Juan Sánchez Abasta

Title

Juan Sánchez Abasta

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Juan Sánchez Abasta was born on June 3, 1917, in Villa Ahumada, Chihuahua, México; he had five brothers and three sisters; his father worked as a foreman for the railroads in México; he also worked for the railroads, and because of his experience he went to México, Distrito Federal, to acquire a contract with the bracero program in 1942.


Summary of Interview: Mr. Sánchez briefly recalls his childhood and family; his father worked as a foreman for the railroads in México and helped his son gain employment there; Mr. Sánchez had worked on the railroads for sometime before hearing of the Bracero Program; because the program needed experienced railroad workers, he went to México, Distrito Federal, to begin the hiring process; he gives a detailed description of all the medical examination procedures, including vaccinations, delousing, and x-rays; in 1942, his first contract took him to work in California for South Pacific; for his second contract, he only had to get x-rays, and there was no need for vaccinations or delousing; he worked for the North Pacific in North Dakota; in addition, he describes how lottery chips were used to determine which city braceros would work in; he also provides a detailed narration of the long journeys by train from one city to the next; while working as a bracero, he would often write letters for others who could not write; he also describes one corrido that was written and composed while he was in the program.

Creator

Mena, Violeta
Sánchez Abasta, Juan

Date

2005-05-28

Subject

Bracero

Contributor

Cristóbal Borges

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Juan Sánchez Abasta

creator (Spanish)

Mena, Violeta

contributor (Spanish)

Cristóbal A. Borges

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini DIsc

Duration

4:16:52

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: Juan Sánchez Abasta
Fecha de la entrevista: 28 de mayo de 2005
Nombre del entrevistador: Violeta Mena

This is an interview with Juan Sánchez Abasta, by Violeta Mena, May 28th 2005.

VM: Bueno, vamos a empezar y antes que nada me gustaría saber su nombre, su edad.

JS: Juan Sánchez, mi nombre es Juan Sánchez Abasta. Edad, ¿sabe cuántos años voy a cumplir el mes que entra si Dios nos da licencia?, el día 3, ochenta y nueve años; ocho, nueve.

VM: Entonces su fecha de nacimiento es…

JS: Tres de junio de 1917. Yo todos esos datos se los di a Sonia y a tu mamá, ellas los deben de tener.

VM: Y, ¿dónde fue donde nació usted?

JS: En Villa Ahumada, Chihuahua.

VM: ¿Me podría hablar de su familia y del lugar donde nació?

JS: Pos prácticamente yo nací en Villa Ahumada, pero nunca radiqué yo ahí. Yo ya radiqué en otro pueblo, y ya cuando empecé a estar grandecito, pero en Villa Ahumada no, nomás nací, ahí es donde saco mi acta de nacimiento.

VM: Y me podría decir, ¿a qué se dedicaban sus padres?, ¿cómo se llamaban y a qué se dedicaban?

JS: Ah, pues mi padre se llamaba Florentino Sánchez Nava y desde que yo nací o mucho antes de que yo naciera, ya él ya era ferrocarrilero, mayordomo de trabajadores de vía. Y mi madre, Rumalda Sánchez Abasta, la esposa de mi padre.
VM: Y, ¿usted proviene de una familia grande?

JS: Sí, mucha familia, mucha.

VM: ¿Cuántos hermanos?

JS: ¿Cuántos hermanos hubo?

VM: Sí.

JS: Cinco hermanos, y dos, y tres hermanas.

VM: ¿Tres?

JS: Tres. Margarita, Consuelo y Carmen. Y de hombres, no, ¿no necesita los nombres de mis hermanos?

VM: Como usted guste.

JS: Mis hermanos, el mayor fue Julián, Julián ya murió. Hilario ya murió, Sánchez. Y luego seguía yo, Juan Sánchez y luego Manuel Sánchez, ya murió. Manuel vive, Lorenzo murió y nomás vivimos ahorita Manuel mi hermano y yo.

VM: Y dos de sus hermanas.

JS: ¿Eh?

VM: Y dos de sus hermanas.

JS: Y dos de mis hermanas, Margarita murió.

VM: Y, ¿en dónde es donde viven sus hermanos y hermanas ahora?

JS: Mi hermano Manuel y su familia en Ciudad Juárez, Chihuahua, y Carmen mi hermana en Chihuahua, Chihuahua.

VM: Y, ¿alguno de sus hermanos o algún otro miembro de su familia trabajaron como braceros?

JS: No, nomás yo. Ellos todo el tiempo trabajaron en México.

VM: Y, ¿en dónde era dónde trabajaba? ¿Usted dónde trabajaba antes de ser bracero?

JS: En el ferrocarril.

VM: ¿Siempre trabajó en el ferrocarril?

JS: Sí. Desde que ya me recomendó mi padre a trabajar en el ferrocarril como reparador de vía y ahí me fui trabajando cinco años en vía. Y luego me arregló mi padre pa que me pasara al departamento de fuerza motriz y maquinaria y como ese departamento tiene muchas especialidades, cobrería, macánica, paileros, coches y carros. Ahí se va uno con el tiempo, va haciendo derechos y según el departamento que le guste a uno, ahí se ancla uno, como yo me anclé. Primero fui extra, y luego agarré de planta, como auxiliar peón y ahí me fui en el departamento de coches y carros y llegué a la categoría de carpintero. Trabajé muchos años de carpintero, en el departamento de coches y carros. Nomás que nos daban permiso para ir a donde podría uno ganar mas dinerito, como por ejemplo nosotros en la bracereada, nos daban permiso pa ir a la bracereada, de acuerdo con los años que uno tiene de servicio, si tiene muchos años le dan mucho tiempo de permiso, hasta años, como a mí, me daban permiso por seis, ocho, hasta diez meses.

VM: ¿Seguidos?

JS: Y regresaba, me reportaba a mi trabajo, y me volvían a dar mi trabajo en ferrocarril.

VM: Y me podría hablar de cuando usted era niño y fue a la escuela. ¿Hasta qué año estudió?, ¿recuerda a qué escuela fue?

JS: Pos como te digo nací en Villa Ahumada pero me, ya cuando ya empecé yo a comprender más, ya vivíamos en Moctezuma, otro pueblo más pa allá de Villa Ahumada. Y ahí como no había maestros, ahí mandaban maestros, pero por temporadas, no fijos, y ahí me ponían a mí a la escuela, con un maestro, o con otro que llegaba nuevo y ahí poco empecé a aprenderle a leer y a escribir muy mal, muy mal por cierto, y a numeración, aritmética. Y entonces, de Moctezuma nos cambiamos a, cambiaron a mi padre a Chihuahua, y allá sí me puse ya en una escuela formal del gobierno. Y allá estuve, luego luego entré en segundo. Pasé a tercero, y pasé a cuarto, hasta cuarto año, y luego cambiaron a mi papá a una sección donde no había más que los puros trabajadores. Pasé a quinto, pero ya no pude entrar a estudiar ese año, porque ya vivíamos allá como a 25 kilómetros o más de retirado de Chihuahua, nomás hasta cuarto llegué.

VM: Entonces nomás fue cuatro años a la escuela.

JS: Como quien dice cuatro años.

VM: Y entonces dice que aprendió mal a leer y a escribir.

JS: Pos ya en la escuela, cuando ya estuve hasta cuarto año, ya leía yo muy bien, y estudié historia, geografía, matemáticas, numeración, y aprendí yo algo porque en aquel tiempo, en esos cuatro años, aprendí algo porque en aquel tiempo iba uno a la escuela en la mañana y en la tarde. Por ejemplo, entrábamos a las ocho de la mañana y salíamos a las doce a comer. Y luego volvíamos a entrar a las dos de la tarde y salíamos a las seis de la tarde. Por eso fue que se me pegó a mí muchas, muchas cosas de historia, geografía y aritmética, numeración y todo eso. Sé muy bien sumar, multiplicar, restar, dividir. Quebrados sí no aprendí, porque ya esos hasta en quinto los… Pero ya no llegué yo a quinto.

VM: Bueno y, ¿llegó un punto donde trabajaba al mismo tiempo en el que estaba en la escuela?, ¿tenía que llegar a su casa y ayudarle a sus papás a hacer trabajos?

JS: No les ayudaba en nada. Yo nomás de la escuela a la casa, a comer, o a cenar y vamos a la calle a jugar. Allá donde me divertía yo jugando con los muchachos, a las canicas, al trompo, al fútbol. No faltaba ahí en que, y ya, ya recalaba a la casa a las diez o pasaditas de las diez de la noche, pero en ayudarles, en nada, no lo hacía, ni ellos necesitaban.

VM: Entonces tuvo una niñez muy, como quien dice, contenta, o feliz.

JS: Muy sana y muy contenta.

VM: Y, ¿cuántos años tenía cuando empezó a trabajar? Cuando su papá lo metió al ferrocarril.

JS: Al trabajo, pos ora lo verás que nací el 3 de junio de 1917, y me metió a trabajar en abril de 1935, como a los diecisiete, dieciocho años, ¿no?

VM: Como a los dieciocho.

JS: Ahí entré como extra a vía. Trabajé dos años, tres años como extra o dos. Y luego me dieron de planta.

VM: Bueno y, ¿me podría explicar qué es extra de vía?, ¿qué eran sus obligaciones y qué hacía un extra de vía?

JS: El extra nomás vas a sacar eventuales de los trabajadores ahí que faltaban, o luego los supervisores, los que mandaban a los mayordomos y todo, me daban interinatos largos. Bueno, alcancé a agarrar interinatos hasta de once meses, en una pura sección. Y cuando no había interinatos, sacaba un día, dos, tres, y hasta ahí con mi padre, o en otro, o en otra sección, pero no, nomás, no completaba quincena, nomás tres, cuatro días, pero en ese tiempo yo estaba soltero, solo.

VM: Y, ¿cuánto duró de extra de vía?, dijo.

JS: Tres años, y ya me dieron de planta. Y trabajé de planta cinco años. Y luego me arregló mi padre, pa pasarme a fuerza motriz y a equipo de arrastre.

VM: Y, ¿cuánto estuvo en…? ¿Ahí ya nunca salió hasta que se retiró de fuerza motriz?

JS: De fuerza motriz. Ya ahí me sostuve en ese departamento, y en 1940, de 1940 trabajando en distintas especialidades, hasta en 1979, como cincuenta y… Cincuenta y seis, o cincuenta y ocho años de fecha a fecha, porque los años de trabajo efectivos se cuentan de… O sea, el año tiene 365 días vamos a suponer, pero de esos 365 días, nomás son para, de trabajo 313, los demás son días de fiesta y domingos. Pero le cuentan a uno el ferrocarril años efectivos. O sea que cada año trabajó 313 días, los demás son efectivos, festivos y domingos. Así es de que pa pagarle a uno vacaciones, cada año le paga el ferrocarril a uno vacaciones, pero necesita… Los tomadores de tiempo llevan el tiempo, necesita que trabaje uno efectivos los 313 días. Por ejemplo, si yo solicito mis vacaciones y digo: “En esta quincena me vienen, o en la otra.” Pero el tomador de tiempo lleva todo su récord ahí apuntado, entonces no me vinieron mis vacaciones ni en esta quincena, todavía ni en la otra, y luego yo les reclamo, que: “¿Por qué no me mandó mis vacaciones?”. “Ah porque todavía no las cumplía Juan”. Tienen que ser 313 días trabajados. Y entonces, al cumplir esos 300, entonces sí se te mandan tus vacaciones. Si te pasastes ocho, diez o quince días, entonces se te recargan pal año que viene, pero tienen que ser efectivos, 113, 113 días trabajados.

VM: Trescientos trece.

JS: Trescientos trece días trabajados.

VM: Bueno, vamos a pasar al proceso de contratación para el programa de los braceros, antes que nada, ¿cómo fue que se enteró usted del programa de los braceros?

JS: Ah, muy fácil. Porque yo ya trabajaba en fuerza motriz, pero había trabajado cinco años en vía. Entonces le mandaron al representante de vía, le mandaron una nota de México, allá del Sindicato General, que le estaban pidiendo en las contrataciones, que había, entonces estaban siendo en el Distrito Federal, que le mandaron pedir gente que efectivamente fuera, que conociera el trabajo de vía. Que los más que pudieran mandar ahí en Chihuahua, los mandaran a México y luego se presentara uno allá al Sindicato para avisar a La Migración que estaba contratando, que ahí tenía tantos trabajadores ferrocarrileros de vía. En aquella ocasión fuimos, de Chihuahua fuimos como sesenta y cinco. Nos avisó el representante por vía y nos fuimos a Chihuahua en un tren de los que venían a dejar braceros ya contratados a El Paso y regresaban vacíos. Y nos autorizaron que nos subiéramos en ese tren que iba ya vacío a México pa no pagar pasaje. Y llegamos a México y nos presentamos con el representante por vía y luego ya fue y le notificó a los de la migración que ahí tenían. No nomás nosotros, eran de otros estados que también habían llegado, llegaban ahí con él. Cuando llegamos nosotros le notificó que habíamos llegado como sesenta y cinco trabajadores de vía. Entonces le dijeron, él solo fue, o nosotros lo acompañamos al centro donde estaban contratando. Entonces le dijeron: “Bueno mire, vamos a contratar la mitad de los sesenta y cinco que trajo, que llegaron ahorita de momento. Ya mañana pueden presentarse, aquí está pa que entren a... Porque menos de, si no llevaba contraseña o ordenes pa contratarse, no lo dejaban entrar, había soldados y policía ahí, que no dejaba entrar más que al que estaba autorizado por La Migración, pa entrar. “Vamos a empezar a contratar la mitad y la otra mitad dentro de ocho o diez días, le damos sus boletos pa que vengan a presentarse a la contratación”. No, ya con los boletos entraba uno al examen, ¿quieres que te platique cómo eran los exámenes o qué?

VM: Sí, por favor.

JS: Bueno, entonces, los exámenes principalmente es la radiografía del pulmón, el que sale fallo o trae sobras en el pulmón, ahí la radiografía lo detecta que está malo del pulmón, el que no sale bien de los rayos X, ése lo retiran ya. Definitivo lo dan de baja, ya no puede seguir arreglando. Pa fuera de la muralla donde están contratando. El que trae almorranas igual, a ése ya no le daban límite, ni tiempo pa que siga contratándose, también lo dan de baja. Y lo demás, enfermedad que no son pegajosas, leves y todo, como muelas, las muelas el que va con las muelas picadas, nomás se las saca, pero sigue su contratación. El que lleva caspa también nomás lo pelonan, lo pelonaban y seguía su contratación. Y le revisan todo su cuerpo de uno, que vaya bien de las piernas y todo. Nomás el de las almorranas y eso, lo dan de baja y el que no pase la radiografía del pulmón.

VM: Y usted me ha comentado que fue varias veces como bracero a los Estados Unidos y la primera vez no, ¿no recuerda bien el año en el que participó en este [programa]?

JS: En vía.

VM: Fue la primera vez en vía y, ¿no recuerda qué año?

JS: Sí, fue en 1942. Y me tocó, donde me tocó trabajar, en el estado de California, en el ferrocarril por seis meses contratado, fue cuando me dieron el número de seguro. Y, por seis meses contratado, me tocó a mí, a veinte braceros ahí nos bajaron en un pueblito que se llama en el estado de California, Yucaipa(??), California. Ahí permanecimos los seis meses completitos. Ya cuando los cumplimos nos regresaron, ah, y cómo fui, ¿en qué nos llevaron para allá?, ¿eso también te puedo decir?

VM: Sí.

JS: Entonces nos contratamos en el D.F., en México, Distrito Federal. Y en coches de Sur-Pacífico, de Estados Unidos. Entonces desde México salimos, ya cuando nos autorizaron ya pa ir a trabajar a Estados Unidos, de México salimos en el ferrocarril a Guadalajara. De Guadalajara seguimos a, ¿cómo se llama?, la esta, a Mazatlán, al puerto de Mazatlán, ahí pasa el ferrocarril, se llama ferrocarril del Pacífico, Sur-Pacífico, a Mazatlán. Y de Mazatlán seguimos hasta Nogales, Sonora, y Nogales, Sonora colinda con el estado de Arizona, nomás que allá donde colinda Nogales, México, allá es Nogales, Arizona, en Estados Unidos. Y de ahí fuimos a dar hasta Yucaipa(??), California, pasando por Los Ángeles, Sacramento, California. Antes de llegar a San Francisco, sale un ramal, hasta llevaron a Yucaipa(??), ahí nos bajaron a veinte. Ahí duramos trabajando los seis meses en vía, ganando $5.00 dólares por día.

VM: Y cuando estaba en México, ¿se le llamaba el programa de los braceros?, o, ¿tenía algún otro nombre esa contratación o ese programa que se venían a los Estados Unidos?

JS: Pos nomás, yo lo conocí nomás por contratación para Estados Unidos, porque no nomás en México había contratación, había en muchas partes en Chihuahua, en Querétaro, en Zacatecas, centros de contratación. Y luego la segunda vez me volví a contratar en Chihuahua, para vía, pero entonces ahí no nos pasaron los exámenes. Nos despacharon a Querétaro y ya íbamos autorizados para entrar a la contratación. Y luego en Querétaro pasamos el examen, radiografía y revisión de cuerpo y todo. Y luego de ahí, ya salimos contratados de la ciudad de Querétaro, Querétaro, ya con rumbo a Estados Unidos, pero en aquella ocasión entramos por El Paso, Texas. Y fuimos a dar hasta un lugar que se llama Mapleton, en el estado de North Dakota, o North Dakota, muchos le nombran, ¿verdad? North Dakota.

VM: Y ahí estuvo, ¿cuánto tiempo?

JS: Ahí ya no completamos los seis meses, porque ya no nos dejó trabajar la nieve, casi la nieve… Ya faltaba poco pa completar los seis meses, nos fuimos seguiditos cinco meses y fracción y días, pero ya no se pudo trabajar. Entonces pa que completáramos al contrato nos despacharon al estado de Washington.
Desbarataron la cuadrilla, le quitaron los cuatro carros comedores, el carro de baño, el carro donde guardaban la provisión. Teníamos cocineros que nos hacían la comida, nos cobraban $7.25 dólares por… Nos cobraban $25.00 dólares por el mes de asistencia de la comida. Y de ahí quitaron todo, y ya nomás nos despacharon en los carros dormitorios que eran como campamentos con, para cada carro vivíamos ocho hombres, trabajadores, y nos despacharon pal estado de Washington, porque ya ahí no se pudo trabajar en Mapleton, North Dakota.

