Gonzalo Morales Urbide

Title

Gonzalo Morales Urbide

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Gonzalo Morales Urbide was born in Santa Bárbara, Chihuahua, México, in 1930; he helped his father work the fields of their hometown; his parents passed away when he was only seven years old; he and his six siblings went to live with an uncle; when he became a bracero, he was married and had three children; he worked in Texas, New Mexico, and Colorado.


Summary of Interview: Mr. Morales briefly recounts his childhood; in 1954, he heard about the bracero program; due to financial difficulties, he decided to go to Chihuahua, Chihuahua México, to begin the hiring process; he recalls how the Mexican President, Lázaro Cárdenas, prohibited people on ejidos from being hired as braceros; only people from ranches were allowed to be braceros; while working as a bracero he was unaware that the Mexican government received 10¢ per bracero that was hired from the ranchers; while waiting in Rio Vista, a processing center in Socorro, Texas, the food the braceros were given was rotten; the water used for showers was often frozen during the winter months; when he worked in Lovington, New Mexico, he was the veterinarian for the ranch; in addition, he was a tractor driver and he helped prepare food for the cattle; this was his best working experience as a bracero.

Creator

Parra-Mantilla, Myrna
Morales Urbide, Gonzalo

Date

2003-06-13

Subject

Bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Gonzalo Morales Urbide

creator (Spanish)

Morales Urbide, Gonzalo

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Digital, WAV, MP3

Duration

1:29:52

Bit Rate/Frequency

24K/96 bit

Transcription

Nombre del entrevistado: Gonzalo Morales Urbide
Fecha de la entrevistada: 13 de junio de 2003
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla

El día de hoy es 13 de junio de 2003, en Meoqui, Chihuahua entrevistando al señor Gonzalo Morales para el Departamento de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Myrna Parra Mantilla.


