Manuel Gámez Romero

Title

Manuel Gámez Romero

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Manuel Gamez was born on September 15, 1932; he came from a large family and would often help his father work in the fields; in 1949, at the age of seventeen, he came to the United States illegally in order to work; later that same year, he went through the hiring process for the bracero program; he continued working as a bracero for the next thirteen years.


Summary of Interview: Mr. Gamez briefly recalls his childhood and early adolescence; in 1949, when he was seventeen years old, he came into the United States illegally to work; it was while working illegally in Tornillo, Texas, that he learned of the bracero program; his boss at the time sent him to the processing center so that he could officially go through the hiring process and become a bracero; he continued working for that particular rancher over the next eight years; the rancher he worked for spoke Spanish, which made communicating much easier; he recalls celebrating birthdays and holidays by having special lunches out in the fields; oftentimes, he would use machines when working out in the fields, which was less work for him and more money as well; although he worked primarily in the cotton fields, he worked in various places throughout Texas and New Mexico; he went on to work as a bracero for a total of thirteen years, until 1962.

Creator

Parra-Mantilla, Myrna
Gámez Romero, Manuel

Date

2003-03-12

Subject

Bracero

Contributor

Cristóbal Borges

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Manuel Gámez

creator (Spanish)

Parra-Mantilla, Myrna

contributor (Spanish)

Cristóbal A. Borges

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini Disc

Duration

1:10:54

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Manuel Gámez Romero
Fecha de la entrevista: 12 de marzo de 2003
Nombre del entrevistador: Myrna Parra Mantilla


El día de hoy es 12 de marzo de 2003, en Fabens, Texas, entrevistando al señor Manuel Gámez Romero, para el departamento de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Myrna Parra Mantilla.

MP: Buenas tardes señor Gámez.

MG: Buenas tardes.

MP: Para empezar la entrevista quisiera que me dijera, ¿dónde y cuándo nació? Por favor.

MG: En 1932, 15 de septiembre.

MP: Muy patriota, ¿eh?

MG: Siempre.

MP: Qué bueno. También quisiera que me platicara un poco acerca de lo que fue su niñez, ¿sus papás, a qué se dedicaban, sus hermanos? Si usted fue a la escuela, ¿a qué edad empezó a trabajar?

MG: No, pos mi papá se dedicaba a trabajar nomás, pos éramos varios hijos, pos él se dedicaba a trabajar y ya. Y yo a la escuela fui hasta al quinto, hasta el quinto año, y… Era a trabajar pero yo trabajé como a los, como hasta los trece años, pero en México. Y sí, luego ya me vine para acá, ¿quiere la fecha de cuando me vine?

MP: Si quiere ahorita vamos a ese punto, primero así un poco más de su niñez.

MG: Pos no, me la pasaba pos también ayudándole a mi papá a trabajar, porque pos como éramos muchos yo le ayudaba a trabajar. Mi papá ahí andaba en la pisca, en lo que juera y luego mi papá pos era calera hacía cal y le ayudábamos a hacer cal. Y me la pasaba con las vacas, que también teníamos unas vaquitas y luego con un compadre de él tenía un rancho, era ganadero y yo trabajaba con él. Le ayudaba pues con el ganado y todo. Me pagaba poquito pero de todos modos ahí andaba, algo es, era, es algo, porque antes estaba muy fregada la gente (risas) y por eso andaba yo de vaquero y anduve de bolero y todo.

MP: A los trece años empezó usted a trabajar.

MG: Pos de bolero y todo eso, anduve antes.

MP: Ah, okay.

MG: Sí, antes de que me iba a trabajar, ahí cuando empecé a trabajar, me iba a trabajar ahí en México, pues allá trabajé en la azadón.

MP: ¿En la ciudad de México?

MG: No, no, aquí en aquí en el Valle de Juárez.

MP: Ah, okay.

MG: En el Valle de Juárez. Como nosotros somos del Valle de Juárez pos y luego ya, pos es todo pos, ¿qué más puedo decir? Pues éramos unos jornaleros mi papá y yo.

MP: ¿Cuántos hermanos tuvo?, o tiene.

MG: Pos ahorita ya nomás, tengo dos nomás ya. El otro se murió y una hermana se murió también. Nos queda una hermana nomás y dos hermanos, es todo lo que me queda ya nomás.

MP: Y ahora cuénteme, ¿cómo se dio cuenta usted del Programa Bracero? ¿Oyó a la gente o vio en algunos papeles ahí pegados por ahí en bardas?, o, ¿cómo se dio cuenta?

MG: ¿Para entrar yo de bracero?

MP: Sí.

MG: No, ya estaba yo trabajando aquí.

MP: ¿Estaba de mojado aquí?

MG: Taba de mojado sí, por eso le decía que si quería la fecha, que en que fecha entré. Yo entré el día 3 de mayo del [19]49.

MP: Ah, okay. Empezó acá a trabajar como bracero.

MG: Sí, a trabajar de mojado ilegalmente. Y se me hace que ese mismo año el, se me hace, si no estoy muy errado, se me hace que el 15 de octubre hubo, fue cuando empezó la braceriada. Hubo braceros y me metieron, me mandó el patrón a ver si me podían arreglar porque yo estaba chavalo y sí. Nos mandó a El Coliseo, se me hace que ahí arreglamos, y sí.

MP: ¿Cuántos años tenía?

MG: Pos jue el [19]49, tenía diecisiete años. Soy del [19]32, tenía diecisiete años ya. Y sí, sí arreglé. Y ahí con ese ranchero duré como, me parece que como siete, ocho años, ocho años duré. Era muy buena gente él y los mayordomos, fueron muy buenas gentes. Y el ranchero ese, pos yo digo que me quería mucho porque compró otro rancho pa allá pa Esperanza y tábanos en Tornillo y luego ya me mandó pa Esperanza. Y luego compró otro en Dell City y luego me mandó para Dell City. Y luego compró otro en Arizona y me dijo que me tenía que ir para allá y le dije que no, que hasta allá no lo seguía porque yo tenía que mantener mis padres y pa ir hasta allá estaba muy lejos pa venir cada quince días a dejarles pa su comida y por eso no, no me jui, mandó a otros. Y me dijo: “No, pos si yo te traigo en la avioneta”. “No, no”, le dije, “no”, le dije, “mejor quiero estar aquí cerquitas, por si se ofrece algo pos toy cerquitas de aquí, de Dell City aquí, pos como quiera la hago. Si se enferman o esto y lo otro y si tú no vienes, ¿cómo le hago?”, le dije, “y aquí está cerquitas, aquí como quiera”, le dije, “aquí agarro un taxi hasta allá y luego luego, me llevan hasta El Paso y del [El] Paso ya agarro un camión hasta allá hasta al, hasta onde vaya”. Porque nosotros somos de Guadalupe, ey. “Como quiera le hago”, le dije, “pero ya estando en Arizona, pos ta más carajo”, le dije, y por eso. Del [19]49, se me hace que hasta el [19]62 estuve de bracero.

MP: Y, ¿cómo le hizo para venirse de mojado?, ¿por dónde pasó o era muy difícil o era algo no así difícil?

MG: Pos entonces no estaba tan difícil, pos me vine por el río, sí, no estaba muy difícil, estaba muy bien. Como quien dice el rancho estaba muy cerquitas de la pasada. Porque me trajieron otros, unos amigos me trajieron y estaba cerquitas del rancho, no estaba muy lejos y de ahí ya no salí, no salí ni iba pa Guadalupe. Y cuando arreglamos, que ya tenía tarjeta, pues tampoco iba, como tenía yo un hermano allí, mi hermano iba y pos yo le mandaba a mí papá allá con él. Yo casi no iba para allá, alcabo ellos me dicen como están y todo, mis padres. Ya cuando nos apartamos que me quedé yo solo, que ya me llevaron para allá para Esperanza y luego pa Dell City, pues entonces sí tenía que venir de allá de Dell City, pues ya venía cada quince días. Pero acá de Esperanza sí venía cada ocho días, a ver a mis padres y de Dell City, pos sí, ya cada quince días o al mes, según el trabajo. Pero sí trabajé, ya después ya desde ese rancho de con ese patrón, me cambié con un hermano de él que tenía un rancho también en Tornillo y también ahí, ahí duré trece años, con ese otro.

MP: Mire, pues mucho, mucho tiempo.

MG: Sí, mucho tiempo y casi no salí de ese pedazo porque entonces ya, porque el mayordomo era, pos era americano, ¿verdad? El mayordomo era hijo de la patrona y se me hace que en el [19]74, me parece creo se murió la patrona. Y en diciembre nos desocuparon, pero a todos nos consiguieron trabajo. Y a mí me tocó ir ahí con otro patrón, se llamaba Elvira, y ahí estuve cinco años. Nomás que como yo estoy impuesto a trabajar diez horas y luego trabajar todos los días, hasta el sábado y ahí nomás me daban hasta el viernes y nueve horas y no me gustó, entonces me salí. Y la tenía bien, porque como era ranchero nuevo, no conocía nada de rancho porque él trabaja el Lubbock en una aseguranza, y ya me dijo que yo me iba a entender del rancho porque él no sabía nada de rancho, que yo me iba a entender del rancho y que yo agarrara mi gente. Sí, yo agarré toda mi gente y todo y yo mantenía el rancho, pero lo que no me gustaba era eso, que eran pocas horas. Y después ya, así platicando, así con amigos, y luego tenía un amigo, me dijo: “¿Sabes qué?, que ahí conmigo está faltando uno”, me dijo, “ve a ver si te da trabajo”. Y jui y no, sí, sí me dio trabajo. Y ahí trabajé hasta el año pasado en febrero. Y yo duré ahí veintitrés años con ese. Me empecé en [19]77 y el año pasado paré en febrero, ya me había amparado porque había comprado esta casa y quería pagarla y mi señora me dijo: “Vamos a pagarla toda, todo lo que debemos”, y dijo, “al cabo ahí tenemos unos centavos, vamos a hablarle a la señora para pagársela toda ya pa que no trabajes”. Sí, le hablamos y sí, y a ver cuánto nos rebajaba y sí. Nos rebajó $500 dólares.

