Guadalupe Cano Quiroz
Title
Guadalupe Cano Quiroz
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Guadalupe Cano was born in Cerro Colorado, Guanajuato, México; he grew up in Valle de Santiago, Guanajuato, México, and worked in agriculture with his family until the age of nineteen; he joined the bracero program in 1955; he worked in California, Nevada, and Texas picking asparagus, cantaloupes, cotton, grapes, lemons, olives, peaches, strawberries, tomatoes, and watermelons.
Summary of Interview: Mr. Cano recalls growing up in Valle de Santiago, Guanajuato, México; he remembers working with his family in agriculture until he was nineteen years old; additionally, he explains how his family’s poverty pushed him to join the bracero program in 1955; he details the different steps he had to fulfill to obtain a bracero contract, what his experience at the bracero processing center in El Centro, California was like, and how the disinfection process was carried; he also states that he worked in California, Nevada, and Texas picking asparagus, cantaloupes, cotton, grapes, lemons, olives, peaches, strawberries, tomatoes, and watermelons; furthermore, he describes what daily life was like in bracero camps, how work was carried out on farms, the housing they had, and the food they ate; he discusses the different wages they received, and how they spent their money; beyond these points, he relates what braceros did on weekends, and positive aspects of life in the United States; moreover, he outlines complaints braceros had regarding food, medical services, and tax deductions; he continues to recount what he did after his time as a bracero ended, the positive and negative aspects of the program, and the reasons why he decided to stay in México after 1960.
Summary of Interview: Mr. Cano recalls growing up in Valle de Santiago, Guanajuato, México; he remembers working with his family in agriculture until he was nineteen years old; additionally, he explains how his family’s poverty pushed him to join the bracero program in 1955; he details the different steps he had to fulfill to obtain a bracero contract, what his experience at the bracero processing center in El Centro, California was like, and how the disinfection process was carried; he also states that he worked in California, Nevada, and Texas picking asparagus, cantaloupes, cotton, grapes, lemons, olives, peaches, strawberries, tomatoes, and watermelons; furthermore, he describes what daily life was like in bracero camps, how work was carried out on farms, the housing they had, and the food they ate; he discusses the different wages they received, and how they spent their money; beyond these points, he relates what braceros did on weekends, and positive aspects of life in the United States; moreover, he outlines complaints braceros had regarding food, medical services, and tax deductions; he continues to recount what he did after his time as a bracero ended, the positive and negative aspects of the program, and the reasons why he decided to stay in México after 1960.
Creator
Domínguez, Violeta
Cano Quiroz, Guadalupe
Date
2002-05-12
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Guadalupe Cano Quiroz
creator (Spanish)
Domínguez, Violeta
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
1:39:45
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Guadalupe Cano Quiroz
Fecha de la entrevista: 12 de mayo de 2002
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez
El día de hoy es 12 de mayo de 2002 y estamos en casa del señor Guadalupe Cano Quiroz, para realizar esta entrevista.
VD: Ahora sí, señor Guadalupe, dígame otra vez, ¿qué edad tiene usted?
GC: Tengo sesenta y, ando en los sesenta y siete años.
VD: Sesenta y siete años. Me decía que usted nació en este rancho…
GC: Cerro Colorado.
VD: Cerro Colorado, en Valle de Santiago, Guanajuato. Le preguntaba yo, ¿a qué se dedicaban sus papás, señor Guadalupe?
GC: Este, a la agricultura, eran campesinos.
VD: Eran campesinos.
GC: Este, pos le digo, este, pos la tierra a veces se daba la cosecha, había veces que no daba nada y ya se dedicaba uno a, pos a trabajar por fuera. Este, ya, después ya más o menos que tuvimos la edad, primero se fue un hermano mayor que yo a Estados Unidos. Duró, él duró como unos tres años allá, pero no de bracero, sino de ilegal.
VD: Se fue de mojado.
GC: Ándele. Entonces, este, yo, pos me quedé trabajando en la tierra con los otros hermanos y ya que di el servicio y todo, ya me fui a Estados Unidos.
VD: ¿Después de hacer su servicio militar?
GC: Sí, sí.
VD: Que fue a los…
GC: A los dieciocho.
VD: Dieciocho hizo el servicio.
GC: Sí. Y a los diecinueve me fui.
VD: Después se fue. Señor Guadalupe, antes de irse usted, cuando trabajaba ahí la tierra con su familia, me contaba usted que sí fue a la escuela unos años.
GC: Sí.
VD: ¿Era ahí mismo en el rancho?
GC: Ahí en el rancho estaba la escuelita. Una escuelita ahí que, éramos aproximadamente, seríamos unos sesenta o setenta personas. Pues de todo el rancho.
VD: Los niños de por ahí.
GC: Sí, este, y le digo, pos no, no, pues aprendimos, pero no, nomás llegué a tercero.
VD: ¿Que era lo que había?
GC: Era lo que había, no había más avance pues, no podía uno. Nosotros con la, teníamos ganas de estudiar, porque mi papá en el [19]45 que se jue para Estados Unidos, de bracero también, este, se hizo de sus buenos centavos allá, enton[ces], nos vinimos aquí a México a querer entrarle al Politécnico a estudiar.
VD: Ándele.
GC: Un primo hermano de él, que aquí vivía, ahí vivía por Coyoacán, lo animó que nos trajera. Nos trajeron para acá, a la dicha escuela pues, ¿verdá? Pero no, pos el señor es una lángara pa el dinero, le robó el dinero y bueno, ya ni pa regresarnos teníamos y ahí comoquiera mi papá, pos yo no sé si mandó pedir a, allá pa el rancho el dinero, no sé ya, al fin ya nos fuimos y, pero teníamos muchas ganas de estudiar.
VD: Esa era su intención. Y, ¿eso como cuándo sería? Después de que él regresó de bracero, dice.
GC: Sí, él se fue en el [19]45.
VD: ¿O sea que él fue de los primeros?
GC: Sí.
VD: Su papá fue de los primeros que estuvo por allá.
GC: Ándele.
VD: ¿Como cuánto estuvo?, ¿no se acuerda más o menos?
GC: Pos eran contratos de seis meses, de ocho, cuando mucho.
VD: ¿Estuvo un contrato nada más?
GC: Un contrato, sí, nada más un contrato fue él. Este, y le digo, se hizo sus buenos centavos, pero aquí un primo más lanza que él, se lo robó.
VD: Ay, qué caray.
GC: Y ni a la escuela.
VD: No pudieron hacer. Estuvieron un tiempecito aquí nada más, en la ciudad de México y se…
GC: Ahí en Coyoacán, ahí vivíanos, me parece que la calle se llama Miguel Ángel.
VD: En Miguel Ángel de Quevedo.
GC: En Miguel Ángel de Quevedo.
VD: Ándele.
GC: Por ahí, por ahí.
VD: En la avenida.
GC: Me acuerdo yo todavía, pero digo, yo creo la casa, ya no sé ni dónde está. Hace muchos años.
VD: Y, ¿esa vez se vino con toda su familia?
GC: No.
VD: Sus papás.
GC: Nomás nos trajimos, nos trajo a tres, a tres que íbamos a entrar al Politécnico, que según el primo de él ya había arreglado y era mentira.
VD: No, era para robarles nada más.
GC: Sí, nomás pa quitarle el dinero.
VD: Y, ¿los otros hermanos se quedaron con su mamá allá en Guanajuato.
GC: Sí, los demás se quedaron allá con mi mamá.
VD: ¿Su mami se dedicaba también al hogar?
GC: Al hogar, sí.
VD: Allá estuvo en…
GC: Este, ella al hogar a atender la familia.
VD: Entonces me decía usted que cuando hizo el servicio militar, después fue que decidió contratarse allá, estando allá en Guanajuato.
GC: Sí.
VD: Decidió irse de bracero.
GC: De bracero.
VD: ¿Se acuerda usted a qué? Bueno, ¿a qué se dedicaba en ese tiempo, al campo?, ¿estaba usted de peón?
GC: Bueno, antes, ¿aquí en México?
VD: Cuando, ¿antes que se contratara de bracero?
GC: Sí, de peón, sí. Pero le pagaban muy poquito a uno, $1.50, $2 pesos cuando mucho, este, pero pos bueno, de algo a nada.
VD: Claro.
GC: Este, nos poníanos a sembrar garbanzo o trigo y le digo, pos eso le pagaban a uno en ese entonces. Este, y luego a cortar el garbanzo, a todo, a todo lo del campo nos dedicamos.
VD: Y, ¿cómo fue que se animó usted a irse para allá? ¿Cómo se enteró de que estaban contratando?, ¿por su papá?
GC: Bueno, se oía decir, se oía decir todo eso de que de las contrataciones y todo eso. Y este, me animé, precisamente porque fuimos muy pobres, muy pobres y realmente deseando uno pos todo, deseando todo, porque pos no teníamos dinero. Y este, me animé, le dije a mi papá, le digo: “¿Sabe qué? Pos yo, ahora me toca a mí, yo me voy”. Me fui.
VD: ¿Qué le dijo él cuando usted le comentó?
GC: No, pos él taba animado, fíjese que él me llevaba a Irapuato, como está cerquitas, me llevaba y ahí andaba con nosotros, pero él ya no iba a ir.
VD: ¿Él ya no quiso ir después?
GC: Pues, yo creo que, no pues, como ya andaba un hermano allá, ese que le digo mayor que yo, ya él había tenido un año y meses y ya le mandaba, mi hermano le mandaba dinero pa que se aliviara acá, se alivianara. Ya digo: “Pues yo, ahora voy yo.” Él no andaba conmigo en Irapuato y ya nomás pasé yo pa dentro, que ya me gritaron mi nombre y me pasé con todos mis papeles y sí me contraté.
VD: Eso fue en el año de mil novecientos…
GC: [Mil novecientos] Cincuenta y cinco.
VD: [Mil novecientos] Cincuenta y cinco. Entonces de ahí del rancho, usted se fue con su papá hacia Irapuato que…
GC: Irapuato.
VD: Era donde estaba el centro de contratación.
GC: Ahí mero.
VD: Y cuando llegó, ¿se acuerda cómo fue, señor Guadalupe? Usted llegó ahí a Irapuato y, ¿qué hizo? O sea, fue al centro, ¿se anotó en una lista?, o, ¿cómo fue?
GC: Mire, este, un tío mío tenía, hermano de mi papá, tenía mucha conocencia con el Presidente Municipal del Valle de Santiago. Y ese presidente mandaba, mandaba gente.
VD: A la gente.
GC: Se enlistaban y las mandaba. Y entonces ese tío pos habló por mí y sí me anotaron y fue del modo que yo me vine.
VD: Y en esa lista que usted estaba, ya nomás llegando a Irapuato lo llamaban.
GC: Sí.
VD: Y entonces entraba usted al centro. ¿Se acuerda cómo era el centro de contratación ahí?
GC: Pues puras oficinas. Entraba toda la gente, puras oficinas, en unas firmaba uno, en otras lo jalaban pa otro lado y (risas) todo eso.
VD: ¿Ahí le hicieron el examen médico también?
GC: Ahí lo hicieron.
VD: La revisión.
GC: Aparte del que hacían en el centro ya en Estados Unidos, porque allá lo volvían a pasar.
VD: Ah, les hacían dos.
GC: Dos.
VD: Entonces, ¿aquí le hicieron el primero?
GC: El primero.
VD: ¿Eran médicos mexicanos?
GC: No, americanos. Este, lo pasaban los rayos X, los rayos X, lo examinaban que pulmones y todo, que no. Pues querían pura gente pues que fuera bien.
VD: Sanos. Y, ¿a usted no le tocó que lo fumigaran ahí?
GC: Sí, pero esa allá.
VD: Ah, de aquel lado.
GC: De aquel lado, señorita.
VD: Entonces, ¿ahí fue donde firmó su contrato?
GC: Allá en aquel lado fue donde se firma.
VD: ¿No lo firmó en Irapuato?
GC: No.
VD: ¿En ese centro de contratación?
GC: No, porque el contrato lo hacían allá.
VD: ¿De ahí nada más salieron en el tren?
GC: Ándele, en el tren hasta Mexicali y luego ya este, llegaba uno ahí y lo pasaban los mismo americanos, ya lo pasaban pa allá, pal otro lado. Llegaba uno al Centro, California, ahí es donde lo fumigaban a uno.
VD: Y ahí fue donde firmó.
GC: Ahí.
VD: Le dieron su contrato.
GC: Ándele ahí. Ahí le daban la mica esa también. Ahí se la daban y… Iba uno bien, lo que pasa es de que pues lo trataban a uno, (risas) bueno.
VD: Los mismos funcionarios ahí.
GC: Sí, los mismos este, maltrataban a uno. Había uno, le decíanos El Cepillo, porque ¡Hijo! era bravo con la gente, era bravo. Sería mexicano, sería pocho, sería gringo, ¿quién sabe que era?, pero andaba, le decíamos El Cepillo porque siempre usaba el pelo este aquí. Y gritón: “Cálmate acá hijo de esto y lo otro”.
VD: ¿Ahí en El Centro?
GC: Ahí en El Centro. Y le digo, sí pos sí, lo jaloneaban a uno, taba medio.
VD: ¿Ellos mismos?
GC: Sí, porque a uno lo trataban peor nomás que el interés pues.
VD: Por la necesidad, claro.
GC: Me acuerdo yo de todo lo que hacían por allá con uno.
VD: ¿Dónde? Se acuerda ahí, ¿desde que usted llegó entonces recibieron malos tratos
ahí en El Centro?
GC: Pos sí, pos si de estar en los campos allá en la comida muy mal. Yo estuve, me quise enfermar allá y más que me fui al Seguro [Instituto Mexicano del Seguro Social], pero me pusieron una inyección nada más y este, y ya mejor pagué yo.
VD: ¿Usted se…?
GC: Pagué mis medicinas porque me empecé a sentir no pos que, la comida, bien trabajado y la comida bien mal.
VD: Mala y no era suficiente.
GC: Pues fíjese que sí le daban a uno suficiente, pero lo que pasa es que las comidas muy mal hechas, o otras le daban unas diarreas a uno a veces de repente (risas) pues es que…
VD: Estaba descompuesta a lo mejor.
GC: Sí, yo creo que sí. Y tener que ir a trabajar y no, pos taba mal. Y le digo, pos allá a uno, nombre, le tocaban unos trabajos tan pesados, tan, ¿cómo le dijera?, cansado, cansado. Yo me acuerdo en Stockton, estuve ahí y este, desde que se sembró el jitomate, bueno, las máquinas lo siembran, pero ya después el desahije nosotros. Todo el día empinado, empinado. Y los mayordomos como son, pues yo creo los ponían porque sabían pues algo de español.
VD: Algo de español.
GC: Este, ¡nombre!, nomás se enderezaba uno y agáchate y agáchate y nomás. No sabía uno que, pa enderezarse en la tarde ya cuando salíanos, caminaba un pedazo como de aquí a media calle pa medio ya irse enderezando. Llegaba uno a cenar en la noche, cenaba uno y a dormir, pero era un tiradero adentro.
VD: Ándele.
GC: Sí, como tábanos en las barracas que le decían ahí. Las camas así y así. Nada más el pasillo por en medio. Y este y no, se quejaba aquella persona, acá otra. Yo creo yo también, pos nomás que se dormía uno.
VD: Claro, del cansancio también.
GC: Del cansancio, porque sí taba duro el trabajo.
VD: Y usted estaba bien joven, estaba bien jovencito.
GC: Sí, tenía diecinueve años.
VD: Diecinueve años. ¿Cómo se imaginaba usted que iba a ser así? ¿Había escuchado ya de cómo era el trabajo de los braceros por allá?
GC: Pues mire, aquí también nosotros, pues en el campo, acostumbrarse al campo pues se nos hizo fácil, pero no, claro, allá era muy pesado. No era igual que aquí, porque aquí pos es lo propio. Usted sabe, que pos va y trabaja uno y todo el que se cansa se sienta un rato. Allá no era de, allá tenía que ir con la cuadrilla, ir parejos, parejos, parejos. Y pos ni modo de quedarse uno atrás, tenía que darle.
VD: Y a usted, ¿alguien le había platicado ya cómo era el trabajo por allá?, o, ¿cómo se lo imaginaba?
GC: Pues me decían algunos que, bueno no pedía uno, ¿cómo le dijera?, información de eso como a los que ya habían ido, sino, pues sí decían que era muy pesado, decían que era muy pesado. Pero pos uno, pos ya con diecinueve años, ya se sentía pues fuerte y pues ora sí que con, dicen pues, pos hay que ir a ver, a ver si es cierto y sí, sí es cierto. Nomás que se acostumbra uno, porque estuvimos yendo hasta dos veces por año porque, ¿cómo le dijera?, pues por los centavos. Los centavos que acá se quedaban pues muy, bueno, ni con la, no es vergüenza digo, ni con las tortillas cabanos [acabalábamos], señorita. Hasta entonces nos pasó ahí en la casa de mi papá. Ahí había veces que no alcanzábamos ya ni las tortillas fijese, nomás una canasta de tortillas que hacía mi madre a mano y todo y unos platos de frijoles ahí, comíamos. Porque pos por la misma pobreza, pues había modo de, mi mamá criaba gallinas y todo eso, pero pos, pero no las querían matar pos pa comérselas, pues por venderlas también pa hacer un centavito ahí. Ya ve que pa la comida se necesitan muchas cosas.
VD: Claro. Y su hermano el que estaba por allá, señor Guadalupe, ¿qué?, ¿le escribía?
GC: Sí.
VD: O, ¿qué le contaba de? ¿Él en qué estaba trabajando por allá?
GC: No, en el campo también.
VD: También en el campo.
GC: En el campo. No, él le escribía a mi papá nada más y a mí directamente cartas a mí no, nunca me mandó. Nunca me mandó, hasta cuando yo me iba a ir por primera vez. Cuando estábanos(??) me arrimaba yo al centro de contratación en Irapuato, pero ya yo, ya recibí mi cartilla. Le dije: “Ahora sí me voy”. Entonces le escribí yo una carta, y le dije que me, le dije que a ver si me podía alivianar con mi pasaje para ir pa allá.
VD: ¿Usted tenía que pagar su pasaje hasta El Centro?
GC: No.
VD: ¿Hasta la frontera o…?
GC: No, no.
VD: O, ¿de aquí ya se los llevaban?
GC: Era nomás del rancho a Irapuato. Esos eran los viajes. Este, no, ya para allá, desde que se contrataba uno, ya el Gobierno Americano pagaba. O sea que le daban a uno como un vale. Y ese, pos lo presentaba uno en el tren y ya se iba uno.
VD: ¿El transporte lo llevaba pagado? Y el país, ¿cómo se lo imaginaba usted, señor Guadalupe, allá Estados Unidos? ¿Cómo se imaginaba usted que iba a ser?
GC: Bueno, ya cuando lo vi, pos sí ta, ta muy bien, ta muy bonito todo ahí.
VD: ¿Le gustó por allá?
GC: Sí, está muy bien. Este, ¿cómo le dijera? Pos, hay, hay más educación que aquí. Todo muy limpio, todos los servicios bien hechos. No hay, iba uno a las tiendas y si un centavo o dos le sobraba del billete o lo que fuera, se los daban. Allá se acostumbra mucho el centavo. Sí, se acostumbra. Y es del modo que digo, pues a mí sí me gustó allá, pero como, como con dinero, (risas) pa irse a pasear uno ta bonito.
VD: A trabajar fue.
GC: Pos sí, a trabajar, pos ya ahora ta muy, según platican pues, ya muy este, pues muy choteado todo el trabajo que había. Que ya son mucha gente allá que se van de aquí.
VD: Sí, se han ido muchos últimamente.
GC: Y en ese entonces no dejaban venir a uno, no lo dejaban venir para acá. “¿Qué vas a hacer y qué vas a hacer y aquí, aquí hay trabajo y todo”. Pues sí, pues les urgía.
VD: ¿Quiénes? ¿Sus mayordomos eran los que no los dejaban venir?
GC: No, los patrones, los americanos, los patrones. Este, yo en una ocasión, se, ah, pues mi papá se enfermó, me avisaron que estaba muy malo, que lo iban a operar y todo eso de la úlcera, una úlcera que tenía. Y pos ya me andaba yo queriendo venir de allá, pues pa estar acá y el patrón me dijo, dice: “Y, ¿pero qué vas a hacer?”, dice. Pos dice: “A poco con tu presencia se va a aliviar”, dice, “mándale dinero mejor”. Esa ocasión el patrón me prestó $200 dólares, dice: “Mejor mándale dinero”, dice, “pa que se opere y se cure”. Pero él lo hacía también por no, que no le dejaran ese trabajo.
VD: Para que no se le fuera la gente.
GC: Sí, pa que no se le fuera la gente.
VD: Mire, nada más le voy a regresar un poquito, señor Guadalupe, a cuando usted me dice que llegaron ahí a [El] Centro, ahí en California, ¿se acuerda usted cómo fue ahí? ¿cómo los distribuían? ¿quién se iba para qué trabajo?
GC: No, mire, se hacían filas así, ya firmando el contrato ya se ponía uno en fila. Y ya de ahí llegaban los patrones: “Yo quiero tantos, quiero, necesito tantos”. Ya contaban desde el primero. “Órale hasta aquí”. Y ya le mochaban y este, y ya se arrimaba otra vez la fila. Llegaba otro. “Yo quiero tantos”. Y así lo hacían.
VD: ¿Que los iban llamando?
GC: Sí, nos iban. Ya nomás cortándolo, pos ya llevaba uno los papeles en la mano.
VD: Y ahí cuando usted llegó, ¿a dónde le tocó que lo mandaran trabajar esa primera vez en…
GC: En el, el pueblo se llama Lindsay, bueno donde estuvimos Lindsay y luego de ahí se terminó ahí anduvimos en el durazno, trabajando en el durazno.
VD: Estuvo piscando durazno.
GC: Durazno. Y ya se acabó ahí y nos pasaron a otro campo. Pos allá se prestaba la gente unos con otros, ya no sé si les costaría mucho ir a pedirla, o no sé. Ahí: “Pos yo ya la desocupé”. Ya nos mandaron con otro patrón. De ahí nos pasaron a un pueblo que se llamaba Cutler.
VD: ¿Ahí mismo en California?
GC: Sí, ahí a un lado de Fresno, por ahí estaba todo. Y este, y no, luego de ahí nos pasaron a uno, Dinuba, también, pos eran, ¿cómo le dijera?, ranchos de los patrones. Ranchos pues, que tenían y por eso los pueblitos estaban cerquitas ahí. Y eso era lo que…
VD: ¿Como cuánto tiempo trabajaba en cada rancho, más o menos?
GC: Pues serían, ¿qué serían?, unos dos meses con cada uno. Porque ahí en Dinuba ya nos tocó la uva. Ahí ya nos tocó piscar la uva. Estuve ahí y luego del campo me pasaron a la secadora de uva, donde hacen la pasa. Ahí me pasaron.
VD: ¿Qué estuvo haciendo por ahí en la secadora, qué le tocaba?
GC: Limpiar las tablas, entra. Bueno tan, llega la uva y hay pura mujer allá extendiéndola, extendiéndola en unas tablas de madera, de madera, pos están más chicas que lo que es la mesa, cuadradas, entonces ahí la extienden y en un elevador entra al horno y en la salida nosotros ahí en la salida limpiándola con unas láminas, así pues apropiadas. Y ahí tamos parados, entre dos parábamos la tabla y a estarla limpiando, a quitarla, a unos cajones de madera, unos cajones grandotes así. Hasta que se llenaba, así le limpiábamos hasta que se llenaba. Ya esa la jalábanos pa adelante, pa que ya, yo creo que ellos allá la retiraban con máquinas. Pero, ahí duramos otros tres meses, dos meses más o menos.
VD: En esa secadora de uva.
GC: En esa secadora de uva. Y eso ahí era fuerte porque el calor y lo dulce, empezaba uno a arrojar sangre por la nariz.
VD: Ándele. ¿Les pasaba a usted y a varios otros?, que sangraban.
GC: Sí, a varios, a varios. Y muchos pos no le querían aguantar ahí, se iban. Y yo fui uno de, güeno, no sólo, no sólo yo, varios pues, pero yo fui uno de los compañeros que entramos allá, yo sí le aguanté. Por cierto, ah, pos terminando eso ya me vine yo pa acá a México, se terminó el contrato.
VD: ¿Qué era? ¿De cuántos es?, ¿seis meses sería su contrato?
GC: De seis meses.
VD: ¿Ese primero?