VM: Y mencionó que la primera vez trabajó para Pacífico-Sur, la segunda vez, ¿fue el mismo, la misma compañía de…?

JS: No, fue para Norte-Pacífico, cuando fui a North Dakota, fue el ferrocarril Norte-Pacífico. Y entonces nos despacharon, nos faltaba todavía un mes o menos para cumplir el contrato, para que lo acabáramos de cumplir, nos despacharan al estado de Washington. Saliendo de Mapleton, North Dakota, hasta el estado de Washington, en un pueblo que se llama Napavine, Washington, Napavine. Ahí nos bajaron como a quince o veinte por ahí, no me acuerdo, y los demás siguieron repartiéndolos. Pero ahí duramos poquito, como en el recorrido que hicimos de Mapleton a North Dakota a Napavine, ocho días en tren carguero. Nos dijeron que todo ese tiempo nos lo iban a pagar, el ferrocarril, Norte-Pacífico, y pero acá, nomás nos pagaban la quincena que trabajaban, creo una quincena y días trabajamos en Napavine, Washington. Pero ya cuando cumplimos los seis meses, nos dijo el mayordomo, dijo: “Ya los que vinieron de la extra, número cuatro se alistan”, dijo, “porque a la noche ya se van pa México. A las doce, a las cero uno de la madrugada, a media noche, o sea cuando empieza el día, va a pasar un tren recogiéndolos, nomás a los de las extra, número four, número cuatro”. Y ahí van ya rumbo a México, muy bien. Se llegan las meras doce, ya estábamos listos nosotros con nuestro, con nuestra cajita así como esa de cartón, donde traíamos la poquita ropita que comprábamos, porque no podía uno comprar mucho, porque era muy pesado para andar cargando. Entonces salimos a las doce de la noche, de Napavine, Washington. O sea a las cero uno. Y llegamos a Helena, Montana, a las seis de la mañana, casi hizo doce horas, a Helena, capital de Montana. Ahí llegamos y luego luego ahí parece que le echaban a uno hielo en los oídos, el friazo estaba ya helando ya a esas horas. Pero luego luego nos metieron en el tren en que veníamos. Quitaron la maquina, y luego la metieron a un cambio y le conectaron las mangueras de vapor. No, al ratito ya estaban los coches calientitos. Cuando en eso, entró el time keeper que nos llevaba el tiempo en North Dakota, en North Dakota. El time keeper, el que llevaba, era inglés, y ahí nos iba revisando, buscando a los de la extra número cuatro. No, nosotros luego luego lo conocimos, que dijo: “Trabajadores de la extra, number four”. “Acá esta”. Luego luego lo conocimos”. “Acá estamos mister”. Ahí en ese coche íbamos los que habíamos subido en Napavine, Washington, veníamos como quince o veinte. Y dijo: “Y, ¿los demás?”. “Por ahí han de venir más en los otro coches”. “Bueno”, dijo, “voy a juntarlos a todos”, dijo, “porque ahorita los voy a llevar, aquí paso por ustedes, para llevarlos a la estación, para que les paguen el tiempo que hicieron de North Dakota a Napavine, Washington”, dijo, “ahí les van a pagar todo ese tiempo. Ya esta ahí el dinero y todo”. “Bueno esta bien”. Y luego fuimos, nos llevó a todos, ahí consiguió a todos los de la extra, éramos ciento cincuenta, nos pagaron todo ese tiempo, y luego nos llevó a almorzar por cuenta de la compañía que nos contrató y dijo: “Ya no sé, ya nos… Él mismo nos llevo y nos trajo al tren. Dijo: “Ya no se vayan a despegar del tren”, dijo, “súbanse ya, siéntense onde venían porque va a salir como entre ocho y nueve de la mañana, va a salir ya el tren, ya no vayan a retirarse, ahí esténse ya en sus coches”. Ya, fuimos y nos subimos a los coches cada quien traía ya su asiento. Veníamos como más de quinientos, en ese tren. Sí, salimos como a las… De Helena, Montana, salimos ya rumbo acá para México. Pero a la siguiente parada era Denver, Colorado, ahí llegamos otro día de Helena, Montana a Denver, Colorado, salimos a las ocho de la noche, llegamos a las ocho de la mañana a Denver, Colorado. Y ahí nos bajaron a almorzar por cuenta de la compañía, a todos los braceros que veníamos ahí. Y nos dieron de comer, y a las seis de la tarde salimos de Denver, Colorado, ya rumbo a El Paso. Y llegamos a El Paso como a las nueve de la mañana, y ya de ahí nos echaron para México, nos subieron en camiones, ahí el, ahí por El Paso, nos subieron en camiones y nos llevaron hasta el puente. Ya ahí ya para, nadie se podía de los braceros que íbamos, nadie lo dejaba ya que se regresara pa acá pa adentro de Estados Unidos. Todos pa brincar el puente y pa Juárez, ahí ya como quien dice, nos daban una patada y nos echaban pa Juárez. Y ya ahí nos íbamos a la estación pa que nos jalaran ahí en trenes a los lugares a donde lo contrataran a uno. Por ejemplo a mí, y a otros en, íbamos como unos, fuimos a North Dakota, íbamos como unos ocho o diez ferrocarrileros, esos ahí nos bajamos en Chihuahua, y los demás siguieron, pero nomás hasta donde se contrataron. Hasta Querétaro, otros hasta México.

VM: Y las dos veces en las que usted fue al programa, ¿dónde vivía usted antes de irse?, ¿dónde era su lugar de…?

JS: En Chihuahua, Chihuahua.

VM: ¿Chihuahua, Chihuahua?

JS: ¿La calle?
VM: Sí, usted…

JS: Ferrocarril 735.

VM: ¿Vivía en los campos de ferrocarriles?

JS: No, en casa propia de mi padre.

VM: Y entonces trabajaba, ¿en ese entonces ya trabajaba para Ferrocarriles Nacionales de México en la…?

JS: En fuerza motriz.

VM: En fuerza motriz. Y, ¿estaba usted casado cuando se fue de bracero?

JS: Sí ya, pero no, no, no casado. Pero hasta después me casé, con mi señora madre de Rubalda y de Felipa, y de mis cinco hijos, ya estaba yo casado, yo le mandaba de allá pa sustento de… Todavía no eran los cinco, los siete, serían algunos, algunos uno o dos. Yo le mandaban de allá pal sustento.

VM: Y se llamaba su señora…

JS: Mi señora Belén Miranda.

VM: Y tuvo siete hijos.

JS: Y Siete hijos; cinco hombres y dos mujeres.

VM: Y, ¿alguna vez llegó a pensar en trabajar en los Estados Unidos antes de esa época que tuvo la oportunidad de irse de bracero?
JS: Pues no, no precisamente idea, sino que ni pensaba yo pues, si yo ya trabajaba en ferrocarriles en México, pero la primer vez que se me ocurrió, estaba la contratación en Chihuahua, pero entonces era pa pura agricultura para la pisca del algodón. Entonces, este fui y me arrimé y me tocó suerte, y me contrataron pa la pisca del algodón. Nomás que aquellas contrataciones eran nomás por tres meses o dos, no me acuerdo. Pero por ahí eran, muy cortas, para la pisca del algodón. Y vine y me tocó en Texas, en Big Spring, en Big Spring, Texas.

VM: Así es que también participó en la…

JS: En la agricultura.

VM: De bracero agricultor.

JS: Y luego me volví a contratar otra vez para agricultura y me tocó en Dexter, Nuevo México.

VM: ¿También tres meses?

JS: Sí, pero no duré mucho porque estaba muy trabajoso, no piscaba una gran cosa porque tenía mucha espina el terreno por los surcos por onde iba uno piscando. Se llenaban los costales de espinas y no sacaba uno gran cosa, pero mejor me regresé a México, y allá siquiera ganaba mi sueldo yo, completo.

VM: Y bueno, el factor más importante en el que usted decidió ir a Estados Unidos fue que ganaba más dinero, o que tenía más trabajo, o no sé.

JS: No pues, el factor importante era el dinero, que aquí pagaban mejor que, como quiera que me la ponga, en la agricultura nos pagaban el quintal de cien libras de algodón en $2 dólares. Y como era pule, así con yerba y bola y todo, se piscaban hasta, hasta seiscientas, ochocientas libras, y sacaba uno a la semana, sus $45 o sus $50 dólares, que en México no los ganaba yo trabajando en mi trabajo. El factor importante era el sueldo.

VM: Y, ¿usted tenía algún miedo o algo para venir a trabajar a los Estados Unidos como bracero?

JS: No, no, ningún miedo. Cuando nos entró poco miedo fue cuando nos cambiaron de North Dakota, porque la nieve no nos dejó trabajar, a Napavine, Washington, muy retirado de donde nos iban a llevar a trabajar, nos bajaron de los carros a donde íbamos ahí nos bajaron a veinte, pero nosotros creíamos que nos iban a llevar a la guerra, porque nos subieron en trocas del gobierno.

VM: Sí.

JS: Tapadas así con lona, por arriba, lona de esa verde como las que usan las trocas de gobierno y pensamos por el momento: “Ah, jijo, creo nos van a llevar la guerra”. (risas) Pero no fue, pienso así momentáneo, no, nos llevaron a la estación de ferrocarriles donde nos entregaron con el mayordomo que íbamos a trabajar. Pero tuvimos que caminar mucho por las arboledas, caminando, muy fértil todo, muy verde. Allá es pura lluvia, pura lluvia y nada de frío. Y ya nos entregaron con el mayordomo y como llevábamos impermeable desde acá de North Dakota, y botas de esas de hule hasta acá, así es que andábamos trabajando con la lluvia. Y luego puro, los rieles sentados, en pura grava, en pura piedra, con chicharras trampando, como calzadores, y a llueve y llueve pero nosotros ya llevábamos hasta gorrita de, para el agua, de hule, pero no, nunca siquiera nos mencionaron guerra, puro trabajo, eso sí.

VM: Y ahorita platicamos un poquito sobre lo que es la contratación y quisiera volver a platicar sobre… ¿Qué eran los requisitos que debían de cumplir para ser braceros?. Como había requisitos que tenían que, como alguna edad, o algo, un trabajo específico.
JS: Los requisitos que le daban a uno, allá cuando fui a vía las dos veces, los requisitos que le daban a uno era que no se juntara uno con los indios, que para nada hiciera compañía con los, porque hay muchos indios, tanto en California como en North Dakota, hay muchos indios que son muy tomadores. Entonces tenían, nos prohibieron desde un principio. Esos eran los requisitos, que no hiciéramos ronda con los indios, ni con las indias, ni les compráramos licor porque luego se querían hacer amigos de uno pa que uno fuera y les comprara las botellas de wine o las cervezas. Porque a ellos nos les vendían y por eso se valían del bracero pa hacerlo amigo pa que le fuera, pa que le comprara. Le daban ellos el dinero y luego uno iba y los compraba y luego se los llevaba a los indios, pero todo eso teníamos prohibido. No juntarnos con ellos, ni comprarles bebidas alcohólicas.

VM: Y esto, ¿quién era los que…? Como los supervisores de Estados Unidos o, ¿quién era quien les decían eso que no podían?

JS: Yo creo los supervisores de Estados Unidos le orientaban a los mayordomos con que, donde uno iba a trabajar con ellos. Pa que ellos le dieran los requisitos que se ponen, igualmente que teníamos prohibido completamente meternos a cualquier cantina, nos asignaron una onde podíamos entrar los braceros, ya fueran de la agricultura, si era en California, allá había muchos braceros de la agricultura, tenían la misma cantina que nos asignaban a nosotros, le asignaban a los de la agricultura, nomás en esa cantina nos podían vender.

VM: Licor.

JS: Licor y cerveza. Cigarros, ni por sueños, estaba racionado el cigarro, los zapatos y la azúcar.

VM: Y eso, ¿por qué era?

JS: ¿Eh?

VM: ¿Por qué lo tenían…?

JS: Por la guerra de Hitler, en el [19]42.

VM: Y me ha comentado que le daban como estampillas para estos…

JS: Sí, nos daban estampillas pa comprar zapatos, un par nomás. Y nos daban estampillas pa comprar azúcar y cigarros nada, pero como nosotros nos tenían cocineros, nos rentaba, como por ejemplo en Yucaipa, California, nos rentó el ferrocarril que nos contrató, un hotel para todos los veinte. Cada trabajador contratado que íbamos, que juimos ahí, en su cuarto como si estuviéramos pagando renta. Cuarto con su mesita y su sillita, nomás televisión no. Y su cama para dormir. Y luego, ahí nos pusieron cocinero, eso nos hacía de, nos daba de almorzar, de comer nos echaba lonche y de cenar en la tarde, ya después de las seis de la tarde.

VM: Me podría platicar como de qué origen eran los cocineros, eran como…

JS: Chinos.

VM: Bueno, me podría platicar sobre qué tipo de relación tenían con estas personas, ¿ellos qué era lo que hacían? ¿Vivían en donde ustedes vivían o separados?

JS: No, no, ellos estaban separados, yo creo... Por ejemplo, en Yucaipa, California eran chinos, dos chinos. Pero, nomás los veíamos ahí cuando nos daban de almorzar. En la comida, pues ya comíamos nosotros en donde andábamos trabajando. Los veíamos en la cena pero ya después ya no nos veíamos, yo creo ellos tenían sus casas particular.
VM: Y, ¿qué tipo de trato como otros braceros o supervisores les tenían hacia, como los cocineros que eran chinos?

JS: No pos no, no relacionábamos nosotros con ellos nada, porque ellos aún cuando eran chinos, hablaban puro inglés ahí, y nosotros no sabíamos hablar inglés, todos los que íbamos de braceros, uno que otro.

VM: Y regresando como a las personas indígenas, y ¿alguna vez usted tuvo algún contacto con alguna persona?

JS: No, era prohibido.

VM: ¿Nunca hubo un intento de ellos hacía acercarse a usted o a alguno de sus compañeros?

JS: No, luego sí, sí nos decían que, así de pasada, que si les comprábamos una botella de… Toman puro wine, unas botellotas así, a dólar las daban en aquel tiempo, de wine, que si les comprábamos. “No, no se puede”. Y no, no lo hacía, los esperan, si nos venían platicando con ellos, o junto con ellos, lo podían a uno castigar porque ya estaba hablado.

VM: Exacto.

JS: Que no teníamos que juntarnos con ellos, ni hacer amistad, ni con los indios ni con las indias.

VM: Y, ¿tenían que demostrar que reunían algún tipo de requisito para poder entrar al programa de los braceros?

JS: No, no había requisitos. Con decirte que pa poder entrar todo estaba acorralado, bardeado. Vamos a platicar de Chihuahua, que ahí fue donde yo me di más bien cuenta cómo.

VM: ¿Cómo funcionaba?

JS: Como funcionaba, entonces en la mañana los de La Migración pos dormían en buenos hoteles y todo, así es de que ya cuando venían acá a su trabajo a empezar la contratación, ya venían almorzaditos y bien dormidos. Entonces esto era la regla, que iban a entrar los que estuvieran formados ahí, los que estuvieran formados por la barda ahí, por ejemplo, esa es la barda, aquí se formaba la gente, por lo pronto luego luego metían a todos los que estuvieran formados cincuenta ó cien o más, pero había regados así en todo, en todo el patio fuera de la contratación, había regados alrededor de doce y trece mil aspirantes a braceros. Entonces, los que estuvieran formados ahí iban a pasar cien o ciento cincuenta, o los que fueran. Pero esas gentes que estaban ahí, ya estaban formadas desde ayer en la tarde, toda la noche amanecieron ahí formados, toda la santa noche, ahí unos parados y otros sentados así como estoy yo. Y entonces, ya cuando se tanteaba de que ya iban a llegar, ya habían llegado los de La Migración que iban a empezar los trabajos de contratación. Entonces ya se levantaban todos, muchos ahí estaban ahí, ahí la pasaban dormitando y todo. Pero entonces ya, para que veas lo que es el dinero, entonces ya cuando tanteaban que ya estaban ahí, que ya habían los de la mi… Porque allá tenían sus casetas, aquí se ponía uno y aquí se formaban los que iban entrando, a esta dirección y luego los otros en dirección del otro, tres o cuatro de La Migración estaban despachando gente. Entonces ya cuando tanteaba uno que ya habían llegado los de La Migración a trabajar, luego luego se paraba uno así, se paraba uno y se recargaba en la barda, y así se paraban todos, y uno tras de otro, uno tras de otro, y luego empezaba, empezaban a: “Ahí va el empujón, y ahí va el empujón”. Y luego se venían diez o más empujando, o los que estaban ya preparados, ya para entrar ya pa, que ya iban a entrar a la puerta allá de entrada, esos salían rodando, yo me fijaba ahí, salían rodando, otros caídos y dando vueltas y este, ahí este, ¿cómo te quiero decir? Desorientaban ahí a unos diez o quince, unos salían hasta golpeados, creo hasta muertos hubo. Unos salían hasta golpeados ahí, y ya no podían entrar pues, ¿ya donde se metían? Si ya el empujón ya venía muy fuerte, y los que estaban listos para entrar ya, que iban a entrar, por allá salían rodando pobrecitos. Otros hasta muertos hubo, golpeados, lastimados de las piernas, de los brazos, onde caían rodando allá, y los otros vivales, eran los que entraban, los que venían puchando allá, a los que estaban.

VM: Formados. Y, me podría describir, ¿cómo eran los exámenes físicos que les daban en…? Se los daban en Chihuahua, ¿verdad?

JS: Ey.

VM: Y, habló de rayos X y...

JS: Almorranas.

VM: Y, ¿cómo era de que los metían a todos juntos en un cuarto?, y, ¿les daban a todos al mismo tiempo o era individual?

JS: No, a uno, a cada uno lo metían en un cuarto.

VM: Era individual.

JS: Y luego eran unos de La Inmigración que estaban, o doctores, tenían doctores ahí. Eran los que estaban revisando, los de La Migración no, ésos nomás comprobando que era gente trabajadora. Le tentaban aquí a uno las manos, sí, por ejemplo, por ejemplo un hombre que trabaja mira, un hombre que trabaja así tiene ahí.

VM: Tiene callos en las manos.

JS: Mire.

VM: Ajá.

JS: Y el que las tenía así lisitas como tú, (risas) oh no.

VM: ¿Qué quiere decir?, ¿que yo no trabajo?

JS: “No trabajo”. No, lo rechazaban luego luego.

