José Isabel Domínguez Hernández

Title

José Isabel Domínguez Hernández

Description

Biographical Synopsis of Interviewee: José Domínguez was born on July 8, 1926, in Vicente Guerrero, Durango, México; he was the eldest of two brothers; when he was eight years old, he began helping his father by sowing beans, corn, and squash; the extreme economic hardships his family faced convinced him to join the bracero program in 1952; as a bracero, he worked in California, Colorado, Michigan, and Texas, picking apples, cucumbers, grapes, oranges, and sugar beets; he continued working with the program until 1957.


Summary of Interview: Mr. Domínguez briefly relates what his family and childhood were like; the extreme economic hardships his family faced convinced him to join the bracero program in 1952; as a bracero, he worked in California, Colorado, Michigan, and Texas, picking apples, cucumbers, grapes, oranges, and sugar beets; he describes the hiring process he went through at the contracting centers in Chihuahua, Chihuahua, and Irapuato, Guanajuato, México, as well as the long waiting periods and the disinfecting procedures; some of the braceros at these centers preferred working only in certain states; he details what life was like on the farms including the various kinds of work performed, wages, contract amendments and extensions, housing, food, weekend activities and hobbies, and how some braceros were able to send money home to México; in addition, he also recalls that representatives from the Mexican consulate would often visit; he concludes by describing what the benefits of having worked as a bracero were, and how he has fond memories of the program.

Creator

Martínez, Laureano
Domínguez Hernández, José Isabel

Date

2003-06-03

Subject

Bracero

Rights

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Language

spa

title (Spanish)

José Isabel Domínguez Hernández

creator (Spanish)

Martínez, Laureano

Rights Holder

Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso

Online Submission

No

Original Format

Mini Disc

Duration

1:21:13

Bit Rate/Frequency

24 bit
96 k

Transcription

Nombre del entrevistado: José Isabel Domínguez Hernández
Fecha de la entrevista: 2 de junio de 2003
Nombre del entrevistador: Laureano Martínez


Esta es una entrevista con el señor José Isabel Domínguez Hernández, en la ciudad de Durango, Durango, el día 3 de junio de 2003, conducida por Laureano Martínez para el Proyecto Bracero del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.


LM: Buenas tardes don José.

JD: Buenas tardes.

LM: Don José, me gustaría comenzar nuestra entrevista, preguntándole, ¿dónde y cuándo nació usted?

JD: Nací en 1926, en Vicente Guerrero, Durango.

LM: ¿Qué día?

JD: Ocho de julio del [19]26.

LM: ¿Cuántos años tiene?

JD: Setenta y seis.

LM: ¿Cómo se llamó su papá?

JD: Salomé Domínguez Alonso.

LM: Y, ¿su mamá?

JD: Silvina Hernández de Acevedo.

LM: ¿Cuántos fueron ustedes de familia?

JD: Nomás juimos dos.

LM: De esos dos, ¿usted es el mayor o el menor?

JD: Yo, yo jui [fui] el mayor.

LM: ¿Cómo se llama?, ¿es hermano o hermana?

JD: Hermano.

LM: ¿Cómo se llama su hermano?

JD: Sí, pero falleció él, el [19]58. Se llamaba Isaías Domínguez Hernández.

LM: Cuéntenos un poquito, don José, cómo es ese lugar donde usted nació, ¿cómo es Vicente Guerrero?

JD: Aquí en Vicente Guerrero.

LM: ¿Cómo es el lugar?

JD: No, pos aquí en Vicente Guerrero todos semos [somos] trabajadores, puros agricultores.

LM: ¿Es un ranchito grande?

JD: No, es grande, es grande. Gente trabajadora, (ininteligible) luego alrededor también.

LM: Muy bien.

JD: Puros braceros, sí, trabajadores campesinos.

LM: ¿A qué se dedicaba su papá?

JD: A la agricultura.

LM: ¿Tenía tierras?

JD: También, sí, tenía… Era propietario de dos lotes. Y trabajó también al otro lao [lado].

LM: ¿También fue bracero?

JD: En Indiana, trabajó. Y deso [de eso] le vino lo viejo, porque lo tenían cuidando una pila donde chorreaba el fierro caliente.

LM: Y, ¿se enfermó?

JD: Sí.

LM: ¿En qué año fue su papá bracero?

JD: Ah pos no. fíjese eso sí no sé de explicarle, porque pos, yo ta [todavía] no nacía. Sí, yo ta no nacía.

LM: ¿Cuántos años tenía usted cuando su papá falleció?

JD: Cuando él, cuando mi papá falleció, tenía, como sesenta y dos años.

LM: Él, y, ¿usted?

JD: Ah, ¿él? No yo, él, él falleció de noventa y, noventa y ocho. De noventa y ocho años falleció él.

LM: O sea que fue una enfermedad larga la que tuvo él.

JD: Sí, sí.

LM: Muy bien, ¿fue usted a la escuela don José?

JD: No. No, tuve muy poquita escuela. No cursé segundo año, porque mi papá era muy, muy duro en el trabajo. Muy duro y nos traiba [traía] a mí y a mi hermanillo trabajando, trabajando en lo que se ofrecía. Trabajé de jornalero libre y todo y, y en lo propio con él.

LM: ¿A qué edad le empezó usted a ayudar a su papá?

JD: Ah, no, pos tabanos [estábamos], tabanos de ocho años, ocho años, sí.

LM: ¿Cómo era su papá de carácter?

JD: No, era muy enérgico él, muy enérgico para todo. Él no le gustaba que anduviéramos jugando a las canicas, al trompo, a los patoles, nada de eso. Él puro trabajo. Que estuviera allí sucio el mere… Este sí puerco la casa o el corral, nada, vámonos todos pa [para] juera. Y había de traer, de allá para acá, no me había de venir deoquis, leña o piedra. Sí, sí señor.

LM: ¿Su mamá como era don José?

JD: No, mi mamá era pos, trabajadora, trabajadora en el hogar, sí.

LM: Los defendía de…

JD: Pos, pos no, pos estaban de acuerdo los dos, los dos estaban de acuerdo, pos así se necesitaba.

LM: Así era como educaban los hijos.

JD: Ándele, sí.

LM: ¿Qué sembraba su papá?

JD: Frijol y maíz, calabaza.

LM: Don José, ¿se acuerda usted cuál fue su primer trabajo que le hayan pagado?

JD: Sí, sí, porque yo anduve ahí al otro lado, cuando me contraté yo anduve en el betabel.

LM: No, no pero en México, cuando usted estaba chico.

JD: Ah cuando yo estuve chico aquí, mi primer trabajo, pues en la labor, en la agricultura, sí. En la agricultura con el arado y con los animales, sí.

LM: ¿Usaban animales?

JD: Sí, sí, entonces no, no se usaban tractores.

LM: ¿Cómo era esa siembra?

JD: Esa siembra pos en este mes llovía bastante. Buenas cosechas antes, y sembrábamos maíz y frijol, calabaza. Y eso era nuestro trabajo de la agricultura. Agarrar el frijol, agarrar el frijol y tumbar. Y acarrear en carro pa la casa.

LM: ¿Cuánto le pagaban?, ¿se acuerda?

JD: No, era propio. Pero yo empecé a trabajar también chico así, ganaba $8 pesos.

LM: ¿Ocho pesos?

JD: Ocho pesos, sí señor.

LM: ¿De qué edad empezó a trabajar?

JD: No pos ya de unos once o doce años.

LM: ¿Por semana?

JD: Sí, por semana, eso ganábanos [ganábamos].

LM: ¿En lo mismo?

JD: En lo mismo ahí trabajando.

LM: ¿Se dedicó a la agricultura?

JD: Sí, a la agricultura.

LM: En sus años de adolescencia.

JD: Ey, ándele sí.

LM: Don José, y, ¿cuándo se entera usted que se puede ir a trabajar como bracero?, ¿qué decían en los ranchos?, o, ¿qué se comentaba?

JD: Ah, eso sí, en los ranchos allá cuando llegábanos [llegábamos], cuando llegábanos a trabajar ya nos tenían preparado allí donde teníamos que, donde dormir. Donde hacer cocina, nuestras estufas para hacer de comer.

LM: No, pero digo aquí, cuando estaba usted en Vicente Guerrero, ¿de qué edad se contrató la primera vez?, ¿cuántos años tenía?

JD: ¡Ay caray! ¿Cuántos tendría? Unos veintiséis años.

LM: Y, ¿cómo fue que se contrató?

JD: No pos, es que, había contrataciones y yo le pedí permiso a mi padre para salir para allá. Y había contrataciones aquí en Durango, aquí en Durango y en Monterrey, en Chihuahua, en San Pedro, Tlaquepaque, y en Guanajuato.

LM: ¿Usted habló con su papá para que lo dejara?

JD: Sí, sí.

LM: ¿Qué le dijo?