MP: Muy buenos días señor Morales, gracias por la entrevista. Para empezar la entrevista quisiera que me dijera, ¿dónde y cuándo nació?
GM: Nací en Santa Bárbara, Chihuahua.
MP: ¿En qué año?
GM: El [19]30.
MP: Platíqueme acerca de su infancia, ¿qué hacía usted en su infancia?, ¿fue a la escuela o trabajó con su papá?, ¿a qué se dedicaba su papá?
GM: Pos ellos se dedicaban a la agricultura, pos era a lo que se dedicaba uno en aquellos años porque no había otros trabajos qué hacer.
MP: Y, ¿las tierras eran de su papá o trabajaban para otra persona?
GM: Eran de ellos.
2do: Buenos días.
GM: Buenos días.
MP: Y usted le ayudaba, ¿verdad?, de chiquito.
GM: Desde chavalito.
MP: ¿Cuántos años tenía más o menos?
GM: Más o menos pos yo desde, yo que me acuerde yo iba a cumplir siete años cuando ya andaba con él ahí.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Y ya tenía tiempo yo que andaba con él y como no, apenas de siete años lo metían a uno a la escuela, todavía no iba yo a la escuela. Y en ese año, en esos años murió él y no alcancé a entrar a la escuela porque murió él y luego al poquito tiempo murió mi jefa también. Ya quedamos solos y tuvimos, de ahí para allá fue un trabajal hasta la fecha, nomás que ahorita ya, pos ya no es mucho, ¿verdad? Pero sí, sí trabajo todavía de vez en cuando. No, no muy seguido pero sí trabajo.
MP: Y, ¿usted se quedó con sus hermanos, o con quién se quedó?
GM: Con nuestros hermanos, con mis hermanos. Éranos, somos seis hermanos.
MP: Y usted era de los chicos, me imagino.
GM: Hay uno mayor que yo.
MP: Platíqueme cómo se dio cuenta de que la gente se iba a trabajar allá de bracero.
GM: Porque iban a buscarlo a uno hasta los ranchos. Iban a, llegaban muebles hasta allá en donde estaba la gente.
MP: Y, ¿entonces ahí ustedes se enlistaban en los municipios?
GM: Sí, ahí en los… No, ahí mismo en los ranchos había, con el comisario ahí en la…
MP: Y, ¿por qué usted se decidió irse de bracero?
GM: Porque cuando entró Cárdenas que, el General Cárdenas de Presidente de la República nos echaron de allí, porque nosotros no éranos ejidatarios y nos iban a dejar encerrados, no teníanos pa donde salir, nos echaron de ahí y se perdió todo. Pos chavalos nosotros, ¿qué íbanos a averiguar? ¡Nada! Y fue cuando empezamos a irnos para allá.
MP: Y entonces, ¿usted nada más tuvo la idea de irse de bracero o algunos hermanos también?
GM: Fuimos tres hermanos. Nomás que en las primeras, fue el [19]42, a mí no me admitieron porque yo era menor de edad todavía. Por eso no me admitieron, me regresaron y a los otros más chicos que yo, pos también. No nos dejaron pasar porque éramos menores de edad. Y hasta después, después ya cuando cumplí la mayoría de edad entonces ya me estuve yendo.
MP: ¿Qué año fue cuando se fue la primera vez?
GM: Yo el, me fui el, no de allá, de aquí, fue el [19]54, fue la primer vez que fui yo.
MP: ¿De bracero?
GM: De bracero.
MP: Y, ¿a qué lugar se fue oiga? A qué…
GM: Me tocó en Van Horn.
MP: ¿Ahí en Texas?
GM: Sí, aquí pal lado de Ojinaga.
MP: Cuénteme entonces, porque primero tenía que ir a Chihuahua, ¿no? A enlistarse. ¿Estaba usted todavía en Santa Bárbara o ya se había cambiado?
GM: No, ya vivía aquí.
MP: Y entonces dice que usted y sus tres hermanos se fueron también.
GM: Sí.
MP: Y cuénteme, ¿ahí en Chihuahua cómo era?, ¿qué tuvo que hacer?
GM: Pues era un… Pos yo, para poderse uno sostener pos necesitaba buscar trabajo ahí.
MP: ¿En Chihuahua?
GM: Sí, pa trabajar ahí. Había veces que íbamos con camisita blanca y pantalón negro o azul o… Y nos echaban en los carros del ferrocarril y llegábanos con las camisas y pantalones como sí le hubieran echado pintura negra, ¡negra, negra! Las camisas.
MP: ¿Pintura negra?
GM: Sí.
MP: Ah, porque los vagones del…
GM: No estaban limpios y luego cargaban muncho un metal, que le nombran concentrado allá donde muelen, donde está molido ya. Es concentrado, ya viene el puro fierro o oro, plata, lo que echan ahí, bronce, y ahí está pegado en el, como es como mantecoso. Donde se recargaba uno así pos ahí quedaba la ropa así del color de la bolsa se quedaba. La cara la traía, las manos y todo, salía uno todo tiznado de ahí.
MP: Era muy tóxico, ¿no? Como dice usted, todo eso lo respiraban.
GM: Sí y luego, ¿se imagina? Cuando brincaba, porque brinca el, en los pegazones del…
MP: De los rieles.
GM: De los rieles brinca y se sacude y cae el polvo. Yo me acuerdo, llevaba uno las cejas dobles. Y esa vez me fui ahí y de ahí para allá me fui a Colorado y ya de Colorado cuando salíanos de allá renovábamos pa otra parte ahí en el Río Vista.
MP: ¿En qué estados anduvo usted? ¿En qué lugares anduvo?
GM: Pos he andado en muchos.
MP: ¿Todavía?
GM: Todavía.
MP: Qué bueno, pero como bracero.
GM: Como bracero fui a lo que fue Texas, Nuevo México, Colorado y luego allá en Artesia.
MP: ¿Nuevo México también?
GM: Nuevo México. Y estuve renovando ahí por dos años en una parte y otros dos años en otra, en Fabens también estuve. Ahí en Fabens pasaba yo todos los días pa acá y en las mañanas pasaba pa allá.
MP: Y, ¿siempre trabajando en el algodón?
GM: Sí, en los riegos, en lo que salía, en tractores, o lo que fuera.
MP: Ahí en Colorado estuvo trabajando en el pepino me imagino, ¿no?
GM: En varias cosas.
MP: ¿En varias cosas?
GM: Ahí trabajé en el pepino, trabajé en el melón, trabajé en el elote, trabajé en el ejote, en la zanahoria.
MP: Ah, pos había bastantes.
GM: No, no, no, ¿pos qué? ¡Era un mundo!
MP: Porque por lo general me dicen que el pepino o el betabel allá en Colorado.
GM: Sí, ése era como en el mes de mayo el pepino, y digo, el betabel, y el pepino era ya casi en septiembre.
MP: Y entonces dígame ya cuando llegaban ahí a El Paso, ahí cruzando luego luego, ¿tenían que mostrar algún documento al cruzar el puente?
GM: No, ya iba ya el que iba, la guía que llevaban era una guía en donde iban los nombres de todos, entonces ahí le estaban hablando a cada quien por su nombre.
MP: Y luego de ahí fue, le tocó Río Vista, ¿verdad?, a usted, o, ¿al Coliseo?
GM: No, a Río Vista.
MP: Platíqueme cómo era ahí el Río Vista.
GM: Era una parte, eran unas bodegas que tenían ahí y ahí tenían camas y tenían todo pa la gente, comedor y todo, todo había ahí y ahí duraba uno dos, tres días ahí o otro día salía luego luego pero ahí tenía, ahí había todo. Y el agua en aquello de, que entraba uno ya casi en septiembre parecía hielo. Nunca calentaron el agua ahí.
MP: Ah, ¿nunca? O sea que así como estaba del pozo.
GM: Así como salía del pozo. Y luego en el restaurán nunca le echaban tantita manteca al sartén.
MP: ¿Cómo sabía que no le echaban manteca?
GM: Ah, pos se ve luego luego. Y luego huele a quemado el blanquillo. Es que agarraban el blanquillo, lo batían y lo vaciaban en… Luego luego empezaba a oler a quemado, pos es que como que se tostaba, ¿me entiende? No, era muy… Yo cuando ya la última vez que me vine, yo reclamé ahí porque mi pasaporte que traía estaba alterado, me lo alteraron ahí.
MP: ¿Cómo que se lo alteraron?, ¿de qué, la fecha, nombre o cómo?
GM: La fecha de nacimiento. Y había un señor grandote ahí que se mantenía con un puro de este tamaño así en la boca. Le duraba todo el día ahí y luego decía: “Pos sí, te voy a apuntar aquí para saber que, pero si mando ahorita tu tarjeta, tu mica para que te la arreglen, no sé si venga en un mes, dos meses, tres meses”, dijo, “porque no nomás tú vas a ser el que vas a estar ahí”, dijo, “va a ver muchos porque todos, todos han reclamado” ¿Ahí la dejas?(??) “Y no sé que a la mejor como pueda venir a lo mejor ya no viene”. Dije: “No. Pos así, ¡nombre!”. Yo tenía dos años que no venía a mi casa, ¿se imagina? Dije: “No, pos mejor me voy pa mi casa, échame la mica”. Y habíamos dos del mismo nombre y los dos apellidos iguales.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí, nomás que el otro era más joven que yo, ése era de acá de San Juanito de Bocoyna, acá pal lado de la sierra, ey.
MP: O sea que más bien se equivocaron en la foto, ¿no?