VM: Ah, les revisaban las manos y luego luego los…

JS: Sí, lo primero era que hacían, revisar las manos. Peor cuando iba a ir uno a la vía, eh, o a otro trabajo. Y luego, allá en el cuarto lo desnudaba a uno el doctor, y se agachaba uno para que le vieran las sentaderas, a ver si tenía almorranas o no, a ver si tenía granos en el cuerpo. Y luego le ponían los rayos X, pa la radiografía en el pulmón. Y si tenía caspa lo…

VM: Pelonaban.

JS: Lo mandaban con el peluquero, ahí tenían peluquero. Ése podía seguir su contratación, nomás lo mandaban con el peluquero. Ése era el examen físico, lo mandaban con el peluquero a que lo rapara, a rapa. El que tenía muelas agujeradas, lo mandaban con el dentista, pa que le sacara las muelas que tenía agujeradas, y seguía, seguía contratándose. Solamente que llevara alguna enfermedad más dañina, más dañina, como granos y todo eso, esos los descartaban luego luego, los daban de baja.

VM: Y, ¿me podría decir sobre las autoridades? Habla de personas de Migración. ¿Me podría hablar de las personas que estaban encargadas, ya sean mexicanas o de Estados Unidos? Como los de Estados Unidos que iban hablaban español, ¿se podían comunicar con ustedes o tenían personas que tradujeran para ellos o qué tipo, quién era, quién mandaba?

JS: No toda…

VM: ¿En Chihuahua o en…?

JS: Todos los que iban de La Migración eran americanos. Pude ser que uno o que otro mexicano pero, mexicano americano, pero casi los demás eran puros americanos. Y, esos casi no hablaban con uno, se portaban con el que iba, con la aspiración de bracerear. Se portaban lo más déspota que haigas tú visto. Sí, porque no creas que lo trataban a uno muy bien, nomás unas cuantas preguntas le hacían, pero de ahí lo despachaban con el doctor a que le hiciera, y el doctor también, eran americanos todos, uno que otro mexicano, pero aún cuando fuera mexicano, de todos modos era muy drástico y muy duro con el aspirante a bracero. Y ahí le hacían el examen a gusto de ellos. Había uno que, y ese pasó, ese le tocó estar trabajando yo, creo fue en vía, cuando fui yo a vía, le tocó estar trabajando ahí junto con nosotros, mira, llevaba aquí las manos, todo, todo, de esos mezquinos que les nombran.

VM: Sí.

JS: Eh.

VM: Sí.

JS: Que parece como quien dice, como cuando le da a uno la virgüela [viruela].

VM: Sí.

JS: Que se le llena a uno todo, y ese estaba lleno todo aquí mira, todo lleno de puro mezquino, y a ese lo pasaron.

VM: ¡Bah!

JS: Le dieron alto al servicio, y con todos sus brazos aquí, y luego le dijimos: “Y, ¿cómo te dieron?”. “No”, dice, “pos, me pasaron, quiere decir que esto no es pegajoso, se le pega a uno que le de asco”. O que más bien se burle de uno, que trae ahí todo eso, a esos sí se les puede pegar, pero menos no.

VM: Y, me podría decir como estas personas que fueron a contratarlos y a ofrecerles el trabajo, me podría decir si le dieron alguna información o, ¿qué era lo que podía esperar del trabajo?, ¿qué iba a ser su salario? Las condiciones, ¿cómo iba a vivir, qué transportación, alimentos?, ¿le hablaron de eso antes de que llegara a los Estados Unidos durante su contratación en México?

JS: No, no, de eso no nos dieron, no nos hablaron nada. Pero eso sí este, comida no, no le faltaba a uno, comida no le faltó. Y por ejemplo, cuando entramos a ya de Nogales a Arizona, Sonora, entramos a Nogales, a Nogales, Arizona y llegué a hacer una corrida a Tucson, Arizona. Entonces en el trayecto ese como de cuatro horas en el tren, de camino de Nogales, Arizona a Tucson, son cuatro horas de, solo entró ahí uno, dijo: “Necesito”. Como eran, eran como unos seis u ocho coches, todos aturrados de braceros. En cada coche iba uno diciendo: “Necesito un hombre que hable poco inglés”. Y luego mi compañero que iba, era ferrocarrilero, mayordomo de Samalayuca, y hablaba muy buen inglés, y luego le dije: “Ándale”. Pa que viniera a repartir los lonches, y no quería y no, no. Así que yo les dije: “Aquí está uno que… A Ricardo Félix, ¿verdad?

VM: Y lo echó de cabeza.

JS: Lo eché de cabeza. “Aquí está uno que habla inglés”. Pues, ¿sí sabes pa qué?
VM: Pa que le diera a usted.

JS: Pa que nos diera lonches de más, pa que me diera lonche. “Ándele pues, véngase”. Y ahí lo llevan. “A repartir, usted va a repartir aquí en este coche, los lonches, una cajita”. Una cajita a cada uno y su… No me acuerdo qué nos daban de bebida. Pero de lonche la cajita, venían tres sándwich, uno de crema de cacahuate y otro de huevo y otro ahí no sé de qué. Tres lonchecitos a cada uno, y entonces me soltaba yo, me soltaba yo agarrando ahí, iban dos allá, de allá de Oaxaca, sentados así y aquí iba Ricardo Félix y aquí iba yo en este asiento, sentados rodillas con rodillas pegándonos. Entonces, bueno su lonche a cada uno, ahí estaba a los de Oaxaca, su lonche a cada uno: “Aquí está, y ahí está el tuyo Juan, ah, y luego el tuyo Ricardo, y voy a dejar ahí mi lonche, aquí está el lonche de Ricardo. Ah, y acá falta él del otro de Ricardo”. (risas) Lo doblábamos a Ricardo, o me doblaba yo.

VM: Se doblaba Juan o se doblaba Ricardo.

JS: Ah, y entonces me dejaba ya mis dos lonches, dos cajas y dos para él, y a los dos de enfrente nomás una a cada uno y así seguía repartiendo caja por caja, caja por caja. Pos resulta de qué, en comer no, eso sí, no nos limitaban a uno, comida, la que quisieran, con decirte que llegamos a las nueve de la mañana a Yucaipa, y luego luego a almorzar, no pues, yo iba hasta cursiento, malo del estómago.

VM: Sí.

JS: No, qué almorzar, ahí hasta dejé lonches arriba del carro donde iba, ahí hasta dejé los lonches, que ya ni me los comí porque ya iba malo del estómago. “Que a almorzar”. “No, ¿cuál almorzar?”. Todos se metieron a almorzar, menos yo, yo ya no quise. Y luego ya, ya nos fue a entregar el mayordomo allá al hotel. Entonces, dijo: “Aquí está, aquí está la dirección, aquí está este cuaderno, con hojas pa que escriban a sus casas, a sus familiares, y aquí están las estampillas”. Entonces cobraban $0.03 centavos la estampilla a México. “Aquí están las estampillas, y ahí ta el cuaderno con las hojas y ahí les voy a dejar unas plumas ahí pa que se las presten, pa que escriban”. Y muchos no, muchos de los que iban en aquel tiempo en el 1942, cuando fui a Yucaipa, muchos, casi la mayor parte no sabían leer ni escribir. Y luego ya bueno: “Ahora no se trabaja, van a descansar porque vienen cansados del camino, hasta mañana”. Bueno ya almorzaron ahí todos, y nos fuimos. “Vamos a dar la vuelta”. Está grandecito el pueblo como aquí, como Roberts, y ahí andamos por las calles, y detrás de nosotros iban dos de los braceros de nosotros, jóvenes. Y ahí vamos, nos parábamos en un aparador: “Ah, mira que baratos están los pantalones de mezclilla”. De esos yo llevaba hasta tres, dos o tres pantalones que usaba yo pa trabajar allá en Chihuahua. “Mira que baratos $2 dólares el pantalón de mezclilla y el jumper de mezclilla, $1.50. Ora que cobremos, hay que comprar para llevar allá pa trabajar”. Y donde nos parábamos a ver los aparadores, se paraban esos dos que venían atrás de nosotros y luego seguíamos nosotros caminando y ya llegaban ahí, y ellos detrás de nosotros. Y así nos parábamos nosotros, ahí ya se paraban también ellos pero sin platicar nada, no nos conocían, nomás sabía que íbamos a trabajar juntos ahí todos, y luego, Ricardo era mayordomo de vía, yo era reparador de vía cinco años en México, así es que el trabajo que íbamos a hacer lo sabíamos de memoria, ése es el mismo trabajo. Y luego ya nos regresamos, le dimos una recuerdita ahí a la avenida. “Ya vamos a descansar”. Y antes de llegar al hotel fue cuando se desplayaron, se desplayaron. “Oiga, muchachones”, Ricardo ya estaba de edad, “señores, este, ¿nos pueden hacer un favor? ¿Les podemos pedir un favor?”. “Pues a ver de qué se trata”. “De que, a ver si, de que no sabemos leer ni escribir, para que a ver si nos hacen favor de hacernos una carta pa mis familiares”. “Sí, cómo no”. A mi me, se dirigieron directamente conmigo, “Sí, cómo no. Nada nos cuesta”. “Bueno, esta bueno”. Ya llegamos al hotel y luego luego, nos llevaron el cuaderno y la pluma nos dieron la dirección. “¿A quién le van a escribir?”. “A mí papá y a mí mamá, en Aguascalientes, Aguascalientes”. “Ta bueno”. Y ya apuntaba yo y señor fulano de tal y domicilio y todo. En el sobre le ponía el domicilio, y les mandaba, ¿cómo se dice? Aquí en el sobre de arriba, les ponía a la dirección que debían de contestar.

VM: El remitente.

JS: Ándele.

VM: Ajá.

JS: Y entonces ya les escribía lo que me estaban ellos dictando y luego, ya se las leía, bueno, ay les va miren, lo que me dictaron, pa que no hubiera desconfianza. “Señor Fulano de tal, acabamos de llegar con felicidad a aquí a un pueblo que se llama Yucaipa, California, y esperamos que al recibir la presente, se hallen ustedes de salud”. Bueno, de lo ellos me dictaron y luego ya les leía. “Bueno, ahora sí, ya ciérrenle ustedes, pónganle la estampilla y mándenk8ink8ila, y ahora nomás esperamos la contestación”. No pues, luego llegaba otro: “Yo también quiero que me haga”. “Ándele”. Como a unos ocho les hacía yo, era el secretario, les hacía las cartas, y luego por lo pronto pos todavía no trabajábamos ni un día, no había dinero. “Por lo pronto no dábamos, muchas gracias, muchas gracias joven”. Yo en aquel tiempo tenía como veintidós, veintitrés años. “No, no hay de que”. No, yo ya sabía que iban a responder pero por lo pronto no había dinero. Y ya, les escribía yo, como a unos ocho les mandaba cartas y otros a los hermanos, otros a sus esposas, en distintos lugares, fue cuando hizo erupción el volcán el Paricutín en Michoacán, ¡ah!, que cómo estaba, que seguía echando lumbre el volcán del Paricutín, que les mandaron decir. Y entonces allá a los ocho días, por allá se empezaba a llegar de a una, de a dos cartas pa fulano de tal, ahí el cocinero las recibía todas, y yo ya les entregaba ahí las cartas, y ya se las leíamos ahí. “Fulano de tal, te llegó correspondencia”, pues allá van allá a mi cuarto a que se las leyera y todo. Pues nada, que así pasó el tiempo, se las contestaba luego luego. “¿Quiere contestarlas luego luego?”. “Sí, luego luego”. “Ahí ta”. Y les hacía la carta, pero luego que va llegando el día del pago, que nos paga, llegó el, nos hablaron pa que fuéramos a cobrar allá a la estación y luego el día que cobrábamos, en lugar de dejarnos salir a las cinco, nos dejaban ir ya a las cuatro, ya que libres. Pues ahí vamos a la taberna, en lugar de ir al hotel (risas) a cenar a las seis, pues casi pocos se iban a cenar y los demás nos íbamos a la taberna. Pos ahí tienes que se iban los muchachos que les hacía cartas, y ahí estaban a dispárenos a mí y a Ricardo. Luego Ricardo también les hacía las cartas. Y ahí están a dispárenos y disparen, no nos dejaban, no nos dejáramos que picháramos ni una…

VM: Cerveza.

JS: Ni una cerveza. Era con lo que nos pagaban por lo, todo lo que…

VM: Por escribir y leer las cartas. Y hace rato comentó que viajaba de Chihuahua al D.F., o a Querétaro y de ahí viajaban en tren para cruzar a los Estados Unidos ya sea por Nogales o El Paso, ¿me podría describir cómo era el viaje?, ¿cuánto duraba del D.F. o de Querétaro a donde iba?

JS: Ah, del D.F. salimos a Yucaipa, California. Entonces, camina uno de México y ahí ya, se corta de la vía de que va a Juárez y México, se corta pa Guadalajara, y luego de Guadalajara entra uno al estado de Nayarit. Y mucha calor, mucha calor y cómo será el viaje, que ahí estaba el coche peor de Guadalajara a Mazatlán, cómo será el viaje caminando, ya entrando al estado de Nayarit, hasta Mazatlán, que el coche, ¿cómo se dice? Como iba completo de pasaje, el coche apestoso, apestoso (risas), a puras patas y sobacos porque va uno ahí donde van en el… Ahí luego que no lo dejan a uno que abra las ventanillas que porque entra el mosco prieto, un mosco que lo pica a uno y que le hace grano, todas las ventanillas cerradas. Así, y luego el calorón que hace en Nayarit, así es de que y luego el calorón del coche y el calorón de afuera, así es que va uno bañado en sudor y apestoso, apestoso a patas y sobacos. Y luego llegábamos a Tepic, Nayarit, es la capital del estado de Nayarit. Pura sierra, muy bonito, pura sierra, puros pinos, mira puros pinos, pero muy caliente. Y llegamos a la estación de ahí de Tepic, del ferrocarril y luego luego, como en Chihuahua ahí los dejan, llegaban los braceros y había ahí llaves para ponerle agua a los coches, llegaban luego luego los braceros y le abrían a la llave y de esas válvulas grandes así, y ahí están, echándose agua en la cabeza y rascándose. Así es que se, quisimos y entre ellos y yo, hacer en Tepic, cuando llegó el tren ahí a onde hay llaves para echarle agua a los coches. Nos bajamos algunos, dije yo: “Cuando menos voy a mojarme las patas (risas), y la cabeza aquí, refrescarme”. No, pues nomás en cuanto abrimos una llave por ahí, donde no tenían conectada la manguera los aseadores, luego luego los soldados ahí con los riflotes. “A ver no, no tire agua. Súbase, súbase, no, aquí no se tira el agua”. No pues no nos dejó ni que nos echáramos una gota de agua en la cabeza, ni en los pies ni nada, yo pensaba quitarme los zapatos, y me lavo ahí los pies. “No, no, no, vámonos, vámonos pa arriba”. Y luego con los riflotes acá. No pues, ¿quién va a protestar? Pues ahí vamos otra vez pa arriba. Y luego llegamos a, de Tepic, otra corrida a Mazatlán, al puerto de Mazatlán, y llegamos, como a media noche, luego nos subieron ahí, íbamos todos bañados en sudor, igualmente está el calor que en Tepic, íbamos todos apestosos. Entonces dijo, subieron unos guías con unas lamparotas así: “A ver, ¿quién quiere irse a bañar allí a la playa?” “Ah, pues yo”. Luego les grité, y no nomás yo, fuimos algunos, y entonces dijo: “Nomás no se vayan muy adentro, aquí luego luego cerquitas, aquí los vamos a estar vigilando”. Traían unas baterías esas de cuatro pilas. Allá alumbrándonos, y hacía luna pero de todos modos nos alumbraban, y ya nos estaban, nos quitamos la ropa y nos metimos desnudos ahí a la playa, ahí sí nos dimos vuelo. Nos metimos desnudos y luego ya: “¿A ver dónde está por ahí mi ropa?”. “Ahí está mire”. “Ah, está bueno”. Ya, ya se vestía uno, pero ya bañadito, ya otro ambiente.

VM: A gusto.

JS: Claro, en Nayarit no nos dejaron ni lavarnos los pies. Puro apeste, puro apeste, a sudor de uno.
VM: Y de Mazatlán, ¿ya se fueron derechito a Nogales?

JS: A Nogales.

VM: Y, ¿cómo fue cuando cruzaron?, ¿cómo fue el proceso ese? Me platicó que la contratación, todo, el permiso de trabajo lo obtuvo en Chihuahua o también hubo un proceso en…

JS: Ya traía los papeles, cuando fuimos a Mazatlán, fuimos, nos contratamos en México, Distrito Federal. Ya de allá traía todo uno, todos sus papeles ya en regla, nomás la condición que le ponen a uno, es que no revuelva más papeles de otros, de otros…

VM: Trabajadores.

JS: No, de los mismos de uno. Por ejemplo yo, si traigo los papeles de la contratación, aquí los llevo, no puedo revolver yo, ni dinero.

VM: Ah, sí entiendo.

JS: ¿Eh? Ni toallas ni nada. No debe de traer uno más que, más que sus papeles de contratación. Y ya traía uno todo, todo arreglado, con la advertencia de que, el cigarro allá está, allá está racionado. Ahí te dan las estampillas pa que compres la azúcar y un par de zapatos.

VM: ¿Eso se lo dan cuando llegan a la frontera?

JS: No. Cuando a cada uno le dan los papeles de la contratación, ahí le dan las estampillas y el número de Seguro Social, no es número, es una placa, como esa que yo tengo. Ahí trae uno ya todo, todos sus papeles juntos, y con el permiso de que puede llevar hasta un paquete de cigarros o dos, hasta dos paquetes puede llevar. Y luego, pues yo iba bruja, ¿pos con qué compraba? Pero a los que llevaban dinero, traían dinero, compraban hasta dos paquetes de cigarros, nomás que acá los compraban en, allá en México, porque en Querétaro los compraban, los compraba póngale a peso a $2 pesos, el paquete de cigarros Delicados, y llevaban dos paquetes y allá en, y ya acá en terreno americano, los vendían en $5 dólares (risas).

VM: ¿La cajetilla, o el paquete?