MP: Un buen.

MG: Y se la pagamos, sí. Entonces ya me dijo la señora: “Ya, ya para de trabajar”. “No”, le dije, “yo voy a seguir”. Y sí, trabajé todavía enero y febrero y la última semana de febrero sí, ya paré. Le dije al patrón que ya, que ya era todo. “No, está bueno”, me dijo, “pero si se le ofrece trabajo, ya sabe, aquí lo tiene, véngase”, dijo, “usted ya tiene mucho conmigo y ya nos conocemos bien y todo”, dijo, “y usted ya pos yo no necesito andarle porque usted ya sabe los trabajos”, me dijo, “así es que véngase”, dijo, “si quiere volver a trabajar”, dijo, “véngase a la hora que usted guste, aquí tiene su trabajo”. No, ya no, ya no volví ni he vuelto. El otro día jui a visitar ahí a los camaradas nomás, llegó él y luego luego: “¿Cómo está don Manuel?, ¿cómo le ha ido?”. “Bien, gracias a Dios”. “¿Cómo ha estado?”. “Pos bien”, le dije. “Ya viene a trabajar”. “No, no, no, vengo a visitar a los amigos”, dije. Dijo: “Y, ¿a mí no?”. “Sí, también”, le dije, “¿por qué no?”, le dije. (risas)

MP: Pues sí.

MG: Sí, ya llegué y lo saludé y es que todo el tiempo que llegaba me saludaba y me palmeaba y todo y: “¿Cómo está don Manuel?”. “Bien, bien, gracias a Dios”, y así. Y es que sí, es que duré mucho con él, veintitrés años es mucho.

MP: Es mucho.

MG: Por eso ya…

MP: Ya era parte de la familia, más bien.

MG: Pues sí, pues ya, ¿verdad?, y ahí ya nomás me faltó casarme con la hija de él, (risas) para ser de la familia.

MP: Pos porque no se dio modo.

MG: Pos sí, pos cómo no.

MP: Pues sí. Oiga y cuénteme de esa primera vez que se contrató como bracero, ¿les hicieron algún examen médico?, ¿les pusieron algunas vacunas?

MG: No, vacunas no ponían.

MP: ¿No?

MG: Nomás nos echaban polvo pal piojo y nos revisaban a ver si teníamos, ¿cómo le diría? Pues revisan los pulmones también me parece, sí, creo sí, sí. Y las almorranas esas también. Era lo que nos revisaban nomás.

MP: Y las manos, ¿no se las revisaban?, a ver si tenía callos.

MG: No, pues fíjese que no, a mí no.

MP: A ver si tenían manos trabajadoras.

MG: No, las manos a mí no, no me acuerdo que nos hayan revisado eso. Y de papeles, pos casi por lo regular lo que pedían era la cartilla al otro lado pues, ahí en México, la cartilla era lo que nos pedían nomás.

MP: ¿En México?

MG: En México.

MP: O sea que tenían que hacer algún, trámite…

MG: Pues es que allá nos contrataron, nomás la primer contratación fue aquí en El Coliseo y después ya cuando cumplimos esa tarjeta, entonces ya entramos allá por Juárez.

MP: Y en Juárez, o en el lado mexicano, ¿dónde hacían el papeleo ese?, el primer paso por decirlo así, ¿dónde?

MG: Pos, fíjese que a mí me tocó ir a Chihuahua, hasta Chihuahua. Y no, pos ni me acuerdo cómo se llamaba ahí a onde íbamos.

MP: ¿El Trocadero?

MG: El Trocadero, creo sí, sí, El Trocadero, sí. Me acuerdo que hasta la primera vez que jui no llevaba la cartilla porque la cartilla se me había quemado. Es que la tenía arriba de un radio, hizo corto el radio y se me quemó el radio y se me quemó la cartilla y no llevaba cartilla. Pero de todos modos jui a ver si, pa hacerle la lucha. Y luego, pues como están, pos era una cola y estaban mis hermanos ahí adelante, adelantito y amigos y yo dije: “Pos no, pos ni, no, yo creo ni voy a entrar, no”. Y luego ya, como ahí andaban los soldados, que guardaban a uno, que guardaran la distancia y todo, bueno, entonces ya me…

MP: ¿Soldados mexicanos?

MG: Sí, mexicanos, sí, pues era allá en El Trocadero.

MP: Para guardar el orden ahí.

MG: Sí y luego que este, sí, que no nos estuviéramos peleando ni nada, que estuviéramos serios. Luego un hermano mío le dijo a un soldado, le dijo: “Oye”, le dijo, “¿cómo le hacemos con éste?”, dijo, “es mi hermano”, dijo, “y no trae la cartilla”, dijo. “No”, dijo, “pos está fácil”, dijo, dijo, “dame $20 pesos”, dijo. “Ándale”. Y se los dio y luego fue y me agarró el soldado. “Vente”. Y yo me metí y salí yo y ellos se quedaron en la cola, (risas) esperando y yo salía ya listo ya pa venirme pa acá.

MP: Es más, $20 pesos.

MG: Sí, $20 pesos. Y sí, ya ellos se quedaron allá, fíjese. “No, mira éste ya salió y nosotros aquí todavía”.

MP: Oiga, y, ¿cuánto tiempo tardó para que le dieran ya para que pasaran?, o sea, ¿se tardó días?

MG: No, pos casi nomás llegábanos a Juárez y luego luego. Es que como ya se acaba el día, ¿verdad?, y todos los que entraban en la noche nos veníanos en el tren a la una, me parece. Nomás que nosotros no nos veníanos en el tren, nosotros agarrabános camión pa llegar más temprano aquí y dormir, ya otro día levantarnos temprano para llegar al puente, y ahí nos recogían ya en el puente. Ahí pasábanos y ahí nos recogían y nos llevaban al Río Vista.

MP: O sea que no fue rápido ahí en Chihuahua, ¿no? No tuvo que gastar en comidas o…

MG: Pues sí, o sea, sí. Según lo que estuviera uno, pos como yo esa vez me estuve nomás de dos días porque es, pos eran colones y porque echaban toda la gente pa juera en un rato, pos no. Así que sí, una vez me aventé una semana.

MP: Ah, una semana.

MG: Una semana, una vez que fui me aventé una semana.

MP: Y, ¿qué hizo todo ese tiempo?

MG: Pos nada, nomás es andar conociendo todo ahí, Chihuahua.

MP: Ah, pos ta bien.
MG: Sí, conoce porque ni modo de andar en las cantinas, pues entonces no me gustaba tomar ni nada, no, no me gustaba nada de eso. Mis camaradas pues: “Vente, vamos a tomarnos una cerveza”. “No, no, vayan ustedes”.

MP: Y, ¿por qué se tardó una semana?, ¿había mucha gente?

MG: Había mucha gente y luego pues iba como, entonces era, íbamos como, por decir, pos nos apuntábanos en la Presidencia de Guadalupe. Ahí nos apuntaban y de ahí nos mandaban. Así en cada pueblo apuntaban la gente y la mandaban. Y como todo el tiempo yo me la llevaba muy bien con los presidentes. Es que mi esposa, la otra, la que se me murió, esa era maestra. Y como la maestra, la maestra, la presidencia y la escuela estaban juntas ahí, así que a mi señora la conocían muy bien y me la llevaba muy suave con los presidentes y luego luego me metían, luego luego me ponían en la lista. Iba yo y les decía o iba mi señora, no, sí, luego luego me apuntaban y vámonos.

MP: Qué bueno.

MG: Ey, no, sí. Y por eso es que durábanos mucho, porque iba mucha gente. Esa vez nos aventamos una semana, mucha gente, mucha gente. Me tocó ir allá hasta Irapuato también me mandaron.

MP: ¿Para qué hasta allá?

MG: También a arreglar la bracereada.

MP: Pero, pos taba más cerca Chihuahua, ¿no?, que Irapuato.

MG: Pero no sé porque harían eso esa vez. Fuimos, también en este mes fuimos en marzo, hasta Irapuato, Guanajuato. Y por cierto que yo no entré.

MP: ¿Por qué no?

MG: También por lo mismo, porque no tenía la cartilla todavía. (risas) Sí, ahí.

MP: No hubo quebrada ahí.

MG: No, sí.

MP: Sí, también.

MG: Sí, nomás que yo jui el terco que no quise entrar. Fue el [19]54. Y es que iba, íbamos tres y uno, ahí onde jue la contratación, uno de ellos había sido sardo y había estado ahí y conocía todos los negocios, ahí había estado ahí cinco años él de sardo. Y dijo: “Pos los tres estamos apuntados iguales”, dijo, dijo, “si entras, si te hablan a ti primero, Manuel”, dijo, “tú no entres”, dijo, “déjame entrar yo y hablo con el sardo, con el que me toque revisar la cartilla hablo y le digo de ti que no traes cartilla a ver qué me dice”. Le dije: “Órale”. Y no y le hablaron a otro que se llamaba igual que yo, Manuel Rivera, le hablaron a Manuel Rivera y luego le hablaron a ese otro. Y luego me hablaron a mí, pero no entré, entonces ya él habló con el que está pidiendo las cartillas le… y le dijo que él había estado cinco años ahí y que, pos que conocía todo el negocio y que llevaba un amigo pos que no llevaba cartilla que como, cómo estaría bueno hacerlo, dijo: “No, pues dile que me dé $25 pesos”. Y luego ya, le dijo: “Bueno, deja irle a decir”. “Traítelo”, dijo, y fue y me dijo como tienen todo cercado, ora está como en el Fort Bliss, se me hace…

MP: Ah, sí.

