso, ¿verdad? Entonces sí estoy contento.
LM: ¿Sí le sirvió de algo?
AV: Sí, como no. Sí, digo yo, mi poquito patrimonio que tengo es de Estados Unidos, una parte, entonces, digo, ¿Por qué no tengo que estar feliz, verdad? Tengo que estar contento, ¿verdad?
LM: Recuerdos positivos.
AV: Sí, no, digo, pos es que si le va a uno bien, digo pos qué bueno. Y todo eso, pos yo me acuerdo cada rato, digo, si no viniera a Estados Unidos… Porque mi padre sí tuvo mucho, se movía entre… Pero pos yo nunca jui… Pos sí, digo que yo dijera: “Pos no, voy a atenderme a lo que tenga mi padre, no. Él me quiso, me dio algo y, si no, pos no. Digo, se siente uno orgulloso con lo que uno hace, ¿verdad? Con lo que uno hace, sí se siente uno orgulloso pa su familia de uno, ¿verdad?
LM: El haber sido bracero, ¿cambió su vida de alguna manera?
AV: No, yo sigo siendo el mismo. Cuando me jui, jui Alonso y cuando me vine, jui Alonso. No se me subieron los dólares como a muchos.
LM: Qué bien.
AV: No, soy el mismo y seguiré siendo el mismo hasta el día de que Dios se acuerde de mí. Porque sí, hay gente que sí cambiaba mucho. Y se iba a Estados Unidos, uy, venían intocables.
LM: Cuénteme alguna anécdota de esas…
2ND: Pero, ahora que fuimos, no sé nos…
AV: No, muchos sí. Y desgraciadamente la gente que más pobrecita que se iba a Estados Unidos, que… Bueno, allí le va una charra. No, no es charra, es cierto. Había un señor allá en [El] Mezquital que se llamaba Miguel Alarza, taba muy rico el señor. Y decía: “Yo a los braceros les tengo miedo nomás ocho días, cuando vienen. A los ocho días, ya vienen a pedirme fiado”. Sí, de donde me contó Miguel. “No, llegan aquí que esto y lo otro, y que dólares y que… Pero nomás ocho días les tengo miedo. A los ocho días, le vienen a pedir el kilo de azúcar”.
LM: Muy bien. Don Alonso, pos quiero darles las gracias.
AV: No, igualmente, digo…
LM: Por haber compartido con nosotros su vida, sus experiencias.
AV: Igualmente. Muchas gracias que me tocó a mí, oiga. Me tocó suerte, ¿verdad? Mi suerte de que me entrevistaran, digo. Y le agradezco mucho y pos no me queda decirle más de que agradecerle y que le eche muchas ganas.
LM: Mucha gracias.
AV: A su profesión que está ejerciendo y que Dios lo ayude, y cualquier rato nos volvemos a ver, ¿verdad?
LM: Claro que sí.
AV: Y, luego salimos conocidos.
2ND: ¿Es de aquí?
AV: Sí, es de aquí. O sea es hijo de Laureano.
2ND: ¿De cuál Laureano, oye?
AV: Laureano Martínez, no, tú no lo conoces.
2ND: No, no lo conozco.
LM: Bueno, al nombre de la Universidad de Texas, le doy las gracias y con esto vamos a dar por terminar la entrevista.
AV: Ándele. Muchísimas gracias y cualquier otro día nos vemos.
LM: Gracias.
Fin de lado A
Fecha de la entrevista: 26 de mayo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez
Esta es una entrevista con el señor Alonso Venegas Batres en la ciudad de Durango, Durango, el día 26 de mayo de 2003 conducida por Laureano Martínez para el proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.
LM: Don Alonso, buenas tardes.
AV: Buenas tardes.
LM: Don Alonso, me gustaría comenzar esta entrevista preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?
AV: Yo nací el 1940.
LM: ¿En dónde?
AV: En El Mezquital.
LM: En El Mezquital, Durango.
AV: Ey, El Mezquital. Sólo que quiera el dato preciso en el lugar donde, por que yo soy de Paura, municipio de el Mezquital.
LM: Ajá. Paura Municipio.
AV: En Mezquital.
LM: ¿En qué día?
AV: El 29, 28 de octubre.
LM: 28 de octubre. ¿Cómo se llamó su papá?
AV: Se llamó José Venegas.
LM: Y, ¿su mamá?
AV: Consuelo Batres.
LM: ¿A qué se dedicaba su papá?
AV: Mi papá era agricultor, oiga. Agricultor y ganadero.
LM: Agricultor y ganadero. ¿Tenía tierras propias?
AV: Sí, sí tenía tierras propias.
LM: ¿Qué sembraban?
AV: Pos en ese tiempo… Pos bueno, allá con nosotros lo más que sembraba maíz y frijol, forrajes, pasturas, avena, alfalfas, eso era lo que se sembraba para el ganado, ¿verdad?, también.
LM: ¿Tenían vaquitas también?
AV: Sí, mi apá tenía, pos mi apá todo el tiempo tuvo ganado. Todo el tiempo tuvo ganado, se murió y todavía quedaron vaquitas es más, todavía hay nomás que ya poquitas. Sí, pero ya le digo, en ese tiempo era lo que, pos se sembraba. Como en ese tiempo se cosechaba la pastura, la avena o la alfalfa. Yo creo la alfalfa es de más… Dura más, ¿verdad? Pero, la avena, pos, se sembraba y se cosechaba y ya se sembraba el maíz o el frijolito.
LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?
AV: Fuimos, somos cuatro, nada mas. Tres mujeres y yo de hombre, nada más.
LM: Dentro de esos cuatro, ¿usted es el mayor?
AV: No, yo soy el segundo.
LM: ¿El segundo?
AV: Sí, el segundo.
LM: De los más grandes.
AV: Sí, de los más grandes. Es una hermana y luego yo, y otras dos hermanas más chicas. Sí, yo nomás jui de hombre, sí.
LM: Don Alonso, ¿tuvo oportunidad usted de ir a la escuela?
AV: Pues sí la tuve, pero nunca me gustó ir. O sea que no me gustó. Pos bueno, digo, cuando menos debería… En ese tiempo nomás hasta segundo año.
LM: ¿Nomás?
AV: Nomás, pero yo nomás jui primer año. Sí, primer año. Pos en esos tiempos nomás hasta segundo daban, oiga. Hasta segundo año.
LM: ¿Había alguna escuela por ahí?
AV: Sí, allí en el pueblito había escuela. No, estoy mintiendo, hasta tercero había. Pero yo nunca me gustó, oiga. Como a mí me gustó mucho el caballo, de chiquininillo mi apá donde quiera me cargaba y me dejaba y no me les pelaba de la escuela, me iba. Y me iba acá con los caballos y me llegaba mi apá y me daba unas friegas, unas regañadas. Pero y me gustaba el caballo mucho así de que no, no. Pos, sí se poquito leer, mal leer, hacer cuentas también sé y escribir un poquito, pero no soy analfabeta, analfabeta no soy de a tiro. Sí me entiendo.
LM: Sí, muy bien. Muy bien. ¿Algunos de sus hermanos viven, sus hermanas?
AV: Todas viven.
LM: ¿Dónde viven?
AV: Mire, dos viven aquí en Durango y una vive en el rancho, allá en Paura. La mayor vive en Paura y las dos viven aquí en Durango. Una que vive aquí en esta colonia Francisco Zarco y la otra vive en Santa Fe, en la colonia de Santa Fe. Sí, allí vive una de ellas.
LM: Muy bien. Y ¿Le ayudaba usted a su papá?
AV: Sí, no pos yo a mi papá le empecé a ayudar como de los ocho años a trabajar. Le empecé ayudar en, pos sembrando todo eso.
LM: Muy bien. ¿Cómo era su papá de carácter?
AV: Mire, mi papá era un hombre muy buena gente. Un hombre muy buena gente, muy servicial, con todo mundo era una persona finísima. Nomás que sí, muy fuerte de carácter. Un carácter muy fuerte. En un ratito así… Nomás que eran segundos, oiga. En un ratito se hacía garras él, se enojaba y decía esto y lo otro, pero pasaba unos dos, tres minutos y al rato ya estaba riéndose. Así era mi padre. Muy duro, muy enérgico jue conmigo, mucho muy enérgico. Entonces, digo, pero le digo un ratito, al ratito ya andaba contento él, como si nada hubiera pasado, así era mi padre.
LM: Y, ¿su mamá?
AV: Mi mamá es más, como le digo, mi mamá era más, pos tenía un carácter más fuerte todavía que él. Porque ella se enojaba y duraba así tiempecito que a veces hablaba y a veces no hablaba y así. De más fuerte carácter.
LM: No era tan fácil contentarla.
