Gregorio Corrales Rojas

Title

Gregorio Corrales Rojas

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Gregorio Corrales was born in Mexico City, México; at the age of eight, he began cutting wood and sowing corn with his father; during his teenage years, he worked in construction and in factories; he joined the bracero program in 1951 to please his mother; as a bracero, he worked in California picking and harvesting grapes, lemons, oranges, peaches, carrots, lettuce and sugar beets.


Summary of Interview: Mr. Corrales recalls growing up in San Mateo, México, México, and how he worked from the age of eight cutting wood and sowing corn with his father; he remembers laboring in construction and factory work during his teenage years, and how his mother encouraged him to join the bracero program in 1951; additionally, he describes the hiring process at the contracting centers in Guadalajara, Jalisco, México and Empalme, Sonora, México, and the procedure he went through at the reception center in El Centro, California; he details how ranchers picked braceros for work, the different activities he did on the farms, and the treatment he received from foremen; furthermore, he relates what their housing was like, the food they ate, and what braceros did on weekends; he also explains the hardships he had as a bracero, and the complaints many of them voiced; moreover, he concludes by stating the benefits of having been a bracero, how he used the money he earned to educate his family, and why he considers his experience a positive one.

Creator

Domínguez, Violeta
Corrales Rojas, Gregorio

Date

2002-07-09

Subject

Bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Gregorio Corrales Rojas

creator (Spanish)

Domínguez, Violeta

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini DIsc

Duration

2:00:00

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Gregorio Corrales Rojas
Fecha de la entrevista: 9 de julio de 2002
Nombre del entrevistador: Violeta Domínguez

Hoy es 9 de julio de 2002. Estamos en casa del señor Gregorio Corrales Rojas para hacer esta entrevista.

