Anastacio Montalvo Salazar

Title

Anastacio Montalvo Salazar

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Anastacio Montalvo Salazar was born on January 22, 1916, in Villanueva, Zacatecas, México; he was the second of six brothers to be born; at the age of six, he began sowing corn and beans in order to help his family; in 1942, he enrolled in the bracero program using someone else’s name.


Summary of Interview: Mr. Montalvo briefly recalls his childhood and the Cristero War, which took place during that time; later, in 1942, he began the hiring process for the Bracero Program in Querétaro, México, using someone else’s name; while there, he was medically examined and then sent to the border by train; upon arriving at the reception center, he and other braceros saw movies that gave them information regarding their rights and obligations; he describes his first job in the United States, which was hammering the rail road tracks in California, and his second job, which was picking cotton in Texas; in addition, he also explains what the living and sleeping arrangements were like, what they were given to cook and eat, what their hobbies were, and what they did on weekends and in their spare time; he would periodically send money to his family in México; after the bracero program ended, he was illegally hired in Ciudad Juárez, Chihuahua, México, by an American rancher who took him to work in New Mexico, where he consequently spent the next four years; he finally returned to México, and has remained there ever since.

Creator

Martinez, Laureano
Montalvo Salazar, Anastacio

Date

2003-03-29

Subject

Bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Anastacio Montalvo Salazar

creator (Spanish)

Montalvo Salazar, Anastacio

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Digital, WAV, MP3

Duration

1:15:00

Transcription

Nombre del entrevistado: Anastasio Montalvo Salazar
Fecha de la entrevista: 29 de marzo de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez

Esta es una entrevista con el señor Anastasio Montalvo Salazar en Ciudad Juárez, Chihuahua, el día 29 de marzo del 2003. Conduciendo la entrevista para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Laureano Martínez.