AV: No. No era tan fácil. Era más dura que mi padre. Mi padre sí como le digo, se enojaba él y me decía hasta lo que no, pero un ratito a ratito ya como si nada hubiera pasado y mi madre no. Ella sí es dura, todavía vive. Ya está muy viejita, pero todavía vive. Sí, ella fue más dura de carácter.
LM: ¿Cómo fue su infancia?
AV: Pos, fíjese que mi infancia fue un, ¿cómo le diré? Pos una infancia muy, pos cargada de trabajo más bien. Así porque mi padre era puro trabajo. Yo, en el rancho, usted sabe, digo que vamos a ver las vacas, que vamos a sembrar, que vamos a mata yerbiar, que llévate el azadón pa que vayas a regar. ¡Esa jue mi infancia! ¡Hasta que crecí! No hubo de otra más de eso. Entonces digo, en aquellos tiempos ellos, los padres, no eran muy delicados, ¿verdad? Y, yo ya cuando ya tenía yo los dieciséis, diecisiete, dieciocho años ya tenía que pedirle permiso yo a él: “Oiga, papá, yo quiero ir a un baile”. Si me daba permiso, bien y, si no…
LM: No iba.
AV: No iba. Así jue mi infancia. Muy duro, o sea muy, y tuvo bien, yo agradezco todo eso, porque mi familia también lleva ese mismo cimiento, ¿verdad?
LM: Es costumbre.
AV: Sí, esos costumbres que me dio mi padre a mí. Esos costumbres yo también a ellos se los inculqué.
LM: El respeto.
AV: El respeto, el respeto a sus mayores que aquí en Durango es muy difícil. Mucho muy difícil. Yo me vine con el fin de poder darles estudio, ¿verdad?
LM: Claro.
AV: Pero pos no quisieron. No quisieron estudiar y llegó uno, llegaron nomás hasta, nomás la primaria, otros la secundaria nomás. Creo que nomás una sacó su carrera, de diez. Pero pos no, ya le digo, pos hasta eso ya ve cuando está uno joven, digo, a veces empieza uno a desbarrancarse poquito, ¿verdad? Tengo dos muchachos que se me quisieron salir, pero no, jue una pasadita nomás. Empezaron, ya agarraron ellos su nivel y ya se controlaron allí. Ahorita están en Estados Unidos.
LM: Ah, qué bien.
AV: Allá tienen ellos su familia ya. Pos ya como quien dice ya están independizados de mí.
LM: ¿Hasta que edad le ayudó usted a su papá?
AV: Yo a mí padre le ayudé como hasta los veinticinco años.
LM: Hasta los veinticinco años.
AV: Sí, le ayude yo a trabajar. Porque yo me casé muy joven, me casé yo creo a los diecisiete, dieciocho años y todavía seguí con él trabajando. Y ya en esos tiempos ya, o sea se vienen las contrataciones. Ya, a los dieciocho años, yo ya… Los diecinueve jue cuando fui la primera vez.
LM: Podemos decir que su primer trabajo de paga fue…
AV: Bueno, digo o sea que cuando está uno joven se da sus habilidades. Porque yo todo el tiempo traía dinero en la bolsa. Pero no del que me daba mi apá. Sino que tenía yo unos tíos, ¿verdad?, y uno de ellos, un tío tenía mucho ganado, ¿verdad?, y como los muchachos de él eran muy, medios inútiles así para andar a caballo, ¿verdad? Entonces cada rato me ocupaba y que: “Vengase, hijo, pa que me ayude agarrar una vaca, pa agarrar una yegua, una mula”. Lo que fuera. Entonces, me pagaban, ¿verdad?, unos centavitos y todo el tiempo he traído centavitos en la bolsa. Y todo el tiempo me gustó traer centavos. Entonces, mi apá me daba por acá de cuando, ¿verdad? Porque fue muy duro también pa soltar los centavos.
LM: Don Alonso, ¿cómo se entera usted de que hay contrataciones, de que se puede ir a trabajar a Estados Unidos?
AV: ¿Sabe qué? Pos en ese tiempo, en los pueblitos mandaban listas a los municipios. Mandaban las listas, o los avisos pues, mejor dicho, ¿verdad?, a quién quería irse a trabajar de bracero a Estados Unidos contratado. Y ya los presidentes municipales ya avisaban a los pueblos allí como en Paura, todo eso, ¿verdad?, cuantos querían ir. Y ya allí uno se enlistaba al municipio de donde pertenecía uno, por decir a El Mezquital. Que: “Yo quero ir”. Ya lo enlistaban a uno y hacían las listas. Las mandaban a Durango y ya pos tal día les toca la salida y ya se venía uno y ya lo contrataban. De hecho yo de aquí de Durango, nomás esa vez me jui a contratar. Jue la última vez, jue como el [19]64 se me hace. Y la otra, como le digo, me jui yo de… Nos fuimos a ganar la carta a Sonora y ya de allí ya nos fuimos contratados.
LM: Esa primera vez, ¿se acuerda cuantos se vinieron de allí del rancho?
AV: Del rancho éranos, ahora verá, éranos como unos… ¿Cuantos seríamos? Éramos varios, como unos diez, yo creo, como unos diez de allí. Bueno, son dos ranchitos es Atotonilco y Paura, pero de entre los dos pueblitos, éramos como unos diez los que nos fuimos para allá.
LM: ¿En qué año fue eso?
AV: Pos no me acuerdo bien bien, pos qué año fue, pero debe haber sido como en el [19]60 o el [19]61, por allí. No recuerdo bien, pero por allí, [19]60, [19]61. Jue la primera vez, y ya la última jue el [19]64, que jue la última contratación que hubo.
LM: Y, ¿cómo se venían desde El Mezquital hasta Durango?
AV: Había un camión de pasajeros, un camioncito chiquito, o en camioneta, en una troca se venía uno. Pero más bien en el camión se venía uno aquí a Durango a contratarse, a veces que se contrataba uno aquí. A veces, la vez que yo no pude pasar, nos fuimos a Gómez Palacio y no sé que pasó. En la lista no parecí y me devolví pa tras. Pero todas las demás sí salieron y yo me devolví. Hasta siguiente año sí ya jue…
LM: ¿En esa primera?
AV: En esa primera vez no pude pasar yo, porque no me hablaron. Pero jue aquí en mi casa, jue aquí en Durango y no salí en la lista, y ya me jui pa trás.
LM: O sea que se vino a Durango y nunca apareció la lista.
AV: No. No aparecí yo en la lista. Es más, digo, es que todo el tiempo a habido tranzas, ¿verdad?
LM: Sí.
AV: Digo, por ejemplo de los que contrataban de los… Metían otra persona allegados al contratista y les echaban a otro. Así, eso jue lo que pasó. Yo en Mezquital salí en la lista y acá ya no salí.
LM: ¿Había coyotes?
AV: Había coyotes que metían otra gente en lugar de otro y lo devolvían a usted, pos usted no salió y no salió. Iba uno y pregunto: “¿Qué pasó?”. “No, pos es que no viene en la lista”. “Pero ¿cómo no?”. Pos si, es que al enlistarme dan la lista, y salgo yo que me venga, quiere decir que aquí también estoy, pero eso era lo que sucedía, que daban una lana y metían a otro, ¿verdad?
LM: ¿Nunca le pidieron a usted…?
AV: No. No, dinero nunca me pidieron a mí, nunca.
LM: ¿Entonces, se regresó?
AV: Sí, me regresé para la casa y ya, al siguiente año fue cuando ya le digo que nos fuimos a Sonora.
LM: El siguiente año, ¿ya no se esperó a…?
AV: No, ya no nos esperamos a la… Hubo la esa, oportunidad de que los rancheros de allá son de Obregón, de Sonora, mandaban pedir gente con… Daban las cartas, ¿verdad? Las cartas y ya sobre la carta ya se iba uno a Empalme, Sonora y ya de allí ya lo contrataban a uno.
LM: ¿Comentaba la misma gente de allí del pueblo que pedían gente allá en Sonora?
AV: Sí. Sí, de allí pos ya ve que hay mucha gente que donde quiera, aquí en Durango, donde quiera hay gente de los pueblos y ya se sabía, ¿verdad?, de que ya se iba uno a allá.
LM: Y más o menos, ¿en qué mes se fue cuando se fue a Sonora?
AV: Fue en agosto.
LM: En agosto.
AV: Bueno, piscamos en agosto. Yo creo yo salí como en los últimos de agosto salí. Me tocó ir allí al Valle Imperial. Allí luego luego, pasando allí, pos ahí está cerquitas.
LM: ¿Se fue solo o se fue con alguien?
AV: No. Sabe que, allí es donde le va la historia.
LM: A ver.
AV: Cuando llegué, llegamos a Sonora y empezamos a trabajar y ya nos faltaba, ¿qué?, como unos doscientos, trescientos kilos pa acabalar la famosa carta.
LM: ¿Qué les pedían?