JS: El paquete en $5 dólares, o $5 dólares la cajetilla, no sé. Total es de que los vendían y después allá andan que no hallaban qué fumar. Íbamos a la taberna, y luego ahí con los que les hacíamos las cartas, ya cuando llevábamos dos, tres cervezas. “Hey this is”, porque allá hablan puro inglés, “this is one cigarette, cigarette”. “One moment, one moment”. Y luego nos traían otra tanda, bueno echa, pues otros, “More beer”, y luego ya nos llevaba otra tanda de cervezas, y luego, “¿qué pasó con… En inglés nos decía a nosotros. “Guáchese con los cigarette”. Y: “What’s your matter?”. “Con los cigarettes, los… “One moment, one moment”. No, sí llegaba a como caía y de los que fuera. Éramos cuatro así en una mesa y luego: “cigarette”. Acá por debajo de la mesa, a peseta no lo daba. “Acá por abajo”. Y ya, y del que fuera, Philip Morris, Lucky Strike, Chesterfielfd,, del que saliera, ya lo que quería uno era fumar, no quería marca, y peseta, peseta por cada, por cada cajetilla, pero nomás una vez nos traía cigarros. Ya no nos volvía a traer, después le pedíamos más. “No more, no más”. (risas) No le hablaban a puro inglés, puro, allá tiene uno que aprender sí, porque, puras meseras americanas.

VM: Entonces nunca fue a un centro de recepción a los Estados Unidos donde de ahí lo mandaban a algún lugar. ¿Pasó en el tren derechito a donde lo bajaron, o…?

JS: En, ¿dónde?

VM: Cuando cruzó la frontera.

JS: Cuando cruzamos la frontera, ahí nos bajaron en Nogales, Sonora.

VM: Sí.

JS: Nos bajaron a todos, todos. Los piojosos pa abajo, y luego entran con desinfectante, unos a barrerle, a darle una barrida ahí, pos ligera, porque es rápido, y luego otros atrás con la esa acá atrás y la pipeta pa rociar ahí por debajo de los asientos, como eran coches americanos, iban a entrar hasta allá, hasta Estados Unidos.

VM: ¿Era como lo desinfectaban el carro?

JS: Era como desinfectar el carro, y luego ya cuando ya estaba todo barrido y desinfectado ya, ya nos decían que ya nos podíamos subir. Ya nos subíamos a sentarnos. Pues sí era ya otro ambiente, ya no olía mal, ya estaba barrido.

VM: Y, ¿a ustedes no les hacían eso?

JS: ¿Eh?

VM: ¿A ustedes los trabajadores no los rociaban como con ese spray?

JS: No, a nosotros no nos rociaban, no, ya nos habían desinfectado allá en…

VM: En México.

JS: En la contratación.

VM: Y vacunas, ¿le tuvieron que poner vacunas especiales o diferentes?, ¿no hubo algún tipo de vacunas que le pusieran a usted?

JS: No, a nadien, a nadien vacunaron. Nomás los rayos X.

VM: Y, ¿tuvo alguna opción para escoger entre qué tipo de trabajo quería?

JS: No, nada.

VM: Lo metieron derechito en, como en la vía, lo que ellos querían, ¿verdad?

JS: Lo de la vía porque ellos estaban pidiendo, nosotros no, ellos estaban pidiendo pero, que querían gente que conociera el trabajo de vía, no querían calzonudos ni guarachones, (risas), que no sabían, que no sabían lo que era el trabajo de vía. Unos se iban todavía con el calzón blanco, hasta acá y con un cordón aquí amarrado.

VM: Hasta los tobillos.

JS: Y pos esos no conocían nada de ferrocarril. Bueno, con decirte que, nomás te voy a platicar esto otro, porque había uno que se fue, y trajo un bracero de allá, sin contratar, así no más, ilegal. Y luego dice: “El traque me suponía”, porque fue y le trajo un amigo a otro, a su amigo. “Vámonos pa Estados Unidos”. Y allá pronto vas a conseguir trabajo en el traque. Y luego dice la canción: “El traque me suponía, que sería algún almacén y nada que era la vía, por donde camina el tren, ¡ah!, que mi cuate y, ¡ah! que mi cuate, ¿cómo me trajo pal traque?”. Bueno, pos te voy a platicar un poquito de North Dakota. Cuando fuimos iba mucha gente de Oaxaca, de Zacatecas, que no conocían ni ferrocarril y menos trabajar. Entonces, tiene uno que enseñarse a trampar con el calzador por abajo del durmiente, cuando ya se levanta con gatos, y luego, cuando hay que meter durmientes, a calzarlos muy bien, y a clavarlos, darles gauge, o sea, escantillón. Entonces, al principio que llegamos tenían mucho, un carro como bodega, mucha herramienta. Y luego llevaba, iban a meter durmientes, íbamos a meter durmientes y llevaba, no llevaba, nos decía que cargáramos ahí, que echáramos cajas de clavos y martillos pa clavar los clavos en los durmientes, y llevaba, a veces nomás una parte hacía o, hacían un trabajo y otros otro. Luego a veces nos ponía a treinta a meter durmientes, a atramparlos, a calzarlos y a clavarlos a darles escantillón, gauge, y luego todos los días, mientras que andaban metiendo, metiéndonos a, andábamos ahí metiendo a dormir. Todos los días, quebrábamos los mangos del martillo, hasta quince, luego hasta más, nada más mangos. Y luego nomás hacían: “Jesus Christ”, decía el mero jefe, el que era el mayordomo general y tres ayudantes, “Jesus Christ”. Y entonces quebraban hasta diez, quince mangos, pues no, no sabían clavar, no sabían trabajar. Y entonces a mí me vio el mayordomo, andar allá con los otros martillos y esto, y su calzada, y se gauge y entonces me dijo: “Hi number, number one”. Allá le dijo al interprete, dijo: “Dígale a este señor número uno, que mañana lo voy a necesitar allá en el, ahí lo voy a dejar en el carro de herramienta, pa que me enmangue, aquí ya me acabaron estos desgraciados con…

VM: (risas) Todos los…

JS: Con todos los mangos. “Hasta que mañana, ahí te vas a quedar en el carro de herramientas, y a sacarle filo a la…

VM: Al hacha.

JS: A las cuchillas de chaflar, donde sienta el…

VM: Durmiente.

JS: La planchuela. Porque se sume así, y hay que chaflar ese, y todos a una pura medida y bien afiladas, ahí traía el esmeril yo, ahí traía el esmeril y todas bien afiladas. La hoja es así, de este tamaño. Y se le van dando filo, se le va dando filo, y se va volviendo chiquita, ya cuando ya está de este tamaño ya, ya se deshecha y se tira. Entonces, dijo: “Pa que le saques filo allá y las anivelas bien, y a ver cuántos mangos de martillo puedes enmangar”. Ah, dijo: “Y luego pa las, pa que le metas cuñas a los mangos de martillo. Mira, Come on”. Y ya me dijo: “Mira, todos los durmientes que hay aquí en el ferrocarril, por donde pasa el tren, tiene un clavo de estos mire. Eso es muy fácil de sacarse. Si nomás le picas así, con un cincel largo y lo sacas, y si no ahí hay barra de uña”. Y el clavo está de este tamaño. Y luego esos se los mete de cuña”. “Ah, está bueno”. Y ahí me dejó, me dejó, ya después ahí, ese era mi puesto mío, ahí. Allá los otros echándose los durmientes encima, quitando rieles con la grúa, y cambiando rieles y echando graba, y yo ahí en el cuarto de herramientas, ahí me pasé buena temporada. Y luego, un día estaba el frío muy frío, muy frío, quince bajo cero. Y luego ese día le avisaron al mayordomo general, que ahí estaba la provisión, porque traíamos un carro refrigerador pa, donde metían los cocineros ahí que hacían el lonche, ahí guardaban en el refrigerador la mercancía que llegaba, mayormente la que, la que se hace mala con el calor. Entonces, le dijo, le dijo el mayordomo, a uno de los ayudantes: “Vete ahí en el motor, echa un armón”. El armón nomás es así como tarima. “Prendes ahí en el motor un armón, llévate unos cinco hombres, o cuatro, no sé cuantos”, dijo. Y ahí de ahí de pasada por el campamento antes de ir allá a la estación a recoger la provisión que llegó en el de pasajeros, dijo: “De ahí los pones a que carguen todo lo que… No pues era bastante, costales de papas, de frijol y mucha provisión. “Y mientras que ellos cargan ahí, toma, me compras una botella de a litro de güisqui”. Pa los tres ayudantes, porque estaba el frío, estaba frío, frío. Se ponía uno así el paño mire, se ponía así en los paños, nos aguardábamos así el paño, aquí en la cara, así, nomás dejábamos los ojos para ver. Y luego aquí se cuajaban, se ponía un pedazote de hielo.

VM: De hielo.

JS: Con el mismo vapor que echaba uno, entonces dijo: “Compras pos pa poder resistir”. Y no obstante que traían abrigotes, de esos que les nombran borregas, que tienen borrega por dentro, casi les arrastraban y como traen botas, casi les arrastraba hasta el zapato, desde acá, son como chamarras pero largas hasta acá.

VM: Hasta los tobillos. Como gabardinas.

JS: Ándele, como gabardinas, y todos forrados, bien forrados. Y nomás los que andábamos de a tiro encuerados éramos nosotros, pero.

VM: Entonces, ¿al trabajador no le daban algún tipo de ropa especial para protegerse del frío?

JS: Sí, había, había comisarias, o sea tiendas.

VM: Sí.

JS: Donde le facilitaban a uno ropa ahí. Si usted iba, le facilitaban como trabajador. Si usted quería una chamarra, una borrega, se la facilitaban en abonos muy fáciles, o pantalón o calcetines. O si tenía frío en la noche, con la cobija que nos daban, podía comprar otra ahí. No, si daban todas las facilidades, todas. Ese día que llegamos a Mapleton, fue en abril, pero no me acuerdo qué día. Llegamos y al día siguiente que nos tocó trabajar ya, ahí en el campamento ya tenían los escusados, ahí las casetas pa los baños, así enfrente, como veinte, pa ciento cincuenta hombres. Uno, era uno retirado de otro, y allá en la cocina, onde iba a tirar el cocinero, y el ayudante y los otros ayudantes, los desperdicios, ya tenían un hoyote, como dos veces más grande que esta casa, grandotes. Ahí era donde echaban todo el desperdicio de comida pa que no anduviera rodando ahí cerca donde estaba la cocina.

VM: Entonces los baños eran de pozo. Los baños de ustedes, que ustedes…
JS: No, los baños, los baños de nosotros era un carro de ferrocarril, como campamento. Y luego, con muchas, con muchas cebolletas y agujerado así pa abajo pa que cayera el agua, con muchas, con esas que tenemos ahí nosotros.

VM: Casillas.

JS: ¿Eh?

VM: Como casillas.

JS: Sí, onde sale el agua.

VM: Ah, regaderas.

JS: Regaderas.

VM: Sí.

JS: Tenían muchas regaderas como veinte o veinticinco regaderas. Podíamos bañarnos allá hasta veinticinco hombres.

VM: A la vez.

JS: Y estaba, enseguidita de la cocina estaba el carro de agua, un tanque de ferrocarril de agua, pa la que necesitaba el cocinero ahí, pa que llenara su barril. Porque aparte del cocinero y el ayudante, les pusieron cuatro braceros de ayudantes. Esos no iban a trabajar a la vía.

VM: Ellos a la cocina.
JS: En la cocina nomás a ayudarle a limpiar los frijoles, allá a cocer los frijoles. Y pues si están limpios los frijoles, a pelar las papas, y a lavar los trastes. Pero los levantaban a las cuatro de la mañana (risas), y a servirnos la…

VM: El almuerzo.

JS: La cazuela de almuerzo a cuatro, a cuatro comedores que teníamos.

VM: Y, ¿no recuerda usted qué era lo que les hacían de almorzar?

JS: ¿Eh?

VM: ¿Qué comida les hacían de almorzar?, ¿no recuerda?

JS: Sí, sí me acuerdo. Pues nos daban huevos, hot cakes y nos arrimaban los botezotes de mantequilla y mielaza, huevos, papas, luego carnita y…

VM: ¿Café?

JS: Café, y le variaban, le variaban a la comida.

VM: Y en la tarde, ¿qué era lo que comían?, ¿también?

JS: En la tarde a medio día, ¿no?, a las meras doce, nos traían a comer. No, a medio día nos hacían caldo, caldo de res o…

VM: ¿De pollo?

JS: O de pollo, y luego nos hacían guisados, guisados de papas con carne, o carne molida y luego hamburguesas, casi al estilo mexicano. Luego hamburguesas de comer y refrescos, y a la una le volvíamos a entrar a trabajar. Y en la tarde nos daban un bistec o un huevo, unos huevos cocidos o huevos en torta, y no me acuerdo si nos daban café o refresco. No, nos daban muy buena comida.

VM: Me podría decir del, ¿no recuerda cómo se llamaba el mayordomo general? Y, ¿por qué le decía number one? ¿Por qué le puso el number one y qué significaba eso?

JS: Ah pues, no recuerdo los nombres de ellos. Nosotros le pusimos ahí sobrenombres pero…

VM: Y, ¿qué sobrenombres les pusieron?

JS: No me acuerdo qué. Ah no, a uno de ellos. A uno le pusimos el King Kong, un gringote grandote. Y, no ya, al otro le pusimos, de los ayudantes, no, al mayordomo general no, no lo bautizamos. A uno le pusimos el King Kong y al otro le pusimos ogro. El ogro quiere decir muy drásticos con los trabajadores, muy duros, El Ogro.

VM: El Ogro.

JS: Sí.

VM: Y platíqueme sobre por qué les ponían números, ¿por qué le decían a usted el number one?

JS: Porque ese era mi número de mi ficha.

VM: Y ¿las fichas esas fueron así como lotería?, ¿le tocaba a quien sea el número?

JS: No, le dieron a cada quien como iba saliendo la ficha. A como les tocaba.

VM: Y como usted se apellidaba Abasta o…

JS: No, no, no escogían apellidos ni nombres, nomás agarraban la ficha así de la caja que se…

VM: Ah, estaban revueltas y la que saliera.

JS: De todos es.

VM: Como lotería.

JS: Como lotería. Todo, nomás el que sí protestó fue el que le tocó el número 41, como ese número ahí en México lo tienen bautizado como número de joto. Entonces dijo: “No, este número yo no lo quiero”. “Bueno, lo cambiamos, le damos otro”, le dieron otro, y ya el cuarenta y uno no se lo dieron nadie. Se brincó al cuarenta y dos, y ahí siguió los números que iban saliendo, y a mí por suerte me tocó, ya había repartido muchos números y el que sacó para dármelo a mí, que me tocaba a mí, fue el número uno y luego les demostré yo fíjate, no, no creas que es recargada mi, les demostré que yo era el que ganaba como dicho número uno, yo era el que ganaba más dinero que toda la bracereada, que cada uno de la bracereada, porque a mí me daban mucho tiempo extra, mucho tiempo extra, iba el time keeper, se hizo muy amigo mío, y me apreciaba mucho, nomás que hablaba puro inglés. Me apreciaba mucho y había una hielería, no hielería, yo creo era como bodega, la tenían atorada de puras barras de hielo y luego, como luego a veces hasta dos, tres veces al mes, quería gente allá al campamento, al time keeper, que necesitaba ocho hombres. Y entonces, el time keeper, como ya sabía mi número de mi carro, allá a onde, a onde vivía yo, onde dormía ahí, yo y otros siete más. Llegaba allá a mi número de, ahí de abajo me gritaba: “number one”. Y luego lo conocía en la habla. Este, en inglés pero yo no le entendía qué necesitaba: ”Necesito eight men”. En inglés me decía qué necesitaba, pero yo no lo entendía, pero yo ya sabía qué era lo que decía. “Necesito eight me, for ice house”. Ocho hombres para la casa de hielo, en inglés yo ya le entendía, “eight men for ice house”. “Okay mister, ahí vamos”. Ya les decía: “¿Quién quiere ir de aquí?”. Pos luego quería ir uno, luego dos, bueno ya, así ya conmigo son tres. Ahí voy a los otros carros: “A ver, ¿quién quiere ir a la casa de hielo a trabajar overtime?”. “Yo voy”. Bueno, ¿cuántos van de aquí?”. “Dos fulanos”. “Ándele pues ya”. Ya estaban allá los motores listos. “Ahí váyanse yendo pal motor, allá a donde están la cocina, para allá”. Y luego ya nos íbamos a las seis de la tarde, seis o siete, ya habíamos cenado. Ya completaba yo los ocho hombres conmigo, nos subíamos al motor y ahí nos lleva El Ogro, en el motor, allá estaba lejos. Y toda la línea, los cruceros muy bien arreglados con luces y todo, donde iba pasando los cruceros de las calles, y de donde pasaba el ferrocarril. Y luego ya llegábamos, eran puros italianos. “Okay, aquí están ocho hombres”. A las seis de la tarde, seis o siete, a trabajar, y, ¿sabe hasta qué horas?, hasta las siete u ocho de la mañana, toda la noche. Cuatro arriba acomodando las barratas, había un elevador, y luego así por lo largo del almacén, de las bodegas, tenían rieles de acero de ese, así bajitos, y luego aquí agarraba uno de hielo con las tenazas y lo subía al riel. Y, pero así estaba lleno de puras barras, y ahí andamos, dejaba cuatro, cuatro abajo y cuatro arriba, los de arriba… Y luego el elevadorista allá estaba, como unos 25 metros, allá estaba el elevadorista, y ahí vamos nosotros con las barras. Pero era puro correr, puro correr. Nomás bajábamos el hielo, desde la barrota, la poníamos con las tenazas, nos daban overshoes con spike y ahí vamos y lo agarrábamos con las tenazas y ahí vamos a corre y corre, uno detrás de otro. Ya cuando íbamos a llegar al elevador, nomás le dábamos así, y librábamos a las tenazas, y se lo aventaban, y luego el elevadorista pa arriba y luego entraba la cadena, a llevarla allá a donde estaban los de afuera. El piso donde está, donde estaban recibiendo, estaba el alto de los refrigeradores de los carros refrigeradores, iban acomodando el hielo, acomodándolo, desde allá desde la orilla, dos estaba allá, y dos acá, como echándole la cadena y trabajábamos toda la noche. Ah, nomás, ¿sabe cuánto nos daban de descanso?, nomás cinco minutos cada hora. Nos gritaba el elevadorista: “Five minutes for smoking”. Cinco minutos para fumar, salíamos, pos no, apenas nos fumábamos el cigarro, y vámonos pa dentro, a echar otra vez hielo pa fuera.
VM: Y, ¿como cuántos braceros había en ese campo?

JS: Ciento cincuenta braceros.