VD: Señor Gregorio, déjeme empezar por preguntarle, ¿qué edad tiene usted?
GC: Sesenta y nueve años, digo, sí, sesenta y nueve años cumplidos, voy a cumplir setenta si Dios me presta vida.
VD: Setenta. ¿Cuándo quedamos que era su fecha de nacimiento?
GC: Es 1933.
VD: Ah, hasta el año que entra en abril.
GC: En abril
VD: Sesenta y nueve. Señor Gregorio, ¿sus papás eran originarios de aquí mismo?
GC: Los dos, sí.
VD: ¿De aquí de San Mateo?
GC: De aquí de San Mateo, Xalpa.
VD: ¿A qué se dedicaban ellos?
GC: Bueno, mi padre era jornalero que en aquel entonces les nombraban, pero en realidad era campesino, sí, y mi madre se dedicaba al hogar.
VD: A la casa.
GC: A la casa porque no había otra manera de poder vivir en aquel entonces.
VD: Claro.
GC: Sí.
VD: Ellos tenían, ¿su papá tenía tierras o trabajaba…?
GC: No, no, digamos, esta es una historia larga de decir, ¿no? Mi padre no tenía nada en lo absoluto, no. No tenía ni casa dónde vivir porque él nos sostuvo a base de esfuerzo y a base de trabajo. El trabajo que él desempeñaba era trabajar en el campo, alquilarse más bien dicho con los, en aquel entonces dueños de las sierras, y aparte de eso vendía leña, carbón y escoba.
VD: ¿Él la iba a recoger?
GC: Sí, la recogía, la recogía en el cerro y de eso nos sostuvo. Y agregando la cosa, pues llegamos a una edad de trece, catorce años, la cual el hermano mío y yo no nos gustó andar en ese lío(??) y fue cuando empezamos a navegar, ¿no? A salir a trabajar en otra forma, a buscar con los albañiles, en las carreteras, en fin, ¿no?
VD: ¿Cuántos fueron ustedes de hermanos, señor?
GC: Bueno, fuimos nueve, pero en total nomás vivimos cuatro. O sea que cinco murieron.
VD: ¿Niños?
GC: Sí, niños.
VD: ¿Estaban chiquitos?
GC: Chiquititos, sí. El más grande falleció de dos años. El más grande, los demás se murieron de meses.
VD: Ah, muy chiquitos.
GC: Sí, este, bueno, es que en aquel entonces el medio era muy diferente y con una enfermedad que les daba y los médicos no eran suficientes, así es que las criaturas se mo[rían], sí.
VD: Entonces, ¿quedaron ustedes cuatro?
GC: Somos cuatro.
VD: ¿Usted es de los más grandes?
GC: Sí, yo soy el segundo de, o sea el tercero más bien dicho, porque el primero murió y el segundo ya es Perfecto y un servido de ustedes que soy Gregorio, este, soy el que vivo.
VD: El tercero entonces.
GC: Sí, y luego el cuarto es una mujer, es una hermana, esa vive, sí. Y luego de ahí de lo último es un hermano que lo...
VD: Su hermano más chico.
GC: Más chico, ése tiene ahorita más o menos unos cuarenta y nueve años, cincuenta va a cumplir o cumplió, va a cumplir cincuenta años.
VD: Y son ustedes los cuatro que quedan.
GC: Y somos los cuatro que quedamos ahora.
VD: Y entonces, señor Gregorio, usted de niño, pues me decía que había ido a la escuela unos años.
GC: Sí.
VD: Y en esos mismos años, ¿usted le ayudaba a su papá en el campo ya?
GC: Naturalmente que sí, porque la vida de nosotros fue un poco, este, pues apretada, ¿no? Y al ver lo de cómo, no nos obligó él a que le ayudáramos, no. Pero mirarlo, pos sí teníamos la obligación de hacerlo, ¿no? Así es que yo empecé a trabajar a la edad de ocho años, sí, y de ahí…
VD: ¿Se iba con él al campo?
GC: Al campo, a juntar la leña que en aquel entonces lo hacíamos, en fin, sí. Vivíamos una vida aparte de apretada, pues hermosa, normal, ¿no? Porque mi padre pos no es como para pues halagarlo, pero desgraciadamente sí. Sí, porque en aquel entonces los señores trataban a los hijos, de una manera completamente, pues diferente o bruta, para acabar pronto, ¿no? Y mi padre no fue uno de ellos. Mi padre fue un señor comprensivo. Aparte de que mi madre pos era una excelente mujer, ¿no? Y entonces ellos vivieron una vida pues, digamos, armoniosa, ¿no? Con las dificultades de cada hogar, ¿sí?, con las dificultades de cada hogar, pero sí vivimos tranquilos. Aparte de que trabajábamos, lo de los pocos años que fuimos a la escuela y por las tardes a jugar en aquel entonces con, como, pues lo que jugábamos en aquel entonces, sí.
VD: Y entonces me decía usted que como a los catorce años usted y su hermano empezaron a buscar por otro lado trabajos.
GC: Sí.
VD: De albañilería y de otras cosas, ¿por aquí mismo en el pueblo?
GC: No, ya nos bajamos a la ciudad.
GC: Sí, a lo… Digamos a buscarle a la ciudad donde había construcciones o otro tipo de trabajo, ¿no? Y en aquel entonces había.
VD: Y, ¿allá estuvieron trabajando?
GC: Así, pues temporales por una parte donde nos daban trabajo y luego a otro lado, hasta que más o menos esos años, hasta que tuvimos la edad suficiente que prestamos nuestro servicio obligatorio. O sea, el servicio militar que en aquel entonces no era fácil para prestar el servicio militar porque no baja, no lo dábamos ni aquí en el pueblo, ni en Xochimil, en Xochimilco sí. Pero de ahí éramos seleccionados y nos llevaban a prestar el servicio militar hasta el Campo Número 1.
VD: Muy lejos de aquí.
GC: Que en aquel entonces era dificilís[imo], difícil para poder ir a prestar ese servicio. Porque de aquí había que salir a las cuatro de la mañana para llegar allá al a eso... Pues sí, porque de aquí para allá no había trasporte, no había, así es de que tenía uno que caminar, ¿no? Y luego de ahí.
VD: Lejísimos.
GC: Y así fue nuestra vida, le digo. Hasta que llegamos a una edad ya... Y como le volví a mencionar, ya en 1951 tomó camino más salir fuera, este, mi hermano Perfecto. Que no, tampoco fue fácil, ¡eh!, tampoco fue fácil convencer a, digamos, mi mamá, que desgraciadamente yo le doy gracias a Dios que fue una persona que con cierta responsabilidad, pues fue la que nos animó, ¿no? Pero mi papá no estaba de acuerdo.
VD: ¿Él les decía que no se fueran?
GC: Él que no, porque él era el que decía que, bueno, yo creo que lo que se imaginaba, que al irnos, pues nos perdía y peor que en aquel entonces con los cuentos, que la Guerra Mundial, que… Bueno, lo que había quedado, ¿no? Que no, que nos mandaban para otro lado, entonces por tal motivo, él tenía temor.
VD: No quería que se fueran.
GC: Sí, pero mi madre no era así, mi madre tenía otro criterio completamente distinto, ¿no?, Más con energía para poder, bueno más bien dicho, aspiraba que no fuéramos los mismo jornaleros igual que mi padre, ¿no? Pero pues ella se sacrificó en todo eso. ¿Pero quién fue el que lució más o menos aquella satisfacción de que tuvo dos hijos?, que en realidad le supimos responder. Y gracias a eso estamos aquí y somos lo que somos, hombres.
VD: Claro.
GC: Porque mi padre fue de un criterio este, señorita, que desgraciadamente, dijo: “Si ustedes van a salir, no van a creer que yo soy de las personas”. Y como lo dijo lo cumplió. Lo dijo y lo cumplió. No hubo ni un solo día que ni mi padre ni mi madre nos jueran a encaminar como los demás que todos, y sus padres los iban a dejar a la terminal o al autobús que nos llevaba a la terminal, ¿no? De aquí que anteriormente que las terminales estaban en diferentes partes del Distrito Federal. Pero casi más nosotros el que nos conseguía en aquel entonces los pases a los Estados Unidos, siempre nos mandaban en el Estrella de Oro, a Tres Estrellas de Oro, ¿no?, no Estrella de Oro, Tres Estrellas de Oro y así, y aquí nos tiene.
VD: Hasta hoy.
GC: Hasta hoy.
VD: Señor Gregorio, entonces usted tenía diecinueve años cuando la primera vez que supo, bueno, la primera vez que usted se fue para allá, porque ya la contratación tenía, pues varios años.
GC: No, ya tenía varios años, sí.
VD: ¿Cómo fue que usted se animó?, ¿cómo fue que a usted le entró la inquietud por irse a Estados Unidos?
GC: Pues la verdad, la necesidad de, la necesidad que teníamos en aquel entonces, ¿no? Que no teníamos nada en lo absoluto. Como le acabo de decir, mi padre, yo, es un orgullo tener, el haber tenido un padre así, porque mi padre y mi madre como pues, como le digo fueron muy humildes. Mi padre a mi madre la conoció con su gabán en el hombro y a mi madre la conoció con su rebozo nada más y así. Nosotros fuimos de las personas que anduvimos ocupando casas aquí en San Mateo, Xalpa, pero nada más se los prestaban a mi padre.
VD: ¿Para cuidarlas?
GC: Para cuidarlas y así, y poder vivir. Así es que yo viví en diferentes casas, en diferentes. En aquel entonces no era la extensión que tiene ahora San Mateo, nada más éramos contados sus, seríamos unos, ¿qué?, unos cuatrocientos habitantes y muy chiquito, ¿no? Y eran cuatro calles nada más los que ocupaba, ¿sí? Pero en aquel entonces las casas no son como ahora que son unas, ahora son viviendas casi digamos, ¿no? En aquel entonces no, eran un en terr[eno], un extensión de terreno, sí. Y señorita, pues gracias a todo esto también tenemos lo que tenemos, ¿no? Nosotros, tanto mi hermano Perfecto como yo, lo trabajamos, pero gracias a mi padre, a mi hermana y bueno, de paso al otro; el otro no tanto, porque como era el más chico, pues entonces no, pero mi hermana sí también trabajo demasiado. Entonces nosotros lo trabajamos y ellos lo cuidaron.
VD: Claro.
GC: Y gracias a ello, gracias a lo que hicieron mis padres de cuidar lo que nosotros trabajamos y duplicarlo aquí. Porque pos lo ganábamos allá y lo mandábamos para acá y entonces al cambiarlo, pues lo duplicaban ellos, ¿no? Prestándolo a rédito o alquila, bueno, sembrando más sierras que en aquel entonces se proporcionaba. Y entonces, como le digo, el que tuvo la gracia de decir: “Yo soy el padre de los Corrales”, fue mi padre, ¿no? Entonces pues mi madre no es por hablar, pero desgraciadamente así fue. Le decía: “Bueno, ahora, ¿quién es la que…?.” Con una vulgaridad, “¿quién es la que separa el cuello de que tienes a tus hijos?, ¿no eres tú?”. Y así fue de veras, es la verdad, así fue. Pero lo que le digo, le vuelvo a repetir, gracias a esto tenemos, cada quien tiene su casa.
VD: Claro.
GC: Cada quien, aparte de que, de la casa pues yo todavía conservo un terreno que puso a mi nombre mi padre y los cuatro tenemos. Más Perfecto, Perfecto sí ha sido un hombre pues que ha sabido no duplicar, sino triplicar lo que le dejaron mis padres porque tiene bastante extensión de terreno, bastante y aparte de eso, pues siempre, yo lo admiro porque desgraciadamente ha sido un hombre muy trabajador, aparte de trabajador, no ha tenido ningún vicio. Claro que si algún día se llega a tomar una copita, pues se la toma, pero no es persona viciosa. Y un servidor pues desgraciadamente, no me da vergüenza porque como quien dice yo creo que hasta cierto punto sí soy alcohólico, ¿no? Pero no, no soy alcohólico, digamos que para estar tirado o emborracharme así diario, no, no pero sí, yo sí tomo más seguido.
VD: Con más regularidad que él.
GC: Con más, sí, yo tomo más seguido. Sí, pero es normal, ahorita últimamente, bueno, el terreno lo conservo, ahorita mi hermano lo siembra porque yo ya tengo pos problemas de salud, insuficiencia renal. O sea que estoy operado de un riñón, esa es la razón por lo que el terreno no lo siembro.
VD: Y, ¿él se lo está sembrando?
GC: Él me lo, él me lo está sembrando, él me lo está sembrando.
VD: ¿Son terrenos, señor Gregorio, que ustedes compraron desde, con los ahorros que hicieron desde aquella vez?
GC: Sí, con los ahorros. Sí, bueno, lo que le vuelvo a mencionar, lo que ahorraron nosotros lo ganamos y mis padres lo guardan y ellos nos los compraron. Pero Perfecto compró ya particularmente, ¿no?, ya no, eso ya no fue comprado por mis padres, ¿no?
VD: Además él por su lado.
GC: Además ya por su cuenta, porque le digo, ha sido un hombre muy trabajador, muy ahorrativo que no gasta un centavo para otro lado y pues ahí lo tiene. Tal vez a la mera, si hay oportunidad de que lo pueda conocer hoy mismo. Pues desgraciadamente hasta va a decir: “Bueno, este, es el señor éste”, porque anda muy humilde.
VD: Ay no, pero oiga, pos, ¿eso qué tiene que ver? La calidad está adentro.
GC: Pos sí, la calidad está adentro porque aparte de todo eso, también como servidor público ha desempeñado algunos, ¿cómo le quisiera decir?, pos algunos cargos, ¿no? Como el último que tiene o tenía, era ser Representante de Bienes Comunales.
VD: Ay, mire.
GC: Sí, sí, sí. Y un servidor de usted, yo soy un servidor público que estoy activo trabajando dentro del Departamento del Distrito Federal. Yo fui un auxiliar de Intendencia, o sea un barrendero, ¿no?, durante muchos años. Y gracias a todo esto, ahora soy un auxiliar de una administración de un mercado.
VD: Ándele.
GC: Sí.
VD: ¿Aquí mismo en el pueblo?
GC: No, no, en Xochimilco estoy yo, sí.
VD: ¿Allá en Xochimilco?
GC: Sí, aquí no, en Xochimilco estoy. Estoy en el mercado cuarenta y cuatro zona y trabajo de dos de la tarde, o sea que salgo de aquí de su casa de usted a la una de la tarde para checar a las dos y salir a las ocho de la noche y regresar más o menos, ya casi a las diez de la noche vengo llegando aquí a la casa.
VD: Trabaja todo el turno de la tarde.
GC: Así es, todo el turno de la tarde. Así es que así es la vida de pues, corta, corto o más bien dicho, más bien, pues bien vividos, mal vividos, pero así es.