GC: Seis meses.
VD: Y en ese primer contrato en estos ranchos donde los iban cambiando, ¿dónde vivían ustedes, señor Guadalupe, dónde se alojaban los braceros?
GC: No, pos, cada patrón tenía un, a veces nombran barracas de madera, pues. Y cuando aquél le pedía la gente al otro, pos yo creo se ponían de acuerdo: “Yo acá tengo dónde ponerlos a dormir”. Y si no, pos allá. Y luego el patrón desde acá iba por nosotros hasta allá.
VD: ¿Eran grandes, para mucha gente, o eran…?
GC: Pos mire, en Stockton, güeno, ahorita le estoy diciendo de los de California aquí de un lado de Fresno. Ahí cabíanos como cincuenta más o menos, en una barraca. Porque están las camas individuales bien chiquitas, pos así, así y así y así y del otro lado igual. Entonces habíanos como unos cincuenta ahí. En Stockton estuve en una campo de Gobierno, este, ¡nombre!, ahí era enorme, gentío, pero era de pisos, como condominio de pisos y arriba lleno y abajo y el piso, en todo, de tanta gente. Ahí no sé yo cómo se reconcentraba toda la gente ahí. Y ya llegaban en la mañana muy temprano, esclareciendo, taba oscuro. Los camiones por la gente y vámonos. De ahí salían todos y ahí en la tarde ahí llegábamos todos, pero era un mundo de gente, no dormía uno. No dormía uno, este, de tanto, pues de tanta gente. Ahora en la mañana si no se levantaba uno temprano no alcanzaba a ir a trabajar. Porque no daba abasto los cocineros. Había veces que se iba uno hasta sin almorzar con tal de no perder el trabajo. Y taba uno más a gusto donde había poca gente.
VD: O sea, era más fácil.
GC: Más fácil.
VD: Arreglarse ahí entre todos. Cuando usted llegó, llegaba a cada rancho lo recibían los mayordomos, supongo.
GC: Sí, los mayordomos son los que recibían la gente.
VD: ¿Ellos hablaban español?
GC: Sí, pos eran mexicanos. A mí me tocó uno de Sonora, otro de Zacatecas, bueno, de, ¿cómo le dijera? Que me di cuenta, otro de Ciudad Juárez también. Tres mayordomos tenía, me tocaron por allá, había unos americanos que no hablaban muy bien el español, pero pos se les entendía.
VD: Se entendían más o menos con ellos. Y, ¿cómo era el trato que tenían de los mayordomos?
GC: Era, el, fíjese que los mayordomos son duros, los mexicanos. Son duros con uno y los americanos no. Es lo que se nota pues, yo no sé por qué, entre unos mismos de la misma raza no nos puede ver. No se puede ver, le digo, esos mayordomos pos son duros con uno. Son los que, no, ¡nombre!, cuidado con que ande uno parándose, enderezándose. Luego luego lo checan y se lo entregan al patrón y no, no, pues tenía uno que obedecer a fuerza. Y a mí me tocó uno que, americano, en la uva precisamente me tocó de mayordomo y pues yo ni sé ni cómo se llamaba, le decían Jessie, ¿quién sabe cómo se llamaría?
VD: ¿Jesús a lo mejor?
GC: A lo mejor. Este, así le decían y él se hacía amigo con nosotros. Bien, bien amigo, pues, vaya, muy amable conmigo. Le daba a uno chanza de muchas cosas, sí, le digo y los mexicanos no.
VD: Eran más duros. ¿Ellos les enseñaban, cuando les tenían que dar alguna capacitación, eran los mayordomos los que le decían cómo tenían que hacer el trabajo?
GC: Sí, este, en el durazno nos daban un, nos daban unas argollas de fierro así, grandes. Y esa argolla se la metía uno aquí como anillo, de aquí ya con esta medía uno el durazno. Todo el que, el que se atoraba, bueno, del gruesor pues que se quedaba atorada, ese era el que cortaba uno.
VD: Los que pasaban lo dejaban.
GC: Los que pasaban lo dejaban.
VD: Y en ese, en esas primeras veces que estuvo en California, señor Guadalupe, ¿me puede usted describir uno de sus días de trabajo? Haga de cuenta a qué horas se levantaba, o sea así su jornada, ¿como a qué hora se levantaban y luego qué hacían hasta el final del día?
GC: Pues mire, se levantaba uno temprano, a las cinco de la mañana tenía uno ya que estar listo ya pa, ya almorzado y todo.
VD: ¿A las cinco ya tenían que haber desayunado?
GC: A las cinco sí, porque, porque el camión espera. Nomás llega por la gente y ahí nos vemos. Entonces le digo que había veces que si por alguna cosa se entretenía uno o algo, no, pos se iba uno hasta sin almorzar, se iba.
VD: ¿Ahí les daban en el comedor?
GC: Ahí en el comedor.
VD: Les preparaban.
GC: O sea ahí, pos nos preparaban yo creo un día antes. Ya estaban ahí los lonches, o sea, le daban a uno de almorzar en la mañana y su lonche. Ese era pa medio día, el lonche se lo llevaba uno pa medio día allá en el campo. Y ya en la tarde que llegaba, pues a cenar y todo eso.
VD: ¿Como a qué hora regresaban? ¿Como a qué hora terminaba su jornada más o menos?
GC: Pues allá le voy a decir que, ya el sol metido, así, ya, ya no se veía bien cuando se terminaba, porque pos aquí con el horario, ya ni le entiende uno acá las horas. (risas) Allá era oscura la mañana y oscura la tarde, hasta que ya no se veía. Este, y como pos sí, de todos modos estaba algo retirado los trabajos. Hacía uno una media hora en el camión o una hora.
VD: ¿En el transporte de donde se quedaban al campo de trabajo?
GC: Ándele sí, había lugares, pos otros estaban más cercas.
VD: Y, ¿cómo se los llevaban?, ¿el transporte era un camión, un autobús?
GC: Era un camión, un autobús. Bueno, había unos de camiones tapados de esos como las hieleras que traen las fábricas de hielo, de esas, repartiendo hielo. Y ahí con bancas se sentaba uno, de esos. Y había autobuses también, a ver si que, a ver cuál le tocaba a uno.
VD: ¿Nunca le tocó algún accidente?
GC: Fíjese que no.
VD: ¿Que hubiera en el transporte?
GC: Nunca, este, no, nunca. Este, y luego estuve yo trabajando con un primo, taban contratados pues, con un mayordomo que, pues le caímos bien, ah, pues ese era de Zacatecas, según él platicaba que era de ahí. Pero él se lo llevaron chiquillo, cuando brilla con su ausencia, él se fueron para allá. Y platicaba que sus padres se lo habían llevado chico. Y hablaba bien el español y ese nos llevaba y nos traía en su coche. Nos llevaba al trabajo y nos traía al campo en su coche.
VD: ¿Él los regresaba?
GC: Sí.
VD: ¿En la tarde?
GC: Sí.
VD: Y cuando llegaban en la tarde, ¿llegaban ya nada más a la cena?
GC: Llegaba uno derechito a bañarse porque no le daban de cenar si no se iba a bañar.
VD: Ah. ¿Por qué no los mandaban al baño?
GC: Eh, ya, ya sabíanos. Ya llegaba uno, se quitaba la ropa y se iba al baño. Ya se ponía ropa limpia pa entrar al comedor. Lo que le digo que sí hay limpieza, lo que sea ahí en Estados Unidos es lo que, lo único que se nota, a comparación de acá, aquí no, aquí no. Allá sí los baños, los baños muy arreglados. Ahí había el campero, pos se dedicaba a arreglar todas las fallas que había adentro.
VD: ¿En las barracas donde estaban?
GC: Sí, o los baños, muy, las regaderas, muy bien todo.
VD: ¿Alguna vez? Bueno, ¿recuerda usted cuáles eran las quejas más frecuentes que había entre los trabajadores?
GC: Mire, yo puse una, una ocasión al cónsul de Los Ángeles, de Los Ángeles que me debían unas cajas de limón que no me quisieron pagar. Bueno, no sé la señora esa, según la contratista o no sé qué era, ella nos pagaba, nos pagaba. Ella nos llevaba a trabajar, sería como contratista o no sé, nos habían de deber unas cajas, de… unas cajas de limón, que no, no, entonces.
VD: Así déjele, no se apure, usted nomás emparéjele, ándele.
GC: Bueno, hasta, pero era puro trinquete, mire, ya después se dieron cuenta que había mandado una carta al cónsul mexicano y luego ya, me dijo uno de los, pos creo era hasta hermano de la señora esa, se llama Josefina la señora. Dice: “¿Quieres hablar con el cónsul?”, dice, “y todo eso”. Yo: “Pos sí”. Estaba muy tonto de a tiro. “Este, sí, sí, cómo no, quiero hablar con él para reportar estas cajas que no me quieren pagar”. Y luego dice: “Ya está todo arreglado”. Ha de haber sido, fíjese, él, él marcó. Él marcó, fíjese, él marcó y:“Ándale, ahí vas a hablar con él”. A lo mejor era hasta un amigo del cónsul.
VD: Ah, cualquiera que no era el cónsul.
GC: Cualquiera.
VD: Claro.
GC: Porque no, no me las pagaron. No me las pagaron.
VD: Ella se las debía y, ¿por qué le decía que no se las quería pagar?
GC: No, pues decía que no era cierto.
VD: Que no las había trabajado.
GC: No era cierto, ándele y de todas maneras yo le enseñaba. “Mira de tal día, aquí están tantas cajas que, esas no van, no me las apuntan, pues para que me las paguen”. “No”, dice, “pos esas se te pagaron”. Pero no, le enseñaba yo el talón del cheque, le digo: “Mira lo que saqué, tengo tantas cajas de la semana y nomás me faltan estas tuyas. Y sí me robaron a mí cajas, que no, que no…
VD: ¿Se acuerda que eso le pasaba a otros también?
GC: Sí. Ah no, pos sí, todos, todos decían pues, nomás que a unos pos, cinco, otros diez, otros tres, cuatro. Y el caso es que, a todos.
VD: A todos.
GC: A todos.
VD: Me decía usted que por la comida también la gente se quejaba mucho, eso también.
GC: También.
VD: ¿Desde el principio, desde que estuvo ahí en los primeros ranchos?
GC: Desde que, en el [19]55 que entré y hasta el [19]59 que dejé de ir ya nada más onde era, que hacían la comida pos taba, yo creo que era un negocio, hasta pa, ahí darles esto y ya. Ahí en Cutler que le platicaba hace rato, ahí puros frijoles. Hasta le decíamos a los cocineros: “Hombre, ya un pedacito de carne por ahí”. (risas) Puros frijoles y sopa de arroz.
VD: ¿Todos los días?
GC: Nomás de los días, nomás de los días. En la mañana el desayuno eran, pos yo no me acostumbraba muy bien a masticar en la mañana temprano, pues se levantaba uno y todavía dormido. Y este, eran dos huevos con café. El café con tantita leche pues, ahí echaba uno los dos huevos y ya, ese era el almuerzo, ¿vedá? Porque de todos modos el borde taba malísimo. Y mañana, o se comía uno de esos, ¿cómo se llaman esos que hacen, hot cakes?, creo yo. Se comía uno.
VD: ¿Eso les mandaban para el lunch?
GC: No, eso no los daban en el desayuno.
VD: En la mañana.
GC: Sí.
VD: ¿Borde le dice? Así le decían a la comida.
GC: El borde. Y le digo, ahí precisamente, a veces se enfermaba uno del estómago. Aquí por el estado de Texas, hasta se empachaba uno, se empachaba uno. Aquí me tocó, precisamente con Santos, me tocó una vez acá en Texas y otra vez estuvimos en California también juntos.
VD: Entonces, usted cuando terminó aquí en California en estos ranchos que me decía y después de la uva, terminó su contrato y, ¿se regresó hasta México?
GC: Sí, me vine a México.
VD: ¿No le ofrecieron allá renovar su contrato?
GC: No, ya no, entonces el siguiente año me volví a ir.
VD: O sea, ¿en todo ese fin de año ya no se pudo contratar?
GC: Ya no, no. Hasta el otro año me volví a ir y me tocó en Stockton.
VD: ¿Otra vez le ayudó el presidente municipal de…
GC: No, ya esa fue en Empalme.
VD: ¿Usted se fue solo hasta Empalme?
GC: A Empalme. No, de aquí, de aquí de México, teníanos un conocido que también mandaba las listas, un conocido que estaba en Gobernación. Entonces él, allá en el rancho, allá tenía él el contacto. Taba un suegro de él, del que trabajaba aquí, un suegro de él allá y él era el que nos mandaba.
VD: Allá, ¿era su contacto, era con el que, al que usted conocía en el rancho? Y, ¿a ellos les tenían que pagar ustedes, señor Guadalupe?
GC: Le dábanos $150.
VD: Ciento cincuenta pesos por contrato.
GC: Por apuntarnos nada más
VD: Ah, por apuntarlo en la lista.
GC: Ya si no pasaba ya, pues ya era cosa…
VD: Ah, a lo mejor, entonces no era ni siquiera seguro que…
GC: No, por enfermedad.
VD: Ah, sí, sí, sí.
GC: Que ya ve que al tiempo que los sacan con los aparatos se sueltan la sopa.
VD: Si le dicen si sí o si no.
GC: Y este, sí, pero por apuntarlo eran, pos creo $150.
VD: ¿Por cada persona?
GC: Por cada persona.
VD: Y ya entonces ese lo anotaba en la lista y usted se iba a Empalme.
GC: Ándele. Él, ya, bueno él ahí nos avisaba. “Váyanse a Empalme, Sonora”, dice, “para, allá los espero”, dice. Ahorita nomás que, el éste que trabajaba aquí en Gobernación, aquí sellaba las, las sellaba de Gobernación, pos luego luego entraba uno. Este, y fue del modo que yo ya me fui. Ya después ya no molesté a mi papá tampoco, ya yo solo me iba con, pos se iban varios conocidos.
VD: De ahí mismo de su rancho se iban varios.
GC: Varios conocidos. Nomás que allá como le digo, si se formaba uno así con conocidos, pues llegaban, le mochaban un pedazo y…
VD: Unos con otros.
GC: Por eso unos se iban que no conocían a nadie y acá otros y no, pos sí estaba.
VD: ¿Los separaban? Y así se fue entonces usted de aquí a Empalme el siguiente año.
GC: Sí, Empalme. Y mire, me contraté dos veces en Empalme, en Monterrey una, en Chihuahua dos y luego, no, fueron, en Empalme fueron tres veces.
VD: Ahí en Empalme, ¿se acuerda usted cómo era el campo de contratación? O sea usted llegaba y, ¿lo contrataban de inmediato?
GC: Sí, no, no.
VD: O, ¿esperaba ahí días?
GC: Ahí esperaba uno hasta que entraba a la lista, que ya la gritaban la lista. Decían de dónde iba la lista, hablaban por…
VD: Un altavoz.
GC: Ándele. Va a pasar la lista fulano, de tal parte. Y ya pos la gente estaba pendiente, pasaba uno pa dentro. Sí, estaban las oficinas, pues así adentro de la carretera, a este lado Empalme y pa este lado estaba el campo de contratación. Ahí, pos ahí nos gritaban, también ahí lo examinaban y todo. Nos examinaban, la fumigada era al otro lado.
VD: ¿Cuando pasaba, cuando cruzaba usted la frontera?
GC: Ándele, ahí era.
VD: Ahí era donde los fumigaban.
GC: Sí.
VD: Y, ¿los desvestían a todos ahí?
GC: A todos parejos, todos parejos, sí. Nombre, pos lo ponían a uno. Yo, pos yo noté de ahí que se me empezó a caer el pelo.
VD: Ay, qué barbaridad.
GC: Desde ahí. Le platiqué a un doctor una vez, dice: “Pos es que te cargaron mucho de polvo”. Nombre, pero si no, y cerraban las llaves pa que no se bañara uno. Las cerraban hasta ya, mire, la segunda iban, nos iba visitando el patrón, como le digo, y cortaban hasta aquí. Entonces ya nos metían a fumigar. Y las llaves de ahí de los baños cerradas, pa que no se bañara la gente, hasta que llegaba usted a su destino.
VD: ¿Se iba con todo el polvo encima?
GC: Con todo el polvo. Así le hacían.
VD: Y, ¿no le lastimaba el cuerpo el polvo?
GC: Pues sí, daba comezón, pues y todo. Y así lo mandaban a uno también a con el patrón ya, ya. Iba con su patrón y ya allá pues ya llegando, ir a bañarse, pues a quitar todo el polvo.
VD: ¿Hasta ese momento lo dejaban limpiarse?
GC: Sí, sí, así era.
VD: Y mientras estaba ahí en Empalme, por ejemplo, señor Guadalupe, mientras salía su lista del tiempo que usted llegaba, ¿dónde dormía?
GC: En, pos en la calle, había veces que así, adentro de las casas, pero afuera, afuera, en el patio, entre la tierra, pero siempre cargaba uno cartones de, pedazo de cartón o algo, pa tenderse así.
VD: Y, ¿ahí se quedaba a dormir afuera?
GC: Afuera. No pos, bueno, ahí en Empalme, como pa hoteles no había. En Guaymas habían dos hoteles, taba cerquitas. Pero no, pos hacía un montón de calor de todos modos. Si apenas quedaba uno bien ahí tirado entre la tierra.
VD: En la calle.
GC: En el piso, en el piso, en la calle.
VD: Y de comida, ¿cómo hacían?
GC: Frijoles y sopa era lo que…
VD: ¿Le compraban a alguien ahí?
GC: Ahí, no pues así sobraba de puestos en la calle. Mucha gente que se iba según a contratarse allá y que no podían por alguna cosa, o no, la lista no entraba, se dedicaban a todo eso.
VD: Y ahí hacían su negocio de comida.
GC: No pos negociazo, cocían tambos de frijoles.
VD: Y ahí les vendían.
GC: Y ahí vendían. Y de arroz también y agua, ahí casi refresco muy poco, pos pura agua tomaba uno.
VD: Hasta que salía. ¿Como cuánto se tardaba usted?, ¿se acuerda?
GC: Pues mire yo, yo me, la segunda vez me parece que me gasté como un mes y no.
VD: ¿Un mes ahí en Empalme?
GC: Sí. Y que la lista no entraba y no entraba y ya se me estaban acabando los centavos y me regresé en un camión a Guadalajara, uno de redilas, bueno, no solo yo, venía el camión lleno, en uno de redilas para, a Guadalajara, en $25 pesos, desde empalme. Y este, ya de ahí agarré el tren a Irapuato. Me parece que me costó, ¿qué? Como $12 ó $13 pesos el tren. Comoquiera me hice llegar a la casa y conseguí dinero, conseguí dinero.
VD: ¿Usted pidió prestado ahí?
GC: Prestado y sí un, un tío me prestó dinero. Y me fui otra vez y llegando yo todavía duré ocho días y la lista ya estaba adentro. Todavía alcancé a entrar con la lista esa.
VD: O sea que tuvo tiempo de ir.
GC: Sí.
VD: Y regresar pa traer más dinero.
GC: Sí pero le digo, duré casi como un mes que…
VD: Y entonces, ¿se podían buscar algún trabajo mientras por ahí?
GC: Pos no podía uno retirarse, ¿usted cree?
VD: Ah, tenía que estar todos los días esperando.
GC: Por estar esperando que, a lo mejor ora, y que a lo mejor ora. Y por eso no podía uno salirse, pues. Si no, pos sí, pos había trabajos afuera, más que nada en el algodón, todo.
VD: ¿Pero tenía que estar ahí esperando?
GC: Esperando.
VD: El cruce. Y entonces eso fue en 1956, fue la segunda vez que se fue para allá.
GC: Sí, la segunda vez.
VD: Y esa vez, ¿a dónde lo mandaron, también ahí en California?
GC: Sí, estuve en Stockton. Y luego de ahí de Stockton, ah, pues es el campo de Gobierno que le platiqué.
VD: Donde vivían esas…
GC: Ándele. Y de ahí, se terminó el contrato, me vine y luego me volví a ir, en ese mismo año, me tocó en Santa Bárbara.
VD: ¿Entró también por Empalme?
GC: Sí, todo por ahí.
VD: ¿Los seis meses estuvo en Stockton, esa vez?
GC: No, este, mire, los seis mese fue cuando estuve aquí en un lado de Fresno, los seis meses que primero estuve en el durazno, luego en la uva, y bueno ahí fueron los seis meses. Ya los otros eran de tres meses, de, el de Santa Bárbara me tocó de cuarenta y cinco días.
VD: Ah, esos contratos pequeñititos que les daban bien chiquitos.
GC: Sí, cuarenta y cinco días. Este, ahí es onde le digo que no me pagaron mi limón. Ahí es puro limón.
VD: Estuvo haciendo pisca de limón. Y de este lado en Stockton, ¿qué hacía ahí?
GC: Al jitomate.
VD: Jitomate.
GC: Estuve en el espárrago, estuve en la, bueno, como le digo, nos mandaban a otros lados. Pisqué también este, la fresa, la fresa y este, el melón y la sandía, todo eso. Aquí en California hay mucha fruta, mucha. Y acá pa este otro lado de, de Chicago y todo ese lado, casi hay muy poco del campo, hay muy poco del campo, es puro, mucha industria.
VD: Más fábricas, sí.
GC: Mucha industria.
VD: Entonces le tocó Stockton y luego le tocó otro contrato pequeñito de…
GC: Sí, a Santa Bárbara.
VD: En Santa Bárbara.
GC: En Santa Bárbara.
VD: Que es donde dice que estaba en la pisca de limones.
GC: Sí.
VD: Y que le quedaron a deber. Ah, no se apure, acá está bien. Gracias.
GC: Sí, o sea esas no me las pagaron, se quedaron. Pero le digo, yo pienso que los mismos mexicanos son transeros y ya, ya de costumbre. Son transeros, porque esa era una familia mexicana.
VD: ¿Los dueños de…?
GC: Esa, esa señora que nos tenía, pos yo no sé si era, porque ella no era la patrona. Ella era como contratista.
VD: Como contratistas, ándele.
GC: Algo así parecido. Este, toda la familia, toda eran, tenían los papás, taban dos hermanos, grandotes los fregados, y ella y creo dos o tres chamacas todavía. Ellos nos daban ahí la cena y nos daban la comida y todo. Pero yo no sé por qué un mexicano, pues tenía tierras, o no sé. Y todos eran lanzas con dinero, todos.
VD: Toda esa familia.
GC: Ah, pos una vez nos pagó la Josefina con un cheque y fuimos a una tienda, yo fui, pues más que nada a cambiar el cheque, pero yo dije: “Bueno, pos voy a comprar un pantalón”. Y no tenía fondos y le dije y anduvimos en, pos a varios nos dio cheques así. Y anduvimos ahí sobre, sobre de ella, sobre de ella, al fin ya, como a los ocho, quince días nos pagó.
VD: ¿Les pagó? Y, ¿cómo hacían mientras sin dinero?
GC: Pues mire que, no, no, no mandaba uno todo para acá. No lo mandaba uno todo, se juntaban como unos $100, $200, pos dejaba siempre uno algo por, por las dudas. Yo siempre traía mi cartera con centavos, $100 pesos o $150, ya llegaba el cheque y ya lo mandaba para acá, pero yo me quedaba con algo.
VD: Y con eso ya iba.
GC: Sí, pues ya uno solventa algunas otras cositas, porque se queda uno sin nada.
VD: ¿Para qué necesitaban ustedes dinero allá, señor Guadalupe?
GC: Pues mire, más que nada iba uno al cine, iba uno a comprar ropa, o los domingos se iba uno al pueblito pues, al pueblito que juera, pos ya, por allá uno comía en los restaurantes, o algo, algo que se necesitara.
VD: ¿Trabajaba de lunes a sábado?
GC: Sí.
VD: ¿Todo el día el sábado también?
GC: Todo, todo el día.
VD: ¿Sólo descansaba los domingos?
GC: En domingo.
VD: Y me decía que usted puso una queja con el cónsul de México, señor Guadalupe, ¿cómo sabía usted dónde encontrar al cónsul?, o, ¿quién les había dicho que él era con el que podían poner las quejas?
GC: Mire, aquí en El Centro de, ahí pasando Mexicali, ahí en El Centro, ahí le decían a uno, hasta le daban un papel a uno.
VD: ¿Ah, sí? ¿Del consulado?
GC: Sí, del consulado. Qué cónsul le tocaba a cada…
VD: Y, ¿le daban un número de teléfono y todo?
