Benito Fierro

Title

Benito Fierro

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: Benito Fierro was born on March 20, 1932, in Julimes, Chihuahua, México; he was the third of nine brothers to be born, and they all learned the agricultural trade from their father; in 1953, he became a bracero; his primary duties in Texas and New Mexico were picking and irrigating cotton crops; in Montana and Colorado, he cleaned and pulled sugar beets; he continued working as a bracero until 1961.


Summary of Interview: Mr. Fierro recounts his childhood and the difficulties he and his family faced; he describes the various stages of the hiring process, including the contracting center in Chihuahua, Chihuahua, México, and the medical examinations he underwent at Rio Vista, a processing center in Socorro, Texas; as a bracero, his work included the following: picking and irrigating cotton crops, picking peas, harvesting lettuce, pulling sugar beets, and cleaning the fields in which they grew; he explains the different wages he received for the various jobs he performed and what he did when his contracts expired; in addition he recounts his experiences when he was sick; he goes on to detail what life was like for him and others on the farms, including what their food was like, what their hobbies were, and what they often did on weekends and in their spare time; furthermore, he concludes that he was grateful to have worked as a bracero and how much that had an impact on not only him, but his family as well; working as a bracero helped him obtain legal residency and ultimately citizenship in the United States.

Creator

Martinez, Laureano
Benito Fierro

Date

2003-02-18

Subject

Bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

Benito Fierro

creator (Spanish)

Fierro, Benito

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Digital, WAV, MP3

Duration

1:23:30

Transcription

Nombre del entrevistado: Benito Fierro
Fecha de la entrevista: 18 de febrero de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez

Esta es una entrevista con el señor Benito Fierro en la ciudad de Anthony, Nuevo México el día 18 de febrero de 2003. Conduciendo la entrevista para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso, Laureano Martínez.

LM: Buenas tardes señor Fierro, ¿cómo está?

BF: Buenas tardes. Bien, gracias a Dios.

LM: Señor Fierro, voy a comenzar preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?

BF: Yo nací el día 20 de marzo de 1932.

LM: ¿En dónde, señor?

BF: En La Regina, Julimes.

LM: En La Regina, Julimes.

BF: Estado de Chihuahua.

LM: Don Benito, ¿a qué se dedicaban sus padres?

BF: A sembrar la labor, trabajar siempre en la labor. Ellos sembraban trigo, maíz, cacahuate y una que otra vez algodón, chile, tomate, todas esas cositas, él sembraba eso.

LM: ¿Cuántos años tiene usted, don Benito?

BF: En la actualidad tengo ahorita setenta años.

LM: Cuénteme un poquito de ese lugar donde usted nació, ¿cómo es?

BF: Es una corillera, se llama La Regina y ahí en esa corillera le pusieron ese nombre porque la mujer fundadora que ya tenía muchos años de esa parte se llamaba Regina y así le pusieron a la corrillera. Y pertenecía, y pertenece aún al municipio de Julimes.

LM: Ajá, de Julimes. ¿A qué se dedicaba la gente ahí?

BF: Pos todos se dedicaban a la siembra, eso es lo que había ahí, nada más. Labores de riego, sembraban trigo, como le digo, cacahuate, sembraban chilares, sandías, melones, elotes, sembraban maíz para levantar elotes; lo llevaban a vender a Chihuahua, todas, muchas cosas llevaban a vender a Chihuahua. Ellos juntaban su carguita, prendían el estrés de mula, duraban tres días para ir a Chihuahua y regresar y traer sus centavitos y su mandado de allá, fíjese. Ahí van, iban, se juntaban hasta tres, cuatro para protegerse en el camino, porque tenían que dormir en el camino.

LM: ¿Cuánto hacían hasta Chihuahua?

BF: Hacían de un día, seguirle. Salían un día en la mañana temprano y más allá de la mediación se quedaban, dormían. Yo creo otro día salían muy temprano y llegaban para eso de las once de la mañana a Chihuahua, ya tenían sus partes donde ellos iban a vender.

LM: ¿Cómo se llamó su papá?

BF: Jesús Fierro.

LM: Y, ¿su mamá?

BF: Agustina Tinajeros.

LM: ¿Cuántos hijos tuvieron ellos, cuántos hermanos son?

BF: Bueno, vivos nueve y dos muertos. De los nueve, son cuatro mujeres y cinco hombres, entre ellos estoy yo.

LM: ¿Usted qué lugar ocupa dentro de ellos?

BF: Tercer lugar de los hombres y también de la familia. De los que estamos vivos pues, estamos hablando, ¿verdad?

LM: Y, ¿de todos?

BF: De todos, y enseguida vinieron cuatro mujeres y al último llegaron dos hombres, que son los más chicos.

LM: Entonces usted era de los más grandes.

BF: Sí, entre los tres más grandes, yo era el tercero.

LM: Don Benito, ¿usted tuvo oportunidad de ir a la escuela?

BF: Muy poco, porque yo la verdad de las cosas yo tenía una memoria tremenda y el profesor le dijo a mi papá: “No saques a este niño, hombre”. Porque yo aprendía los libros de memoria. Todos los libros los aprendía, el de segundo, el de tercer, año y me gustaba mucho leer. Y luego dijo: “¿Qué quieres que yo haga?”, dijo “yo no tengo dinero para darle a la escuela, clases”. Dijo: “Tengo, necesito sacarlo pa que me ayuden en la labor”, dijo, “porque tengo necesidad”. Era mucha la familia.

LM: Pues sí.

BF: Y me sacó de tercer año, apenas cursé tercer año.

LM: Tercer año.

BF: Apenas cursé tercer año de primaria.

LM: ¿Aprendió usted a leer y escribir?

BF: Sí, después seguí leyendo y leyendo y escribir y todo eso, he aprendido mucho porque me dedicaba yo a leer. Siempre me gustaba mucho leer, pero distintos libros.

LM: Claro. ¿Alguno de sus hermanos también fue bracero?

BF: Pos todos, de los mayores, todos, los dos. Ya los más chicos, ya no. ¿Qué es esto, qué…?

2ND: Unos retratos donde trabajabas en una…

BF: Mire, donde trabajaba en el rancho, andábamos si quiere ahorita estamos donde…

LM: Vamos a hacer una pausa.
(entrevista interrumpida)

LM: Continuamos la entrevista con el señor Benito Fierro. Me decía don Benito, de que sus hermanos también habían sido braceros.

BF: También mis hermanos fueron braceros, los mayores. Yo era el tercero de los mayores y ellos también, primero que yo empezaron a venir de braceros, porque ellos eran mayores que yo.

LM: Y, ¿sus hermanos dónde viven ahora?

BF: Uno vive en San José, California y el otro vive en Saucillo. Estaba en San José, California, pero se retiró y se vino a vivir a México. Ya ahorita tiene casa en Saucillo, ya tiene como unos, aproximadamente unos quince años viviendo allá de que se retiró.

LM: Don Benito, cuénteme cuando usted estaba pequeño, ¿le ayudaba usted a su papá?

BF: Sí, siempre ellos nos enseñaron a trabajar desde muy chicos. Por ejemplo, cuando nosotros ya estábamos de la edad de unos seis, siete años, todos los días teníamos que levantarnos antes que ellos, ir a traer leña; teníamos estufa de leña; poner lumbre, hacer café, llevarles el café a la cama y entonces ya se levantaban ellos, todos los días. Un día me tocaba a mí, otro día al hermano mayor y otro día al hermano segundo para que no nos aburriéramos.

LM: Mire, ¿cómo era su papá?

BF: Era muy serio y muy enérgico con nosotros.

LM: ¿Sí?

BF: Él no le gustaba casi bromear con nosotros y luego, jugar pues. Y luego siempre como mi mamá, fuimos nosotros los primeros hombres, no le ayudaban todavía las mujeres, entonces nosotros teníamos que ayudarle a moler el mixtamal, porque ponían mixtamal todos los días, ¿no sé si sabrá usted de eso?

LM: ¿Cómo es eso de mixtamal?

BF: Ponen el maíz, le echan un poquito de cal y lo hierven hasta que se hacen el mixtamal y luego otro día tenía un molino de esos de mano y ahí le aprensaba uno para que saliera la masa finita. A mí me tocaban tres tazas, al hermano mayor tres y media, cuatro y al hermano del medio tres y media. Ahí molíamos pa molerle la masa a mi mamá, para amasar y hacer las tortillas.

LM: Y, ¿eso era todos los días?

BF: Todos los días. Un brazado de leña, cada uno teníamos que partir todos los días. Y acarrear agua de la acequia porque no teníamos ahí de llave, ni nada de eso. Pasaba una acequia como de aquí al otro lado de la carretera del camino, todos los días yo tenía que traer dos, el otro hermano del medio tres viajes, con dos baldes y el otro cuatro porque también tenía que regar unas hierbitas que tenía ahí.

LM: ¿Se acuerda de la casa?, ¿cómo era la casa?

BF: Sí, era larga, eran siete cuartos así en hilera, la casa donde vivía. Y estaba toda por dentro, tenía puertas, pues.

LM: ¿A qué edad empezó usted a ayudarle a su papá?

BF: Pues a la edad de unos siete años, diría yo. Empecé yo a ayudar, pero le ayudábamos cuando estábamos en la escuela. Íbamos a ayudarle los sábados y a veces hasta los domingos para lograr que le fuéramos a ayudar, a limpiar el maíz, el algodón, el silar. “Ándele, vámonos y vámonos”. Y nos llevaba para que le ayudáramos esos días.

LM: Bien.
BF: Entonces llegó tiempo en que dijo: “No”, dijo, “pues yo necesito más ayuda”. Primero sacó al hermano mayor y luego después al segundo y al último me sacó a mí, para que trabajáramos. No haga ruido, no haga ruido. Váyase, está grabando. ¿Le paró?

LM: No, no, adelante, adelante.

BF: Entonces, pues yo fui el último que me sacó de la escuela, ¿verdad? Pero a los tres nos fue sacando porque había necesidad de que trabajáramos, no nomás con él, sino que tenían, nos ocupaban en otras partes para ayudarse. Nos daban la mitad pa que nosotros dejáramos la mitad para nosotros y la mitad para ayudarse él, que era grande la familia.

LM: Eran duros esos tiempos.

BF: Eran duros esos tiempos. Entonces, pues en ese tiempo nos pagaban $3 pesos por todo el día de trabajo, $3 pesos, eran unos pesos plata de .720 que se usaba, pero en aquellos tiempos era muy barato todo allá. Compraba usted $0.05 centavos de galletas y le daban un paquete así lleno de galletas, así que sí rendía mucho el dinero.

LM: Sí rendía, ¿cuántos años tenía en esas?

BF: Yo tenía cuando empecé a trabajar, tenía como unos once, once años cuando ya empecé a trabajar de raya, pues que se dice que de por paga.

LM: ¿Ese fue su primer trabajo?

