José Guadalupe Verdín Arriaga
Title
José Guadalupe Verdín Arriaga
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: José Verdín was born on November 26, 1938, in Purísima del Rincón, Guanajuato, México; at an early age, he worked with his father in the fields; he received formal education up to the fifth grade; in 1959, he joined the Bracero Program; he picked cotton in Arizona and California.
Summary of Interview: Mr. Verdín recalls growing up in Purísima del Rincón, Guanajuato, México, and working with his father in the fields; he remembers receiving formal education up to the fifth grade; he joined the bracero program in 1959, and relates his experience during the hiring process; additionally, he discusses how he was chosen to be a cook in the bracero camps, and what his life was like as a bracero; he also worked in Arizona and California picking cotton; these activities he did until 1967; after the bracero program ended, he returned to the United States as an undocumented worker; he describes how he crossed the border and the work he did in the U.S.; furthermore, he concludes by stating that he has lived in Austin, Texas since 1971 with his family, and that he took advantage of the amnesty offered in 1985.
Summary of Interview: Mr. Verdín recalls growing up in Purísima del Rincón, Guanajuato, México, and working with his father in the fields; he remembers receiving formal education up to the fifth grade; he joined the bracero program in 1959, and relates his experience during the hiring process; additionally, he discusses how he was chosen to be a cook in the bracero camps, and what his life was like as a bracero; he also worked in Arizona and California picking cotton; these activities he did until 1967; after the bracero program ended, he returned to the United States as an undocumented worker; he describes how he crossed the border and the work he did in the U.S.; furthermore, he concludes by stating that he has lived in Austin, Texas since 1971 with his family, and that he took advantage of the amnesty offered in 1985.
Creator
Domínguez, Violeta
Verdín Arriaga, José Guadalupe
Date
2003-10-24
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
José Guadalupe Verdín Arriaga
creator (Spanish)
Domínguez, Violeta
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
1:13:00
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre de entrevistado: José Guadalupe Verdín Arriaga
Fecha de la entrevista: 24 de octubre de 2003
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez
El día de hoy es 24 de octubre del 2003, ésta es una entrevista con el señor José Guadalupe Verdín Arriaga en Austin, Texas.
VD: Señor Guadalupe, para comenzar quiero preguntarle, ¿qué edad tiene usted?
JV: Sesenta y cuatro.
VD: ¿En qué fecha nació?
JV: Noviembre 26 de 1938.
VD: ¿De dónde es usted?
JV: De Guanajuato.
VD: ¿De qué parte de Guanajuato?
JV: Purísima del Rincón, Guanajuato.
VD: ¿Sus papás eran de ahí mismo, de Purísima del Rincón?
JV: No, eran de ahí de un ranchito que se llama Potrerillos, Guanajuato.
VD: ¿Ahí nacieron ellos?
JV: Por eso es Potrerillos, Guanajuato. Pero no sé, en el mapa está reconocido también Guanajal, en el mapa. Este, ahí había una estación de tren, orita ya. Usted sabe, allá el ferrocarril donde quiera ya no, se terminó. Y luego últimamente hicieron una estación, pos más o menos, ¿verdad? Y pos nosotros alcanzamos a subir al tren, yo y la señora. Y ya para venirnos, nos venimos y ya jamás volvimos a agarrar el tren. Después cambiaron la línea del ferrocarril a otro rumbo y volvieron a plantar la estación. Pero no, ya no duró, ya no hay nada.
VD: Y, ¿eso era en Purísima?
JV: No, allá en Potrerillos, Guanajal, la estación se llama Guanajal. Todavía es Guanajal, pero es por las vías del ferrocarril, estación del tren. Pero el poblado, es poblado Potrerillos, está grandísimo. ¡Ahora está más!, ya está bien bonito, usted sabe, donde quiera se ha compuesto bastante. Mucha gente que ha venido para acá, pos tú sabes que la gente de acá nomás viene a trabajar. Y el que sabe ahorrar, pos manda el dinero para allá o lleva dinero y hace sus casas. ¡Nombre!, tienen casas mejor que las de nosotros aquí, cantidad. Buenísimas las casas que están allá. Ahora los diseños hacen las casas bien bonitas y les digo yo, como yo aquí tengo mis primas, hermanas, mi mamá aquí anduvo en aquella época y mi papá, todavía ahora no hace mucho aquí tuve a mi papá y a mi mamá y nos les gustó y se regresaron para allá.
VD: ¿Allá viven?
JV: Pos mi papá ya murió, ya nomás queda mi mamá, ya nada más mi mamá. Mi papá pos, estaba viniendo de bracero en aquel tiempo y en una ocasión se desertó y se fue a Chicago. Por allá duró como unos tres, cuatro años, sacó su número social y todo y después aquí trabajó también. Como le digo, pos ya no quiso estar aquí y a mi mamá sí le gustaba. Se la llevó y allá se quedaron. Bueno, yo le he hecho lucha a arreglarle que venga para acá unos días y no ha podido.
VD: ¿No tiene visa?
JV: No tiene. Tenía, pero se le venció y se fueron. Y entonces cuando murió mi papá, queríamos traerla y no pudimos, fuimos y no se pudo. Fuimos hasta la capital de México. Pero yo creo que eso también consiste en suerte, porque yo miraba unas personas que de volada les daban el permiso y nomás les decían: “¿En qué trabajan?”. “No, pos trabajo en el campo. Siembro maíz y nomás lo corto y ya”. ¡Zas! Luego luego le firmaba el permiso. Yo creí que fácil me iban a dar el permiso. No, no me lo quiso dar, era un negro. Que porque no hablaba inglés, perfectamente inglés y dije: “Pos yo fui a trabajar. Voy a trabajar, no a estudiar inglés”. No, pero nomás por eso no me lo dio el permiso para mi mamá.
VD: ¿Por una cosita así?
JV: Sí, pos me dijeron que había deber reportado eso, que no era razón. Después mandé una carta de sostenimiento para mi mamá también y también, ni siquiera abrieron la carta. Y me dijeron que había deber reportado eso. No, pos uno, usted sabe, puro trabajo. No quiere uno andar perdiendo el tiempo. Necesita andar en cortes y todo eso, no, pos ahí quedó. Pero hicimos últimamente dos veces lucha de mi mamá, a ver si la traíamos y no pudimos, ya mejor nos sosegamos.
VD: Y, ¿así está ahorita ella allá?
JV: Allá está con mi hermana. Allá está mi hermana.
VD: ¿Sus papás a qué se dedicaban cuando eran jóvenes?
JV: Mi papá, pues compró un terreno y levantaba sus cosechas de maíz y frijol, y con eso se mantenían.
VD: ¿Sembraba para vender?
JV: Sí, pos poquito, vendían poquito. Y últimamente, pos él ya no podía trabajar y lo exigimos a que vendiera el terreno y lo vendió, hasta por cierto, bien barato. Pero pos no, si él ya no podía trabajar. Aquí estamos dos hermanos, mis hermanos, pos no le tiraron a eso. Ellos son zapateros y pos no, tuvimos que regalar el terreno.
VD: Y, ¿su mamá estaba en la casa, señor Guadalupe?
JV: Sí. Sí tenía su casa, pero ya no podía. Como ya está en la edad avanzada, la tiene mi hermana. Le hicieron un cuartito ahí y ahí la tiene, ella la está atendiendo.
VD: Cuando ella era joven, ¿se dedicaba a algo más del hogar o vendía?
JV: Se hacía sombrero. En aquel tiempo se hacía sombrero y con eso, a comprar, pos lo que querían, ¿verdad? Una parte de maíz y frijol se vendía y otra, después el sombrero. Mi papá no sabía hacer el sombrero y después se enseñó y con eso entretenía también cuando no había trabajo así duro, ¿verdad? A él le gustaba trabajar duro, sí. Me traía (risas) también trabajando en trabajos duros. No, yo no ignoré nada de trabajos duros. Por eso ahora que vine aquí, no, pos, aquí no está duro el trabajo. Últimamente donde trabajé aquí en la universidad, pos tampoco, no, bien fácil el trabajo, muy livianito. Ahí duré más de como veintiséis años. Y antes trabajé en un restaurán también, como catorce años.
2do: Luby’s.
JV: En un Luby’s. ¿Sí conoce los Luby’s? No, pos últimamente aquí salió un programa y entonces algunos calificarios, nos calificaron pa que nos retaimearamos [retiráramos] y yo les agarré la palabra y me salí, me retaenié [retiré] y varias personas les convino y nos salimos, pero con derecho a regresar de vuelta si queríamos. Al mes ya podíamos regresar de vuelta. ¿Quién sabe?, yo no los entiendo. Pero no, yo aquí me quedé. Pos aquí tengo mucho trabajo mire, aquí no hemos terminado nada, nomás que ya los chiquillos míos empezaron a trabajar y ya no me ayudaron. Y ahorita pos yo estoy deoquis aquí y le estoy haciendo al pasito una cosa y otra. Allá andaba componiendo la cerca ahorita, parece que ya terminé, nomás de barrer ahí y es todo.
VD: Y, señor Guadalupe, ¿usted allá en Purísima, ahí fue donde creció?
JV: Sí.
VD: ¿Allá fue a la escuela?
JV: Sí, fui a la escuela.
VD: ¿Cuánto tiempo estuvo yendo a la escuela?
JV: Yo estuve nomás hasta quinto año.
VD: En ese tiempo, ¿iba todos los días a la escuela todo el año?
JV: No iba todo el año. A veces nomás iba al medio día. En cuestión al trabajo que le ayudaba a mi papá.
VD: ¿En qué trabajaba con su papá?
JV: Pos en el campo y luego mi papá también era carpintero y luego tenía animales también. Y luego yo tenía que andar al pendiente de los animales del medio día para abajo, eso ya fue ahora últimamente. Sí, pos últimamente mi trabajo era instalar cortinas y persianas. Eso fue en León, ahí trabajaba en León. Ahí estaba un primo hermano mío y él era mi patrón. Pos ahí duré como unos tres, cuatro años. Entonces ya de ahí salimos mal. Usted sabe, pos quiso abusar de mí y luego hubo alguien que me, un compadre de él mismo, un amigo de él, dijo: “No, pos vas a tener que reportar a Conciliación [Junta Local de Conciliación y Arbitraje] lo que está haciendo contigo”. Y sí, me tuvo que dar, yo me acuerdo que sí me dio $2,000 pesos ó $3,000 pesos, pero por ley iban a ser $10,000 pesos. En ese tiempo era mucho, pero se iba a abrir un juicio que iba a tardarse mucho tiempo, porque él me corrió, eso fue lo malo que hizo. Y no, pos me vine para acá el [19]71. Desde entonces estoy por acá.
VD: Y antes, ¿cuándo fue la primera vez que se vino?
JV: El [19]68 venimos yo y un primo hermano mío. Trabajamos en una compañía, pero no, duramos nomás cinco meses.
VD: ¿Ésa fue la primera vez?
JV: Que vine aquí. Fue un primo hermano de nosotros, por nosotros ahí al valle y fue por nosotros en un carro y nos trajo y cruzamos La Migración. La Migración estaba allá en falfurrias(??). Nomás nos hicieron bye. Pasamos ahí La Migración y luego mi primo me echó así a la orilla. Dice: “Nomás te van a preguntar que a dónde vas. Les dices que a Austin”. “Sí, ya sé”. Ya le entendía yo en inglés, cómo me decían, ¿a dónde vas? Sí, nomás dijo: “Okay, bye, bye”. Y nos venimos y desde entonces estoy aquí. Bueno, el [19]68 estuvimos cinco meses y luego nos agarró la policía. Andábamos llevando unas tortillas y luego alguien nos echó la policía y nos llevaron presos. Y luego pos nos querían soltar y mi primo hermano no quiso. “No, pos ustedes no tienen ningún delito. Si quieren irse pa su casa”, y mi primo no quiso. Dijo: “No, yo ya me quiero ir”, y nos fuimos. Después yo vine de vuelta el [19]71. Arreglé una mica de ésas que se arreglan en la frontera y me vine con permiso hasta aquí. Entonces desde el [19]71 estoy aquí, ya de continuo.
VD: Y, ¿de contrato nunca se vino antes?
JV: Sí. Yo fui a Arizona. También duré seis meses.
VD: ¿En qué año fue, don Guadalupe?
JV: El [19]59.
VD: ¿Ésa fue su primera vez aquí?
JV: Sí, [19]59.
VD: O sea que, ¿usted estaba muy joven?
JV: Sí. Tenía creo que diecinueve años, parece.
VD: Y, ¿cómo fue que usted se animó a venir la primera vez de bracero? Antes de preguntarle eso, déjeme preguntarle, ¿en qué trabajaba allá?
JV: Allá trabajé en el algodón.
VD: Pero, antes de bracero, ¿qué estaba haciendo allá en Purísima?
JV: ¡Oh!, allá en Purísima, pos en el campo.
VD: Y, ¿desde qué edad empezó a trabajar en el campo?
JV: No, pos desde bien chico. Yo creo desde los diez años. Chanza menos, le ayudaba a mi papá. Ya después cuando crecí un poquito más, le ayudaba a carpintear, a la carpintería.
2do: Tumbar árboles.
JV: No, tumbábamos unos mezquitotes. Tú sabes los mezquitotes que hay allá. Todavía últimamente cuando fui por allá, tumbamos un mezquitón, pero grandísimo, pero ellos tenían experiencia para hacer eso. Escarbábamos un boquetote y luego hay una herramienta que se llama sardina. Es un serrucho como de aquí a ese mueble que está ahí. Aquí los he visto en la televisión y enseñan cómo se arma la madera, pos yo sé hacer todo eso. Mi papá sabía todo eso, él se enseñaba a hacer todo eso. Entonces ya cuando le hace uno el hoyo grande, hace una preparación pa cortarle. Entonces se fija dónde tiene más caído el árbol, entonces, ahí se le va a cortar y luego ya cuando va, yo creo, como a medias, se va uno pal otro lado y se cae el mezquite solo, se caía. Ya ni mezquites hay, se acabó ese trabajo de carpintería, puro fierro.
VD: ¿Qué hacía su papá, muebles?
JV: Hacía puertas, ventanas, mesas, sillas. Aquí nos dejó unas mesitas chiquillas. Nos hizo sillas de ésas que se cierran y se abren de cabrilla. Pero no, los chiquillos las aventaban por allá y no.
VD: No le duraron.
JV: No. A ella le hizo una mecedora como las que usan aquí, nomás que pos no era madera muy buena. Luego luego se quebró, pero le copió otra mecedora y a ella le hizo una. Y nos hizo un ropero, no, grandísimo. Y luego vivíamos en otra casita por allá, pa cambiarnos no pudimos. Tuve que mocharle y yo estaba guardando las puertitas, pero no, pos llegó el día que se desapareció todo eso, nomás nos quedaron dos banquitos. Y entonces los chiquillos míos ya me los habían tirado, nomás que ella se dio cuenta y los regañó. Dije: “No, pos esos los hizo tu abuelito. ¿Ya cuándo los vuelve hacer?”. De todos modos, a uno se le quebró la patita, entonces yo se la pegué y luego que se quiebra otra. No, pos me hallé un palo que ése era todo parejo, entonces lo hice todo parejo y quedó mejor que andar reañadiendo el pedazo, no. Mejor lo hice parejo y por ahí la tengo, por ahí la tengo alzada atrás. Las dos mesitas las tenemos alzadas allá atrás. Quién sabe qué más nos hizo, ¿verdad?
VD: ¿Lo hizo ya últimamente?
JV: Sí.
VD: ¿Usted aprendió todo eso desde joven?
JV: No, no aprendí mucho porque yo nomás en ratos le ayudaba. Una vez me calé a hacer dos puertitas pa un cuartito donde estábamos rentando allá en Purísima. Pos no me quedaron muy bien, pero más o menos, eso fue la primera. Lo que sí me siento con experiencia, pa componer cosas, lo que sea yo lo compongo.
VD: Y, ¿eso lo aprendió con su papá?