GC: Si uno tan inútil, bueno, no sabíamos ni nada, bueno, no sabíamos ni marcar, con eso le digo todo ni marcar. Y el cuate ese que marcó, yo digo que como puse la queja o iba a decirle al cónsul de eso, este, le ha de haber dicho a algún amigo por ahí: “Tú recibe la llamada, yo te voy a marcar.”
VD: “Tú di que eres el cónsul”.Entonces ellos de alguna manera, el consulado sí les decía como a quién le tenían que llamar por lo menos.
GC: Ah, sí, sí nos decía.
VD: Y, ¿sí les hacían caso? Recuerda usted cuando ponían sus quejas.
GC: Sí, mire, cuando estuvimos en Cutler, ahí a un lado de Fresno. Este, que es en Fresno, ahí había la gente con una diarrea endiablada y este, y hablaron, hablaron al cónsul y fue. Fue él y: “Yo soy su representante, ¿qué se les ofrece?”. Y ya le empezaron a dar las quejas. El campero, el dueño que se encargaba de la comida era un hombre grande, hasta le decían Agustín Lara, porque parecido, con su gorra, así como usaba el señor aquí. Y así le decían y, ¡nombre!, hasta timbraba cuando estaba el cónsul con él. “Si no me los atiendes”, dice, “te voy a quitar la gente”. Y, ¡nombre!, de ahí todo cambió.
VD: La comida sí, o sea, ¿sí sirvió que los visitaran?
GC: Sí, sí.
VD: Y, ¿no les volvieron después a dar la comida mala?
GC: No, ya no, ya no, ya no, porque ya todo el tiempo que estuvimos ahí pura comida regular. No quería uno de primera, pero quería uno de tercera, hombre.
VD: Claro, por lo menos que no se enfermaran.
GC: Ahí, ahí hasta allá, cambiaban de carne, carne asada, o por ejemplo este, caldo, caldo de res y todo, no pues ya se puso bien.
VD: ¿Eran mexicanos los cocineros?
GC: Eran mexicanos, de, pues bueno de…
VD: De origen.
GC: Nacidos allá o… No sé, o de aquí iban ya. Sí, de origen mexicano.
VD: Y bueno, luego estuvo en Santa Bárbara y después se volvió a regresar a México.
GC: Sí, de ahí me vine a México.
VD: Y, ¿como cuánto tiempo pasaba aquí en México antes de volverse a ir para allá?
GC: Pos mire cuando, cuando se iba uno a temprana hora, vamos a decir a repartir dos veces por año. Este, pos duraba uno dos meses aquí, o tres, cuando mucho.
VD: Y sí…
GC: Había modo de volverse a apuntar con $150.
VD: Con el conocido que tenía.
GC: Ándele, sí, pos no le digo que este, este desde, pos no sé yo, pero ya de 1955, ya este, taban mandando gente.
VD: Ese contacto de Gobernación.
GC: Ándele, hasta, hasta el [19]64 que se acabó.
VD: Siempre siguió. Y mientras estaba usted aquí en México, ¿qué hacía, señor Guadalupe?, ¿volvía a trabajar la tierra o ya?
GC: Sí, no, sí, pos volvíamos a trabajar, pero, le digo este, como éramos bastantes, pos, hubo dos, tres hermanos que nunca fueron. Entonces ya ellos los dejábamos ahí, es que pos yo me voy y ahí te quedas y se dedicaban a seguir trabajando la tierra. Y uno se iba, pero ya después llegando allá, pues ya trabajaba uno y les mandaba, pa que la fueran pasando.
VD: ¿Usted siempre le mandó a su familia?
GC: Sí.
VD: ¿Le mandaba a su mamá?
GC: A mi papá.
VD: A su papá le mandaba.
GC: Sí, él era el que recibía todo el dinero. Le mandaba uno, pos $200, $300 a según tenía uno ya también.
VD: ¿Trescientos dólares? ¿Cada cuándo le pagaban, señor?
GC: Este, pos mire, había cada diez días, o cada quince días.
VD: Ah. Y, ¿en cada raya le mandaba, o una y una?
GC: No, dejaba juntar dos, lo dejaba juntar dos. Cuando estuve en Stockton en el jitomate, ahí fue donde, donde le digo que ese diez por ciento, es cierto que nos lo quitaban para acá, que lo mandaban para acá. Yo ahí taba la cosecha de jitomate muy buena y luego pues yo no era tan maneado yo creo porque yo, ya taba el sol así alto, todavía así, ya tenía yo ciento veinte cajas piscadas y pa piscar ciento veinte hay que dejarse caer al campo, pos ya las tenía. Y yo sacaba el cheque de doscientos veinte y tantos pesos. Y me lo daba de $200 y todo. Y yo le hablé al gringo, pues le dije: “Oiga”, le dije, “me está faltando dinero”, le digo, “no le quería decir, pero pos ya todos los cheques así vienen”. Y ya le dije: “Aquí, según la cuenta que yo hago de las cajas”, le digo, “me faltan $20 pesos”. Y ya fue que me dijo él: “No”, dice, “mira, estás bien”, dice, “mira, de aquí te voy descontando un diez por ciento”, dice, “este diez por ciento tu Gobierno se los va a entregar”.
VD: ¿Eso le dijo el patrón?
GC: Así me dijo, así me dijo. Dice: “Para que ustedes, ahí se los va a entregar para que compren los insumos para sus tierras, allá se los van a regresar”. Pues yo ya no hice caso, yo dije: “Bueno”. Y hasta la fecha pues, sino que nos soltaron, pero de que sí lo recibimos, sí lo recibía uno aquí ese diez por ciento.
VD: ¿Ese patrón de dónde era, el de Stockton, dice?
GC: Sí, el de Stockton.
VD: El del jitomate. Y además eso ya fue en el 1956.
GC: [Mil novecientos] Cincuenta y seis.
VD: O cinco fue la primera vez.
GC: Sí, pero ese estuve aquí, a un lado de Fresno. Sí, ese fue en el [19]56.
VD: En el [19]56. Y ya le dijo entonces que acá se lo iban a regresar ese dinero.
GC: Que acá me lo iban a regresar.
VD: Qué barbaridad.
GC: Y sí, pos fíjese a la larga, ora, era parejo, era parejo, ese diez por ciento era parejo a todos.
VD: Y, ¿usted veía que a la demás gente también le faltaba de las cajas que ellos? O sea, ¿usted llevaba su cuenta de las cajas que iba sacando?
GC: De las cajas que hacía, sí.
VD: Y eso no le, no estaba de acuerdo con lo que estaba recibiendo.
GC: Pues no, porque nos lo pagaban a $0.37 la caja y este, y yo hacía la cuenta de las cajas por, vamos a decir, por semana o por cada diez días, hacía uno la cuentas de todas las cajas pa saber cuánto iba uno a ganar. Y como le digo pos, tonto y tonto pero sí sabía yo multiplicar, sumar, restar, dividir.
VD: Claro, si no, sí tenía quién llevaba sus cuentas.
GC: Le dije: “No, pos aquí me falta”. Y ya fue cuando me dijo: “No”, dice, “mira, estás viendo este diez por ciento que te estoy descontando, se lo estamos mandando a tu Gobierno”, dice, “para que se los entregue allá para que compren insumos para sus tierras”. Insumos yo, pos yo no sabía ni qué cosa eran.
VD: Y ya, ¿nunca le preguntó más?
GC: No, pos ya pensé, dije: “Bueno, ¿Pos ya qué le digo?”.
VD: Allá se los va a dar.
GC: ¿Ya qué?
VD: Y, ¿se acuerda usted que a los otros les pasaba lo mismo, a sus compañeros?
GC: No, pos no me platicaron ellos.
VD: No y no se quejaban así de que les faltaba también cajas o…
GC: Pues, a lo mejor alguno sí, sí le quitaron. Tan tontos pues, o ignorante uno que ni cuentas hacía, lo que le pagaban taba bien.
VD: ¿No llevaban cuentas de sus cajas?
GC: No llevaban, rara la persona que veía uno que también hacía sus cuentas.
VD: No, pues entonces así les podían pagar lo que ellos quisieran, claro.
GC: Sí, porque cuando salimos en el banco, ahora que vinieron de ahí de San Luis Potosí y todo eso, este, uno que estuvo ahí platicando con nosotros, traía sus contratos y todo y lo vimos yo y Santos, lo vimos donde decía el diez por ciento con letra, con letra, ahí así. Entonces hasta le dije a Santos, le dije: “Mira, este, este contrato sí lo trae el diez por ciento”.
VD: Y lo que es que ya después otros contratos no lo traían, pero uno sí todavía, ya ve que otros ya no lo decían. Pero el asunto es ese, que a lo mejor aunque no decía nada se lo seguían haciendo. Como ese patrón que le decía que le seguía descontando, que le seguía quitando el descuento.
GC: Así es.
VD: Y de ahí, después de Santa Bárbara, se regresó, me decía, señor Guadalupe.
GC: Sí.
VD: Y luego, ¿para dónde se fue después de ahí?
GC: Mire, esa vez me fui yo acá pa un lado de Chihuahua.
VD: ¿Entró por dónde, por El Paso?
GC: Por El Paso, acá por este, ¿cómo se llama este?
VD: Ciudad Juárez o…
GC: No, allá adelante todavía este, ¿cómo se llama la entrada? Está Eagle Pass ahí por ese lado, está el nombre de Eagle Pass adentro. Pero la entrada no me acuerdo cómo se llama, o digo, por qué parte. Pero llegaba uno también ahí y me tocó, ah, pos esa vez estuvimos con Santos. Estuvimos ahí en un, San Benito, creo se llamaba, San Benito.
VD: Y esta vez, ¿por qué se fue por acá por Chihuahua, le dijeron que allá iba a llegar la lista o nada más?
GC: Yo no, fíjese que metía, este señor metía listas para todos lados. Entonces, ya ve que había contrataciones acá, y acá en Chihuahua y metía por todos lados, la gente que quisiera pues ir. Y ahora sí yo le voy a calar al algodón y sí. Y Santos también se fue y acá estuvimos juntos varios conocidos.
VD: Entraron entonces por acá por Chihuahua y ahí en, ¿dice que en Eagle Pass los distribuyeron?
GC: Sí, sí.
VD: Por ahí estuvo.
GC: Sí, ahí, pero nos tocó suerte que en el jalón ese que pidió el patrón, casi nos fuimos juntos todos. Nos fuimos juntos.
VD: Puros conocidos.
GC: Puros conocidos.
VD: Y, ¿ahí era pura pisca de algodón?
GC: Pura pisca de algodón.
VD: ¿Cómo le fue por allá con el algodón?
GC: Ta bien durísimo, durísimo. Un calorón y todo esto que se le pela a uno, todo aquí.
VD: Los dedos de la mano.
GC: Los dedos de la, se pica uno con las, las…
VD: Las espinitas que tiene.
GC: La bellota, la bellota que tiene todas las espinas. El tiempo que le jala uno, pos, nombre, anda uno hasta enredado con cinta aquí, cinta adhesiva pues, ahí. Y no, también ta duro eso.
VD: ¿Seis meses o cuánto le tocó ahí, o tres?
GC: No, ahí nos tocaron tres.
VD: O, ¿ya eran los chiquitos?
GC: Tres, tres.
VD: Tres meses.
GC: Que es lo que dura más o menos el algodón, tres meses.
VD: ¿Ahí dónde vivía en…
GC: Igual en un campo, en un campo era igual.
VD: ¿También de barracas ahí?
GC: De barracas.
VD: Y, ¿sentía usted diferencia en el trato de este lado, que de en California?
GC: No, pos en, aquí en lo que tiene Texas, que pagan más barato.
VD: ¿Era menos la paga?
GC: Era menos, sí, acá.
VD: Y, ¿el trabajo era pesado de todas formas?
GC: Pues sí, el trabajo era igual que acá, pues, pero acá pagaban menos. Este, acá nos pagaban, cuando era por horas, pos acá nos pagaban en California, pos a $0.95 la hora, $0.95 centavos. Acá se la pagaban a $0.50.
VD: La mitad casi.
GC: Sí, casi a la mitad. Y también hay por horas también acá. Nosotros puro algodón, hay también por horas, por ejemplo al jitomate, a la verdura pues. Varias cosas de verdura que va uno a piscar también.
VD: Y de los mayordomos o de la gente, ¿se acuerda usted si había diferencia en el trato de los mismos norteamericanos en Texas hacia los braceros?
GC: Pues, Texas también es algo durito para eso, algo durito. Son puros texanos ahí, que pos también, ¿cómo le dijera?, el trato que le dan a uno pues, pues no es muy amable, no es muy amable.
VD: Y de, por ejemplo, cuando usted salía en sus ratos libres ahí en Texas, que iba a los pueblitos cerca y eso, ¿nunca tuvieron problemas de como, como incidentes racistas?
GC: No.
VD: ¿De que no los dejaran entrar a algo?
GC: No, eso no, no, ni acá, ni acá.
VD: ¿Ni en California?
GC: Nada, este, yo había veces que me metía a las cantinas con, ahí con todos los gringos adentro, todos los gringos.
VD: ¿Nunca tuvo problema con eso?
GC: Nunca.
VD: ¿Ni en ningún restaurante o cosas así?
GC: Tampoco. O sea entraba uno y lo atendían igual, lo atendían igual a uno. Por eso digo yo que, pero sí, sí, este, del, los acá en Texas, pos también son medio duritos los mayordomos.
VD: Los mayordomos.
GC: Pos donde quiera, pos también son, aunque son texanos, o lo que sea, pues no son mexicanos. Este, tienen que ocupar gente mexicana para que se entienda con uno.
VD: Con los trabajadores, sí.
GC: Le digo que yo los años que estuve trabajando allá este, nada más un americano me tocó. Nomás uno y rebuena gente el señor.
VD: Todos los demás eran…
GC: No, los demás pos eran mexicanos.
VD: Mexicanos.
GC: Sí, son más duros con uno. Será por, ellos barbear algo al dueño o no sé, que no, pos que mira que la gente que te traigo y todo.
VD: Trabaja muy bien.
GC: Trabaja muy bien.
VD: Y de Texas, ¿a dónde se fue después, señor Guadalupe, terminando el algodón?
GC: No, pos me vine para acá.
VD: Regresó a México.
GC: Me regresé a México y…
VD: Y, ¿luego?
GC: Y luego me volví a ir, pero aquí en Texas fui dos veces, estuve dos veces en Texas.
VD: ¿En el algodón?
GC: En el algodón, puro algodón. Ahora verá, una, dos, no, estuve tres, tres veces acá en Texas, ese, en el algodón. Y este, ya las demás fueron pa acá pa California, todas, todas.
VD: Y aunque le pagaban más barato acá, ¿se volvía a ir a Texas, o por qué regresaba de este lado?
GC: Por, pos le digo que, no sé, es que de aquí también por este lado de Texas, aventaban a los estados del norte. Y por eso lo hacía uno, a ver si le tocaba a uno la…
VD: Y, ¿de aquel lado se acuerda?, o sea, ¿allá decía que pagaban mejor?
GC: No, pos sí, todo.
VD: En los estados del norte.
GC: Sí, en todos los estados del norte, allá pa Michigan, pa Arkansas y todos esos lugares de, estaban bueno, ahí estaban bueno. Lo que pasa es que, atoraban a uno aquí en la entrada, aquí en la entrada. Ahí donde estuvimos con Santos, en San Benito, pos ta cerquita la frontera de aquí.
VD: ¿Ahí los dejaron?
GC: Pos ahí nos tocó aquí a los que quedábamos. Y, y le hacía uno la lucha que lo apuntaran en las listas pa…
VD: Para ver si lo…
GC: Para ver si…
VD: Ándele.
GC: Había modo de entrar pa adentro.
VD: Con razón.
GC: Había unos que hasta se los llevaban en avión.
VD: ¿Ah sí?
GC: Sí, venían de, de por allá de las Michigan y todo eso, venían a llevar gente en avión.
VD: Y, ¿se llevaban braceros también?
GC: Sí, los llevaban y luego cuando ya los venían a entregar los que traían el avión otra ves..
VD: A la frontera.
GC: A la frontera.
VD: Ándele. Entonces estuvo tres veces ahí intentando a ver si podía pasar.
GC: Sí, a ver si yo podía entrar.
VD: Y las tres le tocaron ahí mismo.
GC: A mi hermano éste que está aquí, que también va con nosotros acá, a él sí le tocó pa allá pa los estados del norte, creo que fue en Michigan. Y aquí entró, aquí también por Ciudad Juárez.
VD: Y, ¿él le contaba que allá estaba mejor?
GC: No.
VD: Su hermano.
GC: Yo me fui primero que él. (risas)
VD: Pero…
GC: Oh, ah.
VD: De que allá, estaba mejor, de aquel lado.
GC: Sí, sí, sí pos allá les pagaban también bien.
VD: Y luego, fue entonces Texas y ya, ¿estuvo nada más en esos dos estados en California y en Texas?
GC: Y en Texas.
VD: Ya después, ¿los últimos contratos fueron otra vez en California?
GC: En California.
VD: Hasta el [19]59 dice, ¿verdad?
GC: Hasta el [19]59.
VD: O sea que después del algodón, ¿qué le tocó de este lado en California?
GC: Mire, anduve en, pues le digo que me, las piscas de fruta pos…
VD: Todo de este lado.
GC: De todo, lo mandan a uno pa allá, iba pa acá, ya hasta que se termina todo. Y luego anduve en el jitomate, en la, en la fresa, en el espárrago y este, en la ciruela, en el melón, o sea todo, todo lo que es de frutas. Pos ahí la hay. Y ahí me pasé una temporada, en, nos dieron el contrato por seis meses, pero estuvimos allá por el lado de Nevada, en Reno, Nevada estuvimos. Pero el patrón no nos dejó venir, hasta nos daba, porque no había trabajo pues, y nosotros queríamos. “No”, dice, “espérense”, dice, “va a haber trabajo”, y este, dice, “y es más”, dice, “les voy a dar la mitad del surco”. Y sí nos dio la mitad, (risas) pero taba en nevaba, un montonal los árboles, hasta hacen velas así, ya así, ¡hijo de la fregada! Nosotros estábamos en el campo, ahí le echábanos leña al horno que tenía ahí en la, pos pa calentar la pieza.
VD: ¿Ahí donde estaban ustedes?
GC: Donde estábamos durmiendo. Pues oiga, hijo, tenía un friazo, unas nevadas que caían y hasta bufaba la pendejada esa de tanta leña que le (risas) echamos. Hasta bufaba, pero pos, por el friazo que hacía.
VD: Y, ¿ahí qué era lo que había de trabajo en Nevada?
GC: Este, mire, nosotros la aceituna. La aceituna se pisca allá en esos meses y anduvimos piscando la aceituna.
VD: ¿Cuando se bajaba la nieve, cuando ya se…
GC: Sí, hasta que, en la mañana, cuando, necesita que salga el sol pa que se seque, porque así húmeda o, no la quieren, no la quieren. Sirve que salga el sol, se seca, entonces sale uno a piscar. Pos ha habido veces que pisca dos, tres cajas y ya empieza acá y otra vez.
VD: Ándele.
GC: Y ya vámonos pal campo. Y por eso no, no sacaba uno mayor cosa de dinero. Entonces mucha gente se quería venir. Dice: “No”, dice, “miren, les doy, espérense pa, yo les voy a pagar la mitad del sueldo”. O sea que si un ejemplo, sacaba uno $200, pos le daba $100.
VD: Le adelantaba.
GC: No, nos daba $100 a nosotros con tal de que nos quedáramos. Más aparte, pos lo poco que sacaba uno de las cajas. La aceituna, fueron unas escaleras, unas grandotes, por allá la recarga arriba. Y ta uno, ¡nombre!, había veces que se caía la gente. (risas)
VD: ¿De las escaleras aquellas?
GC: De las escaleras se caía y había unas, son huertas ya muy viejas, pues ya de muchos años yo creo. [Es]tán muy altas, y había unas huertas chaparritas, a la altura de la paredcita así. Ellos llenas, no pos sí, esas sí estaban buenas. Y nos pagaban a dos, dos setenta, dos pesos con setenta centavos la caja. Pero eran cajas así grandes de madera.
VD: Para llenarla, sí se tardaban.
GC: Sí, no, sí se tardaba uno. Pero, pos sí, eso piscaba uno al día cuando estaba ahí en el sol y todo, al día se piscaba uno, siete o nueve cajas, cuando mucho. Eso es lo que…
VD: Y ya no, no le salía, ¿cuánto tiempo estuvo ahí en Nevada?
GC: Duramos creo dos meses.
VD: Y, ¿ya después los cambiaron?
GC: Sí, no, ya de ahí nos vinimos.
VD: ¿Ese fue su último contrato?
GC: Sí, fue mi último.
VD: ¿Se regresó acá a México?
GC: A México, sí.
VD: Y, ¿por qué ya no se quiso volver a ir, señor?
GC: Porque ya no, pos mire, todavía, aquí todavía cuando yo llegué aquí, aquí taba el señor ahí por, tenía la oficina aquí por, este y conectaba el cine y coloso, ¿ahí cómo se llama?, la calle esa.
VD: ¿El de Gobernación?
GC: Ahí tenía una oficina y de aquí, muchos de aquí de la colonia está del otro lado del distrito, que son de allá de mi tierra, todavía fueron a verlo ahí y de aquí los apuntaron, se iban. Yo ya no quise porque me agarré el terreno este. Y como lo saqué en abonos y pensé yo: “Pos ha habido veces que le va a uno muy bien allá. Y qué tal y si me va mal. Entonces voy a perder allá y voy a perder aquí”.
VD: O sea que, ¿usted compró este terreno, aquí ya en el D.F. [Distrito Federal]? Bueno, usted está justo en el límite con el estado, como me decía. ¿En 1959, o antes?
GC: En el [19]60, o el [19]61, por ahí más o menos.
VD: [Mil novecientos] Sesenta, [mil novecientos] sesenta y uno fue que se vino para acá.
GC: Sí y me vine para acá.
VD: Y ya por eso ya no se quiso ir para allá.
GC: Ya no quise ir, no. Todavía hubo tres años de oportunidad.
VD: Sí, sí, sí. Y ya no, ¿no quería irse entonces por temor a que a lo mejor no sacaba suficiente…
GC: Ándele.
VD: Para pagar aquí.
GC: Para pagar aquí.
VD: Y, ¿en qué se empleó cuando regresó aquí?
GC: Yo estuve en una compañía de gas trabajando.
VD: ¿Aquí ya se consiguió un…
GC: Sí, este, ya un hermano mío, el mayor que ya murió, este, estaba trabajando con un patrón, que era socio con el de la compañía de gas, era socio y la llevaba muy bien y todo y me consiguió un trabajo ahí.
VD: Y, ¿ahí estuvo?
GC: Ahí estuve, ahí duré doce años.
VD: Ah, pues bastante tiempo.
GC: Sí, y luego, pos con lo de ahí estuve pagando aquí.
VD: ¿El terrenito este que tenía?
GC: El terreno, sí.
VD: Entonces, de las veces que usted estuvo allá, de todos estos contratos, ¿hubo algunos en los que no le fue tan bien?
GC: Ah, pos había unos, como estos de Texas, pos nomás, nomás en uno más o menos me fue regular, los otros dos no sirvieron. No, pos no alcanzaba uno. En primera no sabía uno la pisca del algodón. No sabía uno y de aquí a que se encarrera uno, no pos ya se acabó. Y esa era la cosa que no…
VD: No le salía bien.
GC: No salía, no. Había veces que no, se ganaba uno $3, $4 pesos, por día.
VD: Nada más le salía de ganancia eso.
GC: Y de ahí, pos había que comer y todo eso.
VD: Y enviar, le mandaba a su familia.
GC: Para acá, ándele.
VD: Y en esos años que estuvo entonces usted se casó, señor Guadalupe.
GC: En el [19]57 me casé, ahora verá, [19]57, [19]58. No, en el [19]57.
VD: En el [19]57. Y, ¿se casó allá en Guanajuato, en Valle de Santiago?
GC: Sí, allá.
VD: ¿Allá vivía su esposa?
GC: Sí.
VD: Y, ¿qué le decía ella cuando usted se iba de bracero?
GC: Pues yo creo que por la misma pobreza, porque (risas) siempre entonces no decía nada, pos órale.
VD: No.
GC: En, pa mandar después pa que alcance a alivianar y todo y era por eso.
VD: Ya después le mandaba a ella.
GC: Sí, pues le estuve mandando a ella pa que les comprara a los dos chamaquitos, a mis hijos que tenía.