VM: ¿Ciento cincuenta?, y, ¿me podría describir cómo era el campamento?, ¿cuántos carros dormitorios?

JS: Ah sí, pos nomás échale, mira, apuntale ahí en una hoja.

VM: Sí, aquí lo tengo.

JS: Mira, éramos ciento cincuenta, de ocho carros dormitorios, en diez son ochenta, ¿no?

VM: Ajá. Y, ¿cuántos dormían en cada carro?, ¿diez?

JS: Ocho.

VM: ¿Ocho hombres por carro?

JS: Sí, todos allá mire, vamos a suponer este es el carro.

VM: Ajá.

JS: Ahí estaban, aquí taba un camarote. Acá en esta esquina de acá, un camarote, y luego el otro arriba con su colchón, ahí dormían dos y acá otros dos. Aquí enseguida de aquellas, estaban otros camarotes aquí, y luego de acá otro camarote aquí de madera, y otro acá arriba. Entonces ahí ya, ahí dormían cuatro, y allá en aquella esquina, así como está aquí esta, aquí estaba un camarote, y ahí estaba el otro, uno arriba y otro arriba. Y lo demás era para el calentón y para el escritorio, pos parece que sobraba de espacio.
VM: De espacio.

JS: Entonces éramos ocho, ocho hombres, ocho hombres en cada…

VM: Carro.

JS: En cada carro, ¿cuántos carros? Ochenta en diez, en diez dormitorios, eran ochenta, ¿verdad?

VM: Ajá.

JS: Como…

VM: Como casi veinte.

JS: Casi quítale uno.

VM: Sí, nueve.

JS: Diecinueve.

VM: Eran diecinueve.

JS: Eran diecinueve carros dormitorios.

VM: Ajá.

JS: Cuatro carros de comedores.

VM: Y, ¿comían en como en tandas?, ¿qué decían?, ¿para esto eran las fichas? O porque decían como del uno al cien van a comer o…
JS: No, no, cada quien tenía ya su lugar. Entonces aquí en medio estaba la mesa así larga, y luego, y luego todo lo largo del carro era la pura mesa, excepto aquí por donde pasaban los meseros y luego me hablaban, y luego aquí estaba la mesa, y luego por aquí estaban las bancas, bancas de madera, no eran sillas, bancas. Y se ponían allá tres, y acá tres y ahí nos, el mesero tenía orden, y nos dieron la orden de que ahí en ese mismo lugar y en ese mismo carro nos teníamos que sentar los seis meses. Entonces, tres allá y tres aquí era pa los seis, era las casuelas que ponía ahí el mesero de comida en medio para que uno se sirviera. Y luego había otros, enseguidita luego luego, otros seis, tres aquí y tres allá, hasta llenarse el comedor. Y luego daba el mesero, el mismo que nos servía a nosotros servía en todo el carro. Y ya cuando llegábamos nosotros, ya estaban ahí las cazuelas listas de comida, pa servirse uno. Y eran cuatro carros comedores. Y entonces, al menos ya íbamos almorzaditos, nos traían a comer a las doce. Y cuando íbamos al hielo, al ice house, durábamos toda la noche allá, toda la noche y sin dormir. Entonces cuando iba, ya le hablaban allá a los italianos: “Okay, ya está el trabajo terminado, a la hora que quieras venir por los trabajadores”. Y no, luego luego llegaba éste, nomás le acababa de hablar y ya estaba ahí, y ahí nos lleva, derechito a la cocina ahí, ahí paraba el motor, y ya decía: “¿Quién?, ¿quién va?, ¿quién va a seguir trabajando? Los que, ahí se van los que, los que van a trabajar porque yo ya me voy con el motor”. “Almuercen ahí”. “Pos que yo nomás voy a ir a trabajar”. Y luego yo era ahí en mi carro, ni quien me mandara ahí ni quien me…

VM: Quien lo anduviera ahí viendo.

JS: “Yo lo sigo, yo voy a seguirle”. “Y de los otros siete”. “No, yo no voy. Yo me voy a dormir. Yo tampoco, ya nomás almuerzo”. “Bueno, ándele pues, ya ahí nos vimos”. Se iba el ayudante del mayordomo, y ya: “Nomás el del carro ahí, de herramienta se quedó trabajando”. “Ah, está bueno”. Y por eso es que yo ganaba, sacaba más dinero que todos, yo trabajaba en la casa de hielo y le seguía acá en el traque.
VM: Y, ¿usted llevó algún objeto personal o sus compañeros?, ¿llevaban fotos, libros? ¿Qué era lo que llevaban si es que podían?, o, ¿lo tenían prohibido?

JS: No, pos uno podía llevar lo que uno quisiera, no le prohibían a uno que llevara sus cosas que quisiera uno llevar, su ropa nomás. Llevaba la cajita de ropa.

VM: Y me habló de Ricardo Félix que era…

JS: Mayordomo.

VM: De Samalayuca, ¿verdad?

JS: Ey.

VM: ¿Había otros braceros que trabajaban ahí con usted que usted haya entablado alguna amistad que recuerde? ¿Algún nombre qué…? O, ¿no hizo muchos amigos?

JS: No, ahora lo verás. Pos entre tanta gente, te voy a platicar los zafarranchos que hubo ahí. (risas) El primero, el primer zafarrancho que nos dimos cuenta es que un día amaneció y, luego fueron los, ya subieron el motor a la vía y los cuatro armones jalaba, los cuatro se llenaban de puros, los llenábamos de puros braceros y así nos sentábamos unos de espalda para acá arriba de armones y otros con la espalda para acá. Y el motor allá jalando los cuatro armones, pues resulta de que el motor, resulta de que el motor no quiso trabajar. El que jalaba los armones, cargados de gente, apenas iban a empezar a trabajar y ahí andan buscándole los tres mayordomos y el mayordomo general. Pues no, no le hallaban, no le hallaban y le buscaban aquí y le picaban allá. Luego andaba el gringo, el mandamás, bien enojado. Luego dijo: “Háblale al time keeper”. Ahí andaba el time keeper también, ese después iba a checarnos pa pasar todo a la lista de raya. Entonces le dijo, le dijo al time keeper: “Háblale a la policía”. Y luego ya fue el time keeper, ahí traía su teléfono, tenía su teléfono ahí. No, más pronto que el aire llegó la policía, nosotros ya, yo ya estaba allá en mi carro, trabajando y los otros todavía no pasaban, pues nos iban a llevar en los motores, en los armones. No, tan pronto como le hablaron al policía, porque taba retirado el pueblo. Llegó la policía y luego andaban revisando, revisando todo. Dijo que ahí encontraron luego luego, no pues, usted tiene mucha experiencia, encontraron unos alambres rotos, unos alambres rotos ahí, pues como sabotaje, y por eso no quería y luego ya los conectaron y ya jaló el motor. Entonces, dijo: “¿Quién falta de aquí? De los trabajadores”. “Pues falta el intérprete”. Comía con ellos, y cuando llegamos estaba nevado”. Y fue el time keeper de allá de quien sabe dónde, compró garrero para darles allá a los que iban más encuerados, por cierto que luego luego agarró el que, el intérprete, que la iba a hacer de intérprete o ya lo estaba haciendo, un abrigo luego luego. Y comía en la mesa donde comían los gringos a medio día, comían los tres gringos y el intérprete junto con ellos ahí. Luego luego le daban, le dieron todas, le estaban dando todas las facilidades como americano, como gente. Pues ese fue el que fue y reventó los alambres y se cortaron, y llevaba dos de los barberos que fueron con él a, andaban en la parranda, parrandeando esa noche. ¿Quién sabe a qué horas llegarían? Y no, no hallaron otra cosa más que descomponer el motor. Luego luego allá: “¿Quién falta aquí?”. “Pues, pues falta el intérprete, falta fulano y falta ficha número tanto y otros dos, junto con el intérprete”. Allá fueron y allá lo… “A ver las manos”. Ahí donde estaba en su campamento durmiendo, yo creo ese día pensaba en no ir a trabajar. Ah, sí: “Vámonos, camínele”. Luego luego lo esposaron, y a los otros dos también. “Súbanse a la patrulla”. Se los llevaron, y ya no supimos nada de ellos, ¿quién sabe a dónde los despacharían? Bueno ese fue un percance. Luego, ¡ah y luego! Como ya no funcionó ese como intérprete, había uno del Distrito Federal, no me acuerdo cómo se llamaba. Muy buen muchacho, joven, estudioso, sabía inglés, muy buen inglés. Se lo llevaron de intérprete, Moisés, creo se llamaba Moisés. Y entonces, como yo cobraba en seguidita de los gringos y luego, cobraban los gringos y luego cobraba yo y enseguida de mí el número uno, cobraba el intérprete. No importa qué número de ficha tuviera, pero por ser intérprete le pagaban a él, enseguidita de mí. Y luego, me fui yo, como en ese tiempo me gustaba a mí la cerveza, y todavía me gusta pero ya no puedo tomar mucho. Entonces, ahí voy. Ahí estábamos en el pueblo donde fuimos a cobrar. Me fui y me metí a una taberna, creo ahí cambié el cheque, en una gasolinera. Y luego fui y me metí ahí en una taberna, y me senté allá en una silla ahí que tiene mesita. Y luego le dije, y ya le dije al… Era un cantinero el que estaba, estaba solo, estaba despachando ahí la cerveza, le dije: “Dame una cerveza”. “¿De qué marca?”. “Pues de esta marca”. Y ya me la dio y allá fui y me senté en una silla y la mesita aquí, ahí puse mi cerveza y luego me tomé una, ya pa acabármela, pa acabármela, creo que ya me la estaba acabando. Cuando llega, llega Moisés, el intérprete, y como no había más que yo de parroquiano ahí, de cliente, este: “¿Qué pasó Juan?, ya te estas… “Sí, hombre. Siéntate”. Ya, se sentó, dijo: “¿Me puedo sentar?”. “Sí, cómo no. Aquí estoy solo”. Ya, ya le dije al cantinero: “Traiga otras dos cervezas, por favor”. Y ya nos pusimos allá a platicar. Por cierto que yo ya, ya para esto ya llevaba dos cervezas y Moisés después pidió otras dos. Pero todavía no sucedía eso que pedía Moisés las otras dos, cuando llegaron dos, un grandote de Oaxaca y uno que se llamaba Juan, así güerillo, chaparrillo. Y luego llegaron y se acomodaron en otra mesa. Se sentaron ahí en sus sillas y nosotros allá, y luego empezaron a hablarle a Moisés: “Moisés, vengase acá con nosotros”. Y no, Moisés no les hacía caso. Después me dijo: “No”, dijo, “pues, ¿cómo voy a ir si ya estoy aquí contigo? Y tu no me hablaste, yo vine y me senté aquí de por sí, y, ¿cómo me voy allá con ellos y dejarte aquí solo?, no es correcto”, dijo. Estaba educado el muchacho. Hablaron, siguieron insinuando que se fuera allá con ellos, y luego empezaron a echar indirectas: “A mí no me gusta la gente barbera”. ¿Usted cree que yo? Si yo, yo sé bien trabajar en el ferrocarril. ¿Usted cree que yo iba a andar barbeando? Y menos al intérprete. Pues yo, de todos ahí nomás Chuy López y Lencho eran los que trabajábamos en vía, de ahí en más nadie, ni los mismos que estaban ahí de Chihuahua, trabajaban en casa redonda. “Véngase pa acá hombre, con nosotros. Ahí déjelo solo, porque a mí no me gusta la gente barbera”. Decía el grandote ese de, usaba una gorra prieta, de Oaxaca. “A mí me gusta ser sincero”. Y bueno ahí estuvo echando hasta que le dije yo: “Oye”, ¿quién sabe cómo se llamaba?, “ta bueno que midas tus palabras”, le dije. “Porque el decir es muy fácil”, le dije yo, “pero hay que sostener lo que uno dice”. “No”, dijo, “yo lo sostengo, aquí y donde quiera”. “Bueno”, le dije yo, “pues pa luego es tarde, vámonos ahí al callejón”. Estaba grandote, y usaba una gorra prieta. Y nos fuimos, nos salimos los cuatro, Moisés se salió también junto conmigo, pero no a pelear, nomás a atestiguar ahí. Ya nos salimos ahí a un callejoncito afuera y nos pusimos en guardia, en guardia y lo anduve tanteando, no pues no sabía pelear, ¿sabe cómo me aventaba los golpes? Así, así me los aventaba así.

VM: Ajá.

JS: No, es aquí así, mire, un engaño en la panza y otro en la quijada. Pues, ¿a que no crees que no me aguantó a mí ni el primer round? (risas) Lo vi, lo anduve tanteando, ya así me aventaba los golpes.

VM: Como que andaba atrapando moscas.

JS: Como que andaba atrapando moscas. Pos luego luego lo anduve tanteando. Este es el modo de pelear, yo era muy pleitista, este era encapuchado y lo anduve tanteando. Quién sabe cómo lo engañé y que le meto el otro aquí así con la derecha, le metí aquí entre quijada, y aquí así uno muy débil, entre quijada y oreja. Y tómala que cayó, cayó redondito y no, el amigo ni se metió. Juan se llamaba, era chaparrillo, güerillo. Ni se metió, ni Moisés tampoco, nomás estaban viendo. No, pues luego ya pasó un taxi y lo subió el amigo güerillo, lo levantó allá arrastrando y lo subió y se lo llevó pal campamento. Y luego le dije a Moisés, dije: “Ahora lo veras, mañana va a seguir el lío conmigo, Moisés”. “No”, dijo, “pues, ¿cuál lío?”, dijo, “si el culpable fue él. Yo puedo atestiguar eso mañana, el culpable fue él”, dijo, “que vino ahí a insultarte sin tener razón, tu no tienes que andar barbeando a nadie”, dijo, “si tu sabes trabajar éste trabajo”, dijo.

VM: Y había muchas, o sea, ¿era normal que hubiera así tensiones entre los trabajadores?

JS: ¿Sí hubiera qué?

VM: Como esa tensión entre trabajadores, ¿si había muchos pleitos entre…?

JS: No.

VM: O, ¿era raro?

JS: Era muy raro. Nomás que muchos, es que son habladores, como ese que fue ahí a echarme a mí. Y otros por la borrachera. Entonces, nos venimos ya Moisés y yo. A él se lo trajeron en un carro, al que dompié, no me aguantó ni el primer round. Y luego, ya llegamos y como Moisés vivía con ocho del Distrito Federal entré yo a su carro. Yo seguí, más adelante estaba el mío, allá muy lejos. Y allá llegué con mis amigos de cuarto, y a roncar. Pues nada, que en la mañana nos vamos dando cuenta que se llevaron a Moisés muy malo al hospital. Llegó, y tenían de esas, estos compraron cerveza al por mayor y estaban tomando ahí en el carro, ahí mismo donde dormían. Y Moisés allá andaba, allá fue y me encontró a mí ahí en una cantinilla y de ahí nos venimos ya cuando dompié yo al otro, él se quedo en su carro y resulta que se andaban peleando dos. Y entonces ya llegó Moisés y como lo queríamos bien porque pues era muy tratable el muchacho, pero no por barbearle. Entonces lo querían también ahí los muchachos del campamento, donde dormía ahí junto, en ese mismo carro, lo querían bien a Moisés porque ya, y lo respetaban. Pues resulta de que llegó él: “No peleen hombre, pues tómense su cerveza”. Él no venía borracho, si traía, se había tomado nomás como unas dos cervezas.
(entrevista interrumpida)

Juan Sánchez Abasta interview by Violeta Mena continued at El Paso, Texas, May 28th 2005.

VM: ¿Alguna vez fueron autoridades mexicanas al lugar donde usted trabajaba en los Estados Unidos?

JS: No, nunca. Creo van los cónsules cuando se les habla, pero no.

VM: ¿No, nunca fue?

JS: Nunca los necesitamos.

VM: Y, ¿alguna vez fue como La Migración a revisar la documentación de los trabajos a ustedes mientras estaban trabajando en el campamento? ¿Alguna vez fueron a revisar documentos?

JS: No, La Migración no tenía que ver nada. Los que tenían que ir, los dueños de las empresas donde estábamos trabajando.

VM: Y hemos hablado de que usted escribía cartas para sus compañeros, los que no sabían leer o escribir. Y usted personalmente, ¿usted se comunicaba con su familia en México? ¿Cada cuándo escribía cartas para su familia?

JS: Seguido, nos carteábamos.

VM: ¿A su esposa y a sus padres?

JS: Y a mis padres.

VM: Y, ¿como cuánto duraba cuando mandaba una carta para recibir la respuesta?

JS: Pues por lo menos ocho días.

VM: Y, en las ocasiones en las que fue bracero, ¿nunca visitó a su familia mientras era bracero y regresaba a trabajar?, o, ¿fue continuo cuando se fue?

JS: Fue tiempo continuo allá todo el tiempo, hasta que se terminaba el contrato.

VM: ¿Me podría decir cuántos días trabajaba a la semana?

JS: Toda la semana completa, nomás descansábamos el domingo.

VM: Y, ¿no recuerda más o menos cuántas horas por día trabajaba?

JS: Ocho horas por día.

VM: Y cuando le ofrecían ir al ice house que metía tiempo extra, ¿era seguido?, o, ¿una vez a la semana, una vez al mes?

JS: No, era allá de vez en cuando, dos o tres veces en el mes. Trabajábamos doce horas de overtime.

VM: ¿Me podría describir…? Hemos platicado de lo que hacía en su trabajo pero, ¿me podría describir un día normal de su trabajo?, ¿a qué horas se despertaba y…?

JS: ¿De qué? No te entendí bien.

VM: ¿Como a qué horas se despertaba? ¿Iba a almorzar? ¿Cómo se iban al trabajo?

JS: Pues despertábamos como de costumbre, no me acuerdo a qué horas entrábamos, si a las siete o a las ocho, pero creo era a las ocho. No, ya, despertábamos temprano y luego nos sonaban la campana para ir a un riel. Era la campana, tas, tas, tas. “Vámonos a almorzar”. Y almorzando, nos subíamos a los armones pa ir a donde estaba en la orilla del trabajo. De ahí nos agarrábamos hasta las doce del día a comer y luego nos traían al campamento a comer. Regresábamos a la una y ya a la una ya estábamos otra vez siguiendo los trabajos en la tarde, hasta las cinco de la tarde.

VM: Y cuando describe como el lugar donde vivía, eran ocho camas como literas, y un escritorio y el calentón, ¿eso era todo lo que tenían en el dormitorio o qué era lo que tenían en el dormitorio?