LM: Buenas tardes, don Tacho, ¿cómo está?
AM: Buenas tardes.
LM: Don Anastasio, me gustaría preguntarle, ¿dónde y cuándo nació usted?
AM: Nací yo en Villanueva, en 1916, sí señor.
LM: ¿Qué día?
AM: El día 22 de enero, ese mero día de mi santo.
LM: ¿El [19]16?
AM: En 1916.
LM: ¿Cuántos años tiene, don?
AM: El 22 de enero. Tengo ochenta y siete años cumplidos, acabo de cumplirlos ahora este año que entró.
LM: Es Villanueva, Zacatecas.
AM: Sí señor. Mis padrinos y madrinas ya murieron.
LM: Don Anastasio, ¿cómo se llamó su papá?
AM: Se llamaba Cruz Montalvo Carrillo.
LM: Y, ¿su mamá?
AM: Ramona Salazar.
LM: ¿A qué se dedicaban sus padres, don Tacho?
AM: En la agricultura y a arreglar sus cajones de miel. Tenía dos, trescientos, como trescientos cajones de miel, de moscos.
LM: Qué interesante. Don Tacho, hábleme un poquito de su lugar, el lugar donde usted nació. ¿Cómo es Villanueva, Zacatecas?
AM: No, pos sabe que es pueblito pues pobrecito pero, pos muy, muy pacífico. Era, ya ahora están los tiempos cambiados. Era muy pacífico y, y muy católica la gente toda, toda de ahí. Era, como le digo, ya está el tiempo cambiado. Y lo que no esperaba uno ver, llegó a ver, sí señor.
LM: ¿Cuántos hermanos tuvo usted, don?
AM: Nomás uno, hermano, que es el que vive allá en El Paso, pero no nos hablamos. Ni me habla él, ni yo tampoco. Pos yo, yo no sé telefonear ni nada y él sí sabe, pero no le da su gana. Y él sabe aquí la dirección y sabe mi teléfono, de aquí de mi hija, sí señor.
LM: Y, ¿hermanas?
AM: Hermanas no, esas sí tuve muchas. Sí ellas sí, mire, la mayor de mí se llama Bertila Montalvo Salazar. Y, y así, son como unas seis, siete mujeres. Ya verá, espéreme, es Bertila, Juanita, Guadalupe, Consuelo, y Antonia, y Pedro, el último, él es mi hermano.
LM: Entonces, ¿cuántos fueron?
AM: Espéreme, y, de mi amá, jui yo, jue Bertila, jue Juanita y jue Consuelo, y jue Antonia y nomás.
LM: ¿Usted era el mayor o era…?
AM: Yo jui el segundo.
LM: El segundo.
AM: De mi hermana que es la que, la mayor. Todavía dicen que vive, no sé.
LM: Muy bien. ¿Alguno de sus hermanos también fueron braceros?
AM: No señor.
LM: Nada más.
AM: Nomás yo. Sí señor, no, pues no tenía hermanos. Las mujeres no, entonces estaban en la escuela, ellas chicas.
LM: Claro.
AM: Sí señor.
LM: Don Tacho, cuénteme, ¿fue usted a la escuela?
AM: ¿Cómo estaba?
LM: ¿Fue usted a la escuela?
AM: Una temporada, una temporadita. Se usaba mucho el abecedario. Unos, unos papelitos así que, que empezaba uno por la a, la o, la e y así, en los cuadritos. Así le empezaban a uno a hacer, a repetir esa ere que así, y así. Sí, estuve una temporada, sí señor.
LM: ¿Aprendió usted a leer y a escribir?
AM: Pos poco, oiga, poco porque. Y luego al último ya que crecí un poco más, mi padre ya me metió a la escuela, sí, que estudié en la escuela de continua porque, a veces iba nomás una vez o dos, ya después no. Me llevó él ahí a que me, que me cuidara una hermana que no sé si vivirá, que era mayor de mí. Pero es media hermana, porque mi apá fue casado dos veces.
LM: Ah, bueno.
AM: Sí señor. Y ella me cuidaba allí, a mí y a mi hermana esa que le digo que es la mayor de mí, por parte de mi madre. Esa, nos estaba allá cuidando y nos daba alimento, pero estábamos en Villanueva y mi padre ya estaba en el rancho cuidando los animales que había ahí, de a poquillos que había, cuidando sus mosquitos, porque en eso se divertía él, sus moscos. Porque decía él que, que esos animalitos, no hay necesidad de andarlos buscando pues que ellos solos iban ahí y le dejaban la comida, tanto pa ellos como pa mí, como para la familia. Sí, sí señor.
LM: ¿Le ayudaba usted a su papá?
AM: Pues sí, en la labor. Sí, en la labor. Y por eso cuando, (llanto) cuando él antes muriera, me dijo: “Hijo, tengo unos centavos en el banco, son como $50, $50,000 pesos de unos terrenos”. De un terreno que, de unas vacas que vendió y un terreno que vendió que… “Pero tu amá no quiere que te dé, ni Pedro, no este muchacho. Que no te dé tú ya gozaste quién sabe qué y… Dijo: “Sí hijo, pero él también trabajó mucho hijo, deseándonos tierras nuevas y trabajando desde que era”, dijo, “no, tiene derecho”. Ya al último de repente murió, y no me dio nada, sí señor. Yo me, ya me lidié yo solo con lo que Dios me pudo dar ahí, manteniéndome. Pero ya le digo, me platicó él eso.
LM: ¿Cuántos años tenía usted, don?
AM: ¿De cuando murió él? Pues hay de como unos treinta y cinco, cuarenta por ahí, no me acuerdo. Me casé en el [19]39.
LM: ¿Cómo fue su infancia, don Tacho?
AM: Oiga pos, mi infancia fue muy, quiero decir, muy pacífica en esta forma, de que no fui tomador, es lo malo que destantea a la gente, los vicios. Y fui, no fui tomador, fui muy amigable con todos los amigos que sí viven, donde quiera me hablaban. Y me dijo mi padre, Dios lo haya perdonado. “Mira hijo, te encargo dos cosas, en la vida que tengas, que no tomes, que te va a sobrar quien te ofrezca. Pero no saben el perjuicio que te hacen, ni tú tampoco. Por favor no vayas a tomar. Ni quedes, ni quedes al frente de otra persona por dinero, porque también eso es malo hijo. No paga la otra persona y tú tienes que pagar”. Me puso en el conocimiento él. Sí, ya le digo.
LM: Don Tacho, ¿se acuerda cuál fue su primer trabajo de paga?
AM: ¿Cuándo?, ¿de chico?
LM: De chico, sí.
AM: Pues apenas ganaba uno, $1 real, $2 reales, todos los días, de sembrador.
LM: De sembrador.
AM: Sí, $2 reales. ¡Ay carambas!
LM: Sí, está bien.
AM: De sembrador mi papá me acomodó con un, que ya fue mi padrino don Agustín. No había quién le ayudara y le dijo a, a mi papá: “Préstame a mi ahijado que me vaya a sembrar porque no hallo sembrador”. Y eso me pagaban $2 reales, todos los días.
LM: ¿Qué sembraban?
AM: Maíz, frijol, sí señor.
LM: ¿Cuántos años tenía usted?
AM: Como siete años, seis, por ahí, no me acuerdo bien.
LM: Y de joven, ¿en qué trabajó?
AM: No, pues nomás en la siembra, en la agricultura, sí señor. Ya cuando empecé a crecer, ya me metió mi padre a trabajar en, en la labor. Porque él mismo me dijo, con bueyes. Sólo usaban bueyes y no tenían mulas, y tampoco, ni caballos pa estirarle, el tirón no, puros bueyes, sí señor.
LM: Con yuntas, ¿verdad?
AM: Con yuntas de bueyes, sí señor.
LM: ¿Cómo es una yunta?
AM: Dos animales pegados con un, con el yugo, y el timón pa atrás con, con el arado, sí señor.
LM: ¿Cómo eran aquellos años don Tacho cuando usted…?
AM: Muy llovedores, muy llovedores. Sí, sí le avanzaba mucha cosecha cuando llovía. Tanto de frijol como de maíz, trigo, chícharos, bueno a la agricultura de la labor no, no de siembra porque este de regadío no, porque no hay, ahí no había regadío. Habían en haciendas, pero acá en el rancho no había, regadío, fíjese. Había la hacienda de La Quemada, la hacienda de Malpaso. Estaban las presas llenas de agua. Pero mi padre tenía puras, puras agricultura del temporal, no tenía de regadío.
LM: Claro.
AM: Pero no eran las tierras de él entonces, tovía no eran de él. Eran todavía de la hacienda.
LM: De la hacienda.
AM: ¿Me entiende? Sí. Y cuando ya empezaron a vender, que entró Cárdenas, empezaron a repartir las tierras. ¿Me entiende?
LM: Sí.
AM: Y entonces fue cuando mi padre se comprometió a pagar, a comprar dos yuntas de agricultura. Y eso fue lo que nos hacía valer de las… Sí señor.
LM: Y, ¿vivían bien, ustedes en esos años?
AM: Dos terrenos para dos yuntas de agricultura. ¿Cómo decía usted?
LM: ¿Vivían bien?
AM: Gracias a Dios oiga, mucho, mucha comida, gracias a Dios. A lo pobre allá, pero como le digo, mucha comida. Mucho queso, mucha carne de res, de puerco, y, y así. Hambre no me tocó a mí ya estar en hambre. Mi padre platicaba que hubo una, que hubo un escasez de comida cuando la revolución de Villa que pasó. Quedó todo sin, que había mucho que comer decía él. Pero como llegaban unos, y quemaban y ahora sí quemaban y se acabó, sí.
LM: Se acabó.
AM: Platicaba él, Dios le haya perdonado.
LM: Le tocó a usted don Tacho, ¿algo de la Guerra Cristera?
AM: No, señor. No, ¡ah, de la Cristera sí! No, esa sí, de la otra primera no.