BF: Ese fue mi primer trabajo. Y después nos llevaba también a los cortes de trigo. No había todavía máquina para cortar el trigo, lo cortábamos con una hoz y eran llanos así, y: “Ándeles, vámonos”. Y ahí vamos todos. Y gavillando para un lado y jale y jale y luego después a juntar las gavias, a hacer los, haces, unos brazadotes así de amarrados porque después los sacaban pa fuera y los hacinaban. Y luego venía una máquina de un señor que venía por toda la cordillera moliendo el trigo. Llegaba a una casa, de un tubote estaba aventando la paja y una banda grandota. Y luego tenía acá donde estaba saliendo el trigo limpio y la paja, el tubo, la máquina la estaba aventando pa un lado a donde la hacía montón. Era bonito aquel tiempo y nosotros nos gustaba pepenar porque sí tiraba trigo la máquina, pa vender lo que pepenábamos y sacar pa una soda, pa un pan.

LM: ¿Qué sacaban?, ¿cuánto sacaban?

BF: Pues a veces lo vendíamos y sacábamos unos $2 ó $3 pesos y para nosotros ya era bastante en aquel tiempo.

LM: Claro.

BF: Y luego también allí se ponía un señor a vender aguas frescas, cuando estaba la máquina moliendo el trigo, pos una agua nos encantaba, había agua de limón muy fresca, era negocio que hacía ahí. Y luego, pos era en tiempo de calor.

LM: Es en lo que se divertían.

BF: En lo que nos divertíamos. Y luego teníamos un divertimiento muy bonito, cuando veníamos de la labor, a veces íbamos a piscar maya, cuando levantaba la cosecha, a piscar cacahuate. Y veníamos y llegamos a veces estaba con el sol alto de la labor y teníamos equipo de béisbol, pero con bolas de hilo.

LM: De hilo, ¿cómo hacían esas bolas?

BF: Mi mamá nos las hacía. Sacaba hilo de los calcetines ya viejos y le sacaba y le iba enredando, le iba enredando hasta que hacía la pelota. Y luego la cosía con hilo pa que no se deshilachara luego luego y ahí nos tiene jugando con albeta y de ve, pos puros chavalos nos juntábamos ahí, pero bien que nos divertíamos jugando al béisbol.

LM: ¿Cuántos años tenía?

BF: Ya en eso ya tenía como unos once o doce años cuando hacíamos eso. Cuando ya empezaba a trabajar de raya también.

LM: Y, ¿siguió trabajando de raya?

BF: Sí, seguí trabajando de raya. Y luego a la edad de diecinueve años, me casé.

LM: De diecinueve años se casó.

BF: Muy lepe de a tiro, muy mocoso.

LM: ¿Cómo se llama su esposa?

BF: Eduviges.

LM: Diecinueve años tenía y, ¿ella?

BF: Ella tenía quince.

LM: Quince años.

BF: Quince años, fíjese. Estaba de a tiro mocoso y pues yo también, estaban, se nos metió lo loco. Y pues sabe, había un problema, ¿verdad?, que los papás de ella no la querían dejar andar conmigo. Y luego ella se enamoró de mí y yo estaba muy seguro del amor que le tenía, le dije: “No, pues mira, si le vas a hacer caso a tus papás, pues mejor aquí se acaba todo. Y si me vas a hacer caso a mí, pues entonces vas a tener que irte conmigo porque yo le dije a mi papá que te pidiera”. Ella me decía que le dijera a mi papá que la fuera a pedir, que la fuera a pedir a ella. Y dijo mi papá: “No, si ya sé que no te puede ni ver pintado”, dijo, “yo ni creas que me voy a arrimar ahí”. “Bueno, pues si usted no va, yo de algún modo le voy a hacer”. Entonces ella decidió darme el gano a mí. Y una tarde ya oscureciendo me la llevé, fíjese cómo es la vida.

LM: Así es.

BF: Así empezó mi vida, mi matrimonio.

LM: ¿En qué año fue eso?

BF: Fue en el año [19]52. Sí, en 1952, en marzo.

LM: En marzo.

BF: En mayo fue mi papá y trajo el civil, allá el civil de allá de Julimes, pa que nos casara ahí en la casa.

LM: Ni modo.

BF: Y ahí nos casaron.

LM: Don Benito, ¿cuándo se enteró usted de que se podía ir a trabajar a Estados Unidos?

BF: Ah, pues mire.

LM: ¿Cómo fue?
BF: Fue ese mismo año que me casé. Había braceros en mayo pa la limpia y luego en septiembre pa las piscas de algodón. Y yo me quería venir en mayo, para ayudarme, porque yo nunca había agarrado bastante dinero allá, ni siquiera uno de a $50, de esos azulitos que había de $50 pesos un bille[te], no lo había podido agarrar nunca, nomás $10, $20 pesos era lo que agarraba. Y yo tenía ganas de agarrar dinero y ya estaba casado, entonces le pedí permiso a mi apá y me dijo: “No”, dijo. Pos allá, el hermano mayor también andaba acá, dijo: “¿Cómo me vas a dejar solo con la labor? Yo necesito que me ayudes también aquí, ayúdame hasta que ya la labor esté, que ya el maíz esté rendido y todo el… y entonces sí te dejo ir”. Y por eso no me vine en mayo, esperé a septiembre y luego le dije: “Ahora sí”. “Ahora sí que Dios te bendiga”. Y me echó la bendición. “Ahora sí puedes irte”. Y había una troca que pasaba ahí juntando gente para llevarla a Julimes a apuntarse. Pero ya fuimos y nos apuntamos en la lista y un día salió una troca bien llena y entre ellos venía yo hasta Chihuahua.

LM: Mire.

BF: Allí venían y nos recomendaban y luego ya ahí nos quedábamos. Y ahí hasta que empezaban a hablarnos: “Fulano, zutano, mangano”. Ya nomás empezaban con la de, nos veníamos en la troca de nosotros y al rato nos llegaban y ahí vamos todos haciendo fila.

LM: ¿Cuántos gentes se vinieron con usted?

BF: Pues en ese tiempo yo creo que éramos como unos cuarenta y tantos los que veníamos de allá. Unos, unos cuarenta y cuatro, cuarenta y cinco, yo que veníamos en una troca grande. Y todos salimos juntos con otros, porque en el tren carguero echaban así en hilera un…

LM: ¿Les cobraban por llevarlos a Chihuahua?
BF: No nos cobraban, el pueblo hacía eso por nosotros. El pueblo de Julimes, el mismo, ellos mismos ponían la troca para ayudarnos y, pero no nos cobraban ni un centavo.

LM: Entonces de Julimes a Chihuahua. Y, ¿ahí en Chihuahua, qué hacían?

BF: Ahí nos quedábamos, ahí nos quedábamos y ahí estábamos hasta que nos hablaban. Hasta que, ya cuando nos hablaban por nuestros nombres, agarrábamos una fila y ahí hacían el proceso que tenían que hacer, ¿verdad?, a cada uno. Íbamos cantando la fila y ya quedábamos listos y cuando ya juntaban una parvada, ahí nos llevan a agarrar el tren.

LM: Entonces había un centro de contratación.

BF: De contratación en Chihuahua, bastante grande, ¡qué bárbaro! Ahí había vendutas alrededor, ahí le vendían carnitas, le vendían todo en el centro ese de contratación, porque era bastante el gentío que había ahí.

LM: ¿Cuántas gente habría?

BF: Válgame, yo creo que miles de gentes había ahí. No le sabría decir exactamente, pero venía de todas partes, de allá del sur, de todas partes venía gente a contratarse ahí a Chihuahua. Era mucha la gente que se juntaba ahí, era grande ese centro de contratación.

LM: ¿Cuántos días duró ahí?

BF: A veces durábamos dos, a veces durábamos tres días, depende de qué tan atrasados íbamos en la lista, ¿verdad? Porque tenían listas más adelante, hasta que nos llegaba el turno a nosotros. Y luego trabajaba nomás de día, hasta cierta hora, ya paraban y hasta otro día volvían a empezar otra vez la contratación.
LM: ¿Esa lista la hacían en Chihuahua o en Julimes?

BF: En Chihuahua, en Chihuahua. Julimes traiban la lista nomás de los que veníamos de allá de Julimes y cada grupo que venía de otra parte, traiba la lista y la entregaban ahí a los mandamás ahí en Chihuahua.

LM: ¿Se acuerda de cómo era ese centro de recepción?, ¿me lo puede más o menos describir?

BF: Pues mire, era un llano bastante grande. En ese llano no había más de que el centro de contratación. No miraba usted ni casa ni nada de eso, estaba fuera en lado de Chihuahua. Y entonces pues todo llegaba el camino, la carretera, ¿verdad? Y lo dejaba, dejaba el grupo ahí y luego ya se iba. Pero todavía estaba así de gente y pos era muy alegre porque había muchos vendiendo carnitas y todo eso, y lonches y todo para comer.

LM: Y, ¿tenía la gente para comprar?

BF: Pos lo que podía uno traer, ¿verdad? Porque a veces ya cuando nos íbamos a venir, pues tratábamos de traer los $5, $10 pesos pa los que sabíamos que íbamos a durar ahí.

LM: Claro.

BF: Ya nomás nos contrataban y entonces sí ya, ya quedaba de parte de… nos daban comida y todo. Ya cuando pasamos aquí a El Paso, allá no. Todavía cuando veníamos en el tren, tenía que traer uno algo porque a veces se arrimaban las señoras vendiendo jarritos de atole ahí en las estaciones, pues hasta un jarrito de atole compraba uno y se, ya cuando se.

LM: Oiga y a ver, y ahí en ese centro, ¿les hicieron algún examen médico?
BF: ¿En el centro de la contratación de Chihuahua?

LM: En Chihuahua.

BF: No, no recuerdo yo que ahí me hicieran. Aquí era donde nos hicieron ya cuando pasábamos de este lado.

LM: Entonces ya que les daban el contrato, porque, ahí les daban el contrato, ¿los mandaban a…?

BF: Nos mandaban para acá.

LM: A la frontera.

BF: A la frontera.

LM: ¿En qué los mandaban?

BF: En el tren carguero.

LM: ¿Cómo era ese viaje?

BF: Experien[cia], veníamos todos en tren carguero, llegábamos y nos parábamos cerca, porque usted sabe que en Juárez pasa el deste hasta muy cerca del puente; pues ahí paraba cerca, pues no muy cerca, ¿verdad?, del puente. Pero paraba allá cerca para venirnos a pie. Nos bajábamos y ahí viene, toda la gente se quedaba viéndonos porque nos bajábamos todos ahí y ahí venimos haciendo chorros.

LM: ¿Cuánta gente habría en la…?

BF: Pues a veces miles veníamos, a veces de perdida unos mil doscientos, mil trescientos que veníamos en chorros. No, no podría decirle exactamente la cantidad, pero éramos bastantes los que veníamos en los vagones.

LM: ¿Estaban limpios los vagones?

BF: Y pasábamos por el puente, si era una chorrera, la gente se quedaba admirada viendo tanta gente que íbamos pasando. Y luego llegamos a ese bodegón largo que estaba ahí y: “Vámonos”. Y tenía que ser rápido, así como iba y: “Bájense los pantalones”, y zas, zas y, “bájense y bájense”, y ahí vamos.

LM: ¿Eso ya fue en, en el…?

BF: Aquí en El Paso. Y luego salíamos y ahí están los camiones esperando. Se llenaba un camión y salía y estaba otro, a Río Vista, hasta allá nos íbamos a dar.

LM: ¿Estaban limpios esos trenes?

BF: Sí, sí estaban. Luego allá en Río Vista pues allá le sacaban a uno sangre.

