Audómaro G. Zepeda

Title

Audómaro G. Zepeda

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Audómaro Zepeda was born on May 10, 1933, in Jalisco, México; as the second of thirteen siblings he only went to school through the third grade; when he was nine years old, he began working in the fields; his uncles were braceros, and so he decided to follow in their footsteps; he worked with the bracero program on and off from 1957 to 1961; as a bracero, he worked throughout California, picking beets, broccoli, cauliflower, celery, chile, and cotton.


Summary of Interview: Mr. Zepeda recalls his childhood and adolescence; because his uncles had worked as braceros, he knew that would be his one chance for a better future; in 1957, he began the hiring process by paying $300.00 to go on the county’s list of eligible workers; he then went to the contracting center in Empalme, Sonora, México, and he was sent by train to Mexicali, Baja California, Mexico, where he was medically examined and deloused; as a bracero, he worked throughout California, picking beets, broccoli, cauliflower, celery, chile, and cotton; when he worked in Salinas, California, there were between 400 and 600 workers; they had to wake up at 3:00 am just to eat breakfast; he usually worked seven days a week, and rarely had Sundays off; while working in the fields he often spent the entire day hunched over, and was yelled at and got in trouble for standing up; he goes on to describe the overall working and living conditions, methods of payment, his daily routine, the food, and what he did when he was not working; although there were often strikes in the camps due to complaints about salary and working hours, he avoided them at all costs; each time his contract ended, he returned to México, and he had to pay for his name to go on a new list for another contract; he concludes that he was proud to have been a bracero and considers the United States his second home.

Creator

Loza, Mireya
Zepeda, Audómaro G.

Date

2005-07-28

Subject

Bracero

Contributor

Cristóbal Borges

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Audómaro Zepeda

creator (Spanish)

Loza, Mireya

contributor (Spanish)

Cristóbal A. Borges

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Original Format

Mini Disc

Duration

44:54

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Audomaro G. Zepeda
Fecha de la entrevista: 28 de julio de 2005
Nombre del entrevistador: Mireya Loza