LM: ¿Qué se acuerda de la Guerra Cristera?
AM: No pos, ahí había como unos tres que se levantaron en armas, primos hermanos míos, hijos de sobrinos de mi madre. Sí, había un, unos tres, cuatro, sí señor.
LM: Y, ¿por qué fue esa guerra, don Tacho?
AM: Porque cuando Calles estaba, no quería a los sacerdotes. No quería a las madres que se quedaban, que eran religiosas que ora son. Y así por el estilo, toda la clase de Dios no, no quería él. Y ahí fue donde se empezó la llamita a arder.
LM: ¿En qué años fue eso?
AM: Fue en el, fue en 1921, [19]22, por ahí, sí señor.
LM: [19]21, [19]22. ¿Se acuerda algún combate que haya habido por ahí?
AM: Pues sí, ahí en la hacienda. Hubo unos, unos taban el cura, el cura porque también el cura se levantó de ahí del pueblo. Y estaban ellos ahí, que estában bautizando unas criaturas. Y entonces vinieron unos ahí a, a hacer el salgarace(??) Y, y pos ahí se agarraron, mataron creo que tres, cuatro ahí. Los cristeros a los que vinieron a buscarle. Ahí quedaron en un punto que le nombran el Consejo, enfrente de la hacienda de La Quemada, sí señor. Y yo me acuerdo, y se llamaba el cura Cabral. Lo que sí no me acuerdo cómo se llamaba el nombre, me parece que un día dijeron que se llamaba Hideneo, pero no, yo no supe, pero se apellidaba Cabral.
LM: Y peleaban contra los soldados, ¿verdad?
AM: Sí señor.
LM: Contra el gobierno.
AM: Sí, había un escuadrón que les decían Los Colorados. Y había otro escuadrón que le decían El 201, que El 201 también me parece y me han platicado que, le dio la mano ahora cuando lo andaban, cuando fue aquí en Estados Unidos. El, que se, que andaban ahí con… Sepa como mentaban ahí. Que les decían los suros también los, los metieron a jalar. Pero era de aquí de México, este escuadrón.
LM: Muy bien.
AM: Y otro, había, como le digo, había el escuadrón que también eran Los Colorados, sí señor.
LM: Don Tacho, ¿cuándo se entera usted de que se puede ir a trabajar a Estados Unidos?
AM: ¿Que cuándo me enteré? Pos no, yo no me acuerdo oiga sabe, yo creo que sería por ahí como en, en el [19]40, o por ahí. Porque yo me casé en el [19]39, tenía como dos años de casado cuando ya tenía una chamaquilla que es la más grande, sí señor. Ya hace como dos, como…
LM: Y, ¿cómo fue que se registró para irse a trabajar a Estados Unidos?
AM: Mire, mi padre, como ya le platiqué, que me compró el derecho, y, y me despachó, ese nos fuimos cuando estaban contratando en Querétaro.
LM: En Querétaro.
AM: Allá me contraté en Querétaro, sí señor.
LM: ¿A quién le compraron el derecho?
AM: A un señor que se llamaba José Salazar Vidales, era Salazar pero no me acuerdo el apellido de la mamá. No me acuerdo, el caso que le pusieron el apellido de la mamá, por eso le pusieron así, este, José Salazar Vidales.
LM: Vidales.
AM: Sí pero no, no era Vidales, era, no me puedo acordar.
LM: Bueno, de eso no… Y dice que se fueron a Querétaro.
AM: Sí señor.
LM: ¿Allá eran las contrataciones?
AM: Ahí estaban las contrataciones. No, no le digo yo que estaba uno allá en Querétaro cuando empezaban a, la raza que hubo un alcance de tren, en Cazaderos, la estación de Cazaderos. Yo no sé dónde sería por allá. Y, y mataron mucha gente que se subió a la máquina del tren en otro, un vagón de donde venía gente, sí. Ya le digo, de eso me acuerdo muy bien.
LM: O sea, y, ¿su papá lo llevó a Querétaro?
AM: No señor, agarré el tren ahí en Zacatecas.
LM: Agarró el tren en Zacatecas.
AM: Sí señor. Ya me fui yo y otros señores nomás, y ya no sé si vivirán o no, pero pues sí fui.
LM: Y cuénteme, ¿cómo fue cuando llegaron a Querétaro?
AM: No, pos bien gracias a Dios. Digo, ahí donde llegaron pues no sé qué sería, a hotel, no sé qué sería, ahí llegamos todos. Y había muchos americanos ahí en un salón. Y, y luego a muchas señoritas que estaban ahí, escribiendo y todo. Y entonces, nos metieron a un baño de vapor a todos, sí bañarse uno ahí.
LM: ¿A bañarse?
AM: Sí, me acuerdo bien.
LM: Dice que eran americanos.
AM: Los que estaban ahí escribiendo y los que estaban ahí, pos era puesto de ellos ahí, sí señor. Pero ya le digo, a…
LM: ¿Qué les pedían para inscribirse, para ser bracero?
AM: No, pos fíjese ya no nos, no nos pedían nada. Ahí iba la lista, todos iban en la lista, ¿me entiende? Y ahí estaba saliendo por lista, que la parte fulana, la parte zutana. Ahí ya iba la lista ahí, la fulana y zutana y todo, ya le digo, así fue. Estaban gritando ahí cuando: “La lista de fulana, de tal parte”. Se ponía uno listo. De ese modo así.
LM: ¿Cuántos días duró ahí para…?
AM: ¿En Querétaro? Como unos, como unos ocho días.
LM: Unos ocho días, para salir en las lista.
AM: Para salir ya pa, y agarrábamos todo por allá por Guadalajara, por el sur pacífico, hasta allá, hasta El Paso.
LM: Oiga, don Tacho, ¿le hicieron exámenes médicos ahí?
AM: Sí, no, sí.
LM: ¿Le sacaron sangre?
AM: Sí todo, me sacaron sangre y todo.
LM: ¿Qué más?
AM: No, pos nomás. No, pos no dijeron que tuviera nada. Que nomás lo que tenía que, me faltaba comida, (risas) no por eso le digo no, así.
LM: ¿Los trataban bien los médicos?
AM: Sí, muy bien, Dios los pague. Muy bien, muy bien.
LM: Y, ¿cuánta gente habría en ese lugar?
AM: En ese lugar, habíamos como unos doscientos en aquel tiempo. De varias partes de ahí de los municipios de Villanueva de, con… De varias partes.
LM: Dice que de ahí los mandaron a…
AM: Al tren de vuelta.
LM: Al tren.
AM: Sí.
LM: Del pacífico.
AM: En el pacífico. Pasamos ahí por todo el, este, Sinaloa. Hay mucho, había, ahí sí lo ve, había muchos túneles, ahí por el estado ese de Sinaloa y de, y sabe cómo se llama el otro.
LM: ¿Ellos pagaron el tren?
AM: Sí señor, sí, le digo. A nosotros no nos cobraron nada. Ey, que dijera no, no. Ya pues íbanos ya por mandado de, de ellos. Allá en Tequila salieron muchas mujeres a vender tequila.
LM: ¿Ah sí?
AM: Sí, en Tequila, Jalisco.
LM: ¿Cuántas horas hizo el tren?, ¿se acuerda?
AM: No, oiga no me acuerdo, me parece que hizo, que hizo dos días y una noche. Hicimos dos noches y un día.
LM: ¿En qué año fue ese que usted se contrató?
AM: Ah, pos ahí, ahí ta la carambadas, no, no pues no me acuerdo.
LM: ¿Como cuántos años tendría?
AM: No, pos, ¿yo?
LM: Dice que fue a los dos años de haberse casado.
AM: Sí, como a los dos, tres años. Tenía, yo me casé en el [19]39. Pos ya puede haber sido como en el [19]40, no me acuerdo.
LM: Pero eran los primeros años de las contrataciones.
AM: Sí señor, eran los primeros.
LM: Muy bien. ¿Dónde cruzó la frontera, don Tacho?
AM: Allá por Nogales, Sonora. Ahí en, en el pueblo que está ahí pegado a Sonora, ¿cómo se llama ahí, hombre? No me acuerdo cómo se llama el pueblo que está.
LM: Y ahí, ¿a dónde lo llevaron?
AM: Nos llevaron ahí donde le digo al estado ese de, de este, de este, ¿cómo se llama? Ahí en California.
LM: Pero cuando, cuando ustedes cruzaron la frontera, ¿no los llevaron a alguna asociación, algún centro?
AM: Sí, nos llevaron a una parte que nos dieron películas de cómo se iba a manejar el qué hacer, y del peligro que iba a tener uno, pa que se pusiera listo, y sí me acuerdo, sí señor.
LM: ¿Qué les decían?
AM: No, pos es que ahí nos ponían la televisión, entonces sí, apenas se empezaba a usar, sí ya le digo. Nos ponían ahí a, a poner ese, era como una este, pa que se viera uno los peligros que iba a tener y todo, y cómo se trabajaba.
LM: ¿Qué pensaba usted de Estados Unidos? ¿Cómo se imaginaba que eran los Estados Unidos?
AM: No pos, como yo, no pensaba nada de eso, pos yo dije saber cómo irá a ser, pos no. Agarré las, las barras, sacar clavos, cambiamos abocinado, y así.
LM: Entonces, me dice que usted compró un derecho, para irse…
AM: A mi padre.
LM: No era, no era con su nombre, ¿verdad?
AM: No, no señor, pa que le echo… Las verdades son verdades, al cabo como le digo, la mentira dura mientras que la verdad aparece.
LM: Cuénteme, ¿cómo fue eso para…?
AM: Pos mi padre, quería que me fuera yo. Yo como estaba recién casado no quería despegarme con la vieja, (risa) ¿ya me entendió?
LM: Sí señor.