LM: A ver, ¿cómo era?

BF: Muchos se desmayaban porque no estaba uno acostumbrado, ¿verdad? Y a veces hasta ya tenía uno miedo cuando iba llegando por que muchos se desvanecían. Ah, no, luego les ponían alcohol y volvían otra vez. No estaban acostumbrados a ver que les sacaran sangre.

LM: Claro, eso fue en Río Vista, Texas.

BF: En Río Vista.

LM: ¿Ahí había un centro de recepción?

BF: Un centro de recepción bastante grande, como le digo. Tenía muchas barracas donde tenían camas de campaña, ahí dormíamos todos.

LM: O sea que a ustedes los bajaban del tren y luego, ¿qué les ponían?

BF: Nos pasábamos pa este lado. Venía alguien que nos venía guiando, vámonos y ahí nos van…

LM: ¿Traían algún pasaporte?

BF: Nada, nada. Nomás traíamos el contrato y alguien que venía respondiendo por nosotros para pasarnos el puente. No había quién nos dijera nada, porque ya sabían que éramos braceros, que nos traiban pos a contratarnos.

LM: Claro.

BF: Luego ahí en Río Vista, pues ahí estábamos esperando a veces un día, a veces dos días, depende de que viniera, pidieran un grupo, ¿verdá? Pedían un grupo pa Roswell: “Necesitamos doscientos”. Vámonos en camiones hasta Roswell. Lovington y pa Garfield, el condado Doña Ana. Todo el condado Doña Ana pedían braceros, ahí vamos.

LM: Cuénteme de los exámenes médicos que les hacían ahí en el Río Vista.

BF: Bueno, en Río Vista nos sacaban sangre. Y luego nos chequeaban los pulmones. Nos daba tanta risa porque: “Respírelo, téngalo, respire y téngalo”, digo, ya nomás hacían rápido y respire, tenía que, ya, “respírelo y téngalo listo, respírelo y téngalo listo”. Y pase y pase y a todos chequeándonos los pulmones. Y ése era el examen que pasábamos en Río Vista.
LM: ¿Algún desinfectante o algo?

BF: No, no, nomás eso nos chequeaban y a muchos los devolvían, que salían malos de los pulmones, otros malos de la sangre. Estos no los admitían, los arrimaban pa atrás.

LM: Porque me platicaban que les quitaban la ropa, que les…

BF: No, pero esto fue antes de llegar a Río Vista. Aquí al pasar a El Paso, había una desta larga y ahí entrábamos todos y ahí era onde tenían ellos el desinfectante.

LM: ¿Cómo era?

BF: Porque podía haber gente que traiba piojos y todo eso. Pos eran pompas, tenían pompas ahí, y: “Bájeselos”, y le echaban. Y: “Ahora sí, súbase”, y: “Vámonos”, y vámonos y rápido.

LM: ¿Era liquido?

BF: No, no, era polvo, era polvo sí. Para desinfectarlos a alguien que trajera piojos o algo entre la raza, o algo.

LM: Muy bien.

BF: Qué no ve que como íbamos a dormir todos ahí en el, ahí en las destas barracas que tenían.

LM: ¿Ahí tenían dormitorios en Río Vista?

BF: Dormitorios en Río Vista. Nomás que tenía que hacer línea pa agarrar cobija, ya cuando se a… de tales horas tenían, me parece que de las cinco en adelante ya abrían la ventana, vámonos. Y en la mañana tenía que hacer línea para irla a entregar y luego hacer línea pal almuerzo, pa que…

LM: ¿Les daban ahí de…?

BF: Seguro, y de volada también. Entraba uno y: “Vámonos,” nomás le ponían el plato ahí y vámonos y vámonos, porque eran muchos.

LM: ¿Qué les daban de comer?

BF: Pues casi en la mañana siempre nos daban huevo revuelto con frijoles, casi siempre era el almuerzo que nos daban. Y ya a medio día nos daban un pedacito de carne con verdura y así. Sí nos daban buena comida, nos gustaba la comida que daban ahí en Río Vista.

LM: ¿Los trataban bien?

BF: Nos trataban muy bien, yo no tengo qué decir, sí nos trataban muy bien.

LM: Ah, qué bueno. ¿Cuántos días se estuvo ahí en el Río Vista?

BF: Pos a veces nos tocó, una vez me llegó a tocar como estar tres días, pero a veces nos contrataban antes. A veces durábamos nomás un día, de un día para otro, depende de si había pedido, ¿verdad? creo que nomás estaban esperando pedidos.

LM: ¿A dónde lo mandaron a usted la primera vez?

BF: La primera vez salí a Garfield, Nuevo México.

LM: Y, ¿en qué trabajó ahí en Garfield?

BF: En las piscas de algodón.

LM: Piscas de algodón. ¿Había piscado algodón antes?

BF: Sí claro, allá en La Regina. Y gracias a Dios que me dio habilidad para piscar algodón, porque fíjese usted que ese año…

2ND: Hola.

BF: Estamos grabando, estamos grabando.
(entrevista interrumpida)

BF: Ese año que yo, ¿cómo se le hace? Es una cosa que, ¿cómo no voy yo a agradecer a este país? Yo estoy muy agradecido por una razón. Yo nunca había tenido mucho dinero y en una siete semanas que duré en la pisca del algodón yo fui a ver a mi familia y llevaba $350 dólares y los cambié en Juárez. No quise ni contarlos, porque me dieron un bonche así, puros azulitos de a $50. Eran como $3,500 o más pesos. Oiga, pos para mí era un dineral, yo nunca había agarrado tanto dinero. Y llegué a Chihuahua y ahí renté un cuarto en la misma oficina de los bajos, arriba y ahí fue donde puse todo mi deste y empecé a contar. Se me hacía un mundo a mí tener tanto dinero en la mano.

LM: Mire.

BF: Es algo maravilloso porque nunca lo había tenido. Llegué a mi casa y le di $500 pesos a mi papá y luego con lo demás fui comprando muebles porque no tenía ni muebles ni nada para ir a apartarlos. Mi apá nos dio dos cuartos de la orilla, eran siete cuartos, para que viviéramos. Pues empecé a comprar muebles y todo eso, ¿cómo no voy a agradecer yo a este país si de aquí saqué tanta cosa?

LM: Claro. Cuénteme de su trabajo ahí en ese rancho, ¿era un rancho grande?
BF: No era muy grande, habíamos como, eran como unos dieciocho braceros los que habíamos en ese rancho.

LM: ¿Todos trabajaban en la pisca?

BF: Todos trabajábamos en la pisca.

LM: Y, ¿dónde vivían?

BF: Estábamos hospedados en una casa que tenía cocina y luego tenía dos salas grandes con catres de campaña, ¿verdad? Uno era abajo y otro arriba, uno abajo y otro arriba. Y ahí dormíamos y la cocina tenía una estufa larga así con muchos quemadores para que todos pudiéramos usar, cada quien ahí cuando estábamos haciendo tortillas. Hacíamos, amasábamos harina, hacíamos tortillas, guisábamos papa con carne, con chile. Nosotros mismos hacíamos todo ahí. Preparábamos los burritos y todo para otro día en la mañana nos levantábamos y almorzábamos y ya teníamos preparado el lonche para irnos a la pisca.

LM: Ah, mire qué bien. Entonces ustedes mismos se cocinaban.

BF: Nosotros mismos cocinábamos y luego en los sábados lavábamos nuestra ropa.

LM: ¿Dónde lavaban?

BF: Después de que salíamos del trabajo. Trabajábamos hasta el medio día y la lavábamos. Había una acequiecita ahí y ahí nos poníamos con el jabón y ahí tábamos lavando la ropa para ponerla a secar, el cambio de ropa.

LM: ¿A qué horas empezaba el día de trabajo, don Benito?

BF: Empezábamos como a las siete de la mañana, más o menos.
LM: Cuénteme, descríbame un día normal de trabajo, ¿cómo?

BF: Un día normal de trabajo, por ejemplo para algunos pues era menos, para otros era más, porque había de todos, malos pa piscar, otros más buenos. Yo gracias a Dios no me contaban entre los buenos, buenos, pero de todas maneras ahí iba porque para mí todo el tiempo ahí me andaba en cuatrocientos cincuenta libras, piscaba cuatrocientos cincuenta libras en un día y ya tenía que ser bueno.

LM: Claro.

BF: Había muchos que nomás alcanzaban a piscar doscientas, doscientas cincuenta y así. Depende de cómo era de hábil el piscador.

LM: Cuénteme para los que no sabemos, ¿cómo era ese trabajo?, ¿cómo lo hacían?

BF: Mire, usaba uno costales, bueno, a mí me gustaba usar costales de doce pies, largos. Otros les gustaba de diez, más cortos y había de ocho también, más cortitos. Pero a mí me gustaban de doce porque no me gustaba apretar del costal. Por ejemplo, iba usted agachado, ¿verdad?, y se amarraba el costal y lo pasaba por en medio de las piernas y aquí iba la boca del costal y usted iba y aventando el algodón pa dentro. Y cuando se juntaba el bonche y nomás sacaba el pie y le daba un sacudidón y otra vez a piscar y a piscar y a echarle. Cuando ya llenaba el costal sacudido, se lo echaba uno en el hombro y ahí va, lo pesaba y luego subía la traila y lo vaciaba y a ponerle otra vez. A veces el costal llevaba sesenta, setenta libras y ahí se lo apuntaba el pesador.

LM: ¿A cómo les pagaban?

BF: A $2.05 las cien libras.

LM: A $2.05 las cien libras, ¿ahí no les pagaban más que por lo que juntaban?
BF: Por lo que juntaba, exactamente.

LM: ¿En qué época fue eso?, ¿en qué mes?

BF: En 1953, en septiembre.

LM: O sea que el sol estaba muy fuerte o…

BF: No, no, no, fue en 1952 el primer vez que entré yo verá. El [19]50 y, 1952, en septiembre. No, ya en ese tiempo no estaba muy fuerte el sol, ni eran los días muy largos, porque no era el verano, ya estábamos en el otoño cuando andábamos en las piscas de algodón.

LM: ¿Estaban largos los surcos?

BF: Sí, sí estaban largos. A veces ponían el tráiler a mediación para que no tuviéramos que llevarlo tan lejos. Pero taba tan buena la pisca que, ¡qué bárbaro!, en un pedazo como de unos quince metros acabalaba usted el costal lleno y ahí va a pesarlo. Muy bueno el algodón, blanco, blanco, ¡qué bárbaro!

LM: Y, ¿a qué horas acababan el día de trabajo?

BF: Más o menos como a las seis de la tarde.

LM: O sea, era de siete a seis.

BF: De siete a seis. Porque teníamos que ir a hacer cena y todo eso, a descansar.

LM: Claro.

BF: Sí.
LM: ¿Tenían mayordomo ahí?

BF: Sí, sí, siempre había mayordomo. Andaba chequeando detrás de nosotros que no dejáramos mucha pluma y todo eso. Porque sí había muchos muy malos pa piscar que pos, hacían… “Éitale, písquele bien, sáquele bien el capullo”. Porque dejaba muchas plumas y no les gustaba.

LM: Y, ¿ese mayordomo era americano o era mexicano?