JS: El calentón que se atizaba con carbón, escritorio y una silla ahí para sentarnos. Y cada quien en su cama, y luego la otra allá arriba. A mi me tocaba en cama de abajo. Y el otro allá arriba.

VM: Y platicó sobre el carro de baño que eran regaderas, y, ¿cómo eran los baños?, ¿eran escusados o qué tipo de baños eran?

JS: Pues era un carro, un carro convertido en campamento, con las puertas por donde choca un carro con otro. Y luego sus regaderas así por en medio, no me acuerdo, creo era por en medio o por los lados, eran como unas quince o veinte regaderas y agarraban agua del tanque que nos arrimaba ahí el patio, la máquina del patio, pal servicio de cocina y de baño, pa bañarnos.

VM: Y, ¿cómo le hacía para lavar su ropa?

JS: Pos no me acuerdo. Yo creo uno mismo la lavaba ahí en el baño, en el carro de baño.

VM: Y ¿le proporcionaban a usted artículos de uso personal como cepillo de dientes, jabón, toallas, rastrillo?

JS: Ah, nomás eso los compraba uno personalmente.

VM: En la comisaria.

JS: Todo en las tiendas. En la comisaria nomás nos vendía ropa, calzado, pantalones, camisas, ropa interior, nos la facilitaba ahí, en abonos fáciles.

VM: Ya había comentado sobre los alimentos, qué era lo que comían, y dónde comían, y que el cocinero era chino, ¿podría dar su opinión sobre la comida que le daban?, ¿cómo era?, ¿le gustaba, no le gustaba? Y si era suficiente comida.

JS: Sí, nos daban de comer, pero un día, principalmente los del Distrito Federal que eran algunos, muy inconformes y nos pusieron a todos de acuerdo a que hiciéramos huelga, de no ir a trabajar, hasta que no se resolviera el problema. Y entonces el mayordomo avisó a las oficinas generales, que eran San Pablo, Minneapolis, Minnesota. No, inmediatamente se vino en un motor de esos de vía, ¿ya sabes cuáles son?

VM: Sí.

JS: Se vino el gerente del ferrocarril y sus ayudantes, traía su secretaria y todo y su motorista, y llegaron allá enfrente de donde nos sacaban los retratos, ahí estaba la cocina, el carro de cocina. Llegaron y nos pusimos de plática, bueno, yo no, los intelectuales de chisme, del Distrito Federal. Se pusieron en pláticas, y luego, por la compañía no había problemas, ella estaba dispuesta a darnos lo que nosotros quisiéramos de comer. Así le dijeron al que se puso en pláticas con él. “Así es que no les gustó la comida que les dan, así es de que ahora, díganos qué es lo que quiere de almorzar”. Pues yo no me acuerdo ahí lo que les estuvo diciendo. “De almorzar queremos esto, esto y esto”. “Muy bien. De comida, ¿qué es lo que quieren? Cuando salen a comer a las doce”. También le estuvo ahí diciendo: “¿Qué es lo que quieren?”. Nos preguntaban ahí, el que se estaba entendiendo con el…

VM: Gerente.

JS: Con el jefe del ferrocarril, nos preguntaba: “Que, ¿qué es lo que queremos de comer?, digan ustedes algo”. “Pos que esto y que esto. Queremos guisados, frijoles y refrescos, luego caldo, sopas de distintas, de arroz, de macarrón. Un día una comida y otro día otra, un guiso ahí de papas con carne”. Bueno, apuntando todo ahí la secretaria que llevaba él. “Ta bueno, y, ¿todos están conformes así con esto que están pidiendo de comida?”. “Sí, estamos de acuerdo”. “Bueno, eso se les va a dar. Ahora de cenar, ¿qué es lo que quieren?”. Pues ya, de cenar unos huevos estrellados, nos preguntaban ahí, los que estaban platicando con el gerente del ferrocarril: “De cenar, ¿qué es lo que quieren?”. Un bistec, de cenar unos huevos estrellados en torta, y café y esto y el otro”. “Está bien”, todo apuntado, dijo, “todo eso se les va a dar, se les va a conceder, ¿están de acuerdo?”. Éramos ciento cincuenta. “Sí, estamos de acuerdo”. “Bueno, entonces, esos se les va a ordenar a los cocineros pa que les sirvan todo eso en el almuerzo, la comida, en la cena y de aquí en adelante, de mañana en adelante se les va a dar todas esas comidas, ¿de acuerdo?”. “Pos que sí”. “Bueno, el asunto arreglado”.

VM: Y, ¿era común que hubiera como intentos o amenazas de huelga?

JS: No, nada, ya no. “Ustedes lo que necesitan es que se los atienda”, nos dijo el gerente de ahí, el encargado de la empresa. “Ustedes lo que necesitan es que se les atienda, en la comida, ya, aquí está ya arreglado, se les va a atender, y nosotros lo que necesitamos es el trabajo, ¿correcto?”. “Correcto”. “Bueno, adiós”, se fueron.

VM: Y ya no volvió a haber problemas de esos.

JS: No.
VM: Y, ¿cuánto le pagaban?

JS: Cinco pesos, cinco dólares por ocho horas.

VM: Por día, y, ¿le pagaban en efectivo o en cheque?

JS: En cheque, puro cheque.

VM: Y, ¿cada cuándo le pagaban?

JS: Cada quince días.

VM: Y ¿usted qué hacía con su dinero?

JS: Pues lo distribuía, como se debe, ya venía el descuento de lo que nos daban de comida, creo nos cobraban $16 dólares por cada quince días. Ya venía descontado, y nos daban el restante para mandarle a la familia, comprar uno sus utensilios, como tu dices, de cepillo pa los dientes, pasta, jabón pal baño y comprar uno que otro articulo en las tiendas que necesitaban, pero en las tiendas del centro, no en la comisarias.

VM: Y cuando usted mandaba dinero a su familia en México, ¿cómo era que enviaba el dinero?, ¿cómo era el proceso?, ¿cómo se hacía?

JS: Ah, pues ahí nos dio el mayordomo. Nos explicó cómo teníamos que mandar el dinero a México, por un money order en el correo. Ahí nos dijo: “Van al correo, ahí piden un money order. Lo meten en una carta que les registra ahí el correo y les llega exactamente allá a sus familiares lo que manden, los dólares que manden, $5, $10, lo que manden. Si mandan $1 dólar, el mismo que reciben allá”.

VM: Y, ¿usted no sabe si se les arregló para ahorrar algún dinero?
JS: No, la compañía nos ahorraba, allá donde nos pusieron el pago, nos ahorraban $0.10 centavos por cada peso [dólar] que íbamos ganando, $0.10 centavos nos quitaban. Y entonces ese dinero, nosotros ya sabíamos qué así le iban a hacer. Entonces, ese dinero lo mandaban a un banco de México, Distrito Federal. Lo mandaba, se llamaba Banco del Ahorro Nacional y estaba en México. Nomás que nosotros no sabíamos, no supimos en qué calle, en qué número, en qué barrio, pero los de la compañía sí sabían, y ahí era donde mandaban los $0.10 centavos que nos quitaban de cada peso [dólar] por quincena, al Banco del Ahorro Nacional. No nos decían cuánto, pero nosotros sabíamos que por cada peso, que le íbamos ganando, dólar, que le íbamos ganando a la compañía, eran $0.10 centavos que nos ahorraban y nos mandaban al Banco del Ahorro Nacional, con el entendido de que cuando nosotros regresáramos a México, escribiéramos, ya nos dieron el domicilio, nomás que yo no me acuerdo ya de eso. De dónde estaba, en qué barrio en el Distrito Federal estaba el Banco del Ahorro Nacional, que escribiéramos que ya habíamos regresado, y que les mandara su dinero a su domicilio que tenía cada quien en México, en algún estado o ciudad de México. Y entonces uno escribía y religiosamente como a los diez o quince días le mandaban a uno su dinero, a un correo de la ciudad donde vivía uno. No me acuerdo en qué forma lo mandaban, pero iba uno al correo, ya nos avisaban, ya estaba el dinero ahí. Y dinero en efectivo. Y ya cuando íbamos al correo, nomás se identificaba uno y: “Aquí esta su dinero”. Lo que daban todo lo que mandaron de… Muy exactos, todo lo que ahorraba uno, lo mandaban a México, y se lo entregaban a uno pero ya en moneda nacional. Pero todos, nos lo entregaban religiosamente.

VM: Y, ¿todos los braceros ganaban igual? Cinco dólares al día o…

JS: Todos ganábamos igual.

VM: ¿Alguna vez hubo algún problema para recibir su pago?

JS: Ni uno, lo mandaban muy legalmente. Los cheques eran personales. A los mayordomos, su cheque personal y a todos los reparadores que estábamos contratados trabajando ahí nos mandaban nuestro cheque personal. Nos lo entregaban ahí el encargado de la estación de donde nos dejaban los cheques de un tren de pasajeros que pasaba ahí, a las cuatro de la tarde por Mapleton, ahí dejaba los cheques, y ya el mayordomo ya sabía que en ese tren venían los cheques, nos llevaban a cobrar. Ya dejábamos, nos hablaba una hora antes de salir al trabajo. Nos llevaba a cobrar, y ya cobrando ya agarraba uno pa donde le daba la gana, ya libres, pero su tiempo estaba rayado, sus ocho horas.

VM: Y, ¿siempre recibió el pago correcto por las horas trabajadas?

JS: Todo el tiempo, muy correcto.

VM: Aparte de los $0.10 centavos por cada dólar que ganaba, ¿usted supo de alguna vez que le hayan hecho algún otro descuento de su salario?

JS: No, pos el que sacaba de la comisaria algún pantalón, nomás a esos se los rebajaba.

VM: ¿Del cheque?

JS: Descuento, se los descontaban de su sueldo, pero al que al que sacaba y firmaba ahí en la tienda comisaria, alguna cobija o un pantalón, calzado. Pero no todos, no todos sacábamos al mismo tiempo, allá uno que otro, que necesitaba algo. Muchos los comprábamos allá en la tienda.

VM: ¿Era más barato?

JS: Pos no, era igual, pero no tenía uno pendiente que le descontaran de su sueldo de ahí de la comisaria. Allá ibas y pagabas lo que comprabas y tu cheque te venía completo.

VM: Y, ¿qué sucedía en caso de un accidente o de una enfermedad?

JS: Ah, nos llevaban con el médico.

VM: ¿El médico de…?

JS: Médico particular que…

VM: ¿Vivía cercas del campamento?

JS: No, vivía en la ciudad. Si algún trabajador se enfermaba, le avisaba el mayordomo general al tomador de tiempo, al time keeper, que lo llevara en su carro, porque el time keeper tenía su automóvil propio, nomás que la compañía le daba la gasolina. Que nos llevara al domicilio, al consultorio que tenía el doctor que tenía contratado la compañía y nos examinaba. A mí nunca me llevaron con el doctor, pero me daba cuenta yo que al que estaba enfermo lo llevaban y lo volvía a regresar el time keeper, pa que siguiera trabajando, pero ya con medicinas, pa que las tomara en su casa, allá en su carro donde vivía. Y la compañía pagaba todos los gastos, del doctor y…

VM: Medicinas.

JS: Y medicinas.

VM: Y, ¿me podría decir cuáles eran las quejas más comunes que los trabajadores hacían? Como: “No me gusta la comida, no me gusta donde duermo, el patrón no me cae bien, es muy malo, no nos paga suficiente”.
JS: No, no había ninguna queja, ni nos iban a dar comida a cada trabajador a su gusto, hacían comida general pa todos.

VM: Y si había algún trabajador que no le gustaba su trabajo, ¿podía hacer algo como cambiar o pedir en donde quiere trabajar o era de que…

JS: No, nada. Ahí lo que nos ordenaban teníamos que hacerlo y el que no quisiera mira: “Vámonos for Mexico”. Ese era el problema.

VM: Se los llevaban luego luego, los que…

JS: Sí. “No quieres trabajar”.

VM: Y, ¿hubo desertores de que en ocasión se escaparon del campamento o no?

JS: No, ninguno.

VM: ¿Encontró algún tipo de discriminación alguna vez hacia su persona o a sus compañeros?

JS: No, nunca nos discriminaron. A todos nos daban de comer igual, y el que no le gustara la comida pues la dejaba, pero no le iban a hacer comida especial a él.

VM: Y, ¿el trato era decente por parte de los patrones?

JS: Los cocineros, no había protestas. Ya estaba hablado que lo que iban, que lo que pedimos, lo…

VM: Pero en cosas como del trabajo, no nomás en la…

JS: La comida.
VM: Sí. Supongamos como, ¿cómo los trataban los supervisores o los patrones?

JS: ¿Los mayordomos?

VM: ¿Los mayordomos tenían un trato fuerte?, ¿agresivo?

JS: No.

VM: O, ¿eran…?

JS: Nomás, nos ordenaban el trabajo que teníamos que hacer y lo hacíamos y ellos no andaban exigiéndonos ni decir que no nos gustaba el trabajo, porque lo que se hacía, lo hacíamos como ellos decían, vertiendo durmientes, cambiando rieles, quitando los rieles, la grúa nomás nosotros, nomás nos los clavábamos y quitábamos las, quitábamos rieles y acomodábamos las planchuelas bien. El trabajo se hacía como ellos lo pedían. Y luego ya, se asentaba la grúa, agarraba el riel nuevo, lo asentaba arriba de los durmientes y las planchuelas. Llegábamos nosotros a clavarlo y a darle gauge por, que quedara la vía anivelada por donde pasaba el tren, los dos rieles, los dos rieles tenían que estar a la misma altura y a lo que el escantillón, el escantillón es el gauge, a lo que el escantillón pidiera, ni un… ¿Sabes qué cosa es un dieciséis?

JS: Un dieciséis es así mire, como el grueso de una uña, poquito más gruecesito, eso era lo que quería, lo que quedaba, a lo que se tenía que poner el escantillón con ese juego, de un dieciséis, de un riel al otro así, más no, ni menos. Que entrara bien el gauge en los dos rieles. Y con un juego de un, ¿cómo te diré? Pues de un dieciséis, un dieciséis es poquito más gruecesito que una aguja y eso tenía que tener el juego así. No ajustado, que quedara arriba, que no bajara bien, tenía que bajar el gauge así y con un jueguito de un dieciséis. Todo eso lo sabíamos nosotros hacer, y ellos también, los mayordomos también sabían qué es lo que teníamos que hacer. El que no sabía, por ejemplo, los guarachudos del sur, calzonudos, que nunca trabajaron en ferrocarril, a esos les explicaban los mayordomos, allá andaban listos. Si lo estaban haciendo mal, le decían que estaba haciendo mal eso. Que tenían que hacerlo en esta forma. Ahí estaba el intérprete: “Que tienes que hacerle ahí como te estoy diciendo yo que me dicen ellos que te diga”. Por eso había intérpretes, porque ellos hablaban puro inglés. Tanto los cuatro mayordomos o tres que eran, como el mayordomo general, pero ahí estaba el intérprete. “El trabajo lo tienes que hacer en esta forma y en esta otra, ¿entiendes lo que yo te estoy diciendo en español?”. “Sí, sí entiendo”. “Bueno, pues así tiene que ser el trabajo”. No saben, pero aquí se les dice cómo tienen que hacerlo.

VM: Y, ¿qué hacía en su día de descanso o días de descanso?

JS: No, pues no faltaba, nos íbamos a pasear a Fargo, North Dakota. A la ciudad de Fargo, íbamos a, allá comíamos. Los domingos no comíamos en el campamento, los que se quedaban ahí sí, porque nos daban de comer todo el mes completo, fuera domingo o fuera día de fiesta, ahí nos daban de comer, por lo que nos cobraban cada quincena. Pero muchos nos íbamos a, no todos, muchos ahí se quedaban. Los que no les gustaba ir a gastar los dólares, porque ellos querían entre más, llevar allá a México, allá mejor lo gastaban. Y habían muchos que sí nos, yo me iba a Fargo.

VM: Y, ¿qué tan lejos estaba del campamento?

JS: Quince millas. Ahí, ahí por el pueblito de Mapleton. Pasaban los camiones que recorrían todo el estado, y hasta más estados y ahí pasaba.

VM: Y, ¿eran libres de ir y venir de un lugar a otro?

JS: Libres completamente. Nadie nos llamaba la atención. Nos subíamos al camión, pagábamos el boleto y nos llevaban hasta la terminal de Fargo a donde llegaba a levantar gente y subir y bajar. Ya de ahí arrancaba uno a la ciudad, y a veces ya nos íbamos almorzados, pero luego allá comíamos en algún restaurante, a cualquier restaurante que entrara uno, no había discriminación, ahí nos atendían, nos servían lo que pedíamos, y pagábamos, y luego por la tarde nos íbamos luego al cine, a pasear por ahí.

VM: Y, ¿qué tipo de películas veían?

JS: Pues ahí puras películas americanas.

VM: Y, ¿platicaban de deportes? ¿Había algún equipo de béisbol o algo que podían ir a ver?

JS: Pues no me acuerdo pero, yo creo sí. En lugar a veces de ir al cine, íbamos a ver los juegos de béisbol. En aquel tiempo era lo más común, todavía el futbol no se desarrollaba como está hasta ahorita.

VM: Y, ¿ustedes jugaban entre ustedes? ¿No jugaban algo?

JS: No.

VM: ¿Algún deporte?

JS: No había tiempo. El domingo no lo usábamos más que pa descansar y…

VM: Divertirse.

JS: Divertirse, por ahí. Y entre semana era puro éntrale al jale, éntrale al jale.

VM: Y, ¿tenían radios?

JS: Sí, unos, y otros no.

VM: Y, ¿qué era lo que escuchaban? ¿Había alguna estación de radio en español?, o, ¿puro inglés?

JS: Pues no me acuerdo, pero sí, entre algunos de los que estábamos ahí tenían radio y otros no. Se ponía uno ahí a jugar ahí a la baraja ahí entre los mismos ocho que habíamos ahí en el campamento. A jugar a la pitarrilla, al dominó y ahí teníamos juegos que comprábamos, de dominó o a la baraja, muchos ahí. La baraja tiene muchos juegos, que el tripado de, que de dinero, albures.

VM: Y, ¿jugaban de dinero?

JS: Sí.

VM: Y, ¿usted ganaba o perdía?

JS: De a poquito. Podía uno gastar hasta, según uno se limitaba, le dedicabas tú a gastar un dólar, ahí en barajas y lo perdías.