JV: No, eso salió de mí. Compongo cualquier cosa que, ¿pa qué rayos la compongo? Esté como esté. La otra vez ella, no sé dónde consiguió una silla mecedora de esas antiguas que tiene quién sabe qué tanto dibujo. Entonces nos fuimos a México y por suerte, cuando venimos, pos ya nos la habían tirado a la basura cuando vienen a recoger todo, ¿verdad? Y que la hallo, dije: “¡No! ¿Por qué la tiran?”. (risas) Yo se la iba a componer a mi muchacha la grande. No, yo me la traje, la armé toda y todo entero que la querían tirar. No, mejor la escondí. Ya el día que tuve tiempo, la empecé a armar. Le eché pegamento y con clavitos finitos. Ahora la tiene allá en su casa y mira, la querían tirar. Le faltaba una parte y yo la hice. Yo la hice la parte.
VD: ¿Eso fue lo que fue aprendiendo desde antes de bracero?
JV: Sí, pos yo sabía manejar toda la herramienta de mano, la carpintería yo la sabía manejar toda. Ahora ya puro eléctrico.
VD: Y, señor Guadalupe, usted dice que fue como a los diecinueve años que se vino por primera vez con contrato.
JV: Sí.
VD: Y, ¿se acuerda qué lo animó a contratarse de bracero?
JV: No, pos teníamos ambiciones de venir a mi papá y, por cierto, también venía mi papá, él me trajo.
VD: ¿Qué tiempo tenía que él venía para acá?
JV: Mi papá pasaba, yo creo, de cuarenta años.
VD: O sea que él fue de los primeros que empezó a venir.
JV: Sí. Él ya había venido antes y en esa vez a mí me apuntó en una lista. Teníamos que dar dinero para que nos enlistaran y luego si nos tocaba, y nos tocó a mí, a él, y otros primos hermanos.
VD: ¿En dónde tenían que pagar, señor Guadalupe? ¿A quién le daban el dinero?
JV: Pues el señor encargado de esa lista era de Jalisco, un rancho de Jalisco. Él tenía esa lista, yo no sé cómo le haría. Total que nos enlistaban, se llegaba el día que nos tocaba y ahí vamos.
VD: ¿Les avisaban?
JV: Sí, nos avisaban y ahí vamos. Estábamos en la lista.
VD: Y, ¿qué le platicaba su papá de cómo era el trabajo de bracero?
JV: Pos no, él le tocaba siempre en el algodón. Después, cuando anduvo trabajando también en la naranja, por cierto, ahí hay unas fotografías, pero están en México donde anduvo en la naranja, ése es mi papá mire, el que está de traje. Ni la creen. Él, de más chico usaba el traje en aquellos tiempos y ahí está mi mamá, mire. Ah, pos aquí están mire, mi mamá y mi papá. Ellos, cuando venía de bracero, la gorra esa la llevó de aquí.
VD: Ah, le gusta el sombrero.
JV: Él le gustaba andar bien vestido en aquellos tiempos. Tenía una bolsa de puras corbatas y trajes y todo, y ahí estaba mi papá. Ahí donde está ese peloncillo soy yo, porque ella es mi mamá y éste es mi papá, mire. Está en la esquina.
2do: De esta edad se venía.
VD: Cuando usted estaba chiquito, ¿se venía él?
JV: Sí, él venía para acá. Todo el tiempo andaba bien vestido. Le gustaba andar bien vestido. Ahí está mi mamá mire, enseguida de mí que estoy con la cachucha, es mi mamá la que está ahí. Ya donde estoy de boina fue cuando fui al servicio militar.
VD: Y ya después del servicio fue que se pudo venir.
JV: Sí. Teníamos que dar el servicio.
VD: Y, ¿dónde le tocó esa vez?
JV: En Arizona, bien caliente.
VD: ¿En qué parte?
JV: En un pueblito que se llama Somerton.
VD: ¿Cómo le pareció venir aquí la primera vez?
JV: No, pos bien bonito que se me hizo en aquellos tiempos. Fíjese, las Pepsi Colas, había ya máquinas de Pepsi Cola, creo que a nickel, a $0.05 centavos. Yo me tripaba de a cinco, pos me hizo daño la soda.
VD: ¿Qué le pasó?
JV: Me hizo daño yo creo el gas. Dicen que me hizo daño el gas. No podía comer. Todavía, hasta la fecha siento que me hace daño la soda. No tomo yo soda, nomás agua. Ya de chiripada tomo soda, pero no, luego luego siento que me hace mal la soda. Fíjese que desde entonces quedé medio maleado el estómago. Dicen que la soda me hizo daño, el gas.
VD: ¿Tomaba mucha?
JV: Tomaba mucha. Ya ni comía, nomás pura soda, el gas, yo creo.
VD: Y, ¿dónde estaba la maquinita esa?
JV: Fíjese que trabajé nomás una semana en el algodón y luego enseguida me pusieron de cocinero.
VD: ¡Ah, mire!
JV: Era el salón donde comíamos.
VD: Y platíqueme cómo fue que lo pusieron de cocinero.
JV: Pos no, pos sabe, yo creo que suerte, ¿verdad? Luego luego me pusieron de cocinero.
VD: Pero, ¿lo escogieron, o usted quiso?
JV: Sí, me escogieron. Sí, cómo no.
VD: ¿Usted dijo que sabía cocinar?
JV: No, ni sabía nada, pos ahí nomás era de cocer frijoles y luego machucar los frijoles, hacer la avena y el café, blanquillo. Un blanquillo nomás de, el blanquillo de volada, nomás se le da un golpecito y nomás le aprieta y se voltea de volada. Fíjese que después le estábamos dando de comer a más de cuatrocientas gentes. Teníamos que estar rápido dando el almuerzo, una taza de avena, frijoles con blanquillo y luego el cocinero pos hacía muchas comidas.
VD: ¿De dónde era el cocinero?
JV: Era de por ahí de la frontera.
VD: ¿Hablaba español?
JV: Sí, hablaba puro español. No hablaba inglés él.
VD: Ah, ¿era de México?
JV: Sí, era de México. Y luego había otros cocineros también. El que cortaba la carne también era de por ahí de Guadalajara, jalisqueño. Estaba güero, colorado, grandote. Ahí duré seis meses. A los seis meses podía arreglar yo y no quise, en ese tiempo.
VD: ¿Por qué no quiso?
JV: No tenía ambiciones de nada. Yo estaba chico entonces, sí. Si no, desde entonces me hubiera quedado por allá, pero no, yo no quise. Cobraban $250, en quince días le arreglaban a uno la residencia y algunas personas sí quisieron y yo no quise. Y tenía el dinero. Sí, fácil, en quince días le arreglaban a uno la residencia y yo me fui pa la casa.
VD: ¿Después de los seis meses?
JV: Sí.
VD: ¿Su trabajo ahí era en una asociación o qué era ahí en Arizona?
JV: Pues…
VD: O, ¿era un patrón?
JV: Era un patrón, sí era un patrón.
VD: Y, ¿era algodón nada más?
JV: Algodón, puro algodón, ey, puro algodón. Como le digo, nomás trabajé una semana. Pero no, el algodón estaba, yo creo, más alto que esto y bien caliente. Yo dos veces me quedé como muerto en esos del calor.
VD: ¿En esa semana?
JV: En esa semana. No, yo creo, casi fueron dos porque me acuerdo, ¡ah, no!, una. En el cuarto donde estaba, ahí me quedé como muerto del calorón.
VD: ¿Donde dormía?
JV: Donde dormía en la barraquita, les dicen barracas. Y allá afuera donde piscábamos algodón decía un señor, uno de los cocineros decía, dispensarme la palabra, decía: “Vale más ser camión y no difunto”. No lo dijo completo, ¿verdad? Y nos acostábamos así en las sombritas de los arbolitos y pos acá, pero echaba el aire bien caliente. Sí, el aire, pero mira, ves que te quemaba la cara, bien caliente. Acá afuera el calorón, me quedé como muerto. No me podía parar y allá en la barraca también, ¡sabe!
VD: Y, ¿cómo se levantó?
JV: Pos de tanto y tanto. ¡Hijo de la tan! De repente, sí, ya me pude mover y me levanté y me asusté.
VD: ¿No le ayudaron sus compañeros?
JV: No, yo estaba solo. Luego en otra ocasión me pasó en la barraca en la noche. Cuando me iba levantar en la mañana, no me podía levantar. Me sentía muerto y vivo al mismo tiempo. ¡Hijo de la fregada! No, pos ya veo que me empecé a poder mover y me levanté. Fueron dos veces, me pasó eso. ¿Quién sabe qué sería? Yo no supe y yo pienso que era la calor, ¿verdad? Yo creo de la calor.
VD: Y, ¿no les daban nada, como pastillas?
JV: Pastillas. Nos daban pastillas.
VD: ¿De sal?
JV: Pos no sé. Nos daban pastillas que pa el calor, nos daban pastillas.
VD: ¿Le gustó el trabajo de cocinero ahí?
JV: Sí, sí me gustó.
VD: ¿Se acuerda cómo les cocinaban las tres comidas en el desayuno, el almuerzo y la cena?
JV: Pos yo nomás le ayudaba al cocinero. Él hacía diferentes comidas. Él sí sabía hacer todo, yo no, yo nomás le ayudaba. Yo me acuerdo que lo que me enseñó a hacer fue el pescado. Que les gustaba como yo lo hacía y ya ni me acuerdo cómo lo hacía el pescado entero. “Yo quiero que tú nos hagas el pescado. Tú lo haces bien sabroso”. Pos ya no me acuerdo, tú, cómo lo hacía, ¡sabe! Me enseñaron a hacer el chile, que es el chile que hay aquí japonés, pero cuando fui allá se me olvidó. Entonces un día en San Pancho, dije: “¡Ah, caray! Este chile parece el de allá, pero no es”. Allá es el chile de árbol, ¿verdad? Le decíamos colita de rata, coloradita así, bien picoso. Pero este muchacho ahí vendía carnitas y todo eso y luego estaba haciendo una salsita. Lo picaba con un cuchillo y dije: “Ésa es la salsita que me enseñaba hacer allá”. Pero le echaba de ese tomato sauce, botecito de salsita de tomate y ya me fui acordando cuando vine aquí, dije: “¡Ah, qué caray!”. Oh, allá también ya me empecé a acordar, dije: “Este muchacho está haciendo la salsita que yo hacía, que me enseñaron hacer y luego se me olvidó”. No, pos aquí volví a hacer la prueba, no, pos sí, ya me acordé. Es chile japonés. ¿Sí conoce el chile japonés aquí? Es un chilito colorado seco así y ése pos tiene uno que lavarlo, ¿verdad? Lo echo en un plato, lo lavo y luego lo echo a la licuadora y según el platito, la cantidad, le echo las dos latitas de tomate, tomato sauce y luego sal, ajo. Aquí el polvito, pos allá también ya hay polvito de ajo, ajo con sal. Le echo buen leache [leach] de ajo y luego ya cuando está el chile, acá en una ollita o sartén, lo que sea, tengo que picarle cebolla bien finita y agarra otro sabor bien sabroso.
VD: Y, ¿esas recetas se las enseñaron allá en Arizona?
JV: Sí, allá en Arizona. La otra que dicen aquí pico de gallo, copié aquí y copié allá. Uno que vende allá carne de chivo, pos de volada se le acabó la salsita. Nomás picó un jalapeño, unos tomates, le echó agua y cebolla y ya está. Entonces aquí en un, estaban dando una, enseñando cómo se hacía el pico de gallo. Le picaron tomate, cebolla y chile jalapeño, pero verde y luego cilantro. Entonces yo copié hasta aquí y yo le añadí al chile jalapeño, pero al que viene en lata cocido. Y luego yo le añadí eso más aparte, luego la zanahoria que trae el botecito, la latita, también se lo revolví. Y luego aquí hay unas revolvedoras que se revuelve con la mano y ya quedó. No, pos ahí en el trabajo, cuando hacían fiestas, yo les llevaba que el pico de gallo. Es diferente al que hacen aquí. Aquí nomás los picadotes de cebolla y jitomate y ya es pico de gallo. ¡Y lo dan recaro en la tienda! No, pos yo lo hice mejor que el que me enseñaron hacer ahí. Estaban ahí en el centro de convenciones. Ahí vi yo. Estaba enseñando el señor cómo se hacía en la batidora y compré la batidora y ya lo hice yo aquí en la casa. Pero yo le añadí lo que le hacía aquel y quedó mejor, ¿verdad, tú? Y ahora cuando hacen aquí a cualquier fiestecita, pos les hago la salsita. Yo sé hacer varias clases de chile, sé hacer el chile serrano. Mi muchacha hace el jalapeño, lo tuesta con tomate, no, le queda bien sabroso. Hago el chile serrano con tomatillo de ese chiquito, que se lleva cebolla y cilantro al mismo tiempo y luego el chile güerito. Orita tengo chile güerito pa hacer, pero ese lo hago con tomate de ése que viene en lata que dice tomate pelao, con ese tomate lo hago entonces. Ésa es la salsita que hice en Arizona, el pico de gallo, la salsita verde con cebolla, el serrano, el otro con tomato sauce. El que no he podido hacer, chile rojo que hace mi mamá y mi hermana allá, que es el chile cascabel, ¿verdad?, con tomatito chiquito, ése no me sale. Y mi hermana y mi mamá de volada, bien sabroso que lo hacen. Y cuando vamos nos traemos un leache, una latita así pa estar comiendo. Y luego me calo yo y miro cómo lo hacen. Yo me calo y no me sale.
2do: Como el de ellas.
JV: Como el de ellas, no y es lo mismo. Pos dicen que necesito lavar el tomate, ya lo lavé. Que lo lave y todo y quién sabe. Ya lo lavé y es igual, no me sale.
VD: Y, ¿todas esas recetas dónde las aprendió?
JV: Allá y aquí.
VD: Y de cuando estaba trabajando de cocinero en Arizona, ¿aprendió también varias recetas?
JV: No, no, nomás la salsita esa de…
2do: En Luby’s no aprendió nada de eso.
JV: No, pos ahí lo que hacían, una salsita de jalapeño, pico de jalapeño, nomás le picaban tantito tomatito. Le ponen aceite de oliva, tantito aceite de oliva, cebolla, jitomate y luego jalapeño y lo baten en una que viene siendo como la que yo tengo ahí, tú, pero grandota. Y luego le ponen tantita azúcar. Está bien sabrosa esa salsita. Sí la probaste tú ya, ¿verdad?, también. Está bien sabrosa esa salsita. Ésa es la que no me calaba hacer. Un día me voy a calar, pos ahí tengo la ésa pa cortar, pa batirlo.
VD: Y, ¿le gusta cocinar, señor Guadalupe?
JV: Sí, sí me gusta.
VD: ¿Desde entonces o desde antes le gustaba?
JV: No, pos dicen que cuando venía mi papá a Estados Unidos, llevaba harina. Me acuerdo que nos hacía papas guisadas con chile colorado de ése que hay aquí, chile de polvo que hay aquí, pero no me acuerdo cómo le hacía mi papá. Y lo hacía bien sabroso las papitas con el chilito ese. “Ahora les voy a hacer hot cakes”. Y luego: “Bueno, está bien”. Nos hacía unas cazuelotas de hot cakes, pero con hartos blanquillos. No, y luego nos hacía mi mamá chocolate, Chocolate Abuelita o de ese otro Ibarra, no, párele. Luego le echaba miel o cajeta a los pancakes. Mi papá sabía hacer todo eso.
VD: Y, ¿él aprendió acá?
JV: Aprendió acá a hacer las papas y los hot cakes. Se ponía un delantal y ahí estaba cocinando. Pos yo allá en Luby’s aprendí también hacer el roast beef. Yo era el que preparaba el roast beef. Nomás lo echaba al horno. “Por aquí les hice”. Nah, no se lo comen, pos pa qué hago. Y ahora tienen otra estufa que ni le sé y según yo me quedaba bien, pero no se lo comían. Pos ya pa qué hago.
2do: ¿Qué?
JV: Cuando hacía la carne en el horno, que se las hacía como en Luby’s, ése, el roast beef.
VD: Oiga, don Guadalupe, y cuando les hacía a los braceros, ¿les gustaba la comida que les daban?
JV: Sí, sí les gustaba.
VD: O, ¿se quejaba la gente?