JD: No, pos me dijo: “Esta bien”. Porque el cuar… Yo quería ir el [19]45, cuando el traque, cuando la guerra. Y no me dejó porque estaba chicambiano (??).

LM: ¿Estaba muy chico?

JD: Sí, sí, estaba muy chico y no me dejó. Dijo: “¡No!, tas muy chico tú todavía”. Y no me dejó el [19]45, pero yo sí tenía ganas, sí.

LM: Y se esperó.

JD: Sí, sí me esperé después. Y ya me dio permiso. Y ya después, después, el trabajo es salir la primer vez.

LM: ¿Dónde se contrató usted? Se vino a Durango, o, ¿qué hizo?

JD: Aquí a Durango, y luego a Chihuahua.

LM: De aquí lo mandaron a Chihuahua.

JD: Sí.

LM: ¿Se acuerda?

JD: ¡Va!, también había contrataciones allá, también, cuando no había aquí, había contratación allá.

LM: Pero esa primera vez, ¿se acuerda qué les pedían para contratarse?

JD: Para contratarnos, no, nos pedían únicamente, únicamente cua, cua… Había veces que durábanos [durábamos] allí para poder salir en las contrataciones. En Chihuahua duré estar dos meses, para poder salir. Para poder salir, allí en Chihuahua había mucha multitud de gente trabajando, no había trabajo dónde trabajar, pero bendito sea Dios a mí, yo no me quejo de nada, de nada. Porque el único, que hacían las contrataciones era nomás, empolvarnos, nomás pa, por si juéramos piojientos nomás.

LM: ¿Era lo único?

JD: Nomás, era lo único. Yo no tengo que dicir [decir] nada de las contrataciones, más que eso. Porque allá al otro lado, a mí me jue bien. Yo no tengo que dicir de al otro lado. Allá nos ponían ya donde cociniar [cocinar], donde quedarnos, aunque jueran en el monte una carpa pero después acá en Los Ángeles a diez millas acá. Ya se me olvidó onde es, allí, allí sí, allí tuvo muy bueno. Allí ni mujeres, ni mujeres nos iban a visitar porque teníamos un guardia en la puerta, un guardia allá, allí nos asistían. Nos asistían por $0.75 centavos las tres comidas, ya se me olvidó cómo se llama. Ya se me olvidó ahí. Son, son 10 millas de Los Ángeles así, andaba en la uva.

LM: En la uva trabajaba.

JD: En la uva.

LM: Vamos a regresarnos un poquito, para que me platique cuando se contrató. ¿Cómo fue ahí en Chihuahua?

JD: No, ahí en Chihuahua, los dos, pos… Me contraté varias veces.

LM: La primera. Vamos a recordar de la primera.

JD: Sí, sí pues es, pos fíjese que en Chihuahua, no recuerdo la primera vez cuando me contraté, pero yo digo que sí ahí en Chihuahua.

LM: ¿Cómo fue?, ¿Los formaban? ¿Cómo era?

JD: Allí entrábamos por lista. Entrábamos por lista, según el patrón de al otro lado, la de su personal que él requería, llevarse las personas pa llevárselas a su rancho a trabajar. Y así entrábanos todos. Se contrataba un porcentaje diario y nos formábanos [formábamos]. Nos formábanos para llegar al conteo, al a… Según al pedido que estaban haciendo. Si no alcanzábamos [alcanzábamos], otro día. “Hasta aquí nomás”, nomás nos decían a las tres de la tarde, “hasta aquí nomás”. A las tres de la tarde.

LM: ¿A qué hora llegaban ustedes ahí?, ¿en la mañana?

JD: En la mañana, no ahí, ahí unos hasta se quedaban.

LM: ¿Sí?

JD: Sí nos quedábamos allí, fuera uno a perder el campo, no perder el campo allí.

LM: ¿Dormían ahí?

JD: Sí, allí, allí la hacíamos. Si no dormíamos pos era, si nomás eso, para agarrar el campo pa poder entrar adentro. Pa los pedidos que estaban haciendo de adentro. Entonces le hablaban a uno de adentro por micrófono. Le hablaban según el lugar: “Vicente Guerrero, Durango”. Pues le hablan y entraba según los lugares ya entraba.

LM: Cuándo usted se fue, ¿se fue solo?, o, ¿se fue alguien más con usted?

JD: No, íbamos más, iba más gentes. No, pos a veces nos íbanos [íbamos], nos íbanos siete. Y otros a veces se iban en bonchecitos así según pa allá. Íbanos de a siete, de a diez, doce. Allá a contratarse uno. Eso sí le digo, que, cuando entraba uno ahí que la formación, no estaba chiquita la formación.

LM: ¿No?

JD: Era un colón grandísimo. ¿Usted cree que yo iba a entrar? Poniéndome allá atrás. No, allá que ha de ser listo uno allí. Porque cuando llega, los más listos que duermen, son los que entran.

LM: Son los que entran.

JD: Y los desvelados no, esos se quedan atrás. Así me la jugaron a mí, pero ya después ya no.

LM: Muy bien.

JD: Usted madruga en la mañana, a las seis de la mañana, seis, y se hace, yo me hice de la mera puerta, de la mera puerta. Yo me paré en el quicio y salía tanto así pa arriba del quicio, del bolotón que estaba así. No jui el primero porque munchos [muchos] los golpeaban allí, los golpeaban al entrar allí por hacer bola, o esto o lo otro o había broncas. Pero con los polecías [policías] allí y ellos. Sí, pero se pone uno listo, es el primero que entra. Pero entraban primero los golpeados, los que y luego ya uno.

LM: Muy bien. Y, ¿había médicos allá adentro?

JD: ¿Médicos? No.

LM: Alguien que les hiciera preguntas o les revisara las manos.

JD: No, no, nada. Nomás nos polveaban y nos contrataban y vámonos.

LM: ¿Dónde cruzó usted la frontera?

JD: ¿Yo? Pos por este por, ¡ay caray! Pos yo aquí por este, por este Juárez.

LM: ¿Ahí por Ciudad Juárez?

JD: Por Ciudad Juárez, y en avión también jui.

LM: ¿En avión también fue?

JD: Ahí hasta Michigan.

LM: Pero ya de, de Estados Unidos para allá.

JD: No, no, no, de aquí contratado.

LM: ¿Dónde agarró el avión?

JD: De aquí de Irapuato.

LM: ¿De ahí se lo llevaron en avión?

JD: De allí de Irapuato en avión.

LM: ¿Cómo fue ese avión?

JD: No esos aviones, eran pos, estaban garritas. Que decían que eran de la guerra pasada, se llamaban Los Tigres.

LM: Los Tigres.

JD: Y en esos nos llevaban hasta Michigan. Yo estuve en Saginaw, estado de Michigan. En Santa Rosa también aquí en California, en Santa Rosa, en Bakersfield. En varios trabajos estuve yo, muchos.

LM: Cuando cruzó, don José, ¿a dónde lo llevaron?, ¿los llevaron a algún lugar especial para de ahí mandarlos a las granjas?, o, ¿cruzaban directamente a las granjas?

JD: No, ya de aquí íbamos directamente allí de las partes aquí. Ya de aquí ya íbanos ya a la parte de, o es decir los granjeros, ya llevaban la gente a donde iban destinada a las granjas.

LM: ¿Dónde los escogían a ustedes los granjeros?

JD: Ah pos, donde nos contrataban.

LM: Ahí.

JD: Ey, en Irapuato, allí en, yo me acuerdo que ahí nos, ya estaba el granjero ahí: “A tal parte van a ir ustedes”.

LM: Ahí, ahí les dijeron en Irapuato. ¿Ya se había subido usted a algún avión?

JD: No, no.

LM: Vamos a hacer una pequeña pausa.

(entrevista interrumpida)

LM: Continuamos con la entrevista, dígame.

JD: Ya vamos.

LM: Sí dígame, platíqueme. Platíqueme eso de que le dieron la lista aquí en Durango y lo iban a mandar a Texas.

JD: Sí, me dieron aquí la lista cuando nosotros nos contratábamos para salir para Texas, a contratarme. A contratarme me parece a Monterrey. Entonces les dije yo a los compañeros, les dije: “¿Les gusta irse a Texas al algodón?”. “No”, dijeron, “pos ahí donde tú quieras”. Dije: “Bueno”, les dije, “nos vamos a ir a Irapuato a contratar”. Yo temiendo que allá nos fueran a rechazar mi lista, pero no. El señor que estaba contratando allí, que estaba contratando, no me rechazó nada. Me hablaron hasta dos veces, se repitió la lista, dos veces se repitió.

LM: ¿Por qué no les gustaba Texas?

JD: No, pos porque muchos no sabíamos piscar algodón.

LM: Eso era.

JD: Eso era todo.

LM: ¿Era muy pesado la pisca del algodón?

JD: Sí, nos caía gordo estar sacudiendo el saco en el tráiler. (risas)

LM: Déjeme le cierro aquí la puerta. Y, ¿se fueron a Irapuato?