VD: Del [19]57 que se casó, ¿después tuvo dos hijitos?
GC: Sí.
VD: Que eran los que tuvo mientras se estaba yendo para allá.
GC: Sí. Eran los, ya los demás son nacidos aquí todos.
VD: ¿Ya nacieron aquí?
GC: Sí.
VD: Y en el tiempo que estuvo por allá, señor Guadalupe, cuando usted tenía oportunidad de salir del campo de trabajo, los domingos y eso, ¿a dónde se iban? Por ejemplo ahí en California, ¿qué hacían los domingos que estaba por…?
GC: Pues, se juntaba uno con, ya pos se hacía uno amistades con todos, ¿verdá? Se juntaba uno por ahí, pos se sentaba en la sombra, ahí platicando, o este, con un radio, o ahí podía estar oyendo canciones de aquí porque, también había programas allá que…
VD: ¿En español?
GC: En español todo. Corridos, canciones y todo, todo.
VD: Y, ¿ustedes se compraban sus radios o…
GC: Yo me traje uno, todavía lo tengo ahí.
VD: ¿Desde que se lo trajo de allá? (risas)
GC: Y todavía toca. Lo que pasa es que esos sale muy caro, son seis pilas, hay que comprar seis de…
VD: ¿No tiene conexión?
GC: No, es de pilas.
VD: Y, ¿entonces allá oían el radio?
GC: Sí, oíamos el radio y las noticias y todo.
VD: Salían al cine, ¿me decía?
GC: Sí, pos se iba uno a…
VD: ¿Había películas en español?
GC: Sí, pura. Bueno pues era la que uno iba cuando iban los artistas, iban pa allá de aquí, pues se iba uno a verlos a los teatros también. Este, a mí me tocó ver a Pedro Infante, a Luis Aguilar, este, a Antonio Aguilar, a Antonio Badú.
VD: ¿Los vio por allá en California?
GC: Sí, pos de entrada íbanos a, ahí se presentaban los unos que otros. Sabía uno y ya iba al pueblo y ahí.
VD: Y del, por ejemplo, del campo de trabajo al pueblo, ¿estaba cerca?
GC: Pues, había veces que los mismos mayordomos, perdón, le cobraban a uno un peso o dos por llevarlo y ellos ponían el carro.
VD: Y, ¿los recogían ellos también después?
GC: Sí, sí, pues se esperaban hasta que tábanos todos.
VD: Y, ¿a los restaurantes y eso también?
GC: También, también. Este, había veces que nos, pos no, pos siempre nos llevaban a uno al pueblo, hasta los patrones, los patrones: “¿Quieres ir al pueblo? Yo te llevo”. Ya se juntaban unos diez, o veinte y nos llevaban.
VD: Ellos mismos, así.
GC: Y andaban muy al pendiente. “¿Quién falta?, y ¿quién falta?”. Muy al pendiente y ya que estábanos todos, “ahora sí, vámonos”.
VD: Se los llevaban juntos. Y, ¿alguna vez, del tiempo que estuvo allá, le tocó celebrar el 15, el 16 de Septiembre, por allá?
GC: Una vez nada más.
VD: ¿En dónde estaba, en California?
GC: Estaba en California.
VD: Y, ¿se acuerda cómo fue?
GC: No, lo hacían pues bonito también, lo hacían bonito, es que, bien adornado, carros adornados y desfile a caballo también a caballo, y con sus banderas y todo.
VD: Y sí los, ¿les daban a ustedes el día para ir?
GC: Sí, sí.
VD: Para ir a celebrar.
GC: Sí, fíjese que sí. Como que sí lo toman en cuenta ellos también.
VD: ¿Se van a las ciudades?
GC: Sí.
VD: Y de, por ejemplo, de actividades religiosas, ¿alguna vez, les ustedes, les permitían ir a las iglesias si querían?
GC: Los domingos podía uno ir a la reunión que fuera, los domingos, venían este, los esos evangelistas, los Testigos de Jehová. Y por allá, por allá lo llevaban a uno en carro también.
VD: ¿Los invitaban?
GC: Nos invitaban y íbanos. Y como pos iba uno, ya todo desarrapado de aquí pa allá, todo con su chinelitas y todo eso y lo bueno que le ayudaban con algo.
VD: Ah, ¿los mismos que los invitaban?
GC: Sí.
VD: ¿Ah, sí?
GC: Sí, pos lo veían a uno y pos se juntarían entre todos, o no sé. A mí en una ocasión me dieron $30 pesos. Dice: “Ten, pa que te compres ropa”. Y sí, pues los pantalones estos valían $2.50.
VD: ¿Los de mezclilla?
GC: Los de mezclilla a $2.50 y camisas, calzoncillo y camiseta y, todo compraba uno con $30 pesos, hasta zapatos.
VD: Y no. Y, ¿los invitaban a que fueran a sus celebraciones?
GC: Sí, a sus templos esos, a sus templos.
VD: Y, ¿sí iban los braceros?
GC: Sí.
VD: ¿Sí iban ustedes?
GC: Sí, sí íbamos, pos nos invitaban, nos llevaban y nos traían y hasta nos daban la botana, pues, ¿qué? (risas) En vez de estar ahí sentados, nos íbamos. Como a unas tres religiones anduve yo por allá.
VD: Que visitó sus templos.
GC: Sí, pero ellos iban a propósito al campo a invitar a la gente.
VD: A invitarlos a ustedes y se los llevaban.
GC: Sí, le digo, todo les daban a uno, todo. No ve, hasta la comida y sí le daban a uno dinero también.
VD: Y cuando andaba por allá, ¿qué era lo que extrañaba más de por acá de México?
GC: Pues la familia. La familia más que nada, se extraña. Luego cuando ya empieza uno a tener comunicación, a escribirse y que, no pos que fulano está malo y que esto. Se pone uno medio tristón, pues por allá también, no crea.
VD: ¿Alguna vez le entró usted así la nostalgia fuerte de quererse regresar?
GC: Una vez. Una vez me quería regresar, este, pero había un muchacho de aquí de México, de aquí de México que se hizo muy amigo conmigo y: “No, pos que qué vas a hacer y que no, tan enfermos allá, no hombre”, me decía. Y él me desanimó ya, “hazle así de este modo y de éste otro”, dice, mejor vamos a trabajar”, dice, “y a mandarles dinero pa que se curen”, dice, “¿qué haces tú?”, dice, “con tu presencia no va a salir bien”. “Pos sí, tienes razón”. Y así, no le digo que así me dijo también el patrón y hasta me prestó $200 pesos esa vez, pa mandarles pa acá.
VD: ¿Esa fue la única vez que sintió que se…
GC: Sí, sí.
VD: ¿Que se quería regresar?
GC: Se siente uno como que hasta se me baja la presión, medio desesperado y todo.
VD: Y de problemas de salud, ¿nunca tuvo por allá?
GC: Fíjese que no.
VD: Además de las veces del estómago, que les caía mal.
GC: No, una. Una vez, no, pero pos esa vez que le digo que me, me como que me quise enfermar, yo pagué médico. Este, y una muchacha que me interpretó, pues y ya le platiqué cómo me sentía yo, y dice: “Yo te llevo a la… Pos era con un farmacéutico yo creo, porque ni médico fue. Él me dio unas pastillas. “Tómate estas”. Y luego luego se me quitó, como a los ocho días ya andaba yo pero bien.
VD: ¿Pero usted lo tuvo que pagar?
GC: Sí.
VD: Aunque se supone que tenían.
GC: Tenían seguro.
VD: Seguro médico.
GC: Sí teníanos seguro. No pos cada de que entraba uno, tenía seguro. Nomás que realmente pos yo como que nunca fui enfermizo ni nada.
VD: No lo necesitó. Y, ¿algún accidente que hubiera en el trabajo?
GC: Nada. Ni, bueno con decirle que ni de las escaleras me llegué a caer.
VD: Nunca tuvo ningún problema con eso.
GC: Nunca.
VD: Y qué, en general, además de, pues de las quejas por comida y eso, ¿había alguna otra cosa que se organizara en los mismos trabajadores para protestar por eso?
GC: Pos, yo nomás me acuerdo de esa vez que sí, que nos organizamos, que fue el cónsul a vernos. Que fue al campo y a preguntar cómo nos trataban, como todo eso. Pos yo nomás esa vez.
VD: Esa fue la única ocasión.
GC: La única ocasión que vi, que sí, pos sí nos atendió muy bien el cónsul.
VD: Y entonces, de aquella última vez que se regresó usted, bueno, en general de sus contratos, ¿sí lograba usted así hacer algún ahorro, señor Guadalupe, juntar algún dinero para traerse a México?
GC: No, sí, sí mire, vamos a decir que las veces que estuve en California, pos en todas me fue regularcito. Sacaba unos buenos centavos y hacía bueno dinero.
VD: ¿Ahí sí? Ahí sí salían bien sus contratos.
GC: Pos eso yo le tenía mucha fe por este lado, nomás que este lado por el interés de a ver si…
VD: Salía.
GC: Llegaban los estados del norte. Pero no, pos no se llegó, yo nunca anduve por ese lado, nomás en Texas y este, y de acá sí, sí me acuerdo del relajo, hacía buenos centavos yo. O sea que, primeras veces hasta compré un, compramos un, unos pocos de ganado.
VD: Ah, eso, en eso usó su dinero.
GC: En eso lo usé y más que pos, por lo mismo pues, que se deshace uno de ellos porque no tiene uno, en primera, bueno la tierra que había años que se daba, había años que no daba nada. Entonces, había veces que ya ni pastura pa los animales.
VD: Los tenía que vender.
GC: Los tenía uno que vender. Para venirme para acá, vendí dos, dos que me quedaban. Los vendí y ya fue cuando me vine para acá.
VD: Y, ¿por qué decidió venirse aquí a la ciudad?
GC: Le digo que aquí estaba un hermano, el mayor. Y esa ocasión fue pa Navidad él allá, fue a vernos. Y en esos días acababa yo de llegar de Estados Unidos y le dije yo: “¿Qué no hay trabajo allá?”, le digo, “pa que me consigas allá un trabajo”. “¡Cómo no!”, dice, “sí hay”. Y, todavía cuando se vino, me dice: “¿Quieres irte a trabajar?”. “Pos sí”, le digo. Yo también por calar, porque él ni había venido. Y sí, llegando él, luego me avisó que ya estaba el trabajo. Yo pensé, dije: “Bueno, ahorita me voy a venir pa acá a ver qué pasa”. Y ya me vine y ya me planté aquí.
VD: ¿Aquí se quedó?
GC: Aquí me quedé.
VD: ¿Ya de aquí ya no hizo por volverse a ir de bracero?
GC: No, ya no me, ya no quise pues por, porque sí sé, como que se resfría uno, como las idas a Texas, que no saca uno nada. Había veces que se quedaba hasta endrogada la gente con el pasaje.
VD: Y con lo que pedían luego aquí, ¿verdad?
GC: Ándele.
VD: Para…
GC: Para irse.
VD: Que había que…
GC: Este, y no, pos así no. Entonces yo ya lo que no quise fue perder el terreno. Dije: “No, ¿pos cómo lo voy a perder? Mejor aquí le hago frente y ya”. Y en la compañía de gas me fue más o menos, ¿verdá? Para ir viviendo bien. Luego de ahí me pasé a una línea de caminos aquí, aquí en, se llamaba la línea la Gustavo A. Madero, una línea de caminos grandísima, pues, pos era de cuando antes de que entráramos los de Ruta Cien. Aquí duré también trece años, trece años.
VD: Ya un buen tiempo ahí.
GC: Este, luego me, ya que me salí, como me liquidaron, no pude entrar a la Ruta Cien porque ya me habían dado eso, pero en Ruta Cien estaba bueno también. Pues ya no pude, entonces me dediqué a, una temporada anduve con una diputada trabajando, con una diputada.
VD: ¿Qué hacía con ella?
GC: Ah, pues de chofer, de chofer. Este, y ella vivía ahí en la Colonia del Valle y yo desde aquí me iba, uh, pos bien temprano, para la hora que se levantara ella, ya tenía el coche yo, ya lavado, ya limpio, limpio. Todos los días, pero pues no sé, fue cuando andaba Miguel de la Madrid en campaña, entonces yo andaba con la diputada. Y pos no, no, pagaban muy poco, pagaban muy poco y este, y era mucho el trabajo. Todo el día había que andar.
VD: Para arriba.
GC: Pa arriba y pa abajo y pa arriba y pa abajo. Había veces que hasta sin, hubo como unas dos veces, dos o tres me parece, fíjese, vine a almorzar a las ocho de la noche a almorzar aquí.
VD: ¡Eh! No pues sí, tardísimo.
GC: Es que me traía así la diputada y me… “Ah, no se mueva y no se vaya a ir”, dice, “porque no me dilato”. Subía a alguna dependencia del Gobierno y salía.
VD: Y ahí se tardaba.
GC: Y estaba, pero bueno, luego me dice, en una ocasión me dice: “Vamos a ir a la Cámara de Diputados”. “Bueno, vamos”. Y ya la traje a la Cámara de Diputados. Y luego me dice: “¿Ya comió?”. “No, diputada, todavía no almuerzo”, le digo, “pos si no me da chanza”, le digo, “nombre, me dijera usted ahorita salgo en una media hora, en un cuarto de hora, lo que sea, hombre, pos yo me compro una torta”.
VD: No sabe cuánto tiempo va a estar ahí.
GC: Yo me compro una torta, ¿verdá? Si se va a tardar un ratito.
VD: Gracias.
GC: Este, pa que yo pueda…
VD: Almorzar, comer algo.
GC: Almorzar algo. Y no, dice: “Es que ha habido veces que no hay modo, pues no hay tiempo”. Le digo: “Pero usted me dice, «no me dilato», y se avienta hasta media hora arriba”, le digo, “pos en eso yo puedo comer algo”.
VD: Claro.
GC: “No se preocupe”, dice, “ahorita nos van a dar aquí en la Cámara”. Yo le dije: “Bueno, pos órale pues”. Nombre que dieron nada.
VD: No le dieron nada.
GC: Fue un vaso de refresco. Y no, pos no, no me gustó. Le entregué el trabajo, tonces me dice: “Me va a dejar ora que más lo necesito”, dice, “ya vamos a irnos a la campaña de Miguel de la Madrid”, dice, “nos toca Zacatecas”. Le dije: “Búsquese otro”. Que le digo, pagaba muy poquito, $700 pesos me pagaba, para, por este, por quincena.
VD: No, si no es nada.
GC: Este, y luego me metí con unos doctores, ya después que lo dejé. Ya estuve trabajando con unos doctores, aquí en, pasando la Avenida de los Misterios, ahí de La Villa, al otro lado. Pos ahí sí la hice más o menos regular, esa era de puro llevarlos a varias partes. Les gustaba mucho los balnearios, les gustaba mucho. Los llevé a Acapulco y los llevé a Abasolo allá, allá por la Pénjamo. Por allá están unos balnearios también y también hasta allá fueron. Los llevé aquí a Michoacán, acá pal lado de Chiapas, Monterrey, a Guadalajara, donde quiera andábamos, les gustaba mucho andar. Este, y pos ahí, ahí taba mejor, llegaba yo y vamos a decir, gastos pagados en, si me quería quedar yo allá en el hotel, me daban otro cuarto a mí solo.
VD: Y allá estaba bien.
GC: Me lo pagaban. Si quería venirme, me daban pa camión y regresarme por ellos. Allá les dejaba el coche. Y ya yo me venía en camión. “¿Cuántos días van a durar?”. Por ejemplo ahí en Acapulco, “¿cuántos días?”. “Pos, vamos a durar diez días”. Pos yo me venía pa acá. Este, o me quedaba allá, como quisiera.
VD: Y, ¿ahí estuvo con ellos un rato?
GC: Sí, pos ahí estaba, sí duré buen tiempecillo con ellos.
VD: O sea que ya después, señor Guadalupe, regresando de ese último contrato de bracero, ¿ya nunca hizo usted por ir a Estados Unidos?
GC: No.
VD: Ni ir contratado.
GC: No.
VD: Ni sin papeles.
GC: No.
VD: Ya no.
GC: Ya no quise pues por lo mismo, lo que me detuvo fue el terreno, si no pues de aquí le digo que de aquí de la pradera a la otra colonia esa que le digo, on tamos pegados con el distrito, pos hay compañeros de allá de mi tierra que de ahí se fueron todavía de aquí.
VD: Se siguieron yendo.
GC: Se siguieron yendo.
VD: ¿Usted ya?
GC: No, yo ya no.
VD: ¿Desde entonces?
GC: Ah, pos Santos, Santos, él sí todavía fue.
VD: En los últimos contratos.
GC: Todavía sí. Él en el [19]64 fue la última vez que fue.
VD: Ya cuando se acabaron los contratos.
GC: Ya cuando se acabaron.
VD: Y ya nada más, pues como, como una última, pues como una última reflexión, ahora ya la distancia, señor Guadalupe, ¿qué recuerdos le quedan en general de su tiempo como bracero? ¿Quedan recuerdos positivos?, o, ¿cómo se siente usted de aquellos años en que se estuvo yendo?
GC: Pues mire, le vuelvo a repetir, pues por el trabajo, el mal trato que a veces, que a veces recibe pues uno por allá, pues sí es, como que, se desanima, pero yo vuelvo a lo mismo de que en, ¿cómo le dijera?, en limpieza, en honradez, porque le digo, allá iba uno y compraba cualquier cosa y nombre, había veces que hasta lo seguían las cajeras, “señor, señor, le…
VD: Se le olvidó.
GC: Le sobra su dinero.” Aquí…
VD: (estornudo)
GC: Salud.
VD: Gracias.
GC: Aquí, ¿cuándo (risas) le andan haciendo eso a uno?
VD: (estornudo)
GC: Salud.
VD: Gracias.
GC: Este, y pos eso y muy limpio todo. Muy limpio, porque allá le ponían a uno botes pa la basura. Dice, con las idas esas, medio algo, también toma uno, ¿cómo le dijera?
VD: Conciencia.
GC: Conciencia de hacer la limpieza también, de hacer la limpieza. Pero mucha gente a la mejor de allá me vino a sacar porque allá no se encuentra basura tirada, ahora en las calles, va pasando en las calles uno, y hay botes donde…
VD: Puede echar la basura.
GC: Pos puede dejar uno la basura. Ya pasa el camión, lo recoge y lo deja. Aquí, son capaces de llevárselo a vender. Sí, por eso aquí no se puede.
VD: Claro.
GC: Y eso me queda pues, le digo.
VD: Eso le gustó.
GC: De recuerdo que estamos bien todos así.
VD: Y, ¿lo que no le gustó de por allá entonces?
GC: Pues lo único es eso que le digo, que los mismos mexicanos, los mismos mexicanos son de contrarios con uno mismo, ya lo, bueno, me refiero yo como a los que son nacidos allá o que se los llevan chicos, nacidos aquí se los llevan chicos. Llegan a crecer, pos allá, así es, así es ahí. Es lo único, de lo demás, el trabajo también pos muy duro, muy pesado, muy pesado.
VD: Y que a veces no les pagaban lo que debían.
GC: Ándele, ándele, así es. Este, pos yo nomás esas cajas que me debían de limón, fue lo único, pero no.
VD: Y entonces en general, esos, no tiene como recuerdo así especialmente malo de alguna cosa, de que, de algún.
GC: No, no.
VD: Problema que haya tenido.
GC: No, desgraciadamente, en mi persona pues a mí no me pasó nada de eso, eso yo lo vi normal, lo vi bien. Ahora sí que le estoy diciendo lo que no me gustó y lo que me gustó.
VD: Claro. Y de, por ejemplo de, usted me decía esto de la limpieza y eso, de algunos hábitos que usted hubiera tomado allá y que, o costumbres, y que después las trajo para acá. No sé, hubo gente que, por ejemplo, ahí empezaba a fumar o que cambió, así como usted me decía, cositas de limpieza, ese tipo de cosas.
GC: Pos sí, pos las trae uno de allá, pues se, como se acostumbra de todos modos ya durante un tiempo a la limpieza más que nada, pero como le digo, aquí ya lo deja uno de largo. Ya lo deja a la costumbre de aquí. Allá le digo, si no se bañaba uno, no lo dejaban entrar al comedor. Allá no lo dejaban ni entrar. Bueno, aquí pos si dura tres, cuatro días sin bañarse, de todos modos tiene que entrar. Esa es una y es muy bonita, es muy bonita la limpieza. Este, pero como le digo, trae uno la costumbre de allá, para acá y a los cuantos meses ya se le olvidó. Sí, así es.
VD: Pues muchísimas gracias, señor Guadalupe, creo que en general pues me ha platicado usted bastantes cosas del tiempo que estuvo por allá. Muchas gracias por compartirme sus recuerdos.
GC: No, no, pos eso taría bien, cuando…
VD: De aquellos años.
GC: Cuando guste, este, a la hora que quiera echarse una vuelta por acá.
VD: No, pues muchísimas gracias, muchas gracias por abrirme aquí la puerta de su casa y esto, y pos estuvo un buen rato por allá usted, estuvo por allá cuatro años.
GC: Cuatro años.
VD: Yendo y viniendo.
GC: Y son tres, seis, seis, ocho, como ocho veces, por, como le digo, ocho contratos más o menos.
VD: Los que se estuvo.
GC: Y fíjese que nomás guardé ese que tengo ahí, nomás.
VD: Uno solo conservó.
GC: Porque me fue rebien ahí, y como recuerdo.
VD: Lo guardó de recuerdo.
GC: Sí, pos ahí es donde sacaba yo mucho dinero.
VD: ¿Es uno de los de California?
GC: De California. Sí, este, y me fue muy bien y ese fue el que guardé. Todos los demás los tiraba uno, los rompía, los quemaba.
VD: Claro, oiga.
GC: Yo nunca pensaba.
VD: De cuando se venía para acá, ¿se traía algunas cosas, hacía compras por allá?
GC: Sí.
VD: ¿Qué se traía?
GC: Pos mire, en el [19]55 fue cuando me fui para acá. Pos más que nada ropa, le traía uno a la familia que cortes, o vestidos, o este, le traje a mi esposa una caja de esas, ¿cómo se llaman?, donde echan todos los menjurjes las muchachas, hombre.
VD: Para…
GC: Que tienen para el espejo.
VD: Como un neceser así, una cajita para guardar los cosméticos.
GC: Ándele así donde traen su espejo pa dentro. Le traje una pulsera y unos aretes, un collar y pos, por ahí anda todavía rodando. La cajita todavía está, todavía la tenemos con, pos con papeles que tiene uno ahí guardado.
VD: Y, ¿aparatos nunca se trajo, aparatos más grandes?
GC: No, fíjese que era un lío pa sacarlos de allá donde estaban. No, pos de digo que aquí son rebandidos, aquí.
VD: Cuando los traía de regreso.
GC: Sí, ese radio, fíjese ese radio que tengo ahí todavía toca, allá me costó $80 dólares. Y me lo traje. Pos ahí en, ahí en el este, ¿cómo se llama?, en Caborca, Ciudad Obregón creo, por ahí por esos, hasta Guadalajara, dejaban a uno entrar en Guadalajara, lo revisaban y le sacaban dinero.
VD: Otra vez los del…
GC: Sí.
VD: ¿Como qué era, La Aduana?
GC: Como Aduanas, pero si venía en el tren, o venía en la flecha, ¡nombre!, no pos era una sacadera de dinero.
VD: Y todos traían cosas.
GC: Todos, todos.
VD: Los que se venían de por allá.
GC: No y que esto no pasa. Y le andaban quitando las cosas. No que este ta nuevo, bueno, pues ni modo de traerla usada. (risas) Así le digo, tenemos un Gobierno medio, medio chistoso, pues.
VD: Sí.
GC: Este, el radio, todavía el radio, creo les di $20 dólares pa que lo pasaran.
VD: Lo dejaran pasar.
GC: Sí, fue ahí en Ciudad Obregón, me parece. Y luego todavía aquí en Guadalajara querían, no, le digo, porque ya venía el veliz sellado, ya ahí le ponen un sello que no se puede abrir. Pero todavía aquí querían que lo abriera pa, pos pa sacarme más dinero.
VD: En cada revisioncilla.
GC: En cada, y cuantas veces iba y traía su veliz.
VD: Le querían sacar, ¡qué barbaridad! Pues sí, qué abuso.
GC: Es un abuso endiablado.
VD: Ya ve que hasta hoy, ¡qué barbaridad! Pues mire, nada más por aclarar esto, señor Guadalupe, porque ya ve que habíamos dicho que en el [19]59 fue su último contrato.