JV: No, fíjese que el cocinero, teníamos unas ollotas así. Pos no, no me fijaba cómo le hacía. Picábamos papas, le ponía ejote, le echaba una clase de chile y jitomate y cebolla, pero una ollota. Estaba bien sabrosa esa comida. No me acuerdo cómo le decía. Se quedaban picados todos. “¿Ya no hay más de eso?”. “No, pos”. Quieren puro de eso. “Ahora, cocinero, ¿por qué no nos haces de esos?”. No, pos es que me daban el schedule, qué comidas va hacer ahora y mañana y todo eso. Dan schedule, lo que tenemos que hacer.
VD: ¿Quién decidía qué comida se hacía, señor Guadalupe?
JV: Pues el patrón traía el schedule, qué días les dieran cierta comida y así.
VD: ¿Él era el dueño de la tierra?
JV: Pos él era el que nos pagaba, el que nos tenía ahí y traía a la gente en la pisca de algodón.
VD: Y, ¿hablaba español su patrón?
JV: No, había un intérprete ahí. Estaba un señor que era del otro lado, pero él era el intérprete.
VD: ¿Se acuerda cómo se llevaba con sus compañeros de ahí mismo o de los otros braceros, cómo era?
JV: Oh, sí, ¡uh!, nos estimaban mucho. Fíjese que hubo dos muchachos, le voy a platicar esa historia, eran de Michoacán y luego pues empezaron a salir por allá a las cantinas, como a ellos se los llevaba cierto patrón quién sabe pa dónde y luego los traía y de gusto pos llegaban a las cantinas, se emborrachaban. Ya llegaban noche, ya eran horas que ya se había cerrado la cocina. Me acuerdo que en una ocasión llegaron, que les teníamos que dar de comer a huevo, a la fuerza. Ya eran como las nueve de la noche, ya no era hora de, ya se había alzado todo. “No, pos nos tienen que dar de comer a fuerza”, y luego luego se dirigió con el cocinero. “Pos lo siento mucho, pero pos ya no se puede. Ya alzamos todo”. “Pos, que me tienes que dar”. “Pos lo siento mucho, pero… Y luego el cocinero le iba a dar con una taza en la cabeza y le agarró la… Estaba bien garrudo, un peladote bien dado. Eran de Michoacán y el otro también estaba más chaparro, pero bien dadotes y luego pos no. Se le dejó ir: “Pos no te voy a dar”. Y luego no, le agarró la mano y le quitó la taza y lo aventó por allá. Y luego se le dejó ir otro, según yo, pos estaba como yo, espigadillo, bien delgadillo y se le dejó ir. No, lo agarraron, también lo aventaron por allá y yo bien asustado, oiga. Y según yo estaba chico, me consideraba chico de edad y todo. Ellos ya estaban más grandes, los cocineros y el otro señor y los bravucones ya estaban grandes, ya señores grandes, macizos. “Pos ya nomás tú me faltas”. ¡Hijo de la, se me dejó ir, oiga! Yo bien asustado. (risas) Luego luego me tumbó. Pos yo no sé cómo le hice y me levanté. Sabe cómo le haría, que me levanté y luego que me lo levanté, lo crucifiqué. Quién sabe qué tanto le dije y lo sacudí pa arriba y pa abajo y: “Ya déjalo, tú, ya déjalo”, creían que lo iba a matar. No, pos sí me dio valor porque ya me lo maromié, pero yo estaba bien asustado. Y no, pos al tiempo que me lo voltié, cambió todo. Ya lo tenía abajo y: “Ya suéltalo, tú, ya”. No, pos que lo perdonara y quién sabe qué. No, pos ya lo solté y se levantó y luego me habló pa afuera. “No, yo no tengo nada que arreglar contigo afuera”. Sí le tenía miedo de todos modos, estaba un peladote grandote y yo estaba chico en ese tiempo, chico de edad y todo. Sí le tenía miedo, nomás que pos ya cuando me tumbó, como luego dicen, me hice de tripas corazón y hice mi deber, le gané al señor ese. No, pos fíjese que esas personas después fueron número uno ahí. ¡Uh!, nos estimaban tanto, se portaron muy bien, con ese sustito que le metí, yo creo, ¿quién sabe?, se sosegaron los dos. De ahí pa delante, nos estimaban mucho y pos nosotros también. Llegaban ya tarde y todo, no, pos ya les tenían todo listo, ya sabíamos y nos pidió disculpas y todo. No, pos salimos bien. No salimos con rencor ni nada de eso. Nos arreglamos todo, pero posiblemente fue con el susto que le di yo sin saber. (risas) Me tocó suerte. No, pos a mí no me gusta el pleito, nunca me ha gustado el pleito.
VD: Y, ¿pasaba mucho pleito ahí con los braceros, señor Guadalupe?
JV: Pos nomás había unos que se peleaban. Por ahí creo se navajearon unos. A uno le cortaron por aquí un nervio y no podía mover la mano, decían. Pos nomás los conocíamos así. “Pos que se pelearon fulano y zutano y se cortaron”.
VD: Y, ¿por qué se peleaban?
JV: La borrachera, pos locos. Ya ve cómo es uno. Sí, pos se toma uno, dos, tres cervezas y ya quiere pelear, yo no. Yo sí he tenido, que nunca he peleado. Gracias a Dios no me ha gustado eso.
VD: Y, ¿dónde se iban a tomar, a la cantina?
JV: Yo creo se iban, había cantinas ahí, se iban a las cantinas.
VD: Y, ¿sí los dejaban entrar bien a todos los braceros?
JV: Sí, sí los dejaban, pos era el negocio, iban a dejar dinero. No, pos el llamamiento, los cantineros y las cantineras. Había, el que era encargado ahí que era el que interpretaba, decía que tenía una querida ahí que era la número uno ahí. No, pos hacía llamamiento a todos. Dicen que los invitaba a todos a tomar cerveza y después, pos a fregarles el dinero, pos, ¿qué más? No, pos fíjese que a mí casi no me gustaba, no porque esté ella aquí, pero ella se da cuenta que nunca me gustó andar en las cantinas.
2do: Voy y lo sacó. (risas)
JV: No, pos me acuerdo que ya cuando nos andábamos casando, venía yo de trabajar de León, ahí en Purísima, y luego iba pasando donde está una cantina y ya pa casarnos, ya últimamente. Y: “¡Ah, que caray! Me voy a tomar una cerveza a esa cantina”, se llama El Infierno, ella conoce la cantina esa. Pos ahí no me encontré con un conocido. ¡Uh!, me llovía la cerveza. Fíjese que sí me emborraché. Ya no hallaba ni cómo salir de ahí. Pos venía yo, yo no supe cómo llegué a la casa. Venía bien borracho, siempre a tanto y tanto sí agarro también la cerveza. Aquí también, ¿verdad, tú?, una vez que fuimos con un compadre y iba manejando yo. Me puse malo y aquí estaba un primo hermano con nosotros. Vivíamos en una casita que está por allá, estábamos rentando. Pos no, pos me vieron que me puse bien malo, le revolví tequila y pos sentí yo que me puse malo y ya hice la propuesta de venirnos. Y luego un compadre mío que me vio bien malo: “Espérese, compadre. Usted me sigue”. “Sí, sí lo sigo”. Y luego pos no, pos fíjese que me sentía bien mal, pero sí sabía por dónde venía. La casa de mi compadre estaba por allá pal lado donde está la escuela, ¿cómo se llama?, ah, la Allen, ¿verdad? La escuela Allen, ahí en mero enfrente estaba mi compadre. Eran dos compadres y luego el más muchacho, el más chico dijo: “Nomás me sigue, compadre. Me sigue”. “Sí, sí lo sigo, compadre”. Y luego al llegar aquí a la [Calle] 3, tenía que irme por la 3, yo me vine por la 3 y él se fue por la [Calle] 2 y me hacía la seña. Y yo me vine ahí derecho por esta calle, ahí estábamos en el callejón. “¡Compadre!”, y que se enoja mi compadre, se devolvió. Ya no le hice caso y me vine. Y luego estaba la puerta cerrada, me abrieron la puerta, entré bien y parqueé mi carro adentro, mi compadre bien enojado porque no le hice caso, que me fuera por allá por la 2. Yo me vine derecho, ¿verdad, tú?
2do: Pos te dijo: “Sígueme”.
JV: Que lo siguiera y yo no lo quise seguir. Me vine, pero sí, cuando entré adentro, nomás me recargué en el calentón y ahí me quedé. Nomás alcancé a llegar a la casa y ahí quedé bien hecho.
VD: Y, ¿allá en Arizona no le pasó?
JV: No, ya no.
VD: ¿Qué hacía en sus días libres allá, señor Guadalupe?
JV: Nomás descansábamos un día.
VD: Y, ¿qué hacía ese día?
JV: Pos, descansaba nomás.
VD: ¿Se quedaba ahí en la barraca?
JV: Sí, me quedaba ahí, bien bañado y todo. Había baños ahí, unos baños grandotes. ¡Oh!, me iba al cine, había cine, nos íbamos al cine. Ahora verá, pero creo que no descansábamos ni un día. No, creo que sí un día, parece. Parece que un día y nos íbamos al cine, había un cine ahí.
VD: Y, ¿qué veía en el cine?
JV: Pos películas mexicanas. Me acuerdo que salía mucho la, esa señora todavía vive, una que empezó a tocar con una guitarra. Y aquí era muy famosa en la universidad donde yo trabajaba, ¿cómo se llama, hombre? Yo oía los discos de ella allá en México, ella se acompañaba y cantaba, ésta, La Alondra de la Frontera, le decían. Todavía vive la señora, ya está viejita. Le hacen homenajes aquí en la universidad, la traían aquí a hacer conciertos. No, ahora ya está más viejita. Ya nomás le hacen su homenaje y van pa darle algún merecimiento, ¿verdad?
VD: Y el radio, ¿oían por allá?
JV: Sí, ahora verá. Me acuerdo que todos, en ese tiempo empezó a usarse el radio de transistores. Hasta daban unos radiosotes ansinota, todos tenían unos radiosotes. No, yo no compré radio esa vez, nomás los miraba que tenían todos ajuareados de puros radios, bien bonitos los radios, tocaban bien recio. Me acuerdo que al siguiente año vino un tío mío y llevó un radio bien bonito. No me acuerdo, sí, creo que el siguiente año. Yo creo ya fue el [19]60 ó [19]61. ¡Uh!, ese radio cómo le duró y le salió bueno. No, todos empezaron a llevar sus radios de transistores. No, yo nomás vine una vez aquí al valle que fue, yo creo, el [19]60, llevé un radio tocadiscos de transistores, tenía tocadisco también y ese tocadisco se quedó mi hermano con él, se lo dejé. De aquí llevé un, cuando nos echaron, un estéreo, que empezaban a usarse, que se abría como un veliz. ¡Ah!, tocaban bien bonito, que eran a-tracks [8-tracks], de esos casetes grandototes. Lo tocaba ahí y se oía bien recio y nomás la gente pos admirada. Allá no había entonces de esos, era una admiración un radio de esos, un estéreo de esos.
VD: Y entonces se vino. ¿En el [19]59 fue su primer contrato de seis meses?
JV: Sí, de seis meses.
VD: ¿Esa vez no se llevó su radio?
JV: No, no llevé nada.
VD: Y, ¿luego se regresó para allá, para Guanajuato?
JV: Sí.
VD: ¿Cuánto tiempo estuvo por allá?
JV: Pos yo creo que más de un año.
VD: Y, ¿regresó con contrato?
JV: Después vine aquí, como dos meses, aquí a Raymondville, un pueblito aquí al algodón, ni había algodón, no había desahije. No, todos los dedos ensangrados, me los corté todos, pos nos fuimos. Yo nomás compré una camisa y un pantalón y fue todo. Después un camarada ahí dijo que nos viniéramos de…
VD: Perdón, ¿eso fue en el [19]60?
JV: Parece que fue el [19]60. Y después estuve allá, después estaba trabajando yo con este primo mío que le digo en León. Y luego en el [19]60 y, ¿cuándo sería? Que nos trajo un camarada por el río, que cruzamos la agua y cuando llegamos a la frontera, no, iba el río hasta arriba. Y este amigo decía que él tenía conocidos ahí. “Bueno, si no podemos pasar, ¿dónde nos quedamos?”. “No, que yo tengo conocidos”, quién sabe qué. No, pos ya se hizo de noche y digo: “¿Pos, a dónde nos vamos a quedar, tú?”. “Pos, a ver dónde”. No podíamos cruzar el río, iba hasta arriba bien lleno. Duramos ahí en la frontera como tres días que no podíamos cruzar el río. No, pos ya nos fuimos con una señora que tenía un puestecito ahí, un changarrito, ahí vendía quién sabe qué cosas. Y ya le pregunté que si no sabría dónde había un lugar pa quedarnos. Andábamos en la aventura y no teníamos dónde quedarnos. Se nos había hecho la noche y: “No”, dice, “pos ahora que cierre el puesto se van conmigo pa la casa”. “Ah, pos está bien”. “Nomás ahora que cierre se están listos y se van conmigo”. “Está bien señora, muchas gracias”. “¿De dónde son ustedes?”. “Pos,somos de Guanajuato”. “Ah, pos son mis paisanos. Yo también era de Guanajuato”. “Ah, bueno”. Entonces ya éramos tres y pos nos puso una lona por allá en la orilla de la cerca y ellos pos tenían su casita, unos cuartitos ahí. “Pos ahí se quedan”. “Sí, está bien, señora. Muchas gracias”. Y no, pos de repente estábamos envueltos en unas lonas ahí que nos mueven así. “Ey, camaradas”. “¿Qué pasó?”. “Se me hace que va a llover y quiero que se metan pa dentro”. “Ah, oh, está bien”. No, hombre, ahí en donde nos tenía, pos apenas cabíamos. Ellos estaban con su familia así y luego nosotros acá también encajotados, qué pena, nos dio pena. No, sí, al rato que se llegó un tormentón bien fuerte. Pero bien buena gente el muchacho también, fíjese, nos metió pa dentro pa librarnos de la tormenta. No, ya después ya no nos animamos a andar pidiendo alojamiento, sino que nos íbamos pa las orillas, había unos cuartitos arrumbados ahí. Ahí nos quedábamos.
VD: ¿Abandonados?
JV: Sí, abandonados. Y sabe, cómo no sabían de esos cuartitos, nos escondíamos, como tres días duramos quedándonos en esos cuartitos pa allá en la orilla. Pos ya a deshoras de la noche se oía la gritadera y tiraban balazos los borrachos, usted sabe, los borrachos. “¡Híjola!, nomás que no lleguen pa acá”. No, nunca llegaron con nosotros. Ya como a los tres días se bajó el río y luego conseguimos un lazo y un palo y luego los compañeros míos no sabían nadar, yo sí sabía nadar. “Pos, no, no sabemos nadar. Entonces, ¿cómo vamos a pasar?”. A ellos todavía los tapaba el agua. No, pos yo sí pasé, entonces cuando pasé, me devolví a pasarlos a ellos con un lazo en un palo. Entonces iban agarrados ellos de ahí del palo y luego yo con el agua, los iba solevando pa arriba y al mismo tiempo caminándolos pal otro, pa este lado, ¿verdad? Y los pasé pa este lado y luego que no sabían nadar, antes no se me ahogaron. Ya los dos ya murieron.
VD: ¿Aquí vivían, aquí mismo?
JV: No. Eran de allá, cruzamos el agua. Ahí nomás caminamos como una hora a un pueblito que se llama, ¿cómo se llama el pueblito? No hacía uno mucho pa llegar, y ahí llegábamos y ellos ya tenían un conocido ahí. Él nos rentaba los cuartitos y nos conseguía trabajo. Pos ahora ahí yo conseguí un patrón, se fueron todos y yo me quedé solo. Después él me mandaba cartas que me viniera a trabajar con él.
VD: ¿Qué hacía ahí con ese patrón?
JV: Regaba.
VD: ¿Algodón también?
JV: Le regaba el algodón.
VD: ¿Eso en qué año fue, don Guadalupe?
JV: Fue, ¿qué año sería? Ya fue ahora, porque el [19]68, yo creo fue el [19]67, se me hace. Fue el [19]67, porque el [19]68 nos venimos puros primos hermanos, pos éramos como unos ocho y luego se fueron todos. Nomás quedamos yo y un primo hermano mío ahí, que fue cuando este primo que está aquí fue por nosotros. Ya nomás estábamos yo y otro y él fue por nosotros. Fue cuando le digo que cruzamos La Migración. Y luego en ese tiempo, pos luego luego nos llevó a sacar el número social, en ese tiempo lo daban. Sacábamos nuestro número social y luego nos metía a trabajar donde trabajaba él, una planta de concretos. Se hacían formas para casas.