MG: Todo cercado porque allá hay puros sardos ahí, puros soldados y jue y me dijo: “Órale vente, $25 pesos, vente”. “No”, le dije, “yo no pago”, le dije, “y luego pa ir a trabajar,” le dije, “no”. “Ándale y qué… Bueno, me regañó y todo. Pero no, no quise entrar y después ya me podía. Después andaba allá en Guadalupe trabajando en la pala, en los dompes, que con el gravo, que llevando grava y cargando los dompes, hombre, hasta me jui a pie hasta allá pa allá pa Dell City.

MP: A pie.

MG: Sí, nos juimos otros y yo. Pos es que a mí me quedaron [a] deber unos camaradas y luego me quedaron [a] deber una quincena de pago y me jui. Nos juimos a pie. “Vámonos”. “Pos vámonos”. Y trabajé dos semanas y ya me pagaron mi quincena, y ya me pagaron los camaradas y ya me vine y luego ya me contraté en agosto otra vez. Pero nomás el [19]54, de marzo a agosto estuve ajuera, sí, nomás. Todo lo demás sí estuve adentro, nomás ese año salí pa juera esos meses, todos los años he trabajado aquí. Y ahí, como le digo, de ahí no salí porque ahí estaban todo los ranchos juntos. Cuando me salí de con el Juan Segulia, me jui con Vicente, Vicente Segulia. Me salí con Vicente Segulia, me fui con el Bill y con el Bill me fui con este, se llama David Brown.

MP: O sea que no, nunca le daban plazos, de que se iba a terminar el contrato y que tenía que renovarlo otra vez.

MG: Sí, no, sí. Pos cuando salíamos a contratarnos, se acababa la tarjeta, se me hace que era por dieciocho meses, se acababa la tarjeta y ya. Se terminaba y nos salíamos y volvíamos a entrar. Fue cuando íbamos a Chihuahua.

MP: Y entonces, ustedes este…

MG: La primera renovación sí la hicimos aquí. Me parece aquí en el, en el…

MP: Y entonces, ¿ustedes ya contactaban aquí el ranchero?

MG: No, el nos estaba esperando ya.
MP: Ah, ahí los estaba esperando.

MG: Sí, cuando entrábamos nosotros le hablábanos. Y ya el iba por nosotros, ey.

MP: Y si ustedes se querían estar, bueno, como usted, o sea, que se estuvo mucho tiempo con un solo ranchero, ¿sí podían hacer eso?, ¿no tenían problemas con Migración o algo?

MG: ¿Por irnos con otro?, no. No, pos nomás era de decirle muchas gracias y nos íbanos con otro.

MP: O si se querían quedar con el mismo, igual.

MG: Sí, con el mismo, allá, sí. Como yo nunca me dio por irme. Como ahí todos los que estando ahí, pos muchos se salieron y no, yo nunca me salí, hasta que tuve ya siete años, ocho. Y eso me salí porque, pos no, es que ya quería yo ir a Guadalupe todos los días, ir y venir y no tenía en qué y como acá en el otro rancho, con el Vicente Segulia, como ahí estaba un hermano mío y ese sí ahí tenía troca, dije: “No, pues mejor me voy pa allá”. Y me vine pa acá, pa ir y venir todos los días, sí. Por eso dejé el otro ranchero, porque pa irme a pie y venir a pie, pues no.

MP: Sí, estaba muy lejos.

MG: Estaba lejos, sí estaba lejos el rancho. Pa ir hasta allá hasta… Pues iba hasta Caseta y luego agarrar camión y luego venirme, pos taba lejos.

MP: Y eran puros campos de algodón, ¿verdad?

MG: Sí, pura agricultura, puro campo de algodón. Sí, pos todo el valle que es puro algodonero, ahorita pos hay nogaleras. Pero de todos modos no deja de ser de agricultores.
MP: Y la primera vez que usted llegó a un rancho a trabajar ya como bracero, ¿si era como usted se lo había imaginado?, o, ¿era diferente?, o, ¿usted esperaba algo más del trato con el ranchero, del trabajo, del sueldo?

MG: Bueno, pues es que a mí en realidad pos no, pues en yo notaba nada porque los que me tocaban eran muy buenas gentes, los rancheros, muy buena gente y los trabajos eran los mismo, es que eran muy buenas gentes. Con el primero que estuve, que le digo que Juan Segulia, era muy buena gente conmigo y ese sí, pues ese cada quince días me traía de Dell City en el avión, me traía hasta aquí y luego aquí ya agarraba yo un taxi. Y me decía: “Pal lunes te vienes a tales horas pa llevarte”. Sí, inclusive él me dijo una vez, porque yo pienso que él me quería a mí, porque yo pienso que, porque una vez me dijo, veníamos en el avión y me dijo que sí, que él había ido a Villahumada a ver tierras que le habían gustado. Me dijo: “¿Cómo ve usted?”, dijo, “sí, si se va pa Villahumada, voy a agarrar unas tierras allá, las voy a comprar y se va usted pa allá”. “Sí”, le dije, “seguro, pa Villa Ahumada si voy, porque está más cercas que Arizona”, le dije, sí. No y al último no compró nada, nomás. Pos ya como me cambié con el otro hermano, pos ya menos. Y luego el otro hermano, pos ése era más muy buena gente. Una vez, él tenía el rancho más grande y ese, con ése sí, sí, no… Era muy buena gente. Una vez nos, andábamos como veinte yo creo, andaban como unas doce mujeres y de hombres andábamos también creo como doce, éramos veinticuatro y una vez nos agarró a todos sentados en la acequia y pasó nomás nos vio sentados. Y es que éste nos vaciló, todo el tiempo nos cuidábanos, cuando pasaba, pos nos sentábanos. Y todo el tiempo se venía a pasear él y se ponía jugar aquí. Esa vez pasó y se vino, pos luego de rato nos sentamos. “No, ya se fue, pos vamos a sentarnos a descansar”. Y ahí nos sentamos. Y luego de rato vimos que pasó una, entró una troca allá por un, por una de las casas, de las casas de él, digo: “Ahí viene una troca, pero no, no, quién sabe quién será”, y, “ahí viene, ahí viene”. Y nada, llegó con nosotros, pos era él, pero iba en otra troca. Y luego dijimos: “Pos si nos dice que porque estamos sentados, ¿pa qué vienes en otra troca?, ¿pa qué cambias de troca?, traite la mía, la misma”. Y luego dijimos: “No, pos yo creo va a regañar al mayordomo, y el mayordomo va a venir a regañarnos”. Y no, no, él no dijo nada ni el mayordomo, ni uno nos dijo nada. Y luego, y él nos decía que otros rancheros le decían a él que nosotros nos sentábanos mucho y luego yo les decía que él, que él no se enojaba porque él había trabajado desde chiquito, había trabajado con su papá y que su papá le ponía buenos cintarazos. Dice: “Mi apá sí me pegaba”, dice, “me pegaba con los cintos, con el cinto”, dice, “me pegaba porque hacía con una cosa, un trabajo mal”, dice, “por eso yo no quiero molestarlos a nadie”, dijo, “porque yo sé que uno se cansa”, dice, “yo sé que tienen que pararse a descansar”, dijo. Y así platicaba y: “Y unos rancheros me dicen que ustedes se paran mucho y que se sientan”, dijo, “pero conmigo no hay problema”, dice, “porque yo sé que se que cansan”, era muy buena gente.

MP: Qué bueno.

MG: Sí.

MP: Las mujeres y los menores de edad, ¿también eran braceros?

MG: No, las mujeres eran, eran ya, eran ya de aquí pos unas y otras no, otras estaban ilegalmente, ilegalmente porque estaban casadas. Se casaron con los que estaban de braceros, se casaron con los braceros, están ilegal. Pero de todos modos estaban aquí. Hasta después ya arreglaron, ya cuando se vino la residencia, les arreglaron, arreglaron ellos y luego les arreglaron a ellas.

2do: ¿Un vasito de agua o de soda, seño?

MP: Bueno, entonces me decía que sí había mujeres, pero ellas más bien estaban como ilegales, que…

MG: Sí, como ilegales pero, ¿qué eran?, serían unas dos, porque las otras eran, las otras eran chavalas, eran ya nacidas aquí. Eran hijas de ellas, sí, eran como dos de las que estaban de ilegales, se me hace, sí.

MP: ¿Iban siguiendo al marido?

MG: Sí, pues se las traiban, unos señores se las traiban. (risas) Sí, pos no tenía caso. Como una pos era de Torreón y él era de Torreón también, pero tenían trabajo ahí con nosotros, así que tuvo que traérsela, traérsela del rancho y así. El otro, un compadre mío, era de Jalisco, así que tal, tuvo que traer la señora hasta el rancho. Ahí nacieron las hijas y después andaban en el azadón, con nosotros ahí y ese era, era hasta familiar de unas de las muchachas esas y la señora esa.

MP: Y los rancheros, ¿sí permitían que estuvieran ahí las esposas con ustedes?, o los tenían… Porque tengo entendido que ustedes los tenían así como en barracas, en bodegas, ¿no?, donde dormían y hacían todo, pero ya a esos braceros con sus esposas, ¿las ponían aparte?, o, ¿cómo eran?