AV: No, pos nada, nomás llevar uno su cartilla. Nada más, era todo. Su cartilla de militar y con eso ya sacaban sus datos de uno ya…
LM: Pero, me dice que le tenían que juntar mil kilos para…
AV: No, sí. Esa era la condición de que tenía uno que piscar cierta cantidad pa que le dieran a uno su carta. Y ya le dan a uno su carta y ya lo mandaban a Empalme.
LM: Y, ¿esa carta quién se las daba?
AV: El patrón. Entonces, ya…
LM: ¿Les pagaban eso?
AV: Sí, no sí le pagaban uno, lo que iba piscando se lo iban pagando. Y ya a acabalar la cierta cantidad que iba uno a acabalar, que tenía piscar de algodón, ya acabando, entonces, sí, ya. Y, si usted quería seguir otros días, ahí alivianadose, seguía. Pero ya completando su tarifa de kilos, ya el patrón ya decía: “Ahora sí, aquí esta tu carta y ya ora sí que les vaya bien a Empalme”.
LM: ¿Ya había piscado usted algodón antes?
AV: No, yo nunca, ¿pos cuándo? Yo lo que piscaba aquí era maíz y frijol. Pos es que andábamos ya… Porque allá de las… Lo más que podía trabajar uno era las once del día. A las once mandaba el mayordomo pa fuera todo mundo.
LM: ¿Por qué?
AV: Por el calor, porque se murió mucha gente allí.
LM: Sí.
AV: Se murió mucha gente y andábamos yo y un compadre mío, todavía vive. Dije: “Oiga compadre, vamos otro ratito”. Pos pa irnos pronto ya estábamos desesperados, ya teníamos como dos meses allí.
LM: Tenían dos meses allí en…
AV: Sí, allí en Sonora, en Obregón. “Sí, compadre, ya mañana acabamos”, decía, “ya mañana la completamos”. Y ni le metimos, por allí como a las doce, como a las doce del día, oiga, caí yo de ancho.
LM: ¿Se desmayó?
AV: Sí, del sol.
LM: Deshidratado.
AV: Me deshidraté. Y no pos yo no supe nada, oiga, si hasta cuando recordé allá en el hospital, seguro, hospital. Y ya, pos ya vi allí a un compadre. Mira, eran dos compadres allí. Uno es cuñado mío y el otro es hermano de mi compadre, pos los dos somos compadres. Y al fin: “¿Pos, on toy, oiga?”. “No”, dijo, “pos ya se andaba muriendo”. Adió: “¿Cómo que se andaba muriendo?”. “Sí”, dijo, “pos, cayó de ancho”. Y, ya se arrimó el doctor y dijo: “Por poco se va, mi amigo”. Dije: “Pos, ¿qué pasó?”. “No”, dijo, “pos es que se deshidrató, le pegó el sol”.
LM: Y, ¿a qué hora empezaban a piscar?
AV: No, empezábanos nomás en cuanto se veía, viéndose y a piscar. Y a las once pa fuera y el que se quedaba, pos le iba arriesgando a la vida. Pos no, ya dijo: “A usted lo que le valió que no se le cortó el sudor. Siguió tras sudando”, dijo, “porque cuando se corta el sudor, de repente”, dice, “ya no vuelven.” Y pos no, quedé yo medio malón, ¿verdad? Pos nos fuimos a Empalme. Duramos otro mes allí, oiga. Que no nos hablaban y que no nos hablaban. ¡Hijo de la fregada! Ya andábamos ya todos…
LM: Y, ¿cómo subsistían?
AV: Mire, ya al último, ya pos llevábamos unos centavitos que nos dió el patrón de lo que ganábamos y ya… Y que como un mes nos estuvimos allí. Entonces se nos acabó el dinero oiga, y como había muchos restauranes, nos acomedimos allá a lavar trastes y a echar talacha allí por la comida.
LM: Claro.
AV: Ya nos quedamos allí en el restaurán allí casi todos. Y unos lavando trastes y otros sirviendo allí a los demás braceros, pos eran así, estaba Empalme de…
LM: ¿Cuánta gente habría?
AV: Pos le calculo yo que allí de perdida había como unos diez, quince mil personas de, pos había de toda la república, de Oaxaca, de Chihuahua, de donde quiera había allí. Pos era la contratación más grande allí. Pos oiga, al último que nos hablaron y salimos, salimos la lista. Traía un méndigo empeine aquí en el… ¡Híjola! La traiba de a tiro de malas, oiga. Traía un empeine aquí y ya ve ahí los revisan a uno peor que como los animales allí pa… Y luego me van viendo aquí en el empeine. “No”, dijo, “pos usted no se va”. ¡Ah, que la fregada! No, pos ya todos se fueron y pos ya me quedé. Si nomás que el doctor era mexicano, buena gente. Dijo: “Mira, te voy a dar otra oportunidad”, dijo, “cúrate”. Le digo: “Y, ¿con qué me curo? Le dije, si no traigo ni un cinco ni pa comprar una pastilla”. “No”, ya me dijo, “mira, en tal parte allí tengo mi consultorio. Allí te espero mañana”. No, ya me dio unas pomadas y dijo: “Entre ocho días, a ver cómo sigues”. Y ya me empecé a curar y se me empezó a… Se me quitó.
LM: Se le quitó la bolita.
AV: Sí, no, era un empeine así de esos de caballones. Y ya dijo: “Antes de que vayas pa allá, vienes primero conmigo. Y ya fui con él, y ya me revisó. “No,” dijo, “ya”.
LM: ¿Cómo eran esas revisiones? Platíqueme.
AV: La revisiones, digo para…
LM: Ya cuando los nombraban que pasaban.
AV: No, digo allí en Empalme, allí nomás llamaban la lista y lo revisaban a uno. El cuerpo así, le quitaban la camisa nada más. Entonces ya me compuse yo y ya me dio el pase ya para irse uno hasta, ¿cómo se llama?
LM: Caléxico.
AV: No. No, en Mexicali, allí ya lo revisaban a uno los gringos. No, allí sí lo desnudaban a uno completamente.
LM: ¿Cómo eran esas revisiones?
AV: Lo desnudaban a uno completamente, le revisaban todo, completamente todo. Que no llevara uno enfermedades, que no llevaba uno… Pos, como los animales, que no traiga bichos, ¿verdad? Y ya pasaba la revisión esa y ya pos ya, se iba a lo mandaban a su trabajo allá donde…
LM: ¿Qué pensó usted? ¿Se chiveó?
AV: No, pos ya más o menos sabía uno ya. Ya había mucha gente que había ido muchas veces. Ya le platicaba uno como estaba el asunto, ¿verdad? Y ya más o menos sabía uno, digo ya casi más bien era vacile allí. Más bien era un vacile, sí. Y no, ya le digo pos, esa jue ya la primera vez y la segunda vez, no, esa vez no batallé nada. Me tocó en, se me hace que en San Gabriel, en Los Ángeles.
LM: ¿Por Empalme también?
AV: Sí.
LM: No, pos se volvió a contratar en Empalme.
AV: Sí, por Empalme, exactamente allí en, o sea que íbamos contratados desde aquí.
LM: ¿Recuerda que lo hayan rociado con algún polvo, insecticida?
AV: No. Bueno, a mí no. Anteriores dicen que sí, oiga. Que sí los desinfectaban, pero a mí no, nada de eso. Nomás lo revisaban a uno, que no llevaran uno infección o algo, todo lo revisaban. Pero que lo fumigaran a uno, no. Pero muchos me platicaron que sí, las primeras veces sí lo fumigaban.
LM: ¿Cómo era el centro?, ¿se acuerda como era físicamente el lugar?
AV: Eran, ¿cómo le quería decir? Pos eran cabañas, así como cuartos así largos, ¿verdad?, donde lo metían a uno así. Son como galeras así grandes, grandes así, y luego tienen sus apartamentos por donde va pasando uno, va uno pasando y donde están los médicos, y es un relajo, es un…
LM: Y, ¿les revisaban las manos también?
AV: Todo, todo, pies, manos, bueno todo.
LM: La vista.
AV: La vista, ¡todo! Todo le revisaban a uno, ¡todo! Que no llevara uno infecciones y todo.
LM: ¿Había mexicanos trabajando allí?
AV: Las partes nobles también, ¿mande?
LM: Sí, dígame.
AV: Digo, las partes nobles también se la revisaban a uno, ¡todo! Y no puro mexicano, puro americano.
LM: Puro americano.
AV: Allá puro americano y acá en Empalme, acá sí había mexicanos. Pero acá no.
LM: ¿Cómo los trataban allí los americanos?
AV: Bueno, digo a mí me trataron bien. A mí nunca me dijeron una cosa mal. A mí me trataron bien y a todos, yo creo a todos. A todos los trataban bien. No, sí hasta eso no, no lo trataba uno mal, digo. Bueno, digo pues se sentía uno pos como humillado, ¿verdad?, por lo que lo desvestían a uno y todo eso digo, pero pos ese yo creo era su… Pienso yo ahora digo, pos es que era pa prevenir enfermedades también, yo creo, ¿verdad? Yo creo, como ahora de la enfermedad de esta que hay en China, ¿verdad?