VD: ¿Aquí en Austin?
JV: Aquí en Austin, taba allá por la [Calle] 19. Estaba, ya quedó en nada, y ahí trabajamos creo que cinco meses. A los cinco meses nos agarró la policía por aquí en la [Calle] 6. Andábamos llevando tortillas a pie y no, nos llevó a la cárcel el policía. Ahí llegamos y luego nos querían soltar, como le digo, que nos querían soltar y mi primo no quiso irse. “No, yo ya me quiero ir”. “No, pos vámonos”. “No, si quieres quédate”. No, pos yo también me fui con él y allá estuve. Entonces de vuelta volví a trabajar donde estaba trabajando unos días ahí con el patroncillo, el primo hermano mío. Y luego ya el [19]71, en junio, pos se puso enfermo mi tío y luego llevé a mandar una carta que mi tío se había puesto malo y le mandaron un papel a mi mamá. Y luego yo llevé a mi papá y a mi mamá a la capital de México, a la embajada a sacarles el permiso y sí se los dieron, por mí, fíjese. Yo les conseguí el permiso y yo también me vine con ellos, ya tenía mi pasaporte pa venir pa este lado, nomás ahí en la frontera tenía que sacar un permiso pa venir hasta acá. O sea de que a mí me regresaron, nomás se vinieron ellos y me rayaron mi mica que tenía pa pasar. Y luego le volví a hacer la lucha, le borré y luego me la volvieron a rayar. Y luego allá donde trabajaba en León, una señora, pos tenía amistades allá en León, me conocía mucha gente. Luego: “Bueno, y, ¿usted qué?”. “No”, dije, “pos, yo tengo una mica pa ir pal otro lado”. “Entonces, ¿qué está haciendo aquí?”. “Pos, aquí estoy trabajando”. “No, hombre, váyase pal otro lado”. Y ya me corrió pa acá, que fue cuando me vine con mi papá y mi mamá y no me dejaron pasar y ellos sí traían su permiso. Entonces ahí estaba con unos parientes ahí en Laredo, en la frontera y pos ya me rayaron la mica, dije: “Pero aquí traigo un domicilio”, no les dije. Son medio envidiosos, pero ahí estaba yo y pensé: “¡Ah!, yo voy a preguntarle a éste”, me dio un domicilio de su hermano que vivía aquí en Laredo, la señora allá en León. “Cuando se le ofrezca y le aconsejo que mejor usted se vaya pal otro lado. Ya tiene usted su pasaporte. ¿Qué está haciendo aquí?”. Y esa vez, pos sí traía el domicilio, me fui a buscarlo y sí lo hallé. Dice: “Pos lo siento mucho, pero, ¿qué puedo hacer por ti? Yo no te puedo pasar, lo que te aconsejo, cómprate unas garritas nuevas y péinate y escríbele a tu prima que te mande una carta de tu tío que se puso muy grave o algo así. Piensa con la cabeza”. No, pos me abrió los ojos. Ya le hablé a mi prima y luego me mandó la carta mi prima. “Aquí está la carta que necesitas pa pasar”. Que mi papá se puso… No, pero si no está mal, digo, la carta sí está bien, pero no está bien. Entonces yo la carta se la llevé a uno de esos que escriben en público. Dije: “Mira esta carta. Esta carta es de allá, pero yo te la voy a dictar”. Ya le empecé a dictar lo que se me vino a la cabeza. “Sabes, Lupe, nos urge que te presentes inmediatamente, que mi papá se ha puesto gravísimo y vas con La Migración a ver si te puede dar permiso”, dicté yo la carta muy bien. “Tú nomás escribe lo que te estoy diciendo y luego firma Guadalupe Arriaga”, mi prima se llama Guadalupe Arriaga. Y luego ya llegué ahí con los emigrantes con mi mochilita y bien alineado y con garras nuevas y todo. “Y, ¿tú qué?”. “No, es que mi tío se puso muy grave y me escribieron de emergencia que me presente a verlo, a hacerle una visita que se puso muy grave”. “Bueno”. Entonces, ya eran dos emigrantes y luego se me vino a la cabeza, traía una libreta. ¡Uh!, puse muchos domicilios de allá de lo que se me venía a la cabeza. Llené una libreta de puros domicilios de ahí de Nuevo Laredo. “A ver, saca todo lo que traigas”, ya empezó. No, me la aventó y luego traía otros papeles y no, me los aventó. Y luego le dijo al otro: “¿Cómo ves, tú?”. “Pos ahí tú”. “¡Ah, shit! Ahí está”. Me lo aventó el permiso y ahí vengo en el autobús, desde entonces estoy aquí.
VD: ¿Así fue como entró esa vez?
JV: Sí. Traía mi pasaporte. Ahí en la frontera tiene uno que sacar permiso para venir hasta aquí y sí, sí me lo dieron, ya no volví. ¡Ah!, ya había venido yo aquí y me creí de un camarada que cuando se me ofreciera el permiso fuera a sacar otro. Ya había venido, fue cuando me rayaron la mica, ya que me acordé. Ya ni me acordaba. Un camarada me dijo: “No, cuando se te vence el permiso, han de sacar otro”. Y no me lo quisieron dar y me regañó ese camarada que le digo, que mandó la señora. Dijo: “Si estabas allá, ¿pa qué te venías?”, por no decirme menso. En otras palabras, él me dijo. Dice: “Si te vuelven a dar el permiso ya no vuelvas, no te creas de ese camarada, ya no vuelvas. Pide el permiso”. Sí, así lo hice, ya no volví, desde entonces estoy aquí. Ya después, ya nomás fui por ella, por la señora, ya tenía mi pasaporte. Entonces pos la iba a arriesgar de vuelta. Pos hay veces que Dios le ayuda a uno. Pos se llegó el día que me vine con ella y luego llegamos a Piedras Negras y ya iba el río hasta arriba de vuelta. “¿Cómo le vamos a hacer?”. Entonces yo tenía unas conocidas que habían trabajado conmigo acá en Luby’s, ahí en Nueva Rosita, Coahuila y nos regresamos. Dice: “Sí, se van conmigo. Nomás allá en la frontera van a pasar ustedes a pie”. “Sí, seguro”. “Ya cuando pasen al otro lado, las levanto en el carro”. Y ya nos trajo hasta San Antonio. Sí, pos ella se vino adelante, dije: “A ver si la dejan pasar”. A mí sí me dejan pasar, yo traía mi mica. Ya pasó ella, la traía como de aquí a donde está la calle de retirado, yo nomás viéndola ahí en Piedras Negras. Pero como no es nerviosa nada, se vino muy fufuruja con una mochilita aquí así, colgando como que venía de compras. No, dice que antes de llegar, luego luego La Migración, eran dos, un viejito y un muchacho, emigrantes, que luego luego ellos la saludaron a ella. “Buenos días, señora”. “Buenos días”. “Pásele”, y se pasó derecho. Dije: “¡Ah, jijo! La mía nomás ya pasó ella y ahora yo”. No, pos venía yo nervioso y sorprendido y luego ya venía yo. “Buenos días, señor”. “Buenos días”. Y yo ni me acordaba de mi mica. “Pásele, pásele, pásele”, y me pasé y la señora ya nos estaba esperando acá en el carro. “¿Ya pasaron?”. “Sí, ya pasamos”. “¿Qué?”. “No, pos no nos dijeron nada, nomás nos saludaron”. “¡Ah!, qué bueno. ¡Bendito sea Dios!”. Ya nos echaron al carro y ahí venimos y que encontramos La Migración. No, La Migración nomás nos hizo adiós y ya llegamos hasta San Antonio. Y ya de ahí de San Antonio hablé a mi prima y luego mi prima habló pal trabajo. Ahí del trabajo de Luby’s mandaron un señor por nosotros hasta allá, por parte del trabajo, el patrón. Fueron por nosotros y no, pos desde entonces. Aquí duramos como seis años y cuando nació la niña mía, que es la grande, ésta, estaba chiquitita, ella nació aquí luego luego. Hubo una oportunidad, que ese año fue la última oportunidad de un niño nacido aquí podía arreglar uno. Y luego ahí me dijo la señora que nos estaba arreglando, dijo: “Diles a todos tus compañeros que se presenten. Toda la criatura que va a nacer aquí pueden arreglar hasta el primero de enero”. Y les dije a todos, no, no me la creían. Y no, por fin siempre ya al último se animaron. Ellos arreglaron primero que yo, yo duré mucho. Más de seis años estuvimos aquí ya con todos los muchachos. Ya eran, ¿qué?, como seis, ¿verdad, tú? Pos cinco o seis, pero ya todos eran nacidos aquí. No, pos ya cuando nos llegó la cita, aquí estaban mi papá y mi mamá. Duraron aquí como tres años con nosotros, ellos se quedaron con la familia, mi papá y mi mamá. Mi papá le hacía algo a la totacha(??). Él allá en Chicago duró como tres años y estudiaba inglés y se enseñó.
2do: ¿Sí sabe que es totacha?
JV: Sí, sí sabe.
VD: Ya me lo imaginé, porque lo que está diciendo. Y, ¿de dónde es la palabra?
JV: Pos es palabra que saca la raza de allá del otro lado, la totacha(??). (risas) Ya ve que paisano y quién sabe qué, que paisano. Muchos dicen que el paisano es el animal ese y no, ese animal no se llama paisano, se llama faisán. Paisano es porque es uno de allá, somos paisanos. Ése se llama faisán, no paisano.
2do: Uno con una lengua.
VD: ¿Por qué fue que se animó a venirse para acá, señor Guadalupe?
JV: No, pos como le estaba diciendo, esa señora me animó. Ya de estar yo allá, pos como le digo, tenía mucha conocencia en León, pura gente rica. Una señora quería conseguirme un buen trabajo. Me quería conseguir casa y todo en León. Me llevaron a su casa, eran unos que se apellidan Reinoso, unos Reinosos bien ricos. “No queremos que esté en Purísima. Queremos que se venga para acá y le vamos a conseguir un buen trabajo y casa”. Y ahí me trae, la mamá y la muchacha buscándome el trabajo. Ya me lo tenían y luego se ofreció la oportunidad que se viene mi papá y mi mamá, me vine con ellos y dejé allá todo. Ya me iba a, ¿quién sabe en qué compañía me habían conseguido trabajo? ¿Te acuerdas que una vez me dieron una bolsa de puras garras?, buenas garras. Era pura gente rica, pero bien curiosos en León, oiga. Donde andaba yo trabajando, casi diario me daban de comer.
VD: Y, ¿no le gustó para quedarse allá mejor que acá?
JV: Sí me gustaba, pero me gustó más acá.
VD: ¿Qué fue lo que le gustó de acá más, señor Guadalupe?
JV: Pos primeramente la comida.
VD: Ah, ¿sí?, ¿le gustó más?
JV: Me gustó la comida más.
2do: No lo podíamos sacar de ahí.
JV: Y ahora fíjese que me gusta ya más la comida de allá y me asienta más allá cuando voy. Aquí pos no, yo estoy dañado del estómago desde que estaba chico y ahora pienso yo que, como llegué a edad grande, ya ahora se me ha… Y ahora necesito estar con puras pastillas pa sentirme bien.
VD: ¿Le gusta cómo es la vida acá más que allá, señor Guadalupe?
JV: Pos ahora me gusta más allá.
VD: ¿Antes le gustaba más acá?
JV: Me gustaba más acá. Ahora me gusta más allá cuando voy.
VD: ¿Qué le gusta más allá?
2do: El clima, la comida y todo.
JV: El clima y la comida. Usted sabe, siempre hacen más sabrosa la comida. Aquí pos va uno a los estanquitos que hay aquí de tacos, pero no, todavía no hacen los tacos como allá de sabrosos, no.
2do: La coca, la nieve, todo le gusta allá.
JV: Yo aquí no tomo soda. Allá sí en veces tomo soda, pero no.
2do: Ya no le gusta nada de aquí, qué mal.
JV: Yo cuando voy allá, pos vamos acá con mi hermana donde está mi mamá. Y ya ellos tienen ahí cuartos. No andamos rentando hotel ni nada, pos tengo una casita allá, pero está rentada y queremos arreglarla bien y chanza nos vamos a ir para allá.
VD: ¿Le gustaría quedarse para allá, después ya más grande?
JV: Sí, nomás que tenemos que estar, pos aquí está la familia. Por cierto, esa casa ya se las doné a los más grandes, ya no es mía. Se las doné a los tres más grandes porque usted sabe, de repente no sabe uno, ¿verdad?, lo que pueda pasar. Pero ya está uno en edad y la de allá se las di a los tres más grandes. Está a nombre de ellos la casa, está grandecillo. Son, ¿cuántos cuartos, tú?, tres cuartos abajo, una sala grandota, sala comedor y luego otro cuarto arriba grandote. Nomás está rentado lo de abajo, lo de arriba no.
VD: Y, ¿allá es donde se quiere ir ya después para quedarse por allá?
JV: Sí, pos la estamos arreglando, le faltan todos los pisos. Ya nomás nos falta ponerle los pisos.
VD: Oiga señor, y ahora cuando se acuerda, después de tantos años, cuando se acuerda de su tiempo de bracero, de contratado, ¿cómo se siente? ¿Qué recuerdos le quedan de esos tiempos cuando andaba de contrato?
JV: Pos fíjese que no, pos un gusto que le daba a uno, porque eso era un albur que le tocaba a uno venir, estaba difícil. Después, la segunda vez fue por el municipio y fíjese que en el municipio era por parte del presidente del municipio. Y en esa ocasión, que fue cuando se vino un primo hermano mío, que duró un tiempo por acá, que era el que estuvo aquí con nosotros después, a él lo enlistó mi tío. Era el presidente de ahí y a mí me tiró a león. Llegaba yo con mi tío: “Oh, tío, ¿por qué no me ayuda?”. “No, no tengo tiempo”. Cualquier excusa, ya nos despedía. Y este primo mío era muy armado y yo me le pegué a mi tío hasta que me apuntó y le tocó por allá por California. Duró mucho, creo que cercas a dos años y le fue bien. Dice que iba a arreglar, pero no quiso. Porque él quería que le arreglaran a un amigo de él también y lo querían arreglar nomás a él, no a su amigo. No, él no quiso arreglar porque no le arreglaron a su amigo. Ultimadamente ese amigo lo vino fregando con cierta cantidad de dinero grande. Nunca le pagó y lo estimaba mucho ese amigo y lo amoló con mucho dinero, nunca le pagó.
VD: Ya ni arregló ni nada.
JV: Ni arregló por causa de él, que no quisieron a arreglarle a él, no arregló él. Y ahorita anda por acá mi primo. Está allá en Arizona, que quiere arreglar pensión. Pos sí le van a dar pensión, pero muy poco. Entonces le quieren arreglar, pero yo sé, en que arregle la residencia, no le van a dar la pensión que le deben de dar, porque tiene que ser ciudadano para que le den el… Nomás que yo no le dije nada, pensé yo: “Pos aunque arregle, no le van a dar todo lo que le deben de dar”.
2do: Él no sabe.
JV: No, él no sabe, pero él piensa que arreglándole los hijos, le van a dar toda la pensión. No, hasta que sea ciudadano. ¡Uh!, ¿hasta cuándo?
2do: Pos se la dan y ya.
JV: No, hombre, a nosotros nos lo dieron hasta los veinte años de arreglados.
VD: Muchísimo tiempo.
JV: ¿Él cuándo? Es de mi edad, es más grande que yo. Él ya tiene los sesenta y cinco. Ahorita todavía falta si le arreglan o no le arreglan. ¿Hasta cuándo se va a hacer ciudadano? ¿Cuándo?, ya no se puede.
VD: Así que, ¿a usted le quedan buenos recuerdos de su tiempo de bracero?
JV: Sí, pos nomás fui esa vez y luego cuando vine por acá, me corté todo que andaba que en el desahije. Me corté todo y fue lo único nomás.
VD: Pero, ¿así fue como empezó y ahora aquí terminó?