JD: Sí.

LM: Y, ¿de ahí?

JD: De allí, sí nos habló al… Sí nos hablaron a Durango. Y nos hablaron dos veces. No, no afiladas, en un semana una y luego otra. También otra vez se volvió a repetir la lista.

LM: ¿Cuánto duró ahí en Irapuato?

JD: En Irapuato, duré más o menos como unos doce días. Unos doce días ahí en Irapuato pa que me hablaran, pa que corrieran mi lista.

LM: Y, ¿dónde se quedaban?

JD: Allí en el campo libre.

LM: A la intemperie.

JD: En la intemperie, sí.

LM: Y, ¿qué comían, don José?

JD: Ah no, pos íbamos ah, allí había que comer. Allí mismo iban a, allí estaban vendiendo y ahí comíamos. Comíamos comida, la leche y todo ahí había, plátanos.

LM: Muy bien.

JD: Sí, tábanos [estábamos] bien.

LM: ¿Cuál se acuerda que fue su primer trabajo cuando cruzó?

JD: Cuando crucé, el betabel.

LM: El betabel. ¿Cómo es ese trabajo del betabel?

JD: El betabel es un trabajo en el field que le llamamos aquí las labores. Es, le dan un azadoncito chiquito pal desahije. Desahije y que andará enclinao [inclinado] uno desahijando, desahijando.

LM: Desahijando significa dejar nomás una plantita.

JD: Sí, sí, nomás dejar una plantita, y le pagaban a uno por acres.

LM: ¿A cómo le pagaban el acre?

JD: Ay fíjese que, fíjese que éramos siete. Y a veces nos salían de a $13 dólares a cada quien.

LM: ¿Era suficiente dinero?, o, ¿era poco?

JD: Pos, pues no. Pues era poco porque en el field, en la labor, era, pos era duro allí. Pero al final uno estaba impuesto a esos trabajos, a los trabajos de las labores. No, no, no, nos reducíamos.

LM: ¿En dónde fue?, ¿en qué estado fue ese del betabel?

JD: Aquí en en Colorado, en el tuve [estuve] en La Junta, Colorado.

LM: Y, ¿qué pensaba usted de Estados Unidos, don José?, ¿qué pensaba que se iba a encontrar por allá?

JD: No, no, uno va a trabajar, a trabajar a donde lo pongan.

LM: Ahí vienen. Vamos a hacer otra pequeña pausa.

(entrevista interrumpida)

LM: Continuamos con la entrevista del señor José Isabel Domínguez. Me decía que eso, eso fue ahí en, en…

JD: Sí en, en los files [fields], ah eso allí. A eso en ___(?) anduve en el pepino también.

LM: En el pepino.

JD: Pepino.

LM: ¿Cómo es el trabajo del pepino?

JD: El pepino es andar inclinado, agachado. Seleccionándolos de este tamañito.

LM: ¿Así chiquillos?

JD: Así, no, más chiquitos.

LM: Cinco a…

JD: Sí más chiquitos, sí. Si usted deja un pepinito, para los tres días que va otra vez a dar otra pisca ahí, ya está el pepino grande así. Y ese, y ese ya no.

LM: Ya no lo quieren.

JD: Ya lo cortaba uno y lo tiraba uno así pa atrás. Y ahora he preguntado, que dicen que ya también lo utilizan. Yo, no me costa, pero me dijeron que ya lo utilizan. Porque en pláticas se poner uno a platicar.

LM: Claro.

JD: Con unos y otros.

LM: Pero antes de…

JD: Ándele.

LM: ¿Qué más sembraban ahí en ese rancho?

JD: Ah no, no pos, pepino y pos anduve en el pepino. Y también anduve en California en la uva, en la uva y en la manzana y en la naranja. Yo tengo varios contratos.

LM: ¿Cuántas veces se contrató usted?

JD: Pos como unas ocho veces, siete.

LM: Ocho veces.

JD: Sí.

LM: ¿Cómo es la pisca de la uva?

JD: La pisca de la uva, le dan a usted, cuando está en el árbol, le dan a usted unas tijeritas chiquitas, así como de este tamaño. Así, y tan los racimos grandes, así. A mí me tocó empacarla en el field, en la labor me tocó empacar. Y el que no sabe empacar, lo echan a la caja grandota, que no deje ni pa los pájaros porque es pal wine. Entonces esas tijeritas se las dan a uste para que al racimo lo corte de esa medida. Pero antes de eso, cada rama tiene nueve racimos. Cada rama le debe de dejar nueve racimos, los demás van pa abajo, con las tijeras, zas, zas, zas. Y uste va a dejar los que, los que van a sirvir [servir] allí en esa rama. Sí usted le ve una manchita a un racimo, que tenga como cagadita de mosca, con la punta de las tijeritas, de los nueve racimos que dejó, se la quita así con cuidado. Eso es todo, de los nueve racimos a cada rama. Cuando va usted ya a piscarla, ya está el racimo grande, así mire, racimo grande. Entonces a usted, nos daban unas cajitas así con papel encerado, pa ponerle en los lados y arriba taparse, como dos desagües, dos desagües. Habían de ser de treinta y dos libras y yo las echaba de treinta y cuatro. No había de pintar usted las yemas de los dedos en el racimo de uvas de las uvas, no los había de pintar uste allí, nada. Porque allá lo rechazaban y lo echaban a la caja grande. Usted empacaba, agarraba el racimo del racimito y lo acomodaba bien, así como iba bien, bien, bien, todo acomodadito. Que formara el jacal, eso era todo.

LM: ¿Ellos les decían antes de empezar a piscar?

JD: Nomás cuando iba a empezar a piscar uno que iba a trabajar, eso le dicían a uno.

LM: El primer día.

JD: El primer día.

LM: Y, ¿de la naranja?

JD: La naranja, con medida también, le dan un aro, para que usted pisque la naranja le dan un aro, a la medida del aro, por horas.

LM: Por horas.

JD: Y la uva, ¿también por horas?

LM: ¿A cómo les pagaban la hora?

JD: A $0.95 centavos la hora. Pero a mí me daban un diez más, por empacar, según las cajas que hice.

LM: Le pagaban a $1.05 dólares.

JD: Y la naranja, las cajas que hiciera, me hacía cincuenta, cincuenta cajas me echaba yo de naranja seleccionada. Nomás un rato usa uno el aro, ya no, ya no le sirve, yo a puro ojo, a puro ojo pisca usted la naranja en un saco que le dan así, aquí y le abrochan acá la mita, se lo abrocha aquí.

LM: ¿Se lo abrocha entre el estomago y la cintura?

JD: Aquí así, aquí así, ay, así se lo abrocha. Lo llena usted de naranja, se baja usted de la escalera y vacía usted en el hemp o era en la reja. Vacía en la reja, desgancha, lo pone uno sin golpearse, sin golpearse. Al pasito, que se va así la naranja, nada de golpeada.

LM: Nada. Muy bien.

JD: La manzana es igual.

LM: ¿También?

JD: La misma, con aro, con medida. Nomás un rato lo usa, y ya después no.

LM: Ya después ya sabe usted.

JD: Usted piscaba por horas también.

LM: ¿A cómo le pagaban ahí la hora?

JD: A peso o a $0.95.

LM: ¿Todos los braceros ganaban igual?

JD: Sí. Más o menos sí, a eso estaban ganando, sí.

LM: Oiga don Jose, y, ¿cómo se llevaban ustedes los braceros?

JD: No, bien.

LM: ¿Cómo era el ambiente?

JD: Porque eran unas galeras grandes. Todos teníamos nuestros camarotes grandes así, bien trabajando.

LM: ¿Cómo eran esas galeras? Cuénteme.

JD: Eran como, ¿qué le diré? Pos esas galeras son unos, unos, de dos desagües así muy grandes, de dos desagües con láminas, así.

LM: ¿De dos aguas?

JD: De dos aguas, sí. Y allí nos metían así, metían con todos sus camarotes y todo, sus baños y todo muy bien, la cocina, todo. Yo, se encendió la cocina allí en Colorado. Y todos estaban, todos estábamos muy cansados, muy cansados. Pero un primo hermano que estaba en lado de mi, y estaba hasta medio tomado, me dice: “Primo, nos estamos quemando”. Y el humo hasta acá mire, así onde estábamos acostados así. Y me levanto y quebré una ventana al lado del comedor, y al lado de donde nos quedábamos quebré una ventana para entrar a apagarla la cocina, el comedor. Ya cuando llegaron los bomberos, yo ya tenía apagado, andaba nadando ya en agua yo hasta acá. Pero, por error mío por no saber manejar los extinguidores. Y los extinguidores estaban en los baños.

LM: Pero no sabía.

JD: Pero yo no sabía.

LM: Conecté las mangueras largas hasta de los baños y los metí por la ventana. Cuando llegaron los bomberos, echando trancazos al candado de afuera de la cocina al puertón, yo, yo había acabado de apagar.