AM: Bueno, y entonces él mismo me compró el derecho. Y ya dijo: “Ya, ya tienes una tarjeta por si te quieres ir hijo, ya te compré”. Pos ya, tuve que irme.
LM: ¿Qué era?, ¿una tarjeta?
AM: Era, no sé qué, no me acuerdo qué, pero total que, era como nomás un recibo, ¿me entiende? Era un recibo.
LM: ¿Traía un nombre?
AM: El nombre de onde, de onde me pusieron a mí del que era dueño del derecho y ahí de ese modo.
LM: Entonces usted empezó a trabajar con ese nombre.
AM: Sí señor. Empecé a trabajar con ese hombre, ese nombre. Sí, ¿pa qué le echo mentiras? Ya, por eso le dije, otra vez ya nomás me llegó el eso, y le dije yo a mi hija luego luego este, ¡ah qué caray! La verdad es que no, no tengo mi nombre derecho si no, sí señor.
LM: Oiga, don Tacho, y ahí cuando cruzaron la frontera, ¿ya no les hicieron exámenes médicos?
AM: De aquel lado. Sí, de aquel lado.
LM: ¿Sí?, ¿cómo fueron esos exámenes médicos?
AM: Porque, pos mire, allí le esculcan a uno todo, con licencia suya le voy a platicar. Si el hombre no tiene más de un compañero, no entra. Y si tiene los dos sí, porque es macho. Donde tiene un sólo huevo, se los echa, y ahí fue donde supimos, ¿cómo la ve?
LM: Bien.
AM: Y eso es mentira, eso es, yo lo vi. Dije: “¡Ay qué carajo! Pues me escapé, no esté un huevo”. (risas)
LM: ¿Qué más le revisaban?
AM: Todo el cuerpo, fíjese. Y delante de las muchachas que estaban escribiendo allí, sí.
LM: ¿No les daba pena a ustedes?
AM: Pos cómo no, pos uno está ranchero de a tiro. Era más vergonzoso ranchero que un, unos de pueblo, así era. Ora no, ya donde quiera se ve el ombligo de fuera. (risas)
LM: Y ¿eran americanos los doctores?
AM: Sí señor, yo creo, quién sabe, yo creo que sí. Pero no hablaban a uno en español ni nada. Si nomás le sacaban la nota y ya ellos se arreglarían.
LM: ¿No les echaron algún insecticida ahí?
AM: Nada, nada.
LM: ¿Ningún polvo?
AM: No, no, nada, nada. Lo que sí que le voy a decir, que con licencia suya, le metían los dedos en los guantes atrás para ver si no tenía con, su estas, almorranas, todo eso, clase de, sí. Sí pues es, eso ya lo sabe usted, yo creo.
LM: O sea que sí era duro, ¿verdad?
AM: Ándele sí, sí ya le digo.
LM: ¿Qué pensaba usted?
AM: No, nada, pues ya nomás, como le digo no. Ya iba allá, pues ya que le, ya que le cuidaba. Como dijo Benito Juárez, dijo: “Ya me tienen aquí, antes era yo general, ahora soy el… De todos”. (risas)
LM: Sí señor. ¿Cuánto tiempo le dieron su contrato?, ¿se acuerda?
AM: No me acuerdo oiga, pero no me acuerdo. El caso es que duré un año, un mes, dos, por ahí. Sí, haciendo carajadas en la vía.
LM: ¿Trabajó en la vía?, ¿en dónde, en qué parte?
AM: En Mojave, California. Y era campo ambulante, ¿me entiende? Ahí había tres carros, uno pa la comida, otro pa dormir y otro pa la cocina. ¿Ya me entendió?
LM: Sí.
AM: Carros ambulantes del tren.
LM: ¿Ahí vivían?
AM: Ahí vivíanos, sí señor.
LM: ¿Cómo le decían a ese trabajo?, ¿cómo le llamaban?
AM: El traque.
LM: El traque. Muy bien.
AM: El traque.
LM: Cuénteme, ¿a qué horas empezaba su día de trabajo?
AM: A trabajar. No, pos empezaba a sonar la campana luego luego como a las 5:30 o a las 6:00 pal, pal desayuno, ey. Y había puros chinos en el… Cocineros, sí señor. Empezaba a sonar muy temprano y el que se quedaba dormido no comía hasta que venía la hora de la comida en la tarde, sí ya, mucha gente.
LM: ¿Qué les daban de comer?
AM: Pos oiga en la mañana nos daban hotcakes, puro hotcakes, con avena o así con otra cosa, pero ya le digo, sí señor. Ya en la tarde comida, seguida así.
LM: ¿También había chinos trabajando en las vías?
AM: En la vía no, nomás en la cocina.
LM: ¿Cuántas personas trabajaban ahí?
AM: ¿De cocina?
LM: No, en, en la vía.
AM: No, eso sí no me acuerdo, oiga. Pero salíamos como unos treinta por ahí, veinte.
LM: Y, platíqueme para los que no sabemos, ¿cómo era ese trabajo?, ¿qué hacían?
AM: Mire, primero emparejaba el piso de abajo y ya entonces agarraba uno, ya estábamos bien estirados a un lado de donde iba a ponerse. Entonces entre diez pelaos, había algunos que le nombraban troncas pa agarrar rieles. Entre diez pa moverlos donde se iban a poner, sí señor.
LM: ¿Emparejaban ustedes el piso?
AM: No ya iba, ya estaba emparejado, ya nomás a poner los puros rieles.
LM: A poner los puros rieles.
AM: Rieles, sí señor. Ya no, emparejado ya iba emparejado y ya iba el… Los durmientes ya estaban puestos, los durmientes. Ya nomás ponían arriba el, ¿me entiende?
LM: Sí.
AM: Que vienen a hacer los durmientes, las estas, donde pasan, donde suben el riel arriba, la madera. Callas que le nombran aquí, pero les decían allá durmientes.
LM: Y, ¿los clavaban?
AM: Sí, sí señor. Entonces fue cuando le digo yo que me puso el nombre, Dios lo oiga, pos no yo creo ya murió, estaba señor ya mayor. Dijo: “Oyes, ven acá”. Ya, pensé yo, ya me va a desocupar. No, que agarrara una brazada de puros palitos y los clavara o les tuviera la bocinada mucho el durmiente pa que no, no se zafara el espaique spike que era, era el clavo que llevaba. Y así me puso él, ir y venir, todo. Ese era mi quehacer todos los días después, sí señor.
LM: ¿Cuánto le pagaban, don Tacho?
AM: Fíjese que no me acuerdo, pa qué le echo mentiras, no me acuerdo nada con, el caso es que salían los cheques no me acuerdo de cómo, pero sí ya le digo.
LM: ¿Les pagaban en cheque?
AM: Sí, en cheque. No pagaban en moneda no, en puro cheques. Pero ahí mismo los cambiaba.
LM: ¿Ahí mismo ellos se los cambiaban?
AM: No, había una oficina que cambiaban, sí señor, nomás que no me acuerdo ya.
LM: Oiga, don Tacho y ¿hasta qué horas trabajaban?
AM: No, de las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde o cinco.
LM: Cuatro o cinco. ¿Era pesado el trabajo?
AM: Sí era pesado, era duro, pesado, sí señor. Y nos daban una media hora de descanso, una hora de descanso.
LM: ¿A qué horas?
AM: Como a las dos y media, por ahí, a la una.
LM: Y, ¿qué le daban de comer?
AM: Pues eso sí, pos comida de arroz, caldo, y así comida de pobre, como luego dicen. Pero nos daban comida ranchera, sí señor.
LM: ¿Sabían cocinar ranchero los chinos?
AM: Sí.
LM: ¿Tenían buen sazón?
AM: Sí, sí, sí, sí tenían buena co[mida], buenos, pues sí sabían cocinar de rancho como luego dicen.
LM: ¿No extrañó usted la comida?
AM: No, no señor, no.
LM: Oiga, don Tacho y, y ¿cuántos días trabajaban a la semana?
AM: Pos, pos me acuerdo que los sábados salíamos en la tarde. Y, y ya los muchachos se iban al pueblo y yo no, yo no iba.
LM: ¿Estaba muy lejos el pueblo?
AM: Estaba pues, no estaba muy lejos, nomás que no me acuerdo cómo se llamaba ahí. Iban al pueblo los muchachos, unos, no todos, uno que otro. Estaban de allá pa acá, ya venían tomados, no faltaba, pero no, hasta eso no. No eran aborazados como ahora.
LM: ¿Cómo se portaban los patrones con ustedes?
AM: Pos fíjese que casi no se paraban.
LM: ¿No?
AM: No, no se paraban. El mero patrón que nos cuidaba, ese nomás iba ahí a trabajar a ver y todo eso. Ya no volvía a salir hasta y todos los días iba en la mañana y en la tarde pero hasta ahí nomás. Pensábanos que era el patrón, no supimos nosotros ahí, fíjese.
LM: ¿Había algún mayordomo ahí?
AM: Ándele, pues ese, eso, mayordomo, sí señor.
LM: ¿Los trataban bien?
AM: Sí, bien gracias a Dios.
LM: Y, ¿hablaban español?
AM: Unos, unos sí hablaban mocho, pero sí les entendía uno, sí, sí señor. Y, y, a mí me tocó de compañero un negro.
LM: ¿Ah sí?, a ver, cuénteme, ¿cómo?
AM: Andábamos trabajando los dos de compañeros porque se, son dos, a clavar los spikes y, uno por uno, ¿me entiende?
LM: Sí.
AM: Iba, daba uno un golpe y luego el otro, pero que no se encontraran, ¿me entiende? ¿Ya me entendió?
LM: O sea, en un solo movimiento.
AM: Ándele, sí señor.
LM: ¿Con un marro o con qué?
AM: No, no, un marro y de doce libras, sí señor. Sí, no pues.
LM: O sea que no había qué equivocarse, ¿verdad?
AM: No, no señor. Tenía uno que tantear el golpe del otro y el otro también, pa que no se pegara ni una otro porque… Entonces pegaba así de allá pa acá como de aquí pa allá, ¿me entiende? Así era.