JV: Sí, aquí me quedé. Sí, acá me tocó nomás en el riego cuando me vine así por la agua. Dos veces vine a ayudarle al patrón a regar. Ya la segunda vez fue mi primo por nosotros y ya aquí me quedé.
VD: Y, ¿aquí ha estado?
JV: Aquí he estado.
VD: Todo una vida.
JV: Sí.
VD: Ándele.
JV: Fue el [19]68 y nos fuimos. Y luego cuando vino el [19]78, entonces, ya me quedé.
VD: Se arregló acá.
JV: Sí.
VD: Señor Guadalupe, pues, todo una historia, desde que empezó la primera vez, de bracero.
JV: Sí.
VD: Pues yo le agradezco muchísimo sus memorias y su tiempo, sus recuerdos compartidos.
JV: No, pos al contrario usted también, que se molestara, hazte pa acá.
VD: No, hombre, no es molestia.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 24 de octubre de 2003
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez
El día de hoy es 24 de octubre del 2003, ésta es una entrevista con el señor José Guadalupe Verdín Arriaga en Austin, Texas.
VD: Señor Guadalupe, para comenzar quiero preguntarle, ¿qué edad tiene usted?
JV: Sesenta y cuatro.
VD: ¿En qué fecha nació?
JV: Noviembre 26 de 1938.
VD: ¿De dónde es usted?
JV: De Guanajuato.
VD: ¿De qué parte de Guanajuato?
JV: Purísima del Rincón, Guanajuato.
VD: ¿Sus papás eran de ahí mismo, de Purísima del Rincón?
JV: No, eran de ahí de un ranchito que se llama Potrerillos, Guanajuato.
VD: ¿Ahí nacieron ellos?
JV: Por eso es Potrerillos, Guanajuato. Pero no sé, en el mapa está reconocido también Guanajal, en el mapa. Este, ahí había una estación de tren, orita ya. Usted sabe, allá el ferrocarril donde quiera ya no, se terminó. Y luego últimamente hicieron una estación, pos más o menos, ¿verdad? Y pos nosotros alcanzamos a subir al tren, yo y la señora. Y ya para venirnos, nos venimos y ya jamás volvimos a agarrar el tren. Después cambiaron la línea del ferrocarril a otro rumbo y volvieron a plantar la estación. Pero no, ya no duró, ya no hay nada.
VD: Y, ¿eso era en Purísima?
JV: No, allá en Potrerillos, Guanajal, la estación se llama Guanajal. Todavía es Guanajal, pero es por las vías del ferrocarril, estación del tren. Pero el poblado, es poblado Potrerillos, está grandísimo. ¡Ahora está más!, ya está bien bonito, usted sabe, donde quiera se ha compuesto bastante. Mucha gente que ha venido para acá, pos tú sabes que la gente de acá nomás viene a trabajar. Y el que sabe ahorrar, pos manda el dinero para allá o lleva dinero y hace sus casas. ¡Nombre!, tienen casas mejor que las de nosotros aquí, cantidad. Buenísimas las casas que están allá. Ahora los diseños hacen las casas bien bonitas y les digo yo, como yo aquí tengo mis primas, hermanas, mi mamá aquí anduvo en aquella época y mi papá, todavía ahora no hace mucho aquí tuve a mi papá y a mi mamá y nos les gustó y se regresaron para allá.
VD: ¿Allá viven?
JV: Pos mi papá ya murió, ya nomás queda mi mamá, ya nada más mi mamá. Mi papá pos, estaba viniendo de bracero en aquel tiempo y en una ocasión se desertó y se fue a Chicago. Por allá duró como unos tres, cuatro años, sacó su número social y todo y después aquí trabajó también. Como le digo, pos ya no quiso estar aquí y a mi mamá sí le gustaba. Se la llevó y allá se quedaron. Bueno, yo le he hecho lucha a arreglarle que venga para acá unos días y no ha podido.
VD: ¿No tiene visa?
JV: No tiene. Tenía, pero se le venció y se fueron. Y entonces cuando murió mi papá, queríamos traerla y no pudimos, fuimos y no se pudo. Fuimos hasta la capital de México. Pero yo creo que eso también consiste en suerte, porque yo miraba unas personas que de volada les daban el permiso y nomás les decían: “¿En qué trabajan?”. “No, pos trabajo en el campo. Siembro maíz y nomás lo corto y ya”. ¡Zas! Luego luego le firmaba el permiso. Yo creí que fácil me iban a dar el permiso. No, no me lo quiso dar, era un negro. Que porque no hablaba inglés, perfectamente inglés y dije: “Pos yo fui a trabajar. Voy a trabajar, no a estudiar inglés”. No, pero nomás por eso no me lo dio el permiso para mi mamá.
VD: ¿Por una cosita así?
JV: Sí, pos me dijeron que había deber reportado eso, que no era razón. Después mandé una carta de sostenimiento para mi mamá también y también, ni siquiera abrieron la carta. Y me dijeron que había deber reportado eso. No, pos uno, usted sabe, puro trabajo. No quiere uno andar perdiendo el tiempo. Necesita andar en cortes y todo eso, no, pos ahí quedó. Pero hicimos últimamente dos veces lucha de mi mamá, a ver si la traíamos y no pudimos, ya mejor nos sosegamos.
VD: Y, ¿así está ahorita ella allá?
JV: Allá está con mi hermana. Allá está mi hermana.
VD: ¿Sus papás a qué se dedicaban cuando eran jóvenes?
JV: Mi papá, pues compró un terreno y levantaba sus cosechas de maíz y frijol, y con eso se mantenían.
VD: ¿Sembraba para vender?
JV: Sí, pos poquito, vendían poquito. Y últimamente, pos él ya no podía trabajar y lo exigimos a que vendiera el terreno y lo vendió, hasta por cierto, bien barato. Pero pos no, si él ya no podía trabajar. Aquí estamos dos hermanos, mis hermanos, pos no le tiraron a eso. Ellos son zapateros y pos no, tuvimos que regalar el terreno.
VD: Y, ¿su mamá estaba en la casa, señor Guadalupe?
JV: Sí. Sí tenía su casa, pero ya no podía. Como ya está en la edad avanzada, la tiene mi hermana. Le hicieron un cuartito ahí y ahí la tiene, ella la está atendiendo.
VD: Cuando ella era joven, ¿se dedicaba a algo más del hogar o vendía?
JV: Se hacía sombrero. En aquel tiempo se hacía sombrero y con eso, a comprar, pos lo que querían, ¿verdad? Una parte de maíz y frijol se vendía y otra, después el sombrero. Mi papá no sabía hacer el sombrero y después se enseñó y con eso entretenía también cuando no había trabajo así duro, ¿verdad? A él le gustaba trabajar duro, sí. Me traía (risas) también trabajando en trabajos duros. No, yo no ignoré nada de trabajos duros. Por eso ahora que vine aquí, no, pos, aquí no está duro el trabajo. Últimamente donde trabajé aquí en la universidad, pos tampoco, no, bien fácil el trabajo, muy livianito. Ahí duré más de como veintiséis años. Y antes trabajé en un restaurán también, como catorce años.
2do: Luby’s.
JV: En un Luby’s. ¿Sí conoce los Luby’s? No, pos últimamente aquí salió un programa y entonces algunos calificarios, nos calificaron pa que nos retaimearamos [retiráramos] y yo les agarré la palabra y me salí, me retaenié [retiré] y varias personas les convino y nos salimos, pero con derecho a regresar de vuelta si queríamos. Al mes ya podíamos regresar de vuelta. ¿Quién sabe?, yo no los entiendo. Pero no, yo aquí me quedé. Pos aquí tengo mucho trabajo mire, aquí no hemos terminado nada, nomás que ya los chiquillos míos empezaron a trabajar y ya no me ayudaron. Y ahorita pos yo estoy deoquis aquí y le estoy haciendo al pasito una cosa y otra. Allá andaba componiendo la cerca ahorita, parece que ya terminé, nomás de barrer ahí y es todo.
VD: Y, señor Guadalupe, ¿usted allá en Purísima, ahí fue donde creció?
JV: Sí.
VD: ¿Allá fue a la escuela?
JV: Sí, fui a la escuela.
VD: ¿Cuánto tiempo estuvo yendo a la escuela?
JV: Yo estuve nomás hasta quinto año.
VD: En ese tiempo, ¿iba todos los días a la escuela todo el año?
JV: No iba todo el año. A veces nomás iba al medio día. En cuestión al trabajo que le ayudaba a mi papá.
VD: ¿En qué trabajaba con su papá?
JV: Pos en el campo y luego mi papá también era carpintero y luego tenía animales también. Y luego yo tenía que andar al pendiente de los animales del medio día para abajo, eso ya fue ahora últimamente. Sí, pos últimamente mi trabajo era instalar cortinas y persianas. Eso fue en León, ahí trabajaba en León. Ahí estaba un primo hermano mío y él era mi patrón. Pos ahí duré como unos tres, cuatro años. Entonces ya de ahí salimos mal. Usted sabe, pos quiso abusar de mí y luego hubo alguien que me, un compadre de él mismo, un amigo de él, dijo: “No, pos vas a tener que reportar a Conciliación [Junta Local de Conciliación y Arbitraje] lo que está haciendo contigo”. Y sí, me tuvo que dar, yo me acuerdo que sí me dio $2,000 pesos ó $3,000 pesos, pero por ley iban a ser $10,000 pesos. En ese tiempo era mucho, pero se iba a abrir un juicio que iba a tardarse mucho tiempo, porque él me corrió, eso fue lo malo que hizo. Y no, pos me vine para acá el [19]71. Desde entonces estoy por acá.
VD: Y antes, ¿cuándo fue la primera vez que se vino?
JV: El [19]68 venimos yo y un primo hermano mío. Trabajamos en una compañía, pero no, duramos nomás cinco meses.
VD: ¿Ésa fue la primera vez?
JV: Que vine aquí. Fue un primo hermano de nosotros, por nosotros ahí al valle y fue por nosotros en un carro y nos trajo y cruzamos La Migración. La Migración estaba allá en falfurrias(??). Nomás nos hicieron bye. Pasamos ahí La Migración y luego mi primo me echó así a la orilla. Dice: “Nomás te van a preguntar que a dónde vas. Les dices que a Austin”. “Sí, ya sé”. Ya le entendía yo en inglés, cómo me decían, ¿a dónde vas? Sí, nomás dijo: “Okay, bye, bye”. Y nos venimos y desde entonces estoy aquí. Bueno, el [19]68 estuvimos cinco meses y luego nos agarró la policía. Andábamos llevando unas tortillas y luego alguien nos echó la policía y nos llevaron presos. Y luego pos nos querían soltar y mi primo hermano no quiso. “No, pos ustedes no tienen ningún delito. Si quieren irse pa su casa”, y mi primo no quiso. Dijo: “No, yo ya me quiero ir”, y nos fuimos. Después yo vine de vuelta el [19]71. Arreglé una mica de ésas que se arreglan en la frontera y me vine con permiso hasta aquí. Entonces desde el [19]71 estoy aquí, ya de continuo.
VD: Y, ¿de contrato nunca se vino antes?
JV: Sí. Yo fui a Arizona. También duré seis meses.
VD: ¿En qué año fue, don Guadalupe?
JV: El [19]59.
VD: ¿Ésa fue su primera vez aquí?
JV: Sí, [19]59.
VD: O sea que, ¿usted estaba muy joven?
JV: Sí. Tenía creo que diecinueve años, parece.
VD: Y, ¿cómo fue que usted se animó a venir la primera vez de bracero? Antes de preguntarle eso, déjeme preguntarle, ¿en qué trabajaba allá?
JV: Allá trabajé en el algodón.
VD: Pero, antes de bracero, ¿qué estaba haciendo allá en Purísima?
JV: ¡Oh!, allá en Purísima, pos en el campo.
VD: Y, ¿desde qué edad empezó a trabajar en el campo?
JV: No, pos desde bien chico. Yo creo desde los diez años. Chanza menos, le ayudaba a mi papá. Ya después cuando crecí un poquito más, le ayudaba a carpintear, a la carpintería.
2do: Tumbar árboles.
JV: No, tumbábamos unos mezquitotes. Tú sabes los mezquitotes que hay allá. Todavía últimamente cuando fui por allá, tumbamos un mezquitón, pero grandísimo, pero ellos tenían experiencia para hacer eso. Escarbábamos un boquetote y luego hay una herramienta que se llama sardina. Es un serrucho como de aquí a ese mueble que está ahí. Aquí los he visto en la televisión y enseñan cómo se arma la madera, pos yo sé hacer todo eso. Mi papá sabía todo eso, él se enseñaba a hacer todo eso. Entonces ya cuando le hace uno el hoyo grande, hace una preparación pa cortarle. Entonces se fija dónde tiene más caído el árbol, entonces, ahí se le va a cortar y luego ya cuando va, yo creo, como a medias, se va uno pal otro lado y se cae el mezquite solo, se caía. Ya ni mezquites hay, se acabó ese trabajo de carpintería, puro fierro.
VD: ¿Qué hacía su papá, muebles?
JV: Hacía puertas, ventanas, mesas, sillas. Aquí nos dejó unas mesitas chiquillas. Nos hizo sillas de ésas que se cierran y se abren de cabrilla. Pero no, los chiquillos las aventaban por allá y no.
VD: No le duraron.
JV: No. A ella le hizo una mecedora como las que usan aquí, nomás que pos no era madera muy buena. Luego luego se quebró, pero le copió otra mecedora y a ella le hizo una. Y nos hizo un ropero, no, grandísimo. Y luego vivíamos en otra casita por allá, pa cambiarnos no pudimos. Tuve que mocharle y yo estaba guardando las puertitas, pero no, pos llegó el día que se desapareció todo eso, nomás nos quedaron dos banquitos. Y entonces los chiquillos míos ya me los habían tirado, nomás que ella se dio cuenta y los regañó. Dije: “No, pos esos los hizo tu abuelito. ¿Ya cuándo los vuelve hacer?”. De todos modos, a uno se le quebró la patita, entonces yo se la pegué y luego que se quiebra otra. No, pos me hallé un palo que ése era todo parejo, entonces lo hice todo parejo y quedó mejor que andar reañadiendo el pedazo, no. Mejor lo hice parejo y por ahí la tengo, por ahí la tengo alzada atrás. Las dos mesitas las tenemos alzadas allá atrás. Quién sabe qué más nos hizo, ¿verdad?
VD: ¿Lo hizo ya últimamente?
JV: Sí.
VD: ¿Usted aprendió todo eso desde joven?
JV: No, no aprendí mucho porque yo nomás en ratos le ayudaba. Una vez me calé a hacer dos puertitas pa un cuartito donde estábamos rentando allá en Purísima. Pos no me quedaron muy bien, pero más o menos, eso fue la primera. Lo que sí me siento con experiencia, pa componer cosas, lo que sea yo lo compongo.
VD: Y, ¿eso lo aprendió con su papá?
JV: No, eso salió de mí. Compongo cualquier cosa que, ¿pa qué rayos la compongo? Esté como esté. La otra vez ella, no sé dónde consiguió una silla mecedora de esas antiguas que tiene quién sabe qué tanto dibujo. Entonces nos fuimos a México y por suerte, cuando venimos, pos ya nos la habían tirado a la basura cuando vienen a recoger todo, ¿verdad? Y que la hallo, dije: “¡No! ¿Por qué la tiran?”. (risas) Yo se la iba a componer a mi muchacha la grande. No, yo me la traje, la armé toda y todo entero que la querían tirar. No, mejor la escondí. Ya el día que tuve tiempo, la empecé a armar. Le eché pegamento y con clavitos finitos. Ahora la tiene allá en su casa y mira, la querían tirar. Le faltaba una parte y yo la hice. Yo la hice la parte.
VD: ¿Eso fue lo que fue aprendiendo desde antes de bracero?
JV: Sí, pos yo sabía manejar toda la herramienta de mano, la carpintería yo la sabía manejar toda. Ahora ya puro eléctrico.
VD: Y, señor Guadalupe, usted dice que fue como a los diecinueve años que se vino por primera vez con contrato.
JV: Sí.
VD: Y, ¿se acuerda qué lo animó a contratarse de bracero?
JV: No, pos teníamos ambiciones de venir a mi papá y, por cierto, también venía mi papá, él me trajo.
VD: ¿Qué tiempo tenía que él venía para acá?