LM: ¿Ya había apagado usted?

JD: Sí, ya había apagado. Pero llega un perito, un, pos como inspector buscando. Buscando a ver de dónde había sido el incendio y por qué se había provocado. Y le ayudé y anduvimos allí, anduvimos… Y luego, él iba adelante, y dio a la ventana por donde yo entré y vio sangre. Y dice: “Bueno, y, ¿esta sangre?”. Entonces ya empecé yo a ver, es que me corté un dedo y yo no me había fijado. Yo no me había fijado. Sí, para eso allí yo de allí, pos el comedor fue bueno para mí, todo esto.

LM: ¿Lo felicitaron por…?

JD: Sí pos, y luego a mí y a mi primo nos traiban aparte en un carro, en un carro. Los otros en camión. En un carro nos llevaron a parte al trabajo.

LM: ¿Por esa acción?

JD: Sí, no, ya andábamos antes de la acción.

LM: ¿Por qué, por qué a ustedes en carro y los otros en camión?

JD: Porque íbamos a veces más lejos, a con los rancheros a hacerles el trabajo.

LM: Muy bien. ¿Había mayordomos ahí?

JD: Pues en unas partes sí y en otras partes no. Así como en la que nos llevaban en carro, ese yo no sé cómo andaría con el, con el dueño allí de todos allí. Porque nos llevaban aparte a nosotros en carro.

LM: ¿Nada más a ustedes?

JD: Y nos traían en las tardes, ya tarde, ya cuando llegábanos ya habían salido todos del comedor. Y nosotros éramos los últimos, pero los cocineros nos tenían…

LM: Tenían buena comida.

JD: Sí.

LM: ¿Cómo era la comida?

JD: No pos era buena la comida, muy bien.

LM: Sí, ¿qué les daban?

JD: No, pos carne, sopas, macarrones, todo bueno, más güeno acá onde estuve. Acá que no me acuerdo, con el señor Márquez en, acá en un lado de Los Ángeles así, así que no me acuerdo, Bakersfield.

LM: Bakersfield.

JD: Allí era cocina grande, puros hermanos y hermanas, muy buen comedor. Ni para qué, $0.75 centavos por las tres comidas, todos muy bien. Y el que quería irse a pasear, los domingos íbanos a Los Ángeles. Íbanos a Los Ángeles, nos paseábamos nos veníamos en la tarde. Tenía ahí en el puertón, no entraban mujeres malas, tenía un guardia ahí. No sabía que había billar adentro, fíjese.

LM: Mire.

JD: Y ahí taba un billar, pa que me saliera a pasear teniendo ahí.

LM: Y, ¿iba al billar?

JD: Sí, estaba grande allí, estaba grande y buen comedor. Ahí lo que quisiera uno comer, le ponían las comidas en la mesa como aquí, un banco por aquí, el otro por allá, le ponían las comidas. Le ponían bread, es decir, pan, pan y tortillas para lo que usted quisiera comer. El pollo y el menudo, todos los domingos había menudo. Allí no andaban que quesque no, que no hay, ni que esto, ni nada. Allí nos dicían en la noche antes de cenar: “El que quiera menudo, todavía hay”. Allí no hay. Yo para mí, yo no, yo no, en donde quiera que anduve, no anduve nada porque, en las demás partes nosotros cociniabamos [cocinábamos], en las parrillas. Pero hubo bordes que estuvieron muy buenos para mí.

LM: Cuando ustedes cocinaban, ¿qué preparaban?, ¿qué cocinaban?

JD: No pos, sopas, carne. Como íbanos a la, nos llevaba el patrón a las provisiones todos los sábados, todos los sábados íbanos a las provisiones.

LM: ¿Cada cuándo les pagaban, don José?

JD: Cada semana.

LM: ¿Qué día?

JD: Los sábados, cuando llegábamos de trabajo. Llegábamos de trabajo.

LM: ¿Les pagaban con cheque, o les pagaban con…?

JD: Con cheque.

LM: ¿Dónde cambiaban su cheque?

JD: En el banco.

LM: ¿Estaba lejos?

JD: Sí. No, él mismo nos llevaba, nos llevaba él mismo a veces ahí. A veces como muchos no sabíamos poner el cheque, había los que sabían español y inglés pos, ellos les ayudaban a ponerlo a nuestras casas.

LM: Ellos les ayudaban para cuando querían mandar dinero.

JD: Sí, sí.

LM: ¿Mandaba usted dinero?

JD: Sí, a mi casa.

LM: ¿Cada cuándo mandaba?

JD: No, pos yo cada quince días.

LM: ¿Qué hacían los fines de semana, don José?

JD: ¿Los fines de semana?, ¿cómo los domingos?

LM: Pues sí, sábado en la tarde.

JD: No, pues los sábados, los sábados llegábamos en la tarde también de trabajar. Los domingos pos que todos los días a bañarse y todo y a lavarse, y lavar también a uno mismo.

LM: ¿Lavaban?

JD: Uno mismo. Nomás un ranchero me dijo: “La lavadora no la vayas a usar porque esta descompuesta”. Y yo jui de curioso en la noche y la eché a andar y lavaba.

LM: ¿Sí lavaba?

JD: Sí, allá estaba él retirado y echaba a andar la lavadora, pos yo lavaba.

LM: ¿Se reunían ustedes después del trabajo, los mismos compañeros a platicar?

JD: Sí, nos reuníamos a platicar o otros se iban a pasear al pueblo. Pero casi a mí no me gustaba salir.

LM: ¿Por qué?

JD: No me gustaba, no, no me gustaba salir. A mí si en el monte me tuvieran era mejor. Allá me gustaría allá mejor, mejor que andar cercas del pueblo.

LM: ¿Cómo se portaba la gente en el pueblo con ustedes?

JD: No, antes se portaba bien, era muy buena, todo muy bien, nos iban a ver. Los puertorriqueños cuando llegábamos, mucha gente mexicana, nos visitaban. Y platicaban y nos preguntaban de onde éramos y todo, ya les dicíamos. Y me tocó platicar con un muchacho que estaba en La Junta, Colorado, él de ahí era, era mexicano. Y jue como unos tres domingos a platicar con nosotros. Y el último día se jue a despedir, que porque ya se lo iban a llevar a la guerra.

LM: ¿Era en épocas de la guerra?

JD: Ey, entonces el papá, cuando ya él ya falleció por allá, el papá fue a decirnos, sí. Él fue a decirnos el papá, que ya había fallecido y le tocó la mala suerte. Y así muchos preguntaban. Pero los puertorriqueños iban, nos invitaban a pasear a salir y a mí nunca me gustó.

LM: ¿No?, ¿por qué?

JD: Porque no faltaba, y viera lo que pasaba. Le pasó a unos compañeros que por ahí se jueron a un dichi [ditch], ¡se mataron unos! Y otro quedó quebrado de un brazo. Y pos no, no me gustaba a mí salir.

LM: ¿Había muchos puertorriqueños?

JD: Pos no muchos, pero sí, sí nos visitaban, venían pa acá a visitarnos.

LM: ¿Les gustaba a ellos platicar con el mexicano?

JD: Sí, platicaron con nosotros, sí. Saben mucha música, la guitarra la tocan como nada. Tienen mucha música, muy bien la guitarra.

LM: Oiga, don José, y, ¿celebraban algunas veces cumpleaños o el 16 de Septiembre?

JD: Sí, ahí onde estaba yo, onde estaba yo con esos muchachos ahí en Colorado, les gustaba mucho que fuéramos porque a mí me gustaba. Lo que me gustaba era mucho era el baile, ¡eso sí! El baile, y me gusta el baile, nomás que ya estoy mal de mi… Pero el baile serio serio acá y allá también. Y los muchachos cocineros nomás me divisaban que iba llegándole y hasta por micrófono nos hacían relajo, sí. Sí, y eso era lo que nos gustaba, el baile, nomás bailar.

LM: ¿Dónde bailaban?

JD: Había salones de baile allá, salones allá donde iba uno a bailar, a bailar allí. Había un polecía en la puerta. Sí, pero no, ahí nada de escándalos, pleitos, nada.

LM: ¿Cuánto les cobraban?

JD: Un dólar.

LM: ¿Un dólar?

JD: O $5 dólares, pero no, no. Pero esos de tomada, yo no. No, yo nada de tomada nada, no.

LM: Nada, nada, y, ¿había bailadoras?

JD: Sí, sí había bailadoras, sí había.

LM: Muy bien, cuénteme de esas épocas de la guerra, ¿qué comentaban ustedes, qué oían, qué pensaban ustedes de la guerra?

JD: No, no, no, cuando empezó el 19[45] la guerra aquí de los primeros braceros que salieron, pos mucha gente creía que se los iba a llevar a la guerra. No, eso no era cierto. Es que iban a destituir [sustituir] para trabajar por los que se iban, por los que se iban, para eso querían la gente. Pero ya ve las señoras, las mujeres, que se les van, unas hasta lloraban, lloraban porque se iban. Pero como le digo, el trabajo es la primer vez salir.