MG: Pos mire, le voy a decir yo, ahí en el rancho onde, en el rancho que yo estuve, no había barracas ni nada de eso. Había puras casas y ahí vivían las señoras, habían puras casas, todo. Y le daban a uno camas y todo, pero no, calentones pero no, como le digo, eran muy buenas gentes los rancheros esos, esos patrones y no, no tenían barracas ni nada. Era de cuartos como estos y luego nos hacían que los arregláramos cada año, como en septiembre que no había trabajo, los pintábanos, nos decían que qué color de pintura querían y ya, les enseñábanos a los que vivían en el rancho. Ya pintábanos y los ponían a pintar sus casas, nos tenía ahí por juera y por dentro y todo lo que se necesitara. Pero no, en los ranchos que yo estuve no había barracas, porque puras casas. Así casas de adobe, sí.

MP: Entonces había muchas casitas, ¿no?, los rancheros tenían muchas casitas para ustedes.

MG: Sí, para nosotros sí había puros, puras casas de adobe. Pero sí estaban bien arregladas pues, sí las tenían pues, como los Segulia, sí las tenían arregladas.

MP: Y, ¿cuántos braceros más o menos podían estar en una casa, o cuántos cabían?

MG: Pos nosotros tábanos, ora verá, estábanos como unos seis, se me hace.

MP: Ah, eran poquitos.

MG: Sí poquitos, sí. Y eso cuando había pisca, que entraban más braceros, que agarraban más braceros pa hacer la pisca. Pero ya cuando se acababa la pisca que ya quedábanos nomás los que íbamos a trabajar, pues ya casi estábanos dos por cuarto, tres en cada cuarto, era todo.

MP: Sí, y cuénteme cómo era un día normal de trabajo, ¿a qué horas se levantaban?, ¿qué comían?, ¿a qué hora descansaban?, ya al terminar la jornada, ¿qué hacían?

MG: Pues no, como le digo, nosotros, pos es que cada quien ahí, como ahí en el primer rancho donde yo estuve pues entrábanos a las seis de la mañana y a mí nunca, nunca me gustaba salir sin almorzar. Desde que estaba chavalo nunca me gustaba salir sin almorzar. Yo me iba a mi almuerzo, me iba almorzado yo a mi trabajo todo el tiempo y a las doce, otra vez a comer. Y agarrábanos una hora de… para comer. Y entrábanos a la una y salíamos a las cinco de la tarde, ya a las seis de la tarde pues ya a hacer cena, a bañarnos, lo que juera, porque en ese rancho nos tenían hasta baño y todo, no nos quejábanos del baño ni nada, ahí nos tenían nuestro baño y ahí a bañarnos. Y a veces nos bañábanos en el canal, porque el tiempo de calor en el canal, pero íbamos, nos salíanos del canal e íbamos y nos bañábanos ya con jabón ahí en el baño. Ey, nos tenía todo eso.

MP: Y, ¿ustedes se llevaban qué comer para ese tiempo que tenían libre?, ¿se llevaban su lonche?

MG: ¿A dónde al…?

MP: Al campo.

MG: ¿Al campo? No, yo nunca llevé lonche al campo.

MP: O sea que no comía sino nomás desayuno y hasta la cena.

MG: No, no, salíamos a las doce, comíamos, nos íbamos a los cuartos.

MP: Ah, okay.

MG: A la casa, íbamos al rancho a comer. De todos modos nos llevaban en la troca, nos llevaba el mayordomo en la troca y ya nos llevaba al trabajo a la una en la troca. Ey y yo de puro, yo tuve buena suerte, ¿verdad?, que en los ranchos que estuve así era. Nos llevaban al rancho a comer y luego nos llevaban al trabajo a comer. Y yo le digo que yo caí con suerte en ese rancho porque yo luego luego, con el mayordomo luego luego me la llevé muy bien. Y cuando andábanos muchos en el azadón, se acababa el agua y me decía: “Ándale, agarra la troca y ve a traer agua”. Iba y traía el agua y me decía: “Y agarra el tractor y enséñate a tractoriar porque, pa que te enseñes, pa que te enseñes a trabajar en el tractor”. Y sí, me enseñé, me enseñé en el tractor. Pues, casi después trabajaba puro tractor.

MP: Y cuando trabajaba en el tractor, ¿recibía el mismo sueldo?, o, ¿ya era un poquito más arriba?

MG: No, era un diez más por hora, ey. Era un diez más por hora.

MP: O sea que sí le convenía.

MG: Sí, sí me convenía.

MP: Se cansaba menos y ganaba un poquito más.

MG: Sí, sí ganaba más, sí pues era, ya nos pagaban $0.10 centavos más. Y a mí no, pues casi no quería tractor, no me gustaba. Pero un día que andaba, era un domingo, el domingo no había trabajo y nomás se, ese compadre mío iba a trabajar, andaba trabajando ahí y andaba atrás de la casa onde estábanos nosotros. Y luego ya andaba barbechando con el tractor y luego un hermano mío me dijo: “Háblale a Ruperto que venga a almorzar, ya está el almuerzo, ya hice el almuerzo, dile que se venga a almorzar”. Y me jui, esperé a que saliera ahí junto, porque andaba saliendo ahí junto a las casas. Y ya lo paré y le dije: “Dice Alberto que ya se vaya, que se vaya a almorzar, que ya está el almuerzo”. Dijo: “Súbase pues”. Y me subí y dijo: “Le voy a enseñar, le voy a dar unas vueltas pa que, mientras yo almuerzo usted le dá unas vueltas ahí”. “Ándele”. Y sí, pues me enseñó como estaba el asunto y sí. Y luego ya se bajó y dijo: “Déle usted solo”. Y ya nunca volvió. Y es que ya me vio el mayordomo arriba del tractor, con el trabajo ese y luego ya a aquel lo puso en otro trabajo con otro tractor y se jue a otro trabajo y me dejó ahí y dije: “No, pos, ¿cómo hombre?”. Pues ya trabajé todo ese domingo y ya de ahí para acá me agarré a trabajar. Y luego le dije al mayordomo: “Pos, ¿qué pasó?”, le dije, “yo no andaba trabajando ahí, él andaba ahí, yo me subí nomás para que viniera a almorzar”. Y dijo: “Pues sí, pero, ¿qué te he dicho yo?”, dijo, “que quiero que te enseñes a trabajar en los tractores, por eso te dejé. Por eso lo mandé a otro trabajo”. (risas) “Mira, que fregado”, le digo, “bueno, está bien, ta bueno”. Es que le sirve a uno también, porque después ya pos va uno a cualquier rancho, como después oía yo que iban a ranchos a conseguir trabajo. “¿Sabes tractor?”. “Pos sí”. “O, ¿no?”. “Bueno, pues si no sabes no hay, si sabes bueno, órale”. Y yo, pos, como nunca salí así, pos dije: “No”. No, nunca batallé. Pero sí, pues después casi puro tractor, tractor. Como con este que estuve últimamente, con este que le digo que estuve veintitrés años, ahí fue puro tractor, tractor. Y cuando estuve en Dell City, casi no agarré tractor. Ahí el que estaba de mayordomo ahí casi no, no me quería, me daba puro riego de noche.

MP: Ah, qué pesado, ¿no?, o sea, ¿por qué nomás de noche?

MG: Nomás, porque yo así lo quería. Quería pura noche, no quería de día. Porque estaban muy fuertes los calores y luego estaba la surquería está muy larga. Y en la noche no salía el agua y yo me acostaba desde las ocho de la noche me acostaba y hasta las seis de la mañana me levantaba. Así es que yo no trabajaba nada, absolutamente nada.

MP: O sea que ahí solito se estaba regando.

MG: Sí, solo, sí pos ahí está solo. Así es que yo no hacía nada, nomás me levantaba así a ver las pipas que no estuvieran paradas y ya, pero si no me paraban los pozos, las pipas no se paraban. Así es que yo me la pasaba muy suave. Después salió ese mayordomo y se llevaron otro de acá que estaba acá con nosotros, se lo llevaron pa allá. Y luego me dijo: “Oye, ¿sabes qué?”, dijo, “tú vas a ser ahora el mayordomo de los regadores”. Le dije: “No señor”, le dije, “no”, le dije, “yo quiero trabajo, quiero regar de noche”, le dije, “yo no quiero ser mayordomo”, le dije, “yo no quiero tener problemas”, le dije. Me dijo: “No, no”, dijo, “tienes que hacerlo”. “No”, le dije, “no señor”, le dije, “a mí déme el riego de noche y total”. “Bueno, ándele pues. Tú vas a regar de noche”. Y sí, no, pues yo sabía cómo estaba, que…

MP: Y, ¿por qué no quiso ser mayordomo?

MG: Porque a veces pos no falta por qué se enojen unos y otros y ya se le enojan a uno. Ya si mete uno poquito las patas se le enojan y no faltan los pleitos y mejor no. Ya así mejor, pos mi trabajo y mi trabajo y total. Cumplo con mi trabajo y eso nomás. Y andar de mayordomo no, pos como ahí pos, teniendo que andar con los regadores en la noche y en el día, pues no, no tenía caso.
MP: Pues sí.

MG: Así nomás en la noche trabaja. Nomás salía y todo el día dormido, de otra manera hasta en la noche si se les ofrecía algo, que un regador tenían que ir a hablarme a mí y ahí tenía que levantarme yo y ir a ver. Se paraba un pozo, tenían que ir a hablarme a mí y todo eso, por eso mejor no y luego eso no me lo iban a pagar.

MP: Ah, o sea que, ¿iba a ganar el mismo sueldo?

MG: El mismo. Así que no tenía caso.

MP: Pos no.