VM: Ya no.

JS: Pos si perdió ya, ya no jugabas más. Porque entonces te quebrabas, pero jugaba uno $1 dólar, luego a veces ganaba uno otro dólar.

VM: Y, ¿había alguna iglesia católica cerca?, ¿usted iba a misa o no?, ¿sus compañeros?

JS: No, nunca procuramos, ni nos llevaban a alguna iglesia católica, todo el domingo ellos sabían todos los mayordomos que, y los jefes, que el domingo como el trabajo era duro, rústico, el domingo era exclusivamente para descansar.
VM: Muy bien.

JS: Si no querías tu jugar ahí al dominó te acostabas ahí en tu camarote ¿viera? Cada camarote tenía su colchón, ni quién te molestara. Allá otros estaban jugando y tu ahí descansando pero no, no era obligación que llevaran a nadie por allá a algún deporte, ni a la iglesia. El que quería ir iba y el que no, pero estaba retirado ahí el pueblo.

VM: No sé si le haya tocado estar en el programa de los braceros durante Semana Santa, Navidad, año nuevo, algún día festivo, y si acaso si estuvo, ¿cómo se celebró?

JS: Ah, pos igual que aquí en México, pero no, no estoy seguro de la Semana Santa. Pero lo que sí, nos daban comida que se usa de Semana Santa. Todos los viernes a medio día cuando nos llevaban a comer, eran dos pescadotes para cada uno, con alguna sopita que le revolvían ahí, dos pescados fritos, pero muy sabrosos y no dejábamos ahí más que el esqueleto del pescado. Los viernes a medio día, y entre semana nos daban comida común como la que tenían autorizada los cocineros a hacernos. Pero todos los viernes era pescado a medio día, y su refresco. Pero en semana santa no, no hacían porque a muchos no les gusta. Hacían lo común, lo que tenían ordenado. A muchos no les gustan las lentejas, no les gustan las habas, no les gustan los camarones, no les gustan la capirotada, no, nada de esas comidas en Semana Santa, comida común como de costumbre. Y no había quien protestara. “Que a mí no me gustan los camarones, que a mí no me gustan las habas, que no me gustan las lentejas”. No, nada de esas comidas nos hacían, nomás los viernes pescado, y como el pescado sí nos gustaba a todos, los viernes pescado. ¡Pero qué sabroso lo hacían, frito!

VM: Y, ¿hubo algo como algún otro festejo que recuerde como días festivos mexicanos como el 16 de Septiembre?

JS: Nada.

VM: ¿5 de Mayo?

JS: Allá no había festejos por días mexicanos, que están clasificados en México. Allá nomás el 4 de Julio, era lo que se festejaba aquí en Estados Unidos, lo que festejábamos nosotros. El 4 de Julio sí, no trabajábamos, estaba dentro del contrato, y nos lo pagaban el día, sin trabajarlo. Si algún servicio se necesitaba en el 4 de Julio agarraban ahí trabajadores para hacerlo, pero le pagaban aparte del día que se tenía que pagar por regla, le pagaban overtime, quiere decir que si trabajaba una hora, le pagaban hora y media, si trabajaba una hora—

VM: Le trabajaban tiempo y medio.

JS: Tiempo y medio.

VM: Y, ¿usted regresó a México cuando terminó su contrato de trabajo? O cuando terminaban sus contratos de trabajo.

JS: Oh, sí. Varias veces fui a México a pasearme. Fui a visitar a la Virgen de San Juan de los Lagos, al Santo Niño con mi madre, me la llevé. Fui a llevarla porque ella era de Zacatecas, a que visitara, ahí en Fresnillo está el Santo Niño de Plateros. La llevé hasta Fresnillo pa que visitara al Santo Niño y yo también. Como ya no nos costaba el pasaje, ella tenía su pase y yo el mío, nomás los gastos que se hacían.

VM: Y cuando regresó, ¿su patrón o la compañía le facilitó el transporte para regresar a México?

JS: Ah, sí. Pues tenían a uno que dejar, pero nomás exactamente… No llevar a cada quien a su domicilio donde vivían, sino a donde lo habían contratado. Vamos a suponer, pa que entiendas mejor, que había, a los que nos contrataron en Chihuahua, ahí los dejaba el, los gastos pagados de transporte a los que se contrataban que eran de Chihuahua, Chihuahua. No vamos hasta Chihuahua, si íbamos en el tren, ahí en la estación nos bajaban ya. Si tu vivías en Aldama, en Cuauhtémoc, ya eran tus gastos personales, tenías que pagar el pasaje en camión o en ferrocarril a Cuauhtémoc, a Delicias, pero no, no nos llevaba a cada quien a sus lugares de donde vivían de costumbre.

VM: Solamente a la ciudad.

JS: Nomás ahí a la ciudad de Chihuahua, donde te contrataron. En Chihuahua, si otros vivían en Delicias, tenían que pagar su camión de Chihuahua a Delicias.

VM: Ajá. Y me podría decir, como después de que terminó un contrato de trabajo, ¿le fue difícil volver a conseguir otro contrato para continuar en otro programa de los braceros?, o, ¿se le facilitó porque ya había ido?

JS: No, ya no contaba. Teníamos que volver a batallar, y batallaba mucho para poder conseguir otro trabajo, otro contrato en Estados Unidos. Pero como nosotros teníamos trabajo de planta de ferrocarriles, pos seguíamos trabajando en nuestro trabajo. El ferrocarril, los dirigentes de ferrocarriles, gerentes, estaban contratados, nos daban permiso de acuerdo con el tiempo que tuviera uno trabajado, para ir a conseguir mejores sueldos en otras compañías, como en la bracereada, nos daban permiso. Si yo ya sabía por seis meses, pedíamos permiso, si alcanzaba tu tiempo que estuvieras trabajado porque como nosotros ya teníamos muchos años trabajando en ferrocarril, nos podían dar permiso hasta por un año o dos. Pero el que no tenía mucho tiempo trabajado, nomás a lo que alcanzara, quince días, un mes, o seis meses. Si no tenías derecho a pedir un permiso para decir, por seis meses, no te lo daban, nomás te daban al tiempo que te autorizaba, el tiempo que estuvieras trabajando. Pero como yo ya tenía bastantes años, me los daban para ir a trabajar en vía seis meses, pero lo pedía por más tiempo, por ocho o diez meses o un año, y me lo concedían. Renunciable, quiere decir que cuando regresaba ya a mi lugar de origen, renunciaba el permiso, que si todavía me quedaba para gozar tiempo de permiso, pero como llegaba uno muy limitado, no traía dinero pa vacacionar, luego luego se reportaba pa trabajar. Con cinco días iba yo a la oficina del maistro mecánico: “Ya vengo a renunciar al permiso y a reportarme para trabajar”. Pero no luego luego, hasta los cinco días que valga el contrato. Ya cuando pasaban cinco días, a los seis días ya me tenía que presentar a trabajar, que continuo de regla, a trabajar ya todos los días y a descansar el día que me tocara. Porque hay muchos que descansan los jueves, hay muchos que descansan la casa redonda, descansan el martes, el miércoles, los de talleres los domingos. Ya ahí me agarraba a trabajar ya en el ferrocarril y a descansar el día que me tocara. Si estaba en talleres, en talleres descansaba los domingos, si era de casa redonda, el día que me tocara, descanso que tenía asignado, martes, miércoles, o el jueves, el viernes, pero así estaba contratado todo.

VM: Entonces, después de que trabajó como bracero, ya cuando terminó como bracero, ¿me podría platicar de su vida después de haber sido bracero? ¿Dónde se quedó usted con su familia? ¿En qué ciudad? ¿Continuó trabajando en el ferrocarril? o, ¿qué fue después de que fue bracero, su vida?

JS: Sí, pues yo creo lo que hacía cada bracero de los que regresábamos, nos poníamos a trabajar donde teníamos el trabajo de regla, contratado como yo con ferrocarril, a vivir con mi familia, ahí en, como yo en la ciudad de Chihuahua y a convivir ahí con mi familia. De mi trabajo a mi casa y luego íbamos de paseo al centro, luego los llevaba al cine y luego me dedicaba yo a algún deporte, al béisbol, en algún equipo, a practicar entre semana, después de que salía del trabajo, y los domingos a jugar un partido con otro equipo. Y nos íbamos fuera de su misma casa, trabajando uno. Como yo hice mi casa propia, me ponía a hacer los adobes, a acarrear tierra en carretillas para, y agua para batir el lodo y hacer mis… Yo solo ayudado con mis hijos, con Raúl y con Jesús mi hijo, que eran los más grandes. Luego hasta mi señora me ayudaba, al que hacía de cocinera ahí la comida pa darnos de comer a nuestras horas, y hacer adobes y luego catearlos a los tres, cuatro días que ya se secaban, y a tornearlos. Ya cuando tenía uno cien, trescientos, quinientos adobes, a ir parando la casa poco a poco ahí con mis hijos, no faltaba uno. En que ese primero acarreaba ya, acarreaba el agua, pelaban ahí de la escuela, estaba retirado, con botes cuadrados y gancho. Me levantaba a las cinco y media de la mañana y a llenar los tanques que tenía ahí para llenarlos de agua, pa en la tarde que salía del trabajo, a las siete iba a trabajar, salía a las tres de la tarde y a venir a batir lodo y hacer adobes, o acarrear tierra del barranco. No faltaba qué, pero de oquis no estaba yo nunca, otros sí, otros llegaban y se acostaban y a roncar. Había uno, yo creo, hasta la comida les llevaban ahí a su cama, yo no. Yo me levanta y no faltaba qué, yo y mis hijos. Algo a lo livianito me ayudaban. Por ejemplo yo, ya cuando yo les batía el lodo, que andaban, que les tocaban, porque no todos los días hacíamos adobe, es muy pesado, allá cada tres, cada tres, cuatro días hacíamos. Yo batía el lodo, y luego con mi carretilla, ellos nomás con su adobera y un bote de agua pa limpiar la adobera, la asentaba yo iba y les echaba con la carretilla el barro en la adobera y luego ellos a extenderlo así y a sacar su adobera, darle otra lavada y ponerlo en seguidita, y luego, ya fuera Raúl o Jesús, luego llevaban en la carretilla de lodo y la vaciaban ahí en la adobera que ya tenía y ahí nos pasábamos la tarde. Era a trabajar desde que ya comía, que salía a las tres a comer, que ya comíamos todos, a entrarle al trabajo hasta que ya se metía el sol y a descansar, a cenar y a descansar. Y luego les daba su recreo a ellos, les decía: “Ahora nos toca jugar entre semana, o los sábados”. “Ahora nos toca jugar papa”. Les decía: “Ándele pues, váyase a jugar al béisbol”. Decía Jesús muy… “Por que si no voy yo papá, pierden los muchachos, pierden”. “Ándele, no, no, váyase a trabajar, a jugar mijo”. Me quedaba nomás con Raúl. Luego iba Raúl a otro equipo otro día. “Ahora me toca a mí jugar béisbol”. Era ahí el deporte más común. “Váyase mijo a jugar, ándele”. Y me quedaba con el otro, y ahí me ayudaban de poquito y yo no les exigía, lo que ellos pudieran hacer, y cosas livianas, y yo hacía lo más pesado pero con ellos la llevé muy bien, con mis hijos, y todavía hasta ahorita la llevo muy bien con ellos.
VM: Y para usted, ¿qué significa el término bracero?

JS: Ah, pues, trabajadores de brazo, de trabajos pesados, por eso les dicen braceros.

VM: Y, ¿cómo se siente usted de que lo llamen bracero?

JS: No pos, es una palabra muy común, que se le tiene que dar a todo trabajador. No, nomás a los que íbamos de aquí de braceros a Estados Unidos, hasta aquí mismo. Trabajo, trabajadores rústicos, de trabajos pesados, eso significa braceros.

VM: Y en términos generales, ¿sus recuerdos de haber trabajado como bracero son positivos o negativos?

JS: Pos depende, si el patrón no te necesita, es negativo, si otro patrón o el mismo te necesita es aceptable.

VM: Es positivo, pero usted como, bueno en su persona, sus recuerdos, ¿son buenos o malos por haber participado como bracero en los Estados Unidos?

JS: No pos, todos los que nos contratábamos era en beneficio, buscar un beneficio para su familia, de ganar un centavo más. Y en caso de no ser así, pos le buscaba uno por otro lado, como yo aquí, vine a la pisca del algodón, no me gustó, me regresé a trabajar allá en mi trabajo que tenía en Chihuahua, en ferrocarriles. Y yo no batallaba allá, por andar consiguiendo allá trabajo, para trabajar en un lado y en otro, yo tenía mi trabajo de regla.

VM: Y, ¿el haber sido bracero cambió su vida de alguna manera?

JS: ¿Cómo?

VM: ¿Cambió su vida el haber sido bracero de algún modo?
JS: Ah, la cambiaba nomás por el tiempo que iba de bracero, después seguía mi vida común, porque de bracero son nomás contratos que firma uno, por tres meses, por seis meses, se termina y ya se va uno como yo. Yo tenía mi trabajo de planta y muchos no lo tienen, van a buscarle donde haiga, en Chihuahua, en Torreón, en Durango. Van a buscarle unos a la agricultura y otros a la obra, donde sale tienen que buscarle a trabajar, pos pa poder sobrevivir.

VM: ¿Alguna otra cosa que le gustaría agregar a la entrevista esta?

JS: Pos no, agregar nada, nomás contestar las preguntas que me estas haciendo.

VM: Ah, y bueno, una última. Supongo que en los carros, o entre pasatiempos para ustedes llevaba alguien alguna guitarra, y…

JS: Ah, sí.

VM: Y supongo que cantaban alguna canción, que usted recuerde que cantaban.

JS: Sí, sí. Hay de muchos, como deportes, que los ejercitaban los mismos braceros del campamento, llevaban su guitarra, otros sabían tocar el violín, ahí se divertían ellos y a veces íbamos ahí de los mismos braceros, de los otros carros a oírlos ahí que tocaban piezas, porque muchos llevaban violines, otros llevaban guitarras y se coordinaban.

VM: Y, ¿como qué tipo de música tocaban? ¿No recuerda usted alguna canción?

JS: No, no me recuerdo, pero tocaban música de la apropiada que se usa, que usábamos en México, que se usaba en México.

VM: Y como hay una canción que recuerdo, La Máquina 501, que son corridos que describen como la vida de los trabajadores de ferrocarril o…
JS: Pos esas canciones son recuerdos y corridos que se hacen, que se hicieron en la vida ferrocarrilera, como La Máquina 501, La Rielera.

VM: ¿Me podría decir algunas palabras de estas canciones? ¿Qué era lo que describían?

JS: Ah, pues La Rielera es canción compuesta por ferrocarrileros: (canta la canción) “Yo soy rielera, tengo a mi Juan. Él es mi vida yo soy su querer. Cuando le dicen que ahí viene un tren”. Le dice él: “Adiós mi querida, ya se va tu Juan. Pobrecito garrotero”. Eso es de los garroteros que morían mucho. “No pueden tener mujer porque la virgen le carga, bajo a las ruedas del tren. Yo soy rielera, tengo a mi Juan, él es mi vida, yo soy su querer”. Esa es La Rielera, porque los garroteros, en aquel tiempo las unidades del ferrocarril, ¿sabe?, las unidades son los furgones, las plataformas, las góndolas, tanques de agua, enfrenaban con un freno que tenía cada, cada…

VM: Carro.

JS: Cada carro, en uno de los topes del carro, ya fuera en este tope o en éste, tenía una rueda así, de fierro. Y entonces, cuando echaban volantes, cuando los patieros que echaban volantes, cuando iban pegados en el tren, pos el tren, la máquina aplicaba el aire pa frenar. Pero cuando era en el patio, echaban volantes y entonces el garrotero, los garroteros echaban volantes, tenían que frenar ese carro, esa unidad cuando tenía que, donde tenía que ir a cargar o a descargar. Y luego para enfrenarlo, para detenerlo se agarraba con la rueda esa de volante y acá atrás tenía un engrane, con una cuña, cuñita, con los brazos le daba de vueltas a la rueda y ya cuando estaba muy apretado y con el pie, le metía la viñita al engrane, para que ahí se detuviera. Pero se necesitaba más, porque todavía el carro iba caminando, se necesitaba más fuerza. Por eso le dicen garroteros, porque cada garrotero les daba el ferrocarril, un leño así, un garrote, un fierro de madera buena, usuable, no gruesota ni nada, pa que la tuvieran agarrada y lo metieran en la rueda de fierro ahí pa que hiciera más fuerza. Y entonces el garrotero le metía el garrote, era de este tamaño, lo metía allí y hacía más fuerza, pues ya dale otros dos dientes ahí al engrane y parabas el carro. Pero a veces se quebraba, se quebraba de la fuerza que hacías, se quebraba el palo, y pas, y como el freno del carro casi estaba derechito del riel, por donde va caminando una de las ruedas del tren, se quebraba el palo de la fuerza que hacías, se quebraba el palo, y pas, allá caía entre los dos huecos, o donde iban los dos carros pegados. Porque a veces sí iban hasta de a dos, y se quebraba el palo, y pas, caías, pero casi derechito al riel y luego llegaban las ruedotas. Pos pesan, pesan toneladas, llegaban, ahí moría el garrotero, el cristiano, por eso les decían…

VM: Garroteros.

JS: Nomás los garroteros, el maquinista y los que venían manejando la máquina, esos iban adentro de su máquina, pero el garrotero tenía que enfrenar los carros si se necesitaba hasta con el garrote, pero luego se quebraba, era madera muy buena, pero a tanto y tanto.

VM: Exacto.