VD: Y señor Gregorio, entonces, ¿su hermano fue el primero que se fue para allá a Estados Unidos, me decía usted?
GC: Sí.
VD: ¿Fue él el que lo animó a usted a irse para allá?
GC: No, no, no.
VD: ¿Cómo fue que usted se decidió?
GC: Digo: “No, pues si Perfecto se fue y ya mandó un poco de dinero”. Y después de que él regresó y cuando él regresó, se fue delgado, ¿no?, y cuando regresó, venía choncho (risas), venía muy gordo, ¿no? También hay otro problema, yo cuando me fui, yo no tenía esta estatura, yo era un chamaquillo así con una estatura como de, como de 1.50 [metros] o así, por ahí así, ¿no? Sí, le digo de así yo muy, muy niño, ¿no?, sí.
VD: Sí, se fue muy jovencito.
GC: Muy jovencito, claro que Perfecto un poquito con un año más de edad, pero él llevaba más o menos veintiún años, sí veintiún años porque él dos años más de edad él tiene. Entonces más o menos entre los veinte, veintiún años se fue por primera vez, sí.
VD: Y usted entonces al verlo que regresaba, ¿eso a usted le dio ánimo?
GC: Claro que sí, pos dije: “Pos si mi hermano puede, ¿yo por qué no?”.
VD: Claro. ¿Qué le contaba?
GC: Bueno, cuando vino, al verlo cómo llegó con su veliz lleno de ropa, ya había mandado un poquito de dinero. Como ustedes sabrán, en aquel entonces el dólar valía $4 pesos con $0.50 centavos, ¿no? Entonces trajo un poquito de dinero, lleno de ropa, lleno de vida, en fin, ¿no?, todo eso. Pero ya desde entonces, desde antes de que él regresara aquí, yo también ya traía, estaba premeditando. Aunque que en mi ignorancia y todo dije: “Bueno, si Perfecto se fue a los Estados Unidos, yo también me voy a ir”. Y así fue y ya se dispuso de esa manera y luego luego se acabó el año, se principió el otro y en marzo nos fuimos a los Estados Unidos.
VD: ¿Se fueron juntos?
GC: Nos juimos juntos, pero no nos tocó juntos.
VD: Ándele.
GC: Llegando ahí él se fue para un lado y yo me fui para el otro, para otro lado, ¿no?
VD: ¿Dónde fue que se contrato?
GC: Bueno, por primer año nos contratamos en Guadalajara, jue donde nos dieron los papeles de Gobernación para...
VD: ¿De aquí se fue a Guadalajara?
GC: Sí, de aquí a Guadalajara.
VD: ¿Usted conocía a alguien, algún contacto en Gobernación, alguien que le diera los papeles?
GC: Había, este, ¿cómo le quisiera decir?
VD: ¿Uno como coyote?
GC: Más o menos, más o menos, los que estaban cerca de Gobernación. En aquel entonces el que nos dio, nos proporcionó para irnos a los Estados Unidos se llamó Gregorio Flores, nativo de aquí del pueblo de San Mateo de Xalpa. Pero él tenía un cargo en aquel entonces de diputado suplente del PRI [Partido Revolucionario Institucional] que en aquel entonces era diputado suplente. Entonces de allí él contrataba, no únicamente, bueno, les daba la oportunidad de que mandar, mucha gente más bien dicho a los Estados Unidos, no solamente de aquí del Distrito Federal, sino que de Morelos, de Guerrero; en fin, del Estado de México, porque de aquí de este pueblo de San Mateo Xalpa fuimos varios. Pero los más que fueron, el más que fue, jue Perfecto, él fue el que fue más años y yo los ocho años. Pero hubo otras personas que fueron, pero fueron una vez o dos veces nada más.
VD: ¿Con este mismo señor que me dice?
GC: Con este mismo, con este mismo.
VD: El diputado suplente.
GC: Sí, con este, sí, con él.
VD: Y ¿ustedes a él le tenían que pagar, señor Gregorio, para que los anotara?
GC: Desgraciadamente así es.
VD: ¿Él los anotaba en una lista?
GC: Claro que sí, sí, desgraciadamente sí.
VD: ¿Con esa lista los mandaba para allá?
GC: Bueno, ya nos ya íbamos allí casi con esa lista a los centros de contratación, como le quiero decir. El primer año yo me contraté en Guadalajara, el segundo me contraté en Irapuato.
VD: ¿Ahí en Guadalajara fue donde firmó su contrato?
GC: Sí.
VD: Ándele. Y, ¿de ahí por dónde se lo llevaron?
GC: A Mexicali.
VD: De Mexicali.
GC: Bueno, a Mexicali. De ahí ya nos trasladaron para el otro lado, El Centro, California, ¿no? Pos ya ese ya la Unión Americana, digamos, ¿cómo le quisiera decir?, pos allá había un centro de contratación, un campo demasiado grande donde cabíamos pos miles de hombres, miles de hombres. Entonces de allí ya venían los rancheros, las compañías que a contratar a los… ¿verdad? Y según a donde, el que quería y el que también a veces el, si el patrón no lo quería, lo rechazaba y tenía uno que seguir esperando.
VD: A que lo...
GC: A que me contrataran, sí. Y yo en lo que corresponde a mí, como le acabo de decir, me fui con mi hermano pero él se fue para otro lado y a mí el que, el ranchero pos no que quiso. Tal vez a la mejor era por lo chiquillo, por la edad entonces, ¿no?
VD: Era muy joven.
GC: Sí, hasta después que llegó el de una compañía de, bueno, de una compañía que se encargaba de contratar gente o hombres para la pisca de la naranja y la pisca del limón, ¿sí? Entonces allí sí dijo: “Yo me llevo parejos a todos los que quieran ir, vamos a piscar naranja y vamos a piscar limón. Los únicos que no me llevo son los que ya tiene edad y los que tienen, están gordos”, dice, (risas) “esos sí no, porque hay que subir a la escalera y hay escaleras de doce pies”. Pos unas escaleras demasiado grandes entonces, y así fue la primera vez.
VD: Entonces y ahí, ¿usted se fue de aquí con su hermano a Guadalajara?
GC: Y hasta, no, hasta El Centro, California.
VD: O sea y, ¿de aquí se fueron en autobús, señor Perfecto, para allá?
GC: Sí, sí.
VD: Y, ¿se fueron con su propio dinero ustedes?
GC: Sí, no, no, no
VD: ¿Ahorrado o pidieron un préstamo?
GC: No, pos el caso es de que, pues la verdad, pues la verdad es que sí fue un préstamo la que se hizo para podernos ir, ¿no? Porque en aquel entonces, bueno, hasta eso que el trasporte de aquí de México a Guadalajara pos no era tan caro, pero de todos en la vida de aquel entonces, pues era...
VD: Sí era mucho.
GC: Si eran $50 pesos, pos era mucho dinero, ¿no? Y para poderlos juntar, ¿no?
VD: Y además llegando allá a Guadalajara, ¿cuántos días se estuvieron ustedes antes de que los contrataran?
GC: Ahí en Guadalajara jue donde menos estuvimos tiempo, nomás estuvimos me parece que seis días.
VD: Ah, ¿rápido?
GC: Rápido. A donde estuvimos demasiado tiempo jue cuando me contraté en Empalme, Sonora. Allí sí fue donde duramos casi un mes para podernos contratar.
VD: ¿Esa fue en la siguiente?
GC: En la, no, no, la siguiente me contraté en Irapuato.
VD: Ah, la segunda vez fue en Irapuato.
GC: Sí.
VD: Y esta primera vez, ¿de cuánto tiempo fue su contrato, su primer contrato?
GC: De seis meses.
VD: Seis meses le dieron. ¿Todo el tiempo estuvo en la naranja?
GC: Sí, sí, las dos cosas, primero el limón y luego la naranja, sí. Primero limón y luego la naranja.
VD: Señor Gregorio, cuando usted iba para allá, pos ya había ido su hermano, ya supimos que pues que ya le había platicado un poco cómo era la vida por allá, ¿qué se esperaba usted?, ¿cómo se imaginaba que iba a ser por allá?
GC: Bueno el caso de imaginarse, la imaginación pos era mucha, ¿no?, Nada más por el cambio de ir… Y la nostalgia de estar lejos de su tierra, ¿no?, sin conocer a nadien, en fin. Pero la resignación que tiene uno para poder, pos yo no hablo así, pero yo vi a otras personas que en realidad aunque con más agallas con ellos y personas que en realidad no se les hablaba, ¿verdad? Aquí en la tierra ni con tarjeta, allá llegaban la nostalgia, o en fin, la busca del ser amado o no sé qué, tal vez, yo no puedo decir, pero yo los vi llorar.
VD: Claro.
GC: A munchos, yo no, no, no. Claro, aunque estaba yo chico, pero yo tenía la fe de poder seguir adelante. Y aparte de esto, allá se encuentra uno igual, hoy es probable que sea peor, ¿no? Pues si en aquel entonces había personas que en lugar de inducirle que cuidara uno su dinero, pos también lo invitaban a uno a...
VD: A tomar.
GC: A tomar, a los centros de baile. Porque habían, ¿cómo?, no me acuerdo cómo les nombraban allá, pero ahí donde yo estuve el primer año había un salón grande, el, le nombraban El Bolero.
VD: ¿Dónde le tocó, en California?
GC: Sí, en Anaheim.
VD: Ah, sí.
GC: Es Anaheim. Ese es el primero.
VD: En este donde estuvo. Entonces me dice que habían allí los centros de baile, los salones.
GC: Sí, sí. Y pos de ahí como nos estábamos también, estábamos cerca, a veintiuna millas estábamos de Los Ángeles. Sí, a veces, de vez en cuando nos íbamos a Los Ángeles cuando en aquel entonces que estaba en su apogeo Miguel Aceves Mejía, los Trío Calaveras, en fin. El caso es de que salía uno, ¿no?
VD: ¿Usted los llegó a ver por allá?
GC: Sí, claro que sí.
VD: Que, pues llegando usted allá, ¿cómo se sintió de estar en el nuevo país, de estar en un lugar...?
GC: Pues desgraciadamente yo me sentí con seguridad, lo que único que estaba temiendo, lo que temía, pos que no me fueran a contratar o algo así, ¿no?
VD: Ah, que lo fueran a rechazar.
GC: Que me fueran a rechazar. Pero ya una vez estando en el centro de trabajo ya me sentí seguro, con seguridad que ya iba yo a trabajar y ya iba yo a ganar dinero, ¿no? Eso es, esa era la, el primero hecho de… Pero ya para el segundo año fue muy, completamente diferente porque ya empecé a saber los lugares donde no podía yo ir, que no me convenía por el calor, por, en fin, ¿no?, ciertas cosas, ¿no? Y sin embargo otro día todavía tenía un poco de temor de decir: “Hoy no me contraté, mañana quién sabe”, en fin, ¿no?
VD: ¿Se tardaban tiempo?
GC: Sí, sí.
VD: En salir. Y allá en California, señor Gregorio, su primer trabajo fue entonces siempre en la naranja y en el limón. ¿Usted había hecho alguna vez un trabajo similar aquí?
GC: No, nunca en la vida.
VD: Y, ¿se sintió cómodo trabajando?
GC: Pues sí, el caso es de que, bueno todo esto, como este, ya como le digo ya teníamos la costumbre, el hábito de trabajar; ya no fue difícil, sino que ver a los otros, los que ya habían ido, ver de qué manera pues se desenvolvían, ¿no?, de qué manera piscaban, ¿no? Ahora el señor Cirino ya había ido y uno, o creo que un año ya también le había tocado la pisca de la naranja. Así es que digamos, ya estaba muy práctico para eso y como le dije, aparte de práctico pos muy coyotón, (risas) ¿no? Siempre escogía donde había, estaba mejor y uno de nuevo, pos no, pos agarrábamos la escalera y donde caía uno, ¿sí?
VD: Ya después se fue haciendo de experiencia.
GC: No, pos sí, ya de experiencia al siguiente año y así. El caso es que pues no fuimos muy buenos, pero desgraciadamente Perfecto sí fue uno de, uno de los buenos. El caso de que, cuando yo estuve con él que nos tocó juntos de en el ese y nos tocó piscar durazno, digamos, él fue el campeón. Porque llegó a piscar este, doscientas treinta cajas de durazno. Y había otro que lo seguía también, que era de, no me acuerdo de quépero era de Michoacán. Era el segundo y yo que venía quedando en el tercero, porque yo más o menos le pegaba a las doscientas cajas de pisca.
VD: De durazno, ¿doscientas cada cuando?
GC: Cada, cada día.
VD: ¡Cada día! ¡Ay, qué barbaridad!
GC: Cada día, sí. No, no, es que, es que desgraciadamente el trabajo es como en todo, si trabajas hay dinero y si no trabajas, pos no hay dinero. El que no quería trabajar nomás piscaba unas cuarenta, cincuenta para él solo, ¿no? Ganaba para él solo. Ya luego ahí se iba a sentar, tomaba su refresco o su agua y uno no, desde que entraba uno y órale, hasta que no terminaba la hora de decir: “Hasta aquí se completó el pedido de cajas”. Porque este, aunque eran rancheros, no tenían digamos, aquella facilidad de decir: “Voy a piscar todo el día hasta donde aguanten los trabajadores”. No, el ranchero les daban una cierta cantidad de cajas.
VD: Ah, un pedido.
GC: Un pedido y una vez se ajustaba al pedido, ora sí.
VD: ¿Hasta ahí terminaban?
GC: Hasta ahí terminaba a la una, dos de la tarde, a las tres, pero nunca hasta las cinco o seis de la tarde.
VD: ¿No trabajaban hasta...?
GC: No
VD: ¿Hasta que ustedes pudieran?
GC: No, no.
VD: Era nada más a completar el pedido.
GC: Sí, a completar el pedido. Porque en primera, nosotros pues con aquella gran, bueno, con aquella suerte que corrimos en aquel entonces este, pues nos tocaron buenos lugares y buenos rancheros, ¿sí?
VD: ¿Usted trabajó directo con el patrón?
GC: Sí.
VD: ¿O con los mayordomos?
GC: No, no, no, con el patrón. Bueno, los mayordomos en todas partes y en esos años, había mayordomos porque los mayordomos eran los intérpretes, digamos, no, un tipo de capataz, ¿no?
VD: Ándele
GC: Que nos cuidaba y nos decía: “Bueno, esto está bien, esto está mal”, ¿no? Y decía: “Bueno, esto está bien”. Y si no, pos ellos mismos decían: “¿Sabes qué?, está mal”.
VD: Ellos le decían cómo hacer el trabajo.
GC: Sí claro, sí. Y venía el ranchero, el dueño de los files [fields] o los campos, dice: “Bueno, ¿pos sabes qué?, que el trabajo no está yendo bien en esto y en esto”. Entonces ya cuando, como intervenían ellos.
VD: ¿El mayordomo casi siempre hablaba español?
GC: Las dos, los dos. Un mayordomo digamos, era un pocho, sí, un pocho para poder este, hablar tanto el español como el inglés. Sí, él era el intérprete de nosotros, sí.