GM: No, no, no, es que así se llama él y luego yo también. Y me dijo enojado, me habló a mí pues: “Gonzalo Morales Urbide”. Y luego puso las dos micas así y dijo: “Y, ¿aquí cómo va a…?”. “Pos los monos”, le dije, “pos mire, los monos son los que hablan”. No, ya me dio a mí la mía y luego la de él. “¿Por qué no se cambian de nombre?”. “Porque no podemos. Ya estamos registrados con esos y por todo el mundo, ya donde quiera anda uno”. Fíjese, yo pensé que cuando, en aquellos años que saqué mí, que fui a sacar mi acta de nacimiento, no, yo dije: “¿Dónde la puedo arreglar?”. Pos no, me fui a Santa Bárbara y me dijeron: “¿De dónde vienes?”. Le dije: “Vengo de Meoqui”. Dijo: “Y por, te salía más cercas a Chihuahua, ¿por qué no fuiste a Chihuahua?”, dijo, “ahí nomás vas a ver, ahí están todos los libros, ahí nomás vas ahí y ahí te la dan”. Bueno, pos ya ni modo y ahora ya no, ya no batalla uno. Si yo voy aquí le digo: “Mire esto y esto y esto”. Y le hablan allá y ya le dicen: “Sí, aquí está”.
MP: Luego luego se la dan.
GM: Luego luego me la dan. ¡Ah!, pos hace poquito me dieron una.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí, porque me la pidieron en, allá ahora que fui a renovar el pasaporte, me la pidieron.
MP: Oiga, platíqueme de esa primera vez que… Bueno, dice que tardaban hasta dos, tres días ahí en Río Vista, ¿verdad?, para que llegara el ranchero.
GM: Sí.
MP: Y luego ya llegaba el ranchero y…
GM: Y lo formaban a uno a filas, tres, cuatro filas así. Ya pasaba el ranchero ahí: “Tú, y tú, y tú”. Y luego se pasaba a la otra fila: “Y tú y tú”. Y ya él andaba escogiendo a la gente ahí. Y ya los echaban en sus muebles y los llevaban y luego venía otro igual.
MP: Oiga platíqueme ahí en Río Vista de los exámenes médicos que les hacían y de las manos o no sé qué.
GM: No, las manos a mí nunca me las checaron. Ni a, bueno es más, casi a nadie les checaban las manos ahí. Lo único que les checaban eran los pulmones, le ponían a uno los rayos X. Y no, a mí nunca me checaron de eso, iba un señor junto conmigo, le sacaban a uno sangre también.
MP: Ah, ¿también?
GM: Sí, pero no crea que le sacaban una jeringa, ¡jeringotas!, así.
MP: Y, ¿por qué tanta?
GM: Pos pa venderla, ¿pos pa qué? ¡Pos si era negocio! No había un hospital que no tuviera sangre porque ahí había mucha y de distintas sangres, sí. Sí, ahí la estaban poniendo en unas cajas así y como ponen la soda así estaban acomodando las botellas allí.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí, las jeringas que le sacaban a uno ahí las acomodaban, ya nomás le cerraban y luego le ponían la cinta.
MP: Pero pos eso es malo, ¿no?, que le saquen a uno mucha sangre, porque pues...
GM: Pues póngale usted que es malo o no será, pero de todas maneras dicen que es una poda que le dan, hacen a uno. Sí, entre más sangre le saquen a uno, más, a lo mejor hasta embarnece más, sí.
MP: O sea que ellos también con ese propósito lo hacían.
GM: Sí.
MP: Y, ¿usted nunca tuvo problemas de que salió mal en los exámenes médicos o algo?
GM: Nunca, nunca, yo no salí de… Yo acababa, cuando fui yo la primera vez a que me sacaran los rayos X allá, acababa de sacarme unos rayos X acá pal lado de Parral.
MP: Y, ¿por qué se los sacó?, ¿nomás? O, ¿porque ya sabía que le iban a sacar rayos X allá?
GM: No, del trabajo, ése era del trabajo.
MP: Ah, okay.
GM: Y como no había rayos X en ninguna parte aquí, nomás allá, me mandaron hasta allá. Como yo trabajaba en un gin, ahí en donde despepitan los algodones, ahí trabajaba yo y de ahí me mandaron hasta allá. Le daban a uno mucha lata, porque no… Bueno es más, en Chihuahua no había rayos X, sí allá había rayos X porque la cuestión de los mineros por eso había rayos X allá.
MP: Sí, no, ni allá. Oiga y platíqueme ya la primera vez que se fue al rancho a Van Horn, ¿ahí cómo fue el recibimiento que les dieron, o luego luego: “vámonos”?
GM: No, nos llevaron, cuando llegamos al pueblito de ahí nos llevaron luego luego al súper ahí a llevar mandado, luego luego, y otro día a jalar.
MP: Pero ustedes no llevaban dinero para comprar el mandado, ¿no?
GM: No, no, él ahí firmaba el patrón ahí para, pa que nos dieran y nosotros pagábanos el día de pago, pero él firmaba ahí cuando…
MP: ¿Cuánta gente había más o menos ahí en ese rancho, cuántos braceros?
GM: Como unos trescientos.
MP: Estaba muy grande.
GM: Está grande. Y ahí se sembraba de todo también, ahí había cebolla, había chile, había melón, sandía, algodón, caña.
MP: ¿También caña?
GM: También caña había ahí. Ahí había de todo, de todo había ahí.
MP: Y usted llegó y, ¿qué fue lo que trabajó?
GM: Yo ahí cuando llegué me dieron un tractor pa andar acarreando uno las trailas que estaban llenas de algodón. Acarrearlas pa un gin que estaba ahí en…
MP: O sea que no anduvo que estar piscando el algodón.
GM: Pues anduve unos días, después ya cuando, cuando ya era poco lo que había, ya recogiendo el, como dicen lo último, recogiéndolo con todo y todo y al costal con todo y hueso, con todo y todo, se llama, le decían: “Ahora vamos al pule”.
MP: ¿Al pule?
GM: Sí, así con todo y hueso, con todo y todo pa dentro.
MP: ¿Pero sí les permitían? Porque supuestamente el algodón tenía que estar muy limpio, ¿no?
GM: No, pos sí, bueno, ese era en las primeras en las calientas, porque si le echa uno hoja verde se mancha, se pone verde, ¿me entiende? Y así como ya estaba seco, ya pa jalarlo con todo y todo ya no, ya no… También la hoja ya se había caído, ya nomás agarraba uno la mata y todo que hay, palos y todo lo que agarraba va pa adentro.
MP: Y, ¿ahí en ese rancho era así como Pecos? Que había mucha gente viviendo en unas barracas, ¿o sí les tenían…?
GM: No, ahí había dos barracas y lo demás era una callecita que tenían ahí y había cuartitos. Cada quien tenía su cuartito ahí. Pero en esas barracas habíanos como unos, bueno, en una habíanos treinta y ocho y en la otra que estaba un poquito más grande, había cuarenta y dos y los demás estaban en las otras.
MP: Pues estaba bien, ¿no? Porque ya ve que en Pecos los metían hasta doscientos o no sé cuántos en una barraca.
GM: Sí, sí le ponían, al último allá necesitaba una escalera para subirse al camarote allá arriba. Sí, ponían escaleras pa que subiera. Pero se queda dormido ahí y se viene desde allá, no lo vuelven a ver. Estaba alto allá a mero arriba.
MP: ¿Echaban allá hasta arriba a los borrachines para que…?
GM: La última cama. No, no, ahí no había quién tomara. Ahí había ley, ahí el que estaba o el que iba al pueblo y que viniera borracho lo castigaban. No había jale dos, tres días.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí.
MP: O sea que sí los tenían bien ordenados.
GM: Sí.
MP: Porque muchos sí se iban al pueblo.
GM: No, no, sí, pos en otras partes se iban. Ahí no había salida pa ninguna parte. Ahí ellos lo llevaban al pueblo y ellos lo traían. No, no lo dejaban ir solo.
MP: ¿Por qué no los dejaban ir solos?
GM: Porque decían que iba uno, con que se fuera uno a emborracharse venía a hacer borlote con todos los que estaba ahí y no era justo. “Uno solo que tome”, decía el patrón. “Uno solo que tome”, dice, “viene a alborotar a toda la gente aquí”. Y por eso no querían que tomara. (tos)
MP: Y ustedes, ¿qué hacían en el tiempo libre, oiga? (tos) Sí, yo le preguntaba que si qué hacían en los tiempos libres que ustedes tenían ahí.
GM: Lavar la ropa y limpiar bien ahí en donde dormíanos y todo.
MP: Pero, ¿no salían a distraerse un poco?, o algo, ¿no?
GM: No había pa donde salir, estaba lejos el pueblo.
MP: Y platíqueme de la comida, ¿ustedes hacían la comida?
GM: Nosotros.
MP: Y, ¿se turnaban para hacer la comida o entre todos se ayudaban?
GM: Entre todos. Llegábanos del trabajo, nos sentábanos un ratito mientras que se enfriaban las manos pa lavárnoslas y vámonos, luego luego amasar y echar tortillas y unos picando papas y otros cociendo frijoles y así todo, de todo tenía que haber ahí.
MP: ¿Cuánto tiempo duro de bracero, oiga?
GM: Yo duré algún tiempo. Nomás que en esas partes como ahí duraba uno tres, cuatro meses nomás. En Artesia igual, tres, cuatro meses.
MP: Pero me dice que sí renovaba, ¿verdad?, contratos.
GM: Sí, en Colorado también duraba uno… Pos iba uno en mayo, en septiembre ya había veces que se venía. Y yo cuando vine de Colorado pos renové, ahí fue cuando me tocó ahí en Fabens. Y luego ya después se acabó ahí y me vine para acá y cuando volví a entrar me tocó en Colorado y de allá pa acá me vine otra vez a Artesia, ahí renové yo para Artesia. Y en la otra vez que entré, me fui a Colorado y ya llegué a Lovington, ahí duré dos años, renovando los dos años, es que los contratos eran por tres meses nomás, nada más. (tos)