ML: Dígame su nombre.
AZ: Me llamo Audomaro Zepeda.
ML: ¿Dónde y cuándo nació usted?
AZ: Nací el día 10 de mayo de 1933 en Tepehuajes de Morelos, Jalisco.
ML: Hábleme de su familia y del lugar donde nació.
AZ: En mi familia hubo trece hijos.
ML: ¿Trece?
AZ: Trece.
ML: Okay. Y, ¿cuál era usted entre los trece?
AZ: El segundo.
ML: ¿A qué se dedicaban sus padres?
AZ: Pos a trabajar en el campo, sembrar maíz, garbanzo, frijol.
ML: Hábleme de cuando fue a la escuela. ¿Usted fue a la escuela?
AZ: Muy poquito, porque como éramos muchos, me tocó trabajar.
ML: ¿Cuántos años fue?
AZ: Fui hasta el cuarto grado.
ML: ¿Aprendió usted a leer y a escribir?
AZ: Sí.
ML: ¿Cuántos años tenía cuando empezó a trabajar?
AZ: Como nueve años.
ML: Cuénteme de su primer trabajo.
AZ: Fui a sembrar maíz y garbanzo y empezar a agarrar la yunta para arar, a sembrar de bueyes.
ML: ¿Cómo se enteró usted del Programa Bracero?
AZ: Unos tíos míos primero vinieron para acá de braceros y después daban en el municipio, daban cartas para venir a los Estados Unidos. Se inscribía uno para venir y le daban a uno la carta el presidente del municipio y se venía uno a Empalme, Sonora a contratarse. Después hacían listas y pagaba uno $200 o $300 dólares para contratarse.
ML: ¿Dónde vivía usted en ese tiempo?
AZ: En mi casa.
ML: ¿Estaba usted casado?
AZ: No, en ese tiempo no.
ML: ¿Alguna vez llegó a pensar en trabajar en los Estados Unidos? ¿Por qué decidió a venirse a los Estados Unidos?
AZ: Pos por tener un futuro mejor y ganar algo de dinero.
ML: ¿Influyó su familia de alguna forma su decisión?
AZ: No.
ML: ¿Qué dijeron ellos cuando decidió venirse de bracero?
AZ: Lloraron.
ML: En ese entonces usted ya tenía familia que eran braceros, ¿no?
AZ: Sí, tíos, tenía tíos aquí, sí. Y tenía un abuelo que dejó a mi abuela, se vino para acá y la abandonó.
ML: ¿Él era bracero también?
AZ: No, él se vino en los tiempos que se venían por ahí el 1920, [19]22, por ahí y cruzaban las fronteras y creo pagaban $0.25 centavos de dólar y nomás que supieran leer y escribir y les daban La Migración.
ML: Platíqueme usted un poco sobre el proceso de contratación.
AZ: El proceso de contratación que cuando se estaba uno y pagaba uno los $300 dólares y se venía uno al Empalme.
ML: Y, ¿luego después de eso?
AZ: Y después de eso que le hablaban a uno y entraba uno a la contratación, gritaban, nombraban la lista y contestaba uno el segundo apelativo. Y ya se pasaba para adentro y ahí empezaban a examinarte, lo desnudaban a uno. Y después que ya le daban a uno sus papeles a venirse, se venía uno en un tren de Empalme a Mexicali. En Mexicali entraba uno para adentro y al entrar entraba uno a un cuarto y lo fumigaban a uno con un polvo, como fumigar a algún animal, desnudo, todos y de ahí se iba uno al centro de contratación. De ahí llegaban los pedidos para donde necesitaban gente para trabajar. Y la primera vez me tocó, fue en 1957 me tocó contratarme a Arroyo Grande, tengo en la lista yo puesto. Y estuve como seis meses y luego pues nomás te decían de un día para otro: “Ya te vas a ir”. Y nos íbamos. En 1958, en abril, me vine otra vez y entré a la misma historia y en el centro me tocó que me mandaron a Salinas, California. Obligado, no, no, antes escogía uno a donde quería uno ir y eso, pero en ese tiempo te mandaban a fuerzas a Salinas por seis meses de contratado, quisieras o no quisieras. No escogía uno el lugar donde quería ir uno. Y aquí en este pueblo de Salinas se trataba muy mal a la gente.
ML: ¿Cómo los trataban?
AZ: Pos te traían trabajando como esclavo y hasta lloraba uno. Las levantadas muy de madrugada, te daban un almuerzo y todo el día, catorce horas de trabajar. Y a los seis meses yo fui a ver a mi abuelo a Santa María y un amigo de él me dio una carta para hacerme un cambio yo para Arroyo Grande otra vez y ahí completé dieciocho meses trabajando. Y luego se terminó y me fui y volví a venir otra vez, en el [19]59 y fui a Delano. En Delano duré seis semanas, de Delano me volvieron a mandar otra vez otra carta y me hicieron el cambio a Arroyo Grande otra vez. Allí estuve todo la parte del [19]59, luego todo el [19]60 y el [19]61 iba a completar en noviembre el contrato. En ese tiempo me casé yo con mi esposa y dejé el contrato y arreglé migración. En cuarenta y cinco días me arreglaron y de esa fecha ya me cambió mi vida. Ya trabajé mejor sin aquellas… Los mayordomos o los patrones, o les dirían los patrones. Lo que el mayordomo decía, eso se hacía. Pero sí estaba muy duro porque la comida estaba muy mala.