LM: O sea que primero ponían los clavos.
AM: Sí señor.
LM: Y ya nomás le…
AM: Iba irlos clavando con el marro. E iba el (inteligible) saliendo, con que es, es como una varilla así, que tiene también con qué atorarse, a que no fuera retirado de los, los rieles ni pa un lado ni pa otro. La misma medida que tiene que llevar a un lado y otro, sí señor.
LM: ¿Eso lo medían con una varilla?
AM: Era pues, ¿sabe cómo se llamaría?, pero el gweche [guage].
LM: ¿Cómo le decían?
AM: Que el gueche le decían que el gueche, ¿me entiende? Ya, ya ni me acuerdo ya de muchas cosas.
LM: ¿Hablaba español el negrito?
AM: ¿El que andaba conmigo? Poco, pero casi no.
LM: ¿Platicaban algo ustedes?
AM: Pos casi no oiga. Porque pos él no me entendía, ni yo tampoco. Más que, nomás estábamos como los mudos, a pura seña.
LM: A pura seña. Y, ¿había bastantes negros trabajando ahí?
AM: Había como unos cuatro. Había como unos cuatro negros.
LM: Y, ¿blancos, no había?
AM: ¿Quién?
LM: ¿Americanos, güeros?
AM: Sí, también había pero, era menos.
LM: Era menos.
AM: Había menos, casi los más eran mexicanos y todo eso.
LM: Muy bien. ¿Mandaba usted dinero para su casa?
AM: Lo que si, todo lo que ganaba, gracias a Dios. Por eso mis hijos ahora que, que veo que no tienen empeño en la familia. Y ya ellos dicen, ellos dicen solos, dicen: “No, mi papá donde quiera que estaba no nos dejaba la mano, donde quiera nos manda, lo que Dios le da”. Igual, Dios se los pague. Por eso digo, ahora, Dios me esta, me está ayudando mi hija que onde quiera que me falta algo o que estoy malo luego luego, y dice: “Mi papá nunca se desentendió de nosotros, gracias a Dios”. En mayormente, ahí en la sierra, pues donde gastaba, uno el dinero, no había nada, sí señor.
LM: Y, ¿cómo lo mandaban, don Tacho?
AM: Oiga, eso sí no me acuerdo oiga, no me puedo acordar cómo.
LM: ¿Algún money order?
AM: O algún, sí era el mo[ney], money order, todo eso. Pero no me acuerdo quién nos llevaba, no me acuerdo. Sí, pos alguno de los conocidos que a veces iba al pueblo y toma llévese este, y sí, Dios se los pague.
LM: ¿Cómo los trataba la gente en los pueblos?
AM: Bien oiga, nos trataba bien. Pos iba, no le digo que íbamos a… Entonces estaba uno deseoso de ropa, iba uno al pueblo y compraba ropa hasta de $0.10 centavos. (risas)
LM: Fíjese.
AM: Viente centavos, sí señor.
LM: Es en lo que gastaban.
AM: También camisas, chamarras, sí, le digo chamarras, maquinones había, sí señor, nomás que no me puedo acordar cómo se llama el pueblito.
LM: Cuénteme, ¿cómo era el vagón donde dormían?
AM: ¿De qué color era o qué?
LM: ¿Cómo estaban las camas?
AM: No, estaban seguidas, sí unas seguidas, las camas, sí señor.
LM: ¿Eran catres o camas?
AM: Pos no me acuerdo ya, pero me parece que eran camas.
LM: ¿Estaban cómodas? ¿Dormían a gusto?
AM: Sí, pos dormía uno a gusto. Pero ya le digo eran, estaban seguidas las, las camas. Y lo mismo donde, donde comía uno, están las bancas ahí con su mesa pa comer, sí señor.
LM: ¿Hizo amigos ahí, don Tacho?
AM: Sí, sí, y luego otra cosa, no iban a servirle a uno, uno mismo se iba a arrimar a agarrar la comida para irse a sentar a la mesa, sí señor.
LM: Y, ¿se servía cuanto quería?
AM: Sí, sí es que, ahí se servía uno lo que quería y lo que había, y hasta donde quisiera. Dios se los pague.
LM: ¿Les cobraban por esa comida?
AM: No señor, no supimos, no supimos pa qué más que la verdad, que pues yo creo que sí, pues quién sabe, no creo. El patrón yo creo que pagaba, quién sabe. No a nosotros yo, yo no me di cuenta que nos rebajaran de la comida, sí señor.
LM: ¿Qué hace don Tacho, cuando deja de trabajar ahí en el traque? ¿A dónde lo llevan?
AM: Ya cuando me fui a trabajar ahí al traque, pues nos trajieron, no me acuerdo a dónde fue, el tren pero como lo digo, era tren de esos ambulantes. Sí y no estaban presionados ahí no, caminaba uno una, a un lado, otros a otro, digo yo pa un lado y pa otro. Pero andábamos adentro del tren y eran los trabajadores de ahí, sí señor.
LM: Entonces y, ¿lo trajeron a la frontera?
AM: Sí señor, sí, y tenía el pase hasta mi tierra.
LM: ¿Hasta Zacatecas?
AM: Sí señor.
LM: Y, ¿ellos le pagaron ese viaje?
AM: Sí, sí, ellos, ya traiba el boleto desde allá. Ahí me lo dieron, pa que ya no pagara acá ni nada, sí señor.
LM: Cuénteme, ¿qué traía con usted cuando se regresó?
AM: ¿Que qué traía de qué? ¿De ropa? No pos, pos más bien pantalones de acá, pos de mezclilla. Y me traje unos pantalones de allá pero, de caqui. Se usaba mucho el caqui acá. No le digo que uno conocía uno la ropa. Usaba uno pantalones de mezclilla acá y, y chamarras pero, acá no había, puros maquinones, sí señor. Yo me llevé uno allá, sí señor.
LM: Oiga, don Tacho y, ¿en qué se divertían los fines de semana?, ¿qué hacían?
AM: Pos oiga, como los que tenían juego de baraja sí se divertían jugando, y yo no. Yo nomás, yo no sabía ese juego, ni lo sé, sí señor.
LM: Entonces se regresó hasta Zacatecas.
AM: Sí señor.
LM: Y, ¿cuánto tiempo se estuvo en México?
AM: ¿Mande?
LM: ¿Cuánto tiempo se estuvo acá en Zacatecas, en México?
AM: ¿Ya de venido? Ya de, no pos ya.
LM: ¿Antes de volverse a contratar otra vez?
AM: Sí señor. No eso ya estuvo ya, ya no salí, hasta que salí de Zacatecas a Torreón. Entonces ahí me contraté de vuelta, pero como le digo en el pule, me parece que en el [19]50, no me acuerdo, sí señor.
LM: ¿Por qué decidió volverse a contratar, don Tacho?
AM: Porque tenía mi señora y los niños, estaban chiquitos, que chicos así como de tres, cuatro años. Y dice: “Ahora cómo le hago pa mantenerlos.” Pos taba joven yo. Y ya me fui por obra de Dios, pero ya le digo, así me pasó, que no, no di el ancho.
LM: A ver, cuénteme, ¿cómo es que se va otra vez de Zacatecas a Torreón a contratarse?
AM: Porque ya estaba viviendo allá en Torreón.
LM: Ah, o sea que se fue a vivir a Torreón.
AM: Sí, entonces ya había esas, hubo esas contrataciones de las, que había pal pule que en Lamesa, Texas, sí señor. Pero no, como le digo, no me acuerdo en qué año fue. Y ahí estuve como dos meses en el pule, ya de San Antonio, Texas así abajo, o sea pa allá, sabe cómo está ahí. Me acuerdo yo que, venía uno por la loma, pa bajar pa San Antonio. Y luego ganaba uno pa acá pa otro lado. Que Lamesa, Texas, decían.
LM: Y ahí de Torreón, ¿cuántos días duró para contratarse?
AM: No pos no me acuerdo oiga. Como bastantitos años, yo creo, ya no me acuerdo bien.
LM: ¿Dónde cruzó la frontera la segunda vez, don?
AM: Allá por, pos sabe cómo le dicen.
LM: ¿No fue aquí en El Paso?
AM: No. ¿De contratado o no fue?
LM: Sí, de contratado.
AM: No, me parece que por El Paso del Águila [Eagle Pass], le decían.
LM: Paso del Águila.
AM: Sí.
LM: Y, ¿dónde dice que trabajó en el pule?, ¿cómo se llamaba?
AM: Se llamaba, ahí el punto se llamaba, Lamesa, Texas, Lamesa.
LM: Lamesa, Texas.
AM: Era pura agricultura ahí. Sí, ahí estuve como unos dos meses, tres, por ahí.
LM: ¿Le volvieron a hacer exámenes médicos para pasar?
AM: Sí, todo, sí señor.
LM: ¿Todo igual?
AM: Sí pos sí, pos todo igual.
LM: ¿En qué se fue de ahí de El Paso del Águila hasta Lamesa?, ¿en qué se vino?
AM: En un camión que nos levantó allá en Torreón, ese iba… Pasamos por Monterrey, sí, sí señor.
LM: ¿Cuánto tiempo trabajó ahí en algodón?
AM: Como dos meses.
LM: Dos meses. Cuénteme, ¿cómo fue desde que llegó ahí al algodón?
AM: No, pos…
LM: ¿Cómo fue la…?
AM: Estuvo bien, digo yo estuve bien ahí, digo ya. Ahí había muchos que se divertían en la noche y jugando todos y unos no y así. Habíamos como unos, como unos quince pelados. Había uno muy bueno pa hacer tortilla y ese nos, nos hacía de comer. Sabe de donde sería. Sí, porque, allá no nos pusieron cocinero, allá uno tenía que hacer su lonche.
LM: Ustedes tenían que cocinar.
AM: Sí, sí.
LM: ¿Dónde vivían?
AM: En, pos ora no me acuerdo, pero me parece que los que tenían así en una bodega.
LM: Una bodega.
AM: Una bodega, me parece.
LM: ¿Había camitas?
AM: Sí, ahí teníamos de dos pisos, cama de dos pisos. Una cama arriba, otra abajo. Y el que estaba borracho y se meaba de arriba meaba al de abajo. (risas) No, sí, de veras así fue, sí, sí.