MP: Y por ejemplo, sí se podía estar ahí más tiempo en un rancho, ¿no? Y renovar el contrato ahí en ese mismo rancho hasta que se le venciera.
GM: Haga de cuenta como ahora, que va uno y saca un permiso, se lo dan por seis meses. Está cumpliendo, viene uno y pide otro a renovarlo y se lo dan. Es igual, así era igual. Ahorita yo voy para allá, me dan un permiso de seis meses, cuando se… Allá me estoy, cuando se está cumpliendo vengo a entregarlo y dice: “¿Va a renovarlo?”. “Sí, voy a renovar”. Y se lo dan a uno, ya si va pa allá o viene pa acá, porque tiene uno que venir a dar una vuelta para acá. Ya cuando le dé gana pues vuelve a entrar otra vez, ya trae permiso.
MP: Y, ¿cuando venía acá a visitar a su gente?
GM: Pues fíjese que todo ese tiempo que estuve ahí de los dos años me dieron quince días para que viniera para acá.
MP: ¿En dos años, quince días nada más?
GM: Eso me…
MP: Muy poquito.
GM: Pos sí. En una Navidad me dieron quince días, la Navidad. Y ahí no había, ahí estaba yo como veterinario.
MP: ¿En dónde, oiga?
GM: En Lovington.
MP: ¿En Lovington? O sea también sabía de animales o, ¿estuvo aprendiendo allá?
GM: Pues uno de ranchero qué no va a saber, pos es uno de rancho y ahí estuve como veterinario.
MP: ¿Por qué, oiga? ¿El ranchero lo vio que sabía algo o usted se propuso o cómo?
GM: Me encargaron a mí del rancho, de los animales. Yo cortaba alfalfa, empacaba y echaba pastura y cuidaba las llaves pa que no fuera a faltar agua y todo eso hacía yo ahí. En las noches, me dejaban una troquita para que anduviera dándole vuelta a los pozos que no se fueran a parar y no tenían agua los regadores. Eso era lo que hacía yo allí. Si desde la mañana se ofrecía de que se iba, llegaban los traileres de ganado de aquí para allá y yo iba a recibirlos. Yo los recibía y ahí los metíanos a los corrales. Entonces cuando un animal va de aquí, va muy maltratado porque tanto, enfrenón, tanto arranque y tanto, va muy maltratado. Y luego me decía el patrón, me dijo un día ahí, ahí estaba yo recibiendo los animales, él no sabía que yo sabía inyectar y me dijo: “Oye, ¿qué le pondremos a ése? Porque está muy maltratado”. Estaba un cachorro así. “No”, le dije: “Pos ése necesita hierro”. “¿Sí?”. “Sí”. “¿En qué conoces?”. Le dije: “Mira, párate enfrente así de él y cuando veas que le chorrea la lágrima así, es que está débil”. “¿Sí?, ¿tú conoces?”. “Poquito”, le digo, “sí conozco poquito”. Entonces dijo: “Ahorita vengo, voy a traerte el hierro”. Y fue y me lo trajo y se lo puse y el otro día amaneció hasta retozando.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí. No pos de ahí para allá me agarró mucha confianza, ya hasta me hablaban de los otros ranchos ahí para que fuera a inyectarlos.
MP: ¿Se hizo famoso?
GM: Sí, tenía, nomás que en partes eran puercos, o sea marranos. Eso era lo que había que inyectar y al marrano necesita uno inyectarlo muy al pasito.
MP: ¿Por qué, la piel es muy dura?
GM: La grasa, por la grasa. Y si le deja uno cai la inyección de jalón como a la res o la bestia mular, le deja caer la inyección de lleno así. Y a ése no, tiene que írsela poco a poquito, poco a poquito. Si le deja cai toda la inyección se pelona, se le cae el pelo.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí, por la grasa, es por la grasa. Porque se la deja caer de un jalón, se enhueca el cuero y va por encima del cuero nomás y encima de la grasa. Por eso se le cae el pelo, no baja pa abajo.
MP: ¿Hasta donde tiene que llegar?
GM: Sí, tiene que bajar a la carne y en la carne sí se extiende, como en la carne está en pura, así como están los dedos así esta la carne.
MP: ¿En capas?
GM: Sí, es una sola capa, una sola, esto de aquí es un, haga de cuenta que es un rollo así de carne. Está envuelto así la carne está, ¿no ha oído usted nombrar la cecina?
MP: Sí.
GM: Bueno, pos de ahí sale. Agarra usted el rollo, le levanta y le va cortando, le va cortando un pellejito largo que tiene en medio. Y si las extiende y son unos pedazotes grandes que están enredados así. Y también fui carnicero, no crea que no.
MP: Ándele, ¿también?
GM: Sí.
MP: ¿Qué tal?
GM: Sí, no, y eso tiene mucho que ver en esa cuestión de conocer uno también la, o sea la trama que tiene la carne. Porque si la carne está… Porque en el pescuezo la carne no está, no está así toda. Está como, ¿cómo le dijera?
MP: Como muy hecha nudos.
GM: No, no, como un triplay. Tiene una capa así y la otra así y las otras al otro lado.
MP: Ah, okay.
GM: Son tres capas las que hay pero están trabadas una así y la otra así está de punta.
MP: Como encontradas.
GM: Sí así, así está la carne y los cachetes también. Lo que es el cachete del animal también está así. Está trabado, como si fuera un triplay, haga de cuenta que es un triplay, igualito, igualito.
MP: Oiga y, ¿qué más hizo ahí en ese rancho?
GM: ¡Uh!
MP: Bueno, dijo que ahí hacía de todo, ¿verdad?
GM: De todo, de todo, yo me encargaba todas las bombas, había como ocho bombas para los riegos de las labores, y yo nomás llevaba al regador, ahí le echaba a andar la bomba y ahí se quedaba él. A la hora de comida iba y lo traiba a que comiera y a llevarlo otra vez, a llevarlos a todos, pues yo los llevaba. Porque mientras que ellos comían yo iba y checaba el aceite de las bombas y si le faltaba, le echaba y pos lo que faltara yo hacía ahí mientras ellos comían.
MP: O sea que usted era como mayordomo más o menos.
GM: Ey, así estaba yo ahí como mayordomo y en las noches había veces que paraba una bomba y ahí van. Estaba yo bien, reagusto dormido cuando llegaban. “¿Qué pasó?”. “Se paró la bomba”. Y ahí vámonos. Traía un, en la troca traía una pila de esas grandotas, maestras que le nombran. Nomás llegaba y se la ponía ahí y luego luego a jalar. “Vámonos, está jalando”. Y traía, la troca ésa traía, traía un chain block y ese lo jalaba uno así hasta la orilla y ahí estaba mal el motor, ya nomás atrancaba la, había ahí una esta, unos pedazos de fierro que tiene sacado el agujero así y los cruza uno así y ahí topa el flanch del tubo y ya lo quita uno al motor y ahí se queda el… Se lleva uno el motor al taller y ya lo arreglan y viene uno otra vez y lo pone ahí. Ya nomás lo levanta tantito y le saca el…
MP: Y a jalar otra vez.
GM: Y a jalar otra vez.
MP: O sea que sí le fue muy bien ahí, ¿no?, en ese rancho y me imagino que le pagaban también bien.
GM: Sí, muy bien, me estuvieron pagando bien ahí en ese rancho. En las piscas no ganaba uno mucho, no ganaba uno mucho porque fíjese, le pagaban a $0.50 centavos la hora.
MP: ¿En la pisca?
GM: No, trabajando en la labor.
MP: Ah okay.
GM: A $0.50 centavos le pagaban a uno la hora. De ahí le rebajaban el seguro. Le rebajaban el seguro y pos sería, ¿qué? Porque no pagaba uno agua, no pagaba luz, no pagaba teléfono, no pagaba nada, ahí había todo.
MP: Pero entonces lo del seguro, o sea, ¿le rebajaban lo del seguro y también le rebajaban un porcentaje de lo que el ranchero le pagaba al Gobierno Mexicano? O era…
GM: No, nosotros pagábamos nomás el seguro. Era un, no me acuerdo muy bien cuánto era lo que nos quitaban. Le pagábanos al gobierno me parece $0.10 o $0.12 centavos era lo que le pagábanos por semana.
MP: Por semana, por bracero. Pero entonces, ¿aún con eso sí les iba mejor?
GM: Pues sí, porque fíjese para ganar uno $8 pesos necesitaba trabajar dieciséis horas, ¿eh? Y yo sí, yo trabajaba seguido, porque ya le digo, yo en las noches me iba a dormir pero había veces que las bombas se paraba una o dos y ahí ando yo echándolas a jalar y a mí me pagaban seguido, como si no hubiera dormido.
MP: O sea que usted, bueno, pero dependiendo del trabajo que hacía, ¿no?, era la paga que recibía.
GM: Sí.
MP: O era $0.50 centavos hiciera lo que hiciera.
GM: No, no, no ahí me pagaban a mí más. Bueno, cuando trabajaba en el puro tractor era a $1.25, pero en aquellos años, en aquellos años era mucho dinero.
MP: Pues era mucho dinero porque si dice que les pagaban $0.50 centavos en la labor por hora y el tractor a $1.25, pues sí era más del doble.