BF: Era mexicano, pero los que se quedaban ahí todo el año de los consentidos del patrón. A ellos los pagaban nomás para andar cuidando ahí la gente. El pesador también era de los que trabajaba todo el año ahí con el patrón. Ése nomás estaba pesando en el algodón, ése no piscaba.

LM: Y, ¿cómo los trataban ellos?

BF: Bien.

LM: ¿Se portaban bien?

BF: Se portaban bien, yo nunca tuve problemas con ninguno, porque sería porque también me gustaba obedecer y respetar las órdenes.

LM: Claro. Cuénteme, ya que terminaban su trabajo, se iban a descansar. ¿Tenían algún radio?, o qué, ¿qué hacían?

BF: El primer año casi no hubo radio, porque todos tiraban, tratábamos de hacer algo, de juntar algo. Lo único que sí, había mucha plática y chistes y todo eso, era una de risadas ahí porque unos contaban un chiste, otros contaban otro. A la vez que estábamos haciendo el trabajo de cena y todo eso, estábamos risa y risa y era muy alegre. Porque por allá contaban que en chiste y por acá esto y haciendo tortillas y cociéndolas y todo eso.

LM: Se llevaban bien entre ustedes.

BF: Por ejemplo, estábamos como en el grupo en donde estaba yo, éramos tres los que nos juntábamos pa comprar la provisión. Se da cuenta usted por semana, en ese tiempo pa comprar la provisión para los tres, nos tocaba de a $3 dólares. Con $9 dólares comprábamos comida para la toda la semana. Porque un costalito de veinticinco libras de harina era barato. Todo estaba más barato, todo lo que, lo que comprábamos. Pos, ¿cómo es posible que ahorita íbamos a acabalarnos con eso?, ni peligro.

LM: No, pues ahorita…

BF: Para tres trabajadores… Y nos juntábamos y entre los tres hacíamos. Uno se ponía a guisar, otro a amasar la harina y otro a tortear y a cocerlas.

LM: ¿De dónde eran sus compañeros, se acuerda?

BF: No, pues el primer año me tocó con el papá de mi esposa y luego un compadre de él, un conocido de ahí mismo de La Regina. Estábamos encantados de la vida, ahí de La Regina casi éramos todos. Así es que pura gente conocida, puro rifle ahí.

LM: ¿Ya no hubo problema con su suegro?

BF: No, ya no. Ya todo estaba muy bien.

LM: Qué bueno.

BF: Me acuerdo yo que hasta fue le dijo a mi esposa: “Cuídale, ese hombre, ese hombre es muy trabajador”. Porque él miraba lo que yo piscaba. Él no podía llegar de una, hasta doscientos ochenta, doscientos noventa por más. Y me decía: “No te mates tanto mijo”. “No”, le digo, “es que yo puedo, a mí me gusta”, le digo, “me encanta la pisca”.

LM: Claro.

BF: Porque se le hacía que me mataba de más para piscar cuatrocientas cincuenta, cuatrocientas sesenta libras.

LM: ¿Cuánto tiempo duró trabajando ahí en ese rancho?

BF: Duré como dos meses y medio, nomás.

LM: ¿De eso fue su contrato?

BF: No, de ahí me cambié con un hermano mayor que estaba aquí en Mesquite, desde allá de Garfield me vine hasta Mesquite porque él fue a verme hasta allá, mi hermano, cuando supo que estaba allá de bracero fue hasta allá una noche. Dijo: “Pos véngase, qué”. Ya éramos compadres, le había bautizado a mí el niño mayor, menor, el niño mayor, ¿verdad?, que había nacido y lo hicimos compadre. “Véngase compadre”, dijo, “váyase y yo le consigo para que le renueven el contrato y se quede todo el año a trabajar”.

LM: ¿Era muy difícil conseguir una renovación de contrato?

BF: Era muy difícil porque los patrones ya tenían sus gentes que les duraban todo el año. Entonces él, como la llevaba muy bien con el patrón aquí, estaban de acuerdo, que se llama Leo Olman el patrón de él. Vino y le dijo que si no renovaban el contrato mío. “Sí”, dijo, “tráetelo pa acá”. Y ahí sí yo que me empecé a quedar de todo el año.

LM: Claro.

BF: Que me vine para acá, pa Mesquite.

LM: Entonces usted duró dos meses y medio. Y, ¿qué hacía, qué hizo cuando se le acabó el contrato? O sea…

BF: No, mire, en invierno como no hay mucho trabajo, me fui pa La Regina con mi familia. Pues taba yo recién casado y me fui para allá. Y luego cuando ya empezaron las limpias en marzo, me volví a venir otra vez, pero ya tenía mi tarjeta.

LM: Cuénteme eso, o sea, ¿ustedes cómo se regresaban a su pueblo?, ¿los patrones los llevaban a algún lado, a Río Vista o algún lado? O, ¿ustedes se regresaban como ustedes podían?

BF: Por ejemplo yo, cuando ya estaba aquí en Mesquite, entonces le dije al patrón que si me daba permiso para irme a enlistar unas dos semanas, todavía no se acababa la pisca. “Sí”, dijo, “cómo no”. Y luego me dio permiso, porque sí necesitaba uno el permiso de todos modos.

LM: Era un permiso por escrito.

BF: Agarraba uno el bus y se venía y luego ya pasaba y agarraba el bus de Juárez a Chihuahua y ahí se iba a Meoqui y se iba uno para la casa. Y luego allá duraba el tiempo que le daban de permiso y ahí viene otra vez. Y enseñaba uno el permiso cuando venía ahí en el puente. Porque ahí tenía que llevar lo que le dieron un permiso que para ir.
LM: Y las famosas identificaciones o micas, ¿cuáles?

BF: Eran tarjetas.

LM: ¿Cuándo se las daban?

BF: Nos las daban cuando nos contratábamos, nos daban esa tarjeta cuando ya nos contrataba el patrón. Entonces nos daba esa tarjeta, porque onde quiera que llegaba La Migración, nos preguntaba, nomás le enseñaba la tarjeta, no había borlote, tarjeta de contratación.

LM: Cuénteme de La Migración, ¿cómo era?, ¿dura?, o era…

BF: Pues a nosotros nunca nos tocó que, a mí nunca me tocó que me chequeara La Migración. Sería que en ese tiempo casi no chequeaban porque había veces que veníamos en el pueblo y todo, nunca me tocó que alguien me preguntara: “A ver sus papeles, o algo”. Como ahora que creo que ahora sí preguntan muy seguido. Pues en ese tiempo no, nosotros salíamos a las tiendas y todo siempre traíamos la tarjeta.

LM: Claro.

BF: Pero nunca, nunca teníamos que enseñarla porque casi no, como había muchos braceros, pues yo creo que La Migración decía: “Pues estos son puros braceros los que vienen las tiendas y todo eso”. Porque sí veníamos, cada ocho días nos traiban a las tiendas, el mayordomo del patrón era encargado de traernos a las tiendas a llevar comida.

LM: ¿En qué los traía?

BF: En una troca. Ahí nos subía a todos los braceros y ahí venemos.
LM: ¿No batallaban con el idioma?

BF: No, no, pues eran mexicanos los mismos mayordomos.

LM: Y, ¿en las tiendas?

BF: Hablaban español, sí.

LM: ¿Cómo los trataban las gentes de las tiendas?

BF: Bien, nunca tuvimos problemas. Todo el tiempo nos trataron bien porque pues ellos lo que, en las tiendas lo que le interesaba es que le hicieran uno compras, así es que se portaban lo mejor que podían.

LM: Claro. ¿Se acuerda cómo se llamaba el lugar donde iban a hacer las compras?

BF: Bueno, aquí en Mesquite yo me acuerdo que el dueño de la tienda se llamaba don Emicho y la señora esposa de él se llamaba doña Enedina. Ahí era donde comprábamos nosotros la comida, aquí en Mesquite, Nuevo México.

LM: Mesquite, Nuevo México.

BF: Allá en Garfield no me acuerdo allá cómo se llamaban.

LM: ¿Qué tan lejos estaba de…?

BF: Sería que aquí en Mesquite duré como tres años. Mi hermano salió ya y yo seguí renovando y renovando. Después me cambié con otro que era sobrino del patrón mío. Y luego después me cambié con otro que también era familia de ellos.

LM: ¿Cómo le hacía para renovar?

BF: Me llevaban a Las Cruces.

LM: A Las Cruces, ¿a dónde?

BF: Cuando ya se terminaba la tarjeta, porque por ejemplo tenían una tarjeta, a veces la ponían por seis meses, cuando ya se terminaban los seis meses, ellos mismos nos llevaban a Las Cruces a renovar la tarjeta. Y ahí entraba en proceso, le renovaban a uno por otro seis meses y vámonos, otra vez.

LM: Entonces, ¿descansaban sábado y domingo?

BF: Sábado y domingo, sí. Nomás que el sábado agarrábamos de en medio día en delante. Todo el tiempo trabajábamos hasta mediodía y luego ya mediodía en delante descansábamos.

LM: ¿En qué se divertían?

BF: Pues había, por ejemplo, aquí en Mesquite yo iba a un billar que había ahí. Y ahí me divertía yo jugando al billar ahí con los mismos amigos braceros ahí que nos juntábamos. Ahí nos tomábamos un cervecita y nos poníamos a jugar al billar un rato.

LM: Qué bien. ¿Hizo amigos entre los braceros?

BF: Pues muchos braceros se venían. Por ejemplo, yo cuando tenía la mujer, porque vivimos cinco años en Juárez, entonces pues cada sábado nos íbamos pa Juárez y no veníamos hasta el domingo en la mañana, era el lunes en la mañana. Fíjese, pasábamos como a las cinco de la mañana pa agarrar el bus pa estar aquí pal trabajo.

LM: O sea que estaban entrando y saliendo.

BF: Entrando y saliendo. Duré cinco años con mi familia ahí, porque ya cuando me aburrí ¿verdad?, que ya empecé agarrar, entonces me vine pa Juárez y me traje la familia. Renté unos dos cuartos ahí en Juárez y ahí tuve viviendo ahí con mi familia.

LM: ¿Cuántos tenía de familia?

BF: Y en 1961 había este George Bush, ese aquí ya estaba aquí en La Unión yo, ese patrón tenía como, éramos como unos quince los que estábamos con él. Y hablaba español: “Yo les voy a dar los cartas”, decía, “para que arreglen residencia”. Y un hermano decía, un hermano mío que trabajaba ahí con otro señor que se llamaba don Casimiro, un mexicano. Que fue el que dio las cartas. “Nomás los está madereando, hombre, ¿qué les va a dar?”, y que quién sabe qué. Pues créamelo que a todos nos dio cartas y nos arregló residencia.

LM: A ver, entonces cuénteme, ¿en qué trabajó usted? En Garfield trabajó en el algodón.

BF: En la pisca del algodón.

LM: Y, ¿en Mesquite?

BF: En Mesquite trabajaba en pisca de algodón y en… limpiando acequias después de que se acababa la pisca y limpiando algodón en la limpia; trabajábamos nueve horas diarias en el azadón, desahijando algodón y limpiando algodón y bueno, todo eso era lo que hacíamos en tiempo de calor.