VD: Y con los mayordomos, ¿cómo era su relación, se acuerda, señor Gregorio?, ¿qué tal los trataban los mayordomos?
GC: Desgraciadamente ya era un trato completamente pues, claro que no accesible, ¿no? Ellos cumplían con su trabajo pero tampoco era de que lo mandaban a uno este, o tratándolo a uno, bueno, al menos yo no.
GC: ¿Los que le tocaron a usted?
GC: No.
VD: ¿No le dieron mal trato?
GC: Un mal trato, ninguno, no me quejo de ellos.
VD: ¿Tuvo una relación más o menos buena?
GC: Pues sí, bueno, nada. No solamente conmigo, sino que con todas las personas que estábamos en el campo. Porque había campos donde no nomás estábamos abordados ni cincuenta ni veinticinco, una cantidad de doscientos. Yo estuve en, precisamente en ese año que estuve el primer año, éramos ochocientos, era un campo demasiado grandísimo, ¿no?
VD: Y, ¿dónde vivían ustedes?
GC: En barracas.
VD: ¿En barracas vivían?
GC: Sí, o sea que las barra[cas]. Bueno, ese campo, nomás había cuartitos donde nomás estábamos seis en cada cuarto.
VD: ¿Como de las que eran tienditas de lona?, o, ¿estos eran cuartos construidos?
GC: No, cuartos hechos de… Pero ya ve que Estados Unidos hay muncho, este, muchas casas de madera.
VD: ¿De madera las casas?
VD: De madera, las hacen de madera, de, algunas son hasta, ¿cómo les nombran?, proportátiles, algo así.
VD: Sí.
GC: Que las trasladan de un lado a otro.
VD: Sí, sí.
GC: Bueno, el primer año en esas estuve. En la segunda, pues ya también estuve en, ahí en King City estuve, pero ahí el campo era demasiado grande, ahí estábamos muchísimos también. Pero ahí sí las barracas en un, en cada barraca estábamos más de cien, ciento cincuenta. Porque eran tres, eran tres hileras, una en medio y una en cada orilla, pero las barracas eran muy largas.
VD: ¿Todo lleno de camas?
GC: Sí, todo lleno de camas y cada quien donde ponía uno su ropa, pues acomodaba nada más en cajas, en cajitas una sobre de otra y ahí ponía uno su ropa.
VD: Ahí.
GC: Sí.
VD: ¿Nunca le robaron a usted nada por ahí?
GC: No, eso es lo primero que estaba prohibido cualquier cosa. Y si había alguna persona y se sospechaba de ella este, lo reportaba uno con el capataz y decía: “¿Ta seguro que fue fulano?”. No, pos que: “Sí”. “Agarra tus cosas, compón, tus cosas”. Y lo mandaban al centro de, lo retachaban luego luego para el centro de contratación. Así es que por tal motivo casi rateros no había.
VD: Sí se comportaba la gente.
GC: Y sí llegaban a hacerla, a llegar a, bueno, que eso llegaba a ser maldades, ¿no? Y pos también a otra de otro, también el que quería. Había muchos que les gustaba jugar a la baraja, nada más la pura baraja porque otro tipo clases de juego, dominó o algo así, no. Baraja y a apostar su dinerito, lo de la semana y se perdía y bueno, en fin, ¿no? Y unos se quedaban allá, cuando se terminaba el contrato unos se quedaban allá a navegar, a ver si los volvían a recontratar. ¡Estate quieto! A recontratar.
VD: ¿Ahí mismo en el centro de contratación?
GC: Sí, pero ya para donde ya lo estaba uno, donde lo iban allá uno a trasladar a México, allí era.
VD: Allí mucha gente sí se quedaba.
GC: Mucha gente sí.
VD: Usted terminando su contrato de seis meses, señor Gregorio, ¿no se quiso quedar por allá un tiempo más?
GC: No.
VD: ¿Ya quería volver?
GC: Claro que quería volver.
2do: (ruido)
GC: ¡Cállate y vete para afuera!
VD: ¿Quería usted regresar para acá ya?
GC: Pos sí, no. Y sucedía lo mismo, un tiempo acá y ya me quería ir otra vez nuevamente para allá. (risas) Sí, así es que ya se iba uno habituando a los dos, tres años, nombre.
VD: ¿A usted le gustó desde la primera vez haber trabajado allá, señor Gregorio?
GC: Pos la verdad sí, la verdad sí, sí me gustó porque pos desgraciadamente, como le acabo de decir, pos bueno, pos con la guía del señor este Cirino. Que le digo: “Bueno, tú estas trabajando acá, ¿quieres ser mi amigo? Manda todo tu dinero para los Estados, para México. Te quedarás con unos cuantos centavos para lo que necesites en la semana, ¿no?, unos cigarros, en fin, ¿no? Pero lo demás lo tienes que mandar para tu casa si quieres que yo sea tu amigo y si no.. También cuando en ese año nos, como estuvimos juntos en el mismo lugar, ya en el mes de, me parece que octubre, no recuerdo muy bien, pero entre octubre y casi por a fines de octubre ya para principiar noviembre, dice: “Bueno”. Dijeron: “Bueno, se acaba esto, se van a quedar a podar y a todo eso, ¿no? Hay, trabajo va a haber”. Pero que el invierno es muy pesado allá, es bastante pesadísimo sobre el estado de California, claro, naturalmente. Y sin embargo, también lo que es el Valle Imperial por Caléxico y bueno, que Brownsville. Bueno, en fin, diferentes partes, Coachella y todo eso también es muy duro el invierno porque diario llueve y no se puede trabajar.
VD: Y no hay trabajo.
GC: Y un año me quedé allá, un año completito me quedé allá. Pero no me volvieron a quedar ganas de volverme a quedar un año más por el hecho de que hubo días que quedamos a deber lo que, con los que nos daban de comer.
VD: ¿No salía el trabajo?
GC: Porque no se podía trabajar porque llueve, llueve demasiado. Ora la, ora para el lado del, ¿cómo se llama?, de la costa, el invierno también es muy duro porque la helada pos es pesadísima. Aparte allá no puede uno andar nada más con la camisita.
VD: Tienen que andar bien cubiertos.
GC: Hay que traer una, la camiseta de manga larga, una sudadera, la camisa y aparte la chamarra. Ora, en los pies traía uno dobles calcetines, uno de lana y otro traía acrilán y dobles pantalones y así. Es muy duro todo eso de por ir, es el motivo.
VD: Y usted entonces, ¿prefería ir y venir?
GC: Sí.
VD: Estarse allá una temporada, regresar aquí a México.
GC: Y volverme a, volverme a ir.
VD: Y, ¿qué hacía cuándo se regresaba para acá?
GC: Ayudarle a mi papá
VD: ¿En el campo?
GC: Sí, nomás que aquí llegaba uno y no se quedaba uno aquí nada más que: “Vamos a descansar un rato”. No, porque para aquel entonces, mi padre ya no únicamente tenía de, bueno esos terrenos que conservamos hasta hoy. En aquel entonces el dueño se los tenía prestados. Primero porque les daba la mitad, bueno, digamos los sembraba a medias. Él los seguía sembrando a medias. Pero aparte de eso, con el dinero que juntaban ya tenía otros pedazos, en aquel entonces grabados o empeñados, ¿no? Entonces por eso, por tal motivo que ya era lo triple de lo que cosechaba él, ¿sí? Y aparte, como le digo, mi hermana trabajó mucho ayudándole a ellos, porque mi padre sembraba haba o sembraba frijol o sembraba calabaza y mi hermana era la que lo realizaba.
VD: Ah.
GC: Ayudaba mucho.
VD: ¿En el campo?
GC: Claro que sí. Orita propiamente hubo una discusión con mi hermana y le digo: “Pos gracias a Perfecto y a Gregorio, tenemos lo que van a tener ustedes”. O se los decía a los sobrinos: “Gracias a ellos”, dice, “porque ellos lo trabajaron, nosotros lo cuidamos y hasta ora lo conservamos y lo conservamos para ustedes”.
VD: Mire nada más, desde aquellos años.
GC: Porque es media, media claridoso, ¿no? Porque ojalá y lo dijera en ese tono. No, ella lo dice en otro tono más fuerte, más grosero, ¿no? Sí, pues así es la vida.
VD: Y entonces casi desde que ustedes se empezaron a ir y le empezaron a mandar dinero a su familia pudieron sus papás empezar a comprar los terrenos y empezar.
GC: Propiamente este, bueno, daba hasta allá hasta, todo hasta la banqueta; no, no era esa tirita. Nada más que cuando construyeron este kínder, a mí me quitaron todo esto. Ve de ahí para arriba, lo que sigue es de mi hermano, el otro, el más chico, está más angosto lo único, nomás dejó la pura calle pero aquí este pedazo era una vereda nada más. Entonces una vez donaron ese pedazo, pues claro que lo donó, lo donó con doble sentido, ¿no?, para poderlo fraccionar. Y así como ha sido este, San Mateo creciendo en la cosa demográfica.
VD: Claro, de habitantes
GC: Sí, y habitantes. Ora no, pos ora pos simplemente el pedazo que tengo casi ya estoy quedando solo. Porque de, ya de los, de dos lados, de tres lados ya fraccionaron.
VD: Ya.
GC: Ya fraccionaron.
VD: Y entonces usted venía para acá, trabajaba en el campo un tiempo y cuando venía otra vez la siguiente temporada, ¿se volvía a contratar?
GC: Lo mismo, sí.
VD: ¿Con este mismo diputado, siempre fue con éste?
GC: Sí, con este, con él mismo, exacto, sí. Para qué yo le voy yo a decir que yo anduve navegando, que fui a Gobernación y que fui a… No, no, con ese mismo.
VD: Y, ¿ustedes cómo lo conocieron a este señor?
GC: Pos era conocido porque era de aquí.
VD: Ah, porque era de aquí, sí es cierto.
GC: Era de aquí, era de aquí, sí. Ora hablando de eso, yo le digo, yo no me quejo así como tal vez a la mera. Perfecto sí, si lo vemos, le dirá, también él un año le fue mal y yo también un año me fue mal, que para serle franco en aquel entonces, yo tuve que pedir limosna en la frontera para completar y venirme para acá.
VD: Ándele. ¿En dónde fue que estuvo ese año?
GC: En Burland(??), California.
VD: En California.
GC: Sí.
VD: ¿Le tocaron distintos trabajos ahí?
GC: No, uno, la pisca de tomate.
VD: Ah, en el tomate le tocó.
GC: Me tocó en el tomate, pero nada más que llovió.
VD: Digamos que en la última parte del año, ¿fue cuando ya no estuvo bien la cosecha?
GC: No, pos hasta eso que ni fue en la parte del año, jue, parece que jue en agosto o algo así.
VD: ¡Válgame!
GC: Sí, fue a la mitad. Que de por sí, en ese día nada más llevaba yo un contrato por cuarenta y cinco días.
VD: Y, ¿se lo renovaron por allá?
GC: No, no, nos echaron para México. Nos echaron, por eso le digo a usted que ese año me fue mal a mí.
VD: Ah, ese fue un contrato nada más de cuarenta y cinco días.
GC: De cuarenta y cinco días, sí, con la, bueno, con la opción de que nos habían prometido que nos los iban a renovar por otros cuarenta y cinco días.
VD: Y no fue así.
GC: Y no fue así.
VD: Y entonces, ¿terminó usted sin dinero ni siquiera para regresarse?
GC: Ni para regresar siquiera.
VD: Lo dejaron, ¿por dónde salió usted?, ¿por dónde regresó a la frontera?
GC: Igual.
VD: ¿Por Mexicali?
GC: Desgraciadamente… No, este, el americano en aquel entonces a donde lo iban a traer a uno contratado, a ese mismo lugar lo volvía uno, lo volvían a llevar y ya una vez. Y entonces ya lo echaban a uno para México, ahora sí: “Que Dios te acompañe”. Allá en Mexicali y de allí con el poquito, todos, casi todos, casi todos. Raro es el que se quedaba por ahí, no raro, muchos se quedaban por ahí pa cruzarse de alambres. ¡Uy!, ya estaba conocido, ¿no? De ahí pos la, el cruce, el alambre era… Ora creo que hay bardas, no sé qué. Lo veo por...
VD: ¿Antes así de alambre?
GC: Era de alambre y del otro lado, por el lado, de Juárez y todo eso, era el Río Bravo. Ese eran los mojados, o son los mojados hasta ahora.
VD: Y entonces me dice que usted tuvo que regresar y ahí tuvo que pedirle a la gente que le ayudara, señor Gregorio.
GC: Sí, sí.
VD: ¿A los mismos braceros que estaban ahí?
GC: A los mismos, sí, a los mismos, los que iban para adentro son los que … Y bueno, en aquel entonces, en aquel entonces la vida era muy bonita porque nos veíamos como, digamos como hermanos de raza, ¿no? Si llevaban un centavo, aunque sea los $50 en dólar, era mucho, o los $10 pesos en dinero mexicano, que como ya estábamos de este lado, pos de todas maneras ya fuera dólar o mexicano de todas maneras servía.
VD: Y, ¿la gente se portaba solidaria con ustedes?
GC: Claro que sí. Ya cuando llegué ya al Distrito Federal, pos yo llegué sin dinero, llegué ahí a Buena Vista.
VD: A la estación.
GC: Pero como siempre, en aquel entonces había almas caritativas. Yo encontré, llegué a las dos de la mañana y sin conocer ni nada y las terminales, que no como ahora ya usted se puede quedar. En aquel entonces lo dejaban a uno en la calle. Sí, pos no faltó por ahí un alma caritativa de los choferes de los taxis, taxis de aquel entonces, dice: “¿A dónde vas paisano?”. Dije: “No”, ya le dije a donde. Le digo: “Pos sabe de que no traigo un quinto, pero llegando allá a donde me vas a llevar, allá te pagan”. Entonces yo vivía allá, entonces no como ahora que está pavimentado todo. En aquel entonces no, ni la bajada de allá de donde andaba no estaba pavimentada en aquel entonces.
VD: ¿Era terracería?
GC: Era terracería, era terracería. Ya llegué y le dije a mi padre que pagara el taxi. En aquel entonces sí era un poquito caro, porque, pero pos pal favor, nombre.
VD: Y hasta allá.
GC: Uno agradecido, agradecidos los padres de uno, mi madre, mi padre, $25 pesos me cobró, en aquel, ¡uh!…
VD: ¿El viaje hasta acá?
GC: El viaje, o sea en 1953 sería.
VD: ¿En su tercer contrato?
GC: Sí.
VD: Y, ¿qué le dijeron sus papas esa vez que regresó, señor Gregorio?
GC: No pos ellos, pos mire en realidad como le acabo de decir, mis papás, mis padres fueron tan sensibles y tan comprensivos que en lugar de ponerse en una forma así, no, los dos empezaron a llorar.
VD: Claro.