ML: ¿Quién cocinaba?
AZ: Había cocineros, en algunos campos había cocineros. Donde había cocineras estaba mejor la comida que los cocineros, pero había personas que eran como contratistas, como contratistas de comida allí y así pos pa hacer dinero, ellos hacían dinero. Y le pagaban a uno, yo la primer vez que vine gané $0.83 centavos la hora, muy duro para trabajar. Después en Arroyo Grande ya estuvo mejor, estaba un campo, una compañía que se llamaba Filan & Taylor y allí había unas señoras que daban comida y daban mejor comida. Ya le daban a uno el almuerzo más bien, pero diferente a los otros campos. Como aquí en Salinas tenía que levantarse uno a las tres de la mañana pa poder alcanzar el almuerzo y luego pues salía uno a trabajar.
ML: Porque habían filas largas para el almuerzo.
AZ: Sí, los campos eran de unos cuatrocientos, seiscientos hombres, personas para trabajar.
ML: Y, ¿dónde dormían?
AZ: En unos lugares que les decían barracas con camas literas, hasta tres así y en la barraca pues cuarenta, cincuenta personas. Y para los baños, pos se turneaba uno en bañarse.
ML: ¿Usted hizo muchas amistades con los braceros que conoció allí?
AZ: Oh, sí, se conocía uno de muchos estados. Yo conocí muchos del estado de Oaxaca, de Michoacán, de Guerrero pues de muchos estados se conocían uno cuando andaba ellos. Que hasta hay muchos casados con personas de Guerrero, personas de Michoacán, de Jalisco. Así para atrás y para adelante, se casaban muchos hombres y mujeres de un lado y del otro.
ML: ¿Cuántos días a la semana trabajaba?
AZ: Todos los días, los siete días a veces. A veces nos daban el domingo, pero casi la mayoría del tiempo cuando estaba el verano que ocupaban los siete días que trabajábamos.
ML: ¿En el verano no descansaban ni el domingo?
AZ: Casi no, a veces medios días. Habían unos lugares que trabajaba uno por contrato y el tomate, lo que uno hiciera, eso ganaba. Pero cuando era por horas, pos nomás las horas y lo traían a uno… Pos andaba uno desahijando, andaba uno agachado y si te parabas porque dolía la cintura y luego te gritaban: “Agáchate y síguele”. Y nomás andaba así. Yo nombraría una persona de esas como un verdugo, como el que andaba azotando a los esclavos, nomás eso faltaba. Pero tenía uno necesidad de agarrar un centavo y le convenía a uno venir, porque pos mandaba uno dinero pa México y allá se alivianaban y uno se alivianaba también para comer. Y yo en ese tiempo hasta compré casa.
ML: ¿Le pagaban en cheque o en efectivo?
AZ: En cheque.
ML: Y, ¿usted cómo hacía para ahorrar su dinero?
AZ: Pues a veces que lo guardaba uno, en alguna cosa lo guardaba. En una ocasión yo guardé, pues eran como $1,000 dólares y el mayordomo fue allá a agarrar unas cosas y vio el dinero y me dijo: “¿Por qué tienes el dinero ahí?”. “Y, ¿dónde lo pongo?”, le digo. Y fue en Arroyo Grande. Entonces me llevó al banco y me abrió una cuenta en el banco. Entonces él mismo me llevaba el dinero al banco y a muchos les hacía eso. Mandábamos dinero y él iba y lo ponía y había otras personas en otros lugares que les daban el dinero a la persona para que fuera a ponérselo y les cobraban bastante pa hacerle el favor de llevárselo, no te hacían gratis nada. Personas de esas duele, porque no le hacían a uno un favor gratis, todo el tiempo lo cobraban para todo. Y de ese modo mandaba uno el dinero pa allá, las cartas también. Lo que estuvo bueno para mí en Arroyo Grande que el campo estaba cerquitas de un pueblo que se llama Océano. Entonces el campo está así como a una media milla, por ahí, no estaba lejos. Y entonces una persona me dijo que podía rentar un apartado postal en el correo y lo rentamos un primo hermano y yo. Nos cobraron $0.75 centavos se me hace, por seis meses, algo así. Y empezaron a llegar más compañeros y se siguió usando el apartado para muchos. Nos íbamos y otros se quedaban, nomás quedaba uno de acuerdo y pagando y pagando. En ese sentido ya estábamos mejor nosotros porque nosotros llevábamos, nosotros mismos llevábamos las cartas al correo y comprábamos estampillas y todo para mandarlo.