GM: Ey, $1.25 pagaban en el tractor y de ahí le rebajaban a uno el seguro, según lo que ganara le cobraban el seguro. El seguro no estaba que, $0.50 centavos porque se ganara mucho. No, no, sobre lo que ganara le quitaban y si ganaba, vamos a suponer $100 pesos, pos ya le iban a quitar de perdido $5 dólares, ¿sí me entiende?
MP: Sí.
GM: No nos quitaban parejo. El que ganaba más le pagaba más.
MP: ¿Pero aún así sí le convenía mejor?
GM: Sí, pos fíjese que yo hubo veces que yo mandaba pa acá pa mi casa cada quince días $200 dólares.
MP: Ah caray, pos le iba muy bien.
GM: Sí, sí porque fíjese, yo en lo que trabajaba en la noche eso lo dejaba para mí. Allá pa comprar ropa y todo lo que necesitaba de la provisión y todo. Y lo demás se lo mandaba a la señora, cada quince días. Y luego a como estaba, a $12.50.
MP: No, entonces le iba muy bien, ¿entonces ese dinero se lo mandaba a sus hermanas?
GM: No, a mi señora.
MP: Ah, ¿ya estaba casado?
GM: Ya me había casado, sí. De todas maneras de ahí nos ayudábanos.
MP: Y, ¿ya tenía hijos?
GM: Ya tenía tres.
MP: Y usted nunca, o sea viendo que le iba mucho mejor allá y que pos tenía más futuro que aquí, ¿nunca le dio la idea de arreglar papeles allá?
GM: Pos mire, ¿qué le dijera? A mi me dieron las cartas.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Pa arreglar.
MP: Pues es que era buen trabajador.
GM: Nomás que hubo una cosa. Llegó un americano ahí, un tal Ordy y era mal compañero, no nos llevábamos muy bien. Cuando yo estuve solo ahí, se quebraba la cortadora de alfalfa y yo la arreglaba, yo la llevaba, iba y compraba el fierro y venía y lo ponía y yo la armaba, ahí tenía mi taller; yo soldaba, yo todo ahí. Y cuando ya lo trajeron a él, que vino él a pedir trabajo ahí, ya no estuvo muy bien, porque ya no podía yo ni agarrar un clavo ahí porque luego luego: “¿Por qué lo agarraste?”. Y yo lo llevaba, ey yo llevaba todo lo que se necesitaba ahí porque yo tenía, allá en la ferretería yo tenía manos libres pa llevar todo lo que yo quisiera, ¡todo lo que yo quisiera! Yo necesitaba un marro, un martillo, lo que fuera y yo de ahí lo sacaba. Cuando venía el patrón a pagar, a él le cobraban todo, ya nomás me llevaba: “¿Sacaste esto?”. “Sí, ahí esta”. “¿Y esto y esto?”. Todo le enseñaba ahí. “Aquí está”. Yo tenía un tablero grande así de pura herramienta ahí. Como dejé las pinzas pa descornar, todo el becerro va con cuerno de aquí y allá tenía yo que…
MP: ¿Quitarles el cuerno?
GM: Sí.
MP: ¿Por qué, oiga?
GM: Porque se perjudican unos a los otros.
MP: Ah, okay.
GM: Por eso. Y herrarlos, castrarlos, también eso hacíanos ahí, y luego inyectarlos, el que estaba, iba mal.
MP: Pero aún así con eso de que usted hacía todo eso, el ranchero no veía que usted pues…
GM: No, no, sí, ahora verá. Es que él no vivía ahí.
MP: ¿El ranchero?
GM: Sí y ese rancho está, él vivía en Suhara(??), acá más para acá.
MP: O sea en el pueblo, ¿no? Como quien dice.
GM: No, no, pos si también allá es pueblo.
MP: Ah, okay, ¿en otro rancho?
GM: Sí, allá en, nosotros estábamos en Lovington. Como a, no le puedo decir cuántas millas, pero sí, como a unas ocho millas más o menos.
MR: A ver permítame
(entrevista interrumpida)
MR: Sí, ¿Me platicaba?
GM: Como ocho millas, más o menos estaba retirado ahí. Pero él venía y iba todos los días, todos los días iba y venía. Y cuando me hizo cargos aquél porque se quebró la cortadora, agarró un palo, se quebró, porque como agarra el palo se levanta pa arriba se quiebra. Y como corre por una ranurita en la esta que va cortando, y se brincó, se quebró. Pos ya iba yo a arreglarla ahí. No ya no me dejó ni que la arreglara.
MP: Ah, ¿sí?
GM: No.
MP: Y, ¿a usted nunca le dijo al ranchero o al mayordomo o alguien de lo que estaba pasando?
GM: No, no, ¿pos si a quién le decía, pos si yo estaba solo? Estábanos solos los dos ahí, nomás los regadores andaban ahí pero ni cuenta se dieron ellos.
MP: Pos sí.
GM: Y nos… Y me dijo…
MP: Permítame.
(entrevista interrumpida)
MP: Sí, me decía que llegó otro señor y que empezó a tener problemas con él, que le hacía cargo de que usted quebraba los…
GM: Pa no trabajar, pa no trabajar. Y no, me dijo: “¿Quieres irte pa México?”. “Cuando quieras”, le dije.
MP: ¿Cómo hombre?
GM: Sí, le dije: “Cuando quieras”, le dije, “yo estoy por ya irme pa mi casa, a la hora que quieras si ya quieres, vámonos ahorita”. Pos fue y me llevó y el patrón ni cuenta se daba y después me escribió él, el patrón. Me escribió y me dijo que si quería irme para allá. “No”, le dije, “mientras que este Ordy ahí no, no voy, no nos avenimos en el trabajo”. “Pos ahí cuando te decidas”. Y ahora que he ido, he ido a buscarlo ahí pero no lo he encontrado. A ninguno he encontrado ya ahí, ni al que se quedó ahí.
MP: Yo creo ya murieron, ¿no?
GM: Pos quién sabe. No, pero hay hijos de ellos.
MP: Y, ¿usted conoció a los hijos?
GM: Sí, a los chamacos, todavía estaban chamacos, todavía estaban en la escuela. Jorge se llama uno de ellos, el chamaco y el papá también se llamaba Jorge, George Brown eran.
MP: Y, ¿entonces por esa razón usted ya mejor decidió regresarse acá?
GM: Sí, mejor. Sí lo que no quería era tener dificultades con nadie.
MP: Claro. Y, ¿nunca tuvo ningún problema?
GM: Nada.
MP: Y, ¿La Migra tampoco no iba ahí a checarles los papeles?
GM: No, sí iba, pero pos ya me conocían, ya pasaban ahí, nunca me dijeron nada. La primera vez sí me preguntaron: “¿Papeles?”. “Allá están en el rancho”. “¿Por qué no los cargas?”. “Porque pos a veces me mojo todo ahí en donde ando con las bombas y pos voy a mojarlos”.
MP: Se echan a perder.
GM: “Si quieren”, le decía yo, “si quieren ahí están arriba de la mesa, vayan por ellos. O voy yo y los traigo”. Pos yo ahí tenía la troca.
MP: Claro.
GM: Y: “No, no, nosotros pasamos ahí”. “Ah, bueno, pos ándele”. Iban y veían los papeles y como cargaba, había teléfono ahí en donde tenía la, donde estaba la pastura. Pos ahí, había veces que me hablaban ahí. “No, ya los vimos, ya los vimos, sí”. Sí, ahí teníanos teléfono, había veces que me hablaba el patrón de acá, de Agua Dulce para allá: “Necesito tantas toneladas de pastura, de sorgo, de maíz, alfalfa”, lo que fuera. Porque había veces que se acababa la alfalfa, no crea, si era mucho el ganado que había.
MP: ¿Era bastante?
GM: Sí y luego tenía otro rancho allá en Las Vegas.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Nuevo México. Yo iba a llevar pastura pa allá también, traía una troca de diez toneladas llena de sorgo. Lo llevaba pa allá, venía por otra llena de maíz y lo llevaba y luego venía y la llenaba de pacas de alfalfa y la llevaba también.
MP: O sea que aprovechaba los viajes que hacía.
GM: Sí. Y luego ahí mismo también acarreaba dos, tres viajes de una cosa y otros dos. Pos había bodegas y ahí lo metía y yo mismo molía el maíz.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí, molía el sorgo y yo mismo hacía la química ahí pa la pastura de los animales.
MP: Ah, mire.
GM: Ey. Yo le echaba silo, le echaba alfalfa, le echaba harina de sorgo y harina de maíz.
MP: Y, ¿usted nunca quiso que alguna persona lo ayudara, alguno de los braceros o algo?
GM: Pues tuve a uno ahí.
MP: ¿Tuvo un ayudante?
GM: Ezequiel Castillo, ese me ayudaba ahí con… Sí, porque ahí no podía estar uno solo.
MP: Era mucho trabajo, ¿no?
GM: Sí era mucho. Había veces que yo tenía que ir a empacar la alfalfa y a él lo dejaba ahí preparándola. Ya le decía cómo y ya él se quedaba preparando la pastura. Molíanos la alfalfa también.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí, nomás el silo no, el silo así como salía así lo echábamos, pero sí la alfalfa y el sorgo y el maíz sí, sí lo molíamos, como harina, haga de cuenta que era harina. Nomás que muchas de las veces, como le digo, pos yo no tenía envidia para nadie, para nadie y ese Ordy sí, como que sí tenía envidia.
MP: Por qué, ¿ustedes no nunca tuvieron problemas así con los americanos?
GM: Yo no, nomás con ese.
MP: ¿Nada más él?
GM: Nomás él.
MP: ¿Por qué él sentía que le estaba quitando su trabajo?
GM: Que yo le estaba quitando a él su trabajo. Que él era el… Y no, yo no, porque cuando él llegó ya estaba yo ahí trabajando. Yo ya tenía un año ahí cuando él llegó. Ya al último dije, me dijo: “¿Quieres irte pa México?”. “Cuanto antes”, le dije, “cuando quieras, al cabo no me echas pa tierra China”, le dije, “voy a mi pura tierra”.