GC: ¿Sí? Bueno, fíjese que lo ve, recordar es vivir. (llanto)
VD: Ay, cómo no. Pues recuerdos tan fuertes y tan bonitos al mismo tiempo, cómo no.
GC: Bueno...
VD: Pero mire, pues con el apoyo de sus padres...
GC: Yo hago esto porque, yo me quede aquí porque en ese año mataron a mi padre, eso es.
VD: ¿Después de que usted regresó del norte?
GC: Después de que… No, ya iba yo a salir otra vez a los Estados Unidos.
VD: Y, ¿ya por eso?
GC: Y ya no, me quedé en 1959, yo salía en, si me hubiera prestado vida en aquel, bueno, vida sí, hubiera llegado al termino, pues a lo mejor no hubiera visto a mi padre, digo. Yo creo que eso ya lo traían premeditado, porque mi padre quedó tirado por allá por la orilla del… Allá en el cerro, le metieron un balazo por la espalda.
VD: ¿Fue de un pleito aquí?
GC: No, no hubo pleito. O tal vez al haber habido, haiga habido pleitos que él nunca quiso decir. Pero la luto, las investigaciones y todo, pos es que en aquel entonces también teníamos un tío hermano de él, pos la envidia, la envidia. O como le acabo de decir, mi padre no traía nada y con el tiempo pos que de cada quien casa y terrenos y todo eso, pos eso era la envidia de la familia.
VD: Claro.
GC: De la familia, sí. Y ya le digo, esa es la única vez que estuve cuarenta y cinco días en los Estados Unidos y que me fue mal.
VD: Le fue mal y regresó. Y después de esa vez, señor Gregorio, ¿le quedaron todavía ganas de regresar?
GC: ¡Claro!
VD: ¿Auque le había ido mal?
GC: ¡Claro que sí!
VD: ¿Qué pensaba usted?, ¿que a lo mejor una nueva vez y le iba mejor?
GC: Pos claro, sí. En aquel entonces me tocó en Oroville en la pisca de tomate, sí. Y yo, y de todas maneras, también por cuarenta y cinco días.
VD: Entonces se fue usted con todo y que le había ido mal en uno, se animó a seguirse llendo para allá.
GC: Sí señorita, claro que sí. Le digo, si eso fue, eso fue lo último, que ya no, ya no me fui por el fracaso que hubo acá en la casa, si no, me hubiera seguido yendo, ¿no? A la mera, pos yo me hubiera… En ese año es probable que viéramos, era la mira de buscar el patrón pa que le diera a uno la carta, pa poderse, ¿no?, nacionalizar, pero... ¿Cómo le nombraban en aquel entonces?
VD: ¿De hacerse residente?
GC: Hacerse de eso, eso.
VD: O sea, ¿usted en algún momento tuvo la intención de quedarse ya por allá definitivamente, señor Gregorio?
GC: Al último, al último sí, esa era la intención, ¿no?
VD: ¿Le gustó la vida por allá como para quedarse?
GC: Ah, bueno, claro que naturalmente que sí, señorita. Sí, naturalmente que sí porque la vida es muy diferente, ¿no? Aunque le digo, se siente la nostalgia de estar fuera de su terruño de oro, de hoy y no estar cerca de sus familiares, la en aquél entonces ¿pos qué? No, no es por otra cosa, pero estar aquí cercas sin, pos sin compromiso más bien dicho, ¿no?, compromiso con novia, claro que no, de esposa tampoco.
VD: Estaba usted soltero y libre.
GC: Taba soltero y libre, ¿no? Así es que tampoco la vida de allá como para quedarme y buscar una persona ahí, no, porque pos tampoco nunca no me gustó.
VD: ¿Por qué no le gustaba?
GC: Por la forma en que vivían, contrato, más bien dicho, un contrato matrimonial. No sé si hasta ahora se exista, ¿no? Pero en aquel entonces se casaban, no se entendían, tanto el hombre como la mujer buscaba los papeles, era residente, deshacían su matrimonio y yo no.
VD: ¿A usted no le parecía?
GC: No, no, pos la verdad no. Yo a lo que iba, a lo que iba, señorita.
VD: Dice usted, entonces, ¿le hubiera gustado pues quedarse por allá por lo menos un tiempo más para vivir?
GC: Pues sí, si hubiera conocido, pos si me, bueno, si hubiera, no hubiera habido ningún percance aquí en la casa, pues sí. A la mera me quedó o a la mera hubiera estado un tempo al, un tiempo por allá y me hubiera regresado. Ya con un, con cierto capital que pues sí, que ya había aquí porque ese capital por nada y se acaba este, señorita.
VD: Claro.
GC: Sí, porque entonces el hermano que va a usted a conocer este, un año completo estuvimos sin trabajar, subir y bajar porque como le digo, como mataron a mi padre, entonces este, subir y conocer a fulano, que ir a los juzgados que, y era de puro dinero y de puro dinero y sin meter nada, ¿no? Entonces nada más andábamos agarrar y agarrar y agarrar hasta que por fin intervino un tío que ya murió. Y que ese tío tanto nos llevó con el federal, bueno, el policía federal y él mismo nos sacó al ver que no había, no, no, no se solucionaba nada. Pero eso lo debía de haber hecho desde un principio porque pos uno ignorante. Tábamos ignorantes porque pos qué, ta bien que ya tenía uno, yo ya tenía veintiocho años, ya tenía de edad. Y, pero en esos, en los años de, los años anteriores, yo no había vivido aquí. Yo no había vivido aquí, así es que ignoraba hasta para bajar a la capital. Yo no conocía nada del, pues bueno, la conocía la capital, pero pos no sabía andar, sí.
VD: O sea que buena parte de esos años de sus diecinueve, de sus primeros veinte años, ¿los pasó pues por allá en Estados Unidos?
GC: Sí, en Estados Unidos, allá los pasé, sí señorita.
VD: Y, de todos, ¿usted alguna vez le tocó del otro lado en Texas?
GC: No, no, no.
VD: ¿Para allá nunca fue?
GC: No, nunca fui. Este, no me acuerdo la este, el lugar este, que estaba casi dentro del lindero de Arizona, pero era California.
VD: ¿Todavía era California?
GC: Sí, era California.
VD: ¿Entonces siempre sus contratos fueron en California?
GC: [Es]tuve, sí, este, estuve en California.
VD: ¿Por que usted los escogía o por que lo mandaban?
GC: No, no, no. Bueno, más bien dicho yo ignoraba los lugares a donde iba ir a dar, ¿no?, ignoraba.
VD: ¿Usted no podía escoger?
GC: No, no, sí, escoger sí. Precisamente, si me decían: “Necesito tantos hombres pal Valle de Coachella”. Dije: “No, yo allá no voy porque es un calorón y hay que ir a la altura de…” La planta del dátil es demasiado grande, ¿no? Así es que hay unas escaleras de casi treinta, cuarenta metros de altura, ¿no? Entonces no, y la altura para mí siempre ha sido, pues no amiga mía, yo siento náuseas.
VD: ¿Le da vértigo, se marea?
GC: Sí me da, me da vértigo, entonces por tal motivo.
VD: Entonces ahí usted… Pero por ejemplo, si le daban a escoger, no, ¿nunca tuvo la opción de irse para el otro lado para Texas, por ejemplo?
GC: No.
VD: ¿Para otros estados?
GC: No, nada, nada más, bueno, no. No, la verdad no. Yo sabía, bueno, más bien en pláticas, más él que le digo que fue mi guía este, don Cirino, me había dicho más o menos los estados y las partes donde era. Bueno, era muy caluroso,es la, el peor enemigo para el trabajo, ¿no? Y que era también, había, se acababa muy pronto el trabajo.
GC: Tampoco nunca tuve el orgullo de decir: “Fui a Oregon”, o, “fui a Washington”, o, “fui a Nevada”, todo eso de por ahí, no. Y fíjese: “también el frío es muy duro por ahí”, pero por ahí como hay que la manzana, la pera y todo eso, ¿no?
VD: ¿Allá nunca le tocó?
GC: No, nunca me tocó.
VD: ¿Siempre por acá por California?
GC: Sí, siempre por California. A pesar de que tuve le, pues digo la gracia de piscar el durazno, la ciruela, la nuez, eso, ora el jitomate, sí, la cebolla, la esta, ¿cómo se llama?, la uva.
VD: Ah, ¿también le tocó la uva?
GC: La viña, sí. Yo estuve en Arvin, allí está el pura viña, pura viña. La zanahoria fue cuando estuve en King City. Pa las dos cosas, tanto pa la marqueta, o sea que para la tienda, más bien dicho, ¿no? Es la tienda la marqueta, bueno, allí seleccionar a la zanahoria, ¿no? Casi todos los bines a la medida. Y lo mismo para el, le decían, le nombraban el tapeo ya en balde o en costal para el jugo de zanahoria.
VD: Y de todos esos trabajos que hizo, ¿cuál se le hizo más pesado, señor Gregorio?
GC: Bueno, hubo uno, el desahije de lechuga y, ¿cómo se llama?, y betabel.
VD: El betabel.
GC: Sí, porque ese lo siembran en sureo, bueno en, le nombran field o surco de los dos lados, ¿no? Y hay que pasarse las horas completas agachado con un azadoncito de, con un cabito de cincuenta centímetros, dale, dale.
VD: Todo el tiempo abajo.
GC: Todo el tiempo, todo el tiempo abajo porque hay que separar la lechuga de un, digamos de veinte centímetros o dieciocho, por ahí así y al puro tanteo y dejar uno, uno, uno nada más y lo demás hay que tirarlo.
VD: Y, ¿todo ese fue el trabajo que a usted le pareció más duro?
GC: Sí, más duro, sí, por el cansancio.
VD: De todo, porque pues me imagino que muchos de los trabajos que usted hizo por allá nunca los había hecho aquí.
GC: No, ni los conocía siquiera.
VD: Muchos, ¿como qué no conocía por allá?
GC: Pos la verdad, como por ejemplo todo.
VD: Casi todo.
GC: No, no, no, por ejemplo, sino que yo desconocía todo.
VD: ¿Todos eso cultivos fueron nuevos para usted?
GC: Fueron nuevos para mí.
VD: Y todo lo que aprendió por allá en el campo, ¿le sirvió alguna vez por acá, señor Gregorio?
GC: No, no, es completamente muy distinto aquí. Hasta aunque siembre usted la zanahoria, aquí no.
VD: ¿El sistema es distinto?
GC: Es distinto. Allá es, bueno como allá se proporciona primer lugar la tierra, que son campos inmensos, ¿no? Son planíos, sí, planíos, sí, así es que los surcos más cortos son de cien metros, de doscientos, sí. Y allá que, aquí pos los siembra, sembraba uno, los siembra, todavía hay personas que los siembran con animales, con bestias porque no se puede, ¿no? Y sin embargo, ahora últimamente ya hay este, pues maquinaria, ¿no?
VD: Tractores.
GC: Sí, ya y allá no, pos ya desde aquel entonces pura maquinaria.
VD: Y ahí donde usted estaba trabajando, ¿siempre fueron puros braceros, puros mexicanos o también había trabajadores de allá?
GC: Sí, sí había trabajadores. Como por ejemplo, cuando estuve en la pisca de la naranja el primer año, habíamos de los dos, había braceros y había, de paso hasta mojados había y los residentes de allí, estábamos casi por mitad.
VD: ¿De la gente de allá?
GC: Sí.
VD: Y de los que eran de allá, ¿eran digamos, mexicanos de origen o norteamericanos?
GC: No, pos casi lo más, la mayor parte eran mexicanos.
VD: Mexicanos.
GC: Sí.
VD: Y, ¿cómo era su relación con esos otros trabajadores?
GC: Pos con cierta, cierta distinción, señorita. Pues casi digamos que yo creo que es como todo, al llegar allá pos ya se va a acabar el trabajo, ¿no? Pero desgraciadamente pos no era así, porque imposible de que ellos iban a hacer todo el trabajo.
VD: ¿Les decían a ustedes que ustedes les iban a quitar el trabajo?
GC: No, no nada, únicamente nada más con la dife[rencia], la indiferiencia en que lo veían a uno, ¿sí? Claro, allá llegaban a convivir con alguna persona, pero casi no
VD: ¿Casi no andaban con los residentes?
GC: No, no, no, cada quien a la hora de la comida cada quien por su lado.
VD: Y usted, ¿llegó a hacer amistad con alguno de ellos por allá?
GC: No, no, no, ¿pa qué le miento?, no.
VD: No, no anduvo tras de eso.
GC: Y claro, cuando el segundo año que estuve en King City que nos tocó la pisca de, bueno, la cosecha de la zanahoria, allá había, allá había, bueno porque ahí éramos cientos, éramos muchos.
VD: Y, ¿eran de los dos también?
GC: De los dos. Y, pero ahí había, ahí había de los dos, hombre y mujer.
VD: Ah, ¿también había mujeres trabajando en el campo?
GC: Sí, hay trabajadoras, hay trabajadoras. Quién sabe ahora, yo creo que sí es lo mismo, así es.
VD: Y, ¿trabajaban al parejo con los hombres, las mujeres que estaban allá?
GC: No, unas más ágiles todavía que uno, porque unas ya estaban habituadas allí, ya conocían todo el trabajo, así es que para ellas, no sé. Muy ágiles de manos y uno pos cada parte donde iba uno a dar era una cosa muy distinta porque no iba uno, como no iba uno a hacer lo mismo.
VD: Y tenían que ir aprendiendo.
GC: Pos sí, digamos como por ejemplo, volvemos a la primera parte donde bueno, en la primera parte donde estuve, allí todo se cosechaba, se cosecha o se cosechaba con tijera. El limón se va cortando con tijera, muy rápido, ¿no? Nomás es de agarrarle el modo, la forma de poder cosechar rápido, la naranja igual.
VD: Las tijeras, las herramientas, ¿se las daban allá?
GC: Sí, todo, tanto el balde o el costal, todo, todo ya, guantes y todo.
VD: ¿Sus guantes también?
GC: Sí, también, sí. Yo como por ejemplo, yo a ninguno ni el limón tiene, ya ve que tiene espinas; la naranja, pos la varita es muy dura, ¿no? Pero yo como desgraciadamente los guantes pues no los sabía usar más bien dicho.
VD: ¿No se los quería poner?
GC: No me los ponía y al tal tiempo, pos los dedos se ponen pues en una forma callosas, ¿sí? Y duros que ya no como quiera se espina uno.
VD: ¿Ya aguantaba más?
GC: Sí, sí, ya aguanta uno más. Así es que yo ya no, con decirle que yo una vez yo pisqué una, ¿cómo se llama? Ellos les nombraban una zeta de, una zeta, pero con cuatro árboles. Los árboles estaban completamente pos cargados de naranja, ¿no?, pero pues yo vi que nadie los piscaba, pues yo los fui a piscar. Y, ¿sabe por qué no los piscaba? Porque les estaba ocupada de esta hiedra.
VD: ¡Ah!