LM: El S.A.R.S.
AV: El S.A.R.S. de todo eso, digo. A lo mejor digo, por eso, digo, porque, pos tanta enfermedad distinta que hay pegajosa, digo, pos tienen razón.
LM: Tienen que.
AV: Tienen que revisar.
LM: ¿Usted cree que sí se justifica?
AV: Sí, no, sí, yo para mí sí. Sí, digo porque que de personas no hay que tienen enfermedades contagiosas y puede ser un contagio para tanto bracero, ¿verdad? En aquellas épocas, ¿verdad? Sí yo para mí sí es justificable todo eso, digo. Porque pos si eso fuera, pos estaría mal digo, porque, digo principalmente con los que están, los que tienen, por decir anemia, tuberculosis, que son las pegajosas, ¿verdad? Digo pos sí se justifica, ¿verdad?
LM: ¿En qué año fue ese año que usted ya pudo pasar?
AV: En el [19]64.
LM: Muy bien. ¿Se acuerda ya cuando pasaron de las revisiones medicas y todo, a dónde lo pasaron?
AV: Ya de allí lo pasan uno a los camiones oiga. Ya al camión hasta donde lo llevan a uno a la parte donde va uno a contratado.
LM: ¿Les dieron de comer?
AV: Sí, le daban a uno una bolsa con su lonche. No, pos, allá es pura harina, allá pos en aquel tiempo, ni tortillas se conocían. Ahora sí ya hay. Ahora sí ya hay tortillas.
LM: Ahora sí ya hay tortillas donde quiera.
AV: Sí, donde quiera, sus lonches de pan Bimbo, y luego sus jugos, su fruta, y sus plátanos. Era lo que le daban a uno pa llegar allá.
LM: ¿En que trabajó ese primer contrato?
AV: El primer contrato me tocó en el desahije de betabel, oiga.
LM: En el desahije de betabel.
AV: Un trabajo de lo más ingrato. Muy duro, muy duro ese trabajo. ¡No, híjole!
LM: ¿Cómo es ese trabajo?
AV: Ese trabajo es… Pos allá le dicen acres. El betabel lo siembran, ¿verdad? Son los surcos por aquí de anchos, por los dos lados. Por los dos lados tienen…
LM: De un metro más o menos… como 1.20
AV: Sí, más o menos. Pero es como un almácigo, lo chorrean. Entonces usted ya cuando esta por aquí la planta, ¿verdad? Es como un almácigo así de tupido.
LM: Veinticinco centímetros.
AV: Sí, más o menos. Por aquí así, allí entra el desahije ya. Entonces, hay unos azadoncitos así chiquitos.
LM: ¿Serán de unos setenta centímetros?
AV: Sí, más o menos. Como por aquí así de anchos, azadoncito, y el cabo por allí así. Entonces, con ese desahíja usted, pero todo el día anda agachado usted. Y allí no hay que no, no… Nomás sale al surco y se estira un ratito y, vámonos, otra vez. Porque peor era, como allí en donde era del contrato. Allí por lo que usted hacía era lo que le pagaban. Y no, pos allí andábamos, oiga. ¡Hijo de la fregada! En la tarde sale uno que hasta con calentura.
LM: Y, los primeros días…
AV: No, y luego cuando no, los primeros días que no conoce uno el jale, nombre, ¡hijo de la fregada! Ya va uno agarrando el jale, va uno conociendo y a agarrar mañas, porque todo es cuestión de mañas, pa cualquier trabajo son puras mañas.
LM: Pos, sí.
AV: Entonces, andaba me acuerdo de un señor chaparrito, le decían La Araña. Muy bueno pa desahijar y muy liviano. De seguro le caí bien, perdón. Dijo: “No”, dijo, “mira, vente aquí junto conmigo”, dijo, “pa que vayas agarrando la movida”, dice, “porque si no le echas ganas, te van a traer en friega”. Dijo: “Los de atrás te van a traer allí pujando”. Y, no, ya me jui con él, me jui con él y no, ya andábamos…“Mira”, dice, “nos agarramos de aquí, dice, “caminamos, avanzamos unos treinta, cuarenta metros más que los otros”, dice, “y te paras a resallar. Ya cuando tú los veas que vengan arrimándose, le metes otra vez”, dice, “es el modo que puede uno descansar, porque si vienes junto con los demás, ¡olvídate! No vas a descansar nunca”. No sí, mire, y luego a veces que medio, porque muy bueno. No, muy bueno, pa desahijar señor. A veces que me dejaba un tantito pa tras y ya se pasaba y me daba el aliviane y ahí vamos. No hasta eso, yo trabajé muy a gusto, muy a gusto en el desahije.
LM: ¿Cuánto le pagaban? ¿Se acuerda?
AV: Pos si viera que ni me acuerdo, pero poquito de a tiro. Yo creo como a $0.70 la hora, yo creo, más ó menos.
LM: ¿Cómo le pagaban? ¿Con cheque o en efectivo?
AV: No, no me acuerdo si en efectivo o, no, con cheque, sí.
LM: O sea que tenían que dejar una plantita de betabel y limpiar las demás.
AV: No, sí, pos como tanto así. Dejar nomás una o dos plantitas.
LM: Unos cuarenta centímetros.
AV: Sí, más ó menos unos cuarenta centímetros. Así que tenía que, iba usted con esta agarraba la matita pa que quedara nomás la pura mata sola. Porque ya le daba al azadón y eran como dos azadonazos así y agarraba la matita pa no tumbarla. Iba quedando nomás una matita o dos matitas solas y las demás todas desahijadas.
LM: ¿A qué hora empezaban a trabajar?
AV: No, pos nomás en cuanto se empezaba a ver, oiga. Oscurita la mañana. Empezándose a ver y vámonos pa dentro. Y también allí lo mismo que acá en Obregón. Allí lo más que trabajaba uno era hasta los once, once y media. Por el calor.
LM: Sí, por el calor.
AV: Sí, calorón, allí hay en ese mentado Caléxico. ¡Hijo de la fregada! Que calorones tan fuertes también.
LM: ¿Les daban pastillas para el calor?
AV: Pastillas. Pastillas de sal y agua. El camión allí, con la pipa de agua con hielo. Allí todo el día allí salía uno ya quemándose uno allí como las trocas viejas allí. Y, a echarle agua y la pastilla. Porque de otro modo no podía uno…
LM: Y hasta la once también.
AV: Sí, hasta la once, once y media, cuando mucho. Pos eso empezaba uno temprano a trabajar. Empezando a aclarecer y en cuanto se oía el surgir, ¡vámonos! No, ya no, allí no me quedaron ya ganas de volver, a ese…
LM: ¿Era grande el rancho?
AV: Sí, era grande.
LM: ¿Cuánta gente trabajaría allí?
AV: Pos, yo creo allí trabajamos como unos seiscientos, yo creo. Como unos seiscientos allí en ese campo.
LM: ¿Qué comían?
AV: Hasta eso nos daban muy bien de comer. Pos, en la mañana, los blanquillos. Yo he sido malo pa comer en la mañana. Su atolito de avena o atolito, ¿verdad? Y su panecito. Lo que usted quisiera. Es más, allí no había que… Allí lo que usted quisiera comer. Si usted quería almorzar frijoles, pan, atole, blanquillos…
LM: Había de todo.
AV: De todo había allí.
LM: Y lo que usted quisiera.
AV: Y lo que yo quisiera, sí. No hasta eso sí daban muy bien de comer.
LM: ¿Eso era antes de irse a trabajar?
AV: Antes de irse a trabajar. Pero llevaba uno su lonche.
LM: Le daban lonche.
AV: Le daban lonche pa llevar.
LM: ¿A qué horas comían el lonche?
AV: El lonche a las once, once y media comía uno sí, ya casi pa salir.
LM: Ya pa salir.
AV: Ey, pa salir.
LM: ¿Qué hacían después de que regresaban del trabajo?
AV: Pos ya nos íbamos a las barrancas. Ya llegábamos por allí a las… Porque, ¡estaba lejos las barrancas!, agarramos lejos. Casi hacíamos hasta dos horas de camino.
LM: Dos horas.
AV: Ey.
LM: ¿Los llevaban en camión?
AV: Había camiones, camiones como trocas de estos de la Coca [Cola], así más o menos. Una idea así, con sus bancas por en medio y allí se sentaba uno allí y se iba uno…
LM: De carga y le ponían unas bancas.
AV: Sí, exactamente. Así como están los de la Coca exactamente. Que tienen, destapados por los dos lados, así. Y, ya se iba uno en esos camiones y ya llegaba uno y a bañarse luego luego. Y luego ya de rato a cenar y a acostarse, y pa otro día esta listo, así es.