MP: Claro.
GM: Y no, no, no hubo problema. Fue y me dejó ahí y luego me decía el cónsul, me dijo: “¿Quieres que te arregle pa otro rancho?”. “No”, le dije, “ya tengo dos años que no voy a mi casa, ¿te imaginas? Pos ya lo que quiero es estar allá en mi casa”.
MP: Pues es que sí fue mucho tiempo, dos años ahí.
GM: Sí, no, si no fue nomás esa vez. En Fabens también duré dos años.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí.
MP: Pues es que usted aguantaba mucho y luego más ya con los niños.
GM: No, y luego pos estaba haciendo mi casa.
MP: Claro.
GM: Por eso me aguantaba, porque yo estaba haciendo mi casa. Por eso le mandaba a la señora: “Compra esto, compra esto otro”. Y yo le mandaba decir qué comprara. Y no, muy a gusto nos la pasamos, hasta la fecha todavía. Ya estamos los dos solos, pero encantados. Ya no, ya los muchachos ya están allá unos y otros están aquí. Y ahora, hace poquito vino una lista ella y aquí está en la presidencia que nos anotáramos ahí porque creo van a dar un dinero para los braceros. Entonces, pos yo digo que yo no quiero dinero, yo nomás con que me den un pasaporte libre, con eso tengo. Yo paso a la hora que yo quiero y yo voy y gano lo que, lo que me van a dar, yo voy y a la mejor en un mes voy y gano lo que me van a dar ahí.
MP: Claro.
GM: Pos si me van a dar $100 dólares por mes, es muy poco.
MP: Para nada, pos sí allá usted mandaba $200 dólares cada quince días.
GM: Por quincena y todavía me quedaba a mí pa tener allá, comprar mi mandado, comprar ropa, lo que yo quisiera. Lo que sí se acababa mucho allá eran los zapatos. Esos sí se acababan mucho porque como le echa uno tantita sal a la comida, nomás le cae a los zapatos y…
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí, se cocen con la sal, la sal es muy fuerte. Lo tuesta la sal luego luego al cuero. Nomás tiene mucha y se echó a perder, se quiebra luego luego. Y no, una vez… Ahora le voy a platicar otra acción que, de ahí mismo del rancho ese. Estaba otro americano que era de esos que se montan en los toros. Y llegó ahí como, pos muy buena gente el hombre, se llamaba Roberto Algodón.
MP: ¿Roberto Algodón?
GM: Ey. Y no, la llevábamos muy bien iba y me decía: “¿Qué hiciste de comida?”. “Esto, mira aquí hay”. “No, ahorita no, si yo quiero te pregunto que qué hiciste para traerte que hagas”. Y sí fíjese, iba y comía y a veces iba la señora.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Como los chamacos se iban a la escuela, se quedaban los dos solos y a veces iba la señora ahí con nosotros. Él y la señora iban a comer ahí con nosotros y ahí como yo y el otro muchacho hacíamos comida juntos, ellos iban a comer. Y luego me decía, había veces que: “Mañana vamos a venir a comer toma, compra esto y compra esto otro”. Y como ahí estaba cerquitas la tienda, iba yo y compraba todo y luego me decía: “Y échale unos dos chilitos a los frijoles así que queden, pero buenos”.
MP: Ándele, le gustaban picantes.
GM: Entero, enteros, adentro cuando se están cociendo los frijoles.
MP: Ah, okay.
GM: Que se los echara ahí. No, encantado.
MP: O sea que también tuvo muy buena relación ahí con los…
GM: No, con ése y la señora y no, y ahora la patrona, pos no se diga.
MP: Sí, ¿también?
GM: Ey, no, no, ese George, era muy buena gente, muy buena gente. Y había veces que, pos se le hacía tarde o andaría en alguna otra cosa, llegaban en la noche allá con nosotros: “¿Qué hicieron de cena?”. Así: “¿Qué hicieron de cena?”. Prendíamos la luz y: “Ahí búsquele a ver qué hay”. Agarraba, como tenían un refrigerador grande, ahí teníamos tortillas, había de todo ahí. Agarraban las tortillas, las doblaba y luego les echaba queso, las ponía en la lumbre.
MP: La quesadilla.
GM: Ey. “¿No tienes chile?”. “Pos sí hay pero está entero”. “Pos no le hace”, les echaba chile colorado pa que se pintara. Sí, encantado de la vida: “Ya me voy”. No está lejos ahí el pueblo ese de Lovington, nomás que como Lovington está más para allá y ése está poquito más para acá pa el lado de Stratford, ahí está el pueblito ése. No, yo ahí conozco todo eso, todo eso conozco yo ahí. Es más, cuando una de las veces que fui a Colorado me fui hasta Canadá.
MP: Ándele, ¿y eso?, ¿nomás de visita o también a trabajar?
GM: No, a trabajar tres meses.
MP: ¿También como bracero?
GM: No, nos fuimos, nos pintamos de ahí de donde estábanos.
MP: ¿Por qué no les gustó?
GM: No ganábanos nada.
MP: Y, ¿por qué la idea de irse hasta Canadá?
GM: Nos pagaban $15 dólares por quincena, ¿se imagina?
MP: Uy no, pos bien poquito.
GM: Bueno, había un señor que se llamaba Antonio Romero era familiar de este grandote del sombrero. Y me dijo, ahí estábamos los dos juntos, me dijo: “Oye, vámonos pa Canadá, yo tengo unos cuates allá”, dijo, “que son japoneses”. Dijo: “Nombre”, dijo, “allí a la hora que lléguenos hay trabajo”. Pues fíjese que ya tenía tres meses acá en Colorado y no podía mandar el dinero a la casa, ¿cómo lo mandaba?, si no había donde. Sí apenas nos alcanzaba, nos daba nomás pa comer, pos nada. En quince días que trabajé ahí le mandé a la señora un cheque de $250 dólares.
MP: Fíjese. Y, ¿haciendo también en la labor?
GM: Cortando lechuga y todo, empacando y todo, ordeñando unas vacas ahí. Yo le ayudaba a ordeñar las vacas, no que me pusiera él a ordeñar, yo le ayudaba a ordeñar las vacas. Y se llegaba la hora de irnos a cortar lechuga y a cortar lechuga y traía mujeres ahí que eran las que acomodaban.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí, llenaba uno el canasto, nos daban unos canastos así grandes, lo agarraba uno y se lo echaba en el hombro y iba y lo echaba arriba de la troca y las mujeres ahí los agarraban la lechuga y acomodándolo, pues son buenas pa acomodar las mujeres.
MP: Fíjese.
GM: Pa acomodar la lechuga, sí, y rápido. Porque la mujer hace esta operación, agarra la lechuga y luego la recoge abajo y ya la pone así, que no se desparrame las hojas.
MP: Sí, porque se desparraman fácil, ¿verdad?
GM: Sí, y la agarra las hojas que van sueltas las agarra y las dobla pa abajo y ahí sienta la lechuga.
MP: O sea, ¿era como una fábrica ahí?
GM: No, no, era labor.
MP: Ah, okay.
GM: Era labor, ahí cortábamos y todo iba a dar arriba de los camiones. Lo llenábamos el canasto y lo echábanos pa arriba. Nos daban unos cuchillos, la hoja estaba así y luego las cachas. Agarraba uno el cuchillo, así nomás lo ponía y nomás le hace así y brincaba la cabeza pa arriba, sí. No tenían el filo acá por los lados, lo tenían en la punta.
MP: Ah, okay.
GM: Era como una espátula pero unos cuchillos que, ¡qué barbaridad!
MP: Muy filosos.
GM: Muy filosos.
MP: Y, ¿allá no necesitaron papeles para trabajar allá? O, ¿cómo le hicieron para trabajar?
GM: No, sí eran conocidos del señor ése allá.
MP: Ah, okay.
GM: Bueno, el tiempo que estuve allá trabajando, los tres meses que duré allá ahí compré una máquina de coser de pie.
MP: Mírelo.
GM: Y luego un velizote grande, grandote y alto así, lo traía lleno de ropa pa la señora, pa las criaturas ahí y pa mí. Mucha ropa y en ese entonces no le decían a uno nada porque traía ropa y ahorita sí, no puede pasar mucho.
MP: No, hasta cierta cantidad y ya lo demás no lo puede pasar.
GM: Sí, luego luego le preguntan: “¿Cuánto te gastastes?”. “Tanto”. No, ahora hace poquito pasé una maletota grandota de ropa y: “Oye, oye pos, ¿cuánto te gastastes ahí?”. “No”, le dije, “no tengas pendiente”, le dije, “eso lo hice en dos años”. Y mentira, apenas tenía cuatro meses allá.
MP: Fíjese, en cuatro meses todo lo que hizo.
GM: Ey.
MP: Mucho.
GM: Ahorita, el viernes hace ocho días me habló una hija que está allá.
MP: ¿En Canadá?
GM: No, aquí está en Kansas.
MP: Ah, okay.
GM: Y como yo trabajé ahí en una farmacia llenando cajitas de pastillas de distintas y enfrascando y llenando cajas ahí, todo ese era mi jale ahí, todo el día pero no paraba. Unos bultotes de pastillas ansina, a mero arriba de una, como una mesa y luego ya nomás le, hay un cucharoncito que agarra más o menos la cantidad de pastillas que necesita la caja y vámonos. Ya nomás le da uno el aventón y allá está quien las está pegando y de ahí las avienta más para allá para que ya las estén acomodando la caja. Sí, a mí me tocaba estar nomás llenando sí, agarraba la caja le detenía las tapaderas así nomás, ¡paz! Ya nomás le daba vuelo y ahora me mandó decir que me hablaban, que le dijeron que me hablara.