GC: O le decían allá la hierba mala, ¿verdá? La mala mujer, que le dicen. (risas) Sí, le nombraban así, por eso no la piscaban, porque pos tal vez a la mera, yo como no sabía ni nada de todo eso, pos a mí no me pasó nada.
VD: ¿No se lastimó las manos?
GC: No.
VD: ¿No le salieron ronchas?
GC: No, nada, ni ronchas, nada, nada. No me salieron nada y tenía de esos cuatro árboles, tenía setenta cajas. Porque son unos árboles, estaban pero… Y la naranjota grande.
VD: Y, ¿lo sacó todo?
GC: Sí, lo saqué, fui y los pisqué. Y eso sí, nadien me dijo nada hasta que ya después de eso, ya pasó el tiempo, me dijo el mayordomo, dice: “Oye, ¿no sientes nada?”. Le digo: “No, ¿por qué?”. Ya hasta después dice, nos dice: “Mira, no es por asustarte, no es, porque es probable que vamos a ir a otro campo donde haiga otra mata de esas”, dice, “esa es, esa es hiedra, o sea hierba de la mala mujer”, dice, “y nombre”, dice, “yo creía que te iba a llevar al doctor.” Porque hasta el doctor dice que dan unos calenturones pero fuertes, duros.
VD: Y, ¿nadie le avisó, nadie le dijo?
GC: No, no, no, nadie me dijo nada. Ya con una vez vieron que llevaba yo un árbol, luego pasé al otro y luego lo pasé al otro. “Pos ya déjenlo”, ¿no? “Déjenlo, no le digan nada”.
VD: Y, ¿no le hizo mal ni siquiera?
GC: Nada, nada, nada.
VD: Ay, qué suerte, qué suerte.
GC: Sí, ¡híjola!, así es la cosa.
VD: Oiga señor Gregorio y entonces en los lugares en los que usted estuvo, me decía que tuvo oportunidad de visitar algunas ciudades y, como Los Ángeles y eso en sus días de descanso, además de pues, ustedes trabajaban hasta los sábados, ¿verdad?
GC: Sí.
VD: Y en sus días de descanso se iban. ¿Qué hacía usted los domingos que descansaba?
GC: Pos cuando hubo oportunidad conocí primero Los Ángeles, segundo Sacramento, tercero San Francisco, que son los principales ciudades y otras de otra; otras ciudades como lo que tenía uno más cerca más bien dicho, los, las ciudades que ahora son.
VD: Y, ¿le gustó, le gustaron las ciudades?, ¿cómo las veía?
GC: Bueno, pos sí, ¿no? Yo creo que este, digo, como Los Ángeles hay mucho mexicano, ¿no? Lo mismo en Sacramento, igual, San Francisco no se diga, hay partes donde encuentras. Casi en esas ciudades en aquel entonces encontraba hasta en los pueblos, encontraba uno cocinas donde, como había tanto mexicano que prestaba sus servicios como campesinos, entonces había muchas partes donde hacían comida mexicana. Y es lo mismo que le digo que en Los Ángeles, también en aquel entonces había comida mexicana. Nomás que pos bueno, nos llevaban los que ya habían ya, como por ejemplo, le vuelvo a repetir, el primer año como estuve cerca de Los Ángeles, jui con don Cirino pero ya después que no me tocó con él, pues ya íbamos con otras personas, ¿no?
VD: Y se iban ustedes. ¿Usted nunca tuvo algún problema, señor Gregorio, de discriminación, por allá en el tiempo que estuvo, pues cuando iba a los restaurantes o de otros norteamericanos?
GC: Ah no, claro que sí. Claro que la discriminación, si en aquel entonces, o a la mera hora, ¿no?, pero sí había discriminación. Uno no podía entrar a un restaurante americano, ¿no?, porque claramente luego a veces estaba un rótulo que decía: “No se sirven a mexicanos”. Entonces, ta bien que sea uno ignorante, pero no tanto. Si está en español: “No se sirve a mexicanos”. Pos no nos iba, yo no me metía. Y sin embargo estuve, estuvimos Perfecto y yo con un mayordomo, como era pocho, le gustaba ir a los este, a los restaurantes americanos, pero como lo conocían, no le daban servicio.
VD: ¿No lo dejaban entrar?
GC: No lo dejaban entrar aunque era residente norteamericano y presentaba que su credencial y hablaba el inglés, pero ni así. Dice: “Estrictamente no servimos a mexicanos”. Entonces como le acabo de decir, nosotros… Si estaba estipulado allí que no se servía a mexicanos, pos no, mejor ni siquiera se paraba uno.
VD: Claro. ¿Cómo se sentía usted de que encontrara esos letreros ahí en los restaurantes?
GC: Pos como con, normal. Si sabía yo que estaba en un país muy diferente a México, pos naturalmente que sí.
VD: ¿No le incomodaba ni se sentía usted...?
GC: No, no, ¿por qué? No, ahora lo mismo, vamos a retroceder. La iglesia, había horas o más bien dicho había misas donde la misa la hacían en español para más o menos para que todo el… Y se llenaba de braceros casi, pues desgraciadamente aquí nuestra patria mexicana casi la mayor parte, hoy que se ha extendido mucho las otras religiones, pero en aquel entonces pocos eran los que no iban a misa, los demás todos igual.
VD: ¿Usted se iba a misa los domingos?
GC: Sí, claro, sí, claro los domingos, casi todos los domingos íbamos. Pos esa era la única parte de ir al pueblo, primero principalmente y directamente. Y el ranchero siempre nos llevaba casi para llegar directamente a la iglesia y ir a oír la misa. Ya después el que se quisiera quedar, se quedaba y volvía a las tres de la tarde por uno, para ya se iba uno al pueblo, o en fin.
VD: A recogerlos.
GC: A recogerlos. Y nosotros a ir a los parques a los, bueno, un ratito de distracción. Ora, o si no, luego a veces se iba. “No, pos yo me quedo”. Porque también había cines donde pasaban películas mexicanas, ¿no?
VD: Y, ¿usted se iba para allá para ir al cine?
GC: Pos claro, sí, le digo, pos si era el único día.
VD: Su única distracción, claro.
GC: Sí, única distracción. No, le digo, la vida para mí fue muy bonita, estar por ahí.
VD: ¿Le gustó a usted haber estado por allá?
GC: Pos sí. Sí, a mí sí me gustó estar por ahí porque yo de, sí sentía yo la nostalgia de mi familia, de mi terruño, ¿no? Pero no para decir pues, acomplejarme allá, no. Íbamos a la tienda para los años que estuvimos, que nos tuvimos que hacer la comida nosotros mismos, entonces íbamos a la tienda y yo aprovechaba de que me quedaba por ahí. Pos me comía mis nieves y como le digo a usted, yo siempre he sido un poquito, me tomaba mis tres, cuatro cervezas y ya me regresaba al campo con mi cargamento de comida pa toda la semana. Uno mismo se lavaba, uno mismo se guisaba.
VD: Y, ¿ustedes se cocinaban?
GC: Sí.
VD; ¿Se hacían todo eso?
GC: Sí.
VD: ¿Usted alguna vez se había cocinado antes o allá tuvo que aprender?
GC: Bueno, la verdad que sí, sí. Digamos, el año que estuve con Perfecto yo hacía las tortillas o él hacía las tortillas y yo guisaba.
VD: Ándele. Y, ¿allá aprendió?
GC: También, porque en primero pos ya, aunque sea poco, pero ya había uno visto aquí, aunque sea los frijoles, los huevos, la carne asada, bueno, en fin. Ciertas cosillas ya las sabía uno, pero no las sabía uno, las había visto que las hacían, pero no las hacía uno. Así es que los primeros días era lamentable porque pos a veces no salían con sabor, ¿no? O a veces se pasaba uno de sal, munchas, munchas cosas. Pero le digo, para mí sí fue muy bonito, ¿no?, y gracias le doy a eso de que soy lo que soy. Y orita traigo estos, las dos chamacas; una es pasante de enfermería, es enfermera general y la otra lleva trabajos sociales. Y mi que, ni me oficie, ni beneficie, el que acaba de entrar, ése sí.
VD: Como desde entonces, de lo que usted pudo hacer desde entonces, ¿todavía lo sigue...?
GC: Lo sigo conservando.
VD: ¿Lo sigue conservando?
GC: Lo mismo que lo que le mencioné hace unos momentos, lo que le dijo mi hermano a mis sobrinos: “Lo que hicimos está hasta la fecha”. Y si lo siguen conservando, pos se les quedará a ellos, porque pos uno no es estable, nadien es estable, todos vamos de paso, y sí, sí lo vamos a seguir conservando yo por lo pronto sí lo voy a seguir conservando y más tarde que me sienta un poco más cansado, pos a ver cómo lo hago, como lo divido. En fin, ya si lo cuidan ellos o no lo cuidan, ya será una cosa muy distinta. Pero para mí la vida de Estados Unidos como trabajador pues fue poco duro por el esfuerzo de trabajar, ¿no? Porque allí no hay que: “Me voy a levantar a las siete de la mañana”. No, allá a las cinco de la mañana hay que, había que levantarse, desayunar y abordar el, bueno, el carro, la troca, que le nombran, el camión de carga nomás improvisado con asientos de madera, abordarlo para que encaminarse a uno a donde iba uno al campo, a donde iba uno a trabajar. Pero casi en todas partes a las cinco de la mañana estaba uno desayunando.
VD: Y en algunos otros campos tenían ustedes comedor.
GC: Sí.
VD: ¿Cómo recuerda que era la comida, señor Gregorio?
GC: Pues mala, pa acabar pronto, mala. Porque era imposible de que nos dieran, pues claro que había partes que sí nos daban una comida más o menos regular, pero había partes que no. Había que, como por ejemplo, yo un año que estuve allá, no, era malísima la comida. Luego aparte de eso, otro problema, que casi cada ocho días nos purgaban. Nomás se imagina, así es que a otro día amanecía uno todo como calavera por la diarrea y luego la desvelada de toda la noche.
VD: Oiga y, ¿les avisaban, les decían?
GC: No, no, no, si a veces casi nomás siempre nos purgaban en la comida. Cuando nos purgaban en la cena, casi amanecían unos así al, la purga. No, con decirle que en un año que yo me echaron para el centro de donde me contraté, antes de salir nos purgaron. ¿Se imagina en el autobús? ¡Nombre!, como le digo. Pero que en aquel entonces todo esto era una cosa pos distinta, ¿no? Llegamos a Los Ángeles y en restaurán pidió permiso el conductor.
VD: Y, ¿los dejaron entrar?
GC: Nos dejaron entrar. Y entonces habían unos negros, negros de veras unos, bueno, les nombran negros bueno pues son negros, ¿no? Sacaron botes, botes de esos de plástico, ¿no?, botes llevaban.
VD: ¿Para los que necesitaban?
GC: Para, para ellos, para las necesidades. Y entonces y allí ya estaba allí el mayordomo que había estado con nosotros con botellas de, ahora son, yo desde entonces yo para mí que es lo mismo de hoy, el, ¿cómo se nombra éste?
VD: ¿Ese rosa como el Pepto-Bismol?
GC: Como Pepto-Bismol, exactamente. Así era la suspensión que nos dieron, una cucharada a cada uno. Y ya llegamos al centro donde nos iban a echar para México, ya no llevábamos diarrea.
VD: Oiga y, ¿nunca protestaron ustedes?
GC: ¡Cómo no!, hubo protestas, hubo pleitos entre los mismos, de los mismos cocineros. Ese año hubo un herido porque uno no se aguantó y le metió un cuchillo en la panza.
VD: ¿A uno de los cocineros?
GC: Sí, a uno de los cocineros.
VD: Y, ¿qué les decían ellos, señor Gregorio? Los cocineros, ¿que por qué se los hacían? o, ¿no les daban explicación?
GC: No, no, claro. No era ni, no, no daban ninguna explicación. Porque en primer lugar los, los cocineros no eran braceros, eran los residentes de allí mismo, ¿no? Y para ellos gozaban ver al mexicano con retortijones de estómago.
VD: Y, ¿se los hacían, usted cree que como una maldad?, ¿como a propósito?
GC: Pos yo, pos para qué le voy a decir. Ni una cosa le digo que lo hacían a propósito, o era una orden. Así que no le puedo decir por, le mentiría, ¿no?, si yo...
VD: ¿Pero nunca les explicaron por qué hacían eso?
GC: No, no, no. Por eso propiamente, en esa ocasión no hubo quién aguantó y fue en contra del cocinero, sí, le digo.
VD: ¿Se acuerda qué pasó con ese señor que fue a acuchillar al cocinero?
GC: No, pos claro que lo mandaron a la cárcel, ¿no? Y después de allí pos [es]tuvo una temporada y de la temporada pos lo mandaron para México pero ya con antecedentes, ¿no?
VD: Claro.
GC: Con antecedentes, así es que directamente no sé si nomás de aquí lo, con cierto castigo todavía aquí en México. Pero al otro, al otro como era una persona pues gorda, así que de este tamaño tenía el, el así la...
VD: La grasa.
GC: La grasa, sí, sí, pero pos no.
VD: Ya no le pasó nada.
GC: No, no le pasó nada. Pos si a otro día ya estaba otra vez nomás con la venda en la barriga y ya estaba trabajando.
VD: Y, ¿recuerda usted algún otro incidente con alguno de los compañeros de ahí?
GC: Bueno, bueno, los incidentes casi en todos los años, ¿no? Uno porque era mejor que el otro, ¿no? Y a veces, otras veces, otros porque les gustaba mucho el trago, pelean, ya de borrachos peleaban. Otras veces también había incidentes por el juego, como le digo que había, había juego entonces, porque perdían o por cualquier trampa, porque pos habían muchos que son tramposos, ¿no? Y siempre se juntaban dos paisanos en contra de otros dos que no eran paisanos, entonces ese era el problema, perdían o entre los dos lo manipulaban en el juego y ahí tenía el pleito.
VD: Y, ¿alguna vez con los mayordomos o con gente del campo tuvieron alguna dificultad?
GC: No, no, no, la verdad no. No, no a veces la dificultad, bueno yo lo vi… Bueno, en lo que corresponde a, tanto a mí como, tal vez a la… Perfecto como no lo vi, pero los años que, dos años que estuve con él, ni él ni yo tuvimos problemas con los compañeros.
VD: ¿En general tenían buena relación los braceros?
GC: Buena relación, sí. Y inclusive un año que estuve con él y que nos quedamos nomás los dos, ahí fue donde sí vi, se vio que en realidad hubo cierta indignación entre los compañeros porque pos nos quedamos los dos hermanos y los demás los echaron para el campo.
VD: ¿Los regresaron?