LM: ¿Cuántos hombres dormían ahí?
AM: ¿En ese cuarto?
AM: Pos no me acuerdo si como unos nueve o diez, por ahí.
LM: Y, ¿a qué horas empezaban su día de trabajo?
AM: ¿A trabajar? A las meras seis, siete, a veces siete y media, a las ocho. Y sí, ya en lo que se acaba la humedad, sí en la mañana.
LM: ¿Cómo es ese trabajo del pule? Cuénteme.
AM: Mire, tiene uno que agarrar la mata, levantarla y todo lo que, el algodón. Y viene con todo y su cáscara y al saco. El saco es el que va arrastrando uno atrás, sí señor.
LM: Y, ¿lo van echando al saco?
AM: Sí, lo va uno.
LM: ¿Cómo?
AM: Lo va uno echando aquí. Se cuelga uno el saco de aquí y la boca abierta y nomás lo va echando aquí.
LM: Se lo cuelgan en el cuello y lo traen entre las piernas.
AM: Sí, lo trai, lo trai uno arrastrando como mala comparación como las víboras. Lo va arrastrando.
LM: ¿Es duro ese trabajo?
AM: Sí, es pesado, el que no sabe, y el que sabe no, no ya lo, ya. Es como todo, ya el que sabe el que trabajó, no se le hace tan pesado. Y uno no, pos uno no sabe.
LM: ¿Usted no sabía?
AM: Ni yo, y había unos pelados que muy buenos para, para rellenar los costales. Había costales como de cinco metros de largo y los llenaban, sí señor.
LM: Y dice que usted no sabía.
AM: No, yo no.
LM: ¿Batalló usted?
AM: No pos batalla uno por lo pronto pero ya le digo. No es, como dice el dicho, no es nomás saber, sino saber querer y hacer la lucha, así es.
LM: Y, ¿luego qué hacían?, ¿lo entregaban ese costal?
AM: No, andaba una traila detrás de nosotros para irlo vaciando. Anda una traila para el algodón. Y al, y ya se llenaba la traila y lo llevaba al despitador [despepitador].
LM: ¿Cómo era eso?
AM: ¿El despitador? Pos ahí donde, le quitan toda la cáscara al algodón y ya le queda limpio puro algodón, es el despepitador, sí señor.
LM: ¿Había mayordomo ahí en el ese rancho?
AM: Sí, sí había un mayordomo, pero ya le digo, nos, nos la pasamos bien, gracias a Dios.
LM: ¿Cómo los trataba el mayordomo?
AM: Bien, a mí pues a mí. Porque como le digo pos el que obra bien, bien le va.
LM: Claro.
AM: A mí no me molestaban pa nada. Yo si no sabía qué hacer, le hacía la luchita y así, pero quizá no.
LM: ¿Cuánto le pagaban, don Tacho, se acuerda?
AM: No me acuerdo oiga. No me acuerdo cuánto me pagaban. Pero sí gané poco, pa qué le digo que no.
LM: Ganó poco, porque no piscaba mucho.
AM: Porque no piscaba mucho, exactamente.
LM: ¿Habló usted con alguien para decirle que no le estaba yendo bien?
AM: Pos cuando ya me quise venir le dije al mayordomo ahí, le dije: “Oiga, pues no, no me sale a mí, mi pesamiento, no, no gano siquiera ni pa comer”. Sí, ya le digo. Y él, había unos que ganaban mucho porque sabían trabajar. Yo no, no salía pues de ochenta, noventa libras, sí señor. Había unos no, que se aventaban hasta doscientas.
LM: Ay caray.
AM: Buenos pa piscar, por eso le digo, no.
LM: ¿Usted era más bien de… Trabajaba en otros tipos de…?
AM: Ese, sí señor.
LM: ¿Cuál era su fuerte, en la agricultura?
AM: Pues como le digo, la agricultura, trabajar las tierras con bueyes. Sí, porque no había tractores ni nada, no. Sí habría pero por acá en otro lado, ahí no, no teníanos, sí señor. Ya de Torreón pa acá, sí había mucho tractor, sí.
LM: ¿Hizo algún amigo por allá, don Tacho?
AM: ¿En el otro lado?
AM: No señor, no, no, pa qué le echo mentiras.
LM: Y ahí, ¿qué comían? Cuando estaba ahí en el campo de algodón, ¿qué cocinaban ustedes?
AM: Pues el señor que nos hacía tortillas pos cocinábamos ahí con, lo que había a veces, había carne, a veces había frijolitos y así, sí señor. Él mismo nos hacía.
LM: ¿Iban al pueblo?
AM: Iban muchos al pueblo, a comprar garras como le digo. Había ropa de hasta de $0.10 centavos, $0.20 centavos. Chamarras, camisas, pantalones, sí señor.
LM: ¿Cada cuándo iban al pueblo, don Tacho?
AM: Pues cada ocho días iban. Yo no iba, pero ellos sí iban, yo no iba. Una vez fui nomás y ya no volví a ir.
LM: ¿Cada cuándo les pagaban ahí?
AM: Nos pagaban cada ocho días.
LM: ¿En efectivo?
AM: No, en cheque.
LM: En cheque. ¿Iban a cambiar el cheque al pueblo o ellos mismos lo cambiaban?
AM: Ellos, ellos mismos los cambiaban. Sí, ya le digo.
LM: Muy bien.
AM: Pero esa sí me fui por mi mero nombre.
LM: ¿Ese sí fue usted por…?
AM: Sí ese sí.
LM: Ah, qué bueno.
AM: Ya le digo.
LM: Qué bueno. Notó alguna diferencia de…
AM: No.
LM: De cuando se fue con otro nombre a ahora.
AM: No, no señor no. No, nunca me dijeron nada.
LM: ¿Se sentía usted más a gusto?
AM: Pues sí, gracias a Dios.
LM: Muy bien.
AM: Que ya ahora después que vine pa acá, pos anduve mucho de mojao. (sonido de la puerta) ¿Quién toca?
LM: A ver. No, parece que es allá.
AM: Sí bueno, yo anduve mucho de mojado, aquí en Texas, ahí en Texas.
LM: Y, ¿de qué trabajaba de mojado?
AM: De caballerango.
LM: De caballerango.
AM: En el, acerco del algodón, este del, del potrero, potrero. Deje ver quién es.
LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.
(entrevista interrumpida)
LM: Continuamos con la entrevista con el señor Anastasio Montalvo. Don Tacho cuénteme, cuando usted se regresa de ahí de la granja de donde piscaban algodón, ¿a dónde se regresa?
AM: Pa aquí para Torreón.
LM: A Torreón, bueno.
AM: Y ya de Torreón me vine pa acá.
LM: A Ciudad Juárez.
AM: Sí señor.
LM: ¿Por qué se vino a Ciudad Juárez?
AM: Mire, es que cuando me vine pa acá, estaba trabajando, estaba trabajando ahí en Torreón, con unos señores que tenían un negocio de electricidad particular. Y trabajé con ellos nueve años, diez, en la luz eléctrica. Nomás que era de alta tensión. Y a mí me tocó trabajar haciendo pozos pa clavar los postes. Y pos y, y luego me tocó trabajar también metiendo la luz por debajo con mangueras, ahí en Gómez Palacio, en donde está la mantequera. Ahí metimos la luz también, sí señor. Y me tocó a mí trabajar, nomás haciendo la zanja yo que, yo, yo de maestro, no señor.
LM: Como diez años dice que fueron.
AM: Sí señor.
LM: Y luego, se vino para Ciudad Juárez.
AM: Y luego me vine para acá.
LM: ¿En qué año se vino, se acuerda?
AM: Oiga pos me parece que el [19]65, [19]62 por ahí, no me acuerdo bien, pero por ahí.
LM: Y, ¿cuándo decide irse otra vez a Estados Unidos?
AM: No pos ya, fíjese ya, ya no quieren carcachas allá, quieren puro, pura carne gorda. Pues ya no sé, ya, ya no lo quieren a uno.
LM: Pero dice usted que trabajó allá.
AM: En Estados Unidos. De caballerango de pos herrero, de vaquero.
LM: ¿Dónde fue eso?
AM: Ahí en Kenna, Nuevo México.
LM: Nuevo México.
AM: Ahí está, ahí pasa la carretera que viene, no sé de dónde vendrá. Ahí es, ahí hicieron la pasada, Kenna, Nuevo México.
LM: ¿Kenna, se llama?
AM: Sí señor.
LM: Y, ¿cómo fue que consiguió ese trabajo, don?
AM: ¿En Kenna? Porque aquí estaba yo viviendo ya en, aquí en Juárez, y vino un señor de allá a conseguir gente pa trabajar allá. Yo me fui con él, sí, sí señor.
LM: ¿Un americano?
AM: Un americano. No sé si vivirá o morirá. Yo creo, yo creo que ya ha de haber muerto.
LM: Y, ¿qué le dijo él?
AM: Pos no que, que si gustábamos ir a trabajar. “Está bien.” Nos fuimos yo, yo y otro muchacho. No sé el muchacho si vivirá o no, allá estuvimos. Ah, y otro señor que se llamaba Cristóbal, también, pero él murió allá, en el trabajo, allá donde trabajábamos. En la noches se comió una portola(??) y pos le hizo daño, ese fue su mal.
LM: Y falleció él.
AM: Sí, se llamaba Cristóbal, nomás que no me acuerdo de qué…
LM: Y, ¿cómo cruzaron a los Estados Unidos?
AM: Pues cruzábamos ahí por onde estaba el, ¿cómo le dicen ahí ahora? Entonces no había, no estaba ahí el, todavía el este ¿cómo le dicen? Ahí, en donde está la, en donde está la, ¿cómo se llama?, que hicieron ahí pa las, pa las fiestas estas… No había nada ahí, taba libre ahí. Ya nomás pasabas ahí, había una, un guardaganado, un corral de ganado ahí. Se brincaba uno de ahí y lo llevaba el coyote a uno, sí señor.
LM: Y, ¿ya los estaba esperando un coyote o el americano cuando mandó por ustedes?