LM: ¿Ya después ya?

JD: No. Ya después ya no. Yo hasta de la labor de con mi papá me iba. Le decía: “Papá, ya me voy”, le decía, “hay si usted quiere cierre la tierra, nomás falta la esquina esa, yo ya me voy, hay contratación en Chihuahua”.

LM: ¿Cómo sabía usted cada cuando había contrataciones?

JD: Nos pos, pos se sabía porque, yo no sé sí se comunicaban de allá de los centros de contratación a los pueblos.

LM: ¿Les avisaban?

JD: Sí, sí les avisaban sí.

LM: En el radio, ¿se acuerda?

JD: Sí también en el radio.

LM: También les avisaban.

JD: Ey, ey.

LM: ¿Se acuerda de que haya habido alguna queja de los mismos compañeros ahí en los campos por alguna cosa?

JD: Una queja, no. Lo que pasa es que habemos muchos rebeldes que protestan y eso es malo. Eso es malo para cuando anda uno ahí trabajando.

LM: Y, ¿qué protestaban?

JD: “¿No quiere trabajar?, ¿pos para qué sales?”. “Sí, sí pos sí”. Y eso de andar poniendo contras, ¿para qué? No, si ya saliste, vamos a trabajar.

LM: Y, ¿de qué se quejaban?, o, ¿qué?

JD: No, pos serían que les pagaban poco o quién sabe ahí, ya qué.

LM: Claro.

JD: No había…

LM: ¿En qué otro lugar trabajó, don José, aparte de California?

JD: La Junta y…

LM: En Michigan.

JD: En Michigan y en Colorado y en Bakersfield. Bakersfield ahí en la uva y en Santa Rosa también.

LM: ¿Ahí en Santa Rosa qué hacía?

JD: Sí, en muchas partes.

LM: ¿Ahí que hacía?

JD: En el betabel también, sí.

LM: ¿Cuál fue el trabajo que más les gustó?

JD: Todo, para mí todo.

LM: ¿Todo?

JD: Yo, yo me gustaba trabajar, me gusta.

LM: Alguna vez, ¿hubo algún contrato que no le fuera tan bien? Que no sacara suficiente dinero.

JD: No, bueno pues ya, ya de eso no tengo que decir nada porque ya íbamos contratados. Y allá nos pagaban eso en los contratos eso decía. Ahí explicaba todo en el contrato, todo en el contrato, lo que se iba a hacer y lo que, cómo íbamos a contratar. Porque yo supe que en esos contratos, acá Estados Unidos le daba $10 dólares por cabeza al presidente de la república.

LM: Diez dólares.

JD: Diez dólares, así supe yo. Quién sabe, a mí no me lo crea.

LM: ¿Eso lo comentaban entre ustedes?

JD: Ándele sí, sí. Pero para salir, para salir bien, necesitaba usted estar sano, sano. El que no querían, no lo quería, no, no salía. Sí y por eso nos daban esas polveadas también pa que no llevara uno cochinada.

LM: ¿Sí había algunos que llevaban?

JD: Pos sí. Pos sí, no le digo que nos quedábamos en la calle, ahí en la desta, ahí sí.

LM: Oiga, don José, ¿alguna vez se enfermó usted por allá?

JD: No. Yo he sido sano, hasta ahora ya de las piernas. No, yo he sido sano todo. Luego a mí no me dieron mama. No me amamantaron, puro caldo de frijoles, puro caldo de frijoles.

LM: ¿Por qué?

JD: Porque no me dieron chichi. Y me gustan los frijoles.

LM: ¿Le sabían igual allá los frijolitos?

JD: Sí, sí.

LM: Muy bien.

JD: Allá se enseña uno mismo todo. Yo sé cocinar todo.

LM: ¿Se enseñó allá?

JD: Sí allá.

LM: ¿Acá no?

JD: No, aquí, aquí si yo veo que la señora no puede, yo voy y hago. Y ellos van a comer.

LM: ¿En qué año se casó usted?

JD: En el [19]52.

LM: Y, ¿seguía yendo?

JD: El 14 de febrero.

LM: Y, ¿seguía yendo?

JD: Sí.

LM: Y, ¿qué le decía su señora cada vez que se iba?

JD: No, no pos Dios te ayude, Dios te ayude y ya nomás.

LM: ¿Sabía que iba usted a buscar el sustento?

JD: Sí, sí, sí sabía.

LM: ¿De cuánto fueron sus contratos, don José?

JD: De tres meses.

LM: ¿Todos eran de tres meses?

JD: Sí, y unos de cuarenta y cinco días. Pero se acababan los cuarenta y cinco días, me volvía a recontratar allí mismo.

LM: ¿Cómo era eso de la recontratación?

JD: Ahí mismo en, ya se me olvidó cómo, ahí mismo lo recontrataban a uno. Y lo llevaban a otra parte a trabajar, a otro, con otro ranchero.

LM: ¿Qué le preguntaban?, o, ¿qué le decían?

JD: No: “El que quiera, el que no se quera ir, igual o el que quera recontratarse hay trabajo en tal parte”. Y se recontrataba uno. E iba uno con este otro ranchero.

LM: ¿Era fácil recontratarse?

JD: Sí, ahí mismo adentro.

LM: Alguna de las veces que estuvo por allá, ¿sintió nostalgia?, ¿tristeza?

JD: No, no nada, nada. Trabajar, levantarse uno temprano, trabajar. La misma migración me hablaba en inglés. Decía: “Como, ¿cómo que no vas a saber si eres de”. No mire: “Mi no sabe speak, mi no sabe speak english, speak spanish”. Llegaban a veces, estaba una vez sentado yo ahí afuera del comedor, llegó muy temprano un carro que iba persiguiendo a unos. Y luego me hablan en inglés y les digo: “No”. Pos iban, pero ya me dijo: “Unos que haigan [hayan] pasado aquí por un carro”. “No”, le dije, “aquí no ha pasado nada”. En el (ininteligible) también, andaba una vez que me quería salir, así. Nomás: “Adiós, adiós, adiós”. Creían que era yo de allá. “¿Qué tú no eres de aquí?”. “No, no soy de aquí”.

LM: Lo veían, lo veían blanco, ¿verdad?

JD: “No, yo soy de aquí, soy de allá de México”.

LM: ¿Les dieron alguna mica?

JD: Yo sí la tengo. Yo no la di ahora en los contratos que nos quitaron, que nos dieron que pagamos esto. Tengo dos allá en El Paso, allá y uno aquí, y otro aquí en este asunto. Son cuatro, y tengo más, tengo recibos de pago y tengo todo.

LM: ¿Los tiene aquí a la mano o los tiene allá en Vicente Guerrero?

JD: No, en Vicente Guerrero, en Vicente Guerrero los tengo. En Vicente Guerrero los tengo, no pos no los iba a traer.

LM: Qué bueno que no entregó los originales.

JD: No, no.

LM: Esos consérvelos.

JD: Yo, yo lo que yo quiero, lo que supe yo que, que creo en eso le iban a dar un papel para que pudiera entrar, no sé, no estoy seguro yo de eso. ¡Ay Caray! Creo que no traigo aquí la mica, no, no la traigo aquí. No traigo mi mica aquí, pero allá la tengo.

LM: Chéquele bien.

JD: Este papelito…

LM: A ver déjeme ver. (entrevistador leyendo papel) No este es de aquí de Hacienda [Secretaría de Hacienda y Crédito Público].

JD: Es de Hacienda, ¿verdad? No, no traigo mi mica.

LM: Muy bien.

JD: No traigo mi mica.

LM: No, pos por eso la tiene, la tiene muy bien guardada.

JD: No, no la traigo.

LM: Tenga don José, para que la guarde. Muy bien, ¿hizo alguna amistad por allá?, ¿alguna amistad duradera?, ¿un buen amigo?

JD: No, no.

LM: ¿Por qué?

JD: No, pos con los de aquí mismo, los de aquí mismo.

LM: Pero, sí.

JD: Con mujeres no, no tampoco.

LM: No, no pero con los mismos mexicanos, ¿hizo alguna amistad?

JD: Sí, sí todo es amistosos, todo.

LM: De ahí del mismo pueblo, ¿conoció gente de otros estados?

JD: Sí pues los que nos visitaban, sí nomás. No, no me traje la mica.

LM: Oiga don José, y, ¿le escribía a su familia?

JD: Sí, sí le escribía.

LM: ¿Cada cuándo escribía?

JD: No, yo cada vez que mandaba cheque, casi no escribía. Yo mandando cheque, con eso era feliz.

LM: Era mejor que escribir.

JD: Sí, sí, yo cartas casi no escribía, ¡ahí va el cheque, vámonos!

LM: Y, ¿le escribían a usted?