GC: Sí, es en el [19]60.
VD: Pero, este es en el [19]60. Y ya después, este fue ya el último, o sea ya después no hay, no se fue. O sea que se fue desde el [19]55 hasta el [19]60.
GC: Cinco años.
VD: Este sería el primero a lo mejor, mire.
GC: Sí, este es el primero, sí, es del [19]55.
VD: Porque este es el del [19]55, aquí todavía estaba soltero, sí.
GC: Este, entonces éste fue el primero y este fue al último.
VD: Aunque mire, aquí dice que aquí tenía veintiún años, en el diecinueve. O sea, déjeme ver.
GC: No se hayan equivocado, pues sí eran diecinueve.
VD: Usted, ¿pero usted tenía diecinueve entonces?
GC: Diecinueve. Sí, pues nomás di el servicio.
VD: O a lo mejor le pusieron ahí por, porque luego no los dejaban ir muy chicos, ¿no?
GC: No, pero ya con la cartilla.
VD: Con la cartilla ya los dejaban.
GC: Sí, ya podía uno pasar.
VD: Sí, bueno, aquí está, mire. Entonces…
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 12 de mayo de 2002
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez
El día de hoy es 12 de mayo de 2002 y estamos en casa del señor Guadalupe Cano Quiroz, para realizar esta entrevista.
VD: Ahora sí, señor Guadalupe, dígame otra vez, ¿qué edad tiene usted?
GC: Tengo sesenta y, ando en los sesenta y siete años.
VD: Sesenta y siete años. Me decía que usted nació en este rancho…
GC: Cerro Colorado.
VD: Cerro Colorado, en Valle de Santiago, Guanajuato. Le preguntaba yo, ¿a qué se dedicaban sus papás, señor Guadalupe?
GC: Este, a la agricultura, eran campesinos.
VD: Eran campesinos.
GC: Este, pos le digo, este, pos la tierra a veces se daba la cosecha, había veces que no daba nada y ya se dedicaba uno a, pos a trabajar por fuera. Este, ya, después ya más o menos que tuvimos la edad, primero se fue un hermano mayor que yo a Estados Unidos. Duró, él duró como unos tres años allá, pero no de bracero, sino de ilegal.
VD: Se fue de mojado.
GC: Ándele. Entonces, este, yo, pos me quedé trabajando en la tierra con los otros hermanos y ya que di el servicio y todo, ya me fui a Estados Unidos.
VD: ¿Después de hacer su servicio militar?
GC: Sí, sí.
VD: Que fue a los…
GC: A los dieciocho.
VD: Dieciocho hizo el servicio.
GC: Sí. Y a los diecinueve me fui.
VD: Después se fue. Señor Guadalupe, antes de irse usted, cuando trabajaba ahí la tierra con su familia, me contaba usted que sí fue a la escuela unos años.
GC: Sí.
VD: ¿Era ahí mismo en el rancho?
GC: Ahí en el rancho estaba la escuelita. Una escuelita ahí que, éramos aproximadamente, seríamos unos sesenta o setenta personas. Pues de todo el rancho.
VD: Los niños de por ahí.
GC: Sí, este, y le digo, pos no, no, pues aprendimos, pero no, nomás llegué a tercero.
VD: ¿Que era lo que había?
GC: Era lo que había, no había más avance pues, no podía uno. Nosotros con la, teníamos ganas de estudiar, porque mi papá en el [19]45 que se jue para Estados Unidos, de bracero también, este, se hizo de sus buenos centavos allá, enton[ces], nos vinimos aquí a México a querer entrarle al Politécnico a estudiar.
VD: Ándele.
GC: Un primo hermano de él, que aquí vivía, ahí vivía por Coyoacán, lo animó que nos trajera. Nos trajeron para acá, a la dicha escuela pues, ¿verdá? Pero no, pos el señor es una lángara pa el dinero, le robó el dinero y bueno, ya ni pa regresarnos teníamos y ahí comoquiera mi papá, pos yo no sé si mandó pedir a, allá pa el rancho el dinero, no sé ya, al fin ya nos fuimos y, pero teníamos muchas ganas de estudiar.
VD: Esa era su intención. Y, ¿eso como cuándo sería? Después de que él regresó de bracero, dice.
GC: Sí, él se fue en el [19]45.
VD: ¿O sea que él fue de los primeros?
GC: Sí.
VD: Su papá fue de los primeros que estuvo por allá.
GC: Ándele.
VD: ¿Como cuánto estuvo?, ¿no se acuerda más o menos?
GC: Pos eran contratos de seis meses, de ocho, cuando mucho.
VD: ¿Estuvo un contrato nada más?
GC: Un contrato, sí, nada más un contrato fue él. Este, y le digo, se hizo sus buenos centavos, pero aquí un primo más lanza que él, se lo robó.
VD: Ay, qué caray.
GC: Y ni a la escuela.
VD: No pudieron hacer. Estuvieron un tiempecito aquí nada más, en la ciudad de México y se…
GC: Ahí en Coyoacán, ahí vivíanos, me parece que la calle se llama Miguel Ángel.
VD: En Miguel Ángel de Quevedo.
GC: En Miguel Ángel de Quevedo.
VD: Ándele.
GC: Por ahí, por ahí.
VD: En la avenida.
GC: Me acuerdo yo todavía, pero digo, yo creo la casa, ya no sé ni dónde está. Hace muchos años.
VD: Y, ¿esa vez se vino con toda su familia?
GC: No.
VD: Sus papás.
GC: Nomás nos trajimos, nos trajo a tres, a tres que íbamos a entrar al Politécnico, que según el primo de él ya había arreglado y era mentira.
VD: No, era para robarles nada más.
GC: Sí, nomás pa quitarle el dinero.
VD: Y, ¿los otros hermanos se quedaron con su mamá allá en Guanajuato.
GC: Sí, los demás se quedaron allá con mi mamá.
VD: ¿Su mami se dedicaba también al hogar?
GC: Al hogar, sí.
VD: Allá estuvo en…
GC: Este, ella al hogar a atender la familia.
VD: Entonces me decía usted que cuando hizo el servicio militar, después fue que decidió contratarse allá, estando allá en Guanajuato.
GC: Sí.
VD: Decidió irse de bracero.
GC: De bracero.
VD: ¿Se acuerda usted a qué? Bueno, ¿a qué se dedicaba en ese tiempo, al campo?, ¿estaba usted de peón?
GC: Bueno, antes, ¿aquí en México?
VD: Cuando, ¿antes que se contratara de bracero?
GC: Sí, de peón, sí. Pero le pagaban muy poquito a uno, $1.50, $2 pesos cuando mucho, este, pero pos bueno, de algo a nada.
VD: Claro.
GC: Este, nos poníanos a sembrar garbanzo o trigo y le digo, pos eso le pagaban a uno en ese entonces. Este, y luego a cortar el garbanzo, a todo, a todo lo del campo nos dedicamos.
VD: Y, ¿cómo fue que se animó usted a irse para allá? ¿Cómo se enteró de que estaban contratando?, ¿por su papá?
GC: Bueno, se oía decir, se oía decir todo eso de que de las contrataciones y todo eso. Y este, me animé, precisamente porque fuimos muy pobres, muy pobres y realmente deseando uno pos todo, deseando todo, porque pos no teníamos dinero. Y este, me animé, le dije a mi papá, le digo: “¿Sabe qué? Pos yo, ahora me toca a mí, yo me voy”. Me fui.
VD: ¿Qué le dijo él cuando usted le comentó?
GC: No, pos él taba animado, fíjese que él me llevaba a Irapuato, como está cerquitas, me llevaba y ahí andaba con nosotros, pero él ya no iba a ir.
VD: ¿Él ya no quiso ir después?
GC: Pues, yo creo que, no pues, como ya andaba un hermano allá, ese que le digo mayor que yo, ya él había tenido un año y meses y ya le mandaba, mi hermano le mandaba dinero pa que se aliviara acá, se alivianara. Ya digo: “Pues yo, ahora voy yo.” Él no andaba conmigo en Irapuato y ya nomás pasé yo pa dentro, que ya me gritaron mi nombre y me pasé con todos mis papeles y sí me contraté.
VD: Eso fue en el año de mil novecientos…
GC: [Mil novecientos] Cincuenta y cinco.
VD: [Mil novecientos] Cincuenta y cinco. Entonces de ahí del rancho, usted se fue con su papá hacia Irapuato que…
GC: Irapuato.
VD: Era donde estaba el centro de contratación.
GC: Ahí mero.
VD: Y cuando llegó, ¿se acuerda cómo fue, señor Guadalupe? Usted llegó ahí a Irapuato y, ¿qué hizo? O sea, fue al centro, ¿se anotó en una lista?, o, ¿cómo fue?
GC: Mire, este, un tío mío tenía, hermano de mi papá, tenía mucha conocencia con el Presidente Municipal del Valle de Santiago. Y ese presidente mandaba, mandaba gente.
VD: A la gente.
GC: Se enlistaban y las mandaba. Y entonces ese tío pos habló por mí y sí me anotaron y fue del modo que yo me vine.
VD: Y en esa lista que usted estaba, ya nomás llegando a Irapuato lo llamaban.
GC: Sí.
VD: Y entonces entraba usted al centro. ¿Se acuerda cómo era el centro de contratación ahí?
GC: Pues puras oficinas. Entraba toda la gente, puras oficinas, en unas firmaba uno, en otras lo jalaban pa otro lado y (risas) todo eso.
VD: ¿Ahí le hicieron el examen médico también?
GC: Ahí lo hicieron.
VD: La revisión.
GC: Aparte del que hacían en el centro ya en Estados Unidos, porque allá lo volvían a pasar.
VD: Ah, les hacían dos.
GC: Dos.
VD: Entonces, ¿aquí le hicieron el primero?
GC: El primero.
VD: ¿Eran médicos mexicanos?
GC: No, americanos. Este, lo pasaban los rayos X, los rayos X, lo examinaban que pulmones y todo, que no. Pues querían pura gente pues que fuera bien.
VD: Sanos. Y, ¿a usted no le tocó que lo fumigaran ahí?
GC: Sí, pero esa allá.
VD: Ah, de aquel lado.
GC: De aquel lado, señorita.
VD: Entonces, ¿ahí fue donde firmó su contrato?
GC: Allá en aquel lado fue donde se firma.
VD: ¿No lo firmó en Irapuato?
GC: No.
VD: ¿En ese centro de contratación?
GC: No, porque el contrato lo hacían allá.
VD: ¿De ahí nada más salieron en el tren?
GC: Ándele, en el tren hasta Mexicali y luego ya este, llegaba uno ahí y lo pasaban los mismo americanos, ya lo pasaban pa allá, pal otro lado. Llegaba uno al Centro, California, ahí es donde lo fumigaban a uno.
VD: Y ahí fue donde firmó.
GC: Ahí.
VD: Le dieron su contrato.
GC: Ándele ahí. Ahí le daban la mica esa también. Ahí se la daban y… Iba uno bien, lo que pasa es de que pues lo trataban a uno, (risas) bueno.
VD: Los mismos funcionarios ahí.
GC: Sí, los mismos este, maltrataban a uno. Había uno, le decíanos El Cepillo, porque ¡Hijo! era bravo con la gente, era bravo. Sería mexicano, sería pocho, sería gringo, ¿quién sabe que era?, pero andaba, le decíamos El Cepillo porque siempre usaba el pelo este aquí. Y gritón: “Cálmate acá hijo de esto y lo otro”.
VD: ¿Ahí en El Centro?
GC: Ahí en El Centro. Y le digo, sí pos sí, lo jaloneaban a uno, taba medio.
VD: ¿Ellos mismos?
GC: Sí, porque a uno lo trataban peor nomás que el interés pues.
VD: Por la necesidad, claro.
GC: Me acuerdo yo de todo lo que hacían por allá con uno.
VD: ¿Dónde? Se acuerda ahí, ¿desde que usted llegó entonces recibieron malos tratos
ahí en El Centro?
GC: Pos sí, pos si de estar en los campos allá en la comida muy mal. Yo estuve, me quise enfermar allá y más que me fui al Seguro [Instituto Mexicano del Seguro Social], pero me pusieron una inyección nada más y este, y ya mejor pagué yo.
VD: ¿Usted se…?
GC: Pagué mis medicinas porque me empecé a sentir no pos que, la comida, bien trabajado y la comida bien mal.
VD: Mala y no era suficiente.
GC: Pues fíjese que sí le daban a uno suficiente, pero lo que pasa es que las comidas muy mal hechas, o otras le daban unas diarreas a uno a veces de repente (risas) pues es que…
VD: Estaba descompuesta a lo mejor.
GC: Sí, yo creo que sí. Y tener que ir a trabajar y no, pos taba mal. Y le digo, pos allá a uno, nombre, le tocaban unos trabajos tan pesados, tan, ¿cómo le dijera?, cansado, cansado. Yo me acuerdo en Stockton, estuve ahí y este, desde que se sembró el jitomate, bueno, las máquinas lo siembran, pero ya después el desahije nosotros. Todo el día empinado, empinado. Y los mayordomos como son, pues yo creo los ponían porque sabían pues algo de español.
VD: Algo de español.
GC: Este, ¡nombre!, nomás se enderezaba uno y agáchate y agáchate y nomás. No sabía uno que, pa enderezarse en la tarde ya cuando salíanos, caminaba un pedazo como de aquí a media calle pa medio ya irse enderezando. Llegaba uno a cenar en la noche, cenaba uno y a dormir, pero era un tiradero adentro.
VD: Ándele.
GC: Sí, como tábanos en las barracas que le decían ahí. Las camas así y así. Nada más el pasillo por en medio. Y este y no, se quejaba aquella persona, acá otra. Yo creo yo también, pos nomás que se dormía uno.
VD: Claro, del cansancio también.
GC: Del cansancio, porque sí taba duro el trabajo.
VD: Y usted estaba bien joven, estaba bien jovencito.
GC: Sí, tenía diecinueve años.
VD: Diecinueve años. ¿Cómo se imaginaba usted que iba a ser así? ¿Había escuchado ya de cómo era el trabajo de los braceros por allá?
GC: Pues mire, aquí también nosotros, pues en el campo, acostumbrarse al campo pues se nos hizo fácil, pero no, claro, allá era muy pesado. No era igual que aquí, porque aquí pos es lo propio. Usted sabe, que pos va y trabaja uno y todo el que se cansa se sienta un rato. Allá no era de, allá tenía que ir con la cuadrilla, ir parejos, parejos, parejos. Y pos ni modo de quedarse uno atrás, tenía que darle.
VD: Y a usted, ¿alguien le había platicado ya cómo era el trabajo por allá?, o, ¿cómo se lo imaginaba?
GC: Pues me decían algunos que, bueno no pedía uno, ¿cómo le dijera?, información de eso como a los que ya habían ido, sino, pues sí decían que era muy pesado, decían que era muy pesado. Pero pos uno, pos ya con diecinueve años, ya se sentía pues fuerte y pues ora sí que con, dicen pues, pos hay que ir a ver, a ver si es cierto y sí, sí es cierto. Nomás que se acostumbra uno, porque estuvimos yendo hasta dos veces por año porque, ¿cómo le dijera?, pues por los centavos. Los centavos que acá se quedaban pues muy, bueno, ni con la, no es vergüenza digo, ni con las tortillas cabanos [acabalábamos], señorita. Hasta entonces nos pasó ahí en la casa de mi papá. Ahí había veces que no alcanzábamos ya ni las tortillas fijese, nomás una canasta de tortillas que hacía mi madre a mano y todo y unos platos de frijoles ahí, comíamos. Porque pos por la misma pobreza, pues había modo de, mi mamá criaba gallinas y todo eso, pero pos, pero no las querían matar pos pa comérselas, pues por venderlas también pa hacer un centavito ahí. Ya ve que pa la comida se necesitan muchas cosas.
VD: Claro. Y su hermano el que estaba por allá, señor Guadalupe, ¿qué?, ¿le escribía?
GC: Sí.
VD: O, ¿qué le contaba de? ¿Él en qué estaba trabajando por allá?
GC: No, en el campo también.
VD: También en el campo.
GC: En el campo. No, él le escribía a mi papá nada más y a mí directamente cartas a mí no, nunca me mandó. Nunca me mandó, hasta cuando yo me iba a ir por primera vez. Cuando estábanos(??) me arrimaba yo al centro de contratación en Irapuato, pero ya yo, ya recibí mi cartilla. Le dije: “Ahora sí me voy”. Entonces le escribí yo una carta, y le dije que me, le dije que a ver si me podía alivianar con mi pasaje para ir pa allá.
VD: ¿Usted tenía que pagar su pasaje hasta El Centro?
GC: No.
VD: ¿Hasta la frontera o…?
GC: No, no.
VD: O, ¿de aquí ya se los llevaban?
GC: Era nomás del rancho a Irapuato. Esos eran los viajes. Este, no, ya para allá, desde que se contrataba uno, ya el Gobierno Americano pagaba. O sea que le daban a uno como un vale. Y ese, pos lo presentaba uno en el tren y ya se iba uno.
VD: ¿El transporte lo llevaba pagado? Y el país, ¿cómo se lo imaginaba usted, señor Guadalupe, allá Estados Unidos? ¿Cómo se imaginaba usted que iba a ser?
GC: Bueno, ya cuando lo vi, pos sí ta, ta muy bien, ta muy bonito todo ahí.
VD: ¿Le gustó por allá?
GC: Sí, está muy bien. Este, ¿cómo le dijera? Pos, hay, hay más educación que aquí. Todo muy limpio, todos los servicios bien hechos. No hay, iba uno a las tiendas y si un centavo o dos le sobraba del billete o lo que fuera, se los daban. Allá se acostumbra mucho el centavo. Sí, se acostumbra. Y es del modo que digo, pues a mí sí me gustó allá, pero como, como con dinero, (risas) pa irse a pasear uno ta bonito.
VD: A trabajar fue.
GC: Pos sí, a trabajar, pos ya ahora ta muy, según platican pues, ya muy este, pues muy choteado todo el trabajo que había. Que ya son mucha gente allá que se van de aquí.
VD: Sí, se han ido muchos últimamente.
GC: Y en ese entonces no dejaban venir a uno, no lo dejaban venir para acá. “¿Qué vas a hacer y qué vas a hacer y aquí, aquí hay trabajo y todo”. Pues sí, pues les urgía.
VD: ¿Quiénes? ¿Sus mayordomos eran los que no los dejaban venir?
GC: No, los patrones, los americanos, los patrones. Este, yo en una ocasión, se, ah, pues mi papá se enfermó, me avisaron que estaba muy malo, que lo iban a operar y todo eso de la úlcera, una úlcera que tenía. Y pos ya me andaba yo queriendo venir de allá, pues pa estar acá y el patrón me dijo, dice: “Y, ¿pero qué vas a hacer?”, dice. Pos dice: “A poco con tu presencia se va a aliviar”, dice, “mándale dinero mejor”. Esa ocasión el patrón me prestó $200 dólares, dice: “Mejor mándale dinero”, dice, “pa que se opere y se cure”. Pero él lo hacía también por no, que no le dejaran ese trabajo.
VD: Para que no se le fuera la gente.
GC: Sí, pa que no se le fuera la gente.
VD: Mire, nada más le voy a regresar un poquito, señor Guadalupe, a cuando usted me dice que llegaron ahí a [El] Centro, ahí en California, ¿se acuerda usted cómo fue ahí? ¿cómo los distribuían? ¿quién se iba para qué trabajo?
GC: No, mire, se hacían filas así, ya firmando el contrato ya se ponía uno en fila. Y ya de ahí llegaban los patrones: “Yo quiero tantos, quiero, necesito tantos”. Ya contaban desde el primero. “Órale hasta aquí”. Y ya le mochaban y este, y ya se arrimaba otra vez la fila. Llegaba otro. “Yo quiero tantos”. Y así lo hacían.
VD: ¿Que los iban llamando?
GC: Sí, nos iban. Ya nomás cortándolo, pos ya llevaba uno los papeles en la mano.
VD: Y ahí cuando usted llegó, ¿a dónde le tocó que lo mandaran trabajar esa primera vez en…
GC: En el, el pueblo se llama Lindsay, bueno donde estuvimos Lindsay y luego de ahí se terminó ahí anduvimos en el durazno, trabajando en el durazno.
VD: Estuvo piscando durazno.
GC: Durazno. Y ya se acabó ahí y nos pasaron a otro campo. Pos allá se prestaba la gente unos con otros, ya no sé si les costaría mucho ir a pedirla, o no sé. Ahí: “Pos yo ya la desocupé”. Ya nos mandaron con otro patrón. De ahí nos pasaron a un pueblo que se llamaba Cutler.
VD: ¿Ahí mismo en California?
GC: Sí, ahí a un lado de Fresno, por ahí estaba todo. Y este, y no, luego de ahí nos pasaron a uno, Dinuba, también, pos eran, ¿cómo le dijera?, ranchos de los patrones. Ranchos pues, que tenían y por eso los pueblitos estaban cerquitas ahí. Y eso era lo que…
VD: ¿Como cuánto tiempo trabajaba en cada rancho, más o menos?
GC: Pues serían, ¿qué serían?, unos dos meses con cada uno. Porque ahí en Dinuba ya nos tocó la uva. Ahí ya nos tocó piscar la uva. Estuve ahí y luego del campo me pasaron a la secadora de uva, donde hacen la pasa. Ahí me pasaron.
VD: ¿Qué estuvo haciendo por ahí en la secadora, qué le tocaba?
GC: Limpiar las tablas, entra. Bueno tan, llega la uva y hay pura mujer allá extendiéndola, extendiéndola en unas tablas de madera, de madera, pos están más chicas que lo que es la mesa, cuadradas, entonces ahí la extienden y en un elevador entra al horno y en la salida nosotros ahí en la salida limpiándola con unas láminas, así pues apropiadas. Y ahí tamos parados, entre dos parábamos la tabla y a estarla limpiando, a quitarla, a unos cajones de madera, unos cajones grandotes así. Hasta que se llenaba, así le limpiábamos hasta que se llenaba. Ya esa la jalábanos pa adelante, pa que ya, yo creo que ellos allá la retiraban con máquinas. Pero, ahí duramos otros tres meses, dos meses más o menos.
VD: En esa secadora de uva.
GC: En esa secadora de uva. Y eso ahí era fuerte porque el calor y lo dulce, empezaba uno a arrojar sangre por la nariz.
VD: Ándele. ¿Les pasaba a usted y a varios otros?, que sangraban.
GC: Sí, a varios, a varios. Y muchos pos no le querían aguantar ahí, se iban. Y yo fui uno de, güeno, no sólo, no sólo yo, varios pues, pero yo fui uno de los compañeros que entramos allá, yo sí le aguanté. Por cierto, ah, pos terminando eso ya me vine yo pa acá a México, se terminó el contrato.
VD: ¿Qué era? ¿De cuántos es?, ¿seis meses sería su contrato?
GC: De seis meses.
VD: ¿Ese primero?
GC: Seis meses.
VD: Y en ese primer contrato en estos ranchos donde los iban cambiando, ¿dónde vivían ustedes, señor Guadalupe, dónde se alojaban los braceros?
GC: No, pos, cada patrón tenía un, a veces nombran barracas de madera, pues. Y cuando aquél le pedía la gente al otro, pos yo creo se ponían de acuerdo: “Yo acá tengo dónde ponerlos a dormir”. Y si no, pos allá. Y luego el patrón desde acá iba por nosotros hasta allá.
VD: ¿Eran grandes, para mucha gente, o eran…?
GC: Pos mire, en Stockton, güeno, ahorita le estoy diciendo de los de California aquí de un lado de Fresno. Ahí cabíanos como cincuenta más o menos, en una barraca. Porque están las camas individuales bien chiquitas, pos así, así y así y así y del otro lado igual. Entonces habíanos como unos cincuenta ahí. En Stockton estuve en una campo de Gobierno, este, ¡nombre!, ahí era enorme, gentío, pero era de pisos, como condominio de pisos y arriba lleno y abajo y el piso, en todo, de tanta gente. Ahí no sé yo cómo se reconcentraba toda la gente ahí. Y ya llegaban en la mañana muy temprano, esclareciendo, taba oscuro. Los camiones por la gente y vámonos. De ahí salían todos y ahí en la tarde ahí llegábamos todos, pero era un mundo de gente, no dormía uno. No dormía uno, este, de tanto, pues de tanta gente. Ahora en la mañana si no se levantaba uno temprano no alcanzaba a ir a trabajar. Porque no daba abasto los cocineros. Había veces que se iba uno hasta sin almorzar con tal de no perder el trabajo. Y taba uno más a gusto donde había poca gente.