ML: ¿Ustedes le escribía mucho a su familia en México?
AZ: Sí, a mi mamá, a mi papá y a mi abuelo, que me críe yo con mi abuelo.
ML: ¿Qué es lo que ellos pensaron cuando usted decidió irse?
AZ: Pos como te dije se pusieron tristes, que no querían, pero por una parte que no querían, pero por otra necesitaban pues tener ingresos de dinero. ¿De qué otro modo? No se podía, pues no había nada. Pero a veces que comía uno bien, a veces que no allá y ya teniendo el dinero, pues ya comíamos todos bien. Yo, gracias al Programa Bracero, le doy gracias a que hubo eso y estoy viviendo aquí en Estados Unidos.
ML: Cuando se enlistaba para irse de bracero, ¿habían requisitos que tenía que…?
AZ: Sí, el requisito era que tenías que llevar un acta de nacimiento y una que le nombraban cartilla que tenía que estar, este, que dio uno servicio en el militar. Si no tenías eso, no te dejaban entrar. A un menor de edad no lo dejaban entrar y con la cartilla y el acta de nacimiento ya pasaba uno. Y yo todavía tengo mi cartilla, nomás creo que dicen que ya no sirve, pero yo tengo mi cartilla todavía.
ML: Interesante, deberíamos hacerle copia.
AZ: Y me la iba traer para enseñárselas, le erré.
ML: Antes de irse a los Estados Unidos, ¿usted recibió información de autoridades, sean mexicanas o norteamericanas de sus salarios, sus condiciones de vida, alimentos, transportación?
AZ: Nunca nos dijeron nada.
ML: ¿No?
AZ: No.
ML: ¿Qué tipos de trabajo tenían en los varios lugares donde trabajaba?
AZ: ¿Aquí en los Estados Unidos?
ML: Sí.
AZ: Desahijar lechuga, betabel, apio, brócoli, coliflor y cortar lechuga también, cortar brócoli, coliflor.
ML: ¿Contrataron los patrones algún ilegal que estuviera trabajando con usted en alguna ocasión?
AZ: Que yo sepa no.
ML: ¿Alguna vez fueron autoridades mexicanas al lugar donde trabajaba?
AZ: Nunca.
ML: ¿En alguna ocasión fue migración a revisar documentación de los trabajadores?
AZ: No.
ML: ¿Cuál era su rutina diaria cuando era bracero?, ¿a qué hora se levantaba? Me dijo que se levantaba temprano, pero…
AZ: En un campo que estuve primero, sí se tenía que levantarse uno a las tres, cuatro de la mañana y ya en los otros campos ya cambió, ya era diferente. Pero de todas maneras se levantaba uno a las cuatro de la mañana para ir a almorzar y le llevaban a uno el lonche. A veces te llevaban, pues tacos, o a veces llevaban en unos termos comida y te daban en un plato con pan y en la noche le daban a uno cena diferente.
ML: ¿Qué tipo de cosas le daban de comer?
AZ: En la mayoría daban algo de puerco y como caldo de res, pollo, pero cosas así de bistec o pork chops o de esos no, no, nada.
ML: ¿Qué hacía usted en su tiempo libre cuando no estaba trabajando?
AZ: Pos, ¿qué hacíamos? Nomás quedarnos en el campo. Si no había alguien que nos llevara para allá, alguna persona, al pueblo, no íbamos a ninguna parte. A veces que, como en Delano, ponían un bus para llevarnos a Delano, estábamos lejos en la sierra. Y como te digo, después que cambió, el primer tiempo que estuve aquí en Salinas también estaba muy lejos, pero ya cuando cambió que volví a regresar a Arroyo Grande, entonces estaba el campo cerca del pueblo. En la tarde se iba uno a caminar o a veces que ya se hacía uno amigos y a veces lo invitaban a uno a ir al cine. Íbamos al cine una vez por semana a ver las películas mexicanas o que venía algún artista a cantar como… Yo creo que tú no oíste cantar a un cantante que se llamaba Javier Solís.
ML: Conozco a Javier Solís.
AZ: Sí, una vez que vino él, fuimos. Vinieron más artistas como Antonio Aguilar y varios artistas. Entonces pos si alguien nos llevaba, pues íbamos, si no, no íbamos.
ML: Y, ¿practicaban ustedes deportes en el campo?
AZ: Sí, jugábamos fútbol. Cuando íbamos a México nos traíamos una pelota pa jugar o a veces la hacíamos la pelota pa con… Jugar.
ML: ¿Escuchaban la radio?