LM: Muy bien. ¿Tenían mayordomo? ¿Eran mexicanos los mayordomos o eran americanos?
AV: No, era mexicano.
LM: ¿Cómo se portaban los mayordomos?
AV: No, ese mayordomo de acá era muy recio. Le decían La rana a ese mayordomo (ríe). Le dicen La rana, porque estaba feo el viejo.
LM: Era guapo.
AV: No, viera que, no mala riata. Mala riata el mayordomo ese.
LM: ¿Qué les decía?
AV: No, pos ya ve. Lo tratan más mal los mexicanos mismos que los gringos. Sí, no, al que se quedaba pa tras y: “Métele jijo de aquí y allá. Porque si no, la otra semana ya no vienes”. A puras madres. Pero decían que así era, pero no, a mí nunca me dijo nada. Hasta eso a mí no. Pero allí a los demás sí los trataba mal. No, este señor nunca me dijo nada, pero sí era regañón.
LM: ¿Conoció algún patrón?
AV: No, no allí casi no, en los trabajos esos nomás los mayordomos eran los que los conocía uno, eran los que veía uno todos los días. Los patrones, pos sí iban gringos, pero pos uno no sabia ni quién eran, ni qué nada.
LM: ¿Cómo eran las barracas?
AV: Eran de madera, son de madera. Pos, usted ya más ó menos conoce son barrancas de madera, galeras grandísimas. Allí tienen sus camas en cada…
LM: ¿Eran?
AV: Eran de a dos, de a dos camas.
LM: ¿Literas?
AV: Literas, una arriba y otra abajo. Así de que allí como galeras así.
LM: ¿Los techos de que eran?
AV: De, pos yo creo también de madera, ¿no?
LM: ¿De dos aguas?
AV: De dos aguas. Sí, de dos aguas eran las barrancas, casi todas blancas oiga. Todas pintadas de blanco.
LM: ¿Tenían cajones o algo pa poner su ropa o sus cosas personales?
AV: No, nada. Puras camas y nada más. Allí compraba uno su cajita y allí metía uno sus cosas, o en su veliz de uno. Compraba uno su velicito en su primer pago, compraba su veliz y allí metía uno su ropa o lo que iba comprando allí, y allí lo iba metiendo.
LM: ¿Dormían a gusto?
AV: Pos cansados, oiga. Usted cree que no, cae uno como muerto, ya al otro día no quiere uno levantarse. No, cae uno como… Yo creo, no despertaba uno en toda la noche.
LM: Había quejidos los primeros días.
AV: Sí, ande. Se quejaba uno como novia. No, no le digo que llegaba uno al baño y se dejaba caer de carajazo porque no podía sentarse uno. ¡Hijo de la fregada! Que viera qué bonito. No, oiga, nomás imagínase los surcos son como de, ¿cuántos metros serán los surcos? Pos yo tanteo que sí son como de quinientos metros.
LM: De quinientos metros.
AV: Ey, un surco, agachado, oiga.
LM: Con el sol.
AV: Con el sol y luego a dale y dale. ¿Cómo tantea que salga uno en la tarde? Casi muriéndose uno y no, allí fue donde le sufrí mas, en ésa…
LM: ¿De cuánto fue su contrato allí?
AV: Allí, pos era de sesenta días. Creo que, se me hace que de dos meses o tres meses.
LM: Tres meses.
AV: Se me hace que de tres meses. Y eran los contratitos que hacían. Y, ya la última vez que me jui contratado me jui acá, me tocó acá a San Gabriel, a San Gabriel, California. ¿Es California?
LM: Sí. ¿Allí qué?
AV: No, allí sí estuvo bueno. Allí me tocó la pisca de tomate. Un trabajo muy puerco, pero no, allí sí hicimos centavos.
LM: ¿Por qué?
AV: Porque allí también era contrato y por lo que hiciera uno y taba muy bueno el tomate.
LM: Y, ¿por qué era sucio el trabajo?
AV: Porque el tomate es gomoso y en las tardes sale uno verde. Los pantalones los paraba uno así y no se doblaban. O sea que nomás teníamos dos pantalones pal trabajo. No, ¿pa qué los lavábamos, oiga? ¿Pa qué? Salía uno, pero todo verde del tomate, como es gomoso, nombre.
LM: Todo el jugo y la goma.
AV: Sí, es la ropa toda llena de goma de tomate. No, ya le digo, allí sí me fue muy bien.
LM: ¿A qué horas empezaban a piscar tomate?
AV: Por ahí como a las siete, como a las siete de la mañana. Allí sí era todo el día.
LM: ¿Hasta?
AV: Hasta que se veía, más bien. Sí, hasta que se veía.
LM: Por allí de la siete a las siete o seis.
AV: Sí, por allí como hasta las seis, yo creo. Ya se iba uno a…
LM: ¿Allí también les pagaban con cheque?
AV: Sí, allí con cheque también, con cheque.
LM: ¿Qué hacían los fines de semana?
AV: Los fines de semana nos íbanos al pueblo a traer a comprar así cositas así, pos que un pantalón, que una camisa, algo. Algo que se le ocurría a uno si iba uno al pueblo los fines de semana, un rato nada más. El domingo se iba uno y se andaba todo el día allá y ya recalaba.
LM: Domingo, sobre todo.
AV: Sí. Sí, porque allá… Y eso si quería descansar y si no, no. Porque había cuadrillas que no descansaban ni los domingos. Pero el que quería descansar un domingo, digo pos se iba al pueblo y ya el lunes a… Pero si usted quería trabajar sábado y domingo también. No se lo impedían.
LM: Para el que quisiera, allí había trabajo.
AV: Había trabajo, sí.
LM: ¿Cómo los trataban las gentes allí en el pueblo?
AV: No, bien. Es más broncoso uno que los de allí, que los mismos americanos. Había más bronca de los mexicanos que de los americanos, sí.
LM: ¿Cuáles eran esas broncas? ¿Se acuerda?
AV: Bueno, había muchas broncas digo. En primer lugar digo, hay muchos mexicanos que en aquellas épocas nomás iban a robar, también. A robar al mismo paisano. Por ejemplo, digo, había mexicanos que no iban a trabajar. Se salían por allí, pero con el fin de quedarse en las barrancas pa robar. Robaban radios, robaban… Bueno, lo que se hallaba, ¿verdad?, hasta dinero también. Me acuerdo yo que una vez nos fuimos a trabajar y llegamos en la tarde. Ya nos bañamos y entramos al comedor a cenar, y no pos allí habíamos, ¿cómo qué?, como unos… ¿Cuántos habríamos ido?, eran muchos, como unos, yo creo más de mil.
LM: Más de mil en el comedor.
AV: En el rancho ese, en las barrancas esas. Porque allí contrataban pa muchas partes. Por ejemplo, unos se iban a… les tocaba por decir, a mí me tocaba a San Gabriel, a otros al condado de Salinas, a otros al condado de Cucamonga, [rancho cucamonga] era centro de repartir gente. Pero de allí se iban y allí mismo regresaban. Entonces, llegamos y ya, pos nos bañamos y a comer, y fuimos los primeros que llevaron, eran como unos cien yo creo. Entramos al comedor y comimos. No, ya cuando quisimos salir, ya estaba la policía allí. “¡Ah Chi! ¿pos qué pasó? No, ya nos empezaron a formar a todos, pos no, oiga. Quién sabe qué pasaría y ya nos formaron a todos, bien formaditos allí. Ya andaban dos, se vinieron dos detectives así viéndonos de arriba abajo y como a mitad de fila sacaron a tres personas. “Tú pa acá y tú pa acá y tu pa acá”. Pos no, ya. Se habían robado unos radios y unos centavos y… Oiga, pero qué bien capacitados, ¿verdad? Me quedé yo asombrado. No nos decían nada, nomás los semblateaban a uno. Pos, según el que debe se pone nervioso, ¿verdad?
LM: Yo creo que sí. (ríe)
AV: Y, yo creo se pusieron nerviosos los amigos y no, prontito. No sí, ellos tenían las cosas.
LM: Mire.
AV: Allí tenían las cosas. No, pos de inmediatamente los reportaron pa México. Sí, pero ya tenían tiempo robando. Ya habían robado centavos y todo eso. Pero pos no habían llamado yo creo a la policía, o no sé qué. Hasta que ya los reportaron y hicieron el reporte del robo y entonces ya… Sí, eran tres personas, nomás a eso se dedicaban, a robar. Los reportaron, lo mandaron pa aquí, se acabó el problema.
LM: ¿Jugaban a veces, baraja o dominó?
AV: Sí, allí en la noche, en ratitos allí que llegaba uno en la tarde, se ponía uno baraja o dominó, o lo que usted quisiera jugar allí. Dominó, es lo que había más.
LM: ¿Se tomaban una que otra cerveza?