MG: Pues ahí en ese rancho casi yo era, por lo regular yo era el que ganaba más ahí. Porque casi todo el tiempo eran puras doce horas, doce horas. Ey, pos como le digo, muy buenos patrones me conseguí yo y no me quejo de los patrones que tuve y ninguno tuvo barracas.

MP: Entonces nada más anduvo aquí en Texas, como…

MG: Sí, pos nomás en Texas, pos nomás hasta Dell City. De ahí me quisieron llevar a Arizona, pero no quise ir, dije: “No, no, pa allá no voy”. Y no, no me insistieron ni nada, no me dijeron: “Oye tienes que irte”, no, nomás me dijeron que estaba bueno, que estaba bien y ya, me dejaron en el rancho. Así que nomás Texas y ahí en Tornillo, pos ahí nomás ahí están los ranchos cerquitas donde estuve nomás, de esos ranchos no salí. Ta un rancho así, el último que estuve está así y el otro está así, bueno, pos que hasta en el rancho onde estuve trece años, el de Vicente Segulia, el patrón este que estuve el último, le compró a ese otro rancho le compró ciento veinticinco acres. Así es que y le compró las bodegas onde se echaba la alfalfa y unas casas y todo eso, sí, pos se lo compró todo ahí para hacer él su rancho más grande, hizo su rancho más grande, ey. No, pero todos muy buenas gentes conmigo. El tal ese, ese ranchero, el Juan, ese, también ese sí, también, ese tiempo tenía puros cuartos también. Tenía un cuarto para dormir y tenía la cocina, era lo que agarrábamos, la cocina y un cuarto. Y así estábanos todos, con cocina y cuarto, cocina y cuarto pa dormir, ey. La cocina estaba aparte, así que yo nunca estuve en barracas ni nada.

MP: Y, ¿usted estuvo trabajando con braceros de otros estados de México?

MG: Pues sí, pos había, pos bueno, pos casi nomás de ahí de Torreón. De Torreón, de Durango.

MP: Y, ¿cómo era la relación con ellos?, ¿no eran muy conflictivos?, o, ¿no tenían problemas? Aunque somos del mismo país pero siempre hay diferentes culturas, ¿no?, modos de pensar.

MG: Sí.

MP: Y de comer.

MG: Sí.

MP: Y todo.

MG: Sí.

MP: ¿Nunca tuvo problemas así?

MG: No nunca, nunca tuve problemas, no, no. Estuve con uno de Puebla y uno de Durango, pero no, eran muy buenas gentes. El que era poquito más, bastantillo era el de Puebla. Ése y ése cuando llegó ahí al rancho, pues era trabajador. Y luego ya al rato empezó, empezamos así a platicar y a como a llevarnos pero poquito. Y decía: “No y ustedes son de aquí, de aquí cerquitas de Estados Unidos, no saben el inglés y yo sí lo sé”. “Ah, ¿qué vas a saber?, hombre”. Y luego, un día me dijo: “¿Sabes qué?”, dijo, “yo quiero agarrar un cajón en el correo”, dijo, “vamos”, dijo. Dije: “Nombre, la riegas, ahorita está haciendo mucha calor”, le dije, “no, no, no”. “Vamos, hombre”. Y le digo: “Vamos pues, hombre”, y juimos. No, pos era americana, no, pues puro le echó. Dije: “Mira, sí sabe este fregado, sí sabe este”. (risas) No, sí sabía el inglés el fregado.

MP: Y, ¿ustedes cómo le hacían para comunicarse con los mayordomos o con los rancheros?, ¿ellos sabían español? O, ¿ustedes sabían un poco de inglés?

MG: No, no, casi por lo regular los mayordomos que yo tuve y los patrones sabían todo el inglés, todo el español.

MP: El español…

MG: Sí.

MP: O sea que no tuvo problemas en cuanto a eso.

MG: No, no, problemas no. Con este último patrón, pos creo sabía más español que yo.

MP: Ah, ¿sí?

MG: Sí, él habla mejor que yo el español. Sabe platicar mejor que yo, tiene más cultura, más quién sabe qué, habla mejores palabras que yo, ey, este último. Y los otros sí, pos se trababan poquito más pero sí lo saben bien. Bueno, ya se murieron los otros. Ya esos sí, también sabían bien el español.

MP: Y en cuanto al dinero, ¿también no tuvieron problemas en cuanto al pago, a sus cheques?, o sea, ¿no les quitaban así de más o no les quedaban a deber?
MG: No.

MP: ¿Era todo muy legal eso?

MG: Muy legales, sí. Al menos el Juan Segulia, no, el Vicente Segulia, ese como van las piscas así muchos rancheros no pagaban hasta en la tarde pa que no se fuera la gente temprano, hasta en la tarde le pagaban a la gente pa que piscaran todo el día, ¿verdad?, pa avanzarle a la pisca. Y el Vicente Segulia ese todo el tiempo a las siete y media, ocho, iba y nos hablaba y nos pagaba todo. Decía: “Si quieren piscar, písquenle, si se quieren ir, váyanse”. Ese no, con él no teníamos problemas y en tiempo de que no había pisca, pues que era trabajo de raya, también había veces que a las seis y media de la mañana, siete, nos pagaba. Y nos decía: “Vamos a trabajar medio día nomás”. Y no, con él no, no nos daba mucho trabajo. Pues nos daba las diez horas igual, ¿verdad?, pero que dijera que nos, no, que los pagos que los entretuviera, no, nada de eso.

MP: Qué bueno.

MG: Y él nos decía también de eso, decía: “Hay un ranchero que está ahí enseguida, ese ranchero de ellos, ese me dice que pa qué les pago tan temprano, y yo le digo a él que yo les pago porque el dinero ya no es mío, es de ustedes”, dijo, “por eso se los doy, por eso les pago, porque el dinero, ¿qué gano con tenerlo yo?, pos si ya no es mío, ya es de ustedes”, dijo, “yo, pos si ustedes quieren piscar, piscan y si no, pos si quieren irse, váyanse. Ustedes son los que pierden yo no pierdo”, dice.

MP: Pues sí.

MG: Ey, no y nos pagaba luego luego. “No, pues vámonos, vámonos”. Y nos íbamos, piscábanos unas veinte libras y: “Vámonos”. Y después, pues bueno, yo digo que yo era de los buenos porque yo piscaba 500, llegué a piscar 542.
MP: Bastantes.

MG: Sí.

MP: Y luego los dedos, ¿cómo le quedaban?, todos astillados, ¿no?

MG: No, no, no, quedaban bien.

MP: Ya ve que es muy brava.

MG: Sí, pero ya cuando anda uno al último sí es muy brava, pero cuando anda uno en la primera uno, no. Cuando anda uno en la primera pos ta todo lleno, ta muy suave, ey, sí, pero sí. Sí, pos yo me considero que era bueno porque piscaba mucho y yo quería ganarle a un hermano pero nunca le gané a ese, José.

MP: Ah, ¿sí?

MG: Sí, sí, nunca le gané.

MP: ¿Estuvieron juntos ustedes?

MG: Estuvimos juntos.

MP: ¿Sí?

MG: En algún tiempo, sí, estuvimos juntos un tiempo.

MP: Qué bueno.

MG: Sí.

MP: Él estuvo en, me contó que estaba en La Unión. Llegó hasta estar en La Unión, Nuevo México.

MG: No sé, no, pos quién sabe. Como él es más grande que yo…

MP: Ah.

MG: Sí, quién sabe, no me acuerdo. Pero a lo mejor sí.

MP: Ah.

MG: No me acuerdo; estuvo por ahí. Yo estuve en la Hachita, en la Hachita, Nuevo México. ¿No conoce la Hachita?

MP: No, no conozco.

MG: Sí, estuve en la Hachita, Nuevo México. Pero, acabamos la pisca aquí con el Juan Segulia y él, llegó un amigo de allá y aquel pos tenía mucha pisca y nos mandó pa allá.

MP: ¿De algodón también?

MG: Sí, de algodón.

MP: O, ¿de otra cosa?

MG: Sí, de algodón y nos mandó pa allá. Estuvimos como un mes, yo creo, o un poquito más. Sí, más o menos, fue lo que estuvimos allá, como un mes, un mes y cachito yo creo. En la Hachita, Nuevo México, ta de Deming así para el lado de Palomas.

MP: Ah, okay.

MG: Sí, está pal lado de México.

MP: Sí.

MG: Ta casi en la guardarraya. Sí, porque estaba muy lejos. Como los sábados el mayordomo nos paraba muy temprano pa venir a llevar la comida y nos decía: “Y no se vayan a tomar cerveza, el que se va a tomar cerveza, ahí se queda y que se vaya a pie porque yo quiero llegar temprano allá”. No, de todos modos era mucha gente. Nos veníamos a las doce a llevar el mandado y llegábanos allá a las ocho de la noche.

MP: O sea que ustedes compraban su propio mandado.

MG: Sí, sí, nosotros lo comprábanos y llegábanos a las ocho de la noche, era mucho. Y estaba muy lejos el camino hasta allá hasta el rancho onde estábamos.

MP: Y no había, ¿ustedes no notaron que hubiera escasez de azúcar o algo por causa de la guerra?

MG: No, no, a nosotros nunca nos faltó nada. No, quién sabe, ¿no?, pues no. Yo no me acuerdo que haiga faltado eso, porque pues como, bueno pues yo todo el tiempo tuve azúcar. Quién sabe si otros no tendrían, pero yo sí tuve azúcar.

MP: O, ¿algún otro alimento?, así carne o algo así.

MG: No, no, pos no. De eso yo no me acuerdo nada que haya habido alguna escasez de eso, no.