VD: O sea, era más fácil.
GC: Más fácil.
VD: Arreglarse ahí entre todos. Cuando usted llegó, llegaba a cada rancho lo recibían los mayordomos, supongo.
GC: Sí, los mayordomos son los que recibían la gente.
VD: ¿Ellos hablaban español?
GC: Sí, pos eran mexicanos. A mí me tocó uno de Sonora, otro de Zacatecas, bueno, de, ¿cómo le dijera? Que me di cuenta, otro de Ciudad Juárez también. Tres mayordomos tenía, me tocaron por allá, había unos americanos que no hablaban muy bien el español, pero pos se les entendía.
VD: Se entendían más o menos con ellos. Y, ¿cómo era el trato que tenían de los mayordomos?
GC: Era, el, fíjese que los mayordomos son duros, los mexicanos. Son duros con uno y los americanos no. Es lo que se nota pues, yo no sé por qué, entre unos mismos de la misma raza no nos puede ver. No se puede ver, le digo, esos mayordomos pos son duros con uno. Son los que, no, ¡nombre!, cuidado con que ande uno parándose, enderezándose. Luego luego lo checan y se lo entregan al patrón y no, no, pues tenía uno que obedecer a fuerza. Y a mí me tocó uno que, americano, en la uva precisamente me tocó de mayordomo y pues yo ni sé ni cómo se llamaba, le decían Jessie, ¿quién sabe cómo se llamaría?
VD: ¿Jesús a lo mejor?
GC: A lo mejor. Este, así le decían y él se hacía amigo con nosotros. Bien, bien amigo, pues, vaya, muy amable conmigo. Le daba a uno chanza de muchas cosas, sí, le digo y los mexicanos no.
VD: Eran más duros. ¿Ellos les enseñaban, cuando les tenían que dar alguna capacitación, eran los mayordomos los que le decían cómo tenían que hacer el trabajo?
GC: Sí, este, en el durazno nos daban un, nos daban unas argollas de fierro así, grandes. Y esa argolla se la metía uno aquí como anillo, de aquí ya con esta medía uno el durazno. Todo el que, el que se atoraba, bueno, del gruesor pues que se quedaba atorada, ese era el que cortaba uno.
VD: Los que pasaban lo dejaban.
GC: Los que pasaban lo dejaban.
VD: Y en ese, en esas primeras veces que estuvo en California, señor Guadalupe, ¿me puede usted describir uno de sus días de trabajo? Haga de cuenta a qué horas se levantaba, o sea así su jornada, ¿como a qué hora se levantaban y luego qué hacían hasta el final del día?
GC: Pues mire, se levantaba uno temprano, a las cinco de la mañana tenía uno ya que estar listo ya pa, ya almorzado y todo.
VD: ¿A las cinco ya tenían que haber desayunado?
GC: A las cinco sí, porque, porque el camión espera. Nomás llega por la gente y ahí nos vemos. Entonces le digo que había veces que si por alguna cosa se entretenía uno o algo, no, pos se iba uno hasta sin almorzar, se iba.
VD: ¿Ahí les daban en el comedor?
GC: Ahí en el comedor.
VD: Les preparaban.
GC: O sea ahí, pos nos preparaban yo creo un día antes. Ya estaban ahí los lonches, o sea, le daban a uno de almorzar en la mañana y su lonche. Ese era pa medio día, el lonche se lo llevaba uno pa medio día allá en el campo. Y ya en la tarde que llegaba, pues a cenar y todo eso.
VD: ¿Como a qué hora regresaban? ¿Como a qué hora terminaba su jornada más o menos?
GC: Pues allá le voy a decir que, ya el sol metido, así, ya, ya no se veía bien cuando se terminaba, porque pos aquí con el horario, ya ni le entiende uno acá las horas. (risas) Allá era oscura la mañana y oscura la tarde, hasta que ya no se veía. Este, y como pos sí, de todos modos estaba algo retirado los trabajos. Hacía uno una media hora en el camión o una hora.
VD: ¿En el transporte de donde se quedaban al campo de trabajo?
GC: Ándele sí, había lugares, pos otros estaban más cercas.
VD: Y, ¿cómo se los llevaban?, ¿el transporte era un camión, un autobús?
GC: Era un camión, un autobús. Bueno, había unos de camiones tapados de esos como las hieleras que traen las fábricas de hielo, de esas, repartiendo hielo. Y ahí con bancas se sentaba uno, de esos. Y había autobuses también, a ver si que, a ver cuál le tocaba a uno.
VD: ¿Nunca le tocó algún accidente?
GC: Fíjese que no.
VD: ¿Que hubiera en el transporte?
GC: Nunca, este, no, nunca. Este, y luego estuve yo trabajando con un primo, taban contratados pues, con un mayordomo que, pues le caímos bien, ah, pues ese era de Zacatecas, según él platicaba que era de ahí. Pero él se lo llevaron chiquillo, cuando brilla con su ausencia, él se fueron para allá. Y platicaba que sus padres se lo habían llevado chico. Y hablaba bien el español y ese nos llevaba y nos traía en su coche. Nos llevaba al trabajo y nos traía al campo en su coche.
VD: ¿Él los regresaba?
GC: Sí.
VD: ¿En la tarde?
GC: Sí.
VD: Y cuando llegaban en la tarde, ¿llegaban ya nada más a la cena?
GC: Llegaba uno derechito a bañarse porque no le daban de cenar si no se iba a bañar.
VD: Ah. ¿Por qué no los mandaban al baño?
GC: Eh, ya, ya sabíanos. Ya llegaba uno, se quitaba la ropa y se iba al baño. Ya se ponía ropa limpia pa entrar al comedor. Lo que le digo que sí hay limpieza, lo que sea ahí en Estados Unidos es lo que, lo único que se nota, a comparación de acá, aquí no, aquí no. Allá sí los baños, los baños muy arreglados. Ahí había el campero, pos se dedicaba a arreglar todas las fallas que había adentro.
VD: ¿En las barracas donde estaban?
GC: Sí, o los baños, muy, las regaderas, muy bien todo.
VD: ¿Alguna vez? Bueno, ¿recuerda usted cuáles eran las quejas más frecuentes que había entre los trabajadores?
GC: Mire, yo puse una, una ocasión al cónsul de Los Ángeles, de Los Ángeles que me debían unas cajas de limón que no me quisieron pagar. Bueno, no sé la señora esa, según la contratista o no sé qué era, ella nos pagaba, nos pagaba. Ella nos llevaba a trabajar, sería como contratista o no sé, nos habían de deber unas cajas, de… unas cajas de limón, que no, no, entonces.
VD: Así déjele, no se apure, usted nomás emparéjele, ándele.
GC: Bueno, hasta, pero era puro trinquete, mire, ya después se dieron cuenta que había mandado una carta al cónsul mexicano y luego ya, me dijo uno de los, pos creo era hasta hermano de la señora esa, se llama Josefina la señora. Dice: “¿Quieres hablar con el cónsul?”, dice, “y todo eso”. Yo: “Pos sí”. Estaba muy tonto de a tiro. “Este, sí, sí, cómo no, quiero hablar con él para reportar estas cajas que no me quieren pagar”. Y luego dice: “Ya está todo arreglado”. Ha de haber sido, fíjese, él, él marcó. Él marcó, fíjese, él marcó y:“Ándale, ahí vas a hablar con él”. A lo mejor era hasta un amigo del cónsul.
VD: Ah, cualquiera que no era el cónsul.
GC: Cualquiera.
VD: Claro.
GC: Porque no, no me las pagaron. No me las pagaron.
VD: Ella se las debía y, ¿por qué le decía que no se las quería pagar?
GC: No, pues decía que no era cierto.
VD: Que no las había trabajado.
GC: No era cierto, ándele y de todas maneras yo le enseñaba. “Mira de tal día, aquí están tantas cajas que, esas no van, no me las apuntan, pues para que me las paguen”. “No”, dice, “pos esas se te pagaron”. Pero no, le enseñaba yo el talón del cheque, le digo: “Mira lo que saqué, tengo tantas cajas de la semana y nomás me faltan estas tuyas. Y sí me robaron a mí cajas, que no, que no…
VD: ¿Se acuerda que eso le pasaba a otros también?
GC: Sí. Ah no, pos sí, todos, todos decían pues, nomás que a unos pos, cinco, otros diez, otros tres, cuatro. Y el caso es que, a todos.
VD: A todos.
GC: A todos.
VD: Me decía usted que por la comida también la gente se quejaba mucho, eso también.
GC: También.
VD: ¿Desde el principio, desde que estuvo ahí en los primeros ranchos?
GC: Desde que, en el [19]55 que entré y hasta el [19]59 que dejé de ir ya nada más onde era, que hacían la comida pos taba, yo creo que era un negocio, hasta pa, ahí darles esto y ya. Ahí en Cutler que le platicaba hace rato, ahí puros frijoles. Hasta le decíamos a los cocineros: “Hombre, ya un pedacito de carne por ahí”. (risas) Puros frijoles y sopa de arroz.
VD: ¿Todos los días?
GC: Nomás de los días, nomás de los días. En la mañana el desayuno eran, pos yo no me acostumbraba muy bien a masticar en la mañana temprano, pues se levantaba uno y todavía dormido. Y este, eran dos huevos con café. El café con tantita leche pues, ahí echaba uno los dos huevos y ya, ese era el almuerzo, ¿vedá? Porque de todos modos el borde taba malísimo. Y mañana, o se comía uno de esos, ¿cómo se llaman esos que hacen, hot cakes?, creo yo. Se comía uno.
VD: ¿Eso les mandaban para el lunch?
GC: No, eso no los daban en el desayuno.
VD: En la mañana.
GC: Sí.
VD: ¿Borde le dice? Así le decían a la comida.
GC: El borde. Y le digo, ahí precisamente, a veces se enfermaba uno del estómago. Aquí por el estado de Texas, hasta se empachaba uno, se empachaba uno. Aquí me tocó, precisamente con Santos, me tocó una vez acá en Texas y otra vez estuvimos en California también juntos.
VD: Entonces, usted cuando terminó aquí en California en estos ranchos que me decía y después de la uva, terminó su contrato y, ¿se regresó hasta México?
GC: Sí, me vine a México.
VD: ¿No le ofrecieron allá renovar su contrato?
GC: No, ya no, entonces el siguiente año me volví a ir.
VD: O sea, ¿en todo ese fin de año ya no se pudo contratar?
GC: Ya no, no. Hasta el otro año me volví a ir y me tocó en Stockton.
VD: ¿Otra vez le ayudó el presidente municipal de…
GC: No, ya esa fue en Empalme.
VD: ¿Usted se fue solo hasta Empalme?
GC: A Empalme. No, de aquí, de aquí de México, teníanos un conocido que también mandaba las listas, un conocido que estaba en Gobernación. Entonces él, allá en el rancho, allá tenía él el contacto. Taba un suegro de él, del que trabajaba aquí, un suegro de él allá y él era el que nos mandaba.
VD: Allá, ¿era su contacto, era con el que, al que usted conocía en el rancho? Y, ¿a ellos les tenían que pagar ustedes, señor Guadalupe?
GC: Le dábanos $150.
VD: Ciento cincuenta pesos por contrato.
GC: Por apuntarnos nada más
VD: Ah, por apuntarlo en la lista.
GC: Ya si no pasaba ya, pues ya era cosa…
VD: Ah, a lo mejor, entonces no era ni siquiera seguro que…
GC: No, por enfermedad.
VD: Ah, sí, sí, sí.
GC: Que ya ve que al tiempo que los sacan con los aparatos se sueltan la sopa.
VD: Si le dicen si sí o si no.
GC: Y este, sí, pero por apuntarlo eran, pos creo $150.
VD: ¿Por cada persona?
GC: Por cada persona.
VD: Y ya entonces ese lo anotaba en la lista y usted se iba a Empalme.
GC: Ándele. Él, ya, bueno él ahí nos avisaba. “Váyanse a Empalme, Sonora”, dice, “para, allá los espero”, dice. Ahorita nomás que, el éste que trabajaba aquí en Gobernación, aquí sellaba las, las sellaba de Gobernación, pos luego luego entraba uno. Este, y fue del modo que yo ya me fui. Ya después ya no molesté a mi papá tampoco, ya yo solo me iba con, pos se iban varios conocidos.
VD: De ahí mismo de su rancho se iban varios.
GC: Varios conocidos. Nomás que allá como le digo, si se formaba uno así con conocidos, pues llegaban, le mochaban un pedazo y…
VD: Unos con otros.
GC: Por eso unos se iban que no conocían a nadie y acá otros y no, pos sí estaba.
VD: ¿Los separaban? Y así se fue entonces usted de aquí a Empalme el siguiente año.
GC: Sí, Empalme. Y mire, me contraté dos veces en Empalme, en Monterrey una, en Chihuahua dos y luego, no, fueron, en Empalme fueron tres veces.
VD: Ahí en Empalme, ¿se acuerda usted cómo era el campo de contratación? O sea usted llegaba y, ¿lo contrataban de inmediato?
GC: Sí, no, no.
VD: O, ¿esperaba ahí días?
GC: Ahí esperaba uno hasta que entraba a la lista, que ya la gritaban la lista. Decían de dónde iba la lista, hablaban por…
VD: Un altavoz.
GC: Ándele. Va a pasar la lista fulano, de tal parte. Y ya pos la gente estaba pendiente, pasaba uno pa dentro. Sí, estaban las oficinas, pues así adentro de la carretera, a este lado Empalme y pa este lado estaba el campo de contratación. Ahí, pos ahí nos gritaban, también ahí lo examinaban y todo. Nos examinaban, la fumigada era al otro lado.
VD: ¿Cuando pasaba, cuando cruzaba usted la frontera?
GC: Ándele, ahí era.
VD: Ahí era donde los fumigaban.
GC: Sí.
VD: Y, ¿los desvestían a todos ahí?
GC: A todos parejos, todos parejos, sí. Nombre, pos lo ponían a uno. Yo, pos yo noté de ahí que se me empezó a caer el pelo.
VD: Ay, qué barbaridad.
GC: Desde ahí. Le platiqué a un doctor una vez, dice: “Pos es que te cargaron mucho de polvo”. Nombre, pero si no, y cerraban las llaves pa que no se bañara uno. Las cerraban hasta ya, mire, la segunda iban, nos iba visitando el patrón, como le digo, y cortaban hasta aquí. Entonces ya nos metían a fumigar. Y las llaves de ahí de los baños cerradas, pa que no se bañara la gente, hasta que llegaba usted a su destino.
VD: ¿Se iba con todo el polvo encima?
GC: Con todo el polvo. Así le hacían.
VD: Y, ¿no le lastimaba el cuerpo el polvo?
GC: Pues sí, daba comezón, pues y todo. Y así lo mandaban a uno también a con el patrón ya, ya. Iba con su patrón y ya allá pues ya llegando, ir a bañarse, pues a quitar todo el polvo.
VD: ¿Hasta ese momento lo dejaban limpiarse?
GC: Sí, sí, así era.
VD: Y mientras estaba ahí en Empalme, por ejemplo, señor Guadalupe, mientras salía su lista del tiempo que usted llegaba, ¿dónde dormía?
GC: En, pos en la calle, había veces que así, adentro de las casas, pero afuera, afuera, en el patio, entre la tierra, pero siempre cargaba uno cartones de, pedazo de cartón o algo, pa tenderse así.
VD: Y, ¿ahí se quedaba a dormir afuera?
GC: Afuera. No pos, bueno, ahí en Empalme, como pa hoteles no había. En Guaymas habían dos hoteles, taba cerquitas. Pero no, pos hacía un montón de calor de todos modos. Si apenas quedaba uno bien ahí tirado entre la tierra.
VD: En la calle.
GC: En el piso, en el piso, en la calle.
VD: Y de comida, ¿cómo hacían?
GC: Frijoles y sopa era lo que…
VD: ¿Le compraban a alguien ahí?
GC: Ahí, no pues así sobraba de puestos en la calle. Mucha gente que se iba según a contratarse allá y que no podían por alguna cosa, o no, la lista no entraba, se dedicaban a todo eso.
VD: Y ahí hacían su negocio de comida.
GC: No pos negociazo, cocían tambos de frijoles.
VD: Y ahí les vendían.
GC: Y ahí vendían. Y de arroz también y agua, ahí casi refresco muy poco, pos pura agua tomaba uno.
VD: Hasta que salía. ¿Como cuánto se tardaba usted?, ¿se acuerda?
GC: Pues mire yo, yo me, la segunda vez me parece que me gasté como un mes y no.
VD: ¿Un mes ahí en Empalme?
GC: Sí. Y que la lista no entraba y no entraba y ya se me estaban acabando los centavos y me regresé en un camión a Guadalajara, uno de redilas, bueno, no solo yo, venía el camión lleno, en uno de redilas para, a Guadalajara, en $25 pesos, desde empalme. Y este, ya de ahí agarré el tren a Irapuato. Me parece que me costó, ¿qué? Como $12 ó $13 pesos el tren. Comoquiera me hice llegar a la casa y conseguí dinero, conseguí dinero.
VD: ¿Usted pidió prestado ahí?
GC: Prestado y sí un, un tío me prestó dinero. Y me fui otra vez y llegando yo todavía duré ocho días y la lista ya estaba adentro. Todavía alcancé a entrar con la lista esa.
VD: O sea que tuvo tiempo de ir.
GC: Sí.
VD: Y regresar pa traer más dinero.
GC: Sí pero le digo, duré casi como un mes que…
VD: Y entonces, ¿se podían buscar algún trabajo mientras por ahí?
GC: Pos no podía uno retirarse, ¿usted cree?
VD: Ah, tenía que estar todos los días esperando.
GC: Por estar esperando que, a lo mejor ora, y que a lo mejor ora. Y por eso no podía uno salirse, pues. Si no, pos sí, pos había trabajos afuera, más que nada en el algodón, todo.
VD: ¿Pero tenía que estar ahí esperando?
GC: Esperando.
VD: El cruce. Y entonces eso fue en 1956, fue la segunda vez que se fue para allá.
GC: Sí, la segunda vez.
VD: Y esa vez, ¿a dónde lo mandaron, también ahí en California?
GC: Sí, estuve en Stockton. Y luego de ahí de Stockton, ah, pues es el campo de Gobierno que le platiqué.
VD: Donde vivían esas…
GC: Ándele. Y de ahí, se terminó el contrato, me vine y luego me volví a ir, en ese mismo año, me tocó en Santa Bárbara.
VD: ¿Entró también por Empalme?
GC: Sí, todo por ahí.
VD: ¿Los seis meses estuvo en Stockton, esa vez?
GC: No, este, mire, los seis mese fue cuando estuve aquí en un lado de Fresno, los seis meses que primero estuve en el durazno, luego en la uva, y bueno ahí fueron los seis meses. Ya los otros eran de tres meses, de, el de Santa Bárbara me tocó de cuarenta y cinco días.
VD: Ah, esos contratos pequeñititos que les daban bien chiquitos.
GC: Sí, cuarenta y cinco días. Este, ahí es onde le digo que no me pagaron mi limón. Ahí es puro limón.
VD: Estuvo haciendo pisca de limón. Y de este lado en Stockton, ¿qué hacía ahí?
GC: Al jitomate.
VD: Jitomate.
GC: Estuve en el espárrago, estuve en la, bueno, como le digo, nos mandaban a otros lados. Pisqué también este, la fresa, la fresa y este, el melón y la sandía, todo eso. Aquí en California hay mucha fruta, mucha. Y acá pa este otro lado de, de Chicago y todo ese lado, casi hay muy poco del campo, hay muy poco del campo, es puro, mucha industria.
VD: Más fábricas, sí.
GC: Mucha industria.
VD: Entonces le tocó Stockton y luego le tocó otro contrato pequeñito de…
GC: Sí, a Santa Bárbara.
VD: En Santa Bárbara.
GC: En Santa Bárbara.
VD: Que es donde dice que estaba en la pisca de limones.
GC: Sí.
VD: Y que le quedaron a deber. Ah, no se apure, acá está bien. Gracias.
GC: Sí, o sea esas no me las pagaron, se quedaron. Pero le digo, yo pienso que los mismos mexicanos son transeros y ya, ya de costumbre. Son transeros, porque esa era una familia mexicana.
VD: ¿Los dueños de…?
GC: Esa, esa señora que nos tenía, pos yo no sé si era, porque ella no era la patrona. Ella era como contratista.
VD: Como contratistas, ándele.
GC: Algo así parecido. Este, toda la familia, toda eran, tenían los papás, taban dos hermanos, grandotes los fregados, y ella y creo dos o tres chamacas todavía. Ellos nos daban ahí la cena y nos daban la comida y todo. Pero yo no sé por qué un mexicano, pues tenía tierras, o no sé. Y todos eran lanzas con dinero, todos.
VD: Toda esa familia.
GC: Ah, pos una vez nos pagó la Josefina con un cheque y fuimos a una tienda, yo fui, pues más que nada a cambiar el cheque, pero yo dije: “Bueno, pos voy a comprar un pantalón”. Y no tenía fondos y le dije y anduvimos en, pos a varios nos dio cheques así. Y anduvimos ahí sobre, sobre de ella, sobre de ella, al fin ya, como a los ocho, quince días nos pagó.
VD: ¿Les pagó? Y, ¿cómo hacían mientras sin dinero?
GC: Pues mire que, no, no, no mandaba uno todo para acá. No lo mandaba uno todo, se juntaban como unos $100, $200, pos dejaba siempre uno algo por, por las dudas. Yo siempre traía mi cartera con centavos, $100 pesos o $150, ya llegaba el cheque y ya lo mandaba para acá, pero yo me quedaba con algo.
VD: Y con eso ya iba.
GC: Sí, pues ya uno solventa algunas otras cositas, porque se queda uno sin nada.
VD: ¿Para qué necesitaban ustedes dinero allá, señor Guadalupe?
GC: Pues mire, más que nada iba uno al cine, iba uno a comprar ropa, o los domingos se iba uno al pueblito pues, al pueblito que juera, pos ya, por allá uno comía en los restaurantes, o algo, algo que se necesitara.
VD: ¿Trabajaba de lunes a sábado?
GC: Sí.
VD: ¿Todo el día el sábado también?
GC: Todo, todo el día.
VD: ¿Sólo descansaba los domingos?
GC: En domingo.
VD: Y me decía que usted puso una queja con el cónsul de México, señor Guadalupe, ¿cómo sabía usted dónde encontrar al cónsul?, o, ¿quién les había dicho que él era con el que podían poner las quejas?
GC: Mire, aquí en El Centro de, ahí pasando Mexicali, ahí en El Centro, ahí le decían a uno, hasta le daban un papel a uno.
VD: ¿Ah, sí? ¿Del consulado?
GC: Sí, del consulado. Qué cónsul le tocaba a cada…
VD: Y, ¿le daban un número de teléfono y todo?
GC: Si uno tan inútil, bueno, no sabíamos ni nada, bueno, no sabíamos ni marcar, con eso le digo todo ni marcar. Y el cuate ese que marcó, yo digo que como puse la queja o iba a decirle al cónsul de eso, este, le ha de haber dicho a algún amigo por ahí: “Tú recibe la llamada, yo te voy a marcar.”
VD: “Tú di que eres el cónsul”.Entonces ellos de alguna manera, el consulado sí les decía como a quién le tenían que llamar por lo menos.
GC: Ah, sí, sí nos decía.
VD: Y, ¿sí les hacían caso? Recuerda usted cuando ponían sus quejas.
GC: Sí, mire, cuando estuvimos en Cutler, ahí a un lado de Fresno. Este, que es en Fresno, ahí había la gente con una diarrea endiablada y este, y hablaron, hablaron al cónsul y fue. Fue él y: “Yo soy su representante, ¿qué se les ofrece?”. Y ya le empezaron a dar las quejas. El campero, el dueño que se encargaba de la comida era un hombre grande, hasta le decían Agustín Lara, porque parecido, con su gorra, así como usaba el señor aquí. Y así le decían y, ¡nombre!, hasta timbraba cuando estaba el cónsul con él. “Si no me los atiendes”, dice, “te voy a quitar la gente”. Y, ¡nombre!, de ahí todo cambió.
VD: La comida sí, o sea, ¿sí sirvió que los visitaran?
GC: Sí, sí.
VD: Y, ¿no les volvieron después a dar la comida mala?