MP: Ándele, todavía lo andan buscando, fíjese.
GM: No, pues es que yo allí la hacía yo de todo. Yo habiendo jale yo no me paro que esto y esto. Lo que sea, el día que no había, fíjese, no había pastillas porque como se tardan para hacerlas porque hacen un pedido de tal parte, ¿me entiende? Y otro de acá y otro de allá y ya se mandan pa todas partes. Las yardas, me ponía a cortarlas, yo cortaba las yardas y así el día que no había jale ahí me la pasaba y está grande las yardas, ¡grande!, pos está alrededor, haga de cuenta aquí toda la plaza asina, mire.
MP: Gran parte.
GM: Sí, y no, muy agradecidos quedaban pos por eso me mandan hablar. Cree usted que por otra cosa, como ahí está trabajando ella, le dijeron: “Háblale”.
MP: Mire. O sea que nadie les hace el trabajo ése, ¿no? si no…
GM: No, pos sí hay unos que la hacen, pero… No, yo así de boleto.
MP: No les duran.
GM: Yo traía un tractorcito pa cortar el zacate, chiquito así, un tractorcito chiquito. Yo no me subía arriba de él, yo nomás le agarraba el volante y luego de acá lo agarraba y lo iba arrempujando así. Y cortaba bien el, yo nomás pa irlo dirigiendo así nomás, yo no me subía en él. Y así en un momentito le cortaba el zacate.
MP: Todo el zacate y luego allá que crece mucho, ¿verdad?
GM: Sí, y luego lo… Había veces que tardaba poquito la lluvia y lo regaba. Sí, y acá en, Stratford también he estado ahí también cortando yardas, también hay una señora que trabaja en un banco, también tiene muy bonita casa y grande yarda. También me decía: “Córtame el pasto”. Y allá en Wichita me tocó andar poniendo nogalera, nogales pa las nueces.
MP: Ah, ¿sí? ¿En qué año fue eso?
GM: Ahora, ahora, el año pasado.
MP: Ah, o sea que todavía se va, viene, qué bueno.
GM: Sí, no, no, sí ahí, le digo que conozco toda… Conozco hasta Michigan allá, allá he andado hasta mero hasta allá he ido, ¿no?, a trabajar.
MP: A conocer nada más, pero ha andado.
GM: No, pos de vago.
MP: Pero, ¿ahí sí se lleva a su esposa o también se queda ella?
GM: Hay veces que nos vamos los dos. Y hay veces que no, porque como tenemos animalitos ahí en la casa, gallinas y pos no puede uno dejarlos solos y luego ella tiene unos pájaros ahí más habladores que nada. Hablan y hablan y hablan y ya, cotorros.
MP: Pues qué bueno que usted sí supo aprovechar el programa y que le fue bien, ¿verdad?
GM: No, y me ha ido, cada vez que voy pa allá me va bien gracias a Dios.
MP: Ah, qué bueno.
GM: Nomás que pos ya está uno viejo ya, no crea, también ya setenta y tantos años no crea que son tan poquitos.
MP: Pues de todas maneras sí se ve muy fuerte y pos parece muy activo.
GM: Parece, pues fíjese, yo soy mayor que ése señor de los lentes, ése del sombrero.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí, yo soy mayor que él.
MP: No, pos se ve mayor el señor que usted.
GM: Pues sí porque es que se ve, como ellos se fueron para allá en el, como el [19]50 por ahí, póngale. Y éste le tocó muy buen trabajo en tanto que nada, y luego ya llevaba dinero de aquí. En tanto que nada y luego luego compró un terreno y hizo como un hotel.
MP: Ah, ¿sí?, ¿aquí?
GM: No, allá. Sí, allá vive, allá está la esposa de él.
MP: Ah, okay.
GM: Y luego puso una tienda, no, no y tiene cuartos de renta y renta cuartos y todo eso. Ese hombre tiene mucha lana, mucha y no lo demuestra. Tiene muchos dólares, tiene muchos, pero agarró lo mero bueno.
MP: Y más que nada que lo supieron aprovechar, ¿no? Y que supieron invertir su dinero, ya ve que muchos pos más bien a la jugada o…
GM: Trabajaban los dos, él y la señora. “Y luego la señora pos muy buen inglés hablaba la señora. Desde que estaba aquí, ella estudió ahí en El Paso, Muy buen inglés habla la, y luego tenía una maestra que era negra y para hablar inglés no hay como el negro.
MP: ¿Sí, verdad?
GM: El negro habla lo mejor del inglés.
MP: Muy difícil, para mí es muy difícil entenderlo.
GM: Fíjese que sí.
MP: ¿Verdad?
GM: Sí. Y fíjese, yo a pesar que no conozco nada de inglés yo.
MP: Ha sabido aprovecharlo muy bien, ha podido progresar.
GM: Fíjese, yo no conozco el inglés, ¿pos qué más?
MP: ¿Entonces cómo se comunicaba con los rancheros?
GM: No, me sale el inglés, quién sabe de dónde me saldrá el inglés pero no, no, yo no conozco el inglés. No, pos hablo un poquillo nomás, así del trabajo y como en esos años a mí no se me dificultaba ir a comprar esto de dame tanto, tantas libras de esto, tanto de esto y de esto, no se me dificultaba nada.
MP: Qué bueno.
GM: Nada, nada, nada de eso. Para pedir trabajo igual y ahora ya ni me acuerdo cómo se… Sí se olvida, es que no lo ejercita uno para nada.
MP: Sí, pos no lo practica uno, pos se le va olvidando, ¿verdad?
GM: Sí se olvida.
MP: Así es.
GM: Hay veces que aquél me dice alguna cosa en inglés y me quedo callado porque no, no, no me acuerdo. Hasta allá, nombre pos es esto, sí. Es que a veces no, no, pos yo lo he usado poco y tengo los muchachos estudiados allá. Tengo cuatro hombres y dos mujeres estudiados allá. Los hombres estuvieron estudiando en California, allá estaban, allá donde estaba éste, allí estaban ellos, tenían un rebote éstos.
MP: ¿Allá en California?
GM: Y ahí iban los muchachos a jugar ahí.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí.
MP: Ah, qué bien. Pues muy interesante su vida, ¡eh!, muchas cosas que hizo.
GM: Pues fíjese que le voy a decir una cosa, yo estaba haciendo un libro de mi vida.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Y ya lo tiré mejor.
MP: ¿Cómo hombre? Hasta para sus nietos, ¿no? Que sepan lo que estaba haciendo.
GM: Pues sí era lo que quería, no pero ya, ¿pa qué van a recordar viejos tiempos ya?
MP: No, ¿por qué no?
GM: Ahorita lo que está, las partes que yo conocí, que era unos, un, el edén, están quedando muertos completamente. Mire, ahora en abril fui pa la sierra y hay unos encinos tan grandes que caminas así como ahí mire, por abajo de los encinos y está tupidito así. Y va caminando así como, haga de cuenta que va por, así por ahí mire, por ahí. Nomás que pos hay piedras y hay tierra y todo eso, ¿verdad?
MP: Zacate.
GM: Y, pero no le da el sol, un minuto no le da el sol, de las sombras y cuál sería mi sorpresa que en aquellos años que los conocí yo, era una chulada de verdura, hasta mero arriba allá, voltea uno a ver el sol así y ve una ruedita así. Pero de lo alto de los árboles y luego cerrados, pinos, encinos, madroños, manzanilla, hasta laurel hay ahí.
MP: Ah, ¿sí?, de todo, ¿verdad?
GM: Sí, pues fíjese que está muy, muy feo ya.
MP: Pues muy seco, ¿no?
GM: Pues muy seco. Bueno, había unos arroyitos en aquellos años fíjese, a pesar de que no ha llovido, unos arroyitos que yo, pos ponía el pie aquí así, los brincaba así y ahora que fui…
MP: Ni arroyitos, ¿no?
GM: Arroyotes de lo hondo así como usted ve la comandancia, así es la presidencia. No, pero arroyotes, unos zanjonones bárbaros y ahí era llano, fíjese y los arroyotes que se hicieron ya.
MP: Todavía se metía para nadar, ¿no? Para cruzar el arroyo ¿no?, tenía que nadar.
GM: No, no, es una… Hay por donde andar, no necesita uno meterse ahí. No, y si viera nomás, nomás que no hay ni uno de los que han andado conmigo por allá. Ya, porque ya me duelen las rodillas y me llevé uno muy joven, le dije: “Vente, vamos a la sierra”, y nos fuimos. Pos a uno lo dejamos cuidando la troca y le dije al otro: “Vente, vamos a subir por allá”, le dije, “mira allá hay una parte”. Nomás que no traigo un papel aquí. “Ahí hay una parte”, le dije, “que tiene dos animales pintados como marranos”. Y así, uno pa allá y otro con la cabeza pa acá y otro pa allá. Y en medio tiene tres rayas así y luego acá tiene un trompito así, como un pulpo… ¿Sabe cómo le nombran ahí?
MP: ¿Cómo?
GM: El Círculo Dorado.
MP: ¿Por qué, oiga?
GM: El Círculo Dorado porque es oro lo que hay allí.
MP: ¿Sí?
GM: Por eso está, por eso marca el punto ese.
MP: Fíjese, ¿es en una cueva?
GM: No, no, es en medio de la sierra, en medio de dos cerros.
MP: Ah, qué raro eso.