MP: Bueno, sí sé lo que es la diferencia de un bracero a un mojado, pero ya en cuanto al trabajo, en cuanto al pago, en cuanto al trato que reciben del ranchero, del mayordomo, ¿hay alguna diferencia entre mojados y braceros?

MG: Y, ¿los ilegales?

MP: Sí.

MG: Pos es que le voy a decir que ahí depende del patrón, del mayordomo, que haya diferencia. Porque cuando nosotros estábanos de braceros, estando de braceros, estando de bracero, sí, fueron dos camaradas, fuimos a trabajar ahí con, todavía estábamos con Vicente Segulia y fuimos a trabajar así de mojados, sin papeles. Y ahí se miraban igual y les pagaba igual que a los otros. No había ninguna diferencia. No los, no les daban más trabajo, ni nada. Andaban junto con nosotros y todo y no, nunca les decía nada, ni nada, ni el mayordomo ni el patrón y les pagaba igual que a nosotros. Y sí, pues si he sabido que otros rancheros, no… Otros rancheros sí los cortaban acá aparte y los regañaban y les pagaban menos. Pero ahí en los ranchos que yo estuve que había mojados no. Les pagaban igual, lo mismo que a nosotros y no los trataban mal ni nada, ni casi, pos no hablaban, casi no hablaban con nosotros, más que con el mayordomo y el mayordomo se entendía. Así que no hablaban con los que estaban de ilegal, así que no había diferencia ninguna, ni los trataban mal ni nada, ni hablaban casi. Y menos ese patrón Vicente, ese era muy buena gente, ese no le gustaba que anduviera uno de barbero. Ya ve que muchos son muy barberos, que le andan barbeando y… Ahí entró uno de allí de Guadalupe que le andaba barbeando, barbeando y como en el segundo pago le dijo al mayordomo, el patrón: “Aquí están los pagos, entrégalos y a éste”, dijo, “dile que muchas gracias por el trabajo y que se vaya”. Y luego el mayordomo le dijo: “¿Por qué lo vas a correr?”. Y dijo: “Es que él me anda barbeando mucho”, dice, “cada vez que paso me para y no falta que me diga que julano y que zutano. Ese no es trabajador”, dijo, “ese es puro barbero”, dijo, “y ese yo no lo quiero aquí, dígale que se vaya y ya no vuelva pa acá”. Fue la única vez que vi yo que corrió uno pero porque andaba de barbero, le andaba barbeando. Y como yo digo, nadien barbiabanos, todos trabajábamos muy bien con el patrón, con el mayordomo. Ora allí, pos eran muy suaves, pues el mayordomo era muy buena gente, como allá andábanos, dos Manuelas andaban en el trabajo y andábanos tres Manueles. Y el día del santo de los Manueles le decíamos al mayordomo: “¿Sabe qué? Va a ser santo de los Manueles y vamos a hacer comida aquí en la labor”. Decía: “Bueno, agarren una media hora”, dijo, decía, “agarren media hora, salgan a las once y media pa que coman a gusto, suave”. Y sí, pal día de las de San Lorenzo, también. Ya ve que hacen fiesta acá en Clint, en San Lorenzo. Y al mayordomo todo el tiempo agarraba ese día, le pedía el día al patrón, le decía que iba a agarrar ese día. “Ta bueno, agárrelo”. Entonces ya el patrón nos decía, el mayordomo nos decía: “Voy a agarrar el día de mañana, mucho cuidado que no los vaya a agarrar el patrón parados o sentados”. Y luego ya nosotros le decíamos: “No, pero es que nosotros vamos a tener fiesta, es que aquí andan dos Lenchos, un Lencho y una Lencha, vamos a hacer comida”. Y decía: “Híjole, nomás que me voy a ir. Bueno no le hace, agarren media hora. Salgan a las once y media y hacen su comida. (risas) Y si les dice algo, si viene el patrón y les dice algo, díganle que yo les dije que les di media hora”. Sí y también hacíamos comida ese día. Sí y ya ahí lo festejábamos en un árbol o algo. No íbamos al rancho, ni a comer ni nada. Ahí mismo agarrábanos un árbol, ahí llevábanos todo. Es que unos poníamos una cosa y otros otra y así, las Lenchas, ahí era la mamá la que hacía la comida. Y nos la llevaba allá, e iba a medio día, iba y nos la llevaba.

MP: Y en la noche.

MG: Sí.

MP: Y, ¿en la noche no se hacían las pachangas?

MG: No, no, es que porque todos íbamos y veníamos pa México, nomás ellos se quedaban ahí, los que vivían ahí. Así es que no, pos no había pachanga. Nomás a medio día un rato ahí, (risas) y bien suave.

MP: Qué bueno, pues sí tenían sus…

MG: No, no, por eso le digo que…

MP: Sus ratos de distracción.

MG: Yo por eso le digo que, por eso le digo que hay de ilegal, pues va de patrón a patrón. Como había un patrón que nosotros sabíamos que era muy, muy carajo y que los pataleaba y todo. Y ya cuando, ora que le, cuando le digo que yo me, que estuve con el Bill, Bill Abelarde(??) creo, ¿sí?, que ahí estuve cinco años y ahí, ahí sí, sí, ahí sí estaba, pos bueno estaba, estaba de buenas bien, era muy buena gente el hombre. Y entonces se puso malo él y se jue pal, lo mandaron pa Houston, porque tenía cáncer en la sangre. Entonces metió a ese que pataleaba a la gente, lo metió ahí como, para que cargara las trailas y todo eso, pero yo era el mayordomo, yo le acarriaba las trailas de la labor al gin nomás. Y luego ya me… Y un día yo le hice la pregunta, pero nosotros ya estábanos, pues ya éramos residentes, ¿verdad? Y le dije yo: “Oyes”, le dije, “¿es cierto que tú, que tú pataleas la gente?”. Y luego se quedó viéndome, dijo: “Bueno”, dijo, “eso era antes”. Le dije: “Sí”, le dije, “porque antes estábanos de braceros”, le dije, “y ahora estamos residentes, ahora no cualquiera se deja”, le dije, “al menos si me quieres patalear a mí, no me pataleas”, le dije, “aunque sea salgo corriendo”, le dije, “pero no me pataleas”, le dije, “y si me pataleas, a lo mejor te la devuelvo”, le dije, (risas) y nomás me miraba y me miraba.

MP: Y, ¿por qué usted cree eso de que antes cuando estaban de braceros pues aguantaban todo?

MG: Sí.

MP: Y ya después, una vez con papeles de…

MG: De residencia.

MP: De residente ya se podían mejor defender, o, ¿por qué?

MG: Pos sí, pues yo creo que porque ya teníamos más derecho a defendernos. Ya nos sentíamos más fregones porque ya éramos de aquí, con esa residencia. O ya estábamos más bien, ya se podía defender uno más mejor. Y cuando de bracero pos no, pos nomás lo echaban a uno pa juera y ya estuvo, ya no podía volver. Y así no, así ya se defendía uno más bien. Es lo que pienso yo. Y así de bracero pues no, hasta el patrón lo podía correr y irlo a entregar. “Oye, ahí va éste, no hizo esto, y esto y esto y va pa juera”, y así no. Eso es lo que digo yo, que cuando ilegales, depende del patrón que sea, que ahí como le digo, ahí eran iguales.

MP: Entonces así ya con papeles ya era más fácil ustedes defenderse, ¿no?

MG: Sí, pos ya más fácil, ya no tenía uno miedo. Ya si lo corrían a uno pos ya agarraba otro pa otro rancho, a ver si conseguía trabajo y de otro modo no. Pues si al patrón le daba gana, iba y lo entregaba a uno a La Migración y pa juera. Y así no, pos se enojaba uno y ya: “Vámonos, vamos a buscarle por otro rumbo”. Como ahí, como en el rancho ese pos, con el Vicente ese ya, fui donde arreglé yo mi residencia. Es más, yo ni pensaba arreglar residencia, no la pensaba pues, nomás que… Para esto, un primo de mi señora iba a ir al Consulado allá a México. Y le dije: “Me trae los papeles pa arreglar yo”. Y sí me los llevó y el día que me los llevó, otro día entregué yo la tarjeta, se me cumplió la bracereada y ya entregué la tarjeta y luego le dije a mi señora: “No, pos voy a, voy a llenar los papeles nomás así, pero, pos no, no, no tengo patrón quien me dé la carta, ni nada”, le dije. Dijo: “Vamos a llenarlo”. Y luego sí, juimos ahí con un señor y nos llenó y los mandé. No, sí y luego ya me hicieron, me hicieron la cita que me presentara el día julano, y jui. Y luego ya me dijeron: “Ora venga el día julano”. Y luego ya le dije a José, le dije: “Dile al patrón que si quiere que arregle que me preste $100 dólares y que me dé la carta”. Y este le dijo y sí, sí me mandó $100 dólares y me mandó la carta. (risas)

MP: Qué buen patrón.

MG: Sí, muy buen patrón.

MP: Qué bueno.

MG: Sí es.

MP: Usted se los tuvo que pagar después, de vuelta, o…

MG: ¿Los $100 dólares? No, sí, no, sí pero yo se los pedí, nomás le dije así, nomás de barbas. Es que mi señora era maestra y ya y teníamos, teníamos dinero pues.

MP: Ah, qué bueno.

MG: Sí, no lo necesitaba yo el dinero, nomás que le dije a mi hermano: “Dile al patrón que si quiere arreglarme, que me mande $100 dólares y me mande la carta”. Y sí, en la tarde me llegó con la carta y los $100 dólares. (risas)

MP: Pues qué bueno, porque sí me he dado cuenta…

MG: Sí, por eso le digo que depende del patrón. Y sí, fíjese que arreglé. Y eso nomás jue, nomás le dije así a mi hermano y sí. Él le dijo y sí me mandó la carta y me mandó los $100 dólares y arreglé. (risas)

MP: Sí, porque yo me he dado cuenta, muchos, señores, que los rancheros le han dicho: “No, pues yo te arreglo, quédate aquí, te traes a tu familia”. Pero pues ellos no han querido, entonces, que bueno que usted aprovechó.