LM: ¿Cómo es la limpia del algodón?, ¿cómo es ese trabajo?
BF: Nace mucha hierba y le meten la cultivadora, pero entre el surco no pueden porque arrancan la mata, entonces tienen que meter al azadón y eso era lo que hacíamos nosotros. Cuando ya crecía el zacate entre surcos, pues ahí vamos con el piquito del azadón sacándole y también desahijando, porque estaba el chorro de algodón así y teníamos que desahijarlo y dejar de un matita, de a dos matitas, de a dos matitas.

LM: Todo el día agachados.

BF: Todo el día, sí. Ese era el trabajo que hacíamos en el verano ya cuando se acababan las piscas, cuando volvían a sembrar de nuevo el algodón. A veces también en el desahije de lechuga, muchos patrones sembraban lechuga.
LM: ¿Cuánto le pagaban ahí en el desahije del algodón?

BF: A $0.50 centavos la hora.

LM: Y, ¿en la lechuga?

BF: En la lechuga también, era lo mismo, $0.50 centavos la hora; nueve horas, $4.50 era lo que ganaba. Por eso nos gustaba la pisca.

LM: Claro.

BF: Porque en la pisca, fíjese, si yo piscaba cuatrocientas cincuenta libras, pos eran $8, eran $10, y $10 y cacho lo que ganaba, ¿se imagina? Ganaba lo doble que cuando trabajaba en el azadón.

LM: Claro.

BF: Por eso me encantaban a mí las piscas de algodón.

LM: Cuando le pagaban, ¿en qué le pagaban?, ¿en cheque o en efectivo?

BF: En cheque.

LM: En cheque. ¿Cada cuándo le pagaban?

BF: Cada ocho días, los sábados nos pagaban. Íbamos a la tienda, nos llevaban a comprar mandado y ahí en la tienda nos cambiaban los cheques. Comprábamos mandadito y ahí nos cambiaban el cheque.

LM: ¿Mandaba usted dinero?

BF: Sí, cómo no, claro que sí.

LM: ¿Cómo lo mandaba?

BF: Lo mandábamos por giro. Bueno, pues no mucho, ¿verdad?, pero sí mandábamos los $10, $15 dólares. Y luego juntando siempre para llevar, porque cuando ya, no le digo que yo en las piscas, es cosa increíble que como en unas siete semanas yo junté $350, eso sí, que no gastaba en nada. Nomás los $3 dólares que agarraba para comida y creo que nomás compré un pantalón, fue todo lo que compré. Todo lo estaba ahorrando y los estaba ahorrando y cuando ya llevaba $350 dólares era un mundo para mí tanto dinero. Y luego que lo, pues allá rindió a lo bárbaro, $3,500 es que, ¿cómo puede hacer tanto dinero así en tan poco tiempo?, ¿vedá?

LM: Oiga y, ¿dónde lo ahorraba?

BF: Pues ahí mismo en la casa, ahí mismo en el rancho donde estábamos, ahí tenía yo mi ahorro. Todo el tiempo a mí me ha gustado traer cartera y todo el tiempo ahí tengo mi ahorro en…

LM: Tenía su guardadito.

BF: Sí.

LM: Mire, qué bien. ¿Todos ganaban igual?

BF: No, en las piscas no. Ya le dije que muchos eran malos pa piscar, pues esos hacían menos. Ahí depende de qué tan hábil fuera el piscador de algodón, pero en tiempo de las limpias, pues todos ganábamos igual porque a todos nos pagaban igual.

LM: Claro.

BF: Salvo el tractorista, ese ya ganaba otro sueldito, poquito más arriba.

LM: Y, ¿también era bracero?

BF: También. Lo que hacíamos también por ejemplo era los riegos, los riegos también ganábamos buen dinero porque eran turnos de doce horas.

LM: ¿Qué regaban?

BF: No, no, miento, de veinticuatro horas.

LM: De veinticuatro.

BF: Regábamos las labores para prepararlas pa sembrar el algodón. Esos riegos eran en marzo. Turnos de veinticuatro horas, entraba usted a las siete de la mañana y salía hasta otro día a las siete de la mañana.

LM: De siete a siete.
BF: De siete a siete. Con los ojos colorados, colorados porque era el tiempo de los aires. Hasta se le ponían a uno los ojos colorados del aironazo que tenía que mantener a…

LM: ¿Era pesado?

BF: No, no era pesado el riego en sí, pero el frío que se ponía a veces y luego el aironazo, pues era bastante difícil. Y luego amanecía uno todo desvelado y a dormir porque otro día tenía que volver a agarrar otra vez el turno. Otro le iba a relevar y llegaba a relevarlo el relevo, se iba uno, almorzaba y a dormir. Y otro día iba uno a relevar al otro.

LM: Y, ¿a cómo le pagaban el riego?

BF: A $0.50 centavos la hora.

LM: Igual.

BF: Igual, nomás que como eran turnos de veinticuatro, por el día eran $12 dólares.
LM: Claro. Y luego, ese turno de veinticuatro y descansaba.

BF: Descansaba y luego agarraba otro.

LM: ¿Cuánto tiempo descansaba?

BF: Agarraba tres turnos por semana más o menos. Oiga, eran $36 dólares.

LM: O sea que descansaba un día. O, ¿cuánto descansaba?

BF: Y descansaba un día y una noche y en la mañana ahí va a relevar al otro.

LM: ¿Alguna vez tuvo algún problema que no le pagaran a tiempo?

BF: No, no, nunca tuve problema yo, siempre me pagaron a tiempo.

LM: Y lo justo.

BF: Sí, y lo justo, lo que, lo que pagaban, pues. Pero nunca tuve yo problemas en cuestión de pagos, pa qué voy a hablar.

LM: ¿Sabe usted si le descontaban de su dinero para algún impuesto o algo?

BF: Pues nos quitaban el seguro social. Eso era lo que veo yo que nos quitaban nada más. Pero de impuestos que nos quitaran, así como cuando yo entré a trabajar a la canería, ¿verdad?, que nos quitaban para un retiro. Nos quitaban, pos era poco, unos $9, $8, $8 ó $9 dólares. Por eso tengo yo un retiro también que, que ya tiene más de diez años pagándome ese retiro, son $340 dólares por mes. Si no hubiera sido eso, no hubiera sacado yo esa pensión. Gracias a ese trabajo que tuve en la canería tengo esa pensión, aparte del seguro.

LM: Claro.

BF: Y eso me ha ayudado mucho, porque el puro seguro…

LM: Se acuerda, cuando era bracero, ¿de cuánto era lo que le quitaban de impuestos?

BF: Muy poco, muy poco porque el seguro pues era muy poco lo que ganábamos.

LM: Claro.

BF: ¿Pos qué tanto nos iban a quitar? Si yo agarro un, agarré un seguro un poco mejor, fue por los veinticuatro años que trabajé aquí en la canería. Y de aquí fue donde me quitaron dinero, porque aquí hubo parte, hubo tiempos en la temporada que trabajábamos hasta ochenta y nueve horas por semana, fíjese lo que le digo, trabajábamos tantas horas que hasta llegábamos a sacar hasta $400, $500 dólares por semana. ¿Se imagina lo que ganaba yo en el rancho? Aquí fue donde hice yo dinero, aquí fue donde saqué seguro, aquí fue donde saqué pensión. Yo tengo mucho que agradecerle a esa canería a pesar de que muchos reniegan que porque salieron todos enfermos y quién sabe qué. A mí me tocó la de buenas, gracias a Dios que ya ahorita llevo diez años disfrutando de mi retiro, ya voy a completar once ahora pa mayo.

LM: Claro.

BF: Y no, muy bien, a mí me fue, me tocó la de buenas con el favor de Dios.

LM: Cuénteme, ¿se acuerda de alguna queja que hayan tenido los compañeros braceros?

BF: ¿Quejas de los compañeros braceros?

LM: Sí, o sea, ¿se quejaban de algo?

BF: Pues mire, cuando estuvimos en Roswell hubo un problema. Estaban las piscas ya poco malas, era una tercera. Ya es pisca de tercera, pues ya están los capullitos muy salteados. Y entonces la gente hizo huelga, pero esto fue acá pa Roswell y me tocó andar a mí ahí en ese grupo. Y luego dijeron: “Tiene que subirnos a $2.50 las cien libras”. Y porque nos estaba pagando a $2.25 y se les hacía muy poco. Pues yo sí sacaba dinerito porque yo le ponía. A mí me encantaba, pero los que eran más malos de piscar y: “¡Vámonos todos pa juera!”. Y ahí si no se salía usted, le empezaban a aventar terronazos. Así que, pues salimos con todo y costales.

LM: ¿Cuántos eran los que trabajaban ahí?

BF: Éramos un grupo como de unos dieciséis o diecisiete los que andábamos piscando. Pues ahí estamos, llegó el patrón: “¿Qué pasa con ustedes?”. “No, pues que necesitamos más dinero, que está muy mala la pisca y que quién sabe qué”. “Pues si no quieren, vámonos”. Pues ahí perdimos también nosotros. Fue y trajo una troca. “Arriba, vámonos pa llevarlos a que se vayan pa México”. Así que en lugar de ganar, perdimos.

LM: Y, ¿luego?

BF: Algo estábamos ganando ahí y luego nos llevó al rancho a que echáramos todas nuestras cosas y pasó una cosa, pero eso me da vergüenza platicarlo, porque no se miraría bien, ¿verdad?

LM: No, cuénteme, esto es nomás entre…

BF: Pues estos chequearon las mochilas y todo eso y a muchos les hallaron cucharas y… (risas) Estos pensaban que no los iban a chequear y sí. Sí nos vinieron y chequearon todas las mochilas y todo eso y a muchos les hallaron cucharas y hasta platos y todo eso. Y: “¡Vámonos!”, y les sacaron todo, “¡y vámonos, llévenselos!”.

LM: Y se los llevaron a…

BF: Nos llevaron a Río Vista.

LM: Y, ¿qué pasó allá en Río Vista?

BF: Y de ahí nos echaron pa México. Dijeron: “Bueno, pues ya no quisieron trabajar, el patrón se enojó y dice que ya no tiene trabajo pa ustedes, así es que van pa Río Vista”.

LM: ¿Ese patrón…?

BF: Y nos llevaban a Juárez y luego ya de ahí ya era cosa de nosotros. Nos llevaban al puente y pasábamos, de ahí ya nos íbamos como podíamos.

LM: ¿Ese patrón hablaba español?

BF: Hablaba español, sí. Había muchos patrones que hablaban español. Era muy raro el que casi no hablaba español, estaban muy acostumbrados ya a los braceros.

LM: Mire. Y, ¿qué pasó, eso en qué año fue?

BF: Fue como, esto ya fue, a lo verá, ¿qué año sería en ese tiempo? Pues todavía no estaba yo aquí, todavía no venía yo aquí a La Unión con el señor Wood. Así es de que a mí se me hace que fue por ahí como el… Todavía no me traía yo creo ni a mi esposa pa Juárez. Creo yo que fue por ahí en el [19]57, por ahí así, [19]56 ó [19]57, cuando anduvimos pal lado de Roswell también, en la pisca.

LM: ¿En cuánto…?

BF: Anduvimos en Canadá también.

LM: Canadá ta—

BF: Allá fuimos al desahije de betabel.

LM: Cuénteme de ese contrato.
BF: Nos llevaron también, eso fue como el [19]54 yo creo, cuando nos contratamos para allá pal, llegamos a una parte; pasamos por este, Denver, Colorado.