JD: A veces, y a veces no, pero casi escribir no, casi no, no. Se ofrecía mandar dinero eso sí, eso sí.

LM: ¿Llegó a conocer a algún patrón por allá?

JD: Fíjese que allá los patrones casi no se hacen presentes. Los mayordomos son los que se hacen presentes, esos. Esos son los que andan allí con uno, sí. Una vez se me quedó un dinero debajo de la almohada, unos billetes debajo de la almohada, porque hasta los domingos iba a trabajar. Y llegaba el del carro y me movía con el pie. “¡Vámonos!, vámonos a trabajar, vámonos”. Bueno pos los sábados se cambia uno y se baña y todo. Y me cambié y metí el dinero abajo de la almohada y se me quedó. Como íbamos lejos a trabajar, llegábamos me acuerdo allá en la mañana. “¡Ay!, dejé mi dinero debajo de la almohada”. Y el que nos iba a hablar, ya sabía onde dormía, el del carro. Dije, y ya le dije a él, y se vino. Sí lo halló y se lo entregó al patrón, se llama, le decía Carl, se llamaba Carlos, Carl y se lo entregó a él. Pos pasó un domingo, el lunes, no a mi no me decía nada, yo… Hasta el martes en la tarde me habló el mero bueno. “Oye, ven pa acá”, dice, “no andes dejando dinero ahí debajo de la almohada, no andes dejando dinero, si tienes dinero dámelo a mí pa alzártelo”. No, sí me entregó mi dinero. Se lo, el del carro se lo entregó a él, al patrón.

LM: Creyó usted que ya no se lo iban a entregar.

JD: No, pos no decían nada, yo nada vi ni nada.

LM: ¿Cómo se portaban, en general, los mayordomos con ustedes?

JD: No, bien.

LM: ¿Eran amables?

JD: Sí, sí. Y es que, pos uno esta impuesto a trabajar. Llegó una vez a, una vez ahí en California andábamos en la hoja de la uva, quitándole la hoja pa que le entrara el aire bien. Y nos llevaron y hicimos buen viaje, buen viaje. Llega el mayordomo: “Oigan, ¡mire nomás!, ustedes ya acabaron este field”, dice, “este field es pa dos días”. “No, pos ya lo acabamos, pos ya qué”. Esta impuesto uno a trabajar.

LM: Claro, lo acabaron en un dos por tres. ¿Les daban algún premio a los que trabajaban mejor?

JD: No, no, no nada. Nomás puro pago.

LM: Ni una felicitación.

JD: Nada, nada.

LM: Entonces, ¿dónde guardaba su dinero?

JD: No, en la bolsa, lo traíamos en la bolsa todos.

LM: ¿Lo cargaba siempre?

JD: Sí. Sí todos lo traíbamos en nuestra bolsa. Pero si se ofrecía que ya tenía una cantidad, entonces lo mandaba.

LM: Oiga don José, ¿iban a misa?

JD: Sí. Bueno, yo sí soy de esa religión. Yo iba a misa.

LM: ¿De cuál?, ¿de la católica?

JD: De la católica, sí.

LM: ¿Cada cuándo iba?

JD: Mucho, cada ocho días.

LM: ¿Los domingos?

JD: Sí.

LM: ¿Estaba lejos de ahí del rancho?

JD: No, no, no estaba lejos.

LM: No estaba. ¿Iban por ustedes y los llevaban?

JD: No, nosotros íbamos, nosotros solos por nuestro pie íbanos.

LM: ¿Escuchaban radio por allá?

JD: Sí, a veces radio. A veces iban a poner las sinfonolas ahí en la puerta de la nave, fuerte ahí. Bueno pero usted sabe que hay unos muchachos muy listos. ¿Agarrarían dinero esas sinfonolas?

LM: Pues no sé don José.

JD: Pos no, porque le hacían averías y tocaban bien nochi [noche].

LM: ¿Alguna vez le quedaron a deber algo?

JD: No, nada.

LM: ¿Siempre le pagaron puntual?

JD: Sí, siempre me pagaban.

LM: Y, ¿siempre le pagaban con efectivo?

JD: Sí, a veces en efectivo y a veces con cheque.

LM: ¿Qué le gustaba a usted más?, ¿el efectivo o el cheque?

JD: No, en efectivo.

LM: ¿Por qué?

JD: Porque tenía que ir al banco uno a cambiar el cheque. Y luego a veces, hicieron una vez un error ahí ellos mismos en el campo. Dicirnos que muy buenos por México y era domingo y no había donde cambiar cheque. Y juimos a las tiendas y comprábanos aunque fuera toallas. Lo que queríamos era traer nuestro dinero.

LM: Claro, se sentía usted más tranquilo con su dinero en la bolsa.

JD: Sí, sí. Y luego hasta me robaron.

LM: ¿Cómo hombre?

JD: Pos sí, pos nos dieron la salida el domingo, siendo que no esperábamos esa salida, y luego en domingo.

LM: Y, ¿cómo fue que les robaron?

JD: Sí, pues me robaron en el camino.

LM: ¿Cómo fue eso? Platíqueme.

JD: No pues es que, es que los mismos, aquí en El Paso, agarré el avión, no había avión aquí. El error de uno mismo, no había avión y lo agarre a Guadalajara. Y, ¿qué iba a hacer yo a Guadalajara? Entonces me dicen ahí en El Paso, me dicen: “De qué se necesitaba”. Yo venía bien ajuariado.

LM: ¿Qué traía usted?

JD: Pos bastantes maletas, velices y todo, con ropa pa la mujer y todo, todo. Hasta una máquina tráiba, Singer.

LM: ¿De esas de cocer?

JD: Sí, entonces me iba en avión y no había aquí a Durango. Y entonces, ahí mismo me dicen: “¿De quién es ese equipaje?”. Le dije: “Es mío”. Dice: “Pues sabes que tú te vas a ir y el equipaje lo dejas, mañana lo esperas allá”. Y dije: “No, si me voy yo se va el equipaje si no, no”. Pero ya me estaban esperando allá.

LM: ¿Ahí mismo, en El Paso fue eso?

JD: Sí, sí antes de pasar pa acá.

LM: Y se vino y nunca llegó el equipaje.

JD: No, no. Sí me traje el equipaje. Me lo traje, pero ya me estaban esperando acá. Ya me estaban esperando pa fregarme.

LM: ¿Y luego?

JD: Pos que, ya alcance a comprar el boleto nomás, pero yo ya había ganado buenos centavos.

LM: ¿Le quitaron su equipaje?

JD: No, el dinero, el dinero.

LM: ¿Cómo fue que le quitaron el dinero?

JD: Nos, pos me agarraron y me asaltaron y me quitaron mi ca[rtera]. Desde entonces se me quitó la maña de usar cartera, nunca, desde el [19]53. Eso de traer cartera no es bueno.

LM: No, porque se llevan la cartera y se llevan todo el dinero.

JD: Sí, sí. Y se llevaron mi Social Security también, que me lo arreglaron en, no recuerdo si en Holly o en Granada. Ahí me lo mandaron a arreglar a la capital de Colorado. Y me llegó y ahí iba mi security. Y como era nuevo, yo no agarré los números ni nada. Y ese anda trabajando, anda otro haciendo dinero con el.

LM: Mire. ¿Había siempre bandidos?

JD: Sí.

LM: ¿Sabían que ustedes venían de Estados Unidos?

JD: Sí, pues sí y me quitaron un peso del cero siete veinte [0.720], un peso que pedí en Estados Unidos juerte, y se jue todo. Gloria a Dios que yo ya había comprado el boleto.

LM: Pos sí, si no ni con que regresarse le dejan. Y después, ¿cuándo fue su último contrato, don?

JD: Mi último contrato fue en el [19]56. En el [19]56 porque en el [19]57 yo no entré, no entré por esto. Sí jui hasta Piedras Negras. Iba como especial, iba como especial. Taba un primo allá al otro lado y se me hace que era patrón. Y nos mandó llevar a un bonchi de Vicente Guerrero. Entonces llegando a Piedras Negras, a las ocho de la noche, llegando, y llegamos a la oficina donde teníamos que llegar. Y nos dicen: “No más, no más especiales, se acabaron los especiales”. De ahí me regresé, pisqué tres días ahí en Piedras Negras.

LM: ¿Qué piscó?

JD: Algodón, dije: “Ya me voy con mi familia mejor”.

LM: Los que iban de especiales no hacían lista, o, ¿cómo era?

JD: No, no hacían lista. Entraban porque los mandaba pidir [pedir] el otro de allá, directo.

LM: Y, ¿ya nomás iban directo a la frontera?

JD: Sí, a la frontera, pa entrar como especiales.

LM: ¿Cuántas veces entró como especial?

JD: No. no entré.

LM: ¿Pero había gente que la pedían así?

JD: Sí, pos sí entraron muchos. Sí, sí entraron.

LM: ¿Era americano el que les dijo que no más?