AZ: Sí, radio sí escuchábamos. Escuchábamos una estación en la noche que llegaba de Texas en español, pero lo demás puro inglés. No había nada y no entendíamos nada, así es que de todas maneras no escuchábamos nada.
ML: ¿Alguna vez usted tuvo algún problema en el trabajo?
AZ: No, que yo me acuerde, no. Con alguna persona o con mayordomo, no, nada. Nada, nomás me gustaba trabajar.
ML: ¿Qué sucedía en caso de accidente o de enfermedad? Cuando alguien se enfermaba, ¿qué hacían?
AZ: Bueno, eso sí me pasó una vez. Yo me golpeé en una tráiler y sí me llevaron al doctor.
ML: Y, ¿qué le pasó?
AZ: Nomás me pusieron una cosa como una máquina como caliente aquí en el pecho y me dieron pastillas, pero pronto me puse bien y pude seguir trabajando. Es la única vez que me pasó a mí una cosa así.
ML: ¿Usted usaba la tráiler?
AZ: No, andábamos trabajando, se cortaba apio y hacía uno montones de apio y lo agarraba uno a brazada y lo subía uno pa arriba. Entonces se subía uno arriba a la traila a recogerlo con las manos. Va cargando las trailas y cuando al agarrar la traila, se movió el tractor y yo pegué en la traila. Fue accidente, yo no culpé a nadie después.
ML: ¿Cuáles eran las quejas más comunes, comida, hospedaje, patrones, su salario?
AZ: Pues las quejas que todo el tiempo se quejaba uno eran… Del salario no decía uno nada porque pos no sabíamos qué era lo que les pagaban a los demás, $0.83 centavos la hora para nosotros era bueno. Después subió a $0.90 y como te digo, cuando andábamos en ese, era contratos. Siempre, pues en ese tiempo sacábamos $100 dólares a la semana, era mucho dinero para nosotros por el contrato, por las horas pues sacaba uno $40, $50 pesos. De todos modos el contrato doblaba el dinero y pos estaba uno contento por eso. Pero el atropello era de que en un lugar te trataban mal. Te traían, pues querían que tú trabajaras, por ejemplo, no sé si sea mala la palabra, pero como un animal. Y ni a los animales les trataba uno así en el campo cuando los traía uno trabajando. Yo traje bueyes trabajando, arando y yo los acariciaba y les hablaba, les daba de comer y me entendían y me hacían mi trabajo. Me invitaban a trabajar, los bueyes. Y acá no, no te decían nada así, tú nomás, palabras obscenas que nos gritaban y: “Riégale y tínale”. Como quiera que sea, y gritos: “¡Dale pa acá y dale pa allá!”. Donde nadie nos gritaba nada, del contrato nadie nos decía nada. Porque allí se apuraba uno, porque le convenía a uno apurarse para hacer lo que uno quería, tenía que hacer. Como en eso del apio y en el tomate, en la zanahoria, hacer los bonches de la zanahoria o la cortaba uno la zanahoria y iba haciendo unos sacos. Ahí se apuraba uno, entre más uno hacía, pos más ganaba. Le pagaban, no recuerdo cuánto le pagaban a uno el saco o el balde de tomate, o había veces que eran cajas. Llenaba uno las cajas de tomate y las iba uno poniendo en el camino y te daban un número y tú ibas poniendo como un cheque en la caja a tu número para que nadie te la robara. Y andaba una persona contando las cajas de cada quien, o más bien en muchos lugares te dirigían. Tú no eras fulano de tal, tú eras el número nomás. “Número fulano, número zutano”. En muchas partes así se trataba. Y como te digo, en esa compañía, en Arroyo Grande, esa compañía para mí era, fue muy buena, se llamaba Filan & Taylor.
ML: ¿Por qué?
AZ: Porque nos trataron muy bien. Nos daban buen trabajo, comida estaba más o menos y pues no hacíamos lo que queríamos de todas maneras, ¿verdad? Pero de todas maneras estábamos más a gusto, la gente estaba más contenta. En otros lugares se oía que, como en Santa María, se oía que los traían mal, los traían pa acá. Y esa compañía, a lo mejor los dos dueños eran más considerados con la gente y a los mayordomos les decían que los trataran bien. Nos ponían a limpiar a hacer limpias de la planta, de la lechuga o el apio y nos daban azadón largo. En otros lados no te dejaban agarrar azadón largo, tenías que andar agachado.
ML: ¿Por qué no les daban un azadón largo?