AV: Sí, muchos sí. No, muchos se venían peor de cuando iban. (ríe) Se iban al pueblo y gastaban todo. Y a otro día andaban: “Oye, pos que préstame”. “No, pos como qué gastaste” “Sí, pos”. Nombre.
LM: Se gastaban todo el cheque.
AV: Todo el cheque, fíjese, qué bárbaros. No pos andan pidiendo prestado pa curársela. ¿Cómo ve?
ML: ¿Mandaba usted dinero para México?
AV: Sí, yo todos mis centavos, toditos los mandaba pa acá.
ML: ¿A quién se los mandaba?
AV: Pos a mi esposa, a mis padres, a ellos les mandaba. Sí, a ellos les mandaba mis centavitos. No dejaba más de, pos pa mis gastos, nada más. Y es del modo que se hace algo porque si no, como quiera lo envuelven a uno lo demás y que va al pueblo y que va pa acá, y al último, si le gusta uno tantito, ya no sirvió el negocio. Ya se gastaron y otro día anda uno que nomás lamentándose.
LM: Así es.
AV: Sí, así es, sí.
LM: ¿Cómo les mandaba el dinero?
AV: Por money order. Lo hacía uno y lo registraba uno allá y ya.
LM: ¿Iban al pueblo o el mismo mayordomo…?
AV: A veces es el mismo patrón, el mismo mayordomo. Hacía uno el money order y ya se los daba ya, o cuando iba uno al pueblo, allí lo, la registraba uno y los mandaba uno.
LM: ¿Era caro?
AV: No, pos era barato. Yo creo que cobraban creo que un dólar, por allí, por registrar una carta en un money order, pero era seguro. Sí llegaba, los centavos.
LM: Cuando estuvo allá, ¿qué fue lo primero que compró que se le hizo novedoso?
AV: Oiga, pos lo primero que compré yo en esa vez fue un radio. Oiga, pos andaban de moda los radios. No había radios en ese tiempo casi y luego luego compré un radiecito y nomás eso compre, oiga. Porque yo he sido muy, muy administrado con mi dinero. A mí no me gustaba gastar allá, así mal gastar, no. Pos es lo natural, una camisa, un pantalón, digo, pero, que yo dijera: “Voy a gastar esto, en esto, en esto otro no”. Yo mis centavitos en la bolsa y…
LM: Y oían el radio.
AV: Ey, y luego el radio allí, oyéndola…
LM: ¿Qué oían? ¿estaciones en español?
AV: Sí, en español.
LM: Música mexicana.
AV: Sí, música mexicana, pos en español. No, pos en ingles, pos, ¿cuándo?
LM: Pos sí.
AV: No le entiende uno.
LM: ¿Eran de allí de la frontera, las estaciones?
AV: Sí, de la frontera, sí de Chihuahua, de Juárez, de ahí cerquitas. Y ya le digo, así jue mis giras.
LM: Oiga, y comunicación con la familia, ¿se escribían?
AV: Pos pura carta, oiga. Pos, ¿cuál teléfono? En el rancho, todavía aquí sí, pero, en el rancho, ¿cuáles teléfonos?, con la pura carta. Escribía uno su carta, la mandaba por ahí cada ocho, cada quince días. “Estoy bien”, y punto. Y ya recibía uno de aquí pa allá su carta también.
LM: Le daba gusto recibir cartas…
AV: Sí, pos cómo no oiga, pos está uno lejos. Oiga, pero digo, como es la vida, ¿verdad?
LM: Pos sí.
AV: En ese tiempo, no había, pos cuales comunicaciones de nada, pura carta.
LM: No traían celular…
AV: Orita de donde ande uno en un momento: “Acá estoy, en tal parte. Estoy bien”, y ya. Y en ese tiempo pos se da uno cuenta de que como esta la gente hasta por el mes, quince días, un mes.
LM: ¿Qué escribía? ¿Se acuerda que escribía usted en las cartas?
AV: Pos sí, como no me voy a acordar. Digo, sin saber lo que escribía. Principalmente, pos luego luego saludos a mis padres. Es lo primero, mi familia, mi mujer, a mis hijos. ¿Cómo están mis hijos?, ¿verdad? ¿Están bien? “Mándenme decir si tan mal o les faltan dinero, pa mandarles”. ¿Verdad? Pos cosas así, ¿verdad?
LM: Y, ¿a usted qué les escribían? ¿Qué ya se regresara?
AV: No, pos la mujer me decía que me regresara pronto. No, no se crea. No, es que, pos eran contratitos de noventa días.
LM: Muy chicos, ajá.
AV: Apenas pos no, no crea que… Ya cuando es un año o dos, entonces sí ya. Que aunque en ese tiempo, digo, había chanza de renovar su contrato, sí. Ya era de hasta por dieciocho meses.
LM: ¿Hasta por dieciocho?
AV: Ey, hasta por dieciocho.
LM: ¿Alguna vez le ofrecieron?
AV: No, ya no. Yo ya las últimas veces, ya no.
LM: Porque el [19]64 creo que se terminó el programa.
AV: Sí, ya se termino el programa. Jue la última vez que ya se fue, pero un compadre mío sí creo que dos veces que jue. Allí mismo le renovaban su contrato a dieciocho meses y sí. No, ya le digo yo, yo no. Yo nomás los noventa días y ya…
LM: Sí, ya no le tocó.
AV: Ya no me tocó renovar contrato ni nada.
LM: ¿Recuerda que haya habido oportunidad de que les hayan dado oportunidad de quedarse, de tramitar residencia en aquellos años?
AV: No. No, yo a mí, no, digo. Muchos se quedaron, pero se desertaban.
LM: ¿Se desertaban?
AV: Sí, se desertaban y toda esa gente tiene su residencia. Sí, yo conozco a mucha gente que tiene su residencia.
LM: Pos a la larga, a muchos les funcionó, ¿no?
AV: ¡Les funcionó! Entonces, pero a mí no. A mí bueno, que dijeran: “Oiga, ¿quién quiere arreglar papeles?”. O algo, no, nada. Y, ya le digo, muchos de lo que hacían, era que, ya cuando se iba a terminar el contrato, se desertaban, y esa gente ya no venía. Y, ya, pos arreglaban sus papeles y ya al último, ahora sí ya vendrán. Los que viven y los que no, pos ya… Pero ya le digo, no hubo oportunidades.
LM: ¿Alguna ocasión le tocó que llegara La Migración a preguntar a la granja?
AV: Sí, no, sí. Sí iban Migraciones a… Pos hacían yo creo reportes, ¿verdad?, de gente ilegal, ¿verdad? A los campos a ver si había gente ilegal, yo creo.
LM: ¿Checaban, le pedían…?
AV: No, a los mayordomos.
LM: A los mayordomos.
AV: Ey, pero llegaban y le preguntaban que si no había gente ilegal y: “No, pos aquí es puro contratado”. Y luego pos ahí están todos los contratos de uno allí en las computadoras. Pos en ese tiempo ni eran computadoras, pero de todos modos allí están las listas de todo.
LM: Puro empujar el lápiz.
AV: Sí, no, pos sí. Le enseñaba la lista allí de toda la gente que había en un campo, ¿verdad? “Aquí hay tantos. Aquí están las listas. Aquí están los números de contratos de…” porque le daban a uno su mica.
LM: ¿Recuerda cuando le dieron su mica?
AV: Sí, ¡cómo no!
LM: ¿Cuándo fue eso?, ¿cuándo firmó el contrato o al salir?
AV: No, cuando firma uno los contratos le dan a uno su credencial, su mica. Y fíjese que es uno tonto, digo. Yo, se me perdió mi mica. Cuando vine del rancho, Durango, tenía yo todos mis papeles, todos, y me vine y dejamos la casa, abrieron la casa y se robaron todos los papeles. Y, fíjese que con esa mica se arreglaron muchos arreglaron su residencia, muchos.
LM: ¿Le hubiera a usted gustado arreglar su residencia?
AV: ¡Ah, cómo no! Bueno que en aquel tiempo, no, oiga. Pos no pensaba uno, yo estaba de a tiro jovencillo. No pensaba uno en su residencia, porque no, pos no le voy a platicar de mojados, ¿verdad?
LM: Sí.
AV: ¿También, también?
LM: Sí, también.
AV: No tenía yo ilusiones de residencia. Porque, en el setenta y… ¿Cuándo fue cuando me fui de mojado, Amparo? Jue en el setenta y, ¿qué?
2ND: ¿Mande?
AV: ¿En el setenta y qué me fui de mojado?
2ND: ¿Cuánto estas aquí?
AV: De mojado, la última vez.
2ND: No, pos no me acuerdo.
AV: Jue como el [19]72, [19]73.
2ND: No me acuerdo, soy muy mala para eso.