AM: No, ya nos estaba esperando el coyote, el coyote lo pagaba el americano, sí señor.
LM: ¿Cuánto tiempo trabajó como…?
AM: ¿Allá?
LM: ¿Allá como caballerango?
AM: ¿De mojado? Como unos cuatro años, tres. Hasta nos arregló, a mí y a mis hijos, tengo dos. Tenía dos hijos, y ya después me los llevé yo, estaba ahí trabajando conmigo, pero el americano nos arregló seguro.
LM: Ah, okay.
AM: Y a mí me lo robaron el seguro, y mi hijo todavía lo tiene, según dice él, que todavía lo tiene. El otro no porque el otro murió de la tomada, ya ve que eso es lo que deja el vicio, sí señor.
LM: Cuénteme don Tacho, ¿cómo era su trabajo ahí como caballerango, qué hacía?
AM: Pos a vigilar, que no estuvieran pozeros descompuestos. Que no se pasara el ganado pa un lado y pa otro, ajenos propios, de ahí del mismo. Y, yo andaba arrendándolos todos los días. Yo y el patrón, andaba yo junto con el patrón.
LM: ¿Era americano el patrón?
AM: Sí señor, Mister Den se llamaba, le decían Mister Den. Y, ya murió, y me dijo a mí una vez, dice: “Oh”, dice, “voy a, voy a poner, voy a arreglarte residencia”. Y vino aquí a Juárez, pero, ¿sabe qué dificultad hubo?, y no me acuerdo, me platicó pero no. Como no entendía yo nada inglés, ni entiendo todavía. Y no arregló, sí ya le digo. Pero me quiso mucho el hombre, Dios lo haya perdonado. Porque viera que yo era muy amable con él, porque andaba malo del estómago. Y donde quiera se bajaba de la troca, y aventaba las piezas pa fuera. Y, y yo nomás, con perdón suyo, agarraba unas yerbas ahí y le tallaba ahí. (risas) Pos qué sabe, como dice el dicho: “De grajeos amarra la gente”.
LM: Claro.
AM: Y me quería mucho, sí, Dios lo haya perdonado.
LM: ¿Cuánto le pagaba él?
AM: No ya, pos no me acuerdo, pero me parece que me pagaba $5 pesos todos los días.
LM: Cinco pesos todos los días.
AM: En aquel tiempo, sí señor. Salía con cincuenta y tantos pesos por semana, sí señor.
LM: Qué era bastante.
AM: En aquel tiempo.
LM: Era bastante. O sea, vivía bien. ¿Mandaba usted dinero para…?
AM: Puros, cada ocho días mandaba yo, sí señor.
LM: ¿Tenía ganado el señor?
AM: Mucho, tenía dos ranchos de ganado, sí, tenía dos ranchos de ganado. Allá tenía un, en un rancho tenía uno, un vaquero allá. Y ya después nos hicimos amigos, sí, ya le digo. Estaba muy rico el hombre, Dios lo haya perdonado.
LM: ¿Conoció usted a la familia de él?
AM: Sí, a la señora de él, y a las nietas de él, porque ya nada más tenía nietos, nietas. No tenía hombres nietos, no, dos, tres mujercillas de nietas. Y mi hija esta que se acaba de ir, estaba chiquita. Me la llevé también a ella y la mamá. Y allá la puse luego en la escuela, a ésta.
LM: Se llevó usted a toda la familia.
AM: Sí, vino mi señora y ella, me la llevé pa allá. Porque él mismo me dijo: “Si quieres tráela”. Sí, y el pagó el coyote.
LM: El coyote.
AM: Que la llevara. Sí, Dios le haiga perdonado.
LM: Y, ¿caballos tenía también?
AM: Sí, bien, bastantitos, como unos, como unos diez o siete, por ahí. Y tenía un caballo que luego no lo habían ensillado, que era muy rebelde y muy trabajoso. Me dijo: “¿Lo ensillas?”. “Sí, cómo no”. No pues, primer día que lo ensillé, hasta se le echaba uno encima como un perro. Sí de esos de a tiro serreros de la sierra. No, pues lo estuve ahí manejado y todo eso. Y ya se compuso un poco, ya después ya le monté. Y no ya, se compuso pero le digo, ya después andaba, hasta andaba en él. Y dijo: “No”, dice, “no, no bueno tú, sabe qué cargarás”. (risas)
LM: ¿Cómo se amansan los caballos? Cuénteme, don.
AM: Mire, el animal, mala comparación como uno, sí tiene, se tiene que llevar por la buena, para que agarre como aquel dice. Que agarre confianza en uno y uno agarrar confianza en ellos. Porque también los animales son con mala comparación como uno. Si tiene mal genio no se arriesgan. Sí, ya le digo, así es. Y pa todo necesita uno la humil[dad], la humildad que ahora veo yo, y oigo que los padres de los niños los tratan mal, les echan la viga, les pegan y todo eso. No, todo tiene que llevarse por la buena, poco a poco, hasta que ya empiecen a conocer y a comprender, solos se van dando. Y así los animales también, mala comparación, pero ahí le digo. Hay unos animales muy rebeldes también, que también es como la gente, muy caprichudos.
LM: ¿Les echaba pastura también al ganado?
AM: Sí, yo todos los días. Llevábamos un tráiler lleno de pastura, de alfalfa, chicalada, ¿ya sabe lo que es chicalada?
LM: Ya cortada ya…
AM: Sí, ya seca.
LM: Ah seca.
AM: Es chicalada, es seca, sí señor. Ya en, como en esta, ya van en, amarradas con alambre y todo, ya las…
LM: En pacas.
AM: Ya en pacas, sí señor, y secas. Ya la alfalfa seca les regaba uno ahí en, en el monte.
LM: ¿Estaba a gusto ahí en ese rancho?
AM: Sí, estuve a gusto. Pagaba poco ahí porque otros me decían que pagaban más otros. No, no quise salirme de ahí, de ahí me estuve.
LM: ¿Cuántas gentes trabajaban ahí en el rancho?, ¿cuánta gente?
AM: Trabajaba yo, y otro que no sé si vivirá. Sí, pero el otro se fue y quedé yo solo. Y ya después llevé a mis hijos, ya me ayudaban.
LM: ¿Cuántos de sus hijos trabajaban ahí?
AM: Dos, dos, nomás esos dos tenía.
LM: ¿Cuántos hijos tuvo usted, don?
AM: ¿Hombres? Nomás dos, Javier y Pascual. Y mujeres también nomás dos, Juanita y Socorro, que es la mayor.
LM: ¿Ellas viven aquí en Juárez?
AM: Pos sí, nomás que como le digo una está por allá en Oklahoma, que se fue mala. Dicen que está, no sé si estará mejor, quién sabe, no me han hablado.
LM: Y de sus hijos, ¿uno vive en Estados Unidos?
AM: No, aquí está, aquí vive, aquí vive él ahí en el centro, sí señor.
LM: Después de cuatro años, usted se regresó otra vez.
AM: Aquí a Juárez.
LM: ¿Por qué se regresó?
AM: Pos, ¿sabe por qué? Porque quería a ver si arreglaba pasaporte de residencia. Ya después ya no pude, ya mejor me, ya no, ya no me moví, sí señor.
LM: Dice que el americano lo iba ayudar, ¿verdad?
AM: Sí, él me iba a ayudar, Dios lo haya perdonado. Nomás que como, platicó él que quién sabe qué cosas le habían atravesado. Vino hasta aquí, porque estaba la oficina entonces de migración, ahí por toda la 16 [de Septiembre]. Ahí donde está una casa, una casa que es de pura piedra, de pura, por ahí estaba la oficina, me platicaba. Pero no, quién sabe, vino él, vino él y la señora de él, con ese fin, me platicó. Pero no, pos sabe qué cosa se le atravesó, sí señor.
LM: Y ya no.
AM: Ya no arregló. Ya desde ese tiempo ya al poco tiempo murió, ya menos, sí. Pero él me arregló, como le digo, seguro, sí, y a mis hijos también.
LM: Qué bien. Oiga, don Anastasio y, ¿a qué se dedicó usted aquí en Juárez ya cuando se regresó?
AM: Pues aquí mire, aquí estuve de velador en varias partes. Ahí donde está, ¿sí se acuerda usted? No, no pos usted no es de aquí. Ahí en frente del seguro nuevo, ahí estaba un taller mecánico y el hombre me ocupó ahí de velador. En donde está el seguro nuevo, así, casi en medio del seguro y medio de donde esta la oficina de la esta la, sabe cómo se llama, donde está, donde curan a uno, sí. Ahí está, ahí estuve de velador, y cuidaba ese taller, sí señor. Ya después, me salí de allí, y luego me puse a otra vez de velador. Ahí por donde está la avenida, la este la, donde está la luz eléctrica la mayor, porque esa fue la primera en funcionar aquí, ahí estuve cuidando también la noche.
LM: Sí señor.
AM: Ahí estuve también.
LM: Y, ¿hasta qué edad trabajó usted, don?
AM: ¿Ahí? No, pos no me acuerdo. Luego ya de ahí, ya me pasaron aquí al veinte. Ahí estuve de velador también ahí cuidando la luz. Ya empezaban a trabajar ahí en el veinte y ahí estuve cuidando. Y luego de ahí se pasaron allá donde está ahora el este…
LM: Déjeme le cierro la puerta, nomás pa que…
AM: Cierre, ciérrele.
LM: Ahí está bien. Ahora sí, dígame.
AM: Allá en Samalayuca. De ahí me pasaron pa allá. Ahí duré seis años, en Samalayuca.
LM: ¿En qué año se retiró usted de trabajar, don?
AM: ¿Eh?
LM: ¿En qué año dejó usted de trabajar?
AM: Pues no, no me acuerdo. Dispense, déjeme…
LM: Sí, vamos a hacer una pequeña pausa.
AM: Ándele.
(entrevista interrumpida)