AZ: Pues cada quien, cada compañía ellos te mandaban, era su criterio. Después salió un decreto que el azadón chiquito no lo podían usar jamás. Pero antes no, tenías que andar con el azadón chiquito escardando como quiera que sea. Esa compañía nos daba azadón largo, no nos daba azadón chiquito. Nomás para los desahijes sí agarrábamos un azadón chiquito, cortito. Hasta le decían: “Vas a ir al cortito”. No, decían: “Vas a ir a desahijar”. Decían: “Vas a ir al cortito”. “Sí, vamos al cortito”. Pero uno tenía que estar listo en la mañana y llegaba, a, primero había unos troques, en troques te llevaban, después ya hubo buses para llevar a la gente. Y todas las mañanas tienes que estar listo para ir a trabajar. Y llegar en la tarde y se acostaba uno pronto porque en la mañana temprano se levantaba y si alguno se quedaba, pos a ése sí le llamaban la atención. Y había mucho que sí, siempre no dejaba de haber gente con problema, siempre hay gente problemática que no está a gusto de este modo, que no está a gusto del otro. Pero yo nunca, está mal que yo lo diga, pero yo nunca tuve problemas con nadie. Desde un principio mi papá me dijo cuando me vine: “Tú nunca vas a hacer una huelga. Tú no te metas a las huelgas”. Y lo traía en la cabeza yo que van a hacer huelga, van a hacer huelga, yo me desaparecía, me iba.
ML: En los lugares donde trabajó usted, ¿los trabajadores hicieron huelga?
AZ: Sí, hacían huelga a veces, sí.
ML: ¿Los braceros?
AZ: Los braceros, sí.
ML: ¿Por qué y en dónde?
AZ: Aquí en Salinas hubo una vez uno de esos, una cosa de esas, que no les gustaba cómo estaban tratándolos, no les gustaba el pago. No recuerdo bien todo eso, pero algo así. Sí se hacían huelgas que no querían entrar a trabajar y veces que no entraban a trabajar, y pues si uno entraba a trabajar lo amenazaban, lo querían a uno golpear a veces.
ML: Y, ¿qué hacía usted para seguir trabajando?
AZ: Pos mejor no me arrimaba, mejor me iba pa otro lado. Y muchos se enojaban porque no los dejaban trabajar y muchos queríamos trabajar y no nos dejaban a veces. Una vez o dos me acuerdo yo de eso que hubo que la huelga y que la huelga. Yo ni sabía qué era, qué significaba huelga, hasta cuando ya empecé a oír eso. Como en mi tierra pues a quién le hacía uno huelga, o, ¿por qué hacía uno huelga? Nadie hacía huelga de nada, ni se oía eso. Cada quien tenía su pedazo de tierra allí para sembrar y cada quien sembraba. A nadie le hacía huelga uno nadie allá.
ML: ¿Quién sembraba mientras que muchos estaban acá?
AZ: Pos los hijos. Como le digo yo, se vinieron los tíos y como yo estaba con ellos, pues yo me iba a sembrar. Sembrábamos y a veces sembraba más y a veces no. Es muy duro esto de sembrar allá. No da la tierra a veces o llueve mucho o no llueve. Por eso se viene uno pa acá. Se viene uno de bracero, se viene de un modo o de otro y ya no le dan ganas a uno de irse para allá.
ML: ¿Por qué?
AZ: Pos yo, para mí es mi segunda patria aquí en los Estados Unidos. Me gustó mucho el país.
ML: ¿Qué le gusto tanto del país?
AZ: En principal me gustó mucho el sistema de gobierno cómo trabaja y no te hacen menos, no te discriminan. Por lo menos, yo no he sentido discriminación y he andado con muchos americanos trabajando y a mí nunca me han discriminado, ni he sentido esa discriminación. Y muchos dicen que los discriminan, pero para mí no.
ML: ¿En México usted sintió eso?
AZ: En México sí se sentía eso, porque eres pobre, tú no… Por ejemplo, alguna fiesta, al pobre no lo invitan, al pobre no lo dejan entrar. Y por eso yo me hice ciudadano americano, me naturalicé.
ML: ¿En qué año?
AZ: En el [19]78.
ML: ¿Se trajo a su familia con usted?
AZ: No, mi familia aquí estaba. ¿Mi papá y mi mamá?
ML: Sí.
AZ: Oh, sí, todos nos los trajimos, un hermano y yo nos los trajimos. Mi papá y mi mamá todavía vive, tiene noventa y un años.
ML: Y, ¿su hermano también vino de bracero?
AZ: Sí, también. Nomás mi hermano y yo vinimos de bracero, todos los demás los arreglamos.
ML: ¿En alguna ocasión ustedes vinieron juntos?
AZ: ¿Mi hermano y yo? Sí. Pero lo desapartaban a uno a veces en, ahí en el centro.
ML: ¿Por qué?
AZ: Pos es que habían los pedidos y a uno le tocaba y a otro no. O acá también te desapartaban, cuando llegabas acá a La Asociación, que la compañía fulana, o el ranchero fulano quiere tantos y mandaban tantos ahí. Mandaban, el que se entendía de La Asociación, pues mandaba quien él quería o escogía. Y es como se desapartaba uno, se separaba.