AV: No, creo que jue el [19]72 o [19]73 que me fui de mojado. También fui a, allá me estuve buen rato. Y, esa vez sí se me presentó una oportunidad de arreglar papeles. Trabajé yo en una fábrica que se llamaba la fábrica, ¿Cómo se llamaba, hombre? Una fábrica de muebles. Se me hace que se llamaba la Sam.
LM: ¿Le pagaban bien allí?
AV: Sí. Bueno, en aquel tiempo, más ó menos. Creo que me pagaban a $1.70 la hora, allá en aquel, que jue en [19]72, por ahí. Una fabrica mucho muy grande de, hacían puros muebles de estos.
LM: ¿Cómo fue que se animó a irse a Estados Unidos de mojado?
AV: Pos a veces la desesperación. Hay veces que tiene uno malas rachas, ¿verdad? Trabajaba yo con… Bueno, es más, no tener necesidad de irme, ¿verdad, vieja? Trabajaba yo con El Chato Sarabia, en un rancho. Entonces, pos ya me jui de allí, me aburrí de trabajar y me jui y, pero, hasta eso no económicamente no estaba mal. Y se me puso y dije: “Voy a ir pa Estados Unidos”. O sea que tenía una prima hermana allá en Los Ángeles. Y, vino y ya ve que en platicas y que esto y que… Ya le dije y dijo: “No, sí”. Ellos respondieron por mí allá y todo, y me jui yo. Pasé por Tijuana.
LM: ¿Por Tijuana pasó?
AV: Ey, El primer tiro que me dí, me agarraron luego luego. Pero, no luego luego me…
LM: ¿Qué les hacían cuando los agarraban?
AV: No, a mí no me trataron mal. Para que voy a decir nada, nada de mal.
LM: ¿Nomás lo regresaban?
AV: Sí, nomás me agarraron como… Me agarraron en la mañana y en la tarde me echaron, pero le daban a uno el pasaje ya hasta de donde es uno, lo echaban en el camión hasta de donde es uno.
LM: O sea que no estaban tan malos.
AV: No, no. Entonces, sí, íbanos como unos cuarenta, yo creo. Y se nos puso parar el autobús allí en La Reburosa [La Rumorosa], en la bajada. Empezamos allí hacer trámites. “No”, dije, “pos no, vámonos”. Y, ya lo paramos a fuerza y nos bajamos allí todos.
LM: Pos era un autobús mexicano.
AV: Sí, era mexicano. Allí nos paramos, allí nos venimos hasta Mexicali a pie, oiga, una friega. Hasta Mexicali nos venimos a pie y ya de allí agarramos otro autobús hasta Tijuana. Y ya hablé otra vez allá y ya me contestaron, y ya me mandaron un coyote de allá. O sea que conocían un coyote en Tijuana y ya le hablaban allí. No, ya nos pasaron al otro día pasamos hasta aquí, hasta Los Ángeles.
LM: ¿Cuánto le cobró el coyote?
AV: No me acuerdo. Pero yo creo que como unos $300, $400 dólares más o menos, yo creo. Como unos $300 dólares más o menos.
LM: ¿Estaba fácil o estaba difícil?
AV: No, pos, si fuera [a] mí se me hizo ya fácil después, porque, ya no me detuvo. Ya nos fuimos hasta Los Ángeles. Allí en la terminal de Los Ángeles. Los autobús[es] allí ya fueron por mí y a chambear luego luego.
LM: O sea que, ¿cruzó y se subió en un autobús?
AV: No. O sea que el coyote me trajo en un carro hasta los mismos Ángeles. De Tijuana a Los Ángeles. Allí esta cerquitas, son tres horas.
LM: Más ó menos.
AV: Sí, son tres horas y ya de allí ya, a la terminal, allí los autobús. Allí ya jue la persona que iba ir por mí, y ya jue y me recogió y ya nos fuimos a la casa de él.
LM: Vamos a regresarnos un poquito a su último contrato. ¿Qué pasó cuando se acabó su último contrato?, ¿qué les dijeron?
AV: No, pos se acabó el contrato, se acabó la pisca, ¿verdad?, y pos ya. Cumple uno su contrato y ya le dan a uno pa juera, ya lo mandan a uno para México.
LM: ¿En qué los mandaban a México?
AV: Pos en autobuses, a la frontera. O sea la frontera. Y ya de allí uno ya sí paga su pasaje pa acá, pa México. Sí, ya paga uno su pasaje.
LM: Y, cuando regresó a Durango, ¿qué hizo? ¿En qué trabajó?
AV: La última vez…
LM: Esa vez que regresó.
AV: ¿Qué regresé? Pos, me dediqué a mis, tenía unas vaquitas, a cuidar mis vaquitas.
LM: A su ganado.
AV: A mis, tenía unas vaquitas allí. Ya me dediqué a eso y a sembrar.
LM: ¿Le daban ganas de repente de regresarse?
AV: Pos sí ya jue cuando le digo que ya jue la última vez que me jui de mojado.
LM: Casi a los diez años, ¿verdad?
AV: Ey, pero ya me jui de mojado y no, pos ya vine de mojado y compré una camionetita, y ya me anduve comprando chicharras y ya no me volví a ir. Ya me vine aquí a Durango y compré una carnicería, dos carnicerías, y ya nos instalamos aquí y ya de aquí no nos hemos movido. Y, ya de allí ya no he ido a Estados Unidos, hasta el otro día fuimos, pero ya iba legal.
2ND: Ya iba legal.
LM: Qué bien.
AV: Ya iba legal.
LM: Oiga, Don Alonso, ¿hizo buenos amigos con los braceros?
AV: Sí, pos sí. En primer lugar, íbanos pura gente… Nos tocaba pura gente de pueblos, de los del mismo pueblo, entonces digo, era pura gente conocida.
LM: Gente sana.
AV: Es gente sana, gente que conoce uno, ¿verdad? Pos hace uno amigos allí de otros pueblos, de otras partes, de otros estados, de… Pero, como íbanos diez, veinte, treinta de un mismo pueblo, pos todos convivíamos allá.
LM: ¿Cómo se portaba el mexicano allá?, ¿cómo era su relación allá? ¿Se apoyaban?, ¿se ayudaban?
AV: Pos fíjese que no. No, digo, entre amigos sí. Pero ya entre desconocidos, ya no… Pos que no es uno muy… ¿Cómo decir? Muy humanitario, ¿verdad? Pos, se ve uno, se saluda y nada más.
LM: ¿Había envidia?
AV: Sí. Pos yo creo que a veces sí. Digo, a veces sí muchos se envidiaban, porque unos hacían más y otros hacían… Pos sí, ya ve como, como en todo, ¿verdad? Sí usted es bueno pa trabajar claro usted gana un peso más. Y, siempre decía mi apá. “El flojo, todo el tiempo está envidiando”. Y el que quiere hacer más que el otro, pos no puede. Y esas son las envidias que más o menos se presentaban. No, y es que, que: “¿Cómo le hago?”, “No, pos muévele las manos y juntas más centavitos.”
LM: ¿Se acuerda si había quejas o cuales eran las quejas de los braceros en los ranchos?
AV: No.
LM: Que ellos se hayan quejado del trato de…
AV: No, yo no. Casi no había quejas de, porque sí iban inspectores, oiga. Sí iban a preguntarle a uno a ver como lo trataban, a ver qué…
LM: ¿De dónde eran los inspectores?
AV: Pos eran por lo regular, eran inspectores americanos de las mismas compañías. Se iban a preguntarle a uno que como lo trataban a uno, ¿verdad?, todo eso. Pero no, yo hasta eso no. Yo por mi persona, nunca me trataron mal, ¡nada! Todo bien, digo, la comida, pos allí como le digo, usted comía lo que usted quisiera comer, ¿verdad?
LM: Claro.
AV: Todo correcto, todo bien, sí.
LM: ¿Qué fue lo que más le gustó? De los trabajos que hizo, ¿cuál fue el que más le gustó?
AV: A mí el trabajo que más me gustó fue la pisca de tomate. Jue lo que más me gustó.
LM: ¿Porque se ganaba más allí?
AV: Sí. Sí, porque se ganaba uno centavos. No, a mí no me tocó más de la pisca esa. A lo mejor sí me ha tocado otra ahí, en ese campo allí piscaban uva, piscaban naranja, piscaban limón, de todo.
LM: O sea que usted trabajó en el betabel…
AV: En el betabel y en la pisca de tomate, sí.
LM: Y algodón.
AV: Y algodón acá en México. Esos son los trabajos que yo hice allá, sí.
LM: Entonces, en Estados Unidos, ¿nomás betabel y tomate?
AV: Y tomate, nada más… Digo, como le digo, de contratado.
LM: Claro.
AV: De contratado, sí. Ya cuando yo me jui de mojado ya me tocó piscar fresas. Fresa también es bueno, es buen trabajo ese.
LM: Algo que le haya gustado, que se le haya echo diferente, novedoso cuando llegó.
AV: ¿A estados Unidos?