LM: ¿Dónde le dieron ese contrato?

BF: Aquí en Río Vista.

LM: En Río Vista.

BF: Sí, nos embarcamos en camiones. Llegamos a una parte que se llama Fort Lupton, Colorado, ahí dormimos en Fort Lupton, Colorado. Y otro día salimos otra vez en el camión y nos aventamos otras veintitantas horas para llegar a Chinook, Montana, así se llamaba la parte donde nos llevaron, Chinook, Montana.

LM: ¿Eran camiones de pasajeros?

BF: Camiones de, sí, camiones, no de pasajeros, eran camiones amarillos los que usaron para llevarnos hasta allá.

LM: ¿Tenían asientos y todo?

BF: Sí, sí tenían asientos, pero iban bien llenos.

LM: Y en el camino, ¿qué comían?

BF: Llevaban lonches, sándwich y una pinta de jugo.

LM: ¿Se los daban a ustedes?

BF: Sí, cuando se llegaba la hora de comer, nos daban el sándwich y el jugo, eso era lo que comíamos en el camino.
LM: Llegaron a Chinook, Montana. Y, ¿de ahí?

BF: De ahí había una oficina que nos fueron a levantar, ya llevaban lo que necesitan ahí para el desahije de betabel.

LM: Desahije de betabel.

BF: Y ahí era más curioso porque ahí no pagaban por hora.

LM: ¿Cómo les pagaban?

BF: Por acres.

LM: ¿Por acres?

BF: Sí, y se juntaban, nos juntábamos un grupo, como nosotros nos juntamos un grupo como, éramos ocho y teníamos que ponerle los ocho porque nos llevaban a una parte que eran quince o veinte acres, ¿verdad? Los surcos largos, largos, pos tantos acres son de aquí, así es de que a ver, a tanto el acre. Ya ni me acuerdo cómo nos pagaban el acre y sí salía bien.

LM: ¿En qué mes fue eso?

BF: Pero sí, ¿eh?

LM: ¿Se acuerda el mes?

BF: Fue como en el verano. Fue como en junio, por ahí así. Porque eran los días muy largos, viera cómo son los días largos allá en Montana, qué bárbaro. Tienen muchas horas y la noche no tiene, como unas siete, ocho horas, es lo más que tiene. Y ahí tiene con azadón corto y agachados y: “No se dejen”, y, “vámonos”. Y el que se llegaba a quedar atrás y luego luego lo sacaban para agarrar otra vez todos juntos otra hilera y vámonos desahijando y desahijándole.

LM: ¿Qué es el desahije?

BF: Pues tiene que ir descuartando, con el azadoncito este, va a haciendo así y luego con este va descuartando y va descuartando y ahí va. Y luego se levanta y otra vez, es bastante duro.

LM: Les dolía la cintura.

BF: Nomás que está uno joven todavía, se aventaba uno, pero sí, bastante le dolía la cintura. Y se va acostumbrando uno y luego tenía uno que usar de ese repelente, había uno[s] moyotes de este tamaño, porque allá llueve mucho.

LM: Muy bravos.

BF: Y andaba la parvada tras de uno así que tenía que untarse repelente para que no se le arrimaran, para que no lo molestaran.

LM: ¿Eso fue en Montana o fue en Canadá?

BF: En Montana

LM: Y cruzó para Canadá.

BF: No, no llegaba, había treinta millas de ahí a Canadá y no llegamos para allá, no fuimos a conocer.

LM: ¿Cuánto les pagaban ahí en el betabel?
BF: Pues ya no me acuerdo a cómo nos pagaban el acre, pero yo me acuerdo que sacábamos por semana. Por semana había días que nos tocaba, que éramos como ocho los que andaba y había veces que nos tocaba hasta de a $40 dólares a cada uno, $42. Así es que sí hacíamos buen dinero porque no era por hora, sino que era por contrato.

LM: Claro.

BF: Según le ponía uno, pues eso era lo que sacaba. Pero sí hicimos buen dinero. No duramos mucho, duramos como unas seis semanas nomás contratados ahí en Montana. Y luego ya nos trajieron otra vez de regreso y ahí en Fort Lupton, Colorado nos contratamos para Lamosa(??), Colorado, San Luis, Colorado, Las Caras(??), Colorado, todas esas partes anduvimos, pal otro lado de la sierra.

LM: ¿Ahí qué hacían, en Colorado?

BF: Ahí desahijabamos lechuga y luego después andábamos en el corte de lechuga. También anduvimos trabajando, regamos y, y luego después nos metieron a piscar chícharos. Unos llanos que había de chícharo de este tamaño.

LM: En la misma, ¿en la misma granja?

BF: No, o sea eran otros cuadros, ¿verdad? Porque anduvimos de diferentes, era un mayordomo el que nos traiba. “Bueno ya se acabó esto, ahora mañana vamos a ir al chícharo”. Pero mire, era una inmensidad de chícharo y estaba grandote y era en canastos y ahí le pagaban por canastos.

LM: ¿Ahí le…?

BF: Y ahí andábamos y…

LM: ¿A cómo le pagaban el canasto, se acuerda?

BF: Pues ya no me acuerdo a cómo nos pagaban el canasto, pero sí sacaba uno buena feria porque ahí va y llenaba uno el canasto y se lo apuntaban. Y ahí va otra vez, depende de los canastos que hiciera, también ahí.

LM: Claro.

BF: Eso era lo que le pagaban, pero ya no me acuerdo cómo le pagaban.

LM: ¿Cuántas gentes trabajaban ahí, se acuerda?

BF: ¡Uh, hombre qué bárbaro! Ahí era mucho, porque no éramos nomás los braceros, hasta gente del pueblo también, mujeres.

LM: ¿También?

BF: Y señoras y jóvenes y todos andaban ahí en las piscas de chícharos.

LM: ¿Eso dónde fue?

BF: En la Lamosa(??), Colorado. Está muy bonito ahí, levanta mucho chícharo, qué bárbaro.

LM: Entonces.

BF: Muy seguido llueve, pero como es la tierra arenosa, pos luego luego nomás en cuanto pasa el agua puede usted entrar a trabajar, porque no es atascozo, ni es nada.

LM: ¿Ahí tuvo la oportunidad de convivir con americanos?
BF: Sí, de todo. Luego había, estábamos en un salón de bailes, éramos como unos sesenta y cinco en un salón grande de baile, ahí nos tenían a todos. Ahí nos pusieron camas, catres de campaña, ahí dormíamos todos y ahí sí nos estaban, ahí no teníamos que hacer comida, ahí nos cobraban; nos hacían comida, ¿verdá? Y nos cobraban por la comida que nos daban.

LM: ¿Cuánto les cobraban?

BF: Pues ya ni me acuerdo cuánto nos cobraban, el caso es de que ahí nos daban las tres comidas, pero ya no me acuerdo cuánto nos cobraban.

LM: ¿Se acuerda a qué horas comían más o menos?

BF: Pues mire, nosotros almorzábamos en la mañana y luego nos daban dos burritos para la comida y en la tarde ya nos tenían la cena, cuando llegábamos. Y como éramos muchachos, pues llegábamos y cenábamos y todavía nos íbamos a una cantinita que estaba ahí enfrente que se llamaba El Patio; valía $0.10 centavos la cerveza y nos echábamos una cervecita ahí pa venirnos a acostar.

LM: ¿De cuáles cervezas?

BF: Vasitos de cervezas así, será de barril, yo creo.

LM: Diez centavos.

BF: A $0.10 centavos el vasito. Íbamos y nos regresábamos con un vasito y nos poníamos a platicar y a reírnos ahí y ya nos veníamos a acostar, porque al otro día nos teníamos que levantar a las cinco de la mañana.

LM: ¿A las cinco?
BF: Ey, a alistarnos y todo eso. Y luego ya nos hablaban a almorzar, para cuando llegaba ya el camión por nosotros ya teníamos que estar almorzados con los burritos y todo ya nos recogía.

LM: ¿A qué hora llegaba el camión?

BF: Llegaba, me parece a las meras siete de la mañana llegaba el camión. Y ya debíamos de estar almorzados y con los dos burritos, el lonche que íbamos a llevar y todo.

LM: ¿Qué les daban de comer, qué les cocinaban ahí?

BF: No, pos nos daban muy buena comida, a mí me gustaba mucho. Hacían buenas fritangas eso en el almuerzo, huevo frito, frijoles y todo eso. Y taba buena la comida que nos daban ahí.

LM: Si alguien tenía más hambre, ¿le daban lo que quisiera?

BF: No, nomás le servían el plato. Pero sí les daban bastante, sí se llenaba uno, muchos ni se lo acababan. Pero no, ahí no había repetidos porque no había, no había tiempo, sino que el que vamos y vámonos a almorzar y almorzar.

LM: ¿Cómo se portaban los americanos ahí con…?

BF: Pues casi casi americanos que vivieron ahí con nosotros no vivieron, eran puros los que iban a piscar, pues vivían de ahí el pueblo en sus casas. Los que estábamos ahí éramos puros braceros de acá de este lado. Y había de todos, ahí presenciamos pleitos, ahí presenciamos de todo, porque muchos sí se les iba la mano y tomaban demás y llegaban borrachos y empezaban a averiguar. Y una vez estábamos nosotros acostados ahí, se agarraron y: “Déjenos y déjenos”, y bueno, pos se dio buena laneada hasta que ya de: “Ahora sí; apártenlos, que se vayan a dormir”. (risas)

LM: Y, ¿por qué empezó el pleito ese? Cuénteme.

BF: Pues porque venían borrachos. Tomaron de más y empezaron las discusiones ahí. No sé por qué, porque había mujeres ahí en la cantina, por… Y porque uno bailó con una que le gustaba al otro y venían ahí alegando y empezaron a alegar y la raza luego luego empezó y que: “Déjenlos que se den”. Y que pos se agarraron. Y ahí tamos nosotros viéndolos hasta que ya, con sus camisitas todas hechas garras ahí, los apartaron.

LM: Y, ¿quién los apartó, los mismos?

BF: Los misma raza, la misma raza. “Ya apártenlos para que se vayan a dormir”. (risas)

LM: Fíjese, qué bien. ¿Conoció usted algún patrón en el tiempo que estuvo allá?

BF: En el tiempo para decir lo que conocí, fue un mayordomo que era muy malo ese mayordomo. Ese mayordomo sí, se llamaba Ángel, prieto él, mexicano, pero malísimo, ese sí qué barbaridad. Me acuerdo que los patrones eran más o menos, no, no muy buenos, pero eran buenos. Pero nos traiba una vez desahijando y había tanta hierba que los mismo avanzaba usted en culequillas, que es así, ¿verdad?, pa no andar agachado. Y podía andar, porque tenían que andar limpiando y desahijando, había, como llovía mucho, había mucha hierba y se cansaba mucho de andar nomás así. Entonces pues toda la raza andábamos así, ¿verdad? Ahí limpiando y desahijando y luego llegó el Ángel ese y un mayordomo que estábamos, filipino, con ese nunca tuvimos problemas. Un día nos cambiaron con ese prieto que se llamaba Ángel y luego luego fue y nos dijo: “Señores, aquí no se permite andar en culequillas, levántense”. “No, pero que es lo mismo”. “Yo no les estoy preguntando”. No, no le hicimos caso y pues agarró la línea y agarró la libreta. “¿Te vas a levantar o te quieres ir?”. Oiga, pues tenía uno miedo.