LM: Continuamos con la entrevista con el señor Anastasio Montalvo. Don Tacho, cuénteme de los trabajos que tuvo usted en Estados Unidos, ¿cuál fue el que le gustó más?
AM: No, pos en aquel tiempo, pues nomás estuve allá como le digo, en el traque. Ya después que me vine pa acá, aquí a Juárez, aquí, ahí el que era Nuevo México, estuve de vaquero, cuidando ganado, arreglando cercos de alambre de esos mismo de…
LM: ¿En alguna ocasión le tocó a usted ver algo de discriminación, que trataran mal al…?
AM: Pues yo, yo, me agarraron dos veces.
LM: ¿Lo agarró La Migra?
AM: Sí.
LM: Cuénteme, ¿cómo pasó?
AM: El Border Patrol, dijo, dijo el, (inteligible) dijo: “Ay”, con perdón suyo, “oh chingado el Border Patrol”. (risas) Me agarró y me llevó hasta, allá por, a pasar allá por Ojinaga. Y esa ya pasé, y otra vez pa acá. Y en la poco tiempo me fui de vuelta.
LM: Y se regresó.
AM: Me agarraron una vez, a mí y a mi hijo que se murió. O sea, esa vez que agarraron a mi hijo y a mí, nos agarraron ahí en Marfa. Ahí estuvimos presos, ahí una noche, en Marfa. Un pueblito que está, yo no supe cómo estaría, pues de noche me llevaron. De día ya nos salimos pa acá, allá por Ojinaga, pa acá pa otra vez.
LM: Y, ¿cómo fue que los agarraron?, ¿fue ahí en el rancho o dónde?
AM: Pos según dicían, dijeron que nos habían entregado, quién sabe. Porque yo no supe nada, ya cuando llegamos ya nos tenían ahí, ya nos había encorralado. Pero no, no, no, no nos molestaban pa nada, de que dijeran no, nomás. Ya nos agarraron, ya me dijo mi hijo. Pero dicía: “Ya nos agarró La Migra, pos vámonos”.
LM: Oiga, don Tacho, ya para acabar esta entrevista me gustaría preguntarle, para usted, ¿qué significa la palabra bracero?
AM: No, pos no sé, yo pienso, yo pienso que acá, que bracero pues como no lleva uno mujeres, tiene que ser su cocina, eso pienso yo, hasta ahí nomás.
LM: Muy bien. Usted ¿qué siente de que alguien le comente o le diga que fue bracero?, ¿se siente bien, se siente mal?
AM: No, pues no me siento ofendido, ni tampoco agraviado, con perdón suyo. Sí pues está bien. Bueno, pues ya eso se usaba mucho antes, ahora ya no, ya no, ya no se iba a decir. En cambio, decían un día que va haber otra vez, pero quién sabe, cómo será ahora, sí señor.
LM: Los recuerdos que usted tiene de las épocas que trabajó como bracero, ¿son buenos?
AM: Pos sí, bueno, digo yo porque, pos a mí no me molestaron para nada, nada. Pienso yo, porque había varios que empezaban a molestarlos ahí, pero no sé por qué sería. Porque había muchos que hacían mucha perra con licencia suya. Yo creo que esos son los que, los gringos nomás están viendo de dónde, no dicen nada, pero nomás ven.
LM: ¿Siente usted que el haber sido bracero cambió su vida de alguna forma?
AM: No pos, la, pos como dice el dicho, pos bueno, hay épocas bien y épocas malas. Pos sí me cambió un poco mejor, gracias a Dios.
LM: Para bien, muy bien. Don Tacho pues, quiero darle las gracias por, por habernos regalado un poquito de su tiempo en esta entrevista.
AM: Bueno el favor este, si quieres digo, el favor le debo decir a usted porque, sin conocer, sin saber como dice el dicho, quién soy yo, pues se viene a molestar.
LM: No, al contrario nos da muchos gusto que nos haya compartido sus recuerdos.
AM: A usted, ¿quién le, qué le dijo de mí?, ¿quién?
LM: Nos avisaron de parte de una señora que se llama Norma, que debe ser su sobrina.
AM: Norma, era de mi cuñao, se llamaba, ¿cómo se llamaba? Mario, Mario Valle.
LM: Pues con esto vamos a dar por concluida la entrevista don Tacho, muchas gracias.
AM: Igual, muchas gracias.


Fin de la entrevista

Interviewer

Martinez, Laureano

Interviewee

Montalvo Salazar, Anastacio

Location

Ciudad Juárez, Chihuahua, México

File Name Identifier

Montalvo_Salazar_ELP034

Citation

Martinez, Laureano and Montalvo Salazar, Anastacio, “Anastacio Montalvo Salazar,” Bracero History Archive, accessed March 28, 2024, https://braceroarchive.org/items/show/34.