GC: No, ya no, ya no, ya no, porque ya todo el tiempo que estuvimos ahí pura comida regular. No quería uno de primera, pero quería uno de tercera, hombre.
VD: Claro, por lo menos que no se enfermaran.
GC: Ahí, ahí hasta allá, cambiaban de carne, carne asada, o por ejemplo este, caldo, caldo de res y todo, no pues ya se puso bien.
VD: ¿Eran mexicanos los cocineros?
GC: Eran mexicanos, de, pues bueno de…
VD: De origen.
GC: Nacidos allá o… No sé, o de aquí iban ya. Sí, de origen mexicano.
VD: Y bueno, luego estuvo en Santa Bárbara y después se volvió a regresar a México.
GC: Sí, de ahí me vine a México.
VD: Y, ¿como cuánto tiempo pasaba aquí en México antes de volverse a ir para allá?
GC: Pos mire cuando, cuando se iba uno a temprana hora, vamos a decir a repartir dos veces por año. Este, pos duraba uno dos meses aquí, o tres, cuando mucho.
VD: Y sí…
GC: Había modo de volverse a apuntar con $150.
VD: Con el conocido que tenía.
GC: Ándele, sí, pos no le digo que este, este desde, pos no sé yo, pero ya de 1955, ya este, taban mandando gente.
VD: Ese contacto de Gobernación.
GC: Ándele, hasta, hasta el [19]64 que se acabó.
VD: Siempre siguió. Y mientras estaba usted aquí en México, ¿qué hacía, señor Guadalupe?, ¿volvía a trabajar la tierra o ya?
GC: Sí, no, sí, pos volvíamos a trabajar, pero, le digo este, como éramos bastantes, pos, hubo dos, tres hermanos que nunca fueron. Entonces ya ellos los dejábamos ahí, es que pos yo me voy y ahí te quedas y se dedicaban a seguir trabajando la tierra. Y uno se iba, pero ya después llegando allá, pues ya trabajaba uno y les mandaba, pa que la fueran pasando.
VD: ¿Usted siempre le mandó a su familia?
GC: Sí.
VD: ¿Le mandaba a su mamá?
GC: A mi papá.
VD: A su papá le mandaba.
GC: Sí, él era el que recibía todo el dinero. Le mandaba uno, pos $200, $300 a según tenía uno ya también.
VD: ¿Trescientos dólares? ¿Cada cuándo le pagaban, señor?
GC: Este, pos mire, había cada diez días, o cada quince días.
VD: Ah. Y, ¿en cada raya le mandaba, o una y una?
GC: No, dejaba juntar dos, lo dejaba juntar dos. Cuando estuve en Stockton en el jitomate, ahí fue donde, donde le digo que ese diez por ciento, es cierto que nos lo quitaban para acá, que lo mandaban para acá. Yo ahí taba la cosecha de jitomate muy buena y luego pues yo no era tan maneado yo creo porque yo, ya taba el sol así alto, todavía así, ya tenía yo ciento veinte cajas piscadas y pa piscar ciento veinte hay que dejarse caer al campo, pos ya las tenía. Y yo sacaba el cheque de doscientos veinte y tantos pesos. Y me lo daba de $200 y todo. Y yo le hablé al gringo, pues le dije: “Oiga”, le dije, “me está faltando dinero”, le digo, “no le quería decir, pero pos ya todos los cheques así vienen”. Y ya le dije: “Aquí, según la cuenta que yo hago de las cajas”, le digo, “me faltan $20 pesos”. Y ya fue que me dijo él: “No”, dice, “mira, estás bien”, dice, “mira, de aquí te voy descontando un diez por ciento”, dice, “este diez por ciento tu Gobierno se los va a entregar”.
VD: ¿Eso le dijo el patrón?
GC: Así me dijo, así me dijo. Dice: “Para que ustedes, ahí se los va a entregar para que compren los insumos para sus tierras, allá se los van a regresar”. Pues yo ya no hice caso, yo dije: “Bueno”. Y hasta la fecha pues, sino que nos soltaron, pero de que sí lo recibimos, sí lo recibía uno aquí ese diez por ciento.
VD: ¿Ese patrón de dónde era, el de Stockton, dice?
GC: Sí, el de Stockton.
VD: El del jitomate. Y además eso ya fue en el 1956.
GC: [Mil novecientos] Cincuenta y seis.
VD: O cinco fue la primera vez.
GC: Sí, pero ese estuve aquí, a un lado de Fresno. Sí, ese fue en el [19]56.
VD: En el [19]56. Y ya le dijo entonces que acá se lo iban a regresar ese dinero.
GC: Que acá me lo iban a regresar.
VD: Qué barbaridad.
GC: Y sí, pos fíjese a la larga, ora, era parejo, era parejo, ese diez por ciento era parejo a todos.
VD: Y, ¿usted veía que a la demás gente también le faltaba de las cajas que ellos? O sea, ¿usted llevaba su cuenta de las cajas que iba sacando?
GC: De las cajas que hacía, sí.
VD: Y eso no le, no estaba de acuerdo con lo que estaba recibiendo.
GC: Pues no, porque nos lo pagaban a $0.37 la caja y este, y yo hacía la cuenta de las cajas por, vamos a decir, por semana o por cada diez días, hacía uno la cuentas de todas las cajas pa saber cuánto iba uno a ganar. Y como le digo pos, tonto y tonto pero sí sabía yo multiplicar, sumar, restar, dividir.
VD: Claro, si no, sí tenía quién llevaba sus cuentas.
GC: Le dije: “No, pos aquí me falta”. Y ya fue cuando me dijo: “No”, dice, “mira, estás viendo este diez por ciento que te estoy descontando, se lo estamos mandando a tu Gobierno”, dice, “para que se los entregue allá para que compren insumos para sus tierras”. Insumos yo, pos yo no sabía ni qué cosa eran.
VD: Y ya, ¿nunca le preguntó más?
GC: No, pos ya pensé, dije: “Bueno, ¿Pos ya qué le digo?”.
VD: Allá se los va a dar.
GC: ¿Ya qué?
VD: Y, ¿se acuerda usted que a los otros les pasaba lo mismo, a sus compañeros?
GC: No, pos no me platicaron ellos.
VD: No y no se quejaban así de que les faltaba también cajas o…
GC: Pues, a lo mejor alguno sí, sí le quitaron. Tan tontos pues, o ignorante uno que ni cuentas hacía, lo que le pagaban taba bien.
VD: ¿No llevaban cuentas de sus cajas?
GC: No llevaban, rara la persona que veía uno que también hacía sus cuentas.
VD: No, pues entonces así les podían pagar lo que ellos quisieran, claro.
GC: Sí, porque cuando salimos en el banco, ahora que vinieron de ahí de San Luis Potosí y todo eso, este, uno que estuvo ahí platicando con nosotros, traía sus contratos y todo y lo vimos yo y Santos, lo vimos donde decía el diez por ciento con letra, con letra, ahí así. Entonces hasta le dije a Santos, le dije: “Mira, este, este contrato sí lo trae el diez por ciento”.
VD: Y lo que es que ya después otros contratos no lo traían, pero uno sí todavía, ya ve que otros ya no lo decían. Pero el asunto es ese, que a lo mejor aunque no decía nada se lo seguían haciendo. Como ese patrón que le decía que le seguía descontando, que le seguía quitando el descuento.
GC: Así es.
VD: Y de ahí, después de Santa Bárbara, se regresó, me decía, señor Guadalupe.
GC: Sí.
VD: Y luego, ¿para dónde se fue después de ahí?
GC: Mire, esa vez me fui yo acá pa un lado de Chihuahua.
VD: ¿Entró por dónde, por El Paso?
GC: Por El Paso, acá por este, ¿cómo se llama este?
VD: Ciudad Juárez o…
GC: No, allá adelante todavía este, ¿cómo se llama la entrada? Está Eagle Pass ahí por ese lado, está el nombre de Eagle Pass adentro. Pero la entrada no me acuerdo cómo se llama, o digo, por qué parte. Pero llegaba uno también ahí y me tocó, ah, pos esa vez estuvimos con Santos. Estuvimos ahí en un, San Benito, creo se llamaba, San Benito.
VD: Y esta vez, ¿por qué se fue por acá por Chihuahua, le dijeron que allá iba a llegar la lista o nada más?
GC: Yo no, fíjese que metía, este señor metía listas para todos lados. Entonces, ya ve que había contrataciones acá, y acá en Chihuahua y metía por todos lados, la gente que quisiera pues ir. Y ahora sí yo le voy a calar al algodón y sí. Y Santos también se fue y acá estuvimos juntos varios conocidos.
VD: Entraron entonces por acá por Chihuahua y ahí en, ¿dice que en Eagle Pass los distribuyeron?
GC: Sí, sí.
VD: Por ahí estuvo.
GC: Sí, ahí, pero nos tocó suerte que en el jalón ese que pidió el patrón, casi nos fuimos juntos todos. Nos fuimos juntos.
VD: Puros conocidos.
GC: Puros conocidos.
VD: Y, ¿ahí era pura pisca de algodón?
GC: Pura pisca de algodón.
VD: ¿Cómo le fue por allá con el algodón?
GC: Ta bien durísimo, durísimo. Un calorón y todo esto que se le pela a uno, todo aquí.
VD: Los dedos de la mano.
GC: Los dedos de la, se pica uno con las, las…
VD: Las espinitas que tiene.
GC: La bellota, la bellota que tiene todas las espinas. El tiempo que le jala uno, pos, nombre, anda uno hasta enredado con cinta aquí, cinta adhesiva pues, ahí. Y no, también ta duro eso.
VD: ¿Seis meses o cuánto le tocó ahí, o tres?
GC: No, ahí nos tocaron tres.
VD: O, ¿ya eran los chiquitos?
GC: Tres, tres.
VD: Tres meses.
GC: Que es lo que dura más o menos el algodón, tres meses.
VD: ¿Ahí dónde vivía en…
GC: Igual en un campo, en un campo era igual.
VD: ¿También de barracas ahí?
GC: De barracas.
VD: Y, ¿sentía usted diferencia en el trato de este lado, que de en California?
GC: No, pos en, aquí en lo que tiene Texas, que pagan más barato.
VD: ¿Era menos la paga?
GC: Era menos, sí, acá.
VD: Y, ¿el trabajo era pesado de todas formas?
GC: Pues sí, el trabajo era igual que acá, pues, pero acá pagaban menos. Este, acá nos pagaban, cuando era por horas, pos acá nos pagaban en California, pos a $0.95 la hora, $0.95 centavos. Acá se la pagaban a $0.50.
VD: La mitad casi.
GC: Sí, casi a la mitad. Y también hay por horas también acá. Nosotros puro algodón, hay también por horas, por ejemplo al jitomate, a la verdura pues. Varias cosas de verdura que va uno a piscar también.
VD: Y de los mayordomos o de la gente, ¿se acuerda usted si había diferencia en el trato de los mismos norteamericanos en Texas hacia los braceros?
GC: Pues, Texas también es algo durito para eso, algo durito. Son puros texanos ahí, que pos también, ¿cómo le dijera?, el trato que le dan a uno pues, pues no es muy amable, no es muy amable.
VD: Y de, por ejemplo, cuando usted salía en sus ratos libres ahí en Texas, que iba a los pueblitos cerca y eso, ¿nunca tuvieron problemas de como, como incidentes racistas?
GC: No.
VD: ¿De que no los dejaran entrar a algo?
GC: No, eso no, no, ni acá, ni acá.
VD: ¿Ni en California?
GC: Nada, este, yo había veces que me metía a las cantinas con, ahí con todos los gringos adentro, todos los gringos.
VD: ¿Nunca tuvo problema con eso?
GC: Nunca.
VD: ¿Ni en ningún restaurante o cosas así?
GC: Tampoco. O sea entraba uno y lo atendían igual, lo atendían igual a uno. Por eso digo yo que, pero sí, sí, este, del, los acá en Texas, pos también son medio duritos los mayordomos.
VD: Los mayordomos.
GC: Pos donde quiera, pos también son, aunque son texanos, o lo que sea, pues no son mexicanos. Este, tienen que ocupar gente mexicana para que se entienda con uno.
VD: Con los trabajadores, sí.
GC: Le digo que yo los años que estuve trabajando allá este, nada más un americano me tocó. Nomás uno y rebuena gente el señor.
VD: Todos los demás eran…
GC: No, los demás pos eran mexicanos.
VD: Mexicanos.
GC: Sí, son más duros con uno. Será por, ellos barbear algo al dueño o no sé, que no, pos que mira que la gente que te traigo y todo.
VD: Trabaja muy bien.
GC: Trabaja muy bien.
VD: Y de Texas, ¿a dónde se fue después, señor Guadalupe, terminando el algodón?
GC: No, pos me vine para acá.
VD: Regresó a México.
GC: Me regresé a México y…
VD: Y, ¿luego?
GC: Y luego me volví a ir, pero aquí en Texas fui dos veces, estuve dos veces en Texas.
VD: ¿En el algodón?
GC: En el algodón, puro algodón. Ahora verá, una, dos, no, estuve tres, tres veces acá en Texas, ese, en el algodón. Y este, ya las demás fueron pa acá pa California, todas, todas.
VD: Y aunque le pagaban más barato acá, ¿se volvía a ir a Texas, o por qué regresaba de este lado?
GC: Por, pos le digo que, no sé, es que de aquí también por este lado de Texas, aventaban a los estados del norte. Y por eso lo hacía uno, a ver si le tocaba a uno la…
VD: Y, ¿de aquel lado se acuerda?, o sea, ¿allá decía que pagaban mejor?
GC: No, pos sí, todo.
VD: En los estados del norte.
GC: Sí, en todos los estados del norte, allá pa Michigan, pa Arkansas y todos esos lugares de, estaban bueno, ahí estaban bueno. Lo que pasa es que, atoraban a uno aquí en la entrada, aquí en la entrada. Ahí donde estuvimos con Santos, en San Benito, pos ta cerquita la frontera de aquí.
VD: ¿Ahí los dejaron?
GC: Pos ahí nos tocó aquí a los que quedábamos. Y, y le hacía uno la lucha que lo apuntaran en las listas pa…
VD: Para ver si lo…
GC: Para ver si…
VD: Ándele.
GC: Había modo de entrar pa adentro.
VD: Con razón.
GC: Había unos que hasta se los llevaban en avión.
VD: ¿Ah sí?
GC: Sí, venían de, de por allá de las Michigan y todo eso, venían a llevar gente en avión.
VD: Y, ¿se llevaban braceros también?
GC: Sí, los llevaban y luego cuando ya los venían a entregar los que traían el avión otra ves..
VD: A la frontera.
GC: A la frontera.
VD: Ándele. Entonces estuvo tres veces ahí intentando a ver si podía pasar.
GC: Sí, a ver si yo podía entrar.
VD: Y las tres le tocaron ahí mismo.
GC: A mi hermano éste que está aquí, que también va con nosotros acá, a él sí le tocó pa allá pa los estados del norte, creo que fue en Michigan. Y aquí entró, aquí también por Ciudad Juárez.
VD: Y, ¿él le contaba que allá estaba mejor?
GC: No.
VD: Su hermano.
GC: Yo me fui primero que él. (risas)
VD: Pero…
GC: Oh, ah.
VD: De que allá, estaba mejor, de aquel lado.
GC: Sí, sí, sí pos allá les pagaban también bien.
VD: Y luego, fue entonces Texas y ya, ¿estuvo nada más en esos dos estados en California y en Texas?
GC: Y en Texas.
VD: Ya después, ¿los últimos contratos fueron otra vez en California?
GC: En California.
VD: Hasta el [19]59 dice, ¿verdad?
GC: Hasta el [19]59.
VD: O sea que después del algodón, ¿qué le tocó de este lado en California?
GC: Mire, anduve en, pues le digo que me, las piscas de fruta pos…
VD: Todo de este lado.
GC: De todo, lo mandan a uno pa allá, iba pa acá, ya hasta que se termina todo. Y luego anduve en el jitomate, en la, en la fresa, en el espárrago y este, en la ciruela, en el melón, o sea todo, todo lo que es de frutas. Pos ahí la hay. Y ahí me pasé una temporada, en, nos dieron el contrato por seis meses, pero estuvimos allá por el lado de Nevada, en Reno, Nevada estuvimos. Pero el patrón no nos dejó venir, hasta nos daba, porque no había trabajo pues, y nosotros queríamos. “No”, dice, “espérense”, dice, “va a haber trabajo”, y este, dice, “y es más”, dice, “les voy a dar la mitad del surco”. Y sí nos dio la mitad, (risas) pero taba en nevaba, un montonal los árboles, hasta hacen velas así, ya así, ¡hijo de la fregada! Nosotros estábamos en el campo, ahí le echábanos leña al horno que tenía ahí en la, pos pa calentar la pieza.
VD: ¿Ahí donde estaban ustedes?
GC: Donde estábamos durmiendo. Pues oiga, hijo, tenía un friazo, unas nevadas que caían y hasta bufaba la pendejada esa de tanta leña que le (risas) echamos. Hasta bufaba, pero pos, por el friazo que hacía.
VD: Y, ¿ahí qué era lo que había de trabajo en Nevada?
GC: Este, mire, nosotros la aceituna. La aceituna se pisca allá en esos meses y anduvimos piscando la aceituna.
VD: ¿Cuando se bajaba la nieve, cuando ya se…
GC: Sí, hasta que, en la mañana, cuando, necesita que salga el sol pa que se seque, porque así húmeda o, no la quieren, no la quieren. Sirve que salga el sol, se seca, entonces sale uno a piscar. Pos ha habido veces que pisca dos, tres cajas y ya empieza acá y otra vez.
VD: Ándele.
GC: Y ya vámonos pal campo. Y por eso no, no sacaba uno mayor cosa de dinero. Entonces mucha gente se quería venir. Dice: “No”, dice, “miren, les doy, espérense pa, yo les voy a pagar la mitad del sueldo”. O sea que si un ejemplo, sacaba uno $200, pos le daba $100.
VD: Le adelantaba.
GC: No, nos daba $100 a nosotros con tal de que nos quedáramos. Más aparte, pos lo poco que sacaba uno de las cajas. La aceituna, fueron unas escaleras, unas grandotes, por allá la recarga arriba. Y ta uno, ¡nombre!, había veces que se caía la gente. (risas)
VD: ¿De las escaleras aquellas?
GC: De las escaleras se caía y había unas, son huertas ya muy viejas, pues ya de muchos años yo creo. [Es]tán muy altas, y había unas huertas chaparritas, a la altura de la paredcita así. Ellos llenas, no pos sí, esas sí estaban buenas. Y nos pagaban a dos, dos setenta, dos pesos con setenta centavos la caja. Pero eran cajas así grandes de madera.
VD: Para llenarla, sí se tardaban.
GC: Sí, no, sí se tardaba uno. Pero, pos sí, eso piscaba uno al día cuando estaba ahí en el sol y todo, al día se piscaba uno, siete o nueve cajas, cuando mucho. Eso es lo que…
VD: Y ya no, no le salía, ¿cuánto tiempo estuvo ahí en Nevada?
GC: Duramos creo dos meses.
VD: Y, ¿ya después los cambiaron?
GC: Sí, no, ya de ahí nos vinimos.
VD: ¿Ese fue su último contrato?
GC: Sí, fue mi último.
VD: ¿Se regresó acá a México?
GC: A México, sí.
VD: Y, ¿por qué ya no se quiso volver a ir, señor?
GC: Porque ya no, pos mire, todavía, aquí todavía cuando yo llegué aquí, aquí taba el señor ahí por, tenía la oficina aquí por, este y conectaba el cine y coloso, ¿ahí cómo se llama?, la calle esa.
VD: ¿El de Gobernación?
GC: Ahí tenía una oficina y de aquí, muchos de aquí de la colonia está del otro lado del distrito, que son de allá de mi tierra, todavía fueron a verlo ahí y de aquí los apuntaron, se iban. Yo ya no quise porque me agarré el terreno este. Y como lo saqué en abonos y pensé yo: “Pos ha habido veces que le va a uno muy bien allá. Y qué tal y si me va mal. Entonces voy a perder allá y voy a perder aquí”.
VD: O sea que, ¿usted compró este terreno, aquí ya en el D.F. [Distrito Federal]? Bueno, usted está justo en el límite con el estado, como me decía. ¿En 1959, o antes?
GC: En el [19]60, o el [19]61, por ahí más o menos.
VD: [Mil novecientos] Sesenta, [mil novecientos] sesenta y uno fue que se vino para acá.
GC: Sí y me vine para acá.
VD: Y ya por eso ya no se quiso ir para allá.
GC: Ya no quise ir, no. Todavía hubo tres años de oportunidad.
VD: Sí, sí, sí. Y ya no, ¿no quería irse entonces por temor a que a lo mejor no sacaba suficiente…
GC: Ándele.
VD: Para pagar aquí.
GC: Para pagar aquí.
VD: Y, ¿en qué se empleó cuando regresó aquí?
GC: Yo estuve en una compañía de gas trabajando.
VD: ¿Aquí ya se consiguió un…
GC: Sí, este, ya un hermano mío, el mayor que ya murió, este, estaba trabajando con un patrón, que era socio con el de la compañía de gas, era socio y la llevaba muy bien y todo y me consiguió un trabajo ahí.
VD: Y, ¿ahí estuvo?
GC: Ahí estuve, ahí duré doce años.
VD: Ah, pues bastante tiempo.
GC: Sí, y luego, pos con lo de ahí estuve pagando aquí.
VD: ¿El terrenito este que tenía?
GC: El terreno, sí.
VD: Entonces, de las veces que usted estuvo allá, de todos estos contratos, ¿hubo algunos en los que no le fue tan bien?
GC: Ah, pos había unos, como estos de Texas, pos nomás, nomás en uno más o menos me fue regular, los otros dos no sirvieron. No, pos no alcanzaba uno. En primera no sabía uno la pisca del algodón. No sabía uno y de aquí a que se encarrera uno, no pos ya se acabó. Y esa era la cosa que no…
VD: No le salía bien.
GC: No salía, no. Había veces que no, se ganaba uno $3, $4 pesos, por día.
VD: Nada más le salía de ganancia eso.
GC: Y de ahí, pos había que comer y todo eso.
VD: Y enviar, le mandaba a su familia.
GC: Para acá, ándele.
VD: Y en esos años que estuvo entonces usted se casó, señor Guadalupe.
GC: En el [19]57 me casé, ahora verá, [19]57, [19]58. No, en el [19]57.
VD: En el [19]57. Y, ¿se casó allá en Guanajuato, en Valle de Santiago?
GC: Sí, allá.
VD: ¿Allá vivía su esposa?
GC: Sí.
VD: Y, ¿qué le decía ella cuando usted se iba de bracero?
GC: Pues yo creo que por la misma pobreza, porque (risas) siempre entonces no decía nada, pos órale.
VD: No.
GC: En, pa mandar después pa que alcance a alivianar y todo y era por eso.
VD: Ya después le mandaba a ella.
GC: Sí, pues le estuve mandando a ella pa que les comprara a los dos chamaquitos, a mis hijos que tenía.
VD: Del [19]57 que se casó, ¿después tuvo dos hijitos?
GC: Sí.
VD: Que eran los que tuvo mientras se estaba yendo para allá.
GC: Sí. Eran los, ya los demás son nacidos aquí todos.
VD: ¿Ya nacieron aquí?
GC: Sí.
VD: Y en el tiempo que estuvo por allá, señor Guadalupe, cuando usted tenía oportunidad de salir del campo de trabajo, los domingos y eso, ¿a dónde se iban? Por ejemplo ahí en California, ¿qué hacían los domingos que estaba por…?
GC: Pues, se juntaba uno con, ya pos se hacía uno amistades con todos, ¿verdá? Se juntaba uno por ahí, pos se sentaba en la sombra, ahí platicando, o este, con un radio, o ahí podía estar oyendo canciones de aquí porque, también había programas allá que…
VD: ¿En español?
GC: En español todo. Corridos, canciones y todo, todo.
VD: Y, ¿ustedes se compraban sus radios o…
GC: Yo me traje uno, todavía lo tengo ahí.
VD: ¿Desde que se lo trajo de allá? (risas)
GC: Y todavía toca. Lo que pasa es que esos sale muy caro, son seis pilas, hay que comprar seis de…
VD: ¿No tiene conexión?
GC: No, es de pilas.
VD: Y, ¿entonces allá oían el radio?
GC: Sí, oíamos el radio y las noticias y todo.
VD: Salían al cine, ¿me decía?
GC: Sí, pos se iba uno a…
VD: ¿Había películas en español?