LM: Claro.

BF: Pues empezó a levantar y pues no, no llegó ni a la mitad cuando ya estaban ya todos levantados, pues nadie nos queríamos ir, queríamos hacer algo.

LM: Claro.

BF: Pero sí, toda la raza le agarró mucha mala idea.

LM: Y, ¿cuál era el problema de andar en culetillas como le decía él?

BF: Pues por no cansarse uno tanto de la cintura, porque es muy pesado andar todo el día así y luego había mucha hierba y tenía que estar. Y no avanzaba más de igual, porque pues andaba así de rodillas en culetillas y pues ahí va, ahí va y ahí va, de todos modos duraba mucho para desahijar y tener que limpiarlo. Cuando iba nomás desahijando, tenía que ir recio, pero pues que ahí se tenía que ir limpiando también pos pa no cansarse uno pero no, este dijo: “Tienen que andar agachado”, dijo, “aquí no se permite eso”. Pues ahí vamos, ¡hijo de su!, ahí con un dolor en la cintura y ni modo.

LM: Pues ni modo.

BF: Y luego cuando llegamos y la misma raza tuvo la culpa, porque ese grupo que andaba con el filipino, andábamos primero nosotros con él y el grupo ese andaba con el Ángel ese, el mexicano ese prieto que era mala gente. Y luego empezaban ahí los pobre a clamorearse que llegaban: “Ah por qué se dejan, nosotros encantados de la vida. Y con el filipino no había eso, encantados de la vida.” De rodillas y como podíamos ahí vamos, nomás jale y jale. Y ahí el filipino muy contento, nunca nos dijo nada. Que ustedes que se dejan y quién sabe qué y estos son y le platicaron al Ángel.

LM: Al Ángel.

BF: Ah sí dijo: “Mañana me voy a llevar yo, a ver si es cierto”. Pues mire nomás que entonces se reían de nosotros. “A ver, ¿no que eran muy valientes?”. (risas) Entonces nosotros pues más bien no nosotros, los que empezaron ahí a hacer borlote, ahí que porque se dejaban y quién sabe qué. Ya ve que hay raza de todo.

LM: Siempre había alguno ahí.

BF: Ey, bravucón. Ahí que porque se dejan y que… ¡Mentiras! Fue el primero que se levantó.

LM: Y eso, ese tipo de compañeros de ahí que les gustaba comentar y…

BF: Exactamente.

LM: ¿No los sancionaban los mismos patrones o los mayordomos?

BF: No, porque no era uno solo, eran varios que eran así. Entonces, el Ángel ese quiso demostrarles que ahí iban a hacer lo que él mandaba, no lo que ellos querían. Y lo consiguió. “Si no quieren”, dijo, “van pal Río Vista. ¿Te vas a levantar o quieres irte pal?”. Y luego con la libreta en la mano. No, pues ya no dijo nada, se levantó y ahí vamos. Nombre, apenas llegó a la mitad pa cuando ya todos, ya qué le hacíamos, ya todos andábamos agachados. Ahí viene ya tras nosotros. (risas)

LM: Oiga, don Benito y el día de descanso, ¿iban a la iglesia o no iban?

BF: No, para qué voy a mentir. Ni nos acordábamos de ir a la iglesia, íbamos mejor a la cantinita ahí a echarnos una cervecita helada.

LM: Ah, sí.

BF: Pero no, la iglesia no. Había mucho, pues como éramos tantos braceros ahí nos juntábamos los grupos ahí a platicar, a jugar a veces con baraja ahí, nos poníamos a divertirnos un rato ahí.

LM: Cuénteme don Benito, entonces, ¿cuántas veces se contrató usted?

BF: Aproximadamente fue desde [19]53, hasta el [19]61 que arreglé residencia. Así de que en esos años me contraté como cuatro veces en Chihuahua. Como unas cuatro veces me contraté pa volver a entrar otra vez para acá.

LM: ¿Cada cuándo iba a México?

BF: Más o menos a ver a la familia, iba cada dos, tres meses. A veces cada dos meses, a veces tres meses, depende cómo estuviera el trabajo. Porque cuando había mucho trabajo los patrones no le daban permiso. “No, pues ahorita hay mucho trabajo, espérate que se afloje un poquito”.

LM: Y de todos los trabajos que hizo, ¿cuál fue el que más le gustó?

BF: Las piscas de algodón.

LM: ¿Era el que pagaba?

BF: Era el que hacía más dinero. Nomás que se nos acabaron, empezaron a meter las máquinas y que se va acabando. A mí me pudo mucho que se acabara ese trabajo, pero ni modo, vinieron entrando las máquinas. Al principio no les gustaron muy bien, pero las fueron modelando y las fueron modelando hasta que ya, ya levantaban bien el algodón. Y ya, ya no hubo braceros, se acabó la bracereada.

LM: Entonces…

BF: Desde entonces ya.

LM: ¿En cuántos estados trabajó usted?

BF: Fue cuando andaba en el estado de Nuevo México, y luego en Montana, en Colorado. Pos nomás en esos tres estados me tocó.

LM: Y en Texas.

BF: Ah, en Texas también, sí. Fueron cuatro estados nomás en los que nos tocó, pero casi siempre en los que duré más fue aquí en el estado de Nuevo México, fue cuando duré yo más trabajando.

LM: Donde trabajó más tiempo. Muy bien, don Benito, ya cuando se acabó, bueno, usted dice que le dieron oportunidad de arreglar su residencia en el [19]61.

BF: En [19]61.

LM: ¿Cómo fue eso?

BF: El patrón ese que le digo se llamaba George Bush, hablaba español, que nos decía: “Yo les voy a dar las cartas pa que arreglen pasaporte”. Y muchos pues no lo creían. Y sin embargo, en ese rancho, antes yo había querido arreglar residencia y ya tenía el pasaporte para arreglar y todo, por un abogado que me hizo las cartas chuecas ahí en Juárez. Que él me conseguía las cartas y quién sabe qué al último no me consiguió nada y ya me había sacado dinero; por cierto que me devolvió todo el dinero pa atrás, pero sí duró bastante pa pagarme.

LM: ¿Qué les pedían para arreglar?

BF: Pues nos pedían el pasaporte que tenía uno que arreglar en México. Ese tenía uno que traer un pasaporte, no me acuerdo cómo se llamaba la forma, la forma quién sabe qué; ya no me acuerdo bien, pero tenía uno que arreglar eso para poder pasar a arreglar pasaporte de residencia. Y luego los papeles, ¿verdad?, naturalmente actas de nacimiento, todos los papeles que exigen.

LM: Claro.

BF: Yo ya los tenía juntos y cuando el patrón este andaba diciendo eso y le dije: “Pues yo ya tengo todos los papeles”. “Oh, ya tienes tú los papeles, ¿cuándo quieres las cartas?”. “Pues luego luego”. “Pues el lunes te las traigo”. Y me trajo las cartas. Así que yo fui de los primeros que arreglé en ese rancho porque ya tenía todos los papeles que había juntado cuando anduve con el abogado ese en Juárez.

LM: Ahí en, ese rancho, ¿en qué trabajaba?

BF: En las piscas de algodón y en las limpias. Limpias, limpiábamos algodón, limpiábamos huertas de, sembraban huertas de sandía, de melón y todo eso; chilares y pues nosotros era lo que hacíamos. Limpiar algodones también, andábamos en grupos y también siempre andaba un mayordomo para irnos vigilando cómo íbamos limpiando y todo.

LM: ¿Alguna vez tuvo algún problema médico que se haya enfermado?

BF: No, no tuve problemas de eso ahí.

LM: ¿Había médicos en los ranchos?


BF: No, en el rancho no había médicos, pero una vez con el Ray Bickler, que se me cayó una puerta. Andaba regando y me lastimé una uña, ¿verdad? Y me dolía a la bárbaro y el mayordomo luego luego le habló al patrón y me llevó a Canutillo. Ahí en la clínica de Canutillo ahí me llevó y entonces pues ahí me sentó en el este, y luego lo oí que estaba con una broca y calentándole. “Pues, ¿qué va a hacer este hombre?”. Lo puso colorado, colorado. Le dije: “Pues, ¿qué va hacer?”. Dijo: “No, no tengas miedo”, dijo, “con el dolor que tienes ni vas a sentir”. Pues era la sangre, la sangre abultada es la que me sentía el dolor. Porque nomás en cuanto me puso eso de colorado así, saltó la sangre así y se me acabó el dolor, ya salió la presión de la sangre. “¿Ya ves?”, dijo, “por qué lo hacemos?”. Pero fíjese nomás, en cuanto me atentó así con la broquita colorada, se, de volada agujeró la uña.

LM: Y ahí, ¿le cobraron algo a usted?

BF: No, el patrón pagó.

LM: Todo pagaba.

BF: Yo no pagué ni un centavo, el Bickler fue el que pagó. Y precisamente ese, el Ray Bickler que ya murió también, ése fue el que me dio la cartas pa arreglar la familia.

LM: Entonces cuando usted arregló, arregló para usted.

BF: Yo solo primero y con el George Bush. Y luego después, en el temporada invierno, el George Bush dijo: “Pues ahorita no hay trabajo, este, si quieres vete pa Juárez”, y ahí yo vivía en Juárez, “y yo te hablo cuando haya trabajo”. Y entonces con este Ray Bickler que me cambié, que me dio las cartas pa la familia, estaba un amigo mío de allá de La Regina y se dio cuenta y luego dijo: “Vente acá conmigo, hombre. Yo te consigo trabajo el invierno”. Pos me vine con él y ya no me quise ir pa allá y bueno, ya tenía residencia. Y me cambié con el Ray Bickler, acá él estaba, este mayordomo, él era mayordomo ahí. Y él sí me dio trabajo todo el invierno limpiando acequias y todo eso. Y entonces el [19]62 como en julio o en junio le dije yo: “Dile al Ray Bickler que si me da las cartas pa arreglar mi familia”. Y sí, luego luego, sí cómo no.

LM: ¿Cuántos tenía de familia usted?

BF: Yo tenía cuatro, cuatro de familia y la última, la, una me nació ya aquí, ya cuando habíamos arreglado.

LM: Cuatro y su señora.

BF: Y mi señora.

LM: Y para todos le dio.

BF: Para todos, me dio carta onde él me daba trabajo, se comprometía darme trabajo para que no faltara y casa y todo, pos arreglé así. En el mismo mes que arreglé yo en noviembre solo, al siguiente año en noviembre arreglé a toda mi familia. Venían tan contentos. Decían: “Ahora sí vamos a estar todo el tiempo con mi papá”. Estaban chicos mis hijos. Venían muy contentos todos.

LM: ¿Lo extrañaban cuando…?

BF: Sí cómo no. Pos nomás me miraban cada ocho días. Y venían encantados porque dicen: “Ahora sí vamos a estar todos los días con mi papá”.

LM: Mire.
BF: Y mi señora pos no se diga, también venía retecontenta.

LM: Claro.