ML: Y, ¿ustedes querían estar juntos?, ¿buscaban trabajos donde podían estar juntos?
AZ: No, pues no podía uno buscar trabajos. De que decía yo quiero trabajar aquí, no, no, de ese modo no se podía. Ya con sus papeles de uno, pues ya buscaba uno donde trabajar.
ML: Y si no le gustaba el trabajo, ¿qué hacía?, ¿qué hacían los braceros que no les gustaba ese tipo de trabajo?
AZ: Es cuando empezaban a, muchos empezaban a querer hacer huelga, pues. Que muchos no les gustaba como, desahijar porque era muy cansón cortar lechugas, se cansa uno mucho. Y pues muchos querían algunos trabajos más livianos, pero de todas maneras veníamos a trabajar donde nos pusieran. Yo nunca puse peros para trabajar, yo donde quiera trabajé y todavía sigo trabajando.
ML: Y, ¿qué tan menudo veía a su familia durante los años que trabajó como bracero?
AZ: Hasta que se terminaba el contrato iba uno. Menos no podía uno verlos, nomás escribía.
ML: Cuando se terminaba el contrato, ¿usted buscaba otro contrato o pasaba un tiempo en México?
AZ: No, se iba uno pa México y entonces allá ya había alguien que hacía listas y se alistaba uno para venirse. Es el único modo que se venía, con las listas, que pagaba uno de $200, de $300, $400, así pagaba uno para la lista.
ML: ¿De dónde sacaban tanto dinero?
AZ: Pos a veces que pedía uno prestado. Hubo una ocasión que me fue bien en la siembra y vendí maíz y compré dos puerquitos y los engordé y de ahí saqué el dinero pa venir para acá. No pedí prestado a nadie, pero muchos pedían prestado y les cobraban hasta el 10% del dinero de los $300 pesos. Y tienen que pagar, cuando ya estaban acá, pues tienen que mandar pagar. Yo nunca pedí prestado, me tocó suerte.
ML: Le tocó suerte.
AZ: Sí.
ML: ¿El patrón de usted le proporcionaba artículos personales como cepillo de dientes, jabón, toalla, rastrillo? ¿Cómo conseguía esas cosas?
AZ: Pues cuando íbamos, alguien nos llevaba al pueblo, comprábamos. Cada quien compraba su cepillo, su rastrillo, jabón, pero de eso no daban nada, uno compraba todo. En ningún campo dieron eso.
ML: ¿Para usted qué significa el término bracero, la palabra bracero?
AZ: ¿Bracero? Trabajador. Los brazos, trabajar con los brazos.
ML: ¿Cómo se siente usted de que lo llamen bracero?
AZ: No me siento mal. Estoy trabajando todavía, todavía trabajo con mis brazos.
ML: ¿Qué hace hoy en día?
AZ: Trabajo en una planta de ensaladas. Y ahora después ya he tenido diferentes trabajos. Fui supervisor en los files [fields] de, para regadores y tractoristas. Y ese ya era otro término, pero es muy duro. Porque manejar gente, me dolía a veces que algunas personas llamarles la atención o regañarles, pero tenía que hacerlo porque haz de cuenta que trae uno, como que estás cuidando unos niños. Hay niños que de adrede hacen las travesuras para hacerte enojar. (risas) Sí, así es.
ML: En término general, sus recuerdos de haber sido bracero, ¿son positivos o negativos?
AZ: No, son positivos.
ML: Son positivos, ¿por qué?
AZ: Porque de todas maneras, como te digo, de todas maneras fue un camino que nos tocó venir a trabajar aquí aunque venimos y sufrimos, pero hubo un camino para vivir aquí en el país, como te digo, que a mí me gustó mucho el país y yo dije: “Yo de un modo u otro, yo me quedo en el país”. Y aquí estoy. Y me gusta mucho el país, los Estados Unidos de América es mi tierra ya.
ML: El haber sido bracero, ¿cambió su vida de alguna manera?
AZ: Bueno, sí cambio para bien, para bien porque anteriormente pues puede decir, trabajaba uno allá poquito. Trabajando de albañil en ese tiempo le pagaban a uno $7 pesos todo el día, desde la seis hasta las seis de la tarde así por $7 pesos, pues no rendía la cosa. Y pues de todas maneras es duro trabajar así. Ya acá cambió la vida porque sí ganaba uno más dinero, ya podía uno comprar más de lo que quería uno, comprar ropa, comer mejor. Para mí sí fue positivo. Tal vez algunos dirán que no, pero muchas personas del Programa Bracero tal vez tengan en México de qué vivir o algo que juntaron o hicieron en ese tiempo. Yo no hice nada allá. Compré una casa como te digo, una vez, pero después vendí esa casa y compré una aquí y aquí