GC: Sí, pura. Bueno pues era la que uno iba cuando iban los artistas, iban pa allá de aquí, pues se iba uno a verlos a los teatros también. Este, a mí me tocó ver a Pedro Infante, a Luis Aguilar, este, a Antonio Aguilar, a Antonio Badú.
VD: ¿Los vio por allá en California?
GC: Sí, pos de entrada íbanos a, ahí se presentaban los unos que otros. Sabía uno y ya iba al pueblo y ahí.
VD: Y del, por ejemplo, del campo de trabajo al pueblo, ¿estaba cerca?
GC: Pues, había veces que los mismos mayordomos, perdón, le cobraban a uno un peso o dos por llevarlo y ellos ponían el carro.
VD: Y, ¿los recogían ellos también después?
GC: Sí, sí, pues se esperaban hasta que tábanos todos.
VD: Y, ¿a los restaurantes y eso también?
GC: También, también. Este, había veces que nos, pos no, pos siempre nos llevaban a uno al pueblo, hasta los patrones, los patrones: “¿Quieres ir al pueblo? Yo te llevo”. Ya se juntaban unos diez, o veinte y nos llevaban.
VD: Ellos mismos, así.
GC: Y andaban muy al pendiente. “¿Quién falta?, y ¿quién falta?”. Muy al pendiente y ya que estábanos todos, “ahora sí, vámonos”.
VD: Se los llevaban juntos. Y, ¿alguna vez, del tiempo que estuvo allá, le tocó celebrar el 15, el 16 de Septiembre, por allá?
GC: Una vez nada más.
VD: ¿En dónde estaba, en California?
GC: Estaba en California.
VD: Y, ¿se acuerda cómo fue?
GC: No, lo hacían pues bonito también, lo hacían bonito, es que, bien adornado, carros adornados y desfile a caballo también a caballo, y con sus banderas y todo.
VD: Y sí los, ¿les daban a ustedes el día para ir?
GC: Sí, sí.
VD: Para ir a celebrar.
GC: Sí, fíjese que sí. Como que sí lo toman en cuenta ellos también.
VD: ¿Se van a las ciudades?
GC: Sí.
VD: Y de, por ejemplo, de actividades religiosas, ¿alguna vez, les ustedes, les permitían ir a las iglesias si querían?
GC: Los domingos podía uno ir a la reunión que fuera, los domingos, venían este, los esos evangelistas, los Testigos de Jehová. Y por allá, por allá lo llevaban a uno en carro también.
VD: ¿Los invitaban?
GC: Nos invitaban y íbanos. Y como pos iba uno, ya todo desarrapado de aquí pa allá, todo con su chinelitas y todo eso y lo bueno que le ayudaban con algo.
VD: Ah, ¿los mismos que los invitaban?
GC: Sí.
VD: ¿Ah, sí?
GC: Sí, pos lo veían a uno y pos se juntarían entre todos, o no sé. A mí en una ocasión me dieron $30 pesos. Dice: “Ten, pa que te compres ropa”. Y sí, pues los pantalones estos valían $2.50.
VD: ¿Los de mezclilla?
GC: Los de mezclilla a $2.50 y camisas, calzoncillo y camiseta y, todo compraba uno con $30 pesos, hasta zapatos.
VD: Y no. Y, ¿los invitaban a que fueran a sus celebraciones?
GC: Sí, a sus templos esos, a sus templos.
VD: Y, ¿sí iban los braceros?
GC: Sí.
VD: ¿Sí iban ustedes?
GC: Sí, sí íbamos, pos nos invitaban, nos llevaban y nos traían y hasta nos daban la botana, pues, ¿qué? (risas) En vez de estar ahí sentados, nos íbamos. Como a unas tres religiones anduve yo por allá.
VD: Que visitó sus templos.
GC: Sí, pero ellos iban a propósito al campo a invitar a la gente.
VD: A invitarlos a ustedes y se los llevaban.
GC: Sí, le digo, todo les daban a uno, todo. No ve, hasta la comida y sí le daban a uno dinero también.
VD: Y cuando andaba por allá, ¿qué era lo que extrañaba más de por acá de México?
GC: Pues la familia. La familia más que nada, se extraña. Luego cuando ya empieza uno a tener comunicación, a escribirse y que, no pos que fulano está malo y que esto. Se pone uno medio tristón, pues por allá también, no crea.
VD: ¿Alguna vez le entró usted así la nostalgia fuerte de quererse regresar?
GC: Una vez. Una vez me quería regresar, este, pero había un muchacho de aquí de México, de aquí de México que se hizo muy amigo conmigo y: “No, pos que qué vas a hacer y que no, tan enfermos allá, no hombre”, me decía. Y él me desanimó ya, “hazle así de este modo y de éste otro”, dice, mejor vamos a trabajar”, dice, “y a mandarles dinero pa que se curen”, dice, “¿qué haces tú?”, dice, “con tu presencia no va a salir bien”. “Pos sí, tienes razón”. Y así, no le digo que así me dijo también el patrón y hasta me prestó $200 pesos esa vez, pa mandarles pa acá.
VD: ¿Esa fue la única vez que sintió que se…
GC: Sí, sí.
VD: ¿Que se quería regresar?
GC: Se siente uno como que hasta se me baja la presión, medio desesperado y todo.
VD: Y de problemas de salud, ¿nunca tuvo por allá?
GC: Fíjese que no.
VD: Además de las veces del estómago, que les caía mal.
GC: No, una. Una vez, no, pero pos esa vez que le digo que me, me como que me quise enfermar, yo pagué médico. Este, y una muchacha que me interpretó, pues y ya le platiqué cómo me sentía yo, y dice: “Yo te llevo a la… Pos era con un farmacéutico yo creo, porque ni médico fue. Él me dio unas pastillas. “Tómate estas”. Y luego luego se me quitó, como a los ocho días ya andaba yo pero bien.
VD: ¿Pero usted lo tuvo que pagar?
GC: Sí.
VD: Aunque se supone que tenían.
GC: Tenían seguro.
VD: Seguro médico.
GC: Sí teníanos seguro. No pos cada de que entraba uno, tenía seguro. Nomás que realmente pos yo como que nunca fui enfermizo ni nada.
VD: No lo necesitó. Y, ¿algún accidente que hubiera en el trabajo?
GC: Nada. Ni, bueno con decirle que ni de las escaleras me llegué a caer.
VD: Nunca tuvo ningún problema con eso.
GC: Nunca.
VD: Y qué, en general, además de, pues de las quejas por comida y eso, ¿había alguna otra cosa que se organizara en los mismos trabajadores para protestar por eso?
GC: Pos, yo nomás me acuerdo de esa vez que sí, que nos organizamos, que fue el cónsul a vernos. Que fue al campo y a preguntar cómo nos trataban, como todo eso. Pos yo nomás esa vez.
VD: Esa fue la única ocasión.
GC: La única ocasión que vi, que sí, pos sí nos atendió muy bien el cónsul.
VD: Y entonces, de aquella última vez que se regresó usted, bueno, en general de sus contratos, ¿sí lograba usted así hacer algún ahorro, señor Guadalupe, juntar algún dinero para traerse a México?
GC: No, sí, sí mire, vamos a decir que las veces que estuve en California, pos en todas me fue regularcito. Sacaba unos buenos centavos y hacía bueno dinero.
VD: ¿Ahí sí? Ahí sí salían bien sus contratos.
GC: Pos eso yo le tenía mucha fe por este lado, nomás que este lado por el interés de a ver si…
VD: Salía.
GC: Llegaban los estados del norte. Pero no, pos no se llegó, yo nunca anduve por ese lado, nomás en Texas y este, y de acá sí, sí me acuerdo del relajo, hacía buenos centavos yo. O sea que, primeras veces hasta compré un, compramos un, unos pocos de ganado.
VD: Ah, eso, en eso usó su dinero.
GC: En eso lo usé y más que pos, por lo mismo pues, que se deshace uno de ellos porque no tiene uno, en primera, bueno la tierra que había años que se daba, había años que no daba nada. Entonces, había veces que ya ni pastura pa los animales.
VD: Los tenía que vender.
GC: Los tenía uno que vender. Para venirme para acá, vendí dos, dos que me quedaban. Los vendí y ya fue cuando me vine para acá.
VD: Y, ¿por qué decidió venirse aquí a la ciudad?
GC: Le digo que aquí estaba un hermano, el mayor. Y esa ocasión fue pa Navidad él allá, fue a vernos. Y en esos días acababa yo de llegar de Estados Unidos y le dije yo: “¿Qué no hay trabajo allá?”, le digo, “pa que me consigas allá un trabajo”. “¡Cómo no!”, dice, “sí hay”. Y, todavía cuando se vino, me dice: “¿Quieres irte a trabajar?”. “Pos sí”, le digo. Yo también por calar, porque él ni había venido. Y sí, llegando él, luego me avisó que ya estaba el trabajo. Yo pensé, dije: “Bueno, ahorita me voy a venir pa acá a ver qué pasa”. Y ya me vine y ya me planté aquí.
VD: ¿Aquí se quedó?
GC: Aquí me quedé.
VD: ¿Ya de aquí ya no hizo por volverse a ir de bracero?
GC: No, ya no me, ya no quise pues por, porque sí sé, como que se resfría uno, como las idas a Texas, que no saca uno nada. Había veces que se quedaba hasta endrogada la gente con el pasaje.
VD: Y con lo que pedían luego aquí, ¿verdad?
GC: Ándele.
VD: Para…
GC: Para irse.
VD: Que había que…
GC: Este, y no, pos así no. Entonces yo ya lo que no quise fue perder el terreno. Dije: “No, ¿pos cómo lo voy a perder? Mejor aquí le hago frente y ya”. Y en la compañía de gas me fue más o menos, ¿verdá? Para ir viviendo bien. Luego de ahí me pasé a una línea de caminos aquí, aquí en, se llamaba la línea la Gustavo A. Madero, una línea de caminos grandísima, pues, pos era de cuando antes de que entráramos los de Ruta Cien. Aquí duré también trece años, trece años.
VD: Ya un buen tiempo ahí.
GC: Este, luego me, ya que me salí, como me liquidaron, no pude entrar a la Ruta Cien porque ya me habían dado eso, pero en Ruta Cien estaba bueno también. Pues ya no pude, entonces me dediqué a, una temporada anduve con una diputada trabajando, con una diputada.
VD: ¿Qué hacía con ella?
GC: Ah, pues de chofer, de chofer. Este, y ella vivía ahí en la Colonia del Valle y yo desde aquí me iba, uh, pos bien temprano, para la hora que se levantara ella, ya tenía el coche yo, ya lavado, ya limpio, limpio. Todos los días, pero pues no sé, fue cuando andaba Miguel de la Madrid en campaña, entonces yo andaba con la diputada. Y pos no, no, pagaban muy poco, pagaban muy poco y este, y era mucho el trabajo. Todo el día había que andar.
VD: Para arriba.
GC: Pa arriba y pa abajo y pa arriba y pa abajo. Había veces que hasta sin, hubo como unas dos veces, dos o tres me parece, fíjese, vine a almorzar a las ocho de la noche a almorzar aquí.
VD: ¡Eh! No pues sí, tardísimo.
GC: Es que me traía así la diputada y me… “Ah, no se mueva y no se vaya a ir”, dice, “porque no me dilato”. Subía a alguna dependencia del Gobierno y salía.
VD: Y ahí se tardaba.
GC: Y estaba, pero bueno, luego me dice, en una ocasión me dice: “Vamos a ir a la Cámara de Diputados”. “Bueno, vamos”. Y ya la traje a la Cámara de Diputados. Y luego me dice: “¿Ya comió?”. “No, diputada, todavía no almuerzo”, le digo, “pos si no me da chanza”, le digo, “nombre, me dijera usted ahorita salgo en una media hora, en un cuarto de hora, lo que sea, hombre, pos yo me compro una torta”.
VD: No sabe cuánto tiempo va a estar ahí.
GC: Yo me compro una torta, ¿verdá? Si se va a tardar un ratito.
VD: Gracias.
GC: Este, pa que yo pueda…
VD: Almorzar, comer algo.
GC: Almorzar algo. Y no, dice: “Es que ha habido veces que no hay modo, pues no hay tiempo”. Le digo: “Pero usted me dice, «no me dilato», y se avienta hasta media hora arriba”, le digo, “pos en eso yo puedo comer algo”.
VD: Claro.
GC: “No se preocupe”, dice, “ahorita nos van a dar aquí en la Cámara”. Yo le dije: “Bueno, pos órale pues”. Nombre que dieron nada.
VD: No le dieron nada.
GC: Fue un vaso de refresco. Y no, pos no, no me gustó. Le entregué el trabajo, tonces me dice: “Me va a dejar ora que más lo necesito”, dice, “ya vamos a irnos a la campaña de Miguel de la Madrid”, dice, “nos toca Zacatecas”. Le dije: “Búsquese otro”. Que le digo, pagaba muy poquito, $700 pesos me pagaba, para, por este, por quincena.
VD: No, si no es nada.
GC: Este, y luego me metí con unos doctores, ya después que lo dejé. Ya estuve trabajando con unos doctores, aquí en, pasando la Avenida de los Misterios, ahí de La Villa, al otro lado. Pos ahí sí la hice más o menos regular, esa era de puro llevarlos a varias partes. Les gustaba mucho los balnearios, les gustaba mucho. Los llevé a Acapulco y los llevé a Abasolo allá, allá por la Pénjamo. Por allá están unos balnearios también y también hasta allá fueron. Los llevé aquí a Michoacán, acá pal lado de Chiapas, Monterrey, a Guadalajara, donde quiera andábamos, les gustaba mucho andar. Este, y pos ahí, ahí taba mejor, llegaba yo y vamos a decir, gastos pagados en, si me quería quedar yo allá en el hotel, me daban otro cuarto a mí solo.
VD: Y allá estaba bien.
GC: Me lo pagaban. Si quería venirme, me daban pa camión y regresarme por ellos. Allá les dejaba el coche. Y ya yo me venía en camión. “¿Cuántos días van a durar?”. Por ejemplo ahí en Acapulco, “¿cuántos días?”. “Pos, vamos a durar diez días”. Pos yo me venía pa acá. Este, o me quedaba allá, como quisiera.
VD: Y, ¿ahí estuvo con ellos un rato?
GC: Sí, pos ahí estaba, sí duré buen tiempecillo con ellos.
VD: O sea que ya después, señor Guadalupe, regresando de ese último contrato de bracero, ¿ya nunca hizo usted por ir a Estados Unidos?
GC: No.
VD: Ni ir contratado.
GC: No.
VD: Ni sin papeles.
GC: No.
VD: Ya no.
GC: Ya no quise pues por lo mismo, lo que me detuvo fue el terreno, si no pues de aquí le digo que de aquí de la pradera a la otra colonia esa que le digo, on tamos pegados con el distrito, pos hay compañeros de allá de mi tierra que de ahí se fueron todavía de aquí.
VD: Se siguieron yendo.
GC: Se siguieron yendo.
VD: ¿Usted ya?
GC: No, yo ya no.
VD: ¿Desde entonces?
GC: Ah, pos Santos, Santos, él sí todavía fue.
VD: En los últimos contratos.
GC: Todavía sí. Él en el [19]64 fue la última vez que fue.
VD: Ya cuando se acabaron los contratos.
GC: Ya cuando se acabaron.
VD: Y ya nada más, pues como, como una última, pues como una última reflexión, ahora ya la distancia, señor Guadalupe, ¿qué recuerdos le quedan en general de su tiempo como bracero? ¿Quedan recuerdos positivos?, o, ¿cómo se siente usted de aquellos años en que se estuvo yendo?
GC: Pues mire, le vuelvo a repetir, pues por el trabajo, el mal trato que a veces, que a veces recibe pues uno por allá, pues sí es, como que, se desanima, pero yo vuelvo a lo mismo de que en, ¿cómo le dijera?, en limpieza, en honradez, porque le digo, allá iba uno y compraba cualquier cosa y nombre, había veces que hasta lo seguían las cajeras, “señor, señor, le…
VD: Se le olvidó.
GC: Le sobra su dinero.” Aquí…
VD: (estornudo)
GC: Salud.
VD: Gracias.
GC: Aquí, ¿cuándo (risas) le andan haciendo eso a uno?
VD: (estornudo)
GC: Salud.
VD: Gracias.
GC: Este, y pos eso y muy limpio todo. Muy limpio, porque allá le ponían a uno botes pa la basura. Dice, con las idas esas, medio algo, también toma uno, ¿cómo le dijera?
VD: Conciencia.
GC: Conciencia de hacer la limpieza también, de hacer la limpieza. Pero mucha gente a la mejor de allá me vino a sacar porque allá no se encuentra basura tirada, ahora en las calles, va pasando en las calles uno, y hay botes donde…
VD: Puede echar la basura.
GC: Pos puede dejar uno la basura. Ya pasa el camión, lo recoge y lo deja. Aquí, son capaces de llevárselo a vender. Sí, por eso aquí no se puede.
VD: Claro.
GC: Y eso me queda pues, le digo.
VD: Eso le gustó.
GC: De recuerdo que estamos bien todos así.
VD: Y, ¿lo que no le gustó de por allá entonces?
GC: Pues lo único es eso que le digo, que los mismos mexicanos, los mismos mexicanos son de contrarios con uno mismo, ya lo, bueno, me refiero yo como a los que son nacidos allá o que se los llevan chicos, nacidos aquí se los llevan chicos. Llegan a crecer, pos allá, así es, así es ahí. Es lo único, de lo demás, el trabajo también pos muy duro, muy pesado, muy pesado.
VD: Y que a veces no les pagaban lo que debían.
GC: Ándele, ándele, así es. Este, pos yo nomás esas cajas que me debían de limón, fue lo único, pero no.
VD: Y entonces en general, esos, no tiene como recuerdo así especialmente malo de alguna cosa, de que, de algún.
GC: No, no.
VD: Problema que haya tenido.
GC: No, desgraciadamente, en mi persona pues a mí no me pasó nada de eso, eso yo lo vi normal, lo vi bien. Ahora sí que le estoy diciendo lo que no me gustó y lo que me gustó.
VD: Claro. Y de, por ejemplo de, usted me decía esto de la limpieza y eso, de algunos hábitos que usted hubiera tomado allá y que, o costumbres, y que después las trajo para acá. No sé, hubo gente que, por ejemplo, ahí empezaba a fumar o que cambió, así como usted me decía, cositas de limpieza, ese tipo de cosas.
GC: Pos sí, pos las trae uno de allá, pues se, como se acostumbra de todos modos ya durante un tiempo a la limpieza más que nada, pero como le digo, aquí ya lo deja uno de largo. Ya lo deja a la costumbre de aquí. Allá le digo, si no se bañaba uno, no lo dejaban entrar al comedor. Allá no lo dejaban ni entrar. Bueno, aquí pos si dura tres, cuatro días sin bañarse, de todos modos tiene que entrar. Esa es una y es muy bonita, es muy bonita la limpieza. Este, pero como le digo, trae uno la costumbre de allá, para acá y a los cuantos meses ya se le olvidó. Sí, así es.
VD: Pues muchísimas gracias, señor Guadalupe, creo que en general pues me ha platicado usted bastantes cosas del tiempo que estuvo por allá. Muchas gracias por compartirme sus recuerdos.
GC: No, no, pos eso taría bien, cuando…
VD: De aquellos años.
GC: Cuando guste, este, a la hora que quiera echarse una vuelta por acá.
VD: No, pues muchísimas gracias, muchas gracias por abrirme aquí la puerta de su casa y esto, y pos estuvo un buen rato por allá usted, estuvo por allá cuatro años.
GC: Cuatro años.
VD: Yendo y viniendo.
GC: Y son tres, seis, seis, ocho, como ocho veces, por, como le digo, ocho contratos más o menos.
VD: Los que se estuvo.
GC: Y fíjese que nomás guardé ese que tengo ahí, nomás.
VD: Uno solo conservó.
GC: Porque me fue rebien ahí, y como recuerdo.
VD: Lo guardó de recuerdo.
GC: Sí, pos ahí es donde sacaba yo mucho dinero.
VD: ¿Es uno de los de California?
GC: De California. Sí, este, y me fue muy bien y ese fue el que guardé. Todos los demás los tiraba uno, los rompía, los quemaba.
VD: Claro, oiga.
GC: Yo nunca pensaba.
VD: De cuando se venía para acá, ¿se traía algunas cosas, hacía compras por allá?
GC: Sí.
VD: ¿Qué se traía?
GC: Pos mire, en el [19]55 fue cuando me fui para acá. Pos más que nada ropa, le traía uno a la familia que cortes, o vestidos, o este, le traje a mi esposa una caja de esas, ¿cómo se llaman?, donde echan todos los menjurjes las muchachas, hombre.
VD: Para…
GC: Que tienen para el espejo.
VD: Como un neceser así, una cajita para guardar los cosméticos.
GC: Ándele así donde traen su espejo pa dentro. Le traje una pulsera y unos aretes, un collar y pos, por ahí anda todavía rodando. La cajita todavía está, todavía la tenemos con, pos con papeles que tiene uno ahí guardado.
VD: Y, ¿aparatos nunca se trajo, aparatos más grandes?
GC: No, fíjese que era un lío pa sacarlos de allá donde estaban. No, pos de digo que aquí son rebandidos, aquí.
VD: Cuando los traía de regreso.
GC: Sí, ese radio, fíjese ese radio que tengo ahí todavía toca, allá me costó $80 dólares. Y me lo traje. Pos ahí en, ahí en el este, ¿cómo se llama?, en Caborca, Ciudad Obregón creo, por ahí por esos, hasta Guadalajara, dejaban a uno entrar en Guadalajara, lo revisaban y le sacaban dinero.
VD: Otra vez los del…
GC: Sí.
VD: ¿Como qué era, La Aduana?
GC: Como Aduanas, pero si venía en el tren, o venía en la flecha, ¡nombre!, no pos era una sacadera de dinero.
VD: Y todos traían cosas.
GC: Todos, todos.
VD: Los que se venían de por allá.
GC: No y que esto no pasa. Y le andaban quitando las cosas. No que este ta nuevo, bueno, pues ni modo de traerla usada. (risas) Así le digo, tenemos un Gobierno medio, medio chistoso, pues.
VD: Sí.
GC: Este, el radio, todavía el radio, creo les di $20 dólares pa que lo pasaran.
VD: Lo dejaran pasar.
GC: Sí, fue ahí en Ciudad Obregón, me parece. Y luego todavía aquí en Guadalajara querían, no, le digo, porque ya venía el veliz sellado, ya ahí le ponen un sello que no se puede abrir. Pero todavía aquí querían que lo abriera pa, pos pa sacarme más dinero.
VD: En cada revisioncilla.
GC: En cada, y cuantas veces iba y traía su veliz.
VD: Le querían sacar, ¡qué barbaridad! Pues sí, qué abuso.
GC: Es un abuso endiablado.
VD: Ya ve que hasta hoy, ¡qué barbaridad! Pues mire, nada más por aclarar esto, señor Guadalupe, porque ya ve que habíamos dicho que en el [19]59 fue su último contrato.
GC: Sí, es en el [19]60.
VD: Pero, este es en el [19]60. Y ya después, este fue ya el último, o sea ya después no hay, no se fue. O sea que se fue desde el [19]55 hasta el [19]60.
GC: Cinco años.
VD: Este sería el primero a lo mejor, mire.
GC: Sí, este es el primero, sí, es del [19]55.
VD: Porque este es el del [19]55, aquí todavía estaba soltero, sí.
GC: Este, entonces éste fue el primero y este fue al último.
VD: Aunque mire, aquí dice que aquí tenía veintiún años, en el diecinueve. O sea, déjeme ver.
GC: No se hayan equivocado, pues sí eran diecinueve.
VD: Usted, ¿pero usted tenía diecinueve entonces?
GC: Diecinueve. Sí, pues nomás di el servicio.
VD: O a lo mejor le pusieron ahí por, porque luego no los dejaban ir muy chicos, ¿no?
GC: No, pero ya con la cartilla.
VD: Con la cartilla ya los dejaban.
GC: Sí, ya podía uno pasar.
VD: Sí, bueno, aquí está, mire. Entonces…
Fin de la entrevista
Interviewer
Domínguez, Violeta
Interviewee
Cano Quiroz, Guadalupe
Location
Mexico City, México
File Name Identifier
Cano_Quiroz_MEX002
Citation
Domínguez, Violeta and Cano Quiroz, Guadalupe, “Guadalupe Cano Quiroz,” Bracero History Archive, accessed November 25, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/119.