JD: Sí, pos ahí en la oficina de ahí onde teníamos que vernos ahí cómo le hiciéramos y todo.

LM: ¿Qué le dijo usted? “Oiga yo vengo de especial”.

JD: Sí, no todos dijimos especiales. Dijo: “Ha llegado la orden que especiales ya nada”. Nos regresamos. Yo traía con qué regresarme, con qué regresarme. Le dije a mi compadre Honorio, era muy bueno pa trabajar también, chiquito, chaparrito pero muy bueno. Le dije: “Oiga compadre, oyes ese tren que pita, que pasa aquí a la una, ese carguero”, le dije, “yo me voy a ir ahí”. Dijo: “¿Cómo?”, dice, “no, pos yo no me quedo”, dice, “yo me voy con usté”. Le dije: “Mire si llega a agarrar una góndola es mejor, no se vaya a meter en un carro cerrado”. No, les dio pitazo y nos venimos todos. Y llegamos bien todos aquí a Vicente Guerrero.

LM: ¿Venía para acá el tren?

JD: Sí, a Torreón, de Torreón ahí. Pero llegando a Paderón, ahí agarraron rites [rides] de camiones, y yo rodié por Torreón pagando. Y ya cuando vine, ya estaban ahí ellos también aquí.

LM: ¿Alguna vez le tocó que fuera algún cónsul mexicano a los campos?

JD: No, a la country iban a ver el cónsul, los que tenían problemas.

LM: ¿Cómo era eso? Cuénteme

JD: Pos iban a verlo pa decirle sus problemas que tenían.

LM: ¿Conoció usted a alguien que fuera a verlo?

JD: Pos todos los campos, no eran de ahí de Vicente Guerrero. Eran otros de otro estado.

LM: Y, ¿qué problemas tenían?

JD: Pos no, pos según con los rancheros. Como fíjese, como a nosotros éramos como cinco y nos tocó con un ranchero que yo creo ese nunca había tenido contratados. Y llegamos el sábado de trabajar. Pos estábamos esperando el cheque para ir a la provisión, y, ¡nada! Y se hizo tarde y, ¡nada! Hasta que un compañero mismo de aquí de que conmigo, de acá de Vicente Guerrero, le dijo: “Oiga, oiga, ¿qué? Y, ¿el cheque?”. “¡Ah!”, dice, “ya ni me acordaba, ya ni me acordaba”. Y luego dice el compañero: “Este hombre, esta impuesto a trabajar con puros mojados y nos les paga. Se le van porque no les paga”. Y por eso a nosotros así...

LM: ¿No les quería pagar?

JD: No, pos al olvidársele, ¿cómo se le iba olvidar que andábamos trabajando?

LM: No, pues sí.

JD: Y llevarnos a la provisión, pues sí.

LM: Oiga, cuando estuvo usted trabajando por allá, ¿le tocó ver uno que otro compañero que fuera mojado?, ¿que fuera ilegal trabajando ahí mismo?

JD: Sí.

LM: ¿Sí había?

JD: Sí hay, sí hay. Como anda con los contratados no se echa de verse pero sí hay.

LM: Los patrones les convenía, ¿les pagaban menos?

JD: Pos, oiga, quién sabe ellos, pos ellos si ya cuando llegamos ya estaban allí.

LM: ¿Conoció usted a alguno?

JD: Pos no, porque eran de otros partes, sí.

LM: ¿Pero sí había?

JD: Sí, pero también hay unos patrones que son bellacos, duros, sí.

LM: ¿Abusaban?

JD: Sí.

LM: ¿De qué forma abusaban?

JD: Pos en el trabajo. Pos abusaban porque, pos unos quisieran que, quisieran que hicieran más trabajo. Y a otros no les decían nada.

LM: ¿Algunos sí los presionaban?

JD: Sí.

LM: Me comentaba usted que sentía que algunos les caían bien y los trataban mejor, ¿se acuerda de esos?

JD: Y esos son que les, esos les echaban la piedrada más grande.

LM: ¿Sí?

JD: Pos sí.

LM: ¿Alguna vez…?

JD: Pero acá donde andamos por hora no, ahí no había dificultad. Ahí hacíamos las cajas que quisiera uno y ya sabíamos como andábanos. Ocho horas, ocho horas era lo menos. Lo que, los que trabajábamos ocho horas.

LM: Platíqueme de alguna de las visitas que hacían al pueblo.

JD: No, no pos nomás los sábados cuando íbamos a la provisión, sí.

LM: ¿Qué compraban?

JD: No pos, qué comer nomás. Muchos pos sí, pos traíban su cervecita, su botecito pa tomar ahí, pero no, nomás uno o dos.

LM: ¿Tomaban ahí en las barracas?

JD: Sí, sí ahí, pero no para emborracharse, ahí nomás.

LM: Algo poco.

JD: Ándele, sí.

LM: ¿Qué es lo que más le gustaba de los pueblos, don?

JD: No, que no me gustaba, lo que me gustaba era allá en el monte.

LM: En el campo.

JD: Sí, en el campo. Sí, no pos yo casi en los pueblos no andaba, no me gustaba. Y tampoco, si vivía un compañero o un amigo así, que iba a agarrar algo de la tienda, tampoco me gustaba andar con él.

LM: ¿Sí había algunos?

JD: Sí, había unos pero, sí había unos. Una vez así me invitó uno, pero yo no sabía. Lo miré, jamás me junté. No me vine con él. Al campo no regresé con él.

LM: ¿Qué le dijo?

JD: No, ni me dijo, pues regresó con velices y todo. No, nunca jamás salí con él ni regresé con él. “Dios te ayude”.

LM: ¿De dónde eran ellos?

JD: Él era del Rancho del Calabazar. De ahí de Guerrero así poquitito… Estado de Zacatecas, no es Durango, colinda Zacatecas con Durango. Sí, le dije: “Ahí nos vemos”.

LM: Sí mejor. Cuando se regresó a México ya, don, ¿alguna vez sintió ganas de regresar a Estados Unidos?

JD: Sí, yo muchas veces. Allí en Irapuato, ahí en Irapuato taba un gringo, taba la mesa así onde estábamos pasando, enseñando los contratos, los papeles para pasar ya pa dentro pa revisarnos. Y estaba un gringo al lado de adentro de la barra, taba desechando mucha gente de aquí de mi pueblo. Estaba desechando pura gente trabajadora.

LM: Y, ¿por qué?

JD: Pos sabe, pos usted sabe que se estaba uno, no ve que yo estuve dos meses en Chihuahua. Las manos lisas porque se las ve lisas que no tenía callos aquí. Los que no tenían callos los desechaba. Entraban y decían: “No, ya me torcieron a mí, ya me torcieron”, dice, “cuídate tú, ahí está un americano ahí, que pasas con él y luego te dice, te desecha”. “¿Cómo que te desecha?”, les dije, “es que ustedes tienen miedo, tienen miedo, cómo los va a desechar, ¡hombre! Pos sí yo los conozco a ustedes pura gente trabajadora, ¿cómo?, ¿por qué los desecha? ¿Por qué? Es que ustedes tienen miedo, no lo esperen aquí. Váyanse derecho con él”. Y yo gané derecho con él. Y me metí con él. Yo llevaba un papel que me dieron en Bakersfield en la uva, la mayordoma, la muchacha, de recomendación. Y lo saqué, y se lo presenté, lo vio, Y luego le hace así, hijo de la…

LM: ¿Se lo rompió?

JD: Me lo rompió, eso fue lo que me pudo.

LM: Y, ¿por qué lo rompió?

JD: Pero me dio el pase.

LM: ¿Le dio el pase?

JD: Sí, pero me pudo mi papel que me habían dado acá de recomendación.

LM: Claro.

JD: Todo.

LM: ¿Ésa se la dio una mayordomo?

JD: Sí, la mayordoma.

LM: ¿Cómo se portaba ella?

JD: No bien, ella nomás recibía. Cada quien les dan a uno su numeración, tíquetes [tickets] así numerados, tíquetes numerados. Su número y le va poniendo a sus cajas que va haciendo, ya sabe quién es.

LM: ¿Eran mejor las mujeres que los hombres para mayordomo?

JD: Pos, pos sí, sí eran mejor.

LM: ¿Por qué?

JD: Que porque, el mayordomo le metía muchos peritos o algo así. Pues caería mal o algo así.

LM: Y, ¿la mujer no?

JD: No, no ellas, no todas. Y ellas me arreglaron una hoja de recomendación y me la dieron. Y se me ocurrió sacarla ahí. Dije: “Ahorita, yo no, yo no espero acá, yo me voy directamente con él”. No, la saqué y la vio. Usted sabe esa hoja, no nomás me la dieron nomás por que sí.

LM: ¿Pero no le dijo usted nada?

JD: No, no le dije nada.

LM: Ya cuando no volvió a regresar a Estados Unidos, ¿en qué trabajó acá en México?

JD: En acarrear postería de la Comisión Federal [de la Electricidad] a los pueblos pa electrificar.