tengo mi casa, la tengo muy bien arreglada. Es mía, está pagada, tengo como siete años que la acabé de pagar y está muy bonita, está muy bien arregladita. Y ese es otro orgullo también que también viene de cuando fui bracero. Si algunas personas no supieron lograr nada, muchas personas pues se iban a las cantinas a tomar cuando vivían cerca de los pueblos. Como aquí en Salinas, los campos aquí estaban alrededor del pueblo, unos, y otros estaban afuera de la ciudad, estaban más lejos. Pero los que estaban aquí en el pueblo, pues muchos se perdían, muchos hasta ni regresaban para allá con la esposa. A veces se juntaba con otra mujer aquí y de ese modo se quedaban aquí también. Pues es unas vidas, como el dicho que dice: “Cada cabeza es un mundo”. Cada persona es distinta. Yo pienso de un modo y tú piensas de otro. Pero el Programa Bracero sí fue bueno para mí y para muchos que sí les dio vida como quiera que sea. Nos trataron mal como esclavos y de todas maneras aquí estamos. Muchos de los braceros estamos arreglados aquí. Muchos ya no viven, muchos ya se fueron y gracias a Dios, pos todavía aquí andamos.
ML: Pues ya terminé con mis preguntas, si usted quiere compartir otra historia, otra cosa, puede compartirlo ahorita porque…
AZ: ¿Como de qué forma?
ML: Lo que usted quiera contar que recuerda de su tiempo de bracero. Algo que no le pregunté.
AZ: Pos de mi pueblo, estuvimos mucho tiempo juntos algunos muchachos y como te digo, sí tuvimos buen tiempo y trabajamos bien.
ML: ¿Pero estuvieron bien?
AZ: Sí, hacíamos equipo de fútbol y jugábamos y nos divertíamos. Y iban al 16 de Septiembre, iban de los pueblos se hacían, en un pueblo que se llama Guadalupe celebraban es 16 de Septiembre. Iban las muchachas a vender botes [votos], los este, botes, comprar botes pa que ganara la muchacha y pues nosotros les comprábamos y hacíamos baile y bailábamos con ellas, nos divertíamos, nomás que la persona que nos llevaba no nos dejaba tomar. Algunos sí les gustaba tomar, ¿verdad? Yo también en veces tomaba tomar, ¿por qué no? Pero sí se divertía uno ahí como en ese lugar. De los otros lugares yo nunca oí decir nada, pero muchas personas de Michoacán, de Guanajuato, de Guerrero, de Zacatecas que llegaron a estar allí y todos como familia nos juntábamos. Hacíamos fiesta y celebrábamos el 16 de Septiembre. En ese tiempo México era, o es todavía, ¿verdad?, nuestra patria, como decíamos, ¿verdad? Yo ahorita tengo las dos ciudadanías, la mexicana y la americana. Siempre regresé a agarrar la mexicana, porque sí tengo mi pasaporte mexicano. Nomás no pude agarrar la tarjeta para votar, pero creo ya nos la van a dar. Pero sí estaba bonito, había veces que en las noches había alguna persona que sabía tocar guitarra y nos agarrábamos cantando, unos de un modo y otros de otro, en el campo allí. O a veces que el domingo no nos daban, había trabajo, nosotros celebrábamos allí en el campo, hacíamos fiestas unos con otros. Había veces que había dificultades con algunos que se enojaba o se peleaban. Otro día seguíamos igual, a seguir trabajando y a vivir, pero de todas maneras no nos olvidamos de México. Como te digo, yo vivo aquí, me gusta el país, como te vuelvo a decir y estoy encantado de vivir aquí, pero no me olvido de allá pues tampoco, aunque no tengo ya a nadie allá. Toda mi familia esta aquí. Mi papá murió el [19]71, aquí está sepultado en Santa María, California, y todos mis hermanos, todos están aquí, todos arreglados. Como te digo, mis hermanos y yo, entre los dos les ayudamos a todos. Y aquí estamos toda la familia y a veces vamos allá, ya nos desconocen allí en mi pueblo. Y a mucha gente le da gusto cuando lo mira uno. También a mí me da gusto cuando miro personas, más las gentes pues de mi edad o más grandes que yo, que casi ya no hay, pues así es la cosa.
ML: Pues, gracias.
AZ: No, pues, ¿de qué?



Fin de la entrevista

Interviewer

Loza, Mireya

Interviewee

Zepeda, Audómaro G.

Location

Salinas, California

File Name Identifier

Zepeda_SALC012

Citation

Loza, Mireya and Zepeda, Audómaro G., “Audómaro G. Zepeda,” Bracero History Archive, accessed November 25, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/159.