GC: Los regresaron, uno lo contrataron y a uno no.
VD: Y, ¿los escogía el mayordomo los que se quedaban?
GC: No, más bien dicho el que nos escogió fue el patrón. O sea fue el año que le digo que Perfecto se piscó doscientas veinte cajas y yo, bueno, es que en realidad si hubiera escogido otro trabajador, igual le tocaba al otro y a mí no.
VD: Al del segundo lugar.
GC: Al del segundo lugar.
VD: Pero los dejó a ustedes que eran hermanos juntos.
GC: Me dejo a mí, sí, porque pos como éramos hermanos, no nos quería a los dos hermanos.
VD: Claro. Oiga, señor Gregorio, ¿usted se carteaba con su familia, mandaba cartas para acá?
GC: Claro que sí, no, es lo que estábamos, estábamos comentando anoche, estaba yo comentando ayer en la tarde con Perfecto todo ese… Había un veliz que conservé, ahí estaban todas esas cartas. Pero hace un tiempo atrás, bueno, tal vez a la mera este, como le digo, esta es otra cosa completamente fuera del, de lo que es la casa de ese, de la dirección que está anotada. Esa casa estuvo en juicio y mi hermano lo perdió. Entonces como se perdió, entonces todo quemó, pero ahí habían cartas de pos casi desde los primeros años de diferentes, habían cartas.
VD: Ándele. Del tiempo que usted estuvo.
GC: Que estuvimos allá.
VD: ¿Ya no le quedó nada?
GC: Nada, porque como se desocupó la casa, entró en juicio y se perdió. Entonces antes de que llegara el desalojo, el lanzamiento, se desocupó la casa, ¿no? Claro que el que la estaba peleando no sabía que ya habíamos desalojado la casa. Sino que hasta que se quiso que pagara, porque ahora se paga una gran cantidad por el desalojo. Y cuando llegaron que iban a romper las cadenas y todo para que abrieran dijimos: “No, no es necesario que los rompan, yo les voy a abrir, ¿de qué se trata?”. “Es que soy el actuario”. “Perfecto”. “Acá está, pasen”. No, venían, ya ve que vienen los cargadores, vienen con… Y llegan y avientan y todo, ¿no? Pues ahí van entrando, había un petate viejo donde me quedaba y listo, dice: “Y como… No, mejor eso no lo digo, pero majaderías grandes dijo la, uno de ellos dice: “No, si no hay nada”. “¿Cómo que no hay nada?”. “Pos no, no hay nada”.
VD: Y, ¿ya no hubo desalojo?
GC: Ya no. Sí, pos qué, ¿qué desalojaban?
VD: ¿Qué desalojaban? Nada, claro. (risas) Y entonces, y se le perdieron sus cartas en ese…
GC: Sí eso, ahí acabó todo. Yo ni me acordaba, sino hasta anoche, hasta ayer en la tarde que me dijo Perfecto, dice: “Pos no, es que quemaron todo”. Pero las últimas las quemaron en el desalojo. Pero desde, él dice que desde antes ya las había quemado mi hermana.
VD: Ándele. ¿Ya no le quedó, no quedaron?
GC: No me quedaron, yo lo único que me queda es esto.
VD: Su mica. Y entonces, ¿usted se comunicaba con su familia?
GC: Sí
VD: ¿Sí recibía allá cartas también?
GC: Claro. Bueno, allá en todos, en todas partes el correo llegaba diario allá. Y uno pos cada ocho días, casi cada ocho días siempre mandaba uno carta aquí.
VD: ¿Les llegaban bien y todo eso?
GC: Sí, gracias a Dios sí.
VD: Y, ¿qué era lo que usted echaba más de menos cuando estaba por allá, señor Gregorio? ¿Qué le daba como más nostalgia de México?, ¿qué extrañaba más?
GC: Pos más, más, yo creo que en ese caso, pues la relación aquí en el pueblo y la relación con la familia. Porque pos le digo no, yo no tenía otra cosa en qué pensar o digamos, decir: “Pues me voy a tomar esto por la novia o por la esposa”, ¿no? Porque eso ha de ser un poco más difícil. Pero como iba uno joven, soltero, pues no, únicamente pensaba uno en las amistades o en la familia más que nada.
VD: De la vida que llevaba por aquí, ¿extrañaba algo que allá no tuviera?
GC: Pos no, porque pos como aquí, le digo no la extrañaba porque como aquí crecí, así lo que hice pos no lo extrañaba porque sabía que tarde o temprano llegaba yo y lo tendría que volver a hacer.
VD: Y ya que pues usted me decía su último año fue el [19]58, ¿verdad?
GC: Sí.
VD: Este fue su última vez, ya después me decía que por el problema aquí en su casa ya no hizo por regresar allá, por volverse a ir.
GC: No, no.
VD: Aunque hubo contrataciones ya no.
GC: No, bueno, en primer lugar yo ya no, no este, no me jui porque ya tenía el compromiso de estar aquí, porque ya de en aquel entonces cuando sucedió esto, ya estaban las tierras de por medio. Ya había la, ya habían las tierras de por medio y, ¿quién las iba a sembrar o quién las iba? Bueno, todo, cultivar. La casa pos allá donde vivíamos y la casa donde está Perfecto, esto era campo.
VD: Y, ¿sembraban aquí?
GC: También, también se sembraba, todo esto también se sembraba. No, eso da desde allá y daba hasta allá, hasta de aquí más o menos eran más de trescientos metros de largo.
VD: Pues estaba grande.
GC: Sí, pero este predio lo compraron. Yo trabajé en la autopista, más bien trabajamos los tres, Perfecto, mi padre y yo, en la autopista. Entonces, porque esto se compró en 1946 pa juntar $800 pesos que fue lo que costó esta tierra, era mucho dinero, porque cuánto pagaban en aquel entonces, $1 peso $0.25 centavos, en fin. Pero eso fue lo que costó esta tierra, $800 pesos. Pero le, como le acabo de de mencionar, estaba allá del otro lado. Bueno, de aquí para allá son todavía cuarenta y cinco metros, para allá está mija en la mera esquina, hermana del muchacho este. Y este predio daba hasta allá, pero nada más que pos mi hermano vendió un pedazo y Perfecto vendió el otro.
VD: Y, ¿ya tenía todo esto?
GC: Sí.
VD: ¿Ya no se quiso ir usted entonces para allá?
GC: Pues no. Yo en primera pos también aparte de todo esto, la pérdida de mi papá, dejar sola a mi mamá, en fin, ¿no? Entonces fue cuando, también jue cuando empecé a navegar con los trabajos, el trabajo. Y al último paré en chofer, yo manejé once años.
VD: Ah, mire.
GC: Once años fui chofer.
VD: Ya cuando se instaló ahí, ¿no le dieron ganas de volver para allá?
GC: No, pos desgraciadamente, si me quité de chofer por la, bueno, por la persona que me casé no le gustaba que, no le gustaba que yo trabajara de chofer por las este, las críticas, ¿no? De que el chofer mujeriego, que el chofer esto, ¿no? Entonces ya teníamos a los dos, este muchacho y el otro. Dice: “Bueno, ¿sabes que? Vas a dejar de manejar. Aquí yo te voy a ayudar lo más que pueda”. Y así dijo, fue como yo, y al último fui a parar al departamento hasta donde estoy hoy.
VD: Y ahí sigue. ¿Cuánto tiempo lleva ahí?
GC: No, ya tengo treinta y dos años cumplidos, voy a cumplir treinta y tres también ya de servicio. Si orita no, no me separo del trabajo porque tengo, bueno, la esta ya casi va de salida. El próximo mes presenta su examen, su examen pa su título y ya nomás me quedo con la otra. Pero yo pienso que, yo pienso ahorita actual que ya con ella y yo, con lo que voy a ganar es más que suficiente. Porque yo si Dios me presta vida me jubilo y me jubilo con un salario mensual, pero me jubilo con un salario.
VD: Y ya con eso vive.
GC: Ya con eso. Pos en poco y en breve, casi no es desde el principio, pero sí ya narré más de, ha sido mi vida.
VD: No, pos bastante, bastante. Y yo le quiero preguntar nada más por último señor Gregorio, después de varios años que han pasado de eso y pues ya un poco a la distancia, ¿cómo se siente usted así?, ¿qué recuerdos en general le quedan de aquellos años? O sea, ¿usted se siente bien de haber estado allá?
GC: Claro que lo que le acabo de decir, sí me siento bien porque como le acabo de… Ya se lo dije, recordar es vivir y para mí recordar la vida que yo llevé en aquel entonces, pos me siento bien porque me recuerda. Yo volé en avión, bueno, sí.
VD: ¿En avión se fue a dónde?
GC: Allá, me vine de Mexicali a Guadalajara.
VD: Ah, mire.
GC: En un año de que me vine de allá de los Estados Unidos.
VD: Se regresó.
GC: Me alcanzaba para pagar el avión, pos me vine en el avión.
VD: Ándele.
GC: ¿Cómo la ve?, sí.
VD: Oiga y allí, usted me decía que donde más trabajo les había costado había sido ahí en Mexicali, que a veces se estaba como un mes antes de contratarse.
GC: Sí.
VD: ¿Qué hacía en ese tiempo?
GC: Pos nada, estar sentado nada más.
VD: ¿Estaba esperando?
GC: No. Y, bueno, y también cuando estuve, cuando me contraté en Empalme, en Empalme, Sonora, ahí.
VD: ¿En Empalme?, sí
GC: En Empalme, Sonora, no en Mexicali.
VD: En Empalme.
GC: En Empalme, Sonora, ¡Nombre!, fue una cosa espantosa porque como estuvimos ahí mucho tiempo, hubo epidemia del estómago y yo fui uno de ellos. Antes de, ¡ah!, pues precisamente ese año fue cuando me fue mal. No me contraté luego luego, ese año llovió, no traje, no hice dinero. Ese año jue cuando me echaron para México y yo vine a dar bien, no una, ahorita la tengo cortita, pero traía una melenota, en aquel entonces. Ahorita ya no me crece igual por la edad, ¿no? Pero en aquel entonces pos joven, una melenota, pero me la peinaba con vaselina sólida con eso y porque pos no alcanzaba. Hasta que ya llegué aquí, fue cuando me fui a pelar. (risas)
VD: Y ahí en Empalme, ¿dónde dormían, dónde se quedaba usted?
GC: Igual, que, igual como le acabo… No igual no, había cuartos, barracas, más bien dicho, ¿no? Por eso jue que jue la epidemia, porque como no dormía uno ni veinticinco, ni cincuenta sino que, dormía uno cien en una barraca; se enfermó el primero y órale, siguió lo demás.
VD: Y, ¿cuánto tiempo estuvo usted allá?
GC: Un mes.
VD: ¡Ay! Todo el mes que estuvo, ¿estuvo así?
GC: Sí, ya no había ni pa frijoles, le decían pollo deshuesado. Y siquiera pos aquí hace uno los frijoles espesitos, allá era pura agua y dos tortillas que le daban a uno por $1 peso. Eso fue lo peor allí, bueno, al menos, ¿no?
VD: ¿Le tocó más de una vez ahí en Empalme que se quedara mucho tiempo?
GC: No, ese fue el único año, ese fue el único año. De los demás, tres, cuatro días, máximo, ¿no? Yo que más recuerde, creo que como siete días, ocho, fue lo máximo. Pero lo más duro fue cuando estuvimos en Empalme.
VD: Oiga y ya estando en el campo, señor Gregorio, ¿usted recuerda cuáles eran las quejas más frecuentes de los mismos trabajadores?
GC: Pues a ver.
VD: Me decía de la comida, que a veces era muy mala y yo le preguntaba si alguna vez se organizaron para protestar.
GC: Bueno, fíjese que la inexperiencia de uno, pero hubo personas que fueron a ver al cónsul.
VD: Y, ¿les ayudó en algo el cónsul?
GC: Pos, la verdad no, hizo la visita al campo.
VD: Pero no cambió nada.
GC: No cambió nada porque el día que hicieron, hizo el cónsul mexicano la visita al campo, ese día nos dieron pollo a comer, (risas) ¿no? Claro que naturalmente que estaban avisados. Entonces, también en ese caso el cónsul no hizo caso, se sabía directamente que nada más fue un, porque él iba a ir. Va a decir: “No, pos la comida está buena, pos es pollo con su ensalada y su sopa y sus frijoles”, ¿no?, No frijoles no, pero sopa sí. Pero ya después de ahí pa delante, otra vez lo mismo. Y, ¿sabe cuál era la comida que casi nos daban diario? Cuando no era hígado, era gañote de toro y en caldo. ¿Se imagina?, no.
VD: ¡Qué barbaridad!
GC: Sí.
VD: Y entonces y pues, ni la ayuda del cónsul ni nada les sirvió para cambiar ahí eso.
GC: No, no sirvió para nada y no, únicamente fueron. Hay un señor que vive, no sé dónde viva, pero de veras. Bueno, es más, sería considerado no, no, sería, ya sería impropio de ir a verlo, se llama Martín. Dos señores muy, pues, al menos se veían humildes, pues apenas si podían leer ese Martín y uno que se llamaba o se llama, no sé si viva, ¿cómo se llamaba el otro? Pero ya dos señores, esos son los que jueron, jueron y con otras personas pero ya los, ya las personas grandes jueron a ver al cónsul. Y estábamos aquí casi cerca de la frontera y de la frontera hasta allá se fueron, a Fresno, California, allá estaba el cónsul. No fueron a Los Ángeles, fueron Fresno, porque allá pertenecía esa compañía donde estábamos.
VD: Y, ¿regresaron?
GC: Sí y a los ocho días llegó el cónsul.
VD: Y, ¿de nada sirvió?
GC: Y de nada sirvió. Después este, ora don Cirino ese, tuvo un accidente y de allí nos venimos. Bueno, después de que él se recuperó, como siguieron con la misma comida y él tuvo problemas también por la comida del, tuvo problemas, entonces nos venimos.
VD: Decidieron todos.
GC: Sí y que no nos dejaban venir, ¿eh?
VD: ¿Qué le decían?
GC: El americano como sabía hablar un poco español, no un poco, hablaba mucho, dice: “No”, dice, “de aquí otro contrato pa Salinas”. Dije: “No”. Y ya fue como nos venimos. Así es señorita.
VD: ¿Esa última vez ya no terminaron su contrato?
GC: No, ya se nos había terminado.
VD: Y ya no quisieron.
GC: Lo terminamos y nos venimos. Sí, nos venimos, claro que no únicamente nos venimos unos, nos venimos varios de aquí del Distrito [Federal] nada más sería don, ese Martín, se llamó Martín, se llama Martín, Perfecto, yo, a otro que se llama Refugio y don Cirino al Distrito Federal.
VD: ¿Ya se regresaron?
GC: Y los demás pos se quedaban por allá por Michoacán, diferentes partes de los estados pero nos venimos como dice el dicho, un buen bonche de unos, de unos cincuenta.