MG: Sí, yo sí, lo que onde, onde estuve mal fue que no le arreglé a mi familia, a mis hijos, ahí es dónde estuve mal, tuve la falla. Ahora tengo un hijo al otro lado pos que está batallando ahí que, pos no, las hijas ya arreglaron porque se casaron y arreglaron los esposos y arreglaron ellas, pero ese hijo que tengo al otro lado y pos no, allá está y quisiera arreglarle pero no, pos no puedo, quién sabe, a ver cómo le haga. Y luego jui a la escuela para arreglar la ciudadanía y el maestro que me tocó me dijo que pos que ya la hacían en español. Y luego pos sí, la agarré en español, me la dio en español y nada, que a la hora que me hablaron allá y entonces me tocó, me hablaron ahí en el puente de Zaragoza, aquí en el Waterfill, me hablaron ahí y jui. No, pos todas las preguntas me las sabía, las cien preguntas me las sabía y luego ya me dieron creo diez, ah, pues luego luego las contesté. Y luego ya cuando me hablaron allá, no, pos dijeron: “Es que usted todavía no puede arreglar, apenas tiene tantos años viviendo aquí, necesita tener quince”. Le dije: “Pues el maestro me dijo que ya”, le dije, “yo por eso me la dio en, en español”. Dijo: “No señor, es que está equivocado el maestro”, dijo. Pos ya no arreglé y luego ya me dijeron: “Pos le vamos a hablar en seis meses, agárrela en inglés”, dice, “en seis meses le hablamos”. No, pos ni jui, ¿pos pa qué?, no. Y después hubo clases de inglés y jui, jui a la escuela, allá estuve y luego ya. Y luego de esa que vino la troca y otra, pos me reburujaron con el inglés ahí, después ya no hallaba ni que hacer. Ah, pero y las preguntas sí me las sabía yo, pero me las sabía escritas, pero no cómo se hablaban. Dije: “Si me las preguntan pues no voy a saber contestarlas, si me la dan en una hoja, sí las voy a contestar”, dije, “ahí sí la hago, sí la voy a hacer”. Y nada que me mandaron hablar y jui. Y no y sí, me tocó un señor, ya grande él y me dijo, dijo: “¿Viene preparado?”. Le dije: “Sí, sí, señor”, le dije. Y yo tengo pidiéndole a Dios que me la dieran en la hoja, dije: “Si me las pregunta, pos le voy a decir: «No, ¿sabe qué?, siempre no vengo preparado»”. (risas) No y luego este señor, me la dio, me dio la hoja, pero me la dio en español.

MP: Ah.

MG: Y eran en inglés, y luego se las contesté todas, pues le digo que me las sabía todas, se las contesté todas y la última, la estaba contestando y dije: “Ah, no voy a acabar aquí de una vez todas y luego al último la contesto”. No y luego ya me dijo: “¿Ya acabó?”. Le dije: “Pos ya casi”. Dijo: “No, deme la hoja”. Y se la di, así que la última no la contesté y me dijo: “¿Por qué no contestó la última?”. Dije: “Ay”, dije, “se me olvidó ya”, le dije, “deme la hoja y se la contesto”. Dijo: “No, está bien”, dijo, “pos todas las tiene bien”, dijo, “y son nomás seis buenas”, dijo, “y todas las tiene bien”, dijo, “correctas”, dijo, “está bien así, nomás que le hago la pregunta porque no contestó”. Y ya le dije por qué y no, dice: “Está bien”. Y luego ya, estuvo viendo los papeles y ya sacó los de cuando jui allá a Zaragoza y luego ya, ya viene y: “Pues le revisé bien los papeles”, dijo, “¿sabe qué?”, dijo, “pues yo tengo que hacérsela en inglés”. Le dije: “Pos yo sé” le dije, “que en inglés, pero usted me las dio en español, yo se las contesté en español”, le dije. Y luego en eso llegó un señor que andaba ahí como revisando yo creo era el que los revisa a todos y se llegó y se agarró a platicar ahí con él. Estuvieron a platica y plática y plática y luego ya nomás me preguntaron que si, si yo había estado viviendo dos años en Juárez, le dije: “No”, le dije, “no”, le digo, “yo nunca viví en Juárez”, le dije, “yo”, le dije, “pa Juárez ni me gusta ir”, le dije, “pa Juárez no, casi no me gusta ir”, le dije, “menos estar viviendo”, le dije. Luego ya, pos siguieron hablando ahí puro inglés, puro inglés y al fin ya se jue el señor. Y luego ya me dijo el que estaba conmigo, dijo: “¿Sabe qué? Vamos a hacer un juramento”, dijo, “le voy a hacer unas preguntas pero con juramento”. “Ándele”. Dijo: “Párese por favor”, y sí, ya me dijo, “ponga la mano así”. Total que me paré y todo y me hacía preguntas, pero no me acuerdo que preguntas, ¿verdad?, y se las contestaba y ya le estaba contestando y todo y, pero así en español. Y luego ya y él escribiendo y todo y luego ya dijo: “Ya, siéntese”, y luego ya me dijo, “pues ya me llegó sus papeles”, y dijo, “fírmele aquí”, y ya le firmé ahí, y luego, “fírmele los retratos”, firmé los retratos. Entonces ya me dijo: “¿Sabe qué?”, dijo, “desde este momento usted es ciudadano”, dijo. Le dije: “Muchas gracias”, le dije, “muchas gracias”, dije. Dijo: “Vámonos ya porque ya tengo que agarrar a otro”, dijo, “nomás que usted me vino a entretenerme”, dijo, “y ya me hizo perder tiempo”, dijo. Sí, ya, pues ya me salí, dijo: “Nomás espere”, dijo, “pa cuando le hablen”, dijo, “pa que vaya al juramento”.

MP: Ah, pues qué bueno.

MG: El juramento de a de veras, no, ¿qué bueno?, qué malo.

MP: ¿Por qué?

MG: No estaba él.

MP: Porque fue ciudadano.

MG: No, no, no, pero espérese. Al rato me llegó una cita.

MP: Ah, ¿sí?

MG: Sí y jui, no y luego ya me dijo el señor que me tocó, me dijo, dijo: “Usted, ¿cuántos años tiene viviendo aquí?”. Le dije: “Pues tantos”. Me dijo: “¿Tiene pruebas?”. Le dije: “Sí”, le dije. Dijo: “Me las manda por favor”, dijo, “mire en este sobre, mándemelas”. “Ta bien”, le dije, “se las mando”, y sí se las mandé. Y luego ya, pos no y luego me mandaron hablar, entones pues ya no, de eso no me dijeron nada. Me tocó otro y me dijo: “Oiga”, dijo, “usted”, dijo, “no, usted tenía que haberla hecho en inglés”, dijo, “usted no, no es ciudadano, no tiene, no pasó”. Le dije: “Bueno”, le dije, “entonces, ¿por qué me dijo con el que estuve yo, por qué me dijo que era ciudadano?, ¿por qué me hizo firmar los papeles?, ¿por qué me hizo firmar los retratos?”. Dijo: “Sí”, dijo, “pero es que usted no, todavía no tiene los años que debe tener aquí”. Le dije: “No pues es que yo venía a hacerla en inglés”, le dije, “y él me lo dio en español y luego revisó bien los papeles y me dijo que no pos que, que era inglés y no que me la iba a dar en inglés y al último no”, le dije, “al último me hizo preguntas nomás bajo juramento así”, le dije. “Y se las contesté y al último le firmé los papeles y le firmé los retratos y me dijo que ya era ciudadano. Dijo: “Pero usted no puede decir que es ciudadano”. Le dije: “No”, le dije, “yo no he dicho que era ciudadano o que soy ciudadano, el jue el que me dijo”, le dije, “porque yo no le puedo decir a usted que soy ciudadano porque no tengo ni un comprobante”, le dije, “¿cómo le voy a decir qué soy ciudadano?”, le dije, “yo no le puedo decir”. No pos total que ahí estuvimos averiguando y total y al último me dijo: “Es mucho lo que hemos hablado y tengo dieciséis más que entrevistar”. Le dije: “Bueno, pues usted sabe lo que hace”. Me dijo: “Bueno, ¿quiere que le haga la cita a seis meses?”. Y luego ya le dije yo: “¿Sabe qué?”, le dije, “por mí, si quiere cancelarlos cancélelos, si me quiere hacer la cita, hágamela”, le dije, “como usted quiera, pero si quiere cancelármelo dígame: «ya están cancelados», ya no va a venir, como quiera”, le digo, “al cabo no, no, no se puede”, digo, “pues ya vine y el señor me dijo que ya era ciudadano, me hizo firmar los retratos y todo, los papeles y todo y ahora me salen que no”, le dije, dije, “ahora, ¿por qué no le habla al señor? A ver por qué hizo eso”, le dije, “háblele al señor, de cincho ahí está”, le dije, “está trabajando aquí”, le dije, “ahí está”, le dije, “háblele, háblele, ahí está la firma de él, háblele y dígale que venga a ver, por qué me hizo eso, a ver que dice de eso, de los papeles así”. Dijo: “No, señor”, me dijo, “no puedo hablarle”. “Ah, bueno”, le dije, “entonces cancélelos, como quiera”, le dije.

MP: Y luego, ¿lo cancelaron o sí le dieron la cita?