JV: Mi papá pasaba, yo creo, de cuarenta años.
VD: O sea que él fue de los primeros que empezó a venir.
JV: Sí. Él ya había venido antes y en esa vez a mí me apuntó en una lista. Teníamos que dar dinero para que nos enlistaran y luego si nos tocaba, y nos tocó a mí, a él, y otros primos hermanos.
VD: ¿En dónde tenían que pagar, señor Guadalupe? ¿A quién le daban el dinero?
JV: Pues el señor encargado de esa lista era de Jalisco, un rancho de Jalisco. Él tenía esa lista, yo no sé cómo le haría. Total que nos enlistaban, se llegaba el día que nos tocaba y ahí vamos.
VD: ¿Les avisaban?
JV: Sí, nos avisaban y ahí vamos. Estábamos en la lista.
VD: Y, ¿qué le platicaba su papá de cómo era el trabajo de bracero?
JV: Pos no, él le tocaba siempre en el algodón. Después, cuando anduvo trabajando también en la naranja, por cierto, ahí hay unas fotografías, pero están en México donde anduvo en la naranja, ése es mi papá mire, el que está de traje. Ni la creen. Él, de más chico usaba el traje en aquellos tiempos y ahí está mi mamá, mire. Ah, pos aquí están mire, mi mamá y mi papá. Ellos, cuando venía de bracero, la gorra esa la llevó de aquí.
VD: Ah, le gusta el sombrero.
JV: Él le gustaba andar bien vestido en aquellos tiempos. Tenía una bolsa de puras corbatas y trajes y todo, y ahí estaba mi papá. Ahí donde está ese peloncillo soy yo, porque ella es mi mamá y éste es mi papá, mire. Está en la esquina.
2do: De esta edad se venía.
VD: Cuando usted estaba chiquito, ¿se venía él?
JV: Sí, él venía para acá. Todo el tiempo andaba bien vestido. Le gustaba andar bien vestido. Ahí está mi mamá mire, enseguida de mí que estoy con la cachucha, es mi mamá la que está ahí. Ya donde estoy de boina fue cuando fui al servicio militar.
VD: Y ya después del servicio fue que se pudo venir.
JV: Sí. Teníamos que dar el servicio.
VD: Y, ¿dónde le tocó esa vez?
JV: En Arizona, bien caliente.
VD: ¿En qué parte?
JV: En un pueblito que se llama Somerton.
VD: ¿Cómo le pareció venir aquí la primera vez?
JV: No, pos bien bonito que se me hizo en aquellos tiempos. Fíjese, las Pepsi Colas, había ya máquinas de Pepsi Cola, creo que a nickel, a $0.05 centavos. Yo me tripaba de a cinco, pos me hizo daño la soda.
VD: ¿Qué le pasó?
JV: Me hizo daño yo creo el gas. Dicen que me hizo daño el gas. No podía comer. Todavía, hasta la fecha siento que me hace daño la soda. No tomo yo soda, nomás agua. Ya de chiripada tomo soda, pero no, luego luego siento que me hace mal la soda. Fíjese que desde entonces quedé medio maleado el estómago. Dicen que la soda me hizo daño, el gas.
VD: ¿Tomaba mucha?
JV: Tomaba mucha. Ya ni comía, nomás pura soda, el gas, yo creo.
VD: Y, ¿dónde estaba la maquinita esa?
JV: Fíjese que trabajé nomás una semana en el algodón y luego enseguida me pusieron de cocinero.
VD: ¡Ah, mire!
JV: Era el salón donde comíamos.
VD: Y platíqueme cómo fue que lo pusieron de cocinero.
JV: Pos no, pos sabe, yo creo que suerte, ¿verdad? Luego luego me pusieron de cocinero.
VD: Pero, ¿lo escogieron, o usted quiso?
JV: Sí, me escogieron. Sí, cómo no.
VD: ¿Usted dijo que sabía cocinar?
JV: No, ni sabía nada, pos ahí nomás era de cocer frijoles y luego machucar los frijoles, hacer la avena y el café, blanquillo. Un blanquillo nomás de, el blanquillo de volada, nomás se le da un golpecito y nomás le aprieta y se voltea de volada. Fíjese que después le estábamos dando de comer a más de cuatrocientas gentes. Teníamos que estar rápido dando el almuerzo, una taza de avena, frijoles con blanquillo y luego el cocinero pos hacía muchas comidas.
VD: ¿De dónde era el cocinero?
JV: Era de por ahí de la frontera.
VD: ¿Hablaba español?
JV: Sí, hablaba puro español. No hablaba inglés él.
VD: Ah, ¿era de México?
JV: Sí, era de México. Y luego había otros cocineros también. El que cortaba la carne también era de por ahí de Guadalajara, jalisqueño. Estaba güero, colorado, grandote. Ahí duré seis meses. A los seis meses podía arreglar yo y no quise, en ese tiempo.
VD: ¿Por qué no quiso?
JV: No tenía ambiciones de nada. Yo estaba chico entonces, sí. Si no, desde entonces me hubiera quedado por allá, pero no, yo no quise. Cobraban $250, en quince días le arreglaban a uno la residencia y algunas personas sí quisieron y yo no quise. Y tenía el dinero. Sí, fácil, en quince días le arreglaban a uno la residencia y yo me fui pa la casa.
VD: ¿Después de los seis meses?
JV: Sí.
VD: ¿Su trabajo ahí era en una asociación o qué era ahí en Arizona?
JV: Pues…
VD: O, ¿era un patrón?
JV: Era un patrón, sí era un patrón.
VD: Y, ¿era algodón nada más?
JV: Algodón, puro algodón, ey, puro algodón. Como le digo, nomás trabajé una semana. Pero no, el algodón estaba, yo creo, más alto que esto y bien caliente. Yo dos veces me quedé como muerto en esos del calor.
VD: ¿En esa semana?
JV: En esa semana. No, yo creo, casi fueron dos porque me acuerdo, ¡ah, no!, una. En el cuarto donde estaba, ahí me quedé como muerto del calorón.
VD: ¿Donde dormía?
JV: Donde dormía en la barraquita, les dicen barracas. Y allá afuera donde piscábamos algodón decía un señor, uno de los cocineros decía, dispensarme la palabra, decía: “Vale más ser camión y no difunto”. No lo dijo completo, ¿verdad? Y nos acostábamos así en las sombritas de los arbolitos y pos acá, pero echaba el aire bien caliente. Sí, el aire, pero mira, ves que te quemaba la cara, bien caliente. Acá afuera el calorón, me quedé como muerto. No me podía parar y allá en la barraca también, ¡sabe!
VD: Y, ¿cómo se levantó?
JV: Pos de tanto y tanto. ¡Hijo de la tan! De repente, sí, ya me pude mover y me levanté y me asusté.
VD: ¿No le ayudaron sus compañeros?
JV: No, yo estaba solo. Luego en otra ocasión me pasó en la barraca en la noche. Cuando me iba levantar en la mañana, no me podía levantar. Me sentía muerto y vivo al mismo tiempo. ¡Hijo de la fregada! No, pos ya veo que me empecé a poder mover y me levanté. Fueron dos veces, me pasó eso. ¿Quién sabe qué sería? Yo no supe y yo pienso que era la calor, ¿verdad? Yo creo de la calor.
VD: Y, ¿no les daban nada, como pastillas?
JV: Pastillas. Nos daban pastillas.
VD: ¿De sal?
JV: Pos no sé. Nos daban pastillas que pa el calor, nos daban pastillas.
VD: ¿Le gustó el trabajo de cocinero ahí?
JV: Sí, sí me gustó.
VD: ¿Se acuerda cómo les cocinaban las tres comidas en el desayuno, el almuerzo y la cena?
JV: Pos yo nomás le ayudaba al cocinero. Él hacía diferentes comidas. Él sí sabía hacer todo, yo no, yo nomás le ayudaba. Yo me acuerdo que lo que me enseñó a hacer fue el pescado. Que les gustaba como yo lo hacía y ya ni me acuerdo cómo lo hacía el pescado entero. “Yo quiero que tú nos hagas el pescado. Tú lo haces bien sabroso”. Pos ya no me acuerdo, tú, cómo lo hacía, ¡sabe! Me enseñaron a hacer el chile, que es el chile que hay aquí japonés, pero cuando fui allá se me olvidó. Entonces un día en San Pancho, dije: “¡Ah, caray! Este chile parece el de allá, pero no es”. Allá es el chile de árbol, ¿verdad? Le decíamos colita de rata, coloradita así, bien picoso. Pero este muchacho ahí vendía carnitas y todo eso y luego estaba haciendo una salsita. Lo picaba con un cuchillo y dije: “Ésa es la salsita que me enseñaba hacer allá”. Pero le echaba de ese tomato sauce, botecito de salsita de tomate y ya me fui acordando cuando vine aquí, dije: “¡Ah, qué caray!”. Oh, allá también ya me empecé a acordar, dije: “Este muchacho está haciendo la salsita que yo hacía, que me enseñaron hacer y luego se me olvidó”. No, pos aquí volví a hacer la prueba, no, pos sí, ya me acordé. Es chile japonés. ¿Sí conoce el chile japonés aquí? Es un chilito colorado seco así y ése pos tiene uno que lavarlo, ¿verdad? Lo echo en un plato, lo lavo y luego lo echo a la licuadora y según el platito, la cantidad, le echo las dos latitas de tomate, tomato sauce y luego sal, ajo. Aquí el polvito, pos allá también ya hay polvito de ajo, ajo con sal. Le echo buen leache [leach] de ajo y luego ya cuando está el chile, acá en una ollita o sartén, lo que sea, tengo que picarle cebolla bien finita y agarra otro sabor bien sabroso.
VD: Y, ¿esas recetas se las enseñaron allá en Arizona?
JV: Sí, allá en Arizona. La otra que dicen aquí pico de gallo, copié aquí y copié allá. Uno que vende allá carne de chivo, pos de volada se le acabó la salsita. Nomás picó un jalapeño, unos tomates, le echó agua y cebolla y ya está. Entonces aquí en un, estaban dando una, enseñando cómo se hacía el pico de gallo. Le picaron tomate, cebolla y chile jalapeño, pero verde y luego cilantro. Entonces yo copié hasta aquí y yo le añadí al chile jalapeño, pero al que viene en lata cocido. Y luego yo le añadí eso más aparte, luego la zanahoria que trae el botecito, la latita, también se lo revolví. Y luego aquí hay unas revolvedoras que se revuelve con la mano y ya quedó. No, pos ahí en el trabajo, cuando hacían fiestas, yo les llevaba que el pico de gallo. Es diferente al que hacen aquí. Aquí nomás los picadotes de cebolla y jitomate y ya es pico de gallo. ¡Y lo dan recaro en la tienda! No, pos yo lo hice mejor que el que me enseñaron hacer ahí. Estaban ahí en el centro de convenciones. Ahí vi yo. Estaba enseñando el señor cómo se hacía en la batidora y compré la batidora y ya lo hice yo aquí en la casa. Pero yo le añadí lo que le hacía aquel y quedó mejor, ¿verdad, tú? Y ahora cuando hacen aquí a cualquier fiestecita, pos les hago la salsita. Yo sé hacer varias clases de chile, sé hacer el chile serrano. Mi muchacha hace el jalapeño, lo tuesta con tomate, no, le queda bien sabroso. Hago el chile serrano con tomatillo de ese chiquito, que se lleva cebolla y cilantro al mismo tiempo y luego el chile güerito. Orita tengo chile güerito pa hacer, pero ese lo hago con tomate de ése que viene en lata que dice tomate pelao, con ese tomate lo hago entonces. Ésa es la salsita que hice en Arizona, el pico de gallo, la salsita verde con cebolla, el serrano, el otro con tomato sauce. El que no he podido hacer, chile rojo que hace mi mamá y mi hermana allá, que es el chile cascabel, ¿verdad?, con tomatito chiquito, ése no me sale. Y mi hermana y mi mamá de volada, bien sabroso que lo hacen. Y cuando vamos nos traemos un leache, una latita así pa estar comiendo. Y luego me calo yo y miro cómo lo hacen. Yo me calo y no me sale.
2do: Como el de ellas.
JV: Como el de ellas, no y es lo mismo. Pos dicen que necesito lavar el tomate, ya lo lavé. Que lo lave y todo y quién sabe. Ya lo lavé y es igual, no me sale.
VD: Y, ¿todas esas recetas dónde las aprendió?
JV: Allá y aquí.
VD: Y de cuando estaba trabajando de cocinero en Arizona, ¿aprendió también varias recetas?
JV: No, no, nomás la salsita esa de…
2do: En Luby’s no aprendió nada de eso.
JV: No, pos ahí lo que hacían, una salsita de jalapeño, pico de jalapeño, nomás le picaban tantito tomatito. Le ponen aceite de oliva, tantito aceite de oliva, cebolla, jitomate y luego jalapeño y lo baten en una que viene siendo como la que yo tengo ahí, tú, pero grandota. Y luego le ponen tantita azúcar. Está bien sabrosa esa salsita. Sí la probaste tú ya, ¿verdad?, también. Está bien sabrosa esa salsita. Ésa es la que no me calaba hacer. Un día me voy a calar, pos ahí tengo la ésa pa cortar, pa batirlo.
VD: Y, ¿le gusta cocinar, señor Guadalupe?
JV: Sí, sí me gusta.
VD: ¿Desde entonces o desde antes le gustaba?
JV: No, pos dicen que cuando venía mi papá a Estados Unidos, llevaba harina. Me acuerdo que nos hacía papas guisadas con chile colorado de ése que hay aquí, chile de polvo que hay aquí, pero no me acuerdo cómo le hacía mi papá. Y lo hacía bien sabroso las papitas con el chilito ese. “Ahora les voy a hacer hot cakes”. Y luego: “Bueno, está bien”. Nos hacía unas cazuelotas de hot cakes, pero con hartos blanquillos. No, y luego nos hacía mi mamá chocolate, Chocolate Abuelita o de ese otro Ibarra, no, párele. Luego le echaba miel o cajeta a los pancakes. Mi papá sabía hacer todo eso.
VD: Y, ¿él aprendió acá?
JV: Aprendió acá a hacer las papas y los hot cakes. Se ponía un delantal y ahí estaba cocinando. Pos yo allá en Luby’s aprendí también hacer el roast beef. Yo era el que preparaba el roast beef. Nomás lo echaba al horno. “Por aquí les hice”. Nah, no se lo comen, pos pa qué hago. Y ahora tienen otra estufa que ni le sé y según yo me quedaba bien, pero no se lo comían. Pos ya pa qué hago.
2do: ¿Qué?
JV: Cuando hacía la carne en el horno, que se las hacía como en Luby’s, ése, el roast beef.
VD: Oiga, don Guadalupe, y cuando les hacía a los braceros, ¿les gustaba la comida que les daban?
JV: Sí, sí les gustaba.
VD: O, ¿se quejaba la gente?
JV: No, fíjese que el cocinero, teníamos unas ollotas así. Pos no, no me fijaba cómo le hacía. Picábamos papas, le ponía ejote, le echaba una clase de chile y jitomate y cebolla, pero una ollota. Estaba bien sabrosa esa comida. No me acuerdo cómo le decía. Se quedaban picados todos. “¿Ya no hay más de eso?”. “No, pos”. Quieren puro de eso. “Ahora, cocinero, ¿por qué no nos haces de esos?”. No, pos es que me daban el schedule, qué comidas va hacer ahora y mañana y todo eso. Dan schedule, lo que tenemos que hacer.
VD: ¿Quién decidía qué comida se hacía, señor Guadalupe?
JV: Pues el patrón traía el schedule, qué días les dieran cierta comida y así.
VD: ¿Él era el dueño de la tierra?
JV: Pos él era el que nos pagaba, el que nos tenía ahí y traía a la gente en la pisca de algodón.
VD: Y, ¿hablaba español su patrón?
JV: No, había un intérprete ahí. Estaba un señor que era del otro lado, pero él era el intérprete.
VD: ¿Se acuerda cómo se llevaba con sus compañeros de ahí mismo o de los otros braceros, cómo era?