VD: Oiga y cuando se regresaba, ¿usted se traía cosas de allá, se hacía sus compras?
GC: Claro, mire, bueno, aquí conservamos un radio de, pos de allá.
VD: ¿Se lo trajo desde allá?
GC: Sí, pos uno se trae el radio, se trae uno la plancha o cosas más, más prendas para vestir. Siempre les trae uno una cosita a su papá, como por ejemplo yo les traía unas chamarras, unas camisas al hermano, unos vestidos, en fin, unas faldas para la hermana y unas cosas para mi mamá. El caso que el veliz venía bien. No, por ahí ha de estar uno, quién sabe dónde los tengan estas chamacas, pero todavía conservo el veliz.
VD: ¿De que se trajo desde entonces?
GC: Sí, sí, sí pos de veras.
VD: Desde aquellos años. Y, ¿nunca tuvo problemas con los de las aduanas de regreso?
GC: No, no, eso no. Claro, como quitaban, pos si usted traía una televisión pos en aquel entonces sí no se la dejaban pasar. Ora es más si le… Con un arma, pos tampoco lo dejaban pasar y algunos que se traían molinos, otros que se traían unos motores de lancha, en fin, ¿no? A ellos sí no los dejaban pasar. Pero pal mexicano nunca ha habido, (risas) nomás llegaban los aduanales a la revisión. Porque de allá para acá hasta Benjamín Hill nos veníamos en ferrocarril porque ese traslado hasta ahí era gratuito, pagado por los americanos, hasta allí. Ya de Benjamín Hill para acá ése sí ya era, pues ya era cuenta de uno, cuenta de nosotros, sí. Entonces, una vez subiendo este, los aduanales, pos se bajaban del carro; una vez pasaban, pos se volvían a subir y vámonos, los venía toreando en cada garita.
VD: Y ya no les...
GC: Pos no.
VD: No les quitaban...
GC: Ya de por allá de aquel lado de Sonoita había otra garita también, hacía lo mismo, lo mismo. O si no, pues ya venían prevenidos con algún dinerito, y claro, yo definitivamente: “¿Sabes qué? que yo traigo esto”. Ya le daban su mochada, en aquel entonces con unos $50 ó $100 pesos que le dieran, pos era mucho dinero.
VD: Claro.
GC: Para una aduana.
VD: Y con eso pasaba.
GC: Sí, con eso. No, muchos sí trajeron varias cosas de allá, pero uno no, únicamente nada más la pura ropa, con la ropa no le decía uno, no le decían a uno nada. Claro que si el bracero o el trabajador traía unas tres, cuatro docenas de medias, también ese sí no se las dejaban pasar tampoco. Pero todo lo que fuera de a poquito sí le dejaban a uno pasar, el radio naturalmente sí lo dejaban pasar a uno.
VD: Y, pues ya para acabar ahora sí, señor Gregorio, ¿qué fue lo que le gustó a usted más de haber estado por allá?
GC: Bueno, de haberme gustado más o menos, pos digamos el modo de vivir más todavía que otra cosa.
VD: ¿Sí? ¿Cómo qué le gustaba del modo de vivir de allá?
GC: Pues que, pos la comodidad de que a veces vive uno. Aunque vivía uno en barracas, en barracas y todo eso, pero no, no estaba uno en el suelo. Cada quién tenía su cama individual. Ora también de lo que no me quejo tampoco en alguna… En algunos campos la comida fue muy buena. Ora también para salir también una cosa muy bonita, en los pueblos, el pueblo o más bien dicho los pueblos que era donde se notaba más la visita del bracero, el comportamiento, ¿no? Porque el mexicano como hasta la fecha depravado siempre ha sido, ¿no?, y la mujer allá es una cosa más liberal, ¿no? Allá no, en aquel entonces ya no era pues una admiración ver a una persona con biquini o con short corto nada más, ¿no? Entonces, pero habían individuos que en realidad, pos casi se las comían con la vista, ¿no? Y eso no, no sé, bueno, al menos no es porque sea uno cobarde ni nada de eso, pero ya desde entonces tener un poquito de, pues de delicadeza, ¿no?, para que no lo señalen a uno. Esa era esa era una de las ba… Entonces le digo, el modo de vivir, el modo de comportamiento y también a veces el trato, el trato. No con todos naturalmente, ¿no?, pero el trato es completamente distinto. Inclusive también tuve por allá por ahí, tuvimos un mayordomo, nos invitó a su casa, él muy buena gente, pero que llegamos allá, no, pos la señora era…
VD: Ah, ¿sí?
GC: Un ogro.
VD: ¿Qué les dijo?
GC: No…
VD: ¿Cómo los trataba?
GC: No, pos nada más, no nos dijo nada, pero desgraciadamente con la indirefencia en en que nos sirvió la comida, casi nos las aventó. Sí, y él no estuvo ahí presente agarró nomás, sirvió los platos y se metió para su cuarto.
VD: Y, ¿era de origen mexicano?
GC: De origen mexicano, sí. Que eso era lo más, este, pues, ¿cómo le digamos?, lo más señalado, ¿no? El origen mexicano porque el norteamericano no, ése era más accesible, más tratable con el mexicano. Pior si él era el patrón, más todavía, muy amable, sí, claro que sí, porque con el interés de que todo fuera al gusto de él, ¿no? Que lo sirviera uno con, pues bien y con respeto y todo. Claro que pues le digo, uno era el que buscaba los problemas si alguna vez llegaba a intervenir el americano, pero porque algún mexicano de todas maneras había cometido un error, de esos errores que pues en realidad a veces pues son malos, ¿no?, robarse las cosas, sí.
VD: Claro. Y lo que no le gustó, ¿lo que menos le gustó de estar por allá señor Gregorio?
GC: Pos no, sabe que pos eso sí, pos casi se...
VD: Lo que usted no haya, que no se haya sentido a gusto con alguna cosa o algo que no le haya gustado.
GC: Pues no, no, pues la verdad eso... Pos sabe qué es lo que… Tal vez eso fue lo que no podría decir mentiras de que no me gustó, porque como nunca conviví en el pueblo, entonces, ni tampoco me gustó, aunque muchos mexicanos sí iban al pueblo y convivían con otras personas, inclusive conocieron a ciertos individuos de malas costumbres, marihuanos, en fin, ¿no? Sí, y yo no, por eso no tengo nada qué decir de eso de que no me haya gustado.
VD: Entonces la vida en el campo a usted sí le gustaba.
GC: Sí, la vida del campo siempre, porque sí, como le digo a usted, lo que trataba uno siempre de adquirir lo más que se pudiera y sobresalir más en los otros, en las otras individuos que estaban, ¿no? Claro que hay otros mejores, hubieron otros mejores y imposible como hasta ahora, no voy a compararme con otras personas. Lo que le digo a mis hijos: “Siempre hay que igualar a unas personas, por lo menos si tienes educación, voy a igualarme a ellas”. No a igualarse a otros que tienen un vicio o son lo que son.
VD: Claro.
GC: No, yo eso sí, no, pos por eso no tengo nada qué decir de decir: “Pues esto no me gustó de los Estados Unidos”.
VD: Ándele. Señor Gregorio, pues muchísimas gracias, le agradezco yo mucho su tiempo y sus recuerdos compartidos. Pues muchas, muchas gracias y además por abrirme aquí las puertas de su casa. Se lo agradezco mucho y ya nada más quiero llenar esto, porque usted estuvo aquí varios años entonces este, estaba yo aquí haciendo unas anotaciones, pero le voy a pedir que me ayude a completar esto. ¿La primera vez se contrató en Guadalajara, en Mexicali?
GC: No.
VD: Bueno, en el centro, ¿verdad?
GC: En el centro de Guada[lajara]… No, eh, bueno, sí, ahí en Guadalajara, no era centro, pero...
VD: ¡Ah, no!, pero digo este, después de Guadalajara fue a [El] Centro, California, ¿verdad? Y, ¿ahí fue donde este…?
GC: Ahí es donde me die[ron], nos daban los contratos ya directamente con los rancheros.
VD: ¿Ahí fue donde le dieron su mica ésta?
GC: Sí, ahí, pero ésta me la dieron hasta 1956.
VD: Ah, ya fue de los últimos años.
GC: Sí, fue, sí, aquí está anotado, ¿no?
VD: Y, ¿además se la tomaron?, ¿ésta se la tomaron después de que le hicieron la revisión médica?
GC: Sí.
VD: Que se las tomaban sin ropa, ¿verdad?
GC: Sin ropa, sí, no, no, ahí perdón, pero ahí estaba uno como Dios lo echó a uno al mundo.
VD: Sí, sí.
GC: Todos parejitos, ¿no?
VD: Sí he visto algunas fotografías con toda la revisión médica.
GC: Sí.
VD: Toda la gente.
GC: Sí, todos. Y sin embargo había que, había que se les pasaban malos del corazón. Porque muchos se quedaron allá, el ataque cardiaco, se dormían y ya no se levantaban.
VD: ¿Usted llegó a conocer gente?
GC: A uno.
VD: ¿Que se quedo allá?
GC: Sí, ey.
VD: Y estas dos se la tomaron en el [19]56, sí, sin camisa, ¿verdad?
GC: Sin nada, no, no, nada. Nada, (risas) nada tenía uno. Pasaba uno y ora, tonces me dieron ésta y ya con esto pal siguiente año, pos la presenté y menos problemas.
VD: Ya con eso.
GC: Con, ¡nombre! pa dentro y pa dentro y así.
VD: Ándele. A ver entonces, después la siguiente vez se fue a Irapuato, y ¿también entró por El Centro?
GC: También
VD: Por California.
GC: Todos los años entré por El Centro, ¡eh!
VD: Ah, perfecto, eso sería en el [19]52, ¿verdad?
GC: No, sería sería el [19]53.
VD: O sea que el primero fue en el [19]52.
VD: [Mil novecientos] cincuenta y dos, sí es cierto y luego [19]53, ¿ése en dónde?, en King City me decía, ¿verdad?
GC: Sí.
VD: ¿Ahí también qué le tocó limón?
GC: No, ahí fue la pisca del, la cosecha de zanahoria.
VD: Ah, zanahoria, sí.
GC: Y cebolla.
VD: Zanahoria y cebolla. ¿Seis meses estuvo también?
GC: No, ahí estuve un año.
VD: Un año.
GC: Ese fue cuando estuve en, también, medio año estuve en King City y medio año estuve en el Valle Imperial.
VD: Y, ¿le tocó las mismas cosechas en el Valle?
GC: Sí, sí, ahí me toco. No, ahí nada más la pura zanahoria.
VD: Y el siguiente año, también ¿ya se fue a Empalme?
GC: Ajá.
VD: ¿Cuánto tiempo estuvo ese año?, ¿se acuerda, don Gregorio, la tercera vez?
GC: No, pos ese fue el año de cuarenta y cinco días.
VD: Cuarenta y cinco días le tocó en el tomate.
GC: Jitomate, bueno, tomate.
VD: Son jitomates sí, ¿En dónde fue lo del jitomate?
GC: Ahí, en ése, no me, cree que me quiero acordar del nombre del, el nombre del pueblo, pero no.
VD: Pero fue también en California, ¿no?
GC: Sí, en California, cerca de Sacramento. O sea que dos años estuve cerca de Sacramento.
VD: Y luego ya se regresó y al siguiente año otra vez, ¿volvió a entrar por Empalme?
GC: No, no.
VD: ¿Por dónde entró?
GC: Este, jui a, ah sí, sí también en Empalme.
VD: ¿En Empalme?
GC: Sí.
VD: Y, ¿dónde le tocó esa vez, se acuerda?
GC: En Burland(??).
VD: Y, ¿esa fue también de seis meses?
GC: Sí, de seis meses
VD: Seis meses, okay. ¿Ahí qué le tocó?
GC: También tomate, tomate, o tomate o jitomate.
VD: Y, ¿después en el [19]56 otra vez por Empalme o ahí ya le tocó en otro lado?
GC: No, no, me tocó en, me tocó en Mexicali.
VD: En Mexicali. Y, ¿dónde trabajó esa vez?
GC: En, ¿dónde más?, Oroville.
VD: ¿Ahí qué le toco?
GC: Durazno.
VD: ¿Seis meses también?
GC: No, seis meses, sí, tuve durazno y almendra y unos días de nuez.
VD: Nuez también. Y el siguiente año, ¿luego otra vez por Mexicali o por Empalme?
GC: No, ahí, creo, no, me tocó otra vez, creo Guadalajara me tocó otra vez.
VD: Guadalajara.
GC: Sí
VD: ¿Había alguno donde era más fácil?, ¿dónde usted prefería?
GC: No, no, este, esta lista a donde lo mandaran a uno.
VD: A donde lo mandaba...
GC: Sí.
VD: El señor de la asociación.
GC: Ajá, más bien dicho a donde estaba el centro de contratación.
VD: ¿En alguno era como menos, menos feo, o todos eran iguales?
GC: Pos la verdad, pos sí, todo era… Más, más, donde estuvo feo también fue en Mexicali. Sí, porque allá la cosa es muy cara, muy difícil para vivir. Porque yo allí vi personas que sin dinero comían hasta cáscaras de naranja de lo que estaba tirado en el, pos allá en los tiraderos.
VD: En la calle.
GC: En la calle.
VD: Y, ¿esa vez qué le tocó, se acuerda?, En el, pues sería casi la penúltima, ¿verdad?
GC: La penúltima.
VD: La del [19]57.
GC: La naranja. ¡Ah!, ahí es donde me tocó también, ¿cómo se llama?, Este, el, unos días de, bueno, hubo una temporada de tomate y otra, la otra media temporada de uva.
VD: Ah, uva.
GC: Sí, uva, cuando estuve en Arvin, Arvin, no Marvin, (risas) porque sí es nombre de gente.
VD: ¿Arvin?
GC: Ajá.
VD: ¿Allá en California?
GC: California también.
VD: Y, ¿su último contrato del [19]58?
GC: ¡Ay!, el [19]58, ¿dónde?, Ése sí, con que es el más cerca y es el que menos me acuerdo. (risas)
VD: Ya la última vez que estuvo por allá, ¿entró también por Empalme la última vez?
GC: No, no, no, pos si no, más bien no estoy seguro si fue Empalme o fue Hermosillo pero de todas maneras fue parte de Sonora.
VD: Allá, ¿a dónde le tocó esta última vez?
GC: Entonces ya pasó Burland(??), Oroville, ¡ah! Holtville, Holtville.
VD: ¿Estuvo seis meses ahí?
GC: Sí, también estuve seis meses.
VD: Y, ¿qué le tocó de cultivo?
GC: Allá, que me cosecha, más bien dicho.
VD: Cosecha, sí.
GC: ¡Ah!, la verdad eso sí no me acuerdo qué fue lo que...
VD: ¿Ya no se acuerda?
GC: No.
VD: No se preocupe. No, pos se acuerda muy bien, con mucho detalle de todos los demás, ya que fue ese su último año entonces, perfecto. Pues muchas gracias, señor Gregorio, le agradezco muchísimo.
GC: No.
VD: De verdad, todo su tiempo.





Fin de la entrevista

Interviewer

Domínguez, Violeta

Interviewee

Corrales Rojas, Gregorio

Location

Mexico City, México

File Name Identifier

Corrales_Rojas_MEX003

Citation

Domínguez, Violeta and Corrales Rojas, Gregorio, “Gregorio Corrales Rojas,” Bracero History Archive, accessed April 28, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/118.