LM: ¿Trabajó en la Comisión Federal?

JD: Sí, estoy jubilado desde ahí. Estoy jubilado.

LM: ¿Le pagaban bien?

JD: Sí, nos pagan bien. Ya soy jubilado de la Comisión. Desde el [19]58 pa acá trabajé.

LM: ¿Desde el [19]58?

JD: Pos ya no entré el [19]57. El [19]58 me tocó hacer líneas y todo y acarrear posterías para poner en los pueblos.

LM: ¿Ya no le volvieron a dar ganas? No pensó una que otra vez…

JD: No, ya estaba yo acá, ya estaba yo acá con este trabajo acá en Comisión.

LM: Y, ¿ganaba bien?

JD: Sí. Ya, ya no jui.

LM: Oiga don José, este, cuénteme, ¿cuántos años trabajó ahí en Comisión?

JD: Como unos veinticinco años trabajé.

LM: Veinticinco.

JD: Y me jubilaron por la edad. Pero deberían de ser treinta.

LM: Pero por la edad lo jubilaron.

JD: Por la edad me jubilaron.

LM: ¿Estuvo usted contento en ese trabajo?

JD: Sí, cómo no. Tengo dos muchachos trabajando adentro.

LM: ¿Alguna de las veces…?

JD: Cuando yo me jubilé, se recibieron. Ellos ya sabían, porque yo me los llevaba y los entrenaba, y subir poste y arriba y todo. Y me daban mis vacaciones. Así es que ellos cuando se ofreció que yo los dejé, que ya me jubilé y los metí. Ellos ya nomás iban a registrarlos a ver cómo estaban de si no estaban enfermos o algo, y adentro. Traigo dos muchachos adentro.

LM: Alguna de las veces que estuvo usted allá, ¿le ofrecieron que se quedara a vivir allá en Estados Unidos?

JD: No, sí me ofrecieron una, a podar.

LM: ¿A podar?

JD: Sí, que me quedara a podar. Y no quise.

LM: Y, ¿le iban a arreglar su residencia?

JD: Sí, y no quise.

LM: ¿Por qué?

JD: No, pos no. No quise también. El modo de las mujeres también allá.

LM: ¿No le gustaba?, ¿qué es lo que no le gustaba? Cuénteme.

JD: No, no, pos eso.

LM: ¿Cómo son?

JD: No, pos mujeres sí son, hay muchas y todo. No me gustó el modo de las señoras.

LM: ¿Eran muy diferente el modo al de la mexicana?

JD: Sí, sí.

LM: ¿Cómo es la mexicana?

JD: No, no, pos aquí no están impuestas a que les dice uno: “¿Vamos al baile?”. Y allá aunque sea la esposa y todo, la lleva usted al baile, y no. Usted entra a la cantina, lleva a su esposa. Después agarra para onde están los hombres y el hombre pal otro lado. Al rato le dice la señora: “Ahorita vengo, ahorita vengo”. Y se fue con el otro en el carro. Y eso fue lo que no me gustó.

LM: ¿Tuvo usted alguna novia por allá?

JD: Muchas, muchas, pero nomás una respeté. Una respeté ahí en La Junta, Colorado. Trabajaba en la fábrica, ahí se entendía de todo, manejar fierros y todo. Si se desbarataba, ella lo componía.

LM: ¿Era mexicana ella?

JD: Sí.

LM: ¿Ella era de allá?

JD: Yo creo era de allá, pero nomás esa respeté.

LM: Y, ¿a las demás no?

JD: No.

LM: ¿Por qué a las demás no?

JD: No, pos no me gustaba su modo de ser.

LM: ¿Eran americanas las demás?

JD: Sí, pos sí eran chicanas de allá.
(entrevista interrumpida)

LM: Continuamos con la entrevista con el señor José Isabel Domínguez. Don José, ¿no le hubiera gustado quedarse a vivir en Estados Unidos?

JD: No, no me gustó. Y me ofrecieron dinero, una señora.

LM: Una señora.

JD: Señora grande, me servía de abuela. Me dijo: “Tengo cuarenta, te doy veinte y veinte para mí”. Si yo he sido muy interesado en el dinero yo me había quedado, pero no, yo tenía mi familia aquí.

LM: ¿Ella quería que se quedara con ella?

JD: Sí, dice: “No te quiero pa que trabajes, te quiero pa que te estés en mi casa”.

LM: ¿Era americana ella?

JD: Sí. Ella trabajaba ahí en la fábrica, onde te, la novia esa, que es Toña, se llamaba Antonia.

LM: Y no le gustó a usted. Don José, ya para terminar con nuestra entrevista, me gustaría comentarle, para usted, ¿qué significa la palabra bracero?

JD: ¡Ah caray! Pues para mí la palabra bracero es, los contratos que hacen los patrones para ir a trabajar.

LM: ¿Qué siente usted de que lo identifiquen como bracero?, ¿cómo se siente de ser bracero, de haber sido bracero?

JD: No pos para mí, pos me gustaría porque yo jui uno, yo jui uno de los que jui de bracero a trabajar en los campo o onde juera.

LM: ¿Está usted orgulloso de haber sido bracero?

JD: Sí.

LM: ¿Asocia usted la palabra con el trabajo honrado?

JD: Perdón, no le…

LM: ¿Asocia usted la palabra bracero con trabajo?

JD: Sí. Con trabajo sí, sí trabajo.

LM: Sus recuerdos de esa época que usted trabajó como bracero, ¿son positivos?

JD: Son positivos todos. Yo no anduve con, como trabajando la mitad, ni haciendo relajos ni nada.

LM: El haber sido bracero, ¿cambió su vida de alguna manera, don José?

JD: Pos cambió porque me quedé aquí en mi pueblo con mi familia. Y me tocó buena suerte para trabajar donde quiera que sea.

LM: ¿Cree usted que fue bueno ese programa?

JD: Sí. Sí es bueno todo.

LM: ¿Por qué fue bueno?

JD: Porque, pos porque no le faltó el sustento a mi familia.

LM: ¿Se ayudó económicamente?

JD: Y se está ayudando, y se está ayudando todavía.

LM: Muy bien. ¿Le gustaría que hubiera nuevamente contrataciones?

JD: Me gustaría que hubiera contrataciones como las que hubo. Como las que hubo, llevando su contrato y explicando todo como ha de ser. Y tener médicos también allá, allá por si se enfermara uno. Porque sí los teníamos, pero a veces hacían poco caso. Tuve un compañero malo que le picó la hiedra. Y brincábamos los dos a trabajar ahí el arroyito, a trabajar. Y pasábamos ahí y le picó la hiedra y a mí no me hizo nada. Y duró más de semana malo allí que no lo atendían. Llegaba yo y lo hallaba ahí. Y me daba unas develadas buenas porque él quería como arrancar. Me daba unas desveladas buenas y así iba a trabajar.

LM: Y, ¿así iba a trabajar?

JD: Sí, pues era compañero de allí mismo de mi pueblo.

LM: Y, ¿los médicos no hacían nada?

JD: No, lo llevaban a trabajar. Y les dicía yo, les dicía yo, ahí a la compañía ahí que lo llevaran a trabajar, este a con el médico, con el médico. Y venía y no lo llevaban. Hasta que me les puse bien, y a los ocho días lo llevaron, y se compuso.

LM: Entonces sí había…

JD: Sí, sí es mala la hiedra.

LM: ¿En dónde fue eso?

JD: Fue en California, sí, andábamos en la naranja.

LM: Pero, ¿si sería bueno que hubiera nuevamente contrataciones?

JD: Sí, a mí me gusta que hubiera. Porque el contrato ahí explica todo. Ahí explica todo, todo lo que debe decir, tanto de allá como de aquí.

LM: Don José pues quiero darle las gracias por haber compartido con nosotros su vida y sus experiencias. Estamos muy agradecidos, a nombre de la Universidad de Texas, del Instituto de Historia Oral y en lo personal, le agradecemos mucho que nos haya dado este espacio para platicar.

JD: Esta bien. Y yo también así me gusta, que me hubiera platicado de eso, porque yo sí estoy contento de haber trabajado allá.

LM: Qué bueno, qué bueno.

JD: Yo no tengo que dicir nada de allá. Porque para eso se contrata uno, para ir a trabajar.

LM: Exacto, muy bien. Con esto vamos a dar por terminada la entrevista, muchas gracias.

JD: ¿Todavía estará ahí mi camión?

LM: Espero que sí.


Fin de la entrevista

Interviewer

Martínez, Laureano

Interviewee

Domínguez Hernández, José Isabel

Location

Durango, Durango, México

File Name Identifier

Dominguez_Hernandez_DGO008

Citation

Martínez, Laureano and Domínguez Hernández, José Isabel, “José Isabel Domínguez Hernández,” Bracero History Archive, accessed April 20, 2024, https://braceroarchive.org/es/items/show/210.