BF: Y esa es la historia de… Aquí mis hijos, bendito sea Dios. Dios me ayudó, me ha bendecido de una manera especial. Mis hijos estudiaron y pues usted sabe, usted conoce a Eduardo, el otro hijo también es médico técnico. El que tengo allá en Phoenix es ingeniero electrónico. Fíjese, los tres estudiaron.

LM: Qué bueno.

BF: Aquí si hubo modo de que se prepararan, gracias a Dios.

LM: Qué bueno. Ya don Benito, ya para ir finalizando quiero que me platique, sus reflexiones de haber sido bracero. ¿Fue bueno el haber sido bracero?

BF: Mucho muy bueno, para mí fue mucho muy bueno. Yo tuve que hacer una decisión, yo cuando se vino mi papá pa Juárez, él tenía trece mulas allá. “Mijo, te las voy a dejar a ti y te voy a dejar la labor”. No era de él, era labor que pagaba renta para sembrar. “Te la voy a dejar a ti pa que te quedes porque”, dice, “nosotros vamos a comprar una casa en Juárez”. Porque el hijo mayor, mi compadre Pedro, que es hasta compadre, compraron una casa y se los quiso traer pa Juárez. Y me dejó toda la casa a mí, pero, ¿qué pasaba? Me venía de bracero y la señora ahí andaba batallando pa que le cortaran el maíz o le piscaran el algodón y todo eso y era mucha lata. Ahí estuvo la decisión que hice. Y para mí, fue una decisión magnífica. Dije: “O soy bracero o soy sembrador allá”. Porque la siembra aquella no me, no me mantiene, tengo que venirme de bracero.

LM: Claro.

BF: Y decidí lo último. Dije: “Mejor me voy de bracero, entrego la labor, vendo el esprés, las mulas y le traigo el dinero a mi papá”. Y así lo hice y entonces me dediqué nada más de bracero y fue cuando me traje la familia pa Juárez. Duramos cinco años en Juárez y fue mucho mejor, ¿usted cree que hubieran estudiado mis hijos allá?, ¿con qué les había? Y mire, nos venimos pa acá y arreglamos todos y bendito sea, fue una bendición de Dios. Tengo mucho qué agradecerle a este país.

LM: Qué bueno.

BF: Porque aquí fue onde se abrieron camino mis hijos también.

LM: Pues muy bien.

BF: Gracias a Dios. Sobre todo gracias a Dios, ¿verdad?, que caminé con las bendiciones del Señor.

LM: Claro.

BF: Desde que mi papá me dio la bendición, la primer vez que entré de bracero, me fue muy bien.

LM: ¿Cómo se siente usted de escuchar la palabra bracero?

BF: Me siento muy bien y le ruego a Dios que volviera a haber braceros, porque así no tienen que andarse escondiendo.

LM: Así es.

BF: Ojalá Dios quiera que un día vuelvan a implantar esa contratación de braceros, porque realmente es muy triste que la gente se ande escondiendo. Porque parece ser que todo el tiempo los andan persiguiendo, no trabajan ni a gusto.
LM: Claro.

BF: Yo estoy muy contento que haiga habido braceros en ese tiempo.

LM: Podemos decir que sus recuerdos son positivos.

BF: Son positivos, sí. Yo tengo mucho qué agradecerle a este país, mucho.

LM: En, ¿en qué fecha arregló usted su residencia, se acuerda?
(entrevista interrumpida)

LM: Continuamos con la entrevista con el señor Benito Fierro. Y me decía que arregló su residencia el [19]61.

BF: El [19]61, en noviembre.

LM: Después de haber sido bracero, ¿en qué trabajó, don Benito?

BF: Después de haber sido bracero trabajé en la canería, Mountain Pass Cannery.

LM: ¿En dónde está eso?

BF: Aquí mismo en Anthony, aquí luego luego. Por cierto ahora ya esa canería ya fracasó, ya no sirvió, ha cambiado muchos dueños. Pero a mí me tocó una oportunidad muy buena, los veinticuatro años que trabajé ahí me jue muy bien, me trataron bien, no, pues no tuve problemas, ¿verdad? Porque en primer lugar, en una ocasión salimos a huelga pero por causa de la unión, porque se metió la unión ahí. Pero no duramos mucho, unos dos o tres meses y se arregló y volvimos a entrar pa dentro. Nos dieron lo que pedíamos y volvimos a entrar pa dentro otra vez. Pero si en alguna parte gané yo dinerito fue allí en la Mountian Pass en esos veinticuatro años que duré trabajando ahí. De allí salí ya con mi retiro, porque me ofrecieron un plan que me convino la compañía y ese plan para mí fue maravilloso, porque yo ya quería retirarme y ya estaba muy cansado. Porque trabajábamos muchas horas y luego trabajaba de día, trabajaba de noche, tenía como tres turnos, uno a las cinco de la mañana para salir a veces a las dos, tres de la tarde y luego cambiaba esa semana y me cambiaban a las tres de la tarde, para salir a las doce, una de la mañana. Y luego tenía otro turno que entraba a las diez de la nochi, para salir a las seis, siete de la mañana y estaba cambiando y cambiando, ya estaba casi, ¡qué bárbaro!

LM: Y, ¿ahí qué hacía en la…?

BF: Operador de cocedores. Luego después, como éramos operadores de cocedores conocíamos el manejo ahí, porque eran cocedores que tenían aparato, ¿verdad?, para controlar el vapor y todo eso. Pos ya conocíamos muy bien el manejo de todos los aparatos y luego también teníamos que mandar la gente, por eso nos nombraban lead man, lo que es un lead man, nos ponían casco verde, usted por ahí esta un retrato que traigo el casco verde. Los otros trabajadores traíban casco blanco y esa era la razón, porque ya ganábamos un poquito más, ahí está el ese lead man. Y ahí me están dando un trofeo.

LM: ¿Cuánto le pagaban ahí?

BF: Pues ahí ya, últimamente ya cuando salí, empezamos como, vamos a poner a $1.25 la hora, cuando empecé yo que entré ahí. Cuando después ya se metió la unión nos fueron subiendo por la unión, y nos fueron subiendo, ya llegamos a ganar $2.50, casi ni creíamos la hora; después nos subieron a $3 y cacho, cada nos subían los $0.50 centavos, los $0.40. Cuando yo salí ya ganaba $9.50 la hora, cuando ya me retiré yo de ahí.

LM: ¿En qué año se retiró?

BF: El [19]92, en mayo.

LM: El [19]92. ¿Es usted ciudadano americano?

BF: Sí, el mismo año que me retiré, ese mismo año apliqué para la ciudadanía, mi esposa y yo.

LM: Ah, qué bien.

BF: Le dije: “Ya que estamos retirados y tenemos tiempo, vamos a hacer la aplicación”. Y no tuvimos problemas. Pronto nos hablaron y arreglamos ciudadanía.

LM: ¿Pudiéramos decir que el trabajo de bracero le ayudó en algo para formar a su familia?

BF: Mucho, mucho me ayudó, claro que sí. Usted cree, si no hubiera sido porque hubiera estado yo de bracero estarían mis hijos ahorita, ni peligro. Yo sé que no hubiera sido posible, en primer lugar porque como mi papá no tuvo para darnos estudios allá, pues ni yo hubiera tenido. Y gracias a esto de bracero, a este país, ¿cómo no voy a estar agradecido yo? Nosotros trabajamos mucho y yo les decía a mis hijos: “Miren, fíjense, si ustedes no estudian van a tener a que hacer todo el tiempo lo que yo hago”, y no les gustaba a ellos. Porque yo donde dejaba en el sol y salían todos… mayormente mi hijo mayor, salía todo colorado y sudado y nos les gustaba ese trabajo. Y luego mi esposa a veces se los llevaba a la pisca de cebolla también, para que sacaran pa comprar su ropita y también no les gusta, menos el hijo mayor, renegaba. “Pues tienes que hacerlo mijo, por eso apúrate a estudiar porque mira, si no lo haces, vas a tener que hacer lo que yo he hecho todo el tiempo”. Y mírelos, parece que les sirvió porque se apresuraron a estudiar, ahí duraban a veces hasta las once de la noche. Yo me acuerdo que mi hijo antes con una regla, no había todavía de esas, ¿cómo se llaman?, las calculadoras. Antes eran unas reglas y él entró a competición hasta con esa regla, no sé si la… por ahí la tiene él todavía y ahí está él toda la noche y apuntado y le daba otra vez en… Y le pusieron al estudio y gracias a Dios los tres salieron bien.

LM: ¿Qué son?

BF: Pues este mi hijo Lalo que vive acá es ingeniero, ¿ingeniero qué? De, no me acuerdo qué, pero él trabaja, el trabajo de él era haciendo puentes, trabajaba en la carretera, construyendo puentes y todo eso, pero no me acuerdo qué clase de ingeniero, cómo le nombras a ese ingeniero. Pero lo empezaron a mandar a partes como… tuvo ahí dos años acá pa lado de Lordburg y entonces la esposa le dijo: “No, pos yo no quiero qué estés tan lejos”. Y luego pos venía cada quince días, entonces se metió a un trabajo que agarró aquí en El Paso, pues es de cuestión de la aguas, no sé que hace él y le pagan lo mismo y ya no tuvo que salir, ese es permanente ahí en El Paso.

LM: Uno es ingeniero y, ¿el otro?

BF: El otro es médico técnico, ése trabaja desde que entró, entró a trabajar en el, en el hospital este que esta acá, Thomason. Ahí trabaja él, por cierto que ahorita ya es supervisor ahí.

LM: Y, ¿el otro?

BF: Y el otro, pues es ingeniero electrónico, ese trabaja en la Intel [Intel Corporation], la Intel sí, él ya tiene muchos años trabajando también, desde que entró ahí en la Intel.

LM: Qué bueno.

BF: Entró primero como técnico ahí, ¿verdad? Y después de… trabajando en la misma compañía le pagó, le dio para que estudiara hasta recibirse de sacar su título de ingeniero.

LM: Mire, qué bien.

BF: De ingeniero, ingeniero electrónico.

LM: Don Benito, pues quiero darle las gracias por este tiempo que nos ha compartido, por todas las experiencias que nos ha manifestado, le agradecemos mucho su participación.

BF: A mí me gustó mucho, ¿verdad? Porque realmente qué bueno que se sepa lo que uno pasó, ¿verdad?, cuando anduvo de bracero, para formar su familia. No fue tan fácil, fue cuestión de trabajar y trabajar y pos educar a los hijos, tratar de formarlos, porque pues lo que interesa más es la familia cuando ya uno se casa. Y le doy gracias a Dios de que todo salió bien, ya ve que, hasta ahorita todo está bien con el favor de Dios.

LM: Qué bueno, pues muchas gracias.

BF: Ándele.

LM: Con esto vamos a dar por terminada la entrevista.

BF: Seguro que sí, ándele pues, gracias por haberlo conocido y siga adelante porque sí es bonito que se sepan las referencias, todo lo que uno batalló con sus familias, ¿verdad?, pa venir a este país, donde pues se formaron nuestras familias con el favor de Dios.

LM: Gracias




Fin de la entrevista





Interviewer

Martinez, Laureano

Interviewee

Fierro, Benito

Location

Anthony, New Mexico

File Name Identifier

Fierro_ELP017

Citation

Martinez, Laureano and Benito Fierro, “Benito Fierro,” Bracero History Archive, accessed April 18, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/35.