GM: Como aquí, ¿me entiende? Aquí se llama la Aguja Prieta este cerro y ahí están, por de aquel lado así están pintados los esos como marranos y de este lado está pintado un apache. Es una cosa bonita de lo que hicieron en aquellos años y así mire, hay mesas de billar allí.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí, en la roca, están hechas en el suelo. ¿Sabe cómo le hacían pa jugar? Se hincaban, ¿eh? Y, ¿sí conoce usted lo que es la palma?
MP: Sí.
GM: Bueno, hacían ruedas de zacate así, porque agarraban el zacate y los enredaban así y luego lo amarraban con palmas y le ponían unos mecates y lo amarraban aquí pa jugar hincados pos andaban encuerados.
MP: Fíjese.
GM: Y se hincaban en las ruedas de zacate pa andar jugando ahí al billar.
MP: Pero pos ellos cómo sabían ese juego, ¿no? Si ese juego pos más bien es moderno, se puede decir.
GM: Son de los primitivos juegos que hubo. Eso del béisbol, desde aquellos años se conoce, ¿eh? Todos los juegos que hay ahorita, nomás que les han cambiado el nombre, pero todo el tiempo los ha habido, todo el tiempo.
MP: ¿Eso exactamente dónde está, oiga?
GM: Está de aquel ladito de Parral.
MP: Ah, o sea que está cerca. Bueno, relativamente cerca.
GM: Sí, pos está cerca porque agarra uno aquí por esta, una calle está más para allá y sale ahí para allá y llega uno como en cuatro horas. En cuatro horas, porque a Parral hace tres horas el camión, tres horas y media yéndose acá por este lado. Pero como es más cerquitas por aquí, aquí atraviesa uno la sierra ahí y ahí está la carretera luego luego.
MP: Fíjese y ni cuenta de ese lugar ¿eh?, que existía.
GM: No, no, si casi nadie lo conoce. Casi nadie los conoce esos lugares. Y estaba yo queriéndome llevar a éste pa allá, al señor este pa enseñarle ahí, nomás que pos son gentes que no tienen ambición de nada de eso. “Vamos pa que conozcas”, le decía yo. “Ese árbol que se llama manzanilla da el palo como canela”.
MP: Ah, sí.
GM: Como café más o menos. Pero un café brillante, la cáscara está brillosa, brillosa y muy bonita, muy atesadita haga de cuenta que está barnizado. Y se quedaron azorados estos que llevé yo pa allá: “¡Qué bonita madera esa!”. “Pos sí”, le dije, “le quitas la cáscara y queda blanco”. Y da unas bolitas que se llaman manzanilla, es una bolita como la que dan unos que le…
MP: ¿Unos arbustitos chiquitos?
GM: Sí. Y hay otro que se llama madroño, ese da la hoja como, ¿cómo le dijera? Poco más delgada que ésta, más larga pero angostita, y haga de cuenta que es un naranjo y da unas bolitas igualitas que la naranja, es una fruta que se come como, pos así como un tejocote. ¿Sí los conoce a los tejocotes?
MP: Sí, cómo no.
GM: Haga de cuenta, se las come uno. Ahí no había hambre en aquellos años, ahorita no hay ni bellota. ¿Se lo imagina?
MP: Uy, pos ya todo muy pobrecito, muy seco, ¿no?, más bien.
GM: Mire, había una parte ahí que se llama, ahí en donde le digo que está esa parte que le dicen la Aguja Prieta. Hay una parte que se llama la Aguja Blanca, está abajo. Porque ahí es un corral, porque el cerro este que está aquí da vuelta ansina mire y viene a juntarse aquí y se hace una salida angostita. Ahí es la entrada y es la salida y tiene un puerto así, otro tiene así y otro tiene acá. Y en medio tiene una loma en medio así. Bueno, en donde da vuelta así en el puerto aquel había un placer de oro.
MP: Ah, ¿sí?
GM: Sí, nomás que era de oro amarillo de éste. Era amarillo y ése que está marcando ahí el este que le digo que está pintado ahí, ese es alazán, no es amarillo es alazán, es lo mejor que puede haber, del mejor oro que hay. Ese es lo mejor y fíjese, yo le voy a platicar esta cosa, usted me dirá que cómo soy tonto.
MP: No, ¿por qué?
GM: Pero estaba chavalito yo. Vino un tío mío de otro pueblo y me dijo: “¿Puedes andar por la sierra?”. Encantado de la vida, pos ahí me mantenía yo. Le dije: “Sí, ¿pa dónde quieres ir?”, porque nos tratábamos de tú, “¿pa dónde quieres ir?”. “No pos llévame ahí pa allá a ver si agarramos un venado”. Matar un venado, era en tiempo de la cacería. “Pos vámonos”, agarré mi carabañola(??) de agua y me la eché en el hombro. “Y, ¿qué?, ¿pa qué llevas esa?”. “Pos pa tomar agua”. “Pero va vacía”. “Pos sí, pero allá la voy a llenar, es que allá hay unos ojitos”, ¿eh? Bueno, en el alto del cerro está más o menos como ahí, así de la casa, de esto más bajo y ahí está saliendo un chorro de agua, haga de cuenta que es una manguera, como una manguera, ahí está saliendo, ahí le tienen arreglado como unos medios tanques pa que llegue el ganado a tomar agua allá. Ahí está saliendo, de por sí está saliendo sola, no crea que hay bomba ni nada.
MP: No, claro, como manantial.
GM: Es un manantial y más abajo hay otro, ése está en un llanito, nunca se han secado. Yo desde que tengo uso de razón nunca se han secado. Todo el tiempo hay agua ahí. Y arriba del cerro se ve en donde está el vertedero así, chorrea el agua de arriba.
MP: Ah, qué bonito, ¿no?
GM: Muy bonito está, en aquellos años. Ahí en esa Aguja Blanca que le digo que está un reliz(??) que está muy largo, así más abajo donde está ese otro hay, había un jardín allí, pero cosa bonita, unas florezotas, mire así, criadas con todo lo que era la naturaleza, sí. Viene un arroyito que brinca, está partida la aguja ésa, está partida así en dos y brincaba el arroyito por en medio y cuando brincaba el agua así, el mismo aire la despolvoreaba y estaba aquello tan…
MP: La brisa, ¿no?
GM: Tan regado, tan bonito. Iba uno y agarraba, de puro gusto agarraba usted la guía de una jícama, se la enredaba así y le jalaba mire una, pero así de este tamaño.
MP: Grandotas.
GM: Sí. Y ahora venden unas de tamañito así, carísimo y secas.
MP: Aparte, ¿verdad?
GM: Ey, y allá no, allí estaba muy bien, pos era lo puro natural. Y como ahí está cercas Mazatlán, ahí está nomás brincando la lomita, como dicen los indios.
MP: Ahí estaba cerquita.
GM: Tras lomita ahí. Sí, no, ahí taba muy bonito. Todavía está bonito, ¿verdad? Pero ya con mucha tristeza porque ya están los árboles secos hasta la mitad. Ya se les secó toda la punta allá arriba.
MP: Sí, sí pos es que ya no llueve como antes, ¿no?
GM: Y fíjese ese placer que le digo, que marca el deste ahí, no le sabría decir, pero marca, esas tres rayas que están así, marca tres metros de alto.
MP: O sea que no está tan profundo tampoco.
GM: No, sí está.
MP: De tres metros.
GM: Estaba a flor de tierra pa arriba, tres metros de la tierra pa arriba. Era un, haga de cuenta el poste que está parado ahí, tres metros de alto pa arriba. Pero haga de cuenta un rin de esos mire, así está el clavo. Yo lo vide, pos le digo que fuimos yo y mi tío a los venados, y cuando él se quedó arriba, yo me bajé pa abajo pa tirarles y él pa estar viendo de dónde salían. Yo le tiraba piedras así entre los chaparros y cuando voy viendo así, y le hice así con el pie así y le metí los dedos debajo, levanté una piedra de este tamaño así. Pero me veía en ella, limpiecito el ojo. Y ya tengo siete, ocho veces que voy a buscarlo y no la puedo hallar porque ya se cerró el monte, ya está cerradote. Ya no hay ni por donde arrimarse y luego hay mucha hojarasca allá donde mero está, ¿eh? Y un señor se lo halló antes que yo y ese fue y le mochó hasta el ras de la tierra. Se llevó todos los tres metros que estaban pa arriba, se los llevó, y ora como ya ha rebajado el aire, digo, el agua que ha corrido ha rebajado la tierra, chance y que ya esté un poquito más arriba así de la tierra porque ahí lo dejó a ras de la tierra. Entonces yo cuando me lo hallé, estaba destapado entonces traje una rama y se la puse arriba y luego unas hojas de encino se las arrimé ahí, yo mismo lo tapé. Pos ahora he ido y no lo he podido encontrar y luego con esos arroyotes que hicieron ya, pos…
MP: Menos.
GM: ¿Cuándo?
MP: Pos yo creo ya no ha de haber nada, ¿no?
GM: Ahí está, ahí está.
MP: ¿Sí?
GM: Porque no crea que se, son tres arroyos los que bajan así, ¿me entiende? Entonces de allá,

Interviewer

Parra-Mantilla, Myrna

Interviewee

Morales Urbide, Gonzalo

Location

Meoqui, Chihuahua, México

File Name Identifier

Morales_Urbide_CHIH020

Citation

Parra-Mantilla, Myrna and Morales Urbide, Gonzalo, “Gonzalo Morales Urbide,” Bracero History Archive, accessed November 26, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/12.