LM: Ajá.
AV: Pos, lo novedoso de Estados Unidos de que todo hay allá, oiga. Allá a usted no se le dificulta nada. Usted dice: “Voy a hacer esto, voy a comprar esto”, y lo halla. Y luego al mexicano, ya ve como se ilusiona uno con cualquier cosa. Que ve usted una televisión, pos quiere traérsela y todo eso. Ya ve que aquí en ese tiempo ni televisiones había.
LM: ¿Trajo algunas cosas cuando se vino?
AV: No, yo le digo, yo no traje más de un radio, eso jue lo que traje. Más cosas, nada, nomás mis trapos, nada más.
LM: Pos algo de ropa.
AV: Algo de ropa, nada más eso. Porque no, digo, allá como se gana el dinero, se gasta.
LM: Así es.
AV: Se gasta, digo, si usted gana $500 dólares se va al pueblo y los gasta como aquí. Y el chiste es ir a traer. El chiste es ir a quitarle a los güeros pa traer pa acá.
LM: Gastar es muy fácil.
AV: Ey, eso sí es fácil.
LM: Muy bien. Quiero preguntarle, ya para terminar con esta entrevista, ¿qué significa para usted el termino bracero?
AV: Pos, ¿qué significará?
LM: ¿Qué siente usted cuando escucha hablar de los braceros? Cuando escucha…
AV: Pos fíjese que no sabría yo mero contestarle. Pero bracero se me figura como una cosa de que va uno de aquí de México, como que aquí en México no hay los trabajos suficientes para estar uno feliz aquí en México, ¿verdad? Va uno arriesgándole a su propia vida, ¿verdad? De ir con la ilusión, con la ilusión de ir a traer usted un centavo para su familia, a los Estados Unidos. Eso pienso yo que es un bracero, ¿verdad? Por las faltas de oportunidades que hay aquí en México. Porque si aquí en México hubiera oportunidades, hubiera trabajos bien pagados digo, ¿qué tiene que andar sufriendo uno en Estados Unidos, verdad? Entonces va uno con aquella ilusión de irse uno de bracero, de hacer algo pa su futuro.
LM: ¿Qué pensaba usted cuando iba a los Estados Unidos? ¿Qué pensaba que iba a encontrar?
AV: No, pos ya más o menos ya lleva uno una noción, por los mismos compañeros que iban antes, ¿verdad? Que le decían a uno: “No es fácil”. Usted no vaya con la ilusión que usted va a agarrar el dinero a rastrilla, ¡no! Tiene que sufrirle, porque es duro y sí son muy duros los trabajos en Estados Unidos. Los del campo, son muy duros. Que allí hay veces que casi quería uno llorar, porque no, es durísimo.
LM: ¿Llegó a sentir momentos de tristeza?
AV: Sí, cómo no. Digo, de soledad y estar uno solo allá, y luego como a mí, que me tocó estar malo en Caléxico también, que me tocó estar malo. Duré como unos ocho días en el hospital también de lo mismo.
LM: ¿Cómo fue esa experiencia?
AV: O sea que jue la misma deshidratación que me pasó acá en Sonora. Caí yo al mismo calor y no soporté el calor. Entonces también allí me volví a enfermar. Entonces digo, uno solo, allá enfermo y luego allí sí, porque allí no había gente de mi pueblo, naide más que yo solo. Y yo estaba solo, oiga. Caí también allí en el field y de allí me llevaron al hospital. Duré ocho días.
LM: Ocho días.
AV: Ey, y solo, oiga pos sí se siente uno mal. Sí, porque no hay ni quien le de un vaso de agua a uno. Ya cuando lo llevan a uno allá a las barrancas, digo, convaleciendo y a trabajarle. Porque pos allí no lo quieren a uno deoquis.
LM: ¿Le cobraron a usted algo?
AV: No, nada. El seguro pagó. Sí, el seguro pagó. Y por eso digo que sí se siente uno medio tristón. Digo, en esas circunstancias.
LM: Digamos que esos serían los momentos más…
AV: Más difíciles. Que usted se enferma allá y que cuando hay compañeros digo, pos le dan ánimo, ¿verdad? Pero cuando usted esta solo, que no conoce a naiden, que conoce a más gente, pero que no… Pos no es cuando usted se siente más mal, ¿verdad?, que diga: “Pos a lo mejor aquí voy a quedar”. O no sé. Pero que cuando hay mucha raza, como acá donde jui la última vez, pos allí éramos muchos del pueblo y luego pos allí estuve muy a gusto porque, pos allí estábamos todos.
LM: Claro.
AV: Los domingos nos íbamos al pueblo, nos divertíamos allá, nos íbamos a tomar una coca y ya, en la tarde eso muy a gusto.
LM: Y los momentos más agradables o alegres que tuvo usted allá, ¿cuáles fueron?
AV: Pos los momentos más agradables es cuando va uno al pueblo, oiga. Que va uno con la ilusión de salir, de pasearse, de ir a tal parte. Y si se puede, comprar una cosa que a uno le guste, que la compra y ya viene, ya viene uno contento.
LM: Muy bien. ¿Está usted orgulloso de haber sido bracero?
AV: Sí, cómo no. Cómo no voy a estar orgulloso porque… De lo poquito que tengo, todavía es de eso, ¿verdad? Entonces sí estoy contento.
LM: ¿Sí le sirvió de algo?
AV: Sí, como no. Sí, digo yo, mi poquito patrimonio que tengo es de Estados Unidos, una parte, entonces, digo, ¿Por qué no tengo que estar feliz, verdad? Tengo que estar contento, ¿verdad?
LM: Recuerdos positivos.
AV: Sí, no, digo, pos es que si le va a uno bien, digo pos qué bueno. Y todo eso, pos yo me acuerdo cada rato, digo, si no viniera a Estados Unidos… Porque mi padre sí tuvo mucho, se movía entre… Pero pos yo nunca jui… Pos sí, digo que yo dijera: “Pos no, voy a atenderme a lo que tenga mi padre, no. Él me quiso, me dio algo y, si no, pos no. Digo, se siente uno orgulloso con lo que uno hace, ¿verdad? Con lo que uno hace, sí se siente uno orgulloso pa su familia de uno, ¿verdad?
LM: El haber sido bracero, ¿cambió su vida de alguna manera?
AV: No, yo sigo siendo el mismo. Cuando me jui, jui Alonso y cuando me vine, jui Alonso. No se me subieron los dólares como a muchos.
LM: Qué bien.
AV: No, soy el mismo y seguiré siendo el mismo hasta el día de que Dios se acuerde de mí. Porque sí, hay gente que sí cambiaba mucho. Y se iba a Estados Unidos, uy, venían intocables.
LM: Cuénteme alguna anécdota de esas…
2ND: Pero, ahora que fuimos, no sé nos…
AV: No, muchos sí. Y desgraciadamente la gente que más pobrecita que se iba a Estados Unidos, que… Bueno, allí le va una charra. No, no es charra, es cierto. Había un señor allá en [El] Mezquital que se llamaba Miguel Alarza, taba muy rico el señor. Y decía: “Yo a los braceros les tengo miedo nomás ocho días, cuando vienen. A los ocho días, ya vienen a pedirme fiado”. Sí, de donde me contó Miguel. “No, llegan aquí que esto y lo otro, y que dólares y que… Pero nomás ocho días les tengo miedo. A los ocho días, le vienen a pedir el kilo de azúcar”.
LM: Muy bien. Don Alonso, pos quiero darles las gracias.
AV: No, igualmente, digo…
LM: Por haber compartido con nosotros su vida, sus experiencias.
AV: Igualmente. Muchas gracias que me tocó a mí, oiga. Me tocó suerte, ¿verdad? Mi suerte de que me entrevistaran, digo. Y le agradezco mucho y pos no me queda decirle más de que agradecerle y que le eche muchas ganas.
LM: Mucha gracias.
AV: A su profesión que está ejerciendo y que Dios lo ayude, y cualquier rato nos volvemos a ver, ¿verdad?
LM: Claro que sí.
AV: Y, luego salimos conocidos.
2ND: ¿Es de aquí?
AV: Sí, es de aquí. O sea es hijo de Laureano.
2ND: ¿De cuál Laureano, oye?
AV: Laureano Martínez, no, tú no lo conoces.
2ND: No, no lo conozco.
LM: Bueno, al nombre de la Universidad de Texas, le doy las gracias y con esto vamos a dar por terminar la entrevista.
AV: Ándele. Muchísimas gracias y cualquier otro día nos vemos.
LM: Gracias.
Fin de lado A
Interviewer
Martínez, Laureano
Interviewee
Venegas Batres, Alonso
Location
Durango, Durango, México
File Name Identifier
Venegas_Batres_DGO034
Citation
Martínez, Laureano and Venegas Batres, Alonso, “Alonso Venegas Batres,” Bracero History Archive, accessed November 25, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/189.