JS: Se quebraba. No, no a todos, muchos alcanzaban a enfrenar bien y no, no se les quebraba el garrote, pero a tanto y tanto se quebraba, por eso dice que pobrecitos garroteros, no pueden tener mujer, porque la vida la cargan bajo la rueda del tren. Eso era un corrido compuesto pa ferrocarrileros, y la otra es La Máquina 501. Esa fue en el estado de Sonora, como allá hay muchos minerales. Entonces acarrean muchos minerales de las minas a los pueblos, manejan góndolas llenas de metal, carros con dinamita y, que usan los mineros pa tumbar el cerro y sacar el metal, el mineral. Entonces, en Nacozari, hay un pueblo que se llama Nacozari en el estado de Sonora, ahí es como patio, almacenamiento, de ahí salen trenes pa Sonora, a la capital Hermosillo, Sonora u otros lugares, y pa los minerales. Y entonces, en una de las ocasiones, Jesús García era uno de los maquinistas que movían esas maquinas del ferrocarril, de los trenes, él movía la máquina con los trenes, con sus maquinas. Y entonces, uno de los maquinistas era Jesús García y entonces ese día estaba ahí descansando pero luego llegó otro, otro tren ahí con carga, y entonces uno de los carros traía hasta dinamita, quién sabe cómo se prendería. Se prendieron unos carros ahí. Y luego no hallaron más, más cerca y más rápido que ir a avisarle a Jesús García, que el carro se, el tren allá, se estaba quemando. Y dice la canción que estaba Jesús García acariciando a su madre, porque era soltero, cuando llegaron a avisarle: “Ándele don Jesús, allá se está quemando el tren”. Y entonces dejo de acariciar a su madre y se fue luego luego. Se subió al tren, a la máquina que estaba ahí, había una máquina ahí prendida, pegada ahí en ese mismo carro donde se estaba quemando la dinamita. Se arrancó, se subió a la máquina, dice la canción, y le dio vuelo a su vapor, quiere decir que le abrió luego luego vapor pa y entonces se arrancó, era cuesta arriba pa donde iba a arrancar el tren, la máquina con los carros de dinamita. Y entonces le dice (cantando): “Su fogonero, Jesús vámonos a pie, Jesús vámonos bajando, mira que el carro de atrás, ya se nos viene quemando”. Y luego le contesta Jesús al otro, este Jesús García, le dice Jesús García: “Mi pensamiento, mi idea es otra”, ¿cómo?, “mi idea es otra”, dice, “bájanos, vámonos aquí”. Le dice el fogonero que se vayan bajando. Le dice Jesús que no, que su idea es seguirle de frente, que él no quiere ser la causa de que muera tanta gente. Y quién sabe si se bajaría el fogonero, pero Jesús sí. García siguió dándole a su máquina y a los carros que se iban quemando, pero dice la canción: “pero antes de llegar al seis, ahí explotó la dinamita, y ahí terminó su vida”. Como era de cuesta arriba, antes de llegar al seis. Seis kilómetros alcanzó a correr a retirar los carros que iban a hacer explosión de dinamita, de Nacozari, del pueblo. Retiró el peligro seis kilómetros, ya allá, ahí se desapareció Jesús García, ahí terminó su vida, pero salvó mucha gente, toda la del pueblo de Nacozari, si ha hecho explosión ahí mismo la dinamita, que no hubieran movido esos carros, había muerto ahí mucha gente.

VM: Entonces esta es La Máquina 501.

JS: Esa es La Máquina 501, que corría para Sonora, por eso los garroteros, el que no suspira, llora, le compusieron esa canción a los ferrocarrileros. Y con decirte que todavía del sindicato de México, Distrito Federal, ahí es donde está el Secretario Nacional, que manda todos los Secretarios Generales de todos los lugares, son como treinta sucursales sindicales. Eran allá en aquel tiempo que yo trabajaba, todavía venían cuando estaba a raya en el sindicato allá en Juárez. Crucito, era el representante por jubilados, venían allá a saludar, comisión que mandaba el secretario nacional al pueblo de Nacozari, a venerar todavía.

VM: A Juan García.

JS: La acción que hizo Jesús García.

VM: A Jesús García.

JS: A venerar y a poner de fiesta allá.

VM: Al pueblo.

JS: A los ferrocarrileros de ese lugar. Con dinero de, que mandaba el secretario nacional, lo que mandara, $5,000, $8,000 o $10,000 pesos, pa ahí pa, para que les hiciera un festival ahí a los ferrocarrileros. Pero se introducen del pueblo uno que otro, no se les cobra ni se les discrimina, se les da ahí lo que hay, cervecitas, chicharrones y…

VM: ¿Usted llegó alguna vez a ir a…?

JS: No, a Nacozari, pero en Juárez sí. En Juárez y Chihuahua sí.

VM: ¿También lo festejaban?
JS: Sí, también lo mandan dinero, y el sindicato de las sucursales, como en Chihuahua, hay un secretario nacional que se pone una parte de dinero y otra manda el ejecutivo nacional, y les hacen fiesta a todos los ferrocarrileros, cerveza, chicharrones y algún aperitivo, colas de pavo o chicharrones con bastantes tortillas o panes y muchos barriles de cerveza y botellas de vino. Igualmente que en Juárez le mandaban al secretario, nomás que el secretario era, general en Juárez es, en Chihuahua es sección 5 del Sindicato de Ferrocarriles, y en Juárez es este, delegación, delegado, perteneciente al mando del Secretario General de Chihuahua. Y entonces le mandaban de todos modos al secretario este, ¿cómo te dije?, este, en Juárez es secretario, pos viene siendo inferior al secretario de…

VM: Nacional.

JS: Secretario general de Chihuahua. Delegación, delegado, pero de todos modos le mandaban al secretario delegado en Juárez dinero y poco que ponía ahí el sindicato para festejarnos. Barriles de cerveza, baile para toda la familia ferrocarrilera, nos rentaban salón, ya fuera en el Casino Alianza, en el Capri, hay como unos tres salones, que a los tres fuimos, un año en uno. Y entonces rentaban y ahí se invitaba a todas las familias. Yo llevé a mi señora y a mis hijos a la fiesta, y ahí había muchos refrescos para la familia y, comida, cazuelones mandábamos a hacer. La comisión de representantes, mandaban a hacer comida, cazuelones mira, para darnos así de comer, refrescos pa los chamacos.

VM: Niños.

JS: Y cerveza para, y botellas de vino, güisqui. Íbamos a pedir güisqui allá a la güisquería, como la güisquería, ocupa los servicios de ferrocarriles para transportar sus cargamentos, cada año el…

VM: El dueño de la güisquería.

JS: Cada año el festejo de 7 de noviembre, se festejaba 7, cada año se festejaba, era el festejo de los ferrocarrileros. El 7 de noviembre íbamos a pedir, nos mandaban de México, pero íbamos a pedir a las madererías, a la cervecería, a la güisquería, a las estas, ganaderos, a la Unión de Ganaderos, porque entonces embarcaban muchas jaulas de ganado de por allá de los ranchos, de los ranchos ganaderos, del ferrocarril, jaulas de ganado a Juárez, íbamos a pedir de todo.

VM: Así es que les daban de todo para la fiesta, ¿no?, de los ferrocarrileros.

JS: Nos daban de todo.

VM: Qué bueno.

JS: Íbamos a la Unión Ganadera y nos daban un cheque por $1,000, $1,500 pesos.

VM: Para la carne.

JS: Pa la carne y pagar el salón de baile.

VM: Ah, qué bien.

JS: Y todo. Entonces íbamos a la cervecería, barriles de cerveza, un barril o dos barrilones de cerveza, regalados. A mí me tocó andar en la comisión de hacer el…

VM: De la organización del baile.

JS: Sí, de…

VM: Del 7 de noviembre.

JS: De pedir con autorización del secretario.
VM: De la delegación.

JS: Del sindicato.

VM: Ah.

JS: Autorizado, para ahí fuimos luego, Luevanos y yo, uno que era inspector de Chihuahua Pacífico. Y llevábamos carta para presentarla ahí. “Aquí entregamos esto”. “Ah, sí”. “Día del ferrocarrilero”, decía. “Mañana va a ser día, o pasado”. “Ah, está bien”. Entonces íbamos a la maderería, nos daba dinero, la maderería del cinco, como ahí llegaban muchos carros cargados de madera y cargan ahí, y presentábamos la carta, no necesitábamos ni hablar, no, nomás nos presentábamos. “Ah, está bien”. En Chihuahua, allá era la oficina y le daban un cheque por tanto y ya íbamos ahí con el jefe, nos lo firmaba, íbamos a la güisquería con Pepe, el encargado ahí, el jefe de la güisquería. “Pepe”. “¿Qué pasó?, ¿ya vienen a la cooperación?”. “Sí, Pepe, aquí traemos”. “Sí, ya sé”. Ya ni leían la carta.

VM: Ya sabía a qué iban.

JS: Era una carta muy sensible, nomás unas cuantas palabras, nomás. No era carta extensa, dos o tres palabras, por ser día se molesta, a esa, ¿cómo les nombran?

VM: Esa compañía.

JS: Compañía o sucursal, lo que sea, por su cooperación, para festejar el 7 de noviembre. Muy leve la…

VM: La carta.

JS: La carta. Entonces llegábamos con Pepe: “Oh, sí”, dice, “ya se acerca el día de…
VM: Del ferrocarrilero.

JS: No, no íbamos el mero día, íbamos antes, a veces hasta ocho días. Entonces: “Sí, a eso venimos Pepe”. “Ah, está bien. Mira, díganle a él”. Tenía sus ayudantes ahí, el jefe de la güisquería, era español. “Ah, mira. Ahí ve con, vayan con”, ya los conocíamos, “vayan con fulano, díganle que les dé ahí de la bodega, una caja de botellas de güisqui”.

JS: ¿Sabes cuántas? Creo diez.

VM: ¿Diez cajas les dieron?

JS: No diez, una caja. Una caja traía nomás diez botellas de güisqui, pero de a litro. Entonces esas las teníamos que entregar al sindicato, y como nosotros éramos de la comisión, esa vez que me tocó a mí con Luevano, le dije yo a Luevano: “Luevano, oye, ¿pues cómo vamos a entregar todos los güisquis allá? Pos luego la correteada de andarnos avergonzando y haciendo la cooperación”.

VM: Y se quedó con uno.

JS: Ah sí. “Pos no, es de regla. Toma una botella tú Luevano, y yo otra”. Las dejábamos en nuestra casa particular.

VM: Y nomás entregaron siete botellas.

JS: Ocho. Nomás entregamos ocho y nos quedamos con una. “Nomás esto dio Pepe, ocho botellas”. Como no preguntaban (risas). “No, está bueno”. Se la entregábamos al secretario nacional, y los cheques, el dinero en efectivo que nos daba la Unión Ganadera, la maderería, daban dinero en efectivo. Y se rentaba salón en El Capri, o en el que está ahí atrás del ferrocarril. No me acuerdo como se llama, ese salón, exclusivamente para rentarse y lo rentan en $2,000, $3,000 pesos, por la noche nomás de las tres de la mañana, de las diez a las tres de la mañana. Pero como nos sobraba dinero con la cooperacha que hacíamos, para festejarnos y pagar la música, porque ocupábamos buena orquesta, no crea que cualquier, que cualquier…

VM: Cualquier grupo.

JS: Ey, cualquier grupo de…

VM: Ay, qué bien.

JS: Que cobraba buenos centavos pero había con qué pagarla. Aparte de lo que nos mandaban de México y de lo que tenía ahí el sindicato junto. Ahí el sindicato, el tesorero siempre había en el banco $3,000, $4,000, $5,000 pesos.

VM: Ah, qué bien.

JS: Porque renta, el sindicato tiene, renta ahí, tiene dos inquilinos de fruta de mercancía, uno vende burros ahí, lonches y todo, y ese paga como $1,500 pesos mensuales de renta porque el edificio es del sindicato, ahí al secretario, como $1,500 pesos. Y tiene el otro de la frutería, que está entre Guerrero y Lerdo, ese paga como $2,000 pesos mensuales. Luego rentaban el salón en $600, $500 pesos, y todo ese dinero lo tiene reportado el tesorero en el banco. Y cuando se necesita, van y sacan de ahí, con firmas del tesorero y el secretario y como pa la fiesta se necesitaba, sacaban de ahí dinero, y se pagaba todo, todo se pagaba y le dábamos buen… Cada día 7 de noviembre. Le dábamos buen festejo a la familia, baile y cena.

VM: Comida.

JS: Y comida, refrescos.
VM: Qué bien, qué rico.

JS: Y ahí se les repartía el güisqui, ahí se les repartía el güisqui, teníamos ahí encargado como barrita, que era el que repartía ahí, no, se acababan las ocho botellas de güisqui, se acababan los barriles de cerveza que nos daba la cervecería. Y todo lo demás se pagaba, la música, la comida, el salón que se rentaba pal baile y todo se pagaba y la familia quedaba muy contenta, porque toda la familia, los familiares, esposa, hijos y familiares de la esposa del trabajador.

VM: Celebraban juntos.

JS: Se les invitaba, a todos se les daba invitación.

VM: Qué bien.

JS: Se pagaban las invitaciones que se mandaban hacer. Total que nos festejábamos muy bonito y amanecía el 7 de noviembre y ese día no íbamos a trabajar, nos lo pagaba el ferrocarril, a todos los ferrocarrileros, sin trabajar. No, nos la pasábamos muy bien. Pero después ya se acabó eso, ya agarraron otros ferrocarriles, las líneas las rentaba el Ferrocarriles Nacionales de México. Por ejemplo ahorita, una línea las tiene rentadas de México a, de Ciudad Juárez a México, otras de Nuevo Laredo a México, otras de México a Veracruz y a Oaxaca, otras de, de…

VM: Ahora se llama Ferromex y es la privatización del ferrocarril a otros países, ¿verdad?

JS: Pues yo no sé ni cómo se llama.

VM: Sí.
JS: Pero la otra es de otro ferrocarril, de aquí de Chihuahua es de Chihuahua ta de, ¿cómo se llama hombre? De aquí de El Paso para allá mira, sale ese tren, para en Los Mochis, Sinaloa.

VM: Ah, el CH. P.

JS: No era Ch. P., antes, Chihuahua Pacifico, creo sí, ahora es Ch.P., pero, ¿de dónde sale de ahí?

VM: De Chihuahua.

JS: De Chihuahua de, ¿cómo se llama ahí donde entronca Texas con México? Ahora lo verás, me estoy acordando, sí sé muy bien, pero no lo tengo ahorita, de ahí sale, pasando por Aldama y Chihuahua. Ahora lo verás, de ahí sale de ese tren y son trenes de lujo. Puros americanos van, pura gente de dinero, puros coches dormitorios, y salen de Ojinaga, Ojinaga se llama, el pueblo de Ojinaga que colinda con…

VM: Texas.

JS: Con Texas, en Texas se llama, no me acuerdo cómo se llama Texas, el pueblo que colinda con Ojinaga, ahorita me acuerdo.

VM: Eagle Pass.

JS: ¿Eh?

VM: Eagle Pass.

JS: No, tenía otro nombre, ahora lo verás. Y para allá a México el pueblito de México se llama Ojinaga, de ahí salen esos trenes, pero son puros trenes de lujo, puros carros americanos, este, dormitorios, que van a Los Mochis, Sinaloa, a Mazatlán, pasando por Chihuahua y atraviesan la…

VM: La sierra.

JS: La sierra que hace poco tiempo, pocos años que abrió el Ferrocarriles Nacionales de México pa conducir, pa unir Sinaloa con Chihuahua. Porque antes no estaban unidos, no bajaba la sierra, pura Sierra Madre, no dejaba entrar las vías del ferrocarril. ¿Sabes cuánto estuvo? Cientos de años, estuvieron estudiando, en Ferrocarriles Nacionales de México, para abrir esa línea, unir a Chihuahua con Sinaloa. Estuvieron estudiándola como cien años, hasta que ya se animaron, millones y millones les costó al ferrocarril y al Gobierno de México abrir esa línea, porque tuvo que tumbar muchos cerros y hacer túneles creo y creo que como diez o quién sabe qué tantos túneles, pasa el ferrocarril por abajo de los cerros donde le hicieron agujeros pa pasar.

VM: Sí.

JS: Pa tender ahí la línea, creo son como diez túneles.

VM: Son más, pero…

JS: Y en otro hicieron un puente, hicieron un puente. Creo por ahí pasa un río, aquí en las Barrancas del Cobre, ahí hicieron un puente, que pasan aviones, avionetas, no aviones grandísimos, no, avionetas que se usan en los pueblos, pasan por abajo del puente ese, ahí en la Barranca del Cobre, ahí detienen a los trenes que pasan. Pasan también trenes cargueros, con carga de Estados Unidos pa México y de México a Estados Unidos. Y los trenes de pasajeros son de lujo, ahí los paran arriba del puente ese de la Barranca del Cobre para que disfruten del panorama, este, ahí creo dura hasta media hora parado el tren, disfrutando ahí pa un lado y pal otro porque allá la Barranca del Cobre, allá está a mero abajo y acá pasa el ferrocarril por arriba, madereando ahí el cerro.

VM: Creo está como a mil quinientos pies de hondo.

JS: Sí, de hondo.

VM: La barranca.

JS: De hondo, porque es, por acá por donde pasa el ferrocarril es sierra y allá es barranco, y ahí detienen el tren pa que disfrute de…

VM: De la vista.

JS: Del panorama.

VM: Sí, bueno…

JS: Dicen que pa bajar, los indios bajan.

VM: Los Tarahumaras.

JS: Los Tarahumaras bajan, pero que nomás es una vereda que va aquí por arriba de la sierra, que es una veredita así, bajan también con un burro jalándolo. Ha de estar anchito así, no crea que está muy…

VM: Muy angosto.

JS: Ahí para abajo con mucho cuidado, porque cuidado que se, que se hagan a la orilla, porque se…

VM: Se caen.

JS: Se van hasta la misma barranca y ahí caen bien muertos, muy, muy alto. Y bajan con su burrito porque allá abajo hay mucha fruta, mucha fruta. Y de allá bajan a cargar fruta pa subir, ahora no, ya bajan en helicópteros, pero anteriormente bajaban…

VM: A pie.

JS: A pie o en burritos, en un puro burro, y cargado de fruta de a poquita, ahora no, ahora bajan en helicóptero.

VM: Pues bueno, creo que ya hemos…

JS: ¿Ya fue todo?

VM: Hemos terminado, muchas gracias por…

JS: ¿Ya se acabó la cuerda ahí o qué?

VM: Sí, ya.

JS: Está bien.

VM: Pues muchas gracias.

JS: A dieciocho con minutos.

VM: Sí, ya.

JS: Treinta y un minutos. Las seis con treinta y uno.

VM: Sí.

JS: ¿Quién sabe quién vendría ya? Ya ni me acuerdo si ya comimos o no.

VM: End of interview with Juan Sánchez Abasta.





Fin de la entrevista

Interviewer

Mena, Violeta

Interviewee

Sánchez Abasta, Juan

Location

Roswell, New Mexico

File Name Identifier

Sanchez_Abasta_NM001

Citation

Mena, Violeta and Sánchez Abasta, Juan, “Juan Sánchez Abasta,” Bracero History Archive, accessed April 18, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/67.