JV: Oh, sí, ¡uh!, nos estimaban mucho. Fíjese que hubo dos muchachos, le voy a platicar esa historia, eran de Michoacán y luego pues empezaron a salir por allá a las cantinas, como a ellos se los llevaba cierto patrón quién sabe pa dónde y luego los traía y de gusto pos llegaban a las cantinas, se emborrachaban. Ya llegaban noche, ya eran horas que ya se había cerrado la cocina. Me acuerdo que en una ocasión llegaron, que les teníamos que dar de comer a huevo, a la fuerza. Ya eran como las nueve de la noche, ya no era hora de, ya se había alzado todo. “No, pos nos tienen que dar de comer a fuerza”, y luego luego se dirigió con el cocinero. “Pos lo siento mucho, pero pos ya no se puede. Ya alzamos todo”. “Pos, que me tienes que dar”. “Pos lo siento mucho, pero… Y luego el cocinero le iba a dar con una taza en la cabeza y le agarró la… Estaba bien garrudo, un peladote bien dado. Eran de Michoacán y el otro también estaba más chaparro, pero bien dadotes y luego pos no. Se le dejó ir: “Pos no te voy a dar”. Y luego no, le agarró la mano y le quitó la taza y lo aventó por allá. Y luego se le dejó ir otro, según yo, pos estaba como yo, espigadillo, bien delgadillo y se le dejó ir. No, lo agarraron, también lo aventaron por allá y yo bien asustado, oiga. Y según yo estaba chico, me consideraba chico de edad y todo. Ellos ya estaban más grandes, los cocineros y el otro señor y los bravucones ya estaban grandes, ya señores grandes, macizos. “Pos ya nomás tú me faltas”. ¡Hijo de la, se me dejó ir, oiga! Yo bien asustado. (risas) Luego luego me tumbó. Pos yo no sé cómo le hice y me levanté. Sabe cómo le haría, que me levanté y luego que me lo levanté, lo crucifiqué. Quién sabe qué tanto le dije y lo sacudí pa arriba y pa abajo y: “Ya déjalo, tú, ya déjalo”, creían que lo iba a matar. No, pos sí me dio valor porque ya me lo maromié, pero yo estaba bien asustado. Y no, pos al tiempo que me lo voltié, cambió todo. Ya lo tenía abajo y: “Ya suéltalo, tú, ya”. No, pos que lo perdonara y quién sabe qué. No, pos ya lo solté y se levantó y luego me habló pa afuera. “No, yo no tengo nada que arreglar contigo afuera”. Sí le tenía miedo de todos modos, estaba un peladote grandote y yo estaba chico en ese tiempo, chico de edad y todo. Sí le tenía miedo, nomás que pos ya cuando me tumbó, como luego dicen, me hice de tripas corazón y hice mi deber, le gané al señor ese. No, pos fíjese que esas personas después fueron número uno ahí. ¡Uh!, nos estimaban tanto, se portaron muy bien, con ese sustito que le metí, yo creo, ¿quién sabe?, se sosegaron los dos. De ahí pa delante, nos estimaban mucho y pos nosotros también. Llegaban ya tarde y todo, no, pos ya les tenían todo listo, ya sabíamos y nos pidió disculpas y todo. No, pos salimos bien. No salimos con rencor ni nada de eso. Nos arreglamos todo, pero posiblemente fue con el susto que le di yo sin saber. (risas) Me tocó suerte. No, pos a mí no me gusta el pleito, nunca me ha gustado el pleito.
VD: Y, ¿pasaba mucho pleito ahí con los braceros, señor Guadalupe?
JV: Pos nomás había unos que se peleaban. Por ahí creo se navajearon unos. A uno le cortaron por aquí un nervio y no podía mover la mano, decían. Pos nomás los conocíamos así. “Pos que se pelearon fulano y zutano y se cortaron”.
VD: Y, ¿por qué se peleaban?
JV: La borrachera, pos locos. Ya ve cómo es uno. Sí, pos se toma uno, dos, tres cervezas y ya quiere pelear, yo no. Yo sí he tenido, que nunca he peleado. Gracias a Dios no me ha gustado eso.
VD: Y, ¿dónde se iban a tomar, a la cantina?
JV: Yo creo se iban, había cantinas ahí, se iban a las cantinas.
VD: Y, ¿sí los dejaban entrar bien a todos los braceros?
JV: Sí, sí los dejaban, pos era el negocio, iban a dejar dinero. No, pos el llamamiento, los cantineros y las cantineras. Había, el que era encargado ahí que era el que interpretaba, decía que tenía una querida ahí que era la número uno ahí. No, pos hacía llamamiento a todos. Dicen que los invitaba a todos a tomar cerveza y después, pos a fregarles el dinero, pos, ¿qué más? No, pos fíjese que a mí casi no me gustaba, no porque esté ella aquí, pero ella se da cuenta que nunca me gustó andar en las cantinas.
2do: Voy y lo sacó. (risas)
JV: No, pos me acuerdo que ya cuando nos andábamos casando, venía yo de trabajar de León, ahí en Purísima, y luego iba pasando donde está una cantina y ya pa casarnos, ya últimamente. Y: “¡Ah, que caray! Me voy a tomar una cerveza a esa cantina”, se llama El Infierno, ella conoce la cantina esa. Pos ahí no me encontré con un conocido. ¡Uh!, me llovía la cerveza. Fíjese que sí me emborraché. Ya no hallaba ni cómo salir de ahí. Pos venía yo, yo no supe cómo llegué a la casa. Venía bien borracho, siempre a tanto y tanto sí agarro también la cerveza. Aquí también, ¿verdad, tú?, una vez que fuimos con un compadre y iba manejando yo. Me puse malo y aquí estaba un primo hermano con nosotros. Vivíamos en una casita que está por allá, estábamos rentando. Pos no, pos me vieron que me puse bien malo, le revolví tequila y pos sentí yo que me puse malo y ya hice la propuesta de venirnos. Y luego un compadre mío que me vio bien malo: “Espérese, compadre. Usted me sigue”. “Sí, sí lo sigo”. Y luego pos no, pos fíjese que me sentía bien mal, pero sí sabía por dónde venía. La casa de mi compadre estaba por allá pal lado donde está la escuela, ¿cómo se llama?, ah, la Allen, ¿verdad? La escuela Allen, ahí en mero enfrente estaba mi compadre. Eran dos compadres y luego el más muchacho, el más chico dijo: “Nomás me sigue, compadre. Me sigue”. “Sí, sí lo sigo, compadre”. Y luego al llegar aquí a la [Calle] 3, tenía que irme por la 3, yo me vine por la 3 y él se fue por la [Calle] 2 y me hacía la seña. Y yo me vine ahí derecho por esta calle, ahí estábamos en el callejón. “¡Compadre!”, y que se enoja mi compadre, se devolvió. Ya no le hice caso y me vine. Y luego estaba la puerta cerrada, me abrieron la puerta, entré bien y parqueé mi carro adentro, mi compadre bien enojado porque no le hice caso, que me fuera por allá por la 2. Yo me vine derecho, ¿verdad, tú?
2do: Pos te dijo: “Sígueme”.
JV: Que lo siguiera y yo no lo quise seguir. Me vine, pero sí, cuando entré adentro, nomás me recargué en el calentón y ahí me quedé. Nomás alcancé a llegar a la casa y ahí quedé bien hecho.
VD: Y, ¿allá en Arizona no le pasó?
JV: No, ya no.
VD: ¿Qué hacía en sus días libres allá, señor Guadalupe?
JV: Nomás descansábamos un día.
VD: Y, ¿qué hacía ese día?
JV: Pos, descansaba nomás.
VD: ¿Se quedaba ahí en la barraca?
JV: Sí, me quedaba ahí, bien bañado y todo. Había baños ahí, unos baños grandotes. ¡Oh!, me iba al cine, había cine, nos íbamos al cine. Ahora verá, pero creo que no descansábamos ni un día. No, creo que sí un día, parece. Parece que un día y nos íbamos al cine, había un cine ahí.
VD: Y, ¿qué veía en el cine?
JV: Pos películas mexicanas. Me acuerdo que salía mucho la, esa señora todavía vive, una que empezó a tocar con una guitarra. Y aquí era muy famosa en la universidad donde yo trabajaba, ¿cómo se llama, hombre? Yo oía los discos de ella allá en México, ella se acompañaba y cantaba, ésta, La Alondra de la Frontera, le decían. Todavía vive la señora, ya está viejita. Le hacen homenajes aquí en la universidad, la traían aquí a hacer conciertos. No, ahora ya está más viejita. Ya nomás le hacen su homenaje y van pa darle algún merecimiento, ¿verdad?
VD: Y el radio, ¿oían por allá?
JV: Sí, ahora verá. Me acuerdo que todos, en ese tiempo empezó a usarse el radio de transistores. Hasta daban unos radiosotes ansinota, todos tenían unos radiosotes. No, yo no compré radio esa vez, nomás los miraba que tenían todos ajuareados de puros radios, bien bonitos los radios, tocaban bien recio. Me acuerdo que al siguiente año vino un tío mío y llevó un radio bien bonito. No me acuerdo, sí, creo que el siguiente año. Yo creo ya fue el [19]60 ó [19]61. ¡Uh!, ese radio cómo le duró y le salió bueno. No, todos empezaron a llevar sus radios de transistores. No, yo nomás vine una vez aquí al valle que fue, yo creo, el [19]60, llevé un radio tocadiscos de transistores, tenía tocadisco también y ese tocadisco se quedó mi hermano con él, se lo dejé. De aquí llevé un, cuando nos echaron, un estéreo, que empezaban a usarse, que se abría como un veliz. ¡Ah!, tocaban bien bonito, que eran a-tracks [8-tracks], de esos casetes grandototes. Lo tocaba ahí y se oía bien recio y nomás la gente pos admirada. Allá no había entonces de esos, era una admiración un radio de esos, un estéreo de esos.
VD: Y entonces se vino. ¿En el [19]59 fue su primer contrato de seis meses?
JV: Sí, de seis meses.
VD: ¿Esa vez no se llevó su radio?
JV: No, no llevé nada.
VD: Y, ¿luego se regresó para allá, para Guanajuato?
JV: Sí.
VD: ¿Cuánto tiempo estuvo por allá?
JV: Pos yo creo que más de un año.
VD: Y, ¿regresó con contrato?
JV: Después vine aquí, como dos meses, aquí a Raymondville, un pueblito aquí al algodón, ni había algodón, no había desahije. No, todos los dedos ensangrados, me los corté todos, pos nos fuimos. Yo nomás compré una camisa y un pantalón y fue todo. Después un camarada ahí dijo que nos viniéramos de…
VD: Perdón, ¿eso fue en el [19]60?
JV: Parece que fue el [19]60. Y después estuve allá, después estaba trabajando yo con este primo mío que le digo en León. Y luego en el [19]60 y, ¿cuándo sería? Que nos trajo un camarada por el río, que cruzamos la agua y cuando llegamos a la frontera, no, iba el río hasta arriba. Y este amigo decía que él tenía conocidos ahí. “Bueno, si no podemos pasar, ¿dónde nos quedamos?”. “No, que yo tengo conocidos”, quién sabe qué. No, pos ya se hizo de noche y digo: “¿Pos, a dónde nos vamos a quedar, tú?”. “Pos, a ver dónde”. No podíamos cruzar el río, iba hasta arriba bien lleno. Duramos ahí en la frontera como tres días que no podíamos cruzar el río. No, pos ya nos fuimos con una señora que tenía un puestecito ahí, un changarrito, ahí vendía quién sabe qué cosas. Y ya le pregunté que si no sabría dónde había un lugar pa quedarnos. Andábamos en la aventura y no teníamos dónde quedarnos. Se nos había hecho la noche y: “No”, dice, “pos ahora que cierre el puesto se van conmigo pa la casa”. “Ah, pos está bien”. “Nomás ahora que cierre se están listos y se van conmigo”. “Está bien señora, muchas gracias”. “¿De dónde son ustedes?”. “Pos,somos de Guanajuato”. “Ah, pos son mis paisanos. Yo también era de Guanajuato”. “Ah, bueno”. Entonces ya éramos tres y pos nos puso una lona por allá en la orilla de la cerca y ellos pos tenían su casita, unos cuartitos ahí. “Pos ahí se quedan”. “Sí, está bien, señora. Muchas gracias”. Y no, pos de repente estábamos envueltos en unas lonas ahí que nos mueven así. “Ey, camaradas”. “¿Qué pasó?”. “Se me hace que va a llover y quiero que se metan pa dentro”. “Ah, oh, está bien”. No, hombre, ahí en donde nos tenía, pos apenas cabíamos. Ellos estaban con su familia así y luego nosotros acá también encajotados, qué pena, nos dio pena. No, sí, al rato que se llegó un tormentón bien fuerte. Pero bien buena gente el muchacho también, fíjese, nos metió pa dentro pa librarnos de la tormenta. No, ya después ya no nos animamos a andar pidiendo alojamiento, sino que nos íbamos pa las orillas, había unos cuartitos arrumbados ahí. Ahí nos quedábamos.
VD: ¿Abandonados?
JV: Sí, abandonados. Y sabe, cómo no sabían de esos cuartitos, nos escondíamos, como tres días duramos quedándonos en esos cuartitos pa allá en la orilla. Pos ya a deshoras de la noche se oía la gritadera y tiraban balazos los borrachos, usted sabe, los borrachos. “¡Híjola!, nomás que no lleguen pa acá”. No, nunca llegaron con nosotros. Ya como a los tres días se bajó el río y luego conseguimos un lazo y un palo y luego los compañeros míos no sabían nadar, yo sí sabía nadar. “Pos, no, no sabemos nadar. Entonces, ¿cómo vamos a pasar?”. A ellos todavía los tapaba el agua. No, pos yo sí pasé, entonces cuando pasé, me devolví a pasarlos a ellos con un lazo en un palo. Entonces iban agarrados ellos de ahí del palo y luego yo con el agua, los iba solevando pa arriba y al mismo tiempo caminándolos pal otro, pa este lado, ¿verdad? Y los pasé pa este lado y luego que no sabían nadar, antes no se me ahogaron. Ya los dos ya murieron.
VD: ¿Aquí vivían, aquí mismo?
JV: No. Eran de allá, cruzamos el agua. Ahí nomás caminamos como una hora a un pueblito que se llama, ¿cómo se llama el pueblito? No hacía uno mucho pa llegar, y ahí llegábamos y ellos ya tenían un conocido ahí. Él nos rentaba los cuartitos y nos conseguía trabajo. Pos ahora ahí yo conseguí un patrón, se fueron todos y yo me quedé solo. Después él me mandaba cartas que me viniera a trabajar con él.
VD: ¿Qué hacía ahí con ese patrón?
JV: Regaba.
VD: ¿Algodón también?
JV: Le regaba el algodón.
VD: ¿Eso en qué año fue, don Guadalupe?
JV: Fue, ¿qué año sería? Ya fue ahora, porque el [19]68, yo creo fue el [19]67, se me hace. Fue el [19]67, porque el [19]68 nos venimos puros primos hermanos, pos éramos como unos ocho y luego se fueron todos. Nomás quedamos yo y un primo hermano mío ahí, que fue cuando este primo que está aquí fue por nosotros. Ya nomás estábamos yo y otro y él fue por nosotros. Fue cuando le digo que cruzamos La Migración. Y luego en ese tiempo, pos luego luego nos llevó a sacar el número social, en ese tiempo lo daban. Sacábamos nuestro número social y luego nos metía a trabajar donde trabajaba él, una planta de concretos. Se hacían formas para casas.
VD: ¿Aquí en Austin?