MG: No, dijo: “No”, dijo, “le voy a hacer una cita, le voy a hacer una, le voy a dar seis meses, le voy a hacer la cita a los seis meses”. “Ándele está bien”. Y me la hicieron y no jui, no, dije: “Ya estuvo”. No quise ir ya. No y ya dos veces, luego me dijo, ¡ah!, y hasta eso me dijo: “Y si no viene a la cita”, dijo, “pal 2004 puede hacerla en español”, dijo. “Ah, ta bien”, le dije, “ta bueno, sí, ta bien”. Sí, pues me salí medio enojadón, pos que pos me hicieron eso.
MP: Pues sí.

MG: Pos como no fue a investigar con el señor aquel, favor que me hubiera hecho, pos es que ya firmando los papeles y firmando los retratos ya es uno ciudadano, y no, pues no me la valieron. Y era lo que le decía yo que lo averiguara, que juera con el señor, por qué había hecho eso conmigo. Le digo: “Es que él me dijo que yo era ciudadano”. “Y no, pero usted no puede decir”. “No, yo no puedo decir, él jue el que me dijo que yo era ciudadano. Yo no puedo andar diciendo que soy ciudadano porque toda no tengo ningún comprobante”, le dije, “ningún papel tengo”, le dije, “por eso no soy ciudadano”, le dije.

MP: Claro.

MG: Ya teniendo los comprobantes entonces sí puedo decir: “Soy ciudadano, mire mis papeles, ahorita al menos, no,” le dije. Le dije: “Yo tantas ganas que tenía de ser ciudadano pa estar votando”, le dije, porque me gusta mucho votar. Yo a México voy a votar todavía.

MP: ¿Sí? Qué bueno.

MG: Sí, sí, me gusta y mi señora me dice: “¿Ya qué vas a hacer allá?”. “No, yo me gusta votar”, le dije, y ahí le dije a éste, le dije: “Yo quería hacerme ciudadano porque me gusta votar”, le dije, pues bueno, “pos no voto y ya estuvo”, le dije.

MP: Pues total, ¿verdad?

MG: Sí.

MP: No pues muy interesante.

MG: Y un día, ya ve que se pone la gente en la Big 8 ahí que las votaciones, le digo, ahí hijo de la fregada, que lástima qué no haya arreglado, si no ahí anduviera yo votando.

MP: Ah, pues ya será, ¿no?, ya le tocaba.

MG: Pues sí, a ver si pal 2004, me animo y lo hago en español, al cabo casi, casi me las sé todas.

MP: Ya la tiene pasada.

MG: No, casi las sé todas.

MP: ¿Verdad? Pos sí.

MG: Casi las preguntas me las sé todas ya. Sí, ya nomás es cuestión de darles una pasada y ya.

MP: Y se acabó.

MG: Sí, sí. Yo quiero arreglar nomás por ese hijo que tengo allá.

MP: Qué bueno.

MG: Porque, ese que este, pues es el único que… Y fíjese y yo no les arreglé… Tengo dos hijas y un hijo, con mi primer señora que se me murió. Después me casé con esta, porque, ora vera, se murió primero, se hizo mi… No, a esta le mataron su esposo, se lo mató uno de aquí de Fabens, lo agarró con un carro. Y ella vivía cerquitas de mí y como al año se murió mi señora y luego pues ya le dije yo a ella: “Pos tas tu viuda y yo también”, le dije, “pos vamos a juntarnos”. (risas) No, sí nos casamos. Hasta eso yo la respeté mucho a ella y todo y es más, pues ella estaba viviendo aparte de sus padres, con sus hijos, tiene dos hijas y dos hijos. Estaba viviendo aparte en su casa y entonces cuando le dije yo que si, que si pensaba ella casarse conmigo, me dijo: “No, pos, sí”, dijo, “vamos a casarnos”. Le dije: “Pero no nos vamos a casar así nomás”, le dije, “primeramente tenemos que hablarle, tengo que hablar con tus padres”, le dije, “ta bien que ya eres viuda y todo, pero tienes tus padres”, le dije, “todavía”. Dijo: “No, pero es que... “No, pero es que, ¿qué?”, le dije, “es que tú todavía tienes tus padres”, le dije. Le dije: “Y el día julano voy a ir y vamos a ir con tus padres”. Y no, sí fui por ella y vámonos. No, jui y les dije a los padres de ella, les dije: “¿Sabe qué?, pensamos casarnos, ¿cómo ven?”. “No, no pues si piensa casarla y llevársela, pues ándeles, cásense, tamos de acuerdo, no, a usted lo conocemos desde chiquito, sabemos como es y todo pues, cásense. Usted la conoce a ella, ella lo conoce a usted, cásense, si ella quiere casarse pues ahí está, luego luego”. “Bueno el día julano nos vamos a casar”. No sí, nos casamos.

MP: Qué bueno.

MG: Sí, ya tenemos, ¿qué?, siete años, no, qué siete, nos casamos en el [19]87, sí, ya tenemos trece, no, dieciséis años, híjole ya es mucho.

MP: Sí, ya es bastante.

MG: Cómo la he aguantado yo a ella (risas).

MP: Qué bien. Oiga, señor Gámez, ya para terminar la entrevista quisiera que me diera su opinión así general acerca del Programa Bracero, ¿fue bueno, fue malo?, ¿qué le faltó?, su opinión.

MG: Pos bueno, pues a lo que yo he sabido, pos que nos faltó lo que nos quitaban, (risas) eso, eso fue lo que nos faltó, quién sabe. Pos yo he oído decir ahí en, en la televisión, o el radio, ¿verdad?, que ese dinero lo pagaron al gobierno a, entonces aquel gobierno es más sin vergüenza que la fregada, ¿cuándo nos lo va a dar?, ¿cuándo nos lo iba a dar? Pues no y yo y tenía ganas de saber, ¿pues dónde será eso para ir yo también a ver qué dicen o qué hablan?

MP: Pero de allá de cuando usted estuvo trabajando aquí y todo eso, ¿sí fue un buen programa?

MG: No, sí, no, para mí sí fue un buen programa.

MP: Qué bueno.

MG: Sí, sí, no, sí y luego como pues uno, pos por ejemplo, pues uno no tiene pruebas para un caso de esos pos no tiene pruebas, ¿con qué? Y es que le falta a uno mucho pos uno como el Vicente, ese sí nos daba un papel, nos daba una hoja así, de los días trabajados, las horas que trabajábanos y a cómo nos pagaban y lo que ganábamos diario, lo que nos quitaba y lo que nos quedaba, lo que nos quitaba de seguro y todo, sí nos daba una hoja, una hoja. Pero se llegaba el año y ya empezábanos otro año y pos yo las tiraba, pues, ¿yo para qué quería yo estas hojas?

MP: O sea que no se quedó con algo…

MG: Pues no.

MP: Un documento que el ranchero les daba.

MG: Con nada. Pues es el único ranchero que nos daba, casi los demás no, no nos dieron hojas ni nada, ni talones de cheque ni nada. Es el único ranchero que me dio a mí, ese Vicente Segulia, que nos dio eso, nos daba esas hojas a todos. Sí, pero no.

MP: Sí, está bien.

MG: Y cuando me pensioné, después un hermano que tengo en Guadalupe, ese le dije yo: “Que tienes tú algo de… Porque yo sabía que sí ayudaban ahí en el seguro”, le digo, “¿no tienes nada tú algo de que haigas trabajado allá?”. Dijo: “Tengo una mica”. Le dije: “Préstamela pa preguntar”. Y luego ya, pues fui a arreglar la pensión y sí. Y ya estuvimos ahí arreglando y todo ya me dijeron lo que me iban a dar y todo y ve, está bien. Y luego ya le dije a la señorita, le dije: “Oiga”, le dije, “es que yo tengo un hermano que fue bracero y me dio esta mica pa qué preguntara a ver si les estaban dando porque hemos sabido que están dando aquí, que las… Nos están ayudando pues, porque como nos quitaban”, le dije. Dijo: “Sí, pero, necesita tener otros papeles onde compruebe lo que ganaba y todo, lo que le quedaba y lo que le quitaban”, dijo, “y en las computadoras no sale”, dijo.

MP: Es que no, sí es difícil.

MG: Sí, dijo, “no sale”, dijo. “Ah, bueno, pos ni hablar”, le dije.

MP: Pues sí.

MG: “Y ora que yo no tengo nada, ni mica, pues menos me van a dar”, le dije. (risas) Dijo: “No”, dijo, “no, no”, dijo, “necesita tener comprobantes”. “No, pues ni hablar”, le dije.

MP: Pues sí. Bueno, pues muchísimas gracias por la entrevista.

MG: No, no, no hay de qué.

MP: Muy interesante.

MG: Gracias que me haiga visitado, que me haya quitado mi tiempo. (risas) Pues no hago nada, no hago nada, me la paso aquí deoquis, no hallo ni que hacer, aquí estuvimos un buen rato aquí.

MP: Qué bueno que le sirvió de distracción.

MG: No, sí, no, sí, cómo no.

MP: Bueno…

MG: Le digo ya se me pasó la tarde, ya muy muy suave muy contento.

MP: Qué bueno.

MG: Sí.

MP: Sí, bueno, pues muchísimas gracias.

MG: No, no hay de qué, no hay de qué.





Fin de la entrevista

Interviewer

Parra-Mantilla, Myrna

Interviewee

Gámez Romero, Manuel

Location

Fabens, Texas

File Name Identifier

Gamez_Romero_ELP020

Citation

Parra-Mantilla, Myrna and Gámez Romero, Manuel, “Manuel Gámez Romero,” Bracero History Archive, accessed March 28, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/72.