JV: Aquí en Austin, taba allá por la [Calle] 19. Estaba, ya quedó en nada, y ahí trabajamos creo que cinco meses. A los cinco meses nos agarró la policía por aquí en la [Calle] 6. Andábamos llevando tortillas a pie y no, nos llevó a la cárcel el policía. Ahí llegamos y luego nos querían soltar, como le digo, que nos querían soltar y mi primo no quiso irse. “No, yo ya me quiero ir”. “No, pos vámonos”. “No, si quieres quédate”. No, pos yo también me fui con él y allá estuve. Entonces de vuelta volví a trabajar donde estaba trabajando unos días ahí con el patroncillo, el primo hermano mío. Y luego ya el [19]71, en junio, pos se puso enfermo mi tío y luego llevé a mandar una carta que mi tío se había puesto malo y le mandaron un papel a mi mamá. Y luego yo llevé a mi papá y a mi mamá a la capital de México, a la embajada a sacarles el permiso y sí se los dieron, por mí, fíjese. Yo les conseguí el permiso y yo también me vine con ellos, ya tenía mi pasaporte pa venir pa este lado, nomás ahí en la frontera tenía que sacar un permiso pa venir hasta acá. O sea de que a mí me regresaron, nomás se vinieron ellos y me rayaron mi mica que tenía pa pasar. Y luego le volví a hacer la lucha, le borré y luego me la volvieron a rayar. Y luego allá donde trabajaba en León, una señora, pos tenía amistades allá en León, me conocía mucha gente. Luego: “Bueno, y, ¿usted qué?”. “No”, dije, “pos, yo tengo una mica pa ir pal otro lado”. “Entonces, ¿qué está haciendo aquí?”. “Pos, aquí estoy trabajando”. “No, hombre, váyase pal otro lado”. Y ya me corrió pa acá, que fue cuando me vine con mi papá y mi mamá y no me dejaron pasar y ellos sí traían su permiso. Entonces ahí estaba con unos parientes ahí en Laredo, en la frontera y pos ya me rayaron la mica, dije: “Pero aquí traigo un domicilio”, no les dije. Son medio envidiosos, pero ahí estaba yo y pensé: “¡Ah!, yo voy a preguntarle a éste”, me dio un domicilio de su hermano que vivía aquí en Laredo, la señora allá en León. “Cuando se le ofrezca y le aconsejo que mejor usted se vaya pal otro lado. Ya tiene usted su pasaporte. ¿Qué está haciendo aquí?”. Y esa vez, pos sí traía el domicilio, me fui a buscarlo y sí lo hallé. Dice: “Pos lo siento mucho, pero, ¿qué puedo hacer por ti? Yo no te puedo pasar, lo que te aconsejo, cómprate unas garritas nuevas y péinate y escríbele a tu prima que te mande una carta de tu tío que se puso muy grave o algo así. Piensa con la cabeza”. No, pos me abrió los ojos. Ya le hablé a mi prima y luego me mandó la carta mi prima. “Aquí está la carta que necesitas pa pasar”. Que mi papá se puso… No, pero si no está mal, digo, la carta sí está bien, pero no está bien. Entonces yo la carta se la llevé a uno de esos que escriben en público. Dije: “Mira esta carta. Esta carta es de allá, pero yo te la voy a dictar”. Ya le empecé a dictar lo que se me vino a la cabeza. “Sabes, Lupe, nos urge que te presentes inmediatamente, que mi papá se ha puesto gravísimo y vas con La Migración a ver si te puede dar permiso”, dicté yo la carta muy bien. “Tú nomás escribe lo que te estoy diciendo y luego firma Guadalupe Arriaga”, mi prima se llama Guadalupe Arriaga. Y luego ya llegué ahí con los emigrantes con mi mochilita y bien alineado y con garras nuevas y todo. “Y, ¿tú qué?”. “No, es que mi tío se puso muy grave y me escribieron de emergencia que me presente a verlo, a hacerle una visita que se puso muy grave”. “Bueno”. Entonces, ya eran dos emigrantes y luego se me vino a la cabeza, traía una libreta. ¡Uh!, puse muchos domicilios de allá de lo que se me venía a la cabeza. Llené una libreta de puros domicilios de ahí de Nuevo Laredo. “A ver, saca todo lo que traigas”, ya empezó. No, me la aventó y luego traía otros papeles y no, me los aventó. Y luego le dijo al otro: “¿Cómo ves, tú?”. “Pos ahí tú”. “¡Ah, shit! Ahí está”. Me lo aventó el permiso y ahí vengo en el autobús, desde entonces estoy aquí.
VD: ¿Así fue como entró esa vez?
JV: Sí. Traía mi pasaporte. Ahí en la frontera tiene uno que sacar permiso para venir hasta aquí y sí, sí me lo dieron, ya no volví. ¡Ah!, ya había venido yo aquí y me creí de un camarada que cuando se me ofreciera el permiso fuera a sacar otro. Ya había venido, fue cuando me rayaron la mica, ya que me acordé. Ya ni me acordaba. Un camarada me dijo: “No, cuando se te vence el permiso, han de sacar otro”. Y no me lo quisieron dar y me regañó ese camarada que le digo, que mandó la señora. Dijo: “Si estabas allá, ¿pa qué te venías?”, por no decirme menso. En otras palabras, él me dijo. Dice: “Si te vuelven a dar el permiso ya no vuelvas, no te creas de ese camarada, ya no vuelvas. Pide el permiso”. Sí, así lo hice, ya no volví, desde entonces estoy aquí. Ya después, ya nomás fui por ella, por la señora, ya tenía mi pasaporte. Entonces pos la iba a arriesgar de vuelta. Pos hay veces que Dios le ayuda a uno. Pos se llegó el día que me vine con ella y luego llegamos a Piedras Negras y ya iba el río hasta arriba de vuelta. “¿Cómo le vamos a hacer?”. Entonces yo tenía unas conocidas que habían trabajado conmigo acá en Luby’s, ahí en Nueva Rosita, Coahuila y nos regresamos. Dice: “Sí, se van conmigo. Nomás allá en la frontera van a pasar ustedes a pie”. “Sí, seguro”. “Ya cuando pasen al otro lado, las levanto en el carro”. Y ya nos trajo hasta San Antonio. Sí, pos ella se vino adelante, dije: “A ver si la dejan pasar”. A mí sí me dejan pasar, yo traía mi mica. Ya pasó ella, la traía como de aquí a donde está la calle de retirado, yo nomás viéndola ahí en Piedras Negras. Pero como no es nerviosa nada, se vino muy fufuruja con una mochilita aquí así, colgando como que venía de compras. No, dice que antes de llegar, luego luego La Migración, eran dos, un viejito y un muchacho, emigrantes, que luego luego ellos la saludaron a ella. “Buenos días, señora”. “Buenos días”. “Pásele”, y se pasó derecho. Dije: “¡Ah, jijo! La mía nomás ya pasó ella y ahora yo”. No, pos venía yo nervioso y sorprendido y luego ya venía yo. “Buenos días, señor”. “Buenos días”. Y yo ni me acordaba de mi mica. “Pásele, pásele, pásele”, y me pasé y la señora ya nos estaba esperando acá en el carro. “¿Ya pasaron?”. “Sí, ya pasamos”. “¿Qué?”. “No, pos no nos dijeron nada, nomás nos saludaron”. “¡Ah!, qué bueno. ¡Bendito sea Dios!”. Ya nos echaron al carro y ahí venimos y que encontramos La Migración. No, La Migración nomás nos hizo adiós y ya llegamos hasta San Antonio. Y ya de ahí de San Antonio hablé a mi prima y luego mi prima habló pal trabajo. Ahí del trabajo de Luby’s mandaron un señor por nosotros hasta allá, por parte del trabajo, el patrón. Fueron por nosotros y no, pos desde entonces. Aquí duramos como seis años y cuando nació la niña mía, que es la grande, ésta, estaba chiquitita, ella nació aquí luego luego. Hubo una oportunidad, que ese año fue la última oportunidad de un niño nacido aquí podía arreglar uno. Y luego ahí me dijo la señora que nos estaba arreglando, dijo: “Diles a todos tus compañeros que se presenten. Toda la criatura que va a nacer aquí pueden arreglar hasta el primero de enero”. Y les dije a todos, no, no me la creían. Y no, por fin siempre ya al último se animaron. Ellos arreglaron primero que yo, yo duré mucho. Más de seis años estuvimos aquí ya con todos los muchachos. Ya eran, ¿qué?, como seis, ¿verdad, tú? Pos cinco o seis, pero ya todos eran nacidos aquí. No, pos ya cuando nos llegó la cita, aquí estaban mi papá y mi mamá. Duraron aquí como tres años con nosotros, ellos se quedaron con la familia, mi papá y mi mamá. Mi papá le hacía algo a la totacha(??). Él allá en Chicago duró como tres años y estudiaba inglés y se enseñó.
2do: ¿Sí sabe que es totacha?
JV: Sí, sí sabe.
VD: Ya me lo imaginé, porque lo que está diciendo. Y, ¿de dónde es la palabra?
JV: Pos es palabra que saca la raza de allá del otro lado, la totacha(??). (risas) Ya ve que paisano y quién sabe qué, que paisano. Muchos dicen que el paisano es el animal ese y no, ese animal no se llama paisano, se llama faisán. Paisano es porque es uno de allá, somos paisanos. Ése se llama faisán, no paisano.
2do: Uno con una lengua.
VD: ¿Por qué fue que se animó a venirse para acá, señor Guadalupe?
JV: No, pos como le estaba diciendo, esa señora me animó. Ya de estar yo allá, pos como le digo, tenía mucha conocencia en León, pura gente rica. Una señora quería conseguirme un buen trabajo. Me quería conseguir casa y todo en León. Me llevaron a su casa, eran unos que se apellidan Reinoso, unos Reinosos bien ricos. “No queremos que esté en Purísima. Queremos que se venga para acá y le vamos a conseguir un buen trabajo y casa”. Y ahí me trae, la mamá y la muchacha buscándome el trabajo. Ya me lo tenían y luego se ofreció la oportunidad que se viene mi papá y mi mamá, me vine con ellos y dejé allá todo. Ya me iba a, ¿quién sabe en qué compañía me habían conseguido trabajo? ¿Te acuerdas que una vez me dieron una bolsa de puras garras?, buenas garras. Era pura gente rica, pero bien curiosos en León, oiga. Donde andaba yo trabajando, casi diario me daban de comer.
VD: Y, ¿no le gustó para quedarse allá mejor que acá?
JV: Sí me gustaba, pero me gustó más acá.
VD: ¿Qué fue lo que le gustó de acá más, señor Guadalupe?
JV: Pos primeramente la comida.
VD: Ah, ¿sí?, ¿le gustó más?
JV: Me gustó la comida más.
2do: No lo podíamos sacar de ahí.
JV: Y ahora fíjese que me gusta ya más la comida de allá y me asienta más allá cuando voy. Aquí pos no, yo estoy dañado del estómago desde que estaba chico y ahora pienso yo que, como llegué a edad grande, ya ahora se me ha… Y ahora necesito estar con puras pastillas pa sentirme bien.
VD: ¿Le gusta cómo es la vida acá más que allá, señor Guadalupe?
JV: Pos ahora me gusta más allá.
VD: ¿Antes le gustaba más acá?
JV: Me gustaba más acá. Ahora me gusta más allá cuando voy.
VD: ¿Qué le gusta más allá?
2do: El clima, la comida y todo.
JV: El clima y la comida. Usted sabe, siempre hacen más sabrosa la comida. Aquí pos va uno a los estanquitos que hay aquí de tacos, pero no, todavía no hacen los tacos como allá de sabrosos, no.
2do: La coca, la nieve, todo le gusta allá.
JV: Yo aquí no tomo soda. Allá sí en veces tomo soda, pero no.
2do: Ya no le gusta nada de aquí, qué mal.
JV: Yo cuando voy allá, pos vamos acá con mi hermana donde está mi mamá. Y ya ellos tienen ahí cuartos. No andamos rentando hotel ni nada, pos tengo una casita allá, pero está rentada y queremos arreglarla bien y chanza nos vamos a ir para allá.
VD: ¿Le gustaría quedarse para allá, después ya más grande?
JV: Sí, nomás que tenemos que estar, pos aquí está la familia. Por cierto, esa casa ya se las doné a los más grandes, ya no es mía. Se las doné a los tres más grandes porque usted sabe, de repente no sabe uno, ¿verdad?, lo que pueda pasar. Pero ya está uno en edad y la de allá se las di a los tres más grandes. Está a nombre de ellos la casa, está grandecillo. Son, ¿cuántos cuartos, tú?, tres cuartos abajo, una sala grandota, sala comedor y luego otro cuarto arriba grandote. Nomás está rentado lo de abajo, lo de arriba no.
VD: Y, ¿allá es donde se quiere ir ya después para quedarse por allá?
JV: Sí, pos la estamos arreglando, le faltan todos los pisos. Ya nomás nos falta ponerle los pisos.
VD: Oiga señor, y ahora cuando se acuerda, después de tantos años, cuando se acuerda de su tiempo de bracero, de contratado, ¿cómo se siente? ¿Qué recuerdos le quedan de esos tiempos cuando andaba de contrato?
JV: Pos fíjese que no, pos un gusto que le daba a uno, porque eso era un albur que le tocaba a uno venir, estaba difícil. Después, la segunda vez fue por el municipio y fíjese que en el municipio era por parte del presidente del municipio. Y en esa ocasión, que fue cuando se vino un primo hermano mío, que duró un tiempo por acá, que era el que estuvo aquí con nosotros después, a él lo enlistó mi tío. Era el presidente de ahí y a mí me tiró a león. Llegaba yo con mi tío: “Oh, tío, ¿por qué no me ayuda?”. “No, no tengo tiempo”. Cualquier excusa, ya nos despedía. Y este primo mío era muy armado y yo me le pegué a mi tío hasta que me apuntó y le tocó por allá por California. Duró mucho, creo que cercas a dos años y le fue bien. Dice que iba a arreglar, pero no quiso. Porque él quería que le arreglaran a un amigo de él también y lo querían arreglar nomás a él, no a su amigo. No, él no quiso arreglar porque no le arreglaron a su amigo. Ultimadamente ese amigo lo vino fregando con cierta cantidad de dinero grande. Nunca le pagó y lo estimaba mucho ese amigo y lo amoló con mucho dinero, nunca le pagó.
VD: Ya ni arregló ni nada.
JV: Ni arregló por causa de él, que no quisieron a arreglarle a él, no arregló él. Y ahorita anda por acá mi primo. Está allá en Arizona, que quiere arreglar pensión. Pos sí le van a dar pensión, pero muy poco. Entonces le quieren arreglar, pero yo sé, en que arregle la residencia, no le van a dar la pensión que le deben de dar, porque tiene que ser ciudadano para que le den el… Nomás que yo no le dije nada, pensé yo: “Pos aunque arregle, no le van a dar todo lo que le deben de dar”.
2do: Él no sabe.
JV: No, él no sabe, pero él piensa que arreglándole los hijos, le van a dar toda la pensión. No, hasta que sea ciudadano. ¡Uh!, ¿hasta cuándo?
2do: Pos se la dan y ya.
JV: No, hombre, a nosotros nos lo dieron hasta los veinte años de arreglados.
VD: Muchísimo tiempo.
JV: ¿Él cuándo? Es de mi edad, es más grande que yo. Él ya tiene los sesenta y cinco. Ahorita todavía falta si le arreglan o no le arreglan. ¿Hasta cuándo se va a hacer ciudadano? ¿Cuándo?, ya no se puede.
VD: Así que, ¿a usted le quedan buenos recuerdos de su tiempo de bracero?
JV: Sí, pos nomás fui esa vez y luego cuando vine por acá, me corté todo que andaba que en el desahije. Me corté todo y fue lo único nomás.
VD: Pero, ¿así fue como empezó y ahora aquí terminó?
JV: Sí, aquí me quedé. Sí, acá me tocó nomás en el riego cuando me vine así por la agua. Dos veces vine a ayudarle al patrón a regar. Ya la segunda vez fue mi primo por nosotros y ya aquí me quedé.
VD: Y, ¿aquí ha estado?
JV: Aquí he estado.
VD: Todo una vida.
JV: Sí.
VD: Ándele.
JV: Fue el [19]68 y nos fuimos. Y luego cuando vino el [19]78, entonces, ya me quedé.
VD: Se arregló acá.
JV: Sí.
VD: Señor Guadalupe, pues, todo una historia, desde que empezó la primera vez, de bracero.
JV: Sí.
VD: Pues yo le agradezco muchísimo sus memorias y su tiempo, sus recuerdos compartidos.
JV: No, pos al contrario usted también, que se molestara, hazte pa acá.
VD: No, hombre, no es molestia.
Fin de la entrevista
Interviewer
Domínguez, Violeta
Interviewee
Verdín Arriaga, José Guadalupe
Location
Austin, Texas
File Name Identifier
Verdin_Arriaga_MOR012
Citation
Domínguez, Violeta and Verdín Arriaga, José Guadalupe, “José Guadalupe Verdín Arriaga,” Bracero History Archive, accessed November 25, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/109.